LALOCOMOTORARevista de los antiguos alumnos del Colegio el PRado

#2SEP’

17

FIESTA FIN DE CURSO ‘16-’17

UNA FIESTA INOLVIDABLE

JESÚS DELGADOAQUILINO PORRERO

JAIME ROCAALBERTO FDEZ. DE CORDÓBA

I ROMERÍANUEVO DIÁCONO DE LA XXXIX PROMOCIÓN EL PRADO ALUMNI

GONZALOBARBED

IN MEMORIAM

Queridos amigos:

Espero, ante todo, que hayáis disfrutado de un es-tupendo verano. Nosotros hemos descansado mucho y estamos muy ilusionados con el nuevo curso que ya ha comenzado.

Y no son pocas las novedades... Como ya sabréis, El Prado ‘estrena’ director: Santiago Olmedo, que, a lo largo de los últimos dos años, ha ejercido el cargo de subdirec-tor. ¡Enhorabuena, Santi, y muchísima suerte en tu nue-va tarea! Sabes que cuentas con El Prado Alumni para lo que necesites.

También querría dar las gracias, de corazón, a César Martín Puente, que ha estado al frente de nuestro que-rido colegio durante los últimos 17 años (¡nada menos!). Muchísimas gracias, César, por tu incansable y callada dedicación. Y muchísimas gracias, por supuesto, por lo mucho que has apoyado la labor de El Prado Alumni. Tú has estado siempre convencido –como nosotros– de que los antiguos alumnos somos parte fundamental del colegio. Te deseamos muchísima suerte en tu nuevo puesto de director de Los Olmos. ¡Eso es un fichaje bue-no y no el de Neymar!

En este segundo número de La Locomotora os con-tamos lo bien que salieron las actividades del último tra-mo del curso pasado: la romería de antiguos alumnos, la fiesta de fin de curso... Si estas actividades salieron tan bien fue porque hubo muchos que, sin hacer ruido, se dejaron la piel: ¡gracias, gracias y más gracias!

También os traemos noticias de varios de nuestros

YAGO FERNÁNDEZ

Presidente de El Prado AlumniXXXIX Promoción

EMPEZANDO CON ILUSIÓN

antiguos alumnos: Chema Marquéz, Gonzalo Barbed, Juan Sota... ¡Qué or-gullosos estamos de vosotros!

Y, por último, recordamos a varios antiguos alumnos, padres y profesores que, en los últimos meses, han subido al Cielo: Jesús Delgado (el mítico Chu-so), Jaime Roca, Aquilino Porrero, Al-berto Fernández de Córdoba y Carlos ‘Cholo’ García-Hoz. Todos ellos dejan una profundísima huella en nuestro colegio.

No dejéis de echar un vistazo al ca-lendario con nuestras próximas activi-dades: ¡empezamos a tope!

Un fuerte abrazo.

Día del Delegado

Comienza PROYECTO PERSONAL

RETIRO DE ANTIGUOS ALUMNOS. Colegio Mayor Santillana

DEBATE Y TAPAS. Jerónimo J. Martín: La maternidad y la paternidad en el cine actual

PRÓXIMOS EVENTOS

X 27/09

V 06/10

S 07/10

V 27/10

Felicísimo GonzálezDirector de El Prado (1976-1994)

Nos conocimos el 2 de septiem-bre de 1976, cuando sustituí a Mariano Villalón en la direc-ción del colegio El Prado. Ese día me encontré con un buen grupo de profesores, entre ellosestabas tú, Jesús, que habías estado como profesor de El Prado, desde sus comienzos, en la calle Moralzarzal.

Jesús, eras un gran pro-fesional, serio, cariñoso y leal con tus alumnos y con todos tus compañeros. Eras exigente contigo mismo al preparar muy bien tus cla-ses. Ayudabas a tus alumnos sin imponer barreras, pero exigiendo esfuerzo y estudio a todos, pues les querías por igual y querías que fuesen los mejores.

cómo se puede, con exigen-cia y cariño, sacar lo mejor de cada alumno.

Espero que te hayas en-contrado en el cielo con D. Primi: habrá sido un en-cuentro entrañable de ami-gos.

Jesús, recibe un fuerte abrazo y sigue ayudando a El Prado.

