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INTERPELACIÓN DE LA víCTIMA y EXIGENCIA DE mSTICIA Alberto Sucasas 1. Historia victimaria y exigencia de justicia Es imposible hacer balance de cualquier momento civilízato- rio sin que, al tiempo que se constatan sus logros, se imponga la evidencia insoslayable de su coste en sufrimiento: si es cierto que al sujeto humano cabe el honor de ser el artífice de su propia historia, no hay menor razón para afirmar que también es su víctima. Nuestra autoconciencia, como especie o como comuni- dad histórico-cultural particular, tiene en ese nexo civilización- barbarie un momento nuclear, brotando de él tanto el legítimo orgullo por los avances efectivos como la indignación ante el do- lor y la frustración que acarrea. En su expresión conceptualmente más elaborada, esa auto- conciencia se convierte en filosafla de la historia. Durante la época moderna, período en que tal disciplina alcanzó su máximo desa- rrollo, el discurso filosófico-histórico se configuró en clave decidi- damente optimista: desde diferentes ámbitos de experiencia (los tres principales serían el cognitivo, el técnico y el político-moral: avance del conocimiento científico, de la naturaleza primero y del hombre más tarde; ampliación del control sobre los procesos na- turales y, en consecuencia, incremento inédito de la capacidad productiva; paulatina consolidación de una nueva forma de orga- nización política, presidida por los ideales de libertad y bienestar), ganaba terreno la convicción de que, tras una larga etapa evoluti- va durante la cual la expansión civilizatoria no fue capaz de desli- garse de la inercia de la barbarie (superstición, miseria y tiranía), por fin se abría al género humano un horizonte de despliegue 76 indefinido de sus facultades y de satisfacción plena de sus necesi- dades. Aun cuando la tarea no pudiese darse por rematada (en realidad, estaba en sus comienzos), lo cierto es que se había dado el paso fundamental, e irreversible: no hay marcha atrás; la regre- sión es impensable. De alú el tono celebratorio con que la nova aetas registraba, en sus mejores voces, la cesura epocal y su poten- cia inaugural: en la constatación kantiana de que la humanidad accedía, de manos de una razón ilustrada, a su mayoría de edad, o en el augurio marxiano de un inminente fin de la prehistoria de la humanidad protagonizado por la emancipación proletaria. La es- pera había sido larga, pero las mejores expectativas empezaban a cumplirse. Un nuevo origen justificaba, en visión retrospectiva, los dolorosos tanteos que lo precedieron y, sobre todo, liberaba un prometedor futuro. ¿Qué queda hoy, tras la experiencia del siglo recién concluido, de ese ideal -o ideología- del progreso? Como mínimo, hemos de decir que la conmoción ha sido tal que, de sobrevivir, la afirma- ción del progreso obliga a repensar el nexo entre civilización y barbarie, que se creía, ingenuamente, superado. También noso- tros vivimos bajo el signo de una ruptura epocal, pero ésta ya no tiene un sentido inequívocamente positivo: la primera de las con- flagraciones mundiales introdujo un escenario destructivo que, amplificado en las décadas siguientes, ha llevado la historia con- temporánea a un apoteosis de la catástrofe. Parecen haberse ex- tinguido los vientos favorables, sustituidos por un soplo huraca- nado. Metonímicamente, Auschwitz e Hiroshima permiten nom- brar el paisaje desolado que el siglo XX deja tras de sí. Y la con- ciencia de ese pasado inmediato obliga a reconsiderar, desde una óptica menos complaciente, etapas más tempranas del mundo moderno, acentuando las sombras (expolio colonial, voracidad del capital, acumulación alarmante de poder en el Estado, ... ) que acompasaron la gradual implantación del proyecto ilustrado. Se entenderá que, en ese contexto, apenas resulte posible mantener la adhesión a una filosofía de la historia constituida al amparo de la fe en el progreso. Si se ha visto en aquélla una ver- sión secularizada del impulso escatológico de raigambre bíblica (olvidando, quizá, que la idea mesiánica, desde sus primeras for- mulaciones en el profetismo judío, nunca separó la esperanza re- dentora de la inminencia de la catástrofe), su revisión crítica bien puede haber llevado a una demonología también secularizada: en 77

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INTERPELACIOacuteN DE LA viacuteCTIMA y EXIGENCIA DE mSTICIA

Alberto Sucasas

1 Historia victimaria y exigencia de justicia

Es imposible hacer balance de cualquier momento civiliacutezatoshyrio sin que al tiempo que se constatan sus logros se imponga la evidencia insoslayable de su coste en sufrimiento si es cierto que al sujeto humano cabe el honor de ser el artiacutefice de su propia historia no hay menor razoacuten para afirmar que tambieacuten es su viacutectima Nuestra autoconciencia como especie o como comunishydad histoacuterico-cultural particular tiene en ese nexo civilizacioacutenshybarbarie un momento nuclear brotando de eacutel tanto el legiacutetimo orgullo por los avances efectivos como la indignacioacuten ante el doshylor y la frustracioacuten que acarrea

En su expresioacuten conceptualmente maacutes elaborada esa autoshyconciencia se convierte en filosafla de la historia Durante la eacutepoca moderna periacuteodo en que tal disciplina alcanzoacute su maacuteximo desashyrrollo el discurso filosoacutefico-histoacuterico se configuroacute en clave decidishydamente optimista desde diferentes aacutembitos de experiencia (los tres principales seriacutean el cognitivo el teacutecnico y el poliacutetico-moral avance del conocimiento cientiacutefico de la naturaleza primero y del hombre maacutes tarde ampliacioacuten del control sobre los procesos nashyturales y en consecuencia incremento ineacutedito de la capacidad productiva paulatina consolidacioacuten de una nueva forma de orgashynizacioacuten poliacutetica presidida por los ideales de libertad y bienestar) ganaba terreno la conviccioacuten de que tras una larga etapa evolutishyva durante la cual la expansioacuten civilizatoria no fue capaz de deslishygarse de la inercia de la barbarie (supersticioacuten miseria y tiraniacutea) por fin se abriacutea al geacutenero humano un horizonte de despliegue

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indefinido de sus facultades y de satisfaccioacuten plena de sus necesishydades Aun cuando la tarea no pudiese darse por rematada (en realidad estaba en sus comienzos) lo cierto es que se habiacutea dado el paso fundamental e irreversible no hay marcha atraacutes la regreshysioacuten es impensable De aluacute el tono celebratorio con que la nova aetas registraba ensus mejores voces la cesura epocal y su potenshycia inaugural en la constatacioacuten kantiana de que la humanidad accediacutea de manos de una razoacuten ilustrada a su mayoriacutea de edad o en el augurio marxiano de un inminente fin de la prehistoria de la humanidad protagonizado por la emancipacioacuten proletaria La esshypera habiacutea sido larga pero las mejores expectativas empezaban a cumplirse Un nuevo origen justificaba en visioacuten retrospectiva los dolorosos tanteos que lo precedieron y sobre todo liberaba un prometedor futuro

iquestQueacute queda hoy tras la experiencia del siglo recieacuten concluido de ese ideal -o ideologiacutea- del progreso Como miacutenimo hemos de decir que la conmocioacuten ha sido tal que de sobrevivir la afirmashycioacuten del progreso obliga a repensar el nexo entre civilizacioacuten y barbarie que se creiacutea ingenuamente superado Tambieacuten nososhytros vivimos bajo el signo de una ruptura epocal pero eacutesta ya no tiene un sentido inequiacutevocamente positivo la primera de las conshyflagraciones mundiales introdujo un escenario destructivo que amplificado en las deacutecadas siguientes ha llevado la historia conshytemporaacutenea a un apoteosis de la cataacutestrofe Parecen haberse exshytinguido los vientos favorables sustituidos por un soplo huracashynado Metoniacutemicamente Auschwitz e Hiroshima permiten nomshybrar el paisaje desolado que el siglo XX deja tras de siacute Y la conshyciencia de ese pasado inmediato obliga a reconsiderar desde una oacuteptica menos complaciente etapas maacutes tempranas del mundo moderno acentuando las sombras (expolio colonial voracidad del capital acumulacioacuten alarmante de poder en el Estado ) que acompasaron la gradual implantacioacuten del proyecto ilustrado

Se entenderaacute que en ese contexto apenas resulte posible mantener la adhesioacuten a una filosofiacutea de la historia constituida al amparo de la fe en el progreso Si se ha visto en aqueacutella una vershysioacuten secularizada del impulso escatoloacutegico de raigambre biacuteblica (olvidando quizaacute que la idea mesiaacutenica desde sus primeras forshymulaciones en el profetismo judiacuteo nunca separoacute la esperanza reshydentora de la inminencia de la cataacutestrofe) su revisioacuten criacutetica bien puede haber llevado a una demonologiacutea tambieacuten secularizada en

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JAZamora
Texto escrito a maacutequina
Joseacute M Mardones y Reyes Mate (Eds)13La eacutetica ante las viacutectimas Rubiacute (Barcelona)13Anthropos Editorial 2003
JAZamora
Texto escrito a maacutequina
JAZamora
Texto escrito a maacutequina

sus formulaciones maacutes extremas la reflexioacuten asume la negativishydad y la barbarie como exclusivo a priori de cualquier discurso filosoacutefico-histoacuterico alliacute donde el ilustrado contempla satisfecho la construccioacuten de la ciudad de la razoacuten la visioacuten criacutetico-negativa soacutelo percibe un amontonamiacuteento de ruinas l Basta considerar la acumulacioacuten del mal histoacuterico en el siglo XX para entender aun sin suscribir e sesgo en extremo negativo por ella adoptado el porqueacute de esa mirada desesperanzada

Acaso su negativismo sin concesiones tambieacuten represente una respuesta unilateral (ahora de signo pesimista seguacuten un reshyflejo pendular) a la candidez del progresismo ilustrado La expeshyriencia histoacuterica reciente quizaacute abone maacutes bien una postura que sin por ello pretender situarse dogmaacuteticamente en un punto equidistante de la celebracioacuten del progreso y de la amarga proshyclama de una devastacioacuten sin liacutemites (al borde del gnosticismo) esteacute en condiciones de reconocer la coexistencia de logros civilishyzatorios (iquestquieacuten puede negar su presencia en las uacuteltimas deacutecashydas) y elementos de barbarie entrelazados en ese tejido uacutenico al que damos el nombre de historia Puede que asiacute sea Pero en cualquier caso tampoco con ello nos sustraeriacuteamos (maacutes bien al contrario en uacuteltima instancia hay algo de tranquilizador en cualquier forma de extremismo en el esquematismo simplificashydor que reduce e espectro cromaacutetico a sus dos valores extremos e blanco y el negro) a la inquietud que acompantildea al despertar del suentildeo ilustrado No el desarrollo de la civilizacioacuten no ha conshyseguido desterrar la presencia de la barbarie maacutes auacuten en eacutepoca reciente eacutesta ha revestido formas ineacuteditas de una crueldad hasta entonces insospechada A ese respecto la lucidez del diagnoacutestico de Benjamiacuten sigue siendo imprescindible la historia -en tanto que acontecimiento y en tanto que relato que lo transmite- ofreshyce por doquier pruebas de la profunda complicidad de civilizashycioacuten y barbarie

Jamaacutes se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de barbarie E igual que eacutel mismo no estaacute libre de barbarie tampoco lo estaacute el proceso de transmisioacuten en el que pasa de uno a otro Por eso el materialista histoacuterico se distancia de eacutel en la medida de lo posible Considera cometido suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo2

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Adentrarse en el claroscuro (ni claridad sin maacutecula ni negro absoluto) de la historia obliga en primeriacutesimo teacutermino a prestar oiacutedo a la voz silenciada de las viacutectimas pues soacutelo su escucha atenshyta permitiraacute iderltificar para intentar neutralizarlo el nuacutecleo de barbarie inherente a la dinaacutemica civilizatoria

Desde la filosofiacutea ese imperativo resulta particularmente apremiante en el territorio de la filosofiacutea praacutectica Se invalida a siacute misma cualquier teoriacutea eacutetica o filosoacutefico-poliacutetica que dando la espalda al sufrimiento de las viacutectimas pretenda elaborar un disshycurso sobre lo bueno o lo justo Y sin embargo el grueso de la filosofiacutea moral y poliacutetica contemporaacutenea apenas parece haberse sentido afectada por la onda expansiva del horror consumado en Auschwitz o Hiroshima de la conmocioacuten provocada por los aconshytecimientos metornmicamente nombrados con esos topoacutenimos no exhibe huellas el elemento del concepto3

2 Ilmitaciones delneocontractuaJismo de RawIs4

Sea el caso de Rawls Constituye sin duda un solo ejemplo de los muchos que cabriacutea considerar Pero se trata de un caso partishycularmente relevante incluso paradigmaacutetico por cuanto Teorfa de la justicia (1971) ha estado en el centro de las principales discushysiones eacutetico-poliacuteticas de los uacuteltimos decenios

En orden a determinar el grado en que la teoriacutea de la justicia de Rawls hace o no justicia al sufrimiento de las viacutectimas (en caso negativo no resultaraacute faacutecil absolver a esa propuesta teoacuterica de la acusacioacuten de ser injusta) convendraacute recordar primero sus liacuteneas fundamentales

Frente a las doctrinas teleoloacutegicas donde una previa concepshycioacuten del bien sirve de base para determinar el contenido de la idea de justicia el planteamiento de Rawls es desde las primeras paacutegishynas de su obra magna decididamente deontoloacutegico establecienshydo la prioridad de lo justo sobre lo bueno Ahora bien el contenishydoS de la justicia no puede darse por sentado sino que ha de ser establecido en base a premisas que no comprometan la teoriacutea con presupuestos de orden axiacuteoloacutegico Con otras palabras se trata de establecer un procedimiento neutral del que quepa derivar los laquoprincipios de la justiciaraquo Al servicio de ese desideraacutetum se recushyrre al paradigma contractualista cuya reelaboracioacuten constituye

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un elemento nuclear acaso su aportacioacuten maacutes relevante de todo el dispositivo teoacuterico de Rawls

Si los claacutesicos del contractualismo (Hobbes Locke Rousseau) postulan un estado de naturaleza del que mediante el contrato social surge la sociedad poliacutetica ofreciendo asiacute una instancia leshygitimadora del Estado moderno Rawls retoma esa concepcioacuten con vistas a fundamentar una laquoteoriacutea sustantiva de la justiciaraquo Lo que en los primitivos contractualistas representoacute el laquoestado de naturalezaraquo se convierte en Teona de la justicia en la posicioacuten original Soacutelo desde ella cabe establecer el contenido sustantivo de la justicia (en la concepcioacuten rawlsiana los principios que inspiran el ordenamiento institucional -laquoestructura baacutesica de la socieshydadraquo-de una sociedad justa)

