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HOMENAJE A DON MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
IV CENTENARIO DE SU MUERTE
DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA E INFORMÁTICA.
IES CARLOS HAYA. SEVILLA. CURSO 2016-2017
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La edición de este sencillo homenaje a D. Miguel de Cervantes
en el IV Centenario de su muerte ha sido posible gracias a la
colaboración de:
GÉNERO EPISTOLAR: CARTAS A PERSONAJES CERVANTINOS
Mancheño Tinoco, Álvaro: “CARTA DEL MOLINERO AL GOBERNADOR DE
CAMPO DE CRIPTANA”. 3º ESO A
Comellas Fricke, Claudia: “Carta a Dulcinea del Toboso”. 2º
BACH. C
NARRACIONES AL HILO DE CERVANTES
Gordillo Gil, Isabel: “Como quieras ver el mundo”. 3º ESO B
Alonso Ayllón, Patricia: “Un distinto punto de vista”. 3º B
Alonso Gomariz, Marta: “Encuentro de D. Quijote con el
Licenciado Vidriera”. 3º ESO A
Morales Álvarez, Sara: “D. Quijote socorre a otros personajes
cervantinos”.
Muñoz Aguilar, Ester: “Una ciudad china prepara una réplica
de Alcalá de Henares en homenaje de Cervantes”. 3º ESO A
Barrera Requejo, Roser: “El Don Quijote del futuro”. 3º ESO A
Márquez Merchán, Antonio: “Capítulo sustraído En el que D.
Quijote se enfrenta al Caballero de los Moros . 3º ESO B
García Alonso, Paula: “Final del Quijote inventado”. 2º ESO C
Robles Martínez, Roberto: “El final alternativo”. 3º ESO B
Martín Beteta, Marta: “Don Quijote en Sevilla”. 2º Bach. A
Cervantes para representar
Mata Carrera, Mª del Carmen; Palomo Ocaña, José; Vanegas
Tello, Daniel: “Versión teatralizada de una escena de La
ilustre fregona”. 2º de PMAR
DISQUISICIONES SOBRE LO BUENO Y LO BELLO EN EL INGENIOSO CABALLERO
CERVANTES
Macannuco Rodríguez, Ana: “Miranda Quijano”. 2º Bach. C
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Ruiz Ruiz, Nuria: “Reflexiones del propio Manco de Lepanto”.
3º A
Cid Codesada, Marta: “¿Qué es un superhéroe? 3º A
Cuenca-Romero Molinillo, Carmen: “Sobreviviendo a D.
Quijote”. 2º Bach. C
Arroyo Reyes, Elena: “El amor de Dulcinea del Toboso”
INTERPRETACIÓN POÉTICA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE
Ramírez, Marta: “La locura de D. Quijote”. 4º A
Castillo Ramírez, Estrella Mª: “Hermosa Dulcinea”. 3º A
Galán Martín, Silvia: “No por dinero”. 4º A
Pantoja Rubín, Cristina: “A Cervantes”. 4º A
Segovia, Pedro: “D. Quijote, noble caballero”. 4º A
Paúl Rivas, Fernando: “Las aventuras de D. Quijote”. 4º A
Castillo Ramírez, Inmaculada: “Cervantes en La Mancha”. 4º A
Nieto Vargas, Eduardo: “Soneto desde Lepanto”.4º A
ENTREVISTAS VARIOPINTO
Pita Pérez, Marina: “Entrevista exclusiva a Don Miguel de
Cervantes”. 3º A
Monge Caraballo, Enrique: “Entrevista a un pueblerino en la
venta”. 3º A
Rubio Díaz, Julia: “Entrevista a Rocinante”. 3º A
MONOGRAFÍAS RECREADAS SOBRE TEMAS CERVANTINOS
Boza Villar, Soledad y Gómez Hernández, Fernando: “El
Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha y la medicina”.2º
Bach. C
Gutiérrez Arnaiz, Leonor: “Paseando por Sevilla”. 3º A
Nieves Serrano, Pablo Silverio: “Don Quijote ¿una historia
verdadera?”. 3º A
Comino González, Carlos: “Comiendo con Don Quijote y Sancho”.
1ºESO C.
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LIRICOGRAFÍAS, VIÑETAS, TIRAS CÓMICAS
Arana Roncero, Ana. 2º Bach C
Ariza Bonilla, Diego. 2ºESO B
Jiménez Suárez, Esteban. 2ºESO B
Castilla Ramírez, Nieves. 2ºESO C
Nieves Serrano, Pablo Silverio. 3º A
Santisteban, Alejandro. 1º Bach. B
QUIJOTE “CARPE DIEM”: "Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido
Sancho; los obstáculos más grandes del camino,
2nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más
fuerte, el miedo a los poderosos y a nosotros mismos;
la cosa más fácil, equivocarnos una y mil veces; las
más destructivas, el egoísmo, la mentira, los
sentimientos de posesión y nuestro individualismo;
nuestras peores derrotas, el desaliento, el temor a
no tener el valor de atrevernos y la ausencia de un
compromiso verdadero con las angustias y los anhelos
de nuestros semejantes, sobre todo con los más
desamparados; nuestros defectos más peligrosos, la
soberbia y el rencor; nuestras sensaciones más
gratas, la buena conciencia, los esfuerzos por ser mejores, aunque sin querer ser
perfectos; y sobre todo, nuestra disposición para hacer el bien, tal cual,
combatiendo sin desmayo cada una de las injusticias de toda jornada, donde quiera
que estén".
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GÉNERO EPISTOLAR: CARTAS A PERSONAJES
CERVANTINOS
CARTA DEL MOLINERO AL GOBERNADOR DE CAMPO DE
CRIPTANA
Este documento que viene a continuación se trata de una carta
del S.XVII enviada por el dueño de uno de los molinos de
Campo de Criptana al Gobernador de esas tierras. La carta fue
descubierta recientemente por un casual, en el archivo del
Ayuntamiento de Campo de Criptana y nos aporta un testimonio
sobre las andanzas del ilustre Alonso Quijano, conocido
universalmente como “Don Quijote de la Mancha”.
Al insigne Gobernador Don Luis Álvarez:
Yo, Teodoro Trigales, vecino de la villa de El Toboso, de 30
años de edad, padre de dos varones de corta edad y
propietario de un molino situado en la población de Campo de
Criptana, de cuya producción se basa el sustento de mi
familia y el mío propio, sin otras fuentes de ingreso más que
lo que produce dicho molino con el sudor de mi frente y el
dolor de mi lomo, le escribo para pedirle que busque y
arreste a un loco que destrozó mi molino y con él, el trabajo
de todo un mes, gritando que era un gigante.
Pido que éste me pague los destrozos ocasionados o que
trabaje para mí hasta compensar las pérdidas causadas a un
humilde servidor de la Corona, que jamás ha cometido fechoría
o mal alguno a ningún vecino ni animal de esta villa desde
que me instalé por estos lares.
Sin querer abusar de su paciencia, pasó a detallarle los
sucesos acaecidos esa fatídica mañana del día 23 de junio del
año de Nuestro Señor de 1602.
Estaba un servidor, trabajando como cada día en los
quehaceres propios de mi labor, cuando me pareció oír voces
en la lejanía que el viento traía hasta mis orejas. Presa del
desconcierto y temiendo que se tratase de algún vil malandrín
de los que merodean por estos andurriales, sin oficio ni
beneficio desde que nuestro Monarca acabara con la amenaza de
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los infieles, si bien trayendo la paz a nuestro reino pero a
su vez llenando los caminos de soldadesca desocupada y
hambrienta que no han sabido encauzar su existencia más allá
de los campos de batalla y sin más saber que el de nutrir de
almas al demonio.
Por todo ello y volviendo a los hechos sin divagar más para
no aburrirle, asomé la cabeza a la puerta de mi humilde
molino y cuál mi sorpresa, al ver cómo se acercaba un
individuo a galope tendido, si por galope se puede llamar el
trote cansino de un desnutrido animal que soportaba el mísero
peso de un caballero de triste figura, ataviado con una
bacinilla de barbero a modo de yelmo, una abollada y oxidada
armadura y esgrimiendo amenazante una lanza, como si se
tratase de unos de esos antiguos caballeros de las novelas de
aventuras de tiempos pasados.
A pocos metros tras él, se afanaba por darle alcance un
rechoncho y bajo acompañante que más que hombre parecía
gorrino, con piel oscura y barba cerrada, el cual a grandes
voces trataba de detener a su extravagante compañero, el cual
con ojos desorbitados y aspecto de loco, hacía oídos sordos a
sus llamamientos y se acercaba cada vez más a mi molino.
Yo, temiendo por mi vida, o peor aún por mi hacienda, salí a
la puerta armado de un garrote, justo a tiempo para ver
horrorizado como aquel canalla, al tiempo que daba voces a
unos inexistentes gigantes o que al menos debían estar
escondidos ya que yo por más que miraba no lograba divisar,
arremetía lanza en ristre contra una de las aspas de mi
molino, destrozándola a la vez que quedaba enganchado en los
restos, dando con sus pobres huesos en la dura tierra y
acabando su caballo y él revolcados en polvo y desdicha,
mientras se lamentaba de su suerte con estas palabras: “bien
podrán los encantadores quitarme la aventura, más el esfuerzo
y el ánimo, será imposible”.
Tras él, apareció el animal disfrazado de escudero, quien
llamándole Don Quijote, se apresuraba a levantar lo que
quedaba de su amo y trataba de montarlo en el maltrecho y
esquelético animal, que a desgracia de éste, le hacía las
veces de montura.
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Así y de manera tan ruin, tan pronto como aparecieron, se
marcharon de mi propiedad, sin darme tiempo a volver de mi
asombro y sin que pudiera agradecerles su visita con un par
de merecidos mamporros.
Quedó mi molino inservible al igual que mi ánimo, por lo que
al darse a la fuga esta peculiar pareja de malhechores y no
poder cobrarles los daños causados, recurro a usted apelando
a su sentido de la justicia para que con los medios a su
alcance, logre identificar con las señas aportadas a este
endemoniado ser y así evitar que siga causando mal a las
buenas gentes de estas tierras y de paso se me compensen las
pérdidas sufridas, que a fe mía me habría cobrado a base de
pedradas y palos de haber podido echar el guante a ese
caballero de la Triste Figura que tanto parece que dará que
hablar por estos lugares y del que se podría escribir una
novela narrando sus andanzas provocadas por los desvaríos de
su mente enferma.
Agradeciendo su atención, se despide un humilde servidor,
honrado súbdito y mejor cristiano.
Fdo. Teodoro Trigales Boniato.
En esta carta se detallan unos hechos en los que pudo
inspirase Cervantes para escribir su obra, narrados en la
sencilla expresión de un burdo molinero que a pesar de su
escasa cultura, trata de escribir de la mejor manera posible
a la autoridad a la que dirige su petición, sin poder evitar
que de vez en cuando se deje llevar por sus arrebatos de ira
y sus toscos modales.
ÁLVARO MANCHEÑO TINOCO. 3º ESO A
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CARTA A DULCINEA DEL TOBOSO
Soberana y alta señora:
El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del
corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él
no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi
pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea
asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además
de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará
entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo
que por tu causa quedo: si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si
no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré
satisfecho a tu crueldad y a mi deseo. Tuyo hasta la muerte,
El Caballero de la Triste Figura
Claudia Fricke Sra. Dulcinea del Toboso
2ºC I.E.S. Carlos Haya El Toboso
Sevilla La Mancha
Soberana y alta señora Dulcinea:
Siempre he pensado que es una lástima que la carta de amor
considerada por muchos como la más bonita de la historia
literaria, nunca tuviera respuesta. Quizá vos no la hayáis
considerado digna de réplica. O quizá nunca haya llegado a
vuestras manos. Es verdad que puede parecer difícil escribir
a un personaje de ficción; la mayoría lo considera imposible.
Pero, ¿estaría yo redactando estas líneas si pensara que
nunca llegarán a su destinataria?
Es gracioso, aunque a la vez profundamente triste, ver cómo
las personas que crecieron creyendo ciegamente en cuentos e
historias, llegan a una edad en la que se sienten obligadas a
centrarse en lo que llaman “realidad”, ignorando y olvidando
su paraíso infantil. Es lamentable observar cómo el final de
la niñez acaba con la imaginación. Ese mundo al que nos
referimos como “fantasía” se esfuma y queda reducido a vagos
pensamientos que desechamos a la más mínima ocasión. Sin
embargo, ¿es de verdad posible distinguir qué es real y qué
no? ¿Acaso no basamos nuestras creencias en suposiciones y
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reflexiones ilógicas a las que hemos llegado por ignorancia,
miedo y desconocimiento? ¿No somos los humanos mismos algo
tan irracional y absurdo que hemos tenido que recurrir a las
más descabelladas teorías y conjeturas para explicar nuestro
origen y causa?
La barrera que el hombre ha formado para separar realidad y
ficción es pura invención y cambia una y otra vez a lo largo
de la historia, estableciendo siempre nuevos límites entre
aquello que creemos saber a ciencia cierta y aquello sobre lo
que solo podemos especular.
Cervantes elimina por completo esta barrera en su obra El
Quijote y nos demuestra que la ficción es verdadera. Don
Quijote, aun siendo consciente de que construía en vos la
mentira más hermosa sobre el ideal amoroso, la tuvo por
cierta y verdadera y la convirtió en el motor de todas sus
aventuras. Tanto es así, que en aquel trágico momento en el
que el Bachiller Sansón Carrasco, Caballero de la Blanca
Luna, le amenaza con la lanza, Don Quijote solo consigue
musitar que prefiere morir a renunciar a su fe en vos.
Yo misma conozco esos límites que tratan de separar lo real
de lo ficticio y lo racional de lo irracional. Para mí, la
ficción es un espacio en el que me siento libre y a donde
dirijo mis pensamientos cuando la realidad se hace estrecha y
triste, ampliando así mi mundo. Y no soy la única. Muchas
personas buscan consuelo en fantasías e historias cuando se
quieren alejar de los problemas que les supone la vida. Pero
no solo las utilizan como refugio, sino que también les abren
la mente, les enseñan y ayudan.
Por ello le escribo esta carta a vos. Para tratar de
persuadirla de que responda a su amantísimo Caballero y
demuestre así, de una vez por todas, que la ficción es cierta
y verdadera.
Vuestra hasta la muerte,
Claudia
“no prueba nada
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás”
A. Machado, Juan de Mairena
CLAUDIA FRICKE COMELLAS. 2ºC BTO
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NARRACIONES AL HILO DE CERVANTES
COMO QUIERAS VER EL MUNDO
Eva era una niña que vivía en la pobreza, en un barrio
problemático y peligroso. Era una niña de cabellos rubios tal
como el sol, una piel tan blanca como la nieve con pequeñas
pecas que adornaban su rostro, una nariz pequeña, unos labios
rosados y carnosos, y los ojos… no podemos saber el color de
sus ojos, ya que nació con discapacidad visual. Eso provocó
una gran tristeza a su familia porque creían que con el poco
sueldo que ganaban podrían pagarle la carrera de medicina a
su hija. Eva quería ayudar a las personas, pero en verdad,
era ella la que necesitaba ayuda.
De momento, se dedicaba a pedir limosna a los vecinos que
pasaban por el lugar. Aunque, todo el mundo la ignoraba o
menospreciaba. Con tan solo nueve años tenía que pasar por
aquel sufrimiento y tristeza.
Llegada las siete, o eso intuía ella, su madre Verónica venía
a recogerla. Estiraba la mano hasta acariciar el cabello de
su niña. Eva acariciaba la palma de la mano de su madre y
recorría las líneas en ellas, era un patrón. Así, la
reconocía y volvían a su granja, que no era nada productiva.
Y así día a día, sin ver lo que ocurría, Eva odiaba más el
mundo en el que vivía.
Hasta que una tarde inesperada…
La niña esperaba a su madre, pero no fue ella la que se
presentó. La joven comenzó a escuchar relinchos de caballo y
golpes de metal contra metal. Cada vez se escuchaba más
cerca. La niña estaba nerviosa porque desconocía la identidad
de la persona que se dirigía hacia ella en corcel. El hombre
de hojalata se acercó y le acarició el cabello. Eva pudo
averiguar que se trataba de un señor mayor con armadura.
Comenzó a preguntar: “¿quién es usted? ¿Acaso un hombre de
hojalata?”
El caballero del que la mayoría conoce el nombre frunció el
ceño.
-¿Es que no sabéis quién soy? – la pequeña negó –. El
caballero de la triste figura o Don Quijote de la Mancha me
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llamaban. El más noble caballero que ha existido sobre la faz
de la Tierra.
La de cabellos rubios se inclinó ante él.
–Levantaos humilde niña-ordenó-. Así lo hizo la muchacha. -
He venido a ayudaros. La joven comenzó a reír.
-No podéis ayudarme- dijo la niña-. A no ser…que seáis capaz
de cambiar el mundo. El caballero comenzó a reír.
-Te enseñaré el mundo. Le dio la mano a Eva.
-¡Tan fermoso que es y no lo disfrutáis!
Empezaron a recorrer las calles. Don Quijote la llevó a una
zona poblada.
-¿Escuchas eso? – le preguntó Alonso.
-El ruido de los cuchicheos sobre mí-contestó ella.
-Los envidiosos gigantes, temen que hasta sin la vista
puedas ser más inteligente y bella que ellos. ¿Escuchas sus
rugidos y protestas? Ella asintió contenta, pues, su mente
transformaba lo triste y amargo en lo colorido y fantasioso
de las aventuras de Don Quijote.
Ahora, el caballero la llevó a su granja donde los cuervos
graznaban sin parar.
-¿Oyes eso?” – ella asintió y resopló.
