INTRODUCCIÓN GENERAL A UNA PEDAGOGÍA DE LA PERSONA

VICTOR GARCIA HOZ

1/ EL ORIGEN DISPARA DE LA EDUCACIÓN PERSONALIZADA

APARECE EL PRINCIPIO DE LA DIFERENCIA Y LA COMPLEMENTARIEDAD

Nuestro termino castellano ``educar” tiene su raíz inmediata en el verbo latino ``educare”, que significa criar, alimentar; pero, a su vez, es te procede de otro más antiguo, ``educaré”, cuyo significado es extraer, llevar hacia fuera.

Teniendo presente su raíz más antigua, educar es desarrollar la potencia o potencias interiores del hombre de tal suerte que se despliegan como factores positivos en todas las manifestaciones de la vida humana.

Desde un punto de vista la educación es proceso de asimilación de un hombre a un grupo o de una generación joven a las generaciones pasadas, incorporando a sus conocimientos y actividades las adquisiciones de la humanidad a lo largo del tiempo. Desde otro punto de vista, la educación es proceso de separación personal en el cual el ser humano va haciéndose cada vez más independiente, más distinto y separado de los demás, más dueño de sí. La experiencia nos dice que la educación necesita cubrir esos dos frentes, el de la incorporación al mundo de la cultura y la técnica construido a través de la historia, y el desenvolvimiento personal que hace de cada hombre un elemento constructivo en el avance de la humanidad.

2/ EL CONCEPTO: SIGNIFICADOS Y EXTENSION

QUE AÑADE EL ADJETIVO ``PERSONALIZADA” AL SUSTANTIVO ``EDUCASION”

Los conceptos subrayados ponen de relieve al carácter ético propio de la persona humana. Tal carácter aparece por que cualquier acto humano encierra un valor positivo si hace real un bien, o un valor negativo si incide en el mal. Esta condición se pone de relieve en las expresiones corrientes de ``buena persona “o ``mala persona”. Una y otra se refieren a la totalidad del ser humano. Otras expresiones semejantes, tales como ``buen medico “o ``mal medico”, ``buen zapatero” o ``mal zapatero”, ‘buen escritor “o ``mal escritor”, se refieren a perfecciones parciales del hombre aisladas; no son propiamente perfecciones de la persona que siempre, hay que repetirlo, tiene condición de totalidad. La finalidad ética de la educación personalizada se halla en su intento de que cada hombre llegue a ser una buena persona.

No es difícil atisbar, aludías de distinta manera, las características propias de la persona humana entre las que conviene destacar, desde el punto de vista pedagógico, la singularidad, la solidaridad, la conciencia, la libertad y la alegría.

La persona imprime en la vida humana un modo de ser singular y trascendente, y un modo de obra consciente,

3/ LA TENDENCIA UNIVERSAL DEL HOMBRE

Si nos preguntamos por qué los hombres apetecen algo, la contestación está en que el logro de lo apetecido produce un peculiar estado de expansión del ser, que llamamos de muchas maneras: satisfacción, placer, complacencia, gozo, alegría. Cuando tenemos el bien en mayor medida, hablamos de felicidad.

Conocer, amar, decidir, realizar, siempre tienen un objetivo que se enfrenta y une con el sujeto que conoce, ama, decide, u obra.

Siendo lo bello el esplendor del ser y del bien por cuya excelencia nos sentimos atraídos, podemos inferir que la tendencia a la perfección, siendo vocación de realidad, se manifiesta en distintas modalidades: tendencia a la verdad, al bien, a la belleza y, finalmente, a la felicidad como complacencia en la unión de todas ellas.

La conciencia del bien que se tiene y de la posibilidad de adquirir el bien o los bienes que aun no poseemos, pero que podemos alcanzar, es una forma de bien, es el bien subjetivo en el que el hombre se complace. La conciencia de la unión o posesión del bien, así como de la posibilidad de unirse a aquellos bienes ahora lejanos, es la felicidad. La tendencia hacia el bien es, en primer lugar vocación de realidad y, en última instancia, tendencia a la felicidad, porque en ella se encuentra todo el bien objetivo posible sirviendo de base al bien subjetivo, interior, del hombre. La felicidad viene a ser la aspiración básica del ser humano.