Mi objetivo es presentar una concepcioacuten de la justicia que generashylice y lleve a un nivel superior de abstraccioacuten la conocida teoriacutea del contrato social tal como se encuentra digamos en Locke Rousshyseau y Kant Para lograrlo no debemos pensar en e contrato origishynal como aquel que es necesario para ingresar en una sociedad particular o para establecer una particular forma de gobierno Maacutes bien la idea directriz es que los principios de la justicia para la estructura baacutesica de la sociedad son el objeto de acuerdo origishynal Son los principios que las personas libres y racionales intereshysadas en promover sus propios intereses aceptariacutean en una posishycioacuten inicial de igualdad como definitorios de los teacuterminos fundashymentales de su asociacioacuten [ ] A este modo de considerar lo llashymareacute justicia como imparcialidad6

De esa imparcialidad o equidad (faimess) original depende lo bien fundado de los principios establecidos y ello explica la minushyciosa construccioacuten rawlsiana del concepto de posicioacuten original7 (Decimos laquoconstruccioacutenraquo y no laquodescripcioacutenraquo pues no se trata de un estado efectivo histoacutericamente acontecido sino de una situashycioacuten ideal de una conjetura cuyo valor teoacuterico no deriva de su verdad faacutectica sino de su aptitud para reconstruir y justificar nuestro sentido de la justicia elevando lo que en el nivel pre-teoacuterishyco actuacutea de un modo intuitivo -y no exento de conflictos- al orden arquitectoacutenico de una teoriacutea coherente y de gran alcance explicativo Es decir la laquoposicioacuten originalraquo funciona a manera de hipoacutetesis teoacuterica o laquoficcioacutenraquo que debemos adoptar comportaacutendoshynos como si participaacutesemos de esa situacioacuten a la hora de elaborar

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nuestros juicios sobre lo justo) Toda la fuerza probatoria de la propuesta descansa sobre esa piedra angular la posicioacuten original ha de ser tal que en virtud de las reglas y supuestos procedimenshytales que en ella se materializan asegure lo fundado de los princishypios de justicia que de ahiacutepuedan deducirse

iquestCoacutemo han de ser entonces los sujetos que participan de la posicioacuten original Se supone en ellos como es natural una capashycidad racional que guiacutee sus deliberaciones un equilibrio y consshytancia reflexivos que unidos a la tenaz voluntad de tener en cuenshyta todos los datos pertinentes garanticen el caraacutecter razonable de los principios adoptados Sin embargo con ello no basta pues la presencia del intereacutes (es decir de intereses en conflicto) pone bajo sospecha el creacutedito de esa racionalidad introduciendo el peligro de que los resultados de la deliberacioacuten no expresen tanto la conshyclusioacuten de un ejercicio impecable de razonamiento praacutectico como el enmascaramiento o racionalizacioacuten de intereses maacutes bien inshyconfesados (pero no por ello menos operantes) iquestDe queacute modo superar esa amenaza Rawls desecha en nombre del sentido laquorealistaraquo y de la prudencia metoacutedica que aconseja no adoptar supuestos demasiado laquofuertesraquo una subjetividad configurada de tal modo que excluya-o al menos combata-la pulsioacuten egoiacutesta a la manera de una moralidad de la simpatiacutea natural o de la actishytud compasiva como exigencia primordial del universo eacutetico Reshysultariacutea erroacuteneo e injusto atribuir a Rawls una filosofiacutea moral de base egoiacutesta8 pero no es menos cierto que el primado egoceacutentrico no es cuestionado en la posicioacuten original aunque el objetivo sea sentar las bases de la solidaridad social (llega a hablarse de una laquoamistad ciacutevicaraquo en la que resuena el sentido de la fraternidad como virtud republicana)9 pues lo que el acuerdo de la posicioacuten original persigue es generar un esquema estable y eficaz de cooshyperacioacuten no es menos cierto que los participantes en la posicioacuten original son sujetos empentildeados en promover sus propios intereshyses cuya legitimidad la teoriacutea da por supuesta Digamos maacutes bien que Teona de la justicia busca un equilibrio entre el factum antropoloacutegico del intereacutes propio donde siempre estaacute latente el conflicto y la necesidad poliacutetica de viacutenculos solidarios acorde en esto con la tradicioacuten liberal

Si la propensioacuten de los hombres al propio interes hace necesaria una mutua vigilancia su sentido puacuteblico de la justicia hace posishy

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ble que se asocien conjuntamente Entre individuos con objetivos y propoacutesitos diferentes una concepcioacuten compartida de la justicia establece los viacutenculos de la amistad ciacutevica el deseo general de justicia limita la buacutesqueda de otros fines 10

Asiacute pues el desafiacuteo puede ser formulado en los siguientes teacutershyminos iquestcoacutemo justificar que una pluralidad de sujetos racionales pero interesados disentildeen de modo imparcial o equitativo una concepcioacuten vaacutelida de lo justo Para Rawls la clave estaacute en susshytraer a quienes participan en la decisioacuten aquella informacioacuten que pudiera conducirles a pervertir el sentido del acuerdo A ese proshypoacutesito responde la justamente ceacutelebre propuesta del velo de la igshynorancia 11

Quienes tomen parte en el acuerdo original nada pueden sashyber sobre aquellos elementos de su situacioacuten efectiva que pudieshysen perturbar la equidad de su decisioacuten desconocen el lugar que ocupan en la sociedad asiacute como los talentos y capacidades que el azar les ha deparado pues de ese modo no pueden orientar en iexcl

I sentido egoiacutesta su decisioacuten privilegiando el estado en que ellos mismos se encuentran por ideacutentica razoacuten ignoran tambieacuten cuaacutel sea su propia concepcioacuten del bien o los detalles de su plan racioshy I nal de vida Oes basta saber que poseen alguno) incluso sus pecushyliaridades psicoloacutegicas (caraacutecter temperamento personalidad) ni siquiera tienen noticia de las circunstancias particulares de su propia sociedad o de la generacioacuten a la que pertenecen en orden a evitar que el acuerdo pueda beneficiar injustamente a unas geneshyraciones en detrimento de otras Soacutelo les estaacute permitido el acceso a enunciados generales sobre la sociedad o la condicioacuten humashynas sin que de su sociedad les conste otra cosa que el hecho de estar sujeta a las circunstancias de la justicia laquocondiciones norshymales en las cuales la cooperacioacuten humana es tanto posible como necesariaraquo 12

Bastaraacute con ajustar la posicioacuten original a esas exigencias para que el acuerdo resultante sea uacutenicamente en virtud del procedishymiento adoptado (del que los requisitos del velo de la ignorancia son ingrediente esencial) justo pues la decisioacuten es tomada por individuos racionales que no necesitando responder a motivacioshynes altruistas actuacutean en funcioacuten de un desintereacutes mutuo Sin reshynunciar a la perspectiva egoceacutentrica Rawls pretende sortear la amenaza del egoiacutesmo y lo hace adoptando supuestos deacutebiles

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dado que no postula una subjetividad compasiva o altruista sino una intersubjetividad basada en el desintereacutes mutuo cada uno de los participantes busca la salvaguarda de sus propios intereses pero -y eacutese es el elemento clave--lo hace en un estado de ignoshyrancia respecto a su situacioacuten particular con lo que optaraacute por un orden social que permita en una medida razonable la consecushycioacuten de sus objetivos sea cual sea su circunstancia especiacutefica Es decir define una situacioacuten social en la que el uacutenico modo de deshyfender los propios intereses es defender los intereses de cualquiera Oa deficitaria informacioacuten con que cuenta convierte a cada uno de los participantes en un laquocualquieraraquo)

Es conocido el resultado los dos principios de justicia resulshytantes de la posicioacuten original establecen

1 El sistema de libertades baacutesicas ha de ser el mismo para todos los individuos reconociendo como uacutenica limitacioacuten de los derechos de cada uno los derechos de los demaacutes

2 Las desigualdades en la distribucioacuten de los bienes sociales (ante todo riqueza y autoridad) soacutelo se justifican si redunshydan en beneficio de los maacutes desfavorecidos (tanto en funshycioacuten de sus capacidades naturales como de su estatus soshycial) y se vinculan a funciones accesibles a todos en un reacutegimen de igualdad de oportunidades

Basta antildeadir que el primer principio tiene prioridad sobre el segundo (es decir no cabe justificar una restriccioacuten de la libertad en nombre de mejoras econoacutemico-sociales) para disentildear un orshyden social cuyo tejido institucional-la rawlsiana laquoestructura baacuteshysica de la sociedadraquo-sea justo

Eacutesa es a grandes rasgos la propuesta teoacuterica de Teorfa de la justicia A continuacioacuten hemos de interrogarnos sobre su plausishybilidad y no en uacuteltima instancia sobre el grado en que satisface el axioma inicialmente establecido de acuerdo con el cual se autoshyinvalida cualquier filosofiacutea praacutectica que deacute la espalda a la perspecshytiva de las viacutectimas

Toda la argumentacioacuten reposa en la transicioacuten de la equidad o imparcialidad (lairness) de la posicioacuten original a la justicia de la decisioacuten resultante tal y como viene expresada por los dos princishypios aludidos Dos son a nuestro entender las criacuteticas mayores que cabriacutea oponer al modelo de Rawls

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En primer lugar la amenaza de circularidad en su argumentashycioacuten el paradigma procedimentalista presupone un punto de parshytida axioloacutegicamente neutro (es decir no comprometido con ninshyguna concepcioacuten de la justicia) como aval o garantiacutea de lo fundashydo de la concepcioacuten de la justicia derivada de aqueacutel Ahora bien iquestno recurre encubiertamente la descripcioacuten de la posicioacuten origishynal en su caraacutecter imparcial o equitativo a una idea de lo justo (exigencia de un trato igualitario como imperativo fundamental laquono hagas a los demaacutes lo que no quieras para ti mismoraquo) No se trata de una objecioacuten menor pues de confirmarse la sugerencia el primado procedimentalista se desmorona el punto de llegada Gusticia) operariacutea ya aunque en forma clandestina (la sutil difeshyrencia semaacutentica entre equidad y justicia seriacutea su disfraz) en el punto de partida (posicioacuten original) Ricoeur lo ha apreciado asiacute

[] un sentido moral de la justicia fundado en la Regla de Oro -laquoNo hagas al otro lo que no quieras que te hagan a tiraquo- ya estaacute siempre presupuesto en la justificacioacuten puramente procedimental del principio de justicia [ ] la extraordinaria construccioacuten de Rawls toma prestada su dinaacutemica subyacente del principio misshymo que pretende engendrar por su procedimiento puramente contractuaL En otros teacuterminos la circularidad del argumento de Rawls constituye desde mi punto de vista un alegato indirecto en favor de la buacutesqueda de una fundamentacioacuten eacutetica del concepto de justicia 13

Rawls podriacutea contra-argumentar aduciendo que la teoriacutea preshytende formular en el elemento conceptual un sentido (maacutes O meshynos intuitivo) de 10 justo que sin duda precede al discurso filosoacutefishyco-praacutectico Pero reconocieacutendolo habriacutea tambieacuten de renunciar a la pretensioacuten de neutralidad de su constructo teoacuterico desplazanshydo la discusioacuten de un contexto formalista a otro hermeneacuteutico14

si las premisas estaacuten ya contaminadas por la conclusioacuten el proceshydimentalismo abstracto no se mantiene

En segundo lugar cabe dudar de la viabilidad de la posicioacuten

de no ser el caso careceriacutea de sentido que el criterio de lo justo consistiese en juzgar y actuar como si cada uno de nosotros en cuanto sujetos morales fueacutesemos participes de la posicioacuten origishynal Pues bien las exigencias del velo de la ignorancia nos parecen harto problemaacuteticas iquestqueacute puede significar un sujeto que tiene intereses pero no sabe cuaacuteles son que cuenta con una concepshycioacuten personal del bien y un proyecto racional de vida pero nada sabe de su contenido que ignora a queacute sociedad pertenece y el lugar que ocupa en ella que desconoce cuaacuteles son sus facultades personales y tendencias psicoloacutegicas que no puede determinar en queacute momento histoacuterico vive iquestSigue siendo eso (parece dificil reshynunciar al geacutenero neutro) un sujeto (con toda la dignidad que desde la expliacutecita fidelidad de Rawls a la concepcioacuten kantiana de la irreductible dignidad de la persona humana como voluntad moral ha de atribuiacutersele) o maacutes bien se ha convertido en unens rationis que aunque conservase intacta la capacidad de raciocishynio difiacutecilmente podriacutea aspirar a razonar sobre lo justo Para garantizar la imparcialidad del sujeto humano en la posicioacuten orishyginal Rawls opta por constituir un sujeto abstracto que dificilshymente cabe seguir considerando humano tras la radical neutralishyzacioacuten de la experiencia (tambieacuten de la injusticia infligida o sufrishyda) impuesta por el ceacutelebre laquovelo de la ignoranciaraquo A la postre esa laquoignoranciaraquo no desemboca en una intersubjetividad liberada de las asechanzas del intereacutes sino en una abstraccioacuten desolada en un monstruo moral iquestCoacutemo confiar a semejante engendro teoacuteshyrico la decisioacuten sobre lo justo

iquestCuaacuteles son los supuestos taacutecitos del planteamiento de Rawls responsables de la inconsistencia de su propuesta Teoriacutea de la justicia comparte la idea antropoloacutegica subyacente a la tradicioacuten filosoacutefico-poliacutetica moderna cuya expresioacuten paradigmaacutetica ofrece el modelo contractualista pensar la sociedad a partir de sujetos individuales libres y aislados cada uno de ellos centrado sobre sus propios intereses 15 en tales condiciones materializadas en el laquoesshytado de naturalezaraquo la adopcioacuten de un esquema justo de convishyvencia soacutelo es posible si en virtud de las mejoras que para cada

original tal y como Teoriacutea de la justicia la describe No se trata una de las partes suponga libremente deciden elaborar un marco ahora de reprochar al modelo rawlsiano su caraacutecter abstracto de cooperacioacuten imparcial Asiacute la universalidad de lo justo no anushyajeno a la efectividad histoacuterico-social aun aceptando la idealidad la el primado egoceacutentrico sino que se pone a su servicio el curso de la construccioacuten cabe seguir preguntando si la situacioacuten conshy de accioacuten que me resulta maacutes favorable es el que respeta los inteshytractual originaria describe una intersubjetividad plausible pues reses del otro (garantiacutea de que tambieacuten lo seraacuten los miacuteos) y por

