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Vida de santos

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  • En el correr de los siglos ha ha-bido en el mundo Santos tan insignes -como Santa Teresa del Nio Jess-que, apenas volaron al cielo, fueronaclamados a una voz en todo el orbecristiano. Este universal y fervienteplebiscito de la gente, canoniza en cier-to modo a dichos Santos aun antesque el Papa haya podido dictar su fa-llo infalible. San Antonio de Paduapertenece a esta privilegiada falange:goza de inmensa y universal populari-dad. De la Carmelita de Lisieux dijo elPapa Po XI que es la nia mimada delmundo; cosa parecida declar LenXIII del insigne taumaturgo francisca-

    no: San Antonio es el Santo no sola-mente de Padua, sino de todo el mundo.

    Verdad es que la leyenda se hacomplacido en festonear la historia deeste Santo; pero no es menos ciertoque en el fondo de este movimientoque arrastra a la gente ante su altar, sepercibe un esplndido homenaje ren-dido a su apostolado.

    Se lo llama comnmente SanAntonio de Padua, por haber muertoen dicha ciudad y porque all son guar-dadas sus reliquias; pero fue natural deLisboa, donde naci el 15 de agosto delao 1195. Su padre, Martn de Bullo-nes, era varn noble y estaba casado

    muerto el Santo un martes, da 13 delmes. Se ha extendido por el mundouna antfona llamada Breve de SanAntonio, Ecce crucem Dmini -heaqu la cruz del Seor-, que recuerdael poder del taumaturgo sobre losdemonios; Roma, con todo, no haaprobado la colecta que suele a vecesaadirse. Finalmente, algunas parro-quias y asociaciones piadosas lo hantomado por patrono y una de stas,que congrega a la juventud de ambossexos, fue facultada por Po X en elao de 1911, a trasladar su residen-cia de Espaa a Roma.

    Por Carta Apostlica fechadael 16 de enero de 1946, el Papa Po

    XII, declar y constituy a San An-tonio de Padua, Doctor de la IglesiaUniversal.

    La forma de devocin y cari-dad llamada Pan de San Antonio haadquirido tal importancia, ha alivia-do y sigue aliviando tantas miserias,que conviene siquiera mencionarla:que San Antonio socorriese de bue-na gana a los necesitados, quin loduda? Por eso los cristianos le hanquerido honrar dando limosna ennombre de este hijo del Pobrecitode Ass.

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    SAN ANTONIO DE PADUA

    (1195 - 1231)

    FRANCISCANO, CONFESOR Y DOCTOR

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    Baslica de San Antonio en Padua.

  • ras desplegadas y pies descalzos a vene-rar al Santo, sealndose en esta peni-tencia muchos personajes de naturaldelicado y orgulloso.

    Las reliquias, depositadas pri-mero en la reducida iglesia de losFranciscanos, fueron trasladadas so-lemnemente, el da 8 de abril de 1263,a un suntuoso templo edificado en suhonor, llamado de San Antonio. Eraentonces ministro general de la Ordenel insigne doctor San Buenaventura,que fue despus cardenal obispo de laciudad de Albano; l presidi la exhu-macin de San Antonio, a quien noconoca sino por la fama.

    Se maravillaron al abrir elatad, cuando vieron que la lenguaque con tanto provecho y gloria habapredicado la divina palabra, se hallabaincorrupta, siendo as que todo elcuerpo estaba consumido y slo que-daban los huesos. San Buenaventurala tom en las manos y, baado en l-grimas, con entraable devocin dijoestas palabras: Oh lengua bendita,que siempre alabaste a Dios y tan a me-nudo hiciste que otros le alabasen; biense ve ahora de cunto merecimientoeres delante del que para tan alto oficiote form!.

    Tan insigne reliquia est toda-va incorrupta hace ms de siete si-glos. Ni se ha secado ni ennegrecidocon el tiempo; hoy da es de colorblanquecino. Est guardada bajo unglobo de cristal incrustado en un reli-

    cario de oro macizo, obra de arte ma-gistral que honra al cincel italiano.

    Pasados unos cien aos, el da15 de febrero de 1350, el sagradocuerpo fue trasladado otra vez y ence-rrado en magnfica urna de plata, aexpensas del cardenal Guido deMontfort. Buena parte de la cabeza -se lee en el Breviario serfico- fue de-positada en preciossimo relicario, cin-celado con primor.

