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«El hombre de ciencia, que vive inicialmente en el presente y le gus- taría ser capaz de entrever el futuro, encuentra en el pasado elemen- tos que le permiten entender mejor ciertos datos fundamentales y permanentes que dirigen su búsqueda.» JULIEN CAIN En la actualidad, los conocimientos integran el sistema linfáti- co en el conjunto de la circulación general que se concibe como un todo. La circulación de ida está representada por la circulación ar- terial y la circulación de retorno se entiende como la asociación in- trínseca de la circulación venosa y del transporte linfático. Las es- trechas relaciones entre la vena y el sistema linfático con el medio intersticial y las células son para nosotros evidentes. Sin embargo, no ha sido siempre así y la historia del sistema linfático está aso- ciada al descubrimiento progresivo del funcionamiento de la circulación general. La diferencia entre el descubrimiento y el interés generado por el sistema linfático, en comparación con el de los otros dos siste- mas, arterial y venoso, está sin duda alguna relacionado con la extrema delgadez de sus vasos, que pasaron desapercibidos du- rante mucho tiempo. El aspecto de la linfa, incolora en su gran mayoría, explica también que la sección de los vasos linfáticos, cuya consecuencia es la linforrea, no llamase la atención de los ci- rujanos de ninguna época. Finalmente, la teoría de Galeno condi- cionó durante mucho tiempo las ideas. Su falsa interpretación del funcionamiento de la circulación sanguínea no dejaba lugar a una tercera vía muy difícil de ubicar en la fisiología errónea de este sistema. La historia del descubrimiento del sistema linfático es apasio- nante. Aunque se intuyó en la Antigüedad, fue fundamentalmen- PALABRAS CLAVE Aselli Pecquet Cruikshank Mascagni Venas lácteas Vasos absorbentes Capítulo 1 Historia del sistema linfático

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«El hombre de ciencia, que vive inicialmente en el presente y le gus-taría ser capaz de entrever el futuro, encuentra en el pasado elemen-tos que le permiten entender mejor ciertos datos fundamentales ypermanentes que dirigen su búsqueda.»

JULIEN CAIN

En la actualidad, los conocimientos integran el sistema linfáti-co en el conjunto de la circulación general que se concibe como untodo. La circulación de ida está representada por la circulación ar-terial y la circulación de retorno se entiende como la asociación in-trínseca de la circulación venosa y del transporte linfático. Las es-trechas relaciones entre la vena y el sistema linfático con el mediointersticial y las células son para nosotros evidentes. Sin embargo,no ha sido siempre así y la historia del sistema linfático está aso-ciada al descubrimiento progresivo del funcionamiento de lacirculación general.

La diferencia entre el descubrimiento y el interés generado porel sistema linfático, en comparación con el de los otros dos siste-mas, arterial y venoso, está sin duda alguna relacionado con laextrema delgadez de sus vasos, que pasaron desapercibidos du-rante mucho tiempo. El aspecto de la linfa, incolora en su granmayoría, explica también que la sección de los vasos linfáticos,cuya consecuencia es la linforrea, no llamase la atención de los ci-rujanos de ninguna época. Finalmente, la teoría de Galeno condi-cionó durante mucho tiempo las ideas. Su falsa interpretación delfuncionamiento de la circulación sanguínea no dejaba lugar a unatercera vía muy difícil de ubicar en la fisiología errónea de estesistema.

La historia del descubrimiento del sistema linfático es apasio-nante. Aunque se intuyó en la Antigüedad, fue fundamentalmen-

PALABRAS CLAVE

Aselli

Pecquet

Cruikshank

Mascagni

Venas lácteas

Vasos absorbentes

Capítulo 1

Historia del sistema linfático

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página XVI

lugar del cuerpo era capaz de absorber,pero que esta función estaba reserva-da a las arterias y a las venas. Mascag-ni y Brechet manifestaron igualmenteque Hipócrates conocía la existencia deformaciones anatómicas que denominó«glándulas». Sin embargo, se dispone depocos datos reales de los conocimientosocasionales de Hipócrates sobre las víaslinfáticas. Si se atiende a que los escritosde Hipócrates Corpus Hippocratum no setransmitieron más que de forma diferidaen el siglo III d.C., puede admitirse quealgunos de sus conocimientos se diluye-sen y que otros se perdieran. Pierre deLassus (fig. 1-1) fue muy crítico con Hi-pócrates (1). En 1774 proclamó que ésteno escribió nada sobre la ciencia de laanatomía y que en las obras que se leatribuyeron erróneamente lo único quepudo hallarse fueron algunos detalles re-pletos de errores.

Aristóteles

Aristóteles (384-322 a.C.) fue alumnodel filósofo Platón. Para éste, la funcióncirculatoria y los órganos que la com-ponen podían asimilarse conjuntandomedicina y filosofía. Según sus escritosparece que practicó disecciones en ani-males y que tuvo conocimientos de algu-nos órganos internos. Consideraba el cora-zón como la fuente de la sangre, como elinicio de las venas y de los nervios, ya quetomaba por nervios las fibras tendinosas delas válvulas de las citadas vísceras. Deno-minó «aorta» al vaso saliente del ven-trículo izquierdo. Aristóteles pensaba queel corazón era el lugar donde se ubicabala conciencia, mientras que el cerebroservía para refrescar la sangre. En el me-senterio describía «fibras» cuya estructu-ra quedaba localizada entre los nervios y

las venas, llenas de líquido claro, que de-nominaría «sanies».

Erasístrato y Herófilo

Si tras Aristóteles los médicos conti-nuaron estudiando la anatomía con ani-males, un giro tendría lugar 300 años a.C.En efecto, los conocimientos anatómicosiban a enriquecerse gracias a las diseccio-nes humanas. Los datos sobre el sistemanervioso y el sistema sanguíneo evolu-cionaron con Erasístrato (isla de Chíos,

3Historia del sistema linfático

te el siglo XVII la época de su descubri-miento real. Sin embargo, se necesitómucho más tiempo para hallar su fun-ción.

Los descubrimientos sucesivos quellevaron a la descripción del sistema y lastesis evolutivas sobre su función sonejemplares. Llevan a admitir que los co-nocimientos de que se disponen en la ac-tualidad son insuficientes y deben com-pletarse.

� EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS YDE LOS CONOCIMIENTOS SOBRELA CIRCULACIÓN GENERAL

� La Antigüedad:tiempo de conceptos

Hipócrates, 460 años a.C.

Todos los textos que se hallan sobrela historia del sistema linfático hacen re-ferencia a la Antigüedad y a Hipócrates,que forma parte de la leyenda de la me-dicina. La historia le confiere orígenes fa-miliares antiguos, con una filiación quese remonta a Esculapio y Hércules. Mitoy realidad se entremezclan en cuanto asu verdadera actividad médica innovado-ra. Sin embargo, todo el mundo está deacuerdo en atribuirle un papel que, aun-que no sea reformador, sí es al menos fe-derativo en materia de ideas médicas quese oponen al sobrenombre que se leotorgó entonces: «padre de la medicina».

En la época de Hipócrates, los conoci-mientos reales sobre el cuerpo humanose limitaban a la osteología, esto podríadeberse a que «los griegos quemaban a losmuertos y guardaban en urnas con cuidadolos huesos que no consumía el fuego». Estascostumbres suponían un obstáculo para

el descubrimiento de la anatomía. «Nopodía imaginarse sin verdadero horror el he-cho de buscar en un cadáver conocimientosútiles para la vida de sus semejantes» y es-te fue el motivo por el cual los griegos,que no podían utilizar el cuerpo huma-no para su estudio, utilizaron el de algu-nos animales.

En cuanto al resto, la medicina estabamuy próxima a la filosofía. Su concepciónera la siguiente. Existían cuatro humores(sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra)que determinaban el estado de buenasalud cuando estaban en equilibrio; lavariación cuantitativa de los humores de-terminaba el estado de las enfermeda-des. La etiología de todas las enferme-dades provenía de este desequilibrio, porlo que el tratamiento siempre se dirigía areequilibrarlos. El médico actuaba sobreestos equilibrios favoreciendo la cantidadde cada uno de ellos.

De la circulación, Hipócrates ya cono-cía la hemostasis por compresión directasobre el punto hemorrágico. Según unadescripción hallada en su libro sobre lahistoria de los animales, citado por Mas-cagni y retomado por Poirier, parece queHipócrates tuvo conocimiento del siste-ma linfático tanto en los hombres comoen los animales, ya que se le atribuye unadescripción de sangre blanca y de vasosque transportaban líquidos incoloros. Enuno de los escritos que se le suponen so-bre las glándulas, escribía: «en el cuerpotambién hay venas que nacen del estómagoen gran cantidad y de todos los tipos, siendoel medio por el que los alimentos llegan alcuerpo».

Así mismo, parece que la función deeste sistema que Hipócrates había intui-do sería objeto de algunos errores. Deeste modo, Cruikshank afirmaría en1787 que Hipócrates decía que cualquier

2 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-1Pierre de Lassus (falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 2

lugar del cuerpo era capaz de absorber,pero que esta función estaba reserva-da a las arterias y a las venas. Mascag-ni y Brechet manifestaron igualmenteque Hipócrates conocía la existencia deformaciones anatómicas que denominó«glándulas». Sin embargo, se dispone depocos datos reales de los conocimientosocasionales de Hipócrates sobre las víaslinfáticas. Si se atiende a que los escritosde Hipócrates Corpus Hippocratum no setransmitieron más que de forma diferidaen el siglo III d.C., puede admitirse quealgunos de sus conocimientos se diluye-sen y que otros se perdieran. Pierre deLassus (fig. 1-1) fue muy crítico con Hi-pócrates (1). En 1774 proclamó que ésteno escribió nada sobre la ciencia de laanatomía y que en las obras que se leatribuyeron erróneamente lo único quepudo hallarse fueron algunos detalles re-pletos de errores.

Aristóteles

Aristóteles (384-322 a.C.) fue alumnodel filósofo Platón. Para éste, la funcióncirculatoria y los órganos que la com-ponen podían asimilarse conjuntandomedicina y filosofía. Según sus escritosparece que practicó disecciones en ani-males y que tuvo conocimientos de algu-nos órganos internos. Consideraba el cora-zón como la fuente de la sangre, como elinicio de las venas y de los nervios, ya quetomaba por nervios las fibras tendinosas delas válvulas de las citadas vísceras. Deno-minó «aorta» al vaso saliente del ven-trículo izquierdo. Aristóteles pensaba queel corazón era el lugar donde se ubicabala conciencia, mientras que el cerebroservía para refrescar la sangre. En el me-senterio describía «fibras» cuya estructu-ra quedaba localizada entre los nervios y

las venas, llenas de líquido claro, que de-nominaría «sanies».

Erasístrato y Herófilo

Si tras Aristóteles los médicos conti-nuaron estudiando la anatomía con ani-males, un giro tendría lugar 300 años a.C.En efecto, los conocimientos anatómicosiban a enriquecerse gracias a las diseccio-nes humanas. Los datos sobre el sistemanervioso y el sistema sanguíneo evolu-cionaron con Erasístrato (isla de Chíos,

3Historia del sistema linfático

te el siglo XVII la época de su descubri-miento real. Sin embargo, se necesitómucho más tiempo para hallar su fun-ción.

Los descubrimientos sucesivos quellevaron a la descripción del sistema y lastesis evolutivas sobre su función sonejemplares. Llevan a admitir que los co-nocimientos de que se disponen en la ac-tualidad son insuficientes y deben com-pletarse.

� EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS YDE LOS CONOCIMIENTOS SOBRELA CIRCULACIÓN GENERAL

� La Antigüedad:tiempo de conceptos

Hipócrates, 460 años a.C.

Todos los textos que se hallan sobrela historia del sistema linfático hacen re-ferencia a la Antigüedad y a Hipócrates,que forma parte de la leyenda de la me-dicina. La historia le confiere orígenes fa-miliares antiguos, con una filiación quese remonta a Esculapio y Hércules. Mitoy realidad se entremezclan en cuanto asu verdadera actividad médica innovado-ra. Sin embargo, todo el mundo está deacuerdo en atribuirle un papel que, aun-que no sea reformador, sí es al menos fe-derativo en materia de ideas médicas quese oponen al sobrenombre que se leotorgó entonces: «padre de la medicina».

En la época de Hipócrates, los conoci-mientos reales sobre el cuerpo humanose limitaban a la osteología, esto podríadeberse a que «los griegos quemaban a losmuertos y guardaban en urnas con cuidadolos huesos que no consumía el fuego». Estascostumbres suponían un obstáculo para

el descubrimiento de la anatomía. «Nopodía imaginarse sin verdadero horror el he-cho de buscar en un cadáver conocimientosútiles para la vida de sus semejantes» y es-te fue el motivo por el cual los griegos,que no podían utilizar el cuerpo huma-no para su estudio, utilizaron el de algu-nos animales.

En cuanto al resto, la medicina estabamuy próxima a la filosofía. Su concepciónera la siguiente. Existían cuatro humores(sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra)que determinaban el estado de buenasalud cuando estaban en equilibrio; lavariación cuantitativa de los humores de-terminaba el estado de las enfermeda-des. La etiología de todas las enferme-dades provenía de este desequilibrio, porlo que el tratamiento siempre se dirigía areequilibrarlos. El médico actuaba sobreestos equilibrios favoreciendo la cantidadde cada uno de ellos.

