gijÓn, 12 de julio de 2018 • diario de … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para...

8
GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXXI • GRATUITO • Nº 7 www.semananegra.org La ceNsURa eN eL cÓMic espaÑoL Por Ignacio Fernández Sarasola Páginas centrales espacio aQ Por Jesús Palacios Página 6 q Fue multitudinario ayer el concierto de la veterana Orquesta Mondragón, con el incombustible Javier Gurruchaga al frente. La letra de una de sus más famosas canciones, Viaje con nosotros, bien valdría para este festival. También aquí se goza, también éste es a la vez un lugar y miles, también aquí se disfruta de hermosas historias, también aquí puede encontrar el semanero atractivos monstruos que le sonreirán, la amistad de sirenas y de serpientes del mar; abundan los romances y quien compra nuestro billete (nuestro elíptico billete gratuito) compra la felicidad. También con nosotros viaja el sueño y la novedad, la alegría, la sorpresa y el carnaval. Lo dicho: que ni pintado. Hoy el día promete. Charlaremos sobre censura, periodistas metidos a escritores y libertad de expresión en época de posverdad y tendremos por aquí al inefable Juan Carlos Monedero. Seguimos. VIAJE CON NOSOTROS CON NOSOTROS VIAJE LA ORQUESTA MONDRAGÓN ENCIENDE LA SN

Upload: hatuong

Post on 27-Oct-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXXI • GRATUITO • Nº 7

www.semananegra.org

La ceNsURa eNeL cÓMic espaÑoL

Por Ignacio Fernández Sarasola

Páginas centrales

espacio aQPor Jesús Palacios

Página 6

q Fue multitudinario ayer el concierto de la veterana Orquesta Mondragón, con el incombustible JavierGurruchaga al frente. La letra de una de sus más famosas canciones, Viaje con nosotros, bien valdría paraeste festival. También aquí se goza, también éste es a la vez un lugar y miles, también aquí se disfruta dehermosas historias, también aquí puede encontrar el semanero atractivos monstruos que le sonreirán, laamistad de sirenas y de serpientes del mar; abundan los romances y quien compra nuestro billete (nuestroelíptico billete gratuito) compra la felicidad. También con nosotros viaja el sueño y la novedad, la alegría,la sorpresa y el carnaval. Lo dicho: que ni pintado. Hoy el día promete. Charlaremos sobre censura, periodistas metidos a escritores y libertad de expresión enépoca de posverdad y tendremos por aquí al inefable Juan Carlos Monedero. Seguimos.

VIAJECON NOSOTROSCON NOSOTROSVIAJELA ORQUESTA MONDRAGÓN ENCIENDE LA SN

Page 2: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

jueves, 12 de julio de 20182

ASOCIACIÓN SEMANA NEGRA

Presidenta:Susana Quirós

Director del Comité Organizador:José Luis Paraja

D.L.: As-2.391/2000

Redacción: Jesús Palacios

Colaborador: Ignacio Fernández Sarasola

Fotografía: José Luis Morilla

Edición y diseño gráfico:Ángel de la Calle

Dirección:Pablo Batalla Cueto

Preimpresión: Morilla Fotocomposición Imprime: Imprenta Mercantil

punkis y punkitos(Transcripción de Jesús Palacios)

Todo el mundo es punk. O le gusta pensar que lo es. La ver-dad es que de entre quienes lo dicen hay algunos que lo fueronen su día. Algunos ancianos, claro… Porque para el que no sehaya dado cuenta, ese día fue y está ya muy, muy, pero que muylejano. Porque yo, cuando oigo decir punk, no saco la pistola,sobre todo porque no tengo, pero sí saco la memoria, la desem-polvo y me doy cuenta de que el Punk, así, con mayúscula, em-pezó de verdad de la buena en el año 1977, dejando de lado pre-cedentes musicales eruditos y epígonos póstumos. Claro que,para muchos de los que andan por ahí presumiendo de pasado opresente punkarra, el punk es algo de los noventa, rollo GreenDay, offspring y demás. Pero lo cierto es que eso era ya la dro-ga blanda, porque precisamente la dura, sobre todo la heroína,había dejado muy mermadas las filas del punk original y éste,que en realidad tampoco tuvo nunca muy claro si era estética,música, actitud, política o moral, se había diluido en tantas y tancontradictorias corrientes que era y es difícil saber de qué coñohablamos cuando hablamos de punk.

Mayormente, el punk ahora es una etiqueta comercial quevende y vende mucho. Sobre todo entre gente que cree que Ra-mones o sex pistols son marcas de ropa y no bandas de rock(aunque hemos de admitir que siempre hubo algo de eso desdeel comienzo: la elegancia punk es un hecho, y el abrigo rojo deJohnny Rotten una obra de arte a la altura de Balenciaga). No

voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, o a pre-sumir de haber vivido la eclosión del genuino punk. Primeroporque la viví en España, generalmente corriendo con ellos pa-ra dar de hostias a los rockers, en extraña alianza mod/punk,aunque a menudo también al revés: o sea, corriendo con ellos ycon los rockers detrás para darnos de hostias a nosotros. Sin em-bargo, por mucho que me pese, la verdad verdadera es que eranlos ochenta en España, y no en Londres o Nueva York, así quetampoco es cosa de dárselas de listo. Basta de nostalgia: despuésvendrían la división entre punk nazi skinhead nacionalista y fut-bolero y punk anarquista okupa y terrorista; los locales sociales,las bandas en euskera, los programas en la tele y, finalmente, In-ternet. Yo, mientras, abandonando cualquier bandera musical osocial —ya habrán visto que como comediante soy de naturale-za poco fiable hasta para mí mismo—, observaba cómo los pun-kis de mi barrio crecían y con ellos su peinado mohicano algocanoso, se casaban con chupas de cuero de etiqueta y chapas ypins de importación, tenían bebés punkitos con ropita punk detienda especializada, los paseaban en cochecitos con banderasinglesas, tachas de metal y adornos nazis o anarquistas, y se-guían sus vidas formando familias punkis cada vez, claro, me-nos punkis y más familias.

Porque eso, para mí —perdonadme, viejos amigos de Cara-banchel, Usera, Vallekas y Pan Bendito (benditas las hostias quese soltaban por allí)— es aburguesamiento punk. Por mucho quese mantenga la ropa, el pelo, las cadenas y las botas militares y

que la casa la tengas hecha una mierda, te has convertido en unaputa unidad familiar básica y, por tanto, sostén de la sociedadcapitalista, institucional y normativa. Si tienes que dar de comera los guajes, no te queda dinero para caballo ni para farla, loslloros por la noche te tapan el sonido de los Buzzcocks o TheRuts y no te queda tiempo nada más que para pedir subvencio-nes al Ayuntamiento, ayudas familiares y buscar trabajo en za-paterías, burgers y grandes almacenes. O vendiendo tus viejascolecciones de vinilos y fanzines en un Rastro cada vez más tris-te y depauperado. ¿Que el Punk no ha muerto? Pues vaya, yo nole veo gozar de muy buena salud, sobre todo cuando hasta el úl-timo hijo de vecino y el más pijo del barrio van diciendo que es-to o aquello es «muy punki», o cuando no sólo Zara y H&Mvenden ropa punk, sino grandes marcas de lujo y confección ha-cen campañas de moda punki para todos los públicos, con ropi-ta rota, colorista, retro y llena de pins, chapas y parches vinta-ges, a precios astronómicos y en pleno barrio de Salamanca (ca-da cual ponga la zona pija de su propia ciudad o villa que másodie o le guste).

Pero sí que tengo amigos punkis de verdad. No los recono-ceríais porque no llevan camisetas de los Clash, ni pins, ni el pe-lo de punta, rapado o de color, ni chupas de cuero decoradas ovaqueros rotos, ni cadenitas chulas ni botas de doscientos pavos.Son tipos de apariencia normal y corriente, pero que no se hancasado ni tenido hijos, que no han renunciado a escuchar en ca-sa sus viejos discos a todo volumen, que no tienen trabajos es-tándar, siguen leyendo fanzines y se niegan a tragar con subven-ciones y convenciones. Son punks del 77 y del siglo XXI, resis-tencia silenciosa pero no pasiva, que no presume de lo que ya nopueden ser, vistiendo ropa joven a una edad provecta y hasta ab-yecta, sino que siguen manteniendo y ejerciendo aquello que enesencia última representaba ser punk: ignorar, rechazar y dartambién por culo un poco a nuestra sociedad biempensante y or-denada. Al Estado paternalista o maternal omnipotente. Al mer-cado consumista y consumidor. Son seres independientes, libresy algo tristes, claro, pero felices en su soledad íntima y comuni-dad guerrillera, terroristas silenciosos, lobos solitarios e inadap-tados. Y es verdad, gracias a ellos, el Punk quizá no ha muerto:sólo está dormido.

JESÚS PALACIOS

…Martín de Villar presentó 101 cuentos del concejo de El Franco, charlamos sobre feminismo, Manuel Hernández Muñiz nos impartió una interesantísima charla sobre Marx, elcapitalismo y la acumulación originaria, César Brandon se encontró con sus lectores y charlamos sobre solidaridad internacional y acogida de refugiados.

Page 3: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

LOS RETOS DE LA

3jueves, 12 de julio de 2018

Una Buenos Aires futurista, caní-bal y surcada por los zombis: en esesugerente escenario se desenvuelve latrama de la novela mitad negra, mitadfantástica Los que duermen en el pol-vo, del escritor argentino —viejo ami-go de este festival— Horacio con-vertini, que ayer presentó en la Carpadel Encuentro acompañado de Jesúspalacios. La novela reflexiona sobreel valor de lo perdido se desarrollaconcretamente en el barrio de Pompe-ya, el del autor, que es un barrio que«a determinadas horas parece un ba-rrio postapocalíptico, porque quedanen él las osamentas de las fábricasdonde trabajaban nuestros padres, fa-miliares y amigos y que cerraron enlas sucesivas crisis de los últimos cua-renta años no abrieron nunca más».Convertini quiso reflexionar en ella

que «no es gratis que en un país cei-rren las fábricas; no lo es que se arra-se toda la estructura productiva de unlugar». También sobre el hambre, queen Argentina es mucha y dramática.«Somos un país lleno de campos deinvernaderos y que abastece de soja aChina, pero también un país en el quehay hambre».

