hace cien aÑos, el pueblo de parÍs se lo- · de versarles, sostenido por toda la burguesía,...

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  • HACE CIEN AÑOS, EL PUEBLO DE PARÍS SE LO-VANTO EN ARMAS PARA TOMAR EN SUS MANOS SU PROPIO DESTINO.

    EL IMPERIO DE NAPOLEÓN III SE HABÍA -• DESMORONADO TRAS T.A DESASTROSA GUERRA

  • EN MEMORIA de lo COMUNA - ' C u a r e n t a años han transcurrido desde la proclamación de LA CO

    MUÑA DE PARÍS. Según la costumbre, el proletariado francés ha con-aoraorado con mítines y manifestacin» s a los hombres de la revoluci ón del 18 de marzo de 1871; a finales de mayo irá de nuevo a depo-sitar coronas sobre la .umba de los comuneros fusilados, víctimas de la horrible "semana de mayo" y a jurar m a vez más conbatir sin descanso basta el triunfo completo de sus ideas, hasta la realiza-ción total de la obra que lo han legado,

    ¿Por qué el proletariado, no sólo ei francés, sino el del mun-do entero, honra en los hombres de la comuna a "sus precursores? -¿cuál es la herencia de LA COMUNA?.

    LA COMUNA nació espontáneamente: nadie la había preparado cons cíente y metódicamente, Un?, guerra desventurada con Alemania; los sufrimientos del sitio; la miseria del proletariado y la ruina de la pequeña burguesía; la indignación de las masas contra las clases superiores y las autoridades que nabian dado pruebas de una incapa Jidad tr. tal; una fermentación confusa en el sene de la clase obrera¡ que estaba descontenta de su situación y aspiraba a otra forma so-cial; la composición reaccionaria de la Asamblea nacional que hacía temer por la república.; todos estos factores, y muchos otros, empu-jaron a la población de París a la revolución del 13 de marzo que remxtió inopinadamente el poder a manos de la guardia nacional, a manos de la clase obrera y de la pequeña burguesía que se había ali neado a su lacio.

    Fue un acontecimiento r,in precedentes en la historia. Hasta en toncas el pode:' se hallaba comunmente entre las manos de los grané d~s propietarios latifundistas y le loe capitalistas, es decir, de sus hombres de confianza, constituyendo lo que se llama el gobierno. Pero después de la revolución del 18 le marzo, cuando el gobierno de M. Thiers huyó de París con sus tropas, su policía y sus funcio narios, ex pueblo se convirtió en dueño de la situación y el poder pasó al proletariado, Pero en la Sociedad actual, el proletariado, siervo del capital, no puede dominar políticamente si no rompe las cadenas que le atan ai capital. Y he aquí por qué el movimiento de LA COMUNA debía inevitablemente revestir un color socialista, es -decir, tratar de derrocar el dominio de la burguesía, el do.ninio -dei capital, y destruir los propios cimientos del :r'gimen social -ac 'jual.

    A principie este movimiento fue extremadamente mezclado y con-fuso. Se adherían a él patriotas que esperaban que LA COMUNA recomen z,aría la guerra contra los alemanes y la llevaría a buen término. 3ra sostenido por ios pequeños comerciantes amenazados por la ruina si el pago de tarifas e impuestos no era suspendido (lo que el go-vjerno les había denegado, pero que LA COMUNA les acordó). Finalmen t..', al principio, disfrutó incluso en parte de las simpatías de los republicanos burgueses que temían que la Asamblea nacional reaccio-naría (los "rurales", los implacables propietarios latifundistas) no restaurase la monarquía* Pero en este movimiento el papel prin-cipal fue jugado, naturalmente, por los obreros (sobre todo por los artesanos parisinos) entre los que r,e ha.bía llevado una activa pro-pagan-la socialista durante los TÍ It .irnos años dei segundo Imperio y de los cuales muchos pertenecían incluso a la Internacional.

    COMUNA LA COMUNA LA COMUNA LA CO - k - MUÑA LA COMUNA LA COMUNA LA COMÚN

  • Suio ios obreros permanecieron üieles hasta el final a LA C0-MÜNA. Los republicanos burgueses y ios pequeños burgueses se sepa raron pronto de ella, los unos espantados por el carácter proleta-rio, socialista y revolucionario, del movimiento; los otros cuando la. vieron condenada a una derrota uierta. Sólo los proletarios -franceses sostuvieron sin temor y sin desmayo su gobierno; solos oonvatieron y raurieron por '51, es deceir, por la emancipación de la clase obrera por un fut-ro mejor de todos los ;rabajadores.

