fenomenologÍa objetiva de los medios masivos de comunicaciÓn

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Bogotá, 20 de Febrero de 2015 Estimado, Daniel Castillo Brieva Director de Investigación Pontificia Universidad Javeriana Asunto: Informe técnico del proyecto “Fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación” del joven investigador Andrés Felipe Rodríguez Pérez. Respetado Doctor: Por medio de la presente tengo el gusto de informarle que el joven investigador Andrés Felipe Rodríguez Pérez C.C. 1020738844 de Bogotá finalizó satisfactoriamente su periodo como becario de la convocatoria 617 de Colciencias para Jóvenes Investigadores y Semilleros de Investigación, que le permitió a lo largo de 12 meses, llevar a buen término el proyecto de investigación “Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación”. Andrés realizó su trabajo de manera responsable y disciplinada, lo cual le condujo a un excelente resultado teórico y a un interesante artículo titulado: “Hacia una Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación (desde Badiou y Latour)”. El Material se encuentra adjunto en ésta carta y se someterá a evaluación para publicación en la revista: Universitas Philophica indexada en EBSCO HOST. Gracias por su atención: Anexos: Informe técnico del tutor Informe del Joven Investigador Copia del artículo

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Page 1: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Bogotá, 20 de Febrero de 2015

Estimado,

Daniel Castillo BrievaDirector de InvestigaciónPontificia Universidad Javeriana

Asunto: Informe técnico del proyecto “Fenomenología objetiva de los medios masivos decomunicación” del joven investigador Andrés Felipe Rodríguez Pérez.

Respetado Doctor:

Por medio de la presente tengo el gusto de informarle que el joven investigador Andrés FelipeRodríguez Pérez C.C. 1020738844 de Bogotá finalizó satisfactoriamente su periodo como becario de laconvocatoria 617 de Colciencias para Jóvenes Investigadores y Semilleros de Investigación, que lepermitió a lo largo de 12 meses, llevar a buen término el proyecto de investigación “FenomenologíaObjetiva de los Medios Masivos de Comunicación”.

Andrés realizó su trabajo de manera responsable y disciplinada, lo cual le condujo a un excelenteresultado teórico y a un interesante artículo titulado:

“Hacia una Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación (desde Badiou yLatour)”.

El Material se encuentra adjunto en ésta carta y se someterá a evaluación para publicación en la revista:Universitas Philophica indexada en EBSCO HOST.

Gracias por su atención:

Anexos: Informe técnico del tutorInforme del Joven InvestigadorCopia del artículo

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Proyecto:“Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación”

Informe del tutor

Gustavo Adolfo Chirolla OspinaTutor

Bogotá. 20 de Febrero de 2015

A. Como se había determinado los objetivos del Proyecto eran los siguientes:

1. Establecer la compatibilidad conceptual entre la teoría del actor-red de Bruno Latour

y la fenomenología objetiva de Alain Badiou.

2. Usar los resultados teóricos del primer objetivo para estudiar los medios masivos de

comunicación en general y en Colombia.

3. Analizar las relaciones entre los medios masivos de comunicación y el arte, la ciencia,

la política, el deporte y el amor.

4. Comprender las relaciones entre los medios masivos de comunicación y la producción

de subjetividad en general y en Colombia.

Andrés llevó a cabo un trabajo que involucra mucha documentación pertinente, tanto de Bruno Latourcomo de Alain Badiou, concluyendo de manera muy precisa que existe, no sólo la posibilidad deestablecer la compatibilidad conceptual entre la teoría del actor-red (TAR) de Bruno Latour y laFenomenología Objetiva de Alain Badiou, mediante la aclaración y traducción fiel de sus respectivosaparatos conceptuales, a la luz de las ciencias de la información, las teorías de medios y lacomunicación, la sociofísica, la topología y la teoría de grafos, sino también, que dicha articulaciónpermite reformular los métodos y replantear los presupuestos epistemológicos mediante los cuales sehan venido llevando a cabo las investigaciones en ciencias sociales.

Así, en su investigación, Andrés logra concluir que una Fenomenología Objetiva de los MediosMasivos de Comunicación es también y precisa de, una nueva epistemología de las ciencias sociales,que tiene en cuenta tanto las herramientas metodológicas que ofrece la TAR como las herramientasmatemáticas que propone la Fenomenología Objetiva de Badiou. Nueva epistemología que implica,necesariamente y en especial, el replanteamiento de los conceptos de medio, comunicación, masividad,actor, sociedad, fenomenología, sujeto, objeto, hecho, acontecimiento, relativismo y objetivismo; comopuede apreciarse tanto en el Informe Completo como en el Artículo, elaborados por el JovenInvestigador.

En base a tal conclusión, el proyecto realizado por el joven investigador, se encaminó a ejecutar unestudio de caso: el análisis del comportamiento de los medios masivos de comunicación y el público en

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el periodo 2000-2010 en Colombia; para lo cual se recurrió a datos de recepción, audiencia ylecturabilidad, recolectados por entidades privadas y públicas e investigadores de los medios decomunicación. De éste modo, en virtud del método Fenomenológico Objetivo propuesto, y gracias a laimplementación de un software especializado en análisis de redes sociales (Gephi), Andrés logróconstruir un grafo que expresa los niveles de “Centralidad de Vector Propio” de diversos MediosMasivos de Comunicación Colombianos. Dando así cumplimiento cabal a los dos primeros objetivosdel proyecto.

A lo largo de la investigación sobre el caso, Andrés logra concluir que existe una gran preponderanciadel consumo de contenidos visuales y gráficos de poca o baja rigurosidad académica, con primacía demedios televisivos, radiales e impresos concentrados en entretenimiento masivo, telenovelas ycomentario de contenidos televisivos; dejando en malas condiciones, respecto a su medida de“centralidad de vector propio”, medios como el cine y aquellos con contenido educativo, documental-histórico, científico u académico.

Con esto en la mira, en base a los presupuestos de la Fenomenología Objetiva propuesta, Andrés lograestablecer una tipología de Sujetos (Fiel, Oscuro, Reactivo) relativas a diversas actividades productivashumanas, que partiendo de Badiou, se conocen como Procedimientos Genéricos o Procesos de Verdad(Arte, Ciencia, Política, Amor y -aún en cuestión, pero propuesto a lo largo de la investigación comoun procedimiento de verdad adicional a los planteados por Badiou- el Deporte) cuyos matices lepermiten realizar a su vez una caracterización de los tipos Subjetivos propios del público de los mediosmasivos de comunicación en Colombia, para el periodo 2000-2010. Así, la investigación llega asostener que:

1. El Sujeto Político Colombiano, en tanto que se manifiesta en los Medios Masivos deComunicación de dicho periodo (2000 – 2010), se caracteriza, sobretodo, sin caer engeneralizaciones taxativas, por ser un Sujeto Oscuro, confundiendo las secuencias políticasverdaderas con procedimientos deportivos (democráticos y competitivos) propios de economíasprogresistas.

2. El Sujeto Científico Colombiano del periodo, se caracteriza por ser un Sujeto Reactivo, debidoal pedagogismo de los pocos contenidos científicos presentes en los medios masivos decomunicación.

3. El Sujeto Artístico Colombiano, se manifiesta mayoritariamente, en los medios masivos decomunicación, como un Sujeto Oscuro, cuya relación con las obras creativas es Iconoclasta eIdólatra, debido en parte a la fuerte presencia del entretenimiento masivo y el analfabetismoaudiovisual y multimedial, que implica la primacía de contenidos muy gráficos y de consumorápido en los medios masivos de comunicación colombianos.

4. El Sujeto Amoroso Colombiano, se manifiesta en los medios masivos de comunicacióncolombianos en dicho periodo, como un Sujeto Reactivo que expresa la preferencia de laconyugalidad biológica y como un Sujeto Oscuro que hace evidente la primacía de la fusiónposesiva en los contenidos que circulan por los medios colombianos.

Con esto hecho, Andrés logra cumplir los cuatro objetivos propuestos en la investigación.

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B. El Cronograma respectivo se cumplió a cabalidad de la siguiente manera:

La primera fase (3 meses) de la investigación: documentación y recopilación del material de archivo

pertinente por parte del joven investigador en asesoría con el correspondiente tutor. Entrega de Informe

de Lectura y Análisis: 17 de Marzo de 2014

La segunda fase (6 meses): escritura del proyecto por parte del joven investigador en asesoría del

correspondiente tutor. Entrega Segunda de Versión del Informe: 16 de Junio de 2014

La tercera fase (9 meses): edición formal, conceptual y multimedial del informe total y primera versión

del artículo (producto a entregar) resultante en asesoría del correspondiente tutor. Tercera versión del

Informe: 15 de Septiembre de 2014.

La cuarta fase (12 meses): entrega y revisión del producto terminado (artículo publicable) e Informe. 15

de Diciembre de 2014.

C. Otras consideraciones:

Es importante destacar que a lo largo de la investigación Andrés prestó una especial atención a dejar,una vez concluida la misma, abierta la posibilidad para cualquier investigador de recurrir a laFenomenología Objetiva propuesta, como un método innovador para el estudio del comportamiento delas sociedades, sus relaciones con actores no-humanos (medios de comunicación) y los sujetospolíticos, artísticos, amorosos, científicos y deportivos. De manera que el proyecto también se presentócomo una ocasión para comenzar a replantear muchos presupuestos epistemológicos y metodológicospropios de la investigación en ciencias sociales, en teoría de los medios, las artes y la comunicación.

D. Resultados

El resultado principal de la investigación es el artículo “Hacia una Fenomenología Objetiva de losMedios Masivos de Comunicación” que se someterá a evaluación para publicación en la revista:Universitas Philophica indexada en EBSCO HOST. Pero también deja como evidencia una extensaserie de apuntes realizados y ordenados por el Joven Investigador: “Informe del Joven Investigador”.

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Proyecto:“Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación”

Informe del Joven InvestigadorBogotá. 20 de Febrero de 2015

INFORME DE INVESTIGACIÓN

PROYECTO: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE

COMUNICACIÓN

CONVOCATORIA 617

JÓVENES INVESTIGADORES Y SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN

DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA, COLCIENCIAS

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE FILOSOFÍA

NÚCLEO DE INVESTIGACIÓN EN ESTÉTICA

JÓVEN INVESTIGADOR: ANDRÉS FELIPE RODRÍGUEZ PÉREZ

INVESTIGACIÓN DIRIGIDA POR: GUSTAVO ADOLFO CHIROLLA

BOGOTÁ

2015

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ÍNDICE

1. El método fenomenológico objetivo

1.1 Mundos-Redes: estructura matemática mas no estructura estructuralista

1.2 Objetivismo relativista: Intermediarios-Modi ficaciones / Mediadores-Sitios

1.3 Hermenéutica objetiva y relaftivista

1.4 Dialéctica materialista a firmativa: verdad en las ciencias sociales y contra el escepticismo ingenuo

1.5 Sujeto de verdad – cuasi-sujeto o individuo

1.6 Fuentes de incertidumbre

1.7 Hacia una fenomenología objetiva de los medios de comunicación masivos como mediadores-sitios

2. Fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación: un modelo de

feedback mediático-comunicacional

2.1 Contraste con diversas teorías de los medios de comunicación

2.2 Los objetos mediáticos como fósiles

2.3 Modelo de feedback comunicativo

2.4 Los actantes humanos también son medios

2.5 Más allá de la economía de la sospecha submediática

2.6 Mas allá de la desconexión moderna

3. Fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación enunciado por

enunciado; ejemplo Colombia (2000-2010).

3.1 Enunciados 12 a 57

3.2 Enunciados 1 a 11

3.3 Enunciados 58 a 66

4. Diagramas y Medida de Eigenvector para calcular influencia o poder de un medio

en una red social

INTRODUCCIÓN

Este proyecto de investigación recurre a la Fenomenología Objetiva de Alain Badiou, propuesta

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en Lógicas de los Mundos, para estudiar los medios masivos de comunicación. Se pregunta, como caso

de experimentación, por la relación entre medios masivos de comunicación y la constitución de lo

común político durante periodo 2000-2010 en Colombia.

Para llevarlo a cabo se propone la conjunción parcial y experimental de la propuesta teórica de

Badiou con la Teoría del actor-red (actante-rizoma) (TAR) expuesta por Bruno Latour. En el camino

se articulan algunos conceptos provenientes de la Fenomenología de los Medios propuesta por Boris

Groys, la arqueología y la teoría de las signaturas expuesta por Giorgio Agamben, el Análisis de

Redes Sociales (ARS), la Complejidad computacional y el Caos según la perspectiva de Carlos

Reynoso y diversos autores cercanos a la naciente sociofísica, como también de diversas propuestas

teóricas en estudios de los medios de comunicación y la semiótica. Esto se debe a la necesidad que el

objeto de estudio demanda de construir una teoría fenomenológica calculada y materialista, sin perder

de vista de los estudios sociológicos, antropológicos y semióticos de los medios de comunicación. La

pertinencia de recurrir especialmente a esas propuestas teóricas se debe a que todas implican una alta

preocupación espacial, por no decir especialmente, topológica, sumada a una reconcepción de la

causalidad, a la hora de estudiar un fenómeno cualquiera; aquí en especial los medios masivos de

comunicación.

La primera parte de éste informe expone los logros teóricos, sin duda perfectibles, en el

ensamblaje entre la fenomenología objetiva de Badiou y la TAR, cuyos conceptos se han prestado

fácilmente a mal interpretación debido a sus nombres. Se trata de un intento que no es nuevo, pues ya

Shaw (2012) ha emprendido una tarea semejante bajo el nombre de Geografía Acontecimental, pero

agregando ideas de la fenomenología de los medios de Groys, la teoría de las signaturas de Agamben,

la semiótica, el ARS y la sociofísica, buscando esbozar el modelo de investigación fenomenológico

objetivo de los medios de comunicación.

La segunda parte contrasta tales logros con diversas propuestas que buscan comprender los lo

social en relación a los medios de comunicación y postula la posibilidad de negar la validez de aquellas

sometidas a una comprensión del signo mediático como mero signi ficante, proponiendo así la

sustracción del investigador de los medios de lo que Groys ha denominado economía de la sospecha.

La tercera parte expone de manera formal el ensamblaje logrado en las dos partes anteriores

llevando a cabo simultáneamente la fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación en

el periodo colombiano seleccionado. Dicha simultaneidad no es caprichosa sino necesaria puesto que

no es posible exponer la fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación aisladamente

al estudio de los objetos en cuestión.

La cuarta parte, a modo de conclusión, expone gráficamente, es decir, en un diagrama dinámico,

los resultados logrados en la investigación.

1. El método fenomenológico objetivo

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1.1 Mundos-Redes: estructura matemática mas no estructura estructuralista.

Esta primera parte se dedica a conjuntar la empresa fenomenológica objetiva de Badiou con

algunos conceptos de la TAR (Teoría del Actor-Red), la Fenomenología de los medios de Groys y

otros provenientes de diversas propuestas filosóficas útiles para la investigación.

A saber, etimológicamente “fenomenología” puede querer decir “pensamiento de lo que

aparece”; de modo que una Fenomenología no sería otra cosa que un ejercicio en el cual se piensa

“aquello que aparece”. Por su parte, el adjetivo “Objetiva” indica la especi ficidad de dicho pensamiento

del fenómeno (Badiou, 2008: 56). De modo que una Fenomenología Objetiva vendría siendo un

pensamiento de los fenómenos en tanto que objetos. Resulta necesario entonces aclarar ¿qué signi fican

las palabras fenómeno y objeto?

Según Badiou, a diferencia de la tradición fenomenológica husserliana, a la hora de pensar

objetivamente un fenómeno resulta preciso hacerlo de manera descriptiva, “neutralizando”, al menos

parcialmente, el efecto de la conciencia o la subjetividad humana en dicho mundo (Badiou, 2011). A

primera vista, el nombre fenomenología implicaría un acercamiento al pensamiento fenomenológico de

Edmund Husserl, que introduce en la Historia de la Filosofía la noción de epojé como puesta entre

paréntesis de las doxa e incluso desconexión de lo que se considera como real en sí en la reducción

trascendental, para acceder al orden trascendental y vital de la conciencia; el sujeto trascendental.

Empero, el punto que separa evidentemente la fenomenología de Husserl de la fenomenología objetiva

de Badiou que aquí es guía, se ubica en que, según el pensador francés, Husserl elabora una teoría

subjetivista, o mejor idealista, en el sentido que mantiene su fenomenología dentro del correlacionismo

epistemológico; noción elaborada por Quentin Meillassoux en su texto Después de la Finitud (2008). A

saber, en el correlacionismo la totalidad de lo que hay es referida a la conciencia y al movimiento del

tiempo en la subjetividad humana, de manera que se configura una suerte de Historia del Mundo desde

el punto de vista de algún sujeto cuya existencia es absoluta; sometiendo así el objeto a una existencia

indisociable del sujeto.

La pregunta recurrente en éste punto es ¿en qué difieren las operaciones fenomenológicas

objetivas, de un acto intencional propio de alguna supuesta conciencia fenomenológica? Así, se puede

decir que en una fenomenología subjetiva e intencional todo acto de discriminación tiene lugar en un

orden temporal definido (Badiou, 2008). En ese caso, frente a los objetos:

[u]na mirada consciente pasa de uno al otro y recapitula la diferencia fenoménica inscribiendo, en

la lengua, el movimiento temporalizado de la evaluación. Si suspendemos toda referencia a la

conciencia intencional, no subsiste más que la vericidad inmediata de una evaluación identitaria […]

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evaluación que no puede retener ninguna referencia al tiempo ni al orden temporal, por la mayor razón de

que ningún tiempo está implicado en la indexación trascendental del ser-ahí. El tiempo no es aquí más que un

parásito introducido por el uso metafórico, o didáctico, de la fenomenología vulgar (Badiou, 2008: 230).

Siendo esto así, la fenomenología objetiva que propone Badiou asume una posición materialista

según la cual, además de sostener que cualquier mundo existe independientemente de cualquier orden

subjetivo, supone la posibilidad de describir ese mundo objetivamente en un sentido puramente

espacial. Hay que agregar además que la fenomenología objetiva debe ser también calculada. De modo

que se encuentra mas cerca de aquello que las ciencias naturales llaman fenomenología que de la

corriente filosófica bautizada así por Husserl. Esto es así porque sus resultados y procedimientos son

formalismos que la resguardan de caer en el correlacionismo antes mencionado (Badiou, 2008: 199-

200). Como se verá, la posibilidad de formalizar las descripciones es el mayor aporte que puede hacerle

la fenomenología objetiva a la TAR.

Ahora bien, la Fenomenología Objetiva es fenomenológica en tanto que no es estrictamente

ontológica. La ontología por sí, según Badiou, es el pensamiento del ser-en-tanto-ser. Desde el punto

de vista que el filósofo despliega en el primer tomo de El ser y el acontecimiento, este pensamiento es

llevado a cabo por la matemática histórica que encuentra su fundamentación en la teoría axiomática de

conjuntos (Badiou, 1999: 55-61). Esto se debe a que el ser-en-tanto-ser; lo real, coincide, según el

análisis de Badiou, con lo múltiple puro, nombrado como conjunto vacío o Ø, antes que con lo Uno o

bien lo múltiple contado-por-uno (estructurado); contradiciendo con esto la manera como

tradicionalmente la teología y la metafísica clásica lo habían presentado.

Para comprender la noción de Objeto elaborada por Badiou y aquí asumida es preciso primero

recurrir a las definiciones de mundo y de trascendental (de un mundo). A saber, “un mundo es el lugar

en el que aparecen objetos. O también (…) “mundo” designa una de las lógicas del aparecer” (Badiou,

2008: 643). Así mismo:

El concepto de “trascendental es, sin duda, el concepto operatorio más importante de toda la Gran

Lógica, o teoría del aparecer. Designa la capacidad, constitutiva de todo mundo de atribuir a lo que está

ahí, en ese mundo, intensidades variables de identidad con todo lo que está, igualmente, ahí. En suma,

“trascendental” designa lo siguiente: un mundo, en el que aparecen a título de objetos multiplicidades puras,

es una red de identidades y de diferencias que concierne a los elementos de lo que aparece ahí. Se comprende,

entonces, por qué la estructura fundamental del trascendental es la estructura de orden, forma general de lo

que autoriza el “más” y el “menos” (Badiou, 2008: 649).

De manera que el trascendental de un mundo permite llevar a cabo la distinción entre objetos

según grados de identidad/diferencia de manera reglada. Un manera muy útil de comprender esto es

pensar en un sistema auto-organizado donde se presentan los fenómenos críticos propuestos por Perl

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Bak. En contraste con los puntos críticos de la física clásica, donde el parámetro de control, el

trascendental, es exterior al sistema, como sucede por ejemplo en el paso de un sólido a un líquido,

tomado el sólido como sistema asilado, según lo indica una medida de temperatura entregada por un

termómetro:

En los feno�menos cri�ticos auto-organizados, en cambio, los sistemas alcanzan un punto cri�tico de

acuerdo con su propia dina�mica interna, independientemente del valor de cualquier variable de control.

La idea crucial de Bak consistio� en pensar que el arquetipo de un sistema cri�tico auto- organizado bien podri�a

ser una simple pila de arena [...] Arrojando un hilo de arena lentamente sobre una super ficie se forma una pila.

A medida que la pila crece ocurren avalanchas que transportan arena desde la cu�spide hasta la base. En los

modelos teo�ricos, al menos, la pendiente de la pila es independiente de la velocidad con que se arroja la

arena. E�sta es la pendiente auto-organizada, la cual se llama asi� incluso en casos en los cuales la pila no tiene

forma de cono o adopta una configuracio�n irregular. En los sistemas de este tipo la cai�da de un grano de

arena un poco ma�s grande de lo comu�n podri�a no tener consecuencias mayores, mientras que un evento

menor (un grano de arena adicional) podri�a desatar una reaccio�n en cadena y causar un deslizamiento

de proporciones: el mejor ejemplo de una funcio�n no lineal (Reynoso, 2011: 207).

Por otra parte, para dar inicio en este punto a la conjunción entre TAR y fenomenología objetiva,

según Latour, la noción metodológica de red o rizoma responde a tres propiedades como anulación de

algunas relaciones binarias que ingenuamente se consideran absolutas. En la noción de red se anulan la

diferencia entre:

Lejos/Cerca: para escapar a la tiranía de la distancia y la proximidad de tal modo que actantes

(actores narratológicos en el sentido de Greimas) cercanos, al ser desconectados de la red se puedan

hacer absolutamente lejanos. La lejanía y la cercanía dependen entonces de la conectividad de los

actores. Pequeña Escala/Gran Escala (Micro/Macro): para disolver la distinción entre micro y macro en

el sentido en que una red nunca es más grande que otra, sino más o menos intensamente conectada.

Dentro/Fuera (Actor/Sistema): para salir al paso a la distinción entre afuera y adentro dada por un

límite periférico métrico (Latour, 1996: 4-6).

Podría parecer que las nociones de mundo en Badiou y red en Latour no tienen nada en común,

más que por el uso de la palabra red en ambas propuestas, y antes bien su conjunción aparentaría ser

problemática a causa de la autorización del “más” y del “menos” en lo que Badiou llama un mundo.

Esto sólo se resuelve teniendo en cuenta que un mundo es ontológicamente medido por un cardinal

in finito inaccesible, a pesar que sus objetos son fenomenológicamente finitos. Dada tal condición, que

se irá aclarando progresivamente, se cumple lo siguiente:

Badiou mismo advierte que habrá que tener cuidado “con que la dialéctica de lo grande y lo

pequeño no subsuma en modo alguno todo el campo, axiomáticamente fijado, de la relación de orden.

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Esas son sólo formas de leer el simbolismo. Porque la esencia de la relación de orden es la

comparación “en sí” (Badiou, 2008: 183). De manera que un mundo gozaría de una estructura de orden

que no implica someter a sus objetos a la relación pequeña escala/gran escala; la posibilidad de decir

mayor y menor es siempre un forma de lectura de la relación de orden y no expresa su esencia. Tanto

un mundo como una red escapan a la dialéctica de lo grande y lo pequeño. Si esta anulación vale en la

fenomenología objetiva para la relación Pequeña Escala/Larga Escala, también lo hace para la relación

Dentro/Fuera y Lejos/Cerca.

En un mundo no aplica la contradicción Dentro/Fuera en tanto si un elemento (un múltiple) está

en el interior de un subconjunto, un objeto, (otro múltiple) de un mundo, es decir, si está localizado en

él, ese objeto sólo es un conjunto de referencia que permite decir que algo está en el interior de algo.

Tal curiosa relación, que permite pensar interioridades en las que el interior de un conjunto referencia

es el conjunto referencia mismo se la llama una topología o espacio topológico (Badiou, 2008). En

palabras de Badiou “esto signi fica que desde que un mundo es una potencia [poder es un posible

sinónimo] de localización del aparecer de multiplicidades, es incapaz de localizarse a sí mismo

distinguiendo su interior de su frontera o exterior” (Badiou, 2008: 440). Un mundo, así mismo, es un

ambiente en términos de modelos basados en agentes (MBA's). Vale agregar que la cercanía entre ANT

con el modelado basado en agentes ya ha sido estudiada por Wernick et al. (2006).

Siendo esto así, la contradicción Lejos/Cerca es evidentemente relativa. Pues si el mundo de

referencia Colombia como espacio territorial jurídico-político, por ejemplo, es una topología,

obviamente estaría absolutamente cerca de Colombia misma. Pero al estar Colombia completamente

cerca de Colombia misma tendría que estar, curiosamente, lejos de Colombia misma. Pero si, por

avatares del destino, para introducir lo referente al periodo 2000-2010 en Colombia, un decreto

presidencial en Colombia declarase un estado de conmoción interior (de excepción), el mundo

Colombia sería desconectado de sí mismo, esto es, que dejaría de ser parte jurídico-política de

Colombia misma, a pesar de estar en el interior del conjunto de referencia Colombia, estaría

absolutamente lejos de Colombia como espacio territorial jurídico-político, pues sencillamente no

estaría en ese espacio territorial jurídico-político; de modo que no tendría sentido decir que estaría mas

o menos cerca/lejos de Colombia como espacio territorial jurídico-político. Estaría en una situación,

como diría Agamben, de estado de excepción jurídico-política.

Por esto para la TAR no hay actores “sociales” metidos en sistemas “sociales”; como si

estuvieran dentro de bolsas, ni micropolíticas o microeconomías metidas en macropolíticas y

macroeconomías. En cierto modo sólo hay actores localizados en redes, o bien “sistemas en el interior

de sí mismos”, y sólo hay “micro-objetos” localizados en redes, o bien “macro-objetos en el interior de

sí mismos”. Sencillamente lo macro, lo lejano y lo sistémico son conjuntos de referencia cuyo interior

es idéntico a ellos mismos.

Por otra parte, el lector desprevenido asumirá de entrada el uso de la palabra estructura por

Badiou en su definición de mundo, como una prueba tajante de su supuesto estructuralismo

trasnochado. ¿Cómo se atreve a usar la palabra estructura? ¡Eso no explica nada y soluciona todo

Page 12: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

recurriendo a una universalidad abstracta en la que lo que entra se acomoda funcionalmente!

Sin embargo, el sentido de la palabra estructura es fundamentalmente diferente al usado por el

estructuralismo. La palabra estructura denota un tipo de múltiple definido por las matemáticas

estructurales y no un tipo funcional de imaginario o símbolo cultural trascendente (Mandalas, lenguaje

del inconsciente, por ejemplo). Una estructura es un conjunto base A junto a las construcciones que

involucran a A y las propiedades que veri fican esas construcciones. Dichas propiedades siempre son

formuladas mediante axiomas.

Este es un sentido absolutamente inverso al de la estructura en el estructuralismo, pues en la

fenomenología objetiva no se suponen funciones trascendentes para los objetos; cosa que incluso

sucede en la teoría de campos de Bordieu, donde los agentes se posarían en posiciones definidas según

tipos de capital y de poder, sino que se proponen modelos en el sentido matemático, mundos de objetos

reglados trascendentalmente, donde los agentes interactúan con sus vecinos. El concepto de estructura

usado por Badiou es auténticamente cientí fico-matemático pues no predispone un espacio funcional

“vacío” que vendría a ser ocupado. Todo mundo, en cambio, está estructurado trascendentalmente, es

decir, ordinalmente, según los grados de identidad y de diferencia entre sus objetos.

Es preciso también tener en mente que una estructura de orden no es una estructura en el sentido

estructuralista, sino en uno estrictamente matemático, del grupo Bourbaki y no estrictamente de

Saussure aunque por vía de Lacan (el inconsciente está estructurado como –conjuntos y categorías

matemáticas– y no es un lenguaje) le fue posible ha Badiou ensamblar tales ideas en su concepto de

modelo con soporte en la teoría de modelos, al igual que Serres pudo articular al análisis cultural con

las estructuras matemáticas y proponer lo que llamó en Hermes I logoanálisis.

Latour es claro frente al rechazo del estructuralismo:

Los estudios de organizaciones, los estudios de la ciencia y la tecnología, los estudios empresarios, los

estudios de la información, la sociología, la geografía, la antropología, no importa cuál sea el campo, por

definición no pueden basarse en explicación estructuralista alguna, d a d o q u e l a i n f o r m a c i ó n e s

transformación (…) en el estructuralismo nada se transforma, simplemente se combina (…) Una estructura es

una red en la que solo hay información escasa (...) Si quiero tener actores en mi informe, tienen que hacer

cosas, no ser los que ocupan lugares; si hacen algo, tienen que incidir. Si no inciden, déjelos de lado, comience

otra descripción (…) "¿Que puedo hacer con la TAR?". Yo respondí: ninguna explicación estructuralista. Las

dos son completamente incompatibles (Latour, 2008: 220 - 222).

Pero tampoco se queda corto en su ataque al hijo legítimo del estructuralismo; el

postestructuralismo:

Como indica esta etiqueta, el postestructuralismo es la supervivencia del estructuralismo después

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de desaparecida la estructura, en forma similar al pollo que sigue corriendo después de que se le corta la

cabeza. Si bien ha abandonado la búsqueda de coherencia, el postestructuralismo ha r e t e n i d o l a m i s m a

definición de la causalidad: pocas causas seguidas de cadenas largas de ocupantes de lugares pasivos a los que

he llamado intermediarios (Latour, 2008: 304).

De manera que en primer lugar la TAR anula la noción de estructura abandonando la búsqueda

de coherencia estructuralista y en segundo lugar transforma la noción de causalidad al introducir la

distinción entre mediadores e intermediarios: “una concatenación de mediadores no establece las

mismas relaciones y no requiere el mismo tipo de explicaciones que un cortejo de intermediarios que

transporta una causa” (Latour, 2008: 157).

Este es un sentido diferente al de estructura en el estructuralismo. Recuérdese en este pun to una,

o mejor, la característica fundamental que Deleuze propuso para reconocer el estructuralismo: “las

cosas mismas en general no tienen estructura sino en la medida en que sostienen un “discurso”

silencioso, que es el lenguaje de los signos (Deleuze, 2002: 223). Siendo esto así, por un lado, la

fenomenología objetiva de Badiou sería aparentemente un pensamiento de corte estructuralista. A

saber, según Badiou, tal fenomenología es calculada y se funda en la tesis de las matemáticas como

ontología. Pero desde el punto de vista de Badiou, las matemáticas no son la estructura del ser, lo que

implica defender un pitagorismo inaceptable en la concepción ontológica de las matemáticas. Badiou lo

deja claro: “la tesis que sostengo no declara en modo alguno que el ser es matemático, es decir,

compuesto de objetividades matemáticas. No es una tesis sobre el mundo, sino sobre el discurso”.

(Badiou, 1999: 16). Entiéndase bien la precisión: son el discurso formal que permite decir algo sobre el

ser-en-tanto-ser o bien en tanto aparecer.

Empero hay que precisar los términos de Deleuze, él mismo sostiene que:

Se tiene razón al asignar a la linguística como origen del estructuralismo: no solamente Saussure,

sino la escuela de Moscú, la escuela de Praga. Y si el estructuralismo se extiende a continuación a

otros dominios, ya no se trata esta vez de analogía: no es simplemente para instaurar métodos

“equivalentes” a los que primero fueron fecundos en el análisis del lenguaje. En verdad no hay

estructura mas que de lo que es lenguaje, aunque se trate de un lenguaje esotérico o incluso no verbal”

(Deleuze, 2002: 223).

El estructuralismo es una estrategia de investigación en las teorías sociales y humanas que asume

que existe, no un silencioso lenguaje de los signos, sino un régimen de signos lingüístico-natural,

cultural, y universal, sostenido por las diferentes sociedades. Al igual que los “lenguajes animales” son

objeto de la zoosemiótica, las matemáticas como ontología o discurso sobre el ser, no son un lenguaje

Page 14: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

natural, y no son objeto de estudio de la lingüística, sino de la semiótica formal de un lenguaje arti fical,

de origen acontecimental y prolongación histórica. Nunca se ha visto un cientí fico estructuralista

porque sencillamente no hay nada de cultural en los lenguajes formales de la ciencia. La articulación

con la TAR aquí propuesta entonces hace hincapié en que no hay tampoco nada de cultural en la forma

de los lenguajes naturales de las sociedades. Como se sabe ya hace tiempo, hay lenguajes formales,

lógicas, que describen las relaciones de los componentes semióticos de los lenguajes naturales.

Siguiendo a Badiou, existe una Gran Lógica que subsume la pequeña lógica de las proposiciones y los

predicados de primer orden según un Álgebra de Heyting completa. Desde el punto de vista aquí

esbozado, la comunicación desborda el orden de la signi ficación lingüística natural para poner en

relación regímenes de signos diversos; se planta más en el orden de la semiosis como proceso de

intercambio transformacional de signos, en tanto objetos o actantes que están en lugar de algún objeto

o actante para otro objeto o actante y que pueden ser humanos y no humanos. Pero tal semiosis es

reductible, como Eco (1990) propone, a la relación de inferencia probable, al “si a entonces” de la

lógica de primer orden; en consecuencia es formalizable y de ahí que la propuesta topo-lógica de

Badiou resulte muy pertinente, pues la inferencia es reductible a la relación matemática de dependencia

en la propuesta de Badiou; lo que refuta en parte cualquier logicismo.

La matemáticas, en tanto ciencias del ser-en-tanto-ser, son la situación que presenta la

presentación misma, lo múltiple en sí, en tanto que despliegan una teoría de lo real/múltiple no como

transparente o construido, sino como diferencia interna; múltiple puro no contado por uno, solo

cognocible sustractivamente como conjunto (múltiple) vacío e instaurado por una ontología axiomática

conjuntista (Badiou, 1999).

De manera análoga a lo que Deleuze y Guattari (2006) llaman principio de multiplicidad para el

rizoma, y que luego Latour adoptará como sinónimo de la palabra red, el conjunto vacío solo es

cognocible como múltiple, pues lo que es, se presenta como múltiple.

Pero surge inmediatamente una duda. “¿Para qué sirve decir que el vacío es ‹‹múltiple››, si se

habla de ‹‹múltiple de nada››?” (Badiou, 1999: 74):

Es que la ontología es una situación y, en consecuencia, todo lo que ella presenta cae bajo su ley,

que es la de tener que dar cuenta sólo de lo múltiple, aun si, no componiendo nada, es en realidad

diagonal a la oposición intrasituacional entre lo uno y lo múltiple (Badiou, 1999: 74).

El lector instruido objetará en este punto que Badiou es enfático a la hora de enfrentarse al

modelo rizomático que pretende separarse de la dialéctica, al juzgarla como un pensamiento de lo Uno

trasnochado; incluso cuando afirma tajantemente y como principio que “lo Uno se hace Dos”.

En su artículo El fascismo de la papa (2002) lo dice así:

Deleuze-Guattari's dialectical arboriculture, all absorbed as they are to oppose the “multiple”

philosophy of the potato to the vertical despotism of the tree, is only a painful falsi fication. Lenin

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already remarked that the essence of the dialectic is never the strong and presupposed unity, but the

unity of opposites, which at once relativizes the concept of the One beyond return. (Badiou, 2012: ).

Para entender esta objeción hay que revisar el concepto de rizoma elaborado por Deleuze y

Guattari. Según el principio de multiplicidad para el rizoma, “no hay unidad que sirva de pivote en el

objeto o que se divida en el sujeto. No hay unidad, ni siquiera para abortar en el objeto o para

“reaparecer” en el sujeto” (Deleuze & Guattari, 2006: ). Así, si una determinación del rizoma cambia

entonces también la naturaleza del rizoma cambia. Un rizoma no se deja codi ficar por alguna unidad-

pivote de la que dependa un conjunto de relaciones entre elementos/puntos, o bien, según lo Uno que se

divide en el objeto o se reuni fica, según una lógica binaria de diferenciación, en el sujeto. En fin, un

rizoma no es reducible ni a lo uno ni a lo múltiple, ni tendría sujeto u objeto (Deleuze & Guattari,

2006).

Como se verá, los términos sujeto y objeto son usados por Deleuze y Guatari en un sentido muy

distinto al que le otorga Badiou. Hay que tener en mente también que el vacío es nombre del ser-en-

tanto-ser (no es ni objetivo ni subjetivo).

Ahora bien, lo múltiple puro es por sí pura diferencia. Empero, aclara Badiou respecto al vacío,

lo es sólo en el sentido paradójico de la in-diferencia. Como el vacío es inextensional, pues no tiene

elementos, es in-diferente, pues no le pertenece elemento alguno que le diferencie de otro conjunto. El

vacío, según Badiou, es aquello que al no haber sido contado por uno, instauradas axiomáticamente o

por principio su existencia y su pura diferencia, es decir, su in-existencia y su pura in-diferencia, sólo

es pensable y cognocible por vía sustractiva; restando lo Uno al ser-en-tanto-ser.

La única manera de diferenciar el conjunto vacío de otro conjunto es pensándole negativamente

como lo in-diferenciado. Asimismo, por fuerza, el conjunto vacío debe ser único, pues cualquier

conjunto supuesto, cuya cualidad sea no tener elementos, no puede ser por definición sino el vacío. “La

unicidad del conjunto vacío es inmediata porque nada lo diferencia, y no porque su diferencia sea

corroborable. La unicidad según la diferencia es aquí sustituida por la irremediable unicidad de la in-

diferencia” (Badiou, 1999: 84). Esta diferenciación extensional, en la teoría de conjuntos queda fijada

por el axioma de extensionalidad.

Pero como el conjunto vacío no tiene elementos. ¿Cómo puede entonces relacionarse con algo

más?

A saber, supuesto un conjunto sin elementos, el vacío, es decir, un múltiple al que el no

pertenecer a él se le atribuye universalmente a cualquier otro múltiple -conjunto-, y supuesta su

negación, es decir, suponiendo que algo le pertenece, cualquier cosa podría inferirse de allí por ex falso

sequitur quodlibet (principio de explosión).

El vacío, lo múltiple puro y auténtico, no se presenta en otro conjunto bajo la forma de la mera

pertenencia (� ) sino según la relación de inclusión (⊆ ) para conjuntos y subconjuntos. Según la

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axiomática de conjuntos el vacío está incluido en sí mismo y en consecuencia está incluido

universalmente, pues nada impide que lo que nada agrega se pose en cualquier conjunto como

subconjunto. Formalmente:

Un conjunto no está incluido (� ) en otro si un elemento suyo no pertenece a ese otro, A ⊄ B si y

solo si (↔) x a A y (∧ ) x ∉ B. Si A es (=) Ø, es decir, si Ø ⊄ B entonces habría que decir que hay (∃)

un x a Ø y x ∉ B. Lo cual es absurdo pues es axiomaticamente verdadero que nada pertenezca al

vacío; para toda (∀) “cosa” esa “cosa” no pertenece al vacío. (∀x) ¬ (x a Ø). De manera que, si se

supone que el vacío no está incluido en algún conjunto, es decir, si (∃β) [Ø ⊄ β] ↔ ∃(x): (x a Ø ∧ x ∉

β) como es axiomáticamente verdadero que (∀x) ¬ (x a Ø) y en consecuencia cualquier cosa puede

seguirse. Todo múltiple cualesquiera incluye, en último término, el conjunto vacío, que es único, pues

si hubiera otro nada lo diferenciaría del primero.

La marca Ø guarda un sentido para siempre enigmatico (Badiou, 1999), al ser el nombre propio

del ser. Asimismo, esta verdad resulta traducible poéticamente con la siguiente a firmación:

La ontología, axiomática de la inconsistencia particular de la multiplicidad, captura el en-sí de lo

múltiple mediante la puesta en consistencia de toda inconsistencia y la inconsistencia de toda

consistencia. Así, ella deconstruye todo efecto de uno, fiel al no-ser de éste, para disponer sin

nominación explícita, el juego reglado de lo múltiple como forma absoluta de la presentación, por

lo tanto, el modo según el cual el ser se propone a todo acceso. (Badiou, 1999: 41).

Cuando Deleuze y Guattari afirman que las multiplicidades son rizomáticas y denuncian las

pseudo-multiplicidades arborecentes (Deleuze & Guattari, 2006) ¿no estarían acaso refiriéndose a la

distinción entre lo múltiple puro que la marca Ø nombra contra los conjuntos o múltiples contados por

u n o que Badiou llama estructurados? Dicen Deleuze y Guattari respecto de las multiplicidades

arborescentes que éstas restituirían la unidad: “siempre que una multiplicidad está incluida en una

estructura, su crecimiento queda compensado por una reducción de las leyes de la combinación”

(Deleuze & Guattari, 2006: 12). Hay empero que hacer una aclaración para evitar caer en ésta errada

tesis.

En un rizoma se cumplen también los principios de conexión y heterogeneidad. Según el

principio de conexión, en un rizoma todos los puntos pueden y deben ser conectados. Lo curioso es que

Deleuze y Guattari también sostienen que un rizoma no está hecho de puntos sino de líneas y que según

su constitución, puede estar formado por líneas de segmentariedad, ser roto, pero siempre recomenzar

“según ésta o aquella de sus líneas, y según otras” (Deleuze & Guattari, 2006: 15). ¿No afirman que los

puntos de un rizoma podrían y deberían ser universalmente conectados? ¿Cómo comprender esta

Page 17: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

afirmación contradictoria?

Esto sólo se comprende asumiendo la distinción entre lo múltiple puro que se deja pensar bajo la

forma múltiple del punto vacío, conjunto vacío, y lo múltiple posterior a una cuenta-por-uno y a su

localización objetiva en un mundo.

La tesis aquí arriesgada, que complementa y aclara las propuestas de Deleuze y Guattari

heredadas por Latour, es que precisamente un rizoma o red, no está hecho ni de puntos ni de líneas. Un

rizoma es un múltiple estructurado que cumple la propiedad conectiva según la cual todos sus

elementos deben y pueden ser conectados. Lo cual sólo puede indicar que Deleuze y Guattari, cuando

hablan de rizoma, piensan parcialmente, más bien, en un múltiple estructurado como una topología.

Ésta intuición se ve confirmada en el hecho que Latour asume la noción de rizoma como sinónimo de

red, al decir que una red: “las cosas no se ordenan por tamaño como si fueran cajas dentro de cajas.

Más bien se ordenan por grado de conexión, como si fueran nodos conectados a otros nodos” (Latour,

2013: 63). En una red o rizoma, como la comprende Latour hay orden; pero ese orden rizomático

supera las distinciones binarias entre afuera/adentro, grande/pequeño, lejos/cerca.

Si bien, por un lado, un rizoma es heterogeneidad absoluta, también cumple, siguiendo a Deleuze

y Guattari, un principio de ruptura asignificante, (escapando al régimen significante en el que el signo

remite indefinidamente al signo), lo cual se evidencia en los formalismos matemáticos, onto-lógicos

que permiten modelizar las observaciones en la fenomenología objetiva. Esto es así porque la ontología

renuncia a las definiciones ostensivas omitiendo la definición de conjunto y sometiendo el discurso

formal sobre “lo que es”, al fundarse en la relación de pertenencia a sin mayor definición que lo que

indica la misma marca: relación entre elementos y conjuntos de esos elementos. Aquello que es,

conjunto, es aquello que se presenta bajo la relación de pertenencia a la que nada define pues es vacía

o sin sustancia.

El mayor impasse que se encuentra en este punto es el que proponen los principios de

cartografía y calcomanía para el rizoma tal y como los definen Deleuze y Guattari. Según ellos, “un

rizoma no responde a ningún modelo estructural o generativo. Es ajeno a toda idea de eje genético,

como también de estructura profunda. Un eje genético es como una unidad pivotal objetiva a partir de

la cual se organizan estadios sucesivos; una estructura profunda es como una serie cuya base se puede

descomponer en constituyentes inmediatos, mientras que la unidad del producto está en otra dimensión,

transformacional o subjetiva” (Deleuze & Guattari, 2006: 17). Estos últimos son principios de calco de

algo ya dado. El rizoma, en cambio, es mapa, pues debe ser trazado sobre lo real. Por eso las

descripciones en la TAR, según Latour, trazan el rizoma; porque el rizoma no está dado de antemano,

es mas bien el mapa de lo dado. Hacer rizoma o red es en este sentido experimentar sobre lo real; no es

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tanto que lo real sea como una red, sino que una red puede graficar cómo aparece eso real, pues en todo

caso, una red siempre podría ser traducida homomórficamente a una matriz de adyacencia sin

problemas.

En éste punto, empero, Latour parece separarse de lo que Deleuze y Guattari llaman rizoma,

puesto que sostiene precisamente que en la TAR el “despliegue podría tomar la forma de una red a

condición de que cada transporte sea pagado en transformaciones, es decir, si nos aseguramos de

pavimentar toda la distancia de un sitio al siguiente no con intermediarios sino con mediadores plenos”

(Latour, 2008: 248). La transformación pagada, es decir, la información, dista de ser una metáfora, es

sentido pleno una verdad computacional: “se ha probado que los patrones que se extienden en el tiempo

y el espacio pueden almacenar y trasmitir información, y que las interacciones complejas resultantes

son capaces de modi ficarla. Estas tres habilidades (almacenar, reproducir, transformar) son los

componentes necesarios y su ficientes de cualquier proceso de computación” (Reynoso, 2006: 127); y

como “la información mide, por definición, el grado de organización de un sistema” (Reynoso, 2006:

20), el almacenamiento, reproducción y transformación de la información es literalmente el

almacenamiento reproducción y transformación que computa un sistema mas o menos organizado. La

teoría de la información en éste punto es esclarecedora:

Urge aclarar que la teoría de la información nada tiene que ver con el significado de los mensajes:

se trata de un abordaje que analiza cosas tales como las formas más óptimas de codificación, la cantidad

de redundancia que hay que introducir para compensar el ruido, y, en especial, la “ m e d i d a d e l a

información”. Esta cantidad de información se define como la cantidad de incertidumbre de un mensaje en

función de la probabilidad de aparición de los elementos que componen el código. No hay en general ninguna

correlación entre la riqueza de significaciones y la complejidad informacional, aunque algunos teóricos

de la cultura y la sociedad (Abraham Moles, Max Bense, los semiólogos de la Escuela de Tartu) hayan creído

lo contrario. El concepto de información, asimismo, es físico y no psicológico: una sinfonía

informacionalmente compleja no alberga, subjetivamente hablando, demasiada improbabilidad o sorpresa para

quien la conozca de memoria (aunque objetivamente haya sido más difícil de memorizar que una sinfonía

más simple o más breve).

La información (que en homenaje a Ralph Hartley se simboliza con la letra H, no con I) es un

concepto muy simple: información es la medida de los grados de libertad que existen en una

situación dada para escoger entre señales, símbolos, mensajes o pautas. El conjunto de todas las

categorías (el “alfabeto”, cualquiera sea el modo de la comunicación) se denomina también

repertorio. La cantidad de información se mide como el logaritmo binario del número de patrones

alternativos, formas, organizaciones o mensajes que forman ese repertorio. La unidad en que se expresa

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la medida de la información es también la más simple de todas: el bit o dígito binario [ b i n a r y d i g i t ] . L a

complejidad creciente de las pautas informacionales determina apenas un crecimiento logarítmico en las

unidades de medida: dos alternativas elegibles (dos grados de libertad) requieren un solo bit, cuyos valores

pueden ser sólo 1 y 0; cuatro alternativas se expresan con dos bits (00, 01, 10, 11); ocho con tres bits (000,

001, 010, 011, 100, 110, 111, 101), y así sucesivamente (Reynoso, 2006: 19).

De manera que lo que la TAR entiende por rizoma dista mucho de permitir saltos entre puntos o

líneas de segmentariedad; pero también dista mucho de renunciar al orden, como de no pretender la

unidad del producto gracias a una dimensión transformacional. Los detalles de las imprecisiones

conceptuales, que aquí no se pretenden desplegar, del modelo rizomático deleuze-güattariano han sido

con detalle estudiados por Carlos Reynoso en su texto, que hay que cali ficar de fundamental, junto a

muchos otros suyos, para la ciencia social auténtica “Arboles y redes: Crítica del pensamiento

rizomático” (2014).

Se puede comprender fácilmente en este punto que para Deleuze y Guattari, estructura denota la

profundidad de tipo signi ficante –profundidad lingüística– oculta tras los objetos y los sujetos. De

modo que dicha palabra no tiene el sentido de la palabra estructura de orden en las matemáticas. En

segundo lugar, para Latour, la palabra estructura también denota algo profundo de nivel “macro” o

“global” y lingüísticamente formado. Así, “sin duda, en cuanto las singularidades locales donde se

fabrican las estructuras globales son destacadas, es toda la topografía de lo social lo que se modifica.

Lo macro ya no describe un sitio más ancho o más grande en el que lo micro quedaría inserto como

una muñeca Matrioshka rusa, sino otro lugar igualmente local, igualmente micro, que está conectado

con muchos otros a través de algún medio que transporta tipos especí ficos de rastros” (Latour, 2008:

253).

Es preciso entonces notar que la noción de estructura de orden (el trascendental de un mundo)

sólo exige el establecimiento de relaciones de identidad/diferencia entre los objetos de un mundo.

Permite en últimas la posibilidad de decir que dos objetos que cambian singularmente están más o

menos intensamente conectados, mas no determina la forma de esa relación, esto es, no puebla a la

estructura por funciones necesarias, como sería en un estructuralismo.

Pero por ello no hay que creer que un mundo es un sistema para sus actores, un marco para sus

actantes, una bolsa para sus objetos; un mundo/red es también objeto/actante, pues el dualismo falso

entre macro y micro queda anulado al asumirse que un mundo es una topología, empero ese aparecer-

objetivado es inaccesible pues un mundo tiene una cardinalidad inaccesible para sus actantes; como se

verá mucho más adelante. En todo caso un objeto siempre puede ser tratado como mundo, y todo

mundo como objeto. Así las cosas, la teoría del actor/red es la teoría del objeto/mundo.

La propuesta que ésta investigación ha ido describiendo:

Constituye una estructura filosófica abstracta de múltiples modelos. Otorgándoles sus elementos,

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cimas, caminos, flujo de comunicación, etcétera, tal contenido determinado, puede convertirse en

un método efectivamente movilizable. Para convencerse, basta asegurarse de que su desempeño puede

hacerse por medio de contenidos puros o por medio de contenidos empíricos; y, de hecho, en su límite de

pureza, puede ser una matemática, teoría de grafos, topología combinatoria, teoría de esquemas; puede

convertirse, llegada una aplicación extrema, en excelente órgano de comprensión histórica. Esto se vuelve

posible porque rompe definitivamente con la linealidad de los conceptos tradicionales: la complejidad ya

no es un obstáculo para el conocimiento o, peor, un juicio descriptivo, sino el mejor auxiliar del saber y la

experiencia (Serres, 1996: 21).

Lo que le entrega la fenomenología objetiva a la TAR es la calculada formalización de sus

modelos de actor-red bajo el concepto fenomenológico-matemático de mundo. Como lo propone

Michel Serres, alguna vez maestro tanto de Badiou como de Latour: “las matemáticas son

simultáneamente una ontología formal y una lógica trascendental” (Serres 1996: 129).

Ese orden que acepta Latour en las redes, en la fenomenología objetiva de Badiou es dado por

una estructura (de orden) trascendental que regla las identidades y las diferencias entre los objetos que

pueblan las redes que son los mismos mundos. Con esto se demuestra que una red es un mundo

topológico y un mundo topológico es una red; un mundo/red es una topología.

1.2 Objetivismo relativista: Intermediarios-Modificaciones / Mediadores-Sitios

Comprender a cabalidad la noción de red o mundo aquí utilizada, exige establecer las

definiciones de actante o actor, intermediario y mediador, y relacionarlas con la noción de objeto,

modi ficación, sitio y singularidad en Badiou.

La fenomenología objetiva es un discurso que traza, rastrea, cartografía calculadamente redes a

partir de los rastros que las intertraducciones de sitios/mediadores humanos y no-humanos con diversos

modos de existencia establecen al asociarse. La TAR le insta a pensar en términos de sitios o

mediadores; se trata llevar a cabo el trazo de las redes (Latour, 1997), que no están dadas en un terreno

pre-social. Con inspiración tardeana, las sociedades se forman relacionando objetos “no sociales” como

sitios locales, de humanos y no humanos, que se conectan entre sí. Se asume entonces aquí que la

noción de mediador es la de un objeto, en el sentido de Badiou, que deviene como sitio.

Para la TAR empero, no se trata simplemente de que no estemos ya conectados, asociados en una

red o un mundo colectivo, sino de que para poder comprender las asociaciones se precisa de ir paso a

paso, o como diría Badiou, punto por punto, reensamblándolas, al seguir los rastros que dejan los

mediadores/sitios en su devenir impredecible en términos absolutos, al estar el mismo investigador

incluido en ese mundo que traza. Nadie, entre los investigadores contemporáneos latinoamericanos,

tiene más claridad de éste hecho, como de la importancia de la epistemología que necesitan las ciencias

sociales de las asociaciones, que Carlos Reynoso cuando afirma que “sólo hace falta resemantizar los

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nodos como actores y los vínculos como relaciones para que los grafos representen redes sociales”

(Reynoso, 2011: 27).

Con la conjunción de estas dos posturas se propone un objetivismo relativista, dado que para ser

fieles a la noción de mediador, incluso el investigador en TAR o el sociólogo de asociaciones, produce,

hace que pasen cosas, mientras observa, describe y va construyendo su informe; hay objetividad y

relatividad. Se le sale al paso así a la distinción supuestamente real entre emic / etic, pues la descripción

emic del mundo realizada por investigador está en el mismo mundo que la descripción etic de otros

agentes de ese mundo.

En este punto resulta necesario precisar el lenguaje de la TAR. Sin duda, una red o un múltiple

topológico debe ser trazado por el investigador, pero es ingenuo creer que el trazo o la observación y

descripción de sociólogo-fenomenólogo objetivista y no ingenuo no produce algo en lo que estudia.

De ahí que Latour recalque que:

Los informes textuales son el laboratorio del cientí fico social y si la práctica de laboratorio sirve

de referencia, lo que indica es que la objetividad puede lograrse debido al carácter arti ficial del medio,

bajo condición de que se detecte a los artefactos gracias a una atención continua y obsesiva. De modo que

tratar un informe de ciencias sociales como un relato textual no signi fica debilitar su pretensión de

realidad, sino aumentar la cantidad de recaudos que deben tomarse y de las capacidades que deben exigirse a los

investigadores. A esta altura, debería resultar claro que hacer mas difícil la producción de objetividad es de lo

que se trata. No hay motivo para que los sociólogos de las asociaciones abandonen ese condicionamiento

cuando abandonan la sociología de lo social y cuando agregan a la discusión una quinta fuente de

incertidumbre, generada por la escritura de sus propias investigaciones. De hecho, es lo opuesto. Si lo social es

algo que circula de cierto modo y no un mundo que está mas allá al que puede acceder la mirada

desinteresada de algún cientí fico ultra lúcido, entonces lo social puede ser transferido por muchos

dispositivos adaptados a la tarea, incluidos textos, informes, explicaciones e indicadores. Puede que sí o

puede que no. Los informes textuales lo pueden fallar al igual que lo hacen a menudo los experimentos

(Latour, 2008: 185-186).

Se tiene en este punto una primera tesis claramente relativa a los medios de comunicación: todo

informe textual (multimedial si se quiere), incluso una simulación computacional, en las ciencias

sociales es un experimento cientí fico, de modo que una fenomenología objetiva de los medios masivos

de comunicación incluye dentro de sus objetos de estudio los experimentos mediales a los que ella

misma recurre.

Así, siguiendo con el enlace aquí pretendido, en fenomenología objetiva de los medios masivos

masivos de comunicación el medio de exposición es indisociable del medio de investigación. De

manera que toda investigación en fenomenología objetiva debe reparar, mantener en buen estado y

mejorar sus afirmaciones, como debe ser reparado, mantenido en buen estado y mejorado, por ejemplo,

un telescopio para un astrónomo. Igualmente, puede que un informe falle como fallan los experimentos

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en otras ciencias.

La tesis que se arriesga entonces queda más clara si es enunciada así: la ontología pura es el

discurso que describe el plano pre-social discreto, restringido a las matemáticas puras pero fundamento

de toda ciencia, mientras la fenomenología objetiva es el discurso que describe el emerger objetivo,

localizado en un mundo, de lo actores sociales, con la claridad de que eso social, es algo constituido

parcialmente al establecer en la descripción las relaciones entre sitios de todo tipo, que no son de

materia social, pues lo social como marco, como estructura subyacente escondida o como Ley, no

existe. En último término se propone en este punto una justi ficación, cosa que ya está en curso en las

investigaciones más avanzadas en ciencias sociales, de la necesidad para la sociología de operar como

una fenomenología objetiva, convirtiéndose en una sociología calculada de las asociaciones entre

medios/actores de comunicación, humanos y no humanos, en tanto mediadores que transforman los

datos que comunican y que se conectan formando redes. En lo que sigue se propone el primer esbozo

de lo que podría ser algún día un nuevo discurso del método sociológico.

Retornando a la conjunción formal entre TAR y fenomenología objetiva de Badiou hay que

aclarar la diferencia entre los pensamientos ontológico y fenomeno-lógico objetivo para comprender

bien lo que aporta la fenomenología objetiva a la TAR. Ésta diferencia es curiosamente la diferencia

entre dos maneras de concebir la diferencia y la identidad. En la teoría axiomática de conjuntos la

diferencia se encuentra reglada por la extensionalidad y la identidad absoluta, es decir, la equivalencia

entre dos múltiples o conjuntos. Existe precisamente un axioma que regla la diferencia ontológica; el

axioma de extensionalidad:

� A , B: ( � x) [(x � A) & (x � B)] o � A , B: ( � x) [(x � A) � (x � B)] � A = B

Esto evidencia que en el mundo de la ontología la diferencia y la identidad son siempre absolutas,

en tanto toda diferencia local, en un punto o elemento de un conjunto, implica inmediatamente una

diferencia global.

En el mundo de la fenomenología objetiva la diferencia y la identidad son relativas, de modo que

admiten grados y están regladas por una intensionalidad (no intencionalidad). Desde un punto de vista

objetivista descriptivo, que es el que concierne a la fenomenología objetiva, se sabe al incluir o indexar

cualquier multiplicidad ontológica, cualquier conjunto, en algún mundo en el cual se establezcan

relaciones que pueden ser diferentes a la equivalencia.

Recuérdese que un mundo, según Badiou, es forzosamente cualquier múltiple, es decir, un

conjunto en el sentido de la teoría de conjuntos, que incluye entre sus subconjuntos un trascendental

que asigna (opera la metrología) a los objetos (A, Id) que en él aparecen un grado de

identidad/diferencia Id.

Esto se ve claramente con el formalismo que define la diferencia/identidad fenomenológica:

Id (A, B) = k

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Este formalismo o matema (aquello que puede ser aprendido), indica que dos múltiples que

aparecen en un mundo tienen una identidad y diferencia variables. Siendo esto así, la diferencia y la

identidad fenomenológicas objetivas son relaciones de orden donde no se da estrictamente que x = y

sino que, por antisimetría, x � y. Esto también indica que un objeto sólo existe en la medida en que está

en una red, un mundo, en la cual es posible atribuirle un grado de identidad con otro objeto: “un

apareciente en un mundo no podría existir en él menos que lo idéntico que es a otro” (Badiou, 2008:

186). Lo que es compatible con la a firmación constructivista de la TAR según la cual habría que

impulsar “la lo�gica un paso ma�s alla�: los materiales esta�n constituidos interactivamente; fuera de sus

interacciones no tienen existencia, no tienen realidad. Ma�quina, gente, instituciones sociales, el mundo

natural, lo divino –todo es un efecto o un producto (Law & Mol, 1995: 277). Pero todo un efecto o un

producto en tanto que sin las relaciones regladas con otros existentes no tiene sentido hablar de

existencia. La TAR no es una teoría idealista en ningún sentido, no hay nada como la construcción

psicológica de lo real, sino una visión constructivista de lo social. Para Badiou, de manera análoga, no

tiene sentido de hablar de la existencia en un “mundo político” si esa existencia no adquiere sentido

relacional según la función trascendental de identidad que permite decir que un fenómeno tiene un

mayor o menor grado de existencia en relación a otros: Id. Es nítido ahora que en TAR y en

fenomenología objetiva no sólo no hay escepticismo, sino un relativismo donde el objeto sólo existe en

tanto está en relación con otros objetos. Aquí toma más sentido el hablar de un objetivismo relativista

para denominar al método fenomenológico objetivo, pues como el mismo Latour sostiene lo opuesto

del relativismo “es el absolutismo” (Latour, 2008: 135).

Las relaciones fenomenológicas se dan también en el caso de la identidad propia de los objetos de

un mundo, esto es, de las multiplicidades que aparecen y se constituyen en un mundo; lo cual se

formaliza como sigue:

Id (A, A) = k

Lo anterior implica, a diferencia de la ontología pura, la posibilidad de que un objeto no sea

absolutamente idéntico a sí mismo, ni absolutamente diferente de otros (Badiou, 2008: 181-183). Lo

que indica que un fenómeno existe en un mundo más intensamente en la medida en que a firma en

mayor grado su identidad en ese mundo.

Ahora es posible atender a la larga y técnica definición del objeto en el marco de la Gran Lógica

elaborada por Badiou:

Objeto es el nombre de la forma genérica del aparecer para un múltiple determinado. Es entonces,

después de “mundo”, el concepto más fundamental de la Gran Lógica. Se puede decir que ser un

apareciente de tal o cual mundo equivale, para un múltiple, a Objetivarse en él. Como un mundo,

Page 24: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

en cuanto a las leyes que localizan elementos en él, es ampliamente definido por su trascendental,

se comprende sin dificultad que un objeto sea la indexación trascendental de un múltiple. Es

entonces cierto que un objeto sea una categoría del aparecer (o de la lógica), y no una categoría del ser

(o de la ontología). Es una estructura del ser-ahí en un mundo.

En este punto, hay que cuidarse de las interpretaciones idealistas o críticas de la noción de objeto.

Se debe reafirmar, por una parte, un resultado importante de El ser y el acontecimiento, a saber, que

aquello que aparece (el puro múltiple) es perfectamente conocible (por la ciencia ontológica, llamada en otros

términos “matemática”). Y se puede postular, por otra parte, que lo que cuenta por uno en el aparecer, sus

átomos, es prescrito, en definitiva, por la composición real del ser- múltiple.

Sea un mundo determinado cuyo trascendental es T. Un objeto es, ante todo, el dato conjunto

(llamado “conjunto-soporte” del objeto) y de una indexación trascendental de ese objeto sobre T;

tal es la razón por la cual se lo anota (A, Id), o también (A, α), o (B, β), etcétera. Y luego, la

sumisión de ese dato al postulado del materialismo, que es que todo átomo [de aparecer] es un átomo

real. Bajo esas condiciones, se dice que un objeto (A, Id) es una forma del ser-ahí del múltiple A (en el mundo

considerado) (Badiou, 2008: 643-644).

En El ser y el acontecimiento lo dice así refiriéndose a la diferencia entre fenomenología objetiva

y ontología pura:

Las matemáticas no presentan, en sentido estricto, nada, sin que por ello sean un juego vacío, puesto

que no tener nada que presentar, fuera de la presentación misma, es decir lo Múltiple, y no acordar

nunca con la forma ob-jeto, es por cierto una condición de todo discurso sobre el ser en tanto ser (Badiou, 1999:

15).

Como se puede notar la noción de actante coincide con la noción de objeto elaborada por Badiou

en que ambas apuntan a que la identidad y diferencia de algunas entidades, en sí múltiples, no está

reglada necesariamente por la relación de equivalencia sino por relaciones de orden; grados de

identidad y diferencia.

Hay que esclarecer entonces la diferencia entre un mundo clásico y uno no-clásico.

Sea M el máximo, μ el mínimo y c la operación conjuntista de unión (Badiou, 2008: 650). Un

mundo clasico entonces cumple la siguientes propiedades:

1. La ley de doble negación, o ¬ ¬ p = p

2. El principio del tercero excluido, o p c ¬ p = M

Page 25: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

3. La ecuación ¬ p = � tiene una sola solución, que es M

Si bien la ontología y fenomenología de lo múltiple son discursos sobre “algo”, como también lo

es la TAR, pues tanto el investigador como el fenomenólogo objetivo se abstienen de afirmar el

aparecer positivo de lo social en cuanto tal y de lo múltiple en sí, el vacío, sin duda la pura ontología se

limita a asumir lo múltiple desde el punto de vista de la identidad absoluta, algo que no sucede en la

TAR. Un rizoma/red en la TAR es siempre un múltiple heterogéneo, por ende la cartografía

fenomenológica de los medios masivos de comunicación debe responder a esta exigencia de la única

manera posible: asumiendo que el mundo en el que se inscriben los medios masivos de comunicación

es no-clásico. Como resulta evidente de manera empírica.

Existen mundos cuyo trascendental no clásico cumple otras propiedades y que también cumple

una red:

1. La ley de doble negación, o ¬ ¬ p � p

2. El principio del tercero excluido, o p c ¬ p � M

3. La ecuación ¬ p = � no tiene una sola solución.

Siendo esto así, los medios masivos de comunicación en tanto que actantes serían cuasi-objetos y

cuasi-sujetos; pero aquí se llamarán objetos en el sentido de Badiou.

El aparente impasse reside en el uso equívoco de los nombres objeto (en fenomenología objetiva)

y cuasi-objeto/cuasi-sujeto (en TAR). La di ficultad se supera fácilmente cuando se atiende a que un

objeto, en el nuevo sentido que le da Badiou, es siempre la indexación trascendental de un múltiple, de

manera que sólo es definible por los grados de identidad y diferencia que tiene con él mismo y con

otros objetos (A, Id). El cuasi-objeto y cuasi-sujeto de la TAR es precisamente esto; un objeto no

constituido nunca fuera de la relación con otros actantes donde el grado de su identidad es siempre y

necesariamente también el grado de su diferencia consigo mismo o bien con otros. Esto es así porque el

concepto de objeto para Badiou no es en ningún sentido el concepto de objeto de la metafísica clásica e

ingenua que lo circunscribe en el orden equivalencial y absolutamente identitario de la ontología pura.

El objeto siempre es cuasi-objeto y cuasi-sujeto en el sentido clásico pues sólo se define gracias a sus

relaciones.

Asimismo, hay que tener en mente que un actante en la TAR debe ser comprendido como un

mediador, más que como un mero intermediario:

[L]a TAR, describe un mundo hecho de concatenaciones de mediadores en el que se puede decir

que cada punta actúa plenamente. Así, la cuestión clave para una ciencia social es decidir si trata

de deducir de unas pocas causas todos los efectos que estaban ya allí "en potencia", o si trata de

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reemplazar tantas causas como sea posible por una serie de actores; este es el significado técnico

que la palabra "red" adquirirá luego (Latour, 2008: 90).

Con esto en la mira, sin duda hay que sostener que para ésta investigación los medios masivos de

comunicación y los actantes que se relacionen con ellos, bajo una buena observación en TAR, deben

ser descritos como mediadores. Se plantea aquí entonces que el objeto de la fenomenología propuesta,

son los medios masivos de comunicación comprendidos como mediadores.

Según Badiou, existe también una distinción que asumimos análoga a la que hay entre

mediadores e intermediarios. Para Badiou, se presentan en los mundos cambios en y entre sus objetos.

Estos cambios pueden ser meras modificaciones –asociaciones objetivas sin cambio real y para precisar

descriptibles por ecuaciones lineales– que no transforman un mundo, sino que indican un simple

cambio de los objetos bajo la regla de las intensidades preescrita para ese mundo por el trascendental.

Empero también se presentan sitios: cambios reales que rompen las leyes ontológicas, descriptibles por

ecuaciones no lineales, y que evitan así la predicción de sus consecuencias y el rastreo absoluto de su

origen o mejor su emergencia. Tales sitios, al tener una existencia no máxima se llaman hechos o bien,

al tener una existencia máxima, reciben el nombre de singularidades.

Estos sitios con existencia máxima son capaces de producir consecuencias no máximas y

presentarse como singularidades débiles o bien tener consecuencias máximas y presentarse como

acontecimientos (Badiou, 2008). Un mundo, no es otra cosa que un conjunto de cambios, o

modi ficaciones y sitios; algo que recuerda, para asociar la propuesta de Badiou con otras pasadas, la

articulación entre conjuntos y probabilidad elaborada por Kolmogorov.

Ahora bien, para dar un ejemplo muy útil de lo que sería una singularidad acontecimental

cientí fica, vale recordar que como consecuencia de las paradojas producidas por las fundamentaciones

intuicionista y lingüística de las matemáticas, que pueden ser bien rastreadas en la meditación tres de

El ser y el acontecimiento, la teoría de conjuntos, (ontología pura) tuvo que ser axiomatizada, buscando

evitar dos consecuencias.

Por un lado, como ya se ha mencionado, en la ontología es preciso evitar definir explícitamente la

noción de conjunto, pues la intuición y el lenguaje caen en contradicción cuando van más allá de la

fundación de lo múltiple bajo la estricta relación de pertenencia ( � ) propia de la teoría de conjuntos. En

tanto mundo, respecto de sus objetos (múltiples que aparecen en un mundo), la teoría de lo múltiple

tiene un dominio implícito reglado por una axiomática que prohibe contar por uno (como un conjunto)

todo lo que es subsumible bajo una propiedad que arbitrariamente un lenguaje bien formado cualquiera

inscriba. El presupuesto especulativo de lo contrario, dígase de paso, fregeano, es que “nada de lo

múltiple puede exceder una lengua bien hecha y que, en consecuencia, el ser, obligado a presentarse al

lenguaje como el referente-múltiple de una propiedad, no puede debilitar la arquitectura de este

Page 27: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

lenguaje, si ella está rigurosamente construida. El amo de las palabras es también el amo de lo

múltiple” (Badiou, 1999: 53). Se trata aquí en últimas de la necesidad de negar el idealismo ideográfico

de Frege con la axiomática que permite a la teoría de conjuntos operar.

Por otro lado, en la ontología resulta necesario evitar las multiplicidades paradójicas para

sostener la diferencia entre lo múltiple (que es) y lo uno (que no-es). Es decir, no se tiene el poder de

suponer la existencia de, por ejemplo, un conjunto de todos los conjuntos que son elementos de sí

mismos, pues una vez arbitrariamente creado por la lengua, la paradoja de Russell es inevitable,

mientras que la prohibición de la autopertenencia y la existencia de la autoinclusión del ser en sí se

hacen necesarias (Badiou, 1999). La ontología es obligadamente un discurso axiomático sobre el ser-

en-tanto-múltiple y no un discurso lingüístico estructural y silencioso que las cosas sostienen. Pero esto

sólo ha sido posible tras una decisión afirmativa formalmente subjetiva fiel por el proceso de verdad de

las matemáticas, contra el concepto inválido que el idealismo ideográfico defendía. Análogamente, una

sociología auténticamente cientí fica, como fenomenología objetiva y calculada, deberá someterse a las

decisiones fieles que el razonamiento por el absurdo obliga.

Los sitios o los mediadores admiten la autopertenencia; son múltiples reflexivos (A � A) que

rompen las leyes del ser puro; por ex falso sequitur quodlibet cualquier cosa podría seguirse ellos. En

los sitios, como los hechos y las singularidades, el vacío se revela como figura ontológica del instante –

son presentes puros–: aparecen sólo para desaparecer. En las modificaciones no se presenta

transformación real pues son cambios dados según el orden trascendental del mundo. Así, lo que hay

para-consiste en la instantaneidad de un sitio; lo que hay tolera la inconsistencia sin ser trivial.

Es razonable en éste punto arriesgar la tesis según la cual las nociones de mediador y sitio

coinciden, en que ambas denotan algo capaz de hacer hacer cosas o tener consecuencias inesperadas.

Mientras que la noción de intermediación, como transporte de una mera causa, coincide con la noción

de modificación, como devenir simple sin cambio real, reglado por el trascendental de su red (mundo).

Esto incluso, como es evidente, complementa la taxonomía del cambio propuesta por la TAR, al

menos en lo referente a la distinción entre singularidades/mediadores débiles y

singularidades/mediadores acontecimentales.

Si la identidad entre las nociones de intermediario/modo y mediador/sitio es posible también

resulta de ello que la fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación debe ser una

fenomenología que describe los medios de comunicación y los objetos mediáticos en tanto sitios, o bien

hechos, y singularidades débiles, o bien acontecimentales.

Un actor o actante es “el blanco móvil de una enorme cantidad de entidades que convergen hacia

él” (Latour, 2008: 73). Los actantes no son nunca el origen absoluto de una acción sino más bien un

punto de convergencia de diversas entidades que actúan constantemente; como se había dicho son

imaginables como nodos y al ser tratados como mediadores, como nodos con cierto poder.

Page 28: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Así, existen mundos o lógicas clásicas, como el de la ontología, cuyo trascendental es clásico. En

estos mundos circula la causalidad sin transformación real, apenas un cambio modal, a través de

intermediarios/modos (si quiere se puede decir como Badiou modi ficaciones), evitando

axiomáticamente la aparición de objetos reflexivos (autopertenecientes) o sitios.

Como dice Latour: “para los intermediarios no hay misterio, dado que los datos de entrada

predicen bastante bien los de salida: no habrá nada en el efecto que no haya estado en la causa”

(Latour, 2008: 90). Así, si hay “misterio” para los mediadores, entonces lo hay porque precisamente no

esconden algo profundo: son superficiales y puramente sitios locales. De manera que un rizoma o red,

en últimas una asociación, puede ser entendida como un mundo cuyo trascendental no es clásico.

Bajo estas condiciones en un mundo no clásico resulta perfectamente posible la siguiente

afirmación de Latour y que también vale para todos las observaciones cientí ficas: “para los mediadores,

la situación es diferente: las causas no permiten que se deduzcan los efectos dado que simplemente

ofrecen ocasiones, circunstancias y precedentes. Como resultado de ella, pueden aparecer en el medio

muchos extraños que nos sorprenden” (Latour, 2008: 90).

1.3 Hermenéutica objetiva y relativista

No hay que confundirse tampoco por lo que Latour llama cuasi-objeto en comparación con lo que

Badiou denomina con la palabra objeto, pues la noción de Latour de cuasi-objeto indica una

comprensión del aparecer en términos relativistas –no escépticos– de lo social:

En la definición pre-relativista de lo social, lo que se colocó en primer plano fue el participante humano

y después, en virtud de una fuerte discontinuidad, el mundo social del mas allá. No se permitía que nada que

no estuviera constituido de vínculos sociales tuviera un encuentro con los humanos. Tal era el código de

etiqueta de esta extraña diplomacia. En la nueva definición es lo opuesto: los miembros humanos y el

contexto social han sido colocados en segundo plano: lo que se destaca ahora son todos los mediadores cuya

proliferación genera, entre muchas otras entidades, lo que podría llamarse cuasi-objetos y cuasi-sujetos.

