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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS SECRETARÍA ACADÉMICA SEMESTRE 2015-2 CURSO-SEMINARIO Imparte: Prof. Dr. Manuel Velázquez MejíA 2015

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

SECRETARÍA ACADÉMICA

SEMESTRE 2015-2

CCUURRSSOO--SSEEMMIINNAARRIIOO

Imparte:

Prof. Dr. Manuel Velázquez MejíA

2015

2

3

ÍNDICE

PÁG. Huidiza voz de la filosofía en Paz: sólo un instante.

Hipótesis: Filosofía-poesía. 5

5

I. La palabra: enigmática-coimplicación. 7

II. Las palabras. 13

III. La Filosofía: respiración del instante. 19

Identidad y zozobra. Un asomo a Paz —1914-1998—. 27

Introducción. 29

Dichtung und Philosophie der Geschichte bei Octavio

Paz.

33

1. Antecedentes: zozobra. 39

2. Problema. 43

3. Hipótesis. 44

4. Camino: nos-otros. 44

5. Lenguaje-palabra. 49

6. Ser para-Muerte. 52

Bibliografía. 59

4

5

Huidiza voz de la filosofía en Paz: solo un instante

Hipótesis: Filosofía-poesía.

„Indem ich von dem

Haus rede, werden meine

Worte rissig”.

und unsere

Zerbrechen sie sich

Zerreißen sie sich

Zergehen, sie sich

verdrücken sie sich

lössen sie auf,

Verschwinden sie sich,

aber, würzel suhlagen sie,

Keimen sie,

anchwellen, und trotzdem

sie waren nicht:

sie ausruhen bei Paz

“Mis palabras

al hablar de la casa, se

agrietan”,1

y las nuestras

se quiebran,

se rompen,

se esfuman,

se diluyen,

desaparecen;

pero enraízan,

germinan,

crecen y aunque nunca

han existido,

descansan en Paz.

1 Paz, Octavio. Von der Klade zur Klarheit. Suhrkamp, Frankfurt

a.M., 1984, pp. 140-141.

6

7

I

La palabra:

Enigmática-Coimplicación*

* “Sendero de Sentido: Sentido dice implicación. El sentido es aquello

que nos implica o imbrica (plica), cuya ex–plicación se encuentra en

nuestro lenguaje o actitud fundamental (axiológica) la implicación nos

abre, muestra la posibilidad de una metafísica implicativa e implicada,

de una metafísica implicacional. Tras la crisis de la metafísica

“racionalista” —sería, posiblemente mejor: Formalística—, del ser,

una metafísica del sentido; como implicación, no acude ya a razones

absolutas, metarelatos dogmáticos, causas supremas o verdades

impuestas; pero puede y debe acudir a relaciones, religaciones,

coimplicaciones y coapertenencias, y eso es el sentido: una relación de

coimplicidad en la que predomina el carácter articulatorio del lenguaje

fundante”, es decir, no olvidar que la sintaxis, fundamento de

relaciones, religaciones, coimplicaciones y coaperturaciones, señalan,

orientan todo sentido. Una relación de coimplicidad en el que

predomina el lenguaje articulatorio: da rostro a toda discursividad

humana.

8

9

Es gibt Wörter, dessen

Dunkelheit ihnen ein

mysteriöses Leuchten

verleiht,

und andere, dessen

Transparenz

Einfach:

Ein Rätsel ist...

Aber zwischen der

unbestimmten Dunkelheit

und der vieldeutigen

Transparenz erscheint das

Wort Philosophie wie das

Licht:

Still, gefangen, gleitend,

hartnäckig, durchdringend,

flüchtig...

Die Philosophie ist eines

von diesen Worten, wie alle

Wörter, dessen

Erscheinung stets Schatten

und Staunen ist:

Hay palabras cuya

obscuridad las vuelve

misteriosa luminosidad

Y otras cuya

transparencia,

Simplemente:

Enigma...

Pero entre la indecisa

obscuridad y la ambigua

transparencia

se asoma la palabra

Filosofía como la luz:

silenciosa, cauta,

resbaladiza,

terca, penetrante,

huidiza... nos invade

Filosofía es una de esas

palabras, como todas, cuyo

asomo es siempre sombra y

asombro:

In sich verflochten

Vokale, Konsonanten:

das Haus dieser Welt.

...

Was ich hier sage,

sind nicht mehr als - neun

Buchstaben - :

“Entretejidas

vocales, consonantes:

casa del mundo

Esto que digo

son apenas –nueve letras–

choza de sílabas”.

10

Hütte aus Silben. 2

Silben, die uns denken, uns

zeigen, uns schützen wie

das Licht die Dinge,

erklären.

So:

Sílabas que nos piensan,

nos señalan, nos protegen,

como la luz a las cosas

esclarecen.

De esta manera:

das Licht denkt und ein

jeder fühlt sich ersonnen

von diesem sinnenden

Licht, für einen langen

Augenblick

-Aber-

löst die Zeit sich auf, wir

sind wieder Luft, 3

La luz piensa y cada uno

de nosotros se siente

pensado por esa luz

reflexiva, durante un largo

instante,

–pero–

el tiempo se disipa,

somos aire otra vez,:

Ausatmen,

Tag, Wolke, Erde, Zeit

ohne Augenblicke,

Stunde und Wind

Traum und Wachsamkeit...

Das Wort

Abstammung und Grab

verstreut,

verdünnt, verlassen,

ausgeleert: ausgräbt und

vergräbt in:

Exhalación

Día, nube, tierra, tiempo

sin instante,

Hora y viento,

sueño y vigilia, ...

La palabra

Cuna y tumba

dispersa,

diluida, desierta,

vaciada: Destierra y

entierra en:

2 Paz, Octavio. In mir der Baum. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1990, S.14-15. 3 Ibídem, S. 62-63.

11

Dasselbe Vibrieren,

derselbe Augenblick ohne

Namen fortan, ohne

Gesicht.

Die Zeit,

die alle Gesichter und

Namen verschlingt, sie

verschlingt sich selbst.