ACLARASION DE CONCEPTOS. TRES PALABRAS CLAVE: PLACER, ALEGRÍA, FELICIDAD

La satisfacción es un hecho propio de la naturaleza animal. Cuando se trata de un conocimiento intuitivo, sensible, propio del animal y del hombre, la satisfacción se llama placer. Pero el ser humano tiene capacidad de conocimiento intelectual que le permite conocer la razón, el por qué de una satisfacción: conoce y puede alcanzar bienes inmateriales. En uno y otro caso el sentimiento de complacencia es propiamente alegría. La alegría brota de cualquier actividad o relación satisfactoria y se acaba igualmente cuando los factores que la han producido dejan de actuar. Pero la aspiración a la alegría se mantiene; todos querríamos alcanzar una alegría permanente, inacabable, completa. Tal deseo es propia aspiración a la felicidad.

Nuestra propia experiencia diaria también pone de manifiesto la complejidad de la alegría. Nos sentimos alegres en las situaciones más variadas; en el campo, en la casa, en el aislamiento, en la compañía, en la actividad, en el reposo. Y, recíprocamente, un mismo

objeto o una misma situación objetiva en ocasiones nos producen alegría, en otras nos produce tristeza.

Por otro lado, tenemos experiencia de una gran variedad de estados y manifestaciones de la alegría. Desde la alegría silenciosa que experimentamos en la compañía de personas queridas o en la contemplación de una obra de arte hasta la exaltación jubilosa de una fiesta.

La alegría es propiamente humana cuando el sujeto tiene conciencia de participar en el bien. Puede ser definida como ``un estado de ánimo, satisfactorio y expansivo, promovido por el conocimiento racional de la posesión o la esperanza de un bien.

Sobre el fondo del anhelo irrevocable de perfección y permanencia en el bien, que en todo ser humano existe, la alegría lleva dentro de sí, necesariamente, la aspiración a la felicidad; es verdaderamente felicidad incoada.

La alegría se nos aparece así como un fenómeno típicamente humano. Por encima del placer sensible, propio del animal, y por debajo y en camino de la felicidad, propia del mundo divino.

LA FELICIDAD, ASPIRACIÓN INSATISFECHA EN EL TIEMPO.LA ALEGRÍA, REALIDAD POSIBLE

Capacitar a un hombre para alcanzar la felicidad es educarle. La felicidad es el fin de la educación.

Mientras que la felicidad se halla en una perspectiva lejana, transtemporal, la alegría la tenemos al alcance de la mano, en los pequeños bienes concretos de cada día.

La alegría es alcanzable en el tiempo y, al mismo tiempo, medio y camino para llegar a la felicidad que se halla más allá de la existencia temporal. En otras palabras, la felicidad está en la eternidad pero tiene su semilla y raíces en el tiempo, mientras la alegría se halla en el tiempo como anticipo, camino hacia la felicidad.

LA ALEGRÍA FIN Y MEDIO DE EDUCACIÓN.LA FUENTE DE LA ALEGRÍA

La fuente de la alegría es el bien, buscándole y uniéndonos a él la alegría surgirá de un modo espontaneo. Nos sentimos alegres cuando alcanzamos o tenemos una cosa buena, cuando hacemos bien una cosa, cuando nos encontramos en una situación conveniente para nosotros.la alegría se apoya en el bien y es inútil buscarla en otra parte. Buscando el bien y uniéndonos, la alegría surgirá de un modo espontaneo. De la aspiración al bien ha surgido la realidad de la alegría; recíprocamente, mirando a la alegría se descubre el bien como su punto de apoyo.

