historia de la iglesia adventista del séptimo día en el perú 1898 1920

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110 AÑOS DE ESPERANZA Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Perú 1898 - 1920 CENTRO DE ESTUDIOS ADVENTISTAS WHITE AREA DE MEMORIA ADVENTISTA

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110 AÑOS DE ESPERANZAHistoria de la Iglesia Adventista

del Séptimo Día en el Perú1898 - 1920

CENTRO DE ESTUDIOS ADVENTISTAS WHITE

AREA DE MEMORIA ADVENTISTA

La resistencia militar liderada por Cáceres en la regiones sur y

centro andinas del Perú en el marco de la guerra con Chile

duró hasta la derrota decisiva en Huamachuco el 10 de julio

de 1883, en la región de la sierra norte y que abrió el

camino para la culminación de la guerra por el

encumbramiento del General peruano Miguel Iglesias quien

firmó un tratado de paz con Chile que involucraba cesión

territorial, con lo que se pondría fin a la contienda.

La historia de la Iglesia

Adventista en el Perú es una

aventura misionera llena de historias de

abnegación, entrega y oración.

En 1898, el gobierno peruano aprobó, no con poca oposición, la ley que reconocía el matrimonio entre personas de religión protestante. En esta ocasión el

premier aceptó la noticia con poco entusiasmo, reflejando con esta actitud la intolerancia de grandes

sectores de la ciudadanía.

Ese mismo año, el 26 de junio, la Foreign Mission Board de la Asociación General de la Iglesia Adventista del

Séptimo Día votó la adición de los territorios de Bolivia, Perú y Ecuador a la Misión Chilena.

Igualmente en 1898 se inicia la obra de la Iglesia

Adventista del Séptimo Día en el Perú, gracias a

donaciones de hermanos de Alemania, con la partida del puerto de Valparaíso, Chile, de dos grupos rumbo a Perú. El primer grupo, conformado por José y Liborio Osorio con

sus familias, ambos eran vendedores ambulante .

El segundo grupo, integrado por José Luis Escobar, su

esposa, una señorita voluntaria, Víctor Thomann y

los hermanos Luis y Víctor Osorio. Ambos grupos llevaban la misión de

compartir la verdad adventista con el pueblo del Perú; esto sucedió en el mes de agosto

de 1898, y viajaron financiados con 150 dólares aportados por

la Misión Chilena.

El primer grupo llegó a Mollendo, marchando de inmediato a la ciudad de

Arequipa “adonde llegaron al atardecer del mismo día. Al día

siguiente, muy temprano se percataron de que estaban

frente al mercado y vieron que la gente se reunía por lo cual pensaron que debían iniciar sus actividades misioneras

repartiendo folletos.”

Pronto fueron rodeados por una turba, teniendo que ser encerrados por la policía que evitó su linchamiento y luego fueron deportados a su

país.

El segundo grupo fue algo más cauto, pues llegaron al puerto chalaco del Callao y se establecieron en la

capital peruana trabajando en diversos oficios a fin de autosostenerse.

En la Review and Herald del 6 de junio de 1899 se informaba a través de G. H. Baber que habían sido bautizadas tres personas en Perú, lo cual debió de haber ocurrido a fines de

1898 o comienzos de 1899. El bautismo fue

realizado por el hermano Escobar.

Desde un inicio de la obra adventista en Perú, existieron valientes

hermanos que testimoniaron aun a costa

de su propio bienestar como el caso que informó

el pastor Baber a la Review and Herald de un joven de 16 años que fue considerado muerto por

su familia al haberse bautizado en la nueva fe.

En el año 1900, la iglesia de Lima, recibió la visita del Pr. G. H. Baber, en ese entonces Intendente de la Misión Chilena, la cual estaba encargada de abrir la obra en el Perú. Luego de realizar un bautismo en Tarapacá, el pastor Baber se dirigió a Lima por

mar, donde, junto con los hermanos cuyo dirigente era el hermano Escobar, fue objeto de la intolerancia religiosa de los

limeños quienes los insultaron por reunirse para el culto de oración.

En una carta fechada el 3 de julio del mismo año 1900, el pastor Baber propuso a la Junta de la Asociación General trasladar las

oficinas de la Misión de la Costa Occidental de Valparaíso en Chile al Callao en el Perú, pero la propuesta no tuvo eco.

Para 1901 la obra adventista en el Perú seguía siendo atendida por la Misión de la Costa Occidental,

con sede en Chile. El pastor Enrique Balada , llegó al Perú

alrededor de inicios de setiembre de 1901, estuvo cerca de un año atendiendo la naciente iglesia. A los cinco meses de haber iniciado su obra, bautizó a un hombre que había sido misionero por 22 años y que aceptó la fe adventista con tanto entusiasmo y compromiso que estaba ayudando al pastor.