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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sus formulaciones maacutes extremas la reflexioacuten asume la negativishydad y la barbarie como exclusivo a priori de cualquier discurso filosoacutefico-histoacuterico alliacute donde el ilustrado contempla satisfecho la construccioacuten de la ciudad de la razoacuten la visioacuten criacutetico-negativa soacutelo percibe un amontonamiacuteento de ruinas l Basta considerar la acumulacioacuten del mal histoacuterico en el siglo XX para entender aun sin suscribir e sesgo en extremo negativo por ella adoptado el porqueacute de esa mirada desesperanzada

Acaso su negativismo sin concesiones tambieacuten represente una respuesta unilateral (ahora de signo pesimista seguacuten un reshyflejo pendular) a la candidez del progresismo ilustrado La expeshyriencia histoacuterica reciente quizaacute abone maacutes bien una postura que sin por ello pretender situarse dogmaacuteticamente en un punto equidistante de la celebracioacuten del progreso y de la amarga proshyclama de una devastacioacuten sin liacutemites (al borde del gnosticismo) esteacute en condiciones de reconocer la coexistencia de logros civilishyzatorios (iquestquieacuten puede negar su presencia en las uacuteltimas deacutecashydas) y elementos de barbarie entrelazados en ese tejido uacutenico al que damos el nombre de historia Puede que asiacute sea Pero en cualquier caso tampoco con ello nos sustraeriacuteamos (maacutes bien al contrario en uacuteltima instancia hay algo de tranquilizador en cualquier forma de extremismo en el esquematismo simplificashydor que reduce e espectro cromaacutetico a sus dos valores extremos e blanco y el negro) a la inquietud que acompantildea al despertar del suentildeo ilustrado No el desarrollo de la civilizacioacuten no ha conshyseguido desterrar la presencia de la barbarie maacutes auacuten en eacutepoca reciente eacutesta ha revestido formas ineacuteditas de una crueldad hasta entonces insospechada A ese respecto la lucidez del diagnoacutestico de Benjamiacuten sigue siendo imprescindible la historia -en tanto que acontecimiento y en tanto que relato que lo transmite- ofreshyce por doquier pruebas de la profunda complicidad de civilizashycioacuten y barbarie

Jamaacutes se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de barbarie E igual que eacutel mismo no estaacute libre de barbarie tampoco lo estaacute el proceso de transmisioacuten en el que pasa de uno a otro Por eso el materialista histoacuterico se distancia de eacutel en la medida de lo posible Considera cometido suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo2

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Adentrarse en el claroscuro (ni claridad sin maacutecula ni negro absoluto) de la historia obliga en primeriacutesimo teacutermino a prestar oiacutedo a la voz silenciada de las viacutectimas pues soacutelo su escucha atenshyta permitiraacute iderltificar para intentar neutralizarlo el nuacutecleo de barbarie inherente a la dinaacutemica civilizatoria

Desde la filosofiacutea ese imperativo resulta particularmente apremiante en el territorio de la filosofiacutea praacutectica Se invalida a siacute misma cualquier teoriacutea eacutetica o filosoacutefico-poliacutetica que dando la espalda al sufrimiento de las viacutectimas pretenda elaborar un disshycurso sobre lo bueno o lo justo Y sin embargo el grueso de la filosofiacutea moral y poliacutetica contemporaacutenea apenas parece haberse sentido afectada por la onda expansiva del horror consumado en Auschwitz o Hiroshima de la conmocioacuten provocada por los aconshytecimientos metornmicamente nombrados con esos topoacutenimos no exhibe huellas el elemento del concepto3

2 Ilmitaciones delneocontractuaJismo de RawIs4

Sea el caso de Rawls Constituye sin duda un solo ejemplo de los muchos que cabriacutea considerar Pero se trata de un caso partishycularmente relevante incluso paradigmaacutetico por cuanto Teorfa de la justicia (1971) ha estado en el centro de las principales discushysiones eacutetico-poliacuteticas de los uacuteltimos decenios

En orden a determinar el grado en que la teoriacutea de la justicia de Rawls hace o no justicia al sufrimiento de las viacutectimas (en caso negativo no resultaraacute faacutecil absolver a esa propuesta teoacuterica de la acusacioacuten de ser injusta) convendraacute recordar primero sus liacuteneas fundamentales

Frente a las doctrinas teleoloacutegicas donde una previa concepshycioacuten del bien sirve de base para determinar el contenido de la idea de justicia el planteamiento de Rawls es desde las primeras paacutegishynas de su obra magna decididamente deontoloacutegico establecienshydo la prioridad de lo justo sobre lo bueno Ahora bien el contenishydoS de la justicia no puede darse por sentado sino que ha de ser establecido en base a premisas que no comprometan la teoriacutea con presupuestos de orden axiacuteoloacutegico Con otras palabras se trata de establecer un procedimiento neutral del que quepa derivar los laquoprincipios de la justiciaraquo Al servicio de ese desideraacutetum se recushyrre al paradigma contractualista cuya reelaboracioacuten constituye

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un elemento nuclear acaso su aportacioacuten maacutes relevante de todo el dispositivo teoacuterico de Rawls

Si los claacutesicos del contractualismo (Hobbes Locke Rousseau) postulan un estado de naturaleza del que mediante el contrato social surge la sociedad poliacutetica ofreciendo asiacute una instancia leshygitimadora del Estado moderno Rawls retoma esa concepcioacuten con vistas a fundamentar una laquoteoriacutea sustantiva de la justiciaraquo Lo que en los primitivos contractualistas representoacute el laquoestado de naturalezaraquo se convierte en Teona de la justicia en la posicioacuten original Soacutelo desde ella cabe establecer el contenido sustantivo de la justicia (en la concepcioacuten rawlsiana los principios que inspiran el ordenamiento institucional -laquoestructura baacutesica de la socieshydadraquo-de una sociedad justa)

Mi objetivo es presentar una concepcioacuten de la justicia que generashylice y lleve a un nivel superior de abstraccioacuten la conocida teoriacutea del contrato social tal como se encuentra digamos en Locke Rousshyseau y Kant Para lograrlo no debemos pensar en e contrato origishynal como aquel que es necesario para ingresar en una sociedad particular o para establecer una particular forma de gobierno Maacutes bien la idea directriz es que los principios de la justicia para la estructura baacutesica de la sociedad son el objeto de acuerdo origishynal Son los principios que las personas libres y racionales intereshysadas en promover sus propios intereses aceptariacutean en una posishycioacuten inicial de igualdad como definitorios de los teacuterminos fundashymentales de su asociacioacuten [ ] A este modo de considerar lo llashymareacute justicia como imparcialidad6

De esa imparcialidad o equidad (faimess) original depende lo bien fundado de los principios establecidos y ello explica la minushyciosa construccioacuten rawlsiana del concepto de posicioacuten original7 (Decimos laquoconstruccioacutenraquo y no laquodescripcioacutenraquo pues no se trata de un estado efectivo histoacutericamente acontecido sino de una situashycioacuten ideal de una conjetura cuyo valor teoacuterico no deriva de su verdad faacutectica sino de su aptitud para reconstruir y justificar nuestro sentido de la justicia elevando lo que en el nivel pre-teoacuterishyco actuacutea de un modo intuitivo -y no exento de conflictos- al orden arquitectoacutenico de una teoriacutea coherente y de gran alcance explicativo Es decir la laquoposicioacuten originalraquo funciona a manera de hipoacutetesis teoacuterica o laquoficcioacutenraquo que debemos adoptar comportaacutendoshynos como si participaacutesemos de esa situacioacuten a la hora de elaborar

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nuestros juicios sobre lo justo) Toda la fuerza probatoria de la propuesta descansa sobre esa piedra angular la posicioacuten original ha de ser tal que en virtud de las reglas y supuestos procedimenshytales que en ella se materializan asegure lo fundado de los princishypios de justicia que de ahiacutepuedan deducirse

iquestCoacutemo han de ser entonces los sujetos que participan de la posicioacuten original Se supone en ellos como es natural una capashycidad racional que guiacutee sus deliberaciones un equilibrio y consshytancia reflexivos que unidos a la tenaz voluntad de tener en cuenshyta todos los datos pertinentes garanticen el caraacutecter razonable de los principios adoptados Sin embargo con ello no basta pues la presencia del intereacutes (es decir de intereses en conflicto) pone bajo sospecha el creacutedito de esa racionalidad introduciendo el peligro de que los resultados de la deliberacioacuten no expresen tanto la conshyclusioacuten de un ejercicio impecable de razonamiento praacutectico como el enmascaramiento o racionalizacioacuten de intereses maacutes bien inshyconfesados (pero no por ello menos operantes) iquestDe queacute modo superar esa amenaza Rawls desecha en nombre del sentido laquorealistaraquo y de la prudencia metoacutedica que aconseja no adoptar supuestos demasiado laquofuertesraquo una subjetividad configurada de tal modo que excluya-o al menos combata-la pulsioacuten egoiacutesta a la manera de una moralidad de la simpatiacutea natural o de la actishytud compasiva como exigencia primordial del universo eacutetico Reshysultariacutea erroacuteneo e injusto atribuir a Rawls una filosofiacutea moral de base egoiacutesta8 pero no es menos cierto que el primado egoceacutentrico no es cuestionado en la posicioacuten original aunque el objetivo sea sentar las bases de la solidaridad social (llega a hablarse de una laquoamistad ciacutevicaraquo en la que resuena el sentido de la fraternidad como virtud republicana)9 pues lo que el acuerdo de la posicioacuten original persigue es generar un esquema estable y eficaz de cooshyperacioacuten no es menos cierto que los participantes en la posicioacuten original son sujetos empentildeados en promover sus propios intereshyses cuya legitimidad la teoriacutea da por supuesta Digamos maacutes bien que Teona de la justicia busca un equilibrio entre el factum antropoloacutegico del intereacutes propio donde siempre estaacute latente el conflicto y la necesidad poliacutetica de viacutenculos solidarios acorde en esto con la tradicioacuten liberal

Si la propensioacuten de los hombres al propio interes hace necesaria una mutua vigilancia su sentido puacuteblico de la justicia hace posishy

A

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ble que se asocien conjuntamente Entre individuos con objetivos y propoacutesitos diferentes una concepcioacuten compartida de la justicia establece los viacutenculos de la amistad ciacutevica el deseo general de justicia limita la buacutesqueda de otros fines 10

Asiacute pues el desafiacuteo puede ser formulado en los siguientes teacutershyminos iquestcoacutemo justificar que una pluralidad de sujetos racionales pero interesados disentildeen de modo imparcial o equitativo una concepcioacuten vaacutelida de lo justo Para Rawls la clave estaacute en susshytraer a quienes participan en la decisioacuten aquella informacioacuten que pudiera conducirles a pervertir el sentido del acuerdo A ese proshypoacutesito responde la justamente ceacutelebre propuesta del velo de la igshynorancia 11

Quienes tomen parte en el acuerdo original nada pueden sashyber sobre aquellos elementos de su situacioacuten efectiva que pudieshysen perturbar la equidad de su decisioacuten desconocen el lugar que ocupan en la sociedad asiacute como los talentos y capacidades que el azar les ha deparado pues de ese modo no pueden orientar en iexcl

I sentido egoiacutesta su decisioacuten privilegiando el estado en que ellos mismos se encuentran por ideacutentica razoacuten ignoran tambieacuten cuaacutel sea su propia concepcioacuten del bien o los detalles de su plan racioshy I nal de vida Oes basta saber que poseen alguno) incluso sus pecushyliaridades psicoloacutegicas (caraacutecter temperamento personalidad) ni siquiera tienen noticia de las circunstancias particulares de su propia sociedad o de la generacioacuten a la que pertenecen en orden a evitar que el acuerdo pueda beneficiar injustamente a unas geneshyraciones en detrimento de otras Soacutelo les estaacute permitido el acceso a enunciados generales sobre la sociedad o la condicioacuten humashynas sin que de su sociedad les conste otra cosa que el hecho de estar sujeta a las circunstancias de la justicia laquocondiciones norshymales en las cuales la cooperacioacuten humana es tanto posible como necesariaraquo 12

Bastaraacute con ajustar la posicioacuten original a esas exigencias para que el acuerdo resultante sea uacutenicamente en virtud del procedishymiento adoptado (del que los requisitos del velo de la ignorancia son ingrediente esencial) justo pues la decisioacuten es tomada por individuos racionales que no necesitando responder a motivacioshynes altruistas actuacutean en funcioacuten de un desintereacutes mutuo Sin reshynunciar a la perspectiva egoceacutentrica Rawls pretende sortear la amenaza del egoiacutesmo y lo hace adoptando supuestos deacutebiles

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dado que no postula una subjetividad compasiva o altruista sino una intersubjetividad basada en el desintereacutes mutuo cada uno de los participantes busca la salvaguarda de sus propios intereses pero -y eacutese es el elemento clave--lo hace en un estado de ignoshyrancia respecto a su situacioacuten particular con lo que optaraacute por un orden social que permita en una medida razonable la consecushycioacuten de sus objetivos sea cual sea su circunstancia especiacutefica Es decir define una situacioacuten social en la que el uacutenico modo de deshyfender los propios intereses es defender los intereses de cualquiera Oa deficitaria informacioacuten con que cuenta convierte a cada uno de los participantes en un laquocualquieraraquo)

Es conocido el resultado los dos principios de justicia resulshytantes de la posicioacuten original establecen

1 El sistema de libertades baacutesicas ha de ser el mismo para todos los individuos reconociendo como uacutenica limitacioacuten de los derechos de cada uno los derechos de los demaacutes

2 Las desigualdades en la distribucioacuten de los bienes sociales (ante todo riqueza y autoridad) soacutelo se justifican si redunshydan en beneficio de los maacutes desfavorecidos (tanto en funshycioacuten de sus capacidades naturales como de su estatus soshycial) y se vinculan a funciones accesibles a todos en un reacutegimen de igualdad de oportunidades

Basta antildeadir que el primer principio tiene prioridad sobre el segundo (es decir no cabe justificar una restriccioacuten de la libertad en nombre de mejoras econoacutemico-sociales) para disentildear un orshyden social cuyo tejido institucional-la rawlsiana laquoestructura baacuteshysica de la sociedadraquo-sea justo

Eacutesa es a grandes rasgos la propuesta teoacuterica de Teorfa de la justicia A continuacioacuten hemos de interrogarnos sobre su plausishybilidad y no en uacuteltima instancia sobre el grado en que satisface el axioma inicialmente establecido de acuerdo con el cual se autoshyinvalida cualquier filosofiacutea praacutectica que deacute la espalda a la perspecshytiva de las viacutectimas