-El ruido de los malditos pajarracos que se comen nuestra
única comida-dijo cabizbaja.
-¡NO, NO, NO!”- exclamó frustrado-. ¡Son pequeños duendes que
te agradecen el festín que les ofreces! ¿Es que no los oyes?
A continuación, la llevó a las cocinas del motel más cercano.
-¿Hueles eso?- preguntó el hidalgo a Eva.
-¡Por desgracia sí! – expresó con una mueca de asco-. Es
arroz quemado.
-¡Por la fermosísima Dulcinea del Toboso!”,¿cómo puedes
pensar eso de este arroz de alta calidad?
La niña se encogió de hombros.
-Siente sus ingredientes, pequeña, cómo es cocinado a fuego
lento.
-¡Uy!- exclamó Eva, relamiendo sus labios-. Se me ha abierto
el apetito.
Después de comer un buen tazón de arroz, para finalizar, la
llevó a su casa.
-¿Dónde crees que estamos?- preguntó él.
-En casa- contestó la joven, triste.
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-“En casa”, ¡no tienes que nombrarlo triste! ¡Es una de las
mejores cosas que tienes! Aquí es dónde debes ser feliz.
Eva sonrió y abrazó al caballero.
-¿Es así el mundo?- preguntó la de cabellos rubios, ansiosa
de conocer lo que respondía Don Quijote de la Mancha.
-EL MUNDO ES COMO LO QUIERAS VER- dijo el Caballero de la
Triste figura, orgulloso de cumplir su misión y honrar a su
princesa.
ISABEL GORDILLO GIL. 3º ESO B
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UN DISTINTO PUNTO DE VISTA
En el momento en el que él nació, aparecí. No solo yo, sino
todos Ellos. Menos la Dama, aquella a la que absolutamente
todos nosotros denominamos como nuestra Enemiga, aquella que,
cuando aparece, nos borra de todo ser con vida.
Aquel humano era un tanto peculiar, vivía en su propio mundo,
un mundo repleto de caballeros, princesas, brujas, gigantes y
todo tipo de criaturas fantásticas que uno pueda llegar a
imaginar. Este mundo se creaba cuantos más libros leyera el
sujeto y, al ir creciendo su número de lecturas, también
aumentaba el territorio de su mundo. Ese mundo terminó
alcanzando un tamaño tan descomunal que empezó a mezclarse
con el mundo real, haciendo que aquel extraño individuo
pensase que las historias de sus queridos y amados libros
eran tan ciertos como su triste y desgastada figura gracias a
mi gran amiga, la Locura.
Mi fiel compañero, el Amor, hizo que Alonso Quijano, la
víctima de la Locura, se enamorara perdidamente de Aldonza
Lorenzo, una robusta joven capaz de cargar un cerdo con un
solo brazo, llamándola Dulcinea del Toboso y bautizándose a
sí mismo Don Quijote de la Mancha para, de este modo, ser el
Caballero de su princesa.
Mi inconveniente camarada, la Amistad, se encargó de atraer
distintos personajes a su aventura, tales como el tan querido
por todos, el buen Sancho Panza, el barbero, el cura y los
duques, los cuales se encargaron de burlarse del caballero de
la triste figura y de su avaricioso escudero.
Heme aquí Yo, el Dolor. Antes de que Ella apareciese, me
apoderé de la demencia devolviéndole su verdadero nombre y
separando su mundo del nuestro, haciéndole recordar lo cruel
e injusto de este. Entonces Ella apareció, dictando nuestra
sentencia a desvanecer y concediéndole únicamente un segundo
de paz y libertad. La Muerte.
PATRICIA ALONSO AYLLÓN. 3º ESO B
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ENCUENTRO DE DON QUIJOTE CON EL LICENCIADO VIDRIERA
Cuentan los viejos pergaminos del árabe Cide Hamete, una de
las muchas y caballerescas aventuras de Don Quijote de la
Mancha, que nunca llegó a salir a la luz de lo absurda e
incierta que pareció.
Muchos son los que dudan de este escrito y no tantos los que
lo creen en su autenticidad, mas he de decir que bien podría
haber ocurrido en aquellos solitarios parajes que pueblan la
llanura manchega.
Porque, como bien decía aquel dicho, ¡Ancha es Castilla!
Tan solo, me limitaré a narrarlo con extrema fidelidad al
original; para que así podáis conocer este capítulo, nunca
hallado hasta ahora, de las ilustres hazañas de Don Quijote
de la Mancha.
Iban Don Quijote y su fiel escudero Sancho, cabalgando por
aquellas desiertas tierras de la Mancha en busca de hazañas o
aventuras que más tarde poder contar. De súbito, detuvo Don
Quijote su rocín en una torpe maniobra, provocando así, la
caída de Sancho que rodó por los suelos como si de una peonza
se tratara.
- Pero su merced, ¿es que acaso tratáis vos de acabar
conmigo?- dijo Sancho incorporándose torpemente.
- Déjate, amigo Sancho, de simplezas y dime si ves lo que yo,
allá en la lejanía- respondió Don quijote sin apartar la
vista del horizonte.
Se irguió Sancho y entrecerró los ojos con aparente
concentración.
- Mire, señor, que nada consigo apreciar allá donde me
señaláis si no son más que estas infinitas llanuras-
respondió al fin.
- Bueno, no temas, que si no consigues advertir el tenue
brillo que existe a lo lejos es porque el mago Frestón te
ciega de la realidad; pero yo, mi querido Sancho, sé
distinguir lo que es real y lo que no lo es.
Así que móntate en tu asno pardo y sígueme, que verás cómo
destruimos aquel brillo que de nada bueno debe tratarse-
gritó Don Quijote levantando firmemente su raída lanza.
- Yo pondré cuidado de seguirle, señor, mas mire bien que no
se trate de otra ilusión de su mago y pase como aquella
desdichada vez con los molinos.
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- ¿Acaso estás dudando de mi palabra, Sancho? Déjate de
tonterías y cuando llegue el momento de la lucha, apártate a
un lado que esto es cosa de caballeros y como oiga otra
objeción juro que el maldito diablo vendrá aquí para
llevarte.
Sancho, intimidado por aquello, calló y asintió.
Y así cabalgaron durante horas, siguiendo lo que Don Quijote
llamaba brillo y que el pobre Sancho no acertaba ver.
De repente Sancho pegó un brinco en su burro y gritó
eufórico:
- ¡Su merced, al fin consigo ver algo! Mas no es un brillo,
señor, lo que puedo distinguir; sino la silueta de un hombre
que se acerca a nosotros.
- Tienes razón, Sancho, con brillo o sin brillo es algo
realmente misterioso. No nos queda otra que alcanzarlo, amigo
mío.- vociferó Don Quijote volviendo al galope-.
A medida que se acercaban al desconocido, se podía apreciar
con más detalle sus andares titubeantes con aparente
inquietud a todo lo que pasaba a su alrededor.
De repente, el desconocido se paró en seco. Acababa de ver
una nube de polvo que se acercaba a él a pasos agigantados.
Empezó a correr lentamente y cuando quiso darse cuenta tenía
una lanza apuntando hacia él. Sin saber qué hacer, agitó las
manos de forma histérica y comenzó a suplicar su perdón:
- ¡Espere, señor! No me toque, por favor- rogó de rodillas-.
Mire, señor, que estoy hecho de vidrio de pies a cabeza
aunque no lo parezca. Cualquier cosa que me toque me partiría
en mil pedazos porque yo, señor, estoy hecho del vidrio más
puro que existe. Por eso visto con estas prendas de algodón
que ni el más mínimo rasguño podrían hacerme, señor. Créame,
señor, que no le miento y no me llame loco. Por favor, le
suplico que aparte de aquí esa lanza tan afilada, con la que
está sentenciando mi muerte, y a su escuálido rocín, que Dios
sabe qué pasaría si le da por rozarme con su hocico.
- Está bien, buen aldeano, apartaré mi lanza puesto que no
pareces nada peligroso. Mas cuéntame, campesino, cómo te
llamas y qué hace por aquí alguien tan frágil como tú- dijo
Don Quijote apartando a Rocinante.
- Señor, olvidé hace tiempo mi verdadero nombre. Ahora me
hago llamar Licenciado Vidriera y simplemente estaba buscando
una posada dónde refugiarme por unos días del mal tiempo que
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predicen. Pues como ve, una tormenta podría acabar conmigo en
un santiamén.
- Yo te daría cobijo de muy buena gana, campesino, mas ando
tan perdido como tú- respondió Don Quijote-. Antes de nada
déjame que me presente, soy el caballero Don Quijote de la
Mancha y protejo todas estas tierras de la Mancha en nombre
del honor, la justicia y el bien. Y déjame decirte, amigo
mío, que dichoso siglo aquel en el que salgan a luz las
famosas hazañas mías, dignas de tallarse en bronces y
esculpirse en mármoles, para memoria de lo futuro.
- Ya sé, su merced, quien sois vos. Vos sois el caballero de
la Triste Figura del que tanto se habla por toda Castilla y
del que sino falla mi memoria, ya ha empezado a escribirse en
los libros de caballeros. Permítame darle, señor, mis más
grata enhorabuena por todo el bien que está proclamando.
- Es un honor oír esas palabras de alguien tan desdichado
como tú, Vidriera, siéntate aquí sobre mis alforjas no vaya a
ser que un pedrusco te juegue una mala pasada.
Se sentaron los dos en mitad del llano y Sancho, que estaba
apartado como su amo le había indicado, se acercó al ver la
camaradería entre ellos.
- Bueno, cuéntame a qué te dedicas, paisano- preguntó el
Caballero a Vidriera.
- En verdad, señor, ahora me dedico a responder preguntas
que la gente me hace pues al ser de vidrio tengo la mente más
clara y ordenada que el resto de los hombres.
- Si es así, ¿me dirías lo que piensas…- se acarició la
barbilla pensativo- …de la soledad?
- No me malinterprete, su merced, si le digo que no estoy del
todo en desacuerdo con la soledad. Pues a mi parecer todos
precisamos de algún momento de aislamiento para limpiar
nuestra mente y estar en paz con nosotros mismos sin
interferencias de otros.
- Estoy totalmente conforme con lo que dices, Licenciado, mas
tampoco debe de ser bueno abusar de ella pues te puede
destruir pon dentro hasta llegar a la locura. Por eso me
busqué a un escudero con el que compartir todas mis aventuras
y hazañas. Te presento a mi fiel escudero Sancho Panza que me
ha acompañado en todas y cada una de las aventuras hasta
ahora- proclamó girándose hacia él.
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Sancho, que hasta ahora había permanecido sentado a un lado,
levantó halagado la cabeza al oír su nombre.
-Si me permite intervenir, su merced- empezó a decir Sancho-,
yo no sería capaz de estar mucho tiempo en soledad puesto que
para mi es fundamental hablar con alguien a todas horas. Es
para mí tan necesario como el comer, y mire que eso es ya
bastante importante, señor- dijo Sancho que de repente se
encontraba hambriento-. Yo creo que si me quedara solo
acabaría hablando conmigo mismo como si estuviera hablando
con otra persona.
- En verdad –empezó a decir Licenciado Vidriera-, un exceso
de soledad puede conllevar la locura para algunas personas
aunque, permítanme decirles, que a veces las personas más
cuerdas son las más infelices.
- Le doy toda la razón, amigo mío- dijo Don Quijote-, He
decir que somos unos afortunados entre los cuerdos pues no
puede haber alguien más feliz que nosotros en estos momentos-
respondió Don Quijote sonriente.
Y así acaba el pergamino encontrado.
Nunca se podrá saber el final de este, pero me permitiré
añadir que siguieron horas y horas hablando por los codos
como dos amigos de toda la vida porque compartían tantas
ideas y opiniones que parecían estar hechos el uno para el
otro.
Pero, ¡pobres desdichados amigos!, que en esos momentos de
felicidad ninguno de los dos podría llegar a imaginarse
cuánta razón tenían ya que acabarían los dos muriendo de
cuerdos: DESCUBRIENDO LA CRUDA REALIDAD.
MARTA ALONSO GOMARIZ 3º ESO A
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DON QUIJOTE SOCORRE A OTROS PERSONAJES CERVANTINOS
Narrador: Erase una vez…
Quijote: Pero ¡Cómo osa usted empezar a relatar una de mis
históricas andaduras con tan simple introducción! ¡Qué
desfachatez! ¡Quién se ha creído usted que es! ¡Usted no sabe
con quién está hablando!
Narrador: Em… ¿Sr. Quijote? ¿De la Mancha? ¿Don Alonso?
Quijote: He de decir que originariamente yo era llamado El
Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, mas, por ser
usted, le concedo el honor de poder llamarme Don Quijote.
Narrador: Perfecto. A ver, em, Don Quijote, usted entonces
preferiría algo como: En un lugar de la Mancha, de cuyo
nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un
hidalgo…
Sancho: Oh no.
Quijote: No, no, no. Eso sí que no. Desconozco quién fue el
insensato que escribió tal comienzo de historia, pero no es
en absoluto de mi agrado. Vulgar, común… No está ni mucho
menos a la altura de la obra, ¡Qué digo! No está a MI altura.
Narrador: De acuerdo, de acuerdo, no se altere. Vale,
entonces ¿qué es lo que usted sugiere?
Sancho: Oh no.
Quijote (se aclara la garganta y comienza a declamar):
“Alonso Quijano, el más grande, ingenioso y valiente hidalgo
que jamás han conocido estas tierras…”
Avendaño (fatigado): ¡Señores! Señores; disculpen esta
intromisión y el que le haya detenido de tal forma en su
maravillosa declamación, pero… Un momento, ¿n-no es u-us-
usted el gran hidalgo Don Quijote de la Mancha?
Quijote (orgulloso): El mismo que viste y calza, muchacho. Te
has librado de una buena, hijo, no se te ocurra volver a
interrumpir a un maestro mientras está creando: es muy
19
peligroso. Esta lanza que aquí observas ha atravesado más de
un pescuezo, ándate con tiento.
Avendaño: Lo haré señor, descuide. Quiero que sepa que es un
gran honor conocerle en persona y que es un ejemplo a seguir
para mi amigo Carriazo y para mí, de verdad no sabe…
Carriazo: ¡Avendaño! Compañero, te perdí de vista y…
(parpadeando) No puede ser, ¿es él?
Narrador: Chicos, entiendo vuestro entusiasmo y tal, pero se
nos está yendo de las manos, esto iba a consistir en narrar
una historieta del Quijote y poco más, no entrabais en el
planning…
Quijote: ¿Planning? ¿Qué criatura es esa y por qué no he oído
hablar antes de ella? Habéis de mostrarme dónde encararla,
con semejante nombre no ha de ser buena.
Sancho: Oh oh.
Avendaño: Mira, esto se da una vez en la vida, así que hazme
un favor y cállate.
Narrador: Bueno, bueno esos humos…
Carriazo: Sr. Quijote, nosotros conocemos el lugar donde se
halla el monstruo…
Avendaño (aparte): Pero, ¿qué dices insensato? ¿Cómo te
atreves a jugar con él?
Carriazo (aparte): ¿Quieres recuperar a tu querida fregona?
(Asiente Avendaño fervientemente) Bien, pues él es nuestra
única esperanza.
Narrador (tose ruidosamente): Secretitos en reunión, falta de
educación.
Carriazo: ¡¿Quieres callarte?!
Quijote: ¿Qué es eso que masculláis muchachos? ¡Hablad!
(Avendaño termina accediendo al plan de Carriazo)
20
Carriazo: Bien, pues como le iba diciendo, sabemos dónde se
oculta el monstruo pero si desea saberlo, deberá ayudarnos
antes con otro asunto.
Sancho (mirando en todas direcciones): No ha dicho, lo que
creo que ha dicho ¿cierto?
Quijote (enfadado): Pero, ¿cómo osa un muchacho como tú
desafiar a un hombre como mi persona?
Narrador: Uy la que se va a liar… ¿Voy a por palomitas?
Avendaño: Sr. Don Quijote, en ningún momento buscamos
ofenderle. ¡Todo lo contrario! Le queremos ofrecer la mayor
de las aventuras que jamás ha vivido y por la que será
recordado toda la eternidad.
Quijote: No es lo que me ha parecido, hijo; mas he de decir
que has despertado mi curiosidad. Habla, y como el
ofrecimiento no esté a mi altura ¡Prepárate para morir!
Avendaño: Está bien, verá, han secuestrado a mi amada, la
mujer más bella entre las bellas, la fregona más hermosa que
pueda existir, mi Constanza…
Quijote: ¿Estás insinuando que es más hermosa que mi
Dulcinea?
Sancho: Ay, ay, ay.
Narrador: Estáis perdiendo puntos a puñados amigos…
Avendaño: No, por Dios, no. Jamás haría yo tal afirmación
Señor, quería decir la mujer más bella después de Dulcinea
del Toboso.
Quijote (cada vez menos convencido): Continúa.
Avendaño: Se me han llevado a mi Constanza y estoy muerto en
vida, por eso los interrumpí, para preguntarles si la habían
visto a ella o a los hombres sospechosos…
Carriazo: Dicen las lenguas que el hombre sospechoso se llama
Repolido y que podría estar ayudado por dos pícaros
sevillanos llamados Rinconete y Cortadillo.
21
Quijote: ¿Y decís que la muchacha es conocida?
Avendaño: ¡Mucho, Señor!
Quijote: ¿Y aseguráis que mi nombre será conocido más de lo
que ya lo es? ¿Fuera de estas fronteras?
Carriazo: ¡Por supuesto, señor!
Narrador: Os la estáis jugando chavales…
Sancho (dirigiéndose al Narrador): No lo sabes usted bien,
mozo.
Quijote: He tomado una decisión, os ayudaré, pero como no
cumpláis la promesa… ¡Ateneos a las consecuencias! Sancho,
trae a Rocinante.
