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Informe No. 35622-HN HONDURAS REPORTE DE POBREZA Logrando la reducción de la pobreza (En Dos Volúmenes) Volumen I: Reporte Principal 30 de Junio, 2006 Departamento de América Central Región de América Latina y el Caribe Documento del Banco Mundial Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized Public Disclosure Authorized

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Informe No. 35622-HN

HONDURAS REPORTE DE POBREZA Logrando la reducción de la pobreza (En Dos Volúmenes) Volumen I: Reporte Principal

30 de Junio, 2006

Departamento de América Central Región de América Latina y el Caribe

Documento del Banco Mundial

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EQUIVALENCIA DE MONEDAS Moneda = Lempira (L) 1 US Dólar = L18.90 1 Lempira = 0.0529 US$

(30 de Junio de 2006)

AÑO FISCAL 1 de Enero a 31 de Diciembre

ABREVIATURAS Y SIGLAS BCH Banco Central de Honduras BID Banco Interamericano de Desarrollo CAFTA Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (Central American Free Trade Agreement)CCA Agregado de Consumo Comparable CEB Centros de Educación Básica CESAR Centro de Salud Rural DFID Departamento para el Desarrollo Internacional del Gobierno Británico (sigla en inglés) DPT Difteria-Tos Convulsiva-Tétano EIG Encuesta de Ingresos y Gastos ENCOVI Encuesta Nacional de Condiciones de Vida ENIGH Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares EPHPM Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples ERP Estrategia para la Reducción de la Pobreza FDI Fondo de Desarrollo Institucional FHIS Fondo Hondureño de Inversión Social GdH Gobierno de Honduras GPS Gasto Público Social INB Índice de Necesidades Básicas INE Instituto Nacional de Estadística IRA Insuficiencia Respiratoria Aguda JSAN Nota del Grupo Consultivo (Joint Staff Advisory Note) MCC Mercado Común Centroamericano MDG Metas de Desarrollo del Milenio (Millenium Development Goals) MECOVI Programa de Mejoramiento de Encuestas de Condiciones de Vida PIB Producto Interno Bruto PNUD Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PRAF Programa de Asignación Familiar SANAA Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados SEDLAC Base de Datos Socio-Económicos para América Latina y el Caribe SEFIN Secretaría de Finanzas UNAT Unidad de Apoyo Técnico

Vice-Presidente Director de País Director de Sector Gerente de Sector Economista Jefe Jefe de Proyecto

Pamela Cox Jane Armitage Ernesto May Jaime Saavedra David Michael Gould Florencia T. Castro-Leal

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HONDURAS: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

TABLA DE CONTENIDO

Volumen I: Resumen Ejecutivo, Reporte Principal y Anexos

Resumen ejecutivo i

Capítulo 1: Pobreza, distribución y acceso a servicios 1Contexto del país 1

Hechos esenciales sobre pobreza, desigualdad y crecimiento 3 Pobreza 3 Desigualdad 6 Micro determinantes del bienestar 7 Tendencias de la pobreza 10 Pobreza y crecimiento 14 Descomposición del cambio en pobreza en componentes de crecimiento y

desigualdad 18

Descomposición del cambio en la pobreza en componentes rural y urbano 19 La pobreza y el acceso a servicios y activos 20 Educación 21 Fertilidad y acceso a la atención de salud 22 Nutrición infantil y vacunación 24 Condiciones de la vivienda, acceso a servicios públicos y registro de tierras 25 Pobreza, migración y remesas 28

Capítulo 2: Mercado laboral 31Empleo, productividad laboral e ingresos 33Normas del mercado laboral y el salario mínimo 38Educación de la fuerza de trabajo 44

Capítulo 3: Género y trabajo infantil 47Participación de la fuerza laboral, empleo e ingresos 48

Niveles y cambios en la participación laboral masculina y femenina 48Brechas de salarios e ingresos 51

Brechas salariales e ingresos según género 51Trabajo infantil 54Comentarios finales 56

Capítulo 4: ¿Quién se beneficia del gasto público social en Honduras? 58Gasto público en Honduras: hechos esenciales 58Distribución del gasto 61

Incidencia fiscal 65Distribución sectorial del gasto 68

Educación 68Salud 75Vivienda y servicios públicos locales 77Agua y saneamiento 77Asistencia social 78Desarrollo rural 79

Comentarios finales: haciendo pro-pobre el gasto público 81

Bibliografía 83

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Tablas Tabla 1.1 Pobreza por sub-grupos de población 5Tabla 1.2 Desigualdad: Coeficiente Gini 7Tabla 1.3 Consumo y estructura del hogar 9Tabla 1.4 Tendencias de la pobreza, 1998/99 y 2004 13Tabla 1.5 Descomposición del cambio en la pobreza por componentes de

crecimiento y desigualdad 19

Tabla 1.6 Descomposición del cambio en la pobreza por componentes urbano y rural 20Tabla 1.7 Indicadores de educación, según condición de pobreza 22Tabla 1.8 Indicadores de salud, según condición de pobreza 23Tabla 1.9 Tasas de pobreza según condición del título de la tierra 28Tabla 1.10 Hogares, según migración y remesas 29Tabla 1.11 Tasas de recuento de pobreza en hogare,s según migración y remesas 29Tabla 2.1 PIB total y per cápita 32Tabla 2.2 Composición de la población pobre y no-pobre en edad de trabajar, según

situación en el mercado laboral 34

Tabla 2.3 Población según situación en el mercado laboral 35Tabla 2.4 Medidas de las regulaciones del mercado laboral Valor Actual Esperado 39Tabla 2.5 Tasas de incumplimiento del salario mínimo, según educación, ubicación y

tamaño de la empresa 42

Tabla 3.1 Desempleo en Honduras 51Tabla 3.2 Brechas en salarios monetarios promedio, personas 15-65 años 53Tabla 3.3 Proporción de la población económicamente activa y ocupada 55Tabla 4.1 Gasto Público Social por sector/área 59Tabla 4.2 Gastos en la Estrategia para Reducción de la Pobreza, por sector/área 60Tabla 4.3 Gastos ERP, por función 60Tabla 4.4 Gastos GPS y ERP en educación 69Tabla 4.5 Indicadores de calidad y eficiencia de la educación primaria 72Tabla 4.6 Gasto en educación primaria, niños y asistencia 74

Recuadros Recuadro 1.1 Metodología utilizada para construir las Líneas de Pobreza 2004 4Recuadro 1.2 Metodología utilizada para analizar los micro-determinantes del bienestar 8Recuadro 1.3 Metodología usada para examinar los cambios en la pobreza 1998/99 -2004 11Recuadro 1.4 Explicación de las curvas de incidencia del crecimiento 15Recuadro 1.5 Acelerando el crecimiento de base amplia en Honduras 16Recuadro 4.1 Focalización geográfica y por hogares: el caso del PRAF 67Recuadro 4.2 Calidad del gasto público en educación 73Recuadro 4.3 Intervenciones exitosas para reducir la pobreza rural en Honduras 80

Figuras Figura 1.1 Tasas de pobreza total, según medida de bienestar y urbano/rural 3Figura 1.2 Tasas de pobreza extrema, según medida de bienestar y urbano/rural 3Figura 1.3 Sectores de empleo de los jefes de hogar, según condición de pobreza 6Figura 1.4 Desigualdad: proporción del consumo total recibido por cada quintil 7Figura 1.5 Tasa nacional de recuento de pobreza, según distintos métodos y fuentes 13Figura 1.6 Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004: todo el país 15Figura 1.7 Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004: áreas urbanas 17Figura 1.8 Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004: áreas rurales 17Figura 1.9 Porcentaje de niños que no asisten a la escuela, según edad y condición de

pobreza 21

Figura 1.10 Tasas de alfabetismo, según condición de pobreza 22

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Figura 1.11 Tasas de desnutrición de menores de 5 años de edad 24Figura 1.12 Tasas de pobreza vs. tasas de desnutrición infantil, por región 25Figura 1.13 Hogares con viviendas inadecuadas y hacinamiento 26Figura 1.14 Cambio en el acceso a servicios básicos a través del tiempo, todo el país 26Figura 1.15 Acceso a electricidad, según área urbano/rural y condición de pobreza 27Figura 1.16 Hogares que reciben remesas, por Región 30Figura 2.1 PIB de Honduras (1989=100) y tasa nacional de recuento de pobreza,

según distintos métodos y fuentes 32

Figura 2.2 Productividad laboral por sectores 33Figura 2.3 Tasas de ocupación 35Figura 2.4 Tendencias recientes del empleo 36Figura 2.5 Tasas de ocupación y participación laboral 37Figura 2.6 Tendencias recientes de los salarios reales 38Figura 2.7 Salario mínimo/Salario medio en países OECD y en América Latina 41Figura 2.8 Diagrama de Densidad Kernel de salarios 43Figura 2.9 Tasas de dependencia, países seleccionados en América Latina y el Caribe 43Figura 2.10 Perfiles de matrícula por edad 45Figura 2.11 Escolaridad máxima, promedio de años en la escuela y promedio de años

escolaridad 45

Figura 3.1 Participación laboral femenina: América Latina 2002 47Figura 3.2 Aumento (%) de la participación laboral femenina 1990-2002 48Figura 3.3 Empleo y desempleo: tendencias recientes 49Figura 3.4 Evolución de la participación laboral en Honduras 1990-2004 50Figura 3.5 Mujeres ocupadas en Honduras, según actividad económica 51Figura 3.6 Salarios reales: tendencias recientes 52Figura 3.7 Brechas de salarios e ingresos, por tipo de empleo y area de residencia 53Figura 3.8 Tasa de trabajo infantil según género, en América Latina, 2001 55

Figura 3.9 Tasa de trabajo infantil e ingreso per cápita en 10 países latinoamericanos seleccionadas, 2001

55

Figura 4.1 Gasto Público Social (GPS) y gasto ERP, por area/sector 59Figura 4.2 Participación del Gasto GPS por quintiles 62Figura 4.3 Gasto GPS como porcentaje del consumo per cápita de cada quintil 62Figura 4.4 Participación del Gasto ERP por quintiles 63Figura 4.5 Gastos GPS y ERP: Indices de Progresividad Kakwani 63Figura 4.6 Progresividad del gasto público por programas 64Figura 4.7 Gasto GPS en Programas Sociales: Indicador Kakwani de impacto

redistributivo 65

Figura 4.8 Participación de los gastos GPS y ERP en educación, por niveles 69Figura 4.9 Gastos en educación, por nivel y por quintiles 70Figura 4.10 Curvas de concentración para educación 71Figura 4.11 Evolución del gasto en salud 76

Anexos Anexo 1 Resumen de Tablas Estadísticas 87 Anexo 2 Apéndice Estadístico 91 Anexo 3 Agregados de Consumo e Ingreso 143

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Volumen II: Documentos de Base

1. “Perfil de la Pobreza” Gabriel Demombynes

2. “Mercado de Trabajo” Sebastian Galiani

3. “Género y Mercado Laboral” Karla Breceda, Kalpana Mehra and Andrew Morrison

4. “Gasto Público” Leonardo Gasparini, CEDLAS

5. “Deben las Transferencias Focalizar a los Hogares” Pedro Olinto, Joseph Shapiro, and Emmanuel Skoufias

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AGRADECIMIENTOS

El Gobierno de Honduras, el Banco Mundial y el Programa de Mejoramiento de Encuestas de Condiciones de Vida (MECOVI) colaboraron para apoyar la elaboración de la Evaluación de la Pobreza en Honduras. Este informe es el resultado de esta colaboración.

El equipo de trabajo del Banco Mundial incluyó a Florencia T. Castro-Leal (Directora del Equipo de Trabajo y Economista Senior, LCSPP). Jane Armitage (Directora de País), Adrian Fozzard (Representante Residente en Honduras), Michael Gould (Economista Jefe) y Jaime Saavedra (Gerente de Sector) quienes proporcionaron comentarios y apoyos muy valiosos en esta tarea. Wendy Cunningham, Ulrich Lachler, y Steve Webb fueron excelentes revisores de sus pares. Los autores de los Documentos Preparatorios: Gabriel Demombynes (Perfil de Pobreza, LCSPP), Sebastián Galiani (Consultor, Mercado laboral), Karla Breceda, Kalpana Mehra y Andrew Morrison (Género y Trabajo Infantil, LCSPP, PRMPR y PRMGE, respectivamente), Leonardo Gasparini (Consultor, Gasto Público), Carlos Sobrado (Agregado de Consumo y Líneas de Pobreza, LCSPP), Matias Horenstein (Consultor, Agregado de Ingresos), Pedro Olinto, Joseph Shapiro y Emmanuel Skoufias (Consultor PRAF, LCSPP y Consultor LCSPP, respectivamente). El apoyo para tareas claves de este Informe también incluyó a: Kalpana Mehra (Resumen del Apéndice Estadístico y Apéndice Estadístico, PRMPR), Dante Mossi y Rebecca Santos (Diálogo sobre Evaluación de Pobreza y Coordinador en el país, LCSPE), y Diane Steele (Coordinadora dela Encuesta de Hogares, DECRG). Claudia Guadamuz y Claudia Salame proporcionaron una excelente asistencia en la investigación y coordinación de este Informe. Lucy Bravo y Anne Pillay realizaron la redacción final de este Informe, de excepcional calidad y puntualidad.

El equipo de trabajo del Gobierno de Honduras incluyó a Rocío Tábora (Coordinadora del Gabinete Social y Vice-Ministra de la Secretaría de Estado del Despacho Presidencial), Marcela Suazo (Ministra del Instituto Nacional de la Mujer), Ralph Oberholzer (Vice-Ministro de Finanzas), Julio Raudales (Coordinador del Equipo de Análisis Global de la Unidad de Apoyo Técnico UNAT), Eli Rivera (Directora UPEG, Ministerio de Finanzas) y los siguientes miembros del equipo de UNAT: Evelyn Bautista, Pablo Flores, Miriam Montenegro y José Arturo Ochoa.

El equipo de trabajo del Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras incluyó a la Lic. Magdalena García (Directora Ejecutiva del INE), Antonio René Soler (Sub Director del INE), Gloria Velázquez (Gerente de Estadísticas Sociales y Demográficas del INE), Melva Bernales (Consultora del INE, EMNV 2004), y Martín Cumpa (Consultor del INE para Agregados de Consumo y Líneas de Pobreza).

El financiamiento de este informe, incluyendo la ENCOVI 2004, fue generosamente proporcionado por el Gobierno de Honduras, el Banco Mundial (incluyendo fondos del FDI), el BID, el DFID y el PNUD.

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HONDURAS

EVALUACIÓN DE LA POBREZA LOGRANDO LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA

RESUMEN EJECUTIVO Y RECOMENDACIONES

1. La pobreza en Honduras apenas ha cambiado desde 1998, a pesar del crecimiento económico positivo, de alrededor de 3 por ciento anual en términos reales. Si bien el PIB per cápita se ha mantenido estancado en 0.3 por ciento anual, esto puede explicar sólo parcialmente la falta de progreso en los indicadores de pobreza. Entonces, ¿por qué se ha mantenido tan persistente la pobreza en Honduras y qué pueden hacer los encargados de políticas para elevar los niveles de vida? Esta es una pregunta clave para Honduras y el objetivo principal de este informe es investigar las causas y consecuencias de la pobreza del país, y ofrecer opciones de políticas para lograr en forma sostenida la reducción de la pobreza y el crecimiento. El continuo progreso en la reducción de la pobreza y en el crecimiento es un proyecto a largo plazo y no existen soluciones rápidas. Sin embargo, como lo señala el análisis de este informe, existen políticas que podrían implementarse en los próximos años, que tendrían beneficios a corto y a largo plazo.

2. Una estrategia exitosa para la reducción de la pobreza necesita ser un proceso integrado que incluya componentes de desarrollo económico e institucional de base amplia, como la estabilidad macroeconómica, la eficiencia del sector financiero, la apertura de los mercados, y mejor gobernabilidad y confianza en las instituciones públicas. Este informe está ligado a la Estrategia para la Reducción de la Pobreza en Honduras (ERP) y las áreas de investigación procuran llenar algunas de las brechas de conocimiento identificadas en el Segundo Informe de Progreso de la ERP (PRSP, por sus siglas en inglés) y en la Nota Conjunta del Staff del Banco Mundial y el FMI (JSAN, por sus siglas en inglés). La evaluación de la pobreza enfoca aspectos seleccionados de la ERP, para complementarla y enriquecerla a partir de los recientes trabajos económicos y sectoriales elaborados por el Banco, tales como la Revisión de Políticas de Desarrollo de Honduras (DPR), que trata sobre las políticas para acelerar el crecimiento económico, los Determinantes de Crecimiento Rural y Reducción de la Pobreza en Honduras, que hace hincapié en inversiones en activos complementarios, incluyendo la seguridad de la tierra, para mejorar el bienestar de la población rural, el Documento de la Estrategia Educacional para América Central, que destaca las políticas para mejorar la calidad de los servicios públicos, e Impactos y Protección Social en América Central, que analiza el impacto de largo plazo de la vulnerabilidad económica.1 La estructura y tópicos incluidos en este informe reflejan también el resultado del diálogo con los participantes en una conferencia organizada por el Banco Mundial en colaboración con SDP-UNAT y el INE a principios de Noviembre 2004 en Tegucigalpa, Honduras. Entre los participantes estaban la Unidad de Apoyo Técnico de la Presidencia (SDP-UNAT), el Gabinete Social, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), otras entidades de gobierno, la sociedad civil y los donantes.

1 Banco Mundial (2004a, 2004b, 2005a, y 2005b, respectivamente).

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3. Este informe proporciona una base analítica para respaldar la ERP y las decisiones de política del país. Las áreas específicas de análisis en este informe están contenidas en cuatro capítulos e incluyen: 1) el perfil de pobreza del país, 2) el mercado laboral, 3) los temas de género y trabajo infantil, y 4) la distribución e incidencia del gasto público. El Resumen Ejecutivo destaca los desafíos clave para la reducción de la pobreza y entrega un resumen de opciones de política y recomendaciones que Honduras podría seguir durante los próximos cuatro años de administración del nuevo gobierno, como parte de su estrategia global de desarrollo.

Desafíos clave para reducir la pobreza en Honduras

4. Contexto País. Si bien el crecimiento del PIB en Honduras se ha elevado ligeramente, los niveles de consumo durante los últimos 8 años no han sido suficientes para reducir los niveles de pobreza en forma significativa. Honduras tiene un ingreso per cápita de US$1,030 (metodología Atlas) y una población cercana a 7.1 millones de habitantes—42 por ciento de los cuales son menores de 15 años y alrededor de la mitad de la población reside en áreas rurales. La tasa de crecimiento anual de la población es alta, un 2.5 por ciento, y mientras los indicadores sociales de Honduras están entre los más bajos de la Región de América Latina y el Caribe, éstos son comparables a los de países de ingresos medios bajos. Honduras tiene una tendencia histórica de escaso crecimiento económico, pero con una estabilidad de ingresos relativamente alta y bajas tasas de inflación, en relación a otros países de la región.

Figura 1: Honduras: PIB real (1989=100)

Fuente: Banco Mundial

5. La falta de progreso en la reducción de la pobreza en Honduras puede explicarse en parte, por los efectos combinados del estancamiento en el crecimiento real del PIB per cápita practicamente, practicamente estático en 0.3 por ciento anual (Figura 1), y la vulnerabilidad y exposición de la economía a impactos externos y a desastres naturales inesperados. Desde la devastación del Huracán Mitch en 1998, la caída en los precios de dos de sus principales productos primarios de exportación en 1999 y 2000 y la pronunciada sequía en 2001 y 2002, hasta las recientes alzas en los precios del petróleo, Honduras ha tenido que enfrentar impactos significativos que han sido gravosos a la capacidad económica del país. A pesar de la reciente aceleración del crecimiento

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1989 1994 1999 2004

PIB real PIB real per cápita

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económico, el progreso en la reducción de la pobreza ha permanecido lento. Evidencias recientes de varios países latinoamericanos—incluyendo a Nicaragua, México y Perú—sugieren que frente a un impacto de ingresos los hogares pueden proteger, en promedio, sólo el 60 a 75 por ciento de su consumo. Los individuos que se encuentran al borde de la pobreza o en extrema pobreza, se verían extremadamente impactados por una caída así en el consumo. Más aún, el análisis del impacto de ingresos de la crisis del café en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, confirma los efectos significativos de esta crisis sobre el ingreso y el consumo per cápita de los pequeños agricultores, sobre la pobreza, y sobre la educación y la nutrición de sus hijos. Los efectos combinados de sucesivos impactos en Honduras han afectado persistentemente la productividad y el bienestar del país, como también sus proyectos a largo plazo, reforzando el círculo vicioso de la pobreza.2

6. Este hecho subraya la importancia crítica de mejorar el crecimiento global para reducir la pobreza. Incluso si el crecimiento futuro se distribuye en forma pareja a través de la distribución de ingreso, la pobreza solamente podrá ser reducida mediante tasas de crecimiento global más elevadas y sostenidas. Esto está subrayado en el Informe más reciente del Banco Mundial para la Región de América Latina y el Caribe (Perry et. al., 2006), donde se enfatiza la necesidad de concentrar la atención en aumentar el crecimiento en los países más pobres, como Honduras, y de asegurar que los círculos viciosos de bajo crecimiento y alta pobreza se conviertan en círculos virtuosos, en los cuales la reducción de la pobreza y el alto crecimiento se refuercen unos a otros. Con respecto a acelerar el crecimiento económico, la Revisión de Políticas de Desarrollo de Honduras (Banco Mundial, 2004a) llama la atención hacia el desarrollo del capital humano, el desarrollo de la infraestructura, el desarrollo del mercado financiero y el mejoramiento de la gobernabilidad, como los cuatro determinantes claves para el crecimiento, sobre los cuales Honduras parece haberse quedado rezagado frente a otros países en desarrollo, y donde se requerirían esfuerzos adicionales de desarrollo.

7. El análisis del desarrollo reciente de la pobreza y del perfil de pobreza en Honduras indican que:

• La pobreza se ha mantenido básicamente sin cambios desde 1997 y el nivel de desigualdad de ingresos es idéntico desde 2003. Las estimaciones de pobreza a través del tiempo, basadas en consumo utilizando la Encuesta de Ingresos y Gastos (EIG) 1998/99 y la ENCOVI 2004, muestran en general, una pequeña disminución de la pobreza, estadísticamente no significativa, entre 1998/99 y 2004 (incluyendo un incremento temporal en 1999 como secuela del Huracán Mitch). La pobreza disminuyó de 53 a 51 por ciento, mientras que la extrema pobreza disminuyó de 25 a 24 por ciento.

• Los niveles de desigualdad en Honduras son altos en comparación con el resto del mundo, pero son similares a los de los países vecinos y están cerca del promedio de América Latina. El Gini del consumo es 46, que es aproximadamente la mediana para países de América Central. El 20 por ciento menos pobre de los

2 Banco Mundial (2005b).

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hondureños consumen más de la mitad del consumo total del país, mientras que el quintil mas pobre consume sólo 5 por ciento.

• Los pobres están mayoritariamente concentrados en zonas rurales, a pesar de que la población está repartida en forma equitativa entre áreas urbanas y rurales. Los pobres rurales suman el 74 por ciento de todos los pobres y el 86 por ciento de los extremadamente pobres del país. Las tasas más altas de pobreza se encuentran en las áreas rurales de la región Occidente, que también tiene la más alta concentración de extrema pobreza. En las áreas urbanas, las tasas de pobreza más bajas están en Tegucigalpa y en San Pedro Sula y las más altas en las regiones Occidente y Oriente.

• Los pueblos indígenas tienen tasas de pobreza sustancialmente más altas que los mestizos/ladinos. Los pueblos indígenas y otros grupos no-mestizo/ladinos contabilizan un 6.5 por ciento de la población, y un 71 por ciento vive debajo de la línea de pobreza. La auto-identificación como no-mestizo/ladino indica que un 60 por ciento son Lencas y tienen una tasa incluso mayor de pobreza (84 por ciento).

• Casi uno de cada cuatro hogares en Honduras está encabezado por mujer, y sus niveles de consumo tienden a ser más altos. Esto se explica, por lo menos en parte, al hecho de que es más probable que los hogares encabezados por mujeres se localicen en áreas urbanas, que tengan emigrantes en el exterior y que reciban remesas. En general, 23.7 por ciento de las familias encabezadas por mujeres tienen emigrantes (varones o mujeres) en el exterior, (de las cuales 43 por ciento reciben remesas) en comparación con sólo un 7.9 por ciento de familias cuyo jefe de hogar es varón (de las cuales 21 por ciento recibe remesas). 62 por ciento de los hogares encabezados por mujeres están localizados en áreas urbanas, donde las tasas de pobreza son más bajas, comparado con el 49 por ciento de hogares encabezados por varones. La evidencia indica que los hogares encabezados por mujeres no están económicamente mejor o peor que otras familias cuando se mantienen constantes estos y otros factores.

8. Elevando la productividad laboral. El desafío principal de la política laboral en Honduras es acelerar el crecimiento de la productividad en todos los sectores económicos, particularmente en el sector rural donde se encuentra la mayor parte de los pobres del país. El salario real por hora, para el mercado laboral tanto urbano como rural, ha estado casi estático desde los años 90 a pesar de las bajas tasas de desempleo y las altas tasas de participación. Si bien en los últimos 5 años la productividad laboral ha aumentado en la mayoría de los sectores, se mantiene relativamente baja y debería mostrar en el futuro inmediato una mejoría sostenida. Más aún, los niveles de productividad en la agricultura, un sector que emplea a la mayor parte de los pobres, ha mostrado una tendencia a la baja. En el largo plazo, los salarios reales sólo aumentarán si la productividad laboral muestra incrementos sostenidos.

• Para abordar los problemas de productividad laboral se requerirá orientar medidas específicas, particulares a los sectores urbano y rural. El mercado laboral urbano es más educado y menos susceptible a los impactos económicos adversos. El mercado laboral rural es el que más sufre con los desastres naturales periódicos y

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los rápidos cambios de precio de los productos. Con la sustancial caída de precios internacionales de los productos agropecuarios de exportación más importantes del país, el mercado laboral rural sufrió un fuerte impacto negativo y por ende, la mayoría de los pobres.

• En Honduras, mientras las tasas de empleo son bastante altas el desempleo es bajo, lo cual sugiere ausencia de restricciones importantes para conseguir empleo. Durante los años noventa, tanto la participación laboral como la creación de empleos aumentaron rápidamente. Desde comienzos del 2000, sin embargo, la creación de empleos se desaceleró al mismo tiempo que la fuerza laboral cayó, principalmente a consecuencia de una reducción significativa de la participación de la mujer.

• Sin embargo, el problema principal en Honduras es la baja productividad en general. Esto se refleja en una proporción muy alta de empleo y subempleo en el sector informal, donde los trabajos tienden a pagar menos, no hay acceso a la seguridad social y los horarios promedio de trabajo son extensos.

• Los costos laborales, cuando son calculados apropiadamente, no son especialmente altos en Honduras respecto a otros países de América Central. El salario mínimo, si bien es alto, no parece ser vinculante; éste no afecta las tasas de empleo y los salarios mínimos tienen un impacto muy pequeño en los salarios promedio. Esto se confirma con el análisis que muestra el alto incumplimiento y la poca elasticidad de los salarios promedio al salario mínimo. Los salarios mínimos parecen tener un impacto principalmente sobre los trabajadores públicos formales de las áreas urbanas. Los salarios mínimos en Honduras deberían reflejar la productividad individual y no ser fijados arbitrariamente. Un aspecto en el cual Honduras presenta altos costos esperados debido al cumplimiento de las normas de protección al empleo, es en relación al pago de indemnizaciones por despido. Sin embargo, éstas tienen un tope máximo de quince meses de salario y la evidencia no sugiere que esto tenga efectos especialmente importantes sobre el empleo.

• La sindicalización está concentrada en el sector público: educación, salud, y administración pública, lo que se ve reflejado en premium salariales relativamente altas del sector público en estas áreas. El premium salarial para los empleados del sector público es mayor en las áreas rurales, donde los hogares encabezados por empleados públicos tienen niveles de consumo que son 38 por ciento más altos que aquellos encabezados por empleados del sector privado, controlando otras características que determinan el consumo. No obstante, sería difícil una reforma en esta área dado que las principales normas en el sector público son decretadas constitucionalmente. Tal vez la mejor estrategia para reducir estos premium salariales sería promover políticas que eleven la productividad y salarios del sector privado mejorando la competitividad y la tasa de crecimiento de la economía.

9. Mejorando los logros educacionales. Los bajos niveles de crecimiento y la persistente pobreza en Honduras están asociados a bajos niveles de formación de capital

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humano. Dado que el crecimiento a largo plazo está estrechamente ligado a incrementos de productividad, lo que a su vez está asociado al mejoramiento de habilidades que se logra con más educación, es improbable que Honduras logre un crecimiento sostenido sin aumentar los niveles educacionales de su población. Así se perpetúa la pobreza a través de las generaciones, debido a la insuficiente escolaridad y la mala nutrición y salud, particularmente en el sector rural, lo que se traduce en una baja capacidad para generar ingresos futuros. En Honduras, los hallazgos relacionados con bajos niveles de formación de capital humano son bastante notables:

Figura 2: Porcentaje de niños que no asisten a la escuela, por edad y estado de pobreza

Fuente: Análisis del Banco de la ENCOVI 2004

• Si los niveles de educación de los trabajadores rurales y urbanos se igualaran, de manera de que la distribución de educación para individuos entre 20 a 30 años de edad en áreas rurales fuera la misma que la actual distribución de la educación en áreas urbanas para el mismo grupo de edad, el análisis de simulación sugiere que la pobreza se reduciría en alrededor de 1/3, el ingreso medio aumentaría en alrededor de 3/4 y el coeficiente Gini se reduciría en alrededor de 3 por ciento. Esto supone que el gobierno mantiene una política de inversión en educación por un período de tiempo suficientemente largo, para que se igualen los niveles educacionales de los trabajadores rurales y urbanos de entre 20 a 30 años de edad. Aún en el corto plazo, manteniendo constante otros factores, los efectos serían menores pero importantes: el ingreso medio aumentaría aproximadamente un 6 por ciento, la tasa de pobreza disminuiría en 3.5 por ciento y el coeficiente Gini se mantendría prácticamente sin cambios.

• Los hogares con jefes más educados tienen mucho mejor posición económica, particularmente en áreas urbanas. El consumo per cápita en hogares encabezados por un individuo que ha finalizado la escuela primaria es 38 por ciento mayor que en los hogares encabezados por alguien sin educación. En Honduras, los niños de familias en extrema pobreza tienen tasas de asistencia escolar muy bajas (Figura 2); casi uno de cada cuatro de los niños de 6-11 años de edad y la mitad de los jóvenes entre 12-17 no asisten a la escuela.

23%

52%

18%

39%

14%

19%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Edad Escuela Primaria (6 - 11) Edad Escuela Secundaria (12 - 17)

Extrema pobreza

No pobres

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• El bajo nivel de formación de capital humano en Honduras no es sólo el resultado de una insuficiente provisión de servicios sociales básicos, sino también de barreras económicas que limitan el acceso. Barreras económicas tales como el costo de oportunidad del trabajo familiar y/o pagado, y los costos de transporte, ayudan a explicar por qué los niños no asisten a la escuela y desertan prematuramente. En la educación primaria estas barreras explicaron más del 40 por ciento de las deserciones en 2004, y se estima que explican más del 50 por ciento de los abandonos de la educación secundaria.

• Los niños y jóvenes menores de 19 años de edad componen alrededor de la mitad de la población de Honduras. Esta población está altamente expuesta a riesgos como la insuficiente escolaridad y la mala salud y nutrición, que causan pérdidas de capital humano irreversibles y de por vida, y tienen un impacto significativo sobre la pobreza y el crecimiento económico.

10. Aumentando la participación femenina en el mercado laboral y reduciendo el trabajo infantil. Además de los temas sectoriales y de educación, Honduras también enfrenta desafíos en el mercado laboral, respecto a género y trabajo infantil. En Honduras la participación de las mujeres en el mercado laboral es una de las más bajas en América Latina (47 por ciento en 2002, comparado con el promedio regional de 52 por ciento) y durante la última década ha crecido mucho menos que en otros países de América Latina. Si bien las causas de esta falta de participación se pueden deber a características distintas entre hombres y mujeres (tales como educación o demografía) o a la elección de carrera, esto también podría sugerir factores culturales y sociales y/o discriminación.3 Estos temas merecen mucho más atención debido al potencial que tiene la participación laboral femenina en elevar los ingresos familiares, aumentar la eficiencia económica en general y servir como amortiguador de los impactos económicos adversos.

11. El trabajo infantil en Honduras es el segundo más alto en los países de América Latina, y a pesar de ser un mecanismo para sobrellevar la extrema pobreza y los impactos económicos, reduce la inversión en educación y limita el crecimiento de los ingresos futuros. Las evidencias de Honduras y de otros países en la región sugieren que los impactos económicos (tales como la crisis del café entre 2000 y 2002) tienen consecuencias negativas a largo plazo e impactos potencialmente irreversibles en la productividad económica y el bienestar futuro de los niños.4 Durante la crisis del café, los agricultores en Honduras y Nicaragua comúnmente retiraban a sus hijos de la escuela y los ponían a trabajar, como parte de sus esfuerzos por mantener y proteger el ingreso familiar. Esto, junto con los efectos nutricionales adversos de la crisis, refuerza el círculo vicioso de la pobreza.

12. Si bien las políticas de apoyo que reducen la vulnerabilidad macroeconómica, tales como la diversificación de las exportaciones, ayudarían a reducir los riesgos de los

3 Los factores culturales y sociales incluirían preferencias entre varones y mujeres, distintas demandas de tiempo (tales como las mujeres al cuidado de sus hogares y niños y las implicancias para la oferta de trabajo y capacitación), identidad y elección de horario, y otras expectativas sociales que pueden limitar el acceso de las mujeres a los mercados laborales. 4 Banco Mundial (2005b).

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efectos adversos de los impactos económicos, también se necesitan otras acciones. Las políticas clave recomendadas en este informe sugieren una combinación de intervenciones para reducir la probabilidad de que los niños se unan a la fuerza laboral a costa de la asistencia a la escuela. Los niños trabajan por una variedad de razones, que incluyen el estado de pobreza familiar, y razones culturales y sociales. Para las niñas, los patrones de trabajo y asistencia escolar están fuertemente influenciados por temas sociales y culturales debido al rol que juegan ayudando en las tareas del hogar. Mientras mayor es la pobreza, más alta es la probabilidad de que los niños y jóvenes combinen o sustituyan la escuela por trabajo pagado, y que las niñas -particularmente las jóvenes- combinen o incluso sustituyan la asistencia escolar por tareas en el hogar, como cuidar a sus hermanos menores.

13. Para los niños, los niveles de pobreza familiar y las oportunidades económicas tienden a influir en la probabilidad de incorporarse a la fuerza laboral. Con esto en mente, intervenciones como los programas de transferencia de dinero, que entregan incentivos financieros para mantener a los niños en la escuela, tienen un mayor impacto en la participación laboral de los niños que de las niñas. Las políticas para reducir la participación laboral de las niñas y hacer de la escolaridad algo más atractivo, tendrían el mayor impacto al combinar incentivos económicos, tales como los programas de transferencia de dinero, con el acceso de la familia a adecuados servicios de cuidado infantil.

14. Migración y remesas como paliativo clave contra los impactos económicos en Honduras. La migración internacional y las remesas enviadas desde el extranjero son un fenómeno importante en Honduras y un complemento sustancial al ingreso. En 2005, las remesas del exterior alcanzaron alrededor del 20 por ciento del PIB. Por el contrario, la ayuda exterior ese año totalizó sólo un 5.7 por ciento del PIB. Casi el 12 por ciento de los hogares tienen ex -miembros del hogar viviendo en el extranjero, y el 16 por ciento ha recibido alguna remesa en los últimos 3 meses. Los hogares urbanos tienen aproximadamente un 50 por ciento más de probabilidades que los hogares rurales de enviar migrantes al exterior y recibir remesas.

15. Los hogares con migrantes en el extranjero y los que reciben remesas están mucho menos propensos a estar en pobreza. Las tasas de pobreza para hogares con migrantes en el extranjero es la mitad de la de aquellos de hogares sin migrantes: 27 por ciento vs. 54 por ciento. Lo mismo es cierto para los hogares que reciben remesas, comparado con aquellos que no reciben. Estas diferencias en la tasa de pobreza no son sólo consecuencia del hecho de que las familias con migrantes tienden con mayor probabilidad a vivir en áreas urbanas, que son mucho menos pobres en general. Tanto en áreas urbanas como rurales, las familias que envían migrantes y/o reciben remesas tienen tasas de pobreza mucho más bajas.

16. Si bien la migración y las remesas son un reflejo de altas tasas de pobreza en Honduras y no son una solución a largo plazo del problema, las políticas que reducen los costos de transacción de las remesas pueden tener importantes beneficios en el corto y mediano plazo.

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17. Focalizando el gasto público en reducir la pobreza. La mayor parte del Gasto Público Social (GPS) y el Gasto en la Estrategia de Reducción de la Pobreza (GERP) no está dedicado a aquellos clasificados como pobres, pero es progresivo en el sentido de que el gasto público como parte del consumo familiar cae a medida que el consumo familiar aumenta (Figura 3). En general, el hondureño promedio recibe anualmente un subsidio implícito de 2,265 Lempiras (US$133) del GPS. Los pobres reciben algo menos del 46 por ciento del total del GPS, a pesar de que ellos representan alrededor del 51 por ciento de la población hondureña. En ese sentido, el gasto GPS en Honduras no es pro pobre. El gasto GERP esta mejor focalizado a los pobres que el gasto GPS, pero aún hay un margen sustancial para mejorar la focalización, la proporción del gasto GERP recibida por los pobres es 54 porciento.

Figura 3 Progresividad del Gasto Público por Programa

Índices de Concentración Gasto Público (millones de lempiras)

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de ENCOVI 2004 y SEFIN

18. Los Programas varían en su focalización, mientras los beneficios de algunos programas se concentran en los estratos más pobres, otros por el contrario, benefician sustancialmente a los no pobres (al menos directamente). Los Programas que favorecen a los pobres o “pro pobres” (los pobres reciben más de los beneficios del programa que los no pobres) son los programas educacionales Proheco, Pralebah y Educatodos; el PRAF, los distintos programas de alimentación y el programa Escuelas Saludables (Figura 4.4). Los programas de desarrollo rural también están bien focalizados, debido a que están concentrados geográficamente en áreas de alta pobreza. En el otro extremo, los programas como el Bono de Transporte, Expansión de Cobertura Sanitaria, Mantenimiento Sanitario, Subsidio de Transporte, Mantenimiento de Agua, Educación Privada, Educación Superior y Becas Médicas, son claramente no pro-pobres y regresivos.

-80 -60 -40 -20 0 20 40 60 80

Pro-pobres

Pro- no pobres, pero

progresivos

Pro- no pobres y

regresivos

0 500 1000 1500 2000 2500 3000

Proheco

PRAF

Pralebah

Educatodos

Programas de alimentos

Escuelas Saludables

Desarrollo Rural

CEB

Educación Adultos

Expanc Cobert. Agua

Educación Primaria

Inmunizaciones

FHIS

Educación Preescolar

Hospitales

BecasEscolares

Ed. Media a distancia

Vivienda

Tercer Ciclo

Subsidio electricidad

Educación media

CONSUMO

Bono de transporte

Expans. Cobert. Saneam.

Mantenim. Saneam.

Subsidio Transporte

Mantenim. Agua

Educación Privada

Educación Superior

Becas Médicas

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19. El gasto GERP está más focalizado en ayudar a los pobres que el gasto GPS. Sin embargo, todavía hay una labor sustancial para mejorar su focalización, eficiencia y eficacia. Del total del Gasto en Reducción de la Pobreza, 24 por ciento es asignado al primer quintil de la distribución (los más pobres), y este porcentaje baja constantemente a medida que sube el nivel de riqueza. Sin embargo, los quintiles superiores (no pobres) todavía se benefician de manera considerable del gasto focalizado en reducción de pobreza en las áreas de educación, salud e incluso en asistencia social. Los quintiles cuarto y quinto reciben más del 30 por ciento del total del gasto focalizado en reducción de la pobreza, que tiene un valor de más de 3.3 billones de Lempiras (US$194 millones). Esto es equivalente a más de 1,000 Lempiras (US$58) anuales por persona. Algunos fondos ni siquiera llegan a ser utilizados por los Programas a los cuales fueron asignados. Aquellos fondos que no son utilizados para sus propósitos originales, representan una “fuga” en la estructura de beneficios públicos.

Prioridades clave para la reducción de la pobreza

20. Las políticas prioritarias enumeradas abajo, desarrolladas en este informe y en otros trabajos analíticos recientes, son destacadas tomando en cuenta el impacto potencial en el crecimiento y la reducción de la pobreza, y los potenciales costos de implementación. Las políticas de alto impacto y bajo costo son las más fáciles de implementar y deberían ser consideradas primero, para aprovechar ganancias rápidas y mostrar progreso. Las opciones clave para reducir la pobreza incluyen lo siguiente:

Sostener la estabilidad macroeconómica y el crecimiento5

• Mantener un ambiente macroeconómico estable y previsible, con una inflación baja, con balances fiscales sostenibles, y un prudente manejo de deudas, es una pre-condición para el crecimiento y la reducción de la pobreza. Honduras tiene un espacio muy limitado para maniobrar en su estructura fiscal, en consecuencia, la clave para la estabilidad macroeconómica está en contener las presiones presupuestarias y continuar los esfuerzos de ingresos fiscales. La implementación de un sistema sostenible de salarios públicos y la profesionalización de la administración pública son decisivos para incrementar la efectividad del sector público, corrigiendo los incentivos para atraer y mantener en la administración pública a los empleados con mayor experiencia y mas productivos, y limitar la influencia de pequeños grupos de interés particulares, que bloquean los esfuerzos de reforma, mientras la política salarial del sector público necesita asegurar claros nexos con el desempeño.

• Acelerar el crecimiento económico y la creación de empleos y oportunidades generadoras de ingresos, requiere de continuos esfuerzos para mejorar el clima de negocios. En economías pequeñas y abiertas como Honduras, el sector privado lidera el crecimiento y la generación de empleos, mientras el papel del gobierno es proporcionar un ambiente transparente de políticas y regulaciones previsibles para los sectores financieros y de negocios. El mejoramiento del clima

5 Estas recomendaciones de políticas están incorporadas en este resumen ejecutivo para proveer una visión integral tomadas de la Nota de Políticas de Honduras del Banco Mundial (2006) y del DPR Honduras (2004a).

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de negocios debería incluir la eliminación de barreras al ingreso de nuevos participantes y a la expansión de pequeñas y medianas empresas, lo que se facilitaría con la promulgación de la Ley de Competitividad. A pesar del progreso en la modernización de los procedimientos administrativos, los negocios en Honduras aún se ven obstaculizados por trámites burocráticos. Remover las cargas regulatorias incentivará a las empresas exitosas a entrar en el sector formal, lo que potencialmente generará empleo formal y la expansión de los ingresos fiscales.

• Fortalecer el ambiente regulatorio de la infraestructura económica de Honduras permitirá la tan necesaria eficiencia operacional, los servicios de calidad y la expansión del acceso. El desarrollo de la infraestructura económica está en segundo lugar entre los determinante más importantes del crecimiento en Honduras. A pesar de que el sector infraestructura en Honduras no ha sufrido de inversión insuficiente, el rendimiento global ha sido pobre históricamente. Las políticas públicas han estado dirigidas principalmente a mantener el acceso a los servicios para los consumidores existentes—generalmente los más acomodados. De esta forma, el mejoramiento del ambiente regulatorio asegurará competencia y transparencia, permitiendo que el gasto público restrinja los subsidios a aquellos focalizados en los pobres, preferentemente en áreas rurales, a la vez que se promueve la inversión privada (movilizando recursos mucho más allá de la capacidad del Estado).

• Desarrollar un sector financiero robusto, competitivo y accesible, que facilite la acumulación de capital, requerirá reformas para fortalecer la gobernabilidad y la solvencia de las instituciones del sector financiero, su regulación y supervisión, y su infraestructura legal y tecnológica. El desarrollo del mercado financiero está en tercer lugar entre los determinante más importantes para el crecimiento de Honduras. El sector bancario en Honduras todavía se está recuperando de los impactos externos—particularmente del Huracán Mitch y la caída de los precios de exportación—que dieron por resultado un exceso de deudas malas y créditos restringidos. Para poder reanudar el crecimiento del crédito, las pérdidas acumuladas en el sector financiero desde 1998 se deben distribuir entre los participantes. Las medidas de política dirigidas a estimular el crecimiento del crédito incluyen asignar las pérdidas financieras que gravan los portafolios de los bancos, mejorar la provisión para préstamos impagos, y fortalecer el manejo de riesgos y las regulaciones bancarias. Políticas complementarias necesitan otorgar seguridad a los títulos de propiedad, particularmente de tierras, utilizados para garantizar los créditos, y tratar las necesidades particulares de las micro y pequeñas empresas.

• Mejorar la gobernabilidad apoyará la aceleración del crecimiento económico y la reducción de la pobreza. La gobernabilidad—incluyendo mejorías al marco regulatorio de los negocios y a la efectividad del gobierno, mencionadas anteriormente—está en el cuarto lugar entre los determinantes más importante del crecimiento en Honduras. Las mejorías en gobernabilidad son cruciales para acelerar el ritmo de crecimiento sostenible pro-pobre: asegurar los derechos de propiedad, particularmente a través de la regularización y títulos de propiedad de

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tierras, mejorar la aplicación de la ley mediante el mejoramiento de la eficiencia en la administración de justicia, ampliar el acceso a los servicios judiciales y promover mayor transparencia y responsabilidad.

Mejorando la calidad de la educación y la productividad laboral

• Mejorar los niveles de educación de la fuerza laboral es esencial para aumentar el crecimiento, aprovechando la mayor apertura de los mercados, y para reducir la pobreza en el largo plazo. El logro educacional en Honduras es uno de los más bajos en América Latina, y se requieren mejoras para lograr a largo plazo avances en la reducción de la pobreza. La falta de progreso en la educación ha limitado severamente las oportunidades económicas de los pobres y las perspectivas de crecimiento de la economía. Mejorar la educación de la fuerza laboral de Honduras aumentará la productividad y el bienestar del país, al mejorar las posibilidades de crear empleos formales mejor pagados ligados, por ejemplo, a los tratados comerciales como el CAFTA, y permitiendo a la gente romper el círculo vicioso de transmisión intergeneracional de la pobreza. El crecimiento a largo plazo y la capacidad de la economía para aprovechar la mayor apertura de los mercados, están directamente ligados a ganancias en productividad, lo que a su vez, va unido al mejoramiento de las habilidades que se obtienen con más educación.

• El trabajo infantil probablemente disminuiría en un plazo cercano, al aumentar el acceso a la educación básica y secundaria, particularmente en áreas rurales. La falta de acceso a oportunidades educacionales de calidad ha hecho que el costo alternativo del trabajo infantil sea bajo. Incluso los niños que trabajan tenderían a trabajar menos horas si hay oportunidades educacionales disponibles. Esto también tendría beneficios a mediano y a largo plazo al elevar la productividad laboral. Al aumentar el logro educacional se fortalecerá la capacidad de las familias para manejar los riesgos e impactos, tanto antes como después. La educación aumenta la efectividad de las estrategias de los hogares para prevenir, mitigar o hacer frente a los efectos de las crisis. Los hogares con educación más elevada están mejor preparados para paliar las consecuencias de largo plazo y los impactos potencialmente irreversibles de las crisis, al facilitar la movilidad económica de la gente, mejorando así las perspectivas futuras de productividad económica y bienestar del país.

• Programas de transferencias de dinero condicionadas combinados con un mejor acceso a servicios de cuidado infantil pueden tener un gran impacto en aumentar la probabilidad de que los niños asistan a la escuela, retardando su ingreso a la fuerza laboral. Sin embargo, los incentivos difieren entre niños y niñas. La pobreza aumenta la probabilidad de que los niños y hombres jóvenes combinen o sustituyan la escuela con el trabajo remunerado. En consecuencia, la compensación por el costo de oportunidad de su trabajo remunerado tiende a reducir el trabajo infantil para los niños. Las niñas probablemente asistirán a la escuela si se combinan los programas de transferencias de dinero condicionadas con un mayor acceso a servicios adecuados de cuidado infantil para las familias. Es más probable que las niñas y en especial las mujeres jóvenes, combinen -o

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incluso sustituyan- la asistencia escolar con tareas del hogar, tales como el cuidado de sus hermanos menores. Las intervenciones para reducir el trabajo infantil para niñas debería hacer de la escolaridad algo más atractivo, si permite que las niñas combinen la escuela con otras actividades.

Mejorando la eficiencia y efectividad de los gastos en pobreza

• El Gasto Público Social y los programas focalizados en la Reducción de la Pobreza podrían ser más eficientes y estar mejor focalizados. El impacto del gasto público en reducción de la pobreza puede ser mejorado racionalizando los programas, concentrándose en programas que benefician a los pobres, y fortaleciendo el manejo y la transparencia del gasto público. El Gasto Público Social y los gastos focalizados en la Reducción de la Pobreza en Honduras son fiscalmente progresivos (el gasto público cae a medida que aumenta el nivel de consumo del hogar), pero no son particularmente eficientes ni tampoco están focalizados hacia los segmentos más pobres de la sociedad. Más de la mitad de los gastos relacionados con pobreza benefician a personas que no son consideradas pobres. Además, hay muchos programas que no están bien focalizados hacia los pobres. Mejorar la focalización de los gastos en pobreza se podría lograr mediante reasignaciones presupuestarias o reasignando el presupuesto de gastos hacia las regiones donde tienden a residir los pobres. Para lograr la reducción de la pobreza es muy importante la reasignación de los gastos en pobreza, a pesar de ser políticamente complejo, debido a los numerosos programas (algunos cuyos fondos no se están utilizando para su propósito original) y a los intereses creados resistentes a cambios en el statu quo.

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Gasto Público ligado a la Mayor Calidad de la Educación

En Honduras, los resultados educacionales son modestos a pesar de que los gastos son relativamente altos. El sistema educacional enfrenta problemas comunes a la provisión de servicios, incluyendo: falta de acceso, mala administración, baja calidad técnica, baja sensibilidad frente a los clientes, y productividad estancada. El Informe de Desarrollo Mundial 2004 (WDR) identifica áreas clave para mejorar los resultados educacionales: (i) entregar a los encargados de políticas, proveedores y ciudadanos un conjunto de medidas institucionales con incentivos correctos y la capacidad de adaptarlos a las condiciones locales, (ii) identificar el nivel de responsabilidad del gobierno para con el servicio, y mayor transparencia en los gastos y resultados de la educación, y (iii) fortalecer responsabilidades: la voz de los ciudadanos necesita hacer al Estado responsable del funcionamiento, y las responsabilidades y los objetivos deben ser comunicados claramente por los proveedores de servicios, es necesario introducir modificaciones a la administración para crear proveedores efectivos de primera línea, y lograr la participación ciudadana en la administración de las escuelas es clave para aumentar la responsabilidad de las mismas.

Figura 4: Gastos en educación pública e indicadores de calidad

Fuente: 2004 WDR (Banco Mundial, 2003) y Documento sobre Estrategia Educacional para Centroamérica (Banco.Mundial, 2005a).

• El gasto podría ser reasignado hacia programas pro-pobres, incluyendo educación primaria, que tiene el mayor impacto pro-pobre, pero ligado a mejoras en calidad. El logro educacional es el determinante más importante del crecimiento para Honduras. Debido a que el crecimiento a largo plazo está estrechamente unido a ganancias en productividad, que a su vez están en gran medida ligadas al mejoramiento de habilidades que se produce con una mayor educación, Honduras puede acelerar el crecimiento económico mejorando la calidad de la educación en todos los niveles, y ampliando el acceso a la educación secundaria. Después de la educación primaria, los programas sociales más pro pobres y progresivos son: Proheco, Pralebah, Educatodos (programas de educación), PRAF (Programa de Asignaciones Familiares), programas de alimentos, el programa de Escuelas Saludables, y algunos programas de desarrollo rural. La Iniciativa HIPC, el alivio de la deuda bilateral y la Iniciativa de Alivio de Deudas Multilaterales otorgan una oportunidad para aumentar significativamente el nivel de gasto en programas para reducir la pobreza. Sin

Gasto Público en Educación, por alumno 2000

0 10 20 30

Costa Rica

El Salvador

Guatemala

Honduras

Nicaragua

% del PIB per capita

primaria

secundaria

Resultados puntaje Pruebas para 3er. grado

0102030405060708090

100

El Salvador Nicaragua Honduras

Español Matemáticas.

PROMEDIO

BAJO

BUENO

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embargo, Honduras necesita mejorar los resultados educacionales en forma urgente, lo cual no sólo depende del gasto por estudiante, sino también de la calidad de ese gasto. Efectivamente, a pesar de los niveles relativamente altos de gasto en educación, en comparación con otros países de Centroamérica (especialmente en educación secundaria, ver Figura 4 en el Recuadro), los resultados educacionales en Honduras son modestos. Esto sugiere la urgencia de mejorar la calidad del actual gasto en educación, y la necesidad de ligar estrechamente cualquier gasto adicional para ampliar la cobertura con la provisión de un servicio de mejor calidad.

• La reducción de la pobreza en áreas rurales requiere el acceso seguro a la tierra como prerrequisito para mejorar la productividad rural y aumentar las oportunidades generadoras de ingresos para los pobres. Al asegurar el acceso seguro a la tierra y a los recursos basados en la tierra, el Gobierno puede proveer a los pobres de un activo productivo, y al mismo tiempo, facilitar su acceso al crédito. Esto es particularmente relevante para las personas en extrema pobreza y los pobres en Honduras, porque ellos se ocupan principalmente en la agricultura y tienen una desproporcionada falta de acceso garantizado a este activo. La implementación de esta política requerirá una extensión sistemática del programa de administración de tierras acompañado de programas de desarrollo rural. En Honduras estos programas son claramente pro-pobres y en términos presupuestarios son los terceros más grandes en el gasto ERP, después de educación y salud. La seguridad de las tierras reducirá potencialmente los conflictos, disminuirá los costos de transacción en el mercado de tierras, facilitará el acceso al crédito y aumentará las inversiones en el campo; lo que, a su vez, debería llevar a una asignación de tierras más eficiente y a una mayor productividad.

• Se necesita urgentemente programas de nutrición y de desarrollo temprano para niños menores de tres años. Casi la mitad de los niños en extrema pobreza están desnutridos (talla para la edad) congruente con el nivel de pobreza y una cobertura muy baja de programas de educación temprana para niños menores de tres años (alrededor de 1 por ciento). De este modo, la pobreza se perpetúa a través de las generaciones debido a la alta desnutrición de los niños pobres y a la baja asistencia escolar, lo que se traduce en una baja capacidad para generar ingresos en su vida adulta. Las altas tasas de desnutrición en Honduras dan lugar a serias preocupaciones por los efectos a largo plazo sobre el capital humano de los niños.

• La disminución de los costos de transacción para las remesas y el aumento del acceso a servicios de ahorro pueden ayudar a los pobres a nivelar el consumo y aumentar el acceso al crédito. Una mayor competencia entre las organizaciones dedicadas a transferencias de dinero, reducirán los costos de transacción de las remesas. Mejorar el acceso a las instituciones de micro-finanzas ha resultado exitoso en otros países, al ofrecer cuentas de ahorro para ayudar a los pobres a nivelar su consumo y para utilizar las transferencias como garantía para acceder al crédito. En Honduras, la migración como respuesta al limitado crecimiento per cápita y a la disminución de los ingresos ha llegado a ser una

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importante estrategia de subsistencia del hogar. En 2005, las remesas del extranjero sumaron alrededor del 20 por ciento del PIB. Por el contrario, la ayuda exterior recibida ese año totalizó sólo 5.7 del PIB. El hecho de tener emigrantes en el extranjero y recibir remesas está altamente asociado a bajas tasas de pobreza.

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CAPÍTULO 1: POBREZA, DISTRIBUCIÓN Y ACCESO A SERVICIOS

1.1 Este capítulo analiza la magnitud de la pobreza en Honduras, describe las características clave de los pobres, y sigue la pista a la evolución de la pobreza en el tiempo. La pobreza tiene múltiples dimensiones y a través de este informe el análisis examina la pobreza en una variedad de aspectos. En este informe, la pobreza se define principalmente en términos de la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas. Al contrario de otros análisis anteriores para Honduras, la característica única de este informe es que utiliza el consumo en vez del ingreso como medida de bienestar. Entre otros factores, las medidas basadas en consumo son un indicador más confiable de la pobreza debido a una menor variabilidad en el tiempo y son una mejor medida de bienestar. También se examinan otras medidas de pobreza relacionadas con dimensiones no monetarias.

CONTEXTO DEL PAÍS

1.2 Honduras tiene un ingreso per cápita de US$1,030 (metodología Atlas, 2004). Tiene una población de alrededor de 7.1 millones de habitantes, 42 por ciento de los cuales son menores de 15 años de edad y aproximadamente la mitad de la población reside en áreas rurales. La tasa de crecimiento anual de la población es relativamente alta, 2.5 por ciento y si bien los indicadores sociales de Honduras están entre los más bajos de la región de América Latina y el Caribe, son comparables con otros países de ingresos medios bajos. Honduras tiene un registro histórico de escaso crecimiento económico, pero tiene una estabilidad de ingresos relativamente alta y bajas tasas de inflación en comparación con otros países de la región.

1.3 En la década de los 80, los países de Centroamérica cayeron en una depresión económica severa y prolongada. El PIB per cápita de los cinco países del Mercado Común Centroamericano (MCC) cayó en un promedio ponderado de 18 por ciento entre 1979 y 1986. En la mayoría de los países la recuperación fue apenas perceptible hasta los años 90. Esta recuperación fue facilitada por la adopción de reformas económicas estructurales y una fortalecida economía de Estados Unidos. Sin embargo, esta mejoría fue temporalmente interrumpida por el Huracán Mitch que devastó a América Central en Octubre de 1998, con efectos particularmente severos en Honduras y Nicaragua. Desde principios de los años 90, el crecimiento de la economía ha sido apoyado por una significativa expansión y diversificación de las exportaciones.

1.4 En los primeros años de la década de los 90, las exportaciones de Honduras estaban dominadas por unos pocos productos agropecuarios (café, bananos y camarones), pero la composición de las exportaciones cambió significativamente desde entonces. A comienzos de los años 90, el café y los bananos representaban alrededor del 65 por ciento del total de las ventas al exterior, pero al 2002 esta fracción bajó al 24 por ciento, debido a la caída significativa de los precios. Las exportaciones agrícolas no tradicionales y la maquila, mayoritariamente maquila industrial, reemplazaron a los productos agropecuarios tradicionales en el comercio exterior. Este cambio en la composición de las exportaciones estuvo asociado a un cambio en los socios comerciales. Mientras las exportaciones agrícolas tradicionales fueron embarcadas principalmente a Europa, las

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exportaciones de la industria de maquila se dirigieron especialmente a los Estados Unidos. Asimismo, el comercio dentro del MCC también creció sustancialmente, aumentando de sólo 3 por ciento del total de las exportaciones de Honduras en 1990 a 25 por ciento en 2001. La diversificación y el crecimiento reciente de los mercados internacionales de Honduras ha estado acompañado de una disminución de la importancia relativa de las exportaciones agrícolas y productos agrícolas procesados como porcentaje del total de exportaciones.

1.5 En los años recientes el crecimiento real del PIB per cápita ha sido casi plano (0.3 por ciento al año) debido mayormente a que el crecimiento económico sólo sobrepasó levemente el crecimiento de la población de 2.5 por ciento. No obstante, durante este período la economía de Honduras ha tenido que enfrentar el efecto combinado de significativos impactos externos y desastres naturales inesperados. Desde la devastación del Huracán Mitch en 1998, la caída de precios de dos principales productos primarios de exportación en 1999 y 2000, y una pronunciada sequía en 2001 y 2002, hasta las recientes alzas de los precios del petróleo, Honduras ha tenido que hacer frente a estos impactos significativos que han tensionado la economía. En la actualidad, la producción de productos primarios todavía es la principal actividad económica de Honduras. Por consiguiente, la economía hondureña todavía permanece fuertemente dependiente de la exportación de productos primarios, lo que la hace vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales de estos productos. El sector manufacturero de Honduras no ha sido desarrollado significativamente más allá del procesamiento de algunos productos agrícolas, algunas industrias textiles y las operaciones de maquila. El sector primario todavía genera alrededor del 25 por ciento del PIB real total y es también la fuente principal de empleo en el país, con una proporción que no ha cambiado, de alrededor del 39 por ciento del total de la fuerza de trabajo empleada. El sector manufacturero sólo genera el 16 por ciento del producto real de Honduras. Las industrias de alimentos, bebidas y tabaco producen la mitad del total del valor agregado del sector manufacturero. A pesar de que la industria de la maquila tuvo su auge durante los 90, al final de década las operaciones de maquila empleaban directamente sólo a alrededor del 5 por ciento de la fuerza laboral y representaba sólo un 7.4 por ciento del valor agregado total de la economía.

1.6 A pesar de la caída de los precios de los dos principales productos agropecuarios de exportación, y de los periódicos impactos ambientales, la fuerza laboral empleada se ha mantenido mayormente sin cambios -lo que sugiere oportunidades limitadas para trasladar trabajo y capital fuera del sector agropecuario. La migración, como respuesta al bajo crecimiento per cápita y a la disminución de las oportunidades de trabajo en Honduras, ha llegado a ser una importante estrategia de subsistencia familiar. Durante la última década, las remesas externas han crecido en un estimado de US$1.5 billones en 2005, o alrededor del 20 por ciento del PIB.

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3

HECHOS ESENCIALES SOBRE POBREZA, DESIGUALDAD Y CRECIMIENTO

Pobreza

1.7 Casi la mitad de los hondureños son pobres, mientras que un cuarto de la población está en la extrema pobreza. En general, el 50.7 por ciento de los hondureños tienen un nivel de consumo bajo la línea de pobreza, y un 23.7 por ciento de la población total tiene niveles de consumo bajo la línea de extrema pobreza (ver Figuras 1.1 y 1.2). La pobreza es mucho más extensa en áreas rurales que en áreas urbanas. En las áreas rurales casi tres de cada cuatro personas (72.2 por ciento) vive en pobreza, mientras que en áreas urbanas uno de cada cuatro individuos (27.6 por ciento) es pobre. El contraste urbano-rural es aún más amplio en el índice de brecha de la pobreza y en el índice de severidad de la pobreza. La brecha de pobreza en áreas rurales es casi cuatro veces la de áreas urbanas, demostrando que el consumo de los pobres rurales está mucho más por debajo de la línea de pobreza que el consumo de los pobres urbanos. Asimismo, la severidad de la pobreza es casi cinco veces mayor.6 La extrema pobreza muestra un contraste urbano-rural aún más fuerte. Casi cuatro de diez residentes rurales (39.4 por ciento) viven en extrema pobreza, mientras que menos de uno de diez residentes urbanos (6.8 por ciento) es extremadamente pobre.

Figura 1.1: Tasas de pobreza total, según medida de bienestar y urbano/rural

Figura 1.2: Tasas de extrema pobreza, según medida de bienestar y

urbano/rural

Fuente: Análisis personal del Banco, ENCOVI 2004 Fuente: Análisis personal del Banco, ENCOVI 2004

1.8 La pobreza en Honduras muestra grandes variaciones a través de las regiones y grupos demográficos. A pesar de que la población está distribuida por partes iguales entre áreas urbanas y rurales, los pobres y los extremamente pobres están abrumadoramente concentrados en áreas rurales. Los pobres rurales representan un 73.7 por ciento del total de pobres y los de extrema pobreza un 86.1 por ciento del total del país. Dentro de las áreas urbanas, la pobreza es menor en Tegucigalpa, San Pedro Sula, y Centro urbano, y mayor en las regiones urbanas de Occidente y Oriente. En las áreas rurales, la mayor concentración de pobreza está en la región rural Centro, que alberga al 25 por ciento de la población, pero casi a un tercio de los pobres y de los rurales pobres.

