hacia un inces socialista

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Hacia un INCES Socialista Documento Base Julio 2013 En el contexto que vive hoy la revolución bolivariana, el colectivo estratégico de dirección con responsabilidad política en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (INCES), decide orientar la institución, tomando como base para esta acción política, el modelo educativo y productivo que la sustenta, hacia el horizonte estratégico que traza el plan socialista de la nación y sus cinco objetivos históricos. Para concretar el propósito antes expuesto, que implica avanzar en la construcción del saber y el trabajo liberador, superando la lógica del capital, propia del modelo neoliberal, se plantea como urgente y necesaria una estrategia de evaluación, la cual se concreta en el año 2012, la misma se desarrolla a través de una revisión histórica, filosófica y política de la formación para el trabajo en Venezuela. Los resultados conclusiones y propuestas del proceso evaluativo señalado se expresan seguidamente. Revisión histórica, filosófica y política de la formación para el trabajo en Venezuela, 1959-2011 Como un primer llamado de atención se puede decir que fue prioridad de la “democracia representativa” ponerse de acuerdo para crear el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), antes que promulgar la constitución. La institución, nace el 22 de agosto de 1959 y germina su reglamento el 11 de marzo de 1960. Un año antes que la promulgación de la Carta Magna. La estructura original daba participación igualitaria en la conformación de la máxima autoridad a la famosa “tripartita” con representación igualitaria a órganos reguladores del Estado, cámaras comerciales/patronales y asociaciones gremiales de trabajadores. El norte estaba muy claro desde lo político e ideológico, era un órgano de Página 1

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Hacia un INCES Socialista

Documento BaseJulio 2013

En el contexto que vive hoy la revolución bolivariana, el colectivo estratégico de

dirección con responsabilidad política en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación

Socialista (INCES), decide orientar la institución, tomando como base para esta acción

política, el modelo educativo y productivo que la sustenta, hacia el horizonte estratégico que

traza el plan socialista de la nación y sus cinco objetivos históricos. Para concretar el

propósito antes expuesto, que implica avanzar en la construcción del saber y el trabajo

liberador, superando la lógica del capital, propia del modelo neoliberal, se plantea como

urgente y necesaria una estrategia de evaluación, la cual se concreta en el año 2012, la

misma se desarrolla a través de una revisión histórica, filosófica y política de la formación

para el trabajo en Venezuela. Los resultados conclusiones y propuestas del proceso

evaluativo señalado se expresan seguidamente.

Revisión histórica, filosófica y política de la formación para el trabajo en

Venezuela, 1959-2011

Como un primer llamado de atención se puede decir que fue prioridad de la

“democracia representativa” ponerse de acuerdo para crear el Instituto Nacional de

Cooperación Educativa (INCE), antes que promulgar la constitución. La institución, nace el

22 de agosto de 1959 y germina su reglamento el 11 de marzo de 1960. Un año antes que la

promulgación de la Carta Magna. La estructura original daba participación igualitaria en la

conformación de la máxima autoridad a la famosa “tripartita” con representación igualitaria a

órganos reguladores del Estado, cámaras comerciales/patronales y asociaciones gremiales

de trabajadores. El norte estaba muy claro desde lo político e ideológico, era un órgano de

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cooperación entre estas partes, entendidas como iguales sin detenerse a leer las asimetrías

inherentes del propio sistema. Eran momentos de ebullición y con la necesidad de ofrecer

respuestas hacia la población por parte de un gobierno que intentaba remar contra la

hegemonía política dominante que resintió la partida de Pérez Jiménez, pero que aún titilaba

bajo un paradigma de desarrollismo y aparente prosperidad (aún hoy convivimos con

aquellos que añoran las grandes obras perejimenistas).

En lo filosófico y pedagógico también se dejan ver las costuras ya que hablan de

“formación de personal especializado” y “adiestramiento”, en lo que se desnudaba la

intencionalidad del grupo social al cual estaban dirigidos. Es por ello que la atención a esa

masa excluida del aparato productivo, y que además tampoco había engranado con la

educación formal, se convirtió en uno de los bastiones fundamentales para la reconstrucción

del imaginario político que el puntofijismo se trazó como vértice fundamental en su proyecto

de consolidación.

Una suma de tensiones históricas

I.- El Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE, 1959-1998).

El INCE nace en un contexto socio-económico y político caracterizado por una

clase económica que se había consolidado con el proyecto desarrollista precedente y que en

definitiva no tiene mayores pruritos ideológicos a la hora de alinearse con la clase que le

proporcione las mejores condiciones. La fusión del Estado (clase hegemónica emergente),

sector productivo/comercial (clase dominante estructural) y la población económica excluida

(base social) se planteó en términos simétricos para la constitución de la estructura

organizativa del INCE. Evidentemente la relación no era simétrica y fue precisamente el

vértice económico quien sacó el mejor provecho de todo esto. La fusión señalada,

representada por una pirámide invertida en la que la patronal empresarial y el Estado

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tendrían la fuerza, dejaba de lado el vértice de los trabajadores en inferioridad de condiciones

de poder.

El INCE de 1959, se constituye bajo una visión de parcelación del conocimiento, esto

tiene un fundamento filosófico y epistemológico ligado estrechamente al positivismo, y por

supuesto también tiene un reflejo inmediato en el modo de producción dominante. La

construcción de los INCE desde la sectorización le dio una participación directa a cada uno

de los principales grupos económicos de los ramos correspondientes. Los distintos INCE

sectoriales: Construcción, Agrícola, Turismo, Industria y Comercio, por hablar de los

principales, estaban casados con cada uno de los gremios (cámaras o federaciones) de la

producción de su tiempo, los cuales tenían participación directa en la constitución de las

políticas de adiestramiento. De esa forma se sellaba el pacto de la “especialización técnica”,

que esta basada en parámetros de “excelencia” (hoy tan mentada), con la propia

particularización de la producción capitalista, y que además contiene el germen de la

dominación, ya que la profundización de esta especialización técnica aparta al sujeto social

del entendimiento del sistema global del desarrollo productivo nacional, al considerarlo como

una variable (individuo-objeto) en el proceso productivo capitalista.

