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HISTORIAS, MEMORIAS Y LEGADOS DE LA NATURALEZA URBANA
Humedal Ditaires, Municipio de Itagüí
Investigación y texto:
Luis Orlando Luján Villegas Historiador
CIUDAD DELIRANTE. Natalia Múnera Castañeda. Óleo sobre madera, Serie 25x25
“La capacidad de avanzar hacia ciudades más habitables, saludables y justas, dependerá de personas, que, desde las instituciones públicas, velen para que los intereses privados no
prevalezcan sobre el interés general, pero también de movimientos populares de justicia ambiental capaces de defender el territorio y plantar cara en los conflictos ambientales
urbanos reivindicando el derecho a la naturaleza. En Colombia, estas personas y movimientos siembran las semillas del cambio”
(Gómez-Baggethun, Instituto Humboldt de Colombia, 2016: VI). INTRODUCCIÓN
¿Quién no ha tenido la oportunidad de disfrutar y apropiar el Parque Recreativo
Metropolitano Ditaires del municipio de Itagüí con su entorno cultural, social y deportivo?
¡Que levante la mano!
¿Quién no ha gozado de un vertiginoso columpio que se sostiene de las nubes hasta tocar
la biodiversidad urbana que habita en el Humedal Ditaires ubicado en el municipio de
Itagüí? ¡Que agiten las ramas los árboles!
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Con estas preguntas, y los posibles caminos para abordarlas, es imperativo hacer un breve
recorrido por los hechos sociales, ambientales y culturales que han contribuido a la
reivindicación del Humedal Ditaires como Área Protegida Urbana -APU-.1
En primer lugar, es preciso dejar claro los alcances del presente artículo: reseñar una
historia de larga duración que parte del año 1932 con la existencia de la Finca La Carola de
la familia Álvarez, pasando por la Casa Ditaires propiedad de Don Diego Echavarría Misas y
Benedicta Zur Nieden; también fue una reivindicación que el movimiento social y
ecológico de la década de los años ochenta en Itagüí ganó al calor de la acción colectiva y
de las relaciones vecinales cargadas de profunda fraternidad y solidaridad; en la misma
década se tiene conocimiento del Proyecto de Acuerdo 05, febrero de 1987 de la Junta
Metropolitana del Valle de Aburrá, “por medio del cual se congela y define el uso del suelo
de un lote de terreno localizado en el Municipio de Itagüí” (Área Metropolitana del Valle
de Aburrá, 1987); y finalizar en las 12.24 hectáreas que contiene el actual Documento
Técnico de Soporte para la Declaratoria de Área Protegida Urbana -APU- Humedal Ditaires
(Municipio de Itagüí, Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 2016). A ello están
dedicados los siguientes numerales.
1 Las Áreas Protegidas Urbanas -APU- son espacios públicos en el contexto urbano, que cuentan con una
riqueza natural, social y cultural, oportunas para generar estrategias de educación y comunicación en pro de la
conservación de los recursos naturales que hacen parte de ellas, valorando así los servicios ecosistémicos que
brindan la sostenibilidad ambiental del territorio regional. Tomado de:
http://www.metropol.gov.co/areasprotegidas/Pages/inicio.aspx [Consultada el 15 de octubre de 2016]
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El Humedal Ditaires se encuentra ubicada en el barrio del mismo nombre, junto a las instalaciones del
Parque Recreativo Metropolitano Ditaires, zona urbana del municipio de Itagüí. Este ecosistema urbano está influenciado por las quebradas La Muñoz y La Sardina. El área está conformada por un pequeño valle
caracterizado por ambientes riparios y de humedales, con una extensión de 12.24 Ha. Tomado de: Municipio de Itagüí. Documento técnico de soporte. Declaratoria Área de recreación urbana APU-Humedal Ditaires.
Itagüí: Secretaria de Medio Ambiente, Departamento Administrativo de planeación, 2016. Pág. 7
UNO
La Carola fue casa de campo de la familia Álvarez por los años de 1932, luego la compró
Don Diego Echavarría Misas y la llamó Ditaires en honor a su esposa Benedikta zur Nieden,
al respecto ella refiere:
“Buscamos nuestra residencia en Itagüí, porque ambos teníamos predilección por el campo. Compramos la finca que se llamó Ditaires. Los cañaduzales se cambiaron pronto por naranjales de diferentes especies; se sembraron palmas reales, cipreses, balsos y cauchos. Alrededor del laguito corrían palomos, patos, gallinas, hasta cisnes habíamos traído. Vacas y caballos estaban en las extensas mangas. Esta vida campestre nos satisfacía” (Vallejo, 2002: 19).
