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La conducta materna: Efectos sobre el cerebro materno y sobre el desarrollo de la

progenie.

Ugarte A1, Cortés M. del C1, Eguibar JR1, Melo AI2.

1Instituto de Fisiología. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla.

2Centro de Investigación en Reproducción Animal. CINVESTAV-Universidad

Autónoma de Tlaxcala, Tlaxcala.

Autor de correspondencia: M. C. Araceli Ugarte

Instituto de Fisiología. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla.

E-mail: [email protected]

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Resumen

La conducta parental es una conducta social afiliativa esencial para la sobrevivencia de

la progenie y la perpetuación de las especies altriciales o semiprecociales como es el

caso de los mamíferos. En la mayoría de las especies, la encargada del cuidado de las

crías es la madre (conducta materna; CM), esta despliega una serie de conductas

dirigidas a las crías, que junto con procesos fisiológicos (lactancia), cumple con el

objetivo primordial de dicha conducta. La CM se inicia antes de la llegada de la

progenie (nacimiento) con la expresión de conductas pre-parto (p.e., construcción del

nido), se continua durante el parto al favorecer la expulsión de las crías y estimularlas

para que sobrevivan (p.e., limpieza de las membrana amnióticas a través del lamido), y

se consolida durante el período postnatal pre-destete (CM post-parto). La expresión de

la CM es modulada por factores hormonales y sensoriales que actúan en áreas neurales

específicas (“circuito materno”). La CM no solo aporta beneficios inmediatos a la

progenie como son obtener alimento, cuidados y protección. Sino también provee

beneficios a largo plazo. Específicamente, los estímulos sensoriales (táctiles), sociales y

hormonales que la madre provee a la progenie participan en la continuidad del

desarrollo de diversos sistemas endócrinos, cognitivos, conductuales, de aprendizaje y

sociales de la progenie, muchas de las características del comportamiento en etapa

adulta se moldean en este periodo crítico de desarrollo.

El ser madre también aporta beneficios a la hembra puesto que, durante la preñez y la

lactancia sufre cambios en su sistema nervioso que la preparan para lidiar con las

nuevas exigencias después del parto. Estos cambios se realizan en áreas cerebrales

relacionadas con la memoria y el aprendizaje, entre otras, y permanecen por largo

tiempo, incluso hasta la vejez.

En este capítulo revisaremos las características de los diferentes componentes

conductuales de la CM, como está conformada, su control hormonal y neural en los

modelos de estudio más utilizados como son los roedores y lagomorfos, así como las

diferencias y coincidencias de estas especies con el humano. Además, se describirán los

beneficios, en la madre, de la experiencia de la maternidad así como la relevancia de los

estímulos provenientes de la madre y de los compañeros de camada en el desarrollo y

maduración de la progenie.

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Introducción

La perpetuación de las especies depende del éxito reproductivo, éste reside en el

número de crías que sobreviven y que transmiten sus genes a posteriores generaciones.

Por lo tanto, una de las conductas básicas para la sobrevivencia de la progenie es la

conducta parental.

Las estrategias reproductivas a través de la selección natural dieron lugar a los

diferentes tipos de reproducción característicos de cada especie. Esta evolución ocurrió

como respuesta a factores extrínsecos a la población (factores ecológicos) así como la

duración de la luz del día, disponibilidad de alimento, presiones de predadores. Pero

también a factores intrínsecos como son la organización social, las relaciones y

competencia entre sexos, interacción entre padres e hijos, lo que es la base para las

conductas parentales (50).

La evolución del cuidado parental y la reproducción en los mamíferos puede ser trazada

a los ancestros de los reptiles terápsidos, estos empollaban crías altriciales provenientes

de pequeños huevos y los alimentaban de secreciones de glándulas cebáceas

modificadas, estableciendo así la lactancia. Sin embargo, la pequeña yema limitaba el

tiempo de incubación. Esta situación mejoró en los monotremas los cuales desarrollaron

una bolsa que permitía a la hembra movilidad durante el tiempo de incubación (47).

El siguiente avance lo realizaron los marsupiales, este género retiene al huevo

dentro del útero estableciendo la ovoviviparidad, pero la vida uterina está confinada a la

duración del ciclo estral dando origen a dos patrones de reproducción: en el primero la

gestación termina antes del final del ciclo estral y el siguiente estro es inhibido por la

succión de la cría dentro de la bolsa o unido a las tetillas en las especies carentes de

bolsa, el ciclo estral se reestablece cuando el estímulo de la succión disminuye, así la

hembra puede quedar preñada nuevamente. En el segundo modo de reproducción la

gestación termina poco después del estro permitiendo que la hembra quede preñada

nuevamente, el segundo huevo fecundado cesa su desarrollo embrionario (diapausia)

mientras la primera cría está en la bolsa lactando. Una vez que la lactancia disminuye, el

segundo embrión termina su desarrollo y entra en la bolsa para amamantarse.

El avance más importante lo presentan los euterianos con el desarrollo de la

placenta que permite la transferencia de nutrientes entre la madre y la(s) cría(s)

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provocando que éstas sean retenidas en el útero por más tiempo, dando como resultado

crías más desarrolladas al nacimiento y acortando el periodo de lactancia.

En los euterianos con crías altriciales (es decir nacen inmaduros tanto funcional

como anatómicamente), él o los recién nacidos dependen totalmente de sus padres para

su alimentación, protección y termorregulación. Esto implica la rápida manifestación de

una conducta de cuidado de la progenie desde el momento del parto, y se conoce como

conducta parental (43).

.

Para los mamíferos, especialmente aquellos que viven en comunidades, la expresión

adecuada y de manera sincronizada de las conductas sociales afiliativas (juego,

conducta sexual y conducta materna) y agonistas (agresión) es sumamente importante

para la comunicación, organización, sobrevivencia y perpetuación de la especie. Entre

las conductas afiliativas destaca la conducta materna, debido a que permite que la

progenie (hijos) continúe su desarrollo y maduración hasta el destete, aunque en algunas

especies como los humanos, la madre continúa manifestando la conducta materna

tiempo después del destete (22, 20, 46).

El padre también puede cuidar a la progenie (conducta paterna) o cualquier

miembro de la familia (humanos) o de la comunidad si se trata de otras especies, a esto

se le conoce como conducta parental. Sin embargo, la principal protagonista de esta

interacción social es la madre, porque además de ser ella el primer contacto con la

progenie, es quien los amamanta. Aunque el cuidado materno que reciben los infantes

depende de factores sociales y ambientales, el grado de desarrollo de la progenie al

nacimiento es esencial, el cual puede variar desde altriciales hasta precociales (8).

La conducta materna (CM) consiste en la expresión coordinada de una serie de patrones

motores que la hembra despliega dese el final de la gestación hasta la lactancia; con la

finalidad de proveer de alimentación, protección y estimulación sensorial a la progenie,

lo cual es esencial para el desarrollo fisiológico y cognitivo de las crías. A su vez, la

progenie provee a la madre de los estímulos sensoriales y sociales indispensables para el

establecimiento y mantenimiento de la CM después del parto (Fig 1).

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Figura 1. Durante la interacción madre-hijos existe un intercambio de señales (estímulos) entre la

madre y la progenie. Como se puede observar, la madre provee a las crías (o hijos) de nutrientes y de

estímulos sensoriales, hormonales y sociales necesarios para su crecimiento y desarrollo. Por otra parte,

las crías emiten señales sensoriales y sociales. De tal manera que este intercambio se vuelve un ciclo.

La CM se manifiesta mediante la expresión de una serie de componentes conductuales.

Éstos se pueden clasificar de acuerdo a si van dirigidos hacia objetos o hacia las crías o

si se expresan antes o después del parto. Esta última clasificación es la más utilizada.

Así, se clasifican en CM pre-parto y CM post-parto.

