ha pasado un año desde que eragon partió de alagaësia en … · 2020. 9. 7. · primera parte:...

HapasadounañodesdequeEragonpartiódeAlagaësiaenbuscadelhogarperfectoparaentrenaraunanuevageneraciónde JinetesdelDragón.Ahoradebehacer frenteaunmarde tareasqueparecennotenerfin:construirunenormerefugioparadragones,lidiarconproveedores,custodiarhuevosdedragónyenfrentarseconúrgalosbeligerantesyelfosarrogantes.Perounavisióndeloseldunarístraeconsigovisitasinesperadas;unaextraordinarialeyendaúrgala,queaportaráunadistracciónmásquenecesaria,asícomounanuevaperspectivaalavidadeEragon.

EstevolumenincluyetresmaravillosashistoriasoriginalesdelmundodeAlagaësia,entremezcladasconescenas de las propias aventuras deEragon. Incluye también un extracto de la inolvidable hechiceraAngela,laherbolaria,escritaporAngelaPaolini,unpersonajeinspiradoenellamisma.

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ChristopherPaolini

ElTenedor,laHechicerayelDragón

ePubr1.0Titivillus14.06.2019


Títulooriginal:TheFork,theWitchandtheWormChristopherPaolini,2018Traducción:JorgeRizzoIlustraciones:ChristopherPaoliniEditordigital:TitivillusePubbaser2.1


Índicedecontenido

PRIMERAPARTE:ELTENEDOR

1.ElmonteArngor2.Untenedoramano3.LaSaladelosColores

SEGUNDAPARTE:LAHECHICERA

4.Rimasyacertijos5.Sobrelanaturalezadelasestrellas6.Preguntasyrespuestas

TERCERAPARTE:ELDRAGÓN

7.Latrampa8.LabestiadeKulkaras9.Unnuevoinicio

Nombreseidiomas

Agradecimientos

Notas


Comosiempre,estelibroestádedicadoamifamilia.Ytambiénaloslectoresquelohanhechoposible.


1

ElmonteArngor

Eldíanohabía idobien.Eragonse recostóensusillaydiounbuen

trago a la jarra de hidromiel de moras que tenía en la mano. Unasensacióndulceycálidaleinvadiólagarganta,yconellavolvieronlosrecuerdosde las tardesdeveranopasadas recogiendobayasenelvalledePalancar.

Depronto,sintióunpuntodenostalgia.ElhidromielhabíasidolomejordeaquellareuniónconHruthmund,

el representantede los enanos.Un regalopara reforzar losvínculosdeamistad y colaboración entre los enanos y los jinetes…, o eso decíaHruthmund.

Eragonresopló.«Menudaamistad».Sehabíapasadotodalareunióndiscutiendo conHruthmund sobre la entrega de los suministros que lehabíanprometido.DabalaimpresióndequeHruthmundconsiderabaquecon cada tres o cuatro meses había más que suficiente, lo cual eraabsurdo, teniendo en cuenta que los enanos vivían más cerca de laacademia que ninguna otra raza.HastaNasuada se las había arregladoparahacerenvíosmensualesdesdeelotroladodeldesiertodeHadarac,aunagrandistanciahaciaeloeste.

«Tengo que conseguir hablar conOrik y solucionarlo directamenteconél».

Unacosamásque sumar a su listade tareaspendientes, al parecerinterminable.

Eragon echó un vistazo a los montones de rollos, libros, mapas ytrozos de pergamino que cubrían el escritorio que tenía delante. Todoaquellorequeríasuatención.Elpanoramaeradeprimente.Suspiró.

Levantólavistaymiróatravésdelastoscasventanasdelrefugio.Laluz del atardecer bañaba las llanuras a los pies del monte Arngor,azotadasporelviento.Alnorteyaloeste,elríoEddabrillabacomouna


cinta de plata bruñida que se perdía a lo lejos. En el meandro máscercanohabíaunpardebarcos atracados, ydel embarcaderopartíauncamino que se dirigía hacia el sur, hasta las colinas entre las que sealzabaArngor.

Eragonhabíaelegidoesamontaña,trasconsultarloconSaphirayconsus compañeros de viaje, comonuevohogar de los Jinetes deDragón.Peroeraalgomásqueeso: tambiéneraun refugiodondecustodiar loseldunarís y, con un poco de suerte, el lugar donde nacería la nuevageneracióndedragones.

Laaltamontaña,deparedesverticales, eraunvestigiode lasBeor,algo menor que esas colosales cumbres, pero mucho mayor que lasVertebradas, los montes donde había crecido Eragon. Se elevaba ensolitario sobre la verde pradera que se extendía hacia el este, a dossemanasdeplácidanavegaciónmásalládelasfronterasdeAlagaësia.

Al sur de Arngor, el territorio era agreste e irregular, como unamantaarrugada,ybrillabaconelreflejodelashojasdelosárboles,queemitíandestellosplateadoscomolasescamasdeunpez.Másalesteselevantaban escarpaduras y barrancos, así como enormesmontículos depiedraamododemesetascubiertasconunafrondosavegetación.Entreellosvivíangruposdetribuserrantes:extrañoshumanosmediosalvajesquenoseparecíananadadeloqueEragonhubieravistoantes.Hastaelmomento no habían planteado ningún problema, pero él no se fiabamucho.

Ahorateníaunagranresponsabilidad.La montaña recibía muchos nombres. Arngor, en la lengua de los

enanos, quería decir «montaña Blanca», y, efectivamente, el terciosuperior estaba cubierto de nieve y de hielo; desde lejos, la cumbrerelucíaentrelasverdesllanuras.Perotambiénteníaunnombresecreto,antiguo, en la lengua de los enanos. Porque cuando la expediciónencabezada por Eragon había empezado a acampar a los pies de lamontaña habían descubierto unos túneles excavados en la piedra, y enellos inscripciones rúnicas que decían Gor Narrveln, «montaña deGemas».Algún clan o alguna tribu antigua de enanos había excavadominasenlasprofundidadesdelamontaña.

Los enanos integrados en el grupo de Eragon se habían mostradomuy emocionados con el descubrimiento, y le habían dedicadomuchotiempoadebatirquiénhabríaexcavadolasminasyquégemaspodríanencontrarseensuinterior.

En lenguaje antiguo, lamontaña era conocida comoFell Thindarë,que significaba «montaña de la Noche». Los elfos no habían sabido


decirleaEragondedóndeprocedíaesenombreniquéqueríadecir,asíqueélnosolíausarlo.PerotambiénhabíaoídoquelallamabanVaeta,o«Esperanza»,yleparecióunbuennombre,yaquelosJinetesdeDragóneranunaesperanzaparatodaslasrazasdeAlagaësia.

Los úrgalos tenían su propio nombre para la montaña: Ungvek.Cuando Eragon les preguntó qué quería decir, le respondieron quesignificaba«CabezaDura».Peronoestabamuysegurodeello.

Y luego estaban los humanos. Eragon les había oído usar todosaquellos nombres indistintamente, y también el de Punta de Escarcha,términoquesospechabaqueusaríanlosmercaderesamododeburla.

Personalmente, Eragon prefería cómo sonaba lo de Arngor, perodaba a cada uno de los nombres la consideración que merecían. Laconfusión reinante en cuanto a todos ellos reflejaba la situación en laacademia:aquellugareraunamezcladerazas,culturasydeconflictos,muchosdeellosaúnporresolver…

DiootrosorboalhidromielMûnnvlorss;aqueleraelnombrequelehabíadadoHruthmunda labotella:«Mûnnvlorss».Eragonpensóenelnombre,dándoleforma,intentandodeducirsusignificado.

LareuniónconHruthmundnohabíasidoelprimerproblemadeldía.Los úrgalos se mostraban beligerantes, como siempre. Los humanos,problemáticos. Los dragones en sus eldunarís, enigmáticos. Y loselfos…,loselfoseranelegantes,eficientesyeducadoshastaelextremo,perocuandotomabanunadecisiónera«inamovible».Lasnegociacionescon ellos habían resultado ser mucho más difíciles de lo que Eragonpensaba en un principio; cuantomás tiempo pasaba con ellos,más deacuerdoestabaconlaopinióndeOrik:lomejoreraadmirarlosdesdeladistancia.

Ademásde lasdificultades interpersonales, también lepreocupabanaspectosde laconstrucciónde lafortaleza, laobtencióndealimentosyotros suministros para el invierno que se acercaba, y un montón dedetallesmásrelacionadosconelgobiernodeunagranpoblación.

Y es que eso era, en esencia, en lo que se había convertido suexpedición:enunasentamiento,quemuyprontoseríapermanente.

Eragon apuró las últimas gotas de su jarra. Sentía el efecto delhidromiel:elsueloseladeabaligeramentebajosuspies.Sehabíapasadomedia mañana ayudando a la construcción del bastión, y eso habíaconsumidounacantidadmuchomayordesusfuerzasydelasdeSaphiradeloqueesperaba.Pormuchoquecomiera,noparecíaquebastarapararecuperar las energías gastadas. Las últimas dos semanas había tenido


que apretarse dos agujeros el cinturón, y a eso había que sumar otroagujeroqueyasehabíaapretadoenlassemanasanteriores.

Viountrozodepergaminosobrelamesayfruncióelceño.Recuperarlosdragones,lideraralosjinetesyprotegerloseldunarís

eranresponsabilidadesquedeseaba,queaceptabadebuengradoyquesetomaba en serio. Y, sin embargo…, nunca había pensado que pasaríatanto tiempo de su vida haciendo «aquello»: sentado ante una mesa,trabajandocondatosycifrashastaqueselenublaralavista.Aunquelalucha contra el Imperio y el enfrentamiento contra Galbatorix habíansupuesto un esfuerzo inmenso (y pese a que él nunca jamás desearíaexperimentar algo parecido), comparado con aquello le parecía algomuchomásemocionante.

En ocasiones soñaba con colgarse su espada, Brisingr, del cinto,subirse a Saphira y partir en busca de aventuras. Pero no eramás queeso:unsueño.Nopodíanabandonaralosdragonesnialosjinetesasusuerte;aúntendríaquepasarmuchotiempoparaeso.

—Barzûl—murmuróEragon,y fruncióel ceñoaúnmás,pensandoen todas las maldiciones que podría lanzar contra aquellos trozos depergamino, arrojándoles fuego, hielo, rayos, viento, desintegrándolos ohaciéndolesotrasmuchascosas.

Suspiró,irguiólacabezayalargólamanoparaagarrarlaplumaunavezmás.

—Para—dijoSaphira,moviendolacabezaalotroladodelasala,enel hueco acolchado que había en el suelo, un nido lo suficientementegrandecomoparaundragón.Elmismonidodonde,cadanoche,dormíaEragonacurrucadobajounadelasalasdeladragona.

Al moverse, sus escamas brillaron como joyas, lanzando reflejosazulesporlasparedes,queseiluminaroncomounapantalladecolores.

—No puedo—respondió Eragon—.Ojalá pudiera, pero no puedo.Hayquerepasarestosmanifiestosantesdemañanaporlamañana,y…

—Siempre habrá trabajo —dijo ella, acercándose a la mesa,haciendo repiquetear la puntade las brillantes uñas contra la piedra—.Siempre habrá quien nos necesite, pero tienes que cuidarte, pequeño.Por hoy ya has hecho bastante. Deja la pluma y olvida tuspreocupaciones. Aún hay luz en el cielo. Ve a practicar la lucha conBlöhdgarmoadartedecabezazosconSkarghaz,loquequieras,peronotequedesahísentado,dándolevueltasaeso.

—No —dijo Eragon, fijando la mirada en las filas de runas quecubríanelpergamino—.Estohayquehacerlo,ysolopuedohacerloyo.Sino…


La garra izquierda de Saphira atravesó el montón de pergaminos,clavándoseenlamesayderramandoeltinteroenelsuelo.

Eragondiounrespingo.—Yabasta—dijo,resoplandoyechándoleencimasucálidoaliento.

Luegoextendióelcuelloyseloquedómirandofijamenteconunodesusbrillantesojosdeunnegroprofundo—.Porhoyyahasacabado.Ahoramismoyanopuedesnipensar.Ve.

—Nopuedes…—¡Venga!—leespetóella,conungruñidosuaveperoprofundo.Eragonqueríareplicar,perosecontuvo.—Muy bien —dijo, dejando caer la pluma junto a la garra de

Saphira.Apartólasilladelescritorio,sepusoenpieylevantólasmanosenseñalderendición—.Vale,túganas.Mevoy.

—Bien —respondió ella, con un gesto divertido en los ojos,empujándolohaciaelumbraldelapuertaconelmorro—.Ynovuelvashastaqueestésdemejorhumor.

—Hmpf…—protestó él, aunque al pasar por el arco de entrada ytomar las amplias escaleras curvadas que bajaban al exterior tenía unasonrisa en el rostro. A pesar de sus protestas, Eragon no lamentabaapartarsede sumesa.Aunque lemolestaraunpoco, sabíaqueSaphiraeraconscientedeello,peronovalíalapenadiscutirporesatontería.

Aveceseramásfácillibrarunabatallaquesabercómoafrontarlascosasmásmundanasdelavida.

Esaeraunalecciónqueaúnestabaaprendiendo.Losescalonesnoeranaltos,peroelespacioentrelasparedeseralo

bastanteampliocomoparaqueSaphiracupieracómodamente.Salvoporlosaposentosprivados,enelbastióntodoteníaunasmedidassuficientescomo para que pudiera pasar cualquier dragón, salvo losmás grandes,comoenlaisladeVroengard,elantiguohogardelosJinetesdeDragón.Eraunacaracterísticaimprescindibledelafortaleza,perosignificabaquehasta la construcción de una simple sala se convertía en un ejerciciomonumental, y que la mayoría de las cámaras eran enormes eimponentes,másaúnqueenlagranciudadenanadeTronjheim.

El lugar tendría un aspecto más acogedor, pensó Eragon, cuandopudieran dedicar tiempo y energías a decorarlo. Había algunasbanderolasytapicescolgadosdelasparedes,yconunaspocasalfombrasante las chimeneas sepodría atenuar los ecos, dar un toquede colorymejorar el aspecto general del lugar, pero de momento el únicoequipamiento con el que contaban eran los numerosos farolillos sinllamadelosenanos,colgadosaintervalosregularesporlasparedes.


Aunque de momento no es que hubiera mucho que decorar. Unpuñadodealmacenes;unascuantasparedes;elrefugiodondedormíanély Saphira, en lo alto de un saliente rocoso con vistas al resto de laciudadelaplaneada.HabríaqueconstruiryexcavarmuchomásantesdequeelcomplejoempezaraaparecersemínimamentealavisiónqueteníaEragon.

Bajó hasta el patio principal, que no era más que un cuadrado depiedra sin pulir con herramientas, cuerdas y tiendas diseminadas. Losúrgalos estaban practicando la lucha alrededor de su hoguera, comosolíanhacer,yEragonsequedómirandounrato,peronoteníaningunasganasdeparticipar.

Dosde loselfos—ÄstrithyRílven—quemontabanguardiaen lasalmenas, con vistas a la llanura a los pies de lamontaña, asintieron amododesaludocuandolovieronacercarse.Eragonlesdevolvióelgestoysemantuvoaciertadistancia,conlasmanosalaespalda,respirandoelperfumadoairedelatardecer.

Luego fue a supervisar la construcción del salón principal. Losenanoslohabíandiseñadodeacuerdoconelplangeneraltrazadoporélmismo, y después los elfos habían añadido algunos detalles finales, locualhabíaocasionadomásdeunadiscusiónentreambosgrupos.

Desdeelsalón,Eragonfuealosalmacenesysepusoacatalogarlascajasylosbarrilesdesuministrosquehabíanllegadoeldíaanterior.ApesardelareprimendadeSaphira,noconseguíadistanciarsedeltrabajo.

Había«mucho»quehacer,ynuncaconseguíadisponerdeltiempoodelaenergíanecesariosparavercumplidos(aunquefueraenparte)susobjetivos.

En el fondo era consciente de que Saphira desaprobaría que noestuvierade fiesta con los enanos,practicando la luchacon los elfosohaciendoalgo,loquefuera,peroalgoquenofueratrabajo.Sinembargo,ahoranoleapetecíaningunadeesascosas.Noleapetecíaluchar.Noleapetecía leer. No le apetecía dedicar energías a actividades que no leayudaranaresolverlosproblemasalosqueseenfrentaban.

Porque todo descansaba sobre sus hombros. Los suyos y los deSaphira. Cada decisión que tomara afectaría no solo al futuro de losJinetes, sino a la propia supervivencia de los dragones. Y, si seequivocabaensuelección,podríasuponerelfindeambos.

Con aquellos pensamientos en la cabeza resultaba difícil relajarse.Impulsado por su insatisfacción, Eragon volvió a subir las escalerashacia el refugio. Pero giró antes de llegar a lo más alto. Atravesó un


pequeño túnel lateral y entró en la cámara que habían excavado justodebajoSaphirayélconhechizoseinclusousandopicos.

Era una gran cámara en forma de disco.En el centro, sobre variastarimas escalonadas, había un surtido de relucientes eldunarís. LamayoríaloshabíantraídoSaphirayélmismodelacriptadelasAlmasdeVroengard,perotambiénhabíaunoscuantoscorazonesdecorazonesqueGalbatorixhabíamantenidosometidosasuvoluntad.

Elrestodeloseldunarís(losquehabíanacabadoenloqueciendoconloshechizosy la torturamentaldeGalbatorix)estabanalmacenadosenunacuevaenlasprofundidadesdelmonteArngor.Allínopodríanhacerdañoanadieconsuspensamientosdesquiciados.Coneltiempoyconlaayudadeotrosdragones,Eragonesperabapoder llegaracurarlos.Peroesoseríauntrabajodeaños,talvezdedécadas.

Si hubiera sido por él, habría colocado todos los eldunarís en esascuevas,juntoalosnumerososhuevosdedragón.Eraelmejormododeprotegerlos,elrefugiomásseguroparaellos.Eragoneramuyconscientede que corrían el riesgo de que los robaran, a pesar de las muchasdefensasquehabíainstaladoenlacámara.

Noobstante,Glaedr,Umarothylosotrosdragonesqueaúnestabanenplenaposesióndesusmentessehabíannegadoavivirbajotierra.Talcomo había dicho Umaroth: «Nos hemos pasado más de cien añosencerradosenlacriptadelasAlmas.Quizásundíapasemosotroscienaños esperando en la oscuridad. Pero hasta que llegue ese día, nosgustaríasentirlaluzsobrelasuperficiedenuestroseldunarís».

Yasíhabíasido.Loseldunarísmásgrandesestabansobrelatarimacentral; losmáspequeños, dispuestos en círculos a su alrededor.En lapared circular de la cámara se abrían decenas de estrechas ventanasojivales que los elfos habían cerrado con unos cristales quefragmentabanlaluzentranteenbrillosirisados.Cualquieraquefueralahora del día, la sala, orientada al norte, estaba siempre llena de luz eiluminadapor rayosmulticolorprocedentes tantode lasventanascomodelospropioseldunarís.

LosenanosyloselfossehabíanacostumbradoallamarlalaSaladelos Colores, y Eragon estaba bastante de acuerdo con aquel nombre.Realmente,resultabamuydescriptivo.

SeabriópasohastaelcentroysearrodillófrentealajoyadoradaybrillantequeeraelcorazóndecorazonesdeGlaedr.Lamentedeldragónentróencontactocon lasuya.Eragonpercibióunampliopanoramadepensamientos y sentimientos que se abría ante él. Como siempre, sesintiómuypequeñoanteaqueldesplieguedeenergía.


—¿Quéesloquetepreocupa,Eragon-finiarel?Aúninquieto,Eragonfruncióloslabiosymirómásalládeleldunarí,

haciaelcristalsemitransparentedelasventanas.—Esdemasiadotrabajo.Noconsigosacármelodeencima,demodo

quenoencuentroelmomentodehacernadamás.Cadavezmecuestamás.

—Debes aprender a centrarte—dijo Glaedr—.Cuando lo hagas,esosasuntosmenoresdejarándepreocuparte.

—Lo sé… Y sé que hay muchas muchas cosas que no puedocontrolar.—Eragon esbozó una sonrisa tan breve como triste—.Perosaberloyhacerlosoncosasdiferentes.

Entoncesselesunióotramente,ladeUmaroth,unodeloseldunarísmás antiguos. En un acto reflejo, Eragon miró hacia el corazón decorazonesblancoqueconteníalaconcienciadeldragón.

—Loquenecesitasesunadistracción—dijoUmaroth—,algoquetepermitadescansarlamenteydesconectar.

—Desdeluego—coincidióEragon.—Enesecaso,quizápodamosayudarte,Argetlam.¿Recuerdasque

mis compañeros y yo vigilábamos Alagaësia desde el interior de laCriptadelasAlmas?

—Sí…—respondióEragon,queyaveíapordóndeibaeldragón.Teníarazón.—Pueshemosseguidohaciéndolo,Argetlam,enparteparapasarlos

días, pero también para adelantarnos a los acontecimientos y nodejarnossorprendersillegaaaparecerunnuevoenemigo.

Otras mentes se unieron a la de Umaroth: eran el resto de loseldunarís,quesedisputabanunespacioenlaconcienciadeEragonenunmar de voces profundas. Como siempre, tuvo que hacer un esfuerzomental para contenerlas y mantener el contacto con sus propiospensamientos.

—¿Porquénomesorprende?—Silodeseas—dijoGlaedr—,podemosmostrartepartedeloque

vemos. Una visión diferente que quizá te proporcione una nuevaperspectiva.

Eragonvaciló,considerandolaoferta.—¿Cuántotiempollevará?—Loquehaga falta, jovencito—dijoUmaroth—.Precisamente, lo

quedebeshaceresdejardepreocuparteporeltiempo.¿Sepreocupaeláguilaporloqueduraeldía?¿Lohaceneloso,elciervoolospecesdel


mar?No. ¿Por qué tienes que hacerlo tú, pues?Haz lo que puedas ydejatodolodemásparamañana.

—Muy bien —dijo Eragon, levantando el pecho y cogiendo aire,comopreparándose—.Puesmostrádmelo.

Inexorablescomoelavancedelamarea,lasmentesdelosdragonesinvadieronlasuya.ArrancaronaEragondesucuerpo, losacarondelaSaladelosColoresyselollevarondelanevadacimadelmonteArngor,apartándolo de todas sus preocupaciones, para transportarlo hasta lasfamiliaresperolejanastierrasdeAlagaësia.

Anteélfueronapareciendounaseriedeimágenes,yconellasvioysintiómuchomásdeloqueseesperaba…


2

Untenedoramano

HabíanpasadodosdíasdesdeMaddentide,ydelcieloestrelladocaían

losprimeroscoposdenievesobrelaciudaddeCeunon.Essieni sedio cuenta.Avanzabaconpasodecididopor el callejón

adoquinado tras la casadeYarstead, con laboca apretada enunaduralínea y las mejillas encendidas, haciendo esfuerzos por contener laslágrimas. Odiaba a la estúpida ymiserable de Hjordis, con su sonrisafalsa,susremilgosysushirientesinsultos.La«odiaba».

YluegoestabaelpobreCarth.Essienopodíadejardepensarensureacción. Se le veía en la cara lo traicionado que se sentía, mientrasHjordisleempujaba,haciéndolecaerenelabrevadero.

Nisiquierahabíaintentadodeciralgo;sehabíaquedadoallísentado,en el mismo punto donde había caído, mirándola con los ojosdesorbitados.

Essieaún tenía lamangadelvestidomojadade las salpicadurasdebarro.

El sonido familiarde lasolaschocandocontra losembarcaderos sehizo más potente a medida que se acercaba al muelle. Iba por losestrechos callejones, usando los pasajes que raramente tomaban losadultos.Enloaltovioungrajoquehinchabalasplumas,sentadoenelalerodelaoficinadeCorreos.Elpájarolevantólacabezayabrióelpico,delquesalióuntristegraznido.

Essie se estremeció, pero no del frío, y se ajustó el chal sobre loshombros.Anteshabíaoído los aullidosdeunperro enplenanoche; laveladelpequeñoestantedondedejabanlecheypancomoofrendaparalossvartlingssehabíaapagado,yahoragraznabaungrajo.Todomalosaugurios.¿Esqueaúnibaatenermásmalasuerte?Noseveíacapazdesoportarnadapeor…


Se coló por entre los fétidos paneles de secado de pescado a unextremodelmercadoysalióa lacalle.Másallá seoíamúsicaygentequehablaba,ydelFulsomeFeastsalíaunacálidaluz.Lasventanasdelatabernaerandecristal,hechasespecialmenteporlosenanos,ybrillabancomo diamantes a la luz de las velas. Essie seguía sintiendo ciertoorgullocadavezqueveíalasventanas.Nohabíaningúnotroedificioenlacallequetuvieraalgotanbonito.

Enelinteriorhabíatantoruidoytantojaleocomosiempre.Essienohizo caso de los comensales; se fue directamente a la barra. Su padreestabaponiendocervezas, lavando jarrasy sirviendoplatosde arenqueahumado.Leechóunamiradarápidamientraspasababajolatrampillaalfinaldelabarra.

—Llegastarde—dijo.—Losiento,papá—respondióEssie,cogiendounplatoyponiendo

encima una hogaza de pan, un trozo de duro queso de Sartos y unamanzana medio seca. Aún era demasiado pequeña para servir mesas,peroayudaríamástardeconlalimpieza.

Ymástardeaún,cuandotodossehubieranidoalacama,secolaríaenlabodegayrecogeríalasprovisionesquenecesitaba…

Llevóelplatoaunasillavacíafrentealagranchimeneadepiedra.Juntoalasillahabíaunamesita;alotroladodelamesahabíaotrasilla,ocupada por un hombre. Era flaco y de ojos oscuros, lucía una barbacuidadayunalargacapadeviajequeloenvolvía.Sosteníaunplatoenequilibriosobre la rodillaycomíadespaciouna racióndelcarneroconnabos de sumadre, ensartando los trozos con uno de los tenedores dehierrodelataberna.

Essienohizocaso.NoeramásqueotrodelosmuchosviajerosquepasabanporelFulsomeFeast.

Sedejócaeren la silla libreycogióun trozodepande lahogaza,imaginándose que era la cabeza deHjordis la que arrancaba… Siguiócomiendo, usando dedos y dientes, y masticó con una rabia que leproducíaunaextrañasatisfacción.

Aún tenía la sensación de estar al borde del llanto, lo cual leenfurecíaaúnmás.Llorareracosadeniños.Llorareracosadelagentedébilquesedejabamanipularyquedejabaquelosdemáslesdijeranloqueteníanquehacer.¡Ellanoeraasí!

Mordió lamanzana y soltó un bufidomalhumorado al encontrarseconelrabilloencajadoenelhuecoentrelosincisivos.

—Parecesdisgustada—dijoelhombrequeteníasentadoallado,convozsuave.


Essie frunció el ceño. Se quitó el rabillo demanzana de entre losdientesylotiróalfuego.

—¡EstodoculpadeHjordis!Asupadrenolegustabaquehablaraconlosclientes,peroellanunca

habíahechocaso.Losparroquianossiempreteníanhistoriasinteresantesque contar, ymuchos de ellos le acariciaban el pelo y comentaban loadorablequeera,yledabangarrapiñadasodulcesdejarabedearce(almenoseninvierno).

—¿Ah, sí?—dijo el hombre, posando el tenedor y girándose paraverlamejor—.¿YquiénesHjordis?

—Es la hija de Jarek, el capataz del duque —dijo Essie,malhumorada.

—Yaveo.¿Yesolaconvierteenalguienimportante?Essienegóconlacabeza.—Hacequeella«secrea»importante.—Bueno,¿yquéesloquehahechoparadisgustarte?—¡Todo!Essielediounbocadorabiosoalamanzanaymasticótanfuerteque

se mordió la boca por dentro. Hizo un gesto de dolor, pero tragó,intentandonohacercaso.

Elhombrediountragoalajarraqueteníaenlamano.—Muyinteresante—dijo,yluegoselimpióunrestodeespumadel

bigote—.Bueno, ¿es algo que te apetezca contar?Quizás hablando deellotesientasmejor.

Essielemiróconunpuntodedesconfianza.Teníaunrostroafable,pero también unamirada intensa, unos ojos oscuros y duros que no leinfundíanmuchaseguridad.

—Papánoquerráquelemoleste.—Tengo un poco de tiempo —dijo el hombre, tranquilamente—.

Estoyesperandoaunsociomíoque,pordesgracia,suelellegartarde.Sisienteseldeseodecompartirtuhistoria,considérametupúblico,devotoyentregado.

Usaba un montón de palabras grandilocuentes y tenía un acentodesconocido para Essie. Parecía extremadamente prudente con ellenguaje,comosiestuvieraesculpiendoelaireconlalengua.Yapesardeello,apesarde ladurezadesusojos,Essiedecidióqueparecíaunabuenapersona.

Laniñabalanceólaspiernasjuntoalaspatasdelasilla.—Bueno…Megustaríacontárselo,peronopuedohacerloamenos

queseamosamigos.


—¿Ah,sí?¿Ycómonosconvertimosenamigos?—¡Tienequedecirmesunombre,bobo!Elhombresonrió.Teníaunabonitadentadura.—Porsupuesto.Quétontosoy.Enesecaso,mellamoTornac—dijo,

tendiéndole la mano. Tenía los dedos largos y pálidos, pero parecíanfuertes.Ylasuñaserancortasyrectas.

—EssieSiglingsdaughter—respondióella,estrechándole lamanoysintiendolafiladecallosdesupalma.

—Encantado de conocerte, Essie. ¿Y bien? ¿Qué es lo que tepreocupatanto?

Essie sequedómirando lamanzanaamediocomerque teníaen lamano.Suspiróyvolvióadejarlaenelplato.

—EstodoculpadeHjordis.—Esodecías.—Siempremetratamalyhacequesusamigossemetanconmigo.Tornacsepusoserio.—Esonoestánadabien.Animada,Essiemeneólacabeza,dandoriendasueltaasurabia.—¡No! Bueno…, a veces se meten conmigo igualmente, pero…

cuandoestáHjordis…esmuchopeor.—¿Esesoloquehapasadohoy?—Sí.Másomenos.Arrancó un trozo de queso y lo mordisqueó mientras repasaba

mentalmente lasúltimassemanas.Tornacesperó,paciente.EsoaEssielegustaba.Lerecordabaaungato.Porfin,reunióelvalornecesario:

—Antes de la cosecha, Hjordis empezó a mostrarse más amableconmigo. Pensé… Pensé que quizá las cosas empezarían a mejorar.Inclusomeinvitóasucasa.—MiróaTornac—.Estájuntoalcastillo.

—Impresionante.Essieasintió,satisfechadequelaentendiera.—Mediounadesuscintas,unaamarilla,ymedijoquepodíaasistir

asufiestadeMaddentide.—¿Yfuiste?Volvióaladearlacabeza.—Era… Era hoy —dijo, y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Parpadeófuriosamente,decepcionadaconsigomisma.—Toma —dijo Tornac, tendiéndole un cuadradito de tela blanca.

Parecíapreocupado.Alprincipio,Essieno teníaclarosidebíaaceptarlo. ¡La telaestaba

tanlimpia!Peroluegolaslágrimasempezaronacaerleporlasmejillas,


agarróelpañueloysesecólosojos.—Gracias,señor.Enelrostrodelhombreapareciódenuevounasonrisa.—Hace mucho tiempo que no me llaman «señor», pero no te

preocupes.Deduzcoquelafiestanofuebien,¿no?Essietorcióelgestoyledevolvióelpañuelo.No«iba»allorarmás.

Noibaahacerlo.—Lafiestafuebien.FueHjordis.Perodespuéssepusodesagradable

otra vez, y…, y… —Essie respiró hondo, como para llenarse elestómagodevalor—,ydijoquesinohacíaloqueellaquería,lediríaasu padre que no usara nuestra taberna durante la celebración delsolsticio.

Echó una mirada a Tornac, preguntándose si entendería por quéaquelloteníatantaimportancia.

—Todoslosalbañilesvienenabebery…—Seleescapóelhiposinquerer,peseasusesfuerzosporcontenerlo—.Esosignificaquegastanmontonesymontonesdemonedas.

Tornacdejóelplatoenlamesayseinclinóhaciaella.Sucapacrujíacomoelvientoalazotarlapajadelostejados.Estabamuyserio.

—¿Yquéqueríaquehicieras?Avergonzada, Essie fijó la mirada en sus zapatos manchados de

barro.—QueríaqueempujaraaCarthylehicieracaerenelabrevadero—

dijo,amontonandolaspalabrasparasoltarlasloantesposible.—¿Carthesamigotuyo?Essieasintió,muytriste.Seconocíandesdequeellateníatresaños.—Viveenlosmuelles.Supadreespescador.—Asíqueaélnoleinvitaríanaunafiestaasí.—No,peroHjordisenvióasudoncellaabuscarloacasay…EssiesequedómirandoaTornac,conrabiaenlosojos.—¡No tuveelección! ¡Sino lehubieraempujado,Hjordis lehabría

dichoasupadrequenovinieranalFulsomeFeast!—Entiendo —dijo Tornac, en tono apaciguador—. Así que

empujasteatuamigo.¿Pudistedisculpartedespués?—No —respondió Essie, sintiéndose aún peor—. Yo… salí

corriendo. Pero todo el mundo lo vio. No querrá ser mi amigo nuncamás.Nadiequerrá.Hjordissolopretendíajugármela,yla«odio».

Essie agarró la manzana y la mordió con fuerza otra vez,chasqueandolosdientes.


Tornacabriólabocaparadeciralgo,pero,enesemomento,elpadredeEssiepasóporallíconunpardejarrasquellevabaaunamesajuntóalaparedyleechóunamiradadedesaprobaciónasuhija.

—Mihijanoleestarámolestando,¿verdad,maeseTornac?Tienelamalacostumbrededarlalataalosclientescuandointentancomer.

—En absoluto —dijo Tornac, sonriente—. He pasado demasiadotiempoviajandoconelsolylalunacomoúnicacompañía.Unpocodeconversaciónesexactamenteloquenecesito.Dehecho…—Hundiólosdedosbajoelcinturón,yEssieviounbrilloplateadoenelmomentoenqueTornacleacercabalamanoasupadre—.Quizápudieraencargarsedequelasmesasdenuestroalrededorse liberen.Estoyesperandoaunsociomíoytenemosun…negociodelquehablar.

Lasmonedasdesaparecieroneneldelantaldelhombre,queladeólacabeza.

—Porsupuesto,maeseTornac.MiródenuevoaEssie,algopreocupado,ysiguióporsucamino.De pronto, Essie sintió remordimientos. Su padre se quedaríamuy

tristecuandosefuera.Peronohabíaelección.«Tenía»queirse.—Bueno—dijoTornac,estirando las largaspiernasendirecciónal

fuego—. Me estabas contando tu historia, Essie Siglingsdaughter.¿Cómoacaba?

—Esoeratodo—dijoEssie,envozbaja.Tornacrecogióeltenedordesuplatoylohizogirarentrelosdedos.

AEssieaquellaimagenleresultabalevementehipnótica.—Nopuedeser tangravecomocrees.Estoysegurodequesise lo

explicasatuamigo…—No—respondióella,tajante.ConocíaaCarth.Noleperdonaríalo

quehabíahecho.Ningunode sus amigosde losmuelles laperdonaría.Pensaríanque leshabía traicionadoparaponersedepartedeHjordisylosotrosniñosquevivíanjuntoalcastillo.Y,enciertomodo,asíera—.Noloentenderá.Noconfiaráenmínuncamás.Todosmeodiarán.

LavozdeTornacadoptóuntonomásduro:—Entonces,quizánofuerantanbuenosamigosenrealidad.Essienoqueríanipensarlo.—Síqueloeran.¡Ustednoloentiende!—protestó,dandoungolpe

conelpuñoenelbrazodelasilla—.Carthes…Esmuybueno.Caebiena todo el mundo, y ahora… no querrán nada conmigo. Usted no loentiende.Esgrandey…viejo.

Tornac levantó las cejas hasta casi juntarlas con el nacimiento delcabello.


—Tesorprenderíasaberloqueyoentiendo.Asíquenoquerránnadacontigo.¿Yquévasahaceralrespecto?

Essienoqueríadecirlo,perolaspalabrasseleescaparondelabocaantesdequepudierapensárselo:

—Voyaescaparme—dijo,y,enelmomentoenquesediocuentadeloquehabíahecho,miróaTornaccongestodepánico—.¡Noselodigaapapá,porfavor!

Elhombrelediootrosorboasujarrayluegosemesólabarba.Noaparentabaestarmolestoconsuplan,desdeluegonocomoloestaríasupadre.Másbienparecíaquese la tomabaenserio,algoqueaEssie legustó.

—¿Ydóndequerríasir?—lepreguntó.Essieyahabíapensadoeneso.—Al sur, donde hace buen tiempo.Mañana sale una caravana. El

capatazvieneporaquí.Esunbuenhombre.Meescabulliré,yluegoiréconelloshastaGiTead.

Tornactocósutenedorconlapuntadeunauña.—¿Yluego?Despuésdeeso,Essienoloteníatanclaro,perosabíacuálseríasu

objetivofinal.—¡Quiero visitar las montañas Beor y ver a los enanos! —dijo,

excitada—.Sonlosquenoshacenlasventanas.¿Aquesonbonitas?—añadió,señalándolas.

—Desdeluegoquesí—dijoTornac.—¿UstedhaestadoenlasmontañasBeor?—Sí que he estado —respondió Tornac—. Una vez, hace mucho

tiempo.Impresionada,Essieseloquedómirandoconuninterésrenovado.—¿Deverdad?¿Sontanaltascomodicelagente?—Tanaltasquenosevenlascimas.Laniñaserecostóensusilla,intentandoimaginárselo,casimareada.—Quémaravilla.Tornacresopló,conteniendolarisa.—Sinoteimportamorirasaeteada,puessí…Tedaráscuenta,Essie

Siglingsdaughter,dequehuirnoresolverátusproblemasdeaquí.—Claro que no —dijo ella, como si fuera la cosa más obvia del

mundo—.Pero,simevoy,Hjordisnopodrámolestarmemás—añadióconunamueca.

Tornac casi parecía estar a punto de echarse a reír, pero dio otrosorboasujarrayluegoadoptóunaexpresiónmássolemne.