    Abandonada por sus aliados de la víspera y no teniendo ningún apoyo, la COMUNA debía incuestionablemente padecer una derrota. -Toda la burguesía de Francia, tcd:s los grandes propietarios lati fundistas, toda la gente de la Bolsa, todos los fabricantes, to-dos los ladrones pequeños y grandes, todos los explotadores se uni eron contra ella, Esta coalición burguesa, sostenida por Bismarck (que liberó a cien mil prisioneros franceses para reducir al París revolucionario), consiguió levantar a los ignorantes campesinos y a la pequeña burguesía provinciana contra el proletariado parisino y encerrar a medio París en un circulo de hierro (la otra mitad -estaba invadida por el ejercito alemán). En algunas grandes ciuda des de Francia (Marsella, Lyon, Sairit— Etienne, Dijon y otras) los obreros intentaron igualmente apoderarse del poder, proclamar EA COMUNA e ir a liberar París, pero estas tentaciones fracasaron ra oidamence. Y París, que levanto la primera bandera de la insurrec ción proletaria i se encontró reducida a suc únicas fuerzas y abo-cada a una. derrota cierta.

    Para que una revolución social pueda triunfar} al menos dos -condiciones son necesarias.: unas fuerzas productivas altamente de sarrolladas y un proletariado bien preparado, Pero en 1871 estas dos condiciones faltaban, El capitalismo francés estaba aún poco desarrollado y Francia era sobre todod un país le pjqueña burgue-sía (artesanos, campesinos, peuqeños comerciantes; 3 t c ) , Por otra parxe, no existía partido obrero; la clase obrera no tenia ni pre paración ni largo entrenamiento, y en su conjunto, no tenía siquie-ra una idea muy clara de sus tareas y de los medios de realizarlas. No había ni una organización política del proletariado seria, ni sindicatos y asociaciones cooperativas do ¡nasas,..

    Pero lo que faltó sobre todo a laCOMUNA, fué el tiempo, la po sibilidad de orientarse y abordar la realización de su programa. No había tenido aún tiempo de comenzar la obra cuando el gobierno de Versarles, sostenido por toda la burguesía, atacaba París, LA COMUNA tuvo, antes que nada, que pensar en defenderse. Y hasta el fin, entre el 21 y el 28 de maye, n; tuvo el piempo de pensar se-riamente en otra cosa.

    Sin embargo, a pesar de las condiciones tan desfavorables, a pesar de la brevedad de su existencia, LA COMUNA logró tomar al-gunas medidas que caracterizan suficientemente su auténtico sen-tido y sus objetivos. LA COMUNA sustituyó el ejercito permanente, instrumento ciego de las clases dominantes, por el armamiento ge-neral del pueblo; proclamó la reparación de la Iglesia y del Esta do, suprimió el presupuesto de los Cultos '̂ es decir, el manteni-miento de los curas poro al Estado), dio a la enseñanza ptlblica un carácter completamente laico, y con esta medida dio un golpe serio a ios gendarmes con s o a n a 0 En el dominio puramente social no tuvo tiempo de hacer muchas cosas; pero lo peco que hizo muestra con su ficiente claridad su carácter de gobierno obrero, popular: fué proi-

    OMUNA LA COMUNA LA COMUNA LA 10 - 5 - MüNA LA COMUNA LA COMUNA LA COMÚNx

  • hibido el trabajo nocturno en las panaderías; el sistema de multas ese robo legalizado a los obreros, fué abolido; finalmente, LA COMUNA dio el famoso decreto en virtud del cual todas las fábri cas, empresas y talleres abandonadas o inmovilizadas por sus pro pietarios eran entregadas a las asociaciones obreras con el fin de reemprender la producción-, '.{ como para subrrayar su carácter de gobierno auténticamente democrático y proletario, LA COMUNA decidió que el sueldo de todos los funcionarios de la administra ción y del gobierno no debfa so^re pasar en ningún caso el sala rio normal de un obrero.

