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    Panorama de historia delpensamiento econmico

    Ernesto ScrepantiStefano Zamagni

    Editorial Ariel

    1 edicin febrero 1997

    Barcelona

    ISBN: 84-344-2114-3

    Este material se utiliza con finesexclusivamente didcticos

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    SUMARIO

    Prlogo a la primera edicin

    Introduccin

    1. Nacimiento de la economa poltica2. La revolucin del laissez faire y la economa smithiana3. De Ricardo a Mill4. El pensamiento econmico socialista y Marx5. El triunfo del utilitarismo y la revolucin marginalista6. La construccin de la ortodoxia neoclsica7. Los aos de la alta teora (I)8. Los aos de la alta teora (II)9. La teora econmica contempornea (I)10. La teora econmica contempornea (II)11. La teora econmica contempornea (III)

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    CAPTULO 3. DE RICARDO A MILL

    3.1. Ricardo y Malthus

    3.1.1. TREINTA AOS DE CRISIS

    Los treinta aos transcurridos desde el congreso de Viena a las revoluciones de 1848 son de crucialimportancia en la historia de Europa. Conocido como la poca de la restauracin, fue en realidad unperodo de profundas transformaciones econmicas y sociales y de agudas crisis polticas. Se trata de unapoca llena de contrastes, marcada por el intento de las fuerzas aristocrticas de restaurar el viejo ordenabsolutista precisamente mientras la revolucin industrial estaba minando definitivamente los fundamentoseconmicos de aqul. No resulta sorprendente que, frente a la situacin de paz prcticamente generalizada enel conjunto de las relaciones internacionales europeas, existiera una situacin de guerra civil casi permanenteen las naciones afectadas por las ms fuertes dinmicas econmicas y sociales.

    En cualquier caso, la Santa Alianza logr mantener el control del orden interno en todos los pasesque dominaba, es decir, prcticamente en todas las naciones de Europa central y oriental, incluyendo a Italiay Alemania. En algunos de dichos pases, las sublevaciones polticas dirigidas por las fuerzas democrticas

    se repitieron con creciente intensidad a lo largo del perodo, hasta llegar a la gran explosin revolucionariade 1848; pero se vieron siempre abocadas a la derrota. La razn de ello habra de buscarse tal vez en laescasa base popular que el orden social existente ofreca a los movimientos democrticos; y entre las razonesde dicha situacin se hallaban sin duda el lento proceso de la acumulacin capitalista y el relativo atraso de laestructura econmica de aquellos pases.

    La evolucin del conflicto poltico adquiri caractersticas peculiares en los dos pases msavanzados de Europa, Francia e Inglaterra. En stos se configur una dinmica poltica basada en tresgrandes partidos: el reaccionario, el liberal y el democrtico. Obviamente, estas formaciones polticasasumieron distintas denominaciones, programas y estructuras en ambos pases y en el transcurso del tiempo,pero durante todo el perodo se mantuvo firmemente la estructura tripartita. Tras ellas, y dndolesconsistencia y orientacin poltica, operaban fuerzas sociales bien definidas que, para simplificar, podemosidentificar como las tres clases sociales de Smith: los terratenientes, la burguesa y el proletariado.

    En una primera fase, aproximadamente de 1815 a 1830 que constituye la poca de la restauracinen sentido estricto, las fuerzas reaccionaras mantuvieron firmemente el poder en ambos pases. Contrastas se form una alianza de hecho entre las otras dos fuerzas polticas: whigs y radicales en Inglaterra;orleanistas y republicanos en Francia. Dicha alianza constituy la base popular que en 1830 llev a larevolucin de Julio en Francia y a la victoria electoral whig en Inglaterra. El resultado de ambas victorias fuela instauracin de dos regmenes parlamentarios constitucionales, aunque con una base electoral muyrestringida. En Francia se ampli el censo electoral y se redujo la edad de voto para llevar el nmero deelectores a 240.000: nada menos que el uno por ciento de la poblacin! En Inglaterra, donde exista desdehaca tiempo un rgimen parlamentario constitucional, se llev a cabo una reforma electoral en 1832, queerradic el sistema de las aldeas podridas (por el cual las aldeas rurales poco pobladas, controladas porterratenientes, tenan una representacin parlamentaria mucho ms ampla que la de los ms populososcolegios electorales urbanos, en los que era mayor el peso de la burguesa y del proletariado industrial).Adems, el nmero de electores aument de 500.000 a 813.000.

    Despus de que los industriales se considerasen satisfechos, los terratenientes renunciaron a lahegemona, y las fuerzas populares hubieron de comenzar de nuevo. El partido democrtico se radicaliz ensentido socialista, lo cual proporcion a los liberales una razn ms para deshacer las alianzas. En Inglaterra,una parte de los radicales confluy, junto al movimiento sindical, en el partido carlista: una formacinpoltica que reivindicaba la ampliacin de los derechos polticos a los trabajadores como condicin para larealizacin de objetivos econmicos y sociales ms avanzados. En Francia, se constituy un movimientosocialista que fue diferencindose cada vez ms claramente de las fuerzas liberales, y, como en Inglaterra,trat de unir reivindicaciones polticas de cariz democrtico con objetivos de emancipacin socialincompatibles con el orden econmico de un sistema capitalista.

    No hace Falta decir que, lejos de atenuarse, la lucha de clases se exacerb a partir de 1830. Sobre

    todo fue un cambio cualitativo, ya que el conflicto entre terratenientes e industriales pas a un segundotrmino respecto al que enfrentaba a las clases populares contra las privilegiadas. El resultado final fue larevolucin de 1848, que en Francia se concluy con un bao de sangre proletaria y con la consolidacindefinitiva de la hegemona burguesa sobre el conjunto de la sociedad. En Inglaterra, donde el movimiento

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    obrero era ms fuerte que en Francia y todo el mundo haba esperado una revolucin proletaria, 1848concluy con una farsa, con la presentacin de una peticin carlista en el Parlamento. En ambos pases, 1848cerr una poca de luchas e inici otra de paz social; pero ms adelante hablaremos de ello.

    3.1.2. LAS LEYES SOBRE EL TRIGO

    En Inglaterra, el perodo de treinta aos que va desde la aprobacin de las leyes sobre el trigo (1816)

    a su abolicin (1846) puede definirse muy acertadamente desde el punto de vista d la teora econmicacomo la era de Ricardo. Es al comienzo de dicho perodo cuando David Ricardo (1772-1823) propone suteora econmica. Y en torno a esta teora exaltndola, deformndola, criticndola polemizarn loseconomistas de la poca; en torno a ella girar toda la investigacin econmica britnica de aquellos aos.No hace falta decir que las controversias fueron agrias; al menos, en la misma medida en que eranimportantes las implicaciones polticas de las teoras discutidas, y violentos los conflictos de clase que lassostenan.

    Un primer y fundamental conflicto de clase era el que implicaba a trabajadores y capitalistas. En elprximo captulo hablaremos de las elaboraciones tericas a que dio origen. Centraremos aqu nuestraatencin en otro gran conflicto que marc a la sociedad inglesa en el perodo de su industrializacin: el queimplic a terratenientes y capitalistas. Este conflicto se manifestaba predominantemente en forma de luchaspor el control del Parlamento, pero el verdadero objeto de la disputa era si Inglaterra deba mantener unaeconoma agrcola o, por el contrario, haba de acelerar el ritmo de su desarrollo industrial. Las guerrasnapolenicas, al reducir drsticamente las importaciones de productos alimentarios, haban provocado unaumento sustancial de los precios de los cereales, en particular del trigo; en cambio, los precios de losproductos manufacturados haban aumentado con menos rapidez que los precios agrcolas y los salarios. En1816, al final de un largo perodo de guerras, los terratenientes lograron que el Parlamento aprobara lasfamosas new corn laws; las tarifas aduaneras se fijaron a un nivel tan alto que el trigo, cuyos preciosexteriores eran mucho ms bajos que los interiores, no poda de hecho entrar en el pas. El significadoeconmico de la operacin estaba claro: las barreras proteccionistas permitan mantener elevadas las rentasde la tierra, en detrimento de los beneficios, dada la rigidez de los salarios reales. La oposicin de losindustriales fue grande, no slo a causa de los efectos redistributivos de las barreras proteccionistas, sinotambin debido al hecho de que stas impedan a la industria inglesa beneficiarse, en los mercados

    mundiales, de su mayor productividad respecto a la competencia europea.La batalla dur treinta aos; pero, al final, la fuerza de persuasin y de presin que la burguesa logrejercer a nivel poltico y cultural condujo a la abolicin total de las leyes sobre el trigo. Este acontecimiento,para cuya realizacin result decisiva la contribucin terica de Ricardo, vino a sancionar la definitivahegemona de la burguesa en la sociedad inglesa.

    El principal antagonista de Ricardo en esta batalla fue Thomas Robert Malthus, que se erigi endefensor del punto de vista de los terratenientes en todas las disputas tericas que se establecieron en lapoca. Las obras principales de ambos economistas son casi contemporneas: los Principios de economa

    poltica y tributacin de Ricardo datan de 1817, mientras que los Principios de economa poltica de Malthusse publicaron en 1820. En realidad, las teoras econmicas de Ricardo y Malthus se desarrollaron a la vez, enestrecha relacin una con otra; tenan en comn las bases metodolgicas necesarias para permitir el dilogo,pero chocaban prcticamente en todas las conclusiones tericas que tuvieran cierta importancia poltica. Por

    ello, probablemente la mejor manera de comprender los rasgos esenciales de ambos enfoques sea estudiarlosjuntos.

    3.1.3. LA TEORA DE LA RENTA DE LA TIERRA

    En 1815, en el punto culminante de la polmica sobre el trigo, se publicaron cinco pamphlets: AnInquiry into the Nature and Progress of Rent y The Grounds of an Opinion on the Policy of Restricting theImportation of ForeignCorn, ambos debidos a Malthus;An Essay on the Application of Capital to Land, deEdward West (1782-1828); Essay on the External Corn Trade, de Robert Torrens (1780-1864), y finalmente

    An Essay on the Influence of a Low Price of Corn on the Profits of Stock, de Ricardo. Lo que tenan encomn estos cinco ensayos en el plano analtico, ms all de las divergencias tericas y polticas, era el usode la teora de la renta de la tierra diferencial; teora que, segn parece, fue formulada independientemente

    por los tres primeros de los mencionados economistas. El propio Ricardo no dud en atribuir su paternidad aMalthus. Sin embargo, no hay que olvidar que los elementos fundamentales de la teora de la renta de la

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    tierra diferencial haban sido ya enunciados por James Anderson en 1777, a quien aludimos en el captuloanterior.