El INCE en este contexto tiene como primera responsabilidad, el fomento de la

calificación de la mano de obra especializada, fundamentada en la filosofía positivista y la

psicología conductista, centrada la primera en la certidumbre y la métrica, y la segunda en el

conductismo operante y reforzamiento en base a recompensa de Skinner, que se desarrolló

con mucha fuerza en los años 70, una de las características resaltantes de este enfoque lo

constituye el énfasis en técnicas de adiestramiento y entrenamiento, en el logro de tareas

puntuales, poniendo en la razón técnica instrumental la esencia de la institución, concretada

a través de un enfoque curricular centrado en su mayoría en "cursos" cortos que guardaban

correspondencia con las necesidades de la mano de obra requerida por la empresa privada.

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II.- El Instituto Nacional para la Capacitación y Educación Socialista (1999-2011).

Durante 1999 al 2011, el INCES continua con el enfoque curricular señalado

anteriormente, en relación al adiestramiento de la mano de obra calificada para la empresa

privada, en este período se avanza con la incorporación de las Misiones Sociales, en la

que se desarrolla la inclusión social de compatriotas históricamente excluidos del sistema

educativo formal. Con la llegada de la revolución en 1999, el INCE desarrolló una nueva

dimensión en su realidad política e institucional. Es en el año 2003 cuando la Misión

Robinson se ampara en la territorialidad de la institución para llevar a cabo la labor de la

alfabetización de la patria. Más adelante, con la incorporación de las Misiones “Vuelvan

Caras” y “Che Guevara” a la dinámica de formación en el trabajo que ya esbozaba el INCE,

le ayudaron a reconfigurar el perfil que en definitiva queda plasmado con la reforma de la Ley

en 2008 y que le otorga su nueva denominación de Instituto Nacional de Capacitación y

Educación Socialista (INCES). A partir de este momento llega un sentido de revisión de los

programas y la pertinencia de la formación técnica y profesional intentando aproximar a la

institución, en un marco de integralidad, al sistema educativo formal.

Con las Misiones se introducen cambios parciales al currículo positivista-conductista,

y se incorporan elementos del currículo constructivista, basados en módulos especializados

de sociopolítico y de áreas especializadas del currículo anterior. Si bien la visión originaria

del INCE sectorizaba el conocimiento para adaptarse a las necesidades de las empresas y el

sector productivo, el INCES comenzó a desarrollar un modelo de formación centralizado que

promovía programas acordes a las áreas que originalmente daban vida a la sectorización

que se había planteado en tiempos de la tripartita. De alguna forma se cambiaba un poco el

enfoque de abordaje de la formación, colocando más peso en la planificación que emanaba

desde la direccionalidad del Estado, lo que conllevó a una visión apartada de las

particularidades en la propia dinámica productiva y formativa integral que se generaba en

cada uno de los espacios. La “bajada de líneas” o “programación ordinaria” desconoce la

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creatividad e idiosincrasia de los espacios productivos, en síntesis la potencialidad de la

comunidad y coarta la capacidad de aplicación inherente al propio espacio.

Dentro de la nueva visión del INCES se incorporaría un componente sociopolítico

bien definido, con un programa apegado a la transformación social, que desarrollase la

conciencia del trabajo como espacio fundamental para la apropiación del hombre de su

propio destino, planteado desde la moral revolucionaria e inspirado en los valores

constitutivos del bolivarianismo. La doctrina del Libertador y el espíritu de Robinson

comenzaron a penetrar, desde la periferia, la férrea constitución técnica que era inmanente a

los programas del INCE, sin embargo, el componente técnico instrumental continuaría

incólume en la pedagogía. El modelo de tecnología educativa sólo vino a ser reforzado por

un componente periférico que matizaba desde la conciencia, la aplicación de un modelo

consolidado desde los parámetros estructurales de la cultura dominante.

A partir del año 2006, se cambia el currículo conductista de "Cursos", por el de

"Opciones Formativas" o "Competencias Laborales", es de resaltar que a este cambio no le

antecede la correspondiente "evaluación curricular" necesaria para justificar las bases del

mismo. El enfoque del currículo antes señalado responde al modelo constructivista, en el

que se instaura el concepto de "capacitación" y se concreta por módulos, y obedece al

desarrollo de "competencias laborales" requeridas en el capitalismo, basado en el método

Dacum canadiense (modularización) para la formación de la mano de obra calificada. Es

necesario hacer una precisión referida al binomio correspondiente a los procesos

"educativo/productivo", en el caso del INCES tienen una ascendencia de hegemonía

foránea, a través de la “Organización Internacional de Trabajo” (OIT) y su organismo

controlador “Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación

Profesional” (CINTERFOR), encargado de que estas instituciones concreten las políticas

formativas y de producción en los países miembros de la citada organización.

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Es de resaltar la semántica manejada en esta institución rectora en la Región, la

misma es utilizada en todas las llamadas instituciones hermanas de los países miembros, no

es algo menor dentro de la constitución de la estructura organizativa de la institucionalidad.