6 El índice de severidad de la pobreza mide la posición relativa de los pobres con respecto a la línea de pobreza, pero las distancias están elevadas al cuadrado para dar mayor ponderación a los individuos o familias más distantes de la línea. El índice de severidad de la pobreza recoge los cambios en la distribución de ingresos dentro de los pobres.

4.8

11.9

39.4

0.8

1.9

6.8

2.9

7.1

23.7

0 20 40 60

Brecha de pobreza (FGT1)

Recuento (FGT0)

NacionalUrbanoRuralSeveridad

de pobreza (FGT2)19.8

34.5

72.2

4.3

9.1

27.6

12.3

22.3

50.7

0 50 100

Recuento(FGT0)

NacionalUrbanoRural

Severidad de Pobreza

(FGT2)

Brecha de Pobreza (FGT1)

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Sin embargo, las tasas de pobreza y de extrema pobreza son más altas en la región rural de Occidente (87.6 y 56.1, respectivamente).

Recuadro 1.1: Metodología utilizada para construir las Líneas de Pobreza 2004

Las condiciones sociales y económicas en Honduras han sido evaluadas en el pasado utilizando datos de ingresos de la encuesta nacional contínua, la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples (EPHPM) dos veces por año. La EPHPM, tomada desde 1990 en los meses de mayo y septiembre, ha sido utilizada como base estadística para las líneas de pobreza de ingresos como también para las INB (Índice de Necesidades Básicas). Este informe utiliza primordialmente datos de consumo sacados de un nuevo estudio, la primera Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), aplicada durante la segunda mitad de 2004. El Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) es responsable de la EPHPM y de la ENCOVI 2004 (diseño, recolección de datos, limpieza y diseminación). El INE, en colaboración con el Banco Mundial computó el agregado de consumo y estimó las líneas de pobreza utilizadas en este informe.

El análisis de pobreza basado en los nuevos datos es considerado como un avance porque se prefiere el consumo más que el ingreso como medida de bienestar, por varias razones. Primero, el consumo tiende a ser menos variable que el ingreso a través del tiempo (debido a la nivelación de consumo) entregando así una mejor medida de bienestar a largo plazo. Segundo, los estudios de hogares en países en desarrollo típicamente miden el consumo con más precisión que el ingreso. Tercero, el consumo de producción propia de los hogares, que a menudo es una gran porción del consumo de los hogares agrícolas, generalmente no se captura bien (si es que se captura) en los datos de ingreso. El ignorar los alimentos producidos en el hogar subestimaría mucho los niveles de consumo de los hogares rurales.

Los anteriores análisis de pobreza para Honduras utilizando datos de ingreso se basaron en líneas de pobreza determinadas usando patrones de consumo de 1988. Usando los nuevos datos de consumo de la ENCOVI 2004, se construyeron nuevos agregados de consumo y líneas de pobreza. Desgraciadamente, las tasas de pobreza basadas en los nuevos datos no son estrictamente comparables con las estimaciones de pobreza anteriores. Las nuevas cifras de pobreza proporcionan una base para el análisis de las tendencias de la pobreza usando encuestas de consumo.

Utilizando los datos de la ENCOVI 2004, se calcularon dos líneas de pobreza: una línea de extrema pobreza y una línea de pobreza total. La línea de extrema pobreza se define como el costo mensual de los alimentos necesarios para proporcionar 2,200 calorías diarias, dados los patrones promedio de consumo observados en la encuesta para toda la población.7 La línea de pobreza total es igual a la línea de extrema pobreza más un complemento adicional para consumo no alimentario. El complemento no alimentario se determinó calculando la proporción no alimentaria del consumo entre los hogares con un consumo de alimentos cercano a la línea de extrema pobreza. Calculado sobre una base mensual por persona, estos cálculos dieron por resultado una línea de extrema pobreza de 510 Lempiras y una línea de pobreza total de 996 Lempiras

7 El requerimiento de calorías se tomó de trabajos anteriores en Honduras (Secretaría de Planificación, Coordinación y Presupuesto 1991).

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1.9 La población indígena tiene tasas de pobreza considerablemente más altas que los mestizo/ladinos. Los pueblos indígenas y otros grupos de habitantes no mestizo/ladinos alcanzan un 6.5 por ciento de la población, y el 71 por ciento vive bajo la línea de pobreza. La auto-identificación como no mestizo/ladino indica que 60 por ciento son Lenca, quienes tienen una tasa de pobreza aún mayor (84 por ciento).8

1.10 Casi uno de cada cuatro hogares en Honduras está encabezado por mujeres. Los individuos que viven en hogares encabezados por mujeres tienen un nivel de consumo 16 por ciento mayor que aquellos con jefes de hogar varones y una menor tasa de pobreza observada. (ver Tabla 1.1). Entre las características que explican en gran parte estas diferencias, es que los hogares encabezados por mujeres es más probable que tengan emigrantes en el extranjero, reciban remesas y que se ubiquen en áreas urbanas. En general, el 23.7 por ciento de los hogares encabezados por mujeres tienen migrantes (varón o mujer) en el extranjero, (de los cuales 43 por ciento reciben remesas) comparado con sólo 7.9 por ciento de los hogares encabezados por varones (de los cuales 21 por

8 No se realizó un análisis de pobreza más detallado para los pueblos indígena, dado que todos los grupos étnicos alcanzan un 6.5 por ciento de la muestra de la ENCOVI (ver Tabla 1.1), así la validez de cualquier análisis ulterior estaría comprometida por el tamaño de la muestra. Esta fracción de la muestra de la ENCOVI es muy similar a la que medió el Censo de Población del 2001, de 470 mil personas indígenas (alrededor de 64 por ciento son Lencas, que es el grupo más grande), que alcanza al 7.2 por ciento de la población de 6.5 millones de hondureños.

Tabla 1.1: Pobreza por sub-grupos de población

% de la pobl.nacional Total Pobre Extr. Pobreza Total Pobre Extr. Pobreza

Total Honduras 100.0 50.7 23.7 100.0 100.0Por Area geográfica

Urbano 48.3 27.6 6.8 26.3 13.9Rural 51.7 72.2 39.5 73.7 86.1

Por RegiónTegucigalpa 12.5 15.1 1.9 3.7 1.0San Pedro Sula 7.7 16.6 1.4 2.5 0.4Urbano Centro 10.3 22.1 4.8 4.5 2.1Rural Centro 25.1 61.7 27.6 30.6 29.2Urbano Occidente 7.8 44.9 17.0 6.9 5.6Rural Occidente 15.5 87.6 56.1 26.9 36.7Urbano Oriente 10.0 43.9 11.3 8.7 4.8Rural Oriente 11.1 74.7 43.2 16.3 20.1

Por Género del jefe de hogarVarón 77.5 53.2 25.9 81.3 84.7Mujer 22.5 42.1 16.1 18.7 15.3

Por Grupo de poblaciónMestizo/ladino 93.5 49.3 22.5 90.9 88.4Indígenas y otros 6.5 71.0 42.5 9.1 11.6

Indice Recuento Pobreza (% de población)

Contribución a pobreza nacional (% de categoría)

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.. Los grupos de población están basados en respuestas auto-identificadas. Los grupos étnicos “Indígenas y otros” incluyen los Garífuna, negro inglés, Tolupán, Pech (Paya), Misquito, Lenca, Tawahka (Sumo), Chortí, y aquellos que responden “otro”.

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ciento recibe remesas). El 62 por ciento de los hogares encabezados por mujeres están ubicados en áreas urbanas, donde las tasas de pobreza son más bajas, comparado con el 40 por ciento de hogares encabezados por varones. El análisis indica que al controlar éstas y otras características (ver Recuadro 1.2), los hogares encabezados por mujeres no están económicamente mejor ni peor que otros hogares.

1.11 El sector de actividad está fuertemente correlacionado con la pobreza. La agricultura da cuenta del 81 por ciento del empleo de jefes de hogares de extrema pobreza (ver Figura 1.3). Por el contrario, los jefes de hogares no pobres trabajan en un conjunto diverso de sectores.

Figura 1.3: Sectores de empleo de los jefes de hogar, según condición de pobreza

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

Desigualdad

1.12 La encuesta ENCOVI para Honduras hace posible calcular por primera vez una estimación confiable de desigualdad, utilizando el consumo como medida de bienestar. El coeficiente Gini basado en consumo es 46. Sin embargo, muchos países en América Latina favorecen el uso del ingreso como medida de pobreza y análisis de desigualdad; utilizando estimaciones comparables basadas en estudios de desigualdad de ingresos, en Honduras el nivel de 54 calculado usando la EPHPM es similar a los países vecinos -si bien está sobre el nivel de Costa Rica y El Salvador- pero aún muy alto según estándares internacionales (Tabla 1.2). El 20 por ciento inferior de la población consume solo 5 por ciento del consumo total, mientras que el 20 por ciento superior consume más de la mitad (es decir la mitad del consumo total en Honduras se distribuye entre el 80 por ciento más pobres). Este patrón desigual se muestra en la Figura 1.4.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Pobr. extrema Pobr. moderada No pobres Todos

Po

rcen

taje

de

jefe

sd

eh

og

ar

Servicios

Transporte

Comercio

Construcción

Minería y Manufactura

Agricultura

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7

Tabla 1.2: Desigualdad: Coeficiente Gini

Fuente: Cálculos del personal del Banco, de ENCOVI y de SEDLAC para otras cifras.

Figura 1.4: Desigualdad: proporción del consumo total recibido por cada quintil

5%

9%

14%

51%

22%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

Fuente: Cálculos del personal del Banco con ENCOVI 2004.

Micro-determinantes del bienestar

1.13 Los niveles de pobreza generalmente se estiman comparando los niveles de consumo con el valor de una canasta de bienes y servicios -la línea de la pobreza. Aquí analizamos un conjunto comprensivo de correlaciones de consumo para poder entender mejor las características de los hogares e individuos que tienen mayor probabilidad de ser pobres. El estudio se basa en análisis de regresión que permiten establecer la relación de diversas variables específicas de consumo -y desde ahí, a la pobreza, manteniendo otras variables constantes (ver Recuadro 1.2 para detalles de la metodología).

Gini

Honduras (ENCOVI, 2004) 46

Usando Ingreso como medida de bienestar Honduras (2003, EPHPM) 54Costa Rica (2003) 49El Salvador (2003) 51Guatemala (2002) 55Nicaragua (2001) 54Panama (2003) 56

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Recuadro 1.2: Metodología utilizada para analizar los micro-determinantes del bienestar

Los micro-determinantes de la pobreza son, en realidad, un perfil de pobreza que se construye utilizado regresión lineal multivariada. Este análisis multivariado determina qué variables tienen correlación con el consumo, manteniendo constante en el análisis todas las otras variables. La solidez del análisis multivariado es en gran parte proporcionar un resumen útil de aquellas variables que se correlacionan con el bienestar. Sin embargo, la relación de causalidad puede ir en ambas direcciones entre variables explicativas y de resultados y/o vía variables adicionales que no están incluidas en el análisis. Por consiguiente, se debe tener mucha cautela en hacer interpretaciones de causalidad a partir de los resultados de esta regresión. El análisis emplea un conjunto de variables explicativas muy similar al usado por el Banco Mundial en su análisis más reciente de la pobreza en Honduras (2001). El informe anterior se realizó utilizando una fuente diferente de datos, la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples (EPHPM) de 1998 y 1999, y utilizó el ingreso en vez del consumo como variable de resultado.

El análisis realizado utilizó dos regresiones lineales, una para las áreas urbanas y otra para las rurales. El conjunto de variables explicativas incluyen una constante junto con: a) variables demográficas, tales como el número de infantes, niños, adultos y sus cuadrados, si el jefe de hogar es mujer, la edad del jefe de hogar y su cuadrado, si el jefe de hogar tiene cónyuge; b) el nivel de educación del jefe de hogar y su cónyuge; c) variables de empleo tanto para el jefe de hogar como para su cónyuge, si el/ella está trabajando, si el/ella está buscando trabajo, el sector de actividad, tipo de empleo, y variables que capturan el posible subempleo; d) variables geográficas (Centro, Oriente, y Occidente, con identificadores separados para las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula); y, e) si el jefe de hogar ha migrado alguna vez y si el/ella ha migrado en los últimos cinco años.

1.14 Las características demográficas de los hogares son poderosos predictores de la pobreza y el consumo (ver Tabla 1.3). Uno de los determinantes críticos de la pobreza es el tamaño de la familia. Las familias más numerosas es más probable que sean pobres. Una mayor cantidad de miembros jóvenes en la familia aumenta la carga sobre el consumo total del hogar, sin que ellos contribuyan a los recursos disponibles en el corto plazo. En forma similar, los hogares con más adultos también tienen menores niveles de consumo. Mientras más adultos hay en un hogar más bajo es el consumo al reducir los recursos disponibles para otros, pero aumenta el consumo al proporcionar ingresos de empleos externos y trabajo en actividades productivas del hogar. Mayor cantidad de adultos en un hogar se asocia con mayor pobreza (sea que se controlen o no otras características), hasta en hogares con tres adultos. En otras palabras, los hogares con un adulto son los que tienen menos probabilidades de ser pobres, aquellos con dos adultos es más probable que sean pobres, y los con tres adultos es aún más probable de que lo sean. Tres cuartos de los hogares hondureños tienen tres o menos adultos.9 En promedio, el adulto extra en el hogar consume más de lo que produce. En casi dos tercios de los hogares de Honduras, más de la mitad del ingreso salarial es aportado por un miembro del hogar, por ende, tener más adultos es un drenaje neto de recursos del hogar, referido a una base per cápita. En promedio, cada adulto adicional se lleva otra fracción del ingreso fijo (en su mayoría) del hogar, reduciendo la porción disponible para los otros. Los hogares encabezados por varones y mujeres mayores tienen más altos niveles de

9 Para los hogares con más de tres adultos, no hay una clara relación entre la pobreza y la presencia de un 4°, 5°, etc. adulto. Los adultos adicionales aportan más ingresos (o contribuyen con trabajo productivo para el hogar) y son una carga para el consumo del hogar. En promedio predomina este último efecto.

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9

consumo, y en áreas urbanas los hogares cuyo jefe no tiene esposa también tienen mejor condición. El hallazgo de que los hogares con jefes jóvenes tienen mayor probabilidad de ser pobres es común a muchos países y está relacionado con los retornos positivos de la experiencia. Finalmente, los hogares encabezados por mujeres no están ni mejor ni peor que otros hogares, controlando otras características.10

Tabla 1.3: Consumo y estructura del hogar (% de cambio marginal en consumo per cápita debido a características demográficas)

Fuente: Análisis del personal del Banco Mundial de la ENCOVI 2004. NS significa estadísticamente no diferente de cero a nivel de 10 por ciento. Los coeficientes subrayados son significativos a nivel de 10 por ciento. Coeficientes sin subrayar son significativos a nivel de 5 por ciento. Notas: (1) Las categorías de referencia excluidas son un hogar con un jefe varón y un cónyuge. (2) Otros regresores incluyen: número de infantes al cuadrado (NS), número de niños al cuadrado y número de adultos al cuadrado (aumento marginal de 0.01), jefe mujer (NS), y edad del jefe al cuadrado (NS). (3) NS=no significativo.

1.15 Los niveles de educación tanto del jefe de hogar como de su cónyuge están fuertemente asociados con mayor consumo. Los niveles de consumo aumentan bruscamente con la educación del jefe y el cónyuge tanto para los hogares rurales como urbanos. Controlando por otras características, un hogar urbano con un jefe que ha terminado su escolaridad primaria, tiene un consumo 38 por ciento mayor que un hogar con un jefe sin educación. Asimismo, yendo desde cero educación al término de educación primaria para el cónyuge del jefe, el consumo aumenta en 25 por ciento. La variable situación del jefe de hogar en el mercado laboral, y en mucho menor grado, la del cónyuge del jefe, son buenos predictores del consumo del hogar. En áreas urbanas, un hogar con un jefe buscando trabajo en lugar de estar trabajando, sufre un castigo de 15 por ciento en el consumo. Los resultados para los jefes que no están trabajando difiere entre las áreas urbanas y rurales. En las áreas urbanas, los hogares cuyos jefes no están trabajando -ni buscando trabajo- tienen mayores consumos, lo que sugiere que puede que no estén trabajando porque pueden permitirse no trabajar- posiblemente debido a ingresos de otras fuentes. Por el contrario, los hogares rurales con jefes que no trabajan tienen consumos más bajos.

1.16 El sector de actividad es un predictor del consumo, más potente en las áreas rurales que en las urbanas. En áreas rurales los hogares con jefes en los sectores comercio, transporte, minería, manufacturero y electricidad tienen consumos que son un 22-38 por ciento más altos que aquellos hogares con jefes en la agricultura. Por el contrario, todos los jefes de hogar urbanos empleados tienen similares niveles de consumo, con la excepción de algunos pocos hogares urbanos con jefes empleados en la agricultura, que tienen consumos más bajos. Esta diferenciación por sector en áreas urbanas y rurales es probable que refleje en parte diferencias de oportunidades locales. Es

10 Ver Párrafo 1.10.

Urbano RuralNúmero de infantes -0.13 -0.17 Número de niños -0.18 -0.14 Número de adultos -0.07 -0.15 Edad del jefe 0.01 0.01Jefe sin cónyuge 0.37 NS

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10

probable que las oportunidades de empleo para los sectores de altos ingresos, sean mínimas en las áreas rurales más remotas.

1.17 Existen premios en los empleos del sector público y y en el hecho de ser empleador. Los hogares encabezados por empleados públicos en áreas rurales tienen un nivel de consumo que es 38 por ciento mayor que los encabezados por asalariados del sector privado, controlando otras características. El premio es menor en las áreas urbanas. No es raro que los hogares cuyos jefes son empleadores tengan niveles de consumo mucho más altos. En particular, en áreas urbanas los hogares encabezados por trabajadores independientes tienen niveles de consumo 10 por ciento mayores que los encabezados por asalariados. Esto aporta una evidencia inicial de que el autoempleo puede ser superior al empleo asalariado en Honduras, en lugar de un sector desaventajado como a veces se piensa.11 Las variables de empleo del cónyuge tienen un efecto en el consumo similar a las variables de empleo del jefe de hogar, pero a menudo son menos significativas. En áreas rurales, el sector de empleo del cónyuge es un predictor robusto del consumo familiar, mientras que en áreas urbanas el tipo de empleo del cónyuge tiene mayor importancia. En general, las variables de empleo del cónyuge sí tienen algún efecto en el consumo, pero éste es más fuerte para las variables del jefe de hogar.12

1.18 Los hogares cuyo jefe es un emigrante alcanzan un mayor consumo, tanto en áreas rurales como urbanas. Los hogares rurales cuyos jefes vivieron en el extranjero cinco años antes, tienen niveles de consumo que son 13 por ciento mayores. Este es un resultado común de los perfiles de pobreza en América Latina, y sugiere que la movilidad es parte de un proceso de asignación de recursos más eficiente -en este caso principalmente laboral- que, como resultado, permite un aumento en el consumo familiar.

Tendencias de la pobreza

1.19 Entre 1998/99 y 2004, la pobreza general y la pobreza extrema muestran una pequeña disminución, estadísticamente no significativa. La tasa de recuento muestra una disminución de 52.6 a 50.7 por ciento de la población que vive bajo la línea de pobreza total (-1.8 puntos porcentuales), y 25.1 a 23.7 por ciento para aquellos bajo la línea de extrema pobreza (-1.4 puntos porcentuales). Comparar a través del tiempo las estimaciones de pobreza basadas en consumo es complejo, debido a que los datos de 1998/99 no son directamente comparables con los datos de la encuesta de 2004. Se hicieron ajustes a los datos de ambos años para producir un conjunto de agregados de consumo comparables. (ver Recuadro 1.3).13

11 Las comparaciones de niveles de ingreso/consumo entre trabajadores asalariados e independientes proporciona un cuadro incompleto y potencialmente engañoso del atractivo relativo del trabajo entre ambos sectores. Hay mucha literatura que analiza la condición relativa de los trabajadores asalariados e independientes en varios países. Para una mirada a gran parte de esta literatura, ver Maloney (2004). Maloney argumenta que los auto-empleados en países en desarrollo, deberían ser vistos primordialmente como micro-empresarios sin regulación, en vez de trabajadores desventajados en espera de trabajos formales asalariados. 12 La aparente mayor importancia del empleo del jefe de hogar es en parte consecuencia del tamaño de las muestras: si bien todos los hogares tienen un jefe, un cuarto de esos jefes no tienen cónyuge. 13 Los datos para el estudio de 1998/99 fueron recogidos entre Febrero de 1998 y Marzo de 1999. El Huracán Mitch tocó tierra en Honduras el 30 de Octubre de 1998. A pesar de que la mayor parte de los

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11

Recuadro 1.3: Metodología usada para examinar los cambios en la pobreza1998/99-2004

Los análisis de los cambios en la pobreza presentados aquí están basados en los datos de consumo de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2004 y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), realizada en 1998/99. El módulo de consumo ENIGH difiere substancialmente del de la ENCOVI 2004. Debido a que los módulos de consumo difieren -la ENIGH preguntó por algunos ítems de consumo que no estaban incluidos en el cuestionario de la ENCOVI, y viceversa- fue necesario armar un agregado comparable de consumo (ACC) con cada encuesta. El ACC es un valor único de consumo en cada encuesta, construido de tal manera que el conjunto de componentes en el agregado de la encuesta de 1998/99 y de la encuesta de 2004 son análogos. Debido a que los ACCs fueron armados solamente para el propósito de maximizar la comparabilidad entre ambos años, el ACC de 2004 no es idéntico al agregado de consumo completo utilizado para el análisis principal de la pobreza en las secciones 2 y 4 de este capítulo.

Para facilitar el análisis de los cambios en la pobreza utilizando el ACC, fue necesario seleccionar una línea de pobreza estándar y una línea de pobreza alimentaria. (Dadas las diferencias entre el ACC y el agregado de consumo completo, no sería sensato aplicar las líneas de pobreza basadas en el agregado de consumo completo al ACC.) Se seleccionaron las líneas estándar y de pobreza alimentaria para los ACCs que entregan la misma tasa de recuento de pobreza encontrada para todo el país, utilizando el agregado de consumo completo. La tasa de recuento de pobreza es 50.7 por ciento usando la línea de pobreza estándar y 23.7 por ciento utilizando la línea de pobreza alimentaria. Estas líneas de pobreza fueron aplicadas entonces al estudio de 1998/99 para generar conjuntos comparables de cifras de pobreza a través del tiempo.

Se debe recalcar que el hecho de que las dos encuestas no fueron idénticas, significa en el mejor de los casos que los ACCs son sólo aproximadamente comparables. Así, el uso de los ACCs introduce un margen de error no cuantificable más allá del error muestral usual. Por este motivo, los aparentes cambios a través del tiempo deben ser interpretados con precaución.

1.20 Utilizando las estimaciones de consumo, esencialmente no hubo cambios en el balance de pobreza rural-urbana entre las dos encuestas. En la Tabla 1.4. se muestra el desglose geográfico de los cambios en la tasa de recuento de pobreza. La tasa de pobreza rural permaneció apenas por sobre 70 por ciento, mientras que la tasa urbana se mantuvo justo por debajo del 30 por ciento. Hay una pequeña reducción en la pobreza rural y un pequeño aumento en la pobreza urbana, sin embargo esos pequeños cambios son estadísticamente no significativos. Las tres regiones del país fueron divididas en áreas rurales y urbanas, y las ciudades principales de Tegucigalpa y San Pedro Sula fueron identificadas en forma separada. Los cambios observados también son estadísticamente no significativos. La única excepción es la ciudad de Tegucigalpa que experimentó una gran caída en la proporción que vive en la pobreza, de 28.9 por ciento a 16.6 por ciento. En esta gran caída de la pobreza, Tegucigalpa es seguida por San Pedro Sula, áreas donde la pobreza es la más baja y la segunda más baja del país, respectivamente.

1.21 Para analizar la robustez de los hallazgos de pobreza basados en consumo, se examinaron también las estimaciones basadas en ingreso. Como se describe más abajo, los tres grupos de estimaciones de pobreza en Honduras básicamente no muestran cambios durante los últimos años; la ligera disminución observada resulta ser estadísticamente no significativa. Dos grupos se refieren a estimaciones de pobreza basadas en ingreso y utilizan datos de la EPHPM (Encuesta Permanente de Hogares de

datos del estudio se habían recogido antes del Huracán, las cifras de pobreza calculadas a partir del estudio de 1998/99 reflejan una mezcla de datos pre y post Mitch.

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12

Propósitos Múltiples);14 un grupo viene de la Base de Datos Socio-Económicos para América Latina y el Caribe (SEDLAC),15 y el otro es la estadística oficial del Gobierno de Honduras (GdH). Tal como se presentan las cifras de pobreza basadas en consumo en este informe, SEDLAC calcula sus cifras en base a personas, para que las tasas de pobreza expresen la fracción de individuos de la población que caen bajo una línea de pobreza dada. Por el contrario, las estadísticas oficiales del GdH son cifras de pobreza de hogares, que indican la fracción de hogares que están bajo la línea de pobreza. Estos dos grupos de estimaciones basadas en ingreso, las de SEDLAC y las del GdH utilizan las mismas líneas oficiales de pobreza nacional, pero como los hogares pobres son en promedio más grandes, las tasas de pobreza de personas son típicamente más altas que las tasas de pobreza de hogares.16 En la Figura 1.5. se muestran los dos grupos de estimaciones basadas en ingreso, junto con el grupo de estimaciones basadas en consumo, calculadas para este informe. Las tasas de pobreza total y extrema utilizando estimaciones basadas en consumo, son substancialmente más bajas que las estimaciones basadas en ingreso. Esto es el reflejo de la construcción de nuevas líneas de pobreza para este informe. Las estimaciones oficiales del GdH basadas en ingreso determinan líneas de pobreza más altas, utilizando una canasta de productos más grande (incluye ítems no alimentarios) y de 1988, de manera que todos los que no pueden obtener esta canasta son pobres. Por el contrario, las estimaciones de este informe basadas en consumo definen una línea más baja de extrema pobreza que considera solamente el costo mensual de ítems alimentarios para proporcionar 2,200 calorías diarias (ver Recuadro 1.1 para detalles de por qué el consumo es preferible al ingreso). La línea de pobreza total es igual a la línea de extrema pobreza más un margen adicional para el consumo no alimentario. A pesar de las diferencias en los niveles, las tendencias de la pobreza estimadas con medidas basadas en consumo, coinciden mucho con las tendencias basadas en ingreso calculadas utilizando la EPHPM. Desde fines de los años noventa, la pobreza ha mostrado una reducción muy pequeña. Mirando en perspectiva, cabe hacer notar que las cifras oficiales basadas en ingreso muestran que la pobreza disminuyó levemente durante el curso de los años 90 y aumentó temporalmente en 1999 a raíz del Huracán Mitch. Esta evidencia aumenta la probabilidad de que las tendencias observadas en las encuestas revelen cambios reales a nivel de la población.

14 Ver Recuadro 1.1 para un breve descripción de la EPHPM. 15 La base de datos SEDLAC, manejada por el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad de La Plata y por el Grupo de Pobreza de América Latina y el Caribe del Banco Mundial (LCSPP), incluye estadísticas de pobreza y otras variables sociales y distributivas en 21 países latinoamericanos y del Caribe para el período 1989-2004. Todas las estadísticas, actualizadas periódicamente, se calculan utilizando micro-datos de las principales encuestas de hogares en estos países. Ver datos y documentación en http://www.depeco.econo.unlp.edu.ar/cedlas/sedlac/ 16 Generalmente se prefieren las tasas de pobreza a nivel de personas porque resulta de mayor interés el bienestar de los individuos que el de los hogares.

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13

Tabla 1.4: Tendencias de la pobreza, 1998/99 y 2004

Fuente: Estimaciones del personal del Banco usando ENCOVI para 2004 y ENIGH para 1998/99. Nota: Las cifras de pobreza en esta Tabla se calcularon con variables de consumo especialmente construidas para hacer comparables las dos encuestas. Por consiguiente, las cifras de pobreza 2004 difieren ligeramente de las estimaciones calculadas con la variable de consumo completa que se presentan en otras partes de este informe. Las cifras para áreas urbano/rural de regiones excluyen los hogares de las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Figura 1.5: Tasa nacional de recuento de pobreza, según distintos métodos y fuentes

Fuente: Estimaciones del personal del Banco utilizando la ENCOVI 2004 y la ENIGH 1998/99 para estimados de consumo. SEDLAC y las estimaciones oficiales de gobierno se basan en datos de ingreso de la EPHPM.

1.22 Las tendencias urbanas y rurales, examinadas separadamente, indican patrones distintos para las medidas basadas en consumo y en ingreso. En las áreas urbanas y rurales, las estimaciones basadas en consumo señalan pequeños cambios en las tasas de pobreza entre 1998 y 2004, mostrando un ligero aumento de la pobreza en áreas urbanas, y una pequeña disminución en las áreas rurales. Por el contrario, las estimaciones basadas en ingreso indican una caída sustancial de la pobreza en áreas urbanas acompañada de un aumento sustancial en las áreas rurales entre 1997-2003. Es posible, pero improbable, que el consumo y los ingresos hayan seguido caminos divergentes durante este período. Sin embargo, como los cambios en las tendencias de pobreza urbana y rural utilizando cualquiera de las medidas -basadas en consumo o en ingreso- no son estadísticamente

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19992000

20012002

2003

Pobreza total, personas, Ingreso(SEDLAC)

Pobreza total, hogares, Ingreso(Oficial)

Pobreza total, personas,Consumo

Extrema Pobreza, personas,Ingreso (SEDLAC)

Extrema Pobreza, hogares,Ingreso (Oficial)

Extrema Pobreza, personas,Consumo

1998/99 2004 Cambio

Nacional 52.5 50.7 -1.8

Rural 71.2 70.4 -0.7Urbano 28.6 29.5 0.9

Tegucigalpa 28.9 16.6 -12.4San Pedro Sula 16.9 19.7 2.8Región Urbana Centro 31.0 27.0 -3.9Región Rural Centro 65.7 60.7 -5.0Región Urbana Occidente 39.7 41.8 2.0Región Rural Occidente 77.8 84.9 7.2Región Urbana Oriente 37.2 46.3 9.1Región Rural Oriente 74.2 72.0 -2.1

2004

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14

significativos, lo más probable es que los niveles de bienestar en ambas áreas, urbano y rural, hayan permanecido prácticamente sin cambios.

Pobreza y crecimiento

1.23 En Honduras el crecimiento ha tenido un efecto en la pobreza menor que en otros países de América Latina. Durante el período 1999-2004, el PIB per cápita en Honduras creció un 6.7 por ciento y la tasa de recuento de la pobreza cayó de 52.5 por ciento a 50.7 por ciento. Estas cifras implican una elasticidad pobreza-crecimiento de -0.51, lo que significa que por cada uno por ciento de crecimiento del PIB per cápita, la tasa de recuento disminuye en 0.27 puntos porcentuales. Esta cifra es más baja que la elasticidad pobreza-crecimiento de -0.68 estimada para Honduras por el Banco Mundial (2001), y menos que el promedio latinoamericano que está cercano a 2.17 Sin embargo, dada la presencia de importantes desastres naturales en años recientes, el hecho de que esta elasticidad pobreza-crecimiento incorpore estos eventos no la hace muy representativa de la respuesta de la pobreza al crecimiento. Evidencias recientes de países latinoamericanos -incluyendo Nicaragua, México y Perú- sugieren que los hogares, frente a un impacto de ingresos sólo pueden proteger entre el 60 y 75 por ciento de su consumo, en promedio.18 Las personas en el margen de la pobreza o la extrema pobreza, se verían sumamente impactados por una caída así del consumo. Por otra parte, el análisis del impacto de la crisis del café sobre los ingresos, realizado para Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, ratifica los significativos efectos sobre el ingreso y el consumo per cápita de los pequeños agricultores, la pobreza, y el estado educacional y nutricional de los niños.19 Así, el alto crecimiento reciente del PIB en Honduras se podría asociar a una reconstrucción del inventario de activos del país, y no necesariamente a un impacto en la pobreza. Esto no implica que el crecimiento futuro no vaya a ser eficaz para reducir la pobreza.

1.24 El crecimiento en Honduras no ha sido pro-pobre, no ha favorecido ni a los extremos inferior ni superior de la distribución del ingreso. En los tres casos -para el país como un todo, sólo para las áreas urbanas y sólo para las áreas rurales- las curvas de incidencia de crecimiento mostradas en las Figuras 1.6, 1.7, y 1.8 han estado relativamente planas. De hecho, dado el tamaño de los intervalos de confianza respecto de las curvas, no podemos rechazar la posibilidad de que las curvas sean planas, o sea, que el crecimiento afectó por igual el ingreso de los hogares en todos los percentiles. Las curvas también muestran el crecimiento relativo de las áreas urbanas y rurales. En promedio, las áreas urbanas no mostraron crecimiento, lo que se refleja en una línea de crecimiento promedio justo por debajo de cero. Al contrario, el crecimiento en las áreas rurales fue ligeramente más alto, promediando sobre dos por ciento. Esto es consistente con la pequeña reducción de la pobreza rural mencionada anteriormente y el pequeño aumento en las áreas urbanas según estimaciones basadas en consumo.

17 Estas dos elasticidades de pobreza-crecimiento estimadas para Honduras no son estrictamente comparables, la del Banco Mundial (2001) y la calculada para este informe, dado a que la primera usa ingresos de la EPHPM y la segunda utiliza el consumo de la ENIGH 1998/99 y la ENCOVI 2004. 18 Banco Mundial (2005b) 19 Ibid.

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15

Figura 1.6: Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004, todo el país

Fuente: Análisis del personal del Banco de la ENIGH 1998/99 y la ENCOVI 2004

Recuadro 1.4: Explicación de las curvas de incidencia del crecimiento

Las curvas de incidencia del crecimiento (CIC) son una herramienta útil para analizar gráficamente el impacto del crecimiento en la pobreza. Una CIC es un diagrama de la tasa de crecimiento para cada decil (u otro percentil de división) de la distribución del consumo per cápita. Las curvas son construidas en basea las dos encuestas de hogares, y las tasas de crecimiento anual reflejan los cambios promedio durante el período 1998/99-2004. Nótese que las escalas verticales son diferentes para las distintas curvas. También, la escala horizontal del grafica percentiles dentro de cada sector (urbano, rural, o todo el país), así los puntos a nivel de un mismo de percentil para sectores diferentes corresponden a niveles diferentes de consumo. La línea vertical del gráfico indica la tasa de recuento de pobreza en 1998/99, mientras que la línea punteada horizontal indica la tasa promedio de crecimiento total. Una inclinación hacia arriba en una CIC implicaría que los pobres se benefician menos del crecimiento que los no pobres, llevando a un aumento de la desigualdad. Asimismo, una inclinación total hacia abajo de una CIC implicaría que los hogares pobres están experimentando mayores porcentajes de crecimiento del consumo que los hogares de mejor posición económica.

1.25 En general, las curvas de incidencia de crecimiento sugieren que el leve crecimiento que ha experimentado Honduras no ha estado demasiado inclinado hacia los pobres ni a los más acomodados. En el país como un todo, dentro de las áreas urbanas y rurales, el crecimiento ha sido bien distribuido. Este hecho subraya la importancia de mejorar el crecimiento en general, como un hecho esencial para reducir la pobreza. Suponiendo que el crecimiento futuro continúe diseminado en toda la distribución; la pobreza solamente se puede reducir aumentando las tasas globales de crecimiento a niveles más altos y de manera sostenible. Esto está enfatizado en el estudio más reciente de la Región de América Latina del Banco Mundial 2006 (Perry y otros, 2006), que enfatiza la necesidad de concentrarse en aumentar el crecimiento en los países más pobres, como Honduras, asegurando que el círculo vicioso de bajo crecimiento y alta pobreza se transforme en un círculo virtuoso, donde la reducción de la pobreza y el alto crecimiento se refuercen mutuamente.

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16

Recuadro 1.5: Acelerando el crecimiento de base amplia en Honduras

Si Honduras quiere alcanzar la meta de reducir el número de personas que viven en la pobreza a la mitad desde el 2000 al 2015, contemplada en la Estrategia para la Reducción de la Pobreza (ERP), el país necesitará mantener un alto nivel de crecimiento. A pesar del crecimiento económico positivo desde los años 90, con una tasa anual de crecimiento de 3.1 por ciento durante el período 1990-1999, y 3.6 por ciento desde el 2000 al 2005, el comportamiento del crecimiento per cápita ha mejorado apenas levemente entre ambos períodos, desde un 0.2 por ciento de 1990-1999 a un 0.8 por ciento desde 2000 a 2005, debido principalmente a un reducción en la tasa de crecimiento de la población. En consecuencia, si Honduras quiere lograr sus metas de reducción de pobreza las tasas de crecimiento per cápita deberían por lo menos duplicarse – requiriendo un crecimiento sostenido de 5 a 6 por ciento anual. La Revisión de Políticas de Desarrollo del Banco Mundial (DPR, por sus siglas en inglés) argumenta que hay dos factores que explican el pobre desempeño del crecimiento en Honduras: lo primero y más importante es el bajo crecimiento de la productividad; y segundo, la lenta acumulación de capital. El DPR pasa a identificar áreas de política donde mejorías en el desempeño acelerarían más probablemente el crecimiento en Honduras:

El logro educacional es el único determinante más importante del crecimiento para Honduras. Dado que el crecimiento a largo plazo está estrechamente unido a ganancias en productividad, que están en gran medida ligados al mejoramiento de habilidades que se alcanza con más educación, Honduras puede acelerar su crecimiento económico mejorando la calidad de la educación en todos los niveles y extendiendo el acceso a la educación secundaria.

Mejoras en la infraestructura económica de Honduras está en segundo lugar entre los determinantes más importantes para el crecimiento a largo plazo. La dotación de infraestructura en Honduras ha sido históricamente pobre. Sin embargo, esto no quiere decir que el sector haya sufrido de insuficiente inversión. Más bien, el problema subyacente está en el marco regulatorio, que no ha logrado promover la eficiencia operacional, servicios de calidad y la expansión en el acceso. La política pública se ha dirigido principalmente a mantener los servicios para los consumidores existentes -generalmente de mejor condición económica. Se requieren mejoramientos urgentes en el marco regulatorio para asegurar la competencia y la transparencia, y también limitar los subsidios sólo a aquellos focalizados hacia los pobres, mientras se promueve la inversión privada (movilizando recursos por sobre la capacidad del Estado).

Desarrollar un sector financiero robusto, competitivo y accesible que pueda facilitar la acumulación de capital, está en el tercer lugar de los determinantes más importantes para el crecimiento a largo plazo. El sector bancario en Honduras todavía se está recuperando de los impactos externos -particularmente del Huracán Mitch y de la caída de los precios de los productos de exportación- que dieron por resultado una sobrecarga de malas deudas y restricción del crédito. Las medidas de política para estimular el crecimiento del crédito incluyen la asignación de las pérdidas financieras que gravan los portafolios de los bancos, mejorar la provisión para préstamos sin cumplimiento, fortalecer el manejo de riesgos y las regulaciones bancarias. Deberían buscarse políticas complementarias para proteger la seguridad de la propiedad, particularmente de tierras -utilizadas para garantizar los créditos- y atender las necesidades particulares de las micro y pequeñas empresas.

Mejorar la gobernabilidad –particularmente en las regulaciones del ambiente de negocios, la eficiencia del gobierno y el imperio de la ley- –está en el cuarto lugar de importancia entre los determinantes del crecimiento a largo plazo. Mejorar el clima de negocios requiere eliminar las barreras de entrada y salida, abrir la competencia y reducir los trámites burocráticos y la corrupción predatoria. Igualmente importantes son las medidas para asegurar los derechos de propiedad, particularmente a través de la regularización y títulos de propiedad de tierras. En el sector público, es posible realizar mejorías significativas dando continuidad a las políticas, profesionalizando la administración pública para entregar continuidad en la implementación, y reduciendo la influencia de grupos de intereses estrechos y élites económicas poderosas que bloquean los esfuerzos de reforma, promocionando mayor transparencia y responsabilidad. Mejorar el imperio de la ley puede facilitarse mejorando la eficiencia de la administración de justicia y ampliando el acceso a los servicios judiciales. Fuente: 2004 WDR (Banco Mundial, 2003) y Paper de Estrategia de Educación en América Central (Banco Mundial, 2005a).

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17

1.26 La evidencia para Honduras y otros países en la región, indica que los impactos económicos (como la crisis del café entre 2000 y 2002) tienen consecuencias negativas de largo plazo e impactos potencialmente irreversibles sobre la futura productividad económica y el bienestar de los niños.20 Durante la crisis del café, los agricultores en Honduras y Nicaragua comúnmente sacaban a sus hijos de la escuela y los ponían a trabajar, como parte de sus esfuerzos para mantener y proteger el ingreso familiar. Esto, junto con los adversos efectos nutricionales de la crisis, refuerza el círculo vicioso de la pobreza.

Figura 1.7: Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004: áreas urbanas

Fuente: Análisis del personal del Banco de la ENIGH 1998/99 y la ENCOVI 2004

Figura 1.8: Curva de incidencia del crecimiento 1998/99-2004: áreas rurales

Fuente: Análisis del personal del Banco de la ENIGH1998/99 y de la ENCOVI 2004

20 Ibid.

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18

1.27 En Honduras el crecimiento del PIB real per cápita desde 1998 al 2004 ha sido casi nulo (0.3 por ciento al año), a pesar del crecimiento económico positivo de alrededor de 3 por ciento anual en términos reales. Durante este período, la economía hondureña tuvo que enfrentar los efectos combinados de significativos impactos externos y desastres naturales inesperados. Desde la devastación del Huracán Mitch en 1998, la caída de los precios de dos principales productos primarios de exportación en 1999 y 2000, una pronunciada sequía en el 2001 y 2002, hasta las recientes alzas en los precios del petróleo. Las altas tasas de fertilidad prevalentes en el país (alrededor de 2.9 por ciento en los años 1990, y 2.5 por ciento en el período 2000-2005) están también asociadas al modesto crecimiento del PIB per cápita reciente. Por consiguiente, la migración como respuesta al limitado crecimiento per cápita y la disminución de las oportunidades de empleo, ha llegado a ser en Honduras una importante estrategia de subsistencia familiar.

1.28 En la actualidad, la producción de productos primarios es aún la mayor actividad económica en Honduras. Por consiguiente, la economía hondureña se mantiene fuertemente dependiente de la exportación de productos primarios, haciéndola vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales de estos productos. La estabilidad del porcentaje de producto del sector agropecuario en términos reales -a pesar de la caída en los precios de los dos principales productos primarios de exportación y de que la fuerza laboral empleada en la agricultura se ha mantenido mayormente sin cambios - sugiere que hasta este momento las oportunidades de desplazar trabajo y capital fuera del sector agropecuario en respuesta a la disminución de los precios del sector, han sido limitadas.

1.29 Así, para poder hacer un progreso importante en la reducción de la pobreza y lograr las MDGs, la economía necesita elevar su tasa de crecimiento por sobre los niveles históricos, a 5-6 por ciento al año por lo menos, y podría considerar políticas para acelerar su transición demográfica. De hecho, las estimaciones de la ECLAC (2005) para Honduras sugieren que se necesitaría una tasa de crecimiento de un 8 por ciento del PIB (sin cambios en la distribución de ingresos) para reducir la extrema pobreza a la mitad. Se requeriría una tasa de crecimiento de un 6 por ciento si hay una mejoría en la distribución de ingresos que reduzca el Gini en un 10 por ciento. Sin embargo, tasas de crecimiento más elevadas deben ir acompañadas de un aumento acelerado de la productividad en todos los sectores económicos, pero en particular en el sector rural donde se ubica la mayor parte de los pobres del país. Si bien la productividad laboral ha aumentado en los últimos 5 años en la mayoría de los sectores, excluyendo la agricultura, se mantiene relativamente baja y aún debe mostrar mejorías sostenidas. Además, los salarios reales por hora, tanto en los mercados labores urbanos como rurales, se han mantenido casi planos desde los años 1990, a pesar del bajo desempleo y las altas tasas de participación. A largo plazo, los salarios reales y la pobreza sólo mejorarán si la productividad laboral muestra ganancias sostenidas.

Descomposición del cambio en la pobreza en los componentes de crecimiento y desigualdad

1.30 En Honduras, las estimaciones basadas en encuestas muestran una leve caída en la tasa de recuento de la pobreza de 52.5 a 50.7, una disminución de 1.8 puntos porcentuales. Durante este período, la desigualdad aumentó levemente, pero permaneció

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19

casi sin cambios con el Gini total estable alrededor de 46.21 El cambio en la pobreza puede descomponerse en una parte debido al crecimiento del consumo y en otra debido a cambios en la distribución. Este tipo de análisis, siguiendo a Datt y Ravallion (1992), se puede utilizar para examinar las tres vías de evolución del crecimiento, la pobreza y la desigualdad. La descomposición muestra que manteniendo constante la distribución, el efecto del crecimiento en la pobreza fue levemente mayor que el cambio real observado: 2.5 puntos porcentuales de disminución en la tasa de recuento. En otras palabras, el efecto del crecimiento en la reducción de la pobreza fue deshecho parcialmente por el leve deterioro del componente de redistribución. Un muy leve aumento en la desigualdad tuvo el efecto de elevar la pobreza levemente, en 0.6 puntos porcentuales. El efecto combinado del crecimiento y el pequeño aumento de la desigualdad fue la disminución de la tasa de pobreza de 1.8 por ciento. La descomposición crecimiento-desigualdad del cambio en la pobreza confirma que el efecto general del crecimiento fue reducir la pobreza, si bien sólo en una cifra pequeña.

Tabla 1.5: Descomposición del cambio en la pobreza por componentes de crecimiento y desigualdad

Fuente: Análisis del personal del Banco de la ENIGH 1998/99 y la ENCOVI 2004

Descomposición del cambio en la pobreza en los componentes rural y urbano

1.31 Otra manera de examinar los cambios en la pobreza a través del tiempo es descomponiendo la caída nacional de la pobreza en cambios por áreas urbanas y rurales. La descomposición identifica en forma separada los cambios que ocurren dentro de los sectores urbano y rural por efecto del desplazamiento de la población. En Honduras, los cambios intra-sector de la pobreza son pequeños. La pequeña disminución en las tasas de pobreza rural produjo una declinación de menos de medio punto porcentual (0.4) en la tasa de recuento nacional. Esto se neutraliza con un aumento mínimo en la tasa de pobreza urbana, lo que subió la tasa nacional de pobreza en 0.4, dejando un efecto intra-sectorial neto de cero. Así, toda la pequeña disminución de la pobreza en Honduras se puede atribuir al desplazamiento de la población desde el área rural al área urbana.22 Honduras ha experimentado una continua urbanización y durante el período 1998/99-

21 El intervalo de confianza para las estimaciones del Gini es +/- 1. 22 Entre 1950 y 2000, el porcentaje de la población de América Latina que vive en áreas urbanas escaló de 40 a 75 por ciento. A pesar de esta evolución, Honduras se mantiene como uno de los países menos urbanizados en la región; el Censo de 2001 informa que sólo 46 por ciento de la población reside en áreas urbanas. Los patrones históricos de urbanización sugieren que estas cifras representan un punto medio en la transición urbana de Honduras.

Tasa de recuento de la pobreza 1998/99 52.5Tasa de recuento de la pobreza en 2004 50.7Cambio en la pobreza -1.8

Componente de crecimiento -2.6Componente de redistribución 0.8

Cambio en la pobreza -1.8

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20

2004, el porcentaje de la población que vive en áreas urbanas creció de 44 a 48 por ciento.23 La pequeña caída nacional estimada en el recuento de la pobreza se puede atribuir al desplazamiento de la población desde las áreas rurales a las áreas urbanas, donde las tasas de pobreza son mucho menores. En términos de la descomposición estadística, el desplazamiento de la población es responsable del 100 por ciento de la disminución.

Tabla 1.6: Descomposición del cambio en la pobreza por componentes urbano y rural

Fuente: Análisis del personal del Banco de la ENIGH 1998/99 ENIGH y la ENCOVI 2004. Los porcentajes de cambio han sido redondeados al 10 por ciento más cercano.

1.32 Esta descomposición ilustra los límites de la reducción de la pobreza a través de la migración rural-urbana. Aunque el desplazamiento relativamente rápido de la población desde las áreas rurales a las urbanas redujo la pobreza, sólo lo hizo en muy pequeña magnitud. Una urbanización más rápida solo haría una pequeña mella en las tasas nacionales de pobreza y sin duda recargaría aún más los servicios públicos urbanos.

LA POBREZA Y EL ACCESO A SERVICIOS Y ACTIVOS

1.33 Esta sección examina la relación entre la condición de pobreza y el acceso a servicios y activos. Como se documentará, a pesar del progreso, aún existen brechas muy grandes en el acceso a educación, agua potable, vivienda y atención de salud, lo que junto con otros factores tiene como consecuencia grandes diferencias en fertilidad y estado nutricional. En particular, en lo que concierne al progreso para lograr las MDGs, es importante notar que la región de América Latina como un todo, está en vías de lograr cinco de siete MDGs con la excepción de la reducción de la extrema pobreza y la mortalidad materna. Sin embargo, Honduras está encaminada a lograr solamente tres de estas MDGs porque el actual progreso queda corto en cuatro áreas 1) reducción de la extrema pobreza en la mitad, 2) reducción de la desnutrición de menores de cinco años en la mitad, 3) reducción de la mortalidad de menores de cinco años en dos tercios y 4) reducción de la mortalidad infantil en dos tercios. La evolución actual es compatible con las metas de lograr la matrícula primaria universal, reducir a la mitad la fracción de

23 Estas cifras para la proporción de población urbana/rural están basadas en las proporciones de dos encuestas de hogares. Las proyecciones oficiales de Naciones Unidas también muestran que el porcentaje urbano ha aumentado, pero a un ritmo más lento.

% de la población % de la población Contribución absoluta al % de cambioSector 1998/99 2004 cambio general total

Rural 56 52 -0.4 20Urbano 44 48 0.4 -20

Total efecto intra-sectorial 0.0 0

Efecto desplazamiento de población -1.8 100Efecto interacción 0.0 0

Cambio total en la tasa de recuento de pobreza -1.8 100

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21

población sin acceso a fuentes de agua mejoradas, y reducir la mortalidad maternal en tres cuartos.24

Figura 1.9: Porcentaje de niños que no asisten a la escuela, según edad y condición de pobreza

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004..

Educación

1.34 Todavía hay grandes brechas en la matrícula escolar entre los pobres y los no pobres, tanto en la escuela primaria como en la secundaria (ver Figura 1.9). Entre los pobres extremos, uno de cada cuatro niños en edad escolar entre los 6 y los 11 años no asisten a la escuela primaria, mientras que la mitad de los de 12 a 17 años no asisten a la escuela secundaria. Estas estadísticas están muy por debajo del promedio de América Latina, donde la mayoría de los países han logrado la cobertura completa en el nivel primario; las tasas netas de matrícula a través del país para los niños en edad escolar entre 8-13 años son: Chile 98.9, Brasil 96.7, Costa Rica 94.6, Nicaragua 88.2 y Honduras 85.4.25 La falta de dinero es la razón más citada para que los niños no asistan a la escuela primaria (ver Tabla 1.8); casi la mitad de los de extrema pobreza y alrededor de un tercio de los no-pobres identifican esto como la razón principal. También se mencionaron problemas familiares y de salud como razones para no matricular a los niños. En el caso de las niñas, la gran distancia a la escuela fue citada como un motivo importante para no matricularlas en la escuela. Además, uno de los indicadores de la eficiencia del sistema escolar, las tasas de repitencia en primaria, son muy altas; casi uno de cada cinco niños de extrema pobreza repiten en la escuela primaria. Esto ha sido señalado como un desincentivo importante para continuar con la educación. En consecuencia, y dadas todas las barreras a la escolaridad identificadas en Honduras, el promedio de años de escolaridad llega a una cifra tan baja como 3.4 entre los pobres extremos y los niños de 10-19 años de edad logran -en promedio-sólo cinco años de educación.

24 ECLAC (2005). 25 Urquiola y Calderon (2005).

23%

52%

18%

39%

14%

19%

0

20

30

40

50

Edad escuela primaria (6 - 11) Edad escuela secundaria (12 - 17)

Extrema pobrezaPobreza moderadaNo pobres

10

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22

Tabla 1.7: Indicadores de educación, según condición de pobreza

Tasa neta

de matrícula primaria

Sin dinero para escuela primaria

Tasa de repitencia en primaria

Promedio de años de escolaridad (10-19

años de edad) Pobres extremos 75.8 43.2 17.6 3.4 Pobres moderados 80.9 41.3 10.7 4.5 No pobres 85.8 35.1 8.1 6.2

Todos 81.5 38.8 11.7 5.0 Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

1.35 El bajo alfabetismo de los pobres es, en parte, consecuencia de las escasas oportunidades de educación cuando los hondureños mayores estaban en edad escolar. Sin embargo, las tasas de alfabetismo incluso son bajas en los adultos jóvenes. Casi una de cada cuatro personas entre 15-24 años de edad en los hogares de extrema pobreza es analfabeta. Entre los pobres, las tasas de alfabetismo son mucho más bajas para las niñas que para los niños. (ver Figura 1.10).

Figura 1.10: Tasas de alfabetismo, según condición de pobreza

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

1.36 La tasa de alfabetismo en Honduras es más baja que en muchos países de América Latina, pero similar a las de sus vecinos de América Central. En años recientes, la mayoría de los países latinoamericanos casi han logrado alfabetismo universal entre los adultos jóvenes. Honduras queda rezagada con una tasa de alfabetismo de 91 por ciento para aquellos entre 15-24 años, similar a las tasas de El Salvador (93 por ciento), Nicaragua (86 por ciento), y Guatemala (86 por ciento).

Fertilidad y acceso a la atención de salud

1.37 Para muchos hondureños la pobreza es una barrera para acceder a una adecuada atención de salud. Al igual que el acceso a otros servicios, la falta de dinero es la razón más comúnmente citada para no buscar atención médica (ver Tabla 1.8); casi un tercio de los pobres extremos, en comparación con más de uno en diez de los no pobres. Respecto

77%

64%

90%

77%92%

98%

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20%

30%

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50%

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70%

80%

90%

100%

Alfabetismo (15-24 años) Alfabetismo (15 años y mayor)

Extrema pobrezaPobres moderadosNo pobres

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23

al uso de las unidades de salud, los hospitales departamentales son utilizados el doble por los no-pobres que los de extrema pobreza, aún cuando para ellos el tiempo de viaje es más del doble. Los Centros de Salud Rural (CESAR) son utilizados con más frecuencia por los de extrema pobreza; cerca de un tercio de los que consultan al estar enfermos acuden a estas unidades, y el tiempo de viaje es más corto que a los hospitales. De esta forma, aumentando el acceso a los CESAR se podría ayudar a reducir las barreras de los pobres a la atención médica en Honduras. Las tasas de enfermedad auto-informadas son idénticas para los pobres y los no pobres, un 31 por ciento han estado lesionados o enfermos en los últimos 30 días. Sin embargo, los más acomodados tienden a tener percepciones y grados distintos de tolerancia a lesiones o enfermedades, que generalmente tienden a prejuiciar las comparaciones entre ricos y pobres en este tipo de cifras auto-informadas. Aún así, es interesante notar que de aquellos que reportaron una lesión o enfermedad, solamente un 31 por ciento de los de extrema pobreza consultaron a un proveedor de salud, comparado con un 58 por ciento de los no-pobres. Hay mayor probabilidad de que los niños pobres se enfermen y menos probabilidades de que sean tratados, que los niños de hogares más acomodados. Alrededor de 20 por ciento de los niños menores de cinco años en extrema pobreza informan diarrea en las últimas dos semanas y casi 40 por ciento de ellos acusaron enfermedades respiratorias agudas; dentro de estos grupos, 40 por ciento y 10 por ciento respectivamente, consultaron a un proveedor de salud.

Tabla 1.8: Indicadores de salud según condición de pobreza Lugar de Atención Tiempo de viaje (horas) Consulta

por enfermedad

/reporta enfermedad

o lesión

Hospital Deptal.

Centro Privado

CESAR Hospital Deptal.

Centro privado

CESAR

Sin dinero para

atención médica

Extrema pobreza 30.6 10.7 7.5 28.9 1.6 1.1 0.8 27.6 Pobres moderados 44.0 19.9 14.3 14.5 1.3 0.9 0.6 21.9 No pobres 57.1 20.6 41.0 4.7 0.9 0.7 0.6 13.6 Todos 47.5 19.0 29.5 10.7 1.1 0.7 0.7 20.2 Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

1.38 A pesar de que en Honduras la mayoría de las mujeres reciben cuidados pre-natales (89 por ciento en promedio y 85 por ciento para las de extrema pobreza), casi dos de cada tres mujeres de extrema pobreza dan a luz en sus hogares y más de la mitad son atendidas por parteras. Sólo un tercio de las mujeres de extrema pobreza dan a luz en un hospital y la misma proporción es atendida por un médico. En concordancia con estas diferencias de acceso a la atención de salud, las tasas de fertilidad iguen siendo muy altas entre las mujeres de extrema pobreza y de pobreza moderada. Las mujeres en extrema pobreza con edades entre 15-49 años promedian 4.7 partos, comparado con 3.7 para aquellas de pobreza moderada, y 2.7 para las no pobres.

1.39 Acelerar la transición demográfica es otro de los desafío de desarrollo para Honduras; las altas tasas de fertilidad presionan sobre la necesidad de mayores tasas de crecimiento del PIB, para poder aumentar el ingreso per cápita y reducir la pobreza. Aumentar los niveles de la educación, especialmente en áreas rurales, también podría

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ayudar ya que induciría a menores tasas de fertilidad, como también la migración a áreas urbanas, donde el ambiente urbano es probable que induzca reducciones en la fertilidad.

Nutrición infantil y vacunación

1.40 En Honduras, casi la mitad de los niños menores de cinco años de edad en concidión de extrema pobreza son desnutridos crónicos, lo que indica desnutrición crónica (ver Figura 1.11); este indicador es sólo 9 por ciento de los no-pobres. Existen dos indicadores principales utilizados típicamente para medir la desnutrición infantil: subdesarrollo y consunción. Subdesarrollo es la condición de estar bajo lo normal para estatura-por-edad, mientras que la consunción significa estar bajo la norma de peso-por-altura. El subdesarrollo generalmente indica desnutrición crónica, de largo plazo y enfermedad, mientras que la consunción se asocia con episodios más recientes de hambre. Las tasas de consunción son típicamente más altas solamente en áreas que han experimentado hambruna. Las tasas de consunción en Honduras son bajas, alrededor de 1.2 por ciento. Un tercer término, falta de peso, es utilizado para aquellos que están bajo el peso para su edad. La medida de falta de peso es equivalente a una combinación de subdesarrollo y consunción y puede sugerir desnutrición ya sea de largo plazo o más reciente. En Honduras, la falta de peso nacionalmente es alrededor de 10.5 por ciento, pero casi uno de cuatro niños de extrema pobreza tienen bajo peso por edad.

Figura 1.11: Tasas de desnutrición de menores de 5 años de edad

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004

1.41 Reflejando los patrones regionales de pobreza, la desnutrición infantil varía mucho según región. Las tasas regionales de desnutrición infantil están altamente correlacionadas con las tasas de recuento de extrema pobreza (ver Figura 1.12 coeficiente de correlación = 0.96). En la región más pobre, la Occidental rural, un 52.6 por ciento de los niños pobres están desnutridos. En la región relativamente próspera, la Centro urbano, conjuntamente con Tegucigalpa y San Pedro Sula, las tasas de desnutrición son de 15 por ciento o menores.

24%

47%

2%

12%

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1% 1%

9%

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40%

50%

60%

Bajo peso(peso para la edad)

Desnutrición crónica(talla para la edad) (peso para la talla)

Extrema pobreza

Pobres moderados

No pobres

Desnutrición aguda

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25

Figura 1.12: Tasas de pobreza vs. tasas de desnutrición infantil, por región

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004

1.42 En contraste con las disparidades en la desnutrición infantil según nivel de pobreza, casi todos los niños son vacunados, sin variación según su condición de pobreza. En particular, más del 99 por ciento de los niños en todos los niveles socio económicos reciben las vacunas contra la polio y la DPT (difteria-tos convulsiva-tétano).

Condiciones de la vivienda, acceso a servicios públicos y registro de tierras

1.43 Desde 1992 a 2003, el mejoramiento del acceso a los servicios públicos en Honduras ha sido pequeño (ver Figura 1.14). A pesar de que alrededor de uno de cada diez hondureños más tiene red de agua dentro de su hogar en 2003 respecto a 1992, todavía sólo un 33 por ciento de todos los hondureños tiene acceso. Sólo una fracción de la población tiene más acceso a los servicios de alcantarillado, mientras que el acceso a la electricidad aumentó en 12 puntos entre 1992 y 1999, pero después disminuyó. Tal es así que, a pesar de haber algún progreso, Honduras está en el último lugar de América Latina en términos de acceso a servicios. Por ejemplo, entre los países de América Latina y el Caribe, para los cuales hay datos disponibles, solamente Haití está en un lugar inferior con respecto al acceso a redes de agua. Sólo 33 por ciento de todos los hondureños en 2004 tenían red de agua dentro de sus hogares, comparado con el 22 por ciento en 1992.

1.44 La mitad de los pobres moderados y tres cuartos de los de extrema pobreza viven en viviendas inadecuadas (ver Figura 1.13). Los pisos inadecuados son particularmente comunes entre los pobres y un tercio de los de extrema pobreza viven en hogares con hacinamiento.

0%

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0% 10% 20% 30% 40% 50% 60%

Tasa de recuento de pobreza

Tas

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Figura 1.13: Hogares con viviendas inadecuadas y hacinamiento

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

Figura 1.14: Cambio en el acceso a servicios básicos a través del tiempo, todo el país

Fuente: SEDLAC

1.45 El acceso a agua segura, además de ser aún bajo, está muy diferenciado. El acceso es casi universal en las áreas urbanas. Por el contrario, en las áreas rurales el acceso es bajo y está claramente correlacionado con la condición de pobreza. Casi un tercio de los pobres extremos rurales sacan agua de un río u otra fuente de agua abierta, comparado con sólo nueve por ciento de los no pobres en áreas rurales. La principal fuente alternativa en las áreas rurales es un sistema privado. Por el contrario, la mayoría de los residentes urbanos reciben agua a través del abastecimiento público (55 por ciento) o de un sistema privado (35 por ciento). El acceso a agua entubada al interior del hogar también es altamente desigual. Sólo el 13 por ciento de los residentes rurales tienen agua entubada dentro del hogar, y los hondureños del quintil superior tienen una probabilidad cinco veces mayor que los del quintil inferior de tener agua entubada dentro de su casa.

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Red de agua dentro del hogar Servicio de alcantarillado

Por

cent

aje

dela

pobl

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n

1992

1997

1999

2003

Electricidad

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Cielo raso

Muros

Piso

Hacinamiento

No pobres

Pobres moderados

Extrema Pobreza

Vivienda en gral.

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Figura 1.15: Acceso a electricidad, según área urbana/rural y condición de pobreza

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

1.46 En general, sólo dos de cada tres hondureños tiene acceso a electricidad. Entre los países de América Latina, solamente Haití está en un lugar más bajo en acceso a electricidad. Aquellos sin electricidad dependen principalmente de velas y lámparas de gas para alumbrarse. Tanto en áreas rurales como urbanas, es menos probable que los hondureños más pobres tengan acceso a la electricidad (ver Figura 1.15). La electrificación rural ha ampliado el acceso al 40 por ciento de los habitantes rurales, pero sólo ha alcanzado al 13 por ciento de los de extrema pobreza. En áreas urbanas, la mitad de los extremadamente pobres carecen de electricidad. La mayoría de los hondureños dependen de la leña como combustible para cocinar. El noventa y siete por ciento de los de extrema pobreza y un 81.6 por ciento de los pobres moderados dependen de leña para cocinar. Incluso en las áreas urbanas, la mayoría de los pobres la utilizan. En zonas urbanas, la mayoría de los no pobres usan electricidad o gas LPG para cocinar.