    Para entender el ncleo del sistema terico resulta conveniente partir del sencillsimo modelo de unaeconoma cuya agricultura produce una sola mercanca, pongamos trigo, a partir de s misma (semillas) y deltrabajo. En realidad, no hacemos excesiva violencia a Ricardo por utilizar un modelo tan sencillo, ya que lmismo recurri implcitamente a hiptesis similares en el ensayo antes mencionado.

    En la figura 3.1 se representan, en el eje de ordenadas, los niveles de produccin neta del trigo, GA,

    GB, GB C, GD, GE..., que pueden obtenerse en siete tipos de tierra,A, B, C, D, E ordenados por ordendecreciente de fertilidad. Supongamos que para cada hectrea de tierra se utilice una cantidad fija de semillasy una cantidad fija de trabajo, pongamos un trabajador. Partamos de una situacin en la que se cultivenicamente la tierra A. La produccin de trigo (neto de semillas) ser GA. Supongamos que sea necesarioaumentar la produccin. Si se amplia el cultivo a la tierra B, la produccin neta aumentar a GA + GBB;cultivando tambin la tierra C, se producir GA + GB + GB C; y as sucesivamente. Por tanto, un movimientohacia la derecha en el eje de abscisas implica un aumento de la produccin y de la extensin de los terrenoscultivados. Supongamos ahora que no se pague renta alguna por la menos frtil de las tierras de cultivo; yque el salario real w, sea fijo. Si se cultivan nicamente los terrenos A, B, C, D, E, el capitalista que opera enel terreno menos frtil, E, producir una cantidad de trigo (neto de semillas) igual a GE, y, obtendrbeneficios por un importe igual a GE - wr. Los otros capitalistas, operando en terrenos ms frtiles,obtendran beneficios ms elevados si no hubieran de pagar rentas. Por ejemplo, en el terreno D losbeneficios seran (GD- wr) > (GE- wr). En el terreno Cseran mayores que en D, y as sucesivamente. Sinembargo, en este caso la competencia entre los capitalistas hara aumentar la demanda de los terrenos msfrtiles respecto de la de los menos frtiles, lo que permitira a los propietarios de los primeros arrancarrentas ms altas, y tanto ms altas cuanto ms frtiles fuesen los terrenos. En equilibrio competitivo, todoslos capitalistas deberan obtener la misma tasa de beneficio, por lo que el exceso de producto que se puedeobtener en las tierras intramarginales respecto a las marginales deber consumirse totalmente en rentas. En lafigura, las rentas estn representadas por las reas sombreadas; los salarios totales, por el rea Owrwre, y losbeneficios, por el rea wrwr. Esta es la teora ricardiana de la renta de la tierra diferencial extensiva.

    Esta teora fue criticada por muchos economistas porque pareca implicar, contrariamente a laevidencia, que sobre las tierras marginales no se pagaba renta. Say critic a Ricardo en este sentido, aunqueste no hall dificultades para defenderse. No obstante, lo hizo slo en una nota a pie de pgina de la

    segunda edicin de los Principios, y de manera excesivamente sinttica y oscura, de modo que muchoseconomistas siguieron tratando de resolver el problema recurriendo al concepto de renta de la tierraabsoluta.

    FIGURA 3.1.

    Para entender por qu se pagan rentas diferenciales tambin sobre la tierra marginal, bastareinterpretar la renta de la tierra como renta intensiva. Hay que leer, entonces, la figura 3.1 del siguientemodo. Toda la tierra disponible en un pas est ya cultivada. Para simplificar, asumamos que toda la tierratiene la misma fertilidad. Para obtener incrementos de produccin hay que intensificar las inversiones encapital y trabajo sobre las tierras ya cultivadas. Los histogramas de la figura 3.1 representan ahora losincrementos de produccin que se pueden obtener sobre la tierra marginal en la medida en que se aumente lainversin en capital y trabajo. Asumamos que el coeficiente capital/trabajo sea fijo. Ahora el eje de las

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    abscisas ya no mide la extensin de la tierra cultivada (toda la tierra disponible est cultivada), sino el niveldel empleo. Un movimiento hacia la derecha sobre el eje de las abscisas ya no representa una ampliacin delcultivo a igualdad de coeficiente trabajo/capital/tierra, sino una intensificacin del cultivo con un aumento delos coeficientes trabajo/tierra y capital/tierra. Se supone qu, al aumentar la produccin y la ocupacin, laproductividad del ltimo trabajador disminuye. GA es la productividad del primer trabajador empleado; GB, ladel segundo, etc. Entonces, el trabajador empleado con la ltima cantidad invertida, cuya productividad netaes G

    B

    E, no producir renta; pero, en cualquier caso, se pagar una renta que ser igual a la diferencia entre la

    productividad de las cantidades intramarginales y la de las cantidades marginales de inversin. sta serepresenta por el rea sombreada.

    3.1.4. BENEFICIOS YSALARIOS

    Pasemos ahora al beneficio. El razonamiento con el que Ricardo trat de demostrar la necesidad deabolir las leyes sobre el trigo es sencillo. Dada la limitacin de las tierras cultivables, si se impide laimportacin del trigo se obliga a que la agricultura nacional aumente la produccin, intensificando lasinversiones en agricultura y, por tanto, haciendo que aumente la parte de la renta nacional correspondiente arentas de la tierra y que disminuya la parte correspondiente a beneficios. De este modo se reduce laacumulacin, ya que la mayor parte del ahorro necesario para financiar las inversiones proviene de losbeneficios. En efecto, los terratenientes que tambin obtienen ingresos muy altos no ahorran porque laacumulacin de la riqueza no forma parte de sus aspiraciones; por su parte, los trabajadores que obtieneningresos de subsistencia tampoco lo hacen porque no entra en sus posibilidades.

    Sin embargo, Ricardo no se detuvo aqu. En un exceso de celo propagandstico, trat de ampliar estepunto de vista a un horizonte de muy largo plazo, formulando una ley de la cada tendencial de la tasa debeneficio. Con este fin, supuso simplemente que el progreso tcnico, a la larga, no es capaz de superar lasconsecuencias econmicas de los rendimientos decrecientes en agricultura. Admiti que las innovacionestcnicas, al hacer aumentar la productividad del trabajo, podran provocar incrementos de los beneficios.Pero tales efectos, segn l, seran slo temporales, ya que los propios incrementos de los beneficiosfomentaran despus la acumulacin, haran aumentar el empleo y, en consecuencia, reactivaran los efectoscatastrficos de los rendimientos decrecientes.

    Volvamos a los beneficios. El problema distributivo fue planteado por Ricardo en trminos de la

    relacin decreciente que existe entre los salarios y los beneficios. Tomemos de nuevo la ecuacin del trabajoexigido analizada en el captulo anterior:

    p / w = l + (p / w) k (1+ r)

    recordando que 1 y kson los coeficientes de trabajo y de capital; r, la tasa de beneficio; w/p = wr, elsalario real, yp/w, el trabajo exigido por el trigo. La ecuacin se refiere ahora a la produccin que se obtienecon la cantidad marginal de inversin. Como consecuencia de una intensificacin del cultivo, deberdisminuir la productividad del trabajo empleado al margen, que pasar de 1/ l a 1 /l', con l'> l. El salario realno cambia. Supongamos que tampoco cambie el coeficiente de capital. Tendremos:

    p/w = l'+(p/w )k (1+r)

    Se ve enseguida que, dados w /p y k, la tasa de beneficio disminuye como consecuencia de ladisminucin de la productividad del trabajo. En trminos de Ricardo, se puede decir tambin que el beneficiodisminuye porque, como consecuencia de la intensificacin del cultivo, aumenta la parte del productonecesaria para pagar los salarios.

    En esta teora, el nivel de los salarios reales se da por sabido. Para explicar esto, Ricardo, siguiendo aTorrens, utiliz el principio de poblacin malthusiano. En un momento dado, el salario de mercado, quedepende de las fuerzas de la oferta y la demanda de trabajo, puede ser mayor o menor que el salario natural.En el primer caso, el aumento del bienestar de los trabajadores estimulada las tasas de natalidad y reduciralas de mortalidad, mientras que en el segundo sucedera lo contrario. As, la oferta de trabajo tendera aadaptarse automticamente a la demanda. Cuando la poblacin y la demanda de trabajo crecen en la mismaproporcin, el salario se halla en su nivel natural, que es el que garantiza a los trabajadores, adems de la

    supervivencia, la reproduccin al ritmo requerido por la acumulacin del capital. Hechas las debidasconcesiones a la posibilidad de cambios seculares de los habits and customs de los trabajadores, es decir, de

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    sus hbitos de consumo, el salario natural se define como una renta de subsistencia y en la prctica se tratacomo una constante exgena.

    3.1.5. BENEFICIOS YSOBREPRODUCCIN

    Volvamos al problema de las leyes sobre el trigo, y veamos ahora la posicin de Malthus. Ricardo nohaba tenido dificultad en reconocer la paternidad malthusiana de buena parte de las teoras mencionadas,

    especialmente en lo relativo a la determinacin de la renta de la tierra y del salario. Malthus, a su vez,tampoco tuvo problemas para aceptar lo fundamental de las conclusiones de Ricardo. La divergencia bsicase refera a las implicaciones polticas de tales conclusiones. Mientras que Ricardo tema la cada de la tasade beneficio, Malthus tema su aumento.

    El ncleo de su argumentacin es el siguiente. Tanto los trabajadores como los terratenientes gastancasi ntegramente su renta para adquirir bienes de consumo. Por tanto, los salarios y rentas de la tierra seresuelven ntegramente en demanda efectiva. Los beneficios, en cambio, son casi enteramente ahorrados yacumulados. S aumenta la parte beneficios respecto a la parte salarios, aumenta el trabajo exigido por lasmercancas respecto al trabajo exigido por el fondo de salarios empleado para producirlas. Esto quiere decirque las rentas pagadas a los trabajadores (exactamente el fondo de salarios) no pueden proporcionar un nivelde demanda agregada suficiente para realizar el valor de las mercancas por ellos producidas. De ahderivara, segn Malthus, una carencia de demanda agregada; a menos que la parte rentas de la tierra fuerasuficientemente alta como para compensar aquella carencia. En tal caso, la demanda que no proviene de lostrabajadores productivos se vera activada por los improductivos. Bienvenidas sean, por tanto, las leyes sobreel trigo si sirven para redistribuir renta de los beneficios a las rentas de la tierra.

    Ricardo no tuvo dificultad alguna en identificar el error del razonamiento de Malthus. En las Noteson Malthus (escritas en 1820, pero publicadas en 1928), argumentaba lo siguiente: puedo emplear a 20trabajadores para proporcionarme alimento y bienes de subsistencia necesarios para 25, y luego a estos 25para proporcionarte alimento y bienes de subsistencia para 30; y de nuevo a estos 30 para producir elsustento de un nmero mayor (Works and Correspondence, vol. II, p. 429): En resumen, el excedenteobtenido por los capitalistas no reduce la demanda agregada, por el simple hecho de que las inversionestambin constituyen demanda.

