historia de la nefrología

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revista de nefrología, diálisis y trasplante volumen 28 - n" 2 - 2008 Daniel Nicolás Manzor Entrevista al Doctor Enrique Inchausti. Dr. Daniel Nicolás Manzor: No cabe duda que, pensar en los comienzos de la Nefrología y Hemo- diálisis en Mar del Plata, es pensar en vos. Son mu- chos años de la especialidad, muchos congresos, ya que sos, al igual que yo, un asiduo participante, lo cual hace que nos encontremos y compartamos buenos momentos. Enrique ¿En que año te reci- biste y donde? Dr. Enrique Inchausti: En el año 1964, en la Facul- tad de Ciencias Médicas de la ciudad de Asunción, un primer año con un régimen rotativo en todas las especialidades, y un segundo año con una especiali- dad en particular. Yo había hecho mi pasantía, a partir del tercer curso, en las guardias de cirugía. Y a partir del sexto curso, en clínica medica. En ese momento tuve una charla con el Dr. Roberto Cicciolli, que había llegado de Estados Unidos, sobre la especialidad que pensaba seguir, que era cardiología. El me habló en cambio de las posibilidades que brindaba la nefrología y me convenció. "Mira -me dijo- yo vengo de Estados Unidos y podemos comenzar a trabajar si estas de acuerdo." Siendo estudiante de medicina en la cátedra de Se- miología y Clínica Médica, comencé a realizar diá- lisis peritoneales, una vez terminado el sexto curso. Era una época en que raramente hacíamos hemodiá- lisis. porque era complicada. trabajosa y cara. Poner en funcionamiento el lavarropas de Scribner, aquel tacho de acero inoxidable que tenía en el medio un cilindro donde se ponía el coil. Era toda una proeza. Historia de la Nefrología Dr. D.N.M.: Eso fue en Paraguay? Dr. E.I: Lo teníamos en Paraguay, y lo utilizábamos en los casos de insuficiencia renal aguda por pacien- tes mordidos por víboras; casos muy graves, en los que hemodializábamos en la cátedra. Teníamos que conseguir todo: las cánulas para el acceso, el filtro para cada diálisis porque no sabíamos que existía el reuso. Para la conexión, lo cebábamos con sangre, ya que eran los filtros que precedieron a los de bajo cebado. Dr. D.N.M.: Me los acuerdo y como ya lo dije otras veces, también los utilizabamos en elArgerich. Dr. E.I: Y la bomba no era a rodillo sino digital, de muy buen volumen de sangre, excelente, pero con mueha hemólisis. Dr. D.N.M.: La bomba de Milton Roy. Dr. E.I.: Teníamos en la cátedra la derivación de todo el Paraguay y, en el hospital, teníamos el servi- cio de diálisis donde dializábamos las insuficiencias a las que no podíamos hacerle diálisis peritoneal. Te- níamos mucho trabajo, en la mayoría de los casos con diálisis peritoneal. Dr. D.N.M.: ¿Quiénes mas estaban, en esa época, en nefrología en el Paraguay? Dr. E.I.: El primer nefrólogo que se instaló en el Pa- raguay fue el Dr. Cristóbal Duarte Miltos que vino de USA, de la ciudad de Burlington, Vermont, por 83

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revista de nefrología, diálisis y trasplante volumen 28 - n" 2 - 2008

Daniel Nicolás Manzor

Entrevista al Doctor Enrique Inchausti.

Dr. Daniel Nicolás Manzor: No cabe duda que,pensar en los comienzos de la Nefrología y Hemo-diálisis en Mar del Plata, espensar en vos. Son mu-chos años de la especialidad, muchos congresos, yaque sos, al igual que yo, un asiduo participante, locual hace que nos encontremos y compartamosbuenos momentos. Enrique ¿En que año te reci-biste y donde?

Dr. Enrique Inchausti: En el año 1964, en la Facul-tad de Ciencias Médicas de la ciudad de Asunción,un primer año con un régimen rotativo en todas lasespecialidades, y un segundo año con una especiali-dad en particular.Yo había hecho mi pasantía, a partir del tercer curso,en las guardias de cirugía. Y a partir del sexto curso,en clínica medica. En ese momento tuve una charlacon el Dr. Roberto Cicciolli, que había llegado deEstados Unidos, sobre la especialidad que pensabaseguir, que era cardiología. El me habló en cambiode las posibilidades que brindaba la nefrología y meconvenció. "Mira -me dijo- yo vengo de EstadosUnidos y podemos comenzar a trabajar si estas deacuerdo."Siendo estudiante de medicina en la cátedra de Se-miología y Clínica Médica, comencé a realizar diá-lisis peritoneales, una vez terminado el sexto curso.Era una época en que raramente hacíamos hemodiá-lisis. porque era complicada. trabajosa y cara. Poneren funcionamiento el lavarropas de Scribner, aqueltacho de acero inoxidable que tenía en el medio uncilindro donde se ponía el coil. Era toda una proeza.

Historia de la Nefrología

Dr. D.N.M.: Eso fue en Paraguay?

Dr. E.I: Lo teníamos en Paraguay, y lo utilizábamosen los casos de insuficiencia renal aguda por pacien-tes mordidos por víboras; casos muy graves, en losque hemodializábamos en la cátedra. Teníamos queconseguir todo: las cánulas para el acceso, el filtropara cada diálisis porque no sabíamos que existía elreuso. Para la conexión, lo cebábamos con sangre,ya que eran los filtros que precedieron a los de bajocebado.

Dr.D.N.M.: Me los acuerdo y como ya lo dije otrasveces, también los utilizabamos en elArgerich.

Dr. E.I: Y la bomba no era a rodillo sino digital, demuy buen volumen de sangre, excelente, pero conmueha hemólisis.