Para fines de 1902, el hermano Balada

informaba de su trabajo con la iglesia e hizo un

pedido de mil ejemplares del periódico de la iglesia para trabajar en Lima y

Callao. También en 1902, visitaron a la hermandad de Lima G. H. Baber, Jose

Westphal y Eduardo Thomann.

En tanto que hasta aquí hemos repasado brevemente el inicio de la obra adventista en el Perú, particularmente en la zona central y mayormente en Lima y Callao, retrocedamos en el tiempo para

revisar importantes antecedentes que prepararon el camino para el desarrollo de la obra adventista en el sur del Perú.

En 1896 luego de doce largos años dedicados a sus estudios en Alemania y en

Suiza. Eduardo F. Forga natural de Arequipa,

retornaba a su tierra natal dispuesto a promover las causas de la temperancia, de la libertad religiosa y de la defensa de los derechos

de la población nativa.

En 1898, en el mismo año en que llegaban de Chile los primeros misioneros adventistas al Perú, Forga fue contactado por los

adventistas de Buenos Aires que habían comenzado a publicar una revista misionera llamada “El Faro”. Para obtener

suscriptores ellos habían recurrido a una lista de nombres de personas que habían comprado Biblias a los agentes de las

Sociedades Bíblicas y de esta forma fue invitado Forga a suscribirse a la revista “El Faro”, lo cual él hizo.

Pero no sólo eso, sino que reimprimió en sus propias

publicaciones muchos artículos de la revista “El Faro”. Forga se convirtió en un vigoroso promotor de la reforma pro salud y también de la literatura adventista, llegando a

pagar por más suscripciones para sus

allegados.

La semilla de la verdad que Eduardo F. Forga había

esparcido tan lejos y tan ampliamente estaba

destinada a preparar el camino para las misiones adventistas. Estas revistas

llegaron a manos de las familias Aragón y Peralta,

quienes las compartieron con un jefe de una comunidad aymara llamado Manuel Z.

Camacho.

Las actividades de Forga fueron tan arduas que

despertaron la antipatía del clero y de algunas

autoridades, hecho que lo obligó a salir del país

hacia Inglaterra en marzo de 1906, donde con el correr del tiempo fue bautizado en la Iglesia

Adventista.

Para 1906, la Review and Herald informaba de la llegada de E. F. Forga a Washington DC, dando la bienvenida a él y a su esposa, y

manifestando que estaban en camino a su campo de labor en Sudamérica, pero el viaje se frustraría. Luego fue invitado a trabajar en

la traducción de los escritos de Elena de White al español .

Luego de haber dado un breve vistazo a los antecedentes de la obra adventista en el sur del Perú, retomemos el hilo de los acontecimientos que marcan el desarrollo inicial de la

Iglesia Adventista en el Perú.

En octubre de 1904, el pastor Ketring vino desde la Misión Occidental en Valparaíso Chile, a visitar a los creyentes adventistas en Lima, y

llevó a cabo reuniones diarias por alrededor de un mes instruyéndolos en la palabra de Dios. Las reuniones se llevaban a

cabo por las noches y en secreto pues estaba prohibido tener reuniones públicas.

Ketring relata que el 12 de noviembre de 1904 se llevó a cabo una ceremonia

bautismal en la cual siete preciosas almas sellaron su pacto con el Señor. Asimismo,

menciona que uno de los creyentes bautizados era un peruano, Julio Nerio Espinoza, que había venido trabajando

por cinco años como colportor de la Sociedad Bíblica Americana, y que debido

a que había comenzado a guardar el sábado y a enseñar a otras personas a seguir su ejemplo, fue obligado por la

Sociedad Bíblica Americana a presentar su renuncia como colportor de ellos.

Pensó en volver a dedicarse a su oficio de carpintero pero el

Pr. Ketring, lo indujo a continuar en la obra del colportaje, pero esta vez

vendiendo libros y revistas adventistas. En referencia a

esto, Ketring informaba: “Así tenemos un obrero nativo

entre tres millones de personas.” Y luego

reflexionaba sobre la necesidad de obreros

evangélicos para ayudar “en este gran campo”

Aun en sus días de colportor vendiendo Biblias, ya daba Julio Nerio Espinoza evidencias de su fe y valor inquebrantables en su servicio al Señor. Ketring relata

cómo en cierta ocasión Espinoza llegó a un pueblo del interior donde inmediatamente fue rodeado por centenares de

hombres y mujeres que amenazaban con matarlo si no abandonaba de inmediato el

lugar.

Valientemente bajo de su mula parda y de pie ante ellos les dijo que su mensaje era un mensaje de paz y que venía a

librarlos de su condición perdida haciéndoles conocer la Palabra de Dios. Durante

dos horas mantuvo la atención de ellos hasta que un hombre

se le acercó con sus manos llenas de tierra y se la arrojó

en el rostro.

