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Seminario de Economía y Sociedad Integración final

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Page 1: Integrador Economia y Sociedad

Seminario de Economía y Sociedad

Integración final

Williams, Brian

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2014

Japón, el surgimiento del toyotismo como consecuencia

de la derrota de la clase obrera. Breve crítica al libro

“Pensar al revés. Trabajo y organización de la empresa

japonesa” de Benjamín Coriat.

Introducción

El presente trabajo pretende ser un breve análisis de la situación laboral, las

relaciones de producción, la lucha de clases y el accionar empresarial en el Japón

de posguerra, tomando como base el libro “Pensar al revés. Trabajo y

organización en la empresa japonesa” del economista francés Benjamin Coriat.

El ensayo tomará en cuenta la visión del libro antes mencionado, para

fundamentar la crítica al mismo, utilizando otras fuentes que corresponden a

realidades que el libro no menciona o apenas sugiere, estamos hablando del rol

del movimiento obrero japonés, el cual (y aquí la hipótesis que se intentará

defender) tuvo una participación colateral mediante la derrota de sus sindicatos

por parte de la naciente Toyota Motor Company. En otras palabras, este análisis, a

través de la historia de la lucha de clases del Japón de posguerra, plantea la

hipótesis de que el conocido “Milagro japonés” tiene su origen en la derrota de los

sindicatos y por consiguiente de la clase obrera japonesa, a partir de despidos

masivos y reformulación del rol del sindicato, siendo absorbido y convertido en

“sindicato de fábrica”, podemos decir que el milagro fue sólo para los empresarios,

quienes se beneficiaron con las ganancias producidas por el nuevo sistema, ya

que el trasfondo sobre el que actuó es más oscuro.

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Historia de la empresa.

Fundada el 23 de Noviembre de 1933, la Toyoda Automatic Loom se inició como

una fábrica textil, la cual dedicó posteriormente una de sus ramas a la producción

automotor. Su mercado se constituyó durante la Segunda Guerra Mundial,

construyendo vehículos simples y baratos para el Ejército Imperial del Japón.

Kiichiro Toyoda, hijo de Sakichi Toyoda (fundador de la empresa) invirtió en la

industria automotriz con su rama denominada “Toyota”. En palabras de Coriat:

“Al iniciar la producción automotriz, la casa Toyota no hace más que

aprovechar el capital de conocimiento práctico adquirido en la rama textil,

esfera inicial de la actividad de la sociedad”

En este traspaso del “modus operandi” del sector textil al automotriz, la Toyota

echó su matriz principal en la producción, lo cual se constituyó en su particular

innovación, confiar a un mismo obrero el manejo y administración simultáneos de

varias máquinas. Esto requiere a su vez, que la organización de las plantas sea

totalmente distinta, y que se distribuya la fuerza de trabajo en una manera alterna.

A continuación se desarrollará la historia inicial de la empresa en cuatro fases

separadas por Benjamin Coriat que resultan necesarias para comprender la

génesis de la misma:

Fase 1 (1947-1950) Importación a la industria automotriz de las innovaciones

técnico-organizativas heredadas de la experiencia textil Las innovaciones

organizativas heredadas de la experiencia textil de la empresa (confiar a un

mismo obrero el manejo y la administración simultánea de varias máquinas),

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demandaron una organización completamente distinta de la cadena de

producción y la utilización de la fuerza de trabajo.

Fase 2 El impacto de los años 1949-1950 y su significación: aumentar la

producción sin aumentar los efectivos Esta fracción temporal tiene gran

importancia en la historia de la empresa, ya que aquí se produjo su primera

expansión económica influida por tres acontecimientos. 1) En 1949 tuvo lugar una

grave crisis financiera en la empresa que la llevó al borde de la quiebra y que sólo

pudo ser paleada mediante la ayuda del Banco Central del Japón, el cual impuso

una serie de requisitos a la empresa. 2) Una de las medidas propuestas por el

Banco Central, requería que se despida a la gran mayoría de los obreros (1600

personas), lo que suscitó una huelga enorme convocada por la Sambetsú

(Confederación de Sindicatos de Industria) afiliada al Partido Comunista. 3) Al

finalizar la huelga y los despidos, comienza la Guerra de Corea lo que se tradujo

en pedidos masivos para la casa Toyota, la cual estaba en su peor momento con

un alto grado de escasez laboral.

