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215 Golpe de estado en la biosfera: los ecosistemas al servicio del capital Yayo HERRERO Ecologistas en Accións Recibido: 12.12.2011 Aceptado: 25.01.2012 RESUMEN Las sociedades capitalistas se han construido de espaldas a las bases materiales que sostienen la vida. La obsesión por el crecimiento económico y la acumulación ha declarado la guerra a los cuerpos y a los territo- rios. La vida humana, como el resto de lo vivo, depende de la biosfera, de sus bienes y sus procesos, y tam- bién de la cantidad enorme de trabajo y energía que supone ocuparse de los cuerpos vulnerables. Las siner- gias entre dos visiones heterodoxas de la economía, la economía ecológica y la economía feminista, contri- buyen a alumbrar otro paradigma que sitúe el bienestar para todas las personas y la conservación de la vida humana y natural en el centro del interés. Palabras clave: Límites, ciclos, solar, huella y deuda ecológica, huella y deuda de cuidados. Coup d`etat in the biosphere: the ecosystem at the capital service ABSTRACT Capitalist societies have been established denying the material basis that sustains life. The obsession with the idea of economic growth and accumulation has declared the war to bodies and territories. Human life, as well as all which is alive, depends on the biosphere, its assets and processes, and on the enormous workload that taking care of vulnerable bodies implies. Synergies between two heterodox economic approaches, ecological economics and feminist economics, contribute to the constitution of a paradigm focused on universal well- being and on the maintenance of human and natural life. Key words: limits, cycles, ecological footprint and ecological debt, care footprint and care debt. Investigaciones Feministas 2011, vol 2 215-238 ISSN: 2171-6080 http://dx.doi.org/10.5209/rev_INFE.2011.v2.38612 Hace varias décadas el informe Meadows (Meadows, 1972), publicado por el Club de Roma, constataba la evidente inviabilidad del crecimiento permanente de la población y sus consumos. Alertaba de que en un mundo físicamente limitado, el crecimiento continuo de la extracción de materiales, de la contaminación de aguas, tierra y aire, de la degradación de los ecosistemas, simplemente no era posible. Aquel informe advertía con preocupación que, de no revertirse la tendencia al cre- cimiento exponencial de todos esos factores, se incurriría en el riesgo de llegar a superar los límites del planeta, ya que el crecimiento continuado y exponencial sólo podía darse en el mundo físico transitoriamente. Más de 30 años después, una repetición del mismo ejercicio mostraba que, lejos de encararse el problema, se había profundizado esta dinámica (Meadows et al

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Golpe de estado en la biosfera: los ecosistemas alservicio del capital

Yayo HERRERO

Ecologistas en Accións

Recibido: 12.12.2011Aceptado: 25.01.2012

RESUMEN Las sociedades capitalistas se han construido de espaldas a las bases materiales que sostienen la vida. Laobsesión por el crecimiento económico y la acumulación ha declarado la guerra a los cuerpos y a los territo-rios. La vida humana, como el resto de lo vivo, depende de la biosfera, de sus bienes y sus procesos, y tam-bién de la cantidad enorme de trabajo y energía que supone ocuparse de los cuerpos vulnerables. Las siner-gias entre dos visiones heterodoxas de la economía, la economía ecológica y la economía feminista, contri-buyen a alumbrar otro paradigma que sitúe el bienestar para todas las personas y la conservación de la vidahumana y natural en el centro del interés.

Palabras clave: Límites, ciclos, solar, huella y deuda ecológica, huella y deuda de cuidados.

Coup d`etat in the biosphere: the ecosystem at the capital service ABSTRACTCapitalist societies have been established denying the material basis that sustains life. The obsession with theidea of economic growth and accumulation has declared the war to bodies and territories. Human life, as wellas all which is alive, depends on the biosphere, its assets and processes, and on the enormous workload thattaking care of vulnerable bodies implies. Synergies between two heterodox economic approaches, ecologicaleconomics and feminist economics, contribute to the constitution of a paradigm focused on universal well-being and on the maintenance of human and natural life.

Key words: limits, cycles, ecological footprint and ecological debt, care footprint and care debt.

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ISSN: 2171-6080http://dx.doi.org/10.5209/rev_INFE.2011.v2.38612

Hace varias décadas el informe Meadows (Meadows, 1972), publicado por elClub de Roma, constataba la evidente inviabilidad del crecimiento permanente dela población y sus consumos. Alertaba de que en un mundo físicamente limitado, elcrecimiento continuo de la extracción de materiales, de la contaminación de aguas,tierra y aire, de la degradación de los ecosistemas, simplemente no era posible.Aquel informe advertía con preocupación que, de no revertirse la tendencia al cre-cimiento exponencial de todos esos factores, se incurriría en el riesgo de llegar asuperar los límites del planeta, ya que el crecimiento continuado y exponencialsólo podía darse en el mundo físico transitoriamente.

Más de 30 años después, una repetición del mismo ejercicio mostraba que, lejosde encararse el problema, se había profundizado esta dinámica (Meadows et al

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.2004). La humanidad ya no se encuentra en riesgo de superar los límites de labiosfera, sino que ha llegado a una situación de translimitación (García.,2005:115).

El crecimiento económico como única prioridad de la sociedad capitalista haconducido en apenas un par de siglos a superar los límites biogeofísicos del plane-ta. Los sumideros que deben degradar los residuos que genera el proceso económi-co no dan a basto y los servicios que prestan los ecosistemas comienzan a darmuestras de deterioro y cambio.

Pero el modelo socioeconómico capitalista no se ha expandido sólo a costa delos sistemas naturales, sino también a partir de la incautación de los tiempos de laspersonas para ponerlos al servicio del mercado. Es evidente en el caso de las perso-nas empleadas en el mercado laboral en el que venden su fuerza de trabajo a cam-bio de un salario. Sin embargo, la apropiación ha sido menos visible o totalmenteinvisible en lo referente a los tiempos dedicados a la reproducción social y mante-nimiento de la vida cotidiana. El cuidado de los cuerpos vulnerables constituye unelemento profundamente material e insoslayable para la supervivencia humana,pero debido a la lógica patriarcal esta tarea exigente, imprescindible y muchasveces penosa recae de forma casi exclusiva en las mujeres.

La desvinculación entre la economía capitalista y las bases materiales que per-miten la vida, la ignorancia de la dependencia radical que tenemos los seres huma-nos de los ciclos y bienes naturales y del cuidados de los cuerpos, ha conducido auna forma de entender la sociedad, la economía o la cultura que está transformandoprofundamente muchos de los elementos que sustentan la condición humana: impi-de el acceso equitativo a los recursos y bienes que proporciona el planeta Tierra;dificulta la posibilidad de los hogares sigan manteniendo la reproducción social yperpetúa la lógica patriarcal de división del trabajo que obliga a las mujeres a serlas únicas responsables de mantener el bienestar cotidiano; destruye las dinámicascooperativas que hicieron del “animal” humano ante todo un ser social; anula laviabilidad de las generaciones futuras sobre la Tierra; simplifica los procesos deinterdependencia que nos han hecho coevolucionar con muchas otras especiescompañeras de aventura planetaria...

El conocimiento procedente de múltiples ámbitos del saber (ecología, sociolo-gía, economía, los feminismos, la filosofía, geografía, historia) viene planteandodesde hace décadas los riesgos, potencialmente catastróficos en los que estamosincurriendo, señalando que la actual crisis no es sólo económica, financiera, socialo ecológica. Todas ellas operan de forma sinérgica e interaccionan unas con otras.No es posible afrontar una sola de estas dimensiones sin operar sobre las otras. Nosencontramos por tanto ante una crisis civilizatoria, que nos obliga a repensar yreconducir nuestro actual modelo hacia otro que pueda ser viable y justo.

