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1 G R O E N L A N D I A P R E S E N T A

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G R O E N L A N D I A P R E S E N T A

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“La conspiración de la Sirena”, por David Morán. ©2008 David Morán Prólogo por Luis Amézaga Todos los derechos reservados. Editado digitalmente por Groenlandia con permiso del autor. Directora: Ana Patricia Moya Rodríguez Diseño: Viviana Orozco & Nina (fotografía para portada y contraportada)\ Juan José Romero (fotografías para interior) \ Ana Patricia Moya Rodríguez Depósito legal: CO\1223\2009 Córdoba, 2009

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Gesticulaciones previas

por Luis Amézaga

La crítica, como tiene por costumbre ser solapada, la evitaremos para no

caer en el vicio de los que disfrutan abatiendo la compleja construcción

de un poemario con una frivolidad que convierte la belleza en simple

material de derrumbe. Decir David Morán ya es una garantía de calidad

literaria, porque estamos ante un escritor honesto que no esconde sus

miserias ni alardea de ellas, trasladando esa honradez a sus obras. Morán

es un escritor con la mirada más incisiva que el ojo de una cerradura. Su

palabra es clara, inspiradora y siempre afinada. No hay en él un acorde

fuera de tono, ni un verso que chirríe. Tiene la virtud de la precisión, que

para el tiro con arco y la poesía, es tan necesaria. El poeta es solitario

con heterónimos y todo. El narrador es varios, aunque hable en primera

persona. La poesía busca la unidad entre las infinitas formas, la

narrativa busca la dispersión a partir de una escena o una idea. David

Morán se debate con el mismo entusiasmo en el verso y la prosa (de la

cual pronto tendremos noticias). Y es que como él suele decir, la

necesidad de escribir supera incluso a la misma lógica que nos prefiere

protegidos bajo el manto de una nómina fija. Los dioses se dirigen sólo a

los poetas porque el resto de creadores andan poniendo precio a sus

obras. Como lector suyo, también noto esa necesidad. Y es que la lectura

de un buen texto, como éste que tenemos en las manos titulado “La

Conspiración de la Sirena”, independientemente del género que emplee,

incita a escribir. La creación llama a la creación y se expande sin

barreras. El poeta de Neurocosmo, el articulista del Catracho, se

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contiene, busca la excelencia en la palabra exacta, y nos deslumbra con

simbolismos siempre originales y meditados. Y contra la moda

imperante, se moja con muchos de sus poemas en primera persona.

La malograda escritora Anne Sexton dijo en una ocasión: “Mis

admiradores creen que me he curado, pero no, sólo me he hecho poeta”. Los

admiradores de Morán no creemos que precise de cura, ni que su poesía

pueda ser considerada como terapia, sino una droga dura y de gran

pureza. Su necesidad surge de la adicción que provoca en quien la lee.

La conducta del escritor determina su entorno, y no al revés. Las

representaciones verbales van moldeando la realidad, quizá no de

manera directa y tangible, pero sí con sutiles cambios provocados por el

hecho de nombrar las cosas, que es como otorgarles una vida que no

conocían.

Percibo a Morán protegiendo su espacio en la letra impresa y en la

virtual realidad de la red como “el inconmovible carácter del murciélago,

mientras el onironauta se corrompe para buscar la redención”, luchando con

denuedo por conquistar la identidad que le permita salir al mundo sin

confundirse con él. Esta imagen me recuerda el mensaje de María

Zambrano cuando afirmaba que “escribir es defender la soledad en que se

está”. La soledad y el oxígeno tan necesarios para no perderse en el

laberinto de la mediocridad. El autor de “la conspiración de la sirena”,

en mi opinión, ha logrado en este poemario editado por la revista

Groenlandia, dejar bien claro hasta dónde campan sus dominios. Que lo

disfruten.

5 L U I S A M É Z A G A

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LLAA CCOONNSSPPIIRRAACCIIÓÓNN DDEE LLAA SSIIRREENNAA

ppoorr DDaavviidd MMoorráánn

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A Luis Amézaga,

gran amigo.

A Ana Patricia Moya,

por darme esta oportunidad.

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Introspección

Soy un hombre tardío,

envejecido en los jardines de la juventud

baladí de la musa cimbrada

a quien no le pasan mis versos inventados

que no son sino oraciones fracturadas

a sazón de variaciones subliminales.

Los años me pasan por encima para olvidarme

me pesan las encías del tiempo inexistente

inexplicablemente.

