historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia

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Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia R. Remondière Heredera de la medicina griega y romana, la kinesiterapia, incluido el masaje, tiene sus orígenes en un conjunto de conocimientos que pertenecen a los saberes populares, la fisiología de los seres vivos y las prácticas deportivas. Sus componentes fundamentales son el masaje, la gimnasia médica, la balneoterapia y la electroterapia; cada uno fue sometido a la experimentación médica con el propósito de aportar pruebas tangibles de eficacia en un corpus que, de forma oficial, se convertiría en la kinesiterapia, la cual constituye un conjunto de prácticas orientadas hacia la reestructuración de las capacidades fisiológicas deficitarias de las personas. Fueron los médicos quienes permitieron su difusión; al prescribirlas, ayudaron a que la gente las conociera y aceptara. Durante la primera guerra mundial alcanzaron un gran éxito. Los masajistas médicos, que trabajaban en silencio en espera de una oficialización de su práctica (algo que no ocurrió hasta la segunda guerra mundial), fueron cobrando notoriedad y llegaron a confrontar a especialistas en gimnasia médica y profesores de educación física; defendieron su práctica manual de índole médica y aplicación espontánea del movimiento ante quienes preconizaban el desarrollo del individuo sin tener en cuenta su estado de salud. En el lapso de unos treinta años, pasó de ser una práctica combatida a una práctica aceptada. En 1946 fue «devuelta» oficialmente a los masajistas y sometida a control médico. El mismo año, los masajistas médicos se fusionaron con los especialistas en gimnasia médica, que eran la minoría, con la intención de conservar cada uno su propia especificidad. El nuevo profesional se denominará masajista- kinesiterapeuta, heredero de las prerrogativas de los masajistas. La kinesiterapia, ya instalada en el campo médico, evolucionará junto con la medicina, y hasta hoy se mantiene unida a ésta de forma indefectible. © 2009 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados. Palabras Clave: Masaje; Gimnasia médica; Historia de la kinesiterapia Plan Introducción 1 Emergencia del cuerpo-máquina, desde la Antigüedad hasta la época moderna 2 Un saber popular antiguo 2 Un saber científico más reciente 3 Legado del pasado: las termas 4 La medicalización de las prácticas y la experimentación, fuentes de legitimidad, siglos XIX-XX 6 De la confiscación de los saberes a la medicalización 6 Un final de siglo decisivo 10 Llegada de los profesionales y expansión de las prácticas (1946-2006) 12 Un regreso al origen y una formación bien enmarcada 12 Aceleración momentánea en la evolución de las prácticas 12 Aislar para proteger: una práctica manual bajo control 13 Consecuencias mensurables 13 Introducción La kinesiterapia forma parte de las llamadas discipli- nas auxiliares de la medicina. Esta denominación, junto a la de auxiliar médico, tiene cierta connotación peyora- tiva, debido a su dependencia ostensible respecto al cuerpo médico. Este campo de actividad también se conoce como profesiones sanitarias, de las que la kinesi- terapia forma parte, y quienes actúan en dicho campo son denominados también «profesionales de la salud» o «profesionales sanitarios». Varios caminos se abren entonces al tratar de identificar las influencias que han determinado el estado actual de la kinesiterapia. Por un lado, pueden considerarse las prácticas empleadas con el propósito de verificar su pertinencia y adaptación con el paso de los años al ámbito de los cuidados del cuerpo, y evaluar las condiciones de su aceptación. Una segunda pista explicativa consiste en que un grupo de facultativos se aproximó mucho a las prácticas E – 26-005-A-20 1 Kinesiterapia - Medicina física

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Historia del conocimientoy de la práctica de la kinesiterapia

R. Remondière

Heredera de la medicina griega y romana, la kinesiterapia, incluido el masaje, tiene susorígenes en un conjunto de conocimientos que pertenecen a los saberes populares, lafisiología de los seres vivos y las prácticas deportivas. Sus componentes fundamentalesson el masaje, la gimnasia médica, la balneoterapia y la electroterapia; cada uno fuesometido a la experimentación médica con el propósito de aportar pruebas tangibles deeficacia en un corpus que, de forma oficial, se convertiría en la kinesiterapia, la cualconstituye un conjunto de prácticas orientadas hacia la reestructuración de lascapacidades fisiológicas deficitarias de las personas. Fueron los médicos quienespermitieron su difusión; al prescribirlas, ayudaron a que la gente las conociera yaceptara. Durante la primera guerra mundial alcanzaron un gran éxito. Los masajistasmédicos, que trabajaban en silencio en espera de una oficialización de su práctica (algoque no ocurrió hasta la segunda guerra mundial), fueron cobrando notoriedad y llegarona confrontar a especialistas en gimnasia médica y profesores de educación física;defendieron su práctica manual de índole médica y aplicación espontánea delmovimiento ante quienes preconizaban el desarrollo del individuo sin tener en cuenta suestado de salud. En el lapso de unos treinta años, pasó de ser una práctica combatida auna práctica aceptada. En 1946 fue «devuelta» oficialmente a los masajistas y sometidaa control médico. El mismo año, los masajistas médicos se fusionaron con losespecialistas en gimnasia médica, que eran la minoría, con la intención de conservarcada uno su propia especificidad. El nuevo profesional se denominará masajista-kinesiterapeuta, heredero de las prerrogativas de los masajistas. La kinesiterapia, yainstalada en el campo médico, evolucionará junto con la medicina, y hasta hoy semantiene unida a ésta de forma indefectible.© 2009 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras Clave: Masaje; Gimnasia médica; Historia de la kinesiterapia

Plan

¶ Introducción 1

¶ Emergencia del cuerpo-máquina,desde la Antigüedad hasta la época moderna 2

Un saber popular antiguo 2Un saber científico más reciente 3Legado del pasado: las termas 4

¶ La medicalización de las prácticasy la experimentación, fuentes de legitimidad,siglos XIX-XX 6

De la confiscación de los saberes a la medicalización 6Un final de siglo decisivo 10

¶ Llegada de los profesionales y expansiónde las prácticas (1946-2006) 12

Un regreso al origen y una formación bien enmarcada 12Aceleración momentánea en la evolución de las prácticas 12Aislar para proteger: una práctica manual bajo control 13Consecuencias mensurables 13

■ IntroducciónLa kinesiterapia forma parte de las llamadas discipli-

nas auxiliares de la medicina. Esta denominación, juntoa la de auxiliar médico, tiene cierta connotación peyora-tiva, debido a su dependencia ostensible respecto alcuerpo médico. Este campo de actividad también seconoce como profesiones sanitarias, de las que la kinesi-terapia forma parte, y quienes actúan en dicho camposon denominados también «profesionales de la salud» o«profesionales sanitarios». Varios caminos se abrenentonces al tratar de identificar las influencias que handeterminado el estado actual de la kinesiterapia.

Por un lado, pueden considerarse las prácticasempleadas con el propósito de verificar su pertinencia yadaptación con el paso de los años al ámbito de loscuidados del cuerpo, y evaluar las condiciones de suaceptación.

Una segunda pista explicativa consiste en que ungrupo de facultativos se aproximó mucho a las prácticas

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médicas y forzó las puertas del reconocimiento, alcan-zando el estatuto oficial de dispensadores de salud,tanto si esas prácticas formaron o no parte del sabermédico en un momento dado.

Por último, se plantea el asunto de saber por qué ycómo el concepto de profesión sustituyó al de oficio, yen qué campo de prácticas se inscriben estos profesio-nales, que por entonces no eran muy conocidos.

Queda por resolver el tema de la denominaciónmasajista-kinesiterapeuta, que resulta compleja y redun-dante, lo que produce ambigüedad en la medida en queel término kinesiterapia incluye forzosamente las prác-ticas de masaje [1], que a su vez ocupan un lugar más omenos importante en el conjunto de las prácticasmanuales.

En otras palabras, en una época en que la diversidadde las prácticas está aceptada y se enriquece al pasar losaños, los profesionales de la rehabilitación, y quizátambién los otros profesionales del campo médico, estánsujetos según los países a distintas denominaciones.Como se ha comentado, masajista-kinesiterapeuta enFrancia, Bélgica, Luxemburgo (que no cuenta con uninstituto de formación específico) y algunos países deLatinoamérica a . Países anglosajones, el Reino Unido yCanadá, así como otros que recibieron en mayor omenor grado una influencia francesa (Suiza, Québec)con una evolución semántica parecida a la de Francia,escogieron un término más unificador comofisioterapeuta.

Estas denominaciones variables plantean el problemade los criterios adoptados en algunas épocas, en algunoslugares y por algunas autoridades [2] para clasificar,reunir o separar a esos grupos cuya especificidad residesobre todo en los conocimientos mínimos que debenadquirirse y que no deben ser superados, en la duraciónde los estudios, en la calificación de los docentes y suformación superior, y en el derecho de hacer prescrip-ciones. Al respecto, la kinesiterapia tiene una originali-dad en el espectro de estas profesiones: en Francia porejemplo, está excluida de la formación universitaria(aunque quién sabe por cuánto tiempo); los profesiona-les se forman en un lapso de 3 años, de los cuáles sólo2 son reconocidos oficialmente, tienen un derecho muyrestringido en cuanto a las prescripciones, estar enmar-cados por una instancia ordinal reclamada hace más deveinte años, pero también rechazada al principio, ypermanecen fieles a su denominación. Todo esto en unaépoca en que la mundialización tiende hacia la unifor-mización y cuando el monopolio del masaje pareceestar sumergido en un clima de automedicaciónanunciada.

Tal situación es indicio de una construcción frágil,incluso inestable, de un grupo de profesionales que, trashaber adquirido reconocimiento, quedan sometidos alas exigencias de la división del trabajo debido a unademanda muy intensa de la gente. Hoy día, aunque aveces se escucha reclamar un nuevo oficio de la salud,el problema consiste en saber qué espacio vacío sepropone llenar, para qué prácticas y cómo van a reorga-nizarse sus relaciones, establecidas durante tanto tiempoentre médicos y profesionales que aprendieron a traba-jar juntos y a conocerse.