Después de Convertini fue el tur-no de Manuel Vilas, que vino a pre-sentar su Ordesa en compañía de Mi-guel Barrero. Ordesa es un libro «es-crito a ratos desde el desgarro ysiempre desde la emoción» y «la cró-nica íntima de la España de las últi-mas décadas, pero también una narra-ción sobre todo aquello que nos re-cuerda que somos seres vulnerables,sobre la necesidad de levantarnos yseguir adelante cuando nada parece

hacerlo posible, cuando casi todos loslazos que nos unían a los demás handesaparecido o los hemos roto». Vilasexplicó que concibió el libro como«una carta de amor a mi padre y a mimadre» y «la celebración de estaraquí gracias a que tuve un padre y unamadre», motivo por el cual cree que ellibro ha tenido tanto éxito. «Todos es-tamos aquí porque somos hijos de al-guien», dijo Vilas; y ése es el univer-sal que palpita en su obra. Vilas la es-cribió inmediatamente después defallecer su progenitora. Su padre yahabía fallecido en 2005, y aunque elescritor la creía superada, la muertede su madre hizo que «esa otra muer-te se me volviera a plantar en la cabe-za de una forma casi esotérica». Or-desa es una nueva «de fantasmas, pe-ro de fantasmas buenos».

Emociona especialmente del librolo que transmite sobre las conversacio-nes pendientes. «Uno sólo se da cuen-ta», reflexionó Vilas, «de la importan-cia de su padre y de su madre cuandono están; y el libro está todo el rato re-cordando las preguntas que tenía quehaber hecho y no hice, las cosas quetenía que haber sabido y no sé y cómotodo eso ya no tiene salvación». La no-vela está llena del humor que es carac-terístico de los libros de Vilas, pero,como expresó Barrero, «de un humorque no es atenuante, sino que de unamanera muy extraña y muy virtuosa

sirve para enfatizar todo el pesimismodel libro». Reflexionó Vilas en estesentido que «entre la tragedia y la co-media, el humor y lo serio, a veces hayun pasillo muy pequeño; y las situacio-nes dolorosas que se dan en la muertea veces están a un paso de convertirseen cómicas. En los funerales, muchasveces la gente se ríe; y el humor ha si-do siempre un bálsamo para ayudarnosa enfrentar las cosas más terribles de lavida».

De la novela también se destacóayer que Vilas convierte la historia desu familia en una historia informal detodo un país. Vilas se dio cuenta de quesu familia era mucho más representati-va de cierta sociología de lo que él cre-ía. «Con la novela he descubierto»,contó, «que lo que yo creía que eran ra-rezas de mi familia, las había en todas

las familias de España. Mi padre, porejemplo, sólo viajaba a sitios en los quetuviera la seguridad de que fuera a ha-ber sombra para aparcar el coche. Yocreía que era una extravagancia suya,pero después descubrí que los padresde mucha gente tenían esa misma ma-nía». Y lo mismo con otras cosas: «Eranormal que, como sucedía en mi fami-lia, las familias no verbalizaran sussentimientos. Tú sabías que tus padreste querían, pero tenías que entenderlopor otras cosas, nunca te lo decían».

Al final de la presentación de Vi-las, desde el público se aprovechó pa-ra denunciar la falta de presupuestopara novedades que aqueja a las bi-bliotecas públicas de Gijón. Vilas apo-yó totalmente la reivindicación: «Sinbibliotecas», dijo, «no existen las ciu-dades».

La tarde de ayer concluyó en la Carpadel Encuentro con la presentación de Losviejos seductores siempre mienten, deJuan Bolea, una novela que comienzacuando un frío y anodino día de inviernoMatilde Montenegro, una estrella de la no-vela romántica caída en el olvido, se pre-senta en el despacho del detective FloriánFalomir. Éste, reza la sinopsis del libro,«no sospecha que su encargo, la entregade una carta, lo conducirá a un laberintode pasiones que llegará a sumergirlo enuna orgía de sexo y traición. Porque lo queen un principio parece un trabajo sencillose convierte en la búsqueda frenética de lamisteriosa destinataria de la misiva, Rosalde Luna, otra gran diva del género rosa. Apartir de ahí, el ego y la fama de las dos es-critoras reinas del melodrama erótico se-rán elementos tan importantes en la tramacomo los enigmáticos asesinatos a resol-ver». La novela pone en escena también ala inspectora Martina de Santo, protago-nista habitual de las novelas de Bolea, queen este caso asesora a un desubicado Falo-mir a intentar desvelar la solución de uncaso protagonizado por mujeres arrogan-tes y viejos seductores.

Bolea fue presentado por Luis arti-gue, que lo calificó —además de como unviejo seductor él mismo— como «un no-velista con el regusto de los clásicos» queha hecho «una novela negra de madurez»que bebe y bebe mucho de Hammett y dechandler y que «supera la prosa funcio-nal para hacer un estilo muy repleto de fra-ses con vocación de cita literaria» y ade-más está llena de «un humor instalado enla tradición española».

Explicó Bolea que el caso que vertebrala novela «es un caso propio de un detec-tive. Al despacho de Falomir llega aquelloque la policía rechaza, que no consideracaso, porque no hay expediente, ni denun-cia, ni crimen, ni cadáver. Sin embargo,Falomir se pone a trabajar exactamenteigual que si fuera un caso de asesinato,porque es un profesional: ha sido espía, di-plomático, etcétera; es un hombre que tie-ne mucha experiencia y que se toma en se-rio todo lo que hace. El caso es aparente-mente absurdo, pero… Dejémoslo ahí».

La novela de Bolea es entre otras co-sas una reivindicación de las escritoras denovela romántica, tan injustamente des-preciadas como en otro momento lo estu-vo la novela negra. Esto dijo Bolea al res-pecto: «Yo, que ya soy viejo y nunca hesido un seductor, ni muchísimo menos,siento sin embargo un espíritu jovencuando me encuentro contra una buenacausa; ante algo digno de luchar por ello.Y siempre me ha parecido muy injustocómo desprecia la crítica, la prensa, etcé-tera; cómo no se hacen entrevistas, por-que las consideran escritoras de terceradivisión, a estas escritoras cuyas cifras deventas suelen ser sin embargo extraordi-narias, porque atraen a miles de lectoresque encuentran en sus libros historias deamor que les encantan, porque están bienescritas». Alabó Bolea de ellas, entreotras cosas, cómo «escriben páginas y pá-ginas escenas de sexo explícito sin tapu-jos ni remilgos, de forma natural; escenasque nosotros no nos atreveríamos a escri-bir». Y escribió la novela procurando«conjugar los dos géneros sobre los quese basa el libro: el negro y el romántico».En ella se aborda «el amor como motorcriminal» y se emplea el morbo como ge-nerador de suspense.

Jugando con la muerte es el último libro de si-mon scarrow, y ayer el escritor vino a presentarlo ala Carpa del Encuentro en compañía de Juan Bolea.El escritor aragonés presentó al británico como dignorepresentante de la tradición de «la novela históricainglesa, que siempre nos ha maravillado por su grancalidad y su gran capacidad para traer al presente, yexplicarnos a los lectores, los hechos del pasado».Scarrow, dijo, «es capaz de trabajar con una enormehonestidad a personajes de la altura de un Napoleóno un Wellington y al mismo tiempo convertir aque-llas viejas historias en novelas absolutamente moder-nas, apasionantes, amenas y entretenidas».

En este caso, eso sí, el libro es una novela negra.En ella, atormentada por el fallo en su última misiónencubierta, Rose Blake, agente especial del FBI, tra-ta en vano de olvidar su encuentro con un despiadadoasesino en serie, pero éste sigue en libertad y podríaatacar de nuevo en cualqueir momento. En un mo-mento dado, la llamada para investigar un incendioprovocado en el que ha muerto un hombre se convier-te en una bienvenida distracción. No parece un casoapropiado para FBI, pero en realidad nada en todo elproceso es tampoco normal. Conforme avanza en lainvestigación, Rose se enfrenta a una imaginaciónaterradora, similar a los mundo de fantasía de los vi-deojuegos de su hijo, y a una inteligencia sublime quelo lleva siempe un paso por delante. Y se teme lo pe-or: que un asesino a sangre fría haya llevado a caboel asesinato perfecto. Mientras tanto, ella sólo sabeuna cosa sobre él: que matará de nuevo.

Explicó Scarrow que la historia que ha vertebra-do la novela venía flotando en su cabeza desde el año1995. Iba a ser, explicó, un serial radiofónico para la

BBC, «pero no les gustó, porque tenía demasiadoselementos de fantasía y ciencia-ficción y en aquelmomento era todavía una quimera ese tipo de fusio-nes. Así que lo metí en un cajón, pero se dio la cir-cunstancia de que la mayoría de las cosas que yo pre-decía allá —y particularmente el fenómeno de la rea-lidad virtual— han tenido lugar, así que quizás ahoraera el mejor momento para que la novela saliera». Enla novela se aborda cómo la realidad virtual puede al-terar e incluso terminar reemplazando a la verdadera.Manifestó Scarrow su opinión de que «la tecnologíaestá planteándonos retos morales a los que nunca ha-bíamos tenido que enfrentarnos. Está pasando, porejemplo, que la gente se comunica a través de sus or-denadores y sus teclados como no es en persona; quese atreve a hacer cosas que no haría cara a cara por-que no tiene miedo de las consecuencias. Y el proble-ma es que ese tipo de comunicación que se genera enlas redes sociales está pasando a la vida real. La gen-te está perdiendo los tabúes y se está empezando acomportar en la vida real como lo hace en Internet».La tecnología, dijo, «es un poco como las bulas papa-les: mientras uno pague la bula, tiene derecho a pecartodo lo que quiera». Y dijo también que «en el futurolos seres humanos iremos teniendo una relación másy más simbiótica con la tecnología».

