fonatur 35 aÑos · 355 tamaulipas 369 las filiales de fonatur 387 algo mÁs que sol y playa 403...

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fonatur 35 aÑoSúnica hiStoria narrada por SuS fundadoreS y protagoniStaS

contenido

7 Carta del Presidente de méxiCo FeliPe Calderón Hinojosa

8 Carta del seCretario de tUrismo rodolFo elizondo torres

9 Carta del direCtor General de FonatUr miGUel Gómez mont UrUeta

14 PreFaCio

17 CanCÚn

87 ixtaPa

121 los CaBos

169 loreto

201 HUatUlCo

243 esCalas nÁUtiCas y PUertos

265 litiBÚ

277 renovarse o morir

338 sinaloa

355 tamaUliPas

369 las Filiales de FonatUr

387 alGo mÁs QUe sol y Playa

403 aPéndiCes

7

8

Estimados Amigos,

El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) inicia una nueva etapa para el turismo planificado en México, acorde a las demandas de un mercado mundial altamente com-petitivo. Gracias a sus Centros Integralmente Planeados (CIP’s), Fonatur ha contribuido a que México se ubique dentro de los 10 primeros destinos en llegada de turistas. En sus años de existencia, estos importantes centros han recibido a más de 73 millones de turistas y han captado una inversión privada cercana a los 15 mil millones de dólares.

Al cumplir 35 años, Fonatur realiza una reestructura interna y a la vez determina nuevos lineamientos bajo la batuta del Presidente de la República, Lic. Felipe Calderón Hinojosa, que sin duda prometen crecimiento turístico, desarrollo regional y la creación de más y mejores empleos para los mexicanos.

Se trata de una historia que ya comenzó a escribirse y que nos permitirá responder a la demanda de nuevas corrientes mundiales en la industria del turismo. Muestra de lo anterior es la colocación de la primera piedra del nuevo Centro Integralmente Planeado en Teacapán, municipio de Escuinapa, Sinaloa.

Asimismo, sin desatender la consolidación de los CIP´s de Cancún, Ixtapa, Los Cabos, Loreto y Huatulco, el Fondo promueve una segunda generación de grandes proyectos, muchos de ellos ubicados al interior de la República, para ampliar nuestra oferta y desa-rrollar al turismo no sólo de sol y playa, sino el cultural y de naturaleza, todo con el objetivo de ser más competitivos.

Celebramos que a 35 años de su fundación, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo continúe siendo uno de los principales motores del turismo en nuestro país y deje un testimonio del trabajo realizado a favor de México.

.

Rodolfo Elizondo TorresSecretario de Turismo

Rodolfo Elizondo Torres.

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Miguel Gómez Mont.

Precursor, visionario, futurista y promotor de una nueva forma de anteponerse a la histo-ria, Fonatur fue el creador de la planeación y visión a largo plazo en el mundo; precede todo intento de avatar turístico en el planeta. Es hoy en día testimonio fehaciente de mo-delo competitivo de la más solida economía; muestra irrefutable de ello son los Centros Integralmente Planeados (CIP) que han atraído y recibido millones de turistas nacionales e internacionales. Captando casi a la mitad de los visitantes.

Al llegar a Fonatur vi lo grandioso de esta institución que fue creada por jóvenes visio-narios, cuando me enteré que estos hombres, los forjadores de este sueño están vivos, decidí que teníamos que reconocer su legado a través de esta obra. Este documento que está en tus manos presenta de su viva voz las historias que hicieron posible crear una nueva cara del turismo en nuestro país.

La visión de los fundadores de joyas como los CIP, está plasmada en este libro así como sus aciertos y errores, que han permitido la creación de una de las más emblemá-ticas instituciones de México: Fonatur. Promotor de inversiones millonarias, creador de cientos de miles de empleos directos e indirectos y generador de importantes divisas, que lo colocan casi en el segundo contribuyente del PIB de nuestro país.

Estos hombres previeron desde hace más de 35 años que el petróleo en nuestro país se terminaría, de ahí el acierto de diversificar la economía para atraer divisas al país; ahora, ante entornos económicos tan similares, debemos regresar a los orígenes de este Fondo y crear nuevos polos turísticos como Riviera Nayarit, Teacapán en Sinaloa y Costa Lora en Tamaulipas.

Fonatur, se reestructura para estar acorde con el cambio vertiginoso de la tecnología y para dar las respuestas que la sociedad espera en materia de turismo. Esta reconstruc-ción del Fondo al interior, en el gobierno del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, respon-de a un ciclo natural de características cosmogónicas.

Miguel Gómez Mont UruetaDirector General

Fonatur

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fonatur 35 aÑoSúnica hiStoria narrada por SuS fundadoreS y protagoniStaS

marielena veGa CamPosEscRiToRa

Agradezco la confianza y el apoyo que Miguel Gómez Mont me dio como profesionista independiente para la realización de este libro, cuyo valor original se mantuvo intacto en todo el proceso. Su único objetivo es contar, por primera vez, la historia de la dependencia a través de las vivencias y anéc-dotas de sus protagonistas.

Gracias al apoyo y asesoría puntual de Adalberto Fügue-mann y López, quien hizo que algunos de mis días tuvieran 48 horas continuas. Sin su guía, el resultado de este libro no hubiera sido el esperado.

las oPiniones vertidas en este liBro son de exClUsiva resPonsaBili-dad de las Personas y orGanizaCiones QUe las emiten, no rePresen-tan neCesariamente el Pensamiento de FonatUr ni de la aUtora.

aSeSor generaL Adalberto Füguemann y López

diSeÑoAlejandra Espinosa GarcíaJorge Romero ortegaGustavo Babatz Torres

correcciÓn Ana Paula Hernández Alday Mario García Chávez

fotografía Manuel Heiblum Darszon

apoyo fotográficoAsaf Sebastián Agüero Flores

coordinaciÓninStitucionaLSonia Figueroa Rodríguez

regiStro03-2009-11270956140001

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o almacenada de ninguna manera, sin autorización expresa del autor.

así como los huracanes volcaron la balsa de un grupo de inversionistas del Banco

Mundial en un viaje de exploración a un paraíso natural, los manglares taparon la

vista de una laguna de agua dulce, los mosquitos opacaron el azul del cielo con su insis-

tente presencia y la falta de mujeres ensombreció el ambiente en la construcción de una

magna obra, la férrea voluntad de un grupo de jóvenes soñadores también fue capaz de

construir paisajes inimaginables a partir de recursos naturales en bruto.

Hacia finales de los sesenta, en un México que comenzaba a relacionarse con el resto

del mundo, era difícil creer que ese grupo de jóvenes idealistas daría forma a la película

futurista creada en sus mentes a partir de las mejores fotografías de su país.

Ernesto Fernández Hurtado y Antonio Enríquez Savignac sólo pedían a sus superiores

la confianza y la oportunidad de probar que la mano del hombre era capaz de transformar

un paradisiaco terreno en el primer proyecto turístico de alcance mundial.

Y aunque siempre tuvieron el apoyo de un organismo tan respetado como el Banco de

México, la realidad es que para crear los cimientos de lo que hoy, en su sentido más puro,

se conoce como turismo, debieron sortear la falsa creencia de que “querían construir un

coto de poder para ricos” y caminar a contracorriente de las constantes negativas de

quienes decían: “no va a funcionar”.

Pero ni las dudas, ni la soledad, ni las tormentas, ni las noches interminables, ni los in-

tensos días de ardiente sol frenaron el sueño de aquellos guerreros economistas, quienes

aun con la marea en contra lograron obtener lo más valioso para la construcción de todo

proyecto: la confianza.

Ernesto Fernández Hurtado.

prefacio

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Miguel Gómez Mont.

Ahora que, ser de fiar, no bastaba. Se necesitaba un pulso perfecto para trazar el bo-

ceto de aquella obra maestra que el dinero de los mexicanos y el capital de organismos

internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo, ayudarían a construir.

Se trabajó intensamente. No hubo un solo instante en que esos jóvenes emprendedores

dejaran de perfeccionar cada detalle, para dar paso a lo que sería la cuna de uno de los

pilares más importantes de la economía mexicana desde los años setenta: el turismo.

Esos guerreros visionarios no sólo tuvieron una mano derecha, sino que en esa aven-

tura se hicieron acompañar de un grupo numeroso de asesores con visión internacional;

pulieron el boceto y eligieron el lienzo perfecto para plasmar su obra.

Hecha a mano, esa obra que nació motivada por la necesidad de que México saliera a

mostrar su magnificencia es lo que hoy se conoce como el Fondo Nacional de Fomento al

Turismo (Fonatur), organismo que, más que una institución, es la luz que hace que México

proyecte al mundo sus inagotables riquezas naturales.

Ernesto Fernández Hurtado fue el alma de Fonatur, y Antonio Enríquez Savignac el

hombre que le dio forma al organismo impulsor del desarrollo turístico en México.

A 35 años de haberse creado, Fonatur renace con una nueva dinámica que surge de la

visión del presidente Felipe Calderón Hinojosa, cuya ejecución es encomendada a Miguel Gó-

mez Mont. Al igual que en sus mejores décadas, la institución retoma con fuerza los grandes

proyectos que marcarán una nueva época, en la que México se posiciona como uno de los

grandes protagonistas de la industria turística internacional, y vuelve a caminar a contraco-

rriente en busca del resplandor que necesita, que merece.

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cancúnEn sus inicios se escribía Kanckún, pero Fonatur cambió la palabra a Cancún,

por cuestiones de publicidad y mercadotecnia del destino turístico.Jesús Silva-Herzog.

18Crear el desarrollo turístico más grande del mundo en un lugar alejado del dominio del hombre, mal comunicado, que fuera financiado por uno de los organismos internacionales más importantes y que la magna obra fuera, además, lo suficientemente exitosa como para generar divisas y empleo en México, era el sueño de un grupo de jóvenes visionarios que a finales de la década de los sesenta sólo tenían como aliado al Banco de México (Banxico).

desde los orígenes de esta gran idea, en 1969, el asom-bro, la incredulidad, el escepticismo y las negativas

presidenciales serían una constante, así como malas ju-gadas de la naturaleza, muertes inexplicables y decisiones que hoy podrían parecer increíbles.

O cómo justificar, hoy en día, la creación de un campo de golf en un manglar, la modificación de playas y ríos, y la presencia de prostitutas en medio de una construcción.

Más aún, cómo explicar la edificación del primer desarrollo de alcance mundial en una “isla que apenas medía 50 me-tros de ancho, como era Cancún en ese entonces”, recuerda Daniel Ortiz Caso, el primer ingeniero en abrir brecha.

En aquel momento el objetivo de traer divisas al país parecía justificarlo todo. Y la solución que se visualizaba era el turis-mo, una industria que estaba cambiando el panorama de los países en vías de desarrollo, cuyas economías maduraban.

“Gracias al turismo, destinos tradicionales como Hawái gene-raban dividendos en forma inaudita. Marruecos, el Pacífico Sur y el Lejano Oriente adquirían renombre, y Florida se había desa-rrollado casi en su totalidad como una entidad turística. Jamai-ca, Bahamas y Puerto Rico no se quedaban atrás”, cita Pedro Dondé, director entonces del área de Estadísticas de Banxico.

A finales de los sesenta en México el panorama turístico era completamente diferente. Los primeros estudios reali-zados por Banxico mostraban que en nuestro territorio el desarrollo turístico se había dado sin planeación, de forma casual y espontánea.

“Prácticamente no existían apoyos por parte del sector público. No operaban programas financieros, la promoción era insuficiente y la oferta turística nacional era escasa”, ad-vierte Pedro Dondé.

El único lugar turístico en México era Acapulco, pero su propio desarrollo y falta de visión comenzaban a ser sus grandes enemigos. Era hora de detectar si el país tenía otros potenciales que ayudaran a cambiar el rumbo de su economía, que dejaba mucho que desear. El tipo de cambio estaba en 12.50 pesos por dólar, obviamente sobrevaluado, y nuestra economía empezaba a resentirlo; las importacio-nes siempre superaban a las exportaciones, y el déficit ha-bía que cubrirlo con crédito externo.

Cancún en 1968.

turiSMo: y eSto... ¿Qué eS?

1966 - 1967El turismo registra un porcentaje de 12% anual en el crecimiento en México, contra 4% en el lejano Oriente y 46% en la cuenca del Pacífico. En 1967 poco más de 20 millones de personas visitan Florida, en tanto que otros 4 millones se desplazan a las Islas Caribe, en contraste con Yucatán, que en el mismo lapso sólo recibe 60 mil extranjeros.

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1966 - 1968

La captación de divisas era una de las preocupaciones de Banxico y una de las áreas de competencia de Ernesto Fernández Hurtado, en esa época gerente de la División Internacional del organismo, y quien desde entonces se convertiría en la mente maestra de la creación del turismo.

“Cuando ingresé a Banxico, mi función era elaborar estadísticas de la balanza de pagos, específicamente sobre los renglones invisibles, lo cual incluía al turismo. Hice estudios acerca del gasto turístico fronterizo, y ello fue lo que me orientó. No sabía mucho de turismo, pero tenía una idea clara de su potencialidad como generador de divisas”, recuerda Fernández Hurtado.

Se aclaraba el panorama respecto al desarrollo de la industria sin chimeneas, y con ello la edificación del polo turístico más importante de México y el mundo.

Ernesto Fernández Hurtado decidió encomendar la tarea de investigar a fondo sobre el asunto a un banquero de 35 años con posgrado por la Universidad de Harvard llamado Antonio Enríquez Savignac, quien había estado en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como oficial de présta-mos, y a inicios del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz (1966) se había incorporado a las filas de Banxico.

Antonio Enríquez Savignac, afirman quienes lo conocieron, nunca titubeó sobre la tarea impuesta. Le llevó 18 meses re-correr las principales cuencas turísticas, concentrándose en las que representaban competencia directa para los atracti-vos mexicanos: Florida, Hawái y el Caribe.