1.47 La regularización de los derechos de tierra (mensura, títulación y registro) es un tema clave de política en Honduras. Siguiendo similares esfuerzos de otros países, el gobierno de Honduras ha emprendido recientemente un ambicioso programa de administración de tierras, para aumentar la seguridad de la tenencia de tierras, mejorar la transparencia y gobernabilidad y descentralizar los servicios públicos a nivel municipal (como el registro y la certificación). Estos esfuerzos potencialmente reducirán los conflictos, disminuirán los costos de transacción en el mercado de tierras, facilitará el acceso a créditos y aumentará la inversión en tierras; lo que a su vez, debería incidir en una asignación más eficiente de tierras y a una mayor productividad.

1.48 A nivel nacional,26 un 21.7 por ciento de las familias trabajan al menos algo las tierras de su propiedad. Entre estos hogares, 52.3 por ciento informa que sus parcelas

26 Los temas de tenencia de tierras son complejos y los datos de encuestas de hogares no es el mejor instrumento para capturar esta complejidad, sino más bien sería preferible aplicar encuestas que utilicen la finca como unidad de análisis (en vez del hogar). La información se presenta con estas advertencias como una primera aproximación a la correlación, no causalidad, entre pobreza y tenencia de la tierra.

93%

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Todos Extrema Pobreza Pobres moderados No pobres

UrbanoRural

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tienen documentación de “dominio pleno”, 21.5 por ciento tiene documentación menos segura de “dominio útil”, uno por ciento informa tener otra documentación y el resto, 25.2 por ciento no tiene documentos. Además, un 91.3 por ciento de las parcelas con documento de dominio pleno y 67.5 por ciento de aquellas con documentos de dominio útil informan estar registradas en el registro de propiedad.

1.49 Las tasas de recuento de pobreza según la condición de los títulos de tierra se muestran en la Tabla 1.9. Las familias con tierras registradas tienen tasas de pobreza levemente menores (69.9 por ciento) que aquellos que no están registrados, con o sin documentos de dominio (alrededor de 80 por ciento). Es probable que esto no represente un efecto causal de registro de propiedad, sino el hecho de que es más probable, en promedio, que las familias más acomodadas registren sus tierras.

Tabla 1.9: Tasas de pobreza según condición del título de la tierra

Fuente: Análisis del personal del Banco, ENCOVI 2004.

POBREZA, MIGRACIÓN Y REMESAS

1.50 La migración al exterior y las remesas asociadas son un fenómeno crítico con enormes consecuencias para la economía como un todo, y a nivel de hogares. En Honduras las remesas enviadas desde el extranjero son significativamente mayores que la ayuda externa. En 2005, las remesas sumaron 20 por ciento del PIB, mientras por el contrario, la ayuda externa sólo alcanzó al 5.7 por ciento. Se realizó un análisis de simulación utilizando la ENCOVI 2004 para poder evaluar el impacto de las remesas en la pobreza y la desigualdad. Los resultados de la simulación se obtienen dejando todo constante y eliminando las remesas del ingreso familiar. Bajo este escenario, todo lo demás constante27, el actual nivel de remesas en Honduras reduce la tasa de pobreza en aproximadamente 5 por ciento y la desigualdad en una caída del coeficiente Gini de alrededor de 2 por ciento.

1.51 Al mismo tiempo, la emigración y las remesas son un importante fenómeno familiar, pues un 15.7 por ciento de los hogares informa haber recibido alguna remesa en los últimos 3 meses y 11.8 por ciento tener ex-miembros del hogar viviendo en el extranjero (ver Tabla 1.10).

27 Una advertencia para estos ejercicios de simulación es que tienen un equilibrio parcial. Por consiguiente, los precios relativos mantenidos constante en estos ejercicios, se pueden ver afectados por las intervenciones consideradas.

Tasa de recuento de pobreza

Sin trabajar tierra propia 42.9

Trabajando tierra propia:sin documento de propiedad 83.2con "dominio útil," sin registrar 77.2con "dominio pleno," sin registrar 82.9con "dominio útil" o "dominio pleno," registrado 69.9

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29

Tabla 1.10: Hogares, según migración y remesas

Fuente: Análisis del personal de Banco, ENCOVI 2004. Nota: Los emigrantes se definen como individuos que anteriormente vivían en el hogar y que actualmente viven en el extranjero. La pregunta de la remesa se refiere a que si recibieron dinero o bienes durante los últimos 3 meses.

1.52 Los hogares que tienen migrantes en el extranjero y reciben remesas son menos propensos a ser pobres. Las tasas de recuento de la pobreza para hogares con migrantes en el exterior son la mitad de las de aquellos hogares sin emigrantes: 27.4 por ciento vs. 53.9 por ciento (ver Tabla 1.11). Lo mismo es cierto para los hogares que han recibido remesas comparado con aquellos que no. Estas diferencias en las tasas de pobreza no son mera consecuencia del hecho de que los hogares con migrantes viven más probablemente en áreas urbanas, que son más prósperas en general. A pesar de que los hogares urbanos tienen una probabilidad cercana al 50 por ciento más alta que los hogares rurales de enviar emigrantes y recibir remesas,28 tanto en áreas urbanas como rurales, los hogares que envían migrantes y/o reciben remesas tienen tasas de pobreza mucho más bajas.

Tabla 1.11: Tasa de recuento de pobreza en hogares, según migración y remesas

Fuente: Análisis de personal del Banco, ENCOVI 2004. Nota: Los emigrantes se definen como individuos que anteriormente vivían en el hogar y que actualmente viven en el extranjero. La pregunta de la remesa se refiere a si recibieron dinero o bienes durante los últimos 3 meses.

1.53 En Honduras la migración al exterior es en gran medida responsable de la alta prevalencia de hogares encabezados por mujeres. Casi uno de cada cuatro hogares en Honduras está encabezado por una mujer. La mayor tendencia de los hogares encabezados por mujeres a tener emigrantes en el exterior, a recibir remesas, y a estar ubicados en áreas urbanas, explica en gran medida sus bajas tasas de pobreza. En

28 Muchos hogares con emigrantes no reciben remesas, y a la inversa, hogares sin emigrantes reciben remesas de otros.

Nacional Urbano

Personas viviendo en hogares con emigrantes en el exterior 27.4 44.9 14.0

Personas viviendo en hogares sin emigrantes en el exterior 53.9 75.3 29.8

Personas viviendo en hogares recibiendo remesas 24.9 41.0 13.7

Personas viviendo en hogares sin recibir remesas 55.6 76.7 31.0

Rural Urbano

Emigrantes viviendo en el exterior (% de hogares) 11.8 9.4 14.1No emigrantes viviendo en el exterior (% de hogares) 88.2 90.6 85.9

100 100 100

Remesas recibidas del exterior (% de hogares) 15.7 12.2 19.2Sin remesas del exterior (% de hogares) 84.3 87.9 80.8

100 100 100

Nacional

Rural

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general, el 23.7 por ciento de los hogares encabezados por mujeres tienen migrantes (varón o mujer) viviendo en el extranjero, comparado con sólo un 7.9 por ciento de los hogares encabezados por varones. Se reciben remesas en un 43 por ciento de los hogares encabezados por mujeres, en contraste con el 21 por ciento de los hogares encabezados por varones, 62 por ciento de los hogares encabezados por mujeres se ubican en áreas urbanas, donde las tasas de pobreza son menores, comparado con 49 por ciento de los hogares encabezados por hombres. En consecuencia, la tasa de recuento de pobreza para hogares encabezados por mujeres es sólo de 42.1, comparado con 53.2 para hogares encabezados por varones; las personas que viven en hogares encabezados por mujeres tienen niveles de consumo 16 por ciento más altos que aquellos con jefes de hogar varones. Sin embargo, al controlar por otras características (ver Recuadro 1.2 para una lista de estas características) los hogares encabezados por mujeres no son más prósperos económicamente que otros hogares.

Figura 1.16: Hogares que reciben remesas, por Región (porcentaje regional)

Fuente: Análisis de personal de Banco de la ENCOVI 2004. Nota: Las cifras mostradas son los porcentajes de hogares dentro de cada región que informaron recibir dinero o bienes desde el exterior en los últimos 3 meses.

1.54 Los flujos de remesas varían según región (ver Figura 1.16). La recepción de remesas es más común en las áreas urbanas de la región Centro (excluyendo Tegucigalpa y San Pedro Sula), donde 26 por ciento de los hogares informan haber recibido alguna remesa del extranjero en los últimos tres meses. En general, los hogares rurales tienen menos probabilidades de recibir remesas, y en las áreas rurales de la región Occidente, sólo 5 por ciento de los hogares recibió remesas.

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Tegucigalpa

San Pedro Sula

Centro Urbano

Centro Rural

Occidente Urbano

Occidente Rural

Oriente Urbano

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CAPÍTULO 2. MERCADO LABORAL

2.1 Este capítulo analiza los mercados laborales en Honduras y su relevancia en el crecimiento y la reducción de la pobreza. Analiza tres aspectos clave: (a) las características del empleo, la productividad y los ingresos, (b) las regulaciones del mercado laboral y los salarios mínimos, y (c) la educación de la fuerza de trabajo. Durante los años noventa tanto la participación de la fuerza de trabajo como la creación de empleos aumentó rápidamente. Sin embargo, desde principio de los 2000, la creación de empleos se lentificó al mismo tiempo que se redujo la participación laboral, principalmente a consecuencia de una reducción significativa de la participación de la mujer. A pesar de esta reciente lentitud del crecimiento del empleo, la tasa de empleo en Honduras aún está dentro de las más altas de la región, y la tasa de desempleo es relativamente baja. Sin embargo, el principal tema del mercado laboral en Honduras es la baja productividad en general. Esto es coherente con la alta proporción de empleos en el sector informal, donde los trabajos tienden a pagar menos, no hay acceso a leyes sociales y el promedio de horas de trabajo es alto.29 A pesar de que el mercado laboral es altamente regulado y del alto grado de regulación de las relaciones industriales, las regulaciones del mercado laboral—respecto a otros países en la región— no distorsionan particularmente el funcionamiento del mercado laboral. Los costos laborales, cuando son analizados apropiadamente, no son particularmente altos. En ese sentido, la informalidad se une a la baja productividad, la que además ha caído en el sector agropecuario. La educación de la fuerza de trabajo en el país es un determinante crítico para el crecimiento económico como también para aumentar el bienestar. Sin embargo, los bajos niveles de educación están entre los peores de la región, lo que afecta severamente las oportunidades de las personas y las perspectivas de crecimiento de la economía. En especial, la productividad laboral es muy baja, en particular en el sector rural, y por ello la pobreza es dominante. A largo plazo, los salarios reales aumentarán solamente si aumenta la productividad laboral. Entonces, el principal tema de política laboral en Honduras debe ser acelerar el crecimiento de la productividad en la economía como un todo -no necesaria ni exclusivamente en el sector rural.

2.2 A largo plazo, los salarios reales y los ingresos solamente aumentarán si aumenta la productividad laboral. Así, una economía que muestra un crecimiento del PIB per cápita estático durante largos períodos de tiempo, como Honduras durante los últimos 25 años (ver Tabla 2.1 y Figura 2.1), no puede sostener un aumento en sus niveles de bienestar, y por ende, reducir las tasas de pobreza. En efecto, este estancamiento tan prolongado de la productividad laboral -representado por el PIB per cápita- explica el mal desempeño en la reducción de la pobreza. Las tasas de pobreza en Honduras aumentaron durante los años 80 –en coincidencia con la caída del PIB per cápita- y desde entonces han permanecido altas y constantes, sólo con una pequeña reducción reciente. Si bien las tasas de crecimiento del PIB real han sido positivas desde 1998, en alrededor de 3 por ciento anual, el PIB per cápita ha quedado estático en 0.3 por ciento anual. Las altas tasas

29 Los empleos informales tienden a pagar menos que los formales, pero esto no implica una medida de productividad por unidad de capital humano entre sectores, un tema que todavía está sin resolver. Sin embargo, los trabajadores en el sector formal sí tienden a tener un nivel más alto de capital humano que los trabajadores en el sector informal.

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de fertilidad presentes en el país (alrededor de 2.9 por ciento en los años 1990 y 2.5 por ciento en el período 2000-2005) son un importante factor responsable del crecimiento del PIB per cápita. Así, para poder realizar un progreso importante en la reducción de la pobreza, la economía necesita elevar su tasa de crecimiento por sobre los niveles históricos, por lo menos a un 5-6 por ciento por año, y podría considerar políticas para acelerar su transición demográfica.

Figura 2.1: PIB de Honduras (1989=100) y tasa nacional de recuento de pobreza, según distintos métodos y fuentes

Fuente: BCH 2005, estimaciones del personal del Banco usando la ENCOVI 2004 y ENIGH 1998/99 para estimaciones basadas en consumo. SEDLAC y estimaciones oficiales de gobierno están basadas en datos de ingresos del EPHPM. (*) Nota: PIB real y PIB real per cápita usan la escala izquierda y todos los otros usan la escala derecha.

Tabla 2.1: PIB total y per cápita (porcentajes, en base a precios de 1995)

PIB total PIB per cápita Tasa promedio

de crecimiento anual Tasa promedio

de crecimiento anual

1980s 1990-1999 2000-2005 1980s 1990-1999 2000-2005

Honduras 2.4 3.1 3.6 -0.8 0.2 0.8 Argentina -0.7 4.7 1.5 -2.1 3.3 0.8 El Salvador -0.4 4.4 1.9 -1.4 2.3 0.1 Guatemala 0.9 4.2 2.6 -1.6 1.5 0.2 México 1.8 3.1 2.6 -0.3 1.3 1.2 Nicaragua -1.5 3.2 3.1 -3.9 0.3 1.1

Total América Latina y Caribe

1.0 3.2 2.7 -1.0 1.4 1.0

Nota: Total de América Latina y el Caribe no incluye Cuba. Fuente: ECLAC (2005b y 2003)

0

20

40

60

80

100

120

140

160

1989 1993 1997 2001 20050

20

40

60

80

100

120PIB real *

PIB real per capita*

Pobreza, personas Ingreso (SEDLAC)

Pobreza, hogares, ingreso (oficial

Extr. pobreza, hogaresIngreso (oficial)Extr. pobreza, personasConsumo

Extr. pobreza, personas,

Pobreza, personas Consumo

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33

EMPLEO, PRODUCTIVIDAD LABORAL E INGRESOS

2.3 La gran mayoría de los trabajadores pobres están en áreas rurales y empleados en la agricultura (ver Figura 2.2). Así, el desempeño el sector agropecuario tiene un impacto directo en la pobreza en Honduras. Para la mayoría, ser pobre en Honduras se asocia con empleo en el sector agropecuario donde la productividad laboral promedio es muy baja, un fenómeno asociado con bajos niveles tanto de capital humano como físico en este sector en relación al resto de la economía. Los mercados laborales urbanos y rurales funcionan en forma diferente, siendo el mercado laboral rural mucho más susceptible a impactos económicos de corto plazo, lo que en el caso de Honduras está relacionado con la dependencia de la agricultura y la volatilidad de los precios de los principales productos. Además de los desastres naturales, los precios internacionales de los productos de exportación más importantes del país, disminuyeron durante la segunda mitad de los años 90. Más aún, el tipo de cambio real ha tendido a apreciarse durante este período reduciendo el atractivo de algunos productos en los mercados internacionales.30 Esto afectó severamente a los mercados laborales rurales, y por ende, impactó severamente a los pobres.

2.4 Para tener una mejor idea de lo que está ocurriendo en el sector rural, es importante analizar los cambios en la productividad laboral por sector. La productividad ha aumentado desde fines de los años noventa en la mayoría de los sectores de la economía hondureña, con la excepción del sector rural (ver Figura 2.2). Así, no hay evidencia que sugiere que la productividad en general haya bajado en los últimos 10 años en Honduras. Sin embargo, en el sector agropecuario la productividad no ha mostrado ninguna tendencia clara de subida y ha sufrido impactos significativos durante este período.

Figura 2.2: Productividad laboral por sectores

Fuente: Elaboración propia basada en encuestas EPHPM.

30 Esto, en gran parte, como resultado de las condiciones más favorables que prevalecieron en los mercados emergentes durante gran parte de los años 90, y al aumento sustancial en la provisión de activos externos debido al crecimiento de las remesas familiares principalmente desde los Estados Unidos.

1

1.5

2

2.5

3

1990-Ene 1995-Ene 2000-Ene 2005-Ene

Agricultura Manufactura Construcción

Log PIB real / Horas trabajadas

2

2.5

3

3.5

1990-Ene 1995-Ene 2000-Ene 2005-Ene

Comer. Hotel+ TransporteServ. financier Serv. personales

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34

2.5 Si bien la pobreza se relaciona con baja productividad, no se correlaciona con el desempleo o la inactividad, una característica común en los países pobres (ver Tabla 2.2). Así, el tener un empleo sólo cambia marginalmente la probabilidad de pobreza. El desempleo en Honduras es relativamente bajo, y la pobreza está más relacionada con el tipo de empleo que se tiene y con los niveles de productividad y condiciones laborales de los distintos trabajos.

Tabla 2.2: Composición de la población pobre y no pobre en edad de trabajar, según situación en el mercado laboral (15 y más años de edad)

Nacional Urbano Rural

Pob. extr. Pob. mod. No pobre Pob. Extr. Pob. mod. No pobre Pob. extr Pob. mod. No pobre

Ocupado 53% 56% 59% 54% 55% 58% 53% 57% 62%Desocupado 2% 3% 3% 6% 5% 4% 2% 2% 2%Inactivo 44% 41% 38% 41% 40% 38% 45% 41% 36%Fuente: Elaboración propia basada en ENCOVI 2004.

2.6 Entre las personas de 15 a 64 años de edad, un 58 por ciento está actualmente empleado (ver Tabla 2.3).31 Esta tasa de ocupación (empleo como una proporción de la población en edad de trabajo) aparece como alta al compararse con otros países de América Latina y el Caribe (ver Figura 2.3). De aquellos empleados, el 50 por ciento pertenece al mercado laboral urbano mientras que el otro 50 por ciento al mercado laboral rural. Esta distribución cambiaría sustancialmente si cada trabajador fuera ponderado por su cuota en el ingreso laboral total. En este caso, los trabajadores urbanos contabilizan un 72 por ciento del total del ingreso laboral. En el mercado laboral urbano, 64 por ciento de los trabajadores son empleados mientras que el 36 por ciento son independientes. En el mercado laboral rural es lo opuesto.

2.7 Las tasas de ocupación de los hombres en particular son bastante altas en Honduras, un 82 por ciento, entre las más altas de la región, lo que sugiere una ausencia de impedimentos importantes para encontrar empleo. Por el contrario, las tasas de empleo femenino todavía están bajas, en un 37 por ciento, y han aumentado sólo levemente durante los últimos 15 años.32 El desempleo parece ser bastante bajo, alcanzando apenas al 2 por ciento en Mayo 2004 (3 por ciento para varones, 1 por ciento para mujeres).

31 Utilizando la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples (EPHPM) de Mayo 2004, el total estimado de la población en el grupo de 15-64 años de edad es levemente superior a tres y medio millones. Se obtiene una cifra casi idéntica del estudio ENCOVI (2005). 32 Mayores detalles con respecto a las tendencias del mercado laboral, diferenciadas por género se presentan en el próximo capítulo.

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35

Tabla 2.3: Población según situación en el mercado laboral

Figura 2.3: Tasas de ocupación (%)

Fuente: CEDLAS

2.8 Con respecto a las tendencias recientes del mercado laboral, la economía en Honduras mostró un fuerte crecimiento del empleo hacia finales de los años noventa, y una desaceleración de ahí en adelante (ver Figura 2.4). La lentificación en la creación de empleos junto con el crecimiento acelerado de la población, resultó en una reducción de las tasas de empleo, que en el año 2003 ya habían vuelto a los niveles observados a principios de los noventa. Gran parte de la reducción en la tasa de empleo fue entre las mujeres, que se redujo en alrededor de 10 puntos porcentuales desde 1998 al 2004, como

Publ Priv Publ Priv21% 79% 11% 89%

Fuente: Elaboración propia basada en EPHPM Mayo 2004

53% 47% 0.3% 99.7% 78% 22% 5% 95%

64% 36% 38% 62%

58%

50% 50%

Formal Informal Formal InformalFormal Informal Formal Informal

Urbano Rural

Asalariado Independiente Asalariado Independiente

Ocupada

Urbano Rural46% 54%

73% 27%

Inactiva40%

Desocupada2%

Urbano Rural

58% 2% 40%

POBLACION (15 – 64 años)3,676,297

Ocupada InactivaDesocupada

Tasas de ocupación (adultos)

0102030405060708090

Arg

entin

a

Bol

ivia

Bra

sil

Chi

le

Col

ombi

a

Cos

taR

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Ecu

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ElS

alva

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Gua

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dura

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Jam

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Méx

ico

Nic

arag

ua

Pan

amá

Par

agua

y

Per

ú

Uru

guay

Ven

ezue

la

Princ. 90’s Mediad 90’s Princ. 00’s

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36

se comentará en el Capítulo III. La participación de la fuerza de trabajo también cayó hacia finales de los años 1990. (ver Figura 2.5).

2.9 Utilizando la definición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad en las áreas urbanas alcanza casi al 50 por ciento. De hecho, en las áreas urbanas 2/3 de los trabajadores son asalariados, de los cuales 78 por ciento son formales, mientras que el otro tercio son independientes, de los cuales sólo un 5 por ciento son formales. En áreas rurales, la informalidad es mucho más alta. Allí, 38 por ciento de los trabajadores son asalariados, de los cuales la mitad son formales. El resto son trabajadores independientes, abrumadoramente informales. En general, la informalidad en las áreas urbanas alcanza a un 80 por ciento. Sin embargo, utilizando los datos recopilados con la encuesta ENCOVI (2004) y aplicando una definición diferente, más estricta, que tome en consideración todos los beneficios y derechos laborales mandatados por la ley, el nivel de formalidad es sustancialmente menor.33 La definición más estricta indicaría que la formalidad es tan baja como seis y uno por ciento para las áreas urbana y rural, respectivamente.

2.10 Honduras presenta un alto nivel de horas trabajadas por la población ocupada, alrededor de 192 al mes, levemente superior a un ya elevado promedio latinoamericano de cercano a 186 horas mensuales. La alta inactividad, como lo define la OIT, de un 40 por ciento en total, disfraza el hecho de que el mercado laboral hondureño muestra una de las tasas más altas de subempleo en la región, de 30 por ciento. Así, el mercado laboral hondureño se caracteriza por una alta tasa de empleo y participación y tasas bastante bajas de desempleo; y los trabajos se caracterizan por un elevado promedio de horas trabajadas y una muy alta informalidad, lo que es concordante con los escasos beneficios de la seguridad social y el bajo cumplimiento del salario mínimo (incluso en empresas grandes), como se analiza en la próxima sección. Estos rasgos están relacionados con un problema estructural de baja productividad.

33 Los trabajadores asalariados se clasifican como “formal” si trabajan en una empresa con cinco o más empleados. Los independientes y trabajadores familiares se clasifican como “informales”. Los trabajadores que han completado educación terciaria son considerados formal si son asalariados/independientes o trabajan en empresas pequeñas/grandes.

Figura 2.4: Tendencias recientes del empleo

14.2

14.3

14.4

14.5

14.6

14.7

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey

Log del empleo

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37

Figura 2.5: Tasa de ocupación y participación laboral (15-65 años de edad)

5052545658606264666870

1990 1992 1995 1998 1999 2001 2003 2004

Tasa de ocupación Participación Laboral

Fuente: EPHPM

2.11 El principal tema de la política laboral en Honduras debería ser acelerar el incremento de la productividad en toda la economía -no necesaria ni exclusivamente en el sector rural. Esto se confirma con los salarios reales por hora,34 tanto en los mercados laborales urbanos como rurales, que se han mantenido prácticamente estáticos desde 1990, y las tasas de empleo y participación que son relativamente altas y las tasas de desempleo muy bajas. No obstante, la productividad laboral es particularmente baja en el sector rural y esto ha limitado los esfuerzos de reducción de la pobreza.

2.12 Los salarios reales por hora, tanto para los mercados laborales urbanos y rurales, han mostrado alguna fluctuación desde 1990 pero no han aumentado en forma notoria en el sector urbano y han disminuido en el sector rural (ver Figura 2.6). Este hallazgo se puede anticipar analizando la serie del PIB per cápita. En efecto, solamente los salarios de las mujeres en áreas urbanas parecen haber crecido visiblemente durante el período analizado. Así como el PIB real per cápita, los ingresos reales en el mercado laboral rural aparecen más volátiles que los ingresos urbanos. En especial, los salarios rurales muestran un máximo puntual a comienzos del 2001 que se contrajo inmediatamente después. De igual manera, en los años 2000, los ingresos reales en las áreas rurales continuaron cayendo, y para el 2004 estaban casi al nivel que tenían a comienzos de 1999. Actualmente, los ingresos rurales están casi al mismo nivel que estaban a principios de los 90, mientras que los ingresos urbanos están apenas más altos que los niveles del período anterior.35

34 Estas cifras son para todos los trabajadores, no solamente empleados. Así, usamos el término salarios reales por hora en este capítulo para los ingresos reales por hora. 35 Durante el período 1980-1995, la fracción del trabajo en el PIB fue alrededor de 50 por ciento, pero se ha deteriorado desde entonces, especialmente después del Huracán Mitch. Este hecho puede ayudar a dar consistencia a la evidencia micro y macro disponible.

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38

Figura 2.6: Tendencias recientes de los salarios reales

Nota: Ingreso monetario por hora de la ocupación primaria.

NORMAS DEL MERCADO LABORAL Y EL SALARIO MÍNIMO

2.13 En Honduras las relaciones laborales en las empresas aparecen altamente reguladas respecto de otros países de la región, aún cuando es menos regulada que en Europa Continental y muchos otros países de Sudamérica. Sin embargo, las normas y/o instituciones del mercado laboral en Honduras no son particularmente distorsionadoras –con respecto a otras economías en la región, y tanto los mercados laborales urbanos como los rurales parecen relativamente flexibles en la práctica. Los costos laborales en Honduras, cuando se analizan apropiadamente, no son altos en relación a otros países de Centroamérica, y el salario mínimo parece no ser una restricción vinculante que afecte las tasas de empleo. Si lo hiciera, los salarios mínimos tienen un bajo impacto en la distribución de salarios, principalmente entre los trabajadores públicos formales en áreas urbanas.

2.14 Sin embargo, en áreas urbanas los sindicatos son poderosos y el grado de sindicalización es relativamente alto. La sindicalización se concentra en el sector público: educación, salud y administración pública. Especialmente en los sectores de salud y educación, los sindicatos han negociado condiciones laborales ventajosas -mediante estatutos legales- que no están asociados a aumentos de calidad en la provisión de estos servicios. A su vez, esto afecta a la economía como un todo ya que influye en el costo del capital humano. Esto es consistente con el hallazgo del capítulo uno, sobre la existencia de un premio salarial en los empleos del sector público. El premio salarial para los empleados del sector público es mucho mayor en las áreas rurales, donde los hogares encabezados por empleados públicos, tienen niveles de consumo 38 por ciento superiores a los de los hogares encabezados por trabajadores del sector privado, controlando las otras características que determinan el consumo. Sin embargo, una reforma en esta área sería difícil dado que las principales regulaciones del sector público están establecidas constitucionalmente. Tal vez la mejor estrategia para reducir estos premios salariales sería promover políticas que eleven la productividad y los salarios del

1.5

2

2.5

3

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Urbano Rural Cálculos del autor basados en microdatos de la Encuesta EPHPM

(Urbano – Rural)

Log del Salario Real

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39

sector privado, mediante el mejoramiento de la competitividad de la economía y la tasa de crecimiento.

2.15 La mayoría de las leyes laborales regulan los costos del término del contrato de trabajo. Un resumen de los costos de estas regulaciones se expresan como el valor presente esperado de cumplir con ellas y como proporción de los salarios mensuales promedio (ver Tabla 2.4 para una explicación más detallada de las normas de seguridad laboral). Estas cifras son solamente indicativas de los costos potenciales impuestos por la ley. En muchos casos, los costos son traspasados a los trabajadores, por ejemplo, los salarios se ajustan para acomodar parte o la totalidad de la carga generada por dichas normas.

Tabla 2.4: Medidas de las regulaciones del mercado laboral (1999) Valor Actual Esperado

Aviso anticipado

Indemniz. por despido

Aportes al Seguro Social

Costo Total

Valor Actual Esperado

PAÍS (1) (2) (3) (4) = (1) + (2) + (3)

Aporte Seguro Social como

% de los Costos Totales

(5)

Cotizaciones al Seguro

Social (% del salario)

(6)

Estados Unidos 0.00 0.00 23.56 23.56 100 0.18

PROMEDIO OECD 0.89 0.82 40.55 42.25 95.97 0.31

Honduras 0.59 2.94 13.63 17.16 79.43 0.11

Promedio PLA 0.63 2.46 26.39 29.49 82.45 0.20

Argentina 0.80 2.20 44.49 47.48 93.69 0.34

Bolivia 1.77 2.99 31.16 35.91 86.76 0.24

Brasil 0.59 2.45 37.65 40.69 74.53 0.29

Chile 0.59 2.79 27.20 30.58 88.95 0.21

Colombia 0.30 3.49 38.75 42.53 74.01 0.30

Costa Rica 1.05 2.60 35.05 38.69 90.58 0.27

Rep.Dominicana. 0.59 2.16 16.23 18.97 85.52 0.13

Ecuador 0.59 3.30 22.85 26.74 62.50 0.18

El Salvador 0.06 2.99 27.26 30.31 89.94 0.21

Jamaica 0.59 1.41 6.49 8.49 76.47 0.05

México 0.59 2.57 29.50 32.66 90.33 0.23

Nicaragua 0.59 1.97 19.47 22.04 88.37 0.15

Panamá 0.59 2.09 15.19 17.87 81.58 0.12

Paraguay 0.68 1.49 27.26 29.43 92.63 0.21

Perú 0.00 3.80 27.26 31.06 66.69 0.21

Trinidad y Tobago 1.18 1.33 10.90 13.41 81.31 0.08

Uruguay 0.00 2.23 52.58 54.81 95.93 0.41

Venezuela 0.93 2.03 18.43 21.39 67.37 0.14 Notas: Valor Actual Esperado indica el valor esperado descontado al presente Fuente: Heckman y Pages (2004)

2.16 Las primeras tres columnas de la Tabla 2.4 resumen el costo de las leyes de protección del empleo a fines de los años 1990. La columna (1) muestra el costo esperado de cumplir con las normas de aviso anticipado, medido en términos de salarios mensuales. En el caso del aviso anticipado estipulado por ley, Honduras (0.59) está levemente por debajo del promedio de los países latinoamericanos (0.63).

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40

Perceptiblemente, los países OECD en general (excluyendo a los Estados Unidos) tienen períodos de aviso anticipado (0.89) más largos que los decretados en países latinoamericanos. La columna (2) presenta el costo esperado de las indemnizaciones por despido. La ley en Honduras establece la indemnización por despido equivalente a un mes de salario por cada año trabajado, aunque las indemnizaciones tienen un tope máximo de 15 salarios mensuales. El promedio pagado es alrededor de 3 meses. Esta norma sitúa a Honduras entre el grupo de países con mayores costos, dentro de la muestra de países latinoamericanos. La columna (3) indica el costo esperado de cumplir con las leyes de la seguridad social. La magnitud de estos costos en Honduras es significativamente mayor que los costos de las columnas anteriores para todos los países, pero no son particularmente altos comparados con otros países latinoamericanos. En efecto, el costo de los aportes al seguro social en Honduras está dentro de los más bajos, no tan sólo con respecto a la muestra de países latinoamericanos sino también de los países OECD. Por consiguiente, el costo total de las normas del mercado laboral (columna 4) es relativamente bajo en Honduras. Solamente Jamaica y Trinidad y Tobago tienen costos más bajos. La carga relativamente liviana de la contribución a la seguridad social en Honduras se refleja en las columnas (5) y (6), donde el costo se mide como porcentaje del costo total y como porcentaje de los salarios.

2.17 La única dimensión en que Honduras presenta costos esperados relativamente altos en el cumplimiento de las normas de protección laboral, es en relación al pago de indemnizaciones. No obstante, los costos esperados de indemnización tienen tope; la indemnización se paga en meses de salario como múltiplo de los meses/años trabajados, después de 9 meses es de 0.7, después de 4 años es 4, y después de 20 años son 15 salarios mensuales. La evidencia empírica sugiere que estos costos sólo tienen un pequeño impacto en el empleo. Honduras tiene un sistema de contratos a plazo fijo bien desarrollado, que le permite a algunas empresas eludir el pago de altas indemnizaciones mediante el uso intensivo de este tipo de contratos.

2.18 En Honduras, los salarios mínimos son un elemento importante en las políticas que afectan a los trabajadores, a los empleadores y al gobierno, y las relaciones entre ellos. El salario mínimo es el límite legal inferior para los salarios y se establece por Decreto o Acuerdo Ejecutivo, con la aprobación de la Comisión de Salario Mínimo o directamente por el Presidente de la República. Refleja las recomendaciones de la Secretaría del Trabajo y Seguridad Social, y utiliza estudios económicos e investigaciones específicas conducidos por el Departamento General de Salarios como insumo para determinar los respectivos aumentos. Honduras estableció su salario mínimo (SM) en 1974. Desde 1990, el salario mínimo ha sido fijado una vez al año en promedio. En términos generales, se ha fijado un salario mínimo para dos tamaños de empresas (pequeñas y grandes) y 11 actividades económicas, y se ha creado una categoría adicional para las industrias de exportación. Durante el período entre 1990 y 1995, se fijaron distintos salarios mínimos para las empresas con 1-5, 6-15, y 16 o más empleados. Después de 1995 se utilizaron dos tamaños de empresas: 1-15 y 16 ó más empleados. Los salarios mínimos también varían por región. Los empleados del sector privado están cubiertos por un sueldo mínimo, y las remuneraciones de varias profesiones en el sector público también están atadas a salarios mínimos.

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41

2.19 Los salarios mínimos en Honduras se fijan bastante altos (ver Figura 2.7). En 2004, el salario mínimo en Honduras podía comprar un poco más de la mitad de la “canasta básica” de bienes de consumo recomendados para un hogar representativo.36 Honduras tiene uno de los más altos salarios mínimos estandarizados -salario mínimo/salario medio- ubicándose en el 4° lugar entre los 14 países latinoamericanos seleccionados y el 7° lugar entre los 31 países considerados. La posición de Honduras en el ranking es sólida al usar otros indicadores como el salario mínimo/salario medio o salario mínimo/salario del décimo percentil. Sin embargo, el porcentaje de incumplimiento de los salarios mínimos es también bastante alto (ver Tabla 2.5). Todo esto sugiere que los salarios mínimos se fijan en niveles altos en comparación a la distribución de la productividad individual en esta economía. En efecto, el incumplimiento es alto en las áreas urbanas y rurales por igual. En las áreas urbanas el incumplimiento es alto incluso entre las empresas con más de 5 empleados como también entre las pequeñas empresas.

Figura 2.7: Salario mínimo/ Salario medio en países OECD y en América Latina

Fuente: Maloney y Núñez (2004)

36 Gindling et al. (2005).

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

Uruguay

Bolivia

Brasil

Argentina

México

Chile

España

Perú

Estados Unidos

Reino Unidos

Colombia

Panamá

Portugal

Francia

Suiza

Suecia

Finlandia

Dinamarca

Costa Rica

Holanda

Irlanda

Alemania

Luxemburgo

Bélgica

Honduras

Grecia

Austria

Paraguay

El Salvador

Italia

Venezuela

Salario Mínimo como fracción del Salario Medio

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42

Tabla 2.5: Tasas de incumplimiento del salario mínimo, según educación, ubicación y tamaño de la empresa (porcentajes)

Fuente: Cálculos del autor basados en los Estudios EPHPM. Nota: Las tasas están calculadas sobre la base de número de empleados entre 25 a 40 años de edad que trabajan más de 30 horas por semana.

2.20 Gindling, et.al (2005) investigan el efecto de los salarios mínimos en el empleo y los salarios, aprovechando la variabilidad del salario mínimo a través de sectores y regiones. Encuentran que los salarios mínimos no tienen efecto alguno en las tasas de empleo. En valor nominal, este resultado sugiere que los salarios mínimos en Honduras -a pesar de ser relativamente altos- no tienen impacto en la probabilidad de encontrar empleo. Ciertamente esta conclusión depende de la validez de las extrapolaciones hechas de un modelo ajustado y la exogeneidad del salario mínimo en la ecuación estimada. Estos autores sí encuentran un efecto positivo y estadísticamente significativo del salario mínimo en los salarios en general; sin embargo, la elasticidad que estiman de los salarios promedio respecto a los salarios mínimos es baja, 0.2.

2.21 A pesar del salario mínimo relativamente alto en Honduras, la evidencia recopilada por los análisis estadísticos sugieren que los salarios mínimos no son un impedimento significativo para el empleo. Esto se confirma porque el salario mínimo no tiene ningún efecto sobre las tasas de empleo, el alto incumplimiento y la baja elasticidad de los salarios promedio con el salario mínimo. Una aproximación gráfica puede revelar cómo la distribución de los salarios es distorsionada por las políticas de salario mínimo.37 La Figura 2.8 muestra una estimación Kernel de la función de densidad de los salarios, con una línea vertical para marcar la ubicación del salario mínimo. Se muestran ambas distribuciones: de salarios formales e informales. En cada gráfico, hay un “apilamiento” alrededor del salario mínimo, representado por la línea vertical, pero hay varios puntos altos antes y después, indicando que en todo caso, los salarios mínimos tienen un pequeño impacto sobre la distribución de salarios, principalmente entre los trabajadores públicos formales de las áreas urbanas.

37 Para una aplicación similar ver, entre otros, a Maloney y Núñez, 2004

Año Primaria Secundaria Terciaria Rural Urbana Menos 5 Más de 5

1990 47.00 10.84 11.23 60.18 27.38 70.42 24.63 38.071992 45.84 5.39 6.05 54.56 23.57 68.75 23.17 34.421993 48.50 5.91 1.53 54.61 25.71 69.54 26.62 36.261994 34.11 3.85 3.02 39.21 17.86 61.57 14.78 25.581995 34.17 2.58 2.44 45.05 15.90 59.67 13.38 25.871996 32.49 1.94 2.23 47.51 12.47 62.88 10.87 23.331997 34.27 7.75 3.42 46.17 17.47 60.18 14.58 26.091998 32.84 5.27 2.53 44.70 14.06 52.30 15.02 24.941999 29.83 2.84 0.37 45.75 10.55 43.82 14.70 22.142001 28.18 4.15 1.32 36.63 14.09 41.50 16.35 20.652002 36.96 5.82 2.67 49.12 18.48 58.93 29.08 28.172003 49.95 9.57 3.76 62.56 26.76 74.40 34.77 39.432004 45.30 8.34 3.88 56.72 23.95 68.53 24.00 35.00

Educación Ubicación Tamaño de la empresa Total

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43

Figura 2.8: Diagrama de Densidad Kernel de salarios (trabajadores urbanos) Funciones de probabilidad de densidad Kernel de salarios de trabajadores formales e informales

4 6 8 10 12Log (salario)

Formal Informal

KDF

Nota: La muestra incluye empleados asalariados entre 15-64 años de edad que trabajan más de 30 hrs/semanales; la línea vertical marca el log del salario mínimo diario promedio oficial en 2004 de L75.03 x 25; los trabajadores asalariados se catalogan como formales si trabajan en una empresa con 5 ó más empleados; los independientes y trabajadores familiares se clasifican como informales. Los trabajadores con educación terciaria completa se consideran formales aunque sean asalariados independientes o trabajen en empresas pequeñas/grandes. Variable dependiente: Ingreso monetario total proveniente de la ocupación principal. Fuente: Cálculos del autor basados en microdatos de la EPHPM de Mayo 2004

F i g u r e 2 . 9 : S y s t e m D e p e n d e n c y a n d P o p u l a t i o n

D e p e n d e n c y R a t i o s , S e l e c t e d C o u n t r i e s i n L a t i n A m e r i c a & t h e C a r i b b e a n ( 1 9 9 0 s ,

v a r i o u s y e a r s )

0

1 0

2 0

3 0

4 0

5 0

6 0

7 0

8 0

Uru

gua

y

Arg

en

tina

Bra

zil

Bo

livia

Pe

ru

Nic

ara

gua

Ecu

ador

Gu

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ma

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(Yo

un

g)

.

S y s t e m D e p e n d e n c y ( P e n s i o n e r s / C o n t r i b u t o r s ) P o p u la t i o n D e p e n d e n c y ( P o p u l a t i o n 6 0 + / P o p u la t i o n 2 0 - 5 9 )

2.22 La cobertura de la seguridad social es muy baja en Honduras. El Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) reporta una cobertura total de 1.9 millones de personas (23 por ciento de la población) con aproximadamente medio millón de miembros afiliados y un promedio de 3-4 beneficiarios. Sin embargo, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Gastos de Salud (ENGS) menos del 10 por ciento de la población está efectivamente cubierta por el seguro de salud del IHSS, y la mayoría de los beneficiarios están concentrados en Tegucigalpa y San Pedro Sula.38 Este hallazgo no es sorprendente para Honduras porque en países de América Latina la cobertura es mayor (entre 30 y 60 por ciento de la fuerza laboral) en países relativamente prósperos como Chile, Argentina, y Colombia y es menor (entre 10 y 20 por ciento) en países más pobres como Bolivia, República Dominicana y Honduras. No obstante, el sistema de seguridad social en Honduras, un sistema de pago por uso, parece relativamente sano en términos de los indicadores de sostenibilidad (ver Figura 2.9). No está claro cómo ampliar la

38 Banco Mundial (2000) de Banco Mundial (1998).

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44

cobertura del sistema sin aumentar los ingresos promedio de la población. En realidad, expandir la cobertura requiere que la población sea capaz de ahorrar para su jubilación, capacidad que está determinada por el ingreso actual.

EDUCACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO

2.23 La educación de la fuerza laboral es un determinante importante del crecimiento económico como también un determinante de la probabilidad de que un individuo aumente su propio bienestar. A nivel macro, por ejemplo, utilizando los cambios en educación y productividad observados en el país, Topel (1999) encuentra que 1 año de aumento en el promedio de años de escolaridad de la fuerza de trabajo de un país, aumenta el producto por trabajador entre 5 a 15 por ciento. En Honduras, el desempeño educacional ha sido particularmente pobre en: i) conseguir que los niños entren a la escuela a tiempo, y mantenerlos allí, y ii) transformar su contacto con el sistema educacional en años de escolaridad.39 El análisis para Honduras indica que ha mejorado en los últimos 5 años, a pesar de que el país todavía se está desempeñando pobremente en todos estos indicadores, comparado con países relativamente más avanzados en la región, como Chile (ver Figuras 2.10 y 2.11). En el año 2004, los niños están entrando a la escuela a edad más temprana que en 1999. Igualmente, están permaneciendo por más años en el sistema escolar; así, el promedio de años en la escuela y el promedio de años de escolaridad actualmente también son más altos que a fines de los noventa.

2.24 Por otra parte, se encontró que el retorno privado de la educación en Honduras está alrededor del límite superior de las estimaciones de Topel, lo que sugiere que la inversión en educación debería ser una prioridad en Honduras. La tasa de retorno a la educación primaria y los primeros años de secundaria es de 8 por ciento, mientras que la tasa de retorno más alta se observa en el nivel superior de la secundaria con 14.1 por ciento, seguido por un retorno del nivel terciario de 13.2 por ciento.40 Además, los bonos salariales educacionales son altos, particularmente para un grado terciario comparado con la escuela secundaria. En promedio, terminar la escuela secundaria recompensa a los trabajadores urbanos varones, aproximadamente 100 por ciento más que los ingresos de los trabajadores no especializados, y 40 por ciento más que los trabajadores que sólo terminaron la escuela primaria. Las recompensas son mayores para las mujeres y para los trabajadores rurales. Se observa un patrón similar para grados post-secundarios y grados universitarios. Un trabajador urbano varón con un grado post-secundario gana aproximadamente 170 por ciento más que un trabajador urbano varón que recién ha terminado la escuela primaria y 100 por ciento más que uno que recién terminó la escuela secundaria.

39 Ibid. 40 Banco Mundial (2004a). Honduras Revisión de Políticas de Desarrollo. La tasa de retorno a la educación en diferentes niveles se estimó utilizando la ENIGH 1998/99.

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45

2.25 Así, para reducir la pobreza en Honduras debería ser una prioridad invertir en educación. Para poder evaluar el impacto en pobreza y desigualdad, se realizaron simulaciones de invertir en educación. Si los niveles educacionales de los trabajadores rurales y urbanos se igualaran, de tal manera que la distribución de educación para individuos de entre 20 a 30 años de edad en áreas rurales fuera la misma que la actual distribución de educación en áreas urbanas para el mismo grupo y edad, esto disminuiría la pobreza en aproximadamente 1/3, aumentaría el promedio de ingreso en alrededor de ¾ y reduciría el Gini en cerca de 3 por ciento. Los resultados de esta simulación se obtienen asumiendo que el gobierno mantiene una política de inversión en educación por un plazo suficientemente largo para que los niveles educacionales de los trabajadores rurales y urbanos de entre 20 a 30 años de edad se igualen. En el corto plazo y bajo tal

Figura 2.10: Perfiles de matrícula por edad

2000

Urquiola and Calderon (2005)

0.2

.4.6

.81

6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18age

National Urban

Rural

1999

0.2

.4.6

.81

6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18age

National Urban

Rural

2004

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey (sep99;may04)

Age-enrollment profiles

Figura 2.11: Escolaridad máxima, promedio de años en la escuela y promedio de años de escolaridad

2000

Urquiola and Calderon (2005)

0

1

2

3

4

56

7

8

9

10

11

12

6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18age

Max-Feasible attainment

Avg years in school

Avg years of schooling

1999

0

1

2

3

4

56

7

8

9

10

11

12

6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18age

Max-Feasible attainment

Avg years in school

Avg years of schooling

2004

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey (sep99;may04)

Honduras

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46

escenario de política, ceteris paribus los efectos serían menores pero no despreciables; el ingreso promedio aumentaría en aproximadamente 6 por ciento, la tasa de pobreza se reduciría en 3.5 por ciento y el coeficiente Gini se mantendría prácticamente sin cambios.41

41 La advertencia para estos ejercicios de simulación es que son de equilibrio parcial. Por consiguiente, los precios relativos, mantenidos constante en estos ejercicios, se pueden ver afectados por las intervenciones consideradas. En el caso de Honduras, las diferenciales salariales de base son relativamente altas; sugiriendo que cualquier cambio en los parámetros probablemente tendría efectos de segundo orden.

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47

CAPITULO 3: GÉNERO Y TRABAJO INFANTIL

3.1 Este capítulo describe los patrones recientes de la participación laboral, el empleo y los ingresos según género. En particular, mira la evolución reciente de la participación, y las distintas maneras en que hombres y mujeres se adaptaron a las crisis económicas de 1998-99. Como se muestra más abajo, a pesar de un pequeño progreso en la participación y en la brecha de ingresos por género, las mujeres hondureñas están sub-representadas en el mercado laboral comparado con otros países en la región, y enfrentan una brecha salarial que no se explica por características observables (como educación y edad) o elección de carrera, y pueden indicar la presencia de factores culturales o sociales (tales como preferencias distintas entre hombres y mujeres, demandas de tiempo diferenciadas e implicaciones relacionadas con oferta de trabajo y capacitación, identidad y elección de tiempo, expectativas sociales que limitan el acceso de las mujeres al mercado laboral) y/o de discriminación.

3.2 Además, el trabajo infantil en Honduras es el segundo más alto en la región, después de Bolivia, y está estrechamente ligado a los altos niveles de pobreza. El capítulo analiza los patrones de comportamiento que ayudan a explicar la opción del trabajo infantil y la asistencia escolar para niños y niñas, y la forma en que estas decisiones se ven afectadas por la composición familiar. Para el diseño de política es esencial comprender los diferentes roles que se asignan a los niños y a las niñas.

Figura 3.1: Participación laboral femenina: América Latina 2002

* 2002 para la mayoría de los países. Para algunos países (Brasil, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Perú), los datos son del 2001. Los números solamente se refieren a áreas urbanas en los casos de Argentina y Paraguay. Fuente: CEPAL. Unidad de Mujeres.

0 10 20 30 40 50 60 70

Guatemala

Bolivia

Colombia

Paraguay

Panama

Peru

Brazil

Ecuador

Dominican Republic

Nicaragua

El Salvador

Uruguay

Honduras

Argentina

Costa Rica

Mexico

Chile

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48

PARTICIPACIÓN DE LA FUERZA LABORAL, EMPLEO E INGRESOS

Niveles y cambios en la participación laboral masculina y femenina

3.3 Comparado con otros países de la región, Honduras tiene una tasa de participación laboral femenina relativamente baja y mucho más baja de lo esperado de acuerdo al nivel de desarrollo del país.42 Por ejemplo, en 2002, esta tasa era 47 por ciento, comparada con promedios regionales de 51.7 por ciento (ver Figura 3.1). A pesar de que la mayoría de los países con bajos niveles de participación laboral femenina sufrieron rápidos aumentos en la tasa durante el período 1990-2000, una de las tendencias clave del mercado laboral en América Latina, este no fue el caso de Honduras donde la tasa de crecimiento de la participación femenina fue mucho menor que el promedio regional de 21.6 por ciento (ver Figura 3.2). La baja participación de la fuerza laboral femenina en Honduras merece atención debido al potencial que tiene la participación laboral femenina para elevar los ingresos del hogar, aumentar la eficiencia económica en general y servir como protección contra impactos económicos adversos.

Figura 3.2: Aumento (%) de la participación laboral femenina

1990-2002

0 10 20 30 40 50 60

Chile

Venezuela

Mexico

Guatem ala

Argentina

Panam a

Ecuador

Bolivia

Colom bia

Brazil

Costa Rica

Uruguay

Honduras

Paraguay

Dom inican Republic

El Salvador

* 2002 para la mayoría de los países. Para algunos países (Brasil, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Perú), los datos son del 2001. Los números solamente se refieren a áreas urbanas en los casos de Argentina y Paraguay. Fuente: CEPAL. Unidad de Mujeres.

3.4 Como se puede apreciar en el panel derecho de la Figura 3.3, las tasas de participación femenina son más bajas y fluctúan mucho más que las masculinas; lo que también se observa habitualmente en otros países. La participación femenina ha fluctuado bruscamente durante el período mostrando una baja tendencia al aumento. Efectivamente, después de un pequeño aumento inicial a principios de los años noventa, aumentó

42 Este informe estima la tasa de participación de la fuerza laboral femenina utilizando Mammen y Paxson (2000) y encuentra que el pronóstico de la participación de la fuerza laboral femenina en Hondura, es más del doble del valor histórico; lo que confirma valores menores a los esperados para el nivel de desarrollo del país.

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49

bruscamente y sirvió como un mecanismo de ajuste a las crisis económicas de finales de los años noventa; la participación femenina fue alrededor de 10 puntos porcentuales más alta con un aumento de alrededor de 25 por ciento. Esto muestra un típico “efecto de trabajador agregado”, donde la necesidad de complementar fuentes de ingreso aumenta la probabilidad de participación de la fuerza laboral secundaria. Este aumento podría haber sido también parte de una tendencia más estructual de aumento de la participación femenina, como en otras partes en América Latina, particularmente de mujeres educadas. Sin embargo, la participación femenina cayó bruscamente después de 1999 de 44.2 por ciento a 37.5 por ciento (ver Figura 3), y el aumento total de los últimos 15 años es muy leve. Por el contrario, las tasas de participación masculina aumentaron de 83.9 por ciento a 85.2 por ciento entre 1990 y 1995, y después cayeron levemente con la crisis a 83 por ciento en 1999. Desde entonces, la participación masculina ha seguido cayendo, principalmente como consecuencia de menores oportunidades de empleo en las áreas rurales. A consecuencia de estos cambios, la brecha masculina-femenina en la participación laboral cayó durante la crisis, pero ha aumentado nuevamente, alcanzando 44.5 puntos porcentuales en 2004.

Figura 3.3: Empleo y desempleo: tendencias recientes

.8.8

5.9

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Participation rate Employment rate

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey

(14 to 65 - Males)Labor Force and Employment Rates

.35

.4.4

5.5

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Participation rate Employment rate

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey

(14 to 65 - FEMALES)Labor Force and Employment Rates

3.5 La participación laboral femenina es casi dos veces mayor en áreas urbanas que en áreas rurales, y alrededor de la mitad de las mujeres en edad de trabajar participan en el mercado laboral, mientras que solamente alrededor de un cuarto de las mujeres rurales lo hacen. La fluctuación de la participación femenina es similar en ambas áreas, rural y urbana, por lo tanto la brecha urbana-rural se mantuvo básicamente constante durante el período de análisis. Asimismo, se observaron fluctuaciones en la participación de grupos de todas las edades, a través de todo el país.

3.6 Como se muestra también en la Figura 3.4, las tasas de ocupación siguieron la evolución de las tasas de participación. Durante la primera mitad de los años noventa, el aumento de la participación laboral femenina fue acompañado por un aumento del empleo y por consiguiente una reducción del desempleo femenino. Además, durante las crisis, tanto la participación como el empleo aumentaron bruscamente. La mayoría de las mujeres que estaban presionadas para encontrar empleo, u ocuparse en actividades económicas como independientes, pudieron hacerlo con éxito.43 Sin embargo, desde

43 Similar a Honduras, la participación de la fuerza laboral femenina también aumentó durante la crisis en México, y las mujeres dejaron la fuerza laboral con la recuperación económica. Esta reducción laboral femenina se podría interpretar como un retorno al equilibrio de la división hogar del trabajo.

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50

entonces los indicadores de empleo y de participación han caído bruscamente. Por lo tanto, es muy probable que parte de la reducción de la tasa de participación haya sido el resultado del desánimo, debido a la baja probabilidad de ocuparse en alguna actividad productiva; esas mujeres que decidieron buscar trabajo y no lo hallaron, abandonaron la búsqueda y por ende salieron de la fuerza de trabajo.

3.7 A pesar de la reducción de la participación laboral después de 1999, la insuficiente absorción de la población femenina económicamente activa se tradujo en tasas de desempleo femenino más altas en este período. Al 2004, el desempleo femenino alcanzó 3.0 por ciento en las áreas urbanas y 3.1 por ciento en áreas rurales, el mayor nivel observado en el período de análisis (ver Tabla 3.1). Sin embargo, estas cifras de desempleo todavía son muy bajas según estándares internacionales.

Figura 3.4: Evolución de la participación laboral en Honduras: 1990-2004

3.8 En ese sentido, el rasgo principal de la reciente evolución de los mercados laborales hondureños es la reducción de la participación y el empleo, entre hombres y mujeres, y particularmente entre éstas últimas. Como se trató en los capítulos anteriores, la gran caída del empleo en las áreas rurales probablemente es el resultado de la caída de los precios de los principales productos de exportación. El estancamiento del empleo en áreas urbanas -que dado el crecimiento de la fuerza laboral, implica una reducción en la tasa de ocupación- se puede explicar por la lenta expansión de la industria de la maquila desde que el Huracán Mitch azotó el país.

80

85

90

95

15 20 25 30 35 4045 50

55

1990 1995 1999 2004

hombre hombre - urbano- hombre - rural-

mujer mujer - urbano mujer - rural

Fuente: EPHPM

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51

Tabla 3.1: Desempleo en Honduras 1990 1995 1999 2004

Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino

Nacional 0.7 1.1 0.3 1.0 0.8 1.8 2.2 3.6

Urbano 1.3 1.8 0.4 1.5 1.1 2.6 3.0 5.5

Rural 0.2 0.6 0.2 0.5 0.5 1.0 1.3 2.0

Fuente: EPHPM mayo 1990, marzo 1995, marzo 1999 y mayo 2004

Figura 3.5: Mujeres ocupadas en Honduras, según actividad económica

0%5%

10%15%

20%25%

30%35%

40%

1992 1998 1999 2001 2003 2004

Source: EPHPM

Com m unity, social and pers onal service activities

Wholes ale, retail trade and repair of m otor vehicles and hous ehold goods

Manufacturing

Agriculture, hunting and fores try

Financial interm ediation

3.9 Es interesante notar que el aumento de la participación y empleo femenino observado como una consecuencia de la crisis de 1998, es seguido por un cambio en la estructura del empleo femenino. El porcentaje de empleos en actividades comerciales aumentó, según muestra la Figura 3.5, a expensas de los servicios sociales, sugiriendo que la mayoría de los empleos nuevos fueron creados en el sector comercio. Sin embargo, como cayó el empleo femenino y la participación, también lo hizo la importancia del comercio en la estructura general del empleo. Por el contrario, la composición del empleo masculino por sectores no muestra variaciones significativas entre 1992 y 2004.

BRECHAS SALARIALES E INGRESOS

Brechas salariales e ingresos según género

3.10 La Figura 3.6 muestra los salarios reales por hora en los mercados laborales urbanos y rurales, por género. En general, los salarios mostraron un leve aumento hasta principios del 2000 y después cayeron, particularmente en áreas rurales. Las fluctuaciones de salarios fueron relativamente similares para hombres y mujeres, pero las tendencias generales muestran una mejoría en la posición relativa de las mujeres. En áreas urbanas, a pesar de la reducción a fines del período de análisis, los salarios femeninos muestran una tendencia al alza, con los niveles del 2004 claramente sobre el promedio observado en los años noventa. En el caso de los hombres, la reducción de salarios implicó volver a los niveles observados a principios de los años noventa. En las áreas rurales, los salarios de las mujeres cayeron durante los años 2000, regresando al promedio observado en los años noventa. Sin embargo, este desempeño es mejor que el

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52

de los hombres rurales, cuyas ganancias estaban claramente por debajo de las observadas en los años noventa.

3.11 Estas tendencias de salarios implican en todos los casos una reducción en la brecha masculina-femenina de ingresos. La Figura 3.7 presenta las brechas de ingresos entre 1990 y 2004 entre asalariados, independientes e independientes del sector no-agropecuario. Entre los asalariados, la brecha de género se ha estado cerrando a través del tiempo, y al año 2001, las diferencias de ingreso de trabajadores asalariados ya no favorecían a los varones, y los ingresos de las mujeres eran 10 por ciento mayores que los varones en 2004. La causa de esto es una reversión de la brecha en áreas rurales desde el año 2001, principalmente debido a la brusca reducción de los asalariados hombres en estas áreas. En las áreas urbanas, a pesar de la reducción de la brecha de género, los salarios femeninos todavía son sólo el 90 por ciento del salario masculino. La Figura 3.7 también muestra tendencias en la brecha de ingresos por género, entre los independientes. Hay una leve mejoría en la posición relativa de las mujeres. En el caso de los independientes del sector no agropecuario, los ingresos de las mujeres son 50 por ciento más bajas que los de los hombres, y no ha habido mejoría a través del tiempo.

Figura 3.6: Salarios reales: tendencias recientes

1.5

22

.53

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Urban Rural

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey

(Urban - Rural) - MaleLog Real Wage

1.8

22.2

2.4

2.6

2.8

1990 1995 2000 20051990 - 2004

Urban Rural

Author calculations based on microdata from the EPHPM Survey

(Urban - Rural) - FemaleLog Real Wage

Nota: Ingreso monetario por hora de ocupación principal

3.12 La brecha de ingresos según género se puede atribuir a diferentes características de los trabajadores o a diferencias en características no observables. La Tabla 3.2 presenta los resultados de un análisis de componentes hecho para asalariados, basado en Nopo (2004). Entre los asalariados, como se mencionó anteriormente, la brecha bruta de género es negativa (es decir, favorece a las mujeres), alcanzando un -0.19 en áreas rurales. La parte que es explicada por diferencias de características es -0.27. Esto implica que, controlando edad, educación, migración y estado civil, la ventaja de las mujeres en el mercado laboral debería ser aún mayor. Las características no observadas reducen significativamente las ventajas de las mujeres, las que pueden incluir factores culturales y sociales (como preferencias diferenciadas entre varones y mujeres, diferentes demandas de tiempo y las implicaciones para la oferta de empleo y capacitación, identidad y elección de tiempo, expectativas sociales que limitan el acceso de mujeres al mercado laboral) y/o la discriminación. Controlando por la elección ocupacional, la brecha no

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53

observada es de sólo dos puntos (-0.019), lo que implica que dentro de las ocupaciones no hay diferencias de género sin explicar.

Figura 3.7: Brechas de salarios e ingresos, por tipo de empleo y área de residencia en Honduras

Wage Earners

0% 50% 100% 150%

1990

1992

1995

1998

1999

2001

2003

2004

Self -Employ ed

0% 50% 100% 150%

1990

1992

1995

1998

1999

2001

2003

2004

Non-Agricultural Self - Employ ed

0% 50% 100% 150%

1992

1998

1999

2001

2003

2004

Urban RuralFuente: EPHPM

Asalariados

0% 50% 100% 150%

1990

1992

1995

1998

1999

2001

2003

2004

Independientes

0% 50% 100% 150%

1990

1992

1995

1998

1999

2001

2003

2004

Independiente no agricola

0% 50% 100% 150%

1992

1998

1999

2001

2003

2004

Urbano RuralEPHPM

3.13 En áreas urbanas, los resultados son muy diferentes. En este caso la brecha de ingreso favorece a los hombres (0.114). Sin embargo, controlando por características, el análisis muestra que las brechas de ingreso deberían ser -0.076. Es decir, dado el alto nivel de educación y experiencia de las mujeres (que actualmente están en la fuerza de trabajo) deberían tener una ventaja sobre los varones en el mercado laboral. Los factores no observables (ver párrafo 3.12 siguiente) generan una desventaja de ingresos para las mujeres, por lo que aún están rezagadas en los mercados laborales urbanos. Estos resultados no varían significativamente cuando el ejercicio empírico controla la elección ocupacional, lo que significa que incluso dentro de las ocupaciones, hay otros factores que vienen a restringir los salarios de las mujeres.

Tabla 3.2: Brechas en salarios monetarios promedio, personas de 15-65 años Honduras, 2004

Trabajadores dependientes controlando edad,

educación, migración y estado civil

Trabajadores dependientes controlando edad, educación,

migración, estado civil y ocupación

nacional rural urbano nacional rural urbano Brecha salarial sin controles -0.121 -0.190 0.114 -0.121 -0.190 0.114

Parte de la brecha explicada por: Diferencias en características observables entre hombres y mujeres

-0.219 -0.263 -0.062 -0.200 -0.170 -0.035

Diferencias no explicadas 0.097 0.073 0.176 0.079 -0.019 0.150

Brecha salarial definida como la diferencia entre salarios promedio masculino y femenino sobre salarios femeninos. Fuente: EPHPM mayo 2004

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54

3.14 Los resultados de aplicar esta metodología a los independientes en actividades no agropecuarias se muestran en un documento de respaldo. La mayor parte de la brecha de ingresos entre varones y mujeres independientes no se puede explicar por factores observables, y esta brecha no se reduce al controlar otras características observables, como ocurrió en el caso de los asalariados.

TRABAJO INFANTIL

3.15 Los niños trabajan por una variedad de razones, incluyendo la presencia de pobreza en el hogar. Los factores sociológicos y culturales también pueden jugar un rol. Como se verá en esta sección, el trabajo infantil en Honduras—especialmente entre las niñas—puede estar fuertemente influenciado por estos últimos factores. Una mejoría en los indicadores de pobreza en Honduras reducen la probabilidad de unirse a la fuerza de trabajo solamente en el caso de los niños.44 Por el contrario, la participación laboral de las niñas y la asistencia a la escuela están afectadas principalmente por la composición familiar, en particular por la presencia de hermanos menores.45

3.16 La tasa de trabajo infantil en Honduras es extremadamente alta, la segunda más alta en América Latina después de Bolivia. La Figura 3.9 muestra las tasas de trabajo infantil para niños entre 10-14 años de edad en el 2001, para diez países latinoamericanos distintos. Alrededor de 18.2 por ciento de los niños hondureños de este grupo de edad estaban trabajando, mientras que la incidencia era de 7.9 por ciento entre las niñas hondureñas de la misma edad. La tasa nacional para ambos sexos fue de 13 por ciento. Honduras tiene la tasa más alta de trabajo infantil en la región, después de Bolivia, para niñas y para niños. Vale la pena notar que la tasa de trabajo infantil de Honduras está muy por encima de las tasas encontradas en otros países de Centroamérica. Sin embargo, la alta tasa de trabajo infantil en Honduras es concordante con su bajo ingreso per cápita. Como se muestra en la Figura 3.8, existe una relación no-lineal entre ingreso per cápita y trabajo infantil en América Latina. Honduras, dado su ingreso per cápita, está sólo levemente sobre la tasa esperada de trabajo infantil.

