hugo contreras luces - la soldadesca en chile en la frontera mapuche del bío bío durante el siglo...

Upload: juan-jose-velasquez-arango

Post on 08-Jul-2018

212 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    1/167

    UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES 

    ESCUELA DE POSTGRADO 

    LA SOLDADESCA EN LA FRONTERA MAPUCHE DEL BIOBÍO DURANTE EL SIGLO

    XVII, 1600-1700

    Tesis para optar al grado de Magíster en Historia con mención en Etnohistoria

    Profesor Guía. Leonardo León Solís.

    Alumno: Hugo Contreras Cruces.

    Santiago, 2001

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    2/167

      2

    A Cecil ia, Vicente y Gabriela

    Quienes me han acompañado al narrar esta histor ia

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    3/167

      3

    AGRADECIMIENTOS 

    El estudio que a continuación se presenta ha sido posible gracias a la colaboración de

    numerosas personas e instituciones, a quienes no es posible dejar de mencionar.

    Al Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina de la Biblioteca Nacional, al

    Archivo Histórico Nacional y al Archivo Histórico de la Provincia de Mendoza, instituciones

    que resguardan el patrimonio documental que sustenta esta investigación, gracias a las cuales y

    a sus funcionarios fue posible acceder a dicha documentación.

    A los académicos del programa de Magíster en Historia de la Universidad de Chile,

    quienes a través de sus cátedras y seminarios me permitieron especializarme en elconocimiento de la historia colonial y social de Chile y desarrollar esta investigación. A los

    funcionarios de la Facultad de Filosofía y Humanidades de esta casa de estudios, gracias a los

    que accedí a sus bibliotecas y servicios.

    A mi profesor Leonardo León, quien no sólo me ha entregado disciplina y rigurosidad

    como investigador, sino por sobre todo amistad y confianza para seguir por este largo camino

    de la historia

    A mi familia, especialmente a mi esposa Cecilia Fassler Díaz y a mis hijos Vicente y

    Gabriela, quienes me han apoyado incondicionalmente, se han interesado en estos hombres del

     pasado y me han alentado a seguir.

    A todos ellos mis agradecimientos

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    4/167

      4

    INTRODUCCIÓN 

    Soldados, desertores y renegados fueron tipos humanos e históricos que formaron parte

    fundamental del mundo fronterizo durante el siglo XVII. La frontera hispano indígena surgida a

     principios de dicha centuria tras la destrucción de las ciudades del Obispado de la Imperial y el

    retroceso de la colonización española a la región situada al norte del río Biobío, junto con la

    creación de un ejército profesional y la lenta repoblación de los partidos situados en la

     jurisdicción de Concepción y Chillán permitieron que por diferentes vías llegaran al reino y a la

    frontera un sinnúmero de individuos, que según rezan las fuentes de la época, eran por menos

    decir de dudosa reputación. Tales sujetos arribaron alistados de grado o por fuerza en el ejército

    y pasaron a integrar un mundo que se estaba creando y al cual ellos ayudaron, sin desearlo ni

    esperarlo, a configurar.Esto fue así al considerar la frontera como un espacio social que se manejó con códigos

    y normas distintas al mundo tribal, de una parte, y de otra, al mundo hispano-criollo más

    reglamentado de Chile central, y que fue desarrollando modos propios de convivencia,

    relaciones, encuentros y desencuentros, los cuales se manifestaron en las formas de resolución

    de los conflictos, el comercio con las sociedades vecinas y, principalmente, con la fuerte

    atenuación de la separación entre el mundo fronterizo y el mundo tribal. En tal sentido, muchas

    de las acciones de los soldados hispano criollos permitieron de borrar los límites que los

    separaban de los mapuches y esto lo hicieron al comerciar con los indios de guerra, muchas

    veces cambiando sus ropas y armas por comida, actividad que era considerada no solo ilegal

     por las autoridades, sino también una traición a las armas del rey; al asentarse en la frontera

    como pequeños campesinos y casarse o amancebarse con mujeres indígenas, al cruzar

    continuamente de ida y vuelta la frontera del Biobío o al desertar hacia los llanos de Arauco

     para convertirse en renegados. Con esto dieron paso a un mundo que armónica o

    contradictoriamente estaba integrado por elementos indígenas e hispanos, pero que fue capaz

    de reinterpretarlos para dar paso a una realidad propia. Al mismo tiempo la soldadesca penetró

    la región central del reino, trasladando su forma de vida fronteriza hacia los partidos del norte,

    lo que provocaba grandes problemas a la corona y a los particulares, los cuales se hacían sentir

    al momento de que estos robaban el ganado de las estancias, asaltaban a los viajeros, raptaban

    los indios de las encomiendas para llevárselos como servidores forzosos a los fuertes y tercios

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    5/167

      5

    o, por último, desertaban a través del camino de Cuyo o el despoblado de Atacama para irse

    con armas, caballos y, algunas veces, el sueldo pagado por el ejército a Tucumán, Buenos

    Aires, Paraguay o Perú, en donde estaban en condiciones de iniciar una nueva vida, alejada de

    las privaciones que sufrían por el mal aprovisionamiento de la tropa y la guerra.En esta historia tales hombres guiaron sus cabalgaduras por Angol, Purén o Arauco, los

     pasos cordilleranos de Aconcagua o el Planchón, las estancias de Maule, Chillán, Rere y

    Concepción, las pampas de Cuyo y los fuertes de Nacimiento, Yumbel y otros asentamientos

    fronterizos, lugares que fueron la geografía de ociosos, amancebados y desertores y también las

    fronteras del reino. Allí llevaban una existencia muchas veces considerada marginal y alejada

    de los fines sociales y tendiente sólo al vicio, el juego, el desorden, el crimen y la vida fácil, una

    existencia, como planteaba en 1610 el gobernador interino del reino doctor Luis Merlo de la

    Fuente, “al gusto de su paladar”. En ella se veían mezclados mestizos, negros, mulatos,

    españoles, indios de encomienda o de guerra todos los cuales vivían de modo similar y asumían

    en particular y en conjunto la silueta del “fronterizo”, a pesar de que muchos pertenecían a

    instituciones de la corona, como era el Real Ejército, de tal modo su marginalidad es

    cuestionable, no así sus disipadas costumbres. Al mismo tiempo, en la frontera parecían

    vincularse los códigos de modo transversal, atravesando a todos los que allí vivían, por ello no

    es extraño que los oficiales del ejército se preocupaban de adquirir tierras y estancias a fin de

    hacerlas producir granos, el cual era destinado para la venta a sus propios soldados y a precios

    mucho más elevados de lo que en otros mercados valía, entrando de ese modo a compartir la

    informalidad de la vida fronteriza. Ello llevó a que se planteara que los oficiales más parecían

    mercaderes y pulperos que militares, pues la mayoría de ellos, sin excluir a la alta oficialidad,

    se dedicaban al comercio formal e informal, pero no por ello menos abusivo, labrando

     pequeñas fortunas a costa del sueldo de la tropa y del real situado enviado, irregularmente

    muchas veces, desde el Perú.

    En otro aspecto, la conformación de la vida fronteriza, a la cual estos individuos dieronuna impronta fundamental, pasó por diferentes etapas, la primera de ellas marcada por la guerra

    abierta, las malocas esclavistas y los continuos ataques mapuches a las fuerzas militares

    españolas. En este período los fronterizos se manifestaron principalmente por su filiación al

    Ejército real, fuera a través de la deserción a tierras mapuches en donde continuaban la guerra

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    6/167

      6

    ahora luchando por el bando indígena, el ocio consuetudinario plagado de vicios y apuestas

    ilegales en fuertes y cuerpos de guardias o los continuos robos que los soldados cometían

    cuando cada invierno algunos de ellos recorrían los campos de Chile central para pertrecharse

    de bienes e indios, en lo que se constituyó en una temible y cotidiana campaña de pillaje ylatrocinios. Éste podría extenderse hasta los primeros acuerdos entre el liderazgo tribal y las

    autoridades españolas representadas por el Marqués de Baides y don Martín de Mujica,

    gobernadores que lograron hacerlos firmar importantes tratados de paz. Una segunda etapa se

    inicia promediando la mitad del siglo, en esos años la violencia y la guerra sin estar excluidas

    del cuadro fronterizo, estaban atenuadas y se comenzaron a implementar por españoles y

    mapuches formas de relaciones pacíficas, entre las que se contaron el nombramiento de

    capitanes de amigos y otros funcionarios encargados de relacionarse directamente con los

    rewes mapuches y el surgimiento de parcialidades amigas al interior de la Araucanía y no solo

    cerca de los fuertes. En este nuevo escenario, los fronterizos siguieron practicando fugas,

    deserciones y apuestas, pero se convierten en pequeños labradores y comerciantes,

    trasladándose con sus productos hacia el interior del territorio indígena. Al mismo tiempo, los

    indios de las parcialidades del interior de los llanos y la costa comenzaron a acudir a la frontera

    a comerciar “productos de la tierra”, como ponchos, granos y sal, convirtiendo a los fuertes en

    verdaderas ferias, en donde se transaba lo legal y permitido, pero también lo peligroso y

     prohibido, como armas y hierro. Esta etapa, como ya se ha manifestado, se puede situar en las

    décadas de 1640 y siguientes; en ella no se excluye la violencia y el engaño, ni siquiera la

    guerra, manifestada en toda su crudeza en el año 1655 y los que le siguieron, los que marcaron

    no sólo una crisis en la llamada “convivencia fronteriza” y el fin de esta fase, sino que

     permitieron que se volvieran a desplegar en todo su abanico las conductas violentas de los

    militares fronterizos, que reemplazaron naipes y dados por lanzas, arcabuces y espadas,

    luchando por uno u otro bando, huyendo de la guerra armados y al galope, nuevamente

    comerciando con efectos prohibidos o esforzándose por capturar indios de guerra paraesclavizar y vender a sus oficiales.

