filosofía de la cultura oyaneder

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Universidad San Sebastián Facultad de Educación Pedagogía en Lenguaje, Comunicación y Filosofía ELEMENTOS PARA UNA FILOSOFÍA DE LA CULTURA Dr. PATRICIO OYANEDER JARA 1.- Se propone la "Filosofía de la Cultura" como una reflexión sobre lo que el hombre hace. Ese hacer (actuar/operar/crear) abarca toda actividad humana. Por ello, no se debe entender, aquí, la "cultura" como equivalente a "información", o "bellas artes", o, más vagamente aún, "espíritu" 1 . Cultura es lo envolvente en toda acción del hombre. Todo "hacer" humano será siempre cultural; más precisamente, mediatizado culturalmente. . 2.- Porque el hombre resulta ser un ente no meramente natural, sino cultural; es decir, su medio -que le es imprescindible- no es (inmediatamente) la naturaleza, sino la cultura. Si se nos conceden dos supuestos: a) que podemos hablar de "hombre", en general, esto es, que existen ciertas notas comunes a los hombres -en las que, justamente, "comunican" (aparecen como semejantes)-, haciendo referencia a las cuales se involucra a toda la especie, y b) que la realidad "está ahí", es decir, que las "cosas" del universo físico son en sí independientes, "indiferentes" -es un modo de decir- al conocimiento que podamos tener de ellas 2 , podemos decir que el hombre no es una cosa entre cosas, un ente más entre otros, sino el ser fundamentalmente distante de la realidad natural, hasta desarraigado de ella. 1 Tampoco resulta apropiada la distinción habitual entre "cultura" y "civilización", aunque pueda ser útil desde un punto de vista metodológico. 2 Aun cuando esto, a su vez, suponga que conocemos cosas. 1

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Page 1: Filosofía de la cultura Oyaneder

Universidad San SebastiánFacultad de EducaciónPedagogía en Lenguaje, Comunicación y Filosofía

ELEMENTOS PARA UNA FILOSOFÍA DE LA CULTURA

Dr. PATRICIO OYANEDER JARA

1.- Se propone la "Filosofía de la Cultura" como una reflexión sobre lo que el hombre hace. Ese hacer (actuar/operar/crear) abarca toda actividad humana. Por ello, no se debe entender, aquí, la "cultura" como equivalente a "información", o "bellas artes", o, más vagamente aún, "espíritu"1 . Cultura es lo envolvente en toda acción del hombre. Todo "hacer" humano será siempre cultural; más precisamente, mediatizado culturalmente. .

2.- Porque el hombre resulta ser un ente no meramente natural, sino cultural; es decir, su medio -que le es imprescindible- no es (inmediatamente) la naturaleza, sino la cultura. Si se nos conceden dos supuestos:

a) que podemos hablar de "hombre", en general, esto es, que existen ciertas notas comunes a los hombres -en las que, justamente, "comunican" (aparecen como semejantes)-, haciendo referencia a las cuales se involucra a toda la especie, y

b) que la realidad "está ahí", es decir, que las "cosas" del universo físico son en sí independientes, "indiferentes" -es un modo de decir- al conocimiento que podamos tener de ellas 2, podemos decir que el hombre no es una cosa entre cosas, un ente más entre otros, sino el ser fundamentalmente distante de la realidad natural, hasta desarraigado de ella.

El hombre se nos aparece como un ser "desfondado", esto es, carente de una base universal y fija, dada por naturaleza, desde la cual guiar unívocamente su vivir 3. Los animales tienen esa base, en el instinto, que los lleva, unívocamente a nivel de especie, a ejecutar acciones similares frente a circunstancias semejantes 4 . A nivel de especie, el hombre aparece sin un fondo dado por naturaleza que provea verdades, puntos de vista, usos, etc., aceptados y reconocidos siempre por todos los pueblos 5. Por ello, el hombre debe crearse su fondo, esto es, sus puntos de referencia (usos, creencias, valores, etc.) en torno a los cuales urdir la trama de su concreta existencia. Puntos de referencia, es decir, aquellos hitos ("marcos de acción") en relación con los cuales podemos apreciar el sentido