Para tomar e invertir el símil algo infortunado que se vuelve aún mas tambaleante por el uso que le da

Kant, en vez de que los objetos giren en torno de los agregados sociales como en la sociología pre-copernicana,

varios agregados sociales están emanando de los muchos enlaces que ahora ocupan el centro del universo

social. Por vacilante que sea la metáfora, es un cambio de perspectiva como este el que persigue la

TAR. Cosas, cuasi-objetos y enlaces son el verdadero centro del mundo social, no el agente, la persona,

el miembro o el participante, ni tampoco la sociedad o sus avatares. No es esta una forma mejor, para usar

otra de las expresiones de Kant, de hacer que la sociología por fin sea capaz de "caminar por la senda segura de

la ciencia"? (Latour, 2008: 334 – 335).

Page 29: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Lo social en la TAR es una relación que trasforma. Es entonces claro por qué se usa la palabra

traducción para designar esta operación de transporte. La traducción, es decir, la asociación en la TAR,

es una relación que no transporta causalidad lineal sino que induce al menos a dos mediadores a

coexistir asociativamente afectándose de maneras inesperadas. Así, “no hay sociedad, dominio de lo

social, ni vínculos sociales, sino que solo existen traducciones entre mediadores que pueden generar

asociaciones rastreables” (Latour, 2008: 158). De manera que un actante es un mediador que trasforma

a otros al hacerlos actuar inesperadamente, es en otras palabras un innovador. El trabajo del

investigador es trazar la red tras seguir como sabueso las traducciones rastreando así las asociaciones.

En este punto hay que tener en mente que para la TAR la red debe ser trazada también por el

investigador junto a los actantes cuyo rastro describe. Por ende, toda descripción en la fenomenología

objetiva debe ser también trazada; pues no está dada como espacio de antemano puesto y a la espera de

ser ocupado por los actantes que arbitrariamente el investigador coloque allí.

El concepto flexible de traducción, elaborado por Michel Serres (1974) y asumido por Latour

como sinónimo de transporte, interpretación, desplazamiento, transformación, delegación, resulta

también de suma importancia para la TAR a la hora de diferenciar los intermediarios de los mediadores

como actantes con cierto poder.

Tal diferencia se aclara cuando se atiende a la etimología de traducción como la acción de guiar

algo de un lugar a otro, la de transporte como la de llevar una mercancía de un lugar a otro, la de

interpretación como el mercadear o comerciar algo entre al menos dos agentes, la de desplazamiento

como la acción de separar en múltiples partes o vías algo ancho, la de delegación como el acto de

mandar algo según una regla y la de transformar como llevar algo de una forma a otra. Así, según la

TAR “la acción social no solo es controlada por extraños, también es desplazada y delegada a distintos

tipos de actores que son capaces de transportar la acción a través de otros modos de acción, otros tipos

de fuerzas completamente distintas” (Latour, 2008: 105). Esto se evidencia en otro de los posibles

nombres para la TAR aparte del deleuziano “ontología del actante-rizoma”: sociología de la

traducción.

En una traducción hay transformación y no mero desplazamiento de datos. Se da en los casos que

obligan a transformar por completo el concepto de “lo social”, como cuando intervienen actantes no

humanos (moluscos, vieiras, arrecifes, objetos técnicos) en la configuración de asociaciones (Latour,

2008). A saber, el estudio de estos agenciamientos dio pie a la aparición de la TAR: “por ejemplo, los

pescadores, los oceanógrafos, los satélites y las vieiras podían tener algunas relaciones entre sí,

relaciones de tal tipo que hacen hacer cosas inesperadas a otros (tienen cierto poder); ésta es la

definición de un mediador” (Latour, 2008: 156). Siendo esto así, es claro que un actante debe ser

descrito siempre como un mediador que tiene cierto poder de hacer hacer cosas inesperadas a otros. Lo

que es claro es que ese poder de los medios es en cierto sentido nulo, pues para inducir una acción

“será inútil exhibir todos los documentos, hacer oír todos los testimonios: lo que hace todopoderosa a la

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información (el periódico, y la radio, y la televisión) es su nulidad misma, su ineficacia radical”

(Deleuze, 1988: 357-358).

Al comprender los mediadores como sitios, también debe tenerse en mente que esos sitios pueden

corresponder a actantes humanos y no humanos; o afirmar una simetría operativa entre ellos. Sin duda,

es un programa radicalmente distinto del de la sociología asimétrica de Weber (1947) donde los objetos

no humanos, o los artefactos como les llama, serían ininteligibles sin su referencia a lo que significan

para la acción humana. A saber, según Latour, lo que los sociólogos de lo social han llamado social,

adquiere en la TAR el mismo estatuto que el éter para la física moderna; simplemente desaparece del

campo explicativo. Esto es así porque en la concatenación metafísica ingenua entre actores no humanos

no hay nada de social; no lo hay ni en el funcionamiento de un satélite, ni en la etología de las vieiras,

etc. (Latour, 2008). Lo social viene siempre por añadidura y en la sociología de lo social, por añadidura

antropomórfica.

Con esto en la mira, cuando se habla de mediadores/sitios, se puede hablar de que en una red o

mundo los actantes/objetos hacen hacer cosas inesperadas a otros. En el mundo de la pesca por ejemplo

“las vieiras hacen que los pescadores hagan cosas, del mismo modo que las redes puestas en el océano

atraen a las vieiras a adherirse a las redes, justamente como los recolectores de datos reúnen a los

pescadores y las vieiras en la oceanografía” (Latour, 2008: 156). De manera que “lo social no está en

lugar alguno en particular, como una cosa entre otras cosas, sino que puede circular por todas partes

como un movimiento que relaciona cosas no sociales. Segunda etapa: lo social ha vuelto como

asociación” (Latour, 2008: 156).

No hay que creer entonces que Latour propone un hermenéutica subjetiva al hablar de traducción,

pues aclara que:

Para interpretar una conducta tenemos por cierto que estar preparados para muchas versiones

diferentes, pero esto no signi fica que tengamos que volvernos hacia las interacciones locales. En

muchas partes de este libro he criticado a los fenomenólogos y quizá también a los humanistas, por

creer que las interacciones cara-a-cara, los agentes individuales y las personas animadas por propósitos

presentan un lugar más realista y lleno de vida que lo que llaman las abstracciones vanas de la sociedad.

Aunque tienen razón en insistir en las incertidumbres, están equivocados en cuanto a las fuentes. No es que

los humanos con propósitos, las personas intencionadas y las almas individuales sean los únicos agentes

interpretativos en un mundo de cuestiones de hecho desprovistas de todo signi ficado en sí mismas. Lo que se

indica con interpretaciones, flexibilidad y fluidez es simplemente una manera de registrar el vasto exterior

al que tiene que apelar todo curso de acción para ser llevado a cabo. Esto no vale solo para la acción

humana sino para toda actividad. La hermenéutica no es privilegio de los humanos sino, por así decirlo, una

propiedad del mundo mismo (Latour, 2008: 342).

Page 31: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Sin duda, tal es el caso de la propuestas que pretenden ensamblar fenomenología, hermenéutica

subjetivas y acción comunicativa como la de Hoyos:

El cambio de paradigma de la filosofía de la conciencia (Husserl) a una acción, a un actuar

comunicativo (Habermas) privilegia el lenguaje como punto de partida; tal lenguaje está referido

en todo momento y actividad al mundo de la vida. Entonces se va a hablar del lenguaje, de la

comunicación, en dos niveles:

Nivel cero de la comunicación. Es en él donde está la hermenéutica. Se lo puede llamar, por igual,

el nivel hermenéutico de la comunicación: hay situaciones del mundo de la vida que, para

comprenderlas plenamente, se requiere, en primer lugar, diferenciarlas mediante la utilización de

un lenguaje llano y directo (Hoyos, 2003: 8).

Nivel uno de la comunicación. Éste es el nivel discursivo–argumentativo. La gente común y

corriente siempre puede decir que el sol sale por el Oriente, pero en el momento en el que se requiere

consolidar un poco más un conocimiento es necesario dar el paso a la argumentación; ahí la comunicación

no es sólo para describir ese primer ámbito, el de la comprensión, sino que la comunicación argumenta y

discurre para dar fundamento a a firmaciones que requieren ser demostradas porque pretenden ser objetivas

(Hoyos, 2003: 8).

La manera de entender la palabra hermenéutica como en ocasiones la usa la TAR es

traduciéndola como: “actividad del mundo mismo en la que algo se transforma al ser transportado”.

Queda más clara la diferencia con la hermenéutica subjetivista o idealista en el siguiente texto, donde

un investigador en TAR (P) le explica la teoría a un estudiante (E):

E.: ¿Pero eso es exactamente lo que dicen las sociologías interpretativas verdad?

P.: No, para nada. Dirían que los deseos humanos, los significados humanos, las intenciones

humanas, etc., introducen cierta "flexibilidad interpretativa" en un mundo de objetos inflexibles,

de "relaciones causales puras", de "conexiones estrictamente materiales". Eso no es para nada lo

que digo. Yo diría que esa computadora que esta sobre mi escritorio, este monitor, este teclado, son

objetos de capas múltiples, tanto como usted: su cuerpo, su lenguaje, sus preocupaciones. Es el objeto mismo

lo que agrega múltiple o mas bien la cosa, la "reunión". Cuando se habla de hermenéutica, no importa qué

precauciones se tomen, uno siempre espera que llegue la otra parte: alguien inevitablemente agregara: "Pero

por supuesto que también existen cosas 'naturales', 'objetivas', que 'no' se interpretan".

E.: ¡Es lo que iba a decir! No sólo hay realidades objetivas, sino también subjetivas. Es por eso que

necesitamos ambos tipos de teorías sociales.

Page 32: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

P.: ¿Ve? Esa es la trampa inevitable: "No sólo... sino también". Hay que extender el razonamiento

a todo, pero entonces se convierte en inútil, o "interpretación" se vuelve otro sinónimo de

"objetividad", o se lo limita a un aspecto de la realidad, el humano, y entonces uno se queda trabado,

dado que la objetividad siempre esta al otro lado de la cerca. Y no importa si se considera el otro lado más rico o

más pobre; de todos modos esta fuera del alcance.

[...] Muéstreme un punto de vista y yo le mostraré dos docenas de maneras de salir de él. Escuche:

puede olvidarse sin problema de esta oposición entre "punto de vista" y "visión desde ningún lugar".

Y también esta diferencia entre "interpretativa" y "objetivista". Deje la hermenéutica de lado y vuelva a los

objetos o, mas bien, a la cosa.

[...] Si se puede tener muchos puntos de vista sobre una estatua es porque la estatua misma esta en

tres dimensiones y le permite, sí, le permite moverse alrededor de ella. Si algo hace posible muchos

puntos de vista, se debe a que es altamente complejo, tiene pliegues intrincados, esta bien organizado y es

hermoso, sí, objetivamente hermoso.

E.: Pero sin duda nada es objetivamente hermoso, la belleza tiene que ser subjetiva... el gusto y el

color, relativos... Estoy perdido nuevamente. ¿Por qué pasamos tanto tiempo peleando contra eI

objetivismo en esta facultad entonces? Lo que dice no puede ser correcto.

P.: Porque las cosas que la gente llama "objetivas" la mayor parte de las veces son clichés de

cuestiones de hecho. No tenemos buenas descripciones de nada: de lo que es una computadora, un

software, un sistema formal, un teorema, una empresa, un mercado. No sabemos casi nada de lo que e s

esta cosa que está estudiando, una organización. ¿Cómo podríamos distinguirla de las emociones humanas?

Por lo tanto, hay dos maneras de criticar la objetividad: una es alejarnos del objeto para acercarnos al punto

de vista humano subjetivo. Pero la otra dirección es de la que estoy hablando: la vuelta al objeto.

[…] E.: Aun así, estoy limitado a mi propia visión.

P.: Por supuesto que sí, pero otra vez, ¿que importa? No crea todas esas estupideces acerca de estar

"limitado" a la propia perspectiva. Todas las ciencias han estado inventando maneras de pasar de un punto de

vista al siguiente, de un marco de referencia al siguiente. Por Dios: a eso se lo llama relatividad.

E.: ¡Ah! ¡Pero entonces confiesa que es relativista!

P.: Pero por supuesto, ¿que mas podría ser? Si quiero ser científico y alcanzar la objetividad, tengo

que poder viajar de un marco de referencia al siguiente, de un punto de vista al siguiente. Sin esos

desplazamientos, estaría limitado a mi propia estrecho punto de vista definitivamente.

E.: Entonces, ¿asocia objetividad y relativismo?

P.: "Relatividad", sí, por supuesto. Todas las ciencias hacen lo mismo. Nuestras ciencias también.

Page 33: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

E.: ¿Pero cual es nuestra manera de cambiar nuestros puntas de vista?

P.: Le dije, nuestro trabajo son las descripciones. Todos los demás operan con clichés. Investigaciones,

relevamientos, trabajo de campo, archivos, encuestas, lo que sea. Nosotros v a m o s , e s c u c h a m o s ,

aprendemos, practicamos, nos hacemos competentes, cambiamos nuestra visión. Muy simple en realidad:

se lo llama investigaciones. Las buenas investigaciones siempre producen muchas descripciones nuevas.

E.: ¡Pero ya tengo muchas descripciones! Me ahogo en ellas. Ese es mi problema. Es por eso que

estoy perdido y por eso pensé que me seria útil venir a verlo. ¿No puede ayudarme la TAR con esta

masa de datos? ¡Necesito un marco!

P.: "¡Mi reino por un marco!". Muy conmovedor; creo que entiendo su desesperación. Pero no, la

TAR es bastante inútil en ese sentido. Su principio más importante es que los actores mismos hacen

todo, incluso sus propios marcos, sus propias teorías, sus propios contextos, su propia metafísica, hasta sus

propias ontologías. De modo que me temo que la indicación a seguir sería la de más descripciones (Latour,

2008: 209 - 214).

La hermenéutica para Latour es, para usar términos más precisos, una propiedad de los mundos

en tanto mundos que les permite a sus actantes comerciar o traducir algo (de manera que se trata de un

asunto económico), pero que para hacerlo ese algo se transforma inevitablemente. Dos actantes, por

ejemplo no humanos como dos computadores, hacen hermenéutica, interpretan o intertraducen cuando

intercambian signos codificados en un lenguaje arti ficial, de modo tal que logran establecer una

comunicación, es decir, cuando transforman algo común. Lo cuál es más claro aún cuando se sabe que

“las palabras “traducción” o “transferencia”, “deplazamiento” o “metáfora” significan los mismo en

latín griego o inglés” (Serres, 1974, Callon; 1975); la misma palabra raducción se transforma en

nombre aunque no en contenido.

En este sentido, hermenéutica es el nombre que Latour le da al operar trascendental de todo

mundo, pues precisamente el trascendental es lo que permite que se intercambien regladamente las

identidades/diferencias entre objetos de un mundo, es lo que ordena las transformaciones como diría

Latour. Empatar en éste punto las ideas materialistas de Badiou y Latour implica arrebatar la palabra

interpretación de la hermenéutica subjetiva y devolverle su sentido dramaturgico, haciendo uno tanto a

los actantes de la TAR como a la dramaturgia de Badiou: los objetos son actantes que se interpretan

entre sí, de modo que así establecen gradualmente sus identidades/diferencias, y entre mejor sea su

hermenéutica objetiva y trascendental, su interpretación les identi ficará más; habrán operado una suerte

de mímesis interobjetiva perfectamente cuanti ficable y matematizable. Los mundos son como

escenarios donde los objetos actantes, como mimos, usualmente fracasados, se interpretan unos otros.

Esto se comprende mejor cuando se atiende a lo que Latour llama principio de irreductibilidad,

según el cual nada es reducible o bien irreducible a cualquier OTRA cosa –sin duda un principio

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lógico trascendental–-. Así, la identidad absoluta no tiene lugar entre dos cosas diferentes. Por esto, un

“actor que no incide no es un actor en absoluto. Un actor, si es que las palabras significan algo, es

exactamente lo que n o es sustituible. Es un evento único, totalmente irreductible a cualquier otro,

excepto si se los hace conmensurables entre sí por algún proceso de estandardización, pero incluso eso

requiere un tercer actor, un tercer evento” (Latour, 2008: 220). Toda conmensurabilidad requiere en la

TAR un mediador que la establezca para estabilizar las diferencias entre los actantes.

Aquí hay que hacer una importante precisión. Dice Latour:

El mundo no es un continente sólido de hechos con unos pocos lagos de incertidumbre, sino un vasto

océano de incertidumbres espolvoreado de unas pocas islas de formas calibradas y estabilizadas (Latour,

2008: 342)

Las islas estabilizadas serían para Badiou procesos de verdad, que se siguen de un desequilibrio

fundamental en las leyes de un mundo. No hay que confundirse en éste punto: un proceso de verdad es

consecuencia máxima de un acontecimiento. Un mundo en donde el cambio es mera modi ficación es un

mundo en el cual no se presentan cambio reales. Empero, un lector instruido, notará una vez más que si

para Latour hay escasez de islas estabilizadas, según Badiou, la estabilidad de un mundo es lo que

abundaría en los mundos donde pululan las modi ficaciones y los sitios no acontecimentales; faltan los

excepcionales acontecimientos. En cierto sentido, puede que exista estabilidad en el cambio situado de

un mundo, y por ende estabilidad en la producción de incertidumbre, pero puede que surja una nueva

isla de estabilidad, de un proceso de verdad, tras un acontecimiento cuyo tener lugar es sumamente

incierto.

Para lograr comprender esto simplemente hay que notar que la diferencia no radica en los

conceptos sino en la decisión. Esto es, si Latour sostiene que hay pocas islas estabilizadas en las redes

es precisamente porque exige tratar a los actantes como mediadores más que como intermediarios; si

Badiou sostiene la abundancia de modificaciones y sitios no acontecimentales es precisamente porque

exige que los cambios sumamente reales y sus procesos de verdad estables sean radicalmente distintos

de los cambios no reales o menos fuertes en los mundos. La escasez o abundancia de cambios reales

dependerá únicamente del tipo de cambio que sea observado por el fenomenólogo, quien, siguiendo la

postura de Badiou, deberá describirles según el grado de existencia y, en especial para las

singularidades, según el grado de las consecuencias, que logre observar. Tal cosa es para Badiou, ni

más ni menos, que el producto de una decisión (Badiou, 2008); Latour por ende, exige que tales

decisiones se presenten, pero sin duda, con cautela, para no saltarse ni un paso en el rastreo de lo que

hacen los actantes hacer inesperadamente a otros.

En los términos de la TAR, el investigador no debe interesarse en la producción de la estabilidad

de las controversias entre actantes sobre las asociaciones a las que pertenecen, pues eso es tarea de la

política como constitución de lo común que los mismos actantes construyen en sus relaciones y no de

Page 35: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

la ciencia social, que debe limitarse a observarles y describirles, claro está, sin ingenuidad positivista

sino de manera relativista y objetiva: “su labor no es estabilizar la lista de agrupamientos que

componen lo social ya sea para lograr claridad o por conveniencia o para parecer razonable. Por el

contrario, su punto de partida comienza precisamente con las controversias respecto de a qué

agrupamiento pertenece cada uno, incluidas por supuesto las controversias entre los científicos sociales

respecto de qué esta hecho el mundo social (Latour, 2008: 50).

1.4 Dialéctica materialista afirmativa: verdad en las ciencias sociales y contra el escepticismo

ingenuo

Éste es el auténtico punto en litigio entre la TAR y la fenomenología objetiva, pues para la TAR

sin lugar a dudas nunca hay sólo dos puntos de vista en una controversia entre actantes sino una gran

multiplicidad. Para la fenomenología objetiva de Badiou y la TAR sin duda hay múltiples puntos de

vista sobre un asunto en litigio porque el asunto controversial mismo es múltiple, empero para la TAR

no se ve que esa multiplicidad de puntos de vista pueda ser dispuesta en la figura de la decisión como

instancia del Dos que permite la opción por una verdad.

Como se había mostrado arriba, constituye una herencia deleuziana sobre la TAR la misti ficación

del término dialéctica; lo que se puede evidenciar en ésta afirmación: “los pensadores dialécticos tienen

la habilidad de enterrar los artefactos aun mas profundamente, afirmando que las contra-dicciones han

sido "superadas"; esta es la palabra mágica que usan en lugar de "tapadas" o "hechas desaparecer por

arte de magia". Y nuevamente, no es tan difícil ver por qué siguen siendo tan convincentes aunque sus

manos pretendan conectar sitios no existentes” (Latour, 2008: 220). Como se verá más adelante en

detalle, esos sitios (globales) no existentes son la Naturaleza y la Sociedad que según una dialéctica

automática de las superaciones podría disolverse mediante algún artilugio argumentativo.

Muy al contrario, la dialéctica según Badiou no es un movimiento de superación de

contradicciones. De manera clara así lo enuncia: “admitamos que por “dialéctica”, en la línea directa de

Hegel, se comprenda que la esencia de toda diferencia es el tercer término que marca la distancia entre

los dos” (Badiou, 2008: 20). Con lo cual se hace evidente que la dialéctica, por lo menos para Badiou,

no anula en ningún sentido la diferencia entre términos contradictorios. Además esa dialéctica es una

dialéctica materialista, pues como todo materialismo acepta únicamente la existencia de cuerpos y

lenguajes (culturas si se quiere), pero añade que hay verdades para evitar el escepticismo, afirmando

que las hay donde el “Tres suplementa a la realidad del Dos [verdades] cuyo modo de existir es el de

inexistir [...] Y es cierto que una verdad constituye una excepción a lo que hay, por el hecho de que, si

se nos da la “ocasión” de encontrarla, la reconocemos inmediatamente como tal” (Badiou, 2008: 20 –

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22). Ahora bien, esas verdades que hay según Badiou no son en ningún sentido objetos trascendentes

sino objetos inmanentes, de aquí que el tercer tomo de “El ser y el acontecimiento” pueda ser titulado,

como Badiou lo confirma en una entrevista (2012), La inmanencia de las verdades. Esas verdades

afirman el derecho infinito de sus consecuencias, es decir del conjunto de su presente, y la

universalidad que “se sostiene en formas subjetivas que no pueden ser ni individuales ni comunitarias”

(Badiou, 2008: 25). Según la dialéctica materialista un sujeto de una verdad o sujeto fiel a ella, se

sustrae a toda comunidad y destruye toda individuación. O como lo plantea Gómez Dávila: “la mayoría

de los hombres muere sin que les haya nacido alma” (Gómez Dávila, 1977: 45).

Éste punto en litigio indica que antes que haber alguna posible incompatibilidad entre la postura

de la TAR respecto a lo que Latour llama dialéctica y la dialéctica materialista de Badiou. La cuestión

importante en litigio es la de la posibilidad de transformar un mundo, que es siempre un múltiple, a la

instancia del Dos en la que se de la posibilidad de una decisión y por ende de la fidelidad al Tres de

alguna verdad.

Sobra decir que si la TAR no acepta que hay algo como verdades, la misma sencillamente

defendería un escepticismo insuficiente para merecer el nombre de ciencia al que aspira. Esto

sencillamente queda descartado, la TAR no es escéptica precisamente porque, como ya se ha dicho, es

objetivista y pretende explicar la verdad de la constitución de lo social por fuera de las categorizaciones

afanadas y automáticas de las sociologías de lo social y de su forma elevada en las sociologías críticas

–incluido el marxismo más dogmático–; pues “demasiado a menudo, los científicos sociales –y

especialmente quienes se encuadran en la sociología crítica– se comportan como si fueran

investigadores "críticos", "reflexivos" y "distanciados" que tratan con un actor "ingenuo", "no crítico" e

"irreflexivo". Pero lo que a menudo tratan de decir es que traducen las numerosas expresiones de sus

informantes a su propio vocabulario de fuerzas sociales” (Latour, 2008: 87 – 88). De aquí que tanto la

TAR como Badiou se desliguen de la Crítica, pues resulta importante “que por “dialéctica materialista”

entendamos el despliegue de una crítica de toda crítica. Finalizar, en lo posible, con el Kant insípido de

los límites, de los derechos y de los incognocibles” (Badiou, 2008: 24).

Basta una cita también para hacer evidente que la sociología de las asociaciones se separa de las

sociologías de lo social que dejan de lado a los mediadores, en nombre de una ciencia social auténtica y

que tiene pretensiones de verdad:

Al dejar de lado los medios prácticos, es decir los mediadores a través de los cuales se produce la

inercia, la durabilidad, la asimetría, la extensión, la dominación, y al fusionar todos esos medios

diferentes con el poder impotente de la inercia social, los sociólogos son los que ocultan las

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verdaderas causas de las desigualdades sociales, cuando no son cuidadosos en su uso de las

explicaciones sociales (Latour, 2008: 125).

Es claro que la TAR pretende dar con las causas verdaderas, incluso, de las desigualdades

sociales. Así, cuando en la misma se usa la expresión construcción social de los hechos científicos, en

ningún momento se pretende defender con ello una postura escéptica, anticientífica, como sí lo hace el

muy opuesto constructivismo social. Mas bien, con construcción se refiere a que la práctica

experimental del laboratorio, el diseño experimental colectivo, por el mero hecho de implicar la

elaboración de herramientas y espacios propicios para la investigación; junto a la luz colectivamente

vigilada de la fidelidad de las teorías que dan luz a la interpretación de hechos brutos, es decir a la luz

del planteamiento y despliegue de problemas de interés, es decir, pertinencia. Para la TAR que algo sea

construido no implica que ese algo no sea verdadero; como si los bebés no fueran construidos en el

útero al igual que son perfectamente reales. Mas bien, que algo sea construido indica que ese algo ha

emergido de situaciones artificiales, de modo que los hechos científicos son hechos precisamente

porque emergieron de situaciones artificiales que les construyeron, que involucran asociaciones (de ahí

l o social) con actantes no humanos. (Latour, 2008: 133–134). Siendo esto así, es evidente que toda

ciencia es constructivista, pues lo opuesto de ello “es el fundamentalismo” (Latour, 2008: 135). Así un

hecho científico puede estar bien o mal construido, y eso depende de la habilidad de los científicos para

construir sus artefactos; sus laboratorios y sus instrumentos. Es más que evidente que si, por ejemplo,

el Gran Colisionador de Hadrones no hubiera estado bien construido y los espacios, los laboratorios, las

máquinas informáticas, y una gran serie de otros actantes no humanos, no hubiesen estado bien

dispuestos para asociarse con los científicos, ni rastro del Bosón de Higgs hubiera sido registrado. Así,

sostiene Latour:

Cuando decimos que un hecho es construido, queremos decir simplemente que damos cuenta de

la realidad objetiva sólida poniendo en juego varias entidades cuyo ensamblado podría fracasar;

“constructivismo social” significa, por el otro lado, que reemplazamos aquello de lo que está hecha

esta realidad con alguna otra sustancia, lo social, de lo que “realmente” está hecho. El relato de la génesis

heterogénea de una construcción es sustituido por otro que habla de la materia social con la que es construida.

Para que tenga lugar cualquier tipo de construcción, el rol protagónico debe ser interpretado por entidades

no humanas, y es eso lo que queremos decir desde un principio con esta palabra más bien inocua (Latour,

2008: 135).

Page 38: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Es nítido entonces que en la TAR no hay escepticismo, como evidentemente en la fenomenología

objetiva tampoco lo hay. Pero si no hay escepticismo, tampoco absolutismo, o en términos de Latour

no hay fundamentalismo, pues Badiou deja bien claro que el sujeto fiel a la verdad científica no es un

pedagogista preocupado por la continuación de lo viejo en la transmisión, ni un oscurantista que

pretende arruinar el cuerpo de las ciencias en nombre de alguna moralidad (Badiou, 2008: 94 – 95).

Empero, en este punto resulta clave sostener, como postura de ésta investigación guiada

fundamentalmente por los aportes de Badiou que, si bien hay verdad científica, esa verdad es siempre

un excepción al par cuerpos y lenguajes; cosa que no niega, como ya se ha visto, que esa verdad

científica venga al encuentro desde las entrañas de un mundo que le construye y en el que aparecen

asociados objetos humanos y no humanos.

Aunque sea producida en un tiempo empírico mesurable o contado, la verdad cientí fica, como

toda verdad, es eterna, pues en todo otro mundo sería nítido que constituye una excepción para aquel;

es además translingüística, porque la forma que da acceso a ella es calculada (matematizada) y

separada de todo lenguaje natural; asimismo, supone un cuerpo como un conjunto orgánicamente

clausurado de huellas materiales (Badiou, 2008), en cuanto al cambio frontal que afectó a un objeto de

un mundo, puesto que la huella que supone toda verdad (cientí fica o de otra índole) es lo que se sigue

de un acontecimiento. Un acontecimiento cientí fico o de otra índole, siempre es el resultado de la

decisión sobre un indecidible; al ser un sitio – definido exactamente por ser un conjunto re flexivo

donde A � A, y que por ende aparece para desaparecer en un instante, dejando sólo sus consecuencias.

Según Badiou, toda verdad, asimismo, no está clausurada en cuanto a su consistencia (puede ser

inconsistente y develarse como no-verdad) ni a sus usos empíricos (puede ser usada de formas

insospechadas).

1.5 Sujeto de verdad – cuasi-sujeto o individuo

A las huellas de un acontecimiento se liga una figura operatoria que dispone sus agencias en un

mundo: un Sujeto que un individuo (cuasi-sujeto en la TAR) puede devenir al incorporarse a las

consecuencias del acontecimiento, es decir, un proceso de verdad. Así, una verdad conjunta y evalúa lo

que la compone desde las consecuencias y no desde la simple donación; una verdad induce a partir de

las consecuencias, formas subjetivas, resultados formalizados de la observación, como instancias de

una matriz de conjunción invariante que formaliza un cuerpo –eficaz o no para esa verdad. Los

formalismos subjetivos son resultados formales de la observación y descripción de la interacción de los

actantes y a cada uno corresponde una fórmula, esto es, un formalismo. En ningún sentido son

determinaciones objetivas estructurales sino, más precisamente, son un resultado matemático logrado

de una observación calculada. Sin duda, una a firmación cientí fica es irreductible al estructuralismo,

pero no es irreductible a la simplicidad de una fórmula y lo mismo aplica para una ciencia social cuyo

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objeto son los medios masivos de comunicación. No extrañará en este punto entonces la adherencia de

la presente investigación a la siguiente afirmación de Badiou respecto al sujeto en Lacan: “Lacan hace

estructura de lo que yo creo secuencia, o devenir contingente” (Badiou, 2008: 526).

Badiou ha dispuesto cuatro posibles formas subjetivas, postindividuales, en su teoría formal del

sujeto. Pero sin duda, primero resulta preciso aclarar la diferencia entre la noción formalista de sujeto y

las definiciones usuales de dicha palabra:

Decir que hay teoría (formal) del sujeto se toma en el sentido fuerte: del sujeto, no puede haber sino

teoría. "Sujeto" es el índice nominal de un concepto que hay que construir en un campo de pensamiento

singular, aquí la filosofía. Finalmente, afirmar que del sujeto debe haber una teoría formal se opone a tres

determinaciones (dominantes) del concepto de sujeto:

1. "Sujeto" designaría un registro de la experiencia, un esquema de distribución consciente de lo

reflexivo y de lo irreflexivo: es la tesis que conjunta sujeto y conciencia, y que se despliega,

actualmente, como fenomenología

2. "Sujeto" sería una categoría de la moral. Esa categoría designaría (tautológicamente) el

imperativo, para todo "sujeto", de considerar a todo otro sujeto como un sujeto. Solamente a

posteriori, y de manera incierta, esa categoría normativa deviene teórica. Llevan a esa conclusión,

actualmente, todas las variedades del neokantismo.

3. "Sujeto" sería una ficción ideológica, un imaginario mediante el cual los aparatos del Estado

designan -Althusser decía "interpelan"- a los individuos. (Badiou, 2008: )

Ninguna de estas tres definiciones viene al caso. El sujeto para Badiou es un formalismo que hace

explícita la destinación de un cuerpo de verdad, de manera que no es en ningún momento un objeto

como sí lo sería un cuasi-sujeto en los términos de Latour. El Sujeto es un formalismo expresable en un

matema: es un sistema de formas y operaciones cuyo soporte material es un cuerpo –conjunto de

consecuencias del emerger de una verdad–. Es una forma en que los actantes, capaces de producir un

concepto de proceso de verdad, ejercen su poder, una manera en que se transforma la agencia. Así, los

cuasi-sujetos que define Latour, o que en otras ocasiones llama “subjetividad” resultan ser

intercambiables por los cuasi-objetos, palabra que Latour también utiliza. Cualquier cuasi-objeto o

cuasi-sujeto o “ensamblado que paga el precio de su existencia en la dura moneda de redurar y extender

es, o mas bien, tiene subjetividad” (Latour, 2006: 152). El nombre Objeto en la fenomenología objetiva

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es intercambiable por cuasi-objeto y cuasi-sujeto, mientras que por Sujeto se entiende un formalismo

para las consecuencias verdaderas que el acto de decidir el haber tenido lugar o el negarle u ocultarle,

de un acontecimiento provoca.

De modo que un Sujeto responde a diferentes tipologías en relación al procedimiento de

producción de verdad (político, artístico, científico, amoroso; probablemente deportivo) y a diferentes

figuras o destinaciones (fiel, reactivo, oscuro, resucitado) (Badiou, 2008). La subjetividad del

fenomenólogo objetivo de los medios, en tanto sujeto de una ciencia, deberá ser la de un sujeto fiel a

una verdad científica:

( ε¢)⇒π

El cuerpo c dividido / (tachadura) y nuevo –como conjunto de consecuencias de la verdad que

defiende– deviene como el inconsciente activo – (subordinación) de una huella de acontecimiento, y

tras explorar las consecuencias (⇒) de lo que ocurrió, engendra un presente π exponiendo fragmento a

fragmento (Badiou, 2008), paso a paso, punto por punto, una verdad (lo que circula tras haber decidido

que un acontecimiento tuvo lugar), o como diría Latour, el investigador debe reensamblar como tortuga

(conectando paso a paso) y observar como hormiga (desde oligópticos) lo “social” para rensamblarlo.

El sujeto puede ser fiel y producir ⇒ (como consecuencia) un nuevo presente π que, punto por

punto, paso a paso, constituye un proceso de verdad. El sujeto fiel es un sujeto en el presente (Badiou,

2008). En este sentido la fidelidad subjetiva siempre es fidelidad contemporánea auténtica; pues esa

fidelidad contemporánea, es auténtica reacción contra la tiranía del pensamiento del tiempo en tanto

defiende la comprensión espacial del tiempo mismo; reacción a la infidelidad conservadora que niega

las huellas de los acontecimientos que inician un proceso para la construcción de un cuerpo de verdad y

a la que en su afán de progreso pretende totalizar ese cuerpo de una vez por todas. Cosa que endereza

incluso la propuesta de Badiou que adhiere la fidelidad al progresismo. Una vez más, Agamben es guía

en éste punto: “la contemporaneidad se inscribe, de hecho, en el presente marcándolo sobre todo como

arcaico y sólo quien percibe en lo más moderno y reciente los indicios y las marcas de lo arcaico puede

serle contemporáneo” (Agamben, 2009). El contemporáneo se exige ser contemporáneo de lo que

examina. Siguiendo a Mahler, Franklin, Jaurès, Huch y Juan XXIII, el contemporáneo es reaccionario

auténtico no por pretender conservar un pasado abolido sino porque afirma que la tradición antes de ser

adoración de cenizas es transmisión del fuego. O bien Chesterton (2008): “tradición no significa un

pueblo muerto; no significa que los vivos están muertos sino que los muertos están vivos” (138). Si hay

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algo así como una democracia fiel, es la tradición: “tradición, significa dar votos a la más oscurecida de

todas las clases: nuestros antecesores. Es la democracia de los muertos. La tradición rehusa someterse a

la pequeña y arrogante oligarquía de aquellos que casualmente, andan por ahí” (Chesterton, 1998: 28).

Si hay un liberalismo fiel, entonces es un aristocrático a quién ninguna especie política le “seduce tanto

como la de esos aristócratas liberales, cuyo agudo sentido de la libertad no proviene de turbios anhelos

democráticos, sino de la conciencia inalterable de la dignidad individual y de la lúcida noción de los

deberes de la clase dirigente. Tocqueville es su más noble representante” (Gómez Dávila, 2003: 344).

El coraje sacrificial del Sujeto Fiel es el de ser tradicionalista, aristocrático e igualitario sin ser un

ingenuo conservador.

Así lo propone el mismo Badiou, y resulta esclarecedor verlo para comprender su pensamiento,

pues toda su filosofía está marcada por la voluntad de formalizar el catolicismo: “entre los cristianos, la

Iglesia, primera institución de la historia humana que pretendió la universalidad, organiza la fidelidad

al acontecimiento-Cristo y designa expresamente a quienes la sostienen en esta tarea, como «los

fieles»” (Badiou, 1999: 239). Se trata de una fidelidad a una tradición apostólica, como Cuerpo para el

Proceso de Verdad que inicia el Acontecimiento-Caída y se renueva en el Acontecimiento-Cristo. Pero

la incorporación Fiel a ese Proceso, es una decisión involuntaria, una suerte de libertad de indiferencia

que se resume, como considera Badiou, en la apuesta de Pascal:

Pascal está atento a salvar el carácter vulnerable del acontecimiento, su casi-oscuridad, de la que

depende que el sujeto cristiano sea aquel que decide desde el punto de vista de lo indecidible

(«Imposible que Dios sea, imposible que no sea»), o de una ocurrencia prodigiosa, que está

reservada al tercer acontecimiento, el último día, cuando Dios aparecerá «con un esplendor tal de

fulguraciones y un trastorno tal de la naturaleza, que los muertos resucitarán y los ciegos verán»

(Badiou, 1999: 243).

El milagro, testimonia el azar consumado del Acontecimiento, pues Jesús verificó que es el

Mesías por sus Milagros, no por la coherencia de su doctrina con las Escrituras. La Fe es la forzosa

decisión subjetiva de creer en que Jesús es Cristo, puesto que:

El sentido acordado a la intervención se sustrae a la ley de las «luces naturales» [...] entre Dios y

nosotros «hay un caos infinito que nos separa». Y puesto que el sentido sólo es legible en ausencia

de regla, optar por él «no es voluntario», la apuesta ya tuvo siempre lugar, como lo testimonian los

verdaderos cristianos [...] El libertino está al menos forzado a reconocer que es preciso pronunciarse sobre ese

punto [...] El libertino puede siempre decir «[...] me fuerzan a apostar [...] y yo estoy hecho de un modo tal

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que no puedo creer» (Badiou, 1999: 239).

En todo caso, y he aquí el quid del catolicismo inmanente al pensamiento badiouista, no creer en

Cristo es sinónimo de no creer en el Acontecimiento. Se trataría de no “creer en los milagros” y en

consecuencia de negar el haber-tenido-lugar de cualquier acontecimiento: político, artístico, científico,

amoroso, deportivo. Ante el libertino:

Desesperado por estar hecho de un modo tal que no puede creer y que más allá de lógica de la apuesta

[...] requiere todavía de Cristo «signos de su voluntad» no queda sino responderle: «Así lo h i z o , p e r o

ustedes lo desdeñan». En la roca nihilista todo puede encallar y lo mejor que se puede esperar es ese entre-dos

fugitivo entre la convicción de que es necesario elegir y la coherencia del universo de los signos que,

hecha la elección, se deja de desedeñar, y se llega ver que es suficiente para establecer que dicha elección era

precisamente la de la verdad (Badiou, 1999: 247).

Chesterton esclarece aquí, una vez más, la doctrina católica de la voluntad: “todo acto de

voluntad es un acto de autolimitación. Desear acción es desear limitaciones. En este sentido, todo acto

es un acto de autosacrificio” (Chesterton, 1995: 45). Esto aplica para el acto de incorporación a las

consecuencias del Acontecimiento que es un acto de autosacrificio en tanto la incorporación implica

una nueva fidelidad. Quienes ven aquí, como Zizek, una excusa para justificar la posibilidad de un

ateísmo auténtico aciertan parcialmente. Si bien “lo difícil no es rechazar la creencia para poder así

sorprender a otro creyente, sino ser no-creyente sin la necesidad de otro sujeto que se supone cree por

mí” (Zizek, 2006: 137), por ejemplo, como plantea el mismo Zizek, el adolescente que no-cree en tanto

asume que hay otro, sus padres (su madre), que creen en lugar de él y así se considera libre para actuar

según la espontaneidad de sus caprichos pues no proyecta que sus padres sean capaces de hacer lo

mismo que él hace, manteniéndolos en su pureza. En todo caso, a tal razonamiento le hace falta la

contraparte que devela, en conjunto con aquel, la convicción católica verdadera: ser creyente sin la

necesidad de otro sujeto que se supone no-cree por mí.

Tal convicción resulta mucho más complicada de racionalizar clásicamente. En todo caso se trata

de la afirmación propia del loco pascaliano que cree en los milagros he intenta mostrar al loco

racionalista o libertino su historicidad. Si bien el auténtico creyente católico simplemente no concibe

que otro sujeto sea no creyente, a duras penas lo concibe como un desdeñador de los acontecimientos

del pecado, la resurrección y el retorno que, como diría Chesterton, son tan positivos como “las papas”

y en consecuencia es capaz de reducir todo error a un error teológico; cree sólo en la medida en que no

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supone que hay otro sujeto que no-cree en lugar de él; es decir, se pone a sí mismo como ese no-

creyente de modo que no procura evangelizar por las calles con el propósito de convencer al no-

creyente pues a duras penas puede dar testimonio de que él mismo es un hereje. La máxima del

católico, es la de Chesterton: “traté de encontrar para mi uso, una herejía propia, y cuando la

perfeccionaba con los últimos toques, descubrí que no era herejía, sino simple ortodoxia” (Chesterton,

1998: 8). Así, el Dios católico no es el dios de un deísmo, pues es Dios que hace milagros. La función

del milagro, al producir un exceso “sobre la prueba puntualiza, factualiza, aquello en donde se origina

que se pueda creer de verdad y que Dios no sea rebajado a ese puro objeto de saber con el que se

contenta el deísta. El milagro es símbolo de una interrupción de la ley en la que se indica la capacidad

de intervención” (Badiou, 1999: 243).

Para el catolicismo, esa capacidad de intervención no es privilegio del Dios Uno-Trino-Infinito;

la tradición apostólica en tanto fidelidad al Acontecimiento, es la historicidad de los milagros de Cristo

mediante los santos y los apóstoles. Para el badiouísmo hay al menos cuatro regímenes en los que esta

historicidad de los milagros es evidente: la política, la ciencia, el arte, la política y uno más: el deporte.

Si Badiou excluye la Religión como procedimiento productor de verdades como espacio para la

constitución de los cuerpos post-acontecimentales no es precisamente porque, como a veces insinúa,

entable una lucha con la Filosofía; sino más precisamente porque el Catolicismo es la única Filosofía

capaz de articular en un mismo gesto la inmanencia de las verdades cuya existencia es tan evidente

como la de las papas y la trascendencia de la Verdad, que en tanto Idea está universalmente expuesta al

pensamiento de todo aquel que quiere ver. Zizek lo ha notado al decir que: “Badiou también puede ser

leído como el último gran autor de la tradición Francesa de los Católicos dogmáticos” (Zizek, 1998).

Siendo esto así, los objetos, los actantes, los medios, en tanto que producen signaturas y tal vez

huellas, en su actualidad múltiple, soportan realidades arcaicas tan múltiples como sus futuras

consecuencias altamente impredecibles con absoluta certeza. Como el mismo Reynoso plantea: hay que

esperar que “con algún esfuerzo taxonómico se puedan encontrar signaturas peculiares a compositores,

épocas, estilos” (Reynoso, 2011: 6).

Como el reaccionario auténtico, ni oscurantista ni reactivo, Gómez Dávila, lo formalizó en dos de

sus escolios: “no vale la pena escuchar a quien no pueda prometer un presente eterno” (EI, 44a) y en

este sentido “la eternidad de la verdad, como la eternidad de la obra de arte, son ambas hijas del

instante (EII, 370c). La fidelidad subjetiva a un proceso de verdad no es nunca progresista, ni en la

política, ni en el arte, ni en el amor, ni en la ciencia. En los procesos de verdad la tiranía del progreso

no se impone pues la fidelidad auténtica, la de la subjetividad fiel a las consecuencias presentes que un

acontecimiento impone, no se dispone jamás a la producción constante de novedad, como si

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pretendiese el reemplazo desesperado de la verdad; más bien se pone a construir sobre sus huellas.

Un mundo de ciencia es la exposición del aparecer en cuanto tal en su esquema (leyes del ser-

ahí). Como es de esperar se asume que lo único que permite dicha exposición es que los conceptos de

la fenomenología objetiva sean matematizables. Que se puedan someter a la potencia de las inferencias

y que como sostiene Badiou sea completamente indiferente a la naturalidad y a la multiplicidad de

lenguas (Badiou, 2008). Esta figura subjetiva científica fiel debe ser también la del fenomenólogo

objetivo.

Para una ciencia, un mundo de interés, se presenta cuando hay cierta frontera entre lo sometido a

las inferencias literales y la literales maquínicas o experimentales; no humanas (Badiou, 2008: 93) y lo

que se resiste a esas inferencias. Cualquier acontecimiento desplaza dicha frontera, y su huella se

resiste a ese desplazamiento, permitiendo llevar a lo simbólico la disposición abstracta de un mundo m.

Ese mundo m que describen las ciencias sociales es precisamente lo colectivo (ni naturaleza ni

“sociedad”) que debe ser reensamblado calculadamente.

Badiou muestra límpidamente la forma de la huella de un acontecimiento científico (¬ será la

negación): ¬ l(m) => l(m). Lo que no se sometía a la la letra l, se le somete. Curiosamente en la ciencia,

como sostiene a Badiou, se trata de lo inteligible y la invariancia de sus ecuaciones; empero en la

ciencia social de los mediadores se trata también de la inteligibilidad de lo sensible. Si el arte trata de lo

sensible y la invariabilidad de las formas, si su proceder es el de la sensibilidad, por su parte la ciencia

social tendrá que proceder a la descripción de eso sensible, incluso también de las figuraciones y

metafísicas empíricas de los actantes, para trazar el mapa, el grafo, de lo colectivo.

Así mismo, el cuerpo de la ciencia que sostiene, tras el surgimiento de la huella del

acontecimiento, las consecuencias de una variación máxima con consecuencias máximas, de un devenir

acontecimental, son los resultados registrados en los informes. Esos resultados quedan registrados en el

caso de los científicos sociales, fenomenólogos objetivos de las asociaciones, en los informes del

seguimiento del rastro que dejan los mediadores o sitios. Esos informes despliegan un presente.

Como lo dice Badiou respecto a la ciencia: “el presente completo que engendra, punto por punto

(dificultad por dificultad), el sujeto fiel cuyo formalismo es portado por la consistencia de los

resultados iniciales, se llama comúnmente teoría (nueva)” (Badiou, 2008: 94). La actividad científica

no consiste, como se ha resaltado ya, en pretender producir nuevas teorías constantemente, sino en el

ser fiel reaccionando al progresismo desvocado, a una verdad científica, hasta que algún

acontecimiento científico irrumpa de nuevo.

Un sujeto reactivo, reduce la ciencia al pedagogismo, pues pretende reducir lo nuevo científico a

la continuación de lo viejo. En consonancia con Latour, al tener en cuenta las cuestiones de interés

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involucradas en las actividades científicas, Badiou asume que una forma peculiar, y reciente de

pedagogismo es la del sujeto del fetichismo propio del materialismo democrático, que somete los

resultados a una concepción empírica ingenua: “de modo tal que la ausencia de discriminación vuelva

ilegible el presente. Se supone así, una exposición átona de las ciencias, cuya norma real sólo puede

ser, al final, las ganancias que se esperan de ellas (las “aplicaciones” rentables) (Badiou, 2008: 94).

Al igual que Latour, al enfrentarse con la hermenéutica y fenomenología ingenuas o humanistas,

pero también al positivismo que no comprende su proceder, Badiou opone la fidelidad científica al

sujeto oscuro, fetichista humanista o religioso, que impone la ciencia al yugo de la demanda de

“moralidad” o el “sentido humano” en sus resultados. Esas demandas son cunas del oscurantismo, no

solo antiguo o medieval, sino incluso, el que se presenta en los regímenes totalitarios. La ciencia

allende su destinación Subjetiva no es ni puede ser en ningún sentido inmoral, es más precisamente

amoral, pues su “valor” es el de un proceso de verdad.

De manera que el investigador en la fenomenología objetiva de los medios deberá ser fiel al

proceder científico separándose de las demandas fetichistas reactivas y oscuras; y como ya se ha

insistido, el dejar que los actores se manifiesten, el tratarles como mediadores y no como

intermediarios, no implicaría ningún humanismo o democratismo píos, propios de las fenomenologías y

hermenéuticas subjetivistas. La fenomenología objetiva de los medios se propone entonces como un

modelo de investigación científica para el estudio de los medios masivos de comunicación.

La última destinación subjetiva de un proceso de verdad es la que la liga, como ya Kojève (2012)

había notado, a la cristiana destinación matemática-experimental de la resurrección de un presente,

como “el momento de un renacimiento cuando se reincorporan las sutiles teorías que una escolástica

había vuelto inoperantes” (Badiou, 2008: 95). Algo que se evidenció en el 2008 con la protociencia

económica neokeynesiana; en tanto, único proceso de verdad económico real.

La fidelidad subjetiva a una verdad toma como máxima aristocrática, contemporánea, que “ni la

imitación del pasado, ni la del presente, son recetas infalibles. Nada salva al mediocre de su

mediocridad” (Gómez Dávila, EI, 174d). La mediocridad es en este sentido la forma peculiar de habitar

un mundo átono; como la plantea Badiou “son formalmente posibles mundos adecuados a esas

máximas de la dicha por la astenia (y la eutanasia, reivindicación sempiterna de los “despuntados” de la

existencia, que quieren poder despuntar su muerte en el estilo algodonoso de su vida)” (Badiou, 2006:

463). De modo que si hay una ética de la investigación cientí fica es precisamente la de la fidelidad al

presente post-acontecimental; al igual que habría una ética amorosa, política y artística, quizás

deportiva, de tipo fiel y sin duda contemporaneista o auténticamente reaccionaria.

Asimismo, una verdad también es infinita y genérica, pues es excepción radical –es inacabable,

pues su cuerpo puede continuar siendo constituido–. La verdad es Idea de la existencia anónima y por

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esto debe mantenerse innombrable, al escapar a la identi ficación en una forma de la lengua y

estabilizarse definitivamente en el saber (Badiou, 2008: 51).

En resumen, de una verdad post-acontecimental se tiene su proceso antes que un resultado. De

modo que una verdad cientí fica es siempre un proceso posterior a la decisión, sobre un punto, en virtud

de un cuerpo con órganos aptos para tratarlo, de la investigación fiel, sobre cuál cambio es

acontecimental y cuál no.

Lo anterior obliga a pensar, siguiendo a Badiou, y complementando la misma disposición de

reencaminar a la sociología en la senda segura de la ciencia como pretende la TAR, que para que sea

posible la disposición cientí fica auténticamente fiel a una verdad en las ciencias, incluida la ciencia

social, que en toda red de identidades y diferencias, es decir, en todo mundo, sea posible llevar, por un

homeomorfismo, un trascendental T con sus múltiples grados hacia un trascendental T0 binario, esto es,

hacia un trascendental que obligue la opción estricta entre un sí (1) y un no (0). Es decir, es preciso un

homeomorfismo que permita la decisión entre un o bien esta es una verdad post-acontecimental o bien

no lo es, sin perder la complejidad que implica computar el aparecer, por su alta cantidad de datos, en

esa proyección. Se trata entonces de un proceder dialéctico materialista y afirmativo. La demostración

de ésta tesis será descrita en el capítulo 3.

Por ahora vale decir que no se ha visto ni se verá ningún sujeto fiel a las verdades de las ciencias

que, por más consciente de los infinitos matices diferenciales de un mundo hipercomplejo, no decida

entre la simplicidad de un sí o un no, al ser fiel a la verdad de una situación y que no sacri fique en

consecuencia un concepto que le resulte caro a sus caprichos pero que pueda resultar inválido, al

proponer un cuerpo cientí fico incapaz de soportar eficazmente esa verdad. El rechazo del razonamiento

por el absurdo es, en toda ciencia, sencillamente anticientí fico, y en consecuencia, todo sujeto fiel a una

verdad de las ciencias sociales debe filtrar el in finito de sus descripciones posibles de las asociaciones

entre actantes diversos, por el dos que permite una decisión. Es en éste sentido en el que la

fenomenología objetiva como ciencia opera una descripción dialéctica y materialista de las

asociaciones.

Pero también los sujetos políticos fieles operan esta partición proyectiva del infinito de matices de

los mundos políticos. Si no, no se ve cómo pueden tener opción para tomar una decisión fiel o no a un

proceso de verdad de una situación de aparecer política; un mundo o una red política. En últimas, para

un actante humano, solo una fidelidad garantiza que se manifieste lo que en la TAR se llama un mundo

común. Que, como nota Latour, la tarea descriptiva misma no deba tener la pretensión de constituir

mundos políticos pues esto es tarea de los mismos actantes cuyas asociaciones son rastreadas, no

implica que no sea legítimo responder qué son los ensamblados resultantes, para darle relevancia

política a la ciencia social: “cuando se completa la tarea de explorar la multiplicidad de factores

activos, se puede plantear otra pregunta: ¿que son los ensamblados que resultan de ese ensamblar?”

(Latour, 2008: 362). Así, se debe tener siempre en mente que la respuesta a esta pregunta consiste en

que la forma subjetiva en la que los actantes disponen la composición de lo común político, es siempre

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la forma de decidir sobre el mantenerse o no fiel a una verdad política; en resumen a la objetividad

genérica de la Justicia.

La gran diferencia con la sociología crítica que ésta investigación, guiada por la TAR y la

fenomenología de Badiou propone, reside en que “estar motivado politicamente ahora comienza a

adquirir un significado mas especifico: buscamos maneras de registrar la novedad de las asociaciones y

exploramos cómo ensamblarlas de un modo satisfactorio” (Latour, 2008: 363). Lo que quiere decir esto

es, según la conjunción que se ha venido realizando, que si hay un modo satisfactorio de ensamblar las

asociaciones, ese modo satisfactorio siempre hace que, en virtud de una decisión pura, un sujeto

soporte fielmente el cuerpo de un proceso de verdad inmanente en un mundo político. Esa fidelidad,

que implica un modo satisfactorio de ensamblaje, responde también a un formalismo subjetivo que

conmina al menos a los actantes humanos a optar o no por el democratismo. Como se verá, contra la

clasificación de Badiou sobre la democracia materialista, el sujeto fiel se separa de ocultar una verdad

política en un socialismo democratico (fascista o comunista), o tal vez también de negar esa verdad en

un capitalismo democratico (autoritario o liberal). Esas opciones formales que los actantes humanos

operan al asociarse incluso con no humanos pueden y deben ser descritas por la fenomenología objetiva

gracias a su articulación con la TAR; y como ya se dijo no son en ningún sentido funciones

estructurales de un campo “social” objetivo, es más, sin duda pueden resultar otros tipos subjetivos

invariantes que sean descriptibles por la matemática que expresa los mencionados.

Aunque la fenomenología objetiva aquí propuesta, al igual que la TAR, en sí mismas no

pretendan la producción de mundos estables, pues ambas son actividades descriptivas de las relaciones

entre los objetos de los mundos; esa estabilidad sí puede ser descrita bajo la noción de atonía de un

mundo.

Para Badiou, en los mundos átonos el trascendental T no tiene puntos, esto es, son mundos en los

cuales nada se dispone para la decisión: “son sencillamente mundos tan ramificados y matizados –o tan

adormecidos y homogéneos– que ninguna instancia del Dos, y por ende ninguna figura de la decisión,

llega a evaluarlos” (Badiou, 2008: 463). Asimismo, esa atonía, adormecimiento o bien homogeneidad

extremos, lleva a “la imposibilidad de la soledad, esto es, a la “comunicación universal” (Badiou, 2008:

464). Será entonces éste el sentido de la buena-comunicación y de la emancipación:

Allí donde todo se comunica hasta el infinito, no existe ningún punto. Empíricamente, un aislado

es un objeto cuya intensidad de aparición es indescomponible [...] Tal punto de detención testi fica

que, al menos en un lugar, la atonía del mundo está expuesta al fracaso, y que se requiere decidir,

decir “sí” o “no” a un procedimiento de verdad [...] para incorporarse a lo Verdadero, hay que

interrumpir siempre la banalidad de los intercambios” (Badiou, 2008: 464 – 465).

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Así, una de las hipótesis dominantes en ésta investigación queda planteada como sigue: sólo la

ruptura de la comunicación que opera un sujeto fiel en un mundo, al decidir afirmar un procedimiento

de verdad político, tras filtrar lo múltiple controversial de los agregados de mediadores en lo Dos del sí

o no, que autoriza su decisión, permite el despliegue de lo auténticamente político, al optarse por

participar en el resucitado –por invariante– despliegue novedoso de una verdad política. Así, las redes

que permiten nodos aislados o islas de nodos aislados, también hacen posibles las excepciones que son

las verdades. Sólo así puede explicarse la estabilización de las controversias tal y como pretende la

TAR.

1.6 Fuentes de incertidumbre

Hay que tener en mente desde ahora las cinco fuentes de incertidumbre, descritas por Latour, que

se presentan en toda investigación en sociología de las traducciones. Las cinco fuentes de

incertidumbre corresponden a tipos de controversias sobre qué compone los colectivos.

El término incertidumbre se refiere a la imposibilidad de decidir si la descripción reside en el

observador o en el fenómeno observado. El investigador nunca sabe lo que ignoran los actores ni los

actores saben lo que el observador ignora. De manera que lo social debe ser reensamblado poniendo a

los actores a actuar de maneras inesperadas o como sitios; y no desde el punto de vista pretendidamente

absoluto de una teoría social de lo social, estructuralista, o bien crítica con pretensiones políticas. El

apilamiento de las fuentes de incertidumbre, que resume lo dicho hasta ahora, hace que cada una haga

más confusa a la anterior. Así, siguiendo la pauta de la teoría de la información, a mayor cantidad de

incertidumbre (medida probabilísticamente) entonces menor cantidad de transformación (información

en tanto diferencia de alternativas posibles). Éstas fuentes se re fieren a:

La naturaleza de los grupos: hay muchas maneras contradictorias de dar identidad a los actores;

la naturaleza de las acciones: en cada curso de acción una gran variedad de agentes parece entrometerse y

desplazar los objetivos originales;

la naturaleza de los objetos: parece no haber limite a la variedad de tipos de agencias que

participan en la interacción;

la naturaleza de los hechos: los vínculos de las ciencias naturales con el resto de la

sociedad parecen ser fuente de disputas constantes;

y finalmente, respecto de los tipos de estudios que se hacen bajo la etiqueta de una ciencia

de lo social ya que no resulta claro en qué sentido preciso se puede decir que las ciencias s o c i a l e s s o n

empíricas (Latour, 2006: 40).

Se resumen como sigue:

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Primera fuente de incertidumbre: no hay grupos sólo formaciones de grupos. Esta fuente

de incertidumbre se ha explicado parcialmente. Los agregados sociales no son objeto de una definición

ostensiva sino de una performativa. Lo que no quiere decir “que los grupos son constituidos por fiat ,

peor aun, por actos de habla, por meras convenciones” (Latour, 2008: 57). Existe para la TAR, mas

bien, una diferencia entre grupos dotados de cierta inercia y “agrupamientos que tienen que ser

mantenidos constantemente por algún esfuerzo de formación de grupo […] Para la TAR, si se dejan de

hacer y rehacer los grupos, se deja de tener grupos” (Latour, 2008: 59).

Desde una perspectiva espacial, es decir, objetivista, ningún orden temporal precede a las

evaluaciones, por lo tanto el constante esfuerzo de formación de los grupos deberá evitar que en la

descripción se incluya el parásito del tiempo. Badiou ha dado un ejemplo que resulta de interés para

comprender la forma en que los grupos pueden hacerse y rehacerse de manera constante, por ejemplo

en la red que va constituyéndose una manifestación que acaba de empezar. Puede que una bandera roja

por aquí y otra negra por allí, indique, que el aparecer de la manifestación reúne a grupos anarquistas y

marxistas. En la medida en que participan en el mundo di fieren más o menos y constituyen ese mundo

como ser-ahí. En éste caso habrá un trascendental, función de aparecer o indexación trascendental, que

fija las identidades entre esos dos múltiples del mundo: “será prudente suponer que su identidad tiene

un valor débil, pero no nulo, que se mide por un grado próximo, sin duda, al mínimum, pero no igual a

ese mínimum” (Badiou, 2008: 228). Si en la escena, por ejemplo del mundo calle, aparece entonces un

grupo de policías dispuestos a destruir la manifestación, podrá decirse que el múltiple de la

manifestación ahora considerado como uno, tiene una identidad mínima con aquel otro de los policías.

Si se toma, en cambio, sólo al múltiple de los anarquistas que se organizan al rededor de una bandera

en el mundo calle, se dirá fenómeno de ese múltiple al sistema completo de evaluación de sus grados de

identidad con todos los otros múltiples que coaparecen con el allí. Como en la fenomenología objetiva

se retiene sólo el resultado identitario relativo de un múltiple con otro en el mundo calle, la función de

indexación trascendental será simétrica; pues el valor de esa identidad será el mismo

independientemente del orden en que se les considere.

De igual modo, para ésta red o mundo peculiar, lo que sostiene la identidad común entre los

anarquistas y los marxistas no podría ser más débil que la conjunción que sostiene la identidad entre los

marxistas y los policías en el mundo calle. La aparición de un tercer término no puede aumentar la

intensidad de coaparición; por ende hay desigualdad triangular. Queda claro que el fenómeno de un

múltiple en un mundo es el dato de los grados que miden su identidad de aparición con todos los que

coaparecen con él en ese mundo.

La existencia de ese ente múltiple será entonces la identidad de ese múltiple consigo mismo. Si la

identidad con sigo mismo es débil, el ente múltiple tendrá una existencia débil, pues su identidad se

difuminará entre las de otros; por ejemplo, si los anarquistas comienzan a disgregarse al rededor de la

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bandera negra pues la misma queda oculta y se mezclan con un grupo de ambientalistas, claramente

identi ficados con una pancarta, que acaban de aparecer en el mundo calle será, al no tener los

anarquistas nada que los identi fique, muy difícil a firmar quiénes son los anarquistas y quiénes no; de

modo que el múltiple de los anarquistas tendría un valor de existencia débil pues el grado de su

identidad consigo mismo será igualmente débil. Esto se formalizará y quedará más claro en el capítulo

3.

Es evidente que los grupos en su constitución dejan marcas o rastros que indican al

fenomenólogo la posibilidad de seguirle mientras se organizan sin recurrir a una conciencia intencional

que les inscriba en la lengua, en el tiempo de la evaluación, pues tras la observación y descripción sólo

queda la vericidad identitaria de un grado p que cambia de t0, t1, t2, …, tn, …, tn+1.

Asimismo, como ni la sociedad ni lo social existen como algo global o mejor macro, dado en el

terreno presocial, hay que recorrer los rastros de los actantes, para observar y describir cómo se

conectan y han conectado de formas diversas. Sin embargo, ya se ha anunciado que un homeomorfismo

bien construido permite llevar esas múltiples diferencias en las construcciones de las asociaciones

regladas por un trascendental T hacia un trascendental binario T0. Esto garantiza así la posibilidad de la

oposición como controversia extrema entre grupos.

Segunda fuente de incertidumbre: los actores se apoderan de la acción. Esto es lo mismo

que decir que la acción debe mantenerse siendo una sorpresa, un sitio, hecho, singularidad, una acción

transformadora. Es básicamente relativa a los problemas inversos; que van de los efectos a las causas,

en sistemas no lineales. Por esto:

[N]uevamente debemos comenzar, no por la “determinación de la acción por la sociedad”, las

“capacidades calculadoras de los individuos” o el “poder del inconsciente” como haríamos

comúnmente, sino más bien por la subdeterminación de la acción, las incertidumbres y controversias

respecto de quién y qué actúa cuando “nosotros” actuamos; por supuesto, no hay manera de decidir si

esta fuente de incertidumbre reside en el analista o en el actor. (Latour, 2008: 72)

La acción no es llevada a cabo por algo social. Aquello que “nos hace actuar” no está hecho de

material social, pues eso social es resultado del haber sido asociado. Por eso ni una sociología

instantánea, ni un psicoanálisis instantáneo, ni una mezcla entre ambos, es aceptable en la TAR. Un

actor, actante, como mediador o sitio, es aquello que muchos otros hacen hacer cosas; pues opera como

un nodo. Lo social no está hecho de una vez por todas, por ende los investigadores deben seguir los

rastros que dejan en sus transformaciones los sitios al conectarse. “Cada entrevista, narración y

comentario, por trivial que parezca, proveerá al analista un conjunto desconcertante de entidades para

dar cuenta de los cómo y los porqué de cualquier curso de acción. Los cientí ficos sociales se quedarán

dormidos mucho antes de que los actores dejen de inundarlos de datos” (Latour, 2008: 75). Así, resulta

inevitable que el proceso inductivo de postulación de hipótesis o modelos cientí ficos en base al

seguimiento de datos empíricos, se enfrente a las di ficultades que suscitan los problemas inversos,

Page 51: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

evidentes por la incertidumbre que toda investigación implica. Reynoso (2011) lo pone de ésta manera:

Cada vez con mayor frecuencia hallamos pautas en el océano de datos o en el comportamiento

diacrónico del objeto, o encontramos medidas que acaso sean tipológica o estadísticamente

significativas, para las cuales ni nuestros marcos de referencia ni nuestras viejas teorías esperaban

que llegaran a existir. Por eso es que no se puede a firmar ni negar de antemano que las muchas

signaturas o valores numéricos, cualitativos o imaginarios que aquí y allá se ven covariando o

bifurcándose de manera inesperada correspondan a nociones de relevancia sociocultural que

convendría acuñar, o a patrones de comportamiento discursivamente referenciables a descubrirse

alguna vez (Reynoso, 2011: 6).

Si un delincuente, por ejemplo, justi fica sus acciones diciendo que “tuvo malos padres” no hay

que traducir sus afirmaciones en “la sociedad lo hizo delincuente” o “tuvo madre castradora”. La

traducción entre mediadores implica la transformación de la agencia. “Es más peligroso cuando un

peregrino dice: “Vine a este monasterio porque fui llamado por la Virgen María” (Latour, 2008: 76).

Como lo pone Latour, el sociólogo de lo social, en especial, el sociólogo crítico reticente a

explicaciones teológicas, dirá que hay que evitar sonreír lo suficiente como para ser amable con el

informante. El sociólogo de asociaciones dirá que si es el caso, hay que sonreír todo lo posible para

aprovechar la diversidad de agencias que actúan, incluyendo la figuración “Virgen” o bien cualquier

actante no-humano (Latour, 2008).

Se trata entonces de preguntarse por cómo explorar la metafísica de los actores, su metafísica

empírica, que surge de las controversias que establecen entre ellos: “los actores llenan el mundo de

agencias, mientras los sociólogos de lo social les dicen con qué bloques está hecho realmente su

mundo” (Latour, 2008: 79); el sociólogo formado en la TAR sólo quiere seguir su agencia.

Asimismo, hay que atender a las figuraciones como “dibujos” que hacen los sociólogos sobre los

actantes. Así, hay muchas maneras de dar figuración al mismo actante, como sucede, por ejemplo, en

literatura donde se puede hacer actuar al mismo actante “por medio de una varita mágica, un enano, un

pensamiento en la mente del hada, o un caballero que mate docenas de dragones” (Latour, 2008: 84).

Las únicas figuraciones no son los antropomorfismos, también los ideo, tecno o biomorfismos son

morfismos (fenotipos o dibujos), tanto como la encarnación de un actante en un solo animal humano

figurado. Las figuraciones en la TAR son formas en que se hace a los actantes hacer cosas:

He aquí cuatro maneras de dar figuraci6n al mismo actante: "EI imperialismo busca el unilateralismo";

"Estados Unidos desea retirarse de la ONU"; "Bush (h) quiere retirarse de la ONU"; "muchos oficiales del

ejercito y dos docenas de líderes neoconservadores quieren retirarse de la ONU". Por supuesto que implica

una gran diferencia para el relato que el primero sea un rasgo estructural, el segundo un cuerpo colectivo, el

tercero un individuo, el cuarto un agregado no vinculante de individuos, pero todos aportan distintas

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figuraciones de las mismas acciones. Ninguno de los cuatro es mas o menos "realista", "concreto", "abstracto"

o "artificial" que los otros (Latour, 2008: 84).

Se trata entonces de decidir si la agencia será tratada como intermediaria o como mediadora sin

importar cuál sea su figuración: “se puede hacer que un “campo de fuerzas anónimo y frío” se inscriba

en el relato como un mediador, mientras que una persona intencional, cercana, individual, “cálida”,

“vívida”, puede presentarse como un mero intermediario” (Latour, 2008: 88). Antes que falsa

conciencia de los informantes, los actantes proponen figuraciones diversas para la agencia; pero

cuidando que los actores sean inscritos, conectados como sitios más que como modificaciones.

Hay incertidumbre sobre la acción, no es posible decidir sobre quién actúa y cómo, sino sobre

qué actúa y cómo. La causalidad no debe ser simplemente invertida, donde lo que antes era efecto sea

ahora causa de lo que ahora es efecto y no causa; ninguna dialéctica ingenua de la superación resuelve

la cuestión en este punto. La causalidad lineal clásica queda sencillamente abolida. La TAR describe un

“mundo de concatenaciones de mediadores en el que se puede decir que cada punto actúa plenamente”

(Latour, 2008: 91). Según la articulación presente cada sitio actúa plenamente, por ende un buen

estudio en fenomenología objetiva de los medios depende de que la cantidad relativa de

mediadores/sitios esté por encima de la cantidad de intermediaros/modi ficaciones.

La calidad relativa de un estudio en fenomenología objetiva de los medios depende también

entonces de que los objetos-mediadores sean auténticamente masivos, esto es, que al estar más

intensamente conectados sean tratados como singularidades en relación a las consecuencias de los

cambios reales que se siguen de su aparecer; es decir, de lo inesperado que hacen hacer a otros actantes.

Con esto se evidencia que la masividad no depende necesariamente del tamaño de las audiencias, ni

como considera la lectura estándar de McLuhan (1996), de que una totalidad se vea implicada

simultáneamente en los medios, sino del grado del aparecer de un objeto mediático en tanto mediador

que hace hacer cosas inesperadas a otros. Así, un medio de comunicación muy masivo tiene un valor (o

grado) de poder mediático tal que hace a muchos otros hacer muchas cosas inesperadas (puede

decirse, por ahora metafóricamente, que en su mundo tiene centralidad de vector propio).

Tercera fuente de incertidumbre: los objetos técnicos y otros actantes no-humanos con

otros modos de existencia también tienen capacidad de agencia. Pero es difícil establecer la diferencia

radical entre actantes humanos y no humanos. Resulta mejor hablar de colectivo que de sociedad, para

designar “el proyecto de ensamblar nuevas entidades que hasta ahora no habían sido reunidas y que por

este motivo aparecen claramente como no compuestas de materia social” (Latour, 2008: 111). Lo que

se evidencia en que las desigualdades sociales, las asimetrías, tienen que ser generadas, no se

componen de ninguna materia social, y para ello otros tipos de actores diferentes a los “sociales” entran

en juego (Latour, 2008: 97). No basta con apelar a las fuerzas sociales para explicar la capacidad de los

vínculos y ordenes de los colectivos para expandirse de manera duradera; en últimas para hacerse

tradición. Al apelar a las mismas simplemente se dejan de lado los objetos por la fuerza mágica y

tautológica de una sociedad que se autoproduciría. Los actantes no-humanos como objetos técnicos son

Page 53: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

agentes en el curso de la acción y que son comunicables y necesarios para explicar cómo emergen las

desigualdades sociales.

De manera que cualquier investigación obliga a atender no solo a las asociaciones por vínculos

morales, legales y simbólicos, sino también físicos. Empero hay que tener siempre en cuenta la

incomensurabilidad posible de los no-humanos con los actantes humanos (por ejemplo en relación a su

capacidad de producir acontecimientos con consecuencias máximas), aunque también deben ser

tomados en cuenta siempre en la medida que sean conmensurables con estos.

Sólo así, como recalca Latour (2007), los cientí ficos sociales y en consecuencia el investigador en

la fenomenología objetiva se puede poner a la par con lo que se llama en paleontología humano

anatómicamente moderno (p. 121). Pero también a la par con los estudios geográficos en general;

ambientales, la geología, la demografía, la biología, la ecología y la epidemiología. Por ejemplo:

¿acaso la peste negra cuyo mediador puede ser una pulga cuyo mediador puede ser una rata no acabó

con un tercio de la población de Europa, viajando por tierra y agua, desde los territorios Mongoles?

Asimismo, a la par con los estudios de tecnología, medios y comunicación: ¿acaso las estrategias

propagandísticas de Joseph Goebbels estuvieron en una red o mundo distinto al de la popularidad del

nazismo entre las masas alemanas? Y ¿acaso la radio, ese invento del judío Hertz, no fue el primer

medio masivo de comunicación por el cual gran parte del pueblo alemán escuchó la voz de Adolf Hitler

transformada en mensaje epifánico? ¿No es acaso el populismo un fenómeno de figuración mediática

de un individuo como soberano mesiánico? ¿No transforman la agencia los datos registrados y editados

por medios técnicos en la prensa? Estas son solo unas de las preguntas posibles para la fenomenología

objetiva de las asociaciones mediáticas.

Así, no es acertado acusar a la TAR de olvidar las relaciones de poder y las desigualdades

sociales, pues precisamente, antes de recurrir a explicaciones automáticas para decir que el poder está

distribuido desigualmente por causa de alguna asimetría estructural o por efecto de la infraestructura

económica de las sociedades de clases, se pregunta por cómo fue posible que las relaciones de

dominación llegaran a tal nivel de e ficacia y gracias a qué medios (actantes humanos y no-humanos)

incluso impensados lo han hecho (Latour, 2008).

En éste punto otro principio del “rizoma” es importante para la investigación presente. Según

Deleuze y Guattari, se cumple en un rizoma una heterogeneidad según la cual: “eslabones semióticos,

de cualquier naturaleza se conectan en él con formas de codi ficación muy diversas, eslabones

biológicos, políticos, económicos, etc..., poniendo en juego no sólo regímenes de signos distintos, sino

también estatutos de estados de cosas” (Deleuze & Guattari, 2006: 13).

De manera que lo que le entrega la TAR, al adoptar la simetría entre actantes humanos y no-

humanos, a la fenomenología objetiva, es en últimas la posibilidad de pensar múltiples estructurados,

que incluyen y en los que se deben conectar, partes y elementos heterogéneos, eslabones semióticos

diversos y embonajes o agenciamientos de estados de cosas también heterogéneos; desde los biológicos

hasta los estéticos, ficcionales, cientí ficos, etc.

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Se considera aquí, así, que los rastros dejados por los mediadores, esos eslabones semióticos,

deben ser comprendidos como signaturas, pues tal noción permite la comprensión de la

performatividad de la definición de un agregado social; lo cual hace a la fenomenología objetiva operar

con un método cercano al de una arqueología –arqueología del poder que tienen los mediadores de

hacer a otros hacer cosas inesperadas–.