Así mismo, es el lugar predilecto desde donde la familia Echavarría-zur Nieden avizoraba
las precarias condiciones en la calidad de vida de la población mayoritariamente
campesina de Itagüí, precariedad que se origina como resultado de las improntas de las
Parque Recreativo Metropolitano Ditaires
APU Ditaires
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luchas agrarias y políticas de la hegemonía conservadora en el ámbito nacional (1886-
1930), pero de modo particular por los efectos que trajo la Revolución en Marcha, como
un intento de modernización que proponía el entonces gobierno de Alfonso López
Pumarejo (1934-1938).
Foto: Álbum fotográfico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional (Sede Medellín)
En los años sucesivos Ditaires se constituye en el epicentro doméstico, social y cultural de
la familia Echavarría-zur Nieden tal como lo reseñan las biografías que se alinderan desde
una clara perspectiva apologética, ejemplo de ello son los trabajos realizados por Molina
(1995) y Pimienta (1995), entre otras,2 que lo colocan en la cima de la filantropía
occidental paisa.
Foto: Benny Duque
2 Otros trabajos producidos desde 1971 a 2014 se pueden apreciar en la bibliografía que acompaña el presenta
artículo.
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DOS
Mientras el presidente Mariano Ospina estaba instalado en Itagüí en su Finca Mi Ranchito,
(colindante con la Finca Ditaire) y atenuaba el periodo de la violencia en Colombia bajo su
mandato conservador (1946-1950), y el temple de su esposa se hacía sentir en las
intervenciones públicas -a la par del cultivo de orquídeas en Mi Ranchito (Ospina, 1998)-,
los frecuentes viajes de Don Diego Echavarría Misas a Europa ejercieron influencia en su
personalidad y marcan sus gustos por los gabinetes botánicos, jardines palaciegos que
trae a imitación en las mangas de Ditaires: por ejemplo, de Villa Adriana (Roma) trae las
semillas para sembrar los cipreses en El Castillo. Se evidencia una conciencia ecológica,
tanto en los Ospina como en los Echavarría-zur Nieden, que se acentúa con la labor
filantrópica ejercida desde la Biblioteca de Itagüí inaugurada el 13 de mayo de 1945
(Correa, 2014).
Conciencia, justamente, era lo que también estaba ganando la población -
mayoritariamente obrera- a finales de la década de los años setenta y principios de los
años ochenta. En efecto, se consolidan de manera autónoma los paros cívicos, las luchas
por el agua -con marcado liderazgo femenino- que dan lugar a los inicios del movimiento
ecológico de la época; al respecto, comenta Elkin López: “Una de las primeras luchas
encaradas por el movimiento ecológico fue la defensa del parque Ditaires, tras el intento
de urbanizar este espacio se inició una lucha…” (López, 2007: 223).
Foto: Grupo Ecológico de Itagüí
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TRES
En dicho periodo sobresale una impertinente clase política local que deja como saldo un
balance de precariedades y necesidades sociales caracterizadas de la siguiente manera:
• El área urbana ocupa el 80% de la superficie del municipio
• El crecimiento poblacional en el período intercensal 1963 – 1985 ha sido del 221%,
muy superior al promedio de la Zona Sur con el 135%
• Según el recuento de viviendas del DANE en 1981 y 1985 Itagüí incrementó al
10.85%, y La Estrella el 13.92%, los más altos de la Zona sur
• La densidad bruta de población en el espacio ya consolidado es de 154 habitantes
por hectárea para 1985. El Plan de desarrollo Metropolitano propone una densidad
de 160 habitantes por hectárea; en consecuencia, se aproxima al punto de
saturación
• El 86.5% de la población de Itagüí pertenece a estratos bajo y medio bajo, los más
necesitados de equipamiento recreacional, deportivo y cultural de carácter público
• El 68% de las industrias de la zona Sur está en Itagüí, una gran concentración
para un municipio que carece prácticamente de área rural
• El alto número de vehículos inscritos en el municipio, la alta densidad de población,
la alta concentración de industrias, muchas de ellas contaminantes del medio
ambiente, el sentido de los vientos norte-sur que traslada hasta la cabecera la
contaminación de la zona industrial del sur de Medellín, hacen de Itagüí un
municipio seriamente contaminado.