El escritor se demoró también en explicar por quéel personaje principal del libro es una mujer: «Escogía una mujer porque mucha de la trama mezcla elmundo del porno con el del crimen, y en esa mezcla,las mujeres suelen ser las víctimas». La novela procu-ra transmitir también los retos y complicaciones a losque se enfrentan las mujeres trabajadoras a la hora decompaginar sus carreras con sus vidas privadas.

tecnologíatecnología

Page 4: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

jueves, 12 de j 4

El primer tebeo que recuerdo haber comprado —con nue-ve años recién estrenados— fue un cómic titulado Triple Ac-ción que contenía una historia de Los Defensores, un grupo desuperhéroes de la editorial Marvel. Corría el año 1979 y hacíaapenas unos meses que se había aprobado la Constitución queahora cumple cuarenta años, aunque de aquella no me impor-taba demasiado. Mi hermano y yo, ilusionados con la adquisi-ción (que había supuesto juntar nuestras respectivas pagas)nos asustamos un poco cuando vimos cómo un pequeño cua-dradito en la portada, del que juro que no nos habíamos per-catado, rezaba «Revista para adultos». Temerosos de quenuestros padres dieran al traste con nuestras expectativas dedisfrutar de Hulk, el Doctor Extraño y demás héroes, se nosocurrió tachar en negro el impertinente aviso, aprovechandoque quedaba bien disimulado en el fondo espacial que apare-cía en la portada.

Todavía hoy conservo el cómic en cuestión, y sigo sin vernada en el contenido que justificase su catalogación como lec-tura para adultos. Es la típica historia de superhéroes en laque, sí, hay golpes, pero ni una gota de sangre, ni de terror, nimucho menos de sexo. En la actualidad, cualquier niño de seisaños absorbe en canales infantiles de televisión dosis de vio-lencia mucho más acusadas. ¿Qué motivaba, pues, que taninocua lectura se destinara «sólo para adultos»? Pues sencilla-mente la inercia de la censura franquista, de la que, en los al-bores de nuestra restablecida democracia todavía no nos habí-amos desprendido plenamente. Todo atisbo de violencia hacíaque los propios editores —en este caso la ya desaparecidaVértice, que tenía los derechos de Marvel Comics en Espa-ña— catalogasen sus revistas como «no aptas» para niños afin de evitar problemas que iban desde el secuestro de la pu-blicación hasta severas multas para los responsables. Pero,¿había sido siempre así?

Retrocedamos un poco en el tiempo y situémonos en laSegunda República. Por aquel entonces las historietas de fac-tura nacional (entre las que destacaba TBO desde 1917, segui-da por Pulgarcito, 1921; Pinocho, 1924; Macaco, 1928 o Po-cholo, 1931) hubieron de competir con material procedente deEstados Unidos, gráficamente más impactante. El desembar-co de este tipo de historietas —en realidad procedentes en sumayoría de tiras cómicas publicadas en la prensa estadouni-dense— llegó de la mano del editor italiano Lotario Vecchi,quien disponía de los derechos de King Features Syndicate(distribuidos en Europa por la compañía Opera Mundi), lo quele permitía publicar las aventuras de personajes tan popularescomo Tarzán, Flash Gordon, The Phantom o Mandrake. Vec-chi ya publicaba estas aventuras en su país natal, pero las res-tricciones que el fascismo había empezado a imponer a la im-portación de cómics estadounidenses le habían obligado abuscar nuevos mercados en los que poder colocar sus edicio-nes. Así vieron la luz en España las revistas Yumbo (1934),Aventurero (1935), La Revista de Tim Tyler (1936) y LasGrandes Aventuras (1936), cuyo precio, superior al de otrasrevistas nacionales, quedaba compensado por las hipnotizado-ras historias que contenían sus páginas. Unas páginas que,además, ejercerían una notable influencia entre los noveles ar-tistas españoles, que imitarían (con desigual éxito) el estilo dealex Raymond, Harold Foster y Milton caniff. Es más, in-cluso algunos de los dibujos que aparecerían en revistas comoChicos y Pelayos eran una descarada copia de viñetas proce-dentes de la otra orilla del Atlántico.

A pesar de que la Constitución republicana reconocía conenorme generosidad la libertad de expresión (art. 34), elimi-nando tanto la censura previa como el secuestro administrati-vo de publicaciones, las tiras cómicas estadounidenses se pu-blicaron en nuestro país con cierto grado de censura, en parti-cular en lo referente a la exhibición de imágenes con ciertasconnotaciones eróticas. Lo padeció con especial inquina FlashGordon o, por mejor decir, las féminas que le acompañaban ensus aventuras, desde la eterna novia del aventurero, Dale Ar-den, hasta la princesa Aura, hija del pérfido dictador Ming, cu-yos bikinis se convertían en vestidos de cuerpo entero. Duran-te algún tiempo, estudiosos de la historieta como antonioMartín creyeron que estas censuras procedían de Italia, don-de Vecchi se veía también obligado a censurar las tiras esta-dounidenses. Sin embargo, un examen más detenido demues-tra que no es así y que las censuras españolas no coinciden conlas italianas, en ocasiones más permisivas aunque igual de tos-cas.

El Código Penal de 1932 castigaba el escándalo público—es decir, la ofensa grave del pudor y buenas costumbres—con arresto mayor (un mes y un día hasta seis meses) y hastacinco mil pesetas de multa (art. 433), aunque el tipo penal mása propósito para el caso era el de falta contra el orden públi-co, que sancionaba con arresto de uno a diez días y multa dehasta cien pesetas a quienes exhibieran estampas o grabadosofensivos para la moral y buenas costumbres (art. 562). En au-sencia de censura previa, sin duda eran los propios editoresquienes aplicaban autocensura para evitar incurrir en estos ti-pos penales.

El aparato censor fue restablecido durante la guerra civil,primero a través de un bando de 18 de julio de 1936, dictadopor el general andrés saliquet, y apenas unos meses más tar-de, una orden acordada por la Presidencia de la Junta Técnicadel Estado prohibía la producción, comercio y circulación decualquier material impreso que pudiera tildarse de pornográ-fico, literatura socialista, comunista, libertaria o disolvente. Sibien la exclusión de material políticamente disidente del ide-ario de los nacionales podría considerarse resultado de la con-tienda bélica, el impedimento del material pornográfico res-pondía al peso del nacionalcatolicismo dentro de los subleva-dos. Y no estaba exento de un valor simbólico: a pesar de lasautocensuras ya referidas en las tiras cómicas estadouniden-ses, el ambiente general de la Segunda República había sidoel de una mayor tolerancia en el ámbito sexual, lo que, entreotras cosas, había dado lugar al nacimiento de las primeras so-ciedades nudistas en España. Combatir el erotismo significa-

ba en la lógica del tradicionalismo católico erradicar la peca-minosa República.

El triunfo del ejército sublevado mantuvo esa censura,elevada incluso de rango a través de la ley de Prensa de 22 deabril de 1938, obra del ministro del Interior, Ramón serranosuñer. Aunque las editoriales mantenían su carácter privado,sus publicaciones pasaron a considerarse instrumento al servi-cio del Estado y a la propaganda de los valores de este, mate-rializados en los Veintiséis Puntos de la Falange. El Ministrode Información y Turismo, Gabriel arias-salgado, acuñó in-cluso un nombre con el que definir esta nueva prensa quemezclaba la titularidad privada de las editoriales con la impo-sición gubernamental de contenidos: prensa orientada.

La censura se encomendó a dos órganos de distinta pro-cedencia que evidencian la mezcla entre Estado y régimen:por una parte, la Delegación Nacional de Prensa y Propagan-da, un órgano administrativo que la ejercía a través de sus ser-vicios provinciales y locales; por otra, la Delegación Nacionalde Prensa y Propaganda, una institución del partido único delrégimen (Falange Española Tradicionalista de las Juntas de lasJuntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista); dos órganos queno sólo generarían confusión a la hora de ejercer la censura,sino que en ocasiones llegarían a colisionar entre sí.

¿Y cómo afectaba todo esto a las historietas? Puede decir-se que hasta 1952 éstas vivieron en un limbo de desidia e in-diferencia por parte de las autoridades que les permitió disfru-tar de una apacible libertad creativa, aunque dificultada portrámites burocráticos y económicos. No existió un régimencensor específico para las publicaciones infantiles y juveniles—y por tanto tampoco para las historietas—, de modo que és-tas se sujetaron al régimen común de censura, más pendientede acallar disidencias políticas que de recortar viñetas y glo-bos. Consideradas las historietas como productos destinados alos niños, se las concebía como productos mayormente ino-cuos e indignos de atención gubernamental.

Por este motivo, no es de extrañar el contenido violentoque desprenden muchos de los cómics publicados durante es-ta etapa. En realidad, esa violencia ya se había manifestadodurante la guerra civil: revistas como la falangista Flechas yla tradicionalista Pelayos mostraban reiteradamente a niñosvestidos respectivamente con las indumentarias fascistas ycarlistas, castigando cruelmente a rojos a los que se represen-taba como grotescos piratas. La crueldad de las imágenes nosólo se manifestaba por las palizas que allí se retrataban, sinotambién por el hecho de ser sus protagonistas niños, a los que,por tanto, se hacía partícipes de la animosidad de la guerra.Las publicaciones del bando republicano —como Pionerín yPionero Rojo— también incurrían en este tipo de imágenes,aunque con menor frecuencia, sobre todo porque un sector dela izquierda —representado por Dolores ibárruri, la Pasio-naria— impuso la idea de que las revistas infantiles debíanproporcionar sólo momentos lúdicos a los niños lectores.