Las mujeres entonces gritaron que lo sacasen fuera del pueblo para

matarlo, pero él cayendo sobre sus rodillas

exclamo: “si es necesario que sangre sea derramada

para liberar a mis compatriotas, aquí estoy;

tómenme y mátenme. Pero si me echan fuera del pueblo, volveré a ingresar

cinco veces”.

Lo llevaron fuera del pueblo para matarlo, pero aparecieron unos jinetes a

caballo que luego de interrogarlo lo liberaron.

Julio Nerio Espinoza cumplió su promesa de

volver cinco veces al mismo pueblo donde llegó a hacer muchos amigos y vendió un buen número

de Biblias.

Gracias al trabajo tesonero en el colportaje de la literatura

adventista realizado por Julio Nerio Espinoza, aprovechando que era conocido en el interior

del país, varias personas fueron alcanzadas para gloria de Dios. Incluso, se conoce el caso de una dama que luego

de haber alcanzado el conocimiento de la verdad

adventista, partió por la costa norte del país para testificar

de su nueva fe.

La presencia femenina en la obra de la

evangelización ya estaba presente en los albores de la Iglesia Adventista en el

Perú.Para 1906, el Yearbook

informaba que Julio Nerio Espinoza contaba con

Licencia Misionera y vivía en la calle América 139,

Callao.

En el 15 de agosto de 1905, J. W. Westphal hace un llamado por dos

obreros permanentes para Ecuador y Perú. Sin embargo ya en

los primeros días de agosto de 1905, la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día había tomado el voto para que el pastor Frankling Leland Perry viajara al

Perú como pastor permanente y el 7 de octubre de 1905 zarpó de

Dakota del Norte, Estados Unidos. J

En su llegada al Perú, el 14 de noviembre de 1905 el pastor Perry arribó al puerto del Callao. Cuatro

oficiales del barco que los transportaba fueron evacuados por

ser portadores de la peste bubónica. Las autoridades determinaron que el barco

permaneciese en cuarentena por cuatro días sin poder atracar. Pero gracias a la presencia y gestiones

de pasajeros que eran altos oficiales del gobierno, pudieron desembarcar luego de dos días

Entre los conversos de la aún incipiente iglesia de Lima se contaba Ramón

Beltrán, quien era su líder. Y fue precisamente

Beltrán quien acudió a recibir al pastor Perry, habiendo sido alertado acerca de su llegada por carta de J. W. Westphal, presidente de la Misión Occidental con sede en

Chile.

Ramón Beltrán, de nacionalidad ecuatoriana, pero residente en el Perú, fue un converso de los primeros tiempos, y ya llevaba

dos años liderando la obra de la pequeña congregación adventista en Lima. Era en un pequeño salón, detrás de su

tienda de venta de comestibles, donde los hermanos e interesados se reunían

La habitación estaba pobremente iluminada y

las paredes estaban cubiertas con lemas y con carteles entre los cuales

se incluían tablas proféticas. Además

contaba con un pequeño púlpito, algunas bancas y

sillas, y un melodeón.

Julio Nerio Espinoza fue el primer peruano en recibir

Licencia Misionera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, según está registrado en el Yearbook de 1905. En tanto

que Ramón Beltrán, a quien F. L. Perry tomo como su

asistente, aparece como portador de Licencia Misionera

en el Yearbook de 1908.

Grupos de guardadores del

sábado se habían establecido en las ciudades de Lima,

Callao, Trujillo, Pisco, Cañete y

Chincha Alta para el año 1906

El pastor Perry, describe que el Perú es un país muy católico, capaz de expresar su idolatría con mucha confianza y celo.

Incluso fueron muy duros en la aplicación de una ley dominical que alcanzó al hermano Ramón Beltrán, quien tuvo que pagar

una multa, por haber abierto su tienda un domingo del mes de noviembre pasado (de 1906). Pero a pesar de ello, el pastor

permanecía optimista en la predicación de la luz adventista

La intolerancia contra los protestantes en el Perú era tal que una hija de cierta familia metodista

fue quemada viva, y varios adventistas predicaban con peligro

de sus vidas.

El 13 de junio de 1907, se informaba en la Review and Herald, la

organización formal de la primera iglesia adventista en el Perú, casi 10

años después de la llegada del evangelio a costas incas. Luego de un

bautismo de 5 hermanos, el pastor Perry organizó esta iglesia con 17

hermanos en total.

