haiti, otros terremotos en diagonal (doble página)

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tado de una serie de apoyos institu- cionales entre los que destacan el Centro de Promoción de Inversiones y el Consejo Presidencial Asesor sobre Crecimiento Económico e In- versión en Haití, del que forma parte el expresidente José María Aznar. Ejemplos de cómo se está gestio- nando la reconstrucción son la mine- ría, el turismo y la industria textil. Las reservas mineras de Haití, fundamen- talmente de oro, han levantado inte- rés entre empresas canadienses y de EE UU. Éstas han desembarcado ya en el país con la ayuda del Banco Mundial, que apoya financieramente y ayuda a redactar la nueva ley de mi- nería. Sin información ni consultas a la población, han empezado ya las exploraciones en el norte del país, no sin resistencia de la población, que se empieza a organizar frente a esta nueva amenaza. En el sector turístico se han financiado con fondos para la reconstrucción, privados y públicos, numerosos hoteles y proyectos. Uno de ellos ha sido la construcción del primer hotel de cinco estrellas de la capital haitiana, Royal Oasis, con fondos de la Bush Clinton Haiti Fund recaudados para la reconstrucción del país y gestionado por la cadena española Occidental Hoteles. El Banco Mundial acaba de otorgar 45 millones de dólares para desarrollo turístico y está cofinanciando la cons- trucción de otro hotel de lujo junto con la cadena hotelera Marriot. Vene- zuela, con fondos de Petrocaribe, es uno de los financiadores del proyecto turístico de Île-à-Vache, fuertemente contestado por la población afectada. En el ámbito de la industria, la es- trategia es la construcción de, al me- nos, diez nuevas zonas francas indus- triales. Algunas de ellas como la de Caracol, en el norte del país, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros fondos para la reconstrucción. Haití cuenta ya con más de 30 fábricas, principal- mente textiles, que gozan de condi- ciones favorables para la exporta- ción a EE UU, ya que no pagan aranceles. Según Mirlen Joanis, del Centro de Promoción de Mujeres Obreras, “las condiciones de trabajo son degradantes y a menudo se dan casos de acoso sexual en los lugares de trabajo, a lo que hay que añadir la violación sistemática de las leyes que marcan las condiciones laborales”, incluyendo la prohibición de la prác- tica de organización sindical. Allí se cosen productos para em- presas como Levi’s o Fruit of the Loom, que en 2009 presionaban al Gobierno haitiano, con la ayuda de la Administración de EE UU, para man- tener el salario mínimo en poco más de 80 gourdes al día (1,2 euros). Las movilizaciones masivas de las traba- jadoras consiguieron arrancar enton- ces una subida de 200 gourdes al día (3,6 euros). Ante el mísero incremen- to en 2013 de 25 gourdes (menos de medio euro), las trabajadoras de las zonas industriales de Puerto Príncipe iniciaron nuevas movilizaciones. Reclaman un salario mínimo de al menos 500 gourdes al día (8,3 euros) y derecho a la seguridad social. La cesta mínima de comida tiene un cos- te de 429 gourdes, y el coste de vida (incluyendo vivienda, transporte y otros gastos) está por encima de los 1.000 gourdes al día. Presumir de salarios bajos De hecho, el Gobierno haitiano pre- sume públicamente de tener salarios más bajos que México, República Dominicana, India o incluso China y Paquistán, y tan sólo unos céntimos de dólar por encima de Bangladesh o Camboya, por más horas anuales de trabajo. Presumen también de ofre- cer condiciones excepcionales a las empresas inversoras: 0% de impues- tos sobre los beneficios, 0% sobre las ventas y 0% de impuestos añadidos. Unas condiciones que se repiten para las empresas turísticas que inviertan en el país. Según el propio FMI, di- chas exenciones se deberían revisar para incrementar los ingresos fisca- les del Estado, pero siempre “sin po- ner en peligro el interés de las empre- sas inversoras”. Para Nixon Boumba, activista del Movimiento Democrático Popular, “la reconstrucción en Haití se ha con- vertido en una vasta operación de ca- pitalismo del desastre, que no busca socorrer a las víctimas, sino servirse de las víctimas y de la catástrofe para hacer beneficios”. “Desde el primer momento que la Minustah puso un pie en tierra hai- tiana, sus tropas han violado de forma sistemática los derechos hu- manos”. Lo dice Monica Riet, uru- guaya, que el pasado 6 de mayo se encontraba en Puerto Príncipe co- mo militante de la coordinadora lati- noamericana por la retirada de las tropas de la Minustah, la misión de Naciones Unidas por la Estabiliza- ción de Haití. “Es un genocidio silen- cioso que va más allá de la ocupa- ción militar”, añadía indignada por la participación de tropas uruguayas en la operación militar de la ONU. La epidemia de cólera iniciada en uno de sus cuarteles a finales de 2010, que se ha cobrado ya más de 8.500 víctimas mortales y más de 700.000 casos de contagio, junto con las numerosas denuncias de agre- siones sexuales, la militarización de los barrios populares o su participa- ción en numerosos actos de repre- sión sobre la sociedad civil, se cuen- tan entre los muchos motivos del rechazo mayoritario a la presencia de estas tropas extranjeras en el país. Desde las elecciones de 2000, en las que Jean-Bertrand Aristide volvió a la presidencia tras unos comicios contestados por igual por la socie- dad civil haitiana y por la comunidad internacional, Haití había vivido nu- merosas movilizaciones contra el Gobierno, que