De la circulación, Hipócrates ya cono-cía la hemostasis por compresión directasobre el punto hemorrágico. Según unadescripción hallada en su libro sobre lahistoria de los animales, citado por Mas-cagni y retomado por Poirier, parece queHipócrates tuvo conocimiento del siste-ma linfático tanto en los hombres comoen los animales, ya que se le atribuye unadescripción de sangre blanca y de vasosque transportaban líquidos incoloros. Enuno de los escritos que se le suponen so-bre las glándulas, escribía: «en el cuerpotambién hay venas que nacen del estómagoen gran cantidad y de todos los tipos, siendoel medio por el que los alimentos llegan alcuerpo».

Así mismo, parece que la función deeste sistema que Hipócrates había intui-do sería objeto de algunos errores. Deeste modo, Cruikshank afirmaría en1787 que Hipócrates decía que cualquier

2 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-1Pierre de Lassus (falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 2

Galeno se impregnó muy pronto de lacultura médica. Descendía de una familiade dignatarios, lo que le permitió realizarestudios de filosofía y de medicina en Es-mirna, Corintia y Alejandría. En sus iniciosse interesó por la cirugía. Su puesto demédico en la escuela de gladiadores lepermitió una práctica sin duda frecuentede este arte. En Roma acabó como médicodel emperador Marco Aurelio y su familia.

En esta época, los conocimientos mé-dicos estaban en consonancia con los da-tos y las concepciones del momento. Ga-leno perpetuó las ideas de Hipócrates.Los trabajos anatómicos se prolongaron.Sin embargo, sólo se autorizaban las di-secciones de animales por lo que se es-tablecía una diferencia importante encuanto al conocimiento del cuerpo hu-mano. Los conocimientos anatómicos deGaleno provienen de la disección de va-

cas, puercos y sobre todo monos, de losque extrapoló sus descubrimientos, porerror, al hombre.

Sin embargo, consiguió hacer evolu-cionar los conceptos admitidos hasta laépoca sobre la circulación demostrandola existencia de válvulas en el corazón.Evidenció que las arterias contenían san-gre y no aire como venía admitiéndosehasta el momento. A pesar de ello, come-tió algunos errores de apreciación en re-lación con la circulación.

Según Galeno, el hígado era el órga-no fundamental de la circulación sanguí-nea. Ésta se lleva a cabo mediante dos ti-pos de vasos, las arterias y las venas, queestudiaba en las disecciones llenándolasde aire. El hígado fabrica la sangre y ladistribuye por todo el cuerpo. Las zonasinferiores están más vascularizadas por lavena cava inferior y la vena porta (encontrasentido a la realidad), la aurículaderecha envía la sangre hacia la parte su-perior. Para Galeno, el cierre interventri-cular estaba perforado por un orificio po-roso. Esta presunción se consideraríacomo el dogma durante siglos. En Euro-pa fue necesario esperar hasta la épocade Servet para demostrar que este orificiono existía.

Para Galeno, los vasos localizadosen el mesenterio eran venas. Éstas eranlas que absorberían las materias nutriti-vas que a continuación se vehiculizabanhacia el hígado. Cuando llegaban al hí-gado el líquido se transformaba en san-gre gracias a un mecanismo que Galenoni describió ni demostró, pero supuso.Cuando abandonaba el hígado, la san-gre era reinyectada en el torrente sanguí-neo. Según esta teoría, las pequeñas ra-mificaciones de las venas mesentéricasbombeaban los fluidos sobre la membra-na intestinal, y así el hígado se convertía

5Historia del sistema linfático

310-250). Estableció la diferencia entrenervios motores y sensitivos. Imaginóque las venas propulsaban la sangre delcorazón hacia los órganos mientras quelas arterias participaban en la circulacióndel aire. En esta concepción, las arteriasvaciaban su aire antes de absorber la san-gre. Sus conocimientos sobre la circula-ción y la estrategia terapéutica eran muyparticulares. De este modo, para deteneruna hemorragia, Erasístrato colocaba ungarrote en los miembros superiores e in-feriores con el objeto de poder retener lasangre para que ésta no se escapase porla herida. Así mismo, ante un caso de he-morragia uterina ligaba las extremidadessuperiores del paciente y en caso de he-morragia nasal, las inferiores.

Ante esta visión, bien alejada de larealidad, puede entenderse que los va-sos linfáticos todavía no pudiesen locali-zarse con exactitud. Según los escritos deGaleno citados por Mascagni, Erasístratolocalizó los quilíferos en un chivo, perolos tomó por arterias llenas de aire que sehabrían vaciado y posteriormente llena-do de nuevo con la leche que los cabriti-llos tomaban de su madre para poder ali-mentarse. Citando a Erasístrato, Galenoescribió: «[...] observando el epigastrio, ycon él el peritoneo, pueden apreciarse conclaridad arterias repletas de leche, en el me-senterio, los cabritillos lactando todavía».

Parece ser, pues, que Erasístrato loca-lizó correctamente los quilíferos, aunqueno les otorgó papel alguno ni estructurapropia.

Si se aceptan los escritos de Celsio yde Tertuliano citados por de Lassus, Era-sístrato tuvo la crueldad de diseccionar aseres vivos condenados a muerte.

Herófilo (335-280), otro médico yanatómico de la escuela de Alejandría,diseccionó cuerpos humanos. Estas di-

secciones le permitieron adquirir conoci-mientos importantes sobre la circulación.Se le debe, pues, el hallazgo del pulsomedido por latidos pulsátiles. Cuandopracticaba las vivisecciones con animalesadvirtió un líquido con apariencia lecho-sa en algunos vasos del mesenterio, queno se dirigían hacia la vena porta sino ha-cia cuerpos glandulares. No pudo deter-minar su origen ni su término e imaginóque los citados vasos, que él mismo califi-có de venas, servían para nutrir a los in-testinos. En 1622 Aselli ilustraría que He-rófilo diseccionaba cuerpos humanos.

En la época Erasístrato y Herófilo, cu-yos escritos no han podido encontrarse,el problema de la adquisición de los co-nocimientos anatómicos permanecía ín-tegro. Puede presenciarse el enfrenta-miento entre empíricos y dogmáticos:unos quieren ver la experiencia prece-diendo la concepción y los otros a la in-versa. La disección de los cadáveres fueincluso criticada, ya que una corriente depensamiento afirmaba que el cuerpo trasla muerte no tenía el mismo aspecto queel vivo. ¡Este último argumento llevó aCelsio a justificar las vivisecciones de cri-minales peligrosos para obtener indica-ciones útiles para el resto de los hom-bres! ¡Y Aselli también confirmaría queHerófilo y Erasístrato no tuvieron ningúnproblema en diseccionar hombres vivos!

Claudio Galeno

Claudio Galeno (Pérgamo, en la ac-tual Turquía, 131-201) fue el médico deorigen griego que condicionó la concep-ción de la medicina durante varios siglos(fig. 1-2). Sus ideas sobre la fisiología dela circulación y su autoridad en la materiaconsiguieron que éstas imperaran duran-te mucho tiempo.

4 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-2Claudio Galeno (131-201) (falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 4

Galeno se impregnó muy pronto de lacultura médica. Descendía de una familiade dignatarios, lo que le permitió realizarestudios de filosofía y de medicina en Es-mirna, Corintia y Alejandría. En sus iniciosse interesó por la cirugía. Su puesto demédico en la escuela de gladiadores lepermitió una práctica sin duda frecuentede este arte. En Roma acabó como médicodel emperador Marco Aurelio y su familia.

En esta época, los conocimientos mé-dicos estaban en consonancia con los da-tos y las concepciones del momento. Ga-leno perpetuó las ideas de Hipócrates.Los trabajos anatómicos se prolongaron.Sin embargo, sólo se autorizaban las di-secciones de animales por lo que se es-tablecía una diferencia importante encuanto al conocimiento del cuerpo hu-mano. Los conocimientos anatómicos deGaleno provienen de la disección de va-

cas, puercos y sobre todo monos, de losque extrapoló sus descubrimientos, porerror, al hombre.

Sin embargo, consiguió hacer evolu-cionar los conceptos admitidos hasta laépoca sobre la circulación demostrandola existencia de válvulas en el corazón.Evidenció que las arterias contenían san-gre y no aire como venía admitiéndosehasta el momento. A pesar de ello, come-tió algunos errores de apreciación en re-lación con la circulación.

Según Galeno, el hígado era el órga-no fundamental de la circulación sanguí-nea. Ésta se lleva a cabo mediante dos ti-pos de vasos, las arterias y las venas, queestudiaba en las disecciones llenándolasde aire. El hígado fabrica la sangre y ladistribuye por todo el cuerpo. Las zonasinferiores están más vascularizadas por lavena cava inferior y la vena porta (encontrasentido a la realidad), la aurículaderecha envía la sangre hacia la parte su-perior. Para Galeno, el cierre interventri-cular estaba perforado por un orificio po-roso. Esta presunción se consideraríacomo el dogma durante siglos. En Euro-pa fue necesario esperar hasta la épocade Servet para demostrar que este orificiono existía.

Para Galeno, los vasos localizadosen el mesenterio eran venas. Éstas eranlas que absorberían las materias nutriti-vas que a continuación se vehiculizabanhacia el hígado. Cuando llegaban al hí-gado el líquido se transformaba en san-gre gracias a un mecanismo que Galenoni describió ni demostró, pero supuso.Cuando abandonaba el hígado, la san-gre era reinyectada en el torrente sanguí-neo. Según esta teoría, las pequeñas ra-mificaciones de las venas mesentéricasbombeaban los fluidos sobre la membra-na intestinal, y así el hígado se convertía

5Historia del sistema linfático

310-250). Estableció la diferencia entrenervios motores y sensitivos. Imaginóque las venas propulsaban la sangre delcorazón hacia los órganos mientras quelas arterias participaban en la circulacióndel aire. En esta concepción, las arteriasvaciaban su aire antes de absorber la san-gre. Sus conocimientos sobre la circula-ción y la estrategia terapéutica eran muyparticulares. De este modo, para deteneruna hemorragia, Erasístrato colocaba ungarrote en los miembros superiores e in-feriores con el objeto de poder retener lasangre para que ésta no se escapase porla herida. Así mismo, ante un caso de he-morragia uterina ligaba las extremidadessuperiores del paciente y en caso de he-morragia nasal, las inferiores.

Ante esta visión, bien alejada de larealidad, puede entenderse que los va-sos linfáticos todavía no pudiesen locali-zarse con exactitud. Según los escritos deGaleno citados por Mascagni, Erasístratolocalizó los quilíferos en un chivo, perolos tomó por arterias llenas de aire que sehabrían vaciado y posteriormente llena-do de nuevo con la leche que los cabriti-llos tomaban de su madre para poder ali-mentarse. Citando a Erasístrato, Galenoescribió: «[...] observando el epigastrio, ycon él el peritoneo, pueden apreciarse conclaridad arterias repletas de leche, en el me-senterio, los cabritillos lactando todavía».

Parece ser, pues, que Erasístrato loca-lizó correctamente los quilíferos, aunqueno les otorgó papel alguno ni estructurapropia.

Si se aceptan los escritos de Celsio yde Tertuliano citados por de Lassus, Era-sístrato tuvo la crueldad de diseccionar aseres vivos condenados a muerte.

Herófilo (335-280), otro médico yanatómico de la escuela de Alejandría,diseccionó cuerpos humanos. Estas di-

secciones le permitieron adquirir conoci-mientos importantes sobre la circulación.Se le debe, pues, el hallazgo del pulsomedido por latidos pulsátiles. Cuandopracticaba las vivisecciones con animalesadvirtió un líquido con apariencia lecho-sa en algunos vasos del mesenterio, queno se dirigían hacia la vena porta sino ha-cia cuerpos glandulares. No pudo deter-minar su origen ni su término e imaginóque los citados vasos, que él mismo califi-có de venas, servían para nutrir a los in-testinos. En 1622 Aselli ilustraría que He-rófilo diseccionaba cuerpos humanos.

En la época Erasístrato y Herófilo, cu-yos escritos no han podido encontrarse,el problema de la adquisición de los co-nocimientos anatómicos permanecía ín-tegro. Puede presenciarse el enfrenta-miento entre empíricos y dogmáticos:unos quieren ver la experiencia prece-diendo la concepción y los otros a la in-versa. La disección de los cadáveres fueincluso criticada, ya que una corriente depensamiento afirmaba que el cuerpo trasla muerte no tenía el mismo aspecto queel vivo. ¡Este último argumento llevó aCelsio a justificar las vivisecciones de cri-minales peligrosos para obtener indica-ciones útiles para el resto de los hom-bres! ¡Y Aselli también confirmaría queHerófilo y Erasístrato no tuvieron ningúnproblema en diseccionar hombres vivos!

Claudio Galeno

Claudio Galeno (Pérgamo, en la ac-tual Turquía, 131-201) fue el médico deorigen griego que condicionó la concep-ción de la medicina durante varios siglos(fig. 1-2). Sus ideas sobre la fisiología dela circulación y su autoridad en la materiaconsiguieron que éstas imperaran duran-te mucho tiempo.

4 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-2Claudio Galeno (131-201) (falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 4

(980-1037) (fig. 1-3). Este médico mereceel sobrenombre de Príncipe de los Sabios(2). De una inteligencia digna de desta-car, aprendió a leer muy pronto y devorócon ansiedad las creaciones de Hipócra-tes y Galeno. Con la edad de dieciséisaños se interesó por la medicina y condiecisiete ya impartía sus propios cursos.Los eficaces cuidados que le proporcio-nó al jefe Bujara le permitieron acceder ala biblioteca del citado soberano. Sus va-riadas lecturas hicieron de él un verdade-ro sabio universal. La precariedad de lapolítica local de la época llevaría a Avice-na a realizar viajes constantes.