La obra se siguió extendiendo en Huacho, Ilo, Callao y desde Puno, un suscriptor de la revista Señales de los Tiempos, refería que estaba interesado junto con otras personas y pidió ayuda y visitación. El

pastor Perry deseaba ir, pero lo desanima el dejar sola la iglesia en Lima, es por ello que el pastor consideró necesaria la formación de una

escuela para educar misioneros peruanos que pudieran ayudar en la dirección y expansión de la obra

El 2 de abril de 1908 la Review and Herald notificó la invitación que extendió al pastor

F. L. Perry al pastor G. W. Casebeer para que lo acompañara al interior del Perú,

antes de asistir a la conferencia de la Unión Sudamericana. La Misión Peruana

reportó la presencia de interesados en los alrededores de la Misión del Lago Titicaca

en Puno El pastor Casseber trabajaba como pastor en el Ecuador.

En su camino a la reunión de la Unión Sudamericana, el pastor Perry junto con el pastor Casebeer, aprovecharon para viajar

a las regiones alto andinas, desde Mollendo hacia Arequipa y luego Puno,

desde donde, hacía algún tiempo, el pastor Perry había recibido una carta escrita por

un hombre apellidado Morales. Perry despachó suscripciones de la revista

“Señales” para este hombre y un amigo suyo apellidado Peralta, asegurando 17

suscripciones más

Al llegar a Puno, Perry buscó a los suscriptores, el señor Morales había salido de la ciudad, pero encontraron al señor Peralta, quien los recibió con los brazos abiertos. El señor Peralta era un fabricante de zapatos, bien acomodado, él los

condujo a un amigo suyo, también suscriptor de la revista, llamado Bonifacio Aragón. El pastor les expuso la verdad por espacio de una hora a lo que Peralta y Aragón respondieron con las siguientes palabras: “Queremos ser miembros

de su pueblo”.

Se realizaron dos reuniones durante dos noches que se extendieron hasta bien entrada la noche. Los corazones

eran conquistados por el Espíritu Santo. Cuando partieron de Puno, tres

hermanos vinieron a la estación a despedirlos y cerca de quince en Puno

prometieron guardar el sábado y sostener una escuela sabática.

Tanto los hermanos Peralta y Aragón ofrecieron pagar cincuenta suscripciones a “Señales” y brindar un hogar y un lugar de reunión gratuitamente si se les enviaba a un maestro que les enseñara la verdad.

Peralta y Aragón era hombres inteligentes e instruidos. El pastor Perry ya expresaba:

“no tenemos obreros nativos quienes podrían ser de mucha ayuda para los

creyentes de Puno”

El 1 de noviembre de 1908, el hermano Hinckley, quien era fotógrafo

astronómico, fue enviado por la Universidad de Harvard como

encargado del Observatorio de Carmen Alto en Arequipa. Desde allí él informaba que una o dos enfermeras podrían llegar a Arequipa para ayudar

con la obra adventista.

Acerca del hermano Frank E. Hinckley, de Boston, el pastor

Westphal informaba que lo encontró en su camino a Arequipa, donde el hermano se uniría como fotógrafo al equipo de científicos

del Observatorio del Sur

además sería el único adventista en la ciudad de Arequipa junto con

algunos creyentes

El 16 de julio de 1908 se reportó un enorme terremoto que sacudió el sur del Perú, el norte de Chile,

específicamente en las localidades chilenas de Tacna y Arica (para la

época, Chile tenía soberanía sobre Tacna) y se sintió aun en Bolivia

La reunión a la que asistiera el pastor F. L. Perry y el pastor Casebeer, en Buenos

Aires, fue bendecida y los obreros de la Unión Sudamericana terminaron llenos de fe y confianza por los testimonios a favor

de la verdad en todo el campo sudamericano. En estas sesiones se

aprovechó en recaudar fondos para los proyectos misioneros entre los indígenas

en el Perú

El pastor Perry informó en la Review and Herald, que había

mucho entusiasmo en Puno, por parte del primer creyente de la zona (probamente el hermano

Peralta o el hermano Aragón), para aperturar una “Escuela Indígena”.

El hermano refiere que en Bolivia tuvo oportunidad de estar en una reunión con varias personas alto

andinas las que estuvieron dispuestas a ayudar a sostener un

esfuerzo educativo tal. Este hermano tenía un título de

docente y quería dedicar su tiempo a la causa educativa adventista

Eduardo Francisco Forga escribía de sus compatriotas alto andinos: “la

grandeza del pasado glorioso de esta raza contrasta notablemente con su historia reciente escrita con golpes y sangre, actualmente viviendo en la más lamentable condición”. Forga

refiere que los indígenas alto andinos fueron hechos tributarios.