1 Tampoco resulta apropiada la distinción habitual entre "cultura" y "civilización", aunque pueda ser útil desde un punto de vista metodológico.2 Aun cuando esto, a su vez, suponga que conocemos cosas.3 Vid. Cencillo Ramírez, Luis, "Tratado de la Intimidad y de los Saberes", Syntagma, Madrid, 1971, p. 258ss.4 Al menos, el animal salvaje; ciertos animales domésticos pueden ser excepción: su medio, ligado al hombre, ha sido "cuIturizado", cultivado.5 Cencillo, op. cit., p. 260.

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de nuestro existir. La creación de dichos puntos de referencia se puede entender como la acción de crear(se) un mundo.

3.- Si se considera al hombre desde las diversas perspectivas que tradicionalmente lo definen 6, podemos apreciar cómo éstas caracterizaciones se nos muestran con el carácter de "indeterminación radical" 7 propia de la, carencia de directrices finales dadas por naturaleza. Dicho de otro modo, podemos ver cómo, en las mismas "definiciones" de Hombre, se manifiestan las carencias de una determinación universal y fija dada por naturaleza.

a) El hombre tiene una realidad biológica, con exigencias propias, las que deben ser satisfechas por mor de la supervivencia. En el caso de los animales simplemente tales, dicha satisfacción está asegurada por la compleja vía instintiva que conduce al individuo de un modo seguro y eficaz al fin requerido. En el hombre los instintos básicos se expresan más bien como "tendencias abiertas", impulsos conducentes a la satisfacción de las necesidades biológicas, sin que, empero, tales impulsos conlleven en sí mismos el modo universal y fijo de cómo realizar aquella satisfacción. Y así vemos que las necesidades biológicas son satisfechas por el hombre de acuerdo al medio cultural en el cual ha sido formado o está inserto, en virtud de "técnicas del cuerpo" (modos diversos, en cada pueblo, de comer, vestirse, caminar, hacer el amor, y de toda manifestación fisiológica) 8, que se transforman en mediatizadoras del actuar humano frente a la naturaleza como tal 9 . Esto nos muestra una distancia frente al entorno natural, a tal punto, que en una situación dada puede llegar a ser más importante el cómo se satisface la necesidad que la satisfacción en sí misma.

b) Como forma de vertirse al prójimo, tiene el hombre la capacidad del lenguaje (potencialidad fonética). Esta, sin embargo, no determina el modo como se viertan contenidos, ni la estructura que debe tener esa versión: por ejemplo, vemos pueblos con distintos elementos gramaticales; es decir, no se trata de la sola diferencia idiomática, sino de la variedad del lenguaje en su estructura básica 10. 6 Esto es, su realidad biológica (lo animal del hombre); su específica capacidad de comunicación: el hombre como ser dotado de lenguaje; su racionalidad.7 Cencillo, op. cit., p. 257.8 Como recuerda Cencillo, tal denominación es de Marcel Mauss ("Techniques du corps", Journal de Psychologie, 1935); cf.: Mauss, M., "Introducción a la etnografía", Istmo, Madrid, 1971, pp. 45-47.9 Se podría argumentar aquí que el recién nacido tiene una serie de instintos precisos, no cultivados: mamar, asir fuertemente, etc. Si consideramos, sin embargo, la falta de valimiento del neonato humano en comparación con las crías de otros animales (capaces, por ejemplo, de moverse por sí mismos hasta la teta de la madre), comprenderemos que, de por sí, tales instintos no bastarían para sobrevivir (aunque sean necesarios para ello, claro está), y que su satisfacción aparece mediatizada culturalmente, esta vez por las pautas culturales de la madre.10 En contrario, Chomsky: "Chomsky ha postulado la existencia de unas estructuras generativas profundas, comunes a todos los hombres, capaces de originar a través de unas estructuras más superficiales de carácter adquirido y variables con las distintas lenguas, el indefinido despliegue de frases inéditas en que consiste en realidad la esencia de la actividad lingüística" (Pinillos, José Luis, "Principios de Psicología", Alianza, Madrid, 1982, p. 475).Ello no obsta, sin embargo, a que lo que de hecho se manifiesta sean las "estructuras superficiales", y, más aún, que éstas condicionan la emergencia de las profundas. (Cf.: “Aunque es preciso reconocer algunas excepciones [...] queda en pie el hecho de que la mayoría de los "homines feri" no hayan llegado jamás a un verdadero uso del lenguaje, a veces a pesar de los mayores esfuerzos pedagógicos. Por el contrario [partiendo del andar en cuatro patas], han sido muchos los que han llegado, de un modo progresivo, a andar o volver a andar solamente con los pies" (Malson, L. "Los niños selváticos", Alianza, Madrid, 1973, p. 47).Respecto de las características de diversas lenguas y de las determinaciones diversas que de ello derivan, cf.: Rougier, Louis, "Del Paraíso a la Utopía", F.C.E., México, 1984, pp. 224 y ss.