derivaron en una fuer- te escalada de violencia entre 2003 y 2004. Entre otros, grupos paramilita- res financiados desde EE UU aviva- ron el conflicto hasta la intervención internacional. En febrero de 2004, el presidente Aristide volvía a dejar el país, de forma involuntaria, en un avión estadounidense. Tropas de EE UU, Canadá, Francia y Chile lle- gaban al país al día siguiente, prece- diendo el despliegue de la Minustah pocos meses más tarde. Una década después, la Minustah sigue en Haití, con tropas y policías de 50 países, principalmente latinoamericanos y asiáticos, bajo el liderazgo de Brasil. La presencia de tropas extranjeras en Haití es tan sólo una de las múlti- ples injerencias políticas y económi- cas que ha sufrido el país en los dos últimos siglos. La devastación que provocó el terremoto de enero de 2010 no se puede entender sin esas injerencias. Beverly Bell, militante pro derechos humanos de Nueva Orleans, lo describe sin rodeos: “La astronómica destrucción en Haití puede ser rastreada hasta la violen- cia estructural, las políticas y siste- mas que reflejan el colonialismo, im- perialismo, racismo y patriarcado, y que se sienten de forma áspera y marcada en las vidas de los más pobres”. Políticas que han continua- do después del seísmo, ejemplifican- do nítidamente lo que Naomi Klein llamó “capitalismo del desastre”. Tras el desastre, el negocio El terremoto provocó más de 217.000 víctimas mortales y 1,5 mi- llones de personas se quedaron sin hogar. Los costes y pérdidas causa- das por el seísmo se estiman en 7.800 millones de dólares, equivalente a más del 120% del PIB haitiano de 2009. Pero más allá del nivel de de- sembolso prometido –alrededor del 60% en los dos primeros años– y de la eficacia de esa ayuda, otra maqui- naria se puso en marcha: la del nego- cio que ofrecía la reconstrucción. Lo que el embajador de EE UU en Haití llamó “la carrera por el oro”. No se equivocaba. Entre 2010 y 2012, tan sólo el 1,3% del valor con- tractual de los proyectos de la USAID fueron concedidos a con- trapartes haitianas, según el Centro de Investigaciones Económicas y Políticas. De las inversiones de USAID en Haití en 2013, más del 85% fueron a empresas y ONG nor- teamericanas. La Unión Europea sigue un patrón similar: en 2010 y 2011, el 76,7% del valor de los con- tratos de EuropeAid en Haití fue- ron para empresas europeas. En el negocio de la reconstrucción destacan además los proyectos vin- culados a lo que el Gobierno de Michel Martelly ha bautizado como “Haití: open for business”. Abierto a los negocios Amparada por los Clinton, la estrate- gia “abierto a los negocios” se ha do- 16-17 GLOBAL Diagonal Del 19 de junio al 2 de julio de 2014 1. PORT-SALUT. Joven estu- diante en la zona de Port- Salut, en el sur de Haití, donde conviven turismo y pesca tradicional. Mayo de 2014. 2. PROTESTAS. Manifestación por el aumento del salario mínimo en la zona industrial de Port-au-Prince. Diciembre de 2013. 3. REFUGIOS TEMPORALES. En el interior del estadio de Léogâne los haitianos esperan una distribución de alimentos conjunta del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Agencia de Cooperación Técnica y Desarrollo (ACTED). 1 Iolanda Fresnillo Puerto Príncipe (Haití) AMÉRICA LATINA DIEZ AÑOS DE OCUPACIÓN Los otros terremotos que hundieron Haití El primer hotel de cinco estrellas en la capital de Haití ha sido financiado con dinero de la reconstrucción, un ejemplo de las oportunidades de negocio tras el terremoto. El embajador de EE UU se refirió al negocio de la reconstrucción de Haití como “la carrera por el oro” Iolanda Fresnillo Los españoles exterminaron a la población indígena, los taínos, e ini- ciaron la trata de esclavos y explota- ción de recursos naturales. Colonización española (1492 - 1695) Los franceses intensifican la trata de esclavos (llegan unos 400.000) e imponen la cultura de la plantación, iniciando el proceso de deforestación. Colonización francesa (1695 - 1803) La Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) mantiene una ocupación que suma múltiples denuncias por violaciones de derechos humanos. Última ocupación (2004 - 2014) Estados Unidos ocupa Haití para tomar control de su banco central y relanza la cultura de la plantación (y la deforestación). Ocupación de EE UU (1914 - 1935) La deuda de la independencia (1825) François Duvalier y, tras él, su hijo Jean Claude gobiernan con mano de hierro Haití con la complicidad de EE UU y el apoyo del FMI y el Banco Mundial. François y Claude Duvalier (1957 - 1986) En septiembre de 1991, un golpe de Estado, apoyado desde Estados Unidos, derroca a Jean-Bertrand Aristide ocho meses después de ser elegido. La Junta Militar hace desaparecer al menos a 5.000 personas. Aristide retorna al país en 1994 bajo las condiciones impuestas por EE UU. Golpe contra Aristide (1991 - 1994) Desde 1980, el Fondo Monetario Internacional ha impuesto en Haití programas de ajuste estructural con medidas como liberalización comercial, desregulación laboral, eliminación de impuestos para empresas extran- jeras, privatización de servicios y empresas públicas. El reinado del FMI (1980 - 2014) El Gobierno haitiano presume públicamente de tener salarios más bajos que México, India, China o Paquistán Francia impone una indemnización de 150 millones de francos-oro (reducido más tarde a 60 millones) a Haití por los daños tras la independencia. 2 3 José María Aznar forma parte del Consejo Presidencial Asesor sobre Crecimiento Económico e Inversión en Haití Iolanda Fresnillo ONU