    El Papa Sixto V, el ao de 1586,mand celebrar la fiesta de San Anto-nio con rito doble. Muchas oracionesy ejercicios de devocin en su honorestn indulgenciadas, como el ejerci-cio de los trece martes, por haber

    con doa Teresa Tavera, seora me-nos principal.

    A los cinco aos, Fernando -queas lo llamaron en el Bautismo- fue en-viado a la escuela de la iglesia mayor deLisboa dedicada a Nuestra Seora delPilar, y all aprendi las primeras le-tras. Si hemos de creer una leyendaportuguesa, siendo Antonio de quinceaos tuvo una violenta tentacin en lacatedral; traz entonces una cruz enuna de las gradas de la escalera de mr-mol del coro y en ella qued impresacomo en blanda cera; todava puedeverse dicha cruz, que est resguardadacon una rejilla.

    Con este triunfo abri los ojos y,entendiendo que el mundo est llenode peligros, entr en el monasterio deCannigos Regulares de San Agustn,

    por los aos de 1210. Tras dos aos denoviciado, el joven cannigo regularfue enviado a Coimbra, al convento deSanta Cruz, y all estuvo algunos aosestudiando Filosofa, Teologa y Patrs-tica con admirable fruto.

    EN LA ORDEN FRANCISCANA

    El Seor, que lo haba guiadoprimero al convento de Santa Cruz, lodestinaba a otra familia religiosa. Dis-tante una milla de Coimbra, los FrailesMenores o Franciscanos, de la sagradaOrden fundada haca pocos aos por elglorioso padre San Francisco, residanen el estrecho monasterio de San An-tonio de Olivares, as llamado por es-tar en terreno poblado de olivos. En lvivan cinco Hijos del Poverello de Ass,

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    Lugar de nacimiento de San Antonio (Lisboa) y de su muerte (Padua)

  • llevando vida tan pobre y austera co-mo su santo fundador, y muy a menu-do iban a pedir limosna al convento dela Santa Cruz.

    Era por entonces hospedero elcannigo don Francisco, por lo cualtena frecuentes relaciones con los frai-les limosneros; de ellos supo cosas edi-ficantes sobre la nueva Orden; le dije-ron que iban a Marruecos a predicar alos infieles; pero entendi Fernandoque adonde apuntaban era a conquis-tar la palma del martirio.

    En efecto, pocos meses despus,algunos de ellos, sentenciados a muer-te por el sultn, dieron su vida en me-dio de tormentos tan atroces, que susolo relato hace estremecer. Fueronazotados cruelmente; les abrieron elvientre y sacaron fuera sus entraas;derramaron sobre sus llagas aceite hir-viendo y luego los arrastraron sobrepedazos de tejas agudas. Finalmente, elpropio sultn Miramamoln los gol-pe en la frente y luego los degoll (16de enero de 1220). Sus reliquias fueronllevadas a Coimbra, y tanto dieron quehablar los milagros que el Seor obra-ba por ellas, que don Fernando se sin-ti atrado por el ejemplo de los proto-mrtires franciscanos. Fue, pues, a veral guardin del convento de San An-tonio y le dijo: Padre mo, si me pro-metierais enviarme a tierra de moros, debuena gana tomara yo el hbito devuestra Orden.

    Por su parte, el prior de los ca-nnigos de Santa Cruz se afligi mu-

    chsimo con la noticia de los propsi-tos de don Fernando; pero el llama-miento era divino a todas luces. Paradar a su santo hermano pruebas de lomucho que lo amaban, quisieron loscannigos que el nuevo franciscano to-mase el hbito, no en el monasterio deSan Antonio, sino en su propia iglesiade Santa Cruz, como as se hizo en elao 1221. Cambi entonces el nombrede Fernando por el de Antonio.

    En memoria de tan piadosa yedificante ceremonia, cada ao, el dade San Antonio de Padua, va a predi-car el panegrico del Santo a la iglesiade los Franciscanos un Cannigo deSanta Cruz, y luego preside la comidade los frailes.