SARA MORALES ÁLVAREZ.1º BACH. C
Imágenes de Carriazo y Avendaño con su padre, personajes de La Ilustre fregona.
22
UNA CIUDAD CHINA PREPARA UNA RÉPLICA DE ALCALÁ DE
HENARES EN HOMENAJE A CERVANTES
La historia que voy a contar a continuación es pura ficción,
aunque está basada en la siguiente noticia:
“La ciudad de Fuzhou, en China, ha decidido convertir su
nuevo barrio en un homenaje a tres autores que fallecieron en
el año 1616: el chino Tang Xianzu, el británico William
Shakespeare, y el español Miguel de Cervantes.
El país asiático está planeando construir dentro de Fuzhou
una réplica de Stratford-upon-Avon, lugar de nacimiento de
Shakespeare. Igualmente se hará una réplica de Alcalá de
Henares, ciudad de nacimiento de Cervantes, declarada
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Contará con la Casa
Natal de Cervantes, la plaza de Cervantes y la Torre de Santa
María.
La zona dedicada a Xianzu incluirá recreaciones de
arquitectura tradicional china, un museo sobre el escritor, y
un jardín dedicado a grandes autores de la ópera”.
********
Y ahora empezamos con la ficción…
“En una ocasión, el bachiller Sansón Carrasco visitó a don
Quijote y le dio la siguiente noticia:
-¡Oh, señor don Quijote, que amparáis a las doncellas y
favorecéis a las viudas, sois el caballero más famoso del
mundo, como bien demuestra este libro que os traigo!
Don Quijote tomó el libro que le mostraba Sansón y leyó su
título en voz alta: Historia de don Quijote de la Mancha,
escrita por el historiador chino Huan Yue, y traducida a la
lengua castellana por Miguel de Cervantes Saavedra.
-¿No te decía yo, Sancho amigo, que algún sabio escribiría
mis hazañas para ejemplo de todos?
Don Quijote quiso saber si el autor del libro prometía una
segunda parte, a lo que Sansón respondió que sí, siempre que
tuviera algo que contar en ella.
23
-Sancho, entonces habrá que salir cuanto antes a la ventura-
concluyó don Quijote- aunque solo sea para darle a ese sabio
chino una historia que escribir.
Esa misma noche, don Quijote se marchó con Sancho de la aldea
a escondidas en busca de aventuras para poder tener en sus
manos un libro que contara todas sus hazañas.
-Amigo, prepárate para matar gigantes y salvar doncellas.
Dicho esto, don Quijote se subió a lomos de su caballo con
tanto entusiasmo que perdió el equilibrio y cayó al suelo.
A Sancho le entraron ganas de reírse, pero decidió contener
la risa por respeto a su amo.
Producto de la caída, don Quijote perdió el conocimiento y
cuando volvió en sí, descubrió que se encontraba en China
justo en frente de una pagoda.
-¡Sancho, estoy viendo un gigante de cinco cabezas que tiene
encerrada a mi pobre Dulcinea! Pero no te preocupes, que
acabaré con este maldito malandrín ahora mismo – el hidalgo
agitaba los brazos como si estuviera luchando con su espada
montado en su caballo.
El pobre Sancho, al ver a su señor en un estado tan extraño,
fue corriendo a avisar al cura.
24
Mientras tanto, don Quijote seguía allí con Rocinante
luchando para salvar a su queridísima Dulcinea. Más de cinco
veces dijo: “Yo soy don Quijote de la Mancha, el caballero
andante, y nadie puede vencerme”
El cura, al enterarse de la situación, fue rápidamente a
buscar al hidalgo, a la vez que maldecía los libros de
caballería que habían vuelto loco de remate a alguien ten
sensato y en su sano juicio.
Al llegar con Sancho a las cuadras, no sabía si preocuparse o
reírse de la escena que estaba sucediendo delante de sus
ojos.
-Maldito, ¿cómo osas encerrar a la encantadora y fermosísima
Dulcinea del Toboso?- gritaba don Quijote una y otra vez-
¡acabaré contigo de una vez por todas!
Finalmente, pareció calmarse y permaneció quieto.
-¡Sancho, amigo, ya verás qué pronto voy a sostener en mis
manos todas mis aventuras! Todo el mundo sabrá que yo, don
Quijote de la Mancha, maté a un gigante de cinco cabezas y
salvé a una bella dama.
Ni el cura ni Sancho daban crédito a lo que estaban
escuchando. Por mucho que preguntaron de qué gigante hablaba,
no obtuvieron ninguna explicación.
Cuando al fin el caballero andante dijo que estaba a punto de
encontrarse con su dama, el escudero y el cura decidieron
llevarlo a rastras hasta su casa, donde la criada no paraba
de dar vueltas de un lado a otro preguntándose dónde estaría
su señor. Al oír voces y gritos en la aldea se asomó a la
puerta y allí mismo lo vio con el cura. Lo llevaron a su
habitación recibiendo golpes del hidalgo, que no dejaba de
darles mojicones y lo metieron en la cama.
Al amanecer, el ingenioso hidalgo comprendió que todo había
sido un simple sueño, que en verdad no había salvado a su
amada Dulcinea, y que moriría sin conocerla. Por esto, entró
en una profunda tristeza y cayendo enfermo, nadie pudo
encontrar cura a su mal, por lo que al poco tiempo le llegó
el momento de su último suspiro y se fue para siempre”.
ESTER AGUILAR MUÑIZ 3ºA
25
EL DON QUIJOTE DEL FUTURO
En un lugar de Nueva York, de cuyo nombre no me acuerdo
porque estaba en inglés, vivía un hombre en una mansión con
un sótano, donde tenía todos sus coches de marca; un Ferrari,
el cual era su preferido, un Mercedes; que ya no usaba porque
estaba pasado de moda, un Audi heredado de su padre y un
Porsche que le acababan de regalar.
Bueno, el caso es que Don Quijote era un friki de las nuevas
tecnologías y estaba todo el día encerrado en su habitación,
nunca salía de allí. Su sobrina y su criada estaban muy
preocupadas porque habían descubierto que Don Quijote se
estaba quedando un poco loco.
Un día, decidieron vender todos los ordenadores, televisiones
y tablets de Don Quijote, y le dirían que el creador de Apple
le había robado todas sus cosas.
Cuando se lo dijeron, Don Quijote se enfadó tanto que cogió
su Ferrari y se marchó de casa en busca del creador de Apple.
Por el camino, se dio cuenta de que necesitaba un
guardaespaldas, por si acaso pasaba algo, y al primero que
pasó por la calle, le preguntó si quería ser su
guardaespaldas, por cierto, se llamaba Sancho. Don Quijote le
prometió que le regalaría su Ferrari cuando encontrara al
creador de Apple.
Un buen día, vio un anuncio en el que salía una Nancy y se
enamoró al instante.
- Oh, mi preciosa Nancy, quiero que sepas que eres la mujer
más bella del mundo y que cuando encuentre al creador de
Apple, lo mataré para que sepas lo mucho que te quiero.-
Dicho esto Don Quijote, siguieron en camino.
Estaban cogiendo la carretera en dirección California, cuando
se encontró un Ferrari rojo, exactamente igual que el suyo,
circulando por allí y Don Quijote pensó que los dueños de ese
coche le habían robado su Ferrari y lo habían copiado con una
máquina 3D. Entonces, los paró y les dijo a los dueños que
como no afirmaran que su querida y muy preciada Nancy era la
mujer más linda del universo, les destruiría su Ferrari
“copiado”. Bueno, al final lo afirmaron, aunque se fueron de
allí pensando que Don Quijote estaba chalado.
Esta anécdota se fue repitiendo cada vez que se encontraba un
Ferrari rojo igual que el suyo, hasta que un día, el dueño de
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un Ferrari, que se ve que también estaba un poco loco, le
negó que su amada Nancy fuera la mujer más bonita del mundo,
y le hizo prometer a Don Quijote que la mujer más linda de
todas era su querida Barbie. Bueno, ya os podéis imaginar la
que se pudo liar entre estos dos descerebrados.
Otra vez, entraron en un hotel a pasar la noche y se
encontraron a una familia con dos niñas pequeñas. Una de
ellas llevaba una Nancy y estaba jugando con ella. Cuando Don
Quijote la vio, se lanzó corriendo hacia la niña y le quitó
rápidamente la Nancy de las manos.
- ¿Pero qué hacéis, malvada niña, maltratando a mi querida
Nancy, que es la más hermosa mujer en este mundo?- dijo Don
Quijote.
- Déjate ya de tonterías y devuélvele la muñeca a mi niña o
llamo a la policía.
- ¿Pero de qué tonterías habla, señor, si su hija está
maltratando a la más preciosa mujer del universo?
Al final, el hombre pudo arreglar las cosas y cada uno se fue
a su habitación.
Pasaron los días y más aventuras vivieron Don Quijote y su
guardaespaldas, Sancho, hasta que un día Don quijote cayó
gravemente enfermo. Sancho no sabía qué hacer, así que lo
llevó a su casa junto a su sobrina y su criada.
- Sancho, voy a morir y quiero que sepas que estoy muy
agradecido de todos estos años que hemos pasado juntos. No
hemos conseguido encontrar al creador de Apple, pero te
prometo que heredarás todas mis pertenencias, y confío en que
algún día te vengues del creador de Apple y le dejes bien
claro que si yo hubiera estado allí, lo hubiese matado nada
más verlo, y bueno, habiéndote dicho estas palabras me dejaré
morir y que mi querida Nancy viva feliz el resto de sus días.
ROSER BARRERA REQUEJO. 3º ESO A
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CAPÍTULO SUSTRAÍDO
-EN EL QUE DON QUIJOTE SE ENFRENTA AL CABALLERO DE
LOS MOROS-
Anduviera Don Quijote por un paseo corto donde al llegar a
una venta parose con su Sancho a llamar. Tres toques, que más
bien golpes, y, al nadie responder, tiró éste de la puerta de
madera de buena encina. Tiró una nueva vez con la fuerza de
sus recias manos y otras tres más para reparar en que aquella
puerta se abría para adentro.
—Entre, entre, mi señor, que yo aquí quedo para amarrar el
rocín.
Con gran ruido de cacharrería producido por su armadura y los
aceros desmontó la bestia y entró no sin poca dificultad.
Allí se plantó a aguardar a su leal escudero.
El olor de un caldo a medio hacer los acogió de pronto. El
frío de adentro no era menor que el del exterior, aunque bien
podría tratarse de la falta de techo del patio. Se acercaron
a la ventana ancha de la cocina.
—¡Cantinero!¡Cantinero! —se apresuró Sancho—. ¡Cantinero,
vinatero!
Párose a pensar Alonso a reflexionar. ¿Por qué un caballero
de su altura iba a tratar con personas de la más baja calaña
sobre su descanso?
—No, mi Sancho —dijo—, a mí déjame: ¡Que el Señor de éstos
los barracones que visito se presente! —gritó. No obtuvo
respuesta, no mayor que las miradas atónitas de los
transeúntes y peregrinos—.
Tras minutos de espera e incómodo silencio entre nuestros
héroes, Sancho dio otros tan fuertes cuatro golpes sobre la
tabla que hizo temblar una pila de platos sucios. Al momento
apareció un hombre calvo con barba y delantal.
—Bienvenidos, mis Señores, a ésta la Venta ''La Res''.
Díganme si lo que necesitan es bebida o cama...
—Oh, no —le interrumpió Alonso—, señor no, mi señor; por otro
título me anuncio: Don Quijote de la Mancha, Caballero
Andante prendado de la fermosa Dulcinea del Toboso; y éste,
mi Sancho Panza, leal escudero hasta mi muerte, o hasta la
suya, si es prematuro.
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El asombro de aquel hombre fue delatado por sus ojos
incrédulos.
—Bien pues, Don ''Quesote'' —prosiguió—, ¿podría vuestra
merced contestar a mi pregunta?
—Precisamos alojo nocturno. No sé si tienen camas sobrantes,
o alguno de sus nobles soldados —señaló a los clientes— está
ausente por noble misión, o ha caído en noble combate, por
cualquier noble motivo, pero ojalá su Señor nos dignara a mí
y a mi amigo de alguna de ellas.
—Yo me conformaría con un colchón. Y un pichel —dijo Sancho—.
Y un caldo de carnero. Y tres hogazas de pan de acompañar.
—Con un par de jergones nos sobraría —discrepó Alonso—. Y
alimento para mi fiel Rocinante.
El mesonero no cesaba de extrañarse, más vino a irse a lo
importante.
—Les placerá un buen lecho y una buena comida, si disponen de
dineros.
—Mi Señor, no, por Dios —habló Alonso—. De un caballero
andante como el que me anuncio no se puede una bolsa de cuero
esperar, si bien el valor y la valía de mí y mi extremidad
suman más que diez mil maravedíes y ochenta y ocho reales de
a ocho.
—¡Fuera de aquí, lechuguinos!¡Vayan a farandulear a otra
parte, y así me devolveré el tiempo que me ha robado!
La gente ya miró e hizo silencio mientras observaba la
escena.
—¿Qué pasa? —decía la voz de una mujerona que venía desde
dentro de la cocina—.
—¡Este crapuloso pretende las comodidades de un señor sin
siquiera molestarse en pagarlas!
—¿Quién es?¿Quién es, que ahora mismo yo le doy con el
rodillo así?
—Mi Dama y Señora—dijo Alonso— mi nombre es Don Quijote de la
Mancha, Caballero Andante prendado de la fermosa Dulcinea del
Toboso; y éste, mi Sancho Panza —quien, por cierto, ya se
había alejado de su lado, temiendo el peligro— leal escudero
hasta mi muerte, o hasta la suya si...
¡BLAM! La señora le dio un golpetazo que hizo un bollo en la
gola de la celada.
—¡Atrás! —desenvainó su espada ropera—. Atrás ahora, o mi
furia de experimentado luchador caerá sobre vuestras personas
29
como lobos cuya alma lleva Satán... —otro golpetazo, esta vez
en el quijote derecho, valga la redundancia. La espada cayó
al suelo sin ruido—.
—¡Que tú luchador!¡JA!¡Ya te gustaría a ti blandir el acero
como ya lo hiciera antaño el Cid!
La mente de Alonso, por un momento, quedó vacía por completo.
Por un mísero instante en mucho tiempo, todas las palabras,
las fechas, los títulos, todos esos nombres de gallardos
hombres de alta cuna, se desvanecieron sin más.
—¿El ...el ''Cid'' decís, mi señora? —dijo desde el suelo,
indiferente a la tunda que acababa de recibir—. ¡No conozco a
tal caballero! ¿No hablaréis de Arderique y sus hazañas?¿No
os referís a Olivante de Laura?¡Por Dios, ¿no es ése el tal
Tristán de Leonís?¿No es del Imperio de Trapisonda?¿Ni
tampoco aquel Febo el troyano?¿Ni su hermano, Hispalián de la
Venganza?¡Dios me salve, de un caballero, un antecesor, no
conozco su nombre, su historia, sus hazañas!¡Por Ventura,
cómo puede ser posible!¡Necesito un escritorio!¡Y velas!¡Y
mis libros!¡Ay de mí, que allí los dejé, atrás, en la
hacienda!
Lo único que recibió fue una patada en la boca y un
arrojamiento al barro de la calle, que a su parecer no era
suficiente como para sentirse ofendido después del dilema que
se le plantó.
—Vamos, mi Señor, su merced no puede así verse. Leván...tese
—se sentó a descansar Sancho apoyado en la pared—.
—A mi parecer, esto no puede empeorar —decía Don Quijote
mientras Rocinante, que había dado un rodeo al edificio, le
lamía la cara y le empapaba los pelos con el asqueroso
mejunje que manaba de su boca—.
Cuando la oscuridad ya abrazaba el firmamento y las estrellas
se divertían a costa del resto de seres mundanos, nuestros
héroes aún se mantenían caminando sin rumbo por las llanuras
de la Mancha. Anduvieron tanto que, al parar por el dolor
insoportable de los pies de Sancho, vieron a su frente un río
no muy ancho de los de piedra y barro justo al entrar de un
bosque de árboles oscuros —aunque a aquella hora cualquier
árbol, por abedul que fuera, se veía oscuro—, con un puente
que lo cruzaba de parte a parte.
—¡Por aquí, mi escudero! Tras esta zanja, este foso, ¡un gran
castillo nos aguarda!¡Hemos allí de pasar la noche!
30
Montaron a Rocinante, que con dificultad ya podía mantener a
Alonso, y éste lo obligó a marchar a galope tendido, con la
lanza en ristre, listo para ensartar a cualquier oveja que
hubiese probado a apoyarse sobre las dos traseras.
—¿Lo sientes, Sancho?¿El polvo del camino en la cara?¿Puedes
oír el ruido de las reses?¿Te imaginas ya el banquete que nos
espera tras éste nuestro regreso?
—¡Sí, sí que puedo percibir el sabor de la comida! —la boca,
literalmente, le hacía agua—. ¡El chocar de jarras y copas
con cerveza y vin...!
Su oración fue interrumpida por una parada en seco que hizo
que se tambaleara en su asiento y finalmente cayera al suelo
sobre la hierba húmeda. Alonso, sin embargo, parecía haber
dominado por fin el mantenerse sobre el caballo tras un
efecto rampante, y permanecía completamente quieto a un par
de varas del puente. Sobre él, una figura impasible y
tenebrosa, parecía observarles, sin pestañear, sobre un
corcel.
—¿Quién sois —díjole Alonso—, que tan desafiante nos cerráis
el paso?
El jinete ni en responder se molestó. Tan sólo giró la cabeza
mínimamente, más lo suficiente para internarse aún más en las
sombras.