Die Zeit ist eine Maske

ohne Gesicht. 4

La misma vibración,

el mismo instante ya sin

nombre, sin cara.

El tiempo,

que se come las caras y los

nombres,

así mismo se come;

El tiempo es una máscara

sin cara”.

Pero la luz siendo luz, también produce invi-

dencia por nuestra inútil pretensión que nos inclina,

crédulamente, a “pensar” que sabemos pensar, por

esto nuestras

Worte sind unsicher

und sagen Ungewisses.

Aber was immer sie sagen,

sie sagen uns.5

Las palabras son inciertas

dicen cosas inciertas.

Pero digan esto o aquello

nos dicen”

4 Ibídem, S. 138-139. 5 Ibídem, S. 240-241.

12

13

II

Las palabras

14

15

Traducen nuestras ciertas incertidumbres o nuestras

inciertas certezas de nuestro lenguaje.

Lenguaje que, “articulando realidades”, “con-

figurando pensamientos”, “correlacionando dis-

cursos”, innova, por naturaleza, significaciones.

Lenguaje que, siéndose plenitud inexhausta, nos

manifiesta permanente transitoriedad no apenas nos

expresamos, nos ex–plicamos, nos pronunciamos,

porque el pulso del impulso, silencio y voz, de un

poeta como Octavio Paz, “continente de palabras

que todos exploramos sin abarcarlo”, permanece

siempre momentaneidad innovadora, es decir,

siempre horizonte traductor histórico-social.

La palabra: pulso-impulso, silencio-voz, señala

todo aquello con lo cual fundamos la búsqueda de

nuestro propio horizonte, se manifiesta reflexión.

La palabra nos pone en la posibilidad de un in-

cansable viaje de continentes y mundos de aper-

turación infatigable e interminable y cada vez más

luminosa, vigorosa y siempre tierna e innovada per-

secución de tiempos, que queman, destruyen, pre-

anunciando palabras aun no dichas y siempre, en

viaje, por llegar.

Recordando un joven; pero maduramente

reflexivo texto de Paz: El arco y la lira, uno se

siente jaloneado, empujado y hasta desgarrado.6

6 Paz, Octavio. El arco la lira. FCE, México, 19795.

16

Escribe:

Desde que empecé a escribir poemas me pregunté si

deveras valía la pena hacerlo: ¿No sería mejor transformar

la vida en poesía que hacer poesía con la vida?;7

Nosotros podemos preguntar, parafraseando a

Paz, ¿no sería mejor hacer de la vida una reflexión

creativa y abandonar la especulación sobre la

vida; que por esto ¿deja de ser vida?

La Filosofía, para hacer de la vida reflexión, se

convierte en vaivén, hecho fecundo, y su lenguaje

deja de ser una simple sintaxis de verbalismos

sonoros: se acontece historia de sentidos in-

sospechados. Palabra que habla inminencia de

sentidos nuevos, originales, fecundados, fecundos

por el ver y el pensar cotidianos.8

Flujo y reflujo de un desparramado espíritu

reflexivo que quema y arde, creando cada instante

en el instante. Lavados sentidos de la coti-

dianidad, nuestra diaria respiración y aspiración,

aunque este nuestro hablar, se reduzca a un frag-

mentar. Fragmentaciones que como explosión de

juegos artificiales, nos encaminen y, después, nos

abandonen en plena luminosidad y obscuridad del

7 Ibídem. 8 Hozven, Roberto. Otras voces: Sobre la poesía y prosa de Octavio Paz.

Homenaje; Riverside, Universidad de California, “Commemorative

Series”, 1996. p. 71.

17

día de un mundo que nosotros mismos construimos y

destruimos.

La reflexión filosófica es el rostro mismo del

“violento ejercicio de la libertad” contra toda clase y

contra todo modelo de manada, guarida de sentidos

putrefactos, como suelen ser todos los totalitarismos.

Este ejercicio de la libertad creadora, se vierte

imaginación, comprensión, entendimiento. Libertad

que se prueba a sí misma como libertad, siéndose

impulso del pulso mismo del lenguaje y su cons-

trucción: La reflexión.

18

19

III

La Filosofía: respiración

del instante

20

21

Por eso,

Ich bitte

Nicht um Erleuchtung:

die Augen öffnen,

schauen, die Welt betasten

mit dem Blick einer

schwindenden Sonne;

ich bitte darum, die Ruhe

des Taumels zu sein,

das Bewußtsein von der Zeit

für die Dauer nur eines

Lidschlags

der bedrängten Seele;

ich bitte

angesichts des Husten, des

Erbrechens, der

Gesichtsver

zerrung

ich möge ein heller Tag sein,

nasses Licht

auf einer regenfrischen Erde, 9

Pido

no la iluminación;

abrir los ojos,

mirar, tocar el mundo

con mirada de sol que se

retira;

pido ser la quietud del

vértigo,

la conciencia del tiempo

apenas, lo que dure un

parpadeo

del ánima sitiada,

pido

frente a la tos, el vómito la

mueca

ser día despejado,

luz mojada

sobre tierra recién llovida”.

Die Philosophie: Metapher,

Aphorismus, Antonym,

Ironie, Abgrund,

Rauschen, Stille,

unausläschliche Schrift der

Sprache,

Schrei und Prophezeiung.

La Filosofía: Metáfora,

aforisma, antinomia,

ironía, abismo, rumor,

silencio

Escritura indeleble del

lenguaje

Grito y profecía.

9 Paz, Octavio. Im mir de Baum, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1990, S. 138-139.

22

Schweigendes Vorgefühl

des Daseins

Sinn... Horizont, ein

Vorzeichen,

Jedoch nie vergefühlt, weil

die Philosophie Licht ein-

und ausatmet.

Taciturno presentimiento

del ser,

Sentido... Horizonte,

Presagio

Jamás sospechado, porque

la filosofía respira luz:

Licht. Wir berühren es

nicht und sehen es nicht.