Maduré entre frutos prohibidos

sin caer del árbol de la vida

la tierra subirá en mi busca para enterrarme

o dejar que germine la semilla del seso

dentro de su fértil vientre de odalisca pendenciera.

¿Quién seré?

Quién sabe.

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Movimientos de la Naturaleza

Aquí acaba la noche,

cuando tengo que despegar la saliva de la almohada,

para que no me falten las palabras.

Dejo mis ojos sentados en el sillón, asustados,

ven como pierdo los contornos que me abruman.

Ese es el balance adquirido por Mozart,

un músico mal grabado en un trozo de plástico.

El agua no limpia en esta estación,

existe, si miras de reojo,

el frenesí escurriéndose por el agujero del baño.

Soñando con la esperanza,

a no ser de que guardemos ayuno,

la úlcera roja me devorará desde adentro.

Al salir a la calle voy y vengo,

me regreso, cargado de cosas pesadas,

objetos que no requiero.

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Abro, leo los papeles,

no me dicen nada,

andan volando en un idioma que no digiero.

De nuevo salgo,

veo el pavimento;

planicie revestida de aspavientos,

de minúsculos destellos perforando

el lanudo orificio de los árboles.

Ya no hay tiempo,

es hora de ser el camino,

el ser,

el ciudadano moderno;

me contraigo,

porque dejé en junto a la ropa del lavado

el último pensamiento del cual estoy habitado.

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Tras la ventana

La mañana aporta nuevos colores,

alista su radiante terapia para sobrellevar el hastío.

Aquí dentro huele a encierro,

a fantasmas chocarreros

que en impúdica ingravidez

se mofan del rey frente a su propia corte.

Se abre la puerta, el Orosco grandilocuente

no resiste el amanecer de un día cotidiano,

el espectro se difumina entre partículas subatómicas,

la materia contra natura explotaría

si no le definiéramos una realidad sostenible,

la frontera entre lo virtual y lo concreto:

la objetividad de una billetera medio vacía

frente al valor subjetivo del azúcar ausente en el café.

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Ideal Superfluo

Prefiero ser un tipo sin ímpetu bocal

pero con mucha tinta digital.

Sin embargo

soy un insalvable bocón.

Las letras se disuelven

en las páginas que sólo sirven

para construir aviones de papel.

Mis ilusiones vuelan en el aire

y se estrellan en la negra conciencia

como fieros kamikazes.

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Los insepultos

Me voy a engañar con la palabra escrita,

con el hechizo secreto guardado en la herradura,

con el trotar de su letra desarticulada.

Cortaré el papel,

preámbulo frágil de mis nervios empantanados,

por esta tinta perturbada,

cercenando el blanqueado horizonte

que jamás supo configurar un plumaje ligero.

Mis dedos ya no bailan,

sé que están borrachos de tanto

manosear el lánguido culebreo del lápiz;

y ese payaso ya no retoza,

se fracturó el cántico.

Me voy a engañar con la palabra escrita,

para que mis manos no se enteren

que su fricción volcánica e instigadora

está calcinando el ímpetu

bárbaro de unos huesos abandonados.

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Un silencio innecesario

El perno se me calló de las manos

ya no le doy vuelta al tiempo

el tiempo me devuelve los pasos

Las palabras

me reprochan los años

quiero decir algo

pero esta humedad

salen encogida de brazos

¡Caramba!

Extravié la lógica

tengo alma

tengo sangre impetuosa

tengo un bolígrafo cargado

llega la poesía

y me falta el hambre

atrás quedó el llanto

Enfrente manos frescas recién lavadas

una conciencia con aguijón de abeja

los Mea Culpa no pueden suturar heridas

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llega la hora

el rostro cae de su pedestal

tras el silencio nos acongojamos.

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Un Lobo

Es aquí donde la piel es turbia

mirada de oveja,

donde

el alcohol es un espejo de dioses

y los cabellos

cosen azules añejos pintados de flores.

Una delgada presa,

bajo un cosmos paradisíaco,

oyen la rítmica plenitud de sádicos

colmillos almorzando.

Es esa paz quien lo acosa,

vibrándole la velocidad

en sus frías y húmedas fauces,

las cuales,

no dejan de recitar una y otra vez

cierto aullido para saber quién es,

verdaderamente,

entre tanta gente.