    Conforme al concierto que ha-ba hecho con los padres Franciscanos,lo enviaron a frica; pero no bien hu-bo llegado, le dio una grave y larga en-fermedad, de suerte que tuvo que re-gresar a Portugal. Se embarc con esteintento; pero la Providencia lo tenadestinado para apstol de otros pases,y as, por divina voluntad fueron losvientos tan contrarios y furiosos en es-ta navegacin, que de lance en lancellevaron el navo a las costas de Sicilia.Suceda todo esto el mismo ao en quese celebraba en la llanura de Ass el Ca-ptulo general de los Franciscanos: An-tonio podra al fin ver a San Franciscoy contemplar de cerca la hermosura dela caridad en lo que tiene de ms exqui-sito y real. A pesar de hallarse todava

    das enteros predicando y confesandoen ayunas. Poco despus de Pentecos-ts le fue menester retirarse a una er-mita solitaria no muy distante de Pa-dua, llamada Campo de San Pedro.All comenz a adelgazar tanto, que alos pocos das not que se acercaba sumuerte y pidi ser trasladado al con-vento de Padua.

    La masa de la ciudad sali a re-cibirlo; se junt tanta gente para verloy besar su hbito, que no pudo entraren la ciudad y le fue menester detener-

    se con sus dos compaeros en casa delcapelln de las religiosas de rcela, si-tuada en uno de los arrabales de Pa-dua. Habiendo recibido con singulardevocin los Sacramentos de la Iglesiay rezado con los frailes que le asistanlos siete salmos penitenciales, cantpor s slo el himno O gloriosa Dominay se durmi apaciblemente en el Seora los 13 de junio de 1231.

    Mientras exhalaba el postrersuspiro, los nios y muchachos de Pa-dua, movidos de Dios, comenzaron aandar por toda la ciudad, dando vocesy diciendo: Ha muerto el Santo, hamuerto el Santo.

    Muy luego aprob la Iglesia lacanonizacin que los ngeles haban yapregonado por boca de los nios; alao siguiente, 1232, el Papa GregorioIX, en la pascua de Pentecosts, cano-niz y puso en el catlogo de los Santosal franciscano Antonio de Padua. Enaquel mismo da, que fue el primero dejunio, todas las campanas de la ciudadde Lisboa taeron por s solas, para ce-lebrar el triunfo del preclaro religiosoque Italia haba hurtado a Portugal.

    En el mismo da de sus exequias,trajeron a su sepulcro multitud de en-fermos quienes, con slo tocarlo co-braron la salud. Los que no pudieronacercarse al sepulcro quedaron sanos ala vista de la muchedumbre. Se exten-di por todo el mundo la fama de losmilagros de San Antonio. De todaspartes acudieron ordenadas romeras.Parroquias enteras venan con bande-

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    Muerte en Arcella.

  • convaleciente, cruz a pie la pennsulaitlica, desde Calabria hasta Umbra.

    El humilde peregrino asisti co-mo desconocido a la magna Asamblea;nadie le haca caso. Finalmente, lo vioel provincial de Romania y lo envi,con licencia del Ministro General, almonasterio de Monte Paulo, donde leencargaron fregar y barrer. Por la cua-resma del ao 1222 fue enviado a la

    ciudad de Forli con otros religiosos.Cierto da, estando de paso por aquelconvento algunos padres Dominicos,el Padre guardin les rog que algunode ellos explicase la palabra del Seor;mas todos se excusaron, alegando queno estaban preparados. Fueron a bus-car a San Antonio, que estaba en la co-cina, y le mandaron que hablase. Tam-bin l se excus al principio, pero,

    compelido por elPadre guardin,habl tan alta-mente y con tan-ta abundancia deideas, exponin-dolas con tantaclaridad, conci-sin, sabidura ydocumentacinde la Sagrada Es-critura, que dejadmirados a losoyentes. Conta-ron esto al Padreprovincial, elcual lo nombrpredicador deRomania, y SanFrancisco, mara-villado de la hu-mildad de Anto-nio, le mandque leyese a losfrailes la SagradaTeologa.

    Cmo lograba el humilde frayAntonio tan maravillosos frutos en elministerio de la oratoria sagrada? Antetodas las cosas y sin gnero de duda,merced a la opinin de santidad delpredicador y a lo extraordinario delpersonaje, suficiente esto para llevar enpos de s las ms de las veces a la masadel pueblo. Con todo eso, menester esconfesar que el mrito de sus sermonesy lo pattico de su decir, fueron partegrandsima para el logro de resultadotan admirable. Meliflua era su elo-cuencia, y con predicar ordinariamen-te el Evangelio de la abnegacin y del

    sacrificio, salpicaba sus discursos convivas y sabrossimas metforas.