Aquí es donde la “historia oficial” relata el surgimiento del sistema “Just in Time”

y su subsistema, el “Kan-Ban”, de la mano del ingeniero Taiichi Ohno, los

cuales, a partir de escasa materia prima lograron escalar posiciones en la

economía mundial hasta alcanzar a los grandes líderes occidentales, mediante la

producción diversificada en pequeña escala. Ya desde 1962 en adelante, la

Toyota funcionaba mediante el método Kan Ban. Citando a Benjamin Coriat:

“Esta situación paradójica de afluencia de pedidos en un momento en el que la

fábrica acaba de despedir a gran parte de su personal, conducirá a soluciones

originales e innovadoras. La empresa se ve forzada a buscar los medios para

aumentar vigorosamente su oferta de productos sin tener que recurrir a la

contratación, pues acaba de hacer un drástico despido y por ello no puede

aumentar su personal sin quedar en ridículo.”

Fase III: La importación a la fabricación automotriz de las técnicas de gestión de

existencias en los supermercados estadounidenses: nacimiento del Kan-Ban. El

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fundador de la casa Toyota confió a Ohno la siguiente reflexión: "lo ideal sería

producir justo lo necesario y hacerlo justo a tiempo", Ohno encontrará una

especie de primera realización en la observación del sistema de reabastecimiento

de los supermercados, técnica que hasta el momento era de gran importancia

para el sector comercial. La inteligencia de Ohno consistió en imaginar que podía

trasplantar esta innovación a la producción.

Fase 4: Extensión del método Kan-Ban a los subcontratistas. De 1962 a después

de 1973 el esfuerzo se dirige a los subcontratistas y abastecedores, al tiempo que

el sistema sufre numerosos desarrollos y perfeccionamientos intermitentes. Hay

que recordar que tras el impacto petrolero de 1973, Japón enfrenta un período de

crecimiento lento. Situación en la que el método Ohno realiza maravillas ya que

desde su origen se concibió para enfrentar situaciones difíciles.

Como último, es necesario destacar para seguir situándonos en el contexto

histórico, que los años desde 1945 a 1973 son conocidos como la “época de oro”

del capitalismo. Para caracterizar el porqué del desarrollo de esos años, se

tomaran como ejemplo los apuntes de clase (Economía y Sociedad 1/10/2013):

Fuerte crecimiento macroeconómico

Crecimiento no homogéneo de los países.

INTENSIFICACIÓN y EXTENSIÓN de las relaciones de mercado.

Transformación tecnológica.

Múltiples guerras civiles. Colapso del sistema de planificación central

socialista.

Hegemonía de Estados Unidos mediante el Plan Marshall.

Surgimiento de la Unión Europea.

El crecimiento se da en la producción y en la circulación/comercio, ya que las

economías de varios países (entre ellos Japón) deciden alinearse a la de Estados

Unidos. Situando al desarrollo y crecimiento de la empresa, podemos tomar dos

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períodos de tiempo y caracterizar su estado según el año 1945-47:

Reconstrucción y crecimiento lento. 1948-73: Reactivación y crecimiento

acelerado –Edad de oro-

Organización de la planta y el trabajo. Filosofía laboral.

Llegado a este punto, demostraremos la disposición de los elementos claves, así

como la división del trabajo que surge en la empresa Toyota a principio de los ’50,

como consecuencia del incremento masivo de demanda de productos (por parte

del mercado japonés) y la escasa mano de obra disponible. También se hará

énfasis en la filosofía que justificó los cambios llevados a cabo por Taiichi Ohno.

Ohno, basó su plan de cambio de la producción en dos pilares o principios

organizadores.