Era una realidad: Ernesto Fernández Hurtado y Antonio Enríquez Savignac tenían una nueva tarea, por cierto, “nada sencilla”, dice el primero.

El Banco de México decide estudiar las posibilidades de impulsar el turismo. Después de realizar estudios en México y en el extranjero, propone la creación de un organismo llamado Fondo para la Promoción de la Infraestructura Turística

(Fogatur). Cuyo objetivo era analizar, estudiar e impulsar el crecimiento de los destinos turísticos ya existentes, así como desarrollar nuevos centros turísticos.

Cancún actual.

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Cancún crecía.

21“No va a funcionar” y “lo que se quiere construir es un coto de poder para ricos que no va con mi política laboral”, fueron comentarios que Ernesto Fernández Hurtado y Antonio Enríquez Savignac escucharon acerca de un proyecto que buscaba ayudar a detonar la economía de su país, generar divisas, empleo y, por supuesto, mostrar la majestuosidad del México de aquella época.

Tales “frases negativas serían del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez”, ante lo que apenas era el bo-ceto de la incubadora del sector económico de mayor desarrollo en los últimos años: Fonatur, afirma Jesús Silva-Herzog.

El entonces integrante del área de Análisis de Banxico y una de las manos maestras de la instauración de Fona-tur, recuerda que no era fácil imaginar que de las ideas de un grupo de jóvenes de 35 años, en promedio, naciera una de las piezas claves para el desarrollo de México.

Fue así como el inicio de la creación del turismo vía Cancún tuvo su primer freno. Luis Echeverría Álvarez llega a la Presidencia en 1970, echando para atrás el

a contracorrienteaval que su antecesor, Gustavo Díaz Ordaz, había dado al proyecto.

“La entrada de Luis Echeverría a la Presidencia de México haría congelar los fondos para el arranque de Cancún, aunque se suponía que ya estaban autorizados. Además, parte del gabinete se opuso, al igual que una parte de intelectuales”, comenta Fernando Martí Brito.

El cronista de Cancún, quien en la década de los ochen-ta se convertiría en el vocero de Antonio Enríquez Savig-nac, cita que al presidente Luis Echeverría no le gustaba el proyecto de Cancún. Detalla que “alguien le había di-cho al entonces primer mandatario que el desarrollo era un negocio particular de Antonio Ortiz Mena, secretario

1967Javier Rojo Gómez es nombrado Gobernador de Quintana Roo por Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de la República Mexicana.

Primer Plan Maestro, CIP Cancún.

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de Hacienda en el sexenio de Díaz Ordaz y el personaje menos simpático de todo el Gobierno Mexicano”.

Esto fue motivo suficiente para que el nuevo jefe del Ejecutivo detuviera el proyecto e hiciera una investiga-ción al respecto, misión que encomendó a Hugo Cer-vantes del Río, entonces secretario de la Presidencia, cargo que desapareció en 1976.

La importancia de su despacho permitiría a Cervan-tes del Río saber con una sola ojeada a los trabajos de Cancún que el rumor era falso. Pero tenía sus pro-pios planes.

“De 1965 a 1970, Cervantes del Río había fungido como gobernador de Baja California Sur, y parte de sus aspiraciones, junto con Milton Castellanos (quien sería gobernador del estado de Baja California 1971-1977), era crear centros turísticos, y Cancún les estorbaba. Es por ello que convenció al presidente para que se hicie-ran más investigaciones”, subraya Martí.

Esta posición haría frenar un año el proyecto. Tiem-po en que los jóvenes visionarios, que pugnaban por el

desarrollo de Cancún y el turismo como una industria, adquirirían mayor fortaleza.

Miguel de la Madrid Hurtado, quien era director de Crédito de la Secretaría de Hacienda, sería uno de los personajes que apoyarían la magna obra y quien sería indispensable para convencer al presidente Luis Eche-verría de las bondades del turismo.

“A través del equipo del entonces presidente Luis Echeverría, le mandaba mensajes de las bondades que tenía el desarrollo en Cancún, siempre respaldados con estudios e información”, comenta Miguel de la Madrid.

Un año fue el tiempo en que los fundadores trabajaron minuto tras minuto para demostrar a empresarios, fun-cionarios y organismos internacionales que la creación de la industria sin chimeneas era necesaria y viable. Y en ese lapso, lejos de debilitarse la instauración de Can-cún y, por ende, de Fonatur, se fortalecería con la suma de nuevos rostros.

1968El equipo de Banxico define 6 posibles lugares para desarrollar centros turísticos. Dos en Baja california Sur, dos en Oaxaca (Puerto Escondido y Huatulco), Cancún e Ixtapa.

Vista aerea de Cancún, 1972.

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La verdadera historia de esos jóvenes soñadores e idealistas comienza con Ernesto Fernández Hurtado, en calidad de subdirector del Banco de México, quien tuvo la visión de crear fuentes de empleo a partir de un negocio incipiente que dio como resultado una de las columnas que soportarían, desde entonces, la economía del país: el turismo.

Este funcionario era un economista con una extraordi-naria perspectiva de México, entusiasta, muy compe-tente y convencido de las bondades que podían traer al país los fideicomisos de fomento económico. Pero como todo buen maestro, Fernández Hurtado sabía que necesitaba aliados.

Rodrigo Gómez y Gómez, quien era director de Banxico (hasta 1970), y Jesús Silva-Herzog Márquez, integrante del área de Análisis Económico, nunca titu-bearon y abrieron sus horizontes para llevar a la realidad la creación del Fondo.

Ambos, con experiencia financiera y una gran capa-cidad para la comprensión de los temas bancarios y el manejo de la política monetaria del instituto central, sumaban fuerzas.

La mano ejecutora sería Antonio Enríquez Savignac, miembro de la Oficina Técnica de la Dirección del Ban-co de México, un caballero muy bien preparado técni-camente que contaba con maestría en administración de empresas por la Universidad de Harvard y hablaba perfectamente inglés y francés.

Había estudiado varios años en Canadá, además de que mantenía estrecha relación con varios funcionarios de la Secretaría de Hacienda, como Miguel de la Ma-drid Hurtado y Mario Ramón Beteta, director y director general de Crédito Público, respectivamente, dos per-sonajes que, por cierto, serían claves en el desarrollo del turismo.

LoS ViSionarioS

1969Rodrigo Gómez y Ernesto Fernández Hurtado le proponen a Antonio Ortiz Mena, Secretario de Hacienda, crear Infratur.

Se negocia con los propietarios la adquisición de terrenos en Cancún.

Pedro Dondé Escalente.

Jesús Silva-Herzog Márquez.

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Otra pieza fundamental en ese proceso, en especial para la selección de los lugares a desarrollar, sería Pedro Dondé Escalante, quien después de permanecer cuatro años en Estados Unidos, donde obtuvo un posgrado en economía por la Universidad de Harvard, se incorporó a Banxico para realizar estudios ambientales, de tierra, socioeconómicos y políticos de los destinos turísticos ya detectados (Cancún, Ixtapa, Los Cabos y Loreto).

En ese tiempo, a cargo del Departamento de Estu-dios Económicos de Banxico estaba un funcionario muy cercano a Fernández Hurtado, el economista Leopoldo Solís Manjarrez, a quien se le encargó todo el apoyo en análisis económico, y cuyo trabajo sería de gran relevan-cia para obtener los indicadores económicos, en espe-cífico la información sobre el sector turismo en México, esencial para la planeación.

Dentro de ese equipo de jóvenes calificados destacó la participación de Sergio Sánchez Gómez, Manuel Uribe Castañeda, Santiago Sánchez Herrero, Carlos J. Nader y Manuel Barros Nock.

Pedro Aspe Armella sería otro que se incorporaría al equipo de Pedro Dondé en pro del desarrollo turístico.

1970En enero se instala el primer campamento de obreros en Cancún, contratados por la empresa Consorcio Caribe.Llega a México Donald Plestsch, especialista mundial en control de fauna. Luis Echeverría, es nombrado Presidente de la República Mexicana.

Miguel Mancera Aguayo, Jesús Silva-Herzog, Antonio Enríquez Savignac, Miguel De la Madrid Hurtado, Kemil Rizk, Francisco Labastida Ochoa.

Ernesto Fernández Hurtado.

Pedro Aspe Armella y Pedro Dondé.

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SueÑoS... ¿guaJiroS?

Sin importar la época y el momento, “cuando hay necesidad de que un país desarrolle una zona, genere empleo y propicie ingresos vía divisas, se tienen que adoptar medidas adecuadas, diseñar un buen proyecto y echarlo a andar lo más rápido posible para que tenga éxito”, afirma Ernesto Fernández Hurtado, quien a inicios de los setenta ya era director general del Banco de México.

Ya no había duda: era necesario indagar todo acerca del turismo, el nuevo sector, y Banxico no era el orga-nismo más adecuado para ello, y sus creadores lo sabían.

Así, al interior de Banxico se constituye el Fondo de Infraestructura Turística, un área de investigación conocida como Infratur, que Fernández Hurtado deja a cargo de Antonio Enríquez Savignac.

Haciendo frente a los oleajes, el directivo nunca bajó la guardia y asumió el reto de manejar un Fondo que nacía con muchos “peros” y cuya principal limitante era que no tenía facultad para otorgar créditos.

Éste fue un problema momentáneo, recuerda Fernández Hurtado, quien de inmediato ubicó un fondo crediticio alojado en Nacional Financiera (Nafin), llamado Fondo de Garantía y Fomento al Turismo (Foga-tur), que no era muy exitoso pero tenía características útiles para conformar lo que pronto sería Fonatur, la institución de fomento para el desarrollo del turismo en México.

Primera sede de Fonatur.

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“Fogatur tenía un escaso presupuesto de 50 millones de pesos –de ese entonces–, monto que apenas al-canzaba para algunos créditos a hoteles que buscaban mejorar sus condiciones, pero tenía la facultad de finan-ciar lo necesario para echar a andar el proyecto de fo-mento al turismo”, comenta Armandina García Webber, una de las secretarias de Antonio Enríquez Savignac.

Así que no pasó mucho tiempo para que, a solici-tud de Banxico, ambos fondos trabajaran de la mano y de forma independiente de sus instituciones de origen: Banxico y Nafin.

Sus integrantes, apenas 20 trabajadores, se mudaron a los pisos 3 y 4 de un edificio rentado ubicado en Isa-bel la Católica número 24, esquina con Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Ya no había cabida ni en las oficinas de Banxico ni en Nafin. Dice Fernández Hurtado que “se tuvo mucho cuidado con la especulación, porque podía afectarse la imagen de Banxico”, institución que sin problema al-guno había crecido cumpliendo con sus funciones de banca central y apoyando sectores prioritarios a través de los fideicomisos de fomento económico.

“Banxico se distinguía por la alta calidad técnica de sus actividades y funcionarios dedicados a tareas en áreas sustantivas, varios de ellos economistas con pos-grados en importantes universidades del exterior, y aun-que jóvenes, su trayectoria ya hablaba de ellos”, apunta Pedro Dondé, quien comenta la importancia de cuidar la imagen de Banxico y del nacimiento del Fondo Nacio-nal de Fomento al Turismo.

1971Se invierten más de 30 millones de pesos de los 200 millones que se calcularon para desarrollar Cancún, y más de 5 mil personas comienzan a trabajar.

Roberto Fernández Leal, Manuel Rojas, Lidia Elton, Jesús Silva-Hezog, Luis Chico Pardo, Pedro Dondé Escalante, Manuel Barros Nock, Guadalupe Salazar, Fausto Cuevas Rojas y Antonio Enríquez Savignac

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nace fonatur

México observaba un crecimiento económico sostenido de 4% desde hacía dos décadas, y en 1973, ante la inminente urbanización de las ciudades, ya era una necesidad fortalecer su mercado interno.

Planear, entonces, la creación de un polo de desarrollo regional generador de empleo y de divisas, que partiera de la idea de aprovechar las riquezas naturales para la construc-ción de centros de atracción turística, era la mejor opción.

Dice Fernández Hurtado que “la balanza de pagos y las exportaciones crecían poco, por lo que el turismo era la única fuente que podía darle solución a los problemas que ya empezaban a generarse en el país”.

Bajo esa premisa, Infratur y Fogatur se tuvieron que fusionar casi naturalmente, en 1974, para crear Fonatur, que desde su constitución tendría la estructura y fortaleza ne-cesarias para hacer del turismo una verdadera industria.

Era un fideicomiso del Gobierno Federal constituido en Nafin, pero que mantendría por 10 años la injerencia de Banxico, comenta Armandina García Webber, una de las prime-ras secretarias de Antonio Enríquez Savignac, el primer director general de Fonatur.

A decir de sus fundadores, era forzosa la creación del Fondo para hacer realidad la magna obra que habían gestado a lo largo de cinco años: Cancún.

Banco de México, la casa donde se gestó Fonatur.

1971En septiembre, el presidente Luis Echeverría menciona en su primer informe el desarrollo de Cancún.

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“eL paíS deL ron eStaba cerrado aL Mundo, LoS turiStaS de La coSta eSte de eStadoS unidoS abandonaron LaS pLayaS cubanaS, México podía conQuiStar a eSoS ViaJeroS porQue cancún taMbién tenía La ubicaciÓn correcta”, anota fernández hurtado.

1971El departamento agrario entrega a Infratur la mayor parte de las 5 mil hectáreas de terrenos federales que estaban en su poder.

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Se detecta eL paraíSo

De Iturbide sabía que Fernández Hurtado y su equipo de trabajo buscaban el lugar ideal para construir un de-sarrollo turístico, así que los invitó a conocer Chakalal, una zona a 20 kilómetros del polo turístico, cuya belleza era magnificada por el cenote y el adoratorio de la cul-tura maya que se encontraban en su interior.

“Es cierto que Aníbal sabía de la belleza natural de Cancún –advierte Fernández Hurtado–, más no tenía idea de lo que queríamos hacer… Yo, al ver la magnitud de Cancún, sabía que era el desarrollo que debíamos realizar. Era superior a todo lo imaginado, era espec-tacular y tenía muchos kilómetros de playa. Queríamos un centro con un gran potencial, y Cancún excedió, por mucho, lo que habíamos contemplado.”