La gerencia de línea que define y regula todo lo que es el currículo asociado a los cursos del

INCES se denomina “Tecnología Educativa”, y ese nombre se reproduce en forma recurrente

por cada una de las dependencias territorializadas. El enfoque educativo que da el nombre a

este departamento tiene unos claros propósitos y objetivos, que bien se encadena con todo

lo planteado anteriormente. La búsqueda de la segmentación, de la particularización del

conocimiento, de la excelencia en la instrumentalización de las herramientas productivas son

varias de las premisas sobre las cuales se constituyó el INCE y que aún hoy palpita en cada

una de las paredes, en los cimientos, desde los cuales se levantó este instituto de

“cooperación”. Su lógica, enseñanza y práctica obedecen claramente a la racionalización de

la instrumentalización técnica, que a su vez, es la base constitutiva de la fuerza productiva

capitalista. Denominaciones como: objetivos de desempeño, enseñanza por estímulos,

reforzamiento, tecnología educativa, desempeños eficientes, máquinas de aprendizaje

(simuladores), instrucción programada (el paso a paso), son parte del modelo.

Si bien la visión originaria del INCE sectorizaba el conocimiento para adaptarse a las

necesidades de las empresas y el sector productivo, el INCES comenzó a desarrollar un

modelo de formación centralizado que promovía programas acordes a las áreas que

originalmente daban vida a la sectorización que se había planteado en tiempos de la

tripartita.

III.- El Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista INCES (2011- Hacia la

Transformación).

La nueva etapa de la revolución bolivariana demanda una transformación consciente

de las dinámicas sociales, políticas, productivas y formativas. Es por ello que se debe ver

como un proceso constante, reconocer y reconocerse en cada una de las etapas, desde

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nuestra propia constitución, incorporando nuestras contradicciones. Pero además hay que

reconocer la intención de haber adscrito el INCES al Ministerio del Poder Popular para

Ciencia, Tecnología e Innovación (MPPCTI). Es por ello que el reto será convertir los Centros

de Formación Socialista (CFS) de esta institución en espacios integrales para la construcción

del socialismo, desde el ensayo aplicado del modelo de gestión. Hay que cambiar las lógicas

de formación integrando la investigación, la innovación y la aplicación; pero no desde la

separación de cada una, sino procurando un desarrollo realmente integral.

Tomando en consideración los escenarios anteriormente descritos, se plantea una

estrategia de evaluación del desarrollo del currículo y el modelo de producción vigente en el

INCES 2012, partiendo de la evaluación institucional y la evaluación del modelo curricular y

de producción del INCE- INCES, 1959-2012.

Es de resaltar que el gobierno revolucionario enfrenta un reto, transformar el modelo

de producción y educativo hegemónico en el contexto de las estructuras institucionales

tradicionales. Esta situación lo coloca en una encrucijada perfectamente planteada por Simón

Rodríguez: “Inventamos o Erramos”. Pero ¿De qué invento se trata? no es cualquier invento;

este debe conducirnos al logro del propósito, que no es otro que refundar la patria. He aquí el

dilema. Por lo que se considera necesario tener conocimiento y conciencia del modelo que

en su esencia se pretende sustituir para poder transformarlo, por tanto es necesario develarlo

en su trama estructural, funcional y operativo. En el caso del INCE-INCES la caracterización

integral de este atañe a las dimensiones: organizativa, formativa, investigativa,

comunicacional, de planificación, dirección y articulación; a su vez, la identificación del

modelo curricular y de producción, dado el carácter teleológico de los mismos.

Para construirle viabilidad a lo antes expuesto, definiendo acciones estratégicas

“Hacia un INCES Socialista”, el “Colectivo Estratégico del INCES”, avanzó en un plan de

trabajo que permitió concretar la evaluación institucional y del modelo curricular y de

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producción del INCE-INCES (1959-2012) (ver anexo 1), para lo cual se consideró:

• Evaluación Institucional. Caracterización de la Gerencia General de Formación

Profesional -GGFP- (Gerencia medular del instituto) y Gerencias Regionales, en el

marco de las tres R, a fin de garantizar una revisión, rectificación y reimpulso de las

mismas, en coherencia, congruencia y pertinencia con las políticas de Estado, en

materia educativa y de construcción de un modelo de producción socialista.

• Evaluación, Construcción y Desarrollo Curricular del INCE-INCES. Siguiendo el

enfoque de la Investigación Acción Participante, que privilegia la incorporación de las

y los sujetos institucionales y comunitarios correspondiente a los 136 CFS del país, se

consideró evaluar los programas educativos desarrollados por la institución:

construcción, industria, agrícola, textil, ferroviario, turismo y comercio y servicio, de

igual manera se evaluaron los materiales educativos impresos. Los criterios

considerados para dicha evaluación son los siguientes:

◦ Pertinencia (sociocultural, ecológica, histórica, pedagógica, económica, política) del

currículo vigente del INCE-INCES, tomando en cuenta su fundamentación

(filosófica, pedagógica, epistemológica, sociológica, antropológica). La

identificación del modelo educativo matriz, al igual que el de producción del INCE-

INCES, a través del desarrollo curricular, en cuanto a: planes, programas y

proyectos educativos y sus respectivas metodologías, instrumentos, materiales

educativos (audiovisuales, impresos, digitales) de concreción curricular.

◦ Pertinencia (sociocultural, ecológica, histórica, pedagógica, económica, política) de

los CFS, para reorientarlos en función de los resultados obtenidos, siguiendo las

líneas de las políticas de Estado.