Was wir sehen und berühren,

ruht in seiner leeren Helle.

Mit den Kuppen meiner

Finger seh ich,

was meine Augen betasten:

Schatten, Welt,

Ich zeichne mit den

Schatten Welten,

Ich tilge Welten mit den

Schatten,

Ich höre pochen das Licht

der anderen Seit. 10

“Hay luz. No la tocamos ni

la vemos.

En sus vacías claridades

reposa lo que vemos y

tocamos.

Yo veo con las yemas de

mis dedos

Lo que palpan mis ojos:

sombras, mundo.

Con las sombras dibujo

mundos,

disipo mundos con las

sombras.

oigo latir la luz del otro lado”.

La filosofía nos coimplica. Nos vuelve cómplices.

La filosofía descifra, creando, e interpreta, nomi-

nando en abierta transgresión y desafío para nuestra

10 Paz, Octavio. Im mir de Baum, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1990, S. 146-147.

Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 33.

23

acostumbrada representación de conceptualizaciones

de la historia, de toda fecha y cotidianidad.

Para no concluir:

Die Philosophie ist keine

Wahrheit, die erlangt

werden soll;

Sondern eine Erfahrung

eines Gesichts,

die es zu erkennen gilt:

Sie ist die Auferstehung

von Gegenwarten,

von Räumen und Zeiten.

Zwischen dem Sonnenun-

tergang und dem Wind:

Transformation

Zwischen Trockenheit und

Feuer:

Fransfiguration.

Zwischen Enthusiasmus

und Schrei: Schwindel.

Sie wird wie die

Geschichte: Inkarnation,

Auflösung.

„Unerschöpfter Weg, Ruhe

in Bewegund”,

Verkehr in der Ruhe.

Blick

Zwischen dem Traum und

dem Gerücht.

Zwischen dem Wunsch und

La filosofía no es ya

una verdad por alcanzar;

sino una experiencia

veritativa

por construir y ejercer.

Es resurrección de

presencias,

de espacios y tiempos.

Entre el ocaso, el viento y

la sombra:

transformación.

Entre aridez y fuego:

transfiguración.

Entre entusiasmo y

grito: trampa.

Se hace como la Historia

porque es Historia: gemela

encarnación, disolución,

aventura:

camino inexhausto,

quietud

en movimiento, tránsito

en la quietud.

Rostro

entre el sueño y la vigilia,

entre el deseo y el temor;

entre el horror y el

24

der Angst:

Scheitern.

Zwischen dem Entsetzen

und dem Erbrechen:

Nostalgie.

Ankunft

eines Kommens

Ohne anzukommen

an der Grenze des Blutes.

Das Gedicht

Kocht un brennt

im Mark von gebrochenen

Knochen

der Zeit unserer

Geschichten und

Geschichtlichkeiten,

unserer

Pulschläge und unserer

Stöße

nacimiento: nostalgia y

advenimiento.

Siempre un venir

que no alcanza a llegar

porque su naturaleza es

siempre un

encaminamiento

esclarecedor de

complejidades e injusticias

ocultas

Am Rande des Blutes:

Eine Wunde,

kochend und brennend

in der Mark

von unsichtbaren

gesellschaftlichen

Zeitigungen der Knochen

ohne Zeit.

Daher;

-Paz umschreibend-

Ich beobachte mich im

Zentrum einer Welt,

Al borde de la sangre:

Herida:

-hirviendo y ardiendo

nombres y pronombres-

En la médula de

Invisibles temporaciones

sociales de huesos,

sin tiempo.

Por eso;

-parafraseando a Paz-

En el centro de un mundo

me miro,

25

Die nicht sieht, ich entdecke

mich in ihrer Blick: 11

Ich verstehe mich noch nicht.

no me mira, me descubro

en su mirada:

aun no me comprendo.

11 Ibídem, S. 62-63.

26

27

IDENTIDAD Y ZOZOBRA.

UN ASOMO A PAZ

—1914-1998—

28

29

INTRODUCCIÓN

30

31

La memoria no es lo que recordamos, sino lo que nos

recuerda. La memoria es un presente que nunca acaba

de pasar. Acecha, nos coge de improviso entre sus

manos de humo que no sueltan, se deslizan en nuestra

sangre: el que fuimos se instala en nosotros y nos echa

afuera.12

Die Erinnerung ist nicht, was wir erinnern, sondern,

was uns erinnert. Die Erinnerung ist eine nicht

endenwollende Gegenwart. Sie lauert uns auf, packt

uns unversehens mit ihren Händen aus Rauch, die

nicht loslassen, und schleicht sich in unser Blut ein:

derjenige, der wir waren, nistet sich in uns ein und

wirft uns hinaus.13

12 Paz, Octavio, Obra Poética I; (1935-1970) ¿Águila o Sol?; FCE,

México, 20075, p. 76. Círculo de lectores, Barcelona, 1996. Fondo de

Cultura Económica, México, 1997, Volumen 11, p. 182. 13 Paz Octavio, Adler oder Sonne? Suhrkamp, Frankfurt, a.M. 1991, S. 87.

—Aus dem Spanischen von Rudolf Wittkopf— Die Originalausgabe

erschien 1951 unter dem Titel ¿Águila o sol? beim Fondo de Cultura

Económica, México D.F. Die Übersetzung folgt dem vom Autor

revidierten Text in: Octavio Paz, Poemas (1935-1975), Seix Barral

S.A., Barcelona 1979; © Octavio Paz 1951 und 1979.

32

33

Dichtung und Philosophie der Geschichte bei

Octavio Paz

„Man kann sagen: die Zukunft

existiert nicht. Genauer: sie ist

eine Erfindung der Gegenwart.

Die Mission der Menschen,

gleichzeitig Verurteilung und

Erlösung, besteht darin, sie

jeden Tag zu erfinden. Einige

Generationen wagten es nicht

und wiederholten mechanisch

die Gesten der Vergangenheit,

bis sie versteinerten; andere,

nicht so entfernte, besessen von

den Dämonen des Wandels

und des Hasses auf ihre Ver-

gangenheit, verwandelten die

Zukunft in ein monströses Idol.