    Todoas estas medidas mostraban bastante clara-mente que la COMUNA suponía uii peligro mortal para el viejo mundo fundaño so bre la servidumbre y la explotación. La sociedad burguesa no pu do dormir tranquila-monte mientras la bandera roja del proletaria do oiideó sobre el Ayuntamiento de París. Y cuando, al fin, las fuerzas gubernamentales organizadas consiguieron vencer a las £ fuerzas mal organizadas ele la revolución, los generales bonapar tistas, vencidos por los alemanes y valerosos pon"sus compatrio tas vencidos, esos Rennenkampf y Mellar—Zaleóme 1 ski franceses, -hicieron una carnicería como jamás París había, visto. Cerca de 30.000 parisinos fueron masacrados por las soldadesca desencade nada, cerca de ^5.000 fueron arrestados, de los cuales muchos -debían ser reclutados seguidamente; millares fueron enviados a la cárcel o deportados. En total, París perdió alrededor de 100, 000 de sus hijos y entre ellos los mejores obreros de todas las profesiones,

    La burguesía estaba contenta, "¡Ahora, se ha dado buena emen-ta del socialismo, y por mucho tiempo!", decía su jefe, el enano sanguinario Thiers, después del baño de sangre que acababa de in fringar con sus generales al proletariado parisino. Pero estos cuervos burgueses graznaban inútilmente. Cerca de seis años des-pués del aplastamiento de íaCOMÜNA, cuando numerosos combatien-tes languidecían aún en la cárcel o en el exilio, el movimiento obrero nenacía ya en Francia. La nueva generación socialista, en riquecida por la experiencia de B U S progenitores y en absoluto desanlentada por su derrota, se apoderó de la bandera caída de las manos de los combatientes de LA COMUNA y la llevó adelante con seguridad e intrepidez a los grites de :1 ¡viva la revolución social} ¡viva LA COMUNA!", Y algunos años más tarde, el nuevo -partido obrero y la agitación qur aabía desencadenado en el país-, obligaban a las clases dominantes B poner en libertad a los comu ñeros que permanecían en manes del gobierno.

    El recuerdo de los combatientes de la COMUNA no es solamente venerado por loe obreros franceses, sino también por el proleta riado del mundo entero. Pues la COMUNA no luchó por cualquier -objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados, de -todos los ofendidos. Combatiente de vanguardia, de la revolución social, la COMUNA atrae sirapa.tías en tedas las partes donde el proletariado sufre y lucha. El ejemplo de su vida y de su muer-te, la imagen del gobierno obrero que tomó y conservó durante -más de dos meses la capital del nundo. el espectáculo de la lu-cha heroica del proletariado y de sus sufrimientos después de la derrota -todo esto ha elevado la moral de millones de obreros, ha hecho renacer sus esperanzas y panado su adesión al socialismo. El rugir de los cañones de Parí 3 ha sacado de su profundo sueño

    LA COMUNA LA COMUNA LA CO - 6 - LA COMUNA LA COMUNA LA COMUNA

  • a las capas más retrasdas del proletariado y dado en todas partes un impulso nuevo a la propaganda revolucionaria socialista. Es por esfco que la obra de LA COMUNA no está muerta; vive hasta el pre-sente en cada uno de nosotros.

    La causa de LA COMUNA es la de la revolución social, la de la emancipación política y económica total de los trabajadores, la del proletariado del universo. Y en este sentido es inmortal.

    ARTECULO PUBLICADO POR LBNIN EN 1911.

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    — 1

    ",., En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase per otra, lo mismo en la república democrática que bajo la monarquía; y en el rner^or de los casos, un mal que se transmite hereditariamente al proletariado -triunfante en su lucha por la dominación de cía se. El proletariado victorioso, lo mismo que hi zo la 60MUNA, no podrá por menos de amputar in-mediatamente les lados peores de este mal, entre tanto que una generación futura, educada en con-diciones sociales nuevas y libres, puede deshacer se de todo ese trasto viejo del Estado.