1. “Autonomatización” y autoactivación: Este principio es uno de los capitales

de conocimiento exportados de la experiencia textil. Surge en la observación

por parte de Ohno, de cómo se perdían grandes retazos de tela cuando una

máquina fallaba en algún punto de producción, esto lo lleva a idear el

concepto de Autonomatización en el sentido de darle a las máquinas un

sistema que permitiera detener la producción al momento de detectar las

fallas. Es decir, darle cierta autonomía en el proceso automático de

producción. Una característica como esta proporciona cambios en la

linealidad de la producción automatizada (máquinas) como en la organización

y división del trabajo humano, ya que los ordena en parcelas que pueden ser

detenidas momentáneamente para verificar el fallo y solucionarlo.

Esta forma de organizar la producción, deviene posible únicamente en cuanto

el patrón atiende las sugerencias de los obreros en la producción, es decir,

que se basa en la “despecialización de los profesionales” para que operen

varias máquinas a la vez, lo cual a su vez según Coriat, constituye un

“movimiento de racionalización del trabajo en el sentido clásico del término”.

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2. El Just in Time y el método Kan-Ban: Surgido en el contexto de la Guerra

de Corea (principios de 1950), este sistema tiene su semilla en la extrema

necesidad de responder al incremento de pedidos de guerra. La empresa hizo

frente a esto mediante el aumento de la demanda pero sin acrecentar su

personal. En esto se tendió a una racionalización más profunda del trabajo,

que lograse un mayor rendimiento del trabajo útil centrado en la operación de

varias máquinas diferentes por parte del obrero, lo que permitió maximizar la

tasa de ocupación de las herramientas y de los hombres. Tomando el ejemplo

de Coriat, “el trabajador del puesto de trabajo corriente abajo (tomado aquí

como “el cliente”) se alimenta con unidades (“productos comprados”) en el

puesto de trabajo corriente arriba (el “estante”) cuando lo necesita. En lo

sucesivo, en el puesto corriente arriba sólo se pone en marcha la fabricación

para realimentar al almacén (el “estante”) con unidades (productos) vendidas”.

Así el Kan-Ban se presenta ante todo como una revolución en las técnicas de

planificación y optimización de la puesta en marcha de las fabricaciones que

generó consecuencias como: 1) la descentralización de una parte importante

de las tareas de planificación, tareas que venían siendo ejecutadas por un

departamento aparte dirigida por un jefe de equipo. 2) Permitió integrar las

tareas de control de calidad de los productos a las tareas de fabricación,

cuando aquéllas aún estaban centralizadas en un departamento particular

“Departamento Central de Control de Calidad”.

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Fuente de la imagen Wikipedia

En el gráfico anterior, se puede visualizar el funcionamiento del Kan-ban. Cuando

el cliente consume el stock disponible, se envía una tarjeta (“Kan-Ban” en

japonés) al proveedor, obrando como un pedido de determinada cantidad de

material para fabricar nuevo stock. Durante este tiempo, el cliente consume otra

caja de stock, la cual fue suministrada de la misma manera.

Desde un análisis estrictamente económico, podemos inferir, que este sistema

permite una producción rigurosamente ajustada a la demanda solvente del

mercado, sin embargo, la Toyota supo sortear esta limitación, utilizando el

sistema para diversificar la producción, es decir, producir pequeñas o medianas

cantidades de muchos productos diferentes. Este ciclo permite captar una

cantidad mayor de mercados en las que destinar los productos, además, el Kan-

ban es conocido como la producción con cero existencias, es decir, que en el

espacio físico de la planta, no hay materia prima acumulada (capital variable) y

esperando a ser convertida en stock. De esta manera se produce un ahorro

importante en la tasa de inversión para la reproducción ampliada de la empresa,

logrando un mayor excedente. En términos de Tony Kemp, la introducción de

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nuevas técnicas de producción, y el incremento de su eficiencia son las

condiciones necesarias para la expansión del mercado.

La otra cara del “Milagro japonés” del toyotismo. La crítica al

libro de Benjamin Coriat.