A partir de este hecho es posible vislumbrar la trayec-toria histórica de la kinesiterapia: la de una profesiona-lización en busca de legitimidad. Sin embargo, no debeolvidarse que no es la única profesión en evolucionar enun círculo restringido y cerrado, el de la administraciónde cuidados médicos, que hoy no depende sólo de lamedicina oficial.

Salida de un universo conceptual orientado hacia unenfoque mecanicista, la kinesiterapia, en una segundaetapa, se volcó en la experimentación. Luego, tal legiti-midad científica sirvió a sus miembros cuando estuvie-ron en situación de convertirse en profesionalesposeedores de un diploma de Estado (1946).

■ Emergenciadel cuerpo-máquina, desdela Antigüedad hasta la épocamoderna

La kinesiterapia (con el masaje) tal como la conoce-mos hoy, tiene sus orígenes en un conjunto heteróclitode conocimientos procedentes del saber popular ytransmitidos de forma oral o adquiridos por la observa-ción. Algunos de estos conocimientos surgieron de unsaber científico, anatómico, fisiológico y, más tarde,médico, ilustrado por descripciones fundamentalmentede origen griego, que evolucionaron con el paso de losaños y quedaron recogidos en escritos.

Un saber popular antiguoEn Francia, por ejemplo, después de que la ley del

25 de abril de 1777 marcó las bases de la farmaciamoderna con la supresión de las tiendas de ultramari-nos, en 1818 Napoleón I autorizó a los miembros delclero a dispensar esta forma de cuidados de la salud. Enel período contemporáneo, las prácticas popularesbebieron de las fuentes de la medicina caritativa duranteel período comprendido entre el siglo XVIII y loscomienzos del siglo XX.

Aunque algunas personas poseían un saber caracteri-zado por un alto nivel de conocimientos, por habilida-des aptas para crear elementos específicos del campo dela medicina y del patrimonio cultural inmaterial, otravía se abría para aquellos que (con o sin dotes) ofrecíanservicios de los más variados; algunos serían motivo deabusos, a menudo denunciados por los propios médicos.

Estos facultativos sin diploma formaron un conjuntomal conocido, formado por varones y mujeres cuyasprácticas no entraban en el marco de los estudiosimpartidos en la facultad, sino que eran transmitidas deforma directa. Había charlatanes, ensalmadores y,también, algunos curanderos e hipnotizadores queaprovechaban la difusión médica escrita y redactada porlos propios médicos.

Para combatir estas prácticas populares, entre ellas elmasaje y también el «sobamiento», la ley del año XI dela Primera República francesa (1803) prohibió el ejerci-cio de la medicina a todos los que, no diplomados,dispensaran cuidados sin haber sido formados en lasescuelas de medicina. También preveía que, después deesa fecha, la práctica y la usurpación de títulos seríancastigadas con multa y seis meses de prisión en caso dereincidencia, mientras que algunos prácticos, ya estable-cidos, gozaban de beneficios especiales. Así se estableceel concepto de «ejercicio ilegal de la medicina».

Sin embargo, la carencia de doctores en medicina ysu falta de organización profesional a pesar de lacreación en 1803 de oficiales de sanidad limitados ensus prácticas por el propio Estado, favorecieron laproliferación de los facultativos ilegales hasta un puntotal que, en 1891, en la prensa regional [3] y en apoyo deldiscurso médico, se relatan no menos de doce casos deprácticas prohibidas. Sin embargo, el masaje no semenciona como práctica discutible.

Se fustigó a los oficiales de sanidad con o sindiploma, ensalmadores, curanderos (la denominacióndio que pensar), sanadores, brujos, hipnotizadores (delos que el doctor Durville, fundador de una escuela de

a Se los llama kinesiólogos en Argentina, Chile, Panamá, Perú,Uruguay y Paraguay, pero también se recurre a la denominacióninternacional traducida como fisioterapia.

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masaje e hipnotismo, será un ferviente defensor), perotambién a religiosos, a disciplinas como el sonambu-lismo, la frenología que enseñara Broussais al final de suvida, la homeopatía, la hechicería, a los miembros de lassociedades de socorro a los enfermos y heridos, talescomo la Cruz Roja, las Damas francesas, la Unión demujeres de Francia, la Sociedad de Enfermeras Volunta-rias, etc.

Pese a todo, muchos de ellos representaban el únicorecurso a la medicina de urgencia: las quemaduras, lasheridas de todo tipo, la reducción de las fracturas, losesguinces y otras luxaciones encontraban una solución,en la mayoría de los casos de forma gratuita, como unaconquista de la libertad.

Aunque algunos raros pleitos los hicieron salirmomentáneamente de su semiclandestinidad, es muydifícil conocer realmente sus prácticas. Sólo el discursocientífico, el de los médicos y los jueces, es el que llegaa la gente. Como tal, más bien condena antes que serun modo de divulgación, por lo que suele comentarsesu aspecto excesivo. Así, se describían masajes [4] quepodían durar dos horas y media con base en presionesde los pulgares, a veces sincopadas, asociadas a estira-mientos de la piel. Los médicos se asombraban de losresultados, criticaban y rechazaban estos tratamientos,considerados brutales, pero algunos usaban los mismosartificios que los ensalmadores, como la bofetada oincluso el fuego en los cabellos o la camisa, con el finde calmar al herido [5]. Fueron incitados a denunciartales prácticas, pero no escapaban a la tentación deaplicarlas [6]. Todas estas prácticas serían reprensibles,pues al no tratarse de las correctas, que son las adminis-tradas por las manos de los médicos, hasta 1892 cual-quiera que no fuera médico sería entonces un charlatán.

Sin embargo, entre los muchos médicos personales deMonsieur, hermano del rey de Francia, parece haberseolvidado la existencia oficial de un cirujano-rehabilitador, no doctorado en medicina, no formadoen la facultad, pero facultativo por tradición familiar:Jacques Dumont, a quien que Luis XIV nombró «repre-sentante» de la ciudad de París en 1779.

Ahora bien, al igual que muchos cirujanos de laépoca, Jacques Dumont usaba con éxito el «soba-miento», el masaje y la aplicación de emplastos ocataplasmas.

El masaje, que también solía denominarse manipula-ción, siguió siendo una práctica cuya aplicación nocontrolada se extendió hasta principios de 1850. Lopracticaban personas poco o nada cualificadas, a vecespoco recomendables. Eran pocos y sus actividadessemiclandestinas tendían a superponerse entre sí, perosobre todo a las de las prácticas de los doctores enmedicina, al punto que muchos éxitos se verificabanmuy a menudo en los animales. Se acercaba empero sudesaparición del campo de las prácticas corporales [7],

pues la ley de 1892 no incluyó a los masajistas, lo queconfirmó que el monopolio legal del recurso a la medi-cina era entregado a los médicos y que éstos eran losúnicos autorizados para curar las enfermedades. Elconflicto hizo estragos y en 1906, con asistencia demagistrados y ante los periodistas, se abrió el congresopara la represión del ejercicio ilegal de la medicina [8],con la presidencia de Brouardel, quien rápidamentemarcó el tono. Refiriéndose a los charlatanes en térmi-nos de «los médicos los padecen, los enfermos semueren», encargó a los sindicatos médicos, con finesjudiciales, reunir los informes de todos los que infrin-gían la ley.

Aunque los congresistas reconocieron que el masajetenía virtudes si era practicado por médicos, deplorabanlas escuelas de formación en las que se otorgabanmedallas, títulos, certificados y diplomas (al igual queen la facultad).

Sin embargo, al no haber un charlatanismo organi-zado, en lo que se refiere a las prácticas populares latradición oral es la regla.

Un saber científico más recienteHasta principios del siglo XVIII, los preceptos morales

defendidos por la Iglesia limitaban algunas prácticas decarácter médico, lo cual no excluía la difusión de unsaber científico en forma de obras impresas. La cienciaera refutada, y con ello todo lo relativo a la enfermedaddel cuerpo o del alma, pues se la consideraba un castigodivino que no podía combatirse con ningún tipo detratamiento. Esto no impidió que los más audaceshicieran caso omiso, ya sea por poseer el conocimientoo el saber popular.

A fines de la Edad Media empezaron a avanzar losconocimientos de anatomía humana gracias a las disec-ciones de Vesalio [9] y, a fines del siglo XVII, gracias aBorelli [10], cuya obra representa a la vez una luchacontra el oscurantismo batido en brecha, que se man-tiene como la primera aplicación de dos disciplinas queencuentran una complementariedad, las matemáticasy la anatomía. Con el título de una obra de Aristóteles,De Motu Animalium (Del movimiento animal), marcauna ruptura decisiva con los antiguos, a favor de lasciencias del cuerpo y del ejercicio; describe las palancasy las acciones musculares generadoras de movimientos(Fig. 1). La representación anatómica de los músculosfascina y atrae también a los dibujantes, como Game-lin [11], un profesor de pintura de Carcasona, incluso ensentido humorístico.

El conocimiento científico, tras haber permanecidoaparentemente dormido durante la Edad Media, conocióluego un período de gran efervescencia cuyo puntofuerte se sitúa al final del reinado de Luis XIV.

Los cuerpos celestes se estudiaban en paralelo con elcuerpo humano y fueron muchos los eruditos astróno-mos, químicos, naturalistas, pintores, doctores enmedicina, algunos matemáticos, físicos y filósofos que seinteresaron en el ser humano y en la experienciaadquirida. Se presentaron entonces nuevos polos deinterés para la reflexión.

Para Diderot, fundador de la Encyclopédie cond’Alembert, el cuerpo físico era considerado unamáquina y no un universo simbólico. De este modo, elfundamento de un saber sobre el cuerpo-máquina abrióel camino a la teoría mecanicista y, por consiguiente, aque el ser humano se hiciera cargo del cuidado de supropio cuerpo, con lo que adquiría cierta libertad deacción y no quedaba sometido sólo al designio de Dios.

Heredera de Hipócrates y de Galeno, la medicinadefendida por Ambrosio Paré (1564) se revela innova-dora: nos acerca procedimientos técnicos forzados parael tratamiento de las luxaciones, algunos con el puño oel talón, en los que luego se inspiró la cirugía.