A esta belleza natural se sumaba la complicada situa-ción política y económica de Cuba, que se visualizaba como una gran oportunidad para el desarrollo del nuevo sector, coinciden sus creadores.

“El país del ron estaba cerrado al mundo, los turistas de la costa este de Estados Unidos abandonaron las playas cubanas, México podía conquistar a esos viaje-ros porque Cancún también tenía la ubicación correc-ta”, anota Fernández Hurtado.

Y aunque desde un inicio Cancún superó las expecta-tivas, se indagaron otros lugares.

Acapulco era el único centro turístico de México co-nocido internacionalmente al que llegaba transporte aéreo. Otros destinos a principios de los setenta eran las costas de Sinaloa, Jalisco y Veracruz, que recibían principalmente a paseantes nacionales.

Sin embargo, recuerda Fernández Hurtado, “Acapul-co estaba muy pulverizado y tenía hasta cuatro dueños por parcela, mientras que Puerto Vallarta era de propie-dad ejidal y, por ley, no podía privatizarse.”

El transporte original.

1973El presidente Luis Echeverría decreta que todo el territorio de Quintana Roo es zona libre.

“A Cancún sólo se podía llegar en lancha”, dice Ernesto Fernández Hurtado, y recuerda que la primera vez que estuvo ahí fue por invitación de un amigo banquero, Aníbal de Iturbide, quien había edificado una casa de descanso muy cerca de Cancún, en el estado de Quintana roo.

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Darío Celis Estrada, nativo del estado de Guerrero y cuyo padre era un directivo de las cadenas hoteleras más importantes de Acapulco, cita que “a inicios de los setenta el destino comenzaba a decaer ante las irregu-laridades que se cometían al interior de esas firmas.”

En el Pacífico, el Mar de Cortés y la Península de Yu-catán, México poseía miles de kilómetros de playas sin explorar. Ernesto Fernández Hurtado recuerda que en Fonatur se había determinado la creación de un Cen-tro Integralmente Planeado (CIP) que atrajera al turismo estadounidense, y definitivamente Acapulco no cubría las cualidades.

De ahí que Ernesto Fernández Hurtado, junto con An-tonio Enríquez Savignac, harían un recorrido por todas las costas mexicanas. Visitaron el Caribe, el Pacífico, el Golfo, y fue entonces cuando decidieron que Quintana Roo era la zona que tenía más perspectivas para compe-tir con las promociones turísticas de las islas del Caribe.

A decir de Jesús Silva-Herzog, los viajes que hacían a las convenciones bancarias en Puerto Vallarta se apro-vechaban para recorrer las costas del Pacífico. “Los aviones en que viajaban, propiedad de Banxico, se ha-cían sobrevolar de forma vertical para tener una mejor visibilidad de las playas mexicanas.”

No obstante, Antonio Enríquez Savignac le asignó a Pedro Dondé Escalante la tarea de recabar información sobre los flujos de turismo y gasto por visitante en Méxi-co; las corrientes de viajeros estadounidenses hacia el resto del mundo, y profundizar en el conocimiento de Acapulco como propuesta turística y sus variables so-cioeconómicas, como empleo, vivienda, servicios públi-cos y comunicaciones.

Pedro Dondé también se encargaría del estudio de centros turísticos incipientes, como Puerto Vallarta, Manzanillo y Cozumel, y de destinos internacionales en el Caribe, las islas Bahamas, Puerto Rico y Jamaica, y en las islas de Hawái.

Todo ello sólo confirmó que Cancún sería el primer desarrollo de estándares internacionales.

En su anecdotario, Fernando Martí comenta que Ro-drigo Gómez, Antonio Ortiz Mena, Javier Rojo Gómez y Gustavo Díaz Ordaz aprobaron el proyecto a principios de 1969. A Ernesto Fernández Hurtado y a Antonio En-ríquez Savignac se les comunicó: “Cancún será la nueva cara del Caribe mexicano.” Pero sería hasta 1973 cuan-do comenzarían su edificación, tiempo en que además de contar con el aval del entonces presidente Luis Eche-verría, obtendrían los recursos necesarios, que aportaría el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

1973Se inaugura el aeropuerto de Cancún.

Darío Celis Estrada.

Mar Caribe y Laguna Nichupté, 1972. Antonio Enríquez Savignac.

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El aval de cualquier inversión.

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Jesús Silva-Herzog recuerda que la comitiva del Banco Mundial arri-bó a Isla Mujeres en un avión de Banxico, y en una pequeña lancha esos especialistas en turismo y en crédito agropecuario cruzarían el canal junto con varios directivos de Infratur, entre ellos el mismo An-tonio Enríquez Savignac.

“Estando en medio de la laguna de Nichupté, como a las dos o tres de la tarde, cayó una tormenta con un viento tan fuerte que hacía que la lluvia fuera horizontal; entonces nos entró un frío espantoso, al punto que nos tuvimos que meter al agua y nadar para intentar entrar en calor.”

Vaya mala jugada de la naturaleza, que todavía parecía no estar a favor del equipo de Fonatur.

La historia concluyó dejando en cama al jefe de la misión del Banco Mundial, con 39 grados de temperatura y un mal sabor de boca que se intensificó al día siguiente, cuando visitaron Villa Hermosa, Tabasco, y se encontraron con un calor casi igual al que le produjo la fiebre.

La confianza Se Mide en dÓLareS

Banco Interamericano de Desarrollo.

1974 El 28 de enero se publica en el Diario Oficial de la Federación, la nueva ley de Fomento al Turismo que propicia el nacimiento de Fonatur.

El 24 de marzo se firma en la Secretaría de Hacienda la creación de un nuevo fideicomiso para fomentar el turismo en México. De Infratur y Fogatur nace Fonatur: Fondo Nacional de Fomento al Turismo. Su primer presidente fue Antonio Enríquez Savignac hasta el 6 de enero de 1977.

El Banco Mundial (BM) era el organismo ideal para avalar e inyectar, mediante convenios e inversión, la confianza que se necesitaba en Cancún. Sin embargo, esa entidad daría un rotundo ¡no!

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El BID autoriza el crédito.

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De ahí que la respuesta del BM al Gobierno Mexicano fue muy sencilla, contundente y clara: no apoyar econó-micamente el Proyecto Cancún.

“Nos dan el crédito por 25 millones de dólares –de aquel entonces– para el desarrollo agropecuario en Villa Hermosa, pero el préstamo de 40 millones de dólares para Cancún –que solicitábamos– es rechazado”, co-menta Silva-Herzog.

No obstante la negativa del BM, este mismo organis-mo sugirió al Gobierno Federal que Cancún debería ser un proyecto agropecuario y no turístico, a lo cual Jesús Silva-Herzog advierte que en “muchas ocasiones no hay que creerle tanto a los expertos de fuera”.

El equipo de Enríquez Savignac, con apoyo de Fer-nández Hurtado y a través de Infratur-Fogatur, no de-sistió y esperó unos días para dar el siguiente paso: solicitar el crédito al Banco Interamericano de Desarro-llo (BID).

La respuesta del BID fue sí. Se trató de un crédito por 20 millones de dólares a ladrillo puesto, y el resto tuvo que financiarlo el Gobierno Mexicano.

“Para el BID resultaba muy atractivo decir que sí cuan-do el BM había dicho que no. En estas cosas siempre hay un celo entre instituciones”, agrega Jesús Silva-Herzog.

El 21 de agosto de 1969, la Secretaría de Hacienda en-vió un oficio al doctor Felipe Herrera, presidente del BID, firmado por el director general de Crédito de Hacienda, Mario Ramón Beteta, con una solicitud de crédito. Ese documento, con todos sus apéndices, había sido elabo-rado por el Banco de México, precisa Pedro Dondé.

La petitoria contenía los datos fundamentales: el pres-tatario sería Nacional Financiera; el garante, el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos; el organismo ejecutor, el Fondo de Promoción de Infraestructura Turística (Infra-tur), fideicomiso que en 1974 pasaría a ser Fonatur.

El monto era de 20 millones de dólares, y el plazo no menor a 25 años, incluido un periodo de gracia no mayor a cinco años. Y su destino: contribuir al financiamiento del Programa de Infraestructura Turística en la denomi-nada Isla Cancún, en el territorio de Quintana Roo.

Asimismo, en el documento se explicó la estructura del sector turismo en México y se aportó una descripción de-tallada del proyecto con una inversión total de 600 millo-nes de pesos en su primera etapa. De ese monto, el BID participaría con un crédito de 270 millones de pesos.

Estaban listos los cimientos. Era momento de que aquellos jóvenes visionarios comenzaran la planeación de su obra maestra.

1974El 8 de octubre el Congreso Federal aprueba la reforma constitucional mediante la cual se crean los estados de Quintana Roo y Baja California Sur,

se designa a David Gustavo Gutiérrez Ruiz como gobernador provisional.

Nace el primer aeropuerto real.

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1975Del 24 de Febrero al 1 de Marzo, la reina Isabel II de Inglaterra realiza visita oficial a México.

¿La pLaya deL preSidente?La primera visita del entonces presidente Luis Echeverría a Cancún, quien fuera un tenaz opositor al proyecto, fue por casualidad en 1975. “El primer mandatario estaba de visita en Cozumel con la reina Isabel II, así que después de despedirla pasó a Cancún para ver si aquello era en ver-dad un proyecto turístico internacional.

“Cuando se dio cuenta de que el destino no era un “sueño guajiro”, a Echeverría le dio por frecuentar Cancún, al grado de que la gente empezó a decir que era propiedad del presidente, sin que ello fuera cierto. Tam-bién circulaba la broma de preguntar: ‘¿Cómo se dice nuestros impuestos están trabajando? Caán Cuún’, era la respuesta”, comenta Alfonso Cova-rrubias.

Lo que sí ocurrió con las visitas del presidente, es que terminó compran-do ahí un terreno para hacerse una casa, de la cual donó un par de cuartos para constituir una biblioteca.

“Mientras Cancún se hizo de una biblioteca, Echeverría se hizo de per-sonal de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que cuidara su casa”, afirma el entonces gerente del Proyecto Cancún.

Cancún se integró al estado de Quintana Roo por decreto presidencial. Fonatur participó en la construcción del Palacio Municipal de Benito Juá-rez y en la elección de uno de los dos representantes en el Congreso, Car-los Ascensio, quien era gerente de Aeroméxico. Esto, claro, a petición del gobierno local.

Isabel II de Inglaterra y Luis Echeverría Álvarez, la visita que cambió un destino.

Luis Echeverría avala contra su voluntad, el gran proyecto.

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Bien se dice que para hacer guisado de liebre, primero hay que cazar la liebre. En el caso de Banxico, la adquisición de terrenos era el primer paso para materializar Cancún.

ManoS a La obra

Alfonso Covarrubias Lugo, uno de los gerentes del Pro-yecto Cancún, refiere que el proceso fue relativamente sencillo. “La Secretaría de Hacienda rápidamente ven-dió a Infratur-Fogatur las tierras que tenía en Cancún, y para el resto de los terrenos se hicieron negociaciones en lo personal, aunque nadie dijo ‘no’ a vender terrenos que estaban rodeados de agua salada.”

“Estos terrenos rendían un ingreso bajo a sus dueños, y lo que se buscaba con el proyecto era crear fuentes de trabajo, inversiones y divisas, en una zona que du-rante muchísimos años no había tenido desarrollo eco-nómico ni se le había reconocido su potencial turístico”, detalla Fernández Hurtado.

De la compraventa de terrenos en Cancún se encar-garía Carlos J. Nader, contratista que por órdenes de Banxico también realizaría los trámites de inscripción en el Registro Público de la Propiedad de Quintana Roo, labor que concluiría en enero de 1970, fecha en que murió en un accidente aéreo, cuando llevaba toda la documentación a las oficinas de Infratur-Fogatur.

Sigfrido Paz Paredes, quien fuera el primer gerente del Proyecto Cancún, detalla que Carlos Nader, luego de comprar todos los terrenos, se fue a Chetumal para realizar el trámite de registro, y cuando iba de regreso a la Ciudad de México, su avión explotó sobre la zona de Bacalar, a las afueras de Chetumal, en el estado de Quintana Roo.

“Fuimos a rescatar su cadáver. Lo logramos identificar, y como un milagro encontramos las escrituras intactas en su portafolios.” Por ello se decidió que la primera calle que se construiría en Cancún se llamaría Nader.

1975En enero el Congreso de la Unión aprueba la creación de la Secretaria de Turismo Federal.

La Avenida Nader, antes y ahora.

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En vida, este personaje se ganaría el respeto y amistad de todo el equipo de Infratur-Fogatur, gra-cias a su trabajo.

Fernando Martí cita que las siete mil hectáreas de tierra firme se adquirieron rápido; no así unas cuantas hectáreas de particulares que se convertirían en un do-lor de cabeza para Carlos J. Nader, y posteriormente para Fonatur.

Infratur-Fogatur había decidido pagar los predios a pre-cios comerciales, noticia que se propagó rápidamente, generando una especulación galopante. No obstante, Carlos J. Nader era un negociador ingenioso y astuto: se fue a vivir a Isla Mujeres, se presentó como hacenda-do interesado en comprar Cancún, y poco a poco fue enajenando parcelas, supuestamente a título personal.

Sin embargo, anota Martí, serían tres terratenientes quienes harían un negocio redondo de sus terrenos, al vender hasta que Fonatur nació (1974).

“Un ingeniero Ponce, que tenía los terrenos de Pun-ta Nizuc, y José de Jesús Lima, que poseía las tierras de los cocales, venderían un año después, y aunque Ausencio Magaña, quien tenía Punta Cancún, también vendería su terreno, lo haría a un alemán de nombre Strauss, quien al igual que Coral de Martínez, propie-taria de más de seis hectáreas, vendió hasta 1984, por supuesto, a precios estratosféricos.”