Dr. D.N.M.: La bomba de Milton Roy.

Dr. E.I.: Teníamos en la cátedra la derivación detodo el Paraguay y, en el hospital, teníamos el servi-cio de diálisis donde dializábamos las insuficienciasa las que no podíamos hacerle diálisis peritoneal. Te-níamos mucho trabajo, en la mayoría de los casoscon diálisis peritoneal.

Dr. D.N.M.: ¿Quiénes mas estaban, en esa época,en nefrología en el Paraguay?

Dr. E.I.: El primer nefrólogo que se instaló en el Pa-raguay fue el Dr. Cristóbal Duarte Miltos que vinode USA, de la ciudad de Burlington, Vermont, por

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un corto tiempo. Luego volvió a EE.UU., dónde viveactualmente.Luego vino el Dr. Hemán Ortiz Malina. El trajo unequipo similar a la batea de diálisis de Scribner he-cho en un plástico transparente que no se llegó a uti-lizar, éste médico, formado en la Cleveland Clinic enOhio, con el profesor William Kolff, se fue luego deun tiempo a vivir al Uruguay.El Dr. Roberto Cicciolli, fundador de la nefrologíaen Paraguay, me sugirió que, ya que él se había es-pecializado en la escuela americana, yo 10 hiciera,por medio de una beca, en la europea, a fin de te-ner las dos corrientes en la cátedra. Así lo hice y,a mi regreso, en el año 1969, se comenzaba con laespecialidad. Coincidió también con la vuelta del Dr.Amaldo Centurión.

Dr. D.N.M.: En qué país estuviste becado?

Dr. E.I.: En Bélgica, en la Universidad Católica deLovaina. Allí se encuentra la fábrica de cerveza másgrande de Europa, la Stella Artois, que los sudameri-canos llamaban Stella Ortiz, la novia de los latinos.La Universidad Católica de Lovaina, fundada en1425, es la segunda más antigua del mundo, ahí, enel medioevo, se dictaban las cátedras en latín, mastarde en francés. En la época en que llegué se de-claró como lengua oficial al flamenco (neerlandés)ya que estaba ubicada en la Provincia de Brabante,

Pte. del Congreso, Nefrólogo Chileno,Dra. Carmen Skell, Dres. Roberto Cicciolli,Enrique Inchausti y Francisco Santa Cruz

que es flamenca. Es una pequeña ciudad medievalcon algunos castillos y algunos edificios como el delhotel Deville, de estilo gótico tardío, probablementeel más hermoso de toda Europa.Fui al servicio de nefrología del Profesor Paul Mi-chielsen, Hospital Saint Raphael. Allí me encontrécon la sorpresa de que no se usaban más las cánulasde Scribner, ya estaba en uso la fístula de CiminoBrescia.

Emblema de la Universidad Cathólica Lovanienses. Sede Sapientica.Fundada en 1425.

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Dr. D.N.M.: ¿De qué año me estas hablando?

Dr. E.I.: Del año 1967.Ahí me encontré con que to-dos los pacientes estaban con la fístula arteriovenosade Cimino Brescia. El Profesor Michielsen tenía elmayor número de fístulas arteriovenosas del mundo,porque 10 había adoptado desde el comienzo. Tuve elprivilegio de conocer al Dr. Cimino, hombre grandey sensible, que vino a visitar el servicio que masdifundía su nombre en el mundo.Bueno ahí hice hcmodiálisis y también participé delos trasplantes.Hacíamos nuestra experiencia de trasplante en elmantenimiento de horas de isquemia fría, hasta sucolocación, manteniéndolo por bombeo de sangre alflujo renal, primero con sangre y después con plas-ma.Trabajábamos mucho en perros y teníamos tambiénel servicio de ingeniería de la Universidad que ano-taba nuestras ideas y luego las concretaba realizandoel aparato que necesitábamos. Fueron precursores deaquel aparato portátil de transporte de órganos quehizo Gambro.

Dr. D.N.M.: ¿Con qué aparatos dializaban?

Dr. E.I.: Con el Coil. Usamos el Twin Coil Kidney,que venía con un cebado infiable alrededor, para dar-le presión y para que el priming sea menor.

Dres. Enrique Inchausti, Domingo Inchausti,Dra. Carmen Skell, Roberto Cicciolli,Sra. de Cangiano, Dres. Francisco SantaCruz, Cangiano (Pto. Rico) y Piazza (Perú)

Conocí al que inventó las fibras cruzadas, por las quepasaba líquido para hacer que el Coil tuviera mayor

Monumento al estudiante. Hotel de Vi/le. Centro de la ciudad de Lo-vaina, Bélgica.