    Retornada la paz el mundo de la frontera, que ya no era sólo el Biobío, sino que también

    se extendía a Maule, Cuyo y la Cordillera de los Andes, vio retornar a su vida “normal” a

    aquellos que sin arraigarse con domicilio fijo en ella eran quienes más la caracterizaban, los que

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    7/167

      7

     persistieron en sus costumbres marginales, ilegales o simplemente transgresoras y que a pesar

    de ser reprimidos, juzgados y estigmatizados eran al mismo tiempo utilizados por las,

    autoridades como arrieros, traductores, soldados o capitanes de amigos; y por los mapuches

    como líderes militares, herreros y correos pasando a un papel trascendental en la historia de lafrontera, espacio dominado más por las relaciones informales entre ambos mundos que por la

     política oficial de los gobernadores, el Ejército o la Real Audiencia. Tal situación pareció

     perpetuarse en el siglo siguiente, aunque matizada con la mayor penetración de las instituciones

    monárquicas y el desarrollo de las relaciones hispano-mapuches mediante mecanismos

    formales como los parlamentos lo que complejizó mucho más el mundo fronterizo.

    Ahora bien, al realizar un análisis de la producción historiográfica sobre este tema es

     posible advertir que ella ha nacido principalmente de la preocupación de los investigadores por

    desentrañar la historia de la frontera del reino de Chile y la sociedad surgida en ella, trabajos

    que se han incrementado notablemente durante las dos últimas décadas. No obstante, el

    conocimiento de sujetos díscolos, insubordinados y violentos corno los fronterizos es anterior a

    la articulación de una noción de la frontera como una realidad compleja y que, incluso, dio pie

    a la formación de una sociedad distinta tanto a Chile central como al país mapuche. Así, el

    estudio de Roberto Oñat y Carlos Roa que trata, desde el punto de vista de la historia del

    derecho, el desarrollo de la institución militar chilena durante el periodo colonial, no puede

    dejar de mencionar de una parte, la heterogeneidad de la procedencia de los integrantes del

    ejército fronterizo, entre quienes no sólo se contaban hombres venidos de los más diversos

    lugares del imperio, sino también de todos los estamentos y colores; y de otra, la pobreza de los

    soldados, lo que en ocasiones los llevaba a buscar su sustento a través del robo y el engaño, o

     bien aprovechaban las licencias invernales para realizar raptos y saqueos en Chile central1. Por

    su parte, el profesor Rolando Mellafe al estudiar la introducción de la esclavitud negra a Chile

    se refiere a parte de los sujetos que nos preocupan, en este caso los esclavos negros y susdescendientes mulatos y zambos, quienes a partir de la década de 1570 es posible encontrarlos

    en calidad de renegados al interior de las parcialidades mapuches de guerra, así como de

    1 Roberto Oñat y Carlos Roa. Régimen legal del Ejército en el reino de Chile. Estudios de Historia del Derecho Nº1, Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, 1953).

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    8/167

      8

    soldados entre las tropas españolas que combatían en el sur del reino2. Dicho autor manifiesta

    que si bien en Chile no existió el problema de los negros cimarrones, si se producían un notable

    número de fugas de esclavos hacia el país indígena, donde luego de haberse producido los

     primeros cruces entre mapuches y negros, estos últimos eran aceptados en calidad de parientes,interpretación polémica que es necesario revisar, sin embargo es innegable la presencia de

    negros o mestizos de color en la Araucanía y su aporte tanto militar como biológico a las etnias

    de la región; asimismo, Mellafe hace mención al caso de un número indeterminado de forajidos

    de color que circulaban entre los distritos centrales del reino y la provincia de Cuyo, todos los

    cuales de una forma u otra pasaron a engrosar el mundo fronterizo y a enriquecer la enorme

    variedad de sujetos que allí se establecieron.

    Un paso fundamental en la conformación de una historia fronteriza propiamente tal se

    marcará con la publicación del trabajo del profesor Mario Góngora sobre el vagabundaje, en tal

    texto el autor inscribe el fenómeno del vagabundaje dentro del contexto de una unidad histórica

    mayor, cual era la sociedad fronteriza3. De ese modo Góngora define un espacio geográfico que

    divide en una frontera de guerra propiamente tal, al menos hasta 1655, y un espacio fronterizo

    que se extendía desde Vichuquén, Curicó y Teno hasta la Isla de la Laja o los fuertes del

    Biobío, caracterizado por un franco dominio ganadero con islotes de mayor riqueza,

    constituidos por las viñas, y con pobres posibilidades de exportación, parajes a los cuales

    llegaron una serie de individuos vagabundos pertenecientes a los estratos más bajos de la

    sociedad colonial, como eran mestizos, mulatos y zambos, sujetos a los que el autor considera

    como fuentes perennes de vagabundaje, al que estaban de cierta forma destinados por su propio

    status, condición por la cual no estaban obligados a trabajar como los indios encomendados,

     pero tampoco tenían posibilidades de ascenso social debido a la ilegitimidad de su nacimiento o

    a la pobreza de sus padres, de tal modo un número inestimable de ellos llegó a la frontera como

    soldados o vagos4. Ya en el ejército estos hombres, junto a sus funciones militares propiamente

    tales, se dedicaban a organizar malocas esclavistas donde algunos quedaban rezagados o

    2  Rolando Mellafe. La introducción de la esclavitud negra en Chile. Tráfico y rutas. Editorial Universitaria(Santiago, 1959).3  Mario Góngora.  Vagabundaje y Sociedad fronteriza (siglos XVI-XIX), en: Cuadernos del Centro de estudioseconómicos y sociales Nº 19 (Santiago, 1966).4 Góngora. Ídem, p. 5.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    9/167

      9

    aprovechaban de huir para convertirse en renegados; a robar caballos y otros bienes en las

    estancias vecinas a la frontera o bien en Chile central al momento de arribar a tales tierras con

    una licencia invernal; al mismo tiempo, en sus guarniciones alternaban con vivanderos, indios

    amigos y habitantes de los parajes rurales cercanos. Sin embargo, en dicho estudio que abarcamás tres siglos, los vagos y los soldados del siglo XVII sólo fueron un eslabón que permitía

    darle un origen y con ello explicar la historia posterior de la sociedad fronteriza, la que

    alcanzaría su máximo desarrollo durante las dos centurias siguientes, en las cuales los contactos

    entre ambas sociedades  –   mapuche y española  –   fueron mucho más fluidos y cotidianos,

    aunque no por ello menos violentos.

    A pesar del aporte de Góngora, por años las investigaciones en torno a la historia de la

    frontera penquista y de los sujetos que en ella habitaron estuvieron prácticamente ausentes de la

     producción historiográfica nacional. Sólo en la década de 1980 ésta volvió a aparecer en el

    horizonte intelectual de los historiadores. A comienzos de dichos años se comenzaron a editar

    nuevos estudios sobre el mundo mapuche, la frontera del Biobío y los sujetos que vivieron en

    ambas márgenes del río en lo que constituyó un aporte fundamental para una esperada

    renovación en los planteamientos, puntos de vista y métodos de la investigación histórica en

    nuestro país5. Gracias a dicha renovación se utilizaron nuevas técnicas de pesquisa, se amplió el

     bagaje documental de las investigaciones y se ensayaron hipótesis de trabajo novedosas, todo lo

    cual llevó a que se lograra configurar mejor el proceso histórico vivido en la frontera, al mismo

    tiempo que aparecieron nuevos sujetos históricos o bien se delinearon mejor los ya conocidos,

    todo lo cual implicó un significativo avance en el conocimiento del pasado de Chile. De esa

    5 La bibliografía sobre el pueblo mapuche y las relaciones fronterizas o interétnicas que sostuvieron con la sociedadhispano criolla se ha incrementado durante los últimos veinte años con abundantes y documentados estudios, cuyalista es larga de citar completa, por lo cual sólo mencionaremos aquellos que, a nuestro entender, son los másimportantes en la materia. Sergio Villalobos (et.al),  Relaciones Fronterizas en la Araucanía, Ediciones PontificiaUniversidad Católica de Chile (Santiago, 1982);  Los Pehuenches en la Vida Fronteriza,  Ediciones PontificiaUniversidad Católica de Chile (Santiago, 1989); Vida Fronteriza en la Araucanía. El mito de la guerra de Arauco, 

    Editorial Andrés Bello (Santiago, 1996); Sergio Villalobos y Jorge Pinto (et., al),  Araucanía. Temas de historia fronteriza, Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1985); José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche, SurEdiciones (Santiago, 1985); Jorge Pinto,  Misioneros en la Araucanía, Ediciones Universidad de la Frontera(Temuco, 1988); Leonardo León, Maloqueros y Conchavadores en Araucanía y las Pampas durante el siglo XVIII ,Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1991); Apogeo y Ocaso del Toqui Ayllapangui de Malleco, Chile.1769-1776, Centro de Estudios Diego Barros Arana, Colección Sociedad y Cultura Nº XVIII (Santiago, 1999);Patricia Cerda,  Fronteras del Sur. La región del Biobío y Araucanía Chilena, 1604-1883, Instituto de EstudiosLatinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1996); RolfFoester, Jesuitas y Mapuches, Editorial Universitaria (Santiago, 1997).

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    10/167

      10

    forma tokis, lonkos, machis, konas  y maloqueros aparecieron en las mismas páginas que

    gobernadores, maestres de campo generales, comisarios de naciones, capitanes de amigos,

    soldados y desertores; sujetos que si bien son mejor conocidos en el siglo XVIII, en cuyo

    espacio temporal se han desarrollado la mayoría de las investigaciones, también han ocupadoun lugar importante en la centuria anterior, que es la que nos preocupa.