“ Punto fundamental

Jacques Dumont obtuvo su diploma de cirujano-masajista en 1776, trataba con éxito los esguincesy las luxaciones, y reducía las fracturas.Fundó una escuela y se encargó de enseñar laforma de hacer las maniobras y dio a conocer lascaracterísticas de su práctica. Murió el 30 de enerode 1780, tras varios intentos de suicidio. Uno desus alumnos siguió ejerciendo hasta 1830, pero laexperiencia docente no le sobrevivió.

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Surge un auténtico pragmatismo y Tissot, en 1780, seinscribe resueltamente en la concepción dinámica delser humano. Dado que una de sus habilidades es la deautotratarse, sus conocimientos prácticos en anatomía yfisiología utilizan el movimiento como método terapéu-tico. La mecánica humana encuentra aquí una aplica-ción médica.

El médico Tissot estudió así los problemas posturalesy funcionales de los músculos; recomendó las fricciones,así como los movimientos, forzados o no según loscasos. Las indicaciones eran múltiples: fracturas, esguin-ces, reumatismo, raquitismo, anquilosis; profundizó susestudios hasta demostrar el interés de las consecuenciasdel uso de tacones altos por las mujeres.

Treinta años más tarde, Lamarck [12], gracias a susestudios de zoología, facilitó la comprensión del movi-miento, de la acción muscular en el ser humano, quemucho más adelante servirán de base a los trabajos deMarey [13].

Más teóricos y universitarios, los médicos no seinteresaron de inmediato en una mecánica humanaque, sin embargo, era prometedora en términos decomprensión de las enfermedades articulares; se mantu-vieron prudentes y orientaron sus esfuerzos hacia lostratamientos con cirugía menor.

Legado del pasado: las termasEn paralelo a esta evolución, herederas de una tradi-

ción griega y luego romana muy antigua, las termas sonel lugar de agrupamiento de las prácticas de curación ypermanecen como un testimonio clave de los usos deesa época. Al principio se las consideraba un sitio devida social, reservado para las clases acomodadas, perotambién las disfrutaban los soldados y la burguesía dedistintas épocas, lo que hizo que se precisaran mejor susindicaciones. Si Pompeya permitió comprender los usosdel agua y el modo de vida romana de esa época, Romanos muestra hoy once vestigios de establecimientos debaños, entre los cuales se encuentra el edificio másgrande del mundo en aquella época, el del emperadorCaracalla, terminado en 235 d. C.

Los baños eran públicos y de bajo coste, y podían serusados por todos los ciudadanos sin distinción.

Había baños calientes, tibios y fríos, y también sepracticaban masajes. Volcadas hacia la higiene y elbienestar, las termas eran también un sitio de cita denegocios y lectura, pues contaban con una biblioteca,pero también de actividades físicas como la lucha, ellevantamiento de pesas, la carrera en pista, el juego depelota en salón, etcétera.

La supervivencia de estas prácticas nos condujo a lospaíses orientales, con mucha fama por su inclinaciónhacia el refinamiento. Derivado de prácticas religiosasislámicas de purificación mediante abluciones, el ham-mam (también llamado baño moro o turco) es un bañode vapor con propiedades higiénicas.

Aunque los vestigios de esos establecimientos y surecomposición, establecidos a partir de los textosantiguos, hablan por sí solos, faltan los archivos quepermitan demostrar la continuidad de sus usos hastauna época más moderna, pues al parecer nunca desapa-recieron realmente. Sin embargo, se produjo un cambio.

La medicina antigua contribuyó ampliamente alsuceso de estas prácticas termales, que se apoyan en lateoría de los humores: la sangre, la flema, la bilisamarilla, la bilis negra y entre cuatro elementos de loscuerpos naturales: el fuego, el aire, el agua y la tierra,según la teoría hipocrática. Éstos determinan estadostales como calor, frío, sequedad y humedad, y su aso-ciación en cálido y seco (bilioso), húmedo y caliente

Figura 1. Aplicación de las leyes de la física al cuerpo humano según Borelli (A, B). Cuando el brazo humano haya sido extendido hastala punta de los dedos de la mano en supinación, o más cerca del ángulo recto y horizontal, y en la punta de los cuatro dedos se suspendaun peso máximo, éste puede ser sostenido en el mismo límite; la fuerza aparente que ejerce la naturaleza al contraer todos los músculos delbrazo que más participan en la suspensión del peso, es la del peso suspendido. Con autorización de la Biblioteca Nacional de Francia.

“ Punto fundamental

Cómo se producen los movimientos de losmúsculos«Pues la única causa de todos los movimientos delos miembros es que algunos músculos se acortany sus opuestos se alargan, como ya se dijo; y laúnica causa que hace que un músculo se acorte enlugar de su opuesto, es que a él llega un poco másde ánimos del cerebro que hacia el otro.»Descartes R. De las pasiones del alma y,ocasionalmente, de toda la naturaleza del hombre,1649, art. 11.

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(sanguíneo), frío y húmedo (flemático), frío y seco(atrabilis o bilis negra). Las termas con sus bañoscalientes se muestran, de forma natural, como unarespuesta determinante a las enfermedades frías yhúmedas, como las parálisis o los espasmos, y tambiénse usan los baños fríos, el masaje o la gimnasia.

En Spa y Plombières se trataban las enfermedadescalientes del intestino, los riñones y la vejiga, y paraello se recomendaban los baños fríos.

Las fricciones, a las que se atribuía la propiedad de«condensar y astringir, y endurecer la piel» [14], sebasaban en esta teoría, al igual que los ejercicios.

De este modo, los ejercicios servían para producir uncalor natural que facilitaba la digestión y, si el tempera-mento era bilioso, convenía escoger ejercicios suaves y«más bien entretenidos».

Esta teoría se aplicaba también en cirugía. En lasluxaciones, para combatir la atrofia, Ambrosio Parérecomendaba mover el miembro «flexionándolo, levan-tándolo, bajándolo y girándolo», con el fin de excitar elcalor natural.

A fines de la Edad Media, los doctores en medicinaconocían los efectos beneficiosos de las termas: Balaruc(Rondelet, en 1570), Bourbon-l’Archambault (JeanAubry, en 1604), Bourbonne (Thibault, en 1658) yBarèges despachan sus aguas a todo el mundo [15].

El termalismo y sus usos tomaron impulso y empeza-ron a apoyarse en una noción más química de la medi-cina. La hidroterapia y sus derivados, el masaje y lagimnasia se practicaban con éxito, tal como indica laasistencia de muchos agüistas afortunados; en 1830,más de 38.000 enfermos frecuentaron las 77 estacionestermales que había en Francia (Fig. 2).

Aunque el aspecto lustral no es desdeñable, ellúdico y el terapéutico seducen un tiempo a la bur-guesía contribuyendo a la expansión de esta práctica,lo que llevará al gobierno a imponer un proyecto de

embellecimiento de las estaciones termales debido asu crecimiento demográfico estacional.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del sigloXIX aparecerá una medicina más científica [16] intere-sada en las termas y en su empleo a favor de la salud, apesar de algunos detractores que ven en ello un métodopeligroso y no basado en hechos [17], mucho antes quela seguridad social haga posible la asistencia de cual-quier enfermo (Fig. 3).

“ Punto fundamental

«Mil gritos resuenan a mi alrededor; vivo justoencima de un establecimiento de baños.Imagínate toda la clase de ruidos que puedenexasperar nuestros oídos. Cuando los másrobustos agitan sus brazos cargados con masas deplomo, cuando se cansan o fingen estar fatigados,escucho sus gemidos; cuando recobran el aliento,escucho el silbido y su respiración forzada. Si elazar me envía uno de esos masajistas torpes cuyosaber se limita a un masaje común, siento cómo elgolpe en la espalda suena distinto según loaplique con la mano abierta o cerrada.»Séneca (4-64 d. C.), Cartas a Lucilio, libro 6, carta56. El bueno puede estudiar y vivir tranquilamenteen cualquier lado; el malo, en cambio, noencuentra reposo en ninguna parte.

“ Punto fundamental

En 1260, San Luis (Luis XI) hizo edificar en Ax-les-Thermes un estanque especial para los lazarinos,los soldados castigados por la lepra durante laexpedición a Tierra Santa de 1252.

Figura 2. Saint-Amand-Thermal. La piscina. La inmersión enagua estancada se lleva a cabo en piscina o en tinas. Las deSaint-Amand son sobre todo sulfurosas, pero también contienencalcio, sulfatos y magnesio, y son ligeramente radiactivas. El aguasurge a 26 °C y los baños templados pueden durar más de 1 hora.En 1746, la Academia de Ciencias precisó que los baños deSaint-Amand estaban indicados para la debilidad de las piernas,las parálisis, los reumatismos y las anquilosis. De modo másgeneral, alrededor de 1761 se abren en París los primeros esta-blecimientos públicos de baños tibios. En 1816 había 500 deellos. Su coste estaba comprendido entre 0,40-0,60 centavos en1852 (equivalente a 1,10-2,20 euros en 2008). No obstante, el3 de febrero de 1851 fue promulgada la ley relativa a la creaciónde establecimientos modelos de baños y lavatorios públicos,Colección Érère.

“ Punto fundamental

«Habrá que escoger ejercicios que por suspropiedades tiendan a mejorar la calidad de latemperatura: pues los cuerpos llenos de humoresfríos y espesos optarán por un ejercicio másvehemente, robusto y de mayor duración [{] perosi son biliosos, elegirán los ejercicios suaves y másbien entretenidos, antes que bruscos y conflictivos[{].»Augusto Paré. Libro primero, De l’introduction oupour parvenir à la vraie connaissance de la chirurgie.En: Paré A. Les œuvres d’Ambroise Paré (1509), Delmovimiento y del reposo, París: Buon G.; 1709,capítulo XVIII, p. XXXII..

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■ La medicalizaciónde las prácticasy la experimentación, fuentesde legitimidad, siglos XIX-XX

A principios de la segunda mitad del siglo XIX, lassoluciones médicas eran todavía poco importantes, salvoen cirugía. El masaje era una práctica simple y corrientecuyos efectos alababan los enfermos. Sin embargo, fuedenunciado por los médicos, pues lo practicaban perso-nas sin formación general ni calificación, a las quellamaban ilegales o empíricas, algo que no fue el caso dela gimnasia practicada por militares o profesores degimnasia, todos de reputación irreprochable. Los propiosmédicos la practicaban, pero esta forma de tratamientorara vez se menciona hasta 1850; los estudios efectuadosen esa época relatan la historia de casos clínicos congeneralidades sobre los tratamientos.

