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Fe, solvencia y relajación
La solvencia como concepto del sector financiero es un asunto de fe. No es casual la denominación del
dinero actual como “dinero fiat” (dinero de fe).
La tarea a que se dedica el sector financiero es una estimación de la fe, es decir, de la solvencia
(capacidad para devolver los préstamos) y su imagen especular, el riesgo. La tarea no es pequeña y, dado
que su monoteísmo no les ha provisto de racionalidad infinita, este cálculo fideísta se torna un asunto
diabólico; se trata de calcular las (des)variaciones con repetición de cinco sectores, tomados de cinco en
cinco (ciudadanos, estados, bancoscentrales, bancos comerciales y empresas), pero a su vez micro-
atomizados e interrelacionados (ciudadanos que son soberanos de estados y dueños de bancos
centrales, y algunos son dueños de bancos y empresas, que se prestan y se venden y se remuneran entre
ellas y a ellos, y se detraen impuestos que gastan mejor o peor, o desvían fondos a paraísos fiscales,etc.).
El trabajo de aquilatar las sucesivas derivaciones de la desconfianza/solvencia que deposita un elemento
en otro y sus sucesivas y mil millonarias iteraciones en regresiones y correlaciones (somos siete mil
millones de individuos), se vuelve una tarea incalculable, incluso inabarcable hasta para las privilegiadas
cabezas que gobiernan las entidades financieras públicas y privadas.
El que la actividad financiera es principalmente un asunto de fe lo demuestra la “Relajación Cuantitativa”
(Quantitative Easing, en inglés) puesta en marcha por la Reserva Federal y ahora por el BCE; en esencia
consiste en el aumento de la oferta de dinero incrementando las reservas por parte de los bancos
centrales. Los bancos centrales, propiedad de individuos vulgarmente solventes/insolventes – los
ciudadanos - se inventan un dinero que, entregado a los bancos comerciales, “genera automáticamente”
un aumento de la solvencia del sistema: ¡fascinante mecanismo de infusión de la fe!
Si hemos de creer a los expertos financieros y el mecanismo de revelación de la solvencia funciona de
esta manera, y dado que el riesgo quita el sueño a muchos, e incrementa el interés a muchos otros,
entiendo quizás por ello que se le haya otorgado este nombre: “relajación cuantitativa”. En este caso, no
veo por qué no se puede actuar de forma racional elevando esta solvencia hasta su máximo posible; El
método es simple: se trata de incrementar la relajación cuantitativa gradualmente hasta un importe que
cubra el total de los préstamos de la banca en un momento dado, exigiendo de forma simultánea a ese
aumento, un incremento del “core capital” bancario en el mismo porcentaje.
De esta forma, obtendríamos la solvencia máxima, en el momento en el que el core capital exigible a los
bancos para sus operaciones de préstamo fuera del 100%. Evidentemente, no cabría mayor solvencia,
aunque si seguimos aumentando la emisión de dinero, quizás ya no siga aumentando la relajación:
probablemente, se convierta al dinero en un bien Giffen.
Teóricamente no supondría ningún aumento/disminución de la masa monetaria, luego el efecto sobre la
inflación sería nulo, pero probablemente dejaría sin trabajo a una parte de la banca ( de la banca
especulativa), en una relajante obsolescencia sobrevenida (que se ve venir).
Esto se llama crédito mutuo.
Joaco Alegre. 10 de febrero de 2015
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