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IN URO REVISTA MARXISTA ELECTRÓNICA DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO Se difunde por suscripción gratuita. Si deseas recibirla en tu dirección de correo electrónico, suscríbete en: htt p ://www.net p or.org /es p/sinmuro.html por@netpor.org www.netpor.org Fundador: Arturo van den Eynde (Aníbal Ramos) Las revoluciones en los países árabes

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IN UROABRIL

REVISTA MARXISTA ELECTRÓNICA DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO

Se difunde por suscripción gratuita.Si deseas recibirla en tu dirección de correo electrónico, suscríbete en:

http://www.netpor.org/esp/sinmuro.html

RO [email protected]

Fundador:Arturo van den Eynde(Aníbal Ramos)

Las revolucionesen los países árabes

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SinMuro, núm. 39 (abril 2011) 2

EditorialDedicamos esta edición de SINMURO al análi-

sis de los procesos revolucionarios que recorren

los países árabes. La sorpresa por su inicio ha

dado paso a un movimiento que puede cambiar

toda la situación en la zona y sus relaciones con

los países imperialistas. Las revoluciones árabes

son un viento fresco para todos los que en el

mundo luchamos contra el imperialismo y la

burguesía de cada uno de nuestros países; aire

fresco para los que queremos cambiar el

mundo.

Un proceso revolucionario siempre anima y

abre nuevas perspectivas para la clase trabaja-

dora, la izquierda y los revolucionarios. De un

proceso revolucionario, al margen de cual sea

su devenir inmediato, siempre se aprende y se

pueden sacar lecciones que permitan preparar

nuevas luchas contra el capitalismo.

Como en todo proceso revolucionario el

motor es la juventud. Así está siendo en las

movilizaciones que sacuden el mundo árabe.

De esa juventud también podemos aprender.

De su valentía, de la utilización de los nuevos

medios de comunicación, pero, sobre todo, de

su decisión de generar un amplio movimiento

de masas, de no ceder, de seguir luchando hasta

la victoria. Hace demasiado tiempo que en

Europa no se desarrolla un proceso revolucio-

nario en el que la juventud pueda forjarse y

aprender.

Hace pocos días también en Portugal la

juventud decidió ocupar la calle y por sus pro-

pios medios logró reunir a miles y miles, cansa-

dos de la falta de trabajo, o de la precariedad,

de la falta de futuro que no encuentran en esta

sociedad. ¿Se están creando las condiciones

para una revuelta de la juventud como ha ocu-

rrido en los países árabes?

La chispa de una revolución nadie puede

preverla, pero cuando estalla pasa a primer

plano los problemas de las propuestas polí-

ticas, de la clase social que la encabeza, de

las organizaciones políticas y su programa.

Y ahí la experiencia del movimiento obrero

internacional y de sus corrientes políticas es

fundamental para lograr definir un pro-

grama para que la revolución venza y no sea

secuestrada o anulada por las fuerzas de la

reacción. Un programa que relacione las

exigencias democráticas, de desmantela-

miento del antiguo régimen, de persecución

de los que lograron grandes fortunas

mediante la corrupción y la represión, con

las reivindicaciones de la clase trabajadora y

los campesinos, con la perspectiva de crear

una sociedad que satisfaga las exigencias de

la gente trabajadora y no la de los ricos ni

de los imperialistas europeos o americanos.

Un proceso revolucionario no está definido

por compartimentos estancos, sino que se

interrelacionan en función de las fuerzas,

de los objetivos y la clase social que la enca-

beza. Los revolucionarios trotsquistas

llamamos a ese proceso revolución perma-

nente, que quiere decir que no se limita a

una etapa de dominio de la burguesía sino

que abre la perspectiva de resolver los pro-

blemas de los de abajo y de darle un conte-

nido colectivo y socialista, y que no se

detiene en un solo país sino que intenta

sumar fuerzas y países para abrir una nueva

etapa para la humanidad.

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SinMuro, núm. 39 (abril 2011) 3

El movimiento obreroen Túnez y Egipto

Miguel Salas

Un país tras otro, semana tras semana, una oleadade levantamientos populares se extiende por lamayoría de los países árabes. Lo que solo parecíaun acto desesperado de un joven tunecino que seinmola para protestar contra la arbitrariedad poli-cial, ha acabado ya con dos gobiernos (Túnez yEgipto) una insurrección popular en Libia, haincendiado multitud de países, arrastrado a millo-nes de personas a la calle, puesto en crisis nume-rosos gobiernos y muy nerviosas a las potenciasimperialistas. De pronto todo ha empezado acambiar. De pronto todo parece posible.

Un proceso revolucionario no se improvisani se decreta, es el resultado de la confluenciade muchos procesos, crisis económica o polí-tica, acumulación de experiencias de lucha,citando al revolucionario ruso Lenin: “Para que

estalle la revolución no basta que los de abajo no

quieran vivir como antes sino que hace falta tam-

bién que los de arriba no puedan vivir como hasta

entonces”. La acumulación de esos diversos fac-tores ha permitido que una chispa dispararaeste levantamiento generalizado de las masasárabes.

De pronto todo ha cambiado. Las masasárabes, hasta hace dos días presentadas comoincultas, atrasadas, supeditadas a la religión,nos dan una lección de firmeza y arrojo paraechar a los tiranos, de decisión democráticapara organizar su propia revolución, aguantar larepresión y con la fuerza de las masas moviliza-das conquistar sus primeros objetivos. ¡Ver-güenza para los gobiernos de esa Europa quehan apoyado hasta el final a los Ben Ali,Mubarak, Gadafi…! ¡Vergüenza para esaEuropa que habla de libertades pero prefieresostener los buenos negocios antes que los

derechos de los pueblos!

Porque efectivamente se trata de una revo-lución. Una revolución es un levantamientopopular que acaba con un régimen político,como pasó en la revolución francesa o en larevolución rusa, y eso es lo que ha pasado enTúnez y Egipto y está pasando en Libia. Otracosa es la profundidad de los cambios (quedepende de la fuerza de las masas y de muchasotras combinaciones, situación internacional,organización política, etc.) y el carácter de clasede esa revolución. En este caso bien podemosafirmar que se trata de revoluciones en las queparticipa la mayoría del pueblo, desde el traba-jador y el campesino hasta sectores de las clasesmedias e incluso sectores burgueses apartadosdel aparato del poder. Las mujeres, normal-mente apartadas de la vida social, han ocupadotambién su lugar. No puede haber revoluciónsin una presencia activa de la mujer. Se hanunido por objetivos básicamente democráticos,acabar con el régimen político, con el nepo-tismo y el robo organizado, conquistar plena-mente las libertades y levantar un régimendistinto, sin poder definir todavía de qué tipo.Incluso resulta llamativo que en países depen-dientes del imperialismo (francés, inglés, ita-liano y norteamericano) y sus multinacionales,en la movilización no hayan aparecido accioneso denuncias por la colaboración entre los tira-nos y sus amigos imperialistas.

Al mismo tiempo, el movimiento obrero hatenido un papel importante (bien visible enTúnez y Egipto) y ha sido una columna verte-bral de los levantamientos, y por su participa-ción junto a las reivindicaciones democráticashan aparecido exigencias sociales, subidas sala-riales, derecho al trabajo, una mayor participa-

ción del pueblo en la gestión de los asuntos

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públicos. Es, sin duda, una primera etapa de larevolución.

* * *

Comentaristas de todo tipo se pusieron a espe-cular sobre la espontaneidad del proceso revo-lucionario. Una cosa es la chispa quedesencadena el proceso y que cuando una revo-lución comienza no tiene un programa definidoy menos aún una organización política que ladirige, y otra bien distinta es que el estallido delas masas haya surgido de la nada.

Muchos factores han ido reuniendo las con-diciones. El hartazgo de la dura y prolongadaopresión. Decenas de años sin libertades yviendo como una camarilla ligada al poder y a lasconcesiones a los imperialismos extranjeros seenriquecía, literalmente robaba al pueblo mien-tras la mayoría seguía en la miseria y sin perspec-tiva de mejora. La globalización capitalista hasignificado para esos países ofrecer sus riquezas,sea el petróleo en Libia o el turismo en Túnez y

Egipto, a cambio de una mayor supeditación alos países imperialistas y sus grandes multinacio-nales y un empeoramiento de la vida de la mayo-ría de la población. Hasta una parte importantede las clases medias era apartada del reparto delbotín y por eso hemos visto también como parti-cipaban en las protestas.

Como en todas las revoluciones el peso dela juventud ha sido decisivo. El 52% de lapoblación egipcia tiene menos de 25 años. El42% en Túnez, el 47% en Libia, igual que enMarruecos o Argelia. Una juventud en sumayor parte en el paro o en la economía preca-ria y sobreexplotada cuando accedía a un puestode trabajo. Un sector, con una formación muysuperior a la media, sin ninguna perspectiva defuturo en el país, solo la emigración.

No menos importancia ha tenido la frustra-ción de esos pueblos despreciados por las capasdirigentes de sus países, pero también por lospaíses llamados democráticos que desde haceaños mantienen una política de desprecio hacialo árabe. Frustración de ser consideradas como

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poblaciones de segundo orden a las que sepodía ignorar y nunca atender a sus justas rei-vindicaciones. Muy probablemente el rechazo ala guerra de Irak entre la población, mientrasque los gobiernos la apoyaron o se mantuvieronneutrales, es otra causa que preparó lo que esta-mos viviendo y, sin duda, la larga y dolorosalucha del pueblo palestino que es sentida comosuya por la población árabe de la zona. Mien-tras se permitían todas las agresiones de Israelal pueblo palestino se le condenaba al genoci-dio. El pacto de Mubarak con Israel y su cola-boración en el aislamiento de Gaza sin dudaque ha ayudado a su caída.

Finalmente, el movimiento obrero ha tenidoun importante papel, no sólo por su participacióndirecta sino porque sus huelgas y protestas fue-ron un factor de primer orden en la preparaciónde las condiciones para el estallido. Desdediciembre de 2006 se vivieron las mayores y mássostenidas olas de acciones huelguísticas desde1946, detonadas por huelgas en la industria textilen la ciudad de Mahalla en el Delta del Nilo. Lasegunda huelga en septiembre de 2007 duró seisdías. Esas luchas fueron mostrando un movi-miento obrero fuerte, combativo y estructurado,aunque no a nivel nacional. En 2006 se produje-ron 227 huelgas en todo el país; en 2007 se elevóla combatividad hasta llegar a las 580. En abrilde 2008 hubo una huelga general contra el alzadel pan, del coste de vida y por aumentos de sala-rios frente a la llamada “crisis del pan”, producidapor el alza internacional de los alimentos. Elactivismo obrero en Egipto ha sido calificadocomo “el mayor movimiento social del mundoárabe desde la Segunda Guerra Mundial”.

También en Túnez. En el 2008, en la zonaminera (fosfatos) de Gafsa se produjo un levan-tamiento popular que duró varias semanas exi-giendo mejores condiciones de vida en unaregión dominada por la empresa minera. Losenfrentamientos, heridos y detenidos y la soli-daridad fueron semillas que este año florecie-ron. Estas acciones representaron los puntosmás álgidos que estuvieron acompañadas denumerosas huelgas y acciones de protesta demenor envergadura que crearon las condicionespara la ofensiva actual.

* * *El primer objetivo ha sido logrado: echar a losdictadores, ahora hace falta que la revolución nosea usurpada. Porque de momento, tanto enTúnez como en Egipto, se ha expulsado a lascamarillas gobernantes, las libertades se hanimpuesto por la fuerza de las masas, pero el tra-bajo no está acabado. En ambos países gobiernancolaboradores directos de los antiguos dictadoresque prometen, prometen, pero de momento nohan cumplido nada. El ejército y la policía, espinadorsal de los antiguos regímenes, sigue en pie. EnEgipto, son los militares que gobernaron duranteaños con Mubarak los que ahora tienen las rien-das del poder. La siguiente y urgente tarea es eldesmantelamiento total de todos los instrumentosdel antiguo régimen, el partido-Estado, los siste-mas de corrupción, los ministros, generales, direc-tivos que gobernaron durante decenas de años yque ahora pretenden mantener las estructurasbásicas del antiguo poder. Esos objetivos parecenestar claros en las exigencias populares. El viernes18, las masas de El Cairo volvieron a llenar laPlaza Tahir para exigir el desmantelamiento delantiguo régimen. En Túnez también son esosobjetivos de la movilización.

Una manifiesto de los trabajadores delmetal y el acero en Helwan (Egipto) concen-traba esas reivindicaciones:

”La confiscación de la fortuna y las propiedades

de todos los símbolos del régimen, y de todos

aquellos que se demuestre que han sido corrup-

tos, en nombre de los intereses de las masas.

La recuperación de empresas del sector

público que hayan sido vendidas o cerradas y su

nacionalización en provecho del pueblo, así

como la formación de una nueva administra-

ción para dirigirla, con la participación de tra-

bajadores y técnicos.

El llamamiento a una Asamblea Constitu-

yente de todas las clases populares y tendencias

para la aprobación de una nueva Constitución

y la elección de consejos populares sin esperar a

las negociaciones con el régimen actual.”