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Pero además, el cambio no puede ser lento, por más que sea difícil. Algunos de losprincipales problemas ecológicos que afrontamos tendrán que ser encarados en laspróximas décadas. El cambio climático o el agotamiento del combustible fósil nosobligan a emprender profundos cambios estructurales en apenas diez o quince años.

1. LA CRISIS ECOLÓGICA

Naredo pone de manifiesto cómo hasta la llegada de la Revolución Industrial,los hombres y las mujeres, al igual que el resto del mundo vivo, vivieron de losrecursos que proporcionaba la fotosíntesis y de los materiales que encontraban ensu entorno más próximo (Naredo, 2006: 47).

Los seres humanos aseguraban su supervivencia imitando el funcionamiento dela biosfera. La economía se basaba en el mantenimiento de la diversidad que exis-tía. Todo era objeto de un uso posterior, en una cadena, un ciclo, que aseguraba larenovación de los materiales empleados. Los ritmos de vida eran los marcados porlos ciclos de la naturaleza y éstos eran dinamizados por la energía del sol.

Sin embargo, las sociedades se alejaron del funcionamiento de la biosfera alcomenzar a utilizar la energía de origen fósil para acelerar las extracciones y lasproducciones. La disponibilidad, primero de carbón, y luego de gas natural y petró-leo, posibilitó un cambio profundo en el metabolismo económico y la posibilidadde superar los límites del territorio en el que se vivía mediante un sistema de trans-porte que permitía obtener energía, materiales y alimentación procedente de terri-torios lejanos.

Este crecimiento masivo, sin consideración de límites, apoyado en el manejo agran escala de los stocks de los materiales contenidos en la corteza terrestre, con-duce al deterioro del patrimonio natural que ha legado la evolución, tanto por laextracción de recursos no renovables, como por la generación de residuos, resul-tando en el extremo globalmente inviable.

Durante los siglos XIX y XX se pensaba que la biosfera era un espacio inagota-ble, pero bruscamente hemos superado ya su biocapacidad. Los límites biofísicosy las contradicciones internas del propio proceso de funcionamiento económicoson ya insoslayables. Tal y como señala Fernández Durán,

“la guerra silenciosa, destructiva y en acelerado ascenso contra la Naturaleza lle-vada a cabo por la expansión a escala planetaria del sistema urbano-agro-industrialya no se puede ocultar, y está actuando actualmente como un auténtico boomerangcontra el mismo” (Fernández Durán, 2010:5).

Hablamos de la modificación del funcionamiento del clima de la Tierra, de lacomposición y características de sus sistemas hidrológicos, de la magnitud, diversi-

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dad y complejidad de la biodiversidad planetaria, de la transformación del propiopaisaje y territorio.

La actual crisis ecológica se refleja en una gran cantidad de fenómenos interre-lacionados que amenazan con transformar las condiciones biofísicas a las cuales laespecie humana está adaptada. En la base de todas esas manifestaciones de la crisisecológica se encuentra un elemento común: la incompatibilidad esencial que existeentre un planeta físicamente limitado y una forma de organización socioeconómicabasada en la expansión continuada de la producción y el consumo.

1.1 NADA PUEDE CRECER INDEFINIDAMENTE EN UN PLANETA CONLÍMITES

El planeta Tierra cuenta con una cantidad finita de materiales y por tanto laextracción y uso de los mismos no puede ser ilimitada. Los sumideros que degra-dan los desechos y residuos que genera cualquier actividad, también presentanlímites. Llamamos recursos naturales a los bienes, servicios o funciones útiles delmedioambiente biofísico que satisfacen necesidades humanas (o más bien enmuchos casos, deseos). Son recursos tanto las fuentes de energía libre y materialesordenados, como los sumideros (vertederos) de energía disipada y materialesdegradados (García 2004).

Los recursos no renovables (o renovables sólo en tiempo geológicos) están limi-tados por la cantidad total disponible. Los renovables no están limitados en canti-dad si se respetan sus ritmos de regeneración. La energía solar, por ejemplo, noestá limitada por la cantidad total ni por la tasa de uso, pero sí lo está por el hechode que la estructura de captación (los seres que realizan la fotosíntesis o las placassolares) es finita.

Si el planeta está sujeto a límites, tanto desde el punto de vista de las fuentes derecursos como de las posibilidades de degradar residuos, dentro de él nada puedecrecer indefinidamente, ya sea una persona, un encinar, o un arrecife coralino. Eluso presente de recursos no renovables (petróleo, carbón o minerales) es lesivopara las generaciones futuras y refleja la práctica absurda de celebrar como riquezala desaparición irreversible del patrimonio natural.

El ineludible hecho de que el sistema económico se encuentre dentro del siste-ma de la biosfera, de que requiera materiales y energía, así como emitir residuos ycalor, implica que no pueda plantearse en términos de crecimiento ilimitado.Ignorar la dinámica de la naturaleza ha desencadenado un golpe de estado biológi-co que ha puesto a trabajar los ciclos naturales al servicio de la obtención de bene-ficios provocando una serie de deterioros que colocan el futuro de la especie huma-na en una situación muy comprometida.

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1.2 EL CAMBIO CLIMÁTICO

Se utiliza el término efecto invernadero para señalar la importancia de la atmós-fera de cara a calentar la superficie de la tierra. La atmósfera es casi transparente ala luz que llega del sol (la luz visible e infrarroja de onda corta). La mayor parte deella es absorbida y posteriormente devuelta a la atmósfera, en donde una parte setransforma en calor al ser captada por algunos gases que se encuentran presentes enella. La atmósfera, gracias a estos gases, recupera parte de la energía del sol quepretende escapar, impidiendo que la tierra se enfríe.

Actualmente, las concentraciones de los gases de efecto invernadero se han dis-parado debido, fundamentalmente, a la combustión de energías fósiles y a los cam-bios de uso del suelo. La cantidad de calor que retiene la atmósfera es muchomayor y en consecuencia la temperatura global terrestre está aumentando. Estecalentamiento está desencadenando un cambio climático que se traduce en unaalteración global de los regímenes de precipitaciones (cantidad de lluvias, distribu-ción, fenómenos catastróficos), de las dinámicas de las aguas marinas (nivel, tem-peratura, corrientes), de las interacciones que se dan en los ecosistemas, además deuna diferente distribución de tierras y mares por el ascenso del nivel del mar(Moreno, 2005, Duarte, 2006).

La subida rápida de la temperatura media del planeta influye en los ciclos devida de muchos animales y plantas, que, sin tiempo para la readaptación, seránincapaces de alimentarse o de reproducirse. También supone la reaparición deenfermedades ya erradicadas de determinadas latitudes. La alteración del régimende lluvias implica sequías y lluvias torrenciales que dificultan gravemente la super-vivencia de las poblaciones que practican la agricultura y ganadería de subsisten-cia. El deshielo de los polos derivará en la inundación progresiva de las costas y lapérdida de hábitat de sus pobladores. La reducción de las poblaciones de determi-nadas especies animales y vegetales repercute en la supervivencia de otras especiesdependientes de estas, y la cadena de interdependencias arrastra a todo su ecosiste-ma. Estos cambios dificultan la producción de alimentos para los seres humanos.

En los estudios proyectivos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre elCambio Climático (IPCC) se augura que, de superarse el umbral de los dos gradosde subida media, las alteraciones de las condiciones ambientales serán tales quepuede llegarse a un punto sin retorno en el que se desencadenen fenómenos impre-visibles y catastróficos.

De no reducir de una forma significativa las emisiones de gases de efecto inver-nadero la situación puede ser dramática. Pero una reducción significativa de emi-siones en los países más ricos, que son los que más emiten y mayor responsabili-dad histórica tienen, significa un cambio importante en los modos de producción,las tasas de ganancia, el consumo, el comercio y la movilidad en estos países. Noes de extrañar que al mismo tiempo que se escriben estas líneas y mientras la

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Unión Europea aprueba drásticos recortes sociales para transferir riqueza de laspersonas a los capitalistas, en la Cumbre del Clima de Durban, los países más con-taminantes se nieguen a reducir sus emisiones, aunque eso ponga en una situacióntremendamente vulnerable a muchas personas en los países de la Periferia.