A partir de la década de 1830, el movimiento y elmasaje empiezan a usarse para luchar contra las defor-maciones de la columna vertebral, el tortícolis y el piezambo, junto con la cirugía [18]. Gracias a las manipula-ciones y las extensiones, permitían restablecer el equili-brio de las fuerzas musculares de la pierna y facilitabanel movimiento libertad articular.

Para sacar el masaje y la gimnasia de este empirismoque los caracterizaba, era necesario aportar pruebasmédicas de su inocuidad, efectos y eficacia, separándo-los de cualquier tipo de sospecha.

La medicalización que se instaura, a veces tildada decientífica, pasa por la apropiación de las prácticas. El

objetivo es darles un aval certificado por el sabercientífico, porque las buenas prácticas médicas son sólolas que pasan por las manos de los médicos.

La incesante búsqueda de legitimidad científica seamplía. En Francia, por ejemplo, se observaba ciertaindecisión al respecto, mientras que el masaje, aún nomédico, mantenía una connotación peyorativa ydenunciada tarde por algunos países [19], de la que Dallyreivindicó la paternidad en la década de 1880. La fuertepropensión a la moralización de estas prácticas movilizóa los médicos sobre una práctica marginal, restringida aun medio hermético, en detrimento de una eficaciareconocida diariamente, lo que hizo temer una impro-bable confusión de géneros.

La década de 1850 fue empero muy fecunda y Franciase encuentra en el centro de un debate originado en elextranjero.

De la confiscación de los saberesa la medicalización

El masaje fue conocido y certificado en los hospitalesalrededor de 1835, de forma sistemática en los serviciosde cirugía, aunque de modo empírico. Se usó paraayudar a recobrar una función necesaria y, además, paraaumentar el bienestar del paciente. De forma paradójica,no se menciona en los escritos de una buena cantidadde tratamientos y, si aparece, no se describe el detalle delas maniobras. Es como si su empleo (por iniciativa deprecursores) tuviera que permanecer en las sombrasdebido al poco crédito que se le otorgaba.

La gimnasia, que todavía no gozaba del calificativo demédica y estaba más cerca de la conducta espontáneadel enfermo, se convertía en un argumento terapéuticodominante.

Iniciada en 1879, la controversia entre anquilófobosy anquilófilos esterilizó los puntos de vista [20]; algunosaños después, Lucas-Championnière abandonó losmétodos mecánicos a favor del masaje y retomó lostrabajos de Malgaigne sobre el retorno precoz a laactividad [21], mientras que Lagrange [22] afirmaba que lagimnasia no era una barbaridad sino un potente agentecurativo si podía controlarse el esfuerzo muscular.

Los médicos franceses viajaron mucho por Europapara perfeccionar sus conocimientos y comprobar que elmovimiento científico internacional se había instaladoen Suecia, Alemania [23], Rusia, Italia, Austria, Inglaterray Estados Unidos mucho antes que en Francia, pues lospaíses confrontados con estas prácticas emergentes no seenfrentaban a la misma problemática [24].

Cuando todos empezaban a confundirse por losresultados obtenidos, aparecían los primeros estudioscientíficos relativos a prácticas aplicadas por personassin conocimientos médicos, de modo que fue necesarioapropiarse de ese saber.

La experimentación animal es la que proporcionaríauna contribución determinante y una respuesta a losinterrogantes sobre el masaje y la gimnasia, descartandoel hipnotismo y el ″sobamiento″, tan controvertidos ydifíciles de medir. Fueron numerosos los estudios alrespecto, pero algunos tendrían un impacto determi-nante en las prácticas de los masajistas.

Figura 3. Aix. Estufa radiactiva de Berthollet. A Berthollet(1748-1822), profesor de la Escuela Politécnica de París, se debenlos estudios sobre la vaporización que permitieron su aplicaciónen los establecimientos termales. La estufa es un dispositivo queaplica baños de vapor de forma localizada a partir de agua termalcalentada a 41-45 °C; las primeras estufas de Berthollet eran demadera. La sudación era uno de los objetivos de esta estufa, loque explica que se la toleraba menos que la estufa seca, ya quedespués de los 50 °C se sentía opresión, ansiedad, palpitacionesy dolores de cabeza que obligaban a detener el tratamiento. Lasestufas húmedas, destinadas a todo el cuerpo, eran una prácticacorriente alrededor de 1840 en el hospital Saint Louis o en lasNeotermas, un establecimiento privado de París. En 1856 seinformó el caso de una joven que permaneció 10 minutos en unaestufa calentada a 140 °C. En Aix-les-Bains, en 1867, se tratabanaccidentes traumáticos, anquilosis, retracciones tendinosas yatrofias musculares con aguas sulfurosas. En París, bajo el reinadode Luis IX, se encuentran rastros de una corporación de fabrican-tes de estufas, registrada en el Parlamento por el edicto de marzode 1853, y luego ampliada por Luis XIV en 1691 a todas lasjurisdicciones. Los baños se tomaban en el Sena y estabanreservados a la burguesía. Berthollet, químico, descubrió tam-bién la lejía y fue uno de los fundadores de la Escuela Politécnicade París. Colección Érère.

“ Punto fundamental

La química sustituyó a la alquimia y el médico alsobandero o huesero; la educación física científicadebe sustituir a las incoherencias de la acrobacia ydel atletismo.G. Deménÿ, Les bases scientifiques de l’éducationphysique, París, Alcan, 1902.

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6 Kinesiterapia - Medicina física

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En 1847, Malgaigne [25] retomó los trabajos de Bonnety, tras provocar fracturas e implantar puntas transversa-les en el fémur, demostró el efecto de los músculosextensores y flexores de la cadera, con el propósito dededucir una mejor posición de inmovilización y asíevitar rigideces y anquilosis, y su difícil recuperaciónmediante fricciones y baños (a los que considerabaempíricos), y las deformaciones provocadas por undispositivo ortopédico mal construido, con producciónde edema o escara. Recomendó la pronta reanudacióndel movimiento tras la intervención, optó por el apoyoprecoz, haciendo caminar él mismo a los enfermos yquitándoles el bastón de forma repentina.

En cadáveres más o menos recientes, estudió losefectos de los músculos tras la sección del fémur, asícomo los efectos del enderezamiento del tronco sobre laimbricación de los fragmentos óseos. Sus observacionesservirían de base para el bienestar de los enfermos y laelaboración de principios útiles para los médicos, lasenfermeras y los masajistas, que daban sus primerospasos en los hospitales con la práctica de masaje ymovimiento.

Pese a todo, el problema no parecía estar controlado.En 1876, en Bonn, von Mosengeil estudió la reabsor-

ción de los líquidos articulares, el flujo sanguíneovenoso y las modificaciones de la temperatura cutánea.Y fue el experimento en el conejo el que lo hizo célebre.Después de la inyección de tinta china en las dos patas,en la autopsia observó que tras el masaje de una deellas [26] la tinta desaparecía de la cavidad articular y sesituaba en los intersticios conjuntivos, los linfáticos ylos ganglios. Las repercusiones de estos descubrimientosfueron inmensas, pues permitió tratar los derrames detodo tipo, así como la elefantiasis, en la que asocióvendajes compresivos.

En Francia, Castex lamentaba que los médicos hubie-ran tomado conciencia de este aspecto tan tarde, ycomprobó ambos experimentos [27] practicando masajestras contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas, loque justificó forma definitiva los beneficios del masaje.Las indicaciones se ampliaron y, por último, se separa-ron los efectos del masaje y la gimnasia. Sin embargo,en las estaciones termales, los efectos de las prácticasmanuales, asociadas al masaje y a las duchas, sobre lacalidad de la orina [28], se conocerían al descubrirse laspropiedades químicas de las aguas absorbidas por losenfermos (Fig. 4).

Después de estas demostraciones estaba claro queexistía una brecha con la práctica manual popular, porlo que cabe preguntarse si el encarnizamiento porcontrolarla no se debía a la simpleza del acto y a lasmúltiples indicaciones conocidas en el saber popular.

La medicalización actuaría también a modo de cam-paña de publicidad, que permitió confirmar un buennúmero de resultados y dio credibilidad a prácticasfinalmente reconocidas. Es ella la que marcará lasdiferencias entre los conocimientos de los prácticos (sinconocimientos específicos o formados de forma selectivaen masaje) y las exigencias de una práctica que adquiriócarácter médico muy rápido.

La medicalización le dio una garantía suplementariay elevó el nivel de este campo de prácticas, pero pordesgracia no repercutió en los masajistas a raíz de susorígenes modestos y su incapacidad para organizarse deforma profesional.

Los masajistas perdieron entonces la posibilidad dever la enseñanza de su práctica en la universidad, alrevés de lo que ocurrió en los países extranjeros, dondelas experimentaciones se llevaban a cabo más fácilmentey los facultativos accedían con menos dificultades alconocimiento médico.

Sin embargo, el masaje y la gimnasia no se desarro-llaron de forma aislada y, aunque su historia puede

considerarse por separado debido a sus propias especifi-cidades, al parecer esta asociación espontánea fueperjudicial para los profesionales, que de este modopodían proponer una alternativa terapéutica, y para lasprácticas que no pudieron evolucionar de maneraindependiente una de otra.

Pese a todo, la gimnasia tenía la ventaja de estarinstalada entre los militares desde 1820 y ser garantía deuna moralidad impregnada de honor patriótico, pero losmédicos la indicaban mucho menos por sus virtudes

Figura 4. Évian-les-Bains. Ducha en círculo. Compuesta por unchorro vertical y chorros horizontales, la ducha en círculo seindicaba para procurar sedación, según su duración y el diámetrode los chorros. Más raramente, podía ser potente y entonces eraexcitadora. Los tubos estaban a 15 cm y los orificios tenían undiámetro de 1,5 mm. Cada uno estaba provisto de un grifo quese abría de acuerdo al tamaño del enfermo. La flor de la ducha seencontraba a 2,20 m del suelo. La duración de la ducha en círculosiempre era muy corta pues provocaba una revulsión intensa. En1863 se comunicó la curación de pacientes afectados por gas-tralgia y acidez gracias a este dispositivo aplicado sobre la regiónestomacal, y se demostró su efecto positivo sobre el tamaño delbazo y del hígado. La ducha en círculo se usaba también paracombatir los cólicos secos y todas las afecciones digestivas. Deeste modo, se curaba a los enfermos afectados por fiebres inter-mitentes (tercianas y cuartanas), epilepsia y trastornos neuróti-cos. Siempre debía ir seguida por ejercicios de gimnasia. Su la usóentonces contra la astenia. En 1857, en Plombières, la ducha encírculo de 10 minutos costaba 90 centavos de franco (es decir,1,75 Q en 2008), una tarifa fijada por ley. Colección Érère.