Y además añadía exigencias propias comoclase trabajadora:

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“la creación de sindicatos independientes y la pre-

paración de sus conferencias generales para elegir y

formar sus organizaciones. La formación de comi-

tés para asesorar a los trabajadores en todos los

lugares de trabajo y supervisar la producción y la

distribución de precios y salarios.”

* * *

En paralelo a las exigencias democráticas, lasreivindicaciones sociales han empezado a sur-gir. No podía ser de otra manera. Una revolu-ción es un cambio en las relaciones entre lasclases, es la movilización de millones de perso-nas que no solo quieren un cambio político sinotambién una mejora de sus condiciones de vida,salariales, de alimentación, de vivienda. Y enese momento el movimiento obrero, sus sindi-catos y organizaciones, levanta su voz eimprime un carácter social al proceso revolu-cionario.

En Egipto es evidente. Veamos sólo algunosejemplos de cómo la clase trabajadora se hapuesto en movimiento dando su propio conte-nido. El sábado 12 de febrero, 4.000 obreros delos almacenes del este del Delta (Ismailiya, Man-soura, Suez, Port Said) se declararon en huelgapor un aumento del 70% de sus salarios, “huma-nizar” sus medios de transporte y reducir las san-ciones. Los 1.200 empleados de la azucarera de ElFayoum empiezan su segundo día de huelga paraelevar sus salarios, reintegrar a los despedidos yjuzgar a los cuadros directivos que desviaron eldinero de la empresa. Los 10.000 empleados deCorreos prosiguen su huelga para aumentar sussalarios al nivel de sus compañeros de las teleco-municaciones y despedir a los consultores venidosdel ejército con salarios exorbitantes.

9.000 empleados de la fábrica de aluminio deNaga Hamadi amenazan con la huelga si el gerenteejecutivo no es suspendido y juzgado por haberdesviado fondos de la empresa hacia su fortunapersonal. 1.500 empleados del hospital público de

Kafr EL Zayat han levantado la ocupación despuésde haber obtenido la dimisión de dos directoresque los humillaban y el pago de sus atrasos salaria-les. Más de 2.000 trabajadores de la empresa far-macéutica Sigma, de la ciudad de Quesna, se handeclarado en huelga exigiendo mejores salarios y ladestitución de los directivos que han maltratado alos trabajadores. En El Cairo, más de 1.500 traba-jadores de la limpieza y embellecimiento del espa-cio público se manifestaron frente a la sede de laadministración en Dokki. Sus demandas incluyenun aumento en el salario mensual a 1.200 librasegipcias y un almuerzo diario. Alrededor de 1.000trabajadores de la fábrica de cemento de Lafarge enSuez también están en huelga. Entre sus demandasfigura la formación de un sindicato. Los trabajado-res del cemento de Tora han comenzado una sen-tada para protestar contra sus condiciones detrabajo. Los trabajadores de la Compañía delCanal de Suez de las ciudades de Suez, Port Said eIsmailia han empezado una ocupación indefinidade las instalaciones de trabajo... Y esto no son másque algunos ejemplos.

El futuro no está escrito. Las revoluciones noson un proceso lineal, pero esta impresionanteoleada revolucionaria de las masas árabes anunciaque habrá un antes y un después, que el futurodemocrático y social está por construir y ahora esospueblos y sus clases trabajadoras tienen que dotarsede los instrumentos para lograrlo. Han dado grandespasos adelante, inimaginables hasta hace pocassemanas, pero los enemigos siguen siendo fuertes.Lo son los imperialistas que, una vez obligados acambiar de caballo, buscarán comprar nuevos líderesque les defiendan sus intereses. Lo son los militares ygobernantes del anterior régimen que ahora estánagazapados. Por eso, los principales defensores yaliados de esas revoluciones son la clase trabajadoraeuropea y del resto del mundo. La victoria de lasmasas árabes nos indica que luchando se puede ven-cer, que puede derrotarse el poder político y tambiénel económico, que otro mundo es posible, libre deopresiones sociales y políticas.

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Islamofobia y racismoAlfons Bech

Las revoluciones de los países árabes ya han desencadenado una oleadade libertad entre millones de hombres y mujeres donde predomina lareligión musulmana. Uno de los aspectos es el papel de la mujer. Conpañuelo, e incluso sin él, la mujer está bien presente en esas revolucio-nes. Sin embargo este estallido choca con muchas concepciones instala-das en nuestra sociedad acerca de la religión islámica, la opresión de lamujer en ella y la capacidad de esas sociedades para regir sus destinos porsí mismas. Son concepciones de tipo racista que se han ido inoculandodesde los poderes públicos de los Estados, desde los medios de comuni-cación, desde los partidos de derecha y extrema derecha. Y ha llegado tanlejos ese veneno que hasta ha penetrado en las filas de los sindicatos, delos partidos de izquierda, de los barrios más desfavorecidos. La crisis esla ocasión para desencadenar el miedo y el odio hacia “el extranjero”.Enplena crisis del sistema capitalista, cuando los partidos que lo defiendentendrían que hundirse ante los desastres que está provocando, resultaque crece la derecha y la extrema derecha. Y uno de los caballos de batallaque usa para crecer es el racismo. Y la fobia hacia el Islam, en nombre decombatir el terrorismo islámico o en nombre de los derechos de la mujer,es una de las puntas de lanza más agudas y destructoras de la unidadentre los oprimidos. Por ello es un tema que deberemos seguir y desme-nuzar. Presentamos un ejemplo de cómo en Francia la burguesía utilizala islamofobia y los símbolos de esa religión para atacar a fondo a los par-tidos más a la izquierda, a los que defienden los intereses de los de abajoy los derechos democráticos igualitarios. En este caso fue la presenta-ción de una mujer musulmana en una lista electoral del Nuevo PartidoAnticapitalista (NPA), la que desencadenó un feroz ataque y debatecontra los que se atrevieron a presentarla. Como era mujer, musulmanay usaba velo fue el blanco perfecto. El ataque fue brutal, y aún sigue.Pero lo característico es que se ha hecho en nombre de la “laicidad repu-blicana” y que eso ha arrastrado incluso a amplios sectores de laizquierda y del feminismo. Frente a ataques racistas orquestados y plani-ficados para romper la unidad y desmoralizar las capas sociales máspobres hay que rescatar el pensamiento dialéctico del marxismo y usar suagudo filo contra el racismo y la xenofobia. El trabajo que presentamosson extractos de un artículo de un militante del NPA presentado para eldebate suscitado por la militante que se presentó con velo a unas eleccio-nes regionales.

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Mentiras, hipocresíacon un potente trasfondo

común de racismodentro de nosotros

Gérard Goujon, militante del NPA

...Aún me quedan algunas nociones de historia delmovimiento obrero mundial y esta historia nocorresponde a las lecciones de los eminentes espe-cialistas y defensores de la clase obrera que son,por ejemplo Aurelia Philippetti diputada PS enMose, en Canal Plus: “Haga lo que haga el NPA,

están en una deriva ideológica total. Quizás deberían

releer a Marx: “la religión es el opio del pueblo”. Tienerazón la camarada Philippetti, hay que releer aMarx y no sólo repetir y repetir la misma cita.

En 1844 Marx, que aún no había elaboradoel conjunto de análisis y propuestas a los que sedará el nombre de marxismo, escribió un artí-culo: “Contribución a la crítica de la filosofía delderecho de Hegel” en el cual se encuentra elpárrafo siguiente: “La angustia religiosa es, de un

lado, expresión de la angustia real y, del otro lado, la

protesta por la angustia real. La religión es el suspiro

de la criatura oprimida, el alma de un mundo sin

corazón; es como el espíritu de condiciones sociales en

las que el espíritu está excluido. Es el opio del pue-

blo”. Y unas líneas más lejos dice: “La crítica de la

religión es pues en germen la crítica de este valle de

lágrimas de la cual la religión es la aureola”.

Aunque este análisis no hace aún referencia alas clases sociales se ve que la frase sobre el opiodel pueblo está cargada de un doble sentido,tiene un contenido dialéctico; la religión es a lavez la justificación y la aceptación del valle delágrimas, pero puede ser también la protestacontra las condiciones del mundo real.

En 1846 en “La ideología alemana” el aná-lisis se completa:

“la verdadera resolución práctica de esta fraseo-

logía (las religiones), la eliminación de estas

representaciones en la conciencia de los seres

humanos, no será resuelta, lo repetimos, más

que por una transformación de las circunstan-

cias y no por deducciones teóricas”.

Esto para los partidos obreros tiene conse-cuencias prácticas. Así en la crítica del pro-grama del partido obrero alemán en 1875 Marxreprocha a éste de no desmarcarse suficiente-mente de la política de Bismarck quien, bajo elpretexto de la “lucha por la cultura”, la Kultur-kampf, perseguía el partido católico y así refor-zaba el clericalismo militante de los católicos.Marx proponía que el problema del lugar de lareligión en la sociedad fuera únicamente puestoen ese estadio bajo la fórmula “Cada cual debe

poder satisfacer sus necesidades religiosas y corpora-

les sin que la policía meta sus narices”.

Engels escribió mucho más que Marx sobre losproblemas de la religión. En un artículo de 1874 seburla del radicalismo de la corriente blanquista:

“Para probar que son los extremistas más deci-

didos, suprimen Dios por decreto…esta preten-

sión de transformar la gente en atea por orden

del cura…las persecuciones son el mejor medio

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de dar fuerza a convicciones impopulares…el

único servicio que se puede rendir aún a Dios en

nuestros días es hacer del ateísmo un artículo de

fe obligatoria”.

Lenin discutió sobre el problema de la rela-ción entre la necesidad de la construcción de unpartido revolucionario y la cuestión de las reli-giones. He aquí algunos extractos de un artí-culo aparecido el 3 de diciembre de 1905:

“La religión debe ser declarada un asunto pri-

vado; es así como definimos la actitud normal

de los socialistas ante la religión. Pero es necesa-

rio determinar exactamente el significado de

esas palabras a fin de evitar todo malentendido.

Exigimos que la religión sea un asunto privado

en relación al Estado, pero nosotros no podemos

de ninguna manera considerar la religión como

un asunto privado en lo que concierne a nuestro

propio partido…Cada uno debe ser perfecta-

mente libre de profesar no importa cual religión

o de no reconocer ninguna, es decir de ser ateo,

como son generalmente los socialistas… La

separación completa de Iglesia y Estado, esta es

la reivindicación del proletariado socialista

sobre el Estado y la Iglesia modernos.

En relación al partido del proletariado

socialista, la religión no es un asunto privado.

Nuestro partido es una asociación de militantes

conscientes de vanguardia, combatiendo por la

emancipación de la clase obrera. Esta asocia-

ción no debe ser indiferente a la inconsciencia, a

la ignorancia o al obscurantismo revestido en la

forma de creencias religiosas…Pero ya que es

así, ¿por qué no nos declaramos ateos en nuestro

programa? ¿Por qué no prohibimos a los cris-

tianos y creyentes la entrada a nuestro partido?

La respuesta a esta cuestión resalta la diferen-

cia muy importante de los puntos de vista de la

democracia burguesa y de la socialdemocracia

acerca de la religión…Sería absurdo creer que

en una sociedad fundamentada en la opresión

sin límites y el embrutecimiento de las masas

obreras, los prejuicios religiosos puedan ser disi-

pados por la sola propaganda. Olvidar que la

opresión religiosa de la humanidad no es más

que el producto y reflejo de la opresión econó-

mica en el seno de la sociedad sería una prueba

de mediocridad burguesa. Ni los libros ni la

propaganda iluminarán el proletariado si no es

iluminado por la lucha que lleve él mismo con-

tra las fuerzas tenebrosas del capitalismo. La

unidad de esta lucha realmente revolucionaria

de la clase oprimida combatiendo para crearse

un paraíso en la tierra nos importa más que la

unidad de opiniones de los proletarios sobre los

paraísos en el cielo. He aquí por qué en nuestro

programa no proclamamos, y no debemos pro-

clamar, nuestro ateísmo; he aquí por qué no

prohibimos, y no debemos prohibir, a los prole-

tarios que han conservado tales o cuales restos

de sus antiguos prejuicios, para que se acerquen

a nuestro partido”.

En otro artículo, en 1909, Lenin escribe:

“Si un cura viene para militar con nosotros y

cumple concienzudamente su tarea en el partido

sin estar contra el programa del partido, pode-

mos admitirlo en las filas de la socialdemocracia

pues la contradicción entre el espíritu y princi-

pios de nuestro programa con las convicciones

religiosas de cura podría, en esas condiciones,

permanecer su propia contradicción, concernién-

dole personalmente; en cuanto a hacer pasar un

examen para saber si hay en cada una de las

personas ausencia de contradicción entre sus

opiniones y el programa del partido, una orga-

nización política no puede hacerlo”.

De la teoría a la práctica

Sin pretender ser exhausto sería útil hablar dela Estrella Norteafricana, el primer movimientode tendencia nacional y revolucionario que fuecreado bajo el auspicio de la III Internacional, ala cual se adhirió Messali Hadj, uno de los pri-meros defensores de la independencia de Arge-lia. Messali Hadj, miembro de la IIIInternacional, fue toda su vida practicantemusulmán, y llevó los distintivos de su religión.El caso de Jules Humbert Droz también debe-ría de estudiarse. Pastor en Suiza, miembro delPartido Socialista y después fundador del Par-tido Comunista en 1921, trabajó con Lenin

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desde 1919, redactor con los dirigentes del par-tido bolchevique de las 21 condiciones, textofundador de la III Internacional, en 1920; fuesecretario de la Internacional Comunista y fuecristiano durante toda su vida.

