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    Fe y valores en la gestin del desarrollo local: Experiencias en ncash e Ica

    CENTRO DE ESTUDIOS PARA EL DESARROLLOY LA PARTICIPACIN

    FEYVALORESENLAGESTINDELDESARROLLOLOCAL:EXPERIENCIASENNCASHEICA

    Liliana Berta HerreraJess Orccottoma Crdenas

    Lima, marzo de 2008

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    Liliana Berta Herrera / Jess Orccottoma Crdenas

    Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participacin CEDEP Av. Jos Faustino Snchez Carrin 790, Lima 17, Per www.cedepperu.org Telfono: (51-1) 4630099 / Fax: (51-1) 4616446

    Coordinacin:Enrique Rodrguez Doig

    Autores:Liliana Berta Herrera

    Jess Orccottoma Crdenas

    ISBNHecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per N:2008-04788Primera edicin: 500 ejemplaresMarzo, 2008

    Diseo de Cartula: Ruperto Prez AlbelaDiagramacin e impresin: Roble Rojo Grupo de Negocios S.A.C.Amrico Vespucio 110 COVIMA, La MolinaTelfonos: 3496636 / 3485571

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    Fe y valores en la gestin del desarrollo local: Experiencias en ncash e Ica

    NDICE

    PRESENTACIN

    I. INTRODUCCIN

    II. MARCO CONCEPTUAL

    2.1. La participacin ciudadana2.2. Participacin poltica de las Iglesias Evanglicas2.3. Participacin y gnero

    III. PARTICIPACIN POLTICA DE LOS NUEVOSMOVIMIENTOS RELIGIOSOS

    3.1. Los Nuevos Movimientos Religiosos3.2. El ethos o espiritualidad pentecostal en Amrica Latina3.3. Derrotero histrico de la participacin poltica de los

    grupos evanglicos3.4. Impactos de la participacin poltica de los evanglicos

    en el escenario regional:

    3.4.1 Cerro de Pasco: Redoble por Rancas y Agapito Robles:la lucha por las tierras3.4.2 Puno: La lucha por la educacin y la construccin

    de ciudadana3.4.3 Cajamarca: La Granja Porcn: Los nuevos empresarios,

    el camino de la prosperidad3.4.4. Apurmac: apropiacin de espacios de participacin

    local

    IV. PRINCIPALES HALLAZGOS DE CAMPO

    4.1. Regin ncasha. La presencia de las iglesias pentecostales en el Callejn

    de Huaylas y las nuevas formas de relacin.b. Participacin de la iglesia pentecostal en los espacios

    locales y gestin de desarrolloc. Los valores religiosos y la participacin poltica.d. Los liderazgos femeninos en los NMR en el mbito

    local

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    e. Impacto logrado a nivel local: la experiencia deFrancisco Galn en la gestin municipal

    4.2. Regin de Icaa. Presencia de las iglesias pentecostales en la Regin Ica

    y nuevas formas de relacinb. La coyuntura de emergencia (terremoto) y el rol de la

    corriente evanglicac. Participacin de la iglesia pentecostal en los espacios

    locales y gestin de desarrollod. Los liderazgos femeninos en los NMR en el mbitolocal

    V. REFLEXIONES FINALES: PARTICIPACIN POLTICADE LOS PENTECOSTALES EN LAS ZONAS DEESTUDIO Y SU IMPACTO EN EL ESPACIO LOCAL YREGIONAL

    BIBLIOGRAFA

    ANEXOS

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    PRESENTACIN

    El CEDEP con el auspicio de la cooperacin internacional, desde hacems de dos dcadas, viene desarrollado un conjunto de estudios, propuestasy proyectos de desarrollo en espacios sobre todo rurales. Uno bsicamenteandino: las zonas altas de ncash y otro netamente costeo: los desrticosvalles del departamento de Ica. En estas dos regiones, hemos visto como la

    iniciativa de los campesinos/as, y comuneros/as ha ido forjando transfor-maciones productivas, adaptando tecnologas y forjando nuevos paradig-mas de viabilidad para la pequea agricultura en el Per.

    Estas acciones han ido acompaadas de un intenso trabajo de alientoa la organizacin campesina y su participacin en instancias de gobiernolocal y regional. Ello ha provocado el fortalecimiento de las organizacio-nes sociales, los gremios productivos, los gobiernos locales y, en general,el conjunto de las instancias de representacin local. Pero es ms, a estohabra que aadir la activa intervencin de nuevos lderes campesinos ycampesinas, dotados de un renovado espritu participativo.

    En estos largos aos de trabajo de colaboracin en el desarrollo de lapequea produccin campesina, la organizacin y la participacin ciuda-dana en zonas rurales, hemos podido observar, el buen desempeo en lagestin local que los Nuevos Movimientos Religiosos especialmente losPentecostales vienen mostrando, dando como resultado nuevas formasde participacin ciudadana y reintroduciendo valores que se considerabanperdidos, como la tica en el trabajo, la educacin ciudadana y la gestinde gobiernos eficientes.

    Bajo estas consideraciones, se ha logrado que valores de base religiosacobren vigencia en el plano extra eclesial, mejorando la gestin del desa-rrollo local. Con la finalidad de compartir estas experiencias, CEDEP y elServicio Evanglico de Iglesias en Alemania para el Desarrollo EED, hancredo conveniente recoger el conjunto de experiencias exitosas en la ges-

    tin local que han llevado a cabo nuestros equipos de campo, en estrechacolaboracin con lderes/as y campesinos y cuya fuente de valores continasiendo nutrida por la fe inherente a los nuevos movimientos religiosos.

    Para este fin, CEDEP cont con la colaboracin de Jess OrccottomaCrdenas, socilogo de larga experiencia de trabajo en medios rurales del

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    Per y Latinoamrica y Liliana Berta Herrera, Comunicadora Social, queigualmente tiene una fructfera trayectoria ligada al saber campesino y losmovimientos religiosos; ambos investigadores conjuntamente con los in-tegrantes de nuestros equipos profesionales de campo y la participacinactiva de lderes/as campesinos, han logrado plasmar los aspectos ms va-liosos de esta experiencia, que busca alcanzar el desarrollo social guardandoel mayor respeto y fidelidad por los valores ticos. Al respecto, es precisodestacar que dichos valores ticos de origen religioso, de manera singular y

    sin mayores obstculos lograron una plena complementacin con nuestrostradicionales valores andinos, cuyas races son mucho ms notorias en laspoblaciones rurales.

    Por todas estas razones, CEDEP, en su calidad de contraparte peruanadel Servicio de Iglesias Evanglicas en Alemania para el Desarrollo EED,queda muy complacido de poder presentar este libro: Fe y valores en lagestin del desarrollo local: experiencias en ncash e Ica, que segura-mente servir para seguir alentando valores ticos de gran significado comoel aprecio al trabajo, la responsabilidad, la transparencia en la gestin deldesarrollo y el buen gobierno de las poblaciones campesinas pobres y apar-tadas de los centros de poder de nuestro pas.

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    I. INTRODUCCIN

    El presente estudio es una aproximacin a los impactos logrados porlas corrientes evanglicas, en especial de las corrientes pentecostales, en lagestin local en dos regiones del pas: ncash e Ica. Y con mayor precisin,en los mbitos de intervencin del CEDEP en ambas regiones.

    Se haba trazado como horizonte temporal para el estudio dos dcadasy media (19802005), periodo en el cual la historia del pas estaba signadapor procesos sociales y polticos decisivos, al que Manrique califica comola acumulacin de varias crisis. En efecto, este periodo, en particular,signific el trnsito del periodo del gobierno militar a la apertura democr-tica, por exigencia de las organizaciones populares; luego el trnsito a lasdcadas de la violencia poltica interna, con resultados dramticos para lapoblacin rural y del pas; despus, el trnsito a la poca de la corrupciny la crisis de gobernabilidad y de las instituciones; y salir finalmente, algobierno democrtico y la recuperacin econmica en los ltimos aoscinco aos.

    En este contexto, desde una mirada retrospectiva, hemos rastreado lasdiferentes coyunturas regionales, en las que encontramos el aporte valiosoy el rol protagnico que cumplen las corrientes evanglicas, en particularlas corrientes evanglicas pentecostales. El papel que estaba circunscrito ala esfera religiosa fue rebasada por los problemas sociales y polticos impe-rantes, y tuvo como efecto inmediato una mayor participacin en la vidapoltica, ya sea a nivel nacional, regional o local, a travs de diferentescargos dirigenciales y desde las organizaciones de la sociedad civil.

    Los diversos temas que estn en debate actual, fueron levantados hacems de medio siglo por los integrantes de las diferentes iglesias evanglicas,en particular las iglesias evanglicas pentecostales, como temas de agendasocial: la educacin de los campesinos, la libertad de culto que recinse estableci en la Constitucin de 1993, la recuperacin y lucha de las

    tierras comunales; la proteccin y valoracin del medio ambiente; y la au-tonoma en la administracin y el emprendimiento econmico a partir deluso de los recursos locales.

    En buena cuenta, las nuevas corrientes religiosas no catlicas, como ca-tegora de anlisis, presentan una heterogeneidad singular y reviste de cierta

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    complejidad. Recientemente, la contribucin de mayor reflexin correspon-de a Motte (2001)1. Este autor, pese a ser considerado como un miembroprominente de la Iglesia Catlica, muestra una apertura amplia para el an-lisis y una tonalidad inclusiva en trminos religiosos. Desde su perspectiva,plantea tres aspectos como discusin de fondo: la trascendencia de los as-pectos subjetivos en el anlisis; considerar a los miembros de las corrientesevanglicas como actores sociales; y visualizar un derrotero nuevo para lasociedad, al que califica como una revolucin silenciosa. Sin embargo, el

    aspecto que se relaciona directamente con este estudio tiene que ver con laclasificacin que propone de las corrientes evanglicas en tres tipos: evang-licas, pentecostales y escatolgicas.

    Una de las caractersticas ms pronunciadas de las corrientes pen-tecostales, es su apego al discurso escatolgico, que se puede encontraren las dcadas de la violencia2. En consecuencia, los pentecostales delos ltimos treinta aos son principalmente de discurso fundamenta-lista, aunque la reciente ruptura producida en esta corriente (la apari-cin de los neopentecostales o los carismticos) abre nuevos caminos.Como la vinculacin con la teologa de la prosperidad que empata, en

    buena cuenta, con la teora del neoliberalismo econmico, es decir, elnfasis en el aspecto econmico, el desarrollo individual y los empren-

    dimientos econmicos. Se reconoce una mayor participacin de lasmujeres como pastoras, y se rompe la dicotoma poltica/religin.