Según el PNUD (2008), los fenómenos naturales golpearán con mayor fuerza alas regiones y a las personas más pobres. Las mujeres pobres serán las más afecta-das por el cambio climático, ya que son ellas las encargadas de administrar los ali-mentos, el combustible y, en algunas regiones, el forraje y agua. Los efectos nega-tivos del cambio climático son más intensos en las comunidades con mayorpobreza, donde la mayor parte de la carga social recae en las mujeres.

La mayor vulnerabilidad de las mujeres frente al cambio climático no es una con-dición natural, es un resultado del funcionamiento de dinámicas sociales, económicasy culturales. Es posible acometer acciones específicas para transformar esta situacióny dar un mayor protagonismo de las mujeres en los planes de acción de mitigación yadaptación al cambio climático de los estados, municipios y localidades.

1.3 EL AGOTAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES

Nos encontramos ante lo que hace años Hubbert denominó el “pico del petró-leo” (Hubbert, 1949), es decir el momento en el se han extraído la mitad de lasreservas existente y por tanto se ha alcanzado un máximo de extracción. La propiaAgencia Internacional de la Energía ha manifestado que el pico del petróleo sealcanzó en 2006. Una vez alcanzado este pico, la obtención de petróleo comenzaríaa declinar. Cada vez se va agrandando más la brecha entre una demanda creciente yunas reservas que se agotan y cuya dificultad y coste de extracción aumenta.

Muchos de los yacimientos actuales obligan a hacer prospecciones más profun-das, a crear plataformas en medio del mar o a procesos de depuración muy costo-sos y arriesgados1 . Ante este horizonte de declive incluso las empresas petrolerasempiezan a sopesar y poner en marcha fuentes de energía alternativas que permitanmantener el creciente consumo de energía, recurriendo por ejemplo a la energíasolar, la eólica o a la biomasa. Sin embargo, ninguna de ellas tiene poder energéti-co de las energías fósiles. Sus tasas de retorno (la relación entre la energía que seinvierte para producirla y la energía finalmente producida) son mucho menores(Ballenilla, 2007). Eso sin contar con el sustrato físico de materiales, también fini-tos, necesario para fabricar los aparatos que permiten la captación y acumulaciónde energía.

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1 Estos procesos industriales de riesgo pueden dar lugar a catástrofes ecológicas como el vertido decrudo en el Golfo de México causad por la petrolera BP.

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Las energías renovables y limpias pueden satisfacer las necesidades humanaspero no a la escala de las exigencias de un modelo de producción, distribuciónconsumo, sumamente energívoro, que además pretende continuar creciendo(Fernández Durán, 2008).

La economía capitalista ha crecido a expensas de la energía barata y aparente-mente inagotable que proporcionaba el petróleo (Naredo, 2006: 47). Éste ha servi-do para mover máquinas e impulsar vehículos de automoción, para producir elec-tricidad. Ha permitido que las personas puedan trabajar a decenas de kilómetros desu lugar de residencia y que se alimenten a diario con productos baratos cultivadose territorios lejanos. El petróleo es imprescindible en la agricultura intensiva y enla producción de insumos agrícolas, lo es también en la fabricación de ropas, casas,muebles, carreteras, envases… Las grandes urbes son inviables sin energía abun-dante y barata. Vivimos en un mundo construido con petróleo y su agotamiento,queramos o no modificará todo el modelo de vida.

No sólo se trata de la energía fósil, la velocidad a la que se están consumiendotambién otros recursos naturales es incompatible con los ritmos que requiere lanaturaleza para regenerarlos, por lo que ya ha comenzado a manifestarse la progre-siva escasez de otros recursos imprescindibles para la vida como son el agua dulce,los bosques, la pesca, los suelos fértiles, la fauna salvaje o los arrecifes de coral.

1.4 LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD

La pérdida de biodiversidad es el despilfarro de nuestro mayor seguro de vida.Nos encontramos ante la sexta gran extinción masiva, y la primera provocada poruna especie, la humana (Oberhuber, 2004). Esta disminución de la biodiversidad seacompaña también de una pérdida de diversidad cultural. La imposición de losmodelos de vida occidentales aniquila rápidamente la enorme variedad de compor-tamientos culturales que la humanidad creó a lo largo de su evolución. El conoci-miento que permite producir alimentos cuando el agua es escasa, o construir casasque no requieran combustible fósil para mantenerse a una temperatura adecuada,desaparece rápidamente, sin que las personas seamos conscientes de la gravedad deesta pérdida. Muchas poblaciones de plantas y animales que todavía subsisten handisminuido su número y extensión, lo que las coloca al borde de la desaparición. Elritmo de extinción de especies está siendo 100 veces más rápido que su velocidadnatural y cada vez se intensifica más.

La biodiversidad está en la misma base de la vida en la Tierra y es el principalsustento de nuestra existencia. Esta dependencia permanece oculta e invisible a lalógica económica. No hay reemplazo posible y a nuestro alcance para reconstruirartificialmente la biodiversidad. Su pérdida está afectando ya a ciclos vitales comoel del agua o el del carbono. El panorama de deterioro global se completa si añadi-mos el aumento de incertidumbre que suponen la proliferación de la industria

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nuclear, la comercialización de miles de nuevos productos químicos al entorno queinterfieren con los intercambios químicos que regulan los sistemas vivos, la libera-ción de organismos genéticamente modificados cuyos efectos son imprevisibles ola experimentación en biotecnología y nanotecnología cuyas consecuencias se des-conocen.

2. LA CRISIS SOCIAL

La crisis ecológica también tiene su expresión en el ámbito social. El sistemaeconómico basado en el crecimiento continuado se ha mostrado incapaz de satisfa-cer las necesidades vitales de la mayoría de la población. Hasta el presente los sec-tores sociales con más poder y más favorecidos han podido superar los límites desus propios territorios recurriendo a la importación de biodiversidad y “serviciosambientales” de otras zonas del mundo poco degradadas y con abundancia derecursos. Pero esto está dejando de ser así, y estas áreas también se comienzan adeteriorar, agravando la situación de las poblaciones más empobrecidas delmundo que llevan ya décadas sufriendo esta guerra ambiental encubierta.

Son muy conocidos los datos que muestran las enormes desigualdades socialesentre el Centro y la Periferia en términos de renta. Pero las diferencias en términosfísicos son también enormes. La sexta parte de la población mundial, principal-mente ubicada en los países enriquecidos consume el 80% de los recursos disponi-bles, mientras que los 5/6 restantes utilizan el 20% restante de los recursos. Segúnel informe Planeta Vivo (WWF, 2010: 38-39), se calcula que a cada persona lecorresponden alrededor 1,8 hectáreas globales de terrenos productivos por persona.Pues bien, la media de consumo mundial supera las 2,2has y este consumo no eshomogéneo. Mientras que en muchos países del Sur no se llega a las 0,9, la ciuda-danía de Estados Unidos consume en promedio 8,2 hectáreas per cápita, la cana-diense 6,5, y la española unas 5.5 Has. Si toda la población del planeta utilizase losrecursos naturales y los sumideros de residuos como la media de una persona espa-ñola, harían falta más de tres planetas para poder sostener ese estilo de vida. Es latónica de cualquier país desarrollado y pone de manifiesto la inviabilidad física deextender este modelo a todo el mundo.