    Según los planteamientos del profesor Sergio Villalobos la frontera surgida en el siglo

    XVII se caracterizó por la continua disminución de la guerra y el surgimiento de un conjunto de

    relaciones fronterizas, en las cuales sujetos provenientes de ambas sociedades comenzaron a

    mantener una serie de contactos, los que se hicieron cada vez más frecuentes e intensos. Tales

    contactos llevaron a una etapa de apaciguamiento de la violencia bélica, donde se acentuaron

     procesos sociales, económicos y culturales como el mestizaje, el trueque que más tarde se

    comercio regular y el tránsito continuo de sujetos hacia ambos lados de la frontera; asimismo,

    la corona creó todo un sistema de oficiales de indios amigos, como eran los intérpretes,

    capitanes de amigos y comisarios de naciones quienes, junto con dirigir las tropas indígenas

    aliadas al ejército imperial, estaban encargados de relacionarse directamente con las

     parcialidades, a fin de ejercer cierta influencia sobre los linajes mapuches libres, no obstante

    que un número sustancial de ellos, principalmente quienes fijaron su residencia al interior de

    los asentamientos indígenas, vivían prácticamente como indios al adoptar parte importante de

    sus vestimentas, practicar la poligamia y cultivar la tierra tal como lo hacían sus vecinos, en lo

    que fue uno de los primeros tipos fronterizos, quienes en esta ocasión portaban una comisión

    oficial6; al mismo tiempo, surgieron una serie de instituciones de paz, como las juntas y

     parlamentos hispano indígenas, los que con el correr de los años y gracias a su continuidad,

     pompa y a la concurrencia de los principales líderes de ambas sociedades, se convirtieron en

    reuniones políticas de alto nivel, en las cuales se transaba la paz y se reafirmaban compromisos

    y lealtades entre el gobernador del reino y los lonkos  de la Araucanía7. Lo anterior se

    6 Villalobos. “Tres siglos y medio de vida fronteriza”, en: Relaciones fronterizas... passim.7 Horacio Zapater. “Parlamentos de paz en la guerra de Arauco, 1612-1626”, en: Sergio Villalobos y Jorge Pinto(et., al), Araucanía. Temas de historia fronteriza , Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1985); Luz MaríaMéndez. “La organización de los parlamentos de indios durante el siglo XVIII”, en: Relaciones fronterizas...;Leonardo León.  Maloqueros y Conchavadores...”; “El pacto colonial hispano araucano y el Par lamento de

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    11/167

      11

    materializó, en cierta medida, gracias al surgimiento de una serie de puntos de contacto entre

    ambas sociedades, como fueron los fuertes, misiones y reducciones de indios amigos, pero

    también las estancias cercanas al Biobío o los pequeños retazos de tierra cultivados por criollos

    y mestizos más allá de la ribera sur de dicho río8. En tales lugares mapuches e hispano criollosempezaron no sólo a adquirir bienes provenientes de la sociedad vecina, sino que pudieron

    conocer a sus antiguos enemigos con quienes la guerra abierta, según Villalobos, duró nada

    más que hasta 1655, luego de lo cual los encuentros bélicos se distanciaron, llegando a ser sólo

    el desenlace violento de las relaciones fronterizas9.

    En tal sistema de relaciones fronterizas, al menos para el siglo XVII, una institución que

    tuvo un rol fundamental fue el Ejército Real de la Frontera10. No sólo porque eran precisamente

    sus fuertes los que periódicamente se transformaban en bulliciosos puntos de intercambio o

     porque algunas de sus acciones militares, como eran las malocas, determinaban en parte el

    grado de conflicto que se vivía con los linajes mapuches afectados, sino principalmente porque

    tanto oficiales como soldados eran los sujetos que durante dicha centuria más intensamente se

    relacionaron con los mapuches, de modo tal que al estudiar al mundo fronterizo de la época es

    insoslayable investigar la historia del ejército y sus hombres, quienes fueron actores

    fundamentales en el proceso de creación de la sociedad fronteriza, así como en el poblamiento

    de la región penquista. No obstante lo anterior, la complejidad de la sociedad que surgió en la

    frontera mapuche es tal, que no debe extrañar que los estudios sobre lo que fue su institución

    más influyente tomen diversas perspectivas o se remitan a referentes teóricos diversos, los que

    1692”, en: Nütram Nº 30, Ediciones Rehue (Santiago, 1992); “El Parlamento de Tapihue de 1774”, en Nütram Nº33, Ediciones Rehue (Santiago, 1993); Apogeo y Ocaso del Toqui Ayllapangui...8 Villalobos. “Tipos fronterizos en el ejército de Arauco.”, en: Relaciones fronterizas... p. 179.9 Villalobos. “Tres siglos y medio...” p. 21.10 Respecto del Ejército Real durante el siglo XVII, véanse los siguientes estudios: Roberto Oñat y Carlos Roa. Régimen legal del Ejército...; Sergio Villalobos. “Tipos Fronterizos en el ejército de Arauco...”; Patricia Cerda, La

     función del Ejército de la Frontera del Bio-Bío durante el siglo XVII , en: Revista de Historia Nº 2, Universidad deConcepción (Concepción, 1992); Juan Eduardo Vargas, “Financiamiento del Ejército de Chile en el siglo XVII ”,en : Historia Nº 19, Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, 1984); “Antecedentes sobre las levas de Indias para el ejército de Chile en el siglo XVII (1600-1662)”, en: Historia Nº 22, Pontificia Universidad Católicade Chile (Santiago, 1987); “Estilo de vida en el Ejército de Chile durante el siglo XVII”,  en: Revista de Indias, vol.LIII, Nº 198; Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo (Madrid, 1993). En una aproximación americanista sonimportantes los estudio de Juan Marchena, aun cuando estos se refieren fundamentalmente al siglo XVIII, de elloscitamos: Ejército y Milicias en el mundo colonial hispanoamericano (Madrid, 1992) y su tesis doctoral publicada

     bajo el título de: Oficiales y Soldados en el Ejército de América (Sevilla, 1993).

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    12/167

      12

    van desde la historia económica a la historia social o el estudio de la frontera, pero cualquiera

    sea dicho enfoque todas estas investigaciones no han pretendido hacer una historia militar, cuyo

    eje central fueran las batallas o encuentros bélicos entre mapuches e hispano criollos. Por el

    contrario, han realizado aportes que apuntan a visualizar al ejército de la frontera como unespacio social, económico y político fundamental para entender la sociedad que se creó en los

    límites con el mundo mapuche. Una de las primeras aproximaciones al conocimiento de las

    relaciones entre la guerra y la sociedad hispano criolla del siglo XVI y los primeros años de la

    centuria siguiente fue la del profesor Álvaro Jara, quien planteó que luego del establecimiento

    de la frontera el reino de Chile comenzó a experimentar un nuevo tipo de guerra, inaugurándose

    a su vez un estilo guerrero que caracterizaría a dicho siglo, cual era la maloca. Esta, definida

    como una rápida y violenta incursión contra los linajes mapuches de guerra y a veces también

    contra los indios amigos, tenía como principal fin la captura de esclavos indígenas, los que eran

     posteriormente vendidos en algún fuerte del Biobío, en la ciudad de Concepción o incluso en la

    capital del reino11. Con ello la guerra se convirtió casi en un negocio privado que tentaba a

    soldados, oficiales y gobernadores y en el cual los primeros podían elevar su miserable sueldo a

    través de la venta de algunas piezas, principalmente a sus oficiales, quienes con mayor capital y

    una mejor capacidad de distribución podían llegar a labrar pequeñas fortunas. Ello llevó a que

    el ejército se convirtiera en una eficiente máquina de captura de hombres y sus componentes en

    fieros cazadores, quienes prolongaban artificialmente el conflicto a fin de seguir gozando de

    sus beneficios, todo ello avalado por la sanción real de la cédula de esclavitud de 1608, que

    dichos sujetos se esforzaban por mantener vigente12.

    Más tarde, los estudios sobre el ejército fronterizo se centraron en conocer el andamiaje

    financiero y humano que permitía contar con una fuerza armada en la frontera. En tal sentido se

    ha señalado que, si bien en un primer momento las intenciones de la corona eran levantar un

    ejército por un tiempo limitado que no debía sobrepasar los tres o cuatro años, periodo por el

    cual se entregó un primer financiamiento, el desarrollo de las hostilidades con los mapuchesobligó a extender el plazo de existencia de dicha fuerza, lo que en definitiva la transformó en

    11 Álvaro Jara. Guerra y Sociedad en Chile, Editorial Universitaria (Santiago, 1971), p. 145.12 Ídem, p. 149.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    13/167

      13

     permanente y su fuente de recursos se hizo estable13. Tales aportes económicos estaban

    calculados sobre la base de mantener una fuerza de entre 1500 y 2000 hombres, los que

    anualmente recibían un escaso sueldo cancelado una parte en ropa y especies y otra en plata;

     pero el dinero que debía pagar estos gastos resultó deficitario para las necesidades militares delreino, principalmente porque el Real Situado sólo contemplaba fondos para el pago de las

    tropas y la provisión de ciertos alimentos, mientras que gastos tan fundamentales como la

    reposición de las armas y equipos o el costo de las levas de nuevos contingentes para reponer

    los muertos, inválidos o huidos debían salir de las Cajas reales de Lima. Como ocurrió hasta

    1616, año en que el marqués de Montesclaros decidió descontar tales gastos del propio Real

    Situado, situación que se extendió por todo el siglo, lo que fue una de las grandes causas del

    desajuste presupuestario vivido por el ejército durante el siglo XVII14. Tales problemas

    financieros provocaban enormes inconvenientes al ejército y a sus hombres, los que se

    caracterizaban por su consuetudinaria pobreza, la que de una parte se derivaba del bajo importe

    de sus sueldos y de otra, del elevado costo de las mercaderías y bienes que debían comprar para

    sustentarse, los que eran sujetos de grandes especulaciones por parte de mercaderes, situadistas

    y hasta de los propios oficiales militares. Pero los problemas de las fuerzas armadas fronterizas

    no nacían sólo de su magro financiamiento, sino también de la baja calidad de sus tropas, el

    desinterés de muchos sujetos por enrolarse y la enorme cantidad de deserciones y bajas que

    cada año se producían en sus filas. Quienes formaban la tropa del ejército de Arauco eran

    levados principalmente en Perú, Quito y más tarde en el propio reino de Chile, asimismo

    durante el siglo XVII llegaron algunas partidas de tropas desde España. Todos ellos compartían

    su bajo nivel social y entre los soldados provenientes de América se contaban gran cantidad de

    mestizos y mulatos, la mayoría de los cuales habían sido reclutados a la fuerza y, al parecer,

     pertenecían a las enormes masas de vagabundos que en la época se encontraban en casi todas

    las ciudades del virreinato y que, en virtud de ese mismo hecho, podían ser compelidos a

    enrolarse, con lo cual las autoridades pretendían deshacerse de tan indeseables sujetos. Almismo tiempo, como el enganche de “gente holgazana” no era suficiente para satisfacer las

    necesidades del ejército, se optó por completar las compañías con desterrados, es decir, sujetos