—¡Decidme vuestro nombre o apartaos —insistió—, pues hoy no
querré manchar mi espada con la sangre de un insensato!
—No hay camino para ti, viejo —respondió casi en un susurro—.
Sólo el polvo comerás hoy ya que ese banquete del que
hablabais será en mi honor y no en el vuestro.
—Vuestra ofensa habréis de pagar, hecho el daño, más antes
deseo vuestro nombre para poder grabarlo yo mismo sobre
vuestra lápida.
El hombre rio, primero con una risita leve, que se fue
transformando en sonoras carcajadas en escasos segundos.
—Si mi nombre precisáis, mi nombre os daré, pero tened en
cuenta que más les servirá a los transeúntes, que contarán
cómo Ernesto Ciscal Piernasana de Vivar, descendiente del
mismísimo Cid Campeador, el Lenguaclara, terror y amor de
moros, salió victorioso en otro de sus combates efímeros
contra el pueblerino insolente que osaba ostentar el título
de Caballero en presencia de uno verdadero. ¡Prepárate, Don
''Calonte'', que tras semejante desvanecimiento de voluntad
31
tuya poco tiempo más en pie permanecerás antes de que te
degüelle y tu celada tome para añadir a mi colección. Bien me
valdría tu yelmo para decorar mi salón allá en mi castillo en
tierra natal...
—Vos...¡Vos!¡Basta de cháchara!¡Deseo venceros con prontitud
para el cesar de mis tripas hambrientas!
—Ya te dejaste ridiculizar lo suficiente en la venta. No te
obligues a realizar más esfuerzos. Tu ''Rutinea del
Asqueroso'' debe de estar esperándoos en su alcoba, si bien
otro hombre, quizá más anciano, no ha acudido a interrumpirle
la soledad. Puede que incluso yo le haga pronto una visita, y
le entregue vuestra cabeza en paño dorado.
Lleno de ira, como sólo él, cargó de nuevo lanza en ristre
listo para por fin ensartar a tan insolente ser. ¡Ay, si no
hubiera errado la lanzada puede que incluso hubiera
continuado erguido sobre un Rocinante sin sangre en los
morros! Más no tardó en ponerse de nuevo de pie, justo a
tiempo para evitar la carga de aquel Ernesto Piernasana y así
su muerte. El caballero, sin embargo, no se desequilibró lo
más mínimo.
—Está bien, ahora, como era de esperar, estáis en desventaja.
Con gusto desmontaré si eso significa un combate más justo y
emocionante, aunque en menor medida, dadas las
circunstancias.
Y así hizo: con la ayuda de sólo sus manos y un impulso de un
pie logró apearse con la habilidad de un entrenado caballero
—puede que incluso éste lo fuera realmente—. Dejando la lanza
sobre la tierra y desabrochándose la capa, dio a ver su
rostro varonil de apuesto joven dispuesto a batallar en
batallas, guerrear en guerras y conquistar en conquistas. Su
cabello por hombros y barba de varios días hacían de su
rostro una belleza masculina de decenas, sino cientos, de
mozas pretendientes. No se molestó tan siquiera en cubrirse
con yelmo alguno.
Ya más cómodo como estaba y con Don Quijote, su enemigo, en
pie, desenvainó la pesada espada, la clavó en el suelo y
lanzó unas palabras a Dios.
El primer tajo vino de imprevisto y con gran rapidez,
cortando el aire. Sólo ése pudo esquivar, pues el siguiente
le impactó sin daños causar en la pechera. Un tercer ataque,
32
de estocada, fue desviado por Alonso y respondido con un
contraataque fallido.
Así fue el lento combate durante largos minutos de máxima
tensión. Un ataque por allí, otro tajo por allá, choques de
hojas de ruido molesto, golpes de pomo... Ambos estaban ya
exhaustos, pero Don Quijote no parecía preocuparse en
disimularlo.
—¿Estás cansado ya, viejo? ¿No reconoces las técnicas del
antiguo Zifar?¿Ni siquiera reparáis en el estilo que plagio
del propio Amadís de Gaula?¡Por ventura, si no diferenciáis
ya un toque de una caricia! Mejor será que os retiréis ya.
¡El mundo necesita un final para este espectáculo!
Eso era. Exacto. Su enemigo dio con la clave de su punto
débil. ¡Él también era un fanático de las novelas aquellas
que tanto había repasado y tan bien se sabía de buena
memoria! Había que engañarle, como fuese. Se apartó un poco
del campo de batalla, que había ido cambiando conforme se
habían ido desplazando desde el principio del bosque hacia el
no muy extenso claro donde ya la lucha era inamovible. Con su
espada a modo de bastón, inhaló y exhaló repetidas veces
hasta poder recuperar algo de aliento. Se fijó entonces en su
arrogante enemigo: su juego de pies no estaba nada mal, pero
la espada la sostenía de mala manera, con ambas manos. Podría
aprovechar aquello. Sí, lo haría.
Avanzó a zancadas, y atacó con más furia y ahínco que el que
jamás hubiera contenido. Con su mano derecha, el acero largo
manejaba, y con la izquierda, luchaba por mantener el
equilibrio. Forzando estocadas imaginarias con ésta última
consiguió la daga arrebatarle de su cinturón y en un segundo
abrir una surco de sangre en su mano. A continuación, llegó a
pegarle un cabezazo fortísimo —de hecho, hasta él mismo se
mareó un poco—.
Retrocediendo, Ernesto se palpó el rostro en busca del lugar
donde el golpe hiciera más intensidad. Con fuerza y furia, se
abalanzó sobre el anciano, quien ya nada más podía, con un
golpe letal de arriba a abajo. Con eso y una última estocada,
logró al fin ensartar a Alonso y terminar con su vida,
cortarle el cuello y robarle su yelmo como ya hubiera
prometido.
Al menos eso hubiera pasado si Sancho no hubiera aparecido
con un pedrusco a socorrer a su Señor. Ernesto Ciscal
33
Piernasana de Vivar cayó al suelo boca abajo soltando la
espada.
—Ah, Sancho, deberías habérmelo dejado a mí; ya casi lo
tenía.
—Disculpadme. ¡Disculpadme, mi Señor, que por un momento osé
pensar que perdido ya os tenía!
—No desvaríes, escudero mío. Las apariencias engañan.
—Y eso que no sostenía una espada desde...
La mirada fría de Alonso cortó su comentario.
—Dime —prosiguió entonces—, ¿qué hacemos con él?¿Lo arrojamos
al río para que se pudra?
—No. No debemos contaminar esta agua con la que las reses se
abastecen. Mejor dejémoslo aquí.
—Yo me ocupo del caballo —se acercó al corcel negro, de buena
raza, y un manotazo dio en los cuartos traseros haciendo que
saliera despavorido—.
—¡No, Sancho, no! —dijo a deshoras Don Quijote—, ¡que ese
caballo bien te podría haber ido! Ay... Apresurémonos, o no
llegaremos a tiempo para el banquete.
...:ΞѠ ͏ ѠΞ:...
Y así, sin más, otro episodio de las aventuras del ingenioso hidalgo
termina como comienza: con Don quijote de la Mancha y su siempre fiel
escudero Sancho Panza caminando una vez más hacia un objetivo, que
siempre guarda sorpresas.
ANTONIO MÁRQUEZ MERCHÁN.3º ESO A
34
FINAL DEL QUIJOTE INVENTADO
Tras tantos viajes por lo que yo recordaba como mi mundo,
llegué al punto en el que miré a Sancho y con varias lágrimas
cayendo por mis mejillas le dije que era hora de encontrar a
Dulcinea y dejar todo lo demás por su lado. Él, me dijo con
una gran sonrisa que sí.
Varios días más tarde llegamos a un pueblo donde toda la
gente vestía muy bien; el ambiente que se diga era un poco
extraño, pero por lo demás todo estaba en su perfecto estado.
Sancho se fijaba bien en varias mujeres que pasaban de lado;
ellas, en cambio, seguían charlando e ignoraban su presencia.
Yo no tenía interés en fijarme en sus relucientes ojos y sus
largos cabellos dorados… ¡Seguía buscando a mi amada!
Pasamos la noche en un hostal repleto de dulces sonrisas y
buen ambiente, nada comparado a las calles del aquel pueblo.
La noche, a mi juicio, fue agradable.
Tras el canto del gallo, me levanté muy bien descansado y
desperté a mi compañero. Él, que se diga, no durmió bien –el
colchón no era del todo cómodo.
Unas horas después, seguí varios carteles en los que
nombraban a mi Dulcinea…Tenía la esperanza de ¡al fin! verla.
Me despisté y perdí a Sancho, pero en aquel momento nada me
importaba más que Dulcinea. Llegué, al parecer, a una casa un
tanto antigua; pero, al adentrarme en el interior, observé
que todo era totalmente moderno para la época.
Una dulce voz me llamó la atención, subí las escaleras y
tardé poco para cuantos escalones había. La voz se acercaba
rápidamente, tan rápido que hasta me ponía nervioso.
Abrí una puerta y allí me la encontré… Mi apreciada reina.
Dulcinea.
Abrí y cerré los ojos repetitivamente por si tal vez era un
sueño, pero ella seguía allí…
Entonces me acerqué lentamente a ella y acaricié su lindo
rostro. El tacto era caliente, sentía cada parte de su
rostro; así que un sueño no era.
Ella se acercó lo máximo a mí y sentí cómo sus rojos labios
rozaban los míos hasta llegar al beso. En ese instante pensé
que ya podía morir contento, sintiendo sus labios. Nunca me
había sentido tan bien besando a alguien…Era como besar a un
ángel y rozar el cielo…
35
Entonces sonreí y la besé hasta morir.
PAULA GARCÍA ALONSO 2º ESO C
36
¿EL FINAL ALTERNATIVO?
Miguel de Cervantes se encuentra en un dilema, ¡no sabe cómo
acabar su libro! Tras horas y horas de pensar, se le ocurrió
que el final del libro no lo escribiría él, sino que lo haría
alguien conocido por Don Quijote, de su mismo pueblo.
Al fin, Cervantes consiguió terminar su libro de una de las
formas más inesperadas y que probablemente harán reflexionar
a muchas personas. Así pues, aquí os dejo el final del libro:
“Ya en sus tierras, y tras la visita del médico, el hidalgo
durmió de un tirón más de seis horas, y cuando despertó
empezó a gritar con mucha alegría:
-¡Bendito sea Dios, pues acaba de devolverme el juicio! Ahora
ya sé que perdí la luz del entendimiento por culpa de los
libros de caballerías, que en un tiempo leí con placer, y que
ahora maldigo con toda mi alma. Jamás volveré a ser Don
Quijote, sino que seré Alonso Quijano, a quien en esta aldea
llaman ‘’El Bueno’’. Y ahora, ¡traedme al cura y a un
escribano! porque quiero confesarme y escribir mi testamento,
pues siento que voy muriendo a toda prisa.
Entró el cura, y lo confesó, y luego Alonso Quijano dictó su
testamento.
Con eso entró Sancho en los aposentos y, mientras lloraba, le
rogó que no se muriera y que aguantara vivo muchos años más,
a lo que el hidalgo respondió:
-No, Sancho. Además, he de pedirte un gran favor: me gustaría
que existiese un libro sobre las aventuras de Don Quijote de
la Mancha, para que nunca se olvide mi rastro en el mundo,
porque te digo que, aun habiendo recobrado la cordura, Don
Quijote siempre perdurará en mi corazón.
Entonces, a Sancho se le ocurrió escribir un libro a modo de
burla en el que ni una sola aventura aparecía, sino solo
burlas sobre la locura de Don Quijote, pues pensó que al
hidalgo le haría gracia y que de felicidad aguantaría muchos
más años vivo. Tres días tardó en escribir Sancho este libro
y cuando Alonso Quijano leyó simplemente la primera página
entró en cólera:
-¡ARGGH! ¡No me lo puede creer!
En consecuencia, él mismo decidió escribir el libro, en el
que Don Quijote sería un auténtico caballero andante y
Dulcinea del Toboso la dama más bella y fermosa del mundo;
sin embargo, la misma noche que comenzó a escribir el libro,
Alonso Quijano falleció y sus últimas palabras fueron:
-Quien bien tiene y mal escoge, del mal que le venga no se
enoje, pues ya no importa el presente, que ya ha sido futuro
y ya ha quedado, en las cenizas de la eternidad.
37
De esta manera, jamás quedó recuerdo de don Quiote de la
Mancha, el caballero de caballeros.
MORALEJA DEL AUTOR
De este relato inventado podemos sacar conclusiones bastante
profundas; aquí dejaré mis propias reflexiones sobre el
relato que yo mismo he escrito, basándome en el final del
Quijote:
Nunca te rindas: En el final del Quijote, Alonso Quijano
decidió rendirse en vez luchar por su vida. Si uniésemos el
final del Quijote con mi final modificado, nos damos cuenta
de que, si Alonso Quijano hubiese luchado por su vida, podría
haber cumplido su última voluntad: Escribir un libro sobre
las aventuras de Don Quijote de la Mancha.
Hazlo tú mismo: El hidalgo pide a Sancho que escriba el libro de las aventuras de Don Quijote de la Mancha en vez de
hacerlo él mismo, y acabó teniendo un mal resultado y además
no consiguió terminar el libro. No está mal que pidas ayuda
a los demás, pero tampoco pidas que lo hagan ellos por ti.
Cuidado con el presente, pues algún día se convertirá en el futuro: Alonso dice que don Quijote siempre estará dentro de él, pues
el recuerdo de su locura le perseguirá para siempre. En estos
casos podemos añadir que nuestro pasado también nos
perseguirá a nosotros, es decir, si elegimos el mal camino -
supongo que todos saben a qué me refiero- nos perseguirá
hasta el fin de nuestros días y es posible que arruine
nuestras vidas para siempre.
ROBERTO ROBLES MARTÍNEZ.3º B
38
DON QUIJOTE Y SANCHO EN SEVILLA
El cura y el barbero vigilaban el sueño de don Quijote. La
sobrina y la ama traían baldes con agua fría para colocarle
compresas en la frente, ya que la fiebre se había arraigado
en su cuerpo desde el día anterior.
-¿Se encuentra bien vuestra merced?- preguntó Sancho tras
entrar en la alcoba y coger al hidalgo de la mano.
Pero don Quijote no podía contestar. Su febril cabeza no
paraba de moverse convulsionada por la fiebre. Y dentro de
ella, una confusión de sueños bullían y giraban, confundiendo
realidad y sueños, pasado, presente y futuro.
Al cabo, se despertó don Quijote montado sobre Rocinante.
Equipado con toda su armadura de caballero, incluido yelmo y
lanza. Rocinante, tan flaco jamelgo como de costumbre,
llevaba el andar cansino, adaptado a la caravana de carruajes
entre la que se encontraban. Sancho, también montado sobre su
rucio, avanzaba apenas un cuerpo de caballo tras su señor.
Las gentes de los carruajes les miraban tan extrañados como
ellos les devolvían las miradas. Sus ropajes eran distintos a
los que acostumbraba a conocer don Quijote en su hacienda. El
entorno tampoco le era conocido a los dos manchegos.
Al fin, uno de los cocheros comenzó a hablar:
-Este edificio que ven, es la Plaza de España, construida a
principios del siglo XX para la conmemoración de la
Exposición iberoamericana de 1929.
Don Quijote miró a Sancho Panza sin dar crédito a lo que
acababa de oír. El acento del hombre le resultaba familiar,
de su aventura en Sierra Morena que hacía poco tiempo había
finalizado.
Avanzó un poco su rocín don Quijote, y preguntó al cochero:
-¿Por ventura, podríais decirme en qué año y lugar nos
encontramos?
El cochero le miró de arriba abajo, y tras una mirada de
sorna a los turistas que llevaba paseando, le contestó:
39
-Cosas más raras pregunta usted, pero vamos, que estamos en
Sevilla, en mayo de 2016, y los carnavales terminaron hace
unas semanas.
Todos los que oyeron el comentario rompieron a reír, y don
Quijote, sabiéndose objeto de la mofa, inició el desenvaine
de su sable.
Sancho Panza, conocedor de cómo acaban aquellos arranques de
su señor, aceleró el paso a su montura y le indicó:
-Mi señor, piénseselo antes de sacar el arma, que mejor será
que acabemos de entender en qué situación nos encontramos,
para tomar luego las medidas pertinentes.
-No consentiré burla sobre mí -continuó don Quijote- y
respondiéndole Sancho:
-Sed prudente, que ya nos molieron a palos en más de una
ocasión por responder con dignidad a las burlas de cocheros,
más cuanto ellos siempre fueron superiores en número, y aquí
volvemos a encontrarnos en desventaja.
-Por prudencia, y no por cobardía, seguiré tu consejo, buen
Sancho. Y abandonemos ya esta caravana de carretas, que eso
realmente son, y no carruajes como pretenden aparentar estos
malnacidos.
Y así, tras abandonar el grupo indicó don Quijote:
-Pues ciertamente debemos estar en Sevilla, querido Sancho,
que aquella torre sin par no puede ser otra que la muy noble
denominada como la Giralda en los libros de caballería, que
se construyó siendo mora y el muy cristiano rey San Fernando
la recuperó para la cristiandad, convirtiéndola en campanario
de una hermosa catedral. Vayamos a ver a la una y a la otra.
No bien avanzaban hacia la catedral por una hermosa avenida,
cuando observó don Quijote un monstruo enorme que lentamente
se acercaba a ellos, y que en una detención que hubo, no paró
de engullir gente en su vientre, continuando a continuación
su marcha hacia ellos.
-No pierden ocasión los magos de darme pie a tener gloriosas
aventuras, querido Sancho- dijo don Quijote - Que ahí veo
avanzar hacia nosotros un dragón que acaba de devorar a
cuantas gentes ha encontrado a su paso. Pero yo, querido
Sancho, le daré muerte con mi lanza. Y sin medir más el
tiempo que el que le costó acomodar su lanza a su costado,
espoleó a Rocinante, y en posición de embestida se dirigió
hacia lo que él entendía como monstruo.