“ Punto fundamental

«El masaje y la kinesiterapia no deben practicarselibremente pues, aparte de la habilidad manualnecesaria para dar un buen masaje, es preciso quela mano que masajea esté siempre guiada por unpensamiento perspicaz e instruido».Brouardel. Discurso pronunciado en la sesión deapertura del 28 de mayo de 1906. Annalesd’hygiène publique et de médecine légale 1906; 6:24.

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7Kinesiterapia - Medicina física

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terapéuticas, al contrario que el masaje, consagrando elpredominio del pensamiento sobre la maniobra quecura.

No obstante, en combinación con el movimientoarticular, ya se usaba en otro campo, poco después delnacimiento [29], para combatir las malformaciones delpie, mediante un restablecimiento del equilibrio de lasfuerzas musculares de la pierna y así asegurar unalibertad articular. Informes de la época confirman quelas manipulaciones y las extensiones son un comple-mento de la cirugía y el tratamiento ortopédico.

Entre 1843 y 1845, en el hospital de niños de Parísfueron tratados de forma quirúrgica 123 pacientes, lamayoría mediante una combinación de movimiento ymasaje; fue el caso del tortícolis y las desviaciones de lacolumna vertebral, en las que los tratamientos gimnás-ticos podían durar entre una hora y media y dos horasal día.

Su desarrollo, poco preciso, consistía, para una des-viación derecha, en «manipulaciones diarias destinadasa empujar las costillas hacia delante, las costillas salien-tes hacia la derecha, y llevar hacia atrás las del ladoopuesto».

En 1850, cuando la gimnasia deportiva estaba enplena evolución, se inició un debate didáctico condu-cido por los cirujanos de París.

Se reflexionaba acerca de la relación de la gimnasiacon la moral, con la educación, con la higiene a fin defortificar los músculos y con la terapéutica ortopédicapara erguir el cuerpo y enderezar los miembros, con laesperanza de crear una ciencia práctica cuya implicacio-nes médicas estarían ocultas.

En Francia, el fracaso parcial de Amoros, coronel dela armada española, se relacionó con un enfoque gim-nástico demasiado militar, es decir, cantos moralesinadecuados a las exigencias sociales del momento. Estagimnasia chocó con las tradiciones francesas y, además,no fue controlada científicamente.

Incluso algunos médicos afirman que no aportó nadanuevo, a pesar de la atribución precoz del adjetivo«científico» que, según Coubertin, es de origenalemán [30].

La controversia afectó también las denominaciones:se habló de cinesia, acinesia, cinotécnica, cinética; seimpugnaron los términos kinesioterapia, kinésica,kinesipatía (formada a partir del término contemporá-neo homeopatía), kinesiterapia [31], mientras que Dallyhabía propuesto la palabra cinefilia para designar elconjunto de los conocimientos relacionados con elmovimiento.

Ling (1776-1839), un profesor de esgrima suecoformado en la escuela danesa (Fig. 5), pretendió en1834 marcar diferencias con la gimnasia educativa. Para

esto recomendó el trabajo aislado de un músculo porvez, al que el médico o su ayudante oponen una resis-tencia, creando así lo que llamó los movimientossinérgicos semipasivos, semiactivos y con resistencia,efectuados de manera concéntrica o excéntrica, queactuaban como una dosificación científica sobre laactividad muscular. Fue entonces cuando el gobierno leencargó luchar contra la tuberculosis y el alcoholismo.Su paternidad respecto a esta gimnasia, que muchosmédicos ortopedistas pueden reivindicar, es discutida;Georgii [32], uno de sus discípulos, no alcanzó a imponerla idea dada la poca presencia de la novedad, salvo porla aparición de la palabra kinesiterapia, e incluso intentósubordinar la homeopatía a esta nueva kinesiterapia.

Así se presentaba una alternativa a las enfermedadesmás diversas: corea, epilepsia, estreñimiento, diarrea,hemorroides, clorosis o menstruación son tan aptascomo las anquilosis, los dolores reumáticos y las desvia-ciones raquídeas.

En el mismo hospital infantil, retomando de formamás sistemática los métodos de Louvet-Lamarre [33],desde 1847 Laisné empezó a curar de manera empíricaa jóvenes afectados por corea y aportó la prueba de quela gimnasia participaba en las operaciones delpensamiento [34].

Heredero de Amoros, mantuvo el carácter militar,brusco, enérgico y tan discutido, pero su objetivo eraque se reconociera a la gimnasia como un instrumentode desarrollo físico, con una predilección por los jóve-nes, sobre todo las niñas, a partir de una pedagogíaadecuada.

La gimnasia sería motivo de debate en las academias(Academia Real de Ciencias, Academia de Medicina),donde se consideraban sobre todo métodos epónimospropuestos por médicos: Pravaz, Londe, Sée y Récamier;el método de Frenkel [35], que propone el método de losejercicios compensadores, se opone a la mecanoterapianaciente, experimentada en 1895 en el servicio deldoctor Raymond, en el hospital de la Salpêtrière deParís, después de su visita a los hospitales rusos en 1888.

Iniciado por Muybridge, un fotógrafo estadounidense,el movimiento fue objeto de experimentaciones cientí-ficas, en laboratorio o al aire libre, efectuadas porDeménÿ, un fisiólogo que trabajaba en colaboracióncon el doctor Marey. El punto de partida de las investi-gaciones de este último era demostrar que la fisiología,considerada como un accesorio de la medicina, no sólose basaba en hipótesis.

Pretendía establecer el nexo entre los hechos clínicosy los experimentos, y demostrar que el ser humanofuncionaba como una máquina animal, objeto de susprimeras investigaciones sobre la circulación sanguínea.Comprobó que la gimnasia era empleada de unamanera demasiado rígida, que no se tenían en cuentalas posibilidades individuales ni se pensaba en adaptarlos objetivos. De este modo, trabajó inicialmente sobreel movimiento animal y luego el humano.

Aunque las aplicaciones no pudieron definirse clara-mente en esa época, por fuerza apuntaban al nexo entrelos deportes y la medicina, que seguía de cerca estosestudios. Los trabajos realizados se interesaron por elestudio de la marcha, la carrera, el salto y la fatiga, yfueron registrados con fotografías, sensores y otrosmétodos.

También se midieron los efectos a largo plazo, comoel desarrollo torácico o cardíaco como consecuencia dela gimnasia [36], y así fue posible actuar en presencia dedéficit comprobados (Fig. 6).

Cuando falleció Marey en 1904, las escuelas demasaje en las que también se enseñaba gimnasia teníanmás de 10 años de existencia.

La medicalización se adueñó también de la medicina-mecánica del sueco Gustav Zander; años más tarde seconvirtió en la mecanoterapia que, percibida como la

Figura 5. Retrato de Pehr Henrik Ling, el año de su muerte(1776-1839).

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8 Kinesiterapia - Medicina física

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prolongación de una gimnasia libre medicalizada,requería de la iniciativa del enfermo y se instauró comouna respuesta aceptable, con más razón debido alimpulso que le dio la primera guerra mundial (Fig. 7).

Se crearon muchos institutos basados en el modelo deEstocolmo (1865), una de cuyas ventajas era la de estardirigido por médicos que ejercían sin ayudas externas.En Estados Unidos, en cambio, esta práctica se reco-mendaba en los manuales de higiene personal [37].

En Francia, los aparatos eran muy difíciles de regulary estaban limitados en cuanto a la variedad de ejerci-cios, de modo que no atrajeron al público, que sólo

podía usarlos en algunos establecimientos de gimnasiasueca. Este fracaso también obedeció a que dos lioneses,Pravaz [38] y Bonnet [39], usaban métodos similares queya eran conocidos en el extranjero (por ejemplo, enAlemania).

Se crearon variantes con resortes, péndulos o poleascon el fin de matizar el trabajo que había que realizar,pero éste seguía siendo pasivo y sólo constituía unaetapa en el proceso de recuperación de una normalidadde movimientos.

Entre las prácticas empleadas como complemento deltratamiento manual, el uso de la corriente eléctrica [40]

ocupó un lugar especial, porque la teoría que defendíasu aplicación se basaba en la teoría del flujo eléctricotransportado por los nervios y, en el caso de una lesión,la indicación de la corriente eléctrica era posible.

El uso de la electricidad escapará de esta medicaliza-ción por varias razones.

Por una parte, deriva directamente de la física expe-rimental, revelada por el abad Nollet en 1745, quepronto demostraría que la producción de electricidadpor los cuerpos puede ser salvadora en el paralítico.Además, sus estudios se contradicen con el carácterempírico de la ciencia de esa época y, por añadidura, nofueron considerados heréticos.

Se hablaba de «faradización», «galvanización» o, deforma más simple, de electricidad, y desde la primeramitad del siglo XVIII hubo un gran interés por losresultados, a menudo espectaculares y de efectos rápida-mente mensurables o, incluso, inmediatos. La experi-mentación se convirtió entonces en la base de lacomprensión de fenómenos inexplicados, y la medicinafue una de las primeras beneficiarias. El perro, el gato,el conejillo de Indias, la paloma y el pinzón seránsometidos a la electrización, e incluso el corazón de unapersona decapitada, ejecutada como criminal.