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tado de una serie de apoyos institu-cionales entre los que destacan elCentro de Promoción de Inversionesy el Consejo Presidencial Asesorsobre Crecimiento Económico e In-versión en Haití, del que forma parteel expresidente JoséMaría Aznar.Ejemplos de cómo se está gestio-

nando la reconstrucción son la mine-ría, el turismo y la industria textil. LasreservasminerasdeHaití, fundamen-talmente de oro, han levantado inte-

rés entre empresas canadienses y deEE UU. Éstas han desembarcado yaen el país con la ayuda del BancoMundial, que apoya financieramentey ayuda a redactar la nueva ley demi-nería. Sin información ni consultas ala población, han empezado ya lasexploraciones en el norte del país, nosin resistencia de la población, que seempieza a organizar frente a estanueva amenaza. En el sector turísticose han financiado con fondos para la

reconstrucción, privados y públicos,numerosos hoteles y proyectos. Unode ellos ha sido la construcción delprimer hotel de cinco estrellas de lacapital haitiana, Royal Oasis, confondos de la Bush Clinton Haiti Fundrecaudados para la reconstruccióndel país y gestionado por la cadenaespañola Occidental Hoteles. ElBanco Mundial acaba de otorgar 45millones de dólares para desarrolloturístico y está cofinanciando la cons-

trucción de otro hotel de lujo juntocon la cadenahoteleraMarriot.Vene-zuela, con fondos de Petrocaribe, esuno de los financiadores del proyectoturístico de Île-à-Vache, fuertementecontestado por la población afectada.En el ámbito de la industria, la es-

trategia es la construcción de, al me-nos, dieznuevas zonas francas indus-triales. Algunas de ellas como la deCaracol, en el norte del país, con elapoyo del Banco Interamericano de

Desarrollo (BID) y otros fondos parala reconstrucción. Haití cuenta yacon más de 30 fábricas, principal-mente textiles, que gozan de condi-ciones favorables para la exporta-ción a EE UU, ya que no paganaranceles. Según Mirlen Joanis, delCentro de Promoción de MujeresObreras, “las condiciones de trabajoson degradantes y a menudo se dancasos de acoso sexual en los lugaresde trabajo, a lo que hay que añadir laviolación sistemática de las leyes quemarcan las condiciones laborales”,incluyendo la prohibición de la prác-tica de organización sindical.Allí se cosen productos para em-