El gran valor educativo de la alegría está en que exige por adelantado el bien en las acciones (la Obra Bien Hecha en el trabajo) o en las relaciones (la compañía vivida)

La esperanza del bien es también una fuente de alegría. De nuevo aparece la alegría como estimulo para el desarrollo personal en el mundo de las ideas, de las actitudes y de la práctica.

INICIO DE UNA ANTROPOLOGÍA PEDAGIGICA:EL ``HOMO GAUDENS”

En el intento de sintetizar la condición humana, distinguiendo al hombre de otros seres de la escala animal, se vienen utilizando desde el siglo XVIII algunas expresiones con las que se pretende señalar el carácter único del hombre. Tras la caracterización de homo sapiens, que utilizo Lineo (1758), las conocidas son las de homo fabe, propuesta por Bergson (1934),homo ludens, de huizinga (1943), y homo patiens ,de Frank (1979).

La alegría tiene el bien como fundamento: conocer bien, obrar bien, jugar bien, recibir y aguantar bien, son condiciones necesarias para el descubrimiento de la alegría.

4/ EL PUESTO DEL HOMBRE EN EL MUNDO

La relación hombre-mundo

Junto a la tendencia universal a la felicidad, actúa la esperanza de relaciones satisfactorias con las cosas y personas que nos rodean. Esta esperanza tiene su fundamento en la idea de que las cosas exteriores, la realidad externa, armonicen con las cualidades interiores, personales, del propio ser humano.

Las anteriores reflexiones sobre el deseo de seguridad y sus contra partidas, miedo y ansiedad, llevan un mensaje a los educadores: la necesidad de cultivar la audacia, la valentía, como actitud positiva que va mas allá de la evitación de los riesgos por qué significa la aceptación positiva del riesgo como un elemento de la vida. Solzhenitsin hablo en la universidad de Harvard del ``declive del coraje” es posible que el cultivo del coraje sea una de las necesidades –no por olvidada menos importante – de la vida y de la educación actual.

La noción de persona incluye como primer significado el de dignidad. Tener conciencia de ser persona es tener sentimiento de dignidad.

También en el sentimiento de dignidad implica en el hombre una peculiar actitud frente a las cosas, frente a los demás y frente a sí mismo.

Frente a los demás, el sentimiento de dignidad lleva a una proyección personal que se hace efectiva en el poder, en la capacidad de influir en la vida de los otros, haciendo que estos acomoden su existencia a normas emanadas de nosotros mismos.

El auto concepto

El prefijo griego ``auto” igual a ``por si mismo” o ``de si mismo “ya indica una significación común a las tres expresiones: significan algo referido a sí mismo; ese algo viene significado por el segundo componente de cada palabra. Auto concepto es tanto como conocimiento de sí mismo: autoestima significa valoración de sí mismo y autocontrol, dominio de sí mismo.

El problema del Self control entra en el campo ético- practico. Se trata de la capacidad que uno tiene para actuar sobre si mismo, de tal suerte que realice aquellas obras que debe realizar y evite lo que debe evitar; en palabras actuales, regular tanto la conducta atractiva o aproximativa cuanto la conducta aversiva o evitativa, con el fin de que se adapten a los criterios y decisiones del sujeto.

El auto control tiene un sentido social en la medida en que significa regulación de la actitud y actividad de un sujeto frente al mundo que le rodea. En esta dimensión social se sitúan dos conceptos; aquel para el cual el sujeto obra de manera socialmente aceptable en lugar de actuar de manera inaceptablemente cuando los dos tipos de conducta están en conflicto; el segundo pone de relieve al sujeto como un activo agente que controla su ambiente (Wenar, 1990). A este concepto social del autocontrol se debe añadir el tradicionalmente contenido en la expresión ``dominio de sí mismo”.

SOLIDARIDAD

La solidaridad en su sentido etimológico ( de ``solidus” = fuerte, consolidado; de la misma raíz que ``soldar”) significa fuerza, unión, cuyo principio dinámico más radical en el hombre es el amor, cuyo objeto propio es la unión con los otros. La solidaridad nace del amor mismo y se esfuerza en la experiencia de que muchas aspiraciones humanas ``solo pueden alcanzar su adecuado cumplimiento en relación con los demás hombres” (choza, 1988, 443). La convivencia es una necesidad natural del hombre.