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rendimiento, el ginecólogo Dr. Hoetlzembain de Ale-mania.Además de ser ginecólogo y obstetra tenía un servi-cio de diálisis, y siempre estaba observando y brin-dando nuevas cosas a la diálisis; fue así que un día,en una casa de repuestos a la que había ido porquese le había roto el respaldo del auto, encontró unatrama de hilos cruzados de plástico y pensó- "si conesto presiono la tripa del dializado, vaya tener unamayor superficie para intercambio".En aquella época una fábrica, Fresenius, llevó lasideas del profesor Paul Michielsen a la práctica ycreó un dializador. Era una empresa alemana desco-nocida, que hizo el primer aparato de diálisis, que sellamó Lovaina, y que se fabricó en dicho país. Frese-nius hizo el primer equipo para Bélgica.Ahí, en Lovaina, pasé una época feliz de aprendizajeen nefrología, porque estaba en las fuentes de la diá-lisis y, además, el servicio era reconocido e impor-tante en trasplante renal.Estaba muy bien organizado para la época, se manda-ban todos los estudios de compatibilidad a un lugar,donde además tenían los bancos de datos, en Leyden,Holanda.Además del Hospital flamenco donde dializábamoscon Coil, había otro hospital igual, del otro lado, queutilizaba el Kill, era un Hospital francés.Estaban un poco más adelantados que nosotros, te-nían en la terraza de su edificio el helipuerto, estoera entre el año 1967-1968. Nosotros hacíamos solotrasplante cadavérico, porque el profesor no queríaamputar a nadie. Los días que cambiaba la tempe-ratura, apenas caía la nieve, teníamos más donantespor el uso de la bicicleta como transporte, y comen-zaban a llegar los atropellados o aplastados por losautos y camiones en las rutas congeladas. Por eso,cuando llegaba el invierno, nosotros teníamos mu-cho trabajo.El centro de Leyden mandaba todos los datos anuestro servicio, que era totalmente computarizadoya en aquella época.La sala de diálisis se llamaba Kuntsnier, que en fla-menco significa riñón artificial. Nosotros teníamosel laboratorio al lado y ya en aquella época estabadotado de un autoanalyzer.Estaba todo pensado, trabajábamos con camas balan-zas, teníamos la sala de tratamiento de agua comuni-cada por una ventana de vidrio a la sala de diálisis,era la sala de preparación de soluciones para todo el

servicio. El profesor decía: -el que está preparandoel baño tiene que esmerarse, porque está viendo lascaras de los pacientes que van a recibir su concentra-do-o Esto me pareció algo importante y lo adopté enmi centro de diálisis.

Dr. D.N.M.: De trasplante, ¿Que más recordás ha-ber vivido en el Hospital?

Dr. E.I.: Bueno, en aquella época, ya cuando estabapor regresar, hacia fines del año 1968, tuve ocasiónde participar del equipe de trasplante, con las solu-ciones para el lavado del órgano, previo a su implan-te en el receptor. Algo que ya se hacía en este lugar.Una noche me comentan que se iba a realizar el pri-mer trasplante de órgano de un país a otro.El donante era un niño belga de 10 años, corpulento,sano, que había tenido un accidente cerebrovascularpor un aneurisma, en el polígono de Willis. Comola ciudad alemana de Colonia está muy cerca, a 200Km., vinieron los cirujanos trasplantólogos alema-nes con la paciente, una mujer pequeña, a quien leiba perfectamente el riñón del chico.Se trasplantó, y cuando se hizo la prueba del mani-tal, no bien se desclampearon los vasos sanguíneos,el uréter elimino orina antes de su incorporación a lavejiga, en el campo quirúrgico. Ante esto el profesorMichielsen dijo:- ha visto usted una cosa más her-mosa que un riñón orinando.Durante muchos años el profesor Michielsen tuvo lamayor experiencia en fístulas y en trasplantes ca-davéricos, con una tasa de sobrevida casi igual a lostrasplantes realizados con donante vivo. Esto fueimportante para los escépticos que no confiaban, enaquel entonces, en el trasplante con donante cada-vérico.Terminada mi formación en la Universidad Católi-ca de Lovaina, volví a la Facultad de Medicina delParaguay donde me había formado, a la Cátedra deSemiología y Clínica Medica, a trabajar con lo quetenía, y teníamos poco, realmente era despertar de unsueño, de una fantasía, a la realidad. No obstante, apartir de entonces empezamos a hemodializar más.Usábamos los Coil y no los KilI que sí usaba el Dr.Carlos Centurión, que está, hasta hoy, ejerciendo enParaguay.

Dr. D.N.M.: Qué otra experiencia como becario re-cuerdas de tu estadía en Europa?

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Dr. E.I.: Un recuerdo que me acompañará por todami vida es la batalla estudiantil, París mayo del 68,en el Boulevard Saint Michael, Universidad de LaSorbona y en que los gases lacrimógenos no soloinundaban el Barrio Latino sino también el Metrode París. Esa tarde del último día de la revuelta pudepartir en el último tren que salía rumbo a Bruselas yel discurso de 7 minutos del Presidente De Gaulle loescuché en Lovaina.

Dr. D.N.M.: ¿Dónde se formó, y en que servicioesta Carlos Centurión en Paraguay?

Dr. EJ.: Se formó en Buenos Aires, Argentina, en elInstituto Lanari.Estuvo en el Instituto de Previsión Social, que es elservicio más grande de salud del país, porque tienetodo el seguro obligatorio. Es el servicio de diálisismás importante de Paraguay. Como nefrólogo y do-cente en la Ira. Cátedra de Clínica Médica, yo heestado en muchas ocasiones.

Dr. D.N.M.: El jefe del servicio es Silvio Franco,a quien he ido a visitar con Amilcar, y que era elrepresentante de su país cuando trabajábamos enel Subcomité de Datos, donde yo era secretario.Dicho comité formaba parte, junto con Salud Re-nal, del Comité para el desarrollo de la SociedadLatinoamericana y los problemas nacionales, acargo de los Dres. Amilcar Challú y Rafael BurgosCalderón. Nosotros estabamos allí, representandoa [aArgentina, junto con la Dra. Diana Feler y elDr. Santos De Pine.Hemos estado con vos en Paraguay, en algún con-greso, cuando fuimos invitados a participar conAmilcar y Feler¿te acordás?

Dr. E.I.: Sí, con Amilcar y con Centurión también,que es hijo del nefrólogo Carlos Arnaldo Centurión.y también el Dr. Francisco Santa Cruz, docente de laFacultad de Medicina y del servicio de Nefrologíadel Htal. de Clínicas. Quiero aclararte nuevamenteque el padre de la nefrología en Paraguay fue Rober-to Cicciolli.