Conductas pre-parto

La mayoría de los mamíferos cuyas crías nacen inmaduras; altriciales, en estos la

CM se inicia al final de la gestación con la construcción del nido (roedores, lagomorfos,

porcinos) o la compra de la cuna y ropa para la misma, así como compra de ropa y

accesorios para el bebé (humanos). Esta conducta continúa después del parto e inicia su

declinación después del primer tercio de la lactancia, cuando la progenie empieza a

regular su temperatura corporal. En la rata la construcción del nido comienza al final de

la gestación (la gestación en la rata dura 21-22 días). Dos o tres días antes del parto la

hembra acarrea paja, o aserrín, con el hocico y las patas delanteras y después lo

acomoda alrededor de su cuerpo, cabe mencionar que este nido tiene poca paja en el

suelo y las paredes son pequeñas, a este se le denomina “nido pre-parto”. Después del

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parto la rata construye un nido con paredes altas denominado “nido maternal” (46, 22,

20). Otra especie que construye un nido materno muy característico es la coneja, la

construcción comienza en el segundo tercio de la gestación (30-32 días), con el

excavado de una o varias madrigueras, unos días antes el parto, la hembra acarrea paja

que acomoda en la madriguera (nido de paja), un día antes del parto la coneja se arranca

el pelaje del vientre y las patas para acomodarlo en la madriguera y así formar el nido

maternal (19).

La responsividad maternal se define como la disponibilidad de la hembra para acercarse

a las crías y establecer contacto con ellas. Se ha demostrado que los eventos fisiológicos

y/o endócrinos que ocurren al término de la gestación facilitan la responsividad

maternal en las hembras gestante en varias especies como la rata, ratón, conejas. En la

rata, esta disponibilidad se presenta en el segundo tercio de la gestación y se incrementa

gradualmente hasta que a las dos horas antes del parto tiene un valor similar al de las

hembras parturientas, ésta se cuantifica determinando el tiempo que tarda la madre para

acarrear a las crías al nido.

Conductas post-parto

En la mayoría de los mamíferos placentarios, con excepción de los humanos, la

CM postparto se inicia durante el parto con el lamido a las crías para estimular su

respiración, limpiarles el líquido amniótico e ingerir la (s) placenta (s). En los

ungulados, esta conducta de lamido favorece los procesos de aprendizaje materno y de

uniones selectivas madre-cría. En la rata, la madre favorece la expulsión de la cría

mientras lame su región genital y el cuerpo. Una vez expulsada, la madre lame el

líquido amniótico que cubre el cuerpo de la cría, y continua con la ingestión de las

membranas amnióticas y la placenta. Conforme las crías van saliendo del canal vaginal

la madre las agrupa en el nido, o las acarrea si se alejan, se coloca sobre ellas adoptando

la postura de amamantamiento, mientras les lame el cuerpo y la región anogenital para

estimular la micción y la defecación, iniciando así el primer amamantamiento. La CM

postparto en la coneja consiste en un amamantamiento al día, por 3 a 5 minutos, durante

toda la lactancia. En la oveja, durante el parto la madre lame intensamente el cuerpo de

su cría, emite vocalizaciones de baja intensidad e ingiere las placentas. Posteriormente,

ella acepta al cordero bajo su vientre para amamantarlo, y permite que éste la siga. En

los primates, la cría pasa la mayor parte del tiempo colgada del vientre de la madre,

donde es amamantada, acicalada y protegida del peligro.

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La agresión maternal es una de las conductas que expresan las hembras de la

mayoría de las especies. En roedores como la rata y el ratón, la exposición a un macho

intruso desencadena una serie de conductas agresivas hacia este. Esta conducta es más

intensa en la lactancia temprana en los roedores ( 44; 22, 20).

En todas las especies de mamíferos el amamantamiento es el componente

conductual más importante de la CM, pues está involucrado directamente en proveer de

alimento a la progenie. Esta conducta se inicia desde el momento del parto y se repite

cada 2-3 hrs en roedores, cada 24 hrs en conejos; cada 3-5 hrs en humanos, durante toda

la lactancia. Sin embargo, la frecuencia de amamantamiento disminuye después de la

segunda mitad de la lactancia, cuando las crías inician la ingesta de alimento sólido.

Durante el amamantamiento, la madre adopta la postura de amamantamiento específica

para cada especie, esto con el propósito de facilitar que el infante alcance la glándula

mamaria y succione. Por ejemplo; en la rata, la madre inicialmente adopta la postura de

amamantamiento de baja intensidad, mientras lame el cuerpo y la región anogenital de

las crías para estimular la micción, la defecación y proveer estímulos sensoriales; a su

vez las crías buscan el pezón en el vientre de la madres, esta conducta intensifica la

posición de amamantamiento de alta intensidad lo que favorece el amamantamiento (52,

44). La coneja se coloca sobre las crías, adopta la postura y permite que los gazapos

busquen y succionen sus pezones durante 3-5 minutos durante los cuales la madre

ocasionalmente lame el cuerpo de algún gazapo que quede bajo su hocico (observación

personal), aunque la mayor parte del tiempo permanece inmóvil ( 22).

En los humanos, la CM es más compleja en su organización y en su control que

en las demás especies. La CM no sólo provee de calor, limpieza, nutrición y protección

al infante, también debe proporcionar un adecuado contexto ambiental que promueva y

favorezca el crecimiento, desarrollo y socialización del niño (a). La expresión de la CM

depende de múltiples factores que incluyen sistemas fisiológicos, neuroendocrinos,

emocionales, cognitivos, locomotores, de procesos ejecutivos y de Teoría de la mente.

Así como factores culturales, religiosos, socioeconómicos, contexto social y familiar,

experiencia materna previa, personalidad y experiencia temprana basada en el cuidado

materno que la madre recibió (es decir; como la cuidó a ella su madre). Por ejemplo, la

mayoría de las madres de países industrializados pasan poco tiempo con sus hijos (usan

guarderías), el tiempo que amamantan es poco, e incluso destetan a sus bebés a los 2-3

meses. En contraste, las mujeres de países subdesarrollados la interacción con los hijos

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es constante, los amamantan frecuentemente, y el destete ocurre hasta 1-2 años después

del parto (véase tabla 1) (20, 1).

La CM en la mujer se puede medir por la frecuencia o tiempo que gasta la madre en

abrazar, tocar, sonreír o besar al infante. La duración diaria del amamantamiento. La

frecuencia o tiempo que gasta la madre en sostener al bebé en su regazo y desplegar la

conducta cara-cara. La disponibilidad para dejarlo solo y la complejidad en la

comunicación verbal con el bebé, la cual incluye gestos, palabras y onomatopeyas. La

interacción temprana con el infante influye favorablemente en el desarrollo y la

formación de la unión selectiva madre-infante (1, 20).

Tabla 1. Clasificación de la Conducta Materna.

Se muestra la clasificación de la CM de acuerdo al momento del parto y se comparan las conductas

homologas entre los humanos respecto a la rata y la coneja.

En nuestra especie la CM también se pude clasificar de acuerdo al tipo de actividades

maternales específicas (Fig. 2); bañar al bebé, peinarlo, jugar con él, cambiarle los

pañales, a estas conductas se les denomina instrumentales, por otro lado tenemos las

afectivas que involucran abrazos, caricias besos. En la última década se ha reportado

que la maternidad tiene efectos positivos en la madre, entre los cuales tenemos una

mejora en la regulación de procesos cognitivos, sociales, fisiológicos y conductuales.

Más interesante es el hecho que durante la interacción entre la madre y la progenie, los

estímulos sensoriales y sociales que las madres otorgan a la progenie participan en su

desarrollo y maduración (1).

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Control hormonal de la conducta maternal

Los estudios realizados por Rosenblatt y colaboradores en la segunda mitad del

siglo XX sugirieron la participación en la regulación de la CM de ciertos compuestos

presentes en las madres. Él mostró que la transfusión de sangre de ratas lactantes a

nulíparas estimulaba la expresión de la CM en las últimas, lo que no sucedía cuando se

hacia la transfusión entre dos hembras nulíparas. Estos estudios sugirieron que la

expresión de la CM en las ratas no dependía del estado gestacional de la hembra sino en

un compuesto, o compuestos químicos presentes en su sangre. Rosenblatt propuso un

modelo de regulación de la CM que aún es vigente y al cual se han ido agregando más

especies incluyendo al humano, este modelo incluye una regulación hormonal, un

estado de transición y una regulación no hormonal de esta conducta.