Concluido el proceso de evaluación a nivel nacional y realizadas las triangulaciones

correspondientes, se precisaron las siguientes conclusiones preliminares:

• GGFP y Gerencias Regionales 2012:

◦ Un proceso de dirección de carácter vertical, concentrando las decisiones,

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lineamientos y directrices que se instituyen a las Gerencias Regionales, en la

Gerencia General de Formación Profesional, acciones que se ejecutan a través

de las Gerencias de Línea y sus respectivas divisiones, estableciéndose

directrices, que son giradas en la mayoría de las veces, directamente a las

unidades administrativas de las divisiones de las regiones, sin el previo

conocimiento de la Gerencia Regional y sus divisiones. Es de destacar que cada

una de las unidades administrativas funcionan independientemente de las otras,

generándose una desarticulación de orden jerárquico, vertical y horizontal con las

consecuencias de orden comunicacional y de direccionalidad de los programas y

proyectos en desarrollo.

◦ En cuanto al nivel de participación protagónica de los sujetos institucionales en la

toma de decisiones, sólo se reporta a nivel de ejecución de tareas asignadas, sin

conciencia general de los procesos; esto se explica por el carácter unidireccional

en la toma de decisiones del INCES, lo cual queda reflejado en la estructura

organizativa, que es vertical y no contempla vías horizontales para el encuentro, la

articulación orgánica y la retroalimentación. En este sentido las y los sujetos, no

tienen la oportunidad de participar en la toma de decisiones, solo ejecutar

directrices, lo que trae como consecuencia que la mayoría no tengan claridad,

conciencia, ni compromiso con el propósito de la GGFP, sus Gerencias de Línea y

las Gerencias Regionales; evidenciándose a nivel nacional al cruzar los resultados

de la evaluación que reportaron las Gerencias Regionales.

◦ En cuanto al proceso de planificación se observa que está referida a una

programación de acciones y de cursos, sin identificación de los planes y proyectos,

exigidos por el sistema nacional de planificación del Estado venezolano. Las

acciones y programas evaluados no guardan coherencia, congruencia ni

pertinencia con las políticas de Estado, ni el estamento jurídico (CRBV, 1999; LOE,

2011; LCTI, LOTTT 2012, Ley INCES, 2008; lineamientos INCES). Hay ausencia

de objetivos claramente definidos, en las acciones y programas que se ejecutan en

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las Gerencias de Línea, las cuales no guardan articulación entre sí, al igual que las

estrategias políticas y metodológicas en franca contradicción conceptual y política,

utilizando estrategias que fortalecen el enfoque capitalista. Tal es el caso del

dictado de un conjunto de cursos descontextualizados de las regionales. Se

observó como sustitutivo de la planificación estratégica, el Plan Operativo Anual

(POA) como instrumento de planificación.

◦ El proceso formativo y de acreditación de aprendizajes, que se venía adelantando

a través de los CFS y los programas de Adiestramiento en Empresas, Formación

Delegada, Programa Nacional de Aprendizaje y la Unidad de Tecnología Educativa,

es caracterizado por el fortalecimiento del enfoque de adiestramiento,

entrenamiento y de capacitación, propios del modelo educativo que privilegia el

enfoque técnico instrumental, basado en el desarrollo de habilidades, destrezas;

fomentando la fragmentación del saber y la separación de la teoría y la práctica;

esta situación se evidencia tanto en las estrategias como en los materiales

educativos (audiovisuales como impresos) que se utilizan para el desarrollo de las

llamadas salidas ocupacionales, propias del modelo capitalista, desestimando la

formación integral del ciudadano contemplada en la Ley INCES 2008, la LOE 2009

y la LOTTT, Ley de Saber y Trabajo 2012.

◦ La evaluación, seguimiento y control, están referidos a las acciones específicas

expresadas en el POA y se reduce a la entrega de informes mensuales de

actividades en los que se presentan el número de actividades realizadas,

consideradas como metas. Es de resaltar que en estos informes no aparecen

identificados los programas con sus respectivos proyectos. La revisión del histórico

en cuanto a la evaluación, seguimiento y control en relación a los citados informes,

no muestra ningún tipo de retroinformación por parte de instancia administrativa

alguna del INCES; sólo se solicitan informes con la llamada ejecución docente, en

la que se le da preponderancia el tema de la sub-ejecución presupuestaria.

◦ La dimensión comunicacional en la GGFP y Gerencias Regionales (Gerencias de

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Líneas, Divisiones, Unidades Administrativas y CFS) se caracteriza por un

modelo comunicacional unidireccional, que reduce dicho proceso a un ejercicio de

informar en una relación de jefes/subordinados. Por otra parte, limitado a órganos

informativos (INTRANET) en los que no se favorece una verdadera comunicación,

entre los sujetos institucionales y comunitarios; en consecuencia, existe ausencia

de estrategias de comunicación participativas, tales como espacios permanentes

para el encuentro de las unidades, CFS y de colectivos institucionales y

comunitarios. A su vez, la comunicación institucional solo se viene realizando a

través de comunicaciones escritas (memorándum y circulares) y correos

electrónicos;esta condición no favorece el encuentro para la evaluación colectiva y

la rectificación de los procesos.

Una vez analizados los resultados de la evaluación de la institución, se construye una

estrategia basada en la conformación de “Colectivos Estratégicos de Dirección,

Acompañamiento y Apoyo Integral”: nacional, estadales y por CFS, afianzando la

horizontalidad, capacidad organizativa, construcción colectiva y de articulación con las

comunidades organizadas y colectivos y movimientos de base.

Se configuran en este contexto, la creación de gabinetes por áreas estratégicas, que

articulen las gerencias generales y las pongan al servicio de la construcción y desarrollo

curricular “Hacia un Inces Socialista”.

• Desarrollo curricular del INCE-INCES.