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Movimientos Nocturnos

La noche no es de los muertos,

ni de fantasmas que nunca fueron,

ni es doncella para copulaciones demoníacas.

La noche es libre de sus estrellas

y del sortilegios de las hadas pueriles,

es ajena a la luz inquisidora de la luna.

Su negrura se aleja de los sueños;

no dormita, se mantiene en vigilia

olvidando a grillos y ranas.

Conoce las serenatas sin escucharlas,

le molesta el rocío y el eructo vegetal.

Esa es la noche, ausencia de luz.

El resto es vida que no para de molestarla.

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Murciélago

Tenía la desconsolada mirada

de un murciélago abatido

por la frecuencia de espacios sordos.

Giraba encima del brillo de los faroles

incorruptible pero vencido ante el temporal,

las membranas aerodinámicas

mantenían su voluntad a flote

mientras orinaba la esperanza

de palpar con la lengua el rictus de un nance.

Era necesario chuparle el azúcar al fruto prohibido

pero ahora, viejo y cansado del parrandeo,

tenía como herencia un corazón obtuso.

Lo mejor se lo llevó el viento,

el rocío noctámbulo,

el fruto de un beso magullado.

Lo peor,

esparcido sobre el piso de una oscura caverna

junto a pesares mutuos.

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Es la cloaca donde no llega la memoria.

La vergüenza, frente a la entrada,

en constante custodia.

Sin dudas fue dulce,

nutricio y agradable para la boca de un gato;

frugal y perenne en el pecho que ronronea la alegría

de un nuevo amanecer.

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Sueño MOR

No hay dios que no procure bonanza a sus criaturas

ni diablo que aproveche la cuota prescrita bajo su cargo.

El ensueño de Job pesa cual pesadilla que fuera,

apostaron su integridad al yugo de la prueba.

No se puede fijar lo determinante

cuando se concibe la voluntad del Ser

para sus íntimos propósitos.

El carácter del murciélago es inconmovible

mientras el onironauta se corrompe

para buscar la redención.

El murmullo cántico de la paloma desvelada

rompe la hiperrealidad,

despierta entre humedades trémulas

Y oquedades fálicas que no pudo sortear.

El reloj marca las 6:00 A.M.

Con eso nadie juega,

ni Dios, ni el diablo.

Entramos pues en la era del hombre.

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Viles Frustraciones

Caminan por la noche de los desaciertos

bajo la esperanza en vilo de cuarto menguante.

Las horas garrapatean remedios infectos

sobre planicies desafortunadas.

Ellos se rascan las narices, se chupan el dedo

para reafirmar aquella desgracia,

maldiciendo el anhelado sabor que no se siente

en sus tristes bocas con sonrisas desdentadas.

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Eclipses

Dentro de la mente

el fuego intermitente de las llamas

alcanza su nivel de emblema circense

y sobre el círculo de tinieblas arremete

lo que, en apariencia, ciega,

no es algo que se piensa,

es el vacío lo que casi siempre,

duele.

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Expectación

Los caudillos se rompen las espaldas,

de las vértebras desnudas brota el humo gris

que se adhiere a nuestros ojos.

Caminamos con la frente templada

intentando, en vano,

traspasar el celaje que intimida la marcha.

Pensamos que todo anda bien,

que cada cosa se encuentra en su lugar

y no hay razón para temer.

Aún así sentimos como el vértigo,

revoloteando entre nuestros pies,

nos arrastra sin remedio hasta el suelo.

Los frutos se petrifican en verde,

mientras el camino rojo y crujiente

queda engavetado en el fondo de algún recuerdo.

Las manos carceleras se rompen con el impacto,

a nuestra esperanza le brotan alas y huye,

ahora es libre de buscar otro cuerpo.

Se despide con el atardecer, y se va lejos,

donde la lleve el viento.

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Fantasma hiriente

Ya no es el mismo poeta.

Ese diamante en bruto que se puede esculpir,

perdió el encanto de la buena palabra.

Ahora se deja llevar por el remolino del parque,

los versos redundan sobre el mismo principio,

toda su obra decae, en sapiencia y cordura.

Pero sigue con su trabajo,

más extenso que el nuestro.

A pesar del dolor que le produce el vacío,

ha transformado la necesidad de escribir

en un ácido y despreocupado vicio.

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Partida Fugaz

Colgada del palo

ondea a destiempo

la bandera de la muerte y el desconcierto.

Pálida fuga para la que no se encuentran aplausos,

sino lágrimas mudas y ocultos remordimientos.