Toda la argumentacioacuten reposa en la transicioacuten de la equidad o imparcialidad (lairness) de la posicioacuten original a la justicia de la decisioacuten resultante tal y como viene expresada por los dos princishypios aludidos Dos son a nuestro entender las criacuteticas mayores que cabriacutea oponer al modelo de Rawls

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En primer lugar la amenaza de circularidad en su argumentashycioacuten el paradigma procedimentalista presupone un punto de parshytida axioloacutegicamente neutro (es decir no comprometido con ninshyguna concepcioacuten de la justicia) como aval o garantiacutea de lo fundashydo de la concepcioacuten de la justicia derivada de aqueacutel Ahora bien iquestno recurre encubiertamente la descripcioacuten de la posicioacuten origishynal en su caraacutecter imparcial o equitativo a una idea de lo justo (exigencia de un trato igualitario como imperativo fundamental laquono hagas a los demaacutes lo que no quieras para ti mismoraquo) No se trata de una objecioacuten menor pues de confirmarse la sugerencia el primado procedimentalista se desmorona el punto de llegada Gusticia) operariacutea ya aunque en forma clandestina (la sutil difeshyrencia semaacutentica entre equidad y justicia seriacutea su disfraz) en el punto de partida (posicioacuten original) Ricoeur lo ha apreciado asiacute

[] un sentido moral de la justicia fundado en la Regla de Oro -laquoNo hagas al otro lo que no quieras que te hagan a tiraquo- ya estaacute siempre presupuesto en la justificacioacuten puramente procedimental del principio de justicia [ ] la extraordinaria construccioacuten de Rawls toma prestada su dinaacutemica subyacente del principio misshymo que pretende engendrar por su procedimiento puramente contractuaL En otros teacuterminos la circularidad del argumento de Rawls constituye desde mi punto de vista un alegato indirecto en favor de la buacutesqueda de una fundamentacioacuten eacutetica del concepto de justicia 13

Rawls podriacutea contra-argumentar aduciendo que la teoriacutea preshytende formular en el elemento conceptual un sentido (maacutes O meshynos intuitivo) de 10 justo que sin duda precede al discurso filosoacutefishyco-praacutectico Pero reconocieacutendolo habriacutea tambieacuten de renunciar a la pretensioacuten de neutralidad de su constructo teoacuterico desplazanshydo la discusioacuten de un contexto formalista a otro hermeneacuteutico14

si las premisas estaacuten ya contaminadas por la conclusioacuten el proceshydimentalismo abstracto no se mantiene

En segundo lugar cabe dudar de la viabilidad de la posicioacuten

de no ser el caso careceriacutea de sentido que el criterio de lo justo consistiese en juzgar y actuar como si cada uno de nosotros en cuanto sujetos morales fueacutesemos participes de la posicioacuten origishynal Pues bien las exigencias del velo de la ignorancia nos parecen harto problemaacuteticas iquestqueacute puede significar un sujeto que tiene intereses pero no sabe cuaacuteles son que cuenta con una concepshycioacuten personal del bien y un proyecto racional de vida pero nada sabe de su contenido que ignora a queacute sociedad pertenece y el lugar que ocupa en ella que desconoce cuaacuteles son sus facultades personales y tendencias psicoloacutegicas que no puede determinar en queacute momento histoacuterico vive iquestSigue siendo eso (parece dificil reshynunciar al geacutenero neutro) un sujeto (con toda la dignidad que desde la expliacutecita fidelidad de Rawls a la concepcioacuten kantiana de la irreductible dignidad de la persona humana como voluntad moral ha de atribuiacutersele) o maacutes bien se ha convertido en unens rationis que aunque conservase intacta la capacidad de raciocishynio difiacutecilmente podriacutea aspirar a razonar sobre lo justo Para garantizar la imparcialidad del sujeto humano en la posicioacuten orishyginal Rawls opta por constituir un sujeto abstracto que dificilshymente cabe seguir considerando humano tras la radical neutralishyzacioacuten de la experiencia (tambieacuten de la injusticia infligida o sufrishyda) impuesta por el ceacutelebre laquovelo de la ignoranciaraquo A la postre esa laquoignoranciaraquo no desemboca en una intersubjetividad liberada de las asechanzas del intereacutes sino en una abstraccioacuten desolada en un monstruo moral iquestCoacutemo confiar a semejante engendro teoacuteshyrico la decisioacuten sobre lo justo

iquestCuaacuteles son los supuestos taacutecitos del planteamiento de Rawls responsables de la inconsistencia de su propuesta Teoriacutea de la justicia comparte la idea antropoloacutegica subyacente a la tradicioacuten filosoacutefico-poliacutetica moderna cuya expresioacuten paradigmaacutetica ofrece el modelo contractualista pensar la sociedad a partir de sujetos individuales libres y aislados cada uno de ellos centrado sobre sus propios intereses 15 en tales condiciones materializadas en el laquoesshytado de naturalezaraquo la adopcioacuten de un esquema justo de convishyvencia soacutelo es posible si en virtud de las mejoras que para cada

original tal y como Teoriacutea de la justicia la describe No se trata una de las partes suponga libremente deciden elaborar un marco ahora de reprochar al modelo rawlsiano su caraacutecter abstracto de cooperacioacuten imparcial Asiacute la universalidad de lo justo no anushyajeno a la efectividad histoacuterico-social aun aceptando la idealidad la el primado egoceacutentrico sino que se pone a su servicio el curso de la construccioacuten cabe seguir preguntando si la situacioacuten conshy de accioacuten que me resulta maacutes favorable es el que respeta los inteshytractual originaria describe una intersubjetividad plausible pues reses del otro (garantiacutea de que tambieacuten lo seraacuten los miacuteos) y por

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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un elemento nuclear acaso su aportacioacuten maacutes relevante de todo el dispositivo teoacuterico de Rawls

Si los claacutesicos del contractualismo (Hobbes Locke Rousseau) postulan un estado de naturaleza del que mediante el contrato social surge la sociedad poliacutetica ofreciendo asiacute una instancia leshygitimadora del Estado moderno Rawls retoma esa concepcioacuten con vistas a fundamentar una laquoteoriacutea sustantiva de la justiciaraquo Lo que en los primitivos contractualistas representoacute el laquoestado de naturalezaraquo se convierte en Teona de la justicia en la posicioacuten original Soacutelo desde ella cabe establecer el contenido sustantivo de la justicia (en la concepcioacuten rawlsiana los principios que inspiran el ordenamiento institucional -laquoestructura baacutesica de la socieshydadraquo-de una sociedad justa)

Mi objetivo es presentar una concepcioacuten de la justicia que generashylice y lleve a un nivel superior de abstraccioacuten la conocida teoriacutea del contrato social tal como se encuentra digamos en Locke Rousshyseau y Kant Para lograrlo no debemos pensar en e contrato origishynal como aquel que es necesario para ingresar en una sociedad particular o para establecer una particular forma de gobierno Maacutes bien la idea directriz es que los principios de la justicia para la estructura baacutesica de la sociedad son el objeto de acuerdo origishynal Son los principios que las personas libres y racionales intereshysadas en promover sus propios intereses aceptariacutean en una posishycioacuten inicial de igualdad como definitorios de los teacuterminos fundashymentales de su asociacioacuten [ ] A este modo de considerar lo llashymareacute justicia como imparcialidad6

De esa imparcialidad o equidad (faimess) original depende lo bien fundado de los principios establecidos y ello explica la minushyciosa construccioacuten rawlsiana del concepto de posicioacuten original7 (Decimos laquoconstruccioacutenraquo y no laquodescripcioacutenraquo pues no se trata de un estado efectivo histoacutericamente acontecido sino de una situashycioacuten ideal de una conjetura cuyo valor teoacuterico no deriva de su verdad faacutectica sino de su aptitud para reconstruir y justificar nuestro sentido de la justicia elevando lo que en el nivel pre-teoacuterishyco actuacutea de un modo intuitivo -y no exento de conflictos- al orden arquitectoacutenico de una teoriacutea coherente y de gran alcance explicativo Es decir la laquoposicioacuten originalraquo funciona a manera de hipoacutetesis teoacuterica o laquoficcioacutenraquo que debemos adoptar comportaacutendoshynos como si participaacutesemos de esa situacioacuten a la hora de elaborar

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nuestros juicios sobre lo justo) Toda la fuerza probatoria de la propuesta descansa sobre esa piedra angular la posicioacuten original ha de ser tal que en virtud de las reglas y supuestos procedimenshytales que en ella se materializan asegure lo fundado de los princishypios de justicia que de ahiacutepuedan deducirse

iquestCoacutemo han de ser entonces los sujetos que participan de la posicioacuten original Se supone en ellos como es natural una capashycidad racional que guiacutee sus deliberaciones un equilibrio y consshytancia reflexivos que unidos a la tenaz voluntad de tener en cuenshyta todos los datos pertinentes garanticen el caraacutecter razonable de los principios adoptados Sin embargo con ello no basta pues la presencia del intereacutes (es decir de intereses en conflicto) pone bajo sospecha el creacutedito de esa racionalidad introduciendo el peligro de que los resultados de la deliberacioacuten no expresen tanto la conshyclusioacuten de un ejercicio impecable de razonamiento praacutectico como el enmascaramiento o racionalizacioacuten de intereses maacutes bien inshyconfesados (pero no por ello menos operantes) iquestDe queacute modo superar esa amenaza Rawls desecha en nombre del sentido laquorealistaraquo y de la prudencia metoacutedica que aconseja no adoptar supuestos demasiado laquofuertesraquo una subjetividad configurada de tal modo que excluya-o al menos combata-la pulsioacuten egoiacutesta a la manera de una moralidad de la simpatiacutea natural o de la actishytud compasiva como exigencia primordial del universo eacutetico Reshysultariacutea erroacuteneo e injusto atribuir a Rawls una filosofiacutea moral de base egoiacutesta8 pero no es menos cierto que el primado egoceacutentrico no es cuestionado en la posicioacuten original aunque el objetivo sea sentar las bases de la solidaridad social (llega a hablarse de una laquoamistad ciacutevicaraquo en la que resuena el sentido de la fraternidad como virtud republicana)9 pues lo que el acuerdo de la posicioacuten original persigue es generar un esquema estable y eficaz de cooshyperacioacuten no es menos cierto que los participantes en la posicioacuten original son sujetos empentildeados en promover sus propios intereshyses cuya legitimidad la teoriacutea da por supuesta Digamos maacutes bien que Teona de la justicia busca un equilibrio entre el factum antropoloacutegico del intereacutes propio donde siempre estaacute latente el conflicto y la necesidad poliacutetica de viacutenculos solidarios acorde en esto con la tradicioacuten liberal

Si la propensioacuten de los hombres al propio interes hace necesaria una mutua vigilancia su sentido puacuteblico de la justicia hace posishy

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ble que se asocien conjuntamente Entre individuos con objetivos y propoacutesitos diferentes una concepcioacuten compartida de la justicia establece los viacutenculos de la amistad ciacutevica el deseo general de justicia limita la buacutesqueda de otros fines 10

Asiacute pues el desafiacuteo puede ser formulado en los siguientes teacutershyminos iquestcoacutemo justificar que una pluralidad de sujetos racionales pero interesados disentildeen de modo imparcial o equitativo una concepcioacuten vaacutelida de lo justo Para Rawls la clave estaacute en susshytraer a quienes participan en la decisioacuten aquella informacioacuten que pudiera conducirles a pervertir el sentido del acuerdo A ese proshypoacutesito responde la justamente ceacutelebre propuesta del velo de la igshynorancia 11

Quienes tomen parte en el acuerdo original nada pueden sashyber sobre aquellos elementos de su situacioacuten efectiva que pudieshysen perturbar la equidad de su decisioacuten desconocen el lugar que ocupan en la sociedad asiacute como los talentos y capacidades que el azar les ha deparado pues de ese modo no pueden orientar en iexcl

I sentido egoiacutesta su decisioacuten privilegiando el estado en que ellos mismos se encuentran por ideacutentica razoacuten ignoran tambieacuten cuaacutel sea su propia concepcioacuten del bien o los detalles de su plan racioshy I nal de vida Oes basta saber que poseen alguno) incluso sus pecushyliaridades psicoloacutegicas (caraacutecter temperamento personalidad) ni siquiera tienen noticia de las circunstancias particulares de su propia sociedad o de la generacioacuten a la que pertenecen en orden a evitar que el acuerdo pueda beneficiar injustamente a unas geneshyraciones en detrimento de otras Soacutelo les estaacute permitido el acceso a enunciados generales sobre la sociedad o la condicioacuten humashynas sin que de su sociedad les conste otra cosa que el hecho de estar sujeta a las circunstancias de la justicia laquocondiciones norshymales en las cuales la cooperacioacuten humana es tanto posible como necesariaraquo 12

Bastaraacute con ajustar la posicioacuten original a esas exigencias para que el acuerdo resultante sea uacutenicamente en virtud del procedishymiento adoptado (del que los requisitos del velo de la ignorancia son ingrediente esencial) justo pues la decisioacuten es tomada por individuos racionales que no necesitando responder a motivacioshynes altruistas actuacutean en funcioacuten de un desintereacutes mutuo Sin reshynunciar a la perspectiva egoceacutentrica Rawls pretende sortear la amenaza del egoiacutesmo y lo hace adoptando supuestos deacutebiles

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dado que no postula una subjetividad compasiva o altruista sino una intersubjetividad basada en el desintereacutes mutuo cada uno de los participantes busca la salvaguarda de sus propios intereses pero -y eacutese es el elemento clave--lo hace en un estado de ignoshyrancia respecto a su situacioacuten particular con lo que optaraacute por un orden social que permita en una medida razonable la consecushycioacuten de sus objetivos sea cual sea su circunstancia especiacutefica Es decir define una situacioacuten social en la que el uacutenico modo de deshyfender los propios intereses es defender los intereses de cualquiera Oa deficitaria informacioacuten con que cuenta convierte a cada uno de los participantes en un laquocualquieraraquo)

Es conocido el resultado los dos principios de justicia resulshytantes de la posicioacuten original establecen

1 El sistema de libertades baacutesicas ha de ser el mismo para todos los individuos reconociendo como uacutenica limitacioacuten de los derechos de cada uno los derechos de los demaacutes

2 Las desigualdades en la distribucioacuten de los bienes sociales (ante todo riqueza y autoridad) soacutelo se justifican si redunshydan en beneficio de los maacutes desfavorecidos (tanto en funshycioacuten de sus capacidades naturales como de su estatus soshycial) y se vinculan a funciones accesibles a todos en un reacutegimen de igualdad de oportunidades

