impulso_noviembre2014

7

Upload: enrique-rguez

Post on 05-Feb-2016

10 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

boletin

TRANSCRIPT

Page 1: impulso_noviembre2014
Page 2: impulso_noviembre2014

“Los conocimientos adquiridos por medio del Instituto Maurer me han dado la posibilidad de gestionar y adquirir matrículaprofesional en la tecnología Eléctrica y Electrónica, obteniendo un nivel superior que he sumado con otros estudiosparalelos. De mi parte les agradezco mucho su dedicación para atender cualquier consulta en la forma más amable ycordial.”

Guillemo Enrique Carrascal Anzoátegui.Bogotá, Colombia.

“Es muy gratificante darse cuenta que tenemos oportunidad de superarnos. Mi familia ha notado mi desempeño, lo cualme hace muy feliz. En el futuro deseo poner un taller de Costura para colaborar con la economía en casa. Gracias alInstituto Maurer por su trato y confianza.”

Rebeca Barradas G.Apodaca, N. L.

“A lo largo de mi vida siempre he tenido el deseo de ayudar a mi prójimo, por eso he tomado el curso de Enfermería,para poder hacerlo con precisión y sin temor a equivocarme. Agradezco de antemano a cada uno de ustedes por supaciencia, esperando que su memorable trabajo lo sigan haciendo con mucha entereza y dedicación. Muchas gracias.”

Rosalba B. Ordóñez S.Izamal, Yuc

“En estos momentos me encuentro muy contenta porque hago lo que más amo en la vida, doy 9 clases de Yoga en salóny una a la semana en la playa del Hotel Elcano en Acapulco. Así pongo en práctica mi aprendizaje con ustedes, aunado ala experiencia que ya tenía. Estoy súper agradecida por su paciencia, que Dios los bendiga hoy y siempre.”

Toñita Valenzuela López.Acapulco, Gro.

“Me siento muy motivada en todo lo que estoy haciendo. Estoy agradecida y satisfecha con el curso de Inglés. Gracias acada una de las personas que integran su equipo, ojalá cada día haya más personas interesadas en desarrollarse, nuestroPaís lo necesita.”

Silvia Raquel Realpozo G.Morelia, Mich.

“Sin duda alguna mis expectativas han sido rebasadas y mi desempeño laboral, familiar y personal ha mejoradosustancialmente. Los resultados obtenidos con el curso de Relajación, los notan en mi persona, quienes me rodean, miscompañeros de trabajo, mis pacientes y mis amigos. Ampliar mis conocimientos en esta área es precisamente para poderbrindar lo mejor de mí, y ser un apoyo y soporte para su bienestar. El Diploma lo pondré en mi consultorio para que sepanque estoy avalado por esta gran Institución.”

Carlos Mendoza M.Culiacán, Sin.

Page 3: impulso_noviembre2014

En el Jardín del Paraíso, justo debajo del árbol de la sabiduría, un rosal crecía, y de unade sus rosas nació un pájaro de vivos colores y gran encanto, el cual formó su nido ahímismo.

Sin embargo, en el momento en que Eva cogió el fruto y fue expulsada junto a Adán delParaíso, de la espada del ángel cayó una chispa en el nido que acabó prendiéndole fuego,por lo que el pequeño pájaro murió.

Del huevo rojo volvió a salir otro pájaro, el Ave Fénix, la cual -según la leyenda- anida enArabia y cada cien años muere abrasada en su nido, dando lugar al nacimiento de otraave nueva y única.

Esta ave viaja a lo largo de todo el mundo, repartiendo su belleza y aroma a violetasdurante el nacimiento de los niños. Y también, volando sobre la aurora boreal, seintroduce en las minas de carbón y da al hombre una visión completamente distinta delmundo que le rodea.

