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34 34 El futuro En el momento en el que Hong Sang-soo pise tierra argentina (o, mejor dicho, porteña), se va a concretar una historia de amor que lle- va ya 15 años. Desde el nacimiento del BA- FICI, HSS estuvo presente en casi todas sus ediciones. Excepto un par, todas sus películas fueron parte del festival. Lo cual no es tan raro. HSS responde a una serie de directores que desarrollaron sus carreras valiéndose más del reconocimiento en festivales que de sus éxitos en taquilla. Sus películas participaron en un total de 242 festivales. Un récord impre- sionante. Sin embargo, y he aquí uno de sus secretos, los festivales necesitan más de HSS que HSS de los festivales. El porqué de esto se responde con sus películas. Y no será su visita el único milagro (exageremos), el festival tam- bién editará un libro sobre su obra. No es un dato menor. A pesar de la importancia de HSS en el cine moderno, la bibliografía dedicada a su cine es injustamente escasa. Tampoco es mucho lo que aparece buscando por la Red. Los reportajes que se encuentran no suelen ser muy esclarecedores. A Hong –parece-, y a diferencia de sus personajes, no le gusta ha- blar de su arte y menos teorizar sobre él. Una actitud que engrandece su figura y que parece decir que con las películas ya es suficiente. Ni desconfianza en las imágenes, ni exceso de confianza en las palabras. El tercer y verdade- ro milagro será el estreno en salas comerciales de En otro país (2012) en nuestro país. El pasado El cine de HSS hace su aparición en la Argentina junto con la primera edición del Sobredosis de un director coreano Los tiempos (perdidos) de Hong Sang-soo Presente con sus películas en la mayoría de sus 15 ediciones, el festival porteño le pone el moño a esa noble tradición y lo trae a presentar sus últimas dos producciones, le dedica un foco y además publica un libro sobre su obra, de la cual se encarga también este texto. ESPECIAL BAFICI 2013 POR MARCELO ALDERETE

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  • 3434

    El futuro

    En el momento en el que Hong Sang-soo pise tierra argentina (o, mejor dicho, portea), se va a concretar una historia de amor que lle-va ya 15 aos. Desde el nacimiento del BA-FICI, HSS estuvo presente en casi todas sus ediciones. Excepto un par, todas sus pelculas fueron parte del festival. Lo cual no es tan raro. HSS responde a una serie de directores que desarrollaron sus carreras valindose ms del reconocimiento en festivales que de sus xitos en taquilla. Sus pelculas participaron

    en un total de 242 festivales. Un rcord impre-sionante. Sin embargo, y he aqu uno de sus secretos, los festivales necesitan ms de HSS que HSS de los festivales. El porqu de esto se responde con sus pelculas. Y no ser su visita el nico milagro (exageremos), el festival tam-bin editar un libro sobre su obra. No es un dato menor. A pesar de la importancia de HSS en el cine moderno, la bibliografa dedicada a su cine es injustamente escasa. Tampoco es mucho lo que aparece buscando por la Red. Los reportajes que se encuentran no suelen ser muy esclarecedores. A Hong parece-, y

    a diferencia de sus personajes, no le gusta ha-blar de su arte y menos teorizar sobre l. Una actitud que engrandece su gura y que parece decir que con las pelculas ya es su ciente. Ni descon anza en las imgenes, ni exceso de con anza en las palabras. El tercer y verdade-ro milagro ser el estreno en salas comerciales de En otro pas (2012) en nuestro pas.

    El pasado

    El cine de HSS hace su aparicin en la Argentina junto con la primera edicin del

    Sobredosis de un director coreano

    Los tiempos (perdidos) de Hong Sang-sooPresente con sus pelculas en la mayora de sus 15 ediciones, el festival porteo le pone el moo a esa noble tradicin y lo trae a presentar sus ltimas dos producciones, le dedica un foco y adems publica un libro sobre su obra, de la cual se encarga tambin este texto.