3.17 La proporción de la población económicamente activa respecto de la población empleada aumenta con la edad, como se observa en la Tabla 3.3. La tasa de trabajo infantil para los niños en todos los niveles de edad es tres veces la tasa para las niñas. También hay diferencias marcadas entre las áreas rurales y urbanas. El porcentaje de niños y niñas trabajando es generalmente mucho mayor en áreas rurales que en áreas urbanas.46 Entre todos los niños entre 5-17 años de edad, el porcentaje que los que trabajan es 67.5 por ciento más alto en áreas rurales que en áreas urbanas (18.6 por ciento vs. 11.1 por ciento). Las diferencias entre niños y niñas también son notablemente mayores en las áreas rurales. Es sorprendente ver que un tercio de los niños entre 10-14 años de edad y tres cuartos de los niños entre 15-17 años de edad trabajan en áreas rurales. También, casi un cuarto de las niñas rurales y urbanas entre 15-17 años de edad trabajan.

44 Como lo sugieren los hallazgos del análisis econométrico. 45 Como lo sugieren los hallazgos del análisis econométrico. 46 Con la excepción de las mujeres jóvenes entre 15-17 años de edad, para quienes la proporción de la PEA empleada es mayor en áreas urbanas que en áreas rurales.

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55

Figura 3.8: Tasa de trabajo infantil, por género en América Latina, 2001

(Niños 10-14 años de edad)

Figura 3.9: Tasa de trabajo infantil e ingreso per cápita en 10 países latinoamericanos

seleccionados, 2001

0

5

10

15

20

25

30

AR CR MX ES EC DR NI BR HO BO

Male Female ChildLabor Rate

Nicaragua

Bolivia

HondurasBrazil

Costa RicaArgentina

Mexico

Dominican Republic

EcuadorEl Salvador

0

5

10

15

20

25

$740 $1,030 $2,350 $2,760 $4,310

ChildLabor Rate Log. (ChildLabor Rate)

Fuente: OIT-LABORSTA Fuente: OIT-LABORSTA

Tabla 3.3: Proporción de la población económicamente activa y ocupada,

por grupos de edad, sexo y áreas, Honduras, 2002. Total Áreas rurales Áreas urbanas Grupos

de edad niños niñas niños niñas total niños niñas total

5 - 9 2.8 1.1 3.7 1.2 2.5 1.4 1.1 1.2 10 - 14 24.3 9.0 33.3 9.4 21.8 11.7 8.5 10.1 15 - 17 60.1 21.2 77.2 18.5 49.7 38.2 23.8 30.4 Total 22.3 8.2 29.2 7.4 18.6 12.9 9.3 11.1

Fuente: Ayes, Maria del Carmen (2003), Análisis a profundidad del trabajo infantil y pobreza en Honduras, INE, Honduras.

3.18 Como se mencionó anteriormente, a nivel macro, la incidencia del trabajo infantil en Honduras es lo que podría esperarse dado su nivel de ingreso. De hecho, distintos autores han documentado que hay una clara relación inversa entre ingreso per cápita y tasas de trabajo infantil (Deb y Rosati, 2003). A nivel micro, 78.9 por ciento de los niños trabajadores en Honduras vienen de hogares pobres. Esto indica que el trabajo infantil está ligado a la pobreza, pero hay otros factores en juego que ayudan a explicar la diferencia a través de áreas geográficas y entre niños y niñas. En algunos casos, los incentivos que empujan a los niños a trabajar surgen cuando los retornos de actividades aparte del trabajo, son menores que el retorno del trabajo. Por ejemplo, el trabajo infantil puede ocurrir cuando los retornos esperados de la educación son menores al retorno del trabajo, aún cuando esto es cierto solamente en el corto plazo. También, cuando una familia enfrenta fuertes restricciones presupuestarias, el costo de enviar a los niños a la escuela llega a ser tan alto que las familias optan por enviar a los niños a trabajar, incluso si la escuela pudiera proporcionar mayores retornos personales. Por último, generalmente se supone que los padres son altruistas y por tanto toman decisiones basadas en lo que maximizará el bienestar de sus hijos; sin embargo, en algunas circunstancias los adultos se enfrentan a incentivos que favorecen la decisión de sacrificar el bienestar de sus hijos y en su lugar beneficiar el bienestar de los adultos.

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3.19 Utilizando técnicas econométricas es posible aislar los efectos que puedan tener la pobreza y la asistencia escolar sobre el trabajo infantil, y también analizar la interacción entre la decisión conjunta de trabajar y asistir a la escuela. La asistencia escolar y el ingreso/riqueza del hogar tienen efectos diferentes en la probabilidad de que las niñas y los niños se unan a la fuerza laboral, dejando fijas otras variables. La asistencia escolar tiende a reducir la probabilidad de que los niños se ocupen en actividades económicas, en cambio tiene un impacto mucho menor en las niñas. Por ejemplo, los niños entre los 10 y 14 años de edad que asisten a la escuela, tienen un 36 por ciento menos de probabilidades de trabajar que aquellos que no asisten a la escuela. En el caso de las niñas, esta cifra es sólo 6 por ciento. De igual manera, es más probable que los niños que viven en hogares sin electricidad o saneamiento (representativos de riqueza familiar) salgan a trabajar que aquellos que viven en hogares con acceso a estos servicios; la probabilidad de que trabajen las niñas es casi independiente de estos indicadores. Estos resultados sugieren que, en general, reducir la pobreza y mejorar el acceso a la educación, tendrán un efecto positivo para reducir el trabajo infantil, principalmente entre los niños.

3.20 Pero la decisión de asistir a la escuela y trabajar es evaluada en conjunto y, en muchos casos, los niños trabajan y también asisten a la escuela. Es importante destacar que “trabajo” se define aquí como trabajo fuera del hogar. El análisis empírico realizado para este capítulo indica que los niños de 5 a 7 años de edad que asisten a la escuela, trabajan 6.5 horas menos por semana que los niños que no asisten a la escuela. La diferencia es de 10.5 horas para los niños de 10-14 años de edad y de 14.6 horas para niños de 15 años y más.

3.21 Entre jóvenes de 15 a 17 años de edad, la presencia en el hogar de niños de 4 años o menos años de edad, tiene efectos muy distintos para los niños que para las niñas. Los hermanos menores reducen la probabilidad de que los niños mayores asistan a la escuela, pero este efecto es mucho mayor en las niñas. Además, la presencia de niños muy pequeños aumenta el promedio de horas trabajadas por los niños varones, mientras que reduce el promedio de horas trabajadas por las niñas. Es decir, manteniendo otras cosas iguales, las niñas que viven en hogares con niños muy pequeños tienen menor probabilidad de ir a la escuela y trabajan menos horas fuera del hogar que las niñas que viven en hogares sin esos menores.

COMENTARIOS FINALES

3.22 La participación de la fuerza laboral femenina en Honduras está dentro de las más bajas en la región. Hubo algún progreso durante los años noventa, relacionado parcialmente con el mecanismo del hogar para enfrentar las crisis de finales de la década; sin embargo, en los años subsiguientes este progreso se perdió y, en general, los últimos 15 años han sido testigos de un aumento muy pequeño en la participación laboral. Además, durante las crisis, tanto la participación como el empleo aumentaron bruscamente. Muchas mujeres que fueron presionadas para complementar el ingreso familiar se insertaron con éxito en el mercado laboral. Sin embargo, desde entonces, tanto las tasas de participación como las de empleo cayeron bruscamente. Por tanto, es muy probable que parte de la caída de la tasa de participación fue resultado del desánimo provocado por las bajas probabilidades de contratarse en la actividad productiva; esas

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mujeres que decidieron buscar trabajo y no lo encontraron, decidieron abandonar su búsqueda y por ende salieron de la fuerza de trabajo.

3.23 A pesar de los pequeños aumentos de los salarios a fines de los años noventa, después de las crisis éstos cayeron, de manera más pronunciada en los hombres que en las mujeres, tanto en áreas urbanas como rurales. La brecha salarial cayó entre los trabajadores asalariados e incluso más entre los independientes. Aún así, el análisis muestra que los factores no observables (ver párrafo 3.12) todavía son importantes para explicar los diferenciales de ingreso entre hombres y mujeres.

3.24 Finalmente, el capítulo proporciona evidencia de que los factores tanto económicos como culturales están en juego al momento de definir los patrones laborales y escolares de los niños. Esto es crítico en un país donde la mitad de los niños y niñas rurales y un tercio de los niños urbanos trabajan fuera del hogar. A medida que aumenta la pobreza, aumentan las probabilidades de que los niños y varones jóvenes combinen o sustituyan la escuela con trabajo remunerado; las niñas -y particularmente las mujeres jóvenes- tienen mayor probabilidad de combinar, o incluso sustituir la asistencia escolar con labores del hogar, como cuidar a sus hermanos menores. En este escenario, es claro que al reducir la pobreza y aumentar el acceso a la escuela se favorece a todos los niños. Políticas tales como los programas de transferencia de dinero tendrán que ser diseñadas en este contexto, tomando en cuenta que los niños tienen un alto costo de oportunidad en el mercado laboral, mientras que las niñas tienen un alto costo de oportunidad dado el valor económico del trabajo que ellas realizan en el hogar. Más aún, si se dispusiera de acceso adecuado a servicios de cuidado infantil es probable que más niñas asistirían a la escuela.

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CAPÍTULO 4: ¿QUIÉN SE BENEFICIA DEL GASTO PÚBLICO SOCIAL EN HONDURAS?

4.1 En todo el mundo, el sector público está involucrado activamente en proporcionar bienes y servicios. El objetivo de este capítulo es identificar los beneficiarios del gasto público en Honduras, y cuantificar la incidencia del gasto público en la distribución de bienestar entre la población del país. Este capítulo contribuye a los esfuerzos dirigidos a aumentar el impacto de las políticas públicas en los integrantes más desaventajados de la sociedad hondureña. La primera sección incluye los hechos esenciales sobre el gasto público en Honduras, focalizados particularmente en dos tipos de gasto, el Gasto Público Social (GPS) y los gastos en Reducción de la Pobreza (GERP); la segunda sección analiza la distribución del gasto público en estas dos categorías; la tercera sección examina la distribución sectorial del gasto público; y la última sección hace recomendaciones de política para hacer más pro-pobre el gasto público.

GASTO PÚBLICO EN HONDURAS: HECHOS ESENCIALES

4.2 De acuerdo a la información proporcionada por la Secretaría de Finanzas (SEFIN), Honduras asignó 16,198 millones de lempiras (US$890 millones) a los programas de Gasto Público Social (GPS) en 2004.47 Estos gastos, que representaban un 50.6 por ciento del total de gastos netos del gobierno central y el 11.8 por ciento del PIB, son para la provisión de servicios en las áreas de educación, salud, vivienda, agua, saneamiento y asistencia social. Esta definición de GPS utilizada por el Gobierno de Honduras (GdH) es consistente con la usada en otros países, e incluye un rango de gastos que no están directamente ligados a la reducción de la pobreza.

4.3 Los gastos GPS por categoría funcional se muestran en la Tabla 4.1.48 La educación recibió 9.241 billones de lempiras en 2004, representando 57.5 por ciento del GPS (ver Figura 4.1). Los programas principales dentro de esta categoría incluyen educación primaria, educación secundaria y educación universitaria. El presupuesto de salud para este mismo año es de 3.613 billones de lempiras, representando 22.5 por ciento del total de los recursos del GPS. Los dos programas principales de salud son hospital y atención primaria de salud, y control epidemiológico de enfermedades (vacunaciones), con un gran número de programas más pequeños. El gasto en vivienda representa 1.7 por ciento del GPS, mientras que los programas en el área de agua y saneamiento contabilizan 3.5 por ciento del gasto total. Finalmente, los programas de asistencia social contabilizan 14.8 por ciento de los recursos utilizados en 2004 para servicios y programas sociales. Esta área también incluye un enorme número de programas más pequeños de asistencia social y reducción de la pobreza, siendo los más destacados el FHIS, el PRAF, y los subsidios para los servicios de electricidad, transporte urbano y programas alimentarios.

47 Honduras PRSP Informe de Progreso (http://www.sierp.hn/sierp.web/Biblioteca/erpa-008.pdf). 48 La Tabla detalla el gasto social estudiado en este análisis. Del GPS informado por la SEFIN, se excluyeron becas de servicio social, INFOP, y apoyo al INJUPEMP. El gasto analizado aquí representa 99 por ciento del informado por la SEFIN.

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Tabla 4.1: Gasto Público Social (GPS)

por sector/área, Honduras, 2004 Figura 4.1: Gasto Público Social (GPS) y

Gasto ERP por área/sector

Sector Lps. (millones) %1. Educación 9,241.5 57.5

Preescolar 426.5 2.7Primaria 2,974.0 18.5Secundaria 1,524.5 9.5Programas especiales 942.0 5.9Universidades 1,489.5 9.3Nivel central y otros 1,885.0 11.7

2. Salud 3,613.0 22.5Atención hospital. 1,737.3 10.8Inmunizaciones 883.5 5.5Nivel central y otros 992.2 6.2

3. Vivienda 267.6 1.74. Agua y saneamiento 569.3 3.55. Asistencia social 2,385.1 14.8

FHIS 977.9 6.1PRAF 520.3 3.2Subsidios: electr. y transporte 377.9 2.4Progr. alimentarios y otros 509.0 3.2

Total 16,076.5 100.0

UPEMP

PSS

Education57%

Housing2%

Health22%

Water4%

Social Asssitance15%

PRS

Education44%

Housing2%

Health19%

Water6%

Social Assist.14%

Rural Develop.15%

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la SEFIN

4.4 El GdH ha elaborado una definición más limitada del gasto social, que solamente incluye programas dirigidos a la implementación de la Estrategia de Reducción de la Pobreza (ERP) y el logro de las metas de la ERP. Los gastos de la ERP en 2004 totalizaron 11,356.4 millones de lempiras (US$ 624 millones), que representó el 34.9 por ciento del total neto de gastos del gobierno central y 8.4 por ciento del PIB. La definición original de los gastos de la ERP, incorporada en la ERP 2001, incluyeron programas de gasto público financiados con donaciones y préstamos relacionados con cualquiera de los seis pilares de la ERP (educación, salud, vivienda, agua y saneamiento, asistencia social y desarrollo rural). Después de varias ampliaciones, la definición de gastos en pobreza se modificó en 2003. El gasto focalizado para la ERP (o “gasto ERP”) es menor que el gasto público social (o “GPS”) por varias razones: (a) el gasto ERP excluye los programas cuyo objetivo principal no es la reducción de la pobreza, (b) excluye los gastos administrativos de diferentes ministerios, y (c) restringe los gastos en salarios de profesores y personal médico a una proporción de 3.5 veces el PIB per cápita. Además del GPS, el gasto ERP incluye una serie de programas de infraestructura que están ubicados mayoritariamente en áreas rurales (ej. riego, caminos) que, aunque no están incluidos en el GPS del país, son considerados como parte de los esfuerzos de la ERP.

4.5 En este estudio, analizamos casi el 90 por ciento de los programas de gastos ERP implementados (10,134 billones de lempiras). El gasto ERP por categoría funcional se muestra en la Tabla 4.2. El gasto en educación (que en este caso excluye subsidios a universidades, otros programas más pequeños, y las sumas gastadas en salarios que sobrepasan los límites fijados) es el monto más grande en términos presupuestarios (ver Figura 4.1). El gasto ERP asigna 45.4 por ciento a la educación, seguido de un 18.8 por ciento para salud, 14.6 por ciento para desarrollo rural, y 14.1 por ciento para asistencia social. La clasificación del gasto ERP difiere de aquellos generalmente utilizados para

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clasificar categorías y programas de gasto social. La Tabla 4.3 enumera los seis “pilares” de la ERP que corresponden a las clasificaciones funcionales usados en todo este estudio.

Tabla 4.2: Gastos en la Estrategia de Reducción de la Pobreza (ERP) por sector/área Honduras, 2004

Sector Lps. (millions) %1. Educación 4,575.6 45.1

Preescolar 228.1 2.3Primaria 1,590.5 15.7Secundaria 815.3 8.0Programas especiales 922.3 9.1Otros 1,019.4 10.1

2. Salud 1,905.0 18.8Atención Hospital. 954.6 9.4Inmunizaciones 593.1 5.9Otros 357.3 3.5

3. Vivienda 165.7 1.64. Agua y saneamiento 576.4 5.75. Asistencia social 1,433.4 14.1

FHIS 888.7 8.8PRAF 295.4 2.9Progrs. alimentarios y otros 249.3 2.5

6. Desarrollo rural 1,478.8 14.6Total 10,134.9 100.0

Fuente: Cálculos del autor basados en los datos de la SEFIN

Tabla 4.3: Gastos ERP, por función

Monto ejecutado 2004 Corresponde a Comentarios MontoMillones de Lps. Sector: asignado

1. Acelerar el crecimiento económico equitativo 27.5 Asistencia social Incluye sólo un programa de reducción de pobreza en Copán 27.52. Reducir la pobreza en zonas rurales 1,478.8 Desarrollo rural 1,478.83. Reducir la pobreza enzonas urbanas 787.0 742.1

3.1. Desarrollo de las Pymes 0.0 No asignado 0.03.2. Desarrollo de ciudades intermedias 44.9 No asignado -3.3. Apoyo a la vivienda de interéssocial 165.7 Vivienda 165.73.4. Acceso a servicios básicos en áreas prioritarias 576.4 Agua y saneamiento SANAA e inversiones en agua y saneamiento 576.4

4. Invertir en capital humano 6,484.4 6,484.44.1. Más cobertura / mejor calidad en educación 4,575.9 Educación 4,575.94.2. Más y mejor acceso a servicios de salud 1,908.5 Salud Incluye Lps. 3.6 mill. del PMA asignado a asistencia social 1,908.5

5. Fortalecer la protección social 473.6 473.65.1. Redes de protección social 448.9 Asistencia social PRAF, IHNFA y pequeños programas 448.95.2. Equidad e igualdad de género 17.8 Asistencia social 17.85.3. Desarrollo de grupos étnicos 6.9 Asistencia social 6.9

6. Garantizar la sostenibilidad de la Estrategia 2,105.1 928.56.1. Fortalecer la responsabilidad y participación democrática 65.3 No asignado Programa de eficiencia en compras del Estado -6.2. Fortalecer la justiciay la seguridad ciudadana 21.3 No asignado Políticas e investigación -6.3. Modernizar la administración pública y descentralización 1,862.8 Asistencia social Incluye Lps.888.7 mill. del FHIS y 40 mill. donados a pequeñas ciudades 928.56.4. Mejorar la protección ambiental y el manejo de riesgos 155.7 No asignado -

TOTAL 11,356.4 10,134.9

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la SEFIN

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DISTRIBUCIÓN DEL GASTO

4.6 Esta sección aplica el análisis de incidencia de beneficios, que consiste en determinar el porcentaje del gasto público de cada programa que beneficia a diferentes grupos socioeconómicos, basado en la distribución de usuarios del programa. Esta metodología se basa en la hipótesis de que el beneficio de la provisión de servicios públicos -en términos monetarios- coincide con los costos públicos promedio de proporcionar este servicio. Esta hipótesis es algo restrictiva, ya que ignora ineficiencias, corrupción y la posibilidad de que el valor para el usuario del programa sea diferente al costo de proporcionar el servicios.49 Sin embargo, entre los expertos de este campo esta hipótesis es aceptada como aproximación razonable del beneficio generado por el gasto público social.

4.7 La estimación del beneficio promedio recibido por cada persona se obtienen de cada programa público. Si estos beneficios disminuyen a medida que el consumo per cápita del hogar aumenta, se dice que el programa es pro-pobre (favoreciendo a los pobres). Un programa se clasifica como progresivo si los beneficios que aporta -medidos como proporción del consumo del hogar- disminuyen a medida que aumenta el nivel de consumo. Es posible demostrar que el gasto progresivo, si es financiado con impuestos proporcionales, lleva a una distribución más equitativa de bienestar. Nótese, sin embargo, que es posible que el gasto favorezca a los no-pobres y al mismo tiempo ser progresivo. Esto puede suceder si la mayoría de los beneficios van a los no-pobres, aunque el tamaño del beneficio al hogar disminuya como porcentaje del consumo a medida que el consumo del hogar aumenta. Esta distinción toma gran relevancia en el caso de Honduras, donde un grupo grande de programas favorece a los no-pobres, pero también tienen una incidencia progresiva.

4.8 Los dos instrumentos clave que se requieren para un análisis distributivo del gasto social están disponibles en el caso de Honduras: la descomposición detallada del gasto social por objeto, y una encuesta de hogares que proporciona información acerca de la participación en programas públicos.50 Más aún, en Honduras la información de ambos instrumentos corresponde al mismo año, 2004.

4.9 En este informe se utiliza el consumo per cápita del hogar para definir el nivel de bienestar individual. La población se descompone en quintos -quintiles- usando esta variable, y se agrupa de acuerdo a los niveles de pobreza. El quintil más pobre de la

49Además, esta metodología ignora los cambios en la conducta de los agentes económicos como resultado de cambios en la política pública. Si una persona pobre recibe un nuevo apoyo monetario del gobierno de $100, el estudio de incidencia reconoce el aumento de $100 en el nivel de vida de la persona, pero ignora, por ejemplo, la posibilidad de que un donante privado pueda reducir su donación a esa persona pobre, cuando sepa del aumento del apoyo del gobierno. La información disponible, en este caso y en la mayoría de los estudios, impide un análisis más sofisticado. 50 La otra información clave para este informe es la Encuesta de Medición de Niveles de Vida, 2004 (LSMS o ENCOVI), conducido por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Este estudio, realizado por primera vez en Honduras, cubre 39,534 personas, o 8,175 hogares, con un gran número de preguntas dirigidas a caracterizar la situación socioeconómica y demográfica del país (ver Recuadro 1.1 en el Capítulo 1).

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población (quintil 1) consume cerca del 4.7 por ciento del consumo total registrado en la ENCOVI. Este porcentaje sube a 8.5 por ciento en el quintil 2 (el segundo quinto más pobre de la población), 13.8 por ciento en el quintil 3, 21.9 por ciento en el quintil 4, y a 51.1 por ciento de todo el consumo en Honduras para quintil más próspero (quintil 5). De acuerdo a la línea de pobreza definida en este informe, un 23.7 por ciento de los hondureños viven en la extrema pobreza, un 27.0 por ciento en la pobreza moderada, y un 49.3 por ciento no son pobres. Hay una fuerte asociación entre las áreas de residencia (urbano-rural) y los niveles de pobreza.

4.10 El hondureño promedio recibe un subsidio implícito de 2,265 lempiras anuales como resultado de los servicios públicos proporcionados a través del GPS. Este monto no difiere significativamente por quintil (Figura 4.2).

4.11 En Honduras, el gasto público social agregado no es pro-pobre. Sin embargo, la distribución del gasto público está mucho menos concentrada entre los ricos de lo que está la distribución de consumo. Como tal, aunque los no-pobres reciben más en términos absolutos, como proporción del consumo los pobres reciben aún más. Por esta razón, el GPS en Honduras se considera progresivo: el gasto público para servicios sociales como proporción del consumo per cápita cae a medida que los niveles de consumo per cápita suben (Figura 4.3).

Figura 4.2: Participación del Gasto GPS por quintiles

Figura 4.3: Gasto GPS como porcentaje del consumo per cápita de cada quintil

0

20

40

60

80

%de

lcon

sum

o

1 2 3 4 5

Quintiles de consumo per capita

Fuente: Cálculos del autor basados en la ENCOVI 2004

4.12 Los pobres representan el 51 por ciento de los hondureños. La proporción del GPS que ellos reciben (su “participación” en el GPS) es levemente menor: 46.2 por ciento. Comparado con los no-pobres, ellos reciben un subsidio implícitamente más alto en asistencia social, y subsidios más bajos en educación, salud, agua y vivienda.

4.13 El gasto relacionado con la Estrategia para la Reducción de la Pobreza (gasto ERP) está considerablemente mejor focalizado que el GPS. Del total del gasto ERP, 24.3 por ciento se asigna al primer quintil (los más pobres). Este porcentaje cae sistemáticamente a medida que sube el nivel de consumo per cápita (Figura 4.4). Sin embargo, los quintiles no-pobres igual se benefician considerablemente del gasto ERP. Los quintiles 4° y 5° reciben más del 30 por ciento del total del gasto ERP, que alcanza a

0

10

20

30

% del total

1 2 3 4 5

Quintiles consumo per capita

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más de 3.3 billones de lempiras. Esto equivale a más de 1,000 lempiras anuales por persona. Es decir, los no-pobres reciben una parte importante del gasto que, en principio, está dirigido a reducir la pobreza, principalmente mediante transferencias en las áreas de educación, salud y asistencia social.

Figura 4.4: Participación del Gasto ERP por quintiles

Figura 4.5: Gastos GPS y ERP Índices de progresividad Kakwani

0

10

20

30

%de

lto

tal

1 2 3 4 5Quintiles de consumo per capita

Fuente: Cálculos del autor basados en la ENCOVI 2004

4.14 Los gastos GPS agregados implican una caída de alrededor de 7 puntos porcentuales en el coeficiente Gini del consumo per cápita. En otras palabras, el coeficiente Gini del consumo, 46, se reduce a 39 cuando se toman en cuenta los gastos GPS, sugiriendo un fuerte efecto compensador del gasto público (y asumiendo tributación proporcional). Alrededor de un 51 por ciento de este impacto redistributivo viene del gasto en educación (ver Figura 4.5). Los programas del Gasto ERP –que incluyen educación– implicarían una caída de 5.4 puntos porcentuales en el coeficiente Gini del consumo per cápita, y 43 por ciento de este impacto viene de los programas educacionales. Los siguientes programas más relevantes son desarrollo rural (19.6 por ciento), salud (17.8 por ciento) y asistentcia social (17.6 por ciento). Sin embargo, la clasificación de programas por sector esconde importantes diferencias; por ejemplo, el gasto en educación primaria como parte del Gasto en Educación es pro-pobre, mientras que las asignaciones a las universidades tienen una importante sesgo no pro-pobre.

4.15 Se realizó un análisis para saber qué tan bien focalizados están un gran número de programas públicos, evaluando su grado de focalización. Para cada programa se calculó un índice de concentración que mide si el gasto favorece a los pobres.51 Se clasificaron los programas en tres grupos; “Pro-pobre” si, de los beneficios del programa, los pobres reciben más que los no-pobres y una proporción mayor que su participación en la población; “No pro-pobre pero progresivo” si los no-pobres reciben más que los pobres, pero aún así los pobres reciben un porcentaje mayor que su participación en el consumo, y “No pro-pobres y regresivo” si los no-pobres reciben más que los pobres, y el

51 El grado de focalización de un programa frecuentemente se mide en base a índices de concentración. Estos se calculan de manera similar al coeficiente Gini para la distribución del consumo, y tienen un rango entre –100 y 100. Los valores negativos indican gasto pro-pobres; mientras más alto es el valor del índice en términos absolutos (mientras más alto el número negativo), mayor es el grado de focalización del programa.

0

1

2

3

4

Edu

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al

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a

GPS

ERP

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porcentaje de los pobres es menor que su participación en el consumo. Los programas sociales que están más focalizados en los pobres son los programas educacionales Proheco, Pralebah y Educatodos; el PRAF, diversos programas alimentarios y el programa Escuelas Saludables (Figura 4.6). Los programas de desarrollo rural también están bien focalizados, ya que están concentrados geográficamente en áreas de alta pobreza. Dentro del grupo de programas examinados, la mitad tienen un sesgo no pro-pobres, y la otra mitad también son regresivos. Los programas de educación superior, las becas a graduados y los subsidios a la educación privada se concentran principalmente en la población más acomodada.

Figura 4.6: Progresividad del gasto público por programas

Índices de Concentración Gasto Público (millones de lempiras)

Fuente: Cálculos del autor basados en la ENCOVI 2004 y datos de la SEFIN

4.16 El impacto redistributivo de un programa no sólo depende del grado en que se focaliza, sino también de su relevancia presupuestaria. En este sentido, el programa con impacto redistributivo más igualador es el de educación primaria (Figura 4.7).52 Este programa no sólo está extremadamente focalizado en los pobres, sino que también tiene una fracción alta del presupuesto. El programa de Hospitales es el que sigue en importancia. A pesar de que este programa no está muy bien focalizado, es importante en términos presupuestarios. A este programa le sigue el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), que tiene menor importancia presupuestaria, pero está mejor focalizado. En el otro extremo, el programa de universidades públicas es el más importante en términos de su impacto redistributivo desigualador.

52 El índice más conocido de progresividad de gastos es el propuesto por Kakwani. El indicador Kakwani para progresividad de los beneficios del gasto público es igual al coeficiente Gini para la distribución de la variable de bienestar individual (en nuestro caso el consumo per cápita), menos el índice de concentración del programa público. Un programa progresivo presenta valores positivos para el indicador de progresividad.

-80 -60 -40 -20 0 20 40 60 80

Pro-poor

Pro-non-poor, but progresive

Pro-non-poor and regressive

0 500 1000 1500 2000 2500 3000

Proheco

PRAF

Pralebah

Educatodos

Food Programs

Healthy Schools

Rural Develop.

CEB

Adult Education

Water Expand Cov.

Primary Education

Immunizations

FHIS

Preschool Education

Hospitals

Scholar. Education

Mid-Level Distance Educ

Housing

Third Cycle

Electricity Subsidy

Mid-Level Education

CONSUMO

Transport voucher

Sanitation Expand Cov.

Sanitation Maintenance

Transport Subsidy

Water Maintenance

Private Education

Higher Education

Scholar. Medicine

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Figura 4.7: Gasto GPS en programas sociales Indicador Kakwani de impacto redistributivo

-0.5 0.0 0.5 1.0 1.5

Educación Superior

Mantenim. Agua

Educación Privada

Mantenim. Saneamiento

Subsidio Transporte

Expand. Cobert. Saneam.

Becas -Medicina

Bono Transporte

3 rd Cicl le Educ

Escuelas Saludables

Ed. Secundaria a Distancia

Educatodos

Adultos

Becas Escolares

Pralebah

Subsidio Electricidad

Programas Vivienda

Expans. Cobert. Agua

Programas Alimentar.

Educación Preescolar

CEB

Educ. Secundaria

Proheco

PRAF

Inmunizaciones

FHIS

Hospitales

Educación Primaria

Fuente: Cálculos del autor basados en 2004 ENCOVI y datos de SEFIN

Incidencia fiscal

4.17 Un análisis completo del gasto social requiere un análisis redistributivo de las fuentes de financiamiento -impuestos y otros recursos- y de posibles ineficiencias en el manejo de dichos fondos. A pesar de que ambos aspectos caen fuera del alcance de este informe, se realizaron algunas simulaciones simples para medir su impacto potencial en los resultados. El análisis de incidencia del gasto público realizado en este capítulo supone un financiamiento distributivamente neutral. En otras palabras, asume que los impuestos necesarios para financiar el gasto tienen la misma distribución que el consumo. Análisis recientes de incidencia de la tributación global no están disponibles para Honduras, por tanto este informe realizó algunas simulaciones simples sobre el potencial impacto redistributivo de cambios específicos en la política fiscal. Las decisiones de política al respecto deberían considerar una gran variedad de temas económicos, sociales y éticos, y de una evaluación realista de las limitaciones y/o restricciones.

4.18 Es probable que el sistema tributario de Honduras sea relativamente neutral. El gasto público recibe financiamiento de tres impuestos principales: impuesto a la compraventa, al consumo y a la renta. Los impuestos a la compraventa son comúnmente regresivos, pero su impacto es menos regresivo cuando se considera el consumo como representativo de bienestar (en vez del ingreso) y se toman en cuenta todas las exenciones a los productos básicos. Además, los impuestos al consumo y a la renta agregan a la

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progresividad al sistema.53 Con respecto al efecto de estructuras tributarias alternativas, se consideraron dos escenarios alternativos relacionados con la tributación proporcional: uno, incluyendo una ligera tributación progresiva y otro, con tributaciones levemente regresivas. Los resultados del análisis de incidencia del gasto público no cambian con cualquiera de los escenarios. A pesar de que variaron las magnitudes, los dos escenarios alternativos mantuvieron el impacto compensador del GPS. En el escenario más pesimista de tributación levemente regresiva, el GPS todavía implicaría una caída de 5 puntos porcentuales en el coeficiente Gini.

4.19 También se hicieron simulaciones para estimar la magnitud de los cambios esperados en el Gini como resultado de una tributación más progresiva. Entonces, si Honduras pudiera transformar su sistema tributario en uno más progresivo (con un índice Kakwani de 10), se podría esperar una reducción del coeficiente Gini de 1.6 puntos porcentuales. Además, si se pudieran eliminar las fugas de gastos, el coeficiente Gini podría caer otros 2.4 puntos porcentuales. Si el gasto público aumentara en un 10 por ciento, con una incidencia marginal similar al promedio calculado en este capítulo, el coeficiente Gini caería 3.1 puntos porcentuales. Este efecto sobre el gasto debería ser evaluado comparándolo con el impacto de aumentar la tributación, sobre el nivel de actividad económica, potencialmente contractivo, (y por lo tanto en la pobreza y posiblemente en la desigualdad).

4.20 Con respecto a las potenciales ineficiencias en el manejo de los fondos públicos, un posible problema es que algunos fondos puede que nunca lleguen realmente a ser utilizados por los programas a los cuales fueron asignados. Estos fondos que no son utilizados para su propósito original representan una fuga en la estructura de beneficios públicos. Con la limitada información disponible, es difícil saber cuantas de estas fugas están asociadas con corrupción. El documento de respaldo para este capítulo incluye varios ejercicios de simulación relacionados con potenciales fugas. Por ejemplo, asumiendo una tasa de ineficiencia de 10 por ciento y tributación proporcional, el coeficiente Gini después del gasto del sector social iría de 46 a 39.7, lo que implicaría una caída de 6.1 puntos porcentuales en relación al coeficiente Gini original, en vez de 6.8 sin fuga. En un caso extremo, las simulaciones asumieron que un 50 por ciento de dichas fugas son capturadas por el quintil más acomodado. En este caso, el impacto redistributivo del gasto social sería menos de un punto porcentual en el coeficiente Gini. Al final, esto significaría que la sociedad hace un esfuerzo enorme para financiar el gasto social, con un impacto redistributivo apenas modesto.

53 Gasparini y Montenegro (2004) encuentran que las reformas tributarias del 2002 y 2003, que modificaron estos tres impuestos eran levemente progresivos.

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Recuadro 4.1: Focalización geográfica y por hogares: el caso del PRAF

El Programa PRAF entrega pequeñas transferencias de dinero a las familias, dependiendo de si los niños asisten a la escuela y las madres asisten a controles de salud. El PRAF ofrece beneficios a todos los residentes de 40 municipios rurales pobres, así su focalización es exclusivamente geográfica. Por el contrario, la mayoría de otros destacados programas de transferencias condicionadas de dinero en América Latina combinan focalización geográfica y de hogares, o se basan exclusivamente en la focalización de hogares.

Olinto, Shapiro y Skoufias (2005)1 simulan las ganancias de bienestar y eficiencia de agregar la focalización de hogares al Programa PRAF en Honduras. La focalización de hogares involucra observar factores específicos del hogar que se correlacionan con el ingreso y permite a los analistas decidir si el hogar es elegible para un programa. La focalización de hogares puede no ser aconsejable si el diseño del programa genera auto-selección de gente no-pobre fuera del programa, o si en la región seleccionada para el programa la mayor parte de la población es pobre. Por tanto, es relevante investigar si combinando la focalización de hogares en áreas pobres con auto-selección de hogares no-pobres fuera del programa puede mejorar el bienestar.

Para contestar esta pregunta los autores miden los beneficios de la focalización en dos etapas. Primero, estiman la ganancia de bienestar social de la distribución del presupuesto del PRAF de acuerdo a la focalización geográfica que actualmente utiliza el programa. Después, identifican el monto de la transferencia presupuestaria que se necesitaría para lograr la misma ganancia de bienestar social si el PRAF hubiera usado un sistema mejor de focalización. Si una transferencia entregada a un indigente genera mayor bienestar social que una transferencia entregada a una persona acomodada, entonces para un nivel dado de impacto en bienestar social, una transferencia que es re-focalizada para dar una mayor porción de sus beneficios a la gente pobre, necesitará un presupuesto menor que el de la transferencia original. La diferencia entre el presupuesto original y el menor presupuesto estimado, es el valor monetario del beneficio de la focalización. En la medida en que los beneficios de focalizar excedan el costo de focalizar, los gobiernos pueden invertir eficientemente en focalización.

Los autores encuentran que al negar las transferencias a los más acomodados y aumentar el tamaño de las transferencias para los pobres, la focalización de hogares podría disminuir el presupuesto de este programa en 5-10 por ciento sin afectar su impacto de bienestar. Por ende, algunas inversiones en focalización para un programa como el PRAF sí aumentan el bienestar. Una simple prueba de medios representativos que niegue beneficios a hogares previstos de tener ingresos sobre la línea de pobreza, puede crear beneficios de bienestar significativos al entregar mayores transferencias a los hogares más pobres. Como esta prueba se puede generar a través de un censo existente utilizado para identificar beneficiarios potenciales, necesitaría un pequeño costo adicional.

A pesar de que estas ganancias potenciales sirven como un argumento económico para la focalización por hogar, las desventajas de economía política de la focalización por hogar sugiere que puede ser inconveniente para este programa. Incluso un sistema sofisticado de focalización negará transferencias a algunos hogares pobres. Un programa como el PRAF sobrevive por razones políticas: los beneficiarios del PRAF votan, y los auspiciadores políticos del PRAF se verían beneficiados si los hondureños ven al PRAF como un programa justo y efectivo. La amenaza a la existencia del PRAF de negar transferencias a hogares dentro de las municipalidades beneficiadas, puede pesar más que las pequeñas ganancias de bienestar que produciría la focalización de hogares.

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4.21 Las simulaciones con los gastos mejor focalizados en educación, salud, asistencia social, vivienda, agua y saneamiento suponen que el gasto está completamente focalizado en los tres quintiles más pobres; limitando las asignaciones de gastos al 60 por ciento más desaventajado de la población. En el caso de educación, la perfecta focalización del gasto de educación en los tres quintiles más pobres de la población, implicaría una caída en el coeficiente Gini de 1.9 puntos porcentuales. Si tal nivel de focalización se realizara solamente en el sector salud, la reducción sería de 1.3 puntos. El impacto de una mayor focalización del gasto GPS en programas de asistencia sería menor, aunque cuantitativamente significativo (0.7 puntos porcentuales), en especial dado que los programas GPS en esta área están teóricamente bien focalizados. Una mejor focalización de gastos para la vivienda, agua y saneamiento reduciría el coeficiente Gini por 0.5 puntos porcentuales. Una focalización perfecta de todo el gasto social hacia los más pobres tendría un considerable impacto redistributivo (una reducción del coeficiente Gini de 4.4 puntos porcentuales en el caso de GPS, y 2.9 puntos en el caso de gastos ERP).

DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DEL GASTO

Educación

4.22 La educación es el ítem más grande en el presupuesto de Honduras. En 2004, más de 9 billones de lempiras fueron asignados a educación, lo que representa el 57 por ciento del gasto social y el 29 por ciento del total del gasto público. El gasto focalizado en educación para apoyar la Estrategia para la Reducción de la Pobreza totalizó 4.5 billones de lempiras, lo que representa cerca de la mitad del gasto en educación. El sistema educacional hondureño está estructurado en cuatro niveles principales: (i) educación preescolar para menores de 7 años de edad; (ii) seis años de educación primaria (dividida en dos ciclos); (iii) educación secundaria dividida en un ciclo regular de tres años (o “tercer ciclo”) y un ciclo “diversificado” de dos a tres años (dependiendo de la modalidad: diploma de humanidades o diploma técnico-profesional); y (iv) educación superior, que consiste principalmente en universidades.

4.23 El gasto en educación cubierto con los gastos GPS y ERP se muestra en la Tabla 4.4; el mayor ítem presupuestario es la educación primaria en escuelas públicas (32.2 por ciento del GPS y 34.8 por ciento del gasto ERP). Los subsidios públicos para la educación primaria no consisten únicamente en apoyar las escuelas públicas. El gobierno de Honduras financia una serie de programas que promueven la educación básica: Pralebah, Proheco, Educatodos, Centros de Educación Básica (CEB), programas de becas y subvenciones de transporte, son los principales instrumentos utilizados para complementar la educación primaria. Las escuelas privadas también reciben subsidios públicos destinados a promover el nivel primario de educación. Sumando estos otros gastos, la educación primaria representa el 48 por ciento del gasto GPS en educación y 62 por ciento del gasto ERP en educación (ver Figura 4.8). La educación secundaria es el segundo mayor receptor del presupuesto educacional de Honduras. El gasto en educación secundaria es más de 1.5 billones de lempiras, más otros programas más pequeños que apoyan a este nivel de educación. La educación secundaria alcanza al 26 por ciento de gasto GPS en educación y al 31 por ciento del gasto ERP en educación. El tercer ítem más importante del presupuesto educacional son las universidades públicas. Honduras

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gasta aproximadamente 1.5 millones de lempiras en universidades, lo que representa un significativo 20 por ciento del total de gastos en educación. El gasto ERP no considera prioritario este tipo de gasto, por lo cual no lo incluye.

Tabla 4.4: Gastos GPS y ERP en educación (millones de lempiras)

Figura 4.8: Participación de los gastos GPS y ERP en educación, por niveles

Gasto Público Social

Lps Millions %Total 9,241.5 100.0Educación Preescolar 426.5 4.6Educación Primaria 2,974.0 32.2PRAL EBAH 19.0 0.2PROHECO 472.2 5.1EDUCATODOS 13.0 0.1Educación Secundaria 1,524.5 16.5Ed. Secundaria a Distancia 24.1 0.3Centros Educación Básica 332.9 3.6Adultos 20.0 0.2Univ ersidades 1,489.5 16.1Trans. Donac. 14.1 0.2Becas 46.7 0.5Activ . Niv el Central / INPREMA 1,128.0 12.2Subsidios a escuelas priv adas 82.1 0.9Otros 674.9 7.3

ERPLps. millions %

Total 4,575.6 100.0Educación Preescolar 228.1 5.0Educación Primaria 1,590.5 34.8PRALEBAH 19.0 0.4PROHECO 472.2 10.3EDUCATODOS 13.0 0.3Educación Secundaria 815.3 17.8Educ. Secundaria a Distancia 12.9 0.3Centros Educación Básica 118.2 2.6

Transf ormación de 3errd

Ciclo 201.6 4.4Adultos 8.7 0.2Trans. Donac. 17.8 0.4Becas 58.9 1.3Niv el central 867.4 19.0Otros 152.0 3.3

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la SEFIN. Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la SEFIN. Nota: aquí se omiten los gastos de actividades a nivel central que no se pueden asignar a niveles específicos del sistema educacional.

4.24 Los resultados del análisis de incidencia de beneficios del gasto en educación por quintiles, que consiste en determinar el porcentaje de gasto en educación que beneficia a la población dividida en cinco grupos (desde los más pobres a los más acomodados) utilizando la distribución de los usuarios del programa, indica que el gasto público total en educación es pro-pobre. La proporción de gasto GPS en educación que recibe el quintil más pobre (su “participación” en el GPS) es 18 por ciento, comparado con los más acomodados, que reciben el 24 por ciento. El gasto en educación relacionado a la ERP está considerablemente mejor focalizado que el GPS. Del total del gasto ERP en educación, un 22 por ciento se asigna al primer quintil (los más pobres), y por el contrario, el quinto quintil (el más acomodado) recibe un 14 por ciento. La educación por nivel y por quintil, muestra que los gastos en educación preescolar y primaria son pro-

Gasto GPS en Educación

Gastos ERP en Educación

6%

48%26%

20%

Ed. Preescolar Ed Primaria Ed. Secundaria Universit.

7%

62%

31%

Ed. Preescolar Primaria Secundaria

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pobres, mientras que los gastos en educación secundaria y universitaria favorecen a los no-pobres (ver Figura 4.9).

Figura 4.9: Gastos en educación, por nivel y por quintiles Preschool Primary

Second. University

0

10

20

30

40

%of

tota

l

1 2 3 4 5

PerCapita ConsumptionQuintiles

0

10

20

30

40

%of

tota

l

1 2 3 4 5

PerCapita ConsumptionQuintiles

0

10

20

30

40

%of

tota

l

1 2 3 4 5

Per Capita Consumption Quintiles

0

10

20

30

40

50

60

70

%of

tota

l

1 2 3 4 5

PerCapita ConsumptionQuinti les

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la ENCOVI 2004.

4.25 El carácter progresivo y regresivo del gasto en educación por niveles se puede mostrar gráficamente contrastando con la distribución acumulada del consumo, en la curva Lorenz (ver Figura 4.10). La progresividad del gasto es pro-pobre si de los beneficios del programa los pobres reciben más que los no-pobres y más que su participación en la población; gráficamente esta línea aparece sobre la diagonal ya que la línea de 45° indica que cada percentil en la distribución está recibiendo la misma cuota, o en otras palabras, cada quintil (que representa 20 por ciento de la población) recibiría 20 por ciento del gasto. “No pro-pobre pero progresivo” es si los no-pobres reciben más que los pobres, pero aún así los pobres reciben una fracción mayor que su participación en el consumo total; gráficamente esta línea aparece por debajo de la diagonal pero por encima de la curva de Lorenz. No pro-pobres y regresivos ocurre si los no-pobres reciben más que los pobres, y la cuota de los pobres es menor que su cuota de consumo; gráficamente esta línea aparece debajo de la diagonal y debajo de la curva de Lorenz. En particular, la educación primaria es significativamente pro-pobre y progresiva; el quintil más pobre recibe más de un cuarto del gasto. La educación secundaria no es pro-pobre, pero es progresiva. Por el contrario, la educación universitaria es significativamente no pro-pobre y regresiva; el quintil más próspero recibe casi tres cuartos del gasto.

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Figura 4.10: Curvas de concentración para educación

Preschool Primary

Basic Education Support Programs Second

Complementary Programs University

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

Preschool Consump.

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

Prim ary Consu mp

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

Se conda ry Consump

Se conda ry Distance

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

pralebah Co nsum p.

proheco educa todos

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

CEB Consump. Adults

V oucher Scholar. Private

3 rd Cycle

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1

University Consum p.

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la ENCOVI 2004.

4.26 Solamente un 1.1 por ciento de los menores hondureños con menos de 3 años de edad asisten a algún tipo de programa preescolar, y un 32 por ciento de los menores entre 4-6 años de edad asisten a dichos programas. El porcentaje de menores que asisten a educación preescolar sube sistemáticamente a medida que sube el consumo per cápita del hogar. Honduras todavía tiene un largo camino que recorrer respecto a la expansión de cobertura de la educación preescolar. Los padres afirman que las dos razones más comunes para no enviar a sus hijos al preescolar, es la percepción de que no es necesario y la falta de acceso a un programa preescolar. Las intervenciones directas del gobierno fácilmente podrían tener un impacto sobre estos impedimentos, a través de campañas

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dirigidas a hacer conciencia de la importancia de la educación preescolar, y/o a establecer más centros preescolares. En este sentido, los resultados obtenidos en la región Occidente del país son significativos. A pesar de que es la región más pobre y más rural del país, las tasas de asistencia al preescolar son más altas, principalmente como resultado del mayor involucramiento del sector público en la provisión de educación. Otras dos razones de por qué la asistencia en la región más pobre de occidente es mayor que en otras regiones, son: que la mayoría de los preescolares en occidente reciben un suplemento alimentario nutricional, y que el tiempo medio de viaje a los centros preescolares es significativamente menor que en otras regiones.

4.27 El Gobierno de Honduras asignó cerca de 400 millones de lempiras a la educación preescolar en 2004, lo que representa alrededor de cinco por ciento del total de gastos GPS y ERP. Esto es relativamente bajo, dada la abundante evidencia encontrada mundialmente sobre el desarrollo temprano de la niñez para aumentar la asistencia al sistema escolar y el aprendizaje de por vida.54 La educación preescolar es pro-pobre y progresiva; cada uno de los primeros cuatro quintiles recibe un poco más del 20 por ciento de los beneficios del gasto y el quintil más próspero recibe 13 por ciento. El patrón de gastos a través de los quintiles indica un leve aumento del quintil 1 al 2, después una disminución moderada del quintil 4, y una caída para el quintil 5 (ver Figura 4.9).

Tabla 4.5: Indicadores de calidad y eficiencia de la educación primaria

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de la ENCOVI 2004.

Educación Primaria

4.28 Dentro del gasto total en educación, las asignaciones para la educación primaria son las más importantes en términos presupuestarios, y una de las más importantes en todo el gasto público en Honduras. En promedio, mientras el 97 por ciento de los niños no-pobres entre 7-11 años de edad asisten a la escuela primaria, esta proporción cae a

54 Heckman et al. (2005)

Evaluación de calidad

(0-5)

# de veces % repite grado% público

Horas de clase por semana ausente

Total 93.7 3.221.70.7 11.6

Quintiles1 99.9 3.120.00.9 18.22 99.5 3.121.40.7 11.93 97.9 3.122.20.6 9.84 93.9 3.322.50.5 8.75 65.7 3.523.60.5 5.4

Pobres extremos 99.9 3.120.20.9 17.5Pobres moderados 99.1 3.121.60.6 10.6

No pobres 85.1 3.322.90.5 8.1

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sólo 89 por ciento entre los de extrema pobreza. Este último porcentaje da una buena indicación del margen que aún existe para lograr la meta de matrícula escolar completa. Además, comparado con su contraparte en el quintil más acomodado, los niños más pobres tienen un número mayor de ausencias por mes, tasas más altas de repitencia de curso, menos horas de clases por semana, y entregan peores notas a la calidad de educación que reciben (ver Tabla 4.5). La participación del gobierno en la provisión de educación primaria es alta: el 93.7 por ciento de todos los estudiantes de educación primaria asisten a escuelas públicas. Efectivamente, casi todos los estudiantes de los primeros 3 quintiles de la población asisten a escuelas públicas. La participación del gobierno en la provisión de educación es particularmente fuerte en áreas rurales, y en la parte occidental del país.

Recuadro 4.2: Calidad del gasto público en educación

Las políticas clave delineadas en este informe apuntan a la necesidad de mejorar los resultados educacionales en Honduras. Sin embargo, estos resultados no sólo dependen del gasto por estudiante, sino también de la calidad de ese gasto. En efecto, a pesar de los relativamente altos niveles de gasto en educación (especialmente en la educación secundaria, ver la figura siguiente) los resultados educacionales en Honduras son modestos, sugiriendo que el mejoramiento debería estar enfocado a elevar la calidad.

El Informe de Desarrollo Mundial 2004 (IDM) identifica cuatro áreas fundamentales en las que el gasto gubernamental pueden no traducirse en servicios de calidad y los resultados esperados. Estas incluyen: (a) una pequeña porción del gasto público realmente llega a las metas deseadas: a pesar de que los gobiernos, en promedio, dedican un tercio de sus presupuestos a la salud y a la educación, sólo una pequeña porción de éste puede llegar a los receptores deseados, (b) procesos burocráticos y corrupción: aún cuando el gasto público puede reasignarse a grupos focalizados, el dinero no siempre llega a los proveedores de servicio de primera línea (profesores, administradores), ya que solamente una fracción del presupuesto propuesto llega a la escuela, (c) débil entrega de servicios: aunque el porcentaje de gasto público se incrementa, los profesores deben estar presentes y desarrollando su trabajo, pero algunas veces los incentivos para una enseñanza de calidad son débiles, los salarios no están habitualmente ligados al desempeño, y la corrupción y el clientelismo político pueden desviar los recursos fuera del programa deseado, y (d) falta de demanda: a menudo a los pobres carecen de conocimiento suficiente acerca de las alternativas o recursos para demandar mejores servicios, y como resultado, no envían a los niños a la escuela debido a la baja calidad, falta de materiales, ausentismo del profesorado, como también a la distancia geográfica de la escuela más cercana. Los factores culturales también pueden jugar un rol.

El IDM detalla lo que no se debe hacer y lo que se debe hacer para mejorar los resultados educacionales. Qué no se debe hacer: (i) el gobierno no debería dejar la educación exclusiva-mente en manos del sector privado; debido a los beneficios sociales de la educación, los gobiernos tienen el rol clave para asegurar la calidad y el amplio acceso a la educación, y (ii) aumentar el gasto público sin acompañarlo de medidas para mejorar la productividad de los servicios; en promedio la relación entre el gasto público en educación y los resultados es débil o inexistente, debido a que gran parte del gasto público va a los no-pobres, el gasto tampoco llega al proveedor de servicio de primera línea, e incluso cuando llega, los proveedores enfrentan incentivos débiles para entregar el servicio en forma efectiva. Qué hacer: (i) un conjunto de medidas institucionales que entreguen a los encargados de políticas, a los proveedores y a los ciudadanos los incentivos correctos y la capacidad de adaptarlos a las condiciones locales, y (ii) es necesario identificar el nivel de gobierno responsable del servicio, y es crucial una mayor transparencia de los gastos y de los resultados educacionales.

Los sistemas educacionales enfrentan los mismos problemas de la provisión general de servicios incluyendo: falta de acceso amplio, administración deficiente, baja calidad técnica, baja capacidad de respuesta frente al cliente, y productividad estancada. Para lograr sistemas de educación de más alta calidad, es importante fortalecer las siguientes relaciones de responsabilidad: (a) voz: los ciudadanos mantienen al Estado como responsable del desempeño, (b) acuerdos: como los proveedores de servicio comunican claramente responsabilidades y objetivos, (c) administración: acciones para crear efectivos proveedores de primera línea, y (d) poder del cliente: cómo los ciudadanos pueden aumentar la responsabilidad de las escuelas.

Fuente: 2004 WDR (Banco Mundial, 2003) y Paper de Estrategia de Educación en América Central (Banco Mundial, 2005a).

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4.27 El gasto público en educación primaria es significativamente pro-pobre y progresivo (ver Tabla 4.6). Este hecho está fundamentalmente ligado al mayor número de niños en edad escolar en los quintiles más pobres de la población, la mayor concentración de niños de los quintiles más pobres de la población en las escuelas públicas y, en menor grado, al uso más intensivo de escuelas públicas (opuesto a las escuelas privadas) por parte de los estudiantes más pobres.

Tabla 4.6: Gasto en educación primaria, niños y asistencia

Fuente: Cálculos del autor basados en datos de ENCOVI 2004 y SEFIN

4.29 Honduras tiene una serie de programas que apoyan la educación básica. Estos programas son claramente pro-pobres y progresivos, con poca filtración hacia los estratos más altos de la distribución de la población, y están mayoritariamente concentrados en áreas rurales. Esto refleja que la mayoría de los habitantes en áreas rurales son pobres. En términos presupuestarios, el más importante es Proheco (472 millones de lempiras). Los programas Pralebah y Educatodos tienen menor importancia presupuestaria (juntos, 32 millones de lempiras). Proheco y Educatodos son particularmente relevantes en la región de Occidente. El Proheco es más pro-pobre con un 84 por ciento del gasto destinado a los dos quintiles más pobres de la población (o el 40 por ciento inferior), seguido por Educatodos, con un 81 por ciento recibido por los más pobres, y finalmente el Pralebah con un 68 por ciento para los beneficiarios de los dos quintiles más bajos, y 25 por ciento para los del tercer quintil.

Educación Secundaria

4.30 Distinto al nivel primario, en la educación secundaria existe una brecha significativa en la tasa de asistencia entre jóvenes pobres y no-pobres. Mientras el 59 por ciento de los jóvenes no-pobres entre los 16-18 años de edad asisten a la escuela secundaria, sólo el 8 por ciento de los jóvenes pobres de este mismo grupo de edad asisten a algún tipo de programa de nivel secundario. Las razones dadas por los jóvenes pobres (o sus padres) para no asistir a la escuela secundaria son principalmente económicas. De todo el gasto en educación secundaria, solamente un 3.3 por ciento beneficia a las familias de los quintiles más pobres de la población. La tasa de incidencia aumenta hasta el 80° percentil, y después cae en el último quintil. Los estratos más pobres no se benefician mucho del gasto en educación secundaria, mientras que una mayor parte de los estratos más acomodados prefiere asistir a escuelas privadas. Los gastos en educación secundaria y educación secundaria a distancia no son pro-pobres

% del Gasto Niños (7-12)

Tasa asistencia Primaria

% del totalTodos Público

GPS y ERP

1 26.3 24.4 87.3 99.92 24.5 22.1 91.8 99.53 22.6 21.7 93.2 97.94 17.1 17.1 94.2 93.95 9.5 14.8 91.4 65.7

Promedio 100.0 100.0 91.4 93.7

Quintil

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pero progresivos (ver Figura 4.10); los no-pobres reciben más que los pobres, pero aún así los pobres reciben una fracción mayor que su participación en el consumo.

4.31 Se están implementando algunos programas muy importantes que apoyan la educación básica primaria y secundaria. Su enfoque es diverso. Los programas CEB y de educación de adultos se concentran en los más pobres, al contrario de los programas que apoyan la educación de tercer ciclo (los primeros tres años de escuela secundaria), las becas del Ministerio de Educación, y los vales de transporte. Y en la situación más extrema, se entregan subsidios a la educación privada los que son claramente regresivo.

Educación Superior

4.32 La educación superior mantiene un lugar importante en el presupuesto de educación en Honduras. No hay estudiantes de sectores de extrema pobreza que asistan a la universidad. La educación universitaria no es una opción para jóvenes provenientes del quintil más pobre, mientras que sólo es una muy remota posibilidad para aquellos de los quintiles 2-4 más bajos. El gasto público en educación universitaria es claramente beneficioso para el grupo más acomodado de la población, quien recibe casi el 75 por ciento de este gasto. De este modo, las asignaciones a la educación superior en Honduras tienen un sesgo marcadamente no pro-pobres y regresivo. A pesar de que esto no implica necesariamente que haya que reducir el gasto público en educación superior, es esencial estar conscientes de que las universidades obtienen una porción importante del presupuesto, 16 por ciento del GPS o alrededor de 1,500 millones de lempiras anuales, y que casi en su totalidad beneficia a la población con mejores condiciones de vida. La decisión de proveer un servicio público responde a múltiples razones. La equidad redistributiva es una de éstas. Sin embargo, dado que estas instituciones reciben fondos públicos, entonces deberían rendir cuentas periódicamente, en el sentido de hacer públicos sus informes financieros, publicar sus indicadores de eficiencia (tales como el éxito en colocar graduados en el mercado laboral y el número promedio de años en que se logra la graduación), e implementar premios a la excelencia académica y becas para los estudiantes pobres y los estudiantes provenientes de provincias.

Salud

4.33 En 2004, el sector público hondureño gastó 3,613 billones de lempiras en salud. De este monto, 1,905 billones de lempiras (casi 53 por ciento) son considerados parte del gasto ERP.55 El gasto en salud es el segundo componente más importante del presupuesto público. Representa alrededor del 23 por ciento del gasto GPS, y un 19 por ciento del gasto ERP. El gasto en salud no sólo ha aumentado en términos absolutos en los años recientes (como se ilustra en la Figura 4.11), sino también en relación al presupuesto y como porcentaje del PIB. El gasto en salud se descompone como sigue: 1,737 billones de lempiras para atención médica en hospitales (casi la mitad del GPS en salud), 884 millones de lempiras para atención primaria de salud y control epidemiológico de

55 En este estudio, los gastos de agua y saneamiento son considerados separadamente y no parte del gasto del sector salud.

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enfermedades (alrededor de un cuarto del GPS en salud), y el saldo (un cuarto) para: actividades centrales del sistema de salud, promoción, programas menores y becas.

4.34 El sector salud hondureño comprende el Ministerio de Salud (MdS), el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y el sector privado, con pocos vínculos operacionales entre ellos. Los servicios de salud administrados por la Secretaría de Salud incluyen hospitales, centros de salud (con médicos y dentistas), llamados CESAMO, y Centros de Salud Rural (CESAR). El Censo del 2002 indica que el Ministerio de Salud tiene la red de servicios de salud más grande del país, con 28 hospitales y 1,241 centros de atención médica a pacientes ambulatorios y atención materno-infantil. El IHSS tiene dos hospitales y diez centros de salud que ofrecen atención a pacientes ambulatorios, mientras que el sector privado, ONGs y otras instituciones administran 108 hospitales y 820 facilidades para pacientes ambulatorios. De acuerdo a este censo, existen 6,659 camas hospitalarias en Honduras (0.97 camas por 1,000 habitantes), distribuidas como sigue: 4,656 camas en hospitales del Ministerio de Salud, 250 camas en hospitales del IHSS, 1,652 camas en hospitales con fines de lucro del sector privado, y 101 camas en hospitales administrados por ONGs y otras instituciones (Organización Panamericana de la Salud, Honduras, 2004.)

4.35 De las personas que informaron haber estado enfermas, un 65 por ciento de aquellas del quintil más acomodado habían consultado con un médico, mientras que sólo un 29 por ciento del quintil más pobre lo había hecho. Alrededor de 27.6 por ciento de los enfermos entre la población extremadamente pobre indicaron que el no haber consultado a un médico se debió a falta de dinero. Los hallazgos de este informe indican que las enfermedades diarreicas tienen una alta incidencia entre los niños pobres, y que el porcentaje de niños que visitó al médico es menor en los hogares pobres. En el caso de neumonía, mientras el 61 por ciento de los niños del quintil más pobre recibió atención médica luego de la aparición del síntoma, este porcentaje se eleva al 92 por ciento en los hogares del quintil más acomodado. En las tasas de vacunación prácticamente no hay brecha entre los quintiles de ingresos ni entre áreas urbanas y rurales El mayor porcentaje de niños de los quintiles más pobres y de áreas rurales son vacunados en los centros de salud CESAR. El programa público de vacunación tiene un carácter pro-pobre.

4.36 Asumiendo calidad homogénea de los servicios médicos públicos, los dos quintiles más pobres o inferiores, reciben gasto público en salud en un porcentaje similar a su cuota en la población, o alrededor de 41 por ciento, el quintil del medio es el que más se beneficia, y los dos quintiles más acomodados reciben el 36.8 por ciento de este

Figura 4.11 Evolución del gasto en salud

Gasto en Salud (precios constantes) % de Presup. % del PIB

Fuente: Cálculos del autor basados en datos del GdH.

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gasto. Por el contrario, si consideramos el valor del subsidio implícito en los servicios de salud (como indicaron las personas encuestadas), el programa de atención hospitalaria tendría un carácter marcadamente no pro-pobre. En consecuencia, para que el gasto en salud sea más pro-pobre, sería necesarío asignar un porcentaje mayor a los programas de atención primaria de salud, los que también apoyarían el logro de las Metas de Desarrollo del Milenio (MDGs).

Vivienda y servicios públicos locales

4.37 Los pobres tienen muy poco acceso al crédito, ya sea de bancos privados o programas estatales de financiamiento. Si bien sólo un 0.6 por ciento de los propietarios de vivienda de los quintiles más pobres habían obtenido algún tipo de financiamiento para sus viviendas, esta proporción se eleva a 21.4 por ciento en los quintiles más acomodados. Utilizando fondos propios y donaciones externas, el GdH implementa una serie de programas habitacionales. Alrededor de 6.3 por ciento de la población ha informado haber recibido algún tipo de subsidio habitacional. Mientras los programas de organismos internacionales beneficiaron mayoritariamente a los quintiles más pobres (4.6 por ciento de la población de los quintiles más pobres indicaron haber financiado sus viviendas con asistencia internacional), los programas habitacionales públicos beneficiaron una proporción mayor de la población de los quintiles más acomodados. Y mientras las donaciones internacionales se concentran más en los pobres y las áreas rurales, los programas habitacionales públicos (gubernamentales) se concentran en las ciudades de la Región Central, y benefician mayoritariamente a la población no-pobre. El gasto agregado de vivienda tiene un claro sesgo no pro-pobre. Los beneficiarios del gasto público en vivienda provenientes del quintil más acomodado son dos veces más que los de cualquier otro quintil de la población.