La evaluación de los elementos curriculares tanto en los materiales educativos

impresos, como en los programas de estudio, instrumentos de evaluación entre otros, dio

como resultados:

◦ En cuanto a la formación, tiene un carácter fragmentario y especializado por lo

que no responde a la integralidad del proceso formativo, a pesar que en la

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fundamentación teórica de estos materiales se hace alusión a la integralidad. Está

vinculada especialmente con la “práctica”, con el “cómo hacer”.

◦ La planificación y ejecución del proceso formativo, obedece a paquetes

instruccionales y/o módulos, que no prevén articulación con otros, ni la

retroinformación permanente a las y los sujetos participantes.

◦ La evaluación del proceso se basa en el número de facilitadores “formados”,

participantes y aprendices egresados, para contrastar con las metas previstas en el

POA.

◦ Según las informaciones contentivas de los informes elaborados y materiales

educativos producidos y utilizados en INCES para la orientación de los llamados

facilitadores, las actividades que reciben el nombre de investigación, tales como:

investigación ocupacional, diagnóstico de necesidades de formación del personal

docente, supervisorio y técnico de apoyo, están enmarcadas en el enfoque técnico-

instrumental de la investigación positivista.

◦ La práctica investigativa no guarda correspondencia con el enfoque epistemológico

que se plantea en la Ley INCES 2008, es decir, la manera como se ven a las y los

sujetos, como se posicionan los “investigadores (as)”, el papel que se asignan a

los datos para interpretar las realidades en sus contextos.

◦ En cuanto al impacto del trabajo investigativo que se adelanta en el INCES solo se

limita a recoger el número de acciones realizadas.

◦ El material educativo evaluado correspondiente a: programas, módulos, cuadernos

de estudio y otros materiales, en su totalidad presentan las siguientes

inconsistencias e incongruencias conceptuales y metodologicas:

✗ Los elementos constitutivos de una Competencia (conocimientos conceptuales,

habilidades y destrezas, actitudes y valores) como si fueran competencias por

si solos.

✗ Los conocimientos conceptuales, como un listado de contenidos.

✗ Las habilidades y destrezas desintegradas del dominio conceptual.

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✗ En el caso de las actitudes y valores, son presentadas como un listado, en las

que además de las señaladas, aparecen aptitudes, no se visualiza articulación

con los elementos anteriores.

✗ Las estrategias de evaluación son confundidas con técnicas e instrumentos y

los tipos de evaluación según sus agentes, y al igual que en las estrategias

metodológicas de formación, no están vinculadas.

✗ Existe incoherencia con el enfoque modular (división del saber), presentándolo

fragmentado para la evaluación del aprendizaje.

✗ Los resultados de aprendizaje son presentados solo en función del dominio

conceptual y procedimental, ignorando los valores y actitudes.

✗ Las acciones constructivas, se presentan como una serie de acciones

descontextualizadas, sin que se evidencie para qué se realizan. Si se considera

que la concepción epistemológica expresada es constructivista, las acciones

deberían favorecer la construcción del conocimiento, partiendo de los saberes

previos de los y las estudiantes.

✗ Las estrategias para el aprendizaje no se desprenden del propósito, éstas son

presentadas como un listado de estrategias investigativas y de las llamadas de

enseñanza-aprendizaje, en las cuales no se establece relación con las

acciones constructivas y los “resultados de aprendizajes” enunciados.

✗ La evaluación de los aprendizajes se refiere a la clasificación de ésta según la

participación de los agentes, sin que se evidencien las técnicas ni los

instrumentos de valoración de los aprendizaje. Las estratégicas de evaluación

no guardan correspondencia con la concepción pedagógica, epistemológica y

psicológica que se declara en la presentación de los materiales educativos.

✗ Los instrumentos curriculares presentan incoherencia conceptual, en relación

al modo (Modular) dado que el mismo no es estructurado en base a los

objetivos, contenidos y las actividades en torno a una situación de la práctica

profesional, y de las capacidades que se pretenden desarrollar, las cuales son

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Page 14: Hacia Un INCES Socialista

inferidas a partir de los elementos constitutivos de una competencia.

✗ Aunque en la presentación de los materiales se expresa, que los mismos se

fundamentan en el enfoque constructivista, andragógico, humanista y socialista,

tanto la organización de las llamadas acciones constructivas como las

estrategias metodológicas, tienen un marcado enfoque técnico instrumental,

fragmentación del saber por estancos, propio de la concepción positivista y

conductista de la educación, no guarda correspondencia con los enfoques

pedagógicos transformadores de la filosofía humanista y el socialismo.

✗ En cuanto a la introducción del concepto de equipo, se observa que

corresponde al concepto introducido en las empresas bajo el enfoque de la

Calidad Total, de los llamados liderazgos situacionales.

Analizando los resultados expresados anteriormente se denotan dos enfoques

curriculares:

• El primero de corte conductista en el que se destacan los principios del conductismo

operantede: adiestramiento, entrenamiento, recompensa operante, patrón de

rendimiento y en el que se privilegia el proceso instruccional.

• El segundo, en el que se mantienen algunos elementos conductistas, amalgamados

con elementos constructivistas, tales como el desarrollo de habilidades y destrezas

intelectuales y psicomotrices, asociados al desarrollo de “competencias laborales”. En

este segundo se fortalece el concepto de capacitación propio del enfoque de

formación de mano de obra calificada (Método Dacum base del currículo neoliberal).

Ambos enfoques curriculares están destinados a fortalecer los procesos de

enajenación del individuo, en los que priva la razón instrumental sobre la razón

emancipatoria, centrados en el saber hacer y en el segundo caso (constructivista) a instituir

principios y valores neoliberales de la competitividad y la calidad total de máxima ganancia.