—Otra opción, y no es más que una sugerencia, sería resolver elproblema,enlugardehuir.

—Notienesolución—dijoella,empecinada.—¿Y tus padres?Estoy segurodeque te echarían terriblemente de

menos.¿Deverdadquiereshacerlessufrirasí?Essiesecruzódebrazos.Aquellonoestabayendocomoellaquería.

Hastaaquelmomento,Tornacsehabíamostradocomprensivo.¿Porquéseponíaadiscutirahora?

—Tienenamihermano,amihermanayaOlfa.Solotienedosaños—respondió,conunmohín—.Nomeecharíandemenos.

—Lodudomucho—dijoTornac—.Además,piensaenloquehicistecon Hjordis. Ayudaste a proteger el Fulsome Feast. Si tus padressupieranel sacrificioquehashecho, estoy segurodeque estaríanmuyorgullosos.

—Ya…—dijo Essie, no muy convencida—. Pero el problema noexistiríasinofuerapormí.Yosoyelproblema.Siyodesaparezco,todosearregla.

Con gesto decidido, cogió los restos de lamanzana y los tiró a laenormechimenea.

Un remolino de chispas ascendió y Essie oyó el chisporroteo delaguaalconvertirseenvapor.

—¿Eso qué es?—dijoTornac, adoptando un tono exageradamenteinformal.

—¿Elqué?—Esoquetienesenelbrazo.Essiebajólavistayvioquelamangaselehabíasubido,dejandoal

descubierto la sinuosa cicatriz roja de su muñeca izquierda.Avergonzada,sebajóelpuño.

—Nada—respondió,entredientes.—¿Puedo?—dijoTornac,acercandolamano.Alprincipio,Essievaciló,peroaquelhombreparecíataneducadoy

tansegurodesímismoquealfinalcedióydejóquelecogieraelbrazo.Conlamismadelicadezaquehabríatenidosumadre,Tornaclesubió

elpuñodelablusa.Essieapartólacabeza.Nonecesitabaverlacicatrizotravez;nonecesitabamirarparasaber

quelesubíaportodoelantebrazohastaelcodo.Esperabaquenadiemásenlasalasehubieradadocuenta.

Al cabo de un momento, sintió que Tornac le bajaba de nuevo lamanga.

—Esacicatriz…esimpresionante.Deberíasestarorgullosadeella.


—¿Porqué?Esfea,ylaodio.PorlascomisurasdeloslabiosdeTornacasomóunalevesonrisa.—Porque una cicatriz significa que has sobrevivido. Significa que

eresdurayquenoestanfácilmatarte.Significaquehas«vivido».Unacicatrizesalgoquehayqueadmirar.

—Se equivoca —dijo Essie, señalando el frasco con unascampanillasazulespintadasquehabíasobrelarepisadelachimenea,elque la tía Helna le había dado el invierno pasado, el que Essie habíatiradoalsuelosinquererhacíaunaslunas.Teníaunalargagrietadesdeelbordehastalabase—.Soloquieredecirqueestásrota.

—Ah—respondióTornac,convozsuave—.Peroaveces,sitrabajasmuy duro, puedes reparar una rotura y cerrarla con más fuerza quenunca.

AEssie,aquellaconversaciónyanolegustabatantocomoantes.Secruzódebrazos,encajandolamanoizquierdasobrelaaxila.

—Hjordisylosotrossiempreseríendemíporlacicatriz—masculló—.Dicen que tengo el brazo rojo como un salmonete, y que con esacicatriznuncaencontrarémarido.

—¿Yquédicentuspadres?Laniñahizounamueca.—Quenoimporta.Peronoescierto,¿no?Tornacladeólacabeza.—No, supongoqueno.Pero tuspadres estánhaciendo todo loque

puedenporprotegerte.—Bueno, pues no pueden—dijo ella, que soltó un bufido. Se lo

quedómirando; la oscuridad había vuelto a su rostro, pero no parecíadeberseaella—.¿Ustedtienecicatrices?

Elhombresoltóunarisanadaalegre.—Oh, sí —dijo, señalando una pequeña marca blanca sobre la

barbilla—.Estasolo tieneunosmeses.Melahizounamigosinquerermientras jugábamos, el muy manazas. —Y añadió, con un tonoafectuoso—:¿Quétepasóenelbrazo?

Essie tardó un rato en responder. Lo único que recordaba era lacocinadelatabernaaquellamañana,tresañosatrás,ylosúnicossonidoseranlosgritosdesesperadosdesumadre…

—Fue un accidente —murmuró—. Me cayó una olla con aguacalientesobreelbrazo.

Tornacfrunciólosojos:—¿Cayó«sinmás»?


Essieasintió.Noqueríamencionarquehabíasidosupadreelquelahabíaempujado.¡Peronohabíasidoculpasuya!Ellaibacorreteandoporlacocina,élnolavio.Además,sabíalomalquesesentíasupadreporloocurrido.

—Mmm…—Tornacteníalamiradafijaenelfuego,ylaschispasylasascuasselereflejabanenlosojos.

Essielomiró,intrigada.—¿Usteddedóndees?—Deunlugarmuymuylejano.—¿Enelsur?—Sí,enelsur.Essiedioungolpeenlasillaconlospies.—¿Y cómo es ese sitio?—preguntó. Si iba a escaparse, quizá le

convendríasaberquépodíaencontrarse.Tornacaspirólentamenteyechólacabezaatrás,fijandolamiradaen

eltecho.—Depende de dónde vayas. Hay sitios donde hace calor y otros

dondehacefrío,ysitiosdondeelvientonuncadejadesoplar.Bosquesqueparecennotenerfin.CuevasquepenetranenlasprofundidadesdelaTierra,yllanurasconenormesrebañosdeciervos.

—¿Haymonstruos?—Por supuesto —dijo él, mirándola de nuevo—. Siempre hay

monstruos.Algunosde ellos inclusoparecenhumanos…Dehecho,yohuidemicasa.

—¿Deverdad?Élasintió.—Eramayor que tú, pero sí.Me fui, pero no pude huir de lo que

quería dejar atrás…Escúchame, Essie. Sé que crees quemarchándotetodomejorará,pero…

—Ahíestás,TornacdelCamino—dijounavoz taimadaysibilantequeaEssielepusodepuntaelvellodelanuca.

Unhombreseabriópasoentrelasmesas.Eraflacoeibaencorvado,llevabaunacaparemendadasobreloshombrosyunasropasandrajosasdebajo.Enlosdedoslebrillabanvariosanillos.

Essie no tardó ni un momento en decidir que aquel hombre no legustabanada.Olíaapielesmojadas,yhabíaalgoensuaspectoyensumododemoversequeactivóunaseñaldealarmaensuinterior.

—Sarros—dijo Tornac, con una breve mueca de desagrado en elrostro—.Estabaesperándote.


—Las estribaciones están poniéndose peligrosas —dijo Sarros.Cogió una silla y la situó entre Essie y Tornac, y se sentó de cara aambos.

Essie observó que habían entrado otros hombres de la calle. Eranseis.Teníanunaspectorudo,peronoerancomolospescadores;llevabanpieles y cuero, y tenían una apariencia salvaje, similar a la de lostramperosquellegabanenprimavera.Muchasveces,supadreteníaqueecharlosporquearmabandemasiadojaleo.

Elhombre,queestabajuntoalabarra,observóalosreciénllegados,intranquilo.Sacósuporraforradadecueroylaapoyójuntoallavaderoamodo de silenciosa advertencia. Aquello reconfortó a Essie; le habíavisto poner en su sitio hasta a los borrachos más violentos con unoscuantosgolpesbiendirigidos.

SarrosseñalóaEssieconunlargodedomugriento.—Tenemosnegociosquediscutir.Dialajovencitaquesevaya.—Yonotengonadaqueesconder.Puedequedarse—dijoTornacsin

inmutarse,ylamiróalacara—.Siteinteresa.Podríasaprenderalgoútildelmundo.

Essieseencogióensusilla,peronosefue.LaspalabrasdeTornaclehabían despertado la curiosidad. Además, por algún motivo, no podíadejar de pensar en losmalos augurios de antes. Tenía la sensación deque,siseiba,podíapasarlealgoterribleaTornac.

Sarrosmeneólacabezaydejóescaparunsiseoprolongadoentrelosdientes.

—Ingenuotrotamundos.Comoquieras.Nodiscutiré,aunquequierasbuscarmelascosquillas.

—No,no loharás—respondióTornacconunbrillometálicoen lamirada—.Dime,¿quéhasencontrado?Hanpasadotresmesesy…

Sarroshizoungestoconlamano.—Sí, sí. Tres meses. Ya te lo he dicho: las estribaciones están

peligrosas.Peroheoídovocesdeloquebuscas.Nosolovoces,sinoqueademásheencontrado«esto».

Delacarteradecueroquellevabaalcinto,sacóunpedazode«algo»deltamañodeunpuñoquedejócaersonoramentesobrelamesa.

Essieseinclinóhaciadelante,igualqueTornac.Aquel«algo»erauntrozodepiedra,peroteníaunbrilloespecial.No

separecíaaningunarocaquehubieravistonuncaEssie,comosituvieraunabrasaardiendoenel interior.Laniñaloolisqueóy luegoarrugólanariz.¡Puaj!Olíaahuevospodridos.

Tornacmirólarocacomosinoquisieracreersequefueradeverdad.


—¿Quéesesoexactamente?Sarrosseencogiódehombros,levantándoloscomolasgarzasenlos

muelles.—Loúnicoquetengosonsospechas,perotúbuscabasalgoinusual,

algofueradelugar,yesonoencajaenlanormalidad.—¿Habíamáso…?Sarrosasintió.—Esomehancontado.Todouncampocubiertodepiedras.—¿Negrasyquemadas?—Comomarcadas por el fuego, pero sin ningún rastro de llama o

humo.—¿Dedóndees?—preguntóEssie.Sarrosesbozóunasonrisadesagradable:teníalosdienteslimadosen

punta.AEssie,aquellaimagenlediomásascoquemiedo.—Bueno,eseeselquiddelacuestión,jovencita.Tornac fue a coger la roca, peroSarrosdejó caer lamano sobre el

brillantemineral,envolviéndoloconlosdedos.—No—dijo—.Primeroeldinero,trotamundos.Tornac apretó los labios y de debajo de la pesada capa sacó una

pequeñabolsitadecueroqueemitióuntintineometálicoalponerlasobrelamesa.

Sarros sonrió. Tiró del cordón de la bolsita, y Essie pudo ver unbrillodoradoensu interior.Cogióairedegolpe.«¡Oro!».Nuncahabíavistosiquieraunamonedadeoro.

—La mitad ahora —dijo Tornac—. Y el resto cuando me digasdónde has encontrado eso—añadió, dando un golpecito sobre la rocaconlapuntadeundedo.

Sarrosemitióunextrañosonidoahogado.Essietardóunsegundoendarsecuentadequeseestabariendo.

—Oh,no, trotamundos.Desde luegoqueno.Yo creoquedeberíasdarnoselrestodetudinero,yquizásentoncestepermitamosconservarlacabeza.

Alotroladodelcomedor,loshombresvestidosconpielesdeslizaronlasmanos por debajo de las capas;Essie vio elmangode sus espadasmedioescondidasbajolatela.

Se puso rígida y, presa del pánico,miró a su padre. Un cliente loteníadistraído:eraunestibadordelosmuelles,queestabaapoyadoenlabarra, charlando.Essieabrió labocayestabaapuntodegritar cuandoSarrossacóuncuchillodehojafinayseloapoyóenlagarganta.


—Ah, ah—le advirtió—.Ni una palabra, jovencita, o te abriré lagargantaencanal.

El pánico la paralizó. Apenas podía respirar y le acongojaba elcontactodelahoja,fríayletal,contralapiel.

De pronto, todas sus preocupaciones anteriores parecían no tenerimportanciaalguna.Supadrepodía salvarla—estaba seguradeello—,perosolosisabíaqueteníaproblemas.Nodejabademirarhacialabarra,esperandoquedealgúnmodosupadrepudieraleerleelpensamiento.

LamiradadeTornacsevolvióaúnmásdura,pétrea;por lodemás,mantuvolamismacalmaquehastaentonces.

—¿Porquéestecambiodeguión,Sarros?Teestoypagandobien.—Ssssí.Deesosetrata.—Sarrosseacercómásaún,abriendobienla

boca.Elalientoleolíaacarnepodrida—.Siestásdispuestoapagartodoestoporpistasyrumores,debesdetenermásdineroquesentidocomún.«Mucho»másdinero.

Essie se planteó la posibilidad de darle una patada en la espinilla,peroelcuchilloleasustabademasiadocomoparaintentarlo.

Tornac frunció el ceño, y Essie le oyómurmurar alguna palabrotaentredientes.

—Tú no quieres esta pelea —dijo por fin—. Dime la ubicación,llévateeloroquetehasganadoynadiesaldráherido.

—¿Dequépeleahablas?—dijoSarros,burlón—.Nollevasespada.Somosseis,ytúeresuno.Eldineroesnuestro,quierasono.

Essiesepusorígidaalsentirlapresióndelaceroenelcuello;sintióunapunzadadedolor.

—¿Loves?—dijoSarros—.Te lopongofácil, trotamundos.Dameelrestodeloroquellevas,oestajovencitapagaráconsangre.

Essiecontuvolarespiración,sindejardeobservaraTornac.Porunaparte,albergabalaesperanzadequesacaraunadagaescondidaehicieraalgoarriesgadoyheroico.Parecíacapazdeeso.Enparte,esperabaquela rescatara. Pero Tornac no hacía más que mascullar una serie depalabrasextrañas.

Frenteaél,elairepareciótemblar,peronoocurriónadamás.Essieno sabía qué estaba intentando hacer, pero no parecía que sirviera denada.

Sarroschasqueólalengua.—Tonto. Muy tonto. —Con la mano que tenía libre, se sacó un

amuletohechoconuncráneodepájaroquellevababajoeljubón—.¿Veesto, trotamundos?LabrujaBachelnoshizouncollaracadauno.Tustrucosnoteayudarán.Estamosprotegidoscontratodastusmalasartes.


—¿Ah, sí? —dijo Tornac. Y entonces pronunció una palabra, ymenudapalabrafue.Resonócomounacampana,yenesesonidoaEssiele pareció oír todos sus posibles significados. Sin embargo, cuandointentórecordaraquellapalabra,noconservabaningúnrecuerdo.

Depronto,unsilenciosordo invadióel lugar.Todoelmundoen lasala miró hacia Tornac, muchos de los clientes con expresión deasombro,comosiacabarandedespertarsedeunsueño.

¡Magia!Essiesequedómirandoconlosojosdesorbitados,tanasombradaque

casiseolvidódelmiedo.Sesuponíaquenadiepodíausaryalamagia,amenosquecontaracon laaprobaciónde loshechicerosde la reina, losDuVrangrGata.PeroEssiesiemprehabíaqueridoveresetipodemagiadelquehablabanlasviejashistorias.

A pesar de aquella sonora palabra, Sarros parecía indemne. Porprimeravez,Tornacparecióconfuso.

—¡Essie!—exclamósupadre.Agarrósuporraysaltóporencimadelabarra—.¡Suéltalaahoramismo!

Sin embargo, antes dequepudieradar unpar depasos, dosde loshombres vestidos con pieles cargaron y lo derribaron. Uno de ellosgolpeóalpadredeEssieenlacabezaconelpuñodelaespada:seoyóuntunkapagado.

Conungemido,soltólaporra.Nadiemásseatrevióamoverse.—¡Papá!—gritóEssie.Denohabersidoporelcuchilloenlagarganta,habríaidocorriendo

a su lado.Era la primera vez que veía perder una pelea a su padre: alverlotiradoenelsuelo,perdiólaspocasesperanzasquetenía.

Unavezmás,Sarroschasqueólalengua,mássonoramentequeantes.—Tus trucos no te ayudarán, trotamundos. Ningún hechizo puede

superaralosdeBachel.Noexistemagiamásprofunda.—Quizátengasrazón—dijoTornac.Parecíatranquilootravez,algo

queEssienocomprendía.Cogióeltenedorysepusoajuguetearconél—.Bueno,puesparecequenotengoopción.

—Ninguna—confirmóSarrosconpetulancia.LamadredeEssieasomóporlapuertadelacocina,limpiándoselas

manoseneldelantal.—¿Quées todoesto…?—dijo,perose interrumpióalveraSarros

con el cuchillo en lamanoy a sumarido tendido en el suelo: se pusopálida.

—Nocausesproblemas,oensartamosatuhombre—dijounodelosmatonesvestidosconpieles,apuntandoalpadredeEssieconsuespada.


Mientras todo elmundomiraba a sumadre, Essie vio que Tornacmovía los labios, hablando sinvoz: unaondulación recorrió el tenedorcomounallama.

Sihubieraparpadeado,selohabríaperdido.Sarrosdiounapalmadasobrelamesa.—Yaestábiendeparloteo.Eldinero.Venga.Tornacagachóunpocolabarbillaymetiólamanoizquierdabajola

capa.Estabasentado,aparentemente tranquilo;depronto, semovió tanrápido que Essie no pudo seguirle con la vista. Su capa voló por losaires,creandounaráfagadeairequelegolpeóenelrostro,yeltenedorsaliódisparadohaciaelotroladodelamesa.Conuntintineometálico,despojóaSarrosdelcuchillo,quefueapararalapared.

Tornacestaba sentadoconelbrazoextendido,presionando laparteinferior de la barbilla de Sarros con el tenedor, pinchándole con laspuntas. El hombre de dientes afilados tragó saliva.De pronto, tenía elrostroperladodesudor.

Essienoseatrevióamoverse;Sarrosteníalamanojuntoasucuello,con los dedos abiertos y extendidos como si fuera a agarrarla de lagarganta.

—Aunque,porotraparte—observóTornac—,tuhechizonopuedeevitar que use la magia con otras cosas. Como con este tenedor, porejemplo. —Los ojos se le iluminaron con un brillo rabioso mientrasseguíapresionandocon laspuntasdel tenedoren lacarnedeSarros—.¿Deverdadcreesquenecesitounaespadaparaderrotarte, infecto sacodemugre?

Sarrossiseó.LuegoempujóaEssie,lanzándolacontraTornac,ydiounsaltohaciaatrás,derribandolasilla.

Essie cayó al suelo. Aterrada, gateó a cuatro patas por entre lasmesashasta llegar al ladode sumadre.A su alrededorhabía estalladounabaraúnda,congritos,golpesyjarrasrotas.

Lamujernodijonada;selimitóatirardeEssieyaponerlatrasella.Agarróunasillaquelevantófrentealasdosamododearmaoescudo.

Elcomedorsehabíaconvertidoenunmardecuerposapiñados;losclientesselanzarondesesperadamentehacialasalida,ylosseishombresvestidos con pieles desenfundaron la espadas, intentando arrinconar aTornac junto a la chimenea. Pero Tornac no iba a rendirse. Se habíadesprendidodesucapaysemovíaporlasalacomoungatosaltandoporlascornisas.Sarrossehabíaretiradoaunaesquinaynodejabadegritar:

—¡Cortadloporlamitad!¡Matadlo!¡Abridloencanalysacadlelastripas!


ElespadachínmáscercanocargócontraTornacysoltóunmandoble.Tornacdesvióelgolpeconeltenedor,yluegoatacóyseloclavóenelpecho.

Essiehabíavistomuchasriñas,sobretodoalfinaldelacosecha,peroaquello no se parecía en nada a las peleas de operarios borrachos.Eramucho peor: hombres sobrios intentandomatarse unos a otros en unaluchadescarnada.Resultabamuchomásaterrador.

Buscóasupadreyloencontrógateandohacialabarraenbuscadeprotección,sangrandoporelcortequeteníaenlasien.

—¡Papá!—gritó,peroélnolaoyó.Otros tres de los hombresdeSarros se lanzaron sobreTornac.Los

tresleatacaronconsusespadas,sinesperaraquellegaranlosotros.Tornac cogió una silla y, con una sola mano, se la estrelló en la

cabezaaltipoqueteníaalaizquierda.Almismotiempo,usóeltenedorparadetenerlosataquesdelosotrosdosmatones.Respondióacadaunodesusataques, luchandoconunahabilidad sorprendente.Loshombrestenían laventajadequecon laespada llegabanmás lejos,peroTornacdesvió todos sus golpes y consiguió acercarse lo suficiente. Con unmovimiento de la mano imposible de seguir con la vista, hendió eltenedor:uno,dos,tres,cuatrodurosimpactosquedejaronaloshombrestendidosenelsuelo,gimiendo.

Alotroladodelasala,elpadredeEssieyahabíallegadoalabarra.Sepusoenpie.Aúnteníalaporraenlamano,peroaquelpaloforradodecueroparecíainútilcomparadoconlasrelucientesespadas.

—Essie—dijosumadre,tensa—.Olfaestáenlacocina.Quieroquevayas…

Pero antes de que pudiera acabar, uno de los guardias de Sarroscorrióhaciaellas.En lamano izquierda llevabaunamaza,queagitóydejócaercontra lasillaquesostenía lamujer.El impacto learrancó lasilladelasmanos,destrozándola.

Essie nunca se había sentido tan pequeña e indefensa. Su padreestabademasiadolejoscomoparapoderayudarlas,ysumadrenopodríahacer nada para detener al hombre cubierto de pieles mientrasdesenvainabalaespadaconlaotramano…

Tuc.Elhombrepuso losojosenblancoy luegocayóal suelo; entonces

Essievioeltenedorqueteníaclavadoenlanuca.Tornacselohabíalanzadodesdeelotroextremodelasala.Sarrosyelúltimocompañeroquelequedabaenpieintentabancercar

a Tornac, que ahora estaba indefenso. Pero antes de que pudieran


acercarse,Tornacgolpeóalespadachínenlabarrigaconelcantodeunamesa;cuandocayóalsuelo,lesaltóencimaylegolpeólacabezacontraelsuelo.

Sarrossoltóunamaldiciónysaliócorriendohacialapuerta,peroenelmomentodegirarse,tiróunpuñadodecristalesbrillantesendirecciónaTornac.

Unavezmás,Tornacpronuncióunapalabra.Asuorden,loscristalessedetuvieronenelaireyestallaronenllamasconunaseriederuiditos,comoburbujasestallando.Unacascadadebrasascayóchisporroteandosobrelachimeneadepiedra.

TornacalcanzóaSarrosantesdequepudiera llegara lapuerta.Leagarró del jubón y, en una impresionante demostración de fuerza, lolevantó por encima de la cabeza y lo estampó contra los tablones demaderadelsuelo.

Sarros soltó un aullidodedolor y se agarró el codo izquierdo, queteníadobladoenunángulonadanatural.

—Essie—dijosumadre—,quédatedetrásdemí.Laniñanoteníaningunaintencióndesalirdeallí.Lospocosclientes

quequedabansealejarondeTornacenelmomentoenqueplantabaunpiesobreelpechodeSarros.

—Y ahora, bastardo… —dijo, con un gruñido—. ¿Dónde hasencontradoesapiedra?

Eldueñodellocalsaliódelabarraycruzólasalarenqueandohastallegar junto a sumujer y a su hija. No dijeron nada, pero lamujer lerodeóconunbrazo,yélhizolomismoconella.

Sarros soltóuna risa entrecortada.Parecíadesquiciado.AEssie, suvoz le recordó a Waeric, el loco que vivía bajo el puente, junto almolino.Sarrosselamiólosafiladosdientes.

—Tú no sabes lo que buscas, trotamundos. Estás desconcertado yciego.Cuandosedespierteeldurmiente, túyyo…Nosomosmásquehormigasalaesperadequenosaplasten.

—Lapiedra—repitióTornacconlosdientesapretados—.¿Dónde?LavozdeSarrossevolvióaúnmásaguda,unchillidoenloquecido

queatravesóelairedelanoche.—Noloentiendes.¡Lossoñadores!¡Lossoñadores!Setemetenen

lacabezayteretuercenlospensamientos.¡Ahh!Telosretuercenhastadescoyuntártelos—dijo,yempezóapatalear,golpeandoconlostalonesenelsueloysacandounaespumaamarillaporlascomisurasdelaboca—.Vendrán a por ti, trotamundos, ya verás. Ellos…—Su voz se fue


volviendomás ronca, hasta quebrarse; tras un espasmo final, se quedóinmóvil.

Porunmomento,nadieenlasalasemovió.TodoslosojosestabanpuestosenTornac,quelearrancóelamuleto

delcuellodeuntirón,fuearecuperarsucapayregresóalamesajuntoal fuego. Se metió en el bolsillo la piedra que brillaba desde dentro,recogiósubolsitademonedasyluegosequedópensandounmomento.

Con la bolsa demonedas en lamano, se acercó donde estaban lospadresdeEssie,queprotegíanasuhija.

—Porfavor…—dijoelhombre.Essienuncahabíavisto tandesesperado a supadre: sintiónáuseas.

Más que ninguna otra cosa, elmiedo que sentía aquel hombre le hizodarsecuentadequeelmundoeraunlugarmuchomástemibledeloquehabíapensado.Sucasasiemprelehabíaparecidounlugarseguro,peroya no. Ni su padre ni su madre podían protegerla de las espadas, ymuchomenosdelamagia.

—Misdisculpasporlasmolestiascausadas—dijoTornac.Apestabaa sudor y tenía la parte delantera de la camisa de lino salpicada desangre.Aunasí,parecíatranquilodenuevo—.Tenga,estodeberíabastarpararepararlosdaños.

Les tendió la bolsita. Tras unmomento de vacilación, el padre deEssielaaceptó.

Sehumedecióloslabios.—La guardia llegará en cualquier momento. Si sale por detrás…,

puedellegaralapuertaantesdequelevean.Tornacasintió.Luegosearrodillóylearrancóeltenedordelanuca

al matón que yacía tendido en el suelo. Essie se encogió al ver queTornacvolvíaamirarla.

—Aveces—dijo él— tienes que dar la cara y luchar.A veces nopuedeshuir.¿Ahoraloentiendes?

—Sí—susurróEssie.Tornacvolvióadirigirseasuspadres:—Unaúltimapregunta: ¿necesitanalgremiode losalbañilescomo

clientesparamantenerlatabernaabierta?ElpadredeEssiefruncióelceño,confuso.—No,laverdadesqueno.¿Porqué?—Esopensabayo—dijoTornac.LuegoletendióeltenedoraEssie.

Estabaperfectamentelimpio;noteníaniunagotadesangre—.Estoteloregalo.Tieneunhechizoquelohaceirrompible.SiHjordistevuelveamolestar,daleunbuenpinchazoytedejaráenpaz.


—Essie…—dijosumadre,envozbajaperoalarmada.Sin embargo, la niña ya estaba decidida. Tornac tenía razón: no

siempresepodíahuir.Peronoeraesesuúnicomotivo.Aunqueencasaestaba más segura que en ningún otro sitio, no podía contar con suspadresparaprotegerladelpeligro.Lapeleadelatabernalohabíadejadobienclaro.Suúnicaopciónrealeraaprenderadefenderseyadefenderasufamilia.

Cogióeltenedor.—Gracias—dijoconsolemnidad.—Todas las buenas armas merecen tener un nombre —apuntó

Tornac—.Especialmentelasmágicas.¿Quénombrelepondrásaesta?Essiesequedópensandounsegundoyluegodijo:—¡SeñorPinchos!EnelrostrodeTornacaparecióunagransonrisa,ytodaslassombras

desaparecierondesugesto.Serioruidosamente.—Señor Pinchos.Me gusta.Muy propio. Que el Señor Pinchos te

traigasiemprebuenasuerte.YEssietambiénsonrió.Elmundoeragrandeytemible,peroahora

teníaunarmamágica.¡AhorateníaalSeñorPinchos!QuizásiledabaunbuenpinchazoaHjordis,Carth laperdonaría.Essieyase imaginaba laexpresiónderabiaenelrostrodeHjordis…

—¿Quién…esustedrealmente?—preguntólamadredeEssie.—Solounapersonaquebuscarespuestas—contestóTornac.Essiepensóqueseiríaenaquelmomento,peroenlugardehacerlole

sorprendió apoyándole unamano en el brazo.Pronunció unas palabrasqueellanoentendió,perolassintióenlomásprofundodesuser,comosituvierauncableconectadoasushuesos.

—¡Déjela!—exclamósupadre,quetiródeella.Sinembargo,Tornacyahabíaemprendidolamarcha,extendiendola

capa tras él comouna oscura ala.En elmomento en que sus pasos seperdían en la parte trasera de la taberna, sus padres se lanzaron sobreEssieylepasaronlasmanosporlacabezayporlosbrazos,enbuscadealgunaherida.

—¿Tehahechodaño?—lepreguntósumadre—.¿Quétehahecho?¿Teha…?

—Estoy bien —respondió Essie, aunque no estaba en absolutosegura.

—Yo…,¡ah!Sintió un cosquilleo, una quemazón que le trepaba por el brazo

izquierdo, y soltó un chillido de dolor. Era como si le estuvieran


mordiendouncentenardehormigas.Agarróelpuñodelacamisa,tiródeélyvioquelapartesuperiordel

antebrazocobrabavidayquelalargacicatrizempezabaadesvanecerse,dejando en su lugar una piel normal y sana. La cicatriz se encogióprogresivamente,hastaquesoloquedóunapequeñaSdecolorrojo.Nodesapareciódeltodo:lequedaríaaquelrecuerdodeldolordelpasado.Delasupervivencia.

Essiesemiróelbrazo,incrédula.Setocólanuevapielyluegomiróasuspadres.Estaveznohizoningúnesfuerzoporcontenerlaslágrimasquerodaronporsusmejillas.

—Oh,Essie—dijosupadre,acongojado,ytantoélcomosumadrelaenvolvieronenuncálidoabrazo.

En el exterior del FulsomeFeast,Murtagh levantó la cabeza y respiróunagranbocanadadeairenocturno.Unossuavespétalosdenievecaíana su alrededor. La ciudad estaba en silencio, cubierta por una capa denubesbajas.

El corazón le latía con fuerza; aún tenía que recuperar el ritmonormal tras lapeleaen la taberna.«Estúpido».Teníaquehabersedadocuentadequepagartantooropodíaserunproblema.Eraunerrorquenovolveríaacometer.

¿Cuántotiempohacíaquenomatabaanadie?Másdeunaño.Unpardebandidoslehabíansalidoalpasomientrasvolvíaalcampamentounanoche, unos torpes patanes que no tenían la mínima posibilidad desometerlo.Habíacontraatacadoenunactoreflejo:antesdedarsecuentade lo que estaba ocurriendo, los dos desdichados yacíanmuertos en elsuelo.Aúnrecordabaelgimoteoagónicodeunodeellosalmorir…

Murtaghhizounamuecadedisgusto.Habíagentequevivíatodalavidasinmataranadie.Sepreguntabaquésesentiría.

Por el dorso de la mano le caía una gota de sangre. No era suya.Asqueado, se la limpió contra la fachada del edificio. Los salientesafiladosdelaparedlemolestabanmenosquelasangre.AunquenohabíaconseguidoqueSarrosledieralaubicaciónexacta,almenosahorasabíaque el lugar que buscaba existía, cosa que le dejó intranquilo. Desdeluego, en ese sentido, habría preferido llevarse una decepción.Cualquiera que fuera la verdad que ocultaba el campo de tierra negra,dudabadequepudieratraeralgobuenooagradable.Lavidanuncaeratansimple.¿YquiéneseranlossoñadoresqueSarroshabíamencionado?Cadavezmásmisterios…


DeprontolellegóunpensamientodesdemásalládeCeunon:Espinaestabapreocupadaporsuseguridad.

—Estoy bien —le dijo Murtagh—. Solo he tenido un pequeñoproblema.¿Necesitasquevuelva?

—Nocreo,peroestáteatentoporsiacaso.Siempre.Espinaseretirósinbajarlaguardia,peroMurtaghseguíasintiendola

conexión que los mantenía unidos: una reconfortante cercanía que sehabíaconvertidoenlaúnicarealidadinamovibledesusvidas.

Embocó el callejón. Era hora de irse. La guardia de la ciudad notardaríamuchoenllegarparainvestigarlosaltercadosdelataberna,yyahabíaperdidodemasiadotiempo.

Perounbrillodealgoquesemovíaenloaltolellamólaatención.Murtagh se detuvo a mirar. Al principio, no tenía muy claro qué

estabaviendo.De la parte inferior de las rojizas nubes descendía un barquito de

hierbadenomásdeunpalmoodosdeeslora.Elcascoylavelaestabanhechosdehierbasentretejidas.Losmástileserantallosleñosos.

Nohabíatripulaciónalavista,pordiminutaquepudieraser;elbarcosemovíasolo, impulsadoporunafuerzainvisible.Lorodeódosveces.Enlapequeñacofa,enlugardeunvigía,viounpequeñopenacho.

Luegoelbarquitogiróhaciaeloesteysedesvanecióentrelacortinadenieve,sindejarnirastrodesupaso.

Murtagh sonrió. No pudo evitarlo. No sabía quién habría hecho elbarquitoniquésignificaba,perolameraexistenciadealgotancurioso,tansingular,legeneróunaextrañaalegría.

Volvió a pensar en lo que le había dicho a la niña, Essie. Quizádeberíaseguirsuspropiosconsejos.Talvezfuerahoradedejardeirdeun ladoaotroyvolverconsusviejosamigos.Respectoaaquella ideatenía sensaciones contradictorias. En todos los lugares que habíavisitado, había oído la animadversión con que hablaban de él. PorenérgicamentequelehubierandefendidoenpúblicoEragonoNasuada,pocosconfiaríanensupersona,despuésdehaberservidoaGalbatorix.Era amargo e injusto, pero era algo que las circunstancias del pasadolejanolehabíanobligadoaaceptar.

Porellohabíaocultadosurostro,sehabíacambiadoelnombreysehabíamantenidoenlaperiferiadelatierrapoblada,sinpasarnuncaporlugaresdondepudieranreconocerle.YaunquetodoaqueltiempoasolasleshabíahechobienaélyaEspina,nopodíanvivirasíelrestodesusvidas. Así que, una vez más, se preguntó si quizás habría llegado elmomentodevolveryafrontarsupasado.


Peroprimero…Murtaghbajólavistaymiróelobjetoquellevabaenlamano:elamuletoconelcráneodepájaroquelehabíaarrancadodelcuelloaSarros.

¿Quéencantolehabríanaplicadoparaquepudieraresistiralnombredenombres?Lamagiasinpalabraseraalgopeligrosoysalvaje,y raroera el hechicero lo suficientemente valiente o imprudente como paraintentarusarla.NisiquieraélmismosehabíaatrevidoaemplearlaenelFulsomeFeast,contodosaquellosinocentesallado.

No, antes que ninguna otra cosa, Murtagh decidió que debíaencontrar a la bruja Bachel y hacerle unas cuantas preguntas. Lasrespuestas,sospechaba,seríandelomásinteresante.


3

LaSaladelosColores

YaeradenochecuandoEragonvolvióensí.Laúnicailuminacióndela

SaladelosColoresprocedíadelosfarolessinllamadelasparedesydelbrillopropiodeloseldunarís.

Se quedó sentado, con la mirada puesta en el suelo, mientras serecuperaba y recobraba las fuerzas. Una sonrisa le cruzó el rostro.¡Murtagh!Eragonnohabía tenidonoticiasde suhermanastrodesde suseparación al salir de Urû’baen, ahora Ilirea, tras la muerte deGalbatorix. Las únicas pistas que había tenido de que aún seguía vivoeranciertosrumoresdequealguienhabíavistoaundragónrojovolandoporalgúnsitiodeAlagaësia.Estabacontentodesaberqueleibabien…oalmenosmejorqueantes.

«Mereceserfeliz»,pensóEragon.LuegosedetuvoapensarenelobjetodelabúsquedadeMurtagh,así

como en la bruja Bachel. Ambas cosas le preocupaban, porque lerecordaban lo mucho que seguía sin saber de Alagaësia y de suspobladores. La ignorancia era un defecto que ya no podía permitirse;podíatenerunefectomortalparalagentequeSaphirayélhabíanjuradoproteger.

EsperabaqueMurtaghfueraconcuidado.Nosabíaadondeiría,peroEragon estaba seguro de que sería a algún lugar extremadamentepeligroso.Murtagheramuyduro,peronoerainvulnerable.Nadieloera.

Una vezmás,Eragon oyó el consejo queMurtagh le había dado aEssie:«Avecestienesquedarlacarayluchar.Avecesnopuedeshuir».Y entonces supo por qué los dragones le habían transmitidoprecisamenteaquellavisión.Lasonrisalevolvióalrostro,yexhaló.

SiunaniñacomoEssiepodíadefenderseyafrontar lasdificultadesdelavida,éltambiénpodíahacerlo,ydebuenagana.Alfinyalcabo,eraunJinetededragón.Esoeraloquesesuponíaquedebíahacer.


Además,ningunodelosproblemasalosqueseenfrentabaéleranlamitad de desagradables o imponentes como la pérfidaHjordis. Eragonchasqueó la lenguaymeneó lacabeza,contentodeno tenerqueserélquienseenfrentaraaaquellaniñamimada.

—¿Tehasidodeayuda?—preguntóGlaedr.Eragon asintió, aunque el dragón no podía verle. Se puso en pie y

estirólaspiernasdoloridas.—Si,mehaayudado.Gracias,Ebrithil…Graciasatodos.Uncorodepensamientoslerespondióalavez:—Denada,jovencito.Algún día, los dragones dejarían de considerarle un chiquillo

inmaduro, pero evidentemente ese día aún no había llegado. Con unasonrisasocarronaenelrostro,Eragonsepusoenmarchayvolvióasubirlasescalerasquellevabanalrefugio.

Enelexterior,lasestrellasbañabanconsufríaluzelmonteArngorylas tierras que quedaban a sus pies. Aquella imagen le recordó elbarquitodehierbaquehabíavistoMurtagh,elmismoquehabíahechoAryaunanoche juntoa lahoguera,cuandohabíaacudidoaayudarleahuir a pie del Imperio. Aquella había sido también la noche en quehabíansurgidodelastinieblasungrupodeespíritussalvajesquehabíantransformadounlirioenunaflordeoroconvida.