Figura 2. Clasificación de la conducta maternal en humanos. La expresión balanceada de ambos tipos

de conductas es esencial para el desarrollo de los infantes. Cuando las madres proveen más CM

Instrumental y menos Afectivas, como ocurre con las madres adolescentes o con depresión post-parto, el

desarrollo de los procesos sociales y emocionales en el infante se afectan negativamente.

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A continuación describiremos brevemente el rol de las hormonas implicadas en el

desarrollo de la CM.

Progesterona y estradiol

En la mayoría de las especies estudiadas los niveles de progesterona (P) en sangre se

mantienen altos durante el periodo de gestación. Durante los primeros dos tercios de la

gestación (rata, coneja y oveja), los niveles plasmáticos de P son altos, pero conforme se

acerca el momento del parto sus concentraciones plasmáticas decrecen y permanecen

así durante la lactancia. Niveles elevados de progesterona al término de la gestación

pueden retrasar el parto, inhibir la conducta maternal y la liberación de leche de las

glándulas mamarias (50, 24).

Por otra parte el estradiol (E2) se eleva antes del parto en las hembras de rata,

ratón, cobayo, conejo, gato y chimpancé. En ratas el aumento de este estrógeno facilita

el despliegue de la conducta maternal elevando la responsividad de las hembras hacia

las crías y estimulando la agresión maternal, el acarreo de las crías y la adopción de la

postura de amamantamiento (32, 33).

En ratones y hámster, las altas concentraciones de E2 y P durante la gestación

facilitan la construcción del nido materno. El tratamiento hormonal con ambos

esteroides estimula esta conducta en animales ovariectomizados-histerectomizados o

solo ovariectomizados. Otras conductas que se ven facilitadas por el E2 en hembras no

gestantes son: la conducta de acarreo de las crías y la aceptación de una cría. La

administración sistémica de altas dosis de E2 en ovejas no gestantes con experiencia

materna es capaz de inducir CM en algunas de ellas. Por otro lado, la remoción del

útero, placenta, y fetos antes del parto, induce un incremento en la liberación de E2 y

una disminución de la P favoreciendo la expresión de la CM hacia crías adoptadas (48,

49).

Oxitocina

En las especies de mamíferos estudiadas las concentraciones de oxitocina (OXI) en el

plasma se incrementan durante el parto, especialmente durante la fase de expulsión de la

cría.

Estudios realizados en ratas hembras ovariectomizadas donde se administra oxitocina

intracerebroventricular no muestran despliegue de la conducta materna. Otros reportes

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muestran que al final de la gestación donde los niveles de estradiol son altos y los de

progesterona son bajos, la OXI se incrementa en el núcleo paraventricular y en el

supraóptico del hipotálamo. Estas evidencias sugieren que, como para la PRL, el efecto

de esta hormona es dependiente de estrógenos.

La administración de antisuero contra OXI en ratas vírgenes ovariectomizadas tratadas

con estrógenos y progesterona inhibe la CM. La administración de un antagonista a esta

hormona al momento del parto incrementa la latencia de acarreo hasta por una hora,

expresándose normalmente al día siguiente. Cuando se administra un antagonista de

oxitocina una vez que la conducta materna se ha establecido este no tiene efecto alguno,

por lo que se sugiere que la acción de esta hormona sobre la conducta materna es mayor

al inicio que en el establecimiento de la misma. Aunque se conoce que esta hormona no

cruza la barrera hematoencefálica, se ha propuesto que la oxitocina que participa en

facilitar el inicio de la CM es liberada dentro del cerebro (22).

Los estudios que apoyan la participación de las anteriores hormonas han sido

realizados en varios modelos animales especialmente roedores mediante estrategias

experimentales como: ovariectomía (OVX), reemplazo hormonal y sensibilización

materna. Ratas OVX tratadas con P y E2 son expuestas a crías de madres donadoras, a

este proceso se le denomina “sensibilización materna” estimulando la responsividad

materna en pocos días (acarreo de las crías, postura de amamantamiento, etc.), en

comparación con las ratas OVX tratadas con vehículo.

Prolactina

La prolactina (PRL) es una hormona luteotrópica en ratas y ratones, sus concentraciones

séricas aumentan en el periodo periparto, este incremento es facilitado por el aumento

de estradiol antes del parto. La prolactina se mantiene elevada durante la lactancia

puesto que una de sus funciones durante la lactogénesis es estimular la transcripción de

los genes para la caseína, la proteína de la leche materna (56). Bridges y colaboradores

mostraron la participación de la PRL sobre la expresión de la CM en la rata a través de

una serie de experimentos. Ellos encontraron que la facilitación de la CM causada por la

administración de progesterona y estrógenos era prevenida por la hipofisectomía, y la

co-administración de PRL ovina o el implante de una hipófisis, revertía el efecto de la

hipofisectomía (2, 3). Varios autores han propuesto que la prolactina y los lactógenos

placentarios ejercen sus acciones en el área preóptica media y en el núcleo

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ventromedial del hipotálamo para estimular la aparición de la conducta materna en la

rata (4). De hecho, la infusión intracerebroventricular de prolactina estimula la CM en

ratas nnulíparas previamente tratadas con esteroides (3).

La administración sistémica o intracerebroventricular de bromocriptina (agonista

dopaminérgico que bloquea la liberación de prolactina en la hipófisis) al final de la

gestación bloquea la construcción del nido y el amamantamiento en ratas. Sin embargo,

la administración de bromocriptina después del parto aunque disminuye los niveles de

prolactina no bloquea la CM sugiriendo que esta hormona es necesaria para el inicio de

la CM pero no para su mantenimiento ( 52, 53 54).).

En conejas OVX, la administración de las hormonas E2, P y PRL simulando los

patrones de secreción al final de la gestación, estimulan la construcción del nido. La

administración prolongada de benzoato de estradiol (BE) y P en hembras OVX estimula

la conducta de excavación, la remoción de la P pero no de E, estimula la liberación de

PRL estimulando el acarreo de paja y el arrancado del pelo. Además, se ha reportado

que los cambios hormonales al final de la gestación, así como la administración de

dichas hormonas, estimulan la emisión de la "feromona del pezón" que activa la

conducta de búsqueda y localización del pezón en los gazapos (21, 35).

Los niveles plasmáticos de progesterona, estradiol y prolactina son relativamente bajos

en los humanos durante seis meses de la gestación, a partir de este momento los niveles

se incrementan hasta alcanzar niveles máximos antes del parto y declinan abruptamente

durante el primer mes postparto, pero sólo en las mujeres que no continuaron con la

lactancia. En cambio, los niveles de OXI se mantienen constantes a través de la

gestación y el primer mes postparto en mujeres que no amamantan. Por otra parte, se ha

encontrado un incremento en la liberación de oxitocina después de la interacción de la

madre con su hijo (22). En contraste, los niveles de cortisol son altos durante la mayor

parte de la gestación y muestran un pico máximo alrededor del parto para descender a

los dos meses postparto. Se han asociado altos índices de sentimientos maternos hacia el

infante con un incremento en el índice E/P y bajos sentimientos maternos con una

reducción de dicha relación. Existe una correlación entre los niveles de cortisol en la

saliva de la madre que correlacionan con la sensación de placer que experimenta hacia

el olor de la camisa u orina de su propio hijo, pero no respecto al de un bebé de otra

madre (20).

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El modelo de regulación materna de Rosenblatt propone que la CM está regulada por

una fase hormonal que estimula el inicio de la CM al final de la gestación y una fase no-

hormonal que regula el mantenimiento de la CM durante la lactancia (véase Fig 3).