    13 Vargas. “Financiamiento del ejército de Chile...” p. 162.14 Ídem, p. 166.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    14/167

      14

    que eran condenados por algún delito, generalmente de poca monta, a servir en la frontera

    mapuche15. Asimismo, entre los que se enrolaban voluntariamente y especialmente aquellos que

     provenían del propio reino de Chile, el servicio en las tropas del rey era visto, aun cuando las

     pagas eran bajas, como un medio seguro de subsistencia en un país de pobreza irremediable ydonde escaseaban los medios de ganarse la vida16. Todos estos sujetos pasaban a engrosar las

    fuerzas reales que se repartían tanto en los dos grandes tercios de Arauco y Yumbel como en

    los pequeños fuertes que existían en ambas orillas del Biobío, además de las compañías de

     presidio existentes en Chillán, Concepción y Chiloé; en dichos lugares los soldados tenían

    como principal misión guarnecer los territorios del reino, repeler los ataques de las

     parcialidades indígenas de guerra, así como avanzar hacia el interior del territorio mapuche en

    las campañas militares que cada verano organizaban los gobernadores.

    Pero más allá de las funciones propiamente castrenses, los fuertes y tercios fronterizos

    eran un hervidero humano donde llegaba todo tipo de personas y en los cuales se transaba tanto

    lo legal como lo prohibido y en los cuales los soldados eran sólo un grupo más de quienes los

    habitaban o vivían cerca de ellos, otros eran los indios amigos que se asentaban en las

    inmediaciones de estos puestos fortificados y los indios e indias de servicio que habían sido

    traídos, generalmente a la fuerza, para servir a los soldados en sus necesidades cotidianas, entre

    las que se contaba remendarles la ropa y hacerles la comida, para lo cual en casi todos los

    fuertes se plantaban chacras o sembradíos cuyo producto era destinado a sustentar a sus

    habitantes17. En dichos fuertes los soldados dormían en habitaciones colectivas o bien separadas

    y pareadas llamadas “galeras”, las que generalmente eran de carrizo y paja o de adobe y techo

     pajizo, en su mayoría se trataba de hombres solos aun cuando algunos tendían a amancebarse

    con sus indias de servicio, con quienes pocas veces llegaban al altar, no obstante que era común

    tener hijos con ellas. En tal sentido, Patricia Cerda plantea que los hombres llegados desde el

    Perú, España u otras regiones del imperio para servir en el ejército jugaron un rol social mucho

    más importante que el militar, cual fue al colonización y poblamiento del área comprendidaentre los ríos Maule y Biobío, pues si de una parte se produjo una gran asignación de tierra a los

    15 Vargas. “Antecedentes sobre las levas...” p. 348 y ss; Cerda. Fronteras del sur... pp. 44-45.16 Villalobos. “Tres siglos y medio de vida fronteriza...”, p. 31, en: Relaciones fronterizas...17 Vargas. “Estilo de vida...” p. 440.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    15/167

      15

    oficiales fronterizos, quienes fundaron estancias principalmente en los partidos de Maule, Itata

    y Ñuble, de otra los hombres de la tropa, como ya lo mencionamos, cultivaban chacras en las

    tierras aledañas a los fuertes o bien se convirtieron en pequeños propietarios rurales, muchas

    veces de modo informal, en el partido de Puchacay y en parte de los de Itata y Rere, a dondellegaban acompañados de sus mujeres, con quienes en definitiva formaron las primeras familias

    campesinas de la región; dichas tierras eran dedicadas al cultivo de hortalizas, verduras, trigo y

    vides, al mismo tiempo que se criaban algunos animales menores, todo lo cual estaba destinado

    a la subsistencia o bien al intercambio con los mapuches libres18. El cultivo de tales chacras

    imponía que los hombres se ausentaran largas temporadas, sobre todo luego de haber finalizado

    las incursiones bélicas estivales; esto implicaba un alto ausentismo en los asentamientos

    militares fronterizos durante los inviernos, el que en cierta medida se veía compensado por la

    ausencia de acciones bélicas, que cada año se fueron haciendo menos frecuentes.

    Junto con las conductas y formas de vida anteriormente descritas por la historiografía,

    los hombres que formaban el Real Ejército de la Frontera, bien por su origen ocioso y

    vagabundo o por la propia dinámica de la vida militar fronteriza, que tendía al relajamiento de

    las costumbres, procuraban hacerse la vida fácil y pasaban su día en fuertes y tercios entre el

    ocio, las apuestas y los juegos de naipes, de igual modo que en tales lugares eran frecuentes las

    riñas, la embriaguez, los pequeños robos y las blasfemias19, conductas que se divorciaban

    absolutamente de la vida militar a la que en teoría estaban sometidos, junto con las cuales es

    necesario mencionar los robos y pillajes de los soldados, que se materializaban cada invierno en

    las licencias invernales siendo sus víctimas hacendados, pequeños labradores y las

    comunidades indígenas que encontraban a su paso. Mientras tanto los caballos eran hurtados,

    en una costumbre que según Góngora estaba bastante extendida entre mestizos y soldados

    durante todo el siglo XVII y que la autoridad, tanto a nivel local como metropolitano, no pudo

    contener a pesar de las continuas disposiciones que prohibían este tránsito.  20 Sin embargo, esto

    era en el caso de los que volvían a sus cuarteles, pues otros emprendían camino por la cordillerao, incluso, por el desierto para huir al Perú, Tucumán o las Pampas convirtiéndose en

    18 Cerda. Fronteras del sur... pp. 34-37.19 Villalobos. Vida fronteriza en la Araucanía... p. 77.20 Góngora. “Vagabundaje...” p. 7.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    16/167

      16

    desertores21. Tales sujetos, según los planteamientos de Villalobos, podrían responder a la

    catalogación de pícaros, hombres a quienes los códigos morales o las buenas costumbres no les

    importaban mayormente, en cambio ellos vivían bajo sus propias reglas, en donde la

    irresponsabilidad, la falta de honor, la mentira, el robo y la alegría desenfrenada eran la tónicade sus vidas. Dicha imagen fue tomada de la literatura española del siglo XVII, especialmente

    aquella que se refiere a hombres irresponsables, libertinos y buscavidas, aquellos que eran

    medio soldados y medio aventureros y que hacían del timo su modo de existencia, conductas

    que según el autor, se reproducían en los soldados que servían en la frontera mapuche, más aun

    cuando en ella el control social era menos ceñido que en otras regiones y existía una realidad

    social marcada por diferencias abruptas y contrastes raciales determinantes, de los cuales estos

    hombres sabían dar cuenta22.

    De modo tal, la historiografía de la frontera o del Real Ejército si bien se ha preocupado

    de dilucidar en parte la historia de los soldados fronterizos ha tendido más bien a describir una

    serie de hechos en lo que destacan su calidad de sujetos anómicos e indisciplinados o bien se ha

    detenido en calificar a estos sujetos como pícaros, tipos fronterizos o simplemente como

    delincuentes, sin embargo tales descripciones o calificativos no son suficientes para dilucidar

    cual fue el o los roles que estos hombres jugaron en la conformación de la sociedad que surgió

    en la frontera hispano mapuche del río Biobío, al menos para el siglo XVII. A nuestro entender,

    tales sujetos tuvieron un importante rol en este proceso histórico, no sólo al convertirse en

     pobladores y colonos y dar origen a las primeras familias campesinas de la región, como lo

     plantea Patricia Cerda, sino también porque a través de sus acciones, muchas de ellas

    desenfadadas y violentas, contribuyeron a dotar a dicho espacio geográfico e histórico de un

    carácter particular que lo hizo distinto tanto de Chile central como del país mapuche, una

    sociedad que fue capaz de manejar reglas y códigos propios, en los cuales no se excluía la

    violencia ni la guerra, pero tampoco el mestizaje ni la solidaridad entre antiguos enemigos.

    Así entonces, este trabajo pretende estudiar a los soldados fronterizos del siglo XVII ensu dimensión social y económica y en un periodo en el que las conductas anómicas,

    21 Oñat y Roa. El régimen legal... pp. 78-81; Villalobos. Vida Fronteriza en la Araucanía ...pp. 78 y 84.22 Villalobos. Vida Fronteriza en la Araucanía... Véase el capítulo denominado “La Picaresca en Arauco”, pp. 69-87.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    17/167

      17

    disociadoras y marginales que muchos de ellos asumían alcanzaron un alto grado de vitalidad,

    convirtiéndose en uno de los problemas más acuciantes para las autoridades del reino, quienes

    necesitaban refrenar la acción de estos hombres sin afectar la defensa del reino, que ellos

    mismos defendían. Al mismo tiempo, durante este periodo los soldados se fueron paulatinamente transformando en dueños de campos y caminos, en plagas que caían

     periódicamente sobre Santiago y sus alrededores, en protagonistas de juegos de chueca, de

    naipe y de bolas, en portadores de la flecha de la guerra o en los defensores de la vida y

    seguridad de penquistas, chillanejos y maulinos. En suma, en hacedores de su propia triste,

    fugaz y anónima historia, la que sin embargo está íntimamente con la historia de la convivencia

    fronteriza, del mundo mapuche, del mestizaje, de la guerra, del comercio y el contrabando.