La principal obra de Avicena fue elCanon de Medicina, donde sintetizaba to-dos los conocimientos de la época. Esta-ba compuesto por cinco tomos y fue tra-ducido al latín por Gerardo de Cremona,forma que se ha heredado. Esta obra mé-dica estaba presentada como un verda-dero tratado que acogía de forma sucesi-va teoría y práctica. Fue la pieza maestradel saber médico durante mucho tiempoen toda Europa, desde la Edad Mediahasta el Renacimiento. Sus traduccionesson numerosas. El primer libro del canonversa sobre anatomía y fisiología. Las no-ciones que aporta proceden de la Anti-güedad (se refieren los cuatro humores).Las nociones relativas a la anatomía sonlas de Galeno, ya que Avicena, respetan-do la ley coránica, no podía practicar di-secciones. Con frecuencia, las descripcio-nes eran enjuiciadas. En el tercer libro delCanon de Medicina se abordan las patolo-gías. En otro ámbito del conocimientopublicó una obra titulada El libro de laCuración, con la que demostró que sucultura no se limitaba a la medicina.

Avicena dejó conocimientos relati-vamente avanzados en el ámbito de lacirculación en relación con el sistema ab-sorbente de los intestinos; escribió: «Elquilo pasa del estómago al intestino y sudestino será el de la sangre que circula, yaque es absorbido en la raíz de los vasos me-sentéricos que se extienden por todo el tractointestinal, a continuación pasa a la venaporta y de ahí al hígado. Circula por divisio-nes cada vez más finas y que contribuyen ala última fuente de la vena cava, que emergede la convexidad del hígado» (2).

En patología (3), en su libro De ele-phantiasis seu tumore pedum1, Avicenadescribía el linfedema como la evolución

7Historia del sistema linfático

en el órgano causante de la hematosis.Parece ser que Galeno anotó que en es-tas venas del mesenterio había pequeñasglándulas por las que pasaba la sangre. Lavena porta era el órgano colector de lasvenas reabsorbentes. Esta concepciónque le adjudicaba al hígado el papel de lahematosis se justificaba por su llamativovolumen y el gran diámetro de la vena.

Otro elemento de peso que daba fuer-za a la teoría de Galeno sobre los vasosdel mesenterio fueron las disecciones, sinduda, piezas determinantes en el erró-neo camino que condicionaría durantesiglos de forma involuntaria los cono-cimientos sobre la circulación. Natu-ralmente, los datos que Galeno poseíasobre anatomía los extraía de las disec-ciones de cadáveres en los que los quilí-feros se apreciaban con dificultad. Másadelante conoceríamos que su fácil loca-lización no es posible más que en un de-terminado momento de la digestión.

De este modo, la teoría «de Galeno»invadió raciocinios y pensamientos du-rante siglos. La sangre proveniente de lasvísceras ascendía hasta el hígado y se di-rigía después hacia el corazón. La creen-cia en esta falsa ruta anatómica duró tan-to tiempo como perduró el estudio de lafisiología humana teniendo en cuentadogmas incuestionables.

En Europa, los progresos de la medi-cina y de los conocimientos tras la épocade oro grecorromana se vieron interrum-pidos con la caída de los imperios roma-nos de occidente y oriente.

� La Edad Media

Mientras que las nuevas ideas de lamedicina occidental se extinguían paraadentrarse en la larga noche de la Edad

Media, los avances en las investigacio-nes iban a centrarse en países más orien-tales. Las obras de Hipócrates, Aristótelesy Galeno iban a ser traducidas por losárabes. La medicina árabe adoptaría asílas ideas de Hipócrates y de Galeno. Lateoría de los humores se introducía en lacivilización oriental.

Desde el siglo VIII hasta el XIII, en todala región mediterránea, la civilizaciónárabe o musulmana tomó el pulso. Ex-tendió su dominio desde el este hasta eloeste, desde Irán hasta el Atlántico, pa-sando por Persia, Irak, Palestina, Egipto,África septentrional y España. En estaépoca, los textos de los trabajos médicos,al igual que los filosóficos, empleaban lalengua árabe. Los autores no eran musul-manes sino árabes, judíos y cristianos queescribían en árabe, de la misma formaque los textos europeos serían escritosmás adelante en latín. En el siglo X, lasobras griegas fueron conservadas y de-sarrolladas por la Universidad de Cordua.

El dominio que los árabes extendie-ron desde Siria hasta España les permitióhacer avanzar una medicina práctica yabrieron hospitales asociados a la docen-cia según los principios de los estudiosclínicos-universitarios actuales. Desdeeste punto de vista, la civilización árabemusulmana no sólo se consideró como lacivilización que permitió traducir los tex-tos médicos antiguos sino también comola que consiguió verdaderos hallazgos enmateria médica. También recabaron lasíntesis de otras medicinas más lejanas,como las que venían de India y de China.

Avicena

Sin duda alguna el más célebre de losmédicos árabes fue Ibn Sina, más conoci-do con el nombre occidental de Avicena

6 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-3Ibn Sina, más conocido con el nombre occi-dental de Avicena (980-1037) (falta pie).

1«Sobre la elefantiasis, el tumor de pies».

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 6

(980-1037) (fig. 1-3). Este médico mereceel sobrenombre de Príncipe de los Sabios(2). De una inteligencia digna de desta-car, aprendió a leer muy pronto y devorócon ansiedad las creaciones de Hipócra-tes y Galeno. Con la edad de dieciséisaños se interesó por la medicina y condiecisiete ya impartía sus propios cursos.Los eficaces cuidados que le proporcio-nó al jefe Bujara le permitieron acceder ala biblioteca del citado soberano. Sus va-riadas lecturas hicieron de él un verdade-ro sabio universal. La precariedad de lapolítica local de la época llevaría a Avice-na a realizar viajes constantes.

La principal obra de Avicena fue elCanon de Medicina, donde sintetizaba to-dos los conocimientos de la época. Esta-ba compuesto por cinco tomos y fue tra-ducido al latín por Gerardo de Cremona,forma que se ha heredado. Esta obra mé-dica estaba presentada como un verda-dero tratado que acogía de forma sucesi-va teoría y práctica. Fue la pieza maestradel saber médico durante mucho tiempoen toda Europa, desde la Edad Mediahasta el Renacimiento. Sus traduccionesson numerosas. El primer libro del canonversa sobre anatomía y fisiología. Las no-ciones que aporta proceden de la Anti-güedad (se refieren los cuatro humores).Las nociones relativas a la anatomía sonlas de Galeno, ya que Avicena, respetan-do la ley coránica, no podía practicar di-secciones. Con frecuencia, las descripcio-nes eran enjuiciadas. En el tercer libro delCanon de Medicina se abordan las patolo-gías. En otro ámbito del conocimientopublicó una obra titulada El libro de laCuración, con la que demostró que sucultura no se limitaba a la medicina.

Avicena dejó conocimientos relati-vamente avanzados en el ámbito de lacirculación en relación con el sistema ab-sorbente de los intestinos; escribió: «Elquilo pasa del estómago al intestino y sudestino será el de la sangre que circula, yaque es absorbido en la raíz de los vasos me-sentéricos que se extienden por todo el tractointestinal, a continuación pasa a la venaporta y de ahí al hígado. Circula por divisio-nes cada vez más finas y que contribuyen ala última fuente de la vena cava, que emergede la convexidad del hígado» (2).

En patología (3), en su libro De ele-phantiasis seu tumore pedum1, Avicenadescribía el linfedema como la evolución

7Historia del sistema linfático

en el órgano causante de la hematosis.Parece ser que Galeno anotó que en es-tas venas del mesenterio había pequeñasglándulas por las que pasaba la sangre. Lavena porta era el órgano colector de lasvenas reabsorbentes. Esta concepciónque le adjudicaba al hígado el papel de lahematosis se justificaba por su llamativovolumen y el gran diámetro de la vena.

Otro elemento de peso que daba fuer-za a la teoría de Galeno sobre los vasosdel mesenterio fueron las disecciones, sinduda, piezas determinantes en el erró-neo camino que condicionaría durantesiglos de forma involuntaria los cono-cimientos sobre la circulación. Natu-ralmente, los datos que Galeno poseíasobre anatomía los extraía de las disec-ciones de cadáveres en los que los quilí-feros se apreciaban con dificultad. Másadelante conoceríamos que su fácil loca-lización no es posible más que en un de-terminado momento de la digestión.

De este modo, la teoría «de Galeno»invadió raciocinios y pensamientos du-rante siglos. La sangre proveniente de lasvísceras ascendía hasta el hígado y se di-rigía después hacia el corazón. La creen-cia en esta falsa ruta anatómica duró tan-to tiempo como perduró el estudio de lafisiología humana teniendo en cuentadogmas incuestionables.

En Europa, los progresos de la medi-cina y de los conocimientos tras la épocade oro grecorromana se vieron interrum-pidos con la caída de los imperios roma-nos de occidente y oriente.

� La Edad Media

Mientras que las nuevas ideas de lamedicina occidental se extinguían paraadentrarse en la larga noche de la Edad

Media, los avances en las investigacio-nes iban a centrarse en países más orien-tales. Las obras de Hipócrates, Aristótelesy Galeno iban a ser traducidas por losárabes. La medicina árabe adoptaría asílas ideas de Hipócrates y de Galeno. Lateoría de los humores se introducía en lacivilización oriental.

Desde el siglo VIII hasta el XIII, en todala región mediterránea, la civilizaciónárabe o musulmana tomó el pulso. Ex-tendió su dominio desde el este hasta eloeste, desde Irán hasta el Atlántico, pa-sando por Persia, Irak, Palestina, Egipto,África septentrional y España. En estaépoca, los textos de los trabajos médicos,al igual que los filosóficos, empleaban lalengua árabe. Los autores no eran musul-manes sino árabes, judíos y cristianos queescribían en árabe, de la misma formaque los textos europeos serían escritosmás adelante en latín. En el siglo X, lasobras griegas fueron conservadas y de-sarrolladas por la Universidad de Cordua.

El dominio que los árabes extendie-ron desde Siria hasta España les permitióhacer avanzar una medicina práctica yabrieron hospitales asociados a la docen-cia según los principios de los estudiosclínicos-universitarios actuales. Desdeeste punto de vista, la civilización árabemusulmana no sólo se consideró como lacivilización que permitió traducir los tex-tos médicos antiguos sino también comola que consiguió verdaderos hallazgos enmateria médica. También recabaron lasíntesis de otras medicinas más lejanas,como las que venían de India y de China.

Avicena

Sin duda alguna el más célebre de losmédicos árabes fue Ibn Sina, más conoci-do con el nombre occidental de Avicena

6 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-3Ibn Sina, más conocido con el nombre occi-dental de Avicena (980-1037) (falta pie).

1«Sobre la elefantiasis, el tumor de pies».

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� VASOS INCONSTANTES:MOMENTO DE OBSERVACIÓN

¿Qué se conocía de la circulación lin-fática en la época? No está nada claro.Este tipo de vasos no se habían descu-bierto todavía, la palabra «linfático» en símisma no existía.

Sin embargo, en el siglo XVI, algunoshallazgos anatómicos representan los orí-genes de su verdadero descubrimiento.

El funcionamiento de la circulación iráentreviéndose progresivamente con Be-renguer y Vesalio, que conseguirán quelos conocimientos sobre el aparato circu-latorio vayan evolucionando progresiva-mente2.

1532, Nicolás Massa

Parece ser que Nicolás Massa de Ve-necia observó en el cadáver de un hom-bre vasos procedentes de los riñones si-guiendo los uréteres (4). Su descripción,realizada en 1532, le planteó algunosproblemas, ya que los vasos se hallabande forma inconstante.

En la misma época, Fallopio (1523-1562), alumno de Vesalio, descubrió en elhígado unos vasos peculiares, ubicadosen la cara inferior (5). Hasta el momentoeran desconocidos, finalizaban en unasglándulas próximas al páncreas, y des-cribieron que eran de color amarillo, detipo oleoso y con sabor amargo.

Sin duda alguna, Fallopio y Massa ha-llaron, sin saberlo, los vasos linfáticos delos órganos citados.

1543, Andrés Vesalio: un corazóncon tabiques impermeables

Andrés Vesalio (1514-1564) es, paraalgunos, el padre de la anatomía moder-na, aunque haya cometido algunos erro-res (6, 7). Toda su genealogía y sus lazosfamiliares lo predestinaban a la medici-na. Sus abuelos, tanto el paterno comoel materno, eran grandes médicos, profe-sores de medicina y médicos de Maximi-liano de Austria, padre boticario de Car-los V. Vesalio estudió en Montpellier y enParís, pero presentaría su tesis doctoralde medicina en Lovaina en 1537, cuandocontaba con veintitrés años.

Todo el problema de la medicina dela época seguía siendo la dependenciade las ideas de Galeno cuyos conoci-mientos anatómicos seguían siendo losdel mono, que tan imprudentemente ha-bía extrapolado al hombre. El gran im-pedimento para el progreso de los cono-cimientos anatómicos fue la dificultadpara obtener autorización para la disec-ción de cadáveres humanos. La Igle-sia Católica de la época estaba dividi-da al respecto. A pesar de ello, Vesalioconsiguió obtener un cierto número de«piezas» anatómicas que le permitieronavanzar en una serie de etapas. Muchasde estas piezas anatómicas provenían dedespojos de criminales ajusticiados; al-gunos afirmaban que la complacencia delas autoridades en relación con el horariode las ejecuciones respondía a las necesi-dades de Vesalio. En 1543 publicó De hu-manis corporis fabrica 3, donde describeperfectamente el corazón humano conuna curiosa fidelidad a las tesis de Gale-no en cuanto al sentido de la circulación.Pero en 1555 publicó otra edición donde

9Historia del sistema linfático

final de la insuficiencia venosa. El Canonde Medicina de Avicena es un libro excep-cional del cual la facultad de medicina deParís se enorgullece de haber poseído unejemplar en el primer inventario de sucolección. Ésta en 1395 no poseía másque trece obras entre las que se incluía lacitada. La influencia de Avicena, como deHipócrates y Galeno perduraría durantemuchos siglos. Aunque vivió en el si-glo XI, sus obras se utilizarían como sím-bolos decorativos en los frontispicios delos libros médicos hasta 1836.