Además durante del parto existe un período crítico donde el efecto de las hormonas

disminuye y los estímulos sensoriales que proveen las crías a la madre facilitan el

establecimiento de la CM. Incluso, se ha reportado que en especies como los ungulados

y los primates humanos y no-humanos, la interacción madre-cría favorece la formación

de un vínculo materno de la madre hacia la cría, y un apego materno de la cría hacia la

madre. Se ha encontrado que el establecimiento de la CM asociado con estimulación

somática (el lamido y el amamantamiento) por lo que las hembras durante las horas

posteriores al parto ya formaron un enlace olfativo con los olores de sus propias crías

(46, 50, 16, 22).

Figura 3. Modelo de regulación materna propuesto por Rosenblat en la rata de laboratorio. Observe

que durante la gestación la responsividad es baja, pero conforme se acerca el parto ésta se incrementa

hasta ser máxima al momento del parto. Los hallazgos sustentan que la responsividad es regulada por los

cambios hormonales que ocurren al final de la gestación. Además, durante el parto, se establece y

consolida la CM post-parto a través de los estímulos sensoriales que proveen las crías los cuales

mantienen la CM durante toda la lactancia. Sin embargo, al final de la lactancia la responsividad

disminuye progresivamente, conforme las crías maduran (Tomado de Melo et al., 2013. EN PRENSA).

Una vez que las hormonas desencadenan la respuesta maternal a nivel de sistema

nervioso central (SNC), la dependencia del cerebro hacia estas disminuye y entonces las

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crías por sí mismas pueden estimular la expresión de la CM reforzándola durante el

periodo de lactancia.

Control neural de la conducta maternal

Las áreas cerebrales relacionadas con el control de la conducta maternal se dividen en

dos grupos a groso modo: las que inhiben su despliegue: el bulbo olfatorio principal y

accesorio; la amígdala, el hipotálamo ventromedial, el hipotálamo dorsal y área

hipotálamica anterior y aquellas áreas cerebrales que la estimulan: el área preóptica

media y lateral, el área ventral tegmental, el núcelo accumbens, el núcleo

paraventricular hipotalámico, el tegmento del cerebro medio y la sustancia negra, entre

otras (39).

.

Sistema olfatorio

En animales que son macrosmáticos como los roedores, el sistema olfatorio es de suma

importancia para eventos tan importantes como el forrajeo, la elección de pareja y el

cuidado de la progenie.

En ratas preñadas la destrucción de los bulbos olfatorios o el epitelio olfatorio con

sulfato de zinc para producir anosmia, no tiene un efecto significativo sobre la CM a lo

largo del periodo de lactancia, en cambio; cuando la destrucción de los bulbos olfatorios

ocurre en hembras vírgenes se facilita la aparición de la CM hacia crías adoptivas, lo

que no sucede en hembras vírgenes intactas. Esta respuesta es dependiente de los

esteroides ováricos, ratas y conejas vírgenes con ovariectomia y destrucción de los

bulbos olfatorios no muestran CM aún después de varios días de exposición a crías

adoptivas (20).

En especies donde es importante el reconocimiento olfativo del recién nacido

inmediatamente después del parto como las ovejas y cabras, la remoción de los bulbos

olfatorios o la producción de anosmia no tiene un efecto importante sobre la CM pero

impide que las madres reconozcan a sus propias crías.

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Área preóptica media del hipotálamo

Existen evidencias que muestran que el área preóptica media es crucial para la

expresión de la conducta maternal; las lesiones en esta área interrumpen el acarreo y la

construcción de nido en ratas juveniles. Ratas vírgenes ovariectomizadas o intactas con

lesiones en el área preóptica media no muestran conducta maternal a pesar de varios

días de exposición a las crías, la inducción de la conducta maternal producida por la

lesión de la amígdala corticomedial no ocurre si tales hembras también tienen lesionada

el área preóptica media (15).

Varios trabajos han mostraron que las conexiones laterales del área preóptica

media ejercían una importante influencia sobre la expresión de la CM ya que la sección

de tales conexiones interrumpían severamente los componentes orales de esta conducta

como son el acarreo y la construcción de nido, además provocaban alteraciones en la

conducta de amamantamiento (39).

Estudios realizados en ratas proponen que el área preóptica media capta

estradiol. Estos estudios muestran que la concentración de receptores a esta hormona

aumenta en el área preóptica al final de la gestación en ratas hembra preñadas y

ovariectomizadas-histerectomizadas en el día 16 de gestación tratadas con estrógenos,

una metodología ampliamente utilizada para inducir conducta maternal.

El grupo de Bridges en 1990 mostraron que la inyección bilateral de prolactina

en el área preóptica media en ratas sin experiencia maternal en presencia de crías reduce

la latencia para la expresión de la CM en estas hembras y más del 50% de ellas fueron

maternales. Sin embargo, cabe mencionar que el efecto de la prolactina fue dependiente

de la presencia de estradiol pues en ausencia de esta hormona la prolactina no mostró

ningún efecto (3).

Esta área también está involucrada en la motivación maternal, experimentos

realizados en animales que están en periodo de lactancia temprana en donde se le

permite elegir a la hembra entre un compartimento vacío y otro en donde previamente

hubo crías las madres prefieren este último, pero cuando se aplica anestesia en el área

preóptica media esta respuesta es abolida, lo que no sucede cuando la prueba se hace

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con cocaína, esto nos indica la especificidad de la respuesta maternal modulada por el

área preóptica media (3).

Amígdala

La amígdala medial, el área hipotalámica anterior y el hipotálamo dorsal inhiben la

conducta maternal, las lesiones a estas áreas permiten la expresión de esta conducta.

Oxley y colaboradores en el año 2000, demuestran que lesionando la amígdala

en ratas hembras juveniles sensibilizadas se facilita la expresión de la conducta

maternal. Estos autores realizaron lesiones a la amígdala corticomedial y encontraron

que en pruebas de sensibilización las hembras lesionadas presentaban conducta maternal

más rápido que las hembras control y proponen que esta facilitación estaba mediada por

el área preóptica media puesto que, cuando las lesiones se realizaban a la amígdala

medial y el área preóptica media las hembras no presentaban conducta maternal pero si

se acercaban a las crías, lo que no sucedió con las hembras control (41).

Las áreas Hipotálamica ventromedial, dorsal y área hipotalámica anterior

El hipotálamo ventromedial, el hipotálamo dorsal y el área hipotalámica anterior

inhiben tónicamente a la conducta maternal. Durante la preñez y el parto los cambios

neuroquímicos que ocurren en estas regiones y la interacción con otras regiones del

cerebro como el área preóptica media probablemente se conjugan para regular la

conducta maternal. En experimentos de sensibilización, las lesiones neurotóxicas

bilaterales en éstas regiones provocaron que las hembras vírgenes inyectadas con

estradiol respondieran rápidamente hacia las crías en comparación con las hembras

control (5).

El área ventral tegmental

Las conexiones laterales del área preóptica media viajan a través del área ventral

tegmental por medio de una ruta directa y una indirecta la cual involucra una sinapsis en

el área preóptica lateral.

El grupo de Numan en 1988 tratando de distinguir cual de las dos rutas la

directa o la indirecta conectaban al área preóptica media con el área ventral tegmental

realizaron lesiones por radiofrecuencia y con la administración de ácido N-metil-D-

aspártico (NMDA) en el área preóptica lateral. Estos autores encontraron que ambos

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tipos de lesiones provocaban severas alteraciones en la conducta maternal. Estos

estudios apoyaron la existencia de un circuito maternal que involucra el área preóptica

media, el área preóptica lateral y fibras aferentes que pasan a través del hipotálamo

lateral y el área ventral tegmental.

También se propone que el esta área es importante en la regulación del inicio de

la conducta maternal porque algunas de sus proyecciones ascendentes llegan hasta el

núcleo estriado y están involucradas en el control de las respuestas motoras orales.