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c) Tiene el hombre razón, esto es, capacidad para el pensamiento abstracto, en virtud de la cual puede interpretar la realidad y construir sistemas: teóricos, científicos, ideológicos, teológicos, etc. Pues bien, la Historia nos muestra que el devenir humano es, en parte, el recuento del proceso de creación y destrucción, de consolidación y modificación de esos sistemas, todo ello realizado en virtud de la misma razón 11 . Así, pues, ni en sus tendencias biológicas, ni en su lenguaje, ni en su razón, pareciera el hombre determinado por naturaleza de un modo unívoco 12 . Más bien se nos presenta como carente de una determinación tal (desfondado). En esta perspectiva, la vida se muestra como lo ambiguo y, en ella, el hombre como un ser multidimensional, que debe vivir establecido en lo inestable (necesariamente), en procura o consolidación de modos de ser. Por ello el hombre debe crear(se) un mundo.

4.- Ahora bien, que el hombre no aparezca suficientemente determinado por la naturaleza, no significa que no esté en contacto con ésta, que no esté en la realidad: sino significa que su relación con aquélla no es directa sino mediatizada. A diferencia del animal, el hombre no está inmerso en el medio natural: el animal tiene ante sí estímulos a los cuales da natural respuesta; el hombre, en cambio, se encuentra con situaciones que brindan posibilidad de respuesta, precisamente por su carencia de conductores que lleven hasta el objeto de la tendencia de manera natural y fija.

5.- Por éstas sus carencias, el hombre, desde que es tal, debe crear sus modos de conexión con la realidad. Por ser carente, desarraigado en su origen de la realidad natural, el hombre se desenvuelve en otro plano, el que actúa como su medio envolvente. La realidad en sí es una "realidad substrato", sobre la cual se construye el "mundo", que se constituye en la realidad humana, la realidad para el hombre. Se puede entender el mundo como la formalización aprehensiva de la realidad substrato, dotada de una significación propia para el sujeto que la aprehende. De este modo, lo que llamamos comúnmente realidad, es siempre realidad para el hombre, realidad mundana, mundo. Lo que sea la realidad en sí, es independiente de nosotros, no conocida por nosotros 13 . La creación de un mundo tal es necesaria: pasa a ser la realidad organizada, dotada de sentido en tomo al hombre, en la cual, existiendo puntos de referencia -respecto a los cuales es articulado el orden-, puede éste conducir su vivir. Tenemos, así, tres términos: hombre - mundo - realidad substrato: en un mundo organiza el hombre la realidad substrato, aprehendiéndola y a la vez determinándose (dándose una imagen de sí) en tal mundo. El mundo es, pues, el fondo (el conjunto de determinaciones) que el hombre se ve obligado a elaborar, a fin de procurarse los elementos estables necesarios para desarrollar su vida coherentemente. Y así, "la Cultura misma no es sino el producto de los esfuerzos milenarios por crear unas bases de determinación, lo más amplias y fijas posibles, desde las cuales conjurar el riesgo del vivir" 14.