Ibn al-Nafis

La obra de Avicena se vería comenta-da y enriquecida por sus sucesores. En elsiglo XIII, Ibn al-Nafis de Damas (1210-1288) describió el sentido de la circula-ción pulmonar. Fue gracias al españolArnau de Vilanova, que tradujo sus textospara la facultad de Montpellier, que pu-dimos conocerlos. En su día escribió:«Cuando la sangre ha sido depurada en eseventrículo (derecho), debe llegar al ventrícu-lo izquierdo donde se forma el pneuma. Peroentre estos dos ventrículos no hay ningunacomunicación, ya que la sustancia del cora-zón es compacta en el citado punto. No exis-te dentro ni pasaje visible, como algunos su-ponen, ni pasaje invisible que serviría paraque la sangre pasara a través, como pensabaGaleno, porque los poros del corazón que es-tán ubicados en esa zona son estrechos y susustancia firme. De este modo, la sangre asídepurada debe ciertamente llegar a los pul-mones por la vena arterial para extenderseen su sustancia y mezclarse con el aire, a finde que los elementos más finos se clarifi-quen, y para poder alcanzar la arteria veno-sa y de ahí, al ventrículo izquierdo» (2).

Ibn al-Nafis no demuestra sino quesupone que esto pasa así en el hombre.

No realiza disecciones, ya que el Corán loprohíbe, pero sin duda alguna examinó laanatomía animal. Parece ser que esta ob-servación, totalmente cierta, no se tuvoen cuenta durante mucho tiempo.

La dominación árabe sobre la culturamédica finalizaría hacia el siglo XIII. La re-conquista española se apropiaría de loslibros médicos árabes y los traduciría alcastellano. En todo este tiempo, ¿quépasó con los datos embrionarios de lalinfología? olvidados, eludidos, desapa-recidos, no resurgirían en occidente has-ta el siglo XVII.

� SIGLO XVI

Tanto la Iglesia Católica como el Co-rán prohibían las disecciones de cadáve-res humanos; en esta situación, es com-prensible que la anatomía progresaramuy lentamente. Bajo el papado de Bo-nifacio VIII, la excomunión se cernía so-bre todos los que desenterraban cadáve-res para diseccionarlos. En este sentido,fue necesario esperar los trabajos parti-cularmente aislados de los italianos y elinicio del Renacimiento. De Lassus reve-ló que Mondino en 1306 y 1315 diseccio-nó un cadáver de mujer e hizo un tratadode anatomía muy breve. A continuación,el Duque de Anjou autorizó oficialmenteen 1377 a los médicos de Montpellier aemplear este tipo de práctica utilizandolos cuerpos de criminales ejecutados.

Los médicos de París fundaron la cá-tedra de anatomía a partir de 1494. «En1556, Carlos V preguntó a los teólogos de laUniversidad de Salamanca si era posibleque los católicos abrieran cadáveres huma-nos.Y los doctores españoles respondieronque esto era útil y, por lo tanto, lícito».

El nacimiento de la anatomía se ini-ciaba. La anatomía vería su comienzo.

8 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

2 El texto que se expone a continuación relata losdescubrimientos en el ámbito de la circulación generaly del sistema linfático. La clasificación de los autores seha llevado a cabo según el orden cronológico de suspublicaciones. Sin embargo, queda claro que la fechade sus descubrimientos es siempre anterior a la de suspublicaciones (N. del A.). 3 «La fábrica del cuerpo humano».

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 8

� VASOS INCONSTANTES:MOMENTO DE OBSERVACIÓN

¿Qué se conocía de la circulación lin-fática en la época? No está nada claro.Este tipo de vasos no se habían descu-bierto todavía, la palabra «linfático» en símisma no existía.

Sin embargo, en el siglo XVI, algunoshallazgos anatómicos representan los orí-genes de su verdadero descubrimiento.

El funcionamiento de la circulación iráentreviéndose progresivamente con Be-renguer y Vesalio, que conseguirán quelos conocimientos sobre el aparato circu-latorio vayan evolucionando progresiva-mente2.

1532, Nicolás Massa

Parece ser que Nicolás Massa de Ve-necia observó en el cadáver de un hom-bre vasos procedentes de los riñones si-guiendo los uréteres (4). Su descripción,realizada en 1532, le planteó algunosproblemas, ya que los vasos se hallabande forma inconstante.

En la misma época, Fallopio (1523-1562), alumno de Vesalio, descubrió en elhígado unos vasos peculiares, ubicadosen la cara inferior (5). Hasta el momentoeran desconocidos, finalizaban en unasglándulas próximas al páncreas, y des-cribieron que eran de color amarillo, detipo oleoso y con sabor amargo.

Sin duda alguna, Fallopio y Massa ha-llaron, sin saberlo, los vasos linfáticos delos órganos citados.

1543, Andrés Vesalio: un corazóncon tabiques impermeables

Andrés Vesalio (1514-1564) es, paraalgunos, el padre de la anatomía moder-na, aunque haya cometido algunos erro-res (6, 7). Toda su genealogía y sus lazosfamiliares lo predestinaban a la medici-na. Sus abuelos, tanto el paterno comoel materno, eran grandes médicos, profe-sores de medicina y médicos de Maximi-liano de Austria, padre boticario de Car-los V. Vesalio estudió en Montpellier y enParís, pero presentaría su tesis doctoralde medicina en Lovaina en 1537, cuandocontaba con veintitrés años.

Todo el problema de la medicina dela época seguía siendo la dependenciade las ideas de Galeno cuyos conoci-mientos anatómicos seguían siendo losdel mono, que tan imprudentemente ha-bía extrapolado al hombre. El gran im-pedimento para el progreso de los cono-cimientos anatómicos fue la dificultadpara obtener autorización para la disec-ción de cadáveres humanos. La Igle-sia Católica de la época estaba dividi-da al respecto. A pesar de ello, Vesalioconsiguió obtener un cierto número de«piezas» anatómicas que le permitieronavanzar en una serie de etapas. Muchasde estas piezas anatómicas provenían dedespojos de criminales ajusticiados; al-gunos afirmaban que la complacencia delas autoridades en relación con el horariode las ejecuciones respondía a las necesi-dades de Vesalio. En 1543 publicó De hu-manis corporis fabrica 3, donde describeperfectamente el corazón humano conuna curiosa fidelidad a las tesis de Gale-no en cuanto al sentido de la circulación.Pero en 1555 publicó otra edición donde

9Historia del sistema linfático

final de la insuficiencia venosa. El Canonde Medicina de Avicena es un libro excep-cional del cual la facultad de medicina deParís se enorgullece de haber poseído unejemplar en el primer inventario de sucolección. Ésta en 1395 no poseía másque trece obras entre las que se incluía lacitada. La influencia de Avicena, como deHipócrates y Galeno perduraría durantemuchos siglos. Aunque vivió en el si-glo XI, sus obras se utilizarían como sím-bolos decorativos en los frontispicios delos libros médicos hasta 1836.

Ibn al-Nafis

La obra de Avicena se vería comenta-da y enriquecida por sus sucesores. En elsiglo XIII, Ibn al-Nafis de Damas (1210-1288) describió el sentido de la circula-ción pulmonar. Fue gracias al españolArnau de Vilanova, que tradujo sus textospara la facultad de Montpellier, que pu-dimos conocerlos. En su día escribió:«Cuando la sangre ha sido depurada en eseventrículo (derecho), debe llegar al ventrícu-lo izquierdo donde se forma el pneuma. Peroentre estos dos ventrículos no hay ningunacomunicación, ya que la sustancia del cora-zón es compacta en el citado punto. No exis-te dentro ni pasaje visible, como algunos su-ponen, ni pasaje invisible que serviría paraque la sangre pasara a través, como pensabaGaleno, porque los poros del corazón que es-tán ubicados en esa zona son estrechos y susustancia firme. De este modo, la sangre asídepurada debe ciertamente llegar a los pul-mones por la vena arterial para extenderseen su sustancia y mezclarse con el aire, a finde que los elementos más finos se clarifi-quen, y para poder alcanzar la arteria veno-sa y de ahí, al ventrículo izquierdo» (2).

Ibn al-Nafis no demuestra sino quesupone que esto pasa así en el hombre.

No realiza disecciones, ya que el Corán loprohíbe, pero sin duda alguna examinó laanatomía animal. Parece ser que esta ob-servación, totalmente cierta, no se tuvoen cuenta durante mucho tiempo.

La dominación árabe sobre la culturamédica finalizaría hacia el siglo XIII. La re-conquista española se apropiaría de loslibros médicos árabes y los traduciría alcastellano. En todo este tiempo, ¿quépasó con los datos embrionarios de lalinfología? olvidados, eludidos, desapa-recidos, no resurgirían en occidente has-ta el siglo XVII.

� SIGLO XVI

Tanto la Iglesia Católica como el Co-rán prohibían las disecciones de cadáve-res humanos; en esta situación, es com-prensible que la anatomía progresaramuy lentamente. Bajo el papado de Bo-nifacio VIII, la excomunión se cernía so-bre todos los que desenterraban cadáve-res para diseccionarlos. En este sentido,fue necesario esperar los trabajos parti-cularmente aislados de los italianos y elinicio del Renacimiento. De Lassus reve-ló que Mondino en 1306 y 1315 diseccio-nó un cadáver de mujer e hizo un tratadode anatomía muy breve. A continuación,el Duque de Anjou autorizó oficialmenteen 1377 a los médicos de Montpellier aemplear este tipo de práctica utilizandolos cuerpos de criminales ejecutados.

Los médicos de París fundaron la cá-tedra de anatomía a partir de 1494. «En1556, Carlos V preguntó a los teólogos de laUniversidad de Salamanca si era posibleque los católicos abrieran cadáveres huma-nos.Y los doctores españoles respondieronque esto era útil y, por lo tanto, lícito».

El nacimiento de la anatomía se ini-ciaba. La anatomía vería su comienzo.

8 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

2 El texto que se expone a continuación relata losdescubrimientos en el ámbito de la circulación generaly del sistema linfático. La clasificación de los autores seha llevado a cabo según el orden cronológico de suspublicaciones. Sin embargo, queda claro que la fechade sus descubrimientos es siempre anterior a la de suspublicaciones (N. del A.). 3 «La fábrica del cuerpo humano».

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 8

na, y para otros el descubridor sería J. Be-renguerario da Carpi a quien se le deberíaachacar este descubrimiento en Europa,aunque se sepa que Ibn al-Nafis ya lo ha-bía intuido tres siglos antes. Miguel Ser-vet también pudo haber tenido conoci-miento de los escritos de Ibn al-Nafis.

1563, Eustaquio: el canaltorácico del caballo.Primicias sobre el descubrimientodel sistema linfático

Bartolomeo Eustaquio (1520-1574),anatomista afincado en Roma, médico deSan Carlos Borromeo, fue, sin duda algu-na, uno de los primeros en observar elcanal torácico o que, al menos, legó unadescripción muy precisa (10). Utilizabala técnica de inyección de los vasos porinsuflación de aire y dejó una descripciónescrita. Sin duda alguna llevó a cabo undescubrimiento importante al que nosupo sacarle todo el partido. Describió ladisección del tórax de un caballo, dondeobservó una formación anular impar quedesembocaba en la vena subclavia (Ta-bulae anatomicae8, publicado en 1717).

Tomó la citada estructura por una granvena a la que le dio el nombre de «venaalba thoracis»9. La descripción que facilitódel líquido que llenaba esta vena fue lade un humor acuoso. Estos últimos tér-minos no dejaban duda alguna, a poste-riori, en cuanto a la identidad de la es-tructura en cuestión. El canal torácicolleno de linfa acababa de ser descubier-to, por lo que en realidad no fue identifi-cado por Eustaquio.

Hablando de la vena subclavia iz-quierda dijo: «de este gran tronco izquierdo,ahí donde se orienta la parte posterior de laraíz de la vena yugular interna, se extiendeuna enorme prolongación que no sólo se ori-gina mediante un orificio semicircular, sinoque además está lleno de un humor acuoso:no lejos del nacimiento, se separa en dos par-tes, que acaban reuniéndose en una sola sinramificación alguna, se desplaza hacia la iz-quierda de las vértebras, y una vez atravesa-do el diafragma, se desplaza por la parte in-ferior hasta el centro de los lomos, donde sehace más grande, rodea la gran arteria y sepierde por medio de una terminación toda-vía desconocida.»

Esta descripción retrógrada se corres-ponde claramente con el canal torácico.Eustaquio no continuó con su descubri-miento.

� SIGLO XVII

1603, las válvulas en las venas:Acquapendente

Si Carlos Estienne dio algunas des-cripciones de las válvulas de las venas,Amatus dio la propia de la vena ácigos,aunque puede que fuesen los portugue-ses Amatus y Canatus quienes las descri-

11Historia del sistema linfático

exponía sus propias ideas. En esta obrarechazaba el concepto de Galeno encuanto a la circulación sanguínea y, sobretodo, en relación con el paso de la san-gre a través del septo. Describe la ausen-cia de paso de sangre entre los dos ven-trículos y adopta la idea de su predecesorIbn al-Nafis.