Numan y Callahan en1980 realizaron lesiones electrolíticas en el área ventral tegmental

y encontraron que se interrumpía la conducta maternal en ratas lactantes. Cuando las

lesiones unilaterales de esta área se combinaron con cortes contralaterales de las

conexiones del área preóptica media se observaron severas alteraciones en la conducta

maternal, lo que indica que las conexiones bilaterales entre el área preóptica media y el

área ventral tegmental son esenciales para el adecuado despliegue de esta conducta (39).

El núcleo accumbens

Este núcleo tiene un papel importante en el control de la expresión normal de la

Conducta Maternal. Li y Flemimg en 2003 lesionaron electrolíticamente dos

subregiones de este núcleo: la corteza y el núcleo. Estos autores mostraron que las

lesiones de la corteza del núcleo accumbens en ratas Sprague-Dawley no tuvieron efecto

sobre el acarreo de la primera cría, pero si afectaron el acarreo de la camada, esto es, las

hembras tardaban más tiempo en acarrear a las crías al nido comparadas con los

animales controles. Los otros componentes de la conducta maternal lamido corporal y

genital, postura de amamantamiento y construcción del nido, no se vieron afectados.

Las lesiones realizadas a la otra subregión del núcleo accumbens no interfieren con

ninguno de los componentes de la conducta maternal (30).

El grupo del Dr. Meaney en la Universidad de McGill en Monteral, Canadá

midió los cambios en la dopamina extracelular en la corteza del núcleo accumbens en

las ratas lactantes de alto y bajo lamido y aseo (del inglés high y low lickin/grooming

respectivamente) provenientes de la cepa Long Evans interactuando con sus crías. Estos

autores encontraron que la dopamina se incrementa cuando la madre realiza el lamido

corporal y genital de las crías, el comienzo de este incremento precede a la conducta en

cuestión, la magnitud y duración del incremento de la señal de dopamina correlaciona

de forma significativa con la duración del lamido a las crías. Estudios de

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autorradiografía para los diferentes receptores dopaminérgicos mostraron niveles

elevados de receptores D1 y D3 en la corteza del núcleo accumbens (7)

Núcleo paraventricular del hipotálamo

El núcleo paraventricular del hipotálamo y el núcleo supraóptico están involucrados en

el reflejo de eyección de leche. Estudios electrofisiológicos e inmunocitoquímicos

muestran que el núcleo paraventricular es la principal fuente de oxitocina en el cerebro

y sus fibras proyectan a varias estructuras límbicas, hipotalámicas y a la neurohipófisis.

Lesiones de este núcleo en el día uno postparto en ratas bloquean la lactancia e

interfieren con la construcción del nido. Cuando las lesiones se realizan en el día cuatro

de lactancia la conducta maternal no se altera sugiriendo que el papel del núcleo

paraventricular es relevante cuando se establece la conducta maternal.

El tegmento del cerebro medio

El tegmento del cerebro medio, el cual incluye al núcleo peripeduncular, recibe vías

descendentes eferentes preópticas y vías sensoriales trigeminales que pasan a través del

área ventral tegmental y aferentes de la región perioral. Las lesiones a esta área

abolieron la agresión maternal hacia los intrusos, bloquearon la eyección de leche, sin

interferir con la conducta de amamantamiento (22).

La sustancia nigra pars compacta

El área preóptica media proyecta fibras hacia estructuras límbicas, del telencéfalo y el

tallo cerebral. Estudios neuroanatómicos realizados por Swanson en 1976 mostraron

que la sustancia nigra pars compacta recibe fibras preópticas asociadas con la vía

nigroestriatal dopaminérgica implicada en el control extrapiramidal de la locomoción, la

lesión electrolítica de la vía nigro-estriada en ratas lactantes afectaba de manera drástica

el acarreo y la postura de amamantamiento.

El septum y el núcleo cama de la estria terminal (BNST)

En ratas lactantes las lesiones en el septum o el BNST provocan una desorganización de

la CM, la cual se manifiesta en un acarreo no adecuado de las crías, las acarrean pero

no las llevan directamente al nido sino que las pasean y las depositan en cualquier lugar

de la caja maternal. Esta conducta anormal provoca de manera indirecta alteraciones en

la postura de amamantamiento y por ende en la alimentación de las crías.

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Fig 4. Corte sagital de cerebro de rata donde se esquematizan las principales áreas involucradas en

el desarrollo y mantenimiento de la conducta maternal. En este esquema se ilustran algunas de las

principales áreas cerebrales implicadas en el inicio y mantenimiento de la conducta maternal.

Las áreas neurales que se activan en el cerebro durante el desarrollo de la CM en el

humano son muy similares a las que se activan en los mamíferos pequeños, lo que

sugiere la existencia de un circuito maternal general en el cerebro de los mamíferos y

que, seguramente es debido al proceso evolutivo que promovió la selección de los

circuitos y neuromoduladores similares.

Regulación no hormonal de la CM

Experimentalmente la CM puede ser inducida en ratas hembras y machos juveniles y

adultos a través de la exposición repetida hacia crías extrañas; proceso denominado

“Sensibilización” (Fig. 5). Estos animales pueden desplegar todo el patrón conductual

de la CM: construcción del nido, acarreo de crías hacia el nido, agrupamiento, lamido

corporal y genital de las crías, y adopción de la posición de amamantamiento aunque no

pueden lactar. Los machos presentan una mayor latencia para iniciar la expresión de la

CM que las hembras (Fig. 6). Aunque durante el período juvenil, los machos presentan

más rápidamente la CM respecto de las hembras nulíparas. Se sabe que los machos

juveniles con latencias cortas para iniciar la CM tienen altos niveles de PRL plasmática

mientras que los machos con latencias largas no presentan este aumento (45, 27).

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Figura 5. Estimulación de la conducta maternal por el proceso de sensibilización. La exposición

prolongada de la hembra hacia crías extrañas transforma el rechazo inicial en aceptación y posterior

despliegue maternal. La sensibilización de la hembra se presenta entre los 7 a 10 días de exposición a las

crías.

Se ha propuesto que la inducción de este tipo de CM tiene un mecanismo inhibitorio,

esto es; las hembras presentan aversión hacia el olor de las crías, la activación de la CM

podría deberse a una desinhibición, dando como resultado que las hembras se sientan

atraídas hacia ellas. La remoción de los ovarios (ovariectomía; OVX), de la hipófisis

(hipofisectomía), procedimientos que abolen los niveles plasmáticos de PRL o ambas

cirugías no afecta la sensibilización. Esta evidencia apoya fuertemente la hipótesis de

que la CM puede ser inducida a través de factores no hormonales. Otros procedimientos

experimentales como la anosmia inducida por la remoción del bulbo olfatorio o la

aplicación de sulfato de Zinc, acortan la latencia de inicio de la CM. El procedimiento

de sensibilización también se ha usado para evaluar la participación de las hormonas en

la responsividad materna. Así, ratas OVX tratadas crónicamente con las hormonas de la

gestación (E,P, PRL), simulando los niveles séricos que ocurren durante la gestación

acortan la latencia de inicio de la CM. Es decir, la administración conjunta de E+P

(simulando la gestación media), seguido de E, pero no de P (simulando el final de la

gestación) disminuye la latencia para iniciar la CM en comparación con la encontrada

en las hembras tratadas con OVX tratadas con el vehículo (Fig.6). Si durante el anterior

tratamiento se co-administra bromocriptina (Br., agonista dopaminérgico que inhibe la

liberación de PRL), la latencia se incrementa. En contraste, si se administra

E+P+E+Br+PRL ovina, el efecto de la bromocriptina se previene. Estos datos sugieren

que la PRL es la hormona responsable de inducir la responsividad materna hacia las

crías (4).

EXPOSICIÓN 1 2 3 … n

Rechazo Inicial

Aceptaciónón

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Figura 6. En el esquema superior se muestra la latencia en días para iniciar la CM de ratas hembras

juveniles y adultas nulíparas, machos juveniles y adultos a través del proceso de sensibilización. En el

esquema inferior se muestra la latencia para iniciar la CM en hembras adultas OVX tratadas con

progesterona, estradiol, y prolactina, así como bromocriptina.