    Para rebatir esta crtica, Malthus habra debido sostener que los beneficios ahorrados no son

    necesariamente gastados. Es decir, habra tenido que cuestionar la validez de la ley de Say, lo que seapresur a hacer precisamente en una carta escrita a Ricardo en 1814, donde afirma no creer que el poder decompra implique necesariamente una voluntad de comprar proporcional [.,.]. Una nacin debe tenernecesariamente el poder de comprar todo lo que produce, pero puedo concebir fcilmente qu no tenga lavoluntad de hacerlo (en Ricardo, Works..., vol. IV, p. 132). Desgraciadamente, Malthus no supo explotaresta intuicin. Su carta tuvo nicamente el efecto de poner en guardia a Ricardo, quien entendi enseguida elpapel fundamental que poda desempear la ley de Say para rebatir la tesis de su adversario. En efecto, larespuesta que dio a aquella carta de Malthus es clarsima, y se reduce a esto: que si existe el poder decompra, existir tambin la voluntad, o que las decisiones de ahorro se deben al deseo de acumulacin y, enconsecuencia, generan demanda efectiva en la misma medida que las decisiones de consumo. En otraspalabras, los ahorros son inversiones, y las decisiones de ahorro son decisiones de gasto. Hoy est claro queesta no es una ley econmica, sino slo una suposicin arbitraria, y dicha suposicin constituye el

    fundamento de la ley de Say. Esta ley, una vez aceptada por Ricardo y reformulada en sus Principios, seconvirti casi en un dogma para la teora econmica clsica, e incluso Malthus fue prisionero de ella. Enefecto, en los Principios que escribi en polmica con los de Ricardo no lleg a poner en duda la validez deaquella suposicin, de modo que sus tesis sobre la carencia de demanda efectiva finalmente fueron las quesalieron peor libradas.

    Para evitar malentendidos hay que aadir, no obstante, que la creencia de Ricardo en laimposibilidad de una abundancia general no implicaba la tesis del pleno empleo. La ley de Say, en el usoque de ella hicieron los clsicos, comportaba nicamente la igualdad entre demanda y oferta agregadas de lasmercancas reproducibles. Dicha igualdad puede verificarse con cualquier nivel de empleo. sta implica ques gasta toda la renta producida y ganada, pero no dice nada sobre el nivel de la renta. Ricardo, como todoslos clsicos, estaba convencido de que en un rgimen competitivo no alterado por intervenciones pblicas por ejemplo, laspoor laws, leyes de auxilio a los pobres no poda existir un desempleo permanente a muy

    largo plazo; pero no a causa de la ley de Say, sino porque el principio de poblacin malthusiano a la largaimpedira la supervivencia de los desempleados permanentes. Sin embargo, Ricardo admiti, en el captuloSobre las mquinas de la tercera edicin de los Principios, que a corto plazo el progreso tcnico podra

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    crear desempleados al sustituir a los trabajadores con maquinaria, sin que el ritmo de la acumulacin delcapital fijo pudiera permitir su reabsorcin. Ntese que este corto plazo debe entenderse slo como unperodo ms corto que el necesario para el funcionamiento del principio de poblacin: podra, pues; teneruna duracin de unos veinte aos!

    3.1.6. DISCUSIONES SOBRE EL VALOR

    Ricardo y Malthus se hallarn tambin en posiciones enfrentadas respecto al valor. Malthus aceptplenamente la teora smithiana del precio como suma de las rentas y, junto con sta, la medida del valor entrabajo exigido. Le pareca que el concepto de trabajo exigido poda servir perfectamente para demostrar latesis de la carencia de demanda efectiva. En efecto, la existencia de un beneficio implica que el trabajoexigido por las mercancas que integran el producto nacional es superior al exigido por 'l fondo de salariosempleado para producirlas. Como hemos visto, de ello no se sigue necesariamente que no exista unademanda suficiente para vender la produccin. Sin embargo, Malthus afirm precisamente esto; pero alhacerlo se desliz inconscientemente de una concepcin del precio como precio natural a una comoprecio de mercado. A menudo utilizaba la expresin precio necesario, aparentemente como sinnimo deprecio natural; en realidad, se refera simplemente al precio necesario para estimular una produccinadecuada a la demanda. Si la demanda fuera demasiado baja, el precio de las mercancas no permitira pagarlos gastos de produccin y los beneficios normales. Por tanto, se desalentara la produccin.

    Si no se asume la ley de Say, esta argumentacin resulta aplicable a todas las mercancas producidas.As, una carencia de demanda efectiva podra poner en marcha un proceso deflacionario capaz de afectartanto a la cantidad producida como a los precios. Est claro, no obstante, que en este caso se trata de preciosde mercado, no de precios naturales. Malthus debera haberse limitado a estudiar fenmenos de dinmica dedesequilibrio para demostrar sus tesis sobre las superabundancias generales. Por ello, su utilizacin delconcepto de trabajo exigido, entendido como precio natural, no sirvi ms que para aumentar laconfusin.

    Ricardo, que desarroll su propio anlisis en trminos de precios naturales, no pudo sino observardicha confusin. Por otra parte, mientras que Malthus calculaba el precio de las mercancas sumandosalarios, beneficios y rentas de la tierra, Ricardo por el contrario sostena que las rentas de la tierra noforman parte del clculo de los precios, los cuales se determinan al margen de los cultivos y, en

    consecuencia, no contienen el coste del uso de la tierra.No obstante, en lo que respecta al valor, Ricardo haba elegido ya a Smith como su blancopreferente. Aparte de la cuestin de si la renta de la tierra era o no un elemento del coste de produccin,Ricardo haba rechazado la teora aditiva del precio porque se hallaba en conflicto con la explicacin delbeneficio como renta residual, tal como ya vimos en el captulo anterior. Este problema puede plantearse yresolverse de manera muy sencilla mientras se utiliza un modelo de un solo bien; en este caso, no obstante,no se plantean problemas de valoracin de las mercancas, dado que la distribucin de la renta puededeterminarse en trminos fsicos. Para verlo, bastar tomar de nuevo la ecuacin de la pgina 71, ynormalizarla con el precio del trigo en lugar de hacerlo con el del trabajo. Con algunos sencillos pasosalgebraicos se obtiene:

    1= wr1+ k(1+ r)

    ( )rl

    k

    lwr += 11

    Se ve enseguida que un aumento de los salarios reales, wr, o una disminucin de la productividad deltrabajo, 1/l, se resuelven en una disminucin de los beneficios, kr. La existencia de una funcin decrecienteentre salarios y beneficios constituye una tesis fundamental de la teora econmica de Ricardo.

    Los problemas surgieron cuando se trat de demostrar esta tesis en un contexto analtico en el quelos salarios estn constituidos por diversas mercancas. Para Ricardo, la dificultad presentaba varias formas.En primer lugar, cuando aumentan los salarios, han de cambiar los precios de las mercancas. Segn Smith,stos aumentaran; cmo demostrar, en este caso, que los beneficios disminuiran? En segundo lugar,

    cuando varan los precios de todas las mercancas, parecera que tambin ha de variar el valor de lamercanca elegida como unidad de medida; cmo distinguir las variaciones de los primeros de las de esteltimo? Ricardo crey que poda superar esta dificultad utilizando una medida del valor independiente de ladistribucin de la renta. Por ello, rechaz la medida en trabajo exigido, que no es independiente de dicha

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    distribucin. En la seccin primera del captulo primero de los Principios adopt, como primeraaproximacin, una medida en trabajo contenido, que s es independiente de la distribucin. En efecto, eltrabajo contenido en el producto neto, en tanto que depende nicamente de las tcnicas productivas en uso,no cambia al variar el modo como se reparte el producto. Desgraciadamente, no obstante, los valores decambio de las mercancas se modifican con la distribucin de la renta. Por lo tanto, no dependen nicamentedel trabajo contenido en ellas.

    Ricardo advirti este problema y luch contra l durante toda su vida. En cualquier caso, lleg a

    plantear la solucin correcta cuando admiti que los valores dependen del trabajo contenido en lasmercancas y del tiempo necesario para llevarlas al mercado, o mejor de las diferentes proporciones en lasque, en las diversas mercancas, pueden encontrarse el trabajo y los medios de produccin. La solucinconsiste en traducir dicho tiempo y dicha proporcin en trminos de la estructura temporal de lainversin de trabajo. La manera ms sencilla de verlo es considerar dos mercancas producidas nicamentemediante trabajo; las tcnicas con las que se producen ambas 'mercancas difieren respecto al tiempo en elque se ha invertido el trabajo en la produccin. Sean p1 yp2 los precios monetarios de las dos mercancas, yl1 y l2, los dos coeficientes de trabajo, l1 se invierte durante t1 aos; t2, durante t2. Supongamos adems, ahora,que el salario monetario, w, se pague por anticipado. Entonces, los dos precios, expresados en trabajoexigido, son:

    p1

    /w = l1

    (1+r)t1

    p2/w = l2(1+r)

    t2

    El valor relativo de las dos mercancas ser:

    ( )rll

    pp tt+

    = 1 212

    1

    2

    1

    ste depende de los trabajos exigidos, l1 / l2, y de los tiempos de su inversin, t1, t2.Ntese que el precio relativo es un coeficiente entre trabajos exigidos. Esta sera la solucin al

    problema de Ricardo. En efecto, la medida en trabajo exigido no se halla en conflicto con la concepcin delbeneficio como residuo, ni con la tesis de la existencia de una funcin decreciente entre beneficios y salarios.

    Sin embargo, Ricardo no lleg a la solucin del problema, aunque s la intuy. Lo que le impidi darel paso decisivo es el concepto de valor absoluto. Dicho concepto define una propiedad intrnseca de lasmercancas, a la vez que independiente de sus relaciones de cambio; una propiedad vinculada a suscondiciones de produccin, pero no al modo en que se distribuyen las propias mercancas entre las clasessociales. Sin embargo, esta propiedad de las mercancas, si existe, no puede tener nada que ver con el valor.Ricardo, por el contrario, se obstinaba en buscar en ella el valor real, y, aun consciente de las dificultadesdel concepto de valor absoluto, nunca se decidi a abandonarlo. Ms bien trat de bordear el problemacuando como ya hemos mencionado se dedic a buscar una medida invariable del valor: una mercancaque, al ser producida en condiciones medias respecto al conjunto del sistema, poseera la virtud, si setomaba como numerario, de hacer coincidir el valor del producto neto y de las partes de renta de las diversasclases con las cantidades de trabajo empleadas en su produccin. Una variacin de la distribucin de la rentahara variar los precios relativos de las mercancas y, en consecuencia, hara variar el valor del producto netoincluso aunque no cambiara la cantidad de trabajo contenido en ste. Sin embargo, y segn Ricardo, si losprecios de las mercancas se midieran en trminos de una mercanca producida con una tcnica en la cual elcoeficiente entre trabajo inmediato y trabajo acumulado es igual al del conjunto del sistema econmico,entonces debera verificarse este fenmeno: que el aumento del precio de algunas mercancas se veracompensado por la disminucin del de otras, de manera que el valor del producto neto no cambiara. Ricardosaba que tal medida no existe en la naturaleza, pero se obstinaba en buscar una definicin que fueseaceptable al menos tericamente. Se engaaba: dicha medida es una quimera en palabras de Cannan, o para decirlo con Marx una cuadratura del crculo.