    En este estudio, centralmente, nos abocamos a rescatar los impactos lo-grados por la corriente pentecostal en el desarrollo local. La construccin delEstado, en sus diversas dimensiones, pasa tambin por fortalecer los gobiernoslocales para poder atender los problemas sociales ms acuciantes, especial-mente del rea rural. Es preponderante el rol de los gobiernos locales. En esaperspectiva, el caso ms emblemtico que hemos hallado se refiere a la gestinlocal de Francisco Galn en el distrito de San Miguel de Aco, provincia deCaraz (ncash)3. En once aos de gestin en el gobierno municipal, se han

    1 Sobre este tema existe una abundante literatura, sin embargo la obra de Dominique Mottees sugerente: Una revolucin silenciosa? El impacto social de las nuevas iglesias no cat-licas del Per. Cusco: CBC, 2001.

    2 Se trata del aporte logrado por Ponciano Del Pino en Tiempos de Guerra y de Dioses.Rondas y senderistas en el Valle del ro Apurmac. Ayacucho: UNSCH, 1996.

    3 Nos referimos a la gestin de Francisco Galn, lder campesino, con apenas segundo grado deeducacin primaria, pero con una cualidad excepcional para la gestin de buen gobierno. Fuepremiado dos veces por algunos sectores del Estado peruano (MIMDES y FONCODES).

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    logrado impactos que han trascendido el mbito regional: la desaparicin delconsumo de aguardiente, la implementacin de diversos proyectos de desa-rrollo local en nueve centros poblados, la capacidad de convocatoria para laplanificacin comunal y distrital en forma constante, la sostenibilidad de losespacios de concertacin (asistencia promedio de 100 personas); metas exi-tosas en temas de seguridad alimentaria, entre otros. Y lo ms preponderanteen esta gestin son aquellos valores que el quehacer poltico ha perdido hacemucho tiempo en el escenario peruano: la cuestin pedaggica; los valores

    ticos y la transparencia en la gestin de buen gobierno. Esta misma expec-tativa se cierne en la actualidad en el distrito de Ataquero (Caraz), dondeotro miembro de la corriente pentecostal asumi la alcalda de este distrito.Si la tendencia sigue as, quiere decir que la corriente pentecostal es capazde proponer modelos de gestin local, que combina de manera exitosa lasprcticas religiosas con una nueva forma de hacer poltica.

    En este sentido, nos hemos planteado como objetivo central analizar elpapel que desempean los Nuevos Movimientos Religiosos en el desarrollolocal en dos zonas del pas: ncash e Ica. Desagregando este objetivo princi-pal, sealamos los objetivos especficos: a) analizar el impacto de los NMR,especialmente los pentecostales, en el desarrollo local; b) explorar sobre lasformas de participacin de los integrantes de los NMR en la poltica local, es-

    pecialmente en la gestin de los gobiernos locales; c) analizar los cambios quese generan en las propuestas de poltica y desarrollo en el gobierno local comoresultado de la participacin de los NMR en el desarrollo local; d) analizar lapermanencia de valores de base religiosa en el terreno extraeclesial, comoun factor de influencia en el tipo de participacin en el desarrollo local y elescenario poltico nacional.

    En cuanto a las hiptesis de trabajo, nos planteamos: a) Los NMR re-presentan nuevas formas de relacin dentro de la comunidad, donde noslo se han modificado patrones tradicionales, sino que han modificadoradicalmente el escenario local y poltico; b) En las zonas donde el Estadose mostr durante dcadas como un padre distante y despreciativo, los

    NMR ocupan el espacio dejado por ste, al traer consigo un estilo de tra-

    bajo y una relacin paternalistas; c) A pesar de una presencia mayoritariade los NMR en la escena poltica nacional y local, existe ausencia de li-derazgos femeninos, como reflejo de los altos grados de tradicionalismo entrminos de relaciones de gnero al interior de estos movimientos, y final-mente, d) Los valores que se encuentran en la base religiosa de los NMR

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    influyen en su rol en otros espacios extraeclesiales, como el desarrollolocal y la participacin poltica.

    Este informe incluye como contenido cinco captulos. En la primeraparte, a manera de introduccin, se presentan los objetivos e hiptesisde trabajo. En la segunda parte, presentamos el marco conceptual so-

    bre la participacin poltica, en ella se hace un breve recorrido sobre laparticipacin social, la participacin de los NMR, y una breve presen-tacin sobre participacin y gnero, as como un marco general sobre la

    participacin como un derecho a la luz del derecho internacional y lanormatividad nacional.

    En la tercera parte, nos referimos especficamente a la participacin delos evanglicos, en particular de los pentecostales. Se hace un breve resu-men sobre la participacin de estos grupos en la poltica nacional, regionaly local; los rasgos que definen a los grupos pentecostales en Amrica Lati-na, y finalmente, impactos de la participacin poltica de los evanglicosen el escenario regional.

    El cuarto captulo presenta los principales hallazgos de campo en las zonas deestudio, y el quinto captulo presenta una reflexin, a manera de conclusiones,sobre las particularidades que adquiere la participacin en el escenario local de

    los grupos pentecostales en contextos de interculturalidad.

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    AGRADECIMIENTOS

    Queremos expresarles nuestra gratitud a los integrantes entrevistadosde las diferentes iglesias evanglicas, tanto en Lima como en las regionesde estudio, Ica y ncash. De manera especial a:

    Rafael Gotto (Presidente del CONEP, Iglesia Peregrinos del Per),Mara Elena Zelada (Secretaria Ejecutiva de KAIROS), Josas Espinoza(Telogo de los Pastores, Iglesia Redentor de Callao), Manuel Penacho(Pastor de la Iglesia Vida), Erika Izquierdo (Proyecto Desafo Mikeas),Daniel Crdova (Iglesia Evanglica Pentecostal del Per), Pedro Vliz(LWR), Ricardo Verstegui, Lenna Hokeman (Comisin Interreligiosa dela MCLCP), Epifania Inocente, Hernn Soto (Oficina Nacional de la Igle-sia Asambleas de Dios del Per).

    A nivel local, a Francisco Galn (ex alcalde de Pampamaca), Julio Loza(pastor de la IEPP), Hugo Salazar (Care Per), Hermes Curo (Visin Mun-dial en Huaraz), Vctor Luna y Hugo Arequipeo (pastores de las Asam-

    bleas de Dios en Caraz y Yungay), Gerardo Castro (pastor de Ica), entreotros, que tuvieron la gentileza de conversar y compartir con nosotros sus

    proyectos, esperanzas, logros y sueos.Asimismo, queremos expresar nuestro agradecimiento al Centro de Es-

    tudios para el Desarrollo y la Participacin (CEDEP), por la oportunidadde explorar un tema sumamente fascinante. Al Director Ejecutivo, FlixWong; al Director de Investigaciones, Enrique Rodrguez Doig, por haberpropiciado un ambiente agradable y clido de trabajo; al Analista Socialdel CEDEP ncash, Eduardo Molinari; y a todos los integrantes del equi-po de trabajo de CEDEP Ica por el acogimiento que tuvieron durante lapermanencia en las zonas de estudio.

    A Jaime Vela, responsable del Sistema de Facilitacin de EED en elPer, por facilitarnos documentos de lectura y la relacin con las institu-

    ciones de la corriente evanglica para las entrevistas en la ciudad de Lima.Y a Nora Crdenas: sus comentarios, sugerencias y el compromiso con eltema fueron insumos importantes para la presente investigacin.

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    II. MARCO CONCEPTUAL

    2.1. La participacin ciudadana

    La participacin ciudadana como un derecho, ha sido reconocida en diver-sos tratados y normas, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo,como seala Panfichi4(2007), toda esta gama de normatividad existente no hadetenido el desborde del conflicto ni el continuo desprestigio de la poltica a laque se supona deba aportar significativamente. Como seala este autor, se hapasado del entusiasmo principista e ideolgico al pesimismo elitista y conser-vador, sin detenerse a mirar las particularidades de los procesos, los actores, losespacios, las motivaciones, etc. No hay un tipo de participacin, sino varias, yhomogeneizarlas no aporta al debate.

    La participacin no es un proceso lineal ni homogneo, es resultadode una confluencia de factores diversos. Para Panfichi, la participacinno debe entenderse como una poltica lineal y homognea, sino como resul-tado de las luchas y confluencias entre actores y proyectos polticos distintos.Para Tanaka (2001), la participacin no es una forma de accin naturalo espontnea, sino ms bien una construccin social resultado de lasuperposicin de los problemas involucrados en toda forma de accincolectiva. La participacin cambia en funcin de para qu se participa,en qu se participa y quines lo hacen en cada caso. Plantea que serequiere expectativas ms realistas hacia la participacin y a la vez, unreconocimiento ms profundo de las relaciones de poder existentes den-tro de una comunidad.

    Este autor distingue tres grandes contextos (entendidos como ti-pos ideales) en los que puede ocurrir la participacin, marcados pordiversos grados de complejidad (baja, media o alta) que nos parecerelevante mencionar, dadas las caractersticas de las experiencias ob-jeto de anlisis en el presente estudio, y desarrolladas en contextos

    diferenciados: uno rural y uno urbano marginal. Los datos empricosdemuestran que la participacin puede tomar diferentes modalidades,vinculadas al tipo de relacin que se establece entre los actores invo-

    4 Participacin ciudadana en el Per: disputas, confluencias y tensiones. Lima: PUCP, 2007.

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    lucrados. Diversos autores proponen o recogen formas de caracterizaresta participacin, que no son excluyentes y permiten dar una idea dela complejidad del fenmeno.

    Para el caso colombiano, Velsquez (1989) indica algunas caracte-rsticas de la participacin que bien pueden extrapolarse a la realidadperuana. Como factores favorables seala la existencia de condicioneslegales e institucionales para que se extienda el control ciudadano, y elhecho que la organizacin ciudadana sea promovida desde el Estado, es-

    tableciendo mecanismos a travs de los cuales los ciudadanos puedenejercer este derecho.

    Empero, prevalecen obstculos derivados del carcter de las normas, elpeso significativo del Estado en su funcionamiento cotidiano, y la actitudde muchos agentes estatales frente a la labor fiscalizadora de los ciudada-nos. Para este autor, el uso instrumental de la participacin proviene dedos lados: del Estado, interesado en tutelar el proceso, pero tambin de loslderes interesados en sacar provecho personal o colectivo del ejercicio dela veedura. Los problemas que afectan a los ciudadanos, sus prioridades ylas opciones para abordarlas, deben ser materia de decisin de los propiosciudadanos en todos los niveles. Ello requiere de capacidades y competen-cias para una participacin proactiva de las personas y de las organizacio-

    nes sociales en la toma de decisiones.La estandarizacin y normalizacin de las diversas leyes y normas favo-

    recen el reconocimiento de la participacin como un derecho ciudadano.Sin embargo, a pesar de ser un avance normativo, le permite al Estadotener el control de la participacin, quitndole capacidad de agencia alos actores, as como no facilitar una mirada regional al tema de la parti-cipacin de hecho, homogeneizar sta, hace que la diversidad culturaldesaparezca del debate.