Dr. D.N.M.: ¿Seguís vinculado y le dedicas tiempoa la nefrología ya los nefrólogos de tu país?

Dr. E.I.: En Paraguay estuve en la Universidad en

1970, época en que iba a Asunción el maestro de losmaestros, uno de los padres de la nefrología latinoa-mericana: Víctor Raúl Miatello, estaban con él Nor-ma Zanetti y Alicia Fernández.Nos hicimos muy amigos. Un tiempo después le digo:-Profesor, acá la cosa está muy difícil, vaya ir a laArgentina, a Mar del Plata-.-Fantástico- me dijo. Yono tenía ni idea de cómo era Mar del Plata, creía queera una villa de veraneo. El amigo que me asesoróme dijo-¿Por qué no nos vamos a Estados Unidos?Le dije -para quedarme fuera del Paraguay me hubie-se quedado en Bélgica, donde mi profesor me habíainvitado a trabajar-o Yo quiero hablar en castellano,ni Estados Unidos, ni Bélgica, ni siquiera Barcelo-na. Me vaya la Argentina, porque mi primer cursode medicina lo hice en la Universidad de Corrientes(época de Frondizi), de manera que mi afinidad conla Argentina data de muchísimos años.Aprendí a leer con el libro Upa y las revistas BilIikeny Rayo Rojo.

Dr. D.N.M.: Sí, eran también mis revistas.

Dr. E.I.: Y vine a Mar del Plata directamente desdeAsunción. Aquí me encontré con un grupo de urólo-gos, no existía la especialidad de nefrología, yempe-cé a trabajar con ellos en la Clínica Urológica.El profesor Miatello,cuando venía de vacaciones,me decía:- Enrique, veamos juntos los casos difí-ciles que tengas-; y atendíamos el consultorio en laClínica, una cosa fantástica, privilegios que a uno letocan, viste? Le presentaban los casos complicados yaprendí algo muy difícil para los que empezábamosen aquella época: a decirle a una persona que se lehabía acabado la función de un órgano vital, y que, apartir de entonces tenía que empezar a vivir depen-diendo de una máquina. La verdad él me enseñó eso,ya que en Paraguay la diálisis crónica estaba en susinicios, y los pocos pacientes se dializaban a domi-cilio. Hasta muchos años después no se haría diálisiscrónica (año 1971).

Dr. D.N.M.: En esa época, acá, en la Argentina sedializaba solo a los pacientes que tenían menos de50 años. No me lo voy a olvidar nunca, ya que mesentía muy mal, cuando yo era residente del Arge-rich, al tener que salir y decirle a la familia, aúncuando el paciente tuviera poco más de 50 años, nohay nada para hacerle, se va a morir.

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Dr. E.I.: Sí señor, como los ingleses, que se atrevie-ron a firmar que el límite de edad eran 40 años. Us-ted, urémico y más de 40 años: muerte. Los inglesespusieron un comité y ponían la firma.Nosotros en Bélgica teníamos el límite del espacio,no había tantas plazas para dializar y entonces (esoera lo difícil) cuando había una plaza y dos candida-tos teníamos que elegir. Esa época la hemos vivido.

Dr. D.N.M.: Viniste a Mar del Plata ¿Ahí hicisteclínica médica, nefrología y empezaste con diáli-sis?

Dr. E.I.: Sí, empecé con diálisis ese mismo año, en1971, Y me llamaban de todas las clínicas de Mardel Plata y de las terapias intensivas y yo les hacía ladiálisis. Tiempo después noté que de algunos ladosno me llamaban Un día me vuelven a llamar porqueno les funcionaba el trocar de diálisis peritoneal, sehabían largado los muchachos por sí solos y yo, queno me enojaba por nada, comencé a solucionarles losproblemas.En aquella época conozco al Dr. Saturnino LuisMartínez Lora, que era uno de los tcrapistas más re-conocidos de la ciudad, y me convoca a empezar adializar con equipos KilI y Calvo. Y así empezamos,un 15 de julio, la primera hemodiálisis que se hizoen Mar del Plata.

Dr. D.N.M.: En qué año?

Dr. E.I.: Año 1971. Se había intentado algunas otrasveces sin éxito, no habían heparinizado suficien-temente y, por consiguiente, se reventó y pararontodo.Empezamos la diálisis en el año 1971, en la ClínicaCentral. No solo no existía la nefrología como espe-cialidad sino que las diálisis no estaban reconocidas,ni figuraban en el Nomenclador Nacional. En la clí-nica central de la Avda. Independencia,con el Dr.Martínez, empezamos a dializar con celofán de lasflorerías. Armábamos los KilI y dializábamos desdelas 20 hs .hasta las 8 de la mañana del día siguiente;los pacientes iban a dormir a la clínica y se los diali-zaba. Como todos en ésa época, pesábamos las sales,teníamos el tanque de baño arriba, y para mezclarlo,lo revolvíamos con un palo de escoba.

Dr. D.N.M.: Si7 por supuesto, y para ultrafiltrar ti-

rabas la manguera unos metros para abajo.

Dr. E.I.: Estábamos en el quinto piso, tirábamos lamanguera varios pisos y obteníamos una muy buenaultrafiltración.Como no tenía remuneración alguna, con la clínicaacordamos que, a las obras sociales de los pacientesque dializábamos, se les cobrara un día de interna-ción, para justificar el gasto. Nosotros "ad honorem"por supuesto, pero había que imponerse y así traba-jamos unos cuantos años.Después, conseguí en Buenos Aires una resma muygrande de celofán de mucho menos micrones, y lahistoria de la diálisis a partir de ahí fue diferente. Pu-dimos bajar a 8 horas, 3 veces por semana, segura-mente, en la misma época, también Guy Laurent enTassin Francia lo hacía con el mismo equipamiento,fue fantástico, una época muy interesante.

