interpretación bíblica 6

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Page 1: Interpretación Bíblica 6

Interpretación Bíblica – Clase 6

Alegorías

La alegoría es una narración con un sentido implícito diferente al significado aparente de la historia en sí. Es decir, consiste en la descripción de un objeto de tal modo que despierta el pensamiento en otro objeto. La alegoría es la extensión de la metáfora en una narración. Puede ser una historia que represente ideas o verdades a través de un lenguaje figurado o a través de imágenes. En el Evangelio de Juan capítulo 15, Jesús narra una alegoría. Las características de esta alegoría son:

Tres puntos centrales de énfasis: el labrador - el Padre; la vid - Jesús; y los pámpanos - los creyentes.

Gran número de verdades que se pueden aprender a partir de esta alegoría, en relación con los tres puntos centrales.

Hay numerosos y diversos detalles, en particular acerca de los pámpanos. Se ve qué pasa cuando los pámpanos permanecen y cuando no permanecen; cómo y cuánto fruto pueden llevar; cómo el labrador cuida de la vid y por qué.

La alegoría y su propósito están entrelazados. No se necesita llegar al final de la alegoría para saber cuál es su objetivo.

Se puede encontrar la aplicación práctica a lo largo de toda la alegoría respecto a lo que representa el purificar, el llevar fruto, el permanecer, etc.

Parábola Únicamente tiene un punto de

énfasis central. Enseña una verdad solamente. Cada detalle relevante en la

parábola refuerza el tema central o el punto enfático de la misma.

Puede incluir detalles no pertinentes a ella. Todos los aspectos de ella no necesariamente deben ser identificados.

La narración está separada de la interpretación y aplicación.

Alegoría Puede tener más de un punto

de énfasis central. Puede enseñar varias

verdades. Los detalles pueden ser

numerosos y variados, relacionados a uno o más temas.

Puede incorporar detalles no pertinentes a ella. No todos los aspectos deben ser identificados necesariamente.

La narración y el objetivo están entrelazados.

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Símbolos

El símbolo es una figura u objeto que tiene un significado convencional. Los símbolos pueden ser objetos, sustancias, animales, números, colores, etc., y su significado depende de la intención del autor al emplearlo. Al identificar símbolos, es muy importante considerar lo siguiente:

El símbolo identificado puede representar varios aspectos. Por ejemplo, el pan simboliza la Palabra de Dios y al Señor Jesucristo. Mientras Cristo se llama “el león de la Tribu de Judá” (Apocalipsis 5:5), el león se compara con Satanás en I Pedro 5:8. En Daniel 7:4, el león simboliza el primer reino mundial bajo Nabucodonosor.

Sin embargo, cuando un símbolo representa algo específicamente, está refiriéndose entonces a un paralelismo en especial. Por ejemplo, en Juan 6, el pan representa a Jesucristo, no a la Biblia.

Al interpretar a los símbolos, hay que tomar como referencia el contexto bíblico cultural, y no partir de la experiencia y cultura personal.

Los números son usados frecuentemente en sentido simbólico en las Escrituras. Por ejemplo, el número cuarenta representa un período de prueba. El número siete representa la perfección o la integridad.

Los símbolos no tienen límite en cuanto a tiempo, y pueden referirse a algo en el pasado, presente o futuro.

Prototipos

Prototipo es un símbolo profético designado por Dios. En la Biblia, ciertas revelaciones de la verdad son hechas a través de símbolos que en el futuro han de ser reemplazados por la realidad. Tal símbolo es llamado aptamente prototipo o tipo.

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Para ser más completos, un prototipo es una correlación preordenada y representativa en la que ciertas personas, eventos e instituciones conducen o corresponden a otras personas, eventos e instituciones que tiene lugar en un tiempo posterior en la historia de la salvación. La palabra prototipo deriva del griego tupos. Tupos era la marca o huella producida por una impresión, dando por resultado una figura o imagen. Un prototipo es la anticipación de algún evento o persona por venir. Existe siempre un elemento profético en el prototipo. Aquello que el prototipo está anticipando se llama “antitipo”.