Cuando fui a visitarte a La Paz, me comentabas la comida que habías tenido con antiguos alumnos de las primeras promociones, hoy unos señores de cincuenta y tantos años. Con qué alegría recordabas cómo eran de pequeños cada uno de ellos. Ahí estaba el maestro que ve, con el paso del tiempo, cómo maduran sus alumnos y a dónde pueden llegar hu-mana y profesionalmente.

Jesús, aprendiste de tus padres, maestros los dos,

JESÚS DELGADO

IN MEMORIAM

Como podéis imaginar, sa-car adelante una fiesta de estas características no es tarea fácil; una pieza clave e imprescindi-ble para el éxito de cada año es el equipo de mantenimiento del Colegio, formado por José Carri-llo, Antonio, Félix, Adrew, Jesús y José María, que con su gran ayuda, profesionalidad, dedica-ción y gran dosis de paciencia, hacen fácil lo imposible. Para todos vosotros nuestra más pro-funda enhorabuena. ¡¡Mil gra-cias!!

Por otro lado, están las fami-lias: con su colaboración desin-teresada, generosidad y entrega

hacen que una gran mudanza se convierta en una tarea divertida y hasta agradable. Traer 200 sillas desde Aldeafuente y Fomento… ¡Buf! Y qué decir de 1.000 botes de refrescos, 20 kilos de arroz, 5 ba-rriles de cerveza, etc. Para, a continuación, montar los puestos de diferentes especialidades: paellas, perritos, hamburguesas, helados, sidra, cerveza ar-tesana… Y los stands: tómbola, mercadillo de moda, zoo, exhibición de magia, zona con hinchables, etc. Todos ellos coordinados bajo la flexible batuta de María José Hontoria, nuestra directora de logística.

En otro grupo de trabajo están los actuales alum-nos y los exalumnos, ahora llamados alumni, que desinteresadamente hacen de camareros, cocineros, pinches y ayudantes por un día. Voluntarios con una sonrisa permanente, uniformados de pies a cabeza, sirven a más de 160 comensales. Eso sí: se trata de un equipo sincronizado por un entrenador de lujo:

Por Alfonso Flores

UNA FIESTA INOLVIDABLE

Borja Gutierrez, que mantiene el ánimo y las ganas de trabajar, incluso después de descargar un cuarto de tonelada de corde-ros, filetear 60 kilos de carne y cortar 120 barras de pan.

Sin olvidarnos de los más importantes: los alumnos que se despiden del Colegio y de sus profesores al haber terminado su formación: desfile con banderas, discur-sos, premios de estudios y de compañeris-mo. A continuación, las finales deportivas de diferentes cursos: hockey, balonmano, baloncesto, balón prisionero, natación, futbol, judo. Y allí están los padres, despla-zándose de campo en campo para no per-derse la jugada de su hijo.

Y, cómo no, la ultima pata de la fiesta, la más importante: los invitados, las fami-

lias al completo: abuelos, padres e hijos; tres generaciones unidas en torno a un mismo proyecto y un mismo Colegio. Sin su parti-cipación, esta gran fiesta no tendría sentido.

No debemos olvidar que el espíritu de la fiesta, además de pasar un rato agrada-ble rodeado de amigos, es recaudar fondos para el Patronato, que vela por las ayudas y becas de estudio.

Gracias a la generosidad de todos los asistentes, los voluntarios, los profesores, los alumnos… ¡El próximo año más y mejor! Os animo a que nos envíes sugerencias, que serán estudiadas con todo cariño.

LA ULTIMA PATA DE LA FIESTA, LA MÁS IMPORTANTE: LAS FAMILIAS AL COM-

PLETO: ABUELOS, PADRES E HIJOS; TRES GENERACIONES UNIDAS EN TORNO A

UN MISMO PROYECTO Y UN MISMO COLEGIO.

GONZALO BARBED

Nuevo diáconoGonzalo, alumni de la XXXIX, fue ordenado diácono el 10 de junio. Hablamos con él y le pregutamos por estos primeros me-ses tras la ordenación y su labor en la parroquia Nuestra Seño-ra de la Granada, de Madrid.