Punta Cancún.

Desarrollo en acción.

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Punta Cancún.

¿tú inVertiríaS aQuí?

eLLoS ViSLuMbraron un paraíSo...

Rodrigo Gómez y Gómez, Antonio Enríquez Savignac y Ernesto Fernández Hurtado.

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fonatur Lo hizo reaLidad

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“La tierra estaba lista.” Javier Solórzano Dávila, proyectista en jefe de la firma Solórzano, que había construido la sede de la Bolsa Mexicana de Valores, la Casa de Moneda y la fábrica de billetes, haría moldear la isla, que se reducía a una longitud de 17 kilómetros y cuya grandeza en algunas partes no llegaba a medir ni 50 metros”, apunta Daniel Ortiz, ingeniero de la compañía CN Construcciones, y quien llegaría a abrir brecha.

Eran prácticamente nulas las posibilidades de urbani-zar tales formaciones. Se tenía que engrosar la isla un mínimo de 250 o 300 metros, para que cupieran los grandes hoteles y no quedaran separados por terrenos desperdiciados.

Incluso, para construir el campo de golf, que ya se te-nía programado, la única solución era sacarlo de la ruta, porque si se ubicaba a lo largo iba a ocupar media isla.

La solución para que aquella isla tuviera el espacio necesario para crear todo lo imaginado por sus funda-dores fue rellenar la laguna con arena de mar.

Para llegar a determinar qué porción de la totalidad de la isla se destinaría a la zona hotelera, cuál a la ciudad y qué tanto al aeropuerto internacional, se llevaron varios días de juntas interminables entre Ernesto Fernández Hurtado, Antonio Enríquez Savignac y los responsables del diseño, quienes entendían que las dimensiones del desarrollo no permitirían equivocaciones.

El plan maestro tendría que ser impecable y dar cabida al sitio que ocuparía la franja ecológica de protección al desarrollo y la totalidad de las lagu-nas interiores.

Había que desarrollar en planos algo así como 11 mil hectáreas, de las cuales más de cuatro mil estaban cubiertas por agua, mismas que fueron dragadas y rellenadas.

Todo se analizó a la par de la planeación del proyecto, desde la temperatura hasta los vientos del lugar, aunque, en un inicio, muy a su manera.

Alejandro Morones Ochoa, subdirector del área de Análisis e Investigación Turística, recuerda que para es-tablecer los censos de los alrededores de Cancún se “robaban” las hojas de los directorios telefónicos. Poste-riormente, el BID les exigió la contratación de empresas especializadas, con estándares internacionales, aunque las metodologías siempre fueron poco ortodoxas.

Jesús Silva-Herzog comenta que para combatir la plaga de mosquitos que abundaban en Cancún y que ya representaban un problema para la gente de Fonatur, el equipo de Antonio Enríquez Savignac eligió a uno de sus choferes para que fuera picado por los insectos.

conStruyendo eL paraíSo

1976Fonatur construye Punta Nizuc, según requerimientos de Club Med. Se realiza la junta de gobernadores del BID, que preside Antonio Ortíz Mena.

Alejandro Morones Ochoa.

Fonatur paga su primera nómina.

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“Lo hizo caminar por las playas en pleno atardecer, y de esa forma pudo detectar de qué tipo de insectos se trataba, qué repelente se necesitaba y cuál era la mejor solución para combatirlos.”

Posteriormente, la distancia de Cancún a Estados Unidos, el posible tipo de visitante extranjero, el nivel de ingreso per cápita de los mayas que iban a habitar Can-cún y su posible crecimiento, fueron temas de infinidad de estudios.

El plan maestro estaba listo. La planificación de Can-cún como centro turístico comprendía varias etapas. La primera contemplaba la edificación del destino como una ciudad con infraestructura y servicios básicos (agua, luz, pavimentación, drenaje y telefonía), un aero-puerto internacional, nueve hoteles, un campo de golf, un embarcadero y un centro de convenciones.

Ya era el momento de que aquellos jóvenes visiona-rios comenzaran a dar rienda suelta a su creatividad, inteligencia y relaciones públicas para hacer su sueño realidad, y así concretar lo que durante cinco años sólo había estado en sus mentes y en papel.

Pok-Ta-Pok, primer campo de golf.

Se inicia el dragado.

eL pLan MaeStro La construcción de Cancún se definió en 1972 y comenzó a operar en 1974. Se contó con 12 mil 700 hectáreas, donde 80% de la superficie estaba ocupada básicamente por el sistema lagunar de Nichupté.

1. La zona turística, donde se localizaría la oferta de alojamiento, conformada por hoteles y otros servicios turísticos, se construyó en tres etapas. La primera contemplaba la extensión que va de Bahía de Mujeres a Punta Cancún, incluida el área de la laguna de Bojórquez; la segunda, de Punta Cancún a Punta Nizuc, y la tercera, desde Punta Nizuc hasta los límites de la propiedad.

2. La zona urbana, donde se alojaría la pobla-ción permanente, trabajadores y el personal necesario para ofrecer todos los servicios a los turistas y a los mismos pobladores. Zonas comer-ciales, vialidades, parques, mercados, escuelas, servicios urbanos, un bulevar que conectaría a la zona turística con la carretera.

3. El aeropuerto internacional. En la zona turísti-ca se reservaron lugares para establecer áreas re-sidenciales y de condominios, instalaciones recrea-tivas, playas públicas, marinas y campo de golf, así como áreas de reserva ecológica. Los complejos residenciales se ubicaron alrededor del campo de golf, previendo que ello le daría un mayor valor.

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Del equipo de Fonatur, los primeros en llegar fueron el ingeniero Daniel Ortiz Caso, quien posteriormente sería su jefe, José García de la Torre. Su misión sería abrir brecha, construir seis casas y una calle petrolizada.

“Llegamos a la nada. Todo era hechizo. No teníamos luz, agua, drenaje y dónde dormir. Nos alumbrábamos con la luz del día y por la noche con lámparas de petró-leo. El campo era nuestra casa; la cama y el comedor eran los coches”, recuerda Daniel Ortiz.

Dicha familia, que habría llegado a las orillas de Can-cún en 1968, estaba integrada por María Luisa Canché, su esposo y cuatro hijos. “Llegamos a Cancún porque veníamos a extraer chicle, pero como no había llovido en esos días, no pudimos extraer nada, así que nos instalamos, hicimos una casa con las hojas de chicle y comíamos gracias a que estábamos cerca del mar.”

En esa época, el ingeniero Daniel Ortiz visitó el lugar y le ofreció al jefe de la familia construirle una vivienda, a cambio de que le consiguiera 80 trabajadores. Desde en-tonces María Luisa se dedicaría a prepararles la comida.

“Me hicieron una casa, y afuera pusimos unas tablas para que fueran nuestras mesas. No teníamos luz. Nos alumbrábamos con quinqué, y la comida la tenía que cocinar desde el primer día que la comprábamos, por-que si no se nos echaba a perder. Fue creciendo todo aquello; llegué a darle de comer a 300 personas.”

paracaidiStaS e inMigranteS

La comitiva de Fonatur se establecía. Una familia de Yucatán que se dedicaba a extraer chicle (actividad en ese entonces ilegal) y 80 trabajadores provenientes de zonas aledañas serían los primeros en poblar Cancún.

1976El 20 de mayo se adquiere un crédito por 20 millones de dólares con el BID para la segunda etapa de infraestructura básica.

Daniel Ortiz Caso.

“Rudy el lanchero“.

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Rodolfo Leal Moguel, mejor conocido como “Rudy el lanchero”, también sería uno de los primeros pobladores en Cancún. A él le tocó trasladar a los primeros directo-res que iban de visita a Cancún, entre ellos Ernesto Fer-nández Hurtado, Pedro Dondé, Antonio Enríquez Savig-nac, Miguel de la Madrid Hurtado, Francisco Labastida Ochoa, los hermanos Landa y Wenceslao Salas.

Presenció eventos tan importantes como la reunión que hiciera Fernández Hurtado en 1970, ya como di-rector de Banxico, con el grupo más importante de banqueros de México, a fin de crear un fideicomiso y comenzar las inversiones, dado que Echeverría había frenado el flujo de los fondos.

“En dicha reunión estuvieron Manuel Espinoza Igle-sias, del Banco de Comercio; Agustín Legorreta, del Banco Nacional de México, y don Aníbal de Iturbide, del Banco Comercial Mexicano. A ellos, Fernández Hurta-do les dijo que cada uno necesitaba invertir 10 millones de pesos. Así nació el Fideicomiso Cancún Caribe. Ese dinero se utilizó en infraestructura, en un puente de ma-dera y rellenos”, recuerda Rudy.

La lista de personajes que le tocó conocer es enor-me. Y no era para menos, pues durante 24 años fungió como anfitrión de la casa de visitas, jefe de manteni-miento y de seguridad, supervisor de cocina, salvavidas y guía.

En esa época llegaron a Cancún personalidades como el Sha de Irán, el presidente indio Zail Singh, el alemán Walter Scheel, el rey Gustavo de Suecia, el pre-mier Gastón Thorn de Luxemburgo, el príncipe Faisal de Arabia Saudita, y más de 50 jefes de gobierno.

Jorge Glesen también sería recordado, porque en su casa se colocaría la primera línea telefónica. Ese primer teléfono fue toda una aventura.

“De día llamaba mucha gente, y de noche nadie. Se dejaba a un peón (maya) para que estuviera atento al teléfono, pero prácticamente nadie llamaba por las no-ches”, hasta que un día, a Rafael de Jesús Lara Lara se le ocurrió preguntarle al peón si estaba seguro de que nadie había llamado. “Él me respondió: ‘Nadie llama, pero sí suena toda la noche.’ No sabía que había que descolgar para contestar…”

Por cierto, Lara Lara, primer ingeniero en llegar con la encomienda de construir el aeropuerto, dice que se sumó al equipo del Fondo de forma inesperada: “Un día, en un avión, conocí casualmente a Manuel Mora-les Zacarías, entonces director técnico de Infratur, quien me vio que venía haciendo cuentas y algunos trabajos aeroportuarios. Yo laboraba en la Secretaría de Obras Públicas, así que me platicó de Cancún, y me invitó. Un par de meses después, accedí.” Cancún se comenzaba a poblar.

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tierra de nadieEn Cancún se comenzó de cero. Cozumel existía desde la época de Hernán Cortés, pero no progresaba; Isla Mujeres era pequeñita; Xcaret tenía un cenote de agua cristalina y una palapa que funcionaba como restaurante, y Chetumal se mantenía como una colonia penal, hecha por Porfirio Díaz, llamada Payo Obispo.

Como referencia adicional, Pedro Dondé comenta que en 1960 el estado de Yucatán tenía 614 mil habitantes y el territorio de Quintana Roo, 50 mil. El 60% de esa población se dedicaba a actividades agropecuarias, 15% a industriales y el restante a los servicios.

En Isla Mujeres sólo estaba el hotel Zazil Ha, con 72 cabañas, ubicado en la punta norte de la isla, donde llegarían a dormir en varias ocasiones los directivos de Fonatur, luego de pasar una verdadera odisea.

“Para ir de Cancún al Zazil Ha había que embarcar en un yate llamado Cachifas, al mando de un capitán local conocido como Rudy. El mencio-nado hotel contaba con un edificio moderno como de cinco pisos, con un elevador que casi nunca funcionaba por falta de mantenimiento”, abunda Pedro Dondé.

El hotel era propiedad de José de Jesús Lima, quien había decidido es-tablecer algunos negocios en aquella zona del país, además de tener una modesta casa ubicada en Isla Cancún, frente al Mar Caribe, vivienda que se convertiría en el punto de reunión de las visitas e inversionistas de Fonatur.

Xel-Ha, ubicado a 115 kilómetros de Cancún, era un lugar de extraor-dinaria belleza. El paraíso del buceo con instalaciones muy básicas para recibir a sus pocos visitantes.

Como a 105 kilómetros de Cancún estaba la caleta de Akumal, zona que comenzaba a desarrollar Pablo Bush, un empresario del ramo automotriz, que en una de sus expediciones de cacería descubrió un sitio deshabitado frente a la costa de Cozumel.

Fuera de su belleza natural, Cancún no tenía ni una sola casa, y para lle-gar tenía que ser en lancha. Pedro Dondé comenta que para desembarcar “había que bajarse de la lancha con el agua arriba de las rodillas, y cami-nar en el mar hacia la playa”.

1977La población llega a 25 mil habitantes.

Los primeros dormitorios.

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Incluso, y casi sin pensarlo, más tarde el equipo de Fonatur se vería involucrado en la construcción del Palacio Municipal, la integración de la primera corporación policiaca y el nacimiento de una nueva cultura que mezclaba las costumbres de los nativos con el estilo de la vida de turistas e inversionistas.

“Todo era como Dios nos dio a entender. Claro, buscando cumplir con los lineamientos la mayoría de las veces”, comen-ta Covarrubias, quien tuvo que crear la primera corporación policiaca con jóvenes de la región.

“Un día pregunté si había policías, y me dijeron que no. Enton-ces le dije a mi equipo: hay que formarla. Y como tenía que dar el ejemplo, invité a varios jóvenes, que pasaban por la construc-ción, a que formaran parte de la seguridad de la localidad.”

El primer campamento se estableció en enero de 1970. Era un diminuto grupo de trabajadores contratados por la empre-sa Consorcio Caribe, a la que Infratur había encomendado las primeras obras.

aL eStiLo robinSon cruSoe

en LoS inicioS de cancún, “eL agua no SerVía para toMar; Si noS baÑábaMoS, eL cabeLLo noS Quedaba tieSo, eL JabÓn no hacía eSpuMa; no había dÓnde dorMir ni Qué coMer, ni Mucho MenoS penSar en aLgún SerVicio báSico. tuViMoS Que LLegar a hacer todo”, afirMa aLfonSo coVarrubiaS Lugo, uno de LoS gerenteS deL proyecto cancún.