Como se mencionó en la introducción, este trabajo analizará la historia de la

desaparición del movimiento obrero japonés en su carácter más combativo, con el

objetivo de fundamentar la hipótesis de que el crecimiento repentino de la

empresa Toyota (“Milagro japonés”) respondió únicamente a una coyuntura de

gran demanda ocasionada por la Guerra de Corea, pero también, por la victoria

contra los obreros japoneses, quienes en su mayoría fueron despedidos o

reducidos a instrumentos ejecutores sin autonomía político-sindical.

En sí, esta crítica no podría ser posible si sólo nos valiésemos del libro de

Benjamin Coriat “Pensar al revés” ya que la denominada obra, constituye uno de

los tantos intentos de pormenorizar los efectos de implantar un capitalismo salvaje

sobre la clase obrera, así como de tergiversar o caricaturizar la realidad,

mostrándola por fragmentos. Para sortear tal falta de datos, se utilizarán otras

fuentes no “oficiales”, es decir, escritos que no provienen de la visión optimista-

empresarial del “milagro japonés”, sino todo lo contrario, de la realidad misma de

los obreros japoneses y su lucha contra la precarización laboral y de sus vidas.

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Citando a Ben Watanabe, Hideo Totsuka y Muto Ichiyo, autores de la obra

“Japón: ¿Milagro o pesadilla? La otra cara del Toyotismo” sobre el estado de

la información respecto del proceso de lucha:

“La mayor parte de las veces se suelen realizar afirmaciones a partir de un

conocimiento fragmentario o caricaturesco de esas realidades, o bien a partir de

la presentación que hacen los mismos empresarios.

Aquí pretendemos colaborar en la discusión aportando información sobre un caso

específico: el modelo japonés, presentando artículos que muestran otra cara de

ese país, aquella que las consultoras, los medios de comunicación e incluso

algunos profesionales de renombre tienden a omitir sistemáticamente”

Vemos plasmado en estas líneas, el problema de la desinformación, incluso

citando en el último párrafo “algunos profesionales de renombre tienden a omitir

sistemáticamente” claramente refiriéndose a Coriat y su obra.

Situándonos ya en el análisis, el Toyotismo concebido normalmente como un

método progresista de producción (en palabra de los autores) “(…) es en realidad

un desarrollo empresario que comienza en Japón con despidos masivos, represión

y destrucción de sindicatos.” Este accionar es propio de los patrones a la hora de

intentar eliminar toda resistencia a su arbitrio en la producción y venta, constituye

una tentativa de eliminar toda resistencia obrera.

El movimiento obrero japonés, denominado “Sambetsú” dirigido por comunistas,

en 1946 obtiene una afiliación de 1.600.000 obreros de distintas ramas de la

industria. Junto a esta movida, se crearon en la mayoría de las fábricas japonesas,

los Comités de Taller. Entre las principales reivindicaciones, los obreros pedían

medidas económicas contra la inflación, el hambre y una mayor democratización

de las empresas. En varias empresas, los trabajadores tomaron el poder y

pusieron en marcha la producción, con los directivos bajo su control.

Ante esto, el gobierno japonés, con la ayuda de la ocupación norteamericana,

declara ilegal la toma del poder de las fábricas. En respuesta los obreros

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japoneses organizaron una huelga masiva, que iba a paralizar al país y por

consiguiente, al régimen japonés. Sin embargo, la ocupación norteamericana bajo

el general Douglas Mac Arthur, volvió a frustrar los planes. Aun así, pese a la mala

dirección de los socialistas-comunistas japoneses, los obreros continuaron la lucha

en condiciones de represión policial japonesa y la intervención de Estados Unidos.

En 1950, en el contexto del macartismo, se lanzó una campaña anti comunista en

Japón, llevada a cabo por Estados Unidos. Se prohibieron las huelgas, marchas y

a todo simpatizante comunista, con esto se consigue debilitar al Partido Comunista

de manera definitiva, siendo la Guerra de Corea, su golpe de gracia.

Con el estallido de la Guerra de Corea, Estados Unidos invirtió acerca de 23.000

millones de dólares en gastos militares. Esto propició la reapertura de fábricas

antes cerradas, para que funcionasen a plena capacidad, brindando nuevas

oportunidades comerciales a los pequeños empresarios, entre ellos, la familia

Toyoda. El movimiento obrero fue reprimido y los manifestantes anti belicistas,

fueron llevados a juicios militares.