Qué tal estos primeros meses de diácono?Dice un estudio que la pro-

fesión más feliz es la de cura, si es que se puede considerar un oficio y no algo que te cambia por completo la vida… ¡Y la verdad es que esto es cierto desde el minuto uno! Aunque todavía me que-dan unos meses para ser sacerdote, ya como diácono he podido experimentar el inmenso bien que se puede hacer a las personas con una palabra de consuelo y ánimo, una escucha atenta o una ayuda material tan necesaria. La gente hoy está necesitada de personas que les atiendan, se preocupen por ellas y les hablen de Dios. Por eso, es impresionante ver cómo muchos se acercan a mí sólo por vestir de cura, buscando todo eso.

Y no sólo he podido descubrir que el sacerdote (y el diácono, claro) es-tán ahí para servir a los demás, sino que además me he encontrado en mi parro-quia y en muchos otros lugares personas de una gran calidad humana y moral, gente normal de a pie con sus ilusiones y problemas. Es cierto que nunca serán noticia, pero uno sabe que ellos son los que realmente, con su deseo de hacer las cosas bien, hacen cambiar y progresar el mundo.

¿Puedes contarnos algo sobre tu labor en la parroquia?

Ahora mismo ejerzo mi labor en la parroquia de Nuestra Señora de la Gra-nada (Madrid), junto con el párroco y otro sacerdote. Una parroquia es como un mundo en pequeño. La parroquia está abierta a todos y todos tienen su lu-gar; por eso, he podido encontrarme con las más variadas situaciones y personas.

He podido acompañar a los padres en su alegría por el na-cimiento de un nuevo hijo, bautizándole para que sea un hijo de Dios. También me dedico a la formación de niños y adolescentes en la ca-tequesis de comunión y confirmación, para que aprendan a amar a Dios

cada día más. La labor con jóvenes, tan priori-taria hoy en día, la llevo a cabo tanto en grupos como en el trato personal uno a uno. En el día a día de la parroquia coincido y trato con un gran número de familias, adultos y mayores que co-laboran y participan en las actividades: oración, sacramentos, formación cristiana, actividades culturales… Y, por supuesto, también atendemos a los ancianos y enfermos del barrio visitándolos semanalmente, así como a los pobres y margina-dos desde Cáritas. En fin, hay de todo.

¿Guardas un buen recuerdo de El Prado? ¿Podrías contarnos alguna anécdota que recuerdes con cariño?

Tengo que reconocer que es imposible no guardar un cariñoso y agradecido recuerdo al colegio que me vio crecer y tanto me enseñó. En él, además, di mis primeros pa-sos en la vocación sacerdotal con apenas trece años. Amigos, com-pañeros, profesores, sacerdotes… todos han contribuido, cada uno a su manera, a que hoy me encuen-tre en mi lugar. Y no sólo me refiero

a la formación académica e intelectual que reci-bí, sino sobre todo al ambiente que allí vivimos, a los amigos que hice, a la madurez humana y las virtudes que nos procuraron transmitir, al em-peño que pusieron en hacer de nosotros cristia-nos sólidos y coherentes.

Recuerdo con especial cariño a un profe-sor, bueno, en realidad a un “maestro”, pues eso era lo que se consideraba. Con admirable perse-verancia ponía todo su empeño en enseñarnos a pensar por nosotros mismos y a afrontar la vida con criterio, libertad y responsabilidad. Sus pa-labras se han quedado grabadas en mi memoria: “¡Chatillos, prefiero estar loco a mi manera que cuerdo a la vuestra!”.

Gonzalo con el resto de diáconos recién or-denados y el Carde-nal-Arzobispo Carlos Osoro.

HE ENCONTRADO PERSONAS DE UNA GRAN CALIDAD HUMANA Y MORAL. NUNCA SERÁN NO-TICIA, PERO ELLOS SON LOS QUE CON SU DESEO DE HACER LAS COSAS BIEN, HACEN CAMBIAR Y PROGERSAR EL MUNDO

¿

JAIME ROCA

El pasado 12 de abril de 2017 falleció Jaime Roca, antiguo

alumno de El Prado.