Ante la propia ignominia es inútil juzgar,

salvo entender la razón de izar la soltura

en homenaje a la triste cavilación.

El tiempo sabrá repartir el debido respeto,

pero al crimen muerto le será difícil devolver

las flores de su panteón.

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Extrañas palideces

Vendo un arma,

la bala que puso el ojo,

sus horas vacías,

los dientes que muerden el polvo.

Mi cama y tu cama ya no son las mismas,

florecieron.

Aprendieron a cortar los intrincados hilos

que remendaban las sombras de nuestros labios.

Beso tu almohada

y la quemo,

dejo todos mis poemas en el suelo y pienso...

pienso en exterminar mi torpe benevolencia.

Ayer llegó un ratón a perseguirte,

a inundar los gritos de tu hijo en el silencio,

y a dejar la bohemia de luna llena dentro de tus venas.

Desde entonces en mi casa sólo nacen cuervos,

serpientes, el ronquido de los murciélagos

y la inmensidad de una cama abandonada...

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Te llaman:

el cuchillo, sus extrañas levitaciones

y la sombra, aun fresca,

de tus manos sobre la alacena.

Por eso:

vendo todas mis armas,

su descarada paciencia,

la imagen de un impulso y el murmullo de sus ríos

alborotando olas de sangre...

para que no dañen

nunca, nunca,

esa hermosa sombra que dibuja tus caderas

y para que perdure,

para siempre, el calor de aquellas manos,

en el velo fantasmal de sus extrañas palideces.

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De la naturaleza de las Cosas

En mi fortaleza de colores inexpugnables

se levantan aristas relativas radiándose,

unas a las otras, con luces de almidón.

Sobre ellas yace tendida una verdad insoslayable.

Voy hacia ella,

palpo sus manos;

delicadas y tersas.

Acaricio sus cabellos;

suaves y amilanados.

Aspiro su perfume;

refrescante y sensual.

Rozo sus mejillas contra las mías y siento enamorarme.

Sé que es bella,

a pesar de mi ceguera.

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Nebulosa

Puedo dibujar tu nombre sobre mi existencia,

procurar que cada minuto

me cuente sus historias en decimales,

inculcarle a mi mano derecha

un temblor que derrumbe epitafios

de páginas muertas;

superar lo insustancial,

lo probo de boca ajena;

renacer con alas de hielo

desde el cono de un volcán

sabiendo, con certeza,

que renuncié a ser ese pedazo hiel

que sondea vilezas.

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Obscena Pulcritud

Quiero perderme en tu nombre

para no olvidar mi presencia

dentro del caos de la emoción.

Y me he robado tu palabra

llena de falsa desnudez

para revestir mi vergüenza.

Escapa aquel recuerdo gris

de una intención atada de pies y manos

que se lanza con desvaríos al mar del alivio.

Pero tras la máscara del delirio

se oculta la verdad amortajada

de negaciones infructuosas.

Hoy, lo reconozco, no existe un espacio sobrio

donde pueda concebir la embriaguez del falo

y la evasión maliciosa de tu obscena pulcritud.

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Espectáculo

Esta extraña

colmena femenina

se va abriendo paso

sobre la faz,

tan labial y despreocupada,

espiando con ese ojo meón

que van comiéndose a otras mujeres.

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Punto G

El perro gimotea penas de la calle

y sola está la cama

sin nadie que muerda

el refugio de sus piernas.

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Bella salud

Eres rosa bella.

Ella, yerba extraña.

Tú hieres cual espina,

la otra es un elixir necesario.

El lobo se aleja

porque no sabe de dolores amargos.

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Tu acertada ira

Te jode los pechos

mientras defecas por tu boca

las mentiras de mi vida.

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Luz que ciega, luz que desconcierta

I

Germinó la semilla,

dio frutos:

palabras sin moraleja.

II

El fuego arremete,

encuentra en el pozo

postales de invierno.

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III

Picadas pican

abejas a los poros.

Venenosa intención.

IV

En impúdica adolescencia,

bajo corrosivo sol,

brillan limones maduros.

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Encantador desconsuelo

Con orgullosa algarabía

conservaba tras el cruce de dos férreas piernas

su semilla de nácar intacta.

Sin tacha de estaca que hiere con ternura

la ingenuidad de una piel profunda

que le duelen las delicias

de punta a punta.