1979Cancún cuenta con 41 hoteles, 400 mil visitantes y su aeropuerto opera 5 mil 639 vuelos.

Manos a la obra.

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Fernando Martí relata que “durante la segunda mitad de 1969, los funcionarios encargados del proyecto ha-bían sondeado algunas compañías constructoras, pero ninguna había mostrado interés por realizar los traba-jos iniciales, a pesar de la cuantía de los contratos. La explicación era muy simple: las condiciones de trabajo serían genuinamente infernales”.

El rechazo de los constructores a trabajar en Cancún se podía explicar conociendo la encomienda específica de Daniel Ortiz Caso, encargado de realizar las primeras obras, entre el 23 de enero y el 15 de marzo de 1970: abrir una brecha de cinco kilómetros y construir un puente provisional sobre el río Nichupté, con el propósi-to de que el candidato a la Presidencia, Luis Echeverría, pudiera visitar la isla durante su gira electoral.

“La misión parecía imposible, por lo que se llegó a un acuerdo: en 15 días, a punta de machete, maquinaria y con lo que fuera, los 80 chicleros contratados des-montarían unos 54 mil metros cuadrados de brecha, exactamente hasta la orilla del río. Lamentablemente el candidato llegó a Puerto Juárez con cierto retraso, de modo que no visitó Cancún”, anota Daniel Ortiz.

Estas primeras construcciones –agrega– no serían sen-cillas. “Yo no hablaba maya, y los chicleros no hablaban español, así que puse una cuerda con tres nudos atados a dos árboles, y con señas les dije: me quitan todo lo que éste en medio de los dos nudos, y así, con maquinaria, machetes y con todo, saque las primeras manzanas.”

Tiempo después sería el propio Luis Echeverría quien apoyaría con todo el desarrollo de Cancún. Precisamen-te en septiembre de 1971, en su Primer Informe de Go-bierno, mencionó por primera vez el Proyecto Cancún.

“Días más tarde del informe presidencial, el Departa-mento Agrario entregó a Infratur la mayor parte de las cinco mil hectáreas en su poder. Hacia finales del mes, el BID comunicó a la Secretaría de Hacienda la apro-bación de un crédito por 21 millones de dólares, a 18 años, con un interés de 8.5 puntos, lo que representaba el 45% de los recursos que necesitaba la primera etapa de Cancún”, precisa Pedro Dondé.

Para que el proyecto se destrabara, se dice que fue decisiva la opinión que días antes le diera el gobernador de Quintana Roo, David Gustavo Gutiérrez, al presiden-te Luis Echeverría.

1979Por primera vez los turistas extranjeros representan el 50.9% de la afluencia.

Algunos materiales llegaron de contrabando.

Los primeros campamentos.

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Jornadas de sol a sol.

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Además, la buena y constante paga hizo que el rumor se esparciera y que la zona comenzara a poblarse. En ese tiempo, Daniel Ortiz tomaría el control de un pedazo de tierra: Cancún.

Con todo el aval de Antonio Enríquez Savignac, Ortiz Caso tuvo manos libres para tomar las decisiones que considerara pertinentes a fin de materia-lizar la construcción del ambicioso proyecto turístico.

Prueba de ello fue la determinación de llevar a Cancún a prostitutas de Mé-rida cada fin de semana, y así hacer más llevadero el ambiente y evitar los crecientes crímenes entre los peones, los cuales comenzaron a suscitarse meses después de haber arrancado las obras, pues no había actividades “ex-tralaborales”, recuerda Alfonso Covarrubias, quien sería el quinto gerente del Proyecto Cancún.

“Santo remedio. La presencia de esas mujeres –asegura Covarrubias– fue la solución a las constantes muertes de los peones.”

Daniel Ortiz, primer ingeniero en llegar a la isla en su Volkswagen sedán, que utilizaría como dormitorio y comedor, afirma que la prostitución llegó sola.

“Cuatro semanas después de instalar el campamento chiclero llegó una mu-jer a la que le decían la Culebra, que estuvo varios días en el campamento y se iría para regresar con seis mujeres más, a las que “tuve que correr” a los pocos días de haber llegado, dice Ortiz Caso, porque “todo el campamento tenía gonorrea. Tiempo después se crearía una zona de tolerancia”.

Lo cierto es que Fonatur se encargó de todo en Cancún, desde la construc-ción absoluta del centro turístico, hasta la creación de la estación de policía, hospitales, escuelas y el Palacio Municipal.

1981 Se celebra la reunión norte-sur en Cancún. Asisten Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Francois Mitterrand, el anfitrión fue el Presidente José López Portillo.

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hacia finaLeS de 1971 La propia LLegada de trabaJadoreS, Que fue conStante y eSpectacuLar, propiciÓ La creaciÓn de LoS SindicatoS en cancún.

1982El Gobierno local de Pedro Joaquín Coldwell pone en marcha el programa nuevos horizontes, que consiste en la dotación de servicios básicos y de vivienda.

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Al principio los peones eran mayas que se enteraban de que había dinero en Cancún e iban a trabajar, pero como hablaban los dialectos del lugar, se les tuvo que enseñar español, e incluso hubo que familiarizarlos con materiales como clavos, martillos y arena.

Una vez que dominaban el “mexicano” –como llama-ban los nativos al español–, los mayas se quedaban va-rias semanas trabajando sin gastar nada, comían poco, dormían en hamacas y llenaban la bolsa de dinero para regresar a sus pueblos. El problema, entonces, era nue-vamente para Fonatur, que volvía a vivir la carencia de obreros de la construcción.

Este fenómeno no fue exclusivo de los mayas. Los profesionistas reclutados experimentaban algo similar: extrañaban su ciudad, a su familia, y no toleraban la carencia de agua y servicios básicos. Y si bien es cierto que ése fue siempre un dolor de cabeza para el equi-po de Enríquez Savignac y Covarrubias Lugo, también ayudó a poblar Cancún, gracias a que personas pro-venientes de Yucatán, Veracruz, Guerrero y el Distrito Federal llegaron para quedarse.

Las condiciones laborales comenzaron a ser muy atrayentes, y la urbanización se estaba dando muy rá-pidamente, lo cual era más que atractivo para trabaja-dores de estados como Guerrero, donde el turismo era una práctica común, cita Darío Celis Estrada, originario de Guerrero y quien a los ocho años de edad se mu-daría a Cancún, después de que su padre, Darío Celis Sánchez, hubiera ido en busca de la dirección de recur-sos humanos del hotel Casa Maya.

Incluso, hacia finales de 1971 –comenta “Rudy el lanche-ro”– la propia llegada de trabajadores, que fue constante y espectacular, propició la creación de los sindicatos.

“Hubo momentos en que más de cinco mil obreros estaban instalados en la zona, con las complicaciones que ello significa. En Fonatur tuvo que detonar la figura del sindicato para poder organizar a todos esos trabaja-dores y enterarse de sus necesidades. La CROC (Con-federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos) fue el organismo en que se apoyaron”, refiere Rudy.

gaJeS deL oficio

1984Cancún cumple 10 años. Cuenta con 57 hoteles, más de 6 mil cuartos, casi 714 mil turistas y recibe 10 mil 059 vuelos.

Habitat inicial... de los mosquitos.

Los pioneros, se inicia la población.

Al equipo de Fonatur le tocó educar y entrenar a sus propios albañiles. Cuando se requirieron miles de trabajadores comenzó el verdadero problema. Se dio un fenómeno social muy interesante, del cual fue testigo Alfonso Alarcón Morali, primer presidente municipal de Cancún y desarrollador de la comunidad.

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A la par del trabajo arduo que se vivía en el día a día en el desarrollo de Cancún, los directivos comenzaron a crear espacios para la convivencia y el esparcimiento, y así hacer más llevadera la vida en aquella isla, que además de su belleza natural, aún no tenía nada, aunque no imaginaron que sus pasatiempos podrían tener repercusiones, como que el BID quisiera detener la construcción.

Alfonso Covarrubias comenta que “a la zona donde operaba Fonatur se le llamó el ‘Cañón del Canicazo’, por aquello del ruido de los hielos en los vasos con Ba-cardí y las continuas borracheras en la casa de la familia Segura, que construía un hotel.

Las “noches de canicazo” también trascenderían por un suceso que casi costó la viabilidad del proyecto. Da-niel Ortiz recuerda que el sector donde se reunían era llamado el “barrio negro”, nombre que se haría colocar a la vista de todos. Ello, en honor a Ignacio Werner (Na-cho), uno de los integrantes del grupo y cuya tez era “muy morena”.

En una de las primeras visitas que realizaron los direc-tivos del BID a Cancún, uno de ellos vio el nombre del barrio, a lo que de inmediato dijo a sus hombres: “Paren esta obra, porque aquí se discrimina a las personas.”

“Yo me quedé mudo” –dice Ortiz Caso–, pero de in-mediato y muy hábilmente uno de sus ayudantes res-pondió: “No, aquí no se discrimina a los negros; ser ne-gro es ser honorario.”

El asunto no pasó a mayores, aunque al siguiente día el letrero ya había desaparecido misteriosamente.

Y qué decir de la tramitología y los tiempos que se ma-nejaban en el desarrollo de Cancún. En varias ocasiones los trámites no sólo eran olvidados sino superados por las exigencias que se vivían en la creación de una ciudad como lo fue Cancún, situación por la que el equipo de Fonatur tuvo que enfrentar algunas demandas.

Alfonso Covarrubias Lugo recuerda un grave proble-ma con las autoridades aduanales al pasar tubería de contrabando de Estados Unidos. Pequeño detalle: ha-bían olvidado hacer el papeleo previo.

La Ley fonatur

Alfonso Covarrubias Lugo.

1986Comienza a operar la planta de tratamiento de aguas residuales el Rey, y un año después la planta de tratamiento Gucumatz.

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Casi al terminar la construcción de la primera planta de tratamiento de agua se detectó que tenía filtraciones, y que de seguir así se arruinaría. Las recomendaciones no se hicieron esperar. La primera fue utilizar tubería de asbesto, lo que hubiera implicado desbaratar todo lo ya hecho. La tubería de PVC parecía aceptable, pero tardó más en instalarse que en romperse, así que la solución fue una tubería de polivinilo, sugerencia de un despa-cho de Houston, Texas.

“El problema era que en México no había material de las medidas que se necesitaba; sólo en Estados Uni-dos, lo que implicó hacer más de 10 viajes en un avión DC6, siempre de madrugada.

“Utilizamos, sin permiso, el aeropuerto viejo, mismo que ya estaba cerrado y no tenía señalamientos, y nos enfrentamos con las autoridades aduanales.”

La operación aérea salió a la perfección, más con las prisas se olvidaron los trámites. Alfonso Covarrubias dice que tuvieron que enfrentar amenazas de las auto-ridades aduanales, que iban desde meterlos al tambo hasta pagar grandes fianzas.

Al final los nombraron depositarios de los tubos, y “mientras se resolvía la tramitología para asegurar que no le fuera a pasar nada a los tubos, en lugar de guar-darlos en una bodega, los enterramos con tan buena puntería que quedaron en su lugar preciso”. En una se-mana se había resuelto el problema.

Otro pero fue el campo de golf. El reto fue tanto para el contratista como para Fonatur. Se necesitaba que su ubicación fuera dentro de la zona turística, y su dimen-sión requería el relleno de una superficie de manglar.

Además, en la península no hay pasto, y menos uno híbrido popularmente denominado “de guía”, que se necesita para el campo de golf, y a fin de suministrarlo, el camellón de la avenida frente a las oficinas de Fonatur tuvo que utilizarse como vivero.

Todo en Cancún se transformó. Prueba de ello fue la isla, que se tuvo que hacer más grande porque los 20 metros que dan a las lagunas y mares son propiedad de la nación.

Dice Daniel Ortiz que del fondo del océano fueron ex-traídas toneladas de arena marina y depositadas en el lecho de la laguna, para ampliar las dimensiones de la isla y dar cabida a la propuesta de la traza urbana. Las dragas trabajaron todo el día durante dos años conse-cutivos. Prácticamente se construyó media isla.

En conjunto, Cancún no sólo dio lugar al desarrollo de un centro turístico de primera categoría, sino que su éxito transformó a Quintana Roo, y de ser un estado que tenía un ingreso per cápita de los más bajos del país, pasó a tener uno de los más altos.

Lo que en su momento le falló al equipo de Fonatur fue calcular la gran afluencia de turistas nacionales. No dimensionaron que en ese entonces Cozumel, al ser un territorio libre, donde se comercializaban artículos de importación, sería un destino por demás atractivo para los mexicanos, que aún vivían en un país cerrado al co-mercio exterior.

“Nos falló rotundamente el pronóstico de que Can-cún iba a ser sólo para el turismo de la costa este de Estados Unidos. La fayuca fue el gran atractivo para el turismo nacional”, asegura Rafael Luna.

1988El aeropuerto de Cancún recibe 10 mil 804 vuelos de los cuales 190 son charters.

Construcción de playas.

54“Fonatur no iba a ver quién le entraba. La mayoría de los hoteles eran propiedad de banqueros, así que el apoyo del Banco de México era primordial. ¿Quién le dice que no al jefe? Porque de plano los inversionistas no querían saber mucho de Cancún”, advierte Alfonso Covarrubias Lugo.

Nueve inmuebles eran los proyectados por Fonatur, un edificio de villas y dos edificios de condominios, pero prevalecía el escepticismo y la falta de visión por parte de los hoteleros.

Covarrubias recuerda que llegaba con los inversionistas para preguntar quién se animaba a entrar a Cancún, y las respuestas fueron: “yo no”, “cómo me voy a meter en una aventura de esa naturaleza”, o “qué tal si no funciona”.

Ante este panorama, la colaboración y presión indi-recta de Banxico volvió a sacar adelante las inversiones, aunque comprometió a Fonatur con el capital para la construcción de los primeros hoteles de talla internacio-nal: Presidente, Camino Real y Cancún Caribe.