Toda la existencia de cada hombre estará siempre en una constante relación de doble sentido entre su propio ser y lo que le rodea. La conciencia de esta necesidad y la tendencia consiguiente a satisfacerla es justamente la solidaridad, que podría ser definida como ``la actitud que supone y ordena la convivencia”.

El recibir es un enriquecimiento, físico o espiritual, del hombre; de su necesidad no necesita explicación ninguna. El dar tiene el gran valor de otorgar sentido a la vida humana. El hombre se siente verdaderamente digno cuando algo a los otros; en el dar se halla una de las respuestas a la gran pregunta de por qué o para que vive el hombre.

En el orden práctico, la solidaridad tiene tres grandes manifestaciones: una, la comunicación puramente informacional, y dos interacciónales, la cooperación y la ayuda. Como su denominación indica, la comunicación informacional se duda en el mundo del conocimiento, mientras las interacciónales, más complejas, llegan a la acción: la cooperación es participación en un mismo trabajo con beneficios para todos los que en el operan y la ayuda significa algo mas, es entrega de nuestro propio trabajo en beneficio exclusivo del otro o de los otros.

Como sentimiento, la solidaridad tiene varias manifestaciones situadas en una misma línea de actitud positiva hacia los demás, desde el aprecio universal y constante, que tiene por objeto a toda la humanidad, siguiendo con el aprecio incidental, el que sentimos por los que corrientemente llamamos ``conocidos”, el compañerismo, aprecio que se siente por aquel con el que coincidimos, no ya incidentalmente, si no de una manera periódica en alguna manifestación de nuestra vida, hasta la amistad, sentimiento más profundo referido a aquellas pocas personas en cuya compañía nos sentimos a gusto, nos ``entretenemos”, en el sentido estricto de tener muchas cosas en común y ponerlo así de manifiesto.

Así como las manifestaciones positivas de la solidaridad se manifiestan principalmente en una línea en la que se sitúan la comunicación, la cooperación y la ayuda, las manifestaciones negativas también se pueden situar en una línea que se inicia, en la que se incluyen la evitación o escape, la oposición y la conducta propiamente agresiva. Esta segunda es en rigor la línea de la anti solidaridad. Desde el punto de vista ético, la solidaridad es un valor positivo que tiene su contrapartida en la conducta aversiva.

5/ ESPACIO Y VALORES DE LA EXISTENCIA Y LA FORMACION HUMANA.EL SENTIDO DE LA VIDA

Dada la limitación del ser humano, que no puede poseer y utilizar todas las cosas, sino un número limitado de ellas, se ve obligado a seleccionar aquellos objetos o circunstancias que puedan proporcionarle el bien mayor. Cada hombre aspira no solo al bien sino al bien mayor, hacia el cual se siente motivado con mayor fuerza. La selección de bien predominante es un elemento de diferenciación humana.

Para conocer a un hombre resulta necesario identificar los distintos tipos de conducta sin olvidar que en la persona humana se integran todas las operaciones, desde las más elementales y concretas, las de orden físico, hasta las más universales, que sobrepasan la realidad material.

LA VIDA INTERIOR

Es el mundo interior de la persona humana en el que se fraguan los pensamientos y las decisiones y se va convirtiendo en el centro de exigencia y energía física llamado a gobernar nuestra vida.

La actividad reflexiva

El proceso de conocimiento y expresión tienen un arranque parecido en el hombre y en el animal puesto que uno y otro parten de la experiencia sensible. Difieren esencial mente en que la respuesta al estimulo es directa y predecible en el animal, mientras en el hombre existe una etapa intermedia, ejemplificada en la reflexión que, operando sobre la experiencia material, configura un pensamiento y una expresión en la que se han fundido los elementos sensibles de la iniciación con el elemento no sensible de la reflexión humana.