En 1920 la Internacional Comunista orga-nizó el primer congreso de los pueblos deOriente, el Congreso de Bakú, bajo la presi-dencia de Zinoviev, en el que participó elcomunista americano John Reed que murió detifus a su vuelta a Moscú. El congreso tuvonumerosas delegaciones de India, de Turquía,de países colonizados, donde los comunistasestaban en minoría y numerosos delegados erande religión musulmana, hindú… Fue elegido alfinal del congreso un Consejo de Propaganda yAcción de los Pueblos de Oriente, compuestopor una fracción comunista y otra llamada sinpartido. Se encuentran en la lista de los/lascomunistas el nombre de Chabanov, represen-tante de las mujeres musulmanas. Una dele-gada llamada Nadja que habla en turco y cuyodiscurso fue interrumpido por los aplausosdeclaraba: “las mujeres de Oriente no luchan sola-

mente por el derecho a salir sin velo, como se cree a

menudo. Para la mujer de Oriente, con su ideal

moral tan elevado, la cuestión del velo está en el

último lugar”.

Los valores de la República: la laicidad

En la oleada de críticas contra el NPA un argu-mento sobresale sobre los demás: la presenciade una persona llevando un símbolo de perte-nencia religiosa en una lista electoral es contra-rio a la laicidad, valor esencial de la Repúblicafrancesa. Pero si se mira más de cerca la vidapolítica del país rápidamente se ve que esta lai-cidad reivindicada tiene una geometría variable.Reproduzco aquí el blog del 6 de febrero (de2010) de Alain Gresh, de Le Monde Diploma-tique:

“Laicidad, la palabra agita desde hace años

como una bandera que flamea sobre una forta-

leza asediada por las hordas de nuevos bárbaros,

sobre todo esas bárbaras que llevan el pañuelo

en la cabeza. Ellas profanan los santuarios de la

República, los servicios públicos de la Francia

fraternal e igualitaria. Esta ofensiva apunta de

ahora en adelante los altos puestos de la sobera-

nía popular, como lo prueba la candidatura de

una joven que lleva fular del Nuevo Partido

Anticapitalista (NPA) a las elecciones regiona-

les. ¿Y por qué no mañana una mujer con velo

que se siente en la Asamblea Nacional? Cierto,

esta augusta asamblea cuenta con el 85% de

hombres pero, juran, son todos feministas. Sin

embargo, hace tiempo, han formado parte de la

Asamblea Nacional de la República francesa

(laica) curas llevando el hábito sin que nadie

encuentre nada que decir. Dos casos, relativa-

mente recientes ya que datan de después de la

segunda guerra mundial, son célebres, pero

olvidados. El primero es el famoso Abat Pierre,

fundador de los hermanos de Emaus, que fue

diputado entre 1945 y 1951. Jamás se quitó la

sotana. Más cercano, el canónigo Felix Kir, que

fue alcalde y diputado de Dijon (entre 1953 y

1967): tampoco él se quitaba su hábito religioso.

Si el problema no se plantea no es porque la

Asamblea Nacioanl haya tomado medidas de

prohibir el hábito religioso para los diputados

sino simplemente porque ningún cura más ha

sido elegido (y, además, después del concilio

Vaticano II, los miembros del clero no están

obligados a llevar hábito). Evolución religiosa y

sociológica en la cual la ley (laica) no ha jugado

ningún papel”.

Parece que en Plouharnel, comuna de Mor-bihan, el padre principal de la Santa AbadíaAnne de Kergonan, elegido para el ConsejoMunicipal participa en vestimenta monásticasin que nadie tenga nada que decir.

En Sarcelles son los Loubavicht, rama ultraortodoxa de la religión judía lo que se benefi-cian de un trato privilegiado que les fue conce-dido cuando Dominique Strauss Khan (fueministro de economía socialista y ahora dirigeel FMI.Ndt) fue alcalde. Las mujeres loubavit-chts disponen de la piscina municipal reservadaen exclusiva una gran parte de la tarde deldomingo, con personal exclusivamente feme-nino. Desde hace varias convocatorias electora-les son elegidos tres representantes de la

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comunidad judía de Sarcelles en la lista socia-lista. Aunque integrados en el gobierno muni-cipal, forman un grupo aparte, los dos hombresllevan kipa y, según el rito judío ortodoxo, quese diría integrista si fueran musulmanes, lamujer lleva peluca ya que está prohibido mos-trar sus cabellos y rechaza sistemáticamente darla mano a los hombres.

En Yerres se construyó una sinagoga en unterreno municipal en el centro de la ciudad. ElTribunal administrativo ha juzgado el acto ilegalpero las cosas han quedado igual, habiéndoseterminado la sinagoga en el momento que sejuzgaba. Hay ciudadanos musulmanes en esemunicipio pero no mezquita. Después delasunto de los minaretes el diputado-alcalde deYerres, Nicolas Dupont-Aignan, declaró que nopodía instalar una mezquita debido a la hostili-dad de la población, pretexto falto de toda ver-dad. El colmo de esta situación es que el alcaldese presenta como defensor de los valores de laRepública. Arriba la República es el nombre desu partido y que tiene lazos muy estrechos con laasociación Risposte laïque que acaba de publicar

una serie de artículos fomentadores del odiocontra el NPA en su número 125: “el nuevo par-

tido de Alá” y en el número siguiente hay unaletanía de todas las ofensas contra la laicidad quecometen los musulmanes cada día.

Estigmatización del Islam

La religión de los bárbaros. Además recordadque no hace tanto tiempo “éramos nosotros que

mandábamos en su casa y que habíamos tratado de

llevarles las ventajas de la civilización”. Detrás dela discusión sobre una ley contra el uso delburka y el velo islámico hay como un tufo desuperioridad del colonizador sobre los antiguoscolonizados. Hay probablemente en Franciamás mujeres religiosas con cofia y a vecesenclaustradas que mujeres que llevan burka.Pero ahí nadie se pone en campaña contra lasumisión de las mujeres.

Los militantes internacionalistas debenrechazar en nombre de una susodicha superio-ridad del primer mundo, dar lecciones alsegundo, tercero o cuarto mundo.

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Túnez. ¿Dónde estánlas mujeres?

El proceso revolucionario que se produce en Túnez de momento noaborda el problema de las desigualdades entre hombres y mujeres. Ellasmismas se organizan para preservar los derechos adquiridos y conquistarotros. Alhem Belhadj, miembro de la Asociación Tunecina de MujeresDemocráticas, explica la situación.

[Entrevista realizada por Gilles Pagaille y publicada por el NPA]

¿Cuál es la situación de la mujer en Túnezahora? ¿Hay algún cambio con el procesorevolucionario?

No sé si podemos decir que hay cambios,sin duda las mujeres realmente han participadoen esta revolución. Estuvieron allí durante todoel proceso, en las calles, en los comités de veci-nos, en los comités de auto-organización, enlos sindicatos. Se encuentran entre los márti-res, los heridos... Hubo mujeres víctimas deviolación, de asalto sexual... Realmente hanparticipado en esta revolución.

Es tranquilizador que estas mujeres esténpresentes en el proceso político. Pero su situa-ción no es tranquilizadora en absoluto. Real-mente deben movilizarse para salvar los pocoslogros que han conseguido, y sobre todo tenermás. Estoy un poco preocupada. Debemosestar vigilantes en relación con lo que sucederá.

La situación de la mujer tunecina es unpoco especial en comparación con el mundoárabe. En 1956, justo después de la indepen-dencia, el Código del Estatuto Personal fuecasi revolucionario para su época y en relacióncon la situación en la región: la prohibición dela poligamia, los derechos de divorcio, el dere-cho al aborto (a partir de 1961, antes que enFrancia, Suiza y muchos países), el derecho avoto. Las mujeres se consideran en términos deigualdad para la actuación política. Participaron

políticamente en la lucha por la independencia.Pero también hubo voluntad política. Bour-guiba era muy abierto y moderno, se basó engran medida en la participación de la mujerpara el desarrollo económico. Empezó con laidea de que una sociedad no puede desarro-llarse si las mujeres permanecen analfabetas,bajo la influencia de las tradiciones y la des-igualdad. Él era muy abierto acerca de todoesto, pero la lucha de la mujer por la indepen-dencia ha pesado mucho.

Por contra, el Código de Estatuto Personaldistaba mucho de ser de la igualdad al cien porcien. En comparación con la situación anterior,era casi revolucionario, pero el principio de ladesigualdad se mantuvo. Las leyes del Códigofueron beneficios reales para las mujeres, perola intención era construir una sociedadmoderna, no necesariamente para los derechosde la mujer. Por ejemplo, el derecho al aborto.Estamos entre los primeros países, práctica-mente el único de la región, en tener derecho alaborto. Sin embargo, los tunecinos no hantenido la libertad de disponer de su cuerpo, nimucho menos. No fue por los derechos sexua-les y reproductivos de las mujeres, sino por lapolítica de control de la natalidad. Había leyesa favor del aborto, ya que era necesario limitarlos nacimientos para invertir un poco la demo-grafía de Túnez. Para Bourguiba, alimentar

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muchos niños no era productivo. Por consi-guiente, era necesario que las mujeres dejarande tener hijos y por eso tuvimos el aborto, laanticoncepción, la planificación familiar que seextendió por todo el país, asociada a una polí-tica de control de la natalidad. Pero no en elrespeto a los derechos de las mujeres. A vecesincluso obligaron a las mujeres a someterse auna la ligadura de trompas. El objetivo era elcontrol de la natalidad. En ese sentido, no erael espíritu igualitario lo que imperaba sino unespíritu de desarrollo nacional y las mujereseran fundamentales para este cambio.

Sin embargo, las tunecinas se aprovecharonampliamente de estas leyes, de la política edu-cativa, porque en todos los casos, se cambió lamentalidad. Incluso si las intenciones no eranbuenas, permitieron que se evolucionara.

Con la aparición del movimiento islamistaen la década de los 80, se consideró que estasventajas no eran definitivas. La primera reivin-dicación del movimiento Ennahda fue la de unreferéndum sobre el Código del Estatuto Per-sonal de 1985. Allí, el movimiento de mujeresconsideró que los derechos de la mujer esta-

ban amenazados. La igualdad en la ley no eraya reconocido, y mucho menos en la práctica,ya que cuando la ley se desarrolló, ya se estabanaplicando. Pero además, hubo algunos quecuestionaron algunos de los derechos que per-manecieron. El movimiento de mujeres seorganizó a continuación. Hubo dos organiza-ciones autónomas de mujeres que denunciabanla falta de igualdad, y que pedían que no se ins-trumentalizara la causa de la mujer. El escapa-rate de la modernidad democrática de Túnezera la igualdad entre hombres y mujeres.

La igualdad no fue reconocida en tres áreasclave. En la familia, el hombre seguía siendo elcabeza de familia, la mujer no tenía derecho ala tutela, ésta era siempre paterna. La suprema-cía patriarcal se ha mantenido en la ideología yen la práctica. En 1993, hubo dos modificacio-nes, en algunas situaciones las mujeres puedentener la custodia de los niños, pero muy limi-tada. Y luego hay un apartado de código quedice, después de 1993, "Las relaciones hombre-mujer se rigen según los usos y las costumbres"y cuando se habla de costumbres, sabemos a loque se refiere.

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La segunda cuestión es la igualdad de laherencia. Hasta entonces, las mujeres hereda-ban la mitad, aunque la ley de sucesión de laherencia no esté regulada totalmente por la leyislámica, hay apartados no acordes. Por ejem-plo, la hija única tiene derecho a heredar todo.Pero no con la ley musulmana. Esto fue cam-biado en 1974 por Burguiba, pero mantuvo elhecho de que las mujeres heredan la mitad delos hombres, a pesar de que se modificaran lasleyes en el sentido de la responsabilidad. Ellasdeben afrontar los gastos cunado tienen eldinero de la familia y deben asumir la manu-tención de los descendientes y de los ascen-dientes, a pesar que la sharia no sea obligatoria.

El tercer punto es la nacionalidad. Lasmujeres no siempre dan la nacionalidad a sushijos. Esto ha sido revisado recientemente. Y seha dificultado el acceso a la nacionalidad a susmaridos extranjeros. Es más fácil para la esposade un tunecino que para el marido de una tune-cina. Hay discriminación en este nivel.

Por otra parte, en la Convención sobre laEliminación de todas las formas de discrimina-ción, Túnez ha expresado reservas sobre estostres niveles, en nombre del artículo 1 de laConstitución que dice que la religión de Túnezes el Islam. Por eso, cuando queremos cambiarlos fundamentos religiosos, el Islam está en laconstitución. Si se quiere olvidar, se obvia supresencia sin problema. Pero en relación a lasmujeres, siempre está el argumento del Islam,siempre está ahí. En muchas cosas, el argu-mento del Islam no se utiliza, está ahí esencial-mente para las mujeres.