    Sin embargo, no es posible pensar la participacin desde un todo. Hayque mirar procesos, espacios, actores, motivaciones. En ese sentido, esimportante el reconocimiento positivo de la diversidad cultural, reto que

    debe ser asumido no slo por los decisores de poltica, sino por los actoreslocales. En este camino es importante fortalecer capacidades locales y pro-mover procesos inclusivos de participacin.

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    Normas a nivel InternacionalEl Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Polticos (1966), de carcter vinculante,

    establece que todos los ciudadanos gozarn, sin ninguna distincin de raza, color, sexo,idioma, religin, opinin poltica o cualquier otra condicin social, del derecho y opor-tunidad de participar en la direccin de los asuntos pblicos, directamente o por mediode representantes libremente elegidos (Art. 25).

    La Declaracin de Qubec (2001)reconoce que la participacin ciudadana y la re-presentacin poltica adecuada son las bases de la democracia, y que los gobiernos localesson los que tienen mayor presencia en la vida cotidiana de la ciudadana. Para ello,promovern mecanismos para facilitar la participacin ciudadana en la vida poltica,especialmente en los gobiernos locales o municipales [y] fortalecern la capacidadinstitucional de los gobiernos locales para permitir la plena y equitativa participacinciudadana en las polticas pblicas sin discriminacin alguna y para facilitar el acceso alos servicios esenciales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Finalmen-te, respecto al rol de la sociedad civil, reconoce que los hombres y las mujeres tienenderecho a participar, en condiciones de igualdad y equidad en los procesos de toma dedecisiones que afectan sus vidas y bienestar.

    A nivel nacionalLa Constitucin Poltica del Per, reconoce la participacin ciudadana como un

    derecho inherente a la calidad de la persona (Art. 2, inciso 17), y tambin como controlpoltico. Este control es a la vez social, econmico y cultural, lo que fortalece la idea devigilancia social como mecanismo democrtico de participacin ciudadana tanto a nivelindividual como de forma asociada en diferentes mbitos de accin (Art. 31).

    La Ley 26300 Ley de los Derechos de Participacin y Control Ciudadano, que regula losderechos de participacin y control ciudadanos de conformidad con la Constitucin y estable-ce como derechos de participacin, la iniciativa de reforma Constitucional, la iniciativa en laformacin de las leyes, el referndum y la iniciativa en la formacin de dispositivos municipalesy regionales. Como derechos de control ciudadano, reconoce la revocatoria y remocin deautoridades, la demanda de rendicin de cuentas y otros mecanismos de control establecidospor esta Ley para el mbito de los gobiernos municipales y regionales (ibid.).

    La Ley Orgnica de Municipalidades No 27972, en su Artculo IX del Ttulo Preliminar,establece, que el Proceso de planeacin local es integral, permanente y participativo, articulan-do a las municipalidades con sus vecinos. En dicho proceso se establecen las polticas pblicasde nivel local, teniendo en cuenta las competencias y funciones especficas exclusivas y com-partidas establecidas para las municipalidades provinciales y distritales. El sistema de planifica-cin tiene como principios la participacin ciudadana a travs de sus vecinos y organizacionesvecinales, transparencia, gestin moderna y rendicin de cuentas, inclusin, eficiencia, efica-cia, equidad, imparcialidad y neutralidad, subsidiaria, consistencia con las polticas nacionales,

    especializacin de las funciones, competitividad e integracin.La Ley Marco del Presupuesto Participativo, Ley No 28056, establece en su artculo11, sobre Rendicin de cuentas, que los titulares de pliego de los gobiernos regionales ygobiernos locales, estn obligados a rendir cuenta de manera peridica, ante las instanciasdel presupuesto participativo, sobre los avances de los acuerdos logrados en la programa-cin participativa, as como del presupuesto total de la entidad.

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    2.2 Participacin poltica y las corrientes evanglicas

    En la historia poltica del siglo XX, el concepto de participacin ciu-dadana, en tanto participacin poltica, ha sido utilizado con mltiplessignificados, como sostiene Balln5:

    el concepto ha sido adaptado a distintos usos para hacer alusin al derechoal voto para elegir autoridades, a la accin de los movimientos sociales represen-tativos de los pobres y excluidos en la esfera pblica, a la accin comunal colecti-va que opera autnoma y organizadamente para satisfacer algunas necesidades,a distintas estrategias gubernamentales de cooptacin y clientelismo como formasde consenso y control, a los esfuerzos de grupos y movimientos organizados paraincrementar su acceso y control a recursos y decisiones, as como a la accincolectiva institucionalizada en distintas estructuras de gobierno para interveniren diversos procesos de gestin.

    En este contexto, el acuerdo es casi unnime sobre la importancia yefectividad que se le asigna a la participacin, y se ha convertido en untema significativo en la agenda pblica y en el debate poltico. Dentro delas iglesias evanglicas, en particular de las pentecostales, la participacinpoltica tiene su sustento en las mismas Sagradas Escrituras, de acuerdo aAyllon6:

    De acuerdo a la fe evanglica, la prctica poltica desde el Estado y desdela participacin responsable de los ciudadanos en el quehacer de la polis, tieneun irrefutable fundamento en las Sagradas Escrituras. En efecto, dos de los ejestransversales que hilvanan el mensaje del Antiguo y Nuevo Testamento, sonla presencia activa de Dios en la vida poltica de las naciones y la preocupacinespecial que tienen por los indefensos del mundo.

    En este mismo sentido, la Mesa de Concertacin de Lucha Contra laPobreza, en su intento por buscar una mayor participacin de las y los miem-

    bros de las iglesias evanglicas en la lucha contra la pobreza, plantean que:

    La lucha contra la pobreza es un llamado irrenunciable para todos quienesexperimentan la gracia de Dios, porque es una parte de la expresin del amor al

    prjimo y la justa aspiracin de todo ser humano a un desarrollo integral (En

    5 Balln, Eduardo. Participacin ciudadana en espacios locales. Notas para un balance ne-cesario. Lima: Propuesta Ciudadana, 2003.

    6 Aylln, Nelson. Presentacin del libro La seduccin del poder: los evanglicos y la polti-ca en el Per de los noventade Daro Lpez, 2004.

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    este sentido) La Mesa de Concertacin, es un espacio donde la iglesia puedecontribuir a construir justicia, transmitiendo a la sociedad los ideales de una vidade acuerdo con el Evangelio (2007:3)

    En las dos ltimas dcadas, en nuestro pas se fueron articulando nuevas for-mas de participacin ciudadana desde la experiencia de diversos sectores organi-zados de la sociedad civil. En este marco, no es casual, pues, encontrar a los lde-res de los NMR asumiendo liderazgos locales y ocupando cargos en los gobiernoslocales, la misma que ha trascendido al espacio regional y nacional. En los aos

    20 y 30 del siglo pasado, el papel y rol de los adventistas en la regin punea re-percutieron decisivamente en la vida de los pobladores rurales, porque el marcoreligioso que esgrimieron fue rebasado por las injusticias sociales imperantes.

    De esa manera, este grupo religioso abri acciones para combatir pro-blemas de salud y educacin, entre otros, afectando radicalmente los inte-reses de la sociedad dominante de esa poca. Con otro matiz est el casode la Granja Porcn en la regin de Cajamarca, donde es fcil encontrarla disciplina religiosa, la tica al trabajo y el liderazgo religioso para alcan-zar metas econmicas prsperas; en los 90, fueron una pieza clave para eltriunfo de Fujimori, como veremos ms adelante.

    Nueva Creacin expresa su coincidencia con el telogo alemn Jrgen Moltmann,

    quien siempre insisti en la necesidad de un compromiso poltico de parte de los evangli-cos. Puso como ejemplos al pastor bautista estadounidense Martin Luther King Jr. y el reve-rendo anglicano sudafricano Desmond Tutu, que se enfrentaron al racismo en sus pases.

    Resalt la labor realizada por el Concilio Nacional Evanglico del Per (CONEP),junto a otras organizaciones evanglicas, por los pobres y la gente indefensa que sufra conhorror la violencia de terroristas y agentes del Estado en las dcadas de 1980 y 1990.

    Por ello, el pronunciamiento exhorta a la Iglesia Evanglica a que su compromiso,tanto en la lucha contra la pobreza como en la promocin de la alfabetizacin, sea conacciones organizadas, con propuestas tcnicas, con reflexin teolgica, con oracin; yque la prioridad de la agenda sea la conservacin del medio ambiente.

    A su vez, plantea que este compromiso sea condensado con denuncias, y con unalabor vigilante, en favor del pueblo y que todo apoyo no est libre de crtica evitandotoda constantinizacin

    ALC

    Sin embargo, a pesar de ello, su repercusin poltica y su repercusinen el desarrollo local no han sido consideradas como objetos de estudio.

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    De hecho, estos aspectos han estado al margen no slo del debate acad-mico, sino del quehacer de las ONG en cada mbito de trabajo. Una de lasrazones de esta ausencia puede ser la subestimacin de la vigencia de otrasformas religiosas en la sociedad peruana. Otra razn puede ser que han sidorebasados, pues no se esperaba ni la presencia, ni la influencia, en la magni-tud alcanzada en una sociedad aparentemente moderna y secularizada. Seacomo fuere, es un hecho que en el actual panorama religioso ha quedadodurante mucho tiempo fuera de la investigacin acadmica universitaria y

    de sus repercusiones en el desarrollo local.2.3. Participacin y gnero

    La Iglesia Evanglica Pentecostal del Per aprob por unanimidad conceder a lasministras mujeres los mismos derechos y prerrogativas que los varones, en un acuerdohistrico tomado en su Asamblea Nacional realizada en Lima, los das 25 al 30 del pasadomes de junio. Los pastores y lderes de esta denominacin acordaron que desde ahora,las pastoras mujeres tambin sern consideradas ministras ordenadas, y no slo ministraslicenciadas como era hasta el momento.

    En declaraciones para ALC, el pastor Daniel Crdova, ministro de esta denomina-cin, explic que con esta decisin tomada por la Iglesia Pentecostal, ahora las pastorasmujeres podrn oficiar sacramentos como la Santa Cena y Bautismo, e incluso realizarmatrimonios, actos que anteriormente no les eran permitidos.