Cada siglo renace y se transforma en una nueva ave que vuelve a llevar a cabo su misión,nacida entre las llamas muertas. Su imagen, enmarcada en oro, cuelga de las salas de losricos y abre frente a sí nuevas aventuras que con el paso de los siglos se convierten enleyendas.

Esta es el Ave del Paraíso, aquella que nació de la primera rosa del árbol de la sabiduría,la que murió abrasada entre las llamas por la chispa que cayó de la espada del ángel,aquella que recibió un beso del mismo Dios y le dio un nombre verdadero ¡poesía!

www.cuentoscortos.mx

Page 4: impulso_noviembre2014

Érase una vez un reino que sufría el ataque continuo de ogros, brujasy dragones. Solo podían defenderse con la valentía de sus soldados,pues desde la muerte del gran mago, nadie había sido capaz de leerlos hechizos del libro mágico. Estos eran muy poderosos, pero tanpeligrosos, que un pequeño error en su pronunciación podría serterrible. Por eso el mago antes de morir protegió el libro con la másdifícil de las palabras salvajes, que son aquellas que nunca antes hansido bien leídas. Esperaba así encontrar un digno sucesor, alguiencapaz de utilizar la magia sin hacer daño.

Por eso, desde pequeños los niños de aquel reino podían elegir entreprepararse para ser soldados o magos. Pero mientras elentrenamiento de los soldados estaba lleno de ejercicio y aventurasdesde el primer día, el de los magos obligaba a estudiar y leer durantemucho tiempo antes de enfrentarse al gran libro y su palabra salvaje.Y de los pocos que terminaron su preparación, ninguno consiguió leery comprender correctamente aquella misteriosa palabra.

Marco era uno de los niños que debería elegir aquel año. Como lamayoría, sólo pensaba en ser soldado. Pero justo el día anterior a sudecisión, el reino sufrió un terrible ataque y pudo ver cómo elenemigo derrotaba con facilidad incluso a los soldados más fuertes yvalientes. A pesar de que cada vez había más y mejores soldados,nunca habían estado tan cerca de perder la guerra. Hacía falta un grancambio, y Marco comenzó por él mismo: se prepararía para ser mago.El primero en intentarlo en años.

Tal y como esperaba, el comienzo fue difícil. Aprender letras que nosignificaban nada. Luego juntarlas sin ver ningún resultado. Despuéscrear las primeras palabras, tan fáciles de decir que las sabría hastaun bebé, pero mucho más difíciles de leer. Hasta que finalmente,cuando comenzaba a desanimarse, empezó a comprender frases ypalabras, y pudo leer sus primeros libros, y consiguió el acceso a lagran biblioteca.Allí encontró muchos libros que ya no eran cosa de bebés. Hablabande cosas más bonitas y sorprendentes, de las que nada sabían losniños de su edad que se preparaban para las batallas. Y hablabantambién de batallas, de las que Marco leyó tanto que se convirtió enun experto.

En aquellos libros aprendía tantas cosas, que no paraba de leerlosuno tras otro. Y Marco, siendo apenas un niño, empezó a darse cuentade que sus libros le estaban convirtiendo en uno de los mayoressabios del reino. Pronto comprendió que nadie había sustituido algran mago porque estaban tan ocupados aprendiendo a luchar queapenas dedicaban tiempo para aprender a leer correctamente. Ypensó que había llegado el momento de enfrentarse a la palabrasalvaje.

Hacía años que nadie lo intentaba y todos acudieron emocionados ala gran plaza. Marco abrió el libro y por fin vio la palabra:

“Hiktrikostakuntijagoni”.