11 Bástenos considerar que, al menos, en cada época conviven modos diversos (a nivel de sistema) de entender la realidad.12 Los "niños selváticos" nos dan un ejemplo: viven al tenor de los usos del animal que los ha criado; Tarzán, criado por monos pero con costumbres humanas, no puede existir (vid. Malson. op. cit.).13 Por ejemplo, un árbol (que es "árbol" para nosotros): podrá ser descrito científicamente, o ser objeto de apreciación estética, o económica, o de veneración religiosa, o de la combinación de algunas de estas perspectivas, pero todo aquello le es al árbol -es un modo de decir- que esta ahí, "indiferente" para su ser de facto.14 Cencillo. op. cit., p. 267.

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6.- Con lo dicho, no se pretende expresar que cada individuo elabora, a partir de cero, cultura. Esta nos viene dada a través de la formación que se recibe. A lo más, cada cual elabora su mundillo, dándole más importancia a estos factores, disminuyendo aquellos... (e incluso en estas opciones, reveladoras de una psique, subyacen elementos culturales ya establecidos). En ocasiones, sin embargo, el individuo de genio crea (modifica) puntos de referencia, que vienen a dar por resultado un nuevo mundo. En términos generales, el hombre recibe un mundo dado, lo asume -en mayor o menor medida- y con su actuar, ya sea expresa o implícitamente, lo sustenta o lo rechaza; tiende a mantenerlo, a cambiarlo o destruirlo.

La educación, fundamentalmente la primaria, introduce al individuo en la trama de referencias de un mundo dado. Cada mundo, en tanto es una base (fondo) para un grupo humano, tiende a mantener su estructura lo más estable posible; en otras palabras, tiende a presentar una realidad lo más ordenada posible, en la que cada parte tenga un sentido, englobado en el de la totalidad. Se puede, pues, hablar de la existencia de mundos diversos, con estratificaciones en el interior de los mismos 15. Toda cultura determinada (mundo) tiende a permanecer como definitiva. Sin embargo, por el mismo carácter de desfondado del hombre, tal permanencia ha resultado, históricamente, imposible 16. Y es que la cultura, aunque supliendo ciertas carencias (atenuando el desfondamiento, por lo tanto), no elimina la carencia radical del hombre: la de no estar determinado fijamente por naturaleza. Siempre irá experimentando el hombre nuevas necesidades, las que irán, a su vez, haciendo surgir otras nuevas, en un proceso que exigirá "acomodos", revisión de lo establecido. Cuando los dos factores, la tendencia a conservar y la tendencia a innovar están en equilibrio, el mundo en cuestión discurre armónicamente. En caso contrario, comienza su descomposición. Es dable pensar que el aislamiento cultural (esto es, la falta de contacto de un mundo dado con otros) lleva al anquilosamiento de las formas. Lo mismo puede suceder por la decantación unilateral de un aspecto que se hace preponderante, entrabando a los otros. Todo esto significa que, si bien el hombre no vive en la carencia pues tiene su mundo, vive en una estabilidad precaria; por múltiples motivos, esa mundana estabilidad puede desaparecer, dejándolo en la situación del que, arrojado al agua, no puede tocar fondo ni remontarse a la superficie. El hombre vive, habitualmente, apoyado en su mundo; sólo en épocas de crisis histórica se da, colectivamente, el desfondamiento: el "suelo" se torna movedizo, es decir, los puntos de referencia del mundo dejan de ser estables, tornando con esto mayormente ambigua la conducta: pasa el hombre a no saber "a qué atenerse" 17.