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    3.2. La desintegracin de la economa poltica clsica en la poca de Ricardo

    3.2.1. LOS RICARDIANOS,EL RICARDISMO YLA TRADICIN CLSICA

    Como ya se ha mencionado, en los aos 1815-1848 el pensamiento econmico ingls estuvodominado por la figura de Ricardo. Ello no significa que se instaurase alguna forma de ortodoxia ricardiana,ni que existiera un acuerdo entre los economistas de la poca sobre los fundamentos tericos de la ciencia

    econmica. Por el contrario, se trat de una era de turbulencia ideolgica, de vivas polmicas, de oposicionestericas y polticas, de conflictos incurables. La importancia fundamental de Ricardo en este perodo, almenos en Gran Bretaa, consisti nicamente en l hecho de que ningn economista pudo ignorar supensamiento, o, mejor dicho, que ninguno logr definir su propio pensamiento sin hacer referencia al deRicardo, ya fuera para aceptar su autoridad como para rechazarla o criticarla, ya fuera finalmente paratratar de utilizarlo con propsitos que el propio Ricardo habra repudiado.

    En cualquier cas, y con la intencin de sistematizar, podramos agrupar en un esfuerzo de sntesisa los economistas ingleses de este perodo en tres grandes grupos: el de los ricardianos, el de los socialistasricardianos y el de la reaccin anti-ricardiana. Hay que aclarar enseguida, no obstante, que no se trata detres escuelas de pensamiento, sino nicamente de tres actitudes de fondo que agrupaban a economistas deideas ms bien heterogneas. En el prximo apartado trataremos del tercer grupo, y en el prximo captulo,del segundo.

    Hablaremos aqu brevemente del primero. ste comprenda a los autnticos seguidores de Ricardo,los cuales, aunque no constituan una escuela, trataban cada uno a su manera de propagar las ideas deRicardo y de edificar sobre ellas una especie de ortodoxia cientfica. Entre estos economistas, recordaremossobre todo a James Mill (1773-1836), amigo personal y fiel partidario de Ricardo, que en Commerce

    Defended (1808) propuso su versin de la ley de los mercados, mientras que en Elementos de economapoltica (1821) present una sencilla y elegante sntesis de la doctrina ricardiana que contribuy sobremaneraa su consolidacin. Tambin merecen ser recordados el manual de John Ramsay McCulloch (1789-1864),Principios de economa poltica (1825); la contribucin metodolgica de Thomas De Quincey (1785-1859),The Logic of Political Economy (1844), y finalmente el intento de formulacin matemtica de las teorasricardianas realizado por William Whewell (1794-1866) enA Mathematical Exposition of Some DoctrinesofPolitical Economy (1829).

    Habra que incluir tambin en el grupo de los ricardianos a Robert Torrens (1780-1864), uneconomista que estaba en desacuerdo con Ricardo sobre diversas cuestiones de cierta importancia terica,pero cuyo planteamiento terico no era sustancialmente distinto del ricardiano. La mayor divergencia era larelativa a la teora del valor. Torrens critic la teora del valor-trabajo inmediatamente despus de publicarselos Principios de Ricardo; y sus crticas desempearon un papel nada desdeable era la orientacin deltrabajo terico de este ltimo. Torrens present su propia teora en el Essay on the Production of Wealth(1822), en el que rechaz la teora del valor ricardiana, sealando la inutilidad de una teora del valorabsoluto. El valor afirma es esencialmente valor de cambio y depende de los costes de produccin; ascomo estos ltimos no son otra cosa que el capital anticipado para soportar los gastos de produccin,incluidos los necesarios para pagar el trabajo, los valores de las mercancas dependen del capital: sedeterminarn de manera que permitan el pago de una tasa de beneficio uniforme sobre el capital.

    Una contribucin importante de Torrens y McCulloch es la relativa a la teora del fondo de salarios,

    de la que trataremos ms adelante, en el apartado dedicado a John Stuart Mill. En el apartado 3.4 nosreferiremos a las contribuciones de Torrens a los debates monetarios; sin embargo, no disponemos deespacio para hablar de la teora de la sobreproduccin, con la que Torrens tambin se diferenci mucho deRicardo.

    Tal vez sea cierto, como afirman algunos, que el ricardismo constituy slo un parntesis en elnormal desarrollo de la ciencia econmica ortodoxa, una excepcin, un fenmeno particular delimitadohistricamente a la primera mitad del siglo XIX, y geogrficamente a Inglaterra. O quizs sea verdad, comosostienen otros, que represent una desviacin, un nuevo brote, del tronco principal de la evolucin de lasideas econmicas; tronco cuyas races se hundiran en laRiqueza de las naciones o, mejor, en uno de los doscomponentes fundamentales del pensamiento de Smith: la teora del equilibrio competitivo. La rama a la quehabra dado origen el brote ricardiano, cuyo desarrollo como ideologa se habra visto impedido por laacumulacin capitalista, florecera ms tarde, en cambio, como teora econmica socialista, Probablemente

    ambas tesis sean verdaderas, ya que en realidad no son incompatibles entre s.En cambio, no parece razonable una tercera interpretacin histrica del ricardismo; una

    interpretacin que lo reduce a una fase normal de la normal evolucin de la ciencia ortodoxa. No parece

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    sensata porque tiende a reducir la teora de Ricardo a la de la renta, interpretada como una primera aplicacindel principio de la productividad marginal de los factores. Por otra parte, si esta interpretacin fuera valida,no se entendera por qu los precursores ingleses de la teora neoclsica de los que pronto hablaremoshabran tenido que arremeter contra las teoras de Ricardo para afirmar las suyas propias.

    Sin embargo, entenderemos mejor las cosas si cruzamos el Canal y vemos qu est ocurriendo en elcontinente. Tambin en Francia y Alemania hallaremos a importantes precursores de la teora neoclsica,pero veremos que no tendrn necesidad de hacer una revolucin contra el pensamiento econmico dominante

    en sus respectivos pases para afirmar sus propias ideas; bien al contrario, aunque diferencindose bastante,pudieron inscribirse en una tradicin de pensamiento que les vinculaba a las races smithianas.

    En efecto, los ms importantes de tales precursores Cournot y Dupuit en Francia, Von Thnen yGossen en Alemania, Ferrara en Italia, a diferencia de los ingleses, no son considerados opositores a laeconoma clsica. La razn de ello es que en Inglaterra predominaba en aquella poca con Ricardo elcomponente macroeconmico de la tradicin clsica, el basado en la teora del excedente, mientras que en elresto de Europa, en cambio, prevaleca con Say, Soden, Lotz y Rioja el componente microeconmico, elbasado en la teora del equilibrio competitivo individualista. As, los precursores continentales de la teoraneoclsica, al desarrollar las premisas empiristas, mecanicistas e individualistas del liberalismo smithiano, nonecesitaron situarse fuera de la ortodoxia y de la tradicin.

    No obstante, hay que recordar que muchos de estos precursores fueron prcticamente ignorados porsus contemporneos. La razn principal de ello estriba en el hecho de que stos, al llevar hasta sus ltimasconsecuencias lgicas la tradicin clsica continental, la depuraron de su clasicismo, y, por tanto, nofueron reconocidos por quienes se erigan en fieles partidarios de dicha tradicin. En realidad, intentaron unaoperacin opuesta a la que haba intentado Ricardo: trataron de liberar los componentes inividualistas ymicroeconmicos de la teora clsica de la teora del excedente, y los componentes armonicistas de la teoradel conflicto de intereses; pero se adelantaron a su tiempo. De ellos hablaremos en los apartados 3.2.3 y 3.2.4

    3.2.2. LA REACCIN ANTI-RICARDIANA

    Muy probablemente, fue la utilizacin socialista de la teora del valor y de la distribucin de Ricardo,adems de las luchas reales que le dieron fuerza poltica, lo que indujo a muchos economistas a rechazarla enbloque. Estos economistas vinieron a formar un grupo ms bien heterogneo, identificable a lo sumo como

    una corriente de opinin, que no por casualidad slo se ha logrado definir de una manera negativa, con elapelativo de reaccin anti-ricardiana. En cualquier caso, estos economistas realizaron contribucionestericas ms originales que las debidas a los ricardianos; dichas contribuciones hicieron de ellos losprecursores de las posteriores teoras neoclsicas.

    En lo que se refiere al valor, el concierto anti-ricardiano lo inici Samuel Bailey (1791-1870), quien,en A Critical Dissertation on the Nature, Measure and Causes of Value (1825), atac la misma idea devalor absoluto. Segn Bailey, slo se puede hablar de valor en trminos de valor relativo, un conceptoque no denota nada de positivo o de intrnseco, sino nicamente la relacin cuantitativa en la que dosmercancas se hallan entre s como objetos de intercambio. Ahora bien, si se tratara slo de esto, noestaramos ante una crtica decisiva. En el sistema terico ricardiano el valor absoluto, as como la medidainvariable del valor, no son esenciales, y se puede prescindir de ellos sin que se pierda ninguna de las tesisque Ricardo consideraba particularmente importantes en cuanto a la distribucin de la renta. No obstante,

    Bailey aludi tambin a una idea mucho ms peligrosa que la de que el valor es slo valor de cambio; enefecto, sostuvo que el valor de un bien no es sino la estima que le otorgan los sujetos, y que, como tal, denotanicamente un efecto producido en la mente. Esto significa que no era el concepto de valor absoluto el quemolestaba, sino ms bien la teora que trataba de explicar el valor en trminos objetivos, es decir, a partir delconocimiento de las condiciones de produccin de las mercancas. Este fue el camino que siguieron otroscrticos de Ricardo.

    Por ejemplo, Nassau William Senior (1790-1864) sostuvo, enAn Outline of the Science of PoliticalEconomy (1836), que el valor depende tanto de las condiciones de la oferta como de las de la demanda. Noobstante, interpret las primeras en el sentido de la limitacin que la oferta plantea a la demanda; lassegundas, en cambio, las vincul a la utilidad de los bienes demandados. Senior se aproxim tambin a laidea de utilidad marginal decreciente cuando afirm que no slo hay lmites al placer que las mercancas decualquier tipo pueden procurar, sino que el placer disminuye a un ritmo cada vez ms rpido antes de que se

    alcancen dichos lmites, [...] dos mercancas del mismo tipo raramente procuran el doble de placer que unasola (p. 11).