Este tránsito del currículo por objetivos al currículo por competencias, no fue ajeno al interés

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del mundo moderno de que todas las culturas terminen pensando y actuando como él. De

este modo, si en el concepto de objetivo se encontraba implícita la tendencia a transmitir

contenidos, en el concepto de competencia se encuentra que ya no sólo se trata de eso, sino

también de transmitir, desarrollar o fortalecer actitudes (léase valores morales y éticos)

propiamente occidentales. Los currículos neoliberales concretan la política educativa y

pedagógica de que el estilo de vida occidental es el más pertinente y, por lo tanto, cualquier

otro modo cultural de existencia puede ser tolerado o reconocido, pero siempre en el tácito

marco de que tarde o temprano esas formas de vida serán superadas por no estar a la altura

de la llamada cultura universal y su vertiginoso progreso. De este modo, los currículos por

asignatura/materia o por módulo terminan estructurándose con referencia a los contenidos

occidentales en lugar de erigirse sobre la base de los problemas y necesidades de un

contexto cultural específico.

Es de resaltar que las investigaciones realizadas en cuanto a los resultados de la

educación, tanto en Venezuela como en los países latinoamericanos, muestran que éstos

son escasamente positivos y mayormente negativos, pues desde el punto de vista de la

colonización -conquista y ocupación de subjetividades- los efectos fueron "siempre" positivos,

ya que no sólo se aprendió a ser "positivamente" modernos, sino también a cometer errores

educativos en forma moderna, y así, “terminamos constituyéndonos en enemigos de

nosotros mismos”. Esta invisible estrategia no puede recibir otro nombre que el de auto-

colonización.

El currículo vigente en el INCE-INCES (Conductista-Constructivista) en su

fundamentación conceptual, no guarda pertinencia sociocultural al ignorar las características

y necesidades contextuales de la comunidad local, regional y nacional, en cuanto a la

condición de país multiétnico y pluricultural, partiendo del hecho que existen raíces

afrodescendientes, indígenas, saberes y costumbres campesinas, y tecnología popular. La

multiculturalidad como fenómeno propio de los procesos que vienen de la diferencia cultural

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Page 16: Hacia Un INCES Socialista

en la historia de la humanidad, hoy ampliado por los procesos comunicativos y tecnológicos

de la globalización; considerando el acumulado científico-técnico, como hecho solamente del

conocimiento, es desestimado como parte del acumulado cultural.

En cuanto a la pertinencia económica, el discurso de las competencias y habilidades

están fundadas en la pura competitividad y en la empleabilidad desde el horizonte individual.

Centrado en la formación de mano de obra especializada y en el manejo parcial de los

procesos económicos. Se basa en el modelo capitalista dependiente, tanto en lo científico

como en lo tecnológico y formativo (competencias laborales), reforzando los oligopolios y la

economía altamente dependiente. El modelo económico que se promueve no guarda

correspondencia con el marco constitucional ni el ordenamiento legal vigente en materia

económica.

En cuanto a la pertinencia política, el modelo curricular se basa en la democracia

representativa, cuyas características se refieren a la centralización, el poder de decisión en

pocas manos, verticalismo, secuestro de la voluntad del colectivo comunitario, exclusión de

los procesos sociales y políticos, contrario al modelo de Estado y sociedad que demanda el

nuevo texto constitucional (CRBV, 1999) y el Plan Nacional Simón Bolívar. Se caracteriza por

una formación vinculada a la subordinación del poder hegemónico, con énfasis en la

conformación de equipos de trabajo, para el cumplimiento de tareas, sin relación con la

organización en colectivos de ciudadanos que asuman la defensa de sus derechos

constitucionales.

Sobre la pertinencia territorial, los programas y módulos de estudios del INCE-INCES,

no reconocen la realidad geopolítica del país y sus potencialidades de desarrollo endógeno,

que respete nuestra biodiversidad de región tropical y caribeña, y el carácter de pueblo

autodeterminado como punto de partida para refundar la República.

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Asimismo, no existe inclusividad, los programas y módulos de estudios establecen una

serie de requisitos que resultan excluyentes, en lugar de minimizar las barreras que limita la

participación protagónica de las y los sujetos. Igualmente, no hay legitimidad, el diseño de los

instrumentos curriculares antes señalados en el INCE-INCES, corresponde a equipos

técnicos (especialistas), quedando relegada la participación protagónica de las y los sujetos

del hecho educativo comunitario (estudiantes, maestros (as), comunidad organizada) con sus

experiencias y saberes, en la construcción de propuestas que implican asuntos públicos.

Los citados instrumentos curriculares tampoco resultan Integrales, bien sea porque se

divide lo teórico de lo práctico (antagónico a los supuestos robinsonianos) o porque se divide

la formación por módulos en cuanto a distintos saberes; esto intensifica la fragmentación del

saber, su división por estratos. Así, por más que se llevó a cabo un esfuerzo por darle cabida

a la política en la formación, se dio como una parcela más, entre los módulos y no como un

elemento integral en la comprensión des-alienante, problematizadora y consciente de la

realidad.

Por último, el currículo INCE-INCES al no cumplir con las pertinencias antes

señaladas y la legitimidad de la misma, no es sustentable en el marco de la transformación

revolucionaria bolivariana.

HACIA UN INCES SOCIALISTA (2013)

Partiendo de los resultados antes expuestos, se decide rectificar el currículo y modelo

de producción/servicio que se se venía adelantando en el INCES, a partir de Enero 2013. La

citada rectificación pretende superar este sesgo oculto del currículo neoliberal, dándole

coherencia y congruencia política e ideológica al mismo, para lo cual nos planteamos la

propuesta del currículo construido y desarrollado por proyectos (currículo en acción).