Todo este proceso de forcejeo propio de la lucha de clases, fue la primer

experiencia de la burguesía japonesa, la cual recuerda horrorizada el momento en

que sus propias fábricas estaban bajo control obrero, lo que la llevó a idear nuevas

maneras de mantener controlada a la población obrera de las plantas de las

cuales, su mayor expresión fue el toyotismo. Alrededor de 1951, la Sambetsú se

encontraba moribunda y minada por los fragmentos anticomunistas y pacifistas del

Sohyo, organización política impulsada por la ocupación y el gobierno japonés.

Pese a su origen pro gobierno, el Sohyo rápidamente se constituyó en un

movimiento negador de la política de guerra estadounidense y captador de los

reclamos de la clase obrera.

Luego de las derrotas de 1952 y 1953, se constituye uno de los rasgos

característicos del capitalismo japonés, los sindicatos de empresa. Por ejemplo,

en este punto, Coriat menciona superficialmente el surgimiento de estos

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sindicatos, abogando por los rasgos cooperativos y democráticos del modelo

japonés. Pero no menciona que para lograr este objetivo, las patronales se

valieron de la represión y concesiones materiales para generar un sindicato

totalmente subordinado a la empresa que únicamente puede discutir algunos

aspectos de la producción. Incluso Coriat, para analizar el surgimiento de los

sindicatos de empresa, admite que sólo se limita a usar los estudios publicados

por el Instituto Japonés del Trabajo.

Este tipo de sindicato existe en grandes empresas, ya que a menor tamaño de la

empresa, menor sindicalización existe. Aquí podemos preguntarnos el porqué de

esta característica. Una de las respuestas de mayor posibilidad es que la

organización de la fábrica japonesa, con obreros operando múltiples máquinas,

requiere de escasa mano de obra. Entonces, siguiendo esta lógica es posible

inferir que se puede lograr una sindicalización significativa en grandes fábricas, ya

que si descendemos en posiciones y tamaños de empresas, la cantidad de

obreros es menor, además es necesario pensar que esto no se da por un hecho

aleatorio, sino que compone una forma eficaz de control de la población laboral.

Por estas razones se puede explicar porque se dice que la Guerra de Corea fue

un don para el capitalismo japonés, ya que ante los despidos masivos, la Toyota

pudo suplir la gran demanda inventando un nuevo sistema de producción que se

valiese de la escasa población obrera, hechos que la historia oficial omite en pos

de darle un tinte más “romántico” (en el sentido literario) al surgimiento de las

ideas de Ohno.

Otro punto a debatir en la obra de Coriat, son los altos salarios de los

trabajadores japoneses. Cruzando con lo expuesto en la obra de Watanabe,

Totsuka e Ichiyo, estos altos índices salariales proceden por las ganancias

provenientes de las plantas de empresas locales ubicadas en otros países, es

decir, un bienestar basado en la explotación de otros trabajadores. Una

particularidad a destacar, en la actualidad, las empresas japonesas han

transportado sus plantas a Malasia y Singapur, entre otros, donde produce

electrodomésticos para ser vendidos en el mercado interno. Sin embargo, esto es

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una herramienta de coerción ya que a los trabajadores de las fábricas radicadas

en Japón, se los amenaza con cerrar la planta y transferirla a otra región donde los

costos serían más bajos y los trabajadores más “colaboradores”.

El salario por antigüedad

Este aspecto es uno de los más destacados por Benjamin Coriat en la obra,

argumentando que:

“El sistema Nenko o parte fija del salario toma en cuenta varios elementos y,

particularmente, como todo el mundo, el puesto de trabajo y la calificación inicial

del trabajador. A estos dos elementos se añade la consideración de “la

antigüedad”. Sin embargo, es cierto (y sin duda ésta es una característica muy

específica del sistema japonés) que en el conjunto del mecanismo de fijación de

los salarios, la antigüedad ocupa un lugar central. Al parecer más que en ninguna

otra parte, en Japón hay situaciones en las que los jóvenes con buena calificación

inicial están peor remunerados que trabajadores que poseen una gran antigüedad,

pero cuya formación inicial es escasa.”