“En 1972 sólo existían cinco hoteles, y una brecha que iba del hotel Presidente a la casa de visitas, que al recorrerla había que tener mucho cuidado, porque es-taba invadida de cocodrilos”, dice el empresario Diego de la Peña García.

Después concluyó la construcción de los hoteles Bo-jórquez, Aristos, Playa Sol y Villas Tacul. Mientras, en la ciudad se desarrollaba El Parador, que construía Fo-natur para tener un hotel con fines de negocio y que después vendió a muy buen precio.

Gabriel Escarrer, presidente Grupo Sol Meliá Hotels & Resorts considera que “la planificación integral de los destinos y el diseño de una estrategia de desarrollo sus-tentable a largo plazo fueron la radical ventaja competi-tiva que aseguró el éxito de Cancún.”

Quién dice “no” aL Jefe

1988El Fonatur apoya la rehabilitación de Cancún pro los daños ocasionados por el huracán Gilberto.

Hotel Presidente.

Primer aeropuerto y su rustica torre de control.

Gabriel Escarrer.

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No obstante, la incertidumbre entre los hoteleros llevó a que Fonatur se viera obligado a comprometer el pre-cio del terreno a cero si a la terminación de la edificación de los hoteles no se tenían listos los servicios básicos como agua, luz, drenaje e incluso el aeropuerto.

Igual desconfianza provocaba el desarrollo turístico entre las líneas aéreas, a las que Fonatur convenció ga-rantizándoles el pago de 60% de los asientos.

Jesús Silva-Herzog recuerda que “Fonatur tuvo que asegurar el pago de los asientos en caso de que los aviones fueran vacíos, porque de otra suerte las aerolí-neas no querían hacer vuelos a Cancún”.

El primer aeropuerto “era una maravilla”: la terminal era una palapa. “Ese aeropuerto se hizo en menos de cuatro meses. El encargado fue Manuel Castro, un jo-ven ingeniero nativo de Yucatán, quien al recibir la enco-mienda de llevar a cabo la construcción, pensaba que era una locura y que no lo iba a tener listo, pero Castro puso a trabajar su maquinaria y la aeropista quedó lista en menos tiempo del planeado. Los aviones de Banxico comenzaron a traer turistas”, añade Silva-Herzog.

La estrecha pista funcionó bien hasta 1973. Incluso, “tres años después, cuando ya se encontraba fuera de servicio, la falta de su destrucción causó que un jet co-mercial aterrizara por error, y aunque no hubo ningún contratiempo, se tuvo que desmantelar más de la mitad de la nave para que pudiera despegar e ir al nuevo ae-ropuerto”, refieren Martí y Rudy.

El aeropuerto formal que se construiría desde aquel entonces, en 2009 se convertiría en la segunda terminal aérea más importante de México, con dos pistas que dan servicio simultáneo a la afluencia de vuelos, mos-trando la magnitud de Cancún como destino turístico y polo de desarrollo económico, destaca Gregorio Sán-chez Martínez, actual presidente municipal de Cancún.

La construcción de hoteles se haría a marchas for-zadas. La apertura del hotel Camino Real en la década de los setenta, seguido de los vuelos directos Cancún-Miami y Miami-Cancún, de Mexicana de Aviación, anun-ciaban que el destino estaba vivo.

1990Cancún tiene 110 hoteles, y 17 mil 470 cuartos para recibir a más de 1 millón 500 mil turistas.

El transporte de Banxico.

Llegaron los turistas.

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y penSar Que MuchoS creen Que cancún fue obra de echeVerría.

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LaS condicioneS crediticiaS Que otorgaba fonatur eran Muy acceSibLeS. aLeJandro MoroneS ochoa priMer director de crédito de fonatur (abriL de 1974), cita Que LoS pLazoS de LoS créditoS eran de 10 a 15 aÑoS, a taSa fiJa de 10%, condicioneS Que nadie otorgaba en eSe MoMento.

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En México, como suele suceder: amor y odio.

No era para menos. Fonatur cuidaba hasta el último detalle, y en todas las obras de construcción se aseguró de que todo estuviera según lo planeado. Desde que vendía el terreno, lo hacía bajo la firma de un contrato en el que establecía el precio de venta y un pago que podía ser del total de la superficie o un buen adelanto.

También definía que en cierto tiempo el inversionista debería presentar el proyec-to para su aprobación, seguido del programa de obras y la fecha de terminación.

“En caso de no darle cumplimiento, se cancelaba el contrato, y el inversionista te-nía que decirle adiós al terreno y a su dinero”, asevera Alfonso Covarrubias Lugo.

Aunque las condiciones crediticias que otorgaba Fonatur eran muy accesi-bles, Alejandro Morones Ochoa, quien sería el primer director de Crédito de Fo-natur (abril de 1974), cita que los plazos de los créditos eran de 10 a 15 años, a tasa fija de 10%, condiciones que nadie estaba otorgando.

Comenta que incluso la tasa de interés que llegó a otorgar Fonatur fue de cero cuando se trataba de un crédito para la ampliación o remodelación de un hotel.

bienVenidoS a México

1991De los más de 20 mil vuelos que llegan a Cancún la cuarta parte son charters.

El costo del desarrollo en 1974.¿Vendepatrias o visionario?

Vendepatrias fue el mote que se ganó el equipo de Fonatur, ante la molestia que provocaba la llegada de extranjeros y los bajos precios a los que se vendieron los terrenos. Pero el tiempo les daría la razón. En 1976, la primera recaudación fiscal de Cancún fue de 80 millones de dólares, el doble de la inversión inicial.

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Así comenzaron a llegar contratistas. El primero fue Consorcio Caribe, del in-geniero José García de la Torre. Luego vendrían todos los demás, entre éstos Protexa, ICA, ICO, RIQSA, Los Remedios, Farallón y GYS.

“Había mucho trabajo. Fonatur daba todas las condiciones necesarias para que se resolvieran las construcciones. No obstante, los empresarios que llegábamos a Cancún desconfiábamos porque los terrenos eran muy baratos, y las condiciones para trabajar, excelentes”, recuerda el empresario Diego de la Peña García.

Fueron numerosos los despachos de proyectistas que participaron. Landa Ar-quitectos hizo el plan maestro; el arquitecto Francisco Maqueo realizó varios pro-yectos como el hotel El Parador, el Palacio Municipal y la casa club del campo de golf; el arquitecto Enrique Hernández Jaime se encargó del centro de conven-ciones y del centro comercial, y el arquitecto Jorge Rivera Gutiérrez proyectó el primer club náutico.

Desde luego intervinieron arquitectos independientes de mucho renombre, pero no trabajaron para Fonatur, sino para los hoteles, como fue el caso de Ricardo Legorreta para Camino Real, y Juan Sordo Madaleno para el hotel Presidente.

Fonatur no sólo tuvo que convencer a los hoteleros y contratistas, sino al propio Gobierno. Teléfonos de México (Telmex) entró a Cancún cuando el Fondo compró cinco líneas de la central de Isla Mujeres.

Poco tiempo después, de esas cinco líneas Fonatur se quedaría con dos, y las otras se pondrían a disposición del público en la tienda Del Águila, que estaba en la avenida Tulum. Más tarde, Telmex y sus empresas constructoras se encargaron de que se tuviera todo el servicio necesario.

En tanto, la banca comercial, ya para 1978, comenzó a otorgar sus créditos turísticos bajo la asesoría de Fonatur, apunta Alejandro Morones Ochoa.

1993El Fonatur autoriza créditos por 72 millones 800 mil dólares para la construcción de 1,706 habitaciones nuevas y 802 remodeladas.

Primera sede de Fonatur en la calle Nader.

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Todo comenzó como un rumor que llegaría a oídos de Alfonso Covarrubias Lugo: “El presidente del BID, Antonio Ortiz Mena, quería hacer su convención en Cancún.”

Relata Covarrubias Lugo que “el BID siempre confió el desarro-llo de Cancún a tres personas de su equipo que se instalaron en la península: el jefe era Guillermo Atria, el segundo a bordo era Alejandro Scopelli, y el oficial de préstamos era Jorge Garayta.

Este último fue precisamente quien hizo contacto con Alfonso Covarrubias para conocer las condiciones de Cancún, en espe-cial del centro de convenciones.

Fue muy “curioso que el BID no quiso financiar esa infraes-tructura”, dice Covarrubias Lugo.

Días después, el propio Antonio Ortiz Mena arribó a Cancún, pero su visita se manejó como de supervisión.

Vaya prueba a la que estaba por enfrentarse el equipo de Fo-natur. Al poco tiempo, el Banco Interamericano de Desarrollo avisaba que Cancún se había ganado la lotería: la convención del BID se realizaría ahí.

La prueba finaL

En 1976, Cancún atravesaba por la prueba más difícil. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había decidido que su convención se realizaría en Cancún, y Fonatur debía demostrar que verdaderamente era un destino de clase mundial.

1996 70 toneladas de desechos diarios son transformados en fertilizante natural.

El Globo, centro de convenciones temporal. El centro de convenciones definitivo.

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Jorge Garayta fue el encargado de transmitir a Cova-rrubias Lugo los requisitos a cumplir para el desarrollo de la convención: cuartos de hotel, limusinas, servicios secretariales y autos. Todo era manejable, excepto la capacidad del auditorio, que en ese momento no podía atender ni a la mitad de las más de mil personas que llegarían en menos de 70 días.

“Me hablaba del requerimiento de un centro de con-venciones para más de mil personas, con aire acon-dicionado, muchos metros de oficinas y seguridad. Cuando notifiqué a Fonatur dicha situación, recibí todo el apoyo, y trabajé a marchas forzadas”, comenta el ge-rente de Cancún, quien para poder realizar el evento construyó un centro de convenciones inflable.

“La idea fue descabellada por un momento, pero fi-nalmente la mejor opción. Era un globo inmenso inflado con aire acondicionado que dio servicio al BID, y duró en funcionamiento varios años más.”

El requerimiento de las oficinas se resolvió con casas prefabricadas, y de los coches, limusinas, muebles, fax y teléfonos, con algunos telefonazos. Las secretarias salieron de las filas de Fonatur o fueron las esposas de los peones y algunos contratistas.

Pero se presentaba un nuevo motivo de incertidum-bre. Se necesitaba una estación de gasolina cercana a la zona turística, y Cancún sólo contaba con la ubicada en la colonia Puerto Juárez, la cual resultaba insuficien-te. Se pensó en construir una unidad pequeña, pero Pemex dio la solución: gasolineras portátiles.

Finalmente, gracias al trabajo de un gran equipo de colaboradores, la convención fue todo un éxito y el des-tino halagó al presidente y a los secretarios del Estado mexicano, y contó con la presencia de todos los inte-grantes del Banco Interamericano de Desarrollo.

Éste fue el destape de Cancún, la conformación de su municipio y, con ello, una saturación que no esta-ba planeada.

Su éxito era una realidad, y el apetito de los inversio-nistas nacionales y extranjeros por instalarse en la isla no se hizo esperar. Fonatur vivía, y su corazón, Cancún, latía vigorosamente.

1997Fonatur entrega a la comunidad el nuevo Boulevard Kukulcán.

Los primeros hoteles.

un Secretario Que rebaSÓ SuS funcioneS…y un director Que no fue

Un episodio muy comentado en los pasillos del Fondo se dio a finales de 1979. El protagonista se-ría el entonces secretario de Turismo, Guillermo Rosell de la Lama, quien en una gira de trabajo decidió solicitar al director de Fonatur, José An-tonio Murillo, su dimisión y, rebasando sus facul-tades, designaría a Miguel Ángel Reta Martínez nuevo titular de la entidad.

¡Ignoró que dichos movimientos directivos solo eran de la facultad del Comité Técnico a propuesta del Presidente de la República!

Ocurrió entonces que, en la siguiente sesión del órgano de Gobierno, pocos días después del “nombramiento” de Reta Martínez, a propuesta del presidente José López Portillo, fue designado director de Fonatur Mario Moya Palencia, con lo que se restablecieron las líneas de autoridad.

Romárico Arroyo. José Antonio Murillo.

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La dirección se le encomendó a Romárico Arroyo, un financiero que se había incorporado a Fonatur en 1972 para manejar las operaciones de crédito en las que in-tervenía el Fondo.

Todo parecía funcionar correctamente. Pero la rela-ción con el secretario de Turismo, Guillermo Rossell de la Lama, no era buena, no sólo con Enríquez Savignac, quien renunciaría poco tiempo después, sino con todo el equipo de fundadores. Muchos de ellos se regresaron a Banxico o tomaron distintos rumbos en la iniciativa privada, recuerda Fernando Martí.

A decir de Pedro Joaquín Coldwell, quien en 1976 fuera secretario general del gobernador de Quintana Roo, Jesús Martínez Ross, se percibía la incomodidad del mandatario ante la enorme presencia de Fonatur, “sobre todo porque era un organismo federal con enor-mes recursos, en un estado que vivía sus primeros pa-sos y cuyo presupuesto era escaso”.

Es por ello, dice Pedro Joaquín Coldwell, que “la relación con Fonatur era ambivalente”, situación que el goberna-dor del estado hizo saber, de forma indirecta, al equipo de Fonatur y a la Subsecretaría de Turismo. Romárico Arro-yo, Pedro Dondé, Guillermo Grimm, Óscar Corral y Kemil Assad Rizk serían los primeros en renunciar.

Meses después de la convención del BID llegaría a su fin el sexenio de Luis Echeverría. Antonio Enríquez Savignac sería promovido a una subsecretaría de Turismo, y la inercia del desarrollo de Cancún tomaría un nuevo rumbo.

1999Fonatur licita la carta opción de Puerto Cancún y resulta ganador el Grupo Promotora Cancún

Sunset Club e ICA. El proyecto volvió a poner al destino como un desarrollo náutico y golfistico. Se amplía el boulevard Kukulcán con una inversión de 26 millones de pesos.

Pedro Joaquín Coldwell.

Primera comisión de turismo del Congreso sesiona en Cancún.