• El índice de espacio públicos, deportivos y recreativos es de 0.44 metros cuadrados
por habitante, mientras que los índices internacionales fijan el límite aceptable a
escala de ciudad en 9 metros cuadrados por habitante. (Área Metropolitana del
Valle de Aburrá, 1987, pág. 16-17).
Con este panorama de precariedades y necesidades sociales, otros ciudadanos,
profesionales, líderes sociales, hombres y mujeres se dan a la tarea de desarrollar una
experiencia cultural orientada con la premisa de “La recreación y las manifestaciones
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artísticas, forman parte de nuestra cultura”: se hace referencia al Octubre Cultural (1978-
1982) surge en pleno periodo de gobierno de Julio cesar Turbay Ayala con el “Estatuto de
Seguridad” (Rodríguez, 1997. Morales, 2016). En la otra orilla se encuentra el sostenido Día
Mundial de la pereza que inicia acciones en 1986 bajo el lema “Por la Pereza, todos a
trabajar” (Morales, 2016).
Foto: Orlando Luján
CUATRO
“Somos lo mejor de Itagüí: su gente”, era el mensaje que transmitía un pasacalle colgado al
frente del atrio de la Iglesia de San Pío en el marco del Segundo Paro Cívico que se
celebraba en la localidad en 1983 ante la carencia de agua potable. Para la época, otros
paros se libraban en el país: entre 1970-1978 se registró en Colombia 105 paros cívicos;
para el periodo de 1978-1981 se registran 32 paros, la razón de esta disminución fue la
aplicación del Estatuto de Seguridad. En el año de 1982 los paros registrados fueron 22, y
en 1983 se dieron 18, con marcadas reivindicaciones por la pavimentación de calles,
acueducto, alcantarillado, dotación de centros de salud, escuela y colegios. Acá es
importante recordar que para estos dos periodos se registran los paros cívicos de Itagüí,
entre los aprendizajes se resaltan cuatro: la defensa del derecho de asociación; la
importancia de la mujer en la organización de las luchas y paros cívicos; la debilidad de la
alcaldía y el concejo municipal que se negaron a la salida negociada por medio de
acuerdos comunitarios nacida en el marco de un cabildo abierto; la conciencia cívica
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demostrada por los habitantes de los barrios del sur de Itagüí que supieron realizar
pequeñas acciones que unidas en su conjunto se convertían en fuerza contra la injusticia
(Morales, 2014). Luchas que también registraron de manera sistemática los periódicos de
la época.
CINCO
ITINERARIO UNO: 1972 a 1987.
El terreno y la casa Ditaires fue propiedad de la Fundación Hospitalaria San Vicente de
Paúl, según sucesión testada por Diego Echavarría Misas en 1972.
La Junta del Área Metropolitana concedió factibilidad de uso del suelo para urbanización
multifamiliar, según Oficio # 16546 de 14 de abril de en 1982, enviado a Planeación
Departamental.
En 1983 CORPAUL abrió licitación privada para urbanizar el predio, en búsqueda de
recursos para el Hospital, adjudicando contrato ese mismo año, pero que por su
complejidad no se firmó hasta 1985. Se contemplaba la construcción de 4.200
viviendas, “pero fue suspendido en 1986 por la incertidumbre del comportamiento del
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mercado de vivienda y su posible saturación en el municipio de Itagüí” (Área
Metropolitana del Valle de Aburrá, 1987: 12).
En diciembre de 1986 el terreno se parcela y se vende un lote de 6.4 hectáreas a la
corporación Colegio Colombo Alemán.
El 30 de abril de 1987 la finca es cedida al Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid,
para la realización de prácticas docentes, y “frente a la amenaza de fraccionamiento y
la urbanización total del lote, se presentó en el municipio a partir de 1985 un movimiento
popular liderado por el Grupo Ecológico de Itagüí, que vio en Ditaires una oportunidad
única de salvar para el municipio un espacio recreativo importante” (Área Metropolitana
del Valle de Aburrá, 1987: 12).. Es ahí cuando con fecha 10 de febrero de 1987 el
Gobernador de Antioquia dirige un comunicado al Grupo Ecológico de Itagüí y mediante el
Acuerdo 05 de ese mismo mes, la Junta Metropolitana congela los terrenos y los asigna a
Parque Público.3
La Sociedad de Mejoras Públicas y el Grupo Ecológico propusieron a COMFAMA la compra
y adecuación de Ditaires, idea que no cristalizó. Se empezó entonces a promover la
conservación de Ditaires como último bosque de Itagüí, a través de afiches y
anteproyectos (Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 1987: 14).