Por el contrario, para la dictadura, mantener viva la llamade la violencia era un objetivo válido en el clima de represióninstaurado durante la posguerra. Había que seguir hostigandoal comunista, al disidente, y no importaba por tanto que los ni-ños absorbiesen altas dosis de violencia en sus lecturas. Y, co-mo había sucedido durante la guerra civil, tampoco importabaque los violentos protagonistas de las historietas fuesen niños.Así, las aventuras del pirata juvenil dibujado por Juan Gar-cía iranzo, El Cachorro (Bruguera, 1951), rebosaban de imá-genes truculentas: cadáveres, mutilados, torturados… y elprotagonista —un joven llamado Miguel Díaz Olmedo— notenía reparos en blandir su espada contra cualquier bucanero,patalearlo o utilizar un lenguaje agresivo: «¡Muere, canalla![…] ¡Malditos! ¡He de mataros a todos!» (Los siete látigos,1951); «¡Exterminadlos a todos!» (Prisionero, 1951), «¡Des-atadme y os arrancaré la piel!» (Traicionado, 1951) son algu-nas de las lindezas que salían por su boca. Otro ejemplo lla-mativo es La Pandilla de los Siete (Valenciana, 1945), un gru-po de muchachos justicieros con ínfulas de matones. En unode los episodios, necesitando una bicicleta para perseguir a unbandido, uno de los protagonistas se la arrebata a otro mucha-cho. Cuando el legítimo propietario protesta, el protagonistale propina una severa paliza, regodeándose en ella a lo largode cuatro viñetas (El robo de Nick, 1945).

El erotismo también contó con cierta laxitud. Obviamen-te no puede hablarse de imágenes pornográficas o de alta pul-sión sexual, pero la presencia de minifaldas, las posturas insi-nuantes o los perfiles curvilíneos alcanzaron unas cotas de re-presentación muy superiores a las que poco después sepermitirían. No sólo eso, sino que la representación de laatracción sexual entre el héroe protagonista y su amada resul-taba bastante patente en historietas tan célebres como El Gue-rrero del Antifaz (Valenciana, 1943) o El Justiciero Fantasma(Bruguera, 1950). Posiblemente el mayor peso del falangismoen la primera fase de la dictadura —en detrimento del nacio-nalcatolicismo— podría explicar esta postura menos pacata.Sin embargo, lo cierto es que de esta permisividad sólo se be-neficiaron las historietas de factura nacional: igual que habíasucedido en la Segunda República, los cómics importados deEstados Unidos e Italia sufrieron una vigilancia más estricta y,con ella, mayores mutilaciones. Las víctimas fueron las mis-mas: las mujeres que rodeaban a Flash Gordon, a Mandrake ya The Phantom, aunque resulta todavía más perceptible en el

personaje femenino de procedencia italiana, Pantera Rubia(Hispano Americana, 1949). Importación del personaje Pan-tera Bionda, creado por Gian Giacomo Dalmasso y enzoMagni, se trataba de una reina de la jungla que imitaba a She-ena, la Tarzán femenina que había publicado la editorial esta-dounidense Fiction House. En tanto el personaje original apa-recía en los cómics italianos con un bikini de piel de leopar-do, en España lucía una recatada blusa y una falda que,aunque también confeccionada con piel felina, le tapaba has-ta las rodillas. Sin duda una vestimenta incómoda para fre-cuentar las espesuras de la selva.

La relativa permisividad de las historietas en esta fase deindiferencia censora —con la salvedad de las importacio-nes— se veía sin embargo empañada por las enormes dificul-tades que tenían las editoriales para subsistir, merced a un sis-tema de control gubernamental que a la postre actuó como unacensura indirecta. En efecto, ante la carencia de papel deriva-da de la posguerra, éste se clasificó en tres categorías: el pa-pel prensa, que asignaba el Estado en lotes y que tenía un pre-cio económico, al estar subvencionado; el papel revista, tam-bién subvencionado, pero que podía adquirirse en el mercadoa precios más elevados, y el papel de edición, destinado prin-cipalmente a libros y que sólo podía obtenerse en el mercado,por cuantías poco asequibles.

Obviamente las editoriales aspiraban a obtener el papelrevista, pero éste sólo se dispensaba a aquellas publicacionesque obtuviesen por parte de la Administración la calificaciónde «publicaciones periódicas». Y huelga decir que el régimensólo se lo concedía a las revistas más afines, como Flechas yPelayos, Maravillas, la Biblioteca Maravillas, Clarín, Chi-cos, Mis Chicas, Chiquitito, El Gran Chicos, Pepe y Mari,Bazar (de la Sección Femenina de FET y de las JONS), ¡Zas!,Tampolín, Leyendas Infantiles y Junior Films.

Las demás se veían obligadas a comprar el papel a unosprecios prohibitivos, lo que les llevaba incluso a aprovecharlos recortes, circunstancia que explica el reducido tamaño ysorprendente formato de algunas historietas de la época, comoLos mil y un cuentos (Ameller, 1949). Pero esta carencia depapel no era el único problema que afrontaban las revistas queno obtenían la calificación de «publicaciones periódicas»:además, al no ser consideradas como tales, debían solicitar au-torización administrativa para publicarse en cada número y nopodían difundirse en forma de colección, lo que obligaba aque los títulos genéricos («Roberto Alcázar y Pedrin», «ElGuerrero del Antifaz»…) figurasen en letra pequeña y simu-lada a fin de engañar a los censores.

Esta particular situación de ostracismo del cómic se man-tuvo hasta 1952, momento en que se inicia una segunda fasede implicación gubernamental en el cómic. El cambio de pa-radigma derivó de la conciencia que las historietas despertó enun sector de sociólogos, educadores y eclesiásticos, que porfin se percataron del potencial educador que tenían. Autorascomo consuelo Gil Roësset (a la sazón editora de Chicos, po-siblemente la revista juvenil de mayor calidad de la primerafase de la dictadura), carmen Bravo-Villasante, Margaritasánchez Brito o concepción pérez Montero reflexionaronsobre los cómics y su impacto en la formación de la juventud.Otro tanto hicieron algunos eclesiásticos, con particular prota-gonismo del sacerdote y sociólogo dominico Jesús MaríaVázquez, empecinado en que los cómics habrían de servir pa-ra formar al hombre integral cristiano. De resultas, la preocu-pación por las historietas no eran tanto por el daño que pudie-ran causar a los menores de edad como por el que podían oca-sionar a los valores espirituales del régimen.

Esta llamada de atención sobre las historietas hizo que elEstado tomara por vez primera conciencia real de ellas, y en1952, siguiendo el ejemplo de la legislación francesa regula-dora de las publicaciones infantiles y juveniles, que databa de1949, se creó una Junta Asesora de la Prensa Infantil y se for-maron unas Normas sobre prensa infantil que orientaban loscontenidos. Una idea esta, la de orientación, que retomaba elconcepto de Arias Salgado, pero que resultaba hipócrita, por-que en realidad lo que se hacía era imponer contenidos, some-tidos tanto a censura como a régimen sancionador. A partir deese momento, puede decirse que las historietas se convirtieronen un continuo foco de atención para el Estado. Toda la des-idia que había mostrado antaño se transformó, de golpe, enuna especie de obsesión por regular cada vez con más intensi-dad el mundo de las publicaciones infantiles y juveniles. Bue-na prueba de ello es la sucesión de normas aprobadas con esefin y el hecho de que estas fueron incrementando su rangonormativo a medida que se incrementaba también la preocu-pación estatal por los cómics. En 1952 las Normas sobre Pren-sa Infantil habían sido acordadas por la propia Junta Asesora;en 1955 fueron sustituidas por nuevas imposiciones, esta vezimplementadas mediante orden ministerial y, en 1967, queda-rían fijadas por decreto.

Las limitaciones sucesivas a las que se sujetaron las histo-rietas a partir de entonces fueron sustancialmente de tres tipos.El primero era la imposición de una catalogación por edades ysexos de las publicaciones. La primera insinuación al respectollegó ya en las Normas de 1952, ya que estas diferenciaban elcontenido que podían tener las revistas según fuesen destina-das a niños de entre seis y diez años, o entre diez y catorce. Apartir de 1955 se obligó a que las revistas indicasen claramen-

te en portada si eran infantiles, para jóvenes o revista juvenilfemenina, lo que implicaba considerar que a edades tempranasniños y niñas podían leer lo mismo, pero alcanzada la preado-lescencia era preciso que los varones se formasen en valoresmasculinos (heroísmo, aventura, galantería…) y las chicas lohicieran en las esencias femeninas (matrimonio, familia, ma-ternidad, cocina…). En 1967 se prescindía de esta clasifica-ción de género, pero no la de edad: las revistas podían ser in-fantiles (hasta catorce años), juveniles (entre catorce y diecio-cho) o infantil y juvenil (apta para todos los públicos). Apartede la mayor precisión en las edades que comprendía cada cate-goría, se especificaba como potestativo el que la revista pudie-ra especificar el género del lector al que iba destinado.

El segundo bloque de restricciones se refería a los conte-nidos que podían o, por mejor decir, no podían tener las publi-caciones infantiles y juveniles. Sólo unas Instrucciones para laOrientación de las Publicaciones Infantiles, aprobadas en1956, tuvieron un sesgo positivo. Todas las demás constituye-ron simples prohibiciones que se orientaron principalmentehacia cinco frentes: religión, violencia, terror, erotismo y mo-ralidad. Por lo que se refiere al primer aspecto, la religión, seprohibía la representación de cualquier religión que no fuesela católica. No sólo eso, sino que no se admitieron las fantasí-as pseudocientíficas representadas por los superhéroes, por-que representaban personajes cuasidivinos. Los ángeles sí po-dían aparecer; Superman, no. En este ambiente no debe extra-ñar que floreciesen numerosos héroes de historieta cuyocometido vital era defender la sagrada causa del cristianismofrente a los infieles (desde el Guerrero del Antifaz hasta el Ca-ballero de las Tres Cruces) o ante los romanos (El Defensor dela Cruz o Coloso). Pero, por si fuera poco, no se toleró ningúnguiño —ni siquiera en tono de humor— que pudiera conside-rarse contrario a los dogmas de la fe cristiana. De este modo,cuando un científico daba vida al Enigma Viviente, una suer-te de Robocop hispano, el guionista se vio obligado a poner enboca del personaje una disculpa a Dios por traer a la vida a unmoribundo. Y el científico loco de la genial 13, Rue del Per-cebe acabó desapareciendo del edificio porque los censores no

IGNACIO FERNáN

Geo

rges

Laf

osse

: La

cens

ura.

