fuentes histÓricas

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LAS FUENTES Y SU RELACIN CON LO REAL. CRITICA DESDE EL PARADIGMA INTERPRETATIVO. Florencia Greco1 Las fuentes histricas En la investigacin histrica, como en otras disciplinas humansticas, existen al menos dos clasificaciones para determinar los tipos de fuentes. La primera clasificacin apunta a la naturaleza de la fuente. Si la fuente forma parte directa del objeto de estudio y es nuestro corpus de anlisis, la vamos a llamar fuente primaria. Si la fuente es una interpretacin del corpus o de los hechos que analizamos, la vamos a llamar secundaria. Si nuestro objeto de estudio o problema de investigacin es historizar determinada organizacin poltica, los documentos de dicha organizacin son fuentes primarias, mientras que las interpretaciones acerca de esa organizacin son secundarias; en este sentido, podemos decir que las fuentes secundarias son textos de terceros que no son ni textos producidos por el llamado objeto de estudio ni por el investigador. La segunda clasificacin refiere al canal o medio de la fuente, la que ms nos van a interesar es la distincin entre escritas y orales (tambin estn las iconogrficas que transmiten imgenes o smbolos como films o fotografas, y las materiales que suponen un resto material de las sociedades pasadas como monumentos, etc.). Centrndonos en esta diferenciacin entre fuentes escritas y orales comenzaremos nuestro anlisis. Si desde el paradigma positivista, todo lo que sea reflejo fiel de ese pasado que estudiamos es privilegiado en relacin al discurso producido por un individuo sobre ese suceso, como son las fuentes orales, la valorizacin del testimonio en forma simtrica a los documentos escritos permite pensar la historia anclada en un presente, donde el sujeto protagonista tiene un papel fundamental en su construccin y representacin. En este sentido, nos sirve retomar las bases del paradigma interpretativo. Desde esta perspectiva, el objeto de estudio no es una cosa externa al sujeto que conoce sino que esta permeado por lo simblico, y precisamente, para poder comprender este objeto debemos desentraar esa red de sentido. Es por eso que desde este paradigma, ambos tipos de fuentes son igualmente vlidas, pues no las juzgamos por su valor referencial, es decir, desde los parmetros propios del paradigma positivista en trminos de verdad o falsedad, sino que ambos son igualmente verdaderos pues nos hablan de la subjetividad y sentidos propios del momento en el cual fueron producidos dichos discursos. La valorizacin de las fuentes orales y sus consecuencias metodolgicas El juicio a Eichmann -realizado en Jerusaln en 1961- marcar una bisagra en cuanto a la valorizacin del lugar del testimonio en nuestras sociedades pues jug un papel fundamental, no slo para condenar al acusado, sino para construir la memoria del genocidio nazi. En el centro se instala la figura del testigo, encarnacin del pasado que hay que recordar. La llamada era del testimonio tendr una repercusin an ms ampliada en los 80 y 90 (Jelin, 2006), en la Argentina, particularmente, gracias a los juicios a las juntas militares. Lo especfico de esta poca es no slo la ntima necesidad de contar una experiencia, sino el imperativo social del deber de memoria al que esa explosin responde. Este fenmeno provoc la sobrelegitimacin de la palabra del testigo, quien emerge as como el portador de la verdad sobre el pasado por el hecho de haber visto o vivido un determinado acontecimiento. De esta forma se fetichiza su valor de verdad y se niega que, como cualquier discurso, el testimonio debe ser sometido al anlisis crtico (Franco y Levin, 2007). En este marco, la escritura de la historia reciente se complejiza, pues, precisamente, el atributo reciente hace referencia a un pasado que no est hecho slo de representaciones y discursos socialmente transmitidos, sino que tambin est alimentado de vivencias y recuerdos personales, rememorados en primera persona. La incorporacin de este tipo de fuentes testimoniales a la disciplina histrica, trajo como consecuencia la aparicin de la corriente historia oral. La historia oral consiste en un mtodo de investigacin basado en la grabacin de testimonios orales a travs de entrevistas: uno o varios informadores, por separado o en grupo, atestiguan sus experiencias o sus observaciones personales sobre un tema determinado, sobre su vida o sobre algn acontecimiento. Si nos quedamos slo con esta definicin, podemos suponer que lo nico que diferencia la historiografa tradicional de la historia oral es el tipo de canal en los que la fuente fue originariamente emitida: uno el escrito y otro el oral. Sin embargo, para otros autores como Dora Schwartein, la lnea que los identifica es la prdida de ingenuidad respecto tanto del testimonio oral como del1

Lic. Ciencia Poltica doctoranda en Cs. Ss (UBA). Docente de la carrera de historia (UPMPM) y de la carrera de letras (UBA). Becaria CONICET.