presas como Levi’s o Fruit of theLoom, que en 2009 presionaban alGobierno haitiano, con la ayuda de laAdministración deEEUU, paraman-tener el salario mínimo en poco másde 80 gourdes al día (1,2 euros). Lasmovilizaciones masivas de las traba-jadoras consiguieron arrancar enton-ces una subida de 200 gourdes al día(3,6 euros). Ante el mísero incremen-to en 2013 de 25 gourdes (menos demedio euro), las trabajadoras de laszonas industriales de Puerto Príncipeiniciaron nuevas movilizaciones.Reclaman un salario mínimo de almenos 500 gourdes al día (8,3 euros)y derecho a la seguridad social. Lacestamínimade comida tiene un cos-te de 429 gourdes, y el coste de vida(incluyendo vivienda, transporte yotros gastos) está por encima de los1.000 gourdes al día.

Presumir de salarios bajosDe hecho, el Gobierno haitiano pre-sume públicamente de tener salariosmás bajos que México, RepúblicaDominicana, India o incluso China yPaquistán, y tan sólo unos céntimosde dólar por encima de Bangladesh oCamboya, por más horas anuales detrabajo. Presumen también de ofre-cer condiciones excepcionales a lasempresas inversoras: 0% de impues-tos sobre los beneficios, 0% sobre lasventas y 0% de impuestos añadidos.Unas condiciones que se repiten paralas empresas turísticas que inviertanen el país. Según el propio FMI, di-chas exenciones se deberían revisar

para incrementar los ingresos fisca-les del Estado, pero siempre “sin po-ner enpeligro el interés de las empre-sas inversoras”.Para Nixon Boumba, activista del

Movimiento Democrático Popular,“la reconstrucción enHaití se ha con-vertido en una vasta operación de ca-pitalismo del desastre, que no buscasocorrer a las víctimas, sino servirsede las víctimas y de la catástrofe parahacer beneficios”.

“Desde el primer momento que laMinustah puso un pie en tierra hai-tiana, sus tropas han violado deforma sistemática los derechos hu-manos”. Lo dice Monica Riet, uru-guaya, que el pasado 6 de mayo seencontraba en Puerto Príncipe co-momilitante de la coordinadora lati-noamericana por la retirada de lastropas de la Minustah, la misión deNaciones Unidas por la Estabiliza-ción deHaití. “Es un genocidio silen-cioso que va más allá de la ocupa-ción militar”, añadía indignada porla participación de tropas uruguayasen la operaciónmilitar de la ONU.La epidemia de cólera iniciada en

uno de sus cuarteles a finales de2010, que se ha cobrado ya másde 8.500 víctimas mortales y más de700.000 casos de contagio, junto conlas numerosas denuncias de agre-siones sexuales, la militarización delos barrios populares o su participa-ción en numerosos actos de repre-sión sobre la sociedad civil, se cuen-tan entre los muchos motivos delrechazo mayoritario a la presenciade estas tropas extranjeras en el país.Desde las elecciones de 2000, en

las que Jean-BertrandAristide volvióa la presidencia tras unos comicioscontestados por igual por la socie-dad civil haitiana y por la comunidadinternacional, Haití había vivido nu-merosas movilizaciones contra elGobierno,quederivaronenuna fuer-te escalada de violencia entre 2003 y2004. Entre otros, grupos paramilita-res financiados desde EE UU aviva-ron el conflicto hasta la intervencióninternacional. En febrero de 2004, elpresidente Aristide volvía a dejarel país, de forma involuntaria, en unavión estadounidense. Tropas deEE UU, Canadá, Francia y Chile lle-gaban al país al día siguiente, prece-diendo el despliegue de la Minustah

pocos meses más tarde. Una décadadespués, la Minustah sigue en Haití,con tropas y policías de 50 países,principalmente latinoamericanos yasiáticos, bajo el liderazgo de Brasil.La presencia de tropas extranjeras

en Haití es tan sólo una de las múlti-ples injerencias políticas y económi-cas que ha sufrido el país en los dosúltimos siglos. La devastación queprovocó el terremoto de enero de2010 no se puede entender sin esasinjerencias. Beverly Bell, militantepro derechos humanos de NuevaOrleans, lo describe sin rodeos: “Laastronómica destrucción en Haitípuede ser rastreada hasta la violen-cia estructural, las políticas y siste-mas que reflejan el colonialismo, im-perialismo, racismo y patriarcado, y

que se sienten de forma áspera ymarcada en las vidas de los máspobres”. Políticas que han continua-dodespuésdel seísmo, ejemplifican-do nítidamente lo que Naomi Kleinllamó “capitalismo del desastre”.