    Últimamente, las palabras "dictadura del pro letariado" han vuelto a sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, £qiiereís saber qué faz presenta esta dictadura? . Mirad a la COMUNA de París: He ahí la dictadura

    j [j j i del proletariado . " (Federico ENGELS)

    "... Una vez suprimidos el ejercito permanente y la policia, que eran los elementos de la fuerza física del antiguo gobierno, LA COMUNA toma medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el "po_ der de lod curas", decretando la separación de la Igle-sia del Estado y la exoropie.ción da todas las iglesias como corporaciones poseedoras. Los curas fueron devuel-tos al retiro de la vida privada, a vivir de las limos-nas de los fieles, como sus antecesores, los apostóles. Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas -gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas — de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino — que la propia ciencia se redimía de las trabas a que le tenian sujeta los prejuicios de c." ase y el poder del Poder del govierno". (Carlos MARX)

    COMUNA LA COMUNA LA COMUNA LA CO - 7 - LA COMUNA LA COMUNA LA COMUNZ LA

  • L A S ENSEÑANZAS

    DE LA COMUNA U'espués del golpe de Este^do que daba fin a la Revolución de

    13^8, Francia ca¿r¿í durante 18 años bajo el yugo del régimen de Napoleón. Este régimen condujo ai país a la ruina económica y -también a la humillación nacional, Levantado contra el viejo ré gimen, el proletariado asumió dos tareac, una nacional, y otra social: liberar a Francia de la invasión alemana y emancipar a loa obreros del yugo capitalista, instaurando el socialismo. La reunión de estas dos tareas constituve el trazado original de la COMUNA.

    Li burguasía formaba entonces un "gobierno de defensa nació nal", bajo la dirección del cual el proletaria dio debía combatir por la independencia nacional.. En realidad, era un gobierno de "traición del publo" qyic veía su misión en la lucha corara el p proletariado do París. Pero cegado por sus mlusiones patrióticas, el proxetariado no se daba cuenta de cllo„ La idea, de patriotijs mo se remonta a la gxan Revolución del siglo XVIII; se amparó en espíritu de los socialistas de LA COMUNA) 3 Blanqui por ejemplo, revolucionario incontestable y adepto ferviente al socialismo, no encontró para su periódico L\n titulo ¡~.ás apropiado que este grito burgués: "¡la Patria en peligro!".

    Estos dos objetivos contradictorios reunidos -patriotismo y socialismo-- fueron el error fatal le les socialistas franceses. En el Manifiesto de la Internacional, de septiembre de 1870, MARX ponia en guardia al proletariado francés contra el entusiasme -por la engañadora idea nacional: profundos cambios se habían pro ducido desde la gran Revolución, los antagonismos de clase de -habían agravado. la lucha contra la reacción de toda Europa unía por aquel entonces al conjunto de La nación revolucionaria; hoy, por el contrario, el proletariado no puede consentir ya sus in-tereses con los de otras clases, clases que le son hostiles. ¡Que lleve la burguesía la responsabilidad de la humillación nacional!c La tarea del proletariado es iuciiar por emancipar el trabajo del yugo de la burguesía por medio del socialismo.

    Y en efecto, el verdadero fonuo del "patriotismo1, burgués no tardó en aparecer. Después de habar firmado una paz vergonzosa con los prusianos, el gobierno de Versalies abordó su tarea prin cipal y emprendió un ataque contra el proletariado armado de Pa ría al que temía- Los obreros replicaron con la proclamación de LA COMUNA y la guerra civil.

    Si bien el proletariado -socialista estaba dividido en nume-rosas sectas, la COMUNA supuso un brillante ejemplo de la unani midad con la que el proletariado sabe acometer las tareas demo-cráticas que la burguesía sólo -abe enunciar. Sin legislación par ticular y complicada, simplemente, por actos, el proletariado en el poder democratizó el régimen social, suprimió la burocracia, precribió la elegibilidad de los funcionarios por el pueblo.

    k COMUNA LA COMUNA LA COMUNA Lá CO - 8 - MUÑA LA COMUNA LA COMUNA L

  • Pero dos faltas aniquilaron los frutos de una brillante vic-toria. El proletariado se paró a mitad camino: en lugar de proce der a la "expropiación de los expropiadores", se dejó llevar por sueños sobre el establecimiento de una justicia suprema en el país ¡ unido por una tarea nacional común; instituciones como los bancos., por ejemplo, no fueron tomadas, Xa teoría proudhoniana de "cambio justo", etc, reinaba, aún entre loe socialistas, £1 segundo fallo fué la excesiva magnanimidad del proletariado; en lugar de exter minar a sus enemigos, buscó ejercer una influencia moral sobre -ellos, desestimó la importancia de las acciones puramente milita res en la guerra civil y. en lugar de coronar su vietoria en París con una ofensiva resuelta sobre Versalles, se entretuvo y dio tiem po ai govierno de Vetsalles para reunir las fuerzas tenebrosas y prepararse para la sangrienta semana de mayo.