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La fundamentación legal del currículo por proyectos, se basa en la CRBV 1999, LOE

2009, Ley INCES 2008, Reglamento con fuerza de ley de la GMSTV 2012. La base

pedagógica se fundamenta en la "Pedagogía Crítica” y la “Educación Popular”, esta es la

perspectiva que le da el sentido político-ideológico: una mirada que interpreta e intenta llevar

adelante la óptica del pueblo, de las y los trabajadores, de los sectores populares, sobre los

fines, los objetivos, los contenidos, las metodologías y las formas de evaluación; como

pensamiento pedagógico que posicionándose ante la realidad social, apuesta a la educación

como medio fundamental para la transformación cultural, lo cual representa la consolidación

del poder popular.

El currrículo por proyecto, constituye la concreción de acciones para la libertad y

representa una toma de posición que supone el reconocimiento de la:

• Injusticia social que el sistema capitalista y sus expresiones, imponen.

• Necesidad de entender la praxis social como una unidad inseparable de la reflexión

acción.

• Matriz cultural de la clase dominante, que puede reproducirse más allá de su

desmontaje.

• Transformación social como producto de la praxis a un nivel colectivo.

Este currículo no surge de la prioridad de planificar procesos educativos para la simple

transmisión de los conocimientos producidos por las ciencias occidentales. La prioridad es

resolver los problemas y satisfacer las necesidades de una comunidad en su contexto, pero

con el referente de los saberes y prácticas multiétnicas y pluriculturales reconociendo los

conocimientos construidos históricamente.

Este último componente se hace presente desde el momento en que considerar el

fundamento de los saberes y las prácticas de los pueblos originarios no supone negar los

conocimientos del mundo occidental-moderno. Aquí es necesario volver a precisar que los

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conocimientos científicos, técnicos y tecnológicos serán "agregados" para cumplir con los

requerimientos de las comunidades de preservar sus identidades y racionalidades. A este

respecto, el currículo por proyectos desmonta las relaciones maestro-discípulo de su carácter

colonial para constituirlas en pedagogías descolonizadoras, es decir, de promoción y/o

reconstitución de los valores, saberes y prácticas originarias, a partir del diálogo con los

conocimientos del mundo moderno.

El currículo por proyectos, sobre la base de la pedagogía crítica, al contrario de la

educación tradicional, que hace alarde de una posición neutra y apolítica, considera que toda

teoría educativa está íntimamente ligada a las ideologías que configuran el poder, la política,

la historia y la cultura. Desde este punto de vista, la escolarización funciona como terreno de

lucha continua sobre lo que se va afectar como conocimiento legítimo y como cultura,

legitimando y desafiando al mismo tiempo las experiencias culturales que constituyen las

historias de las realidades sociales.

La importancia del contexto histórico-social de la educación y la

superación de la dicotomía teoría y práctica, de la dicotomía docencia e

investigación.

Relación teoría y práctica: la producción del conocimiento se sustenta en la relación

dialéctica entre teoría y práctica, donde ambas se interrogan y enriquecen, mediante la

práctica pedagógica reflexiva-crítica, a fin de transformar la realidad. La investigación-acción

emancipadora, concertada entre maestras y maestros, estudiantes y comunidad, media entre

la teoría y la práctica.

Contextualización: la Pedagogía Crítica favorece la producción de conocimientos de

las y los sujetos de aprendizaje en estrecha relación con su contexto y otros contextos, con

miras a analizar las situaciones en sus contradicciones y afinidades. El contexto se refiere a

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los elementos socio-históricos, económicos, culturales, geográficos, políticos, en los cuales

interactúa la y el sujeto y a partir de ellos interpreta la realidad con un pensamiento reflexivo

y crítico.

Investigación - acción deliberativa: fundamentada en una investigación-acción

deliberativa y autónoma, con miras a mejorarla sobre la base de la construcción y

reconstrucción de la misma y de la teoría pedagógica que la sustenta, a partir de la reflexión

crítica, la Pedagogía Crítica propicia en las y los maestros la reflexión porque ésta hace que

en sus prácticas pedagógicas generen un conocimiento que ha de ser consciente, es decir,

saca a la luz lo que han aprendido de manera inconsciente, para expresarlo, criticarlo,

examinarlo y comunicarlo.

El currículo por proyectos no reprueba a los sujetos de aprendizaje por no poder

aplicar o repetir contenidos, riesgo inevitable de los currículos epistemológicamente

subordinados a la lógica de los campos de conocimiento disciplinarios. Sobre el fundamento

de saberes y prácticas culturales, en el currículo por proyectos las y los sujetos aprueban por

realizar procesos pedagógicos de servicio a la comunidad, considerando los conocimientos

científicos, sociales o "humanísticos" que sean necesarios. Epistemológicamente, este tipo

de trabajo es pos-disciplinario, ya que supera las fronteras de los campos disciplinares al

tomar de cada uno de ellos contenidos para luego hacerlos dialogar con los saberes y

prácticas culturales y así atender a requerimientos específicos emergentes del contexto

histórico-social.

El desarrollo curricular por proyectos, depende de las necesidades y problemas del

contexto y no de los campos de conocimiento occidentales. La realización de los proyectos

se da en forma básicamente colectiva y no individual, por lo tanto, también se desplaza la

evaluación individualista, para fundar una evaluación comunitaria que, más que atender a la

recepción o aplicación de conocimientos, centra su interés en la habilidad para articular

colectivamente conocimientos disciplinares sobre el fundamento de saberes y prácticas

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originarias, siempre con la perspectiva de atender a la comunidad o la sociedad. Aquí se

pone de manifiesto una especie de reciprocidad aplicada, pues se trata de concretar la

actitud de ser recíproco con y por el otro en determinadas acciones que se pueden valorar

como suficiente o insuficientes.