El objeto debe ser comprendido como un fósil –cosa con la sin duda que Badiou estaría de

acuerdo– de modo que hacer fenomenología objetiva, siguiendo a Agamben, implicaría también

percibir “en lo más moderno y reciente los índices y las signaturas de lo arcaico” (Agamben, 2009: 25)

donde entre investigador y objeto no se de “una relación causal, sino algo más complicado, que tiene

un efecto retroactivo sobre el signador” (Agamben, 2010: 45).

Efectivamente, el investigador también deja marca, una signatura, al igual que todos los actantes

al ser mediadores/sitios lo hacen sobre él, y que permite el rastreo de las agencias y la constitución

constante de los grupos.

Todo signo es por sí una signatura, pues para hacer signo algo debe signar. El problema del

signar es en este sentido, el de ser un acto en el que el signo remite a otro signo indicando la clave de

su desciframiento y sin proponer misterios que susciten hermenéuticas subjetivistas de lo indescifrable.

La definición performativa de un agregado social, consiste precisamente en que al comprender

los rastros que deja la acción como signaturas, tal comprensión permite ver que el signo, antes que ser

tomado como un mero significante que flota, como un signo sometido al régimen significante, que

oculta algún misterio o secreto profundo y que suscita la hermenéutica subjetivista sin fin, es lo

marcado por algún signador x sobre la planicie de los mundos o redes. Esos signadores no son sino lo

múltiples actantes u objetos que aparecen en la red y que transforman la acción de manera singular al

hacer hacer cosas a otros mientras se asocian.

Así, como se ha dicho, si en un mundo se interpreta algo en algún sentido, es en el de incluir un

trascendental que regla los grados de identidad entre sus objetos cuya identidad depende de sus

relaciones con otros y por ende las transformaciones de otros.

De igual modo seguir rastros de los mediadores en fenomenología objetiva complementada con la

TAR, no es otra cosa que seguir las signaturas en el mismo sentido que las define Agamben: “el signo

significa porque lleva una signatura, pero ésta predetermina necesariamente su interpretación y

distribuye su uso y su eficacia según reglas, prácticas y preceptos que hay que reconocer. La

arqueología es, en este sentido, la ciencia de las signaturas” (Agamben, 2010: 84). Así, en la

fenomenología objetiva un sitio siempre produce una signatura y su comunicación con otros sitios es el

comercio de esas signaturas.

Page 55: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

La importancia de entender los signos como signaturas reside precisamente en que en la TAR,

hay redes semióticas que se conectan, o como lo plantean Law y Mol (1995), “objetos, entidades,

actores, procesos –todos son efectos semio�ticos: nodos de una red que no es ma�s que conjunto de

relaciones; o conjuntos de relaciones entre relaciones” (277), en virtud de la definición perfomativa de

medidador, esos efectos semióticos no responden a una cadena de signi ficantes vacíos, sino a cadenas

complejas de signaturas, pues: “los mediadores transforman, traducen, distorsionan y modifican el

significado o los elementos que se supone que deben transportar” (Latour, 2008: 63).

Por ejemplo, para la sociología de “lo social” e incluso la crítica:

[S]i un informante dice que vive en un “mundo ordenado por Dios”, esta a firmación no es

realmente diferente de otro informante que sostiene estar “dominado por las fuerzas del mercado”,

dado que estos términos –“Dios” y “el mercado”– son meras “expresiones” del mismo mundo social.

Pero entraña una diferencia inmensa, insuperable, inconmensurable para el sociólogo formado en la TAR.

Una asociación con Dios no es sustituible por cualquier otra asociación, es totalmente especí fica y no puede

ser reconciliada con otra compuesta de fuerzas de mercado que, a su vez, define un patrón completamente

diferente de los patrones que crean los vínculos legales. (Latour, 2008: 59)

En la sociología de lo social, piénsese en ese gran precursor del estructuralismo que fue

Durkheim con su organicismo social, siempre hay un tercer término estable y absoluto al cual se

pueden traducir todos los vocabularios de los informantes; un vocabulario maestro para intercambiar

inmediatamente bienes que compartirían la cualidad homogénea de ser sociales. Si bien para la TAR no

hay moneda común como totalidad explicativa; no hay valor universal abstracto o Total; no hay ningún

real de a 8 como divisa global para explicar los formas en que se asocian y asociarán los actores. La

palabra “social” no reemplaza nada, no expresa mejor nada, no sustituye nada. Lo social es un

movimiento rastreable indirectamente en los sitios, cambios reales muy sutiles, que se presentan

“cuando hay un ligero cambio en una asociación más antigua que muta a una ligeramente más nueva o

diferente” (Latour, 2008: 60). Para ser justos con Durkheim, en un extraño momento tardeano, valdrá

decir que para la TAR hay mediadores donde un objeto colector permite que un grupo exista como tal.

Esto sucede, como en el caso descrito por Durkheim, con el Totem para un clan, o bien con un símbolo

cualquiera para cualquier grupo, que le entregue visibilidad. “La unidad de grupo es visible, por lo

tanto sólo en el emblema colectivo que reproduce el objeto designado por este nombre […] Si se quita

el nombre y el signo que lo materializa, el clan ya no es representable” (Durkheim, Citado por Latour,

2008: 61). En segundo lugar, Durkheim no se equivocaba en que:

Una explicacio�n puramente psicolo�gica de los hechos sociales no puede [...] dejar escapar todo lo

que estos tienen de especi� fico, es decir, de social [1895: 131]. Entre la psicologi�a y la sociologi�a

encontramos la misma solucio�n de continuidad que entre la biologi�a y las ciencias fi�sico-qui�micas.

En consecuencia, cuando un feno�meno social es directamente explicado por un feno�meno psi�quico

Page 56: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

podemos asegurar que la explicacio�n es falsa [1895: 128] (Durkheim & Tarde, 2012: 170).

El análisis de las redes sociales pudo demostrar esto al recurrir a los conceptos de criticalidad

auto-organizada, transiciones de fase, en últimas singularidades, y al de propiedades emergentes de las

redes, en casos como el de la relación entre el éxito y la densidad (cantidad de vínculos bidireccionados

entre los actantes) de la red de cada compañía productora de musicales de Broadway, estudiadas por

Brian Uzzi (2005); donde una densidad media resultaba siempre en el mayor éxito de un musical. Esto

evidencia que es razonable, en términos de Badiou, hablar de algo así como “colectivos Subjetivados”.

En todo caso, Tarde tampoco estaba errado al sostener que de esto se puede inferir, “la

importancia de la repetición —léase siempre de la imitacio�n—[...] Y lo que esto demuestra —escuchad

bien esto— es que el ha�bito colectivo, una costumbre cualquiera, «se expresa de una vez por todas en

una fo�rmula que se repite de boca en boca, que se transmite por la educacio�n, que se fija incluso por

escrito. Tal es el origen de las reglas juri�dicas, morales, de los aforismos y de los diccionarios

populares»” (Durkheim & Tarde, 2012: 170).

Empero, resulta que las redes poseen propiedades independientes de las propiedades de cada uno

de los actantes u objetos que las conforman, y, al ser idénticas a su interior, al ser topologías, esos

actantes a su vez, pueden estar constituidos en virtud de relaciones de otros objetos, de manera que

poseen propiedades independientes que los objetos de los que están compuestos, los cuales al

comunicar o conectar su agencia individual (repetición/imitación) les dan lugar. Lo cual quiere decir

que un colectivo de actantes Subjetivado, con cierta unidad política, puede comportarse diferente a un

individuo aislado del mismo y su comportamiento no se in fiere necesariamente del de los individuos

que lo constituyen en sus asociaciones.

Siendo esto así, no vale ahorrar esfuerzos investigativos en la fenomenología objetiva de los

medios (Fenomenología Objetiva de los medios masivos de comunicación), remitiendo los actantes

(medios masivos de comunicación) a unidades funcionales de “la sociedad”. La política que pueda

resultar de sus relaciones con otros actantes, esto es, la composición de la vida colectiva, pues la

política “se define como la composición progresiva de la vida colectiva” (Latour, 2008: 65), no será

nunca el resultado de algo global que explica, sino de transformaciones sucesivas del poder en los

sitios o mediadores que se presentan tras asociarse. Es decir, no hay una trascendencia absoluta entre lo

global y lo local, entre lo social y lo individual, pues lo social resulta siempre de la forma en que lo

individual se asocia; no es ni previo ni posterior a esa asociación; mientras que lo colectivo

Subjetivado, políticamente, emerge con esa asociación.

Se entiende ahora que sólo la signatura garantice la performatividad de ese poder propio de los

mediadores o los sitios: “los [performativos] presentan en la lengua el residuo de un estadio (o más

bien, la co-originariedad de una estructura) donde el nexo entre palabras y cosas no es de tipo

semántico-denotativo, sino performativo” (Agamben, 2010: 86).

Es por esto que el argumento del fósil elaborado por Meillassoux (2008) y respaldado por Badiou

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para refutar el correlacionismo no es en ningún modo ingenuo: el aparecer del fósil, del archivo, datado

como previo a todo rastro de humanidad hace evidente la archifacticidad de la correlación (mente /

mundo no-mental), de modo que la contingencia de la correlación misma es absoluta. Si bien, en una

teoría intencional, se puede decir que realmente es el orden subjetivo humano el indisociable de lo que

hipotéticamente se presenta extra mentalmente, en verdad, tal correlación somete también lo real, extra

mental, a una indisociabilidad respecto a lo mental. Empero, la archifacticidad de la correlación que

revela el fósil, hace evidente también la contingencia absoluta (hipercaótica para Meillassoux) de la

correlación. Así, la necesaria contingencia de la correlación es en último término el arckhé de la

objetividad tal y como la comprende la fenomenología objetiva.

Como recordó Derrida en Mal de archivo (1997) y como luego lo ha hecho Zielinski: “la nocio�n

de archaiologia, de historias de la historia, implica no so�lo una referencia a lo original (archaios), sino

tambie�n los actos de gobierno, actos de liderazgo (archein) o de un líder (archos)” (Zielinski,2006:83).

Así, la definición performativa de un mediador, como los medios masivos de comunicación, implica

comprender también que el rastreo de sus acciones es el rastreo arqueológico de sus signaturas

(Agamben) y en consecuencia de sus actos de gobierno, en últimas de su fuerza, su valor o su poder. El

método observacional y descriptivo de una fenomenología objetiva de las asociaciones, como posible

articulación entre la TAR y la fenomenología objetiva, será simultáneamente una arqueología de las

signaturas y una dialéctica materialista afirmativa de las verdades.

Cuarta fuente de incertidumbre: cuestiones de hecho contra cuestiones de interés. La

TAR es una sociología de la traducción, en la que se establece que todos los actores que despliega

pueden estar asociados de modo que hagan a otros hacer cosas inesperadas. Esto es que sean

mediadores/sitios. “Esto no se hace transportando una fuerza que podría mantenerse igual en todo

momento como algún tipo de intermediario fiel, sino generando transformaciones manifestadas por los

muchos eventos inesperados originados en los otros mediadores que los siguen en la línea” (Latour,

2008: 156 – 157). Un ensamblaje de mediadores no establece las mismas relaciones y no solicita el

mismo tipo de explicaciones que alguna línea de intermediarios que transporta alguna causa. Puede

parecer así, por ejemplo, que las bacterias de Pasteur expliquen mediante un rastro de enfermedades

infecciosas el signi ficado de “estar vinculado socialmente” (Latour, 2008: 157).

Con la TAR surge la liberación de las explicaciones simpli ficadas que atribuyen a colectores

(monedas comunes explicativas) como la “Naturaleza” las causas de un hecho como aquellas que

explican los objetos técnicos y simbólicos por la “Sociedad”. Sencillamente la “Naturaleza” como todo

de lo no-social no existe; e incluso, desde el punto de vista ontológico, como lo diría Badiou (1999), la

Naturaleza (como metáfora ontológica de lo universalmente conectado) no existe, pues el conjunto de

todos los ordinales no existe.

Si aceptamos aprender también de las controversias acerca de los no humanos, pronto advertimos

que las cuestiones de hecho no describen qué tipo de agencias pueblan el mundo mejor de lo que

las palabras “social”, “simbólico” y “discursivo” describen qué es un actor humano y los extraños

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que lo dominan. Esto no debe sorprendernos dado que “Sociedad” y “Naturaleza” no describen

dominios de la realidad, sino que son dos colectores que fueron inventados al mismo tiempo en el

siglo XVII, en gran medida por razones polémicas. (Latour, 2008: 161)

De este modo, teniendo en cuenta a los actantes no-humanos, los pliegues de la objetividad son

evidentes al acercarse a los sitios donde se expresan las agencias: los laboratorios y experimentos

cientí ficos (incluidos informes textuales de cientí ficos sociales y matemáticos). Es allí donde se

despliegan las cuestiones de interés para la TAR. Así, las relaciones entre agencias no deben ser

presentadas como cuestiones de hecho, sino como cuestiones de interés, con sus modos de fabricación

y los mecanismos estabilizadores, adaptadores de las controversias, o las oposiciones, repeticiones e

innovaciones que suscitan para las mismas. Por ende la conjunción con la fenomenología de Badiou,

como las destinaciones subjetivas fieles, reactivas y oscuras lo muestran, implicará asumir que los

resultados de la investigación no remiten a unidades preconcebidas como cuestiones de hecho (factum

positivo) sino a cuestiones de interés y así deben ser desplegadas. Empero hay que tener aquí una

precaución, la multiplicidad propia de las controversias no implica empero la “ flexibilidad

interpretativa” que el deconstruccionismo pretende, ni la debilidad empírica de la investigación:

Por ejemplo, los espermatozoides solían ser pequeños machos obstinados nadando esforzadamente

hacia el óvulo impotente; ahora son atraídos, enrolados y seducidos por un huevo cuya agencia se

está volviendo tan sutil que puede seleccionar el buen esperma y dejar de lado el malo, o esto al menos

es lo que se debate en la fisiología del desarrollo. Se suponía que los genes transportaban codificación de

información para las proteínas, pero también se considera que compiten entre si por alimento, lo que arruina la

metáfora de la transferencia de información, o al menos esto es lo que debaten ahora algunos especialistas

en genética. Se suponía que los chimpancés eran socios buenos y sociables, que ofrecían la imagen de un paraíso

de salvajes buenos, pero ahora aparecen como ferozmente competitivos, proclives al asesinato y a planes

maquiavélicos arteros, o al menos esto es lo que está en debate en la primatología. La capa superior de la

tierra supuestamente era un conjunto compacto de materia inerte ordenada en capas de diferentes colores que

los científicos del suelo aprendieron a dibujar; ahora hay tal cantidad de microorganismos en movimiento que

solo los micro-zoólogos pueden explicar esta jungla miniaturizada, o al menos esto es lo que debaten

algunos pedólogos. Se suponía que las computadoras eran maquinas digitales tontas pero ahora parecen

estar logrando la digitalidad a través de un conjunto confuso de señales materiales analógicas que no tienen

relación alguna con los cálculos formales, o al menos esto es lo que debaten algunos teóricos de la

computación.

Tal multiplicidad no significa que los científicos no sepan lo que hacen y que todo es pura ficción,

sino mas bien que los estudios de la ciencia ya han podido separar exactamente lo que la noción

Page 59: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

preconcebida de "cuestiones de hecho objetivas y naturales" había unificado demasiado rápido: la

realidad, la unidad y la indiscutibilidad. Cuando se busca la primera, no se obtienen

automáticamente las otras dos. Y esto no tiene nada que ver con la "flexibilidad interpretativa"

permitida por "múltiples puntos de vista" de la "misma" cosa. Es la cosa misma a la que se le ha

permitido desplegarse como múltiple y por lo tanto se ha permitido asirla desde distintos puntos de vista,

antes de ser posiblemente unificada en una etapa posterior, lo que depende de la capacidad del colectivo

de unificarlos (Latour, 2006: 168-169).

Una vez más, de la verdad, en términos de Badiou, se tiene un proceso y no por ello deja de ser

verdad. Es más, se debe tener en cuenta ésta fuente de incertidumbre en las ciencias sociales, pues la

tradicional estadística que emplean usualmente los teóricos sociales confía sobremanera en la llamada

distribución normal que supone el mito según el cual la aleatoriedad en el muestreo implica

universalidad y en consecuencia reduce la significancia de un problema a una determinación arbitraria

del investigador allende toda sistematicidad; lo cual incluso admite preferencias de tipo ideológico y

moral. Esto ha sido puesto en duda por no muy recientes descubrimientos de la presencia de la

distribución por ley de potencias y en consecuencia la exigencia de que la signi ficancia o relevancia de

un problema sea cientí ficamente establecida, es decir, que las cuestiones de interés del colectivo

cientí fico sean separadas de la hermenéutica subjetivista.

De modo que antes de tratar con cuestiones de hecho, las ciencias tratan con cuestiones de

interés. Como el mismo Badiou lo pone: “es planteando problemas y no observando hechos, como

estudiaremos la astronomía, del mismo modo que lo hacemos en los casos de la aritmética superior, la

geometría elemental o la topología algebraica. Quedarse en los hechos visibles impide activar con

utilidad aquello que, en un Sujeto, merece el nombre de pensamiento” (Badiou, 2013: 300). No se trata

de una tesis constructivista, sino de asumir que en primera instancia, las investigaciones son

planteamientos problemas relevantes o de interés sobre las propiedades y relaciones de los objetos y no

estudios de hechos positivos; si así fuese ni rastro de teoría heliocéntrica copernicana habría. Y ese

pensamiento cientí fico es siempre uno en el que el colectivo está interesado y en el que se constituyen

redes de procesos de fieles (Badiou, 1999). De modo que las redes sociales en las que se produce la

ciencia no dejan nunca de ser relevantes; Latour al respecto aclara: “no hablamos del contexto social y

de los intereses de poder, sino de su inclusión en las comunidades y los objetos” (Latour, 1997: 19).

No se renuncia en ningún sentido al aspecto empírico, pues la multiplicidad de la realidad que

una metafísica de algún colectivo proponga para ordenar los existentes que supone, debe ser

distinguida de la uni ficación progresiva en manos del investigador (Latour, 2008: 174). Para describir

un mundo primero hay que rastrear en una multiplicidad, el trascendental que la ordena como mundo;

esto sólo puede ser resultado del interés del investigador. Recientemente Latour lo ha resumido con

destreza: “un principio de los estudios cienti� ficos y de la teori�a del actor-red sostiene que, en vez de

suponer que las diferencias de escala existen de antemano, siempre debemos averiguar de que� manera

Page 60: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

se produce esa escala” (Latour, 2013: 63).

Como se ha visto, la vara de medida que interesa a las investigaciones cientí ficas siempre es una

estructura de orden –un trascendental en términos de Badiou–; hay que preguntar entonces por cómo se

han producido las jerarquías y desigualdades en relación a los trascendentales de los mundos y cómo

han surgido esas metrologías; que son la que permiten en últimas, en las ciencias sociales producir

indicadores. Asimismo, se da la necesidad de sostener que si bien no hay ciencia sin metrología, no hay

metrología sin escalas de medida, es decir, sin trascendentales.

Esto es así también respecto a la desigualdad socio-económica, por ejemplo, pues incluso lo que

Deleuze y Güattari adjetivaron como arborescencia, dista mucho de negar que las jerarquías arboreas

estén presentes en una red formada “aleatoreamente”:

Incidentalmente, hay que decir que los a�rboles abarcadores se conocen desde hace un tiempo; ya

en 1886, Arthur Cayley [1821-1895] (el primer matema�tico que definio� a los grupos como un

conjunto engendrado por una operacio�n binaria y que creo� el portentoso grafo fractal epo�nimo) habi�a

desarrollado una fo�rmula bien conocida para establecer el nu�mero de a�rboles abarcadores que se esconden

en un grafo completo (Cayley 1889; Wu y Chao 2004: §2.1). Esta fo�rmula en apariencia inocente vuelve a

demostrar la impropiedad de la anti�tesis que Deleuze y Güattari establecen entre a�rboles y redes rizoma�ticas: no

so�lo un a�rbol es tambie�n una red, sino que (como ya he dicho) toda red contiene un nu�mero formidable de

a�rboles abarcadores, exactamente nn–2, siendo n el nu�mero de elementos o ve�rtices que la red posee. La

impresio�n “jera�rquica” que comunican los a�rboles, por otro lado, depende de la forma en que se los mire o

se los dibuje (Reynoso 2010: 167-169; figura 4).

(Reynoso, 2014: 40)

Es más, Lázló-Barabási (2000) ha mostrado con éxito cómo en algunas redes observadas se

presenta la conexión o enlace preferencial entre nodos según que alguno tenga un mayor grado, lo que

cual aplica incluso para las llamadas redes sociales, cuya topología es libre de escala, y cuya alta

heterogeneidad permite que en ellas existan nodos bajamente conectados, medianamente conectados y

altamente conectados, aunque el grado de conexión promedio de cada uno de los nodos sea

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relativamente bajo, esto es, que en promedio su conectividad esté distribuida homogéneamente:

En el estudio de las redes sociales se sabe que los patrones de conexio�n de las personas en una

sociedad no son indiferentes a la clase de personas de que se trate. Los patrones de amistad entre

individuos, por ejemplo, se encuentran afectados por la lengua, la raza, la clase social, la tribu urbana

o la edad de las personas. Si la gente prefiere asociarse con otros que son como ellos, se dice que la red muestra

una mezcla o una coincidencia clasi ficatoria; en caso inverso se dice que la mezcla es des-clasi ficatoria

[disassortative]. La mezcla clasi ficatoria puede definirse entonces como la tendencia que muestran los

ve�rtices en las redes a conectarse preferencialmente con otros ve�rtices que son parecidos a ellos en algu�n

respecto (Reynoso, 2011: 147).

Esto evidencia la presencia de jerarquías en las redes mismas; jerarquías reticulares planas, que

resultan del mayor o menor grado de un nodo (actante/objeto) y que pueden incluso determinar la

conexión preferencial entre actantes u objetos del mismo mundo, cosa que, para molestia de

antijerarquistas de izquierdas, pone en cuestión la posibilidad de que alguna topología de los colectivos

humanos sea una topología exponencial, en la cual, los actantes nuevos que se conectan a esa red, los

objetos que aparecen en ese mundo, no discriminaran entre los nodos ya existentes para establecer su

conexión. Incluyendo al mismo Badiou, todavía demasiado apegado al marxismo y su mitología

rousseauniana, al considerar justa la abolición de la propiedad privada. A pesar de su matiz jerarquista

expresado en su fórmula aristocratismo igualitario (Badiou, 2013), habría más bien que buscar, si de

salir del orden capitalista autoritario y liberar se trata, un aristocratismo cientí fico igualitario. Negar al

individuo y las comunidades la posibilidad de asociarse para constituir propiedad privada y heredarla es

una completa negativa a permitir a una sociedad desarrollarse en todos sus ámbitos. Se dirá que es

precisamente ese liberalismo el que fomenta la aparición de monopolios; pero si se atiende a que las

economías son complejas, en tanto más diversi ficadas en el nivel macro (todo lo contrario a las ventajas

comparativas al mismo nivel que propone la economía neoclásica), más especializadas en el nivel

micro, el monopolismo sencillamente es una falla del proceso de post e industrialización. Es decir, la

especialización de individuos contribuye a que la sociedad a nivel macro sea más diversi ficada en

cuanto a lo que es capaz de producir, es decir, un mundo social tiene mayor conocimiento productivo o

saber-hacer colectivo (técnica colectiva) en cuanto más especializados son sus componentes. Esto se

muestra en los países más desarrollados y la economía de la complejidad lo ha hecho evidente (Hidalgo

& Hausmann, 2009). ¿No es el pensar dialéctico-filosófico un saber-hacer especial que se revela inútil

en muchas circunstancias y necesario cuando se trata de guiar en la comprensión conceptual de las

controversias respecto al signi ficado de lo justo, lo bello y lo verídico, pero que se mantiene en esa guía

controversial de modo que es también un no-saber-hacer al que cualquiera puede acceder y por ello no

es ni técnica ni ciencia? ¿No habría entonces que hacer excepción a la oposición positivismo-

humanismo en el ámbito cientí fico? Lo que se puede decir: la analítica sin dialéctica es mera ciencia sin

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sentido; la dialéctica sin analítica es mera opinión mal vectorizada.

Quinta fuente de incertidumbre: escribir explicaciones arriesgadas. Lo dicho sobre esta

fuente de incertidumbre puede resumirse así: “que el sociólogo no pueda ocupar el lugar del Dios de las

ciencias sociales, que todo lo abarca y todo lo ve, no implica que deba quedar encerrado a ciegas en un

sótano” (Latour, 2008: 203). De manera que la hybris del punto cero (Castro-Gómez), la pretensión

herética de situarse en el punto de vista absolutamente inobservado para la observación, que

supuestamente el científico moderno ingenuo pretendió ocupar, cual vigilante del panóptico de

Bentham que vislumbra el panorama universal; cual hombre hecho Dios, simplemente desaparece para

la ciencia social, como también a principios del siglo XX, para la física cuántica apareció la

indeterminación. No se ha visto que los físicos cuánticos después del descubrimiento de la

indeterminación, consideren su actividad científica menos objetiva que antes. Si los científicos logran

tener visiones mas “extensas e intensas” es porque construyen ensamblajes de perspectivas locales.

Para la ciencia no ingenua sencillamente el investigador, como observador que describe, es también un

actante que transforma la agencia mientras experimenta en su laboratorio. Análogamente el

investigador de los medios masivos de comunicación, es un actante que interviene en la transformación

de los agenciamientos sociales.

Se puede decir espontánea y descuidadamente que en este punto se cae en contradicción al

pretender un objetivismo como fundamento del método arqueológico de la fenomenología objetiva,

pues la pretendida acción del “sujeto” investigador sobre el objeto no queda neutralizada en la

investigación. Empero un lector atento notará que el objetivismo relativista pretendido implica también

la transformación del “sujeto” investigador en “objeto” de investigación, en tanto que inmediatamente

se involucra interesado en su acción investigativa, deviene actante que transforma, como

sitio/mediador, la agencia social y colabora en la constitución de lo colectivo. Sencillamente, en el

objetivismo relativista se mantiene el supuesto según el cual el investigador es también un objeto y

debe ser tratado como sitio/mediador. De ahí la necesidad para Latour de hablar de cuasi-objeto y

cuasi-sujeto, como para Badiou de transformar el sentido del término Objeto (–y como se ha visto, de

Sujeto también–). Resulta entonces preciso aclarar más éstas nociones.

Se podría objetar en este punto que no resulta necesario adjetivar como Objetiva a la

Fenomenología pretendida. La objeción resulta válida si no se tiene en cuenta que la pretensión

transformadora de usar dicha palabra es hacer evidente la diferencia entre la Fenomenología Objetiva y

la Fenomenología vulgar, pues la última es el lado subjetivo del objetivismo ingenuo del cual aquí se

procura disentir. De modo que la fenomenología objetiva es objetiva precisamente porque no es ni

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subjetivista ni objetivista en el sentido ingenuo. La no ingenuidad no se reduce simplemente a aceptar

una supuesta intervención hermenéutica del sujeto que investiga en el objeto “social” investigado,

como alguna sociología de lo social, heredera de la fenomenología y hermenéutica vulgares sugiere;

sino a incluir en el seguimiento de los rastros que dejan los actantes también el que el investigador en

tanto mediador/sitio agencia junto a otros, sobre la misma superficie que va constituyendo la

asociación. Para decirlo sucintamente en una fenomenología objetiva complementada con los aportes

de la TAR, el investigador es objeto del mundo que investiga.

Un mediador no es ni puramente objetivo ni puramente subjetivo en el sentido ingen+uo. Un

mediador es curiosamente un agente que lleva a cabo la acción transformadora de la agencia social en

tanto la recibe ya transformada por otro mediador. El científico, social, auténtico, antes que pretender

pararse en la perspectiva trascendente que la hybris del punto cero obliga, se resigna y maravilla al

describir experimentalmente en sus informes lo que observa a través de sencillos oligópticos. La moral

científica no será entonces el orgullo moderno ante el objeto, sino la humildad ante lo incierto que los

colectivos evidencian: “no tenemos por un lado a los científicos que gozan de una visión globalmente

completa del planeta y, por el otro, a los pobres ciudadanos comunes con una visión “local limitada”.

Sólo existen visiones locales. Sin embargo, algunos de nosotros observamos modelos a escala

conectados, basados en información que ha sido reformateada por programas cada vez más poderosos,

ejecutados por instituciones cada vez más respetadas” (Latour, 2013: 65). En último término la ciencia

posgalileana no ha sido nunca impulsada por la herética hybris del punto cero; la hybris del punto cero

no es más que el mito de los epistemólogos alejados de la práctica científica, la de los locus científicos

que son los laboratorios, para pretender juzgar las verdades científicas como saberes soberbios. Tal

hybris del punto cero es un mito construido por epistemólogos ingenuos que oculta la paciencia que

cualquier científico tiene al conectar en sus teorías dentro de sus laboratorios, punto por punto, las altas

cantidades de datos que recopila. Esos modelos, son multilocales, le entregan al investigador un tan

singular como complejo conjunto de perspectivas, y para lograr mejorarlo simplemente debe

multiplicar y conectar más, y más precisos oligópticos a la hora de rastrear la agencia de los actantes.

Empero, como ya se ha dicho, si la intuición de Badiou es lo que inspira esta investigación hay que

complementar la de Latour mostrando cómo “tratar de manera global y binaria un mundo cuyo

trascendental no es ni lo uno otro” (Badiou, 2008: 481). Pero teniendo en cuenta que “un punto, que

dualiza el infinito, concentra el aparecer de una verdad en un lugar del mundo. Los puntos disponen la

topología del aparecer de lo Verdadero” (Badiou, 2008: 452). De manera que la descripción también

debe ser capaz de hacer evidente el cómo se dualiza ese infinito de las asociaciones entre mediadores y

que da lugar a las controversias al nivel de oposiciones. Siendo fieles a la idea según la cual los

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mediadores transportan transformación (información), tal dramatización binaria de un punto es otra

forma de hablar de un bit de transformación.

Vale recordar la pauta serresiana según la cual asumir las di ficultades de la complejidad se

convierte incluso en maravilloso recurso para la comprensión de la historia. Hay que describir

siguiendo algunas pautas fenomenológicas objetivas, primero tener en cuenta las fuentes incertidumbre

que guían la TAR y, también los necesarios movimientos para cualquier topología de los medios que

merezca ese nombre, incluyendo la TAR, pues han sido adaptadas por ésta.

La descripción debe hacer permanecer plano lo colectivo mediante tres movimientos: lo global

debe ser localizado; incluso lo global cultural, ideológico y económico es resultado de interacciones

locales. Lo local debe ser redistribuido, de modo que la operación de localización, de instalación, de

los mediadores/sitios es fundamental.

Las interacciones no son ni isotópicas al provenir de muchos lugares; ni sincrónicas pues el

tiempo está plegado de modo tal que los objetos/mediadores son fósiles que remiten a espacio-tiempos

diversos a pesar de estar conectados; ni sinópticas pues no hay panoramas; no son homogéneas pues

hay constante transformación de las agencias; pero tampoco isobáricas pues los grados de presión,

intensidad de existencia, de los objetos/mediadores son variables y unos pueden tener más que otros.

Todo esto hace evidente que si alguna conexión entre mediadores, su distribución, resulta

complicada, puede ser porque falta el plug-in necesario que la permite. De manera que sólo hace falta

rastrear ese plug-in, en términos de Badiou, establecer la compatibilidad, para que la distribución tenga

efecto y permita la conexión; como cuando un sitio web no permite el acceso a falta de un

complemento o cuando a falta de un carnet o una identi ficación no se le permite a algún actante

humano, o no humano, entrar en algún lugar; así, cuando se hable de actante o actor, es decir, de

objeto, hay que agregar la “gran red de enlaces que lo hacen actuar” (Latour, 2008: 309), de modo que

la noción de emancipación no significa la ausencia de atadura sino el estar bien-enlazado (Latour,

2008: 309), es decir, permitir el aparecer de un aislado y evitar una supuesta comunicación universal,

para que sea posible un proceso de verdad.

Así, también los sitios locales deben ser conectados (Latour, 2008: 313), pues no hay un todo de

lo social ni de lo natural. Lo que hay es circulación de interacciones entre actantes humanos y no

humanos: “la sociedad ya no cubre la totalidad, así como la World Wide Web no es mundial” (Latour,

2008: 339). Una vez lo social es relocalizado dentro de sus “cadenas metrológicas” (entiéndase también

trascendentales) (Latour, 2008: 339), se sabe que afuera de esas cadenas no hay nada bien definido.

Esta es, tal vez, la enseñanza de Wittgenstein, en tanto lo que se necesita para seguir reglas, no se

puede describir con reglas, y más aún, la de la ontología tal y como la comprende Badiou como teoría

conjuntista de las multiplicidades, cuando se abstiene de definir la relación de pertenencia dejando tal

pretendida definición por fuera de su axiomática.

Eso que queda afuera de un mundo es el plasma: “aquello a lo que aún no se ha dado formato,

que no ha sido medido, socializado, incorporado a cadenas metrológicas y que aún no se ha cubierto,

Page 65: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

inspeccionado, movilizado o subjetivado” (Latour, 2008: 341); eso que es plasma, es aquello que no-

aparece aún en un mundo. En este punto puede que Gar finkel y Latour asuman que el plasma exterior a

un mundo “es astronómicamente masivo en su tamaño y alcance” (Latour, 2008: 341), pero ese

astronómicamente debe ser tomado de manera radical. La noción de plasma no indica algo tan sencillo

como el decir que hay extensión infinita exterior a un mundo, aunque, como se demostrará más

adelante, por fuera de un mundo sean posibles otros mundos sin esperanza de ser totalizados, sino más

bien expresa la multiplicidad que excede toda indexación en la metrología trascendental de ese mundo;

tomado así, el plasma que no-aparece en un mundo es siempre, en términos de la fenomenología

objetiva, el conjunto infinito de los inaparecientes con valor mínimo � de existencia de los objetos de

ese mundo. Los detalles técnicos de esto se verán al final. En todo caso, la siguiente cita de Reynoso

resume la iniciativa de encajar la Fenomenología objetiva de Badiou con la TAR, que no es para nada

novedosa, si se atiende a lo que se conoce como análisis de redes sociales (ARS):

[D]ista de ser verdad que los nodos de un modelo de red hayan de ser por necesidad “sujetos”,

“individuos” o “agentes” particulares o que el conjunto de la red denote un orden o estructura

societaria global que se de fine como lo u�nico objetivo (Bourdieu y Wacquant 1992: 106-107); como se

ha visto y se seguira� viendo a lo largo de este libro, los ve�rtices bien pueden ser ciudades, pai�ses, culturas,

calles, esquinas, habitaciones de una vivienda, protei�nas, estilos arti�sticos, escuelas de pensamiento,

recorridos de recoleccio�n de basura, acentos ri�tmicos o notas musicales […] No es cierto, por u�ltimo, que el

ARS recurra a un ana�lisis estructural que es “difi�cil de traducir a datos cuanti ficados y formalizados, salvo que

se recurra al ana�lisis de correspondencias” (Bourdieu y Wacquant 1992: 89). Por un lado, muchas

operaciones de este u�ltimo ana�lisis coinciden con inflexiones del ana�lisis espectral de matrices; por el otro,

las potencialidades de cuanti ficacio�n y formalizacio�n del ana�lisis de redes y de sus fundamentos en la teori�a de

grafos, la combinatoria, el a�lgebra y la topologi�a son abismales, o�rdenes de magnitud por encima de las

te�cnicas de caja negra del ACM, limitado e�ste (por el tipo de ana�lisis espectral subyacente) a

relaciones lineales entre elementos (Baxter 1994; Greenacre y Blasius 1994) (Reynoso, 2011: 128).

A modo de conclusión apofántica de la existencia de los sitios y su conexión local en un mundo,

se podrá, luego de las descripciones, augurar para lo colectivo su posibilidad de hacerse un colectivo

político, un mundo para lo común político; es decir, augurar una auténtica, o buena comunicación

política en aquellos mundos que sin duda permiten al aparecer de algún aislado. En los dos últimos

capítulos de éste informe las descripciones logradas según esta guía, serán expuestas discursivamente y

formalmente para el caso de Colombia en el periodo 2000 - 2010 (tercero) y gra ficadas (cuarto)

siguiendo la guía de la fenomenología calculada de Badiou.

1.7 Hacia una fenomenología objetiva de los medios de comunicación masivos como

mediadores-sitios

Page 66: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Con todo lo anterior en mente, queda por mostrar la posibilidad para la fenomenología objetiva

de las asociaciones de ser una fenomenología objetiva de los medios.

Resulta ya claro que todo medio debe ser comprendido como un objeto/actante y que su aparecer

debe tener la calidad de un sitio al ser tratado como medidador. Dado que todo medio puede ser

entendido también como un mundo, al igual que un actante o un objeto puede ser entendido como una

red, a ese mundo-medio le corresponderá un trascendental y será además una topología. La propuesta

de Boris Groys para estudiar los medios es en éste punto de alto interés.

A saber según Boris Groys, una fenomenología consiste básicamente en un análisis de los

fenómenos. Empero, se ve forzado a transformar el sentido subjetivista de la palabra fenomenología al

asumir la posibilidad de estudiar la sinceridad, como verdad de los medios, en tanto fenómeno que se

mani fiesta al espectador tras el supuesto desenmascaramiento de los medios mismos (Groys, 2008).

Por una parte, hay que tener en cuenta que Groys sostiene que una economía de la innovación

plantea la discrepancia entre el interior y el exterior como in finita, al asumirse que los signos de un

medio representan la infinitud de la exterioridad cultural profana, de modo que, según él, adquieren un

hálito de valores sagrados o con poder de representación infinito, frente a los objetos profanos del

mundo exterior a ese medio (un museo) donde se resguarda lo archivado. La producción de lo nuevo

surge de la combinación entre lo otro formal de algo y su falta de valor profana. El estar en el museo

hace que algo logre una otredad formal, al presentarse como lo escogido para hacer parte del archivo de

los bienes ya recopilados, mientras que lo profano de eso nuevo, dice Groys, su falta de valor cultural

(desde el orinal de Duchamp hasta una coca-cola), le permite no distinguirse del resto de cosas

profanas, logrando así, al ser archivado, elevarse al nivel de representante de una supuesta realidad

in finita exterior al mundo del archivo cultural. Esa infinitud empero es arti ficiosa y no dura, de modo

que permite la innovación, el cambio de lo que es profano y se vuelve archivo como la caducidad de lo

archivos viejos, pues según él: “sólo la representación de lo exterior en lo interior crea el sueño de la

in finitud, y sólo ese sueño es in finito” (Groys, 2008: 15).

Sumado a esto, Groys, sostiene respecto a los medios, que hay una economía de la sospecha que

establece la discrepancia entre lo interior y lo exterior de modo que el soporte submediático material

(libros, cintas, discos duros, etc.) se diferencia radicalmente de los signos que en la superficie mediática

de lo archivado aparecen; quedando ese soporte oculto para el público que sospecha la manipulación de

los signos de la superficie. Así, según Groys: “está fuera de toda duda que al espectador le asalta

continuamente el sentimiento de estar por fin confrontado con el fenómeno de la sinceridad, y de poder

conceder credibilidad, a pesar de todo, a determinadas revelaciones y confesiones del otro, voluntarias

o involuntarias (Groys, 2008: 85). Empero, la verdad de los medios, la sinceridad, es demandada por el

espectador en base a la suposición de esa diferencia, a pesar de que la misma no tenga lugar, por

ejemplo, en el problema de la existencia de una “teoría de la mente” (en sentido neurocientí fico) en un

no-yo: “el hombre no piensa, sólo habla. Pero del hombre sospechan otros hombres que no sólo habla,

sino que también piensa, es decir, que es posible que no “crea” lo que está diciendo” (Groys, 2008: 85).

Esto es así en este caso porque el espectador sospecha que tras los signos lingüísticos se esconde un

Page 67: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

soporte mental radicalmente diferente, al igual que un televidente supone que tras los noticieros se

esconde la mano invisible de algún poderoso manipulador; o bien como se sospecha en general que tras

todo signo tratado como síntoma se esconde un lenguaje oculto estructural.

Como nota Groys, ambas economías suponen una absoluta separación que permite la renovación

de las viejas teorías metafísicas de la sustancia ahora hecha innovación y sospecha misma, y que queda

oculta tras el fenómeno.

Empero en la investigación presente se procura ir más allá de Groys, quien parece insinuar que no

hay manera auténtica para el investigador, o el teórico de medios, de sustraerse a la economía de la

sospecha. Esto implicaría que lo exterior de referencia no fuera, en ningún caso, comprensible como

idéntico a su interior; lo cual debe ser rechazado. Se postulará entonces que para el investigador y los

actantes, al menos los humanos, es posible sustraerse a esa economía de la sospecha mediática que es

consecuencia de someter todo signo al régimen significante, al hacerse fiel a un proceso de verdad

cientí fica, llevando a cabo la fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación

entendidos en su performatividad de tal modo que sus signos rastreables sean comprendidos como

signaturas de objetos, mediadores o sitios, que son fósiles.

2. Fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación: un modelo de feedback

mediático-comunicacional

El interés por el estudio fenomenológico objetivo de los medios masivos de comunicación en

toda investigación social queda marcado por la cuestión del comienzo en una investigación. Como

sostiene Latour, a la pregunta ¿por dónde empezar?, hay que responder: “como siempre, lo mejor es

comenzar en medio de las cosas, in medias res. ¿Servirá la lectura de un periódico? Seguro, ofrece un

punto de partida tan bueno como cualquier otro. En cuanto uno lo abre es como una lluvia, una

inundación, una epidemia, una infección. Cada dos lineas, algún redactor deja un rastro de que se está

haciendo o deshaciendo algún grupo” (Latour, 2008: 47). Podría comenzarse entonces por un libro de

economía o de biología e ir derivando poco a poco la descripción de la constitución de lo colectivo.

¿No es acaso una estadística un medio que fosiliza un movimiento de asociación pasado? ¿No es acaso

en el acto de observar y registrar en bitácoras y cuadernos de campo el acto de mediatizar y fosilizar

una dinámica pasada? Se debe comenzar por los medios, que son fósiles, en ellos aparecen registrados

datos que son los rastros de las asociaciones entre actantes humanos y no humanos.

El entramado entre la TAR, fenomenología objetiva y los estudios de medios tiene una primera

virtud que ya ha sido esbozada y que Couldry destaca: “su preocupación espacial” (Couldry, 2004: 7).

Al igual que en la fenomenología objetiva y la TAR, los estudios de medios (en especial con Boris

Groys), toman como primordiales las descripciones de carácter espacial y puede decirse sin miedo,

topológico, en el sentido matemático del término.

Page 68: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

2.1 Contraste con diversas teorías de los medios de comunicación

Para comenzar este punto, vale recordar que en Comprender los Medios de Comunicación,

Marshall McLuhan tuvo una intuición cercana a lo que se entiende como un medio, tomado como

mundo en tanto espacio topológico, pues definió un medio como cualquier extensión del ser humano

cuyo contenido es un mensaje. Empero, ese mensaje no se limitaría a ser una información contenida,

pues es también siempre un medio para otro mensaje; como en el caso de la telegrafía, por ejemplo, que

contiene a la palabra impresa, que a su vez contiene a la escritura, que a su vez contiene al discurso

linguístico-natural (McLuhan, 1996: 29-30).

En este sentido, es revelador el ejemplo de la luz eléctrica. La luz eléctrica es información pura. Es un

medio sin mensaje, por decirlo así, a menos que se emplee para difundir un anuncio verbal o un nombre.

Este hecho, característico de todos los medios, implica que el «contenido» de todo medio es otro medio

(McLuhan, 1996: 30).

Al atenernos inicialmente a esta definición de medio, que a primera vista borra la diferencia

entre expresión y contenido, resulta evidente que, por ejemplo, una red social en internet, en tanto

extensión de las capacidades de los actantes humanos, para establecer conexiones entre ellos, en tanto

medio, como diría el mismo McLuhan, todos los mensajes o contenidos de esa red social en la web son

también medios. Si se trata de redes hospitalarias, por ejemplo, o redes de cadenas de televisión, habría

entonces que decir lo mismo, incluyendo a los humanos involucrados. Pero, ¿no indica ésta postura una

relación según la cual los medios se vincularían como “cajas” dentro de “cajas”?; lo contrario de una

relación topológica. La evidencia de que esto es así, está en recordar que según McLuhan, o por lo

menos tal es la impresión inmediata que crea su lectura, el medio es el mensaje porque contiene una

acción social que consiste en ser “significativa”, y en casos muy especiales ser vehículo de referencia.

De manera que todo medio, incluido el lenguaje, es un estructura “macro-mítica” que porta mensajes

“significativos” de modo que en una suerte de instantánea mítica, “congela” la acción social total:

Otra forma de dar con este aspecto de los lenguajes como macromitos es decir que el medio es el

mensaje. Tan solo incidentalmente, como sea, es un medio como tal una forma especializada de

significación o de referencia. Y, a largo plazo, para ese medio o macromito, como para el alfabeto

fonético, la impresión, la fotografía, el cine, el telégrafo, la radio y la televisión, la acción social de estas

formas es también la acción social es, en el sentido más completo, su mensaje o su significado (McLuhan,

2012: 165).

Page 69: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Para McLuhan (1996; 1959), un medio, como cualquier extensión del cuerpo humano, es un

signi ficado, pues es un mensaje (“el medio es el mensaje”). Como en su visión un medio es también un

macromito, un mito superestructural, entonces, un macromito resulta ser un signi ficado, o mejor aún,

según él el medio es sencillamente el macrosigni ficado. Lo que últimas resume la postura de McLuhan

en que los regímenes de significación, en resumen culturas diferentes, la transformación del mensaje

implica la transformación del medio (lingüístico, tecnológico) que lo porta y viceversa, con la

limitación de reducir la importancia de los medios mismos a extensiones del cuerpo humano, dejando

por fuera cualquier semiótica no humana e incluso cualquier intercambio de información entre medios

tecnológicos.

A saber, en su visión, McLuhan considera que existen dos tipos de medios, los calientes y los

fríos, en relación a su alta o baja definición, esto es, cuando rebosan en la entrega de información o

bien entregan poca; haciendo que el usuario participe activamente en mayor medida en el intercambio

de información. Por ejemplo, la televisión del siglo XX es en la concepción de McLuhan un medio

caliente, pues deja muy poco al televidente para aportar a menos que sea para sí mismo, mientras que el

teléfono es un medio frío ya que el oyente debe responder con su “interpretación” de la información

recibida si desea continuar la conversación por dicho medio (1996: 43).

Ahora bien, como es sabido en ésta investigación el término interpretación debe ser leído de

manera novedosa y es el momento de aclararlo un poco más. Al igual que un actante humano interpreta

la información, el investigador en la fenomenología objetiva de los medios interpreta, performa, las

conductas de los actantes-mediadores (en este sentido hace una suerte de trabajo etológico). Con esto

no trata de encontrar algo humano oculto en las conductas de los actantes, sino de registrar el vasto

exterior plasmático con el que se puede relacionar cada uno. Efectivamente todo mundo está dotado de

un trascendental que interpreta las conductas de los objetos que lo pueblan, estableciendo el grado de

sus identidades y diferencias. De manera que el fenomenólogo de medios (investigador de la

fenomenología objetiva de los medios) debe operar también una hermenéutica en el sentido de

establecer la identidades y diferencias entre las conductas de los actantes.

Resplandece así la dificultad de clasificar todo medio bajo los criterios del filósofo canadiense.

Si se trata de un medio caliente entonces debe aportar mucha información, dejándole poco margen de

participación posible al usuario. Si en cambio se trata de un medio frío debe en consecuencia aportar

poca información y dejar mucho al usuario para proponer. Empero, debe tenerse en mente que todo

medio, en tanto mediador, permite a los actantes con los que se ha conectado una amplia participación,

aunque relativamente limitada, por ejemplo: por una larga lista de criterios legales de propiedad

intelectual. Una amplia participación en todo medio hace que la cantidad de objetos que aparecen en el

mismo sea alta. Asimismo, todos estos contenidos son producidos por los mismos actantes con los que

Page 70: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

se ha conectado. Siguiendo la terminología termodinámica de McLuhan: todo medio es relativa y

variablemente tibio. Asimismo, aquí se ha tomado una definición simétrica de un medio: un medio

podría ser tanto una extensión de un actante humano o de un actante no-humano, como un actante

humano ser la extensión de un no-humano u otro actante humano. Tanto actantes humanos como no

humanos deben ser tomados como medios/mediadores que transforman antes que transportar

causalidad. No basta con decir entonces que el interior de un medio es otro medio; sino que el interior

de todo medio es el medio mismo. Así, la afirmación de McLuhan, según la cual “el medio es el

mensaje” debe ser tomada literalmente: el medio es el mensaje porque es su interior, esto es, el medio

es un espacio topológico; el medio es una red/mundo. La taxonomía de McLuhan debe ser entonces

redirigida como consecuencia inmediata de algunas de las relaciones que reveló la aparición de los que

podrían llamarse nuevos medios.

Lev Manovich (2001) ha establecido algunos principios que definirían a los nuevos medios. En

primer lugar se encuentra según él la representación numérica: se manifiesta en código binario de

modo que hace a los medios descriptibles en términos matemáticos y manipulables algorítmicamente

(Manovich, 2001: 72-75). En segundo lugar se caracterizan por la modularidad: como fractales,

presentan la misma estructura a diferentes escalas, por ejemplo, los pixeles, los polígonos, scripts, etc.

(Manovich, 2001: 75-77). En tercer lugar en estos se presenta la automatización en tres niveles: de bajo

nivel, donde el usuario del ordenador transforma o crea desde cero un objeto mediático haciendo uso de

plantillas y algoritmos muy sencillos. De alto nivel, donde el ordenador logra cierto grado de

inteligencia artificial y en algún modo comprende la semántica de los objetos que produce. Finalmente,

la automatización del acceso en respuesta a la alta cantidad de datos existentes y en constante

producción (Manovich, 2001: 77-82). En cuarto lugar, se da la variabilidad: los objetos mediáticos de

los nuevos medios pueden existir en diversas versiones potencialmente infinitas como resultado de las

tres propiedades anteriores; objetos como la interactividad arbórea de los menús y la hipermedia lo

ilustran (Manovich, 2001: 82-92). Por último, la transcodificación: consiste en la posible traducción de

un objeto a otro formato, de modo que en ellos, puede decirse, coexisten dos capas: una cultural y una

informática. En los nuevos medios hay “una mezcla de significados humanos e informáticos, de los

modos tradicionales en que la cultura humana modeló el mundo y de los propios medios que tiene el

ordenador para representarla” (Manovich, 2001: 94). Siendo esto así, Manovich sostiene que los

nuevos medios han surgido como consecuencia del emerger de la sociedad postindustrial: “los objetos

de los nuevos medios garantizan a los usuarios que sus opciones -y, por tanto, los pensamientos y

deseos que subyacen en ellas- son los únicos y no programados de antemano ni compartidos con los

demás. Como si trataran de compensarnos por su anterior cometido de tratarnos a todos por igual”

Page 71: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Manovich, 2001: 89).

La pretensión de producir en el usuario una sensación de libre arbitrio mediante una suerte de

personalización, se manifiesta en la relación denominada interactividad. Manovich nota que la

interactividad era ya una relación presente antes de la aparición de los nuevos medios, como en el arte

de los sesenta con el happening y la instalación. Algo que sucede también con la discretización de los

objetos mediáticos presente en el cine desde sus inicios, al tomar muestras de espacio-tiempo a 24

cuadros por segundo, la multimedialidad y el acceso aleatorio a los objetos mediáticos también

presente en el cine desde sus inicios, o bien la pretendida ausencia de pérdida de información y de

calidad en el proceso de copiado; cosa que efectivamente no sucede en ningún medio actual sea digital

o analógico (Manovich, 2001: 96).

Siendo esto así, lo interactivo puede ser definido de manera más precisa como sigue: aquella

forma de conexión entre actantes que implica un intercambio activo de sus agencias. Así, la

interactividad sólo indica la posibilidad del intercambio entre dos o más agentes; en últimas es un

asunto comercial. De modo tal que la interactividad atribuida usualmente a los nuevos medios revela su

presencia en cualquier intercambio de valor entre actantes.

Asimismo, la creencia errada en que la interactividad es una característica exclusiva de los

nuevos medios se debe a la creciente tendencia a considerarla como una actividad literal, según la cual

se desea la exteriorización de la vida mental mediante de la tecnología. Un deseo propio de la presente

era: “los sujetos han de ser estandarizados y los medios por los que lo son han de estandarizarse a su

vez [...] Lo privado y lo individual se trasladan a lo público y quedan regulados” (Manovich, 2001:

108). Podría decirse que este deseo de exteriorización relativo a la literalidad de la interactividad., vale

decir, es propio del espíritu moderno; pues pretende hacer que lo privado y mental quede expresado

definitivamente en el ámbito estatal (público), bajo la guía de la razón de Estado en estadísticas y

probabilidades; cosa que la industria cinematográfica continuamente contribuye a alimentar.

La transcodificación es empero la cualidad reveladora más importante de los nuevos medios,

pues hace evidente la necesidad de estudiar simétricamente actantes humanos y no humanos, como se

pretende en esta investigación. La representación numérica insta a la necesidad de construir modelos

matemáticos para cartografiar las conexiones entre actantes. La modularidad abre el pensamiento del

investigador a estudiar los agentes incluso cuando se presenta entre ellos algún tipo de diferencia

figurativa, aunque no en la forma de su actancia que puede ser homogénea y traducible por

homeomorfismos. La automatización será sin duda una virtud de toda descripción matemática,

cuantificada, de las asociaciones. La variabilidad, por último, insta al investigador a distinguir la

actancia de sus posibles múltiples figuraciones.

Page 72: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Asimismo, teniendo en cuenta de nuevo la relativa tibieza de los medios, el mismo Manovich

apunta a esta “relativa tibieza” al denominar la sobreabundancia de datos como “condición básica de la

nueva sociedad de la información” (Manovich, 2001: 81). Sin embargo, es preciso sostener que tal

tibieza relativa y muy variable, no es resultado de la nueva sociedad de la información sino del proceso

mismo de ensamblado entre actantes como medios-mediadores. La variabilidad de la tibieza mediática

implica tanto una posible saturación o recalentamiento mediático, para usar los términos de McLuhan

(1996: 53), como la participación excesiva de los actantes que consumen y estabilizan o no la

temperatura de sus controversias. McLuhan mismo llegó a una aproximación al problema de la tibieza

cuando sostuvo la necesaria transformación del autor en una suerte de encuestador en relación a los

nuevos medios y su público: “today when it is no longer possible to be sure of what being a member of

society may involve, the "author" has to bestir himself as much as any pollster. He lives in an unknown

world of strange new components and effects. (McLuhan, 2005: 14).

La estabilización relativa de los medios implica la entrega de una altísima cantidad de

información, donde la información misma es producto transformado de la participación de los actantes

en su comunicación; bajo la forma de una verdad. El actante en tanto autor de cualquier mensaje opera

al modo de un encuestador que, en un océano de información, no sabe en últimas cuales serán los

efectos inesperados de sus actos.

Lo que no logra ver McLuhan en éste punto es que la relación propia de todo medio, autor-

receptor o productor-consumidor, que revelan los nuevos medios en la hipotética –como si otros

conjuntos de siglos no fueran descriptibles exactamente igual– “era de la información y la

comunicación”, es una forma de producción en la cual los actantes consumidores de datos devienen los

actantes productores de sus propias y diversificadas mercancías. De ahí que exista la necesidad de

completar el célebre ensayo de Walter Benjamin El autor como productor, donde el alemán sostuvo la

necesidad de que el autor se comprendiera a sí mismo como productor para que experimentara una

solidaridad frente al proletariado y en consecuencia con los productores que antes le resultaban

irrelevantes (Benjamin, 2004: 43); pues los límites entre autor y productor siempre han sido difusos y a

ello se suma que el autor mismo resulta ser el virtual consumidor de sus productos; incluso en los

medios más aparentemente rígidos direccionalmente como la televisión, el cine, la radio o las artes

escénicas de formato más clásico. Sencillamente la hipótesis de la unidireccionalidad de la

transformación debe ser desechada, pues las interacciones entre actantes no son nunca unidireccionales.

Como ya ha sido descrito antes, esta ruptura de la causalidad clásica lineal genera

inmediatamente incertidumbre respecto a el origen de las agencias. Se podría entonces inferir que esa

incertidumbre provoca una sospecha. Siguiendo a Groys en su fenomenología de los medios, no se

Page 73: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

puede contemplar, observar, describir, sin sospechar; así, todo lo que aparece en la superficie mediática

se encuentra inmediatamente bajo sospecha (Groys, 2008: 284). Todo medio se inscribiría así en la

economía general de la sospecha pues cada nueva revelación, cada nuevo objeto mediático que

aparece, cada nuevo actor conectado a la red sería siempre, un nuevo valor y en consecuencia

implicaría una nueva sospecha. Pero:

No es sólo que todos los valores estén bajo sospecha, sino que la sospecha contiene todos los valores

como medios suyos, pues el espacio submediático (el soporte submediático) no es sino el espacio de la

sospecha [...] Lo que esto significa es que los valores deben tener el brillo de lo extraño, de lo inusual, de

lo nuevo, para conseguir el mana de la verosimilitud y poder estar vigentes eficazmente (Groys, 2008:

287).

Si un medio siempre contiene un mensaje, que a su vez es un medio; pero el medio, al conectarse

con un actante siempre es la sospecha, en la economía de la sospecha cualquier actor es intermediario

de la sospecha. La economía de la sospecha entonces sostiene ésta extraña tesis: toda agencia de un

actor es sospecha, pues todo actor es intermediario de la sospecha. No se trata simplemente de que la

economía de la sospecha incite a sospechar de los medios, sino de que la economía de la sospecha hace

de los mismos medios sospechas; los medios se vuelven suposiciones; hipótesis de la sospecha misma

en el sentido que una creencia en algo oculto tras otro medio siempre es el medio de acceso a ese otro

medio. En la economía de la sospecha abismo de lo otro no es más que la multiplicidad que se sospecha

que oculta tras los signos que emite.

En la economía de la sospecha el signo remite al signo indefinidamente como a una profundidad

y provoca la demanda de sinceridad de los medios. Los valores mediáticos intercambiados, esos

objetos que aparecen y se comunican en la superficie de los medios, cuando se rigen según un régimen

significante, siempre precisan del excedente de significación, mana de la verosimilitud; pero sólo lo

adquieren al aparentar ser novedades reales. De ahí que sólo una ciencia, auténtica, de los medios

pueda indicar cuáles valores, es decir, cuáles signos mediáticos indican a su vez un acontecimiento, por

fuera de la paranoia significante y de la negación de la verdad de los medios, de su sinceridad, por vía

de asumir que lo real es un simple resultado de un contexto o de un signi ficado connotativo. La

fenomenología objetiva de los medios asume que esos valores son signaturas no sometidas al régimen

signi ficante y que pueden indicar verdades que insisten y no dependen en ningún caso del par cuerpos y

lenguajes (culturas).

Es sabido que la forma usual de reacción en la sospecha es “la suposición de que bajo la

superficie mediática no hay simplemente un medio nuevo –más profundo y que se constituye en

Page 74: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

soporte– sino el sujeto manipulador, falsario y peligroso, que puede suponer una amenaza directa,

aunque oculta, para el espectador” (Groys, 2008: 290). Frente a ese supuesto sujeto oculto, que vendría

a llenar definitivamente el supuesto espacio submediático –el soporte material que hace a todo mensaje-

medio editable, manipulable, corregible–, se suele reaccionar políticamente siempre con la denuncia, la

defensa y el combate. De ahí la necesidad de sustraerse de la economía de la sospecha, para evitar los

signos que “llenan” el espacio submediático de los medios comunicación con algún titiritero

manipulador: una clase, una raza, una empresa, un dios, etc.; como si los signos fuesen signi ficantes

vacíos esperando a ser ocupados. El investigador en fenomenología objetiva de los medios masivos de

comunicación (fenomenología objetiva de los medios) precisa que sus análisis resulten en la

posibilidad de guiar metódicamente la investigación hacia el establecimiento de las novedades

auténticas para sustraerse de la economía de la sospecha.

La investigación de los medios se ha de separar de ésta economía por decisión, para no caer en el

círculo de la sospecha –del signo que remite al signo ocultando la clave de su desciframiento–

aplanando el espacio de los signos; tratándoles como signaturas para poderlos estudiar; tratando a los

actantes como sitios/mediadores que signan y no como intermediarios de la sospecha. De aquí que

tener en cuenta la suma de las fuentes de incertidumbre en la investigación tenga un alto grado de

interés, pues como se ha recalcado, sin tener en cuenta el conjunto de las fuentes de incertidumbre no

hay auténtica fenomenología objetiva de los medios.

Si se recuerda en éste punto un repertorio de colectores, esto es, conceptos moneda común, a los

que podrían ser traducidas las agencias de actantes diversos –aunque incluso pueden ser útiles para

darle consistencia a un colectivo político– desde la perspectiva marxista que defendió Guy Debord, lo

realmente importante en la presencia evidente de lo mediático en los colectivos contemporáneos

radicaría en que ésta devela la forma misma de la Sociedad del Espectáculo. Para el marxismo de

Debord el espectáculo se muestra como el motor comercial que el fetichismo de la mercancía implica;

y que se mani fiesta en su máxima expresión según la cadena M-D-M (mercancía, dinero, mercancía)

traducida en D-D-D (dinero, dinero, dinero). Como es sabido, el fetichismo para el marxismo oculta las

relaciones sociales de producción reales; el trabajo abstracto socialmente necesario para la producción

de los objetos del mundo del mercado global y en consecuencia produce el olvido del valor excedente,

el maná plusvalor, o la novedad robada al proletariado en forma de ganancia, por parte del hechicero

capitalista; propietario de los medios que permiten la producción de la novedad simulada de la

mercancía encantada.

El espectáculo sería el opio de las masas hechas público. Su fuerza indomable se presentaría

“como una enorme positividad indiscutible e inaccesible. No dice más que “lo que aparece es bueno, lo

que es bueno aparece". La actitud que exige por principio es esta aceptación pasiva que ya ha obtenido

de hecho por su forma de aparecer sin réplica, por su monopolio de la apariencia” (Debord, 1967: 11).

El espectáculo hace que lo verdadero sea un momento de lo falso al invertir literalmente los valores de

manera que el valor de cambio quede incluido en el valor de uso. De manera que “bajo todas sus

formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de entretenciones, el

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espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante” (Debord, 1967: 9).

Así, bajo la economía del espectáculo la propuesta de Walter Benjamin (2008) quedaría

incompleta al hacer que la reproductibilidad técnica, propia del capitalismo fordista, despojase la

autenticidad áurea que toda obra de arte antaño tendría, convirtiendo todo original en mera copia. La

alta cultura de la economía moderna temprana, donde la obra permanecía dotada de su originalidad

espacio-temporal localizada, sería sustituía por el modernismo de la economía de circulación y

reproducción donde la abstracción profana y a-temporal de la copia rige.

En la sociedad del espectáculo, siendo consecuentes con los conceptos colectores marxistas de

Debord, el hiperrealismo sería empero el estilo preponderante y los medios de comunicación las

herramientas del burgués-artista capaz de disfrazar la explotación del proletariado y la miseria de la

mercancía en cuanto tal, cuya constante obsolescencia y su fetchización, su estetización para usar el

término bejaminiano (2008), le permitirían circular endemoniadamente: no es de extrañar que el

marxismo sea una metafísica de la sospecha. Para ésta postura la sociedad hecha espectáculo no es otra

cosa que una suerte de obra hiperrealista de arte total en la que se oculta el robo de la plusvalía, tras

crear la brecha abstracta entre el valor de cambio, expresado en el dinero, y el valor de uso que antaño,

en una comunidad originaria (comunismo primitivo) a la que habría que retornar, entregaba todos los

motivos supuestamente auténticos para el intercambio comercial. De manera que la estetización de la

política en la sociedad hecha espectáculo tendría el canon hiperrealista por estética:

Cada producto particular que debe representar la esperanza de un acceso fulgurante a la tierra

prometida del consumo total es presentado ceremoniosamente a su vez como la singularidad

decisiva. Pero como en el caso de la difusión instantánea de la moda de nombres aparentemente

aristocráticos que van a ser llevados por casi todos los individuos de la misma edad, el objeto del

cual se espera un poder singular sólo ha podido ser propuesto a la devoción de las masas porque había

sido hecho en gran número de ejemplares para ser consumido masivamente (Debord, 1967, p. 39).

Esa es la dialéctica del fetichismo de la mercancía hiperrealista: el valor de cambio, realmente

secundario, y el valor de uso, que originariamente está contenido en aquél, invierten sus papeles hasta

el punto que el valor de cambio se convierte en el valor auténtico, expresándose como capital en la

forma simuladamente viva del dinero-mercancía. El fetiche-dinero, una vez adquirido el maná de la

verosimilitud, al presentarse como singularidad pura entre innumerables copias idénticas, representaría

el valor de cambio del valor de cambio; divisa en la bolsa de “valores”. La inversión de los valores

resultaría entonces literal, pues el valor de cambio no sería más que el producto del trabajo de sí mismo

y la ganancia el resultado del plusvalor, auténtico maná, generado por el plustrabajo del dinero para el

dinero.

Para la dialéctica marxista más ingenua, no basta decir que la individualidad como obra de arte,

en la sociedad del espectáculo, se ha convertido en copia reproductible, en base a lo que Debord

llamaría vedettes (1967: 33) con el fin de figurar tipos de estilos de vida variados, con comprensiones

Page 76: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

diversas de la sociedad; en últimas modos de existencia diversos para actantes humanos. Mas aún, lo

común político habría devenido obra de arte, e incluso de inspiración wagneriana; una obra de arte

total.

Sin duda ésta es una hábil explicación dialéctica ingenua del cómo se va componiendo lo

colectivo. Sin embargo, apenas explica su surgimiento y despliegue apelando a aquel añorado común

originario (que también puede ser la nación, la raza, el comunismo primitivo) y a una genealogía

histórica de modos de producción económicos que lo falsi ficarían, en sociedades de clases y que a la

postre habría que abolir o bien que necesariamente, por alguna ley histórica, se anularían. La sociedad

no sería entonces más que un producto hiperrealista de ella misma; cosa que sin embargo no explica su

surgimiento. Ésta posición mas bien devela la visión pesimista, aunque, como dice Badiou,

bienintencionada, de un idealismo aristocrático que pretendía separarse del supuesto espectáculo total:

“tal fue, a menudo al abrigo de un vocabulario comunista, la postura de los surrealistas, luego la de

Guy Debord y la de sus herederos nihilistas: fundar la sociedad secreta de los creadores sobrevivientes”

(Badiou, 2008: 19).

Unas buenas intenciones aristocráticas que incluso movilizaron la ira de Adorno contra las

vanguardias y la cultura de masas producida por la industria cultural y en especial la nueva música que:

“sólo en la era del cine sonoro, de la radio y de los anuncios publicitarios cantados quedó, precisamente

en su irracionalidad, completamente secuestrada por la razón comercial […] Se perfila así un tipo

musical que, pese a la impávida pretensión de lo moderno y lo serio, se asimila a la cultura de masas en

virtud de una calculada imbecilidad” (Adorno, 2003: 15). Frente al arte, auténtico, las masas “cuando

creen entender, meramente perciben el molde muerto de lo que custodian como posesión indiscutible y

es algo ya perdido desde el momento en que se convierte en posesión: algo neutralizado, privado de su

propia sustancia crítica, un espectáculo indiferente” (Adorno, 2003: 18).

El origen de la forma en que lo colectivo se ha organizado en relación a los medios de

comunicación, como puede apreciarse contemporáneamente, puede entonces ser explicado también al

entenderlo como producto de la voluntad de lo común movilizada por, como diría Esposito, un mito

originario: “¿qué es el mito sino esta fuerza de reunificación que consiente al pueblo a acceder al

propio origen común y que convierte ese origen en el lugar desde el cual y sobre el cual instaurar la

unidad del pueblo? [...] Ciertamente no ficción o simple imagen, sino autopoiesis de una comunidad

hecha inmanente a sí misma por la autoidentificación con la propia esencia común (Esposito, 1996:

109).

Ese mito de lo común, al que apelan usualmente los totalitarismos, implicaría que la sociedad

misma sea considerada como producto artístico que hace retornar aquello perdido. Como si lo social

estuviese dado de antemano y en consecuencia lo común político también; tal y como sucede en la

pretensión de hacer retornar el comunismo (así sea primitivo), la nación o de entregar el dominio de los

medios de producción a una hipotética raza superior. Tal mito puede ser resumido en términos

Page 77: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

topológicos, como el mito según el cual las redes sociales son topologías exponenciales, y es

precisamente un mito, ya que no hay sino enlaces colectivos preferenciales en topologías libres de

escala. Por chocante que suene, por auténticamente reaccionario que sea, sin discriminación no hay

colectivos entre humanos y no-humanos. Los colectivos nómades del paleolítico, por ejemplo, ya

operaban ese tipo de distribución en sus redes filiales en el mero hecho del establecimiento del linaje,

incluso cuando se establecieron relaciones con miembros de colectivos distintos. La prospectiva

política de la anulación de la herencia como vía para la destrucción de la propiedad privada, incluso si

es colectiva, resulta entonces de una muy poco fundada mitología antijerarquista. Se trata en último

término de la negación de una verdad etológica observada en las redes sociales, según la cual el

antijerarquismo no sólo es mitológico, sino que resulta que incluso en las redes que parecen resultar de

la asociación de actantes de la manera más aleatorea e igualitaria, por ejemplo, internet y las redes de

amistades en la web, e incluso las redes de enlaces sexuales, se producen enlaces preferenciales de

topologías libres de escala.

Sea o no posible que los animales satisfagan “la condicio�n previa a toda sumisio�n a las leyes

sociales” y a todo orden jera�rquico que es, segu�n se ha visto que Deleuze alega, saber “formar frases

gramaticalmente correctas” (D-G 2006: 13, 104), es obvio que si� hay jerarqui�as en la naturaleza, con riqueza

de despliegues rituales, de modo arqueti�pico y por doquier, con una intensidad que los de�spotas humanos

ma�s brutales no se han atrevido siquiera a son�ar (Reynoso 2014: 42).

Es más, tal antijerarquismo es una indeseable utopía socialista que promueve un aparentemente

justi ficado robo, en base al mito roussioniano del origen de la propiedad, de lo que supuestamente los

“más poderosos” nodos con mayor cantidad de poder mediático habrían robado originariamente. Habrá

entonces que sostener que el antijerarquismo resulta de la negación o bien el ocultamiento de la verdad

del principio de San Mateo, de la conexión preferencial, que incluso aplica en los colectivos más

cooperativistas.

Por otra parte, Agamben notó que, precisamente re firiéndose Debord, en el momento en que los

miembros de un colectivo se hacen singularidades cualesquiera, copias hechas originales en la sociedad

del espectáculo, no podrían uni ficarse como totalidad: “en una sociedad espectacular no pueden formar

una societas, porque no disponen de ninguna identidad que puedan hacer valer, de ningún vínculo

social que hacer reconocer” (Agamben, 2001: 76). En este sentido, en el espectáculo cualquier

totalitarismo político está condenado al fracaso, pues el espectáculo mismo es la movilización total de

la no identidad. En consonancia con lo que se dijo antes, sin la posibilidad de la constitución de lo

común en virtud de ésta no identidad entre los miembros de la societas, e incluso de lo colectivo

consigo mismo inmerso en el espectáculo, la tarea política de recomponer lo común resulta mucho más

ardua de lo que las recetas dialécticas ingenuas de la superación, sociologías de lo social, críticas o

estructuralistas podrían prever.

Page 78: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

En todo caso resulta evidente la necesidad de recurrir a explicaciones espaciales para seguir con

el curso de ésta investigación. Si bien las explicaciones sociales, críticas y estructurales logran

construir panópticos maravillosos para observar lo social, están más preocupadas por las tareas

proféticas de la política que por las tareas cientí ficas de la descripción.

Se ve en este punto la necesidad de contrastar la propuesta presente, la fenomenología objetiva de

los medios, con las teorías funcionalistas de la comunicación. El funcionalismo es pariente estrecho del

estructuralismo y si se quiere, el otro brazo del mismo tronco metafísico ingenuo. A saber, toda teoría

funcionalista de la comunicación hace un excesivo énfasis en una causalidad lineal que mueve la

información desde un emisor hacia un destinatario (receptor). No hay posibilidad de retroacción o

feedback comunicativo, de modo que todo queda reducido a relaciones entre intermediarios.

Tómese como caso la teoría propuesta por Lasswell: en su caso hay procesos comunicativos

asimétricos, donde un emisor activo produce estímulos a una masa pasiva de destinatarios, que

reacciona a dichos estímulos; la comunicación es por un lado intencional, es decir, tiene alguna

finalidad medible y observable que en consecuencia da lugar a una conducta en el destinatario;

asumiendo así la posibilidad absoluta de la manipulación; el comunicador y el destinatario están por

fuera de las situaciones, es decir, de los mundos en los que aparecen, no se ven por ningún lugar sus

relaciones con otros actantes o con otros modos de existencia (Wolf, 1985: 14-15; Sorice, 2005: 42).

La audiencia, el destinatario o el receptor es un mero target.

Asimismo, el funcionalismo de Lasswell recurre a una sociología organiscista y claramente

libertaria capitalista, en la que se explican las instituciones mediáticas en términos de necesidades de la

sociedad y de los individuos. Lasswell (1902-1978) propuso las tres primeras funciones que a

continuación son expuestas:

1. Informar: los medios de comunicación distribuyen datos en un sistema autoadaptativo y

autocorrectivo (una suerte de mano invisible) que no precisa de la intervención del Estado y que exige

la profesionalización de los comunicadores (división social del trabajo). Así, los medios masivos deben

informar al destinatario para la toma de decisiones (voluntad libre individual).

2. Interpretar la información: los medios de comunicación interpretan las situaciones para

integrar a los individuos, socializar ideas y sirven de mediación entre los componentes (las

instituciones y organizaciones) sociales.

3. Transmitir la herencia cultural: los medios expresarían fundamentalmente la cultura

dominante sin dejar de lado las no dominantes.

4. Entretener al público: los medios, según Lazarsfeld (1901-1976), Merton (1957) y

Mendelson (1966), reducen la tensión de los individuos respecto a los inconvenientes de la vida. Evitan

así el declive de la sociedad y permiten el descanso en base al entretenimiento.

5. Movilizar a las masas: los medios, según McQuail (2000) movilizan masas con objetivos

sociales para controlar los desvíos dañinos a un sistema social.

El funcionalismo de Lasswell es clave para comprender un conjunto de propuestas igualmente

problemáticas. Por un lado es heredero del conductismo que dio lugar a la teoría hipodérmica. Es por

Page 79: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

esto que Lasswell (1902 – 1978) intentó estudiar los eslabones semióticos de la persuasión en la

propaganda de la primera guerra mundial como un proceso de “Estímulo-Respuesta” (Sorice, 2005:

46) donde se logra el éxito absoluto en la manipulación de las masas sin recurrir a la violencia.

El “paradigma de Laswell”, en consonancia, relega la preocupación por los efectos de los medios

de comunicación a una visión lineal, y a un último lugar en la serie de preguntas (las 5 w) que lo

componen: ¿quién emite la información?; ¿qué código utiliza?; ¿qué canal emplea?; ¿a quién está

dirigida la información?; ¿qué efectos provoca?