Hay un aspecto jurídico, pero también está elaspecto social. Está lleno de discriminacionescontra la mujer. En el lugar de trabajo, aunque elCódigo del Trabajo postula la igualdad hombre-mujer, éstas cobran menos, tienen menos accesoa puestos de responsabilidad. Son más pobres,con calificaciones iguales arriesgan a estar des-empleadas más tiempo, aunque el desempleo delos graduados es un problema importante enTúnez (hay 200 000 graduados desempleadosque, por cierto, jugaron un papel muy impor-tante en esta revolución). La situación de lasmujeres está marcada por la discriminación. Y es

por eso que estábamos allí que debemos seguiractuando. Aunque nuestra situación esté mejorque el resto del mundo árabe, no será motivopara callarnos. Además, está la cuestión de laviolencia de género, el gobierno no toma medi-das suficientes para luchar contra esta violencia.Todo esto antes de la revolución.

Entre las reivindicaciones de la revolución¿hay reivindicaciones feministas? Hubo conse-jos de mujeres, conversaciones entre los parti-dos y los islamistas, incluyendo sobre todo elfeminismo, el laicismo, etc. ¿Qué pasa hoy?

Ese es el problema. Por ahora, solo lasfeministas defienden estas reivindicaciones.Incluso los aliados con los que se ha trabajadodurante años, piensan que éste no es elmomento. Como de costumbre, hay siempreuna prioridad y las mujeres vienen después.Este ha sido el caso en todas las revoluciones.Mi preocupación por ahora es que en elGobierno hay dos mujeres y un secretario deEstado. Está muy lejos de la paridad. No hayninguna mujer entre los gobernadores. Durantela primera o segunda reunión de este gobiernose tomaron algunas en relación a los acuerdosinternacionales de los derechos humanos. Sehan adoptado algunos protocolos, se han adhe-rido a la Convención de Roma, y la única con-vención donde se dijo "vamos a discutir", fue enla Convención sobre la Eliminación de Todas

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las Formas de Discriminación contra la Mujer(CEDAW)¡qué casualidad!

En la sociedad civil, los asuntos de la mujerestán muy presentes. La laicidad es la principalreivindicación para nosotras, y casi ningún par-tido la asume. Hay algunos partidos de extremaizquierda que nos han acompañado cuandohemos organizado una manifestación de muje-res, pero hemos tenido poco apoyo, inclusoentre los colaboradores más cercanos, como laLiga Tunecina de Derechos Humanos. Desdehace años celebra sus reuniones en nuestroslocales y han compartido muchas cosas. No hanorganizado con nosotras la manifestación, aúncuando sus miembros estaban presentes.

¿Quién organizó la protesta? Tres grupos de mujeres y la comisión de la

Mujer de los sindicatos. Hubo mucha gente,

muchas mujeres. Había muy pocos miembrosde estos partidos y asociaciones, que no se hanmanifestado oficialmente favor o solidarizán-dose con la marcha. Además, algunos partidosse han aliado con los islamistas y, como siem-pre, el tema de las mujeres puede ser dejado delado.

¿Qué acciones prevéis?Nos estamos organizando. Hemos trabajado

durante mucho tiempo sobre la Constituciónque queremos. Hemos preparado un manifiestode las mujeres tunecinas, a fin de interpelar atodas las entidades políticas. En este manifiesto,afirmaremos nuestros principios y reivindicacio-nes. Las tunecinas están impregnadas de estosderechos, han vivido con ellos, por lo que es muydifícil que se los quiten. Pero las cosas no se pre-sentan muy bien todavía.

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No es la primera vezAntonio Ruiz

A lo largo de las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado lamovilización de los pueblos árabes sacudió profundamente los cimientos

de la zona que abarca el Magreb y el Mashreq1 árabes. Países que recien-temente habían accedido a la independencia, o que estaban en vías deacceder a ella dentro de un profundo movimiento de descolonizaciónmundial, se vieron, súbitamente, sacudidos por revoluciones. Cambia-ban de régimen, se liquidaban monarquías, caían gobiernos, había golpesde estado, se sumergían en guerras y, sobre todo, se transformó profunda-mente su estructura social. Una estructura heredada del antiguo imperioturco otomano y los sultanatos que había sido interesadamente mante-nida por las diferentes potencias imperialistas capitalistas (Francia, GranBretaña e Italia) como instrumento político de estabilidad y dominio. Lairrupción de las masas populares hizo saltar por los aires el entramadosocial y permitió nuevas vías de promoción social imposibles anterior-mente, transformando las sociedades árabes de manera irreversible. Nadavolvería a ser igual. No es la primera vez que una oleada revolucionariasacude el mundo árabe.

Aunque la historia nunca se repite de la mismamanera, veremos que el proceso revolucionarioactual, por sorprendente que haya resultado suirrupción, es, en su sintomatología, muy pare-cido a cualquier otro proceso revolucionariomoderno. Una de las características principalesde todo proceso revolucionario es que losgobiernos van por detrás de los acontecimien-tos y el descrédito del régimen se hace irreversi-

ble frente a un pueblo que ha dichodefinitivamente basta. Aunque los aconteci-mientos no explican por sí solos los procesoshistóricos, e incluso, en cierto modo, la “larga

duración”2 histórica es renuente a la historia“evenemencial” (de eventos o acontecimientos),su conocimiento quizá nos ayude a entender elpresente o, al menos, el marco general de lacoyuntura donde se desarrollan y las profundascorrientes de cambio social que los condicio-nan. Conocer el pasado ayuda a entender elpresente, a ver como la intervención de lasmasas acelera de manera decisiva los procesos

de cambio social. Y eso lo hace independiente-mente de que sus resultados sean siempreinciertos, Como no es la primera vez que ocu-rre algo así en el mundo árabe, echemos una

1. El Magreb (occidente) incluye los actuales Marruecos, Sahara, Argelia, Túnez, Libia y la parcialmentearabizada Mauritania, y el Mashreq (oriente) –término de uso menos extendido– incluye los países de lacuenca del Nilo (Egipto y Sudan), el “Próximo Oriente” (Palestina, Líbano, Siria e Iraq) y la penínsulaarábiga (Arabia Saudita, Kuwait, Omán, Qatar, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Yemen). Paracompletar los países del mundo árabe hay que incluir a Yibuti, Somalia y las Comores.

2. Por “longue durée” se entienden aquellos procesos que se refieren a la estructura de la sociedad. Es untérmino que se utiliza en historia y que fue acuñado por Fernand Braudel.

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ojeada a lo que sucedió en él unos cincuentaaños atrás.

El fin de los imperios coloniales

El marco temporal del proceso ascendente delmovimiento de masas que describiremos sesitúa entre el final de la Segunda Guerra Mun-dial y el reflujo de los años setenta. Por ponerunas marcas aleatorias harto conocidas, pode-mos usar como referente las cuatro guerrasárabe-israelíes que acompañaron el proceso yañadieron leña al fuego y datarlo entre la pri-mera guerra (1948) y la cuarta o guerra de Yon

Kippur (1973). Al final de ese período, durante el reflujo de

los setenta, se consolidaran las dictaduras oli-gárquicas que hoy están siendo derribadas.Bumedian en Argelia, Burguiba (Túnez) ySadat (Egipto), antecesores respectivamente deBen Alí i Mubarak; Gadafi en Libia, y tambiénSaddam Hussein (Iraq) y Hafez al-Assad(Siria), quien consiguió dejar el país en “heren-cia” a su hijo Basard al-Assad. Todos ellos,

junto a los monarcas hachemita (Jordania),alauita (Marruecos) y saudita (Arabia Saudí),son nombres que el lector situará en eseperíodo de reflujo. Pero ese “statu quo” fue tansolo el final de una época cuyos comienzos sonmucho menos publicitados pero infinitamentemás interesantes para entender los mecanismosque hacen funcionar los procesos revoluciona-rios.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, elproceso de descolonización se extiende comoun reguero de pólvora desde el extremo orientalde Asia hasta el extremo sur de África. Losimperios europeos o bien han sido derrotados(Alemania, Italia), o bien están en francodeclive, como es el caso de las dos grandespotencias coloniales (Gran Bretaña y Francia,que habían llegado a controlar el 80% del terri-torio y el 60% de la población). Además, losintereses de las nuevas potencias emergentesdespués de la Segunda Guerra Mundial diver-gen respecto a los del viejo colonialismo. Eltipo de dominación imperialista que desarrollael imperialismo americano no coincidirá con el

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tipo de dominio colonial. Así lo pondrá en evi-dencia la crisis por la nacionalización del canalde Suez en 1956. De otro lado, las tensionesque han sido bautizadas como “guerra fría” yque configuran un mundo aparentemente bipo-lar completan el cuadro mundial en el que sedesenvolverá el proceso revolucionario delmundo árabe. ¿Serán los nuevos países unanueva pieza del ajedrez mundial? Si nos limita-mos a la superficie de las voluntades políticas,eso parece. Pero si miramos los procesos másprofundos podremos ver el reflejo, más omenos deformado por la mediación de la dicta-dura burocrática que dominaba la Unión Sovié-tica, de una alianza de clase entre la burguesíanacional antiimperialista y la clase obrera anti-capitalista. La burocracia estalinista utilizó larevolución como una pieza de ajedrez cierta-mente, pero ello no puede ocultar que la cola-boración se basaba en una alianza real. Entre elcambio de paradigma imperialista capitalista yun régimen burocrático que luchaba por sobre-vivirse a sí mismo, la revolución árabe volvió aplantear la necesidad de un bloque por el cam-bio de sociedad. De ahí la ideología sociali-zante del nacionalismo panarabista árabe.

Este imparable proceso de descolonizaciónse desarrolla pues dentro de un marco social enprofunda transformación. Los viejos mandatoscoloniales de entreguerras, con el manteni-miento del control colonial del poder político yde la propiedad sobre los principales recursoseconómicos (petróleo, materias primas, infraes-tructuras como el canal de Suez, etc.) comocorolarios, serán denunciados y reemplazadospor la independencia efectiva. Para las fuerzassociales populares emergentes las viejas oligar-quías de origen monárquico son un obstáculotanto o más importante que las fuerzas dedominio colonial. La combinación de la libera-ción nacional con la transformación de lasestructuras sociales será la marca de la época,dando lugar más adelante, en muchos casos, anacionalizaciones, reformas agrarias y planifi-cación económica en regímenes socializantes.

Es así como el despertar de las masas árabesencontrará rápidamente un camino para mani-festar sus ansias de liberación y sus energías

renovadoras de la sociedad. Tan pronto comoel 8 de mayo de 1945, el mismo día del armisti-cio de la Segunda Guerra Mundial, los distur-bios arrasan la región argelina de Constantina.Una represión terrible, con ametrallamientosde campamentos y arrasamiento de aldeas, sesuma a la violencia de la insurrección provo-cando la muerte de entre 20.000 y 100.000argelinos a cambio de la vida de unos… ¡100europeos!

En un lapso de unos pocos años la situaciónde revuelta se generaliza y está en condicionesde cambiar la situación. La revolución árabe seextiende y transforma una descolonizacióninevitable en un profundo cambio de susestructuras sociales y políticas internas, de talmanera que la explotación imperialista de susrecursos por la vía tradicional de la colonia y elmandato resultarán ya imposibles en el futuro.Posteriormente, estabilizada la zona, el impe-rialismo capitalista encontrará nuevas vías pararecomponer mecanismos de exacción a la parque se consolida una nueva oligarquía en lazona, pero durante la época de ascenso revolu-cionaria tuvieron la cosa muy, muy difícil.

El panarabismo socializante de Nasser

Egipto, a pesar de ser formalmente indepen-diente desde 1922, entenderá la revolucióncomo su auténtica liberación nacional, ya queserá ésta la primera vez después de miles deaños en que los propios egipcios regirán su des-tino sin ser gobernados por una dinastía extran-jera.

El golpe de estado de julio de 1952 quederribó a la monarquía otomana títere delimperio británico lo organiza y dirige uncomité del Movimiento de los Oficiales Libres

que lideraba Gamal Abdel Nasser, futuro presi-dente del país. El Movimiento había sidocreado tras la humillante derrota de Egipto ensu guerra con Israel de 1948, sentimiento que lapresencia de tropas anglo francesas en el canalde Suez no hacía más que agudizar. La organi-zación de militares conspiradores representapolíticamente a una burguesía emergente yentra rápidamente en contacto con sectores

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populares y campesinos, incluyendo a los Her-manos Musulmanes y a organizaciones deizquierda. Las huelgas y las manifestaciones sehabían convertido en algo habitual a medidaque iba aumentando el coste de la vida. Ladébil burguesía encuentra en el estructurado yorganizado ejército el medio ideal para suacción política. Casi un recién nacido, vacubriendo sus necesidades de cuadros de la can-tera los sectores sociales emergentes, de esamisma burguesía. El movimiento de las masaspopulares encontró en la acción de los militaresuna expresión de sus intereses. Esa confluenciaprovoca que el hundimiento del régimen seaabrupto y total.