El conocimiento de la circulación san-guínea se instaura. Desgraciadamente, laoposición permanente de los seguidoresde Galeno a los descubrimientos de Ve-salio lo llevaron a interrumpir su trabajode investigador para convertirse en elmédico de Carlos V.

1545, Carlos Estienne

Curiosamente, mientras que la ma-yoría de los especialistas de la historia dela medicina parecen conferir al siglo XVII

el verdadero descubrimiento de los vasoslinfáticos de algunas partes del cuerpo,algunos textos anteriores ya los descri-bían. Es el caso, en 1545, de Carlos Es-tienne (1504-1564), autor al que se leatribuye De dissectione partium corporishumani libri4 (8), que aborda la anatomíahumana en general. Describe las vísce-ras abdominales y su vascularización, asícomo las venas y las arterias, denomina-das «lácteas» y que bautizó con el nom-bre de «venas primarias», gracias a lascuales el quilo que proviene del estóma-go se desplaza hasta la embocadura delhígado. Pero la conclusión, que consisti-ría en afirmar que este autor ya había ob-servado y referido los vasos linfáticos, esdifícil de mantener, puesto que el térmi-no «lácteo» hace referencia a los intesti-nos en latín. Una de estas figuras repre-

senta artísticamente el mesenterio y suleyenda hace claramente referencia a los«lácteos» situados en proximidad a lasvenas de las arterias mesentéricas (Venaeatque arteriae in mesenterio, lactes voca-tae5). En esta ilustración hay que inter-pretar las «venas originarias de las vísce-ras». Por otro lado, en el capítulo sobrelas glándulas (De glandulis & adenibuscorporis6), tras la descripción de las glán-dulas mamarias y del páncreas, detallavisiblemente las glándulas de los «lácte-os» del mesenterio. ¿Se trataba de losnódulos linfáticos del mesenterio?

1553, Miguel Servet: la circulaciónpulmonar

Miguel Servet (1504-1553) (fig. 1-4),nacido en España, tuvo una vida tumul-tuosa que lo llevó a estudiar a París y pos-teriormente a ejercer de médico en Italia.Fue filósofo y religioso en la época de laInquisición, acabó en la hoguera, conde-nado por herejía por Calvino. Se le cono-ció durante mucho tiempo como el médi-co que rechazó las tesis del paso de lasangre de un ventrículo a otro. Un únicopasaje de su obra Christianismi Restitutio7

(1553) (9) describe la existencia de la cir-culación menor donde la sangre se mez-cla con el aire en los pulmones. ¿Se tratade un descubrimiento fruto de un trabajopersonal o de la reproducción del traba-jo de otro autor? Algunos biógrafos pa-recen haber demostrado la falsedad deldescubrimiento de Servet, que calificande leyenda. Para algunos, la atribución deeste descubrimiento le correspondería aValverde y Realdo Colombo de Cremo-

10 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

4«Libros sobre la disección de las partes del cuerpohumano».

5«Venas y arterias del mesenterio, lácteos».6 «Las glándulas y nódulos linfáticos del cuerpo».7«Restablecimiento del Cristianismo». 8«Tabla anatómica». 9«Vena alba torácica».

� Figura 1-4Miguel Servet (1504-1553)(falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 10

na, y para otros el descubridor sería J. Be-renguerario da Carpi a quien se le deberíaachacar este descubrimiento en Europa,aunque se sepa que Ibn al-Nafis ya lo ha-bía intuido tres siglos antes. Miguel Ser-vet también pudo haber tenido conoci-miento de los escritos de Ibn al-Nafis.

1563, Eustaquio: el canaltorácico del caballo.Primicias sobre el descubrimientodel sistema linfático

Bartolomeo Eustaquio (1520-1574),anatomista afincado en Roma, médico deSan Carlos Borromeo, fue, sin duda algu-na, uno de los primeros en observar elcanal torácico o que, al menos, legó unadescripción muy precisa (10). Utilizabala técnica de inyección de los vasos porinsuflación de aire y dejó una descripciónescrita. Sin duda alguna llevó a cabo undescubrimiento importante al que nosupo sacarle todo el partido. Describió ladisección del tórax de un caballo, dondeobservó una formación anular impar quedesembocaba en la vena subclavia (Ta-bulae anatomicae8, publicado en 1717).

Tomó la citada estructura por una granvena a la que le dio el nombre de «venaalba thoracis»9. La descripción que facilitódel líquido que llenaba esta vena fue lade un humor acuoso. Estos últimos tér-minos no dejaban duda alguna, a poste-riori, en cuanto a la identidad de la es-tructura en cuestión. El canal torácicolleno de linfa acababa de ser descubier-to, por lo que en realidad no fue identifi-cado por Eustaquio.

Hablando de la vena subclavia iz-quierda dijo: «de este gran tronco izquierdo,ahí donde se orienta la parte posterior de laraíz de la vena yugular interna, se extiendeuna enorme prolongación que no sólo se ori-gina mediante un orificio semicircular, sinoque además está lleno de un humor acuoso:no lejos del nacimiento, se separa en dos par-tes, que acaban reuniéndose en una sola sinramificación alguna, se desplaza hacia la iz-quierda de las vértebras, y una vez atravesa-do el diafragma, se desplaza por la parte in-ferior hasta el centro de los lomos, donde sehace más grande, rodea la gran arteria y sepierde por medio de una terminación toda-vía desconocida.»

Esta descripción retrógrada se corres-ponde claramente con el canal torácico.Eustaquio no continuó con su descubri-miento.

� SIGLO XVII

1603, las válvulas en las venas:Acquapendente

Si Carlos Estienne dio algunas des-cripciones de las válvulas de las venas,Amatus dio la propia de la vena ácigos,aunque puede que fuesen los portugue-ses Amatus y Canatus quienes las descri-

11Historia del sistema linfático

exponía sus propias ideas. En esta obrarechazaba el concepto de Galeno encuanto a la circulación sanguínea y, sobretodo, en relación con el paso de la san-gre a través del septo. Describe la ausen-cia de paso de sangre entre los dos ven-trículos y adopta la idea de su predecesorIbn al-Nafis.

El conocimiento de la circulación san-guínea se instaura. Desgraciadamente, laoposición permanente de los seguidoresde Galeno a los descubrimientos de Ve-salio lo llevaron a interrumpir su trabajode investigador para convertirse en elmédico de Carlos V.

1545, Carlos Estienne

Curiosamente, mientras que la ma-yoría de los especialistas de la historia dela medicina parecen conferir al siglo XVII

el verdadero descubrimiento de los vasoslinfáticos de algunas partes del cuerpo,algunos textos anteriores ya los descri-bían. Es el caso, en 1545, de Carlos Es-tienne (1504-1564), autor al que se leatribuye De dissectione partium corporishumani libri4 (8), que aborda la anatomíahumana en general. Describe las vísce-ras abdominales y su vascularización, asícomo las venas y las arterias, denomina-das «lácteas» y que bautizó con el nom-bre de «venas primarias», gracias a lascuales el quilo que proviene del estóma-go se desplaza hasta la embocadura delhígado. Pero la conclusión, que consisti-ría en afirmar que este autor ya había ob-servado y referido los vasos linfáticos, esdifícil de mantener, puesto que el térmi-no «lácteo» hace referencia a los intesti-nos en latín. Una de estas figuras repre-

senta artísticamente el mesenterio y suleyenda hace claramente referencia a los«lácteos» situados en proximidad a lasvenas de las arterias mesentéricas (Venaeatque arteriae in mesenterio, lactes voca-tae5). En esta ilustración hay que inter-pretar las «venas originarias de las vísce-ras». Por otro lado, en el capítulo sobrelas glándulas (De glandulis & adenibuscorporis6), tras la descripción de las glán-dulas mamarias y del páncreas, detallavisiblemente las glándulas de los «lácte-os» del mesenterio. ¿Se trataba de losnódulos linfáticos del mesenterio?

1553, Miguel Servet: la circulaciónpulmonar

Miguel Servet (1504-1553) (fig. 1-4),nacido en España, tuvo una vida tumul-tuosa que lo llevó a estudiar a París y pos-teriormente a ejercer de médico en Italia.Fue filósofo y religioso en la época de laInquisición, acabó en la hoguera, conde-nado por herejía por Calvino. Se le cono-ció durante mucho tiempo como el médi-co que rechazó las tesis del paso de lasangre de un ventrículo a otro. Un únicopasaje de su obra Christianismi Restitutio7

(1553) (9) describe la existencia de la cir-culación menor donde la sangre se mez-cla con el aire en los pulmones. ¿Se tratade un descubrimiento fruto de un trabajopersonal o de la reproducción del traba-jo de otro autor? Algunos biógrafos pa-recen haber demostrado la falsedad deldescubrimiento de Servet, que calificande leyenda. Para algunos, la atribución deeste descubrimiento le correspondería aValverde y Realdo Colombo de Cremo-

10 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

4«Libros sobre la disección de las partes del cuerpohumano».

5«Venas y arterias del mesenterio, lácteos».6 «Las glándulas y nódulos linfáticos del cuerpo».7«Restablecimiento del Cristianismo». 8«Tabla anatómica». 9«Vena alba torácica».

� Figura 1-4Miguel Servet (1504-1553)(falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 10

torio que utilizaba el quilo. De este mo-do, Aselli confundió los vasos linfáticoseferentes del hígado que descendían conla continuación de los quilíferos que con-vergían hacia las mismas glándulas. Si-guió alimentando la tesis de Galeno. Sudescubrimiento de los vasos absorbentesdel intestino en los animales no se pu-blicó hasta 1626, tras su fallecimiento(12) (fig. 1-5).

Aselli no halló la terminación de losvasos lácteos ni llevó a cabo su descu-brimiento en el hombre, ya que las di-secciones de cadáveres humanos eranexcepcionales. Sin embargo, pensó razo-nablemente que los citados vasos debíanexistir, aunque se negó a realizar una vi-visección con humanos. De este modo,describiendo los vasos lácteos detallótambién las válvulas tan frecuentes en losquilíferos.

Tras él, otros anatomistas, como Rol-finck en 1626, Severinus en 1630, y tam-bién en 1630 o 1631 Wormius, Hildanusen 1632, exploraron los quilíferos.

Incluso si los quilíferos parecían des-cubrirse formalmente, su existencia nolograba el beneplácito de todos y Asellituvo muchos opositores, como fue elcaso de Riolan y Harvey.

1628, William Harvey:la función del corazón

William Harvey (1578-1657) (fig. 1-6)supondría un impulso esencial en el co-nocimiento de la mecánica circulatoria.Se trata del médico que le adjudicó alcorazón su verdadera función. El citadomédico inglés nació en Folkestone y es-tudió anatomía en Padua (Italia). Susmaestros fueron Vesalio, Colombo, Fa-llopio, y también trabajó con Acquapen-dente. Su trabajo representó el fin de la

corriente científica de los descubrimien-tos precedentes. Fue en Londres dondeHarvey finalizó sus trabajos y en 1628 pu-blicó Exerciotatio anatomica de motu cordiset sanguinis in animalibus11 (13).

Demostró que el corazón era una ver-dadera bomba, así como el inicio de lacirculación sanguínea. La época galénicatocaba a su fin.

Aunque Harvey fue un espíritu mo-derno, continuaría oponiéndose a lasideas de Aselli en cuanto al sistema delos vasos lácteos, ya que pensaba que laabsorción del quilo se llevaba a cabo através de las venas.

1628, Gassendi: los quilíferos en el hombre

Hasta el momento, los vasos linfáti-cos se conocían en los animales pero nose percibían todavía en el hombre. Es aGassendi (fig. 1-7) a quien se debe la de-mostración de su existencia (14).

Pedro Aselli, médico de Haute Proven-ce, conocía el descubrimiento de Aselli.En 1628, De Peiresc, senador de Aix-en-Provence, le autorizó a realizar la autop-

13Historia del sistema linfático

bieran en primer lugar. Aunque sería Ac-quapendente quien publicaría en 1603De Venarum ostiolis10 (11) donde demos-traba la posición y el papel de las válvulasvenosas próximas al corazón que deter-minan el sentido circulatorio. Esta obser-vación se oponía a las tesis de Galenoadmitidas desde mucho tiempo atrás.

1622, descubrimiento de los vasosquilíferos en el perro: Gaspar Aselli

Los vasos que a posteriori se denomi-narían linfáticos, fueron descubiertos porAselli en el perro.

Gaspar Aselli (1581-1626), médicoitaliano nacido en Cremona y fallecido enMilán es considerado el descubridor delsistema linfático. Fue profesor en el Ins-tituto de Anatomía de Tessin e hizo eldescubrimiento fortuito cuando diseccio-naba un perro vivo para observar los mo-vimientos del diafragma y sus nervios. Encompañía de algunos notables evidencióvasos que cubrían los intestinos llenos de

líquido blanco. Observó que si los pin-chaba salía un líquido blanco y, a con-tinuación, los vasos se colapsaban y sevolvían invisibles. Los denominó «venaslácteas». Este perro anatomizado fue sa-crificado tiempo después de haber ingeri-do su comida. Los quilíferos que trans-portaban los productos originarios de ladigestión de los ácidos grasos, se torna-ban así visibles. Es por esto que cuandorepitió su experiencia en otros perros novolvió a hallar los citados vasos más quecuando alimentaba a los perros antes desacrificarlos. Estos descubrimientos en elperro fueron reproducidos a continua-ción sobre otros cuadrúpedos (gatos, cor-deros, vacas, cerdos, caballos).