Basta antildeadir que el primer principio tiene prioridad sobre el segundo (es decir no cabe justificar una restriccioacuten de la libertad en nombre de mejoras econoacutemico-sociales) para disentildear un orshyden social cuyo tejido institucional-la rawlsiana laquoestructura baacuteshysica de la sociedadraquo-sea justo

Eacutesa es a grandes rasgos la propuesta teoacuterica de Teorfa de la justicia A continuacioacuten hemos de interrogarnos sobre su plausishybilidad y no en uacuteltima instancia sobre el grado en que satisface el axioma inicialmente establecido de acuerdo con el cual se autoshyinvalida cualquier filosofiacutea praacutectica que deacute la espalda a la perspecshytiva de las viacutectimas

Toda la argumentacioacuten reposa en la transicioacuten de la equidad o imparcialidad (lairness) de la posicioacuten original a la justicia de la decisioacuten resultante tal y como viene expresada por los dos princishypios aludidos Dos son a nuestro entender las criacuteticas mayores que cabriacutea oponer al modelo de Rawls

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En primer lugar la amenaza de circularidad en su argumentashycioacuten el paradigma procedimentalista presupone un punto de parshytida axioloacutegicamente neutro (es decir no comprometido con ninshyguna concepcioacuten de la justicia) como aval o garantiacutea de lo fundashydo de la concepcioacuten de la justicia derivada de aqueacutel Ahora bien iquestno recurre encubiertamente la descripcioacuten de la posicioacuten origishynal en su caraacutecter imparcial o equitativo a una idea de lo justo (exigencia de un trato igualitario como imperativo fundamental laquono hagas a los demaacutes lo que no quieras para ti mismoraquo) No se trata de una objecioacuten menor pues de confirmarse la sugerencia el primado procedimentalista se desmorona el punto de llegada Gusticia) operariacutea ya aunque en forma clandestina (la sutil difeshyrencia semaacutentica entre equidad y justicia seriacutea su disfraz) en el punto de partida (posicioacuten original) Ricoeur lo ha apreciado asiacute

[] un sentido moral de la justicia fundado en la Regla de Oro -laquoNo hagas al otro lo que no quieras que te hagan a tiraquo- ya estaacute siempre presupuesto en la justificacioacuten puramente procedimental del principio de justicia [ ] la extraordinaria construccioacuten de Rawls toma prestada su dinaacutemica subyacente del principio misshymo que pretende engendrar por su procedimiento puramente contractuaL En otros teacuterminos la circularidad del argumento de Rawls constituye desde mi punto de vista un alegato indirecto en favor de la buacutesqueda de una fundamentacioacuten eacutetica del concepto de justicia 13

Rawls podriacutea contra-argumentar aduciendo que la teoriacutea preshytende formular en el elemento conceptual un sentido (maacutes O meshynos intuitivo) de 10 justo que sin duda precede al discurso filosoacutefishyco-praacutectico Pero reconocieacutendolo habriacutea tambieacuten de renunciar a la pretensioacuten de neutralidad de su constructo teoacuterico desplazanshydo la discusioacuten de un contexto formalista a otro hermeneacuteutico14

si las premisas estaacuten ya contaminadas por la conclusioacuten el proceshydimentalismo abstracto no se mantiene

En segundo lugar cabe dudar de la viabilidad de la posicioacuten

de no ser el caso careceriacutea de sentido que el criterio de lo justo consistiese en juzgar y actuar como si cada uno de nosotros en cuanto sujetos morales fueacutesemos participes de la posicioacuten origishynal Pues bien las exigencias del velo de la ignorancia nos parecen harto problemaacuteticas iquestqueacute puede significar un sujeto que tiene intereses pero no sabe cuaacuteles son que cuenta con una concepshycioacuten personal del bien y un proyecto racional de vida pero nada sabe de su contenido que ignora a queacute sociedad pertenece y el lugar que ocupa en ella que desconoce cuaacuteles son sus facultades personales y tendencias psicoloacutegicas que no puede determinar en queacute momento histoacuterico vive iquestSigue siendo eso (parece dificil reshynunciar al geacutenero neutro) un sujeto (con toda la dignidad que desde la expliacutecita fidelidad de Rawls a la concepcioacuten kantiana de la irreductible dignidad de la persona humana como voluntad moral ha de atribuiacutersele) o maacutes bien se ha convertido en unens rationis que aunque conservase intacta la capacidad de raciocishynio difiacutecilmente podriacutea aspirar a razonar sobre lo justo Para garantizar la imparcialidad del sujeto humano en la posicioacuten orishyginal Rawls opta por constituir un sujeto abstracto que dificilshymente cabe seguir considerando humano tras la radical neutralishyzacioacuten de la experiencia (tambieacuten de la injusticia infligida o sufrishyda) impuesta por el ceacutelebre laquovelo de la ignoranciaraquo A la postre esa laquoignoranciaraquo no desemboca en una intersubjetividad liberada de las asechanzas del intereacutes sino en una abstraccioacuten desolada en un monstruo moral iquestCoacutemo confiar a semejante engendro teoacuteshyrico la decisioacuten sobre lo justo

iquestCuaacuteles son los supuestos taacutecitos del planteamiento de Rawls responsables de la inconsistencia de su propuesta Teoriacutea de la justicia comparte la idea antropoloacutegica subyacente a la tradicioacuten filosoacutefico-poliacutetica moderna cuya expresioacuten paradigmaacutetica ofrece el modelo contractualista pensar la sociedad a partir de sujetos individuales libres y aislados cada uno de ellos centrado sobre sus propios intereses 15 en tales condiciones materializadas en el laquoesshytado de naturalezaraquo la adopcioacuten de un esquema justo de convishyvencia soacutelo es posible si en virtud de las mejoras que para cada

original tal y como Teoriacutea de la justicia la describe No se trata una de las partes suponga libremente deciden elaborar un marco ahora de reprochar al modelo rawlsiano su caraacutecter abstracto de cooperacioacuten imparcial Asiacute la universalidad de lo justo no anushyajeno a la efectividad histoacuterico-social aun aceptando la idealidad la el primado egoceacutentrico sino que se pone a su servicio el curso de la construccioacuten cabe seguir preguntando si la situacioacuten conshy de accioacuten que me resulta maacutes favorable es el que respeta los inteshytractual originaria describe una intersubjetividad plausible pues reses del otro (garantiacutea de que tambieacuten lo seraacuten los miacuteos) y por

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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ble que se asocien conjuntamente Entre individuos con objetivos y propoacutesitos diferentes una concepcioacuten compartida de la justicia establece los viacutenculos de la amistad ciacutevica el deseo general de justicia limita la buacutesqueda de otros fines 10

Asiacute pues el desafiacuteo puede ser formulado en los siguientes teacutershyminos iquestcoacutemo justificar que una pluralidad de sujetos racionales pero interesados disentildeen de modo imparcial o equitativo una concepcioacuten vaacutelida de lo justo Para Rawls la clave estaacute en susshytraer a quienes participan en la decisioacuten aquella informacioacuten que pudiera conducirles a pervertir el sentido del acuerdo A ese proshypoacutesito responde la justamente ceacutelebre propuesta del velo de la igshynorancia 11

Quienes tomen parte en el acuerdo original nada pueden sashyber sobre aquellos elementos de su situacioacuten efectiva que pudieshysen perturbar la equidad de su decisioacuten desconocen el lugar que ocupan en la sociedad asiacute como los talentos y capacidades que el azar les ha deparado pues de ese modo no pueden orientar en iexcl

I sentido egoiacutesta su decisioacuten privilegiando el estado en que ellos mismos se encuentran por ideacutentica razoacuten ignoran tambieacuten cuaacutel sea su propia concepcioacuten del bien o los detalles de su plan racioshy I nal de vida Oes basta saber que poseen alguno) incluso sus pecushyliaridades psicoloacutegicas (caraacutecter temperamento personalidad) ni siquiera tienen noticia de las circunstancias particulares de su propia sociedad o de la generacioacuten a la que pertenecen en orden a evitar que el acuerdo pueda beneficiar injustamente a unas geneshyraciones en detrimento de otras Soacutelo les estaacute permitido el acceso a enunciados generales sobre la sociedad o la condicioacuten humashynas sin que de su sociedad les conste otra cosa que el hecho de estar sujeta a las circunstancias de la justicia laquocondiciones norshymales en las cuales la cooperacioacuten humana es tanto posible como necesariaraquo 12

Bastaraacute con ajustar la posicioacuten original a esas exigencias para que el acuerdo resultante sea uacutenicamente en virtud del procedishymiento adoptado (del que los requisitos del velo de la ignorancia son ingrediente esencial) justo pues la decisioacuten es tomada por individuos racionales que no necesitando responder a motivacioshynes altruistas actuacutean en funcioacuten de un desintereacutes mutuo Sin reshynunciar a la perspectiva egoceacutentrica Rawls pretende sortear la amenaza del egoiacutesmo y lo hace adoptando supuestos deacutebiles

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dado que no postula una subjetividad compasiva o altruista sino una intersubjetividad basada en el desintereacutes mutuo cada uno de los participantes busca la salvaguarda de sus propios intereses pero -y eacutese es el elemento clave--lo hace en un estado de ignoshyrancia respecto a su situacioacuten particular con lo que optaraacute por un orden social que permita en una medida razonable la consecushycioacuten de sus objetivos sea cual sea su circunstancia especiacutefica Es decir define una situacioacuten social en la que el uacutenico modo de deshyfender los propios intereses es defender los intereses de cualquiera Oa deficitaria informacioacuten con que cuenta convierte a cada uno de los participantes en un laquocualquieraraquo)

Es conocido el resultado los dos principios de justicia resulshytantes de la posicioacuten original establecen

1 El sistema de libertades baacutesicas ha de ser el mismo para todos los individuos reconociendo como uacutenica limitacioacuten de los derechos de cada uno los derechos de los demaacutes

2 Las desigualdades en la distribucioacuten de los bienes sociales (ante todo riqueza y autoridad) soacutelo se justifican si redunshydan en beneficio de los maacutes desfavorecidos (tanto en funshycioacuten de sus capacidades naturales como de su estatus soshycial) y se vinculan a funciones accesibles a todos en un reacutegimen de igualdad de oportunidades

Basta antildeadir que el primer principio tiene prioridad sobre el segundo (es decir no cabe justificar una restriccioacuten de la libertad en nombre de mejoras econoacutemico-sociales) para disentildear un orshyden social cuyo tejido institucional-la rawlsiana laquoestructura baacuteshysica de la sociedadraquo-sea justo

Eacutesa es a grandes rasgos la propuesta teoacuterica de Teorfa de la justicia A continuacioacuten hemos de interrogarnos sobre su plausishybilidad y no en uacuteltima instancia sobre el grado en que satisface el axioma inicialmente establecido de acuerdo con el cual se autoshyinvalida cualquier filosofiacutea praacutectica que deacute la espalda a la perspecshytiva de las viacutectimas

Toda la argumentacioacuten reposa en la transicioacuten de la equidad o imparcialidad (lairness) de la posicioacuten original a la justicia de la decisioacuten resultante tal y como viene expresada por los dos princishypios aludidos Dos son a nuestro entender las criacuteticas mayores que cabriacutea oponer al modelo de Rawls

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En primer lugar la amenaza de circularidad en su argumentashycioacuten el paradigma procedimentalista presupone un punto de parshytida axioloacutegicamente neutro (es decir no comprometido con ninshyguna concepcioacuten de la justicia) como aval o garantiacutea de lo fundashydo de la concepcioacuten de la justicia derivada de aqueacutel Ahora bien iquestno recurre encubiertamente la descripcioacuten de la posicioacuten origishynal en su caraacutecter imparcial o equitativo a una idea de lo justo (exigencia de un trato igualitario como imperativo fundamental laquono hagas a los demaacutes lo que no quieras para ti mismoraquo) No se trata de una objecioacuten menor pues de confirmarse la sugerencia el primado procedimentalista se desmorona el punto de llegada Gusticia) operariacutea ya aunque en forma clandestina (la sutil difeshyrencia semaacutentica entre equidad y justicia seriacutea su disfraz) en el punto de partida (posicioacuten original) Ricoeur lo ha apreciado asiacute

[] un sentido moral de la justicia fundado en la Regla de Oro -laquoNo hagas al otro lo que no quieras que te hagan a tiraquo- ya estaacute siempre presupuesto en la justificacioacuten puramente procedimental del principio de justicia [ ] la extraordinaria construccioacuten de Rawls toma prestada su dinaacutemica subyacente del principio misshymo que pretende engendrar por su procedimiento puramente contractuaL En otros teacuterminos la circularidad del argumento de Rawls constituye desde mi punto de vista un alegato indirecto en favor de la buacutesqueda de una fundamentacioacuten eacutetica del concepto de justicia 13

Rawls podriacutea contra-argumentar aduciendo que la teoriacutea preshytende formular en el elemento conceptual un sentido (maacutes O meshynos intuitivo) de 10 justo que sin duda precede al discurso filosoacutefishyco-praacutectico Pero reconocieacutendolo habriacutea tambieacuten de renunciar a la pretensioacuten de neutralidad de su constructo teoacuterico desplazanshydo la discusioacuten de un contexto formalista a otro hermeneacuteutico14

si las premisas estaacuten ya contaminadas por la conclusioacuten el proceshydimentalismo abstracto no se mantiene

