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p r Ju n J Vol.. VI, no. 65. mayo de 1952, pp. 21-22. literaria: escribir una Biblia visigótica. mef'ando tUl idiontJ arriscado y m nta- raJ, reí un alfabeto y un sinfín de neolo- gi 010 , h' la que I gr' ajustar la amplitud cular de los peri do bíblico al dialecto nlr cortad de us n 'l11adas. Así logró de t 'rrar d aqu lIa men te la imagen de W dn 11 ultu sangri nt. Universi- dad d Ip 'la ·on. rva n u 'ode Argen- (r'/I la'1\lls Ira 'nlenl s de .a o ura ep pe- a l' lllhlta de III IIa e I monumento ms ,Ulll¡tUll d' la \'n ua rmánica, per el prilll 'r poema \lri 'lI1al de e ta literatura dala d '1 si¡tlo 111, ., conoce bajo el lIomhr' d' (;('s(a d(' l1r-o \\'/1 Ij: hér 'fabulo- ljU 1I n' 'nc 'r .Ida en el pUl o la fuerz.a o' Ir 'lula homhr's. !'or 11 C. lensí n y p r los d' su cllmpl jo upumento la (¡('Ha til' !JC()\V/I/j '"OS aparece COI1l un rrlllo largalll nle lIlud"rad. o posee· mos ruslro al 'uno ti' las pi 1.tI ljue oehie- fU" prc 'co 'r1o, pero el lap'o d tre siglos 4u' a o' ItI i"va.lún K'rrnana d Inglalerra a la I cita prohahl' del B(,()II'/lIf. no deja suponer una amplia literatura de guerreros. Beowulf muere ante la última embestida del dragón que acaba de matar, y el verso que lo deplora al final de la gesta nos recuerda los funerales de Héctor en el postrer pasaje de la !liada. Entre las numerosas poesías que pertene- cen a la etapa anterior a la cristianización de Inglaterra hay textos sorprendentes. Por ejemplo, el estribillo que cierra cada una de las estrofas del Lamento de Deor: "Aquello dej' de ser; también esto dejará de ser algún día." Y la más famosa de una serie de elegías. I.a ruina, nos deja entrever todo el linaje poético de las obras que giran con la fugacidad de las cosas: "Han caído los techos, en ruinas están las torres, los porto- nes caídos, heladas las paredes, quebrados I techos, sueltos, inútiles, socavados por el tiempo ... " El auge del cristianismo, propagado en Inglaterra por misioneros llegados de Roma y de Irlanda, trae consigo una nueva y abigarrada poesía. Borges señala la ausencia de un cambio ético entre los primitivos conversos, y cree más bien en un canje de mitologías, en una substitución de héroes. Efectivamente: los apóstoles son guerreros teutónicos; el mar es siempre el Mar del Norte; los israelitas en fuga de Egipto son viquingos, y Moisés, un caudillo de casco bicorne. En todos los textos religosos de la época abunda el buen manjar germano: la descripción en detalle de las grandes bata- llas bíblicas. Finalmente aparece un poeta de auténti- co espíritu cristiano. Caedmon, el primer nombre en el catálogo de los poetas ingle· ses: Mientras cuida los caballos en un esta- blo, Caedrnon, hombre rudo y de edad avanzada que siempre huyó de los festines a la hora de empuñar el arpa y cantar, queda dormido. En sueños ve un hombre que le ordena cantar "el origen de todas las cosas". Caedmon cumple la orden y cuando despierta recuerda todas las palabras de su canción. Va a un monasterio donde su cualidad de poeta es admirada por todos, y

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p r Ju n J

• Vol.. VI, no. 65. mayo de 1952, pp. 21-22.