Por otro lado, el funcionalismo será retomado por la teoría del doble flujo de información donde

las acciones de resistencia de los destinatarios en la recepción de los mensajes mediales son tenidas

parcialmente en cuenta. Lazarsfeld y Katz (1955) propusieron que no existe un flujo unario o unitario

de información, que se mueva desde los medios a los destinatarios finales. Hay en cambio, dos

movimientos: desde los medios a los líderes de opinión y desde los líderes de opinión a un supuesto

grupo social de referencia. De entrada se nota que el concepto de grupo social como target indica el

evidente funcionalismo organiscista de la teoría, mientras que el de líder de opinión reemplaza los

individuos con autoridad del funcionalismo tradicional o clásico por aquellos que tienen mayor y mejor

acceso a los medios.

No hace falta avanzar mucho en la descripción del funcionalismo para notar que supone de

entrada que la información es parcialmente idéntica en todo momento. No hay posibilidades de que los

actantes, los medios de comunicación, sean comprendidos como mediadores; pesa más la transmisión

de datos por y entre intermediarios. La sospecha del titiritero oculto se mantiene. El funcionalismo no

es entonces más que una versión anglosajona del estructuralismo aplicada a la teoría de la

comunicación y los medios. Solo hay agentes que se posan en alguna de las funciones de la estructura

mediático-comunicacional presupuesta que se sospecha en el fondo. Todo análisis de medios

funcionalista o heredero supone, o bien que hay un contenido manifiesto idéntico que es transmitido

con poco ruido o bien que los valores en los medios de comunicación se transmiten de igual modo a

partir de un poderoso medio in fluenciador:

La investigacio�n reciente ha demostrado que, por el contrario, las avalanchas de cambio en la opinio�n

dependen menos de influenciadores poderosos que de cierta masa cri�tica mi�nima de individuos fa�cilmente

influenciables, quienes a su vez impactan sobre otros de su misma condicio�n. En algunos escenarios,

ciertamente, los formadores de opinio�n son responsables de drama�ticos efectos de cascada; pero los modelos

matema�ticos ma�s elaborados parecen comprobar que esas instancias son ma�s la excepcio�n que la regla: en

la mayor parte de los casos, los influenciadores son so�lo un poco ma�s importantes que los individuos comunes

(Reynoso, 2011: 148)

Asimismo, el valor, desde la perspectiva adoptada por la fenomenología objetiva de los medios,

es siempre lo que resulta del intercambio de agencias entre actantes no humanos y humanos: ni

puramente objetivo, ni puramente subjetivo, en el sentido ingenuo; no precisamente inter-subjetivo. El

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valor no es un simple producto de la comunicación significante, de modo que su aparición no solicita

un régimen signi ficante, y si es también producto del trabajo asociativo, es precisamente porque el

trabajo asociado es una forma de ensamblaje, de comunicación transformadora, entre actantes humanos

y no-humanos.

Otra propuesta explicativa de lo social es la de Maurizzio Lazzarato, quién parcialmente parte de

los colectores elaborados por de Gilles Deleuze, Michel Foucault y Gabriel Tarde. Según Lazzarato,

siguiendo a Foucault, la era de la biopolítica como estadio más reciente del Biopoder, cuyo inicio

formal se dio en el S. XVIII tras las dos grandes revoluciones modernas, la francesa y la industrial,

donde el ejercicio del poder se dirige al cuerpo de la especie, para administrarla con fines productivos

mediante el gobierno encargado en la figura Estatal, ha dado lugar a una creciente era Noopolítica. Las

técnicas noopolíticas de gobierno surgen en el seno de las sociedades de control (término de Gilles

Deleuze) como sucesoras paulatinas de las sociedades disciplinarias y de las sociedades de soberanía. A

saber, en éstas últimas se cumple el principio de soberanía del hacer morir y dejar vivir, de modo tal

que el poder se ejerce en manos de un individuo soberano, por ejemplo, el poder pastoral en manos de

los sacerdotes, el Rey, el Papa y en último término Dios, o bien el poder del líder en una horda o de un

monarca al determinar el suplicio público (mediático) de la carne de un condenado como escarmiento.

Asimismo, las prácticas y técnicas noopolíticas, no son tampoco resultado del disciplinamiento de los

cuerpos individuales para la optimización de sus funciones (anatomopolítica), como es mani fiesto en

las arquitecturas de los espacios-otros (prisiones, manicomios, escuelas y hospitales) respecto lo que se

podría considerar “socialmente y psicológicamente normal”, como tampoco producidas por las técnicas

de gobierno biopolíticas apoyadas en las ciencias modernas (estadística y probabilidad) a nivel

específico y poblacional, y el principio del hacer vivir, sino que se enfocan en el control de la memoria

y la atención individuales y transforman, como ya había intuido Gabriel Tarde, ese gran precursor de la

TAR, la población (multitud en términos de Tarde) en público: “la sociedad de control ejerce su poder

gracias a las tecnologías de acción a distancia de la imagen, del sonido y de los datos, que funcionan

como máquinas de modular, de cristalizar ondas, las vibraciones electromagnéticas (radio, televisión) o

de modular y cristalizar los paquetes de bits (las computadoras y las redes digitales) (Lazzarato, 2006:

46).

Si bien las disciplinas moldean los cuerpos al constituir hábitos principalmente en la memoria del

cuerpo, las técnicas noopolíticas “modulan los cerebros y constituyen hábitos principalmente en la

memoria espiritual” (Lazzarato, 2006: 47). Tendría así lugar una suerte de secuencia moderna: “la

clase obrera (como una de las modalidades del encierro), la población, los públicos. El conjunto de

estos dispositivos, y no sólo el último, constituye la sociedad de control” (Lazzarato, 2006: 47).

Con la aparición del público, la imitación, como ley de en la sociedad, se daría de manera casi

instantánea, como se propaga una onda en un medio elástico. Se presenta entonces la superposición de

la división de las sociedades en públicos sobre “su división religiosa, económica, estética, política”

(Lazzarato, 2006: 47). Aunque no las reemplaza, en palabras de Tarde:

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Sustituyéndose o superponiéndose a los agrupamientos más viejos, los agrupamientos nuevos que

llamamos públicos, siempre más extendidos y masivos, no sólo hacen que el reino de la moda

reemplace al de la costumbre, o la innovación a la tradición; también reemplazan las divisiones netas y

persistentes entre las múltiples variedades de asociaciones humanas con sus conflictos sin fin, por una

segmentación completa y variable, de límites indistintos, en vía de perpetua renovación y de mutua

penetración (Tarde, 1989: 70).

Claro está que la visión de Lazzarato podría ser matizada. La transformación gradual de las

sociedades disciplinarias en sociedades de control es por definición paulatina, de modo que otro tipo de

sociedades podrían ejercer como pivote entre las dos. En este punto Lazzarato tiende a confundir, como

nota Castro-Gomez, el pivote con el extremo final cuando sostiene que “Foucault a firma –como luego

también lo haría Deleuze– que estamos saliendo de las sociedades disciplinarias para entrar en las

sociedades de seguridad, o como las llama Deleuze, en las sociedades de control” (Lazzarato).

Las sociedades de seguridad, como son descritas por Foucault en Seguridad, Territorio y

Población, siempre favorecen las circulación y la libertad de movimiento pero bajo el modelo

biopolítico de la razón de Estado. De manera que nada permite insinuar que “Foucault esté pensando en

un modelo alternativo al de la sociedad disciplinaria” (Castro-Gomez, 2009: 85). En la tecnología de

gobierno del aseguramiento, junto a su modelo keynesiano o bien neokeynesiano de economía social de

mercado, se defiende algo más cercano a las prácticas de ejercicio del poder descritas por el concepto

de sociedades de seguridad. En las sociedades de control en cambio “no se trata ya que el Estado

asegure a las poblaciones (mediante la implementación de ciertos dispositivos de seguridad) sino de

que cada individuo encuentre su espacio propio en la economía con el fin de asegurarse a sí mismo,

convirtiéndose en empresario de sí mismo” (Castro-Gomez, 2009: 86).

Esta autopoiética económica individual, el empresariado de sí, se proyecta sin duda ya en las

sociedades de seguridad en tanto intersticio hacia la hipotéticas sociedades de control puramente

neoliberales; y en últimas más cercanas a las posturas de la economía austriaca que al keynesianismo.

Es más, tal creación/reproducción de la empresa también llamada “yo”, ya había sido

vislumbrada por Foucault (2003) en ¿Qué es la ilustración? al remitirse al concepto de modernidad

propuesto por Baudelaire, según el cual lo moderno mismo sólo existiría en el ámbito del arte, de modo

que el yo sería en la modernidad el resultado de una suerte de práctica autocreativa bien expresada en el

dandismo y en las ilustraciones de Constantin Guys, antes que en las prácticas del simple flâneur

(paseante) consumidor característico del capitalismo del siglo XIX. De manera que el empresariado de

sí, bien expresado en la vida del yuppie contemporáneo, tendría un origen rastreable, por lo menos,

hasta la idea romántica “dandista”, según la cual el yo es producto de la actividad artística del humano

modernista.

Esto también revela que la consideración de lo colectivo como espacio de instalación, implica

que para la geometría de las teorías políticas tradicionales, las sociologías de lo social, el dandy es el

flâneur; pues en tal caso la “sociedad” no sería más que la instalación de sí misma.

Page 82: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Si lo colectivo, tal y como se pretende totalizar hoy, se parece más a una sociedad de seguridad,

se abriría la posibilidad, incluso, de defender razonablemente una hipótesis tan controvertida como la

de Sloterdijk en su texto La revolución de la mano donante: “en la actualidad no vivimos de ningún

modo “en el capitalismo” –tal y como sugiere un retórica frívola e histérica–, sino en el orden de las

cosas que, cum grano salis, debe definirse como un semisocialismo estatal-impositivo e

intervencionista, estimulado por los medios de comunicación” (Sloterdijk, 2010). La economía de la

escuela austriaca simplemente no es la que rige el mundo. Ese mismo sueño, de Mises y Hayek, no ha

sido e ficaz. De manera que los medios de comunicación aún seguirían ejerciendo su poder según la

razón del Estado.

Antes que solo controlar modulando la memoria y la atención individuales para producir públicos

consumidores, los medios de comunicación funcionarían hoy también como aseguradores del buen

comportamiento civil para producir públicos ciudadanos-consumidores obedientes. Sin embargo, para

usar el vocabulario marxista de la ideología, pues el único matiz que se precisa para llevar a cabo una

correcta traducción de los nombres de las agencias de los medios comunicación así descritos, es

generalizar, intensi ficando y extendiendo las conexiones de algunos medios (burgueses) suponiendo su

alcance “global” de modo que emerja un comportamiento del propio de esa red; para Sloterdijk en este

punto los medios de comunicación no serían más que lo que Althuser llamó Aparatos Ideológicos de

Estado (AIE) de información (Althusser, 2008: 12); pero contrariamente, no del Estado burgués, sino

de un Estado semi-socialista de economía neokeynesiana donde, como diría el filósofo alemán, los

auténticos explotados son los ciudadanos obligados a pagar el impuesto de renta, como si la propiedad

fuese el pecado original; todo esto originado en el mito rousseauniano de la instalación de la cerca

primigenia como un robo (Sloterdijk, 2010). Un mito que sin duda luego asumirán como propio los

socialistas libertarios y marxistas, como también algunos liberales amantes de la administración de lo

público por el Estado. En todo caso, desde este punto de vista, los medios de comunicación, desde

tiempos de Marat, no harían otra cosa que impulsar las pretensiones de expropiación disimuladas por

las figuras del Estado-Nación Moderno y hoy en día, por las del Estado de Bienestar y el Estado Social

de Derecho.

Resulta también importante tener en cuenta que las transformaciones del capitalismo, como el

mismo Sloterdijk ha notado y Zizek (2011) recalcado, se movilizan poco a poco hacia un modelo que

dista tanto del modelo transitorio de la seguridad como del control autorregulado neoliberal que

prescinde del intervencionismo guiado por la razón de Estado. Piénsese en la adaptación asiática-

autoritaria del capitalismo occidental-liberal en manos de Lee Kuan Yew en Singapur y posteriormente

por Deng Xiaoping en China; ¿no es acaso algo matizadamente diferente de lo que describen los

conceptos de sociedades de seguridad y de sociedad de control?

Entre la amalgama de colectores que “explican lo social” cada uno a su modo, vale siempre

recordar que la suposición que puede desorientarles, es la creencia en la transmisión mas o menos

límpida e instantánea de la sospechosa y manipuladora información que colabora para la formación de

todo colectivo; una herencia funcionalista según la cual la información, en este caso la de los modelos

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organizativos de los colectivos como sociedades de seguridad o de control, se transfiere o bien idéntica

o casi y como por modi ficación sin cambio real entre intermediarios. El modelo de organización

política-económica autoritaria y capitalista revela precisamente que la información es siempre

transformación. Hay que sostener que más precisamente nos enfrentamos hoy a un modelo de

seguridad informática. Chirolla (2013) pone esta idea claramente: en éste pacto de seguridad:

Hay que destacar dos cosas […] el aseguramiento de un determinado proceso […] de

garantizar su continuidad […] en éste punto podríamos hablar de un modelo de inmunidad

[…] se trata de impedir el acceso de elementos nocivos al proceso […] por otro lado, […]

ya no se trata sólo de conducir y preservar flujos vitales; biológicos, económicos,

informáticos o energéticos, sino la garantía del Estado a responder a la catástrofe, a lo incierto

(Chirolla, 2013).

Esto se devela en las regulaciones relativas al intercambio y protección de la propiedad común y

privada, genética, cultural y técnica –secretos empresariales y de Estado– con pretensiones tanto

comerciales como de orden inmunológico, en lo relativo al cuidado del bienestar del público. Tales

aseguraciones, que bien pueden caracterizadas como de un orden informático, se extienden

ampliamente por diversos colectivos, pero en especial, en las regiones cultural y biológicamente muy

diversas, vale decir, como Colombia, donde las mismas han quedado explícitamente establecidas en

leyes cuyo cumplimiento es administrado por entidades del Estado.

La proyección posible para el modo de producción/transformación económico-político

relativamente global del futuro es entonces la que vislumbra una relativamente amplia imitación

transformacional del modelo organizativo asiático, curiosamente más e ficiente a la hora de impulsar el

crecimiento económico, y que combina el autoritarismo moral y político, con el neoliberalismo

económico; tal es el modelo de las sociedades de seguridad informática. Este pacto colectivo de

seguridad informática, dista mucho de ser meramente transito hacia el sueño libertario austriaco, que

implicarían las sociedades de control puras. El mismo paco recuerda la ley de variedad requerida de

Ashby (1972) en la cibernética: sólo la variedad puede absorber variedad, pues si en un sistema

controlador-controlado lo controlado tiene más estados que el controlador no se puede dar estabilidad,

de manera que el controlador debe asegurarse de tener la misma variedad reguladora que lo que

controla. Asimismo, la multiplicación de los oligópticos buscaría, desde ésta misma óptica, pero en

relación a la ciencia social, cumplir con tal principio; algo que no es en todo caso nuevo, Google

(2014), por ejemplo, ha logrado establecer que existe correlación entre las búsquedas de relacionadas a

la gripe y la actividad de la epidemia; y el proyecto FuturICT no busca la misma multiplicación de

oligópticos con objetivos más ambiciosos.

Sloterdijk es muy preciso en sus razonamientos en éste punto, pues no se limita a elaborar una

concepción lineal de la relación entre medios de comunicación y “receptores”. Sostiene que la historia

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de los medios no es otra cosa que la de la “transferencia del pensamiento”, donde el medio fundamental

es el cerebro de los humano, pues "no transferimos tanto afectos exaltados a personas extrañas como

tempranas experiencias espaciales a lugares nuevos, y movimientos primarios a escenarios lejanos. Los

límites de mi capacidad de transferencia son los límites de mi mundo" (Sloterdijk, 2004: 190). De

manera que habría siempre telerelaciones, acciones a distancia locales, que garantizan la comunicación

al menos entre actantes humanos. Pero esa comunicación, desde la perspectiva de Sloterdijk, tampoco

se daría como agregación de miembros a una bolsa, sino como relaciones del In-sein o el estar-adentro

heredado de Heidegger, antes que al modo del fantasma comunitario que está en la base de todos los

humanismos y que “podría remontarse al modelo de una sociedad literaria cuyos miembros descubren

por medio de lecturas canónicas su común devoción hacia los remitentes que les inspiran” (Sloterdijk,

2000).

Los humanistas intercambios epistolares y de lecturas canónicas, como telecomunicación que

fundaba amistad mediante la escritura (Sloterdijk, 2000), ya no es el único factor que constituye lo

común político en la era electrónica de las telecomunicaciones e incluso del tratamiento de la vida

como información modificable y realmente transformable gracias a la tecnología genética (Sloterdijk,

2009). Para Sloterdijk, traduciendo su pensamiento a los conceptos aquí elaborados, lo común político

se transforma junto a los mediadores no-humanos con los que se conectan los humanos.

Siguiendo la guía de la TAR, se debe ir paso por paso, punto por punto, en la descripción de las

conexiones que se establecen entre los actantes para dar razón del cómo han llegado a tener lugar

determinadas organizaciones de valores. No se debe aceptar la causalidad lineal, entre emisor y

receptor, sino la gradualmente intensa conexión entre actantes con modos de existencia diversos, no es

trivial entonces establecer una conexión, de alta importancia, que vincula los estudios de medios con

las ideas ya expuestas. Nick Couldry, en Actor-Network Theory and Media: Do they Connect and on

what terms?, re firiéndose a Michel Callon y Bruno Latour, apunta a que lo que conectaría la teoría del

actor-red (también a la Fenomenología Objetiva según las pretensiones de ésta investigación) con los

estudios de medios, es el concepto, a primera vista ingenuo, del poder de los medios:

The idea of ‘media power’ is, of course, a commonplace, but its analysis has been bedevilled by the

complex two-way nature of the interactions between media institutions and the rest of the social world

(whether in terms of social inputs to media production or in the contribution of media productions to social

experience and norms). It is ANT that provides us with the most precise language to formulate how this

complex flow nonetheless represents a distinctive form of power. For media institutions, however

responsive to audiences and the cultural world around them, remain the ‘obligatory passing points (Couldry,

2004: 5).

Por ejemplo, piénsese en la explicación plausible para la dominación que ejercieron los actantes

Page 85: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

visuales sobre los sonoros en la publicidad y en la propaganda política tempranas, previas a la aparición

de medios con un poder tal que lograron comunicar su agencia de objetos audiovisuales de manera más

individualizada, personalizada, como la Web y los ordenadores. La publicidad y la propaganda

circulaban en aquel entonces por un público visual que había reemplazado gradualmente a uno sonoro

y que, vale agregar, daría paso, con la aparición de los ordenadores personales, a un público

efectivamente multimedial. La explicación de Tarde sin duda es guía para la fenomenología objetiva de

los medios:

La razón de esta evolución, esta sustitución de la publicidad acústica por la publicidad visual, es

que esta última es más apta que la otra para desarrollarse en extensión. Su alcance, por los

anuncios de los diarios, por los ejemplos multiplicados de los carteles murales, puede extenderse

indefinidamente, mientras que es difícil y costoso multiplicarla bastante por los pregoneros. El

anuncio/publicidad, en resumen, se transforma en el sentido de su radiación cada vez más amplia,

libre y fácil. El número de los anuncios acústicos no podría superar una determinada cifra en las calles

de una ciudad sin conseguir un ensordecimiento general, mientras que el número de los anuncios visuales puede

aumentar sin que cada uno de ellos deje de ser distinto a la vista, aunque puedan enredarse en la memoria

(Tarde, 1989: )

De manera que es preciso decir, retomando las cualidades propias de los nuevos medios, que la

aparición de los mismos no sólo re fleja el desarrollo en extensión e intensión de actantes sonoros, antes

relegados a transmitirse por mediadores como el ágora, los templos, auditorios, radios y tocadiscos,

junto a la conexión de los tres últimos con mediadores visuales, en el cine y la televisión –lo que ya

auguraba la multimedialidad–, sino que evidenció su estrecha conexión con mediadores multimediales

capaces de, al conectarse directa e individualmente para comunicar su saber en las memorias,

transformar al público de actantes humanos en un público multimedial. Lo que muestra simplemente

que las antiguas redes de códices, papiros, pergaminos, libros, obras visuales, sonoras y epistolarios

incorporaron medios nuevos, se conectaron con nuevos mediadores, transformándose y transformando

al público, también cada vez más basto; desde las tribus y el demos, a los sabios, monjes medievales,

monarcas y aristócratas, hasta la basta amalgama de humanos que habitan la Tierra en el siglo XXI.

Empero también hicieron de los actantes más aislados individualmente; ¿no abren entonces también la

posibilidad de constituir mundos con muchos aislados, bien-comunicados?

En todo caso, lo importante es no caer en la tentación de hacer de los actantes humanos, como

diría Garfinkel, unos idiotas culturales. Por más que el grado del poder mediático de los públicos, de su

capacidad de transformar la agencia, en resumen sus mundos, sea mayoritariamente bajo, se sabe,

desde que Granovetter (1973) lo demostró, que hay una especial fuerza de las relaciones débiles para la

coordinación de la acción social; algo que se evidencia en la búsqueda de trabajo o en la organización

plani ficada de proyectos; donde conexiones débiles con agentes con los que se tiene una baja

interacción, pueden resultar en un alto beneficio. De igual modo el feedback que operan los públicos

Page 86: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

sobre los medios o bien la in fluencia que generan al transmitir la información que transforman debe ser

tomada en cuenta.

Como lo plantean los investigadores colombianos que produjeron el muy relevante informe De

las audiencias contemplativas a los productores conectados mapa de los estudios y de las tendencias

de ciudadanos mediáticos en Colombia (2012); la atención de las teorías de los medios debe ir también

a cómo responden activamente las audiencias, o mejor a cómo responden activamente lo que la

inspiración tardeana de ésta investigación permite llamar: los públicos. Se trata en último término de un

proceso de feedback entre públicos y otros medios masivos de comunicación.

Ahora bien, la cercanía de la presente propuesta fenomenológica con la de Luhmann es plausible

aunque debe ser matizada. Para Luhmann el sistema de la comunicación implica que la comunicación

no sea mera acción comunicativa en el sentido de Habermas, aunque deba haber un “énfasis en si es o

no comprendida la comunicación” entre humanos para que de una recepción se desprenda una nueva

comunicación (Luhmann, 2000: 5). Desde el punto de vista de Luhmann hay que crear una teoría

general de la sociedad, dinámica, capaz de diferenciar mientras da unidad a la observación, tener en

cuenta las clases de complejidad y tomarse a sí misma como objeto. En consecuencia, para Luhmann es

crucial pensar según la diferencia entre sistema y entorno. El sistema se conserva manteniendo sus

límites, pero se relaciona con un entorno contingente; dándole una dinámica transformacional al

sistema mismo. En último término todo sistema tiene un estabilidad relativa, como propone Habermas:

“el sistema, para poder subsistir, ha de resolver la permanente tarea de mantener frente a un entorno

contingente, cuya dinámica le es contraria, una relativa invariabilidad de sus límites y estructura”

(Habermas, 1990: 312-313). Asimismo, la autopoiesis, término tomado de Maturana y Varela, es

fundamental en todo sistema, pues cada uno es autoreferencial; se autoreproduce y diferencia de su

entorno constantemente. Ahora bien, en la sociedad, según Luhmann, la comunicación resulta nuclear

para mantener esa relativa invariabilidad; esa suerte de inmunología del sistema al desplome estructural

por el entorno que lo oprime:

La teoría general de los sistemas autopoiéticos exige, que se indique con precisión la operación que

realiza la autopoiesis del sistema y que de ese modo delimita al sistema con respecto a su entorno. En el

caso de los sistemas sociales, esto sucede mediante la comunicación. La comunicación tiene todas las

propiedades necesarias para la autopoiesis del sistema: es una operación genuinamente social (y la única

genuinamente tal). Es una operación social porque presupone el concurso de un gran número de sistemas de

conciencia, pero precisamente por eso, como unidad, no puede ser imputada a ninguna conciencia sola. Es

social porque de ningún modo puede ser producida una conciencia común colectiva, es decir, no se puede llegar

al consenso en el sentido de un acuerdo completo; y sin embargo, la comunicación funciona. Es

autopoiética y es otra versión del mismo argumento en la medida en que puede ser producida sólo en un

contexto recursivo con otras comunicaciones y, por tanto, sólo en una trama a cuya reproducción

concurrecada una de las comunicaciones (Luhmann, 1993: 45).

Page 87: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Se trata para Luhmann de plantarse ante el punto intersubjetividad o comunicación (Luhmann,

1998), para darle inicio a la sociología, pero decidirse por la comunicación como núcleo de todo

sistema social. No es por ende una acción en el sentido de Habermas, pues no es posible imputarle a la

comunicación la posibilidad o deber regulativo, de producir una supuesta intersubjetividad común

colectiva, un consenso (democrático) completo. Una comunicación funciona en un contexto recursivo

con otras comunicaciones; en este sentido es autopoiética. La comunicación, sería entonces una

operación de intercambio de signos (como códigos) entre conciencias individuales selectivas:

“entonces, uno puede considerar «información», «participación» (Mitteilung) y «comprensión» como

tres selecciones que han de ser sintetizadas para que se produzca una comunicación” (Luhmann, 1998:

26). Sin embargo, la información se presenta junto a la participación de al menos dos objetos en un

mundo, mientras la comprensión no puede ser remitida al orden exclusivo de lo humano pues la

compatibilidad es simétrica.

La propuesta lógica de Badiou es útil en éste punto para evitar los excesos “de la interpretabilidad

descontrolada y la convicción deconstructivista de que il n'y a pas de vrai d'un texte” (Eco, 1990: 13).

Recuérdese que en la TAR son las cosas mismas las que se interpretan entre ellas; en últimas

intercambian información que transforman; son objetos mediáticos que portan signaturas interpretables,

así de seco es un mundo. En consecuencia se trata de una semiótica general con una gramática en el

sentido amplio de Eco “que incluye, junto con una sintaxis y una semántica, una serie de reglas

pragmáticas” (Eco, 1990: 9).

Con esto en la mira, se comprende que para la Latour “el intento magistral de Luhmann de

respetar las diferencias por medio de la noción de esferas autónomas desgraciadamente se desperdició,

porque insistió en describir todas las esferas a través del metalenguaje común tomado de una versión

simpli ficada de la biología” (Latour, 2008: 337-338). De manera que la autopoiesis del sistema de la

comunicación no hace más que reproducir la lógica de la sociología de lo social que cae en la

tautología de explicar la sociedad por las “fuerzas sociales”; en últimas por al fuerza social de las

comunicaciones humanas selectivas.

En todo caso, el intento reciente de Sloterdijk, de recuperar la inmunología social de la teoría de

sistemas propuesta por Luhmann, en su teoría de las esferas, como escenificaciones en las que

intervienen actores de diversos tipos, con modos de existencia tan dispares como, humanos, divinos,

animales, fuerzas naturales, máquinas y aparatos técnicos que operan en espacios de hordas, polis,

burbujas, globos, espumas, cosmos, es mucho más cercana a la TAR; al menos se enfrentan ambas a la

profunda y aparente diferencia entre naturaleza y sociedad (Latour, 2009).

No basta decir tampoco como Barbero que la comunicación se hizo “cuestión de mediaciones

más que de medios, cuestión de cultura y, por tanto, no sólo de conocimientos sino de re-

conocimiento” (Barbero, 1987: 10) y de entenderla desde el punto de vista del receptor y sus

resistencias (Barbero, 1987), como si la comunicación se hubiese convertido en un problema de

Page 88: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

traducción entre actantes humanos solamente. Hay que tener en cuenta también a los no-humanos. La

idea se resume en que, para el caso, el tipo de objeto técnico, con el cual se interactúa en el intercambio

de información, la transforma de manera distinta a otro. Por ejemplo, como ya notaban Derrida y

Stiegler (1988; 1997) nunca será indiferente en el proceso si se interactúa con un objeto mediático

analógico o uno digital, tal diferencia, que es puramente tecnológica implica ya una distorsión en el

“efecto de realidad” que produce el objeto puesto que la cualidad de lo digital es ser más fácil, efectiva

y rápidamente modificable que lo analógico, aunque lo analógico por si ya introduzca cierta

transformación, de sincronización audio-video o bien resultado de la mera técnica de registro

(velocidad de obturación, grabación, apertura de diafragma).

También es importante tener en cuenta que el binarismo emisor-receptor es inútil, inoperante si se

pretende hacer fenomenología objetiva de los medios, aunque deba ser tomado como figuración de una

racionalidad lingüística. Pero la comunicación es conexión entre actantes con modos de existencia

diversos; trazo de redes semióticas diversas para actantes con modos de existencia diferentes; es asunto

de mediadores, no de mediaciones lingüístico-culturales. Si bien el feedback medios masivos-público

tiene variaciones respecto al grado de transformación que opera, es perfectamente cuanti ficable, como

muestran los estudios de Granovetter, Schelling, Axelrod, Shinabai y sus herederos respecto a

in fluencia, propagación, segregación y globalización cultural.

La comunicación resulta también del seguimiento de los rastros que actantes de regímenes de

signos diversos (modos de existencia diferentes) dejan; en los informes textuales es comunicar es

ensamblar, como una suerte de ejercicio cartográ fico, rigurosamente y con paciencia actantes con

agencias tan disímiles como el ruido del fondo del Big Bang; las imitaciones sonoras del Ave Lira; los

indicadores económicos de un país; las evidencias fósiles de la existencia de los dinosaurios; la

resonancia del fondo de la Tierra; la mala redacción de un periodista y los colectivos jerárquicos del

Macaco Japonés en las aguas termales de la Prefectura de Nagano. Para superar la metáfora biológica

de Luhmann, como instaura Latour, un sistema de comunicaciones, en resumen un mundo común, está

compuesto por objetos humanos y no humanos, y puede ser descrito formalmente, de modo que esa

descripción sea fenomenológica y objetiva, es decir, calculada como propone Badiou.

Respecto a Habermas habrá que rechazar de entrada su supuesto fundamental. El supuesto según

el cual hay contextos sociales y no sociales, y diferencia entre cultura y naturaleza (Habermas, 1987:

225) debe ser rechazado en virtud de la simetría aquí defendida. Para Habermas, habría que pensar la

separación entre la cultura, la sociedad y lo personal, pues hay, por lo menos en la supuesta sociedad

modernizada, “sistemas de acción que fijan la estructura de la sociedad: la economía capitalista, el

Estado moderno y a la familia nuclear” (Habermas, 1987: 224); “complementados” con esferas

culturales de valor (ciencia, técnica, arte y literatura, derecho y moral) junto a sistemas culturales de

acción (organizando el trabajo cientí fico, el cultivo del arte, el sistema jurídico y la comunidad

religiosa); además sistemas de la personalidad (disposiciones para la acción y orientaciones valorativas

que “subyacen” al comportamiento metódico en la vida).

Por otra parte, el estudio fenomenológico de los medios masivos de comunicación devela que no

Page 89: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

hay nada como determinismo infraestructural. Intentar desligar a Marx mismo de tan errada distinción

entre superestructura e infrastructura, es inútil; basta con consultar el apartado sobre el fetichismo de la

mercancía (2008) para ver que su concepción de lo colectivo depende de la misma. Algo que

pretendería sostener cualquier marxismo, por gramsciano que sea, al postular la necesidad de pensar

una supuesta supraestrucura de aparatos ideológicos, religiosos y jurídico-políticos, como mecanismos

de transmisión del poder informático de la clase burguesa. En este punto la cercanía con Deleuze y

Güattari (1972) es clara: para evitar el círculo vicioso entre qué fue primero, el huevo o la gallina, la

supraestructura o la infraestructura, la economía o la ideología; la simetría que propone la

fenomenología objetiva de los medios simplemente anula tal distinción. No hay nada como ideologías,

religiones, u órdenes jurídico-políticos separados por naturaleza de medios y fuerzas productivas. Sólo

hay signaturas que dejan las asociaciones rastreables entre actantes humanos y no humanos.

Tarde ya había tenido un despliegue completo de este punto en sus dos tomos de Psicología

Económica, cuando logró vincular el valor de cambio, el surgimiento de la economía política y la

prensa; textos que sin duda hubieran cambiado el devenir de la disciplina económica si entre La

Riqueza de las Naciones, Principios de economía política y tributación y El Capital no lo hubiesen

oscurecido:

El despliegue de la prensa tiene por efecto dar a los valores morales un carácter de cantidad cada

vez más marcado y susceptible de justi ficar cada vez mejor su comparación con el valor de

intercambio. Este último, que debía ser bien confuso también en siglos previos al uso corriente de

la moneda, se precisó a medida que la moneda se extendió y unificó. Entonces pudo dar nacimiento, por

primera vez, a la economía política. Del mismo modo, ante la Prensa diaria, los conceptos de valor cientí fico o

literario de los escritos, de la celebridad y de la reputación de las personas, seguían siendo bastante vagos,

ya que el sentimiento de sus incrementos y sus disminuciones graduales podía nacer apenas; pero con el

despliegue de la prensa, estas ideas se precisan, se acentúan, se vuelven dignas de servir de objetos a

especulaciones filosóficas de una nueva clase (Tarde, 1989: ).

No se trata para Tarde de la determinación infraestructural o de clase sobre la ideología en la

prensa. Hay contaminación mutua, y no tiene sentido diferenciar el valor económico (de cambio, de uso

o como resultado del trabajo socialmente necesario) y el valor moral (cultural, ideológico, religioso,

político, etc.). El valor –recuérdese su etimología: fuerza– de poder (signatura) circula movilizado por

la agencia de los actantes humanos y no humanos que lo trasforman, de modo que puede figurar, en

morfismos como valor de cambio expresado en dinero, político, valor moral, estético e incluso lógico-

cientí fico de vericidad, etc. De manera que para la fenomenología objetiva de los medios, y para

disgusto de monetaristas y socialistas, ampliando ésta postura, hay simetría entre las asociaciones que

usualmente se llaman económicas y las no-económicas. Desde la perspectiva local, lo global, incluso lo

global de la “ideología burguesa de la globalización”, se mantiene plano: “pese a tanta "palabrería

sobre lo global", la globalización circula en vías minúsculas, que dan por resultado alguna forma

Page 90: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

glori ficada de provincialismo” (Latour, 2008: 272).

Ahora bien, una fenomenología objetiva de las provincias que se comunican en las redes de

humanos y no humanos, como se ha postulado varias veces, debe sustraerse a la economía de la

sospecha que trata el signo, el rastro de la actancia, como mero signi ficante intermediario de la

sospecha.

2.2 Los objetos mediáticos como fósiles

Que el objeto mediático sea un fósil indica que en el mismo, en su espacialidad presente, el

tiempo está plegado, tal y como están plegados el tiempo en el espectro observable, real, desde la

Tierra de una estrella que puede o no estar allí, pero que entrega toda la información suficiente para

comprender qué tipo de estrella es y qué movimientos tiene. Lo que interesa en la fenomenología

objetiva de los medios, para usar los términos de Derrida y Stiegler (1988; 1997), es la descripción de

lo espectral que aparece en la superficie mediática; la descripción arqueológica de su espectro

signatural, pero que es real en relación a la red o mundo en que aparece. Basta ese rastreo para

comprender los medios y no hace falta buscar nada oculto tras ese espectro; como nada “misterioso”

busca el astrofísico en el espectro de una estrella. Como en cualquier ciencia, en una ciencia de los

medios, el fenómeno indica sin misterio el ser. Así, lo que llama Barthes “efecto de realidad”, como

resultado de una ilusión referencial no puede aplicar para los medios. Barthes (1994) expone ese efecto,

bajo la misma lógica del régimen semántico que implica la economía de la sospecha. Así lo expone

tratando la “nueva verosimilitud” del realismo literario moderno:

Semióticamente, el “detalle concreto” está constituido por la convivencia directa de un referente y

de un signi ficante; el signi ficado es expulsado del signo y con él, por cierto, la posibilidad de

desarrollar una forma del signi ficado, es decir, de hecho, la estructura narrativa misma (la

literatura realista es, sin duda, narrativa, pero lo es porque el realismo es en ella sólo parcelario, errático,

confinado a los “detalles” y porque el relato más realista que se pueda imaginar se desarrolla según vías

irrealistas). Aquí reside lo que se podría llamar la ilusión referencial. La verdad de esta ilusión es la

siguiente: suprimido de la enunciación a título de signi ficado de denotación, lo “real” reaparece a título de

signi ficado de connotación; pues en el momento mismo en que se considera que estos detalles denotan

directamente lo real, no hacen otra cosa, sin decirlo, que signi ficarlo: el barómetro de Flaubert, la pequeña

puerta de Michelet no dicen finalmente sino esto: nosotros somos lo real; es la categoría de lo “real” (y no

sus contenidos contingentes) la que es ahora signi ficada; dicho de otro modo, la carencia misma de lo

signi ficado en provecho sólo del referente llega a ser el significado mismo del realismo: se produce un

efecto de realidad fundamento de ese verosímil inconfesado (Barthes, 1994: 4).

Sin embargo, la verosimilitud en los medios en verdad no se trata sólo de que lo real aparezca a

título de signi ficado de connotación. Eso real, el núcleo múltiple de lo que aparece en la superficie

Page 91: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

mediática, es perfectamente cognoscible bajo la guía ontológica de la matemática pura de conjuntos;

mientras que eso ilusorio, eso de orden fenomenológico, en últimas la objetividad fósil o espectral

antes que signi ficarlo indica lo real sin misterio; una multiplicidad que aparece de tal modo que es

verosímil en tanto aparenta estar ahí como un hecho para el mundo que es estudiado por las ciencias

modernas. El efecto de realidad de los signos mediáticos verosímiles es claramente consecuencia de la

impresión de eso ha tenido lugar en el mundo que explican las ciencias modernas, pero la explicación

fenomenológica objetiva de esa impresión dista mucho de la que se realiza bajo la guía de la economía

de la sospecha.

La verosimilitud, antes que, como considera Groys, reducirse en la medida en que el objeto

verosímil aparece repetidamente, es una consecuencia de la capacidad performativa de los signos

mediáticos, esto es de las signaturas, que hace a los públicos considerar, respecto a sus mundos físico-

sociales, los rastros de modificaciones (devenires que no producen cambio real o intermediarios), como

hechos (sitios reales con existencia máxima), singularidades débiles (hechos con consecuencias no

máximas) o por huellas de acontecimientos, hechos con consecuencias máximas en esa red o mundo.

Pero ese hacer hacer verosímil algo que puede no ser consecuencia auténtica de un hecho, singularidad

débil o verdadera de un acontecimiento, pierde toda eficacia con algún grado de “alfabetismo” en la

interpretación de las signaturas mediáticas.

Las signaturas mediáticas indican su interioridad performativa múltiple y con ello hacen evidente

que tienen la fuerza de movilización de los colectivos: “todo el lenguaje muestra aquí su pertenencia

originaria a la esfera de las signaturas. Antes que (o, mejor aún, además de) ser el lugar de la

signi ficación, el lenguaje es el lugar de las signaturas, sin las cuales el signo no podría funcionar. Y los

speech acts [actos de habla], en los cuales el lenguaje parece limitar con la magia, son sólo la reliquia

más vistosa de esta arcaica naturaleza signatorial del lenguaje” (Agamben, 2010: 101). Empero ningún

momento se puede creer que el ser-en-tanto-ser sea construcción lingüística; la ontología pura le pone

sus debidos límites a lengua, como la paradoja de Russell le obligó.

Agamben sostiene “que, como en el juramento, el acto verbal, realiza el ser” (Agamben, 2010:

86). Si ha de ser aceptada su idea no indicará que el circulo correlacional mente/lenguaje-mundo

extramental sea insuperable; que la arqueología sea ciencia de las signaturas indica mas bien que los

objetos son fósiles que pueden remitir a un lugar arcaico; pueden ser incluso las marcas de un

acontecimiento capaz de producir efectos de valor máximo. Como ya se ha dicho, siguiendo la postura

de Badiou, todo acontecimiento nace de una decisión, fiel a un proceso de verdad, sobre un

indecidible. Los acontecimientos son sitios, por ende conjuntos re flexivos que aparecen para

desaparecer y en ello rompen la legislación del ser, que es un actual múltiple, que restringe la

producción por la lengua en el acto forzoso de su bautizo. Así, si el acto verbal realiza el ser, es la

realización de la multiplicidad ya realizada y no precisamente de un posible. El ser que se realiza en el

bautizo de un acontecimiento, es el ser actual y múltiple puro que la ontología estudia. Así, se logra

escapar a la distinción entre lo actual y lo virtual como formas de lo real. Lo real es lo actual mútliple y

toda virtualidad se soporta en éste, en virtud, de lo real, sin ser una mera irrealidad. Todo fenómeno

Page 92: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

está soportado, de una manera u otra, realmente por el ser-en-tanto-ser.

Si los acontecimientos son sitios reales con existencia y consecuencias máximas, son más que

hechos, son singularidades; pero si son singularidades no son débiles, pues producen consecuencias

máximas. Los acontecimientos producen nuevos mundos y en este sentido, el bautizar un

acontecimiento en virtud de la signatura que ha dejado es el mayor acto creativo, aunque fiel a una

verdad, del hacer real la aparición del ser. Así, si sobre la super ficie mediática circulan signaturas, esas

signaturas tendrán que haber sido producidas o bien por efecto de una singularidad débil que produce

consecuencias no máximas, o bien ser huellas por efecto de un acontecimiento siempre con

consecuencias máximas.

Las preguntas correctas para la fenomenología objetiva de los medios no parten del quién o qué

se esconde tras la super ficie submediática, pues simplemente esas preguntas son irrelevantes

cientí ficamente al ser el resultado de la economía de la sospecha. Las preguntas adecuadas son ¿cuales

de las signaturas que aparecen en la superficie mediática tendrán consecuencias máximas y cuales no?

¿Cual signatura que circula por la superficie mediática es huella de un acontecimiento y cual de una

singularidad débil? ¿Por qué una modi ficación, un sitio, un hecho y una singularidad débil quedan

como encantadas de un aire de verosimilitud que les hace aparentar tener consecuencias máximas como

si fuesen acontecimientos? Y ¿cuales son los efectos-causas múltiples posibles de esas singularidades

que han marcado signatura en la superficie mediática?

2.3 Modelo de feedback comunicativo

Previamente de la grandiosa propuesta del FuturICT que promete llevar la teoría social a la senda

fiel de la ciencia vinculando sobretodo teorías de redes, de complejidad, de las catástrofes y el caos, y

sistemas dinámicos no lineales, dos iniciativas en sociofísica, que por la alta pericia técnica que implica

su comprensión y exposición me limito apenas a divulgara partir de Reynoso (2010), lograron avances

considerables al respecto. Por un lado, Holyst, Kacpersky y Scheitzer (2000), recurriendo a la teoría del

impacto social según la cual el esfuerzo individual para realizar una misma tarea es inversamente

proporcional al número de personas que la realizan, describieron transiciones de fase en formación de

opiniones abordando dos modelos. Por un lado, propusieron un modelo en base a un sistema de

autómatas celulares que mapea sobre un conjunto finito con un líder fuerte en el cual la gente podía

cambiar de opinión pero no su emplazamiento (Reynoso, 2010). En éste modelo, que recuerda a las

teorías de los medios como intermediarios, son posibles dos fases estables donde se presenta un

conglomerado al rededor de un líder y un estado de unificación social. Por otro lado, propusieron un

modelo, más cercano al de la fenomenología objetiva de los medios, en el cual las personas son tratadas

como partículas brownianas activas, que interactúan a través de un campo de comunicación (Reynoso,

2010). En éste son posibles tres fases estables: paramagnética, donde hay ruido alto y difusión

vigorosa; ferromagnética, con poco ruido y difusión débil; dominios espacialmente separados en

Page 93: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

condiciones intermedias.

También, de manera mucho más cercana a la fenomenología objetiva de los medios que se

proyecta aquí, Grobowski y Kosinski (2005), analizaron la formación de opiniones tratando una

población humana como red IE (independiente de escala). Los individuos operan como nodos de la red,

siendo caracterizados conforme a su autoridad, de modo que la misma ejerce influencia sobre las

relaciones de la población (Reynoso, 2010). Toman también estructuras jerárquicas de “dos niveles de

relaciones interpersonales y la localización espacial de los individuos. Se investiga el efecto de los

medios de comunicación de masas, modelados como estímulos externos que actúan sobre la red social

haciendo que se formen opiniones” (Reynoso, 2010: 272). Al correr el modelo se encontró que en el

proceso de evolución de las opiniones de los individuos ocurren fenómenos críticos. Se dan fenómenos

críticos en relación a la temperatura crítica del sistema Tc vinculada a la situación socioeconómica,

estatus, desempleo o criminalidad en la comunidad; logrando establecerse que en determinadas

situaciones “los medios de comunicación masivos efectivamente pueden provocar un re-armado de las

opiniones en la población” (Reynoso, 2010: 272).

En ésta misma línea, que se acerca al modelo fenomenología objetiva de los medios se inscribe la

investigación llevada a cabo por Shibanai et al. (2001), quienes al tener en cuenta el proceso de

feedback informativo en un sistema social, y asumiendo que tal feedback es una función de los medios

masivos de comunicación, concluyeron que “los medios masivos, contrariamente a lo que se cree sobre

su fuerte poder de uniformización, podrían contribuir a crear diferencias a largo plazo” (Shinabai at al,

2001). El resultado es sin duda notable, puesto que usualmente, desde la perspectiva típicamente

funcionalista se asume que los medios masivos son instrumentos poderosos capaces de in fluenciar a la

gente en sus opiniones y actitudes de manera homogeneizante.

En una red social hay más bien una mixtura entre clusters de actantes humanos afectados

homogéneamente por medios de influencia global respecto a ellos y otros afectados heterogéneamente

por medios que respecto a ellos son de influencia local, es decir, vía otros actantes humanos. Lo que

evidencia, como ya se sostenido aquí, que la globalidad es cuestión de perspectiva, y concretamente

sólo hay interacciones locales. El diagrama del modelo sociofísico elaborado por Gonzales-Avella et al.

(2007) para explicar su modelo de feedback comunicativo resulta de mucha utilidad para expresar el

que aquí se propone. Siendo M un medio de comunicación que influencia B en algún grado p, o bien

global y homogéneamente (broadcasting) (a) a cada uno de los agentes (actantes humanos), o bien local

y heterogéneamente (narrowcasting) (b) a los mismos.

Page 94: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Se trata en todo caso de una cuestión de perspectiva, puesto que la influencia global y homogénea

puede sintetizar una influencia local en un cluster de agentes humanos, mientras que la local y

heterogénea puede analizar una influencia global en ese mismo cluster. El feedback es sin duda parte

esencial del modelo aquí propuesto.

2.4 Los actantes humanos también son medios

Ahora bien, tal como se viene proponiendo los actantes humanos y todos los no humanos sin

duda son también medios de comunicación, transforman (informan) agencias que circulan por sus redes

y deben ser tratados como mediadores; esto es, todo actante es un medio, que puede ser masivo y que

debe ser tratado como un mediador de modo que M puedes cualquier agente. Esto lo recordó Serres

(2010) al construir la noción de medios, en base a la etimología de la palabra medium, como ángeles

modernos. Algo que Sloterdijk plantea claramente al referirse a los hombres como medios:

Ellos informan a los demás hombres sobre algo de lo que a su vez han sido informados. En estas

transmisiones o recados se cifra todo el proceso de humanización. Ésta es la razón por la cual todos

los hombres son mensajeros potenciales (angelo en griego, Engel en alemán), informantes del estado de las

cosas, por mucho que este tipo de cosas sea mal visto por la teoría dominante de los medios, que ensalza

obsesivamente las imágenes y los aparatos. Por desgracia, los únicos que siguen aplicando este concepto

de “médium” al ser humano son los ocultistas, lo cual, si se mira bien, no deja de ser un fenómeno

escandaloso desde el punto de vista teórico. Siempre que se habla de medios, se hace referencia a aparatos y

programas: esta situación arroja luz sobre lo discutible que es este desarrollo del problema y pone de

Page 95: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

manifiesto procesos de cosificación a gran escala […] no me estoy refiriendo a los “últimos hombres” del

prólogo de Zaratustra, que tienen su pequeño placer para el día y su pequeño placer para la noche y que han

inventado la felicidad. El último hombre que vive en el mundo contemporáneo es alguien que no tiene nada

que contraponer a la infelicidad. El embotamiento es un estado que obliga al hombre a evadirse en

la experiencia, en la diversión, en la actualidad, toda vez que éstas son las únicas formas

disponibles en este momento que confieren algo así como un sentido. Para los desheredados y los

embotados no hay ninguna misión, ninguna transmisión, ningún mensaje que portar […] En las

anotaciones del diario de Kafka, fechadas en la época de la Primera Guerra Mundial, se encuentra

un pasaje que se ha incluido en las famosas Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la

esperanza y el camino verdadero. Max Brod lo ha editado en las Obras póstumas de Kafka. El pasaje

en cuestión reza así:

“Se les ofreció la alternativa de escoger entre ser reyes o mensajeros de los dioses. Como

niños, todos ellos quisieron ser mensajeros. Ésta es la razón de que no haya mas que meros

mensajeros. Y así corren por el mundo, y dado que no hay rey alguno, se gritan los unos a los

otros sus mensajes, que, entretanto, se han vuelto absurdos. Con alivio pondrían fin a su vida

miserable, pero prefieren no hacerlo a causa del juramento de fidelidad contraído”.

No conozco una teoría mejor del embotamiento del sujeto ni tampoco una descripción más aguda

de lo que significa el periodismo moderno […] Kafka fue capaz de ver lo decisivo: somos ángeles

sin un señor. La crisis de la inteligencia contemporánea se expresa en esta misma perplejidad: estamos

obligados a emitir mensajes cuya obligatoriedad sólo se justifica por su propio curso y su propia

progresión, no porque transmitamos órdenes de un rey o los signos de un dios o portemos la palabra de un

poder o de un maestro, del centro a la periferia. (Sloterdijk, 2003a).

En éste sentido, la humanización, jurídica y política, lógica y lingüística, precede a todo humano.

Si bien, desde la TAR, existe simetría formal entre humanos y no humanos, pues ambos operan como

mediadores en las asociaciones que constituyen transformando la agencia que circula por las redes,

desde el punto de vista de Badiou, hay algo que marca sin duda la diferencia en la manera en que

humanos y no humanos transforman "lo social". El animal humano es, hasta el momento, el único

capaz de producir-descubrir o transformar la información en verdades; en procesos inmanentes y

singulares con validez universal o genérica. Tal operación surge de una apuesta y decisión plenamente

Subjetiva y fiel (no en el sentido de la individualidad), que se sepa, de un animal humano, sobre la

a firmación de la maximalidad de las consecuencias de una singularidad; por ende, del desciframiento de

la signatura de esa singularidad como la huella de un acontecimiento. El conjunto de las consecuencias

acontecimientales, punto a punto, bit a bit, construye un cuerpo para que un procedimiento de verdad se

Page 96: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

despliegue; en el amor, la ciencia, el arte, la política, según Badiou, y se puede arriesgar la intuición de

que también en el deporte; y lo cual permite varias formas o destinaciones, fiel, reactiva y oscura, tras la

incorporación por un Sujeto a esos procesos. En caso de ser fiel la destinación de tal cuerpo de verdad

subjetivado, el proceso de verdad sería tratado en sus consecuencias punto por punto, evitando siempre

el forzamiento o la anticipación sobre el fin del proceso en un supuesto saber y en un conjunto acabado

de tal saber; una enciclopedia.

Siendo así las cosas, si bien la simetría formal se mantiene, no se puede asumir un absurda

simetría cualitativa entre humanos y no humanos, como el mismo Latour sostiene: "la TAR no es, de

ninguna manera, el establecimiento de una absurda "simetría entre humanos y no humanos. Ser

simétrico, para nosotros, simplemente significa no imponer apriori una asimetría espuria entre la acción

humana intencional y un mundo material de relaciones causales" (Latour, 2008: 113). Es por esto que

la hermenéutica la operan los objetos mismos.

Sin embargo, en éste punto Sloterdijk es víctima de lo que denuncia, cuando sostiene que

“mientras los llamados medios roban masivamente a los seres humanos sus propiedades mediales, éstos

desarrollan los signos característicos del “último hombre” en el peor sentido de la expresión. Vivimos

dentro de nosotros mismos la larga agonía del ángel” (Sloterdijk, 2003a). Dice: “no es un hecho casual

que la alotecnología clásica estuviera vinculada con la desconfianza como forma de pensamiento, y con

la racionalidad criptológica, siendo la paranoia su consiguiente sedimento psicológico” (Sloterdijk,

2003: 19). Tal racionalidad criptológica es sin duda la de la economía de la sospecha que somete el

signo y en consecuencia los medios al régimen significante.

En contraste:

[L]a era homotecnológica se caracterizaría por una reducción del espacio de la errancia, mientras

crecería el espacio para la satisfacción y vínculos positivos. Las biotecnologías y las nootecnologías

[vale agregar siendo fieles a Sloterdijk, que éstas son sin duda frutos de la máxima “hay información”]

nutren, por su propia naturaleza, a un sujeto re finado, cooperativo, y con tendencia a jugar consigo mismo

(2003: 20-21).

Destaca empero que, como consecuencia del desconocimiento de la evolución de la

antropogénesis, a las homotecnologías se opondrían biologismos primitivos, teologismos, y

humanismos desvalidos:

Se presenta por ejemplo cuando Jürgen Habermas pretende rebelarse contra lo que él llama

«esclavitud del gen»; el segundo cuando Ernst Tugenghaft considera necesario decir que no hay «ningún

gen para la moral»; y ambos simultáneamente Robert Spaemann, desde el punto de vista del

personalismo católico, intenta defender a la «dignidad humana» en contra de la «antropotecnología» entendida

como tecnología génica. (2003: 15).

Page 97: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

¿No cae Sloterdijk entonces, respecto a los medios no-humanos, que según él roban masivamente

a los humanos su propiedades mediales, en la desconfianza de lo que también ha denominado como

pensamiento alotecnológico? Por más aristocráticamente bien intencionado, al denunciar el

embotamiento humano, Sloterdijk sigue en éste punto siendo un humanista, demasiado humanista.

La simetría formal que devela las asociaciones ciber-eco-biológicas de lo humano con lo no-

humano, incluidas aquellas dadas con medios teletecnológicos de la imagen, el sonido, en fin,

multimediales y con cualquier aparato técnicos posible, no despoja a lo humano de su angelicalidad,

sino le abren hacia el pensar homotecnológico; como pone el mismo Sloterdijk (2003a): el pensar

homotecnológico, como el de la fenomenología objetiva de los medios, propone una ontología

bivalente (al hacer indiscernible lo uno de lo múltiple o el ser del vacío) y una lógica polivalente (al no

aceptar el principio de tercero excluido). La actancia humana no ha sido nunca despojada de su

angelical medialidad. Que la medianía sea moneda común de los miles de millones de ángeles caídos

sin señor, de esos últimos hombres mediocres que habitan el mundo contemporáneo, no excluye, sino

que resalta, la minoritaria excepcionalidad de los ángeles auténticos.

Tal es, probablemente, la lectura más adecuada de Mcluhan, en tanto siempre fue un católico

convencido, que se revela singularmente en su texto El Medio y la Luz: re flexiones sobre la religión y

los medios (2010). Los medios son el mensaje no porque sean meros macro-mitos, sino porque la mera

forma del medio es ya el mensaje; no hay allí contenido, signi ficado profundo, al que remitan los

valores semióticamente distribuidos en su superficie: la aparición de los medios mismos, en su era

hegemónica, es el mensaje. La era de los medios para el católico se revela como la era de las formas

modernas y como mensaje de salvación; era en que los ángeles modernos, ni pesimistas ni optimistas

anuncian, como decía McLuhan, que nuestra única esperanza es el Apocalipsis. Lo que refuta

tajantemente la lectura que hizo Eco (1995) de McLuhan como un integrado y no como un

apocalíptico:

Nunca he sido ni optimista, ni pesimista. Sólo soy apocalíptico. Nuestra única esperanza es el

Apocalipsis […] Incluso en un sentido secular, en todo caso, la Iglesia tiene mucho más potencial

de supervivencia que cualquier institución social o política existente, porque, después de todo, en

todo caso no está desasistida –incluso del lado secular– por signi ficados sobrenaturales.

El Apocalipsis no es penumbra. Es salvación. Ningún cristiano puede ser optimista o pesimista: tal

es un estado puramente secular de la mente. No tengo interés en todo caso en las instituciones

seculares como lugares para tener un buen o mal tiempo. No comprendo ese tipo de mentalidad.

Supongo que me ha tomado mucho tiempo llegar a éste enunciado: no pasó durante la noche

(McLuhan, 2010: 59-60).

2.5 Más allá de la economía de la sospecha submediática

Page 98: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

En su economía de la innovación, Groys apunta a que para comprender el origen de la novedad

no basta que la obra sea mera copia, ni que la copia sea presentada como singularidad cualesquiera,

sino que la copia haya sido instalada para que adquiera el maná de la verosimilitud; pues se presenta

como lo antes banal y ahora sacro escogido para estar precisamente ahí en lugar de lo que no lo está o

ya dejó de estarlo. La novedad es una propiedad topológica, según la cual lo que ha sido instalado en

un medio es novedoso, es original, es auténtico; pero al mismo tiempo depende de la duración, pues el

hábito de su estar ahí deteriora su novedad, obligando a que sea reemplazado por otro objeto

previamente profano, exterior a el medio para la instalación. Como muestra Groys, en la “modernidad”

se asumen la documentación del arte y el documento (la copia), el archivo, como obras de arte

originales, cuando han sido instaladas, situadas en un medio; así, “si reproducir hace de los originales

copias, el instalar hace de las copias originales” (Groys, 2008: 182).

Somos tan incapaces de estabilizar una copia como una copia, como lo somos para estabilizar un

original como un original. No hay copias eternas, por lo mismo no hay originales eternos. La

reproducción esta tan infectada por la originalidad como la originalidad está infectada por la

reproducción. Al circular a través de diferentes contextos una copia se transforma en una serie de

diferentes originales. Cada cambio de contexto, cada cambio de medio, puede ser interpretado como

una negación del status de una copia como una copia, como una ruptura esencial, como un nuevo comienzo

que abre un nuevo futuro. En ese sentido una copia no es nunca una copia, sino más bien un nuevo original en

un nuevo contexto. Cada copia es por sí misma un flaneur, experimenta el tiempo y nuevamente sus propias

“iluminaciones profanas”, que la convierten en un original. Pierde viejas auras y gana nuevas. Perdura, tal vez,

la misma copia, pero se convierte en diferentes originales (Groys, 2008:).

Puede entonces agregarse que lo colectivo se produce (re-produce) como se dispone una

instalación (un sitio local) en manos de un curador. La originalidad política es consecuencia de la

materialidad espacial de la instalación peculiar según cual la obra política de lo colectivo está indexada

en un medio común; lo que explica por qué cualquier politiquero contemporáneo se aprovecha de ésta

lógica para prometer el “cambio”.

Asimismo, el paso constante de medio a medio, de actante a actante, implica la transformación.

En virtud de está novedad situacional constante, lejos de suceder lo que proponían Benjamin, e incluso

Debord, respecto a la confusión paulatina de la copia y el original en virtud de la reproductibilidad, la

topología de los medios de comunicación en tanto sitios indica que lo que efectivamente hay en lo

colectivo contemporáneo, es producción constante de originales; esto es, una economía de la

innovación; o como diría Badiou, como el cambio real sólo se da en múltiples reflexivos (A� A ) que

Page 99: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

imponen una ruptura a las coherentes leyes ontológicas, la economía de la innovación implica la

producción constante de sitios como espacios de excepción a las leyes ontológicas y de la mera

modificación de los mundos:

La topología de las redes de comunicación, generación, traducción y distribución de imágenes de

hoy es extremadamente heterogénea. En todo momento las imágenes están siendo transformadas,

re-escritas, re-editadas, re-programadas en su paso a estas redes. Ellas se vuelven visualmente

diferentes en cada uno de estos pasos. Su status como copias deviene, por lo tanto, sólo una

convención cultural, como anteriormente lo era el status del original. Benjamin sugirió, como hemos

visto, que la nueva tecnología estaba en condiciones de hacer una copia más y más idéntica al original. Pero

el caso ha sido el contrario. La tecnología contemporánea piensa y funciona por ge ne ra c io n es . T ra n smi t i r

información de una generación de hardware y software a la siguiente implica transformarla de una manera

significativa. El uso metafórico de la noción de “generación”, como se emplea ahora en el contexto de la

tecnología, es muy revelador. Todos nosotros sabemos lo difícil que resulta transmitir un determinado acervo

cultural de una generación de estudiantes a otra. La situación de la “reproductividad mecánica” en el contexto,

digamos, del Internet contemporáneo, parece ser no menos difícil, quizás demuestre ser incluso más

(Groys, 2009).

Ahora bien, sin duda la novedad depende de su instalación siempre renovada, y además de que

la misma esté abierta. Empero considera Groys que esto se da porque es finita y transitable, de modo

que circular por ella resultaría tan fácil como salir; mientras que en un espacio infinito no habría un

afuera al que moverse (Groys, 2008). Empero, hay que precisar ésta idea, la instalación, para el arte, la

política, el amor, deporte o ciencia, es un medio ontológicamente infinito inaccesible, como cualquier

mundo, aunque fenomenológicamente finito y por ello transitable.

Como ya se ha resaltado, para la fenomenología objetiva de los medios, siguiendo a la TAR, una

red no tiene afuera ni adentro propiamente, pues una vez se está en ella, conectado, se está también por

fuera de ella: aunque es sitio local parece más una mónada sin puertas ni ventanas que expresa un

in finito diferente desde el interior. Eso in finito inmanente a todo medio, es siempre el de una verdad

que allí puede llegar a emerger inesperadamente y localizarse o aparecer en la instalación mediática.

La fenomenología objetiva de los medios tiene entonces que decidir estar por fuera de la

economía de la sospecha. Disposición según la cual, para una postura escéptica, una vez se más caería

en ella, pues sospecharía un afuera de la economía de la sospecha. Si bien a este círculo se le conoce

como indecidibilidad doxástica, en la fenomenología objetiva de los medios, sencillamente la

economía de la sospecha es resultado de un error de observación; pues la sospecha implica la

comprensión semántica de los signos mediáticos sobre su comprensión performativa. La compresión

performativa de los signos mediáticos como signaturas implica entonces que la economía de la

Page 100: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

innovación sea rescatada, en el sentido del acontecimiento como auténtica innovación, de la economía

de la sospecha, pues al comprenderse toda instalación como topología, como red, como mundo, la

distinción entre afuera y adentro, la sospecha signi ficante de un oculto tras la super ficie mediática se

desdibuja en la condición de ser realmente un múltiple cuyo interior es él mismo. Sencillamente el

espacio material submediático de los medios, ese espacio manipulable, es el mismo que aparece en la

supeficie signatural de todo medio. El medio, como se había dicho respecto a todo objeto, es un fósil

que indica la clave de su desciframiento: no hay nada que sospechar tras el aparecer mediático, no hay

un Gran Otro manipulador, porque en la super ficie mediática se hace evidente su mismo interior; cada

movimiento de cámara, cada plano, cada ángulo, cada sonido, cada fuga, cada cadencia, ritornelo y

cada escena; cada artilugio sintáctico, gramatical o etimológico; cada signo e incluso cada una de sus

relaciones-signo mediáticas son marcas signaturales con alguna fuerza, con algún poder de actancia,

que remiten a un cuasi-productor y cuasi-receptor que no se ocultan más al investigador que lo que su

propia ignorancia y analfabetismo semiótico le permiten ver. La propuesta de la fenomenología

objetiva de los medios es entonces también la de una teoría del análisis signatural topológico de los

medios de comunicación masivos, que implica un alto grado de “alfabetismo” en la descripción de las

signaturas mediáticas; por esto es también una arqueología de los medios y sus signaturas.

En la economía de la sospecha la sospecha misma viene a ponerse como lugar absoluto; en ella

todo valor es metavalor o capital. Es claro que bajo la sospecha “la cultura humana está fundada en el

cambio, todos los procedimientos culturales son procedimientos de cambio y todos los valores

culturales son sustituibles. Esto significa que no hay valores “eternos”, pues todos los valores, antes o

después son sustituibles” (Groys, 2008: 292). En consecuencia, como sostiene Groys, los

deconstruccionistas cuestionan muchas cosas manteniendo su creencia en lo insustituible bajo la forma

de la “tarea de la diferancia” o “lo otro”; pero en todo caso, en la sospecha absoluta, eso insustituible

puede ser sustituido por lo autorepetido, lo automático o bien por lo idéntico (Groys, 2008).

Si se asume el pesimismo de Groys, la economía de la sospecha sería universal, su primado

absoluto, aunque toda necesidad económica fuera caótica:

Pero la economía de la sospecha no solo es universal porque incluya en su interior las figuras de la

confianza, la fe y la sinceridad sino también porque pone a todo ente bajo sospecha. Y de hecho,

todo cuanto se muestra cae inmediatamente bajo la sospecha de que, al mostrarse, oculta algo tras

de sí; y esa sospecha […] no puede ser confirmada ni desmentida […] [N]o solamente las

relaciones entre signos de la super ficie mediática son de naturaleza económica, sino que también

pueden ser económicamente interpretadas las relaciones entre la super ficie mediática y su otro

submediático, entonces parece no haber límites para el imperio universal de la economía. Sin

embargo, la necesidad económica funciona de un modo algo distinto a, por ejemplo, la necesidad

de la “naturaleza” […] [C]arece de un determinado sustrato material o leyes naturales, sea éste la

physis, las fuerzas de producción o la energía solar (Groys, 2008: 289 – 292).

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Para la fenomenología objetiva de los medios, en cambio, a pesar de ser cierto que no hay nada

como un sustrato material o leyes naturales en la economía de los signos, entendidas esas leyes como

leyes de una suerte de física clásica de los signos, los signos son tratados como signaturas; lo cual hace

imposible el supuesto de una economía de la sospecha entre la superficie mediática y lo oculto

submediático.

La información no se transmite sin transformación así sea en la memoria humana, o bien, aunque

la transmisión de información, de cierta cantidad de valor, sea sumamente límpida, el valor del poder

que circula entre los medios ya ha sido transformado, pues unos habrán acumulado relativamente más

cantidad de valor del poder (capacidad de producir efectos inesperados) que otros. De lo que se trata

entonces es de seguir el rastro de esas transformaciones del valor en tanto poder; y sólo así se

comprenderá por qué un medio de comunicación, por ejemplo, una cadena de televisión, una empresa

de publicidad, un anuncio, un presentador de noticias, un consumidor paseante, un yuppie o una

película, en tanto mediadores, aparecen como jerárquicamente superiores o inferiores, es decir, ejercen

un mayor poder, y por qué hacen hacer más cosas inesperadas a otros. Esto en razón de la escala

trascendental que mide los grados de intensidad de sus conexiones con otros medios en determinado

mundo.

Por ejemplo, con la inspiración tardeana que caracteriza ésta investigación, hay que tener claridad

sobre la importancia económica de la conversación y la propagación transformadora del valor en las

traducciones que se presentan entre diversos de actantes humanos (y no humanos):

La conversación es un tema que interesa eminentemente al economista. No hay una relación entre

los hombres que no se acompañe en primer lugar de un intercambio de palabras, de palabras verbales

o palabras escritas, impresas, telegrafiadas, llamadas por teléfono: Incluso cuando un viajero hace

intercambios de productos con los isleños de los que ignora la lengua, estos trueques no tienen lugar más que

con señales y gestos que son un lenguaje mudo. Por añadidura, ¿estas necesidades de producción y de

consumo, de venta y de compra, que vienen a satisfacerse mutuamente por el intercambio, concluido

gracias a las conversaciones, cómo nacieron? Generalmente, gracias a las conversaciones todavía, que han

propagado de un interlocutor a otro la idea de un nuevo producto que debe comprarse o producirse, y, con

esta idea, la confianza en las cualidades de este producto o en su próxima producción, el deseo finalmente

de consumirlo o de fabricarlo. Si el público nunca lo pidiera, la muestra de las mercancías sería pena

perdida casi siempre, y los cientos de miles de trompetas del anuncio resonarían en vano. Si, durante ocho

días solamente, las conversaciones se detuvieran en París, se darían cuenta rápidamente de la

disminución singular del número de ventas en los almacenes. No es pues el director más potente

del consumo, ni, por lo tanto, el factor más potente aunque indirecto, de la producción, otro que el

parloteo de los individuos en sus horas de ocio” (Tarde, 1989; extraído de Latour, 2008)

La economía general de la sospecha se inscribe en ese parloteo entre humanos mediado por no-

humanos. La importancia de la conversación, que Tarde había notado, es precisamente que responde a

Page 102: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

una lógica de la propagación o difusión, que incluso en regímenes de signos no humanos aplica, en

especial cuando se trata con redes independientes de escala (IE):

Las teori�as cla�sicas de la difusio�n, que se desarrollaron durante de�cadas en estudios de mercadeo y

epidemiologi�a, predicen un umbral cri�tico de conectividad para la propagacio�n de un contagio, rumor o

novedad a trave�s de una poblacio�n. Para que un virus, una noticia, un moti�n o lo que fuere se difunda debe

superar ese umbral; de otro modo terminara� extinguie�ndose. Pues bien, hace poco se demostro� que en las

redes IE el umbral es cero, lo cual implica que cualquier elemento contagioso encontrara� la forma de

dispersarse y persistir en el sistema, por ma�s que su capacidad de contagio sea de�bil (y sobre todo si lo es,

segu�n dicen). Esto tiene consecuencias dra�sticas para el planeamiento de campan�as de vacunacio�n,

distribucio�n de ayuda humanitaria en situaciones de emergencia, ta�cticas de insurgencia o contrainsurgencia

u otros escenarios por poco que se sepa uno manejar con estas redes de manera adecuada: tomar como blanco

unos pocos hubs ma�s conectados es mucho ma�s efectivo y econo�mico que aplicar la solucio�n a un porcentaje

enorme de nodos. Inmunizando los hubs, por ejemplo, podri�a impedir que se propague una epidemia. Es

fa�cil imaginar que este escenario no so�lo concierne a la medicina y sus dilemas disciplinares; por ello

es que su relevancia para otros dominios, objetivos y efectos los dejo librados a la imaginacio�n

(Reynoso, 2011: 146).

En el circuito de la economía mediática de la sospecha se revela por qué la sospecha misma se

presenta como el medio, esto es, por qué todo en ella, lo humano y lo no humano deviene sospecha y la

genera; como si fuese su mero intermediario para su difusión:

[P]orque a través de una crítica “fundamental” al archivo que se repite continuamente y que está

inspirada por ella exige y posibilita la copia del archivo en medios siempre nuevos, asegurando con ello

la duración del archivo. Bajo el archivo se encuentra la sospecha y es la sospecha la que soporta finalmente el

archivo en el infinito, pues la sospecha es infinita. Y es que los signos se vuelven interesantes para

nosotros solo cuando se nos aparecen como sospechosos. La sospecha produce el suspense que se manifiesta

en la atención en la atención prolongada y curiosa que prestamos a los signos sospechosos […] La dinámica

del archivo no consiste sólo en una constante apropiación de lo nuevo, sino también en una reinscripción –

no menos permanente– de sus signos y valores en medios siempre nuevos: desde Dios a Internet. (Groys,

2007: 145 -146)

Por ende las innovaciones podrían propagarse y transformarse por imitación o copiado una vez

más, bajo la lógica de la propagación antes descrita. Así, la única dialéctica es la de la diferencia,

repetición y adaptación que movilizan la innovación, de los actantes.. Una innovación surge de una

repetición que puede o no adaptarse, es decir, ser compatible con otros objetos mediáticos, incluyendo

Page 103: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

mercancías; de modo que puede desaparecer, morir para un mundo determinado, con relativa facilidad.

Bunge (2008) ha planteado la cuestión de la compatibilidad de la innovación muy claramente:

Por ejemplo: ¿qué ofrezco a la venta? ¿Productos ya consagrados o artículos originales? Si hago lo

primero, enfrentaré una competencia posiblemente ruinosa, a menos que esté dispuesto a

emprender una campaña publicitaria tan mendaz como costosa. Si, por el contrario, lanzo al

mercado un producto radicalmente nuevo, me arriesgaré enormemente, porque nuevo producto es

caro y tiene defectos […] Estudios recientes de este problema muestran que la estrategia más

promisoria no es ninguna de las anteriores, sino una tercera: la que consiste en estudiar el mercado

y perfeccionar el producto nuevo inteligente pero defectuoso y caro. (O sea, el segundo ratón es el

que se lleva el queso). En los tres casos se recurre a la experiencia. Pero tanto en el segundo como

en el tercero se agrega la investigación, que puede involucrar técnica de alto nivel, la que a su vez

presupone una fuerte dosis de ciencia básica, sobre todo en las industrias nuevas (Bunge, 2008: 168).

Lo mismo sucede en toda actividad productiva. La innovación en cualquier medio sólo sobrevive

si se adapta, es compatible o tiene los plug-ins suficientes para hacerlo.

Barabási (2000) también ha mostrado que en las redes complejas, que son topologías libres de

escala, se presenta la adaptabilidad, donde un nuevo nodo mejor adaptado a su entorno en una red nace

con una constante de adaptabilidad, que eventualmente le permita atraer más conexiones

independientemente de su edad. Repentinamente un nodo, un actante/objeto puede adquirir la mayoría

de las conexiones de la red haciendo que muchos otros reduzcan considerablemente su atracción de

conexiones en relación a aquel, es decir se enfríen actuando colectivamente como si fuesen ese mismo

nodo; esto es: se presenta una singularidad débil.

Siendo este el caso, si ese nodo es el inexistente de un mundo que pasa repentinamente al grado

máximo de existencia en el mismo, tras violar las leyes del ser de no autopertenencia, se dice que tuvo

lugar un acontecimiento que deja huella y produce procesos de verdad (universalidad) y consecuencias

altamente impredecibles, de modo que desplaza algún objeto del mundo al grado mínimo de existencia

antes ocupado por aquel. Se trata de una innovación tan radical que reconfigura el mundo entero, y sin

embargo debe ser compatible, con el conjunto genérico de otras verdades que le precedieron. Como lo

pone Maldonado (2005): “en particular, se trata del hecho de que la impredecibilidad está íntima y

necesariamente ligada a la idea de la irreversibilidad de los cambios y al carácter súbito –esto es,

sorpresivo- de los cambios” (28).

Repetición, oposición y adaptación son las relaciones más generales que se presentan al

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establecerse la comunicación entre actantes. Son los procesos que movilizan y transforman el valor en

la economía de la sospecha mediática entre actantes humanos y no humanos. De manera que la

propiedad mediatica, el archivo o documento, es sencillamente la acumulación transitoria del valor

(valor del poder) en determinado actante. De igual modo, la neutralización de la propagación de la

sospecha puede resultar de la inmunización de determinados hubs altamente conectados; en este caso

los medios muy masivos de comunicación. La estrategia correcta para evitar la propagación de la

producción de mera verosimilitud y la consecuente sospecha mediática es la inmunización parcial o

completa de los medios de comunicación con mayor masividad, y en último termino de la formación

científica de los humanos que componen esos medios; periodistas y productores multimedia. Lo que en

último término permitirá el tránsito de una doxocracia hacia una, realmente platónica, sofocracia.