En segundo lugar cabe dudar de la viabilidad de la posicioacuten

de no ser el caso careceriacutea de sentido que el criterio de lo justo consistiese en juzgar y actuar como si cada uno de nosotros en cuanto sujetos morales fueacutesemos participes de la posicioacuten origishynal Pues bien las exigencias del velo de la ignorancia nos parecen harto problemaacuteticas iquestqueacute puede significar un sujeto que tiene intereses pero no sabe cuaacuteles son que cuenta con una concepshycioacuten personal del bien y un proyecto racional de vida pero nada sabe de su contenido que ignora a queacute sociedad pertenece y el lugar que ocupa en ella que desconoce cuaacuteles son sus facultades personales y tendencias psicoloacutegicas que no puede determinar en queacute momento histoacuterico vive iquestSigue siendo eso (parece dificil reshynunciar al geacutenero neutro) un sujeto (con toda la dignidad que desde la expliacutecita fidelidad de Rawls a la concepcioacuten kantiana de la irreductible dignidad de la persona humana como voluntad moral ha de atribuiacutersele) o maacutes bien se ha convertido en unens rationis que aunque conservase intacta la capacidad de raciocishynio difiacutecilmente podriacutea aspirar a razonar sobre lo justo Para garantizar la imparcialidad del sujeto humano en la posicioacuten orishyginal Rawls opta por constituir un sujeto abstracto que dificilshymente cabe seguir considerando humano tras la radical neutralishyzacioacuten de la experiencia (tambieacuten de la injusticia infligida o sufrishyda) impuesta por el ceacutelebre laquovelo de la ignoranciaraquo A la postre esa laquoignoranciaraquo no desemboca en una intersubjetividad liberada de las asechanzas del intereacutes sino en una abstraccioacuten desolada en un monstruo moral iquestCoacutemo confiar a semejante engendro teoacuteshyrico la decisioacuten sobre lo justo

iquestCuaacuteles son los supuestos taacutecitos del planteamiento de Rawls responsables de la inconsistencia de su propuesta Teoriacutea de la justicia comparte la idea antropoloacutegica subyacente a la tradicioacuten filosoacutefico-poliacutetica moderna cuya expresioacuten paradigmaacutetica ofrece el modelo contractualista pensar la sociedad a partir de sujetos individuales libres y aislados cada uno de ellos centrado sobre sus propios intereses 15 en tales condiciones materializadas en el laquoesshytado de naturalezaraquo la adopcioacuten de un esquema justo de convishyvencia soacutelo es posible si en virtud de las mejoras que para cada

original tal y como Teoriacutea de la justicia la describe No se trata una de las partes suponga libremente deciden elaborar un marco ahora de reprochar al modelo rawlsiano su caraacutecter abstracto de cooperacioacuten imparcial Asiacute la universalidad de lo justo no anushyajeno a la efectividad histoacuterico-social aun aceptando la idealidad la el primado egoceacutentrico sino que se pone a su servicio el curso de la construccioacuten cabe seguir preguntando si la situacioacuten conshy de accioacuten que me resulta maacutes favorable es el que respeta los inteshytractual originaria describe una intersubjetividad plausible pues reses del otro (garantiacutea de que tambieacuten lo seraacuten los miacuteos) y por

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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En primer lugar la amenaza de circularidad en su argumentashycioacuten el paradigma procedimentalista presupone un punto de parshytida axioloacutegicamente neutro (es decir no comprometido con ninshyguna concepcioacuten de la justicia) como aval o garantiacutea de lo fundashydo de la concepcioacuten de la justicia derivada de aqueacutel Ahora bien iquestno recurre encubiertamente la descripcioacuten de la posicioacuten origishynal en su caraacutecter imparcial o equitativo a una idea de lo justo (exigencia de un trato igualitario como imperativo fundamental laquono hagas a los demaacutes lo que no quieras para ti mismoraquo) No se trata de una objecioacuten menor pues de confirmarse la sugerencia el primado procedimentalista se desmorona el punto de llegada Gusticia) operariacutea ya aunque en forma clandestina (la sutil difeshyrencia semaacutentica entre equidad y justicia seriacutea su disfraz) en el punto de partida (posicioacuten original) Ricoeur lo ha apreciado asiacute

[] un sentido moral de la justicia fundado en la Regla de Oro -laquoNo hagas al otro lo que no quieras que te hagan a tiraquo- ya estaacute siempre presupuesto en la justificacioacuten puramente procedimental del principio de justicia [ ] la extraordinaria construccioacuten de Rawls toma prestada su dinaacutemica subyacente del principio misshymo que pretende engendrar por su procedimiento puramente contractuaL En otros teacuterminos la circularidad del argumento de Rawls constituye desde mi punto de vista un alegato indirecto en favor de la buacutesqueda de una fundamentacioacuten eacutetica del concepto de justicia 13

Rawls podriacutea contra-argumentar aduciendo que la teoriacutea preshytende formular en el elemento conceptual un sentido (maacutes O meshynos intuitivo) de 10 justo que sin duda precede al discurso filosoacutefishyco-praacutectico Pero reconocieacutendolo habriacutea tambieacuten de renunciar a la pretensioacuten de neutralidad de su constructo teoacuterico desplazanshydo la discusioacuten de un contexto formalista a otro hermeneacuteutico14

si las premisas estaacuten ya contaminadas por la conclusioacuten el proceshydimentalismo abstracto no se mantiene

En segundo lugar cabe dudar de la viabilidad de la posicioacuten

de no ser el caso careceriacutea de sentido que el criterio de lo justo consistiese en juzgar y actuar como si cada uno de nosotros en cuanto sujetos morales fueacutesemos participes de la posicioacuten origishynal Pues bien las exigencias del velo de la ignorancia nos parecen harto problemaacuteticas iquestqueacute puede significar un sujeto que tiene intereses pero no sabe cuaacuteles son que cuenta con una concepshycioacuten personal del bien y un proyecto racional de vida pero nada sabe de su contenido que ignora a queacute sociedad pertenece y el lugar que ocupa en ella que desconoce cuaacuteles son sus facultades personales y tendencias psicoloacutegicas que no puede determinar en queacute momento histoacuterico vive iquestSigue siendo eso (parece dificil reshynunciar al geacutenero neutro) un sujeto (con toda la dignidad que desde la expliacutecita fidelidad de Rawls a la concepcioacuten kantiana de la irreductible dignidad de la persona humana como voluntad moral ha de atribuiacutersele) o maacutes bien se ha convertido en unens rationis que aunque conservase intacta la capacidad de raciocishynio difiacutecilmente podriacutea aspirar a razonar sobre lo justo Para garantizar la imparcialidad del sujeto humano en la posicioacuten orishyginal Rawls opta por constituir un sujeto abstracto que dificilshymente cabe seguir considerando humano tras la radical neutralishyzacioacuten de la experiencia (tambieacuten de la injusticia infligida o sufrishyda) impuesta por el ceacutelebre laquovelo de la ignoranciaraquo A la postre esa laquoignoranciaraquo no desemboca en una intersubjetividad liberada de las asechanzas del intereacutes sino en una abstraccioacuten desolada en un monstruo moral iquestCoacutemo confiar a semejante engendro teoacuteshyrico la decisioacuten sobre lo justo

iquestCuaacuteles son los supuestos taacutecitos del planteamiento de Rawls responsables de la inconsistencia de su propuesta Teoriacutea de la justicia comparte la idea antropoloacutegica subyacente a la tradicioacuten filosoacutefico-poliacutetica moderna cuya expresioacuten paradigmaacutetica ofrece el modelo contractualista pensar la sociedad a partir de sujetos individuales libres y aislados cada uno de ellos centrado sobre sus propios intereses 15 en tales condiciones materializadas en el laquoesshytado de naturalezaraquo la adopcioacuten de un esquema justo de convishyvencia soacutelo es posible si en virtud de las mejoras que para cada

original tal y como Teoriacutea de la justicia la describe No se trata una de las partes suponga libremente deciden elaborar un marco ahora de reprochar al modelo rawlsiano su caraacutecter abstracto de cooperacioacuten imparcial Asiacute la universalidad de lo justo no anushyajeno a la efectividad histoacuterico-social aun aceptando la idealidad la el primado egoceacutentrico sino que se pone a su servicio el curso de la construccioacuten cabe seguir preguntando si la situacioacuten conshy de accioacuten que me resulta maacutes favorable es el que respeta los inteshytractual originaria describe una intersubjetividad plausible pues reses del otro (garantiacutea de que tambieacuten lo seraacuten los miacuteos) y por

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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tanto la adhesioacuten a un Estado justo se sigue del beneficio que para m supone considerar a los otros como cooperantes en vez de enemigos Es el beneficio mutuo estimado por cada uno de los participantes la base fundamental del pacto

A esa geacutenesis ideal de lo poliacutetico se une en la tradicioacuten del pensamiento moderno una filosofiacutea de la historia de signo proshygresista si la idea de contrato social permite establecer el ideal de una sociedad justa la confianza en su realizacioacuten efectiva la sumishyrustra la fe en un progreso inevitable La experiencia de la cia innegable en el plano de los hechos es neutralizada por la confianza en su inminente desaparicioacuten De modo tal que el mito fundacional del contrato (maacutes atento a la legitimacioacuten que a la geacutenesis del Estado) se ve corroborado por el mito escatoloacutegico del laquogran relatoraquo filosoacutefico-histoacuterico el complejo de la filosofiacutea praacutecshytica moderna se asienta en el nexo velado entre la decisioacuten origishynaria de una comurrldad de sujetos libres autoacutenomos e iguales y la secularizacioacuten de la providencia llevada a cabo por la filosofiacutea de la historia

No es posible que uno de ambos elementos entre en crisis sin que tambieacuten el otro resulte conmovido Y eso es lo que la expeshyriencia histoacuterica reciente nos impone la apoteosis de la barbarie en el siglo XX refuta el mito progresista y por tanto pone en entreshydicho la escena del contrato Y lo hace con especial virulencia en una versioacuten que como ocurre con Teorla de la justicia excluye de la descripcioacuten del estado de naturaleza (transmutado en laquoposishycioacuten originalraquo) todo rastro de violencia o dominacioacuten No se trata de reprochar a Rawls una caacutendida negacioacuten de la injusticia (eacutel mismo reconoce que nuestra conciencia de lo justo nace de la indignacioacuten ante la constatacioacuten de la injusticia) pero siacute el escaso papel que la evidencia de la injusticia juega en la articulacioacuten de su proyecto teoacuterico

las miserias de nuestro tiempo (y por tanto la cruda realidad del momento) estaacuten en el origen de la reUexioacuten pero no en el interior de la teoriacutea es decir forman parte del contexto de descushybrimiento de la teoriacutea pero no de su constluccioacuten Esos problemas quedan raacutepidamente desvirtuados al traducir injusticia por escashysez o interpelacioacuten del otro por libre competencia [ ] La autonoshymiacutea de Rawls responde a la moacutenada egoiacutesta a la moacutenada racional de la ficcioacuten antropoloacutegico-burguesa16

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La bancarrota de la filosofiacutea de la historia cuyo optimismo no puede sobrevivir a un escenario de la barbarie desatada oblishyga a confrontar los ideales modernos con la situacioacuten de las viacutectishymas La de Rawls no es una teoriacutea que satisfaga el imperativo de prestar oiacutedos a su voz sufriente y en tal medida prolonga aunshyque sea de modo involuntario los efectos del mecanismo victishymario en absoluto ajeno a una perversioacuten del contrato en la forshyma de persecucioacuten unaacutenime de la viacutectima inocente 17 La advershytencia de un superviviente del genocidio nazi es a ese respecto decisiva

En el reino del mal no teniacutean peso alguno los testigos ni las pnleshybas y no existiacutea palabra maacutes ridiacutecula que laquojusticiacutearaquo18

3 El rostro de laviacutectima

La de Levinas es una filosofiacutea nacida de la escucha de las viacutectishymas de donde extrae el imperativo de pasarle el cepillo a contrapeshylo a la tradicioacuten filosoacutefico-moral sus supuestos fundamentales plenamente vigentes en la teoriacutea de Rawls son sometidos a una radical inversioacuten que provoca un auteacutentico seiacutesmo en el paisaje categorial de la filosofiacutea praacutectica Al hacer de la eacutetica la filosofiacutea primera denunciando la complicidad entre el primado milenario de la ontologiacutea y la barbarie histoacutericamente acontecida 19 Levinas apuesta por una renovacioacuten en profundidad del discurso sobre lo bueno y lo justo aunque para ello sea preciso violentar la axiomaacuteshytica incuestionada durante siglos2o

Hemos comprobado coacutemo es esencial a la tradicioacuten filosoacutefica y en particular a la moderna el fundamentar moral y poliacutetica en la autonomiacutea del sujeto demorrlzando la heteronoma como resishyduo de barbarie incompatible con el progreso civiliza torio Pues bien el planteamiento levinasiano neutraliza esa primaciacutea al deshynunciar el nuacutecleo violento inherente a dicha autonomiacutea en cuanshyto prolongacioacuten de la pulsioacuten egoiacutesta2l la autonomiacutea no sino el ejercicio inintetrumpido de un cona tus essendi de una auto-afirshymacioacuten del Yo o Mismo soacutelo posible mediante la neutralizacioacuten del Otro El no-yo es obstaacuteculo que se interpone a la marcha triunshyfal del Mismo o presa de su voracidad el dinamismo de la subjeshytividad autoacutenoma consiste en establecer una relacioacuten de dominio

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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-teacutecnico o social- con la alteridad natural o humana el conocishymiento mismo en cuanto apropiacioacuten de lo conocido en el metashybolismo intencional no es ajeno a ese designio violento Si el ser natural es primordialmente medio de satisfacer el hambre el otro hombre competidor potencial o efectivo se presenta como blanco de un impulso homicida Tras el cogito y el prestigio de la autoconciencia desvela Levinas la prehistoria depredadora y salshyvaje de un deseo animal gozosa y cruelmente encerrado en el ciacutershyculo de su inmanencia

El psiquismo se precisaraacute como sensibilidad elemento del gozo como egoiacutesmo En el egoiacutesmo del gozo apunta el ego fuente de la voluntad Es el psiquismo y no la materia lo que aporta un prinshycipio de individuacioacuten [ ] La sensibilidad constituye el egoiacutesmo mismo del yo Se trata del que siente y no de lo sentido El hombre como medida de cualquier cosa -es decir medido por nada- que compara todas las cosas pero incomparable se afirma en el sentir de la sensacioacuten22

Denunciar la supervivencia del deseo animal en el ideal de una subjetividad autoacutenoma es otro modo de encarar la complicidad profunda entre civilizacioacuten y barbarie

Toda la filosofiacutea de la interioridad so capa de desprecio del munshydo es la uacuteltima sublimacioacuten de la brutalidad del baacuterbaro en el sentido de que el que estaba primero es quien maacutes derecho tiene y la prioridad del ego es tan falsa como la de todos los que hacen de siacute mismos su casa23

De la clausura de esa inmanencia infernal (pero de un infierno terrestre -laquonaturalraquo si se quiere-- sometido a la sola ley de la satisfaccioacuten egoiacutesta) soacutelo cabe salir renunciando al imperativo de autonomiacutea es decir restableciendo los derechos de la denostada heteronomiacutea Aunque para ello haya que enfrentarse a la tendenshycia hegemoacutenica dellogos

iquestAutonomiacutea o heteronomiacutea La eleccioacuten de la filosofiacutea occidental se ha inclinado las maacutes de las veces del lado de la libertad y del Mismo [ ]

Tambieacuten el pensamiento occidental parecioacute excluir muy a menudo lo trascendente englobar en el Mismo a cualquier Otro

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y proclamar el derecho de primogenitura filosoacutefica de la autoshynomiacutea24