En este artículo E. F. Forga marca un contraste entre los nobles incas y la situación que a inicios del siglo XX

vivían los habitantes de las altitudes del Perú. El corazón de Forga estaba lleno de deseos de que los indígenas

peruanos sean evangelizados, educados e instruidos de modo que su nivel de vida sea elevado y dignificado

El 3 de octubre de ese año, seis personas fueron incluidas en la

iglesia, y una fue bautizada, mientras que dos hicieron la decisión de guardar los diez

mandamientos

Frente a tanta necesidad por conocer el evangelio adventista, el

pastor F. L. Perry ya exclamaba: “Nuestras fuerzas y nuestra salud no son suficientes para suplir las

necesidades en este país”

y el pastor Westphal clamaba también por más obreros, y

esperaba con paciencia la llegada de hombres y mujeres para ayudar

en todo Sudamérica

El mes de noviembre, el pastor A. N. Allen y familia son destacados al

Perú

Además el hermano Thomann informó que cerca de Puno, estaba un profesor de

escuela que era nativo de la zona, quien había aceptado la verdad y está enseñando

lo que él comprendía del evangelio a sus 60 alumnos. El hermano Eduardo

resaltaba el amor por el evangelio que algunos de los estudiantes manifestaban, y

que para asistir a la escuela sabática, caminaban 12 millas hasta Puno.

El 12 de abril de 1909 se sintió un movimiento sísmico en Lima. En este mismo mes, por problemas de salud, el pastor Frankling Leland Perry tuvo que abandonar el Perú y volver a los

Estados Unidos, asumiendo el liderazgo de la iglesia en el Perú el

pastor Avelino N. Allen. Se hizo urgente la llegada de más misioneros.

Para junio de 1909, el único país sudamericano, con presencia adventista, donde no había

libertad para celebrar reuniones religiosas no católicas era el Perú

La obra en el Perú presentaba no solo desafíos culturales, sino

también con el idioma, lo que provocaba en el pastor Westphal

un clamor de arenga para que nuevos obreros se integren a la

obra sudamericana

El pastor E. T. Wilson y su esposa dejaron Nueva Orleans, en los Estados Unidos, en el mes de

agosto de 1909, en rumbo al Perú, a fin de servir como asistente del pastor A. N. Allen, quien estaba solo y precisaba de gran ayuda

Por aquellos mismos días, una carta de Fernando Stahl se imprimía en la Review

and Herald, en la que notificaba que él y su esposa habían llegado con seguridad a La

Paz, Bolivia, pero que habían sufrido ciertas inconvenientes de salud por la altitud, aunque ya gozaban de buena salud. En su camino hacia La Paz, en

Arequipa, se detuvieron unas pocas horas para visitar al hermano Hinckley, quien,

según Stahl, era el único adventista en esa parte del Perú.

En Puno tuvo la oportunidad de conocer al pastor Eduardo

Thomann, quien lo ayudó como intérprete para predicar a un

grupo de nativos peruanos que habían aceptado la verdad a través

de la lectura del periódico en español Señales de los Tiempos

que los Thomann producían. Luego, al llegar a Guaqui, gracias a

las oraciones fervorosas y a la intervención de la providencia, no tuvieron problemas en trasladar

las pertenencias del pastor, consistente en cuarenta maletas.

el 17 de julio de ese mismo año había fallecido Alice Gibson en el Huaico, Arequipa, a la edad de 27 años. La viruela fue la causante de su deceso. Ella aceptó el llamado

de ser ama de llaves de una familia católica en el Perú en el año 1908, pero la enfermedad acabó con su

vida y su ministerio.

Entre sus últimas palabras estaban “Estoy tan feliz de irme, si es la voluntad del Señor”. Alice fue

enterrada por extraños, en una tierra ajena a la de ella, pero con la confianza de despertar al llamado

del Dador de la vida

El periódico Señales de los Tiempos estaba calando hondo en el corazón de los peruanos. Ya el pastor Allen

refería una experiencia. El realizó un viaje en 1909, hacia el interior de las

montañas, a un poblado que no había sido visitado antes por protestante

alguno. Allí encontró a cerca de treinta adultos que se regocijaban en guardar

el sábado, gracias al periódico adventista

El 16 de diciembre de 1909 se reportaba el viaje de la señorita Daisy Bacon de Londres, Inglaterra al Perú

para tomar el lugar de la señorita Alice Gibson como institutriz de los hijos de una familia católica en Arequipa, Perú. La señorita Bacon se detuvo en Nueva York para visitar a sus amigos y luego

zarpar a Panamá y al Perú

El 31 de marzo de 1910 se publicó en la Review and Herald una carta dirigida

al hermano Forga, de parte de la hermana Daisy Bacon quien informaba sus impresiones al ver la carencia en el Perú y contrataba esta nueva realidad

para ella en comparación con las comodidades del hogar, a la vez que

hizo un llamado al servicio de parte de todos los jóvenes

El primero de julio de 1910, el pastor Maxson salió por primera vez a las

montañas del Perú, en compañía del pastor Allen. Salieron del Callao y en tres cuartos de hora ya estaban al pie

de los Andes y a partir de allí continuarían a pie hasta poco antes de las 10 de la noche llegaron a San Bartolomé a cerca de 80 kilómetros

desde el Callao y cerca a los 1500 metros sobre el nivel del mar.