Sie opferten die Gegenwart für

ein Wort, das heute verflogen

ist. Aber die Erfindung der Zu-

kunft bedeutet nicht die Zerstör-

ung der Vergangenheit. Heute

wissen wir, dass sie niemals

ganz stirbt und dass sie

rachsüchtig ist: Manchmal

ersteht sie wieder auf in der

Form von erschreckenden

Leidenschaften und bösen Ob-

sessionen. Die Poesie ist das

Gedächtnis der Völker und eine

ihrer Aufgaben, vielleicht die

“Puede decirse: el futuro no

existe. Más exactamente: es

una invención del presente.

La misión de los hombres, a

un tiempo condena y salva-

ción, consiste en inventarlo

cada día. Algunas genera-

ciones no se atrevieron y

repitieron mecánicamente los

gestos del pasado, hasta petri-

ficarse; otras, más cercanas,

poseídas por los demonios

del cambio y del odio a su

pasado, convirtieron el futuro

en un ídolo monstruoso. Sacri-

ficaron al presente por una

palabra que hoy se ha disi-

pado. Pero la invención del

futuro no implica la destruc-

ción del pasado. Ahora sabe-

mos que nunca muere del

todo y que es vengativo: a

veces resucita en forma de

pasiones espantables y obse-

siones inicuas. La poesía es

la memoria de los pueblos y

una de sus funciones, quizá

la primordial, es precisamente

la transfiguración del pasado

en presencia viva. La poesía

34

vorrangige, ist genau die

Verwandlung der Vergangen-

heit in lebendige Anwesen-

heit. Die Poesie exorziert die

Vergangenheit, und auf diese

Weise macht sie die Gegen-

wart –Anwesenheit-, lebbar.

Alle Zeiten, von der my-

thischen Zeit, die lang war

wie ein Jahrtausend, bis zum

Funken des Augenblicks, der

von der Poesie berührt wurde,

werden gegenwärtig. Was ge-

schieht, ist ein Gedicht, sei es

der Fall von Troja oder die

prekäre Umarmung der Lieben-

den, es geschieht immer. Die

Gegenwart der Poesie ist eine

Verwandlung: die Zeit wird in

einer Anwesenheit verkör pert.

Das Gedicht ist das Zuhause

der Gegenwart. Gewebt aus

Wörtern, die aus Luft ge-

macht sind, ist das Gedicht

unendlich zerbrechlich und

trotzdem widerstandsfähig.

Es ist eine immerwährende

Herausforderung gegenüber

der Schwere der Geschichte.“

exorciza el pasado, así vuelve

habitable al presente. Todos

los tiempos, del tiempo mí-

tico largo como un milenio

a la centella del instante,

tocado por la poesía se vuel-

ven presentes. Lo que pasa es

un poema, sea la caída de

Troya o el abrazo precario

de los amantes, está pasando

siempre. El presente de la poe-

sía es una transfiguración: el

tiempo encarna en una pre-

sencia. El poema es la casa

de la presencia. Tejido de

palabras hechas de aire, el

poema es infinitamente frágil

y, no obstante, infinitamente

resistente. Es perpetuo desafío

a la pesantez de la

historia.”14

14 Paz, Octavio, La casa de la presencia poesía e historia; Círculo de

lectores, Barcelona, 1991 FCE, México, 1994, 1995, pp. 26-27. Obras

Completas, Tomo I. (El subrayado es nuestro).

35

“Entre el Hacer y el ver,

acción o contemplación

escogí el acto de palabras:

Hacerlas, habitarlas,

dar ojos al lenguaje”.15

“El tiempo sin nuestra ayuda,

había puesto

en un orden idéntico al de ayer,

casas en la calle vacía,

nieve sobre las casas,

silencio sobre la nieve.

[…..]

El tiempo, sin nuestra ayuda,

inventa casas, calles, árboles,

mujeres dormidas.

Cuando abras los ojos

caminaremos, de nuevo,

entre las horas y sus invenciones

y al demorarnos en las apariencias,

daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.

Abriremos las puertas de este día.

Entraremos en lo desconocido”.16

15 Paz, Octavio. Gedichte. Suhrkamp, Frankfurt, a.M., 1984, p. 264. 16 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, pp. 139-

140. En: Gedichte, Suhrkamp, Frankfurt, a.M., 1984, p. 274. Tiene

pequeñas variantes en la última parte.

36

37

En un “X” momento de su vida, un Hombre se da

cuenta que aquel “X” momento y aquella vida son

modos “destinados”, a través de los cuales y por

mucho tiempo, había sido contemplado, moldeado,

configurado. Configuraciones que esculpían sobre

sus espaldas un destino que no podía ser leído. Pero

aquel “X” punto marca el contradestino de aquellas

imágenes y formas; hace posible, a la luz de un

doloroso quebrantamiento de vértebras, el descifra-

miento de todo peso, pena y pesadumbre de imá-

genes y formas.

Despierta la pasión de un pensar, para pensar

con pasión y libertad. Razón y pasión, reflexión y

percepción se invocan y provocan. Ardor y reflexión

se encuentran, porque en cierto momento de una

existencia los ojos de un Hombre reconocen, des-

cubren, en la mirada de otro, la propia imagen:

En el centro de un ojo me descubro,

no me mira, me miro en su mirada.17

La historia de un Hombre se ilumina por un

horizonte de eventos, vicisitudes, signos y huellas

sistemáticamente previstas, difusas formas para-

fraseadas de vida. No eran letras las que entraban

y salían por los túneles del ojo:

17 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 36.