Nasser desarrolla rápidamente un programapanarabista y socializante que hace de la uniónde los pueblos árabes su principal caballo debatalla. La reforma agraria, mediante el esta-blecimiento de un máximo de superficie porpropietario, refleja la voluntad de responder alas expectativas de los campesinos indepen-dientemente de que sus resultados reales selimitaran a una redistribución entre la burgue-sía de tierras expropiadas a los extranjeros. Lasnacionalizaciones y la creación de una potenteindustria estatal tienen sus muestras más para-digmáticas en el proyecto de la presa de Asuán,donde comienza la colaboración con la URSS,y en la nacionalización del canal de Suez de1956. Esta acción desató una gran crisis inter-nacional con ocupación de tropas anglo france-sas e invasión del Sinaí por Israel incluidos(segunda guerra árabe-israelí) y que hizo deNasser el gran héroe de los pueblos árabes,

reafirmando un papel entre los máximos repre-sentantes del Movimiento de Países no Alinea-dos que la conferencia de Bandung de 1955 yale había otorgado junto a Nehru (India) ySukarno (Indonesia).

Pero el nacionalismo panárabe del pro-grama nasserista no habría alcanzado la proyec-ción que tuvo sino hubiera sido porque latransformación de las estructuras sociales conque fue acompañado le aseguró el apoyo deci-dido de las masas populares. Es más, puededecirse que el nasserismo se convirtió, dadas lascircunstancias, en instrumento de una revolu-ción popular, de la alianza entre las masas des-poseídas y los sectores de una burguesíaemergente. El caso es que adquirió una granimportancia estratégica en el mundo árabe.Ésta revolución victoriosa en uno de los princi-pales, sino el más importante, país árabe resultóser el espejo en el que mirarse para toda lazona… ¡otro mundo era posible!

Los antiguos protectorados franceses delLíbano y Siria inician un convulso período trassu acceso real a la independencia el año 1946,cuando las tropas francesas abandonan el país.En Siria, el panarabismo tiene también unafuerte tradición y el Partido del Renacimiento

Árabe Socialista (Baaz), fundado en 1947 y conraíces tanto en Siria como en Irak, crece eninfluencia junto a otras organizaciones deizquierda. Finalmente, un golpe de estado des-tituye al presidente del país el 1954, recupera laconstitución de 1950 que había sido suspendiday es considerada el modelo democráticamentemás avanzado de la zona, y convoca nuevaselecciones en un clima de ascenso de la movili-zación. El resultado de las elecciones muestra elascenso del bloque arabista de izquierdas. ElBaaz accede al gobierno e inaugura un períodode nacionalizaciones de industrias estratégicasen el textil, el petróleo, la alimentación, las far-macéuticas… Se produce también la primeraunión con Egipto en la República Árabe Unidaque se mantiene entre 1958-1961. La estrechacolaboración en armamento y proyectos indus-triales con la Unión Soviética de ambos países(Egipto –Assuan– y Siria) arranca también enésta época.

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En el Líbano se desata una crisis revolu-cionaria que se traduce en guerra civil en 1958(precursora de la que sacudirá al país 20 añosmás tarde). La boyante situación de la burgue-sía financiera y comercial, que conocía unaépoca dorada (el llamado “milagro libanés”)contrastaba con la miseria de los jornalerospobres y los expatriados palestinos y emigran-tes sirios. Las reformas exigidas por el bloquenacionalista árabe y la izquierda se centran enun programa mínimo de refuerzo del Estado,creación de un Banco Central, una Oficina deDesarrollo y una Seguridad Social, y se cum-plen en parte con el gobierno resultante alfinal de la guerra en el cual entra uno de losjefes de la rebelión en el gobierno, RachidKaramé3. Como puede comprobarse es laactividad de las masas la que condiciona losgobiernos.

Sintomáticamente, el 15 de julio de 1958,15.000 marines estadounidenses desembarca-ron en Beirut en la primera intervención mili-tar norteamericana en la zona. Se retiraronrápidamente cuando la crisis fue resuelta conla formación de un gobierno de reconciliación,pero su punto de mira no estaba en el Líbano,lo que más preocupaba al gobierno estadouni-dense era el golpe de estado que había aca-bado con la monarquía y la vida del reyhachemita, Faisal II, en Bagdad capital deIraq el día anterior, 14 de julio. La preocupa-ción no era baladí, con esa nueva revoluciónsaltaba por los aires el mecanismo de conten-ción contrarrevolucionario establecido en lazona mediante el bloque de los reinos hache-mitas de Iraq y Jordania. Solo Jordania sobre-viviría como instrumento de contención, conla triste consecuencia de que su rey Husseinha pasado a la historia como el verdugo árabede la revolución palestina con la guerra contralos fedayines en el mes de “Septiembre Negro”de 1970. Pero esa es otra historia, volvamos aIraq en 1958. Egipto, Siria, Líbano y ahoraIraq. Ni el Pacto de Bagdad (Iraq, Turquía,

Irán, Pakistán) ni la mencionada Unión Árabe(Iraq-Jordania) salvan al régimen. El panara-bismo socializante nasserista tiene la con-fianza de las masas y, a diferencia de Egipto,en Iraq la participación directa de la ciudada-nía es necesaria para el triunfo del golpe deestado. Se proclama una república soberana deunión fraternal entre sunitas, chiíes y kurdos,se inicia una reforma agraria similar a la egip-cia y reformas a favor del pueblo en la salud, laeducación y la vivienda. Se denuncia el Pactode Bagdad y se inicia la colaboración con laUnión Soviética en importantes proyectosindustriales. Aunque el hombre fuerte de lanueva república, Qasem, mantiene sus distan-cias del nasserismo más radical, encabeza eseplan de reformas.

Los cambios sociales que se producen enla zona se hacen evidentes en pocos años.Una nueva burguesía se hace fuerte toda vezque la costra oligárquica desaparece y la dis-minución de la presencia del imperialismocapitalista permite el desarrollo de nuevascapas sociales antes sin expectativas. Lasreformas permiten también inicialmente unavida más desahogada de las capas trabajado-ras y campesinas. Las masas populares hanganado con la revolución indudablemente. Elprestigio del nasserismo socializante esenorme. La otra variante nacionalista, elbaaismo, reclama su cuota de influencia, y laizquierda también crece en influencia graciasa la marea revolucionaria que mantiene a lasmasas movilizadas. Otra cosa serán las vicisi-tudes posteriores y las limitaciones de unarevolución en un marco territorial concreto,en un mundo que necesita un proceso mun-dial (“global” decimos hoy) para acometernuevos objetivos, pero lo que es indudable esque las revoluciones del mundo árabe delMasreq en los años 50 del siglo pasado pro-dujeron una transformación irreversible delas estructuras sociales sin precedentes ante-riores.

3. Rachid Karamé, que murió asesinado en un atentado en junio de 1987 en plena guerra civil libanesa, tienesus orígenes políticos en ésta época y fue toda su vida un personaje característico del nacionalismo árabe deraíces nasseristas.

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La guerra de liberación de Argelia

La situación en el Magreb vendrá determi-nada por la revolución en Argelia. Posible-mente ésta, junto a la lucha por la liberacióndel pueblo palestino, concentra las batallasmás cruentas del relato que nos ocupa. Entre1954 y 1962 se libra la guerra de liberaciónentre el FLN (Frente de Liberación Nacional) yel ejército francés. Bastan dos datos paraentender el porqué de su crudeza. Primero, denueve millones de habitantes con que cuentaArgelia, nada menos que un millón son pied-

noirs (europeos, colonos y sus familias, funcio-narios, militares, etc.). Segundo, el ejércitoencargado de la represión viene de un fracasototal en Indochina y no solo pelea por su paíssino por sí mismo, por su propia supervivenciay prestigio, y está dispuesto a cualquier cosa.La guerra sucia será una de las peores que serecuerda. Sin embargo la lucha militar no essuficiente. Pese a la represión, pese a la perse-cución y el descabezamiento una y otra vez delFLN, pese la presión sobre las poblacióncuando se moviliza en huelga general, pese atodo ello no será la lucha militar la que defi-nirá la salida de la situación. Sólo cuando, apartir de diciembre de 1960, las masas popu-lares argelinas, que tienen en la Kasba4 deArgel su expresión más genuina, adoptan unaposición con su movilización que no tienemarcha atrás. Todo el mundo (hasta elgobierno francés y su presidente Charles deGaulle a la cabeza) entiende que el dominiocolonial ha llegado a su fin. En la ONU 54países reconocen el derecho a la autodetermi-nación del pueblo argelino. En julio de 1962,Francia accede a su independencia. Elimpulso inicial del país independiente lolidera Ben Bella en una línea a favor de larevolución democrática popular y una víasocialista. La expropiación de tierras de loscolonos que abandonan el país permite, enprimera instancia, la experimentación socia-lista en el campo. El régimen sufre sucesivaspurgas y se burocratiza rápidamente. Ya en

junio de 1965 Bumedian se hace con el podery Ben Bella es sometido a arresto domiciliariohasta 1980.

Los efectos de la revolución argelina sobre suentorno son inmediatos. En Marruecos, inde-pendiente desde 1956, el rey Hassan II se vioforzado a permitir las elecciones más libres cele-bradas en ese país hasta la fecha. La alauita esuna monarquía genuinamente habilidosa comoninguna. El actual rey de Marruecos, MohamedVI, repite hoy la maniobra que tan bien leresultó a su padre, y permitirá “graciosamente” –dice– que el partido más votado presida elgobierno. Veremos en que acaba la cosa, puescomo dice el viejo dicho marxista: “la historia serepite primero como tragedia y la segunda comocomedia” ¿Se librará de que el pueblo marroquíle pase cuentas, como lo hizo su padre? En cual-quier caso a Hassan II le fue bien. Las eleccionesse celebran en 1963 y, aún amañadas, arrojan unresultado sorprendente. La oposición (Istiqlal yla radical UNFP –Unión Nacional de Fuerzas

Populares– de Ben Barka) obtienen más votos(1,7 millones) que los candidatos oficialistasmonárquicos (1,1 millones) pero igual númerode escaños (69, 41 el Istiqlal y 28 la UNFP) gra-cias al desigual valor del voto rural y del votourbano. La tensión llega al máximo y las refor-mas se hacen inevitables. Pero el conflictoarmado con Argelia por un trozo de desiertopermite al rey desviar la atención (¡como con la“marcha verde” sobre el Sahara en 1975!). Loslíderes de la oposición, que podían encabezar larevuelta contra la monarquía, son perseguidos yla monarquía retoma paulatinamente el controlde la situación. Ben Barka, exiliado es secues-trado en 1965 por policías franceses en Francia yentregado a agentes secretos marroquíes de Has-san II que lo torturan y asesinan.

En Túnez, Burguiba, que preside el país desdesu independencia el año 1956 y lo dirige a travésdel partido único, el Neo Destur (“neo constitucio-nal”), se aparta a un lado durante los años sesentapara dejar el protagonismo a Ben Salah, sindica-lista de la UGTT que emprende una “vía de desa-rrollo socialista” para atajar la fuerte crisis

4. Barrio árabe de la ciudad.

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económica en que se ve sometido el país a finalesde los años cincuenta. De hecho el partido cambiasu nombre por el de Partido Socialista Desturianoen 1963. Antes, en 1961, la “crisis de Bizerta”acaba con la presencia militar francesa en la zona.Inversiones en infraestructuras, control sobre sec-tores industriales clave, reforma de estructurasagrarias con fuerte impulso del cooperativismo. Laexperiencia finaliza en 1969 con la destitución deBen Salah por Burguiba y su posterior encarcela-miento.

En la vecina Libia, que es gobernada por elrey Idris desde su acceso a la independencia elaño 1951, 1969 es el año en que la revoluciónacaba con la monarquía y comienza el gobiernodel tristemente hoy famoso coronel Gadafi,cuya evolución y la del régimen autocrático porél impuesto daría para todo un libro. Aquítomamos nota solamente del hecho que elmonarca libio fue derribado por una revoluciónpopular como la que hoy pretende derribar a susucesor.

Periferias y revolución islámica

La península arábiga tampoco quedó exenta dela situación y la dinastía saudita tuvo que hacerfrente al enfrentamiento con Egipto en torno alconflicto de los dos Yemen, el del Norte y el delSur. La lucha del pueblo palestino merece unamención especial, ya que su liberación galvaniza,como es harto sabido, el mundo árabe. Sinembargo el golpe que representó el “septiembrenegro” jordano de 1970 fue un golpe muy duro y

su aportación al proceso revolucionario generalse redujo a su carácter de emblema.

En la periferia del mundo árabe encontramosa Turquía y a Irán. El primer país se mantuvorelativamente al margen a pesar de sufrir una graninestabilidad política resuelta mediante la inter-vención del ejército. Pero a Irán, cuando ya hacíaaños que el reflujo se había impuesto en el restode la zona, le llegó la hora de la revolución en1979 cuando la constante presión de las masasmovilizadas hizo huir del país al sah Reza Pahleviy entregó el poder a los clérigos que fundaron unaRepública Islámica. En el ínterin, el reflujo habíaarrastrado al nacionalismo panárabe que tuvo enel nasserismo su expresión más genuina hacia sudeclive, las fuerzas izquierdistas no tuvieron mejorsuerte y la desmovilización de las masas permitióla cristalización de los regímenes autocráticos quehoy se están desmoronando por el renovadoempuje de la movilización popular. No es extrañopues que la tardía revolución iraní entregase elpoder al islamismo que había substituido al pana-rabismo como referente antiimperialista. A pesarde sus resultados diferentes, el iraní también fueun proceso revolucionario.