Sancho Panza, viendo que lo que su señor denominaba dragón
tenía más aspecto de artefacto humano, hecho de hierro y
cristal, salió, como solía, tras él, dando gritos de
prudencia:
-Mi señor, mi señor, sería más prudente buscarle la
naturaleza al animal, que pudiera no serlo.
40
Pero don Quijote, ajeno ya a razones, avanzaba hacia su
víctima, con toda la velocidad, que tampoco era tanta, que el
buen Rocinante era capaz de ofrecer.
El impacto de la lanza contra el frontal del tranvía retumbó
en toda la avenida, acabando caballo y caballero abatidos
sobre el empedrado. Sancho Panza llegó al punto, abrazó a su
señor que se encontraba tendido sobre el suelo, y lo montó
como buenamente pudo sobre Rocinante, que recuperado ya del
impacto se había incorporado y dirigido a ver el estado de
habitual jinete. Cogiendo las riendas del asno y del caballo,
Sancho Panza avanzó hacia la catedral, huyendo del
arremolinamiento de personas que se había formado, y viendo
unas gradas donde poder descansar, allí reposó a su señor,
ató a las caballerías junto a otra fila de carruajes
similares a los que inicialmente habían encontrado, y también
él se sentó a recuperar fuerzas.
Mientras don Quijote, con los ojos entreabiertos, respiraba
fatigosamente, Sancho Panza pasó la vista por su alrededor,
observando la variopinta gente que por allí caminaba,
observando que frente a ellos se encontraba un hada púrpura
inmóvil, un árabe sobre una alfombra mágica que se mantenía
inmóvil en el aire, y varias otras figuras que no alcanzaba a
conocer. Incluso le pareció ver una réplica de su señor y de
él mismo inmóviles al final de la calle. Y a nadie llamaba la
atención aquellas extrañas apariciones, ni la suya propia,
pese a lo dispar de su vestimenta con la de la mayoría de
cuantos por allí pasaban.
Siguió avanzando la vista por el entorno, y vio que el paño
de ladrillo que había tras él se correspondía con lo que
debió ser el patio de la antigua mezquita y observó un
azulejo con una inscripción que venía a decir: “En estas
gradas se desarrolla parte de la obra Rinconete y Cortadillo,
del insigne escritor Miguel de Cervantes Saavedra”. Miguel de
Cervantes, pensó Sancho Panza. Aquel nombre parecía querer
decirle algo, pero su memoria no alcanzaba a descifrar que
era.
Se empezó a recuperar don Quijote, y tomando unos alimentos
que, “a modo de prueba”, le ofrecieron unos lugareños que con
acento extraño iban exhibiendo en bandejas, y que daban a
probar a cuantos vecinos de la villa se cruzaban.
Los otros cocheros, apiadándose del estado de los animales
atados por Sancho, habían dado a las monturas de don Quijote
y Sancho pienso y agua, y ahora se encontraban en estado de
continuar su marcha.
Montaron ambos sobre sus bestias y continuaron su avance por
las callejuelas de la ciudad. Don Quijote, en su dolor,
hablaba por lo bajo, lamentando su mala fortuna:
41
-Qué tristeza, Sancho, que aún no haya de dárseme la ocasión
de tener la aventura que me permita aparecer en los libros de
caballería, y que en todas las aventuras en que participo,
mis rivales, magos de gran alcurnia, pero de mala pérdida,
deshacen con encantamientos cuantos méritos me pudieran
merecer la admiración de cuantos otros caballeros conozcan de
mis aventuras.
Y así, avanzaron por una calle que un cartel en la pared
indicaba que se denominaba de Las Sierpes, ante el asombro de
todos los vecinos de aquella villa. Al final de la misma, don
Quijote detuvo su montura y le dijo a Sancho:
-Sancho, observa con mi mismo asombro como se mueven esos
carruajes sin caballerías, que sólo algún maleficio y
poderoso hechicero lo puede conseguir.
Ciertamente Sancho no pudo por menos que mostrar conformidad
con el asombro de su señor, mientras avanzaban entre aquellos
extraños carromatos.
En uno de ellos, grande y rojo, un nutrido grupo de personas
les observaba desde su parte superior, y dijo don Quijote:
-Observa Sancho, como aquel bálsamo de Fierabrás que preparé
nos protege de los rayos que nos envían desde esas cajitas
que todos se llevan a la cara, y pasamos indiferentes ante
ellos, siendo inocuos sus efectos en nosotros.
Y cuando llegaron a una enorme plaza unos metros más arriba,
el asombro de don Quijote y Sancho Panza les paralizó, hasta
que don Quijote, reponiéndose de la impresión indicó a Sancho
Panza:
-Contempla, Sancho, que al fin tengo ante mí un desafío que
me permitirá volver a casa a ofrecer mi eterno amor a
Dulcinea tras haber superado un reto digno de su hermosura.
Nos encontramos ante el Hongo de Hulbaret, contra el que ya
luchó el caballero Linceron, como bien nos cuenta el afamado
libro de caballería de las “Aventuras de los dignos
caballeros armados”, y cuyo única forma de terminar con él es
acercándose a su base, y desde su misma raíz, prenderle
fuego, para acabar con sus malos influjos, ya que al llegar
la noche, sus efluvios se extienden por el aire, matando a
cuantos los respiran.
Y sin más duda, desmontó don Quijote, y se dirigió
rápidamente al tronco de la inmensa seta, seguido del
indeciso Sancho, que si bien no era capaz de poner en duda
los razonamientos de su señor por no haber visto nunca nada
semejante, quedaba extrañado de que todas aquellas personas
que estaban por aquellos alrededores no mostrasen miedo
alguno ante aquel deforme hongo.
No bien hubo llegado don Quijote al pie del hongo, extrajo de
su armadura yesca y pedernal, y frotando uno contra otro
42
obtuvo llama en unos segundos y lo aplicó contra el hongo, de
forma que en unos momentos prendió la base del mismo, y se
inició una llama que iba en aumento por cada instante. Al
cabo de unos minutos, la llama se hizo incontenible y la
humareda que llevaba asociada inundó toda la plaza, haciendo
que todos los que por allí se encontraban corriesen
despavorido alejándose de la misma.
Satisfecho, don Quijote se iba alejando del tronco del hongo,
caminando hacia atrás, viendo la inmensa tea en que se estaba
convirtiendo, y con la satisfacción de que por fin su
Dulcinea había sido honrada con una hazaña digna de ser
escrita por todos los que de los libros de caballería
debieran entender.
Sancho, algo menos satisfecho que su señor, y viendo como el
incendio causaba en todos los que se arremolinaban alrededor
de la plaza menos alegría que preocupación, decidió que era
momento de abandonar la plaza, por lo que pudiera venírseles.
Y así montaron ambos en sus caballerías y continuaron su
viaje.
- Habrás visto, Sancho, cómo cuando los conocimientos y la
decisión se aúnan, no hay empresa imposible, sino que todo lo
vence el coraje bien preparado.
Coincidió Sancho con su señor en la sentencia mientras
avanzaban en sentido contrario a unos grandes carruajes
rojos, que emitían alaridos terroríficos.
Al cabo de un rato, llegaron hidalgo y sirviente a la ribera
del río, donde dejaron beber y pastar a los caballos,
mientras ellos reparaban fuerzas sentados apoyados en los
frondosos árboles.
Una vez descansados bestias y jinetes, reiniciaron la marcha
río arriba, cuando a la vuelta de un meandro, nuevamente la
sorpresa se plasmó en la cara de ambos mientras sus cuellos
se estiraban para poder elevar la cabeza.
- Un día sin duda elegido por todos los santos protectores de
los caballeros andantes, querido Sancho, pues se encuentra
ante nosotros, sin duda alguna, la Chimenea de Silogrés, que
evacúa los humos del Horno de Tiromán, donde se forjan las
espadas de los más odiosos enemigos de los caballeros
andantes, y de cualquier símbolo de bondad que estos puedan
defender, y cuya destrucción traerá un tiempo de paz de larga
duración en la tierra, y todo ello, querido Sancho, se deberá
a mi valor y osadía, y podré ofrecérselo como prenda suprema
a mi amada Dulcinea. Por su tamaño, la forma de eliminarla
será subir hasta lo más alto de ella e impedir que siga
emitiendo su maligno humo.
Llegaron ambos al pie de la enorme chimenea y descubrió
Sancho que más que chimenea era torre habitada, y donde un
43
vigilante que se encontraba tras una mesa salió a recibirles.
Don Quijote, sin esperar conversación con quien se le
acercaba, desenvainó su espada y con el mando de la misma le
golpeo en la cabeza diciéndoles:
-Ah, guardián del maligno, considérate prisionero del más
valiente de los caballeros andantes, siendo testigo de ello
mi fiel escudero Sancho Panza, llevándonos a lo más alto de
esta chimenea, para que yo pueda clausurarla para siempre,
llevándome la gloria de la hazaña.
El aturdido vigilante intentaba, balbuceando, explicar a
aquel loco y su sirviente que aquello era una torre de
oficinas y que arriba no había más que instalaciones
industriales. Pero la punta de la espada de don Quijote le
hizo pensar que lo más prudente era subir a aquellos dos
personajes a lo más alto de la torre y escapar de ellos a la
primera ocasión presentada.
Subieron caballero, escudero y vigilante hasta lo alto de la
torre, quedando asombrados don Quijote y Sancho de la magia
de aquella escalera que tenía forma cuadrada y que,
careciendo de escalones, les llevó hasta lo alto de la
chimenea.
No bien hubieron salido don Quijote y Sancho Panza del
ascensor, el vigilante apretó el botón de descenso y dejó a
aquellos dos locos a su suerte.
Don Quijote observó el conjunto de tuberías, cables e
instalaciones e indicó a Sancho:
-Y aquí nos encontramos, rodeados de todas las tripas de
esta infame chimenea, que ya ves los humores que expulsa.
Cuanto más daño le causemos más brillante será mi victoria
sobre ella, y dejaré sin posibilidades de forja a todos esos
duendes y seres diabólicos que abastecen de armamento a los
enemigos jurados de los nobles caballeros.
Y sin más indecisión, con la espada desenvainada como tenía,
comenzó a dar mandobles y tajos a todos aquellos conductos,
saltando chispas de los cables, y escapando vapores de las
conducciones que allí se encontraban. Hasta que dando un
corte a una de las de mayor tamaño brotó de ella un gran
caudal de vapor que empujó a don Quijote contra la barandilla
de la terraza, y perdiendo el equilibrio, ante el espanto de
Sancho Panza, cayó don Quijote al vacío precitándose contra
el suelo. Sancho Panza, aterrado desde arriba, y consciente del mortal
golpe que esperaba a su señor, asomado a la barandilla, le
gritaba:
-Mi señor don Quijote, mi señor don Quijote, esta hazaña os
colocará como el más valiente y noble de todos los caballeros
andantes, y el más digno de los amores de Doña Dulcinea, a la
44
que yo le transmitiré la gloria que os habéis ganado, y como
vuestro arrojo pudo con cuantas tretas os pusieron por
delante magos, hechiceros y cuantos al maligno representan.
Mi señor don Quijote. Mi señor don Quijote.
- Mi señor don Quijote, mi señor don Quijote -insistía Sancho
Panza al borde de la cama. El bachiller Sansón Carrasco
tranquilizó a Sancho Panza:
-La fiebre remite. Démosle un poco de agua y dejémosle
descansar hasta mañana. Creo que aún hemos de disfrutar
muchas nuevas aventuras de nuestro don Quijote.
MARTA MARTÍN BETETA. 2º BACH. A
45
Cervantes para representar
VERSIÓN TEATRALIZADA DE UNA ESCENA DE LA ILUSTRE
FREGONA
EL BAILE DE LAS DOCE
PERSONAJES
LOPE ASTURIANO, LA ARGÜELLO, GALLEGA 1, GALLEGA 2, BARRABÁS,
TOROTE, MESONERO, MOZA 1, MOZA 2 y CONSTANZA.
LUGAR
Puerta de la posada del Sevillano, a un lado varios mulos
atados, al fondo un patio con una fuente. LOPE está sentado
en una silla tocando la guitarra.
MOZA 1: ¡Cántanos algo, Asturiano!
MOZA 2: ¡Sí, venga!
LA ARGÜELLO: ¡Oh, cántame algún romance, por favor!
LOPE: Yo canto lo que haga falta, pero vosotras me tendréis
que seguir. Si vosotras bailáis a mi compás, yo os canto lo
que haga falta ya.¡Como en las comedias!
MOZAS Y ARÜELLO: ¡Sí, sí, Asturiano! Tú canta que nosotras
bailaremos a tu compás.
46
LOPE:( Prepara la guitarra, escupe dos veces a un lado y
empieza a cantar)
Salga la hermosa Argüello,
moza una vez y no más,
y haciendo una reverencia
dé dos pasos hacia atrás.
(ARGÜELLO sale y hace lo que dice la canción)
De la mano que la agarre
el que llaman Barrabás,
andaluz, mozo de mulas,
canónigo del compás.
(Sale BARRABÁS y agarra de la mano a ARGÜELLO y bailan
juntos)
De las dos mozas gallegas
que en esta posada están,
salga la carigorda
en cuerpo y delantal.
(Sale la GALLEGA 1 y comienza a bailar entre risas)
Agárrela Torote,
y todos cuatro a la par,
con movimientos y meneos
den comienzo a un contrapás
(Sale TOROTE a bailar. Todos hacen lo que LOPE va diciendo)
BARRABÁS: Hermano músico, mire lo que canta y no critique a
naide de mar vestido, porque aquí no hay naide con trapos, y
cada uno se viste como Dios le ayuda.
MESONERO: (El mesonero, que oye la ignorancia del mozo le
contesta). Hermano mozo, contrapás es un baile extranjero y
no un insulto de mal vestido.
MOZO: Si eso es, no hay para qué complicarnos la vida; toquen
sus zarabnadas, chaconas y folías de costumbre, y toquen como
quieran, que aquí hay presonas que sabrán seguirles los pasos
sin problemas.
47
(Lope, sin replicar palabras, prosigue)
Requieran las castañuelas
y bájense a refregar
las manos por esa arena
o tierra del muladar.
(Sacan las castañuelas y siguen bailando mientras acompañan
la música de LOPE)
Todos lo han hecho muy bien,
lo han hecho bien de veras,
santifiquensen y den al diablo
dos higas de su higuera.
(Los mozos y mozas se santiguan y felicitan entre ellos)
El baile de la chacona
encierra la vida bona
(Mientras Lope canta, se agitan los muleros y fregonas del
baile, que llegan a doce).
Sale CONSTANZA y todos se marchan, mientras las mozas se
quedan recogiendo.
Mª DEL CARMEN MATA CARRERA, JOSÉ PALOMO OCAÑA Y
DANIELA VANEGAS TELLO.ALUMNOS DE 2º DE PMAR.
48
DISQUISICIONES SOBRE LO BUENO Y LO BELLO
EN EL INGENIOSO CABALLERO CERVANTES
MIRANDA QUIJANO
Mi nombre es Miranda Quijano, tengo catorce años y he leído
todas y cada una de las obras del mayor
genio del siglo XVI, Cervantes. Mi
interés por sus obras comenzó cuando yo
tenía únicamente siete años, acababa de
aprender mi nombre completo cuando fui
consciente de la maravillosa coincidencia
que el destino me había deparado; ¡era
familiar directa de Alonso Quijano! Claro
que, como ya he dicho, yo tan sólo tenía
siete años y, por ende, creía que don Quijote de la Mancha
había existido realmente, siendo uno de los más grandes
caballeros españoles. Me leí una versión adaptada para niños
de El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y no fue
hasta que cumplí los nueve años que descubrí que, por
desgracia o por ventura, Alonso Quijano jamás había existido.
Al principio me puse muy triste, mi fantasía de llevar en la
sangre su locura literaria se había visto derrumbada en
cuestión de segundos; pero, tras pensarlo un poco, me di
cuenta de que para que don Quijote existiese, ¡alguien
tendría que haberlo creado! Así fue como descubrí la
existencia de Cervantes, de quien he leído todas sus novelas,
obras de teatro y poemas desde entonces.
Mi favorita sigue siendo don Quijote, siento una conexión con
el personaje que me hace sentirme como en un libro. Me
apasiona pensar en la fuerza de voluntad de aquel señor para
salir al mundo y enfrentarse a todas sus desgracias con un
toque de gracia que pocas personas a día de hoy conservan. En
mi opinión, todo el mundo debería tener un cierto quijotismo
en sus vidas a la hora de enfrentarse a sus problemas. No con
ello me refiero a que debamos creer que podemos salvar al
mundo, como Alonso Quijano creía; sino que deberíamos poner
todo el ahínco y el empeño que él ponía a la hora de cambiar
49
aquello que nos desagrada de nuestro entorno. Firmemente creo
además en el papel de Sancho en muchas de las personas que
nos rodean, ya sean nuestros profesores o nuestros padres;
dicha sanchificación se ve en los consejos que nos dan, que
en Sancho serían sus refranes. Las personas que en nuestra
vida juegan el papel de Sancho son de vital importancia para
nosotros, pues, ¿qué sería de don Quijote sin Sancho Panza?
Un simple viejo loco a lomos de un caballo escuálido y
desnutrido.