Hales en 1744 previó la aplicación de la electricidad,pero fue Krüger [41] quien la propuso como método decuración; a Jallabert [42] se deben los estudios sobre lareacción del ser humano sometido a la corriente eléc-trica, en especial los efectos sobre la sangre. Algunosaños más tarde, Nollet [43] hizo los primeros experimen-tos con animales y trató a paralíticos en el Hôtel Royaldes Invalides de París. Por su presunta acción curativa,la galvanización se usó de forma precoz [44], experimen-tal y a menudo sistemática, pero no controlada, ypresentaba numerosas imperfecciones relativas al mate-rial, que a menudo se montaba de forma artesanal. Alpasar rápidamente a los médicos, la electroterapia seasoció a la gimnasia para reproducir el movimiento enestudio, y su uso en los paralíticos permitió a Duchennede Boulogne contribuir ampliamente en la divulgacióndel método, pero la asociación de éste al masaje no fuemuy alentadora (Fig. 8).

Se siguieron combinando distintas prácticas, según laexperiencia de cada uno y el tipo de enfermos enestudio. De este modo, el masaje, la gimnasia y la

Figura 6. Exploración de la función pulmonar. Las primerasmediciones cuantitativas de la función pulmonar se deberían aAllen y Pepys, en 1809, pero fue Kentish quien perfeccionó elneumonómetro, también llamado neómetro, en 1814, mientrasque Hutchinson denominó a su aparato espirómetro. A principiosdel siglo XIX, los estudios de la función pulmonar se usaban confrecuencia con motivo del esfuerzo, la carga de peso o mássimplemente el ejercicio físico. El espirómetro era utilizado porMarey en 1882 para demostrar la eficacia del entrenamientogimnástico sobre la frecuencia y la amplitud de la ventilación.Deménÿ inventó el espirómetro registrador de capacidad fija,señalado por Julio Verne en 1916, pero fue Langlois, en sulaboratorio de fisiología aplicada a la educación física, quien hizolos estudios sobre los gastos de energía en plano inclinado 0-25°y con el ejercicio. Colección Érère.

Figura 7. Gimnasia médica mecánica. Los institutos del doctorZander estaban constituidos en sociedad anónima a la que podíaaccederse en forma de suscripción por acciones y los beneficioseran abonados con cupones separables. Con autorización de laBiblioteca Nacional de Francia. Colección Érère.

“ Punto fundamental

«Inventó igualmente para ellos una serie deejercicios gimnásticos hasta entoncesdesconocidos: ejercicios con poleas, campanas,camas de madera, zapatos de plomo.»Sainte-Beuve, Causerie du lundi, 1849, tomo III,pág. 31, [refiriéndose a la señora de Genlis].

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9Kinesiterapia - Medicina física

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balneoterapia compusieron lo que algunos ya empeza-ban a llamar kinesiterapia alrededor de 1845, cosa queno ocurría en EE.UU. porque la balneoterapia tuvo allípoco éxito. La combinación de estos tres métodos conla utilización de la corriente eléctrica constituyó la basede un tratamiento que, apoyándose en los aspectosterapéuticos naturales, se convertiría en la fisiotera-pia [45], muy codiciada en el marco de una limitación dela terapéutica química, a la cual se asoció la dietética, elreposo completo, los ejercicios pasivos, la hidroterapia,la electricidad y la kinesiterapia, ésta misma compuestapor movimientos pasivos y mecánicos de tipo sueco yde masaje (Fig. 9). La iniciativa privada permitió lacreación de establecimientos sanitarios [46], sugiriendo lareunificación de estas prácticas, a las que se añadió lafabricación de prótesis y ortesis a medida, de aplicacióna partir de la primera guerra mundial y que sería motivode una tentativa de evaluación científica en 1917 [47].

Un final de siglo decisivoLa kinesiterapia, así definida, se basa desde entonces

en conocimientos anatómicos y fisiológicos conocidos,posee atributos esperados, gracias a una codificaciónprecisa, pero sobre todo se desarrolla la tecnificación, esdecir, una justificación del procedimiento (que sepretende sea repetitivo) instalado en un contextomedicalizado. El médico deja de ser el único autorizadopara la práctica y surge la delegación a favor de otrosprofesionales, os masajistas y profesores de gimnasia.

A la luz de los resultados y poco antes de 1900, sehizo entonces de forma objetiva la distinción entre elmasaje médico o terapéutico y el masaje vulgar practi-cado por un masajista que no tiene conocimientosmédicos. Sin embargo, con suma rapidez se produjo unanebulosa de restricciones de uso que hicieron que lamayoría de las indicaciones sólo fueran accesibles paralos médicos. Estaban dirigidas a un órgano, por ejemploel ojo (conjuntivitis, glaucoma, catarata), el útero(metrorragia, dismenorrea), la aorta (aneurisma), lasvenas (hemorroides, varices, flebitis) o el abdomen(hernia crural), a una alteración general como diabetes,insomnio, neurastenia, miositis, ataxia locomotora,tuberculinización pulmonar y esclerema en el niño, o auna función como digestión, impotencia y disfagia, sinolvidar las migrañas y la acción en el campo de laestética. Aunque algunas indicaciones sorprendían oresultaban curiosas a otros médicos, se exploraron todaslas posibilidades de acción de los masajes.

Frente a este entusiasmo, empezó a surgir tímida-mente un conjunto de contraindicaciones. Se buscabadar proporción al ejercicio, se pretendió determinar elumbral de la «dosis tóxica» que no debía superarse yque sólo un médico muy avezado podía distinguir. Elreposo era obligatorio en la inflamación y la flebitisreciente, y la transición entre movimiento e inmoviliza-ción seguía siendo objeto de controversia.

Así, la razón prevaleció sobre la excitación generadapor los resultados obtenidos.

La Sociedad de Kinesiterapia, creada por médicos en1900, tratará en vano, hasta la primera guerra mundial,de izar la kinesiterapia al rango de especialidad médica.

La kinesiterapia se basa en el aprovechamiento con-junto de la gimnasia y del masaje, por razones de

Figura 8. Clínica Lambert Reims. El servicio de electricidad enuna clínica privada de Reims. En segundo plano se distingue unaparato de galvanización con el transformador mural por caute-rio de luz. En primer plano, sobre el banquillo un resonador deOudin y sobre el banco un condensador de petróleo en el queestán sumergidas dos placas. En la parte superior se distingue eldescargador, esfera de vidrio constituida por dos partes metálicasde donde sale la chispa. El resonador está destinado a provocarchispas o haces violáceos gracias a un electrodo que solía tener laforma de una flor de ducha y que se aplicaba directamente sobreel enfermo. También desprendía ozono. El enfermo era tratadode este modo durante 15-20 minutos. Este dispositivo se usabaen las insuficiencias de secreciones lácteas, el cáncer de mama,las hemorroides, la hipotensión arterial, etc. En 1901, se tratabade este modo el cáncer uterino con galvanocauterio, y el fibromapor faradización intrauterina que aumentaba la contractilidad delmúsculo. Para esta situación se usaba una fuente de electricidad,pilas o acumulador, que podía dar una fuerza electromotriz de20-80 voltios, un reductor de potencial para suministrar la can-tidad de electricidad necesaria, un condensador voltaico y unmetrónomo que permitía cargar y descargar en cada segundo.Sobre el abdomen se colocaba un electrodo compuesto por unaplaca abdominal cubierta de yesca o de ante. El otro electrodo,de carbón, era introducido en la vagina. El doctor Oudin (1851-1923) fue presidente de la Sociedad Francesa de Electroterapia yde Radiología. Colección Érère.

Figura 9. Vichy. Baño de cuatro celdas. Estos baños segmen-tarios (pediluvios y maniluvios) permitían asociar el efecto de laspropiedades del agua carbogaseosa calentada a 38-40 °C ycorrientes galvánicas que atravesaban todo el organismo. Loselectrodos, visibles en la parte superior de los recipientes, estabancompuestos por una hoja metálica de cobre niquelado. El reós-tato visible en el tablero negro permitía alcanzar 120 mA. Elenfermo podía permanecer 30 minutos en el baño. Este trata-miento (llamado baño electrodinámico por Duchenne, muy demoda en la década de 1830) se usaba contra la artrosis y la artritisreumatoide y favorecía la resolución de las contracturas reumá-ticas crónicas. Los efectos eran suaves y poco marcados. Además,el agua que se usaba en Vichy alcalinizaba la orina. ColecciónÉrère.

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10 Kinesiterapia - Medicina física

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comodidad de uso, pero también y sobre todo paraaumentar su poder de acción, todavía bastante confusoen la actualidad.

Pero, ¿cómo imaginar que un masajista pudiera llegara alcanzar tal nivel de conocimiento si no era sometién-dolo a control?

Fácil de dominar y de comprender, previa medicaliza-ción, las vías de la kinesiterapia quedaban entoncesdemarcadas y trazadas. Seguirían las huellas médicas yverían nacer un sector de la medicina y la cirugía queserá marginal, probablemente por una gran diversidadde campos de intervención, mal delimitados, por nohaber sido dirigido a un sector por entonces indetermi-nado, que hoy se conoce como rehabilitación.

Tras los estudios en el animal (caballo, raya, insectos,culebra, anguila, medusa, caballito de mar, etc.), Marey,médico y descubridor del método gráfico [48], pudoestudiar las etapas de la marcha, la carrera y el salto enel ser humano, y las situaciones aptas para cambiar sudesarrollo, incluida la cantidad de trabajo realizado. Susestudios sobre la locomoción patológica en la ataxialocomotora, en el Hospital Beaujon y en el Hôtel-Dieude París, son un ejemplo de ello. Estudió la claudicacióngenerada por el dolor, el nexo entre la morfología y laeficacia de los músculos, experimentó la resección delcalcáneo en el conejo y se convirtió en precursor de loque más tarde se denominará, gracias a Delage, labiomecánica humana, que sucedía a la mecanomorfosis.

Los estudios de Deménÿ, asistente de Marey, seencuentran precisamente en los confines de la gimnasiatradicional, empírica, y de las posibilidades de evoluciónde los órganos sometidos a esta gimnasia, lo que con-firma el lugar de los profesores de educación física enlos tratamientos de índole médica.

Mientras que la enseñanza de la gimnasia era obliga-toria para los varones desde 1880, tras la comprobacióndecepcionante de la guerra de 1870, Deménÿ también seopuso a la gimnasia sueca, demasiado militar, con el finde alentar una mayor iniciativa en los movimientos [49].Criticó abiertamente los conceptos teóricos de losmédicos que no veían el aspecto higiénico del asuntocuando escribió que la educación física en manos de lospatólogos «se asemejaba a la enseñanza intelectual enlas manos de los alienistas».