El deterioro de los territorios que han habitado una buena parte de los pueblosdel Sur durante miles de años, y de sus condiciones básicas de existencia, ha expul-sado a las personas, obligando a unos movimientos migratorios sin precedentes.Muchos pueblos han sido desposeídos de su derecho a permanecer y se ven obliga-dos a seguir la misma ruta que siguen las materias primas y los frutos de los mono-cultivos que se extraen de los lugares donde antes vivían: el viaje del Sur al Norte.Además, las desigualdades dentro del propio Norte y el Sur son también relevan-tes. Las crisis y los planes de ajuste del FMI aplicados en Grecia, Italia, Portugal oEspaña están creando enormes bolsas de pobreza, de exclusión y de privación debienes básicos como la vivienda o la salud.

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El deterioro ambiental impacta de lleno en las comunidades humanas y susmodos de vida. Martínez Alier muestra cómo en todos los lugares del mundo lairracional y creciente explotación de los recursos naturales no sólo da origen a pro-blemas ambientales, sino también a numerosos y gravísimos conflictos sociales.Algunos de los conflictos ecológicos-distributivos son (Martínez Alier, 2004):

-Conflictos mineros evidenciados por las quejas sobre minas y fundiciones acausa de la contaminación del suelo, del aire y del agua, y por la ocupaciónde tierras por la minería a cielo abierto y las escorias. -Conflictos por la extracción de petróleo a causa de la contaminación delaire, del suelo y de las aguas. Degradación y erosión de las tierras, causadaspor la desigual distribución de la propiedad sobre la tierra, por la presión dela producción exportadora y los monocultivos. -Sustitución de los bosques por plantaciones de árboles destinados a la indus-tria del papel. Destrucción de los manglares y de las poblaciones locales cuyasubsistencia depende de ellos por la industria camaronera de exportación. -Biopiratería, apropiación y mercantilización de los recursos biológicos,tanto “silvestres” como medicinales y agrícolas, sin reconocimiento delconocimiento y propiedad de los indígenas y campesinos sobre ellos y sincompensación alguna. -Conflictos sobre el agua, movimientos contra las grandes represas parahidroelectricidad e irrigación y problemas. También los conflictos por el usoy contaminación de acuíferos y los conflictos por trasvases de ríos. -Conflictos por los intentos de evitar la sobrepesca industrial en detrimentode la pesca artesanal. -Conflictos sobre el transporte que nacen del trasiego cada vez mayor demateriales y energía: derrames petroleros en el mar, guerras relacionadas conoleoductos o gasoductos, ampliaciones de puertos y aeropuertos, construc-ción de nuevas autopistas. -Luchas tóxicas ante los riesgos que causan los metales pesados, dioxinas, etc. -Contaminación transfronteriza: emisiones de dióxido de azufre que cruza-ban fronteras y producían lluvia ácida, contaminaciones radioactivas porensayos de armas nucleares en el Pacífico, por ejemplo emisiones de CFCque han dañado la capa de ozono. -Conflictos por los derechos iguales a los sumideros de carbono.

Los impactos físicos y sociales de estos conflictos han conducido a acuñar elconcepto de deuda ecológica (Martínez Alier, 2004) para reflejar la desigual apro-piación de recursos naturales, territorio y sumideros por parte de los países enri-quecidos. Estos países habrían contraído una deuda física con los países empobre-cidos al superar las capacidades de sus propios territorios y utilizar el resto delmundo como mina y vertedero.

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2.1 LA SOCIEDAD DEL CRECIMIENTO CREA UN BIENESTAR ILUSORIO

Una buena parte del bienestar que crea un modelo económico que ignora lasdinámicas naturales y la equidad entre personas es engañoso. El progreso y el éxitoeconómico en nuestro sistema cultural se suele medir por la cantidad de actividadeconómica en el mercado que tiene un país, ignorando los costes físicos y socialesreales de la producción y de la reproducción. Concebido de esta forma, crecimientoeconómico se equipara a bienestar y calidad de vida y se mide a través del indica-dor por excelencia de la riqueza, el Producto Interior Bruto (PIB), la fórmula másreconocida para evaluar el comportamiento económico, que se obtiene sumandosimplemente agregados monetarios.

Esta forma de contabilizar la riqueza hace que se sumen en el lado positivo, yque cuenten como riqueza, cualquier producción y gasto, incluso los que son perju-diciales y los que se producen para paliar el deterioro. A la vez, se ocultan muchasproducciones valiosas pero no monetizadas, al mismo tiempo que no resta lo quese destruye. Las guerras, las enfermedades y el gasto farmacéutico, el incrementode tráfico motorizado o la construcción de infraestructuras, suman en el PIB, mien-tras que la destrucción irreversible asociada a estos procesos no resta en ningúnsitio. Sin embargo, el aire limpio, los trabajos relacionados con los cuidados de lavida humana y la reproducción social, la propia renovación generacional de lamano de obra, el trabajo de la fotosíntesis que realizan las plantas, o los serviciosdel regulación del clima que realiza la Naturaleza, siendo imprescindibles para elmantenimiento la vida, no suman en ningún lugar.

Se podría esperar que esa sexta parte de la población mundial que vive en laszonas favorecidas del planeta a costa de los recursos de territorios lejanos disfruta-ra de la máxima calidad de vida. Sin embargo, después de algunas décadas de fuer-te consumo de energía y materiales se observan numerosos problemas”: impermea-bilización del territorio, contaminación en las ciudades, incremento de lasenfermedades depresivas, estrés y ansiedad, fuerte simplificación de los ecosiste-mas, falta de seguridad alimentaria, dificultad de acceso a la vivienda, etc.

La creación de riqueza para las personas durante los períodos de crecimientoeconómico también tiene mucho de espejismo. Durante el periodo de mayor creci-miento económico del estado español, entre 1994 y 2007, mientras las personastenían la percepción subjetiva de que prosperaban y aumentaba la riqueza, en reali-dad los salarios medios bajaban y el acceso a más bienes y servicios de consumo seproducía a partir de endeudamiento de personas y empresas. Durante ese periodode crecimiento, una ola de cemento sepultó buena parte del litoral dejando las cos-tas plagadas de casas adosadas que tienen un nivel de ocupación de 22 días al año.

Una vez que la burbuja estalla, las reacciones de los gobiernos al servicio de losgrandes capitales es favorecer el expolio de lo poco público que queda. Se recortanservicios públicos básicos para el bienestar de las personas y se transfieren esos

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servicios, que no se pueden dejar de hacer, al entorno de los hogares y, dadas lasrelaciones de poder que se dan en las familias, es muy probable que la mayor partede la tensión y del ajuste caiga mayoritariamente sobre las mujeres.

La actual crisis civilizatoria es también una crisis de la forma en que se percibey valora la riqueza. Uno de los ejes centrales de cambio avanzar hacia una culturaque asuma que vive en un mundo con límites. Límites en cuanto a la naturaleza yen cuanto al propio cuerpo humano vulnerable y finito. Aceptar la existencia deambos límites es imprescindible para la consecución de una vida digna para todaslas personas compatible con la sostenibilidad del planeta. Ambos extremos sonimposibles si una parte de la humanidad acumula riquezas de forma injusta y elresto sueña ilusoriamente poder ser como ellos.

2.2 LA CRISIS DE CUIDADOS EN NUESTRAS SOCIEDADES URBANAS

Vamos a considerar en este epígrafe sólo algunos aspectos de la crisis de cuida-dos que se relacionan especialmente con la crisis ecológica. La crisis de cuidadosserá tratada de una forma más amplia en otros artículos de la revista.

En las últimas décadas se han dado una serie de circunstancias que han alteradoprofundamente el modelo previo de reparto de las tareas domésticas y de cuidadosque configura la base sobre la que se sostienen las estructuras económicas, el mer-cado laboral y el mantenimiento de la vida humana. La crisis de los cuidados es elresultado de la confluencia de un conjunto de factores entre los que destaca elacceso de las mujeres al empleo remunerado dentro de un sistema patriarcal. Laposibilidad de que las mujeres sean sujetos políticos de derecho se materializacomo algo vinculado a la consecución de independencia económica a través delempleo. Pero el trabajo doméstico no puede dejar de hacerse y el paso de las muje-res al mundo público del empleo no se ha visto acompañado por un reparto de lostrabajos de cuidados con los hombres, y la sociedad y el estado tampoco se respon-sabilizan de las tareas de reproducción social.