Arya había modificado el barquito con un hechizo para queabsorbiera energía de las plantas del suelo, de modo que pudieramantenersesiempreafloteyquelahierbasemantuvierafrescayverdepara siempre.AEragon le gustó saber que el barquito seguía por ahí,navegandoporAlagaësia,surcandoolasdeviento.Sepreguntócuántascosashabríavistoensusviajes.Otromisteriomás,unodetantos.

Saphira le esperaba, tumbada en su nido. Abrió un ojo al ver queEragonsedesvestíaysecolababajosuala.

—¿Ybien?—Tenías razón —dijo Eragon, acomodándose contra su cálido

vientre—.Necesitabadesconectar.Saphiraemitióunmurmullodeaprobación.—Eresmuchomásagradablecuandonoestásalaquesaltas,como

unzorrocabreado.—Escierto—reconoció él, conteniendouna risa.Luego compartió

conellalavisióndeloseldunarís.—MegustaríaqueMurtaghyEspinavinieranainstalarseaquícon

nosotros—dijoEragondespués,yasinnecesidaddeusarlavoz.—Amítambién.


—¿TúcreesquetenemosalgúnotroenemigoocultoenAlagaësia?—Nolosé.Siesasí,nonosvadeuno.Yonomepreocuparía.—No…Saphirarespiróhondoyahuecólasalas,recolocándose.—Bastadepreocupacionesporhoy.Déjalasparamañana.—Nomáspreocupaciones—dijoEragon,conunasonrisa.Cerrólos

ojosyseacurrucójuntoaSaphira.Entonces,porprimeravezdesdesullegadaalmonteArngor,dejóde

ladosuspreocupacionesydurmiósinnerviosysininterrupciones.


4

Rimasyacertijos

EragónsequedómirandoaAngela,laherbolaria,queestabasentadaal

otroladodesumesa,escrutándola.Descansabaenlaoscurasillademaderadepinoqueloselfoshabían

forjadoparaEragonconsuscantos.Aúnllevabasuspielesysucapadeviaje. Las puntas de las solapas, de pelo de conejo, todavía estabancubiertasdecoposdenievefundidosquebrillabanalaluzdelosfaroles.

Enelsuelo,juntoalaherbolaria,estabaSolembum,elhombregato,secándose el deslucido manto de pelo con su lengua, tan áspera queemitíaunsonidorasposo.

Las nubes cargadas denievepasaban frente a las ventanas abiertasdelrefugio,bloqueandolavista.Algunassecolabandentroymanchabanlos alféizares de blanco, pero en las protecciones había instaladohechizosdedefensaparaimpedirelpasodelanieveydelfrío.

Latormenta llevabadosdías instaladasobreelmonteArngor,ynoparecíaquefueraaamainar.Tampocoeralaprimera.Elinviernoenlasllanuras del este había sido mucho más duro de lo que Eragon seesperaba.

Sospechaba que sería el efecto que lasmontañasBeor tenían en eltiempo.

Angela y Solembum habían llegado con el último grupo demercaderes: un grupo de humanos desaliñados agotados por el viaje yprácticamente congelados. Con la herbolaria también había venido laniñaElva,portadoradeunamarcadedragón,perotambiéndelmaleficioalquelahabíacondenadoEragonsindarsecuenta.Eraunmaleficioquehabíaqueridoserunabendición,ycadavezque laveía sentíaungranpesoensuinterior.

Habíandejadoa laniñaen losniveles inferiores,comiendocon losenanos. Había crecido desde la última vez que Eragon la había visto.


Ahorateníaelaspectodeunaniñadeunosdiezaños,almenosseismásdesuedadreal.

—Bueno, ¿y dónde está la nidada de cachorros de dragón quemeesperaba encontrar? —dijo Angela. Se quitó los mitones, apoyó lasmanossobreunarodillaylemiróalosojos—.¿Oaúnnohansalidodelcascarón?

Eragoncontuvounamueca.—No.Aún quedamucho para acabar el grueso de la fortaleza, tal

comohabrásvisto.Ylosalmacenesestánbiencerrados.TalcomodiceGlaedr, los huevos han esperado cien años, así que pueden esperar uninviernomás.

—Mmm…,quizátengarazón.Perocuidadoconesperardemasiado,Argetlam.Elfuturoperteneceaquienloaferra.¿YquéhaydeSaphira?

—¿QuélepasaaSaphira?—¿Hapuestoalgúnhuevo?Eragoncambiódepostura,incómodo.LociertoeraqueSaphiraaún

nohabíapuestohuevoalguno,peronolegustabaadmitirlo.Leparecíaunainformacióndemasiadopersonal.

—Sitantointeréstienesensaberlo,deberíaspreguntarleaella.—Vaya,estamossensibles,¿no?—respondiólaherbolaria,ladeando

lacabeza—.Bueno,puesyaselopreguntaré.—¿Quéesloquetetraeaquíenplenoinvierno?Angelasesacóunfrasquitodecobrededebajodelacapayledioun

trago antes de ofrecérselo a Eragon, que declinó la oferta con unmovimientodelacabeza.

—Venga,AsesinodeSombra,escomosinotealegrarasdevernos.—Vosotros siempre sois bienvenidos en nuestra casa —respondió

Eragon,escogiendo laspalabrasconcuidado.Loúltimoquequeríaeraofender a aquella mujer tan impredecible—. Pero no puedes negarmeque es curioso que os hayáis aventurado por las llanuras en losmesesmáscrudosdelaño.Simplemente,meparececurioso.Tú,másquenadie,deberíasentenderlo.

—Vaya,quélejosquedaaqueldíaenTeirm—murmuróAngela,queluego volvió a levantar la voz—. Hay dos motivos. En primer lugar,porqueahoramismoestoydeviajeconElva.Penséquealasdosnosiríabien alejarnos un tiempo de los territorios humanos de Alagaësia.Especialmente teniendoen cuenta lomuchoque loshechicerosdelDuVrangrGata(esasmascotasdeNasuada)nosestáncomplicandolavidaalasinocenteseinofensivasbrujasdeterceracomoyo.

—¿Inocente?¿Inofensiva?—replicóEragon,levantandounaceja.


—Bueno—concedióAngela,esbozandounasonrisa—,quizánotaninofensiva. En cualquier caso, hemos estado en Du Weldenvarden.Hemosvisitado el pozode los sueños de las cuevas deMani y hemosparado en Tronjheim. Fell Thindarë nos pareció el siguiente destinológico.Además…—dijo,jugueteandoconelbordedesucapa—,semehaocurridoquequizásElvapudieraayudarteatranquilizaraalgunosdeloseldunarís.

Eragonasintió,conscientedeloqueestabainsinuando.—Sí que podría. Y… yo me aventuraría a decir que quizás ella

tambiénpodríaaprenderalgo.—Exactamente—dijoAngela,conunímpetuinesperado.Sesacudió

el agua de la piel de su capucha sin mirar a Eragon a los ojos—.Exactamente.

De pronto, el chico empezó a plantearse algo mucho máspreocupante.Detodaslaspersonasycriaturasquehabíaconocidodesdeel descubrimiento del huevo de Saphira en las Vertebradas, hacía yatantotiempo,Elvaeraposiblementelamáspeligrosa.Subendiciónmalformuladahabíaobligadoalaniñaaconvertirseenalgomásqueunserhumano: un escudo viviente contra la desgracia de los demás. Eso lahabíallevadoadesarrollar lacapacidaddepredecirfuturosmales,cosaque posibilitaba una acción preventiva. Pero ahí no acababan suspoderes. Podía percibir los pensamientos más dolorosos de los que larodeaban,locualresultabaintimidanteeinclusotemible.Quefueraunaniñapequeñaquientuvieraquesoportaraquellacargaeraimpresionante.

Eragon no dejaba de asombrarse de que, a pesar del hechizo, Elvahubieraconservadolacordura.Aunqueaúnerajoven,asíqueelpeligroseguíaahí.

—¿Qué es lo que no me estás contando, Angela? —dijo él,frunciendo los párpados y echándose adelante—. ¿Le ha pasado algomaloaElva?

—¿Malo?—Laherbolaria se rioconganas—.No,no lehapasadonada«malo».Tienesunamentemásquesuspicaz,AsesinodeSombra.

—Hmm—replicóél,nadaconvencido.Solembum seguía lamiéndose, ajeno a todo, y emitiendo aquel

sonidorasposo.Laherbolariametió lamanobajo la capay sacóunpaquete finoy

planoenvueltoenpapelencerado.—El segundo motivo de mi presencia aquí—le dijo a Eragon, al

tiempoqueleentregabaelpaquete—.Envistademiavanzadaedad,he


decididoponernegrosobreblancoyescribirunrelatodemivida.Unaespeciedeautobiografía,porllamarloasí.

—Tu avanzada edad, ¿eh? —Aquella mujer de cabello rizado noparecía tener ni treinta años. Eragon cogió el paquete—. ¿Y qué sesuponequedebohacerconesto?

—¡Leerlo, por supuesto!—dijo Angela—. ¿Por qué iba a recorrertodaAlagaësia,sinoesparapediropiniónaunhombrecriadocomoungranjeroanalfabeto?

Eragonselaquedómirandounbuenrato.—Muygraciosa.Desenvolvióelpaqueteyseencontróconunapequeñacolecciónde

páginas cubiertas de runas, cada una escrita con un color de tintadiferente.Lashojeóydistinguióvariostítulosdecapítulo,connúmerosmuysalteados.

—Faltanpáginas—dijo.La herbolaria agitó lamano en el aire, como si aquello no tuviera

ningunaimportancia.—Esoesporquevoyescribiendodeformadesordenada.Asíescomo

funcionamicerebro.—Pero ¿cómo sabesque…—miróunapáginay frunció el ceño—

estesesuponequetienequeserelcapítulocientoveinticincoyno,porejemplo,elcientoveintitrés?

—Porquetengofeenlosdioses—dijoAngela,consuficiencia—,yellosrecompensanmidevoción.

—No, no la tienes —respondió Eragon, echándose adelante ysintiendocomosiacabaradeconseguirciertaventajaenunapelea—.Túnotienesfeennadiemásqueentimisma.

Angelatorcióelgesto,comofingiéndoseofendida.—¡Vaya!¡¿Osascuestionarmisconvicciones,Shur’tugal?!—En absoluto. Solo cuestiono hacia quién van dirigidas. Aunque

aceptaratupalabrasindudarlo,¿enquédiosescreestú?¿Enlosdelosenanos?¿Enlosdelosúrgalos?¿Enlosdelastribuserrantes?

LasonrisadeAngelaseensanchó.—Bueno,entodosellos,porsupuesto.Mifenoestanlimitadacomo

paradirigirlaaunsologrupodedeidades.—Imaginoqueesopuederesultarbastante…contradictorio.—Teharíabienabrirunpocolamente,vástagodeBrom;yatelohe

dicho alguna vez. Amplía tu concepción de lo que es o lo que no esposible—dijoellaconunmolestogestodeburla.


—Quizátengasrazón—respondióél,decididoanohacercasoa laprovocación—.Aun así, no fueron los diosesquienes escribieron estaspáginas.

—No,fuiyo.Peroestamosdistrayéndonosendiscusionesteológicas,y aunque sea un tema estupendo para una conversación, no es lo quepretendía…¿Conoceslosanillos-rompecabezasqueforjanlosenanos?

Eragonasintió,recordandoelqueOriklehabíadadodurantesuviajedeTronjheimalaciudadelfadeEllesméra.

—Entoncessabesque,cuandosedesensamblan,parecenunmontónde bandas retorcidas sin ningún orden. Pero si las dispones en lasecuenciacorrecta…¡Sorpresa!Obtienesunbonitoanilloperfectamentesólido.—Angelaindicóconungestolospapelesqueteníaenlamano—.Ordenodesorden:esunacuestióndeperspectiva.

—¿Ycuálestuperspectiva?—preguntóélconvozsuave.—Ladelquefabricaelanillo—respondióella,conelmismotonode

voztranquilo.—Yo…—Dejadehacermetantaspreguntasyléeteelmanuscrito—dijoella,

recogiendosusmitonesyponiéndoseenpie—.Yahablaremosluego.Enelmomentoenquelaherbolariasalíadelrefugio,Solembumdejó

de lamerse, se quedómirando a Eragon con sus ojos como ranuras ydijo:

—Cuidado con la sombras que caminan, humano. Se muevenextrañasfuerzasporelmundo.

Y el hombre gato también salió, caminando sobre sus silenciosaspatas.

Molestoyalgointranquilo,Eragonserecostóensusillaysepusoaleer los papeles de Angela. Sintió la tentación de leerlos de formadesordenada,soloporllevarlelacontraria,perosecontuvoyempezóahacerlocomodebía,desdeelprincipio


5

Sobrelanaturalezadelasestrellas

PREFACIO

Muchosmehantildadodefrívola,ymegusta.Cuandoerajoven(ysí,

queridolector,huboundíaenquefuijoven,apesardeloquediganlosseguidores de la Doctrina del Residuo), cometí el error de mostrarmeante los demás. E impulsada pormi entusiasmo juvenil repetí el errordemasiadasveces.

¿Queréis pincharme, conocerme más, escrutarme el alma? No soyunaniñainconsciente.No.

Ahora raramente cometo errores, y no los repito, porque en miprofesiónloserroressepaganconsangre,concuerposyconvidas.

Asíes.Los relatosquecontieneestevolumenson todosciertos,ya lavez

todossonfalsos.Dejoenmanosdellectorlatareadedesenmarañarlastramas, los recuerdos, las mentiras y los hechos que resultencontradictorios. Solo diré esto: he prestado especial atención paraproporcionarunrelatoprecisodeloseventosmásconocidosy,portanto,másmalinterpretadosypeornarradosqueaquíserecogen.

La verdad raramente se encuentra en el centro, en un puntointermedio entre dos puntos de vista opuestos. Por mi experiencia, esmuchomásfrecuenteencontrarlamuyporencimayalaizquierdadelasautoproclamadas«verdades»aparentes.Silevantáislavistadelplanodelas vicisitudes humanas, quizá veáis un dragón volando sobre vuestrascabezas,oporlomenosuncieloreveladorqueosadviertequemásvaleponerseacubiertoantesdequellegueunatormenta.


Muchososaconsejaránqueescarbéisenbuscadelaverdad,peronodebéishacereso,nunca.Yoheescarbado.Hevistoloquehaydebajo,ynoselodeseonialpeordetodosvosotros.

¡Buscadlasabiduría!¡Oalmenosalejaosdelaidiotez!

ANGELADELOSMUCHOSNOMBRES

CAPÍTULO7Lasestrellasatraviesanelcielonocturno

Cuando era niña, esa era una verdad evidente, algo en lo que no valíasiquieralapenapensar,comolasalidadelsoloelpasodelasestaciones.

Recuerdo claramente aquella noche que pasé tendida boca arribasobrelaaltahierbadelospastos,conlosojosbienabiertosparadisfrutardelespectáculocelestial.Lasbrillantesestrellasemitíanunaluzfríaqueatravesabatodoelcielo,lejosdelhumodelashoguerasydelaluzdelosfarolesdelosbuscadores.

Las estrellas trazan sus caminos nocturnos sobre la tierra. Semueven.Estanevidente…¿Cómonoibaaserverdad?Peroloobvioesamenudounailusión.

Lashierbasylasfloresdefinalesdeprimaveraeransiluetasnegrascontraelcieloplagadodeestrellas.Lavegetacióneratanaltaquehabríapodido ocultar un novillo, por lo que me daba la impresión de estarmirandodesdelasprofundidadesdeunhoyo.Auncuandosepresentaranlosbuscadores,nohabríanpodidovermeamenosqueseacercaranaunpardemetros.Ahoraque lopienso, losprocesosnaturalesqueestabanafectando a mi cuerpo eran evidentes, aunque durante muchos añosfueranunmisterioparamí.

Elmundo«sealteró».Enunmomento,sentícomositodo—latierrabajomiespalda,por

debajo de los brazos y las palmas de las manos, en contacto con lahúmedatierra—sevolvierainsustancial.Estabaalejándomedelanadayadentrándomeenlanada.Micuerponoteníamasaysehundíayflotaba,y al mismo tiempo seguía apretado contra el suelo. Cambió mi


percepcióndeltiempo.Lasestrellasparecíanganarvelocidadenelcielo,hastaquedeprontotuvelasensacióndequeestabanestáticasydequeera yo la quememovía.El suelo, los árboles y lasmontañas, todo semovía.

Por aquel entonces, no entendía el concepto de «planeta», pero dehaberlosabido,esaseríalapalabraexacta.Elalbailuminabaelcielo,yaunasíno teníasensacióndequepasarael tiempo.Depronto,con losprimerosrayosdeluzsolar,el tranceserompióyvolvíenmí,conunapercepción del mundo completamente nueva, y resuelta de pronto aafrontar los inevitables problemas…, las «consecuencias» que muyprontosedesencadenarían.

CAPÍTULO23Lasestrellasestáninmóviles.

Larotacióndelplanetacrealailusióndequesemueven.

Conunlevetoquedeundedo,elglobosepusoagirarensilencio,casiflotando sobre los rodamientos creados por los enanos. Era una cosapreciosa,brillante,conunosdetallescasimicroscópicosgrabadossobreun metal pálido desconocido. Hasta los accidentes geográficos másimponentesdelmundohabíanquedadoreducidosaminúsculosbultosyhondonadasenelfríometalbajomisdedos.Seguroqueestaríatocandomásdeunlugarquehabrévisitadodesdeentonces.

Sentí una potente fascinación por aquel globo desde el primermomento en que le puse los ojos encima. Habría querido estudiarlodurante horas, durante días, compararlo con los mapas que conocía yaprendersobrelosdiferentesmétodospararepresentarunobjetoredondosobreunasuperficieplana.

Aunque—ahoralosé—elgloboeraunarepresentaciónincompletadenuestroplaneta.Aunasíeraunafascinanteobradearte,ylamentosudestrucción. Fue un pequeño precio que hubo que pagar… De todosmodos,elartedeberíaprotegerse.

No obstante, en aquel momento, el globo no era más que unadistracciónquemerobóunossegundospreciosos.


El tiempo era limitado. La biblioteca podía cambiar en cualquiermomento, y cuanto más me entretuviera, mayor era la posibilidad deperderse en algún lugar desconocido, en algún otro espacio, ni aquí niallí.

La puerta interior de la biblioteca solo coincidía con la puertaexterior en algunos momentos determinados, y yo aún no tenía losconocimientos necesarios para llevar a cabo los complicados cálculosrequeridosparapredecir losmomentosenqueeraseguropasar.Erauningenioso sistema para proteger los secretosmás preciosos. Pese a lospeligros, estaba decidida a dar esos primeros pasos por el camino delconocimientoverdadero.

Noobstante,mimayortemornoeraquesemepasaralaventanadetiempo en que permanecían conectadas la biblioteca y la torre. Mepreocupaba más la posibilidad de que «él» me descubriera en labiblioteca.

El Guardián de la Torre había pagado por mí, para que fuera suaprendiza, y a cambio me había prometido educación, pero el goteoinicialdeinformaciónquerecibíahabíaidomenguandohastaconvertirseenunasalpicaduraocasional,apenassuficienteparamojarmeloslabios,y yo necesitaba un buen trago, sumergirme en ese saber, nadar yhundirmeenél.

Larabiaquemehabíaproducidosentirmetraicionadayeldeseodejusticia se habían impuesto al miedo a las consecuencias de que mepillara,peronopormucho.Necesitabasaber,ylalibertadrobadasiguesiendolibertad.

SinelGuardiánpresenteproporcionándomelibrossencillosllenosdeconceptosqueyadominabadesdehacíatiempo,labibliotecameparecíamásgrandequenunca.Las inscripcionesgrabadasen losaltosestantesparecían moverse levemente en los bordes de mi campo de visión,aunquenuncacuandolasmirabadefrente.

Busqué con celeridad, sin distraerme más, pero con unadesesperacióncadavezmayorydejandodeprestaratenciónamiplan,tancuidadosamentepreparado.Fuipasandounlibrotrasotro:sencillosoencuadernadosenoro,másestrechosqueundedoomásgruesosqueunamano,algunosincreíblementepesadosparalopequeñosqueeran.

Tic.Fueunvolumensinnadadeespecialelqueaccionóelcajónoculto

de una estantería cercana, provocándome una emoción impredecible,pero no exactamente inesperada. Me lancé hacia el cajón y, con lasprisas,derribéunfarolsinllama.


No se rompió. No activó ninguna alarma. Pero me costó unossegundos preciosos, los que tardé en enderezarlo con mis dedos,entorpecidosporlaexcitación.Elmiedoadejarrastrodemiintromisiónnopodíacompararseconelpeligrodequedaratrapada.

¿Sería ese error el que me dejara sin tiempo? ¿O los momentosdedicadosa lacontemplacióndelglobo?Oquizámiempresaestuvieracondenadaalfracasodesdeelprincipioporculpademiinexperiencia.

Todo el oro del mundo pierde su valor si vas caminando por undesierto interminable sin provisiones de agua. ¿Qué valor tienen lossecretosdeluniversosiestásperdidoenalgún lugardonde lospoderesconocidospierdentodosuefecto?

Labiblioteca«semovió».Yfuecomosinohubierasucedidonadayhubierasucedidotodoalavez.Teníaexactamenteelmismoaspectoqueantes, pero aquel cambio repentino en el tejido constituyente deluniverso me provocó un dolor que se extendió por todo mi cuerpo.Estaba en el mismo sitio, y de pronto me encontraba en un lugartotalmentediferente.

Estabaatrapada.

CAPÍTULO125Todalamateriadeluniversoestáenmovimiento;

todomovimientoesrelativo.

—Eslahora.—Siemprees«una»hora.Asentí. Elva siempre veía las cosas de un modo curiosamente

retorcido. Tras el disgusto conBilna, era contraria a intentar educar aotradiscípula,perohabíapensadocadavezmásenelpotencialdeElvacomoaprendiza,yporende,deloquepodríallegarasersinalguienquelaguiara.

Lasparedes, el techoy el suelode las estanciasde la ciudadeladeIlireaestabancubiertascon lujosas telas, loquecreaba la impresióndeestar en el interior de una tienda, o quizás en el vientre de una bestiahecha de tela. Ella estaba cómodamente sentada sobre un cúmulo decojines,amenazante.Estabamásaltaydelgadaquelaúltimavez.

—Yasabesporquéhevenido—dije.


—Por supuesto. Has oído hablar de las últimas… «intrigas» —respondió,dándoleuntonovenenosoalapalabra.

Mesentéfrenteaella,sobrelasalfombrassuperpuestasquecubríantodoelsuelodelasala.

—HeoídoqueNasuadayanotepermiteentrarenlaciudad.Quizátambién te hayanprohibido el acceso a algunaspartes de la ciudadela.Talveztumundohayaquedadorestringidoaestassalas.

Laniñamemiróconalgoparecidoaldesprecio.—Nadiepuedetenermeencerrada.Esoyalosabes.Simequedoen

misaposentos,esporqueloprefiero.Puedomarcharmecuandoquiera.—Enteoría,peroentoncestendríasquesoportarelincordiodequete

persiguieran constantemente.AunmiembrodelDuVrangrGatano lecostaríamuchopillarte desprevenida (durante el sueño, por ejemplo) ytraertedevuelta.

—Bah. No lo entiendes. Márchate y déjame sola —dijo,despidiéndomeconungestodelamano.Ysediolavuelta.

—Heoídohistorias(quesindudasehanexageradoalcorrerdebocaa boca) de tus pequeños estallidos de rabia, tus… demostraciones.NoculpoaNasuadaporintentarcontenerte.Lasnegociacionescomercialesque se retrasan semanas, los incendios que se declaran, el principalproveedor de provisiones del ejército que deshonra la tradición de losenanos…

—Estabaesperandoaunamigo.—Sehabíaolvidadolaropa.—Habríapodidoocurrirleacualquiera.—¿Hacerlloraralembajadordeloselfos?¿Delantedelosúrgalos?Elvaserio.—Esofuedivertido.—Cualquiercosaquelesmuestres,lausaránentucontra.Hevenido

aofrecertemiayuda,silaquieres.Elva se quedó mirando sin decir nada, una sabia técnica

conversacionalquerecomiendoenmuchísimassituaciones.—Si pudiera sacarte de este lugar sin que nadie se enterara —

proseguí—,¿vendrías?Ellalevantólabarbilla.—¿Paraqué?¿ParaquepuedassacarmeinformaciónsobreEragon?

¿Para que puedas utilizarme en alguno de tus tristes planes? Heaprendidomucho,ymuyrápidamente.Lagentees frágil: solohayquepincharlesunpocoysevienenabajo.Nonecesitotuayuda.

—Oh,deseasquetepersuada.¿Noeseso?


Una vez más, por única respuesta se me quedó mirando sinpestañear.

—Muy bien. Que Eragon te quitara esa necesidad compulsiva deayudarnohamejoradotuvidacomoesperabas.Estásestirandolasalas,poniéndoteapruebaeintentandoencontrarunlugarenelmundo.Perocada vez que pruebas y experimentas, te das cuenta de que nuncaencajarásydequesiempreserástúmisma.

No era una pregunta, era una afirmación. Un pinchazo paraprovocarla y hacerla reaccionar. Y funcionó: Elva endureció el gesto,mostrandoúnicamentelasllamasderabiaqueleencendíanlosojos.

—Todo el mundo quiere cosas que no pueden tener. ¿No es así?Inclusotú.

—Sí, claro —respondí, sin poder evitar sonreír, aunque sin dudaaquellolaencendiómásaún—.Elva…,yaconocescómofuncionaestejuego, pero solo los movimientos de apertura. Yo te puedo enseñarmuchas cosas y protegerte hasta que decidas volver a esta vida. Laenvergaduraylaprofundidaddelaexistenciaesmuchomayordeloquenadiepuedallegarasaber,nisiquieraeldragónmásviejonielelfomássabio.Yohevistomáscosasquelamayoría,peroinclusoesoesmenosqueunapartículadepolvo,menorquelomínimoimaginable.

Elva semordió el labio, adoptando por una vez el aspecto de unaniñanormal.

Ahíestaba.Laenormidaddel todono laconvencería.Perosíhabíavalido para dar el primer paso: reforzar la percepción que tenía demipapelcomomaestra.Erahoradequesalieraalaluzsuverdaderodeseo.

—Mehehechoinmuneatudon,asíquepuedoofrecerteuntiempodeasuetodetodoelsufrimientoqueacechatumente.Puedesdescubrirquién eres y qué quieres ser. Y cuando vuelvas, tendrás un dominioinusitadosobretupropiavida.Sí,habrálímitesyrestriccionesmientrasestés conmigo.Peroyononecesito el poderderivadode tumaldición,Elva.Notengoningunanecesidaddehacertedañoodemanipularte.

Me miró con intención, y su mirada albergaba esperanza, laesperanzadequiennoselapuedepermitir,unaesperanzateñidadeunaprofundaamargura.

—Quéfácildedecir.—¿Mientoacaso?—¡Túsabesquenopuedodetectarcuandolagentemiente!—Sí.Debesdecidirpartiendodeunainformaciónincompleta,como

todo el mundo. ¿Quieres venir conmigo, Elva? Piénsatelo bien. No


volveréahacerteestaoferta—dije,yestavez fuiyo laquemequedémirandoalaesperadeunarespuesta.

Dehabersetratadodecualquierotraniña,aquelceñofruncidohabríasidopresagiodeunberrinche,peroellanoperdióelcontrol.

—¿Deverdadcreesquelosguardiasdejaránquemellevescontigo?¡Ja! Solo en las dos últimas semanas han frustrado dos intentos deraptarme—dijo,conaqueltonofríoydesuperioridadquesolíaadoptarcuandoseenfadaba.

—No lo sabía —respondí, sin intentar ocultar mi sorpresa—.Entoncesesaúnmásimportantequesalgasdeaquí.Sospechoquehabrágrupospeligrososdecididosausartecomoarma.

—¡Ja!—Losé.Ellosnoentiendentupoder,perocreenquesí.Ylagente

suelepensarqueescapazdecontrolarloquecreenentender.—Yonovoyaocultarquiénsoyyloquesoy.—Serdiscretateaportaríaungranbeneficio:yahasatraídounagran

atención.—Vaya,yaveocuálestuplan.Creesquepuedoesquivarelcontrol

delosguardiashablandoconellos.Peronofuncionará;loshanprotegidocon hechizos. Ahora me tienen miedo —añadió, con un preocupantepuntodeorgullo.

—Ni los guardias apostados en el exterior ni los potentes hechizosconquehanprotegidoestasalavalenparanadasiyoquierosacartedeestascuatroparedes.

Elvasoltóunbufidoburlón.—Túsolotienesquedecirme:¿quieresvenir?—Lo que yo desee nunca ha importado desde elmomento en que

Eragonpronuncióaquellaspalabras.—¿Quieresvenir?—¿Cuál es tu plan? ¿Invisibilidad? ¿Manipular el cerebro de los

guardias?¿Abriruntúnelenelsuelo?Nadadetodoesofuncionará.—No.Simplementeabriréunapuertaynosiremosapie.Nadamás.—¡Ja!—Estavezsuexpresióneradeasco.Mepuseenpie.—Porúltimavez:¿deseasvenirconmigo?—¡Sí!¡Temaldigomilvecesporhacermedesearcosas!Sí.—Puesvamos.Letendílamano,peroElvanolaaceptó.Bajódesumontóndecojinessinmiayuda.


—Muybien.Perosigocreyendoquemientes.Sehanpreparadoparatodaslasvíasdesalidaposibles.

«Peronolasimposibles»,pensé.Con Elva tenía mucho trabajo por delante. Aun así sentía unas

extrañas ganas de empezar. La niña tenía un gran potencial paracomprenderloincomprensible.

—Recogeloquequierasllevarteynosvamos.Aunqueeraevidentequesuescepticismoeraextremo,Elvametióun

pequeñocofredemaderayunascuantascosasmássobreunamantaylaatóamododefardo.

—¿Quéhaydetucuidadora,deGreta?—lepregunté.—Meheencargadodequepuedavivircómodamenteelrestodesus

días.—Esoestámuybienportuparte,perolavidasueleserimpredecible.

Quizánotengasocasióndeverlamás.Despídetecomocorresponde,noseaqueenelfuturolamentesnohaberlohecho.

Elvavaciló,peroalfinalhizoloquelehabíaaconsejado.Paraquenomevieran,ypor si alguienmás tardeescarbabaentre los recuerdosdeGreta,me escondí tras unas cortinasmientras la niña llamaba con unacampanilla.

Greta llegó enseguida, siempre atenta a sus necesidades. Tal comoera lógico, ladespedidadeElva laapenó; laancianasehabíadedicadoen cuerpo y alma a ella, y había hecho muchos sacrificios paraprotegerla.Yoadmirabalatenacidadyladeterminaciónconlaquehabíadesarrollado su labor. Cuando Greta le expuso sus miedos (que erademasiado joven como para ir por el mundo sin protección), Elva leaseguróqueestaríaprotegiday ledio lasgraciaspor todoloquehabíahecho.

PeroGretanoseiba.Hablabarepitiéndose,volviendounayotravezalasmismascosas(lomuchoquequeríaaElva,loorgullosaqueestabadeellayquedeseabaprotegerla),haciendoesfuerzosparatransmitirlelaprofundidaddesussentimientos.

Elva iba respondiendo cada vez de unmodomás cortante, pero sucuidadora no dejaba de hablar. Luego se calló. Aquellome preocupó.Estaba a punto de intervenir cuandoElva dijo algo en voz baja:Gretasoltó un terrible grito ahogado, como el de un animal agonizante.CualquieraquefueraelmiedoquehabíaplasmadoElva,cayósobresucuidadoracomoungolpemortal.Peroluegolaniñavolvióamurmuraralgo,yGretaexclamóotravez,peroconuntonomuydiferente.


—¡Eres… un monstruo! No puedes romper algo en pedazos yremendarlounmomentodespuésconpalabrasbonitas.Lascosasrotassequedanrotas.Alcurarse,lasheridasdejancicatrices,nopielnormal.Yote quiero. Te quiero mucho. ¿Tienes idea de lo que significa eso? Tequerréymepreocuparéportihastaelúltimoaliento,mientrasviva,peronovolveréaconfiarenti.

Oí unos pasos, la puerta se cerró suavemente y se hizo un terriblesilencioenlahabitación.

Salídemiescondrijo.—¿Deverdaderanecesarioeso?Elvaseencogiódehombros,intentandomostrarseimpasibleanteel

efecto de sus acciones, pero estaba pálida y temblaba.Luegomemirófijamente a los ojos y, con solo unas palabras, enunciómimiedomásescondido.

Aunque es algo de lo que soy consciente en todomomento demivida,oírselodeciraalguien—aunquesincomprenderafondosusentidoy sus implicaciones— fue como recibir la picadura de mil avispas,innumerablesaguijonazosdemiedo,sorpresaydolor.

Yodeberíaserinmuneasupoder,perodealgúnmodosumaldiciónse había abierto paso por entre mis protecciones. Una y otra vez, laprofunda magia de los dragones buscaba cómo imponerse hasta a lasmayoresprotecciones.Decidíredoblarmisproteccionesloantesposiblepara evitar la incursión de los poderes de Elva, al menos durante untiempo.

Ellalevantólavista,desafiante.—¿De verdad quieres viajar conmigo, bruja? ¿Soportarás mi

presencia,sabiendoquelosé?Peroaquellonoibaaafectarme.Yoyanoeralaniñapreguntonade

otrotiempo,nilaaprendizaimprudenteolaagudaaspiranteahechicera.Aquel miedo me había dominado tanto en los tiempos duros pasadosdeambulando como en los momentos de agradable inmovilidad, peroahora todoaquelloquedabaenelpasado;ahorapodíaenfrentarmeaélsininmutarme.Habíapasadoañosvalorando—yaprendiendoaadmitir,sinoyaaaceptar—laverdaddelarectituddelosángulos.

Una extraña serie de emociones atravesó el rostro de Elva, y mireacciónnofuelaqueellaseesperaba.AdiferenciadeGreta,yohacíatiempoquehabíaaprendidoadominarmissentimientos.

—No puedes apartarme de mi objetivo—dije—. He bregado concosasmuchomáspeligrosasquetú.Yyadeberíassaber…queahoraeltiempoacucia.Vamos.


Elvacogióelfardoconsusposesionesyselopusojuntoalpecho.—¿De verdad puedes sacarme de aquí? —preguntó, mirándome

fijamente, como diciendo: «Ahora decepcióname, adulta… Todos lodemáslohanhecho.¿Porquénoibasahacerlotú?».

Unavezmás, le tendí lamano.EstavezElva lacogió.Me la llevéhasta una paredy aparté las capas de tela, dejando a la vista la piedradesnuda.

—¿Qué…?Tracé una línea sobre la pared, estiré la mano y abrí una puerta

inexistente.Enelotrolado,lanoche:unaplayajuntoaunocéanonegroiluminadoúnicamenteporlasestrellas,muchas,«muchas»estrellas,másestrellasdelasquedeberíahaber.

Por supuesto,no ibaa llevarmeaElvaacasa; aúnno.Aquelloeraunaparada,unlugarparaconstruir,paraaprenderyparacrecer.Unlugardondepudieradescansar suatribuladamentey liberarsede ladolorosadistracciónquesuponíanlasnecesidadesdelosdemás.

Sequedómirandoalhueco,alportalimposible.Estaveznoreplicó.Solembumapareciódeunsaltoymiródesdeelumbralendirecciónalahabitación de Elva. Giró las orejas peludas y levantó la vista paramirarme.

—Tengohambre.¿Hastraídocomida?—Porsupuesto.Estavez,conejo.¿Cuentocontuaprobación?Élolisqueóelaire.—Estábien.Ysepusoacaminarporlaplayahastaperdersedevista.—¿Quieresvenir?—preguntéporúltimavez.Elvameapretólamanotodolofuertequepuedo.Atravesóelumbral

yyolaseguíamediopasodedistancia.


6

Preguntasyrespuestas

Eragónlevantólavistadelmontóndepáginasysequedómirandoun

buenratolaventiscaenelexteriordelrefugio.Sindejarlospapeles,sepuso en pie y bajó la larga escalera de caracol que llevaba a la zonacomúnenlabasedeldedodepiedra.Losenanosestabanallí,comiendo,y también lamayoría de los humanos, pero solo unos cuantos elfos yningúnúrgalo.Enunaesquina,unode losenanos tocabauna flautadehueso talladaconrunas.Aquelsonidoprofundoynostálgicocreabaunambienteacogedorqueacompañabaelmurmullodelaconversación.

La herbolaria estaba sentada junto a uno de los fuegos, tejiendo elborde de un gorro de lana de color verde y rojo. Levantó la vista alacercarse Eragon, pero no dejó de mover sus agujas, que siguieronrepiqueteandoatodavelocidad.

—Tengopreguntas—dijo.—Entonceseresmássabioquelamayoría—respondióella.Eragonsepusoencuclillasasuladoydiounosgolpecitossobrelas

páginas.—¿Quépartedetodoestoescierto?Angela soltó una risita, y su aliento creó una bocanada blanca al

contactoconelfrío.—Creoquelohedejadoperfectamenteclaroenelprefacio.Estodo

lociertoofalsoquetúquierasquesea.—Asíquetelohasinventadotodo.—No —replicó ella, mirándolo muy seria por encima de las

relucientesagujas—.Nomeloheinventado.Yaunquelohubierahecho,siemprepodemossacarleccionesinteresantesdecualquierhistoria.¿Noestásdeacuerdo?

Eragon meneó la cabeza, divertido y a la vez algo exasperado.Acercó un tocón que usaban como silla, se sentó y estiró las piernas,


acercándolasalfuego.PensóenBrom,fumandosupipaalanochecer,yporunmomentoseplanteóbuscarseunapipaéltambién.Seguroquelosenanospodríanconseguírsela…

—¿Porquéhasqueridoqueleyeraesto?—dijoenvozbaja.—Quizáporquecreoquetendríasquesaberquehaypuertasporlas

quedeberíaspasar.Élfruncióelceño,comosiemprefrustradoantelasrespuestasdela

herbolaria.—ElGuardiándelaTorreestáa…—Notengonadaquedecirsobreél.Eragonabriódenuevolaboca,peroAngelaleinterrumpió:—No.Hazmecualquierotrapreguntasiquieres,peronosobreél.—Comodesees—respondióEragon,aúnescéptico.Miróalotrolado

delasalacomún.AllíestabaElva,sentadaycharlandoconungrupodeenanosquelaescuchabanextrañamenteanimados—.Loquehasescritosobreella…

—Elva es una jovencita brillante y con un futuro magnífico pordelante—dijoAngela,mostrándoleunagransonrisa.