    Pero a pesar de todos sus fallos, LA COMUNA as el modelo más grandioso del movimiento proletario del siglo ZIX, MARX apreciaba altamente la aportación histórica de la COMUNA. Si en el momento en que la camarilla versallesca intentaba pérfidamente apoderarse de las armas del proletariado parisisno, los obreros las hubiesen abandonado sin luchar, el perjuicio de la desmoralización que ésta debilidad hubiese sembrado en el movimiento proletario hubiera -sido infinitamente más grave que las pérdidas sufridas por la cla-se obrera en el combate, en defensa de sus armas. Por grandes que hallan dido los sacrificios de LA COMUNA, están compensados por la importancia que tiene para la lucha general del proletariado; removió profundamente el movimiento socialista del toda Europa, reveló la fuerza de la guerra civil; disipó las ilusiones patrió ticas e hizo añicos la fé inocente en las aspiraciones nacionales de la burguesía. LA COMUNA enseñó al proletariado europeo a plan tear concretamente ios problemas de la revolución socialista.

    La lección que el proletariado recibió no será olvidada. La clase obrera la aprovechará, como la aprovechó ya en Rusia duran te la Insurrección de diciembre.

    La época que precedió y preparó la revolución rusa tiene al-guna analogía con la del yugo napoleónico en Francia. En Rusia, igualmente, la camarilla absolutista había conducido al pais a -los horrores de la ruina económica y de la humillación nacional. Pero durante largo tiempo, hasta que el desarrollo social no hu-bo creado las condiciones favorables para un movimiento de masas, la revolución no pudo estallar y, a pecar de todo su heroísmo, -los ataques ai8Ido8 contra el gobierno en el período prerrevolu-cionario se rompieron contra la indiferencia de las masas popula res. Sólo la sácialdemocracia (los comunistas de entonces) supo, mediante un trabajo perine.z y metódico, enseñar a las masas las formas superiores de lucha: acciones masivas y lucha civil arma-da.

    Ella supo romper en un proletariado joven las aberraciones r "nacionales" y "patrióticas", y, cuando se hubo conseguido con su intervención directa arrancar al zar el Manifiesto del 17 de oc-tubre, el proletariado se puso a preparar enérgicamente la etapa siguiente e inevitable de la revolución: la insurrección armada. Libre de las ilusiones "nacionales", el proletariado concentró sus fuerzas de clase en sus organizaciones de masas: los soviets de los delegados de los obreros y de los soldados, etc. Y a pesar de

    COMUNA LA COMUNA LA COMUNA LA CO - 9 - MUÑA LA COMUNA LA COMUNA LA COMÚN

  • todas las diferencias entre los objetivos y las tareas de la re-volución rusa y las de la revolución francesa de 1871, el prole-tariado ruso tuteo que recurrir al modo de lucha que había inaugu rado la COMUNA de París* a la guerra civil'. Acordándose de las -enseñanzas de LA COMUNA, sabía que el proletariado no debe de deí preciar los medios de lucha pacíficos -estos,últimos sirven a sus intereses cotidianos y son irdisoensables en el periodo de prepa ración de la revolución- oero que no debe nunca de olvidar tampo co que en ciertas circunstancias la lucha se clases se trasnforma en lucha armada y en guerra civil; es en ios momentos esto's cuan do los intereses del proletariado exigen la exterminación impla-cable de sus enemigos en combates abiertos. El proletariado fran cés fué el primero en demostrarlo durante LA COMUNA y el proleta riado ruso lo confirmó brillantemente eñ la Insurrección de di-embre.

    Estos dos levantamientos grandiosas de la clase obrera fueron aplastados. Sea. Una. nueva insurrección estallará pronto, una in-surrección ante la cual las fuerzas enemigas del proletariado se revelaran débiles y en la q*ie el proletariado socialista conseguí rá una victoria completa,

    ARTICULO PUBLÍCALO POR LENIN EN 1908.