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    El principio de la utilidad marginal decreciente flotaba en el ambiente. Todos los economistas anti-ricardianos lo estaban madurando. Se aproxim Longfield, al que nos referiremos ms adelante, con suanlisis de la influencia que puede tener la intensidad de la demanda sobre los precios. Y se aproximaronsobremanera los dos sucesores de Senior en la ctedra de economa de Oxford: Richard Whately (1787-1863) y William Forster Lloyd (1794-1852). El primero, en las Introductory Lectures on Political Economy(1831), lleg incluso a proponer que la economa se redujera a la catalctica, es decir, a la ciencia delintercambio. El segundo avanz tanto en aquella lnea que se le ha atribuido el mrito de ser el primer

    inventor del principio de la utilidad marginal. En efecto, el enunciado que de dicho principio dio en ALecture on the Notion of Value (1834) resulta bastante claro y bien definido: el valor depende de una actitudmental [...] que se manifiesta al margen de la separacin entre necesidades satisfechas y necesidadesinsatisfechas (p, 9), de manera que la demanda de los bienes, al depender de la satisfaccin procurada porstos, variara al variar la cantidad de bienes de los que ya se disponga.

    Todos estos intentos de explicar el valor en trminos subjetivos estaban motivados por la exigenciade rechazar la teora del valor-trabajo. Esta ltima se haba convertido, en manos de los socialistasricardianos, en un potente instrumento poltico, en tanto pareca implicar que el trabajo era la nica fuentedel valor y, en consecuencia, si es cierto que el beneficio es un residuo, pareca demostrar incluso laexplotacin del trabajo. Tras el rechazo de la teora objetiva del valor se esconda, pues, el rechazo de lateora residual del beneficio. En realidad, tampoco se esconda mucho: Samuel Read fue explcito al formulareste programa de investigacin anti-ricardiano enAn Inquiry into the Natural Grounds of Right to VendibleProperty of Wealth (1829), Igualmente explcito fue George Poulett Scrope (1797-1876) al condenar la teoradel valor-trabajo como base de la teora de la explotacin. Haba que entender el beneficio, afirmaba en susPrincipies of Political Economy (1833), como una renta legtima, en cuanto era necesario para remunerar alcapitalista por el perodo de tiempo durante el cual ha permitido que el capital se utilizara.

    Este fue el camino que tom Senior: tratar de explicar el beneficio como premio al sacrificiorealizado para poner el capital a disposicin de la produccin. Es la famosa teora de la abstinencia, madrede todas las teoras neoclsicas del capital. Senior parti del reconocimiento de que el trabajo y la tierra sonlas nicas fuerzas productivas originarias. No obstante, el emple del capital hace aumentar la productividadde dichos factores primarios, aunque para proporcionar el capital es necesario realizar un sacrificio. Dichosacrificio vendra a constituir un tercer principio productivo. Esto es la abstinencia: la dilacin del placercausada por un acto de ahorro; y el beneficio sera su remuneracin. As, la tasa de beneficio dependera del

    perodo medio de anticipacin del capital.En realidad, nos encontramos aqu con dos explicaciones distintas. Una de naturaleza psicolgica,que hace depender la remuneracin del capital del sacrificio que realiza quien lo ofrece, y otra de naturalezatecnolgica, que lo hace depender de la medida en que la inversin contribuya al aumento de la eficienciaproductiva de los otros factores. Senior se decant por la primera explicacin. En cambio, la segunda fuedesarrollada por Samuel Mountifort Longfield (1802-1884), quien, en las Lectures on Political Economy(1834), sugiri que l empleo de las mquinas facilita las operaciones del trabajador; por tanto, elbeneficio, al no ser sino la suma pagada por el uso de toda mquina, deber regularse por la eficacia con laque las mquinas faciliten la actividad productiva, es decir, por la eficacia del capital.

    Habr que esperar todava algunos decenios antes de que se llegue a distinguir claramente entre estasdos teoras, la psicolgica y la tecnolgica; y; slo despus de la revolucin marginalista se lograrintegrarlas en una visin unitaria, encomendando a la teora psicolgica la tarea de explicar la oferta de

    capital, y a la tecnolgica, la de explicar la demanda.

    3.2.3. COURNOT YDUPUIT

    El representante de la tradicin clsica en Francia era Say, quien, como ya hemos visto, se habaliberado tanto de la teora del valor-trabajo como de la del trabajo exigido, para sustituirlas por una teora delvalor que confiaba sobremanera en las fuerzas de la demanda y en la influencia de la utilidad, comoprincipales determinantes de los precios.

    Augustin Cournot (1801-1877) sigui a Say al rechazar cualquier teora del valor entendida comobsqueda de las causas del valor. Adems, rechaz incluso en este caso distancindose de Say una teoradel valor-utilidad, rechazo motivado sobre todo por las dificultades de medida ligadas a la utilidad. Encambio, coincidi con Say en la importancia atribuida a la demanda en la explicacin de los precios. Cournot

    fue el primer estudioso que se interes por la empresa como tal, que estudi su comportamiento en lasdistintas situaciones de mercado y que plante el problema de la determinacin de la escala de produccin.Por ello, no resulta sorprendente que su magistral trabajo no fuera objeto de atencin durante varios decenios

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    (lo que oblig a Cournot a abandonar la investigacin econmica). En las Investigaciones acerca de losprincipios matemticos de la teora de las riquezas (1838) hallamos una primera formulacin rigurosa deuna funcin de demanda, funcin que utiliz para determinar el precio y la cantidad producida en rgimen demonopolio.

    Esta es la teora que todava hoy se encuentra en los manuales de microeconoma. El monopolistobserva una funcin de demanda del tipoD =f(p), dondep es el precio del bien. Multiplicando la demandapor el precio, se obtiene la ganancia total,R =pf(p); y de stos, diferenciando respecto al precio, una funcin

    de la ganancia marginal, R'=f(p) +pf'(p). Cournot demostr que el beneficio del monopolista, dado por ladiferencia entre ganancias y costes, es mximo cuando la ganancia marginal es igual al coste marginal y laderivada segunda de la funcin de los beneficios es negativa.

    Otro precursor francs de la teora neoclsica es Jules Dupuit (1804-1866), quien, en De 1'utilit etde sa mesure (1844) y en otros ensayos publicados en revistas, afront precisamente los problemas de losque haba huido Carnot. Se propuso estudiar los beneficios sociales de los bienes pblicos, como canales,puentes, etc., y sobre todo evaluar las ganancias sociales netas generadas por las variaciones arancelarias. Nofue del todo consciente de los problemas que plante respecto a la mensurabilidad de la utilidad y a ladificultad de efectuar comparaciones interpersonales de utilidad. A pesar de ello, su contribucin analticafue notable. Dupuit construy una curva de demanda y la interpret en trminos de utilidad. Defini lautilidad marginal distinguindola de la total. Asumi que el Estado que proporciona un bien reduce suarancel en la medida en que aumenta la cantidad ofrecida, de modo que la utilidad marginal del biendisminuye junto a su precio. El beneficio pblico se mide por la suma de las utilidades intramarginales. Lautilidad relativa, dada por la diferencia entre la utilidad total y la utilidad marginal multiplicada por lacantidad ofrecida del bien, aumentar a medida que disminuya el precio. De esta manera Dupuit demostrque, si la utilidad marginal es decreciente, el beneficio social crece al aumentar la cantidad ofrecida del bien.El razonamiento era muy similar al que haban usado West, Malthus y Ricardo para explicar el aumento de larenta de la tierra al aumentar la produccin agrcola. No es fruto del azar que algunos decenios ms tardeMarshall se refiriera a la utilidad relativa llamndola renta del consumidor.

    Sin embargo, Dupuit concibi tambin el surplus del productor, es decir, la diferencia, enpresencia de una curva de costes creciente, entre las ganancias totales de la empresa que produce el bien ylos costes marginales de todas las unidades producidas. El beneficio social total vendra dado por la suma deambos surplus, el del consumidor y el del productor.

    3.2.4. GOSSEN YVON THNEN

    Tambin en Alemania se estaba trabajando, en este perodo, sobre el problema del valor y de surelacin con la utilidad. Ya hemos aludido a la tendencia de los primeros seguidores alemanes de Smith,como por ejemplo Soden y Lotz, a distinguir al valor positivo, ligado a la utilidad de los bienes, del valorcomparativo, equivalente al smithiano valor de cambio. Los problemas contra los que lucharon loseconomistas alemanes de la poca eran bsicamente dos: por una parte, demostrar cmo puede determinarseel valor de cambio a partir del valor positivo; por la otra, explicar la formacin de este ltimo en trminospuramente subjetivos. Desde el punto de vista de la historia de las doctrinas, lo que impeda la solucin delproblema era el origen smithiano del concepto de valor de cambio. En efecto, para Smith dicho valorconsista en la relacin entre dos cantidades de bienes; era, por tanto, una magnitud objetiva.

    Despus de varios intentos por parte de Hufeland, Von Hermann y Rau, finalmente Hildebrand dioun paso decisivo hacia la solucin del problema al clarificar que la vinculacin entre el valor subjetivo y elprecio presupone que la utilidad vare en funcin de la cantidad de mercancas.

    La solucin definitiva la encontr Hermann Heinrich Gossen (1810-1858) en 1854. En Entwicklungder Gesetze des menschlichen Verkehrs, und der darausfliessendenRegeln fr menschliches Handeln,Gossen sostena que no existe el valor absoluto, que el valor depende de la relacin que se instaura entreun sujeto y un objeto, relacin que se basa en la utilidad. Gossen parti del presupuesto de que el fin delsujeto econmico era obtener el mximo placer. Formul tambin dos leyes que todava hoy constituyen elfundamento de la teora neoclsica del comportamiento del consumidor. Laprimera ley establece el principiode la utilidad marginal decreciente, esto es, que el placer procurado por un bien disminuye a medida queaumenta su consumo, hasta alcanzar eventualmente la saciedad. La segunda ley es ms importante. Se trata,en realidad, de un teorema derivado de la asuncin del comportamiento maximizador y de la ley de la

    utilidad marginal decreciente. Esta ley establece que el individuo escoger las cantidades demandadas de losdiversos bienes de modo tal que los placeres por ellos procurados sean equivalentes en el momento en el que

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    su consumo se interrumpa; o bien que el individuo continuar intercambiando dos mercancas hasta que losvalores de las ltimas unidades que posea de ellas resulten iguales.