—Enesecaso,meocuparédequerecibalaformaciónque«deberíatener»unajoventanprometedora.

—Exactamente—dijoAngela,queparecíasatisfechayaliviadaalavez.Luegolesorprendió—:Entiéndeme,Eragon;noesquelatareamesupere,perohaytareasparalasqueresultaprácticocontarconunpardemanosmás.

Élasintió.—Porsupuesto.Alfinyalcabo,Elvaesresponsabilidadmía.—Así es…Aunque también podrías culpar aBrompor no haberte

enseñadoausarbienellenguajeantiguo.Eragonchasqueólalenguasinpensar.—Quizá, pero culpando a los muertos de nuestros errores no se

consiguegrancosa.Elrepiqueteodelasagujasdelaherbolariasiguióalmismoritmoen

todomomento.—Vaya,conlaedadtehasvueltomássabio.—Enrealidad,no.Simplementeintentonorepetirlosmismoserrores

delpasado.—Podríamosdecirqueesaesladefinicióndelasabiduría.Élesbozóunasonrisa.—Podríamos, pero no basta con evitar los errores para volverse

sabio.¿Esqueunatortugaquevivacienañossolabajounarocaaprende


algo?Angelaseencogiódehombros.—¿Yaprendealgounhombrequevivesolocienañosenunatorre?Eragonlamiróalosojosunmomento.—Quizá.Depende.—Aunasí.Élsepusoenpieyletendiólospapeles.—Toma.—Quédatelos.Teseránmásútilesatiqueamí.Además,yoyatengo

laspalabrasenlacabeza.Esoesloqueimporta.—Me aseguraré de guardarlos donde a nadie se le ocurra siquiera

mirarlos—dijo él, metiéndose las páginas en la parte delantera de sujubón.

—Bien—respondióella,sonriendo.Luego Eragon se giró a mirar a Elva, y de pronto se sintió

intranquilo.Nohizocaso.Soloporquealgofueradifíciloincómodonoqueríadecirquenovalieralapena.

—Hablaremosmás tarde—dijo,yAngela respondióconunsonidoindefinido.

Mientras atravesaba la sala común, abrió la mente en dirección aSaphira,queestaba enel exterior conBlöhdgarmyungrupode elfos,limpiandolanieveconelfuegodesugarganta.

—¿Hasestadoescuchando?—dijoél.—Porsupuesto,pequeño.—Creoquequizápodríasayudarme.—VoyYEragonsintióqueSaphiradabamediavueltaysedirigíahaciael

interior.Satisfecho,elchicosiguiócaminando.Laniñabrujapodíaserunproblemasiestuvierasolo,peroinclusoellaselopensaríadosvecesantesdedesestimarelpoderdeundragón.Esmás,Eragonnocreíaquelaniña fueracapazdemanipularaSaphiraconsuspoderesdelmismomodoquelohabíahechoconél.

Encualquiercaso,seríaunaexperienciainteresante.Cuando paró frente a Elva, la niña le miró con sus ojos de color

violetaylemostróunaampliasonrisadedientesafilados,comoungatoanteunratón.

—Saludos,Eragon—dijo.


7

Latrampa

PorfinhabíallegadolaprimaveraalmonteArngor.Eragonestabaen

elexteriordelsalónprincipal,arrancandoraícesdevariosterrenosjuntoal bosque de los alrededores. Una vez limpios, en aquellos terrenosplantaríanhierbas,hortalizas,bayasyotrascosechasútiles,porejemplode hierba de cardo, que usaban enanos y humanos para fumar, yachicoriasilvestre,queayudabaalosdragonesadigerirmejor.Sehabíaquitadolacamisaydisfrutabasintiendoelsoldelmediodíasobrelapiel.Eratodounplacer,enunaépocaenqueeltiempoaúnsolíaestarfríoynublado. Saphira estaba tendida cerca de allí, descansando sobre unlechodehierbapisoteada.AntesdequeEragonempezarasutrabajo,ellahabía rastrillado el terreno con sus garras para abrir la tierra,facilitándolemuchoeltrabajo.

Acompañaban a Eragon varios enanos: dos varones, tres hembras,todosdelclandeOrik,elDûrgrimstIngeitum.Trabajabanentrerisasycantandoensuidioma,yEragoncantabaconellos lomejorquepodía.Había intentadoaprenderunpocodel idiomade losenanosenelpocotiempolibrequetenía.Tambiénlalenguadelosúrgalos,aúnmásáspera.Talcomohabíaaprendidoconelidiomaantiguo,laspalabrasteníanungran poder.A veces literalmente, a veces en sentido figurado, pero encualquier casoEragon quería saber y comprender todo lo que pudiera,tanto por su propio interés como por el de los individuos de los queahoraeraresponsable.

De pronto le vino a la cabeza un recuerdo: estaba de pie, en unpequeño prado a las afueras de Ellesméra, rodeado de pinos que,hechizados por los cantos de los elfos, habían adoptado elegantesformas.Antesíteníaunaenormecantidaddefloresquecreabandibujosdecoloressobreaqueloasisdehierbarodeadodelsombríobosque.Lasabejas zumbaban entre las flores, y las mariposas revoloteaban por el


claro, como pétalos que hubieran emprendido el vuelo.A sus pies, supropiasombraeracomoladeundragón,salpicadadelucesdecolores,losreflejosdesusdurasescamas.

Ytodoestababien.Todoeraperfecto.Eragon sacudió la cabezay regresó al presente.Del rostro le caían

gotas de sudor. Desde que los eldunarís le habían abierto susmentes,compartiendosusrecuerdosconél,leasaltabanrecuerdosmomentáneoscomo ese, recuerdos que no eran suyos. Aquellos flashes le dejabandesorientado,porinesperadosyporquesoloeraconscientedeunapartemínima de la gran cantidad de conocimientos que tenía ahora en lacabeza.Dominarlostodoslellevaríatodalavida.

Peroesonolepreocupaba.Aprendereraparaélunodelosgrandesplaceresdelavida,yaúnteníamuchoqueaprendersobrehistoria,sobreAlagaësia,sobrelosdragonesysobrelavidaengeneral.

AquelrecuerdoenparticularprocedíadeundragónllamadoIvarros,que por el recuerdo que había recuperado Eragon había perdido sucuerpo enuna tormenta inusitadamente fuerte, antes de la caídade losJinetes.

Las imágenes de las afueras de Ellesméra le hicieron pararse unmomento y recordar su paso por la ciudad de los elfos, y sintió unapresiónenelpechodelanostalgiaalpensarenArya,ahorareinadesupueblo, en el antiguo bosque de Du Weldenvarden. Habían habladovariasvecesatravésdelosespejosencantadosqueteníaensuestancia,enloaltodelrefugio,perotantoélcomoellaestabanmuyocupadosconsus responsabilidades, y sus conversaciones habían sido pocas y pocofrecuentes.

Saphiralomiróconlosojosentrecerrados.Luegorebufó,emitiendounpequeñochorrodehumoquerozóelsuelo.

Eragon sonrió y volvió a levantar el pico. La vida les iba bien. Elinvierno había quedado atrás.Ya habían acabado el salón principal; eltecho ya estaba sellado. Y estaban a punto de acabar otras estancias.GraciasaElva,habíanpodidosacardelascuevasquehabíabajolaSaladelosColoresatresdeloseldunarísantesenajenados.Elvahabíausadoconellossudontanparticular.

Laniña, laherbolariay suhombregatoya sehabían idohacíadossemanas. Eragon no lamentaba su marcha —su presencia siempreresultaba inquietante—, pero estaba contento del tiempo que habíapasado con Elva. Había trabajado con la niña todos los días desde sullegada,entrenándolaigualqueBromyOromislehabíanentrenadoaél.ElvatambiénhabíapasadomuchashorasconSaphira,Glaedrymuchos


delosotrosdragonescuerdos.Enelmomentodesumarcha,conAngela,Eragon había apreciado ya un cambio de actitud en ella. Elva parecíamástranquilayrelajada,yyanocontestabaconlamismaacritud.

Ojalánofueraunefectopasajero.Les había preguntado adonde pensaban ir, pero Angela se había

limitado a responder: «Oh, a algún lugar lejano, supongo. Algún sitiobonitoyaislado,dondenodebamostemerdesagradablessorpresas».

En los últimos meses, Eragon había hecho todo lo posible porobtener respuestasde laherbolaria (sobreunagranvariedadde temas),perolomismolehabríavalidointentarcortarunapareddegranitoconunapajita.Angelahabíaesquivado,desmontadoyfrustradosusintentosporsacarle informaciónconunahabilidad increíble.Loquesí lehabíacontadoeradelahistoriadecómosehabíanconocidoellaySolembum.Y, bueno, le había valido para disfrutar de una velada de lo másentretenida.

Unafranjarosaenlatierralevantadaatrajosuatención.Bajóelpicoyseagachó:encontróuna lombrizque tanteaba los terronesdeolorosatierra.

—Vaya—dijo, lamentando haber puesto del revés el hogar de lalombriz.

Lepuso lamanodelanteydejóquese lesubieraencima.Luego lalevantódelatierra,selallevóaunpardemetrosyladejójuntoaunazona de hierba seca, donde podría excavar y hundirse de nuevo en elterreno.

Depronto,seoyeronunosgritosprocedentesdelsalónprincipal:—¡Ebrithil!¡Ebrithil!Ästrith, la elfa, aparecióenel sombríoumbral, agitada, cubiertade

polvoysuciedad,conunaheridasangranteenelantebrazoderecho.AEragonseleerizóelvellodelanuca.Enunareaccióninstintiva,

volvióatodaprisaalcampo,agarróelpicoyfuecorriendohaciaÄstrith.—Eltúnelenelqueestábamostrabajandosehahundido.Dosde…—¿Qué túnel?—preguntó Eragon, entrando en el salón con ella a

todaprisa.Saphirasepusoenpieytambiénlossiguió.—En el nivel más bajo. Los enanos estaban intentando reabrir un

túnelsecundarioqueencontraronayer.Eltechohacedido,ydosdeelloshanquedadoatrapadostraslapiedra.

—¿SelohabéisdichoaBlöhdgarm?—Vienedecamino.


Eragonsoltóunbufido.Juntoscruzaronelsalónprincipalybajaronala carrera las escaleras hasta la puerta que daba acceso a los túnelesexcavados bajo el refugio. Al sentir el aire frío en la piel, Eragonlamentónohabersedetenidoarecogerlacamisa.

Enfin.Pasaronunosminutosensilencio,atravesando lossinuosos túneles,

descendiendocadavezmásporlabasedelmonteArngor.Habíafarolescolgados en las paredes a intervalos regulares, aunquemuy separadosunosdeotros;lassombrascubríanlosespaciosintermedios.

En un rincón de su mente, Eragon sintió que Saphira les seguíaatentamente.

—¿Cómopuedoayudar?—dijoladragona.YEragonnotósufrustraciónaltenerquequedarseatrás;lostúneles

erandemasiadoestrechosparaundragónadulto.—Mantenteenguardia.Puedequenecesitetufuerza.Enelmomentoenqueseacercabanalpuntomásprofundo,oyeron

unasvoces rabiosaspordelante, que resonabanen lapiedradesnudaycreaban un coro confuso.Aúnhabía una nube de polvo flotando en elairecercadellugardeldesprendimiento,ytreslucesflotantescercadeltecho, que proporcionaban una iluminación adicional, aunque no muyestable.

Deentreelpolvoaparecieroncuatroenanos;Eragonlosreconocióatodos.Habíanestadoescarbandoentrelosescombros,amontonandolosfragmentos de roca a los lados del túnel para intentar abrir un paso yllegarasuscompañerossepultados.

Ästrith señaló una enorme losa de piedra atravesada en el estrechopasadizo.Teníadiversasgrietas,rectascomounaflecha,queladividíanensecciones.

—He roto la roca, Ebrithil, para sacar los trozos uno a uno. Noobstante,siquitamosuntrozo,losotrossecaerán,yyonotengofuerzasuficientecomoparasujetarlostodosalavez.

Elenanoqueestabaalmandodelosmineros,untipodeespesabarballamadoDrûmgar,asintió.

—Tienerazón,Jurgencarmeitder.Necesitamostuayuda…yladelosdragones.

Eragon apoyó el pico en la pared y cerró los ojos un momento.Explorandoconlamente,buscóalosenanosenterrados…«Ahí».Unosmetrosmás adelante, detectó una conciencia, débil y agotada, como lallamadeunavelasacudidaporelviento.

¿Noerandoslosenanosatrapados?


Eragon no quiso esperar más. Sentía que las fuerzas estabanabandonandoalenanoatrapado.

—Apartaos—dijo.Astridy los enanos se echaron atrás a todaprisa.EntoncesEragon

conectóconSaphiray,atravésdeella,conloseldunarísdelaSaladelosColores.Dijounasolapalabra:

—Rïsa.Lapalabraerasimple,peronosuintención,yeralaintenciónloque

guiabalaejecucióndeunhechizo.Los crujidos y los chirridos de las rocas al rozar resonaron por el

túnel:elmontóndepiedrascaídasselevantódelsuelo.Aquellohizoquefueranecesariaunacantidaddeenergíainmensa;denoserporlafuerzadelosdragones,Eragonhabríaperdidoelconocimientoyelcontroldelhechizo.

Eragonimpulsódenuevolaspiedrashaciaeltechofracturado,yotravezelairesellenódepolvo.Nopudoevitartoser,peroluegodijo:

—Melthna.Su hechizo hizo que todas las piedras que flotaban en el aire se

unieran,pegándosealasparedesyaltecho,yfundiéndosedenuevoenla base del monte Arngor. De la capa de piedra ya sólida emanó unaoleada de calor tan intenso que Eragon sintió que se le encendían lamejillasyqueselechamuscabaelvellodelpecho.

Soltó el aire que estaba aguantando todo aquel rato y puso fin alhechizo.

—Gracias—ledijoaSaphiray,porextensión,aloseldunarís.Cuandoelpolvoseposó,latenueiluminacióndelaslucesflotantes

puso al descubierto los cuerpos de dos enanos tendidos en el túnel,cubiertosdesangre.

Drûmgaryel restode losenanoscorrieron juntoasuscompañeroscaídos.Eragonlossiguiómásdespacio,aúnafectadoporelesfuerzodelhechizo.

Luegooyólosquejidosdelosenanosyvioquesetirabandelabarbaydel cabello, llenando laminade lamentos.El corazón se le encogió.Volvióatantearelterrenoconlamente,enbuscadecualquierseñaldevidaenlosdoscuerposquebrantados.

Nada. Ambos estaban muertos. Pese a la celeridad con que habíaactuado, no había conseguido salvarlos. Eragon cayó de rodillasparpadeandoparalimpiarselaslágrimasdequedeprontolellenabanlosojos.LosdosenanossellamabanNályBrimling.Eragonnolosconocía


bien, pero los había visto junto al fuego más de una noche, siempredispuestosacantaryabromear,siempredebuenhumor.

Ästrith le apoyó una mano en el hombro, pero aquello no lereconfortódemasiado.

Elchicobajólacabezaydejóquelaslágrimasmanaranlibremente.PeseatodosloshechizosquehabíaaprendidoyatodoslospoderesquehabíaadquiridodesdequeeraJinetedeDragón,ypeseacontarcontodalafuerzadelosdragones,habíacosasqueseguíanquedandofueradesualcance.

Podíalevantarunacantidaddepiedraimpresionanteconunapalabra,peronopodíavenceralamuerte.Niélninadie.

El resto de aquel día gris pasó volando. Los enanos se llevaron a susmuertos para enderezarlos, lavarlos y vestirlos con sus mejores galas,paraengrasarleslasbarbasyprepararlosparasusepulturaentumbasdepiedra,siguiendolacostumbredesupueblo.

EragonayudóaBlöhdgarm(quehabíallegadodemasiadotardealostúneles)yaÄstrithaaseguraraquellazonadelaminaparaevitarfuturosdesprendimientos.Luego,vencidoyagotado,seretiróasusaposentosenloaltodel refugioyse tendió juntoaSaphiraparadormirunahoradeagitadossueños.

Cuando atardeció, aún se sentía triste, desanimado y descolocado.Loselfosintentaronconsolarleconconceptosmoralistas,perosusfríosrazonamientos no le ayudabanmucho. Tampoco los otros humanos leayudaronasentirsemejor,incluidalaenviadapersonaldeNasuada,unatal Marleth Oddsford. La mayoría habían trabajado duro junto a losenanosdurantetodoelinvierno,ylapérdidadeNályBrimlingleshabíaafectadoaúnmásqueaEragon.

Aunasí,Eragonnoolvidó supapel.Cumpliócon sudebery fueaver a los desolados enanos, a quienes ofreció palabras de ánimo y deapoyo. Tanto Hruthmund como Drûmgar le dieron las gracias, yprometióqueasistiríaalosfuneralesdeldíasiguiente.

Alavanzarlanoche,Eragondecidióacercarsealachimeneaentornoalacuallosúrgalossehabíanreunido.Hablabanalto,montandounbuenjaleo. Aunque no sentían un aprecio especial por los enanos, su líder,Skarghaz, alzó la copa en honor deNál yBrimling, y el grupo enterobrindóconunrugidoalaalturadelosdeSaphira.

Mástarde,cuandolosdemásyasehabíanretirado,Eragonsequedóconlosúrgalosbebiendorekk(quelosúrgaloselaborabanconespadañas


fermentadas),mientrasSaphiradormitabaenunrincón.—¡Jinete!—bramóSkarghaz—.Estásdemasiadotriste.Skarghazeraunkulldehombrosanchosycurvados;teníaelcabello

largo recogido en una trenza sobre la espalda desnuda. Raramentellevaba algo más que un burdo chaleco, ni siquiera en los días máscrudosdelinvierno.

Eragonnoteníaganasdediscutir.—Noteequivocas—dijo,marcandocadapalabra.El enorme kull dio un trago al rekk de su jarra, que también era

enorme.Luego se dirigió a otro de los úrgalos: un tipo robusto y algobarrigónconunalargacicatrizrojaquelecruzabaelrostro:

—¡Irsk!Cuéntaleanuestrojineteunahistoriaqueleanime.Cuéntaleunahistoriadelosviejostiempos.

—¿En«este»idioma?—preguntóIrskconunamuecaquedejabaaldescubiertosuscolmillos.

—¡Sí, eneste idioma,drajl!—rugióSkarghaz,y le lanzóunbarrilvacíoderekkalacabeza.

Elbarril rebotóen loscuernosde Irsk.Nosezafóni se inmutó:selimitóasoltarungruñido.Seagachó,sentándoseenelsuelodepiedra,frentealfuego.

—Puesdadmeuntambor.Skarghaz dio la orden, y uno de los úrgalos se fue a sus

dependencias, de donde volvió enseguida con un pequeño tambor decuero. Irsk se locolocóentre laspiernasy luegohizounabrevepausaconsusgruesosdedosapoyadossobreelcuero.

—Debo traducir las palabras del urgralgra al idioma de los tuyos,jinete. No sonará como deben, aunque he pasado casi tres inviernosestudiandocómohabláis.

—Estoysegurodequeloharásmuybien—dijoEragon.YasehabíadadocuentadequeIrskhablabamejorquesuscompañerosúrgalos,ysepreguntósiseríaporquesehabíaformadocomobardo.Irguiólaespaldayechóelcuerpoadelante.Teníacuriosidadporoírloquelecontaríaelúrgalo.

Enunaesquina,Saphiraabrióelojomáscercanoalúrgalo,dejandoalavistaunaranuradeunazulluminoso.

Skarghaz dejó caer la base de su jarra contra la pierna, salpicandorekkporelsuelo.

—¡Yabastadecháchara,Irsk!Cuentalahistoria.CuantaladelgranKulkaras.


Unavezmás, Irskgruñó.Bajó labarbillaunmomentoygolpeóeltamborsonoramenteunasolavez.Entoncesempezósurelato.

Apesardeladurezadelaspalabrasdelúrgalo,Eragonreconociólaverdadenellas.Ycuantomásescuchaba,más se sentía transportadoaotro lugary aotro tiempo.Depronto, loque Irsk contó lepareció tanrealcomoelsalóndondeestaban.


8

LabestiadeKulkaras

Eldíade la llegadadeldragón fueundíademuerte.Vinodelnorte,

como una sombra sobre el viento.Ágil y silencioso, atravesó el valle,eclipsandoelsolconsusalasaterciopeladas.Alládondeaterrizaba, loscamposylosbosquesse incendiaban, losarroyossecubríandeceniza,las bestias —con o sin cuernos— salían huyendo y los gritos dedesesperación y de terror desgarraban el aire. El dragón se llamabaVêrmundelTenebroso,yeraundragónviejoycruelqueconocíabienelmundo. Se sabía de su presencia en el norte, pero no había ningúnmotivoparapensarquepodíaabandonarsuguaridaenaquellas lejanastierrasglaciales.

Y, sin embargo, ahí estaba. Negro como el carbón quemado, peroconlasescamasbrillantesyconlagargantallenadefuego.

LajovenIlgraseloquedómirandoconsusamigosdesdeelestanquedeaguademanantialdondesolíannadar,enlasmontañasdelavertienteestedelvalle.Desdeaquelpuntodeobservaciónprivilegiado,viocómoeldragónarrasabalasgranjasconsufuegoysusgarras,ybarriéndolasconsupuntiagudacola.Cuando losguerrerosdelclan skgaro lanzaronsu ataque, con arcos, lanzas y hachas, las llamas de Vêrmund loscalcinaron,omurieronaplastadosbajosuspatas.Nisiquieralahojamásafiladapodíaatravesarle lapiel,y losskgarosnoteníanhechicerosquelos ayudaran en la batalla, por lo que quedaron a merced del dragón,capaces únicamente de incordiarle o molestarle, pero no de detenerle.Esonunca.

Comolabestiamalvadaqueera,Vêrmundsecomíaatodoelqueseleponíadelante:hombreomujer,jovenoviejo.Noperdonaba.Tambiénsecomíaelganado,acorralándolocontrabarrerasdefuego,ysediounfestín con los indefensos animales hasta llenarse la boca de sangre ycubrirelterrenodecharcospúrpura.


Todo aquello vio Ilgra, y mucho más. No podía hacer nada paraayudar, así que se quedó en el estanque, aunque aquella espera leresultabatandolorosacomounaheridaprofunda.Aquellosamigossuyosque eranmenos sensatos fueron corriendo hacia el lugar del ataque, ymuchosdeellosdesaparecieron.

EldragónseacercóalacasadesufamiliaeIlgrahizounamuecaderabia, dejando los dientes al descubierto. Aquella bestia reptiliana seacercómás,ymásaún,hastabarrerlacasaconsupropiocuerpoenunmovimientolentoperoimplacable.

Ilgra no pudo contener un aullido; cayó de rodillas y se agarró lapuntadeloscuernos.

Suangustiasevioaliviadaenpartecuandovioasumadresaliendoagatasdeentrelasruinasy,conella,asuhermanamenor,Yhana.Perolasensacióndealiviodurópoco,porquealmomentoVêrmundselanzóenpicadoconlasfaucesbienabiertas.

EntoncesaparecióelpadredeIlgra,corriendodesdeloscampos,conla lanzaen ristre.Fueun soplodeesperanzaparaella.Supadreeraelprimero de los ungidos. Pocos podían rivalizar con él en potencia, yaunqueerapequeñoencomparaciónconeldragón,Ilgrasabíaqueteníaun coraje equivalente al de los dioses. Cuatro inviernos antes habíaaparecidomerodeando un oso cavernario hambriento que había bajadodelasmontañas,ysupadresehabíaenfrentadoaélúnicamenteconuncuchilloenunamanoyungarroteenlaotra.Yhabíavencidoaloso:lomatóconunacuchilladaenelflancoyunporrazoenlacabeza.

Desdeentonces,elcráneodelosodecorabalachimeneadecasa.Si había alguien en el clan skgaro capaz de detener alVêrmund el

Tenebroso,Ilgraestabaseguradequeseríaél.Entreeltumulto,Ilgraoyóquesupadredesafiabaaltemibledragón

congritosyquelomaldecíaenvozalta.Conunavelocidaddevértigo,Vêrmundsegiróhaciaél.Supadrenosearredró,selanzómásalládelapuntiagudabarbilladelabestiayhundiólalanzaenunhuecoentrelasescamas del brillante cuello de Vêrmund. Pero la hoja no se clavó, yhastalaposicióndondeestabaIlgrallegóelsonorochasquidodelmetalalimpactarconunasuperficieduracomolapiedraenelfondodelvalle.

Un escalofrío aterrador le recorrió brazos y piernas cuando oyó laprofundacarcajadadeVêrmund, tanpotentequehizo temblarel suelo.La reacción divertida del dragón la enfureció, y apretó los dientes,airada.¿Cómoseatrevíaareírsedesudesgracia?

Supadre,guerrerohasta lasúltimasconsecuencias,gritóyse lanzóporentrelaspatasdeVêrmund,dondeeldragónnopodríallegaraél.


Perolabestiaretrocedióyllenólospoderosospulmones,eIlgragritódenuevoalveruntorrentedefuegoazuladoqueengullíaasupadre.

Elcorazónselehundiócomounapiedraenelpecho;losojosselellenarondelágrimas.

Peroelsacrificiodesupadrenohabíasidoenvano.MientrasdistraíaaVêrmund, sumadre y su hermana habían podido huir del dragón, ycontarían con la bendición deRahna laCazadora, porqueVêrmund semostró poco interesado en seguirlas, concentrándose en cambio en susrebaños.

Con todos los miembros del clan muertos o dispersos, Vêrmundpodía por fin atracarse a placer. Ilgra se quedó sentada en el suelo,llorando mientras observaba la escena. Los supervivientes fueron aunirse a ella en grupos dispersos, con las ropas quemadas y rotas, yalgunos con terribles heridas. Juntos, se agazaparon tras las rocas,calladoscomoconejosantelapresenciadeunaserpiente.

Elfuegoardíaennumerosospuntosdelvalle.Hilerasdeárboles—viejos pinos de rugosos troncos de más de treinta metros de altura—explotaban con llamaradas de color amarillo y naranja. Las montañasdevolvían el eco de todo aquel ruido, y las ascuas se alzaban hacia elcieloenespiralesluminosasmientraselfuegotrepabaporlasladerasporlasmontañas.Lasnubesdehumocontaminabanelaire,ylacenizafuecayendoenunalluviaespesacomolanievecreandounfalsoocasoqueoscureció el valle como una negra cortina de destrucción cargada dedoloryrabia.

Vêrmund dio rienda suelta a su voracidad, dándose un atracón deovejas, cabras y cerdos, llenando la barriga, que le quedó hinchada yfirme.Ycuandoporfinsesació,seelevóenellúgubrecielo.

Peronovolómuylejos.Ilgranosupomuybiensiseríaporlabarrigahinchadaoporlacantidaddeganadoquequedabaaúnporcomer,perola vieja bestia asesina no llegómás allá del extremo del valle.Allí seposóenlamontañamásalta:laelevadacumbrenevadadelKulkaras.Sehizounovillocercadelpicorecortado,hundióelmorrobajolacolay,con un último suspiro rabioso, cerró los ojos y se puso a dormir. Ymientrasdurmió,nosemovió. Ilgrasequedómirandoa lavoluminosabestiaoscuraatravésdelhumo;eracomountumorpestilenteapostadoenloaltodelKulkaras.Conelcorazónatenazadoporelodio,Ilgralanzóel juramento más terrible que conocía, porque ahora solo tendría unobjetivoenlavida:mataraVêrmundelTenebroso.MataralabestiadeKulkaras.


Cuandoporfinlesparecióseguro,losquequedabandelclanskgarosereunieronalsurdelvalle,encasadeZhar,queeraelqueseocupabade las trampas para peces. Ilgra se sentó en un rincón de la casa, ensilencio, a la sombra,mientras la asamblea dematriarcas, elHerndall,debatíaquépodíanhacer.Primeroescogieronaunjefeguerrerodeentrelosvaronesquehabíansobrevivido:Arvog,elmásgrande,másfuerteymás rápido de todos. Era un ungido, al igual que el padre de Ilgra, yocupaba un lugar muy superior respecto a los que no lo eran. Peroungidoono,Arvogrespetabalasabiduríadelasmatriarcas,yeranellaslasquedebíandecidirloquehabíaquehacer.

ElclanpermanecióencerradoencasadeZhardurantetresdías,hastaque empezaron a pensar que quizá Vêrmund no volvería. Una vezpagado aquel caro peaje, quizá la bestia hubiera perdido interés en lossupervivientes.Quizá.

Mientras esperaban entonaron canciones fúnebres por suscompañerosdeclancaídosehicieronofrendasenelaltardeZharacadaunodelosdioses.PerosobretodoaSvarvok,reydelosdioses.Porqueahora, más que nunca, necesitaban su fuerza. Ilgra cantó junto a sumadreyasuhermana,cantóhastaconvertirseenunrecipientevacíoalquesololequedabalavoz,yjuntaslloraronsupérdida.

Alcaereltercerdía,losmiembrosdelclanmásvalientesvolvieronalpueblobajo laprotecciónde laoscuridadpara recogerprovisionesybuscarheridos.Noencontraronmásqueauno:Darvekel tallador,quehabíaperdidodosdedos,peroqueaúnpodíausarlasmanos.

Cuatro días más esperó el clan. En ese tiempo, Vêrmund no dioseñalesdevida;denoserporalgúnbufidoocasionalquelevantabaunanubecilladehumo,bienpodíaestarmuerto.Aunasí,elclansepreparóparaunnuevoenfrentamientoconeldragón.BajoladireccióndeArvog,hicieronlanzasconarbolillosyflechasconcornejo,curtieronpielesparahacerse armaduras y afilaron sus espadas. Ilgra se tomó las labores depreparaciónparalaguerraconentusiasmo,decididaahacertodoloquepudieraparaderrotaraldragón.

PorqueelHerndallhabíadecidido:sequedarían;elvalleerasuyo,yVêrmund no eramás que un intruso quemerecía lamuerte. Todas laspertenenciasdelclanestabanenaquelangostodesfiladero,a lasombradel Kulkaras. Es más, si se fueran, muy pronto se encontrarían enterritoriodeclanesrivales,y,ahoraquehabíanperdidotantosefectivos,los skgaro tenían escasas esperanzas de poder conquistar nuevosterritoriosporlafuerzadelasarmas.


TampocopodíanesperarderrotaraVêrmundenunabatallaabierta,peroentornoalfuegodelhogarsehablómuchodetrucosytrampas,yempezó a extenderse entre la comitiva una sensación de optimismotemerario. Elmodomás seguro paramatar al dragón, acordaron, seríaescalarelKulkarasyapuñalarleenelojomientrasdormía.

Sin embargo, primero tenían que recuperar los cuerpos de losfallecidos.Sino llevabanacabolosritos tradicionales, losespíritusnohallarían el reposo que merecían, y ninguno de los skgaros queríanarriesgarse a ser objeto de las maldiciones de losmuertos. Aunque elmiedonoeraloúnicoquelesmovía;tambiéneldoloryelrespeto.

—Tenemos que actuar rápido—dijoArvog—, para poder atacar aVêrmundantesdequedespierte.

Ilgradecidióunirse al grupo encargadode recuperar los cadáveres.Laideadequelosrestosdesupadre—siesquequedabaalgúnresto—yacieran en campo abierto, donde los pájaros y las bestias podíanpicotearlo,leangustiabamásdeloqueeracapazdeexpresar.Nopodíadejarloasí.

Delarsenaldearmasescogióunalanza,pintólahojaconsupropiasangreylallamóGorgoth,quesignificaba«Venganza».

Sumadreseopuso;decíaqueIlgraaúnerademasiadojoven.—Nohasalcanzadosiquieralaedaddelozhthim,nihapasadoelrito

de iniciación. Espera un poco, y deja esto en manos de quien ya hademostradosufuerza.

PeroIlgrasenegaba:—No.Tengomiscuernos.Nomequedarésentada,escondiéndome,

mientrasotrosdanunpasoadelante.Así que se separó de su madre y fue a situarse con el grupo de

guerreros de Arvog, junto al fuego. No intentaron desalentarla. Alcontrario, le dieron la bienvenida, porque eran pocos y necesitaban lacolaboracióndetodoelqueestuvieradispuestoaayudar.

Lamañana del octavo día, Ilgra se fue conArvog y el resto de sugrupo, que regresaron sigilosamente a las ruinas de su poblado. Losincendios de los campos ya se habían consumido; la tierra estabacalcinada. Muchos de los edificios se mantenían en pie, aunque eranpocoslosquenoregistrabandaños.Algunoshabíanperdidoeltechodepaja;otrosteníanunaparedaplastadaounavigarota,ytodoestaballenodehollínyapestabaahumo.

Encontrar a los muertos entre tanta devastación no era tarea fácil.Trabajaronenequiposparaabrirsepasoentrelosescombrosypeinarelterreno,yseencontraronconescenashorripilantes:uncharcodesangre,


un trozo de hueso; fragmentos de sus seres queridos dejados amediaspor el dragón, que no había prestado mucha atención a la hora decomérselos. En muchos casos resultaba imposible dar nombre a losfragmentos,asíqueArvogordenóquelosllevaranalcentrodelpueblo,yallíelgrupolesconstruyóunapirafuneraria.

Ilgra trabajó como una más durante todo el día, sin abrir la bocasalvopararesponderaalgunapreguntaoalgunaorden.Cuandoporfinpararonparadescansar,ellanodescansó,sinoquesefueaverlosrestosdelacasadesufamilia.

Allí, junto al montón de vigas quemadas, Ilgra encontró lo quequedaba de su padre: una figura negra retorcida, casi irreconocible,calcinadaporelfuegodeldragón.Eldolorylarabia—igualdeintensoseigualdeterribles—erancomouncuchilloenelcorazón.Searrodillóasuladoylloró.

Supadrehabíaprotegidoalafamiliatodasuvida.Sinembargo,enelmomento decisivo, ante la amenaza del terrible dragón, no había sidocapazdeprotegerseasímismo.EraunerrorqueIlgranopodríacorregir,ysabíaqueaquellolaperseguiríatodoslosañosdesuvida.

Aunquechamuscadoydecolorado, el cuerno izquierdode supadreestabaintacto.CuandoIlgraconsiguióreaccionarymoverse,selocortódelacabeza,cantándolesalosdiosesmientraslohacía,conlaesperanzadequesusoracionesallanaranelcaminodesupadrealmásallá.

Luego recogió el cadáver y se lo llevó a la pira del centro delpoblado.ElpesodelcuerpodesupadreensusbrazoseraalgoqueIlgranopodríaolvidarenmuchotiempo.

Ladesagradablebúsquedaseprolongóhastaelanochecer,hastaqueestuvieron seguros de haber encontrado todos los restos de suscompañerosdeclanyhaberloscolocado,condolorosareverencia,enlapira.LuegoIlgrayelrestodelgrupoejecutaronlosritualesqueimponíalatradición,yArvogencendiólatorredemadera.

Eraunfuneraldignodelmásvalientede losguerreros.Ytodos losmuertos«eran»guerreros,hastalosmásjóvenes.Habíanmuertoendurabatalla con el odiadodragón.Semerecían lamismaconsideraciónquecualquiera de los astados muertos en una campaña, luchando por suhonor.

Ylapiraardióconunaluzcegadora.Arvogdiounpasoadelanteygritó, vaciando la garganta en dirección al granmonteKulkaras—y aVêrmund,queestabaenloalto—,ylohizocontalfuerzaquesugritoresonóportodoelvalle.Otrasvocesseunieronalasuya,ytambiénladeIlgra,hastaquetodosestuvierondecaraalamontaña,desgañitándose


para dejar claro su desafío. Era un gesto insensato y fútil con el quecorríanelriesgodedespertarlairadeldragón,peronolesimportaba.

Elruidoasustóaungrupodecuervosapostadoenlosárboles,peroVêrmund no se inmutó. Parecía completamente ajeno o, peor aún, noparecíaimportarleenabsolutoloquepasaraallíabajo,enelvalle.

Elgrupodeguerrerosmantuvolaguardiaentornoalapiramientrasardió, y cuando cayó la noche acamparon sobre la fría tierra. Ilgra nopodía conciliar el sueño, así que se quedó vigilando junto a la pira enllamas,conlalanzabienagarradayconlosojospuestosenlaoscuridadque,comounborróndetinta,rodeabalacumbredelKulkaras.

Lasestrellasaúnbrillabanenelcielo.Apenasseveíaelprimerrastrode luz gris que había aparecido sobre las montañas del este cuandoArvog y otros seis guerreros se pusieron en marcha para escalar elKulkarasymataraldragónVêrmund.

Ilgra les rogó que la dejaran acompañarlos para apagar su sed devenganza. Pero Arvog se negó: era demasiado joven, demasiadoinexperta.

—Notenemosmásqueunaoportunidadparasorprenderalabestia.Ilgraodiabareconocerlo,peroteníarazón.—No te preocupes, Ilgra—añadió Arvog—. Si Svarvok intercede

pornosotros,tendrásturacióndesangre.Todoelclanlatendrá.Ilgra tuvo que aceptarlo, pero no de buena gana. Era joven, sí, y

también inexperta, pero la rabia que le quemaba por dentro no teníaparangón,y se sentía igual enespíritu—sinoyaenestatura—almáspoderosodelosastados.

Los siete guerreros se pusieron enmarcha, conArvog a la cabeza.Ilgrayelrestodelgruposequedaronobservandoensilenciojuntoalapirayaconvertidaencarbón.

HabíanacordadoqueelmejormomentoparaatacaraVêrmundseríaelmediodía.Erabiensabidoquelosdragones,comolosgrandesfelinosde lasmontañas, cazaban sobre todo demadrugada y al anochecer. Amediodía, cuando el sol estaba en lo más alto, era cuando másprobabilidades tenían de que Vêrmund estuviera sumido en un sueñomás profundo, y por tanto sería más vulnerable, si es que se puedecalificarcomovulnerableaundragóndeltamañodeVêrmund.