No le importaban las asperezas de nuevas tendencias

siguió al punto el compás del dogma

desde que entra a la boca

hasta que se escurre por la salida erógena.

No era una santa

sólo deseaba ser esposa

no es motivo de desvergüenza

tampoco la culpan.

No mancha de rojo

tórtolas y unicornios

adornaron su cabello amilanado

hasta que llegue el príncipe amado

hasta siempre

esperando...

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...a que cierren el féretro

y queda enterrada en la profundidad

con un costoso vestido de novia.

Su tela de carne cruje como las hojas.

Es otoño inesperadamente.

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Indicios Vertiginosos

I

Alicia en el espejo desnudándose

no es ella.

Contrario a mis páginas amarillas

si es ella.

Vertiendo noche en las heridas

Ella es.

El paraíso a través de mis ojos

No es.

II

Alicia vertiendo paraíso en las heridas

es la noche a través de mis ojos

desnudándose de mis páginas amarillas.

III

¿Es Alicia desnudándose de mis ojos?

No es ella.

¿El paraíso contrario a las heridas?

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Si es ella

¿En el espejo?

Ella es.

¿La noche de mis páginas amarillas?

No es.

IV

¿Es Alicia el paraíso a través del espejo

contrario a mis páginas amarillas

desnudándose en la noche de mis ojos?

V

No, Alicia no es eso.

Es lo que falta:

en la herida noche Alicia es

una joven atrapada en un paraíso perdido

contrario a un espejo realista

que voy desnudando con mis ojos

a través de sus páginas amarillas.

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Sofisticados empalmes

Sin decoro lo digo

que amo tu cuerpo

y tengo sueños eróticos con tu amor

con descaro revelo

que apenas sobrevivo

a semejante dislocación.

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Mi Soledad

Le gusta estar perdida así

en la nada de nadie.

soñando cuentos extraviados

del recuerdo más recurrente.

Es tan linda ahora

su mirada rejuvenece el palpitar.

Yo te amo

porque cuando callas me enamoras

y cuando cantas

se rompe mi tiempo

de paz.

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Sirena Azul

Juega pez juega

la blanca nodriza espera nutrirte

de leche espesa,

ese pez en mi cabeza

retoza, bromea,

imagina, sueña,

del pájaro azul de Darío es el mío,

rodando por mis sentidos,

modesto, oculto,

se juega la vida con el deminio oscuro,

ése el de los pensamientos podridos:

abanica su cola, avanza

por los recuerdos formando grandiosas quimeras,

tempestad de orate sopor,

ese pez espada en mi testa

según su canto mueve el arbitrio,

según su verso edifica mi vicio.

Pobre victima de los caprichos

de esta sirena de enmarañada

cabellera negra.

Vueltas y vueltas

son tus santas danzas soñolientas,

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Page 46: Document

blancas azucenas,

y así reprimes todas mis triztesas

trastocando muchas alegrías viejas,

para darme nuevos alientos,

tal vez,

para no sentirme

ya solo, o bien, muerto.

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Techos de Fuego

Rebrota del fango la dulce quimera

que al ocaso duele cambiar por luces pendencieras.

El cielo se quiebra en arrumacos polares

y del orbe llueven ilusiones fugaces

rompiendo sus alas sobre las llagas de tu tierra.

Ahí te comienzo, del ombligo inmolado

parte los puntos cardinales de la ciencia,

del todo, del saber y del desconocimiento

que nuestras fuerzas apenas llena.

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Contra hechizo de Ciencia

Se cayó la magia

desde hace días le viene

fallando el milagro

de hacerse imperecedera.

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Pro Santos en Vilo

El hombre se sacrifica por una causa.

Los fieles se reservan aquel dolor

entregándose al goce movedizo

que draga sus creencias por el viaducto secular.

Ellos dicen tener la fe necesaria

pero sus mentes desesperadas buscan el alimento de la razón.

Razón y fe, guías en paralelo que sustentan la existencia

humana por encima de su herencia animal.

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La Azada

I

De manera Ciega :

La azada ve el tiempo esparcido entre puñados de tierra.

Y de gota roja, a frenesí líquido translúcido, de broza a flema de raíz o roca,

suma el ábaco, inmortal, el desperdicio acometido.

Eructan los volcanes ardientes llamas,

ríos de lava pasan por los surcos de su mano,

es ahí donde es triste reconocer que los gusanos

no ceden tesoros regurgitados.