Dr. D.N.M.: ¡Guy Laurent!, sus diálisis de 12 hs.durante años.luego de 8hs., siempre durante la no-che, con enfermos de mucho tiempo de tratamien-to, sin o con 'pocos efectos secundarios, y con suservicio instalado en un castillo.

Dr.E.I.: Sí señor; mi amigo me invitó y estuve en sucentro y alojado en su casa en Tassin Francia, fui conmi hijo. Me hizo hacer una pasantía, y como él vivíaen un castillo me toco dormir en una casa y en unacama del medioevo. Una experiencia fantástica. Fuien el año 1992. Ya tenía el Instituto como es hoy, erasúper avanzado. El dializaba con KilI, aunque teníaequipos de casi todas las marcas principales de aquelentonces: Gambro, Brown, Extracorpóreal, Baxter,por decirte sólo algunas. Su propósito era probarlasy compararlas, certificaba con ello la eficiencia de susistema de 8 horas.Hay otro gran amigo que quiero recordar, que nosayudó muchísimo a dializar en Mar del Plata, y aquien vos le hiciste hace poco una buena entrevista,Manuel Arce, ya entonces él era una persona suma-mente experimentada.

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Dr. D.N.M.: El fabricaba los riñones que llevabansu nombre y que, a diferencia de los Calvo y los Ki1l7en los últimos modelos eran multipiramidales, ra-nurados, con lo que logró aumentarla superficiedel a 1.40 m.

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Dr. E.I.: Claro, los Arce eran los multipoint. El fueun nefrólogo que nos ayudo mucho, porque veníatodos los veranos con sus pacientes a dializar a nues-tro servicio. Yo tengo muy lindos recuerdos de esaépoca. Empezamos a hacer los trabajos que presen-tamos en el año 1974, en el Congreso Argentino yLatinoamericano de Nefrología que se hizo en Bue-nos Aires.

Dr. D.N.M.: Sí, el del año1974 fue en el Hotel Pla-za, hoy Marriot Plaza.

Dr. E.I.: En el Hotel Plaza presentamos nosotros lamayor sobrevida de pacientes en diálisis en el inte-rior del país.Osear Morelli padre, cuando hizo el discurso de con-memoración de los 25 años de la Sociedad Argentinade Nefrología en la Academia de Medicina, hablan-do de Lanari, Miatello, etc. Dijo: en Mar del Pla-ta aparece el primer dato de los pacientes con mástiempo en diálisis en el interior de la Argentina, dosaños y medio de sobre vida. Por supuesto, habíamosempezado en el año 1971 y en el 1974 teníamos 3años, pero ya nos iba bastante bien.Presentamos también algunos trabajos que me sir-vieron para ponerme en contacto con los extranjerosque habían venido, con los cuales, en los sucesivosafias de Congresos y de viajes, pude hacer una estre-cha amistad, puedo mencionar a Modesto Moreno,de Panamá; Plaza de los Reyes, Chile; Alfredo Pi-zza, de Perú; Jaime Barrero, de Colombia; NelsonMazzuchi, de Uruguay; Alejandro Treviño Becerra,de México y otros médicos de Estados Unidos y deEuropa, ese fue mi comienzo.Años después, reconocida la diálisis y la especiali-dad, fue todo más regular, los servicios funcionabany nuestra participación en congresos fue mucho másfructífera y alentadora. En esa época empezábamosa recibir a los pacientes, turistas, primero los traíaArce y después ya venían solos. Con ellos seguimostrabajando hasta hoy en Mar del Plata.Después un día llegaron los filtros de fibra hueca, elprimero fue Cordis.A fines de 1969. volviendo yo de Bélgica. hice unaescala en Madrid. Me encontré con un hombre, deextracorporal, que me dijo.- lo voy a llevar a queconozca un servicio de diálisis en España- fui a verun hospital en Puerta de Hierro, donde conocí al Dr.Julio Botella y vi por 'primera vez el re-uso de los

[ ....

Coil, lo cual me abrió un panorama, porque nunca sehabía re-usado en Bélgica.En el congreso de Jerusalén, a mediados del año1968, fui al Hospital Hadazza, el año siguiente ala guerra de los 7 días. Llegamos allí en el marcode una peregrinación a Tierra Santa, organizada porla Universidad Católica de Lovaina para los no bel-gas, sobretodo para latinoamericanos, africanos yasiáticos quienes, según ellos, no tendríamos quizáotra oportunidad, por la mayor cercanía en que nosencontrábamos en ese momento en relación a esazona.Vi a los pacientes dializando con riñones en placa, ylos re-usaban, cada paciente tenía su riñón en placa,de manera que el mismo paciente aguardaba con susriñones placa a que le llegara el turno para volver adializarse con ese mismo equipo. Ellos mantenían laesterilidad con antibióticos; una cosa rarísima; erauna cefalosporina diluida y la ponían a alta presión.Me llamó poderosamente la atención.

Dr. D.N.M.: ¿Qué otros países visitaste, Enrique?

Dr. E.I.: Me tocó visitar muchos países concurriendoa los congresos internacionales, y visitar innumera-bles centros, de los cuales siempre llevé alguna refe-rencia para ponerla en práctica o no, según nuestrasnecesidades.En Madrid continuo manteniendo mi amistad con elDr. Julio Botella, que perduró a través de los años.A Luis Hernando, lo conocí cuando él fue a visitarel servicio de mi profesor, a Lovaina, y a FernandoValderrabano cuando visitó Mar del Plata, y queda-mos amigos.Me tocó también estar en Paris, en el Necker, en elservicio del Dr. Jean Hamburger. No sé si lo cono-ces.

