giuseppe tanzella nitti
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7/25/2019 Giuseppe Tanzella Nitti
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LA
RELACIN ENTRE FILOSOFA Y TEOLOGA
EN M.J. SCHEEBEN.
Desde el modelo de la ancilaridad hacia
una
analoga encarnacionista
GIUSEPPE TANZELLA-NITII
En
el
pensamiento teolgico contemporneo la relacin entre
fi-
losofa y teologa parece presentarse con una doble connotacin. Por
un lado, el estudio de esa mutua relacin parece haber perdido actua
lidad. Esto
es
debido tanto a la parbola experimentada por
el
saber
filosfico desde el optimismo de la modernidad hasta la crisis del
tema de la verdad, sobre todo a partir de
Heidegger
como a la su
puesta emancipacin de la teologa respecto a todo saber ajeno a la
palabra divina aspecto radicalizado en la posicin de
Karl Barth .
En este ltimo autor, como
es
sabido,
se
llegar a desconfiar de todo
discurso sobre Dios hecho
al margen de la Revelacin. Por otro lado,
el
dilogo entre teologa y filosofa parece revitalizarse en el actual
contexto de una nueva evangelizacin. En realidad, una teologa que
quiera subrayar la significatividad de la Revelacin tendr que expli
car en qu radica su perenne capacidad de apelacin
y
por lo tanto,
seguir dialogando de alguna forma con la filosofa.
La
teologa de la segunda mitad de siglo XX ha vuelto a mirar al
misterio de la Encarnacin del Verbo, plenitud y resumen de
la
Reve
lacin misma, como punto de referencia para comprender la relacin
que en
el
nico plan divino hay entre creacin y salvacin, entre lo
que
es humano
y lo que
es
cristiano, entre naturaleza y gracia. Este
marco cristocntrico, sin embargo, tuvo
sus
inicios en la teologa del
siglo anterior. Por
lo
tanto, no deja de tener inters considerar un au
tor comq Matthias Joseph Scheeben 1835-1888), que ya hacia la
mitad del siglo XIX supo delinear un itinerario
donde
la compren
sin de
la
relacin entre razn y
fe
filosofa y teologa,
se
mova des
de
el
esquema de
la
ancilaridad para llegar a una analoga encarnacio
nista, es decir, a tener por modelo la unin hiposttica de las dos
naturalezas
l a
humana la
divina
en la persona del Verbal. In-
l.
Para una introduccin
l
pensamiento de
ese
autor nos permitimos remitir a nuestro
trabajo Mistero
trinitario ed
economa
della graza JI personalismo soprannaturale di
M J
Scheeben
Armando, Roma 1997.
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Scheeben no considera dicho aforismo escolstico como la mejor
manera de entender la relacin entre raz.n y fe sino slo como
un
punto de arranque. Afirma que hay otros modelos que aclaran de for
ma mucho ms profunda y completa esa relacin y propone
al
res
pecto tres analogas segn tres planos progresivos: antropolgico, ma
riolgico y cristolgic0
El
primer modelo, el antropolgico,
se
refiere a la relacin entre
una esposa y su esposo. Ambos son principios distintos, pero con afi
nidades de naturaleza, origen y finalidad; ambos estn destinados a
una unin y a la produccin de un fruto que pertenece a los dos
5
La
unin de la esposa razn) con
el
esposo fe) supone
una
dignifica
cin de la primera que,
al
mismo tiempo, no es vista como un simple
principio receptor pasivo, sino como un sujeto activo que custodia,
alimenta y desarrolla el fruto comn. La unidad alcanzada en esas
nupcias no se limita
al
terreno propiamente teolgico, sino que invo
lucra toda la actividad de la razn. Con palabras de Scheeben, la ra
zn
en
su propia actividad tampoco puede proceder como si estuvie
se
sola, aislada; no ha de formar ningn juicio contrario a
las
leyes de
su esposo, y como esposa fiel debe procurar seguir tambin en sus
propios asuntos
los
caminos indicados por la sabidura ms alta de su
esposo. En adelante no
le
es lcito
considerarse como aislada porque ya
no
lo
est; mucho menos ha de considerar la limitacin de su libertad
como una prdida, porque
el
goce de su libertad no
es
por eso impe
dido sino asegurado y fomentado6.
En
las
nupcias entre la Madre de Dios y el Espritu Santo, la ana
loga de la unin esponsal alcanza su culminacin? La revelacin del
verdadero sentido del servicio como fuente de libertad y de reinado
se hace aqu ms explcita. La predestinacin de Mara y la dedica
cin de toda su vida
al
servicio de la redencin ponen de relieve la vo
cacin fontal de la razn a razonar con la fe y dentro la
fe. Lo
que all
ahora
se
genera ya no
es el
fruto de
un
saber creado, sino la misma
Sabidura increada, el Verbo divino hecho palabra humana:
As
como Mara, desposada con
el
Espritu Santo, concibi
por
obra del
mismo
eL
Verbo personal de la sabidura eterna, para darle de
ex)
su
seno carne suya, para formar
en
su seno, bajo la influencia del Espri
tu Santo, la carne vivificada por ste y presentar el Verbo encarnado y
4.