    * * *

    Las páginas que se presentan a continuación son el resultado de una investigación

    realizada durante los años 1998 y 2000 en los fondos del  Archivo Nacional Histórico, del 

     Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina y del Archivo Histórico de la Provincia

    de Mendoza. Del primero fueron especialmente valiosos los fondos Capitanía General, Real

    Audiencia, Fondo Varios, Fondo Antiguo y Archivo de Indias, los cuales permitieron acceder a

    documentación epistolar, legislativa y judicial respecto de los soldados del ejército real, en las

    cuales destacan las numerosas cédulas reales destinadas a evitar las licencias invernales de

    estos; asimismo, a través de dichos fondos se pudo consultar documentación referida a casos

    específicos de deserción u otros delitos cometidos por individuos pertenecientes a las tropas de

    la frontera. Del segundo se revisó la colección de manuscritos, especialmente aquellos

    correspondientes al periodo comprendido desde fines del siglo XVI a principios del siglo

    XVIII, en los cuales se recogieron numerosas cartas de gobernadores, oidores, obispos y

    cabildantes narrando los problemas que generaban los soldados reales, el estado del ejército y

    algunos casos judiciales. Del tercero se consultó documentación en la cual se pudo constatar laacción o las consecuencias de la llegada o la influencia de desertores en la porción

    ultramontana del reino de Chile y la reacción de las autoridades ante esta nueva y violenta

    realidad que se inauguró incluso antes que el ejército de la frontera se profesionalizara.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    18/167

      18

    En cuanto a la documentación impresa se utilizaron las crónicas escritas en Chile en el

    siglo XVI y XVII, especialmente las de los militares Alonso de Góngora y Marmolejo, Alonso

    González de Nájera, Jerónimo de Quiroga y Santiago Tesillo; de los religiosos jesuitas Alonso

    Ovalle y Diego de Rosales y los escritos de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán; de ellas seextrajeron datos sobre la existencia de tránsfugas entre las parcialidades mapuches rebeldes,

    desertores hacia Cuyo y sobre la vida de los soldados en fuertes y presidios. También se

    consultaron las Actas del Cabildo de Santiago correspondientes al siglo XVII, documentación

    contenida en la Colección de Historiadores de Chile y Documentos relativos a la Historia

     Nacional y las  Actas Capitulares de Mendoza, las cuales contienen referencias sobre las

    consecuencias de las licencias invernales a los soldados, especialmente en lo que se refiere al

    traslado forzoso de indios a la frontera, el nombramiento de corregidores y la llegada de

    desertores al otro lado de la cordillera de los Andes. Asimismo, se utilizaron la colección

    documental contenida en la Historia Física, Geográfica y Política de Chile escrita por Claudio

    Gay y Las Fuentes para la historia del Trabajo en el reino de Chile publicadas por Álvaro Jara

    y Sonia Pinto, de las que se extrajeron algunas cartas e informes sobre la situación del reino y

    las disposiciones de las tasas que interesaban a la situación de los indios trasladados a fuertes y

     presidios.

    Por último, debemos manifestar que los estudios de postgrado que culminaron con la

     presentación de una tesis sobre este tema y el posteriormente posibilitaron dar a luz este estudio

    contaron con el apoyo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, 

    Conicyt, a través de su programa de Becas de financiamiento de estudios de postgrado. Al

    mismo tiempo, dicha tesis se incluyó dentro del proyecto Fondecyt Nº 1970279 “Guerras

    Tribales y Disputas por el poder en Araucanía y Las Pampas durante el siglo XVIII , del cual

    recibió apoyo financiero y académico. Por último, la investigación que sustenta estas páginas

    recibió el apoyo de la Universidad de Chile a través de una  Beca de financiamiento parcial detesis de postgrado, todos los cuales agradecemos, pues no sólo permitieron realizar y concluir

    los estudios, la tesis y el presente estudio, sino que constituyeron un incentivo fundamental para

    el desarrollo de los mismos.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    19/167

      19

    CAPÍTULO I.EL EJÉRCITO R EAL DE LA FRONTERA EN EL SIGLO XVII. ENTRE LA INDISCIPLINA Y EL

    AMANCEBAMIENTO.

    EL EJÉRCITO R EAL DE LA FRONTERA. SU CREACIÓN Y LA COMPOSICIÓN DE SU TROPA.

    El Ejército Real de 1a Frontera fue la más importante de las instituciones creadas por la

    corona en la región limítrofe con las etnias mapuches de ultra Biobío. Lo anterior debido a la

    gran influencia que éste y los militares que lo componían tuvieron sobre la región. De su

    oficialidad nacieron muchos de los estancieros de la zona; de sus soldados, los pequeños

     propietarios, capataces y vaqueros. Al mismo tiempo, derivado de las necesidades de la milicia

    se generaron ciertas industrias artesanales, como las del género, los zapatos y los sombreros y

    con los dineros del Real Situado se realizaban diversos asientos y contratos comerciales, como

    el de la provisión de cecinas o de cuerdas de arcabuz. No obstante, esta fuerza armada también

    fue un reducto de indisciplinados, amancebados y jugadores consuetudinarios que eran

    enviados a él por sus delitos, eran reclutados a la fuerza por vagabundos o bien de quienes

    arrastrados por los hechos, a veces por el hambre y otras por sus disipadas costumbres se

    habían trasladado a la frontera en donde, paradojalmente, entraron a servir al rey en los fuertes,

    tercios y presidios de Biobío.

    Estos sujetos se pueden rastrear en las fuentes incluso antes de la creación del RealEjército, fundamentalmente como soldados que llegaban desde Chile central o Lima formando

     parte de las comitivas militares de los encomenderos o de las tropas de refuerzo que cada cierto

    tiempo enviaban los virreyes a las ciudades y plazas del sur del reino. En ellas prontamente

    sacaban a relucir sus disipadas costumbres expresadas a través del juego, el ocio o la deserción.

    Durante las últimas décadas del siglo XVI es posible encontrar una serie de hombres que

    actuando más allá de cualquier disciplina o lealtad intentaban vivir de acuerdo a sus propios

    cánones, en los cuales la libertad de acción y desplazamiento, parecían ser la guía de sus pasos

    y uno de los más graves problemas que las autoridades debían enfrentar, sobre todo si

     pretendían contar con una fuerza armada capaz para conquistar el país indígena. Ya en el

    gobierno de don Alonso de Sotomayor, surgieron referencias a las conductas anómicas de la

    soldadesca, en lo que pareciera ser un anuncio de lo que viviría el reino durante el siglo

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    20/167

      20

    siguiente. En el título de visitador de minas de los distritos de Santiago y la Serena que fue

    otorgado a Gregorio Sánchez en 1588 se consignó que en el caso que

    “...algunos soldados se ausentaren y anduvieren fugitivos, los podáis prender y enviar un caudillo tras ellos, e apercibir los mineros e sayapayas yadministradores que os parecieren e indios para que vayan tras ellos, yenviarlos presos y a recaudo a la parte y lugar donde yo estuviere o elmaestre de campo general; y los indios que halláredes fugitivos ycastigáredes, enviarlos castigados...”23 

    Mientras tanto, sólo dos años más tarde, el capitán Pedro Lísperguer, encomendero de Putagán

    y Cauquenes, afirmaba en Lima que los indios de encomienda de Chile estaban:

    “...oprimidísimos y en trabajos excesivos e intolerables por hacer muchos pertrechos arriba referidos, por llevarlos por indios amigos a la guerra, porhacelles llevar comida a los fuertes arriba referidos en sus yeguas y portener hecho un hormiguero el camino de Santiago de ir y venir soldados,que no hay indios ni brazos que puedan sustentar el dar de comer a tantoscomo cada día caminan y así están asolados y consumidos...”24 

    Asimismo, en los últimos años del siglo XVI, ahora bajo el gobierno de Martín García Oñez

    de Loyola, aparecen en las fuentes referencias a. soldados desertores, otros metidos a frailes o

    convertidos en renegados. Sujetos que incluso se trasladaban a los distritos aledaños a la capital

    del reino, tal como se desprende del título de corregidor de Quillota dado a Jerónimo de Sedeñoen 1593, en el cual el gobernador afirmó haber:

    “...sido informando de los muchos agravios que los soldados y otras personas hacen a los dichos indios en las - tierras - suyas, tomándoles porfuerza sin orden ni razón las haciendas, y dejan de acudir a pedir su justicia,defensa y reparo al corregidor de Santiago, por ser muy lejos y por otrosinconvenientes; y la persona de quien reciben cualquier agravio siendo

    23  Acta del Cabildo de Santiago de 1º de Agosto de 1588. Colección de Historiadores de Chile y DocumentosRelativos a la Historia Nacional (En adelante CHCh), Tomo XX (Santiago, 1900), pp. 168-169.24  Declaración del capitán Pedro Lisperguer en la información hecha por la Real Audiencia de Los Reyes sobre el gobierno de don Alonso Sotomayor . Lima, 17 de abril de 1590. Colección de Documentos Inéditos para la Historiade Chile (En adelante CDIHCh), 2ª serie, Tomo IV (Santiago, 1960), p. 117. Las cursivas son nuestras.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    21/167

      21

     pasajeros, se va por donde se le antoja sin que el corregidor lo vea ni sepadel...”25 

    En tal documento es claramente definida la presencia de soldados, quienes estando de paso por

    el partido de Quillota aprovechaban su estadía para proveerse a la fuerza de granos, animales ymuchas veces de muchachos y muchachas indígenas para ser llevados al sur del reino o a

    donde a estos hombres se les antojase. Todas estas situaciones, que incluían el robo, la

    deserción, la huida al país mapuches, el juego y la carencia de reglas y disciplina aparecen a

    medida que finaliza del siglo XVI como hechos cada vez más frecuentes y sólo serán un

    anuncio de lo que ocurrirá en la región fronteriza durante la centuria siguiente.