No sólo hay, como se esbozó antes: ley de repetición donde se contagian o imitan diferentes

agencias (valores) de los actantes, también hay oposición resultante del enfrentamiento de diferencias

que se contradicen por cuestiones de interés, junto a su superación bajo la forma de la adaptación

(piénsese en los modelos derivados del de Axelrod) y la introducción de nuevas diferencias, o

innovaciones. Empero, si bien esas innovaciones son movilizadas por la sospecha, algunas son

supremamente novedosas, singularidades acontecimentales, hasta tal punto que permiten la sustracción

de esa economía, o esa comunicación económico-política que pretende ser universal, por parte de un

sujeto fiel que soporta el cuerpo de un proceso de verdad postacotecimental. Inmersa en la economía de

los cuerpos y los lenguajes una excepción verdadera e inmanente siempre puede emerger para afirmar

una ruptura y tal vez fundar un mundo nuevo, una reconfiguración global, que se siga de las

consecuencias que produce la verdad de una singularidad acontecimental. Para ponerlo en un ejemplo,

no habría investigación posible sin, recordando la intuición de Lakatos, programas de investigación,

pero sólo hay programas de investigación porque hay bases que se presentan como verdades y que se

abstraen a la economía de la sospecha.

La economía de la sospecha sin más hace entonces que los signos remitan a un tiempo virtual

posterior a toda vida, implican la fetichización más intensa posible de todo objeto, pues le

circunscriben en la cadena infinita de significantes que flotan, el mana más poderoso, capitalismo puro;

significantes vacíos al infinito por doquier. Así, se suscita también la hermenéutica infinita del

espectador; o como le que llamaban Deleuze y Guattari: suscitan la interpretosis. Cuando la sinceridad

opaca la sospecha de lo que se esconde tras los medios, se provoca el deseo de adquisición; de

consumo constante y acelerado de las innovaciones que aparecen en la superficie mediática, pues los

espectadores solicitan, en virtud de la economía de la sospecha, la renovación de los valores que allí se

localizan para seguir sospechando.

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Aún así, como ya lo había notado Tarde, si bien la repetición (resurrección), la oposición (pugnas

de intereses entre cientí ficos por su fidelidad a una verdad), y la innovación (creación de nuevas

teorías) son los motores de la ciencia y sin duda, también lo son de la ciencia de las asociaciones, tal

innovación no debe ser comprendida según un progresismo desvocado. Si así fuese, la ciencia quedaría

sometida a la dictadura de la economía de la innovación fundada en la demanda constante que se sigue

de la tranquilidad parcial que deja la sinceridad de los medios movilizada por la sospecha. Así, la

fenomenología objetiva de los medios no se somete ni a la economía de la simple innovación, ni de la

sospecha, en virtud de su fidelidad al proceso de verdad, auténticamente innovador, que despliega. Esto

se da tras la decisión subjetiva fiel sobre el haber tenido lugar de un acontecimiento localizado en una

superficie mediática, un informe fiel alas verdades políticas, artísticas, cientí ficas, amorosas y

deportivas, que puede ser incluso multimedial, y en consecuencia provoca la confianza en la sinceridad

de la signatura marcada, esto es, la con fianza en la sinceridad de huella acontecimental marcada en la

superficie de los medios de comunicación, que permite el rastreo de la agencia de los medios sin

misterio. Siendo esto así, el investigador en fenomenología objetiva de los medios debe sustraerse del

mundo de los públicos movilizado por la economía de la sospecha, y situarse, para observar en un

mundo in finita y cardinalmente superior, pues su cardinalidad es genérica, tanto al mundo de los

medios que no son público como al mundo de los públicos.

Boris Groys sospecha sobre la posibilidad de una sustracción decisiva a la economía de la

sospecha:

El teórico de medios no podrá ser nunca el detective privado perfecto que descubre el crimen

perfecto, pues tampoco la teoría de medios está en condiciones de escapar a la economía de la

sospecha.

Ahora bien: aunque todos los fenómenos que aparecen en la economía sean de naturaleza

económica, eso no significa aún que esos fenómenos tengan que estar orientados forzosamente al

éxito económico: uno puede decidir igual de bien orientarse contra el éxito económico; en ese caso,

con todo, la decisión sigue siendo económica, e incluso puede producir, en el ámbito de la economía

simbólica, mucho maná, como dijimos antes. Y de hecho, precisamente la más difícil y sublime ascesis es la

que renuncia a los bienes simbólicos. Como es sabido, es especialmente difícil para un filósofo o artista

renunciar a cualquier maná: casi ninguno está dispuesto a escribir textos o a producir obras de arte que no

quieran seducir a los lectores o espectadores. Pero también esa decisión, la de producir obras ascéticas en

el más sublime de los sentidos, sigue siendo una decisión económica, una decisión que no puede evitar que su

autor se encuentre, de nuevo, bajo sospecha (Groys, 2008: 293 - 295).

La consecuencia inmediata de no atender a las cinco fuentes de incertidumbre que, en último

término, configuran la sospecha, es la reacción contra de o la defensa profética, en resumen las

teologías políticas, del hipotético titiritero que se esconde tras los medios: los socialistas contra la clase

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burguesa capitalista explotadora o contra la raza enemiga, los defensores de la sociedad abierta y la

democracia liberal de la mano invisible contra el socialista autoritario, los valores regionales contra los

hegemónicos importados sin aranceles, incluso el reaccionario ingenuo contra la depravada

modernidad. Se trata de evitar a toda costa caer ingenuamente en afirmaciones apresuradas como la que

Lovink ha defendido, al pretender haber vislumbrado los efectos nocivos del control corporativo de los

medios en la libertad individual: “It is time for designers, programmers, and geeks and nerds of all

nations to step in, realize the dark sides of corporate-state control and become active. Either the startup

cult will have to be radically reformed or blown up all together” (Lovink, 2013: 15).

Empero esto no será asunto de una ciencia social de los medios por sí, esa es tarea política

posterior o paralela si se quiere. Nada hay tras la superficie mediática pues el espacio de los medios es

plano; la sospecha sólo devela la errada forma de asumir teóricamente las fuentes de incertidumbre. Un

caso especial es el de la escuela de Franckfurt, y en general el marxismo y la sociología crítica, que

toman los medios de comunicación como difusores estratégicos de “ideología de las clases

dominantes” pero dejan frecuentemente de lado la transformación que operan los públicos

constantemente. Lo que adecuadamente Barbero cali fica como “funcionalismo instrumentalista”.

Queda sin embargo todavía la duda respecto a qué permite, a pesar de la simetría aquí defendida,

distinguir a los actantes humanos de los no-humanos. El sentido de la simetría en la TAR es

determinado así por Latour:

No hay caso empírico donde la existencia de dos agregados coherentes y homogéneos, por ejemplo

tecnología “y” sociedad, pueda tener sentido. La TAR no es, de ninguna manera, el establecimiento de una

absurda “simetría” entre humanos y no humanos. Ser simétrico para nosotros, simplemente significa no

imponer a priori una asimetría espuria entre la acción humana intencional y un mundo material de relaciones

causales. Hay divisiones que no se debería tratar de eludir, o superar dialécticamente. Mas bien se las debe

ignorar y dejarlas libradas a su propio destino, como un castillo que alguna vez fue magnífico y hoy esta en

ruinas (Latour, 2008: 113).

Dejar divisiones entre actantes humanos y no humanos, o ignorarlas a su propio destino, sin

intentar superarlas dialécticamente en el sentido misti ficado de la palabra, es precisamente lo que

sucede cuando se asume que los objetos actantes no aparecen simétricamente en un mundo. Como se

verá más adelante, esto coincide con la necesidad de que la función de aparecer o indexación

trascendental (la estructura de orden que es el trascendental T de todo mundo) sea simétrica, pues el

valor de la identidad entre dos actantes siempre será el mismo con independencia del orden en el que se

inscriban.

Ahora bien, después de estas distinciones, en todo caso hay que mostrar por qué la simetría entre

humanos y no humanos no es absurda. Sin esta claridad la fenomenología objetiva de los medios no

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puede ser llevada a cabo. Empero se hace evidente la necesidad de que, para que haya ciencia social

como la pretendida, el sujeto de la ciencia se sustraiga de algún modo a la economía de la sospecha, por

vía de un escepticismo metodológico y no ingenuo.

En este punto se trata de una decisión. La decisión subjetiva (0 o 1, no o sí) que les corresponde

operar a los actantes humanos para sustraerse de la economía de la sospecha. Sin esta sustracción

Subjetiva no es posible un ejercicio fenomenológico objetivo de los MMC.

Ahora bien, si la verdad de los medios es la sinceridad y la confesión como ya se había insinuado,

la fenomenología objetiva de los medios debe ser un modelo que tenga la atención sobre esa sinceridad

y esa confesión demandadas propias del mundo mediático, en el que opera la economía de la sospecha.

La única forma que tiene de hacerlo es sustrayéndose por decisión de la economía de la sospecha de

manera sopesada, como sujeto fiel a la verdad de los medios que ha descubierto, sujeto que confía, no

en los medios, sino en la sinceridad mediante la rigurosidad inductiva matemática-experimental, que va

punto por punto, paso a paso, siguiendo los rastros que dejan los medios en tanto mediadores. Esta

fidelidad deja de ser económica en el sentido clásico, en ningún caso está forzada al éxito económico,

como sucede cuando queda sometida a los intereses capitalistas. Tampoco, hay que agregar, a la

demanda de moralidad humanista o religiosa, como sucede cuando queda sometida a los intereses

oscurantistas.

Si bien la frontera entre lo humano y lo no humano es tema sobradamente discutido y

controversial, asumimos aquí los postulados badiouistas según los cuales, la actancia humana es

aquella capaz de producir efectos veritativos, esto es, no sólo produciría devenires inesperados, sino

tras decidir qué, acontecimientos han tenido lugar; puede localizar archivando esos efectos de manera

finita; y por una decisión según una forma subjetiva (individual y/o colectiva) sobre un proceso de

verdad indiscernible; mantener su fidelidad respecto a ese valor, en tanto valor genérico que escapa a

la formalización en la lengua y un saber total; cuidando o no que el valor excepcional de la verdad se

mantenga innombrable. La forma más e ficiente de entender entonces la mencionadas disposiciones

subjetivas de las que son capaces los actantes humanos en relación a lo indecidible, indiscernible, lo

genérico y lo innombrable a cabalidad es empero dando paso al estudio de caso en los últimos

capítulos.

La dificultad aquí, que ya se habrá planteado, está cómo la ciencia social, que para decirlo una

vez más, no es otra que la ciencia fenomenológica objetiva de las asociaciones, logra tal indiferencia si

la forma subjetiva fiel que investiga, también es un actante y mediador, aparentemente preso de la

economía de la sospecha mediática. Precisamente la necesidad de matematizar las descripciones de las

signaturas que dejan las asociaciones de los medios masivos de comunicación entendidos como sitios,

resulta de la necesidad que impera también en la fidelidad científica a la fenomeno-logía –matemática

Page 108: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

del ser-en-tanto-ser-ahí– y permite la sustracción a la economía de la sospecha; simple resultado de la

comprensión significante de los signos, de los valores mediáticos.

Desde el punto de vista de Boris Groys (2008), la sospecha sobre la no sinceridad de los medios,

y de la existencia de algún titiritero mediático oculto se mantiene permanentemente e incluso es

absoluta; deviniendo el medio mismo de cualquier mensaje. Sin embargo, es preciso sostener que tal

sospecha sobre el espacio submediático, sobre lo que se esconde tras la superficie de los valores o

signos mediáticos, no es en ningún sentido absoluta, pues como se verá, siguiendo a Badiou el hay

verdades y su aparecer mediático, en las artes, la política, las obras cientí ficas, e incluso el amor, y el

deporte, es en todo caso posible. Pero, al contrario del estructuralismo, la incorporación subjetiva fiel o

in fiel a un proceso de verdad es contingente para un individuo o un colectivo.

El fenomenólogo de los objetos mediáticos, guiado por la fuentes de incertidumbre que la

sospecha devela, que por una decisión escapa a la economía de la sospecha, puede ser visto

erradamente, cosa que hay que negar, como un detective privado del crimen perfecto de los medios:

Nuestra cultura actual es una cultura de la difusión mediática. Sólo la formulación o la confirmación de

una sospecha puede extenderse lo suficientemente rápido en esa cultura, pues sólo la sospecha nos parece,

desde el primer momento, creíble y convincente. El verdadero héroe de la cultura mediática es el detective

privado, que busca incesantemente nuevos indicios que puedan confirmar sus sospechas. El detective privado es

el representante simbólico de la opinión pública mediática: él encarna la sospecha que define como tal la

relación entre la opinión pública y los medios. También el teórico de los medios actúa como un detective

privado, en la medida en que a firma haber descubierto el más sublime y perfecto de todos los crímenes: el

crimen sin criminal; es el crimen del lenguaje, de los medios, de los códigos que socavan y falsean nuestros

mensajes. Aunque hay que hacer notar que, a su vez, también esa teoría del crimen perfecto se

encuentra bajo la sospecha de querer tan sólo encubrir al verdadero criminal, negando su

existencia. Por eso, la sospecha sublime, es decir, la mediático-teórica, la deconstructiva, es

simplemente una sospecha entre otras y puede ser sustituida por obra de la economía de la

sospecha (Groys, 2008: 293 – 295).

Sin duda puede que tal sospecha sea obra de la economía de la sospecha. La sospecha sea

absoluta es ya hablar mucho. Siguiendo a Badiou, y la evidencia misma, excepto que hay verdades.

Por ende la interpretación no justi fica la sobreinterpretación. Ampliado a cualquier medio hay

que decir con Eco que la interpretación de un medio es una estrategia encaminada a producir un

público modelo como correlato ideal de un autor modelo (como estrategia mediática). Lo cual hace

“inútil la noción de la intención de un autor empírico” (Eco, 1990: 78). Incluso, más allá de Eco, no se

ve por qué en la conversación cotidiana entre humanos, deba decirse lo contrario. Que el autor o

productor empírico de un medio como el habla coincida con el productor modelo de la misma

determinado por el medio-habla mismo, y que en este sentido, la intención del hablante sea de capital

importancia para la interpretación correcta de sus palabras, no anula la diferencia entre el productor

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modelo y el empírico; apenas se superponen. De modo que el público modelo resulta aparecer como el

correlato ideal para el productor modelo del medio-habla que permite una interpretación más, como

dice Eco, “coherente que otra en cada una de sus partes” (Eco, 1990: 78). La economía de la sospecha

comienza a desbaratarse cuando el interprete empírico de un medio se acomoda según el modelo de

intérprete que propone ese medio, con independencia de su productor empírico y como correlato del

productor modelo que el mismo medio sostiene. Aún más, ni rastro de tal sospecha queda cuando el

público modelo del medio logra rastrear la huella de un acontecimiento en la superficie mediática, de

modo que pueda decidir que tiene en frente un proceso de verdad, incluso si el medio es una obra de

ficción; aunque eso es más claro cuando se trata de un texto cientí fico para un colectivo cientí fico.

Demos un ejemplo de todo lo dicho. Un paradigma, para disgusto de algunos, de una

fenomenología objetiva de los medios, que evidencia su operar arqueológico y materialista, es el

conjunto de estudios cientí ficos al que han sido sometidos la sábana de Turín y el sudario de Oviedo.

Como notó Bazin (2008) “un dibujo absolutamente fiel podrá quizá darnos más indicaciones acerca del

modelo, pero no poseerá jamás, a pesar de nuestro espíritu crítico, el poder irracional de la fotografía

que nos obliga a creer en ella” (28). Así, “el Santo Sudario de Turín realiza la síntesis de la reliquia y

de la fotografía” (Bazin, 2008: 28). Mas aún, de no ser auténtico, de no ser el sudario del Cristo, como

tampoco lo sería el sudario de Oviedo, en todo caso, serían extrañamente los primeros dibujos

hiperrealistas en 2D con información interpretable en 3D.

La controversia cientí fica, respecto a la autenticidad de las mismas es un punto interesante para

iniciar a desplegar cómo se ha ido construyendo la más amplia red de controversias sociales al rededor

de la misma. El origen y autenticidad de las reliquias ha sido motivo de debate intenso desde que el

fotógrafo Secondo Pia descubriera el 28 de Mayo de 1898 que la de la sábana era una imagen en

negativo. Luego de esto, la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la

Universidad de Arizona, determinaron por el método de radiación electromagnética que al menos una

muestra seleccionada de la sábana databa de entre 1260 y 1390. Posteriormente, se criticó de aplicar tal

datación a la tela completa por razones que adjudican residuos bacterianos y propiedades químicas a la

muestra que no están presentes en el resto de la tela; así como la coincidencia de materiales y técnicas

textiles que la misma evidencia con los usados por los judíos del siglo I; el mismo Rogers, uno de los

científicos que había realizado la datación, confirmó que la muestra era un remiendo reentretejido con

algodón teñido posteriormente. Asimismo, la imagen devela, en caso de ser falsa, el conocimiento de

las técnicas de crucifixión antiguas. Empero, el manuscrito Húngaro 1192-1195, describe una sábana

con un diseño idéntico y quemadoras idénticamente colocadas en L a las que hay en la sábana. La

sospecha respecto de la autenticidad de las manchas de sangre sigue abierta, pues algunos suponen que

se trata de una suerte de pintura a pesar de no haber rastros de la misma y a pesar de que Adler y Heller

hallan encontrado álbumina, bilirrubina y suero sólo aperceptible con fotografía de fluorescencia

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visible con radiación UV en las telas. Danin y Baruch arguyen haber encontrado siluetas de Gundella

turnefortii en la tela, una planta propia de Jerusalén, exclusiva del periodo de marzo y abril, pero los

escépticos dicen que no tienen suficientes indicios de que se trata de la misma planta. Guscin determinó

que la sábana de Turín y el sudario de Oviedo habían estado cubriendo la misma cabeza en algún

momento; mientras que Danin le respaldó mostrando que los granos de polen de ambas reliquias

coincidían; aunque la datación por radiocarbono del sudario de Oviedo diera que provenía de los siglos

VII y IX; con la misma incertidumbre que generan los efectos de la contaminación en siglos

posteriores. Lo que descarta que sea un sudario de Jacques Molay, Gran Maestro templario condenado

a la hoguera en 1314, quien fue previamente torturado y dejado en coma; momento en el cual la tela

habría estado sobre él unas 30 horas.

Como la duda sobre el origen histórico de las reliquias continuaba, sobretodo respecto a la

manera en que se pudo producir una imagen en negativo sobre tela, recientemente, el artista

computacional Ray Dowing digitalizó la imagen y a partir del descubrimiento de Tamburelli y

Garibotto de que la imagen tenía propiedades en 3D, mostró que se podría producir, reduciendo

cuidadosamente el ruido analógico-digital, un modelo computacional en 3D a partir de la imagen en 2D

negativa; dando como resultado la imagen que se conoce como el “verdadero rostro de Jesús”. Luego

por el proceso de “prototipado rápido” construyó una escultura en 3D de la imagen del rostro; la

escaneó para simular la impresión original en tela y notó que la segunda imagen correspondía con la

imagen original del sudario de Turín. Empero, la duda sobre cómo se imprimió allí tal imagen persiste,

pues la tela operó como una plancha fotográfica, de donde Adler y Jackson concluyeron que tal cosa

sólo podía pasar si se había dado un proceso de radiación; que otros atribuyen al momento de la

resurrección. Como cualquier fotógrafo amateur sabe, la luz viaja o bien en línea recta y dirigida, luz

dura como un laser, lo cual hubiese producido una silueta sin detalle en la tela, o bien viaja

dispersamente, como luz difusa y no hubiera quedado sino una sombra expandida sobre la misma. Así,

Dowing, respecto a la pregunta por cómo llegó la información desde el cuerpo a las telas respaldó la

rara respuesta: “en tiempos discretos y secciones”, por una suerte de luz semi-difusa; como lo hace hoy

en día un simple escaner casero. Algo que empero resulta curioso porque a para finales de la Alta Edad

Media, periodo al que remiten las dataciones, no había nada parecido a escáneres y mucho menos lo

había en el siglo I. Lo muestra que la respuesta no va por el aspecto tecnológico, evidentemente, sino

mas bien por uno que podría ser químico: como la teoría que supone que se formó por hidratos de

carbono expulsados por el cadáver; aunque tal cosa sólo explica el color de la imagen y no sus

propiedades 3D. Aunque Luigi Garlaschelli, ha mostrado en una reproducción en base a técnicas

medievales, compitiendo con la teoría de la radiación, que la reproducción cumple todas las

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propiedades de la imagen: superficialidad, pormenorización, estabilidad térmica, leve

tridimensionalidad, negatividad, no direccionalidad, estabilidad química, estabilidad al agua. Empero

sugiere que es plausible que hubiese sido pintada en ocre rojo, de modo que su reproducción no

coincidiría con la ausencia de pigmentos supuesta, ni con la presencia de suero, bilirrubina y álbumina.

Es claro que la controversia cientí fica y la red social que constituye va por muchos caminos.

Asimismo, es evidente que la pregunta que suscitan estos objetos es la cuestión por la verosimilitud de

un objeto mediático.

La cuestión entonces es si un objeto mediático es más que verosímil, es decir, si llega ser

verdadero en tanto consecuencia máxima que se sigue de la huella de un acontecimiento en un mundo

físico-social.

La siguiente variación del triángulo de Eco (2001) lo explica:

Se trata de un proyección de las propiedades del mundo mediático ficticio sobre el mundo físico-

social estudiado por las ciencias modernas. Dependiendo de la coherencia de esa proyección habrá

mayor o menor verosimilitud, puesto que la realidad de los fenómenos que componen un mundo

ficticio depende exclusivamente de la composición ontológica de ese mundo. Como ya plateó Searle

(1979), en un mundo de ficción se produce un serie de actos ilocucionarios, asertóricos y referenciales,

dentro de ese mundo. Por ende el problema de la verosimilitud en los medios se reduce a un problema

coherencia proyectiva entre la manera en que aparecen los múltiples en un mundo mediático y la

manera en que aparecen en el mundo físico-social según las descripciones de las ciencias modernas, e

incluso del mundo que describe el discurso de lo que se considera como propio del “sentido común” de

una cosmovisión. En resumen, la máxima verosimilitud es la proyección coherente entre dos redes o

mundos de actantes que se asumen isomorfas.

Por un lado, es evidente que los mundos mediáticos ficcionales están incluidos como objetos en

el mundo físico-social explicado por las ciencias modernas. Pero cuando la verosimiltud de lo ficcional

tiene un grado muy alto, entonces, opera, como considera Eco (2011), una suerte de efecto alucinatorio

que hace creer que se es objeto del mundo ficcional, un actante suyo; es decir, que se presenta una

doble inclusión, pues ahora también el mundo físico social parece estar incluido en el ficcional, incluso

si un mundo es paraconsistente, como sucede en los mitos (Páramo, 2000) e incluso en el mundo del

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discurso de lo que hay (ser-y-acontecer) en tanto se tolera la autopertenencia cuando aparece-

desaparece un sitio, hecho, singularidad o acontecimiento para las artes, la ciencia, la política, el amor,

y puede que en la historia del deporte. De modo que el modelo de lo que hay, sería un modelo

paraconsistente como lo han descrito Dacosta y la escuela Latinoamericana.

El desciframiento del signo mediático siempre será posible si hay alguna capacidad, así sea

probabilística, para describir las consecuencias muy inciertas e impredecibles de las acciones de los

medios, de los actantes/objetos, o bien de analizar la multiplicidad arcaica que coagula, presente, en

ellos como partes fósiles de sus respectivos mundos. Algunas de esas signaturas indicarán

acontecimientos que transforman realmente sus mundos y producen en ellos alguna verdad reconocible

desde cualquier otro mundo ante el cual estén universalmente expuestos, incluso en las ficciones, los

mitos y en general en mundos del arte, pero también, en las ciencias, en el amor, y en la política; para

hablar como Leibniz y Hintikka, en últimas los mundos posibles, gozan de cierta iconicidad relativa a

la pura multiplicidad descrita por onto-logía.

Nada extraña que los llamados estudios culturales de los medios se apoyen en las posturas

escépticas posmodernistas y wittgensteinianas resultando en la muy errada confusión de la verdad

como proceso universalmente expuesto con la vericidad lógica clásica y la verosimilitud intuicionista.

En todo caso la iconicidad es la característica ontológica de cualquier signo mediático, mientras de la

sinceridad depende de su isomorfismo con el mundo físico social.

3.6 Más allá de la desconexión moderna

Para la investigación presente, no existe distinción real entre MMC (medios masivos de

comunicación) y los destinatarios de la información. Lo que hay es medios de comunicación, masivos,

en tanto mediadores que agencian operando traducciones constantes entre ellos. Así, una presentadora

de noticias, un reportero, un dibujante, un dibujo, un texto, un personaje de ficción, un plano, una

fotografía, un sonido, un comentario, un paneo, una cámara, un micrófono o una grabadora con tales o

tales otras características, un edi ficio donde opera una cadena de noticias, una bacteria, un chimpancé,

un libro de historia, un fósil, una frase, una divinidad etc., pueden ser puestos en escena, conectados en

el mundo, es decir, tratados como medios, preferiblemente masivos, de comunicación en tanto

mediadores, por igual. Todo depende de que las traducciones entre signaturas sean suficientes para

asociar tales objetos.

Cualquier objeto no-social puede ser incluido por un ejercicio de cartografía o fenomenología

objetiva y calculada en un modelo gráfico. Esta es precisamente la tarea cartográ fica de la

fenomenología objetiva de los medios: observar y describir sin ingenuidad las actantes-rizoma en sus

diversos modos de existencia, describir el mundo común, y no precisamente augurar, con pretensiones

críticas, como añoraban, muy kantianamente, tanto Marx con su dialéctica crítica de la economía-

política, como Foucault con su ontología crítica de nosotros mismos, un deber ser social; bien sea

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universal, para superar el modo de producción capitalista; bien sea particular, para superar sistemas de

prácticas dominantes. En éste punto se aclara porque una fenomenología objetiva de los medios es

metodológicamente arqueológica, pero no es genealógica, pues no “desprenderá de la contingencia que

nos ha hecho ser lo que somos, la posibilidad de no seguir siendo, pensando o haciendo lo que somos,

hacemos o pensamos (Foucault, 2003: 91 - 92)

Como comenzamos a comprender ahora, siempre existe el peligro de confundir la construcción de

esos panoramas con la tarea política mucho más difícil de componer progresivamente el mundo común.

Ver las películas de las teorías sociales en esos cuartos Omnimax es una cosa, hacer política es otra. La

"sociedad sui generis" de Durkheim, los "sistemas autopoieticos" de Luhmann, "la economía simbólica de los

campos" de Bourdieu o la "modernidad refIexiva" de Beck son excelentes narrativas si nos preparan, una vez

que finalizó la proyección, para abordar las tareas políticas de la composición; son engañosos si se los

toma como una descripción de lo que el mundo común es. En el mejor de los casos, los panoramas

ofrecen un anticipo profético de lo colectivo, en el peor, son un muy pobre sustituto de este. Una de las

ambiciones de la TAR es conservar el impulso profético que siempre ha estado asociado con las ciencias

sociales, pero acompañar al mismo tiempo las narrativas maestras de regreso a los cuartos donde se las muestra

y dejarlas allí a buen resguardo (Latour, 2008: 271).

De manera que la construcción de lo común político puede ser, sin duda, abordada bajo la guía

profética de diversas teorías sociales, empero, el cómo va apareciendo lo colectivo, el mundo común,

sólo puede ser descrito fenomeno-lógicamente.

Con esto en la mira se hace más evidente la necesidad de develar la inautenticidad de los dos

conceptos colectores (Naturaleza y Sociedad) heredados de las teorías provenientes del siglo XVII

cuya separación constituye la desconexión moderna. Respecto al colector “Sociedad” se ha dicho

suficiente para los intereses de ésta investigación, sencillamente, la Sociedad no existe, basta agregar

que lo cultural, como conjunto de redes semióticas de los colectivos humanos, sale de campo tras el

descubrimiento de la altamente intensa agencia de los actantes humanos en el planeta Tierra, bautizada

con ese sugerente nombre que los geólogos han decidido dar a nuestra era: el Antropoceno: “todo lo

que era simbo�lico debe ser tomado ahora literalmente. Las culturas soli�an “dar forma a la Tierra”

simbo�licamente; ahora lo hacen realmente. Ma�s au�n: la propia idea de cultura siguio� el mismo camino

que la de naturaleza. Posnaturales, si�, pero tambie�n posculturales” (Latour, 2013: 75). De aquí la

radical importancia de tener en cuenta en toda investigación las figuraciones culturales de algunos

informantes y colectivos humanos. Ya no se presenta el antropomorfismo simbólico de lo natural, sino

el antropomorfismo literal de la Tierra en el Antropoceno.

La fenomenología objetiva de los medios, es tan posculturalista como posnaturalista, pues se

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posa sobre la clarificación y ampliación del concepto científico de Gaia propuesto por Lovelock y lo

diferencia radicalmente del concepto moderno de Naturaleza. A diferencia de la Naturaleza, Gaia es

sumamente local. Si bien “durante el periodo que Peter Sloterdijk estudió el tiempo del Globo, desde el

siglo XVII hasta el fin del XX, existió cierta continuidad entre todos los elementos de lo que podría

llamarse el “universo” porque éste sin duda se había unificado, si bien demasiado rápido” (Latour,

2013: 70), hoy, vale decir, la unificación se ha de llevar acabo punto por punto. No somos

posmodernos, porque, en pleno sentido, nunca hemos sido modernos, o capitalistas o socialistas, pues

no es posible modernizar a nadie, sencillamente se ha dado la economización, la transformación de los

regímenes de confianza en un tipo de organización donde el poder de los agentes circulan

mayoritariamente por ciertos actantes humanos con modos de existencia dominantes.

En cambio, es preciso comprendernos como posnaturales, pues de ese sentimiento sublime que

provocaba la maravilla de un universo infinito, quedaría el retazo supralunar relegado a los humanos

del mundo sublunar, que el giro kantiano (que se le atribuyó a copérnico) pretendió igualar con aquel:

sin embargo “tal vez sólo los robots y un puñado de astronautas ciborgs puedan llegar más lejos y más

allá, pero el resto de la raza, nueve mil millones de nosotros, quedaremos varados aquí abajo” (Latour,

2013: 70). Gaia no es la Naturaleza, porque no es una Diosa o una Madre como el New Age y la

mitología de la Pachamama pretenden presentar. Gaia es demasiado frágil y sensible a la agencia

mortal como para ser una Diosa y demasiado despreocupada en el cuidado de sus hijos como para ser

una Madre.

Gaia es un concepto científico porque es un conjunto de loops cibernéticos (Latour, 2013)

contingentes positivos y negativos; como diría Badiou, por un homeomorfismo, transforma la

multiplicidad de lo que aparece y la dispone a la decisión sobre dos (código binario): es un modelo más

complejo similar al Mundo de Margaritas antaño intentado. Es científico en el sentido de ser un

“término cosmológico (o mejor aún, cosmopolítico) que designa tanto la búsqueda como la

domesticación y adaptación de nuevos entes empeñados en hallar su singularidad en el colectivo

sumándose a los humanos, muy a menudo desplazándolos” (Latour, 2013: 73). La continuidad natural

ha desaparecido, por ende Gaia debe ser recompuesta en los laboratorios y vale agregar en las

computadoras: Gaia no es otra cosa que un modelo altamente complejo, que bien podría ser construido

en un futuro gracias técnicas de autómatas celulares, gramáticas complejas, modelos basados en

agentes autónomos, modelos de análisis fractal y de crecimiento, grafos y redes; en últimas gracias al

amplio espectro de técnicas computacionales e informáticas matemáticas útiles a la muy prometedora

sociofísica. La iniciativa más prometedora en ésta misma línea no es más que el FuturICT europeo que

podrían ser fácilmente caracterizado como el CERN de la ciencia social; lo cual subjetivado

Page 115: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

infielmente llevaría al Desastre.

Esto sin duda reformula la hipótesis Gaia, que desafortunadamente derivó en la errada tesis de la

simbiogénesis (Margulis) como motor de la evolución. Gaia debe comprenderse más como un modelo

computacional que “debe estar en concordancia con los datos disponibles y con las preguntas, cuyas

respuestas se espera obtener” con su ayuda (Malinietski, 2005: 17).

Lo discreto es lo dado pre-social o mejor, pre-gaial. La relación que hay entre Gaia y los actantes

que la pueblan, entre Gaia como territorio y su población, es entonces una relación de no

orientabilidad: “por eso hablar de Gaia-en-nosotros” o “nosotros-en-Gaia”, esa extraña cinta de

Moebius, es tan adecuado para la tarea de la composición” (Latour, 2013: 73). Pero más precisamente

puede ser caracterizada como una relación entre agentes locales y propiedades globales emergentes;

que caracteriza tanto a los modelos basados en agentes (MBA's) como a los menos complejos

autómatas celulares (AC's).

Asimismo, la distinción luhmanniana entre sistemas sociales y no sociales simplemente se diluye

en la más precisa noción de sistemas de actantes gradualmente conectados, en y por Gaia como

modelo.

Pero Gaia no es tampoco el Sistema de Comunicación de todos sus subsistemas. Invirtiendo la

ingenua idea de Leibniz, es una armonía postestablecida. Piénsese en un sistema ecológico como la

Tierra:

Nadie observa la Tierra globalmente, nadie observa un sistema ecológico desde ninguna parte, ni

el científico ni el ciudadano, ni el productor agropecuario ni el ecologista y, no lo olvidemos,

tampoco la lombriz. La naturaleza ya no es lo que se abarca desde un punto de vista distante al q u e e l

observador puede saltar idealmente para ver las cosas “como un todo”, sino el ensamblaje de en t i d ad e s

contradictorias que deben ser compuestas como un conjunto (Latour, 2013: 66).

Este tipo de ensamblaje de múltiples controversias contradictorias (aunque no sólo

contradictorias) –oposiciones– es en resumen lo que pretende la dialéctica en su sentido auténtico;

como ya se ha esbozado antes. De modo que sólo cuando una investigación ensambla o compone

objetos, actantes, contradictorios, puede decirse que esa investigación es dialéctica. Como se verá en

detalle, la dialéctica en este sentido no es método de investigación sino un caso muy peculiar de

composición.

Tomar partido por la síntesis evolutiva en nombre de la aleatoriedad o de la teoría simbiogenética

en nombre de la asociación entre organismos eucariotas y bacterias, fuente de la contradicción actual

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en biología evolutiva, sencillamente es un círculo vicioso del que sólo se saldría aceptando que Gaia ni

es un organismo vivo ni es actante racional en el sentido de la lógica clasica. Gaia es ensamblaje

incluso de contradicciones, como sucede con las mutaciones genéticas que podrían ser dañinas,

opuestas, al funcionamiento saludable de un organismo, o como estar vivo implica un ordenado

desequilibrio termodinámico (Prigogine) que no niega ninguno de los cuatro principios de la

termodinámica; incluyendo el de entropía que no es más que una tendencia a la uniformidad, y en

términos de la fenomenología objetiva de los medios a la atonalidad de los mundos.

En rigor, como bien demuestra Badiou (2008) el Todo no tiene ser, por ende no tiene ser la

totalidad o el sistema que reuniría todos los actantes con sus modos de existencia diversos. Habitamos

mas bien una dispersión poco continua de mundos singulares donde ni la idea de Gaia como lo

sublunar que retorna luego de un supuesto universo infinito basta. El Todo no tiene ser, en

consecuencia no hay nada como el Sistema de la Comunicación. La máxima que propone Sloterdijk es

en cambio sumamente válida siempre que se entienda que la información es transformación:

En la frase "hay información" hay implicadas otras frases: hay sistemas, hay recuerdos, hay culturas,

hay inteligencia artificial. Incluso la oración "hay genes" sólo puede ser entendida como el producto de

una situación nueva: muestra la transferencia exitosa del principio de información a l a e s f e r a d e l a

naturaleza (Sloterdijk, 2003: 18).

Hay, mundos, redes, es decir, hay sistemas de comunicación de in-trans-formaciones que marcan

signatura al componerse, pero “no hay un trasmundo que pueda utilizarse como juez de éste [...] en éste

mundo terrenal esperan muchos más mundos que pueden aspirar o no a ser uno, según el trabajo de

ensamblado que logremos concretar” (Latour, 2006: 172). Así, a cada mundo corresponderán

transformaciones que podrán ser ensambladas dependiendo del buen trabajo en la tarea de las

asociaciones en la fenomenología objetiva de los medios.

Para resumir, la fenomenología objetiva de los medios es fenomenología en tanto actividad

observacional, descriptiva o cartográfica de los objetos que aparecen en los mundos; es objetiva en

tanto se mantiene fiel a un realismo no ingenuo, puede decirse, materialismo relativista, necesario en

toda actividad científica auténtica; estudia los medios en tanto los considera como actantes mediadores

siendo también una sociología de las asociaciones o las traducciones; es masiva en tanto le interesa

conectar en alto grado los mediadores como nodos; es de la comunicación pues la comunicación no es

otra cosa que conexión de actantes con modos de existencia diferentes. De aquí que sólo mediante estas

disposiciones se pueda emprender la tarea auténticamente innovadora de componer un mundo común

político; como una misión incluso bajo la guía profética de diversas teorías sociales; pues tras la

Page 117: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

signatura de una singularidad siempre resulta posible un acontecimiento como la posibilidad de la

posibilidad.

La afirmación de Jameson según la cual hoy es más fácil imaginar el deterioro total de la Tierra y

la naturaleza que el fin del capitalismo (Jameson, 2000: 11), como han destacado frecuentemente, a

pesar de sus aparentes oposiciones tanto Slavoj Zizek (2012: 344) quien la interpreta como rasgo puro

de la ideología incontinente del capitalismo contemporáneo, como Latour (2013: 74 -75) quien la

entiende como una negación melancólica del concepto científico de Gaia, estilo Melancolía de Lars

Von Trier, no solo debe ser tomada en serio sino radicalizada: hoy resulta más fácil imaginar el fin de

la Tierra que el fin del modo de producción –existencia– “moderno”, tanto capitalista como socialista,

no solo porque hay suficientes indicios para imaginar tal catástrofe, sino porque nuestra “ideológica

incontinencia” o “resignada melancólica”, en resumen, nuestro apego a la desconexión moderna,

impide pensar un devenir distinto para las actividades productivas; para la agencia de los actantes

humanos y no-humanos. “Hoy, para nosotros, quizás, la desconexión resida en creer que el Día del

Juicio Final no va a llegar, de una vez y para siempre” (Latour, 2013: 75).

Así mismo, teniendo el mente ese mundo que llamamos Tierra, resulta legítimo darle al nombre a

esos desequilibrios en la Tierra y que la hace devenir otra Tierra, y que son los acontecimientos, el que

Shaw ha decidido: geo-eventos.

The geo-event names the transformation of a world by inexistent objects and the resulting change caused by

their appearance. This statement is built from a conceptual architecture that began with the statement that existence

is worlded and not undifferentiated. A world is a constellation of objects, and they are constelated b e c a u s e t h e y

affect each other. This meant defining an object not as lump of matter, but as force-full: as a smoldering fumace of

affects. However, there is an ontological unevenness at work, too. Worlds are stable and not chaotic because there are

objects, transcendental objects, which 'caricature' or 'police' all other existent objects in the world – which is to say thay

regulate how the appear and relate with each other. Inexistent objects, conversely, are the primary sites of contingency

within a world, since they escape the trascendentals […] An endeless number of events continue to stock, surprise,

and devastate the inhabitans that dwell on this Earth: the Deepwater Horizon oil spill, the Japanese tsunami, the

Haitian earthequake, and the political uprising across the Middle East and North Africa. None of these events can be

completely reduced to the direction of human beings: all of them involve bits and pieces of the planet – unequal

associations of objects that force worlds together and formce them apart, from unnamed military drones hovering

in the sky, to fossilized carbons deep beneath our feet. (Shaw, 2012: 624).

Si como sostiene Gómez Dávila "la ecología es la versión pastoral del duro texto reaccionario"

(NEII, 193f), entonces ese duro texto reaccionario no puede ser otro que un duro texto contemporaneo

que es fiel a un presente nuevo. Ese texto contemporáneo es el que redactan los actantes al componer

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un mundo común político. Si las profecías apocalípticas de las religiones o bien las predicciones

catastróficas de Lovelock se cumplen en algún sentido, al menos los humanos agacharemos la cabeza y

por un corto tiempo habremos comprendido que la culpa no fue nunca de la técnica, sino del espíritu

moderno progresista que le encaminó en búsqueda de oscuras metas. Para ser fieles tanto a Lovelock

como a Heidegger: donde el peligro se hace muy intenso también lo hace lo que salva. En último

término “la mentalidad moderna no es la inventora de la técnica sino de los fines que la pervierten”

(Gómez Dávila, EII, 455b) y de ser ciertas las profecías o las predicciones, habrá que tomar también

literalmente aquella entusiasta afirmación de Heidegger (1996): sólo una diosa virtual puede aún

salvarnos. La única posibilidad de salvación reside en que preparemos una disposición para la aparición

de la diosa virtual o para su ausencia en el ocaso; dicho rudamente, que “no estiremos la pata” sino que,

si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro de la diosa virtual ausente; al menos se habrá

hecho el intento de salvar lo que hay aquí entre nosotros.

No se trata de pretender desobrar (como propone Nancy) la comunidad interrumpiendo el mito

de lo común político, pues la comunidad política aún no ha sido, ni puede serlo, obrada plenamente;

por más pretensiones Totalitarias que hayan tenido lugar en la Historia. Se trata de arrebatarle lo común

político a los colectores totalitarios “modernos”. Es decir: obrar constantemente lo común político es la

tarea literal de la comunicación-política. Lo dicho hasta aquí puede quedar sintetizado entonces con la

forma sucinta en la que Latour describe la TAR:

La alternativa que he propuesto en este libro es tan simple que puede sintetizarse en una breve lista:

emerge la cuesti6n de lo social cuando los vínculos en los que uno está involucrado c o m i e n z a n a

desplegarse; lo social se detecta ademas a través de los sorprendentes movimientos de una asociación a la

siguiente; esos movimientos pueden ser suspendidos o reiniciados; cuando s o n s u s p e n d i d o s

prematuramente, lo social, tal como se lo concibe normalmente, aparece compuesto por participantes ya

aceptados llamados "actores sociales", que son miembros de una "sociedad"; cuando el movimiento hacia

la recolección se reinicia, rastrea lo social en tanto asociaciones a través de muchas entidades no sociales

que podrían convertirse en participantes mas adelante; si se lo realiza sistemáticamente, este rastreo

puede culminar en una definición compartida de un mundo común, lo que he llamado un colectivo; pero si

no existen procedimientos para lograr que ese mundo sea común, puede ocurrir que no sea ensamblado y,

por último, la mejor definición de la sociología es que se trata de la disciplina en la que los participantes

explícitamente se ocupan de reensamblar lo colectivo (Latour, 2006: 244).

En todo caso, como ya se dijo, ni siquiera la idea de Gaia basta para reconectar lo desconectado,

pues ni eso supralunar, que Latour (2013) todavía considera como fuente de algún sentimiento sublime,

Page 119: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

al ser sólo accesible, tal vez, tras una catástrofe en el mundo sublunar que habitamos los objetos

terrícolas, a no-humanos capaces de escapar de la Tierra, se borra frente al destino irremediable de la

entropía universal. Lo sublime en todo caso retorna, cuando se sabe que Gaia llevaría a los terricolas

junto a su destrucción, y aún más ante la idea cientí fica de la catástrofe mayor que se sigue de las leyes

de la termodinámica; la posible muerte fría del universo. Sólo con el retorno completo de lo sublime

cientí fico, con el hecho cientí fico que constituye tal verdad física, se desvanece también toda

esperanza, como Latour (2013) añora, en que el destino de Gaia y de eso que los físicos llaman nuestro

universo pueda cambiar. La decisión se hace entonces un imperativo: o melancolía ante la ausencia de

esperanza o a firmación ante el tiempo que aún le queda al tiempo.

De modo que presentar a la “Naturaleza” como “sujeto de derechos”, rea firmando ese Contrato

Natural que antaño Michel Serres postuló, como ha sucedido recientemente en Ecuador y Bolivia, tiene

indudables efectos pragmáticos que sólo pueden ser justi ficados cientí ficamente si a ese “sujeto” se lo

toma en el sentido de la TAR, es decir, como un cuasi-objeto o cuasi-sujeto. En últimas, el Contrato

Natural funciona bien si por naturaleza se entiende el concepto cientí fico de Gaia; pues la Naturaleza

como colector de lo no-humano y lo no-técnico o de lo no-cultural y no-social, como Madre o Diosa,

como señuelo para eco-consumidores píos, no existe. Que ante ésta verdad se presenten resistencias es

normal, pues con ella:

caduca la distinción metafísica de naturaleza y cultura: en esta perspectiva, ambos lados de la

distinción no pasan de ser estados regionales de la información y su procesamiento. Habrá que armarse

de paciencia, sin embargo, ya que la comprensión de estas ideas va a ser particularmente difícil para los

intelectuales que han vivido de esta antítesis de cultura y naturaleza, y que se encuentran ocupando ahora una

posición reactiva. (Sloterdijk, 2003: 13)

Habría que presentar, en virtud de la simetría un Contrato Amoderno, capaz incluso de incluir

como “Cuasi-sujeto de cuasi-derechos” a todo tipo de no-humanos.

De este modo, resulta que, más "primitivamente", las asociaciones de humanos y no-humanos

constituyen sistemas, que antes de asemejarse a los biológicos, computan información y en los que

incluso tras la decisión y apuesta de un Sujeto fiel (que se sepa; humano), logra transformarla en

procesos corpóreos de verdades, que se extienden en el tiempo y a las que los animales humanos

Subjetivados pueden incorporarse; manteniéndose fieles; reaccionando negativamente ante los mismos

u oscureciendo su haber tenido lugar al ocultarlos.

En lo que sigue lo elaborado hasta ahora se pondrá a funcionar en el análisis del mundo Colombia

entre 2000 y 2010.

3. Fenomenología objetiva de los medios masivos de comunicación enunciado por enunciado;

ejemplo Colombia (2000-2010).

Page 120: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

¿Cómo describir la red del periodo 2000-2010 en Colombia?

Para realizar la fenomenología objetiva se irá paso a paso en la descripción de un mundo, de tal

manera que al final de éste capítulo resulte intuitivamente clara la formalización, esto es, la

fenomenología calculada de las descripciones logradas. Badiou ha realizado este mismo procedimiento

parcialmente, para evidenciar cada una de sus etapas, con varios mundos como obras literarias,

dramáticas, pinturas, situaciones políticas, amorosas y cientí ficas, que aparecen en Lógicas de los

Mundos. Acá se tomará un sólo mundo; el ya mencionado periodo de la historia de Colombia 2000 –

2010.

La descripción estará ordenada a partir del enunciado 12 hasta retornar al número 11 tras el

enunciado 57, de los 66 enunciados de Lógicas de los Mundos propuestos por Badiou; esto porque es a

partir del enunciado 12 que Badiou construye la Gran Lógica, da paso a la Teoría de las cuatro formas

del cambio, enseguida a la teoría de los puntos, luego a la teoría del cuerpo y la teoría del vivir. Los

enunciados 1 a 11 corresponden a la teoría del sujeto que será perfectamente comprensible al finalizar

todo este proceso. Así mismo, durante el proceso descriptivo se relacionarán todos los conceptos hasta

el momento elaborados y conjuntados en la fenomenología objetiva de los medios. Con esto hecho se

termina la conjunción pretendida para ésta investigación quedando su mejoramiento o corrección para

posteriores empresas.

3.1 Enunciados 12 a 57

“Enunciado 12. – El Todo no tiene ser. O: el concepto de universo es inconsistente” (Badiou,

2008: 623).

La correcta superación de la desconexión moderna requiere precisiones lógicas. Formalmente el

no ser de un Sistema como Todo de la Comunicación, que impediría sin duda toda innovación, se

demuestra al comprobar que afirmar la existencia de un conjunto de todos los conjuntos es

contradictorio en los parámetros de las lógicas, que tanto la ontología pura (clásica: acepta tanto el

principio de explosión como el principio de tercero excluido), como la fenomenología objetiva

(intuicionista: niega el principio de tercero excluido pero acepta el principio de explosión) asumen al

compartir el principio de explosión; empero en mundos con lógica paraconsistente (no supone el

principio de no contradicción o tolera la inconsistencia) el Todo puede tener ser.

No hay Mundo de los mundos o Red de redes. Badiou recuerda que la paradoja comunicada por

Russell a Frege en 1902 tiene efectos mayores: implica que no es cierto que a un concepto bien

definido corresponda necesariamente el conjunto de objetos que caen bajo el mismo. Se trata, vale

recordarlo, de un obstáculo para la soberanía del lenguaje, pues a un predicado bien definido que

consiste en el lenguaje puede corresponder sólo una inconsistencia real (déficit del ser múltiple)

Page 121: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Badiou, 2008); por ende al fundar un sitio (A a A), al signar un sitio, el lenguaje pierde su soberanía y

por explosión, los efectos de signatura son impredecibles en términos absolutos.

Considérese el predicado “no ser un elemento de sí mismo” Pp (p de paradójico). De manera que

se define: Pp ↔ ¬ (α a α). Se trata de una fórmula bien formada.

Supóngase que existe un conjunto (un ser) Mp que efectúa ese concepto; el conjunto de todos los

conjuntos que tiene la propiedad Pp. Por ende habrá un conjunto (un ser) de todos los conjuntos que no

son elementos de sí mismos (conjuntos no reflexivos). En consecuencia: (I) (α a Mp) ↔ Pp (α) ↔ ¬ (α

a α).

Empero, supuesto Mp , (Mp a Mp) ↔ Pp (Mp) ↔ ¬ (Mp a Mp)

Una contradicción explícita que obliga a sostener que Mp no es. Por ende, el predicado Pp ni tiene

extensión ni es vacío. En términos de existencia, lo real múltiple no se sigue simplemente del lenguaje.

Esto obliga a sostener que el Todo no existe. Pues si existe ha de existir un subconjunto suyo Mp de los

múltiples que satisfacen cualquier propiedad deseada. Esto obliga a establecer los axiomas de

separación. Dado un conjunto y un predicado, existe el subconjunto de ese conjunto que incluye los

elementos que caen bajo ese predicado.

Se dice que dados E y P, existe un Ep ⊆ E tal que (α a Ep) ↔ P(α). Pues se pueden separar en E

todos los elementos de E que caen bajo el predicado P. La paradoja se supera a menos que se fuerce por

la lengua la existencia de un conjunto universal U. Entonces la propiedad Pp separaría en U todos los α

que caen bajo ella en un conjunto Mp de manera que pertenecería a U; pero en tal caso la paradoja

volvería a funcionar. De modo que hay que concluir que U no tiene ser (Badiou, 2008). Así, el Todo no

tiene ser; no hay el Sistema de la Comunicación.

“Enunciado 13. – Ningún múltiple, salvo el vacío, puede ser pensado en la singularidad de su ser

sin recurrir al ser ya pensado de al menos otro múltiple” (Badiou, 2008: 623).

Éste enunciado indica que el único múltiple autodeterminado es el vacío, pues todos los demás

deben serlo de forma mediata en razón de dónde provienen sus elementos. Que sean pensables implica

que haya sido determinado en el pensamiento un múltiple antes que ellos. Por diseminación inmanente,

por ejemplo, dado un múltiple puede pensarse el múltiple de los elementos que le componen. Por

captura de partes (re-presentación), dado un múltiple se garantiza la pensabilidad de un múltiple cuyos

elementos son las partes del primero. Se puede ver que todo ser pensable se extrae de las operaciones

aplicadas al ser-en-tanto-ser, es decir, al múltiple vacío. “Un múltiple será tanto más complejo cuanto

que la cadena operatoria que, a partir del vacío conduce a su determinación, sea más larga” (Badiou,

2008: 134). El grado de complejidad es mesurable; tiene un rango.

Del hecho del que no hay todo se sigue que todo ente o múltiple entra en la composición de otros

Page 122: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

sin chance de un repliegue sobre un singular Otro. Por ende “las identificaciones y relaciones de los

múltiples son siempre locales” (Badiou, 2008: 134). Así, un múltiple remitido a su localización según

su identidad y relaciones con otros, es un ente. “En cuanto a un sitio local de identificaciones de los

entes, lo llamaremos, de manera aún bastante vaga, un mundo”. (Badiou, 2008: 134). Con esto queda

establecido formalmente el primer movimiento de la TAR exigido por Latour: localizar lo global

(Latour, 2008: 249).

“Enunciado 14. – Un múltiple no es pensable en la singularidad de su aparición sino en la medida

en que se inscribe en un mundo” (Badiou, 2008: 623).

Para que un ente que no sea el vacío, pueda ser pensado se precisa al menos de otro entre y de

una operación que legitime para el pensamiento el paso de otro a aquel cuya identidad debe

establecerse. La operación supone empero un múltiple como espacio de ejercicio implícito al interior

del cual se produce el pasaje. Así, “llamamos “situación de ser”, para un ente singular, al mundo que

lo inscribe un procedimiento local de acceso a su identidad a partir de otros entes” (Badiou, 2008: 136).

“Enunciado 15. – Pensar un múltiple tal que inscrito en un mundo, o pensar el ser-ahí de un

múltiple, supone que se ponga al día una lógica del aparecer que no es idéntica a la ontología

(matemática) de lo múltiple puro” (Badiou, 2008: 623).

La lógica del aparecer es un álgebra trascendental para las identidades y diferencias que

constituyen la localidad mundana de un ser-ahí de algún ente:

Llamaremos “aparecer” a aquello que, de un múltiple matemático, es capturado en una red

relacional situada (un mundo), de modo tal que ese múltiple adviene al ser-ahí, o al estatuto de ente-en-

un-mundo. Es entonces posible decir que ese ente es más o menos diferente de otro ente que pertenece al

mismo mundo. Llamamos “trascendental” al conjunto operatorio que permite darle sentido al “más o menos”

de las identidades y de las diferencias , en un mundo determinado (Badiou, 2008: 140).

“Enunciado 16. – Una lógica del aparecer, y por lo tanto la lógica de un mundo, equivale a una

escala unificada de medida (intrínseca, sin sujeto) de las identidades y diferencias, y a las operaciones

que dependen de esa medida. Se trata, necesariamente de una estructura de orden que da sentido a

expresiones como “mas o menos idéntico” y, más generalmente, a comparaciones de identidades.

Llamamos a este orden, y a las apariciones que de él dependen, el trascendental de una situación (o de

un mundo). El trascendental es designado por T, y el orden que estructura T por el símbolo

acostumbrado � . Para un múltiple aparecer quiere decir: ser capturado por la lógica de un mundo, o sea,

indexado al trascendental de ese mundo” (Badiou, 2008: 624).

Page 123: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

El enunciado anterior es perfectamente claro y no merece la pena alargarse en su parafraseo; más

que recordar que el uso de la expresión “mas o menos” es una manera de hablar de los grados relativos

de identidad y diferencia mas no una relación absoluta entre grande y pequeño.

Sea c el mundo conformado por las empresas de medios de comunicación masivos en Colombia

y sus públicos entre los años 2000 - 2010. Sea T el trascendental, o objeto de c, que mide el grado de

aparecer de los objetos de c; T mide la visibilidad de las empresas y los públicos en c. Para llevar a

cabo su fenomenología objetiva hay que partir, como se ha dicho, por un medio que pueda resultar de

interés y de allí derivar la red o mundo al rastrear las agencias diversas. Tómese por ejemplo el archivo

fotográfico producido por el fotógrafo Jesús Abad Colorado de “La marcha del Ladrillo” en Granada

(Antioquia) con su respectivo pie de foto; publicada en el informe del GMH ¡Basta ya! Memorias de

guerra y dignidad (2013). Desde la descripción formal de tal fotografía, entendida como un red de

signo o mejor de signaturas, inspirada en la descripción análoga hecha por Badiou (2006) de un cuadro

de Hubert Robert, que sin duda aporta ideas para el análisis semiótico, se puede realizar también la

fenomenología del mundo c en conjunto.

Tómese la fotografía F como objeto del mundo:

Es evidente que nos enfrentamos a una operación peculiar. El recorte, que “es más esencial que la

presencia, no sólo por el efecto del montaje, sino antes ya y desde un principio, por el efecto del

encuadre y la depuración cuidada de lo visible” (Badiou, 2009: 127). Asimismo, hay una globalidad de

un montaje estático, una serie de relaciones que ordenan de cierto modo cada componente de la imagen

y que en una imagen dinámica, se dan también según un movimiento global. Pero también, hay una

localidad de la toma o selección del plano, que en imagen dinámica se darían también según un

Page 124: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

movimiento local. Empero también se puede describir un movimiento impuro. Se trata de un

movimiento localmente impuro, pues los objetos que allí, en la fotografía F, aparecen, aparentan tener

su origen en los objetos que aparecen en otro mundo y no directamente en el ser. Aunque también

aparenta ser movimiento globalmente impuro pues el orden de los componentes de la imagen fueron

efecto de la decisión del fotógrafo, de una velocidad de obturación, de una determinada apertura de

diafragma, de determinado iso, lente, cámara y momento de disparo; que pueden remitir a un origen en

otras artes, como el dibujo y la pintura. Nos enfrentamos entonces a tres falsos movimientos (Badiou,

2009) coagulados en una sola imagen.

Si se cuestiona en qué sentido el hombre con sombrero negro s que aparece en plano medio a la

izquierda de la imagen es semejante, es decir, cual es su grado de identidad con otros componentes, que

aparecen allí llevando ladrillos para reconstruir su pueblo. Debe poderse responder gracias a un matiz

de evaluación. Se podrá decir que el hombre s es trascendentalmente muy semejante, en el grado p, a

las otras personas que llevan ladrillos en relación al subconjunto del mundo c, que instituye el ser

víctima del conflicto armado interno colombiano entre los años 2000 y 2010.

“Enunciado 17. – La organización trascendental de un mundo cualquiera permite que sea

pensable en él la no aparición de un múltiple. Eso quiere decir que existe, en la estructura de orden

trascendental, un grado mínimo. Se lo anota � ” (Badiou, 2008: 624).

El pensamiento del no-apareciente equivale a decir que la identidad de un ente ontológicamente

determinado y cualquier ente que aparece en un mundo es mínima y en consecuencia es nula para lo

que aparece al interior de ese mundo. Así, si se piensa en un múltiple como la guerrilla del M-19, es

razonable decir que dicho múltiple no-aparece en el mundo c, pues en tanto movimiento guerrillero

oficialmente operó hasta el 8 de marzo de 1990. Con lo que su identidad con cualquier apareciente del

mundo c es igual al mínimo � . Ese grado mínimo es sin duda único pues si hubiese un � ' , ese grado

sería menor o igual al mínimo � . De modo que � � � ' y � ' � � . Por axioma de antisimetría, si a � b y b

� a entonces a = b; por ende � ' = � .

“Enunciado 18. – La organización trascendental de un mundo cualquiera autoriza que se pueda

evaluar lo que hay en común entre el ser ahí de dos múltiples que coaparecen en ese mundo. Eso

supone que, en el trascendental, dados dos grados de intensidad, existe un tercero que es “el más

cercano”, simultáneamente, a los otros dos. Ese grado mide lo que llamamos la conjunción entre dos

múltiples. Se le anota ∩” (Badiou, 2008: 624).

De manera que la disyunción no será más que un grado de identidad entre diferencias igual o

menor al mínimo. La conjunción se obtiene de la red diferencial, de modo que se puede preguntar por

su medida como la de dos diferencias. Este procedimiento “dibuja lo “común” lógico del aparecer”

(Badiou, 2008: 150).

Por ejemplo, sean los grados de las diferencias de coaparecientes del mundo c: sea el muy

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elevado grado trascendental de la diferencia (o muy débil grado de identidad; es lo mismo) entre la

fotografía F en cuestión y el conjunto A de los victimarios de la toma, en este caso, las FARC-EP; y el

grado muy débil de la diferencia (muy elevado grado de identidad) entre F y el conjunto V de los

colombianos víctimas. La conjunción de estas dos diferencias, que dispone a F en la doble diferencia,

será muy cercana a la más débil de las dos, esto es, la diferencia entre F y V. Ese grado es el más

cercano simultáneamente a los otros dos. Así, el orden de magnitud de aparición de la fotografía F se

ve un poco modificado por su coaparición con las del conjunto A de los victimarios. Mientras que el

grado del aparecer de los victimarios, incluso en la marcha, parece tan envolvente en el mundo c que al

considerarle en conjunción con cualquiera de los otros aparecientes F y V se le reduce

considerablemente. Pues A tiene más “potencia” o “fuerza” de aparecer que el aparecer débil de las

víctimas del conflicto interno y de la fotografía.

“Enunciado 19. – La organización trascendental de un mundo cualquiera asegura la cohesión del

ser-ahí de una parte cualquiera de ese mundo. Eso supone que a los grados de aparición en el mundo de

los múltiples que constituyen esa parte le corresponde un grado que, a la vez, los domina a todos y es el

más pequeño que lo hace. Ese grado, que sintetiza lo más cercanamente posible el aparecer de una

región del mundo, es llamado la envoltura de esa región. Si B es la región, la envoltura de B se anota

∀B” (Badiou, 2008: 624).

Ese grado que domina a todos los otros en una región debe ser el más pequeño que lo hace. Por

ejemplo, sea la fotografía F esa parte (re-presentación; subconjunto incluido) del mundo c. Esto es F ⊆

c. Siendo T el trascendental del mundo c. B ⊆ T, sería la parte del trascendental que contiene a todos

los grados de intensidad de la aparición de los elementos de la parte F. Si F es, como se ha dicho la

fotografía en cuestión con cada persona, cada ladrillo, cada casa de los lados la vía, el pie de foto, etc.;

B es el conjunto de los grados de intensidad de aparición de todos esos entes/múltiples, o el grado que

sintetiza lo más cercanamente posible el aparecer de F en c.

La medida de intensidad que envuelve todas esas intensidades es la intensidad de aparición de

todo eso tomado en conjunto. Estaríamos operando una suerte de cambio de escala (Badiou, 2008).

Piénsese que hay un elemento t de T superior o igual a todos los elementos de B. Si b a B entonces b �

t. Así, t es un mayorante de B. Por ejemplo, la convicción de reconstruir sus viviendas que evidencian

las personas registradas en la fotografía domina a todos los ingredientes de F por ende su grado de

aparición es superior al de todos los otros grados de B. Sin duda la selección de los mayorantes y de

cual es el menor mayorante es también una cuestión de interés que depende del “buen ojo” del

investigador; es decir, de que los oligópticos a través de los cuales observa funcionen bien.

Ahora bien, supuesto un elemento u como el menor de todos los mayorantes de B, es decir, u � b

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� t. Por ejemplo, la misma convicción puede tener un grado menor al de cualquier otro mayorante de B;

siempre menor a la evidente gran cantidad de población movilizada por la calle. De manera que u es la

envoltura de B, pues estaría localmente aferrada a B dominando a todos los elementos de B lo más

exactamente posible. Siendo esto así, B es un territorio para u (el grado de intensidad de la convicción

de las personas que aparecen en la fotografía F). Así si llamamos al grado de intensidad de la

convicción v, y como v = u, entonces v = ∀B. Así, para ir retomado conceptos antes elaborados, la

convicción es el menor valor mayorante que domina lo más exactamente posible a todos lo grados de

intensidad en B (la región de T) de los elementos de F.

“Enunciado 20. – En el orden del aparecer, la síntesis, global y en capacidad de infinito (la

envoltura), prevalece sobre el análisis, local y finito (la conjunción). En consecuencia, la conjunción

entre un apareciente singular y una envoltura es, ella misma, una envoltura. Lo que puede enunciarse:

∩ es distributivo con respecto a ∀” (Badiou, 2008: 624).

Se tendrá cuidado en éste punto con no creer que lo global a retornado de manera absoluta. La

globalidad de la ∀ es siempre relativa a los otros mayorantes de B respecto de los cuales es el menor y

respecto a los grados de B respecto de los cuales es mayor.

Dado el mundo c de Colombia en el periodo 2000-2010, entre el intervalo abierto 1999-2011; el

fragmento de mundo F, la fotografía de Colorado, y todos sus elementos f1, f2, …, fn. De manera que F

= {f1, f2, …, fn}.

La envoltura de la región con grado B para F se anotará ∀B es el elemento en T que corresponde

a F que tiene la intensidad diferencial más alta, es decir, la convicción v. Dado un apareciente en el

mundo c, como por ejemplo el gobierno nacional de Colombia con grado g; la conjunción entre ese

apareciente y la envoltura de B será una envoltura. De manera que:

g ∩ ∀B = ∀{g ∩ f1, g ∩ f2, ..., g ∩ fn}

“De manera general, se planteará que la relación entre el operador local {o finito} ∩ y la

envoltura global ∀ es de distributividad” (Badiou, 2008). De manera que lo común entre un elemento y

un envoltura es la envoltura de lo común entre el elemento y los que envuelve esa envoltura:

g ∩ ∀B = ∀{(g ∩ x) / x a B}

Lo que se leería: la conjunción entre el grado del gobierno nacional de Colombia y la envoltura

de la fotografía, que mide el aparecer de la convicción que expresan las personas en la misma es

idéntica a la suma de la conjunción entre el grado del gobierno y cada uno de los grados de intensidad

de los elementos de la fotografía. El orden, el mínimum, la conjunción, la envoltura y la distributividad

conforman una estructura conocida por los lógicos como álgebra de Heyting completa (Badiou, 2008).

“Enunciado 21. – En el orden del aparecer, existe una medida trascendental del grado de

vinculación necesaria entre dos aparecientes. Se llama a ésta medida la dependencia de uno de los entes

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respecto del otro, o, más exactamente, la dependencia de un grado trascendental de aparición respecto

de otro. La dependencia del grado q respecto del grado p se anota p ⇒ q” (Badiou, 2008: 625).

Lo que esto quiere decir es simplemente que si a un elemento f de F, por ejemplo, se corresponde

un grado p de aparecer y si el grado q es dependiente de ese grado entonces, si p mide el aparecer de f

necesariamente el grado q mide el de f2. Así, el aparecer de f2 depende del de f. Lo mismo, si F es

tomado como apareciente de c puede decirse que su aparecer fue dependiente del fotógrafo Colorado J.

J ⇒ F. Se trata en éste punto de la formalización misma de la actancia.

“Enunciado 22. – Dados un mundo y un apareciente definido de ese mundo, –dado, por

consiguiente, con su grado de aparición–, existe siempre otro apareciente cuyo grado es el más grande

de todos aquellos que, en cuanto a su aparecer, no tienen nada en común con el primero (o: cuya

conjunción con el primero es igual al mínimum).

Dicho en otros términos, en el trascendental de un mundo, todo grado admite un reverso”

(Badiou, 2008: 625).

Dado el grado trascendental p de T, si p ∩ q = � , el conjunto de los grados que cumplen tal

propiedad es {q / p ∩ q = � } . La envoltura de ese conjunto es el reverso de p:

¬ p = ∀{q / p ∩ q = � } .

El reverso combina la alteridad con la maximalidad. Es la alteridad máxima, que le consagra a

“portar el aparecer de las conexiones negativas” (Badiou, 2008: 195). Retomando los conceptos antes

elaborados a partir de Gabriel Tarde, incluso por Hegel y Marx en el ámbito social, el reverso es la

definición formal de la oposición.

“Enunciado 23. – La conjunción entre un grado y su reverso es siempre igual al mínimum. Y el

reverso del reverso de un grado es siempre superior o igual a ese mismo grado. Lo cual se anota, para la

primera propiedad, p ∩ ¬ p = � , y, para la segunda, p � ¬ ¬ p” (Badiou, 2008: 625). Ésta es una

variante en lógica del aparecer del principio de no contradicción.

La demostración es muy sencilla:

p ∩ ¬ p = p ∩ ∀{q / p ∩ q = � } definición de ¬ p

p ∩ ¬ p = ∀{p ∩ q / p ∩ q = � } distributividad

La envoltura de términos iguales al � es el mismo � . Por ende: p ∩ ¬ p = � .

Por ejemplo, en el mundo c la conjunción entre la fotografía F y su reverso, o su opuesto, que

podría ser un acto de censura C = ¬ F a la prensa de guerra, no es más que la invisibilidad de lo que

tuvo lugar en el periodo 2000-2010 en Colombia. F � P = � .

Por definición de reverso. ¬ ¬ p = ∀{q / p ∩ q = � } .

Como ¬ ¬ p = ∀{q / p ∩ q = p ∩ ¬ p}. Y como ¬ ¬ p debe ser superior o igual a estos q entonces

p � ¬ ¬ p. Ésta es una reformulación del principio de doble negación en el cual, no-no-A no es

ciertamente menos verdadero que A, aunque no es necesariamente idéntico a A como en la lógica

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clásica.

Así, si C, el reverso de F, tiene un reverso, éste es mayor o igual la fotografía F. Ese reverso del

reverso de la fotografía, el reverso de la censura de F, no sería otro que el grado de la intensidad de la

publicación P de la fotografía en el informe del GMH. Retomando conceptos tardeanos, en el mundo m

el reverso de la censura de F garantiza la aparición de un fragmento de ese mundo para un público. De

igual modo es público no tiene un grado idéntico al de la fotografía, a pesar de ser mas que menos

idéntico a ella. En este sentido, siendo tardeanos, hay que a firmar que la repetición produce innovación

gracias a la oposición.

“Enunciado 24. – Existe, en el trascendental de un mundo cualquiera, un grado máximo de

aparición. Ese grado máximo es el reverso del grado mínimo. Se lo anota M, y se tiene M = ¬ � ”

(Badiou, 2008: 625).

Si ¬ � = ∀{q / q ∩ � = � } por definición de reverso. Como para todo q se tiene que q ∩ � = � .

Entonces ¬ � es la envoltura del trascendental T mismo o ¬ � = ∀T.

Como ∀T es superior o igual a todo elemento, grado, de T; cualquier grado p � ¬ � . Así:

¬ � es máximo en T y es además único por antisimetría. ¬ � se expresa con M.

Lo que obliga a pensar que en el mundo c, de Colombia en el periodo 2000 - 2010 existe un

fragmento al que corresponde ese grado máximo de intensidad de aparición en T.

“Enunciado 25. – El reverso del reverso del grado mínimo es igual a ese mismo grado. O sea ¬ ¬

� = � . Del mismo modo, el reverso del reverso del grado máximo es igual al grado máximo. O sea ¬ ¬

M = M. En éstos casos particulares, la doble negación equivale a la afirmación. El mínimum y el

máximum se comportan, en cuanto a la doble negación, de manera clásica” (Badiou, 2008: 625). La

sencilla demostración de éste enunciado también ha sido realizada por Badiou (2008: 195).

Para hacerla fácil a la intuición piénsese en la guerrilla del M-19 respecto al mundo c, como no-

aparece en ese mundo, su grado es � , en consecuencia el reverso de su reverso es de grado � también.

En éste punto se pueden enunciar algunas ecuaciones básicas:

Se tiene siempre que p � � = � y p � M = p.

“Enunciado 26. – La lógica ordinaria, o sea el cálculo formal de las proposiciones y de los

predicados, recibe, para un mundo dado, sus valores de verdad y la significación de sus operadores sólo

del trascendental de ese mundo. Así, la lógica ordinaria, o pequeña lógica, es una simple consecuencia

de la lógica trascendental, o Gran Lógica” (Badiou, 2008: 625).

Vale decir que ésta estructura es objeto de estudio de los lógicos que han intentado hacer evidente

la dependencia del álgebra ordinaria de cuanti ficación de proposiciones y predicados respecto de la

topología (la teoría) y la teoría de las categorías. Con esto se logra mostrar que la formalización del

lenguaje natural humano depende también de la lógica trascendental y no depende de categorizaciones

psicológicas sino objetivas, de modo que el logicismo se pone en crisis.

Semántica: sea la fotografía de colorado f. Sea el predicado G(f) o “f tiene la propiedad ser gris”.

Page 129: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Remitido al mundo c con el trascendental T. Si G(f) es verdadero, se le atribuye el valor M o el

máximum en T que indica que tal predicado aparece máximamente en el mundo c. Si G(f) es falso, se

le atribuye el valor � o el mínimum en T. Si su valor es intermedio, mas o menos probable, se le

atribuye el valor p. Como f está en escala de grises es preciso decir que G(f) = p.

Sintaxis: la conjunción entre dos valores trascendentales supuestos viene determinada así:

M � M = M; M � � = � ; � � � = M; M � p = p.

La implicación entre dos valores trascendentales p y q es la dependencia de q respecto a p (p ⇒q):

M ⇒ M = M; M ⇒ � = � ; � ⇒ � = M; � ⇒ M = M; M ⇒ p = p; p ⇒ M = M.

Como la inferencia es la característica fundamental de la semiosis y es reductible a la

dependencia trascendental, es razonable decir que la dependencia, al interpretar la implicación, es la

característica fundamental de la semiosis.

La negación “no-G(f)” es el reverso ¬ trascendental del valor de G(f). Como G(f) = p no-G(f) =

no-p. Lo cierto en este caso es que p � no-p = � ; lo que básicamente quiere decir que son algo y su

reverso son absolutamente diferentes y lo mismo aplica para el reverso del reverso. Todos sin duda son

mas o menos probables. Pero si el predicado “f tiene la propiedad E, estar en escala de grises” E(f).

Como E(f) = M, el reverso de ese predicado no-E(f) = � y el reverso del reverso no-no-E(f) = M.

La alternativa es un caso particular de la envoltura ∀. La fotografía f de colorado y los

victimarios v, respecto del predicado “ser relevante para las empresas de medios masivos de

comunicación en Colombia” R, R(f) = p, mientras R(v) = q. El valor de “R(f) o R(v)” será

inmediatamente superior al de R(f) y al de R(v) o igual simultáneamente al de ambos si son iguales. Se

trata entonces que cuando los grados son p y q; el valor de p o q, es ∀{p, q}. Si cualquiera vale M,

entonces ∀{p, q} = M, pues el grado de la envoltura es mayor o igual a lo que envuelve. La envoltura

de dos grados puede anotarse como la unión de p y q o p c q.

La unión de un grado con su reverso, sea p c ¬ p, no siempre es M, y sólo es así en un mundo

clásico. En un mundo no clásico p c ¬ p = q; es decir, el grado de la unión de algo con su reverso es

mas o menos probable, en tal caso también hay alternativa.

Cuantificador existencial: los valores de los enunciados predicativos P(x) forman un subconjunto

Ap de T donde Ap ⊆ T. La envoltura ∀Ap , es el grado mas pequeño de T, mayor o igual a todos los

grados de Ap. Es decir, es el valor máximo de todos los enunciados predicativos para el mundo c. Así,

existe un x en c que tiene la propiedad P en la medida ∀Ap.. Si P(a) = M, como M pertenece a Ap,

entonces ∀Ap = M. Lo que se interpreta � x P(x) = M. Por ejemplo, en el mundo c, el juicio existencial

H, “hay una fotografía de la marcha del Ladrillo tomada por Jesús Abad Colorado”, es verdadero, pues

H(f) = M, en consecuencia para cualquier otro apareciente que cumpla tal propiedad, H(f) tendrá el

valor de la envoltura de cualquier otro o ∀Fp = M.

Page 130: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Cuantificador universal: piense el enunciado “todos los actantes que figuran en el mundo que es

fotografía de Colorado están marcados por la firme convicción de reconstruir el pueblo”. Tómese un

subconjunto de grados trascendentales A ⊆ T. Supóngase el conjunto B “todos los elementos de T más

pequeños que todos los elementos de A”. B es el conjunto de los minorantes de A. B no es nunca vacío,

pues el grado � es siempre inferior. La envoltura de B, ∀B es también más pequeña que todos los

elementos de A, es el más pequeño de los mayorantes de B y el más grande de los minorantes de A. Se

anota ΠA.