Dado que hay que seguir atendiendo a las personas ancianas, a la infancia y alas personas con diversidad funcional, que la mayor parte de los hombres no sehacen responsables de estas tareas y que los servicios públicos no cubren las nece-sidades reales, las mujeres acaban asumiendo dobles o triples jornadas y transfi-riendo parte de esos trabajos a otras mujeres de la familia, o, cuando las relacionesde clase lo permiten, a mujeres contratadas que realizan estos trabajos en condicio-nes frecuentemente precarias.

Es especialmente notorio el papel que juegan las mujeres migrantes en los tra-bajos de cuidados. Se crea una cadena global de cuidados en la que las mujeresmigrantes que asumen como empleo precario el cuidado de la infancia, de las per-sonas mayores y discapacitadas o de limpieza, alimentación y compañía, dejan al

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descubierto estas mismas funciones en sus lugares de origen, en donde otras muje-res, abuelas, hermanas o hijas las asumen como pueden.

2.2.1 LA INFLUENCIA DEL MODELO URBANÍSTICO

Por una parte, el envejecimiento de la población y mantenimiento de la vidahasta edades muy avanzadas, en muchos casos en situaciones de fuerte dependen-cia física, exige una mayor dedicación a las personas mayores. En segundo lugar,aunque el número de niños y niñas ha disminuido, la destrucción de espacios públi-cos para el juego y la transformación de la calle en un lugar agresivo invadido porlos coches, obligan a cuidar de una forma mucho más intensiva. La infancia ya nopuede estar jugando en las plazas sin vigilancia, ni va sola al colegio hasta edadesmuy avanzadas.

El crecimiento urbano desbocado juega un papel fundamental en la dificultadque existe en nuestras sociedades para garantizar el bienestar y el cuidado de lavida humana. Del mismo modo que el hipertrofiado entramado de carreteras y elexcesivo transporte motorizado fragmentan y deterioran los ecosistemas y envene-nan el aire que respiramos, también escinden y alejan los espacios físicos en losque se desarrollan las diferentes dimensiones de la vida de las personas, obligandoa invertir una gran cantidad de horas en los desplazamientos del trabajo a casa, alcolegio, a la casa de los mayores que hay que atender, al médico, o a la compra.

La separación entre hogar y trabajo fue una contribución al proceso de desarro-llo del capitalismo industrial que acentuó las distinciones funcionales y biológicasentre mujeres y hombres. La división de tareas se consolidó como el modo más efi-ciente, racional y productivo de organizar el trabajo, los negocios y la vida social.

El nuevo modelo de desarrollo debía disponer de una organización territorial ysocial que permitiese su funcionamiento eficaz. El urbanismo racionalista propusouna ciudad ordenada, limpia y segmentada física y socialmente frente a la ciudadantihigiénica y abirragada que pervivía en el siglo XIX. Esta concepción de ciudad,que separa de forma clara las áreas residenciales, comerciales y productivas, y lasredes de transporte, pasa a definir la configuración territorial y urbana durante lasprimeras décadas del siglo XX en la mayor parte de las ciudades anglosajonas ydefinirá la ordenación territorial en el resto del mundo hasta nuestros días.

El modelo de ciudad y de progreso es concebido por hombres que no compren-den la importancia del trabajo de cuidados ni la necesidad de realizar varias funcio-nes simultáneamente en el mismo espacio que les caracteriza. Por ello la ordena-ción de territorio gestada dificulta el mantenimiento de esta actividad esencial yprofundiza la desresponsibilización de los hombres como colectivo, poniendo lamaquinaria de la edificación y del urbanismo al servicio del sistema económico.Con estas premisas, la ordenación del territorio se convertía en una nueva forma deagresión a las mujeres (Vega, 2004:30).

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Existen importantes trabajos de mujeres urbanistas que proponen una ordena-ción del territorio más acorde con las necesidades de los cuidados. Un ejemplo esel Colectivo de Mujeres Urbanistas, creado en Madrid en 1995, que se configurócomo un grupo de debate y acción social dedicado a trabajar por la equidad degénero y generación de nuevas propuestas en el espacio construido. Muchas de laspropuestas de las mujeres urbanistas son coincidentes con las que se realizan desdeel movimiento ecologista. Aquel modelo de ciudad que se perfila como más ade-cuado para mantener el bienestar de las personas y garantizar la reproducciónsocial, es también mejor para el conjunto de los ecosistemas urbanos.

En el marco de la crisis actual, la precarización laboral y la amenaza del paroobligan a plegarse a los ritmos y horarios que impone la empresa. La pérdida deredes sociales de apoyo mutuo fuerza a resolver los asuntos cotidianos de unaforma mucho más individualizada con las dificultades añadidas que eso supone.

La crisis del sistema de cuidados que hasta el momento garantizaba el manteni-miento de las condiciones básicas de bienestar humano (que recaía fundamental-mente las mujeres) se hace especialmente grave ante el progresivo desmantela-miento y privatización de los servicios sociales que trataban de paliar algunos deestos problemas. La reproducción social se relega al ámbito invisible del hogar endonde son mayoritariamente las mujeres quieres cargan con el peso del ajuste.

2.3. LA LÓGICA DE LOS BENEFICIOS CONTRA LA LÓGICA DE LA VIDA

En las sociedades capitalistas aquello que produce beneficio económico es prio-ritario frente a lo que beneficia a las personas. Y muchas veces ambas cosas nocoinciden.

La lógica que subyace al funcionamiento de lo vivo fricciona con la organiza-ción de un modelo económico que pretende ser hegemónico, y que se basa en laexpansión y crecimiento permanente. La una pretende el mantenimiento de los pro-cesos vitales y puede contribuir a la resolución de las necesidades humanas, mien-tras que la otra busca la concentración de poder y el beneficio desvinculados decriterios éticos. Existe un planteamiento paralelo si hablamos del mantenimientodel bienestar de las personas en el marco de éste sistema económico. Estamos deacuerdo con Picchio (1992) cuando afirma que existe una honda contradicciónentre el proceso de reproducción de personas y el proceso de acumulación de capi-tal. Los objetivos de ambas lógicas y las estrategias para lograrlos no son sólo dife-rentes, sino que muchas veces son difícilmente conciliables porque obedecen aprioridades muy diferentes.

El hecho llamativo de que los seres humanos vivamos de espaldas a nuestrapropia supervivencia tiene que ver con dos elementos articuladores de nuestra cul-tura: la desvalorización del trabajo de reproducción social que promueve el orden

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social patriarcal y el tratamiento que la cultura occidental y el capitalismo dan a lanaturaleza como recurso susceptible de apropiación (Federici, 2010).

La invisibilización de los trabajos sobre los que se asienta la supervivencia y lavida buena son herramientas que el patriarcado y el capitalismo moderno, dos sis-temas que actúan de forma sinérgica, usan en su provecho.

El mercado se nos presenta como protagonista de la actividad humana, aunquesu aportación a nuestra supervivencia es mucho menor que la que tiene el trabajoasociado a la reproducción social y las producciones de la naturaleza. Para ejempli-ficar esta desproporción, tanto la economía feminista como la ecológica usan lametáfora del iceberg. Flotando en la superficie visible está el mercado. Debajo,haciéndolo flotar, con un tamaño mucho mayor, el trabajo oculto de los hogares yla aportación de los ciclos naturales y de los minerales de la corteza terrestre.