38

eran cosas vivas que se juntaban y se dividían,

se abrazaban y se mordían y se dispersaban,

corrían por toda la página en hileras animadas y

multicolores, tenían cuernos y rabos,

unas estaban cubiertas de escamas, otras de plumas,

otras andaban en cueros,

y las palabras que formaban eran palpables, audibles

y comestibles pero impronunciables:18

Y esas palabras, tangibles aullidos, condenas

encadenadas, hormiguero de vestigios, huellas,

gritos, lamentos, balbuceos de unas tradiciones

herméticas y abiertas; taciturnas y bulliciosas,

llenas de lumbre y soledad; todo al mismo tiempo,

no eran palabra.

Ritmos, sentidos y contrasentidos disentidos o

consentidos, permiten a Paz poder pensar “las

laceraciones históricas” de la palabra para poder

reflexionar las expoliaciones de nuestras realidades;

formas heridas de nuestro ser-conciencia; de nues-

tras historias y formas culturales.

Paradójicamente la mudez, el deletreo, tar-

tamudez... se abren como únicas posibilidades para

perseguir, crear, construir y pensar la palabra

aprendida y comprendida en la Historia. El silencio

se acontece. Advenimiento de ojos abiertos, ecos

tangibles, llamadas palpables, heridas audibles,

silencios apalabrados, vestigios y vértigos resucitados, 18 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, pp. 108-109.

39

sonidos y voces, rumores y ritmos gritando,

gesticulando, sobreviviendo, escurriéndose entre

las páginas de Paz.

Instantes que “hablan de cosas y logran esta-

blecer posibilidades de comunicación con el mundo

y otros hombres, resucitando lenguajes, en los que

sobrevivimos o estamos presos. Lenguajes, en los

que, nos-y-otros, fraguamos la Historia que todos

anhelamos: “Latir del tiempo que en mi sien

repite, la misma terca sílaba de sangre”:19 nos-

otros! Compañero latir de un caminar pensado y

de un pensar encaminado que nos piensa y

encamina en un entramado de preguntas y res-

puestas; en una inacabada interrogación.

1. Antecedentes: zozobra

Estoy con uno como yo,

que no me reconoce y me muestra mis armas;

con uno que me abraza y me hiere

—y se dice mi hijo—;

con uno que huye con mi cuerpo;

con uno que me odia porque yo soy él mismo.20

Todos eran todo

sólo había una palabra inmensa y sin revés

palabra como sol

19 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 36. 20 Paz, Octavio. Obra poética. Seix-Barral, Barcelona, 1990, p. 66.

40

un día se rompió en fragmentos diminutos

son palabras del lenguaje que hablamos

fragmentos que nunca se unirán

espejos rotos donde el mundo se mira

destrozado.21

Estoy en donde estuve;

voy detrás del murmullo,

pasos dentro de mí, oídos con los ojos,

el murmullo es mental, yo soy mis pasos,

oigo las voces que yo pienso,

las voces que me piensan al pensarlas

soy la sombra que arrojan mis palabras.22

El sentido de extravío, pérdida, naufragio en

un mundo, “entretejidas vocales, consonantes: casa

del mundo”,23 de vivencias percibidas extrañas y

enemigas, producen y traducen experiencias de

indecisión, incertidumbre, perplejidad, titubeo,

duda, vacilación, confusión, ambigüedad, equivocidad,

turbulencia, inquietud, intranquilidad, inestabilidad,

desequilibrio... y configuran, dibujan estados de

indefinibilidad algo más que los indescifrables estados

de nostalgia, añoranza, deseo por lo ausente, dolor

por la invisible presencia; pesar por la tangibilidad

no palpable, por la sonora inaudibilidad, por la de-

letreable mudez de lo arrebatado, perdido, des-

gajado de la propia existencia y todo porque el 21 Paz, Octavio. Gedichte. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1984, p. 30. 22 Paz, Octavio. Suche nach einer Mitte. Suhrkamp, Frankfurt, a.M., 1980, p. 158. 23 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 14.

41

problema no es: ser o no ser; sino ser aquello que

todo hombre es: angostamiento, estrechez, sofoca-

miento... y no ser el que se es: siempre él mismo;

pero nunca y siempre lo mismo; ser morada y

vivir a la intemperie, habitar en la claridad de un

borrascoso, desteñido, huraño, brusco, arisco,

áspero, ceñudo horizonte; cuya transparencia es,

por esto mismo, luminosa obscuridad. ¡Escabrosa

certidumbre, amplia y estrecha al mismo tiempo:

“vértigo abstracto”!

¿Un horizonte-mundo, difuso y confuso? ¿Riqueza

u obstáculo? ¿Cuál riqueza? ¿Por qué obstáculo?

¿Mundo-Horizonte que acusa y habla de existencias

indecisas, fantasmales, obscuramente presentidas

y sentidas vaciedad? Horizonte-Mundo, ¿realidad

sumada, amontonada, abismal tangibilidad des-

poblada y poblada de aporías?

Horizonte-Mundo, ¿fruto que acumula todos

los juegos de nuestras historias, entre la contin-

gencia y sed de trascendencia? ¿Vaivén de nuestros

días entre la soledad y la comunión?

“Hablo de nuestra historia pública y de nuestra

historia secreta, la tuya y la mía,

hablo de la selva de piedra, el desierto del profeta,

el hormiguero de las almas, la conjugación de

tribus. La casa de los espejos, el laberinto de ecos,

hablo del gran rumor que viene del fondo de los

tiempos, murmullo incoherente de naciones que se

42

juntan o dispersan, rodar de multitudes y sus armas

como peñascos que se despeñan, sordo sonar de

huesos cayendo en el hoyo de la historia,

hablo de la ciudad, pastora de siglos, madre que nos

engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida”.24

Pienso en la historia mocha de todos los días;

los tuyos y los míos. De nuestros días, sin ritos, sin

etiqueta, sin uniforme o monumentos. No de aquella

que

desdeña:

el cada día

—latido anónimo de todos,

latido

único de cada uno—

el irrepetible

cada día idéntico a todos los días.25

“...entre el sendero que avanza

y el árbol que se queda”26

con pasos, “versos largos y

cortos”, entre el rumor y el secreto. Hablo de nuestra

Historia:

“voz que se escucha... inexplicable, muda, silenciosa...”

demasiado íntima y extraña; familiar y huidiza.