Una excelente ilustración de un tipo es el tabernáculo, que era un símbolo de la presencia de Dios. El tabernáculo era llamado mishkan, “habitación”, y ohel, “tienda”. Estas palabras indican claramente el simbolismo. Su significado se ve aún más definido por la presencia de la columna de humo sobre el tabernáculo y por la afirmación de que “cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión” (Éxodo 33:7) No hemos de imaginar, por cierto, que el Señor se encontraba en realidad confinado a una tienda, o que su presencia podía ser hallada únicamente entre los querubines y el propiciatorio. Pero había un modo especial en que el Señor estaba presente en medio de su pueblo Israel, y el tabernáculo era un símbolo de tal hecho. Más tarde el tabernáculo sería reemplazado por el templo, y éste se transformó en un símbolo de la presencia del Señor. Más tarde la presencia de Dios se transformó en una realidad en la encarnación, y entonces el símbolo se hizo innecesario, por lo que hablamos del tabernáculo como un tipo o anticipo del Hijo de Dios encarnado. El Nuevo Testamento sugiere precisamente esta idea en las palabras: Juan 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó (puso su tabernáculo) entre nosotros.

Y se puede desarrollar esta idea aún más, y decir que el tabernáculo o el templo es también un tipo, una representación de la presencia del Espíritu de Dios en el cuerpo del creyente, porque nuestro cuerpo es llamado “templo del Espíritu Santo”.

I Corintios 6:19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

II Corintios 6:16

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Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

El cumplimiento definitivo y total de éste símbolo es claro, se encuentra en la ciudad santa, la Nueva Jerusalén.

Apocalipsis 21:22Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

Interpretación de Profecías

La palabra “profecía” se traduce del griego prophetia, que a su vez se deriva de dos raíces griegas: pro, que significa “hacia adelante”, y phemi, que significa “emitir”. Profecía quiere decir anunciar el consejo y la mente de Dios sobre algún tema. Algunos clasifican las profecías en dos categorías: 1. La proclamación, referida a un mensaje que concierne al tiempo

inmediato (por ejemplo, en los llamados a una vida santa, con relación a una profecía que está por cumplirse)

2. La predicción, que consiste en un mensaje concerniente a lo que Dios hará en el futuro.

Las Profecías Y Los Profetas

Pretender analizar la profecía sin tener una comprensión completa del movimiento profético en Israel es abrir la puerta a todo tipo de subjetivismo. Los diferentes tipos de interpretación que son aplicables a la profecía van desde la ortodoxia hasta el confín de los lunáticos, abarcando en su variedad grupos denominacionales y sectarios, movimientos cúlticos y cismáticos, extremistas fanáticos y herejes. Una simple ojeada a la lista de grupos o movimientos que basan su derecho a existencia en la profecía bíblica convencería a cualquier investigador bíblico razonable de que una base objetiva para el estudio de la profecía es de primordial importancia.

Los profetas eran personas históricas que hablaban a sus contemporáneos sobre situaciones contemporáneas. El significado básico de prophetia es “declarar”, y predecir no es más que una faceta de “declarar”. La mayor parte de los escritos proféticos de la Biblia se ocupan no primordialmente de la predicción de cosas a suceder, sino del juicio de Dios sobre la conducta de su pueblo.

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Pero no podemos ignorar el elemento predictivo de la profecía, porque al declarar el juicio de Dios, el profeta manifiesta lo que Dios advierte que hará y cual será el resultado de tal juicio. Cierta comprensión del significado del término “profeta” puede ser obtenido al notar que en el canon hebreo los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes son llamados “Los profetas anteriores”, y estos libros carecen casi totalmente de profecía predictiva.

Las Profecías Mesiánicas

La interpretación de la profecía mesiánica debería seguir las mismas reglas que se aplican a toda profecía. Si lo hiciéramos, pronto descubriríamos que algunas de las profecías que habíamos considerado “mesiánicas” no lo son, o son mesiánicas solamente en el sentido más amplio del término. La palabra Mesías (“ungido”), como se aplica al rey mesiánico de la estirpe de David, no aparece para nada en el Antiguo Testamento, con la posible excepción de Daniel 9:25-26.

Hay, sin embargo, muchas profecías sobre el rey davídico por venir, y la era que él instauraría. El número de estas profecías y los detalles incluidos en ellas van aumentando a medida que avanzamos hacia el tiempo del advenimiento de Cristo.

El término Cristo (“ungido”) proviene de la traducción al griego de la palabra hebrea para Mesías. Sirve recordar que aquellos que vivieron en los tiempos del Señor Jesús interpretaban tan mal las profecías que no pudieron reconocer al Mesías.

La Profecía Apocalíptica

Un tipo especial de profecía mesiánica es la apocalíptica (tal como Daniel o el Apocalipsis), en la que el mensaje es declarado casi totalmente en un lenguaje simbólico. Aun aquí, la única guía segura es comenzar con la interpretación literal.