Según Shiva, las sociedades humanas se mueven dentro del funcionamiento detres esferas económicas: la economía de la naturaleza, la economía de la supervi-vencia y la economía de mercado. Ésta última ha crecido exponencialmente a costade las otras dos, que no han hecho más que disminuir y deteriorarse. El problemaes que ellas son la base de la última, pues conforman la economía de la vida.

La economía de mercado se desentiende de las necesidades básicas de la socie-dad. Para Carrasco, entre la sostenibilidad de la vida humana y el beneficio econó-mico, las sociedades occidentales han optado por este último. Esto significa que laspersonas no son el objetivo social prioritario, sino que están al servicio de la pro-ducción (Carrasco, 2009:183).

La valorización del cuidado lleva a la economía feminista a acuñar la idea desostenibilidad de la vida humana (Carrasco, 2009:183) bajo un concepto que repre-senta un proceso histórico complejo, dinámico y multidimensional de satisfacciónde necesidades que debe ser continuamente reconstruido, que requiere de recursosmateriales pero también de contextos y relaciones de cuidado, proporcionadoséstos en gran medida por el trabajo no remunerado realizado en los hogares .

“Un concepto que permite dar cuenta de la profunda relación entre lo económicoy lo social, que sitúa a la economía desde una perspectiva diferente, que conside-ra la estrecha interrelación entre las diversas dimensiones de la dependencia y, endefinitiva, que plantea como prioridad las condiciones de vida de las personas,mujeres y hombres” (Carrasco, 2009:183).

En nuestra opinión, este concepto se incluye dentro de la idea más amplia desostenibilidad ecológica y social. De acuerdo con Bosch (2005), entendemos lasostenibilidad:

“Como proceso que no sólo hace referencia a la posibilidad real de que la vidacontinúe –en términos humanos, sociales y ecológicos–, sino a que dicho proceso

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signifique desarrollar condiciones de vida, estándares de vida o calidad de vidaaceptables para toda la población. Sostenibilidad que supone, pues, una relaciónarmónica entre humanidad y naturaleza, y entre humanas y humanos. En conse-cuencia, será imposible hablar de sostenibilidad si no va acompañada de equidad”

2.4. DEUDA ECOLÓGICA Y DEUDA DE LOS CUIDADOS

Al analizar la apropiación de los bienes y servicios de la naturaleza y de lostiempos de trabajo femeninos se pueden establecer aún más paralelismos interesan-tes entre las perspectivas feministas y ecologistas.

Resulta interesante indagar en el paralelismo entre la crisis ambiental y la crisisde los cuidados. Ambas son resultado de la translimitación, en un caso de los tiem-pos vitales disponibles para el cuidado, en el otro de los recursos que la tierra puedeofrecer. Ambas exportan sus efectos indeseables a territorios lejanos, en un caso enforma de deuda ecológica y en otro en forma de cadenas globales de cuidados.

La huella ecológica es un indicador que traduce a unidades de superficie lo queun estado o una comunidad consumen y los residuos que genera. Según este indi-cador, si todos los habitantes del planeta tuviesen el estilo de vida similar a lamedia de la ciudadanía española, se necesitarían tres planetas para sostener esenivel de consumo.

La deuda ecológica es la que los países ricos han contraído con los paísesempobrecidos debido al desigual uso de los recursos y bienes naturales, así comola desigual responsabilidad en el deterioro y destrucción del medio físico.

Paralelamente, cabría hablar de la huella de los cuidados de las mujeres comoindicador que evidencia el desigual impacto que tiene la división sexual del trabajosobre el mantenimiento y calidad de vida humana. La huella de los cuidados es larelación entre el tiempo, el afecto y la energía humana que las personas necesitanpara atender a sus necesidades humanas reales (cuidados, seguridad emocional,preparación de los alimentos, tareas asociadas a la reproducción, etc) y las queaportan para garantizar la continuidad de vida humana. El balance de la huella decuidados sería negativo para la mayor parte de los hombres, pues consumen másenergías cuidadoras para sostener su forma de vida que las que aportan.

Siguiendo con el paralelismo, desde el feminismo, podría hablarse de deuda delos cuidados, como la deuda que el patriarcado ha contraído con las mujeres detodo el mundo por el trabajo que realizan gratuitamente.

Esta deuda es esencialmente un elemento de visibilización. Aunque podría ana-lizarse e incluso intentar cuantificarse, la reflexión es compleja, pues no puedevalorarse de igual forma la huella de una persona sana que la de una enferma, lostiempos dedicados a tareas agradables o los tiempos dedicados a tareas penosas.

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En cualquier caso, lo que sí permite constatar es que existe un desequilibrio pro-fundo que convierte en injusto y socialmente insostenible el modo de reparto detrabajos de cuidado, como es injusto y socialmente insostenible que el mundo seencuentre polarizado entre núcleos ricos que depredan población, capitales y recur-sos y extensos territorios que se usan como áreas de apropiación y vertido.

La huella de cuidados y la deuda de cuidados pueden ser, como ya lo son lahuella ecológica y la deuda ecológica, elementos de denuncia de un orden socialbasado en la explotación de las mujeres.

3. EL CAMINO HACIA LA SOSTENIBILIDAD

Puesto que no es posible un crecimiento económico indefinido dentro de unabiosfera de recursos y sumideros finitos y que los límites ya han sido superados, elcamino hacia la sostenibilidad está forzosamente marcado por la disminución de laextracción y la generación de residuos. Los datos de huella ecológica publicadospor WWF (2010:17), ponen de manifiesto la superación de los límites de la capaci-dad de carga del planeta a nivel global por encima de un 30%, aunque de unamanera desigual por parte de los distintos países. El informe advierte de que si lasdemandas continúan al ritmo de crecimiento actual, se necesitarían el equivalente ados planetas para el año 2030.

Inevitablemente, la organización de las sociedades, los criterios económicos ylos principios de convivencia que se establecen en un mundo translimitado sondiferentes a los que se desarrollaron en el pasado para un mundo vacío. La imposi-bilidad de seguir creciendo materialmente en un planeta con límites, deja comoúnica opción la reducción consciente y radical de la extracción de energía y mate-riales, así como la fuerte restricción en a generación de residuos, y esto hasta ajus-tarse a los límites de la biosfera.

Nuestro modelo económico, al amparo del paradigma económico neoclásico, hasido capaz de generar un enorme desarrollo industrial y abundancia de mercancías,pero lo ha hecho costa de poner en peligro el futuro de la humanidad y de generarsituaciones de miseria en gran parte del planeta.

Reducir el tamaño de una esfera económica que ha crecido sobre la extracciónde minerales finitos y la generación de residuos crecientes no es una opción quepodamos o no escoger. El agotamiento del petróleo y de los minerales, el cambioclimático y los desórdenes en los ciclos naturales, van a obligar a ello. La humani-dad va a tener que adaptarse en cualquier caso a vivir extrayendo menos de laTierra, plegándose a lo que su producción cíclica puede dar y generando menosresiduos. Esta adaptación puede producirse por la vía de la pelea feroz por el usode los recursos decrecientes o mediante un proceso de reajuste decidido y anticipa-do con criterios de equidad.

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El reto es aprender a producir valor y felicidad reduciendo progresivamente lautilización de materia y energía. No hay recetas, pero sí de un conjunto de criteriosclaros, de caminos posibles para superar muchas de las contradicciones. Implicacambiar la mirada sobre la realidad y desprenderse de un modo de vida incompati-ble con el planeta. Se trata de buscar nuevas formas de socialización, de organiza-ción social y económica que permitan librarse de un modelo de desarrollo que prio-riza los beneficios monetarios sobre el mantenimiento de la vida.