Page 5: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

julio de 2018 5

admitían que nadie que no fuese Dios pudiese crear vida. Contodo ello, las historietas se llenaron de un ambiente espiritualque a menudo rozaba lo grotesco, como ver al hijo de PanteraNegra (un Tarzán a lo hispano) cantando música religiosa conun coro de aborígenes mientras una belicosa tribu se postrabade reverencia y respeto al ver la consagración del cáliz.

Ni que decir tiene que cualquier insinuación erótica resul-tó cercenada. Resulta irrisorio comprobar las toscas pincela-das en pechos de mujeres para recortar voluptuosidades, o losartificiales manchurrones que cubrían hombros y piernas queantaño lucían desnudos. Como si de un collage se tratase, sellegó a separar a hombres y mujeres que en los originales (so-bre todo procedentes de Estados Unidos) estaban dándose unapasionado beso… o incluso el más inocente ósculo en la me-jilla. Todo parecía irritar a los censores: ¡hasta el moño de unade las Hermanas Gilda, de Vázquez, fue acusado de promo-ver el erotismo! Sin duda el censor tenía una extraña fijación.En todo caso, revistas como Can Can, que se atrevieron amostrar una imagen más erótica de la mujer, tuvieron que apa-recer con la clasificación de revista para adultos y, aun así, apartir de 1958 empezaron a atenuar su erotismo.

Con el objetivo de proteger la psique de los niños ante pe-sadillas, también el terror fue laminado de los cómics. Aven-turas de gran calidad, como El Inspector Dan, que se desarro-llaban en este ambiente, acabaron por desaparecer ante lascontinuas trabas impuestas por la Administración. Sobre todoa partir de 1967 la situación se llegó a tornar ridícula, cuandoincluso se borraron las imágenes de reptiles que atrapaban ahumanos, todo ello en una presunta protección de los lectores.Lo mismo sucedió con la violencia, otrora aceptada, pero queempezó a eliminarse sobre todo a finales de los años sesenta.Resulta especialmente perceptible en las rediciones del Jaba-to o el Capitán Trueno, donde de pronto se borraron las fle-chas que impactaban contra los cuerpos, o las espadas queblandían los contendientes. Las historias resultaban entoncesrayanas en el absurdo: uno no entendía bien qué le había pa-sado a aquel soldado que, de repente, caía desplomado comosi le hubiese dado un ataque al corazón, cuando en las viñetas

originales una lanza había impactado en su espalda. Y tampo-co parecía razonable el efecto devastador del puñetazo de al-gunos héroes, aunque sí se habría entendido de no haberse eli-minado la espada que esgrimían.

Finalmente se custodió que las historietas mostrasen unaexquisita moral, circunstancia que afectó de forma muy parti-cular al género de humor, y sobre todo a la escuela Bruguera.No puede olvidarse que los cómics de esta mítica editorial te-nían un componente de crítica social que trascendía a la super-ficial lectura que por lo general hacían los niños. Entre lospersonajes había inadaptados (Doña Urraca), famélicos (Car-panta), agresivos (Don Berrinche), empresarios sin escrúpulos(Apolonio Tarúguez), rústicos ignorantes (Agamenón), profe-sionales incompetentes (Doctor Cataplasma), reprimidos se-xuales (Cucufato Pi) y familias mal avenidas (Familia Trapi-sonda o Doña Tula). Toda una radiografía de la España deposguerra.

Las normas que fijaron el contenido de las revistas infan-tiles y juveniles obligaron a que este humor ácido, divertidísi-mo y escapista fuese sustituido por otro más inocente y aptosólo para niños. Carpanta debía lograr su aspiración de comer,porque en España no se pasaba hambre; el matrimonio no po-día ser una fuente de conflictos y entonces el matrimonio deLa Familia Trapisonda se convirtió, de la noche a la mañana,en hermanos; los niños debían ser modélicos, y de resultas lastravesuras de Zipi y Zape dejaron de ser tan maquiavélicas ylos castigos de Don Pantuflo más humanitarios. Hasta DoñaUrraca atenuó su repulsivo aspecto, y Don Berrinche perdiósu habitual estaca provista de prominente clavo.

Un último aspecto muestra las dimensiones de la vigilan-cia a la que el Estado sometió a las historietas desde 1952: lostipos de control. Por una parte, se fijó un control previo que,cómo no, consistía en la censura que ejercían las Delegacio-nes Provinciales de Prensa, empleando como canon las reco-mendaciones de contenido que dictaba la ya referida JuntaAsesora de Publicaciones Infantiles y Juveniles, un órganoconstituido por educadores, eclesiásticos, miembros de la Ad-ministración Pública y del Partido. De hecho, cuando la ley dePrensa de 1966 suprimió con carácter general para las publi-caciones la censura obligatoria —sustituida por otra de carác-ter voluntario—, la mantuvo sin embargo para las publicacio-nes infantiles y juveniles, a las que sujetó a un estatuto parti-cular que fue aprobado el año siguiente. De este modo sehabía pasado desde la indiferencia hacia las historietas (1936-1952) hasta convertirlas en el único medio escrito que seguíasometido al régimen censor más severo. Pero no se agotabaaquí el control, ya que también existía otro a posteriori: laspublicaciones que no hubiesen realizado una catalogación co-rrecta de sus destinatarios (según las clasificaciones que anteshemos visto) o cuyo contenido incurriese en alguna desvia-ción de las exigencias censoras quedaban sometidas a severassanciones de multa e incluso inhabilitación del director. Asílas cosas, ante tamaños riesgos, no es de extrañar que a la pos-tre hubiese un tercer control que se hizo efectivo; uno que noestaba previsto en las normas, pero sí impuesto por la pruden-cia y pragmatismo de los editores: la autocensura. De hecho,ésta resultó tan calamitosa para las historietas como la inter-vención misma del Estado.

Y así se llegó a la democracia, pero no sin padecer duran-te los años previos a la aprobación de nuestra Constitución unrégimen heredero del franquismo. Con la transición llegó lamoda del destape, y ésta contagió a los cómics: Can Can, enun único número, retomó su senda erótica, pero sublimada, in-cluyendo desnudos, en tanto empezaban a ver la luz en nues-tro país iconos eróticos como Vampirella —inicialmente auto-censurada con traje de cuero que la hacía parecer una motoris-ta más que una vampira— o las más atrevidas publicaciones,a cargo de Elviberia, Marc Ben y Ediciones Actuales, con ma-terial de procedencia italiana (Hessa, Lucifera, Delirium) condesnudos recurrentes. A ello se añadiría la incorporación delos cómics underground, con su tríada de sexo, drogas y vio-lencia. Todo un panorama que pondría a prueba la normativadel franquismo, todavía vigente, pero que resultaba evidenteque tenía sus días contados.

Aun así, hubo una fase de incertidumbre en la que, mien-tras se negociaban los Pactos de la Moncloa, antesala de laConstitución, se mantenía un régimen sancionador contra laspublicaciones que mostrasen elementos pornográficos. Por-que, de todas las restricciones del franquismo, ésta fue la quemás tardó en superarse. Un decreto-ley de 1977 (Real Decre-to-Ley 24/1977) relativo a la libertad de expresión derogó laposibilidad de que la Administración Pública suspendiera laspublicaciones, pero mantuvo su facultad para secuestrar mate-rial obsceno y pornográfico. Y ello dio lugar a la retirada derevistas como Star o El Rrollo Enmascarado por contenerportadas que hoy no llamarían ni siquiera la atención, peroque en la mentalidad tardofranquista resultaban todavía muyatrevidas. Poco después, el Real Decreto 3471/1977 hizo efec-tivo lo acordado por los Pactos de la Moncloa y liquidó por finel secuestro administrativo de publicaciones, dejando esa fa-cultad en manos de los jueces. Eso sí, mantuvo la tendenciafranquista de imponer una categorización de las publicacio-nes, ahora fijadas en cuatro categorías: de interés general, in-fantiles y juveniles, de contenido especial, y sólo para adultos.Una clasificación, esta última, que se reservaba en exclusivi-

dad para las publicaciones que tuviesen un contenido erótico.La violencia, el terror u otros factores que pudieran tener igualo mayor impacto en la psique infantil no se tenían en cuenta.

Así pues, cuando en 1979 compré aquel cómic —el pri-mero de los cientos que llegarían después, para desconsuelode mis padres que no tenían dónde almacenarlos—, la edito-rial Vértice seguía inmersa en la dinámica de la transición ydel último franquismo. Quizás el hecho de que la superheroí-na Valquiria mostrase sus hombros y piernas desnudos le ha-cía pensar que aquello era material pornográfico y que másvalía cubrirse las espaldas y catalogar la publicación de aptasólo para adultos. O quizás seguía creyendo que la violenciaera un elemento prohibido, a pesar que la Constitución ya ha-bía derogado las disposiciones aprobadas en 1952, 1955 y1967. Sea como fuere, pude leer el cómic, a pesar de todo. Po-co después, aquella cartela tan incómoda desapareció, sin quenadie se diese cuenta. Ni la echara de menos.

El Jueves y sus problemas con la justiciaLa popular revista de humor El Jueves cuenta con un his-

torial de conflictos que se remonta a sus mismos orígenes en1977. En sus primeros años, la Iglesia católica fue la pesadi-lla de la publicación. El número séptimo sufrió un secuestroadministrativo (hoy derogado) por su portada («Lefebvre secisma en el Papa», en referencia a la ruptura con la Iglesia Ca-tólica del obispo francés Marcel Lefèbvre); en tanto que elnúmero 44 (25 de mayo de 1978) fue objeto de un proceso ju-dicial por un presunto delito de escarnio contra la religión (art.209 del Código Penal) derivado de un chiste gráfico y del que,en este caso, la publicación resultó finalmente absuelta (STS67/1983, de 5 de enero). Sin embargo, un año más tarde, unode los colaboradores habituales de El Jueves, José Luis Mar-tín Zabala, fue condenado por escarnio contra la religión porsu obra La Biblia contada a los pasotas: un volumen en el queutilizaba al personaje de Dios, popularizado en aquella revis-ta y que ya le había supuesto varios procesos de los que habíasido hasta entonces absuelto.