24 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix Barral, Barcelona, 1987, pp. 47-48. 25 Paz, Octavio. Nocturno de San Ildefonso. Suhrkamp, Frankfurt a.M.,

1984, p. 106. 26 Paz, Octavio. Gedichte. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1984, p. 114.

43

2. Problema

Quién es el que yo soy

o

quién hace de mí lo que soy:

Busco unas manos,

una presencia, un cuerpo,

lo que rompe los muros

y hace nacer las formas embriagadas,

un roce, un son, un giro, un ala apenas,

celestes frutos de la luz desnuda.

Busco dentro de mí,

huesos, violines intocados,

vértebras delicadas y sombrías,

labios que sueñan labios...27

¿Cuándo somos de veras lo que somos?

bien mirado no somos, nunca somos

a solas sino vértigo y vacío,

muecas en el espejo, horror y vómito

nunca la vida es nuestra, es de otros,

la vida no es de nadie, todos somos

la vida –pan de sol para los otros,

los otros todos que nosotros somos–,28

...No hay nada en mí sino una larga herida,

una oquedad que ya nadie recorre,

presente sin ventanas, pensamiento

que vuelve, se repite, se refleja

y se pierde en su misma transparencia,

conciencia traspasada por un ojo

27 Paz, Octavio. Piedra de sol. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1984, p. 44. 28 Ídem.

44

que se mira mirarse hasta anegarse

de claridad:...29

3. Hipótesis

Desde entonces cruzo puentes que van de aquí

a allá, de nunca a siempre,

desde entonces, ingeniero de aire, construyo el

puente inacabable entre lo inaudible y lo

invisible.30

...Realidad diaria hecha

de dos palabras: los otros,

y en cada uno de ellos hay un yo cercenado de un

nosotros, un yo a la deriva,...31

4. Camino: nos-otros

Soy otro cuando soy, los actos míos

son más míos si son también de todos,

para que pueda ser he de ser otro,

salir de mí, buscarme entre los otros,

los otros que no son si yo no existo,

los otros que me dan plena existencia,

no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,

la vida es otra, siempre allá, más lejos,

fuera de ti, de mí, siempre horizonte,

vida que nos desvive y enajena,

29 Paz, Octavio. Piedra de sol. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1984, p. 24. 30 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 50. 31 Ibídem, p. 42.

45

que nos inventa un rostro y lo desgasta,

hambre de ser, oh muerte, pan de todos.32

Abordar como objeto de reflexión tiempos, ritmos

y espacios de un decir, hacer y pensar, que han

confor-mado, configuran y, no sabemos cuánto

tiempo más, fundarán modelos de un nos-otros,

nos permite entrever una serie de imágenes y

diseños en torno a una diversidad de modelos de

un nosotros; pero sobre todo inaugura un en-

frentarse y confrontarse con un mundo demasiado

nudo, cubierto por afectos, memorias y razones no

resueltas que, de forma diversa y desde diferentes

puntos de vista y presupuestos, ponen hoy en

cuestión un único e idéntico nos-otros, porque:

Mis palabras,

al hablar de la casa, se agrietan.

Cuartos y cuartos, habitados

sólo por sus fantasmas,

sólo por el rencor de los mayores

habitados.33

No se trata de un problema acerca de la

definición de un nos-otros. Sobre el tapete hay una

32 Paz, Octavio. Piedra de sol/Sonnenstein. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1984,

p. 44. 33 Paz, Octavio. Von der Kladde zur Klarheit. Suhrkamp, Frankfurt a.M.,

S. 140.

46

serie de complicaciones por dilucidar que ponen en

discusión las tradicionales y cansadas formas

conceptualizadoras de aquel término.

Los nos-otros nos introduce en un campo tejido

por gestos, señas, actos, palabras que “nos dicen”,

expresan, explican, nos señalan. El problema

parecería ser este: el hecho de nacer, no elegido,

nos destina y entrega a un mundo de hábitos,

costumbres, tradiciones y leyes por aprender, aceptar

o rechazar, criticar u optimizar; pero en tanto esto

no sea acontecimiento, aquel mundo, lugar no

elegido, nos da la posibilidad de entrever o no,

confines de “pertenencia patrimonial”. Pero si el

hecho de nacer nos destina, esto no se constituye en

fatalístico encadenamiento al rincón de nuestro

nacimiento: inicio de experiencias socio–culturales;

pero no siempre y exclusivamente de estrecha-

mientos o sofocamientos históricos.

De manera que: si las vicisitudes de los proge-

nitores pueden multiplicar el fenómeno “patria”

—arco geográfico socio–cultural—, es teóricamente

probable que con las experiencias de los hijos suceda

algo semejante, porque la patria/patrias no son

como los progenitores o parientes que no se eligen;

sino como la madre de los propios hijos o los

amigos que, justamente, se escogen y difícilmente

se heredan. Este probable multiplicarse de posibles

pertenencias socio-culturales tiene que ver de una

47

forma o múltiple con la persecución y construcción

de nos-otros. ¿El nos-otros podía multiplicarse o,

mejor aún, ampliarse?

En consecuencia: ¿un yo-nosotros plural, difuso,

confuso? Y “me hundo en mí mismo y no me

toco”34 angustiada revelación, ya que: “ser muchos

es en el fondo lo mismo que ser nadie o ser nada”.35

¿Un yo-nosotros sumado, amontonado, prófugo?

¿Terruño... “que acumula todos los juegos de nues-

tras historias”?36 ¿Vaivén de nuestras edades entre

la soledad y la comunión? Nosotros, ¿Patio sin

fronteras? ¿Actos–elección? ¿Actos-palabra? Escu-

chemos nuevamente a nuestro poeta: “El solitario

mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas”.

