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8/14/2019 GRASSI Proyectosparalaciudadantigua

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2 Proyectos para la ciudad antigua (1997)1

Estos proyectos, muy parecidos enh s, as c omo a mis proyectos pre-cedentes, son el resultado de una lnea de trabajo y de un procedimiento bas-tante elemental siempre idntico que, muy esquemticamente, intentar ex-plicar.. _ . . c : y : : : : l l ? primero que hay que decir, aunque parezca superfluo, es que un. proyecto; por lo menos para m, no es un ejercicio formal, no es un gesto, una. -proeza.~,I~ampoco algo vistoso, engorroso pero sin consecuencias, para m,un proyecto es cada vez, independientemente de la voluntad de quien lohace, un pronunciamiento, o sea un balance y una declaracin de intencio-nes. Precisamente porque es arquitectura y como tal, compite con un mun-do expresivo que ya existe (la arquitectura, justamente), un proyecto es antetodo la expresin de un juicio sobre la arquitectura, sobre la ciudad comoes, como era, como podra ser, un juicio sobre la historia, incluida la con-tempornea, y sobre las condiciones de nuestro trabajo, un juicio explcitoque debe servir de algo y que como tal debe ser visto, hoy ms que nunca,Por ello, desde hace algn tiempo, cuando tengo que ilustrar mis tra-bajos y sugerir tambin un ttulo, siempre propongo Proyectos para la ciu-dad antigua para decir enseguida y sin equvocos cul es el tipo de rela-cin que vincula mi trabajo a la ciudad contempornea, para explicarenseguida la necesidad preliminar que existe siempre en mi trabajo, deguardar las distancias con respecto a la ciudad como es y de su arquitectu-ra, y la necesidad, en cambio, de empezar siempre por la ciudad como era,como ha sido siempre, no slo en el sentido fsico material, sino tambin enun sentido ms general; me refiero a sus objetivos expresivos pero tambina sus costumbres, a la necesidad de partir de aquel nico punto fijo que es,por lo menos para m, la experiencia de la continuidad de la ciudad en lahistoria, de su arquitectura, para intentar reducir de alguna forma la distancia

;~dill1993-95),1. Conferencia mantenida en el E.T.H. de Zurich el 23 dt abril 1997 para la inauguracinde la exposicin Giorgio Grassi - Drei luseen realizada para Casa bella y publicada r-omo comen-tario de algunos recientes proyectos en el N 666 de abril 1999.

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G. Crassi.X. Dego. E . Crassi y 1.. \arcJi. :\eue \Iuseul1l v ~-Iu~euI1l5iIllsel,Berln (1993-95),reelaborar-in del pro ecto ganador del concurso.188