ElKulkaraseraunamontaña imponente.Aunque losmiembrosdelclanastadodelosskgaroserantiposdurosyfuertes,alcanzarelpiconoera tarea fácil. El camino era traicionero, estaba lleno de cuestasescarpadas, crestas angostas y empinados pedregales. Era impensablequeunodelosskgarosintentaracoronarlacimadelKulkaras,amenos


quefueraimpulsadoporunmotivodehonoroporlalocura.Entodasuvida, Ilgra solo había sabido de un miembro del clan que lo hubieraintentado: un joven guerrero llamado Nalvog, que había queridodemostrarsuvalía,alnohabersidocapazdehacerloconlasarmas.PeroNalvoghabíafracasadoensuintentoy,avergonzado,habíaoptadoporelexilio.Desdeentoncesnohabíanvueltoaverlo.

Mientrasesperaban,Ilgraysuscompañerosbuscaronherramientasylosobjetosdevalorentrelosescombros.Hacíaundíagris,plomizo.Lalluviacaíaaráfagas.

Ilgra sintió un escalofrío que le llegó a los huesos. Se sentóagazapadatrasuncobertizoysecolocólacapadepieldelobosobreloshombros. Una vez más, la vista se le fue hacia el Kulkaras y haciaVêrmund,apostadoen loalto.Peronoveíani rastrodeArvogodesugrupo, ni oyó gritos ni ruidos de la refriega, pormucho que aguzó eloído.

Eldíaibaavanzando.Haciaelmediodía,unodeloscompañerosdeIIgra,Yarzhek,afirmó

haber oído un sonido procedente de la cumbre: algo que seresquebrajaba,ounruidoparecido.Peronadiemáslohabíaoído,eIlgratenía dudas. Poco después, vio lo que parecía una bocanada de humoprocedentedelKulkaras,perodespuésdeanalizarlabiendecidióquenoseríamásqueuntrozodenubearrastradaporelviento.

Cuando el sol empezó a ponerse en el recortado horizonte, parecíaevidentequeelgrupodeArvogsehabíademoradoensumisiónohabíafracasadoporcompleto.

Desalentados, Ilgray suscompañerosse reunieronalrededorde losrestos de la pira, y allí se quedaron, sentados, cabizbajos y sin hablar,mientraselocasoseextendíaporelvalle.

Lalunaacababadeasomarsobrelasmontañascuandooyeronpasosacercándose.PorelcaminodelKulkarasveníancuatrode lossietequehabían partido. Todos estaban cubiertos de polvo y sangre, y parecíandesanimados, agotados y hambrientos. Arvog y otro de los ungidoscargabanconunodesuscompañeros,queparecíatenereltobilloroto.Elpropio Arvog tenía una profunda herida en la frente. A Ilgra le gustóaquellaherida.Lequedababien.

—¿Quéhapasado?—preguntó.Arvogdepositóasucompañeroheridoenelsuelo.—El dragón nos oyó. O nos olió, no sé, pero el caso es que al

acercarnos levantó la cola y nos la dejó caer encima. Nosotros cuatro


escapamos a duras penas. Los otros… —Meneó la cabeza—. Nopudimosrecuperarsuscuerpos.

Ilgradejócaerlacabeza,apesadumbrada.Esperabaquelosespíritusdeloscompañeroscaídosencontraranelcaminohacialaotravida.

Abatidos,losmiembrosrestantesdelgrupoiniciaronelcamino,bajolalluviayenvueltosenlaoscuridad.CuandollegaronalacasadeZhar,Arvog esbozó a todo el clan un relato de su expedición. Enconsecuencia, el Herndall tomó su decisión: no volverían a atacar aVêrmundelTenebroso,amenosquetuvieranunplanmejorparaacabarconaquellabestiamaligna.

Ilgraodiabaaceptaraquelveredicto,peronoteníaningunaotraidea,asíquecerrólaboca.

LamásancianadelHerndall,ElghaNueveDedos,añadió:—TenemossuertedequeVêrmundnoseenfurecierayvinieraapor

nosotros. Pero no debemos bajar la guardia. Es bien sabido que losdragonestienenmuchamemoriaynosuelenperdonar.

Ytodosestuvierondeacuerdo.Mástarde,yasentadaconsumadreysuhermana,Ilgralesmostróel

cuernoquehabíacortadodelacabezadesupadre.Comoprimogénita,lecorrespondíaaellaconservarlo,peroYhanalotocóydijo:

—Mealegrodequelohicieras.E Ilgra vio lágrimas en sus ojos, y se dio cuenta de hasta dónde

llegabalapenadesuhermana,quenoeramenorquelaquesentíaellamisma.

Pasaronlosdías,yelclanintentónohacercasoaldragónapostadoen lo alto del Kulkaras. Se dedicaron a seguir el rastro y capturar elganadoquehabíasobrevividoalataque,recuperarontodaslassemillasytantomaterialcomopudieron.Yunoauno, losskgarosqueaúnteníancasaslosuficientementeintactascomoparaqueofrecieranproteccióndeloselementosvolvieronalpoblado.

El padre de Ilgra había sido un buen cazador, y un «contador deverdades de los ungidos», cargo nada desdeñable. Ahora que ya noestabaconellasyquesucasahabíaquedadodestruida,IlgraysufamilianoteníanmásopciónquerefugiarseenlacasadeBarzhqa,hermanodesumadre,muyparecidoaellaenconstituciónytemperamento.

Ilgra lamentaba profundamente que tuvieran que depender de lagenerosidaddeBarzhqa.Perosusopcioneseranlimitadas,yaúnteníansuerte de no tener que quedarse a vivir con Zhar, que siempre olía apescado.


Por las noches, cuando no tenía obligaciones, IIgra se llevaba elcuerno de su padre a un arroyo y lo sumergía en la corriente.Cuandoconsiguió reblandecer el tuétano del cuerno, lo ahuecó y limpió elinterior con piedras calientes hasta dejarlo liso como la madreperla.LuegoledioelcuernoaDarvek,quelehizounaboquillatallándoladeunfémurdeoso,grabólahistoriadesufamiliaenelextremoanchodelcuernoy,porúltimo,leatóunacorreadecueroalcentro.

Ilgrasequedómaravilladaconelresultadofinal.Sellevóelcuernoaloslabiosylohizosonarconfuerza.Elcuernoemitióunanotaclaraylimpia,potenteyprofunda,todoundesafíoparacualquieraquequisieraenfrentarseaella.Enaquelsonido,Ilgraoíaunecodelavozdesupadreysintióunaalegríayunanostalgiaquelellenaronlosojosdelágrimas.

Dos semanas después del sangriento ataque de Vêrmund, llegó unchamánerranteprocedentedelsur.Elchamánerabajo,perorobusto,ysuscuernos le trazabandosgiroscompletosalrededorde lasorejas.Sellamaba Ulkrö y llevaba un bastón tallado con runas y con un zafirograndecomosudedopulgar,engastadoenlamaderatallada.HabíaoídolahistoriadeVêrmundyafirmabaqueélpodíamataraldragón.

Ilgra leescuchómalhumorada:sialguienibaamataraVêrmundelTenebroso,teníaqueserella.Peroeraundeseoegoísta,asíquenoselodijoanadie.Elchamánledabamiedo:podíapasarelbastónporelfuegode la chimenea y hacer que las llamas danzaran. Ilgra no entendía lamagia.Ellaponíatodasuconfianzaenelhuesoyelmúsculo,noenlaspalabrasylaspociones.

Lamañanasiguiente,UlkröemprendiólaascensiónalKulkarasparaenfrentarse al dragón. Todo el clan se quedómirando, en una reuniónsilenciosa de rostros impenetrables, demasiado apesadumbrados comopara albergar esperanza o alegrarse. Ulkrö compensó su silencio conbromas y demostraciones de magia. Acabó lanzando un rayo de luzdesdeelbastónconelquepartióunarbolilloendos,haciéndolo rodarpor el suelo. Al ver aquello, el clan rompió su silencio y entonó uncánticodeguerraqueacompañaraalchamánensupartida.

Al atardecer, cuando el sol rozaba los picos de las montañas y elvalleibacubriéndosedesombraspúrpura,IlgraoyórugiraVêrmund.Seasustó y salió con su familia al exterior, al igual que el resto del clanskgaro.

En lo alto del Kulkaras vieron a la bestia gigante extendiendo susalasnegrascomoelcarbónyalzándosecontraelcielodecolorámbar.Teníalacabezaenvueltaendestellosdeluz;desumorronoparabandesalirllamasqueparecíanondearconfuerzaalviento,comounafuriosa


bandera.Eldragónestabaenvueltoensombras,creandounaimagendeltodo innatural. De la ladera de la montaña se desprendían placas depiedraquecaíanychocabanconlosárbolesdezonasmásbajas.

DesdeluegopodríadecirseotracosadelchamánUlkrö,peronoquefueracobardeodébildeespíritu,ysumagiasindudafuncionaba.Porunmomento,labatallafueferozydescarnada.Peroluegoseoyóelaullidoagónico de un pájaro entre los árboles, y una llamarada de luz roja sealzó desde la cumbre del Kulkaras, como una baliza con la potenciasuficientecomoparaatravesar lasnubesy llegaralcielo.Unmomentodespués, la luzsedesvaneció.OyeronqueVêrmundemitíaunbramidotriunfante,ysehizodenuevoelsilencio.

Con las primeras luces del amanecer, Ilgra salió con los guerreros.NosabíanmuybienquéhabríadesencadenadoUlkrö.Miraronhaciaelnorte. En la cima del Kulkaras, vieron de nuevo el largo cuerpo deVêrmund,cubiertodeescamas, tendidosobre los riscos,aparentementeimpertérritotraslosacontecimientosdelanocheanterior.

Ilgra se sintió dominada por esa gris sanguijuela que es ladesesperanza.Miró laGorgoth, su lanza,ysepreguntóquéesperanzastendría«ella»dederrotaraldragónVêrmund.Peroellanoeradelasqueserendían.Ilgraerahijadesupadre,yjuróporélquesevengaría.

Consuataque,Ulkröhabíademostradodoscosas:enprimer lugar,queVêrmund estaba a gusto enKulkaras, digiriendo su comida.Y ensegundo, que el dragón no era más vulnerable a la magia que a lasespadas,laslanzas,lashachasolasflechas.

Para los skgaros, aquello era duro de aceptar. Se hablaba de hacerredes con pesos lo suficientemente grandes como para inmovilizar lasalasdeVêrmund,peroelveranoestabadandopasoalotoño,ytendríanque trabajar muy duro si querían sobrevivir al crudo invierno de lamontaña.

Asíquelosskgarosdejarondeladosusplanesdemataraldragón.Y,aunque sabíanque eraun riesgo, iniciaron las tareasde reconstruccióndelpoblado.Estavezusaronmáspiedraquemadera:fueunalabormuyfatigosaparalosvarones,quehabríanpreferidosaliracazarorecolectar,oenfrentarseentresíen justasparadeterminarquiéneraelmásfuerte.Peroseimpusoelsentidocomúnylevantaronsuscasasotravez.

Los skgaros también cavaron cuevas subterráneas a los pies de lasmontañas y las llenaron de provisiones. Iba contra su naturalezaplantearse siquiera esconderse como alimañas, pues los astados no seinclinaban ante nadie, pero la necesidad les obligaba a hacerlo. Los


pequeñosteníanquesobrevivir,ytambiénlassemillasqueplantaríanalañosiguiente.

YorganizaronunavigilanciaconstantedelKulkaras,nocheydía.SiVêrmundvolvíaadescendersobreelpoblado,estaríanavisados.

Ilgra hizo muchas guardias. Cuando no estaba en su puesto —otallando piedra, o desbrozando los campos, o atendiendo a las aves decorral, o realizando alguna de las numerosas tareas requeridas—, sededicabaapracticarconsu lanzayaaprenderdeArvogyde losotrosguerreroslasmejorestácticasdelucha.Erahabitualentrelosastadosquetanto varones como hembras se formaran en el uso de las armas —porquevivíanenguerra—,peroIlgrasededicóalaprácticadelasarmasconmayorentusiasmoquelamayoría.Dejódeladolasartesdelacasa,paradecepcióndesumadre,ysemidióenjustasconlosvarones,hastaqueconsiguióestaralaalturadelosmásfuertes.

Así fue pasando el año. Con la ayuda de sus compañeros de clan,Ilgra y su familia concluyeron la construcción de su nueva casa y seestablecieronenella,convirtiéndolaenun lugaraptoparavivir inclusocuandohicierafrío.YVêrmundseguíaapostadoenloaltodelKulkaras,sumidoenelsueñoprovocadoporladigestión.Avecesseoíaunruidoen la montaña, cuando la bestia se movía o resoplaba, provocando lacaída de placas de hielo y nieve, y había noches en que el fuegoiluminaba la parte baja de las nubes, cuando Vêrmund exhalaba conespecialfuerza.

Inevitablemente, los machos más jóvenes empezaron a desearganarseelreconocimientoescalandoelKulkarasymarcandounsalienterocoso próximo al dragón, sin despertarle. El Herndall se mostrócontrario a aquella práctica, pero su desaprobación no sirvió para quedejarandehacerlo.

Al principio, a Ilgra le molestaba la osadía de los jóvenes queascendían al monte. Pero luego decidió que en el fondo le serían deayuda,yaqueservíanparaqueVêrmundseacostumbraraalapresenciadevisitanteseventuales,siesquesedabacuenta.Losrelatosdelosquealcanzaban la cumbre del Kulkaras también le permitían hacerse unaidea de cómo lo haría ella.Escuchaba con gran interés lo que contabatodo el que regresaba y se hacía una imagen mental del camino, seimaginabaacercándosesigilosaalabestiadormida…

Lomáscercaquellegóunodelosmachosfueatirodepiedradelalade Vêrmund. Era imposible cruzar el último pedregal de granito sinhacer ruido,yningunode losastados,ni siquiera losmás jactanciosos,estabadispuestoaintentarlo.


Encuantoa Ilgra,no ibaaarriesgarseaascenderalKulkaras,anoserqueestuvieraseguradepodermataraVêrmund.Asípues,secontuvoyesperó.

Pero la paz no podía durar. Todo el clan lo sabía, y vivíanconscientesdelaamenazaquesecerníasobreellos,inexorable.

Conlasprimerasnieves,suspesadillassehicieronrealidad:Vêrmundsedespertó.Conungritoespantoso,extendiólasalasyemprendióelvuelo.PlaneóencírculossobreelbrillantepicodelKulkarasyluegoselanzómontañaabajoacompañadodelsonidodelviento.

Elclansalióhuyendo.Ilgratambién,conYhanacogidaenunamanoylaGorgothenlaotra,mientrassumadrelasseguíacomopodía.Fuerona refugiarse a las cuevasy sequedaron todosallí, sentadosyapiñadosmientras el dragón se paseaba por entre sus casas y sus pertenencias.Estaveznadie intentóatacaraVêrmund; losvarones lomaldecíanconsusarmasenlamano,peronadieseatrevióasalirdesuescondite.

La vieja bestia escamosa ascendió de nuevo por el valle,alimentándosedeciervos,ovejasy todo tipodeanimales.Noobstante,comió poco en comparación con la vez anterior y solo provocó unpequeñoincendioenloscampos,juntoalosarroyos.

LuegoVêrmund se relamió con una lengua rasposa como la de ungato.Aparentementesatisfecho,reemprendióelvueloy,trasvariosgirosmás,volvióasituarseenloaltodelKulkaras.Soltóunbufidodehumo,acomodóelmorrobajolacolaycerrósusojospúrpura.

Ilgra,aúnescéptica,salióreptandodesumadriguera.Ningúnmiembrodelclanhabíaresultadoherido,ynohabíanperdido

tantosanimalescomoparapasarhambre.ElHerndallsereunió.Mástarde,Elghaasintióydijo:«Estopodemossoportarlo».Yasífue.AIlgranolegustabanadaesode«soportar»,nitampoco

alrestodelosskgaros,peroeramejorsoportarquetedevoraran.El invierno dio paso a la primavera, la primavera al verano, y el

veranodenuevoalinvierno.Elclancazaba,cultivabaysereproducía,yvolvióaganarfuerza.Enlasalturas,VêrmunderaunamaldiciónnegraqueacechabaenlacimadelKulkaras,unaamenazalejanaqueveíanyde la que hablaban a menudo, pero que raramente consideraban unpeligro inmediato. Al ir acostumbrándose a su presencia, los skgarosacabaronporveraVêrmundmáscomopartedelpaisajequecomounservivo.Paraellosnoeradiferentedeotrasfuerzasdelanaturaleza,como


unaventiscaounaplagaquepudieraatacarsinavisoprevio,yenlaquemásvalíanopensar.

Siseleshubiesepreguntado,losskgaroshubierandichoqueseguíandeseandomataraldragón,ypor lasnochesaúntrenzabancuerdasparahacer las polémicas redes. Sin embargo, la cantidad de cuerdasnecesarias eramuy superior a la que pudieran hacer en un periodo detiemporazonable,porloquelasredesseguíansinverlaluz.

EraciertoqueVêrmundavecessedespertabayse lanzabaalvallevolando enfurecido, lanzando fuego, y que les robaba el ganado.Y sialgunodelclanerataninsensatocomoparadesafiarle,eldragóntambiénselocomería.Sinembargo,losataquesdeVêrmundyanoeranlomásimportante de sus vidas. Seguían teniendo que cortar leña. Debíanprotegeralganadodelataquedeloslobos,delosososydelosfelinosdelamontaña.Teníanquecultivarloscampos.Lastareasdiariasnecesariasparalasupervivenciavolvieronaconvertirseenlomásimportante.

Y eso enfurecía a Ilgra. La complacencia le ponía de los nervios;sentíalallamadadelavenganzaenlasangre,ycuantomásesperabamásfrustraciónsentía.Peoraún,enelclanalgunoshabíanempezadoahablardeVêrmundconreverencia,comosiaquella«bestia»fueramerecedoraderespeto.Variasveces,mientrasconducíaalosrebañosdeunpastoalotro, Ilgra encontró pequeños santuarios a los pies del Kulkaras,santuarios con ofrendas de comida y bebida destinados a la bestiadevoradora.Ycadavezlosdestruía.Dehabersabidoquiénlosconstruía,le habría dado una paliza con la Gorgoth hasta dejarlo lleno demoratonesdelacabezaalospies.Ilgraseguíaentrenándose.Ycadavezestabamásfuerteyeramáshábilconlalanza.PracticarconArvognolapreparabaparalucharconeldragón,perosílevalíaparaganarconfianzaensushabilidades.Eldíadesuozhthim llegóaquelmismo invierno,yconélelritualdepasoalaedadadulta,conelqueIlgradebíademostrarsuvalorantetodoelclan.Apesardelmiedo,estuvoalaaltura.Asípues,alterminar,lasmatriarcaslamarcaroncomomiembrodeplenoderechodelclanskgaro.

Perolaspruebaseranmuyduras.Debíanserlo.Ilgratardósietedíasenrecuperarseantesdepodersalirdesucasa,ypasarontresmesesmásantesdequelasheridasdesupechocicatrizarandeltodo.Ilgralucíalascicatricescomolasdistincionesqueeran.Ojalásupadrehubieraestadoallíparaverla,porqueestabaseguradequesehabríasentidoorgulloso.Nosehabíaquejadoniunavezduranteaquelladurísimaprueba.Niunasolavez.


Superadaslaspruebasydespuésdeadquirirunagranhabilidadconla Gorgoth, Ilgra se sintió lista para pasar a la acción. Por fin. Sinembargo,tuvoqueesperarunpocomás,hastaquepasóelinviernoylamayor parte de la nieve de la cima del Kulkaras empezó a fundirse.Entonces,una tardeenqueel aire soplaba suavey loscamposestabanverdes, llenóunzurrónconungüentoparaquemaduras,bayas,quesoytiras de carne seca.Afiló la hoja de laGorgoth una vezmás, hasta elpuntodequepodríahabercortadounpeloalmínimocontacto,ycepilló,limpióyengrasósuarmaduradecuerohastaquequedóreluciente.

Nolescomunicósusplanesasumadreyasuhermana;selimitóadarlesunbesoenlafrenteantesdeirsealacama.

Cuando los pájaros piaron anunciando la penumbra previa alamanecer, Ilgra se puso en pie y salió de la casa a hurtadillas.Con elfrescodelamañana,segiróymiróendirecciónalKulkaras.

Cruzóelpobladoaescondidas.Nadie lavio,nisiquieraRazhag,elmachoqueestabadeguardia.Cuandollegóalextremodelbosque,Ilgraaceleróelpaso,dirigiéndosehaciaelcaballónde tierraypiedraque lepermitiría trepar por la ladera delKulkaras. Era elmismo camino quehabíaseguidoelchamánUlkrö.Pensandoenello,setranquilizóunpoco.

Aun así, sentía una emoción desbocada y avanzaba a paso ligero,satisfechaporfindepoderhaceralgo.

ApesardelfracasodeUlkröydelgrupodeArvogantesdeél,Ilgraestabaseguradequepodríasalirvictoriosadedondeantesotroshabíanfracasado. Aquella confianza tenía motivos muy simples: no iba aintentar vencer a Vêrmund en un combate abierto. (Aunque estabadispuesta a jugarse la vida para vengarse, no iba a actuar sin tenerposibilidades). Y estaba convencida de que el grupo de Arvog habíafracasado en su empresa por el ruido que habían hecho los sieteguerreros en la ladera. Losmachos solitarios que habían ascendido elKulkarashabíanconseguidoevitarllamarlaatencióndeVêrmund,yellaestabaconvencidadequepodríahacerlomismo.Comoibasola,podíasermuchomássigilosaquecualquiergrupodeastados.Además,contabaconotrosrecursosparapasardesapercibiday…

Luego solo sería cuestión de clavar con fuerza laGorgoth bajo elpárpadoblindadodeVêrmund…yeldragónmoriría.Tendríaqueclavarlalanzamuyhondoparallegaralcerebrodelabestia,peroIlgranoteníadudas de que la memoria de su padre guiaría su brazo y de quealcanzaríaelobjetivo.

Cuando llegó a un pequeño arroyo que brotaba del suelo yalimentaba una hendidura cubierta de musgo, se detuvo para llenar la


bota.Mientraslassumergíaenelaguahelada,respiróhondo,disfrutandodelolordelarroyoydelplácidoborboteodelaguasobrelamaderaylapiedra. Porque sabía que quizá fuera la última vez que disfrutaría deaquelsencilloplacer.

Siguió adelante por entre matorrales y zarzas, trepando por lascrestas, los caballones y las escarpaduras, hasta que el poblado no fuemás que una concentración de puntitos a sus pies, del tamaño de lascasitas de juguete de los niños. Había muchas rocas que obstruían elpaso.Ilgratuvoquetreparagarrándoseapiedrasenprecarioequilibrio,sabiendoquesilefallabalamanopodíaperderlavida.Elsolcayóconfuerzatodoeldía,porloqueelsudorlebañabalafrenteycaíasobrelosojos,quelepicaban.Comiósindejardecaminar,perocomiópocoparanosentirsepesada.

Tan escarpado era el Kulkaras que, durante gran parte de laascensión, la montaña no le permitió ver la mole de Vêrmund. Sinembargo, oía al dragón perfectamente, rebufando y gruñendomientrasdormía.Cuandocambiabadepostura,loshuesosdelamontañacrujíanylospájarossalíanvolandodesdelasramasdelosárboles.

Al final, como no podía ser de otromodo,Vêrmund apareció anteella.Primerofueunapartedelacola,queseextendíasobrelaladeradelKulkaras como un gran despeñadero negro, recortado y puntiagudo.Luegoun fragmento de ala,más gruesa que cualquier cuero y surcadapor unas venas del tamaño de sus piernas. Por último, las inmensasgarras blancas de una pata, curvadas, puntiagudas y afiladas comocuchillos; y, más allá, la cabeza del dragón, en forma de cuña,parcialmenteescondidabajolacola.

La bestia olía fuerte, un olor a almizcle agrio que le recordaba lamadrigueradeungranfelino.Eraunolordeadvertencia,elolordeuncarnicero.

Ilgra paró en cuanto vio a Vêrmund a lo lejos e hizo los últimospreparativos.Seatótraposalospiesparaqueelruidodesuspisadasnolatraicionara.Echóaguasobrelatierrayseembadurnóconfangoparaocultar su propio olor. Si hubiera salido a cazar ciervos, habría usadoagujas de pino u hojas de arbustos, pero a aquella altura solo crecíanmusgosy líquenes.Para acabar se frotó la piel conunpuñadode lanaquehabíacolgadosobrelachimeneadesucasa,paraqueseimpregnarade olor a humo. La bestia exhalaba humo a menudo, así que estabaseguradequeelolorleresultaríafamiliar.

Luego Ilgra hizo acopio de valor y siguió subiendo, solo quemásdespacioyconmáscuidadoqueantes.


Al cabo de un rato, cuando consiguió ver claramente la cabeza deVêrmund, se quedó paralizada; el corazón se le disparó en el pecho.PorqueviounarendijarojaenelojodeVêrmund:dormíaconelpárpadoblindado entreabierto. Estudió la cima de lamontaña: la piedra estabadescompuestayquebradaenpesadaslosas.Habíaprofundosarañazosenlasuperficie,escamastangrandescomosusdosmanosjuntasesparcidasporentrelasrocassueltasycharcosdenievefundidaenloshuecosdelterreno.Cercadelalaplegadadeldragón,Ilgralocalizólapiedraconunasuperficie lisa marcada con los sellos de los guerreros que habíanconseguidoalcanzarlacumbre.

Conmuchocuidado,intentandonogolpearlasrocasesparcidasconlospies,Ilgrarodeóelcuerpodeldragón,dejandoentodomomentounarocaentresuposiciónyelojodecolorescarlata.Siconseguíaacercarselosuficiente,podríaatacarantesdeque labestiapudiera reaccionar.Yaunquenoconsiguieramataraldragón,almenoslodejaríamediociego,unadesventajaquearrastraríaparasiempre.

SusurróunaoracióndedicadaasupadreyaRahna, la reinade losdioses,ehizoacopiodevalor.

Elaireeratanfinoqueteníaganasdeaspirarconfuerzaparacogeraire. La inminencia del ataque le aceleró el pulso. Tenía todos losmúsculos tensos, preparados para la acción. Avanzaba con pasostemblorososacausadelosnervios.Yasentíalaemocióndelabatalla,lafuerza desbocada de su pueblo liberándose en su interior. Puso losdientesaldescubiertoenunamuecadeunplacerrabioso.

Pasó casi una horamás hasta que por fin consiguió llegar tras unaroca lo suficientemente próxima a la enorme cabeza de Vêrmund. Seagazapó y se quedó inmóvil, relajando la respiración y preparando lamente. Simoría, sería unamuerte gloriosa: el clan cantaría su nombredurantegeneraciones.Tocóelcuernodesupadre,que llevabacolgadode lacadera.Lehabríagustadohacerlosonar,peronoqueríaperderelfactorsorpresa.Todassusposibilidadesdeéxitodependíandeaquello.

Ilgracogióaire.Luegorodeólapiedrayselanzódecabezahaciaeldragón, con la lanzaenalto.Trespasos rápidos…y la lanza fueadarcontralaestrecharanuradelojodeVêrmund,aúndormido.

Eldragónparpadeó.Conunsonoroping, lahojade la lanzasepartiócontraelpárpado

escamosodeVêrmund.Lamitadquesedesprendiórebotó,cayéndoleaIlgraenlasmanosydejándolelaspalmasinsensibles.Detuvosucarreray,porunmomento,sequedóinmóvil,atónita.


El párpado se abrió. Un ojo luminoso, con el borde rojo, la mirófijamente, con la pupila convertida en una franja negra tan ancha quepodría caminar por ella. El ojo llenó el cielo; dominaba su existencia,clavándola al suelo con una fuerza palpable. De pronto, la mente deldragón envolvió la suya. Ilgra se encogió ante la inmensa eincomprensible naturaleza de aquella conciencia, que no transmitíasorpresa,nirabia,nisiquieradesprecio,sinolapeordelasreacciones…:laindiferencia.

Ante la imponente presencia de Vêrmund, sintió que su propiaidentidadperdía importancia.Eracomosielmundose tambalearaasualrededor.Laoscuridadsecerníasobreellacomounabocahambrienta.Todo lo que sabía y todo lo que era perdía importancia, volviéndoseinsignificantecomounamotadepolvoperdidaenunvacíoinfinito…

Conunaccesoderabia,consiguióliberarsedelpeligrosocontroldeldragón; dio un paso atrás y echómano del cuerno de su padre. Podíaaguantarmuchas cosas de aquella bestia, pero no la indiferencia. ¡Esonunca! Aunque fuera lo último que hiciera, sacaría a Vêrmund de suapatíayleobligaríaarespondercomodebía,leobligaríaa«respetarla».

Ellaysuclanselomerecían.Ilgrasellevóelcuernoaloslabios.Estabaapuntodedarvozasu

rabia cuando las rocas sueltas entre sus pies la traicionaron. Fue atropezarconunadeellasycayódeespaldasdelaescarpaduraenloaltodelmajestuosoKulkaras.

Cayórodandoyperdiósuarma,laGorgoth.Alnoencontrardóndeagarrarse, cogió el cuerno contra el vientre, pegándoselo al cuerpomientras el cieloy lamontañagiraban envertiginosos círculos.Chocóconlanievehelada,yluegoconlasramasylavegetación,hastaque,conungolpetanviolentoqueviounfogonazoyluegouncielodeestrellasquesevolviócompletamentenegro,fueapararcontraelnudosotroncodeunabetoretorcidoporefectodelviento.

Comotodoslosastados,Ilgrateníalapieldura,tanduracomoladeun oso. Una piel así la protegía de numerosas heridas, pero no podíaprotegerla de lo peor. Cuando recuperó el aliento, jadeó con fuerza eintentó moverse, pero descubrió que tenía la pierna rota y soltó unalaridodedolor.

Su lanza había desaparecido. Se quedó allí un rato, desesperada,mirandohacia la cumbre, esperandoqueVêrmundbajarapor la laderadelKulkarasyladevorara.Nopodíacorrernilucharniocultarse,asíquehizoloúnicoquelepareciósensato:quedarsequietaparaconservarlasfuerzas.


Pero Vêrmund no se presentó. Evidentemente, la considerabainsignificante. Aquello la enfureció casi tanto como haberse roto lapierna;noerajustoqueaquellabestiatuvieratantopodersobresusvidas(elpoderdedecidirsobresuvidaysumuerte)yque,sinembargo,paraella, todos ellos no fueranmás que ratoncillos correteando de un ladoparaotro.

Ilgraresoplóysepusoenpie,aunqueconelesfuerzoapuntoestuvodeescapárseleungrito.Seagarróalárbolcomoseagarraríaunnáufragoacualquiercosaqueflotara,yesperóaqueelintensodolordelapiernase le pasara un poco. Echó un vistazo al cuerno de su padre, que aúnteníabienagarrado:comprobóconsatisfacciónquetodavíaestabaenteroyenbuenestado.

En el momento en que se disponía a moverse, entrevió un brilloazuladoenunmatorral cercano. Intrigada,gateó sobre lasmanosy lasrodillasyseacercó.Unapunzadadedolorleatravesabaelcuerpocadavezque tocabael suelocon lapierna fracturada.Abrióelmatorralconlasmanos y allí, entre las retorcidas ramas, vio el bastón deUlkrö, elchamán.

Atónita, observó que la madera del bastón había resistido el duroclimade lamontaña sin sufrir daño alguno. Ilgra recogió el bastón, lomiródefrenteytomóunadecisión:sinopodíavenceraVêrmundconlafuerza, tendría que vencerle con medios menos honestos, es decir,recurriendo a los hechizos, los espíritus y la manipulación de laspalabras.Laidealeasustaba,peroIlgranuncasehabíadejadodominarporelmiedo.

Asípues,bautizóelbastónconelnombrequehabíadadoasulanza:Gorgoth,estoes,«Venganza».

Volvióa treparhastaelabeto,cortóuna ramayconun jiróndesutúnicaselaatóalapiernarota.Luego,apoyándoseenelbastón,inicióellargodescensoporlaladeradelKulkarasendirecciónalvalle.

Eldescensofueuninfierno.Ledolíaacadapaso.Alpocosintiólagarganta seca y dolor en el estómago vacío: había perdido todas lasprovisionesytodaelaguaenlacaída.

Tuvo que parar a menudo para descansar la pierna. Ya estabaavanzadoelcrepúsculocuandoapareciólaluzanaranjadadelaprimeracasa titilandoentre las ramasde losárboles.Unavisiónesperanzadora,porqueeralapromesadelcalor,laseguridadylabuenacomida.

Arvog yMoqtar la encontraron antes de que llegara a la casa. Larecibieron con gritos de alivio y se quedaronmirando, estupefactos, elbastónquellevaba.Ambosestabanesperándoladesdelamañana.Según


le contó Arvog, cuando supieron que se había puesto en marcha, notardaronmucho en encontrar su rastro y lo siguieron hasta la base delKulkaras, pero nadie se atrevió a seguirmás allá, pormiedo a lo quepudierahacerVêrmundsilodespertaban.Perohabíanhechoguardiaconlaesperanzadequeregresara.

—Tumadreestámuypreocupada—dijoArvog,convozgrave.Ilgraasintió.Eradeesperar.La llevaron de vuelta a casa. Su madre y su hermana salieron

corriendo a su encuentro, preocupadas y furiosas a la vez. Y, sinembargo,apesardesusreprochesyacusaciones, Ilgraveíaclaramentequesumadresesentíaorgullosa:lagestadeIlgraestabaalaalturadelasdelosguerrerosmásvalientes.Yaunquenohubieraconseguidomataraldragón,habíavueltoconungrantesoro:elbastóndeUlkrö.

Yhanatambiénsemostróorgullosa:—Si yo tuviera ya cuernos de adulta, habría ido contigo, hermana.

Hashecholoqueyoaúnnopuedohacer,yestoycontentaporello.—Ahorayabasta,¿no?—añadiósumadre—.Hascumplidoconlo

quetepedíatuhonor.Noquieroquehagasmástonterías.Peronoerasuficiente.MientrasVêrmundsiguieraconvida,ellano

podríadescansarenpaz.Sololasangredeldragónpodríaaplacarsuseddevenganza.Intentódeciralgo,perolallegadadelcuranderopusofinalaconversación.

Lepusieronuna correade cuero entre losdientes, y lamordió confuerzamientras leenderezabany leponíanelhuesode lapiernaen susitio.Nosoltóniunlamento.Sequedómirandoal techoypensóenelbastón y en todo lo que tenía que aprender. Porque Ilgra era joven einasequiblealdesaliento.

La pierna no se curó bien. Se la había dañado aún más durante eldescenso desde elKulkaras.Además, el hueso se soldó formando unacurvaqueleprovocóunacojerapermanente,yaquelequedóunapiernamás corta que la otra. Por otro lado, le dolía cuando hacía frío ohumedad,ocuandocaminabamucho.Noobstante,Ilgranuncapermitióqueesasincomodidadesseinterpusieranensucamino.

Perounacosaestabaclara:susdíascomoguerrerahabíanacabado.Lecostabamantenerelequilibrio,ysialgúnenemigoledabaungolpeenlapiernatullida,sindudacederíayposiblementevolvieraaromperse.

Aquellaeraunaamargacerteza.Ilgraobservóquelamenteseleibapor caminos extraños, oscuros y enrevesados. A veces recordaba la


sensacióndelcontactoconlamentedeVêrmund,ydeprontosentíaqueelmundo se convertía en una imagen sombría y distante. Cuando esosucedía,teníaquesentarsehastaqueselepasaba.Ahoraeraunaungida,igualquelohabíasidosupadre,yunoaunolosmachossepresentaronacortejarla.Hizoloquepudoparaquitárselosdeencima,peroalosmáspersistentestuvoquedarlesconlaGorgothenlacabezayloshombrosparaahuyentarlos.Yesqueelclantemíaelpodermágicodelbastón.

Ilgrano teníaningúndeseodebuscarseuncompañero,algocon loquesumadreysuhermananoestabanenabsolutodeacuerdo.Eso,ensuopinión,noserviríamásqueparadistraerladesuobjetivoprincipal.No obstante, se guardó para sí sus intenciones y se limitó a decir queningunode losmachoshabíahecho losuficientecomoparaganarsesuconsideración.Ydemomentoaquellobastóparaacallaralagente.

Eltiempolibredequedisponíalopasabaestudiandoconelbastón,intentandoaprendersussecretos,perosusesfuerzosnodabanfruto;noconocíalatécnicadeloshechizos,ycualesquieraquefueranlospoderesquelehubieradadoUlkrö,paraellaerantodounmisterio.

Lafaltadeprogresosseconvirtióenunacausademalestarcreciente;Ilgraapenaspodíadormirporlasnoches,pensandoenla incógnitaqueescondíaelbastón.Porfin,haciaelfinaldelaestación,decidióquesuúnicaposibilidaddeéxitoerabuscarunmentorqueleenseñaralasartesdelamagia.Laideadeabandonarelvalleleapenabaterriblemente,peronohacernadasuponíauntormentoaúnmayor.

Por una vez, la suerte le sonrió. Justo en elmomento en que Ilgrainiciaba lospreparativos, llegóotrochamánalpoblado,un talQarzhadPuño de Hierro. Ilgra le enseñó su bastón y le confesó su deseo deaprender las artes de la hechicería, peroQarzhad se burló de ella y leexigióqueledieraelbastónaél,quesabríaquéhacerconélyque,portanto,merecíasersudueño.

Ilgra se rio de sus pretensiones, y el clan se rio con ella. Ningúnforastero iba a decirles a los skgaros lo que podían quedarse y lo queteníanquedar,nisiquieraunchamán.QarzhadeIlgraseenzarzaronenunadisputa,asíquelasrisasacabaronconvirtiéndoseenamenazas.Trasmuchoforcejeoymuchosgritos,alcanzaronunacuerdoquenoparecíasatisfacer a ninguno de los dos, cosa que indicaba que era un buenacuerdo.Aunqueaquelpactoeramásbienunaapuesta:unarondaenterade maghra, tres juegos de tres partidas. Si ganaba Ilgra, Qarzhad laaceptaría como aprendiza y le enseñaría sus conocimientos secretos.Pero si ganaba Qarzhad, IIgra le cedería el bastón, y ahí acabaría lahistoria.