    ALC, 2007

    Mirar la participacin poltica de las Iglesias Evanglicas nos muestraausencias notables en la participacin femenina. Sin embargo, es impor-tante resaltar el avance notable en materia de reconocimiento formal delas mujeres como Pastoras. La Iglesia Evanglica Pentecostal del Perha aprobado, en junio de este ao, conceder a las ministras mujeres losmismos derechos y prerrogativas que los varones. Empero, persisten anen nuestra sociedad barreras culturales, econmicas y sociales que impi-den a las mujeres el ejercicio de sus derechos polticos. Mucho ms toda-va dentro de estructuras religiosas, que reproducen esquemas patriarcalesdentro de su organizacin, donde las mujeres tienen poco espacio para la

    participacin poltica. A ello se suma el poco o nulo manejo del idiomacastellano que tienen muchas mujeres en las comunidades campesinas. Esnotorio observar el esfuerzo que hacen las dirigentas por hablar en esa len-gua. No saber hacerlo en un espacio pblico es sentido y percibido comono saber hablar. Pero el dominio del castellano no slo es un instrumento

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    para hablar en pblico, lo es tambin para cumplir cargos pblicos, hacervigilancia ciudadana, realizar trmites, solicitar informacin en entidadespblicas, etc.

    A esta dificultad se suma el trato cotidiano que se establece con lasdependencias del Estado, marcado por conductas discriminatorias hacialas mujeres y los indgenas en general, como podemos observar en las si-guientes citas:

    En 1998, un dirigente campesino me dijo, a propsito de los reclamos desu comunidad para lograr el nombramiento de una plaza docente en la escuela desu pueblo, si yo voy con ojotas a la USE no me van atender. En igual omayor situacin de vulnerabilidad frente al maltrato, se sienten las mujeres quese visten de acuerdo a las tradiciones de sus comunidades. Tan claro lo tienen,que evitan ir y delegan a sus dirigentes varones esa tarea, quienes no siempre

    pueden cumplirla, pues a veces luego de viajar muchas horas, no son recibidospor ningn funcionario7.

    Hay una complementariedad entre la dominacin tnicocultural y lade gnero, es decir las mujeres se sienten y son consideradas inferiores noslo por ser mujeres sino por ser ms indias (De la Cadena 19968). Paraesta autora, si bien es en la ambigedad del acuerdo regional que se aceptan

    superioridades e inferioridades tnicas, es en la intimidad de las relaciones dondese realizan las decisiones acerca de quin es o no indio o misti. Debido a que ladefinicin de la capacidad de trabajo de los individuos es central a la distribu-cin de las etnicidades, el gnero se convierte en eje fundamental junto con laestratificacin econmica, para la construccin de jerarquas tnicas dentro de lacomunidad e incluso en el marco de unidades domsticas, suponiendo el procesode indianizacin de las mujeres (202). Esta condicin favorece en mayormedida la desvalorizacin y la violencia (el subrayado es nuestro).

    Anderson9(1994) seala que en el Per la distribucin de la pobrezatiene fuertes connotaciones raciales y tnicas, as como genricas. Es decir,hay una mayor feminizacin de la pobreza. La condicin de ser mujer, su

    7 Oliart, Patricia. Pobreza y desarrollo en el Per. Informe anual Oxfam, 2002.8 De la Cadena, M. Las mujeres son ms indias. En P. Ruiz Bravo (editor). Detrs de la

    Puerta. Hombres y mujeres en el Per de hoy. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Uni-versidad Catlica del Per, 1996; pp. 181203.

    9 Anderson, J. La feminizacin de la pobreza en Amrica Latina. Lima: Red Entre, 1994.

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    reducido acceso al trabajo productivo, la desigualdad en el salario y enel acceso a servicios como educacin y salud, conducen a una vivenciadiferenciada de la pobreza por gnero. Las mujeres no slo tienen mayoresdificultades para acceder a los servicios educativos, sino ms dificultadespara salir de la pobreza por sus responsabilidades familiares y el cuidado delos nios, la discriminacin para acceder al mercado de trabajo, la segmen-tacin de las ocupaciones y los menores salarios.

    En este contexto, la construccin y ejercicio de la ciudadana implica

    garantizar la participacin de representantes de los diversos grupos cultu-rales y etnias, a nivel de la toma de decisiones en el diseo, el monitoreoy la evaluacin de los mecanismos de participacin, como una forma deasegurar que stos sean accesibles culturalmente.

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    III. PARTICIPACIN POLTICA DE LOS NUEVOSMOVIMIENTOS RELIGIOSOS NO CATOLICOS

    3.1. Los Nuevos Movimientos Religiosos

    Un primer aspecto complejo y difcil de dilucidar en la reflexin en relacina este tema, se refiere a la necesidad de diferenciar la religin como concepto

    abstracto de la confesin cristiana. Desde una visin general, se sabe que la re-ligin cristiana es una sola en trminos globales, pero hay muchas confesiones,iglesias y movimientos religiosos sobre esta matriz. Empero, en todas ellas, seevidencia la bsqueda de divinidad, de la cual se desprenden las diferencias msdiversas entre iglesias, confesiones y movimientos religiosos.

    En los discursos fundacionales de la evangelizacin en el Per se en-cuentran las iglesias histricas: catlicas y evanglicas. De stas ltimasse desprenden varias corrientes religiosas con distintas denominaciones yprocedencias. De Europa proceden las iglesias luteranas o las protestan-tes, y de Norteamrica, las evanglicas. Una de esas iglesias, como expre-sin de una de las corrientes evanglicas que llegan al pas en las primerasdcadas del siglo XX, es la iglesia pentecostal Asamblea de Dios.

    En este contexto, una mirada de la evolucin de las corrientes evanglicasen el Per, nos remite a la situacin de la Iglesia Catlica, adems de otros fac-tores gravitantes que ejercen influencia en los cambios dentro de los NuevosMovimientos Religiosos no Catlicos a lo largo de las ltimas dcadas.

    Si tomamos como referencia las cifras oficiales ofrecidas por el Censo de1940, tenemos que el 98.51% de la poblacin peruana se denomina catlica,mientras la corriente evanglica apenas representaba el 0.88% de la pobla-cin total. No est dems decir, que el Estado peruano, segn la Constitu-cin vigente hasta antes de 1979, era un Estado que se reconoca exclusiva-mente como catlico. Posteriormente, la Constitucin de 1993 modifica estasituacin y se incluye el respeto y la tolerancia a otras confesiones, conforme

    se puede evidenciar en el Artculo 50 de dicha constitucin:Dentro de un rgimen de independencia y autonoma, el Estado reconoce a

    la Iglesia Catlica como elemento importante en la formacin histrica, culturaly moral del Per, y le presta su colaboracin. El Estado respeta otras confesionesy puede establecer formas de colaboracin con ellas.

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    No obstante, la situacin de la Iglesia Catlica haba comenzado acambiar a inicios del siglo XX. Hay una disminucin en cifras relativas desus miembros: de 1981 hasta 2005, se evidencia una tendencia a la dismi-nucin de 94.6% a 85.6%. Por oposicin, en el mismo periodo, las corrien-tes evanglicas, en trminos generales, han crecido considerablemente de5.3% a 12.3%10. Dicho de otra manera, en la dcada del 40 apenas tenanel 0.87% de la poblacin peruana, en el ao 2005, llegan al 12% del totalde la poblacin peruana, como se puede apreciar en el siguiente cuadro:

    Cuadro No. 1Evolucin cuantitativa de la corriente evanglica: 1940 2005

    Fuente: Elaborado en base a los censos nacionales de poblacinWebb y Fernndez Baca: Cunto 2001.

    Similar tendencia se observa si analizamos el ndice de crecimiento de lascorrientes evanglicas. De hecho, el grfico muestra la tendencia crecientede las iglesias evanglicas y un estancamiento de la Iglesia Catlica:

    AosPoblacin peruana Iglesia Catlica Corriente evanglica

    Nmero %Nmero demiembros %

    Nmero demiembros %

    1940 7023.111 100 6115,339 87 54,818 0.801993 22639,443 100 19530,300 86 1566,200 7.002001 26346,840 100 19530,300 74 1717,000 7.002005 27219,264 100 23535,000 86 3197,000 12.00

    10 Elaboracin propia en base a: Fernndez Baca, Graciela; Webb, Richard. Anuario Estads-tico Per en Nmeros 2005. Lima: Cunto, 2005; p. 356, cuadro 7.7.

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    En general, cuando nos referimos a la corriente evanglica, debemosentender que estamos mencionando indirectamente a varias denomina-ciones, varias iglesias o confesiones religiosas, con distintas matrices hist-ricas y con distintos nfasis en algunos aspectos religiosos. Esa constelacinde corrientes religiosas ha aumentado considerablemente en los ltimosaos. Adems, al interior de aquellas corrientes histricas o tradicionaleshan aparecido nuevas corrientes de innovacin en la forma de manifestarla fe religiosa, conforme se puede ver en el siguiente cuadro.

    Cuadro No. 2Evolucin cuantitativa de las corrientes evanglicas

    1995 - 2005

    Fuente: Webb, Richard; y Fernndez Baca, Graciela: Per en cifras.Cunto 1995, 2000, 2006

    Existiran varias razones que explican las causas de la tendencia cre-ciente de los miembros de las iglesias evanglicas. Seran la desercin delos miembros de la Iglesia Catlica por desencanto y por cuestionamientosa la forma de encarar la fe religiosa, la influencia de la idea del milenarismo

    y el recambio generacional en la sociedad, la crisis generalizada de la socie-dad y de las instituciones, y el anclaje de la fe religiosa en los sectores mspobres de la sociedad peruana. Sin embargo, es importante mencionar, queen los ltimos aos hay una tendencia de crecimiento importante en lossectores medios profesionales, como se puede apreciar en la siguiente cita:

    Iglesias/aos 2005 2000 19951. Asociacin de Iglesia Evanglica Libre del Per 530,000 250,0002. Testigos de Jehov 93,000 75,000 53,5003. Israel del Nuevo Pacto Universal 35,000 25,000 350,0004. Iglesia de Jess de Santos de los ltimos Das 390,000 342,000 290,0005. Iglesia Adventista del Sptimo Da 664,000 497,000 352,5006. Alianza Cristiana y Misionera. 42,000 34,000 21,3007. Iglesia Bautista 343,000 105,000 105,0008. Iglesia Agua Viva 90,000 15,000

    9. Asamblea de Dios 1,000,000 600,000 115,10010. Iglesia P. Sokka Gakkai 10,000 7,000 5,70011. Iglesia Anglicana Episcopal 1,00012. Iglesia Evanglica Presbiteriana 16,000 15,70013. Iglesia Metodista 7,000Total 3,197,000 1,717,000 1,565,800

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    Entre los profesionales, universitarios, gente que vive en Surco, en LaMolina, es decir hay un ascenso social, propio de la evolucin de una cultura.Decir ahora como antes Bastian los pentecostales son sinnimo de pobres, esuna visin incompleta. (El subrayado es nuestro)11.