    Dado lo anterior, no es extraño que en medio de la guerra más grande y violenta que los

    españoles se vieron obligados a enfrentar en Chile, aquella que le significó la muerte al

    gobernador Martín García Oñez de Loyola y a toda su tropa; el cerco y la posterior destrucción

    del conjunto de los asentamientos europeos situados más allá del río Biobío; y el retroceso de

    todo el proceso de conquista, el gobernador interino del reino don Francisco de Quiñones,

    dictara un bando fechado el 28 de abril de 1600, por el cual ordenó a todos los oficiales,

    soldados y demás sujetos que marchaban a socorrer las ciudades de Angol e Imperial que, en

    virtud de la época de cuaresma en que se encontraban y a la abundancia de sacerdotes en el

    campo hispano, se confesasen y comulgasen antes de salir y ninguno

    “...tuviese ni consintiese tener en sus toldos, pabellones ni alojamientos denoche ni dormir en ellas ningunas de las indias de su servicio ni otras porque se escusasen ofensas de Dios y murmuraciones y todos los díasgeneralmente que se recogiesen a sus cuarteles y durmiesen alerta con lasarmas en las manos y la compañía de Su Señoría en el cuerpo de guardia sograves penas que les puso…”26 

    Tal bando es una buena muestra de la situación de las tropas que defendían al reino de las

    fuerzas de Anganamón y Pelantaru, pues en él se puso de manifiesto el estado de ánimo de los

    25 Título de Corregidor de Quillota a Jerónimo de Sedeño . Concepción, 2 de julio de 1593. acta del Cabildo deSantiago de 11 de 11 de junio de 1593, en: CHCh. Tomo XX, p. 505.26  “ Bando del gobernador Francisco de Quiñones para que los capitanes y soldados no lleven mancebas a la guerra de Chile y se confiesen antes de su salida”. 28 de abril de 1600. Biblioteca Nacional. Colección deManuscritos de José Toribio Medina (En adelante BNMM), Tomo 106, ff. 197 v-198.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    22/167

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    23/167

      23

     plazos de pago. Una porción de ellos correspondía a sujetos enganchados voluntariamente en

    las compañías levantadas para enviarse a Chile, mientras que otros eran reclutados

     prácticamente a la fuerza dada su condición de ociosos o vagabundos o, incluso condenados

     por algún delito al destierro con plaza de soldados.27 Todos estos sujetos fueron destinados a las diferentes fuertes y presidios a lo largo de la

    frontera de Biobío, en la cual los principales puestos militares lo constituían los tercios de

    Yumbel y Arauco, en donde residía la mayoría de las tropas, que llegaban a sumar alrededor de

    900 hombres y cuyo mando estaba a cargo, respectivamente, del maestre de campo general y

    del sargento mayor del reino. Otro puesto de importancia era la ciudad de Concepción, sede

    casi permanente del gobernador, que contaba con una compañía de infantería como guarnición

    más una compañía de caballería formada por capitanes y sargentos reformados que, servía de

    guardia a la máxima autoridad del reino los que llegaban a sumar unos 300 hombres. Chillán

     por su parte también contaba con una compañía de caballería de 100 hombres. Mientras tanto

    el resto de las tropas se repartía por los fuertes que periódicamente se fundaban y abandonaban

    en ambas orillas del Biobío; en ellos las guarniciones raramente superaban los 50 soldados al

    mando de un cabo. En total una fuerza militar que fluctuó bastante durante el siglo, pero que

     por lo general se constituía de entre 1500 y 2000 hombres

    Tales soldados pocas veces cumplían con las expectativas de los gobernadores y altos

    oficiales militares, de modo que eran frecuentes las peticiones al virrey del Perú o incluso al rey

     para que se enviaran soldados de España y en lo posible casados, de forma que no sólo

    sirvieran en la milicia sino que, también se asentaran con sus familias como labradores en los

    campos penquistas28. En 1609 el gobernador Alonso de Rivera le escribió a Felipe UI

    manifestándole:

    27 Vargas. Antecedentes sobre las levas...passim; Cerda. Fronteras del Sur ...pp. 44-45.28 Según Juan Marchena, de España solo se hicieron seis levas específicas para Chile durante el siglo XVII, quefueron: desde 1600 a 1604, 1621, 1663, 1676 y 1690, las que trajeron un total de 3500 soldados para el ejércitofronterizo. Estas a excepción de la de 1663 realizada en Madrid, se hicieron en la Baja Andalucía. A pesar de quelos gobernadores de Chile argumentaban que dichos hombres eran mejores y más honrados soldados que loslevados en América, generalmente en ellas venían sujetos de mala reputación, es decir, condenados y vagabundos,además de campesinos atenaceados por el hambre y la ausencia de fuentes laborales en su región de origen ymuchas veces enrolados mediante coacción y engaño. Marchena.  Ejército y Milicias..., p. 69 y ss; Vargas.“ Antecedentes sobre las levas...”, passim 

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    24/167

      24

    “…que para acabar esta guerra es necesario que vuestra magestad me invie1000 hombres y quanto antes vinieren antes se le dará fin y que estos seande Castilla porque los del Perú entran por una puerta y salen por otra ycomo vienen entre ellos muchos mestizo[s] y gente baja acostumbrada a

    vicios de aquella tierra en viendose apurados de alguna necesidad se van alenemigo…”29 

    Dicha petición, que solicitaba al rey reemplazar más de tres cuartas partes del ejército que en

    tal año ascendía a 1284 plazas, se derivaba. de la notable falta de espíritu combativo de las

    tropas, su tendencia a la huida y las características propias de los sujetos que la conformaban,

    quienes eran concebidos como “gente baja acostumbrada a vicios” los que, según Rivera,

    derivaban de la vida fácil que habían llevado antes de ser enrolados y de su propia, naturaleza

    mestiza. Otro punto sensible para los gobernadores era el envío de convictos y criminales,

    quienes eran condenados a servir en el ejército por un período determinado de tiempo, aun

    cuando recibían sueldo y ropa como cualquier otro soldado. Dentro de una categoría similar

    caían los mulatos y sujetos de castas, sobre los cuáles recaía el estigma de su nacimiento, pues

     por este sólo hecho eran considerados hombres indisciplinados y díscolos, cuya presencia y la

    de los criminales ofendía, según las autoridades del reino, a los soldados que servían de su

    voluntad en las fuerzas armadas reales. En enero de 1611 el gobernador Juan de Jaraquemada

    le expresó al rey lo importante que era que ordenase

    “…no se envien aquí por la sala del crimen de Lima ni otra justicia mulatosni personas que esten presos por delitos feos porque en vista los sentencia ira afrenta pública y en revista a soldados de Chile con sueldo, que estragoesto grandemente el buen nombre de la guerra y los soldados particulares losienten por agravio por que como gente sin obligaciones siempre quieren preferir en el provecho y en el trabajo y ocasiones ausentarse del y algunosse van a los enemigos...”30 

    Petición que, en definitiva, resultaba un contrasentido en tanto que los propios gobernadores,

    las reales audiencias y otras justicias al dictar bandos y decretos establecían entre las penas a

    quienes quebrantaran lo ordenado el servir en las plazas militares de la frontera del Biobío y no

    29 Carta del gobernador de Chile don Alonso de Rivera al Rey. 1609. BNMM. Tomo 112, f. 5.30 Carta del gobernador de Chile don Juan de Jaraquemada al Rey . Santiago, 29 de enero de 1611. BNMM. Tomo118, f. 287.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    25/167

      25

    siempre solo a ración y sin sueldo, disposiciones que se repitieron a través de todo el siglo

    XVII en diferentes regiones del imperio y especialmente en el virreinato del Perú. Dichas

     peticiones, de otra parte, se derivaban del continuo descenso del número de soldados

    enganchados, en lo cual una razón fundamental era la deserción o huida de muchos de elloscada año, tal como lo expreso en 1639 la Real Audiencia de Santiago en una carta al rey, en la

    cual le manifestaba que:

    “...el numero de dos mil plazas que debe tener efectivas este exercito sedice esta al presente muy minorada entre otras causas por haverse de pocotiempo a esta parte huido, muerto, justiciado, borrados plazas y dadolicencias a muchos soldados, y ser una considerable parte de los que militanen anbos tercios, mestizos, mulatos, de poca edad y de menos obligacionesgente que hace mas numero que milicia…”31 

    Habían otros en cambio que al completar su tiempo de enganche dejaban las armas para volver

    al Perú32 o bien se quedaban en Chile y se convertían en pequeños labradores, especialmente en

    el partido de Rere y en parte de los de Itata y Puchacay33, algunos Incluso luego de pasar

    muchos años como militares se empleaban en las estancias penquistas, donde esperaban pasar

    el resto de su vida o al menos algunos años alejados de la guerra y sus penalidades, tal como lo

    expresó en 1644 el marqués de Baides al virrey del Perú el marqués de Mancera, a quien

    escribió que los estancieros “...para mayordomos y labranzas de las estancias vienen a buscar

    los hombres viejos y que por alguna versión o impedimento de no poder manejar armas salen

    de la guerra....”34 Por todas estas circunstancias cada año el ejército perdía un gran numero de

    hombres, que algunas fuentes calculan en alrededor de cien plazas cada año, lo cual llevaba

    aparejados problemas tales como la renovación de la tropa lo que obligaba a realizar nuevas

    levas, la dotación de ropa y equipos para, los reclutas y el costo que implicaba trasladarlos a la

    frontera Esto se traducía, de una parte, en las constantes solicitudes de tropas que hacían los

    31 Carta de la Real Audiencia de Chile al Rey . Santiago, 14 de noviembre de 1639. BNMM. Tomo 136, ff. 5.32 Vargas. “ Antecedentes sobre las levas...”, p. 335.33 Cerda. Fronteras... p. 35.34 Carta del Gobernador de Chile el Marqués de Baides al Virrey del Perú el Marqués de Mancera. Concepción,14 de octubre de 1644. BNMM. Tomo 138, f. 133.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    26/167

      26

    gobernadores y de otra, en los esfuerzos a veces vanos o de escasos resultados que realizaban

    los virreyes para enviar al menos parte de los soldados pedidos, pues a cada paso se

    encontraban con un enorme desinterés por enrolarse hacia tina tierra tan poco estimada como

    era la frontera de Chile, la cual era vista como un lugar donde la vida de los soldados oscilabaentre la violencia de la guerra y las privaciones, entre ellas el hambre En tal sentido, en 1617 el

    virrey del Perú escribía al rey que le había sido imposible juntar los 200 soldados que le había

     pedido el gobernador pues sólo se habían enrolado 50 hombres en las compañías levantadas en

    Lima y el valle de Nazca; Al mismo tiempo sumado a la baja cantidad de hambres que se

    lograba reclutar, en diferentes oportunidades surgieron denuncias contra los oficiales de leva,

    quienes motivados por el interés de cumplir con la cantidad de reclutas solicitados y sin

    Importarles las disposiciones legales que prohibían el enganche de indios no tenían ningún en

    incluirlos dentro de las tropas que partían a Chile, a los cuales sólo les cortaban el pelo para,

    hacerlos pasar por mestizos, lo que incluso llevó a que en la década. de 1660 se planteara que la

    mayoría de los levados peruanos eran indígenas35; al mismo tiempo, sugiere Vargas, hay

    antecedente, que permiten plantear la existencia de una política orientada a compeler a

    enrolarse a mestizos y castas más que a otros miembros de la capa de vagabundos que en la

    época se encontraba en casi todas las ciudades peruanas, aun cuando la Real Cédula de 9 de,

    marzo de 1662 parece descartar que la corona aprobara tal política, al menos después de esa

    fecha36.