Para interpretar los símbolos “literalmente” necesitamos saber su significado histórico en el tiempo y lugar en que la profecía fue escrita. No hay prácticamente un simbolismo que sea universal, pero si hay una regularidad en los símbolos empleados por un mismo autor, y a veces

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este símbolo pasa de un autor a otro. Por ejemplo, el uso que el Apocalipsis hace de los símbolos del libro del profeta Daniel.

Hay que tener cuidado al aplicar un valor simbólico a números, colores y materiales, pero a la vez hay que admitir un alto grado de regularidad en el uso simbólico de ciertos números como el 7, 12 y 40, y tal vez en un grado menor los colores blanco, rojo y negro.

Interpretación Literal De Las Profecías

El significado básico de cualquier profecía es aquel que el autor quiso que sus oyentes o lectores captaran. Siendo que Dios es el que se comunicó con el profeta, en todo caso la interpretación literal es captar también lo que Dios quiso que el profeta entendiera.

Esto quiere decir que en el texto de la profecía, como en cualquier otro pasaje, si aparece una metáfora u otra forma de expresión, debe ser reconocida e interpretada como tal. “La luna se convertirá en sangre”, de Joel 2:31, interpretado literalmente quiere decir que el color de la luna se tornará rojo como la sangre, y no que la luna misma se transformará en sangre. Tampoco es la intención del Señor en Jeremías 1:18, significar que el mismo Jeremías se convertiría en “ciudad fortificada”, “columna de hierro” y “muro de bronce”.

La interpretación literal de las profecías garantiza su objetividad. Sin ella, cualquier intérprete con su sistema propio puede hacer que cualquier profecía signifique cualquier cosa, y la historia de la interpretación bíblica ha mostrado que los hombres harán precisamente tal cosa. Cada secta y grupo cismático que se autotitula bíblico es capaz de encontrar apoyo en la Biblia para sus doctrinas.

El método utilizado por ellos es lo que hace posible esas pretensiones confusas y contradictorias. Sólo con la interpretación literal se pueden establecer pautas objetivas que permiten poner a prueba otras interpretaciones. Tan importante es este principio, que A. B. Davidson dice:

Considero a éste como el primer principio de la interpretación profética – el leer el profeta literalmente – asumiendo que el significado literal es su significado, que él se mueve entre realidades, no símbolos; entre cosas concretas como gente, no entre abstracciones como nuestra iglesia. Si asumimos esto, entonces sabremos qué tenemos delante de nosotros. (Old Testament Prophecy; pp. 167-168)

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La profecía debe ser interpretada literalmente (en su sentido más simple), a menos que:

El contexto gramatical muestre el uso de un lenguaje figurativo, con símiles, metáforas, parábolas, alegorías, símbolos o prototipos.

Una interpretación literal altere el sentido común del pasaje, o la expresión literal sea contraria a lo que el autor está expresando, o cuando esta interpretación literal sea contradictoria a lo que enseña el resto de la Escritura.

Para Interpretar Correctamente Una Profecía

Cuando un profeta en la Biblia habla en nombre de Dios, la profecía puede referirse a:

Un cumplimiento cercano o presente, Un cumplimiento futuro, o Un cumplimiento doble, es decir, un cumplimiento cercano y más

tarde un cumplimiento futuro.

Cuando se estudian las profecías, tenemos que distinguir si la profecía se refiere a:

El tiempo durante el cual está viviendo el profeta y/o su tiempo inmediato posterior,

La cautividad y/o restauración de Israel o Judá, La primera venida de Cristo y cualquier evento relacionado con

ello, La segunda venida de Cristo, o Los últimos días o los últimos tiempos.

Al estudiar las profecías, es importante saber que los profetas del Antiguo Testamento no siempre sugerían intervalos de tiempo entre los eventos, ni siquiera escribieron sus profecías en orden cronológico. Una profecía del Antiguo Testamento podía incluir tanto la primera como la segunda venida de Cristo, sin especificar el intervalo de tiempo entre las dos.

En ocasiones, cuando un profeta se refiere a eventos futuros, no usa el tiempo futuro gramatical. Al interpretar la profecía, se debe considerar el contexto histórico de ese escrito, sin olvidar que Dios entregó las profecías a gente específica en un tiempo específico. Esta fue manifestada en una manera comprensible a aquellos que recibieron la

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Palabra, aunque no entendieran los detalles, los símbolos o todas las implicancias de la profecía.

El sentido de una profecía en particular no siempre era entendido por el propio profeta o por la gente de la época en que esta fue dada. Por ejemplo, Daniel no podía entender lo que había escrito, ya que estaría sellado hasta el tiempo del fin.