II

De manera Clara:

Un oráculo sustenta la brújula hacia un punto preciso del infinito,

una nueva gota roja translúcida tiene su cuota precisa en la balanza.

Se ha comprendido primero la naturaleza de sus fueros

para poder aprovechar mejor su ánimo dorado.

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Page 52: Document

III

De manera oculta:

La azada ve el tiempo esparcido entre puñados de tierra.

Una gota roja translúcida tiene su cuota precisa en la balanza,

Y de gota roja, a frenesí líquido translúcido, de broza a flema de raíz o roca,

El ábaco, inmortal, cuenta con sus perlas el recaudo, la bonanza.

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Sobre la Arena

Cuando la opulencia ataca al humilde cofre relleno de dulces miradas,

resulta mejor recibir un beso en el desierto.

Ante las faldas levantadas que,

embriagadas por numerosos sortilegios seminales,

bailan alocadas por doquier su danza viscosa,

resulta mejor recibir un simple beso en el desierto.

Alzando las manos negritas al cielo,

luego haberle sobrevivido a los avatares de la tarde,

caen el maná preservando para sí cada detalle

de su delicado descenso.

En un pequeño lapso de tiempo,

que eclipsa el espejo negro,

se entiende mejor,

se percibe con mayor soltura.

Porque la alforja se llena con aquello que puede, a plenitud, degustar,

porque se exime del simple deseo de conquistar

innumerables colores que, a la larga,

su aura nunca se ajustará a iluminar,

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Page 54: Document

a lo largo de su finita luz intermitente.

Por eso, por todo aquello,

resulta más fresco recibir un beso en el desierto.

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Page 55: Document

Lejanías

I

Tempestad acrílica

sollozando impregna

páginas ciegas, delirio.

II

Cantando mutismos

sin romper el compás,

lleno de ecos sinsentido.

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Page 56: Document

III

Escucho palomas,

otros huelen espadas.

Esperanza desesperanzada.

IV

Se presume ausente

quien cortó mi lengua

más no mi rugido.

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Page 57: Document

El secreto de la consistencia

Cada verso es un esquema,

la mitad de la palabra

concentrada en paladares

coloreados.

Son cuatro esquemas

pigmentados de brazas,

espaldas, espirales

que nunca se revelan.

Se congelan o se revuelven,

licuan el sustrato,

ramal sin juicio

orbitando un sistema.

Y avanza sin voluntad,

camina ajeno a la conciencia,

deshaciéndose dulcemente

hasta que muere la luz de su vela.

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Page 58: Document

Ladrillo Sideral

Se cepillaron los cuernos aquellos bueyes

Le dejaron caer el peso tránsfugas de la tarde

Convirtiendo su esperanza en herramienta para el arado

Ya no es un hombre sino células de a millones

Apretujadas en un cáncer sin nombres ni apellidos

En un esfuerzo que se diluye por domar tantos estribos

Ya se fue sin volver jamás a consentir el yagual

Sin apreciar los ojos de la niña en su retina

Despidiéndose del burdel preparado por su querer

Escuchando como se duermen las semillas

El sol se cae ante sus pies y le quema la música

La sangre hecha chicha hierve en la hoya de barro

De su corazón retumba la última feria de invierno

Ahora transmuta sobre el espacio de diamantes

Entre una codificación de constelaciones divergentes

En medio de la nada de Dios que es impensable

Donde se prepara para ser feliz definitivamente

Y por vez primera cae incólume sobre el maíz amado.

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Page 59: Document

Naturaleza Versátil

Fuerzas contrapuestas

se lían en agrestes guerras por el dominio.

Es natural sobrevivir al competidor

hecho a nuestra imagen y semejanza.

Melifluos corazones

inventan la paz ecléctica,

la joya del absurdo,

que nos llevará a la extinción.

En este mundo hasta las flores batallan.

La vida es una lucha.

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Foresta

Bajo la noche el árbol místico del hombre absorbe el pesimismo,

recicla la mordida del crótalo en su vestíbulo intestinal.

De día exhala la esperanza, el cuajo de perfumes gloriosos

unge la cabeza que esboza nuevas sendas por donde transitar.

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Page 61: Document

Giro a la Alegría

El señor del polvo

busca en un hoyo el amor.

Mendigando goce a una semilla

enajena sus dedos

engrudándolos en la poesía.

Buscando en un hoyo el amor

escapando al olvido

se topa con el irremediable giro a la alegría.