EN RECUERDO DE JAIME, HEMOS QUERIDO RE-PRODUCIR LA HOMILÍA QUE ÁLVARO FERNÁN-DEZ DE CÓRDOVA, TAMBIÉN ANTIGUO ALUMNO, PRONUNCIÓ EN SU FUNERAL. ¡GRACIAS, JAIME,

POR EL EJEMPLO QUE NOS DISTE!

MISA POR JAIME ROCAColegio El Prado, 26 mayo 2017

También vosotros ahora sentís tris-teza (San Juan, 16, 20-23). Las pa-labras del Evangelio parecen dic-tadas para la ocasión. Percibimos la empatía de Dios con nosotros; adivina nuestra tristeza por el fa-llecimiento de Jaime, una tristeza verdadera y lógica, pues “no todas las lágrimas son amargas”. Sin em-bargo no es una tristeza tumbativa. Para un cristiano la muerte nunca es la última palabra. Esa es la ra-zón por la que los que quisimos a Jaime –familiares, amigos, conoci-dos- volvemos a encontrarnos en un lugar especial. Como sabéis, no estamos celebrando ningún fune-ral (ya se celebró). Tampoco es un aniversario, porque no han pasado dos meses desde el fallecimiento. Sin embargo, los que hemos trata-do a Jaime, hemos sentido la nece-sidad de reunirnos para orar junto a la familia Roca; lo hemos hecho en un lugar que tiene dos notas es-peciales:

1) En primer lugar estamos en El Colegio El Prado: aquí nos encon-tramos unos cuantos compañeros que compartimos con Jaime ale-

grías infantiles, castigos, recreos, exámenes, juegos, con trampas o sin ellas, travesuras descubiertas o exitosamente secretas, sueños de una vida que estrenábamos como un regalo de Dios y que los niños no saben agradecer porque no dis-tinguen lo que son y lo que les ha sido dado. La noticia del falleci-miento de Jaime despertó en no-sotros todo el afecto acumulado en aquellos años únicos, y ha sonado en nuestros corazones un grito profundo del pasado. El colegio no fue un tiempo más o menos en-trañable: en aquellos años, tras los pupitres de madera, o en aquellos campos de futbol que desafiaban nuestras rodillas, se forjaron las personas que somos ahora, y eso no puede olvidarse.

2) En segundo lugar, el espacio

en el que nos encontramos está presidido por el altar de Cristo: un altar es un ara de sacrificio. El al-tar de nuestro Señor fue además un lecho nupcial porque en esta superficie límpida y sin rugosida-des entregó amorosamente su vida para redimirnos y abrirnos la eter-nidad que Jaime ya ha atravesado.

No creo que sea este el lugar para hacer una semblanza de Jai-me. Su tío Curri y su hermano Ja-vier lo hicieron hace unos meses con una delicadeza emocionante. En el muro de Facebook también han quedado los testimonios de tantas personas que le conocieron y le quieren. Hacerse querer no es cuestión de mera simpatía, “cole-guismo”, “buen rollo”…; para ganar el afecto de los demás hay que al-macenar mucho amor y distribuir-

lo; un amor que en el fondo par-ticipa misteriosamente del gran Amor de Cristo que se derrama entre los hombres, cristianos o no, que lo buscan con los ojos abiertas o cerrados. Ubi charitas et amor, Deus ibi est: “donde hay caridad y amor ahí, está Dios”. En Jaime había imperfección y había mu-cho amor, por eso Dios no le era extraño.

Me gusta pensar que quizá sea uno de los primeros alumnos de la promoción que le conocieron gracias al pacto concertado por las madres de la familia Roca y Fernández de Córdova para llevar y traer a sus hijos del co-legio a casa y de casa al colegio. En la algarabía de esos coches in-festados de niños, se hizo famosa la capacidad de Carlos de devorar las costuras del respaldo del asien-to del conductor; en el Peugeot y el Citroen también se afinaron nues-tras cuerdas vocales entonando canciones a la Virgen que mi ma-dre incoaba con entusiasmo. En este contexto Jaime ya destacaba por sus dos notas dominantes: su audaz gamberrismo y su descon-certante simpatía. Genio y figu-ra…. Así fue Jaime a lo largo de su vida. Sin embargo, todos somos un poco así: todos somos un manojo de debilidades que anidan en un corazón que necesita amar, como los pulmones anhelan oxígeno.