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que separa esas dos ciudades, ya que se trata de ello, de dos ciudades dela absurda distancia que las separa, para poder medirse con la de mi tiem-po, la ciudad que si bien constituye el nico objeto de mi trabajo, no por elloes su nico problema o su nico objetivo. La necesidad de empezar siem-pre a partir de la arquitectura como era, de nuestro trabajo como era, comoha sido siempre, hablo naturalmente de sus condiciones, para superar elmalestar, por no decir el disgusto que se siente, frente a la ciudad como esactualmente, frente a gran parte de su arquitectura, siempre tan inadecua-da, por lo menos para m, tan dimisionaria o, por lo menos, distrada frentea sus tareas de siempre.Esta necesidad de empezar desde ms atrs para poder ir hacia de-lante, hace que el primer objetivo de mis proyectos sea el de mostrar todala distancia todo el vaco que se ha formado su ambicin de intentarcolmado como si pertenecieran a la ciudad desde siempre, como si estuvieranincluidos, desde antes de su creacin, en el horizonte expresivo de la ciu-dad como siempre fue. Proyectos como partes de una ciudad que es la ni-ca materia de su construccin, la continuacin de su historia y no su tras-torno o su negacin, proyectos como partes de una ciudad que quierereencontrar su razn, sus objetivos, no de una ciudad que busca otras ra-zones, otros objetivos, no se sabe bien por qu; hablo, naturalmente, de laarquitectura y aqu tengo que decir que no la tengo tomada tanto con la ciu-dad de la especulacin, con la arquitectura reducida a mercanca, que es unacondicin bastante conocida de nuestro trabajo con la que cada uno a su ma-nera tendr que pasar cuentas, ni tampoco con sus resultados, con lo que ve-mos construido o publicado. que no es mi deber ni mi particular intersjuzgado, sino, ms bien, con la propia transformacin del sentido y de la na-turaleza de nuestro trabajo, con el progresivo desplazamiento de sus tareas objetivos, un trabajo cada vez ms cargado de obligaciones empobreci-do, hasta convertirse como ya ha ocurrido, en un trabajo de decoradores, ode creativos como se dice ahora, (o de tapiceros como dira como efecti-vamente dijo :a hace mucho tiempo Adolf Loos); proyectos como respues-tas a preguntas que son siempre las mismas, respuestas que tienen su ni-ca razn de ser en aquellas preguntas, respuestas que quisieran reducir almnimo la posible exclusin de opciones debido a las preguntas, de ah lanecesidad, en mi trabajo, de suprimir precisamente el momento de la in-terpretacin :; del comentario, legtimo probablemente necesario en otrascircunstancias. pero seguramente no hoy, por lo menos para m De ah la vo-luntad, por as decirlo, de mediocridad de estos proyectos, de ser lcidos yclaros ante todo, opuesta a aquella ciertamente ms gratificante de la apa-riencia y de la distincin, y de aqu tambin su aspecto final de cosas in-

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G. Crassi y otros. Museo ll raf-Hichartz. Colonia (1996)191


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completas, de cosas que parecen dejadas a mitad o a medio hacer, que tie-nen ms o menos todos mis proyectos, y que es la inevitable consecuenciade un trabajo que ante todo quiere averiguar, con los medios de siempre, has-ta donde es an posible ser verdaderos, o por lo menos crebles.No explicar aqu las razones de esta eleccin (que es cualquier cosamenos nostlgica, para m es una eleccin prctica, solamente prctica, lanica que me permite trabajar en la situacin actual); intentar, en cambio,explicar cmo esta eleccin toma forma, o cmo intento yo llevarla a la prc-tica en mi trabajo.Para hacer esto, en realidad, tengo solamente dos medios relativamentesegmos, hablo de medios tcnico-prcticos que considero bastante segurosen cuanto pasos preliminares y necesarios del proyecto (pasos obligados yreconocibles tambin en el trabajo de los ms desenfadados creadores de ormas slos instrumentos que son en realidad dos momentos operativo s dife-rentes: hablo de la eleccin de la tipologa y de la definicin volumtrica del--proyecto. La eleccin de la tipologa, que en cierto sentido es anterior al pro-. yecto para acabar siendo su gua y su fuerza, en tanto que momento del pro-yecto en que nos confrontamos con un problema de arquitectura al cualotros antes que nosotros han dado respuesta, o sea, con la arquitectura ensu experimentada especificidad; y luego la definicin volumtrica del pro-yecto, la disposicin recproca de las partes, su recproca tarea expresiva,las jerarquas, simetras, repeticiones, etc., y la relacin del proyecto con todolo que le es cercano, fsicamente o no, su rol, su confirmar o negar, su se-pararse o relacionarse, su modo de aadir otras relaciones. El proyecto comorespuesta especficamente arquitectnica y el proyecto como elemento detransformacin y adaptacin de la ciudad como arquitectura, donde los di-ferentes y posibles matices con los que estos dos momentos se relacionan yprevalecen el uno sobre el otro, es lo nico que sirve, en mi opinin, paraqtle un proyecto sea nico y terminado (aqu podra hacer el ejemplo de lasbibliotecas de Valencia y de Groningen, donde en la primera prevalece laeleccin de la tipologa y en la segunda la disposicin y el dimensionado delos volmenes en relacin a la ciudad).El resto, en el proyecto, tiene para m menos importancia que esos dosmomentos; todo lo que se refiere a su traduccin en aquello que, mintien-do descaradamente, continuamos denominando lenguaje de la arquitecturao del proyecto, o sea los elementos de la composicin, de la construccin,etc., hasta los pocos detalles o elementos decorativos reconocibles como ta-les en mi trabajo, todo ello tiene mucha menos importancia y sobre todo, tie-ne la misin de reafirmar esos dos momentos, de precisados y hacerlos evi-dentes. Pero todo lo dems, lo que queda, tiene tambin en mi trabajo otra