discurso histrico y las fuentes en general. Entonces, si no es slo una cuestin de canal de la fuente sino ver de otra forma a las mismas fuentes, esto implicar la importacin a la disciplina histrica de herramientas desarrolladas fuera del campo de la historiografa (Perez, Raiter, Zullo, 1999). Ac empiezan los problemas pues la especificidad del lenguaje como objeto de estudio requiere un mtodo tambin especfico. Los historiadores, en efecto, concluyeron que el trabajar durante aos con fuentes como reflejo de lo real, les haba impedido trabajar la fuente como texto, es decir, no slo como reflejo de la verdad o la realidad sino como constitutivo de la realidad social que estaban estudiando. Comenzaron entonces a indagar en la importancia del texto en su contexto y no slo con la necesidad de verificar su supuesta fidelidad a un acontecimiento. Un texto no se presenta jams aislado, no constituye jams una pieza nica, siempre responde, ampla, refuta o discute con textos anteriores, al tiempo que prev posibles impugnaciones; est, entonces, inmerso en una red de discursos entrelazados y, dentro de esta red, significa como acontecimiento puntual frente a todos los discursos presentes: no refleja simplemente acontecimientos. Es por eso que textos falsos tambin podran ser objetos de estudio, representativos de esta red (Perez, Raiter, Zullo, 1999). Los historiadores se enfrentan a dos grandes problemas metodolgicos. En primer lugar: 1- La escasez de suficientes textos o informantes cuando los acontecimientos o el simple paso del tiempo- no han dejado muchos testimonios o sobrevivientes, lo que dificulta la reconstruccin de la red discursiva. 2- El inmenso volumen de habla a controlar cuando se trata de una poca con sobrevivientes. En ambos casos el problema es cmo saber si el testimonio es lo suficientemente representativo de la red. Otro conjunto de problemas surge al analizar el testimonio. 1- El problema del dialecto empleado, del registro y la transcripcin. Muchas veces se desconoce la sutileza de las variaciones sociolectales de otra poca, etc. 2- El problema de los conceptos previos: en algunos casos los historiadores estn buscando determinados conceptos que identifican con tems lexicales o frases nominales, como clase obrera, resistencia peronista; y, obviamente, los encuentran. El problema es que los conceptos y su significacin cambian con el tiempo. No es lo mismo la clase obrera hoy que lo que fue como concepto en el pasado. Cuando se analiza discurso no se puede trabajar con elementos del significado definidos de antemano para buscarlos en los textos: debe analizarse lo que aparece efectivamente en el texto y no en los planteos apriorsticos de los historiadores. 3- El problema de la literalidad: los historiadores, muchas veces consagran como espontanea y transparente la lengua oral en contraposicin a la preparacin y correccin de la lengua escrita y los registros oficiales, sin tener en cuenta que la opacidad es una propiedad del lenguaje. 4- El problema del contexto: confunden la poca pasada que estudian con contexto de entrevista, que se produce en otro momento, posterior a aquella poca. En conclusin, para esta perspectiva que problematiza los discursos, una vez lograda la entrevista o identificada la fuente que ser analizada, debe ser abordadas como texto: esto es, qu tipo de discurso construye cada uno, qu posiciones de sujeto y lugares simblicos ocupan los diferentes personajes, su coherencia, qu elementos estn conectados con qu otros, etc. De lo contrario, slo se habr cambiado un tipo de fuente sin haber realizado ningn cambio metodolgico (Perez, Raiter, Zullo, 1999). La defensa de la fuente oral desde el discurso de los historiadores y sus consecuencias Ahora nos detendremos particularmente en el artculo de Vera Carnovale2, titulado Aportes y problemas de los testimonios en la reconstruccin del pasado reciente en la Argentina (2007). En especial, queremos dar cuenta de los supuestos que subyacen a la valorizacin de las fuentes orales; cules son para esta historiadora aquellos problemas que presentara su utilizacin en el campo historiogrfico; cul es la relacin entre testimonio y experiencia, discurso y realidad, en fin, qu concepto de verdad se pone en juego en su planteo.

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Historiadora que investiga la identidad poltica del PRT-ERP (UBA).