Al compartir el matiz de nardos violentos

el viento constriñe su salida

párpados muertos le tapan la viveza de sus ojos inquietos.

La luz que lo acompaña trastabilla sobre bellotas embrujadas.

Buscando en un hoyo el amor

la ninfa se desnudó

al extraviar su temor en la humedad de la tierra.

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Page 62: Document

La hipérbole explota, extasiada, en el corazón de una hormiga.

El señor del polvo quedó enmarañado

en la colmena del discernimiento.

El duende de la verdad partida,

confundido ya,

se come su desasosiego.

Buscando en un hoyo el amor

empleó al fin la palanca, ahí, en lo recóndito de su glándula,

girando sin retorno hacia la alegría.

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Page 63: Document

El Hombre frente al espejo

El hombre, desnudo, es una especie de homínido racional

que se desarticula en el argot que trascribe la fisionomía de masas.

El Hombre, en ropa interior, es un primate que inventa el pudor

eufemístico que oculta sus complejos inconsistentes.

El Hombre, vestido ya, renuncia a su identidad

y vuelca el carácter al estándar que mide la educación mecánica.

Pero con ello gana aceptación y, si es recurrente, adeptos.

El hombre posee una controvertida herencia cultural

que configura su personalidad trasferible, afín a sus deseos

pero bajo la guía mortal de propósitos alienantes.

El hombre es una máquina biológica,

un témpano donde puede brillar la conciencia individual,

tan sólo falta el chispazo de gloria que la encienda y busque,

bajo un ideal como mapa, una noción de verdad.

63 DAVID MORÁN (Honduras , 2006\2009)

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NOTA DE EDICIÓN

“La conspiración de la Sirena” es una

recopilación de cuarenta y un poemas, de

los cuales treinta y cuatro pertenecen a los

mostrados en el blog personal de David

Morán, Neurocosmo; otros dos poemas son

primales, correspondientes a unas antiguas

publicaciones y cinco son totalmente

inéditos.

La imagen utilizada para del diseño de la

portada y la contraportada pertenecen a

Viviana Orozco & Nina, obtenida de la

página: http://elcuartoscuro.blogspot.com.

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ÍNDICE

Gesticulaciones previas, por Luis Amézaga 4

Marcha Fúnebre para la Primavera Celeste.

Introspección. 9

Movimientos de la Naturaleza. 10

Tras la Ventana. 12

Ideal Superfluo. 13

Los insepultos. 14

Un Silencio Innecesario. 15

Un Lobo. 17

Movimientos Nocturnos. 18

Murciélago. 19

Sueño MOR. 21

Viles Frustraciones. 22

Eclipses. 23

Expectación. 24

Fantasma Hiriente. 25

Partida Fugaz. 26

Curiosa Afrodita

Extrañas Palideces. 28

De la Naturaleza de las Cosas. 30

Nebulosa. 31

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Obscena Pulcritud. 32

Espectáculo. 33

Punto G. 34

Bella Salud. 35

Tu acertada Ira. 36

Luz que ciega, luz que desconcierta (fragmento poético) 37

Encantador Desconsuelo. 39

Indicios vertiginosos. 41

Sofisticados Empalmes. 43

Mi Soledad. 44

Sirena Azul. 45

En la Última Constelación del Universo.

Techos de Fuego. 48

Contra Hechizo de Ciencia. 49

Pro Santos en Vilo. 50

La Azada. 51

Sobre la Arena. 53

Lejanías. 55

El secreto de la Consistencia. 57

Ladrillo Sideral. 58

Naturaleza Versátil. 59

Foresta. 60

Giro a la Alegría. 61

El Hombre Frente al Espejo 63

NOTA DE EDICIÓN 61

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DAVID MORÁN (Tegucigalpa, Honduras) Graduado en psicología, trabajó como asistente en oficinas particulares y consultor independiente para el área de recursos humanos. Reside en la capital de Honduras, donde desarrolla una apasionada actividad literaria escribiendo poesía y pequeñas narraciones. Apoyándose en Internet participó activamente en la extinta revista virtual “El Verso que viene, siglo XXI”. Actualmente suele colaborar para Groenlandia y posee dos web blogs personales: Neurocosmo, donde desarrolla su actividad como escritor, y El Catracho, éste último dedicado a la opinión de sucesos relacionados con su país natal. Tiene otros proyectos en formación, entre los cuales se encuentra una novela de carácter futurista, “El desierto de la revelación”.

G R O E N L A N D I A