Mantenimiento de la CM

Una vez que las hormonas involucradas en la preñez promueven la aparición de la CM,

la progesterona disminuye sus concentraciones durante la lactancia mientras que las

concentraciones de PRL y OXI fluctúan en relación a la succión. La diferencia entre la

preñez y el periodo postparto es la presencia de las crías, éstas promueven el

establecimiento y consolidación de la CM promoviendo la responsividad materna y

favorecen la transición del control hormonal al control no-hormonal.

Una vez que se ha consolidado la CM esta es mantenida por los estímulos provenientes

de las crías con las características propias de cada especie. En la rata, la madre percibe

los estímulos provenientes de las crías como la temperatura de la piel, hambre, dolor,

como respuesta la madre se acerca a ellas y despliega los diferentes componentes de la

CM. Ella las acarrea al nido, les lame la parte perineal de las crías para estimular el

vaciamiento de la vejiga y el recto, ya las amamanta adoptando la postura de

amamantamiento. En la coneja, la CM es muy peculiar, ellas solo amamantan a sus crías

por unos pocos minutos cada 24 horas. Tanto la madre como las crías tiene un reloj

biológico sincronizado de tal manera que antes de que la madre llegue al nido, las crías

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se activan y se mueven hacia la superficie del material del nido para esperar a la madre

(25). Cuando la madre entra al nido las crías inmediatamente adopta casi

inmediatamente la postura de amamantamiento mientras las crías comienza el

amamantamiento, al término de peste ella abandona el nido para volver 24 hr después.

En ovejas el amamantamiento depende de que la madre reconozca a su cría entre varias,

esto se denomina amamantamiento exclusivo y se basa en el reconocimiento olfativo de

la cría por su madre en el momento del parto y durante las primeras 2-4 horas postparto

(22).

Cualquier interferencia con la percepción adecuada de los estímulos, por ejemplo

remoción del bulbo olfatorio, anosmia, telectomía (remoción de los pezones), anestesia

del vientre de la madre, disminuir la temperatura corporal de las crías, administrando

drogas que inhiben la consolidación de la memoria o que interfieren con el aprendizaje

odorífero, entre muchas otras; se traduce en una mala CM y posible muerte de las crías

(13).

Termino de la conducta maternal

Durante la lactancia, la madre adecua su conducta materna de acuerdo a las

características de las crías y su estado de desarrollo. La intensa relación que se establece

entre la madre y sus crías va decreciendo a lo largo de la lactancia en todos los

mamíferos estudiados. Durante las primeras dos semanas de lactancia en la rata, cuando

las crías se encuentran en un estado de “hiporesponsividad al estrés”, la CM es intensa.

En contraste, después de este período el acarreo, el lamido hacia las crías y el

amamantamiento disminuyen a partir de la lactancia media, estos cambios van

acompañados de un rechazo y alejamiento de las crías. Por otro lado, las crías se

vuelven poco a poco menos dependiente de la madre, inician las conductas de

acicalamiento mutuo entre ellas (inicio de las conductas sociales per se), empiezan a

regular su temperatura corporal, a regular sus esfínteres y a ingerir alimentos sólidos

(transición de alimentos líquidos a sólidos). Conforme el destete se acerca la madre se

rehúsa a amamantar a su crías y evade los intentos de estas por ser amamantadas (44,

23).En la coneja el periodo de amamantamiento permanece sin cambio durante todo el

periodo de lactancia a pesar de que la producción de leche decrece a partir del día 20, el

crecimiento y maduración de los gazapos no contribuye al término de la CM. Sin

embargo; si las hembras quedan preñadas durante el estro postparto, adquieren el estado

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gestante-lactante durante el cual el proceso de destete de la primera camada se adelanta,

estos hallazgos sugieren que las hormonas de la preñez también están involucradas en el

proceso de destete en la coneja. Este mismo fenómeno ocurre en la rata (22).

El destete implica independencia y maduración desde el punto de vista fisiológico y la

adquisición de habilidades para distinguir los alimentos sanos de los nocivos en el

medio ambiente por parte de las crías, aunado a las modificaciones endócrinas de la

madre.

Los beneficios de la maternidad

Cuando una hembra se convierte en madre, ella no solo debe continuar con las

actividades que normalmente hacia antes de quedar gestante, sino también debe

aprender o perfeccionar nuevas conductas asociadas a su nueva condición reproductiva.

Debido a que su progenie es totalmente dependiente de ella, la madre debe sufrir

cambios en los procesos cognitivos y una reducción en sus respuestas al estrés, al miedo

y la ansiedad. Así como adaptarse a sus nuevas demandas, además de proteger y

alimentar a sus crías. Es decir, una madre debe adaptarse rápidamente a los cambios

asociados a la gestación y la lactancia para evitar que la progenie muera, y así evitar

pérdidas metabólicas y genéticas. Evolutivamente, estas mejoras probablemente

reduzcan el desgaste materno asociado a albergar y alimentar a crías vulnerables,

fortaleciendo el éxito reproductivo.

Para entender mejor cuáles son los cambios que se llevan a cabo en el cerebro maternal

durante la década de 70’s un grupo de investigadores de la Universidad de California;

en Berkeley, EUA; mostraron que en la corteza cerebral de hembras preñadas existían

más pliegues con respecto de hembras vírgenes, estos autores concluyen que la

combinación de las hormonas y los factores relacionados con el feto contribuyen en

gran medida a los cambios generados en el cerebro de las madres (28).

En la década de los 90’s el grupo de Kinsley en la Universidad de Richmond, EUA;

mostró que el cuerpo de las neuronas del área preóptica media incrementaba su volumen

en ratas preñadas y que la longitud de las dendritas aumentaba conforme la preñez

avanzaba, los mismos cambios fueron observados en ratas a las cuales se les indujo un

estado que mimetizara la preñez con progesterona y estradiol. Estos investigadores

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concluyen que las hormonas de la preñez modifican las neuronas del área preóptica

media para que esta sea capaz de lidiar con las demandas adicionales derivadas del parto

y de la maternidad, además de dirigir la atención y motivación de la madre hacia las

crías.

En 1999 este mismo grupo muestra los primeros hallazgos de que la maternidad mejora

el aprendizaje espacial y la memoria. Un experimento hecho con ratas que tuvieron uno

o dos partos mostró que son mejores al recordar la localización de alimento en un

laberinto de ocho brazos en comparación con ratas nulíparas. Además, estos autores

proponen que estos resultados pueden deberse a una mejora en las habilidades de

forrajeo de las madres las cuales son esenciales para conseguir alimento en esta etapa de

alta demanda energética y que la presencia de las crías estimula las actividades de redes

neurales y estas a su vez pueden alterar estructuras cerebrales o simplemente promover

la secreción de OXI que actúa como modulador de los cambios que se llevan a cabo en

el hipocampo junto con el estradiol y la prolactina (28).

La depredación representa una interface entre los procesos cognitivos y las respuestas al

estrés como un medio para conseguir recursos nutritivos. Así en comparación con ratas

hembras nulíparas, hembras gestantes (segunda mitad de la gestación) y lactantes

muestran un incremento significativo en su capacidad predatoria. En una serie de

experimentos Kinsley y su grupo han estudiado en las ratas gestantes, lactantes y

nulíparas las conductas predatorias. Las pruebas de caza consistían en privar a las

hembras de alimento por 10 horas, posteriormente se colocaban dentro de una arena de

prueba, se esperaban cinco minutos y se metía un grillo. El registro terminaba cuando la

hembra cazaba a la presa. Los resultados mostraron que el tiempo requerido para

capturar al grillo fue menor en las hembras lactantes, en comparación con las hembras

nulíparas, (Fig 7). Esto implica que las hembras gestantes y lactantes son mejores

cazadoras que las hembras nulíparas. Estos datos sugieren que la maternidad incrementa

su habilidad para rastrear, atacar y capturar a su presa mejora. Habilidades que

probablemente se deban a procesos compensatorios en los sistemas visuales y motores.