Pero Aselli no pudo llegar hasta el fi-nal del trayecto de los vasos que acababade descubrir. Pensó simplemente que con-vergían hacia grandes glándulas que de-nominó erróneamente páncreas (se con-servó esta denominación de «páncreasde Aselli»). Imaginó que el quilo iba des-de los intestinos hasta el hígado o, segúnlas ideas de la época, se transformaba ensangre. No pudo hallar el sentido circula-

12 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

10«Sobre las venas calcificadas».

11«Práctica anatómica sobre el movimiento del co-razón y de la sangre en animales».

� Figura 1-5Gaspar Aselli(1581-1626).Su descubrimientode los vasosabsorbentes delintestino en losanimales no sepublicó hasta1626, tras sufallecimiento(falta pie).

� Figura 1-6William Harvey(1578-1657)(falta pie).

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torio que utilizaba el quilo. De este mo-do, Aselli confundió los vasos linfáticoseferentes del hígado que descendían conla continuación de los quilíferos que con-vergían hacia las mismas glándulas. Si-guió alimentando la tesis de Galeno. Sudescubrimiento de los vasos absorbentesdel intestino en los animales no se pu-blicó hasta 1626, tras su fallecimiento(12) (fig. 1-5).

Aselli no halló la terminación de losvasos lácteos ni llevó a cabo su descu-brimiento en el hombre, ya que las di-secciones de cadáveres humanos eranexcepcionales. Sin embargo, pensó razo-nablemente que los citados vasos debíanexistir, aunque se negó a realizar una vi-visección con humanos. De este modo,describiendo los vasos lácteos detallótambién las válvulas tan frecuentes en losquilíferos.

Tras él, otros anatomistas, como Rol-finck en 1626, Severinus en 1630, y tam-bién en 1630 o 1631 Wormius, Hildanusen 1632, exploraron los quilíferos.

Incluso si los quilíferos parecían des-cubrirse formalmente, su existencia nolograba el beneplácito de todos y Asellituvo muchos opositores, como fue elcaso de Riolan y Harvey.

1628, William Harvey:la función del corazón

William Harvey (1578-1657) (fig. 1-6)supondría un impulso esencial en el co-nocimiento de la mecánica circulatoria.Se trata del médico que le adjudicó alcorazón su verdadera función. El citadomédico inglés nació en Folkestone y es-tudió anatomía en Padua (Italia). Susmaestros fueron Vesalio, Colombo, Fa-llopio, y también trabajó con Acquapen-dente. Su trabajo representó el fin de la

corriente científica de los descubrimien-tos precedentes. Fue en Londres dondeHarvey finalizó sus trabajos y en 1628 pu-blicó Exerciotatio anatomica de motu cordiset sanguinis in animalibus11 (13).

Demostró que el corazón era una ver-dadera bomba, así como el inicio de lacirculación sanguínea. La época galénicatocaba a su fin.

Aunque Harvey fue un espíritu mo-derno, continuaría oponiéndose a lasideas de Aselli en cuanto al sistema delos vasos lácteos, ya que pensaba que laabsorción del quilo se llevaba a cabo através de las venas.

1628, Gassendi: los quilíferos en el hombre

Hasta el momento, los vasos linfáti-cos se conocían en los animales pero nose percibían todavía en el hombre. Es aGassendi (fig. 1-7) a quien se debe la de-mostración de su existencia (14).

Pedro Aselli, médico de Haute Proven-ce, conocía el descubrimiento de Aselli.En 1628, De Peiresc, senador de Aix-en-Provence, le autorizó a realizar la autop-

13Historia del sistema linfático

bieran en primer lugar. Aunque sería Ac-quapendente quien publicaría en 1603De Venarum ostiolis10 (11) donde demos-traba la posición y el papel de las válvulasvenosas próximas al corazón que deter-minan el sentido circulatorio. Esta obser-vación se oponía a las tesis de Galenoadmitidas desde mucho tiempo atrás.

1622, descubrimiento de los vasosquilíferos en el perro: Gaspar Aselli

Los vasos que a posteriori se denomi-narían linfáticos, fueron descubiertos porAselli en el perro.

Gaspar Aselli (1581-1626), médicoitaliano nacido en Cremona y fallecido enMilán es considerado el descubridor delsistema linfático. Fue profesor en el Ins-tituto de Anatomía de Tessin e hizo eldescubrimiento fortuito cuando diseccio-naba un perro vivo para observar los mo-vimientos del diafragma y sus nervios. Encompañía de algunos notables evidencióvasos que cubrían los intestinos llenos de

líquido blanco. Observó que si los pin-chaba salía un líquido blanco y, a con-tinuación, los vasos se colapsaban y sevolvían invisibles. Los denominó «venaslácteas». Este perro anatomizado fue sa-crificado tiempo después de haber ingeri-do su comida. Los quilíferos que trans-portaban los productos originarios de ladigestión de los ácidos grasos, se torna-ban así visibles. Es por esto que cuandorepitió su experiencia en otros perros novolvió a hallar los citados vasos más quecuando alimentaba a los perros antes desacrificarlos. Estos descubrimientos en elperro fueron reproducidos a continua-ción sobre otros cuadrúpedos (gatos, cor-deros, vacas, cerdos, caballos).

Pero Aselli no pudo llegar hasta el fi-nal del trayecto de los vasos que acababade descubrir. Pensó simplemente que con-vergían hacia grandes glándulas que de-nominó erróneamente páncreas (se con-servó esta denominación de «páncreasde Aselli»). Imaginó que el quilo iba des-de los intestinos hasta el hígado o, segúnlas ideas de la época, se transformaba ensangre. No pudo hallar el sentido circula-

12 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

10«Sobre las venas calcificadas».

11«Práctica anatómica sobre el movimiento del co-razón y de la sangre en animales».

� Figura 1-5Gaspar Aselli(1581-1626).Su descubrimientode los vasosabsorbentes delintestino en losanimales no sepublicó hasta1626, tras sufallecimiento(falta pie).

� Figura 1-6William Harvey(1578-1657)(falta pie).

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 12

quet por el hecho de haber referenciadotambién los vasos lácteos en el hombre.Esta deferencia de Pecquet hacia los au-tores que le precedieron demuestra el in-terés que compartían estos anatomistaspor este nuevo sistema vascular.

1649, los vasos linfáticos:vasos con válvulas

A continuación, Vesling (fig. 1-9) tuvola idea de investigar la finalización de losotros vasos, que no eran vasos lácteos yque se dirigían igualmente hacia el canaltorácico. Su similitud en relación con laestructura le llevó a imaginar que perte-necían a un grupo más general de vasos.

Parece ser que Vesling y Francis Glis-son (1597-1677), mientras trabajaban so-bre la anatomía del hígado, identificaronlas válvulas de los vasos linfáticos que sedeslizaban entre el hígado y el páncreas.De este modo, pudieron certificar, segúnel sentido circulatorio impuesto por estasválvulas, que el líquido que circulaba ibadel hígado hacia el páncreas y luego ha-cia el canal torácico. Desde entonces, elsentido del transporte linfático ha sidoineludible.

El sentido de la circulación linfáticaestaba a punto de augurarse. Fue Pecquet

quien acabaría algunos años después lahistoria iniciada por estos dos autores.

1650, Alexander Read: testigode los conocimientos de la época

En la cuarta edición de The manual ofthe anatomy or dissection of the body of theman13, publicado en Londres en 1650,Alexander Read rubricaría los conoci-mientos de la época (17). Los capítulos9 y 10 tratan, respectivamente, del «me-senterio» y «de las venas lácteas». Estaedición se publicaría veintiocho añosdespués de la descripción de Aselli sobrelos quilíferos y justo un año antes deldescubrimiento de Pecquet. Queda clara-mente consignada la existencia de los va-sos lácteos en referencia a su descubri-dor, pero se describen bordeando el quilodel mesenterio hacia el hígado. Readdescribió, pues, una fisiología de tipo ga-lénica, bien anclada en el espíritu del si-glo XVII. Fue al año siguiente cuando JeanPecquet puso las cosas en su sitio.

1651, el canal torácico:Jean Pecquet (1622-1674)

Ciertamente, Jean Pecquet es el per-sonaje cuyo nombre propio se ha asocia-do en mayor número de ocasiones al sis-tema linfático gracias a la famosa cisternaque describió en el abdomen del perrocon el nombre de receptáculo de quilo(fig. 1-10). El término «cisterna de Pec-quet» se le dio más tarde, y no fue preci-samente su descubridor quien lo hizo,sino el danés Bartholin. Pero ¿qué quedahoy en día de Pecquet? Una pequeña ca-lle en Dieppe, que llevaba el nombre de

15Historia del sistema linfático

sia del cuerpo de un hombre ejecutadopara la citada investigación. Con el mis-mo espíritu que Aselli, le dio una copio-sa comida al desgraciado condenado.Hora y media después de la ejecución dela sentencia, la extirpación del abdomenevidenció los vasos llenos de quilo de co-lor blanco.

Para Gassendi, los vasos absorbentesdel mesenterio continuaban siendo vasossanguíneos que ya no se llenaban desangre. No pudo imaginar que pudiesetratarse de otro tipo de vasos.

En esta época, las investigaciones so-bre anatomía eran numerosas en Europa,y con frecuencia se conseguían descubri-mientos que tenían poca difusión. En

este sentido, la cronología de las consta-taciones varía según los autores. ParaHaller (citado por Cruikshank), es Ves-ling (1598-1649) quien descubriría losvasos linfáticos en el hombre en 1634, in-cluso si su descripción no fuera cualitati-vamente correcta. Siempre según lasmismas fuentes, parece ser que pudo ha-llar un caso de canal torácico doble. Sinduda alguna, la cita histórica incontesta-ble es la de Pecquet, que en su obra de1651 hace referencia a Vesling, aunquetambién cita a Tulpius, Folius y Gassen-di, que habían observado, antes que élmismo, los lácteos del mesenterio en loshumanos.

Vesling publicó en 1647 Sintagma ana-tomicum12 y tanto su descripción como lasfiguras que editó representaban los vasosdel mesenterio, aunque en las leyendasno se mencionaban los linfáticos (15).Más tarde, en la edición de 1659 utilizófiguras cuyos comentarios hacían refe-rencia a la presencia de vasos linfáticos.En las citadas leyendas se nombra a Bar-tholin. No cabe ninguna duda de que elcitado anatomista tuvo en cuenta losnuevos descubrimientos de la anatomíapara actualizar su obra. Sin embargo, nopuede asegurarse que en el momento dela edición de las figuras hubiese obser-vado los quilíferos en el hombre con mu-cha precisión. De hecho, el dibujo de suobra y la descripción no muestran los nu-merosos nódulos linfáticos presentes enel hombre. Parece más bien como si Ves-ling hubiese «copiado» las figuras de losvasos del perro realizadas por Aselli parareproducirlas en el hombre.

Tulpius de Amsterdam (16) (fig. 1-8),Vesling de Padua, Folius de Venecia, Gas-sendi y De Peresc fueron citados por Pec-

14 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-7Gassendi(falta pie).

12«Sintagma de anatomía».13«Manual de anatomía o disección del cuerpo hu-

mano».

� Figura 1-8Tulpius deAmsterdam(falta pie).

� Figura 1-9Vesling(falta pie).

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quet por el hecho de haber referenciadotambién los vasos lácteos en el hombre.Esta deferencia de Pecquet hacia los au-tores que le precedieron demuestra el in-terés que compartían estos anatomistaspor este nuevo sistema vascular.

1649, los vasos linfáticos:vasos con válvulas

A continuación, Vesling (fig. 1-9) tuvola idea de investigar la finalización de losotros vasos, que no eran vasos lácteos yque se dirigían igualmente hacia el canaltorácico. Su similitud en relación con laestructura le llevó a imaginar que perte-necían a un grupo más general de vasos.

Parece ser que Vesling y Francis Glis-son (1597-1677), mientras trabajaban so-bre la anatomía del hígado, identificaronlas válvulas de los vasos linfáticos que sedeslizaban entre el hígado y el páncreas.De este modo, pudieron certificar, segúnel sentido circulatorio impuesto por estasválvulas, que el líquido que circulaba ibadel hígado hacia el páncreas y luego ha-cia el canal torácico. Desde entonces, elsentido del transporte linfático ha sidoineludible.

El sentido de la circulación linfáticaestaba a punto de augurarse. Fue Pecquet

quien acabaría algunos años después lahistoria iniciada por estos dos autores.

1650, Alexander Read: testigode los conocimientos de la época

En la cuarta edición de The manual ofthe anatomy or dissection of the body of theman13, publicado en Londres en 1650,Alexander Read rubricaría los conoci-mientos de la época (17). Los capítulos9 y 10 tratan, respectivamente, del «me-senterio» y «de las venas lácteas». Estaedición se publicaría veintiocho añosdespués de la descripción de Aselli sobrelos quilíferos y justo un año antes deldescubrimiento de Pecquet. Queda clara-mente consignada la existencia de los va-sos lácteos en referencia a su descubri-dor, pero se describen bordeando el quilodel mesenterio hacia el hígado. Readdescribió, pues, una fisiología de tipo ga-lénica, bien anclada en el espíritu del si-glo XVII. Fue al año siguiente cuando JeanPecquet puso las cosas en su sitio.