literaria: escribir una Biblia visigótica.mef'ando tUl idiontJ arriscado y m nta­

raJ, reí un alfabeto y un sinfín de neolo­gi 010 , h' la que I gr' ajustar la amplitud

cular de los peri do bíblico al dialectonlr cortad de us n 'l11adas. Así logró

de t 'rrar d aqu lIa men te la imagen deW d n 11 ultu sangri nt. Universi­dad d Ip 'la ·on. rva n u 'ode Argen­(r'/I la'1\lls Ira 'nlenl s de . a o ura ep pe-

al' lllhlta de III IIa e I monumento

m s ,Ulll¡tUll d' la \'n ua rmánica, per elprilll 'r poema \lri 'lI1al de e ta literaturadala d '1 si¡tlo 111, ., conoce bajo ellIomhr' d' (;('s(a d(' l1r-o \\'/1 Ij: hér 'fabulo-

ljU 1I n' 'nc 'r .Ida en el pUl o la fuerz.ao' Ir 'lula homhr's. !'or 11 C. lensí n y p rlos p<)fII~n()rcs d' su cllmpl jo upumentola (¡('Ha til' !JC()\V/I/j '"OS aparece COI1l

un rrlllo largalll nle lIlud"rad. o posee·mos ruslro al 'uno ti' las pi 1.tI ljue oehie­fU" prc 'co 'r1o, pero el lap'o d tre siglos4u' a o' ItI i"va.lún K'rrnana d Inglalerraa la I cita prohahl' del B(,()II'/lIf. no deja

suponer una amplia literatura de guerreros.Beowulf muere ante la última embestidadel dragón que acaba de matar, y el versoque lo deplora al final de la gesta nosrecuerda los funerales de Héctor en elpostrer pasaje de la !liada.

Entre las numerosas poesías que pertene­cen a la etapa anterior a la cristianizaciónde Inglaterra hay textos sorprendentes. Porejemplo, el estribillo que cierra cada una delas estrofas del Lamento de Deor: "Aquellodej' de ser; también esto dejará de seralgún día." Y la más famosa de una seriede elegías. I.a ruina, nos deja entrever todoel linaje poético de las obras que giran conla fugacidad de las cosas: "Han caído lostechos, en ruinas están las torres, los porto­nes caídos, heladas las paredes, quebradosI techos, sueltos, inútiles, socavados porel tiempo..."

El auge del cristianismo, propagado enInglaterra por misioneros llegados de Romay de Irlanda, trae consigo una nueva yabigarrada poesía. Borges señala la ausenciade un cambio ético entre los primitivosconversos, y cree más bien en un canje demitologías, en una substitución de héroes.Efectivamente: los apóstoles son guerrerosteutónicos; el mar es siempre el Mar delNorte; los israelitas en fuga de Egipto sonviquingos, y Moisés, un caudillo de cascobicorne. En todos los textos religosos de laépoca abunda el buen manjar germano: ladescripción en detalle de las grandes bata­llas bíblicas.

Finalmente aparece un poeta de auténti­co espíritu cristiano. Caedmon, el primernombre en el catálogo de los poetas ingle·ses: Mientras cuida los caballos en un esta­blo, Caedrnon, hombre rudo y de edadavanzada que siempre huyó de los festinesa la hora de empuñar el arpa y cantar,queda dormido. En sueños ve un hombreque le ordena cantar "el origen de todas lascosas". Caedmon cumple la orden y cuandodespierta recuerda todas las palabras de sucanción. Va a un monasterio donde sucualidad de poeta es admirada por todos, y

canta allí hasta -el fmal de sus días la gloriainfinita de Dios, ya ordenado sacerdote.Predice la hora de su muerte, y la esperadunniendo.

Una profusa y variada literatura en ver­so, que comprende baladas guerreras, eltratamiento de algunos temas clásicos, eldivertido género de las adivinanzas, un Bes·tiario científico y finalmente la prosa histó'rica, cierra el panorama de la literaturainglesa en lengua germánica. Sólo se conser·va el nombre de dos autores: el de Cyne­wulf, scop o cantor profesional que se pusoa salvo del olvido mediante el clásico artifi·cio del acróstico, y que en su caso secomplica por el empleo de misteriosos sigonos rúnicos. El otro nombre es uno de losmás difundidos en la Edad Meia, y parallegar hasta nosotros le habría bastado conamplitud su aparición resplandeciente en elParaíso dantesco. Este nombre es el deBeda el Venerable. "Beda escribió en latín,pero la historia de la literatura anglosajonano puede prescindir de su nombre", diceBorges con exactitud. En su obra descue­llan las cinco libros de la Historia Eclesiásti­ca de la Nación Inglesa, que nos dan unaimagen monumental de toda una cultura.