A través de las especies el incremento en la agresividad materna y de la capacidad de

caza podría ser una característica de "ser madre". Estudios comparativos en otras

especies como los mosquitos, han revelado que las hembras se transforman de criaturas

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pasivas a verdaderas molestias cuando tienen que conseguir nutrientes (forrajeo de

sangre) para producir la madurez de los óvulos.

El grupo de Neumann de la universidad de Regensburg en Alemania ha mostrado que

las hembras preñadas o lactantes sufren menos estrés y ansiedad (por medio de la

medición de corticosterona en sangre) que las ratas nulíparas cuando son sometidas a

pruebas que miden estrés como son el nado forzado y/o el laberinto elevado en cruz

(55). Adicionalmente, el grupo de Kinsley encontró una reducción de la actividad del

área CA3 del hipocampo y la amígdala basolateral, ambas estructuras regulan el estrés y

la emocionalidad, lo que sugiere que las hembras lactantes sufren menos estrés.

También hay alteraciones significativas en el hipocampo, las cuales consisten en un

incremento en las concentraciones de espinas dendríticas en el área CA1 al final de la

gestación, durante la lactancia, y en hembras nulíparas tratadas con hormonas que

promueven la CM (28).

Otro hallazgo importante observado en ratas multíparas es una menor cantidad de

depósitos de la proteína precursora β-amiloide, (presente en altas cantidades en el

cerebro de humanos con Alzheimer), en el hipocampo y en el giro dentado, en

comparación con las hembras nulíparas o primíparas.

Figura 7. Latencia promedio para cazar un grillo durante tres pruebas diarias en ratas nulíparas y

primiparas. Como se puede observar, la latencia para cazar a los grillos fue menor en las hembras

lactantes primíparas en todas las pruebas en comparación con las hembras nulíparas.

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Los cambios neurales encontrados en hembras multíparas especialmente los

relacionados a las habilidades cognitivas; aprendizaje y memoria son más notables que

en las hembras primíparas. En la rata se ha visto que los cambios neuroanatómicos

causados por los procesos de memoria espacial persisten hasta la vejez (24 meses en

rata equivalen a 60 años en el humano) mitigando algunos de los efectos de la edad

sobre la cognición, además; los cambios en la neurobiología de la madre se traducen en

una CM más eficiente lo cual da por consecuencia más beneficios para la progenie (28).

Beneficios de la CM en la progenie

Desde mediados del siglo XX varios grupos de investigación han propuesto que las

características fenotípicas de un individuo se modifican por la experiencia sensorial y

social que este tuvo durante la infancia. En esta etapa del desarrollo la experiencia

sensorial y social es provista por la madre y los hermanos a través de los estímulos

táctiles, odoríferos y sociales durante períodos críticos de desarrollo (Fig 8). Estos

periodos son cruciales para el organismo en desarrollo puesto que la exposición o no a

estos estímulos determinará las características fisiológicas, endócrinas, cognitivas,

sociales y conductuales en la etapa juvenil y adulta. Los efectos de la exposición a

estímulos durante la infancia ya sean estos positivos o negativos, persisten durante

meses, años o indefinidamente tanto en la conducta como en los procesos fisiológicos,

especialmente la respuesta al estrés y el comportamiento social. Estos efectos pueden

transmitirse de una generación a otra. A este tipo de transmisión no genético se le ha

denominado transmisión intergeneracional (17).

Figura 8. Relación entre la experiencia temprana y la maduración de la progenie. La experiencia

temprana durante el período postnatal participa en el desarrollo, maduración y organización de diversos

sistemas fisiológicos, neuroendocrinos, cognitivos, sociales y conductuales de la progenie. CM= conducta

maternal, HHA= eje hipotálamo hipófisis adrenales.

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Los modelos animales

En condiciones de laboratorio, se pueden modificar los niveles de estímulos que las

crías reciben durante la lactancia. Experimentalmente se puede incrementar la cantidad

de lamidos corporales y genitales que la madre les proporciona a las crías al disminuir el

número de éstas en la camada o aplicar un procedimiento experimental denominado

"manipulación materna". También se puede disminuir la cantidad de lamidos al

aumentar el número de crías dentro de la camada, inducir anosmia o bulbectomía a la

madre o por medio de la separación materna. La “manipulación materna” consiste en

remover diariamente a las crías del nido por 15 min y regresarlos con su madre, esta

maniobra experimental se realiza durante la lactancia temprana y provoca que la madre

incremente los lamidos hacia ellas y modifique positivamente su desarrollo. En

contraste, la separación materna tiende a reducir o abolir, en las crías, la percepción de

los estímulos sensoriales y sociales, esta manipulación modifica de manera negativa el

desarrollo de las crías.

La separación materna puede ser parcial (SMP) o total (SMT), la primera consiste en

separar a las crías del ambiente materno durante 3-24 horas diarias, durante los primeros

10-14 días de vida. En cambio, la SMT consiste en separar a crías totalmente del nido a

partir del día 3-4 de vida, colocarlas y mantenerlas dentro de un sistema de crianza

artificial, para proveerles de calor, protección, y nutrientes, hasta el destete (22 días de

edad).

El grupo del Dr. Angel Melo de la Universidad Autónoma de Tlaxcala estudia los

efectos que la separación materna causa en el desarrollo de la progenie. Se ha

encontrado que la SMP causa alteraciones negativas a largo plazo en un gran número

de sistemas. Sin embargo, este tipo de separación no sólo involucra la separación de la

madre y de los hermanos de camada, también produce estrés fisiológico crónico

asociado a cambios en la temperatura corporal y a periodos de privación de nutrientes

(20). En cambio, la SMT y crianza artificial, tiene características que difieren de los

anteriores paradigmas de experimentación temprana puesto que; permite criar a la

progenie dentro de un ambiente controlado sin la madre, sin los hermanos de camada,

sin el olor del nido, y sin la leche materna pero con una nutrición adecuada. Las crías no

son privadas de nutrientes pues se ha encontrado que el peso corporal y de diversos

órganos internos de estas crías no difiere del peso de las criadas por su madre. Además,

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se puede evaluar la participación de cada uno de los estímulos sensoriales, sociales y

hormonales involucrados durante este período crítico de desarrollo.

Ratas adultas que fueron criadas artificialmente presentan déficit de atención e

hiperactividad, déficit de aprendizaje social, déficit en la expresión de la conducta

sexual masculina, y en la conducta materna, incremento en la respuesta al estrés,

incremento en la agresividad materna y ofensiva (machos y hembras), depresión y

ansiedad, reducción en la longitud de dendritas y el número de espinas dendríticas de la

corteza prefrontal y el hipocampo ventral (CA1). Además, la adición de estímulos

sensoriales o sociales durante la SMT previen parcialmente algunos de los efectos

negativos de la misma (14, 18, 34, 36; 29,).

En la naturaleza existe una enorme variabilidad en el estilo de conducta materna en cada

especie, esto es sumamente útil para estudiar lo que ocurre durante los periodos críticos

de desarrollo.

Un ejemplo claro y contundente de la variabilidad natural en la cantidad y

calidad de cuidados maternos, así como el efecto que esta variabilidad tiene sobre el

desarrollo de la progenie ha sido reportado por el Dr. Meaney y colaboradores en la

Universidad de Mc Gill, en Montreal, Canadá. Este grupo ha encontrado en ratas de la

cepa Long Evans que las hembras lactantes presentan variabilidad en la frecuencia de

lamido corporal y genital que la madre proporciona a las crías durante la lactancia así

como en el arqueamiento de la hembra durante el amamantamiento por lo que las

catalogaron en ratas de alto (ALA) y bajo (BLA) lamido y amamantamiento. Estas

características conductuales se transmiten de madres a hijas. Así, las hijas de madres de

ALA o BLA, manifiestan cuando adultas, comportamientos maternos similares a los

mostrados por sus madres. Además, hijas de madres BLA manifiestan bajos niveles de

receptores a glucocorticoides, y una disminución en la densidad de las espinas

dendríticas en el hipocampo (31, 6).