    •¡ LA COMUNA, excl aman . pr. ter de abol «r la propiedad, basn de to da c:L s ilr 2ELC ion! Si ; ca-balleros, LA COMUNA p reten día abo lir esa pro-piedad de clat e que c onvie rte 3l trabajo de -muchos en la riqv-.eza de un os t )ocos, LA C OMUNA aspiraba a la expropi ación de los exoropiadores. Quería convertir la p ropie dad indivñdual en u-na realidad, transfor mando los me dios de prc-ducción, la tierra y el ca pits •i aue hoy son fundamentalmente medí os; de es« ; 1avizaci ón y. do explotación del traba j o, e: a s: .mpi os iastrument tos de trabajo libre y aso ciado , ¡Pero es el -comunismo, el irrealizable coir.uni sino ! (MARX) .

    "Como es lógico, LA C0MÜN1- de Paris había de servir de mo- j délo a todos los grandes centros industriales de Francia. Una vez esvablecib en París y en los centros secundarios el régi - ¡ men comunal, el antiguo gobierno centralizado tendría que de- j jar paso también en provincias al g o b ñ e m o de los productores j por los productores,. En el breve esbozo de organización nació | nal que la COMUNA no tuvo tiempo de desarrollar, se dice cla-ramente que la COMUNA habría de ser la forma política que re-vistiese hasta la aldea mas pequeña del pais y que en los dis tritos rurales el ejército permanente habría de ser reemplaza do por una. milicia popular, con ufi plazo de servicio extraor- . dinariamente corto. Las comunas rurales de cada distrito admx nistrarían sus asuntos colectivos por medio de una asamblea -de delegados en la capital del distrito correspondiente y es-tas asambleas, a su. vez, enviarían diputados a la Asamblea Nacional de delegados de 1-arls, entendiéndose que todos los -delegados serian revocables en todo momento y se hallarían o-bligados por 3l mandato imperativo (instrucciones) de sus e-lectores'! (Carlos MARX) .

    COMUNA LA COMUNA LA COMUNA LA 00 ~ 1 0 " MUÑA LA COMUNA LA COMUNA L

  • 'i, ..«*;,« _

    "La Comuna t u v o q u e r o o o n o c o r d o s d o eJ -• i J.i .-L momen to q u o l a oXano o l w i m . n

    H o g a r a l P o d o r . n o p i sodo s e g u i r g o b e r n a n d o con l a v i e j a maguióla dol Estadojquo,; r a n o p e r d e r d o n u e v o su ; d o m i n a c i ó n r o c i ó n c o n q u i s t a d a , l a c l a s e oh&Ksa t i e n e , d o u n a p a r t e , q u e b a r r o r . t o d a l a v i e j a m á q u i n a represiva, u t i l i z a d a h a s t a entonces o t a a o l l a 3 y , de o t r a parte.¡p.rec avorso c o n t r a sus p rop ie s diputados y funcionar ios fioclanándoloa a todos s in excepción, revoca"' i los en cualcpelox nomonto. «"("P.ENCrELS)

    "La var iedad do i n i o r p r o t a c ion os a quo fea s ido eomotida l a Comuna y l a v a r i a dad do i n t e r e s e s q\ie l a han i n t e r p r e t a d o a v-or, d e n o s t r a n que ora una foxmz

    í p o l í t i c a perfectamente f l e x i b l e , a difoj iencia i e l a s íbasaas a n t e r i o r e s de g o b i o s

    I ¡e habían s ido todas f aaontalmonti roa I Comuna ona.osncialiaonto.un gobio - • ao

    s lar í í L--.;se p roduc to ra c o n t r a l a c. aso gpnopj SÍ" p a r a l l e v a r a cabo dent ro de e l l a 1

    MAHXX

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    yda 3 3. as i v BOC e s de sa c l e r i g a l l a . "

    BRETE BIHLIOGHlfiFlÁ

    Os -recomendamos l a l e c t u r a ds los s i g u i e n t e s l i b r o s p a r a completar o l es tud io sobre La Comuna do Par i s s

    - , ¡La guer ra p i v i l ea F r a n c i a " Carlos MARX, prólogo do Federico Engels . So puedo adqu i r i t r f aciJ ento en cua lqu ie r l i b r e r í a . ,

    - , ! 3 l Estadp y l a Kovoluci la" do Lonin. Hay d ive r sa s ed ic iones c l a n d e s t i n a s . Es f á c i l c nsegui r 'ana pub l i cada on ;:Toxtos bá-s i c o s do marxismo—lonir.i a o H .

    - " H i s t o r i a do l a Comuna da P a r í s " do E. Liseagaray. So puede adqui r ix igaalmonto en l i b r e r í a s .

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