Para Levinas la alternativa es clara si el discurso filosoacutefico de la tradicioacuten consagroacute la hegemoniacutea ontoloacutegica del Mismo de la que es un avatar moderno el ideal de una subjetividad autoacutenoma el nuevo pensamiento ha de adoptar un curso resueltamente heteshyroloacutegico y promover la heteronomiacutea como principio esencial de una reconstruccioacuten en clave no ontologista de la intersubjetividad eacutetica A la filosofiacutea del Mismo ha de oponerse una filosofiacutea del Otro (eacutetica metafsica o pensamiento del infinito) como uacutenico meshydio de dejar atraacutes el nexo civilizacioacuten-barbarie

La de rostro es su categoriacutea esencial pues nombra una expeshyriencia en la que la iniciativa no corresponde al ego sino a la alterishydad que se le revela Por cuanto abre una escena irreductibleshymente eacutetica que interrumpe el designio egoiacutesta la epifaniacutea del otro hombre como rostro inaugura un espacio de trascendencia radical genuinamente meta-fiacutesica donde el Yo es sometido a una exigencia proveniente de un exterior sustraiacutedo a su dominio

El encuentro se produce en un marco acentuadamente dual (Otro y Mismo) sin que ning(m tercer teacutermino actuacutee como mediashydor y por ende sin que nada amortiguumle el impacto traumaacutetico de la alteridad revelada el cara-aocara temible de una relacioacuten sin intermediario sin mediacioacutenraquo 25 El tuacute humano adquiere en la epishyfaniacutea del rostro el caraacutecter de un absoluto revelado en su inmediashytez el proacutejimo es tal en virtud de una proximidad que excluye cualshyquier tentativa de apropiacioacuten o distanciamiento del objeto respecshyto a la mirada que lo domina Presencia indomentildeable que obsesioshyna al Mismo tactilidad de un contacto inconvertible en visioacuten

La eacutetica no indica una inofensiva atenuacioacuten de los particularisshymos pasionales que introducirla al sujeto humano en un orden universal y reunirla a todos los seres razonables como ideas en un reino de los fines Indica una inversioacuten de la subjetividad abierta sobre los seres [ ] en subjetividad que entra en contacto con una singularidad que excluye la identificacioacuten en lo ideal que excluye la tematizacioacuten y la representacioacuten con una singularidad absoluta y como tal irrepresentable [ ] El punto preciso en que se produce y no cesa de producirse esa mutacioacuten de lo intencional en eacutetica donde la cercaniacutea atraviesa la conciencia es piel y rostro humano El contacto es ternura y responsabilidad 26

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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Asiacute pues la inmediatez eacutetica resulta inseparable de la trascenshydencia pues el rostro se sustrae en virtud de su estatuto eacutetico a la condicioacuten de objeto La presencia eacutetica inobjetivable impone un liacutemite irrebasable a la voracidad de la mirada laquoMiramos una mishyrada Mirar una mirada es mirar lo que no se abandona ni se entrega sino que os enfoca [vise] es mirar el rostro [visage]raquo27 Aunque sugiera una nocioacuten anatoacutemica y por tanto el espectaacuteculo de una superficie corporal ofrecida a la visioacuten el rostro no es en su sentido eacutetico fenoacutemeno oacuteptico o imagen plaacutestica sino algo esencialmente invisible Su presencia (eacutetica) es solidaria de una ausencia (ontoloacutegica) por lo que Levinas insiste en la ambiguumleshydad del prefijo en la palabra in-finito a la vez presencia en lo finito y negacioacuten de lo finito

Mientras que la pluralidad de sujetos en la tradicioacuten de la filosofiacutea praacutectica configura un espacio definido por la simetriacutea (igualdad de quienes participan en el contrato faimess rawlsiashyna) la dualidad eacutetica adquiere en Levinas un caraacutecter a-simeacutetrishyco que determina la laquocurvatura del espacio intersubjetivaraquo 28 No estamos ante una dualidad de posiciones intercambiables sino ante un espacio jeraacuterquico donde la alteridad del rostro ocupa una posicioacuten superior al Mismo egoiacutesta De ahiacute las notas de exteshyrioridad y altura que caracterizan al rostro Levinas impugna la subjetivacioacuten egoiacutesta sometiendo al Mismo a la exigencia absolushyta proveniente del rostro Hetero-nomiacutea dominio del Otro a la vez jqez y maestro Pero no se trata de un dominio ontoloacutegico sino eacutetico y por ende del todo ajeno al imperio de la fuerza la supremaciacutea eacutetica del rostro no obedece a una superioridad en teacuterminos de poder representa muy al contrario la autoridad del desvalimiento y la impotencia que Levinas fiel al profetismo biacuteblico identifica con la debilidad extrema de laquola viuda y el hueacutershyfanoraquo Asiacute se produce la completa inversioacuten del egoiacutesmo ontoloacuteshygico excedido por la autoridad de la miseria El acontecimiento eacutetico nace alliacute donde el otro hombre se revela como viacutectima y el yo como verdugo

La trascendencia del proacutejimo [autrui] que constituye su eminenshycia su altura y su sentildeoriacuteo engloba en su sentido concreto su miseshyria su destierro y su derecho como extranjero Mirada del extranshyjerode

El rostro habla y su palabra expresa un imperativo no mataraacutes Esa orden trasunto de la autoridad de la viacutectima (que el Otro siemshypre es en relacioacuten al Mismo egoiacutesta) supone la quiebra definitiva del imperio egoloacutegico por cuanto impugna la libertad salvaje e introduce frente a su pretensioacuten de inocencia (el poderiacuteo del Misshymo se ejerceriacutea maacutes acaacute de la distincioacuten entre el bien y el mal) una fenomenologiacutea del sujeto culpable y deudor Al atribuir al viacutenculo intersubjetiva un caraacutecter verbal Levinas reconcilia las dos detershyminaciones en apariencia antiteacuteticas del rostro por un lado la inmediatez o proximidad con que aborda al ego por otro su radishycal invisibilidad o trascendencia En la palabra por cuanto supone la prioridad de lo auditivo sobre lo visible se dan cita la cercaniacutea maacutexima del interlocutor (que laquosale de siacuteraquo al encuentro del otro se expresa) y a la par su inaprehensibilidad como imagen (voz audishyble hablante invisible) Ademaacutes y precisamente en virtud del cashyraacutecter prescriptivo de la voz se subraya la disimetriacutea del espacio verbal pues la distribucioacuten de papeles en ese acto de habla no responde al modelo dialoacutegico (alternancia o reversibilidad de las funciones de emisor y receptor igualdad de los interlocutores) sino a una escena decididamente jeraacuterquica el rostro habla y el yo escucha A ello responde la distincioacuten filosoacutefico-linguumliacutestica entre Decir (lenguaje eacutetico donde predomina la pragmaacutetica del imperashytivo) y Dicho (lenguaje ontoloacutegico expresioacuten de la verdad del ser)

Hasta aquiacute hemos abordado la intersubjetividad eacutetica desde su polo heteroloacutegico (Otro revelado en el rostro) iquestCoacutemo se configura la subjetividad del Mismo ante la epifaniacutea de la alteridad Ingreshysando en un aacutembito de radical pasividad enfaacuteticamente nombrashyda como pasividad maacutes pasiva que cualquier pasividadraquo que desconstruye la descripcioacuten del sujeto como autonomiacutea (libre inishyciativa del Mismo ontoloacutegico) Si la eacutetica moderna se empentildea en construir el universo moral desde la irrenunciable autonomiacutea del sujeto Levinas ve en la pasividad correlato de la heteronomiacutea la clave de acceso al aacutembito eacutetico La fenomenologiacutea de la pasividad acoge seis figuras principales

1 Pasividad en primer teacutermino de una escucha inseparable de la obediencia audicioacuten silenciosa de la voz que ordena sumishysioacuten absoluta al habla del rostro El acto de decir habraacute sido desde el comienzo introducido aquiacute como la suprema pasividad de la exposicioacuten al Proacutejimo [Autrui] 30

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

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No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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n laquoL] el rostro del Proacutejimo [Autrni] cuya epifaIUacutea misma consiste en la ofensa sufrida en el estatuto de extranjero de viuda y de hueacuterfano La voluntad estaacute bajo el juicio de Dios cuando su miedo a la muerte se invierte en miedo a cometer un asesinato31 No mataraacutes ante ese mandamiento el Mismo descubre la pulsioacuten homicida que lo constituye se descubre culpable en virtud de la acusacioacuten que la santidad del rostro formula Inversioacuten extrema de la autonomiacutea el caso del yo no es ya el nominativo (Moi) ahora se declina en acusativo (Soi)

In Pasividad en tercer lugar del pasado Pero no de un pasashydo evocable por el recuerdo y por ende sujeto al dominio intenshycional sino de un pasado in-memorial o an-aacuterquico absolutashymente irrecuperable del pasado del Bien inconvertible en presenshyte del recuerdo En ese punto de fuga diacroacutenico situacutea Levinas la creaturalidad del sujeto laquoPasividad anterior a toda receptividad Trascendente Anterioridad anterior a toda anterioridad representashyble inmemorial El Bien antes del ser Diacrona diferencia inshyfranqueable entre el Bien y yo sin simultaneidad teacuterminos desshyhermanados 32

IV Paciencia como modo de la pasividad impuesto por la diacroniacutea de una sucesioacuten irreversible Al suentildeo faacuteustico de una juventud eterna o al anhelo proustiano de un pasado reencontrashydo opone la heteronomiacutea eacutetica la evidencia ineludible del envejeshycimiento de un transcurso cronoloacutegico no domentildeable por el preshysente Pero esa aceptacioacuten resignada de la sucesioacuten irreversible tiene un sentido eacutetico porque desplaza el centro de gravedad de la conciencia (identificado con el presente) a la diacroniacutea de un tiempo indisolublemente unido a la alteridad del proacutejimo laquo[oo] no-anticipacioacuten una duracioacuten a su pesar modalidad de la obeshydiencia la temporalidad del tiempo como obedienciaraquo 33

V En el sufrimiento alcanza la pasividad una figura extrema Pasividad del pathos que hace de la eacutetica una pateacutetica el Mismo egoiacutesta que se afirma en el goce da paso a un sujeto definido por la vulnerabilidad extrema en la exposicioacuten al otro Asumir contra el hedonismo egoloacutegico no soacutelo el dolor que el otro pueda infligirshyme sino su propio dolor como viacutectima Patetismo sublime que Levinas expresa mediante el exceso metafoacuterico del fuego y la cenishyza de la piel desollada la hemorragia incontenible y la fisioacuten del nuacutecleo atoacutemico del yo

VI Pasividad en fin de la inspiracioacuten El Otro en el Mismo

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iquestcoacutemo pensar una heteronomiacutea maacutes profunda que la de una subshyjetividad que vaciaacutendose de su iacutentima sustancia acoge en su interior al Otro En la escucha del imperativo se produce esa transferencia en virtud de la cual la alienacioacuten se convierte en secreto uacuteltimo del yo habitado ahora por una presencia extrantildea que sin abandonar su estatuto trascendente se instala en el inteshyrior del Mismo

Esa serie de seis figuras ofrece la fenomenologiacutea de una radishycal de-subjetivacioacuten de una desconstruccioacuten en clave heteroacutenoshyma del Mismo egoiacutesta Sin embargo siendo su momento inicial y fundante la heteronomiacutea no agota el sentido de la subjetividad eacutetica Tambieacuten la autonomiacutea debe recuperar sus derechos siemshypre y cuando resulte de una heteronomiacutea previa Si la modernishydad filosoacutefica establecioacute una hostilidad irreconciliable entre heteshyronomfa y autonomiacutea Levinas ve en aqueacutella el fundamento de eacutesta Del antagonismo a la fundamentacioacuten

Posibilidad de encontrar anacroacutenicamente la orden en la propia obediencia y de recibir la orden a partir de siacute mismo esa inversioacuten de la heteronornfa en autonornfa es el modo en que el Infinito tieshyne lugar y que la metaacutefora de la inscripcioacuten de la ley en la concienshycia expresa de un modo notable conciliando (en una ambivalencia cuya diacroniacutea es la significacioacuten misma y que en el presente es ambiguumledad) la autonomiacutea y la heteronornfa34

La interpelacioacuten que nace en el rostro deviene principium indishyviduationis el sujeto egoiacutesta depuesto de su soberaniacutea ontoloacutegishyca recupera su identidad autoacutenoma en cuanto objeto de una elecshycioacuten a cargo de la alteridad Soy yo uacutenico e irreemplazable en la medida en que respondo a la exigencia absoluta expresada por el rostro del otro hombre El sentido eacutetico de la subjetivacioacuten hace de eacutesta una tarea que asignada por el Otro me convoca sin dimishysioacuten posible mea res agitur A la demanda o interpelacioacuten de la viacutectima he de ser yo quien responda y por ello soy insustituible individualismo eacutetico en las antiacutepodas del individualismo posesivo (y victimario)

La idea de respuesta tiene un doble sentido En primer teacutermishyno el de restituir al yo mero oyente del imperativo eacutetico-metafiacutesishyco sus derechos como hablante La escena eacutetica recapitula en el

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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elemento del concepto los relatos de vocacioacuten profeacutetica inicial sumisioacuten del profeta (sujeto-oreja) a la escucha del mensaje trasshycendente ulterior emisioacuten ahora a cargo del portavoz humano del imperativo interiorizado Hay un profetismo inherente a la subjetividad que supone laquola inversioacuten del ser en signoraquo35 Palabra dada que es un darse en la palabra inscribiendo la generosidad en el corazoacuten mismo del significante segundo sentido de la respuesshyta responsabilidad que en vez de ser corolario de la libertad la precede Hay en Levinas pensador del exceso una hipeacuterbole de la responsabilidad convertida en nuacutecleo de la subjetivacioacuten eacutetica si el rostro expresa una exigencia infinita pues es el in-finito mismo la responsabilidad (del otro y ante el otro el proacutejimo es viacutectima que reclama mi auxilio pero tambieacuten suprema autoridad que me pide cuentas) tambieacuten ha de ser infinita no haciendo sino acreshycentarse a medida que se satisface No soy responsable de los actos libremente realizados sino soy responsable de cuanto afecshyta al otro incluso de las consecuencias de actos de los que no soy autor Y cuanto maacutes saldo la deuda maacutes crece su monto sin liacutemishyte alguno A contracorriente del concepto hegemoacutenico de sujeto (para siacute fuumlr sich pour soi) la nocioacuten de una responsabilidad que precede a la libertad (soy libre porque soy responsable y no a la inversa) y que materializa una exigencia infinita abre un espacio ineacutedito a la filosofiacutea praacutectica configurado en tomo a la experienshycia de un yo cuyo caso es el laquodativo eacuteticoraquo un yo que --con palashybras de Leviacutenas-espara-el-otro su diaacutecono o reheacuten En esa figura de la subjetividad heteronomiacutea y autonomiacutea se entrelazan