Rubén Zaldívar Carvajal, Juan March, Ernesto Fernández Hurtado, Miguel Alemán Valdés, Hugo B. Margain, Agustín Salvat y Antonio Enríquez Savignac.

de banQueroS a poLíticoS

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Ya era 1976. José López Portillo llegaba a la Presidencia, y su actitud de desamor hacia Cancún se mantuvo intacta. Las presiones hacia el presidente municipal Alfon-so Alarcón se hicieron más intensas, al igual que hacia Fonatur.

Meses después llegaría una renuncia más, la del presidente municipal, quien visi-taría a Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación.

En el anecdotario de Fernando Martí se dice que en realidad se planeaba la suce-sión en Cancún. Las nuevas autoridades de Fonatur querían un alcalde que repre-sentara sus intereses, por lo que estaban apoyando a Rafael de Jesús Lara Lara, aquel ingeniero que había sido el primer técnico que se estableció en Cancún, quien se había convertido en una especie de líder de los colonos originales, a los que había agrupado en torno a una cofradía informal.

Sin embargo, Jesús Martínez Ross, primer gobernador de Quintana Roo a partir de la declaración de la entidad como estado independiente, tenía otros planes junto con Amaro Santana, quien llegaba a la Presidencia Municipal. Al día siguiente de su toma de protesta mandó llamar al responsable local de Fonatur y le advirtió que “se habían acabado los excesos”, aludiendo a que el Fondo tendría que alinearse a la autoridad estatal. El resultado fue el estancamiento del desarrollo.

Pero Fonatur retomaría su importancia con la llegada a la gubernatura de Quin-tana Roo de Pedro Joaquín Coldwell (1981-1987), quien dice que le “tocó crear el fideicomiso Puerto Juárez, la primera instancia en que el gobierno del estado y Fonatur se pusieron de acuerdo para abatir la decadencia urbana y las irregularida-des de la tierra que se generaban en torno al desarrollo turístico”, y reconoce que sin Fonatur nunca se hubiera podido llevar a cabo la edificación de Cancún.

Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) llegaba a la Presidencia de la República Mexicana, Antonio Enríquez Savignac era nombrado secretario de Turismo, y Kemil Assad Rizk, director de Fonatur. Regresaba el equipo de fundadores en busca de darle un nuevo detonante a Cancún.

2000 - 2001Construcción del cárcamo de bombeo en la 3ª Etapa de la zona turística. Ampliación del cuerpo derecho de Blvd. Kukulcán.

Miguel Mancera Aguayo, Jesús Silva-Herzog, Antonio Enríquez Savignac, Miguel De la Madrid Hurtado y Francisco Labastida Ochoa.

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Para Eduardo Ymay, director de Mercadotecnia de Ca-mino Real (1981-84), el detonante de Cancún comenzó hasta los ochenta. En esa década, “los márgenes de utilidad de los hoteles eran impresionantes; la ocupación estaba por arriba de 80% prácticamente todo el año.”

Superó las expectativas de propios y extraños, a tal grado que un día no había los suficientes servicios para atender al turista.

En los últimos años de la década de los ochenta, Pedro Joaquín Coldwell apunta que “en Cancún vivió la creación de los swaps (instrumentos que creó el Go-bierno Federal para pagar una deuda que tenía con bancos españoles), situación que provocó la llegada de inversionistas y cadenas hoteleras como Meliá, Oa-sis y Marriott.

Lo anterior hizo de Cancún un destino de 14 mil cuar-tos, es decir 60% más de lo que hasta entonces había edificado. El apetito por el destino era imparable.

En esa década la situación parecía salirse de control, y aunque sería hasta el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando se diluirían los swaps, ello no ayudaría mucho. Cancún empezaba a ser víctima de su éxito.

A decir de Joaquín González Castro, presidente mu-nicipal de Cancún de 1984 a 1987, Cancún empezaba a ser un destino que vivía una doble vida. “En la ciudad había más de 40 mil personas que no tenían el mínimo de servicios, comenzando por los documentos de sus terrenos, hasta hospitales y servicios en general.”

Se pensó, entonces, en un programa para terminar con las invasiones y dotar al municipio de servicios pú-blicos, lo cual se logró concretar en 1986, a través de un programa compartido por los gobiernos federal, es-tatal y municipal. Pero el crecimiento lo superó todo.

Uno de los grandes errores fue que se estaba vendien-do todo, dice Enrique del Val Blanco, director de Fonatur

en 1989. “Se comenzó a construir en las dunas, cuando se suponía que éstas eran un escudo para que los hura-canes no pegaran tanto.”

Además, el crecimiento desmedido comenzaba a co-brar factura con la delincuencia. “Había una banda de malhechores que tenían taxis. Eran pillos de siete suelas y nos estaban dando muchos problemas en Tulum y en la zona turística, a los cuales capturamos por un error”, platica González Castro.

“Sonó la alarma de una tienda y hubo un gran movi-miento policiaco. Cuando llegaron las autoridades, el dueño de la tienda les dijo que había sido una falsa alar-ma. Y justo enfrente, la banda que buscábamos estaba asaltando un banco. Cuando los asaltantes escucharon las patrullas, empezaron a disparar, y así los agarramos.”

Posteriormente llegarían a tomar la dirección de Fonatur Kemil Assad Rizk, José Luis Vives Parroquín, Pedro Joa-quín Coldwell, Enrique del Val Blanco, Mario Ramón Beteta Monsalve, Jaques Rogozinski Schutulmann, Emilio Gam-boa Patrón, Alfredo del Mazo, Óscar Espinosa Villarreal, John McCarthy y Miguel Gómez Mont Urueta. La mayoría de ellos coincidían en que Cancún estaba maduro, y que su desarrollo, lejos de frenarse, se debía volver a ordenar.

En los noventa, Fonatur tuvo una orientación más política que administrativa, reflejo de la preponderancia que el Gobierno dio al petróleo sobre el turismo. Sin embargo, para la administración del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, Cancún necesitaba consolidar-se a través esquemas de entretenimiento que fueran más allá de los hoteles.

Silvia Hernández, secretaria de Turismo (1994-1997), recuerda que en Cancún prácticamente había hoteles tradicionales, y poco que hacer. De ahí que una de las tareas de la dependencia fuera detonar actividades al-ternas a los centros de hospedaje.

José López Portillo y Rosa Luz Alegría, Pedro Joaquín Coldwell, Mario Moya y Mario Ramón Beteta.

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No obstante, y de frente a un Cancún que ya represen-taba 40% de las divisas turísticas de México, la llegada de los hoteles con el concepto de Todo Incluido le daría un nuevo giro al puerto. El arribo del turista que busca diversión minimizó al turista de alto poder adquisitivo.

Rodolfo Elizondo Torres, secretario de Turismo (2003 - ), dice que al inicio de su gestión “Cancún representaba 40% del turismo internacional, se convertía en el deto-nante de la Península de Yucatán y, sin lugar a dudas, en el centro turístico más importante del país”.

Desde la óptica de John McCarthy Sandland, director de Fonatur (2001-2006), a esas fechas Cancún enfren-taba algunas irregularidades que había que corregir.

El proyecto de “Puerto Cancún”, aunque se licitó en la administración anterior, “lo tuvimos que resolver en mi administración. Tenía problemas ambientales y había que buscar un nuevo propietario, así como todos los candados posibles para asegurar su desarrollo.”

Otro problema gigantesco que se resolvió a mediados de 2000, dice John McCarthy, fue Malecón Cancún, cuyo “litigio venía arrastrándose desde años atrás con sus propietarios y hoy es una reserva muy importante.”

Lo que es una realidad es que en la administración del presidente Vicente Fox, y la dirección de John McCarthy, el huracán Wilma pondría a prueba sus habilidades.

El Ejército, la Marina, la Comisión Nacional del Agua, la Comisión Federal de Electricidad y la ciudadanía tra-bajaron a marchas forzadas, y en menos de tres meses Cancún volvía a la normalidad.

2002 - 2003Rehabilitación Blvd. Kukulcán.Urbanización sM. 16.

Para empresarios como Gastón Azcárraga, presidente de Grupo Posadas y de Mexicana, con el huracán Wilma también se abriría la puerta a más hoteles. “El famoso hu-racán Wilma nos complicó la existencia porque entraron muchos hoteles, y la saturación de Cancún se fortaleció, aunque se mantiene como un destino importante.”

John McCarthy también se enfrentaría al embargo de la reserva territorial, porque a decir del entonces gober-nador de Quintana Roo, Félix González Canto, Fonatur debía el pago del impuesto predial.

“Desde hacía un par de décadas, el gobierno de Quintana Roo y Fonatur habían acordado que mientras el Fondo cubriera el mantenimiento y algunos servicios en Cancún, el predial no se pagaría. Pero mientras se aclaró este asunto, a Cancún lo tuvimos detenido.”

Así llegaría 2006. Como primer mandatario arribaba Felipe Calderón Hinojosa, y Miguel Gómez Mont sería designado director general de Fonatur, con la tarea de darle un giro y fortaleza a Cancún. Hacer limpieza y de-tonar las zonas aledañas sería la nueva tarea.

Mario Ramón Beteta Monzalve.

Gastón Azcárraga.

José Luis Vives Parroquín.

Pedro Joaquín Coldwell.

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eL huracán WiLMa LLegÓ a deVaStar eL deStino turíStico y deMoStrÓ Que eL gobierno federaL, fonatur y La ciudadanía pueden LeVantar una ciudad en MenoS de treS MeSeS.

rodoLfo eLizondo.

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Para Miguel Gómez Mont, el reto como director general de Fonatur estaba claro: recuperar las playas públicas que se habían vendido en administraciones pasadas, y hacer que Cancún siguiera destacando en el concierto internacional.

Sin embargo, al mismo tiempo se enfrentaría a una lu-cha mucho más fuerte: una prensa local convencida de las “bondades” de los empresarios consentidos por las autoridades, pero sobre todo administrada por los go-biernos municipales y estatales, que no veían con bue-nos ojos la llegada del nuevo equipo de Fonatur.

Y así como los ataques que recibiera el grupo fun-dador de este paraíso, el equipo del Fondo en 2006 recibiría desacreditaciones, pese a que la realidad de-mostraba el éxito de la isla.

Cancún seguía siendo el primer destino turístico de México, el que generaba la mayor recaudación de divi-sas turísticas, y sobre todo que algunas playas volvían a manos del pueblo.

eL roStro actuaL

En 2006, Cancún había llegado a convertirse en un destino turístico maduro. Prácticamente se suponía que ya no había nada por hacer, pero las inconsistencias que se habían permitido en administraciones pasadas ensombrecían este paraíso.

2004Reequipamiento de plantas de tratamiento de aguas residuales.

Gregorio Sánchez Martínez y Miguel Gómez Mont.

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Se cuenta que en Cancún había un empresario muy ligado a la prensa y consentido por la administración de John McCarthy, el cual fue perdiendo sus privile-gios con el nuevo equipo de Fonatur, comenzando porque una de las playas que tenía en su poder volvió a ser pública.

Las irregularidades en ese predio eran evidentes. “Se trataba de un empresario que le rentó a Fonatur el ac-ceso a la playa en una cantidad mínima, porque era un terreno que se había gestionado desde hacía ya varios años. Además, el acceso a la playa tenía que ser por su centro comercial.”

Fonatur tiene las tareas de perpetuar el mantenimiento del destino y corregir las irregularidades en el uso de los terrenos. Para el gobierno de Quintana Roo y el presi-dente municipal de Cancún, el trabajo todavía es arduo.

Parecía que el destino había llegado a su madurez, pero la realidad es que el impulso de sus zonas aleda-ñas, como Islas Mujeres, puede hacer que su tamaño se duplique.

A decir del presidente municipal de Cancún, Gre-gorio Sánchez Martínez, en 2009 se construirán seis mil cuartos de hotel, que se sumarán a los 34 mil que hoy operan.

Puerto Morelos e Isla Mujeres son dos destinos a im-pulsar, y aunque es una tarea propia de los gobiernos estatal y municipal, se busca el apoyo y asesoría de Fo-natur, a fin de que su crecimiento sea ordenado.

Claro que las alianzas y estrategias que ya plantea la iniciativa privada son importantes para el crecimiento equilibrado. Así tenemos la ampliación del aeropuerto de Cancún que realiza Asur, al habilitar su segunda pis-ta, que brinda servicio a la par de la actual.

Fernando Chico Pardo, presidente de Asur, cita que hacia finales de 2009 la terminal aérea de Cancún se convierte en la más importante de América Latina y la quinta a nivel mundial. Este aeropuerto “tiene capacidad para recibir a 28 millones de pasajeros”, es decir poco más del doble que atendiera en sus mejores épocas.

A fin de cuentas, Cancún es el destino turístico más importante en México, no sólo por la belleza que con-serva, sino por su afluencia de turistas y la forma en que recupera su potencial, pese a la crisis económica y las emergencias sanitarias mundiales.

“En 2009 la afluencia de pasajeros cayó 30% debido a la influenza y la crisis económica mundial; sin embar-go, para fin del mismo año se vislumbra que los niveles regresan a estándares de 13 millones de turistas.”

2005Escultura de Fonatur en la 3ª etapa de la zona turística. Urbanización de la 2da etapa de El Table.

Trabajos de rehabilitación y restauración por el paso del huracán Wilma.

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La riViera Maya Se perfiLa coMo eL nueVo Líder nacionaL turíStico. eL MueLLe de MahahuaL, ubicado en Quintana roo Se ha conVertido en eL Segundo deStino MáS iMportante de México en La recepciÓn de cruceroS.

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El gobernador de Quintana Roo destaca que la inercia de Cancún ya detona lugares como Cozumel, la Riviera Maya y la gran Costa Maya de la entidad.

Hoy, el estado cuenta con 75 mil habitaciones de ho-tel, equivalentes a 12% del total nacional, mientras que la ocupación se mantiene en 70% anual. En Cancún existen 28 mil cuartos.