Unchamáneraunpersonajedistinguido.SiIIgradecidíaseguiresecamino, traería honor a su familia. Es más, cualquier clan losuficientemente afortunado como para tener un hechicero entre susmiembrossegarantizabalasupervivenciaduranteelinvierno.

Elduelotendríalugaresamismanoche.Todoelpueblosereunióencasa de Arvog para presenciarlo. Ilgra y Qarzhad se sentaron con loscuernos bajos, uno frente al otro, a ambos lados de lamesa de huesopulido.

Jugaronnuevepartidasentotal,yaquenueveeraelnúmerosagrado.Ilgraganólaprimeraserie,«elarranque».Qarzhadganólasegunda,«lahincada».Cuando llegaron al «desenlace», la terceraydefinitiva, Ilgrasupo que tenía ventaja. El desenlace se podía ganar tanto atacando aloponente como huyendo antes que él y dejándolo atrapado. Como lamayoría de los guerreros,Qarzhad tenía demasiado orgullo como parahuir, pero a Ilgra ya no le quedaba orgullo que proteger. Solo leimportabaganar.Asíqueretrocedióyvenció.

Qarzhad la maldijo, pero una apuesta era una apuesta, por lo quetuvoquecumplirconsupalabra.

Con la luz del alba de la mañana siguiente, Ilgra y el chamán seencontraronenunpradoalasombradelbosque.

Fueallídondeiniciósuaprendizaje.

IlgrapasótresmesestrabajandoalasórdenesdeQarzhad.Erauntutorcrueleinflexible,peroaellanoleimportaba.Queríaaprenderyestabadispuestaahacerloquefueranecesario.

Y desde luego aprendió. Qarzhad le enseñó las reglas de lahechicería y del lenguaje antiguo que permitían modificar el mundosegún la propia voluntad. Le enseñó a Ilgra cómo gobernar lospensamientosylassensaciones,ytambiéncómopenetrarenlamentedelosdemás,igualquehabíahechoVêrmundconladeella.Cuandoestabasola, Ilgra se esforzaba en memorizar los nombres y las palabras queQarzhad había decidido compartir con ella: palabras de poder quedefiníanlaverdaderanaturalezadelascosas.

Su madre y todo el clan la liberaron de casi todas lasresponsabilidades, salvo de las más básicas. Así podría dedicarse alestudio. Pero ella no les habló de su objetivo último, ni siquiera a sufamilia:preferíaguardárseloparasí.

Cumplidos los tresmeses,QarzhadPuñodeHierro reemprendió lamarcha.Elchamánerauntrotamundos,yhabíaotrosclanes(clanessin


chamán)queprecisaríansusservicios.Noobstante,antesdemarcharsele puso a Ilgra una lista de tareas: habilidades que debía perfeccionar,palabras que tenía que practicar y herramientas que debía fabricarse.Además,ledejóunalistadeprohibiciones:cosasque«no»debíahacer.Lamás importanteeraevitarcualquier transformaciónquefueracontralasleyesdelanaturaleza.Ensegundolugar,leadvirtiódequenodebíahacertransformacionesqueafectaranalbastóndeUlkrö.

Tras la marcha del chamán, Ilgra siguió practicandoincansablemente. Quería hacer progresos para dejar boquiabierto aQarzhadcuandoesteregresara.Asípodíacumplirsuobjetivoalcabodepoco.Durantemuchotiempo,Ilgratuvolasensacióndequesedabadecabeza contra un muro: los hechizos no le salían fácilmente. Peropersistió.Así, como los cuernos, que crecen lentamente (de formaqueresulta imposible percibir su crecimiento día a día y sin embargo sehacenevidentesalcabodelosmeses),Ilgraprogresópocoapoco.

Los hechizos le provocaban una sensación extraña. No estabaacostumbrada a usar las palabras o los pensamientos para forzarcambios. Al principio, le parecía un timo, pero era evidente que loshechizossecobrabanunprecio, lecostabanunesfuerzoproporcionalala magnitud de lo que quería conseguir. Y pagar ese precio lereconfortaba,porquelehacíasentirqueseguíasiendounaastadaynounespírituoundios.Seguíavinculadaalatierrayalosárboles:alavida.

Qarzhadvolvióal finalde lacosecha.Entonces Ilgra lemostró susprogresos.Si el chamán estabamínimamente impresionado, no lo dejóver;sololehizotrabajaraúnmásduroyleimpusonuevastareasquelaobligabanaesforzarsemuchomásalládesuslímites.

Unavezmás,Qarzhadsequedóvariaslunas;luegoreemprendiósucamino.YasíprosiguióelaprendizajedeIlgra.

Las lunas se convirtieron en estaciones, y las estaciones en años, eIlgra aprendió muchas cosas: aprendió el nombre verdadero de losciervos y de los osos, de todos los pájaros y de las bestias de lasmontañas.Y tambiénde lasplantas,pequeñasygrandes.Yaprendióahablarlealvientoyalatierrayalasllamasdelfuego,yadominarlasasuvoluntad.Sehizoconelmisteriodelaceroyconlossecretosdelasaleaciones,delasproteccionesydelacreación.

Cuando llegó el momento, Qarzhad le enseñó la verdad sobre elbastón, que ya no era de Ulkrö, sino suyo. El zafiro engastado en lapunta contenía un gran poder que golpeaba contra las paredes de suafilada prisión como las olas de un mar embravecido. Si la prisióncediera,esemarsedesbocaríacomountorrenteydestruiríatodoloque


estuvieracerca.Noobstante,sielchamánquecontrolabaelbastónteníala sabiduría necesaria, podía dominar el poder a su voluntad y usarloparaconseguirgrandeslogros,cosasque,deotromodo,unapersonasolanopodríaconseguir.

Y tampoco teníaquederrocharelpoder.Eraun tesoromásvaliosoquelapropiapiedra:unaprovisiónqueUlkröysumaestroantesqueélhabían ido reuniendo a lo largo de toda su vida, para usarlo en lasocasiones de excepcional necesidad. El resto del tiempo, Ilgra tendríaquecontribuirellamismaaampliarlo,alimentándoloconlafuerzadesucuerpo, para que las reservas aumentaran todavíamás. Así, cuando elbastónpasaraasusiguientedueño,supoderseríamayor.

E Ilgra lo entendió: aquel poder era un legado. Pero ella no teníaningunaintencióndeconservarlo,loquelehacíasentirsealgoculpable.

DosvecesacompañóaQarzhadensusviajes.Nohabíasalidonuncadelvalledelosskgaros,asíqueverotrasmontañasleresultabaalavezemocionante e inquietante. Además, los clanes que visitaron teníancostumbres que le parecían extrañas y que enmuchos casos la hacíansentirpocobienvenida.Aunasí,losviajesresultaronútiles,yagradeciólaexperiencia,porquelaayudóadarsecuentadelaverdaderadimensióndel mundo. Más aún, reforzaron el apego que tenía a su casa yaumentaron su valor. El valle contenía todas las cosas positivas quenecesitaba un clan: agua limpia, mucha caza y árboles y piedra paraconstruir.LoúnicomaloeraVêrmund;sipudieraacabarconél,suhogarvolveríaaserperfecto.

En aquellos años empezó a resultar imposible de predecir cuándodespertaríaVêrmund,peroelclanse fueacostumbrandoa susataques.Ya casi nunca les pillaba por sorpresa. Mientras mantuvieran lasdistancias y evitaran provocar a la bestia, podían esperar sobrevivir.Había excepciones (accidentes por parte del clan o maniobrasinesperadas por parte de Vêrmund), pero eran tan infrecuentes queresultabansoportables.

Soportables para los demás, porque Ilgra no lo aceptaba. LapresenciadeVêrmundseguíasiendoparaellaunaespinaatravesadaenlagarganta.

Entonces, un día, recibieron el ataque de un clan vecino, el de losynveks.

Fueafinalesdeverano,cuandoloscamposestabanrebosantes,ylosanimales, bien gordos. Los ynveks les sorprendieron a mediodía. Conaullidosygritosdesbocados,losguerrerosynvekssalierondelbosquey


cargaron, blandiendo lanzas, mazas y banderolas con los escudos dearmasdesusfamilias.

Aquellos ataques eran frecuentes entre los clanes. Eran un buenmodo para que los machos se pusieran a prueba y pudieran ganarprestigio a ojos de potenciales compañeras. Pese a no ser nadaamigables,tampocoerancampañasdeunagranhostilidad.Sederramabasangre,peroerararoquealgúnmiembrodeunouotroclanperdieralavida.

En este caso, un ataque a los skgaros podía considerarse unaoportunidad para conseguir un reconocimiento superior al habitual,habida cuenta de que vivían bajo la sombra del dragón, cosa que leshabíadadofamaporposeeruncorajemuyporencimadelanorma.

Así las cosas, al llegar el ataque, Ilgra lo consideró más unadistracción emocionante que una amenaza seria. Salió corriendo de lacasa familiar y seunió al clan, ya formadoparahacer retroceder a losintrusos.Comosiempre,losmachossepusieronenprimerafila,peroeraun esfuerzo conjunto: todos, salvo losmás jóvenes, sentían la llamadadelhonoryqueríanparticipar.HastalasancianasdelHerndall tomaronlasarmas(ensumayoríacañasyescobasdejuncoquepinchabancomoavispones).

MientrasIlgraagitabasubastónanteunatónitoynvek,observóconadmiraciónaArvog,queforcejeabaconelmásgrandedelosatacantesylo tiraba al suelo. Luego otro ynvek cargó contra ella, intentandoagarrarla (al fin y al cabo, era una ungida, y eso la convertía en unapreciada presa): Ilgra le golpeó con la Gorgoth y; con un hechizo,prendiófuegoalapuntadesuscuernos.Lasllamas,decolorverdoso,noquemaban, pero el ynvek soltó un alarido y salió corriendo, presa delpánico,endirecciónalarroyomáscercano:noparabadedarsegolpesenloscuernos.

YaIlgraaquellolepareciódelomásdivertido.El fragor de la batalla se extendió por el aire del mediodía: el

entrechocar de la madera y del hierro, los bramidos y alaridos de losmachos, las maldiciones y los lamentos de las hembras, el balidonerviosodelganado…

Aparentemente, el ruido era tal que llegó hasta la alta cumbre delKulkaras. Y es que, entre el vocerío, Ilgra oyó un grito de alarma: algirarsevioqueVêrmundelTenebroso levantaba lacabezadesu lechodepiedra.

Eldragónmiróendirecciónalfondodelvalle.Entonces,encuantoVêrmund soltó un rugido que resonó entre las montañas provocando


aludesyhaciendovibrar el suelo, la lucha cesó.Los animales salieroncorriendo, los arroyos temblaron y el cielo se oscureció al llenarse depájarosqueecharonavolarhuyendodelbosque.DeloaltodelKulkarassedesprendieronplacasdehieloynievequecayeronsobre losárbolesdelaladeraconunruidosordo,quebrandolosenormestroncoscomosifueranpajitassecas.

Elmensajedelabestianopodíasermásclaro.LuegoVêrmundbajólacabeza,cerrólosojosypareciósumirsede

nuevoenelsueño.Losynvekspalidecieronyenvainaronlasarmas.Sinmediarpalabra,

se volvieron por donde habían venido, sin llevarse consigo rehenes, niganado,nitrofeosniningúntipodegloria.

Ilgra se cruzódebrazosy sequedómirandoal lejanodragón.Queaquella bestia pensara que podía disponer de todas sus reservas decomidanoayudabaaIlgraamitigarelodioquesentía.

Trascuatroañosdeenseñanzas,QarzhadPuñodeHierroleanuncióqueyanopodíaenseñarlenadamás.Dehecho,Ilgralehabíasobrepasadoenel dominiode loshechizos.Pero le advirtió: el control de lamagianoimplicabasabiduría.

Ilgra le dio las gracias. Además, con los años había acabadocogiéndole afecto a aquel malhumorado chamán que tanto le habíaenseñado.PeroQarzhadlacogiódeloscuernosyledijo:

—Sé la ambición que escondes en el corazón, IIgra Paso Incierto.Bueno, lo entiendo.Una vez tuve una compañera, una astada fuerte yfieranomuydiferentea ti.Perounaprimaveraseencontróconunosoquesehabíadespertadodesuletargoinvernal.Eraunosohambrientoyrabioso,ylaatacó.Laencontréaúnviva,perotodosmisañosdeestudio,todosmisconocimientosymishabilidadesnobastaronparasalvarla.

—¿Poresovassiempredeunsitioaotro?—preguntóIlgra.Qarzhadasintió,sinsoltarleloscuernos.—El oso era un macho solitario, sin territorio propio. Salí en su

busca, dispuesto a matarlo, pero nunca encontré su rastro. Desdeentonces,hanpasadomuchosaños.

—¿Entoncesporquénovuelvesacasa?Elchamánsonrió.Eralaprimeravezqueleveíasonreírdeverdad.—Porquehayotrosenelmundoquenecesitanayuda.Ayudartehace

sentirmuybien:eselmejormodoque tengodedarsentidoamivida.Noesloquesuelehacernuestropueblo,Ilgra,peromiconsejoeseste:


abandonatubúsquedadevenganzaantesdequetedestruya.Eldragónes superior a todos nosotros juntos. Tú eres fuerte e inteligente, y tepreocupas por los nuestros. Sería una pena perderte en una aventuraimprudente como las que se llevan a tantos de nuestros jóvenesguerreros.

Ilgrasequedóensilencio,reflexionando.Luegorespondió:—Tuconsejosignificamuchoparamí,Qarzhad,y te loagradezco,

peronoolvidaréamipadrenicuálesmimisión.—¿Tehedichoquedebesolvidarlo?Nodiscutirécontigosobreesto,

Ilgra.Peropiensabienloquevasahacer.Hassidounabuenaaprendiza.Cualquieraqueseaelcaminoqueelijas,cuentasconmibendición.Quelos dioses te protejan… y que siempre tengas la mente despierta y laconcienciaclara.

Qarzhadlesoltóloscuernosysefue.Otravez.Pero,enestaocasión,Ilgrasupoquenovolveríapronto.

Yaseguradesushabilidades, Ilgra sepusoa trabajarmásanimadaquenunca.Porqueteníaunplan:eldragóneraunacriaturadefuego:siconseguíaapagaresefuego,quizápudieraacabarconVêrmund.¿Yquémejormodo de sofocar un fuego que usando la fuerza limpiadora delagua?

Durante tres días caminó por los extremos del valle, buscando ellugarmásidóneo.Noencontrabaningunoquelaconvenciera,hastaquepor fin pensó en el estanque en el que solía nadar, elmismo estanquedesdedondehabíavistoelprimeryterribleataquedeVêrmund.

Elestanqueerademasiadopequeñoparasupropósito,peroelaguaque rebosaba caía por un profundo desfiladero de paredes de piedramanchada de negro y verde, cubierta de musgo y líquenes, con unaslianascolgantesqueaprincipiosdeprimaverasepoblabandeunasflorespálidas. Si bloqueaba el desfiladero en su punto más estrecho, podríaacumularunagrancantidaddeagua traseldique.Entonces,cuandoserompiera, pobre del que pillara el agua en su camino, pues quedaríaatrapadoentrelasparedesdepiedra,yrebotaríayrecibiríatalinfinidaddegolpesquelonormalseríaqueacabaranconél.

Laidealeresultabadelomásreconfortante.Sinembargo,Ilgranolehablóanadiedesusplanes.Aunqueestaba

segura de su éxito, no consideraba que tuviera nada que ganarsometiéndolos a debate. Nada podría apartarla del camino que habíaelegido. Además, el aluvión de agua no supondría ningún peligroimportanteparalosskgaros:eldesfiladeroyelarroyoestabanbastantealsur del poblado y, al igual que otros arroyos encajados entre las


montañas,desembocabaenelríoHralloq,quefluíadenorteasurporelvalle, desde el Kulkaras, conquistado por el dragón, al distante yrecortadopicodelUlvarvek,quemarcabaellímitedelterritoriodelclan.

Noobstante, teníaquesolventarciertosproblemas.Laconstruccióndeldique.Y,unvezconstruido,laartimañaqueemplearíaparaatraeraVêrmund elTenebroso al desfiladero.Enotoño, el clan cazabagansoscavando estrechas zanjas en las que ponían sebo para atraerlos. Losincautos gansos iban a por el sebo y acababan resbalando yencontrándoseenelfondodelaszanjas,dondenopodíanabrir lasalasparaecharavolar…Gansosodragón,elprincipioeraelmismo.

Ilgranoperdiótiempoypusoelplanenmarchaenseguida.Primerosaliódelacasafamiliarysehizounapequeñacabañaenlo

altodeldesfiladero.Esoocasionónumerosasdiscusionesconsumadre,quenoveíaconbuenosojosqueIlgraabandonaralastareasdelpueblo.

—Noesbueno—ledijo—.Niparatiniparanosotras.PeroIlgrainsistió.Finalmente,sumarchaseconvirtióenunmotivo

deresentimientoentreellas.Encuantoalrestodelosskgaros,aceptaronlamarchadeIlgrasinrechistar.Aloshechicerosselesconsiderabaunaraza diferente a los demás astados, por lo que sus excentricidades nosorprendíananadie.

Unavez instaladaen su cabaña, conelvientoy los aullidosde loslobos como única compañía, Ilgra inició su trabajo. Pronunciandopalabras cargadas de poder, abrió un nuevo curso por la tierra paradesviarelflujodeaguaquealimentabaelestanqueporuncanalparaleloaldesfiladero.Unavezdesviadoelcursodelarroyo,tuvovíalibreparadescenderalabasedelagargantarocosasintenerquelucharcontralacorriente.

Sepasótodoelveranoyelotoñotrabajandoparacrearunapresaenelpuntoenquelasparedesdepiedraestabanmáspróximas,cerrandounhueco de apenas el doble de su envergadura con los brazos abiertos.Aunque su pierna no le permitía luchar, era una ungida: como tal, eramuyfuerte.Trabajódurayesforzadamentey logró llenarelhuecoconpiedrasprocedentesdeloaltodelaladera.

Amedidaquecadarocaibacayendoensusitio,Ilgralaibauniendoconhechizosalaspiedrasqueyahabíadebajo,soldándolasdemodoqueformaran una única pieza sólida. Y cuando tuvo la última roca en susitio,devolvióelarroyoasucursonormal.Entonceselaguaempezóaacumularsetraslapresadepiedra.

Sinembargo,elcaudaldelaguaeramínimo;tardaríamesesenllenareldesfiladero.Mientrastanto,ellechodelríomásalládelapresaquedó


seco,convertidoenunpedregalgrisysinvida.Cuando los skgaros vieron lo que estaba haciendo, le pidieron

explicaciones. Ilgrase limitóadecirquequeríahacerunestanquemásgrandeparanadar.Elclannoseatrevióadiscutir,alatribuirsuconductaalasexcentricidadesqueerandeesperarenunachamán.

Pero aunque al resto del clan le bastaron sus explicaciones, a sumadrenoledejaronsatisfecha:

—Túnuncahacesnadasinunmotivo,Ilgra.Dimelaverdad:¿quéesloquepretendes?

Entoncesfuecuandoeltiempopasadoensoledadsecobrósuprecio.Sintió un momento de debilidad y la nostalgia se abrió paso. Deseórecuperar aquellos momentos de cercanía con sus seres queridos y leconfesóasumadrecuálerasuverdaderopropósito.

Aquelloenfurecióasumadre:—¿Por eso te has alejado de nosotros, hija? Es una locura. Un

delirio.Aldragónnoselepuedematar.Sialgúndíaseva,seráporqueéllodecida,nopornadadeloquenosotrospodamoshacer.

—Nunca aceptaré algo así —respondió Ilgra—. Yo mataré aVêrmund,oélmemataráamí.Nohayotraopción.

Sumadrehizorechinarlosdientes.—¿Por qué tienes que ser tan rebelde?Hay cosas quenopodemos

cambiar.Notienenadadenoblelucharcontraloinevitable.¿Esquenoloentiendes?

—¡Entiendoquelabestiamatóamipadre,queeratucompañerodesangre!Tú dejarías que él y todos los otrosmiembros de nuestro clanquedaransinvenganza.¡Bueno,puesyono!

Entonces lamadredeIlgraentrechocóloscuernosconella,aunqueladiferenciade tamañohizoque Ilgra tuvieraqueagacharsecasihastadoblarseporlamitad.

—Yohonréamicompañeroycuidéasushijas—dijosumadre,conungruñido—.Nohabría tenidoningúnvalor quedejara que el dragóntambiénmemataraamíytuvieraisquecrecercompletamentesolasenelmundo.

AloíresoIlgracomprendió.—Tienes razón—dijo suavizando el tono—. No quería faltarte al

respeto.Sumadrelevantóloscuernosyendulzóelgesto.—Hassidounabuenahijaconmigo,Ilgra,yunabuenahermanapara

Yhana.Pero,porfavor,abandonaesaluchainútil.Notereportaránadamásquedolor.


—Nopuedo.—¿Estásdecidida?¿Entregaráslavidadeestemodo,apesardemis

consejos?—Loestoy.Sumadresuspiró.—Entonces no tengo más remedio que darte mi bendición, con la

esperanzadequesirvaparaprotegertecontracualquiermal.Ylohizo,seabrazaron,eIlgrasintióquelosojosselellenabande

lágrimas.A primera hora de la mañana siguiente, salió de su cabaña y se

encontró con Yhana de pie junto al desfiladero. Su hermana estabaobservandosutrabajo.

—Aúnquieresvengaranuestropadre—dijo.Noeraunapregunta.—Sí.Yhanalamiróconrabiaenlosojos.—Bien.Siyofueratanfuertecomotú,tambiénloharía.Túeresuna

ungida,peroyono.Túconoceselpoderdelaspalabras,peroyono.Ytúnotienesmiedo,hermana.Ojaláyotampocolotuviera.

—Síquetengomiedo—confesóIlgra—.Peroesonomedetiene.RodeóaYhanaconsusbrazosysesintióreconfortadaalsaberque

su hermana estaba con ella, que compartía su deseo de acabar conVêrmund.

LafamiliadeIlgranoledijonadaalrestodelosskgarosacercadesus intenciones, cosa que Ilgra agradeció. Pero a partir de aquelmomento se sintió más sola que nunca, porque el peso de lasexpectativas de Yhana se sumaba al de las suyas propias. Por unmomento,leparecióquelavozdelvientoseburlabadeella.

Mientrasesperabaque se llenaraeldesfiladero, centró susenergíasen sus obligaciones como chamán de los skgaros. Eso suponía, sobretodo, ayudar con los partos, curar las heridas y a aplicar hechizos adiversasherramientasparaprotegerlasderoturasuotrospercances.Lasresponsabilidades de un chamán eran más mundanas que las de lascomponentes del Herndall, que, además de gobernar el clan, seencargabandelosmisteriosdelosauguriosylospresagios,asícomodelascosasrelacionadasconlosdioses.Ymejorasí.Apesardedominarelartedeloshechizos,Ilgrapreferíaencargarsedecosastangibles.Cosasquefueranreales.

Losastadosalosquesolíanayudarlecorrespondíanconregalos;alfinyalcabo,salvarunavidanoeraalgoinsignificante.Deestemodo,


Ilgramuyprontosehizoconunpequeñorebañodeovejasydecabras(yconunjabalígruñón).Leshizouncercadoeneldesfiladero.Cadadíalesdaba de comer con forraje que mantenía seco guardándolo bajo unaestructura de ramas. Además, aplicó una serie de hechizos al cercadoparamanteneralejadasalasbestiasdelasmontañas.

Yasícreóelceboparasutrampa.Llenarlapresallevómuchomástiempodelquehabíaesperado.Eso

lepreocupaba,porqueseacercabaelinvierno,ycadainviernoVêrmundsolía descender al menos una vez para devorar todo el ganado quepudiera encontrar. Si la garganta solo estaba llena amedias cuando sepresentara en busca de comida, el impulso del agua podría serinsuficiente para someter a la poderosa bestia. Entonces tendría queesperartodoelinvierno,hastaqueeldragóndecidieracomerotravez.

Ante aquella perspectiva tan negativa, Ilgra decidió tomarmedidasdrásticas.Se fuehasta el estanquedelmanantial quehabíapor encimadeldesfiladero.Conlafuerzadesusbrazos,cavóuncanalporlaorillaparaqueelestanquevertierasusaguaseneldesfiladero.Eramenosaguadelaquenecesitaba,peroesperabaqueconesacontribuciónelembalsepudierallenarseatiempo.

Ilgra sabía que siVêrmund se daba cuenta de susmovimientos noseríatantontocomoparairaldesfiladero.Eraunabestiaviejayastuta.No caería tan fácilmente enuna emboscada.Por suerte, las escarpadasladeras del Kulkaras ocultaban el estanque de los ardientes ojos deldragón.Ilgraconfiabaenqueaquellabestianosedieracuentadenada.

Delocontrario,susplanesacabaríanconunbañodefuego.

Pasaron tres lunas más hasta que el arroyo por fin llenó la presa,rebasando el borde agrietado y siguiendo su camino por el lecho quehabía surcado desde tiempos inmemoriales.El invierno ya había caídosobre el valle. En el embalse recién creado, ahora lleno de un aguaoscura y sombría, se formaron finas placas de un hielo endeble. Paraaumentar aún más el daño que el agua causaría al caer, Ilgra lanzóárboles caídos sobre el hielo, hasta que quedó cubierto por una gruesacapaderamassecas.

Ahora,soloquedabaesperaraqueVêrmunddespertara.Notardaríamucho:prontoelhambredespertaríaalabestiadesusueñomaligno.

A partir de entonces, Ilgra no abandonó su cabaña, instando a losskgaros a que fueran ellos los que vinieran a verla siempre que fueraposible.DebíaevitarestardemasiadolejoscuandoVêrmundapareciera.


Podíaparecermuyegoístaporsuparte.Dehecho,sumadrenoestabadeacuerdo,perosuscompañerosdeclannosequejaron,aceptandounavezmáslasdemandasdeIlgracomoalgonormalenunachamán.Aquellolaavergonzabaunpoco.Perolavergüenzanolaapartaríadesucamino.

Pasó muchas horas aislada, sentada, esperando, mientras repasabamentalmente sus hechizos.Cadanochequedejaba atrás, se sentíamásaislada,comosiestuvieradesapareciendodelmundo,convirtiéndoseenunespectroqueflotaraporeloscurobosquedepinos.

Enaquellosdíaspensómuchoensupadre.Enlosdíasdeinvierno,cuando se sentaba junto a la chimenea y tejía los thulqna, las correasdecoradasquelucíanlosastadosparamostrarelclanalquepertenecíany el linaje de sus familias, con las grandes hazañas realizadas por susancestros.Pensóen las figuritasdeciervos,cabrasyzorrosque tallabaparaqueYhanayellajugaran.Recordóloseguraquesesentíaasulado,viéndolotangrandeytanfuerte.

Tambiénseacordódeunatarde.Ellaerapocomásqueunbebéysupadrehabíavueltodelacazaconunciervosobreloshombros.Elanimaltenía unos ojos tan redondos y dulces que, al verlos, se había sentidoconmocionadoymuytriste.Perosupadresearrodillóasuladoyledijo:«Noteapenes,hijamía.Nohaynadaquetemer.Asísonlascosas.Hoynosotrosnosalimentamosdelciervoparapodervivir.Yundíanuestroscuerpos alimentarán la hierba y los árboles quedarán alimento a otrosciervos.Asíescomofunciona».

Enaquelmomento, esa idea lehabíaproporcionadoconsuelo.Peroya no. Su mente se rebelaba contra aquello: debía haber otro modomejor.

Quealgohubierasidonoimplicabaquedebieraserlosiempre.

Elsolsticiodeinviernomarcóunapausaensuexilioautoimpuesto.Eraunmomentodecelebraciónpara losskgaros,enelque,porfin,decíanadiós al día más corto del año. Lo recibieron con música y grandesbanquetes.Tambiénhubodemostracionesdefuerza,acompañadasdelosgritos y vítores de todo el clan. Ilgra esperó en su cabaña durante laprimera parte de las celebraciones, hasta que el cielo empezó aoscurecerse, cuando tuvo la seguridad de que Vêrmund no iba adescender.Nohabía atacadonuncadenoche,ydudabadeque fuera acambiardehábito.Además,valíalapenaabandonarelpuestodeguardiaeneldesfiladero.Necesitabaelcontactocon lagente.El sonidode las


canciones que le llegaban desde el pueblo le provocaban un profundodolorenelcorazón.

Unaespesacapadenubescubrióelvalle.Empezaronacaercoposdenieve,gruesosylentos.Ilgraseabriópasoensilencioporlanievehastallegaralpuebloyalacasadesufamilia.Porelcaminooyóelaullidodelosloboshambrientosqueresonabaporelbosque.Denohabercontadoconsubastón,Ilgrahabríatemidoporsuvida.

Pasó la velada con sumadre y conYhana, cocinando y charlando,disfrutando del placer de su compañía. Luego jugaron juntas y selamentaronporlomuchoquedurabaelinvierno,mientrasenelexteriorla cortina de nieve iba convirtiéndose en un muro impenetrableimpulsadoporelimplacableviento,fríoycortante.

Depronto,ungritoescalofrianteatravesó la tempestuosanoche:unchillidoquenoseparecíaanadadeloqueIlgrahubieraoídoantes.Seleencogióelcorazón,sintióelfríoenloshuesosyseleerizóelvellodelanuca,incapazdemoverseoderespirar.Hastaqueelcorazónnolelatiódenuevo,devolviéndolaalavida,nofuecapazdereaccionar.

—¿Quéhasidoeso?—susurrósumadre.Ilgranolosabía.NadadeloquelehabíaenseñadoQarzhadhablaba

de algo parecido. Otro chillido,más fuerte que el anterior, congeló elaire.Unescalofríolerecorriódelacabezaalospies.AgarróaGargothysepusoenpiedeunsalto.

Antesdequepudieradarunpaso,unenormepiconegroatravesóeltecho y dio contra la chimenea, lanzando chispas y brasas por todaspartes. El pico golpeó una y otra vez, barriéndolo todo, abriéndose ycerrándose, mientras una lengua de color púrpura se agitabafrenéticamentecomounlátigoentreambasmitades.

Ilgra gritó y golpeó el pico en un lado, al tiempo que pronunciabaunapalabramágica:garjzla,esdecir,«luz».

Depronto,undestellolacegó.Conunchillidoensordecedor,elpicose retiró. Entonces la casa tembló. Un par de garras empezaron aarrancar el tejado, rompiendo las vigas. La ventisca penetró por loshuecos,llenándolotododenieve.

—¡Corred!—les gritó Ilgra a sumadrey a suhermana, y salierontodasdelacasa.

En el exterior, en la oscuridad de la noche fría, Ilgra oyó otroschillidos.Entonces,a la luzdel fuego,vioelmonstruoquehabíaen loaltodesucasa.Eraunacriaturagris,huesudaysinpelo.Deloshombroslesalíanunasalasdemurciélago;alfinaldelcuello,tanflaco,teníauncráneo cadavérico con un par de enormes ojos negros, sin el mínimo


color blanco, así comounpico largo comouna daga.Al otro ladodelpueblo,porentrelacortinadenieve,vioquehabíaunsegundomonstruorondando por entre las casas, picoteando a los astados, que corríandespavoridos,dejandorastrosdesangrecomolaqueleteñíaelpicodeescarlata.

Aquellascriaturasnoseparecíananingunabestiadelcieloode latierraqueconociera.Eranmásbiencomoseresdelasantiguasleyendas:parecían los repugnantes nrechs, los asesinos de los hijos de Svarvok.Devoradores de astados. Unas sombras malignas que acechaban en latierra de los muertos y se alimentaban con los restos óseos de losguerrerosdeshonrados.

ElpánicodejóaIlgraparalizada.Comosisehubieradadocuenta,lacriaturaqueteníamáscercagiró

lacabezaysobreellaysufamilia.Salieroncorriendo.Porunmomento,latormentalasocultó.IlgraoyóaArvog,aMoqtaryaRazhag,asícomoalrestodelosguerreros,quegritabanmientrasintentabanplantarbatallaalosnrechs.Atravésdelanieve,vioalosdefensoresreunidosjuntoalaluz de las antorchas, blandiendo sus lanzas y apuntando hacia losmonstruos. Pero aquellas criaturas eran demasiado grandes y rápidas.Además,eranmuchomásaltasquelosungidos.Porotrolado,suspicoserancomolosdelasgrullas,rápidosymortíferos,yatravesabanelairecomoagujas.

Ilgralevantóelbastónysedispusoausartodalamagiaquepudiera.Pero sus hechizos no tenían ningún poder sobre los nrechs. Por algúnmotivo,eran inmunesasuspalabras: todossusataquessequedaronennada.Ytampocopodíacegarlos,inmovilizarlosoralentizarlosdeningúnmodo.

Más allá vio a uno de los nrech dando un picotazo a Elgha: laatravesóyselacomió.Aquellabestiahuesudasezampóalamatriarcadeunbocado.

Razhag acudió corriendo, pero fue derribado de un golpe: unasterriblesheridasenunbrazolecubrierondesangre.

Ilgrasintióunadesesperaciónfamiliar.Nohabíamododedeteneralosnrechs.LevantólavistahaciaelKulkaras,ocultotraslaventisca.PorvezprimeradeseóqueVêrmundelTenebrosoacudieraensuayuda.Ysepreguntóporquéaquellabestiamiserablenohabíaemprendidoelvueloenfurecido,comohabíahechootrasveces.

Elvientoaumentóhastaaullaralcontactoconsuscuernos. Ilgrasedio cuentadeque la ventiscahabía amortiguado los ruidosdel ataque,


ocultandoelestruendodeaquelpaisajedemiedoydemuerte.Desdeallíarriba,eraimposiblequeeldragónhubieraoídoalgo.

YentoncesIlgrasupoloquedebíahacer,aunquesolodepensarlosudesesperaciónsetornóunmiedoaterrador.

Conambasmanos,clavólaGorgothenlanieveylanzóunhechizoalviento.Porunmomento,elairequedólimpioeinmóvil.LuegoIlgracogióelcuernodesupadre,quellevabaanudadoalcinto:lohizosonarcon todas sus fuerzas,poniendoenél todas sus esperanzas.Supotentesonidoresonóportodoelvalle.

Hizosonarelcuernodosvecesmás.Unodelosnrechsseleacercócorriendoyelladejóquelanievevolvieraacondensarseasualrededor.

Sinembargo,nollegóningunarespuestadelacimadelKulkaras.NirastrodeVêrmund.Noparecíaquefueraaacudiralrescate.Estavez,laindiferenciadeldragónseríasucondena.

Convencida de que su treta no había funcionado, fue a por a suhermanayaporsumadre.Luegocorrióhaciaunadelasguaridas,paraocultarse.

Yentonces…,entoncesoyólavozdeldestructor.Y,porunavez,larecibióconalegría.OyóelbramidoairadodeVêrmund.Elaire temblóconunaráfagaarrolladora.Elbatirdelasalasdeldragónbarriólanievequecaía,creandoremolinosypenachosblancos.

Con la nieve ya despejada, los nrechs esperaban agazapados, en laoscuridad,chillandoconunarabiadesbocada.Saltaron,emprendieronelvueloyconunaagilidadsorprendente se lanzaronhacia lavoluminosamasadeVêrmund,quedescendíadelcieloenvueltoenllamas.

—Pasad—dijoIlgra,empujandoasuhermanayasumadreparaqueentraranenelrefugio.

Pero ella se quedó fuera: ni siquiera la amenaza de una muerteinminenteprovocaríaquehuyeradeallí.

Vêrmundrugióyencendióelcielodelanocheconsusllamas.Losnrechs,ágilescomogorriones,revolotearonasualrededor.Sesituaronalosladosdeldragónyempezaronadarlepicotazosyaclavarlelasgarrasen el lomo. El dragón aulló de dolor, replegó las alas y se lanzó enpicado a un prado cercano al pueblo. Las criaturas lo siguieron,acosándolo,picoteándoloymordiéndolelasalas.Ilgrasepusoenpieyechóacorrerhaciasucabaña,juntoalapresa.Losvecinoshabíanhuidode sus casasy sehabíanocultado en el bosque, desdedondeArvog lehacíaseñas,paraquefueraconellos.

Sin embargo, ella bajó la cabeza como si fuera a embestir a unenemigoycorrióaúnmásrápido.


Vêrmundseguíaaullandodedoloryrabia,conunosgritosqueIlgradeseabaoírdesdehacíamuchotiempo,peroahoralaaterraban.Segiróamirar atrás desde el oscuro sendero que tenía delante, comprobando laposicióndelastresbestiasenzarzadasenferozbatalla.

Los nrechs eranmás rápidos que el viejo dragón, y parecían estaracostumbrados a ese tipo de lucha, porque sabían cuándo esquivar elfuegoycómoevitarsusdientes,susespolonesysucola.Vêrmunddababocados al aire y se retorcía, intentando atraerlos hacia sus garrasmortales, pero aquellas criaturas grises eran demasiado listas y semanteníanaunadistanciadeseguridad,acercándoseúnicamentecuandoeldragónlesdabalaespalda.

Los tres gigantes lucharon por los campos, y las montañasdevolvieron el eco de sus aullidos. Fue un sonido horrendo. Lasllamaradas iluminabanelpaisaje.Enel extremodelbosque, laspuntasdelasramasprendíanycreabanimprovisadasantorchasqueiluminabantodoelvalle,peseaestarcargadasdenieve.

Vêrmundgolpeóelsueloconlacola.TanfuertefueelimpactoqueIlgra cayó de bruces, haciéndose un corte en la frente con la nievehelada.Soltóungruñido.La sangrecaliente lecaía sobre losojosy ledificultaba la visión. Sacudió la cabeza, se puso en pie de un salto ysiguiócorriendo.

LosnrechsibanarrancándoletrozosdecarneyescamasaVêrmund,quesangraba;suarmaduranaturalnoerasuficienteproteccióncontrasuspicos.Susrugidosempezaronaadoptaruntonodesesperado,comoeldeun toro herido frente a un par de felinos de la montaña sedientos desangre,salvajesydespiadados.

Ilgra,por suparte,nodejabadecorrer.Apenas tenía fuerzas en supiernaherida.Lagargantalequemabaalrespirar.Apenasveíaelcaminoqueteníadelantey,asulado,laoscurasimadeldesfiladero.