4.38 Solamente el 14.8 por ciento de la población del quintil más bajo de consumo, tiene alumbrado público en su cuadra, mientras que este porcentaje es de 88.3 por ciento en los quintiles de mayores ingresos. Un gran porcentaje de hondureños (39.6 por ciento) queman su basura. Si bien sólo un 2.1 por ciento del quintil más bajo de consumo usa servicios públicos de recolección de basura, el 64.8 por ciento de los quintiles de mayores ingresos usan tales servicios. El análisis de incidencia del gasto público indica que un 38.5 por ciento del alumbrado público beneficia al quintil más acomodado mientras que sólo el 3.9 por ciento beneficia a los quintiles más pobres, demostrando su claro sesgo no pro-pobre. Este sesgo es aún más evidente en el caso de la recolección de basura, que es un servicio no pro-pobre y regresivo; 50.6 por ciento del gasto va a los quintiles más acomodados y solamente 1 por ciento a los más pobres.

Agua y saneamiento

4.39 Solamente un 5.4 por ciento de los hogares en el quintil más pobre tienen red dentro de la vivienda. Este porcentaje se eleva dramáticamente en los niveles superiores de consumo per cápita, llegando a un 70.8 por ciento entre los quintiles más acomodados. Las tasas de cobertura en hogares pobres y rurales son mucho menores que en los hogares urbanos no-pobres. Mientras un 39.4 por ciento de los hogares con agua corriente la obtienen de la red pública de agua, un 60.6 por ciento obtiene su agua de servicios

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privados de abastecimiento de agua (pozos familiares, ríos, vendedores privados y camiones cisterna). Esta última fuente de agua es mucho más importante para los hogares de los quintiles más bajos de consumo.

4.40 Mientras sólo un 55 por ciento de los hogares extremadamente pobres disponen de algún tipo de baño o sistema de disposición de desechos sólidos, este porcentaje es de 75.7 y 93.2 por ciento entre los hogares pobres moderados y no-pobres, respectivamente. En los hogares de extrema pobreza y los pobres moderados, el tipo de servicio sanitario más común es la letrina sellada, mientras que los inodoros conectados a sistemas de alcantarillado son más comunes en los hogares no-pobres.

4.41 El gasto ERP en agua y saneamiento es destinado principalmente a financiar distintos proyectos de construcción del Sistema Autónomo Nacional de Agua y Alcantarillado (SANAA). Las estimaciones indican que mientras las inversiones en redes de abastecimiento de agua se dirijan mayoritariamente al quintil más pobre de la población (gastos que son pro-pobres y progresivos), la ampliación de las redes de alcantarillado han beneficiado principalmente a los quintiles más acomodados (gastos que no son pro-pobres y regresivos). Este último sesgo es más marcado que el anterior. Mientras los dos quintiles más pobres se beneficiaban de aproximadamente 56 por ciento del gasto en ampliación de redes de abastecimiento de agua, los dos quintiles más acomodados absorbieron cerca del 87 por ciento del gasto para ampliar las redes de alcantarillado.

Asistencia social

4.42 El gasto en esta área es muy diverso, extendiéndose desde asistencia directa monetaria y en especies, hasta subsidios para ciertos servicios básicos. Una característica particular de esta área de gasto es su alto nivel de fragmentación. Se financia un gran número de programas, y los objetivos y el tipo de apoyo que brindan también son variados en forma y en número. Los programas alimentarios son uno de los programas de asistencia social más pro-pobres. De un total de 100,000 lempiras gastados en programas alimentarios, 47.4 por ciento beneficiaron al primer quintil y 25.2 por ciento al segundo.

4.43 Las estimaciones indican que los subsidios a la electricidad aumentan de acuerdo a los niveles de consumo per cápita de los quintiles de población, hasta alcanzar el nivel máximo en el cuarto quintil, cayendo nuevamente en el quintil más acomodado. El sesgo no pro-pobre pero progresivo se debe principalmente al hecho de que el número de hogares con servicios eléctricos es mucho mayor en los quintiles más acomodados. Por el contrario, el transporte público urbano (transporte de pasajeros) tiene un sesgo no pro-pobre y regresivo (del total de beneficios del programa, los pobres reciben menos que los no-pobres y menos que su proporción del consumo), principalmente debido al poco uso del sistema de transporte que hacen los pobres. Por ejemplo, el 95 por ciento de los estudiantes extremadamente pobres caminan a la escuela, y sólo un 1 por ciento utiliza el transporte público.

4.44 El Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) construye infraestructura para mejorar las condiciones de vida de la población pobre. Algunas de las infraestructuras

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principales construidas con financiamiento FHIS incluyen sistemas de agua potable y alcantarillado, escuelas, centros de salud e infraestructura productiva. Las estimaciones indican que aproximadamente 67 por ciento del gasto FHIS es absorbido por los tres quintiles más bajos de ingreso. Las personas de los quintiles más pobres son los que más se benefician con las inversiones del FHIS. En general, este es un programa pro-pobre y progresivo; de los beneficios del programa, los pobres reciben más que los no-pobres y más que su proporción de la población.

4.45 La meta del Programa de Asignación Familiar (PRAF) es facilitar la acumulación de capital humano aumentando del acceso de la población más pobre a la educación básica y servicios de salud. La incidencia del PRAF es determinada en gran parte por la distribución de bonos de salud y de educación. Cerca del 51.1 por ciento del gasto del programa va al quintil más pobre, 25 por ciento al segundo quintil más pobre, y 13.6 por ciento al quintil del medio. Un análisis detallado del PRAF utilizando la focalización geográfica en contraste con la focalización de hogar se realiza en el Recuadro 4.1. Los programas de bonos más focalizados son el Bolsón Escolar y el bono materno-infantil de salud y nutrición.

Desarrollo Rural

4.46 Más de la mitad de los hondureños viven en áreas rurales, lugares donde se encuentran las más altas tasas de pobreza del país. Por lo tanto, tanto el gobierno hondureño como los donantes externos ponen especial atención en apoyar el desarrollo en las área rurales, especialmente en el sector agrícola-ganadero. En 2004, el gasto ERP en desarrollo rural totalizó 1,478 billones de lempiras. Los programas rurales no pudieron ser identificados adecuadamente a través de preguntas específicas de la ENCOVI 2004, por lo tanto, en su lugar se utilizó una aproximación geográfica para determinar su distribución e impacto.

4.47 Los programas de desarrollo rural son claramente pro-pobres. El quintil más pobre recibe 34.2 por ciento de los beneficios, mientras que el quintil más acomodado sólo recibe 6.9 por ciento. El carácter marcadamente pro-pobre de estos programas está completamente ligado a la concentración de gente pobre en las área rurales del país. A pesar de que estos programas generalmente no están focalizados en la población pobre de un área geográfica en particular, están implementados en zonas donde la mayoría de la gente es pobre. Esta simple focalización geográfica parecería ser suficiente para dar a los programas un fuerte carácter pro-pobre.

4.48 Los programas agropecuarios para generar y transferir tecnología, ya tienen recursos rotulados de gasto ERP en áreas rurales. Sin embargo, solamente un 5 por ciento de los hogares comprometidos en actividades agrícolas o ganaderas reciben algún tipo de asistencia técnica. Además, el 85 por ciento de las personas encuestadas declararon que dicha asistencia no está disponible en sus comunidades. Esto indicaría que la cobertura de este tipo de programa es muy baja.

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Recuadro 4.3: Intervenciones exitosas para reducir la pobreza rural en Honduras

En Honduras, la extrema pobreza y los pobres están abrumadoramente concentrados en las áreas rurales (75 por ciento de todos los pobres y más de 85 por ciento de toda la extrema pobreza en el país). El estudio del Banco recientemente terminado, Conductores del crecimiento rural y de la reducción de la pobreza (2004), encontró que las familias que viven en las áreas rurales tienen una limitada seguridad de la tierra, una falta de acceso a recursos básicos, y enfrentan restricciones en la producción y la comercialización. Las tierras en Honduras —tal vez el activo con distribución más desigual de todos- son clave para movilizar otros activos que ayudan a garantizar la continuidad del consumo y generan la base de actividades generadoras de mayores ingresos. La inseguridad y concentración de la tierra limita que estas movilizaciones ocurran. Las grandes propiedades concentradas no son especialmente captadoras de mano de obra, por ende, las asignación de recursos continúa ineficiente, con baja productividad tanto de la tierra como del trabajo, y un bajo aporte, mientras la agricultura de secano representa la red de protección para los pobres rurales.

El estudio analiza las dimensiones espaciales de la pobreza rural en Honduras. La "T de desarrollo,” llamada así porque el área de desarrollo parece geográficamente una “T”, comprende las principales zonas económicas del país. Históricamente las inversiones públicas han estado sesgadas hacia la "T," que comprende 55 municipios ubicados a través de la fértil costa norte y el corredor central, y conectando la ciudad capital de Tegucigalpa en el sur con San Pedro Sula y el centro industrial del país en el norte. Estas son áreas de alta densidad de pobreza, pero generalmente los pobres han sido saltados por estas inversiones, las cuales han profundizado más aún las desigualdades existentes. A pesar de la buena ubicación, las persistentes altas tasas de pobreza rural indican que el potencial del área no se está haciendo realidad. La pobreza rural fuera de la “T” es bastante alta; especialmente en las áreas de laderas que han tenido escasas inversiones públicas. La mayor parte de las áreas montañosas rurales de Honduras, con la excepción de la provincia oriental de Gracias a Dios, está dominada por la agricultura de subsistencia de bajo rendimiento, alimentada por lluvias en pequeñas parcelas ubicadas en laderas, que con frecuencia es la única estrategia de subsistencia disponible para los hogares rurales con pocos activos. Estas familias se caracterizan por pequeñas propiedades de tierra, bajos niveles de tecnología, baja productividad, aislamiento de los mercados, acceso limitado a servicios públicos, y pocas opciones para mejorar su bienestar. En algunas áreas de laderas se observa una superposición entre altas tasas de pobreza y alta densidad de pobreza, como en el área occidental alrededor de Copán, las áreas del sur de Valle y Choluteca, y la Provincia de Comayagua. Focalizando en estas áreas se puede cubrir una proporción significativa de los rurales pobres. Las filtraciones hacia los no-pobres se minimizan debido a que la pobreza es homogéneamente alta. Es urgente asegurar un nivel mínimo de activos a los pobres rurales a fin de aumentar su movilidad económica y mejorar su competitividad para que puedan aprovechar el CAFTA.

Los hallazgos del estudio sugieren que para mejorar el bienestar de las familias es más efectiva la inversión en activos que mejoren la movilidad económica de la gente y su adaptación a circunstancias cambiantes, que estimular determinados sectores o la subsistencia. En vez de escoger a los ganadores (áreas, sectores, hogares), las políticas deberían focalizarse en mejorar el clima para todos. La educación, los caminos y otros activos en infraestructura relacionados con el mercado, que producen retornos en múltiples ocupaciones y formas de ganarse la vida, pueden permitir a los pobres rurales participar de mejor manera de las ganancias de una economía liberalizada. Así, reducir la pobreza rural no es solamente un tema del sector agropecuario, sino también de falta de movilidad económica y baja productividad. El acceso a la educación y a la infraestructura mejoran el bienestar en Honduras. La educación tiene el impacto directo más grande, consistentemente positivo, sobre el bienestar y, además, efectos indirectos al complementarse con otros activos: tierra, infraestructura, capital humano y capital productivo. La infraestructura de servicios, incluyendo caminos, agua y saneamiento y electricidad, juegan un papel importante en fomentar el crecimiento y mejorar la calidad de vida de la población rural. La infraestructura (principalmente caminos y otros relacionados con el acceso a mercados) promueven el empleo fuera de la agricultura (asalariado e independiente), ayuda a aumentar la adopción de tecnologías en la agricultura y estimula la participación en organizaciones comunitarias.

El éxito de las intervenciones para reducir la pobreza depende del acceso de los hogares a otros activos complementarios clave. El acceso a infraestructura (caminos) proporciona beneficios claros para los hogares bien educados (tanto finca como no-finca). Sin embargo, los hogares con menores niveles de educación no se benefician tanto de mejores caminos y en algunos casos el acceso a mejores caminos tiene el potencial de ser crecientemente desigualdad en ausencia de activos clave en los hogares. De este modo, para lograr un crecimiento rural de base amplia en Honduras, será esencial coordinar las inversiones de infraestructura rural con otros proyectos rurales en curso, particularmente con respecto a tierras. La focalización de áreas y selección de comunidades deberían coordinarse y podrían beneficiarse con los Sistemas de Información Geográfica (SIG). El mejoramiento de la titulación y la seguridad de la tierra en las áreas rurales en Honduras, sólo puede tener éxito si se complementa con inversiones focalizadas en los hogares pobres, con educación y acceso a caminos.

Fuente: Banco Mundial (2004b) Conductores del crecimiento rural sostenible y la reducción de la pobreza en América Central: Estudio del caso de Honduras.

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COMENTARIOS FINALES: HACIENDO PRO-POBRE EL GASTO PÚBLICO

4.49 Tanto la sociedad hondureña como la comunidad internacional están comprometiendo esfuerzos para financiar una amplia gama de programas públicos, cuya intención es mejorar las condiciones de vida de la población, particularmente de los más empobrecidos. Este análisis ayuda a evaluar la cobertura de estos programas y su grado de focalización. En particular, los micro datos de la reciente encuesta de medición de condiciones de vida 2004 (LSMS o ENCOVI) fueron utilizado para identificar a los beneficiarios directos de los programas públicos que pertenecen al Gasto Público Social (GPS), y de los programas ligados a la Estrategia para la Reducción de la Pobreza (ERP).

4.50 El GPS en Honduras es progresivo, en el sentido de que los pobres reciben más transferencia pública como proporción de su ingreso, pero no es pro-pobre, en el sentido de que en términos absolutos, tanto los pobres como los no-pobres reciben la misma cantidad de transferencias públicas, es decir, los diferentes estratos económicos de la sociedad hondureña esencialmente se benefician de manera uniforme de los programas de gasto público. Esto es consecuencia de la coexistencia de programas que tienen una focalización muy variada. Mientras los beneficios de algunos programas están focalizados en los estratos más pobres, otros, por el contrario, benefician en gran parte a los no-pobres (directamente al menos). Los programas que favorecen a los pobres, o “pro-pobres” (de los beneficios del programa, los pobres reciben más que los no-pobres) son los programas de educación Proheco, Pralebah y Educatodos; el PRAF, diversos programas alimentarios, y el programa Escuelas Saludables (Figura 4.4). Los programas de desarrollo rural también están bien focalizados, ya que se concentran geográficamente en áreas de alta pobreza. Otros programas pro-pobres son los Centros de Educación Básica (CEB), Educación de Adultos, Expansión de Cobertura de Agua, Educación Primaria, Vacunaciones, FHIS y Educación preescolar. Los programas que son “no pro-pobres pero progresivos” (los no-pobres reciben más que los pobres, pero aún así los pobres reciben una fracción mayor que su participación en el consumo) son Hospitales, Becas de Educación, Educación media a distancia, Vivienda, Tercer-Ciclo, Subsidio a la electricidad y Educación de Nivel Medio. Finalmente, los programas que son “no pro-pobres y regresivos” (los no-pobres reciben más que los pobres, y la fracción que reciben los pobres es menor que su participación en el consumo) son los Bonos de transporte, Expansión de cobertura de saneamiento, Mantenimiento de saneamiento, Subsidio al transporte, Mantenimiento de agua, Educación privada, Educación Superior y Becas médicas.

4.51 Uno de los principales roles de los encargados de políticas es la asignación de un presupuesto limitado a una multitud de opciones. Estas asignaciones deberían ser guiadas por consideraciones de eficiencia económica y equidad redistributiva. Aquí se ha reportado una serie de resultados que pueden ayudar a una toma de decisiones racional e informada acerca de las asignaciones presupuestaria a los diferentes programas. En el debate sobre gasto social, es fundamental saber quién se beneficia de este gasto.

4.52 Este informe revela un bajo nivel de focalización en muchos programas. En efecto, el GPS agregado no es pro-pobre, y el gasto ERP tiene un nivel de focalización relativamente bajo. Casi el 54 por ciento de los gastos relacionados al GPS y 46 por

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ciento del gasto ERP benefician a gente que no es considerada pobre. La evidencia en este informe muestra que hay un margen para aumentar significativamente el grado al cual se focaliza el gasto social en los pobres, sea a través de asignaciones presupuestarias a programas más focalizados, o reasignando el presupuesto de los programas en áreas específicas hacia los beneficiarios más pobres, o mediante la ampliación de la red de programas sociales—actualmente limitada por la baja cobertura de muchos programas—hacia sectores de menores ingresos. Las simulaciones con gastos mejor focalizados en educación, salud, asistencia social, vivienda, agua y saneamiento asumen que el gasto está enteramente focalizado hacia los tres quintiles más pobres; limitando las asignaciones de gasto sólo al 60 por ciento más desventajado de la población. Una focalización perfecta de todo el gasto social hacía los más pobres tendría un impacto redistributivo considerable (una reducción de 4.4 puntos porcentuales en el coeficiente Gini en el caso del GPS, y de 2.9 puntos en el caso de los gastos ERP).

4.53 Los encargados de políticas ahora tienen una herramienta a su disposición para ayudarles en la asignación de los recursos públicos adicionales e incluso para reasignar fondos existentes hacia aquellos sectores o programas con mayores impactos redistributivos. El análisis revela que el gasto público en educación primaria, en hospitales, en el FHIS, en vacunaciones y en el PRAF tienen el más alto impacto redistributivo pro-pobre, mientras que el gasto en educación superior tiene el mayor impacto redistributivo no pro-pobre. Dada la fragmentación del gasto social en Honduras a través de una multitud de programas, parece haber espacio para consolidarlos en unos pocos programas que ahora se sabe que benefician principalmente a los segmentos pobres de la población.

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Anexo 1 – Resumen de tablas estadísticas

Tabla A.1.1 Características demográficas

Grupo N° personas Niños de 16 Niños de 5 Fertilidad total Tasa de

en el hogar años y menos años y menos (nacimientos/ mujer) dependencia1

Todos 5.0 2.1 0.8 3.4 0.8Pobres extremos 6.3 3.2 1.4 4.7 1.1Pobres moderados 5.3 2.4 0.9 3.7 0.9Pobres 5.7 2.7 1.1 4.1 0.9No pobres 4.4 1.6 0.6 2.7 0.6

Urbano 4.7 1.8 0.7 2.9 0.6Pobres extremos 6.5 3.3 1.4 4.7 1.1Pobres moderados 5.5 2.5 1.0 3.4 0.8Pobres 5.7 2.6 1.1 3.7 0.9No pobres 4.4 1.5 0.6 2.6 0.6

Rural 5.2 2.4 1.0 3.9 0.9Pobres extremos 6.3 3.2 1.4 4.7 1.1Pobres moderados 5.2 2.4 0.9 3.8 0.9Pobres 5.7 2.8 1.1 4.3 1.0No pobres 4.3 1.6 0.6 3.1 0.7

Tegucigalpa 4.7 1.6 0.6 2.6 0.6San Pedro Sula 4.5 1.7 0.7 2.7 0.6Central – Urbano 4.6 1.7 0.7 2.9 0.7Central - Rural 5.0 2.2 0.9 3.7 0.9Occidental – Urbano 4.8 1.9 0.7 3.2 0.7Occidental - Rural 5.4 2.5 1.1 4.1 0.9Oriental – Urbano 5.0 2.1 0.8 3.2 0.7Oriental - Rural 5.6 2.6 1.0 4.1 0.9

1 Número de personas de 0-12 años y mayores de 64 años, sobre el resto.

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Tabla A.1.2 Educación

Analfabetis-

mo (10 años y +) 6 - 11 años 12 - 17 años 6 - 17 años Preescolar 1 Primaria 2 Secundaria 3 Preescolar 1 Primaria 2 Secundaria 3

Total 15.6 17.7 32.8 25.1 33.5 115.3 52.8 20.4 81.5 36.1Pobres extremos 31.3 23.1 51.8 36.1 23.7 115.0 9.8 13.7 75.8 7.4Pobres moderados 19.9 18.3 38.8 28.1 31.5 119.3 33.5 17.9 80.9 23.2Pobre 25.0 20.7 44.9 31.9 27.3 117.7 22.4 15.7 78.4 15.8No pobres 7.1 13.5 19.4 16.6 43.3 111.9 86.5 28.1 85.8 58.5

Urbano 8.7 15.3 26.0 19.3 38.1 111.9 78.0 25.2 83.9 53.2Pobres extremos 33.9 30.1 60.5 44.1 19.4 98.7 11.9 8.6 68.2 8.8Pobres moderados 15.2 19.4 37.5 28.3 28.5 115.8 43.7 16.7 80.0 28.9Pobre 19.6 22.4 43.5 32.6 26.0 111.0 35.5 14.4 76.7 23.7No pobres 5.0 11.6 14.5 13.2 45.3 112.4 95.6 31.5 87.6 65.4

Rural 22.6 19.5 41.7 29.9 30.1 117.8 30.0 17.0 79.7 20.5Pobres extremos 30.9 21.9 50.3 34.7 24.4 118.9 9.4 14.5 77.1 7.2Pobres moderados 22.7 17.8 39.6 28.0 33.3 121.2 27.6 18.7 81.5 19.9Pobre 27.1 20.1 45.4 31.7 27.8 119.9 17.7 16.1 79.0 13.0No pobres 12.2 17.4 31.4 24.4 38.7 110.8 64.4 20.3 81.9 41.6

Tegucigalpa 4.2 11.0 14.9 13.0 38.5 112.3 91.2 27.7 87.9 63.4San Pedro Sula 6.1 16.0 21.4 18.7 35.6 109.0 75.4 24.1 84.0 54.1Central - Urbano 7.5 16.4 24.2 20.5 34.6 109.4 74.3 21.7 82.7 52.6Central - Rural 19.3 18.4 40.3 28.5 26.8 115.6 34.6 13.5 80.9 23.1Occidental - Urbano 15.2 17.0 24.5 20.9 48.7 109.9 81.3 32.2 81.4 51.7Occidental - Rural 27.4 20.8 44.2 31.8 40.6 121.5 22.7 26.0 77.6 15.5Oriental - Urbano 12.8 17.1 30.0 24.1 34.3 117.4 67.2 21.2 82.4 44.2Oriental - Rural 23.8 20.0 41.4 30.4 19.6 117.6 30.1 9.7 79.8 21.9

% que no asiste a la escuela Tasas brutas de matrícula Tasas netas de matrícula

1 Número de niños en preescolar /número de niños 3-5 años de edad 2 Número de niños en escuela básica/ número de niños de 6-11 años de edad 3 Número de niños en escuela secundaria/ número de niños de 12-17 años de edad

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Tabla A.1.3 Salud y nutrición

Recibió cuidado Nacim. atendido % incidencia % incidencia IRA 3 DPT 3 Polioprenatal % por doctor % de diarrea últ. 15 días con tarjeta con tarjeta

< 5 años 1

Todos 89.0 67.1 17.1 39.2 94.3 95.6

Pobres extremos 85.4 35.5 17.9 41.1 93.9 93.9Pobres moderados 89.0 63.6 20.3 40.6 95.6 95.8

Pobres 87.3 50.4 19.1 40.8 94.8 94.8No pobres 91.1 86.5 14.3 36.9 93.5 96.9

Urbano 90.0 85.1 15.0 33.0 93.5 95.2Pobres extremos 82.4 53.6 27.3 38.2 86.4 86.4Pobres moderados 86.1 77.5 16.6 34.1 96.3 96.7Pobres 85.2 71.7 19.4 35.2 93.0 93.3No pobres 92.1 91.0 12.7 31.8 93.8 96.5

Rural 88.2 50.9 18.7 43.9 94.9 96.0Pobres extremos 85.9 32.5 16.5 41.5 95.6 95.6Pobres moderados 90.7 54.8 22.6 44.7 95.2 95.2Pobres 88.1 42.5 18.9 42.8 95.5 95.5No pobres 88.6 75.2 17.8 47.8 92.8 97.9

Tegucigalpa 94.6 94.7 12.1 24.6 95.5 99.1San Pedro Sula 84.8 88.8 17.1 29.4 88.9 92.1Central - Urbano 89.4 86.2 16.9 41.0 94.4 94.4Central - Rural 85.7 58.6 20.6 47.4 93.5 95.1Occidental - Urbano 91.5 75.3 16.5 33.3 94.1 94.1Occidental - Rural 91.2 43.3 17.4 40.3 96.2 96.2Oriental - Urbano 88.2 77.7 13.4 35.9 93.4 95.5Oriental - Rural 90.0 43.4 16.3 41.7 96.3 97.7

1 Ultimos 15 días

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Tabla A.1.4 Infraestructura y vivienda

% inadecuadas

pared 1% inadecuados

pisos 2% inadecuados

cielos 3% inadecuadas

vivienda4Hacina-

miento 5

Total 21.3 27.9 3.3 37.8 15.6Pobres extremos 38.8 68.3 6.3 76.1 31.5Pobres moderados 26.8 40.2 3.2 50.4 20.7Pobres 31.9 52.3 4.5 61.4 25.3No pobres 13.0 9.0 2.3 19.6 8.0

Urbano 12.2 8.6 1.6 18.0 13.6Pobres extremos 26.7 36.4 4.4 46.2 44.3Pobres moderados 22.4 21.0 1.3 34.3 28.9Pobres 23.3 24.4 1.9 36.9 32.3No pobres 8.9 4.0 1.5 12.6 8.1

Rural 30.8 47.9 5.0 58.5 17.6Pobres extremos 40.6 73.2 6.6 80.7 29.5Pobres moderados 29.3 51.1 4.3 59.5 16.2Pobres 35.0 62.2 5.5 70.2 22.9No pobres 22.8 20.6 4.2 36.0 7.6

Tegucigalpa 15.4 3.4 1.3 17.8 13.9San Pedro Sula 9.1 3.4 1.5 11.1 15.7Central - Urbano 14.4 7.4 0.6 18.2 13.7Central - Rural 34.5 40.0 5.1 53.7 18.1Occidental - Urbano 9.1 15.4 3.5 21.9 9.1Occidental - Rural 25.9 59.5 4.7 65.2 17.5Oriental - Urbano 10.5 15.9 1.6 21.0 14.7Oriental - Rural 28.7 51.0 5.3 60.8 16.7

1 Códigos 5,6,8 y 9 en preg. 5 2 Códigos 7 y 8 en preg. 6 3 Códigos 6,7 y 8 en preg. 7 4 Paredes, pisos o cielos inadecuados (definidos en 3) 5 Más de 3 personas por cuarto

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Anexo 2 –Apéndice estadístico Lista de Tablas

PARTE A - POBREZA

A1 Honduras 2004 - Contribución a la pobreza A2 Honduras 2004 - Tasas de recuento A3 Honduras 2004 - Brecha de pobreza y FGT2 A4 Honduras 2004 - Brecha de extrema pobreza y FGT2 A5 Honduras 2004 - Poblaciones pobres, por regiones y pobreza (miles) A6 Honduras 2004 - Población, % por regiones y pobreza A7 Honduras 2004 - Poblaciones por áreas y pobreza (miles) A8 Honduras 2004 - Población, % por áreas y pobreza (miles) A9 Honduras 2004 - Pesos y calorías observadas y calculadas para la Línea de Pobreza A10 Honduras 2004 - Consumo nacional (valores) y población, por áreas y regiones A11 Honduras 2004 - Consumo nacional (%) y población, por áreas y regiones A12 Honduras 2004 - Consumo nacional (valores) y población por pobreza A13 Honduras 2004 - Consumo nacional (%) y población por pobreza A14 Honduras 2004 - Consumo nacional (valores) y población por quintiles A15 Honduras 2004 - Consumo nacional (%) y población por quintiles

PARTE B - CONSUMO

B1 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (regiones) B2 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (quintiles) B3 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (pobreza) B4 Honduras 2004 - Valores mensuales promedio per cápita del consumo total B5 Honduras 2004 - Valores mensuales promedio per cápita del consumo total, por grupos

de pobreza y áreas

PARTE C - INGRESO C1 Honduras 2004 - Patrones de ingreso C2 Honduras 2004 - Patrones de ingreso por grupos y áreas C3 Honduras 2004 - Ingreso per cápita promedio mensual C4 Honduras 2004 - Ingreso per cápita promedio mensual

PARTE D - CARACTERISTICAS DEMOGRAFICAS

D1 Honduras 2004 - Características demográficas

PARTE E - EDUCACION E1 Honduras 2004 - Tasas brutas de matrícula, por género E2 Honduras 2004 - Tasas netas de matrícula, por género E3 Honduras 2004 - Razón de no asistir a la escuela, por género (sólo 7 - 12 años de edad) E4 Honduras 2004 - Porcentaje que no asiste a la escuela E5 Honduras 2004 - Asistencia a preescolar, niños de 3-6 años de edad E6 Honduras 2004 - Tasas de repitencia en escuela primaria, porcentaje que no tiene libros y

número de días promedio de inasistencia E7 Honduras 2004 - Tasas de repitencia en escuela secundaria, porcentaje que no tiene libros

y número de días promedio de inasistencia E8 Honduras 2004 - Porcentaje de analfabetismo (10 años y más) y años promedio de

escolaridad (10-19 años de edad)

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E9 Honduras 2004 - Porcentaje de alfabetismo (15-24 años y 15 años y más) y relación de mujeres a hombres (alfabetizado y en la escuela)

PARTE F - SALUD F1 Honduras 2004 - Fertilidad por pobreza, quintiles y regiones (mujeres 15-49 años de

edad) F2 Honduras 2004 - Porcentaje de niños con tarjeta de vacunación, según quintiles, categoría

de pobreza y regiones (12-23 meses de edad) F3 Honduras 2004 - Porcentaje de niños que reciben inmunización de DPT y Polio, por

quintiles, categoría de pobreza y regiones (12-23 meses de edad) F4 Honduras 2004 - Porcentaje de niños que reciben inmunización de DPT y Polio, por

quintiles, categoría de pobreza y regiones (12-23 meses de edad con tarjeta) F5 Honduras 2004 - Inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y

regiones (% en el grupo de 12-23 meses de edad) F6 Honduras 2004 - Inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y

regiones (% en el grupo de 12-23 meses de edad con tarjeta) F7 Honduras 2004 - Incidencia de diarrea e IRA (menores de 5 años de edad) F8 Honduras 2004 - Tipo de atención entre quienes reportan diarrea (menores de 5 años de

edad) F9 Honduras 2004 - Tipo y lugar de atención entre quienes reportan diarrea (menores de 5

años) F10 Honduras 2004 – Enfermedad /Lesiones por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica F11 Honduras 2004 - Lugar de tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica F12 Honduras 2004 - Tiempo de espera para consulta, por lugar de tratamiento, grupo de

pobreza, quintiles y área geográfica F13 Honduras 2004 - Tiempo de viaje al lugar de tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles

y área geográfica F14 Honduras 2004 - Costo de transporte del viaje a la última consulta, por lugar de

tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica F15 Honduras 2004 - Monto gastado en la enfermedad, por lugar de tratamiento, grupo de

pobreza, quintiles y área geográfica F16 Honduras 2004 - Monto gastado en medicinas, por lugar de tratamiento, grupo de

pobreza, quintiles y área geográfica F17 Honduras 2004 - Monto total gastado en la última consulta, por lugar de tratamiento,

grupo de pobreza, quintiles y área geográfica F18 Honduras 2004 - Razón para no buscar atención, entre los enfermos en el último mes, por

grupo de pobreza, quintiles y área geográfica F19 Honduras 2004 - Salud materna, por pobreza y regiones F20 Honduras 2004 - Primer control prenatal en el primer trimestre, según pobreza y regiones

(mujeres de 12-49 años)

PARTE G- DESNUTRICION G1 Honduras 2004 - Prevalencia de desnutrición por quintiles, regiones y categoría de

pobreza (menores de 5 años de edad) G2 Honduras 2004 - Prevalencia de desnutrición por grupos de edad (menores de 5 años de

edad) G3 Honduras 2004 - Porcentaje de menores (0-59 meses) clasificados como desnutridos, por

pobreza y regiones

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G4 Honduras 2004 - Porcentaje de menores (0-59 meses) clasificados como desnutridos, por pobreza y edad

PARTE H - VIVIENDA Y SERVICIOS BASICOS

H1 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por grupos de pobreza H2 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por pobreza y urbano/rural H3 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por quintiles H4 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por regiones H5 Honduras 2004 - Hogares con paredes, pisos y cielos inadecuados, y hacinamiento

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PARTE A - POBREZA

Tablas estadísticas

Tabla A 2 - A.1 Honduras 2004 - Contribución a la pobreza

Pobreza extrema Pobreza totalSuma col % Suma col %

Nacional Nacional 100.0 100.0

Areas Urbano 13.9 26.3Rural 86.1 73.7

Regiones Tegucigalpa 1.0 3.7San Pedro Sula 0.4 2.5Central Urbano 2.1 4.5Central Rural 29.2 30.6Occidente Urbano 5.6 6.9Occidente Rural 36.7 26.9Oriente Urbano 4.8 8.7Oriente Rural 20.1 16.3

Tabla A 2 - A.2 Honduras 2004 - Tasas de recuento

Pobreza extrema Pobreza totalpromedio promedio

Nacional Nacional 23.7 50.7

Areas Urbano 6.8 27.6 Rural 39.5 72.2

Regiones Tegucigalpa 1.9 15.1 San Pedro Sula 1.4 16.6 Central Urbano 4.8 22.1 Central Rural 27.6 61.7 Occidente Urbano 17.0 44.9 Occidente Rural 56.1 87.6 Oriente Urbano 11.3 43.9 Oriente Rural 43.2 74.7

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Tabla A 2 - A.3 Honduras 2004 - Brecha de pobreza y FGT2

Brecha pobreza Pobreza FGT2media media

Nacional Nacional 22.3 12.3

Areas Urbano 9.1 4.3Rural 34.5 19.8

Regiones Tegucigalpa 3.5 1.3San Pedro Sula 4.0 1.5Central Urbano 6.9 3.0Central Rural 26.5 14.2Occidente Urbano 18.2 9.9Occidente Rural 45.6 27.3Oriente Urbano 15.4 7.4Oriente Rural 37.3 22.0

Tabla A 2 - A.4 Honduras 2004 - Brecha de extrema pobreza y FGT2

Extrema Pobreza Extrema PobrezaBrecha M

Severidad FGT2 M

Nacional Nacional 7.1 2.9

Areas Urbano 1.9 0.8Rural 11.9 4.8

Regiones Tegucigalpa 0.3 0.1San Pedro Sula 0.3 0.1Central Urbano 0.9 0.3Central Rural 7.6 2.9Occidente Urbano 5.8 2.6Occidente Rural 17.5 7.1Oriente Urbano 3.2 1.3Oriente Rural 13.9 5.8

Tabla A 2 - A.5 Honduras 2004 - Poblaciones pobres por regiones y pobreza (miles) Pobres extremos Pobres totales No pobres Total

Regiones Tegucigalpa Nacional 16.7 133.5 750.9 884.5

San Pedro Sula Nacional 7.5 90.1 453.0 543.1

Central Urban Nacional 35.1 160.4 565.7 726.2

Central Rural Nacional 490.7 1095.9 681.7 1777.6Occidente U b

Nacional 93.8 247.6 304.0 551.6Occidente Rural Nacional 616.2 962.6 135.9 1098.5

Oriente Urbano Nacional 80.2 310.7 396.6 707.4Oriente Rural 337.5 583.8 198.0 781.7

Total

Nacional

1677.7 3584.7 3485.8 7070.5

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Tabla A 2 - A.6 Honduras 2004 - Población, % por regiones y pobreza

Pobres no extrem Pobres extremTotal pobres No pobres Total % col %

% col %

% col %

% col %

% col %

Regiones Tegucigalpa Nacional 16.1 1.0 3.7 21.5 12.5San Pedro Sula Nacional 9.9 0.4 2.5 13.0 7.7Central Urbano Nacional 12.8 2.1 4.5 16.2 10.3Central Rural Nacional 23.9 29.2 30.6 19.6 25.1Occidente Urbano Nacional 8.5 5.6 6.9 8.7 7.8Occidente Rural Nacional 8.9 36.7 26.9 3.9 15.5Oriente Urbano Nacional 11.6 4.8 8.7 11.4 10.0Oriente Rural 8.2 20.1 16.3 5.7 11.1

Total

Nacional

100.0 100.0 100.0 100.0 100.0Nacional

Tabla A 2 - A.7 Honduras 2004 - Poblaciones por áreas y pobreza (miles)

Extr. pobres Tot. pobres No pobres Total tabla

Area Urbano Nacional 233.2 942.4 2470.4 3412.7 Rural 1444.4 2642.3 1015.5 3657.8

Total tabla Nacional 1677.7 3584.7 3485.8 7070.5

Tabla A 2 - A.8 Honduras 2004 - Población, % por áreas y pobreza (miles) Pobres extrem Tot. pobres No pobres Total

% col. % col. % col. % col.

Area Urbano Nacional 13.9 26.3 70.9 48.3Rural 86.1 73.7 29.1 51.7

Total

Nacional

100.0 100.0 100.0 100.0

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Maiz seco en grano 1,639 L. 2.09 8.99 L. 18.77 14,742 13.43% 3.82% 23.20% L. 2.09 9.47 L. 19.76 15,522 13.43% 3.82% 23.20%Maiz tierno en grano 386 L. 1.56 .79 L. 1.23 304 1.18% 0.25% 0.48% L. 1.56 .83 L. 1.29 321 1.18% 0.25% 0.48%Maicillo en gano 1,553 L. 2.51 .08 L. 0.20 121 0.12% 0.04% 0.19% L. 2.51 .08 L. 0.21 127 0.12% 0.04% 0.19%Arroz 1,634 L. 5.60 3.22 L. 18.03 5,259 4.81% 3.67% 8.27% L. 5.60 3.39 L. 18.98 5,537 4.81% 3.67% 8.27%Tortilla de maíz 926 L. 6.67 2.27 L. 15.17 2,106 3.40% 3.09% 3.31% L. 6.67 2.39 L. 15.97 2,217 3.40% 3.09% 3.31%Tortilla de maíz y maicillo 926 L. 5.26 .03 L. 0.13 23 0.04% 0.03% 0.04% L. 5.26 .03 L. 0.14 25 0.04% 0.03% 0.04%Harina de maíz 1,657 L. 4.96 1.24 L. 6.16 2,057 1.85% 1.25% 3.24% L. 4.96 1.31 L. 6.49 2,166 1.85% 1.25% 3.24%Rosquillas de maíz 1,457 L. 10.30 .12 L. 1.21 171 0.17% 0.25% 0.27% L. 10.30 .12 L. 1.27 180 0.17% 0.25% 0.27%Frijoles 1,562 L. 8.16 2.62 L. 21.38 4,091 3.91% 4.35% 6.44% L. 8.16 2.76 L. 22.51 4,308 3.91% 4.35% 6.44%Harina de trigo 1,653 L. 4.23 .83 L. 3.50 1,367 1.24% 0.71% 2.15% L. 4.23 .87 L. 3.69 1,439 1.24% 0.71% 2.15%Tortilla de harina 1,476 L. 15.25 .05 L. 0.74 71 0.07% 0.15% 0.11% L. 15.25 .05 L. 0.77 75 0.07% 0.15% 0.11%Pan molde 1,212 L. 11.58 .14 L. 1.61 168 0.21% 0.33% 0.26% L. 11.58 .15 L. 1.69 177 0.21% 0.33% 0.26%Pan blanco (varios) 1,203 L. 14.15 .38 L. 5.44 462 0.57% 1.11% 0.73% L. 14.15 .40 L. 5.72 487 0.57% 1.11% 0.73%Pan y galleta dulce 1,167 L. 21.26 .64 L. 13.61 747 0.96% 2.77% 1.18% L. 21.26 .67 L. 14.33 786 0.96% 2.77% 1.18%Pan integral 1,117 L. 14.24 .03 L. 0.36 28 0.04% 0.07% 0.04% L. 14.24 .03 L. 0.37 29 0.04% 0.07% 0.04%Semita 1,167 L. 9.41 .76 L. 7.15 887 1.14% 1.46% 1.40% L. 9.41 .80 L. 7.53 934 1.14% 1.46% 1.40%Otro pan blanco 1,621 L. 39.86 .01 L. 0.41 17 0.02% 0.08% 0.03% L. 39.86 .01 L. 0.43 18 0.02% 0.08% 0.03%Galleta salada 1,970 L. 6.27 .15 L. 0.96 302 0.23% 0.20% 0.48% L. 6.27 .16 L. 1.01 318 0.23% 0.20% 0.48%Corn Flakes 1,657 L. 32.14 .16 L. 5.13 265 0.24% 1.04% 0.42% L. 32.14 .17 L. 5.40 279 0.24% 1.04% 0.42%Avena 1,675 L. 14.77 .19 L. 2.87 325 0.29% 0.58% 0.51% L. 14.77 .20 L. 3.02 343 0.29% 0.58% 0.51%Maicena 1,621 L. 22.48 .01 L. 0.29 21 0.02% 0.06% 0.03% L. 22.48 .01 L. 0.31 22 0.02% 0.06% 0.03%Spaghetti 1,684 L. 7.03 .62 L. 4.37 1,047 0.93% 0.89% 1.65% L. 7.03 .65 L. 4.60 1,103 0.93% 0.89% 1.65%Fideos, canelones, otras pastas 1,684 L. 7.13 .09 L. 0.64 150 0.13% 0.13% 0.24% L. 7.13 .09 L. 0.67 158 0.13% 0.13% 0.24%Cereal de trigo (cerelac) 1,902 L. 40.81 .02 L. 0.81 38 0.03% 0.16% 0.06% L. 40.81 .02 L. 0.85 40 0.03% 0.16% 0.06%Leche fluida pasteurizada 295 L. 10.55 1.05 L. 11.08 310 1.57% 2.26% 0.49% L. 10.55 1.11 L. 11.67 326 1.57% 2.26% 0.49%Leche entera de vaca 295 L. 6.00 1.23 L. 7.39 363 1.84% 1.50% 0.57% L. 6.00 1.30 L. 7.78 383 1.84% 1.50% 0.57%Leche en polvo 2,247 L. 46.38 .21 L. 9.85 477 0.32% 2.00% 0.75% L. 46.38 .22 L. 10.37 502 0.32% 2.00% 0.75%Leche descremada 1,584 L. 14.52 .02 L. 0.34 37 0.04% 0.07% 0.06% L. 14.52 .02 L. 0.36 39 0.04% 0.07% 0.06%Queso fresco 940 L. 24.28 .63 L. 15.19 588 0.93% 3.09% 0.93% L. 24.28 .66 L. 16.00 619 0.93% 3.09% 0.93%Queso seco 2,016 L. 26.53 .27 L. 7.17 545 0.40% 1.46% 0.86% L. 26.53 .28 L. 7.55 574 0.40% 1.46% 0.86%Queso kraft 1,703 L. 30.10 .03 L. 0.79 45 0.04% 0.16% 0.07% L. 30.10 .03 L. 0.83 47 0.04% 0.16% 0.07%Quesillo 1,357 L. 21.64 .19 L. 4.18 263 0.29% 0.85% 0.41% L. 21.64 .20 L. 4.41 276 0.29% 0.85% 0.41%Cuajada 1,071 L. 20.61 .32 L. 6.56 341 0.48% 1.33% 0.54% L. 20.61 .33 L. 6.90 359 0.48% 1.33% 0.54%Requesón 695 L. 12.66 .04 L. 0.45 25 0.05% 0.09% 0.04% L. 12.66 .04 L. 0.48 26 0.05% 0.09% 0.04%

PRODUCTO

Valores mensuales %

LibrasCalorías CaloriasKcal/Libra Precio/ Lb. Precio/ Lb.

Valores mensuales

Libras Costo (Lps.) Calorias

Observado en la población de referencia Línea Extr. Pobreza%

Costo (Lps.) CaloriasLibras Costo (Lps.) Libras Costo (Lps.)

Tabla A 2 - A.9 Honduras 2004 - Pesos y calorías observadas y calculadas para la Línea de Pobreza (Parte A)

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98

Mantequilla: rala, crema 1,235 L. 21.10 .56 L. 11.81 691 0.84% 2.40% 1.09% L. 21.10 .59 L. 12.43 727 0.84% 2.40% 1.09%Mantequilla amarilla 2,111 L. 20.61 .02 L. 0.34 35 0.02% 0.07% 0.05% L. 20.61 .02 L. 0.36 37 0.02% 0.07% 0.05%Yogourt 250 L. 21.28 .02 L. 0.49 6 0.03% 0.10% 0.01% L. 21.28 .02 L. 0.52 6 0.03% 0.10% 0.01%huevo de gallina 672 L. 10.98 1.75 L. 19.21 1,175 2.61% 3.91% 1.85% L. 10.98 1.84 L. 20.23 1,238 2.61% 3.91% 1.85%Carne o costilla de res con hueso. 708 L. 20.41 1.06 L. 21.72 754 1.59% 4.42% 1.19% L. 20.41 1.12 L. 22.87 794 1.59% 4.42% 1.19%Carne de res sin hueso 1,108 L. 26.34 .53 L. 13.84 582 0.78% 2.82% 0.92% L. 26.34 .55 L. 14.57 613 0.78% 2.82% 0.92%Hueso de res 0 L. 14.11 .11 L. 1.52 0 0.16% 0.31% 0.00% L. 14.11 .11 L. 1.60 0 0.16% 0.31% 0.00%Viceras de res 681 L. 16.51 .06 L. 1.05 43 0.09% 0.21% 0.07% L. 16.51 .07 L. 1.11 46 0.09% 0.21% 0.07%Carne de cerdo con hueso 1,280 L. 20.41 .08 L. 1.73 109 0.13% 0.35% 0.17% L. 20.41 .09 L. 1.82 114 0.13% 0.35% 0.17%Tajo de cerdo 981 L. 24.00 .18 L. 4.38 179 0.27% 0.89% 0.28% L. 24.00 .19 L. 4.61 188 0.27% 0.89% 0.28%Costilla, chuleta de cerdo 1,280 L. 23.52 .14 L. 3.34 182 0.21% 0.68% 0.29% L. 23.52 .15 L. 3.51 191 0.21% 0.68% 0.29%Chorizo de cerdo 1,262 L. 24.46 .07 L. 1.74 90 0.11% 0.35% 0.14% L. 24.46 .07 L. 1.83 95 0.11% 0.35% 0.14%Pellejas de cerdo, lonja y patitas 1,294 L. 12.24 .03 L. 0.33 34 0.04% 0.07% 0.05% L. 12.24 .03 L. 0.34 36 0.04% 0.07% 0.05%Pollo entero por libra 976 L. 15.31 .84 L. 12.86 820 1.25% 2.62% 1.29% L. 15.31 .88 L. 13.54 863 1.25% 2.62% 1.29%Pollo por piezas 899 L. 15.28 .29 L. 4.36 256 0.43% 0.89% 0.40% L. 15.28 .30 L. 4.59 270 0.43% 0.89% 0.40%Menudo de pollo 763 L. 8.15 .17 L. 1.38 129 0.25% 0.28% 0.20% L. 8.15 .18 L. 1.45 136 0.25% 0.28% 0.20%Gallina en general (india) u otra 1,117 L. 17.01 .12 L. 2.00 132 0.18% 0.41% 0.21% L. 17.01 .12 L. 2.11 139 0.18% 0.41% 0.21%Hot dog, copetines, salchicha 1,412 L. 22.45 .21 L. 4.73 298 0.31% 0.96% 0.47% L. 22.45 .22 L. 4.98 313 0.31% 0.96% 0.47%Pescado entero fresco 352 L. 19.86 .24 L. 4.67 83 0.35% 0.95% 0.13% L. 19.86 .25 L. 4.91 87 0.35% 0.95% 0.13%Filete de pescado 440 L. 24.28 .04 L. 0.98 18 0.06% 0.20% 0.03% L. 24.28 .04 L. 1.03 19 0.06% 0.20% 0.03%Camarones 413 L. 37.63 .03 L. 1.00 11 0.04% 0.20% 0.02% L. 37.63 .03 L. 1.06 12 0.04% 0.20% 0.02%Almejas, chacalines, jaibas, etc. 386 L. 25.04 .02 L. 0.46 7 0.03% 0.09% 0.01% L. 25.04 .02 L. 0.49 8 0.03% 0.09% 0.01%Caracol 622 L. 51.52 .00 L. 0.16 2 0.00% 0.03% 0.00% L. 51.52 .00 L. 0.17 2 0.00% 0.03% 0.00%Sardina en lata 944 L. 24.45 .04 L. 0.89 34 0.05% 0.18% 0.05% L. 24.45 .04 L. 0.94 36 0.05% 0.18% 0.05%Atún (en lata) 1,308 L. 46.59 .01 L. 0.25 7 0.01% 0.05% 0.01% L. 46.59 .01 L. 0.27 7 0.01% 0.05% 0.01%Manteca vegetal 4,013 L. 8.16 1.13 L. 9.24 4,544 1.69% 1.88% 7.15% L. 8.16 1.19 L. 9.73 4,784 1.69% 1.88% 7.15%Manteca de cerdo 3,991 L. 7.50 .02 L. 0.17 88 0.03% 0.03% 0.14% L. 7.50 .02 L. 0.17 93 0.03% 0.03% 0.14%Aceite vegetal 4,013 L. 9.90 .40 L. 4.00 1,624 0.60% 0.82% 2.55% L. 9.90 .43 L. 4.22 1,710 0.60% 0.82% 2.55%Margarina 3,251 L. 14.11 .20 L. 2.77 638 0.29% 0.56% 1.00% L. 14.11 .21 L. 2.92 672 0.29% 0.56% 1.00%May onesa 1,766 L. 25.63 .04 L. 1.01 69 0.06% 0.20% 0.11% L. 25.63 .04 L. 1.06 73 0.06% 0.20% 0.11%Aceite de oliva o de maíz 4,013 L. 33.55 .01 L. 0.35 42 0.02% 0.07% 0.07% L. 33.55 .01 L. 0.37 44 0.02% 0.07% 0.07%Azúcar 1,743 L. 5.10 3.04 L. 15.51 5,298 4.54% 3.16% 8.34% L. 5.10 3.20 L. 16.33 5,579 4.54% 3.16% 8.34%Panela o rapadura 1,616 L. 4.70 .13 L. 0.63 218 0.20% 0.13% 0.34% L. 4.70 .14 L. 0.67 229 0.20% 0.13% 0.34%Miel de caña 1,289 L. 4.22 .00 L. 0.01 3 0.00% 0.00% 0.01% L. 4.22 .00 L. 0.01 3 0.00% 0.00% 0.01%Miel de abeja 1,389 L. 45.56 .01 L. 0.34 10 0.01% 0.07% 0.02% L. 45.56 .01 L. 0.35 11 0.01% 0.07% 0.02%Jugos enlatados 191 L. 17.25 .38 L. 6.62 73 0.57% 1.35% 0.12% L. 17.25 .40 L. 6.97 77 0.57% 1.35% 0.12%Jugos en cartón 191 L. 11.05 .56 L. 6.22 107 0.84% 1.27% 0.17% L. 11.05 .59 L. 6.55 113 0.84% 1.27% 0.17%Refrescos (gaseosas) 186 L. 10.92 2.36 L. 25.83 440 3.53% 5.26% 0.69% L. 10.92 2.49 L. 27.20 463 3.53% 5.26% 0.69%Refrescos en polvo 1,734 L. 56.99 .06 L. 3.44 105 0.09% 0.70% 0.16% L. 56.99 .06 L. 3.62 110 0.09% 0.70% 0.16%Café 1,026 L. 20.70 .54 L. 11.11 551 0.80% 2.26% 0.87% L. 20.70 .57 L. 11.69 580 0.80% 2.26% 0.87%Cubitos 899 L. 57.49 .08 L. 4.49 70 0.12% 0.91% 0.11% L. 57.49 .08 L. 4.73 74 0.12% 0.91% 0.11%Consomé, achiote y especies 899 L. 45.59 .08 L. 3.52 69 0.12% 0.72% 0.11% L. 45.59 .08 L. 3.71 73 0.12% 0.72% 0.11%Chile en botella, salsa perrins 481 L. 42.71 .02 L. 0.70 8 0.02% 0.14% 0.01% L. 42.71 .02 L. 0.73 8 0.02% 0.14% 0.01%Chocolates, caramelos, confites 1,789 L. 29.60 .03 L. 0.84 50 0.04% 0.17% 0.08% L. 29.60 .03 L. 0.88 53 0.04% 0.17% 0.08%Churros 2,356 L. 29.94 .20 L. 6.09 479 0.30% 1.24% 0.75% L. 29.94 .21 L. 6.41 504 0.30% 1.24% 0.75%Salsa de tomate 472 L. 23.87 .12 L. 2.96 59 0.19% 0.60% 0.09% L. 23.87 .13 L. 3.12 62 0.19% 0.60% 0.09%Pasta de tomate 372 L. 25.37 .17 L. 4.24 62 0.25% 0.86% 0.10% L. 25.37 .18 L. 4.47 66 0.25% 0.86% 0.10%Mostaza 363 L. 25.15 .02 L. 0.51 7 0.03% 0.10% 0.01% L. 25.15 .02 L. 0.53 8 0.03% 0.10% 0.01%Sal 0 L. 2.04 .73 L. 1.50 0 1.09% 0.30% 0.00% L. 2.04 .77 L. 1.58 0 1.09% 0.30% 0.00%Sopas instantaneas 1,212 L. 39.66 .05 L. 2.12 65 0.08% 0.43% 0.10% L. 39.66 .06 L. 2.23 68 0.08% 0.43% 0.10%Vinagre 64 L. 13.30 .03 L. 0.45 2 0.05% 0.09% 0.00% L. 13.30 .04 L. 0.47 2 0.05% 0.09% 0.00%Jaleas, mermeladas 1,171 L. 26.18 .00 L. 0.06 3 0.00% 0.01% 0.00% L. 26.18 .00 L. 0.07 3 0.00% 0.01% 0.00%Agua purificada 0 L. 1.05 4.24 L. 4.44 0 6.33% 0.90% 0.00% L. 1.05 4.46 L. 4.68 0 6.33% 0.90% 0.00%Banano (verde y maduro) 449 L. 1.27 3.24 L. 4.13 1,457 4.84% 0.84% 2.29% L. 1.27 3.41 L. 4.35 1,534 4.84% 0.84% 2.29%Plátano (verde y maduro) 577 L. 1.70 2.11 L. 3.59 1,219 3.16% 0.73% 1.92% L. 1.70 2.23 L. 3.78 1,283 3.16% 0.73% 1.92%Mango 159 L. 1.53 .17 L. 0.26 27 0.25% 0.05% 0.04% L. 1.53 .18 L. 0.27 28 0.25% 0.05% 0.04%Ciruelas 213 L. 8.24 .05 L. 0.43 11 0.08% 0.09% 0.02% L. 8.24 .06 L. 0.46 12 0.08% 0.09% 0.02%Durazno, fresas, guanábanas y lichas 236 L. 0.60 .40 L. 0.24 95 0.60% 0.05% 0.15% L. 0.60 .43 L. 0.25 100 0.60% 0.05% 0.15%Toronjas, mandarinas 195 L. 1.41 .37 L. 0.52 71 0.55% 0.10% 0.11% L. 1.41 .39 L. 0.54 75 0.55% 0.10% 0.11%Maracuyá y granadilla 427 L. 5.69 .07 L. 0.43 32 0.11% 0.09% 0.05% L. 5.69 .08 L. 0.45 34 0.11% 0.09% 0.05%Manzana, pera 268 L. 17.49 .10 L. 1.80 28 0.15% 0.37% 0.04% L. 17.49 .11 L. 1.90 29 0.15% 0.37% 0.04%Melón 159 L. 4.84 .05 L. 0.25 8 0.08% 0.05% 0.01% L. 4.84 .05 L. 0.26 8 0.08% 0.05% 0.01%Aguacate 699 L. 10.04 .49 L. 4.95 345 0.74% 1.01% 0.54% L. 10.04 .52 L. 5.21 363 0.74% 1.01% 0.54%Limones 132 L. 3.26 .75 L. 2.45 99 1.12% 0.50% 0.16% L. 3.26 .79 L. 2.58 104 1.12% 0.50% 0.16%Naranjas 191 L. 1.72 2.49 L. 4.29 476 3.72% 0.87% 0.75% L. 1.72 2.63 L. 4.52 501 3.72% 0.87% 0.75%Piña 236 L. 2.48 .24 L. 0.59 56 0.36% 0.12% 0.09% L. 2.48 .25 L. 0.62 59 0.36% 0.12% 0.09%Sandía 100 L. 1.28 .91 L. 1.17 91 1.37% 0.24% 0.14% L. 1.28 .96 L. 1.23 96 1.37% 0.24% 0.14%Papaya 145 L. 2.48 .17 L. 0.43 25 0.26% 0.09% 0.04% L. 2.48 .18 L. 0.45 26 0.26% 0.09% 0.04%Ayote 136 L. 6.41 .14 L. 0.92 20 0.21% 0.19% 0.03% L. 6.41 .15 L. 0.97 21 0.21% 0.19% 0.03%Apio, h. buena, culantro y perejil 132 L. 32.57 .04 L. 1.20 5 0.06% 0.25% 0.01% L. 32.57 .04 L. 1.27 5 0.06% 0.25% 0.01%tomate 95 L. 5.09 1.18 L. 6.01 112 1.76% 1.22% 0.18% L. 5.09 1.24 L. 6.33 118 1.76% 1.22% 0.18%Zanahoria 186 L. 5.88 .32 L. 1.89 60 0.48% 0.38% 0.09% L. 5.88 .34 L. 1.99 63 0.48% 0.38% 0.09%Ajo 608 L. 20.37 .04 L. 0.90 27 0.07% 0.18% 0.04% L. 20.37 .05 L. 0.95 28 0.07% 0.18% 0.04%Brócoli 150 L. 5.98 .11 L. 0.64 16 0.16% 0.13% 0.03% L. 5.98 .11 L. 0.68 17 0.16% 0.13% 0.03%Cebolla blanca, cebolla roja 204 L. 9.18 .50 L. 4.56 101 0.74% 0.93% 0.16% L. 9.18 .52 L. 4.80 107 0.74% 0.93% 0.16%Chile dulce, chile picante 141 L. 42.93 .11 L. 4.66 15 0.16% 0.95% 0.02% L. 42.93 .11 L. 4.90 16 0.16% 0.95% 0.02%Frijoles tiernos 163 L. 6.00 .08 L. 0.49 13 0.12% 0.10% 0.02% L. 6.00 .09 L. 0.52 14 0.12% 0.10% 0.02%Lechuga 59 L. 8.27 .09 L. 0.77 5 0.14% 0.16% 0.01% L. 8.27 .10 L. 0.81 6 0.14% 0.16% 0.01%Papa 359 L. 5.10 1.04 L. 5.31 373 1.56% 1.08% 0.59% L. 5.10 1.10 L. 5.59 393 1.56% 1.08% 0.59%Pataste 141 L. 2.04 1.41 L. 2.87 198 2.10% 0.58% 0.31% L. 2.04 1.48 L. 3.02 209 2.10% 0.58% 0.31%Pepino, rábano 68 L. 3.17 .24 L. 0.76 16 0.36% 0.16% 0.03% L. 3.17 .25 L. 0.80 17 0.36% 0.16% 0.03%Pipián, zapallo 136 L. 3.59 .06 L. 0.21 8 0.09% 0.04% 0.01% L. 3.59 .06 L. 0.22 8 0.09% 0.04% 0.01%Remolacha 200 L. 3.86 .11 L. 0.42 22 0.16% 0.09% 0.03% L. 3.86 .11 L. 0.44 23 0.16% 0.09% 0.03%Repollo 127 L. 3.06 .52 L. 1.59 66 0.77% 0.32% 0.10% L. 3.06 .55 L. 1.67 69 0.77% 0.32% 0.10%Yuca 549 L. 3.06 .53 L. 1.63 292 0.79% 0.33% 0.46% L. 3.06 .56 L. 1.71 308 0.79% 0.33% 0.46%Cerveza 186 L. 32.64 .07 L. 2.14 12 0.10% 0.44% 0.02% L. 32.64 .07 L. 2.25 13 0.10% 0.44% 0.02%Licor, agua ardiente y ron 1,049 L. 45.84 .03 L. 1.19 27 0.04% 0.24% 0.04% L. 45.84 .03 L. 1.25 29 0.04% 0.24% 0.04%Vino 327 L. 141.11 .00 L. 0.01 0 0.00% 0.00% 0.00% L. 141.11 .00 L. 0.01 0 0.00% 0.00% 0.00%

TOTAL MENSUAL 67 L. 491 63,554 100.0% 100.0% 100.0% 70 L. 517.22 66,917 100.0% 100.0% 100.0%TOTAL ANUAL 803 L. 5,895 762,651 846 L. 6,207 803,000TOTAL DIARIO 2.2 L. 16.15 2089 2.3 L. 17.00 2200.0

Tabla A 2 - A.9 Honduras 2004 - Pesos y calorías observadas y calculadas para la Línea de Pobreza (Parte B)

Page 123: HONDURAS REPORTE DE POBREZA Logrando la reducción de la ... · Tabla 4.2 Gastos en la Estrategia para Reducción de la Pobreza, por sector/área 60 Tabla 4.3 Gastos ERP, por función

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Tabla A 2 - A.10 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (valores), por áreas y regiones

Consumo mensual per cápita

(mill. Lempiras)

Población

(miles)

Nacional Nacional 10,067 7,070

Areas Urbano 6,843 3,413Rural 3,224 3,658

Regiones Tegucigalpa 2,217 884San Pedro Sula 1,351 543Central Urbano 1,477 726Central Rural 1,906 1,778Occidente Urbano 772 552OccidenteRural 669 1,098Oriente Urbano 1,025 707Oriente Rural 648 782

Tabla A 2 - A.11 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (%), por áreas y regiones

Consumo mensual per cápita

(mill.Lempiras)Población(miles)

Nacional Nacional 100.0 100.0

Areas Urbano 68.0 48.3Rural 32.0 51.7

Regiones Tegucigalpa 22.0 12.5San Pedro Sula 13.4 7.7Central Urbano 14.7 10.3Central Rural 18.9 25.1Occidente Urbano 7.7 7.8Occidente Rural 6.6 15.5Oriente Urbano 10.2 10.0Oriente Rural 6.4 11.1

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100

Tabla A 2 - A.12 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (valores), por pobreza

Consumo

mensual per cápita(mill. Lempiras)

Población (miles)

Nacional Nacional 10,067 7,070Pobres extremos 600 1,678Pobres no-extremos 1,401 1,907No pobres 8,066 3,486

No pobres 8,066 3,486Pobres 2,001 3,585

Todos

Tabla A 2 - A.13 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (%), por pobreza

Consumo Cmensual per cápita

(mill. Lempiras) Población (miles)

Nacional Nacional 100.0 100.0Pobres extremos 6.0 23.7Pobres no extremos 13.9 27.0No pobres 80.1 49.3

Todos No pobres 80.1 49.3Pobres 19.9 50.7

Tabla A 2 - A.14 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (valores), por quintiles Consumo

mensual per cápita

(mill. Lempiras)Población

(miles)

Nacional Nacional 10,067 7,070

Quintiles 1 473 1,4152 860 1,4143 1,390 1,4134 2,205 1,4155 5,139 1,414

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101

Tabla A 2 - A.15 Honduras 2004 - Consumo nacional y población (%), por quintiles

Consumo

PCmensual per cápita Población

Nacional Nacional 100.0 100.0

Quintiles 1 4.7 20.02 8.5 20.03 13.8 20.04 21.9 20.05 51.0 20.0

PARTE B - CONSUMO

Tabla A 2 - B.1 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (regiones)

Tegucigalpa

San PedroSula

CentralUrbano

CentralRural

OccidenteUrbano

Occidente Rural

OrienteUrbano

OrienteRural 1 2 3

Alimentos 42.0 43.3 47.8 54.9 49.7 56.2 51.1 57.4 59.1 57.0 55.1Rentas 15.8 14.5 12.1 10.0 13.8 11.7 12.2 9.9 12.5 11.4 10.9Vivienda 7.8 9.1 8.1 8.1 8.6 8.8 8.2 8.4 10.2 8.6 7.2Educación 7.2 6.5 5.4 3.8 4.5 4.0 5.4 3.8 3.5 3.7 4.3Salud 7.3 6.7 8.2 7.7 6.1 6.2 7.6 7.3 4.5 6.4 7.1Bienes durables 3.9 3.7 3.6 2.1 3.7 1.2 3.3 1.9 0.8 1.4 2.2Otros 16.0 16.2 14.7 13.5 13.6 11.9 12.3 11.4 9.5 11.5 13.3

Regiones Quintiles

Los valores de la Tabla son el promedio de los porcentajes de cada hogar (democrático o promedio de porcentajes)

Tabla A 2 - B.2 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (quintiles)

Total pobres No pobres

4 5 Urbano RuralRural

Total pobresRural

No pobresUrbano

Total pobresUrbano

No pobres

Alimentos 49.9 35.6 46.6 55.8 57.6 44.9 58.0 50.2 56.5 42.8Rentas 11.8 13.6 13.7 10.5 11.7 12.4 11.2 8.5 13.0 14.0Vivienda 7.3 8.4 8.3 8.4 8.9 7.7 9.1 6.4 8.4 8.2Educación 4.9 7.8 5.9 3.9 3.7 6.0 3.7 4.2 3.8 6.7Salud 7.7 10.4 7.3 7.1 5.8 8.7 5.9 10.4 5.4 8.0Bienes durables 3.6 5.5 3.7 1.8 1.2 4.2 1.0 3.8 1.7 4.4O tros 14.8 18.8 14.6 12.6 11.1 16.1 11.1 16.5 11.2 16.0

Q uintiles Areas Poverty by area

Los valores de la Tabla son el promedio de los porcentajes de cada hogar (democrático o promedio de porcentajes)

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102

Tabla A 2 - B.3 Honduras 2004 - Porcentajes de consumo (patrones) según diferentes grupos (pobreza)

Pobres extremos Pobres no extremos No pobres Nacional

Pobresextremos

Pobresno extremos No pobres

Pobresextremos

Pobresno extremos No pobres Nacional

Alimentos 58.6 56.7 44.9 58.8 57.0 50.2 57.7 56.1 42.8 51.3Rentas 12.4 11.1 12.4 12.2 10.0 8.5 13.5 12.8 14.0 12.1Vivienda 10.1 7.9 7.7 10.1 7.9 6.4 10.1 7.8 8.2 8.3Educación 3.5 3.9 6.0 3.6 3.8 4.2 2.9 4.1 6.7 4.8Salud 4.8 6.6 8.7 4.8 7.2 10.4 4.5 5.7 8.0 7.2Bienes durables 0.8 1.5 4.2 0.8 1.3 3.8 1.4 1.9 4.4 2.7Otros 9.7 12.3 16.1 9.6 12.8 16.5 9.8 11.6 16.0 13.6

Rural Urbano

Los valores de la Tabla son el promedio de los porcentajes de cada hogar (democrático o promedio de porcentajes)

Tabla A 2 - B.4 Honduras 2004 - Valores mensuales promedio per cápita del consumo total Consumo mens.p.cápita Alim. Renta Vivienda Salud Educación Durables Otros

Area Urbano 2,005 765 278 171 196 145 97 353Rural 881 446 84 65 87 38 26 137

Total grupo 1,424 600 177 116 139 89 60 241

Regiones Tegucigalpa 2,507 846 387 207 249 207 123 489San Pedro Sula 2,488 867 355 254 236 197 113 467Central Urbano 2,034 826 247 168 216 138 101 337Central Rural 1,072 530 100 78 104 47 34 179Occidente Urbano 1,400 614 193 110 104 71 76 232Occidente Rural 609 324 64 46 53 25 12 85Oriente Urbano 1,450 642 178 114 150 92 66 208Oriente Rural 830 424 75 61 94 34 26 115

Total grupo 1,424 600 177 116 139 89 60 241

Pobre Extremo 358 209 44 35 18 13 3 35Pobre no extremo 735 415 81 57 49 29 12 92No pobre 2,314 889 294 187 247 159 114 422Total grupo 1,424 600 177 116 139 89 60 241Total pobres 558 319 63 47 35 22 8 65No pobres 2,314 889 294 187 247 159 114 422

Total grupo 1,424 600 177 116 139 89 60 241

Los valores de la tabla son promedios nacionales. Vivienda incluye servicios básicos y otros servicios; Otros incluye transporte, transferencias y gastos personales

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103

Total tabla

Urbano Rural Tegucigalpa San Pedro

Sula

Central

Urbano

Central

Rural

Occidente

Urbano

Occidente

Rural

Oriente

Urbano

Oriente

Rural

Extremos

Pobre

No

Extremos

Pobre

No pobres Tot pobre No pobres

Salario agrícola 2.9% 20.6% 0.0% 0.6% 3.6% 20.1% 5.3% 19.3% 5.8% 23.8% 25.1% 15.6% 3.9% 20.0% 3.9% 12.1%

Salario no agrícola 48.1% 18.2% 55.9% 53.4% 47.3% 24.0% 42.8% 13.2% 39.5% 11.9% 14.6% 28.1% 43.8% 21.8% 43.8% 32.6%Independiente agrícola 3.9% 29.7% 0.3% 0.6% 3.1% 22.8% 8.3% 36.9% 8.3% 35.3% 35.0% 20.3% 7.1% 27.2% 7.1% 17.3%Independiente no agrícola 27.4% 16.3% 27.7% 30.9% 26.0% 18.0% 24.9% 15.4% 27.9% 13.7% 13.8% 21.9% 25.4% 18.1% 25.4% 21.7%Empleo no determin. 0.5% 0.3% 1.0% 0.4% 0.4% 0.4% 0.2% 0.2% 0.4% 0.2% 0.1% 0.3% 0.6% 0.2% 0.6% 0.4%Alim./regalos recibidos

i d6.6% 7.5% 6.0% 4.8% 6.2% 7.1% 9.8% 8.2% 6.8% 7.4% 7.1% 7.9% 6.6% 7.5% 6.6% 7.1%

Remesas recibidas 6.9% 5.2% 4.4% 5.6% 10.4% 6.4% 5.0% 2.2% 9.0% 6.6% 1.5% 4.6% 9.0% 3.2% 9.0% 6.0%Rentas de capital 2.0% 1.6% 2.5% 2.2% 1.6% 0.6% 2.0% 3.7% 1.6% 0.7% 2.4% 0.9% 2.0% 1.6% 2.0% 1.8%Pensiones 1.2% 0.4% 1.8% 1.2% 1.0% 0.4% 1.0% 0.5% 0.6% 0.3% 0.2% 0.3% 1.3% 0.2% 1.3% 0.8%Otros 0.3% 0.2% 0.4% 0.4% 0.2% 0.2% 0.8% 0.4% 0.0% 0.1% 0.2% 0.2% 0.4% 0.2% 0.4% 0.3%Ingreso total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Area Regiones Pobreza (3 grupos) Pobreza (2 grupos)

Tabla A 2 - B.5 Honduras 2004 - - Valores mensuales promedio per cápita del consumo total,

por grupo de pobreza y áreas Consumo mensual p.cápita Alim. Renta Vivienda Salud Educación Durables Otros

Urbano Pobres extremos 367 213 48 35 18 11 5 38Urbano Pobres no extremos 764 427 98 59 44 31 15 90Urbano No pobres 2,516 915 351 216 256 190 130 459Total grupo 2,005 765 278 171 196 145 97 353

Urbano total pobres 666 374 85 53 38 26 12 77Urbano No pobres 2,516 915 351 216 256 190 130 459Total grupo 2,005 765 278 171 196 145 97 353

Rural Pobres extremos 356 209 43 36 18 13 3 35Rural Pobres no extremos 717 407 71 56 52 28 10 93Rural No pobres 1,822 828 156 118 225 84 77 334Total grupo 881 446 84 65 87 38 26 137

Rural Total pobres 520 299 56 45 33 20 6 61Rural No pobres 1,822 828 156 118 225 84 77 334Total grupo 881 446 84 65 87 38 26 137Los valores de la tabla son promedios nacionales. Vivienda incluye servicios básicos y otros servicios; Otros incluye transporte, transferencias y gastos personales

PARTE C - INGRESO

Tabla A 2 - C.1 Honduras 2004 - Patrones de ingreso

Los valores son el promedio de los porcentajes de los hogares individuales (medida democrática). Primero se calculó el porcentaje de cada hogar y luego se calculó el valor promedio de todos los porcentajes.