Allí encontraron al hermano Flores quien los esperaba con caballos para cruzar la sierra por el valle donde él

vivía. Cerca de un año antes el hermano Flores había recibido algunas

copias de la revista Señales de los Tiempos, iniciando así el estudio de la

verdad, junto con otras personas interesadas. Luego de tres días de conferencias, seis personas fueron

bautizadas

Una gran compañía de Adventistas del Séptimo Día en el Perú son todos Indígenas Incas, de ellos solo unos

poco hablan español, por lo general hablan el aymara. Ellos viven en las orillas del Lago Titicaca. Este grupo estaba muy lejos, por lo que ningún

obrero los había visitado, sin embargo esto era el fruto de la labor de un

nativo del lugar,

Manuel Camacho, quien fue tomado para servir en la casa de un caballero

en Moquegua cuando muchacho, mientras estuvo allí disfruto de

educación en una escuela de renombre. Después conoció el

evangelio y deseó compartirlo con su pueblo. El regresó a su comunidad y abrió una escuela donde comenzó a

enseñarles el evangelio.

Cuando el pastor Maxson estuvo en Puno con el pastor W. R. Pohle,

trataron por todos lo medio de conseguir caballos para poder

visitar este grupo, pero al fracasar en el intento, enviaron por el hermano Camacho para que

viniera a ellos.

A pesar de los rumores de guerra que se difunden en la época entre Perú y

Ecuador, el evangelio sigue avanzando. En 1910 se habían

bautizado 34 personas y de ellos uno era un fraile dominico que dejó el

convento y esperaba vender nuestra literatura. Un pastor y su esposa, anteriormente trabajadores en

Colombia, querían ser enviados para llevar el mensaje a Colombia.

En esos meses, el pastor F. H. Stahl, superintendente de Bolivia y el pastor

Allen estuvieron predicando por el altiplano peruano, llegando a bautizar 50 indígenas. El pastor Stahl preguntó a la

administración central si podía ser relevado de su cargo de superintendente de Bolivia para ser enviado él junto con su esposa al altiplano peruano para dar sus vidas para suplir las necesidades de esa

población

Cuando se enteraron los pobladores de las comunidades del Titicaca en Puno que un par de pastores llegarían, se prepararon

con banderas en señal de alegría. Durante el viaje por el altiplano peruano

encontraron a varios enfermos, a quienes pudo atender en su calidad de experto en enfermería. Algunos de ellos murieron a pesar de los cuidados recibidos, pero la

gran mayoría sanó de sus dolencias gracias a la aplicación de sencillos tratamientos.

En la revista Bible in the World, para noviembre de 1910, H. H. Pulling

informó acerca de sus aventuras entre los indios campa, en las riveras del rio Amazonas, donde el evangelio tal cual

está en la Biblia, aun no había ingresado. Esta tribu localizada en la amazonia peruana es una de las más grandes luego de los quechuas. Viven en una región muy poco explorada.

“Treinta más para el bautismo”, fue el saludo con que fue recibido Fernando Stahl, a tan solo cuatro

meses de haber reportado la última visita a la Review del 29 de

diciembre.

Esto sucedió en Chucuito, y el párroco de la zona amenazó al pastor Stahl de

asesinarlo si regresaba, pero este hombre fue removido de su lugar. Este

mismo sacerdote había mandado arrestar a aquellos hombres que

recibieron a Stahl con banderas al poco tiempo de que estos dieran

aquella muestra de júbilo.

El 28 de mayo del año 1911, el pastor A. N. Allen escribía a 4000 metros

sobre el nivel del mar, cubierto con mucha ropa e informaba a la iglesia

mundial que al día siguiente firmaría la compra de una propiedad donde el

pastor Stahl construiría una casita con una habitación dedicada a un

dispensario

El pastor J. W.Westphal junto con el pastor Allen, el 20 de mayo de 1911, se

encontraban juntos y el primero refería la gran diferencia de los hermanos indígenas

de Puno en comparación a los vecinos encontrados, los cuales tenían las bocas llenas de coca y blasfemia y sus cuerpos

sucios. Los hermanos adventistas de la villa del hermano Camacho eran gente sana y

limpia, cariñosa y muy servicial

Luego de tres años de su llegada al Perú, el pastor Allen informó que ya

eran más de un centenar de miembros. La lucha por la libertad religiosa fue constante mientras la

población perdía cada vez más la fe en los clérigos. La obra adventista, con un

gran apoyo de los colportores, se estaba haciendo firme.