Pero el silencioso mexicano, gracias a las fiestas... se

abre, participa, comulga con sus semejantes y con

los valores que dan sentido a su existencia reli-

giosa o política. Y es significativo que un país tan

triste como el nuestro tenga tantas y tan alegres

fiestas... ellas nos liberan, así sea momentánea-

mente, de todos esos impulsos sin salida y de todas

esas materias inflamables que guardamos en nuestro

interior. ... Entre nosotros la fiesta es una explosión,

34 Paz, Octavio. Calamidades y milagros II, 1937-1947. En: Obra poética

1935-1988. Seix-Barral, Barcelona, 1991, p. 66. 35 Paz, Octavio. V. La estación violenta, 1948-1957. En: Obra Poética 1935-

1988, Seix Barral, Barcelona, 1991, p. 240. 36 Ídem.

48

un estallido. Muerte y vida, júbilo y lamento, canto

y aullido se alían en nuestros festejos, no para

recrearse o reconocerse, sino para entre devorarse.

... Si en la vida diaria nos ocultamos a nosotros

mismos, en el remolino de la fiesta nos disparamos.

Más que abrirnos, nos desgarramos. Todo termina

en alarido y desgarradura: el canto, el amor, la

amistad, la violencia de nuestros festejos muestra

hasta qué punto nuestro hermetismo nos cierra las

vías de comunicación con el mundo.

Conocemos el delirio, la canción, el aullido y el

monólogo, pero no el diálogo. ... Cada vez que in-

tentamos expresarnos, necesitamos romper con

nosotros mismos. ...el mexicano, ser hosco, en-

cerrado en sí mismo, de pronto estalla, se abre el

pecho y se exhibe, con cierta complacencia y dete-

niéndose en los repliegues vergonzosos o terribles

de su intimidad. No somos francos, pero nuestra

sinceridad puede llegar a extremos... La manera

explosiva y dramática, a veces suicida, con que

nos desnudamos y entregamos, inermes casi, revela

que algo nos asfixia y cohíbe. Algo nos impide ser.

Y porque no nos atrevemos o no podemos enfren-

tarnos con nuestro ser, recurrimos a la fiesta. Ella

nos lanza al vacío, embriaguez que se quema a sí

misma, disparo en el aire, fuego de artificio.37

37 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. FCE, México, 19932, pp. 57-58.

49

¿No hemos inventado la palabra? ¿El monólogo

camina por nuestro cuerpo y se vierte en nuestra

sombra con ritmo de muerte? ¿La experiencia de

la palabra significaría descubrimiento de nuestros

límites, fronteras, profundidades, pliegues y vuelos?

Nos hemos soñado seres sin fronteras. Sueños que

obstruyen develamiento y nacimiento de la palabra.

Desocultamiento que es rompimiento de las barreras

imaginarias de los yo absolutos, solitarios o frag-

mentados como:

una sonaja de semillas secas

—donde, de fiesta o luto,

desaparecen y crecen—,

las letras rotas de los nombres:

hemos quebrantado a los nombres,

hemos dispersado a los nombres,

hemos deshonrado a los nombres.

Ando en busca del nombre desde entonces.

Me fui tras un murmullo de lenguajes.38

5. Lenguaje-palabra

El lenguaje,

por el dios encendido,

es una profecía

de llamas quemadas:

cenizas sin sentido.39

38 Paz, Octavio. Suche nach einer Mitte. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1980, p. 156. 39 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix Barral, Barcelona, 1987, p. 83.

50

Y no obstante:

Yo andaba por el mundo.

Mi casa fueron mis palabras, mi tumba el viento40

el viento ha soplado sobre las cosas

y lo que hablan las cosas en su sueño

lo dice el viento lunar al rozarlas,

lo dice con reflejos y colores que arden y estallan,

el viento profiere formas que respiran y giran,

las cosas se oyen hablar y se asombran al oírse,

eran mudas de nacimiento y ahora cantan y ríen,

eran paralíticas y ahora bailan,

el viento las une y las separa y las une,

juega con ellas, las deshace y las rehace,

inventa otras cosas nunca vistas ni oídas,

sus ayuntamientos y sus disyunciones

son racimos de enigmas palpitantes,

formas insólitas y cambiantes de las pasiones,

constelaciones del deseo, la cólera, el amor,

figuras de los encuentros y las despedidas.

El paisaje abre los ojos y se incorpora,

se echa a andar y su sombra lo sigue,

es una estela de rumores obscuros,

son los lenguajes de las substancias caídas,

el viento se detiene y oye el clamor de los elementos,

a la arena y al agua hablando en voz baja,

el gemido de las maderas del muelle que combate

la sal,

las confidencias temerarias del fuego,

el soliloquio de las cenizas,

40 Ibídem, p. 89.

51

la conversación interminable del universo.

Al hablar con las cosas y con nosotros

el universo habla consigo mismo:

somos su lengua y su oreja, sus palabras y sus

silencios.

El viento oye lo que dice el universo

y nosotros oímos lo que dice el viento

al mover los follajes submarinos del lenguaje

y las vegetaciones secretas del subsuelo y el subcielo:

los sueños de las cosas el hombre los sueña,

los sueños de los hombres el tiempo los piensa.41

¿Nos ha descubierto el lenguaje?

¿Y todo esto para qué? Para trazar una línea en la

celda de un solitario,

para iluminar con un girasol la cabeza de luna del

campesino,

para recibir a la noche que viene con personajes

azules y pájaros de fiesta,

para saludar a la muerte con una salva de geranios,

para decirle buenos días al día que llega sin jamás

preguntarle de dónde viene y adónde va,

para recordar que la cascada es una muchacha que

baja las escaleras muerta de risa,

para ver al sol y a sus planetas meciéndose en el

trapecio del horizonte,

para aprender a mirar y para que las cosas nos miren

y entren y salgan por nuestras miradas,

abecedarios vivientes que echan raíces, suben, florecen,

estallan, vuelan, se disipan, caen.42

41 Ibídem, p. 36. 42 Ibídem, p. 109.

52

6. Ser para-Muerte

las palabras son puentes.