    ESPECIAL BAFICI 2013

    POR MARCELO ALDERETE

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    BAFICI, en un ya lejano 1999, con su segun-da pelcula The power of Kangwon province (1998). Su pera prima The day a pig fell into a well (1996) fue recuperada en el ao 2003, en una seccin apropiadamente llamada Bo-nus track.

    En aquellos aos el cine coreano comen-zaba a deslumbrar al mundo con sus nuevos realizadores. Nombres hoy consagrados rea-lizaban sus primeras obras y ganaban festiva-les alrededor del mundo. En el catlogo de la 3 edicin, Quintn, el entonces director del festival, comentaba en la introduccin a una seccin (apropiadamente llamada El boom coreano) que los estrenos locales de ese cine eran vistos por el 30 por ciento de los espec-tadores y estableca una comparacin con el nuevo cine argentino. Que en ese entonces tambin recorra festivales y sorprenda al mundo con su calidad y variedad. Hoy, casi ms de diez aos despus, ese porcentaje de espectadores consumidores de cine local lle-g a records del 60 por ciento. Y aquellos noveles directores se terminaron de consa-grar mundialmente. Basta nombrarlos: Bong Joon-ho, Park Chan-wook, Kim Jee-woon, in-clusive el hoy devaluado Kim Ki-duk. Lo que ocurri con el cine argentino es otra historia. Lamentablemente no tan feliz. Pero volvamos a Hong.

    El presente

    Se dice que todo se repite en la obra de HSS y es as. Personajes (casi siempre directores de

    cine o profesores relacionados con alguna de las ramas del arte), las tramas (hombres dos, la mayora de las veces- arrastrando sus proble-mas sentimentales y existenciales, enfrentados al amor o desamor de una mujer), las situacio-nes, y hasta ciertas imgenes (hombres con mochilas, caminatas, largas conversaciones, bares en donde se bebe y se come copiosamen-te, pero sobre todo se bebe, gente esperando taxis en calles nevadas, borracheras). Ver estas

    repeticiones como un defecto o limitacin, es un error. Se sabe, alguien ya lo dijo, los malos directores tienen muchas ideas, los grandes, slo una. Hong, a diferencia de miniaturistas como Wes Anderson, no crea un universo a par-tir de acumular (y embellecer) sus obsesiones. Su cine parece ser o eso nos hace creer y se sea quizs su mejor truco- una extensin de su vida y su mundo.

    Una ancdota -como siempre- echa luz so-bre lo dicho anteriormente. Una chica coreana (una verdadera chica del sur) que vive hoy en la Argentina, al enterarse de la visita del di-rector, dice que no quiere verlo, porque cada

    vez que alguien pasa tiempo con l, Hong sue-le tomar parte de sus conversaciones y situa-ciones para utilizarlas en sus pelculas. Hong, consciente de esto, le hace decir a uno de sus personajes femeninos: Por favor, no uses esto en una de tus pelculas.

    El futuro (-de nuevo- y un sueo)

    Sueo con la visita de HSS y con los jvenes que descubren sus pelculas (aunque en estas pocas es cada vez ms difcil que algo ocurra por primera vez). Esos futuros directores de-jan de lado todo lo aprendido, y se dan cuenta de que el mejor lugar para buscar inspiracin para sus historias est en las relaciones entre las personas. Que slo hay que ser honestos y rigurosos con el universo que los rodea y tra-tar de plasmar eso en sus pelculas. Algo que suena simple, pero es profundo y complicado. Como en el cine de este autor coreano, que en su hermosa liviandad esconde todos los secre-tos del mundo y, claro, del cine.

    En el sueo, un oriental con barba y bigotes ralos, me mira a travs de sus lentes y con una media sonrisa, me dice:

    - Hago pelculas en donde los personajes hablan, comen, toman soju y se enamoran.

    Despus me despierto. Pero slo para ver las

    pelculas de este seor que, me dice, se llama Hong Sang-soo.

    Se dice que todo se repite en la obra de HSS y es as. Se sabe, alguien ya lo dijo, los malos directores tienen muchas ideas, los grandes, slo una.

    ESPECIAL BAFICI 2013