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104

Urbano Rural TegucigalpaSan Pedro

Sula Central

UrbanoCentral

RuralOccidenteUrbano

Occidente Rural

Oriente Urbano

Oriente Rural

Extremos pobre

No

extremos

pobre

No pobres Tot.pobr No pobres

Salario agrícola 32 107 0 10 67 122 23 67 58 128 85 86 55 86 55Salario no agrícola 1,128 233 1,713 1,496 1,026 344 608 102 624 169 76 241 1,181 164 1,181Independiente agrícola 76 166 9 35 84 154 138 151 133 215 94 121 137 108 137Independiente no agrícola 551 137 720 884 455 196 328 68 355 100 44 148 581 99 581Empleo no determin. 10 6 21 7 6 11 4 2 6 2 0 2 15 1 15Alim.y regalos recibid. 83 34 90 92 87 35 89 31 60 35 16 32 92 25 92Remesas recibidas 187 114 142 172 351 188 80 19 173 82 9 40 278 25 278Rentas de capital 66 13 113 118 35 19 31 7 26 7 4 5 73 5 73Pension. 62 8 73 51 123 13 31 6 21 2 1 1 69 1 69Otros 17 3 13 15 12 6 55 1 0 0 0 3 19 1 19Ingreso total 2,213 822 2,895 2,881 2,246 1,087 1,387 452 1,456 741 330 679 2,499 515 2,499

Pobreza (2 grupos)Area Regiones Pobreza (3 grupos)

Tabla A 2 - C.2 Honduras 2004 - Patrones de ingreso por grupos y áreas

Extremospobres

Noextremos

pobresNo pobres Tot. pobres No pobres

Extremospobres

Noextremospobres

No pobres Tot. pobresNo pobres

Salario agrícola 14.1% 4.6% 1.4% 6.9% 1.4% 2.9% 26.9% 22.1% 10.0% 24.7% 10.0% 20.6%Salario no agrícola 43.2% 45.1% 49.5% 44.6% 49.5% 48.1% 10.0% 18.0% 30.0% 13.6% 30.0% 18.2%Independiente agrícola 13.7% 5.1% 2.6% 7.2% 2.6% 3.9% 38.4% 29.3% 18.0% 34.3% 18.0% 29.7%Independiente no agrícola 19.0% 31.3% 27.1% 28.3% 27.1% 27.4% 13.0% 16.3% 21.0% 14.5% 21.0% 16.3%Empleo no determinado 0.0% 0.5% 0.6% 0.4% 0.6% 0.5% 0.1% 0.2% 0.6% 0.2% 0.6% 0.3%Alim. y regalos recibidos 6.4% 8.0% 6.3% 7.6% 6.3% 6.6% 7.3% 7.8% 7.3% 7.5% 7.3% 7.5%Remesas recibidas 1.8% 4.0% 8.3% 3.4% 8.3% 6.9% 1.5% 5.0% 10.7% 3.1% 10.7% 5.2%Rentas de capital 1.2% 1.0% 2.3% 1.1% 2.3% 2.0% 2.5% 0.8% 1.1% 1.7% 1.1% 1.6%Pensiones 0.3% 0.3% 1.5% 0.3% 1.5% 1.2% 0.2% 0.2% 1.0% 0.2% 1.0% 0.4%Otros 0.3% 0.1% 0.4% 0.2% 0.4% 0.3% 0.2% 0.3% 0.3% 0.2% 0.3% 0.2%Ingreso total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

AreaUrbano Rural

Pobreza (3 grupos) Pobreza (2 grupos)

TOTAL

Pobreza (3 grupos) Poverty (2 grupos)

TOTAL

Los valores son el promedio de los porcentajes de los hogares individuales (medida democrática). Primero se calculó el porcentaje de cada hogar y luego se calculó el valor promedio de todos los porcentajes.

Tabla A 2 - C.3 Honduras 2004 - Ingreso per cápita promedio mensual

Valores son Lempiras de 2004.

Tabla A 2 - C.4 Honduras 2004 - - Ingreso per cápita promedio mensual

Extremos

pobres

No

extremos

pobres

No pobres Tot.pobres No pobresExtremos

pobres

No

extremos

pobres

No pobres Tot.pobres

No pobres

Salario agrícola 57 38 28 42 28 32 90 115 121 101 121 107Salario no agrícola 243 410 1,418 369 1,418 1,128 49 141 605 91 605 233Independiente agrícola 37 64 83 58 83 76 103 155 270 126 270 166Independiente no agrícola 76 240 685 199 685 551 39 94 327 64 327 137Empleo no determin. 0 4 12 3 12 10 0 1 21 1 21 6Alim.y regalos recibid. 16 38 103 32 103 83 16 28 65 22 65 34Remesas recibidas 10 35 248 29 248 187 9 42 350 24 350 114Rentas de capital 10 8 88 8 88 66 4 3 38 3 38 13Pension. 1 2 86 2 86 62 1 1 28 1 28 8Otros 0 1 23 1 23 17 0 4 7 2 7 3Ingreso tot. 449 840 2,773 743 2,773 2,213 311 583 1,832 434 1,832 822

AreaUrbano Rural

Pobreza (3 grupos) Pobreza (2 grupos)

TOTAL

Pobreza (3 grupos) Pobreza (2 grupos)

TOTAL

Valores son Lempiras de 2004.

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105

PARTE D –CARACTERISTICAS DEMOGRAFICAS

Tabla A 2 - D.1 Honduras 2004 - Características demográficas

Características demográf icas

Número de personas en el

hogar

Mujeres adultas (16 años

y más)

Hombres adult.(16 años

y más)

Niños (menores 16

años)

Niños (5 años y

menos)

Edad prom. del

jefe de hogar Edad prom.

de esposaJdeH

Dependencia

tasa 1

Dependencia

tasa 2

Total 5.0 1.5 1.4 2.1 0.8 44.6 38.1 0.8 0.8Pobres extremos 6.3 1.5 1.6 3.2 1.4 45.5 38.6 1.1 1.1Pobres moderados 5.3 1.5 1.4 2.4 0.9 44.5 37.3 0.9 0.9Pobres 5.7 1.5 1.5 2.7 1.1 44.9 37.9 0.9 1.0No pobres 4.4 1.5 1.3 1.6 0.6 44.4 38.4 0.6 0.6

Urbano 4.7 1.6 1.3 1.8 0.7 43.8 37.8 0.6 0.7Pobres extremos 6.5 1.6 1.6 3.3 1.4 46.8 39.4 1.1 1.1Pobres moderados 5.5 1.7 1.4 2.5 1.0 43.0 36.4 0.8 0.9Pobres 5.7 1.7 1.4 2.6 1.1 43.8 37.1 0.9 0.9No pobres 4.4 1.6 1.2 1.5 0.6 43.8 38.1 0.6 0.6

Rural 5.2 1.4 1.4 2.4 1.0 45.5 38.4 0.9 0.9Pobres extremos 6.3 1.5 1.6 3.2 1.4 45.3 38.5 1.1 1.1Pobres moderados 5.2 1.4 1.4 2.4 0.9 45.4 37.8 0.9 0.9Pobres 5.7 1.4 1.5 2.8 1.1 45.3 38.1 1.0 1.0No pobres 4.3 1.4 1.3 1.6 0.6 45.8 39.2 0.7 0.7

Q uintil + pobre 6.5 1.5 1.6 3.3 1.4 45.5 38.6 1.1 1.1II 5.5 1.5 1.5 2.5 1.0 45.7 38.2 0.9 0.9III 5.2 1.6 1.4 2.3 0.9 43.4 37.0 0.8 0.9IV 4.5 1.5 1.3 1.7 0.7 43.9 37.0 0.7 0.7+ rico 3.9 1.5 1.2 1.2 0.4 44.9 39.9 0.5 0.5

Regiones Tegucigalpa 4.7 1.7 1.4 1.6 0.6 45.3 39.4 0.6 0.6San Pedro Sula 4.5 1.6 1.3 1.7 0.7 42.5 36.2 0.6 0.7Central - Urbano 4.6 1.6 1.3 1.7 0.7 43.3 37.0 0.7 0.7Central - Rural 5.0 1.4 1.4 2.2 0.9 45.5 38.4 0.9 0.9Occidental – Urbano 4.8 1.6 1.3 1.9 0.7 43.7 38.2 0.7 0.7Occidental - Rural 5.4 1.4 1.5 2.5 1.1 44.9 37.2 0.9 1.0Oriental - Urbano 5.0 1.6 1.3 2.1 0.8 43.7 37.7 0.7 0.7Oriental - Rural 5.6 1.5 1.5 2.6 1.0 46.4 40.2 0.9 0.9

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Pobres moderados incluye a aquellos que son pobres pero no extremos 1 Número de personas de 0-12 años y mayores de 64 años sobre el resto 2 Número de personas de 0-12 años y mayores de 60 años sobre el resto

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106

PARTE E - EDUCACION

Tabla A 2 - E.1 Honduras 2004 - Tasas brutas de matrícula, por género

Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer

Total 33.5 31.1 36.0 115.3 115.9 114.6 52.8 45.5 60.4Pobre extremo 23.7 22.6 24.8 115.0 118.0 113.9 9.8 7.2 13.2Pobre moderado 31.5 28.4 34.6 119.3 119.3 119.4 33.5 28.9 38.4Pobre 27.3 25.3 29.4 117.7 118.7 116.7 22.4 18.1 27.5No pobre 43.3 40.1 46.7 111.9 112.0 111.8 86.5 80.3 91.9

Urbano 38.1 36.6 39.6 111.9 108.9 115.3 78.0 71.2 84.3Pobre extremo 19.4 22.0 16.8 98.7 95.9 102.8 11.9 9.2 15.9Pobre moderado 28.5 26.0 31.1 115.8 112.2 120.1 43.7 36.8 50.5Pobre 26.0 24.8 27.1 111.0 107.4 115.6 35.5 28.6 43.1No pobre 45.3 43.6 46.9 112.4 109.8 115.1 95.6 91.1 99.4

Rural 30.1 27.1 33.2 117.8 121.4 114.2 30.0 24.6 36.2Pobre extremo 24.4 22.7 26.1 118.9 122.3 115.4 9.4 6.9 12.8Pobre moderado 33.3 29.9 36.9 121.2 123.3 119.0 27.6 24.5 30.9Pobre 27.8 25.5 30.2 119.9 122.7 117.0 17.7 14.5 21.5No pobre 38.7 32.9 46.0 110.8 116.7 105.0 64.4 55.9 72.6

Q uintiles+ pobres 23.1 21.8 24.4 115.5 117.5 113.5 8.0 6.1 10.8II 32.3 28.2 36.3 118.3 117.3 119.3 25.8 22.0 29.8III 31.8 25.5 38.6 114.4 118.3 110.3 50.8 41.6 60.0IV 40.9 41.0 40.8 114.5 116.2 112.8 83.6 74.0 93.0+ ricos 51.4 52.3 50.4 112.6 107.5 118.5 102.0 102.4 101.7

RegionesTegucigalpa 38.5 39.1 37.9 112.3 111.0 113.7 91.2 84.8 97.3San Pedro Sula 35.6 31.6 40.5 109.0 108.8 109.3 75.4 69.8 80.5Central - Urbano 34.6 33.5 35.6 109.4 101.7 117.2 74.3 73.0 75.4Central - Rural 26.8 24.3 30.0 115.6 118.5 112.5 34.6 28.9 40.8

Occidental - Urbano 48.7 48.9 48.4 109.9 106.7 113.8 81.3 75.8 86.2Occidental - Rural 40.6 35.2 46.2 121.5 127.4 115.8 22.7 19.3 26.9Oriental - Urbano 34.3 30.1 37.8 117.4 114.7 120.7 67.2 54.3 80.0Oriental - Rural 19.6 19.7 19.6 117.6 119.6 115.5 30.1 23.0 38.1

Preescolar 1

Primaria2

Secundaria3

1 Número de niños en preescolar / número de niños 3-5 años de edad 2 Número de niños en escuela básica / número de niños 6-11 años de edad 3 Número de niños en escuela secundaria / número de niños 12-17 años de edad

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107

Tabla A 2 - E.2 Honduras 2004 - Tasas netas de matrícula, por género

Total hombre mujer Total hombre mujer Total hombre mujer

Tot. 20.4 19.1 21.9 81.5 80.9 82.0 36.1 31.7 40.5Pobre extremo 13.7 14.1 13.2 75.8 74.6 77.1 7.4 5.4 10.0Pobre moderado 17.9 15.8 20.1 80.9 80.3 81.7 23.2 20.6 26.0Pobres 15.7 14.9 16.5 78.4 77.5 79.4 15.8 13.1 19.1No pobres 28.1 25.6 30.8 85.8 80.9 85.7 58.5 55.5 61.1

Urbano 25.2 23.5 26.8 83.9 83.3 84.6 53.2 50.7 55.5Pobre extremo 8.6 7.9 9.4 68.2 68.2 68.3 8.8 6.3 12.5Pobre moderado 16.7 15.3 18.0 80.0 78.8 81.3 28.9 26.4 31.3Pobres 14.4 13.2 15.6 76.7 75.7 77.9 23.7 20.5 27.3No pobres 31.5 29.6 33.5 87.6 87.6 87.7 65.4 64.8 65.9

Rural 17.0 15.9 18.1 79.7 79.1 80.3 20.5 16.3 25.3Pobre extremo 14.5 15.1 13.8 77.1 75.8 78.3 7.2 5.3 9.7Pobre moderado 18.7 16.1 21.5 81.5 81.1 81.8 19.9 17.4 22.6Pobres 16.1 15.5 16.8 79.0 78.2 79.9 13.0 10.5 15.9No pobres 20.3 17.5 24.0 81.9 82.2 81.6 41.6 34.2 48.8

Q uintiles+ pobres 13.2 14.1 12.3 74.9 73.5 76.4 5.9 4.2 8.2II 18.3 15.4 21.3 79.5 79.8 79.2 19.1 16.9 21.4III 17.5 13.7 21.4 82.2 82.3 82.1 33.5 27.1 39.7IV 25.1 26.2 23.8 85.4 84.7 86.1 54.7 51.0 58.4+ ricos 38.8 35.4 42.1 90.1 88.9 91.6 71.4 72.4 70.5

RegionesTegucigalpa 27.7 26.8 28.6 87.9 86.8 89.1 63.4 59.4 67.2San Pedro Sula 24.1 21.1 27.7 84.0 84.4 83.6 54.1 53.1 55.1Central - Urbano 21.7 19.1 24.2 82.7 79.1 86.3 52.6 53.3 51.9Central - Rural 13.5 13.3 13.8 80.9 80.0 81.9 23.1 18.6 28.0Occidental - Urbano 32.2 33.5 30.8 81.4 82.0 80.7 51.7 49.6 53.6Occidental - Rural 26.0 24.2 27.8 77.6 79.2 76.0 15.5 12.6 19.0Oriental - Urbano 21.2 17.3 24.5 82.4 83.4 81.2 44.2 39.7 48.6Oriental - Rural 9.7 7.5 11.6 79.8 77.0 82.8 21.9 16.7 27.7

Preescolar 1 Primaria2 Secundaria3

1 Número de niños de 3-5 años de edad en preescolar / número de niños 3-5 años de edad 2 Número de niños de 6-11 años de edad en escuela básica/ número de niños 6-11 años de edad 3 Número de niños de 12-17 años de edad en escuela secundaria/ número de niños 12-17 años de edad

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108

Tabla A 2 - E.3 Honduras 2004 - Razón de no asistir a la escuela, por género (sólo 7 - 12 años de edad)

Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total

HombreNo interesado 7.5 15.6 13.0 17.8 6.0 12.1 12.8 12.6 12.7 34.2 32.5 33.5Trabajo 2.2 4.0 3.4 0.0 9.2 4.5 1.1 5.6 3.8 3.3 11.5 6.8Labores domésticas 0.0 0.0 0.0 0.8 0.0 0.4 0.4 0.0 0.2 0.0 0.0 0.0Distancia 2.2 3.5 3.1 0.0 5.0 2.4 1.1 4.0 2.8 0.0 0.0 0.0Problemas familiares/salud 8.5 14.9 12.9 14.7 28.3 21.3 11.7 19.1 16.2 13.6 11.6 12.8Problemas económicos 55.7 45.5 48.7 61.1 34.1 48.0 58.4 41.9 48.4 30.7 21.0 26.5Matrícula cerrada/completa 14.8 1.9 6.0 0.0 3.8 1.8 7.2 2.5 4.4 10.1 0.0 5.8No se ofrece el nivel 0.0 1.9 1.3 0.0 5.0 2.4 0.0 2.8 1.7 0.0 0.0 0.0No le gusta el maestro 0.0 0.0 0.0 0.0 5.4 2.6 0.0 1.7 1.0 0.0 0.0 0.0Otros 9.1 12.7 11.6 5.6 3.2 4.5 7.3 9.8 8.8 8.1 23.4 14.6

Mujer

Terminó los estudios 0.0 3.1 2.5 0.0 0.0 0.0 0.0 2.4 1.7 0.0 0.0 0.0No interesada 0.0 7.9 6.4 9.8 21.7 15.2 5.8 11.0 9.4 17.0 0.0 8.4Trabajo 0.0 1.9 1.5 7.1 0.0 3.9 4.2 1.5 2.3 2.3 0.0 1.1Labores domésticas 0.0 2.0 1.7 0.0 11.6 5.3 0.0 4.2 2.9 0.0 0.0 0.0Distancia 0.0 14.9 12.1 4.8 8.7 6.6 2.9 13.5 10.2 0.0 0.0 0.0Problemas familiares/salud 29.7 16.8 19.3 26.1 15.7 21.3 27.6 16.6 20.0 23.6 33.2 28.5Problemas económicos 60.1 32.4 37.7 32.2 37.2 34.5 43.5 33.5 36.6 19.6 66.8 43.6Matrícula cerrada/completa 10.2 4.5 5.6 0.0 0.0 0.0 4.1 3.5 3.7 25.5 0.0 12.6No se ofrece el nivel 0.0 0.0 0.0 0.0 5.1 2.3 0.0 1.1 0.8 0.0 0.0 0.0No le gusta el maestro 0.0 16.4 0.0 6.6 0.0 3.6 3.9 0.0 1.2 0.0 0.0 0.0Otros 0.0 0.0 13.3 13.4 0.0 7.3 8.0 12.7 11.2 11.9 0.0 5.9

Pobres extremos Pobres moderados Pobre No pobres

Fuente: datos de ENCOVI 2004

Tabla A 2 - E.4 Honduras 2004 - Porcentaje que no asiste a la escuela

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109

6 - 11 años 12 - 17 años 6 - 17 años

Todos 17.7 32.8 25.1Pobres extremos 23.1 51.8 36.1Pobres moderados 18.3 38.8 28.1Pobres 20.7 44.9 31.9No pobres 13.5 19.4 16.6

Urbano 15.3 26.0 19.3Pobres extremos 30.1 60.5 44.1Pobres moderados 19.4 37.5 28.3Pobres 22.4 43.5 32.6No pobres 11.6 14.5 13.2

Rural 19.5 41.7 29.9Pobres extremos 21.9 50.3 34.7Pobres moderados 17.8 39.6 28.0Pobres 20.1 45.4 31.7No pobres 17.4 31.4 24.4

Quintil + pobres 24.2 52.6 37.0II 19.3 43.0 30.6III 16.9 32.7 24.3IV 14.3 21.8 18.3+ ricos 9.1 11.2 10.3

RegiónTegucigalpa 11.0 14.9 13.0San Pedro Sula 16.0 21.4 18.7Central - Urbano 16.4 24.2 20.5Central - Rural 18.4 40.3 28.5Occidental - Urbano 17.0 24.5 20.9Occidental - Rural 20.8 44.2 31.8Oriental - Urbano 17.1 30.0 24.1Oriental - Rural 20.0 41.4 30.4

% que no asiste a la escuela

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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110

Tabla A 2 - E.5 Honduras 2004 - Asistencia a preescolar, niños de 3-6 años de edad

Preescolar Escuela Otros

Todos 24.1 9.7 0.8Pobres extremos 16.7 7.6 0.5Pobres moderados 22.9 7.8 0.5Pobres 19.6 7.7 0.6No pobres 30.9 12.7 1.1

Urbano 28.2 10.6 1.4Pobres extremos 13.7 7.5 1.2Pobres moderados 21.5 8.3 1.6Pobres 19.3 8.1 1.5No pobres 33.3 12.1 1.3

Rural 21.1 9.0 0.4Pobres extremos 17.1 7.6 0.3Pobres moderados 23.7 7.4 0.3Pobres 19.8 7.6 0.3No pobres 25.9 13.9 0.7

Quintiles+ pobres 16.4 7.1 0.5II 22.8 7.9 0.8III 22.6 9.4 1.0IV 29.2 12.8 0.5+ ricos 38.1 14.4 1.6

RegiónTegucigalpa 29.1 12.0 2.5San Pedro Sula 24.7 14.5 1.5Central - Urbano 25.9 7.5 0.0Central - Rural 18.6 10.6 0.4Occidental - Urbano 36.9 9.2 0.0Occidental - Rural 29.4 6.8 0.5Oriental - Urbano 25.3 10.8 2.5Oriental - Rural 13.5 8.8 0.3

3-6 años

Nota: usando datos de la Sección 4a Otros incluye comedores infantiles, cuidado diario CAIN, cuidado maternal y salacuna. Preescolar también incluye CEPENF, CCEPREB, y PROHECO Fuente: ENCOVI 2004

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111

Tabla A 2 - E.6 Honduras 2004 - Tasas de repitencia en escuela primaria, porcentaje que no tiene libros y número de días promedio de inasistencia

Repitencia(% )

Sin libros(% )

Díasausente

Todos 11.7 8.0 2.4Pobres extremos 17.6 7.2 2.6Pobres moderados 10.7 9.8 2.2Pobres 8.1 7.1 2.4No pobres 14.0 8.6 2.5

Urbano 8.8 8.0 2.3Pobres extremos 18.6 12.3 2.4Pobres moderados 10.2 10.0 2.3Pobres 12.3 10.6 2.3No pobres 7.1 6.6 2.2

Rural 13.6 7.9 2.5Pobres extremos 17.4 6.6 2.7Pobres moderados 10.9 9.7 2.2Pobres 14.6 8.0 2.5No pobres 10.4 7.9 2.6

Quintiles+ pobres 18.3 7.3 2.7II 12.0 8.9 2.3III 9.9 10.7 2.3IV 8.7 6.7 2.1+ ricos 5.5 4.8 2.8

RegiónTegucigalpa 6.2 6.6 2.4San Pedro Sula 8.4 6.7 1.9Central - Urbano 9.1 7.8 2.2Central - Rural 12.9 8.6 2.6Occidental - Urbano 7.4 6.4 2.2Occidental - Rural 13.9 7.0 2.3Oriental - Urbano 12.7 11.6 2.5Oriental - Rural 15.0 7.9 2.5Fuente: datos de ENCOVI 2004

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112

Tabla A 2 - E.7 Honduras 2004 - Tasas de repitencia en escuela secundaria, porcentaje que

no tiene libros y número de días promedio de inasistencia

Repitencia(%)

Sin libros(%)

Díasausente

Todos 6.2 6.9 2.6Pobres extremos 3.8 8.0 3.0Pobres moderados 7.7 8.5 2.5Pobres 6.9 8.4 2.6No pobres 6.0 6.5 2.6

Urbano 6.9 6.6 2.6Pobres extremos 10.5 17.0 3.0Pobres moderados 9.6 9.7 2.5Pobres 9.7 10.3 2.6No pobres 6.4 6.0 2.6

Rural 4.6 7.7 2.7Pobres extremos 2.5 6.3 3.1Pobres moderados 6.0 7.3 2.5Pobres 4.9 7.0 2.7No pobres 4.4 8.2 2.7

Quintil + pobres 3.7 5.4 2.8II 5.9 9.8 2.6III 7.5 8.6 2.6IV 6.1 6.8 2.7+ ricos 5.9 5.4 2.5

RegiónTegucigalpa 9.0 6.0 2.7San Pedro Sula 5.5 5.1 2.6Central - Urbano 5.2 3.5 2.7Central - Rural 5.4 8.0 2.9Occidental - Urbano 5.5 10.9 2.4Occidental - Rural 3.1 3.7 2.5Oriental - Urbano 7.5 7.5 2.6Oriental - Rural 4.3 11.0 2.5

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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113

Tabla A 2 - E.8 Honduras 2004 - Porcentaje de analfabetismo (10 años y más) y años promedio de escolaridad (10-19 años de edad)

Analfabetismo(10 años y más)

Total hombres mujeres

Todos 15.6 5.0 4.8 5.3Pobres extremos 31.3 3.4 3.2 3.7Pobres moderados 19.9 4.5 4.3 4.6Pobres 25.0 4.0 3.8 4.2No pobres 7.1 6.2 6.0 6.4

Urbano 8.7 5.8 5.5 6.1Pobres extremos 33.9 3.2 2.9 4.9Pobres moderados 15.2 4.6 4.4 3.5Pobres 19.6 4.3 4.0 4.6No pobres 5.0 6.5 6.3 6.7

Rural 22.6 4.3 4.1 4.5Pobres extremos 30.9 3.5 3.3 3.7Pobres moderados 22.7 4.3 4.2 4.5Pobres 27.1 3.9 3.7 4.1No pobres 12.2 5.6 5.4 5.7

Quintil + pobres 32.0 3.3 3.2 3.6II 23.9 4.2 4.0 4.4III 13.7 5.0 4.7 5.3IV 8.4 6.0 5.8 6.2+ ricos 4.0 6.9 6.8 7.0

RegiónTegucigalpa 4.2 6.5 6.3 6.7San Pedro Sula 6.1 6.0 5.8 6.2Central - Urbano 7.5 5.9 5.7 6.0Central - Rural 19.3 4.5 4.3 4.7Occidental - Urbano 15.2 5.5 5.2 5.9Occidental - Rural 27.4 4.1 4.0 4.2Oriental - Urbano 12.8 5.3 4.7 5.8Oriental - Rural 23.8 4.2 3.9 4.6

Promedio años de estudio (10-19 años de edad)

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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114

Tabla A 2 - E.9 Honduras 2004 - Porcentaje de alfabetismo (15-24 años y 15 años y más) y relación de mujeres a hombres (alfabetizado y en la escuela)

Tasa alfabetismo Tasa niñas/ niños Alfabetismo Alfabetismo mujeres / hombres en Primaria y (15-24 años) (15 años y más) (15-24 años) Secundaria

d iTodos 91.3 82.6 108 103Pobres extremos 77.3 64.4 82 93Pobres moderados 89.5 76.9 103 98Pobres 84.1 71.4 94 96No pobres 97.6 92.1 119 110

Urbano 95.9 90.6 121 108Pobres extremos 73.3 63.2 88 78Pobres moderados 92.3 83.2 115 101Pobres 88.0 78.7 110 96No pobres 98.6 74.4 125 112

Rural 86.4 74.2 93 98Pobres extremos 78.0 64.5 81 95Pobres moderados 87.6 73.2 96 97Pobres 82.5 68.6 88 96No pobres 94.9 86.7 105 104

Quintil + pobres 76.6 63.8 79 93II 86.3 72.5 104 99III 93.9 84.1 109 101IV 97.0 90.6 115 113+ ricos 99.0 95.5 125 107

RegiónTegucigalpa 98.5 95.5 111 102San Pedro Sula 97.1 93.4 124 107Central - Urbano 97.2 91.5 127 118Central - Rural 89.7 78.2 92 99Occidental - Urbano 92.0 83.7 122 102Occidental - Rural 82.0 68.7 86 95Oriental - Urbano 93.4 86.0 128 108Oriental - Rural 84.8 72.4 106 100

Nota: Alfabeto se define como quienes pueden leer y escribir. Fuente: ENCOVI 2004

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115

PARTE F - SALUD

Tabla A 2 - F.1 Honduras 2004 - Fertilidad por pobreza, quintiles y regiones (mujeres 15-49 años de edad)

Fertilidad total (nacimientos por

mujer)

Todos 3.4Pobres extremos 4.7Pobres moderados 3.7Pobres 4.1No pobres 2.7

Urbano 2.9Pobres extremos 4.7Pobres moderados 3.4Pobres 3.7No pobres 2.6

Rural 3.9Pobres extremos 4.7Pobres moderados 3.8Pobres 4.3No pobres 3.1

Quintil + pobres 4.8II 3.9III 3.3IV 2.9+ ricos 2.5

RegiónTegucigalpa 2.6San Pedro Sula 2.7Central - Urbano 2.9Central - Rural 3.7Occidental - Urbano 3.2

Occidental - Rural 4.1Oriental - Urbano 3.2Oriental - Rural 4.1Fuente: datos de ENCOVI 2004

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116

Tabla A 2 - F.2 Honduras 2004 - Porcentaje de niños con tarjeta de vacunación, según quintiles, categoría de pobreza y regiones (12-23 meses de edad)

Tarjeta mostrada

Tarjeta no mostrada

Sin tarjeta

Todos 86.5 11.1 2.4Pobres extremos 91.7 6.5 1.8Pobres moderados 92.1 6.2 1.7Pobres 91.9 6.3 1.8No pobres 78.9 17.8 3.3

Urbano 81.6 15.1 3.3Pobres extremos 93.0 6.1 0.9Pobres moderados 86.4 11.6 2.0Pobres 88.5 9.9 1.6No pobres 77.6 18.1 4.3

Rural 90.6 7.7 1.7Pobres extremos 91.4 6.6 2.0Pobres moderados 96.1 2.4 1.5Pobres 93.4 4.8 1.8No pobres 81.8 17.1 1.1

Quintil + pobres 92.3 5.6 2.1II 91.0 8.0 1.0III 91.9 5.5 2.6IV 79.0 17.5 3.5+ ricos 69.4 27.3 3.3

RegiónTegucigalpa 83.5 15.0 1.5San Pedro Sula 78.6 15.2 6.2Central - Urbano 83.7 14.0 2.3Central - Rural 87.6 10.0 2.4Occidental - Urbano 89.2 10.8 0.0Occidental - Rural 97.6 2.4 0.0Oriental - Urbano 75.0 19.1 5.9Oriental - Rural 88.3 9.6 2.1Fuente: datos de ENCOVI 2004

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117

Tabla A 2 - F.3 Honduras 2004 - Porcentaje de niños que reciben inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y regiones (12-23 meses de edad)

Recibe vacunaPentavalente/

DPT

Recibe vacuna Polio/SABIN

Todos 98.6 99.1Pobres extremos 99.5 99.7Pobres moderados 97.9 98.9Pobres 98.7 99.3No pobres 98.5 98.9

Urbano 97.5 98.5Pobres extremos 99.1 100.0Pobres moderados 96.0 97.4Pobres 97.0 98.2No pobres 97.8 98.6

Rural 99.6 99.7Pobres extremos 99.6 99.6Pobres moderados 99.2 100.0Pobres 99.4 99.8No pobres 100.0 99.4

Quintil + pobres 99.4 99.6II 98.1 98.8III 98.8 99.7IV 97.8 98.2+ ricos 98.8 99.0

RegiónTegucigalpa 96.3 98.7San Pedro Sula 92.3 96.9Central - Urbano 97.9 98.9Central - Rural 99.1 99.3Occidental - Urbano 100.0 100.0Occidental - Rural 100.0 100.0Oriental - Urbano 100.0 97.9Oriental - Rural 100.0 100.0

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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118

Tabla A 2 - F.4 Honduras 2004 - Porcentaje de niños que reciben inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y regiones

(12-23 meses de edad con tarjeta)

Recibe vacuna Pentavalente/

DPT

Recibe vacunaPolio/SABIN

Todos 99.3 99.7Pobres extremos 99.6 99.6Pobres moderados 99.2 99.4Pobres 99.4 99.5No pobres 99.2 100.0

Urbano 98.8 99.6Pobres extremos 100.0 100.0Pobres moderados 98.0 98.4Pobres 98.6 99.0No pobres 98.9 100.0

Rural 99.8 99.8Pobres extremos 99.6 99.6Pobres moderados 100.0 100.0Pobres 99.7 99.7No pobres 100.0 100.0

Quintil + pobres 99.6 99.6II 99.5 99.5III 99.5 99.3IV 98.9 100.0+ ricos 99.0 100.0

RegiónTegucigalpa 97.7 100.0San Pedro Sula 97.1 99.1Central - Urbano 98.7 98.7Central - Rural 99.6 99.6Occidental - Urbano 100. 100.Occidental - Rural 100. 100.Oriental - Urbano 100. 100.Oriental - Rural 100. 100.

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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119

Tabla A 2 - F.5 Honduras 2004 - Inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y regiones (% en el grupo de 12-23 meses de edad)

0 1 2 3 0 1 2 3

Tot 1.4 1.7 6.4 90.5 0.9 1.8 5.4 91.9Pobre extremo 0.5 1.2 7.0 91.3 0.3 2.1 6.8 90.8Pobre moderado 2.1 0.5 4.2 93.2 1.1 1.4 4.2 92.3Pobre 1.3 0.9 5.6 92.2 0.7 1.8 5.5 92.0No pobre 1.5 2.8 7.7 88.0 1.1 1.8 5.3 91.7

Urban 2.5 2.7 5.7 89.1 1.5 2.5 4.7 91.3Pobre extremo 0.9 2.5 10.2 86.4 0.0 4.5 10.2 85.3Pobre moderado 4.0 0.3 1.9 93.8 2.6 1.3 2.1 94.0Pobre 3.0 1.0 4.5 91.5 1.8 2.3 4.6 91.3No pobre 2.2 3.8 6.3 87.7 1.4 2.6 4.8 91.2

Rural 0.4 0.8 7.1 91.6 0.3 1.2 6.1 92.4Pobre extremo 0.4 0.9 6.3 92.4 0.4 1.5 6.1 92.0Pobre moderado 0.8 0.8 5.7 92.7 0.0 1.6 5.7 92.7Pobre 0.6 0.8 6.0 92.6 0.2 1.5 5.9 92.3No pobre 0.0 0.6 10.7 88.6 0.6 0.0 6.6 92.8

Quintil + pobre 0.6 1.0 6.9 91.5 0.4 1.8 6.7 91.1II 1.9 0.4 3.2 94.5 1.2 1.6 2.8 94.4III 1.2 1.3 6.9 90.6 0.3 1.7 5.1 92.9IV 2.2 2.5 6.1 89.2 1.8 2.2 4.0 92.0+ ricos 1.2 4.5 10.9 83.4 1.0 1.5 10.2 87.3

RegiónTegucigalpa 3.7 2.6 4.7 89.0 1.3 0.7 3.8 94.2San Pedro Sula 7.7 4.6 8.1 79.6 3.1 4.9 7.9 84.1Central -Urbano 2.1 2.5 3.6 91.8 1.1 4.1 3.0 91.8Central - Rural 0.9 1.1 10.0 88.0 0.7 1.3 8.6 89.4Occidental -Urbano 0.0 1.7 5.2 93.1 0.0 1.7 5.2 93.1Occidental - Rural 0.0 0.8 2.9 96.3 0.0 0.8 2.9 96.3Oriental -Urbano 0.0 2.5 7.0 90.5 2.1 1.5 4.5 91.9Oriental - Rural 0.0 0.0 6.0 94.0 0.0 1.3 4.3 94.4

N° veces inmunizado N° veces inmunizado

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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120

Tabla A 2 - F.6 Honduras 2004 - Inmunización de DPT y Polio, por quintiles, categoría de pobreza y regiones (% en el grupo de 12-23 meses de edad con tarjeta)

0 1 2 3 0 1 2 3

Tot 0.7 1.0 4.1 94.3 0.3 0.9 3.2 95.6Pobre extrem. 0.4 1.3 4.4 93.9 0.4 1.3 4.4 93.9Pobre moderado 0.8 0.6 3.0 95.6 0.6 0.6 3.0 95.8Pobre 0.6 1.0 3.7 94.8 0.5 1.0 3.7 94.8No pobre 0.8 1.0 4.8 93.5 0.0 0.8 2.3 96.9

Urban 1.2 1.3 4.0 93.5 0.4 1.1 3.3 95.2Pobre extrem. 0.0 2.7 10.9 86.4 0.0 2.7 10.9 86.4Pobre moderado 2.0 0.3 1.4 96.3 1.6 0.3 1.4 96.7Pobre 1.4 1.1 4.5 93.0 1.0 1.1 4.5 93.3No pobre 1.2 1.4 3.6 93.8 0.0 1.1 2.4 96.5

Rural 0.2 0.7 4.2 94.9 0.2 0.7 3.1 96.0Pobre extrem. 0.4 1.0 2.9 95.6 0.4 1.0 2.9 95.6Pobre moderado 0.0 0.8 4.0 95.2 0.0 0.8 4.0 95.2Pobre 0.2 0.9 3.4 95.5 0.2 0.9 3.4 95.5No pobre 0.0 0.0 7.2 92.8 0.0 0.0 2.1 97.9

Quintil + pobre 0.4 1.1 5.2 93.3 0.4 1.1 5.2 93.3II 0.5 0.5 1.4 97.5 0.5 0.5 1.4 97.5III 0.5 1.1 5.3 93.0 0.3 1.1 3.4 95.2IV 1.1 1.2 3.6 94.2 0.0 1.2 1.5 97.3+ rico 1.0 0.8 5.4 92.7 0.0 0.0 4.2 95.8

RegiónTegucigalpa 2.3 1.6 0.6 95.5 0.0 0.9 0.0 99.1San Pedro Sula 2.9 1.7 6.5 88.9 0.9 1.5 5.5 92.1Central - Urbano 1.3 1.5 2.8 94.4 1.3 1.5 2.8 94.4Central - Rural 0.4 0.9 5.2 93.5 0.4 0.9 3.6 95.1Occidental -Urbano 0.0 1.9 4.0 94.1 0.0 1.9 4.0 94.1Occidental - Rural 0.0 0.8 3.0 96.2 0.0 0.8 3.0 96.2Oriental -Urbano 0.0 0.0 6.6 93.4 0.0 0.0 4.5 95.5Oriental - Rural 0.0 0.0 3.7 96.3 0.0 0.0 2.3 97.7

N° veces inmunizado Polio N° veces inmunizado Pentavalente/DPT

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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121

Tabla A 2 - F.7 Honduras 2004 - Incidencia de diarrea e IRA (menores de 5 años de edad)

Incidencia(%)

Consultó a alguien

(%)Incidencia*

*(%)

Consultóa alguien

(%)Incidencia **

(%)

Consultóa alguien

(%)

Tot 17.1 50.4 39.2 11.3 6.5 63.3Pobre extremo 17.9 41.9 41.1 8.8 6.0 57.2Pobre moderado 20.3 50.5 40.6 12.8 8.0 62.8Pobre 19.1 46.3 40.8 10.7 7.0 60.3No pobre 14.3 58.2 36.9 12.2 5.9 68.4

Urban 15.0 57.1 33.0 11.3 5.9 58.5Pobre extremo 27.3 46.7 38.2 12.3 7.7 61.3Pobre moderado 16.6 51.1 34.1 11.1 6.8 53.0Pobre 19.4 49.4 35.2 11.4 7.0 55.4No pobre 12.7 63.4 31.8 11.3 5.4 60.6

Rural 18.7 46.4 43.9 11.2 7.0 66.5Pobre extremo 16.5 40.7 41.5 8.3 5.7 56.4Pobre moderado 22.6 50.3 44.7 13.6 8.8 67.7Pobre 18.9 45.3 42.8 10.5 7.0 62.1No pobre 17.8 50.3 47.8 13.5 7.2 80.7

Quintil + pobre 16.7 43.7 40.2 8.6 6.1 53.2II 20.5 47.8 41.9 11.8 7.7 63.2III 19.9 49.2 39.7 13.5 8.2 63.1IV 14.4 57.6 38.8 9.4 4.5 74.8+ rico 11.7 67.7 33.0 15.2 5.8 72.8

RegiónTegucigalpa 12.1 60.6 24.6 11.7 5.1 41.0San Pedro Sula 17.1 53.7 29.4 11.5 4.9 61.4Central -Urbano 16.9 59.0 41.0 9.7 6.2 63.5Central - Rural 20.6 46.4 47.4 10.7 6.5 74.5Occidental -Urbano 16.5 46.4 33.3 16.6 7.6 70.2Occidental - Rural 17.4 44.9 40.3 11.2 6.2 66.8Oriental -Urbano 13.4 64.3 35.9 9.4 6.0 55.6Oriental - Rural 16.3 48.9 41.7 12.8 9.4 53.6

IRA últ. 15 días Diarrea últ. días IRA últ. 15 días

Fuente: datos de ENCOVI 2004 * Incluye Código 4(sólo tos y fiebre) de la Sección 3, pregunta 39 **Excluye Código 4(sólo tos y fiebre) de la Sección 3, pregunta 39

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122

Tabla A 2 - F.8 Honduras 2004 - Tipo de atención entre quienes reportan diarrea (menores de 5 años de edad)

Nada AntibióticosAnti-

diarreico Rehidr. oral Remed casero

Medicina tradicion. Otro *

Tot 8.1 40.0 35.1 7.5 5.1 2.9 1.3Pobre extremo 9.1 33.1 37.7 8.4 6.9 3.9 0.9Pobre moderado 6.0 38.0 40.3 7.8 3.1 3.8 1.0Pobre 7.5 35.6 39.0 8.1 4.9 3.9 1.0No pobre 9.1 48.3 27.5 6.4 5.6 1.0 2.1

Urban 8.3 45.0 34.8 4.6 2.8 2.3 2.2Pobre extremo 14.4 45.1 28.8 2.6 6.5 2.6 0.0Pobre moderado 6.6 39.4 40.5 4.3 1.2 6.0 2.0Pobre 9.5 41.6 36.1 3.7 3.2 4.7 1.2No pobre 7.3 47.8 33.8 5.3 2.6 0.3 2.9

Rural 7.9 36.9 35.2 9.3 6.5 3.2 1.0Pobre extremo 7.8 30.1 39.9 9.9 7.0 4.2 1.1Pobre moderado 5.8 37.3 40.3 9.4 3.9 2.8 0.5Pobre 6.8 33.5 40.1 9.6 5.5 3.6 0.9No pobre 11.8 49.0 18.0 8.2 10.1 2.0 0.9

Quintil + pobre 9.7 34.9 34.0 10.1 6.7 3.9 0.7II 6.6 32.9 42.5 9.0 3.7 3.7 1.6III 7.6 39.6 36.3 5.0 5.9 3.5 2.1IV 6.5 48.9 30.8 8.9 4.2 0.4 0.3+ rico 11.2 60.0 21.3 0.7 4.4 0.0 2.4

RegiónTegucigalpa 9.1 41.6 33.9 6.7 3.9 0.0 4.8San Pedro Sula 8.7 44.1 31.4 5.3 3.5 1.5 5.5Central -Urbano 6.2 43.2 39.1 5.8 1.6 4.1 0.0Central -Rural 6.8 40.0 35.5 8.0 5.7 3.6 0.4Occidental -Urbano 5.1 55.4 31.1 1.5 4.4 2.5 0.0Occidental - Rural 5.8 34.2 39.6 10.4 6.6 1.8 1.6Oriental -Urbano 12.8 41.9 36.9 3.0 1.6 2.6 1.2Oriental - Rural 14.6 32.7 27.0 11.4 8.7 4.5 1.1

De aquellos que reportaron diarrea: tipo de tratamiento (% )

Fuente: datos de ENCOVI 2004 *Incluye IV rehidratación y otras categorías de la pregunta 37 de la sección III

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123

Tabla A 2 - F.9 Honduras 2004 - Tipo y lugar de atención entre quienes reportan diarrea (menores de 5 años)

Depto. de Salud /

IHSSCentro

privado CESAMO CESAROtros

Centros *Remedicasero Nada

Tot 8.3 10.6 20.2 9.2 2.1 41.9 7.7Pobre extremo 2.1 4.8 16.7 15.9 2.5 49.4 8.6Pobre moderado 9.4 4.2 25.8 8.7 2.4 43.6 5.9Pobre 5.8 4.5 21.4 12.2 2.5 46.4 7.2No pobre 13.0 22.2 18.0 3.5 1.5 33.4 8.4

Urban 16.0 16.9 20.3 1.1 2.8 35.3 7.6Pobre extremo 6.5 3.8 32.1 1.8 2.5 39.0 14.3Pobre moderado 20.8 9.8 16.0 0.0 4.5 42.8 6.1Pobre 15.4 7.5 22.0 0.7 3.8 41.4 9.2No pobre 16.5 24.6 18.9 1.4 2.0 30.4 6.2

Rural 3.6 6.7 20.2 14.1 1.7 46.0 7.7Pobre extremo 1.0 5.1 12.9 19.4 2.4 52.1 7.1Pobre moderado 4.1 1.5 30.3 12.8 1.5 44.0 5.8Pobre 2.5 3.4 21.1 16.3 2.0 48.2 6.5No pobre 7.7 18.5 16.7 6.6 0.8 37.9 11.8

Quintil + pobre 2.6 4.7 15.5 18.0 2.9 47.2 9.1II 9.6 3.3 22.6 11.1 1.2 45.8 6.4III 6.2 7.4 29.1 4.3 2.3 43.2 7.5IV 16.4 18.4 17.0 3.8 1.9 36.6 5.9+ rico 12.7 42.4 8.4 1.6 2.6 22.2 10.1

RegiónTegucigalpa 13.7 19.9 24.8 0.8 1.3 31.5 8.0San Pedro Sula 11.7 20.0 19.0 0.0 3.0 38.8 7.5Central -Urbano 19.3 17.3 14.2 2.5 5.7 35.8 5.2Central - Rural 6.2 7.4 19.0 11.9 1.8 47.3 6.4Occidental -Urbano 11.8 10.1 21.8 1.7 1.0 48.6 5.0Occidental - Rural 0.0 4.2 21.4 17.5 1.8 49.3 5.8Oriental -Urbano 21.7 16.8 24.2 0.0 1.6 22.9 12.8Oriental - Rural 2.2 9.0 21.3 15.0 1.3 36.6 14.6

De aquellos que reportaron diarrea: lugar de tratamiento(% )

Fuente: datos de ENCOVI 2004 *Otros Centros incluye clínica materno-infantil, personal comunitario, curandero y farmacia

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124

Tabla A 2 - F.10 Honduras 2004 - Enfermedad/Lesiones, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Enfermo/lesionado últ. 30 días (% ) Consultó por enferm. (%) N° de consultas

Todos 31.3 47.5 1.5Pobres extremos Poor

30.5 30.6 1.3Pobres moderados 30.4 44.0 1.4Pobres 30.5 37.7 1.4No pobres 32.2 57.1 1.6

Urbano 27.2 55.3 1.6Pobres extremos 25.7 33.0 1.3Pobres moderados 23.2 46.7 1.4Pobres 23.8 43.0 1.4No pobres 28.4 59.2 1.6

Rural 35.2 41.9 1.4Pobres extremos 31.3 30.2 1.3Pobres moderados 34.8 42.9 1.4Pobres 32.8 36.3 1.4No pobres 41.4 53.5 1.5

Quintil + pobre 30.2 29.2 1.3II 31.1 41.1 1.4III 30.7 48.1 1.5IV 33.3 52.7 1.5+ rico 31.4 65.5 1.6

RegiónTegucigalpa 23.7 66.6 1.6San Pedro Sula 21.5 58.5 1.6Central -Urbano 33.9 54.1 1.6Central - Rural 41.5 43.0 1.4Occidental -Urbano 29.2 46.3 1.4Occidental - Rural 30.4 37.9 1.4Oriental -Urbano 27.3 50.0 1.6Oriental - Rural 27.8 44.4 1.4

De aquellos que reportaron enfermedad/lesión:

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D

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125

Tabla A 2 - F.11 Honduras 2004 - Lugar de tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospital

Depto. deSalud

HospitIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro 1

Tot 19.0 6.5 29.5 27.9 10.7 6.4Pobre extremo 10.7 0.2 7.5 39.6 28.9 13.1Pobre moderado 19.9 3.6 14.3 41.9 14.5 5.8Pobre 16.4 2.3 11.7 41.0 20.0 8.6No pobre 20.6 9.2 41.0 19.4 4.7 5.0

Urban 22.9 10.5 38.0 22.6 1.1 4.9Pobre extremo 19.5 1.1 11.0 58.3 2.8 7.3Pobre moderado 28.6 7.3 13.5 44.5 1.5 4.6Pobre 26.8 6.0 13.0 47.3 1.8 5.1No pobre 22.0 11.6 43.8 16.8 1.0 4.9

Rural 15.3 2.7 21.5 33.0 19.7 7.8Pobre extremo 9.4 0.0 7.0 36.9 32.7 14.0Pobre moderado 16.2 2.0 14.6 40.8 20.1 6.3Pobre 13.3 1.1 11.3 39.1 25.5 9.6No pobre 18.1 4.9 35.8 24.3 11.6 5.3

Quintil+ pobre 10.3 0.2 6.5 39.2 29.9 14.0II 19.1 1.4 13.9 42.7 17.3 5.5III 21.1 6.1 19.2 34.1 13.3 6.2IV 20.5 9.4 31.8 27.0 5.2 6.1+ rico 19.9 10.2 54.8 10.1 1.0 4.1

RegiónTegucigalpa 20.6 19.3 31.6 23.2 0.7 4.7San Pedro Sula 17.6 12.5 45.5 16.5 0.1 7.9Central -Urbano 23.3 7.4 43.0 21.5 0.9 3.9Central - Rural 16.1 4.0 22.8 33.5 17.9 5.7Occidental -Urbano 25.0 0.2 32.9 33.6 3.4 4.9Occidental - Rural 11.0 0.0 15.9 38.5 20.7 13.9Oriental -Urbano 27.8 8.5 39.1 18.8 1.0 4.8Oriental - Rural 18.1 2.0 24.6 23.7 24.7 6.9

Para los que consultaron por enfermedad, lugar de tratamiento:

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro.