Ahora vayamos a las justificaciones del autor:

1º “Una primera explicación debe buscarse en los elementos que se han expuesto

anteriormente, a saber, la estructura de la pirámide de edades de los trabajadores

al final de la segunda guerra mundial, fuertemente desequilibrada por una

abundancia relativa de jóvenes. En esas condiciones, resultaba más “económico”

a las empresas pagar mal a los recién contratados, que constituían entonces, el

grueso del personal”

2º “así pues, el Nenko en definitiva está profundamente justificado su fundamento

último debe buscarse en la práctica generalizada de los mercados internos.

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Enfocando desde otro punto de vista, los sistemas de salario por antigüedad y

empleo vitalicio expuestos por Coriat, no mencionan el hecho imprescindible de

que a la edad de 55 años, es obligatorio el retiro o la transferencia a puestos de

menor responsabilidad. Además, esto no significa estabilidad para el obrero, ya

que si el mismo es problemático para la empresa o es necesario hacer recortes de

personal, (en un caso extremo) puede ser despedido sin problemas.

La antigüedad, como un sistema de retención de mano de obra, es arbitraria. Con

esto nos referimos a que si se cambia de empleo, el obrero pierde toda la

antigüedad y empieza de cero en otra empresa. Además, la parte del salario

determinada por la antigüedad ha sido reducida, y los salarios se amplían por

“méritos”, los cuales son concesiones completamente subjetivas de los jefes.

Nota: Existen en Japón, dos mundos laborales diferenciados, uno se

corresponde con el personal estable de las grandes empresas vinculadas a la

exportación, que abarca cerca de un 30% de la mano de obra. Este sector es el

que cuenta con los supuestos privilegios del empleo vitalicio y la carrera dentro de

la empresa, que son tan mencionados y elogiados. El segundo mundo, mayoritario

cerca de un 70% de los trabajadores, no cuenta con ninguno de los “beneficios”

del primer grupo. Con esto concluimos que el supuesto bienestar de los

empleados, es en realidad una parte de ellos, solamente un sector ya que el resto

se encuentra en condiciones peores.

Una de las consecuencias mortales de estos supuestos beneficios, sumados a las

larguísimas jornadas de trabajo, se traduce en el Karoshi, o muerte súbita por

exceso de trabajo. Podemos citar los ejemplos de Marx, expuesto en su

“Manuscritos económico- filosóficos 1844”:

“(…) el alza de los salarios conduce a un exceso de trabajo de los obreros.

Cuanto más quieren ganar, tanto más de su tiempo deben sacrificar y,

enajenándose de toda libertad, han de realizar, en aras de la codicia, un trabajo de

esclavos. Con ello acortan su vida. Este acortamiento en la duración de su vida es

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una circunstancia favorable para la clase obrera en su conjunto, porque con él se

hace necesaria una nueva oferta. Esta clase ha de sacrificar continuamente a una

parte de sí misma para no perecer por completo.”

“El capitalista, extrae pues, una ganancia, primero de los salarios y después de las

materias primas adelantadas”

Se puede inferir, en que la base del sistema japonés de producción se mantiene

gracias al trabajo descalificado y casi esclavo, realizando tareas manuales con

herramientas simples, sin protección legal y con bajos salarios. Esta porción de

trabajadores entra en el 70% que mencionamos anteriormente.

Por último, en cuanto a la organización laboral y la organización de la

producción citamos la obra de Watanabe, Totsuka e Ichiyo, donde destacan que

“la primera condición –imprescindible- para que pueda funcionar es la

flexibilización de los derechos de los trabajadores. Se debe poder disponer de la

mano de obra en la cantidad y en la condiciones que en cada momento considere

necesaria la empresa.”

La producción se estructura a partir de un número mínimo de trabajadores y se

amplía a través de la contratación y las horas extras. Otro factor importante es el

“Trabajo en equipo” que implica un fuerte control entre los propios trabajadores.