También son trampas, jaulas, pozos.43

las palabras son inciertas

y dicen cosas inciertas

pero digan esto o aquello,

nos dicen.44

Y en otro poema:

la palabra del Hombre

es hija de la muerte.

Hablamos porque somos

mortales: las palabras

nos son signos, son años,

al decir lo que dicen

los nombres que decimos

dicen tiempo: nos dicen,

somos nombres del tiempo.45

La experiencia de la muerte:

nos facilitó

la invención de la

palabra...

tomar en serio la

experimentada

vivencia histórica

43 Ibídem, p. 164. 44 Ibídem, p. 166. 45 Paz, Octavio. Gedichte. Suhrkamp, Frankfurt a. M., 1984, p. 282.

53

nos permitió

la comprensión:

juegos reflexivos de la Razón.

Por eso:

Desde lo alto del minuto

despeñado en la tarde...

me descubrió la muerte

y yo en la muerte descubrí el

lenguaje.

El universo habla solo

pero los hombres hablan con los

hombres:

Hay Historia...

el corral de los juegos era historia

y era historia jugar a morir juntos.

[…..]

Ser tiempo es la condena, nuestra pena la historia.

Pero también es el lugar de prueba:

Reconocer en el borrón de sangre

del lienzo de Verónica la cara

del otro —siempre el otro es nuestra víctima—.

Túneles, galerías de historia

¿sólo la muerte es puerta de salida?

El escape, quizás, es hacia dentro.

Purgación del lenguaje, la historia se

consume

en la disolución de los pronombres:

ni yo soy ni yo más sino más ser sin yo.46

46 Paz, Octavio. Von der Kladde zur Klarheit. Suhrkamp, Frankfurt

aM., 1980, pp. 150-152.

54

Desde entonces:

—como si al fin el tiempo coincidiese

consigo mismo y yo con él,

como si el tiempo y sus dos tiempos

fuesen un solo tiempo

que ya no fuese tiempo, un tiempo

donde siempre es ahora y a todas horas siempre,

como si yo y mi doble fuesen uno

y yo no fuese ya.

... bebí sol, comí tiempo

[.....]

Zumbar de abejas en mi sangre:

... fui un extraño

entre las vastas ruinas de la tarde.

Vértigo abstracto: hablé conmigo,

fui doble, el tiempo se rompió.

[.....]

la carne se hace verbo— y el verbo se despeña.

Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra,

es saberse mortal. Secreto a voces

y también secreto vacío, sin nada dentro:

no hay muertos, sólo hay muerte, madre nuestra.

[.....]

la muerte es madre de las formas...

El sonido, bastón de ciego del sentido:

Escribo muerte y vivo en ella

por un instante. Habito su sonido:

[.....]

vibra sobre esta página,

desaparece entre sus ecos.

Paisaje de palabras:

55

Los despueblan mis ojos al leerlos.

No importa: los propagan mis oídos.

Brotan allá, en las zonas indecisas

del lenguaje, palustres poblaciones.

Son criaturas anfibias, son palabras.

Pasan de un elemento a otro,

se bañan en el fuego, reposan en el aire.

Están del otro lado. No las oigo, ¿qué dicen?

No dicen: hablan, hablan.47

De la perplejidad de un yo al nos–otros reve-

lador de sonidos, ritmos, cantos, lamentos y

llantos; de estos a la palabra constructiva de anhelos,

sueños despiertos, límites y comunión. De la palabra

al lenguaje que “articula realidades, configura

pensamientos, cosas, mundos, historias y fronteras,

vidas y muertes: ...

el lenguaje

es una expiación,

propiciación

al que no habla,

emparentado,

cada día

asesinado,

el muerto innumerable.

Hablar

mientras los otros trabajan

es pulir huesos,

47 Paz, Octavio. Von der Kladde zur Klarheit. Pasado en claro. Suhrkamp,

Frankfurt a.M., 1980, pp. 144-146.

56

aguzar

silencios

hasta la transparencia,

hasta la ondulación,

...48

No pasa nada, sólo un parpadeo

del sol, un movimiento apenas, nada,

no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,

los muertos están fijos en su muerte,

y no pueden morirse de otra muerte,

intocables, clavados en su gesto,

desde su soledad, desde su muerte

sin remedio nos miran sin mirarnos,

su muerte ya es la estatua de su vida,

un siempre estar ya nada para siempre,

cada minuto es nada para siempre,

un rey fantasma rige tus latidos

y tu gesto final, tu dura máscara

labra sobre tu rostro cambiante.

El monumento somos de una vida

ajena y no vivida, apenas nuestra.49

Y para terminar lo interminable, quiero imaginar

a Octavio con la voz de flauta, apenas visible,

diciendo:

“No estoy vivo ni muerto:

despierto estoy, despierto

en un ojo desierto”.50

48 Paz, Octavio. Blanco/Weiß. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1980, pp. 64-66. 49 Paz, Octavio. Piedra de sol/Sonnenstein. Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1980, p. 42. 50 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, p. 26.

57

“... no quiero muerte de fuera

quiero morir sabiendo que muero.

[.....]

Sin nombre, sin cara:

la muerte que yo quiero

lleva mi nombre,

tiene mi cara.

Es mi espejo y es mi sombra,

la voz sin sonido que dice mi nombre,

la oreja que escucho cuando callo,

la pared impalpable que me cierra el paso,

el piso que de pronto se abre.

Es mi creación y yo soy su criatura.

Poco a poco, sin saber lo que hago,

la esculpo, escultura de aire.

Pero no la toco, pero no me habla.

Todavía no aprendo a ver,

en la cara del muerto, mi cara.

[.....]

Pero al morir tenemos una cara

morimos con un nombre”51

¡Paz Octavio! “Es la cara del muerto”,

“sonaron sin sonar

las sílabas desterradas

—de las páginas de Paz—

y en la hora de nuestra muerte, amén”.52

51 Paz, Octavio. Árbol adentro. Seix-Barral, Barcelona, 1987, pp. 92-94. 52 Ibídem, p. 89.

58

BIBLIOGRAFÍA

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