    A pesar de que su enunciado era un poco impreciso, sigue siendo cierto que Gossen pensaba en loque hoy se conoce como teorema de la igualdad de las utilidades marginales ponderadas. Gossen amplitambin esta teora ala oferta de trabajo, que explic introduciendo el concepto de desutilidad.

    Otro importante precursor alemn de la teora neoclsica fue Johann Heinrich von Thnen (1783-1850), quien, en la primera parte de Der isolierte Staat(1826), formul una teora de la localizacin de las

    actividades productivas basada en el uso implcito del concepto de coste de oportunidad. Adems,desarroll la teora de la renta diferencial, demostrando que el nivel de produccin de una mercanca, parauna demanda dada, vendr determinado de manera tal que el precio se iguale al coste de produccin de laempresa en situacin ms desventajosa. El surplus obtenido por los productores con costes ms bajosconstituye la renta.

    En la segunda parte deDer isolierte Staat(1850), Von Thnen ampli el razonamiento al trabajo y alcapital, formulando por primera vez una teora completa de la distribucin basada en la productividadmarginal de los factores. Afirmaba que un aumento del empleo de capital y trabajo hace aumentar tanto laproduccin como los costes, y que esto contina hasta que las productividades marginales de los factoressean superiores a sus precios.

    Von Thnen consideraba el capital como un factor de produccin homogneo, consistente en lacantidad de trabajo pasado empleada en la produccin de bienes capitales; y lo meda en aos de trabajo.Su empleo hara aumentar la productividad del trabajo corriente, si bien a una tasa decreciente. Von Thnencalculaba el rendimiento del capital diferenciando una determinada funcin en el punto en el que la derivadase anula. Se trataba de la funcin de la renta del productor de capital, renta que resultaba as determinada a sunivel mximo. El resultado en el plano analtico fue notable, si bien su importancia terica se ve limitada porlas particulares hiptesis y por la peculiar forma de la funcin con la que Von Thnen trabajaba.

    Por otra parte, de aquellas particulares hiptesis Von Thnen dedujo una frmula especial para elsalario natural, w*, a saber: w*= ap, en la que a representa el nivel de subsistencia de los trabajadores, y

    p, su productividad. Tan convencido estaba de la importancia de dicha frmula que quiso que se inscribierasobre su tumba. Aparte de la peculiaridad de la frmula, el concepto de salario natural de Von Thnenmerece ser recordado tambin por su originalidad, el salario no depende de la oferta y la demanda de trabajo,pero tampoco slo de las necesidades de subsistencia de los trabajadores; ste es una media geomtrica de las

    necesidades y d la productividad del trabajo, y representa lo que se debe pagar al trabajador para dejarloindiferente ante la disyuntiva de seguir siendo trabajador o convertirse en campesino-capitalista (en elsupuesto de que tal posibilidad de eleccin existiera y que la tierra no fuera escasa). El salario natural de VonThnen es un concepto de naturaleza normativa. Es un salario justo, en un sentido preciso: es el quepermitira al asalariado agrcola obtener el mximo rendimiento de sus propios ahorros (iguales a w* a) y,al mismo tiempo, el que permitira al campesino independiente maximizar el rendimiento de sus propiasinversiones. En otros trminos segn Von Thnen, si rigiera el salario natural w*, el trabajador sera unasalariado por libre eleccin, y no obligado por la necesidad.

    3.2.5. LOS ROMNTICOS YLA ESCUELA HISTRICA ALEMANA

    El intento ms ambicioso de crtica de la economa poltica clsica no provino de ninguno de los

    herejes pre-neoclsicos, sino de la escuela histrica, la cual, metiendo en el mismo saco a Smith, Ricardo,Say y todos sus seguidores, critic la propia idea de que fuera posible una ciencia econmica autnoma.

    Para entender el sentido de la oposicin historicista a la economa poltica, es necesario partir de susraces filosficas. Mientras que la economa clsica tena sus orgenes en la Ilustracin del siglo XVIII, elhistoricismo alemn descenda directamente del romanticismo de comienzos del XIX. Precisamente enAlemania el romanticismo se haba hecho portador de una Weltanschauung irracionalista y organicista. Eneconoma, ste evolucion en sintona con las primeras oposiciones aristocrticas y reaccionarias aldesarrollo capitalista; y con Fichte, Gentz y Mller se opuso al laissez faire econmico y al liberalismopoltico, tanto por las consecuencias polticas que comportaban como por las premisas filosficas de las quepartan. De entre tales premisas, se rechazaba el individualismo y el racionalismo; se exaltaban, en cambio,los ideales de la unidad orgnica de la nacin, de la superioridad de los fines colectivos sobre losindividuales, de la especificidad histrica y geogrfica de las instituciones de cada pas.

    Lo ms interesante que nos ha legado este planteamiento terico ha sido el esqueleto de una teoraestatal del dinero, la cual, depurada de los componentes msticos que la hacan anacrnica, ha resultado ser

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    en ciertos aspectos ms moderna que muchas teoras clsicas, sobre todo en lo que se refiere alreconocimiento de la naturaleza convencional e institucional del medio de intercambio.

    En esta corriente de pensamiento se inscribe aunque sin compartir la orientacin polticareaccionaria ni las premisas filosficas irracionalistas Friedrich List (1789-1846). En Sistema nacional deeconoma poltica (1841), List acept gran parte de las premisas analticas de la teora clsica. Sin embargo,rechaz en bloque sus implicaciones librecambistas, que sustituy con un punto de vista de marcado carizmercantilista y con una teora del desarrollo econmico en la que se daba gran importancia a la

    interdependencia funcional y al crecimiento uniforme de los sectores agrcola e industrial. List no slo norechaz el capitalismo, sino que trat de construir un sistema terico, el cual, sobre todo por susimplicaciones en el aspecto comercial, haba de servir para facilitar el desarrollo capitalista en Alemania. Sinembargo, comparta con los romnticos la idea de la superioridad de la nacin sobre los individuos y delpredominio de los intereses de aqulla sobre los de cada ciudadano.

    El mayor impacto de la filosofa romntica en el mbito econmico tuvo lugar con la escuelahistrica; una escuela que trat de dirigir el ataque directamente a los fundamentos epistemolgicos de laeconoma poltica. El vnculo entre la escuela histrica alemana y el romanticismo es innegable, pero no porello hemos de pensar en una coincidencia total entre ambas corrientes de pensamiento. Por ejemplo, adiferencia de los economistas romnticos de la generacin anterior como Gentz y Mller, losrepresentantes de la escuela histrica no se inclinaron en su totalidad hacia posiciones polticasconservadoras. Algunos, por el contrario, realizaron una crtica de izquierdas a la economa poltica y alpensamiento liberal.

    El nacimiento de la escuela histrica alemana se remonta al Grundriss zu Vorlesungen ber dieStaatswirtschaft nach geschichtlicher Methode (1843) de Wilhelm Roscher (1817-1894). Los otros dosfundadores de la escuela son Bruno Hildebrand (1812-1878) y Karl Knies (1821-1898), quienes, con Die

    Nationalkonomie der Gegenwart und Zukunft (1848) el primero, y Die politische Oekonomie vomStandpunkte der geschichtlichen Methode (1853) el segundo, llevaron la crtica a la economa poltica clsicamucho ms all de lo que haba osado hacerlo Roscher. Estos tres autores son los principales representantesde la llamada vieja escuela histrica. Hay que distinguirlos de los historicistas de la siguiente generacin,que formarn la joven escuela histrica, cuyo principal exponente fue Gustav Schmoller, del quehablaremos ms adelante. Aqu disponemos apenas del espacio suficiente para exponer las tesisfundamentales de la escuela histrica, sin podernos entretener en las diferencias de opinin entre cada uno de

    sus representantes (las cuales, sin embargo, fueron notables).La crtica fundamental de los historicistas a la economa poltica se refera a su pretensin deestablecer leyes econmicas universales. Con referencia especfica al planteamiento smithiano, se negabaque las leyes econmicas tuviesen las mismas propiedades que las leyes de la naturaleza. No se negaba laposibilidad de identificar ciertas regularidades econmicas, e incluso se admita que se llamara leyes adichas regularidades, pero segn los historicistas deba quedar claro que su validez no era universal, esdecir, no era independiente de las condiciones histricas y geogrficas en las que las leyes actuaban.

    Los historicistas estaban ms interesados en las que llamaban leyes de desarrollo, esto es, a laregularidad con la que segn ellos se realizaba la evolucin histrica de los pueblos y de las naciones; peroincluso en este caso evitaban formular leyes universales.

    Sobre todo, negaban la posibilidad de formular leyes econmicas por va deductiva. Slo se admitael mtodo inductivo: las leyes de desarrollo deban construirse por induccin y por analoga sobre la base de

    un conjunto lo ms vasto posible de datos empricos e histricos. Est claro que este tipo de crticas no sereferan nicamente a los planteamientos tericos de Smith y Ricardo, sino de modo ms general a lasimple idea de que la economa fuera una ciencia del mismo tipo que las ciencias naturales y, enconsecuencia como ms tarde se manifestar en el Methodenstreit de finales de siglo, a la economaneoclsica tanto como a la clsica.

    En cualquier caso, y ms all del problema del mtodo, exista una oposicin de fondo de naturalezapreanaltica entre las dos orientaciones. Los partidarios de la escuela histrica alemana no aceptaban la ideade que el comportamiento social dependiera del inters personal de cada individuo. Ni aceptaban la idea deque las decisiones de los individuos se basaran nicamente en el clculo racional orientado alenriquecimiento. Tenan una visin organicista de la sociedad, y partan del presupuesto de que los agentessociales actuaban movidos por fines diversos y complejos, y en cualquier caso no todos reducibles a laracionalidad del clculo econmico. De aqu tambin la idea de que exista una insoslayable

    interdependencia entre las distintas dimensiones de la accin social y que, por tanto, era necesario evitar laseparacin y la excesiva especializacin de cada una de las disciplinas sociales. Desde este punto de vista, seconsideraba que la economa era nicamente una de las ramas de la investigacin histrica.

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    3.3. Las teoras de la armona econmica y la sntesis milliana

    3.3.1.LA ERA DEL CAPITALYLAS TEORAS DE LA ARMONA ECONMICA

    Tras la derrita de las revoluciones de 1848 y las violentas represiones a que dio lugar, el movimientoobrero entr en letargo, y permanecera as durante veinte aos. Eso era precisamente lo que necesitaba la

    burguesa industrial. Tranquilizado en el mbito social, firmemente en posesin de las riendas del Estado enlos principales pases capitalistas, y una vez preparadas tambin las condiciones previas tecnolgicas yculturales del desarrollo econmico, el capital trat de dar su gran salto adelante. Hobsbawm denomin alperodo 1850-1870 la era del capital. Si Gran Bretaa se haba convertido en la oficina del mundocomo mostr la famosa exposicin de 1851 en el Cristal Palace de Londres, fueron numerosos los pasesque en este perodo obtuvieron grandes xitos al tratar de emular a la primera nacin industrial del mundo.Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de seguir el ritmo de desarrollo ingls.