La exaltacioacuten de la singularidad en e juicio se produce precisashymente en la responsabilidad infinita de la voluntad que el juicio suscita [ ] El infinito de la responsabilidad no traduce Sil inmensishydad actual sino un incremento de la responsabilidad a medida que es asumida los deberes se ampliacutean a medida que se cumplen Cuanto mejor cumplo mi deber menos derechos tengo cuanto maacutes justo soy maacutes culpable soy El yo que hemos visto surgir en el gozo como ser separado que tiene aparte en si mismo el centro alrededor de cual su existencia gravita se confirma en su singulashyridad vaciaacutendose de esa gravitacioacuten que no acaba de vaciarse y que se confirma precisamente en ese incesante esfuerzo de vamiddot ciarse A eso se le llama bondad La posibilidad de un punto del universo donde semejante desbordamiento de la responsabilidad se produce quizaacute define a fin de cuentas al YO6

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Paroxismo de la responsabilidad que en un esfuerzo discursishyvo dominado por el exceso auacuten ha de alcanzar su liacutemite extremo en la nocioacuten de sustitucioacuten donde el discurso levinasiano se situacutea en el punto de encuentro de eacutetica y experiencia sacrificial Apushyrando las posibilidades de la sublimacioacuten profeacutetica del sacrificio (que trasciende la praacutectica cmenta en accioacuten moral) Levinas piensa la subjetividad como anudamiento de heteronomiacutea yautoshynomiacutea tensadas ambas hasta sus uacuteltimas posibilidades A una historia victimaria y sacrificial donde el antagonismo entre viacutectishyma y verdugo anega el espacio intersubjetivo de violencia y domishynacioacuten opone el pensamiento de la sustitucioacuten otra lectura de la semaacutentica sacrificial redimida de cualquier significacioacuten victishymaria en virtud de la identificacioacuten de oferente y viacutectima (no yo sacrifico al otro sino yo me sacrifico por el otro)

La incondicioacuten de reheacuten no es el caso liacutemite de la solidaridad sino la condicioacuten de cualquier solidaridad Toda acusacioacuten y persecushycioacuten al igual que toda alabanza recompensa o punicioacuten intershypersonales suponen la subjetividad del Yo la sustitucioacuten la posishybilidad de ponerse en el lugar del otro que remite al transfeacutert del laquopor el otroraquo al laquopara el otro- y en la persecucioacuten del ultraje intligido por el otro a la expiacioacuten de su falta por miacute Pero la acushysacioacuten absoluta anterior a la libertad constituye la libertad que aliada al Bien situacutea maacutes allaacute y fuera de toda esenciaJ7

t

No se escucha la voz de la viacutectima para invertir el reparto de papeles sino para pensar y materializar en la accioacuten una situashycioacuten ajena a la loacutegica victimaria La uacuteltima palabra de la filosofiacutea praacutectica no tiene por queacute ser la del tormento de un altmismo paroxiacutestico38 Pero sin el exceso de esa generosidad quizaacute tamposhyco sea posible constmir-ni sobre todo preservar-los derechos de la ciudad de los iguales La justicia rawlsiana no puede prescinshydir de la eacutetica levinasiana el principio poliacutetico democraacutetico legashydo por Atenas requiere una escucha paciente y atenta de la voz de Jemsaleacuten

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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NOTAS

l Asiacute lo establece la novena de las Tesis de filosaffa de la historia de W Benshyjamiacuten laquoY este deberaacute ser el aspecto del aacutengel de la historia Ha vuelto el rostro hacia el pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos eacutel ve una cataacutestrofe uacutenica que amontona incansablemente ruina sobre ruina arrashyjaacutendolas a sus piesraquo (Discursos interrumpidos 1[ed de J Aguirre] Madrid Taushyrus 1973 p 183)

2 Ibiacutedbull p 182 Otro pensamiento atento a la radicalidad del mal el de Simone Weil lo corrobora en forma hiperboacutelica laquoLa historia estaacute basada en la documentacioacuten es decir en el testimonio de los asesinos sobre las viacutectishymasraquo (Escritos de Londres y uacuteltimas cartas [trad de M Larrauri] Madrid Trotta 2000 p 123)

3 Con lo dicho no pretendemos dar por sentado que cualquier propuesta filosoacutefico-praacutectica haya de pasar en nuestros diacuteas por la tematizacioacuten del mal histoacuterico en sus formas maacutes recientes y pavorosas Pero siacute debe reflexioshynar desde una atenta escucha del testimonio de las viacutectimas pues constituye el uacutenico vestigio que nos queda de la experiencia de la injusticia radical Se impone pensar desde esa experiencia atmque no sea ella lo expliacutecitamente pensado

Con todo una mirada superficial podiexclia inducir a un diagnoacutestico del todo equivocado El mal no soacutelo estaacute presente alliacute donde es expliacutecitamente nomshybrado son numerosas por el contrario las creaciones culturales contemposhyraacuteneas decisivamente determinadas por el aconteciIniento victimario que no obstante apenas lo incoIporan a su campo enunciativo Y sin embargo grashyvita sobre eacuteste con todo su peso A fulta de un tratamiento detallado de la cuestioacutenliIniteacutemonos a nombrar tres casos ejemplares dos filosoacuteficos y uno literario nos referimos a las obras de M Foucault R Girard YS Beckett Tres cOIpus donde la barbarie de Auschwitz constituye el origen secreto del discurso expreso

4 En las consideraciones criticas de este apartado hemos tenido muy presente el trabajo ineacutedito de Reyes Mate Justicia y memoria Agradecemos al autor que nos haya facilitado el acceso al manuscrito

5 laquoOcasionalmente hay comentarios y digresiones metodoloacutegicas pero en su mayor parte lo que trato es de elaborar una teoria sustantiva de la justiciaraquo (J Rawls Trona de la justicia [trad de MD Gonzaacutelez] Madrid FCE 1997 p 11)

6 J Rawls op cit p 24 7 Cf ibfd pp 119-184 8 El egoiacutesmo es laquoel punto en el cual se empantanarian las partes si fueshy

ran incapaces de alcanzarun acuenloraquo (J Rawls op cit p 135) 9 Cf J Rawlsop cit pp 107-108451 Y468 10 J Rawls op cit pp 18-19 11 CE J Rawls op cit pp 135 y ss 12 JRawlsopcitp126 13 P Ricoeur Lo justo (trad de A Domingo Moratalla) Madrid Capashy

rroacutes 1999 p 77 14 De nuevo RiCOetl1~ laquoNo soacutelo la perspectiva deontoloacutegica sino incluso

la dimensioacuten histoacuterica del sentido de la justicia no son simplemente intuitishyvas sino que resultan de una larga Bildung proveniente de la tradicioacuten judiacutea y cristiana tanto como griega y romanaraquo (P Ricoeur op cit p 97) Y antildeadaacuteshymaslo con ello no soacutelo entra en juego la referencia a tradiciones culturaIes dispares (cuya desigual contribucioacuten a nuestro sentido de la justicia habria por lo demaacutes que determinar no hay razoacuten para suponer de antemano que la aportacioacuten de Atenas haya de ser equivalente a la de Jerusaleacuten) sino tamshybieacuten a procesos histoacutericos atravesados por la exigencia de justicia siacute pero tambieacuten por la presencia de la violencia y la dominacioacuten luchando aqueacutella por constituirse desde la experiencia dolorosa de eacutestas Lo cual nos llevarla como es obvio muy del formalismo de Rawls cuya definicioacuten de la posicioacuten original excluye como condicioacuten indispensable de su equidad tener presente la historia

La segunda parte del trabajo de Reyes Mate titulada laquoPor una justicia con tiemporaquo reivindica el papel de la memoria (registro de una historia passhysionis) en la constitucioacuten de la nocioacuten de justicia laquoLo que hace el tiempo es desvelar la causalidad humana del sumIniento Cualquier planteaIniento universalista que haga abstraccioacuten de la realidad lo que estaacute haciendo es reshyducir a la insignificancia la experiencia de injusticia de los hombresgt (Reyes MateJusticia y memoria p 46)

15 laquoEl hombre autoacutenomo actuacutea como una moacutenada aislada y egoceacutentrishyca pues no puede tener en cuenta los intereses de los demaacutesraquo (R Mate op cit p 23)

16 R Mate op cit pp 24-25 17 La ambiciosa teoria de R Giranl sobre el ftmcionamiento del mecashy

nismo victimario nos advierte contra los peligros de un acuerdo no inrntme a la persecucioacuten implacable todos contra uno puede ser la divisa de un vinculo social donde la cohesioacuten comunitaIia (todos) resulta indisociable del ensantildeashymiento con la viacutectima (uno)

18 R Friacutester Uacute1 gorra o el precio de la vida (trad de R P Blanco) Barceshylona Galaxia Gutenberg f Ciacuterculo de Lectores 1999 p 345

19 laquoNo es necesario probar mediante oscuros fragmentos de Heraacuteclito que el ser se revela como guerra al pensaIniento filosoacutefico que la guerra no soacutelo le afecta como el hecho maacutes patente sino como la patencia misma-) la verdad- de lo real En ella la realidad desgarra las palabras y las imaacutegenes que la disimulan para imponerse en su desnudez y en su dureza Dura realishydad (iexcleso suena a plconasmo) dura leccioacuten de las cosas la guerra se produce como la experiencia pura del ser puro en el instante mismo de su fulgor en el que arden los ropajes de la ilusioacuten El acontecimiento ontoloacutegico que se dibuja en esa negra claridad consiste en tma movilizacioacuten de los seres hasta entonces anclados en su identidad una movilizacioacuten de los absolutos a cargo de un orden objetivo al que no cabe sustraerseraquo (E Levinas Totaliteacute et Infini La Haya Martinus Nijhoff 1984 p IX [Totalidad e infinito (trad e intr de DE Guillot) Salamanca Siacutegueme 1977]) Visioacuten implacable de la tradicioacuten filosoacutefica como ontologiacutea de la guerra a la que se opone en la paacutegina siguienshyte laquola escatologiacutea de la paz mesiaacutenicaraquo En el vibrante prefacio de esa obm mayor del pensaIniento contemporaacuteneo que es Totalidod e Infinito se abre paso pues la contraposicioacuten entre una ontologiacutea de la guerra hegemoacutenica en

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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ellogos de Occidente y la fidelidad al ideal mesiaacutenico Como si la escucha de las viacutectimas soacutelo fuese posible por medio de la rehabilitacioacuten de la voz de JelUsaleacuten secularmente silenciada por la locuacidad de Atenas

20 Ya en el temprano ensayo de 1935 De la evasioacuten del que cabe afirmar que contiene in nuce todo el proyecto filosoacutefico leviacutenasiano se abre camino un gesto de lUptura radical con los presupuestos de una cultura contaminada por el primado de la ontologiacutea Eacutestas son las palabras finales del texto laquoSe trata de salir del ser por un nuevo camino con el riesgo de invertir algunas nociones que para el sentido comuacuten y la sabiduria de las naciones parecen las maacutes evidentesraquo (E Leviacutenas De leacutevasion Ledo de J Rolland] Montpellier Fata Mor-gana 1982 p 99 [De la evasioacuten (trad de I Herrera) Madlid Arena Libros 1999])

21 laquoPreviamente a cualquier lenguaje la identiticacioacuten de la subjetividad consiste en el hecho para el ser de referirse a su ser La identificacioacuten de A como A es la ~U1Siedad de A por A La subjetividad del sujeto es tUla identificashycioacuten del Mismo en su preocupacioacuten por el Mismo Es egoiacutesmo La subjetividad es un Yoraquo (E Lcvinas Noms propres Montpellier Fata MOI-gana 1982 p 101)

22 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 30 23 TW Adorno Minima moraliacutea (trad de J Chamorro) Madrid Taushy

lUS 1987 p 155 24 E Levinas En deacutecouvrant lexislence avec Husserl el Heidegger Paris

VrID 1982 p 166 25 E Levinas De lexisteJ1ce alexistal1t Paris Vrin 1986 p 162 (De la

existencia al existeJ1te [trad y epiacutelogo de P Peflalver] Madrid Arena Libros 2000)

26 E LevinasEn deacutecouvrant op cit p 225 27 E Levinas Difficile liberteacute Paris Le Livre de Poche 1984 p 20 28 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 267 29 lbiacuted p 49 30 E Levinas Autrement quetre ou au-delil de lessence Dordrecht Marshy

tinus Nijhoff 1986 p 61 (De oro modo que ser o mds allaacute de la esencia [trad e intr de A Pintor-Ramos] Salamanca Siacutegueme 1987)

31 E Levinas Totaliteacute Ol cit p 222 32 E Levinas Autrement op cit p 157 33 [Mi p 68 34 Ibiacuted p 189 cursiva nuestra 35 [biacuted p 195 36 E Levinas Totaliteacute op cit p 222 37 E Levinas Autrement op cit p 150 38 Ni siquiera lo es para el propio Levinas que piensa la necesidad del

orden poliacutetico (y por tanto de la igualdad y la justicia) y de introducir medishyda (ley instituciones) en la desmesura eacutetica Pues el rostro no es uacutenico (si asiacute fuese el imperativo que eacutel encarna seria absoluto y la eacutetica no podriacutea dar paso a la politica) sino muacuteltiple la escena dual de la eacutetica (Mismo y Otro) se complica ante una alteridad plural (aparicioacuten del tercero) Nace asiacute la justicia y su exigencia de igual ciudadaniacutea pero ese nuevo orden no puede renegar de sus origenes en el absoluto eacutetico

Toda filosofiacutea praacutectica ha de afrontar la tensioacuten entre eacutetica y poliacutetica pues

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ha de asumir al menos tres presupuestos 1) finitud del sujeto humano atrashyvesado por la necesidad 2) no-indiferencia hacia el otro 3) un orden institushycional justo Compartiendo lo primero Levinas y Rawls -y las tradiciones que representan- difieren por el eacutenfasis que ponen respectivamente en la segunda y tercera exigencias Ambas son irrenunciables Pero el peligro de despotismo e injusticia que acecha al orden ciudadano demanda que el imshyperativo eacutetico -voz de la viacutectima- no sea acallado Como el profeta biacuteblico zahiere al monarca al que previamente ungioacute el Bien pide cuentas a la Justishycia nacida de eacutel

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