    SU MUERTE Y CANONIZACIN

    Llego finalmente la hora en queiba a apagarse esta resplandecientelumbrera de la Orden franciscana. Yaen el ao de 1230, logr fray Antonio,que el Captulo general le descargasede los importantes oficios que le tenaencomendados. La predicacin de lacuaresma del ao siguiente lo dej fla-co, cansado y con poca salud: pasaba

    94

    Aparece San FranciscoLlegada de San Antonio a Padua.

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    PRINCIPIO DE SU VIDAPBLICA

    Los autores msdignos de crdito con-vienen generalmenteen que San Antoniopredic primero enRomania, desde el aode 1222 hasta el de1224; luego ense endiversas ciudades deFrancia e Italia. En to-das partes atrajo cabesu ctedra a muchosdiscpulos. Pero no lle-naba sus ansias de apostolado. A las ta-reas y fatigas del profesorado aadi lapredicacin por las ciudades, villas yaldeas. Las muchedumbres, vidas deorlo, se apiaban en derredor suyo.Era su modo de decir tan persuasivo,discreto y acomodado a la necesidadde los oyentes, que, despus de sus ser-mones, los sacerdotes no daban abastoa confesar a los penitentes.

    Es este el lugar de referir dosmilagros que dicen relacin con laspeleas de San Antonio contra los here-jes, a los cuales persigui con tantasolicitud y perseverancia, que con ra-zn fue llamado martillo de los here-jes.

    El primero es el de un caballoque ador al Santsimo Sacramento.Un hereje negaba la presencia realporque no vea ninguna mudanza enlas especies eucarsticas. San Antonio

    deseaba ganar aquella alma y ademsfortalecer la fe de los cristianos, y ascierto da le dijo: Si el caballo en el quevais montado adora el verdadero Cuer-po de Cristo bajo la especie del pan,creeris por ventura? Acept el herejeestas condiciones; dos das tuvo ence-rrado al animal sin darle cosa algunade comer. Al tercer da sac el caballoy lo llev a la plaza en medio de ungran concurso de gentes. Le dieron decomer avena, mientras San Antonioestaba delante, teniendo en sus manoscon gran reverencia el Cuerpo de Je-sucristo. Un gento innumerable sehaba juntado en aquel lugar y espera-ban todos con grandes ansias lo quepasara. Entonces el caballo, como situviera conocimiento, se arrodill an-te la Sagrada Hostia, y all permanecihasta que fray Antonio lo dej ir.

    gros de bilocacin obrados por SanAntonio. Es la bilocacin la presenciamilagrosa de una persona en dos luga-res a un mismo tiempo. Estaba unatarde del Jueves Santo predicando en laiglesia de San Pedro. A aquella mismahora, los frailes estaban cantando Mai-tines en su convento, muy distante dela iglesia, y fray Antonio haba de can-tar una leccin. A la hora exacta enque le tocaba cantarla, los religiosos levieron llegar, y en cuanto hubo desem-peado su oficio, desapareci del coro;ahora bien, en aquel mismo instanteempezaba el sermn.

    De buena tinta se sabe que frayAntonio fund el primer convento defranciscanos de la ciudad de Brive. Dis-tantes como kilmetro y medio de laciudad, se hallan las Grutas donde serecoga para orar y meditar, las cualeshan venido a ser lugar de romera fa-mosa y muy concurrida en aquella co-marca. Cada ao, el domingo despusde la fiesta de San Bartolom, hay enBrive una feria llamada feria de las Ce-bollas, la cual dice con otro milagro.Un da, como el cocinero de los Fran-ciscanos no tuviese cosa para dar decomer a los frailes, Antonio fue a de-cirlo a una devota matrona amiga ybienhechora del convento. A pesar deque en aquella hora estaba lloviendo acntaros, la seora mand a su criadaque fuese a la huerta y trajese algunashortalizas para llevarlas a los padresFranciscanos. El convento estaba muydistante y el chaparrn arreciaba. Con

    todo eso, la criada hizo el viaje de ida yvuelta sin que sus vestidos se mojasen.

    SAN ANTONIO EN PADUA

    Esta es la poca mejor conocidade la vida de nuestro Santo, por habersus bigrafos estudiado ms detenida-mente y referido con ms gala de por-menores cuanto hizo en la ciudad dePadua, donde haba de rematar la cor-ta carrera de su vida mortal. Era Paduaciudad muy opulenta; mas por obra deesta misma riqueza y bienestar, habaseapoderado de sus habitantes el desen-frenado amor al lujo y a la holganza.Cuando a los de Padua les faltaba dine-ro para saciar su apetito de juegos yfestejos, lo pedan a los prestamistas,quienes se lo adelantaban a interesesmuy crecidos. La ciudad se hallaba to-talmente dominada por la codicia y lausura; pero a pesar de estos vicios, lospaduanos conservaban dormida en elfondo de su alma la fe del Bautismo, lacual iba a despertarse al influjo de lafervorosa y enrgica predicacin deSan Antonio.