Una saludable reducción de las extracciones de la biosfera y situar el bienestarde las personas como objetivos social obliga a plantear un radical cambio de direc-ción. “Descolonizar el imaginario económico” (Latouche, 2008:147) y cambiar lamirada sobre la realidad, promover una cultura de la suficiencia y la autoconten-ción en lo material, cambiar los patrones de consumo, reducir drásticamente laextracción de materiales y el consumo de energía, apostar por las economías loca-les y los circuitos cortos de comercialización, restaurar una buena parte de la agri-cultura campesina, disminuir el transporte y la velocidad, aprender de la sabiduríaacumulada en las culturas sostenibles y situar el cuidado de las personas en el cen-tro del interés, son algunas de las líneas directrices del tránsito de la sociedad delcrecimiento a otro modelo en el que la vida humana digna que se reconozca comoparte de la biosfera.

Salir de la lógica androcéntrica sitúa a la economía hipertrofiada en un plano dife-rente y obliga a responder a las preguntas que realiza la economía feminista: ¿quénecesidades hay que satisfacer? ¿Cuáles son las producciones necesarias para que sepuedan satisfacer? ¿Cuáles son los trabajos socialmente necesarios para ello?

3.1 UNA PRODUCCIÓN LIGADA AL MANTENIMIENTO DE LA VIDA Y NO ASU DESTRUCCIÓN

La convicción de que tanto la tierra como el trabajo son sustituibles por capitalpropició que la economía se centrase sólo en el mundo del valor monetario, olvi-dándose del mundo físico y material.

Al reducir la consideración de valor a lo monetario, muchas cosas quedan ocul-tas a los ojos del sistema económico. Suman positivamente el valor mercantil de loproducido, pero no restan los deterioros asociados o la merma de riqueza natural.Al contabilizarse sólo la dimensión creadora de valor económico y vivir ignorantesde los efectos negativos que comporta esa actividad, se alentó el crecimiento de esa“producción” (en realidad extracción y transformación) de forma ilimitada, cifrán-dose el progreso de la sociedad en el continuo aumento de los “bienes y servicios”obtenidos y consumidos.

Esta forma de razonar sitúa el objetivo de la economía en incrementar las pro-ducciones sin que importe la naturaleza de las mismas, celebrándose el crecimiento

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de actividades que son a todas luces dañinas para el conjunto de las personas y elmedio ambiente, que crecen a expensas del deterioro los servicios ecosistémicos yde invisibilizar los tiempos de trabajo necesarios para la reproducción social.

La ceguera de los instrumentos económicos ante los motivos reales de labonanza económica de los últimos años (el crecimiento excesivo del crédito y laburbujas inmobiliaria, la hipertrofia de determinados sectores o la dependencia dela financiación exterior,) pone de manifiesto la necesidad de olvidar indicadorescomo el PIB para interpretar el éxito económico y adoptar un conjunto de indica-dores multicriterio que consideren otras dimensiones como son los flujos físicos, laapropiación de la producción primaria neta o los tiempos necesarios para las tareasde cuidados.

En los mercados capitalistas, la obligación de acumular determina las decisio-nes que se toman sobre qué se produce, cómo y cuánto se produce, acerca de cómoestructurar los tiempos, los espacios o las instituciones legales.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la economía debe ser el proceso desatisfacción de las necesidades que permiten el mantenimiento de la vida paratodas las personas. Este objetivo no puede compartir la prioridad con el lucro. Siprima la lógica de la acumulación, las personas no son el centro de la economía. Elbeneficio no se puede conciliar con el desarrollo humano, o es prioritario uno, o loes el otro y esta opción determina las decisiones que se toman en lo social y en loeconómico.

3.1.1. BIOMÍMESIS, UNA FORMA DE PRODUCIR COMPATIBLE CON LA NATURALEZA

Riechmann expone que la naturaleza nos proporciona el modelo para una eco-nomía sostenible y de alta productividad. La economía de la naturaleza es:

“Cíclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente deenergía es inagotable en términos humanos: la energía solar en sus diversas mani-festaciones (que incluye, por ejemplo, el viento y las olas). En esta economía cícli-ca natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: losciclos se cierran” (Riechmann, 2005)

Estas son las mejores pautas para reconvertir los procesos productivos hastahacerlos compatibles con la naturaleza. Cara a favorecer el cierre de ciclos demateriales, Naredo ha planteado que, además de registrarse los costes de la extrac-ción y manejo de los minerales de la corteza terrestre, deben consignarse los costesde reposición, es decir de transformación de los residuos en recursos naturales yaque de los contrario, al no restar en las cuantas la degradación, se favorece el dete-rioro del patrimonio natural.

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La fiscalidad ecológica, en esta línea pretende cambiar la base de los impuestosdesde el valor añadido hacia el flujo material que se produce desde la extracción derecursos al sistema económico y la posterior vuelta de los residuos.

Promover los mercados locales y regionales y la distribución cercana es unanecesidad en un mundo con las fuentes energéticas de origen fósil en declive y conuna urgente necesidad de reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, resulta esencial exigir el principio de precaución, de forma que no secomercialicen o se extiendan tecnologías o productos que no hayan demostrado deuna forma convincente que no son nocivas para el medio y para las personas. En laactualidad más bien se imponen las “innovaciones” y se suponen inocuas hasta quese demuestre lo contrario.

3.2. UN CAMBIO RADICAL EN EL MODELO DE TRABAJO

En una sociedad que necesariamente tendrá que aprender a vivir bien conmenos material, que deberá adoptar modelo de producción y consumo más sobrio ymás equitativo, es de capital importancia reflexionar sobre qué trabajos son socialy ambientalmente necesarios, y cuáles son aquellos que no es deseable mantener.La pregunta clave para valorarlos es en qué medida facilitan el mantenimiento dela vida en equidad. Se trata de un tema especialmente polémico en un momento enel las personas paradas se cuentan por millones y en el que los gobernantes deno-minan austeridad al proceso de expolio de lo común que queda y al expolio de losrecursos públicos para retomar el crecimiento de los beneficios.

El gran escollo que se suele plantear al habar de transición hacia estilo una vidamucho más austero (ecológicamente hablando) es el del empleo. Históricamente, ladestrucción de empleo ha venido en los momentos de recesión económica. Es evi-dente que un frenazo en el modelo económico actual termina desembocando en eldespido de trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, algunas actividades debendecrecer y el mantenimiento de los puestos de trabajo no puede ser el único princi-pio a la hora de valorar los cambios necesarios en el tejido productivo. Hay traba-jos que no son socialmente deseables, como son la fabricación de armamento, lascentrales nucleares, el sector del automóvil o los empleos que se han creado alrede-dor de las burbujas financiera e inmobiliaria. Las que sí son necesarias son las per-sonas que desempeñan esos trabajos y por tanto, el progresivo desmantelamientode determinados sectores tendría que ir acompañado por un plan de reestructura-ción en un marco fuertes coberturas sociales públicas que protejan el bienestar detrabajadores y trabajadoras.

Una red pública de calidad de servicios básicos como son la educación, la sani-dad, la atención a personas mayores, enfermas o con diversidad funcional requierepersonas. Igualmente las tareas de rehabilitación, de reparación, las que giran en

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torno a las energías renovables o a la agricultura ecológica pueden generar empleo;en general, todas las que tengan que ver con la sostenibilidad, necesitan del esfuer-zo humano.

Los trabajos de cuidados, que históricamente han realizado las mujeres, los quesirven para mantener o regenerar el medio natural, los que producen alimentos sindestruir los suelos y envenenar las aguas, así como los que consolidan comunida-des integradas en su territorio, facilitan el mantenimiento de la vida en equidad ypor ello son trabajos deseables. También lo son los que sirven para detener la des-trucción de los territorios.

La mirada desde el prisma de la sostenibilidad nos ofrece un panorama delmundo del trabajo completamente diferente del actual. Si intentáramos clasificarlos trabajos en relación con su aportación a la calidad de vida, el orden de valora-ción social sería justamente el contrario. Irían primero la crianza, la producción dealimentos agroecológica, los trabajos dirigidos a la salud y la higiene,… y en losúltimos puestos quedarían seguramente los que realizan los ejecutivos de las bolsasfinancieras, los fabricantes de armas y los que promueves infraestructuras innece-sarias. Podríamos diferenciar con propiedad entre trabajos ligados a la producciónde la vida y trabajos que provocan su destrucción.