La autora, ni bien comienza el artculo, manifiesta que si no se contara con el testimonio se estara perdiendo lo que otras fuentes no pueden ofrecer: la subjetividad del protagonista y la forma en que este hecho intervendra en su experiencia militante (Carnovale, 2007). En este enunciado subyace una suposicin: las otras fuentes (las no testimoniales, como puede ser un documento partidario, etc.) no permiten bucear en la subjetividad ni en la experiencia militante. Se est operando, por lo tanto, una escisin entre un tipo de fuente ms subjetiva, vital, y otra que no lo es. Por lo tanto, si nos dejamos llevar por esta primera impresin, podramos suponer que a) los protagonistas de esta historia, la historia militante, no tienen nada que ver con las otras fuentes a las que los historiadores tienen acceso, como las escritas; b) que la experiencia y la subjetividad son slo atributos de los testimonios. Si bien, para valorizar las fuentes orales, comienza con una operacin argumentativa que escinde ambas fuentes, seguido a esto comenzar a explicar qu tienen en comn. En este sentido, resalta la historicidad de ambos tipos de fuentes: Todas las fuentes histricas tienen un marco de enunciacin especfico y llevan la impronta, por ende, de las perspectivas, las tensiones, las subjetividades, las intencionalidades que atraviesan el contexto histrico del que forman parte y que las produce. Pero, seguida a esta homogeneizacin vuelve a diferenciarlas para as poder fundamentar la utilizacin del material testimonial para el conocimiento histrico. Partiendo de esta limitacin intrnseca del conocimiento histrico se centrar en las potencialidades que ofrecen las fuentes orales en contraste con la documentacin escrita de la poca. Para la autora, el aporte fundamental se va a relacionar con su capacidad para brindar informacin sobre acontecimientos y experiencias no registrados en otros documentos (Carnovale, 2007). Es decir, contrario a lo que haca referencia ms arriba, su principal virtud, ms que dar cuenta de la subjetividad del protagonista, pasara por brindar hechos inaccesibles por otros medios. En lugar de valorizar al testimonio desde la novedad que abre al campo historiogrfico, se lo integra pero reproduciendo un tipo de prctica cientfica que continua ligada al paradigma positivista. Los testimonios -tanto como las fuentes escritas- son dadores de hechos, verdades, acontecimientos. Para profundizar su estrategia argumentativa en defensa del testimonio, plantea que las fuentes escritas -como por ejemplo, los peridicos - son igual de oscuras que los testimonios. Es por eso que se pregunta cul es el grado de fiabilidad que podemos otorgarle a una prensa que, hacindose eco de la discursividad oficial, exacerba la peligrosidad de los extremistas o de los delincuentes subversivos? (Carnovale, 2007: 159). En este texto subyace un concepto del discurso ms bien instrumental, pasible de ser utilizado a gusto y piacere de cualquier hablante. Esta oscuridad, como vimos antes, forma parte de la misma esencia del lenguaje, no tiene slo que ver con una manipulacin consiente del que escribe o con la falta de memoria del que testimonia. No hay discursos ms oscuros que otros, en tal caso, producen y reproducen distintas representaciones sociales, propias del momento en el que fueron producidos. Para la autora, esta oscuridad, esta manipulacin, no es slo privativa de la prensa que se hace eco, tambin forma parte de los documentos de las organizaciones polticas pues resulta evidente que la informacin all contenida y los hechos all narrados, muchas veces son presentados con la evidente intencin de exaltar las virtudes emuladas en la militancia (por no mencionar lo que voluntariamente callan de la vida interna de estas organizaciones) (Carnovale, 2007: 160). Vemos cmo se despliega, nuevamente, una nocin meramente instrumental del discurso. Desde nuestra perspectiva, estos discursos no son confiables porque son sin mas eso, discurso, y, por tanto, lo constituyen distintos tipos de representaciones sociales que el analista debe poder deconstruir en su trabajo de investigacin. Sin embargo, para la autora, son oscuros porque tienen un fin manipulatorio y es el que les otorga el hecho de ser un texto organizacional. Esta perspectiva, sin embargo, no deja ver que estos textos tambin nos hablan de subjetividad, de otro tipo que la testimonial porque ya no es la persona que habla despus de ms de treinta aos, sino que es un documento producido y puesto en circulacin por una organizacin en ese mismo contexto histrico. Tal como sucede en el testimonio, en el que se cuelan las representaciones dominantes de la poca en que se produce, en el documento tambin podemos ver qu mitos, qu visiones del militante y la revolucin eran dominantes en ese momento. Aqu tampoco el valor residira en los hechos sino en poder ver cmo ese discurso se relaciona con otros discursos, que tipo de sujeto e identidades constituye. En lugar de plantear esta relacin simtrica entre ambos discursos (aunque sean diferentes), la autora insiste en diferenciarlos: el testimonio dice lo que el documento no puede o no quiere decir. Desconoce que, en tal caso, las diferencias entre ambos tipo de fuentes no reside tanto en su valor de verdad, de referencialidad, sino principalmente en el contexto histrico en el cual fueron producidos como en el gnero discursivo que los constituye. Es por ello que la autora plantea como solucin, ante tal falta de fiabilidad, triangular la informacin. Slo as la informacin obtenida podr ser fiable para el conocimiento histrico. Desde esta perspectiva,