    Entr el Santo en Padua con in-tento de predicar sucesivamente en ca-da una de las iglesias de la ciudad; pe-ro al poco tiempo, el auditorio no ca-ba ya en los templos. Antonio eligientonces para hablarles un anchurosoprado, donde llegaban a apiarse hastatreinta mil oyentes. Los mismos co-merciantes cerraban sus tiendas para ira orlo.

    El milagro del caballo.

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    El otro milagro no es menos c-lebre. Los herejes de la ciudad de Rmi-ni se burlaban un da de las palabrasdel Santo y se tapaban los odos parano orlo: Puesto que los hombres nomerecen que se les predique la divinapalabra -dijo entonces fray Antonio-,voy a hablar a los peces. Esto ocurra aorillas del mar. Llam el Santo a los pe-ces y les record los grandes beneficiosque haban recibido de Dios, el favordel agua lmpida y clara, el silencio quees oro, y la libertad de nadar dentro de

    l u m i n o s a sprofundida-des. Fue cosamaravil losaque a las pala-bras de frayAntonio vi-nieron los pe-ces hasta cer-ca del Santo y,levantadas delagua sus ca-bezas, bo-quiabiertos ycon grandeatencin y so-siego, lo co-menzaron aor y no sefueron hastaque fray An-tonio les diola bendicin;todo el pue-blo estuvo

    presente a este espectculo; quedarontodos atnitos, y los herejes tan corridosy humillados, que se echaron a sus pies,suplicndole que les ensease la verdad.

    VIAJES APOSTLICOS

    Antonio ley Teologa en Mont-peller y Tolosa. Con Montpeller se rela-ciona una ancdota que, aun careciendode fundamento histrico, dio origen aque el pueblo cristiano tenga a San An-tonio por abogado de las cosas perdi-

    das. Un novicio dej la Orden y se lle-v consigo un Salterio glosado que elvarn de Dios estudiaba para leer a losfrailes la Sagrada Escritura y prepararlos sermones. El Santo, al saberlo, sepuso luego en oracin y, al punto, elladronzuelo, arrepentido, le restituyel libro que haba llevado. Con mucharazn la colecta de la misa de este San-to nos invita a pedir al Seor por su in-tercesin la gracia de hallar no slo lascosas terrenas y perecederas, sino tam-bin los tesoros espirituales que nosharn dignos de gozar un da de losbienes eternos.

    Vamos a referir un prodigio so-bre cuya autenticidad no cabe duda.Estaba un da en la ciudad de Arles,predicando de la cruz y pasin deCristo, nuestro Redentor, cuando a unmomento determinado, fray Monal-do, alz la vista y vio al serfico PadreSan Francisco que residaen Italia en aquel enton-ces. Estaba en el aire conlos brazos extendidos co-mo aprobando todo loque San Antonio deca.Habiendo echado su ben-dicin a la asamblea,desapareci.

    Pero donde mspredic el Santo fue sinduda en el Lemosn. Lasestatuas de San Antonioque suelen venerarse enlas iglesias y que lo repre-sentan con el Nio Jess

    en brazos, recuerdan un paso de su vi-da que debi de suceder en una pobla-cin cercana a Limoges. Estando elSanto una noche en oracin, solo ensu habitacin, el husped que lo habarecibido en su casa le estuvo acechan-do y vio en el aposento una gran clari-dad; mirando ms en ella, vio un niohermossimo, sobremanera gracioso,en los brazos de San Antonio, y al San-to que lo abrazaba y se regalaba con l.Era Jess en persona. Despus demuerto Antonio, el dichoso testigo deaquel prodigio lo cont con muchoenternecimiento y lgrimas, habiendoantes puesto la mano sobre las reli-quias del Santo para prueba de que de-ca verdad. Milagro parecido ocurri,segn algunos autores, en Pascua, encasa de un tal Tisone del Campo.

    En la ciudad de Limoges acon-teci uno de los ms portentosos mila-

    El milagro de los peces.

    San Antonio con el Divino Nio en brazos.