    En las tropas del ejército regular reclutadas en Chile asimismo es posible encontrar

    algunos hombres de origen indígena, sin embargo, en los casos que hemos detectado se trataría

    de sujetos empleados sólo en calidad de trompetas, como lo era el de la compañía de caballos

    ligeros lanzas comandada por el capitán Domingo de Morales Berríos, con plaza en el tercio de

    Angol37, o bien el trompeta de la compañía de caballería de leva levantada en Santiago por el

    capitán Sebastián Sánchez Chaparro en 1647, de cuya certificación consta que en:

    35 BNMM. Tomo 136, f. 57 y Tomo 147, f. 48.36 Vargas. “ Antecedentes sobre las levas...”, p. 348 y ss. 37 BNMM. Tomo 134, f. 157.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    27/167

      27

    “...Una casa conjuntas a las que posehe el cappitan don Manuel deCarabaxal y a la puerta de la dicha casa estava un yndio tocando unatronpeta y en Una ventana pusieron una alfonbra y coxin de terçiopelo yuna lansa que salia lo mas de la asta y yerro a la dicha calle y el dicho

    cappitan se quito la capa y se puso una banda colorada y una achuela decappitan de caballos y la misma action de ponerse banda y en cuerpo hiçoun soldado llamado Simon Francisco de Peralta que doy fe conosco yambos dixeron que eran capitan y su tiniente de leba para condusir gente ala guerra deste rreyno…”38 

    Sin embargo, como ya se ha planteado, la propia corona prohibía absolutamente tal enganche e,

    incluso, ordenaba a los virreyes no reclutar mestizos y castas por la mala calidad y tendencia a

    la deserción de los levados, optándose por enganchar:

    “...los españoles que asisten en esas provincias del Perú y se han pasado aella sin licencia mía o se les ha acabado el tiempo por que se les concedió yde otros que no tienen ocupación y sólo sirven de gravar los indios sinaplicarse a ningún ministerio inquietando las ciudades y pueblos de esas provincias…”39 

    Disposición que no sólo pretendía alejar del Perú a los españoles vagabundos y ociosos que

    supuestamente pululaban por sus ciudades, sino también introducir sujetos de origen europeo,

    que a pesar de sus conductas desordenadas eran mejor concebidos que los mestizos y castas,

    que se encontraban frecuentemente entre las filas del ejército de Chile. Con todo, cualquierafueran los sujetos a levarse, el sistema de reclutas forzosas a vagabundos y ociosos mantuvo su

     plena vigencia, más aun cuando la frontera del Biobío no era precisamente un destino muy

    apetecido.

    De tal forma, en 1640 el marqués de Baides informó a la Real Audiencia la necesidad

    de hombres que tenían las compañías de caballería del ejército, por lo cual dio orden al capitán

    Diego Morales para que se dirigiera a la capital a levar gente y de esa forma rehacer sus tropas,

    al mismo tiempo el gobernador le pidió a la Audiencia que favoreciera a su oficial

    38 Certificación del levantamiento de bandera de enganche de una compañía de caballos ligeros lanzas de leva para el ejército de la frontera. Santiago, 3 de noviembre de 1647. Archivo Nacional Histórico, Fondo RealAudiencia (En adelante ANHRA). Vol. 2607, pza. 9ª, f. 93.39  Real Cédula ordenando que no se hagan levas de compañías de mestizos y mulatos. Madrid, 9 de abril de 1662.Archivo Nacional Histórico, Fondo Morla Vicuña (En adelante ANHMV). Vol. 4, f. 141.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    28/167

      28

    “...limpiando essa república y su partido de la gente ociosa y vagabunda que ay...” Lo cual

    según Baides permitía cumplir con tres objetivos, cuales eran:

    “…la primera el servicio de Dios quitando el escandalo con que algunosviven entre los vecinos, la segunda el de Su Magestad y la tercera la quietudde la tierra fuera del particular favor que yo recibire para poder entrar con elmaior numero de gente en la campeada...”40 

    De ahí entonces que la leva era concebida como un eficaz mecanismo de disciplinamiento

    social, pues permitía ocupar a vagabundos y ociosos en la defensa del reino; deshacer los

    amancebamientos y escándalos, lo que equivalía a terminar con los comportamientos inmorales

    y alejar a los pecadores de las fuentes de sus pecados, es decir, las mujeres; con lo cual el reino

    quedaba tranquilo y libre de sujetos perniciosos, que ahora estaban confinados a las

    guarniciones fronterizas donde deberían regirse por reglas, cumplir órdenes y subordinarse a

    sus superiores. El reclutamiento forzoso de individuos ociosos, vagabundos y de vida disipada,

    se impuso como una norma tanto en el reino de Chile como en el virreinato peruano,

    llegándose a dictar órdenes a los corregidores y otros jueces para que condenaran a los

    individuos que consideraban perniciosos a servir en el ejército de la frontera por una cierta

    cantidad de años, como lo demuestra el auto dictado por el corregidor de Mendoza don Juan de

    Urdinola, por el cual comisionó al Alcalde de la Santa Hermandad don Alonso de Coria, para

    que apresara a dos individuos que se habían escapado de la cárcel de la ciudad. En dicho auto

    Urdinola expresó que:

    “…esta noche passada veintte y ci[nco] del corriente an echo fuga de laReal Carzel Publica rompiendo la puertta de ella Lazaro de Silbeira yHernando Vaez quienes van pressos aviendolos remitido de la ciudad deSan Juan por excessos que cometían en su modo de bivir el Maestre deCampo don Juan de Oro Bustamante en virtud de decretto que para ellotiene del señor Pressidente Governador y Capitan General de este Reyno y para remitir estos y otros escandalosos de su calidad al exerçito deArauco...”41 

    40 Carta del Gobernador de Chile el Marqués de Baides a la Real Audiencia de Chile. Concepción, 24 de julio de1640. AHNRA. Vol. 2988, f. 83.41  Auto del corregidor de Cuyo Juan de Urdinola comisionando a Alonso de Coria, alcalde de la Santa Hermandad, para que prenda a dos reos fugados de la cárcel de Mendoza. Mendoza, 25 de julio de 1692. AHPM,Época Colonial, Sección Gobierno. Carp. 26, Doc. 6, sin foliar.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    29/167

      29

    Por lo tanto, según expresa el auto, Coria debía prender a Silveira y Báez con el objeto de que

    estos siguieran el camino que venían haciendo desde San Juan y en el cual Mendoza solo había

    sido una escala para recoger los malhechores que se encontraban en las celdas de su cárcel,luego de lo cual todos ellos debían cruzar la cordillera a objeto de incorporarse como soldados

    en las filas del ejército fronterizo.

    Políticas como estas tenían como consecuencia que se volvieran a producir los

     problemas que por casi un siglo los gobernadores y otros funcionarios venían denunciando,

    cuales eran: la mala calidad de la tropa, su falta de combatividad, su tendencia a la fuga y su

    absoluta falta de mística militar. No obstante, difícilmente es posible imaginarse una realidad

    más alentadora cuando al menos parte de los soldados, además de ir forzados a la frontera,

    contaban con un importante historial de indisciplina, escándalo y ociosidad que

    indudablemente se veían tentados a repetir en su nuevo destino. A pesar de lo anterior, por lo

    menos hasta principios del siglo XVIII algunos gobernadores consideraban que el ocupar a los

    ociosos como soldados era una buena oportunidad para corregir sus vicios y encaminarlos a ser

    hombres de bien y preocupados por el bienestar de la república, como bien lo expresó don

    Tomás Marín de Poveda a la Real Audiencia.

    En tal misiva el gobernador se refirió a los reclamos de dos hermanos residentes en el

     partido de Itata, Pedro y Antonio de Inostroza, quienes alegando ser hombres de bien senegaban a incorporarse a la compañía de leva que estaba formando el capitán Juan de Urrutia.

    En tal sentido, Marín de Poveda contestó una carta de la. Real Audiencia, en la que dicho

    tribunal le presentó el caso, manifestando que:

    “… por que puede ser questos hombres sean oziosos y que tengan algunasocupaziones menos honestas de lo que combiene para la quietud y sosiegode la tierra en este caso pueden ser compelidos a sentar plaza de soldadocomo siempre se a acostumbrado en estas Provinzias y en las del Perú…

     porque algunos bicios que tiene la jubentud suelen reprimirse y remediarzecon los travajos de la guerra y como sea combeniente limpiar la tierra de losque puedan perturbar su quietud se a practicado este remedio de obligarlosa que asienten plaza de soldados...”42 

    42 Carta del gobernador de Chile don Tomás Marín de Poveda a la Real Audiencia de Santiago. Santiago, 17 deseptiembre de 1700. AHNRA, Vol. 3233, f. 193

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    30/167

      30

    En dicha carta el gobernador, junto con desestimar lo argumentado por los hermanos Inostroza

    al máximo tribunal del reino, planteó claramente lo que a esa altura constituía una política de

    los gobernadores del reino, cual era limpiar la tierra de sujetos perniciosos a través de su envíoal ejército donde dichos hombres así vinieran de otros horizontes o hubieran nacido en Chile

     podían corregir sus vicios y encaminarse por el camino del servicio al rey y a la república.