A diferencia de los currículos modernos que se sostienen en el horizonte formulado

por objetivos y competencias, la construcción y desarrollo curricular funciona por

orientaciones, entendiendo por orientación, la categoría que sustituye y supera los conceptos

de objetivo, propósito o competencia. El mismo se estructura en tres elementos: "querer",

"saber", "hacer" superando los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales de

la competencia. El querer expresa la voluntad social o comunitaria para visualizar un

determinado tipo de educación. Sin una voluntad que además sea social y culturalmente

propia, cualquier proceso pedagógico no será más que una fría, artificial o apócrifa relación

interpersonal con referentes ajenos pertenecientes a otro contexto histórico. El querer, al ser

comprendido como voluntad, instituye el principio de todo transcurso educativo.

El saber hace referencia a la articulación de conocimientos disciplinares desde la

racionalidad de saberes y prácticas culturales. Epistemológicamente, la categoría de saber

no reconoce la diferencia entre teoría y práctica, porque ella constituye ambos conceptos.

Así, cada vez que se habla de un saber, este es necesariamente teoría y práctica a la vez. El

saber engrana con el querer, pues sin voluntad todo saber y conocimiento sólo se agota en sí

mismo, y en los contextos donde existen racionalidades (otras que la moderna), no se trata

de conocer por conocer.

El hacer es el equivalente a la metodología o las estrategias para resolver

situaciones o problemas individuales o comunitarios. Sin embargo, hay una cualidad que

considerar: todo hacer que a la vez actualiza un querer y un saber necesariamente

presupone acciones dirigidas a la transformación de la realidad. Esto no tiene nada que ver

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con la dicotomía teoría/práctica porque, en esa concepción la práctica no está orientada a

intervenir en la realidad, sino tan sólo a consolidar la recepción de ciertos contenidos, pero

hasta ahora nada más. El hacer, en cambio, implica ineludiblemente el despliegue de

experiencia en el seno de una comunidad contextualmente. En este sentido, ningún hacer

pedagógico puede estar alejado del servicio colectivo a la comunidad. El querer, el saber y

hacer se concentran para poder vivir bien en comunidad.

La estrategia para la concreción del currículo que se avanza en el INCES, en los

"Espacios Socialistas Integrales", los cuales superan la concepción de centros, propios del

modelo de monopolización del saber del modelo capitalista; son los “Proyectos Formativos,

Investigativos, de Innovación y Producción/Servicio Socialista” (Ver anexo 2). Estos se

formulan en primer lugar, partiendo de la "indagación protagónica de los contextos

comunitarios" por parte de las y los sujetos de aprendizaje (ver anexo 3), en la que

participan las comunidades y colectivos de base organizados, y en segundo término se

consideran las solicitudes formativas de los sujetos sociales que acuden al INCES, para que

el proceso formativo comience desde la misma construcción del proyecto, en el cual,

considerando sus necesidades de formación, se orienten para que se constituyan proyectos

que los hagan dueños de su fuerza trabajo y que construyan un saber para la emancipación.

La idea de los nuevos espacios formativos supera la aplicación de un programa con

una carga académica fija. Es un espacio de acción constante de evaluación y diálogo de

saberes. En ella conviven la investigación como herramienta de profundización del

conocimiento con un fin social, con el objetivo absoluto de solventar necesidades del pueblo.

También tiene un lugar preponderante la innovación como ejercicio cotidiano de la creatividad

y la transformación. Finalmente todo esto debe darse en un ambiente productivo práctico con

resultados tangibles a las necesidades que presentamos anteriormente. De esta forma, todo

aquel que tiene una experiencia formativa en este espacio no entra en un juego de

simulación, comparte un espacio en el que se desarrolla una nueva forma de abordar el

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proceso productivo integral, donde se aprehenden cada uno de los elementos asociados a

dicho proceso y donde se construye una conciencia de la transformación desde la propia

subjetividad del sujeto que participa en este modelo de gestión socialista.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

• Basagoiti R., Manuel, Bru M., Paloma y Lorenzana, Concha. “La IAP de bolsillo”. Edita

ACSUR Las Segovias. Madrid, 2001.

• Carr, W. y Kemmis, S. (1988) Teoría crítica de la enseñanza. La investigación-acción

en la formación del profesorado. Barcelona. Martínez Roca.

• Freire, Paulo. La Educación en la Ciudad. Siglo XXI, Madrid, España. 1997.

• Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. Tierra Nueva, Montevideo, Uruguay. 1970.

• López de Caballos, P. Un método de Investigación-Acción Participativa Ed. Popular.

Madrid, 1989.

• Rodríguez-Villasante, T. Del Desarrollo Local a las Redes para Mejor Vivir Ed. Lumen.

Buenos Aires, 1998.

• Sánchez Alonso, M. La participación, metodología y práctica. Ed. Popular. Madrid.

• Stenhouse, L. (1987) Investigación y desarrollo del currículo. Morata.

• Vargas, Laura y Bustillos, Graciela. Técnicas participativas para la Educación Popular.

Editorial Lumen-Humanutas, Buenos Aires, Argentina. 1996.

• VV.AA.: El análisis de la realidad en la intervención social (métodos y técnicas de

investigación). Ed. CCS. Madrid, 1997.

• CRBV 1999.

• LOE 2009.

• LEY GMSTV 2012.

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Agregar los anexos

1.- Orientaciones para la evaluación institucional.

2.- Proyectos de formación, investigación, innovación y producción y/o servicio socialista.

3.- Indagación de los contextos comunitarios."

4.- Cuadernos de sistematización del maestro.

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