Con esto nos referimos a que cada compañero de equipo es el jefe del otro, ya

que a cada obrero se le da responsabilidad sobre la producción y los premios son

grupales.

Para esto, se implantó el Kaisen o sistema de mejora continua de la producción

en la que la empresa “absorbe” el capital de conocimiento de los obreros

traducidos en sugerencias para la producción, las mejoras de las máquinas y la

organización del trabajo. El problema de esto es la continua reproducción

ampliada de la empresa (gracias en parte, a las sugerencias del obrero) que busca

e impone nuevos estándares a ser superados por los mismos, acelerando el ritmo

de la producción. Además aquí reside la “trampa”, ya que al lograr mayor

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producción siguiendo una promesa de mejora salarial, los ritmos de trabajo

incrementan y quedan como obligatorios sin la mejora salarial.

Es de vital importancia agregar que para lograr estándares de trabajo cada vez

más altos, la empresa se encarga de transportar su filosofía empresarial, del

mundo de los negocios “mundo de la empresa”. Esto significa una fórmula

institucional e ideológica que sirve para que la competencia inter empresa se lleve

entre los obreros, es decir, para que los obreros compitan entre sí en aras de

cumplir los objetivos impuestos por su empresa. Características como estas están

destinadas a mancillar de manera más profunda la solidaridad de clase entre los

obreros y así evitar huelgas u organizaciones.

Conclusión

Luego de lo expuesto, se intentó demostrar la parcialidad de la realidad que

Benjamin Coriat expone en su obra “Pensar al revés. Trabajo y organización

del a empresa japonesa” y podemos concluir en varios puntos. Uno de ellos, es

que el análisis de Coriat, responde a visiones propias de la burguesía empresarial.

Esto se puede vislumbrar a la hora de leer la obra ya que el autor omite

importantísimos hechos tales como las luchas de los obreros japoneses, su

accionar político, a través de organizaciones como la Sambetsú y la inmensa

afiliación que tuvo el Partido Comunista en un momento, siendo el partido con más

afiliados luego de la Unión Soviética. También omite las fatales consecuencias del

trabajo excesivo que impone la empresa a sus obreros, entre otros aspectos.

Se llega a la conclusión de que el libro intenta exponer solamente las

características positivas del sistema Just in Time, el Kan Ban y del Toyotismo en

general, ya que la hipótesis de la obra es si es posible llevar la experiencia

japonesa al ámbito occidental. Ante esto, el autor concluye en la imposibilidad de

tal movimiento, por el hecho de la formación cultural del individuo japonés, su

lógica de grupo y lealtad (lealtad, fidelidad y otros valores ético/morales propios de

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la sociedad feudal japonesa, son un resabio muy utilizado por los analistas y

economistas liberales para argumentar la disciplina laboral japonesa, entre otros

aspectos. El autor del presente trabajo está completamente en contra de estas

descontextualizaciones, ya que sirven de velo para ocultar las verdaderas

realidades laborales) y por otra parte, alude a la obvia coyuntura que permitió la

formación de la Toyota así como de su novedoso sistema de producción.

Resumiendo, podemos decir puntualmente que la experiencia Toyota no hubiese

sido posible sin la conjunción de dos factores 1) La Guerra de Corea: Ya que no

solo generó una gran demanda de productos a la empresa (grandes inversiones

de EE.UU), sino que también sirvió de justificación ideológico/política para la

“purga” de movimientos obreros y sindicatos. 2) Despido masivo de obreros y

derrota de las huelgas: Este otro punto es de cabal importancia, ya que la

disminución de la mano de obra y la sobre explotación de la restante lograron

acrecentar la acumulación de capital que permitió el impulso que obtuvo la Toyota

desde 1950 en adelante. Efectivamente, podemos decir que el crecimiento

proporcional y el éxito de la Toyota Motor Company está directamente relacionado

en la derrota del movimiento obrero japonés y en la explotación salvaje de los

empleados.

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Bibliografía

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CORIAT, Benjamin. “Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa

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PRELOOKER, Maurice. TAYLOR, Peter J. “La Economía del Desastre. Un

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Sitio web: http://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/albarello070203.htm