Marco reconoció la palabra inmediatamente y sonrió de oreja a oreja¡Qué fácil! ¡Y qué listo había sido el mago! Aquella palabra nosignificaba nada por sí misma. Sólo era el título de uno de los librosmás raros y escondidos que había en la biblioteca, uno que le habíaencantado a Marco. Un libro lleno de palabras raras que explicaba lasmejores técnicas de lucha contra ogros, brujas y dragones, con suspuntos débiles y todo lo necesario para derrotarlos fácilmente. Marcocorrió a buscarlo a la biblioteca y descubrió un mensaje oculto en suúltima página:

“Yo, el Gran Mago, te nombro a ti, seas quien seas, mi sucesor. Ycomparto contigo el mayor de mis secretos: nunca fui mago. Todo elpoder que tuve vino de lo que aprendí en estos libros, como lo hashecho tú. Este libro solo completa ese poder ayudándote a parecermágico, pues los brutos soldados no seguirían a un simple sabio, perosí a un poderoso mago.”Marco comprendió entonces para qué servían todas aquellas palabrasraras. No eran más que falsos hechizos, un simple truco paraconseguir un líder sabio.

Y así fue como Marco, el mago que nunca fue mago, llegó a dirigir alos soldados del reino hacia la victoria, y a vivir mil y una aventurasgracias a la sabiduría que descubrió en los olvidados libros de unabiblioteca.

Pedro Pablo Sacristán.

Page 5: impulso_noviembre2014

—Dame una señal, algo que mi torpe mente entienda como verdadero, te lo pido,dame una señal, no me mantengas en esa duda…

Silencio.

—Necesito esa señal, si no me la das seguiré atada al nudo de la distancia,convencida, ahogada en sombras, en las sombras del no saber cómo ni por quésuceden las cosas, de los actos sin motivos, como si fueran parte de un teatro, deuna mascarada en la que yo no tengo cabida, no encaja mi pequeño cuerpo, ni mipensamiento, mucho menos mi alma…

Silencio sobre silencio.

—Si no puedes darme esa señal, algo tan escaso como un atisbo o un rayito de luz,mis ojos no te verán nunca más, mis párpados se mantendrán cosidos a lainconsciencia y cada gota derramada no será fruto de un llanto comedido, sino elalimento de una frustración desbocada gota a gota.

Silencio amontonado.

—De acuerdo, lo comprendo, no puedes, en realidad ni tú mismo sabes cómoconectar conmigo, te comprendo. No, no me digas nada, no me hace falta quehables, sin esa señal, continuaré señalada, señalada y callada, por fuera… pordentro…

Un ruido ensordecedor… un trueno.

—¿Cómo dices? ¿Qué, qué? habla más alto… no te oigo… No hombre eso no, note pongas a llorar ahora, no es para tanto. Venga, así está mejor, más calmado teencuentro más humano, como más cercano, hablemos ahora, dime, ¿porqué noquieres hablarme?

Calma silenciosa, silencio mojado, silencio de ruido.

—Ah, ya comprendo, ahora no puedes, tienes que irte, siempre con prisas por irtey dejarme, así, sin nada más que un beso lanzado al aire para que yo lo atrape entremis sentidos, pero ya soy muy mayor, ¿no tienes algo más real para mi?… ¿Cómo?,siempre hablas tan raro que no entiendo lo que escucho, no chispees ¿qué tratasde decirme?

De repente se acerca un enfermero de bata blanca hasta la dama:

—Vamos, buena mujer, ya ha estado usted descansando un buen rato, estálloviendo y está usted tan empapada, va a terminar cogiendo un resfriado, hay quevolver ya a la habitación, se ha hecho muy tarde. Y dígame… ¿con quien hablaba?

—Con las nubes, todos los días les digo que tengo ganas de volver a ver a esaestrella Azul que una vez ví, pero nunca me hacen caso, siempre llueve.

—Ya, ya –dijo el enfermero–, estamos en temporada de lluvias, es normal por aquí.Y con extrema delicadeza, el enfermero añadió: hoy no ha visto su estrella Azulpero quizá algún día venga y la vea… seguro que mañana la ve, no tenga prisa, yaverá como mañana…

—Mañana, siempre mañana, es una excusa tonta, no sé si tendré horas para unmañana, cada vez estoy peor, me duele todo… las nubes siempre me la tapan, mehe enfadado con ellas, les he dicho que quiero ver esa estrella Azul de nuevo, perosiempre me dan largas.