La revista tampoco ha tenido piedad (ni falta que hace)con los políticos y las instituciones del Estado. Incluida, claroestá, la Corona. Tras una primera fase en la que las bromas ha-cia la Familia Real resultaban en extremo timoratas, éstas fue-ron alcanzando cada vez mayor intensidad, hasta llegar a sucénit en 2007. Aquel año, el presidente del Gobierno, JoséLuis Rodríguez Zapatero, había anunciado una ayuda de dosmil quinientos euros por cada hijo nacido en España con elobjetivo de incentivar la natalidad en nuestro país. El Juevesaprovechó la noticia para retratar al príncipe Felipe mante-niendo relaciones sexuales con su esposa mientras decía: «¿Tedas cuenta? Si te quedas preñada… ¡Esto va a ser lo más pa-recido a trabajar que he hecho en mi vida!» (número 1573, 18de julio de 2007).

A instancias de la Fiscalía General del Estado, el juez dela Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenó el secuestro delnúmero, así como decomisar el molde del dibujo y cerrar laedición digital, entendiendo que la portada incurría en una ex-tralimitación del ejercicio de la libertad de expresión. En no-viembre de ese mismo año, los dibujantes Guillermo Torresy Manel Fontdevila se vieron las caras ante el Juzgado Cen-tral de lo Penal de la Audiencia Nacional, en un proceso en elque el juez José María Vázquez Honrubia los halló culpablesde un delito de injurias a la Corona, tipificado en los artículos491.1 y 491.2 del Código Penal, condenándolos a una multade tres mil euros.

Tanto el secuestro judicial como la posterior condena alos autores de la portada son casos de libro, que los profeso-res de derecho bien podríamos mostrar a nuestros alumnos pa-ra que vean lo que no deben hacer los jueces: es decir, extra-limitarse en sus funciones y limitar de forma desproporciona-da los derechos fundamentales. Veamos por qué.

El Tribunal Constitucional ha dejado claro que los pode-res públicos —incluida, claro está, la Corona— disponen dederecho al honor, lo cual entraña un límite para la libertad deexpresión. En consonancia con esta afirmación, nuestro Códi-go Penal tipifica como injurias el menoscabo del Rey, su con-sorte, ascendientes, descendientes o príncipe heredero, así co-mo al regente o miembro de la Regencia (arts. 490-491). Sinembargo, este honor no debe ser sobreestimado, porque elmismo alto Tribunal ha reconocido que los órganos públicoshan de soportar unas críticas superiores a las que tendría queasumir un ciudadano, como exigencia de la democracia, queentraña capacidad de crítica. Pero, a pesar de esta última afir-mación, el Código Penal español resulta extremadamente fa-vorable a la protección de la Corona. En primer lugar, porqueutiliza un concepto amplio de este órgano, confiriéndole pro-tección no sólo a su titular (el Rey), sino también a su consor-te, ascendientes, descendientes y príncipe heredero (arts. 490-491 del Código Penal). En segundo lugar, resulta también sor-prendente que, a diferencia de cualquier otro órgano, sepenalicen las injurias a los citados miembros de la Corona,aun cuando no sean calificadas de graves y simplemente porel hecho de «dañar el prestigio de la Corona».

Tan generosa protección resulta muy discutible en térmi-nos constitucionales. Si, como hemos visto, el Tribunal Cons-titucional avala que la libertad de expresión ha de prevalecerprima facie sobre el derecho al honor en el caso de los órga-nos públicos, resulta cuestionable que la situación se invierta

en el caso de la Corona, donde es evidente que el Código Pe-nal hace prevalecer el honor sobre la libertad de expresión. Ymás discutible aún es que esa preferencia se dispense no sólopara proteger al Rey —que después de todo sí es un órgano es-tatal, al asumir la Jefatura del Estado— sino también a la Fa-milia Real, que no ejerce función pública alguna. El hecho deque tengan potencialidad de asumir la Jefatura del Estado nobasta para conferirles una posición que limite la libertad deexpresión. ¿Acaso usted o yo no tenemos también potenciali-dad para ser Presidente del Gobierno?

En todo caso, seamos juristas serios. La ley dice lo quedice, y si no nos gusta habrá que intentar que se cambie. Pe-ro, en tanto no sea así, tendremos que asumir que se aplique,porque es lo que exige nuestro Estado de derecho. Pero, claroestá, ha de aplicarse bien, y eso es precisamente lo que la Au-diencia Nacional no hizo ni por asomo. Los jueces han deaplicar los límites a los derechos fundamentales (en este caso,el límite a la libertad de expresión que impone proteger el ho-nor de la Corona) de forma proporcionada. Y este último ad-jetivo es de extrema importancia. Si hay desproporción, eljuez ha limitado la libertad de expresión más de lo exigible.

Entremos, pues, a analizar si hubo proporcionalidad en elsecuestro judicial y en la sanción penal a los autores de la por-tada. Empezando por el primer aspecto, puede concluirse queno fue así. Si el objetivo que se pretendía con el secuestro eraevitar un daño al honor de la Corona, en teoría puede decirseque el secuestro de la publicación resulta idóneo para tal fin,pero un análisis más detenido demuestra que no es así. De he-cho, tan pronto se hizo público el secuestro, la imagen de laportada circuló por Internet con una profusión extraordinaria,llegando a miles de usuarios que, de no haberse producido elsecuestro, ni se hubieran percatado de la portada de la revistaen la avalancha de publicaciones que figuran en los quioscos.Dicho de otro modo: el secuestro dio más publicidad a la ima-gen, teniendo un efecto inverso al pretendido.

Igual de desproporcionada fue la sentencia condenatoriaa los autores de la portada. De hecho, en ella ni se trae a cola-ción el principio de proporcionalidad, lo que evidencia que eljuez ni siquiera lo tuvo presente. Sin dicha guía, se limitó aafirmar que la portada de El Jueves era, «objetiva» y «obvia-mente» injuriosa y, de resultas, dañina para el prestigio de laCorona, lo que justificaba la condena a los dibujantes. Ahorabien, si ponderamos el sacrificio que se exige al derecho fun-damental (nada menos que una sanción penal), y el objetivoque se pretende (proteger el prestigio de la Corona), es fácilllegar a una conclusión justamente inversa a la de la senten-cia. Y es que, ¿dónde está esa ofensa al honor de la Corona enla portada? Sólo caben dos posibilidades: que lo ofensivo seala imagen o el texto. Si es lo primero, cabría preguntarse si enel siglo XXI no es admisible la representación de una personade relevancia pública (y obviamente el príncipe lo es) mante-niendo relaciones sexuales. ¿O acaso lo que molestó al tribu-nal fue la postura sexual en concreto? ¿Acaso hubiera sidodistinto si figurasen en otra que el juez considerase más dig-na? En ese caso, el juez estaría imponiendo su moral sexual ala hora de dictar sentencia, incurriendo en una extralimitaciónde su función jurisdiccional. Como no se atrevió a tanto, eljuez no mencionó que la imagen fuese, por su referencia se-xual, ofensiva.

Así pues, el texto es lo que a juicio del tribunal resultabaatentatorio contra el honor de la Corona. ¿Por qué? Pues, enpalabras del propio juez, porque promovía la idea de que elpríncipe era un vago. Pero si, como dice el Tribunal Constitu-cional, las personas de relevancia pública han de soportar unamayor intromisión en su derecho al honor y propia imagen, ysi, además, la libertad de expresión en democracia ha de per-mitir la crítica a las instituciones, ¿decir que el heredero a lajefatura del Estado es un vago no debería acaso considerarseuna crítica legitima? Desde luego lo es. Decir que en un siste-ma parlamentario, y más si es monárquico, no sólo el prínci-pe, sino incluso el Rey, es un mero adorno, y que no hace na-da de provecho, no puede considerarse bajo ningún conceptoextralimitación de la libertad de expresión, ni puede muchomenos amparar una condena penal.

De hecho, El Jueves había publicado otras muchas porta-das con anterioridad en las que tanto el Rey como la FamiliaReal se tildaban de ociosos y de suponer una carga para las ar-cas del Estado. Es más, algunas de esas portadas no es que in-sinuaran que fuesen unos vagos… es que lo decían expresa-mente. Y no hubo condena penal alguna. ¿Qué diferencia hayentre aquellos números y el que sufrió las iras de la AudienciaNacional? Yo lo tengo claro: lo que molestó al juez, en su es-trecha moral sexual, es el dibujo de la portada, que le resultóde mal gusto y ofensivo. Y eso le bastó para imponer una con-dena penal.

De todo lo anterior puede desprenderse que la actuaciónpor partida doble de la Audiencia Nacional (secuestro judicialy condena penal) fue un ejemplo de extralimitación judicial.Un lamentable caso de restricción injustificada, e injustifica-ble, de la libertad de expresión. Pero el daño fue más allá dela propia sanción pecuniaria que recibieron los dibujantes deEl Jueves: causó un estado de recelo por parte de la editorial,lo que promovió a la autocensura. Justo ese elemento que yahe mencionado al comienzo de este texto que entraña un ries-go mayor, si cabe, que el de la censura. El número 1932 (4-10de junio de 2014) contenía originariamente una portada refe-rida a la abdicación del rey Juan carlos I, y en ella, otra vezel caricaturista Manel Fontdevila retrataba a aquél colocandocon unos alicates una corona llena de heces sobre la cabeza deFelipe Vi. RBA, editorial que publica El Jueves, debió de en-trar en pánico al recordar lo acaecido siete años atrás y orde-nó la destrucción de los sesenta mil ejemplares que ya estabanimpresos y listos para su distribución. El nuevo ejemplar yano incluía a la Corona, sino al líder del partido político Pode-mos, Pablo Iglesias. Pero el cambio tuvo sus consecuencias enla plantilla al entrañar la dimisión de Manel Fontdevila, asícomo de albert Monteys, Bernardo Vergara e isaac Rosa.