    En el caso peruano, si miramos las regiones, podemos observar su pre-sencia a nivel nacional, siendo Amazonas (25.7%), Ucayali (25.6), y Aya-cucho (21.12) las que concentran los mayores porcentajes de crecimiento.Pero tambin es importante resaltar que el mayor crecimiento de las igle-

    sias evanglicas se da en las regiones ms pobres del Per. Si analizamos latendencia en las zonas de estudio ncash e Ica tambin muestran pre-sencia importante de poblacin evanglica, 14.4% y 8.4% de crecimiento,respectivamente, como se puede apreciar en el siguiente cuadro:

    11 Manuel Penacho, Pastor de la Iglesia Vida.

    Segn Paulo Hebmuller, el crecimiento de las iglesias pentecostales es el

    fenmeno ms espectacular en el panorama religioso de Amrica Latina enlas ltimas dcadas. Los pentecostales, que en 1990 representaban apenas0.9% del total de cristianos del mundo, llegaron al 5.8% en los aos 70 e in-

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    crementaron su membresa al 26% en el 2000. Para el caso peruano, si bienno tenemos datos cuantitativos de todas las iglesias pentecostales, sobresaleel crecimiento de la Iglesia Pentecostal Asamblea de Dios, como un casosingular por el crecimiento y presencia generalizada a lo largo del pas.

    Segn Erika Izquierdo12, el fundamento de la iglesia pentecostal es ubi-carse justamente en aquellos lugares donde no existe otra iglesia, de all sucrecimiento tanto en trminos espaciales como de miembros:

    T te vas a cualquier parte de Per, y te vas te encuentras una iglesiaAsamblea de Dios, puede que no te encuentres otra iglesia evanglica, puede queno te encuentres ni siquiera una iglesia catlica, pero encuentras Asambleas deDios, encuentras iglesias de corte pentecostal porque esto es el fundamento.

    La evolucin en cifras absolutas de la Iglesia Asamblea de Dios,como expresin de la corriente pentescostal, es un claro ejemplo desu clara vinculacin con los sectores pobres del pas. All se observano slo el crecimiento de sus miembros sino del nmero de iglesiasen los ltimos diez aos. En la actualidad, la proliferacin de lasiglesias se puede evidenciar con suma facilidad en las reas urba-nomarginales y en las reas rurales, como se puede apreciar en elsiguiente cuadro:

    12 Erika Izquierdo. Proyecto Desafo Mikeas.

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    Cuadro No. 3Evolucin de la Iglesia Asamblea de Dios: 1993 2005

    Varios aspectos resaltan a simple vista. La proporcin de su crecimiento essuperior a cualquier corriente evanglica, incluso, superior a la Iglesia Catlica;los espacios de mayor influencia estn en las reas rurales y en las reas urbanasmarginales; las diversas crisis que afectaron a la sociedad peruana (violencia,crisis econmica y la corrupcin) tambin son factores que explican su creci-

    miento. Del Pino, para el caso del valle del ro Apurmac, sostiene que:No slo Sendero Luminoso luchaba por conquistar a los excluidos, sino,

    probablemente con mayores y mejores ventajas, lo hacan tambin los evangli-cos cada quien buscaba llegar de mejor forma a los desahuciados desarrollandodiscursos de esperanza y salvacin (4-5).

    Aos Nmero de miembros Nmero de iglesias1993 109,200 1,4471994 109,200 1,4471995 115,100 2,0351996 115,100 2,0351997 115,000 2,0352000 600,000 3,200

    2001 600,000 600,0002002 1,000,000 3,0002003 1,000,000 3,0002005 1,000,000 3,000

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    Creemos adems, que ante la ausencia del Estado, los evanglicos ocu-pan estos espacios, dotando de esperanza y reconocimiento a las personas.Al respecto, el mismo autor plantea:

    El Evangelio pasaba a ser un refugio para los sectores ms frustrados de lapoblacin. Es as en tiempo de plagas y guerra, los evanglicos recrearon horizon-tes utpicos y bblicos sobre los que se apoyaron diversas poblaciones, sumindo-las como insumos de sobrevivencia (4)

    Fuente: Elaboracin propia en base a: Webb, Richard; Fernndez Baca, Graciela: Cunto de1993 al 2006.

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    Cuando una persona llega a la etapa de conversin, Dios le asesora paraque pueda orar. Y muchas veces, por la carga de la situacin social que vive,entre los cuales estn el cansancio, los enredos de la vida, el Espritu Santo inter-cede en el creyente. La presencia del Espritu Santo est en todo tiempo porqueesa presencia genera la capacidad de escuchar el mensaje de Dios. Es el que posi-bilita la fe de la persona en Dios. Es el que hace la regeneracin de la persona. Elespritu se manifiesta entre los pentecostales de una manera especial, misteriosa,con una capacidad de la ciencia infusa, donde una persona puede hablar en

    una lengua extraa, sin haber pasado por la academia, el Espritu Santo puedetocar a la persona, su cerebro, su lengua para que esa persona en ese culto puedaorar, digamos, en rabe por la situacin de Irak, Irn, Afganistn. Yo meacuerdo cuando estaba estudiando en el seminario, en el primer ao, en el 67.Estuvimos en el culto de noche, de vigilia en el Rmac, y un joven pronunci la

    palabra Cristo en griego. Y nunca haba estudiado ni una palabra en griego.Crhistos, deca Jo, Kristoz, el seor Jesucristo, el seor ungido. Eso decal. El Espritu Santo se manifiesta para educar al creyente, para inspirar, paraayudar, para darle fortaleza. Es el trabajo que hace el Espritu Santo, y en todoslos creyentes l est ocupado. Y hay momentos cuando hay un pensamientoarmnico, donde l descarga esa energa21.

    3.3. Derrotero histrico de la participacin poltica de los grupos evanglicosPara Lpez (2004), a diferencia de otros estudiosos22, la participacin

    poltica de los evanglicos se asociara a la consolidacin de la comunidadevanglica en los aos 50:

    ...cuando ya exista una comunidad evanglica suficientemente estableciday haba niveles de organicidad desarrollados, un periodo en el que se comenz anotar un creciente inters de evanglicos vinculados a partidos de masas como La

    Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) por incursionar en la vidapoltica23(2004:22).

    21 Mara Elena Zelada Proceso Kairs.22

    Al respecto vase: Fonseca (1998), Arroyo y Paredes (1992), Gutirrez (2004).23 La gestin pblica de Jos Ferreira, diputado entre 19581962 y senador (19631968 y19851990 (integrante de la cdula parlamentaria del APRA), s puede considerarse comoun antecedente y como una experiencia pionera de participacin poltica de parte de unciudadano de confesin evanglica. Lo mismo se puede decir respecto de la presencia delpastor presbiteriano Pedro Arana Quiroz en la Asamblea Constituyente de 1978 1979,tambin integrante de la Clula Parlamentaria Aprista.

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    De hecho, existieron experiencias aisladas de participacin antes de1990. Segn el autor, la presencia evanglica se puede ver en los gobiernoslocales. Una de ellas se remonta a 1916, cuando el misionero ingls TomsPayne es elegido alcalde de Calca (Cusco).

    Presencia evanglica en el gobierno local

    - 1916 y 1930: El misionero Toms Payne es elegido alcalde de la provincia de Cal-ca, Cusco.

    - 1945 y 1956: Moiss Allanca es elegido alcalde del distrito de San Jernimo (Cusco).- 19751977, el Pastor Florencio Durand de la Iglesia Beethel fue elegido como

    alcalde del distrito de Huaylas en ncash.

    Sin embargo, la primera experiencia partidaria organizada del grupoevanglico se da a fines de 1979, cuando un grupo de pastores y lderes for-m el Frente Evanglico (FE), con el objetivo de participar en el procesoelectoral en ciernes (1980). Sin embargo, de acuerdo a Lpez, por las ten-siones teolgicas y polticas que se generaron en el liderazgo de las iglesiasevanglicas, el Frente Evanglico no pudo presentar candidatos.

    Meses antes de las elecciones de 1985, se form un nuevo movimientopoltico, denominado Asociacin Movimiento Cristiano de Accin Reno-

    vadora (AMAR), que luego se vincul a un frente de partidos denominadoConvergencia Democrtica. En esa coyuntura, segn Lpez, bajo el para-guas de ese frente de partidos no evanglicos de tendencia poltica no conservado-ra, cinco evanglicos postularon como candidatos a senadores y diputados, peroninguno de ellos result electo(2004: 23).

    Es importante mencionar la experiencia poltica del FREPAP24, quie-nes a partir de la experiencia religiosa plantean una propuesta de pas ba-sada en la agricultura. Sin embargo, la mayor notoriedad y presencia en laescena poltica se da en la dcada de los 90, como sostiene Lay:

    Muchos evanglicos fueron animados por la posibilidad que ofreca una perso-na aparentemente honesta, simple, prctica, tcnica que se presentaba como evan-

    glico. Ese fue un gran engao. Lleg al poder y nos dio la espalda. Fue un error

    del que hasta ahora se lamentan... S. Fue un trauma muy fuerte. Y justamente araz de ese trauma hubo una reflexin muy profunda, de la cual yo fui parte. En

    24 Esta experiencia poltica corresponde a la corriente Israel del Nuevo Pacto Universal,liderado por el Pastor Ataucusi Gamonal

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    ese punto comenzamos a ver que un cristiano con valores y principios debera estarms bien participando en poltica, en lugar de dejar el campo libre a aquellos queentran slo por ambicin o codicia. Por eso el ao 2000 empieza a concretarse una

    propuesta y un partido que pueda convocar a los cristianos con vocacin de servicioa Dios y a la patria. (Entrevista en el diario La Repblica, junio 2007)

    Finalmente, es importante resaltar la presencia evanglica en las lti-mas elecciones generales (2006). En este escenario el Pastor Humberto Lay,como lder de la iglesia evanglica liderando el partido Restauracin Nacio-

    nal, estuvo entre los cinco primeros candidatos y a nivel regional, es impor-tante sealar la presencia de Mximo San Romn (vicepresidente del Peren el gobierno de Fujimori), que qued en segundo lugar en las eleccionesregionales del mismo ao para la presidencia de la Regin Cusco.