Daniel 12:8-9Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿Cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.

Muchas profecías del Antiguo Testamento vendrán a la luz a través de:

Su cumplimiento registrado según datos históricos, Su cumplimiento en el Nuevo Testamento, o Una explicación dada en el Nuevo Testamento.

Muchas profecías del Nuevo Testamento contienen citas alusivas al Antiguo Testamento. Apocalipsis está empapado del lenguaje de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los profetas menores. Al interpretar esas profecías, tendrán que coincidir con las referencias del Antiguo Testamento.

Al estudiar las profecías, hay que prestar particular atención a aquellas frases que den algún indicio de los períodos de tiempo. Por ejemplo las frases “en los últimos días”, “el día del Señor”, “el fin del siglo”, etc. En estas circunstancias, es conveniente preguntarse:

¿Tuvieron lugar esos eventos en la Historia? ¿Coinciden esos eventos con algún otro período de tiempo en

particular? ¿La descripción de esos eventos, es paralela a la de otros

acontecimientos mencionados en la Palabra de Dios?

Al usar estos principios de interpretación, debemos mostrarnos objetivos y razonables. No hay nada cúltico ni fantástico en las interpretaciones. El significado literal es definitivo, y tanto el significado más amplio y como la interpretación tipológica son desarrollados a partir del sentido literal. La Escritura debe ser comparada con la Escritura, pero nunca de tal manera que distorsionen el sentido histórico o gramático de los pasajes utilizados en la comparación.

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La interpretación “teológica” no es impuesta a las Escrituras, sino que en realidad la Biblia se transforma en la fuente de la teología. Lo que es de capital importancia, tanto la interpretación del Espíritu en la revelación original como la iluminación del Espíritu en la interpretación, reciben la honra que les corresponde. Se trata de la Palabra de Dios, y debemos dejar que Dios nos diga cuál es su significado.

Símbolos Y Tipos

Hablar de un significado simbólico no implica necesariamente alejarse del significado literal.

Una persona puede hablar en forma literal de ciertos hechos, de personas, lugares y cosas; de acciones y realidades concretas; pero cuando comienza a hablar de ideas y conceptos, se encuentra con que muchas veces está obligado a recurrir a un lenguaje figurado, como las metáforas, para transmitir la intención. Cuanto menos está el concepto relacionado con la experiencia del lector, tanto más importante se hace el uso de símbolos.

Los extremos a los que ciertos intérpretes han llegado por encontrar tipos en las Escrituras han hecho que muchos estudiosos en décadas cercanas rechazaran este método en su totalidad. Más recientemente sin embargo, el concepto ha sido reconocido como válido, y estudios sobre tipología pueden ser hallados en varias obras. A la luz de un cumplimiento final y del incesante movimiento hacia ese cumplimiento es que podemos hablar de un poder profético existente en los prototipos veterotestamentarios. El Antiguo Testamento debe ser interpretado apuntando hacia Cristo, la realidad histórica de los tipos y símbolos que en él existen.

Por ejemplo, Dios pronuncia su juicio condenatorio sobre los falsos pastores y declara que Él buscará a sus ovejas, y además dice:

Ezequiel 34:23-24Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos.

¿Es David un “tipo” de Cristo? En este caso el lenguaje es perfectamente claro. Desde un punto de vista cristiano el Jesús y no David quien es a la vez pastor y príncipe. Sería correcto hablar también del oficio davídico o del trono de David como “tipo”, y además que el “hijo de David” es un “tipo”. Esto es particularmente notorio en la promesa hecha a David cuando él deseaba construir una casa para el Señor, y éste le dijo:

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II Samuel 7:12-13Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

Los versículos 14 y 15 muestran que en realidad Dios estaba hablando de un hijo de David, puesto que Dios habla de la iniquidad que éste cometería.

II Samuel 7:14-15Yo le seré a él por padre, y él me será por hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

Además, sabemos que Salomón construyó un templo, y que su reino terminó en la guerra civil y en la separación de las tribus del norte. Y en las profecías, es siempre el trono de David y no el de Salomón que es mencionado (Isaías 9:7; Lucas 1:32). Asimismo tenemos el registro de que David se dirigió a su hijo como “Señor” (Salmo 110:1; Mateo 22:43-45).

Puesto que el trono de David llega a ser el trono del Mesías, podemos hablar del trono de David como un “tipo”, y visto que Salomón es en última instancia reemplazado por el Mesías en tal trono, es posible hablar del significado más pleno de la expresión “hijo de David”, o también que Salomón en su oficio, es un “tipo” de Cristo.