NdEz SARASOlA

Page 6: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

6

El género negro negrísimo siguesiendo el principal protagonista de losencuentros y presentaciones en el Espa-cio A Quemarropa, pero además un noircon acento muy marcado en ocasiones,porque seguimos recibiendo embajado-res de la nueva —y no tan nueva— no-vela policiaca que se escribe en paísestan emblemáticos para el género comoArgentina y Euskadi. A pesar de ello, lajornada comenzó ayer con la presenta-ción de la nueva novela de salvadorRobles Miras Aurora en la oscuridad,que corrió a cargo de su editor MiguelÁngel Rus. Se trata de la primera obrade Miras en la que el papel principal pa-sa a manos de la inspectora Cecilia Fres-nedo, que hasta ahora había jugado unrol secundario en las novelas negras desu autor, otro veterano de la Semana Ne-gra, habitualmente protagonizadas por elinspector Telmo Corrales. En su debutprotagónico, Cecilia Fresneda se enfren-ta a un siniestro caso de asesinato en elescenario de un colegio religioso, Devo-tos Cristianos, creado y descrito a ima-gen y semejanza de aquél en el que estu-diara, precisamente, el propio Rus. Unprofesor de matemáticas cuya pasiónpor una de sus alumnas acaba en asesi-nato (no hay spoiler, no se asusten) lle-vará a la investigadora a poner al descu-bierto un mundo de hipocresía y doblemoral en la ciudad más o menos imagi-naria de Metrópoli (sin relación con Su-perman ni con cierto festival de Gijón…o eso creo), que para Rus representa loque la mayoría de la gente escondecuando se ve puesta en situaciones ex-tremas y revela su verdadera naturaleza.El autor terminó la presentación leyendoun microrrelato protagonizado, como nopodía ser de otra manera, por el propioDios. Y es que estudiar en un colegio decuras deja mucha huella.

Por su parte, Rodrigo palacios,acompañado por el siempre inexcusablealejandro Gallo, nos introdujo en losmisterios de La cámara de oro, que noes sólo el título de su nuevo thriller po-licial, que se inicia ni más ni menos queen el año 1936 para pasar después al2008 y hasta hoy, sino también el esce-nario del crimen y objeto de deseo de labanda de súper-ladrones que protagoni-za la novela. Está esta banda a las órde-nes de la misteriosa y atractiva DianaAkerman, criminal conocida como LaGata —pariente sin duda de El Gato,aquél ladrón de guante blanco que pro-tagonizara a su vez Atrapa un ladrón,

del egregio Hitchcock—, y que se pro-pone ni más ni menos que desvalijar lasusodicha cámara del oro del Banco deEspaña. Alejandro Gallo, poniendo denuevo en juego su experiencia directadel interrogatorio policial, no sólo hizocantar a su víctima, que contó cómo ha-bía conseguido ser admitido a visitaruno de los lugares más secretos y vigi-lados de Madrid (por motivos obvios),sino que a punto estuvo de que nos ex-plicara qué pasos hay que seguir si que-remos apoderarnos de su contenido ysalirnos con la nuestra. Y todo para ven-garse de que más de una vez en la nove-la se nos dice que «nunca hay que fiar-se de un policía», lo que Gallo se tomóun poco a pecho.

El txapela noir hizo doble acto depresencia, esta vez con dos de sus mástalludos y decanos exponentes, primerocon José Javier abasolo, cuya novelaAsesinos inocentes fue introducida porel siempre agradecido y entusiasta Luisartigue. Siguió éste desarrollando suteoría de la novela negra gamberra vas-ca, destacando el papel que tiene en és-ta el sentido del humor, especialmenteen una que, aunque se inscribe parcial-mente en la tradición del noir judicial—ejemplificada por personajes míticosdel género como Perry Mason o autoresantaño de moda como John Grisham,estando protagonizada por un abogadoen el papel de investigador—, éste re-sulta ser, en palabras del propio Abaso-lo, un «auténtico cabrón, obsesionadopor la pasta y el sexo» y no podría estarmás alejado de los tópicos al uso. Curio-samente, los abogados que la leen se

quedan tan contentos, porque parecencreer que su autor está siempre hablan-do de alguno de sus compañeros de pro-fesión y nunca de ellos mismos. Lo di-vertido es que Abasolo tuvo la idea dehacer de un abogado su nuevo protago-nista para presentar la novela a un con-curso literario convocado por el Colegiode Abogados…, pero al final decidió nointentarlo siquiera, porque le había sali-do un personaje tan cínico y poco ejem-plar que difícilmente habría podido ha-cerse con el susodicho premio concedi-do por el gremio. Simpático en suveteranía y buen hacer, a José JavierAbasolo tengo que agradecerle también,y mucho, que fuera prácticamente elprimer escritor de novela negra que pa-sara por aquí declarando estar «total-mente en contra de los autores que di-cen “yo no escribo novela negra” cuan-do se refieren a sus novelas negras»,extraño vicio demasiado extendido creoyo por la profesión.

El otro y no menos brillante y diver-tido exponente de este txapela noir que—parafraseando de nuevo a Luis Arti-gue— tiene mucho de novela picarescay esperpento que visitara ayer el Espa-cio A Quemarropa no fue otro que Jonarretxe, quien bien acompañado y con-ducido por Noemí sabugal cerró la tar-de noche presentando con gracia inigua-lable su novela La banda de Arruti, pe-ripecia criminal y barriobajera cuyoescenario son las fiestas de Basauri, lo-calidad de la que es oriundo el propioArretxe, y que tras la descripción delautor quisiéramos todos que fuera tam-bién nuestra patria chica. En su depau-perado y sórdido pero al tiempo entra-ñable decorado tienen lugar las desven-turas de la banda de pringadosprotagonista: cuatro supervivientes na-tos tras la pista de unas joyas robadasque van sembrando el caos y la destruc-ción en medio de las fiestas de SanFausto, con actuación de Georgie Dannincluida (todo ello basado en hechos re-ales, por supuesto) y consumo desmedi-do de zurracapote, mejunje alcohólico ydulzón típico del lugar. Sin descuidar ladescripción de una ciudad degradadapor el paro, la desindustrialización y lacrisis, Arretxe se centra en sus persona-jes y situaciones tan violentos como, se-gún la sonrojada Noemí, inevitablemen-te hilarantes, en una novela macarra conla que su autor se ríe de sí mismo y desu amada ciudad, a la que no dudó en

calificar como «el pueblo más feo deEuskadi», siguiendo el ejemplo de algu-nos de sus autores favoritos de novelanegra, como el dos veces noir chesterHimes o el francés Daniel pennac.Aunque se resistió al calificativo de«nueva novela negra vasca» sí que, enpresencia de testigos, hubo de admitirque algo hay de particular en la maneraen que se acercan vascos y navarros algénero, siempre con mucho humor ne-gro y espíritu gamberro.

Entre vasco y vasco, y tiro porqueme toca, los autores argentinos pusieronotro acento bien marcado al día: prime-ro el estiloso y bienhumorado, pero nopor ello menos lúcido, enzo Maqueira,que presentó su segunda novela de tin-tes negros, Hágase usted mismo, con-tando como maestro de ceremonias consu colega y amigo Nicolás Ferraro.Ambos desgranaron con mimo y sin re-velar más de la cuenta lo justo sobre unahistoria próxima a eso que se denominade un tiempo a esta parte noir domésti-co, especialmente desde que la críticabautizara así las novelas de GillianFlynn sin acordarse de las de otros clá-sicos del género como David Goodis, alque sí citó Maqueira, y quien yo suma-ría buena parte de la obra de William

irish o de nombres demasiado olvida-dos hoy como los de Francis iles oMargaret Millar. El caso es que Hága-se usted mismo, además de nuevo ejem-plo de novela negra de la Argentina pro-funda y rural, lo que es casi decir la Pa-tagonia donde se desarrolla ésta, estambién una aguda disección de un tipohumano muy finales del siglo XX, me-diocre, procrastinador, mentiroso com-pulsivo que sobre todo se miente y mu-cho a sí mismo, y que culpa siempre alvecino —literal y metafóricamente—de sus fracasos y sinsabores en la vidacotidiana. Maqueira, que reconocióconsiderar al escritor como «un menti-roso profesional», puso sin embargo so-bre el tapete la ironía y paradoja de unsiglo XXI donde la mentira, disfrazadacon el eufemismo de posverdad, está yainstitucionalizada y expandida hasta elinfinito y más allá por un mundo digitalde redes sociales que tienen mucho másde redes que nos atrapan en nuestraspropias falsedades que de verdadera so-cialización y humanidad.

Muy humano es, sin embargo, elDaniel Parodi de la guionista, escritora

y periodista argentina Liliana escliar,cuyo amable, despistado y achuchableinvestigador, homenaje al don Isidro deBorges y Bioy casares incluido, prota-goniza Los motivos del lobo, que prime-ro fuera una exitosa serie de televisión yahora se ha convertido en no menos exi-tosa y bien diferenciada novela negra,primera de una proyectada trilogía cen-trada en la lucha de este personaje detrágica vida personal abocada al alcoho-lismo contra una perversa secta satánicaque se sirve para sus fines del tráfico decarne y la explotación de la mujer.Scliar, conocida también por la serieMujeres asesinas, coescrita junto a Ma-risa Grinstein, autora del libro que die-ra origen a ésta y basado en historias re-ales, se confesó tan preocupada comoindignada por el alarmante aumento defeminicidios en el mundo entero y espe-cialmente en Argentina, donde la situa-ción de la mujer todavía reclama espe-cial atención, teniendo en cuenta, porejemplo, que aún se debate el derecho alaborto pese al número de mujeres quearriesgan su vida en manos de clínicas ymédicos ilegales en una situación de in-justo desamparo. La quizá más impor-tante y popular escritora de novela ne-gra en su país, que llena sus obras con

claves y detalles de verdadera amantedel género, como ese recuerdo que dedi-ca al llorado paco camarasa y su des-aparecida Negra y Criminal, reconociótambién que aunque nunca creyó en laexistencia de literatura masculina y fe-menina con Parodi ha creado un perso-naje ante el que hombres y mujeres lec-tores reaccionan de forma bien distinta:los primeros le desprecian mientras lassegundas le quisieran adoptar de inme-diato. A ella, sin embargo, ya la hemosadoptado nosotros en una Semana Ne-gra donde el acento argentino está mar-cando la diferencia, con permiso de lastxapelas, y en la que Ángel de la calley su cómplice Juan Bolea, director a suvez de Aragón Negro, presentaron tam-bién y al alimón en el Espacio A Que-marropa la antología de relatos no nece-sariamente negros de género y númeroindeterminado Nicaragua cuenta, pri-mer libro de un proyecto que contará(cuentos claro) en próximas edicionescon la inclusión progresiva de otros pa-íses latinoamericanos como Panamá,Costa Rica, etcétera. Y nosotros que loveamos.