Hemos visto como el panorama del mundoárabe cambió radicalmente en virtud de procesosde movilización de masas que comportaron unencadenado de revoluciones. Independiente-mente de su futuro y de sus resultados inciertospodemos afirmar que lo que comenzó en losmeses de enero y febrero de 2011 transformaráen la misma medida o más el aspecto el mundoárabe actual. No ha hecho más que empezar.

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Túnez, Egipto:un proceso revolucionario

de alcance mundialComité Internacional IV Internacional

1. La extraordinaria victoria del pueblo egip-cio contra Mubarak intensifica el alcance

histórico de la revolución tunecina queacabó con el régimen de Ben Ali. En tansolo unos días, la onda de choque de estasvictorias populares se extendió a toda laregión árabe y más allá, e influenció la rela-ción de fuerzas mundial entre las clases.Manifestaciones, huelgas, asambleas, comi-tés de autodefensa, movilizaciones de lossindicatos, de los estudiantes de secundariay de las organizaciones democráticas seenfrentaron con una determinación abso-luta contra los aparatos del Estado, princi-palmente contra la policía. Millones detunecinos y egipcios se movilizaron hastaderribar a los dictadores, y continúan enmarcha para que no les arrebaten sus revo-luciones.

2. Se trata de un proceso de revolución perma-nente que combina estrechamente lasdimensiones sociales, democráticas y desoberanía nacional, y que se propaga a nivelinternacional. Los efectos de la crisis eco-nómica mundial, conjugados con la opre-sión feroz y la corrupción descarada de lasdictaduras, concentraron a las clases popu-lares más desaventajadas, tanto la claseobrera organizada como las clases medias,tanto los jóvenes como los viejos, tanto lasmujeres como los hombres. Las masastunecinas y egipcias ya no podían aceptarlos sistemas económicos que las margina-ban. Al igual que en muchos países vecinos,la integración a la globalización capitalista

desembocó en un crecimiento económicoque no creó empleos, sino más bien una

concentración de riqueza sin precedentes,un desarrollo desigual de los países y unadegradación general de las condiciones devida y de trabajo.

Una de las razones principales de estasrevoluciones fue la explosión de los preciosalimentarios durante los últimos años. Elproceso rápido del cambio climático ha lle-vado a la crisis alimentaria mundial actual,particularmente en los países como Túnez.La liberalización económica impuesta por elFMI, la OMC y la UE ha resultado en unaprecarización creciente de los trabajadores,en un acaparamiento de las tierras por elcapitalismo agrario dirigido a la exporta-ción, en recortes drásticos en los serviciospúblicos y en un desempleo masivo, en par-ticular de los jóvenes diplomados. Con elcierre, además, de las fronteras de la UniónEuropea a las posibilidades de emigración yla contracción del mercado laboral en lasmonarquías petroleras del Golfo, ha des-aparecido toda perspectiva de escapar a lapobreza.

Al mismo tiempo, la asfixia radical delas libertades y de los derechos democráti-cos se apoyó en los estados policiales, queimponían un control social generalizado. Laimposibilidad de contrapoderes —los parti-dos “de oposición” parlamentarios erantolerados por los regímenes tunecino yegipcio solamente como fantasmas, las aso-ciaciones eran infiltradas o se obstaculizaba

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su funcionamiento— hizo que entre las dic-taduras y las poblaciones no existiera másque la figura de un líder autocrático y unaparato represivo servil y feroz. Asimismo,el funcionamiento mafioso de los clanes enel poder acabó por deslegitimarlos.

En fin, estos dos regímenes se distin-guían por su colaboración con el Estadosionista de Israel, lo cual enfurecía aún mása las poblaciones, que consideraban suyoslos sufrimientos del pueblo palestino. Decara a todas estas injusticias, las huelgas ylas explosiones sociales se multiplicarondurante estos últimos años, lo que permitióuna acumulación de experiencias, pero sinconseguir derrumbar el muro del miedopara la mayoría de la población. Este murose desbordó en unas semanas y, a pesar delas numerosas víctimas, el pueblo tunecinolideró una lucha ininterrumpida hasta sacaral dictador Ben Ali, cuyo ejemplo luegosiguió el pueblo egipcio con la salida deMubarak.

3. Con estas victorias, los pueblos de la regiónárabe recobran una dignidad inmensa, la desu irrupción en el escenario político de lademocracia y de la lucha de clases, y no ya lade la alternativa (o combinación) mortíferade autocracias/islamismo en la cual estuvie-ron atrapados durante 30 años. Las clasespopulares —y, en primer lugar, la claseobrera— de esta región han adquirido losmedios para reivindicar todas las libertadesdemocráticas; y las mujeres, para reivindicarsus derechos y la igualdad con los hombres.Los trabajadores han adquirido los mediospara contraatacar a un nivel muy superiorlos programas de sobreexplotación del neo-liberalismo y para desestabilizar profunda-mente los mecanismos del dominioimperialista sobre la región, tanto europeoscomo estadounidenses, articulados en elEstado de Israel. El Gobierno israelí, todaslas corrientes incluidas, no se equivocócuando exigió el apoyo de Occidente a losdictadores justo hasta el final.

La revolución en la región árabe reflejael potencial para la emancipación social ydemocrática de toda lucha de masas contrala injusticia. El rol activo de las mujeres enesas movilizaciones es una señal inequívoca.Ese proceso permite combatir las campañasracistas e islamófobas del supuesto “choquede civilizaciones”, que intenta hacernoscreer que la movilización de los pueblos ára-bes-musulmanes le abre el paso al inte-grismo.

Esta dinámica tendrá efectos en elmundo entero. Ya lo ha tenido de inme-diato en Jordania, Yemen, Bahrein, Siria,Libia, Argelia, Marruecos y Mauritania,incluso si no se puede prever a qué ritmo yen qué orden pueden caer los regímenes,debido a las particularidades de cada uno.Particularmente en Libia, donde el régimenha atacado a la población con aviones yhelicópteros militares, y ha matado ya a másde 500 personas, ha habido una escaladarápida de la situación que requiere todanuestra solidaridad.

Estas revoluciones crean nuevas condi-ciones, muy favorables, para la lucha de lospalestinos, una lucha que la Cuarta Interna-cional fomenta y apoya. La revolución egip-cia pone de manifiesto ese crimen contra lahumanidad que representa el sitio a Gaza.Frente a esto, la respuesta del Estado sio-nista puede tornarse más severa y violenta.Será necesario redoblar la movilización paraimpedirla.

La dinámica de estas revolucionesfomenta también las luchas contra las dicta-duras en Irán y hasta en China, donde lasoposiciones se inspiran en los métodos decoordinación utilizados en Túnez y enEgipto, como lo son las redes sociales.Fomentará inevitablemente las movilizacio-nes de las comunidades inmigrantes origi-narias de la región árabe, que sonsobreexplotadas y oprimidas en los paísescapitalistas avanzados. Más que nunca,debemos mantenernos del lado de estaspoblaciones.

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Pero estos procesos podrían tener con-secuencias globales todavía mayores en lospaíses imperialistas donde los trabajadores ylos jóvenes se enfrentan cada vez más masi-vamente a los planes de austeridad sinencontrar el camino de la victoria: demues-tran que una revolución desde abajo es posi-ble en el siglo XXI, ¡que se puede acabarcon un régimen político aparentementeinexpugnable y conseguir las conquistas queaún ayer parecían inaccesibles!

4. Las conquistas de estos procesos cierta-mente son frágiles tanto en Túnez como enEgipto, pero esenciales para continuar.Apoyadas en las experiencias popularesrecientes y el antiguo arraigo de la izquierdaradical en los sindicatos, la autogestión sedesarrolló masivamente cuando era necesa-rio que los manifestantes y los habitantes delos barrios se protegieran de las intervencio-nes policiales y de las milicias del poder: enTúnez, de Sidi Bouzid a los barrios popula-res de las grandes ciudades y en la Kasbahde la capital; en Egipto, de la Plaza de laLiberación de El Cairo a los barrios deSuez, Mansourah o Alejandría. Escenas

inimaginables unos días antes: los musul-manes y los coptos protegían mutuamentesus momentos de oraciones; los obreros ylos internautas jóvenes, las mujeres y losreligiosos, los escritores y los taxistas defen-dieron hombro a hombro los lugares ataca-dos por los secuaces de Mubarak. El pueblologró desestabilizar el ejército, mientrasintentaba fraternizar sistemáticamente conlos soldados.

Los dictadores huyeron, los líderes delos partidos en el poder tuvieron que irsebajo la presión de las movilizaciones, y lasmovilizaciones populares continúan. EnTúnez, los dirigentes más corruptos sonperseguidos por la justicia, los fondos y losbienes del partido dirigente fueron congela-dos, y sus locales se han convertido enCasas del Pueblo. La mayor parte de losprisioneros políticos han sido liberados.Aunque no han sido desmantelados, losaparatos policíacos de ambos países estándesorganizados. Los empleados de losministerios comienzan a ejercer un controlsobre sus dirigentes, como en el Ministeriode Asuntos Exteriores de Túnez, que consi-guieron la renuncia de su ministro. Muchos

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gobernadores, alcaldes y funcionarios públi-cos tunecinos han tenido que renunciar.¡Las masas tunecinas han llegado incluso aexigir la salida del recién llegado Embajadorde Francia, luego de su declaración despec-tiva! Muchos trabajadores temporales delservicio público han conseguido puestospermanentes; el capital de los empresariosmás corruptos de Túnez ha sido nacionali-zado. En Egipto, esos procesos tambiénhan comenzado. Los servidores públicoshan obtenido aumentos de salario de un 15por ciento; muchas huelgas obreras se desa-rrollan a pesar de las amenazas del nuevopoder.

5. Por supuesto, las clases dominantes no sehan quedado inertes y serán más y más acti-vas de cara a los procesos revolucionarios.En Túnez, la “neutralidad” del ejército y lasalida de Ben Ali se contrabalancearon conla permanencia en el poder de su primerministro, Ghannouchi, y muchos de losdirigentes del RCD, que sería legitimadapor la llegada al gobierno de varios partidosde la oposición y del gran sindicato UGTT.El rechazo y la posterior movilizaciónpopular impusieron un segundo gobiernoen que solo el Primer Ministro queda entrelos ejecutivos del RCD. Pero el nuevopoder está dirigido por ejecutivos del impe-rialismo francés, y éste, junto a los capi-talistas tunecinos y el ejército, estáconcentrando todos sus esfuerzos en con-vencer a los trabajadores de reanudar el tra-bajo “como antes”. Sería cuestión de cerrarun paréntesis… mientras se conforman conanunciar las elecciones generales en 6meses.

En Egipto, es el ejército el que estágarantizando directamente la “transición”,con el amenazante Ministro del InteriorSuleiman, un torturador probado, amigo deIsrael y un agente de la CIA de conoci-miento público. Allí también se llama a lagente a que sea razonable y permita la con-tinuidad del turismo y de las inversionesextranjeras, con la promesa de elecciones en

unos cuantos meses… y amenazas dereanudación de la represión.

Los gobiernos de Sarkozy y Berlusconi,que no se lo esperaban y se enredaron en suapoyo a Ben Ali, están al frente de la UniónEuropea para exigir ahora la reanudación delos negocios y el regreso a los bloqueos poli-ciales de los emigrantes. La administraciónObama del imperialismo estadounidense esmucho más flexible: tras no haber previstoni controlado el movimiento en Egipto,pretende haberlo iniciado. Pero sus vínculosestrechos con el mando del ejército pesancomo una amenaza permanente sobre elproceso revolucionario egipcio y requeriránque se mantenga cerrada la frontera pales-tina en Gaza. En fin, las instituciones inter-nacionales exigirán que se respeten losfundamentos del capitalismo moderno: elpago de la deuda pública, aunque sea inicua;el respeto a la apertura total al capital y a losproductos extranjeros, continuación de lasdesregulaciones.

6. En este proceso, hay liquidar todo el sis-tema para establecer todos los derechos y laslibertades democráticas: el derecho deexpresión, el derecho de huelga, el derechoa manifestarse, el pluralismo de asociacio-nes, los sindicatos y los partidos, la liquida-ción de la institución presidencial y lainstauración de un gobierno provisionalrevolucionario. Es necesaria hoy la aperturade un proceso de elecciones libres a favor deuna asamblea constituyente. Para que nosea usurpado por un nuevo poder de las oli-garquías, este proceso se debe apoyar en laorganización de comités, coordinaciones yconsejos populares que surgieron en lapoblación. En ese contexto, los anticapita-listas lucharán por las reivindicaciones clavede un programa que rompa con el imperia-lismo y el sistema capitalista: satisfacción delas necesidades vitales de las clases popula-res (el pan, el salario, el empleo); reorgani-zación de la economía en función de lasnecesidades sociales; los servicios públicosgratis y de calidad (la educación, la salud);

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los derechos de las mujeres; ampliación delas protecciones sociales (el desempleo, lasalud, el retiro); una reforma agraria radical;la socialización de los bancos y de los secto-res clave de la economía; la anulación de ladeuda; la soberanía nacional y popular. Esteprograma, que estaría al servicio de los tra-bajadores y de la población, es defendido enTúnez por la Liga de la Izquierda Obrera(Ligue de la Gauche Ouvrière, LGO). Estaorganización es un componente del Frente14 de Enero, que reúne a las izquierdas querechazan el gobierno de Ghannouchi yluchan por todas las libertades democráti-cas, por una Constituyente y por la satisfac-ción de las necesidades fundamentales. Esteprograma también es defendido en Egiptopor un reagrupamiento de revolucionariosque está surgiendo en el país.