    De hecho, como hemos visto lneas arriba, la participacin poltica de losevanglicos ha tenido diferentes matices de acuerdo a las coyunturas que ha vi-vido el pas, pero es innegable su presencia en el escenario poltico nacional, re-gional y local. En este sentido, existen diversas experiencias de la participacinpoltica de los grupos evanglicos en sus diversas manifestaciones de fe cristiana.Los resultados obtenidos por estas corrientes religiosas no se refieren nica y ex-clusivamente a las labores de misin religiosa, sino fundamentalmente a los pro-

    blemas estructurales que se presentan en cada coyuntura y regin especfica.

    Hoy en da la presencia poltica de los evanglicos es notoria, comosostiene Lay:

    Hubo que revertir un concepto, una manera de ver la poltica. Por dcadas,en las iglesias evanglicas se ense que los cristianos no deban participar en

    poltica porque se contaminaban. Es as que muchos estuvimos apartados dela vida poltica del pas... (el subrayado es nuestro). Entrevista en diario LaRepblica (Junio, 2007).

    El anlisis de la participacin poltica de los evanglicos debe considerartanto sus motivaciones como el marco temporal en que esas motivacionesemergieron, ya que como sostiene este autor, los evanglicos tienen tam-

    bin preocupaciones sociales y preferencias polticas que se manifiestan de

    varias formas y se expresan por diversos canales, como el de los movimien-tos sociales, as como los procesos electorales peridicos (Lpez, 2004).

    Citamos algunos ejemplos para ver su impacto en trminos de partici-pacin poltica en las historias regionales del pas, como la experiencia de

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    la Iglesia Adventista en Puno, la experiencia de la Granja Porcn en Ca-jamarca, las luchas por ms espacios ciudadanos, como veremos con mayordetalle ms adelante, en Apurmac.

    3.4. Impactos de la participacin poltica de los evanglicos en elescenario regional

    En el escenario peruano, en determinadas coyunturas hay varios casos

    de enorme importancia sobre los roles e impactos generados por los gruposevanglicos en sus diversas manifestaciones de fe cristiana. Los resultadosobtenidos no se refieren nicamente a las labores de misin religiosa, sinofundamentalmente a su participacin poltica como respuesta a problemasestructurales en cada espacio regional, con contradicciones sociales muyfuertes. En las siguientes lneas describimos y analizamos cuatro casos em-

    blemticos de participacin poltica de los grupos evanglicos en el esce-nario regional:

    3.4.1. Cerro de Pasco: Redoble por Rancas y Agapito Robles: lalucha por las tierras25

    En las dcadas del 40 al 60, Manuel Scorza, poeta y novelista26,

    recorra las zonas andinas, especialmente la regin central (Pas-co, Junn y Huancavelica), que por esa poca era escenario deconflictos y de confrontaciones entre haciendas y comunidadescomo corresponsal del diario La Tribuna en busca de noticias.Las autoridades locales de entonces lo tildaron de comunista yde agitador. En ese contexto, Scorza fue testigo presencial de losconflictos entre las comunidades de Pasco y la Cerro de Pasco Co-oper Corporation, una empresa minera norteamericana. De esasexperiencias, Scorza rescata algunos personajes para sus novelas,una de ellas es Redoble por Rancas, su novela de mayor repercu-sin. El autor registra la lucha entre los campesinos indgenas dePasco, Yanahuanca y Rancas, y los terratenientes de esta regin yuna compaa minera. El libro devela la impotencia de los pueblos

    frente a los intereses econmicos de los diversos grupos de poder.

    25 Scorza, Manuel. Redoble por Rancas. Lima: Ediciones PEISA, 2002.26 En sus aos juveniles fue corresponsal del diario La Tribuna, de filiacin aprista.

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    Un personaje importante en Redoble por Rancas es Agapito Ro-bles, de filiacin pentecostal, que aparece asumiendo el cargo depersonero27 en los reclamos que la comunidad de Rancas hacapor las tierras a la empresa. En su calidad de personero, Roblespresenta una queja para solicitar el comparendo, cosa jams ima-ginada en esas pocas, porque para los funcionarios de la justicialos comuneros no tenan status ni valor. Agapito, es visto, a partirde esta demanda, como una autoridad.

    3.4.2. Puno: La lucha por la educacin y la construccin de ciudadana Los primeros adventistas llegaron al Per y especficamente a Puno

    en las primeras dcadas del siglo pasado, con el objetivo definidode la dedicacin exclusiva a la misin religiosa. Sin embargo, supresencia para algunos grupos de poder se presenta como un factorde inestabilidad poltica y social. En efecto, un personaje que co-

    bra importancia en la memoria histrica de los pobladores localeses el misionero norteamericano Fernando Sthal28, por las accionessociales desplegadas en las comunidades, especialmente en los as-pectos educativos y de salud.

    Desde luego, la educacin fue pensada en la lectura de la Biblia. Em-

    pero, an sin proponrselo, mucho antes que cualquier institucinellos los adventistas les dijeron a los indios de la zona altoandinaque eran ciudadanos, que como tales tenan derechos y para poderexigirlos deban salir de la ignorancia. Esa propuesta progresista ymoderna trajo como consecuencia inmediata el enfrentamientocon el poder local, especialmente con la iglesia oficial y los gamona-les, por la negativa de los pobladores de pagar tributos al cura, a noarreglar las iglesias, y a no trabajar gratis en las haciendas.

    En aquella poca, las escuelas adventistas en Puno llegaron a tener3,500 estudiantes, es decir, el 44% de la poblacin escolar de esedepartamento, dejando un impacto radical en la lucha por la re-duccin del analfabetismo. Ellos fueron los precursores de la lucha

    contra el analfabetismo. Actualmente, cuentan con una Escuela

    27 Por cierto, antes de l los personeros eran casi siempre compadres del juez.28 En cuya memoria construyeron en la plaza principal de la provincia de Platera un monu-

    mento junto con un lder local.

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    Normal en la ciudad de Juliaca, y recientemente una universidad,bajo la administracin de esta corriente religiosa.

    El maestro se convirti en un actor social importante porque seubic como integrante de la capa media, que aparece como la

    bisagra entre los gamonales y los indios, junto con otros actoresemergentes como los comerciantes itinerantes y de otras deno-minaciones. Los hijos de esta capa media estudiarn en las uni-versidades en los periodos posteriores, y ms tarde contribuirn al

    surgimiento del pensamiento crtico, no slo como los defensoresde los indios sino como los grupos que combatirn el racismo com-

    binado con el paternalismo imperante en las reas rurales.

    En 1923 se realiza un congreso indgena en la ciudad de Lima y allse elabora un programa que resume el pensamiento y la prdica delos miembros del Comit Pro Derecho Indgena Tawantinsuyo: de-fensa de la comunidad, abolicin de servicios gratuitos, reclamo dela escuela, garantas para la asociacin y libertad de cultos. Sin dudaalguna, en todo ese programa, haba la influencia de los adventistas.Pero el aspecto que ms destaca es su orientacin antifeudal29.

    3.4.3. Cajamarca: La Granja Porcn: Los nuevos empresarios, el ca-mino de la prosperidad

    La Cooperativa o la Granja Porcn (Cajamarca) es una experien-cia campesina donde se ha producido una transformacin agrope-cuaria exitosa, pero tambin una transformacin religiosa, porqueen ella intervienen tres actores religiosos: una comunidad de lacorriente bautista; otra, la comunidad libre as se llama la comu-nidad libre de Cristo; y luego, una experiencia pentecostal, comose evidencia en la siguiente cita:

    Hoy, en Porcn se autodenominan como una iglesia pentecostal libre,independiente, con mucho nfasis en el comunitarismo bautista, y tam-

    bin de la iglesia libre. Estn organizados como una iglesia autnoma,eso significa que no tiene relacin con ninguna otra iglesia ni en el Per

    29 Flores Galindo, Alberto. Buscando un Inca. Identidad y utopa en los andes. Lima: IAA,1987; p. 268.

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    ni en Amrica Latina. Es una iglesia sui gneris, es la Iglesia Evanglicade Porcn, que tiene tanto de la tradicin bautista, de la iglesia indepen-diente y pentecostal30.

    Geogrficamente, Porcn se ubica a 30 kms. de la ciudad de Caja-marca, y la va que conduce a esta unidad de produccin est llenade carteles de madera con citas bblicas, que dan un panorama yun ambiente religioso sui generis. Desde sus inicios, Porcn fueuna hacienda ganadera creada en el siglo XVI (ao 1535), afecta-

    da por la reforma agraria de 1969, luego transformada en ese perio-do como una empresa asociativa con el nombre de CooperativaAgraria de Trabajadores Atahualpa Jerusaln. En la actualidad secalifica como el parque forestal ms grande del Per.

    A partir de 1975, se inicia la ampliacin del bosque de 400 a 10,000hectreas. Como resultado, hoy se tienen 12 millones de rbolesque producen 250 toneladas mtricas de madera para vender alas paperas que operan en el norte del pas. Las 10 mil hectreasde bosques forman parte de un complejo ecosistema altoandinode ms de 12 mil 500 hectreas de extensin total. Los bosquesson fruto del esfuerzo que por ms de 20 aos han realizado lospropios campesinos de la zona, instituciones locales, nacionales y

    la cooperacin tcnica y financiera internacional, principalmentela cooperacin Belga y la Comisin Europea, quienes invirtieronen el Proyecto Piloto de Reforestacin en la Zona de Porcn. Losresultados obtenidos en trminos econmicos son grandiosos:

    Proyecto de reforestacin de ms de 10,000 hectreas (pinos, p-tula, radiata, sendostrobus, quinual y aliso) que generan ingresoseconmicos anuales; granjas de animales; talleres artesanales; ga-nadera y productos lcteos; piscigranja con ms de 59,000 truchas,para nombrar a los ms importantes recursos agropecuarios y fo-restales. Absorbe el 100% (1,050 campesinos) de la mano de obrade la Cooperativa, reduciendo considerablemente la migracin,mientras que la fauna silvestre ha encontrado su hbitat natural en

    los alrededores. Todo este desarrollo tiene sustento en el esfuerzode sus asociados, que consolid un sistema empresarial basado en ladisciplina religiosa y el deseo de superacin y prosperidad.