Por Jesús Palacios Salvador Robles Miras y Miguel Ángel de Rus.

Liliana Escliar y Noemí Sabugal.

José Javier Abasolo y Luis Artigue.

Jon Arretxe.

jueves, 12 de julio de 2018

Page 7: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

jueves, 12 de julio de 2018 7

Page 8: GIJÓN, 12 de julio de 2018 • DIARIO DE … · 2018-07-12 · voy a ser tan carca como para ponerme a cagar pa ellos, ... te has convertido en una puta unidad familiar básica y,

11.00 Inicio de la distribución gratuita del número 7 de A Quemarropa.

17.00 Apertura del recinto de la Semana Negra. Feria del Libro. Mercadillo interétnico.

Terrazas. Atracciones de feria.

Apertura de exposiciones:

— Derrumbando estereotipos (carpa de Exposiciones).

— En tierra de hombres (carpa del Encuentro).

17.30 (Carpa de La Palabra) Cuentacuentos. Con Merche Medina.

18.00 (Carpa del Encuentro) Presentación: Tras las huellas de una vida generosa, Aurelio

Fernández Sánchez y los solidarios de Manel aisa pámpols. Con Iván MenéndezFernández, Boni Ortiz (FAN) y Alberto Rosón (FAL).

18.00 (Espacio A Quemarropa) Presentación: La crueldad de abril de Diego ameixeiras.

Con Ignacio del Valle.

18.00 (CdLP) Presentación: Los dioses carnívoros de Rafael Balanzá. Con Beatriz Rato.

18.30 (CdE) Presentación: El refugio de los canallas de Juan Bas Con Ernesto Mallo.

18.30 (EAQ) Presentación: Los nuevos disfraces del Leviatán de Juan carlos Monedero.

Con Fritz Glockner.

18.30 (CdLP) Presentación: Propia xera (Poesía completa 1974-2018) de Xuan Xosé

sánchez Vicente. Con Beatriz Rato.

19.00 (CdE) Presentación: El hombre que no fui, de Melchor Miralles y Javier

Menéndez Flores. Con Rafa Gutiérrez.

19.00 (EAQ) Periodista, columnista y mujer: Marta Robles.

19.00 (CdLP) Aula SN. Charla: Las leyes de censura sobre la historieta en España.

Con ignacio Fernández sarasola (Derecho Constitucional). Con la colaboracióndel Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Proyección Internacional de laUniversidad de Oviedo.

19.30 (CdE) Presentación: Vienen mal dadas de Laura Gomara. Con Elia Barceló.

19.30 (EAQ) Presentación: El hilo de sangre, de ernesto Mallo. Con Ignacio del Valle.

20.00 (CdE) Presentación: Mi querido asesino en serie de alicia Giménez Bartlett.

Con Noemí Sabugal.

20.00 (EAQ) Presentación: El proxeneta de Mabel Lozano. Con Marifé Antuña.

20.00 (CdLP) Charla: Medicina forense en las series de televisión americanas.

Con elena avanzas y Jimena escudero.

20.30 (EAQ) Presentación: La perla negra, de claudia casanova. Con Alfonso

Mateo-Sagasta.

20.30 (CdLP) Mesa redonda: Recuperando el paraíso. Con Jaime izquierdo, Flor

Tuñón y Joaquín López. Modera Alejandro Calvo.

20.45 (CdE) Mesa redonda: ¿Qué diablos hace el periodismo metido en la narrativa de

género? Con Berna González Harbour, carlos augusto casas, Tomás Bárbulo,Marta Robles, Juan Madrid, Javier Menéndez Flores y Melchor Miralles.Presenta: Nuria Barrios. (Aula Cultura de El Comercio).

20.45 Concierto en el escenario central. CONCIERTO COCA COLA:

DJ iNTeRGÓMeZ y Homenaje a TiNo casaL

21.00 (EAQ) Presentación de Connerland, de Laura Fernández. Con Jesús Palacios.

21.30 (EAQ) Charlando con eduardo Risso, director del Festival Crack Bang Boom

de Rosario (Argentina) y Valerio Bindi, director del Crack de Roma (Italia).Con Ángel de la Calle.

21.30 (CdLP) Documental: Mama de Marino Franco. Con Almudena Cueto, Blanca

Pantiga y Maite Capín.

21.45 (CdE) Mesa redonda. Libertad de expresión en época de posverdad. Con ernesto

Mallo, Tito Montero, Nyto Rukeli, Ramón Muñiz abad y Jesús palacios.

eL DiRecToR De aQ RecoMieNDa

Fernando Fernán Gómez decía que hay una lucha de edades igual queha habido siempre una lucha de clases. Y sí Warren Buffett decía que lalucha de clases existía de veras y la estaban ganando ellos, los ricos, lo mis-mo se puede afirmar en este otro caso. La lucha de edades existe y la estánganando los jóvenes.

Somos una sociedad gerontofóbica. No es difícil señalar el motivo: vi-vimos obsesionados por el tiempo y el carpe diem y los viejos son un re-cordatorio de que pasa y de que se acaba; algo así como el memento morique un funcionario susurraba a los emperadores romanos en los desfilestriunfales. «Recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal». Por otrolado, los ancianos son una suerte de herejes del culto a la velocidad que loimpregna todo en el siglo XXI, porque caminan y piensan despacio y re-quieren atenciones físicas y psicológicas y no automatizables. Como diceAurelio Arteta, «una vez pregonada la consigna de nuestros días, “sálvesequien pueda”, el que menos puede suele ser el anciano».

De la vejez decía Hermann Hesse en un maravilloso Elogio de la ve-jez que significa que «la vida, que antes era tan autónoma, se ha converti-do en un bien precioso, siempre amenazado»; que «la posesión autónomase ha transformado en un préstamo de cierta inconsistencia». Y esa fragili-dad es motivo de desprecio en esta época que no tolera la enfermedad y lainvalidez, porque ralentizan el ritmo desenfrenado del capital. Pero Hessedefiende la vejez como algo no sólo vergonzante sino digno de orgullo y decierta celebración. Para él, vejez significa lucidez. La acumulación de añosy de experiencias nos hace percibir todas las cosas en toda su gravidez designificados. Cuando, siendo viejos y sometidos por tanto a «cierta atenua-ción de los impulsos vitales, una cierta caducidad y proximidad de la muer-te», contemplamos «la imagen de un paisaje, de un árbol, de una historiahumana o de una flor», la contemplamos encaramados a «una suma infini-ta de cosas vistas, experimentadas, pensadas, sentidas y sufridas» que noshace obtener «en una pequeña revelación de la naturaleza a Dios, al espíri-tu, al misterio, la armonía de los contrarios y el Gran Uno». Dice Hesse que«también los jóvenes pueden vivirlo, sin duda alguna, pero con menos fre-cuencia y sin esa unidad de sensación y pensamiento, de vivencia sensibley espiritual, de estímulo y conciencia». Y que «la vejez tiene muchos acha-ques, pero tiene también sus ventajas. Una de ellas es la capa protectora deolvido, de cansancio, de afecto, que se interpone entre nosotros y nuestrosproblemas y sufrimientos. Puede ser desidia, anquilosamiento, odiosa indi-ferencia, mas, vista con otra luz, puede significar también serenidad, pa-ciencia, humor, alta sabiduría y Tao».

Que la vejez vaya asociada frecuentemente a la demencia, Hesse noconsidera que arruine esa lucidez. Antes bien, la refuerza, porque ese esta-do alterado de conciencia nos hace desleír la realidad presente en la pasaday volver a convivir con nuestros recuerdos. En la vejez, dice, «los que sehan marchado continúan vivos con nosotros mediante la realidad esencialcon la que influyeron sobre nosotros. A veces hasta podemos hablar conellos, aconsejarnos con ellos y obtener su consejo mejor que con los vivien-tes». Consecuentemente con todo esto, Hesse también llama en su ensayoa estar a la altura de la vejez; a no despreciarla. Dice: «Un anciano que odiay teme la vejez, que odia los cabellos blancos y la cercanía de la muerte, noes un digno representante del estadio de su vida». Algo así decía tambiénBaltasar Gracián, que señalaba con ironía que «todos desean llegar a vie-jos y, en siéndolo, no quieren parecerlo». edgar Morin, por su parte, lla-ma a los ancianos a dar esta respuesta optimista y orgullosa cuando se lespregunta por su edad: «Tengo todas las edades de la vida humana», pero noporque se hayan consumido todas, sino porque se ha ido conservando lomejor de cada una.

Hay quien dice, y lo dice con desprecio, que la Semana Negra es un fes-tival viejo, obsoleto, periclitado. Que lean a Hesse. Que lean, en general.

j u e v e s1212PROGRAMA

jueves, 12 de julio de 20188

PROGRAMA ALTERNATIVO

Espaciu pal Cambiu

18:00 h. Las pesca más negra - la pesca de gran fondo. Con

Eneko Aierbe. Presenta Carmen Delgado Martín.

19:30 h. Mesa debate: La basura después de los contenedores.

Con Santiago Fernández y Pilar Vázquez.

Presenta David Alonso.

17:30 h. Presentación de Todas. Con Patricia Simón

y Alicia Álvarez.

Kamtxaka