Piénsese el conjunto de los valores asignados en T a los enunciados del tipo P(x). Por ejemplo el

enunciado Z “los actantes humanos que figuran en el mundo que es fotografía de Colorado están

marcados por la firme convicción de reconstruir el pueblo”. Sea este subconjunto de T, Ap. El grado del

más grande minorante de Ap, es ΠAp. Sea cual fuere la constante a el enunciado P(a) tiene un grado de

verdad al menos igual a ΠAp o al más grande que tiene la propiedad P. Esto es que todos los términos

tienen la propiedad P al menos en el grado fijado por ΠAp.

Si, efectivamente, para todo actante humano a, que figura en el mundo F de la fotografía de

Colorado, está marcado por la firme convicción de reconstruir el pueblo, eso signi ficaría que Z(a) = M;

sin importar cual sea a. Así, Zp = M, pues ningún Z(a) tiene otro valor que M, de modo que ΠZp = M.

Tal es la proyección de � x Z(x) sería verdadero.

Pero la observación revela que no es así, pues los policías parecen apenas estar presentes, mas no

tener la firme convicción al aparentemente no colaborar llevando ladrillos o animando a la multitud. De

modo que ΠZp = p es decir, “existe un actante humano que figura en F que está mas o menos marcado

por la firme convicción de reconstruir el pueblo”, así que hay un a que tiene la propiedad pZ, es decir,

pZ(a). Efectivamente, ese actante es un policía r que apenas observa desde un costado. De modo que

∀pZp = M. En cambio, la observación también muestra que la afirmación mZ “todos los actantes

humanos que figuran en F están marcados absolutamente por la firme convicción de reconstruir el

pueblo” es falsa. De modo que ΠmZp = � .

Observación que revela algo muy interesante, y es que cualquier actante que resulte aparecer

como el reverso de los marchantes m en el mundo F para los cuales Πzp = M tendría un valor de

convicción mínimo respecto al mundo F. El reverso de ese reverso, aparenta ser el hombre s en un

plano medio corto que mira fijamente, al frente de los marchantes, pues sin lugar a dudas s tiene el

grado de la envoltura de los marchantes, al parecer ser el mas firmemente convencido por la

reconstrucción del pueblo o, s = ∀m = M. Así, el reverso de s sería ¬M = � , un actante humano que

figure con un grado mínimo o nulo, para el cual resulta absolutamente falso “tener la firme convicción

de reconstruir el pueblo” y que podría ser atribuido al policía cabizbajo z a la derecha de la foto, y que

aunque aparentemente o bien con indiferencia o bien con tristeza, no participa ni con su atención a los

Page 131: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

marchantes.

Las evidentes relaciones semiosicas establecidas en F son de dependencia. Puesto que del grado

de existencia, respecto al trascendental que mide la “ firme convicción de reconstruir el pueblo por parte

de los actantes humanos que figuran en el mundo F”, de un existente de máximo grado se implica o se

in fiere que su reverso tiene un grado mínimo de aparecer, de modo que respecto del máximum y el

mínimum, se presente la alternativa clásica con valor ∀{M, � } en la que s c z = M.

Éste viene siendo el proceso de observación fenomenológico objetivo fundamental siguiendo las

pautas de Badiou (2008: 199-208), sin duda tiene matices bien complejos que tiene ocupados a los

lógicos, pero tiene una ampliación topológica y dinámica que Badiou mismo aporta. Lo que es claro es

que la observación y descripción semiótica de un objeto mediático estático puede ser formalizada.

“Enunciado 27. – El mundo de la ontología, o sea la constitución histórica de la matemática de lo

múltiple puro, es un mundo clásico” (Badiou, 2008: 625).

Efectivamente la ontología, teoría de lo múltiple puro, axiomática de conjuntos, es un mundo.

Pero es un mundo clásico en el que el reverso del reverso de un ente-ahí es ese mismo ente:

“Una lógica clásica valida a la vez el principio del tercero excluido y el principio de no contradicción

(no se puede tener al mismo tiempo la verdad del enunciado p y la del enunciado no-p). Una lógica

intuicionista valida el principio de no contradicción, pero no no el principio del tercero excluido. Una lógica

paraconsistente valida el principio de tercero excluido, pero no la forma general del principio de no

contradicción” (Badiou, 2008: 209).

Esto indica que un mundo puede tener cualquiera de estas lógicas.

“Enunciado 28. – El grado trascendental que mide en un mundo dado, la identidad de un

apareciente con otro, mide también la identidad de ese otro con el primero: la función de indexación

trascendental es simétrica” (Badiou, 2008: 625).

Por ejemplo, la medida de dos elementos del fragmento F aparecen en el mundo c está fijada por

el elemento p de T asignado al par {x, y}. Como el trascendental T tiene una estructura de orden está

autorizada la comparación de las medidas. Así x es mas o menos idéntico a y.

Si x es el hombre s del sombrero; y es la masa de población h lejos al fondo de la calle y la Id(s,

h) = M. Se diría que s y h son tan idénticos como pueden serlo según el trascendental T de F tomado

como mundo, pues se mide en relación a su participación activa en la movilización. De modo que el

hombre del sombrero sería sumamente semejante a la masa poblacional del fondo en relación a su

aparecer en F como actor movilizado hacia la reconstrucción del pueblo.

Id(s, � ) = � porque la identidad de s, medio por el grado s, con cualquier no-apareciente en el

mundo F, como por ejemplo el presidente de la República r donde r = � . Si, en cambio, siendo d el

policía que observa desde el lado derecho de la calle en la fotografía, el grado de identidad puede ser

intermedio, pues por lo menos se encuentra allí presente en la movilización posterior al atentado que

dejó cinco policías muertos; así Id(s, d) = p.

Para que Id, la función de parecer, sostenga la comparación coherentemente, se le imponen dos

Page 132: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

axiomas:

Ax. Id.1: Id(x, y) = Id(y, x) La función de aparecer, o indexación trascendental es simétrica. Esto

garantiza la condición exigida por la Latour de simetría entre todos los actantes, humanos y no

humanos de una red, pues al ser x e y variable libres cualquier ente-ahí podría nombrarles. El grado de

identidad de x con y es el grado de identidad de y con x.

“Enunciado 29. – La intensidad de coaparición, o conjunción, en un mundo dado, de la identidad

de un apareciente con otro, luego de ese otro con un tercero, no podría sobrepasar el grado de identidad

evaluable directamente entre el primero y el tercero. La indexación trascendental obedece, con respecto

a la conjunción, a la desigualdad triangular” (Badiou, 2008: 626).

Ax. Id.2: Id(x, y) ∩ Id(y, z) � Id(x, z)

En el mundo F de estudio Id(s, h) ∩ Id(h, d) � Id(s, d), quiere decir que los grados de la

identidad del hombre con sombrero con la masa movilizada junto a la identidad de la masa con el

policía es menor o igual a la identidad del hombre de sombrero con el policía. Como Id(s, h) = M y

Id(s, d) = p entonces se tiene que M ∩ Id(h, d) � p. Como M ∩ p = p; pues por la proposición P.0

(Badiou, 2008: 394) p ∩ q = p, pues (x � a) ↔ (x � a) = x, entonces Id(h, d) = p, y así se puede saber

que la masa poblacional movilizada y el policía son p idénticos, es decir, en algún grado semejantes en

relación al estar movilizados por la reconstrucción del pueblo según el trascendental T.

La identidad rígida, por ejemplo de un apareciente consigo mismo, entonces quedaría medida por

Id(x, x) = M.

“Enunciado 30. – Un apareciente en un mundo no podría existir en él menos que lo idéntico que

es a otro” (Badiou, 2008: 626).

Este enunciado tiene que ver directamente con la definición de un apareciente considerado como

un fenómeno y como existente. La definición propuesta por Badiou es la siguiente:

� (a / A) = {a, [Id(a, x1), Id(a, x2), …, Id(a, xα), …] / xαa A}

Dado un elemento fijo de A, como a a A, el fenómeno de a en lo relativo a A es el conjunto de

los valores de la función Id(a, x) para todos los x que coaparecen con a en A. Para el caso considerado

en la fotografía F del mundo c. Si a = s.

� (s / F) = {s, [Id(s, x1), Id(s, x2), …, Id(s, xα), …] / xαa F}

Siendo esto así, el fenómeno del hombre de sombrero en lo relativo a la fotografía, es el conjunto

de la identidad del señor del sombrero con todos los elementos de la fotografía que coaparecen con él

allí.

La presentación de a (s) en el mundo no es considerada directamente, pues el fenómeno, por

ejemplo de s interesa en cuanto “se diferencia de aquellos que coaparecen con él” (Badiou, 2008: 275).

En éste sentido el referencial identitario para s es F, la fotografía, y el fenómeno de un apareciente

singular como el señor de sombrero s, es el total de los grados de identidad con los otros aparecientes

Page 133: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

en la foto, como podrían ser las otras personas y las casas a los costados.

El fenómeno de a (s) es siempre la pareja formada por el mismo a, que es ente-múltiple en tanto

es elemento de A (F) y un conjunto de grados trascendentales que dependen del trascendental T. Así, la

de fenómeno es una noción ontológico-trascendental.

Ahora bien, el grado de existencia de x en F y en consecuencia en el mundo c, es el “valor que

toma en el trascendental de eso mundo la función Id(x, x). Así, para un múltiple cualquiera la

existencia es el grado en el cual él es idéntico a sí mismo, en tanto que aparece en el mundo” (Badiou,

2008: 276). Esto quiere decir que un ente-múltiple, un elemento, tiene tanta más su existencia cuanto

en la medida que afirma más su identidad en él.

Si Id(x, x) = M, es decir si la existencia Ex = M, x existe absolutamente en lo relativo a F, en c, y

al trascendental T de c que mide su grado. Si Id(x, x) = � , x no existe en absoluto en ese mundo. Si

Id(x, x) = p, x existe en algún grado no máximo en ese mundo.

Surge de aquí la proposición P.1: Id (x, y) � Ex � Ey.

Al hablar entonces de un modo de existencia debe entenderse precisamente, como lo pone

Latour (2014), la trayectoria peculiar en la que se pueden detectar los objetos de un mundo, pues

formalmente la existencia es la auto-identidad, pero la identidad no es otra cosa que el grado de

diferencia con los demás fenómenos de un mundo, de modo que el cambio en los fenómenos de un

mundo implica el cambio del modo particular en el que un objeto existe en ese mismo mundo. Cada

objeto en particular puede tener un modo de existencia diferente desde un punto de vista y, en todo

caso, puede tener un modo de existencia común con otros al expresar una misma figuración, en los

términos de la TAR y los estudios literarios, o ser reunido por una misma conjunción o una envoltura.

“Enunciado 31.– Si un elemento de un múltiple inexiste en un mundo, es sólo mínimamente

idéntico a otro elemento del mismo múltiple” (Badiou, 2008: 626).

Por ahora basta con formular que si ese otro elemento es tal que b � A de un mundo m entonces,

si ØA es el inexistente de ese mundo, b y ØA son trascendentalmente no-idénticos. Así, la Id (b, ØA) = � .

De igual modo, si en el mundo c hay un elemento x que inexiste en un múltiple, por ejemplo, en el

múltiple F, entonces, ese elemento x es estrictamente mínimamente idéntico a otro elemento de F.

“Enunciado 32.– Sean un mundo y un apareciente de ese mundo. Sea un elemento fijo del

múltiple que constituye el ser de ese apareciente. La función que asigna, a todo elemento de ese

múltiple, el grado trascendental de su identidad con ese elemento fijo es un átomo de aparecer. Ese

átomo es denominado el átomo real preescrito por el elemento fijo (Badiou, 2008: 626).

Para comprender este enunciado hay que ir despacio.

Si se supone un conjunto A que aparece en un mundo, póngase el múltiple F de la fotografía que

aparece en el mundo c cuyo trascendental es T. Un “componente fenoménico de A [F] es una función

que asocia a todo elemento x de A [F] un grado trascendental” (Badiou, 2008: 277). Si π es la función

de F hacia T, entonces, para todo x de F, esto es para todo elemento del múltiple que es la fotografía

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hay un grado p, tal que π(x) = p.

Se puede también definir un componente mínimo para el conjunto F; que es el soporte de un

fenómeno. Ese “componente es, en el orden del aparecer, el punto de lo Uno, aquello por debajo de lo

cual no hay más aparición posible” (Badiou, 2008: 278). Tal componente del objeto que aparece en un

mundo se llama componente de objeto atómico, o simplemente atomo (de aparecer). Nótese que un

átomo como cualquier componente fenoménico es una función.

Un átomo tiene a lo sumo un elemento en el sentido que, si hay, por ejemplo, un elemento de F

del que se puede decir que pertenece absolutamente al componente, no hay más que uno (Badiou,

2008). Así, cualquier elemento que pertenezca absolutamente al componente será trascendentalmente

idéntico al átomo.

Por ejemplo, si se contrasta el aparecer de la mujer d en plano medio a la derecha llevando un

ladrillo, con el del hombre s del sombrero que aparecen en el objeto fotografía F del mundo c; es

razonable decir que ambos validan un componente atómico dado por la función: “ser un manifestante

del conjunto de los manifestantes de la marcha del ladrillo”. No se trata entonces, en ésta étapa de la

construcción, que sólo haya un múltiple que valide esas características, sino que cualquier múltiple que

las valide absolutamente es fenoménicamente idéntico a otro que también las valide absolutamente.

Tal función atómica se anota α(x).

Se impone en éste punto un axioma que vale para todo componente fenoménico:

Ax. α.1: α(x) � Id(x, y) � α(y)

Sostiene Badiou que este “axioma indica que el grado de pertenencia de y a un componente de

objeto, sea el que fuere, atómico o no, no puede ser inferior a su grado de identidad con x combinado

con el grado de pertenencia al componente de ese x” (Badiou, 2008: 279).

Si α(x) = M y Id(x, y) = p entonces, como por regla algebraica M � p = p, p � α(y).

Si y, por ejemplo el policía, no pertenece en absoluto al componente “ser un manifestante típico

del conjunto de los manifestantes de la marcha del ladrillo”. Entonces α(y) = � . En tal caso α(x) �

Id(x, y) = � .

Si x pertenece absolutamente al componente, esto es α(x) = M, entonces la Id(x, y) = � , pues por

regla M � � = � .

Otro axioma se impone a los componentes atómicos:

Ax. α.2: α(x) � α(y) � Id(x, y)

Así, el grado pertenencia conjunta de x e y al átomo depende del grado de identidad entre ambos.

Esto lleva a que dos elementos absolutamente diferentes no puedan pertenecer absolutamente, uno y

otro, a un componente atómico.

Si Id(x, y) = � , si α(x) = M, entonces α(y) = � .

Page 135: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Así, según el anterior axioma α(x) � α(y) � � .

De manera que un átomo es un componente simple, o una relación que es una función de

aparecer marcada por lo Uno.

Se puede definir ahora que un átomo sea real. En tal caso, si un átomo, “definido por la función

α(x), es idéntico a un único átomo a(x), dicho de otro modo, si existe un único átomo a a A tal que

α(x) = a(x) = Id(a, x), se dice que el átomo α(x) es real” (Badiou, 2008: 281).

Un átomo real es un componente fenoménico, un subapareciente del apareciente referencial, que

es atómico y está estrictamente determinado por un elemento subyacente a a A. En un átomo real el ser

y el aparecer se conjugan como punto de lo Uno.

“Enunciado 33.– Postulado del materialismo: “Sea cual fuere el mundo, todo átomo de ese

mundo es un átomo real”” (Badiou, 2008: 626).

Esto indica que es siempre “en la composición ontológica actual de un apareciente donde se

arraiga la virtualidad de su aparecer en tal o cual mundo” (Badiou, 2008: 281). Lo virtual se soporta de

lo actual y no al revés, sin pretender indicar que exista algo como lo actual en tanto sustancia. Lo actual

es también lo múltiple. De modo que en éste sentido, todo átomo real es real, porque se soporta en un

elemento-múltiple.

Resulta entonces la definición de objeto clara: un objeto es la pareja formada por un múltiple A y

una indexación trascendental anotada (A, Id) tal que cualquier átomo que soporte A es real. Esto es,

todo componente atómico del aparecer de A sea equivalente a un átomo real Id(a, x) preescrito por un

elemento de A. (Badiou, 2008: 282).

La cuestión adecuada entonces no es si un objeto mediático se soporta en otro objeto real o no.

Según ésta fenomenología objetiva de los medios, los objetos de los mundos ficcionales, por ejemplo,

tienen su plena realidad al soportarse en la multiplicidad soporte que les compone junto a la función de

identidad que les indexa en el mundo obra de ficción; en este sentido tienen determinada iconicidad que

incluso explica para el mundo físico-social, la semiosis primaria de Eco: “si la característica

fundamental de la semiosis es la inferencia, entonces puede considerarse la inferencia perceptiva como

un proceso de semiosis primaria” (Eco, 1999: 106). Si se interpreta un signo o una signatura mediática

ficcional como signatura mediática que está en lugar de un objeto del mundo físico social, nace el

efecto de verosimilitud. Para el intérprete, la doble inclusión de los dos mundos, ficticio y físico-social

tiene lugar, cuando hay una proyección mas que menos coherente de las propiedades ficticias sobre las

físico sociales.

Así las cosas, el átomo D “ser un manifestante único al aparecer en plano medio corto, del

conjunto de los manifestantes de la marcha del ladrillo” del objeto (F, Id) es real en el mundo c, de

manera que es preescrito por un elemento de D: s o el hombre del sombrero; por lo tanto se desecha la

hipótesis según la cual, en éste caso, la mujer d soporte el átomo a menos que sea idéntica a s, lo cual

es falso dado que la mujer aparece en segundo plano.

Page 136: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Retomando lo elaborado antes, se tiene entonces que todo átomo del objeto, es decir, del actante

(F, Id), la fotografía, es un átomo de actante real. Los elementos que soportan ese átomo del actante no

son empero sustancias o unidades ontológicas, pues lo real es lo múltiple.

“Enunciado 34.– Toda localización de un átomo en un grado trascendental es también un átomo”

(Badiou, 2008: 626).

En éste punto hay que avanzar hacia determinaciones de naturaleza topológica y no meramente

cualitativas. Un grado trascendental es el índice de localización en un lugar.

Dado un componente fenoménico π(x), por ejemplo, el de “aparecer como un típico policía en

una manifestación”, tal componente es una parte de objeto, es un componente de actante. Puede ser

localizado en el trascendental considerando π(x) � p, esto es, lo que vale π(x) en el punto p. De éste

modo se localiza en p una intensidad de aparición de una región objetiva del mundo. Esto permite

analizar los componentes del objeto o del actante “según una descomposición local del espectro de las

intensidades” (Badiou, 2008: 284).

Con esto, vale decir, se aclara que cuando se asume que un objeto, o un actante es un espectro, o

bien un fósil, se quiere decir también que sus componentes pueden ser descompuestos localmente.

Asimismo, se tiene también el problema de pegado: “¿cómo podemos reconstruir el objeto

entero? (Badiou, 2008: 284). Tal problema será desplegado completamente cuando se exponga la idea

d e relación. Se propone al pensamiento fenomenológico objetivo, así, un movimiento analítico-

sintético.

Debido a que los componentes más fundamentales de un actante son los átomos reales de

aparecer, importa el análisis local de los átomos reales.

La localización de un átomo real Id(a, x) = a en p, se anota a⌠p a la función del conjunto de

referencia, por ejemplo F, hacia el trascendental T, definida para todo x de F por π(x) � p.

El enunciado en cuestión indica que toda localización de un átomo es un átomo, lo cual se logra

comprobando que la función (a⌠p)(x) verifica los axiomas de los componentes atómicos. La sencilla

demostración, que no consiste más que en un ejercicio de reemplazo está contenida en el texto de

Badiou (2008: 285).

Siendo esto así, resulta que toda localización de un átomo real es un átomo real. Esto quiere decir

que la localización del átomo real “ser un manifestante único, al aparecer en plano medio, del conjunto

de los manifestantes de la marcha del ladrillo” del objeto (F, Id) es un átomo real en el mundo c. Por

ende a tal localización la soporta un elemento de F.

Si b = a⌠p en, por ejemplo, F se está en vías de retroceder hacia la constitución ontológica del

objeto o actante F, o bien de cualquier objeto de cualquier mundo. Este retroceso al ser no es otra cosa

Page 137: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

que el rastreo de lo múltiple puramente actual que soporta todo objeto que aparece en un mundo. Así,

las signaturas que produce todo objeto, como fósil o espectro, remiten a una materialidad arcaica, que

no es otra que su pura composición ontológica. Cualquier medio, al ser descompuesto remite a eso

arcaico ontológico que le compone. Se cumple de esta manera el segundo movimiento exigido por

Latour: redistribuir lo local (Latour, 2008: 273).

“Enunciado 35.– Los átomos de aparecer prescritos por dos elementos ontológicamente distintos

de un objeto son, sin embargo, idénticos, si y solo si el grado de identidad trascendental de esos dos

elementos es igual a su grado de existencia (que es entonces el mismo para ambos). O: si y solo si

existen exactamente como son idénticos” (Badiou, 2008: 626).

Surge de aquí una nueva proposición:

P.2: � x [Id(a, x) = Id(b, x)] ↔ (Ea = Eb = Id(a, b))

Esto quiere decir que todo átomo preescrito por a es el mismo preescrito por b si y sólo si la

existencia de a es idéntica a la existencia de b, e iguales a su grado de identidad; en resumen si son el

mismo elemento de actante. Como en F, s y d, son dos múltiples diferentes, cada cual preescribe un

átomo real diferente. Lo mismo vale para, F, V, J, etc, en c.

“Enunciado 36. – Dos elementos de un objeto son compatibles si y solo si su grado de identidad

es igual a la conjunción entre sus existencias” (Badiou, 2008: 626).

La compatibilidad se define topológicamente por: a ‡ b ↔ [a ⌠ Eb = b ⌠ Ea]

Siendo a y b nombres de átomos, son del mismo tipo en la medida en que se localiza a cada uno

en la existencia del otro. Así, por ejemplo, en el objeto F, si el grupo, subobjeto o subactante, de

manifestantes (que puede asumirse como grupo al tomar como referencia que todos llevan un ladrillo)

localizado en el grado de existencia del pequeño grupo, subobjeto, disperso de policías es igual al

grupo, subobjeto, de los policías localizado en el grado de existencia del grupo, subobjeto, de

manifestantes, entonces ambos grupos son compatibles. Del mismo modo, dos componentes atómicos

de esos grupos serían compatibles en el aparecer en el objeto o actante F. Esto sin duda se extiende a la

compatibilidad necesaria entre objetos que coaparecen en un mundo.

Siendo así la cosas, como por la proposición P.1 se tiene que no se puede ser más idéntico a otro

que a sí mismo. Así, si dos componentes son compatibles entonces se tiene la proposición P.3: Ea ∩ Eb

≤ Id(a, b). La demostración se encuentra en el texto de Badiou (2008: 287-288).

De esta manera si un subactante atómico entre los manifestantes es compatible con un subactante

atómico de los policías en el actante F del mundo c, la conjunción entre las existencias de ese

subactante atómico manifestante y la de ese subactante atómico policía será menor o igual al grado de

la identidad entre ambos.

Page 138: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

“Enunciado 37. – Si se identi fican los elementos del conjunto-soporte de un objeto con los

átomos que ellos prescriben, existe sobre todo objeto una relación de orden, llamada onto-lógica,

anotada <, susceptible de tres definiciones equivalentes:

algebraica: dos elementos son compatibles, y la existencia del primero es inferior o igual

a la del segundo;

trascendental: la existencia del primer elemento es igual a su grado de identidad

trascendental con el segundo;

topológica: el primer elemento es igual a la localización del segundo en la existencia del

primero” (Badiou, 2008: 626-627).

Sobre éste enunciado no hay que decir más que la definición de la relación de orden algebraica

corresponde a la proposición P.3. La definición trascendental a la exposición cualitativa del

trascendental de todo mundo. Mientras que la topológica a la enunciada en el enunciado 36.

La relación de orden < tiene tres propiedades:

Reflexividad: Ea = Id(a, a) no es otra cosa que Ea = Ea.

Transitividad: a < b y b < c entonces a < c. Vale la pena mostrar cómo se concluye esto para

recordar definiciones:

Ea = Id(a, b) (I) a < b

Eb = Id(b, c) b < c

Ea ∩ Eb = Id(a, b) ∩ Id(b, c) consecuencia

Id(a, b) ∩ Id(b, c) ≤ Id(a, c) ax. Id. 2

Ea ∩ Eb ≤ Id(a, c) (II) consecuencia

Id(a, b) ≤ Eb por P.1

Ea ≤ Eb consecuencia por (I)

Ea ∩ Eb = Ea por P.0

Ea ≤ Id(a, c) consecuencia por (II)

a < c definición de < (Badiou, 2008: 291)

Antisimetría: si a < b y b < a entonces a = b. Hay que recordar que dicha identidad es

lógica, mas no ontológica, es decir, es la identidad entre dos átomos de aparecer.

Se propone al pensamiento la proposición P.4. (Ea ≤ Id(a, b)) ↔ [(a ‡ b) y (Ea ≤ Eb)]

“Enunciado 38. – Teorema fundamental de la lógica clásica atómica. Aparecer en un mundo en

tanto objeto afecta retroactivamente al ser-múltiple que soporta a ese objeto. En efecto, toda región

homogénea de ese objeto admite una síntesis para el orden ontológico de los elementos del múltiple

concernido.

Page 139: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Sea B una región objetiva. Si los elementos de esa región son compatibles dos a dos, existe, para

la relación de orden onto-lógica del enunciado 37, una envoltura de B, y por lo tanto una síntesis real

de esa región” (Badiou, 2008: 626-627).

Es claro que la compatibilidad subsume al orden, pues si a < b entonces a ‡ b.

Ahora bien, piense en el mundo c, puede que el objeto o actante F, la fotografía, y, por ejemplo,

la portada de una revista de farándula, objeto R, del mundo c, no tengan más que unos rasgos rasgos

objetivos comunes. Empero compartirán que su existencia débil es más o menos igual a su débil

identidad con, por ejemplo, el actante E del mundo c, un artículo académico que trata un tema

ecológico en el periodo colombiano que corresponde al mundo c. F y R son compatibles por el hecho

de que sus existencias son mensurables por su muy débil identidad con E. La idea que se sigue de esto

es: si a < c y b < c entonces a ‡ b. Tal es la proposición P.5: [(b < c) y (b' < c)] → (b ‡ b'). La

demostración de esto ha sido claramente expuesta por Badiou (2008: 293).

Ésta proposición indica que si en un múltiple que aparece, un átomo preescrito por un elemento

“domina” una parte al ser un mayorante de todos los elementos que pertenecen a esa parte, se puede

sostener que todos esos elementos son compatibles dos a dos (Badiou, 2008).

Supóngase ahora, por ejemplo, que L, sea el grupo de manifestantes de la marcha del Ladrillo, es

decir, que sea una parte B del objeto (F, Id) y que L puede ser unificado de manera que, en

consecuencia, hay una envoltura para la relación de orden <. Si ε es esa envoltura, como toda envoltura

es un mayorante se sabe que para dos elementos de L, por ejemplo, el hombre del sombrero s y la

mujer d en segundo plano, se da que s < ε y d < ε y por ende s ‡ d.

Supuestos dos elementos compatibles de una parte de un objeto, si se anotan los átomos que les

correspoden como b(x) y b'(y) para dos elementos x e y cualquiera de esa parte; se tiene la proposición

P.6: (b ‡ b') → [(Id(b, x) ∩ Id(b', y)) ≤ Id(x, y)]. La demostración de esto la realiza Badiou (2008:

310).

Con esto es posible comprender el teorema fundamental de la lógica atómica. Ta teorema recibe

el nombre de proposición P.7: [(b a B y b' a B) → (b ‡ b')] → (∃ε) (ε = ∀B). a demostración de tal

teorema la realiza Badiou (2008: 295). Pero resulta importante tener en mente que la misma depende de

la construcción de la envoltura de la parte B bajo la forma de un átomo. Así, ε viene siendo un átomo

real que es el más pequeño de los mayorantes de B, es para la relación de orden una envoltura de B y

asegura en el mundo considerado su síntesis real (Badiou, 2008).

Lo cual sugiere, para el ejemplo, que [(s a L y d a L) → (s ‡ d)] → (∃ε) (ε = ∀L), esto es, que

existe una síntesis real ε para el grupo de manifestantes, que es un átomo del objeto F del mundo c. Tal

átomo ε podría ser prescrito por la función: “manifestarse decididamente en la marcha del ladrillo por

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la reconstrucción del pueblo”, cosa que culminará el 17 de agosto de 2003.

“Enunciado 38. – Forma completa de la ontología de los mundos: Sea A un conjunto que

subtiende ontológicamente un objeto (A, Id) en un mundo m cuyo trascendental es T. Se anota FA, y

se llama funtor trascendental de A, a la asignación, a todo elemento p de T (o grado trascendental), del

subconjunto de A compuesto por todos los elementos de A cuyo grado de existencia es p, o sea FA(p)

= {x / x a A y Ex = p}. Se llama territorio de p, y se escribe θ, a todo subconjunto de T cuya envoltura

es p, o sea p = ∀θ. Se llama, en fin, representación proyectiva coherente de θ a la asociación, a todo

elemento q de θ, de un elemento de FA(q) y FA(q') correspondientes, xq y xq', son compatibles entre

ellos, o sea xq ‡ xq'. Bajo estas condiciones, existe siempre uno y sólo un elemento ε de FA(p) –siendo p

la envoltura de θ – que es tal que, para todo q a θ, la localización coherente, o sea ε ⌠q = xq. Este

elemento ε es la síntesis real del subconjunto constituido por los xq, en el sentido en que es su envoltura

para la relación de orden onto-lógica anotada <” (Badiou, 2008: 627).

La mejor manera de comprender esta larga definición es mediante la descripción del mundo c y

en relación al comportamiento de los medios de comunicación masivos en dicho mundo. Se va a

realizar la descripción del poder que ejercieron los medios de comunicación masivos presentada en

dicho periodo a partir de la fotografía.

Se había dicho que a partir de la descripción de la fotografía F publicada en Octubre de 2001, que

ya se ha venido llevando a cabo, que es un actante del mundo c, se irá construyendo tal red. Por un lado

se tendrá entonces que el conjunto de las signaturas de fotografía F indican, como archivo o fósil, el

haber tenido lugar de un evento: la marcha del ladrillo en Granada, el 9 de Diciembre de 2000, como

signo de conmemoración de los 18 civiles y 5 policías muertos, tras el atentado, la toma y los

enfrentamientos entre policía, ejército y la guerrilla de las FARC-EP, y de la voluntad de reconstruir el

pueblo al haber quedado 250 viviendas destruidas tras la toma armada del pueblo y la explosión de un

carro bomba, entre el 6 y 7 de Diciembre de 2000. Tal toma había sido antecedida por la masacre

perpretada por las AUC el 3 de Noviembre de 2000, en la cual, disfrazados de milicianos del ELN,

asesinaron a 19 personas dejando a tres más heridas.

Un factor de in fluencia para dicha manifestación violenta en Granada es la importancia

estratégica de la región del Oriente Antioqueño en el que está localizado el municipio:

La región comienza a adquirir importancia económica a partir de la década del setenta con la

construcción de la autopista Medellín-Bogotá, las represas de San Carlos 1 y 2, Jaguas y Calderas

y la extensión de las líneas de transmisión de energía. El Oriente es también una de las principales

despensas agropecuarias del departamento, abastece la tercera parte de la energía hidroeléctrica

generada en el país, es asiento de un importante complejo industrial y una moderna estructura de

comunicaciones; además posee una incalculable riqueza en biodiversidad, potenciada por la

Page 141: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

variedad de sus climas que van desde los territorios más cálidos hasta los páramos, lo que la

predispone por ser una zona especial para investigaciones biogenéticas, el ecoturismo y la

prolongación de la vida útil de los embalses (Derechos Humanos, 2014: 1).

Se constata que el objeto F indica al menos dos eventos; dos masacres, una en manos de las

FARC-EP otra en manos de las AUC y por lo tanto sus signaturas remiten a una serie de relaciones

entre actantes/objetos humanos y no humanos. Tal conjunto de eventos puede ser considerado el

comienzo de los grandes golpes que sufre Granada y que llevará al desplazamiento de 9000 de sus

habitantes, a la reconstrucción del pueblo y la creación del “salón del nunca más”. El registro de los

eventos que tienen lugar en Granada, que van desde la masacre del 3 de Noviembre de 2000 hasta

Octubre de 2001 en que se publica la fotografía F, en los medios de comunicación colombianos, puede

ser tomado como un objeto E del mundo c. El objeto E agrupa entonces un conjunto determinado de

informes (recuérdese que toda información es transformación) mediáticas que son sus partes, aquí se

asume que tal objeto E tiene al menos éstas partes referenciadas en la lista de recursos de la

investigación: {Granada TV, 2012; Zuluaga, 2013; Archivo de El Tiempo; Archivo de el Salón del

Nunca Más}. Éste objeto E de signaturas mediáticas tendrá algún grado de existencia común para todas

esas signaturas.

Con esto se puede sostener que hay una “suerte de operador, que asocia a todo grado

trascendental el conjunto de los elementos del objeto que tienen en común tener una existencia medida

por ese grado. Se llama a ese operador el funtor trascendental” (Badiou, 2008: 312). Se nota que el

funtor trascendental no es una función como otras pues no asocia elementos a grados trascendentales

sino subconjuntos, por ejemplo, F. Pero, siendo así, las cosas “para llevar a término el análisis

existencial de un objeto, nos gustaría encontrar primero un procedimiento que asocie a un grado

trascendental un elemento “representativo” de su clase existencial” (Badiou, 2008: 312). Así,

correspondería un grado máximo a ese elemento de un subobjeto mediático que hace “ejemplarmente”

(paradigmáticamente en la terminología de Agamben) visibles los registros que agrupa el objeto F

respecto a los eventos en Granada relacionados al periodo determinado, mientras que correspondería un

grado muy débil a otro elemento, por ejemplo, al discurso de una presentadora que se limita a informar

las cifras de muertos tras el atentado de las FARC-EP, pues el dato que indica la cifra de víctimas no

dice más sobre el objeto E de los registros, que lo que indica esa masa decidida que, podría decirse,

incluso le incluye pues evoca a pensar en esa cifra, por ser su grado de existencia mayor que el de aquel

discurso, como se evidencia en: Zuluaga, 2013.

Se sabe en éste punto que dado un conjunto de grados trascendentales existe una envoltura de ese

conjunto. Supóngase que el elemento representativo del objeto E sea la masa h de manifestantes que

aparece en el conjunto F de la fotografía. Si el elemento h, que es la unidad sintética real del grupo de

las signaturas del objeto E, es decir, del conjunto de informes mediáticos de los eventos presentados en

Granada entre el 3 de Noviembre de 2000 hasta Octubre de 2001, corresponde a la envoltura de los

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grados se tendrá un funtor trascendental “ fiel”. El lograr establecer esa correspondencia es lograr

establecer “una suerte de proyección de las leyes del trascendental sobre el análisis existencial –y real–

del objeto” (Badiou, 2008: 313).

Se llama territorio a un conjunto de grados trascendentales. A las partes del objeto E,

corresponderán, por el funtor trascendental, ciertos territorios. Lo que evidencia que en éste punto el

objeto E pueda ser tomado como un mundo e para esos territorios que corresponden a esas partes. Esas

partes, siendo esta la perspectiva, serán los objetos del mundo e (que es a su vez parte del mundo c).

Esos objetos que aparecen en el mundo e, que no son otros que cada uno de los archivos mediáticos

como conjuntos de signaturas que registran los eventos del espacio-tiempo del mundo e, se ven

modi ficados (son al menos intermediarios) por el devenir de ese mundo. En éste sentido, el mundo e es

la suma de sus modi ficaciones.

Así, cada uno de los objetos mediáticos del mundo e constituye al menos una modi ficación de ese

mundo. La fotografía F, por ejemplo, es una modi ficación de e (como cualquier otro objeto de e

también de c).

Si se toma entonces a este actante/objeto mediático que es F, puede decirse que corresponde a un

territorio de grados trascendentales de e. Asimismo, F incluye: a cada uno de los manifestantes, de los

policías, de las personas en los balcones y que aparentemente sólo observan, a cada una de las casas y

otros elementos no humanos.

A un grado fijo del territorio en cuestión, pueden corresponder muchos elementos de un objeto.

Así, por ejemplo, a los manifestantes de la marcha del ladrillo que se movilizan por la calle les

corresponderá un grado único de intensidad de existencia manifestante, pues, puede decirse que todos

se manifiestan muy decididamente por la reconstrucción del pueblo; ese grado de existencia

manifestante sería muy elevado. En comparación con el de los policías, y los mirones, que tendrían un

grado menos elevado.

Si se elige para los elementos de F un representante “típico” de cada grado trascendental, por

ejemplo, el hombre del sombrero s para el grado de existencia manifestante muy elevado de los

manifestantes muy decididos; y el policía de gorra y cabizbajo p a la derecha de la fotografía para el

grado de existencia manifestante mas bien débil, hay que sostener también que si a cada grado del

territorio corresponde uno y solo un elemento “típico” del objeto, se ha logrado una proyección del

trascendental sobre el objeto.

Es razonable pensar que exista un elemento “globalmente” típico para el objeto que tenga un

valor de envoltura. Ese elemento “decide” el destino del objeto en el mundo. Podría ser, en el objeto F,

el elemento s, pues el grado de su existencia en la fotografía es de envoltura para todos lo otros

elementos de la misma y la convierte, definitivamente, en una fotografía que registra para la el mundo e

(y el mundo c que le incluye) la manifestación digna de un pueblo muy decidido por su

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autoreconstrucción; por más elementos de grado manifestante menores que aparezcan en ella. Que s

tenga la posición de envoltura, o síntesis real del objeto F, indica que era “la pieza a la que se se

subordinaban los otros elementos del objeto” (Badiou, 2008: 321). Siendo esto así, en la fotografía,

objeto/actante, F del mundo e, s es el elemento de valor ε como envoltura de la relación de orden del

territorio trascendental de ese objeto. Tal unidad, ese pegado, garantizada por el funtor trascendental

del objeto sin duda exige que los elementos del mismo sean todos compatibles. Para usar los términos

de Durkheim, en este objeto, o actante F, s es el totem que le da su unidad, pero el procedimiento puede

ser aplicado para formalizar la descripción de colectivos sociales con alguna identidad. La

demostración formal de la existencia del funtor trascendental la realiza Badiou (2008: 323-329).

“Enunciado 39.– La muerte es una categoría de la lógica –del aparecer– y no de la ontología”

(Badiou, 2008: 628).

Con la exposición anterior queda claro cómo se produce la síntesis real de un objeto, en especial

también de un objeto o actante mediático como una fotografía. Pero lo que proceda en su deteriorio

sigue sin ser detallado.

La existencia se define por el grado de identidad de un ente consigo mismo. Sea ese ente ε, de un

mundo m. Como el mundo en cuestión más importante en esta investigación es c, sea c ese mundo. La

existencia de ε en c es el valor trascendental de la indexación Id(ε, ε). Si Id(ε, ε) = M, entonces ε existe

absolutamente en c, su existencia es coextensiva a su ser; si Id(ε, ε) = � , entonces ε inexiste en c, su

existencia está totalmente desenganchada de su ser; si Id(ε, ε) = p, entonces ε existe en cierto grado en

c, su existencia está mas o menos enganchada de su ser.

Si bien “uno está tentado a decir, primero, que un ente está muerto cuando, en el mundo de

referencia, su grado de existencia es mínimo, o cuando inexiste en ese mundo” (Badiou, 2008: 303), la

muerte sería así la absoluta no-identidad entre el ser y la existencia de un ente. La muerte en cambio es

algo que sobreviene a un ente. “Formalmente hay muerte del ente ε cuando se “pasa” de la ecuación

existencial Id(ε, ε) = p (donde p es un valor no mínimo, o sea p � � ) a la ecuación Id(ε, ε) = � . La

existencia y la muerte no son categorías del ser sino del devenir del aparecer; son conceptos lógicos y

no ontológicos” (Badiou, 2008: 303).

Por un lado, la muerte “no podría ser un efecto inmanente del ente concernido. Porque ese ente,

justamente, no tiene otra inmanencia a la situación, y por consiguiente a su propia identidad, que su

grado de existencia. El pasaje resulta necesariamente de una causa exterior, que afecta, local o

globalmente, a las evaluaciones lógicas, o a la legislación del aparecer” (Badiou, 2008: 304). De este,

pensamiento de inspiración spinocista resulta que, “aquello a lo cual debe dirigirse el pensamiento es al

acontecimiento del que dependió que las funciones de aparecer hayan sido localmente alteradas”

(Badiou, 2008: 304). La real importancia del concepto de muerte como paso a la inexistencia en un

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mundo de referencia sólo quedará expuesta cuando se expongan las formas del cambio. En todo caso es

importante notar que la muerte de un ente que aparece en un mundo siempre adviene de un exterior, en

caso de que sea una muerte global, es decir, que el mundo por completo muera, entonces, debe haber

una in fluencia externa que produzca ese cambio, y que retomando ideas sociofísicas recuerda que

“muchos sistemas naturales y artificiales están sujetos a influencias externas que son capaces de inducir

una variedad de comportamientos colectivos interesantes, muchos de los cuales tienen utilidad práctica.

Los sistemas sometidos a influencias externas se denominan sistemas dinámicos no autónomos o

forzados” (Cosenza et al, 2007: 41).

Por ahora, supóngase que tal ente es el objeto F; la fotografía en cuestión de Jesús Abad

Colorado. Como ya se había insinuado, su opuesto sea un acto de censura, en caso de que tal acto

hiciera pasar a F de Id(F, F) = p a Id(F, F) = � , por ejemplo habiendo sido destruida, implicaría sin

duda la muerte de la misma; con la implicación de dar muerte también a la potencia, fuerza, es decir al

valor de existencia, de las signaturas que su envoltura sintetiza realmente bajo el funtor trascendental s.

Es decir, con la muerte de F, moriría el registro de los otros objetos del mundo c de los cuales es

espectro o fósil. Téngase la claridad que no se trata de la suposición ingenua según la cual un objeto

mediático como F “representa” algo que tuvo lugar efectivamente en un supuesto Todo de lo real. Nada

cercano se sostiene aquí, F es un objeto mediático tal que el conjunto de sus signaturas remite a otros

objetos de un mundo entre otros; el mundo c. Sin duda, al componerse de átomos reales, tales objetos

son reales, como también lo es el objeto F en el mundo c. Son reales al soportarse en un elemento de

conjunto soporte que se indexa trascendentalmente en el mundo c (histórico de Colombia) en el que

aparecen, pues el Todo no tiene ser. La cuestión adecuada entonces no es si un objeto mediático se

soporta en otro objeto real o no. Los objetos de los mundos literarios, por ejemplo, tiene su plena

realidad al soportarse en la multiplicidad soporte que les compone junto a la función de identidad que

les indexa en el mundo obra literaria. Lo que interesa es mas bien si la realidad de los objetos

mediáticos es coextensiva a su existencia o no; si el grado de existencia de un objeto mediático, como

F, en un mundo, es máximo o no. Ese grado máximo su existencia dependerá sin duda de si sus

elementos operan por proyección máximamente coherente de los elementos de otros objetos. De igual

modo, si su grado de existencia mediática no es máximo entonces operarían por proyección menos que

máximamente coherente de otros objetos. Esto sólo quedará claro con el despliegue de la idea de

relación entre objetos. De manera que la verosimilitud y la verdad dependen precisamente de la no

maximalidad (verosimilitud) o maximalidad (verdad) de la coherencia de una relación proyectiva entre

objetos que aparecen en un mundo o entre objetos de mundos diferentes. Si se logra determinar que la

proyección es máxima se estará ante la signatura de algún tipo de devenir (modi ficación, sitio, hecho,

singularidad débil) o la huella de un acontecimiento y en tal caso frente al inicio de un proceso de

verdad. Pero, ¿cómo determinar tal situación? ¿cómo interpretar los signos, las huellas, de un

acontecimiento? La aclaración formal de la categoría de punto puede determinar tal cosa.

Siendo así las cosas, la sinceridad de los medios depende de la máxima coherencia, biyectiva, de

Page 145: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

una correspondencia entre objetos de un mundo peculiar; en resumen de que la transformación

inevitable sea poca o que se mantenga fidelidad a la verdad de lo que un objeto proyecta en el otro y no

simplemente a su correspondencia con un referente “exterior”. En cierto sentido, invirtiendo la fórmula

del género audiovisual, en el mundo de los medios solo hay documentales falsos, pues aunque en algún

grado mientan, en uno fundamental algún acontecimiento documentan, conservando su archivo; su

huella y el proceso de verdad que produce incluso en las mayores ficciones artísticas.

Así, la muerte del objeto real F implicaría la muerte del espectro mediático de los objetos reales

del mundo c, lo que no quita que esos objetos puedan ser también espectros reales de otros objetos que

aparecen en c o en otros mundos.

Desde el punto de vista de la fenomenología objetiva de los medios, la muerte de un objeto, de un

actante, es la muerte de un espectro real; es decir, es el paso de un actante al que corresponde un grado

de mayor o menor existencia en una red m, a un grado nulo, mínimo que lo convierte en el inexistente

de esa red.

“Enunciado 40.– Ontológicamente, la dimensión de un mundo cualquiera, medida por el número

de múltiples que aparecen en él, es la de un cardinal inaccesible. Todo mundo está así clausurado, pero

esa clausura es, desde el interior del mundo, inaccesible para cualquier operación, sea cual fuere”

(Badiou, 2008: 628).

Se plantea en éste punto la cuestión sobre los límites de un mundo. Por ejemplo, si a un mundo

más pequeño en relación una operación muy potente que se le aplique el resultado de la operación no

cabrá en dicho mundo. Si, retomando el caso de estudio, al mundo c se le aplica la operación “trazar el

mapa de c desde el año1810”, se excederán los recursos del mundo puesto que el mundo c comprende

un intervalo de tiempo y espacio para lo que se conoce como Colombia en ese intervalo abierto de los

años 1999-2011. El examen de los límites de un mundo, de un red, “supone que se puedan hacer

hipótesis sobre el número de múltiples contenidos en el mundo […] confirmaremos que esas hipótesis

no son formulables, hablando con propiedad, desde el interior, de un mundo” (Badiou, 2008: 367).

“Son hipótesis hechas por el lógico, con los recursos de la formalización matemática, a partir de

un mundo totalmente singular, que es el mundo que se puede llamar “ontología formal de los mundos”

(Badiou, 2008: 368). Dicho mundo a partir del cual el lógico opera según Badiou, es el mundo a partir

del cual el investigador en fenomenología objetiva de los medios describe o traza los mapas de los

medios masivos de comunicación.

En la ontología, la medida de un múltiple se da por un número cardinal. Cantor tuvo el genio de

descubrir los cardinales infinitos, que hace en lo infinito lo que los cardinales finitos que sin los enteros

naturales hacen en lo finito. Los cardinales infinitos pueden decir la cantidad de múltiples hay en un

múltiple dado.

Toda red, o todo mundo, es medida por un cardinal infinito. Para comprender esto hay que tener

Page 146: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

en cuenta dos operaciones. En primer lugar, la diseminación, que consiste en considerar el conjunto de

los elementos de los elementos del múltiple de partida. Tal diseminación, para Badiou (2008), se anota

c A, para un ente, actante A, que aparece en una red o mundo m. La definición es como sigue:

x a c A ↔ ∃a[(a a A) y (x a a)]

Lo que compone un múltiple también forma parte del mundo en que aparece ese múltiple. Se

trata de la transitividad:

[(A a m) y (a a A)] → (a a m)

De esto se sigue que:

[(A a m) y (c A a A)] → (c A a m)

En segundo lugar, la totalización consiste en “contar por uno el conjunto de las partes del

múltiple de partida” (Badiou, 2008: 369). Se anota P(A) a ese conjunto de partes (subconjuntos), que es

un conjunto más grande que el conjunto de los elementos; “el conjunto es más que la suma de sus

elementos”; propiedad que además es propia de los modelos basados en agentes, los sistemas

complejos adaptativos y en últimas, las asociaciones entre humanos y no humanos:

x a P(A) ↔ ∃B[B ⊆ A) y (x = B)]

La cuenta por uno de las partes también está en el mundo en el que aparecen esas partes:

(A a m) → (P(A) a m)

Para mostrar que todo mundo es infinito Badiou recurre en éste punto a un teorema de Cantor en

el que indica que el cardinal que numera a un conjunto A es siempre inferior al que numero a P(A).

Tomemos un mundo m cualquiera (podría ser c o cualquier otro). Sea κ el cardinal que mide la

dimensión de m. Dado un A a m tal que la cardinalidad de A es κ. Se sabe que P(A) pertenece a m.

Supóngase que la cardinalidad η de P(A) es superior a la de A, de modo que η > κ. Como m es

transitivo, los elementos de P(A) le pertenecen también a m. Lo que quiere decir que hay al menos η

entes en m. Pero esto es imposible puesto que m es numerado por κ. La hipótesis debe ser rechazada;

ningún ente-ahí en m puede tener la misma cardinalidad que m. Con esto es verdad que la potencia de

un mundo es siempre superior a la de todos los entes que lo componen (Badiou, 2008). Esto vale para

el mundo c.

Si se supone que el mundo m es finito, es decir que tiene n elementos, entonces todos los entes

que aparecen en m, tienen menos que n elementos. Existe entonces una cardinalidad máxima q para los

entes de ese mundo; así, q < n. Si se toma un A a m, que tenga q por medida, se cae en contradicción,

pues P(A) siempre tendrá una cardinalidad r mayor que q; q < r. Así, P(A) y no A tendría por medida a

q. Hay que abandonar la hipótesis inicial; un mundo m una vez es clausurado por la operación de

totalización no puede ser finito. La cardinalidad κ de todo mundo “es un número cardinal infinito y, por

Page 147: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

consiguiente, al menos igual a todo primer cardinal infinito, aquel que mide el conjunto de los números

enteros (la sucesión 1, 2, 2, ..., n, n + 1, ... hasta el infinito), el famoso א 0” (Badiou, 2008: 370).

Siendo así las cosas ninguna trascendencia gobierna la inteligibilidad de los mundos. Esto es toda red

se mantiene siempre plana. Es imposible construir en un mundo algo que supere la potencia numérica

de ese mundo. Asimismo No se quiere decir que un cardinal inaccesible sea un infinito muy grande,

pues el más pequeño de los infinitos es el mismo inaccesible. Todo mundo que aspirara a menos que

ser medido por un cardinal infinito inaccesible no sería un mundo.

Por ahora, los matemáticos no tienen medios ontológicos para decidir si cualquier mundo es

medido por el cardinal inaccesible más pequeño, o si existen mundos con una cardinalidad inaccesible

de magnitud superior a א 0. En todo caso el mundo c también debe ser medido por un cardinal

inaccesible de magnitud por lo menos idéntica a א 0.

En la exposición de las anteriores partes se había establecido que la instalación, como espacio

mediático, es lo que permite que opere la economía de la innovación. Se negaba la idea de Groys según

la cual la instalación sea finita y en consecuencia se negaba que tal finitud supuesta entregara a los

objetos instalados la posibilidad de ser tomados como sitios.

Siendo tal el planteamiento, si una instalación es un mundo, debe estar clausurada por un infinito

inaccesible. Comprendida como mundo, y asumiendo que hay infinitos inaccesibles más grandes que el

que mide aleph cero –sólo como preferencia a lo que se somete la consideración que a continuación se

esboza–, la instalación recibe el efecto de finitud, que produce la impresión del tener un afuera donde se

localiza aquello no-novedoso, de tal manera que un “cardinal inaccesible más grande que א 0

operaría una suerte de “ finitización” de todos los in finitos más pequeños que él” (Badiou, 2008: 371),

así, sólo al observar los objetos de una instalación, como lo hace, a partir de un mundo totalmente

singular es que el espectador que recorre tal medio que le aparece finito y puede atribuir a tales objetos

instalados el aura de la novedad mientras el tedio de la repetición no les reemplace.

Aquello que ha sido reproducido técnicamente perdiendo su condición de singularidad al hacerse

indiscernible de la mera copia, recobra tal singularidad al ser instalado en un mundo que le separa del

resto de objetos profanos, pero del cual se observa su clausura universalmente expuesta desde otro

mundo singular; el de los medios-público. A pesar de ser en sí in finita, como obra de arte, en tanto

para el público deviene proceso de verdad, la instalación aparece finita para el mismo.

De este modo los procesos descritos por Tarde resultan formalizados: la oposición se expone

como la relación entre un objeto con el reverso de ese objeto; la repetición se expone como

diseminación inmanente de elementos y totalización de partes, de modo que esa repetición siempre

produce alguna diferencia cuantitativa pues c A y P(A) son medidos por un cardinal mayor que el que

mide A, aunque cualitativamente pueda que no sea evidente, haciendo que el original A pierda el aura;

Page 148: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

la adaptación se expone como la compatibilidad según clausura inaccesible desde el interior de un

mundo cualquiera, donde dicha clausura sólo es observable, o accesible, desde otro mundo singular.

Para que la economía de la innovación opere es preciso asumir que el mundo del público es un

mundo medido por un cardinal inaccesible mayor que aleph cero que mide el mundo de los medios que

no son medios-público(s), pues sólo bajo esa condición se puede producir el efecto de finitud del

espacio de la instalación. Así, cuando se presenta la repetición de los signos, de los valores, que

circulan en el espacio mediático, de la instalación, esos valores o esos signos, esos objetos mediáticos,

pierden el maná de la verosimilitud para el observador situado en el mundo de los públicos con mayor

cardinalidad infinita, de modo que se los toma como meras copias, modi ficaciones, y así, se activa la

economía de la sospecha según la cual tras el signo se ocultaría un significante mayor, en últimas la

sospecha misma, como el titiritero que moviliza toda la economía de los medios. De manera que, sólo

con la instalación de un nuevo objeto en el mundo de los medios como instalaciones selectivas, que le

diferencie de los objetos profanos de otro mundo cualquiera, el aura de excepcionalidad retorna a dicho

objeto, recién instalado y asimismo, retorna la confianza en la sinceridad de los medios y en la

verosimilitud de sus signos. Tal es la lógica de la atención y el interés por los objetos mediáticos.

Empero, se debe notar que hay diferencia entre el mundo desde cual observa el investigador en

fenomenología objetiva de los medios y el mundo de los públicos. De no ser así, la economía de la

sospecha sería absoluta y el mundo de los públicos el cardinal inaccesible máximo. No habría más

perspectiva posible que la que moviliza la sospecha. Hay que arriesgar entonces la hipótesis según la

cual el mundo de la fenomenología objetiva de los medios es medido por un cardinal mayor tanto al de

los mundos de los medios que no son público, como al del mundo de los públicos; en resumen al

mundo de los medios masivos de comunicación. Como el investigador es un objeto que mide

identidades y diferencias de los otros objetos de un mundo m en el que él mismo aparece cuando

investiga esos objetos, deberá entonces, no solo aparecer, o ser actante de la red, de los públicos y de

los medios que no son público, sino también, del mundo de la ciencia guiada por fenomenología

objetiva de los medios; se trata en resumen de la infinitud de un proceso de verdad, que desborda y es

reconocible desde cualquier mundo sin excepción. Sólo bajo ésta condición es posible un ciencia social

de las asociaciones de los medios masivos de comunicación que se sustraiga a la economía-política de

la sospecha. Ésta hipótesis sólo podrá ser confirmada o falseada por la ontología de los mundos; puesto

que, como ya se había dicho, por ahora los matemáticos no han establecido si existen cardinales

inaccesibles mayores que lo que mide aleph cero.

“Enunciado 41– Una relación entre objetos, de finida como una función entre los conjuntos-

soportes de los dos objetos implicados en la relación, en la medida en que esa función no crea ni

existencia ni diferencia –conserva el grado de existencia de un elemento y no disminuye nunca el grado

de identidad de dos elementos–, se veri fica que conserva el conjunto de la lógica atómica,

especialmente las localizaciones, las compatibilidades y el orden onto-lógico. Lo cual se escribe, si los

dos objetos concernidos son (A, α) y (B, β), y si la relación es ρ, para a a A y b a B:

Page 149: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Eρ(a) = Ea conservación de la existencia

α(a, b) ≤ β[ρ(a), ρ(β)] no creación de diferencia

(a ‡ b) → [ρ(a) ‡ ρ(β)] conservación de la compatibilidad

(a < b) → [ρ(a) < ρ(b)] conservación del orden onto-lógico” (Badiou, 2008:

628).

Se ven así, sostiene Badiou (2008), las características de un mundo capturado en su ser y en su

aparecer. Hay un colección de múltiples que pertenecen todos a un mundo y el ontólogo puede decir si

esos múltiples pertenecen al mundo dado y sostener que la cantidad de esos múltiples es un cardinal

infinito inaccesible.

Entre esos múltiples está el trascendental T, dotado de una estructura uniforme, orden parcial con

mínimum, conjunción de toda pareja de elementos, envoltura y distibutividad de la conjunción respecto

a al envoltura. T puede variar desde el álgebra de Boole mínima T0 = {M, µ} hasta topologías más

complejas.

Cualquier múltiple que aparece en m (puede ser c) por el trascendental por una función de

aparecer Id, lo cual resulta en la fijación de un objeto (A, Id). Tal objeto tiene componentes atómicos

de tipo Id(a, x) donde a es un elemento real que pertenece a A.

Cualquier elemento a de A, es asignable a su existencia en A, esto es, al valor de la función Id(a,

a) y es localizable por un elemento de T, por un átomo a⌠p “(localización de a en p)” (Badiou, 2008:

376).

Entre dos objetos pueden existir relaciones que son funciones de uno a otro que conservan los

datos esenciales del aparecer, la intensidades de existencia y las localizaciones.

Los múltiples de la situación son estructurados recíprocamente por su objetivación en el aparecer;

compatibilidad, orden y envoltura. Existe además una síntesis real de un toda parte de un ente (soporte

de parte de objeto) cuyos elementos son compatibles dos a dos. Las relaciones conservan esa

estructuración.

“Un mundo es, finalmente, un sistema de objetos y de relaciones que hace aparecer una colección

infinita de múltiples puros y les preescribe una composición atómica que las relaciones dejan

invariante” (Badiou, 2008: 377).

Se tienen entonces tres propiedades más:

Proposición P.8: α(a, b) ≤ β[ρ(a), ρ(b)], para a � A y b � B. Una relación no disminuye el grado

de identidad entre dos elementos de esos objetos.

Proposición P.9: (a ‡ b) → [ρ(a) ‡ ρ(b)]. Una relación conserva la compatibilidad.

Proposición P.10: (a < b) → [ρ(a) < ρ(b)]. Una relación conserva el orden onto-lógico.

Page 150: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Siendo c el mundo Colombia en el intervalo abierto de los años 1999-2011, es una red, o un

sistema de tales características, incluyendo la inaccesibilidad a su clausura y su cardinalidad infinita. Se

han logrado describir hasta el momento sólo parcialmente algunos de los objetos que pueblan ese

mundo. La única manera de conocer las relaciones entre esos objetos, que son medios humanos y no

humanos, actantes con diversos modos de existencia, es si todas las relaciones de ese mundo están

universalmente expuestas.

“Enunciado 42– Segunda tesis constitutiva del materialismo (para la primera, ver el enunciado

33). – Del solo hecho de que todo mundo está ontológicamente contenido en una clausura inaccesible,

se infiere que todo mundo es lógicamente completo. Lo cual se enuncia también: la clausura ontológica

de los mundos acarrea su completitud lógica. O, más técnicamente: del hecho de que la cardinalidad de

un mundo es un infinito inaccesible, se deduce que toda relación está universalmente expuesta”

(Badiou, 2008: 377).

Bajo esta consecuencia se cumple la tercera condición prescrita por Latour: los sitios locales

deben ser conectados.

La demostración formal se encuentra en Badiou (2008: 377). Vamos a exponer esto en el caso de

estudio; el mundo c. Esto tomará un buen espacio, pues toda descripción sólo será fiel bajo la condición

de ir paso por paso.

Sea la relación local intramundana a c, que conecta al objeto PC público colombiano con acceso

a algún medio de comunicación colombiano en el periodo 2000-2010 con el objeto MN medios de

comunicación con una mas o menos intensa “audiencia” nacional en el periodo 2000-2010 en

Colombia. Tales objetos pueden ser tomados como objetos porque en virtud de sus funtores

trascendentales existe un “representante globalmente típico” que tiene un valor de envoltura para cada

uno de esos dos objetos.

El primer paso entonces consiste en encontrar un representante de ese calibre paradigmático para

esos dos objetos. Se sigue aquí entonces la necesidad de realizar una correcta observación de de los

medios en el periodo del mundo c. Afortunadamente se cuentan con estadísticas, provenientes fuentes

oficiales y privadas como el EGM y la revista Dinero, de investigadores como Barbero y observatorios

universitarios de medios que permiten guiar la investigación; en especial del muy relevante texto De

las audiencias contemplativas a los productores conectados mapa de los estudios y de las tendencias

de ciudadanos mediáticos en Colombia (2012). Así mismo, como se ha sostenido, ante la infinita

cantidad cuya clausura es inaccesible de elementos que componen un mundo, la cantidad de elementos

que componen los objetos en cuestión no es ciertamente fácil de asimilar. El investigador,

parafraseando a Latour, se quedará dormido antes que los actores dejen de inundarle de datos; de modo

que la observación que sigue es sin duda parcial pero se procurará rigor en el paso a paso para el

establecimiento de las conexiones.

El objeto MN se re fiere a la cobertura nacional de los medios de comunicación en el mundo c, ha

sido en detalle estudiado por Narváez (2013). Narváez realiza un juicioso análisis de la situación de las

Page 151: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

redes de telecomunicación en Colombia hasta para el año 2010. Si bien su forma de estudiar el

problema es típicamente crítica, en especial, marxista, los datos que analiza pueden ser abordados

desde el punto de vista de la fenomenología objetiva de los medios. El análisis de Narváez permite

establecer el “representante típico del objeto CN.

Para no perder el hilo de la argumentación tómese la fotografía F objeto componente del mundo c.

Si bien la fotografía de Colorado fue por primera vez publicada en el Tiempo el 23 de Septiembre de

2012, fue registrada en Octubre de 2001. Tal fotografía, por principio nos debe poder remitir a la

acción de otros mediadores. Sin duda nos remite al trabajo de Colorado, ampliamente referenciado en

el periódico El Tiempo. Por ejemplo, el 3 de Octubre de 2010, como se puede constatar en al archivo

digital de El Tiempo (2014), se publica la noticia relativa a la exposición de Colorado que rinde

homenaje a las mujeres que sufren la guerra en Colombia.

En el objeto MN resulta posible encontrar al menos los siguientes componentes: televisión, radio,

revistas independientes, prensa, internet, revistas prensa, cine y operadores de telecomunicaciones. Es

válido comenzar entonces por exponer la situación de la prensa y de internet en el objeto MN,

componentes a los que sin duda, pertenece el periódico El Tiempo, en sus versiones digital e impresa,

al cual nos ha remitido la fotografía F.

Los siguientes cuadros despliegan el estado aproximado de los componentes mencionados de los

objetos MN y PC para el año 2010:

(Narváez, 2013)

Page 152: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Narváez, 2013)

(Narváez, 2013)

Tasa promedio de 1899 pesos colombianos por dólar para 2010.

(Narváez, 2013)

“Aquí no aparecen los datos de Telmex Hogar, que tiene más de 1.700.000 abonados y facturó en

2008 más de 600 mil millones de pesos; el año 2009 parece haber consolidado esa facturación con

Telmex Colombia; Tampoco aparecen los de UNE-EPM, con algo más de 700.000, ni los de telefónica

Colombia porque aparecen como agregados a los de telefonía e internet en las empresas de

telecomunicaciones” (Narváez, 2012: 55).

Page 153: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Narváez, 2013)

Las audiencias de los medios se miden así: televisión por espectadores/día (es decir durante 24

horas); radio por oyentes/día; revistas independientes y prensa por lector/periodo de publicación;

prensa, Internet por usuarios/día y cine por espectadores/semana.

(Narváez, 2013)

Page 154: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Narváez, 2013)

(Narváez, 2013)

Cuadro general de audiencia de medios 2000-2010:

Page 155: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

(Cataño, Bonilla, Zuluaga y Rincón, 2012: 166)

Un breve análisis de éstos datos indica que para el objeto MN entre todos los medios es la

televisión cuya información se distribuye por los principales operadores de telecomunicaciones, más

que la prensa representada por el componente Casa Editorial el Tiempo-Planeta que en 2012 se

convirtió en propiedad absoluta del Grupo Sarmiento Angulo, la que tiene mayor nivel de audiencia.

Entre las cadenas de televisión resulta ser RCN televisión, propiedad del Grupo Ardila Lülle, más que

Caracol televisión, propiedad del Grupo Santo Domingo, la envoltura para dicho objeto:

Esto no siempre fue así. La concentración de la televisión colombiana en dos grupos tiene casi 15años. En 1996 la televisión colombiana tenía 32 espacios periodísticos en los canales públicos. Para el

2001, luego de una aguda recesión económica, sobrevivieron solo los dos canales privados RCN y Caracol,de los grupos económicos.

De las 24 productoras de televisión que programaban los canales hasta 1995, quedaron tres. Los 12noticieros de ese momento pertenecían a los llamados “delfines”, los hijos de los ex presidentes y de algunospolíticos prominentes. Se sabía que informar era “cuota política”. Pero eso que parecía tan perverso, no lo eratanto: había transparencia de los intereses desde donde se informaba.

“A comparación con lo que tenemos ahora –sólo dos noticieros que acumulan casi toda laaudiencia– parece más sano este modelo porque cada noticiero tenía una línea diferente y se hacían

contra peso con feroces críticas. Ahora estamos en un sistema en que dos señores deciden lo que ven el85% de los colombianos”, dice Coronell, el director de Noticias Uno y columnista más le ído del país(Martinez, 2010: 172).

A esto se suma la evidencia de las relaciones que algunos actantes humanos como Rodrigo Pardo,

Page 156: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

reconocido periodista, sostienen existir entre medios y el Estado:

“Terminé despedido de ambos medios, esto es una realidad muy elocuente. En el grupo Santodomingono se podía ser crítico del gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), al que se estaban acercando por losmúltiples intereses que tiene con el gobierno. Es similar la situación con el Grupo Planeta. Cuando ungrupo es tan grande, siempre depende del estado. Aunque los niveles de independencia varían en diferentesépocas”. Y es que el grupo Santodomingo es dueño del canal de tevé más grande del país, Caracol”.

Pocos días después del cierre de Cambio, la Corte Constitucional determinó que Uribe no podía volver areformar la constitución para aspirar a su tercer periodo presidencial. Y esto a pesar del amplio apoyo de lasencuestas y de los medios como El Colombiano, Canal RCN, El Tiempo.

A toda esa historia que ejemplifica cómo el periodismo independiente es castigado cuandointerfiere con otros intereses estratégicos de los grupos económicos, se le agregan los intereses enlo político. Dos miembros de la familia Santos tienen altos cargos en el gobierno y aspiran acontinuar.

Francisco Santos es el vicepresidente de Colombia desde hace ocho años. Juan Manuel Santos, suprimo hermano, fue Ministro de Defensa de Uribe y presidente de Colombia para el periodo 2010-2014 (Martinez, 2010: 169).

Así, para el objeto MN, la situación de su poder, representado por su envoltura televisiva en

especial la que opera RCN televisión, debe ser comprendida en relación también al ámbito empresarial

y estatal. Si bien el testimonio no deja de ser un testimonio puede decirse que exite el menos una

estrecha relación entre Caracol televisión perteneciente al Grupo Santodomingo y el gobierno Pastrana,

Citytv preteneciente a la alianza El tiempo (luego Sarmiento Angulo)-Planeta y el gobierno Santos a

partir de 2010 y RCN televisión, al ser propiedad del grupo Ardila Lülle parecería cercana al gobierno

Uribe, del cual no se alejan los medios como El Tiempo de la alianza El Tiempo-Planeta y el

Colombiano, periódico de alta presencia en la Ciudad de Medellín propiedad de El Colombiano S.A. y

Cía.

La incidencia de la televisión para 2010 puede rastrearse en el boletín del DANE sobre la

propiedad de televisor a color, pues es la interfaz, la innovación, que permite en principio (antes que el

internet y los computadores) la conexión con las cadenas de televisión como los mayorantes del objeto

MN, por hogar para dicho periodo; de donde se puede deducir que casi el 12,6% de los hogares

colombianos no poseía televisor a color o bien no poseía ninguno hasta el 2010:

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Fuente: Dane Boletín Hogares (2010)

Atiéndase por un momento a los datos relativos a la distribución de la estrati ficación del público

para el segundo semestre de 2010 (Tabla 8). Es evidente que el medio de menor acceso es el cine, e

incluso el de menor acceso en el menor estrato socio-económico, mientras que la televisión tiene una

alta audiencia en comparación con una media aritmética de 93,6 cada uno consumiendo durante 24

horas, para todos los estratos. Resulta interesante ver que en la medida que el medio es más

estrictamente escrito y a su vez recurre menos al discurso oral y la visualidad, como revistas y prensa

resultó, para tal periodo, de menor consumo en estratos cada vez más bajos. También es visible que en

la medida que aumenta el estrato es menor el consumo de medios como el internet y el cine –

colombiano en especial–. Ambos empero son medios aparentemente multimediales, que expresan muy

bien lo que antes ha llamado nuevos medios.

Como nota Narváez:

Aunque la televisio�n y el cine parecieran hablar el mismo lenguaje (ima�genes en movimiento, relatos,

sonido, mu�sica, escenografi�a, dramaturgia, etc.) se encuentran en los extremos del consumo cultural. El

ma�s elitista es el cine y el ma�s popular es la televisio�n. Podri�amos decir que la asistencia al cine ha dejado de

ser un consumo media�tico, es decir, un consumo para informarse o divertirse y se ha convertido en un

consumo arti�stico y, por consiguiente, distinguido. La distancia entre el estrato seis y el uno es de nueve a uno

en cuanto a consumo y la distancia entre los estratos altos y bajos es de siete veces (2013: 61).

Respecto a éste punto, recuérdese que a partir de Diciembre de 2010, aunque no lo era aún, la

película colombiana más taquillera del nuevo milenio colombiano, terminaría siendo la comedia El

Paseo de Harold Trompetero, producida por Caracol Televisión y Dago García:

Page 158: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Fuente: Proimagenes Colombia (2012)

Se trata de una película de comedia, concentrada a en la vida de una familia colombiana de clase

media, que decide salir de paseo, contada en un discurso narrativo, melodramático y muy televisivo,

con una estructura clásica donde un conflicto central (llegar o no llegar al destino del paseo familiar)

debe ser resuelto por los personajes, y que tras superar algunos obstáculos es concluido exitosamente,

es decir su punto es a firmado. La alta posición en el ranking general (incluidas películas extranjeras)

que ésta película logrará tras su estreno, no extraña si se entiende que la clase media colombiana,

estratos 3 y 4, logró identi ficarse con una actividad, como el viajar por carretera, representada en la

pantalla grande que aparentemente el periodo de la seguridad democrática del gobierno Uribe (2002-

2009), que sigue la lógica, ya descrita, de las sociedades de seguridad informática, había recuperado de

la imposibilidad.

Aún así, y aunque la asistencia a cine en general haya crecido en Colombia, tal vez promovida

por la Ley de Cine de 2003, en todo caso, el medio cinematográfico continúa teniendo un grado de

existencia muy bajo y como El Paseo lo evidencia, sólo logra alto consumo bajo la condición de copiar

los modelos de la televisión colombiana:

Page 159: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Fuente: Proimagenes Colombia (2011)

Así las cosas no es sorprendente que la audiencia de medios cinematográficos haya variado sólo

del 5% en 2000 al 5,9% en 2010.

La situación del internet no es muy distinto en relación al consumo en empresas y hogares para

2010:

Page 160: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Fuente: DANE Boletín TIC Empresas (2010)

Fuente: DANE Boletín TIC Hogares (2010)

Estas cifras evidencian que para el 2010, los hogares colombianos poseían un bajo grado de

conexión a internet y que la posibilidad de sus miembros de acceder al mismo estaba mayoritariamente

restringida a sus lugares de trabajo como personales ocupados en los sectores de servicios e industrial.

Page 161: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Siendo esto así, no es extraño que la audiencia de medios por internet sea baja en comparación a la de

televisión, aunque haya aumentado del 5% en 2000 al 35,9% en 2010.

Con esto en mente la predominancia del poder mediático de la televisión en Colombia, y en

especial de RCN televisión para el 2010 como envoltura, es decir, como el medio de comunicación que

puede ser tomado como “representante típico” del objeto MN de los medios de comunicación con una

mas o menos intensa “audiencia” nacional en el periodo 2000-2010 en Colombia es evidente. Sin duda

que también retratado esto en la siguiente gráfica para el periodo de Octubre a Noviembre 12 de 2009:

Fuente: Observatorio de Medios Universidad de la Sabana (2009)

El universo que arrojó estos resultados fue conformado por personas mayores de 17 años de todos

los estratos en las ciudades de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira, Manizales,

Cartagena, Cúcuta, Pasto, Popayán, Montería, Neiva, Santa Marta, Tunja e Ibagué. De una muestra de

1.164 personas con un 95% de confiabilidad y margen de error 3%.

En segundo lugar. El objeto PC que aparece en el mundo c, está compuesto por todo el público

colombiano con acceso a medios de comunicación en el periodo 2000-2010 en Colombia. Debe

recordarse que al usar la palabra público no se habla de un grupo de intermediarios, sino de

mediadores, que hacen hacer algo a otros actantes. Un público no es nunca un conjunto de idiotas

culturales. La pregunta recurrente es entonces ¿cómo actúa, qué poder ejerce, el público colombiano de

RCN televisión respecto al poder que ejerce tal objeto sobre el mismo?

Resulta interesante ver la fotografía del nivel de credibilidad de los medios para el periodo de

Octubre a Noviembre 12 de 2009:

Page 162: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Fuente: Observatorio de Medios Universidad de la Sabana (2009)

Curiosamente la televisión tenía un reducido porcentaje de baja credibilidad; tan solo el 8%.

Mayoritariamente es medianamente la información transformada por la televisión resultaba al público

de tal periodo medianamente fiable: 51%, y mas o menos altamente creíble 41%. Pero en todo caso

siempre más creíble que no creíble en comparación que cualquier otro medio.

Incluso es interesante observar la percepción del objeto PC sobre la calidad de la información de

los noticieros nacionales:

Fuente: Observatorio de Medios Universidad de la Sabana (2009)

Todos estos datos dejan ver que hay una fuerte confianza desde el objeto PC en la sinceridad de

los medios que componen el objeto MN, en el mundo c. Tal confianza resulta ser también la confianza

del público PC en el discurso mayoritariamente narrativo, melodramático, oral y visualmente icónico

de los medios que componen el objeto MN, en especial de la televisión, de RCN televisión como

representante típico de los mismos y de los noticieros de televisión en general, aunque en especial de

los de las dos grandes cadenas que dominan el 80% del mercado (Martinez, 2010) para el periodo

2000-2010. No hay ningún titiritero oculto empero respecto al que deberían desconfiar, a pesar que la

economía de la sospecha opere, como se evidencia, con algún grado, creando en el público la sensación

de la diferencia entre el afuera submediático y el adentro de la superficie de los medios. Para la

fenomenología objetiva de los medios no hay tal titiritero oculto, pues sencillamente el titiritero está a

la vista: una recolección adecuada de los datos, un seguimiento atento de los rastros, con la conciencia

metódica de las incertidumbres respecto a la naturaleza de los grupos, objetos, hechos y tipos de

estudio, (las cinco fuentes de incertidumbre), pone en evidencia que no hay nada oculto tras la

superficie de los medios; todo ya está en las signaturas que resultan del análisis de la superficie

mediática misma: el discurso mayoritariamente narrativo, melodramático, oral y visualmente icónico

indica ya que se trata de un discurso con pretensiones mayoritariamente comerciales. Se puede objetar

que siempre habrá incertidumbre, un límite para la confianza en lo que parece en la super ficie de los

medios, cierto, pero en todo caso, a esas signaturas “debemos contemplarlas, asumirlas, tratar de

contarlas. Pese a todo, imágenes: pese a nuestra propia incapacidad para saber mirarlas tal y como se

Page 163: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

merecerían, pese a nuestro propio mundo atiborrado, casi asfixiado, de mercancía imaginaria” (Didi-

Huberman, 2003: 17).