Dr. D.N.M.: Sí, lo conozco, estuve con él en algunasocasiones; no mientras estuvo de jefe lean Ham-burger pero si durante lo.jefatura de Henri Kreisy luego en varias ocasiones siendo jefe ChristopheLegendre quien, durante el corto tiempo que llevaen la jefatura, ha vuelto a poner al servicio entrelos primeros que trasplantan en Francia. Tenés al-guna anécdota del Dr. lean Hamburger?

Dr. E.I.: Lo que tengo es el libro dedicado por él. Ytambién estuve en el servicio del Hospital Tenuant,

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del Dr. Gabriel Richet, en Paris. Todo ello gracias alos contactos del Dr. Paul Michielsen que nos alen-taba a que fuéramos a las jornadas nefrológicas delHospital Necker, que se hacían anualmente.Sí, son vivencias tan lindas.Después nosotros estuvimos muchos años en la clí-nica central de Mar del Plata, donde teníamos el ser-vicio más importante del interior de la provincia deBuenos Aires, a excepción de la Universidad de LaPlata, y ya empezábamos a tener completos los cu-pos de nuestros pacientes. Por aquel entonces empe-zaron a aparecer otros servicios en Mar del Plata.

Dr. D.N.M.: ¿Dónde se instaló el primer serviciodespués de ustedes.y quién estaba dejefe?

Dr. E.I.: El del Hospital Privado de la Comunidad,a cargo del Dr. Introzzi. En el hospital no había ne-frólogos, porque el Dr. Introzzi era especialista enclínica medica. Nuestro servicio estaba funcionan-do mucho y muy bien para lo que era la diálisis enaquella época, para inaugurar el nuevo servicio sellevaron parte de nuestro personal, formado y conexperiencia. Una de ellas, a quien vos hoy conociste,es la jefe de técnicos del Hospital Privado, muy bue-na profesional, Ana María Kitlain. Fue muy lindo einteresante porque apareció la competencia en nues-tra vida empresaria nefrológica.Unos años después surgen otros servicios, uno deellos el de la clínica 25 de Mayo.Durante muchos años fui nefrólogo del Hospi-tal Regional de Agudos, no para diálisis sino paranefrología clínica, y era el que hacía las puncionesde biopsias renales del hospital.Cierro el servicio de diálisis de la clínica central yabro simultáneamente, el15 de agosto de 1979, Cen-dial, que esta hasta hoy en el mismo lugar, un centroque vos conoces. A partir de entonces estamos dia-lizando con el Dr. Martínez Lora, luego el Dr. DaPonte, y actualmente con el Dr. Horacio Iros. Luegoabrimos otro centro en la clínica Colón.Me fui en el año 1992 a París, hace 20 años, invitadopor Guy Laurent, a quien conocí en un congreso an-terior, en Londres.De ahí me fui al Hospital Edouard Herriot, pabellónP, en Lyon, Francia, que es el servicio del profesorJules Traeger.

Dr. D.N.M.: Allí está trabajando, y se formó en

trasplante renopancreatico, Diego, el hijo de FélixCantarovich.

Dr. E.I.: Ahí estaba también el Dr. Fernando DaPonte, que vino a trabajar diez años conmigo, un es-pecialista en trasplante renopancreatico. Lo mismoque ha desarrollado Domingo Casadei con GabrielIllanes en Nephrology. Yo estuve también en casa deJules Traeger, una noche de Navidad, donde estabanotros chicos argentinos. En esa estadía pude seguirlos trasplantes y, gracias a ese viaje, invité a Da Pon-te a que venga a trabajar conmigo a Mar del Plata, yvino por diez años. Estuvimos trabajando en Cendialy en la clínica Colón, pero él era trasplantólogo, nodializador, y un día decidió volver a Paraguay, dondeestá actualmente y hace trasplante renal con regulari-dad; el de la hija de nuestro colega Silvio Franco lohizo Da Ponte, junto con el Dr. Eduardo Wilson Mar-tínez, formado en el servicio Memorial del Hospitalde Nefrología de Philadelphia, donde está el ProfesorGaddo Onesti, nefrólogo e hipertensólogo.

.~l~~ ~~~.~ Je().AA ,

NEFROLOGIATOMOI

por

JEAN liAMBURGER,G. RICliET, J. CROSNIER,

J.-J... '·UNCK-BRENTANO. B. ANTOINE, H. DUCROT.J.-P. MÉRY Y H. DE MONTERA

(CtlIl la colaboración de P. ROYER para 105 .::apii:ulos de: Pediauia.

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EDICIONES TORAY, S. A.-BARCELONA

Nefrología Tomo Ilean Hamburger

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Los libros escritos sobre hipertensión arterial eran lomáximo en aquella época. Es un italiano casado conuna sueca, viven en Estados Unidos y nos hicimosmuy amigos a partir del año 1972, en el congreso de. México. En 1995 retorna a Mar del Plata, y se in-corpora al Centro, el Dr. Horacio Iros, formado enNefrología en La Universidad de La Plata, con quientrabajamos en la Clínica Colón y en Cendial.Al Dr. Iros lo conocí siendo un joven estudiante demedicina. Años después, un encuentro casual enEzeiza nos dio la oportunidad para que llegáramosa trabajar juntos y conformar nuestro equipo en Mardel Plata.