Sobre
el
tema que aqu nos ocupa.
vase
tambin: A
PIOLANTI.
Ragione e
fide
in
M.j.
Seheeben en M.j. Seheeben te go eatto/ieo di ispirazione tomista lib. editrice Vaticana,
Citra
del
Vaticano 1988. pp. 41-61.
5
Cfe. Katolische Dogmatik.
l.
53.
n.
993.
6. Die Mysterien
des
Christentums 109,
n.
2.
7. Cfe. Die Mysterien des Christentums 109,
n.
3.
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LA RELACIN ENTRE FILOSOFIA y TEOLOclA
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menoscabada la libertad natural de la naturaleza
humana
y no ms
bien elevada y glorificada? O se dir acaso que la naturaleza humana
cuando obra
por
s
misma lo que le
es
propio,
aunque en armona
con la naturaleza divina, deja de ser
una
naturaleza verdaderamente
humana? ( .. ) Por qu su actividad ha de dejar de ser puramente filo
sfica y verdaderamente filosfica, al esforzarse e n el desarrollo y
exposicin de los principios que Dios puso en el la por ponerse y
permanecer en armona con la sabidura de Dios que la
fe
revela con
la mayor certeza?
l.
As entendida, la actividad de la teologa
es
parangonada
por
Scheeben a una accin tendrica del Hombre-Dios: no slo cada rec
to conocimiento teolgico
es por
s mismo cristiano, sino
que tam-
bin cada conocimiento
cristiano, por
ser conocimiento de Cristo,
aparece en su fundamento como conocimiento profundamente teo
lgico.
Ya no estamos delante de una visin instrumental del trabajo fi
losfico, de una filosofa frente a la f o amiga de
la
f como pun-
tualizara
oportunamente
Giuseppe Colombo 2, glosando la visin
que, con pocas excepciones, caracterizar ms adelante buena parte
de los comentadores neoescolsticos de la
Aeterni
atrir
sino esta
mos delante del deseo de concebir un saber filosfico que se mueva
en su origen junto a la fe, y no en un momento sucesivo, como mani
festacin de una exigencia instrumental. El motivo de inters, en
nuestra opinin,
es
que Scheeben llega a esta conclusin movindo
se
dentro
de un marco de inspiracin tomista, aunque enriquecido
por
la reflexin de san Buenaventura, seal de que la teologa medie
val estaba constitucionalmente inclinada a concebir la razn como
no separada de la fe.
Una ltima reflexin que queremos ofrecer atae la naturaleza
misma de la teologa. Entre la teologa y la Sabidura encarnada en
Cristo existe, segn Scheeben, la ms alta analoga y afinidad.
Con
la
generacin en nosotros del discurso teolgico, el Lagos divino pro
longa su misma encarnacin
en
nuestra mente
yen
nuestro corazn:
As
como en la Encarnacin
la
Sabidura personal
es
enviada a la na
turaleza
humana
para la unin hiposttica, de un
modo
anlogo Dios
la enva oo.) a
las
almas para que brille mediante la gracia y la
fe,
y
las
llene con su propia luz. Y as como la Sabidura personal asumi car
ne y sangre
humana
en el seno de Mara
oo.),
de
un modo
anlogo
en
11.
bid.
12. Cfr.
G. COLOMBO, Filosofia
e
teologia
nell Aeterni Patris , en
La ragione teologica,
o.c., pp.
367-387.
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RELACION ENTRE FlLOSOFIA TEOLOGIA EN M.J. SCHEEBEN
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en los aspectos dogmticos, como en los que determinan el mtodo y
los criterios del quehacer teolgico.
En la teologa de Scheeben
no
existe el riesgo, presente en otros
enfoques tpicos del cristocentrismo objetivo, de llegar a una identifi
cacin entre Cristo y la realidad pancristismo), proyectando la per
sona del Hijo hacia una idealizacin ya no meta-histrica, sino a-his
trica: cuanto ms grande fuera la parte de realidad que el Verbo
encarnado tendra que resumir y expresar, tanto ms
se
acerca Cristo
a la categora de una idea. La teologa de Scheeben, al contrario, est
en constante relacin vital y personal con su objeto; de modo que su
cristocentrismo, en lugar de constituir un mero principio hermenu
tico abstracto, est continuamente sustentado
por
una dimensin
personalista, alimentada
por
la fe y el amor hacia el Hombre-Dios.
En resumen, Matthias Joseph Scheeben nos ofrece
un
ejemplo de
cmo la contemplacin del misterio del Verbo encarnado puede fa-
vorecer una mejor comprensin de la relacin entre filosofa y teolo
ga, encuadrndola en un marco antropolgico-personalista, donde la
razn encuentra en su
unin
con la
fe
el sentido y la
plenitud
de su
obrar libre. Se trata de una visin que puede favorecer tambin una
mejor auto-comprensin de la misma teologa, entendida como pro
longacin de la encarnacin de la Sabidura increada en la mente y en
el corazn de la razn creyente. Son ejemplos de cristocentrismo par
ticularmente fecundos, quiz poco comunes en la
mitad
del siglo
XIX, pero ahora muy apreciados, especialmente
por
la teologa fun
damental.
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CUESTIONES TEOLGIC S
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