    Fue as como se form una cierta diversidad de tipos de capitalismo industrial, ya que el proceso deexpansin afect, adems de Inglaterra y Francia, tambin a otros pases europeos, como Blgica, Suecia yAlemania, as como a Estados Unidos. En este ltimo pas, la necesidad de proveer a un amplio mercado enrapidsimo crecimiento condujo al precoz despegue de la formacin de grandes empresas en los sectores deproduccin masiva. En Alemania, se asisti al nacimiento de la banca mixta, organismo capaz de garantizarflujos estables y consistentes de financiacin a las nuevas empresas y, al mismo tiempo, de favorecer elcontrol de los mercados mediante la formacin de crteles, y que dara lo mejor de s en la Belle poque. Enambos pases, la concentracin industrial aument, mientras que el modelo de sociedad por accionesempezaba a convertirse en la frmula de organizacin preferida por las grandes empresas.

    Adems de la intensificacin de la acumulacin capitalista, tambin su expansin geogrfica fueimportante. Este fue el perodo dice Hobsbawm, exagerando slo un poco durante el cual el capitalismose extendi por todo el mundo y una considerable minora de pases "desarrollados" se convirti en unmosaico de economas industriales (p. 36). Se iniciaron obras titnicas,'como la apertura del canal de Suez,o la creacin de redes ferroviarias nacionales. Se crearon nuevos Estados y nuevos imperios. Finalmente, nohay que olvidar que esta poca estuvo dominada por un fuerte movimiento a favor de la libertad decomercio; no slo en Gran Bretaa, donde a partir de 1846 se abandon casi completamente el

    proteccionismo, sino tambin en otros pases europeos, entre los que se crearon varios acuerdos monetarios ycomerciales que sirvieron para fomentar el desarrollo del comercio internacional.El optimismo se difundi con el aumento de la riqueza, y, fortalecido por la paz social sobre la que

    se afianzaba, permiti la realizacin de importantes reformas polticas y sociales. Los movimientossindicales, a cambio de su aquiescencia o de la colaboracin con los objetivos nacionales, lograron algunasconquistas. Por ejemplo, en Inglaterra se concedi la jornada laboral de diez horas en 1850; y elreconocimiento del derecho de huelga en Francia se remonta a 1864. Pero las fuerzas de la democracia y delprogreso avanzaron en todo el mundo, llevando por ejemplo a la abolicin de la servidumbre en Rusia, en1861, y de la esclavitud en Estados Unidos, en 1862.

    Nunca antes el capital haba ejercido una hegemona tan amplia en los mbitos econmico, social ypoltico, pero tambin en el cultural. Por su parte, los economistas no se quedaron atrs; bien al contrario,cumplieron con su deber y formularon teoras de la armona econmica.

    Recordaremos aqu slo a los ms conocidos de dichos economistas. Frderic Bastiat (1801-1850),Henry Charles Carey (1793-1879), Francesco, Ferrara (1810-1900), John Elliot Cairnes (1823-1875) y HenryFawcett (1833-1900). Estos economistas no realizaron grandes contribuciones a la evolucin de la teoraeconmica, pero en este perodo tuvieron un gran xito y ejercieron una vasta influencia en sus respectivospases. Es fcil entender por qu. Casi todos ellos defendan la armona de intereses entre las clases sociales,y, puesto que tal armona se realizaba mejor segn ellos cuanto ms perfecta era la competencia, eranacrrimos librecambistas, archienemigos de la intervencin estatal en la economa, y reprobaban elsocialismo. En el plano de la teora del valor, trataron de diversas maneras de conciliar explicaciones basadasen el trabajo y en la utilidad, aunque sin llegar a resultados importantes.

    Atencin aparte merece Carey, quien empez a elaborar su propio sistema terico en la dcada de1830, siguiendo una orientacin smithiana y profesando claras convicciones librecambistas. Su influencia, noobstante, slo se hara sentir en Europa por ejemplo, en autores como Bastiat, Ferrara o Dhring despus

    de la dcada de 1840, y provena de obras como Harmony of Interests (1851) y Principios de ciencia social(1857-1860). En la dcada de 1840, Carey haba abandonado sus anteriores convicciones librecambistas paradar paso a una fuerte propaganda proteccionista y nacionalista; en Europa, sin embargo, slo algunos de sus

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    admiradores alemanes le seguiran en este camino. Bastiat, en cambio, estuvo influenciado sobre todo por sudoctrina de la armona de los intereses, mientras que Ferrara desarroll su teora del coste de reproduccin;esta teora consista en la reduccin del valor de una mercanca al coste incurrido para producirla, perodejaba poco clara una cuestin fundamental: si haba que entender aquel esfuerzo en trminos de sacrificiosubjetivo, o ms bien como en la interpretacin ms creble en trminos de coste de produccin objetivo.

    Una contribucin interesante que surgi del enfoque de las armonas econmicas fue la de Ferrara.Vale la pena recordarlo, como mnimo porque poda haber constituido el vnculo de unin entre Galiani y

    Pareto. Entre sus obras mencionaremos, adems de Lezioni di economa poltica (publicadas pstumamenteen 1934-1935), los prlogos a la Biblioteca del Economista (1850-1866), recogidos y publicados en 1889bajo el ttulo de Esame storico-critico di economisti e dottrine economiche: Ferrara desarroll una teora delos sucedneos segn la cual el valor de un bien, en relacin con el de un sustituto de ste, depende de lacomparacin que el consumidor establece entre las dos utilidades. El valor que surge de tal comparacin esaquel para el cual el individuo est dispuesto a intercambiar los dos bienes. Utilizando esta teora paracorregir la del coste de reproduccin de Carey, Ferrara trat de explicar tambin mediante el intercambio laproduccin y la distribucin de la renta. La produccin sera un intercambio entre producto y esfuerzosproductivos. El coste de las mercancas, que en competencia es igual a su valor, vendra determinado por elsacrificio realizado para producirlas, evaluado en relacin al resultado de la misma produccin: estopresupone una comparacin entre la incomodidad que el sujeto debe soportar para ceder una cosa propia y laque debe soportar si renuncia a las dems. Falta en esta argumentacin el uso del criterio de las valoracionesmarginales, pero queda claro el papel de la hiptesis de la sustituibilidad, tanto en el consumo como en laproduccin. Y aunque en Ferrara las referencias a la tradicin clsica son explcitas y repetidas, se veenseguida que nos hallamos en el umbral de la revolucin marginalista.

    Vale la pena recordar que Pareto consideraba a Ferrara uno de los mejores o el mejor de loseconomistas italianos. Pensaba que con l la teora del coste de reproduccin haba alcanzado su ltimogrado de perfeccin. Consideraba que nicamente le faltaba una cierta formalizacin analtica, y vea en ellauna anticipacin de su propia teora de la utilidad.

    3.3.2. JOHN STUART MILL

    El ms importante de los economistas de la era del capital, aquel que domin la escena intelectual

    ms que ningn otro fue John Stuart Mill (1806-1873), filsofo, poltico y reformador social, adems deeconomista.En economa, Mll emprendi una tarea inmensa y, en cierto sentido, heroica: un nuevo examen de

    los debates desarrollados en la primera mitad del siglo con el objeto de unificar sus principales resultadostericos. Fue sobre todo este esfuerzo de armonizacin terica el que determin el notable xito, durantelos treinta aos siguientes, de su principal obra econmica, los Principios de economa poltica, de 1848.

    Sin embargo, y por el mismo motivo, una vez concluida la poca clsica la obra de Mill fueprcticamente olvidada. Mill haba tratado de reconstruir la tradicin smithiana en economa uniendo dosplanteamientos que eran incompatibles: el de la teora macroeconmica del excedente y el del equilibriocompetitivo individualista. Gran parte de las polmicas que tuvieron lugar en los treinta aos anteriores a lapublicacin de los Principios de Mill haban surgido precisamente de la dificultad de unir estos dosenfoques; de hecho, a partir de la dcada de 1870 se separaron completa y definitivamente. La lnea

    ricardiana, por una parte, condujo a la economa marxista; la anti-ricardiana, por la otra, llev a la economaneoclsica. Mill, que pareca no haber entendido lo que suceda, fue acusado de eclecticismo ysuperficialidad por los tericos de ambas lneas de pensamiento, y posteriormente fue olvidado; pero nomerece serlo.

    En realidad, la obra de Mill es importante porque se sita en una encrucijada fundamental de lacultura europea del siglo XIX. En ella se entrecruzan corrientes de pensamiento y problemticas tericas quela colocan a mitad de camino en la larga transicin del pensamiento econmico clsico al neoclsico De aquproviene la impresin de eclecticismo. Sin embargo, las indicaciones de la direccin una direccin biendefinida en la que moverse para hallar las soluciones son siempre bastante claras, aunque a menudo se venoscurecidas por referencias tericas a autores que se mueven en una direccin opuesta. De hecho, todas lasdificultades de Mill provenan, adems de la complejidad de las temticas abordadas, del temor a romper conla tradicin, al menos formalmente. Su trabajo terico naci de haber visto lo nuevo, sin haber tenido el valor

    de romper con lo viejo. El propio Mill, en su Autobiografa de 1861, defini su trabajo como un esfuerzoconstante encaminado a construir puentes y despejar calles en las teoras de sus predecesores.

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    De joven, Mill se afili a la Sociedad Utilitaria y colabor con la Westminster Review, rgano delgrupo. Se trataba de un grupo de jvenes radicales que luchaban por la puesta en prctica lo ms completaposible de los principios liberales y democrticos. Las bases filosficas de este radicalismo estabanconstituidas por el utilitarismo benthamiano, con todas las implicaciones que ste tena en trminos deindividualismo, de racionalismo, de justificacin del laissez (aire en economa y del liberalismo en poltica.

    Sin embargo, la influencia de Bentham en Mill se vio atenuada por otra, de signo opuesto, ejercidapor el pensamiento romntico en general y por el de Coleridge en particular. Obviamente, Mill rechaz las

    implicaciones polticas de dicho pensamiento, pero de l tom, por una parte, la exigencia de basarfirmemente la accin y el pensamiento polticos en una filosofa de la historia, y, por otra, el rechazo a laidea de reducir las decisiones y el comportamiento del hombre slo a la dimensin econmica.