Los pueblos tunecino y egipcio, y elconjunto de los pueblos de la región árabetodavía necesitan nuestra solidaridad en lalucha por las libertades democráticas. Nece-sitan aun más nuestra movilización paraaflojar el tornillo imperialista: no pago de ladeuda externa de los antiguos regímenes;restitución de los bienes y los haberes finan-cieros de los dictadores; protección de lasoberanía nacional del pueblo ante las pre-siones del capitalismo internacional; anula-ción de los acuerdos internacionalesfirmados por el antiguo régimen en los sec-

tores militares, migratorios y de seguridad.Los revolucionarios del mundo entero tam-bién tienen la tarea esencial de establecertodos los vínculos posibles con los sindica-tos y las organizaciones sociales y anticapi-talistas de sus respectivos países para ayudaren la consolidación de los procesos revolu-cionarios en curso y para apoyar la autoor-ganización de los pueblos.

¡La revolución en curso en la regiónárabe es nuestra lucha!

Apoyamos las siguientes iniciativas:

El llamamiento de la Asamblea de losMovimientos Sociales, reunida en elmarco del Foro Social Mundial de Dakar,a una jornada mundial de movilizacionesen solidaridad con las revoluciones en elmundo árabe el 20 de marzo de 2011(fecha del aniversario de la invasión a Iraken 2003). La conferencia de las organizaciones revo-lucionarias de la región árabe, convocadapor la LGO, del 25 al 27 de marzo enTúnez. La Conferencia Anticapitalista Mediterrá-nea, convocada por el Nuevo Partido Anti-capitalista, que se reunirá en Marsella el 7 yel 8 de mayo próximos.

Amsterdam, 22 de febrero de 2011

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Preguntas y respuestas sobre Libia

La decisión de Naciones Unidas de permitir laintervención militar en el conflicto libio hagenerado toda una discusión que recorre a lamayoría de las fuerzas de izquierda. Intentamosresponder a algunos de esos debates.

¿Gadafi antiimperialista?

En ciertos sectores de izquierda, aunque muyminoritarios, se ha pretendido presentar aGadafi como un antiimperialista. No hay quienaguante tamaña barbaridad. Hace ya demasia-dos años que dejó de ser un díscolo dirigentecon mucho petróleo para convertirse en un fielaliado de las grandes potencias. Como demos-tración leamos lo escrito por Fidel Castro,antaño aliado del propio Gadafi.

Dice Fidel:“Es un hecho irrebatible que las relacionesentre Estados Unidos y sus aliados de laOTAN con Libia en los últimos años eranexcelentes, antes de que surgiera la rebeliónen Egipto y en Túnez. En los encuentros dealto nivel entre Libia y los dirigentes de laOTAN ninguno de éstos tenía problemascon Gadafi. El país era una fuente segura deabastecimiento de petróleo de alta calidad,gas e incluso potasio. Los problemas surgi-dos entre ellos durante las primeras décadashabían sido superados.

Se abrieron a la inversión extranjera sec-tores estratégicos como la producción y dis-tribución del petróleo. La privatizaciónalcanzó a muchas empresas públicas. ElFMI ejerció su beatífico papel en la instru-mentación de dichas operaciones. Como es

lógico, Aznar se deshizo en elogios a

Gadafi, y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy,Zapatero, y hasta mi amigo el rey deEspaña, desfilaron ante la burlona miradadel líder libio. Estaban felices...

A partir de octubre de 2002 se inició elmaratón de visitas a Trípoli: Silvio Berlus-coni en octubre de 2002; José María Aznar,en septiembre de 2003; Berlusconi denuevo en febrero, agosto y octubre de 2004;Blair, en marzo de 2004; el alemán Schröe-der en octubre de ese año. Todo el mundofeliz. Poderoso caballero es don dinero...

Gadafi recorrió triunfalmente Europa –escribe Fidel– en Bruselas vio a RomanoProdi; en agosto invitó a Bush a visitarLibia; ultimó contratos con Exxon Mobil,Chevron Texaco y Conoco Philips paraexplotar el petróleo libio. Después estable-ció plenas relaciones diplomáticas con Esta-dos Unidos y Bush, y firmó acuerdos decooperación nuclear con Francia y EstadosUnidos. Tony Blair lo visitó en Libia en2007 y British Petroleun firmó un contrato“enormemente importante” para explotar elgas libio... En diciembre de 2007, Gadafirealizó dos visitas a Francia y firmó contra-tos de equipamientos militares y civiles porvalor de 10 mil millones de euros; y a Espa-ña, donde se entrevistó con el presidente delgobierno José Luís Rodríguez Zapatero.Contratos millonarios se suscribieron conimportantes países de la OTAN”.

¿Por qué la intervención?

La oleada revolucionaria en los países árabes hapillado por sorpresa a las potencias imperialis-

tas y han tenido que ir reaccionado por detrás

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de los acontecimientos. Hasta el últimomomento sostuvieron a los dictadores deTúnez y Egipto, siguieron manteniendo laalianza con Gadafi e intentan evitar que laoleada revolucionaria se extienda a otros países,Siria, Bahrein, Marruecos…

Como es evidente el primer objetivo no esayudar a la victoria de la rebelión sino salvar yproteger los intereses imperialistas en la zona. Siel verdadero interés fuera salvar vidas inocentes¿por qué esperaron hasta el último momento?Durante semanas el pueblo libio se enfrentó sinapenas medios a la maquinaria militar del dicta-dor Gadafi y sus secuaces. Durante semanas losgobernantes del mundo callaron y esperaron aver como evolucionaban los acontecimientos.Estaba, y está, en juego el petróleo y el gas delpaís. Si con la intervención militar pretendendemostrar que defienden la democracia y losderechos del pueblo, otra vez su doble rasero lescondena. Callan sobre la intervención de tropassaudíes en Bahrein y han callado sobre las trope-lías del Estado de Israel sobre los palestinos enGaza, que justo durante estos días ha vuelto amatar a ciudadanos palestinos.

También hay que tener en cuenta que lasamenazas de Gadafi de que liquidaría a la gente

en Bengasi, comparando su entrada en la ciu-dad con la entrada de Franco en Madrid en1939 (¡menudo antiimperialismo que gasta elhombre!) anunciaba una nueva masacre quepodría crear problemas entre la opinión públicade los países occidentales, y también entre lasmasas árabes, y de rebote crear una descontro-lada situación política en el país que generaramás problemas aún para el suministro y el con-trol del petróleo y gas libio. Quizás esa comple-jidad explique porque ni siquiera el frenteimperialista haya mantenido una posiciónúnica (Alemania se abstuvo y aunque dijo com-partir las intenciones de la resolución de laONU no participa) y también se abstuvieronRusia, China, Brasil, quienes, evidentemente,no quieren ningún reforzamiento del imperia-lismo americano.

En el análisis de la situación hay queincluir las contradicciones interimperialistas.Esa competencia es no solo entre EEUUfrente a Francia, Reino Unido e Italia por elcontrol y reparto del 6,5% de las reservasmundiales de hidrocarburos, sino tambiéncon China, muy presente en Libia, y ademáscon las potencias regionales, Argelia yEgipto, con el escenario detrás de toda la

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situación de crisis política y social de los paí-ses del Sahel (Chad, Niger, Burkina, Mauri-tania, Mali), con el temor de un desarrollo deAl Qaeda en la región.

Pero la intervención ha sido una chapuzadiplomática en toda regla, con una resoluciónde la ONU, la 1973, que solo permite defendera civiles, no apoyar militarmente a la rebelión,como están recordando todos los críticos ya(China, Alemania, Liga Árabe) y un desastrede gestión, al retirarse parcialmente los EEUUdel mando para forzar que sean Francia yReino Unido quienes carguen con el asunto.Con duras consecuencias para las fuerzas rebel-des en el campo militar.

¿Es una ayuda la intervención?

Vista la evolución de los acontecimientosparece evidente que si no llega a intervenir laaviación estadounidense, francesa o británica,las tropas de Gadafi hubieran entrado en Ben-gasi y probablemente liquidado la resistencia.Las fuerzas que se oponen a Gadafi han podidorecuperarse e iniciar ciertos avances, que los

mismos militares de las fuerzas imperialistasreconocen que solo aguantan en la medida quetienen el apoyo aéreo.

En ese sentido la zona de exclusión aéreafue una ayuda pero crea también otras dificul-tades. Una de carácter político. La rebeliónqueda hipotecada por la presión militar de lospaíses implicados en la intervención. Desde queestá en marcha son los gobiernos quienesimponen los ritmos y los objetivos. La divisiónde los primeros días, unos decían que había queacabar con Gadafi y otros que ese no era elmandato de la ONU, ha dejado paso a unintento de echar a Gadafi… controlando ysupeditando a los rebeldes. Y también guardán-dose cartas en la manga por si aun fuera necesa-rio ponerse de acuerdo con Gadafi. Noolvidemos que después de la primera oleada debombardeos en Irak en 1991, Sadam Husseinaún sobrevivió en el poder muchos años más.

Los gobiernos de los países que apoyan laintervención no tienen ninguna intención deayudar a la rebelión. Durante las primerassemanas ni siquiera reconocieron al ConsejoNacional que representa a los insurgentes, aun-

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que ahora se ven obligados a darle un ciertoreconocimiento buscando una alternativa aGadafi y sobre todo para controlarlo y orien-tarlo en función de las necesidades de los paísesque intervienen en el operativo militar. O sea,mantienen diferentes apuestas y ya veremos loque decide el futuro.

Si de verdad quisiera ayudarse a la revolu-ción hay muchas otras maneras. Estamos anteuna guerra civil, se necesitan armas para luchar.Lo dicen los insurgentes: “Ni podemos defen-dernos ni podemos atacar. Necesitamos armas”.También se podrían bloquear las cuentas y lasinversiones de Gadafi y su familia. Se podríaenviar ayuda humanitaria para las zonas enmanos de los revolucionarios… Hay muchosotros medios y métodos para ayudar a derrotara Gadafi, la movilización internacional, la delpueblo egipcio y tunecino…

Nuestros criterios

Para mantener una posición política claramentede izquierdas y revolucionaria es decisivo defi-nir los criterios que defendemos. En primer

lugar hay que huir de las generalizaciones fáci-les y simplistas del tipo “como son imperialistashay que estar en contra de todas las interven-ciones”. Que estemos en contra de la policíacomo fuerza represora del Estado no quieredecir que no la podamos necesitar si un asesinoquiere matarnos. Lo importante es el análisisconcreto en función de la situación, las fuerzascontendientes y si puede o no servir para haceravanzar a las fuerzas progresistas o revoluciona-rias.

a/ es necesario un análisis concreto y clasistade la situación de Libia y de las fuerzas con-tendientes.

b/ mantenemos una posición de independen-cia respecto a las instituciones internaciona-les y la política de los gobiernos.Rechazamos la intervención militar.

c/ no somos neutrales; defendemos al sectoroprimido frente al opresor.

d/ denunciamos la participación del gobiernoZapatero en esta operación militar. A estegobierno le interesa más defender los inte-reses de Repsol en Libia que a su población.

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Lo que he visto en Libia-Entrevista a Iñaki Garrido-

Escribiendo y reescribiendo sobre el tema de la rebelión en Libiaobservo que nos sobra opinión y nos falta información. Una informa-ción directa, que no esté mediatizada ni por la “corrección informativa”,ni por el éxito mediático. La información que nos puede dar un amigo deconfianza; aquél que nos explica, sin otro interés que él de informarnos,lo que ha oído, lo que ha visto, lo que le han comentado, lo que ha obser-vado; sus propias deducciones y conclusiones. Iñaki es este amigo.Trabaja de productor de informativos de TV3 y es miembro del comitéde empresa como delegado de CCOO. Anteriormente fue miembro delcomité profesional de TVC. Todo un aval para prestar atención a lo quenos cuenta, y poder argumentar: “esto es así, porque me lo ha dichoun amigo que estuvo en Libia”.

¿En qué parte de Libia has estado?En un primer momento, cuándo todo elmundo creía que la revolución libia sería unproceso rápido, como el de Túnez y Egipto,nos fuimos a la frontera con Túnez, porque estámás cerca de Trípoli y porque el gobierno deGadafi no permitía la entrada de la prensaextrajera. De hecho cuándo explotó la revueltano había periodistas internacionales dentro deLibia. El gobierno no daba visados y estuvimosen la frontera cubriendo la información de lagente que salía del país. Había un altísimonúmero de trabajadores emigrantes de todos lospaíses del Magreb, del Sahel, de Egipto, y sor-prendentemente, muchos chinos y coreanos.Pues el régimen de Gadafi había hechosmuchas inversiones a través de empresas chi-nas, sobre todo de la construcción, y la Huyn-dai coreana. Salieron miles de trabajadores y secreó un grave problema humanitario.

¿Por qué salían los trabajadores extranjeros? Básicamente, porque las revueltas fueron muyviolentas y no sabían muy bien lo que pasaba.