Dr.D.N.M.: Creo que ya te dije que sos unfrecuen-te participante de los congresos, que es donde nosencontramos y aumentamos nuestra amistad

Dr. E.J.: Doy gracias a que pude viajar a casi todoslos congresos mundiales. Al que no pude ir fue alúltimo que se hizo en España y al de Jerusalén. Perobueno, había estado dos veces en Israel y me tocóver eso que te conté, cómo hacían para subsistir enla guerra de los siete días, porque en plena guerra es-taban dializando. En esa ocasión conocí el HospitalHadazza, éste tenía en aquella época seis pisos, fun-cicinaba bien. Al empezar la guerra mudaban 6 pisospara abajo; había otro hospital en el subsuelo, paraque no les afecten los bombardeos. En el año 1968tenía dos hospitales.

Dr. D.N.M.: Bueno, para poder viajar,no tengo du-das de que tenés un buen equipode nefrologos en tusservicios.

Dr. E.I.: Sí tuve, y conformamos un gran equipo conlos médicos que ya te he nombrado.En Cendial empezamos en 1979 y seguimos hasta lafecha, son 28 años; y esto me llena de satisfacción.Lo hicimos junto con el Dr. Martínez Lora, nefrólo-go y gran pianista de jazz.En la época en que no había cobertura de pacientespor el ministerio, concurre una señora con un filtro dediálisis debajo del brazo, que se trataba en el HospitalPrivado de la Comunidad, sin cobertura, porque ledicen que ya no la pueden atender más. En Cendialle brindamos tratamiento, de común acuerdo con elDr. Martínez Lora, y la dializamos durante tres años.Venía en colectivo desde Necochea hasta que ella fa-

lleció. La atendimos sin remuneración pero con unagran satisfacción.

Dr. D.N.M.: ¿Recordas?, en los comienzos casi to-dos los enfermos venían por sus medios o acompa-ñados, lo que hacia que tuvieran una mejor parti-cipación familiar y social, menos invalidante, conuna mejor adaptación al medio. No necesitaban deltraslado, modalidad impuesta por las Obras Socia-les, Prepagas y algunos nefrólogos. Yome acuerdocuando abrí mi primer servicio, había un solo en-fermo que venia trasladado por invalidez con am-bulancia, todos los otros venían por sus medios oacompañados de lafamilia.

Dr. E.J.: Eso es así con los que viven cerca, noso-tros, además, teníamos pacientes de Tandil, Balcarce,Necochea y ahí vimos lo que significa el desarraigopara la gente, que conseguían algún departamentitode un ambiente, prestado quizá por algún familiar ouna pensión para poder vivir, para estar más cerca.Todas esas cosas que me tocó y a vos también sonanécdotas de la historia de los comienzos.Hubo otra época en que, con el Dr. Da Ponte, veía-mos que no teníamos pacientes diabéticos. Se con-sumían y se terminaban muriendo; dándole la boletade la última chequera al clínico que lo atendía, y elclínico no lo derivaba. No había demanda, todo fuecambiando en el transcurso de los años y hoy casi lamitad de los pacientes son diabéticos.

Dr. D.N.M.: Si, también es cierto, Enrique, que elpaciente diabético ahora vive más por mejor ma-nejo de su enfermedad y tiene tiempo de desarro-llar la insuficiencia renal. Y como vos decís, enla Argentina, del total de los ingresos a diálisis,la etiología diabética estaba de promedio en los 3primeros años de la década del 90, (1991-92-93)en un 4.33%, 10 años mas tarde 2001-02-03 en un23.86% y ahora estamos cerca del porcentaje dela población mundial de diabéticos en diálisis. Yrecordemos las complicaciones que trae la vía deacceso de estos pacientes, con mal estado vascularpor su enfermedad.

Dr. E.I.: Sí, es como vos decís, teníamos todas esasventajas y desventajas que eran de acuerdo a la épo-ca y la demanda del paciente diabético.También empezamos nosotros a atender a niños, chi-

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quitos, que se tenían que dializar al lado de la madreque les tenía la mano. Yo no sé si actualmente es así,porque hoyes del ámbito del nefrólogo pediátrico.

Dr. D.NM.: Recuerdo haber leído en algún resumende un Congreso sobre un trabajo tuyo sobre embarazogemelar.

Dr. E.I.: En el año 1999 presentamos en el Congre-so Internacional de Nefrología, realizado en BuenosAires, un trabajo junto con los doctores MartínesLora, Iros y R. Trivero, sobre embarazo gemelar atérmino en una paciente en hemodiálisis, hecho notan común en esa época, salvo alguna casuística deEspaña e India.

Dr. D.N.M.: Enrique, ¿cómo fue tu relación con laAsociación Nefrológica Argentina, tuviste algunaparticipación?

Dr. E.I.: Bueno, yo siempre estuve bien relaciona-do con la gente, a través de Norma Zanetti, AliciaFernández, Amilcar Challú, Miatello; siempre tuvebuena relación porque la cercanía a Buenos Aires ymi deseo de participar en todos los encuentros, sim-

posios, congresos y todo lo demás, me mantuvieronsiempre en contacto.De ahí cuento con un buen número de amigos quehasta ahora perduran, puedo alternar en los congre-sos con todos ellos, es fantástico. Recuerdo a Firmatque hablaba de 1000 casos de insuficiencia renalaguda, a Manuel Arce, a Rodo, a Morelli y otros ...

Dr. D.N.M.: Si, como hemos hablado, Luís I. Mo-ledo que hacía la parte de función renal y, NesmoYeyati.fueron los padres de lafisiología renal.

Dr. E.I.: Con Moledo estuve la última vez en el con-greso de Villa Giardino.Estoy muy vinculado, por supuesto, como miem-bro fundador que soy de la Sociedad Paraguaya deNefrología, con los demás nefrólogos de mi país:Cicciolli, Santa Cruz, Franco, Centurión, Martínez,Da Ponte y otros que ya te he ido nombrando.Son jóvenes prometedores entre los que hay que des-tacar también mujeres, como la Dra. Skel y muchasotras.También con la Sociedad Argentina de Nefrología yla Asociación Regional de Diálisis y Trasplante, delas cuales soy miembro desde el comienzo.