    En el ensayo El utilitarismo, de 1863, Mill neg dos de los supuestos fundamentales de la filosofabenthamiana: el de que todos los motivos de la accin humana pueden reducirse al inters personal y a labsqueda egosta del mximo placer, y el de que cada individuo es el nico juez de sus propios intereses. Elprimer argumento le permiti vincularse con los ms antiguos filsofos ingleses y escoceses del sentidomoral. Mill afirmaba que el aumento del placer personal poda derivar tambin de la conciencia de lafelicidad ajena. De este modo se justificaba, desde una perspectiva utilitarista, la racionalidad de loscomportamientos motivados por sentimientos de humanidad y solidaridad. El segundo argumento era anms importante, en tanto permita destacadas aunque no sustanciales enmiendas al principio del laissezfaire. En efecto, en algunos casos se admita la intervencin estatal en la economa, por ejemplo en lainstruccin pblica, en la reglamentacin del horario laboral o en la asistencia a los pobres; en estos casos,Mill consideraba que la autoridad pblica conoca los intereses de los individuos mejor que ellos mismos.

    En general, el utilitarismo se haba interpretado como basado en el criterio de la maximizacin delbienestar del mayor nmero posible de individuos; y el reformismo de Mill lleg hasta el punto de considerarque poda perseguirse dicho objetivo aun a costa de reducir el bienestar de algunos. Esta ltima tesis la tomdel componente iusnaturalista de otra tradicin filosfica, tradicin que lo vinculaba a Locke. En efecto, Milljustificaba la propiedad privada con el mismo argumento que Locke, es decir, con el derecho de losindividuos a la posesin del producto de su trabajo. Sin embargo, criticaba los abusos de este derecho, ysobre todo la manifiesta desigualdad en la distribucin de la propiedad, que se explicaban por lascircunstancias histricas e institucionales que los determinaban. Por tanto, consideraba legtimas lasintervenciones encaminadas a la correccin de tales defectos; por ejemplo, propugnaba la tributacin

    progresiva de las sucesiones.Mill no consideraba que estas conclusiones entraran en conflicto con las leyes econmicas. Enefecto, admita con Smith y Ricardo el carcter natural de las leyes de la produccin. Sin embargo, negabacon los socialistas y los historicistas (por ejemplo, Richard Jones, un interesante historicista ingls del quehablaremos en el prximo captulo) dicho carcter natural a las leyes de la distribucin. As, mientrasexaltaba la competencia y el mercado, a travs del cual las leyes naturales de la produccin actuaran de lamejor manera posible, no por ello dejaba de propugnar los modelos de participacin en los beneficios, eltrabajo cooperativo, o el desarrollo de pequeas comunidades agrcolas.

    Mill se consideraba un amigo de las clases trabajadoras, as como de otras categoras de marginadosy oprimidos, y crea que la historia trabajaba para realizar finalmente una sociedad que l defina comosocialista. Sin embargo, no se consideraba un socialista; bien al contrario, a su manera combati elsocialismo de su tiempo, hasta tal punto que sinti la necesidad de demostrar la falacia de las doctrinas

    socialistas desde el punto de vista de la ciencia econmica. Para comprender estos aspectos de la doctrina deMill, es necesario penetrar en el ncleo de su teora econmica; en particular, hace falta entender sus teorasdel beneficio y del salario.

    3.3.3. SALARIO YFONDO DE SALARIOS

    De la teora del fondo de salarios se hallan indicios ya en Smith, aunque fue desarrollada sobre todopor los seguidores de Ricardo para superar algunas dificultades de la teora ricardiana del salario natural. Eluso del principio de poblacin para explicar la tendencia del salario de mercado a ajustarse a su nivel naturalplante dos problemas cruciales que parecan minar los fundamentos de la propia idea de un salario naturalcomo punto de referencia. En primer lugar, era necesario definir el salario de subsistencia en trminosfisiolgicos; de otro modo, no era posible explicar el hecho de que una disminucin del salario de mercado

    ajustara el crecimiento de la oferta de trabajo a travs de las variaciones en las tasas de mortalidad. Perotodos los clsicos Smith y Ricardo incluidos admitan que el salario de subsistencia dependa tambin delos habits and customs de la poblacin trabajadora, es decir, de factores sociales y culturales adems de los

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    biolgicos. En segundo lugar, si se admita como se vena haciendo que los habits and customs podancambiar tambin a consecuencia de las variaciones en el nivel de la renta, el salario natural poda variar, a lalarga, en funcin del de mercado. Por tanto, no poda tomarse como punto de referencia de este ltimo.

    Sin embargo, aunque se pretendiera ignorar los dos problemas anteriores, el mecanismo de ajusteque permita al salario natural regular la oscilacin del de mercado requera plazos largusimos, cuyaduracin abarcaba varias generaciones. De este modo, el salario natural perda su importancia. Qu sentidotenan los ejercicios de esttica comparativa con los que los clsicos estudiaban el cambio, si los estados que

    se podan comparar presuponan distancias temporales de un cuarto de siglo o ms? Por otra parte, si talesejercicios se referan aun perodo de la duracin de un ciclo productivo generalmente considerada de unao, entonces el salario y sus cambios no podan ser sino los que determinaban el mercado. En el prximocaptulo veremos, con Marx, cul era la nica salida coherente de este dilema; coherente, claro est, con elplanteamiento clsico.

    La solucin adoptada por los ricardianos fue la de abandonar de hecho el concepto de salario natural,relegando el salario de subsistencia al simple papel de un lmite mnimo para el mercado. Este camino,iniciado por McCulloch, lo siguieron con diversas variaciones Torrens, Cairnes, Mill y otros.

    Para exponer esta teora del modo ms sencillo, tomaremos como referencia una economa en la quese produce un bien de consumo y un bien capital mediante trabajo y capital. SeaL la fuerza de trabajo;L*, su

    nivel de pleno empleo; wr, el salario real; wr, su nivel mnimo de subsistencia, y K, el capital. Comonumerario, tomaremos el precio del bien de consumo.

    Puesto que la produccin requiere tiempo, es necesario, al final de cada ciclo productivo, apartaruna parte del producto para sustentar a los trabajadores durante el ciclo siguiente: esto es el fondo desalarios, W= wr L. Su tamao depende de tres circunstancias: el importe de los beneficios, la propensin alahorro de los capitalistas y las tcnicas empleadas. Los clsicos tomaban como dadas, en cada momento, lasdos ltimas circunstancias. Entonces, si se conoce la distribucin de la renta, resulta determinado el fondo

    de salarios, pongamos al nivel W. Por tanto, el salario y el empleo se hallan en relacin inversa:

    L

    Wwr=

    Esta relacin se representa en la figura 3.3 mediante la curva W, junto con una funcin elemental de

    oferta de trabajo, L , que corresponde a la que se halla implcita en el razonamiento de los clsicos.Como puede verse en la figura, existe un nico salario que garantiza el pleno empleo (y la plena

    utilizacin del capital), que es we. Los clsicos tendan a interpretar we como un salario de mercado, y aconsiderarlo como determinado por las fuerzas de la oferta y la demanda de trabajo. Sin embargo, estainterpretacin choca con una seria dificultad lgica. Si la tcnica viene dada, entonces la relacin capital-trabajo resulta conocida, K/L. En el momento en que termina el proceso productivo se conoce la estructura y

    el nivel de output. Si se decide apartar un determinado fondo de salarios, W, automticamente se decidetambin cmo repartir las inversiones entre capital tcnico y fondo de salarios. Por ello, tambin se conocer

    K/W. Resultan as determinados tanto el empleo como el salario, independientemente de la oferta de trabajo.Si casualmente sta fuese igual a la demanda, entonces el salario sera we, pero no sera un salario demercado. Sin embargo; si la oferta y la demanda de trabajo pongamos L* y Ld no coinciden, entonces elsalario ser wd; pero tampoco este es un salario determinado por las fuerzas de la oferta y la demanda. Enefecto, el mercado tendera a llevar el salario hacia we. No obstante, esto no puede suceder puesto que, dados

    Wy K /W, tambin resulta dado K; y dado K/L en el nivel K/Ld, resulta imposible un aumento del empleo porencima deLddebido a la falta de capital.

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    FIGURA 3.3

    Los tericos del fondo de salarios, incluido Mill, se apercibieron vagamente de esta dificultad, y amenudo trataron de evitarla haciendo variar K/L a su comodidad. Se trataba de una nueva va que, si se

    hubiera llevado hasta sus ltimas consecuencias, habra conducido a la teora neoclsica del salario. Pero lospasos que haba que dar no eran pequeos; en particular, haba que interpretar W como un programa dedemanda de trabajo y hacerlo depender de una funcin de produccin en la que se admitiera la sustituibilidadentre trabajo y capital. Los economistas ricardianos no estaban preparados para realizar este salto.

    Volvamos a Mill; y, para evitar la mencionada dificultad, supongamos que, por casualidad,L* =Ldywe = wd. Ahora podemos ver el uso laborista que hizo Mill de la teora. A corto plazo, los sindicatos nopueden hacer nada para modificar los salarios, que dependen nicamente de las tcnicas empleadas y de lasdecisiones de inversin de los capitalistas. En efecto, un aumento del salario por encima de we comportarauna disminucin del empleo (y de la utilizacin del capital). Pero despus, si hay competencia, el exceso deoferta de trabajo llevara de nuevo al salario a su valor de equilibrio. Los trabajadores segn Mill slo

    podran influir en el incremento de los salarios a largo plazo. En el transcurso del tiempo, tanto W como

    L se desplazan hacia la derecha. Los salarios aumentan si W se desplaza ms que L . Por ello, podraaumentar tanto ms rpidamente cuanto ms alto fuera el ritmo de la acumulacin y ms baja la tasa decrecimiento de la poblacin. Esto explica por qu Mill sugera a sus amigos sindicalistas que no predicaranms la revolucin que la contracepcin.

    Sin embargo, ms tarde Mill cambi de opinin. Las crticas dirigidas hacia l por parte de WilliamT. Thornton (en On Labour, 1869) y otros economistas le hicieron comprender el uso que poda hacerse yque de hecho se haca de su teora en un sentido antisindical. En cualquier caso, no se retract del todo: enuna recensin del libro de Thornton, publicada en Fortnightly Review en mayo de 1869, se limit a negar nola propia teora, sino dos hiptesis que la caracterizaban. Mill admiti que no era necesario tomar comodadas la distribucin de la renta y la propensin al ahorro de los capitalistas. Por tanto, los salarios podranaumentar si disminuyeran el consumo de bienes de lujo y/o la parte de beneficios de la renta. No obstante,

    quedara un lmite real al aumento de los salarios, un lmite representado por el hecho de que esteaumento puede llevarle [al empresario] a la ruina y obligarle a abandonar su actividad.

    3.3.4. CAPITAL YFONDO DE SALARIOS

    Ms que en la explicacin del salario, la importancia de la teora milliana del fondo de salarios radicaen la explicacin del beneficio y del papel que desempea el capital en la produccin. Desde el punto devista de la historia del pensamiento econmico, este a