Frente a los hechos que empezaban a producirse enlos hospitales, el Consejo Superior de la Instrucciónapoyará activamente la creación del diploma de profesorde gimnasia (grado superior), en diciembre de 1905,cuyo programa incluía, entre otras enseñanzas, anato-mía, fisiología e influencia del ejercicio sobre el cuerpoy el espíritu.

En adelante, cada innovación al respecto será motivode experimentación, como por ejemplo con bicicleta ymecanoterapia [50], en la que el interés médico fueelevado. La última permitió disminuir la carga detrabajo del médico debido a la multiplicidad de lostratamientos simultáneos, evitó el recurso a un asistentecualificado, pero no permitía al enfermo curarse por elprecio del material y la complejidad de sufuncionamiento.

La corriente positivista desarrollada a partir del sigloXVIII se fortaleció a principios de 1900 con dos leyes desalud pública que marcaron el interés por la vidacolectiva y el trabajo, reforzando a la vez el compromisociudadano nacido de la Revolución francesa.

Gracias a la nueva reglamentación, los médicosencontrarían otras salidas a sus prácticas: enfermedadescontagiosas (algunas de declaración obligatoria), desin-fección, higiene pública, ejercicio de la medicina,saneamiento, control de agua potable, etc., actividadesque deberán compartir con las comadronas y los oficia-les de salud, mientras que la kinesiterapia era progresi-vamente dejada de lado.

Aunque por un tiempo se lo consideró una rama dela medicina, el masaje caería de forma progresiva en unrelativo olvido vigilado, ya que la corriente científicaestaba entonces bien anclada en todo lo referido alconocimiento de la especie humana y dejaba poco lugara la improvisación en este aspecto.

Tras el período de apropiación del masaje y de lagimnasia por los médicos, y a continuación el de lamedicalización y la experimentación, el masaje salió desu semiclandestinidad y, mientras pertenecía esencial-mente al registro del saber popular, su reconocimientole hizo alcanzar el rango terapéutico (Fig. 10).

De este modo, los médicos, los masajistas, los profe-sores de educación física y, algunos años más tarde, lasenfermeras, compartirán estas prácticas tan codiciadas ycargadas de futura notoriedad.

Los masajistas, todavía no reconocidos oficialmentepor el Estado, podían practicar a la luz del día, ya fueraen el hospital o en un establecimiento termal, tantocomo empleados de un médico o como liberales pordemanda de enfermos adinerados, la mayoría de lasveces previa prescripción médica.

Su pasividad, a pesar de ejercer el dominio respecto almasaje, se explica en parte por el deseo de permaneceren las sombras al no poder rivalizar con los médicos,profesionalmente organizados y poseedores de un sabercientífico, pero también debido a la observación a laque eran sometidos y seguros de ser reconocidos através de su práctica.

Esta brecha, muy amplia en torno a 1850, nunca serállenada y se ampliará todavía más cuando la gimnasiapase sin transición de un estado militar a un estadomédico.

Figura 10. Vichy. Masaje femenino. Vichy adquirió fama mu-cho antes de 1784, fecha de la construcción del Gran Estableci-miento Termal, gracias a sus aguas bicarbonatadas sódicas usa-das para combatir trastornos intestinales y hepáticos. En 1922, seextendía a más de 3 ha. En esta época había 136 cabinas debaños, 6 de ellas de lujo, y 24 cabinas de duchas-masajes equi-padas con camas para descansar. El establecimiento de segundaclase ofrecía 110 cabinas de baños y 4 cabinas de duchas-masajes. El masaje se indicaba para facilitar la descongestión delhígado y de las vísceras abdominales, la dispepsia y la gota.Colección Érère.

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■ Llegada de los profesionalesy expansión de las prácticas(1946-2006)

Poco antes de 1900, por la fuerte demanda perotambién por un ejercicio ilegal mal controlado debido asus orígenes populares que los jueces se resistían asancionar, los médicos ven cómo se escapa esta práctica,que condujo a algunos por las vías del éxito, cuandoellos mismos podrían haberse adjudicado los serviciosde masajistas, y siendo ellos quienes habían controladolos saberes, la práctica y posteriormente la formaciónprofesional.

Progresivamente enriquecidas por nuevas formas detratamiento (masaje, gimnasia, electroterapia) junto aprácticas menos frecuentes, la balneoterapia, la hidrote-rapia y la mecanoterapia constituyen un cuerpo deprácticas de empleo corriente para las que no existe otrovocablo que el de masaje, lo que en realidad resumía unconjunto de procedimientos administrados por distintosgrupos de profesionales como los masajistas, los profe-sores de gimnasia y los médicos, sin olvidar las enfer-meras de los hospitales y un buen número de personas,sin calificación ni denominación específicas, pero encontacto con el enfermo.

Quizá debido a esto se pasó del oficio a laprofesionalización.

Un regreso al origen y una formaciónbien enmarcada

El masaje volvió entonces oficialmente a los masajis-tas, por supuesto con credenciales, pero con ataquesfrecuentes y regulares de parte de los médicos hasta unaépoca muy reciente.

Mientras la ley de Jules Ferry designaba a los doctoresen medicina, los farmacéuticos, las parteras y los herbo-ristas como las únicas profesiones que debían rendirexámenes en la facultad, la ley del 12 de julio de 1875,llamada ley Wallon, permitió la creación de estableci-mientos de formación en la enseñanza superior.

Se inauguran numerosas escuelas de masaje, la mayo-ría en París, algunas con inclusión de la pedicura, lagimnasia, o incluso el hipnotismo, etc., lo cual permitióa Tabary fundar la primera escuela en 1883, pero porfalta de control real de los masajistas en su recluta-miento, de la libertad de las enseñanzas y, por tanto, desu práctica y de su falta de organización profesional, elmasaje y la balneoterapia se enseñarían también en lasescuelas de enfermería desde su creación en 1878.

En 1896 también se inició una enseñanza de mecá-nica ortopédica, protésica y herniaria, de 6 meses decuración, destinada a perfeccionar el trabajo de los quesalían de un aislamiento autodidacta, mientras que enMontreuil, en 1899, se abrió el primer establecimientoprivado para la rehabilitación de personas afectadas poraccidentes laborales.

La tensión crecía pues estas escuelas que, aunquedirigidas por médicos, eran criticadas por otros médicos,y todo esto inmediatamente antes de la primera guerramundial.

Se discutía la necesidad de la formación, su duración,los diplomas que eran considerados sin valor, la calidadde la enseñanza y su contenido, es decir, la legitimidadde la práctica en el nombre de un saber médico obli-gado al reparto.

A finales del siglo XIX, desafiados en su propioterreno, los masajistas deberían demostrar sus capacida-des y la legitimidad de su práctica respecto a la salud;apelaron a la medicina y reclamaron, a semejanza de lasenfermeras, trabajar bajo control médico, y secundaria-mente jurídico, de una prescripción médica escrita, loque fue aceptado sin condiciones como prueba de una

confianza establecida, una moralidad aceptable y unreconocimiento autentificados por el poder médico.

Entre los dos grupos de profesionales se produjocierta competencia por cuestiones de notoriedad ybeneficio, que eran enormes, ya que las escuelas eranrentables, las necesidades inmensas y los requerimientosnumerosos.

Por desgracia, la palabra oral y escrita de los masajis-tas estuvo ausente del debate y estos acontecimientosfueron conocidos sobre todo por mediación de losmédicos. Sin embargo, había un movimiento en mar-cha. En Francia, por ejemplo, el período 1936-1940 verála creación de cuatro revistas profesionales para loskinesiterapeutas, entre ellas la Revue de Kinésithérapie,editada por la Sociedad de Kinesiterapia, refundada porlos kinesiterapeutas en 1936.

Sin embargo, desequilibrado por su impulso, el oficiode masajista se vería confrontado a una situaciónoriginal, puesto que, desde finales del siglo XIX, poriniciativa de un gran número de países, el empleo comomasajista atrajo a los no videntes, para quienes estapráctica manual se convertía en una salida laboral.

Siguiendo con el caso de Francia, tras haber vencidolas reticencias de los médicos después de un largocamino de normalización social [51], esta situación fueaceptada mucho después de que Félicien Fabre, unmédico afectado por la ceguera tras haber finalizado susestudios, abrió en 1905 la primera escuela de masajereservada a los no videntes, en la Asociación ValentinHauÿ de París.

En 1922 se creó el diploma especial para los masajis-tas no videntes que ya practicaban con un diploma deescuela, pero cuya formación era todavía muy parecidaa la de los videntes.

Aceleración momentáneaen la evolución de las prácticas

Confrontados a títulos autoproclamados (misteriosospara los enfermos) como los de médicos masajistas,médicos mecanoterapeutas (todavía existían en la RATPde París en 1921) o médicos kinesiterapeutas, lospacientes sólo consideraban la forma manual del trata-miento, es decir, el masaje, al que los médicos darán delado de forma progresiva poco después de 1900, y lasactividades de la Sociedad de Kinesiterapia fundada porlos médicos se agotan poco antes de la declaración dela guerra de 1914-1918.

Desde los inicios de los conflictos, los informesoficiales denunciaban un considerable déficit de médi-cos y una falta casi absoluta de masajistas en los hospi-tales militares.

La kinesiterapia, frente a situaciones diversas [52],entre las cuales la falta de profesionales fue un obstáculodominante, se estancó en sus avances y parecía haberagotado sus posibilidades de innovación. En loscomienzos de la guerra, Francia hizo venir de Estocolmoa tres especialistas en gimnasia médica diplomados.Después se reclutaron voluntarios cuyo oficio inicial eraa veces ajeno a la rehabilitación. Algunos se convertiríanluego en masajistas. La escasez de fabricantes de apara-tos de mecanoterapia en las ciudades alejadas del frente(Ruán, París), obligaban a los enfermos a construirlospor sí mismos [53], pues en Francia esta práctica no sehabía generalizado.