—Ya, ya, buena señora, pero ya verá como mañana…

—No me engañe, ustedes los jóvenes piensan que pueden engañar a una vieja sóloporque es vieja. Yo tan solo pido ver la estrella ¿pido mucho?, hace muchos añosse acercaba a saludarme, sin que yo pidiera nada

—Mañana la verá, seguro.

—¿De veras, me lo promete?

—Sí, yo se lo prometo, usted descanse ahora y mañana verá a esa estrella.

—No lo creo, ya me quedan pocas fuerzas y mis ojos están cansados. Pero, en unarrebato de rebeldía la mujer añadió:

—Aunque es verdad que la estrella Azul me prometió venir a verme cuandoestuviera muy cansada… tengo que verla mañana, no puedo perder la esperanza,es lo único que me queda.

Y llegando a la habitación y recostada ya en la cama, le dijo al enfermero:¿Apostamos?

—Vale, –dijo el hombre en tono sarcástico–, a ver, ¿Qué quiere apostar?

—Si mañana cuando amanezca brilla una hermosa estrella Azul, hummm, veamos,yo estaré muy contenta pero tal vez muy cansada, así que me gustaría que metratara todo el día como a una princesa, mimándome y peinándome, como a unamuñeca, como si fuera algo muy valioso para usted que ha de cuidarse ¿acepta eltrato?

—¡Trato hecho! –dijo el enfermero para dejar tranquila a la mujer-, pero ha deprometerme, que si mañana, por lo que sea, no vemos esa estrella Azul, llueva ohaga Sol, no volverá a tener esas conversaciones tan extrañas con las nubes¿Estamos de acuerdo?

—Hummm, —pensó la anciana unos momentos—, estoy de acuerdo, sellemos puesel pacto.

Y diciendo esto ambos se estrecharon las manos.

—Ah, aquella hermosa estrella Azul, seguro que mañana no la veré, no la podrévolver a tocar nunca más con mis manos… dijo la mujer con abatimiento mientrasse recostaba en su cama… y dirigiéndose a su compañero de habitación, un señorde avanzada edad que apenas veía pero que escuchaba perfectamente, le dijo:

—Como es esta juventud…

—¿A qué se refiere?, –dijo el buen hombre.

—Verá, he apostado con ese enfermero a que mañana por la mañana veremos unaestrella Azul, pero yo sé que eso es imposible.

—¿Por qué cree que es imposible?

—Ay, si yo le contara, porque yo siempre llamo estrella Azul a mi amado, esapersona que un buen día sin darme cuenta inundó de color mi vida y mi alma, desdeentonces solo vivo pensando que un día me reencontraré con él, juntaremosnuestras manos y sin decirnos nada miraremos al cielo y veremos juntos esa estrellaAzul… me ha prometido, –añadió la anciana–, que un día vendrá a buscarme ysubiremos a jugar con las estrellas y a escondernos en las nubes, y nos tumbaremosal Sol y haremos el amor bajo la Luna. Estoy ya muy, muy cansada, sé que se agotanmis fuerzas –dijo la anciana volviendo a la realidad–, ojalá venga a buscarmemañana… Buenas noches, buen hombre, descansemos.

A la mañana siguiente, encontraron a la mujer postrada en su cama, comodormida, con un gesto inerte pero de dulce quietud en su cara… y en su manotendida sobre el lecho, descansaba un arrugado papel…al desdoblarlo el enfermeropudo leer con dificultad:

—Al final gané…y junto a las letras, dibujada en grandes puntas una hermosaestrella Azul.

El enfermero con sumo cuidado y dedicación, enjugándose las lágrimas, comenzóa vestir y a peinar a la dama.