En el fondo, la fragilidad de Jai-me refleja nuestra propia fragili-dad, tan necesitada de la miseri-cordia divina. No os oculto que los sacerdotes tenemos problemas en los funerales al no poder asegurar la salvación de los que finalizaron su camino en la tierra. La Iglesia sólo se pronuncia por la salvación de unos pocos que dejaron hue-llas muy visibles de santidad. Un

sacerdote amigo mío me comen-taba que una vez fue a visitar a un amigo suyo muy enfermo; es-taba prácticamente desahuciado. Cuando se anunciaba su fatal des-enlace, le dijo a su amigo presbí-tero: mira, todo parece indicar que serás tú el que celebres mi funeral, así que te voy a pedir tres cosas: La primera, que seas breve porque los curas soléis enrollaros; la segunda que no digas cosas buenas de mí, porque serán mentira; y la tercera que pidas por favor a la gente que rece por mí, porque eso es lo que

necesito de verdad.Creo que Jaime no necesita de

panegíricos, sino de nuestra ora-ción llena de afecto, Hace unos días su tío Curri me comentó: Jai-me tenía conciencia y sabía bien lo que estaba bien y estaba mal… y se confesaba! ¡Qué paz trasmi-ten estas palabras…! Para gozar de la misericordia de Dios es preciso tener la conciencia clara, y el co-razón humilde, abierto al perdón; sólo así dejamos que la gracia nos lave, reconociendo la mancha del alma, no para atormentarnos, sino para liberarnos de su tormento. El sacramento de la Penitencia los libera de nuestros pesimismos, de nuestras dudas, de nuestros au-toengaños, de nuestros suicidios espirituales. Cristo quiso que la vacuna estuviera al alcance de nuestra mano, en otro hombre que lo representa en el momento de la absolución. Tener conciencia, pedir perdón… son las puertas de nuestra alegría en la tierra, y de nuestra felicidad eterna.

Así se entiende el reciente cam-bio operado en la fórmula de la

consagración: la salvación de Cris-to no es automática; sólo se abre con la llave de nuestra libertad. La redención no se derramó so-bre “todos los hombres”, sino por “muchos”, los que supieron aco-gerla en su corazón. A Jorge Luis Borges le asombraba esa doctrina del perdón que anula el pasado, por eso compuso unos versos inol-vidables sobre el buen ladrón que escuchó “la voz inconcebible/ que un día juzgará a todos los seres/(y) le prometió desde la Cruz terrible/ el Paraíso...”. En Jaime advierto

a ese buen ladrón que “robó” a Jesús su promesa de la bienaventuranza a pesar de las som-bras de su pasado; así era Jaime, siem-pre capaz de son-

sacarnos una sonrisa, después de haber hecho una trastada. El gozo del perdón estaba por encima de su fragilidad, y en su buen humor latía una nueva esperanza que anulaba la tristeza del pecado.

Ojalá aprendamos a renovar así nuestro corazón. Esta tarde, le pido a Nuestro Señor que nos en-señe a confiar en su misericordia, que nos dejemos limpiar por su gracia, para que nuestras dudas y nuestras sombras sean bañadas por la luz de su Resurrección en estas semanas de Pascua que nos conducirán en pocos días a la As-censión y Pentecostés. La mujer cuando va a dar a luz siente tris-teza, porque ha llegado su hora, pero en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la ale-gría de que al mundo le ha nacido un hombre. Recemos por Jaime, con la confianza de que también él estaba destinado a nacer a la vida eterna. Y que su muerte nos empuje a buscar esa misericordia de Dios que abrirá las puertas del Cielo. Así sea.

En Jaime advierto a ese buen ladrón que “robó”

a Jesús su promesa de la bienaventuranza a pesar

de las sombras de su pasado; así era Jaime, siem-

pre capaz de sonsacarnos una sonrisa, después de

haber hecho una trastada.

L PASADO 5 DE MAYO DISFRUTAMOS DE la última sesión de Debate y Tapas del curso 2016-2017. El título, “Geometría y Belleza”, no

desvelaba mucho por sí mismo, pero lo que sí nos augu-raba un éxito rotundo era el espléndido ponente, Arturo Berned. Este antiguo alumno y padre del Colegio es uno de los escultores españoles más prestigiosos. Un artista prominente, galardonado por todo el mundo, que empe-zó su carrera en el mundo de la arquitectura para acabar dedicándose a lo que más le apasiona: las formas y sus mágicas proporciones.