La literatura germánica desaparece enInglaterra poco antes de la conquista nor·manda, pero tiene un surgimiento aisladoen la obra de Layamon, que escribió unpoema de 30,000 versos a principios delsiglo XIII, para cantar las batallas de losbritanos contra los pictos, los noruegos ylos sajones.

La segunda parte del libro de Jorge LuisBorges es la más importante y se refiere ala literatura escandinava, que floreció prin­cipalmente en Islandia, gracias al azar de laguerra y las emigraciones. En ella aparece,tratado con amplitud y vivacidad, el perso·naje excelente de Snorri Sturluson, especiede hombre enciplopédico que según laspalabras de la Sturlunga Saga, fue diestroen "todas las cosas en que puso mano". Aél se deben los poemas y obras históricasmás importantes de la cultura escandinava,

que abunda en halla/gos y rea1i/.acionesmagistrales. Con justa ralón. Borges señalael descubrimiento dI: la novela moderna porparte de lo escritorl:s islandeses. haJla/goque según las palabras del escritor argenti­no, fue tan importante tan inútil como eldescubrimiento precolomhll1o de mérica.Pero e podla pensar tal velo que los e can·dinavos fueron entre los hombres quiencsrecibieron la misiún de demo trar que taleshechos eran posihles y reall/ahlcs. Cru/aronel mar, hallando un camino IIIcxistente, chicieron converger todas las lineas dc lafantasla y de la leyenda, hasta el únicopunto de la realidad fiual el hombre qucen medio de un mundo caútlco Jlaroso,encuentra el Universo Icllepdo cn SI mismo. Al trav s de los intnncadlls caminos dcla fábula, la erx)peya y la le cnda. lose candinavos hallaron al homhre real, cap­turado por la conClellcia '1lcida del novelis­ta.

En las l>agas de Snorri. el protagonistacontradice a veces (o parece contradeCIr) elpropósito del autor, CO!1l0 en una novela dI:

Dostoiewsky. Un rencor que creíamos olvi·dadu Oorece dc pronto en un brote vengati·vo y suscita la muerte de un personaje que,como cl lector de la obra, había olvidadotambién mi antigua culpa.

Al leer I s orígenes y los pormenorescon que Uorges ilustra esta parte de sulibro no podemos evitar el pensamiento deque algunll' dc los procedimientos psicol6­gJt:os } e till tlCOS del escritor argentinotienen su fuente en lus textos de estadesconcerlante literatura. I'J economía dellenguaje, por cjcmplo. llega a ser tan "bor·gi:lI1a" qlle nuestra Ignorancia puede llevar·nllS a la suspecha de que Borg 's. traductor,ha IIIsuOado a los Ic,los mllt:hu de uespíritll. /, o estamos awstllmbrados a CSll

especIe dc "desamparo" en que el aut rparece depr a Inut:hos de sus pers najes'!I{ecordemus otra velo el Ah'/Ih, ese cuentoen lIue Carlm rg 'ntlllo está despiadada·mente ahandonado a ~u inepcia, a su illefi·cacla. Y allí nllsmo el propio Borge aparcoce, en el colmo del desamparo, encarandoel retralo de la mUjer amada y muerta, quelo Ignorú definitivamente en vida.

I o anterior equivale a deCIr que el Bre·viario sobre antiguas literaturas germánicas,intere~ por igual a los e tudiosos de lahistoria literaria y a los lectore de Borges.Escrito con el estilo insuperable de uno delos más grandes pro istas de nuestros días,este manual rompe con la tradición de losdensos pedag go , inaugurando en lenguaca tcllana un nuevo género de tratados. Lamejor definición de esta "Historia dy laSaga" es que ella pertenece, por el númerode sus personajes y de sus ternas, por lah3l.aña que sign ifica haberla escrito endoscientas páginas, al mismo género litera·rio que describe: Borges ha escrito, pues, la

aga de las literaturas germánicas.o está por demás añadir que la tercera

parte de libro se refiere a los poemasescritos en territorio alemán, y que allí sehabla del Cantar de los ibelungos, únicamuestra de la literatura germánica que hatrascendido al gran público.

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