    30 Entrevista Proceso KAIROS.

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    El auge y la importancia que cobra el aspecto religioso, dentro deesa transformacin de este espacio social, recin se da desde la pocapost reforma agraria de 1969. En qu factores radica esta prosperi-dad econmica de la Granja Porcn? Una de las respuestas ms es-pontneas pueda ser la puesta en vigencia de una teologa de la pros-peridad que se correlaciona con la tica de trabajo de races andinasde sus pobladores. Una segunda explicacin es la disciplina religiosaestricta, de corte vertical, y de manejo familiar. Segn los testimo-

    nios recogidos afi

    rman que: cumplen los mandatos de Dios. O laverificacin de la fe religiosa en hechos concretos cuando sostienenque con esta doctrina hay prosperidad y bendicin de Dios. Unhecho palpable es que Dios ha bendecido nuestras tierras, gentes yganadera, ya que esta tierra era un lugar desierto, una zona pobre.

    El testimonio de su mentor ms prominente de este xito empre-sarial en mbitos rurales resume la trayectoria de esta granja:

    No siempre Porcn fue as. Hasta hace ms de 20 aos, en esos cerrosahora cubiertos de bosques slo haba rocas peladas y suelos pobres, ero-sionados por las lluvias. Sembramos los rboles para proteger la tierra ydescubrimos luego que se abran una serie de posibilidades econmicas,

    pues el clima y el paisaje cambiaron31.

    Un factor que no aparece en la opinin pblica es la temprana vincula-cin de Porcn con la mina de oro de Yanacocha, propiedad de la familiaBenavides de la Quintana. Esta empresa compr unas 5,000 hectreas dela granja Porcn, zona donde se tiene una reserva de mina de oro en elsubsuelo; el pago que hizo la minera se invirti en movilidad, construc-ciones de hoteles y de comedores para uso turstico. De esa manera, seprodujo el trnsito de una agricultura tradicional hacia la actividad turs-tica, mejorndose la calidad de la produccin agropecuaria e incidiendoen la produccin de productos ecolgicos de bandera regional.

    3.4.4. Apurmac: apropiacin de espacios de participacin local

    En las dcadas pasadas en tiempos de violencia interna, los pen-tecostales llegan al Valle de Apurmac llevados por su fe religiosa,

    31 Alejandro Quispe, lder religioso y pionero de la forestacin.

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    y se ubican en el centro poblado Villa Virgen, en la que no slo sefueron asentando, sino creciendo de manera acelerada hasta llegaral 20% de la poblacin. Una situacin inversa a la religin catli-ca, de hecho, en esos lugares no existe parroquia, no hay sacerdo-tes, su presencia ocurre slo en ciertas celebraciones religiosas:

    Cuando hay algunasfiestas noms como uno esperara en todos lospueblitos una iglesia con sacerdote pues tiene que ver mucho lapoca de la subversin, eso ha influenciado bastante32

    Ante las amenazas frecuentes tanto de Sendero Luminoso comode las Fuerzas Armadas, se produce la migracin compulsiva dela poblacin, y en medio de este panorama los evanglicos sonnombrados autoridades. Estos nuevos representantes tienen enprincipio un gran dilema interno: cmo ser autoridad y vivir mife?. Frente a ello, asumen compromisos sociales y polticos con lapoblacin, ante la ausencia y olvido evidente del Estado y de lasotras autoridades de todo el valle de Apurmac.

    La base social con que cuentan las autoridades para la gestin localson los agricultores evanglicos del valle Apurmac, liderado por lospentecostales, que buscan trabajar con productos alternativos, como

    chocolates para diabticos, gracias a la presencia de materia prima: Hay cacao con estevia, vamos a ver cmo sale eso, y de alguna mane-

    ra ser interlocutor vlido para presionar y conversar con las autorida-des, especialmente por la presencia del narcotrfico33

    Un aspecto que se hace reiterativo en esta corriente religiosa esel trabajo en las zonas ms alejadas (hay una puna, ah estnellos), pero tambin el aspecto escatolgico, apocalptico ensus prdicas religiosas (este mundo se va a acabar, no hay espe-ranza), que si correlacionamos estos anuncios religiosos con laspocas de caos y de crisis en la sociedad, coinciden plenamente.Por eso, los lderes pentecostales se dedican a predicar y se con-vierten en apstoles que anuncian el cambio (ya viene el Se-

    or, entonces hay que prepararse y hay que olvidar todo), lo cuales una marca inconfundible de la tendencia pentecostal.

    32 Entrevista a Daniel Crdova.33 Daniel Crdova.

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    IV. PRINCIPALES HALLAZGOS DE CAMPO

    4.1. REGIN NCASH

    MAPA: PRESENCIA DE LAS IGLESIAS EVANGELICAS

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    a. La presencia de las iglesias pentecostales en el Callejn de Huaylas ylas nuevas formas de relacin.

    La presencia de las iglesias pentecostales en el Callejn de Huaylas varaen antigedad tanto como en su diversidad. Encontramos referencias de lapresencia de algunas iglesias desde hace ms de veinte aos, mientras otrasllegaron hace cinco o seis aos a la zona. Estas iglesias se han ubicado enlas capitales de provincia, de distrito y en zonas rurales. El siguiente cuadromuestra la presencia de las iglesias evanglicas en la regin ncash.

    Cuadro No. 4

    Iglesias Evanglicas en la Regin ncash

    Nombres de Iglesias Total %AMMI. Cristo Pentecosts 4 0.6Apostlica del Nombre de Jess 2 0.3Asoc. Iglesia Evanglica Pentecostal 1 0.1Avivamiento Peruano Emmanuel 16 2.3Bautista Independiente 5 0.7Bethel 9 1.3CEBP Convencin Evanglica Bautista 6 0.9

    Alianza Cristiana y Misionera 8 1.2IEP Iglesia Evanglica Peruana 28 4.1IEPP Iglesia Evanglica Peruana Pentecostal 29 4.2Iglesia de Cristo Pentecosts 30 4.4Iglesia de Dios de la Profeca 51 7.4Iglesia de Dios del Per 137 19.9Iglesia del Nazareno 5 0.7Iglesia Evanglica de Cristo del Per 37 5.4Independientes y otras denominaciones 66 9.6Las Asambleas de Dios del Per 200 29.0Luz del Mundo 5 0.7Metodista del Per 3 0.4Misionero Internacional DUNAMIS 1 0.1

    Movimiento Misionero Mundial 18 2.6Pentecostal Misionera 17 2.5Presbiteriana y Reforma del Per 8 1.2Snodo Evanglica Luterano del Per 3 0.4TOTAL 689

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    Las iglesias de la corriente pentecostal, en sus distintas denominacio-nes, llegan al 82% de las iglesias de la regin de ncash, siendo de todasellas las ms significativas las Asambleas de Dios del Per (29%) y la Iglesiade Dios del Per (19.9%).

    La referencia al crecimiento de la presencia evanglica en las iglesiasvisitadas34, es constante, siendo la mayora de los miembros que se inte-gran, antiguos feligreses de la Iglesia Catlica que encontraron un nuevorumbo y sentido a su vida al incorporarse a estas iglesias.

    Personalmente me ha ayudado en muchas razones, de repente antes cuan-do estaba tomado llegaba a mi casa, faltaba el respeto a mi esposa, de repentedar mal ejemplo a mis hijos, como un tomado que no me daba cuenta y hoy enda no, hoy da veo y si alguna vez falta algo en mi casa ya preocupbamos encomprar algo no, azcar, aceite, cualquier cosa que sirve a la cocina y otra cosaque ya nos preocupamos es educar a nuestros nios que estudien y entonces nos

    preocupa todas las cosas, ya no decimos este dinero es para cerveza o este aoque va a hacer la fiesta, ya no ya Con ese dinero ya se ha tenido las cosas queuno ha querido hemos comprado terreno ya tenemos mquina, tenemos capitalhay una buena inversin si inversin clara productiva, ya no muerta as35.

    La mayora de estas iglesias pertenecen a las denominadas iglesias ins-

    titucionalizadas con presencia a nivel nacional y con niveles de coordi-nacin a nivel regional y local. Estos niveles de coordinacin respondenen algunos casos, como las Asambleas de Dios, a una estructura nacionalms autnoma que el Movimiento Misionero Mundial, que refieren recibirindicaciones para sus planes de accin de una estructura que sobrepasa loslmites nacionales.

    La presencia de las iglesias pentecostales y la relacin de sus miembrosal interior de sus comunidades, en muchos casos, ha sufrido un cambio, deser grupos cerrados en sus costumbres y creencias han pasado a ser miem-

    bros activos de sus comunidades, participando incluso en sus liderazgos conreconocimiento de la poblacin y las instituciones.

    Yo soy Caracino, yo soy quechuahablante, hablo ms quechua que castellano

    inclusive... Adems toda la sociedad me conoce, yo soy un notario tambin. Tene-

    34 Asambleas de Dios, Iglesia de Dios del Per, Iglesia Evanglica Pentecostal del Per, Iglesia CristianaPentecosts, Movimiento Mundial Misionero.

    35 Entrevista a Francisco Galn Urbano, ex alcalde de Pampamaca.

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    mos nuestra cena de notario todos los mircoles en la noche. Por eso tambin podraser porque yo soy gente involucrada en la sociedad, no estoy al margen. Yo vivo mivida en la sociedad sin ser del mundo, sin ser de ellos Como le digo a usted, yohablo con mi iglesia, con la congregacin y le digo que hay que vivir en este mundo,como parte de la sociedad pero sin ser del mundo. Eso hace que estoy integrado a lasociedad, no estoy ajeno Ahora lo otro es que hace una dcada y media cuandouno iba a las iglesias no se encontraba universitarios. Pentecostales universitarios erararsimo pero ahora se han promovido tanto que no hay diferencia. Se encuentra en

    cualquier iglesia pentecostal universitarios, ya profesionales36

    .Este cambio, que data de unas dos dcadas hacia la actualidad se debe

    entre otros factores al avance logrado en la reflexin teolgica que se danal interior de estas iglesias, y la presencia cada vez mayor de profesionalesal interior de las mismas que han contribuido a esta reflexin. El siguientetestimonio grafica esta nueva situacin sealada:

    El cambio se debe a que el estudio de la Palabra de Dios va avanzando,vamos entendiendo mejor. Por ejemplo ac, antes nuestros hermanos evang-licos eran cohibidos, les decan que con nadie deben hablar, con nadie debentener amistad, pero ya el estudio de la teologa cristiana ha avanzado ya ahora,ms bien nos dice que debemos juntarnos con la gente que no es cristiana para

    predicarle, porque si nos apartamos de ellos a quin le vamos a predicar y por

    ah, ha cambiado bastante esos avances del estudio teolgico y el Espritu Santoha cambiado cada vez ms y va renovando, va trabajando y nos va haciendoentender realmente lo que Dios quiere con nosotros37.