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3 que esos dos) que, mintien-la arquitecturaconstruccin,:ibles como ta-sobre todo, tie-, hacerlos evi-mi trabajo otra

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C. Crassi y otros, Museo Adolf \i urth. Schwabish Hall (1997)193


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misin, colateral pero no secundaria, por lo menos para m, que debo men-cionar, ms que nada para explicarme sobre una caracterstica de mi trabajoque quiz es tambin la ms criticada, por no decir combatida: hablo del ca-rcter esquemtico, rgido, somero, pobre, banal, desnudo, etc. que tienentodos mis proyectos.En mi trabajo, tanto los elementos de composicin y construccin comolos detalles o elementos decorativos, que luego son la parte menos estable,la parte ms abierta habitualmente a las innovaciones y, por tanto, ms ca-paz de modificarse en el tiempo, se le confa, en cambio, la misin de colo-car el proyecto, por as decido, en un lugar sin tiempo, fuera del tiempo, yfuera tambin de aquel tiempo al que eventualmente alude o reenva el mis-mo proyecto y aqu podra poner el ejemplo del teatro de Sagunto y de laarquitectura romana). En mi trabajo, por intentar anular junto al tiempotambin la distancia que separa hoy las dos ciudades que he mencionado,estos elementos tienen la misin, un poco en contra de su naturaleza, de con-vertir el proyecto, prcticamente, materialmente, en algo ubicuo e indiferenterespecto al tiempo. .Creo que esto es posible, puede convertirse en un definido momen-to del trabajo del proyecto, slo si conseguimos colocado en un punto de ob-servacin lo bastante alejado del presente, como para consentimos mirar conlos mismos ojos, partcipes desencantados, tanto la larga historia de las for-mas como lo que vemos a nuestro alrededor (tengo que decir, que sta es tam-bin la nica manera, para m, de sentirme libre y autntico en mi trabajo,la nica manera de confrontarme con la experiencia contempornea de la ar-quitectura sin sentir por fuerza su peso paralizante - por ejemplo el paran-gn impar con lo antiguo y sin sentirme por fuerza corresponsable de suselecciones. casi siempre deletreas, adems de incomprensibles, por lo me-nos para m). Naturalmente, en el proyecto, los elementos de la arquitectu-ra son modificados por esta especie de operacin artificial de distancia-miento, de alejamiento del punto de vista, muchas cosas se escapm1 y pierdenimportancia, tambin los problemas adquieren un peso diferente, y esto tie-ne un precio, tanto es as que, al final, aquellos elementos se empobrecen,en cierta manera quedan expoliados. Despojados en particular de aquella pre-rrogativa que justamente es el signo de su paso en el tiempo (si bien esa ex-poliacin se convierte, presumiblemente, en el signo del tiempo del pro-yecto). quedan por fuerza reducidos, deliberadamente limitados en suexpresi vidad.Esta reduccin de los elementos de la arquitectura, como proced-miento tcnico, es algo muy cercano a aquel proceso de simplificacin y dereduccin a lo esencial de las formas de la arquitectura que ha tenido ocu-

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