E

por Nicolás Fernández Darna

EL AURA DE BERNED

A lo largo de la sesión, Arturo nos fue transportando a su propio universo mental, tan matemático como poético, para entender su forma de entender el arte. A través de imágenes y fotografías muy representativas nos fue in-troduciendo en el concepto de la proporción áurea, de la que todos había-mos oído hablar pero no acabábamos de entender.

Tras su lección magistral, uno mismo comprende que el aura mueve el mun-do, que está en nosotros mismos. El cuerpo humano tiene proporciones áu-reas, así como las flores, los árboles y los animales. Todo ello fue creado por Dios, que plasmó la perfección en la Naturaleza a través de una indes-criptible proporcionalidad. A su vez, nosotros, como seres humanos, busca-mos constantemente esa proporción, ya que dicha fórmula se encuentra en nuestro interior y rige nuestro modo de ver el mundo. Cuanto más cerca se encuentre un objeto de la proporción áurea, mayor serenidad y satisfacción experimentaremos al observarlo. Es pura magia, y ahora la comprendemos.

Nuestro apreciado ponente, Arturo Berned, ha ido jugando con esa “auri-cidad” –como él la llama– durante toda su carrera. Su obra escultórica al completo ha sido desarrollada a partir de la fórmula áurea. Es realmente increíble cómo las formas de sus diferentes esculturas alivian la mente de quien las aprecia, y uno de los ejemplos más característicos es su versión del bolso “Lady Dior”, cuya proporcionalidad sencillamente te atrapa.

Hay hombres y mujeres que con su vida y su ejemplo dejan huella profunda. Hay hombres y mu-jeres que con su generosidad y entrega cambian his-torias. Hay hombres y mujeres que hacen que las co-sas ocurran para cambiar el mundo. Aquilino Porrero fue una de esas personas. Queremos reproducir en este nuevo número de La Locomotora una brevísima semblanza de Aquilino que nos ha llegado de Juan Pablo Porrero, uno de sus hijos:

“Papá se vio seducido por el proyecto de crear co-

legios en los que el orden de las prioridades fueran: padres, profesores y alumnos. Con el objetivo de que el colegio fuera la continuidad de la formación que los padres, principales educadores, daban a sus hijos en casa. Colegios donde se formara a personas que tuvie-ran el criterio suficiente para saber hacer buen uso de su libertad.

Además de cofundador, de ser padre del grupo promotor del Colegio El Prado, fue el primer presiden-te de las APA de los Colegios Montealto y El Prado. Y

el primer presidente de la Mutua que se constituyó en torno a los colegios para ayudar a las familias”.

Hay hombres y mujeres que pasan por el mundo haciendo el bien. Hay hombres y mujeres en el mun-do a los que se les debe inmensa gratitud.

Desde El Prado, desde la Asociación de Antiguos Alumnos de El Prado, desde Fomento, damos GRA-CIAS a Dios por haber conocido a esta persona de gran corazón que supo abrazar tantos proyectos que le exigieron tanta dedicación, honradez y compromi-so. Supo convertir en servicio a los demás su vida entera: el trabajo y el descanso, el llanto y la alegría.

Para toda la familia Porrero, estas líneas quieren expresaros nuestra más sincera gratitud y felicita-ción.

¡Qué esposo, qué padre, qué abuelo!.... ¡Qué tío!¡GRACIAS, AQUILINO!

Agustín Velázquez Soriano

AQUILINO PORRERO

A mi hermano Alberto:

Hoy, como en todas las ocasiones en las que he vivi-do contigo, me siento orgulloso, y satisfecho de ver que fuiste tú y tus virtudes las que cautivaron a tanta gente.

Te conocí con ocho años, en el cole, y enseguida nos hicimos amigos. Todos los días, de lunes a viernes, prac-ticábamos boxeo en el gimnasio de tu casa de Peña San-ta. Lo cierto es que me ponías la cara como un mapa, porque se te daba genial... Aunque, para ser justos, hay que reconocer que, de vez en cuando, te daba yo también alguna.