    La relacin con el resto de miembros de sus comunidades tambin haseguido un proceso de apertura en la medida que, segn refieren, los valoresque ellos y ellas practican en su vida cotidiana como parte de su fe, les haganado el respeto de la colectividad con la cual participan codo a codo,como se puede apreciar en la siguiente entrevista:

    s tenemos que trabajar para nuestra agua potable, para nuestras carreteras,nuestro local comunal, etc., que va a ayudar el pueblo, debemos participar activamen-te y todava nos dicen que debemos dar ejemplo nosotros de trabajo, de obediencia38.

    36 Entrevista a Francisco Galn Urbano, ex alcalde de Pampamaca.37 Entrevista a Pastor Hugo Arequipeo, Iglesia evanglica Monte de los Olivos de las

    Asambleas de Dios, Cochigual, Yungay.38 Entrevista a Pastor Hugo Arequipeo.

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    El testimonio que ha ido generando respeto y apertura de la comuni-dad, as como nuevos congregados, tiene bases objetivas que se reflejanen un cambio de actitud y comportamiento con relacin a vicios y prc-ticas mundanas. La disminucin del consumo de alcohol, la mejora enlas relaciones familiares, el progreso material de la familia por contar conmayores recursos antes gastados en licor; el cambio de trato hacia los hijosy la disminucin de la violencia domstica, son algunas de las constantesreferencias encontradas en los relatos.

    Cuando entraron el Movimiento Misionero, en 1995 1996 estuvimosodiados por toda la gente, porque vienen, destrozan a la gente que a nosotrosnos gusta, porque nosotros la tradicin, la costumbre, ellos nos van a quitartodas las actividades que tenemos, muchas cosas, deficiencias pero poco a

    poco se dieron cuenta, un momento poco a poco alejemos de la fiesta, alejemosde la borrachera, bueno ahora la gente est tranquila por esa parte y no hay unadiferencia mucho, no hay odio entre evanglicos con catlicos39.

    Para quienes lo relatan como parte de su conversin personal, estoscambios son motivo de orgullo y muestra de la accin palpable de Dios atravs de su espritu. Para quienes miran estos cambios y su influencia en lacomunidad, constituyen avances que ayudan a mejorar la calidad de vidade las personas y generan confianza al momento de decidir con quines

    trabajar proyectos de desarrollo.Este testimonio es el que ha llevado a las comunidades a elegir a los repre-

    sentantes de sus organizaciones entre los miembros de las iglesias cristianas:

    Hay buen nmero de lderes comunales que son evanglicos por ejemplo,su testimonio hace que la gente le d confianza, por ejemplo cuando el presidentede la comunidad no toma no, pues si el resto de la gente toma, pues el hecho deser presidente es tener presencia; es importante esta tendencia del alcoholismoque hay bastante en las zonas rurales, creo que con estos lderes se trata dedisminuir40.

    El respeto de las comunidades tambin se ha ganado por gestiones efi-cientes donde no se han visto actos de corrupcin, se ha trabajado de manera

    transparente y concertada con la poblacin e instituciones y se ha trabajado

    39 Entrevista a Francisco Galn, ex alcalde de San Miguel de Aco, integrante de la comuni-dad de Pampamaca.

    40 Entrevista a Pastor Hugo Arequipeo.

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    a favor de la comunidad aun con presupuestos muy reducidos. Es importanteen este sentido el reconocimiento de los valores que acompaan estas ges-tiones, ya que si se cae en robo o corrupcin ya no ests en el camino deDios41. Tambin los partidos polticos se han acercado a los miembros deestas iglesias al reconocer la confianza que generan en la poblacin para ofre-cerles cargos pblicos, expresando abiertamente el deseo de contar con ellospor ser personas honestas y reconocidas en sus localidades por sus valores.

    No encontramos, sin embargo, un patrn comn de actuacin de los

    miembros de las iglesias evanglicopentecostales en relacin al compro-miso por participar de los espacios locales de desarrollo, pues el Aviva-miento se da ms en unas que en otras iglesias. Esto parece estar msen relacin al nivel de reflexin interna a la que ha llegado dicho grupoo dicha iglesia, y a su enfoque ms o menos tradicional. As pueden en-contrarse miembros de iglesias que prefieren no participar de espacios deorganizacin comunal porque all hay discusiones y es mejor no entraren eso. Pero tambin se encuentra pastores que proponen ideas, participanactivamente de estos espacios de concertacin y gestionan proyectos pararesponder a las necesidades de la comunidad en general.

    Pero no siempre las relaciones entre los miembros de las iglesias cristia-nas y la comunidad han sido armoniosas, sobre todo al tratarse de cambios

    producidos en la gestin de alguna autoridad cristiana que ha tratado detrasladar rasgos y prcticas cristianas a la comunidad. En el caso de SanMiguel de Aco, por ejemplo, hubo resistencias a los cambios introducidospor el alcalde miembro de las Asambleas de Dios, quien a travs de unaOrdenanza Municipal elimin la distribucin de alcohol en las faenas co-munales a cambio de comida, o cuando decidi que la municipalidad nocompraba ms el licor para la fiesta patronal, etc., lo que ha generado elreclamo de algunos pobladores no cristianos.

    Por otro lado, este tipo de acciones han encontrado acogida entre institu-ciones de apoyo y miembros del sector pblico como de salud, pues estas me-didas han contribuido a reforzar el trabajo que realizan en el sentido de lograrcambios de actitud relacionados al campo de la salud o la gestin pblica.

    Desde el interior de sus mismas congregaciones, quienes han ejercidocargo de autoridad han encontrado apoyo pero tambin cuestionamiento

    41 Entrevista a Pastor Hugo Arequipeo.

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    y vigilancia, ya que abundan los ejemplos de quienes ejerciendo cargo p-blico, no dieron buen testimonio. Esto a veces se explica, como sostienenuestro entrevistado:

    porque no tiene bien fundamentada su fe, y a veces tiran a la mundanali-dad, a la borrachera, lasfiestas y es por ah, que a nosotros nos recomiendan bienclaro, de que si realmente est bien fundamentada nuestra fe y hemos maduradoespiritualmente podemos tomar el cargo de una autoridad, pero de otra manerano Porque se desprestigia primeramente el nombre de Dios, imagnese que

    yo siendo cristiano, siendo evanglico luego tomo la autoridad, y resulta que yoestoy andando mundanamente en las fiestas, en las borracheras, el primero queva a ser vituperado es el nombre de Dios y despus el nombre de la iglesia, poreso debemos cuidarnos de todas esas cosas42.

    Entonces, la percepcin que encontramos acerca de la gestin de au-toridades evanglicas es variable. Los miembros de las iglesias muestranen su mayora decepcin frente a los casos conocidos de mal testimonio;los miembros de instituciones de cooperacin y de algn sector pblico,muestran su satisfaccin por la forma eficiente y transparente en que hanpodido trabajar en algunos proyectos liderados por miembros de iglesiasevanglicas, aunque tambin reconocen la existencia de casos diferentes.

    Si bien entonces el avivamiento en las iglesias ha llevado a una ma-yor participacin y relacin de sus miembros en los procesos de desarrollode sus comunidades, animando a una accin en el mundo sin ser del mun-do, stas no promueven al interior de sus congregaciones la participacinpoltica. Esto lo deja al libre albedro de sus miembros y a una decisinpersonal que, con igual libertad puede ser apoyada o no por los miembrosde la iglesia, sin que exista un patrocinio institucional a la participacinpoltica de sus miembros.

    b. Participacin de la iglesia pentecostal en los espacios locales y gestinde desarrollo

    La presencia de las iglesias evanglicas, y entre ellas las pentecostales,en zonas de pobreza, as como el proceso de avivamiento que en ellas se

    42 Entrevista a Pastor Hugo Arequipeo, Iglesia evanglica Monte de los Olivos de lasAsambleas de Dios, Cochigual, Yungay.

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    viene desarrollando, ha llevado a los miembros de estas iglesias que asu-men cargos de liderazgo, y a sus lderes, convocados por la sociedad civil,a participar de espacios de concertacin y dilogo a nivel local, y regional,mostrando iniciativa y propuesta para desarrollar proyectos sociales que

    beneficien, no slo a los miembros de sus congregaciones, sino a la comu-nidad en general, notndose aqu un cambio y apertura.

    En las indagaciones hemos encontrado referencias a un trabajo concer-tado con la MCLCP y con sectores pblicos, as como propuestas alcanza-

    das a las instancias de coordinacin local y que han sido incorporadas alpresupuesto participativo. Tambin hemos encontrado una preocupacinpor atender, en zonas alejadas y pobres, necesidades bsicas que el Estadono se encuentra atendiendo, a travs de proyectos financiados y gestiona-dos con eficiencia reconocida.

    A nivel del Callejn de Huaylas, las iglesias cristianas evanglicas cumplenun rol importante, incluso desarrollan proyectos sociales, orientados a la infanciaen temas de nutricin y hemos encontrado varios alcaldes que han trabajado de lamano sin discriminar Ellos estn muy preocupados por atender a la niez, in-cluso hay comedores infantiles que, no solamente hay que darle de comer al nio,sino es en qu medida el nio puede ser transformado en el acercamiento a Dios yese trabajo aqu en Huaraz es fuerte en las iglesias Ellos incluso estn haciendo

    sus planes estratgicos para incluirlos en los temas del presupuesto participativo,como proyectos sociales por ejemplo en el caso de Yungay es un caso tpico, laIglesia Bautista tiene un comedor que ahora va a ser financiado por el gobiernolocal y tambin por una iglesia cristiana de los Estados Unidos, entonces estntratando de sumar43.

    En trminos generales existe una valoracin positiva de la participa-cin de los miembros de las iglesias evanglicopentecostales en la orga-nizacin y gestin local desde las instancias e instituciones externas. Estereconocimiento destaca incluso que los programas funcionan mejor alldonde son manejados por lderes comunales que son miembros de estasiglesias. Esta participacin, sin embargo, se da a ttulo personal pues lasiglesias como instituciones no lanzan a los candidatos ni avalan sus pos-

    tulaciones pblicamente. Esto en parte para evitar que gestiones mal con-ducidas puedan repercutir en la imagen de la iglesia en la cual congrega la

    43 Entrevista a Hermes Curo Gamboa, Representante de World Vision International enHuaraz.

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    Fe y valores en la gestin del desarrollo local: Experiencias en ncash e Ica

    autoridad cuestionada. Esta participacin a ttulo personal se da a diversosniveles como ejemplifica el pastor Luna, y en muchos casos a solicitud dela poblacin y/o instituciones:

    Hay muchos que participan; yo mismo por resolucin del Ministerio deEducacin, yo soy parte de COPABE. Y la funcin de COPABE es fiscalizaral director de