7.- El proceso de creación de cultura comienza cuando brota la humanidad del homínido, como entidad distinta del entorno natural. Cuando el prehombre inicia su desarraigo del medio, quizá "expulsado" de éste18, debe, para sobrevivir, tornar favorablemente la

15 Así, se puede hablar de "cultura occidental" haciendo alusión a ciertos puntos de referencia relativamente comunes a sus partícipes, y también se puede distinguir en su interior al mundo europeo del americano, y en éste al ámbito norteamericano, centroamericano, sudamericano ecuatorial, andino, del cono sur, etc., y dentro de cada uno de estos espacios es posible distinguir otros niveles. Lo importante, para que la calificación ("cultura occidental") sea válida, es la presencia de aquéllos puntos de referencia a través de los distintos niveles. (No es, en consecuencia, una cuestión meramente geográfica: un indígena amaz6nico puro y aislado (si existiese) no formaría parte de dicha cultura).16 Vid. Cencillo Ramírez, Luis, "El Hombre, noción científica", Pirámide, Madrid, 1978, p.207.17 A nivel individual no es difícil señalar situaciones de desfondamiento, cuando la crisis desmorona lo aceptado, lo creído, y debe el sujeto rehacer, no "su vida", sino sus puntos de vista.18 Se puede pensar en el homínido emergente que cambia su hábitat con ocasión de alteraciones climáticas; sin perjuicio de la intuición alegórica de los relatos mesopotámicos recogidos por el judaísmo y recogidos por el cristianismo que

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circunstancia, en la medida de sus fuerzas. Con el primero de esos actos -quizá un uso adoptado que persiste, o quizá un gesto reiterado- comienza a esbozarse el primer mundo. En consecuencia, no pretendemos que esta primera creación sea razonada, sino tan sólo inteligente, en el sentido que Zubiri da a los conceptos de razón (capacidad de pensamiento abstracto) e inteligencia (capacidad de captar las cosas como algo "de suyo", esto es, como cosas en sí mismas, distintas -distantes- del sujeto19); esto significa que la creación cultural primigenia nace cuando hay conciencia de la distancia con las cosas; cuando hay, todo lo nebulosamente que se quiera, "cosas-para-un-sujeto". De allí en adelante la acción continúa, de modo cada vez más necesario -si cabe- y complejo. Pasa, además, a ser razonada, al menos en ciertas épocas: puede, así, buscarse a partir de un aparato teórico, "cambiar el mundo", o "crear un mundo nuevo", etc.

8.- Por otra parte, como toda acción humana guarda relación con alguno de los puntos de referencia del medio humano (mundo cultural) en el cual se da, una determinada acción tendrá un determinado sentido de acuerdo a esos elementos básicos también determinados y distintos en los diversos mundos. Así, una acción puede ser moralmente buena, mala o indiferente; ser provechosa o desventajosa; placentera o desagradable; podrá estar ejecutada correcta o incorrectamente desde el punto de vista "operacional", etc. Ahora bien, una acción determinada será buena o mala, provechosa o desventajosa, etc., según sea su relación con la constante (la norma) que lo determina. Una acción particular, entonces, adquiere sentido sólo en referencia al ámbito en el cual se da, y ese ámbito es cultural. No se pretende, con lo dicho, que esta consideración sobre la cultura se transforme en un ejercicio de escepticismo; desde cierto punto de vista teórico los distintos mundos, en cuanto suplen las carencias radicales del hombre, resultan equivalentes, pero desde un plano particular, no. Esto, porque en cada mundo está presente una imagen del hombre, como paradigma -no necesariamente explícito pero sí explicable- de lo que se estima el hombre es, o debe ser. Esa imagen, por cierto, no es "indiferente" para el sujeto concreto particular. Se la puede asumir y conservar, o intentar modificar, o destruir. Si un individuo asume -expresa o implícitamente- dicha imagen, acepta una visión del hombre y actúa en consecuencia. Por ello, si bien puede entender que hay otras concepciones del hombre, no puede aceptar, sin más, acomodarse a cualquiera de ellas. (Lo que no se da necesariamente a nivel reflexivo; puede expresarse, por ejemplo, en un simple "no sentirse a gusto" en otro mundo cultural). En otras palabras: para una conciencia lúcida, su mundo significa una opción: consiste en asumirlo y conservarlo, o variarlo, o destruirlo, aun cuando la alternativa -cualquiera de ellas- quede fuera de las posibilidades prácticas de realización.