Otro modelo ampliamente utizado en ciencia es las rata Romana (high y low

RLA/Verh) que difieren en la ejecución de las pruebas de evitación pasiva Estos

animales también presentan diferencias en los niveles de lamido corporal y genital que

la madre proporciona a las crías así como del arqueamiento de la madre durante el

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amamantamiento. Estas diferencias influyen sobre las respuestas conductuales,

endocrinas y cognitivas al estrés de la progenie en etapa adulta (12, 51).

En el Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, se

utiliza las sublíneas de ratas de alto (HY) y bajo (LY) bostezo las cuales son de carácter

isogénico y surgieron a partir de cruces hermanos con hermanas (58). Estos animales

difieren también en otros patrones conductuales como son: la conducta de aseo, la

conducta sexual masculina, la respuesta al estrés y conducta materna entre otras (9, 10).

Trabajos del grupo del Dr. Eguibar en estos animales muestran que las hembras

lactantes de la sublínea de alto bostezo presentan una CM errática y desorganizada

durante los 9 primeros días de lactancia, esto es; un acarreo de las crías en menor

tiempo que las hembras LY, sin embargo; estos son inadecuados (lo que provoca estrés

en estas), acarreos fuera del nido, un mayor tiempo para comenzar el lamido corporal y

genital en las hembras HY, aunque asumen la posición de amamantamiento más

rápidamente que las hembras LY, así como un menor peso de las camadas HY en

comparación con las LY desde el parto hasta el destete. Estos cambios en las ratas HY

podrían ser debidos a alteraciones hormonales y/o neurales que a su vez pueden alterar

la estimulación somatosensorial que proveen las crías dando como resultado una

inadecuada conducta materna en esta sublínea de animales (57).

Estas alteraciones en la CM de las ratas HY pueden ser las responsables en parte de los

cambios encontrados en los demás patrones conductuales en estos animales (aseo,

conducta sexual, respuesta al estrés) y hormonales (corticosterona, ACTH).

El laberinto en cruz elevado y la caja luz-oscuridad son dos pruebas estandarizadas que

permiten analizar conductas de ansiedad en roedores, las cuales se caracterizan por un

aumento en la conducta de aseo, una disminución de la exploración de un ambiente

novedoso, el cual puede llegar hasta la inmovilidad y pueden presentar conductas

defensivas. Además de explorar los efectos conductuales del diazepam y del bupropión,

los cuales son utilizados para el tratamiento de la ansiedad y actúan a través de dos vías

neurales diferentes. Los resultados obtenidos muestran que la sublinea HY presentan un

mayor estado de ansiedad en ambas pruebas conductuales en comparación con las ratas

LY, además que el efecto del diazepam y del bupropión fue mayor en esta sublínea, por

lo que proponemos que son modelo adecuado para los efectos de la respuesta al estrés y

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su consecuente ansiedad-depresión.

En pruebas de laberinto en cruz elevado y campo abierto las ratas HY tienen, respecto a

las LY, el eje HHA alterado- Ellas presentan una baja respuesta de corticosterona al

estrés por restricción de movimiento, pero una menor capacidad de regresar a las

condiciones basales, situación congruente con su comportamiento en pruebas de

ansiedad y con la presencia de hipertrofia de las glándulas adrenales. Por lo que se

considera que las HY tienen un fenotipo ansioso (que incluye la alta frecuencia de

bostezo) a causa de un eje HHA alterado a consecuencia, al menos en parte, de las

condiciones perinatales.

En resumen los trabajos realizados en animales seleccionados como las ratas de alto y

bajo o las genéticamente modificados como las ratas Romanas de alta y baja evitación,

las cepas Fisher y Lewis, las sublíneas HY y LY o bien las cepas de ratones como las

BALB/cJ y la C57BL/6J, aún los animales criados de manera exogámica como son las

cepas de ratas Sprague-Dawley o las Wistar muestran que las respuestas al estrés, el

comportamiento social de la progenie en etapa adulta son influenciadas al menos en

parte por el cuidado materno, puesto que también dependen del contenido genético de

las cepas e incluso están relacionadas al género (véase tabla 2)

En humanos, las mujeres que fueron criadas por madres que presentan bajos niveles de

cuidado materno (madres ausentes), sufrieron abuso sexual, maltrato infantil o estrés

crónico durante la infancia, presentan menor volumen de la materia gris del giro

dentado medial, así como un menor volumen del hipocampo. Además, estos infantes

tienden a desarrollar apego materno inseguro, dificultades en sus habilidades sociales y

emocionales, y una limitada capacidad para socializar durante la infancia y la

adolescencia. Se ha mostrado que estos individuos despliegan bajos niveles de cuidado

materno hacia su propia progenie como por ejemplo una respuesta alterada hacia los

estímulos auditivos (llanto) y visuales de sus hijos, mayor agresividad y mayor

tendencia a sufrir depresión, ansiedad y adicciones. Las estructuras neurales como el

sistema límbico (amígdala y corteza prefrontal media/inferior; corteza temporal, insula)

las cuales desempeñan un importante papel en el procesamiento de información

sensorial y emocional relacionada con la formación del apego materno, manifiestan una

mayor susceptibilidad hacia los estímulos emocionales negativos (20).

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Tabla 2. Cepas de ratas y ratones que difieren en su conducta maternal y su respuesta al estrés.

Cepa Conducta de la

madre

Respuesta al

estrés

Ratas Fisher 344

Bajo porcentaje

de Lamido

anogenital

Menor tiempo de

Amamantamiento

Crías menor peso

Menor desempeño

copulatorio

Moore y cols.

1996

Ratas Long Evans

Alto porcentaje de

Lamido

anogenital

Mayor tiempo de

amamantamiento

Mejor desempeño

copulatorio

Moore y cols.

1996

Ratas High LG-

ABN Alto lamido

Mayor duración

Amamantamiento Menos estrés

Liu y cosl. 1997,

Francis y Meaney

1999

Ratas Low LG-

ABN

Bajo lamido Menor duración

amamantamiento Más estrés

Liu y cosl. 1997,

Francis y Meaney

1999

Ratas LEW/N Mayor peso

Más estrés

Menor liberación

corticosterona

hembras

Gomez-Serrano y

cols. 2001

Ratas F344/N Menor peso

Menos estrés,

mayor liberación

corticosterona

hembras

Gomez-Serrano y

cols. 2001

Ratas LAB Vocalizaciones de

baja frecuencia Menos estrés

Wigger y cols.

2001

Ratas HAB Vocalizaciones de

alta frecuencia Más estrés

Wigger y cols.

2001

Ratas Hatano

HAA

Mayor tiempo en

contacto con crías

Mayor peso crías

Mayor latencia

amamantamiento

Activación rápida

del eje HHA

Otha y cols.

2002

Ratas Hatano

LAA

Tiempo de

contacto con crías

Disminuido

Menor duración

amamantamiento

Menor peso crías

Activación lenta

del eje HHA

Otha y cols.

2002

Ratones BALB/cJ Bajo lamido Más estrés

Francis y cols.

2003

Ratones

C57BL/6J Alto lamido Menos estrés

Francis y cols.

2003

Ratas HY

Más reacarreos

y acarreos

atípicos

Más estrés Ugarte-Rojano

2006.

Ratas LY

Menos reacarreos

y acarreos

atípicos

Menos estrés Ugarte-Rojano

2006.

High y low LG-ABN = ratas de alto y bajo lamido y arqueamiento.

LEW/N= ratas Lewis cepa N.

F344/N= ratas Fisher 344 cepa N.

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LAB y HAB = ratas de baja y alta conducta de ansiedad

HY y LY = sublíneas de ratas de alto y bajo bostezo.

En conclusión, el cuidado ejercido por la madre durante la lactancia que es un periodo

crítico para el desarrollo de las crías (bebés) es un factor importante en el desarrollo de

las respuestas neuroendócrinas y conductuales de la progenie en etapa adulta, estos

cambios pueden persistir por largo tiempo incluso generaciones y modificar incluso la

expresión de genes.

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