El documento «Bases para el Diseño del parque Ditaires en Itagüí” incluye una
comunicación del Gobernador Antonio Yepes Parra a Margarita Moncada, presidenta del
Grupo Ecológico de Itagüí, le ofrece su apoyo a la iniciativa de destinar los terrenos de la
finca -en ese momento era propiedad de la Fundación Corpaul- a la construcción de un
Parque, basado en la recomendación de Planeación Departamental (diciembre de 1985) y
anuncia que esa dependencia coordinará el programa, complementado con la
3 Tomado de: «Bases para el Diseño del parque Ditaires en Itagüí”, Área Metropolitana del Valle de Aburrá,
Plan de Ordenamiento Territorial zona Sur, 1987. El Alcalde Municipal de Itagüí, integrante de la Junta, era
Oscar Ramírez G.
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participación de las universidades de la ciudad en el concurso de diseño arquitectónico,
una vez adquiridos los terrenos.
En la definición del carácter del informe se argumenta que “(…) pocas veces se ve con
tanta claridad y en pocas oportunidades se presenta un espacio con tantas calidades para
el despliegue recreativo y cultural como en el de la finca ‘Ditaires’. El respaldo político
universal que ha recibido la idea del Parque y las iniciativas de la misma comunidad de
Itagüí son testigos convincentes de este hecho”.
Por otra parte, la intención del Documento “Bases” es la de ser el soporte de la
formulación del Plan de Ordenamiento Territorial de la Zona Sur, contexto en el cual
Ditaires fue estratégicamente considerado como una solución adecuada para un
municipio carente de espacios públicos para la recreación y la cultura.
SEIS
ITINERARIO DOS: 1999 a 2012.
Con la Constitución Política de 1991, la ley general de Cultura y los posteriores desarrollos
normativos y políticos se orienta la planeación del desarrollo cultural, así como el
reconocimiento de las experiencias de las comunidades desde su condición instituyente.
Estos avances se reflejan en lo local: en 1999, Corantioquia y otras entidades realizan el
Inventario del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico del Valle de Aburrá, documento
que incluye a Ditaires.
La Casa Ditaires fue reconocida como patrimonial mediante el Acuerdo 020 de 2007 (POT
2007), y fue ratificado como Bien de Interés Cultural Municipal (BIC-M). También fue
listado por el Acuerdo 40 de 1994 (Estatuto de Ordenamiento Urbano) y el Decreto
259 de junio de 2000 (POT, 2000). Para la fecha de Estatuto de Ordenamiento Urbano se
restaura la Casa Ditaires (responsable la Administración Municipal). Acá el Estado asume
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la orientación del Bien. De otro lado, la iniciativa de un diseño como “lago recreativo” con
un trabajo de grado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Medellín titulado
“Preevaluación ambiental del proyecto lago recreativo parque Ditaires, municipio de
Itagüí” (1996) quedó en el tintero.
En 2005, la Fundación Diego Echavarría Misas realizó el Inventario Cultural de Bienes
Inmuebles de la localidad confiriendo las particularidades al Bien y su entorno. En 2012, la
misma entidad formula el Plan Especial de Manejo Patrimonial, hasta hoy sin formalizarse
(con ajuste de dos nuevas versionas en los años 2013-2015. Finalmente en el año 2012 se
hace una remodelación por parte de la Fundación Ferrocarril.
SIETE
Finalmente, ¿cuáles son los cambios que caracterizan a la sociedad itagüiseña del siglo
XXI? Retomando a Lechner (2002) se ratifican los cambios significativos que caracterizan a
sociedades como las nuestras: los derivados de la globalización-mundialización; un
profundo proceso de individuación, y la configuración de sociedades orientadas al
consumo y la mediatización de la comunicación social.
A propósito de esta transformación se identifican dos tendencias. De un lado, han
cambiado las experiencias que hacen los ciudadanos de la convivencia, ellos tienden a
establecer relaciones sociales más flexibles en su quehacer cotidiano; por lo tanto la
trama social se vuelve más tenue y frágil. Por otra parte, han cambiado las
representaciones que los ciudadanos hacen de la sociedad; parece más difícil hacerse una
idea de la vida social en su totalidad; por tanto aumenta la autonomía del individuo para
definirse a sí mismo, al tiempo que parecen disminuir (¿o se transforman?) las
experiencias y los imaginarios de sociedad, y en este sentido de lo público.
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Foto: Periódico El Colombiano, jueves 29 de septiembre de 2016, Metro, pág. 11
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Cibergrafía
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