Goya antes de la guerra (1746-1808). Goya durante la guerra (1808-1814). Goya después de la guerra (1814-1828).

Goya vivió a caballo entre el siglo XVIII y XIX, una época convulsa de guerras y

revoluciones, durante la crisis del Antiguo Régimen y el inicio de la difícil construc-

ción en España del Estado liberal.

Así, durante su vida sucedieron las si-guientes etapas políticas:

1) Reinado de Carlos III (1759-1788) 2) Reinado de Carlos IV (1788-1808)

3) Reinado de José I y Guerra de la Independencia (1808-1814)

4) Reinado de Fernando VII (1814-1833):–Reacción absolutista (1814-1820)

–Trienio liberal (1820-1833)–Década ominosa (1823-1833)

Goya fue el mejor pintor español español con Velázquez (Ba-rroco, siglo XVII) y Picasso (Vanguardias, siglo XX). Está a caballo entre el Arte Neoclásico (antes de la Guerra de la Independencia) y el Romanticismo (después de la Guerra de la Independencia), aunque sus últimas obras anticipan el Im-presionismo y las Vanguardias. Siempre dijo que sus maestros fueron “Velázquez, Rembrandt y la Naturaleza”.

Nace en 1746 en un pueblecito de Aragón. Su padre era arte-sano y su madre hidalga (nobleza pobre). Tras pintar al fresco en la catedral de Zaragoza, marcha a Madrid a los 30 años para trabajar en la Real Fábrica de Tapices, donde pintó car-tones durante 15 años que servían de base para los tapices que decoraban las estancias del rey Carlos III (representante del despotismo ilustrado en España).

Se fue abriendo camino en la Corte pintando retratos de no-bles e ilustrados. Entró como profesor en la Real Academia de Bellas Artes y a los 40 años es elegido pintor del rey.

Goya Neoclásico en la Fábrica de Tapices

Goya se casó con Josefa Bayeu, la hija de su maestro, y fue pintor de cámara (en ambas cosas, como Velázquez). Trabajó para Carlos III (abajo, con traje de caza) y para su hijo Carlos IV, cuyo retrato en grupo es una de sus mejores obras y debe mucho a Las Meninas de Velázquez (ver abajo). Su habilidad para reflejar la personalidad del retratado le convierte en un maestro.

Goya y los Reyes Carlos III y Carlos IV

Hay pocos desnudos en la pintura española anterior al siglo XX porque los prohibía la Inqui-sición. Uno de ellos fue La Venus ante el espejo de Velázquez (derecha) y otro La Maja desnu-da, que Goya pintó para Godoy, primer ministro de Carlos IV y amante de su esposa Mª Luisa de Parma, la reina (también le vendió la versión enseñable: La Maja Vestida). Cuenta la le-yenda que para el cuerpo de la maja se inspiró en la Duquesa de Alba, posible amante de Goya (para la cara no se inspiró, como se ve en el cuadro de arriba que le hizo a la Duquesa).

Goya y su ¿amante? la Duquesa de Alba

Pinturas negras: Duelo a Garrotazos

Durante la Revolución Francesa, el rey español Carlos IV cerró la frontera con Francia para que no entraran en España las ideas ilustradas y revolucionarias. Al principio, España se alió con Europa para combatir a los revolucionarios franceses pero luego, en tiempos de Napoleón (1807), se alió con Fran-cia para combatir a Portugal, aliada de Inglaterra.

Con la excusa de invadir Portugal, las tropas napoleónicas en-traron en España. Entonces el rey Carlos IV y su hijo Fernan-do VII abdicaron a favor del hermano de Napoleón, José II (Pepe Botella o Pepe el Plazuelas, como le llamaban en España: aunque no bebía sí que construyó plazas en Madrid).