Tras el desastre, el negocioEl terremoto provocó más de217.000 víctimas mortales y 1,5 mi-llones de personas se quedaron sin

hogar. Los costes y pérdidas causa-daspor el seísmoseestimanen7.800millones de dólares, equivalente amás del 120% del PIB haitiano de2009. Pero más allá del nivel de de-sembolso prometido –alrededor del60% en los dos primeros años– y dela eficacia de esa ayuda, otra maqui-naria se puso enmarcha: la del nego-cio que ofrecía la reconstrucción. Loque el embajador de EE UU en Haitíllamó “la carrera por el oro”.

No se equivocaba. Entre 2010 y2012, tan sólo el 1,3% del valor con-tractual de los proyectos de laUSAID fueron concedidos a con-trapartes haitianas, según el Centrode Investigaciones Económicas yPolíticas. De las inversiones deUSAID en Haití en 2013, más del85% fueron a empresas y ONG nor-teamericanas. La Unión Europeasigue un patrón similar: en 2010 y2011, el 76,7% del valor de los con-

tratos de EuropeAid en Haití fue-ron para empresas europeas.En el negocio de la reconstrucción

destacan además los proyectos vin-culados a lo que el Gobierno deMichel Martelly ha bautizado como“Haití: open for business”.

Abierto a los negociosAmparada por los Clinton, la estrate-gia “abierto a los negocios” se ha do-

16-17 GLOBAL Diagonal Del 19 de junio al 2 de julio de 2014

1. PORT-SALUT. Joven estu-diante en la zona de Port-Salut, en el sur de Haití,donde conviven turismo ypesca tradicional. Mayo de2014.

2. PROTESTAS.Manifestación por elaumento del salario mínimoen la zona industrial dePort-au-Prince. Diciembrede 2013.

3. REFUGIOS TEMPORALES.En el interior del estadiode Léogâne los haitianosesperan una distribuciónde alimentos conjunta delPrograma Mundial deAlimentos (PMA) y laAgencia de CooperaciónTécnica y Desarrollo(ACTED).

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Iolanda FresnilloPuerto Príncipe (Haití)

AMÉRICA LATINA DIEZ AÑOS DE OCUPACIÓN

Los otrosterremotosque hundieronHaitíEl primer hotel de cinco estrellas en la capital de Haití hasido financiado con dinero de la reconstrucción, unejemplo de las oportunidades de negocio tras el terremoto.

El embajador de EE UUse refirió al negocio dela reconstrucción deHaití como “la carrerapor el oro”

IolandaFresnillo

Los españoles exterminaron a lapoblación indígena, los taínos, e ini-ciaron la trata de esclavos y explota-ción de recursos naturales.

Colonizaciónespañola(1492 - 1695)

Los franceses intensifican la trata deesclavos (llegan unos 400.000) eimponen la cultura de la plantación,iniciando el proceso de deforestación.

Colonizaciónfrancesa(1695 - 1803)

La Misión de Naciones Unidas para laEstabilización de Haití (Minustah)mantiene una ocupación que sumamúltiples denuncias por violaciones dederechos humanos.

Última ocupación(2004 - 2014)

Estados Unidos ocupa Haití paratomar control de su banco central yrelanza la cultura de la plantación(y la deforestación).

Ocupaciónde EE UU(1914 - 1935)

La deuda de laindependencia(1825)

François Duvalier y, tras él, su hijo JeanClaude gobiernan con mano de hierroHaití con la complicidad de EE UU y elapoyo del FMI y el Banco Mundial.

François yClaude Duvalier(1957 - 1986)

En septiembre de 1991, un golpe de Estado, apoyado desdeEstados Unidos, derroca a Jean-Bertrand Aristide ocho mesesdespués de ser elegido. La Junta Militar hace desaparecer almenos a 5.000 personas. Aristide retorna al país en 1994 bajolas condiciones impuestas por EE UU.

Golpe contra Aristide(1991 - 1994)

Desde 1980, el Fondo Monetario Internacional haimpuesto en Haití programas de ajuste estructural conmedidas como liberalización comercial, desregulaciónlaboral, eliminación de impuestos para empresas extran-jeras, privatización de servicios y empresas públicas.

El reinado del FMI(1980 - 2014)

El Gobierno haitianopresume públicamentede tener salarios másbajos que México, India,China o Paquistán

Francia impone una indemnización de150 millones de francos-oro (reducidomás tarde a 60 millones) a Haití porlos daños tras la independencia.

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José María Aznarforma parte del ConsejoPresidencial Asesor sobreCrecimiento Económicoe Inversión en Haití

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