En enero del año 1912 el pastor Spicer llegó al Perú sin haber

visitado Ecuador como estaba programado por una revolución

estallada en el país y por haberse presentado varios casos de fiebre amarilla. El pastor Spicer llegó al

Perú con bienestar

Durante su estadía en Lima, el pastor Spicer sostuvo reuniones con los

hermanos y dirigentes de la misión peruana. Reparó en los pocos pero significativos avances en Ecuador,

Bolivia y Perú, pero quedó muy satisfecho con el trabajo sistemático

desarrollado en Lima y entre los indígenas de Puno, gracias a los

esfuerzos del hermano Camacho y del pastor Stahl

Para abril de 1912 la iglesia en el Perú había aumentado de 33 a 113 miembros y se habían organizado

tres nuevas iglesias, dos de las cuales eran compuestas por

nativos de Puno

El pastor Stahl seguía con el trabajo entre los hermanos de Puno, y tenía cuatro

clases de cincuenta asistentes cada una, y eran atendidas por los hermanos Manuel

Z. Camacho, el hermano Huanka, el hermano Champe y el hermano Miranda.

Las dificultades por el idioma eran latentes, pero los hermanos ya veían el

ministerio del pastor Stahl con confianza y agradecimiento

En una carta publicada el 15 de setiembre de 1912, el pastor Stahl publicó que ya se

encontraban en Platería finalizando la construcción de la misión. El pueblo ayudó

y creyó en la misión y estuvo muy amistoso. La familia Stahl comenzó a vivir

en una casa nueva.

Para 1913, ya existen 23 lugares con presencia adventista en el Perú según un informe del pastor Avelino N. Allen. Esas eran buenas noticias viniendo de un país donde hacía poco tiempo eran un grupo

reducido y enfrentando severas leyes represivas de la libertad de culto

Pero la salud de los obreros y sus familias estaba afectada. El hermano Ramón

Beltrán había fallecido y las esposa del pastor Allen, los esposos Maxon y la

esposa del pastor W. R. Pohle estaban enfermos al momento del informe del

pastor Westphal a la Review

Un mensaje telefónico, lacónico, lleno de angustia y buscando consuelo en la oración:

“Puno, persecución, oren”. Las palabras venían del telégrafo en el Lago Titicaca, cerca de 25

millas de distancia de la estación indígena adventista. El catolicismo fanático continuó

agrediendo a los hermanos de la zona y estos clamaron por las oraciones de sus hermanos en todo el mundo. Pero la persecución llegó por el estupendo trabajo desarrollado en el Titicaca

Pero la iglesia siempre estuvo en movimiento. Por ello el pastor E. L.

Maxwell y su esposa, ambos de Tennessee fueron enviados a Sudamérica, para

hacerse cargo de la superintendencia de la nueva Unión Misión Nor Occidental, Unión

que incluía Ecuador, Perú y Bolivia.

Así surgió la nueva unión misión dentro del territorio de la unión Sudamericana

El Perú aun era una tierra tomada por la Iglesia Católica. Uno de sus incidentes de la época fue el que un sacerdote del interior del país mandó quemar a un hombre acusado de hechicería y el obispo de Puno envió una turba de hombres al

colegio del hermano Camacho poniendo al hermano y a otros en una sucia prisión, solo por

enseñar a los nativos a leer y a escribir y predicarles el evangelio, y con esto, que dejen el

alcohol y la coca. Dos colportores bíblicos fueron por poco asesinados por los jesuitas.

Todo esto por la prohibición de propaganda no católica

Fue la posterior queja del hermano Camacho en audiencia con el presidente del Perú,

Billinghurst, quien inició las investigaciones dando como resultado un cambio en el artículo IV de la constitución. Pronto, extrañamente, el

presidente fue derrocado y enviado al exilio

Ya se estaba sugiriendo al pastor Stahl la formación de una Sociedad de Misioneros

Voluntarios (JA), por la presencia de jóvenes en la misión aymara, siguiendo

métodos simples de evangelismo

Los planes para comprar un terreno para casas y viviendas para las oficinas de las Misión Unión Incaica tuvieron que ser

aplazadas por el inicio de la primera guerra mundial en 1914. La tesorería de la Asociación General estaba en crisis