Para propios y extraños, la Riviera Maya se perfila como el nuevo líder nacional turístico. A su vez, Co-zumel es un actor fundamental para que el país con-tinúe entre los destinos de cruceros más importantes del orbe. “El muelle de Mahahual se ha convertido en el segundo destino más importante de nuestro país en la recepción de cruceros.”

Sin lugar a duda, Cancún y sus alrededores siguen conservando gran parte de su belleza original, y su gran-deza como destino turístico está más que comprobada.

aQuí no terMina La hiStoria

2006Mejoramiento de Punta Cancún y accesos a playas públicas. Urbanización de la Supermanzana X-A Lomas de Vista Hermosa

Rehabilitación de la red de riego.

Cozumel, líder mundial en arribo de cruceros.

El Equipo del CIP Cancún.

De 2009 hacia adelante, el principal reto de Cancún en materia turística es aportar 1.5% del PIB nacional, 21% de las divisas que recauda el sector turismo, 48% del PIB del estado de Quintana Roo y comenzar con la construcción de un nuevo esquema de transporte: el Metrobús.

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Actual aeropuerto de Cancún. Vida nocturna.

Aún hay más en Cancún.

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Prueba de ello es que para los empresarios que apostaron por Cancún desde sus inicios, e incluso recientemente, como el caso de Grupo Posadas de Gastón, Pablo y José Carlos Azcárraga, Cancún es el destino más importante, en el mundo de la hotelería y la aviación.

Fernando Chico Pardo, presidente de Asur, detalla que la terminal aérea del destino ya está lista para brindar servicios de preinternación a los ciudadanos de Estados Unidos. “Sabemos que los gobiernos de México y Esta-dos Unidos se encuentran dialogando para que se pue-da ofrecer servicio aduanal en algunas terminales aéreas, y Cancún está lista.”

Cancún tiene todavía un fuerte potencial para crecer hacia la Riviera Maya, y en esquemas que detonen el tu-rismo de negocios, afirma Chico Pardo, incluso comen-ta que “se encuentra en pláticas con las aerolíneas para que instalen en Cancún sus centros de mantenimiento y terminales de carga”.

Olegario Vázquez Aldir, presidente de la cadena ho-telera Camino Real, coincide con Chico Pardo en que Cancún tiene un gran potencial, donde las opciones pueden ir desde el desarrollo de nuevos conceptos de entretenimiento hasta el turismo de salud.

Continua la inversión.

2007Inicia la obra del proyecto Tajamar, antes conocido como Malecón Cancún,

centro urbano de alta densidad de carácter mixto para oficinas, vivienda y comercio.

Fernando Chico Pardo.Pablo Azcárraga. José Carlos Azcárraga.

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a 35 aÑoS de haber coMenzado eL deSarroLLo de cancún, eL potenciaL de La zona eS enorMe y Su perManencia coMo poLo turíStico eStá garantizada.

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ahora, riViera cancúnDe esta forma, el polo turístico seguirá creciendo hacia esta región que fue planeada y conceptualizada desde la década de los seten-ta, pero que hasta ahora comienza su edificación, despertando el interés de los inversionistas.

Puerto Cancún es sin duda uno de los desarrollos inmobiliarios y turísticos más sobresalientes de la República Mexicana y el Ca-ribe, que promueve un estilo de vida náutico y golfístico, al cobijo de firmas líderes en construcción como Hansa Urbana, Gicsa y Artigas Arquitectos.

Esta nueva fase de Cancún tiene como aliado a la marina de Puerto Cancún, que al contar con una capacidad para recibir hasta 175 yates la convierte en una pieza clave de este circuito náutico, debido a su gran cercanía con un mercado potencial de más de 350 mil embarcaciones provenientes de la costa este de Estados Unidos.

En complemento, se planea la construcción de zonas residen-ciales unifamiliares y multifamiliares, con un área de conservación superior a 74 hectáreas que hospedan a una gran variedad de flora y fauna.

Puerto Cancún.

Tras varios proyectos ejecutivos e intentos fallidos para desarrollar los alrededores de Cancún, fue hasta 2003 que gracias a una licitación pública de Fonatur se comenzaron a explorar zonas como Riviera Maya y Puerto Cancún.

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Con una inversión directa de más de 150 millones de dólares, tan solo para la introducción de infraestructura básica, Puerto Cancún es una realidad que ha ge-nerado una gran derrama económica con la colaboración de más de 130 provee-dores y contratistas, de los cuales 80% son empresas regionales.

Actualmente, con la participación de reconocidos desarrolladores nacionales e internacionales se edifican más de 12 diferentes proyectos de alto lujo, algunos de los cuales ya alojan a sus primeros habitantes.

Para José Chapur, fundador de Grupo Palace, este puerto todavía tiene un fuerte potencial por desarrollar, dado que la demanda de turistas tanto nacionales como internacionales es cada vez mayor. “Cancún es un destino que se renueva cons-tantemente, en donde la oferta hotelera y de playa está garantizada.”

No obstante, para el empresario es fundamental que la presencia de Fonatur en el destino se mantenga intacta, con el objetivo no afectar el buen mantenimiento y los cuidados que se le ha dado al polo turístico a través de los años.

“Fonatur y las autoridades municipales deben buscar acuerdos que permitan al Fondo continuar con su labor de mantenimiento para conservar los estándares internacionales de la región”, asegura.

“Incluso, se tiene el plan de crecer a 3,800 habitaciones en toda la Riviera Maya, que se sumarán a las 5,700 que hoy operan en Cancún”, señala el empresario.

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Para José Chapur, a 35 años de distancia, Cancún si-gue siendo tierra fértil para sembrar y cosechar grandes frutos turísticos, con tasas de ocupación que superan el 80 por ciento.

Aun cuando Chapur llegó al destino en uno de los mo-mentos clave, en 1985 con la incursión de los swaps, el empresario asegura que “Cancún sigue siendo un des-tino para apostarle como turista y como inversionista.”

Prueba de ello es Luis Riu, presidente de Grupo RIU, quien instaló en 2002 su primer hotel en Cancún, después de una experiencia de seis años en la Riviera Maya.

No por nada, asegura que “Cancún cumple con to-dos los requisitos de un destino inigualable; ofrece mu-cha historia y una cultura fascinante, tiene playas increí-bles y una tradición gastronómica y musical conocida en todo el mundo.”

Aunado a ello, dice, se suman la amabilidad y dispo-nibilidad de los mexicanos, convirtiéndolo en uno de los destinos vacacionales líderes en el mundo.

José Antonio Alonso, presidente de Hoteles Quin-ta Real es otro de los empresarios que le apuestan a Cancún y, de igual forma, Riviera Nayarit. Al respecto, Carlos Mora, vicepresidente de Grupo Vidanta, antes Grupo Mayan, comenta que en Riviera Maya “se quiere remodelar el campo de golf, llegar a 1,800 habitaciones y hacer realidad la construcción de un área de recep-ción espectacular que será un boom. Mientras que en Riviera Nayarit los planes son renovar 1,500 habitacio-nes para finales de 2009.”

Luis Riu.

José Chapur.

José Antonio Alonso.

2008 - 2009Fonatur inicia una inversión histórica a favor de Cancún: planta de tratamiento de aguas residuales,

se automatiza la red de riego del Boulevard Kukulcán y se restaura el puente Nichupté.

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Fernando García Zalvidea sería un joven que llegaría a Cancún en la década de los 80 para hacer historia, tanto en el puerto como en el mundo del turismo.

Su incursión sería peculiar, dado que llegaría en enero de 1983 de la mano del buceo, una actividad que él ya practicaba de forma profesional.

Nunca imaginó que ese sería el inicio de una gran trayectoria y el inicio de su es-tancia en el destino, al que desde entonces abrazó como su casa y su fuente de trabajo, para detonar su agencia de viaje y sus diferentes cadenas hoteleras; Grupo Best Day - Real Resorts.

“Llegue a Cancún recién egresado de la carrera de ingeniería química, necesitaba descansar, y decidí ir a Cancún por 3 meses, tiempo en el que me dedique a enseñar buceo. Y una vez, un señor que era mi alumno me pidió que le consiguiera a una persona que le diera un tour por diversos lugares de Cancún, en un coche particular por 150 dólares, dinero que era mi sueldo de todo un mes”, así que, recuerda que a manera de broma le respondió al visitante: “por esos 150 dólares voy al infierno, te llevo de ida y de regreso.

“Lo lleve a Xel-Ha, Akumal y a Xcaret en un Fairmont modelo 78, con aire acondi-cionado mexicano -bajándole la ventana-, me dijo: este ha sido el mejor día de mi viaje y me dio 170 dólares”·

Fue cuando García Zalvidea se daría cuenta que en dicha actividad había un fuerte negocio a desarrollar. Desde entonces abriría su agencia bajo el nombre de Best Day, con apoyo de su esposa y un empleado más, quienes manejaban dos coches, Caprice 1982.

“En Cancún si trabajas fuerte, tienes el éxito garantizado”, asegura el empresario. Sin embargo, recuerda que el éxito que comenzó a tener, le trajo que en varias oca-siones le fueran ponchadas las llantas de sus coches.

Sin embargo, pocos años después, dicha actividad se convertiría en la venta de los primeros tours privados personalizados en dos limusinas con aire acondicionado.

“En 18 meses de operación la cantidad de vehículos creció a 7 unidades; mientras se abrieron concesiones en los primeros hoteles de playa de Cancún para promover los tours” recuerda Fernando García.

Hoy día Best Day vende por internet más de un millón de turistas al año, 100 mil visitas al día, 650 empleados, lo que la hace la mejor agencia de viaje en América Latina, con presencia en más de 70 ciudades de la región.

una gran apueStaFernando García Zalvidea (derecha).

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Además, busca establecer alianzas con la agencia de viaje más grande de Argentina en la venta de viajes y con la más importante de Sudamérica en la venta de hoteles (hospedaje).

La agencia de viajes Best Day opera Servicios de Destino para más de 40 operadores y agencias mayo-ristas internacionales de Estados Unidos, Canadá, Sue-cia, Noruega, Islandia, Francia, Brasil, Chile, Argentina, Perú, Uruguay y México.

Así, García Zalvidea dejaría su huella en la historia por su participación en el mundo de la hotelería, a través del desarrollo de la agencia de viajes.

Recuerda: “nosotros queríamos instalar las oficinas de la agencia en el hotel Kin-Há, a lo que el dueño me dijo que si se podía, pero la condición era que le rentará todos los cuartos.”

Así en 1986 daría el primer paso en este nuevo nego-cio. “Un día llegó un señor del Charter Vetours, y me dijo que quería rentar los 40 cuartos del hotel Kin-Há, por todo un año, lo cual se convirtió en la primera reserva-ción internacional en Cancún, por 70 mil dólares”.

Rapidamente, las expectativas y las obras del empresa-rio irían en ascenso, para 1997 ya tenía 150 condominios. Y subsecuentemente (1993) tomaría la operación del Gran Costa Real, convirtiéndolo en uno de los hoteles de mayor ocupación en Cancún de 1995 a 1997. Manteniendo pos-teriormente ocupaciones superiores al 90 por ciento.

Se sumarían las marcas hoteleras Gran Porto Real en Playa del Carmen; Gran Caribe Real Cancún (ahora Riu Cancún); Continental Villas Plaza; Gran Caribe Real; Real Playa del Carmen; así como THE ROYAL Playa del Car-men, que abrió en abril de 2005 alcanzando de inmediato ocupaciones de más del 90% y THE ROYAL en Cancún

que abrió sus puertas en febrero de 2007 y redefinió el concepto de Todo Incluido al elevarlo a nivel de Lujo.

Y es que, para Fernando García Zalvidea el concepto de todo incluido lejos de afectar al destino, lo detona.

“Para el cliente es más cómodo que no le tienes que arrebatar la coca-cola de la mano a su hijo, o que el turista no sepa cuánto va a tener que pagar en su viaje. Es un concepto muy cómodo, y tiene grandes ventajas, además ello es lo que pide el mercado”.

Sin embargo, el empresario también tuvo que hacerse fuerte ante malas jugadas que le haría la naturaleza.

Fernando García recuerda que el hotel el Gran Caribe Real, vería perder la arena de su playa con los huraca-nes Gilberto y Wilma, a lo que el empresario respondió colocando un espigón para proteger: los cimientos del hotel, la seguridad de los turistas y los empleos.

Sin embargo, esta situación a la que se apegaría el empresario, según el artículo 7 de la Ley de Protección al Ambiente, que dice que en obras de protección al ambiente no hay que pedir permiso, sólo hay que avisar, encontró un serio obstáculo.

“Bajo ese artículo de la Ley, actuamos. Pero, ello ha ocasionado que durante 18 meses, se haya generando una controversia con el señor Raciel Villegas, de Profe-pa, quien no quiere entender que el espigón es una obra de protección. Pero, parece que ya se va a resolver”.

Por lo pronto, hasta el 2009 Fernando García cuenta con 30 concesiones en hoteles de Cancún, la Riviera Maya y el Aeropuerto Internacional de Cancún; mientras que Best Day E-Business promueve y vende hospedaje para más de 1,200 hoteles y Resorts en todo México y más de 200 asociados en línea completando más de 70,000 visitas virtuales diarias.

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Para que estos esfuerzos que se han hecho desde el 2006, en materia de turismo se mantengan de forma transexenal, dice el primer mandatario de México que en general, se necesita “el desarrollo de grandes proyectos turísticos se produce en el mediano o largo plazo. Cancún no se hizo en 6 años. Los gobiernos deben de entender esta situación y apoyar, en sus tres niveles, la generación de estos destinos para viajeros extranjeros, pero también para los connacionales que quieren tener acceso a destinos dignos y de calidad. La generación de una oferta turística no debe tener etiqueta política, su única marca es México.

”Es por esta razón que estamos convencidos de que la actividad de este sector debe de ir acompañada de una política pública integral e incluyente de largo plazo”, asegura el presidente Felipe Calderón Hinojosa.

eL preSidente coMenta...

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