Manteniéndome en la misma línea de la que ya hablaba, otra de
las múltiples cosas que me gustan de don Quijote es el amor
idílico que este siente hacia Dulcinea, un amor de esos que
ya no existen, un amor ciego. Y es que, aunque para Alonso
Quijano Dulcinea fuese una princesa de cuento, sin defectos,
rozando a la perfección; la realidad se alejaba mucho de la
visión que éste tenía de su amada. A día de hoy vivimos
escuchando demasiado aquello que la gente dice, opiniones sin
verdadera importancia, pues ninguna de ellas conoce nuestra
historia al 100%. Es un alivio pensar que existen, aunque
sean pocos, todavía amores de verdad, de esos que le dan un
giro de 180 grados a nuestro estómago y hacen que únicamente
importe la Dulcinea de nuestras vidas. Valoro mucho la fuerza
de voluntad de don Quijote a la hora de ignorar a todos los
que se reían de él y de su amor, criticando a su amada.
Leyendo esta obra he llegado a pensar que don Quijote estaba
más cuerdo que muchas de las personas que le rodeaban;
manteniendo en mi mente esta obra, he pensado muchas veces
que don Quijote estaba más cuerdo que muchas personas que me
rodean.
Siento un especial cariño por esta obra y por todo lo que
significa, no solo por el hecho de que fuese lo que me inició
en el mágico mundo de la lectura, sino porque creo que es un
libro que ha marcado un antes y un después en la literatura.
La manera de reírse de Cervantes de las que, por aquel
entonces, eran las novelas del momento, me parece una forma
tan ingeniosa y especial que me sigue fascinando aunque hayan
pasado siglos desde que esa idea brotó de la mente del genio.
Y es que esa manera suya, tan única, de ver con humor temas
serios es lo que me hace pensar que Cervantes era y es un
precursor. Espero que cada una de las personas que leen mis
palabras se atrevan a darle una oportunidad a este maestro de
50
las letras, pues os prometo que, en cuanto leías las primeras
líneas de alguna de sus historias, seréis incapaces de
levantar la vista del papel, a no ser que una Dulcinea o un
Sancho Panza os saque de vuestro trance para que le deis de
comer a vuestro Rocinante.
ANA MACANNUCO RODRÍGUEZ. 2º BACHILLERATO C
51
REFLEXIONES DEL PROPIO MANCO DE LEPANTO
Aprovecho esta ocasión, para contar lo que me
sucedió, y cómo lo sentí, en uno de las épocas más
difíciles de mi vida.
Como ya sabrán, porque es de sobra conocido, llegó el
momento, en 1971, después de haber estado viviendo en varios lugares de España, y algunos de Italia, en el
que me encontraba participando en la sangrienta “Batalla de
Lepanto”, cuando apenas tenía veinticuatro años.
Tengo que decir, porque me gusta que se sepa, que tenía un
cuerpo simpático, casi atlético, cabello castaño y piel
pálida, alegres ojos y nariz curva, aunque bien proporcionada
y las barbas color de plata. En definitiva, creo que bien
parecido en general.
Eso sí, un par de complejillos como mi cada vez más escasa
dentadura y mi tartamudez. Aparte, cada vez viendo peor, que
sería de tanto escribir y leer con poca luz. Aunque todo eso
lo suplía con mis otras muchas cualidades y habilidades, como
la escritura o mis conocimientos.
Bueno, a lo que iba, que en la batalla a la que anteriormente
me refería, me pasó algo escalofriante, que nunca imaginé que
me ocurriría.
Durante el asalto de la nave capitana del turco Siroco, me
dieron infinitos golpes por todo el cuerpo, especialmente en
mi pecho y brazo izquierdo, que me lo tuvieron que curar en
la nave Marquesa, y luego en el hospital de Mesina. Pero
después de muchas intervenciones -incluso el médico del
emperador Carlos V me operó- quedó mi brazo inservible.
Al principio me enfadé con todo el mundo, estaba rabioso por
tener lo que la gente vulgar llama otra “tara”, que sólo
serviría para que se burlasen de mí. Lo pasé muy mal un
tiempo, pero muy poco. Rápidamente reflexioné aprovechando mi
inteligencia, y empecé a valorar, agradecer y a respetar a
los médicos por todo lo que se habían esforzado por mí.
Ahora, considero mi inútil brazo una gloriosa herida, que
además de ser un motivo de orgullo, hace más importante a mi
mano derecha.
Cada vez que pueda, así lo intentaré mostrar en mis obras
literarias, y para que todo el mundo sepa, que cada cual es
como es, y que no hay mal que por bien no venga.
También, para que veáis que teniendo lo mismo, antes era un
infeliz y ahora casi todo el tiempo bromeo. Mirad las cosas
por el lado bueno, y disfrutad de la vida. Eso sí, de la vida
y de mi lectura. ¡¡Leedme mucho!!
NURIA RUIZ RUIZ. 3º A
52
¿QUÉ ES UN SUPERHÉROE?
Don Quijote de la Mancha, más conocido como “El caballero de
la Triste Figura” ¿Un loco? ¿Un exaltado? ¿Un visionario?
Puede ser. Pero, sobre todo, el símbolo del soñador sediento
de nobles ideales de justicia y de aventuras, que se halla
escondido dentro de cada uno de nosotros. Como un verdadero
caballero errante, el personaje de Cervantes olvida en
seguida la mala suerte y los palos recibidos y prosigue su
camino, guiado por su optimismo y espléndida fantasía.
Devorador de libros de caballería hasta el punto de
creerse uno de ellos. Profundo creyente de Dios y fiel a su
doctrina. Este personaje simboliza los ideales más altos a
los que aspira la condición humana: lo inalcanzable, lo
sublime, la limpieza del alma y la grandeza espiritual. Es,
por así decirlo, un ejemplo a seguir, “un superhéroe”.Ahora
sí ; ¿Qué es para ti un superhéroe?
Todos, cuando escuchamos la palabra “superhéroe”, pensamos
en un personaje de ficción, el que lucha contra el mal y nos
hace ver el mundo de una manera segura. Pero, basándonos en
sucesos, los superhéroes, los tenemos más cerca de lo que
pensamos y, en muchas ocasiones, llegamos a no verlos o a no
valorarlos.
Paradójicamente, un superhéroe tiene que tener poderes
especiales, físicos mentales… ya que es algo que se lleva
diciendo desde años atrás, pero eso es un tanto ambiguo ya
que, al fin y al cabo, un superhéroe es una metáfora sobre la
realidad. Están reflejándonos unos cánones de perfección, los
cuales, nos incitan a lograr unas metas que en ocasiones no
tienen ningún fin. Siempre nos los muestran como unos seres
con habilidades superiores, pero debemos observar que eso
tiene tras ello, una larga serie de
desventajas, tantas que en ocasiones, los lleva
a ser unos incomprendidos y unos inadaptados;
de ahí que se vean obligados a estar
enmascarados, algo que muestra debilidad para
enfrentar la verdad y la realidad; miedo por
mostrarse tal cual son ya que la verdad no los
hace libres.
Al fin y al cabo, la figura de Don Quijote, es la
representación de un superhéroe como nosotros podríamos
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conocerlo, una persona que sin tener poderes especiales, ni
físicos, ni mentales consigue hacer realidad sus pensamientos
sin seguir los cánones de perfección que siempre nos han
marcado.
MARTA CID CODESEDA 3ºESO B
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SOBREVIVIENDO A DON QUIJOTE
Al hablar sobre Miguel de Cervantes, nombramos a uno de los
más brillantes escritores literarios que nos ha brindado este
país, aunque un hecho poco común se cierne sobre el autor de
obras como La ilustre fregona o El coloquio de los perros.
Mundialmente conocido es Don quijote de la Mancha, tanto que
incluso ha logrado eclipsar a su propio autor. Es posible que
su sombra sea demasiado grande incluso para el mismo hombre
que la creó, llegando a sumar casi 400 años intentando
sobrevivir a sus propios escritos. Finalmente, lo consiguió
ayudándose de la misma obra que lo había ocultado durante
tantos años. Una nueva concepción empezaba a sintetizarse
sobre un autor que no solo podría destacarse exclusivamente
por haber dado vida a un ingenioso hidalgo y a su fiel
compañero, brindando de protagonismo y reconocimiento a otras
obras suyas pero sobre todo, a su propia vida, una vida llena
de dificultades y desdichas.
La vida del autor de Rinconete y Cortadillo estuvo marcada
por un sinfín de viajes en los que recorría de norte a sur
el territorio ibérico, influido por el modo de vida
transeúnte de su padre y su abuelo en busca de una mejora en
sus vidas que tardó en llegar, en donde Andalucía jugó un
papel fundamental al ser la tierra donde disfrutó de su
niñez y donde más tarde regresará. En estos territorios del
sur, en un inicio visto como la tierra de las oportunidades
, sufrirá dolorosamente su estancia al ser un hombre
perseguido y excomulgado por el poder de quienes gobernaban
aquella época , enfrentándose por sus ideas y su estilo de
vida , aunque a su misma vez , aprendiendo en los últimos
rincones de la miseria cómo funcionaba la vida en el campo
y la de quienes no tenían otra opción que aferrarse a ella ,
adquiriendo experiencias que usará posteriormente en muchas
de sus obras .
Tal obra creada como la de Don Quijote de la Mancha por aquel
hombre triste al que todo le salió mal , procede del
sentimiento de los perdedores , producto de haber vivido
guerras , cautiverios , rechazo social , debido a su oficio
de recaudador … que hicieron que sintiera la humildad y
pequeñez que sin duda le influyeron a la hora de
escribir una obra que trascendería en el tiempo , haciendo
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que Cervantes no cayese en el olvido y adquiriendo un éxito
que le llegará tarde en vida.
CARMEN CUENCA 2º BACH. C
56
EL AMOR HACIA DULCINEA DEL TOBOSO
El amor que sentía Don Quijote de la Mancha por Dulcinea del
Toboso era incontable (¿o era su locura?).El amor a veces hace que
veamos cosas buenas donde no las hay; e igual el odio: malas donde
no las hay.
Don Quijote tenía un pensamiento equivocado de Dulcinea, pensaba
que ella era muy guapa e inteligente cuando, en realidad, era todo
lo contrario. Don Quijote era un hombre que vivía con su sobrina
que, al no tener esposa e hijos, lo más probable es que se
sintiera solo. Cuando una persona se siente sola busca cariño en
cualquier cosa. Por esto, quizás Don Quijote se fijó en Dulcinea;
porque esta, en algún momento de su vida, se había acercado a Don
Quijote más de lo que otras personas lo habían hecho. Para alguien
tan solitario como Don Quijote un simple abrazo, conversación o
amistad con Dulcinea significó mucho más de lo que para otros era
algo normal. Este tipo de personas suelen ser demasiado orgullosas
ocultando el hecho de lo solos que se sienten.
Hoy en día, todavía ocurre esto; y no somos conscientes de que
cada vez hay más prejuicios que hacen que alejemos a otras
personas de nuestro lado por su raza, su forma de vestir, su poder
económico… Cuando alguien nuevo se nos acerca tendemos a
criticarlo a la primera oportunidad que se nos presenta. A veces,
nosotros mismos nos buscamos la soledad al alejar a los demás por
lo que la sociedad piense. Aunque también se puede ser dejado
atrás por las mismas personas que un día estuvieron riendo
contigo. Asimismo está el caso de estar rodeado de personas y aun
así sentirte solo; mejor solo que mal acompañado. La gente
solitaria suele reconocer la soledad en los demás al igual que
pequeños detalles; que otros, al estar cegados por la felicidad de
los suyos y de ellos mismos, no ven.
El ser humano es egoísta por naturaleza, y algunos hasta tal
punto, que no son capaces de ver nada a partir de sus narices. Más
allá del egoísmo por uno mismo también existe el egoísmo por
nuestros más allegados. A la mayoría de nosotros, nos preocupan
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más las personas que nos rodean que cualquier otra cosa y
recorreríamos el mundo si hiciera falta por ellos. Y es increíble
pensar que incluso ellos, en algún momento de nuestras vidas,
pueden dejarnos atrás.
ELENA ARROYO REYES 3ºA
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INTERPRETACIÓN POÉTICA DE NUESTRO SEÑOR
DON QUIJOTE DE NUESTROS ALUMNOS
….REIVINDICANDO A CERVANTES
POETA…RECORDAMOS DE ÉL…
El casto ardor de una amorosa llama...
…El casto ardor de una amorosa llama,
un sabio pecho a su rigor sujeto,
un desdén sacudido y un afecto
blando, que al alma en dulce fuego inflama,
el bien y el mal a que convida y llama
de amor la fuerza y poderoso efecto,
eternamente, en son claro y perfecto,
con estas rimas cantará la fama,
llevando el nombre único y famoso
vuestro, felice López Maldonado,
del moreno etíope al cita blanco,
y hará que en balde de laurel honroso
espere alguno verse coronado
si no os imita y tiene por su blanco.
D. MIGUEL DE CERVANTES
59
LA LOCURA DE DON QUIJOTE
Suave y dulce Dulcinea,
de belleza exquisita,
la mismísima Afrodita,
se rendiría ante ti.
Piel de leche y ojos pardos
perfección en cuerpo y alma,
sin ti no hallaría calma,
pues lo doy todo por ti.
Lindas curvas de paisaje,
digna envidia de sonrisa,
preciosa sacerdotisa,
te deseo solo a ti.
Hermosa y linda locura,
graciosa y tierna impaciencia,
que yo siento con potencia,
al querer ir junto a ti.
MARTA RAMÍREZ. 4º A
HERMOSA DULCINEA
Dulcinea que del Toboso es,
aquella a quien yo más amo y amé,
la que anhelo y seguiré anhelando,
porque de ella mi corazón siempre fue.
Cuando por La Mancha voy cabalgando,
pienso en todo lo que por ti haré,
la valiente espada que la honra asiste,
grandes hazañas realizaré.
Bendito el día que te conocí,
porque dichosa a mi alma volviste,
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y en dueña de mi ser te convertiste.
Hermosa Dulcinea, mi señora,
tomaré mis armas para partir,
por favor, nunca te olvidas de mí.
ESTRELLA Mª CASTILLA RAMÍREZ. 3º ESO A
NO POR DINERO
Tiene Don Alonso, triste figura,
leer libros extraños por rutina,
al punto que ya sólo él opina,
que todo lo que pasa es aventura.
Hidalgo caballero en su locura,
que a deshacer entuertos se encamina
y muestra su valor y desatina
por no medir del mundo su cordura.
Montado a lomos del buen Rocinante,
no deja nunca atrás a su escudero
ni aleja de su mente a Dulcinea.
Y dice ser un caballero andante
que no entra en batalla por dinero,
y solo por ganar fama pelea.
SILVIA GALÁN MARTÍN. 4º ESO A
A CERVANTES
¡Oh, mi querido Cervantes!
Que tan tu vida vivías.
Entre el mundo en tu cabeza y el mundo real.
Que tu musa era tu mente, desnuda y resplandeciente.
Que tu cabeza guardaba los hijos que creabas y no dabas a
conocer.
¡A saber lo que te llevaste en vida!
Que ni los atardeceres pudieron ver.
Pues tus obras, seguramente serían solo una mínima parte de
tus hijos sacados de tu vida interior oscura.
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Relatos, poemas, cuentos, obras… Que no vestías con la
palabra tímida y perezosa ya que se negaba a secundar tus
esfuerzos.
Que inertes, caían en el pozo del cual salía el sol y no
volvía a salir.
Mal acabaste mi querido Cervantes,
El coste de un éxito futuro pagaste sin remedio.
Forjaste y no dejaste de forjar hasta tu último aliento con
Don Quijote, que con paso decidido, se hizo espacio en la
gloria.
Hasta que tu locura te haga hablar de tus faltas ajenas y
goces de la ventura cuando te venga, sin quejarte.
¡Oh, mi querido Cervantes!
CRISTINA PANTOJA RUBÍN 4º ESO
DON QUIJOTE, NOBLE CABALLERO
Es noble caballero en nuestra España,
Aunque en molinos ve grandes gigantes.
Jamás pensó al inventar Cervantes,
casi cien lustros ya sobre su hazaña.
Su vida para muchos fue muy extraña.
Contó leyendas sobre cabalgantes,
siempre con sus pensamientos distantes,
y defender al reino, es lo que ataña.
Con Coraza y con lanza, y su sombrero,
cabalga a Rocinante y está repleto.
Siempre leal, Sancho ¡Fiel escudero!
Don Quijote mi mundo, dejó inquieto.
Triste es su figura ¡Gran caballero!
Soñó a Dulcinea ¡Su amor secreto!
PEDRO SEGOVIA.4º ESO-A
LAS AVENTURAS DEL QUIJOTE
En un lugar de la Mancha
Tierra de la gran Castilla
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Fue por Cervantes compuesta
su obra de caballerías
Quijote gran guerrero era
Y Sancho sabiduría,
Cabalgan juntos los dos
por los campos de Castilla
suspira por Dulcinea
su amor de toda la vida.
Fue un caballero ejemplar
Con una gran valentía
y Sancho Panza lo llamó
el Señor de la poesía.
FERNANDO PAÚL RIVAS. 4º A
ROMANCE DE CERVANTES EN LA MANCHA
Se encontraba don Cervantes
viendo su querida Mancha
recordando con tesón
a Quijote y Sancho Panza
y agitaban los molinos
las hojas de oro y plata.
Dulcinea del Toboso
que felizmente cantaba
del hidalgo caballero
quedó muy enamorada
y en un rocín cabalgaron
toda la noche estrellada.
Ocurrió en otra ocasión
que el caballero pensaba
que luchaba con gigantes
utilizando su espada
y quedaba victorioso
como en todas sus hazañas.
Al finalizar su viaje
mientras su vida dejaba
al loco Alonso Quijano
su escudero acompañaba
y sus viejas aventuras
entre los dos recordaban.
INMACULADA CASTILLO RAMÍREZ. 4 ESO A
63
SONETO DESDE LEPANTO Hecho desde el punto de vista de Cervantes, cuando la batalla
de Lepanto está terminado.