Se hace imprescindible revisar y transformar profundamente el actual modelode trabajo. Como hemos comentado, no basta que con que el cuidado se reconozcacomo algo importante si no se trastoca profundamente el modelo de división sexualdel trabajo. Es preciso romper el mito de que las mujeres son felices cuidando.Cuidar es duro y se hace por obligación, porque no se puede dejar de hacer.

El reparto equitativo de las tareas domésticas no sólo permitiría que los hom-bres se hagan conscientes de la magnitud, importancia, y muchas veces penosidadde estos trabajos, sino que seguramente pondría en marcha un cambio cultural deenorme dimensión: variaciones en los usos de los tiempos de vida, en el apreciopor el mantenimiento y la conservación, en la comunicación, en las formas de vidacomunitaria, en la vinculación entre el espacio público y privado, en la considera-ción de los espacios no monetizados…

En el ámbito de la reproducción social y las tareas domésticas y relacionadascon el cuidado, los servicios públicos son esenciales si queremos que la sociedaden su conjunto se responsabilice de ellos. Dejarlos relegados a la individualidad decada hogar supone que los hombres sólo se responsabilizarán de ellos en el caso deque la correlación de fuerzas en el ejercicio del poder en cada hogar permita no seresuelva bajo la lógica patriarcal. En muchos hogares, la única posibilidad de quelas mujeres no se vean obligadas a realizar estos trabajos en soledad es que existanservicios públicos que los cubran.

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La valoración y remuneración justa de estos trabajos es también importante paraque los hombres se incorporen. Si los trabajos relacionados con el cuidado tienenprestigio social y están decentemente remunerados, es casi seguro que los hombresquerrán hacerlos.

El cuidado, como exigencia para el mantenimiento de la vida, es un requeri-miento de la sostenibilidad y tiene que ser asumido por la sociedad, no es una obli-gación sólo para las mujeres. La cultura del cuidado tendrá que ser rescatada y ser-vir de base a una sociedad social y ecológicamente sostenible.

La disminución de la jornada laboral y el reparto de todos los tiempos de traba-jo necesario (remunerado y doméstico) podrían permitir articular otra sociedaddiferente. Ahora, la disminución de los beneficios se repercute directamente sobrelos puestos de trabajo asalariados, pero podría repercutir sobre los “bonus” y repar-to de dividendos a accionistas o sobre algunos salarios, que muy bien podrían bajarsin poner en peligro la subsistencia de quienes los perciben. Además, es precisotener en cuenta que existen fórmulas empresariales, como las cooperativas, en lasque el objetivo primordial no es maximizar el beneficio, sino el mantenimiento delos puestos de trabajo.

3.3. IGUALDAD Y DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

Tradicionalmente, se defiende que la distribución está supeditada al crecimientode la producción. La economía neoclásica presenta una receta mágica para alcanzarel bienestar: incrementar el tamaño de la “tarta”, es decir, crecer, soslayando así laincómoda cuestión del reparto. Sin embargo, hemos visto que el crecimiento con-tradice las leyes fundamentales de la naturaleza y que no puede tener más que uncarácter transitorio y a costa de generar una gran destrucción. Así, el bienestarvuelve a relacionarse con la cuestión esencialmente política de la distribución.

El reparto de la tierra será en el futuro un asunto nodal. La tarea será sustraertierra a la agricultura industrial, a la especulación urbanística, a la expansión delasfalto y el cemento y ponerla a disposición de sistemas agroecológicos locales.

La exploración de propuestas como la renta básica de ciudadanía o los sueldoscomplementarios se hace urgente. Igualmente sería interesante considerar la posi-bilidad de establecer una renta máxima. Del mismo modo que existen muchosempleos precarios e insuficientemente remunerados, hay personas que podrían dis-minuir el salario neto sin que se viesen afectadas sus condiciones de vida.

Reducir las desigualdades nos sumerge en el debate sobre la propiedad.Paradójicamente nos encontramos es una sociedad que defiende la igualdad dederechos entre las personas que la componen y que sin embargo asume con todanaturalidad enormes diferencias en los derechos de propiedad. En una cultura de la

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sostenibilidad habría que diferenciar entre la propiedad ligada al uso de la viviendao el trabajo de la tierra, de aquellas otras ligadas a la acumulación ya sea en formade bienes inmuebles o productos financieros y poner coto a éstas última, ya quesuponen situar fuera del alcance de otras personas la posibilidad de satisfacer nece-sidades básicas.

Cara a limitar la acumulación y reducir gradientes de desigualdad es fundamen-tal modificar el sistema monetario internacional para establecer regulaciones quelimiten la expansión financiera globalizada, regular la dimensión de los bancos,controlar su actividad, aumentar el coeficiente de caja, limitar las posibilidades decreación de dinero financiero y dinero bancario y suprimir los paraísos fiscales demodo que no constituyan vías de escape para que los oligarcas sitúen su patrimonioy negocios fuera de las leyes estatales.

Apostar por la redistribución equitativa de la riqueza supone unos serviciospúblicos fuertes, una fiscalidad progresiva y que la prioridad del gasto público seoriente al bienestar: sanidad, educación, protección y cuidado de la población.

En definitiva, se trata de cambiar los criterios que hoy prevalecen por otraracionalidad económica que se someta a las exigencias sociales y ambientales quepermiten el mantenimiento de la vida. Orientar las decisiones económicas hacia laigualdad no es sólo cuestión de normativa o instrumentos económicos, sino deimpulsar también cambios culturales en dirección contraria de los que se han veni-do estimulando en las últimas décadas.

3.4 TEJER ALIANZAS: CONSTRUIR MAYORÍAS

En el momento actual, dentro de los movimientos sociales y políticos quedefienden la necesidad de una transformación que conduzcan a la sostenibilidadecológica y humana y a la justicia social, la potencia del análisis crítico de la reali-dad y las propuesta de cambio no guardan relación con las escasas fuerzas queexisten para forzar estos cambios.

Aunque cada vez son más las iniciativas y movimientos de todo tipo que com-parten análisis y cuyas propuestas son convergentes y no excluyentes, aún se estálejos de confluir y articular una base sólida que exija y apoye los cambios necesa-rios. Las medidas y políticas con las que se pretende salir de la crisis son justamentelas contrarias a las necesarias desde el punto de vista del bienestar de las personas.

Si queremos forzar cambios, habrá que dar la batalla en el ámbito de las ideas, yen la práctica económica, ecológica, social y política. Pero sobre todo será necesa-rio construir poder colectivo y sumar mayorías que puedan impulsar y exigir uncambio.

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No cabe pensar que el colapso social y ambiental venga en nuestra ayuda. Si nosomos capaces de articular movimiento, lo que venga detrás de este capitalismopuede ser aún peor. Por ello tendremos que superar viejas tendencias en la formade militar o de ser activista que han hecho de cada diferencia un motivo de frag-mentación, que han convertido en enemigo a aquel del que menos nos separaba.

Desarrollar la crítica feroz es fácil, estamos muy acostumbrados a ello. Es másdifícil buscar acercamientos, convivir con algunas diferencias, acostumbrarnos ahacer trechos de camino en una dirección que nos convenga sin romper demasiadopronto porque la meta a la que queremos llegar no es exactamente igual.

Los seres humanos evolucionaron gracias a la cooperación y el apoyo mutuo ynosotros seguimos siendo seres humanos que sólo conseguiremos fuerza paraimponer cambios a partir de la construcción colectiva, de la búsqueda incansablede acuerdos y del cuidado a lo único que tenemos para dar la batalla: nuestros com-pañeros y compañeras.

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