Unallamaradalepasóporencimadelacabezatrazandounarco;seagachóporinstinto.Elfuegogolpeócontraunarocacercanaeiluminóelpaisaje nevado. Por debajo, en las profundidades de la garganta, supequeñorebañobalabaaterrorizado.Oyóqueelcercadocedíaantesusaterrorizadas embestidas. Y los animales acabaron huyendo por lagarganta,sindejardebalar.Noleimportaba.Lehabíanservidodecebo,peroahoraquizápudieransobrevivirporsucuenta.

Alfinal, Ilgraalcanzósudestino:delante teníaelembalse,cubiertodeunatelarañadeescarchaplateada.Cojeando,trepóalaorillayseparójuntoalaguahelada.


Allísequedó,jadeandoytosiendo,sangrandoporlafrente.Segiróamirar al terreno arrasado donde Vêrmund y los nrechs seguíanenzarzados en combate mortal. Las huesudas criaturas habíanarrinconadoaVêrmundcontraelbordedelosárboles,dondeelterrenoempezaba a elevarse hacia las montañas y el dragón tenía losmovimientoslimitados.Ilgravioqueunadelascriaturasselanzósobreel ala izquierda del dragón, arrastrándola al suelo, mientras la otra leclavabalasgarrasenlascostillashastallegaralabasedelcuello.

Vêrmund se revolvió en un intento desesperado de zafarse de susatacantes, pero aquellos monstruos lo tenían bien agarrado. El que loteníacogidodelcuellolediounpicotazo.Elmalvadodragónseretorciósobresímismo,ocultandolacabezabajoelcuerpo.

Losnrechssoltaronunchillidotriunfanteallanzarsesobreelcostadodeldragón,conlasalasbienlevantadas.

—¡No!—exclamóIgra,temiendoperdersuoportunidad.Podíaabrirlapresa,perolascriaturasestabandemasiadolejoscomo

para estar segura de que morirían (y con ellas Vêrmund). Tenía queatraerlasdealgúnmodo,dondelapareddeaguapudierasurtirefecto.

Desesperada, Ilgra intentó llegar a la mente de Vêrmund. Laencontró, pero no pudo conseguir que la entendiera; el dragón estabademasiadoconfundidoporeldolorcomoparaprestaratenciónaladébilseñalque le lanzabansuspensamientos.Encomparaciónconsupropiaconciencia, la de Ilgra era insignificante, una chispa de luz frente alestallidocegadorqueeralamentedeldragón.

Ilgravolvióensí,sobresaltada.Sentíaconvulsionesdepánicoenelcorazón. Se le estaba acabando el tiempo. Si no actuaba enseguida, loperdería todo.Quizá se libraran por fin deVêrmund, pero en su lugarquedaríanlosnrechs,quenoteníanlacontencióndeldragón.Mataríanatodos los skgaros y se harían un nido con sus huesos en lo alto delKulkaras.Esolosabíadelashistoriaspopulares.

En el campo, surcado por las garras de las tres bestias, Vêrmundseguía retorciéndose bajo los picotazos de los monstruos. De pronto,Ilgra tuvo una idea que fue como un fogonazo: el cuerno habíaconseguidodespertaralviejodragóndesusueñoyatraerloalalucha;silooíaotravez,quizácomprendería,quizá…

Diomediopasoadelante,levantóelcuernodesupadre,selollevóalos labios y sopló con tal fuerza que los ecos se solaparon, resonandounosconotrosdesdeambos ladosdelvalle.Másalládelpueblo,vioasuscompañerosdeclansaliendodeentrelassombrasymirandohaciala


cabaña,asustados,curiosos,preguntándose(estabasegura)siaquelloeraunallamadadeconvocatoria.

Lo era, pero no para ellos. Ilgra les hizo un gesto para que sequedaran allí, aunque dudaba de que la pudieran ver. Esperaba que semantuvieranalejadosdeldesfiladero;delocontrario,moriríandevoradosoarrastradosporlacorriente.

Estaba a punto de hacer sonar el cuerno una segunda vez cuandoVêrmund soltó un rugido y se elevó, quitándose de encima a los dosmonstruos,quecayeronaleteandohaciaamboslados.Peseaestarheridoymagullado,yaquesangrabapornumerosasheridas,eldragónseguíasiendomuchomásfuertequecualquieradelosdosnrechs.

Avanzó caminando. Con cada paso que daba, la tierra temblaba,haciendoqueIlgraperdieraelequilibrioyquelanievecayeracomounvelodelossilenciososárboles.Losnrechschillaronalmismotiempoyle siguieron, lanzándosele al cuello y a los hombros. El dragón seretorció y saltó hacia la cresta del desfiladero, entreabriendo susmagulladasalas,demodoquesusaltoseconvirtióenunplaneo.

Vêrmund aterrizó entre los montones de hielo de la estrechagarganta, y un montón de cristales de hielo salieron despedidos haciaarriba.

Ilgrasupoquehabíallegadoelmomento.Cogiósubastónygolpeóconélenlapartesuperiordelapresa.Conunavozespantosa,pronuncióuna solapalabramágica: jierda («¡rómpete!»).Lapalabra fue como lallavequeliberólatormentadeenergíaquealmacenabalaGorgothensuinterior,transmitiéndolaalaspiedrasdelapresa.

Lapresacrujióytembló.LaorillaenlaqueestabaIlgrasetambaleóalarmantemente,porloquetuvoqueretrocederaunterrenomásfirme.

Alquebrarselasuperficiedelembalse,elgranitoserompióconunafuerza explosiva, igual que el hielo. Esquirlas de hielo salierondisparadasentodasdirecciones.Luego,conunfragormáspotentequeelmásprofundode los rugidosdeVêrmund,elembalsecedió:unapareddeagua,hieloyárbolescaídossedeslizaronporlagarganta,impactandocontraVêrmund y los nrechs. El torrente desbocado se los llevó a lostres,envueltosenuntorbellinodeespuma.Ilgraoyóelcrujidodelhieloyelruidodelamaderaalquebrarse.

Bajo el agua, unas siluetas enormes giraron y se retorcieron hastaquedar por fin inmóviles. Muy pronto asomaron en la superficie lospinchosdelacrestadellomodeVêrmund(erademasiadograndecomoparapermanecersumergidodemasiadotiempo),perosequedarondonde


estaban, inmóviles, creando una barrera contra la que fueron a parartroncosyramashastacubrirlodemadera.

Ilgraseguíaagarradaal terreno,queaúntemblababajosuspies.SeencomendóaRahna,aSvarvokyatodoslosotrosdiosesdelosúrgalos.

El agua enseguida bajó de nivel, discurriendo en dirección a loscamposdelsuryllevándoseconellaunpardecabrasqueaúnbalaban.IlgraagarróconfuerzalaGorgothysepusoenpielentamente.

Contemplósuobra.Allí,eneldesfiladerovacío,yacíaelimponenteVêrmund.Conél,losdosmonstruos:unobajolasgarrascerradasdelabestia, conel cuello retorcidoenunángulo imposible; el otro, a ciertadistancia,haciaeleste,hechounamarañadepellejosgrises.

El enorme fuelle de las costillas de Vêrmund seguía moviéndose,pero casi sin fuerza. Por lo demás, aquella vieja bestia arrugada nomostrabaseñalesdevida.Desuhociconosalíani rastrodehumo.Nohabía llama alguna entre sus mandíbulas abiertas. Ni el más mínimomovimientoentresuspárpados.

Ilgrasintióunacrecienteeincreíblesensacióndetriunfoquelehinchabaelpecho.¡Erasuocasión!Sidabaungolpecertero,podría liberarparasiempre al mundo de la maldición de Vêrmund y vengar por fin lamuerte de su padre.Le arrancaría su negro corazón.Entonces, cuandopor fin fuera suyo, lo quemaría ante los dioses en agradecimiento porhaberlafavorecido.

Seapresuróabajarporelsenderodeldesfiladero,corriendotodoloque le permitía su pierna.La respiración del dragón se hacía cada vezmásfuerte.Debíaactuarrápidamente.

Enelmomentoenquellegabaalabase,oyóunavozquelallamaba:—¡Ilgra!SuhermanacorríahaciaVêrmunddesdeelextremodelbosque,con

uncuchilloenlamanoylosdientesalavista:eraungestodeguerra.—¡Atrás!—legritóIlgra,peroYhananolaescuchó.Parecía decidida a cortarle la garganta al dragón ella misma. De

pronto,sesorprendióalverquesuhermanayanoeraunaniña.Eraunaadultaydispuestaalucharcomocualquierotroskgaro.

UnaseriedeemocionescontradictoriasinvadieronaIlgra:egoísmo,preocupación y sorpresa. Entonces supo qué es lo que debían hacer:mataríanjuntasaldragón.

Sin embargo, antes de que pudiera avisar a Yhana, Ilgra vio conhorror que el nrech más alejado se movía. Alzándose sobre las patas


rotas,lacriaturabalanceólacabezaadelanteyatrás,olisqueandoelaireparalocalizarelrastrodesupresa.Soltóunchillidoroncoysearrastróhacia Yhana. Sus alas inservibles se arrastraron entre los escombroshelados.

Aloírelchillido,unescalofríorecorrióelcuerpodeVêrmund.Ilgrasabía que, si ayudaba a Yhana, perdería cualquier oportunidad deocuparsedeldragón.Volveríaaponerseenpie.Apesardeestarheridoydébil,continuabasiendomuysuperioratodosellos.IlgrayanocontabaconlasgrandesreservasdeenergíadelaGorgoth,sololasdesupropiocuerpo,queeraninsignificantesencomparaciónconlasdeldragón.

El esfuerzo y la angustia oprimieron su corazón. En realidad, solopodíahacerunacosa.Conunaullidollenoderabia,cargódejandoatráseldragónyfue juntoasuhermana.Enelmomentoenqueelnrechselanzaba sobre ellas, Ilgra levantó la Gorgoth, recurrió a sus propiasreservas de energía y gritó: ¡Brisingr!Una lengua de fuego surgió delextremo del bastón, envolviendo la cabeza del monstruo con unallamarada.

Elnrechretrocedióychillódenuevo, tanfuertequeIlgraperdió laconcentraciónyelfuegoseextinguió.Enesemomento,supoqueestabaapuntodemorir,devoradaporunapesadilladeotraera.Ysuhermanatambién,víctimadelfracasodesuspropiasambiciones.

Entonces el nrech les lanzó un picotazo y la Tierra tembló conviolencia.Un rastro de escamas negras apareció sobre sus cabezas: unvientofuriosoazotóellugaryseoyóunenormecrujido,horripilanteyletal.

Ilgra se encogió y cubrió a su hermana con los brazos.Cuando seatrevió amirar de nuevo, vio la negramole deVêrmund de pie sobreellas;destacabacontralanieve.Delasenormesmandíbulasdelabestia,colgaba el monstruo, ya inerte, atravesado por una fila de dientesrelucientes.

Losasesinosdelosdioseshabíancaído.Por unmomento, Ilgra se sintió aliviada. Incluso agradecida. Pero

ambassensacionesdesaparecieronalmomentoantelaterroríficacertezade que estaban condenadas. Había estado muy cerca de conseguirlo.Muymuy cerca; sin embargo, se le había escapadode entre los dedosotravez.YahoraYhanayellaibanamorirdevoradasporeldragón.

Vêrmund resopló y dejó caer aquel cadáver gris y desnudo.Luegosacudiólacabezacomoloharíaunperro:unalluviadesangrecalienteregóelsueloinundado.Unagota,oscuraybrillante,salpicóaIlgraenel


brazo.Ellasoltóungritoalsentirquelapiellequemabacomosifueraplomofundido.

Aquello llamó la atención de Vêrmund, que bajó la mirada y lacabeza, hasta que el fulgurante vacío de su ojo quedó ante ellas, tanpróximocomoaterrador.

Ilgra reprimió la tentación de salir corriendo: era impensable quepudiera escapar del dragón. Tampoco podía esperar vencerlo con susarmasoconhechizos.Desafiantehastaelfin,semantuvoperfectamenteerguida,conYhanacogidadesubrazo.

EntoncesIlgrasintióquelamentedeldragónentrabaencontactoconlasuya,enorme,oscuraeimponente.Noletransmitióagradecimiento,niaprobación, ni aprecio ni consideración. Pero Ilgra percibió unpensamiento,unaimpresiónprocedentedelabestia:reconocimiento.Yanoleeraindiferente.Vêrmundreconocíasuexistencia…,ylesuscitabacierto interés, por distante e impersonal que fuera. Quizás aún laconsideraraunapresa,peroIlgrasehabíaganadociertorespetodeaquelviejodragónmalherido.

Yesonoerapoco.Permanecieron así durante siete latidos, unidos en aquel contacto

íntimo.Solosietelatidos.Depronto,aquellainmensapresenciaseretiró.Vêrmund resopló y su cálido aliento cubrió a Ilgra con una nube dehumosulfurosoquelehizotoser.

Lavisiónselenublóycayósobreunarodilla,debilitada.Vêrmundpasósobreellas,reflejandoelfuegodelbosqueconlasescamaspálidasdesuvientre.

Suescalofriantesombrapasódelargosobresushombros.Ilgracerró losojosconfuerzaysequedóquietahastaqueel suelo

dejó de temblar y los pasos deVêrmund se convirtieron en un sonidolejano.

Fueelcontactodelamanodesuhermanaloquelehizoreaccionar.—¡Ilgra!¡Sehaido!Estamosasalvo.Fueentoncescuandosepusoenpieymiró.Eldragónteníaunalalastimada;nopodíavolar.Asíquetrepóporla

ladera delKulkaras con paso lento y cuidadoso, dejando tras de sí unrastro de sangre y de árboles rotos. Parecía que iba a caerse para novolveralevantarse.Ilgrasepreguntósiaúnpodríanlibrarsedeél.

Teníaquesaberlo.Nopasómuchoratoantesdequelacortinadenievelesbloquearala

visióndeldragón.Yhanaletiródelatúnicaparaquereaccionara:


—Hashecho todo loquehaspodido.Nohasvengado lamuertedenuestro padre, pero has honrado su memoria. No hay más que hacer.Venga,vámonos.

Pero Ilgra se negó; prefería quedarse allí de pie, observando yescuchandoelavanzardeVêrmund.

Aquellonohabíaacabado.Másallá,enelvalle,elrestodelosskgarosempezaronasalirdesus

escondites.Arvogyotrosguerrerosseacercaronal troteconsusarmasen lamano.Llegaronhasta el terrenoenfangadodondeestaban Ilgra eYhana.

Comprobaronquelosnrechsestuvieranmuertos:aquellosmonstruosnovolveríanaatacarasuclan.LuegoseacercaronaIlgra,ledieronlasgracias,laalabaron,laelogiaronylaregañaron.Pero,aunasí,ellanosemoviódelsitio.Porfinladejaron,inclusoYhana;ladejaronparapoderatenderalosheridosyalascasasquehabíansufridolosataques.

YallísequedóIlgra,hastaqueoyóellejanosonidodelosespolonesrozando la roca. Entonces, desde la cumbre delKulkaras,Vêrmund elTenebrosoemitióunpotenterugidoypintólasnubesconunallamaradadefuegotanintensaqueiluminólanoche.

Luegosequedóinmóvilyensilencio.Ilgrasupoqueeldragónnomoriríayqueellos,pobresinfelices,no

selibraríandeél.Agarrósubastónconambasmanosyseapoyóenél.Sucorazónera

demasiadopequeñoparacontenertodoloquesentía.LelanzóungritoaVêrmund,aunqueeldragónnopodríaoírla.Sintióquetodosucuerposeagitabadelarabia.

Lanieveempezóaamainarylasnubesfuerondisipándose.Atravésdeellas,violacumbredelKulkarasy,allíarriba,laamenazantesiluetadeVêrmundelTenebroso.

Ilgraseloquedómirandounratoensilencio.Luegorespiróhondo,llenándoselospulmonesdeairehelado.Alsoltarlo,liberótodasurabia.En fin… Una cosa había quedado clara: siempre habría alguna fierahambrienta que intentaría comérselos. Si no era Vêrmund, serían losmonstruos.Sinoeranlosmonstruos,seríaalgunaotracriaturaigualdehorrible. Formaba parte de la vida. Era así para los astados y paracualesquiera otros seres. No se libraba nadie: ni osos ni lobos nileopardos, ni siquiera el más temible de los cazadores. Todos ellosacababanconvirtiéndoseenpresasalgunavez.Soloeracuestióndesabercuándo.


Vêrmund los había salvado de los monstruos. Sin él, los nrechshabrían aniquilado todo el poblado. Sin embargo, Ilgra sabía que nopodía esperar gran compasión por su parte. Su naturaleza era otra.Seguiríalanzándosesobreellos,comiéndosesusrebañosyarrasandosuscampos, matando a todo el que fuera lo suficientemente inconscientecomoparaatacarle.

Asíera…yasíseguiríasiendo.Algúndía,Ilgravolveríaaenfrentarsealdragón.Algúndía,aquella

criatura se lanzaría contra ella, o quizá ella escalaría de nuevo elKulkaras y fuera a su encuentro para luchar con él en un combatesingular.Esoseguro.Ycuandoseencontraran,fueraalañosiguienteocuando ya sus cabellos fueran grises, de una cosa estaba segura:Vêrmund sabría quién era y la recordaría. No tendría piedad de ella,sabríaquiénera,sedijoconsatisfacción.

Noobstante,porelmomento, la luchahabía terminado.Elembalsesehabía rotoy sehabíaquedado sin agua, igual que laGorgoth habíaperdidosuenergíaacumulada.

AunqueVêrmundestuvieramalherido,Ilgranoteníalosmediosparaenfrentarseaél.Tampocolasganas.Noeraelmomento.Noserviríadenada.Heridoono,eldragóneramuysuperioraella,atodoelclandelosskgaroseinclusoacriaturasnacidasdelasmásoscurasleyendas,comolosnrechs.

Unafiguraseacercócaminandodesdeelpueblo:erasumadre,quetraíaconellaunamantayunungüentoparalasheridas.Leechólamantasobreloshombrosyleaplicóungüentoenelbrazo,dondelasangredeVêrmundlehabíaquemadolapiel.

—Venga, hija, vámonos de este lugar de desolación —le dijo—.Vuelveconmigoatuhogar.

EntoncesIlgrasintiócomosiacabaradedespertarsedeunsueño.Volvió la cabeza y se giró otra vez en dirección a aquella bestia,

sumida en su sangriento letargo. Luego dio la espalda a la cumbrenevada del Kulkaras, a los restos del embalse y a su cabaña. Dio laespaldaatodasesascosasy,alladodesumadre,inicióellentodescensohaciaelpueblo,apoyándoseensubastónacadapaso.

Ya no se alejaría más. Aquello pertenecía al pasado. Volvería aintegrarseeneldíaadíadelclan.Buscaríauncompañero(Arvog,quizá)y le daría hijos. Aprovecharía cada día al máximo y procuraría nopreocuparseporloquepudieradeparareldestino.Ilgramirósubastón.Ya no era Gorgoth, decidió, sino más bien Warung, es decir:«aceptación».


Elzafiro,ahoravacío,eraunasuertedelegadolatente,algoque,contiempoyesfuerzo,recuperaríasuantiguagloria.

Irguió la espalda y apretó los dientes. Ahora su vida tenía otrosentido.

PorqueahorasellamabaIlgraAsesinadeNrech.Porqueahoranoteníamiedoanada.


9

Unnuevoinicio

LasúltimaspalabrasdelrelatodeIrskfueronperdiendovolumenhasta

fundirse con el silencio del salón principal del bastión en lo alto delmonte Arngor. Luego el úrgalo golpeó el tambor que tenía entre lasrodillas; un sonido sordo pero potente reverberó entre las paredes depiedra,poniendofinalahistoria.

Eragon parpadeó y se frotó el rostro, como si él también estuvieradespertándosedeunsueño.Elrestodelosúrgalos,situadosalrededordela chimenea, también reaccionaron, como estatuas que recuperaran lavida.

Conungruñido,Skarghazsepusoenpieyseacercóallugardondeestaba sentado Irsk.Aprovechando sumayor tamaño, loagarrópor loscuernos y, con una sacudida, le dio un golpetazo en la cabeza, lo queprovocólassonorasrisasdelosúrgalos.

—Bienhecho,Irsk.Biendicho.Tuclanestáorgullosodeti.Elimpactolohizoretroceder,peromostrólosdientesenunasonrisa

orgullosayconlamismafuerzaembistióaSkarghaz.—Honorparaelclan,NarSkarghaz.El fuego se había consumido hasta dejar solo brasas, y el frío se

había ido instalado en el ambiente mientras Irsk contaba su relato.Eragon miró por las ventanas, preguntándose qué hora sería. El cieloestaba negro, apenas iluminado por la tenue luz de la luna plateada, eincluso los búhos de ojos redondos apostados en los oscuros pinosguardabansilencioensusnidos.Era tarde,muchomás tardede loqueestabaacostumbradoaacostarse,peronoleimportó.

—Esa ha sido una historia excelente, Irsk —dijo, inclinándose lomejorquepudo,teniendoencuentaqueestabasentado—.Gracias.

Ahora entendía por qué el kull le había pedido aquella historia enparticular,yestabaagradecido.Siempreteníaalgoqueaprender,incluso


delosúrgalos.—¿Qué te ha parecido? —le preguntó Saphira, que parecía

satisfecha—.Mehagustadollgra.YVêrmundmehagustadoaúnmás.Esjustoquehayaganadoeldragón.

Eragonesbozóunasonrisa.—¿Esoeraunahistoriareal?—¡Por supuesto que era una historia real! —exclamó Skarghaz,

volviendo a su silla—. Nosotros no te contaríamos una historia quedijeracosasfalsassobreelmundo,Jinete.

—No, quiero decir… ¿Eso sucedió de verdad? ¿Ilgra existiórealmente?¿YVêrmund?¿YelmonteKulkaras?

Skarghaz se rascó la barbilla, con una expresión pensativa en susojosamarillos.

—Es una vieja historia, Jinete. Quizá se remonte a los tiempospreviosacuandolosnuestroscruzaronelmar.Perocreoquelahistoriaocurrió tal como se cuenta… Hoy en día, muchos urgralgra siguenllamando a sus hijas llgra, y gracias a ella todos sabemosque siemprehabráunVêrmundalquenopodemosvencer.Esunabuenalecciónquevalelapenaaprender,diríayo.

—Desdeluegoquesí—dijoEragon.Dealgúnmodo,élhabíaderrotadoasupropioVêrmundencarnado

en Galbatorix, pero aún había cosas en la vida que no podía superar:cosasquenadiepodríaconseguir.Yesoledevolvíaalarealidad.

Enotrotiempo,quizásaquellolehubieramolestadomuchísimo.Peroahorateníalasabiduríanecesariaparaaceptarlo.Yaunquenolehicierafeliz,almenosledabapaz:noerapoco.

La felicidad era una cosa fútil y escurridiza. La satisfacción, encambio,eraunametamuchomásimportante.

—Losungidos—dijo—sonesos…—Sonloqueennuestralenguallamamosloskulls—dijoIrsk.Eragonyaselohabíaimaginado.—Ylosnrechs…¿sonloslethrblakas?Dio la impresión de que una sombra se extendía por la sala al

pronunciaraquelnombre.Skarghaztosió.—Pues sí, si es necesariomencionar a esosmalditos, sí. Tenemos

suertedequematarasalúltimodeellos,Jinete.Ytútambién,dragón—añadió, dirigiéndose con un gesto a Saphira, que, como respuesta,parpadeóunavez.

—Esperemosquesí—dijoEragonentredientes.


Másdeunanochesehabíaquedadodespiertopreguntándosesiseríaverdad lo que decíaGalbatorix de que había ocultado otros huevos dera’zacportodaAlagaësia.Porquelosra’zacs,alcrecer,setransformabanenlethrblakas,igualquelasorugasseconviertenenmariposas.YpeseatodoloquesabíaEragondelamagia,laideadetenerqueenfrentarsedenuevoaaquellascriaturas,fueranra’zacsolethrblakas,leresultabadelomásinquietante.

En la parte trasera de la sala se oyó un alboroto. En el mismomomento,Eragonpercibióunaconmociónentreloseldunarís,allí,enlaSaladelosColores.

Alarmado,sepusoenpieatodaprisa.Saphirasiseóehizolomismo,rascandoelsueloconsusgarras.

Blöhdgarm,Ästrith,Rílvenyelrestodeloselfosllegaroncorriendoporelpasillo.Loselfossonreían—conunagransonrisallenadedientesblancos—ycorríanconpasosrápidosyágiles.Aquellocontrastabatantocon su habitual compostura que Eragon no tenía muy claro cómoreaccionar.Lehabría resultadomás fácil si sehubieranpresentadoconsuhabitualexpresiónimpasibleyelceñofruncido.

—Ebrithil —dijo Blöhdgarm, con el pelo azul nocturno de sushombrosaúntemblandodelaemoción.

—¿Quéhapasado?—respondióEragon.Asusespaldasoyólospasosdelosúrgalosyelruidometálicodesus

armaduras,comosiestuvieranformandoalaesperadeunataquedeloselfos. Al mismo tiempo, las mentes de los eldunarís eran un caos depalabras, pensamientos, imágenes y emociones contradictorias, unatormenta de sensaciones que hizo parpadear a Eragon, incapaz dedescifraraquelgalimatías.

Saphirasacudiólacabezaysoltóungruñido,dejandoalavistasuslargoscolmillosblancos.

La sonrisa de Blöhdgarm se ensanchó y soltó una risa desatisfacción.

—Nohapasadonadamalo,Ebrithil.Másbienalcontrario: todovabien.

—Unodeloshuevoshaeclosionado—añadióÄstrith.Eragonparpadeó,incrédulo.—Unode…—¡Un dragón ha salido del huevo, Ebrithil! —dijo Blöhdgarm—.

¡Hanacidootrodragón!Saphiraechóelcuelloatrásysoltóunrugidoendirecciónalsombrío

techo.Por su parte, los úrgalos patalearony gritaronhasta que toda la


salasellenódevítores.Eragon sonrió, tiró su jarra al aire y se dejó llevar, dando un salto

nada digno. Todo el trabajo duro, todas las noches sin dormir, loshechizos que le habían dejado exhausto y las preocupaciones por lossuministros,porlapolíticayporlagente…Todohabíavalidolapena.

Empezabaunanuevavidaparalosdragones.


Nombreseidiomas

SOBREELORIGENDELOSNOMBRES

Allectordistraído,losdiversosnombresquepuedeencontrarunviajerointrépidoalatravesarAlagaësiapodríanparecerleunacolecciónaleatoriade palabras sin ninguna integridad propia, cultura ni historia. Noobstante, al igual que ocurre en cualquier territorio colonizado pordiferentesgruposdemográficos(y,enestecaso,condiversasespecies),Alagaësiaha incorporadonombresde fuentesmuydiversas,entreellaslosidiomasdelosenanos,deloselfos,deloshumanosydelosúrgalos.Asípues,tenemoselvalledePalancar(denombrehumano),elríoAnoray Ristvak’baen (nombres elfos) y el monte Urgard (nombre enano),todosapocoskilómetrosentresí.

Aunque esto sea de gran interés histórico, en la práctica sueleprovocar confusiones en cuanto a la pronunciación correcta.Desgraciadamente, no existen reglas establecidas para el neófito. Hayqueaprendercadanombreporseparado,amenosquesesepaelidiomade origen. El asunto se complica aún más cuando uno cae en que enmuchos lugares la población residente ha alterado la escritura y lapronunciacióndepalabrasextranjeras,adaptándolasasupropioidioma.ElríoAnoraesunclaroejemplo.Originalmente,anorasepronunciabaaënora,quesignifica«ancho»enelidiomaantiguo.Ensusescritos,loshumanos simplificaron la palabra convirtiéndola en anora y, así,modificando y cambiando las vocales «äe» [ae-eh] por «a» [a], mássencilla,crearonelnombretalycomoeraentiemposdeEragon.

Para ahorrar a los lectores tantas dificultades como sea posible, heelaboradolassiguientes listas,amododeguíaaproximada.Desdeaquí


animoal entusiasta a estudiar las fuentesde los idiomaspara aprendersusverdaderascomplejidades.

PRONUNCIACIÓN

Alagaësia:Al-ah-GUEI-si-ahArya:AR-i-ahÄstrith:EY-strizBlöhdgarm:BLOD-garmBrisingr:BRIS-in-gurDuWeldenvarden:DuWEL-den-VAR-denEllesméra:El-ahs-MIR-ahEragon:EHR-ah-gahnGalbatorix:Gal-bah-TOR-icsGil’ead:GIL-i-adGlaedr:GLEY-darHruthmund:HRATH-mundIlgra:ILL-grahIrsk:ERSKKulkaras:Kul-CAR-asMurtagh:MER-tagNasuada:Nah-su-AH-dahOromis:OR-ah-misQarzhad:KUAR-tsahdRa’zac:RAA-sacRílven:RIL-venSaphira:Sah-FIR-ahSkarghaz:SCAR-ghassTronjheim:TROÑS-jimUlkrö:AL-krohUmaroth:U-MAR-ozUrû’baen:U-ru-beinVêrmund:VEER-mundYhana:YJAHna


ELIDIOMAANTIGUO

Argetlam:ManodePlataAtraesterníonothelduin:quelafortunagobiernetusdíasBlöhdgarm:LobodeSangrebrisingr:fuegodu:el/laDuVrangrGata:ElCaminoErranteDuWeldenvarden:ElBosqueGuardiánEbrithil:MaestroEldunarí:elcorazóndecorazonesdeundragónFellThindarë:MontañadelaNochefiniarel:sufijohonoríficoquedesignaaunjovenmuyprometedorgarjzla:luzjierda:romper,golpearKvethaFricaya:Saludos,amigosLethrblaka:«Elqueondeaelcuero».melthna:fundirrïsa:levantarShur’tugal:JinetedeDragónvaeta:esperanza

ELIDIOMADELOSENANOS

Arngor:MonteBlancobarzûl:usadoparamaldecireldestinodealguienbeor:osodelascuevas(términoadaptadodelidiomaantiguo).dûrgrimst:clan(literalmente,«nuestrasala/hogar»).gor:montañaGorNarrveln:MontañadeGemas


Ingeitum:trabajadoresdelfuego,herreros.Jurgencarmeitder:JinetedeDragónMûnnvlorss:untipodehidromieldelosenanosTronjheim:YelmodeGigantes

ELIDIOMADELOSÚRGALOS

drajl:larvasdeorugagorgoth:venganzaHerndall:grupodeancianasquegobiernanunclandeúrgalos;también

hacereferenciaaunadelascomponentesdelgrupomaghra:juegodeestrategiadelosúrgalosnar:títulodegranrespeto.Nrech:Lethrblakaozhthim:elprimerperíododeunahembradeúrgalorekk:bebidahechaconespadañasfermentadasthulqna: tiras tejidas donde los úrgalos lucen los emblemas de sus

clanes,asícomolashazañasyellinajedesusfamiliasUngvek:CabezaDuraurgralgra:elnombrequelosúrgalossedanasímismos(literalmente,

«losquetienencuernos»).warung:aceptación


Agradecimientos

DeChristopher

KvethaFricaya.Saludos,amigos.Hacíatiempo…Estehasidounlibroque no tenía planeado.Hace pocomás de dos años, escribí la primeraversión de «La bestia de Kulkaras» como distracción, para aclarar lamente en una pausa de un proyecto más grande de ciencia ficción.Aunquemegustabael texto,«Labestia»eraunrelatodemasiadocortocomoparapoderpublicarlo.Asíquemesentéfrentealordenador,soloyaisladodetodo,hastaelveranode2018.Enaquelmomento,teníaganasde escribir una historia sobre Murtagh que me rondaba desde haciatiempo. Se acabó convirtiendo en «El tenedor». Envié ambas a mieditora de Knopf. Mientras tanto, mi hermana Angela me propusoescribirun relatocortodesdeelpuntodevistade supersonaje. ¡Yahíestá! Antes de que me diera cuenta ya estábamos negociando lapublicacióndeestaantologíaesemismoaño. (Ypara losquenoesténfamiliarizados con el negocio de la edición, eso supone un calendariomuyapretado).

Siempre me había imaginado que regresaría a Alagaësia con unanovela completa. No obstante, hacerlo de este modo ha sido unaexperiencia magnífica. Poder meterse en la cabeza de algunos de lospersonajesdelciclodelLegado(asícomoenladeotrosnuevos)hasidounlujo.EscribirsobreEragonySaphiradespuésdetantosañoshasidocomo volver a casa después de un largo viaje. Además, me hedemostrado por fin amímismo que soy capaz de escribir un libro demenosdequinientaspáginas.¡Misióncumplida!Escorto,peroal igualquehaocurridoconelrestodeloslibros,Eltenedor, lahechicerayeldragón no existiría de no haber sido por el duro trabajo de todo unequipo, empezando pormis fantásticos padres, que siguen dándome elamory el apoyode siempre, ademásdeparticipar en la ediciónde los


textos.Lesdebomásdeloquepodríadecir.¡Nopodríahaberhechotodoestosinvosotros!

También debo dar las gracias a mi hermana, Angela, que siguetomándose con buen humor que la represente como un personaje deficción.Sinella,lapartecentraldeestelibronoexistiría(ellahaescrito«Sobre la naturaleza de las estrellas»), ni tampoco «La bestia deKulkaras»,quenadódeunaconversaciónqueambostuvimossobreunapelículaquenotuvoningúnéxito.Además,hasidomiprimeralectoraymehaayudadoaeditarlastreshistoriasdeestacolección,mejorándolasmucho,especialmente«Eltenedor».¡Gracias,hermanita!Tuimpulsomeayudaamejorarcomoescritor.

Graciasamiasistente,ImmanuelaMeijer,porcrearmeunawikidelLegado (¡uo-ho!), por su cuidadosa labor de edición y por hacer untrabajopreciosodándolecoloralmapadeliniciodeestelibro.

También a mi agente literario, Simón Lipskar, que no solo es unamigo, sino también un gran defensor demi obra. ¡Mi agradecimientomássentido!Lapróximavez,invitoyoasushi.

Amieditora,MichelleFrey,quecomosiemprehahechountrabajoespectacular convirtiendo este libro en algo respetable. ¡Ha sido unplacer enfrentarme una vez más a los plazos de entrega contigo! Ygracias por ayudarme a dominar por fin el control de cambios delprocesador.

EnKnopf,gracias tambiénaBarbaraMarcus,directoradeRandomHouseChildren’sBooks; a JudithHaut, directora asociadadeRandomHouseChildren’sBooks;aArdeBennett,directoraejecutivadeedicióny experta en crucigramas y en creación de palabras; a Alison Kolani,directoradeedición,porsusinteligentessugerencias;aMarisaDiNovis,ayudante de edición; a la directora artística, IsabelWarrenLynch, y suequipo, que le dieron este aspecto tan bonito al libro; a John JudePalencar, que pintó la espléndida cubierta (¡en serio, miradla!); aDominique Cimina, director de Publicidad y Comunicaciones deRandomHouseChildren’sBooks; y aAishaCloud, administradora dePublicidad,asícomoalrestodelequipodeMarketingyPublicidadyatodos los trabajadores de Random House que han contribuido a lapublicación de este libro. ¡Contáis con mi más profunda gratitud!Tambiénquerríamencionara laantiguadirectoradeedicióndeRnopf,JenniferBrown,porelapoyoprestado.

Debohacerunamenciónespecial amicolegael autorFranWilde,quehasidotanamablecomoparaleerseunaversiónpreliminarde«La


bestia deKulkaras» yme ha aportado ideas útiles. ¡Gracias, Fran! Tedebouna.

Y,porsupuesto…,elagradecimientomayoresparati,lector.Sintuapoyo a lo largo de estos años, nada de esto habría sido posible. Talcomo dirían los elfos, Atra esterní ono thelduin, o «que la fortunagobiernetusdías».

CHRISTOPHERPAOLINIDiciembrede2018

DeAngela

Estelibronoexistiríadenoserpor todaslaspersonasejemplaresalasqueChristopheryahadado lasgracias.Losquehancolaboradodeformaespecialamipequeñacontribuciónalahistoriason:

¡Mispadres!Yonosería laquesoydenoserporsuscuidados, sudedicación y su amor. Muchísimas gracias a mi madre por susperspicacesobservacioneseditoriales.

Christopher, con su duro trabajo a la hora de crear la tierra deAlagaësia y tantos nuevos mundos que los lectores muy prontoconocerán. Ha tenido la generosidad de invitarme a jugar con suscaracteresy,unavezmás, lehapuestomivozaAngela, laherbolaria,estaveznosolocondiálogos.

ImmanuelaMeijer,consutrabajodiarioentodolorelacionadoconel mundo Paolini, y con su incomparable conocimiento de las tierrasinventadasporChristopher.Ella seencargadeque lasnuevashistoriasmantenganlacoherenciacontodoslosdetallesdehistoriaspasadas.

TambiénledoylasgraciasatodalagentedePRH,queconsudurotrabajoysucapacidaddereacciónhanconseguidoqueestelibrollegueatusmanos apenas unosmeses después de que naciera la idea.Graciassobre todo aMichelle Frey, que no solo es la editora de referencia detodo lo relacionadoconAlagaësia, sino tambiénunapersonaamableymaravillosayunaqueridaamiga.

También a Simón Lipskar, por su incomparable conocimiento delsectordelaediciónyporladenodadadefensadeestetrabajo.


Yami queridaCaru, que ha trabajado ami ladomientras escribíaestahistoria:eresgenial.

ANGELAPAOLINIDiciembrede2018


ERAGON

CICLOELLEGADO[1]

Laserienúmerounodefantasíajuvenildelosúltimosaños


Prólogo

Sombradetemor

Elvientobramabaenplenanochetransportandounaromaquecambiaríaelmundo.

Sombraalzólacabezayolisqueóelaire.Elser,deelevadaestaturaydeaspectohumanosalvoporelpelocarmesíylosojosdecolorgranate,parpadeósorprendido.Elmensajeeracorrecto:estabanallí.¿Oeraunatrampa?Sopesólasposibilidadesydijofríamente:

—Dispersaos y ocultaos detrás de los árboles, entre los arbustos. Detened a quienquiera quevenga…omorid.