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126

Tabla A 2 - F.12 Honduras 2004 - Tiempo de espera para consulta, por lugar de tratamiento, grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospit.del Depto. de Salud

HospitlIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro

1

Tot 2.1 1.8 0.7 1.8 1.3 0.9Pobre extremo 2.2 0.7* 0.5 1.7 1.3 0.6Pobre moderado 2.0 1.9 0.7 1.8 1.2 0.8Pobre 2.1 1.9 0.6 1.8 1.2 0.7No pobre 2.0 1.8 0.7 1.7 1.6 1.1

Urban 2.1 1.9 0.7 1.9 1.5 0.7Pobre extremo 1.9 0.7* 0.4 1.7 0.5* 0.6*Pobre moderado 2.6 1.7 0.7 1.8 1.7* 0.5Pobre 2.5 1.7 0.6 1.8 1.3 0.5No pobre 2.0 1.9 0.7 2.0 1.6 0.8

Rural 2.0 1.5 0.7 1.7 1.3 0.9Pobre extremo 2.3 - 0.6 1.7 1.3 0.6Pobre moderado 1.5 2.2 0.7 1.9 1.2 1.0Pobre 1.8 2.2 0.7 1.8 1.2 0.7No pobre 2.1 1.3 0.8 1.4 1.7 1.5

Quintil+ pobre 1.9 0.7* 0.5 1.7 1.3 0.6II 1.9 1.8 0.6 1.8 1.2 0.7III 2.3 1.6 0.7 1.8 1.4 0.8IV 2.1 2.1 0.8 1.7 1.4 1.4+ rico 2.0 1.7 0.7 1.7 3.3 0.6

RegiónTegucigalpa 2.3 1.9 0.6 1.9 2.3* 0.8San PedroS l

2.1 2.1 0.7 2.0 5.0* 0.5Central -Urbano 1.8 2.2 0.8 2.2 1.6* 0.7Central - Rural 1.9 1.4 0.8 1.9 1.4 1.3Occidental -Urbano 2.5 0.1* 0.6 1.5 1.3 0.5Occidental - Rural 2.2 - 0.5 1.2 1.0 0.7Oriental -Urbano 2.0 1.5 0.9 1.9 0.9* 1.1Oriental - Rural 1.7 2.2* 0.7 1.8 1.8 0.4

Para los que consultaron por enfermedad, tiempo de espera para consulta por lugar de atención (horas)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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127

Tabla A 2 - F.13 Honduras 2004 - Tiempo de viaje al lugar de tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospit. del Depto.

de SaludHospitIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro

1

Tot 1.1 0.6 0.7 0.6 0.7 0.5Pobre extremo 1.6 0.2* 1.1 0.8 0.8 0.5Pobre moderado 1.3 0.7 0.9 0.6 0.6 0.7Pobre 1.4 0.7 0.9 0.7 0.7 0.6No pobre 0.9 0.6 0.7 0.4 0.6 0.5

Urban 0.7 0.5 0.5 0.3 0.6 0.5Pobre extremo 0.6 0.2* 1.0 0.4 0.2* 0.2*Pobre moderado 0.6 0.6 0.4 0.4 0.2* 0.3Pobre 0.6 0.6 0.5 0.4 0.2 0.2No pobre 0.7 0.5 0.5 0.3 0.7 0.6

Rural 1.7 0.9 1.0 0.7 0.7 0.5Pobre extremo 1.9 - 1.1 0.9 0.8 0.6Pobre moderado 1.9 0.9 1.1 0.7 0.6 0.8Pobre 1.9 0.9 1.1 0.8 0.7 0.6No pobre 1.5 1.0 0.9 0.5 0.6 0.3

Quintil+ pobre 1.6 0.2* 1.1 0.8 0.9 0.5II 1.2 0.6 0.9 0.7 0.7 0.4III 1.2 0.8 0.8 0.6 0.4 0.6IV 1.0 0.6 0.7 0.4 0.5 0.4+ rico 0.8 0.5 0.6 0.3 2.5 0.7

RegiónTegucigalpa 0.6 0.5 0.6 0.4 0.3* 1.0San Pedro Sula 0.7 0.7 0.4 0.4 0.3* 0.2Central -Urbano 0.7 0.6 0.6 0.3 1.5* 0.3Central - Rural 1.5 1.0 0.9 0.7 0.7 0.6Occidental -Urbano 0.7 4.0* 0.6 0.4 0.2 0.3Occidental - Rural 1.5 - 1.0 0.8 0.5 0.5Oriental -Urbano 0.6 0.4 0.4 0.3 0.6* 0.5Oriental - Rural 2.4 0.9* 1.1 0.7 0.9 0.3

Para los que consultaron por enfermedad, tiempo de viaje al lugar de tratamiento (horas)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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128

Tabla A 2 - F.14 Honduras 2004 - Costo de transporte del viaje a la última consulta, por lugar de tratamiento, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospitdel Deptode Salud

HospitlIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro

1

Tot 47 21 33 6 2 10Pobre extremo 41 5* 32 5 2 2Pobre moderado 48 14 25 5 2 10Pobre 46 14 27 5 2 5No pobre 47 22 35 8 5 15

Urban 29 20 19 5 16 15Pobre extremo 8 5* 20 1 0* 8*Pobre moderado 19 12 8 3 0* 3Pobre 18 11 10 2 0 4No pobre 32 21 20 7 24 19

Rural 72 23 57 7 2 6Pobre extremo 50 - 35 5 2 1Pobre moderado 69 17 32 6 2 13Pobre 63 17 33 6 2 5No pobre 80 24 68 10 2 10

Quintil+ pobre 31 5* 31 5 2 1II 51 20 23 4 1 6III 44 17 28 7 5 9IV 40 16 26 8 2 22+ rico 55 26 40 8 2 10

RegiónTegucigalpa 31 20 20 7 0* 16San Pedro Sula 53 24 18 8 0* 9Central -Urbano 23 22 18 5 77* 11Central - Rural 66 19 40 8 1 11Occidental -Urbano 23 110* 21 3 0 4Occidental - Rural 56 - 44 6 2 1Oriental -Urbano 26 11 20 3 0* 33Oriental - Rural 102 44* 121 4 3 8

costo de transporte del viaje a la últ. consulta, por lugar de tratamiento (Lempiras) h

Para los que consultaron por enfermedad,

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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129

Tabla A 2 - F.15 Honduras 2004 - Monto gastado en la enfermedad, por lugar de tratamiento, grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospitdel Deptode Salud

HospitIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro 1

Tot 138 66 507 11 4 74Pobre extremo 35 0* 97 6 5 1Pobre moderado 56 4 151 8 4 15Pobre 51 4 138 7 4 6No pobre 183 76 574 17 5 148

Urban 149 69 657 18 7 165Pobre extremo 20 0* 161 6 0.8* 1*Pobre moderado 49 6 139 10 2.6* 22Pobre 45 6 143 9 2 16No pobre 179 77 691 24 10 202

Rural 122 56 258 7 4 19Pobre extremo 50 - 84 6 5 1Pobre moderado 108 0 156 7 4 12Pobre 55 0 136 7 4 5No pobre 191 74 311 7 4 55

Quintil+ pobre 25 0* 106 5 5 1II 59 12 121 7 4 4III 65 26 174 10 4 114IV 154 16 214 17 5 63+ rico 252 130 817 27 15 214

RegiónTegucigalpa 215 76 1264 26 32* 84San Pedro Sula 206 138 759 27 40* 141Central -Urbano 89 31 547 18 2* 247Central -Rural 109 2 224 8 5 42Occidental -Urbano 119 0* 272 7 1 35Occidental - Rural 62 - 289 4 3 1Oriental -Urbano 145 22 281 16 2* 319Oriental - Rural 209 485* 337 8 5 7

Para los que consultaron por enfermedad, monto gastado en la enfermedad, por lugar de tratamiento (Lempiras)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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130

Tabla A 2 - F.16 Honduras 2004 - Monto gastado en medicinas, por lugar de tratamiento, grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospitdel Depto de Salud

HospitIHSS

Centroprivado CESAMO CESAR Otro

1

Tot 208 107 474 35 18 113Pobre extremo 94 0* 167 10 7 12Pobre moderado 145 55 161 34 23 63Pobre 133 54 163 25 14 33No pobre 247 116 530 50 30 199

Urban 212 114 544 51 20 213Pobre extremo 3 0* 247 8 0* 0*Pobre moderado 57 30 157 29 0* 121Pobre 49 29 171 24 0 86No pobre 259 124 570 68 29 245

Rural 203 81 357 26 18 52Pobre extremo 120 - 150 10 7 14Pobre moderado 215 94 163 36 23 43Pobre 185 94 160 25 15 24No pobre 221 77 442 27 30 123

Quintil+ pobre 102 0* 164 9 8 14II 82 5 140 24 20 33III 165 64 242 36 11 74IV 184 74 318 55 52 131+ rico 360 163 679 66 49 345

RegiónTegucigalpa 293 110 633 57 44* 153San Pedro Sula 229 131 643 61 0* 288Central -Urbano 187 119 529 45 53* 242Central - Rural 204 39 349 26 18 99Occidental -Urbano 135 0* 367 49 0 148Occidental - Rural 100 - 353 19 8 15Oriental -Urbano 200 104 494 44 13* 234Oriental - Rural 281 379* 387 38 30 30

Para los que consultaron por enfermedad, monto gastado en medicinas por lugar de tratamiento (Lempiras)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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131

Tabla A 2 - F.17 Honduras 2004 - Monto total gastado en la última consulta, por lugar de tratamiento, grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

Hospitdel Deptode Salud

HospitIHSS

Centroprivado

iCESAMO CESAR Otro

1

Tot 345 172 974 47 23 187Pobre extremo 129 0* 257 16 12 13Pobre moderado 200 59 310 41 27 77Pobre 183 57 297 32 19 40No pobre 428 191 1097 67 34 347

Urban 360 182 1190 69 27 378Pobre extremo 23 0* 408 14 1* 1*Pobre moderado 106 36 294 39 3* 143Pobre 94 35 312 33 2 102No pobre 435 200 1250 92 38 446

Rural 323 136 613 32 23 71Pobre extremo 160 - 228 16 12 14Pobre moderado 272 94 317 42 27 56Pobre 238 94 292 32 19 29No pobre 411 150 753 34 34 177

Quintil+ pobre 126 0* 260 14 13 14II 140 17 260 30 24 37III 228 89 413 46 15 188IV 336 89 530 71 56 194+ rico 612 291 1483 92 63 560

RegiónTegucigalpa 507 185 1889 83 76* 236San Pedro Sula 434 267 1395 87 40* 429Central -Urbano 277 149 1067 63 54* 488Central - Rural 311 41 572 34 23 140Occidental -Urbano 253 0* 625 56 1 183Occidental - Rural 160 - 637 23 10 16Oriental -Urbano 340 125 766 60 16* 553Oriental - Rural 487 801* 717 46 35 37

Para los que consultaron por enfermedad, monto total gastado en la enfermedad, por lugar de tratamiento (Lempiras)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Excluye niños menores de 5 años de edad que reportan diarrea o enfermedad pulmonar en Partes C y D 1 Incluye CMI, personal comunitario, curandero, farmacia, hogar y otro. * n< 10

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132

Tabla A 2 - F.18 Honduras 2004 - Razón para no buscar atención, entre los enfermos en el último mes, por grupo de pobreza, quintiles y área geográfica

No necesario No grave S in dinero

remedi

caseroCentro cerrado muy lejos sól. enf. Otro

Tot 30.2 12.9 20.2 23.8 1.4 3.1 2.7 5.7Pobre extremo 24.4 10.1 27.6 19.8 2.2 6.6 3.0 6.3Pobre moderado 24.1 11.6 21.9 28.0 1.7 2.6 3.1 7.0Pobre 24.2 10.8 24.9 23.7 2.0 4.7 3.0 6.7No pobre 38.6 15.7 13.6 24.0 0.7 0.8 2.2 4.4

Urban 40.3 15.4 16.4 18.4 0.6 0.5 2.6 5.8Pobre extremo 29.4 8.2 30.3 19.6 2.3 3.0 1.8 5.4Pobre moderado 31.3 14.1 22.6 16.7 0.9 0.3 3.2 10.9Pobre 30.7 12.3 25.0 17.6 1.3 1.1 2.8 9.2No pobre 44.5 16.8 12.5 18.8 0.4 0.2 2.5 4.3

Rural 24.6 11.5 22.3 26.8 1.9 4.5 2.7 5.7Pobre extremo 23.7 10.3 27.3 19.9 2.1 7.1 3.1 6.5Pobre moderado 21.4 10.7 21.8 32.1 2.0 3.4 3.0 5.6Pobre 22.7 10.5 24.9 25.1 2.1 5.5 3.1 6.1No pobre 30.0 14.2 15.1 31.6 1.2 1.7 1.7 4.5

Quintil+ pobre 24.5 9.7 26.9 19.0 2.5 7.2 3.1 7.1II 24.3 11.7 24.2 26.9 1.7 2.6 2.0 6.6III 31.6 12.9 18.7 26.0 0.6 1.8 3.5 4.9IV 36.6 16.1 15.6 23.7 0.8 0.8 2.1 4.3+ rico 40.2 16.1 9.0 25.5 1.0 0.9 2.5 4.8

RegiónTegucigalpa 45.6 15.6 8.2 21.0 0.0 0.3 1.7 7.6San Pedro Sula 32.3 11.8 27.2 22.8 0.0 0.0 1.1 4.8Central -Urbano 45.4 15.6 15.8 14.0 1.3 0.4 3.8 3.7Central - Rural 25.6 8.9 20.9 31.8 1.7 3.6 2.7 4.8Occidental -Urbano 30.1 18.1 14.8 24.9 1.2 1.3 1.7 7.9Occidental - Rural 21.9 17.4 22.5 22.3 0.4 4.8 2.3 8.4Oriental -Urbano 43.4 14.5 18.8 13.9 0.2 0.2 3.4 5.6Oriental - Rural 25.9 10.1 26.8 17.4 5.0 7.3 3.4 4.1

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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133

Tabla A 2 - F.19 Honduras 2004 - Salud materna, por pobreza y regiones

Recibió

cuid. pre- natal (%)

Hospital

Depto

Salud

Hospit

IHSS

Hospital

/ Clínica

Priv.

Clínica

Matern

infantCasa del paciente Otro Doctor Partera Enfer. Sola Otro

Tot 89.0 55.4 7.2 6.1 2.2 28.3 0.8 67.1 25.3 4.4 2.3 0.9Pobre extremo 85.4 36.4 0.3 1.7 0.8 59.9 0.9 35.5 52.8 4.7 5.5 1.5Pobre moderado 89.0 60.1 3.4 2.6 3.2 29.4 1.2 63.6 26.6 6.3 2.3 1.2Pobre 87.3 49.0 1.9 2.2 2.1 43.7 1.1 50.4 38.9 5.6 3.8 1.3No pobre 91.1 62.7 13.3 10.7 2.3 10.5 0.6 86.5 9.5 3.1 0.6 0.3

Urban 90.0 65.0 12.8 8.6 1.8 11.1 0.7 85.1 9.8 3.6 1.0 0.4Pobre extremo 82.4 48.3 1.1 4.8 0.8 43.7 1.3 53.6 38.6 2.5 4.2 1.1Pobre moderado 86.1 73.3 5.7 2.2 1.8 16.2 0.8 77.5 14.4 5.5 1.6 1.0Pobre 85.2 67.2 4.6 2.8 1.6 22.9 0.9 71.7 20.3 4.7 2.3 1.0No pobre 92.1 64.0 16.4 11.2 1.8 5.9 0.6 91.0 5.2 3.2 0.4 0.2

Rural 88.2 46.7 2.1 3.8 2.6 43.8 1.0 50.9 39.2 5.2 3.5 1.2Pobre extremo 85.9 34.5 0.1 1.2 0.8 62.5 0.9 32.5 55.1 5.1 5.7 1.6Pobre moderado 90.7 51.8 1.9 2.9 4.1 37.8 1.4 54.8 34.3 6.9 2.7 1.3Pobre 88.1 42.2 0.9 2.0 2.3 51.4 1.1 42.5 45.8 5.9 4.3 1.5No pobre 88.6 59.5 5.7 9.3 3.5 21.6 0.4 75.2 20.1 3.1 0.9 0.6

Q uintil+ pobre 85.3 34.0 0.2 1.6 1.0 62.4 0.8 32.8 55.1 5.1 5.6 1.4II 87.3 55.6 2.0 3.2 2.9 35.0 1.3 59.0 31.0 5.3 3.0 1.7III 89.2 64.6 6.6 2.2 3.5 22.2 0.9 72.1 20.6 5.5 1.1 0.7IV 90.2 66.8 13.2 5.5 2.5 11.6 0.4 85.0 10.6 3.3 0.8 0.3+ rico 94.2 56.6 16.1 21.1 0.9 4.5 0.8 93.0 4.0 2.6 0.4 0.0

RegiónTegucigalpa 94.6 61.4 25.3 5.8 4.1 2.4 1.0 94.7 2.1 2.4 0.4 0.4San Pedro Sula 84.8 57.3 18.8 13.9 1.0 7.9 1.1 88.8 6.9 3.3 0.7 0.3Central -Urbano 89.4 65.7 10.0 12.2 1.6 9.9 0.5 86.2 8.6 3.4 1.5 0.3Central - Rural 85.7 49.8 3.6 4.6 4.4 36.5 1.1 58.6 33.1 4.6 2.8 0.9Occidental -Urbano 91.5 67.9 1.6 7.5 1.1 21.5 0.4 75.3 19.2 4.1 0.6 0.8Occidental - Rural 91.2 44.1 0.2 2.0 1.3 51.5 0.9 43.3 46.7 5.0 2.8 2.2Oriental -Urbano 88.2 72.1 5.3 4.8 0.3 16.9 0.6 77.7 15.1 5.2 1.6 0.4Oriental - Rural 90.0 42.8 1.3 4.9 0.0 50.3 0.7 43.4 43.0 6.8 6.1 0.7

Nacimiento atendido por:Dónde dio a luz:

Fuente: datos de ENCOVI 2004

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134

Tabla A 2 - F.20 Honduras 2004 - Primer control prenatal en el primer trimestre, según pobreza y regiones (mujeres de 12-49 años) 1er. control prenatal en

el 1er trimestre (% )

Todos 69.2Pobre extremo 58.9Pobre moderado 65.6Pobre 62.5No pobre 77.2

Urbano 73.4Pobre extremo 55.6Pobre moderado 64.9Pobre 62.7No pobre 78.2

Rural 65.4Pobre extremo 59.5Pobre moderado 66.0Pobre 62.4No pobre 74.6

Quintil + pobre 57.5II 65.4III 67.3IV 74.3+ rico 85.7

RegiónTegucigalpa 79.3San Pedro Sula 69.2Central -Urbano 72.8Central - Rural 63.7Occidental -Urbano 72.8Occidental - Rural 70.5Oriental -Urbano 71.1Oriental - Rural 61.9

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: mujeres que han tenido un hijo en los últimos 5 años

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135

Tabla A 2 - G.1 Honduras 2004 - Prevalencia de desnutrición por quintiles, regiones y categoría de pobreza (menores de 5 años de edad)

DesnutridosSevera Moderada Total Severa Moderada Total Severa Moderada Total Total

Quintil + pobre 3.5 20.9 24.4 19.9 28.5 48.4 0.2 1.6 1.7 51.6II 2.1 13.6 15.7 10.7 20.0 30.7 0.1 1.2 1.4 33.3III 0.5 7.3 7.8 4.6 12.2 16.8 0.5 1.2 1.7 19.6IV 0.2 5.2 5.4 2.0 7.8 9.8 0.1 0.7 0.8 11.9+ rico 0.4 2.0 2.4 1.3 2.9 4.2 0.0 0.7 0.7 5.3

Región

Tegucigalpa 0.7 4.9 5.5 3.3 8.0 11.3 0.0 0.6 0.6 12.6San Pedro Sula 0.5 6.2 6.7 3.4 9.0 12.4 0.2 1.5 1.7 15.0Central -Urbano 0.6 6.4 7.0 3.2 8.3 11.5 0.0 0.7 0.7 13.8Central - Rural 1.3 12.2 13.5 8.6 16.3 24.9 0.2 1.5 1.7 27.9Occidental -Urbano 1.1 6.5 7.6 4.4 12.7 17.1 0.4 1.2 1.6 19.5Occidental - Rural 3.3 21.0 24.3 21.9 28.7 50.6 0.0 0.9 0.9 52.6Oriental -Urbano 1.2 8.7 9.9 5.5 12.2 17.7 0.9 0.4 1.3 20.1Oriental - Rural 2.0 10.7 12.7 9.7 19.1 28.8 0.2 1.3 1.5 31.5

Total 1.2 9.3 10.5 7.2 13.7 20.8 0.2 1.1 1.2 23.1Pobres extremos 3.1 20.4 23.5 19.1 27.5 46.6 0.1 1.6 1.7 49.5Pobres moderados 1.3 10.5 11.8 7.4 16.9 24.3 0.1 1.0 1.1 26.8Pobre 2.1 14.9 17.0 12.6 21.5 34.1 0.1 1.3 1.4 36.8No pobres 0.5 3.0 3.5 2.3 6.5 8.8 0.2 0.9 1.1 10.6

Urbano 0.7 6.2 6.9 3.7 9.4 13.1 0.2 0.9 1.2 15.2Pobres extremos 3.4 19.4 22.8 16.1 24.7 40.8 0.2 1.4 1.6 44.3Pobres moderados 1.0 9.6 10.6 6.2 15.8 22.0 0.1 0.9 1.0 23.9Pobres 1.5 11.6 13.1 8.3 17.6 25.9 0.1 1.0 1.1 28.1No pobres 0.4 3.9 4.3 1.8 5.9 7.7 0.3 0.9 1.2 9.8

Rural 2.0 14.4 16.4 12.8 20.6 33.4 0.1 1.3 1.4 36.0Pobres extremos 3.1 20.6 23.7 19.8 28.0 47.8 0.1 1.6 1.8 50.7Pobres moderados 1.8 11.7 13.5 8.8 18.2 27.0 0.1 1.1 1.2 30.2Pobres 2.5 17.0 19.5 15.3 24.0 39.3 0.1 1.4 1.5 42.3No pobres 0.3 5.8 6.1 4.5 9.2 13.7 0.2 0.7 0.9 15.1

Bajo peso (global) (peso p. edad) Crónica (talla p. edad) Aguda (peso p. talla)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Severa son los valores menores a -3 desviaciones estándar y Moderada, a los valores entre -2 y -3 desviaciones estándar; desnutrido se define como bajo peso (global), desnutrido crónico o desnutrido reciente.

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136

Tabla A 2 - G.2 Honduras 2004 - Prevalencia de desnutrición por grupos de edad (menores de 5 años de edad)

Desnutridos Severa Moderada Total Severa Moderada Total Severa Moderada Total Total

0-5 meses 0.1 1.0 1.2 1.0 3.2 4.2 0.0 0.9 0.9 6.16-11 meses 0.8 3.8 4.7 2.0 5.7 7.7 0.6 1.2 1.8 10.312-23 meses 1.9 10.1 12.0 7.4 14.3 21.7 0.3 1.3 1.6 24.024-35 meses 1.4 11.1 12.4 6.3 12.5 18.8 0.1 1.3 1.4 22.336-59 meses 1.1 9.8 10.9 8.7 15.9 24.5 0.2 0.9 1.0 26.4

Bajo peso (peso p. edad) Crónica (talla p. edad) Reciente (peso p. talla)

Nota: Severa son los valores menores a -3 desviaciones estándar y Moderada, a los valores entre -2 y -3 desviaciones estándar Fuente: datos de ENCOVI 2004

Tabla A 2 - G.3 Honduras 2004 - Porcentaje de menores (0-59 meses) clasificados como desnutridos, por pobreza y regiones

Nivel

Pobreza Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre

Tegucigalpa 12.2 12.1 12.1 3.9 26.5 25.6 25.7 7.7 0.0 0.5 0.5 0.7San Pedro Sula 7.3 13.1 12.5 4.9 46.4 24.9 27.2 7.8 0.0 1.4 1.3 1.8Central -Urbano 26.1 10.9 13.7 4.0 45.1 15.3 20.8 7.3 0.0 1.2 1.0 0.5Central - Rural 19.2 14.0 16.6 6.5 38.2 23.0 30.7 12.7 2.7 1.0 1.9 1.2Occidental -Urbano 20.5 6.2 10.8 4.5 45.3 22.1 29.6 5.1 2.8 1.3 1.7 1.5Occidental - Rural 30.7 16.7 26.0 9.3 63.5 34.9 53.9 20.9 1.0 1.0 1.0 0.0Oriental -Urbano 33.9 7.9 16.3 4.0 37.4 19.2 25.1 10.8 2.5 0.5 1.1 1.4Oriental - Rural 19.3 7.9 15.2 3.3 37.3 26.1 33.3 12.6 1.7 1.8 1.7 0.6

Bajo peso (peso p. edad) Crónica (talla p. edad) Reciente (peso p. talla)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Desnutrido definido como < -2 desviaciones estándar

Tabla A 2 - G.4 Honduras 2004 - Porcentaje de menores (0-59 meses) clasificados como desnutridos, por pobreza y edad

Nivel

Pobreza Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre Muy pobrePobre

moderado Pobre No pobre

0 - 5 meses 2.0 1.9 1.9 0.5 3.9 4.0 3.9 4.5 0.5 0.4 0.5 1.36 - 11 meses 13.1 4.1 8.0 2.3 17.1 8.4 12.1 4.6 1.9 0.7 1.2 2.312 - 17 meses 21.1 10.8 15.5 4.9 41.3 19.0 29.1 8.4 1.4 1.3 1.3 0.318 - 23 meses 34.1 11.9 20.5 8.2 48.1 28.6 36.1 15.4 3.9 3.7 3.8 1.124 - 35 meses 25.7 16.9 20.7 5.1 43.8 23.6 32.4 6.7 2.4 1.6 2.0 1.036 - 47 meses 24.6 12.6 18.1 5.4 50.8 29.6 39.2 9.5 1.0 0.2 0.6 1.548 - 59 meses 24.2 11.1 17.0 3.8 58.2 26.7 40.9 9.6 1.6 0.7 1.1 0.9

Bajo peso (peso p. edad) Crónica (talla p. edad) Reciente (peso p. talla)

Fuente: datos de ENCOVI 2004 Nota: Desnutrido definido como < -2 desviaciones estándar

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137

PARTE H - VIVIENDA Y SERVICIOS BASICOS

Tabla A 2 - H.1 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por grupos de pobreza

A c c e s o a s e r vi c ios /V ivie n da TotP obr e s e xtr .

P obr e s M od. P obr e N o pobr e

C a sa p ro p i a co n escri t. 4 1 .9 3 6 .5 3 8 .2 3 7 .5 4 5 .3

P ri n ci p a l fu en te a g u a

Sis t . p ú b lico 3 1 .4 5 .5 1 9 .9 1 3 .7 4 5 .2Sis t . p riv ad o 4 8 .5 5 .3 5 3 .1 5 3 .2 4 4 .9G rifo p ú b l. o es t an q u e 0 .5 0 .6 0 .7 0 .6 0 .4P o z o co n cu erd a 2 .3 2 .9 2 .7 2 .8 1 .8P o z o co n b o m b a 1 .9 2 .0 2 .6 2 .3 1 .5R ío /arro y o /lago /lagu n a/m an an t ial 1 0 .0 2 8 .0 1 2 .3 1 9 .0 2 .9C arro cis t ern a 0 .7 0 .5 0 .6 0 .6 0 .9C am ió n co n b arriles 0 .1 0 .0 0 .2 0 .1 0 .1O t ro s 4 .6 7 .1 8 .0 7 .6 2 .3

T i p o d e servi ci o sa n i ta ri o

B añ o co n ect ad o al s is t . a lcan t ar illad o 3 2 .2 2 .2 1 2 .4 8 .0 5 1 .0B añ o co n ect ad o a t an q u e s ép t ico 1 0 .3 3 .5 6 .8 5 .4 1 4 .1B añ o d es carga a río /arro y o 0 .9 0 .4 0 .8 0 .6 1 .2Let rin a d es carga a río /arro y o 0 .4 0 .0 1 .0 0 .6 0 .3Let rin a co n cierre h id ráu lico 1 7 .9 2 4 .8 2 7 .1 2 6 .1 1 1 .5Let rin a co n t an q u e s ép t ico 7 .0 5 .9 8 .9 7 .6 6 .4Let rin a co n p o z o n egro 1 3 .0 1 8 .5 1 8 .4 1 8 .4 8 .7Let rin a co m p o s t 0 .3 0 .2 0 .6 0 .4 0 .1N in gu n

o1 8 .0 4 4 .5 2 4 .1 3 2 .8 6 .5

D i sp o si c. d e b a su ra

R eco lecc.p ú b lic . d o m iciliar 3 2 .8 2 .4 1 5 .7 1 0 .0 5 0 .6R eco lecc. p r iv ad a 1 .5 0 .0 1 .1 0 .7 2 .2D ep o s it . en co n t en ed o res 3 .9 0 .1 1 .7 1 .0 6 .1E n t errad 3 .0 4 .3 3 .4 3 .8 2 .4Q u em ad a 3 9 .6 4 3 .9 5 4 .0 4 9 .7 3 1 .7P rep arad a p . co m p o s t 1 .6 4 .3 1 .8 2 .8 0 .6

T irad a en cu alq . p ar t e 1 7 .4 4 4 .9 2 2 .3 3 1 .9 6 .00 .3 0 .1 0 .0 0 .1 0 .4

F u en te d e en erg ía

R ed p ú b lica 6 5 .0 5 0 .8 1 7 .4 3 6 .6 8 7 .1R ed p r iv ad a co lect iv a 1 .2 0 .8 0 .2 0 .6 1 .7G en erad o r p ro p io 0 .8 1 .1 0 .3 0 .8 0 .8E n ergía s o lar 0 .4 0 .9 0 .2 0 .6 0 .3

V elas 9 .2 1 5 .9 1 5 .0 1 5 .5 4 .2L ám p . gas 1 6 .3 2 3 .3 4 1 .4 3 1 .0 4 .8O co t e 6 .6 6 .3 2 5 .0 1 4 .3 0 .6O t ro 0 .5 0 .8 0 .4 0 .6 0 .5

C o m b u st.p .co ci n a r

L eñ a 5 6 .0 9 7 .2 8 1 .6 8 8 .2 3 0 .2E lect ricid ad 1 8 .5 0 .7 6 .2 3 .8 3 0 .2R es id u o s co s ech a 0 .1 0 .4 0 .0 0 .2 0 .0G as LP G 1 8 .6 0 .4 5 .4 3 .3 3 0 .9K ero s en e 6 .7 1 .3 6 .8 4 .5 8 .5O t ro 0 .1 0 .0 0 .0 0 .0 0 .2

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138

Tabla A 2 - H.2 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por pobreza y urbano/rural

Acceso a servicios /Vivienda Tot

Pobres

Extr.

Pobres

moder No pobres Tot

Pobres

Extr.

Pobres

moder No pobres

Casa propia con escrit. 41.2 23.2 31.8 44.5 42.6 38.5 41.9 47.2

Principal fuente agua

Sist. público 58.5 33.9 49.6 62.1 3.2 1.1 3.1 5.3Sist. privado 35.0 42.7 36.3 34.1 62.7 55.0 62.5 70.3

Grifo público o estanque 0.8 3.6 1.8 0.4 0.1 0.1 0.0 0.3Pozo con cuerda 0.6 0.4 1.4 0.5 3.9 3.3 3.5 5.0Pozo con bomba 0.4 1.1 0.4 0.4 3.4 2.2 3.8 4.1Río/arroyo/lago/laguna/manantial 0.7 4.0 1.4 0.3 19.7 31.8 18.4 9.1Carro cisterna 0.7 2.0 1.2 0.5 0.8 0.3 0.3 1.8Camión con barriles 0.2 0.0 0.6 0.1 0.1 0.0 0.0 0.1Otros 3.1 12.4 7.3 1.6 6.2 6.3 8.4 3.9

Tipo de servicio sanitario

Baño conectado al sist. alcantarillado 60.0 12.2 31.5 69.5 3.2 0.3 1.7 7.1Baño conectado a tanque séptico 9.2 3.9 7.1 10.0 11.5 1.7 6.7 24.0Baño descarga a río/arroyo 1.4 2.2 1.4 1.3 0.5 0.1 0.4 0.8Letrina descarga a río/arroyo 0.6 0.0 1.9 0.4 0.2 0.0 0.4 0.2Letrina con cierre hidráulico 7.6 16.5 15.4 5.3 28.7 26.1 33.6 26.4Letrina con tanque séptico 5.6 7.9 10.8 4.3 8.3 5.6 7.9 11.5Letrina con pozo negro 10.2 29.0 19.8 6.8 15.9 16.8 17.6 13.2Letrina compost 0.2 0.0 0.6 0.1 0.3 0.3 0.6 0.2Ningun 5.2 28.1 11.5 2.3 31.4 47.0 31.1 16.6

Disposic. de basuraRecolecc.pública domiciliar 61.9 17.6 42.3 69.2 2.4 0.0 0.7 6.3Recolecc. privada 1.4 0.0 0.8 1.6 1.7 0.0 1.3 3.7Deposit. en contenedores 7.2 1 4.5 8.2 0.4 0 0.1 1.1Enterrad 1.6 1.8 2.8 1.3 4.5 4.7 3.7 5.0Quemada 22.8 54.1 40.9 16.7 57.1 42.3 61.4 67.4Preparada p. compost 0.3 1.6 0.5 0.2 2.9 4.7 2.5 1.5Tirada en cualq. parte 4.3 23.4 8.1 2.2 31.0 48.2 30.3 14.9Otro 0.5 0.5 0.1 0.6 0.1 0.1 0.0 0.1

Fuente de energía

Red pública 92.2 49.6 82.3 97.2 36.6 12.4 33.2 63.3Red privada colectiva 0.6 0.0 0.7 0.7 1.8 0.3 0.9 4.0Generador propio 0.5 0.0 1.1 0.4 1.1 0.3 1.2 1.8Electricidad 93.3 49.6 84.1 98.3 39.5 13.0 35.3 69.1Energía solar 0.2 0.3 0.8 0.1 0.6 0.2 1.0 0.7Velas 3.4 20.5 8.9 1.0 15.2 14.2 19.8 11.8Lámp. gas 2.4 24.7 4.9 0.4 30.8 44.0 33.6 15.3Ocote 0.4 4.9 0.5 0.0 13.2 28.2 9.6 2.0Otro 0.3 0.0 0.8 0.2 0.8 0.5 0.7 1.1

Combust.p. cocinar

Leña 26.1 85.2 56.6 15.2 87.2 99.0 95.4 66.7Electricidad 31.7 4.1 14.7 37.4 4.7 0.1 1.4 12.7Residuos cosecha 0.0 0.0 0.0 0.0 0.2 0.5 0.0 0.0Gas LPG 29.9 1.7 10.6 36.2 6.8 0.2 2.6 17.9Kerosene 12.2 9.0 18.0 11.0 1.1 0.1 0.6 2.5Otro 0.1 0.0 0.1 0.2 0.1 0.0 0.0 0.2

Urbano Rural

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139

Tabla A 2 - H.3 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por quintiles Acce so a servicios/ Vivienda + pobre II III IV + rico

Casa propia con e scrit. 37.1 38.9 38.0 41.3 50.2

Principal fuente aguaSist . p úblico 4.5 14.8 29.0 41.2 52.8Sist . p rivado 53.7 52.0 52.7 46.4 41.6Grifo p úblico o estanque 0.5 0.7 0.8 0.5 0.2

Poz o con cuerda 3.1 3.0 2.5 2.4 0.9Poz o con bomba 2.1 3.0 1.6 1.9 1.1Río/arroy o/lago/laguna/manantial 28.7 17.4 7.0 3.1 1.4Carro cisterna 0.5 0.3 1.1 1.1 0.6Camión con barriles 0.0 0.1 0.4 0.1 0.1Otros 6.9 8.8 4.9 3.2 1.3

Tipo de servicio sanitario iBaño conectado al s ist . alcantarillado 2.0 7.8 22.2 41.1 67.4

Baño conectado a tanque sép t ico

t k3.2 5.2 10.4 15.0 14.2

Baño descarga a río/arroy o 0.4 0.6 0.8 1.5 1.1Letrina descarga a río/arroy o 0.0 0.3 1.1 0.4 0.3Letrina con cierre hidráulico 24.3 29.3 21.5 15.1 5.7Letrina con tanque sép t ico 5.8 7.2 11.1 8.0 3.5Letrina con p oz o negro 17.8 19.6 15.9 11.2 4.7Letrina comp ost 0.2 0.5 0.6 0.1 0.1Ningun 46.2 29.5 16.4 7.5 3.1

Disposic. de basuraRecolecc. p ública domiciliar 2.1 9.1 26.1 42.4 64.7Recolecc. p rivada 0.0 0.5 1.5 2.3 2.6Dep osit . en contenedores 0.1 0.9 2.9 5.4 7.7Enterrada 3.9 4.4 2.8 3.0 1.7Quemada 42.9 54.2 51.7 39.2 18.5Prep arada p . comp ost 4.1 2.4 1.2 0.9 0.4T irada en cualq. p arte 46.7 28.4 13.8 6.6 3.7Otro 0.2 0.1 0.1 0.2 0.7

Fuente de energía

Red p ública 15.7 37.8 71.1 84.3 92.8Red p rivada colect iva 0.0 0.8 1.1 1.1 2.3Generador p rop io 0.3 1.1 0.5 0.9 1.0Energía solar 0.2 0.8 0.5 0.4 0.2Velas 13.5 19.4 9.4 6.2 1.7Lámp . gas 43.0 29.3 14.5 5.5 1.6Ocote 26.8 9.9 2.4 1.0 0.1Otro 0.5 0.9 0.5 0.6 0.3

Combust .p. cocinar Leña 97.9 90.1 64.2 38.1 13.8Electricidad 0.4 2.9 12.6 23.1 41.8Residuos cosecha 0.5 0.0 0.0 0.0 0.1Gas LPG 0.3 2.1 13.4 27.6 38.5

Kerosene 0.8 4.9 9.7 11.0 5.7Otro 0.0 0.0 0.1 0.2 0.1

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140

Tabla A 2 - H.4 Honduras 2004 - Acceso a servicios/ vivienda por regiones

Acceso a servicios/ Vivienda TegucigalpaSan Pedro

SulaCentral -

UrbanoCentral -

RuralO ccidental -

UrbanoO ccidental -

RuralO riental -

UrbanoO riental -

Rural

Casa propia con escrit. 41.6 33.4 44.0 44.0 46.5 44.3 39.6 36.4

Principal fuente aguaSist. público 92.6 2.2 53.2 4.5 58.7 2.2 66.7 1.4Sist. privado 2.6 94.5 40.6 61.4 31.5 71.4 23.8 53.1Grifo público o estanque 0.5 1.1 1.0 0.2 1.8 0.1 0.1 0.0Pozo con cuerda 0.1 0.0 1.2 5.0 0.4 0.6 1.5 6.1Pozo con bomba 0.1 0.0 1.0 4.4 0.0 0.1 0.9 5.5Río/arroyo/lago/laguna/manantial 0.1 0.3 0.1 16.1 2.5 19.6 0.8 28.8Carro cisterna 1.4 0.2 0.5 1.5 0.8 0.0 0.3 0.2Camión con barriles 0.2 0.0 0.3 0.1 0.4 0.0 0.1 0.0Otros 2.4 1.7 2.1 6.7 3.9 6.0 5.8 5.0

Tipo de servicio sanitarioBaño conectado al sist . alcantarillado 80.7 83.9 44.4 4.8 50.4 1.4 37.1 1.7Baño conectado a tanque séptico 2.5 5.1 20.4 15.2 5.8 5.6 11.8 11.0Baño descarga a río/arroyo 0.6 1.0 1.8 0.3 3.2 1.0 0.7 0.0Letrina descarga a río/arroyo 0.5 0.1 0.9 0.3 1.7 0.3 0.0 0.0Letrina con cierre hidráulico 1.2 1.0 7.5 25.5 16.4 37.5 14.7 23.5Letrina con tanque séptico 3.4 2.3 7.5 9.8 5.5 6.7 9.5 7.1Letrina con pozo negro 8.0 3.7 13.5 16.6 5.2 10.0 19.1 22.5Letrina compost 0.4 0.2 0.1 0.3 0.2 0.5 0.2 0.2Ningun 2.8 2.7 3.8 27.2 11.6 36.9 6.9 34.0

Disposic. de basuraRecolecc. pública domiciliar 70.6 82.7 59.5 4.3 48.7 0.0 46.3 0.9Recolecc. privada 1.0 3.2 1.6 3.2 0.2 0.0 1.2 0.3Deposit . en contenedores 22.0 1.4 3.7 0.7 0.9 0.3 1.4 0.0Enterrada 0.2 0.2 2.3 3.2 4.1 6.1 1.7 5.3Quemada 5.4 10.5 27.7 66.2 31.2 37.4 44.1 63.2Preparada p. compost 0.0 0.1 0.2 1.3 1.5 6.2 0.2 2.0Tirada en cualquier parte 0.8 1.7 4.4 21.0 12.2 50.0 4.5 28.1Otro 0.1 0.2 0.6 0.1 1.1 0.0 0.5 0.2

Fuente de energíaRed pública 98.0 97.8 94.5 49.8 83.0 20.7 84.6 26.5Red privada colectiva 0.0 1.1 1.6 3.0 0.0 0.2 0.5 1.0Generador propio 0.6 0.1 0.0 0.8 1.4 0.3 0.6 3.0Energía solar 0.3 0.2 0.4 0.5 0.2 1.0 0.1 0.5Velas 0.6 0.7 1.8 12.7 7.1 19.1 8.0 15.7Lámpara a gas 0.1 0.0 1.3 26.5 7.2 31.2 4.8 41.1Ocote 0.0 0.0 0.0 6.1 0.7 27.0 1.2 10.8Otro 0.3 0.1 0.4 0.7 0.4 0.5 0.2 1.4

Combust. p. cocinarLeña 6.8 6.8 28.1 79.7 58.0 98.1 40.5 89.9Electricidad 61.1 23.1 20.2 8.2 21.2 0.6 20.4 2.1Residuos de cosecha 0.1 0.0 0.0 0.2 0.0 0.3 0.0 0.0Gas LPG 10.6 55.1 43.7 10.5 16.4 0.5 30.2 6.9Kerosene 21.2 14.8 8.0 1.4 4.3 0.5 8.7 0.9Otro 0.1 0.2 0.0 0.1 0.1 0.0 0.2 0.2

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141

Tabla A 2 - H.5 Honduras 2004 - Hogares con paredes, pisos y cielos inadecuados, y hacinamiento

Paredes 1

Pisos2

Cielos 3

Vivienda4

Haci-

namiento 5

Todos 21.3 27.9 3.3 37.8 15.6Pobre extremo 38.8 68.3 6.3 76.1 31.5Pobre moderado 26.8 40.2 3.2 50.4 20.7Pobr 31.9 52.3 4.5 61.4 25.3No pobre 13.0 9.0 2.3 19.6 8.0

Urbano 12.2 8.6 1.6 18.0 13.6Pobre extremo 26.7 36.4 4.4 46.2 44.3Pobre moderado 22.4 21.0 1.3 34.3 28.9Pobre 23.3 24.4 1.9 36.9 32.3No pobre 8.9 4.0 1.5 12.6 8.1

Rural 30.8 47.9 5.0 58.5 17.6Pobre extremo 40.6 73.2 6.6 80.7 29.5Pobre moderado 29.3 51.1 4.3 59.5 16.2Pobre 35.0 62.2 5.5 70.2 22.9No pobre 22.8 20.6 4.2 36.0 7.6

Quintil+ pobre 40.0 70.2 6.5 78.2 33.0II 30.1 50.1 4.2 59.4 21.3III 21.8 25.0 2.2 36.7 19.5IV 15.3 10.4 2.2 22.6 11.1+ rico 8.7 3.8 2.4 12.5 2.0

RegiónTegucigalpa 15.4 3.4 1.3 17.8 13.9San Pedro Sula 9.1 3.4 1.5 11.1 15.7Central -Urbano 14.4 7.4 0.6 18.2 13.7Central - Rural 34.5 40.0 5.1 53.7 18.1Occidental -Urbano 9.1 15.4 3.5 21.9 9.1Occidental - Rural 25.9 59.5 4.7 65.2 17.5Oriental -Urbano 10.5 15.9 1.6 21.0 14.7Oriental - Rural 28.7 51.0 5.3 60.8 16.7

Hogares (% ) con inadecuados:

Fuente: ENCOVI 2004 1 Códigos 5, 6, 8 y 9 en preg. 5 2Códigos 7 y 8 en preg. 6 3Códigos 6, 7 y 8 en preg. 7 4 Paredes, pisos o cielos inadecuados (definidos en 3) 5 Más de 3 personas por cuarto

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Anexo 3 – Agregados de Consumo e Ingreso

A. Consumo: Otro enfoque monetario para la pobreza en Honduras Por Martín Cumpa Castro*

Resumen

La pobreza tiene múltiples dimensiones. Puede implicar no tener los recursos suficientes para alimentarse, no tener acceso a servicios de educación o de salud, o quizás no tener una vivienda apropiada. En los últimos años se ha popularizado la evaluación de los niveles de vida con medidas de bienestar monetarias como el ingreso o el consumo. En Honduras, el Instituto Nacional de Estadística (INE) utiliza el ingreso del hogar para el cálculo de algunos indicadores de pobreza. Este reporte presenta estimaciones de pobreza utilizando la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2004. Si bien la metodología adoptada es similar a la que emplea el INE, la mayor contribución de este reporte es la estimación de nuevos instrumentos para ser aplicados con dicha metodología: el consumo del hogar como indicador de bienestar y nuevas líneas de pobreza. Estos pueden constituir un punto de referencia para futuros análisis de los niveles de bienestar. Desafortunadamente, las nuevas cifras de pobreza no son comparables con las series existentes. Introducción Las condiciones sociales y económicas de la población hondureña son evaluadas semestralmente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de la Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples. Sin embargo, durante el segundo semestre del 2004, el INE ejecutó la primera Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), la cual se caracteriza por seguir un formato relativamente estándar a nivel internacional, específicamente diseñado para el análisis de los niveles de vida. Este reporte presenta estimaciones de pobreza para Honduras utilizando la ENCOVI 2004. Si bien la metodología adoptada es similar a la que se emplea en el país para calcular la pobreza, la mayor contribución de este reporte es la estimación de nuevos instrumentos para ser aplicados con dicha metodología. Estos pueden constituir un punto de referencia para futuros análisis de los niveles de bienestar. Desafortunadamente, las nuevas cifras de pobreza no son comparables con las series existentes. El análisis de la pobreza requiere de tres elementos principales. Primero, un indicador de bienestar que sea posible de medir, que sea aceptable, y que permita ordenar a la población. Segundo, una línea de pobreza apropiada que será comparada contra el

* Me gustaría agradecer a los funcionarios, técnicos y personal del Instituto Nacional de Estadística de Honduras, en particular a los de la Dirección Ejecutiva, Gerencia Técnica de Estadísticas Sociales y Demográficas y Gerencia Técnica de Tecnología de Información, por su permanente colaboración y apoyo durante mis visitas a Tegucigalpa y para la preparación de este documento.

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indicador escogido con el fin de clasificar a los individuos en pobres y no pobres. Finalmente, un conjunto de medidas que combina los indicadores de bienestar individuales en una cifra agregada de pobreza. Las estimaciones de pobreza en Honduras utilizan el ingreso del hogar como indicador de bienestar y líneas de pobreza regionales basadas en canastas de alimentos que reflejan patrones de consumo del año 1988. La ENCOVI permitió el cálculo de nuevos instrumentos para el análisis de la pobreza. Se utilizó el consumo del hogar como medida de bienestar pues se considera que es un mejor indicador del nivel de vida que el ingreso. También se derivó una línea de pobreza nacional sobre la base de una canasta de alimentos que refleja patrones actuales de consumo. La estructura del reporte es la siguiente. La Sección 1 detalla la obtención del indicador individual de bienestar. La Sección 2 explica la estimación de la línea de pobreza. La Sección 3 revisa los indicadores de pobreza que se emplearán. La Sección 4 presenta los principales resultados obtenidos. Finalmente la Sección 5 concluye. 1. El indicador de bienestar Esta sección explica los pasos involucrados en la construcción del indicador individual de bienestar (Deaton y Zaidi 2002; Hentschel y Lanjouw 1996). Primero se revisan los argumentos para la elección del consumo como el indicador preferido de bienestar. Luego se describe la estimación de cada uno de los componentes del consumo nominal del hogar. Posteriormente se explica cómo obtener una medida real de bienestar al ajustar por diferencias temporales y espaciales en el costo de vida. Por último, se analiza el ajuste por diferencias en la composición demográfica de los hogares. 1.1. El consumo como medida de bienestar La pobreza involucra múltiples dimensiones como poco capital humano, mala salud, bajos ingresos, acceso limitado a infraestructura, malnutrición, falta de bienes y/o servicios, incapacidad de expresar opiniones religiosas o políticas, etc. A menudo hay un considerable grado de traslape entre las mismas, p.e. una persona con bajos ingresos es más probable que tenga poca educación y no cuente con acceso a servicios de salud. Sin embargo, cada una de ellas merece atención pues representa una faceta diferente del bienestar y ayuda a los diseñadores de política a enfocarse en diversos aspectos de la pobreza. En los últimos años la literatura en medición de la pobreza ha popularizado el análisis de niveles de vida a través de indicadores monetarios, los cuales se concentran en estimar la disponibilidad de recursos para obtener bienes y servicios. Aunque es un criterio que no cubre todos los aspectos del bienestar, sí captura un componente central de cualquier evaluación de niveles de vida. La principal decisión en la elección de una medida monetaria de bienestar es la de escoger entre ingreso y consumo. Existe una preferencia, basada en consideraciones teóricas y prácticas, a utilizar el consumo en vez del ingreso.

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La primera consideración teórica es que tanto el consumo como el ingreso, a pesar de ser dos conceptos diferentes, pueden utilizarse como aproximaciones de la utilidad de la persona. El consumo mide lo que los individuos han realmente adquirido; mientras que el ingreso, junto con los activos, mide las demandas potenciales de una persona. La segunda consideración es el período de tiempo sobre el cual se medirán los niveles de vida. Si el interés es el largo plazo, como por ejemplo durante toda la vida, ambos conceptos deberían ser iguales y la elección no importaría. No obstante, en el corto plazo, digamos un año, el consumo es probable que sea más estable que el ingreso. Esta menor volatilidad se debe a que los hogares son capaces de suavizar su consumo, lo cual puede reflejar acceso al mercado crediticio o a ahorros, así como información acerca de sus flujos futuros de ingreso (con lo cual el consumo podría además capturar mejor los niveles de vida en el mediano plazo). El consumo es también menos afectado que el ingreso por consideraciones estacionales, p.e. en economías agrícolas el ingreso es más volátil pues está muy asociado con los períodos de siembra y cosecha, por lo que su elección podría sobreestimar o subestimar significativamente los niveles de vida. Por otro lado, hay argumentos prácticos a considerar. El primero es que el ingreso es particularmente difícil de captar cuando proviene de actividades independientes o negocios propios. Los trabajadores en el sector formal de la economía no tendrán mayor problema en reportar en forma precisa su principal fuente de ingreso, es decir, su sueldo o salario. Pero a los trabajadores independientes, agrícolas o no agrícolas, se les hará más difícil proveer una medida exacta de su ingreso pues a menudo no sólo no llevan un registro apropiado de las cuentas del negocio sino que también mezclan constantemente las transacciones del hogar y del negocio familiar y no es fácil separarlas. Segundo, el ingreso muestra un mayor grado de estacionalidad que el consumo. Dado que la mayoría de encuestas de hogares no capta fluctuaciones estacionales para ninguno de estos dos indicadores, obtener una medida razonable de ingreso anual es una tarea más laboriosa que una de consumo. Finalmente, también debemos examinar el grado de confiabilidad de la información. Los hogares son menos renuentes a declarar información sobre su consumo que sobre su ingreso y sus activos. Pueden estar temerosos de que la información sobre ingreso se utilice con propósitos diferentes, digamos con fines impositivos, o simplemente pueden considerar las preguntas sobre ingreso como muy indiscretas. Es además más probable que los miembros del hogar conozcan más acerca del consumo agregado del hogar que del nivel y las fuentes de ingreso familiar. 1.2. La construcción del agregado de consumo La estimación del consumo del hogar también está guiada por consideraciones teóricas y prácticas. Primero, gasto no es consumo. Para bienes perecibles, especialmente alimentos, es usual asumir que todas las compras son consumidas. Pero para bienes cuya vida útil se expande por varios años, como es el caso de la vivienda o los bienes durables, lo importante es el flujo de servicios que el hogar obtiene por su uso y no el monto gastado en su compra. Segundo, el consumo debe ser los más completo posible dada la información disponible. Omitir algunos componentes asume que ellos no contribuyen al bienestar de las personas o que no afectan el ranking de los individuos. Tercero, todas las

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transacciones relevantes deben incluirse. En otras palabras, las compras no son el único componente del consumo sino también el autoconsumo, las donaciones recibidas, etc. La base de datos a utilizar es la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2004, la cual es la primera encuesta de su tipo en Honduras (Ver Anexo A para una breve descripción de la misma). La ENCOVI entrevistó a 8,175 hogares durante los meses de Julio a Noviembre y cuenta con representatividad nacional y regional. Acorde con la práctica internacional, se decidió utilizar un período de referencia de un año para medir los niveles de vida. Por tanto, los distintos componentes del consumo se anualizaron de acuerdo con sus respectivos períodos de referencia. El consumo agregado del hogar se puede dividir en cuatro componentes principales: alimentos, no alimentos, vivienda y bienes durables. Los rubros específicos que han sido incluidos en cada componente así como la metodología usada para asignarles un valor de uso se detallan a continuación. 1.2.1. Alimentos El componente alimenticio se obtiene al anualizar el consumo de todos los alimentos reportados en la encuesta y luego agregarlos a nivel del hogar. Además, todas las posibles fuentes del consumo de alimentos deben tomarse en cuenta. Esto significa que este componente considera el gasto en compras en el mercado y en comidas consumidas fuera del hogar, la producción propia, y lo recibido como regalos o pagos en especie. Por otra parte, idealmente sólo la comida que ha sido consumida, y no el total comprado o el total que ha sido producido por el hogar, debe entrar al consumo agregado. La encuesta no hace esta distinción para el caso de las compras, pero es razonable suponer que los alimentos comprados han sido también consumidos. No es necesario hacer ninguna imputación al autosuministro o a lo recibido pues los hogares ya han valorado estas transacciones a precios de mercado. La ENCOVI recoge información sobre el consumo de 135 rubros de alimentos, bebidas y tabaco, los cuales están organizados en 13 categorías: granos, leguminosas, cereales, productos lácteos, huevos, carnes, pescado, mariscos y embutidos, aceites y grasas, azúcares, misceláneos, frutas, vegetales, bebidas alcohólicas y tabaco. Este módulo utiliza los últimos 15 días como período de referencia pero también captura las frecuencias usuales de compra. Esto implica que si el período usual de compra es semanal, el valor reportado se anualiza multiplicándolo por 52, si es mensual por 12, etc. Adicionalmente, el componente de alimentos incluye el valor de las meriendas escolares, el cual está reportado en la sección de educación. Este consumo fue anualizado multiplicándolo por 10 pues éste es el número de meses que dura el año académico. El Anexo B explica cómo se hicieron imputaciones en casos de valores perdidos o extremos. 1.2.2. No alimentos Como en el caso de alimentos, el consumo no alimenticio puede calcularse de forma simple y directa. Nuevamente, todas las fuentes posibles de consumo deben ser incluidas y agregadas por hogar luego de haber sido anualizadas. La ENCOVI capta información acerca de diversas categorías de gasto como cuidado y mantenimiento de la casa,

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educación, salud, transporte, vestido y calzado, etc., utilizando diferentes períodos de referencia. Con la excepción de los componentes de renta de la vivienda y bienes durables, los cuales serán examinados más adelante, esta subsección se ocupa del consumo de todas las otras categorías de consumo no alimenticio. Dificultades prácticas surgen a menudo por dos razones: la elección de rubros a incluir y la selección del período de referencia. La regla a considerar con referencia al primer aspecto es que solamente aquellos rubros que contribuyen al consumo deben ser incluidos. Por ejemplo, vestido, calzado, artículos de cuidado personal y gastos en recreación serán considerados. Impuestos son generalmente excluidos porque son deducciones del ingreso y no están relacionados con mayores niveles de consumo. Es poco probable que los hogares que pagan más impuestos reciban mejores servicios públicos. Transacciones de capital como la compra de activos financieros, o pagos de deuda o de intereses deben ser dejados de lado. En el caso de gastos poco frecuentes y que pueden ser excesivos, como matrimonios, bautizos o funerales, la decisión es más difícil. Dada su naturaleza esporádica, el enfoque ideal sería el suavizar estos gastos a través de los años, de lo contrario el verdadero nivel de bienestar del hogar sería probablemente sobreestimado. La falta de información no nos permite hacer este ajuste así que estos gastos son excluidos del cálculo de consumo. Finalmente, las transferencias dadas a otros hogares no se incluyen. La razón es que no se quiere considerar dos veces el mismo monto pues seguramente estas transferencias aparecerían reflejadas en el consumo de los hogares que las recibieron, y al incluirlas, se incrementarían artificialmente los niveles de vida en el dominio de análisis. Otras dos categorías que merecen especial atención son la educación y la salud. En el caso de la educación hay tres argumentos a considerar. Primero, la educación es una inversión, y por tanto algunos afirman que debería considerarse como ahorro y no como consumo. Los beneficios de asistir a una institución educativa se distribuyen no sólo durante los años de estudio sino también durante toda la vida. Segundo, existen consideraciones acerca del ciclo de vida pues los gastos educativos se concentran en un período específico de la vida de una persona. Digamos que comparamos a dos personas que pagarán lo mismo por su educación, pero una aún continua estudiando mientras que la otra ya concluyó sus estudios. Si el resto del consumo de estos dos individuos es el mismo, el estudiante tendrá un mayor nivel de consumo. Sin embargo, este resultado está vinculado con sus edades y no con verdaderas diferencias en sus niveles de bienestar. Una forma de solucionar esto sería distribuir estos gastos a lo largo de todo el período de vida de una persona pero no se cuenta con información para hacerlo. Tercero, se debe tomar en cuenta la cobertura de la educación pública. Si toda la población se puede beneficiar de educación gratuita o fuertemente subsidiada, y la decisión de estudiar en escuelas privadas obedece a factores cualitativos, las diferencias en gasto sí corresponden a diferencias en niveles de bienestar y justifican su inclusión en el consumo. En definitiva se decidió incluir los gastos educativos en el consumo agregado del hogar. Excluirlos implicaría no distinguir entre dos hogares con niños en edad escolar pero donde sólo uno de ellos puede mandarlos a la escuela.

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Los gastos en salud comparten algunas de las características de los gastos educativos. Gastos en salud preventiva pueden considerarse como inversiones. Las diferencias en el acceso a servicios públicos pueden distorsionar las comparaciones entre hogares. Si algunos sectores de la población tienen acceso a servicios gratuitos o subsidiados, mientras que otros tienen que recurrir a servicios privados, las diferencias en gasto no corresponden a diferencias en bienestar. Pero hay otros factores a considerar. Primero, los gastos en salud son infrecuentes y pueden ser elevados durante el período de referencia. Segundo, gastos en salud pueden considerarse como una “necesidad lamentable” pues al incluir en el indicador de bienestar los gastos efectuados por un miembro del hogar que cayó enfermo, el bienestar del hogar se incrementa cuando en realidad lo contrario ha sucedido. Tercero, los seguros de salud también pueden distorsionar las comparaciones. Aquellos hogares que están asegurados incurrirán en gastos menores cuando algún miembro se enferma, mientras que los que no cuentan con seguro reportarán montos significativos. Como en el caso de educación, se decidió incluir los gastos en salud ya que excluirlos implicaría no hacer distinciones entre dos hogares, ambos enfrentándose al mismo problema de salud pero sólo uno pagando por tratamiento. La segunda dificultad práctica con respecto al consumo no alimenticio está relacionada con la elección del período de referencia. El aspecto clave a considerar es la relación entre los períodos de referencia y las frecuencias de compra. Muchos artículos no se compran frecuentemente como para justificar un período de referencia semanal o incluso mensual, quizás con excepciones como artículos de tocador y de belleza o el pago de luz y agua. La ENCOVI incorpora esta consideración en el diseño de la encuesta y captura información con distintos períodos de referencia para distintos artículos: última semana, últimos 30 días, último trimestre y último año. Dado que el gasto en cada artículo es captado con un único período de referencia, dicho período será el utilizado para anualizar el valor. En el caso de los gastos en salud, un criterio adicional fue considerado. La dolencia que ocasionó dichos gastos fue clasificada como crónica o temporal.56 En el primer caso, el gasto reportado se anualizó acorde con el período de referencia respectivo, mientras que en el segundo, el gasto reportado no se anualizó. Esto tiene dos consecuencias inmediatas. La primera es que los niveles promedio de consumo estarán ligeramente subestimados. Si bien el gasto estimado en salud para hogares cuyos miembros tuvieron dolencias temporales estará más cercano a su verdadero nivel, no se toma en cuenta que el período de referencia del análisis es el último año. Es decir, al no anualizar dichos gastos, no se corrige el hecho que algunos hogares no se enfermaron el mes anterior a la encuesta pero sí durante los pasados 12 meses. Por otra parte, este criterio puede ser más apropiado para la estimación de la pobreza, pues en este caso el interés no son los gastos promedio, sino la distribución de los niveles de vida, y por ende, que el consumo de cada hogar sea medido de la forma más precisa posible. En resumen, los diversos componentes del consumo no alimenticio, así como los módulos de la encuesta en los que se encuentran, se detallan a continuación. Gastos de la

56 Las dolencias que se consideraron crónicas fueron las enfermedades respiratorias, diabetes, hipertensión arterial, tuberculosis y otras. Como dolencias temporales se incluyeron los accidentes, agresiones, diarreas, neumonías para niños menores de 5 años, malaria, dengue y problemas dentales.

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vivienda se captaron de la sección I. Salud se estimó a partir de la sección III. Educación fue obtenida de la sección IV. Pagos laborales en forma de transporte, ropa y calzado fueron tomados de la sección V. El resto del consumo no alimenticio provino de la sección VIII B, aunque algunos rubros de este módulo fueron excluidos. Los pagos de alimentación, alojamiento y/o colegiatura a personas fuera del hogar, las pensiones por alimentos y el envío de dinero o bienes a personas fuera del hogar califican como transferencias entre hogares, y su inclusión representaría una doble contabilidad. Por la misma razón, y porque a los empleados domésticos se les consideró como parte del hogar, los pagos al servicio doméstico no se incluyeron. Las compras y reparaciones de electrodomésticos y vehículos no se tomaron en cuenta debido a que en estos casos el valor de uso de los bienes duraderos es el monto correcto a incluir. Similarmente, gastos en reparación de la vivienda fueron excluidos. Cumpleaños, matrimonios, bautizos, funerales, etc. fue otra categoría dejada de lado porque con excepción de los cumpleaños, el resto de gastos no son frecuentes y son generalmente elevados. Por último, el pago de impuestos no fue considerado pues es una deducción del ingreso y no representa un consumo. 1.2.3. Bienes duraderos El poseer bienes duraderos es otro componente importante del bienestar del hogar. Dado que la vida útil de estos bienes se extiende por varios años, el monto gastado en su compra no es el indicador apropiado a considerar. Lo que se debe intentar capturar es el flujo de servicios que el hogar obtiene por usar estos bienes durante el período que se está analizando. Si bien esta utilidad recibida no es observable, sí es posible asumir que es proporcional al valor del bien. La información mínima requerida para el cálculo de este componente es el número de bienes durables que el hogar posee, la edad de los mismos y su valor de venta actual. La ENCOVI provee estos datos para 25 bienes durables que incluyen desde electrodomésticos hasta vehículos. La imputación de un valor de uso para estos bienes requirió tres etapas. Primero se calculó la vida útil promedio para cada uno de los 25 bienes. Se asumió que dicho valor es el doble de la edad promedio de los bienes reportados, bajo los supuestos que las compras se distribuyen de manera uniforme en el tiempo y que la edad reportada es la edad total, incluso si el bien es usado. Segundo, la vida útil restante de cada bien se estimó como la diferencia entre su vida útil promedio y su edad actual. Si esta diferencia era menor de 2 años, este valor se redondeó a 2. En otras palabras, se asumió, un tanto arbitrariamente, que todo bien durable tiene al menos 2 años adicionales de vida útil.57 El flujo de servicios se obtuvo al dividir el valor actual reportado del bien por el número de años de vida útil que le quedan al bien. 1.2.4. Vivienda Las condiciones de la vivienda son un aspecto esencial en los niveles de vida de las personas. Como en el caso de los bienes durables, el objetivo es medir el flujo de

57 En el caso de vehículos, botes y lanchas se asumió una vida útil restante de al menos 4 años.

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servicios que el hogar recibe por ocupar su vivienda. Cuando un hogar alquila su vivienda, y si el mercado de alquileres funciona relativamente bien, aquel valor sería la renta pagada por el hogar. Si el hogar es dueño de la vivienda o si vive en ella de forma gratuita o subsidiada, generalmente se le pregunta cuánto cree que le pagarían si tuviera que alquilar su vivienda (o cuánto tendría que pagar si tuviera que alquilarla). Dicho monto es el alquiler imputado, y si bien es usado como una aproximación del valor de uso de la vivienda, hay que tener cuidado pues es un concepto bastante hipotético y no siempre es creíble o utilizable. Según la ENCOVI, poco más de un quinto de los hogares encuestados renta su vivienda, tres cuartos reportan un alquiler imputado, y menos de 3% no reporta ningún valor. El procedimiento seguido fue el siguiente. Se imputó un valor de uso de la vivienda para aquellos que no reportaron rentas efectivas ni imputadas, así como para los que reportaron montos extremos en alquileres imputados. El valor a utilizar provino de la estimación de regresiones hedónicas, las cuales establecen la relación entre rentas efectivas y características de la vivienda. Estas regresiones utilizaron como variable dependiente el logaritmo de la renta efectiva y como variables independientes el material principal del piso, de las paredes y del techo, el número de cuartos, el acceso a agua, electricidad y desagüe, el departamento y el dominio geográfico donde reside el hogar, y el mes de la encuesta.58 A partir de esta información se obtuvo la renta esperada promedio que pagaría un hogar, dadas las características de su vivienda, y se imputó tal monto como el valor de uso de la vivienda. La muestra, conformada por aquellos hogares que reportaron alquilar su vivienda, se dividió en 4 grupos: casas independientes, apartamentos, cuartos en cuartería y otro tipo de viviendas. Se estimaron regresiones hedónicas para cada uno de los tres primeros grupos, los cuales equivalen en total a un 99% de la muestra. Los indicadores de ajuste del modelo fueron significativos, por lo que se procedió a predecir la renta imputada de aquellos hogares que no la reportaron o que reportaron un valor poco creíble. Finalmente, para los otros tipos de vivienda, la renta imputada se calculó multiplicando la mediana de la renta por cuarto por el número de cuartos. 1.3. El ajuste por el costo de vida Una vez que se ha construido el consumo nominal del hogar, es necesario deflactarlo con un índice de precios que corrija diferencias temporales y espaciales en el costo de vida. Las diferencias en el tiempo surgen por dos razones. La primera es que la encuesta se desarrolla usualmente durante varias semanas o meses. Gastos reportados al inicio del período del levantamiento de la información no tienen el mismo valor real que aquellos reportados al final. La segunda razón es que la ENCOVI captura gastos del hogar con distintos períodos de referencia. Gastos realizados en el último año no son comparables con aquellos en las últimas dos semanas. Para efectuar el ajuste temporal se utilizó el índice nacional de precios al consumidor del Banco Central de Honduras. Se calcularon

58 Dos variables que no se incluyeron en el análisis fueron el año en que fue construida la vivienda y los metros cuadrados de construcción que tiene la vivienda pues presentaron altas tasas de no respuesta.

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dos índices, uno de alimentos y otro de no alimentos, y se escogió como período base Octubre del 2004. El consumo también se dividió en componentes similares y cada uno fue deflactado con su índice respectivo. Por tanto, si un hogar fue encuestado en Septiembre, el consumo monetario del mes anterior se ajustó con el índice de Agosto, mientras que el de los últimos 6 meses, con el promedio de Marzo-Agosto. Esto garantiza que las diferencias en los meses en que se llevó a cabo la encuesta y los distintos períodos de referencia no alterarán las comparaciones del consumo entre los hogares. El ajuste espacial es necesario pues cuando se utiliza una encuesta de hogares es probable que la mayor variación en precios sea espacial y no temporal. Las personas que viven en diferentes regiones de un país pagan distintos precios por bienes similares. Mucha de esta diferencia en precios se debe a que los mercados y sistemas de distribución no están bien integrados, principalmente debido a las dificultades y los costos de transporte. Las diferencias espaciales en precios pueden ser significativas tanto en términos absolutos como relativos, y por tanto, es importante tomarlas en cuenta. Para corregir por diferencias geográficas en el costo de vida se estimó un índice Laspeyres para cada uno de los cinco dominios de estudio de la encuesta. El índice mide el costo relativo de una canasta de bienes valorada a precios de cada dominio con respecto a su valor promedio en el país. Se desprende que su uso será más apropiado cuanto más similares sean los patrones de consumo en los dominios analizados, en otras palabras, cuando más representativa del consumo en todo el país sea la canasta utilizada. El índice Laspeyres para el dominio i puede ser expresado como

∑=

=

n

k k

ikoki

P

PwL

1 0(1)

donde k representa los n bienes de la canasta de referencia, W0k es la proporción del consumo del bien k en el consumo total a nivel nacional, Pik es el precio del bien k en el dominio i, y P0k es el precio del bien k a nivel nacional (Deaton y Tarozzi 2000). Dado que las ponderaciones de los precios son las mismas en todos los dominios, diferencias en los índices sólo pueden originarse a través de los precios relativos. La ENCOVI suministró la información para la estimación del índice. Si bien la encuesta no recoge precios para ningún tipo de bien, sí es posible derivar precios implícitos para aquellos bienes para los que se capta el gasto efectuado y la cantidad comprada. La ventaja del uso de precios implícitos es que provienen de transacciones reales, a diferencia de los precios que están listados en una tienda o en el mercado y que pueden no ser los precios finales pagados por el consumidor. Sin embargo, hay dos desventajas principales. La primera es que no es posible estimar precios implícitos para todos los bienes. La encuesta sólo captura las cantidades compradas para alimentos, bebidas alcohólicas y tabaco, los cuales representan en promedio alrededor de la mitad del consumo del hogar. Bienes y servicios como vivienda, educación, salud y transporte quedan excluidos de la canasta de referencia. Es importante pues tener presente el posible impacto de las categorías omitidas sobre el índice de precios y los niveles de bienestar al momento de efectuar comparaciones entre los dominios de estudio. Por ejemplo, es probable que, dado que los precios relativos de las categorías dejadas de lado son

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menores en áreas rurales, el verdadero costo relativo de vivir en zonas urbanas esté subestimado. La segunda limitación es que, incluso cuando los bienes están lo suficientemente desagregados, muchos no son perfectamente homogéneos por lo que sus precios implícitos reflejarán también diferencias en la calidad de los mismos. La Tabla 1 presenta el índice Laspeyres por dominio de estudio. El costo de vida es más elevado en Tegucigalpa y San Pedro Sula, 8% y 5% respectivamente más que el promedio nacional, y menor en la zona rural.