Desde el primer día que aparecí por la puerta de tu/mi casa, toda tu/mi familia me acogió como un hermano más. Tenía su mérito: sois ocho hermanos y cada cual tenía a su mejor amigo... Me imagino lo que esto supuso ahora que soy padre e intento llevar un hogar.

Otra faceta que recordará perfectamente todo aquel que estuvo contigo en el cole es tu gran afición por dibu-jar cómics –o, como tú los llamabas, “tíos cachas”–: se te daba fenomenal. Hasta tal punto que hubo una ocasión que hiciste un mural en DIN-A3, que no le faltaba un detalle. Una cualidad que tenía sus momentos y espero que no te importe que cuente esto (pero lo recuerdo con

mucho cariño): ¡Qué pena te daba no dibujar tan bien las mujeres como a los “tíos cachas”... y mira que lo intenta-bas!

Locuaz, reflexivo y gran pensador. Sediento de estu-diar, conocer y hablar de nuestra “esencia” como seres libres, humildes, llenos de bondad y amor; esforzándo-te a diario por sacar el mejor Alberto, y mostrárselo al mundo.

Como persona eres genial, pero qué va a decir tu me-jor amigo... En este caso es verdad, porque todos y cada uno de los que nos reunimos en tu último adiós coinci-dimos en destacar lo mismo de ti: cómo nos hablabas, mirándonos al corazón, consiguiendo sacar lo mejor de los que te rodeábamos.

No te permitías emitir ningún juicio de los actos de nadie. No etiquetabas a nadie, no juzgabas, vivías aman-do al prójimo –como nos enseñaron– “en las virtudes y en los defectos”.

La mejor persona que he conocido, porque mirabas y comunicabas como pocos lo hacen: desde el corazón. ¡Te quiero, ALBERTO! Nos vemos en un rato.

José María Carazo Jiménez

ALBERTO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA

PARECE QUE FUE AYER que salía del colegio con alguno de mis ami-gos y ya en la puerta le dije, inten-tando no ser brusco y buscando las palabras más correctas, -“¿Sabes que el año que viene me voy a vi-vir a Moscú?”… -“¿¿Para siempre??”, me contestó con cara de asombro. – “Bueno, sí… En principio sí, aunque nunca se sabe… Lo que Dios quiera”. Mi amigo me seguía mirando, con una mezcla de asombro y miedo en los ojos, intentando averiguar si me estaba quedando con él o hablaba en serio. “Pero… ¡qué fuerte!”. Luego nos dimos un abrazo y quedamos en re-zar el uno por el otro, como si al día

porque los tengo también en Rusia: entre compañeros de la universidad, conocidos de un partido de fútbol, de un curso de historia (antes de la universidad) en el que no me enteré de nada, de gente, en fin, que vienen por el centro del Opus Dei en el que vivo. Ahora sé que los rusos son gen-te maravillosa, no solo capaces de escribir grandes obras de la literatu-ra (que ahora puedo leer en original), sino también de jugar un buen parti-do de fútbol o tomarse una cerveza.Con frecuencia desde España me preguntan que qué hago aquí, a qué me dedico. A veces no se lo que con-testar… Mi vida aquí no tiene nada de particular: estudio, salgo con mis amigos, hago deporte, toco la guita-rra, doy una clase de formación cris-tiana a estudiantes de mi edad, leo, doy clases de español. Más o menos lo que hacía en España. Al fin y al cabo es para lo que vine. Nadie me dijo que fuera a hacer nada extraor-dinario, ni yo lo pedí. ¡Lo extraordi-nario está en lo ordinario! Está claro, que todo eso no lo hago sin más, que con todo eso busco hacerme santo y acercar a otros a Dios. Justamente con esas cosas que pueden parecer insignificantes. Pero bueno, estoy empezando a ponerme beato…