Tanto para los heridos franceses como para los origi-narios de Bélgica, la rehabilitación fue obligatoria. Lossoldados debían ser tratados de inmediato y, sobre todo,rehabilitados [54] con el fin de facilitar su retorno rápidoal frente y evitar el pago de una pensión elevada. Másde 5.000 heridos fueron tratados en el Grand Palais deParís, transformado en hospital, y más de 3.000 en elhospital franco-belga de Port-Villez.

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Debido a las dificultades de organización de la reha-bilitación, pero también con el fin de asegurar el rápidoretorno al trabajo y combatir la ociosidad, las primerasescuelas de formación profesional, creadas en mayo de1915, gracias a la Oficina Nacional de los Mutilados,indicaron una rehabilitación en el aspecto agrícola,industrial y comercial y, en marzo de 1916, la Oficinade los Mutilados y Reformados de Guerra tomó a sucargo oficialmente la reconversión de los mutilados encombate a instancias de iniciativas locales. El 2 de enerode 1918, los mutilados de guerra tenían la posibilidadde inscribirse en una escuela de rehabilitación profesio-nal, conforme a la ley.

El rigor médico impuesto durante algunos años seflexibilizó de forma considerable frente a una plantillamédica destinada a otras funciones en los hospitales. Elconocimiento en este campo se estancó a pesar de losgrandes resultados obtenidos. Para los médicos, loscentros de interés se desplazaron a raíz de los progresosde la química y la cirugía, que ofrecían horizontesmucho más amplios, más fáciles de implementar y demás prestigio, pero también a raíz de un aspecto másintelectual que no necesitaba el mismo nivel de forma-ción ni de reflexión. La técnica manual encontróentonces sus límites y fue sustituida por actos propiosde la medicina.

En este contexto algo agitado se desarrolló unadinámica suplementaria a favor de un grupo de prácti-cos todavía impugnados por los médicos, pero acepta-dos por los enfermos: los masajistas.

Aislar para proteger: una prácticamanual bajo control

Durante la segunda guerra mundial, mientras elgobierno de Vichy era favorable a escoger lo más selectode cada profesión y de cada oficio, en 1942 se creó eldiploma de instructor de gimnasia médica, reuniendoasí a todos aquellos que, diplomados en escuelas priva-das o públicas, poseían un título de maestro de educa-ción física, profesor de cultura física, etc.

En cuanto a los masajistas médicos, cuya denomina-ción fue producto de un consenso, fueron a su vezobjeto de una legislación en 1943, que de este modoprocuró un referente único para médicos y enfermos.

Procedentes de distintos orígenes, a menudo losmasajistas sólo tenían la experiencia práctica, mientrasque los especialistas en gimnasia médica poseían eldiploma elemental o superior, equivalente al gradouniversitario, pero la imagen que proyectaban solía serla de deportistas musculosos. Esta imagen afectó muchoa los kinesiterapeutas, a quienes se atribuirían durantemucho tiempo las mismas características morfológicas.

Sin embargo, el campo de las prácticas de los dosgrupos era parecido, cada uno imitando al otro, lo cualllevó a los masajistas, kinesiterapeutas antes de tiempo,a agruparse en el seno de la Sociedad de Kinesiterapia.

Su acción fue considerable en la difusión de losconocimientos, las iniciativas de tratamiento y laparticipación de los médicos en las distintas actividadesy talleres organizados, y permitió refrenar los conflictossurgidos y confirmados en 1937.

En este sentido, los médicos, representados porCarnot reclamaron la reunificación del masaje yacontrolado por los médicos y de la cultura física [55],todavía no sometida a esta exigencia.

Procedente de la Sociedad de Profesores Especialistasen Cultura Física de Francia, la nueva Sociedad Francesade Rehabilitación Física, fundada en 1938 por profesoresde educación física, no dejó de marcar la ruptura conlos partidarios de la gimnasia sueca, cuya notoriedad seextinguía de forma progresiva, y con los masajistas queusurpaban sus prácticas, señalando de este modo suvoluntad de ocuparse de las personas deficientes. Los

centros de rehabilitación física abiertos en 1947, en losque se practicaba la gimnasia correctiva, fueron dejadosde lado a favor de una gimnasia más pedagógica nosometida a la tutela médica.

Sin embargo, el masaje fue objeto de una decisiónimportante el 15 de enero de 1943 relativa a la obten-ción de un diploma. Considerado entonces como untestimonio de independencia de la profesión, permitióal poseedor del título de capacidad profesional deenfermero-masajista de 1922 convertirse en masajistamédico, marcando claramente el corte con los actos deenfermería, aunque como éstos, los masajes estuvieransometidos a la prescripción médica.

Aunque se reservaba la exclusividad del masaje a losnuevos diplomados, también se consagró la dependen-cia de la prescripción médica descriptiva, cualitativa ycuantitativa, la que a pesar de la reforma de febrero de2000 aún perdura hasta hoy.

Con el fin de proteger este conjunto recién consti-tuido, cualquier contravención podía ser perseguida enlos tribunales, una situación reforzada en 1945 por unincremento de los controles del ejercicio ilegal de lamedicina.

El ejercicio profesional estaba representado por dosgrupos de profesionales con intereses divergentes, losmasajistas médicos y los especialistas en gimnasiamédica, que no iban a cohabitar mucho tiempo, puestoque en 1946, bajo la influencia del sindicato deenfermeros-masajistas, el Gobierno provisional afirmó ellugar de su complementariedad mediante la creación dela profesión de masajista-especialista en gimnasiamédica que, poco tiempo después, se convertiría en lade masajista-kinesiterapeuta. Aun cuando tenía el méritode respetar la competencia de cada uno de los gruposque la componen, la nueva denominación no satisfizodel todo. Demasiado compleja y poco orientadora paralos pacientes, tampoco proporcionó una idea exacta delproceso que usaba y era sobre todo redundante. Sinembargo, reafirmaba el sometimiento a la prescripciónmédica.

Con el fin de mantener una situación regular, laposibilidad de obtener una equivalencia (en el campo dela salud, los pedidos de equivalencia han existido entodas las creaciones de profesiones) del nuevo diplomase mantendría hasta 1960, bajo condiciones estrictas einapelables de cinco años de ejercicio continuo yreconocido por los médicos. Para los poseedores dediplomas de escuelas privadas se exigiría un año deejercicio para la obtención del nuevo diploma. Mientrasque más del 78% de las mujeres titulares de un diplomade masajista médico habría conseguido esta equivalenciahasta 1960, sólo lo habría hecho el 46% de las especia-listas en gimnasia médica [56].

Consecuencias mensurablesAunque la práctica manual estaba controlada, el

nuevo profesional quedaba refrenado en su práctica alestar limitado a una función de ejecutante. Su actividadestaba ligada por completo al juicio del médico, quedesempeñaba entonces un papel protector. Dado que elkinesiterapeuta era oficialmente un técnico, su forma-ción se ajustaba a todos los atributos del mismo, esdecir, una formación de duración limitada, por entoncesde 3 años, en escuelas de formación primaria, la mayo-ría de gestión privada, denominadas tardíamente Insti-tutos de Formación en Masokinesiterapia y dirigidasdurante muchos años por médicos. La enseñanza res-pondía a una orientación médica, es decir, a un saberlimitado respecto a las necesidades de una época deter-minada, restringiendo la parte de la innovación técnica,mientras que las estructuras de formación de posgrado,en cambio, escapaban a este control

La participación de los médicos se redujo con el pasode los años debido a una apropiación progresiva de los

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saberes científicos respecto a los estudios universitariosde cierto número de profesionales.

De esto resultó una división del trabajo que implicabala solidaridad de los miembros, derivada de la confianzaotorgada a los masajistas-kinesiterapeutas así formados.

La organización profesional se convirtió en un calcodel modelo médico, lo que produjo un desarrollo similaral de otras profesiones de la salud, como las parteras, lasenfermeras y, tiempo después, los ergoterapeutas.

La creación reciente de un orden profesional puedeconsiderarse una etapa de emancipación de la profesióno una evolución ineluctable hacia una responsabilidadglobalizada, de la que el mundo anglosajón es, paramuchos, un modelo atractivo. Dicho de otro modo, laevolución de carácter científico, iniciada en el siglo XIX,y que contribuyó mucho en la llegada de la kinesitera-pia, tal como la conocemos hoy, no tuvo realmenteefectos y no progresó debido a la imposibilidad de loskinesiterapeutas de estructurarse y organizar sus estudiosuniversitarios. Fue frenada por la falta de estructurasaptas para facilitar la entrada de nuevas prácticaskinesiterapéuticas o para justificar las prácticaspreexistentes.

Aunque los progresos aprovechables por otros paíseshicieron renacer algunas esperanzas, su aplicación sólofue posible con la condición de que no pusieran en telade juicio el diagnóstico médico ni los procedimientosindicados por los médicos. De este modo, la kinesitera-pia trajo consigo una ruptura en la dependencia de lamedicina dado que, inicialmente repudiada y luegoaceptada, volvió a ser rechazada posteriormente. Trashaber crecido sin adolescencia, parece haberse hechoadulta desde el momento en que la economía de lasalud tiende a otorgarle responsabilidad.

Además, durante mucho tiempo aferrada a las prácti-cas que hicieron posible su reconocimiento, hoy todavíasufre las dificultades propias de las profesiones nomédicas, la falta de reconocimiento, a pesar de losprogresos técnicos de carácter científico sobre los que seapoya sin cesar, puesto que, aparte de un saber cientí-fico de nivel universitario, continúa valiéndose de lasciencias sociales, médicas y humanas.

Una elección necesaria.

Agradecimientos : El autor agradece a J. P. Goubert sus valiososconsejos.

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R. Remondière, Professeur.Codirecteur du séminaire avec J.-P. Goubert « La professionnalisation de la santé (XVIIIe-XXe siècles) », membre du Groupe de rechercheen Histoire sociale et Histoire de la santé du Centre de recherches historiques, EHESS, 54, boulevard Raspail, 75006 Paris, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Remondière R. Histoire des savoirs et des pratiques enkinésithérapie. EMC (Elsevier Masson SAS, Paris), Kinésithérapie-Médecine physique-Réadaptation, 26-005-A-20, 2008.

Disponible en www.em-consulte.com/es

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