1651, el canal torácico:Jean Pecquet (1622-1674)

Ciertamente, Jean Pecquet es el per-sonaje cuyo nombre propio se ha asocia-do en mayor número de ocasiones al sis-tema linfático gracias a la famosa cisternaque describió en el abdomen del perrocon el nombre de receptáculo de quilo(fig. 1-10). El término «cisterna de Pec-quet» se le dio más tarde, y no fue preci-samente su descubridor quien lo hizo,sino el danés Bartholin. Pero ¿qué quedahoy en día de Pecquet? Una pequeña ca-lle en Dieppe, que llevaba el nombre de

15Historia del sistema linfático

sia del cuerpo de un hombre ejecutadopara la citada investigación. Con el mis-mo espíritu que Aselli, le dio una copio-sa comida al desgraciado condenado.Hora y media después de la ejecución dela sentencia, la extirpación del abdomenevidenció los vasos llenos de quilo de co-lor blanco.

Para Gassendi, los vasos absorbentesdel mesenterio continuaban siendo vasossanguíneos que ya no se llenaban desangre. No pudo imaginar que pudiesetratarse de otro tipo de vasos.

En esta época, las investigaciones so-bre anatomía eran numerosas en Europa,y con frecuencia se conseguían descubri-mientos que tenían poca difusión. En

este sentido, la cronología de las consta-taciones varía según los autores. ParaHaller (citado por Cruikshank), es Ves-ling (1598-1649) quien descubriría losvasos linfáticos en el hombre en 1634, in-cluso si su descripción no fuera cualitati-vamente correcta. Siempre según lasmismas fuentes, parece ser que pudo ha-llar un caso de canal torácico doble. Sinduda alguna, la cita histórica incontesta-ble es la de Pecquet, que en su obra de1651 hace referencia a Vesling, aunquetambién cita a Tulpius, Folius y Gassen-di, que habían observado, antes que élmismo, los lácteos del mesenterio en loshumanos.

Vesling publicó en 1647 Sintagma ana-tomicum12 y tanto su descripción como lasfiguras que editó representaban los vasosdel mesenterio, aunque en las leyendasno se mencionaban los linfáticos (15).Más tarde, en la edición de 1659 utilizófiguras cuyos comentarios hacían refe-rencia a la presencia de vasos linfáticos.En las citadas leyendas se nombra a Bar-tholin. No cabe ninguna duda de que elcitado anatomista tuvo en cuenta losnuevos descubrimientos de la anatomíapara actualizar su obra. Sin embargo, nopuede asegurarse que en el momento dela edición de las figuras hubiese obser-vado los quilíferos en el hombre con mu-cha precisión. De hecho, el dibujo de suobra y la descripción no muestran los nu-merosos nódulos linfáticos presentes enel hombre. Parece más bien como si Ves-ling hubiese «copiado» las figuras de losvasos del perro realizadas por Aselli parareproducirlas en el hombre.

Tulpius de Amsterdam (16) (fig. 1-8),Vesling de Padua, Folius de Venecia, Gas-sendi y De Peresc fueron citados por Pec-

14 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-7Gassendi(falta pie).

12«Sintagma de anatomía».13«Manual de anatomía o disección del cuerpo hu-

mano».

� Figura 1-8Tulpius deAmsterdam(falta pie).

� Figura 1-9Vesling(falta pie).

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el canal torácico que derramaba líquidoblanco del quilo en el sistema venoso nodesembocaba en las «mamas». Demos-tró que lo que se había descrito como elpáncreas de Aselli no era más que la con-vergencia de las vías linfáticas de losmiembros inferiores, de las vísceras y deotros órganos abdominales. Ligó los qui-líferos y observó que el débito del canaltorácico disminuía, mientras que al soltarla ligadura, el citado débito se restablecíay transportaba un volumen de líquidoblanco. La teoría de Galeno se desmoro-naba, ya que Pecquet demostraba de estemodo que los quilíferos no convergíanhacia el hígado, que era el órgano noblede la circulación en la teoría predeceso-ra, sino que, por el contrario, los quilífe-ros alcanzaban la red venosa sin pasarpor el hígado.

Es importante subrayar que esta des-cripción de las vías linfáticas no se debeal azar, como se ha afirmado en múl-tiples ocasiones, sino más bien a undeseo científico insaciable. Esta descrip-ción es el fruto de tres años de disec-ciones de un centenar de animales deespecies variadas (terneros, caballos,puercos, etc.).

Pecquet acabó por elaborar la históri-ca publicación de Experimenta nova ana-tomic14 en 1651, que estuvo gestando du-rante mucho tiempo pensando en la malaacogida de sus colegas. Cuando Pecquetla publicó (21), estaba seguro de su dis-curso, había hecho la disección de casi uncentenar de animales vivos.Tenía enton-ces veintinueve años y no era todavíamás que un estudiante.

Sus hallazgos anatómicos incomoda-ban, ya que contradecían las teorías de laépoca, y esto le llevó a terminar sus estu-

dios en Montpellier, que era una ciudadde tradición médica más liberal, estabaentre las primeras ciudades francesas queautorizaban las autopsias de seres hu-manos y la que tuvo el primer anfiteatroanatómico en 1556. Pecquet continuó consus trabajos, mientras que las disputas in-telectuales se cernían sobre él; hasta talpunto que el rector de la facultad de me-dicina tomó partido oponiéndose a susdetractores. En 1652 se licenció en me-dicina.

La lucha contra la doctrina de Gale-no fue objeto de querellas con Riolan,calificado por aquel entonces como«príncipe de la anatomía», representan-te de la ciencia oficial. Los citados de-sencuentros llegaron hasta la corte deLuis XIV. El rey y su médico se pronun-ciaron a favor de Pecquet. Fue entoncescuando se trasladó a París y, en 1666, sele consideró integrante de «la Academiade Medicina» que en la época no conta-ba más que con siete miembros. De es-te modo, finalmente obtuvo reconoci-miento y se tornó célebre. Frecuentabaentonces a Molière, La Fontaine y seconvirtió en el médico de Madame deSévignè, cuyas cartas aludían con muchafrecuencia a Pecquet.

Los vaivenes de la política lo llevarona la Bastilla, donde estuvo encarcelado al-gunos años. Fue liberado y al final de suvida pasó algún tiempo en Dieppe. Pare-ce ser que en aquel entonces su produc-ción científica fue desmoronándose a lapar que incrementaba su afición al alco-hol, gusto que incitaba a compartir a suspacientes y que le causaría la muerte, quese produjo tras una caída de caballo.

Con el descubrimiento de Pecquet, elcírculo de la circulación estaba casi cerra-do, a pesar de las últimas reticencias delas autoridades médicas de la época.

17Historia del sistema linfático

«calle del fondo del saco» y que fue re-bautizada nuevamente con su nombreen 1826; un retrato pintado en el techodel conservatorio y el museo anatómicode la facultad de medicina de Montpe-llier. Sin embargo, adjudicarle como úni-ca gloria haber descubierto de forma for-tuita que el sistema linfático desembocaen el sistema venoso, sería faltar el res-peto a su memoria. La carrera de Pecquetfue lo suficientemente importante paraque se retome su vida, que sin duda esrepresentativa del estado del espíritu in-telectual en el que se hallaba el mundomédico en la primera mitad del siglo XVII

(18-20).Pecquet nació en Dieppe. Estudió

hasta 1647 con los hermanos oratoria-nos, que transmitían una enseñanza másliberal que los jesuitas. Esta diferencia encuanto a filosofía influyó ciertamenteen Pecquet, ya que se le inculcó «el gustopor los hechos históricos y por las verda-des de la ciencia», al igual que se les en-señaban varias lenguas vivas europeas.Esta diversidad en la enseñanza contri-buyó indudablemente a la apertura de su

espíritu. Continuó sus estudios con losjesuitas, en París, en lo que más adelan-te se convertiría en el Instituto Luis elGrande.Adquirió excelentes conocimien-tos en ciencias físicas y geometría. Fue enParís donde realizó la primera parte desus estudios de medicina y comenzó suinterés por la anatomía. Las diseccionesle apasionaban; sin embargo, se limita-ban, como la época permitía, a las disec-ciones de animales que con frecuenciaestaban vivos, lo que les permitía obser-var su fisiología.

Sus investigaciones anatómicas seconcentraron en la circulación sanguí-nea cuya teoría oficial era la galénica.Pero sus descubrimientos sucesivos ibanen sentido opuesto a las admisiones delmundo médico de la época.

En este sentido, continuó las investi-gaciones de Aselli sobre los lácteos. Re-descubrió «el canal torácico» que Eus-taquio había localizado en el caballo.Realizó distintas observaciones atandolos extremos del canal torácico o de lagran vena linfática derecha y demostróque se llenaban. Así mismo, probó que

16 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-10Jean Pecquet (1622-1674) (falta pie).

14«Nuevo experimento anatómico».

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el canal torácico que derramaba líquidoblanco del quilo en el sistema venoso nodesembocaba en las «mamas». Demos-tró que lo que se había descrito como elpáncreas de Aselli no era más que la con-vergencia de las vías linfáticas de losmiembros inferiores, de las vísceras y deotros órganos abdominales. Ligó los qui-líferos y observó que el débito del canaltorácico disminuía, mientras que al soltarla ligadura, el citado débito se restablecíay transportaba un volumen de líquidoblanco. La teoría de Galeno se desmoro-naba, ya que Pecquet demostraba de estemodo que los quilíferos no convergíanhacia el hígado, que era el órgano noblede la circulación en la teoría predeceso-ra, sino que, por el contrario, los quilífe-ros alcanzaban la red venosa sin pasarpor el hígado.

Es importante subrayar que esta des-cripción de las vías linfáticas no se debeal azar, como se ha afirmado en múl-tiples ocasiones, sino más bien a undeseo científico insaciable. Esta descrip-ción es el fruto de tres años de disec-ciones de un centenar de animales deespecies variadas (terneros, caballos,puercos, etc.).

Pecquet acabó por elaborar la históri-ca publicación de Experimenta nova ana-tomic14 en 1651, que estuvo gestando du-rante mucho tiempo pensando en la malaacogida de sus colegas. Cuando Pecquetla publicó (21), estaba seguro de su dis-curso, había hecho la disección de casi uncentenar de animales vivos.Tenía enton-ces veintinueve años y no era todavíamás que un estudiante.

Sus hallazgos anatómicos incomoda-ban, ya que contradecían las teorías de laépoca, y esto le llevó a terminar sus estu-

dios en Montpellier, que era una ciudadde tradición médica más liberal, estabaentre las primeras ciudades francesas queautorizaban las autopsias de seres hu-manos y la que tuvo el primer anfiteatroanatómico en 1556. Pecquet continuó consus trabajos, mientras que las disputas in-telectuales se cernían sobre él; hasta talpunto que el rector de la facultad de me-dicina tomó partido oponiéndose a susdetractores. En 1652 se licenció en me-dicina.

La lucha contra la doctrina de Gale-no fue objeto de querellas con Riolan,calificado por aquel entonces como«príncipe de la anatomía», representan-te de la ciencia oficial. Los citados de-sencuentros llegaron hasta la corte deLuis XIV. El rey y su médico se pronun-ciaron a favor de Pecquet. Fue entoncescuando se trasladó a París y, en 1666, sele consideró integrante de «la Academiade Medicina» que en la época no conta-ba más que con siete miembros. De es-te modo, finalmente obtuvo reconoci-miento y se tornó célebre. Frecuentabaentonces a Molière, La Fontaine y seconvirtió en el médico de Madame deSévignè, cuyas cartas aludían con muchafrecuencia a Pecquet.

Los vaivenes de la política lo llevarona la Bastilla, donde estuvo encarcelado al-gunos años. Fue liberado y al final de suvida pasó algún tiempo en Dieppe. Pare-ce ser que en aquel entonces su produc-ción científica fue desmoronándose a lapar que incrementaba su afición al alco-hol, gusto que incitaba a compartir a suspacientes y que le causaría la muerte, quese produjo tras una caída de caballo.

Con el descubrimiento de Pecquet, elcírculo de la circulación estaba casi cerra-do, a pesar de las últimas reticencias delas autoridades médicas de la época.

17Historia del sistema linfático

«calle del fondo del saco» y que fue re-bautizada nuevamente con su nombreen 1826; un retrato pintado en el techodel conservatorio y el museo anatómicode la facultad de medicina de Montpe-llier. Sin embargo, adjudicarle como úni-ca gloria haber descubierto de forma for-tuita que el sistema linfático desembocaen el sistema venoso, sería faltar el res-peto a su memoria. La carrera de Pecquetfue lo suficientemente importante paraque se retome su vida, que sin duda esrepresentativa del estado del espíritu in-telectual en el que se hallaba el mundomédico en la primera mitad del siglo XVII

(18-20).Pecquet nació en Dieppe. Estudió

hasta 1647 con los hermanos oratoria-nos, que transmitían una enseñanza másliberal que los jesuitas. Esta diferencia encuanto a filosofía influyó ciertamenteen Pecquet, ya que se le inculcó «el gustopor los hechos históricos y por las verda-des de la ciencia», al igual que se les en-señaban varias lenguas vivas europeas.Esta diversidad en la enseñanza contri-buyó indudablemente a la apertura de su

espíritu. Continuó sus estudios con losjesuitas, en París, en lo que más adelan-te se convertiría en el Instituto Luis elGrande.Adquirió excelentes conocimien-tos en ciencias físicas y geometría. Fue enParís donde realizó la primera parte desus estudios de medicina y comenzó suinterés por la anatomía. Las diseccionesle apasionaban; sin embargo, se limita-ban, como la época permitía, a las disec-ciones de animales que con frecuenciaestaban vivos, lo que les permitía obser-var su fisiología.