En fin, lo que quiero decir es que estoy muy contento de estar en Ru-sia. Me alegro de haber podido es-tudiar en el Prado, porque me he traído a Moscú muchos recuerdos de esos años en el colegio. Cuando voy a España no dejo de pasar a sa-ludar a los profesores y, sobretodo, a la Virgen –en la ermita y en el ora-torio– que tanto ha hecho para que yo esté aquí ahora, y espero haga lo mismo con tantos estudiantes de nuestro colegio. Cuento con las ora-ciones de todos vosotros para que los católicos en Rusia seamos cada día más y mejores, para que la unión con la Iglesia ortodoxa sea pronta, para que, en fin, yo sepa estar a la altura de las circunstancias. Buen momen-to ahora, en el del centenario de las apariciones en Fátima, para pedirle a la Señora por esta intención de su “rusito”.

siguiente fuera a coger ya el avión. En realidad, quedaban todavía unos cuantos meses…

Más o menos esta fue la reacción que se fue repitiendo con distintos amigos y conocidos a medida que iba hablando con cada uno. Alguno tardaba más en digerirlo, otros al oírlo exclamaban un “!Guau! ¡Cómo mola!”, tan típico de Madrid. Pero nadie me echo para atrás, todos se dieron cuenta de que me iba a Rusia por algo más que el vodka… Eso sí, a casi nadie se le pasó bromear so-bre el frío que iba a pasar.

En realidad, yo en ese momen-to sabía de Rusia lo mismo que la mayoría de los que me rodeaban. Es decir, muy poco. Pero estaba de-cidido. Las cosas de Dios son así, cuando uno dice “sí”, le viene la se-renidad y deja de preocuparse de las mil preguntas que se le vienen a la cabeza.

Desde entonces han pasado casi tres años. Ahora sé ruso y me gus-taría decir que “soy”, por lo menos en parte, ruso. Como siempre, los problemas parecen insuperables desde lejos. Ya aquí aprendí con fa-cilidad el ruso, entré en la carrera de Historia de una prestigiosa univer-sidad y ando acabando el segundo año con buenas notas. Además, si al llegar a Rusia tenía muchos ami-gos en España, ahora tengo el doble,

Desde Rusia con amorJuan Sota se lanzó a la aven-tura rusa nada más terminar bachillerato. Este estudian-te de Historia nos cuenta su vida en Moscú donde vive desde hace tres años.

El pasado 24 de mayo nos reunimos unos cincuenta antiguos alumnos en el Colegio, en una tradición que se repe-tirá todos los años. Organizamos una pequeña romería, un encuentro sencillo en la ermita alrededor de nuestra Madre. Una suerte inmensa poder reunirnos junto a Ella y pedirle por todos. Sí, por todos. Porque cuando se habla de la Virgen hay espacio para todos y con Ella todo es más fácil. Como decía San Bernardo: “Si Ella te tiende su mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer”.

Y este encuentro continuó de la única manera que entendemos que puede continuar: cerveza en mano y cono-ciendo las buenas nuevas de cada uno de nosotros. Nuevos proyectos, algún que otro kilo de más y muchas ganas de conocer en qué anda metido cada uno. Lo dicho, reservaos el próximo jueves. POR IGNACIO GONZÁLEZ

Chema Márquez, exalumno del colegio, continúa batiendo récords en el balonmano profesional. Después de ganarse el título de Pichichi en la Liga Asobal, con 200 goles en 30 partidos, nuestro antiguo alumno fue convocado por el seleccionador nacional, Jordi Ribera, para representar a España en la tercera fase de campeonato pre-europeo.

Chema Márquez, nacido en el año 1996 y forjado en las canchas del colegio, es actualmente una de las piezas más importantes de la primera línea del Balonmano Guadalajara, con quien acaba de renovar por dos temporadas. Su hermano mayor, Álex, también exalumno, juega actual-mente en el Granollers, al que llegó procedente del Barcelona.

Jugador polifacético, Chema es capaz de jugar como central o lateral, y se ha convertido en el segundo jugador más joven de la selección en la era Ribera, que actualmente solo cuenta con 15 jugadores seleccionados.

¡Enhorabuena, Chema, por esta gran noticia para ti y los tuyos, que, de alguna manera, también lo somos todos nosotros, tu familia de El Prado Alumni! POR JAVIER MARTÍN DE LA TORRE

Romería alumni

Chema Márquez

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LA LOCOMOTORA #2 terminó de imprimirse en Madrid en

septiembre de 2017

Diseño editorial:Alejandro G. Lozano

alegarloz.arq@gmail.com