por lo tanto, lo testimonial pasara a funcionar como variable de control de la manipulacin partidaria. Frente al discurso hecho de las organizaciones, le contraponemos la verdad de la experiencia del militante3. Para Carnovale, por lo tanto, la riqueza de las fuentes orales reside en la subjetividad (que niega en los documentos escritos) contraponindola as a los acontecimientos que s podran otorgar las fuentes no testimoniales: La riqueza fundamental de estos testimonios reside en su capacidad para poder acercarnos a la dimensin subjetiva de la historia. En este sentido, dicen menos sobre los acontecimientos que sobre su significado (Carnovale, 2007). Construye una relacin dicotmica entre acontecimiento y significado difcil de sostener a estas alturas. Por qu un testimonio no podra hablar de acontecimientos?, acaso, no es un tipo de acontecimiento o dato la forma en que se representan los hechos y su relacin con el contexto en el que se producen? Por otra parte, la forma de representar las virtudes militantes en los textos partidarios, no hablan tambin de una forma de significar la poltica y la revolucin, constitutivas de la prctica poltica setentista? Recapitulando Como vemos, desde el discurso de esta historiadora, la valorizacin de los testimonios orales, si bien genera un cuestionamiento que complejiza e incorpora la subjetividad en el anlisis histrico, en la prctica, termina prevaleciendo una valorizacin positivista del mismo: ellos tambin nos dan hechos. Nosotros, en cambio, los valorizamos tanto como a cualquier otro tipo de discurso, pues ninguno es reflejo fiel del hecho, sino que estn todos permeados por las representaciones y la ideologa del momento, constitutivas de esos mismos hechos. Sin esta relacin con el discurso y representaciones dominantes del momento histrico en el que se produce dicho enunciado, no podemos ver qu sentidos se construyen y/o reproducen en el mismo; en fin, no podremos comprender los hechos objetos de nuestra investigacin. A diferencia de la fuente de la historiografa tradicional, que es tomada como representacin fiel y verdadera de algn acontecimiento extra-discursivo, las fuentes vistas desde el paradigma interpretativo, paradigma que pone en foco los sentidos que forman parte inescindible de lo social, son vistas como discursos, piezas que se analizan en s y en relacin a otros discursos, ms all de su verdad o falsedad referencial. Bibliografa Carnovale, Vera, Jugarse al Cristo: mandatos y construccin identitaria en el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejrcito Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), en Entrepasados Ao XIV- Nmero 28 - Fines de 2005. Carnovale, Vera, El concepto de enemigo en el PRT-ERP: discursos colectivos, experiencias individuales y desplazamientos de sentido, en Lucha Armada en la Argentina, N 1, Diciembre-enero-febrero 2006. Carnovale, Vera, Postulados, sentidos y tensiones de la proletarizacin en el PRT-ERP en Lucha Armada en la Argentina N 5, febrero-marzo-abril 2006. Carnovale, Vera; Aportes y problemas de los testimonios en la reconstruccin del pasado reciente en la Argentina en Franco, Marina y Levin, Florencia (comps.); Historia reciente. Perspectivas y desafos para un campo en construccin, Paidos, Buenos Aires, 2007. Franco, Marina y Levin, Florencia; El pasado cercano en clave historiogrfica en Franco, Marina y Levin, Florencia (comps.); Historia reciente. Perspectivas y desafos para un campo en construccin, Paidos, Buenos Aires, 2007. Perez, Sara; Raiter, Alejandro y Zullo, Julia; Hacer historia con herramientas textuales en AAVV; Discurso y ciencia social, Eudeba, Buenos Aires, 1999. Traverso, Enzo; Historia y memoria. Notas sobre un debate en Franco, Marina y Levin, Florencia (comps.); Historia reciente. Perspectivas y desafos para un campo en construccin, Paidos, Buenos Aires, 2007.3

En otros textos de la misma autora (2005 y 2006) va a realizar dicha triangulacin, intercalando en su anlisis documentos partidarios y entrevistas realizadas a ex militantes del PRT-ERP, sin problematizar de hecho la distancia contextual y genrica que separa unas fuentes de otras. Mientras que los documentos, por el slo hecho de ser partidarios, son puestos bajo sospecha, los testimonios actuales son analizados como si no hubiese pasado el tiempo, como si el lenguaje se caracterizara por su transparencia y abstraccin. En este sentido -conscientemente o no- al ser utilizados como contrapunto y falsificacin de los documentos citados, se construye una representacin de los testimonios donde predomina la claridad y veracidad frente a la oscuridad y manipulacin de los documentos.