Durante la primera guerra mundial el Perú se vio envuelto en una terrible crisis financiera elevándose los precios en un 150%, por lo que los obreros no tenían el dinero suficiente para atenderse durante las

enfermedades y las ropas necesitaban

parches para que duren lo más posible

En 1915, el pastor Maxwell y el pastor Stauffer viajaron hacia la comunidad de

Lanca a unos 27 kilómetros de Lima, donde los hermanos estaban construyendo una

pequeña capilla. Los pastores ayudaron en la fundación durante una semana. Se

espera que la capilla esté acabada a seis meses de la visita

Iniciando el 15 de abril de 1915, se desarrollo la reunió general de la Misión Unión Incaica en la ciudad de Lima con la presencia de los pastores J. W. Westphal

donde se brindaron reportes de los diversos campos de la misión

En esta reunión se informó la fundación de la segunda iglesia protestante entre los

nativos peruanos, la cual se ubicó en Lanca, a poca distancia de Lima. Es la primera iglesia en ser construida con

recursos propios de los hermanos

Después de la última visita del pastor Westphal a la misión del Lago Titicaca, hacia tres años con

el pastor Spicer, el pastor Westphal volvió nuevamente en 1915 para ver que las paredes

de la escuela estaba terminada además de otros edificios. En la escuela muchos nativos asistían y quien enseñaba era la esposa del pastor Stahl. El

joven de 22 años Luciano Chambi, quien había sido entrenado como traductor, ayudaba en

todo momento al pastor Westphal para dirigirse a la audiencia. La obre en el Lago Titicaca estaba

en franco crecimiento y auge

En Arequipa, el año 1915, el pastor Ignacio Kalbermatte bautizó seis personas en el mes de setiembre de 1915, el trabajo

adventista en la “pequeña Roma” (Arequipa) ya tenía una tradición de 12 años, pero el pastor tuvo el privilegio de

bautizar a los primeros conversos.

Para el medio año de 1915 se habían alcanzado a 425 miembros de iglesia.

El pastor Maxwell notificó que luego de haber sido truncada la votación de la

enmienda del artículo IV de la constitución que prohibía la propaganda de otros

credos ajenos al católico, finalmente se votó la enmienda, en medio del alboroto armado por las esposas de hombres de sociedad, en los pasadizos de la cámara

legislativa. Fue un paso importante a favor de la tolerancia religiosa y todo gracias al valor del hermano Manuel Z. Camacho.

Una vez aprobada la ley de enmienda del artículo IV de la constitución, que concede libertad de ejercicio

religioso, el presidente de la república, por las amenazas de los opositores de esa ley, se negó a firmarla, pero por presión del congreso, se tuvo que dar luz verde al voto, en medio de dramáticas y emocionantes expresiones.

Uno de los congresistas, representante de la iglesia católica, se puso de pie, fue hasta la mesa del presidente del congreso, tomó la ley de enmienda y la rompió en pedazos, mientras los partidarios católicos gritaban

en las graderías: “¡Muerte a los protestantes!, ¡Muerte a los herejes!,

¡Muerte a la libertad!”

A los dos años de haber llegado al Perú, el pastor Maxwell ya había participado de

muchos bautismos, así como de sufrimientos de manos del populacho azuzado por su párroco. Bautismos en Arequipa, Junin, Contumazá, Supe y el Norte, contribuían a que el número de miembros de iglesia para 1916 fuera de

490 hermanos.

En el mes de febrero de 1916 se celebró la asamblea de la South American Unión,

tomándose el voto de creación de la División Sud Americana. Y la Unión

Sudamericana pasó a llamarse Unión Austral. El pastor Town sostuvo unos días

de conferencia con los obreros del Perú en los primeros días de mayo de ese año.

Para 1916 la Misión Indígena del Lago Titicaca incluiría los departamentos de

Puno, Cuzco y Madre de Dios en el Perú, y su superintendente fue Fernando Stahl, y sus asociados, los pastores Achenbach y J.

M. Howell

En el concilio del comité de la División Sudamericana, entre los muchos puntos

que se discutieron, se ventiló la posibilidad de iniciar un colegio de entrenamiento en

Lima

El profesor Fernando Osorio, profesor de la escuela de la iglesia de Lima, Perú, en

1918, escribió al pastor Maxwell que de diversas partes llegaban noticias del

avance de la causa adventista.

El pastor L. D. Minner, superintendente de la Mision Peruana, regresó de un viaje por

el interior del Norte del Peru, y fue acompañado del pastor E. H. Wilcox,

secretario misionero. Fueron realizando bautismo en Trujillo, Ascope y Contumazá.

En este viaje se organizaros dos iglesias, Ascope con 29 miembros y Contumazá con

25

En el mismo mes de Julio, la Review publicó las palabras del pastor E. F.

Peterson, quien habló acerca del Colegio de Entrenamiento de Lima: “Nuestro

colegio de entrenamiento in Lima a estado sesionando esta semana. La presente

matrícula ha sido solo de ocho estudiantes, pero esperamos por más pronto.

Este es el primer año de esta escuela y esperamos que se desarrollará en un Instituto o en una escuela superior de

entrenamiento para toda la Unión Incaica. Hasta ahora estamos muy complacidos de

la clase de estudiantes que se han matriculado y algunos de ellos estarán en

un año o dos trabajando en el campo misionero.”