    Ahora bien, independientemente del reclutamiento forzoso al que eran sometidos

    ociosos y criminales con el correr del siglo las autoridades militares tendieron a realizar

    mayores reclutas de soldados en Chile, especialmente en los corregimientos pertenecientes al

    obispado de Santiago donde la tensión militar derivada de la guerra, latente o desatada era

    ostensiblemente menor. Ellas fueron implementadas ante las graves dificultades que existían

     para enviar tropas desde otras latitudes del imperio, así fuera el virreinato peruano o la propia

    metrópoli, sitios en los cuales y sobre todo en el primero, regularmente se estaban levantado

    compañías para venir a Chile, en las que difícilmente se llenaban el número de plazas con

    reclutas voluntarios y ni aun los condenados alcanzaban a completar la cantidad de soldados

    que se requería mandar. Al mismo tiempo, en las levas hechas en Chile central se podía

    aprovechar varias ventajas que iban desde el menor costo que ellas implicaban para el Real

    Situado, pues no se tenía que transportar a los hombres desde el virreinato hasta la frontera,

    hasta el hecho de que se podía aprovechar la experiencia en el manejo del caballo y las armasque los chilenos tenían, así fueran criollos o mestizos. Así lo expresó el gobernador Juan

    Henríquez en el acuerdo de la Junta de Real Hacienda celebrada el 4 de marzo de 1677 que

    aprobó levantar dos compañías para el ejército y en cuyo texto se expresó:

    “...haverse reconosido y experimentado que la gente que se leba en estaciudad y sus partidos es de mas ynportante que la que se leva en la ciudadde Los Reyes porque luego entran sirviendo a Su Magestad sin reparar enlos rigores del tiempo por estar criados en el trabajo continuo y manejo de

    la cavalleria…”43

     

    43  Acuerdo de la Junta de Real Hacienda que aprueba la leva de dos compañía de soldados para el Real Ejército.Santiago, 4 de marzo de 1677. Archivo Nacional Histórico, Fondo Contaduría Mayor, 1ª serie (En adelanteANHCM). Vol. 2, f. 182.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    31/167

      31

    Posteriormente la misma Junta de Real Hacienda aprobó una petición del capitán Diego de

    Manterola, oficial encargado de la recluta, quien pidió que una de las compañías de infantería

    que se pretendía levar fuera transformada en de caballería, ofreciendo además aviar a todos

    soldados de su propio peculio “...por ser mas ynclinados los naturales desde reyno a servir en lacavalleria que en la ynfanttería...”  Con lo cual argumentaba Manterola se lograría reclutar

    muchos hombres, lo que hasta el momento no había sido posible. En lo referido a la

     procedencia de los soldados enganchados en Chile tenernos algunos datos provenientes de dos

    levas realizadas en el reino, la primera en 1647 y la segunda en los meses finales de 1687 y

     principios de 1688. En la leva de 1647, realizada por el capitán Sebastián Sánchez Chaparro, de

    los 29 soldados reclutados en Santiago 18 de ellos dijeron ser provenientes de ésta ciudad, 6

    venían de distintas partes del reino incluyendo Chiloé, mientras que 2 eran originarios del Perú,

    2 del reino de Tucumán y 1 de Buenos Aires44. En general, se trataba de hombres jóvenes,

    cuyas edades fluctuaban entre los 16 y los 21 años, a excepción de un porcentaje pequeño de

    sujetos menores o mayores a tales edades; de ellos no se anota el status étnico, a excepción del

    caso de Juan Alegría, un hombre de 22 años originario de Santiago, quien luego de ser aceptado

    en el ejército se descubrió que era un indio de encomienda solicitado por su feudatario, por lo

    cual se lo excluyó de la compañía, al mismo tiempo dentro de los levados llama la atención la

    gran cantidad de sujetos que portaban cicatrices de cortes y heridas tanto en su cuerpo como en

    su rostro, como asimismo la aceptación de hombres con carencias físicas que eventualmente

     podrían afectar su servicio, como es el caso de Juan de Surriago, de 18 años y tuerto del ojo

    derecho. Por su parte, en la leva realizada en Concepción en 1687 por el capitán Pedro Aranaga

     para la compañía de caballos de la guarnición penquista de los 31 reclutados 19 afirmaron

     provenir de Santiago, mientras que 7 eran de distintos lugares del reino, asimismo había 1

    limeño y 2 peninsulares, provenientes de Las Montañas y Sevilla respectivamente, repitiéndose

    el patrón de edad y marcas, corporales de la recluta de Sánchez Chaparro45.

    De otra parte, avanzado el siglo que nos preocupa es posible advertir la presencia desujetos nacidos y criados en la frontera a veces mestizos de primera generación e, incluso,

    algunos hijos de caciques que se sumaban a las tropas imperiales. Este fue el caso de los

    44 AHNRA. Vol. 2607, pza. 9ª, ff. 99 vta-106 vta.45 AHNRA. Vol. 2649, pza. 15ª, ff. 211-217 vta.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    32/167

      32

    soldados Juan del Castillo, levado por Sánchez Chaparro en 1647, quien procedía del valle de

    Arauco y Baltasar Romero levado en Concepción en 1687, proveniente de Boroa, mientras

    tanto en 1672 aparece otro mestizo de nombre Juan Caricor, quien era hijo del cacique

    Painemal y que junto a las tropas comandadas por el capitán Laureano Ripete participó de lamaloca contra el cacique amigo Catilao. Tales hombres parecían representar en su más elevada

    esencia la faz del fronterizo, en la medida que junto con nacer en la frontera e, incluso, en los

     precarios asentamientos o estancias españolas situadas cerca de algunas parcialidades del

    interior de la tierra, como Boroa, manejaban perfectamente los códigos, modos de vida y

    formas de convivencia de los hombres que vivían en los lindes de ambas sociedades. Por esa

    razón muchos de ellos no solo hablaban ambas lenguas como era común entre los soldados

    reales, sino que su dominio del castellano era más deficiente que el del mapudüngun, en el cual

    se expresaban de mejor forma como bien lo graficó Alonso Álvarez Paillamanco, otro mestizo

    que participó en la maloca contra Catilao, quien al momento de prestar su testimonio sobre

    tales hechos manifestó que “…aunque entiende la lengua española por no hablarla con claridad

    hico el dicho Juramento y fue exsaminado por ynterpretassion del capitan Andres de

    Biberos…”46 Es decir dio su declaración en la lengua de la tierra, la que luego fue traducida

     por Viveros al castellano.

    Así entonces, a lo largo del siglo XVII el ejército real de la frontera recibió en sus filas

    una multitud de hombres provenientes de todos los status étnicos y de las más variadas

     procedencias regionales, aunque el fuerte de las tropas provino del virreinato del Perú y más

    tarde del propio reino de Chile. Dentro de ellos se encontraban una serie de sujetos díscolos y

    ociosos, quienes una vez instalados en los fuertes y presidios fronterizos e, incluso, durante el

    viaje desde sus lugares de leva a sus guarniciones comenzaron a desplegar sus malas

    costumbres y peores conductas, las que asimismo reprodujeron en la frontera.

    EL R EAL SITUADO Y LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA TROPA DEL EJÉRCITO DE LA FRONTERA.

    46 Testimonio de Alonso Álvarez Paillamanco sobre la maloca que hizo el capitán Laureano Ripete a las tierras delcacique Catilao. Concepción, 22 de abril de 1672, en: Residencia del gobernador don Juan Henríquez y sobre losactos de sus subalternos. Archivo Nacional Histórico, Fondo Capitanía General (En adelante ANHCG) Vol. 484, f.133.

  • 8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700

    33/167

      33

    Las condiciones de vida de los soldados del ejército de la frontera, en general, eran

     bastante precarias debido a las graves carencias de infraestructura y financiamiento que éste

    sufrió a lo largo de todo el siglo XVII. Lo anterior se derivó, de una parte, del déficitconsuetudinario del Real Situado y de la irregularidad con que éste llegaba al reino a pesar

    debía ser enviado anualmente desde la sede del virreinato del Perú a través de una flota de

    navíos cargados de ropa, provisiones, armas, cierta cantidad en oro y, asimismo, nuevas

    remesas de tropa, también pagadas por esta vía. Cabe recordar que tal financiamiento tuvo su

    origen a principios de siglo cuando la corona decidió costear directamente las tropas

    acantonadas en Chile y llegó a ascender a la suma de 212000 ducados, cifra que se mantuvo sin

    variación durante la centuria, aun cuando pocas veces llegaba completa y la cual, teóricamente

    al menos, era suficiente para financiar un ejército de alrededor de 1500 hombres además de

     pagar de sus arcas el sueldo del gobernador, a los indios amigos y cierto número de plazas

    muertas47.

    Sin embargo, tal sistema se prestó muchas veces para abusos o prácticas deshonestas,

    estas al mismo tiempo que por la propia irregularidad de su envío, generaban cargas y

    gravámenes que afectaban al conjunto de recursos destinados a las armas reales de la frontera

     pues muchas veces las mercancías se compraban a crédito lo que implicaba el recargo de

    intereses. Al mismo tiempo los propios virreyes recortaban parte de los recursos enviados para pagar las deudas que había provocado el avituallamiento y pago de las tropas, así como la

    renovación de las armas y equipos de los soldados48. De otra parte, en los períodos en que el

    Situado se atrasaba o no llegaba surgían una serie de abusos contra los soldados, estos se

    derivaban de la acción de los propios oficiales del ejército, tal como lo informó el oidor Gabriel

    de Celada al rey, quien con profunda amargura manifestó que

    “...se a introducido en esta guerra un cosa tan reprobada como es la

    mercancia y pulperías entre los que la goviernan capitanes y oficiales dellasque los mas de ellos se an buelto tratantes y pulperos cuyo cuidado principal no es el que deben tener en mirar por sus soldados y sus armas y

    47 Vargas. “ Financiamiento del ejército...”, passim. 48 Villalobos. Vida Fronte