Ante la invasión, el pueblo se alzó en armas en 1808. Fue la Gue-rra de la Independencia (también una Revolución liberal ejempli-ficada en la Constitución de 1812) que duró hasta 1814 y que, con los españoles luchando en guerrillas (ayudados por los ingleses), contribuyó a la derrota de Napoleón (con la campaña de Rusia).

Goya, que ya se había quedado sordo (como el compositor Beethoven, otro genio contemporáneo suyo, también neoclá-sico y romántico), realizó una serie de grabados sobre la bru-talidad bélica: Los desastres de la guerra.

Goya reportero en sus grabados de la guerra

Aquí pintó la resistencia del pueblo de Madrid (están en la Plaza de Sol, el 2 de mayo de 1808) contra las tropas egipcias de Napoleón (los mamelucos). El tema es bélico pero no idealiza la guerra y muestra el odio al musulmán del pueblo, enquista-do desde la Reconquista. La composición es asimétrica y confusa. Los colores brillantes, de pincelada suelta.

El 2 de mayo de 1808 en Madrid o La carga de los Mamelucos

Con el anterior, forma un díptico sobre la resistencia de Madrid. El episodio aquí es del día después (3 de mayo) cuando las tropas francesas fusilan a varios madrileños sublevados en Príncipe Pío, frente a la casa de Goya. Cada uno de los detenidos expresa un sentimiento (miedo, desesperación, sacrificio, resignación). Están iluminados por un farol, luz metafórica y real.

Los Fusilamientos del 3 de mayo en la montaña de Príncipe Pío

Otro cuadro sobre la guerra, de inten-ción simbólica pero técnica realista. Una muchedumbre huye despavorida y un inmenso coloso se eleva en el fondo. Sim-boliza la irracionalidad de la guerra. Esta fue de las más tremendas de nuestra his-toria (murió medio millón de personas).

Durante la guerra, se produjo en España una revolución liberal contra el absolu-tismo. Ante la ausencia de los reyes legí-timos (Carlos IV y su hijo Fernando VII) se crearon unas juntas de defensa que se juntaron en Cádiz y proclamaron una Constitución liberal (La Pepa, 1812) que proclamaba la igualdad ante la ley, la di-visión de poderes, la libertad de imprenta y el fin de los gremios, la inquisición, los señoríos y los privilegios estamentales.

Tras la guerra, Fernando VII retornó del exilio, suspendió la Constitución, persi-guió a los afrancesados y parlamentarios de Cádiz y volvió al Absolutismo.

El Coloso

Pinturas negras: La Romería de San Isidro

Tras la guerra, Goya tuvo problemas con Fernando VII por sus ideas liberales

y afrancesadas, aunque continuó siendo pintor

del rey. Sin embargo, sus cuadros más famosos ya

no son encargos, como los que decoraron la Quinta

del Sordo, su casa con finca en Madrid.

Son las pinturas negras de Goya: terribles, pesimistas y originales, se parecen al estilo expresionista de las Vanguardias (de un siglo

después).

Pinturas negras: Saturno devorando a sus hijos y El perro

semihundido

Goya no estaba cómodo en una España que, con Fernando VII, había vuelto a ser absolutista y perseguía a los liberales.

En 1820 se produce el pronunciamien-to (golpe de estado) del general liberal Riego (forma parte de las revolucio-nes liberales europeas de 1820, 1830 y 1848), por lo que Fernando VII vuelve a aprobar la Constitución liberal de 1812. Es el trienio liberal (1820-1823), que se termina con la invasión de un ejército europeo (los 100.000 hijos de San Luis), por lo que Fernando VII vuelve al ab-solutismo en 1823 hasta su muerte, diez años después (1833).

Fue entonces, tras el fin del trienio li-beral, cuando un Goya harto y enveje-cido se exilia a Francia, donde vivirá sus últimos 5 años y pintará cuadros más amables, como esta Lechera de Burdeos que influirá en los impresionistas.

Goya Exiliado en Francia: La lechera de Burdeos