9.- Todo lo dicho, la presentación del hombre como carente de una base dada por la naturaleza desde la cual desarrollar el vivir, ¿significa que el hombre no tiene una naturaleza específica? Respuesta: una naturaleza acabada, no. Dicho de otro modo: la condición del hombre es la de tener que "darse" (construirse, explicarse) una naturaleza. La de darse las determinaciones que le faltan. En otras palabras, no es que el hombre no tenga una

hablan de la desvinculación del hombre -que entonces pasa a tener otras necesidades específicas- de su medio originario natural.19 Zubiri, Xavier, "El Origen del Hombre", en Revista de Occidente, Madrid, Agosto, 1964.

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naturaleza, sino tiene una que no es "cerrada", que no lo determina, con carácter necesario, en la particularidad de la acción concreta. Y por ello actúa más bien como "condición humana": condicionamiento inicial, pero no determinación final 20.

20 Siendo el mundo cultural el medio propio del hombre, es en aquél que sus necesidades encuentran satisfacción. En la medida precisamente en que van siendo satisfechas, las necesidades van tornándose más complejas, hasta que de la satisfacción de algunas nacen, como efecto, otras necesidades.En el esquema que a continuación se presenta, tomado de Cencillo -y cuya utilidad se podrá apreciar más adelante- se perfila el carácter de algunas de las necesidades primarias.a) Necesidades económicas: en términos generales, las que engloban los aspectos relacionados con la obtención/creación de alimento, guarida, y abrigo.Estas necesidades tienen un carácter primario, pero no exclusivo en ese nivel, ni constituyen una infraestructura sobre la cual se apoye el resto de las necesidades humanas. Por ejemplo, saciar el hambre es una necesidad básica, por cierto, pero también lo es la de superar el miedo. Podemos pensar que el hombre primitivo pudo haber tenido tanto hambre cuanto miedo de su circunstancia semi-desconocida, poblada de fuerzas ocultas. Por otra parte, el mismo nacimiento -como situación individual- parece exponer al miedo antes que al hambre... (vid. CenciIlo, "El Hombre...", op. cit., p. 259).b) Necesidades adaptativas: son las que exige la relación del hombre con el medio. Así, debe aquél adaptarse al medio natural, lo que "no consiste sólo en hallar sustento en un determinado territorio, sino en aceptar -psicológicamente, por tanto- un conjunto de condiciones de vida -no sólo las del sustento, sino otras de tipo higiénico en sentido lato, y hasta estético- que hagan viable una existencia con un mínimo de posibilidades de bienestar, realización o "felicidad" [...] en aquel territorio determinado" (id., pp. 259-200).También habrá una acción tendiente a adaptar el medio natural a la actividad humana, y de allí surgirá la técnica.Asimismo se requiere, en ocasiones, una adaptación a un medio cultural nuevo, ya sea en caso de traslado a un ambiente cultural distinto (los inmigrantes), o de advenimiento de un grupo más poderoso a un ámbito dado (los colonizados). En estos casos se producen cambios en los elementos estables de un mundo por contacto con otro (id., p. 260).c) Necesidades formalizativas: en términos nuestros, las que exigen dar forma a la realidad substrato, es decir, aprehenderla a la vez que estructurarla dotándola de sentido. Como requerimiento organizativo es igualmente primario; se presenta concomitantemente con las otras necesidades.En cuanto a las modalidades particulares que ello reviste, se puede distinguir diversos matices de formalizaciones: estructuras (formas) que dan sentido al entorno físico (espaciales); a la sucesión temporal; al grupo en sus relaciones internas (formas sociales, morales, jurídicas, etc.), o en sus relaciones con otras realidades (formas religiosas, estéticas, etc.). Ellas son los particulares puntos de vista que un mundo posee (cf.: id., pp. 260-261).d)Necesidades psíquicas: expresan los requerimientos de la intimidad humana y, en cierta forma, se expresan a través de las necesidades formalizativas. Responden a las necesidades de orientación, y aparecen bajo la forma de necesidad de autoidentificación, de autocomprensión, de comprensión de objetos y situaciones, de evasión de tensiones de "catarsis exonerante del pasado y de la culpa", etc. (id., p. 261ss.).

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