Tabla 1: Índice de precios Laspeyres por dominio de estudio

Nacional Tegucigalpa San Pedro de Sula Ciudades medianas Ciudades pequeñas Rural

Laspeyres 1.000 1.081 1.051 1.016 0.990 0.967Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

1.4. El ajuste por la composición del hogar El último paso en la construcción de un indicador de bienestar involucra pasar de una medida definida al nivel del hogar a otra al nivel del individuo. El interés final es efectuar comparaciones entre individuos, no entre hogares. La información referente al consumo se captura generalmente al nivel del hogar (excepciones usuales son los gastos en educación y salud), por lo que para calcular una medida de bienestar individual se ajusta el consumo total del hogar por el número de personas en el mismo y se asigna ese valor a cada uno de los miembros del hogar. Típicamente se asume que todos los miembros comparten una fracción similar del consumo del hogar, sin embargo, como se explicará más adelante, este supuesto representa un caso particular. Dos ajustes son posibles para corregir por diferencias en la composición y tamaño del hogar. El primero se refiere a la composición demográfica. Los miembros del hogar tienen diferentes necesidades de consumo, las cuales generalmente se considera están basadas en su edad y sexo, aunque otras características también pueden ser tomadas en cuenta. Las escalas de equivalencia son los factores que reflejan esas diferencias y son utilizadas para convertir a todos los miembros del hogar en adultos equivalentes. Por ejemplo, los niños pueden requerir una fracción de lo que los adultos necesitan, por tanto, si se comparan dos hogares con el mismo consumo total e igual número de miembros, pero sólo uno de ellos tiene niños mientras que el otro está compuesto solamente por adultos, sería de esperar que el primero tenga un nivel de bienestar mayor que el segundo. Lamentablemente no hay un consenso para utilizar alguna metodología que calcule estas escalas. Algunas están basadas en requisitos nutricionales, un niño quizás necesite 50% de los requisitos alimenticios de un adulto, pero no es claro que el mismo factor deba aplicarse a artículos no alimenticios. Puede darse el caso que ese mismo niño necesite más en educación y ropa. Otras metodologías están basadas en estudios empíricos sobre el comportamiento del consumo del hogar, y si bien tienen más soporte analítico, tampoco tienen aceptación universal. El segundo ajuste se centra en las economías de escala del consumo al interior del hogar. La motivación para esta corrección se basa en que algunos de los bienes y servicios

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consumidos por el hogar tienen características de bienes públicos. Un bien se dice que es público cuando su consumo por un miembro del hogar no previene necesariamente a otro de consumirlo también. Ejemplos usuales son la vivienda y los bienes durables. Un miembro viendo la televisión no impide que otro miembro la vea también. Hogares más grandes podrían gastar menos que hogares más pequeños para obtener el mismo nivel de bienestar. Por tanto, cuanto mayor sea la importancia de bienes públicos en el consumo total, mayor será el impacto de las economías de escala. Por otro lado, bienes privados son aquellos que no pueden ser compartidos entre los miembros del hogar, una vez que alguno los consumió, ningún otro puede. Los alimentos son un ejemplo típico. Así por ejemplo, en economías pobres hay poco espacio para economías de escala, pues el gasto en alimentos representa una fracción significativa del presupuesto del hogar. Ambos ajustes pueden ser implementados utilizando el siguiente procedimiento:

AE = (A + K) (2) donde AE es el número de adultos equivalentes en el hogar, A es el número de adultos y K es el número de niños. El parámetro mide el costo relativo de un niño comparado con un adulto, mientras que controla por economías de escala, aunque es en realidad 1� lo que representa la magnitud de las economías de escala. Ambos parámetros pueden tomar valores entre 0 y 1. Deaton y Muellbauer (1986) reportan que en países en desarrollo el costo relativo de los niños comparado con los adultos puede estar alrededor de 0.3–0.4, mientras que en países desarrollados es cercano a 1. Al mismo tiempo, en economías muy pobres la comida es a menudo el componente más importante en el consumo del hogar, y dado que es un bien privado, las economías de escala serán limitadas, tal vez con

cercano a 1, mientras que en países ricos con un valor alrededor de 0.75. Se mencionó previamente que el procedimiento usual es utilizar el ajuste per cápita para corregir por composición demográfica y por economías de escala, y ése ajuste es el que se utiliza en este reporte. Es un caso particular de la fórmula presentada en (2) y ocurre cuando y son iguales a uno. Es decir, se considera que el costo relativo de un niño es el mismo que el de un adulto y no hay economías de escala. En otras palabras, se asume que todos los miembros del hogar consumen fracciones iguales del consumo total y que los costos se incrementan en proporción lineal al tamaño del hogar. En general, el ajuste per cápita subestimará el bienestar de los hogares con niños y el de hogares grandes versus familias sin niños o con un número pequeño de miembros respectivamente. Es importante pues llevar a cabo análisis de sensibilidad para saber cuán robustas son las medidas de pobreza y las comparaciones efectuadas con respecto a los distintos supuestos en relación al costo de los niños y las economías de escala (Lanjouw et al. 1998). 2. La línea de pobreza La línea de pobreza puede ser definida como el costo monetario para una persona, en un lugar y tiempo dados, de un nivel de bienestar de referencia (Ravallion 1998). Si una persona no obtiene dicho nivel mínimo, se le considerará pobre. Establecer líneas de pobreza puede ser muy controversial porque la gente no sólo está en desacuerdo acerca de lo que considera mínimo sino también por sus potenciales efectos sobre el monitoreo de pobreza y las decisiones de política. La línea de pobreza será absoluta pues fijará un

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nivel dado de bienestar sobre el dominio de análisis. Esto garantiza que las comparaciones entre individuos sean consistentes, es decir, dos personas con el mismo nivel de bienestar serán tratadas de la misma forma independientemente del lugar donde vivan. Además, el nivel de referencia de la utilidad estará anclado al logro de requisitos nutricionales, los cuales generalmente pueden ser establecidos de forma menos subjetiva. El Costo de Necesidades Básicas fue utilizado para obtener una línea de pobreza basada en requisitos nutricionales. Este método calcula el costo de obtener una canasta de consumo que se considere adecuada para satisfacer necesidades básicas. El problema es definir qué necesidades básicas incluir. Típicamente la línea de pobreza representa el valor de una canasta de bienes y servicios que permite que una persona se mantenga saludable y desarrolle niveles moderados de actividad. Si una persona no puede solventar el costo de la canasta, se le considerará pobre. La línea de pobreza comprende dos grandes componentes: alimentos y no alimentos. Antes de explicar cómo se calcula cada uno de ellos, vale la pena destacar tres puntos importantes. Primero, se debe recordar que el ser pobre o no pobre implica sólo si la persona tiene o no los recursos para adquirir la canasta, y no si la persona satisfizo o no los requisitos. Segundo, las referencias nutricionales son usadas para fijar el nivel de utilidad pero el estado nutricional de la persona no es el indicador de bienestar. Si ése fuese el caso, bastaría con calcular la ingesta nutricional y compararla contra la ingesta requerida. Tercero, la canasta de consumo puede ser normativa o derivarse de la propia encuesta. Ambas propuestas son válidas pero la ventaja de la segunda alternativa es que no requiere efectuar ningún supuesto acerca de qué bienes y servicios deben incluirse en la canasta pues implícitamente incorpora los patrones de consumo existentes. 2.1. El componente de alimentos El objetivo al estimar este componente es el de valorar una canasta de alimentos que provea los requisitos nutricionales para que una persona se mantenga saludable y desarrolle niveles moderados de actividad. La primera dificultad que se presenta es determinar qué requisitos nutricionales se consideran apropiados. Estos varían de persona a persona y dependen de características del individuo, como por ejemplo, su edad y sexo. La práctica común es la de tomar en cuenta solamente los requisitos energéticos de una persona, lo cual no necesariamente implica que los otros nutrientes (proteínas, grasas, etc.) serán también satisfechos, es decir, la canasta resultante puede perfectamente no proporcionar una dieta balanceada. Dado que para las estimaciones de pobreza en el país se considera un nivel de 2,200 calorías por persona por día (Secretaría de Planificación, Coordinación y Presupuesto 1991), se optó por mantener dicha referencia promedio. El siguiente paso es definir la canasta de alimentos. En principio, infinitas canastas de alimentos pueden proveer el monto calórico requerido. Una alternativa es la de considerar una canasta normativa pero la principal crítica que se hace es que no necesariamente toma en cuenta los gustos y preferencias de alimentos de la población. Otra opción que supera dicho inconveniente es emplear la canasta consumida por un grupo de referencia en el país. Las ventajas de esta segunda alternativa son que sí refleja patrones de consumo existentes y que la misma encuesta de hogares puede suministrar esta información. La

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ENCOVI capta el consumo de 135 alimentos, bebidas y tabaco, los cuales serán la base para definir la canasta. Dado que el interés es reflejar los patrones observados de consumo, se incluyó el máximo número de categorías posibles. Los rubros excluidos fueron aquellos donde no fue posible identificar qué es lo que ha consumido el hogar (alimentos precocidos, comidas fuera del hogar, categorías otros u otras, meriendas) y aquellos que no son alimentos (puros, cigarrillos). La proporción promedio en el consumo de alimentos de los 14 rubros dejados de lado es de 12.7 %, es decir, casi nueve de cada diez Lempiras del consumo de alimentos del hogar se incorporan en la definición de la canasta. Para determinar el grupo de referencia del cual se obtendrá la canasta, el supuesto que generalmente se hace es que es mejor intentar capturar el patrón de consumo de alimentos de la población en la parte inferior de la distribución de consumo (recordemos que consumo es el indicador de bienestar) porque es probable que refleje mejor las preferencias de los pobres. Sin embargo, las estimaciones de pobreza en Honduras utilizan a toda la población como grupo de referencia, es decir, la canasta de alimentos representa el patrón de consumo promedio en el país. Se decidió mantener este grupo de referencia y se procedió a obtener su canasta de alimentos consumida promedio. Una vez que se estipula la canasta de alimentos es necesario normalizarla para que otorgue las calorías requeridas. Para calcular las calorías que provee dicha canasta se utilizaron tanto los factores de conversión calóricos de la Oficina Panamericana de la Salud y el Instituto de Nutrición de Centro América y el Caribe (2000) como también los factores de ajuste de porciones comestibles de la XXX. En promedio, la canasta observada en el país proporciona 2,089 calorías diarias por persona. Esto implica que todas las cantidades de alimentos de la canasta deberán ajustarse por un factor de 1.053 (= 2,200/2,089) para obtener la canasta final. En otras palabras, la canasta normalizada es aquella canasta que suministra 2,200 calorías diarias por persona, manteniendo el patrón existente de consumo alimenticio.

Tabla 2: Canasta de alimentos diaria por persona

Kcals % Lps %Granos 858 39 2.1 12Leguminosas 142 6 0.7 4Cereales 204 9 1.7 10Productos lácteos 129 6 2.6 15Huevos 41 2 0.7 4Carnes y pescados 130 6 2.9 17Aceites y grasas 242 11 0.6 4Azúcares 191 9 0.6 3Misceláneos 74 3 2.9 17Frutas 140 6 0.9 5Vegetales 47 2 1.2 7Bebidas alcóholicas 1 0 0.1 1Total 2,200 100 17.0 100

Ingesta calórica Costo

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Para valorar la canasta de alimentos a precios de mercado, se estimaron precios implícitos para cada uno de los 122 productos que la conforman. La información provino de la propia encuesta y se decidió utilizar como precio implícito la mediana del valor unitario a nivel nacional. Por tanto, con un consumo calórico promedio de 2,089 calorías por persona por día, a un costo de Lps 16.15, el valor de la línea de pobreza de alimentos por persona por día es de Lps 17.0 (=Lps 16.15 x 2,200 / 2,089). La Tabla 2 muestra la composición de la canasta por grandes grupos de alimentos (La Tabla 10 presenta la canasta de alimentos en detalle). 2.2. El componente de no alimentos Establecer este componente puede ser un procedimiento más complicado pues hay mucho desacuerdo en qué se debe incluir en la parte de no alimentos de la línea de pobreza. Sin embargo, una forma es la de vincular este requisito con el juicio normativo que se hizo para determinar la línea de pobreza de alimentos. Una persona no sólo necesita alimentos sino también vivienda, ropa, servicios de salud, recreación, etc. para mantenerse saludable y desarrollar niveles moderados de actividad. ¿Cómo incrementar la línea de pobreza de alimentos para incluir productos básicos no alimenticios? Una forma es dividir la línea de alimentos por un factor que represente la fracción del consumo en alimentos en el consumo total de un grupo de referencia. La ventaja de este enfoque es que el componente no alimenticio puede estar también basado en patrones de consumo existentes y no tiene que estar pre-determinado. Se pueden definir dos grupos de referencia y por ende dos líneas de pobreza. El primero está compuesto por aquellos individuos cuyo consumo alimenticio es similar a la línea de pobreza de alimentos. La idea es que si una persona consume en alimentos lo que se considera como un mínimo indispensable, se puede asumir que también ha adquirido lo mínimo indispensable en no alimentos. La línea de pobreza resultante se puede llamar línea de pobreza alta. Un segundo grupo de referencia es el compuesto por aquellos individuos cuyo consumo total es similar a la línea de pobreza de alimentos. La justificación es que si una persona ha sustituido necesidades alimenticias básicas para satisfacer necesidades no alimenticias, entonces éstas puede interpretarse como un consumo no alimenticio mínimo. La línea de pobreza resultante se puede llamar línea de pobreza baja. Para el cálculo de la proporción del consumo de alimentos se pueden proponer dos procedimientos. Uno se basa en estimar la curva de Engel, la cual representa la relación entre el consumo en alimentos y el consumo total, con la ayuda de técnicas econométricas. El otro es utilizar un cálculo no paramétrico bastante simple como el sugerido por Ravallion (1998), el cual tiene como ventajas que no es necesario hacer supuestos acerca de la forma funcional de la curva de Engel y que los pesos de los hogares involucrados en la estimación se reducen linealmente alrededor de la línea de alimentos, es decir, cuanto más cercano está un hogar a la línea de pobreza de alimentos, mayor es su ponderación. Este último fue el método que se utilizó para el cálculo del componente de no alimentos. Así por ejemplo, para la línea de pobreza alta primero se

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estimó la fracción del consumo de alimentos de la población cuyo consumo alimenticio está +/�1% alrededor de la línea de alimentos. Luego se repitió para aquellos +/�2%, 3%, y así hasta 10%. Segundo, estos diez valores se promediaron para obtener la proporción de alimentos en la línea de pobreza. Tercero, dado que el valor de la línea de alimentos por persona por mes es de Lps 510 (=Lps 17 x 30) y que la proporción del consumo de alimentos en el grupo de referencia es 51.22%, la línea de pobreza alta total mensual por persona es de Lps 996 (=Lps 510 / 0.5122). Finalmente, el componente no alimenticio puede ser calculado fácilmente como la diferencia entre la línea de pobreza total y la de alimentos. El mismo procedimiento se aplicó para la estimación de la línea de pobreza baja pero tomando como grupo de referencia a aquellos individuos con un consumo total similar a la línea de pobreza alimenticia. La Tabla 3 muestra la composición de ambas líneas de pobreza. Si bien el análisis estará basado en la línea de pobreza alta, resultados con la línea de pobreza baja se pueden encontrar en el Anexo C.

Tabla 3: Líneas de pobreza mensuales por persona

Lps % Lps %Alimentos 510 57 510 51No alimentos 388 43 486 49Total 898 100 996 100

Línea baja Línea alta

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

3. Los indicadores de pobreza Una vez que se ha estimado el indicador de bienestar y se ha calculado la línea de pobreza, sólo falta por definir cómo medir la pobreza a nivel individual y cómo combinar estas medidas a fin de obtener una medida de pobreza agregada para la población. Antes de presentar los indicadores de pobreza que se utilizarán, vale la pena mencionar dos propiedades deseables para cualquier medida de pobreza (Sen 1976). La primera es el axioma de monotonicidad (AM), el cual afirma que si hay una reducción en el bienestar de un individuo pobre, el índice debe aumentar. En otras palabras, si disminuye el consumo de algún pobre, la pobreza deberá ser mayor. El segundo principio es el axioma de transferencias (AT), el cual postula que si hay una transferencia de un individuo pobre a cualquier otra persona con un mayor nivel de bienestar, el índice debe aumentar. Este principio es menos intuitivo que el anterior pero se basa en que la transferencia incrementa el bienestar del que la recibe por menos de lo que reduce el bienestar del que la otorga. Es decir, el pobre que hace la transferencia “pierde” más de lo que “gana” el que la recibe. Por tanto, el AT toma en cuenta cómo se distribuye el indicador de bienestar entre los pobres.

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Aun cuando existe una extensa literatura en medición de pobreza, se le dará atención a los indicadores de pobreza propuestos por Foster et al. (1984), los cuales pueden ser resumidos con la siguiente ecuación

∑=

−⋅=

q

i

i

z

yz

nFGT

1

α (3)

donde es un parámetro no negativo, n es el número de personas en la población, irepresenta a los individuos, q es el número de personas con consumo por debajo de la línea de pobreza, z es la línea de pobreza, e y es el consumo. Nótese que el término al interior de la sumatoria en (3) es el indicador de pobreza individual, por lo que el indicador de pobreza agregada es simplemente el promedio de los mismos. El parámetro puede interpretarse como un factor de aversión a la pobreza, en la medida que se incrementa, mayor es la ponderación de aquellos con menor consumo en el índice agregado. El índice de incidencia ( =0) nos dice la proporción de pobres en la población total, es decir, mide el porcentaje de la población con consumo por debajo de la línea de pobreza. Este es el índice más usado pues es muy simple de entender y fácil de interpretar. Sin embargo ofrece algunas limitaciones porque no satisface el AM ni el AT.El índice de la brecha de pobreza ( =1) es el promedio poblacional del déficit del consumo de la población pobre con respecto a la línea de pobreza. Dado que a mayor déficit, mayor brecha, este índice sí cumple con el AM pero no con el AT. Finalmente, el índice de severidad ( =2) no tiene una interpretación intuitiva pero sí satisface tanto el AM como el AT.

Estos indicadores, además de ser capaces de combinar medidas de pobreza individuales en medidas de pobreza agregadas, presentan otras dos características muy convenientes. La primera es que solamente el nivel de bienestar de los pobres es utilizado para estimar las medidas de pobreza individuales y agregadas. El consumo de los no pobres es ignorado completamente en el cálculo de la pobreza.59 La segunda es que son medidas aditivas en el sentido de que el nivel agregado de pobreza es igual a la suma ponderada por población de los niveles de pobreza de los distintos subgrupos. Finalmente, dado que estas estimaciones están basadas en encuestas y no en información censal, incorporan un componente adicional de error. Sus errores muestrales, y por ende, sus intervalos de confianza, deben tomar en cuenta las características del diseño muestral implementado, tanto por estratos como por conglomerados (Howes y Lanjouw 1997). Ignorar estos elementos conlleva el riesgo, al momento de hacer comparaciones de pobreza, de mezclar verdaderas diferencias poblacionales con diferencias causadas por los procedimientos muestrales. El Anexo C muestra los indicadores de pobreza junto con sus errores muestrales, intervalos de confianza y efectos de diseño muestral.

59 En términos de la ecuación (3), el indicador individual de pobreza de aquellos con un consumo mayor o igual que la línea de pobreza es cero.

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4. Principales resultados El consumo promedio por persona a nivel nacional es de Lps 1,424. La Tabla 4 muestra el nivel y la estructura por grandes grupos de consumo. El área urbana presenta niveles de consumo significativamente superiores a los de la zona rural, Lps 2,005 y 881 respectivamente. Claras diferencias también se observan entre dominios de estudio. Tegucigalpa y San Pedro Sula comparten el primer lugar, seguidos de ciudades medianas, ciudades pequeñas y el área rural. La estructura del consumo60 indica que el componente de alimentos representa 51% del consumo total. Se confirma la llamada “Ley de Engel” que estipula que cuanto mayor es el nivel de consumo total, menor es la proporción del consumo alimenticio. Por ejemplo, alimentos representa dos quintos del consumo total en la capital pero más de la mitad en las zonas rurales. La renta de la vivienda es el segundo componente más importante en el consumo del hogar (12 %), especialmente en los dos mayores centros urbanos. Los gastos en servicios de la vivienda como agua, alumbrado, recojo de la basura, teléfono, etc. se hallan en tercer lugar (8 %) y presentan una proporción muy estable en todos los dominios. La misma característica la comparten los gastos en salud que alcanzan el 7 %. Los gastos educativos son del 5% y son más elevados en las zonas urbanas. El valor de uso de los bienes durables representa 3% del consumo total. El restante 14% corresponde a gastos de transporte, bienes y servicios para el cuidado personal y la vivienda, esparcimiento, diversión y otros gastos. La Tabla 5 muestra también el nivel y la estructura por grandes grupos de consumo pero por deciles de consumo.61 El primer resultado que se aprecia es que existe una fuerte disparidad de niveles de bienestar: el ratio entre el consumo promedio del decil X y el decil I es de 18:1. Diferencias significativas se observan asimismo a nivel de proporciones. Alimentos entre aquellos con menor consumo representa tres quintos de su canasta total mientras que este porcentaje se reduce a tres décimos entre los de mayor consumo. Las proporciones de salud y educación en el decil X son el triple de las del decil I. Por otra parte, el porcentaje del consumo total que se dedica a renta de la vivienda (efectiva e imputada) no presenta mayor variación a lo largo de la distribución del consumo y fluctúa entre 10% y 13 %.

60 Se debe enfatizar que las proporciones correspondientes a cada componente del consumo fueron estimadas a nivel de hogar y luego promediadas a nivel del dominio de análisis respectivo. Este método pondera de igual forma a todos los hogares y no produce el mismo resultado que el cálculo de una proporción como el cociente entre el consumo promedio en determinado componente y el consumo promedio total (procedimiento que pondera las proporciones a nivel de hogar por el consumo total, lo cual da mayor peso a hogares con mayor consumo). El lector puede fácilmente calcular estas proporciones con los valores absolutos reportados y hacer las comparaciones respectivas. 61 El consumo por persona fue la variable con la que se estimaron los deciles. Cada decil contiene al 10% de la población. El decil I representa al 10% de individuos con menor consumo por persona y el decil X al 10% de individuos con mayor consumo por persona.

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¿Cuál es la magnitud de la pobreza en Honduras? La Tabla 6 muestra la incidencia, brecha y severidad de la pobreza total y extrema. El 51% de la población está en una situación de pobreza, es decir, la mitad de las personas en el país consume menos de lo que establece una canasta mínima de alimentos y no alimentos. Hay grandes diferencias entre regiones. En la zona urbana, poco más de un cuarto de los individuos es pobre, mientras que siete de cada diez lo son en el campo. Tegucigalpa y San Pedro Sula presentan los índices de incidencia más bajos, alrededor de una de cada seis personas es pobre. Por otra parte, no sólo la probabilidad de ser pobre es significativamente más alta en la zona rural sino también la mayoría de los pobres vive ahí. En el dominio rural reside la mitad de la población pero casi tres cuartos de los pobres. La brecha de pobreza indica que, en promedio, el consumo por persona en el país está 22% por debajo de la línea de pobreza. En la capital la carencia promedio sólo es de 3.5% de la línea de pobreza, pero en el área rural es de un tercio del valor de la línea. El ranking de dominios de estudio no se altera al comparar cualquiera de los tres indicadores pero sí muestra diferencias más pronunciadas conforme se analizan indicadores que proporcionan un mayor peso a quienes tienen un menor consumo. Finalmente, uno de cada cuatro individuos en Honduras tiene un consumo menor de lo que establece una canasta mínima compuesta solamente de productos alimenticios. Esta situación es más aguda en zonas rurales, donde dos de cada cinco personas son pobres extremos, comparada con una de cada quince en áreas urbanas. Más impresionante aún es la concentración de pobres extremos en el área rural: alrededor de cinco de cada seis pobres extremos viven en el campo. Una inquietud natural que surge en esta etapa del análisis es evaluar cuán sensibles son los indicadores de pobreza con respecto al nivel de la línea de pobreza. Aunque considerable esfuerzo se ha puesto en derivar una línea de pobreza siguiendo una metodología relativamente establecida e intentando ser lo más transparente y objetivo posible, un grado inevitable de arbitrariedad está presente en el proceso. Muchos supuestos explícitos e implícitos se han efectuado y no todos pueden estar de acuerdo con ellos. Otras líneas de pobreza pueden ser igualmente justificadas. Una forma de realizar esta evaluación es a través del análisis de dominancia estocástica, el cual permite encontrar el rango de líneas de pobreza sobre el cual las comparaciones de bienestar son robustas. Este análisis se basa en herramientas gráficas y permite examinar la distribución entera del consumo. La Figura 1 muestra la función de distribución acumulada (FDA) del consumo por persona en Honduras62 y proporciona un ejemplo de esta clase de técnicas. Para un nivel dado de consumo en el eje horizontal, la curva indica en el eje vertical, el porcentaje de la población con un nivel igual o menor de consumo. Si uno piensa que el nivel escogido de consumo es la línea de pobreza, la curva mostrará la incidencia de pobreza asociada, y por tanto puede interpretarse como una “curva de la incidencia de la pobreza”. Es muy simple entonces evaluar cuánto cambia la incidencia de la pobreza cuando se incrementa

62 Para efectos gráficos, el consumo por persona ha sido acotado en 4,000 Lps mensuales por persona, valor cercano al percentil 95 en la distribución del consumo por persona.

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o reduce la línea de pobreza. Con una línea de pobreza de Lps 996 mensuales por persona, alrededor del 51% de la población es pobre, es decir, tiene un consumo menor o igual que dicho valor. Sin embargo, dada la pendiente de la distribución alrededor de ese nivel, es posible que cambios menores en la línea de pobreza, tengan un mayor impacto en la incidencia de la pobreza. La concentración de hogares alrededor de la línea de pobreza puede ser ilustrada con un concepto relacionado: la función de densidad. La Figura 2 muestra la función de densidad kernel63 estimada del consumo por persona y revela una característica muy importante de la distribución alrededor de la línea de pobreza. Si bien existe una cierta concentración alrededor de la línea, una mayor masa probabilística se encuentra por debajo y relativamente cerca a dicho nivel. La implicancia de esto es que las medidas de pobreza serán más sensibles a reducciones en la línea de pobreza que a incrementos de la misma. La Tabla 7 lo confirma al estimar la incidencia de pobreza al incrementar y reducir la línea de pobreza. Por un lado nos indica, por ejemplo, que 19% de la población se halla entre +/- 20% de la línea de pobreza. Por otro, cuando la línea de pobreza se incrementa en 50 %, la incidencia aumenta en 18 %; pero cuando la línea de pobreza se reduce a la mitad, la incidencia se reduce en 28 %. ¿Cuán robustos son los resultados regionales de la incidencia de la pobreza a la elección de la línea? Una vez más el análisis de dominancia estocástica nos permite evaluar la sensibilidad de las comparaciones efectuadas. Para las áreas urbanas y rurales, la Figura 3 confirma que la zona urbana presenta niveles de consumo superiores a los de la zona rural.64 Por tanto, independientemente del valor de la línea de pobreza, la incidencia de la pobreza siempre será mayor en las zonas rurales. La comparación entre dominios de estudio se puede apreciar en la Figura 4. Dos puntos principales merecen ser resaltados. El primero es que el ranking de incidencia de la pobreza entre dominios se mantiene: Tegucigalpa y San Pedro Sula comparten el primer lugar como los menos pobres, seguidos de ciudades medianas, luego por ciudades pequeñas y finalmente por el área rural. Se confirma que cualquiera de las zonas urbanas es siempre menos pobre que la zona rural. El segundo es que las curvas de Tegucigalpa y de San Pedro Sula se

63 La idea de una función de densidad es muy similar a la de un histograma. Un histograma típico divide un rango de la variable de interés en un cierto número de intervalos de igual magnitud y genera una barra vertical para cada intervalo con una altura proporcional a la frecuencia relativa de las observaciones en cada intervalo. Una función de densidad kernel puede interpretarse como un histograma “suavizado”. Estima la densidad, o frecuencia relativa, en cada punto y no en cada intervalo. Por tanto, en el caso del consumo por persona, el área entre dos niveles de consumo es igual a la proporción de la población con un consumo en ese rango (se desprende que el área total debajo de la curva es 1, es decir, el 100 por ciento de la población). 64 Al sobreponer dos o más FDA de consumo por persona en el mismo gráfico, es posible inferir dominancia estocástica de primer orden. La distribución A domina estocásticamente de primer orden a la distribución B si para cualquier nivel de consumo por persona, la proporción de la población con un consumo menor o igual es siempre menor en la distribución B. En otras palabras, si la curva A siempre se encuentra por encima de la curva B, la distribución B tendrá un nivel de bienestar mayor y por tanto una menor incidencia de pobreza. Sin embargo, si las curvas se cruzan entre ellas, este criterio ya no se puede aplicar y no es posible afirmar cuál de las distribuciones analizadas tiene un nivel de bienestar mayor.

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intersectan en varios puntos, lo que significa que el ranking entre ellas dependerá de la línea de pobreza que se haya escogido y no se puede afirmar categóricamente cuál de los dos dominios es menos pobre. 5. Conclusiones Este reporte ha presentado estimaciones de pobreza para Honduras utilizando la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2004. Se ha estimado el consumo por persona como el indicador de bienestar y se han derivado nuevas líneas de pobreza basadas en patrones actuales de consumo de alimentos. Los resultados muestran que la pobreza es un fenómeno generalizado en Honduras. La mitad de la población es pobre y uno de cada cuatro hondureños es pobre extremo. La pobreza está además concentrada en la zona rural. Tres de cada cuatro pobres y cinco de cada seis pobres extremos viven en el campo. Las comparaciones de pobreza entre dominios de estudio son robustas. Por un lado, cualquiera de los dominios urbanos tiene niveles de consumo mayores, y en consecuencia menores niveles de pobreza, que el área rural. Por otro, la evidencia sugiere que Tegucigalpa y San Pedro Sula tienen niveles de bienestar significativamente superiores al resto del país. Sin embargo, no se puede aseverar en forma concluyente cuál de estos dos dominios es menos pobre.

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Tabla 4: Consumo mensual por persona por dominio de estudio

Nacional RuralTotal Tegucigalpa San Pedro Sula Ciudades medianas Ciudades pequeñas

LempirasAlimentos 591 753 833 848 745 631 439Bebidas y tabaco 9 13 14 19 13 7 6Vivienda 116 171 207 254 154 109 65Renta efectiva 32 60 76 107 53 25 5Renta imputada 146 218 311 248 187 147 78Salud 139 196 249 236 190 128 87Educación 89 145 207 197 133 70 38Otros 241 353 489 467 291 229 137Bienes durables 60 97 123 113 91 71 26Total 1,424 2,005 2,507 2,488 1,856 1,417 881

EstructuraAlimentos 51 46 41 42 48 50 55Bebidas y tabaco 1 1 1 1 1 1 1Vivienda 8 8 8 9 8 8 8Renta efectiva 2 3 3 5 3 2 0Renta imputada 10 10 12 10 9 10 10Salud 7 7 7 7 7 8 7Educación 5 6 7 6 6 5 4Otros 14 15 16 16 14 14 13Bienes durables 3 4 4 4 4 3 2Total 100 100 100 100 100 100 100

Urbano

Nota: Los valores monetarios están expresados en lempiras de octubre del 2004. El rubro de alimentos incluye las meriendas de la sección de educación. Lasproporciones se estimaron primero para cada hogar y luego se promediaron a nivel de cada dominio de estudio.Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Tabla 5: Consumo mensual por persona por decil de consumo

I II III IV V VI VII VIII IX X

LempirasAlimentos 156 236 297 387 484 581 698 826 997 1,248Bebidas y tabaco 1 3 5 5 7 9 10 10 12 30Vivienda 29 37 48 54 65 77 94 135 191 433Renta efectiva 1 3 4 10 20 25 36 47 64 105Renta imputada 35 43 57 68 73 98 120 165 258 539Salud 11 19 32 46 62 77 104 138 206 698Educación 9 15 19 26 37 48 63 91 160 425Otros 25 40 58 83 114 147 192 271 405 1,079Bienes durables 2 3 7 10 15 28 45 70 117 306Total 269 400 527 689 876 1,091 1,362 1,755 2,409 4,862

EstructuraAlimentos 58 59 56 56 55 53 51 47 42 28Bebidas y tabaco 0 1 1 1 1 1 1 1 0 1Vivienda 11 9 9 8 7 7 7 8 8 9Renta efectiva 0 1 1 1 2 2 3 3 3 2Renta imputada 13 11 11 10 8 9 9 9 11 12Salud 4 5 6 7 7 7 8 8 9 12Educación 3 4 4 4 4 4 5 5 6 9Otros 9 10 11 12 13 13 14 15 17 21Bienes durables 1 1 1 1 2 3 3 4 5 6

Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100Nota: El consumo por persona fue utilizado para el cálculo de los deciles, cada uno de los cuales contiene al 10% de la población. Los valoresmonetarios están expresados en lempiras de octubre del 2004. El rubro de alimentos incluye las meriendas de la sección de educación. Lasproporciones se estimaron primero para cada hogar y luego se promediaron a nivel de cada dominio de estudio.Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Tabla 6: Indicadores de pobreza total y extrema

Nacional RuralTotal Tegucigalpa San Pedro Sula Ciudades medianas Ciudades pequeñas

Pobreza totalIncidencia 50.7 27.6 15.1 16.6 30.7 42.4 72.2Brecha 22.3 9.1 3.5 4.0 10.3 16.2 34.5Severidad 12.3 4.3 1.3 1.5 4.7 8.5 19.8

Pobreza extremaIncidencia 23.7 6.8 1.9 1.4 7.3 14.2 39.5Brecha 7.1 1.9 0.3 0.3 1.7 4.6 11.9Severidad 2.9 0.8 0.1 0.1 0.6 2.1 4.8

Memorandum items:Población (%) 100.0 48.3 12.5 7.7 14.9 13.2 51.7Pobres (%) 100.0 26.3 3.7 2.5 9.0 11.0 73.7

Pobres extremos (%) 100.0 13.9 1.0 0.5 4.6 7.9 86.1

Urbano

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Figura 1: Distribución acumulada del consumo por persona

Figura 2: Función de densidad del consumo por persona

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Tabla 7: Sensibilidad de la incidencia de pobreza a la línea de pobreza

Incidencia de pobrezaPorcentaje Lempiras

50 498 23.060 598 29.870 697 35.580 797 41.090 896 46.0

100 996 50.7110 1,096 55.3120 1,195 59.5130 1,295 62.7140 1,394 66.3150 1,494 69.1

Línea de pobreza

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Figura 3: Dominancia estocástica de primer orden: Distribución acumulada del consumo por persona por área urbana y rural

Figura 4: Dominancia estocástica de primer orden: Distribución acumulada del consumo por persona por dominio de estudio

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Tabla 8: Consumo mensual por persona por región y nivel de pobreza

No pobre Pobre No pobre Pobre No pobre Pobre

LempirasAlimentos 875 314 900 368 815 295Bebidas y tabaco 14 4 15 6 13 4Vivienda 187 47 216 53 118 45Renta efectiva 56 8 74 23 13 2Renta imputada 238 56 277 62 143 54Salud 247 35 256 38 225 33Educación 159 22 190 26 84 20Otros 422 65 459 77 334 61Bienes durables 114 8 130 12 77 6Total 2,314 558 2,516 666 1,822 520

EstructuraAlimentos 44 57 42 56 49 57Bebidas y tabaco 1 1 1 1 1 1Vivienda 8 9 8 8 6 9Renta efectiva 3 1 3 3 1 0Renta imputada 10 11 11 10 8 11Salud 9 6 8 5 10 6Educación 6 4 7 4 4 4Otros 16 11 16 11 16 11Bienes durables 4 1 4 2 4 1Total 100 100 100 100 100 100

Nacional Urbana Rural

Nota: Los valores monetarios están expresados en lempiras de octubre del 2004. El rubro de alimentos incluye las meriendas de la sección de educación. Las proporciones se estimaron primero para cada hogar y luego se promediaron a nivel de cada dominio de estudio. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Tabla 9: Consumo mensual por persona por dominio de estudio y nivel de pobreza

No pobre Pobre No pobre Pobre No pobre Pobre No pobre Pobre No pobre Pobre

LempirasAlimentos 912 386 935 413 906 382 844 342 815 295Bebidas y tabaco 14 10 20 10 17 4 9 5 13 4Vivienda 234 56 294 53 198 54 150 52 118 45Renta efectiva 84 33 119 43 64 29 36 11 13 2Renta imputada 352 84 285 65 247 52 209 63 143 54Salud 285 44 278 25 259 35 193 41 225 33Educación 236 41 230 27 181 24 104 23 84 20Otros 558 97 539 104 388 72 348 68 334 61Bienes durables 142 15 133 14 126 12 115 11 77 6Total 2,816 765 2,832 755 2,386 663 2,006 615 1,822 520

EstructuraAlimentos 40 51 40 55 44 58 46 56 49 57Bebidas y tabaco 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1Vivienda 8 7 10 7 8 8 8 9 6 9Renta efectiva 3 4 5 5 3 4 2 2 1 0Renta imputada 13 11 10 9 10 8 10 11 8 11Salud 8 5 7 3 8 5 9 6 10 6Educación 8 5 7 4 7 3 5 4 4 4Otros 17 12 17 14 15 11 16 11 16 11Bienes durables 4 2 4 2 4 2 5 2 4 1Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

RuralTegucigalpa San Pedro Sula Ciudades medianas Ciudades pequeñas

Nota: Los valores monetarios están expresados en lempiras de octubre del 2004. El rubro de alimentos incluye las meriendas de la sección de educación.Las proporciones se estimaron primero para cada hogar y luego se promediaron a nivel de cada dominio de estudio.Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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171

Tabla 10: Canasta detallada de alimentos por persona por día

Unidad Cantidad por unidad Calorías por unidad Total calorías Precio unitario (Lps) Costo total (Lps)

1 Maíz seco en grano gr. 141.36 3.61 510.3 0.00460 0.652 Maíz tierno en grano (elote) gr. 12.40 0.85 10.5 0.00343 0.043 Maicillo en grano gr. 1.22 3.42 4.2 0.00553 0.014 Arroz gr. 50.57 3.60 182.0 0.01234 0.625 Tortilla de maíz gr. 35.73 2.04 72.9 0.01470 0.536 Tortilla de maíz y maicillo gr. 0.40 2.04 0.8 0.01158 0.007 Harina de maíz gr. 19.51 3.65 71.2 0.01094 0.218 Rosquillas de maíz gr. 1.84 3.21 5.9 0.02269 0.049 Frijoles gr. 41.17 3.44 141.6 0.01798 0.74

10 Harina de trigo gr. 13.00 3.64 47.3 0.00932 0.1211 Tortilla de harina gr. 0.76 3.25 2.5 0.03360 0.0312 Pan molde gr. 2.18 2.67 5.8 0.02551 0.0613 Pan blanco gr. 6.04 2.65 16.0 0.03116 0.1914 Pan dulce, galleta dulce gr. 10.06 2.57 25.9 0.04682 0.4715 Pan integral gr. 0.39 2.46 1.0 0.03136 0.0116 Semita gr. 11.95 2.57 30.7 0.02072 0.2517 Otro pan blanco gr. 0.16 3.57 0.6 0.08780 0.0118 Galleta salada gr. 2.41 4.34 10.5 0.01381 0.0319 Corn flakes gr. 2.51 3.65 9.2 0.07079 0.1820 Avena gr. 3.05 3.69 11.3 0.03254 0.1021 Maicena gr. 0.20 3.57 0.7 0.04951 0.0122 Spaghetti gr. 9.77 3.71 36.3 0.01548 0.1523 Fideos, canelones, lasaña, otros gr. 1.40 3.71 5.2 0.01571 0.0224 Cereal de trigo (Cerelac) gr. 0.31 4.19 1.3 0.08990 0.0325 Lecha fluida pasteurizada lt. 16.50 0.65 10.7 0.02324 0.3826 Lecha entera o natural (de vaca) lt. 19.35 0.65 12.6 0.01322 0.2627 Leche en polvo gr. 3.34 4.95 16.5 0.10216 0.3428 Leche descremada lt. 0.37 3.49 1.3 0.03197 0.0129 Queso fresco gr. 9.83 2.07 20.4 0.05347 0.5330 Queso seco gr. 4.25 4.44 18.9 0.05843 0.2531 Queso kraft gr. 0.41 3.75 1.5 0.06631 0.0332 Quesillo gr. 3.04 2.99 9.1 0.04766 0.1433 Cuajada gr. 5.00 2.36 11.8 0.04539 0.2334 Requesón gr. 0.56 1.53 0.9 0.02789 0.0235 Mantequilla: rala, crema gr. 8.79 2.72 23.9 0.04649 0.4136 Mantequilla amarilla gr. 0.26 4.65 1.2 0.04539 0.0137 Yogourt gr. 0.36 0.55 0.2 0.04687 0.0238 Huevo de gallina gr. 27.49 1.48 40.7 0.02419 0.6739 Carne de res con hueso gr. 16.73 1.56 26.1 0.04495 0.7540 Carne de res sin hueso gr. 8.26 2.44 20.1 0.05802 0.48

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172

…Tabla 10 continúa…

Unidad Cantidad por unidad Calorías por unidad Total calorías Precio unitario (Lps) Costo total (Lps)

41 Hueso de res gr. 1.69 0.00 0.0 0.03108 0.0542 Vísceras de res gr. 1.00 1.50 1.5 0.03636 0.0443 Carne de cerdo con hueso gr. 1.33 2.82 3.8 0.04495 0.0644 Tajo de cerdo gr. 2.87 2.16 6.2 0.05285 0.1545 Costilla o chuleta de cerdo gr. 2.23 2.82 6.3 0.05180 0.1246 Chorizo de cerdo gr. 1.12 2.78 3.1 0.05388 0.0647 Pellejas de cerdo, lonja y patitas gr. 0.42 2.85 1.2 0.02697 0.0148 Pollo entero por libra gr. 13.20 2.15 28.4 0.03371 0.4549 Pollo por piezas gr. 4.48 1.98 8.9 0.03366 0.1550 Menudo de pollo gr. 2.65 1.68 4.5 0.01795 0.0551 Gallina india u otra gr. 1.85 2.46 4.6 0.03746 0.0752 Hot dogs, copetines, salchichas gr. 3.31 3.11 10.3 0.04944 0.1653 Pescado entero fresco gr. 3.69 0.78 2.9 0.04374 0.1654 Filete de pescado gr. 0.63 0.97 0.6 0.05347 0.0355 Camarones gr. 0.42 0.91 0.4 0.08289 0.0356 Almejas, chacalines, jaibas y cangrejos gr. 0.29 0.85 0.2 0.05515 0.0257 Caracol gr. 0.05 1.37 0.1 0.11347 0.0158 Sardina en lata gr. 0.57 2.08 1.2 0.05385 0.0359 Atún (en lata) gr. 0.09 2.88 0.2 0.10263 0.0160 Manteca vegetal gr. 17.79 8.84 157.3 0.01798 0.3261 Manteca de cerdo gr. 0.35 8.79 3.1 0.01653 0.0162 Aceite vegetal (soya, canola, girasol) gr. 6.36 8.84 56.2 0.02180 0.1463 Margarina gr. 3.08 7.16 22.1 0.03108 0.1064 Mayonesa gr. 0.62 3.89 2.4 0.05645 0.0365 Aceite de oliva o de maíz lt. 0.16 8.84 1.5 0.07390 0.0166 Azúcar gr. 47.76 3.84 183.4 0.01124 0.5467 Panela o rapadura gr. 2.12 3.56 7.5 0.01036 0.0268 Miel de caña gr. 0.04 2.84 0.1 0.00930 0.0069 Miel de abeja gr. 0.12 3.06 0.4 0.10035 0.0170 Jugos enlatados lt. 6.03 0.42 2.5 0.03799 0.2371 Jugos en cartón lt. 8.85 0.42 3.7 0.02433 0.2272 Refrescos (gaseosas) lt. 37.17 0.41 15.2 0.02406 0.8973 Refrescos en polvo (Tang, Kool Aid) gr. 0.95 3.82 3.6 0.12554 0.1274 Café molido, en grano, instantáneo gr. 8.43 2.26 19.1 0.04559 0.3875 Cubitos gr. 1.23 1.98 2.4 0.12663 0.1676 Consomé, achiote y especies gr. 1.21 1.98 2.4 0.10043 0.1277 Chile picante, salsa Perrins gr. 0.26 1.06 0.3 0.09408 0.0278 Chocolates, caramelos, confites gr. 0.44 3.94 1.7 0.06521 0.0379 Churros gr. 3.19 5.19 16.6 0.06595 0.2180 Salsa de tomate gr. 1.95 1.04 2.0 0.05257 0.1081 Pasta de tomate gr. 2.63 0.82 2.2 0.05588 0.15

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173

…Tabla 10 continúa…

Unidad Cantidad por unidad Calorías por unidad Total calorías Precio unitario (Lps) Costo total (Lps)

82 Mostaza gr. 0.32 0.80 0.3 0.05539 0.0283 Sal gr. 11.52 0.00 0.0 0.00449 0.0584 Sopas instantáneas gr. 0.84 2.67 2.2 0.08736 0.0785 Vinagre lt. 0.53 0.14 0.1 0.02930 0.0286 Jaleas, mermeladas gr. 0.04 2.58 0.1 0.05766 0.0087 Agua purificada lt. 66.57 0.00 0.0 0.00231 0.1588 Banano (verde y maduro) gr. 50.96 0.99 50.4 0.00280 0.1489 Plátano (verde y maduro) gr. 33.21 1.27 42.2 0.00374 0.1290 Mango gr. 2.63 0.35 0.9 0.00336 0.0191 Ciruelas gr. 0.82 0.47 0.4 0.01816 0.0192 Durazno, fresas, guanábanas y lichas gr. 6.35 0.52 3.3 0.00131 0.0193 Toronjas, mandarinas gr. 5.75 0.43 2.5 0.00310 0.0294 Maracuyá y granadilla gr. 1.18 0.94 1.1 0.01254 0.0195 Manzana, pera gr. 1.62 0.59 1.0 0.03851 0.0696 Melón gr. 0.80 0.35 0.3 0.01066 0.0197 Aguacate gr. 7.75 1.54 11.9 0.02212 0.1798 Limones gr. 11.81 0.29 3.4 0.00718 0.0899 Naranjas gr. 39.19 0.42 16.5 0.00379 0.15

100 Piña gr. 3.76 0.52 2.0 0.00547 0.02101 Sandía gr. 14.37 0.22 3.2 0.00281 0.04102 Papaya gr. 2.71 0.32 0.9 0.00547 0.01103 Ayote gr. 2.26 0.30 0.7 0.01412 0.03104 Apio, hierba buena, culantro y perejil gr. 0.58 0.29 0.2 0.07173 0.04105 Tomate gr. 18.54 0.21 3.9 0.01122 0.21106 Zanahoria gr. 5.05 0.41 2.1 0.01295 0.07107 Ajo gr. 0.70 1.34 0.9 0.04488 0.03108 Brócoli, coliflor gr. 1.69 0.33 0.6 0.01317 0.02109 Cebolla blanca, cebolla roja gr. 7.80 0.45 3.5 0.02023 0.16110 Chile dulce, chile picante gr. 1.70 0.31 0.5 0.09456 0.16111 Frijoles tiernos gr. 1.28 0.36 0.5 0.01322 0.02112 Lechuga gr. 1.46 0.13 0.2 0.01821 0.03113 Papa gr. 16.37 0.79 12.9 0.01124 0.18114 Pataste gr. 22.11 0.31 6.9 0.00449 0.10115 Pepino, rábano gr. 3.79 0.15 0.6 0.00697 0.03116 Pipián, zapallo gr. 0.91 0.30 0.3 0.00790 0.01117 Remolacha gr. 1.71 0.44 0.8 0.00851 0.01118 Repollo gr. 8.14 0.28 2.3 0.00674 0.05119 Yuca gr. 8.36 1.21 10.1 0.00674 0.06120 Cerveza lt. 1.03 0.41 0.4 0.07190 0.07121 Licor, aguardiente y ron lt. 0.41 2.31 0.9 0.10097 0.04122 Vino lt. 0.00 0.72 0.0 0.31082 0.00

Total 2,200.0 17.00

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Anexos A. La base de datos La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) es la primera encuesta que se hace en Honduras que sigue un formato relativamente estándar a nivel internacional para la medición de los niveles de bienestar de la población. El cuestionario está diseñado para proveer estimaciones monetarias de pobreza y otros indicadores de la calidad de vida, como por ejemplo, educación, salud, antropometría, infraestructura de la vivienda, etc. Además es posible obtener información detallada de los niveles y estructuras del consumo e ingreso del hogar, así como también del mercado laboral y las actividades agropecuarias independientes que realizan las familias. Su marco muestral se basa en el Censo de Población y Vivienda del 2001. El diseño de la muestra comprendió tres etapas. Primero, se seleccionaron unidades primarias de muestreo (UPM) en cada uno de los 5 dominios de estudio: Tegucigalpa, San Pedro Sula, ciudades medianas, ciudades pequeñas y área rural. Luego se seleccionó 1 de los 4 segmentos censales dentro de cada UPM. Finalmente, 8 viviendas fueron seleccionadas aleatoriamente al interior del segmento escogido. Dado que este procedimiento muestral implica que los hogares que viven en distintas zonas del país tienen distintas probabilidades de ser seleccionados, es necesario utilizar factores de expansión. La encuesta cuenta con representatividad para los cinco dominios de estudio, zonas urbanas y rurales, y a nivel nacional. La operación de campo se inició a fines de Julio del 2004 y concluyó en Noviembre del 2004. La Tabla 11 muestra la evolución del trabajo de campo y la distribución de hogares por dominio de análisis.

Tabla 11: Hogares encuestados por dominio de estudio Nacional Tegucigalpa San Pedro Sula Ciudades medianas Ciudades pequeñas Rural

Julio 98 98 0 0 0 0Agosto 2,263 1,707 548 0 0 0Septiembre 2,281 0 1,120 240 260 669Octubre 1,796 0 8 371 495 922Noviembre 1,737 0 0 268 468 1,001

Total 8,175 1,805 1,676 879 1,223 2,592Fuente: ENCOVI 2004.

B. Consistencia de la información La encuesta fue sometida a un proceso intensivo de consistencia que produjo una base de datos que se considera de buena calidad. Los programas de entrada de datos incorporaron un número considerable de revisiones de consistencia interna, las cuales alertaban a los digitadores cada vez que se encontraban valores fuera de rango o problemas en la secuencia de las respuestas. Durante la etapa de análisis, se identificaron transacciones adicionales que reportaban valores perdidos o valores extremos. Un primer paso consistió en revisar estas transacciones en sus respectivos cuestionarios para verificar si el dato que aparecía en

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el archivo electrónico era el mismo que aparecía en el cuestionario. Esto permitió corregir el mayor porcentaje de casos. Sin embargo, quedaron transacciones donde el hogar entrevistado no reportó el valor o declaró un valor que se podría considerar como extremo. El detalle de cómo se hicieron imputaciones a las transacciones de alimentos se explica a continuación. Para este componente del consumo, los hogares debían reportar la cantidad comprada (y/o donada, autosuministrada, recibida como parte de pago, etc.), la frecuencia de compra (o de la donación), la unidad de medida (libra, unidad, gramos, litro, etc.) y el gasto usual cada vez que se efectuaba la compra (y/o la donación). El valor del consumo se obtiene simplemente con la frecuencia y el gasto, por ejemplo, si un hogar reportaba comprar una vez a la semana y gastar 20 lempiras en cada compra, el valor anual es Lps 1,040 (=20 x 52). Sin embargo, en cerca del 3% del total de transacciones reportadas (alrededor de 9,300 casos de 289,000), los hogares no reportaron el gasto y/o la frecuencia. En caso no reportaran la frecuencia de compra, o reportaran frecuencia indeterminada, se optó por un ajuste conservador al asumir que la frecuencia de compra era anual (alrededor de 700 casos). Los casos restantes eran hogares que reportaban la frecuencia de compra (semanal, mensual, etc.) pero no el valor consumido. El ajuste se efectuó calculando un valor unitario por tipo de alimento y multiplicándolo por la cantidad que el hogar reportó haber consumido. El valor unitario se calculó a nivel de unidad primaria de muestreo, y en caso de no haber suficientes observaciones, se estimó a nivel de departamento, dominio de estudio y mes de la encuesta. Este procedimiento permitió corregir cerca de 8,100 transacciones. El uso de los valores unitarios también sirvió para detectar y corregir transacciones de alimentos que presentaban información completa pero producían precios implícitos considerados como muy bajos o muy elevados. Las cerca de 500 transacciones restantes fueron aquellas que no se pudieron recuperar pues son casos donde el hogar o no reportaba ni valor ni frecuencia, o reportaba una unidad indeterminada y no declaraba gasto.

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C. Errores estándar e intervalos de confianza de los indicadores de pobreza

Tabla 12: Indicadores de pobreza alta por área urbana y rural

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaNacional 50.69914 1.137935 48.46613 52.93214 4.234619Urbana 27.61321 1.274419 25.11238 30.11404 3.205771Rural 72.23832 1.803091 68.70006 75.77658 6.855268

BrechaNacional 22.28237 0.743127 20.82411 23.74063 6.122076Urbana 9.14437 0.634394 7.89948 10.38926 4.535733Rural 34.54012 1.251639 32.08399 36.99625 8.413831

SeveridadNacional 12.33834 0.511420 11.33477 13.34192 6.405855Urbana 4.33690 0.402328 3.54740 5.12640 4.966374Rural 19.80369 0.876593 18.08353 21.52386 7.931357

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza alta (Ver subsección 2.2 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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Tabla 13: Indicadores de pobreza alta por dominio de estudio

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaTegucigalpa 15.0978 1.385211 12.37956 17.81604 1.530632S.P. Sula 16.5812 1.466562 13.70332 19.45908 0.976293C. medianas 30.7174 2.883094 25.05981 36.37497 4.750793C. pequeñas 42.3987 2.710548 37.07974 47.71772 3.244877Rural 72.2383 1.803091 68.70006 75.77658 6.855268

BrechaTegucigalpa 3.4964 0.403671 2.70423 4.28850 1.399632S.P. Sula 4.0114 0.486980 3.05573 4.96696 1.148137C. medianas 10.2785 1.236744 7.85160 12.70540 5.136179C. pequeñas 16.2076 1.666050 12.93821 19.47689 5.102674Rural 34.5401 1.251639 32.08399 36.99625 8.413831

SeveridadTegucigalpa 1.3127 0.195003 0.93004 1.69536 1.242746S.P. Sula 1.4578 0.227446 1.01142 1.90407 1.088495C. medianas 4.6787 0.682817 3.33880 6.01862 4.787012C. pequeñas 8.4943 1.162540 6.21298 10.77556 5.632437Rural 19.8037 0.876593 18.08353 21.52386 7.931357

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza alta (Ver subsección 2.2 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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178

Tabla 14: Indicadores de pobreza baja por área urbana y rural

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaNacional 46.12735 1.169442 43.83251 48.42218 4.498477Urbana 22.89614 1.206301 20.52898 25.26330 3.252052Rural 67.80207 1.889643 64.09397 71.51017 6.916578

BrechaNacional 19.42705 0.712131 18.02962 20.82449 6.281233Urbana 7.39360 0.582911 6.24974 8.53746 4.646136Rural 30.65427 1.209538 28.28076 33.02778 8.300354

SeveridadNacional 10.37358 0.464638 9.46181 11.28535 6.395613Urbana 3.43199 0.358630 2.72824 4.13574 5.031371Rural 16.85008 0.800097 15.28003 18.42014 7.682658

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza baja (Ver subsección 2.2 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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179

Tabla 15: Indicadores de pobreza baja por dominio de estudio

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaTegucigalpa 11.05806 1.180706 8.74113 13.37499 1.449338S.P. Sula 12.05313 1.308174 9.48606 14.62020 1.013607C. medianas 26.00226 2.659508 20.78343 31.22109 4.471262C. pequeñas 36.92735 2.692388 31.64400 42.21070 3.357027Rural 67.80207 1.889643 64.09397 71.51017 6.916578

BrechaTegucigalpa 2.49221 0.331092 1.84250 3.14192 1.294088S.P. Sula 2.87313 0.409927 2.06872 3.67754 1.144969C. medianas 8.27207 1.095513 6.12231 10.42183 4.974238C. pequeñas 13.68073 1.581644 10.57703 16.78444 5.253366Rural 30.65427 1.209538 28.28076 33.02778 8.300354

SeveridadTegucigalpa 0.92828 0.160428 0.61347 1.24310 1.189547S.P. Sula 1.00401 0.180161 0.65048 1.35755 1.024090C. medianas 3.61898 0.579954 2.48092 4.75705 4.607465C. pequeñas 7.00791 1.062057 4.92380 9.09201 5.685001Rural 16.85008 0.800097 15.28003 18.42014 7.682658

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza baja (Ver subsección 2.2 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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180

Tabla 16: Indicadores de pobreza extrema por área urbana y rural

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaNacional 23.72798 1.145366 21.48040 25.97557 5.925123Urbana 6.83468 0.768285 5.32705 8.34230 3.657268Rural 39.48945 1.991986 35.58051 43.39838 7.022036

BrechaNacional 7.08896 0.416909 6.27085 7.90708 6.035726Urbana 1.91457 0.307621 1.31091 2.51822 4.953749Rural 11.91668 0.726882 10.49030 13.34306 6.641573

SeveridadNacional 2.85643 0.198565 2.46678 3.24608 5.29084Urbana 0.79033 0.158957 0.47840 1.10225 5.041843Rural 4.78410 0.346989 4.10319 5.46501 5.558251

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza de alimentos (Ver subsección 2.1 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

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181

Tabla 17: Indicadores de pobreza extrema por dominio de estudio

Estimate Std. Err. Deff

IncidenciaTegucigalpa 1.88490 0.467394 0.96772 2.80208 1.207852S.P. Sula 1.38252 0.403816 0.59010 2.17494 0.750930C. medianas 7.30420 1.486823 4.38656 10.22184 3.971393C. pequeñas 14.17117 2.077034 10.09534 18.24699 3.825755Rural 39.48945 1.991986 35.58051 43.39238 7.022036

BrechaTegucigalpa 0.34656 0.115131 0.12064 0.57249 1.102366S.P. Sula 0.29145 0.114494 0.06677 0.51613 0.815756C. medianas 1.69750 0.431442 0.85087 2.54413 4.073617C. pequeñas 4.59060 0.962896 2.70110 6.48012 5.423622Rural 11.91668 0.726882 10.49030 13.34306 6.641573

SeveridadTegucigalpa 0.12415 0.049747 0.02653 0.22177 1.014336S.P. Sula 0.10174 0.047662 0.00821 0.19527 0.820496C. medianas 0.58462 0.203381 0.18552 0.98372 4.015151C. pequeñas 2.05464 0.511304 1.05129 3.05799 5.374121Rural 4.78410 0.346989 4.10319 5.46501 5.558251

[95% Conf. Interval]

Nota: Índices de pobreza basados en la línea de pobreza de alimentos (Ver subsección 2.1 para los detalles de su estimación). Las medidas de pobreza fueron estimadas considerando las características del diseño muestral: estratificación, unidades primarias de muestreo y factores de expansión. Los resultados están expresados en términos poblacionales y no a nivel del hogar. Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ENCOVI 2004.

Number of obs = 8175

Number of strata = 5

Number of PSUs = 1009

Population size = 7070499

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182

B. Agregado de Ingreso Por Matias Horenstein

Ingreso Laboral Individual

La encuesta ENCOVI 2004 recolecta información de hasta 3 ocupaciones. En la Tabla 1 se presenta la composición de las principales variables del ingreso laboral. Una lista completa de todas las variables creadas se encuentra en el diccionario de variables.

Tabla 1: Estructura de las variables de ingreso laboral: Nombre de las variables y sus equivalencias

isal_m_pisal_m_p isal_k_pisal_m_s isal_misal_m_t ipro_m_p

isal ipo_k_pisal_k_pisal_k_s isal_k isal_m_sisal_k_t isal_k_s

ipro_m_p ipro_m_sipro_m_s ipro_m ipro_k_siprol_m_t

ipro isal_m_tipro_k_p isal_k_tipro_k_s ipro_kipro_k_t ipro_m_t

ipro_k_t

ilab_t

isal_t

ipro_t

ilab_p

isal_p

ipro_p

ilab_s

isal_s

ipro_s

ilab

Ingreso No Laboral

El ingreso no laboral incluye ingresos monetarios y en especie (autovaluados) de pensiones, subsidios, pensiones por divorcio, intereses bancario, remesas, transferencias familiares, transferencias del gobierno, y otras fuentes. Herencias, indemnizaciones por accidente, ganancias por juegos de azar e indemnizaciones por despido no fueron utilizadas. En los casos en los cuales se pregunta un período mayor a un mes se calculó el promedio mensual. Las variables en dólares fueron transformadas en lempiras a una tasa de cambio de 18.55. Las variables con marcas 999999 fueron sobrescritas con missings.

Ingreso Individual

Es la suma de todos los ingresos del individuo.

Ingreso del Hogar

Es la suma de todos los ingresos de los habitantes del hogar (no vivienda).

Comentarios Generales:

� Toda la estructura de missings de la encuesta original fue preservada. � No se eliminó ningún ingreso outlier.

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183

Diccionario de Variables:

ii_h Ingreso laboral del hogar ipc Ingreso per cápita del hogar ii Ingreso individual (laboral + no laboral) ilab Ingreso laboral ilab_h Ingreso laboral del hogar ilab_k Ingreso laboral en especie ilab_k_h Ingreso laboral en especie del hogar ilab_m Ingreso laboral monetario ilab_m_h Ingreso labora monetario del hogar inla Ingreso no laboral inla_k Ingreso no laboral en especie inla_m Ingreso no laboral monetario ipro Ingreso por ganancia ipro_h Ingreso por ganancia del hogar ipro_k Ingreso por ganancia en especie ipro_k_h Ingreso por ganancia en especie del hogar ipro_k_p Ingreso por ganancia en especie (oc. pri) ipro_k_s Ingreso por ganancia en especie (oc. sec) ipro_k_t Ingreso por ganancia en especie (oc. ter) ipro_m Ingreso por ganancia monetario ipro_m_h Ingreso por ganancia monetario del hogar ipro_m_p Ingreso por ganancia monetario (oc. pri) ipro_m_s Ingreso por ganancia monetario (oc. sec) ipro_m_t Ingreso por ganancia monetario (oc. ter) isal Ingreso por salario isal_h Ingreso por salario del hogar isal_k Ingreso por salario en especie isal_k_h Ingreso por salario en especie del hogar isal_k_p Ingreso por salario en especie (oc. pri) isal_k_s Ingreso por salario en especie (oc. sec) isal_k_t Ingreso por salario en especie (oc. ter) isal_m Ingreso por salario monetario isal_m_h Ingreso por salario monetario de hogar isal_m_p Ingreso por salario monetario (oc. pri) isal_m_s Ingreso por salario monetario (oc. sec) isal_m_t Ingreso por salario monetario (oc. ter)

Notas:

• ipro* preguntas del salario promedio de los últimos 6 mesesquestions for the average wage for the last 6 months

• isal_k* incluye “Alimentos”, “Hogar”, “Transporte” and “Vestido y Zapatos”

• isal_m* incluye “propinas, comisiones o pagos por horas extra”, “pago por vacaciones o bonos” y “Bonos de Navidad y catorceavo mes”.

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184