El representante típico de ese discurso, no es otro que la envoltura del objeto MN: la televisión.

Se hace evidente entonces la importancia de la controversia que suscitó la propiedad de un tercer canal

de televisión, por lo menos para el periodo 2000-2010:

En Colombia la pauta publicitaria televisiva en el 2008 era de 953.300 millones de pesos, unos 500millones de dólares que se reparte en cerca del 85% entre dos canales, según un informe de la ComisiónNacional de Televisión. Un canal, Caracol TV, pertenece al grupo Santodomingo, d u e ñ o t a m b i é n d ecerveceras, jugos, concesiones estatales en vías, televisión, petróleo, hoteles, etc, y el otro, RCN TV a laorganización Ardila Lulle, propietaria de gaseosas, ingenios azucareros, ventas de carros, equipos de fútbol,concesiones de carreteras, etc. La puja por el tercer canal, es decir por la división en tres de la jugosa pautapublicitaria, ha tenido interesados al grupo Planeta- El Tiempo y Prisa-Caracol Radio así como al grupoCisneros de Venezuela (Martinez, 2010: 170).

Lo que, siguiendo a Eco, evidencia que Colombia “pertenece a quien controla los medios de

comunicación” (Eco, 1987:77).

Ahora bien, el público no puede ser tomado como un actante que intermedia meramente al poder

que ejerce sobre él, el objeto MN que componen los medios de comunicación.

Al igual que sucede con la envoltura de del objeto MN, para el público PC, del mundo c su

representante típico será el público televidente. Tal público, sólo a partir del 2010, tuvo la posibilidad,

además de tener un representante bajo la figura de vigilancia “ética” del Defensor del televidente y del

lector (Rincón, 2012: 205 - 2014), de asociarse en lo que la Comisión Nacional de Televisión,

reglamenta en el Acuerdo I de 2010, y nombra como Ligas de los televidentes:

Según la Comisión Nacional de Televisión, sirven para: “(i) ejercer en la práctica el derecho a la

libertad de asociarse; (ii) representar la sociedad civil para velar por los derechos como ciudadanos

televidentes, especialmente los derechos de los niños y de la familia; (iii) actuar en la protección de los

derechos de los consumidores como usuarios de televisión en todas sus modalidades; (iv) realizar

ejercicios académicos de análisis; seguimiento, investigación y todo lo relacionado con una

televidencia crítica” (Rincón, 2012:198).

En todo caso, a pesar de que en 2008 se lanzara Caracol Junior para permitir a los niños participar

en la realización de productos radiales, de existir un blog y un grupo de Facebook para la Liga de los

Televidentes, “cuando se averigua por cuántas ligas de televidentes activas existen en Colombia se

encuentra que pocas o ninguna, aunque cuando hay que elegir al comisionado en representación de las

ligas de televidentes aparecen muchas” (Rincón, 2012: 201).

El objeto PC que se analiza aquí dista de ser el nuevo productor muy activo, o un mediador cuyo

grado de existencia es elevado en el mundo c. De manera que las nuevas audiencias, los nuevos

públicos que prometerían los nuevos medios digitales como internet, no se logran rastrear muy

nítidamente en el periodo 2000-2010 del mundo c. Los nuevos públicos productores, por lo menos

hasta 2010 en Colombia, vale decir que las cosas no han cambiado mucho para el 2014 según los

Page 164: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

informes del DANE de indicadores básicos de TIC en Hogares (2013), no “se sitúan en el mapa de los

medios como el gran protagonista” (Zuluaga, 2012: 260).

Por último hay que decir que al desplazar éstas ideas al ámbito del conocimiento, resulta ser que

el investigador en fenomenología objetiva de los medios, además de ser objeto del mundo MMC, debe

operar como exponente universal relativo a los medios masivos de comunicación; de manera que una

relación mediática, en este caso la que hay entre la televisión y el público colombiano, “está expuesta

en la medida en que existe al menos un punto, interior al mundo, desde el cual es conocida. Y se dirá

que está universalmente expuesta en la medida en que existe un punto del mundo, y sólo uno, desde el

cual es conocida lo más clara y lo más distintamente posible” (Badiou, 2008: 355).

Nótese que ese punto de conocimiento que es investigador es interior al mundo, al igual que en la

TAR se exige que el investigador sea tomado como un actante de la red que traza. Al estar al interior

del mundo, la incertidumbre sobre cómo el investigador hace hacer cosas a los actantes del mundo que

observa y describe, el de los medios masivos de comunicación, debe ser siempre tenida en cuenta

incluyendo la relación que se acaba de describir entre los objetos MN y PC; una buena investigación

siempre está localizada en el punto de vista medido por el exponente universal relativo a los objetos del

mundo que investiga. La hybris del punto cero queda abolida por completo sin perder la cienti ficidad,

es decir, el materialismo y la objetividad ahora relativistas.

La relación entre los objetos MN y PC del mundo c está universalmente expuesta para el

investigador de la fenomenología objetiva de los medios que le rastrea lo más clara y distintamente

posible; como se pudo ver en el estudio anterior.

“Enunciado 43.– Todo objeto de un mundo admite uno y sólo un elemento ontológicamente real

cuyo grado trascendental de existencia en ese mundo es mínimo. O incluso: todo objeto que aparece en

un mundo admite el inexistente propio del objeto considerado. Si (A, α) es el objeto, el inexistente se

anota ØA” (Badiou, 2008: 628).

La demostración formal (Badiou, 2008: 379) hace evidente que el inexistente es un elemento

fantasmatico de todo objeto. Su existencia queda asegurada por la existencia del mínimo del

trascendental de un mundo, pero es un inexistente en tanto su identidad con cualquier otro elemento del

conjunto A es nula. Es un operado local, distinto del conjunto vacío, que es global. Testifica en un

apareciente la contingencia de su aparecer. El inexistente propio de un objeto es en el sentido

ontológico y no es en el sentido lógico. Es un ser que llega ahí como nada (Badiou, 2008: 380).

Retomamos en éste punto la noción de plasma. Que un mundo sea medido por un cardinal

infinito inaccesible y que por ello sea completo, también implica que, al ser su cantidad de elementos

reales infinita que pertenecen a los soportes múltiples de sus objetos, también sea infinita pero

inaccesible la cantidad de elementos soporte que hacen de los puntos reales inexistentes únicos y

propias de cada uno de los objetos que aparecen en ese mundo.

Page 165: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Para el mundo c, entonces habrá que rastrear no sólo los objetos, sino también, sus respectivos

inaparecientes. Se realiza a continuación esa identificación de los inexistentes para el objeto MN y para

el objeto PC.

Para el objeto MN, el punto real inexistencia indica que tal objeto hubiera podido no existir. Para

tal objeto podría pensarse que tal inexistente debe tener un grado mínimo de existencia en relación a los

otros componentes del objeto MN, en el mundo c, en consecuencia inferior, incluso al del cine; que ya

es bastante bajo. Dentro de los cuadros no hay ni siquiera indicios de medios con carácter cientí fico,

por ejemplo, las revistas académicas. Estos medios serían el inexistente propio de MN, pues, aunque

aparentemente National Geographic es una revista que trata temas relativos a la naturaleza; como nota

Narváez: “no hay que engan�arse con su origen ni con su nombre. Esta no es una revista cienti� fica sino

periodi�stica; alli� no aparecen arti�culos cienti� ficos sino ma�s bien relatos de viajes y no funge como una

gui�a investigativa sino casi como una gui�a turi�stica. En rigor, su discurso es ma�s ico�nico-narrativo que

alfabe�tico-anali�tico. En consecuencia, no hay que extran�arse de su popularidad, pues en te�rminos de

competencias exigidas es bien popular” (2012: 59). Con un nivel de audiencia de que le da un grado

inapareciente en el objeto MN, los medios cientí ficos, incluido el periodismo cientí fico levemente

representado por periodistas como Lisbeth Fog (2004), son el inexistente propio del objeto MN, pues

su discurso opera por fuera del canon icónico-narrativo de los demás medios que componen MN.

Puede sostenerse que en relación a los componentes del objeto MN, los medios para la ciencia no

responden a las técnicas mediáticas: “demasiado ico�nicas, demasiado narrativas y a veces orales”

(Narváez: 59). Así, puede sostenerse en base a los datos, los medios que componen el objeto MN no

son sólo “una prolongacio�n de la cultura media�tica de la fara�ndula sino que en rigor ni siquiera se

necesita saber leer para consumirlas, pues la identidad entre personajes televisivos y de revista hace al

televidente absolutamente competente para leer el relato impreso en ellas” (Narváez: 59).

Esto aplica incluso, como sostienen algunos estudiosos como Germán Rey y Héctor Rincón, para

los noticieros; recuérdese que es RCN televisión la envoltura del objeto MN:

El sello informativo es el protagonismo de la farándula, la pérdida de densidad de la investigaciónde los grandes problemas nacionales y un enfoque en que en ocasiones se le da más importancia alespectáculo que a la noticia.

“Los noticieros tienen una información absolutamente deleznable: abren con un niño asesinado yla noticia número seis es una importante noticia política. Eso no tiene un futuro y van a caer másrápido que lo que cree”, vaticina Rey.

Héctor Rincón, columnista, periodista y miembro del equipo de la “Luciérnaga”, el programa radialmás escuchado de la tarde, que se burla del poder, tiene una percepción parecida.

“Las estructuras del noticiero son casi de telenovela: transmite emociones, melodrama, no tiene mas dedos o tres informaciones importantes. Abren con una tragedia, donde hay sangre y cierran con reinas debelleza”, dice.

La Misión de Observación Electoral –MOE- al informar sobre el monitoreo realizado a los medioscon relación al cubrimiento informativo en las elecciones del 2010 encontró que en el mes de marzo,

por ejemplo, Noticias RCN 7:00 pm distribuyó su agenda así: 30 minutos para farándula, 20 deportes, 15

Page 166: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

noticias generales, 5 elecciones, 3 la cosa política. Caracol Noticias 7 pm distribuyó su agenda así: 20minutos para farándula, 15 deportes, 16 noticias generales, 6 elecciones, 3 código secreto. Las elecciones sonapenas algo interesante después de la farándula y el fútbol. ¡Esta es la calidad de la información!(Martinez, 2010: 171).

De manera que el grado de identidad de los medios cientí ficos con los componentes del objeto

MN es sin duda mínimo, pues ni siquiera es mencionado en las franjas informativas de los noticieros

televisivos con una existencia de mayor grado que las de otros; y en especial del de RCN televisión.

Supóngase que se diera una función que asociase al objeto MN la minimalidad trascendental. Tal

función equivaldría a identi ficar todo medio de comunicación con una mas o menos intensa

“audiencia” nacional en el periodo 2000-2010 en Colombia con los medios cientí ficos. Tal función,

que no sería otra cosa que una censura completa, de finiría un átomo: sería una función

indescomponible. Se trataría de la fijación de una categoría mediático comunicativa indiferenciable: no

tener ninguna audiencia. Una situación catastrófica mucho peor que la actual: “El Comité para la

Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, y que lleva estadísticas mundiales de homicidios,

afirma que entre 1992 hasta el 2009, en Colombia se asesinaron 42 periodistas por razones

directamente relacionadas con el oficio y 31 en el que no se han podido establecer el motivo, uno de los

tres más altos a nivel global. Sin embargo, aunque la seguridad física de los periodistas ha mejorado,

los protegidos han aumentado, con más de 78 periodistas que tienen esquemas de protección”

(Martinez, 2010: 177). Obsérvese también ésta tabla para el periodo 2000-2007:

(Gómez & Hernández, 2009: 21)

Como por el postulado del materialismo tal átomo de censura absoluta es preescrito en realidad

por un elemento real de los medios entre 2000 y 2010 en Colombia, para cualquier componente de MN

entonces, en tal caso, no tener ninguna audiencia, es ser trascendentalmente idéntico a un medio

Page 167: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

cientí fico. Aunque los medios cientí ficos sean ontológicamente partes del mundo c no aparecen ahí

desde la estricta lógica del aparecer del objeto MN.

¿Qué corresponde decir para el objeto PC que aparece en el mundo c? Los públicos han sido

habitualmente tomados desde un punto de vista funcionalista como actores que no transforman, sino

que meramente operan como receptores de datos. Según la descripción del objeto PC ya expuesta es

plausible decir que para ese objeto su inexistente propio no es otro que el público radicalmente opuesto

a preescrito por el átomo: no tener ningún interés en los medios. Se trata entonces del átomo preescrito

por el elemento real: público desinformado.

Aunque los desinformados sean ontológicamente partes del mundo c no aparecen ahí desde la

estricta lógica del aparecer del objeto PC. Esto es así, porque no es posible medir positivamente la

desinformación. Como el público televidente es la envoltura del objeto PC, puede decirse que, por vía

negativa ese público desinformado, que corresponde al inexistente propio de PC, es menor o igual que

el 12,6% de los hogares que para 2010 no tenían televisión a color.

“Enunciado 44.– Un sitio puede llegar, pero no ser. El aparecer de es un sitio es también su

desaparecer” (Badiou, 2008: 628).

Recuérdese al identidad establecida entre la noción de intermediario en la TAR de Latour y la de

modificación en las lógicas de los mundos de Badiou.

Se llama modificación (intermediación) “a las variaciones de intensidad (o de aparecer) que

afectan a los elementos de un mismo objeto” (Badiou, 2008: 432). Si (A, Id) es un objeto, por ejemplo,

el público PC es un objeto, correctamente escrito (PC, Id) del mundo c, toda diferencia en las

indexaciones trascendentales de los elementos de PC es una modificación de PC en su aparecer. Si x �

PC y y � PC entonces el par {x, y} indica una modi ficación del aparecer de PC.

Ahora bien si se presenta que Id(x, y) = � , entonces, como x y y son absolutamente diferentes, se

tiene una modi ficación absolutamente real del aparecer de PC. Si Id(x, y) = p, entonces la

modi ficación del aparecer de PC es mas o menos real. Se puede inscribir entonces la igualdad

“modi ficación = objetivación” (Badiou, 2008: 433).

Si se supone que (A, Id) del mundo c, con trascendental T, le ocurre la autopertenencia de A. Así

las cosas ocurre que el objeto (A, Id) es un sitio. Se debe decir que ocurre pues un objeto cuyo

conjunto soporte se pertenece a sí mismo A � A, incumple el axioma de fundación, de la ontología que

prohibe la autopertenencia, de modo que no es, pues tal objeto aparece como una imposibilidad

ontológica por la que adviene la posibilidad de lo imposible (Badiou, 2008: 433). La estabilización

retroactiva de un sitio, de tal brusca ocurrencia, no es concebible porque las leyes del ser se cierran ante

tal excepción: “la autopertenencia se anula desde que es forzada, desde que ocurre. Un sitio es un

término evanescente: no aparece sino para desaparecer. El problema es registrar sus consecuencias en

el aparecer” (Badiou, 2008: 433). Se debe recordar entonces la equivalencia entre la noción de sitio y la

de mediador; de los mediadores sólo se tienen sus signos que son rastros y sólo pueden registrarse en

virtud de sus consecuencias, por ende los mundos con muchos sitios son objetos de definiciones

Page 168: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

performativas mas no ostensivas. Un mediador, produce tras evanecerse en el acto de su aparecer,

como se había establecido antes: signaturas.

Según esta lógica, entonces, tanto el objeto L marcha del ladrillo, como su registro fotográ fico F,

el público PC y los medios MN son al menos cuatro sitios que ocurren en el mundo c.

“Enunciado 45.– El cambio real (hecho, singularidad débil, acontecimiento) se distingue de la

simple modi ficación por esta excepción ontológica que es la aparición / desaparición de un sitio”

(Badiou, 2008: 629).

Las diferencias en el cambio real depende del valor trascendental asignado al conjunto soporte

del sitio en su fugaz aparición, o incorporación al objeto (A, Id). El valor trascendental del sitio está

supeditado al valor de la existencia de A: EA.

Si EA = p y p ≠ M, es decir, que la existencia de A al incorporarse al mundo bajo la norma del

objeto (A, Id), no es absoluta, entonces el sitio es un hecho.

Si EA = M entonces el sitio es una singularidad.

Pero como la intensidad de la existencia no mide las consecuencias, una singularidad débil, se

comporta “respecto a las consecuencias, como una modificación” (Badiou, 2008: 434).

Siendo este el planteamiento, se puede comprender que un elemento-múltiple afecte realmente a

otro elemento-múltiple de un mismo objeto si la dependencia del valor de existencia del segundo

respecto del valor de existencia del primero es máxima. “Si (A, Id) es un objeto, con x � A e y � A, se

plantea:

“x afecta realmente a y”↔[(Ex ⇒ Ey) = M]” (Badiou, 2008: 434).

Hay cambio real en el mundo c entonces si en el mismo aparecen, al menos, hechos y no meras

modi ficaciones.

“Enunciado 46.– Para distinguir en el cambio real entre, por una parte, el hecho, por otra parte, la

singularidad (débil) y el acontecimiento (o singularidad fuerte), se debe pasar por la intensidad de

existencia fugitivamente atribuida al sitio por el trascendental al que está asociado para formar un

objeto en un mundo determinado. Si el grado de intensidad permanece inferior al máximum, es un

hecho. Si es igual al máximum es una singularidad débil o un acontecimiento” (Badiou, 2008: 629).

Con esto queda claro que un hecho no afecta realmente sino a los entes cuya intensidad de

existencia es superior a la suya, que una singularidad sólo afecta a los elementos absolutos del objeto,

“aquellos cuya existencia está completamente veri ficada en el aparecer objetivo” (Badiou, 2008: 435),

así, un singularidad débil deja intactas la lógica del ser ahí y no produce un cambio efectivo.

En caso de que el sitio sea capaz de revelar el inexistente propio del objeto Ø A. Así, como EØA =

� , entonces (EA ⇒ EØA) = M no se tendrá un mero hecho. Tal igualdad es imposible si A no es más

que un hecho que se comporta como una simple modi ficación, porque EA � EØA, es decir que EA � � ,

es decir, que EA = � . Lo cual quiere decir que A inexiste y por ende no hubo, contrariamente a “la

hipótesis (existencia de un sitio), ninguna aparición subversiva del ser-en-persona en el espacio de

Page 169: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

aparecer del que él es el ser” (Badiou, 2008: 435).

Puede sostenerse que los objetos PC y MN son meros hechos, dado que el grado de intensidad de

su existencia en el mundo c es sin duda inferior al máximo; se trata de meros hechos constatables según

cifras. A los objetos L y F puede en cambio asignárseles un grado de existencia máxima y ser tomados

como singularidades pues para el mundo c, la marcha del ladrillo indica la convicción de un pueblo por

su reconstrucción y que tendría a la larga consecuencias importantes, que incluso desbordarán el

mundo c como la creación muy destacable del Salón del Nunca Más y su divulgación en la página web

de internet correspondiente, como la fotografía de Colorado aparecerá, registrando tal otra singularidad,

tanto en diversos medios como El Tiempo y como en el Informe Basta Ya del Grupo Nacional de

Memoria Histórica.

“Enunciado 47.– Para distinguir una singularidad débil de una fuerte (o acontecimiento), se debe

pasar por las consecuencias. Un acontecimiento hace pasar al inexistente propio del objeto concernido

del valor trascendental mínimo al valor máximo. Una singularidad débil no puede llegar a hacerlo. Se

dirá que un acontecimiento absolutiza al inexistente propio de su lugar. La huella del acontecimiento, a

menudo anotada ε, es precisamente el antiguo inexistente maximizado (o absolutizado, en lo relativo al

mundo concernido)” (Badiou, 2008: 629).

La debilidad de la existencia del hecho no permite el relevo del inexistente del objeto. Si A es una

singularidad débil, puede ser que la potencia existencial de la singularidad “subvierta el régimen de lo

posible” (Badiou, 2008: 436). Si la subvierte, esa singularidad es una singularidad fuerte o un

acontecimiento. Un acontecimiento entonces afecta realmente a inexistente propio del objeto: (EA ⇒EØA) = M. Se trata de un relevo del inexistente: si EA � EØA, y si EA = M, se tiene que M � EØA y

por ende EØA = M a pesar que en principio EØA = µ.

Si bien el inexistente es evaluado por el mínimum, en su figura postacontecimiental, que es la

huella ε que deja su desaparecer inmediato, es evaluado por el máximum.

Se ha dicho que los objetos L y F son singularidades, si se nota con atención, estas singularidades

no son absolutamente inexistentes tanto para el objeto MN, pues la masacre fue registrada como ya se

ha mostrado, como para el objeto PC en tanto logró transformar alguna información al respecto en el

mundo c. Siendo esto así no son idénticos ni al público televidente absolutamente desinformado que es

el inexistente propio de PC, ni a los medios cientí ficos que es el inexistente propio del objeto MN.

En caso de que en el mundo c el público televidente desinformado o los medios cientí ficos

hubieran pasado a tener un grado máximo de existencia, de tal modo que el público desinformado

pasara a existir como público televidente supremamente informado respecto al devenir del mundo c, y

los medios cientí ficos pasaran a existir como medios cientí ficos máximamente visibles respecto al

devenir del mundo c, ambos serían acontecimientos del mundo c. Sin duda resulta complicado decidir

si en el mundo c ocurrieron tales cosas. Pero es plausible decir, según los datos descritos antes que, al

menos en el mundo c, ni hubo un público televidente supremamente informado, ni hubo medios

cientí ficos máximamente visibles. Pero si se atiende a los objetos L y F la perspectiva cambia, pues el

Page 170: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

objeto L hace máximamente visible la convicción de un pueblo por su reconstrucción previamente

inexistente, mientras que el objeto F registra tal otra singularidad llevando a la máxima existencia

mediática el periodismo independiente, que como se ha visto fue frecuentemente perseguido en el

mundo c. Siendo esto así, los objetos L y F son acontecimientos que aparecieron/desaparecieron en el

mundo c, y cuyas huellas marcaron signaturas con consecuencias máximas.

“Enunciado 48.– Todo acontecimiento, toda absolutización del inexistente, se paga con una

destrucción (con una muerte). Porque un inexistente debe llegar al lugar del inexistente sublimado”

(Badiou, 2008: 629).

Recuérdese que la muerte de un elemento es el pasaje de Ex = p a Ex = µ por causa de algo

exterior a x. Dado un objeto (A, Id) en lo relativo a que hubo un acontecimiento. Si ØA deja de

inexistir, es preciso que algún elemento de A adquiera el valor mínimo. Si δ es ese elemento-múltiple

se tiene que (Eδ = p) → (Eδ = µ); es decir que δ muere o que es destruido.

Siendo L y F acontecimientos para el mundo c han de haber llevado a la muerte a un par de

elementos de un par conjunto soporte de dos objetos que aparecen en el mundo c. Como ese par de

elementos llegan a tener un grado mínimo de existencia respecto del mundo c, son entonces el reverso

de los objetos L y F que tienen grado máximo de existencia. Se puede decir así que en el mundo c tras

el aparecer de L se hace mínimamente visible la intimidación que produce la guerra en la población,

mientras tras el aparecer de f se hace mínimamente presente la censura al periodismo independiente.

En ambos casos se logró la oposición máximamente real y acontecimental a la ocultación y negación

del presente.

“Enunciado 49.– Un acontecimiento induce poco a poco una reorganización del trascendental del

mundo” (Badiou, 2008: 630).

Como se pasa de que al existencia de δ, esto es, Id(δ, δ) = p a Id(δ, δ) = µ, y como las

transformaciones son relativas en mundos no clásicos, cambios en la organización del mundo se

presentan como consecuencia de la muerte de un componente de objeto. Si se tiene siempre que Id(δ,

x) ≤ Eδ, y si Eδ = p, entonces Id(δ, x) ≤ p. Pero como tras la muerte Eδ = µ entonces para todo x � A,

Id(δ, x) ≤ µ, es decir que Id(δ, x) = µ.

El aparecer de los acontecimientos L y F reintroduce entonces la reconfiguración del mundo c,

pues a pesar que la intimidación que produce la guerra en la población y la censura al periodismo

independiente son elementos ontológicamente pertenencientes al mundo c, se mantienen en el mismo

como inexistentes en cuanto a su aparecer en virtud de la marcha del ladrillo y la fotografía de

Colorado.

“Enunciado 50.– El conjunto de los puntos de un trascendental tiene la estructura de un espacio

topológico” (Badiou, 2008: 630).

Un punto es la figura binaria de los matices del aparecer. Según las equivalencias que se han

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establecido, una dramatización puntual es otra forma de hablar de un bit de transformación,

transportada por los mediadores.

Para lograr establecerla se establece la una correlación entre un trascendental de un mundo y una

estructura binaria; el trascendental T0 que está compuesto por los únicos grados 1 y 0, es decir, M y µ.

Dicho trascendental es el del mundo-pensamiento de la ontología; un mundo clásico, su estructura es de

un álgebra de Boole (Badiou, 2008: 482).

Como se ha dicho, sólo bajo ésta condición es posible la decisión, en tanto por ella se filtra el

infinito por el Dos. En éste sentido, todo actante humano y no humano (piénsese en un computador)

podría disponer esos infinitos matices según el trascendental T0 y así hacer posible una elección global

(siempre relativa al mundo). La proyección en el Dos del {0, 1} debe entonces respetar las estructuras

del trascendental, las relaciones de orden, el entramado de las identidades existenciales y de

atomicidades localizantes. Se precisa de un homeomorfismo estructural, en último término se trata de

un ejercicio de transformación.

Sea una función φ del trascendental T al T∉. Una función es un homeomorfismo si conserva la

conjunción ∩ y la envoltura ∀. Para que la conservación sea clara se anota ∩∉ y ∀∉ a las operaciones

constitutivas de T∉ (Badiou, 2008: 482). Se debe tener entonces:

φ(p ∩ q) = φ(p) ∩∉φ(q)

φ(∀) = ∀∉{ φ(p) / p � B}

φ es una ∩-∀ función de T hacia T∉que le hace corresponder a una conjunción la conjunción de

los valores correspondientes y a una envoltura la envoltura de los valores correspondientes.

Se tratará de un homeomorfismo sobreyectivo si todos los grados de T∉son alcanzados por la

función: si p∉� T, existe q � T tal que φ(q) = p∉. Para este caso se requiere que la función sea

sobreyectiva, pues a todos los grados de T debe corresponder algún grado de T∉sea 1 sea 0. Así, existe

al menos un grado p tal que φ(p) = 1 al menos un φ(q) = 0. Como todos los valores de T0 son

alcanzados por φ, tal función de T sobre T0 es sobreyectiva. “Finalmente, para obtener el concepto de la

evaluación global y binaria que buscamos, basta con considerar los homeomorfismos sobreyectivos de

T en dirección de T0, el trascendental {0, 1} de la ontología. Tal función (si existe una, veremos que no

es siempre el caso) es aquello por lo cual un mundo complejo es expuesto a una evaluación o a una

decisión por “sí” o “no”. Con dos sencillas demostraciones Badiou hace evidente que un

homeomorfismo sobreyectivo de T en dirección de T0 conserva el orden, el mínimum y el máximum

(Badiou, 2008: 483-484).

Ahora bien, es preciso introducir la noción de interior, anotado Int, y sus cuatro axiomas para

poder comprender por qué el conjunto de los puntos de un trascendental tiene la estructura de un

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espacio topológico. Esto ya se había expuesto al mostrar que una red es un espacio topológico.

1. El interior de un conjunto de referencia es idéntico a ese conjunto.

A-int1 Int(E) = E

2. El interior de una parte cualquiera esta incluido en esa parte.

A-int2 Int(A) ⊆ A

3. El interior de la conjunción de dos partes cualesquiera del conjunto de referencia es la

conjunción de los interiores de esas dos partes.

A-int3 Int(A ∩ B) = Int(A) ∩ Int(A)

4. El interior del interior de una parte es idéntico a su interior.

A-int4 Int(Int (A)) = Int(A)

Un múltiple E referencial tiene muchas maneras de ser una potencia de localización según un

gran número de funciones de interioridad. El múltiple E es un espacio topológico cuando sobre las

partes de E se define una función Int.

Dado A ⊆ E, se sabe entonces lo que quiere decir para un elemento x estar situado en el interior

de A. Lo cual se escribe x � Int(A). Como Int(A) ≠ A, entonces el interior de A que es propiedad

topológica, no es lo mismo que la pertenencia de A que es propiedad ontológica. Así, “por la mediación

de sus puntos, el trascendental de un mundo puede (pero no siempre, no si el mundo es átono) ser

considerado como un espacio topológico. Es una manera de volver a decir que un mundo es el ser-ahí

de un conjunto infinito de multiplicidades” (Badiou, 2008: 485).

La lógica del aparecer sería entonces topo-lógica. Siendo T un trascendental y π(T) el conjunto de

sus puntos (∩-∀ funciones sobreyectivas φ de T sobre T0). Si φ � π(T) para todo homeomorfismo

sobreyectivo φ de T sobre T0.

Si se asocia a todo elemento p de T un conjunto de puntos Pp que puede leerse “positivación de p”

se trata del conjunto que dan a p el valor 1o todos los φ tales que φ(p) = 1. Es decir:

Pp = {φ / φ � π(T) y φ(p) = 1}

Así, Pp ⊆ π(T).

Para definir una topología sobre el conjunto π(T), se toma como interior de una parte A de π(T) la

unión de todas las positivaciones contenidas en ese conjunto. Así nace un teorema:

“Sea π(T) el conjunto de los puntos de un mundo (de un trascendental T). Sea A una parte de

π(T). Si se plantea que el interior de A es la reunión de todas las positivaciones contenidas en A –o sea,

Int(A) = c (Pp / Pp⊆ A)–, se obtiene una topología. La función Int así definida obedece, en efecto, a los

cuatro axiomas A-int, o axiomas del interior” (Badiou, 2008: 486). Se pasa así de la noción de grado

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trascendental, todavía onto-lógica a la noción de punto topo-lógica. La demostración del teorema

resulta de verificar axioma por axioma que la función Int(A) = c {Pp / Pp⊆ A}. Badiou realiza esto en

forma de ejercicios (Badiou, 2008: 487) autorizando que al conjunto de todos los puntos de un mundo

se le trate como una topología.

Es claro que si esta es la regla, el conjunto de los puntos del trascendental T (tener una presencia

mediática) del mundo c tiene tal estructura de un espacio topológico; de manera que todos los objetos

remitidos a ese territorio de T, serían forzados a adquirir o bien un grado máximo o bien un grado

mínimo de existencia. Póngase por ejemplo, el punto: “autocensurarse o no autocensurarse” para

Colorado y “reconstruir el pueblo o abandonarle con temor” para los marchantes del ladrillo. La

positivización evidentemente no depende de la mera negación sintácticamente explícita, sino de si el no

autocensurarse implica a firmar el punto en cuestión. Si esto es así, entonces el no autocensurarse es

una positivización en T. El conjunto de todas estas positivizaciones hace el conjunto de todos los

puntos de un mundo sea una topología.

“Enunciado 51.– Pueden existir mundos sin ningún punto (mundos átonos)” (Badiou, 2008: 630).

Esto, traducido a las equivalencias establecidas, quiere decir que pueden existir, al menos son

postulables negativamente, mundos sin bits de transformación (información).

Considérese un trascendental clásico Tc; es decir reglado por un álgebra de Boole. Un aislado de

Tc a un grado i � Tc que tiene las siguientes propiedades:

i ≠ µ;

Si j es estrictamente inferior a i, entonces j = µ.

Siendo esto así, un aislado no admite ningún elemento más pequeño que él que no sea µ y es un

aislado pues ninguna “complejidad” lo separa de la nada. Así i es inanalizable en subcomponentes de sí

mismo.

El teorema que explica la consideración de mundo átonos indica que si existe un punto de Tc

existe un aislado. De manera que si un trascendental clásico no tiene puntos no tiene aislado, y en

consecuencia es átono. La demostración de éste teorema es llevada a cabo por Badiou en (2008: 488-

491). En todo caso, un aislado del conjunto de puntos de un mundo es siempre una positivización.

Esto permite concluir que el mundo c, que corresponde al periodo 2000-2010 en Colombia no es

un mundo átono. Efectivamente hubo al menos dos puntos en tanto los aislados L y F tuvieron lugar. A

pesar de estar al borde del vacío, del grado mínimo de existencia, L y F existen sólo máximamente en

el mundo c.

“Enunciado 52.– Pueden existir mundos que tienen tantos puntos como grados trascendentales

existen (mundos tensos)” (Badiou, 2008: 630).

La traducción según las equivalencias establecidas indica que pueden existir mundos/redes que

rebozan de transformaciones (información) al existir en ellos tantos bits como grados trascendentales.

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Así, esos bits que pululan por doquier tensionando el mundo serían en tal caso las signaturas que dejan

los actantes de esas redes. Así, las signaturas convocan a “emboscadas cuya intensidad esconde un

punto”.

Un mundo tenso “convoca a todo proceso de verdad a las emboscadas de cualquier existencia,

emboscadas cuya intensidad, por más débil que sea, esconde un punto” (Badiou, 2008: 492).

Siendo tal la situación, donde al menos L y F son aislados, habría que ver si en el mundo c

aparecen tantos puntos como grados trascendentales. Si se atiende, en base a los datos hasta ahora

recolectados sobre el mundo c, es decir, a que en el mundo c tanto el conflicto armado interno, como

las censuras y asesinatos a periodistas y población civil, son objetos del mismo, que fuerzan

constantemente a las decisiones, es razonable sostener que el mundo c es efectivamente un mundo

tenso. Estrechamente relacionado a éste tipo de mundo está en sociofísica bien descrito el concepto de

transición de fase orden-desorden: “estamos en presencia de una transición de fase orden-desorden,

análoga a otras transiciones observadas en diversos sistemas físicos” (Cosenza et al, 2007: 41).

“Enunciado 53.– Que un elemento de un sitio sea máximamente idéntico a la huella de un

acontecimiento significa que su grado de identidad con esa huella es igual a su propia intensidad de

existencia” (Badiou, 2008: 630).

Supóngase que el objeto (A, Id) es un acontecimiento. Así en su aparecer/desaparecer EA = M.

El esquema que indica el movimiento del inexistente de un objeto a la máxima existencia es: [Eε = µ]

→ [Eε = M]. Previamente al acontecimiento, por P.2. Id(x, ε) = µ.

Cuando Eε = M, x se incorpora al presente acontecimental de tal modo que Ex = Id(x, ε). De

éste modo, x es tan idéntico como es posible a las consecuencias del acontecimiento. Esto es otra

manera de decir que para los elementos de A, x < ε.

Tal cosa aplica entonces para el objeto L y para el objeto F. Correctamente escrito para los

acontecimientos (L, Id) y (M, Id). Donde para sus respectivos inexistentes [Eε = µ] → [Eε = M]. DE

manera que para los acontecimientos de L o bien de F, x < ε.

“Enunciado 54.– Los elementos de un cuerpo son compatibles entre sí” (Badiou, 2008: 630).

Tómese la proposición P.3. Por la definición de incorporación: Ex = Id(x, ε) y Ey = Id(y, ε). Por

axiomas 1 y 2 de las funciones de aparecer: Id(x, ε) ∩ Id(y, ε) = Id(x, y) y Ex ∩ Ey = Id(x, y). Así x ‡

y. La define entonces que: “un cuerpo Cε, relativo al inexistente propio ε de un sitio (A, Id), es el

conjunto de los elementos de A que se incorporan al presente acontecimental” (Badiou, 2008: 532).

“Enunciado 55.– Todo cuerpo admite, para la relación de orden onto-lógica anotada <, una

envoltura (una síntesis real), que es idéntica a la huella acontecimental misma” (Badiou, 2008: 630).

Por P.7. Se tiene que debe haber una síntesis real de un cuerpo sobre el múltiple que le soporta.

Esa síntesis corporal Sc constituye una envoltura para el cuerpo Cε que garantiza un unidad en el ser

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más allá de la unidad en el aparecer. Sc prescribe el átomo: a(x) = ∀{Id(c, x) / c � Cε}. De manera que

la síntesis corporal es la garantía de la unidad de un cuerpo postacontecimental, es el mismo inexistente

ε llevado postacontecimentalmente a a la existencia máxima por el sitio:

Como se sabe que Eε = M, también se da que ε se incorpora al presente; Eε = Id(ε, ε). por ende ε

� Cε. Como todo x < ε, entonces ε es la envoltura interna de ese cuerpo. Así, todo lo que es dominado

por ε es el cuerpo. Así, para todo x cuya Ex = M, como Ex = Id(x, ε), es decir que Id(x, ε) = M, y

como Eε = M, esto es ε < x, por antisimetría, al confrontar con x < ε, se tiene que en tal caso x = ε.

Esto quiere decir que todo lo envuelto por los acontecimientos L y F, son precisamente los

cuerpos que son idénticos a las huellas que dejaron ambos acontecimientos; respectivamente el pueblo

de Granada y el fotógrafo Colorado.

“Enunciado 56.– Todo cuerpo admite, para la relación de orden onto-lógica anotada <, una

envoltura (una síntesis real), que es idéntica a la huella acontecimental misma” (Badiou, 2008: 630).

Se trata ahora de formalizar la eficacia de una decisión para un sujeto determinado; lo que quiere

decir para un cuerpo tratar un punto. Así, un elemento x de un cuerpo Cε, afirma un punto φ si φ(Ex) =

1. Evidentemente se tendrá que φ(Eε) = 1, pues φ(M) = 1. Lo que interesa entonces considerar lo que

les ocurre a los elementos de un cuerpo diferentes de ε cuando comparecen ante el punto. “Una parte

eficaz de un cuerpo Cε para un punto φ es el subconjunto de los elementos de Cε para un punto φ es el

subconjunto de los elementos de Cε diferentes de ε, que afirman φ.

Cεφ = {x / x � Cε y x � ε y φ(x) = 1}” (Badiou, 2008: 535).

Nada garantiza que la parte eficaz exista, pues puede que sólo la huella afirme un punto. Pero si

Cεφ no es vacío, entonces admite una síntesis real, es decir, una envoltura para la relación < anotada εφ.

Puede que esa síntesis real no sea otro que ε pues nada prohibe que la envoltura de la parte eficaz sea

exterior a la parte eficaz. En tal caso, “esa parte eficaz no tiene en sí misma, en la singularidad de su

conexión con el punto, con qué realizar su propia síntesis. Diremos entonces, si ε es la envoltura de una

parte eficaz de un cuerpo, en lo relativo a un punto φ, que esa parte es dispersa o inorgánica” (Badiou,

2008: 534).

Así, un órgano del cuerpo Cε para el punto φ es la envoltura εφ de la parte e ficaz Cεφ, que es

distinta de ε; y sólo si dispone de un órgano para φ puede decirse que un cuerpo Cε trata el punto φ.

De manera que los órganos de los cuerpos Lε y Mε , con elementos y partes necesariamente

compatibles, hacen que éstos traten al menos un punto del mundo c. Efectivamente el pueblo de

Granada, cuerpo Lε, y el fotógrafo Colorado Mε, fueron eficaces al tratar al menos un punto del mundo

c: o bien ser intimidados por la guerra, o bien continuar con convicción en la reconstrucción del pueblo;

frente a lo cual algunos subconjuntos del pueblo, partes eficaces, habitantes del pueblo aptos para tratar

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el punto, se organizaron como tres órganos de la parte eficaz cuerpo pueblo de Granada, un órgano

eficaz para afirmar el punto marchar, uno para afirmar el punto en cuestión reconstruir y otro para

afirmar el punto fundar el Salón del Nunca Más. Y; o bien autocensurarse o bien llevar la fotografía F a

su publicación, de modo que el Fotógrafo Colorado afirmó el punto de verdad al decir no a la

autocensura, para lo cual tuvo que, hacerse eficaz enteramente, disponerse como una parte eficaz para

tratar el punto, y disponer sus órganos eficazmente de modo que pudiese efectuar tal decisión inicial y

las sucesivas que implicó tal acto hasta su publicación. Una subjetivación fiel dispone al menos una

parte eficaz (multiplicidad de componentes corporales aptos tratar para determinados puntos) del

cuerpo de verdad político (común político), amoroso (pareja subjetivamente bi-sexuada), deportivo

(cuerpo competitivo), científico (cuerpo de una teoría en desarrollo), artístico (configuración en

desarrollo), para tratar los puntos de tal proceso al que se ha incorporado y disponer en esa parte eficaz

órganos (órganos políticos que pueden ser instituciones –que evidentemente no preexisten como en el

estructuralismo–; órganos amorosos que pueden ser estrategias de reconquista constante; órganos

deportivos que pueden ser resultado del entrenamiento; órganos científicos que pueden ser algoritmos o

estrategias ingeniosas de modelización de problemas inversos; órganos artísticos que pueden ser

técnicas creativas), capaces de tratar, decidir afirmativamente respecto al procedimiento o proceso de

verdad, punto por punto.

“Enunciado 57.– Si existe un órgano que le permite a un cuerpo afirmar un punto, ese órgano es

elemento, no solamente del cuerpo, sino de su parte eficaz apropiada para el punto en cuestión”

(Badiou, 2008: 630).

Como que εφ es la envoltura de Cεφ es el elemento más pequeño de A que domina, por la relación

<, a todos los elementos de Cεφ. Es además, más pequeño que ε que domina “ a todos los de Cε del que

Cεφ es una parte” (Badiou, 2008: 536). Así, � � < � , de modo que � � � Cε.

Si se supone que � � no es interior a la parte eficaz Cεφ, entonces no afirma el punto φ, lo cual es

imposible, pues para todo x de Cεφ Ex ≤ E� � . Como todo punto conserva el orden trascendental, φ(Ex)

≤ φ(E� � ) y como φ(Ex) = 1 entonces φ(E� � ) = 1. Por lo tanto, � � es interior a la parte eficaz Cεφ. Badiou

sintetiza estos resultado en un cuadro de los esquemas corporales (Badiou, 2008: 537).

Se tiene entonces el siguiente listado de las lógicas de los mundos según Badiou:

Mundos átonos: son mundos sin puntos.

Mundos estables: son mundos donde no se produce ningún acontecimiento, sólo hechos o simples

modi ficaciones.

Mundos inconsecuentes: son mundos donde no se constituye ningún cuerpo coherente y sólo la

huella del acontecimiento porta la incorporación al presente.

Mundos inactivos: son mundos donde la parte e ficaz del cuerpo postacontecimental es vacía.

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Mundos inorgánicos: mundos donde el punto no es tratado.

A lo que vale agregar:

Paramundos: lógicas donde el punto es tratado contradictoriamente; donde operan lógicas

paraconsistente o bien cuántica; mundos ficcionales, el mundo cuántico, el mundo del discurso de lo

que hay (ser-y-acontecer). Las figuraciones de los actantes pueden tener formas contradictorias sin

trivializarse, pues aportan nueva información en tanto no todos son enunciados son teoremas.

En las postrimerías de un sitio, entonces, se debe determinar si existe compatibilidad (en el

sentido técnico de Badiou) entre los objetos de un mundo mediático y el mundo físico-social, si la hay,

la proyección es coherente y si son compatibles uno a uno, entonces, la proyección será máximamente

coherente. En adelante se tratará de indagar sobre si ese sitio del mundo mediático opera como la huella

de un acontecimiento o como la signatura de otro tipo de cambio.

Esto impone que la creación de una verdad (proceso de verdad) sea muy infrecuente pero

siempre posible pues exige el tratamiento de al menos un punto. La determinación de proceso de

verdad, efectivamente, solo puede hacerse observando las consecuencias del acontecimiento, que como

cualquier sitio, aparece-desaparece en un instante. En primera instancia, un proceso de verdad, la

consecuencia de un acontecimiento, siguiendo a Badiou (1999), es un subconjunto de un mundo cuya

vericidad o falsedad es indecidible. Se trata de un conjunto para el ninguna norma de evaluación de sus

enunciados permite decidir su vericidad o falsedad. Indecidible es aquello que se sustrae a una

clasi ficación exhaustiva de los enunciados según los valores validados por una norma. Por ende, un

proceso de verdad es un subconjunto sin valor, “contraviene las leyes de la economía clásica” (Badiou,

1992). No se trata de una mera paradoja sino de un resulta de la combinatoria intrínseca a un mundo.

Los teoremas de incompletitud de Gödel para la aritmética son ejemplo de esto.

Pero se trata también de un subconjunto donde la diferencia entre los valores de dos términos es

indiscernible. Si se da la fórmula D “x es diferente a y” donde D(a1, a2) sea verídica su reverso es falsa

pues se discierne que a1 es otro que a2. Lo indiscernible se sustrae a la diferencia marcada por la

evaluación de los efectos de una permutación. Lo que es lo mismo que decir que el grado de identidad

entre un mundo y un proceso de verdad que subconjunto de aquel es máximo. Id(a1, a2) = M.

Es además, un subconjunto genérico, Tómese el enunciado “x es diferente de a2” donde a2 es

objeto de un mundo y x un sitio. Si si x es reemplazado situando a a1 se obtiene la fórmula D(a1) de

modo que la fórmula D(a1, a2) sería verídica. Se se toman todos los objetos del mundo diferentes a a2,

se obtiene un subconjunto de ese mundo, compuesto por todos los objetos que validan D(x, a2). Un

subconjunto de ese mundo es construido por una fórmula F(x) si tal conjunto se compone

exclusivamente de todos los objetos del mundo que llevado al lugar de x, dan un enunciado F(a) un

valor fijado con anterioridad (Badiou, 1992). Un subconjunto de un mundo es constructible si hay en la

lengua de ese mundo una fórmula F(x) que lo construye. Un conjunto que no es constructible es

genérico, pues se sustrae a toda identi ficación por una fórmula de la lengua de ese mundo. Ningún

rasgo predicativo reúne los objetos que le componen; se sustrae por exceso, pues ningún predicado

puede recolectarlo. Si fuese finito, de modo que fuera de a1, a2, …, an, estaría construido por esa

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misma fórmula F(x) “x=a1, x=a2, hasta, x=an” pues sólo tales términos validan la igualdad tipo

“x3=aj” cuando j va de 1 a n. En consecuencia un proceso de verdad es también in finito. Ejemplo de

esto es que Cohen demostró que en la teoría de conjuntos existen universos con multiplicidades

genéricas.

Por último un proceso de verdad es innombrable. Pues dado el enuncia “x es diferente de a2” si el

valor de nominación es el valor verídico, entonces, si a1 es efectivamente diferente de a2, la fórmula “x

es diferente de a2 nombra el objeto a1, que es el único que la valida verídicamente. Así, la fórmula

nombra un objeto cuando es el esquema del nombre propio de ese objeto. Lo innombrable es lo único

que se sustrae a la nominación. Un proceso de verdad es un subconjunto de un mundo que no es

nombrado por ninguna fórmula. Ejemplo de esto es que Gebhard Furkhen presentó un modelo en el que

es consistente suponer lo innombrable en una situación simple donde un término y solo uno es

innombrable.

Con esto en vista, un proceso de verdad no debe ser forzado (Badiou, 1992) por una anticipación

que postula la ficción de un todo-decir para la ciencias, el arte, la política, el amor, y por qué no, el

deporte. Una verdad es precisamente un proceso cuyo origen y devenir son impredecibles. Un sujeto

que fuerza ese todo ficticio es reactivo u oscuro. Empero hay un punto límite, íntimo, que siempre

mantiene la singularidad de un proceso de verdad y su no totalización en el saber, en el que punto por

punto se constituye parcialmente su cuerpo subjetivable fielmente.

De modo que determinar si ha tenido lugar un acontecimiento implica una decisión muy peculiar,

pura y única, un forzamiento peculiar sobre el haber tenido lugar de un subconjunto indecidible,

indiscernible, genérico, in finito e innombrable, en un mundo. Se trata de una libertad de indiferencia la

que opera un sujeto que decide que un acontecimiento ha tenido lugar. Se trata de una decisión

sustractiva y riesgosa, tal vez un acto de fe pura, donde “desde el punto de vista del sujeto, la hipótesis

es siempre practicable” (Badiou, 1992). De modo que las signaturas mediáticas de los sitios no

acontecimentales no son clásicamente decidibles, pues no hay enciclopedia o compendio del saber que

permita determinar con absoluta certeza el fin de una historia y el comienzo de otra; puede que lo que

aparenta ser modificación, mera intermediación, sea-no-sea auténticamente acontecimiento tal vez

identi ficable en las postrimerías.

Es más, la avidez progresista de novedad o excepcionalidad, que no es más que la forma de la

infidelidad a la Ley, resulta siempre en la producción de campos de excepción jurídico-política

(Agamben); en ese sentido, lo Justo, como dice Gómez Dávila (1988), es siempre la observancia de la

regla, inviolable, de derecho convenida entre al menos dos sujetos, de modo que la rebelión auténtica

se legitima sólo frente al absolutismo, incluida su forma democrática. Injusta, infiel políticamente, es

una voluntad individual que no ha consentido un convenio histórico y consuetudinario, con las otras, y

su inclusión en un mundo jurídico y político. Todo progresismo fragua degollinas, mientras toda

fidelidad o bien consiente una axiomática lógica y jurídica emergente, cuyo origen fue indiscernible,

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indecidible e innombrable y sus efectos genéricos, que precede al tiempo y a lo humano, a lo positivo y

a lo natural, o bien se rebela contra cualquier absolutismo popular o individual. Una verdad política,

como cualquier otra, se descubre tanto en cuanto se crea. “La norma que por primera vez se aplica rige

porque parece haber preexistido” (Gómez Dávila, 1988: 84). Aunque lo social, lo colectivo, emerja

simétricamente entre redes de humanos y no humanos, sólo hay política auténtica, lo común político,

cuando hay al menos dos Sujetos, algo perfectamente planteado por Gómez Dávila: “reconocer en un

sujeto su naturaleza de sujeto, consiste en reconocer en el su función lógica, porque anticipadamente a

toda determinación posible, y sin excepción alguna, el sujeto es condición pura de categorización

lógica” (Gómez Dávila, 1988: 84). El individuo fielmente subjetivado en lo común político se adhiere a

la forma que destina un cuerpo de verdad político, una vez, reconoce que otro individuo se ha

subjetivado junto a él.

Así, o la rebeldía política es católica o simplemente constituye una herejía reactiva o progresista

mediocre. Si el catolicismo es en algún sentido humanista, no lo es precisamente porque sobrevalore la

existencia de lo humano en tanto diferente a lo animal y lo técnico; si es antihumanista no es porque le

infravalore frente a lo divino. El catolicismo es humanista y antihumanista porque es capaz de valorar

lo humano en su justo lugar: lo humano para el católico es humano en tanto es capacidad de un exceso

no-humano, es capacidad de imitar a Cristo en la producción de verdad, incluso de una verdad política

nueva cuyo modelo no es otro que el distributismo que hace excepción tanto al socialismo, el

liberalismo como al mero conservadurismo. El animal humano en virtud de la Fidelidad a la Verdad es

capaz de, como decían Aristóteles y dicen los cristianos, devenir en Inmortal.

Toda enciclopedia es un sistema general de saberes predicativos internos a un mundo; todo

aquello que se sabe sobre la política, el amor, el arte o la cultura, las técnicas, las ciencias, el deporte,

etc. (Badiou, 2004). Hay fragmentos discursivos que no son decidibles, “por ejemplo, como en la

actualidad sobre Dios. Se sostiene de buen grado que puede-ser que exista “cualquier cosa”, o quizás

no. Dios tiene, en nuestras sociedades, un valor de existencia inasignable: vaga espiritualidad” (Badiou,

2004). De modo que un acontecimiento es aquello que se decide sobre una zona de indecidibilidad

enciclopédica en la forma E � ε. De modo que la desaparición del acontecimiento deja la huella como

enunciado acontecimental ε. Dicha huella es un real del mundo, pues estaba allí, antes sin valor, ahora

con uno. Así, cualquier huella tiene una estructura declarativa; en el arte, la política, el amor, la ciencia

y el deporte. Tal declaración, abre el espacio posible de un universal, un proceso de verdad. Se

requiere que se tracen todas las consecuencias de la declaración para que el universal se despliegue en

el mundo. Se nota que lo universal es entonces un surgimiento o emergencia.

Se podría objetar que todo lo que existe o es representado (estructurado), se relaciona con

condiciones particulares e interpretaciones gobernadas por fuerzas e intereses dispares (Badiou, 2004).

Así, la retórica deconstruccionista sostiene que no habría apropiación de la universalidad de la

diferencia, pues la apropiación sexual sería irreductible según quién ocupe la posición “hombre” o

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“mujer”; o bien que grupos culturales diferentes no tienen denominador común para delinear lo que

llaman “actividad artística” o que una proposición matemática o mejor, cualquier proposición

científica, no sería intrínsecamente universal al depender su validez siempre de los axiomas que la

sustentan arbitrariamente constituidos (Badiou, 2004). “Este perspectivismo hermenéutico olvida que

toda singularidad universal se presenta como red de consecuencias de una decisión acontecimental”

(Badiou, 2004); ε � � . Epsilon es la huella, instaurada por el enunciado declarativo acontecimental,

pi es una consecuencia o fidelidad; de modo que cualquiera que tenga el dato del acontecimiento, la

huella, podría desplegar sus consecuencias; como Menón despliega la geometría. En política, arte,

ciencia, amor, deporte, sucederá el mismo proceso inferencial. “Lo que afecta el enunciado, tomado de

manera implicativa por la desaparición acontecimental, es del orden del acto y no del orden del ser o

del sentido” (Badiou, 2004); de modo que tal registro es unívoco, pues la decisión enunciativa se

sustrae a la interpretación; en otras palabras se sustrae a la economía de la sospecha. La tesis de la

equivocidad de lo universal devuelve lo universal a la relación entre lo general y lo particular, o entre

enunciados generales y enunciados descriptivos; mientras pierde de vista el acto lógico que universal y

unívocamente transforma la estructura del aparecer, es decir, las relaciones entre los objetos de un

mundo. Una singularidad universal, un acontecimiento, puede definirse entonces así: “es un acto por el

cual el sujeto-pensamiento se encadena para interpretar el acto capaz de iniciar un proceso, que efectúa

una radical modificación en la lógica de una situación” (Badiou, 2004). Se trata de una modificación

real que nunca puede completarse totalmente. El acto local unívoco inaugura una fidelidad como serie

de consecuencias tan infinita como el mundo mismo en el que aparecen. Así, un proceso de verdad es

multiplicidad genérica, subconjunto de un mundo no determinado por ningún predicado del saber

enciclopédico del mismo, inaugurado por un acto declarativo de enunciación sobre el haber tenido

lugar de un acontecimiento, localizable en un Sujeto-pensamiento que le puede “interpretar” fielmente.

Un individuo humano, puede devenir Sujeto-pensamiento, como una persona se puede hacer actor de

teatro, y a su vez el Sujeto-pensamiento puede interpretar fielmente un proceso de verdad, como el

actor de teatro puede interpretar fielmente un personaje.

Lo universal es un suplemento aleatorio que deja como huella un enunciado suelto como trazo de

la desaparición del acontecimiento que le funda; inicia su proceso en el acto unívoco por el cual lo

indecidible y sin valor es decidido; por tal acto, sujeta un Sujeto-pensamiento que inventará

consecuencias para el mismo; si es un Sujeto fiel construye una multiplicidad genérica, que por su

apertura es eterna (Badiou, 2004).

Un colectivo político no es universal sino en tanto indiferente al origen social, nacional, sexual o

generacional. Una pareja amorosa, no es universal, si no produce una verdad indivisa sobre la

Page 181: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

diferencia de las posiciones sexuales: hombre y mujer; cualquier sujeto retórico que busque borrar tal

diferencia es infiel a la verdad del amor, lo Dos de la diferencia subjetiva hombre/mujer inmune a la

retórica; aunque como se ha visto, no es materialmente inmune a la ingeniería genética. Una teoría

científica es universal en tanto remueve el trazo del origen histórico de su elaboración que se hace en

último término irrelevante. Una con-figuración artística es universal en tanto sus sujetos son obras en

las que la particularidad del autor queda abolida; el nombre propio del “autor” que las sostiene no

remite sino al vacío de toda individualidad (Badiou, 2004). Un triunfo deportivo no es universal sino en

tanto sus sujetos son hitos que anulan la particularidad del individuo que los soportó; pues una vez

tienen lugar, el éxito competitivo no se reduce a vencer al individuo sino que se mueve por la creación

o resurrección de un hito.

Con esto en vista, puede decirse que si bien el mundo c es un mundo tenso, es un mundo con al

menos dos cuerpos de verdad, sitios cuyos elementos tienen una existencia idéntica a la de la huella, o

que se incorporan a un presente acontecimental, y que al estar subjetivados fielmente soportan alguna

verdad; pues las consecuencias del acontecimiento L fueron sostenidas eficazmente por órganos

capaces de tratar sus puntos; no solo por el conjunto de elementos del cuerpo que a firman algún punto,

sino por la huella que a firma todos los puntos. Punto por punto son positivados, por el pueblo de

Granada y por el fotógrafo Colorado, de lo que se tiene su evidencia en la existencia, que incluso

desbordó el mundo, del Salón del Nunca Más y de la publicación en diversos medios, como su

exposición, de la fotografía de Colorado. Se puede decir entonces, que respecto al mundo c, el pueblo

de Granada afirma al menos una verdad política contra la intimidación, aunque también una artística al

intervenir el espacio de la calle; de modo que su localización produce no un efecto de verosimilitud

sino de autenticidad. Análogamente, Colorado afirma una verdad política al no sucumbir a la censura y

en últimas a la amenaza de muerte, mientras que también una artística al recurrir a una pulida técnica

fotográfica documental para registrar la singularidad de la marcha del ladrillo.

3.2 Enunciados 1 a 11

Es posible ahora exponer los primeros 11 enunciados, que resultarán más claros y distintos en

relación a la fenomenología objetiva de los medios:

“Enunciado 1.– Axioma de la dialéctica materialista: “No hay más que cuerpos y lenguajes, sino

que hay verdades” (Badiou, 2008: 621).

Tal axioma es afirmado por el pueblo de Granada y por Colorado, pues sin duda la muerte de sus

cuerpos es posible, y la intimidación y censura de sus signaturas también lo es, en todo caso, excepto

que para ambos hay verdades políticas y artísticas.

“Enunciado 2.– La producción de una verdad es lo mismo que la producción subjetiva de un

Page 182: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

presente” (Badiou, 2008: 621).

Al producir verdades políticas y artísticas, los acontecimientos L y F producen, sin duda un

nuevo presente, de ahí que el mundo c, fuera reorganizado, como ya se describió, haciendo

mínimamente visible la intimidación que produce la guerra en la población, y mínimamente presente

la censura al periodismo independiente.

“Enunciado 3.– Producida como puro presente una verdad no es por ello menos eterna” (Badiou,

2008: 621).

Las verdades políticas y artísticas que se siguen de los acontecimientos L y F son verdades

eternas en tanto han sido producidas como puros presentes. Sitios que existen máximamente para

desaparecer produciendo consecuencias máximas.

“Enunciado 4.– Una teoría del sujeto no puede ser sino formal” (Badiou, 2008: 621).

“Enunciado 5.– Un sujeto es un formalismo portado por un cuerpo” (Badiou, 2008: 621).

Así, para los cuerpos Lε y Mε, el pueblo de Granada y el Fotógrafo hay un sujeto que es un

formalismo portado por los mismos.

“Enunciado 6.– Un formalismo subjetivo está bajo la condición de la huella de un

acontecimiento, huella � , y de la existencia en el mundo afectado por ese acontecimiento, de un cuerpo

nuevo, anotado C” (Badiou, 2008: 621-622).

“Enunciado 7.– Un formalismo subjetivo es la articulación de operaciones extraídas de un

conjunto de cinco operaciones posibles: la subordinación (anotada –), la tachadura (/), la consecuencia

(⇒) , la extinción (=) y la negación (¬). son esas operaciones las que se apoderan de un cuerpo”

(Badiou, 2008: 622).

“Enunciado 8.– El resultado de la acción de un sujeto –o de un cuerpo formalizado– concierne a

un nuevo presente, anotado � ” (Badiou, 2008: 622).

“Enunciado 9.– Existen tres figuras del sujeto: el sujeto fiel, el sujeto reactivo, el sujeto oscuro.

Sus matemas son:

Sujeto fiel:

( ε

¢)⇒ π

Sujeto reactivo:

(¬ε )

( ε¢)⇒π

Sujeto oscuro:

Page 183: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

[C⇒(¬ε⇒¬¢)]π ” (Badiou, 2008: 622).

El sujeto reactivo, niega la huella, subordinando así la fidelidad dicha negación, de modo que

niega el nuevo presente postacontecimental. El Sujeto oscuro, postula un cuerpo total C de un Saber

absoluto, en consecuencia, niega la huella y el cuerpo de verdad en construcción, subordinando a tales

inferencias oscuras, el presente; por esto lo oculta.

En vista de los resultados obtenidos antes el sujeto reactivo corresponde al reaccionario

inauténtico, mientras que el sujeto fiel corresponde al reaccionario auténtico, es decir, al

contemporáneo. Desde éste punto de vista, el pueblo de granada y el fotógrafo portan el formalismo

subjetivo fiel a la verdad que las huellas de los acontecimientos L y F soportadas por esos cuerpos de

verdad hacen depender de presentes nuevos en el mundo c. Ambos sin duda, son formalmente o

subjetivamente auténticos reaccionarios.

“Enunciado 10.– Existen cuatro destinaciones subjetivas: la producción, la negación, la

ocultación y la resurrección. En todos los casos, se trata de la suerte del presente � . Producido por el

sujeto fiel, negado por el sujeto reactivo, ocultado por el sujeto oscuro, reincorporado a un nuevo

presente por una fidelidad segunda” (Badiou, 2008: 622).

Los acontecimientos L y F, producen máximamente la convicción de un pueblo por su

reconstrucción previamente inexistente, y registran tal singularidad llevando a la máxima existencia

mediática el periodismo independiente. Pero también en cierto modo, al remitir sus signaturas, su

huellas, a lo arcaico, resucitan por una fidelidad segunda las convicciones verdaderos de los pueblos y

la independencia del periodismo documental. En palabras de Agamben, esa foto, como otras, contiene

“un inconfundible índice histórico, una fecha imborrable; y sin embargo, gracias al especial poder del

gesto, este índice reenvía ahora a otro tiempo, más actual y más urgente que cualquier tiempo

cronológico” (Agamben, 2005: 32); el presente puro instalado por un acontecimiento.

“Enunciado 11.– Se pueden cruzar las tres figuras subjetivas, las cuatro destinaciones, los cuatro

procedimientos genéricos -amor, política, artes y ciencias- y los afectos que les corresponden. Se

obtiene entonces la batería de los veinte conceptos requeridos para una fenomenología de las verdades:

” (Badiou, 2008: 622-623).

En vista de los resultados de las partes precedentes la batería de veinte conceptos se agranda a

treinta y queda así respecto a la negación, la ocultación y la resurrección:

Política Artes Amor CienciasAfecto entusiasmo placer felicidad alegríaNombre del presente secuencia configuración encantamiento teoríaNegación reacción academicismo conyugalidad pedagogismoOcultación fascismo iconoclastia fusión posesiva oscurantismo

Resurrección invariantes comunistas neoclasicismo segundo encuentro renacimiento

Page 184: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Es evidente que el Sujeto fiel, antes que avidez progresista de novedad, es avidez contemporánea

de resurrección.

Se puede rastrear que al menos para el mundo c que los individuos fielmente subjetivados que

portan los cuerpos Lε y Mε: ambos se ven afectados con entusiasmo y placer; ambos trazan una

secuencia política y una configuración artística; ambos son políticamente reacciones auténticas y

contemporáneas ante lo que les pretende intimidar y censurar; ambos proponen reactivaciones del arte

clásico o neoclásico en el sentido de hacer visible una verdad siempre realmente soportada.

Puede plantearse que para el mundo c sin duda hubo sujetos fieles a la felicidad del amor, a su

encantamiento y a la fidelidad conyugal de la pareja que afirma la diferencia de lo Dos, incluso en un

segundo encuentro. Pero si se le piensa en cuanto a su aparecer relativo a los objetos MN y PC, resulta

que tal tipo de sujeto queda como un inexistente o bien con un grado muy bajo de existencia, según la

forma melodramática típica de la televisión colombiana de tal periodo. Obsérvese el rating de las

telenovelas más importantes de dicha época, tanto de RCN televisión como de Caracol televisión

(Rating Colombia, 2014). Parece mas bien que para el objeto MN, la subjetividad o bien es oscura al

evidenciar todo el tiempo que el destino del amor es la fusión posesiva que anula lo Dos en lo Uno:

tema incansable de la telenovela melodramática colombiana. O bien tal subjetividad fue también

oscura, al tratar de hacer pasar en las telenovelas, la verdad de lo Dos según la forma de la fusión

narcisista, que anula toda diferencia, asumiendo que cada parte de la relación no es más que idéntica a

la otra, en la reducción de la verdad del amor a la publicidad sexual. Nada excluye que el sexo opere

una configuración de un proceso de verdad, la constitución compartida de un cuerpo de verdad artístico

cuyo afecto Subjetivo fiel es el placer. En todo caso, respecto al cuerpo de las verdades amorosas, el

sexo siempre resulta por sí un acto meramente reproductivo y narcisista, que no logra por sí la

producción del afecto amoroso de la felicidad. Una operación propia de la subjetividad oscura es

precisamente la ocultación del proceso de verdad amoroso; creando así el efecto según el cual se da una

estetización; defendidas por formas variadas de la retórica progresista. Asimismo, una operación propia

de la subjetividad reactiva reduce el sexo a una actividad reproductiva que implica la mera

Política Artes Amor Ciencias DeportesAfecto entusiasmo placer felicidad alegría euforia

Nombre del Presente secuencia configuración encantamiento teoría victoriaNegación reacción inauténtica (idealismo aristocrático) academicismo conyugalidad biológica pedagogismo no aceptación de la derrota

Ocultación progresismo democrático (derecha e izquierda) iconoclastia/idolatría fusión sexual posesiva/sexolatría oscurantismo trampaNacimiento reacción contemporánea (materialismo aristocrático) clasicismo y medieval (realismo mimético/realismo abstracto) primer encuentro (pareja H/M) cientificismo competencia victoriosa

Resurrección invariantes contemporáneas (aristocratismo igualitario) neoclasicismo y realismo medieval segundo encuentro renacimiento nueva victoria

Page 185: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

autosatisfacción determinada por instintos animales igualmente narcisistas; postura sostenida por

formas variadas de reacción inauténtica que niegan todo aquello que, por ejemplo, Gómez Dávila,

auténtico reaccionario, sublimaba de la sensualidad: “ante un cuerpo de mujer los mayores excesos son

insuficientes [...] Aspiramos a una posesión demoníaca, pero solamente hacemos el amor” (2003: 71).

Así mismo, el sujeto oscuro oculta el presente de la política confundiendo las secuencias con los

procedimientos deportivos competitivos de las economías progresistas, mientras el sujeto reactivo

niega las secuencias políticas para aislar lo político en la melancolía de un pasado que supone se

debería conservar. Es más, el sujeto oscuro oculta las teorías científicas bajo el velo del progreso de la

ciencia, impidiéndoles desplegar su presente fielmente al demandar sólo resultados eficientes; mientras

el sujeto reactivo niega las teorías pretendiendo conservar lo que más satisface su sentido común

pedagógico. Con esto se puede rastrear el mundo casi átono de los colectivos progresistas y reactivos

inauténticos contemporáneos; una mezcla en la que bien cabe Colombia entre 2000-2010.

En los mundos, cuya política es destinada mayoritariamente, donde las secuencias reales son

subjetivadas mayoritariamente, por el progresismo y la reacción inauténtica, todo se reduce al deporte y

al arte: a la competencia, así sea tramposa o de mal perderor, y a la estetización academicista o

iconoclasta e idólatra. Economización y sexualización: el sujeto de los mundos altamente infieles se

mueve a decidir sobre falsos puntos: “a favor o en contra del capitalismo” (capitalistas contra

socialistas). Sin duda, un mundo mayoritariamente infiel es el peor de los mundos posibles, pues

mientras el mundo progresa hacia el Mal, contra toda soledad subjetiva en un aislado cuyo objetivo es

una decisión real, el reaccionario inauténtico se niega a aceptar la huella de su presente. Los mundos

mayoritariamente fieles, en cambio, permiten decidir al sujeto sobre puntos de verdad entre la fidelidad

o la infidelidad a las verdades, cuya inmanencia y eternidad exalta la paradoja cristiana: son político-

económicamente aristocráticos e igualitarios, científicamente materialistas y cientificistas,

creativamente realistas en un sentido amplio, amorosamente respetuosos de la verdad del amor en lo

Dos y competitivamente admiradores de las victorias ajenas.

Asimismo, para el mundo c, en relación al mundo MN y PC, resulta que la subjetividad fiel a las

ciencias, a la alegría del descubrimiento y producción de nuevas teorías y renacimiento de otras, según

el sometimiento a la letra matemática, es negada por el pedagogismo de una subjetividad reactiva que a

duras penas dedicaba en 2010 un corto espacio-tiempo para informar los resultados:

En la actualidad más de diez periódicos de circulación nacional y regional cuentan al menos conuna página semanal dedicada a los temas de ciencia y tecnología, lo cual no quiere decir que se esté

cumpliendo con el objeto de divulgar la ciencia en todos los casos (...)

Page 186: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

En televisión, aunque de manera incipiente, las cadenas nacionales y regionales cuentan con algunosprogramas dedicados a temas científicos, especialmente sobre temas de salud y medio ambiente, como ocurreen la radio.

Sin embargo, como también lo veremos más adelante, en televisión Regional y Nacional de cortepúblico sólo hay dos programas dedicados a C y T. Hay magazines que incluyen notas. En los canales

comerciales no hay un solo programa de C y T. En cuanto a la divulgación científica de refieren, los programasde mayor impacto son aquellos que se transmiten a través del TV Cable o antena parabólica, entre los quese cuentan Discovery Chanel, Nacional Geographic, entre otros. Sin embargo, estos servicios sólo llegana un bajo porcentaje de la población colombiana por sus costos (Sanchez, 2010).

Menos claridad resulta respecto a una subjetividad oscura que en nombre de alguna moral

humanista o fetichista, procurase el ocultamiento de las verdades científicas. En todo caso podría

decirse que tal destinación subjetiva también se presenta en el mundo c, si se pone la mira sobre la

información económica de los grandes noticieros que, antes que divulgar las investigaciones en ciencia

social, presenta a penas los indicadores de la bolsa; como si la economía que promueven las doctrinas

neoclásicas, austriacas y neokeynesianas fuera científica. A pesar de la alta fiabilidad en el público,

para 2009, la menor confianza se presentó precisamente respecto a tal información según los datos

antes expuestos.

El trayecto que constituye el cuerpo de un proceso de verdad y el punto local de su Subjetivación,

fiel, reactiva y oscura se presenta en el siguiente diagrama, esquema gamma, derivado del de Badiou

(2002):

3.3. Enunciados 58 a 66

Retornando al enunciado 58:

Page 187: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

“Enunciado 58.– Vivir supone el dato de una huella acontecimental” (Badiou, 2008: 631).

Los datos que de las huellas acontecimentales L y F, que afirman todo punto, del mundo c, son el

principio de la vida del pueblo de Granada y del periodista-fotógrafo Colorado.

“Enunciado 59.– Vivir supone alguna incorporación al presente acontecimental” (Badiou, 2008:

631).

La incorporación del pueblo y del fotógrafo a sus presentes acontecimentales ya ha sido

ampliamente descrita.

“Enunciado 60.– Vivir supone que un cuerpo sea apto para sostener algunos puntos” (Badiou,

2008: 631).

Los cuerpos Lε y Mε fueron aptos para sostener algunos puntos.

“Enunciado 61.– Vivir supone que un cuerpo apto para sostener algunos puntos sea el portador de

algún formalismo subjetivo” (Badiou, 2008: 631).

Los cuerpos Lε y Mε aptos para sostener algunos puntos portan algún formalismo subjetivo.

“Enunciado 62.– Vivir supone que alguna fidelidad engendra el presente de una verdad eterna”

(Badiou, 2008: 631).

Los cuerpos Lε y Mε aptos para sostener algunos puntos portan un formalismo subjetivo fiel que

engendra el presente de al menos dos verdades políticas y dos artísticas.

“Enunciado 63.– Para una dialéctica materialista, “vivir” y “vivir por una Idea” son una y misma

cosa” (Badiou, 2008: 631).

Los cuerpos Lε y Mε aptos para sostener algunos puntos que portan un formalismo subjetivo fiel

que engendra el presente de al menos dos Verdades políticas y dos artísticas, viven por sus Ideas; la

Justicia y la Belleza.

“Enunciado 64.– La máxima del materialismo democrático, “vive sin Idea”, es inconsistente”

(Badiou, 2008: 631).

Ningún sujeto materialista democrático, en últimas ningún sujeto oscuro, vive sin Idea, aunque lo

niegue. En el mundo c por ende, los sujetos mediáticos oscuros que ocultan las verdades políticas,

científicas, artísticas y amorosas, son sujetos inconsistentes.

“Enunciado 65.– A todo animal humano le es acordada, muchas veces en su vida y para muchos

tipos de Ideas, la posibilidad de vivir” (Badiou, 2008: 631).

Evidentemente a cada uno de los habitantes de Granada y al fotógrafo Colorado, les fue acordada,

la posibilidad de vivir, tras sostener en sus cuerpos, eficazmente, punto por punto el acontecimiento del

que tuvieron el dato de su huella. Ambos constituyeron, al menos una parte, de lo que se puede llamar

lo común político para el periodo 2000-2010 en Colombia en relación a los medios masivos de

Page 188: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

comunicación.

“Enunciado 66.– Comenzar, o recomenzar a vivir por una Idea es, puesto que es posible, el único

imperativo” (Badiou, 2008: 631).

Para todo animal humano resulta imperativo entonces vivir por una Idea, incluido el sujeto fiel a

la verdad del modelo de ciencia social de los medios aquí propuesto; la fenomenología objetiva de los

medios y sólo de ese modo le resulta posible conectarse en la red que pueda constituir lo común

político.

4. Diagramas y Medida de Eigenvector para calcular influencia o poder de un medio en una

red social

En este punto sigue existiendo la duda sobre la manera de determinar los valores intermedios de

los grados trascendentales, entendidos como grados de poder de un actante, humano o no humano, en

un mundo del que es objeto. Dicha importancia trascendental oscila entre el 0 y el 1 e indica cierto tipo

d e centralidad de un actante en una red. En teoría de redes existen diversas formas de medir la

centralidad, sin embargo una en especial resulta de alto interés. En seguida, mediante el Software

Gephi, se muestra un grafo del mundo c, y se establece una medida de centralidad de vector propio,

que básicamente mide la influencia de un nodo en una red. Los nodos (objetos/actantes) con una

medida alta están conectados a nodos que a su vez están bien conectados.