El compañero de habitación, se levantó y sin que nadie lo viera se fue a lavar lasmanos. Por un momento, el blanco lavabo de aquella habitación de la Residenciaquedó salpicado con unas hermosas gotas de color azul, únicos testigos mudos deuna esperanza.

Los tristes dicen que los vientos gimen, los alegres creen que cantan.

Zálkind Piatigórsky.

Page 6: impulso_noviembre2014

Al este de China se localiza el lago Qiandao o embalse del río Xin'an, un gran lago artificial conocido entreotras cosas por la calidad de sus aguas, con las que se produce agua mineral y cerveza. También se conocecomo el lago de las Mil Islas, aunque hace más de 50 años estos mil islotes no eran más que las cimas deunas montañas. En 1957, el gobierno chino decidió sumergir este territorio para construir una centralhidroeléctrica que pudiera abastecer a metrópolis como Shanghái y Hangzhóu, pero hoy ya no se produceenergía y el lago se ha convertido en un destino turístico muy popular en China.

Bajo las aguas del lago Qiandao se esconden, como vestigios fantasmales del pasado, las ruinas delas antiguas ciudades y poblados que formaron parte de los condados de Chun'an y Sui'an, creados acomienzos del siglo III bajo el dominio de Sun Quan, fundador del reino de Wu. En 2009, un equipo dearqueología subacuática de la revista Chinese National Geography, similar a National Geographic, realizó unainmersión en el lago con el fin de explorar la ciudad sumergida de Shicheng,. Al pie de esta montaña se instalóel centro político, económico y cultural del condado de Sui'an, desde el año 621, durante la dinastía Tang,hasta 1959, cuando el área fue definitivamente inundada.

El equipo de buzos optó por explorar las dos ciudades debido a su importancia histórica y porquepermanecieron prácticamente íntegras durante su inundación. La inmersión se realizó en invierno para evitarla proliferación de algas durante el verano y obtener así una mejor visibilidad. La temperatura anual del agua,entre los 10 y 20 grados centígrados, ha contribuido a conservar las ruinas en un estado asombroso.

Shicheng fue antaño una floreciente ciudad comercial, monumental y bulliciosa, convertida ahoraen un lugar sombrío y desolado perdido en las profundidades del lago. Pero sus espléndidos edificios siguenahí, ajenos al paso del tiempo. ¡Hay un enorme arco! ¡Es un arco de la dinastía Qing que conmemoraba lacastidad, hecho con ladrillo y piedra! ¡También hay una puerta de entrada a la ciudad!, Sobre una seccióndel arco todavía se alzaban los restos marchitos de un arbolillo que resistió a la inundación.

Tong Chanfu, un funcionario local de Hangzhou, explica que el condado de Chun'an fue sumergidoprecipitadamente y sus habitantes no tuvieron tiempo de retirar todas sus pertenencias. Si bajamos el niveldel agua unos 30 metros, la ciudad sumergida no sólo verá la luz del día, sino que Shicheng se revelará almundo como un nuevo Machu Picchu, comenta. La aspiración de Tong Chanfu es muy ambiciosa yemocionante, pero ¿qué le ocurriría a esta ciudad de piedra y madera tras permanecer aislada bajo el aguadurante cinco décadas si de repente quedara expuesta al aire? Por lo pronto la ciudad de Shicheng y todo elmisterio que la envuelve permanecerán ocultos por muchos años en el fondo del pantano.

Con motivo de la festividad de los difuntos les compartimos este cuento de Ciencia Ficción de José B. Adolph.

Page 7: impulso_noviembre2014

Aquella tarde, cuando tintinearon las campanillas de los teletipos y fuerepartida la noticia como un milagro, los hombres de todas las latitudesse confundieron en un solo grito de triunfo. Tal como había sido predichodoscientos años antes, finalmente el hombre había conquistado lainmortalidad en 2168.