Grandes son mi desdicha y mi pesar
pues observo mi maltrecho futuro
y aun siendo mi camino muy duro,
mis letras jamás podrán apresar.
Mil fragatas iban a batallar
y diez mil cañones eran, os juro,
mas si logro mantenerme seguro,
mi amada libertad lograré hallar
Nuestra armada persiste con euforia,
mas nuestra valentía es amuleto,
pero,¿ para qué luchar si no hay gloria?
Dando ya mi poema por completo,
pudiendo ver cercana la victoria,
pongo punto y final a este soneto.
EDUARDO NIETO VARGAS. 4º ESO A
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ENTREVISTAS VARIOPINTO
EXCLUSIVA: ¡ENTREVISTA A DON
MIGUEL DE CERVANTES!
Isabel en la película
Vamos a hacer una entrevista a Don Miguel de Cervantes
Saavedra, que es un ilustre escritor español de fama
internacional. Es muy reconocido por ser el autor de la obra
El Quijote, y que en su IV Centenario nos hace el honor de
concedernos esta entrevista, en la que intentaremos
profundizar en Las Novelas Ejemplares.
-P: Buenos días, Don Miguel.
¿Cómo valora usted que en su
IV Centenario su obra vuelva
a resucitar en nuestro país?
-C: Centenario, así es. A
veces uno tiene que “cumplir
años” para que las nuevas
generaciones lean literatura
clásica, y que tus obras
vuelvan a competir con otros
autores (tanto antiguos como
actuales) en los colegios e
institutos.
-P: El Quijote es una obra
que está muy estudiada, y
hoy aquí nos gustaría saber
más acerca de Las Novelas
Ejemplares. ¿Por qué ese
nombre?
-C: Como bien digo en el
prólogo de esta obra, en
España había muchas novelas
impresas, pero todas
traducidas de lenguas
extranjeras, y estas son
mías propias. ¡He sido el
primero en hacer novelas en
lengua castellana! Aunque
reconozco que en ellas, he
recibido un gran influjo de
la novela corta italiana.
65
-P: ¿Y por qué el
calificativo de
“ejemplares”?
-C: Porque no hay ninguna de
ellas de las que no se pueda
sacar algún ejemplo
provechoso.
-P:¿Cuántas novelas componen
esta obra?
-C: Son 12 novelas cortas.
-P: Muchas de ellas se han
llevado al teatro y al cine
pero concretando, ¿qué le
parece la adaptación
cinematográfica de su novela
La Española Inglesa?
-C: Yo no la he visto, me
han contado que se mantiene
bastante fiel a mi novela;
pero soy de los que opinan
que no hay nada mejor que
leer un libro sin ponerle
frenos a la imaginación.
-P: ¿Podría darnos unas
breves pinceladas para
aquellos que aún no la hayan
leído ni visto?
-C: Por supuesto, narra la
conmovedora historia de una
pequeña de apenas 7 años
llamada Isabel, que es
raptada por un hombre
inglés. Fue educada como un
miembro de la familia, sin
saber que alguien muy
cercano a ellos
se enamoraría de la joven.
Aquí inicia la historia
entre Ricadero, hijo del
raptor inglés, que se
enamora de aquella chica que
contaba con personalidad
dulce y sublime.
-P:¿Ha oído usted hablar
sobre la joven desaparecida
en Galicia?
-C: Sí, está constantemente
en los medios. Esta
desaparición podría tener
similitudes con mi novela,
podría haber sido
perfectamente mi
protagonista, porque su
rastro se pierde en un
muelle. Podría haber sido
raptada y llevada a Oriente,
por ejemplo, a países
lejanos como Afganistán. Es
inquietante, aún no sabemos
bien el final de esta triste
noticia pero espero que
acabe tan bien como mi
novela.
-P: ¿Cree que podría usted
escribir otra novela basada
en esta noticia?
-C: Sí, por supuesto. Muchos
son los autores como Gabriel
García Márquez en Crónicas
de una muerte anunciada, que
se basan en hechos reales; y
este caso, tiene muchos
cabos sueltos e
interrogantes que podrían
dar lugar a una excelente
novela.
-P: ¿Qué opina sobre su
“rival” literario,
Shakespeare?
-C: ¡Por favor! Sus obras
son buenas, pero dudo mucho
que de su pluma salgan, o me
ha copiado o se las ha
escrito otro. Si los
ingleses llevan a cabo el
“Brexit” no dude que también
les afectará en temas
culturales,¡no tiene sentido
en un mundo globalizado ser
tan cerrados de mollera!
-P: Veo que lleva usted una
mano biónica ¿Se ha adaptado
66
usted bien a los avances
científicos actuales?
-C: La esperanza de vida se
ha alargado gracias a la
ciencia y a los avances
tecnológicos, todo lo que
recaude en mi próximo
proyecto lo aportaré a
investigaciones científicas
para hacer la vida más fácil
a personas con
discapacidades.
-P: Tengo curiosidad, ¿y
cuál es ese proyecto que
tiene usted en mente?
-C: Bueno, estoy aún
organizando ideas. Podría
ser una versión muy moderna
del Quijote, en la que
Dulcinea conoce al
protagonista por“Instagram”,
Don Quijote y Sancho se
desplazan en moto y en la
que los caballeros moteros
tienen un grupo de
“Whatsapp” por el cual se
organizan para socorrer a
víctimas del “bullying” y de
maltrato y ve gigantes en
torres eólicas.
-P: ¡Suena muy bien! Muchas
gracias por esta magnífica
entrevista, Don Miguel. Para
finalizar, una última
pregunta: ¿Qué le parecen
los nuevos libros digitales?
-C:¡Totalmente maravillosos!
Así, los lectores no tendrán
que cargar con libros tan
pesados como El Quijote a la
playa, por ejemplo, ¡ya no
tendrán excusa!
MARINA PITA PÉREZ. 3º ESO A
67
ENTREVISTA A UN PUEBLERINO DE LA VENTA
Hoy tenemos con nosotros a una persona no muy influyente en la
historia de “El Quijote” pero aun así estuvo al tanto de todo lo
que pasó en la famosa visita a la venta en la que nadie se fue sin
al menos una pedrada en la cabeza. Así que empecemos con las
preguntas:
-¿Recuerda usted el momento en el que entró Don Quijote en la
venta?
-Por supuesto, vi a lo lejos un hombre flacucho y espigado en un
caballo que parecía un fantasma.
-¿Qué pensó cuando los vio?
-Pensé que no era posible lo que veían mis ojos.
-¿Se asustó cuando ese hombre pasó a su lado?
-Al principio un poco ya que iba armado, pero enseguida nos dimos
cuenta que no estaba muy bien de la cabeza y que no era una
amenaza.
-¿Estuvo presente en la pedrea del pozo?
-Siendo sincero no sé muy bien el motivo por el cual empezaron a
llover piedras, pero recuerdo escuchar un gran estruendo y
68
despertarme muy asustado, salí de la cama de un salto, llegué al
patio como alma que lleva el diablo y entonces vi que la gente
estaba lanzando piedras, me alcanzó una y para defenderme lancé
todas las que pude.
-¿Qué le pareció la broma que le hizo el ventero a Don Quijote
sobre nombrarlo caballero?
-Solo estuve allí dos días pero fueron suficientes para darme
cuenta de que el ventero era una persona muy burlona. Desde que
Don Quijote dijo que quería que lo nombrara caballero sabía que el
ventero haría una de sus bromas. Fue una de las escenas más
divertidas que he visto en mi vida.
-¿Ha vuelto a ver usted a Don Quijote?
-No, he escuchado que se fue en busca de aventuras, no volvimos a
vernos.
-¿Ha escuchado nuevas noticias sobre Don Quijote?
-Sí, he escuchado rumores de que ahora mismo se encuentra con
Sancho Panza en casa de unos duques.
-Muchas gracias por la entrevista, ha sido un placer hablar
contigo. Siempre nos agrada escuchar noticias sobre Don Quijote y
su escudero Sancho Panza.
ENRIQUE MONGE CARABALLO 3ºESO A
69
ENTREVISTA A ROCINANTE
Según podemos leer en el famoso libro de Miguel de Cervantes Don
Quijote de la Mancha, "cuatro días se le pasaron en imaginar que
nombre le pondría... y así después de muchos nombres que formó
borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e
imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre a su
parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando
fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de
todos los rocines del mundo".
ENTREVISTA:
He quedado citado, con Rocinante, en un establo de cuyo nombre no
quiero acordarme.
Julia- Buenas Señor Rocinante estoy encantada de conocerle, que
bien se conserva para tener al menos 500 años.
Rocinante- Muchísimas gracias señora licenciada periodista, aún
sigo en forma tras mi gran vida de aventuras con mi señor y amo
Don Quijote de la Mancha, como puede ver mi figura sigue en la
actualidad
Julia- ¿Qué es lo más divertido que has leído, Rocinante?
Rocinante-"Aventuras de Bucéfalo El Vil"
Julia- ¿Cómo llevamos señor Rocinante los celos con Rucio?
Rocinante- ¿Qué celos? si yo era el mejor rocín de toda la mancha
Julia- Bueno señor Rocinante, empecemos con un tema un poco más
serio: ¿Cómo era la relación entre tú y tu amo, Don Quijote de la
Mancha?
Rocinante- Mi amo como corresponde a su gran hidalguía, me trataba
siempre muy bien.
Julia- ¿Algún cotilleo que puedas contarme?
Rocinante- Hay, hay no me quiero ni acordar de aquella vez que,
arremetimos contra unos molinos de viento creyéndose que eran
gigantes que nos atacaban.
Julia- ¿Entonces es cierto eso que se rumoreaba de que perdió un
poco la cabeza de leer tantos libros de caballería?
Rocinante- Es cierto, pero he de reconocer que echo mucho de menos
esas locas aventuras, como aquella vez en que mi amo destrozo los
70
odres de vino de una venta, creyendo que eran genios encantados.
Julia- ¿Consideras que tu amo era un gran caballero?
Rocinante- creo que era el mejor caballero de la época por dos
cosas, por querer dar a su nombre el nombre de su patria y así
llamarse Don Quijote de la Mancha, y por dedicar su vida a buscar
a su gran amor Dulcinea del Toboso.
Julia- ¿Llegaron a estar juntos Dulcinea y Don Quijote?
Rocinante- Uf, eso es otra de las ilusiones de mi amo que el pobre
no pudo cumplir.
Julia- ¿Era tan hermosa Dulcinea como Don Quijote nos hacía creer?
Rocinante- pese a que no sea una campesina hermosa para mi gusto,
a los ojos de mi amo era una dama perfecta y de alta alcurnia.
Julia-Bueno, Rocinante, gracias por compartir estas grandes
aventuras con nosotros. Saludos a tu amo y agradécele todo lo que
sin imaginarse ha creado y dile que cuando compartirá con nosotros
la segunda parte de sus aventuras
JULIA RUBIO DÍAZ. 3ºESO A
71
MONOGRAFÍAS RECREADAS SOBRE TEMAS
CERVANTINOS
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Y LA
MEDICINA
Don Quijote de la Mancha es una de las
obras más conocidas y de las más leídas de
la literatura española. Lo que muchos no
saben es que las páginas de este libro
estás plagadas de referencias al mundo de
la medicina. Aunque para entender cómo se
introduce la medicina en esta obra, hay
que retroceder hacia la época en la cual
se escribió.
Se ha constatado que en los siglos XVI y
XVII la esperanza de vida se situaba entre
los veinte y treinta años debido al poco
desarrollo de la medicina. Además, la
falta de medidas higiénicas de la sociedad
será lo usual, siendo fuente de multitud de olores corporales,
diversos tipos de pediculosis y tiñas. Sobresale en la novela el
feo aliento de Maritornes, el olor que desprende Dulcinea, al que
Sancho caracteriza de “un olorcillo algo hombruno” y lo desaseado
de Don Quijote; aunque éste imparte consejos sobre higiene y
salud, como cuando prepara a Sancho para el gobierno de la ínsula
o como cuando, en una parte de la cual no quiero acordarme,
asesora a Roque Guinart que el principio de la salud está en
conocer la enfermedad y tomar las medicinas que el médico ordena.
Sin embargo, no cabe duda que la estructura social de la época
también juega una baza importante, ya que sólo los privilegiados
tenían recursos para una buena alimentación. Se refleja en la
novela que el pan, el vino y la carne son alimentos esenciales
dentro del populacho, mientras que las aves eran para las clases
acomodadas. Principalmente, los protagonistas citan los huevos y
el queso, que eran alimentos prestigiosos entre los médicos ya
que, según ellos, se digerían bien y se convertían rápidamente en
sangre.
Asimismo, existían numerosas enfermedades que afectaban a grandes
extensiones de la población, como las que se documentan en el
Quijote que son, entre otras; ciática, sífilis, gota, asma,
72
Y epidemias como la peste, el sarampión o la viruela.
El propio Cervantes tenía acceso a estos términos ya que su padre
era cirujano.
Pero también existen otros indicadores de valor médico más
populares, como pueden ser las diarreas de Sancho (provocadas un
día por el frío de la mañana y otro por ingerir alimentos con
efecto laxante) o las patologías de vómitos que se recogen durante
la obra.
Igualmente, el libro menciona un principio antiguo que le otorga
al sol propiedades preventivas ante las enfermedades: “donde entra
el sol, no entra el médico”.
A lo largo de la historia, se han realizado numerosos estudios
acerca de la medicina en el Quijote y, desde luego, el tema más
tratado es la psicología de la locura que presenta el
protagonista, ya que, desde el primer momento, nos describe a una
persona con un trastorno mental. En pocas palabras, la novela
narrará la vida de un enfermo, que se cura justo antes de morir.
En el primer capítulo, la obra relata sobre Don Quijote que, “se
enfrascó tanto en su lectura, que se le paraban las noches leyendo
de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco
dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de manera, que vino
á perder el juicio”. Aquí, se recogen los primeros rasgos de lo
que hoy llamamos binomio hipomaníaco precoz, que sirve para
detectar muchos trastornos bipolares en la psiquiatría actual. Por
otro lado, una característica de la hipomanía es la exaltación de
la líbido. En la juventud, se produce una hiperactividad sexual
que, en la edad del protagonista (cincuenta años) se reduce a un
erotismo platónico; es por ello que Don Quijote idealiza la figura
femenina como hace con Dulcinea e intenta protegerla en todo
momento; expresando: “Y así, bástame a mí pensar y creer que la
buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje,
importa poco, que no han de ir a hacer la información dél para
darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta
princesa del mundo. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes,
que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la
mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan
consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le
iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para concluir con
todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni
falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la
belleza como en la principalidad”.
Durante toda la historia, Don Quijote tiene varios altercados, que
frecuentemente lo dejan tendido, molido, vapuleado, además de
73
triste y melancólico. En una ocasión, el protagonista pierde la
mitad de su oreja izquierda en una pelea con el vizcaíno en la
celada, y, apresuradamente, Sancho extrae de sus alforjas hilas y
ungüento blanco para curar a su amo. Esto es común debido a que
los caballeros andantes llevaban medicamentos para sus aventuras.
En el transcurso de la obra, Don Quijote nunca se quejó de ningún
dolor físico, porque como él dice “… y si no me quejo de dolor, es
porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida
alguna, aunque le salgan las tripas por ella…”
A pesar de todas sus heridas, caídas y golpes, curiosamente
Cervantes nunca hace ir a Don Quijote a que lo revise un médico.
Sin embargo, en la versión de Avellaneda no sólo lo ve un médico
sino que lo encierran en un manicomio.
En el final de la obra, Don Quijote cae derrotado ante el
Caballero de la Blanca Luna, y el desdichado vuelve a su aldea en
silla de mano y, ya allí, llama a sus amigos para hacerles saber
que ha recuperado la cordura, y, tras un diagnóstico del médico,
el cual no le dió mucha esperanza de vida, decidió atenderle la
salud del alma, ya que la del cuerpo corría peligro. Tras los
humorísticos episodios de los desmayos y habiendo realizado su
testamento, el noble hidalgo abandonó el mundo rodeado de sus
amigos.
Pero no sólo sus amigos se despidieron de él. También el viejo y
pobre Cervantes no pudo evitar despedirse del legendario Caballero
de la Triste Figura, personaje que le hizo compañía en los duros
días de su encierro en la cárcel de Argel, y al cual dedica la
última frase de la obra: “Vale.”, palabra que, según el
Diccionario de la Real Academia Española, significa “adiós o
despedida a un muerto”.
FERNANDO GÓMEZ HERNÁNDEZ Y SOLEDAD BOZA VILLAR. 2ºBTO C.
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PASEANDO POR SEVILLA
Miguel de Cervantes y Saavedra es sin duda uno de los literatos
españoles de más fama universal. Autor de importantes obras como
el “D. Quijote de la Mancha” y sus “Novelas Ejemplares”. Por eso
la ciudad de Sevilla ha reconocido al “Príncipe de los Ingenios
Españoles” colocando una serie de azulejos por los distintos
rincones de la ciudad que inspiraron su obra. Azulejos promovidos
y diseñados por el notable historiador y ceramófilo sevillano Don
José Gestoso y Pérez, y realizados en la fábrica trianera de José
Mensaque y Vera. Originariamente se instalaron 25 cerámicas, y en
la actualidad solo quedan 19. El origen de esta iniciativa hay que
buscarlo en la conmemoración, en 1916, del Tercer Centenario de la
muerte de Cervantes.
También la Exposición Iberoamericana de 1929 recordó a Cervantes
con la construcción de una glorieta en la Plaza de America,
realizada por el arquitecto Aníbal González entre 1913 y 1916.