Sus investigaciones anatómicas seconcentraron en la circulación sanguí-nea cuya teoría oficial era la galénica.Pero sus descubrimientos sucesivos ibanen sentido opuesto a las admisiones delmundo médico de la época.

En este sentido, continuó las investi-gaciones de Aselli sobre los lácteos. Re-descubrió «el canal torácico» que Eus-taquio había localizado en el caballo.Realizó distintas observaciones atandolos extremos del canal torácico o de lagran vena linfática derecha y demostróque se llenaban. Así mismo, probó que

16 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� Figura 1-10Jean Pecquet (1622-1674) (falta pie).

14«Nuevo experimento anatómico».

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trabajos de Pecquet, Rubdeck y Jolyff pu-blicados poco tiempo antes y se centróen los vasos serosos. Bartholin estudiólos peces. Para él, estos vasos eran conti-nuación de los vasos sanguíneos. Les dioel nombre de «vasos linfáticos», puestoque no le gustaba la denominación de«vasos serosos» utilizada por Rudbeck. Elsignificado de «linfático» no tiene nadaen común con el calificativo destinado alas personas cuyo temperamento apaga-do se asocia a un aspecto endeble, excep-to su tez pálida. Los describió en el híga-do, la pelvis, el tórax, la superficie de lospulmones, y la parte inferior del cuello.

En 1652 publicó De lacteis thoracis inhomine brutisque nuperrime observatis15

(23), donde puede hallarse una lámina

anatómica que representa con precisiónel conducto torácico; el cuerpo se ilustrasin las vísceras abdominales, sin el dia-fragma toracoabdominal y sin los ele-mentos de la caja torácica. Los diferentestroncos convergentes hacia el nacimientodel canal se dibujan con claridad, al igualque su trayecto abdominotorácico, conuna dirección orientada hacia la vena yu-gular izquierda. Bartholin, interesado enellas, describiría las distintas terminacio-nes del canal torácico. Parece ser quetambién él denominó «cisterna de Pec-quet» al reservorio del quilo que este últi-mo había descubierto en el perro peroque no existe en el hombre.

De Rubdeck o Bartholin, ¿cuál de losdos anatomistas fue el primer descu-bridor de los vasos linfáticos generales?Aunque lo que acaba de exponerse indi-que a Rudbeck, fue a Bartholin, tal vez

19Historia del sistema linfático

1651, Olaüs Rudbeck:los vasos serosos

Como en la actualidad, distintos equi-pos trabajaban sobre el mismo tema sinsaberlo. De este modo, mientras que Pec-quet descubría en el perro el receptáculodel quilo en la base del canal torácico ysu final en las venas, un sueco, OlaüsRudbeck (fig. 1-11) perseguía los mismosdescubrimientos. De este modo, descu-bre en 1650-1651 el canal torácico en elgato y en el ternero. Evidenció el recep-táculo de quilo y la desembocadura delcanal torácico en el sistema venoso (22).

Informaría de su descubrimiento ensesión pública en presencia de la reinaCristina, siempre interesada en los avan-ces médicos, un 27 de enero de 1651. Fueentonces cuando le comunicaron que elfrancés Pecquet ya había hecho este des-cubrimiento poco tiempo antes.

El trabajo de Rudbeck no finalizó enel canal torácico. De hecho, según Sap-pey (1874) parece ser que el sueco siguióla pista de Vesling, buscando la similitudentre los distintos vasos similares a losdel mesenterio pero que no eran vasoslácteos. Rubdbeck descubrió vasos linfá-ticos en el hígado, que bautizó como «va-sos acuosos del hígado» (de Lassus) perotambién en la región del estrecho supe-rior de la pelvis, en el tórax y en los pul-mones. Más adelante, describió los vasoslinfáticos del esófago, del colon, el rectoy los conductos espermáticos. Observó«glándulas» en la región inguinal y bau-tizó a los vasos que partían de las citadasglándulas con el nombre de «vasos acuo-sos de las glándulas». También describiólas válvulas linfáticas. La reseña de las ci-tadas estructuras, a las que se les reco-noce la importancia en cuanto a la mecá-nica de avance, parece que pasó entoncesdesapercibida.

También se atribuye a Olaüs Rudbeckel descubrimiento de los vasos lácteos enlos cuadrúpedos, a los que llamó «vasosserosos». Esta denominación no se con-servaría durante mucho tiempo, ya quefue modificada por Thomas Bartholin.

1652, Thomas Bartholin:los vasos linfáticos generales

En 1647 Thomas Bartholin (fig. 1-12)trabajaba en Copenhague como profe-sor de matemáticas y más tarde, en 1648,cambió a la anatomía, se interesó por los

18 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� � Figura 1-11Olaüs Rudbeckdescubre en1650-51 el canaltorácico en el gatoy en el ternero(falta pie).

� � Figura 1-12Thomas Bartholin (falta pie).

15 «Sobre los lácteos del tórax en el hombre inerteobservados muy recientemente».

FERRANDEZ.felix 24/11/05 13:44 Página 18

trabajos de Pecquet, Rubdeck y Jolyff pu-blicados poco tiempo antes y se centróen los vasos serosos. Bartholin estudiólos peces. Para él, estos vasos eran conti-nuación de los vasos sanguíneos. Les dioel nombre de «vasos linfáticos», puestoque no le gustaba la denominación de«vasos serosos» utilizada por Rudbeck. Elsignificado de «linfático» no tiene nadaen común con el calificativo destinado alas personas cuyo temperamento apaga-do se asocia a un aspecto endeble, excep-to su tez pálida. Los describió en el híga-do, la pelvis, el tórax, la superficie de lospulmones, y la parte inferior del cuello.

En 1652 publicó De lacteis thoracis inhomine brutisque nuperrime observatis15

(23), donde puede hallarse una lámina

anatómica que representa con precisiónel conducto torácico; el cuerpo se ilustrasin las vísceras abdominales, sin el dia-fragma toracoabdominal y sin los ele-mentos de la caja torácica. Los diferentestroncos convergentes hacia el nacimientodel canal se dibujan con claridad, al igualque su trayecto abdominotorácico, conuna dirección orientada hacia la vena yu-gular izquierda. Bartholin, interesado enellas, describiría las distintas terminacio-nes del canal torácico. Parece ser quetambién él denominó «cisterna de Pec-quet» al reservorio del quilo que este últi-mo había descubierto en el perro peroque no existe en el hombre.

De Rubdeck o Bartholin, ¿cuál de losdos anatomistas fue el primer descu-bridor de los vasos linfáticos generales?Aunque lo que acaba de exponerse indi-que a Rudbeck, fue a Bartholin, tal vez

19Historia del sistema linfático

1651, Olaüs Rudbeck:los vasos serosos

Como en la actualidad, distintos equi-pos trabajaban sobre el mismo tema sinsaberlo. De este modo, mientras que Pec-quet descubría en el perro el receptáculodel quilo en la base del canal torácico ysu final en las venas, un sueco, OlaüsRudbeck (fig. 1-11) perseguía los mismosdescubrimientos. De este modo, descu-bre en 1650-1651 el canal torácico en elgato y en el ternero. Evidenció el recep-táculo de quilo y la desembocadura delcanal torácico en el sistema venoso (22).

Informaría de su descubrimiento ensesión pública en presencia de la reinaCristina, siempre interesada en los avan-ces médicos, un 27 de enero de 1651. Fueentonces cuando le comunicaron que elfrancés Pecquet ya había hecho este des-cubrimiento poco tiempo antes.

El trabajo de Rudbeck no finalizó enel canal torácico. De hecho, según Sap-pey (1874) parece ser que el sueco siguióla pista de Vesling, buscando la similitudentre los distintos vasos similares a losdel mesenterio pero que no eran vasoslácteos. Rubdbeck descubrió vasos linfá-ticos en el hígado, que bautizó como «va-sos acuosos del hígado» (de Lassus) perotambién en la región del estrecho supe-rior de la pelvis, en el tórax y en los pul-mones. Más adelante, describió los vasoslinfáticos del esófago, del colon, el rectoy los conductos espermáticos. Observó«glándulas» en la región inguinal y bau-tizó a los vasos que partían de las citadasglándulas con el nombre de «vasos acuo-sos de las glándulas». También describiólas válvulas linfáticas. La reseña de las ci-tadas estructuras, a las que se les reco-noce la importancia en cuanto a la mecá-nica de avance, parece que pasó entoncesdesapercibida.

También se atribuye a Olaüs Rudbeckel descubrimiento de los vasos lácteos enlos cuadrúpedos, a los que llamó «vasosserosos». Esta denominación no se con-servaría durante mucho tiempo, ya quefue modificada por Thomas Bartholin.

1652, Thomas Bartholin:los vasos linfáticos generales

En 1647 Thomas Bartholin (fig. 1-12)trabajaba en Copenhague como profe-sor de matemáticas y más tarde, en 1648,cambió a la anatomía, se interesó por los

18 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

� � Figura 1-11Olaüs Rudbeckdescubre en1650-51 el canaltorácico en el gatoy en el ternero(falta pie).

� � Figura 1-12Thomas Bartholin (falta pie).

15 «Sobre los lácteos del tórax en el hombre inerteobservados muy recientemente».

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ellas escenifica dos colectores que con-fluyen el uno al lado del otro, con el lle-nado de las válvulas; y la otra representael corte de un colector, donde puedenobservarse las válvulas semilunares.Tam-bién se reproducen perfectamente losvasos linfáticos del hígado de un caballo.La cara cóncava evidencia las eferenciassobre las glándulas agrupadas (nóduloslinfáticos).

1690, inyecciones de mercuriode los vasos linfáticos: Antoine Nuck

Finalmente reconocidos por lo queeran, los vasos linfáticos comenzarían aestudiarse. Para ello era necesario quepudieran localizarse los vasos finos y lle-nos de líquido incoloro. La inyección deun producto de color en su luz permitiríadiferenciarlos de los tejidos por los que sedesplazan.

Fue Antoine Nuck, anatomista holan-dés, profesor de cirugía y de anatomía enLeyde quien perfeccionó en 1692 un apa-rato que permitía la inyección de vasoslinfáticos con mercurio. Tras localizar elcolector linfático, un tubo de cristal o decuero conseguía insuflar aire en el vaso,

de modo que, una vez localizado y di-latado, se cateterizaba e inyectaba conmercurio mezclado con plomo y cinc.Esta técnica requería mucha precisión.Las piezas anatómicas se pudieron con-servar una vez se solidificaba la mezclade las primeras inyecciones.

Los grabados que Nuck legó (25)muestran unas excelentes representacio-nes de los vasos linfáticos de los órganosestudiados. Los linfáticos de los riñonesestán dibujados con sus válvulas despla-zándose a lo largo de la vena renal. Losvasos linfáticos del corazón están repro-ducidos en la aurícula y en el ventrículo.

� SIGLO XVIII

Tras el descubrimiento de otro tipo devasos, las investigaciones de los anato-mistas se dirigirán hacia la sistematizacióny la precisión de las estructuras anatómi-cas. En 1761, Alexandre Monro (Londres,1697-1767) anatomista inglés, demostra-dor de anatomía en Edimburgo, confir-maba la descripción de las válvulas (26).

La cartografía del sistema linfáticoveía así la luz.

21Historia del sistema linfático

debido a su mayor reputación, a quien seadjudicó el descubrimiento de los vasoslinfáticos en el hombre.

En aquella época, al igual que en hoyen día, las disputas por obtener la autoríade un descubrimiento científico eran muyreñidas.

Sea como fuere, estos dos autoresdieron un verdadero impulso a los tra-bajos anatómicos del sistema linfático.Tanto el uno como el otro estaban con-vencidos de que la aparición de un ede-ma estaba relacionada con la obstruccióndel sistema linfático. Con ellos finaliza lahistoria del descubrimiento del sistemalinfático. Los siguientes anatomistas aca-barían discerniendo las características deesta nueva categoría de vasos (Diemer-broeck, Langius).

En este grupo de anatomistas cuyostrabajos se desarrollaban de forma sin-crónica, el nombre de Jolyff, médico lon-dinense, emerge como uno de los prime-ros que observó y describió los vasos

linfáticos generales en el hombre. Parecehaberse perdido la pista de sus escritos.Glisson escribió que este médico inglésle dijo haberlos observado desde junio de1653. Esta afirmación también la realiza-ron Charleston y Boyle.

1665, inyección de los vasoslinfáticos: Frederick Ruysch

Si Rubdeck, Bartholin, Swammerdamy Blasius anotaron la presencia de válvu-las en los linfáticos, fue Frederick Ruysch(La Haya, 1638-1731), profesor de ana-tomía y de botánica, quien dejaría el in-dicio escrito más preciso (fig. 1-13). Susdescubrimientos sobre el sistema linfá-tico le permitieron publicar en 1665 Di-lucidatio valvularum in vasis lymphaticis etlacteis16, obra breve que contiene dos fi-guras muy representativas (24). Una de

20 El sistema linfático. Historia, iconografía e implicaciones fisioterapéuticas

SIGLO XVII

Descubrimientos

Circulación sanguínea ➜ William HarveyQuilíferos ➜ Aselli

Sentido de la circulación linfática ➜ Pecquet

A continuación, los anatomistas reunieron bajo el mismo nombre vasoslinfáticos quilíferos y absorbentes. En «la economía humana», la función

absorbente es la misma y únicamente «lo absorbido» es diferente

Todo está preparado para que el siglo XVIII optimice los conocimientos anatómicos

� � Figura 1-13Frederick Ruysch (1638-1731) (falta pie).

16«Esclarecimiento de las válvulas en los vasos lin-fáticos y lácteos».

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