Todos los altavoces del mundo, todos los transmisores de imágenes,todos los boletines destacaron esta gran revolución biológica. Tambiényo me alegré, naturalmente, en un primer instante.

¡Cuánto habíamos esperado este día!

Una sola inyección, de cien centímetros cúbicos, era todo lo que hacíafalta para no morir jamás. Una sola inyección, aplicada cada cien años,garantizaba que ningún cuerpo humano se descompondría nunca. Desdeese día, solo un accidente podría acabar con una vida humana. Adiós a laenfermedad, a la senectud, a la muerte por desfallecimiento orgánico.Una sola inyección, cada cien años.

Hasta que vino la segunda noticia, complementaria de la primera. Lainyección solo surtiría efecto entre los menores de veinte años. Ningúnser humano que hubiera traspasado la edad del crecimiento podríadetener su descomposición interna a tiempo. Solo los jóvenes seríaninmortales. El gobierno federal se aprestaba ya a organizar el envío,reparto y aplicación de la dosis a todos los niños y adolescentes de latierra. Los compartimentos de medicina de los cohetes llevarían lasampolletas a las más lejanas colonias terrestres del espacio.

Todos serían inmortales.

Menos nosotros, los mayores, los formados, en cuyo organismo la semillade la muerte estaba ya definitivamente implantada.

Todos los muchachos sobrevivirían para siempre. Serían inmortales, y dehecho animales de otra especie. Ya no seres humanos; su psicología, suvisión, su perspectiva, eran radicalmente diferentes a las nuestras. Todosserían inmortales. Dueños del universo para siempre. Libres. Fecundos.Dioses.

Nosotros, no. Nosotros, los hombres y mujeres de más de 20 años,éramos la última generación mortal. Éramos la despedida, el adiós, elpañuelo de huesos y sangre que ondeaba, por última vez, sobre la faz dela tierra.

Nosotros, no. Marginados de pronto, como los últimos abuelos, noshabíamos convertido en habitantes de un asilo para ancianos, confusos

conejos asustados entre una raza de titanes. Estos jóvenes, súbitamente,comenzaban a ser nuestros verdugos sin proponérselo. Ya no éramos suspadres. Desde ese día éramos otra cosa; una cosa repulsiva y enferma,ilógica y monstruosa. Éramos los que morirían. Aquellos que esperabanla muerte. Ellos derramarían lágrimas, ocultando su desprecio,mezclándolo con su alegría. Con esa alegría ingenua con la cualexpresaban su certeza de que ahora, ahora sí, todo tendría que ir bien.

Nosotros solo esperábamos. Los veríamos crecer, hacerse hermosos,continuar jóvenes y prepararse para la segunda inyección, una ceremonia-que nosotros ya no veríamos- cuyo carácter religioso se haría evidente.Ellos no se encontrarían jamás con Dios. El último cargamento de almasrumbo al más allá, era el nuestro.

¡Ahora cuánto nos costaría dejar la tierra!

¡Cómo nos iría carcomiendo una dolorosa envidia!

¡Cuántas ganas de asesinar nos llenaría el alma, desde hoy y hasta eldía de nuestra muerte!

Hasta ayer. Cuando el primer chico de quince años, con su inyección enel organismo, decidió suicidarse. Cuando llegó esa noticia, nosotros, losmortales, comenzamos recientemente a amar y a comprender a losinmortales.

Porque ellos son unos pobres renacuajos condenados a prisión perpetuaen el verdoso estanque de la vida. Perpetua. Eterna. Y empezamos asospechar que dentro de 99 años, el día de la segunda inyección, la policíasaldrá a buscar a miles de inmortales para imponérsela.

Y la tercera inyección, y la cuarta, y el quinto siglo, y el sexto; cada vezmenos voluntarios, cada vez más niños eternos que implorarán la evasión,el final, el rescate. Será horrenda la cacería. Serán perpetuos miserables.

Nosotros, los mortales, no.