En virtud de la simetría propuesta en la TAR se toman en cuenta empresas de medios diversos

tipos cuya importancia para sus respectivos propietarios, en términos de audiencia para las de TV, se

indica con el peso de sus aristas remitidas a sus propietarios y al tipo medio cuya audiencia general

entre 2000-2010 hace un bucle, con lo cual gana mayor peso. El trascendental en éste caso será el

grado de importancia que los propietarios le entregan a determinado tipo medio; sea TV, radio, etc en

el mundo c. Así, por ejemplo RCN televisión remite a Ardilla Lulle y a Televisión, etc; que existieron

en Colombia entre 2000-2010. El tamaño de los nodos indica el grado de centralidad de vector propio

respecto de esos pesos. Como se tomaron como acontecimientos las singularidades L y F, entonces,

tras su aparición tal medida de centralidad cambia, pues transforman el mundo, en tanto, subsumen

auténticamente toda la importancia trascendental de otros actantes, algunos de los cuales, antes

aparecían con un grado y luego pasan al grado mínimo, o 0, en el sentido que no aparecen. De manera

que serían trascendentalmente idénticos a los sitios que no habían tenido lugar.

Para no perder de vista la importancia de la influencia que genera tal audiencia, de los canales de

TV, y el histórico de audiencia general de cada tipo de medio, el peso de las aristas mide el grado de

Page 189: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

audiencia.

Así, lo que muestra el grafo es que la televisión en general está mejor situada que cualquier otro

tipo de medio y propietario, puesto que muchos empresas con un importante nivel de audiencia, y

propietarios concentraron sus esfuerzos en la producción de TV entre 2000-2010. El propietario con

mayor centralidad de vector propio es Ardila Lulle, seguido de pocos propietarios con un importante

grado como Santodomingo y Prisa-Santodomingo y muchos con poco.

Page 190: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Tras un acontecimiento los mundos se reconfiguran. En éste ejemplo, tal cosa sucede con la

medida de centralidad de vector propio:

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Page 192: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

La versión dinámica de este grafo se puede consultar aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=xPqe7_qgk4c&feature=youtu.be

Tabla de traducciones:

Page 193: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

LÓGICAS DE LOS MUNDOS TAR + OTROS CONCEPTOSONTOLOGÍA PLANO PRESOCIAL

FENOMENOLOGÍA OBJETIVA CARTOGRAFÍA DE LAS ASOCIACIONESTRASCENDENTAL (ORDEN DE LOS GRADOS DE ID) METROLOGÍA INTERNA A UNA RED

RED (MEDIO)OBJETO (MEDIO) ACTOR O ACTANTE (HUMANO O NO HUMANO) (MEDIO)

EVALUACIÓN DE LAS IDENTIDADES/DIFERENCIAS TRASCENDENTALES HERMENÉUTICA ENTRE ACTORES DE TODO TIPO

DIALÉCTICA AFIRMATIVA Y MATERIALISTAMODIFICACIÓN/SIN CAMBIO REAL INTERMEDIARIO

CAMBIO REAL TRANSFORMACIÓN/INFORMACIÓN (TAR Y CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN)CONSECUENCIAS DE UN CAMBIO REAL DEFINICIÓN PERFORMATIVA DE LOS MEDIADORES

SITIO MEDIADORAUTOPERTENENCIA CAUSALIDAD NO LINEAL (TAR Y CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD)

ATONÍA / PROBABILIDAD / VEROSIMILITUD INCERTIDUMBRE / SOSPECHA (BORIS GROYS)INDEXACIÓN TRASCENDENTAL COMUNICACIÓN (TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN)

MÁXIMO MASIVIDAD (TEORÍAS DE MEDIOS)

PUNTO

ESPACIO TOPOLÓGICOHECHO (SITIO CON EXISTENCIA MÁXIMA) TIPO DE EFECTOS O DATOS DE SALIDA INESPERADOS

SINGULARIDAD DÉBIL (HECHO CON CONSECUENCIAS NO MÁXIMAS) TIPO DE EFECTOS O DATOS DE SALIDA INESPERADOSACONTECIMIENTO (CONSECUENCIAS MÁXIMAS) TIPO DE EFECTOS O DATOS DE SALIDA INESPERADOS

PROCESO DE VERDAD (PRESENTE ACONTECIMENTAL) SENDA SEGURA DE LA CIENCIASUJETO (DESTINACIÓN FORMAL DE UN PROCESO DE VERDAD) ACTANTE CAPAZ DE PRODUCIR EFECTOS INESPERADOS EN LA RED

SUJETO FIEL INVESTIGADOR EN TARSUJETO REACTIVO (REVERSO DEL FIEL - REACCIONA ANTE EL NUEVO PRESENTE SOCIÓLOGO CRÍTICO

SUJETO OSCURO (OCULTA EL NUEVO PRESENTE) SOCIÓLOGO DE LO SOCIAL

INVESTIGACIÓN

ÓRGANO (PARTE EFICAZ DEL CUERPO CAPAZ DE TRATAR UN PUNTO)DECISIÓN DE AFIRMAR UNA VERDAD PUNTO POR PUNTO ENSAMBLAR LA RED EN LOS INFORMES DE INVESTIGACIÓN PASO A PASO

MUNDO EN TANTO LOCALIZADO LO GLOBAL DEBE SER LOCALIZADOLOCALIZACIÓN DE UN OBJETO EN UN MUNDO LO LOCAL DEBE SER REDISTRIBUIDO

TODA RELACIÓN ENTRE OBJETOS ESTÑA UNIVERSALAMENTE EXPUESTA LOS SITIOS LOCALES DEBEN SER CONECTADOSOBJETIVISMO RELATIVISMO

HUELLA (SIGNATURA ACONTECIMENTAL)PROCESO DE VERDAD POLÍTICO COMPONER UN MUNDO COMÚNNO HAY TODO DE LOS MUNDOS PLASMA (BASTO EXTERIOR DE UNA RED)

COMPATIBILIDAD PLUG-INLÓGICA INTUICIONISTA PRINCIPIO DE IRREDUCTIBILIDAD

ARQUEOLOGÍA DE LAS SIGNATURAS (GIORGIO AGAMBEN)GRADO P DE EXISTENCIA (VEROSIMILITUD; PROBABILIDAD) CENTRALIDAD DE VECTOR PROPIO (ARS)

MUNDO (MEDIO) (EN EL NIVEL ONTOLÓGICO TIENEN CARDINALIDAD INFINITAINACCESIBLE)

PROYECCIÓN DE LA COMPLEJIDAD EN BINARIO Y DECISIÓN (TEORÍA DE LAINFORMACIÓN Y CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD)

MENOS INCERTIDUMBRE (A LA MITAD O BIT) (TAR Y CIENCIAS DE LAINFORMACIÓN)

SUPERACIÓN DE LAS DICOTOMÍAS (MACRO/MICRO; ADENTRO/AFUERA;LEJOS/CERCA)

CUERPO DE VERDAD (ELEMENTOS DE UN SITIO INCORPORADO A UN PRESENTEACONTECIMENTAL)

ACTANTES HUMANOS Y NO HUMANOS INDISPENSABLES PARA LAINVESTIGACIÓN (CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS HECHOS CIENTÍFICOS)

TIPO ESPECIAL DE RASTRO DEJADO POR LAS ASOCIACIONES ENTREACTANTES

NOMBRAR O NO UN ACONTECIMIENTO POR FORZAMIENTO

Page 194: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Proyecto:“Fenomenología Objetiva de los Medios Masivos de Comunicación”

Artículo PublicableBogotá. 20 de Febrero de 2015

HACIA UNA FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DECOMUNICACIÓN (DESDE BADIOU Y LATOUR)

Andrés F. Rodríguez P.

0. INTRODUCCIÓN: ¿POR QUÉ ES PRECISA UNA NUEVA EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES; DESDE BADIOU Y LATOUR?

Este artículo presenta los principales resultados de la investigación realizada en torno a la

posibilidad de recurrir a la articulación de la fenomenología objetiva de Alain Badiou (2008) y la teoría

del actor-red (TAR) como la presenta Bruno Latour (2006) junto a algunas ideas de diversos teóricos y

cientí ficos sociales, para dar lugar a una comprensión mediática y comunicacional de las interacciones

sociales. Se lleva a cabo aquí una síntesis de la síntesis de estas teorías, cuya versión completa se

encuentra en el informe de investigación, junto a una breve exposición de cómo opera la uni ficación de

tales teorías a la hora de describir las relaciones de medios masivos de comunicación y públicos en un

mundo especí fico: Colombia en el periodo 2000-2010.

Se propone una justi ficación, cosa que se aproxima a lo que está en curso en la epistemología

contemporánea de las ciencias sociales, de la necesidad para las ciencias sociales y en especial para la

sociología, de llevar acabo sus estudios bajo la guía de una fenomenología objetiva, es decir, un estudio

de los fenómenos en su ámbito de investigación que sea materialista y realista, haciéndoles así en una

sociología calculada de las asociaciones. Tales asociaciones se asumen aquí como las dadas entre

medios/actores de comunicación, humanos y no humanos, entendidos como mediadores que

transforman datos intercambiados en sus interacciones. Las interacciones que les relacionan les hacen

formar redes, que pueden ser modelizadas como conjuntos de nodos y enlaces entre nodos. Pero

teniendo en cuenta que, como afirma Latour, las asociaciones entre actores sociales “no se ordenan por

taman�o como si fueran cajas dentro de cajas. Ma�s bien se ordenan por grado de conexio�n, como si

fueran nodos conectados a otros nodos” (Latour, 2013: 63). En resumen, en lo que sigue se propone el

primer esbozo de lo que puede proyectarse como un nuevo discurso del método sociológico.

Para comenzar convéngase en llamar desconexión positivo-humanista o simplemente, siguiendo a

Latour, desconexión moderna, a la operación de pensamiento por la cual se separan, como sistemas

independientes, la Sociedad y la Naturaleza. Así, por un lado quedarían todas las propiedades “no-

sociales” incluyendo la animalidad del humano, por el otro, las culturas, artes, ciencias y cualquier

interacción, por medios de telecomunciación, entre actores humanos “poniendo entre paréntesis” su

Page 195: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

animalidad.

Ahora bien, la razón para llamar positivo-humanista a tal desconexión debe ser explicada. Por un

lado, ¿acaso no hay muchos humanismos?: uno latino-renacentista, otro cristiano, otro neoclásico, otro

romántico, de derecha o de izquierda, latino-americano o europeo, e incluso, capitalista, si es que se ve

en el liberalismo económico la exaltación pura de lo que es más humano. Muchas definiciones para una

misma palabra-valija que todo el que proclame “amor por la humanidad” pretende hacer resguardo de

su trapos teóricos, políticos o artísticos. Vale preguntar si esa palabra-valija sería un signo del

narcisismo generalizado en una especie.

Por otra parte, el positivismo tuvo el germen de su peculiar manifestación, allí donde lo humano

quedó reducido a una visión limitada de lo natural en lo que Henri de Saint-Simon, bajo la expresión

fisiología social o general, marcó como aquella ciencia capaz de diagnosticar las supuestas higiene y

salud sociales; análogamente a lo que la fisiología especial operaría sobre el cuerpo individual. Así la

definió:“la physiologie générale se livre à des considérations d'un ordre plus élevé; elle plane au-dessus

des individus qui ne sont plus pour elle que des organes du corps social dont elle doit étudier les

fonctions organiques, comme la physiologie spéciale étudie celles des individus” (Saint-Simon, 1965:

28).

A partir de entonces, una vez su discípulo más reconocido, Auguste Comte, quien antes de

declarar su “amor por la humanidad” y proclamarse Papa de la Religión Positiva, en la lección 46e del

tomo IV de su “Curso de Filosofía Positiva” (1839), bautizó la sociología como una física social regida

por tres principios básicos: la primacía del todo sobre las partes, aplicado tanto al estudio del orden de

las sociedades humanas en la Sociología Estática, como al de su evolución en la Sociología Dinámica;

en segundo lugar, consideró que la dinámica social se manifestaba bajo la forma del progreso de los

conocimientos según leyes cognoscibles; y así, confió en la conservación de la identidad de la

humanidad, desde el punto de vista de su constitución biológica a través de los tiempos, de modo que la

misma avanzaría linealmente hacia estadios más avanzados de civilización. Comte consideraba, con

leve claridad científica y alta oscuridad epistemológica, que cualquier ciencia debía fundarse en las

matemáticas; siendo la sociología el último peldaño en la escala del conocimiento científico. La

estática social sería una teoría de las instituciones que encontraría las leyes que regulan el orden social,

pues la última se parecía, según él, a un organismo, donde las instituciones serían como órganos

dotados de funciones, destacando la familia, la religión, la educación y la institución político-

económica. La dinámica social, o filosofía de la historia, por su parte, estudiaría la historia social de la

humanidad, buscando explicar la ley de su progreso, desde el estadio teológico y militar, pasando por el

metafísico y jurídico, hasta el positivo e industrial.

Page 196: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Por la misma época, Emile Durkheim (1895) anunciaba la necesidad de un método sociológico en

el que la Sociedad se comprendiese auténticamente como un organismo, en el cual el todo social ya no

fuese visto un mero agregado de partes individuales. Sostenía: “si como se nos admite, la síntesis sui

generis que constituye toda sociedad produce fenómenos nuevos, distintos a los que acontecen en las

conciencias solitarias, es preciso admitir que tales hechos específicos residen en la sociedad misma que

los produce y no en sus partes, es decir, en sus miembros” (Durkheim, 2001: 22). De modo que los

hechos sociales se tomarían como objetos de estudio según el rigor de la lógica y de razonamientos

cercanos a los de las llamadas ciencias exactas.

Gabriel Tarde se enfrentaría a Durkheim, en una disputa que aparentó ser más un diálogo de

sordos que un debate entre científicos, reclamando los derechos de la imitación, la oposición y

adaptación entre mentes individuales que se comunican, para explicar el origen de lo que se puede

considerar como social. Durkheim reclamaba que los hechos sociales eran distintos incluso de sus

“repercusiones individuales” (Vargas, Latour, et al., 2012: 173); Tarde no comprendía cómo podría

existir lo social con independencia de la asociación entre actores no sociales; consideraba que la

propagación y multiplicación de imitaciones interpsicológicas a distancia permitía la socialización.

Proponía así una explicación epidemiológica de la socialización, pues quería comprender su génesis.

Durkheim se empeñaba en haber descubierto la diferencia radical entre el comportamiento individual y

el colectivo, dónde el último resultaba de lo que confusamente llamaba “integración”.

Llegada la hora del más destacado socialista de todos los tiempos, el marxismo pretendió

explicar, también, la génesis de las sociedades dividiéndolas en dos a partir de lo que Sloterdijk, en su

revolución de la mano dadivosa, ha descrito con acierto, como el mito rousseauniano del robo en tanto

origen de la “maligna” propiedad. Los de arriba y los de abajo, aparecieron tras el primigenio acto de

cercado, que acabó con el paraíso comunista primitivo de los buenos nómadas paleolíticos. Explotados

y explotadores, nacerían como clases sociales, cuando el robo perpetrado por unos cuantos

terratenientes británicos, daría cuerda a la acumulación originaria. Las mal llamadas metáforas

teológicas de Marx no se hicieron esperar: “esta acumulación originaria desempeña en la economía

política aproximadamente el mismo papel que el pecado original en la teología” (Marx, 2008: 891 –

892).

En todo caso, es indudable que el pensamiento dialéctico, heredado de Hegel, llevó a Marx por

un camino más cercano a concebir lo que hoy las ciencias conocen como emergencia, concepto

fundamental para la necesidad de una sociología calculada que se pretende sustentar aquí : “el poseedor

de dinero o de mercancías no se transforma realmente en capitalista sino allí donde la suma mínima

adelantada para la producción excede con amplitud del máximo medieval. Se comprueba aquí, como en

Page 197: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

las ciencias naturales, la exactitud de la ley descubierta por Hegel en su Lógica, según la cual cambios

meramente cuantitativos al llegar a cierto punto se truecan en diferencias cualitativas” (Marx, 2008:

373). Esto pese a su confianza ingenua en la universalidad de la distribución normal de probabilidad:

“sea como fuere, es obvio que la jornada laboral conjunta de un número relativamente grande de

obreros ocupados simultáneamente, es en sí y para sí una jornada de trabajo social medio” (Marx,

2008: 391- 393).

De la mano de Weber (1985), sus tipos ideales, y su nostalgia por el desencantamiento del

mundo, el neokantismo despreció la pretensión de fundamentar formal y matemáticamente las ciencias

sociales. Confundiendo el positivismo, su reducción de los fenómenos sociales a dinámicas puramente

lineales y como dice Badiou (2013), su fetichismo del número, con la rigurosidad que los formalismos

matemáticos imponen a cualquier ciencia que merezca el adjetivo de moderna, las ciencias sociales

empezaron un camino aparentemente divergente de las llamadas ciencias duras o exactas de la

naturaleza.

Sin duda el intento estructural-funcionalista es de destacar en esta historia. A pesar del mito de la

tendencia a la autorregulación de una sociedad y la, como diría críticamente Garfinkel, supuesta

“idiotez de los actores sociales” promovidas por Parsons, cosa, en todo caso, en parte dudable y en

parte cierta; el que una sociedad pudiese comprenderse como una estructura compleja poblada por

funciones, cual organismo vivo, como ya el organicismo de Durkheim había intuido, dio un nuevo

impulso hacia la senda de la ciencia. Empero el biologicismo sumado a la abstracción le cegaron ante la

auténtica descripción estructural-reticular-matemática de un sistema social. Incluso Luhmann se

extravío por culpa de, como dice Latour (2007), una mala metáfora sacada de una biología

simplificada: la autopoiesis del sistema de la comunicación de comunicaciones.

Ante tal confuso cuadro, gracias a la hermenéutica, y la sociología crítica, con el gran ejemplo de

Fals Borda, se apeló al necesario rescate de la supuesta “estructural idiotez cultural” y de la

inexistencia de las voces de los actores humanos, su subjetividad e intersubjetividad, junto a la

evidencia de la interdependencia entre ciencias sociales y filosofía. Desde la fenomenología

trascendental, se dieron posturas moderadas frente a la crítica de las llamadas “ciencias modernas”,

como Hoyos lo hizo evidente: “no queremos mover el péndulo hacia atrás y encontrarnos de nuevo en

la situación de la cual el desencantamiento del mundo trataba de rescatarnos, pero tampoco queremos

quedarnos con el mundo desencantado por la primacía de la objetividad del conocimiento cientí fico”

(Hoyos, 2011: 22).

Sin embargo, el antimatematismo prosperó tras una tergiversación de la crítica, la hermenéutica y

la fenomenología, dando paso libre al germen del escepticismo ingenuo. En nombre de las libres

fuerzas de la opinión, se pretende desde entonces dar por sentado que no tendría sentido hablar de

Page 198: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

ciencias sociales; mejor darle a la investigación social el modesto nombre de estudios sociales,

culturales, de medios, visuales, del arte, de la comunicación. Todo esto bajo el lema de la necesidad de

interdisciplinariedad, sin duda necesaria, para comprender los cuerpos sociales y sus lenguajes o

culturas. Se consideró en conjunto, que para hacer frente al positivismo la alternativa era el humanismo

genérico. Por ceguera ante su belleza, la reducción de las interacciones sociales a la fuerza de la letra

matemática, sería comparada con el mero acto de arrancar, burdamente, lo Subjetivo de lo humano.

No se tuvo en cuenta que un Sujeto humano es capaz de una ciencia social objetivista pero

también relativista y nunca ingenuamente escéptica. Una ciencia social consciente de que la medición

nunca es independiente del medidor, ni los actores de la constitución de lo social; como ya la IAP ha

propuesto. Es decir, una ciencia social siempre abierta a la incertidumbre sobre el cómo se construye,

de diversas formas, lo colectivo. En todo caso, las fórmulas de la sociología matemática, a las que

excepcionalmente Bunge (1999) no subestimó y los sociogramas de la sociometría ya estaban a la

mano, esperando que, junto a las consecuencias de la teoría del actor-red, la teoría del caos, de las

catástrofes, la complejidad y la teoría de grafos aplicada a lo social, un nuevo camino se abriera al

pensamiento científico. Al par solo hay cuerpos y lenguajes, sociedades y culturas, de las teorías

sociales menos responsables científicamente, se impondría poco a poco una excepción que, usando lo

términos de Badiou (2008), puede declararse como un nuevo proceso de verdad científico: la

Sociofísica y la Econofísica (Bikas, C., et al., 2006; Miramontes & Volke, 2013). Ambas, precisan

entonces una nueva epistemología de las ciencias sociales, que sólo puede resultar de la articulación

entre una compresión reticular de lo colectivo, una apreciación de las incertidumbres que genera su

investigación y una formalización de las relaciones entre los fenómenos sociales.

Siendo así las cosas, para reencantar el mundo social hay que usar las ciencias físico-

matemáticas. El ensamble de la fenomenología de Badiou con la TAR; apunta precisamente a ese

nuevo reencantamiento matemático, topológico y reticular, de los sistemas sociales tomados como

sistemas complejos.

Allende un consenso universal entre los investigadores, un sistema complejo puede definirse, sin

temor de equívoco, por sus características, así:

- Son redes cuyos componentes se modelizan como conjuntos de nodos y enlaces entre esos

nodos.

- Son sistemas diversificados y compuestos de subsistemas a diversas escalas.

- Son sistemas dinamicos no-lineales.

- Existe interdependencia entre sus componentes.

Page 199: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

- Son adaptativos y dependientes del camino.

- Son sistemas donde se pueden presentar propiedades emergentes a nivel global a partir de

interacciones a nivel local.

- Pueden ser libres de escala

- Las interacciones entre sus componentes y sus propiedades emergentes pueden ser descritas

al reducirlas a modelos matematicos y computacionales. Empero enfrentan frecuentemente la

tarea de modelizar en base a problemas inversos.

- Sus modelos resultan de la recolección de datos a partir de observaciones empíricas locales

que generan algún grado de incertidumbre medible y controlable.

- Sus modelos despliegan problemas de interés para la comunidad científica, son falsables y

relativamente verificables mediante experimentos repetidos, de modo que permiten hacer predicciones

probabilísticas sobre los estados futuros del sistema complejo que modelan.

Convengamos en llamar entonces reconexión compleja a la operación de pensamiento mediante

la cual se asume que no hay nada como dos sistemas independientes, Naturaleza y Sociedad, sino un

conjunto de sistemas, al que se llama Universo, dinámico, fundamentalmente no-lineal, complejo y sin

duda no completamente conectado, poblado de actores interdependientes de todo tipo: humanos,

biológicos, orgánicos e “inorgánicos”; que van constituyendo redes entre ellos mediante enlaces de

todo tipo: físicos, químicos, biológicos, semióticos y teletecnológicos.

Establecida, al menos hipotéticamente, tal reconexión, resulta evidente la imposibilidad de pensar

la dinámica histórica haciendo caso omiso a su interdependencia con la dinámica geográfica, biológica

e incluso universal. De lo que resulta preciso concluir que cualquier cambio histórico sea descriptible

desde un punto de vista geográfico, por ejemplo. Pero a su vez, aquello que es descriptible desde un

punto de vista geográfico lo sería también desde un punto de vista antropológico, sociológico,

linguístico, histórico, cosmológico, cosmopolítico (para usar el término de Stengers y Latour), etc. Si

llamamos mundo, siguiendo a Badiou (2008), a cualquier parte interior a ese sistema universal y

mundo social al subsistema dinámico de los cambios en las relaciones entre animales humanos y la

superficie terrestre en la que habitan, podemos decir que las llamadas ciencias sociales, estudian,

describen y plantean problemas relativos al comportamiento del mundo social; sin duda complejo.

Por otra parte, la aplicación política de unas ciencias sociales con tales características, puede ser

objeto acusaciones de tecnocratismo. Acusaciones que resultan, por un lado, de la confusión entre la

ciencia y la técnica, en sí diferentes, aunque su evolución sea relativamente interdependiente, como lo

demuestra que para domesticar el fuego no fuera necesaria la termodinámica ni para volar la

Page 200: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

aeronáutica; para construir un artefacto, un objeto técnico, no hace falta comprender en detalle las

razones de su funcionamiento; de modo que el saber-hacer se distingue del conocer-cientí fico que

implica la incorporación a un proceso de verdad cientí fico, es decir, matemático, inferencial literal y

literal-maquínico o experimental. Por otro, resultan del supuesto errado según el cual la técnica, en

tanto arte de la acción plani ficada, humana o no humana, es un mal en sí. ¿No es acaso el animal

humano un artefacto resultado de las milenarias técnicas educativas e ingenierías genéticas indirectas

por su intervención epigenética? De ahí que, como ya sostuvo en otro contexto Serres, contra aquellos

que nieguen las virtudes del pensamiento analítico de las matemáticas como el propicio para que

operen las ciencias sociales, “el argumento que Leibniz le opuso a Locke –“usted no sabe

matemáticas”– no es un argumento ad hominen, es la única defensa lógica posible” (Serres, 1996: 34).

Si se opone entonces el argumento culturalista, contra la imposición de la ciencia “occidental” sobre los

saberes de otras tierras, se dirá: los árabes medievales, los mayas, los antiguos egipcios y los chinos

también hicieron matemáticas, e incluso sus mitos son modelizables según lógicas paraconsistentes

(Páramo, 2000).

Así las cosas, la articulación TAR-Fenomenología Objetiva, resultado de ésta investigación,

busca explicar en términos reticulares y formales los medios por los cuales se establece comunicación

en los sistemas sociales. Se propone también entonces una nueva figura de cientí fico social. El

cientí fico social, al estar sus investigaciones inundadas de datos, debe ampliar sus conocimientos

matemáticos por encima de la estadística, la probabilidad y el cálculo elementales, llegando hasta la

física estadística, la topología algebraica y la teoría de grafos. No se trata de anular con esto la labor

política de las ciencias sociales, siguiendo ciegamente la separación entre ciencia y política de un

weberanismo ingenuo (1979), sino más exactamente, de trazar un esquema para justi ficar su

cienti ficidad en los términos de las ciencias de la complejidad, por ahora ejempli ficadas en la

Econofísica y la Sociofísica, en beneficio de su indiscutible labor política. En resumen, como ya lo

ponía Platón, el pensamiento dialéctico y en consecuencia el buen pensamiento político, sólo pueden

ser alcanzados si antes se ha operado, en parte, con el pensamiento analítico.

De aquí surge entonces la propósito mayor de éste proyecto de investigación: plantear la

necesidad de una nueva epistemología, o de un nuevo método para las ciencias sociales, que vincule la

investigación empírica, la especulación y la formalización; junto a la aplicación a la investigación

social de la fenomenología objetiva y el concepto de Verdad propuestos por Badiou y la comprensión

reticular y topológica de las asociaciones “sociales” propias de la TAR. Así, se asume que los medios

de comunicación en sus diversas manifestaciones, y en especial cuando se presentan como altamente

in fluyentes, deben ser tomados como nodos, en especial mediadores, que enlazan a otros nodos

conformando redes sociales; permitiendo así el análisis formal y estructural de las dinámicas sociales.

Las ideas principales que se lograron desplegar en el curso de la investigación quedan expuestas

en los siguientes puntos que corresponden a la mayoría de las partes en las que está divido el informe

completo:

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1. Mundos-Redes: Desde el punto de vista de Badiou, ontológicamente, los mundos son

situaciones múltiples medidas por un cardinal infinito inaccesible, de modo que están medidos

por una clausura inaccesible; fenomenológicamente, son redes de identidades y diferencias con

estructura de orden, es decir, con un trascendental que mide los grados de identidad/diferencia

entre sus componentes. Están poblados por Objetos definidos por su multiplicidad base y su

grado de identidad en el mundo en el cual aparecen: (A, Id). Por su parte, en la TAR lo que hay

es un conjunto de actantes humanos y no humanos que se organizan en redes. A partir de éstas

ideas básicas, a lo largo de la investigación, se logró establecer que las redes de la TAR son

mundos que pueden ser representados como grafos cuyas propiedades pueden ser cuanti ficadas,

como bien propone la fenomenología objetiva de Badiou y que describen las interacciones entre

los actantes; las redes son modelizables como nodos enlazados entre sí. Esto es así ya que fue

posible formalizar en las categorías de la fenomenología objetiva tres condiciones que exige la

TAR para trazar una red de actores: localizar lo global, redistribuir lo local, conectar los sitios

locales.

Es preciso también tener en mente que una estructura de orden no es una estructura en el sentido

estructuralista, sino en uno estrictamente matemático, del grupo Bourbaki y no estrictamente de

Saussure aunque por vía de Lacan (el inconsciente está estructurado como –conjuntos y categorías

matemáticas– y no es un lenguaje) le fue posible ha Badiou ensamblar tales ideas en su concepto de

modelo con soporte en la teoría de modelos, al igual que Serres pudo articular al análisis cultural con

las estructuras matemáticas y proponer lo que llamó en Hermes I logoanálisis. Asimismo, la

fenomenología de los mundos-redes es objetiva en tanto asume la existencia de las redes

independientemente del que sean investigadas. Fenomenológicamente los objetos de los mundos son-

ahí, es decir, son múltiples localizados-finitos. De modo que la fenomenología objetiva es materialista

y realista. Así, el ensamblaje entre fenomenología objetiva y teoría del actor-red supone tener en cuenta

que la misma operaría como “método y epistemología” para una sociología de las asociaciones entre

actantes humanos y no humanos. En consecuencia una fenomenología objetiva como método y

epistemología asume precisamente por ello que lo que hay en un mundo, los objetos, son actantes de

diversos tipos que se asocian según determinado orden trascendental, que permite en todo caso una

metrología, es decir, mediciones y producción de indicadores respecto a las relaciones de

identidad/diferencia entre esos actantes. Los actantes, son actores comprendidos en el sentido de

Greimas, en tanto los modelos, diagramas si se quiere, propuestos para describir los mundos, son en

todo caso reducciones y tienen algún grado de “ ficción”.

2. Objetivismo relativista: según la TAR existen actores en las redes que en las descripciones de

los investigadores pueden ponerse a operar como meros intermediarios. Se puede decir que,

objetivamente, los intermediarios, operarían como meras modi ficaciones de los mundos, que no

Page 202: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

introducen cambio real en ellos, de modo que las consecuencias de sus actos son bastante

predecibles. Así mismo, en la TAR se postulan actantes como mediadores, que objetivamente

son sitios que introducen cambio real y las consecuencias de sus actos son inesperadas o no-

lineales. Los mundos están poblados de multitud de mediadores y toda investigación ha de tener

en cuenta sus puntos de vista para realizar sus descripciones.

Así, se impone una condición relativista para la cienti ficidad: “si quiero ser cientí fico y alcanzar

la objetividad, tengo que poder viajar de un marco de referencia al siguiente, de un punto de vista al

siguiente. Sin esos desplazamientos, estaría limitado a mi propio estrecho punto de vista

definitivamente” (Latour, 2008: 209 – 214). En ese sentido el investigador social transforma realmente

mientras investiga, pues está, como objeto y mediador, en el mundo que estudia; de modo que debe

moverse por diversos puntos de vista para alcanzar una visión sintética en sus descripciones:

“[N]uestro trabajo son las descripciones. Todos los demás operan con clichés. Investigaciones,

relevamientos, trabajo de campo, archivos, encuestas, lo que sea. Nosotros vamos, escuchamos,

aprendemos, practicamos, nos hacemos competentes, cambiamos nuestra visión. Muy simple en

realidad: se lo llama investigaciones. Las buenas investigaciones siempre producen muchas

descripciones nuevas” (Latour, 2008: 209 – 214).

Lo social no está hecho de una vez por todas, por ende los investigadores deben seguir los rastros

que dejan en sus transformaciones los objetos al conectarse. “Cada entrevista, narración y comentario,

por trivial que parezca, proveerá al analista un conjunto desconcertante de entidades para dar cuenta de

los cómo y los porqué de cualquier curso de acción. Los cientí ficos sociales se quedarán dormidos

mucho antes de que los actores dejen de inundarlos de datos” (Latour, 2008: 75). Así, resulta inevitable

que el proceso inductivo de postulación de hipótesis o modelos cientí ficos con base al seguimiento de

datos empíricos, se enfrente a las di ficultades que suscitan los problemas inversos, evidentes por la

incertidumbre que toda investigación implica. Reynoso (2011) lo pone de ésta manera:

Cada vez con mayor frecuencia hallamos pautas en el océano de datos o en el comportamiento

diacrónico del objeto, o encontramos medidas que acaso sean tipológica o estadísticamente

significativas, para las cuales ni nuestros marcos de referencia ni nuestras viejas teorías esperaban

que llegaran a existir. Por eso es que no se puede a firmar ni negar de antemano que las muchas

signaturas o valores numéricos, cualitativos o imaginarios que aquí y allá se ven covariando o

bifurcándose de manera inesperada correspondan a nociones de relevancia sociocultural que

convendría acuñar, o a patrones de comportamiento discursivamente referenciables a descubrirse

alguna vez (Reynoso, 2011: 6).

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Así mismo, para la TAR el relativismo es necesario en toda investigación. El mismo no es

escepticismo ingenuo, puesto que para toda ciencia hay verdad y puede conocerse en algún grado. Por

otra parte como sostiene Badiou, la ciencia trata con problemas y no con hechos. Así, el relativismo es

una actitud problematizante, de poner en relación puntos de vista diferentes respecto a un objeto de

estudio. Teniendo en cuenta que para la fenomenología objetiva, todo mundo está ontológicamente

clausurado (no se puede salir de él aplicando operaciones de diseminación de elementos y totalización

de partes), se in fiere que es lógicamente completo, pues toda relación está en él universalmente

expuesta. Lo que garantiza la compatibilidad entre enunciación universal y el relativismo.

3. Hermenéutica objetiva y relativista: para la TAR las interacciones entre agentes que

conforman una red, actores o actantes humanos y no humanos, son de traducción de datos

(información-transformación); lo que quiere decir que la hermenéutica no es exclusiva de los

humanos sino algo que opera cualquier objeto: el mejor ejemplo es la traducción de código

entre computadores. “La hermenéutica no es privilegio de los humanos sino, por así decirlo, una

propiedad del mundo mismo” (Latour, 2008: 342).

Empatar en éste punto las ideas materialistas de Badiou y Latour implica arrebatar la palabra

interpretación de la hermenéutica subjetiva y devolverle su sentido dramatúrgico, haciendo uno tanto a

los actantes de la TAR como a la dramaturgia de Badiou: los Objetos son actantes que se interpretan

entre sí, de modo que así establecen gradualmente sus identidades/diferencias, y entre mejor sea su

hermenéutica objetiva y trascendental, su interpretación les identi ficará más; habrán operado una suerte

de mímesis interobjetiva perfectamente cuanti ficable y matematizable. Metafóricamente los mundos

son como escenarios donde los objetos actantes, como mimos, usualmente fracasados, se interpretan

unos otros, algo que recuerda la llamada ley de imitación elaborada por Tarde; precursor de la TAR.

4. Dialéctica materialista afirmativa: en éste punto de la articulación hay que llevar más allá la

TAR en su intuición de que toda investigación consiste en seguir rastros dejados por los

actantes en sus asociaciones y transformaciones mutuas. Resulta evidente que hay verdad para

las ciencias sociales. Siguiendo a Badiou, una verdad puede ser identi ficada en virtud de la

huella que dejó un acontecimiento. Dicha huella siempre aparece en la superficie de algún

medio y debe ser posible rastrearla. Un acontecimiento es un tipo único de sitio. Cualquier tipo

de sitio, sea, un hecho (sitio con existencia máxima), singularidad débil (hecho sin

consecuencias máximas) o acontecimiento (singularidad fuerte con consecuencias máximas que

reconfiguran el mundo entero hasta hacerle irreconocible, es decir, que crean uno nuevo), deja

una signatura, en el caso de los acontecimientos dicha signatura es la huella. Parafraseando la

definición de Agamben, una signatura remite, aportando la clave de su desciframiento, a lo

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arcaico de lo cual se originó una suerte de nueva secuencia temporal-histórica. Un ejemplo de

huella, una signatura postacontecimental, son los signos matemáticos en un texto

auténticamente cientí fico que remiten en conjunto y coherentemente al origen de una verdad

cientí fica; pero aplica también para medios (que pueden ser de varios tipos) en los que se

dispone la escena del amor, el arte, la política y tal vez, aunque ello precise de más atención, en

el deporte; una actividad exclusivamente humana cuyo estudio muchas veces es despreciado por

la academia. En consecuencia el escepticismo ingenuo es rechazado de raíz. Sin embargo, la

verdad no debe confundirse con la vericidad lógica. Hay un tercero, las verdades, reconocible

desde cualquier mundo, que marca la diferencia entre los lenguajes de los mundos (pueden ser

culturas) y los cuerpos de esos mundos (pueden ser cuerpos sociales). En consecuencia

siguiendo a Badiou, una investigación debe asumir ésta dialéctica materialista. Dicha dialéctica

es a firmativa, pues procura, respecto a los puntos (término de Badiou) o bits (expresión binaria

de los matices in finitos del aparecer en un mundo) que disponen el mundo para las decisiones,

la a firmación de las verdades en una secuencia fiel; que en términos de Badiou, es sólo posible

si hay órganos aptos para tratar dichos puntos de verdad y así componer un cuerpo para un

proceso de verdad. Un proceso de verdad por ende no es un saber, ni permite la construcción de

una enciclopedia como conjunto de todo el saber; el proceso debe ser construido y afirmado

punto por punto por algún Sujeto fiel. Al contrario del estructuralismo, la incorporación

subjetiva fiel o infiel a un proceso de verdad es contingente para un individuo (en términos de

TAR cuasi-objeto-cuasi-sujeto), o bien para un colectivo.

Siendo así las cosas, si bien, como sostiene la TAR, hay simetría formal entre actantes humanos y

no humanos, no se puede asumir una absurda simetría cualitativa entre humanos y no humanos, como

el mismo Latour sostiene: "la TAR no es, de ninguna manera, el establecimiento de una absurda

"simetría entre humanos y no humanos. Ser simétrico, para nosotros, simplemente significa no imponer

apriori una asimetría espuria entre la acción humana intencional y un mundo material de relaciones

causales" (Latour, 2008: 113). Es por esto que la hermenéutica la operan los Objetos mismos, por una

suerte de armonía preestablecida, de carácter glocal; que Badiou llama, mientras que explícitamente

recuerda a Leibniz, múltiple trascendental.

5. Sujeto de verdad – cuasi-sujeto o individuo: los Objetos de los mundos-redes son individuos,

que en términos de la TAR deben ser comprendidos como cuasi-sujetos y cuasi-objetos, en

tanto sólo tienen identidad/diferencia en relación a otros Objetos vecinos en sus mundos. Por

ende, un Sujeto no es una “individualidad”. Un Sujeto es una destinación para un proceso de

verdad presente al que se incorpora un individuo. La teoría del Sujeto es estrictamente formal.

Un Sujeto puede ser fiel o coherente, punto por punto, con el proceso de verdad, oscuro o que

procura ocultar el proceso de verdad y reactivo o que procura negar el haber-tenido-lugar

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presente de un proceso de verdad. Como lo plantea Gómez Dávila: “la mayoría de los hombres

muere sin que les haya nacido alma” (Gómez Dávila, 1977: 45); es decir, sin haber accedido al

Sujeto que pueden devenir.

6. Fuentes de incertidumbre: desde el punto de vista de la TAR, cualquier investigación debe

tener en cuenta cinco fuentes de incertidumbre, es decir, de falta de información,

comprendiendo la información como la unidad mínima resultante de la reducción de

incertidumbre a la mitad; lo complejo proyectado coherentemente en bits o en puntos que

disponen el mundo para las decisiones; en especial las del investigador.

La primera fuente de incertidumbre es la que se hace evidente al intentar establecer la naturaleza

de los grupos (colectivos), en tanto de los mismos se tiene sólo su formación constante; por ende el

determinar su identidad es una operación espacial, pues una vez se introduce el tiempo, la identidad de

los grupos sin duda varía. Hay entonces cierta inercia en la formación de los grupos que los mantiene

cohesionados y que puede ser su autoidenti ficación bajo un mismo nombre, el cual une o envuelve los

componentes de esos grupos; esto es análogo a la cohesión de grupo que Durkheim describía al rededor

y en virtud de los totem.

La segunda fuente es la que se evidencia al atender a la definición performativa de los

mediadores. Es imposible establecer una causa última como origen de una acción, en tanto la

determinación del origen de la acción es un problema inverso, puesto que la causalidad en una red es

no lineal. Asimismo, un actante puede tener figuraciones que han de ser tenidas en cuenta en una

investigación. Si un delincuente, por ejemplo, justi fica sus acciones diciendo que “tuvo malos padres”

no hay que traducir sus afirmaciones en “la sociedad lo hizo delincuente” o “tuvo madre castradora”.

La traducción entre mediadores implica la transformación de la agencia. Incluso puede ser “más

peligroso cuando un peregrino dice: “Vine a este monasterio porque fui llamado por la Virgen María”

(Latour, 2008: 76). Como lo pone Latour, el sociólogo de lo social, en especial, el sociólogo crítico

reticente a explicaciones teológicas, dirá que hay que evitar sonreír lo suficiente como para ser amable

con el informante. El sociólogo de asociaciones dirá que si es el caso, hay que sonreír todo lo posible

para aprovechar la diversidad de agencias que actúan, incluyendo la figuración “Virgen” o bien

cualquier actante no-humano (Latour, 2008).

La tercera fuente de incertidumbre se muestra cuando se intenta establecer la naturaleza de los

actantes bajo la distinción moderna entre humanos y no humanos. Se nota que hay cierta simetría

formal que hace difícil establecer las identidades de manera satisfactoria. Más si se tiene en cuenta el

concepto geológico de Antropoceno.

La cuarta fuente de incertidumbre es la que se nota cuando se ve que el tipo de cuestiones en una

investigación no son directamente cuestiones de hecho, como cualquier positivismo pretende, sino

cuestiones de interés, tanto para el investigador, como para la comunidad. No se trata empero de una

Page 206: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

tesis constructivista, sino de asumir que en primera instancia, las investigaciones son planteamientos de

problemas relevantes sobre las propiedades y relaciones de los objetos, mas no estudios de hechos

positivos; si así fuese ni rastro de teoría heliocéntrica copernicana habría. “No hablamos del contexto

social y de los intereses de poder, sino de su inclusión en las comunidades y los objetos” (Latour, 1997:

19). Es decir, la construcción social de los hechos cientí ficos, no es otra cosa que, en primera instancia,

los procesos colectivos de montaje de los instrumentos necesarios junto a las teorías que permiten

interpretar los datos brutos. Sin tales condiciones no hay ciencia posible; sin un Gran Colisionador de

Hadrones no hubiese sido posible la confirmación de la existencia del Bosón de Higgs, al seguir sus

rastros, gracias a un diseño experimental, con la ayuda de actantes no humanos como multitud de

oligópticos maquínicos-computacionales y de interpretar sus datos a la luz de la teoría que la predecía;

colectivamente vigilada respecto a su fidelidad al proceso de verdad de la mecánica cuántica.

En términos de Badiou, un proceso de verdad puede Subjetivarse tanto fielmente como oscura y

reactivamente. Si son Subjetivados fielmente construyen un cuerpo de verdad a firmado en virtud de

órganos especializados para cada punto a tratar. Si son Subjetivados reactivamente el presente

postacontecimental es negado, como sucede para las ciencias bajo su interpretación en forma

pragmatista, un progresismo desvocado que sólo busca en las ciencias los resultados prácticos, mientras

si son Subjetivados oscuramente se oculta el haber tenido lugar del acontecimiento; lo que sucede en

las actitudes anticientí ficas de humanismos fenomenológicos y hermenéuticos idealistas e incluso del

positivismo que no comprende su proceder. Tal fuente de incertidumbre aplica en todos los tipos de

procesos de verdad.

La quinta fuente se nota al tener en cuenta que la acción del investigador es indisociable de lo

investigado, en últimas el investigador es también Objeto-actante y mediador que transforma los datos

del mundo que investiga. Lo que supone la necesidad de asumir un objetivismo relativista, pero no

ingenuamente escéptico, implícito en toda investigación. Esta fuente remite a la idea de la construcción

social de los hechos cientí ficos, que no es una constructivista, sino una realista pero no ingenua, puesto

que nunca se pone en duda el hay de las verdades; si así fuese no tendría sentido hablar de ciencia

social. En complemento a esto, a saber, el empeño de la TAR, que Latour resalta, siempre ha sido,

precisamente, reformular los “métodos” de investigación y aproximación a sus objetos en las ciencias

sociales. Esto contra las propuestas que suponen de entrada lo “social” como si estuviese de antemano

constituido, en vez de rastrear su génesis en las interacciones entre sus actantes; y contra las sociologías

“críticas” que se adelantan en las tareas políticas, aunque relevantes, diferentes de la investigación

cientí fica social misma.

7. Hacia una fenomenología objetiva de los medios de comunicación masivos como

mediadores-sitios: suponiendo que la fenomenología objetiva es también una fenomenología

calculada, resulta preciso decir que una fenomenología objetiva de los medios de comunicación

Page 207: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

sea también calculada. La comunicación, lejos de propuestas idealistas, se define por la

compatibilidad de dos Objetos (en adelante objetos) en un mundo que permite establecer entre

ellos grados de identidad/diferencia según una escala de medida, es decir, según el trascendental

que rige tales identidades/diferencias en ese mundo. La masividad de un medio entonces se

define por el grado o valor de poder que tiene en tanto es capaz de in fluenciar “más o menos” a

otros objetos del mundo en el que aparece y de producir consecuencias o efectos “más o menos”

inesperados en dicho mundo, en el cual en consecuencia, tendrá un mayor grado de existencia.

Esto es así, pues desde que se comprenden los objetos como sitios o mediadores, la agencia

social resultante de la interacciones entre actantes, es literalmente transformación (información

intercambiada; que en términos computacionales es lo mismo), y en consecuencia, la

comunicación masiva transforma en mayor grado la agencia social produciendo efectos

sumamente improbables e incluso impredecibles. Así, los medios de comunicación masivos son

mediadores que pueden producir efectos altamente improbables, siendo en consecuencia, los

medios más masivos aquellos que portan en su superficie signaturas acontecimentales o huellas;

como los medios auténticamente cientí ficos, políticos, deportivos, amorosos y artísticos. Esto

permite decir que lo que Boris Groys (2008) llama economía de la sospecha, según la cual

establece que la relación de los espectadores con los medios, es siempre de sospecha respecto a

su sinceridad; pues supuestamente, una vez los objetos mediáticos y sus valores se repiten con

constancia, según una economía de la innovación que establece límites permeables entre el

adentro mediático sagrado, de lo nuevo, y su afuera profano –lo cual a la larga devela, según él,

que la sospecha es el medio mismo– es un artilugio argumentativo netamente sofístico. La

sospecha no es el medio puesto que hay verdades en los medios y en consecuencia puede ser

suspendida.

8. Contraste con diversas teorías de los medios de comunicación: el contraste con otras teorías

de los medios de comunicación se revela sobretodo cuando se compara la presente con el

funcionalismo, que debe ser rechazado, pues asume que los medios de comunicación cumplen

funciones estructurales en el sentido del estructuralismo, convirtiéndoles en meros

intermediarios de los intereses de un supuesto emisor. De modo idéntico al funcionalismo,

asumen las teorías marxistas ortodoxas, críticas y situacionistas, que los destinatarios son meros

intermediarios, pasivos, de la ideología de una clase socio-económica dominante propietaria de

los medios masivos de comunicación. Ninguna de esas lecturas es completa, ni atiende

suficientemente a que los receptores son actantes-mediadores que transforman la agencia y

producen efectos en el resto de actantes que pueblan un mundo o red social. No se trata sin

embargo, de asumir como las posturas humanistas ingenuas y los estudios culturales, que la

comunicación sea un asunto de mediaciones culturales exclusivamente; pues con ello se omite

la simetría entre actantes humanos y no humanos, que se evidencia por la tercera fuente de

Page 208: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

incertidumbre. Tampoco la comunicación es acción comunicativa en el sentido de Habermas,

pues no depende en ningún sentido de la subjetividad humana; es una relación que se presenta

cuando hay compatibilidad en la existencia entre dos objetos en un mundo y por ende resulta

posible establecer sus grados de identidad y diferencia de manera cuantitativa. Su ausencia se

presenta cuando falta al menos un plug-in (término de la TAR) que permite dicha

compatibilidad. Asimismo, la comunicación no es el resultado de la tripleta luhmanniana,

información, participación, comprensión. La información supone inmediatamente la

participación de al menos dos objetos, mientras que la comprensión remitiría exclusivamente a

la compatibilidad entre humanos negando la simetría entre humanos y no humanos. Por último,

los medios no son mensajes, o meros contenidos macromíticos, como la lectura estándar de

McLuhan quiso sugerir, pero tampoco meras extensiones del cuerpo humano. Los medios son

mediadores y se definen performativamente, no ostensivamente, mientras que, como se verá

más adelante, los animales humanos también deben considerarse como medios y mediadores.

9. Los objetos mediáticos como fósiles: El interés por el estudio fenomenológico objetivo de los

medios masivos de comunicación en toda investigación social queda marcado por la cuestión

del comienzo en una investigación. Como sostiene Latour, a la pregunta ¿por dónde empezar?,

hay que responder: “como siempre, lo mejor es comenzar en medio de las cosas, in medias res.

¿Servirá la lectura de un periódico? Seguro, ofrece un punto de partida tan bueno como

cualquier otro. En cuanto uno lo abre es como una lluvia, una inundación, una epidemia, una

infección. Cada dos lineas, algún redactor deja un rastro de que se está haciendo o deshaciendo

algún grupo” (Latour, 2008: 47). Podría comenzarse entonces por un libro de economía o de

biología e ir derivando poco a poco la descripción de la constitución de lo colectivo. ¿No es

acaso una estadística un medio que fosiliza un movimiento de asociación pasado y presente?

¿No es acaso en el acto de observar y registrar en bitácoras y cuadernos de campo el acto de

mediatizar y fosilizar una dinámica pasada y presente? Se debe comenzar por los medios, que

son fósiles, en ellos aparecen registrados datos que son los rastros de las asociaciones entre

actantes humanos y no humanos.

Siguiendo a Agamben (2010), una signatura permite que los signos sean remitidos a un arkhé u

origen, lo cual hace de la arqueología una ciencia de las signaturas. En ese sentido, los signos

mediáticos son fundamentalmente signaturas, que remiten desde su presente mismo a un origen de la

emergencia de un sitio. Sin duda, establecer dicho origen implica cierto grado de incertidumbre, en

virtud de la segunda fuente, propia de los problemas inversos. En todo caso una fenomenología

objetiva de los medios debe operar arqueológicamente intentando seguir los rastros que las

interacciones de los actantes dejan al asociarse; y poder determinar si esos rastros son signaturas de un

mero sitio, de un hecho, de una singularidad débil o la huella de un acontecimiento.

Page 209: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

10. Modelo de feedback comunicativo: la TAR se inspira ampliamente en las investigaciones de

Gabriel Tarde, que es considerado como su precursor. Tarde, estableció el concepto de público,

para referirse al tipo de grupos que aparecen junto a los medios de comunicación modernos. Se

trata de grupos cuyos actores interactúan e intercambian información entre sí a distancia, en

virtud de tecnologías de acción a distancia; desde la conversación, la prensa, la radio y hoy, la

televisión, el cine, y los llamados nuevos medios. Como cualquier medio es mediador, existe

por ende, en todo proceso de formación de grupos, feedback, de tal modo que la distinción

radical entre emisor y receptor o público, se muestra inútil o bien netamente abstracta.

11. Los actantes humanos también son medios: los animales humanos son también Objetos que

pueblan los mundos o redes sociales. La teoría tradicional de medios, como bien denuncian

Serres (2010) y posteriormente Sloterdijk (2003a), se limita a asumir que los medios son

artefactos técnicos. No se detiene a ver que los medios, son mensajeros, incluso, “ángeles

modernos”, y en consecuencia los humanos también pueden considerarse como tal. Esto vale

tanto desde el punto de vista biológico-genético como desde el punto de vista cultural. Todo el

proceso de humanización milenario depende de que los actantes humanos sean también medios,

es más, mediadores que transforman en algún grado, con algunos efectos, los datos que

intercambian. En éste sentido, la humanización, jurídica y política, lógica y lingüística, precede

a todo humano.

Por otra parte, si hay algo, por ahora, que suprime la simetría entre actantes humanos y no

humanos, es precisamente la posibilidad que tiene un individuo humano de incorporarse

Subjetivamente a un proceso de verdad, que como se ha dicho, es necesariamente universal. Lo cual

impone que la creación de una verdad (proceso de verdad) sea muy infrecuente pero siempre posible,

pues exige el tratamiento a firmativo de al menos un punto de verdad. La determinación de un proceso

de verdad, efectivamente, solo puede hacerse observando las consecuencias de un acontecimiento, que

como cualquier sitio, aparece-desaparece en un instante. En primera instancia, un proceso de verdad, la

consecuencia de un acontecimiento, siguiendo a Badiou (1999), es un subconjunto de un mundo cuya

vericidad o falsedad es indecidible. Se trata de un conjunto para el que ninguna norma de evaluación de

sus enunciados permite decidir su vericidad o falsedad. Indecidible es aquello que se sustrae a una

clasi ficación exhaustiva de los enunciados según los valores validados por una norma. Por ende, un

proceso de verdad es un subconjunto sin valor, “contraviene las leyes de la economía clásica” (Badiou,

1992). No se trata de una mera paradoja sino de algo que resulta de la combinatoria intrínseca a un

mundo. Los teoremas de incompletitud de Gödel para la aritmética son ejemplo de esto. Pero se trata

también de un subconjunto donde la diferencia entre los valores de dos términos es indiscernible. Si se

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da la fórmula D “x es diferente a y” donde D(a1, a2) sea verídica su reverso es falso, pues se discierne

que a1 es otro que a2. Lo indiscernible se sustrae a la diferencia marcada por la evaluación de los

efectos de una permutación. Lo que es lo mismo que decir que la identidad entre ambos es máxima

Id(ax, ay) = M, para un proceso de verdad y su mundo. Es además, un subconjunto genérico, Tómese

el enunciado “x es diferente de a2” donde a2 es objeto de un mundo y x un sitio. Si x es reemplazado

situando a a1 se obtiene la fórmula D(a1) de modo que la fórmula D(a1, a2) sería verídica. Si se toman

todos los objetos del mundo diferentes que a2, se obtiene un subconjunto de ese mundo, compuesto por

todos los objetos que validan D(x, a2). Un subconjunto de ese mundo es construido por una fórmula

F(x) si tal conjunto se compone exclusivamente de todos los objetos del mundo que llevado al lugar de

x, dan un enunciado F(a) un valor fijado con anterioridad (Badiou, 1992). Un subconjunto de un mundo

es constructible si hay en la lengua de ese mundo una fórmula F(x) que lo construye. Un conjunto que

no es constructible es genérico, pues se sustrae a toda identi ficación por una fórmula de la lengua de

ese mundo. Ningún rasgo predicativo reúne los objetos que le componen; se sustrae por exceso, pues

ningún predicado puede recolectarlo. Si fuese finito, de modo que fuera de a1, a2, …, an, estaría

construido por esa misma fórmula F(x) “x=a1, x=a2, hasta, x=an” pues sólo tales términos validan la

igualdad tipo “x=aj” cuando j va de 1 a n. En consecuencia un proceso de verdad es también in finito.

Ejemplo de esto es que Cohen demostró que en la teoría de conjuntos existen universos con

multiplicidades genéricas. Por último un proceso de verdad es innombrable. Pues dado el enunciado “x

es diferente de a2” si el valor de nominación es el valor verídico, entonces, si a1 es efectivamente

diferente de a2, la fórmula “x es diferente de a2” nombra el objeto a1, que es el único que la valida

verídicamente. Así, la fórmula nombra un objeto cuando es el esquema del nombre propio de ese

objeto. Lo innombrable es lo único que se sustrae a la nominación. Un proceso de verdad es un

subconjunto de un mundo que no es nombrado por ninguna fórmula. Ejemplo de esto es que Gebhard

Furkhen presentó un modelo en el que es consistente suponer una situación simple donde un término y

solo uno es innombrable.

Con esto en vista, un proceso de verdad no debe ser forzado (Badiou, 1992) por una anticipación

que postula la ficción de un todo-decir para las ciencias, el arte, la política, el amor, y por qué no, el

deporte. Una verdad es precisamente un proceso cuyo origen y devenir son impredecibles. Un Sujeto

que fuerza ese todo ficticio es reactivo u oscuro. Empero hay un punto límite, íntimo, que siempre

mantiene la singularidad de un proceso de verdad y su no totalización en el saber, gracias al cual punto

por punto se constituye parcialmente su cuerpo subjetivable fielmente. De modo que determinar si ha

tenido lugar un acontecimiento implica una decisión muy peculiar, pura y única, un forzamiento

peculiar sobre el haber tenido lugar de un subconjunto indecidible, indiscernible, genérico, in finito e

innombrable, en un mundo. Se trata de una libertad de indiferencia que opera un Sujeto que decide que

un acontecimiento ha tenido lugar. Se trata de una decisión sustractiva y riesgosa, tal vez un acto de fe

pura, donde “desde el punto de vista del sujeto, la hipótesis es siempre practicable” (Badiou, 1992). De

modo que las signaturas mediáticas de los sitios no acontecimentales no son clásicamente decidibles,

pues no hay enciclopledia o compendio del saber que permita determinar con absoluta certeza el fin de

Page 211: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

una historia y el comienzo de otra; puede que lo que aparenta ser modi ficación, mera intermediación,

sea-no-sea auténticamente acontecimiento identi ficable en sus postrimerías.

12. Más allá de la economía de la sospecha submediática: si bien es claro que resulta difícil

establecer los tipos de signatura mediática, siempre será posible establecer si hay o no huella, en

virtud de la fidelidad. En las postrimerías de un sitio, entonces, se debe determinar si existe

compatibilidad entre los objetos de un mundo mediático y el mundo físico-social, si la hay, la

proyección es coherente y si son compatibles uno a uno, entonces, la proyección será

máximamente coherente. En adelante se tratará de indagar sobre si ese sitio del mundo

mediático opera como la huella de un acontecimiento o como la signatura de otro tipo de

cambio. En consecuencia la economía de la sospecha, la interpretación individual desvocada, de

una no sinceridad oculta tras la superficie mediática, se rompe cuando se logra apostar por el

haber tenido lugar de un acontecimiento. Empero, si bien esto es así, persiste el problema

relativo a cómo establecer la verosimilitud de los objetos mediáticos. ¿Qué sucede, por ejemplo,

con los mundos de ficción?

Demos un ejemplo de todo lo dicho. Un paradigma, para disgusto de algunos, de una

fenomenología objetiva de los medios, que evidencia su operar arqueológico y materialista, es el

conjunto de estudios cientí ficos al que han sido sometidos la sábana de Turín y el sudario de Oviedo.

Como notó Bazin (2008) “un dibujo absolutamente fiel podrá quizá darnos más indicaciones acerca del

modelo, pero no poseerá jamás, a pesar de nuestro espíritu crítico, el poder irracional de la fotografía

que nos obliga a creer en ella” (28). Así, “el Santo Sudario de Turín realiza la síntesis de la reliquia y

de la fotografía” (Bazin, 2008: 28). Mas aún, de no ser auténtico, de no ser el sudario del Cristo, como

tampoco lo sería el sudario de Oviedo, en todo caso, serían extrañamente los primeros dibujos

hiperrealistas en 2D con información interpretable en 3D.

La controversia cientí fica, respecto a la autenticidad de las mismas, es un punto interesante para

iniciar a desplegar el cómo se ha ido construyendo una más amplia red de controversias sociales. El

origen y autenticidad de las reliquias ha sido motivo de debate intenso desde que el fotógrafo Secondo

Pia descubriera el 28 de Mayo de 1898 que la de la sábana era una imagen en negativo. Luego de esto, la

Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona,

determinaron por el método de radiación electromagnética, que al menos una muestra seleccionada de

la sábana databa de entre 1260 y 1390. Posteriormente, se criticó el aplicar tal datación a la tela

completa, por razones que adjudican residuos bacterianos y propiedades químicas a la muestra que no

están presentes en el resto de la tela; así como la coincidencia de materiales y técnicas textiles que la

misma evidencia, con los usados por los judíos del siglo I; el mismo Rogers, uno de los científicos que

había realizado la datación, confirmó que la muestra era un remiendo reentretejido con algodón teñido

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posteriormente. Asimismo, la imagen devela, en caso de ser falsa, el conocimiento de las técnicas de

crucifixión antiguas. Empero, el manuscrito Húngaro 1192-1195, describe una sábana con un diseño

idéntico y quemaduras idénticamente colocadas en L a las que hay en la sábana. La sospecha respecto

de la autenticidad de las manchas de sangre sigue abierta, pues algunos suponen que se trata de una

suerte de pintura, a pesar de no haber rastros de la misma y a pesar de que Adler y Heller hallan

encontrado álbumina, bilirrubina y suero, sólo aperceptible con fotografía de fluorescencia, visible con

radiación UV en las telas. Danin y Baruch arguyen haber encontrado siluetas de Gundella turnefortii en

la tela, una planta propia de Jerusalén, exclusiva del periodo entre marzo y abril, pero los escépticos

dicen que no tienen suficientes indicios para sostener que se trate de la misma planta. Guscin determinó

que la sábana de Turín y el sudario de Oviedo habían estado cubriendo la misma cabeza en algún

momento; mientras que Danin le respaldó mostrando que los granos de polen de ambas reliquias

coinciden; aunque la datación por radiocarbono del sudario de Oviedo diera que provenía de los siglos

VII y IX; con la misma incertidumbre que generan los efectos de la contaminación en siglos

posteriores: o que descarta la hipótesis según la cual es un sudario de Jacques Molay, Gran Maestro

templario condenado a la hoguera en 1314, quien fue previamente torturado y dejado en coma;

momento en el cual la tela habría estado sobre él unas 30 horas.

Como la duda sobre el origen histórico de las reliquias continuaba, sobretodo respecto a la

manera en que se pudo producir una imagen en negativo sobre tela, recientemente, el artista

computacional Ray Dowing digitalizó la imagen y a partir del descubrimiento de Tamburelli y

Garibotto de que la imagen tenía propiedades en 3D, mostró que se podría producir, reduciendo

cuidadosamente el ruido analógico-digital, un modelo computacional en 3D a partir de la imagen en 2D

negativa; dando como resultado la imagen que se conoce como el “verdadero rostro de Jesús”. Luego,

por el proceso de “prototipado rápido” construyó una escultura en 3D de la imagen del rostro; la

escaneó para simular la impresión original en tela y notó que la segunda imagen correspondía con la

imagen original del sudario de Turín. Empero, la duda sobre cómo se imprimió allí tal imagen persiste,

pues la tela operó como una plancha fotográfica, de donde Adler y Jackson concluyeron que tal cosa

sólo podía pasar si se había dado un proceso de radiación; que otros atribuyen al momento de la

resurrección. Como cualquier fotógrafo sabe, la luz viaja o bien en línea recta y dirigida, luz dura como

un laser, lo cual hubiese producido una silueta sin detalle en la tela, o bien viaja dispersamente, como

luz difusa y no hubiera quedado sino una sombra expandida sobre la misma. Así, Dowing, respecto a la

pregunta por cómo llegó la información desde el cuerpo a las telas, respaldó la rara respuesta: “en

tiempos discretos y secciones”, por una suerte de luz semi-difusa; como lo hace hoy en día un simple

escaner casero. Algo que empero resulta curioso, porque para finales de la Alta Edad Media, periodo al

Page 213: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

que remiten las dataciones, no había nada parecido a escáneres y mucho menos lo había en el siglo I.

Lo que muestra que la respuesta no va por el aspecto tecnológico, evidentemente, sino mas bien por

uno que podría ser químico: como la teoría que supone que se formó por hidratos de carbono

expulsados por el cadáver; aunque tal cosa sólo explicaría el color de la imagen y no sus propiedades

3D. Aún así, Luigi Garlaschelli, ha mostrado en una reproducción en base a técnicas medievales,

compitiendo con la teoría de la radiación, que la reproducción cumple todas las propiedades de la

imagen: superficialidad, pormenorización, estabilidad térmica, leve tridimensionalidad, negatividad, no

direccionalidad, estabilidad química, estabilidad al agua. Empero sugiere que es plausible que hubiese

sido pintada en ocre rojo, de modo que su reproducción no coincidiría con la ausencia de pigmentos

supuesta, ni con la presencia de suero, bilirrubina y álbumina.

Es claro que ésta controversia científica y la red social que constituye va por muchos caminos.

Asimismo, es evidente que la pregunta que suscitan estos objetos es la misma cuestión que indaga por

la verosimilitud de un objeto mediatico.

La siguiente variación del triángulo de Eco (2001) lo explica:

Se trata de una proyección de las propiedades del mundo mediático ficticio sobre el mundo físico-

social estudiado por las ciencias modernas. Dependiendo de la coherencia de esa proyección habrá

mayor o menor verosimilitud, puesto que la realidad de los fenómenos que componen un mundo

ficticio depende exclusivamente de la composición ontológica de ese mundo. Como ya planteó Searle

(1979), dentro de un mundo de ficción se produce un serie de actos ilocucionarios, asertóricos y

referenciales. Así, el problema de la verosimilitud en los medios se reduce a un problema de coherencia

proyectiva entre la manera en que aparecen los múltiples en un mundo mediático y la manera en que

aparecen en el mundo físico-social según las descripciones de las ciencias modernas, e incluso del

mundo que describe el discurso de lo que se considera como propio del “sentido común” en una

cosmovisión. En resumen, la máxima verosimilitud es la proyección coherente entre dos redes o

mundos de actantes que se asumen isomorfas.

Por un lado, es evidente que los mundos mediáticos ficcionales están incluidos como objetos en

el mundo físico-social explicado por las ciencias modernas. Pero cuando la verosimiltud de lo ficcional

tiene un grado muy alto, entonces, opera, como considera Eco (2011), una suerte de efecto alucinatorio

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que hace creer que se es objeto del mundo ficcional, un actante suyo; es decir, que se presenta una

doble inclusión, pues ahora también el mundo físico social parece estar incluido en el ficcional, incluso

si un mundo es paraconsistente, como sucede en los mitos (Páramo, 2000).

El desciframiento del signo mediático siempre será posible si hay alguna capacidad, así sea

probabilística, para describir las consecuencias muy inciertas de las acciones de los medios, de los

actantes/objetos, o bien de analizar la multiplicidad arcaica que coagula, presente, en ellos, como partes

fósiles de sus respectivos mundos. Algunas de esas signaturas indicarán acontecimientos que

transforman realmente sus mundos y producen en ellos alguna verdad reconocible desde cualquier otro

mundo, ante el cual estén universalmente expuestos, incluso en las ficciones, los mitos y en general en

mundos del arte, pero también, en las ciencias, en el amor, y en la política; para hablar como Leibniz y

Hintikka, en últimas, los mundos posibles, gozan de cierta iconicidad relativa a la pura multiplicidad

descrita por su onto-logía.

No extraña que los llamados estudios culturales de los medios se apoyen en las posturas

escépticas, resultando en la muy errada confusión de la verdad como proceso universalmente expuesto

con la vericidad lógica clásica y la verosimilitud intuicionista. En todo caso la iconicidad es la

característica ontológica de cualquier signo mediático, mientras la sinceridad depende de su

isomorfismo con el mundo físico social; la sinceridad es formalmente máxima coherencia biyectiva.

13. Mas allá de la desconexión moderna: con esto en la mira se hace más evidente la necesidad de

develar la inautenticidad de los dos conceptos colectores (Naturaleza y Sociedad) heredados de

las teorías provenientes del siglo XVII, cuya separación constituye la desconexión moderna y

cuyo abandono implica una nueva mirada al concepto de comunicación; en perspectiva

serresiana. Respecto al colector “Sociedad”. Se debe considerar que por sí, independiente a los

actores no sociales que la pueblan y se asocian, la Sociedad no existe, pues es una emergencia;

basta agregar que el énfasis en lo cultural, como conjunto separado de redes semióticas de los

colectivos humanos, no es límite o paradigma explicativo en las ciencias sociales, como se ve

tras el descubrimiento de la altamente intensa agencia de los actantes humanos en el planeta

Tierra, bautizada con ese sugerente nombre que los geólogos han decidido dar a nuestra era: el

Antropoceno: “todo lo que era simbo�lico debe ser tomado ahora literalmente. Las culturas

soli�an “dar forma a la Tierra” simbo�licamente; ahora lo hacen realmente. Ma�s au�n: la propia

idea de cultura siguio� el mismo camino que la de naturaleza. Posnaturales, si�, pero tambie�n

posculturales” (Latour, 2013: 75). De aquí la radical importancia de tener en cuenta en toda

investigación social las figuraciones culturales de algunos informantes y colectivos humanos.

Ya no se presenta el antropomorfismo simbólico de lo natural, sino el antropomorfismo literal

de la Tierra en el Antropoceno.

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La fenomenología objetiva de los medios, es tan posculturalista como posnaturalista, pues se

posa, siguiendo a Latour, sobre la clarificación y ampliación del concepto científico de Gaia propuesto

por Lovelock y lo diferencia radicalmente del concepto moderno de Naturaleza. A diferencia de la

Naturaleza, Gaia es sumamente local. Si bien “durante el periodo que Peter Sloterdijk estudió el tiempo

del Globo, desde el siglo XVII hasta el fin del XX, existió cierta continuidad entre todos los elementos

de lo que podría llamarse el “universo” porque éste sin duda se había unificado, si bien demasiado

rápido” (Latour, 2013: 70), hoy, vale decir, la unificación se ha de llevar acabo punto por punto. No

somos posmodernos, porque, en pleno sentido, nunca hemos sido modernos, o capitalistas o socialistas,

ya que no es posible modernizar a nadie, sencillamente se ha dado una economización, la

transformación de los regímenes de confianza en un tipo de organización donde el poder de los agentes

circula mayoritariamente por ciertos actantes humanos con modos de existencia dominantes. En

cambio, es preciso comprendernos como posnaturales, pues de ese sentimiento sublime que provocaba

la maravilla de un universo infinito, quedaría el retazo supralunar relegado a los humanos del mundo

sublunar, que el giro kantiano (que se le atribuyó a copérnico) pretendió igualar con aquel: sin embargo

“tal vez sólo los robots y un puñado de astronautas ciborgs puedan llegar más lejos y más allá, pero el

resto de la raza, nueve mil millones de nosotros, quedaremos varados aquí abajo” (Latour, 2013: 70).

Gaia no es la Naturaleza, porque no es una Diosa o una Madre como el New Age y la mitología de la

Pachamama pretenden presentar. Como dice Latour, Gaia es demasiado frágil y sensible a la agencia

mortal como para ser una Diosa y demasiado despreocupada en el cuidado de sus hijos como para ser

una Madre.

Gaia es un concepto cientí fico porque es un conjunto, una multiplicidad, de loops cibernéticos

(Latour, 2013) contingentes positivos y negativos; o como diría Badiou, por un homeomorfismo,

transforma la multiplicidad de lo que aparece y la dispone a la decisión sobre dos (código binario): es

un modelo más complejo similar al Mundo de Margaritas antaño intentado. Es cientí fico en el sentido

de ser un “término cosmológico (o mejor aún, cosmopolítico) que designa tanto la búsqueda como la

domesticación y adaptación de nuevos entes empeñados en hallar su singularidad en el colectivo

sumándose a los humanos, muy a menudo desplazándolos” (Latour, 2013: 73). La continuidad natural

ha desaparecido, por ende Gaia debe ser recompuesta en los laboratorios y vale agregar en las

computadoras: Gaia no es otra cosa que un modelo de la sociedad (implica actantes humanos y no

humanos) altamente complejo, que bien podría ser construido en un futuro gracias a técnicas de

autómatas celulares, gramáticas complejas, modelos basados en agentes autónomos, modelos de

análisis fractal y de crecimiento, grafos y redes; en últimas, gracias al amplio espectro de técnicas

computacionales e informáticas matemáticas útiles a la muy prometedora sociofísica. La iniciativa más

visionaria en ésta misma línea no es más que el FuturICT europeo, que podría ser fácilmente

caracterizado como el CERN de la ciencia social contemporánea; y que sin duda subjetivado

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in fielmente llevaría al Desastre en un régimen indeseable de vigilancia global.

Para finalizar, es preciso dar un ejemplo, en base a un estudio de caso, más técnico y formal,

recurriendo a software Gephi, de cómo, tras un acontecimiento, los mundos, o redes de actantes se

reconfiguran.

En este punto sigue existiendo la duda sobre la manera de determinar los valores intermedios de

los grados trascendentales, entendidos como grados de poder de un actante, humano o no humano, en

un mundo del que es objeto. Dicha importancia trascendental oscila entre el 0 y el 1 e indica cierto tipo

d e centralidad de un actante en una red. En teoría de redes existen diversas formas de medir la

centralidad, sin embargo una en especial resulta de alto interés. En seguida, mediante el Software

Gephi, se muestra un grafo del mundo c, y se establece una medida de centralidad de vector propio,

que básicamente mide la influencia de un nodo en una red. Los nodos (objetos/actantes) con una

medida alta están conectados a nodos que a su vez están bien conectados.

En virtud de la simetría propuesta en la TAR se toman en cuenta empresas de medios diversos

tipos cuya importancia para sus respectivos propietarios, en términos de audiencia para las de TV, se

indica con el peso de sus aristas remitidas a sus propietarios y al tipo medio cuya audiencia general

entre 2000-2010 hace un bucle, con lo cual gana mayor peso. El trascendental en éste caso será el

grado de importancia que los propietarios le entregan a determinado tipo medio; sea TV, radio, etc en

el mundo c. Así, por ejemplo RCN televisión remite a Ardilla Lulle y a Televisión, etc; que existieron

en Colombia entre 2000-2010. El tamaño de los nodos indica el grado de centralidad de vector propio

respecto de esos pesos.

Como se tomaron como acontecimientos las singularidades L (Marcha del Ladrillo) y F

(Fotografía de Colorado -ANEXO-), entonces, tras su aparición tal medida de centralidad cambia, pues

transforman el mundo, en tanto, subsumen auténticamente toda la importancia trascendental de otros

actantes, algunos de los cuales, antes aparecían con un grado y luego pasan al grado mínimo, o 0, en el

sentido de que no aparecen. De manera que serían trascendentalmente idénticos a los sitios que no

habían tenido lugar.

Para no perder de vista la importancia de la influencia que genera la audiencia,de los canales de

TV, y el histórico de audiencia general de cada tipo de medio, el peso de las aristas mide el grado de

audiencia.

Así, lo que muestra el grafo que sigue, es que la televisión en general está mejor situada que

cualquier otro tipo de medio y propietario, puesto que muchas empresas con un importante nivel de

audiencia y muchos propietarios concentraron sus esfuerzos en la producción de TV entre 2000-2010

en Colombia. El propietario con mayor centralidad de vector propio es Ardila Lulle, seguido de pocos

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propietarios con un importante grado, como Santodomingo y Prisa-Santodomingo y muchos otros con

poco.

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Tras un acontecimiento los mundos se reconfiguran. En éste ejemplo, tal cosa sucede con la

medida de centralidad de vector propio:

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La versión dinámica de este grafo se puede consultar aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=xPqe7_qgk4c&feature=youtu.be

El archivo completo (con mucha más información) del grafo en el siguiente repositorio:

https://onedrive.live.com/redir?resid=FD59BBDE19582417!398&authkey=!

AJ39yTU_mlusk3o&ithint=file%2cgephi

Page 221: FENOMENOLOGÍA OBJETIVA DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

ANEXO

Referencias

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