Trabajo sobre embarazogemelar presentado enXV Congreso Internacional deNefrologia -1999 Bs.As.

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Dr. D.N.M.: Formaste parte en estas sociedadescomo representante deMar del Plata?

Dr. E.I.: En algún tiempo sí, por ejemplo en la comi-sión de infecciones urinarias, donde estuve muchocon Amilcar Challú y Alicia Fernández, unos cuan-tos años.Después ya no pero sigo siempre vinculado a todaslas sociedades, además de la Sociedad Internacionalde Nefrología y la Sociedad Latinoamericana.

Dr. D.N.M.: Contame de tus hijos, ¿cuántos tenés,cómo se llaman, qué hacen?

Dr. E.I.: Tengo dos, Iván y Sofía a quienes tu cono-ces, porque viajamos juntos. Iván es especialista ylicenciado en marketing, tiene 28 años. Mi hija Sofíatiene 25 años y trabaja, es fotógrafa profesional, ycompleta mi familia mi señora, Teresa, que es ArtistaPlástica. Vivimos en esta casa que vos conoces, des-de hace 25 años.

Dr. D.N.M.: Yo no puedo dejar de hablar de tuamor por los autos antiguos y por supuesto, de tujoyita, el Jaguar.

Dr. E.I.: Nunca me vaya olvidar cuando te fui abuscar durante un congreso al aeropuerto de Mar delPlata con mi auto Jaguar, con sus puertas totalmenteherméticas. Al cerrarlas le apreté el dedo a tu hijaDaniela la cual lloraba, le pediste que moviera losdedos y al moverlos dijiste que no era nada y quedejara de llorar, yo cortaba clavos.Además en esa ocasión terminado ese congreso enMar de Plata los lleve al aeropuerto a F. Valderraba-no, J. Botella, y Gui Laurent a quienes siempre tengoen mi recuerdo.

Dr. D.N.M.: ¿Tenés alguna anécdota de otros ne-frólogos que hayan pasado por Mar del Plata?

Dr. E.I.: Además de lo que te conté cuando hacía con-migo consultorio Víctor Raúl Miatello, me ha tocadohacer consultorio con un médico que estuvo con in-suficiencia renal y vino a verme para hablar sobre eltema. Un hombre de bigotes, pelado y muy francoen su decir y con él me cupo conversar de otros pa-cientes de la clínica urológica y ese señor es EduardoSlatopolsky, que me habló pensando que yo era unestudiante. No me conocía, era muy pausado. Lo es-cuché y después, cuando le conté quien yo era, me

Doctor Enrique Inchausti.Simposio Calidaden Diálisis - 2004

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dijo: -disculpáme, yo no sabia; nos quedamos amigospara siempre y lo conocí en Mar del Plata y así se danlas circunstancias.

Dr. D.N.M.: Profesional del cual hay que destacarque está casi siempre presente, con sus conoci-mientos, en los Congresos, Jornadas etc. en quese lo invite a su país. Estuve con él en el últimoCongresoArgentino en Rosario y lepedí, para unapróxima vez con más tiempo, encontrarnos parahacerle una entrevista.Queres hacer alguna mención sobre algún otrotrabajo que consideres, creo haber leído alguno encolaboración con un amigo que trabaja en Iujuy,el Dr. Dennis Bueno.

Dr. E.I.: En el congreso Argentino de Nefrologíarealizado en Mendoza en el año 1998 conocí al doc-tor que mencionas, con quien llegué a tener una granamistad. Juntos presentamos numerosos trabajos endistintos Congresos, entre el año 1999 y 2006, fue-ron 12 en total: en la Asociación de diálisis y tras-plantes renales de Capital federal y Sociedad Argen-tina de Nefrología, jornadas Franco-paraguayas deNefrología, Latinoamericano de Nefrología e Hiper-tensión Arterial, Argentino de Hipertensión Arterial,Sociedad Española de Nefrología, Argentino de Me-dicina Interna.En la Sociedad Paraguaya de Nefrología, durante elúltimo curso, le rendimos homenaje al Doctor Amil-car Challú, muy buen amigo tuyo, persona queridapor todos los nefrólogos paraguayos, te lo cuentoporque te va a alegrar, ya que fue también compañe-ro de trabajo y en algunas ocasiones fueron invitadosjuntos para que disertaran en algún congreso de laespecialidad en el Paraguay.

Recibido en forma original: 30 de abril de 2008En su forma corregida: 20 de mayo de 2008Aceptación final: 2 de junio de 2008Dr. Daniel ManzorNefrología Argentinatiipólito Yrigoyen 1180 piso 1°(C1086AAT) Buenos Aires - ArgentinaTel: (54 11) 4381-7301Email: [email protected]

Dr.D.N.M.: Me gustó mucho ver, en el último Con-greso Latinoamericano de Nefrología e Hiperten-sión realizado en Río de Janeiro, que su presidente,Emmanuel Burdmann brindara un espacio a sumemoria.

Enrique, estimado amigo, como en todos los mo-mentos que nos encontramos, ya seaMar del Platao distintos lugares deArgentina, Costa Rica, Para-guay,Australia, etc. ha sido un placer estar con vosy te quiero decir que éste artículo, si bien me per-mite continuar haciendo conocer los pioneros enla Historia de la Nefrología en el interior del país,también nos brinda información sobre lo que fueel comienzo de la nefrología de nuestra hermana yvecina Paraguay.Te agradezco que me hayas permitido compartiresto en tu hogar y con tu familia.

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