Hoy día, casi cien años más tarde, podemos recorrer las calles de
Sevilla recordando a Cervantes y a su obra a través de esas obras
de arte realizadas en azulejos.
1. Glorieta de Cervantes, Plaza de América
Comenzamos nuestra andadura por la glorieta de Cervantes en la
Plaza de América, situada frente al Pabellón Real, al sur del
Parque de María Luisa.
Es una glorieta octogonal, formada por cuatro bancos, que nos
narran en forma gráfica la historia de “D. Quijote de la Mancha”
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2. Calle Troya, barrio de Triana
Situada en la calle Troya esquina con la calle Betis nos
encontramos el primero de los azulejos que visitaremos. “El patio
de Monipodio”, es el nombre que tenía una casa abandonada en la
cual se reunían los vagabundos y mendigos en una época en que en
este lugar hubo muchas casas en ruinas o asoladas a causa de la
explosión del Molino de la Pólvora, que destruyó medio Triana,
hundió el Convento de Los Remedios y rompió todas las vidrieras de
la catedral.
3. Calle Adriano, barrio del Arenal
Subiendo por Betis hasta el Altozano y atravesando el Puente de
Triana, caminaremos por el Paseo de Colón hasta su confluencia con
la calle Adriano, adentrándonos en el barrio del Arenal, y junto a
la Plaza de Toros de la Real Maestranza nos encontraremos el
segundo de los azulejos.
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El lugar era conocido como del“Malbaratillo”, en referencia a un
lugar donde además de acumularse muchas basuras e inmundicias se
hacía comercio, a modo de mercadillo, de baratijas, objetos y
alimentos robados. También se conoció la zona como Monte del
Malbaratillo o simplemente el Baratillo, tal como hoy se sigue
denominando
4. Calle Núñez de Balboa
La calle Núñez de Balboa se encuentra muy cerca de la Torre del
Oro, en dirección al Hospital de la Santa Caridad y las Atarazanas
Reales. En esta calle, situada en frente de los jardines que están
junto al Teatro de la Maestranza se encuentran los azulejos.
5. Avenida de la Constitución, Arco de la Calle Miguel de Mañara
El siguiente azulejo nos lo encontramos en la Avenida de la
Constitución, en el Postigo del Alcázar que da acceso a la calle
Miguel de Mañara, lugar muy próximo al que se cita en Rinconete y
Cortadillo.
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6. Plaza de la Virgen de los Reyes
En la Plaza de la Virgen de los Reyes, a los pies de la Giralda,
hoy espacio abierto y despejado, antaño existió un conjunto de
edificaciones conocido como el “Corral de los Olmos”, citado por
Cervantes en la comedia El Rufián Dichoso. Los azulejos están
ubicados en la pared de la iglesia del Convento de la Encarnación.
7. Puerta del Lagarto de la Catedral
En la antigua puerta de acceso al patio de los Naranjos de la
antigua Mezquita almohade, conocida como Puerta del Lagarto, es
donde encontramos los azulejos cervantinos, que aluden al soneto
que escribió Cervantes con motivo de las honras fúnebres
celebradas en la Catedral y el túmulo levantado con motivo del
fallecimiento del Rey Felipe II. En el momento del recorrido dicha
puerta estaba cerrada, pero aquí dejo unas fotografías de lo que
podréis ver (extraídas de la página de internet:
http://www.retabloceramico.net/articulo0610.htm).
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8. Calle Alemanes, Gradas de la Catedral
En las Gradas de la antigua mezquita, junto a la Puerta del
Perdón, en la calle Alemanes, se encuentran los azulejos que
recuerdan la existencia en dichas gradas del encuentro de
comerciantes para la contratación, citado en la obra Rinconete y
Cortadillo.
9. Avenida de la Constitución, edificio del SAS
En la avenida de la Constitución, justo en la puerta de la
Catedral. Atravesamos las oficinas del Servicio Andaluz de Salud.
Primitivamente en ese lugar existió una posada, que Cervantes cita
que se alojó en ella, propiedad de su amigo Tomás Gutiérrez.
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10. Arquillo del Ayuntamiento, plaza de San Francisco
En el Arquillo o apeadero del Ayuntamiento de Sevilla, en la Plaza
de San Francisco, se colocó el azulejo cervantino que recuerda la
rotulación de aquel lugar como Plaza de San Francisco por el
convento que allí existió, lugar citado en las novelas ejemplares
Rinconete y Cortadillo y en el Coloquio de Cipión y Berganza.
11. Calle de Joaquín Guichot
El siguiente azulejo nos lo encontramos en la calle Joaquín
Guichot, antiguamente llamada de Tintores, donde es citada en la
Novela de Rinconete y Cortadillo.
12. Calle de las Sierpes
El siguiente azulejo se encuentra sobre la fachada del Círculo
Mercantil e Industrial de Sevilla, donde se nos recordará que en
aquel sitio estuvo la Cárcel Real, y en ella preso Miguel de
Cervantes.
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13. Plaza del Pan o de El Salvador
En esta plazuela sitúa Cervantes diversos episodios ocurridos en
la novela Rinconete y Cortadillo, en recordando en la placa que
este espacio público llevó los nombres de San Salvador, de la
Fruta y del Pan.
14. Cuesta del Rosario
Al final de la Cuesta del Rosario, frente a la Plaza de la
Pescadería, se encuentra nuestro azulejo, donde se relata que
Cervantes cita en el Coloquio de Cipión y Berganza que esta calle
era una de las tres cosas que el Rey tenía que ganar en Sevilla.
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15. Calle de Huelva
Muy cerca de esta plaza en dirección a la plaza de la Alfalfa se
localiza la siguiente placa cervantina en la calle Huelva, una
calle que llevó por nombre la de la Caza y la de la Gallinería,
como una de las tres cosas que el Rey tenía que ganar en Sevilla
en la novela ejemplar Rinconete y Cortadillo.
16. Calle de la Alcaicería de la Loza
El siguiente azulejo nos lo encontramos en la calle Alcaicería,
antiguamente llamada de la Carnicería, según se relata en el panel
que en su semiesquina derecha cita este lugar en la obra Rinconete
y Cortadillo.
17. Fachada de la iglesia de la Anunciación, calle de Laraña
En la calle de Laraña se ubica el templo de la Anunciación,
antigua iglesia anexa a la Universidad de Sevilla. En los azulejos
se relata, como en el Coloquio de Cipión y Berganza cita la
existencia junto al templo del estudio de la Compañía de Jesús, y
luego Universidad Literaria.
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18. Calle de Santa Paula
En los azulejos de la calle Santa Paula se relata que en esta casa
moraron Isabela y sus padres, personajes de la novela ejemplar La
Española Inglesa.
19. Calle de Menéndez Pelayo, edificio de la Diputación Provincial
En lo que fueron los antiguos mataderos reales nos encontramos el
siguiente azulejo. Se indica que son lugares “que el Rey tenía por
ganar en Sevilla”; el motivo de esta expresión es que en estos
lugares no mandaba la justicia, sino los delincuentes y pícaros.
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20. Calle Párroco José Álvarez Allende
Localizada en la zona de la Buhaira, en lo que fue la entrada a la
Huerta del Rey, se encuentra nuestra última muestra de azulejos,
donde ocurrieron episodios de la novela Rinconete y Cortadillo.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.retabloceramico.net/articulo0610.htm
http://www.jccanalda.es/jccanalda_doc/jccanalda_alcala/artic-
alcala/artic-cervantes/sevilla-2.htm
http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-ruta-azulejos-cervantinos-
sevilla-201604240827_noticia.html
LEONOR GUTIÉRREZ ARNAIZ. 3º A
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COMIENDO CON DON QUIJOTE Y SANCHO
Lo que se comía en la época: pan con queso y vino; bellotas y
avellanas; tocino (comerlo demostraba que se era cristiano viejo),
vaca y carnero; cebollas y ajos; gigote (carne picada), salpicón,
duelos y quebrantos. El plato nacional era la olla. En la novela
se han encontrado hasta 150 formas de preparar los alimentos. En
las páginas siguientes haremos un itinerario gastronómico
acompañando al hidalgo manchego y a su fiel escudero.
ALBÓNDIGAS
La albóndiga es un plato árabe cuyo nombre procede
del término árabe al-bunduga que significa la bola
y es un guiso de bolas de carne picada,
generalmente de res mezclada con huevos y
especias.
BACALAO
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Hablamos del bacalao, en su variedad conocida en
Castilla como abadejo, prácticamente el único
pescado de mar, junto con las sardinas arenques
y el besugo navideño, que se ha comido hasta
hace bien poco en toda la España interior,
merced a las buenas propiedades que una vez
curado y salado conserva, y porque durante
siglos ha sido alimento insustituible en tiempos
de ayuno y abstinencia.
VIANOS
En el Quijote de Avellaneda se nos ofrece una olla en la que están
incorporados los livianos: “…quatromanezillas
de vaca y una libra de tocino, con bofes y
livianos de carnero y con sus nabos; y es
tal, en fin, que, en dándole cinco reales de
contado y a letra vista, se verná ella misma
a cenar por sus pies con nosotros (...)”
EMPANADA DE CONEJO ALBAR (BLANCO)
Hay un momento en el Quijote en el que Sancho
degusta una exquisita empanada de conejo
albar.
EMPEDRADO O DUELOS Y QUEBRANTOS
Aparece este plato en el célebre pasaje
del Quijote: “Una olla de algo más vaca
que carnero, salpicón las más noches,
duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún
palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de
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su hacienda”.
FRITADA DE RATA
Este animal está considerado hoy en día un manjar exquisito
en los restaurantes vietnamitas y en Camboya. Es un plato
tradicional en Mallorca. No hace muchos años la llamada rata
de albufera valenciana era uno de los platos más comunes y
estaba considerado como uno los más suculentos bocados,
juntamente con la anguila. Hoy en día, sin embargo, no es muy
aconsejable por el uso de pesticidas en los arrozales, y por
la alta contaminación de la Albufera.
GATO ASADO
“Aun ahí sería el diablo -dijo
don Quijote-, si ya no estuviese
Melisendra con su esposo por lo
menos en la raya de Francia,
porque el caballo en que iban a
mí me pareció que antes volaba que corría; y, así, no hay para qué
venderme a mí el gato por liebre, presentándome aquí a Melisendra
desnarigada, estando la otra, si viene a mano, ahora holgándose en
Francia con su esposo a pierna tendida”.
GAZPACHO
“Mejor me está a mí una hoz en la mano que
un cetro de gobernador, más quiero hartarme
de gazpachos que estar sujeto a la miseria
de un médico impertinente que me mate de
hambre, y más quiero recostarme a la sombra
de una encina en el verano y arroparme con
un zamarro de dos pelos en el invierno, en
mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre
sábanas de Holanda y vestirme de martas cebollinas”.
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LENTEJAS
Este plato, considerado en poca estima, era
comida propia de los más humildes. Ya en el
comienzo del Quijote se menciona como comida de
los viernes:“Una olla de algo más vaca que
carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lantejas viernes, algún
palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de
su hacienda”.
MANOS COCIDAS
Las manos o pies de puerco, o de carnero, o
de vaca eran platos apreciados.
MAZAPÁN
Es dulce de herencia árabe, se le llama también marzapán. Junto
con el turrón es una de las más
antiguas recetas de nuestra
cocina. Su base es la almendra,
fruto abundante en España en la
zona mediterránea. Es un dulce
sencillo en el que se pueden
mezclarse diversos frutos. Hay
otras muhas alusiones múltiples en la literatura clásica, además
del Quijote.
MIGAS
Es un plato, habitual de los pastores trashumantes y elaborado con
pedazos de miga de pan, acompañado trozos de verduras y carne,
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aunque existen variantes populares que se
preparan con harina de trigo y pueden tener
su origen en el tharid musulmán que se
elaboraba con pan y se acompañaba con
pequeñas porciones de grasa frita.
OLLA PODRIDA
Es por excelencia el plato nacional en
la Península; a veces se le llama sólo
olla. La olla podrida de las clases
pudientes llegaba a ser un plato muy
rico y costoso con todo tipo de
ingredientes. Sin embargo en nuestra
literatura abundan las ollas de la picaresca, aunque la que se
cita en el Quijote resulta más sustanciosa.
PIES DE VACA O CERDO
Igual que las manos, las pezuñas de vaca o
cerdo eran platos de gusto.
RELLENOS
Tuvieron gran aceptación los rellenos, que se introdujeron en
nuestra cocina debido a la influencia árabe. De estos rellenos tan
estrambóticos ofrecemos un ejemplo muy interesante, el relleno que
maravilla a Sancho, absolutamente estrambótico, de un novillo
entero expuesto al fuego.
SALPICÓN DE VACA
“Fiambre de carne picada, compuesto y aderezado con pimienta, sal,
vinagre, y cebolla, todo mezclado. Hácese regularmente de vaca, y
le usan mucho en los Lugares”.
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SUPLICACIONES (BARQUILLOS)
Los barquillos están formados por una hoja delgada de pasta hecha
con harina sin levadura, azúcar o miel y canela, que se calentaba
en moldes y recibía la forma convexa de un barco. Se fabricaba
antiguamente en los monasterios y a partir de la Edad Media
formaban parte de las mesas de reyes y nobles, aunque también se
vendían por la calle.
TAGARNINAS
La tagarnina es una planta comestible que encontramos a ras de
suelo, con forma aplastada y forma de
estrella. Su nombre proviene del
árabetagri que significa fronterizo.
TORREZNOS
Los torreznos son tiras de tocino fritas o tostadas, crujientes y
doradas que suelen comerse como tapa o guarnición.
90
TORTA DE ALMENDRA
Bibliografía
1.-
http://cvc.cervantes.es/artes/gastronomia/recetario/defa
ult.htm
2.-
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-
reportajes/la-vivienda-en-los-tiemposde-don-
quijote_6758/2. Don Quijote preside una comida en una
venta, junto a la supuesta princesa Micomicona. Óleo
por Manuel García «Hispaleto». Siglo XIX. Senado,
Madrid.
3.-
https://conlosojosdecervantes.wordpress.com/la-
alimentacion-en-la-epoca-de-cervantes/la-gastronomia-
del-quijote/
4.- A la mesa con don Quijote y Sancho. P. 142, 143,
144.Pedro Plasencia. Febrero 2005, Suma de Letras, S.L.
5.-
http://www.rae.es/obras-academicas/ediciones-
conmemorativas/el-quijote
91
6.- http://revistaleer.com/2015/02/el-avellaneda-un-
genial-trabajo-sucio/
7.- 50 preguntas básicas para acercarse a la obra.
http://elpais.com/diario/2004/12/19/eps/1103441210_85021
5.html
8.- La cocina del Quijote. Lorenzo Díaz. Editorial
Alianza. 2003
COMINO GONZÁLEZ, CARLOS. 1ºESO C.
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EL QUIJOTE ¿UNA HISTORIA VERDADERA?
Sin saber qué hacer para el trabajo de El Quijote,
me acordé de un reportaje en televisión que vi, hace
unas semanas, en el que un investigador sostenía que
Miguel de Cervantes, se pudo inspirar en personajes y
hechos reales para escribir algunos episodios de “El
Quijote”, y que había encontrado un documento, en un
archivo de Cuenca, que narraba que un hidalgo manchego,
arremetió con su espada contra una cruz que estaba en un
molino en las cercanias del Toboso. Mirando en internet
he visto que hay varias búsquedas sobre esta noticia, en
periodicos, televisión y radio:
Don Quijote era... un 'sacamuelas' de El Toboso (El
Mundo). 27-10-16
Agustín Ortiz, el hidalgo que atacó un molino de viento
en El Toboso hacia 1594. (ABC) (16/10/16)
Localiza a un hidalgo que atacó un molino de viento en
El Toboso hacia 1594 (LA REGION (16/10/16)
Localizado un hidalgo que atacó un molino de viento en
El Toboso hacia 1594. (HERALDO 18/10/16).
¿Fue real la lucha del Quijote contra los molinos de
viento? El Correo de Andalucía (16/10/16)
De cómo Cervantes se inspiró en personajes reales para
escribir el Quijote (Cadena Ser 19/10/16)
Según el investigador, que se llama, Javier
Escudero, y que encontró en el Archivo Diocesano de
Cuenca, un documento de una condena del Tribunal de la
Inquisición entre los años 1594 y 1595 a un hijo
bastardo de un caballero de un municipio cercano a El
Toboso, “ que se lió a espadazos contra unos molinos y
una cruz clavada en la entrada , del tamaño de una
persona, maldiciendo a quienes se metían con él, por
ser humilde barbero, y los amenazó con su arma, como ya
había hecho otras veces, creyendose señor”. La sentencia
del Tribunal de la Inquisición dijo así: “El que ataca a
los molinos no fue caballero, ni hidalgo, tampoco señor,
tan sólo un pobre loco del que todo el mundo se reía”.
Esta historia recuerda mucho al capitulo De la
93
espantable y jamás imaginada aventura ocurrida a Don
Quijote con los molinos de viento.
Por lo que se dice en esta noticia, si creo propable
que Cervantes supiera de historias, que le sirvieron
para escribir sus novelas y también para conocer mejor
los sitios, donde pasan los hechos de las historias que
cuenta.
PABLO SILVERIO NIEVES SERRANO. 3º A
94
LIRICOGRAFÍAS, VIÑETAS, TIRAS CÓMICAS
95
ANA ARANA RONCERO. 2º BACH C
96
ESTEBAN JIMÉNEZ SUÁREZ. 2ºESO B
97
DIEGO ARIZA BONILLA. 2ºESO B
98
99
NIEVES CASTILLA RAMÍREZ. 2º ESO C
PABLO SILVERIO NIEVES. 3º ESO A
100
ALEJANDRO SANTISTEBAN CORCHO. 1º BACH B
101