Cuándo les preguntábamos si es que los echa-ban, nos respondían que se iban por miedo, porlo que podría pasar.

¿De dónde venían? ¿De Trípoli, de las insta-laciones petrolíferas?De las instalaciones petrolíferas muy pocos.Estas instalaciones ocupan poca mano deobra; están muy tecnificadas, y los técnicosnormalmente son libios. Solo los cargos deconfianza de las multinacionales y los ingenie-ros especializados son occidentales. En loscampos petrolíferos no hay trabajadoresextranjeros. Los trabajadores emigrantes seencuentran sobretodo en la construcción, enlos servicios y en los pequeños núcleos indus-triales de Trípoli y Bengasi. También habíaun gran número de peones agrícolas, particu-larmente egipcios y argelinos. Lo más sor-prendente eran los miles y miles detrabajadores chinos. Están ocupados en laconstrucción, pues en las afueras de Bengasi seestá construyendo, a través de empresas chi-nas, una nueva ciudad con más de 25.000

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viviendas. Luego, cuando estuve en Bengasi lopude observar. En estos momentos aun que-dan los trabajadores subsaharianos, abandona-dos por sus gobiernos y sin ningún tipo deayuda.

Estos trabajadores que se iban, ¿qué opinabande los acontecimientos políticos que aconte-cían?Tenían muy poca información porque la mayo-ría no tenía contacto con la realidad del país;viven en unas condiciones precarias, esto lopudimos ver, y no tienen mucha relación con lasociedad. Se marcharon cuando vieron la situa-ción de violencia que se producía.

¿Pero los trabajadores tunecinos o egipciosno pensaban que lo que estaba sucediendoeran una revolución cómo la de sus países deorigen?Tenían muy poca información, pues, como tehe dicho viven muy aislados de la sociedadlibia. Sabían que había una revuelta, habíanvisto los enfrentamientos, pero no compren-dían muy bien su desarrollo. Piensa que inclusoeran ellos mismos los que nos pedían informa-ción. Dentro de Libia se había hablado muypoco de lo que sucedía en los países vecinos.Toda la información era muy controlada y laque tenían era la que habían obtenido a travésde sus familiares por teléfono. Muchos fueronconscientes de los cambios en su país, cuandoestuvieron fuera de Libia.

Si la mayoría de los trabajadores son emigran-tes ¿Se puede hablar de una clase obrera libia?No tengo suficiente información para respon-der con claridad. Si que hay los obreros espe-cializados de las refinerías, de los campos depetróleo y gas que el régimen ha procurado quesean autóctonos, como los cuadros medios eingenieros. Pero no podemos decir que sea elprototipo de clase obrera, tal como lo entende-mos.

Cuándo fuiste a Bengasi.Luego nos informaron que habían abierto lafrontera con Egipto; así que volvimos a Barce-

lona y partimos para Egipto. La frontera enTobruk estaba abierta. Había grupos de rebel-des que organizaban mínimamente la entrada.Una organización, cabe decir, muy ingenua.

Fuimos a Tobruk, donde la revolucióntriunfó enseguida. Hay que entender que estazona de Libia, la Cirenaica, ha estado pocosometida al poder gadafista. Libia es un paísdonde la pertenencia a una tribu es muydeterminante en la vida de los individuos.Ser de una tribu o de otra te puede cambiarmucho la vida. Las tribus del este -la Cire-naica- no tenían buena relación con los“gadaffa”. Habían resistido a la laicidad delrégimen y la influencia religiosa se ve entodas partes: muchas mezquitas, las oracio-nes, la indumentaria.

Podemos decir que tiene mucha influencia deEgipto.Si, pero lo más determinante es la pocainfluencia de la revolución “gadafiana”, deinfluencias laicas y socialistas. Esta zona havivido de espaldas a Trípoli. En Bengasi lopudimos comprobar.

¿Cómo estaba organizada la ciudad despuésde la revuelta?Bengasi es la segunda capital del país y tienemedio millón de habitantes. El problema prin-cipal de la revolución es su carencia de organi-zación; ésta era mínima. Piensa que Libia eraun país gobernado con mano de hierro porGadafi, y por tanto no había partidos, ni sindi-catos; no había otra organización que las crea-das a su conveniencia. La debilidad de estarevolución es su improvisación.

Algunas informaciones y manifiestos hablandel Consejo Nacional de Transición.Sí se creó este consejo. Está formado por diri-gentes del régimen de Gadafi que se hanpasado al otro bando. Esto los hace muy sospe-chosos, pues esta gente, hasta el 19 de marzo,eran los dirigentes del régimen en la zona; loque hace pensar que su cambio está motivadopor unos cálculos personales más que por losintereses revolucionarios.

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Las revoluciones de Túnez y Egipto fueronprotagonizadas por los jóvenes, principal-mente. Fue una explosión de ira por la cares-tía de la vida y la falta de trabajo, y por tanto,de perspectiva de futuro. ¿Esto mismo se hadado en Libia?No, no. Curiosamente es todo lo contrario.Libia es un pueblo pequeño; tiene seis millonesde habitantes, y es rica por sus recursos natura-les: petróleo, gas. Pero esta riqueza se ha repar-tido entre la población de una manera muydesigual. El sátrapa y su familia han utilizadolas riquezas naturales del país para acumular susfortunas personales con todo de tipo de tran-sacciones comerciales. Pero el flujo del dinerodel petróleo no ha llegado a la zona de la Cire-naica. Esta zona es menos desértica y con unaagricultura de importancia. Pero la miseria esvisible en los pueblos y en los alrededores deTobruk y Bengasi.

Pero, mientras que en los otros países unaparte de las clases medias apoyó abiertamentela revolución dejando muy aislados a los dic-tadores, en éste hubo un gran enfrentamientodesde el principio. Así por ejemplo, hepodido ver imágenes de particulares delasalto de los rebeldes a uno de los palacios deGadafi, donde estaba el cuartel general, queduró cuatro días y donde murieron más dedoscientos civiles. Fue una batalla muy san-grienta, sin prensa ni testimonios. Esto es loque he podido ver y me han explicado losparticulares que me facilitaban las imágenesde sus móviles y cámaras domésticas. En Trí-poli este descontento masivo no se ha mani-festado; puede que haya el mismodescontento, pero el régimen es más fuerte.

Podemos decir, pues que el conflicto es masterritorial que social.En Libia, la cuestión territorial del conflicto esdeterminante. No porque reclamen una organi-zación política diferente sino por la desigualdistribución de la riqueza. No había una orga-nización social y de clase en los conflictosarmados, ni en las calles. De trabajadoresseguro que habría, pero no era esta la razón porla cual participaban en el conflicto.

El conflicto ha cogido por sorpresa a laspotencias occidentales; sus servicios de infor-mación, a pesar de su ingente coste tributario,se caracterizan por la ausencia de inteligenciaen sus análisis políticos. Al principio no sabíana qué atenerse, luego, impulsados por Francia,que tiene grandes intereses en África, tanto enla zona del Norte como en la África subsaha-riana, empezaron a recelar de les revoluciona-rios. No tienen muy claro donde puede ir estarevolución.

Por otra parte Gadafi no tienen un ejércitofuerte, ya que no se fía. Hubo una purga muygrande en el 83 y muchos libios murieron enla guerra del Sahel. Tampoco hay una organi-zación política o social porque fueron dura-mente reprimidas, con miles de muertos, porparte del régimen. No es la primera vez que elrégimen se enfrenta abiertamente a la pobla-ción. Por eso los países occidentales no tienenmuy claro ni los objetivos ni la evolución delconflicto.

Quienes son “los revolucionarios” en la revo-lución de Libia.No sé si es una revolución. Es cierto que se estáluchando para derrocar a un gobierno dictato-rial y esta lucha tiene un apoyo casi total de lapoblación de esta zona. Claro que la religión esel componente principal de la revolución. Laconsigna principal de los revolucionarios, sugrito de guerra es !Ala Aghbar! Y la emisora deradio Libia Hurra (Libia libre) es básicamentereligiosa: cantos, plegarias y llamamientos reli-

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giosos a la guerra. Pero también hay otros sec-tores sociales, como por ejemplo un ingenierode una empresa pública que nos acompañó, queestán enfrentados con el régimen de Gadafi porsu apropiación de la riqueza nacional.

Cuáles son las propuestas políticas de losrebeldes.Yo no las he escuchado de ningún miliciano odirigente. Dudo que las tengan. Incluso losdirigentes del supuesto Consejo Nacionalhablan de sus propuestas políticas. Para ellos elúnico problema es Gadafi.

O sea, que el problema es lo que coloquial-mente se dice: “quítate tu, que me pongo yo”.Pues ya que lo dices de esta manera, pues sí.Te puedo asegurar que en el frente de batallano había discurso político de ningún tipo; amenos que consideremos una consigna políticael ¡Ala Aghbar! Si que había un sentimiento delibertad, de recuperar el país y el petróleo, perosin ninguna propuesta política. Más que unapropuesta política lo que hay es el deseo de lapoblación de esta zona de participar en losbeneficios del petróleo.

¿Cuándo los rebeldes hablan de libertad, paraqué y para quienes la piden? Porque pareceque los de la Cirenaica se van a quedar con lalibertad y excluirán de ella a los de Trípoli.Claro, claro, es verdad que aquí habrá un pro-blema muy grave. En los últimos días de nuestracorresponsalía, el Consejo nacional nos informóque estaba negociando con las tribus occidenta-les del país, y es posible que lleguen a un acuerdotribal. Pero no es precisamente un modelo polí-tico de referencia ni para el siglo XXI ni paraÁfrica.

En lo que parece que están de acuerdo losrebeldes y Gadafi es en respetar las instalacio-nes petrolíferas. ¿Es que tienen una protec-ción especial?He estado en Ras Lanuf y en Brega, las dosrefinerías más importantes, y los daños que hansufrido son mínimos. Las instalaciones trabajanbajo mínimos y es verdad que no son objetivos

de guerra para ninguno de los dos contendien-tes. Más bien comparten la seguridad frente aposibles atentados “terroristas”. Claro que lasinstalaciones ahora están en manos de losrebeldes y es posible que en Trípoli falte elcombustible. Sea quien sea el que gane, y conmás motivo si abren negociaciones, conservarintacta las estructuras petrolíferas es una de lasprioridades del conflicto. El que gane, e inclusoen las negociaciones de paz, aparecerá la discu-sión de un nuevo reparto de la concesionespetrolíferas. Lo que es fácil de deducir que novan todas juntas en el conflicto. La Fina ita-liana y los franceses hacen sus propios cálculospolíticos que les puedan ser más rentables.

¿Cómo valoras la información que se ha dadodel conflicto? Una de las imágenes que masme impactó eran las quejas de un rebelde quefrente al bombardeo de los aviones, gritaba:“Gadafi nos mata, Europa nos remata”. ¿Erauna manera tendenciosa de implicar a Europaen el conflicto?Los rebeldes a nivel militar estaban en una graninferioridad de condiciones. Apenas teníanarmas y las que tenían eran mal utilizadas. Porotra parte, los pocos militares profesionales quese habían pasado a la rebelión no se les tenía encuenta ni era respetada la disciplina militar. Ellamento del miliciano hacia Europa por la faltade armas es comprensible.

Puede parecer contradictorio que se pidaarmas a Europa, pero sin su ayuda era imposi-ble derrotar a Gadafi. La diferencia de poten-cial militar era brutal. Sin la ayuda de laaviación europea destruyendo a los carros decombate, los rebeldes no habrían podido defen-derse de la masacre prometida por Gadafi.Eran una cuestión de supervivencia.

Sobre la información en general hay quedistinguir la que proviene del frente, la másespectacular y la política. Mientras cubres lainformación quien marca la pauta son las gran-des cadenas de información continua; concreta-mente Al Jazira. Al Arabiya, BBC 24, y en estecaso concreto la nueva cadena francesa de 24 hque ha cogido un gran protagonismo por laimplicación francesa. Pero quien mas influye en

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la opinión general del conflicto es Al Jazzira, aldisponer sobre el terreno de tres unidadestransportables para cubrir la información endirecto, las 24 horas cada día. Quien marca lapauta de lo que está pasando es Al Jazzira, otracosa es, como presentamos las noticias cadauna de las demás cadenas.

La intervención militar ha dividido en dos laopinión de la fuerzas de izquierda. Tu que hasestado sobre el terreno ¿qué opinas?Es complicado. Sobre el terreno, y viendocomo iban las cosas, no tengo ninguna dudaque sin el apoyo militar externo la revoluciónhabría sido aplastada a sangre y fuego. Gadafidisponía de los recursos militares suficientes

para aplastar la revuelta y no cabe duda que lohabría hecho. Con la intervención se abre laposibilidad de que el conflicto se resuelva deotra manera. Todo es muy incierto y ni los mis-mos miembros del Consejo Nacional sabendonde van. La desorganización es el principalproblema que tienen.

Y los Hermanos Musulmanes ¿están presen-tes?Yo no los vi o no los reconocí. Es cierto quehay una gran presencia de los “barbudos”, talcómo los llamamos en nuestro argot a los isla-mistas, sobretodo en el frente y en los lugaresde combate. La religión es lo que más movilizaa la gente que va al frente.