Doceúrgalos,quellevabanespadascortasyescudosdehierroredondosenlosquehabíanpintadosímbolos negros, se pusieron en movimiento arrastrando los pies alrededor del humano. Parecíanhombres,aunque tenían laspiernasarqueadasy losbrazosgruesosybrutales,hechosparaaplastar,yunoscuernosretorcidosquelessalíanporencimadelaspequeñasorejas.Losmonstruossedirigierondeprisahacialosarbustosyseescondierongruñendo.Loscrujidosseacallaronalcabodeuninstante,yelbosquevolvióasumirseenelsilencio.

Sombramiróalotroladodeuntupidoárbolybuscólapista.Estabademasiadooscuroparalavistadeunhumano,peroparaél la tenue luzde la lunaeracomosi el solbrillaraentre losárboles; cadadetalle resultaba nítido y claro para su escrutadora mirada. El ser se quedó en absoluto silenciososteniendo una larga espada muy clara en la mano. Una hendidura del grosor de un alambre finorecorría la hoja del arma, que tenía un filo perfecto para deslizarse entre las costillas y la robusteznecesariaparaatravesarlaarmaduramássólida.

LosúrgalosnoteníantanbuenavistacomoSombra,porloquebuscabanatientasconsusespadascomopordioserosciegos.Elululatodeunbúhodesgarróelsilencio,ynadiesetranquilizóhastaqueelpájarosealejóvolando.Losmonstruosseestremecieronenlagélidanoche,yunodeellosaplastóunaramitabajosupesadabota.Sombrasiseóenfadado,ylosúrgalosretrocedieronysequedaroninmóviles.Elsercontuvoelascoqueledaban—olíanacarnefétida—yseapartó.Sóloeranherramientas,nadamás.

Sombrareprimiólaimpacienciaamedidaquelosminutosselehacíanhoras,puestoqueelaromadebía de haber sido impulsado por el viento desde lejos precediendo a los que lo esparcían, y nopermitióalosúrgalosqueselevantaranniquesedierancalorentreellos,perotampocoseconcedióasímismoesascomodidades.Sequedódetrásdelárbolacechando lapista:otra ráfagadeviento llegóatravésdelbosque,yestavezelaromaeramásfuerte.Entusiasmado,hizounamuecaconlosdelgadoslabiosyemitióungruñido.

—Preparaos—murmuró,temblándoletodoelcuerpo.Trazópequeñoscírculosconlapuntadelaespada.Lehabíacostadomuchasintrigasymuchodolor

llegaradondeestaba,ynopensabaperderelcontrolprecisamenteenesemomento.Losojosdelosúrgalosbrillaronbajolasespesascejasmientrasapretabanconfuerzalaempuñadura

de las espadas.Delante de ellos, Sombra oyó un tintineo como si algo hubiera golpeado una piedradesprendida. Unas manchas, apenas perceptibles, emergieron de la oscuridad y avanzaron por elsendero.

Trescaballosblancos,consusrespectivos jinetes,avanzabanamediogalopehacia laemboscada.Orgullosos,manteníanlacabezaenalto,yelpelajelesbrillabaalaluzdelalunacomoplatalíquida.


Enelprimercaballoibaunelfodeorejaspuntiagudasyelegantescejasarqueadas.Eradelgadoperofuertecomounestoque.Llevabaun imponentearcocolgadoa laespalda,unaespadaaun ladoyuncarcajconflechas,rematadasconplumasdecisne,alotro.

Elúltimojineteteníaelmismodistinguidorostroderasgosangulososqueelprimero.Sosteníaunalanza de considerable longitud en lamano derecha y una daga blanca en el cinturón, y se cubría lacabezaconuncascodeextraordinariafactura,labradodeámbaryoro.

Entreambos,cabalgabaunaelfadecabellonegrocomoelazabachequevigilabaasualrededorconaplomo.Lospenetrantesojosdelamujer,enmarcadosporlargosrizosnegros,brillabanconunafuerzatremenda,yaunquesuatuendoerasencillo,nomermabasubelleza.Llevabaunaespadaaunlado,ungran arco y un carcaj a la espalda y una bolsa sobre el regazoque vigilaba con insistencia, como siquisieraconstatarqueseguíaallí.

Unode los elfos dijo algo en voz baja, peroSombra no alcanzó a oírlo.La dama respondió conevidenteautoridad,ysusguardiasseintercambiarondesitio.Elquellevabaelcascotomóladelanterayempuñólalanzaparatenerlamáspresta.PasaronjuntoalesconditedeSombraylosprimerosúrgalossinsospechaalguna.

Sombrayaestabasaboreandosuvictoriacuandoelvientocambiódedirecciónycomenzóasoplarhacialoselfosllevandoelhedordelosúrgalos.Loscaballosresoplaronasustadosybajaronlacabeza,ylosjinetessepusierontensosymirarondeunladoaotroechandochispasporlosojos.Obligaronasuscorcelesadarlavueltaysealejaronalgalope.

El caballo de la dama salió disparado y dejó muy atrás a los guardias. Entre tanto los úrgalosabandonaron su escondite, se pusieron de pie y lanzaron un aluvión de flechas negras. Sombra saltódesdedetrásdelárbol,levantólamanoderechaygritó:

—¡Garjzla!Unrayorojolebrillóenlapalmadelamanoendirecciónalaelfa,iluminólosárbolesconunaluz

sanguinolenta,golpeóalcaballodeladamayconsiguióqueelanimalperdieraelequilibrioycayeradebrucesconunagudorelincho.Laelfasaltódelcorcelaunavelocidadincreíbleymiróatrásenbuscadesusguardias.

Las mortíferas flechas de los úrgalos abatieron a los dos elfos que cayeron de sus noblescabalgaduras a tierra, cubiertos de sangre. Pero cuando las pestilentes criaturas se abalanzaron pararematarlos,Sombragritó:

—¡Trasella!¡Esaellaalaquequiero!Losmonstruosrezongaronyseprecipitaronporelsendero.Ungritoescapódeloslabiosdelaelfaalverasuscompañerosmuertos.Diounpasohaciaellos,

peromaldiciendoasusenemigosseinternóenelbosquedeunsalto.Mientras los úrgalos corrían con estrépito entre los árboles, Sombra se encaramó a un bloque de

granitoquesobresalía,desdedondeveíaelbosquequehabíaalrededor.Entonceslevantóunamanoygritó:

—¡Böetqistalri!—Yunoscuatrocientosmetrosdelbosqueestallaronenllamas.Fuequemandocondecisiónunapartetrasotrahastacrearunanillodefuegodecasitreskilómetros

alrededor del lugar de la emboscada. Las llamas parecían una corona turbulenta apoyada sobre elbosque.Sombra,satisfecho,observóconmuchaatenciónelanillodefuegoporsiéstedecaía.

Labandadefuegosehizomásextensa,conloqueseredujolazonapordondelosúrgalosteníanque buscar. De repente, Sombra oyó chillidos y un grito ronco. Entre los árboles, vio a tres de sussoldadoscaídosunosobreotromortalmenteheridos,yalcanzóadivisaralaelfaquehuíadelrestodelosúrgalos.

Ladamacorríahaciaelescarpadobloquedegranitoaunavelocidadvertiginosa.Elserexaminóelterrenoqueseextendíaaunosseismetrospordebajode la roca,diounsaltoyaterrizóconagilidaddelantedeella.Laelfa,cuyaespadagoteabasangrenegradeúrgaloymanchabalabolsaquellevabaenlamano,loesquivóyvolvióalsendero.

Losmonstruosconcuernossalierondelbosque,rodearonalamujerylebloquearonlaúnicarutadeescape.Laelfagirólacabezatratandodedescubrirpordóndepodíahuiry,alnoversalidaalguna,sedetuvoconmajestuosodesprecio.Sombra se acercóa ella con lamano levantaday sedioel lujodedisfrutardesuimpotencia.


—¡Cogedla!Mientras losúrgalos seabalanzaban, laelfaabrió labolsa,metióunamanodentroydejócaer la

bolsaalsuelo.Lamujersosteníaenlamanoungranzafiroquereflejabalairacundaluzdelosfuegos.Elevólagemapronunciandofrenéticaspalabras.

—¡Garjzla!—espetóSombra,desesperado,y lanzóhacia laelfauna llamarada roja, rápidacomounaflecha,quelesurgiódeunamano.

Peroerademasiadotarde.Unresplandordeluzesmeraldailuminódeunfogonazoelbosque,yelzafirodesapareció.Elfuegorojogolpeóalaelfa,yéstasedesplomó.

Sombra aulló furioso y cargó con su espada contra un árbol. Atravesó lamitad del tronco, y laespadasequedóallíclavada,vibrando.Disparónueverayosdeenergíaconlapalmadelamano,conlosquematóalinstantealosúrgalos,arrancólaespadayseacercóagrandespasoshastalaelfa.

Delabocadelsersalíanprofecíasdevenganzaenunmalignoidiomaquesóloélconocía,mientrasmiraba fijamente al cielo con los puños apretados. Las frías estrellas le devolvieron la mirada, sinparpadear, como si fueran espectadoras de otro mundo. La repugnancia se dibujó en los labios deSombracuandosevolvióhacialainconscienteelfa.

Labellezadelamujer,quehabríaembelesadoacualquiermortal,notenía interésalgunoparaél.Confirmóque el zafiro había desaparecidoy fue a buscar su caballo, que estaba escondido entre losárboles.Trasataralaelfaalamontura,subióalcorcelysaliódelbosque.

Fueapagandoelfuegoasupaso,perodejóquesequemaraelresto.


Eldescubrimiento

Eragónsearrodillósobreunlechodejuncopisoteadoyescrutólashuellasconojoexperto.Éstasle

indicaban que los ciervos habían pasado por esa pradera hacía apenas media hora, y que pronto seecharíanadormir.ElobjetivodeEragon,unahembrapequeñaconunapronunciadacojeraenlapataizquierda,aúnseguíaconlamanada,yélsesorprendiódequeelanimalhubierallegadotanlejossinqueloatraparaunloboounoso.

Elcieloestabadespejadoyoscuro,perosoplabaunaligerabrisa.Unanubeplateada,cuyosbordesbrillabanbajolaluzrojizaquederramabalalunallenaquesemecíaentredoscimas,flotabasobrelasmontañas que rodeaban a Eragon. Los arroyuelos bajaban por las laderas desde los imperturbablesglaciaresydesdelashondonadascubiertasdenieve,mientrasqueunainquietantebrumasearrastrabaporlapartebajadelvalle,tandensaqueEragoncasinoseveíalospies.

Eragonteníaquinceaños,demodoquesólolefaltabaunoparasertodounhombre.Unasoscurascejasleenmarcabanlosintensosojoscastaños.Llevabaropadetrabajogastada,uncuchillodemonteconmangodehuesoenelcinturónyunarcodemaderadetejo,metidoenunafundadegamuzaqueloprotegíadelahumedad.Tambiénllevabaunamochilaconelarmazóndemadera.

LosciervoslohabíanobligadoainternarseenlasVertebradas,unaagrestecadenamontañosaqueseextendíadeunextremoaotrodeAlagaësiaydedondeprocedíanconfrecuenciahistoriasyhombresextraños, por lo general demal agüero. Pero a pesar de ello, Eragon no temía a lasVertebradas, demodoqueeraelúnicocazadordeCarvahallqueseatrevíaaseguir lashuellasde laspresasporesosescarpadosparajes.

Eraeltercerdíadecazayselehabíaacabadolamitaddelacomida.Sinolograbacobrarsuciervo,severíaobligadoaregresarconlasmanosvacías,perosufamilianecesitabacarneporqueelinviernoseacercabadeprisaynopodíanpermitirseellujodecomprarlaenCarvahall.

Eragonsepusodepieen silenciosacalmayechóaandarporelbosquehaciaunacañadadondeestaba seguroquedescansaban los ciervos.Losárboles impedíanver el cieloyproyectaban sombrasdifusassobreelterreno,peroelmuchachomirabalashuellassólodevezencuandoporqueconocíaelcamino.

Unavezen lacañada tensóelarcoconunmovimientodiestro, sacó tres flechasycolocóunadeellas sosteniendo las otras con la mano izquierda. La luz de la luna iluminaba unos veinte bultosinmóvilesdondelaciervadescansabaechadasobrelahierba.Lahembraqueélqueríaestabaalfinaldetododelrebañoyteníalapataizquierdaextendidacontorpeza.

Eragonseacercóarastrasdespacio,conelarcopreparado.Sutrabajodelostresúltimosdíasestabaapuntodeculminar.Inspiróprofundamentey…Unasúbitaexplosiónquebrantólanoche.

Elrebañoechóacorrer.Eragonseabalanzósobrelahierbamientrasunvientoferozleazotabalasmejillas.Depronto,sedetuvoydisparóunaflechasobrelaciervaquesealejabasaltando.Errópormuypoco,perolaflechasilbóenlaoscuridad.Elmuchachosoltóunamaldición,giróenredondoycolocóotraflechainstintivamente.

A su espalda, dondehabía estado lamanadade ciervos, humeabaungran círculodehierbaydeárboles.Muchospinospermanecíanenpie,perodesprovistosdesushojas,ylahierbaquerodeabaelexteriordelcírculocalcinadoestabaaplastada,altiempoqueunavolutadehumoseelevabaporelairetransportando el olor a quemado. En el centro de la zona devastada yacía una gema de color azulbrillantesobrelacualsearremolinabanfrágileszarcillosimpulsadosporlaneblinaqueserpenteabaporelchamuscadoterreno.

Eragonsequedóal acechodelpeligrodurantevariosminutos,pero loúnicoque semovíaera laniebla.Aflojólacuerdadelarcoconcuidadoyavanzó.Laluzdelalunaproyectóunapálidasombradél


cuerpodelmuchachocuandoéstesedetuvodelantedelagema.Eragonlaempujóconunaflechayseechóatrás.Comonosucediónada,lacogióconcautela.

Lanaturalezajamáshabíapulidounapiedrapreciosatanperfectacomoésa:lasuperficieeradeuncolorazuloscuroimpecable,salvoporlasfinasnervadurasblancasquelarecorríancomounatelaraña.Altocarlaconlosdedos,Eragonnotóquelagemaestabafríayqueeracompletamentelisa,igualquelaseda. Tenía una forma oval de unos treinta centímetros de longitud y debía de pesar algunos kilos,aunqueeramáslivianadeloqueparecía.

AEragonleparecióunagematanbellacomoaterradora.¿Dedóndeprocedía?¿Serviríaparaalgo?Enesemomentoseleocurrióunaideamásperturbadora:¿habíallegadoallíporcasualidadolehabíasido enviadapor alguna razón?SiEragonhabía aprendido algode las viejas leyendas era a tratar lamagiayalosquehacíanusodeellaconmuchaprecaución.

Pero¿quédebohacerconestagema?,sepreguntó.Siselallevabaresultaríamolestoycabíalaposibilidaddequefuerapeligroso.Seríamejordejarla.

Trasuninstantedeindecisión,estuvoapuntodedejarlacaer,peroalgoseloimpidió.Porlomenosserviráparacomprarunpocodecomida,decidióencogiéndosedehombrosmientras

laguardabaenlamochila.La cañada estaba demasiado al descubierto para acampar con seguridad, por lo que volvió a

internarseenelbosqueyextendiósupetatedebajodelasdescarnadasraícesdeunárbolcaído.Trasunacena fría de pan y queso, se arrebujó en lasmantas y se quedó dormido pensando en lo que habíasucedido.


ElvalledePalancar

Elsolsalióalamañanasiguienteconunamaravillosamezcladecoloresrosasyamarillos.Elaire

era fresco, agradable y muy frío; había hielo en las orillas de los arroyos y los charcos estabancompletamentehelados.Despuésdedesayunaravenacocida,Eragonvolvióa lacañadayexaminólazona chamuscada, pero la luz de la mañana no le reveló nuevos detalles, por lo que emprendió elcaminoderegreso.

Las desiguales huellas de las presas de caza estaban un poco borradas y, en algunos lugares,desaparecían. Como habían sido impresas por animales, amenudo volvían sobre sus pasos o dabanlargosrodeos.Peroapesardesusimperfecciones,seguíansiendoelcaminomásrápidoparasalirdelasmontañas.

Las Vertebradas era el único lugar que el rey Galbatorix no podía considerar de su propiedad.Todavía secontaba la leyendadeque lamitaddel ejércitodel reyhabíadesaparecidoal entrar enelbosquemilenariodeesasmontañas.Unanubededesgraciasydemalasuertesecerníasobreellas:apesar de que había árbolesmuy altos y el cielo era luminoso, poca gente podía permanecermuchotiempoallí sinsufriralgúnaccidente.Eragoneraunadeesaspocaspersonas,noporqueposeyeraundonespecial,segúnél,sinograciasaunavigilanciaconstanteyaunosagudosreflejos.Aunquehacíaañosquerecorríalasmontañas,nosefiabadeellas,ycadavezquecreíaqueconocíatodossussecretos,sucedíaalgoquelehacíacambiardeopinión:estavezelcambiolohabíaprovocadolaaparicióndelagema.

Caminóapaso firme,y las leguasmuyprontoquedaronatrás.Alanochecer llegóalbordedeunescarpadobarranco,acuyospiesdiscurríael ríoAnoraendirecciónalvalledePalancar.Alimentadoporcientosdearroyuelos,elríoeraunafuerzabrutalquebatallabacontralaspiedrasylasrocasqueseinterponíanensucamino.Unrumorlejanollenabaelaire.

Eragonacampóenunmatorralcercanoalbarrancoyviosalirlalunaantesdeacostarse.

Duranteelsiguientedíaymedio,cadavezhizomásfrío.Eragoncaminabadeprisayprestabapocaatención a la desconfiada fauna. Poco después delmediodía oyó elmonótono ruido de losmiles desalpicaduras de las cataratas de Igualda que invadía el espacio. El sendero lo condujo hacia unpromontorio de pizarra húmeda, por el que se precipitaba el río antes de lanzarse al aire y acabarcayendosobreunosacantiladoscubiertosdemusgo.

DelantedelmuchachoseextendíaelvalledePalancarqueteníaelaspectodeunmapadesplegado.La base de las cataratas de Igualda, a unos ochocientos metros más abajo, era el extremo másseptentrional del valle, y cerca de las cataratas se hallaba Carvahall, un conjunto de casas de colormarróndecuyaschimeneassalíahumoblanco,comosidesafiaraalagrestepaisajedelosalrededores.Desdeesaaltura,lasgranjaseranmanchascuadradasapenasmásgrandesquelayemadeundedo,ylatierra de alrededor era parda o arenosa, cubierta de hierba seca mecida por el viento. El río AnoraserpenteabadesdelascataratashastaelextremomeridionaldePalancar,yreflejabalosrayosdelsol.ElcursodelAnora continuaba a lo lejos pasandopor el pueblodeTherinsfordy por el solitariomonteUtgard,peroapartirdeallá,Eragonsólosabíaqueelríogirabahaciaelnorteyseguíarumboalmar.

Trasunapausa,Eragondejóelpromontorioy,sonriendo,echóaandarsenderoabajo.Cuandollegóalvalle,elcrepúsculodescendíapocoapocosobreellugarydesdibujabalasformasyloscoloreshastaconvertirlos en masas grises. Las luces de Carvahall brillaban a la luz del atardecer y las casasproyectaban sombras alargadas. Además de Therinsford, Carvahall era el único pueblo del valle dePalancar;estabaaisladoyrodeadodeunpaisajeduroperobello.Pocaspersonasviajabanporallí,salvoalgúnmercaderoalgúncazador.


Laaldeaconsistíaensólidascasasdetroncoscontechosbajos,algunosdepajayotrosdetablillas,porcuyaschimeneassalíaunhumoqueimpregnabaelambientedeoloraleña.Lascasasteníanampliosporchesdondelagentesereuníaaconversaroahacernegociosy,devezencuando,seiluminabaunaventana cuando alguien pasaba ante ella con una vela o un candil encendidos. Eragon oyó que loshombreshablabanenvozmuyalta,mientraslasmujeresibandeaquíparaallápreparándoleslacomidayriñéndolesporquellegabantarde.

Elmuchacho fue en zigzag entre las viviendas hasta la tienda del carnicero, una casa amplia degruesasvigasque,enloalto,teníaunachimeneaquedejabaescaparunhumonegro.

Eragon abrió la puerta. La espaciosa estancia estaba caliente y bien iluminada por un fuego quecrepitaba en la chimenea.Unmostrador vacío cruzaba la habitación de una punta a otra, y el sueloestabacubiertodepaja.Todoellugarestabaescrupulosamentelimpio,comosieldueñosepasaratodosu tiempo libre rebuscando en oscuras rendijas la más minúscula partícula de suciedad. Detrás delmostradorestabaSloan,elcarnicero:unhombredebajaestaturaquellevabaunacamisadealgodónyundelantalmuylargo,manchadodesangre,ydecuyocinturónlecolgabaunmontónimpresionantedecuchillos. La tez del hombre era amarillenta, picada de viruela, y los ojos, negros y de miradadesconfiada.Enesemomentoestabalimpiandoelmostradorconuntrapo.

SloanhizounamuecaconlabocaalveraEragon.—Vaya,sitenemosaquíalgrancazadorquehadecididounirsealrestodelosmortales.¿Cuántas

presashascobradoestavez?—Ninguna—fuelasecarespuestadeEragon.Elcarniceronuncalehabíacaídobien.Sloansiemprelotratabacondesdén,comosifueraalguien

despreciable.Elhombreeraviudo,yparecíaquesóloleimportabaunapersona:suhijaKatrina,alaqueadoraba.

—Mesorprende—replicóSloanconfingidoasombro,altiempoquedabalaespaldaaEragonparalimpiaralgoenlapared—.¿Yporesohasvenidoaverme?

—Sí—reconocióEragon,incómodo.—Enesecaso,enséñameeldineroquetraes.—SloantamborileólosdedosmientrasEragonmovía

alternativamentelospiesypermanecíaensilencio—.Vamos,¿tienesonotienes?¿Quépasa?—Enrealidadnollevodinero,perotengo…—¿Qué? ¿No traes dinero?—lo interrumpió con brusquedad el carnicero—. ¡Y esperas comprar

carne! ¿Acaso los otros comerciantes te regalan sus mercancías? ¿O crees que yo te voy a dar losvíveresgratis?Además,yaesmuytarde—continuó,conelmismotonoantipático—.Vuelvemañanacondinero.Ahorayaestácerrado.

Eragonleechóunamiradadeira.—Nopuedoesperarhastamañana,Sloan.Perovaldría lapenaquemeescucharas:heencontrado

algoconloquepuedopagarte.Sacó la gemade lamochila y la apoyó con suavidad sobre elmostrador, lleno de incisiones.La

piedrapreciosabrillóalaluzdelasllamasquebailabanenlachimenea.—Es probable que sea robada—murmuróSloanmientras se inclinaba hacia delante con cara de

interés.Eragonpasóporaltoelcomentarioypreguntó:—¿Essuficienteconesto?Sloancogiólagemaycalculósupesoespeculativamente.Pasólasmanosporlasuavesuperficiee

inspeccionólasblancasnervaduras.Luegovolvióadepositarlaconmiradacalculadora.—Esbonita,pero¿cuántovale?—Nolosé—admitióEragon—,aunquecreoquenadiesehabríatomadolamolestiadepulirlasino

tuvieraalgúnvalor.—Esoesevidente—dijoSloanconfingidapaciencia—.Pero¿cuántovale?Comonolosabes, te

recomiendoquebusquesaunmercaderquelosepaoqueaceptesmiofertadetrescoronas.—¡Eso es unamiseria!Debe de valer por lomenos diez vecesmás—protestóEragon.Con tres

coronasnopodíacomprarcarneniparaunasemana.—Sinoteinteresamioferta—comentóSloanconungestodisplicente—,esperahastaquelleguen

losmercaderes.Detodasmaneras,yaestoycansadodeestaconversación.


Losmercaderes eranungrupode comerciantes y de artistas nómadas quevisitabanCarvahall enprimavera y en invierno. Compraban los excedentes de cualquier producto que los aldeanos y losgranjeroshabíanconseguidofabricarocultivar,y lesvendíanloquenecesitabanparapasarotroaño:semillas,animales,telasyotrosproductoscomosalyazúcar.

PeroEragonnoqueríaesperarhastaquellegaranporqueaúnpodíantardar,ysufamilianecesitabalacarneya.

—Deacuerdo,acepto—dijo.—Bien,tedarélacarne.Noesquemeimporte,pero¿dóndelaencontraste?—HacedosnochesenlasVertebradas…—¡Sal de aquí!—ordenó Sloan apartando la gema. Se alejó de repente hasta la otra punta del

mostradoryempezóafrotaruncuchilloparaquitarlelasangreseca.—¿Por qué? —preguntó Eragon mientras se acercaba a la piedra preciosa, como si la quisiera

protegerdelacóleradeSloan.—¡Noquierosabernadadeloquetraigasdeesasmalditasmontañas!Llévatetugemaembrujadaa

otraparte.—Sloan,alhacerunmovimientobrusco,secortóundedoconelcuchillo,peronopareciódarsecuentaysiguiófrotandoymanchandolahojaconsangrefresca.

—¿Teniegasavendermecarne?—Sí,anoserquepaguescondinerocontante—bramó,ylevantandoelcuchillo,loapartó—.¡Vete

antesdequetemate!Depronto,seabriólapuertadegolpe,yEragonsevolvióconrapidez,apuntoparaenfrentarsea

nuevasdificultades.EntróruidosamenteHorst,unhombredescomunal,ydetrásdeél,lahijadeSloan,Katrina—una esbelta joven de dieciséis años—, con una expresión decidida en el rostro.Eragon sesorprendió al verla porque, por lo general, desaparecía cuando su padre discutía. Sloan losmiró conreceloyempezóaacusaraEragon.

—Noquería…—¡Silencio!—dijoHorst con voz de truenomientras hacía crujir los nudillos. Era el herrero de

Carvahall,comoloatestiguabanelgruesocuellodelhombreyeldelantaldecueroqueusaba,llenodemarcas.Llevabalospotentesantebrazosaldescubiertoy,atravésdelapartesuperiordelacamisa,seleveíaelmusculosoyvelludopecho.Lucíaunabarbanegramalrecortada,enmarañadaytorcidacomolosmúsculosdelasmandíbulas—.Sloan,¿quéhashechoahora?

—Nada.—Le lanzó a Eragon unamirada asesina—.Este chico…—espetó— entró y empezó afastidiarme.Ledijequeselargara,peroseplantificóahí.Inclusoloamenacé,peronomehizocaso.

ParecíaqueSloanseencogíamientrasmirabaaHorst.—¿Esverdad?—preguntóelherrero.—¡No!—respondióEragon—.Leofrecíestagemaparapagarleunpocodecarne,yaceptó.Pero

cuandoledijequelahabíaencontradoenlasVertebradas,senegóinclusoatocarla.¿Quéimportadedóndevenga?

Horstmirólapiedrapreciosaconcuriosidad,yacontinuación,dirigiólavistaalcarnicero.—AmípersonalmentenomegustanlasVertebradas,perosilacuestióneselvalordelagema,yo

mismolarespaldaréconmidinero.¿Porquénollegasaunacuerdoconél,Sloan?Lapreguntasequedóflotandoenelaireporunmomento.—Éstaesmitienda—replicóSloanpasándoselalenguaporloslabios—>yhagoloquequiero.Katrina salió de detrás de Horst y se echó el cabello color caoba sobre los hombros, como una

ráfagadecobrefundido.—Padre,Eragonestádispuestoapagarte.Dalelacarne,ydespuéscenaremos.—Vuelve a casa—contestó Sloan entornando los ojos amenazadoramente—. Esto no es asunto

tuyo…¡Vete!ElrostrodeKatrinaseendureció,ylajovensaliódelahabitaciónmuytensa.Eragon contempló la escena con desaprobación, pero no se atrevió a intervenir. Horst se quedó

mesándoselabarbahastaquedijocontonodereproche:—Muy bien, puedes hacer negocios conmigo, Eragon. ¿Cuánto pensabas ganar? —La voz del

herreroretumbóenlaestancia.—¡Lomáximoposible!


Horstsacóunabolsaycontóunapilademonedas.—Dametumejorcarneparaasarytusmejoresfiletes,yasegúratedellenarlamochiladeEragon.

—Elcarnicerodudó.LosojosdelhombreibandeEragonaHorstyviceversa—.Yteaconsejoqueamísíquemevendaslacarne.

Sloan,conunamiradavenenosa,seescabullóhacialatrastienda,desdedondelesllegóelsonidodeunfrenéticoruidodehachazos,yescucharoncómoenvolvíaalgoalavezquesusurrabamaldiciones.Alcabodeunosincómodosminutos,volvióconunmontóndecarneyaenvuelta,aceptóeldinerodeHorstconcarainexpresivaysepusoalimpiarelcuchillocomosiellosnoexistieran.

Horstrecogiórápidamentelacarneysalieron.Eragon,cargandolamochilaylagema,corriódetrásde él, mientras el vigorizante aire nocturno les refrescaba la cara después de soportar el sofocanteambientedelatienda.

—Gracias,Horst.TíoGarrowestaráencantado.—Nomeloagradezcas—contestóHorstriéndoseenvozbaja—.Hacetiempoqueleteníaganas.

Sloanesunmalditopendenciero,y levabienque lohumillen.Katrinaoyó loqueestabapasandoycorrióabuscarme.Ysuertequevine…porqueestabaisapuntodepasaralasmanos.Lamentablemente,dudoquevuelvaaatenderte,niatinianingunodetufamilia,lapróximavezqueentréisenlatiendaaunquellevéisdinero.

—¿Por qué explotó de esa manera? Nunca ha sido amable, pero siempre ha aceptado nuestrasmonedas.YjamáslovitrataraKatrinaasí—dijoEragon,yabriósumochila.

—Pregúntaseloatutío—contestóHorstencogiéndosedehombros—.Sabemásdeesoqueyo.Eragonguardólacarneenlamochila.—Bueno,ahoratengomásmotivosparavolvercorriendoacasa:resolverelmisterio.Toma,estoes

tuyo—dijo,yletendiólagema.—No—se rio Horst entre dientes—, guárdate tu extraña piedra preciosa. En cuanto al pago…

resultaqueAlbriechpiensa irseaFeinster laprimaverapróxima.Quiere sermaestroherrero, asíquevoyanecesitarunaprendiz.Puedesvenirentusdíaslibresytrabajarhastapagarladeuda.

Eragon hizo una leve reverencia, encantado. Horst tenía dos hijos: Albriech y Baldor, y ambostrabajabanenlaforja.Ocuparelpuestodeunodeelloseraunagenerosaoferta.

—¡Graciasdenuevo!Meencantarátrabajarcontigo.AEragonlecomplacíalaposibilidaddepagarleaHorstporquesutíonuncaaceptaríacaridad.De

repente,recordóloquelehabíadichosuprimoantesdequeélsefueraacazar.—RoranmepidióqueledieraunmensajeaKatrina,perocomonomeesposible,¿podríasdárselo

tú?—Claro.—Quierequesepaquevolveráalpuebloencuantolleguenlosmercaderes,yentonceslaverá.—¿Esoestodo?Eragonestabaunpocoincómodo.—No,tambiénquierequesepaquelaconsideralamuchachamáshermosaquehavistoensuvida,

yquenopiensaennadamásqueenella.HorstsoltóunacarcajadayleguiñóunojoaEragon.—Parecequelacosavaenserio,¿no?—Sí, señor —respondió deprisa Eragon devolviéndole la sonrisa—. ¿Podrías también darle las

graciasaKatrinademiparte?Fueunmagníficogestopor suparteplantarlecaraa supadrepormí.Esperoquenolacastigue,puesRoransepondríafuriososilametoendificultades.

—Yonomepreocuparía.Sloannosabequefueellalaquemellamó,asíquenocreoqueseamuyduro.¿Quieresbeberalgoconmigoantesdeirte?

—Lo siento, pero nopuedo.Garrowme está esperando—dijoEragon, y cerró lamochila. Se lacargóalhombro,echóaandarporelcaminoysedespidióconlamano.

Lacarnepesabaylehacíairmásdespacio,perocomoestabaansiosoporllegaracasaapretóelpasoconrenovadasfuerzas.Elpuebloacabababruscamente,porloquelaslucesquedaronatrásmuypronto.La luna con su brillo nacarado se asomópor lasmontañas y derramóuna fantasmagórica luz diurnasobreelcampo.Todoparecíablanquecinoysinningunaformaquesobresaliera.


Casi al final de su viaje, dejó el camino, que continuaba hacia el sur, y tomó un sendero quediscurríaentreunashierbastanaltasquelellegabanhastalacintura,yascendíaporunmontículo,casiocultobajolassombrasprotectorasdelosolmos.Alcoronarlacolina,viounatenueluzquesalíadesuhogar.

Lacasateníaeltechodetablillas,unachimeneadeladrilloyalerosquesobresalíandelasparedesencaladasyproyectabansusombraenelsuelo.Laleña,listaparahacerfuego,seapilabaenunextremodelporchecerrado.Yenelotroextremohabíaunmontóndeherramientasdelabranza.

Lacasallevabaabandonadamediosiglocuandosetrasladaronaella, traslamuertedeMarian, laesposadeGarrow.Quedaba aquincekilómetrosdeCarvahall,más alejadaqueninguna.Lagente laconsiderabaunadistanciapeligrosaporquelafamilianopodíacontarconlaayudadenadiedelpueblosiseencontrabanenalgúnapuro,peroeltíodeEragonhacíaoídossordos.

A treinta metros de la casa, en un descolorido establo, vivían dos caballos—Birka y Brugh—,algunospollosyunavaca.Aveceshabíauncerdo,peroeseañonohabíanpodidopermitirseellujodetenerninguno.Tambiénhabíauncarrometidoentrelosdepartamentosdelestablo.Enloslímitesdelastierras,unadensahileradeárbolesdiscurríajuntoalríoAnora.

CuandoEragon,agotado,llegóalporche,vioqueunaluzoscilabadetrásdelaventana.—Tío,soyyo,Eragon,ábreme.Unapequeñacontraventanaseentreabriósólounsegundo,yacontinuaciónlapuertaseabrióhacia

dentro.Garrowestabadepieyapoyabalamanoenlapuerta.Laropaquellevabalecolgabacomosifueran

harapossuspendidosdeunapercha.Sinembargo,apesardelrostroenjutoydeaspectohambrientoydel cabello entrecano, losojos teníanunagranviveza.Parecíaunhombrealquehabíanempezadoamomificar,perohabíandescubiertoqueaúnestabavivo.

—Roranestádurmiendo—fuesurespuestaalamiradainterrogantedeEragon.Una lámparaoscilaba sobreunamesademadera tanviejaqueparecíaque lasvetas seextendían

formandoondasdiminutascomounagigantescahuelladactilar.Cercadeunacocinaeconómica,habíaunahileradeutensilioscolgadosenlaparedconclavosdefabricacióncasera.Unasegundapuertadabaalrestodelacasa;elsueloeradetablones,desgastadosporlaspisadasalolargodelosaños.

Eragondejólamochilaysacólacarne.—¿Quéesesto?¿Hascompradocarne?¿Dedóndehassacadoeldinero?—lepreguntósutíocon

durezaalverlospaquetesenvueltos.Eragonrespiróprofundamenteantesderesponder.—No,noslahacompradoHorst.—¿Ylehasdejadopagar?Telotengodicho:yonopidocomida.Sinopodemosalimentarnossolos,

deberíamos irnos a la ciudad. Antes de que nos demos cuenta, estarán mandándonos ropa usada ypreguntándonossipodemospasarelinvierno.—LacaradeGarrowestabapálidadeira.

—No he aceptado caridad —replicó Eragon—. Horst accedió a dejarme trabajar con él estaprimaveraparapagarleladeuda.NecesitaaalguienqueloayudeporqueAlbriechsemarcha.

—¿Ydedóndesacarásel tiempoparatrabajarconél?¿Acasonopiensasocupartedetodoloquehayquehaceraquí?—preguntóGarrowesforzándoseenbajarlavoz.

Eragoncolgóelarcoyelcarcajdeunosganchosenlapuertadeentrada.—Nosé cómo loharé—respondió, irritado—.Además,he encontradoalgoque tal vezvalgaun

pocodedinero.—Ydejólapiedrapreciosasobrelamesa.Garrowseinclinósobreella;elaspectohambrientodelrostrodelhombreseconvirtióenvoracidad

mientrasmovíalosdedosconunextrañotemblor.—¿LahasencontradoenlasVertebradas?—Sí—respondióEragon,ylecontóloquehabíasucedido—.Yparacolmo,perdímimejorflecha,

asíqueprontotendréquehacerotras.—Ambossequedaronmirandolagemaenlasemipenumbra.—¿Quétaleltiempo?—preguntóeltíomientraslevantabalagemaylasosteníaconfuerza,comosi

temieraquefueraadesaparecerdepronto.—Frío—fuelarespuestadeEragon—.Nonevó,perohelótodaslasnoches.Garrowparecíapreocupadoporlasnovedades.


—Mañana tendrás que ayudar a Roran a acabar la siega de la cebada. Si también pudiéramosrecogerlascalabazas,notendríamosquepreocuparnosporlasheladas.—LepasólagemaaEragon—.Guárdala.Cuandovenganlosmercaderes,sabremoscuántovale.Probablementelomejorserávenderlaporquecuantomenosnosmetamosconlamagia,mejor…¿PorquépagóHorstlacarne?

EragonnotardónadaenexplicarlelapeleaconSloan.—Noséporquéseenfadótanto.—LamujerdeSloan,Ismira,secayóenlascataratasdeIgualdaunañoantesdequetúllegarasaquí

—explicóGarrowencogiéndosedehombros—.DesdeentoncesniseacercaalasVertebradasniquiereoír hablar de ellas. Pero ésa no es razón para no querer aceptar un pago. Creo que sólo queríamolestarte.

—¡Québienestarotravezencasa!—exclamóEragonbalanceándoseconojosadormilados.Lamirada deGarrow se ablandóy asintió.Eragon llegó a trompicones a su habitación,metió la

piedrapreciosadebajodelacamaysetumbósobreelcolchón.¡Alfinencasa!Yporprimeravezdesdequehabíasalidodecacería,serelajócompletamenteyelsueñoseapoderódeél.


Notas


[1]Apartirdeaquí,son3capítulosdeEragon.<<


ha pasado un año desde que eragon partió de alagaësia en … · 2020. 9. 7. · primera parte:...

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