La operatividad de este mundo interior determina el carácter humano de la conducta manifiesta del hombre. Cualquier actuación del hombre puede ser mecánica o biológica, común al animal o ala maquina; solo es propiamente humana cuando es la consecuencia de una actuación reflexiva.

Bienes y valores de la vida interior

El mundo interior se convierte en orientación y fuerza del mundo exterior dándole calor humano. Las relaciones técnicas del trabajo son, entre otras, relaciones típicas del nivel exterior. En la medida en que uno va asiéndose consciente de que es persona, es decir, algo más que un agente de producción o consumo, va surgiendo una línea de sentimientos que enriquecen la personalidad de cada ser humano; la línea que va desde el compañerismo a la amistad.

El compañerismo es un aprecio inicial del otro, nacido de la proximidad física y continuada en alguna situación, concretamente la escuela, la entidad de trabajo, la pertenencia común a un grupo social activo. Se trata de la inicial actitud de sentirse persona vinculado a otra persona y apreciar positivamente esta vinculación.

La amistad es un sentimiento más profundo. Tiene dos características: entretenimiento y actitud de apoyo mutuo.

Entretenimiento es tener-entre, participar con otro en la posesión de algo. Y el acto más entero de posesión es la posibilidad de ofrendar de aquello que tenemos. Pues este entretenimiento, en cuanto que es fundamento y a su vez manifestación de la amistad, en ultimo termino se resuelve en un dar y recibir placenteros, dar y recibir cosas materiales,

pero dar y recibir a aquello que en la vida del hombre tiene más importancia, es decir, cosas espirituales, afectos, conversaciones, trato, atención y tiempo personal.

Mas la amistad no se agota en el entretenimiento. Hay en la amistad un sentimiento que enseguida se nos aparece como de mayor entidad: es la posibilidad de apoyo; de apoyo en sentido material, pero también y fundamentalmente de apoyo en sentido espiritual. Apoyo que, a su vez, se funda en la estimación que, nosotros damos a los demás. Si nosotros des preciamos algo, no tenemos ninguna consideración para ello, no esperamos nada de ello. Igualmente, si no tenemos una confianza en aquel con el cual nos relacionamos, tampoco puede haber un sentimiento de apoyo o de esperanza de apoyo en el. En último término, si no existiera una disposición mutua al sacrificio entre los amigos, esta confianza en el apoyo sería realmente algo que subsistiera sobre una base irreal, sería algo inauténtico. En último término, la amistad viene a ser algo así como un vínculo libre. Tal vez se podría decir que la amistad es un amor sin responsabilidad, es un amor sin obligación externa. Somos entera y absolutamente libres en la mistad.

La capacidad estética es otro contenido del nivel anterior ya que la belleza es algo inmaterial en la que resplandece la perfección de las cosas.

En la reflexión, operación típica del nivel interior, se someten a juicio valorativo los estímulos que vienen del exterior en el intento de llegar a comprender el valor que las cosas, las relaciones, los acontecimientos y las personas tienen en relación con uno mismo. La vocación de realidad propia del hombre promueve y refuerza esta tensión que no se agota en el conocimiento parcial de un tipo de actividad o de vida sino que aspira a una comprensión integral.

En esta comprensión integral de la realidad el hombre busca su propio lugar y establece las relaciones adecuadas para ``mantener y desplegar su identidad.se trata del deseo de encontrar un sentido a su vida y de sentirse integrado en el universo” (Nuttin, 1980,184).el descubrimiento del sentido de la vida aparece como aspiración de cualquier hombre.

Del afán de unidad, propio de la persona, surge el deseo de encontrarla en las diversas operaciones que realiza. Y como los actos humanos se especifican por el fin, el hombre tiene una aspiración anterior y superior a el mismo para encontrar un fin común para sus acciones y por encontrar igual mente el valor de las cosas que tienen a su alrededor y a su alcance. Consciente o inconsciente, el hombre aspira a descubrir el sentido de su vida porque en él tiene la conciencia, clara o menos clara, de encontrar la explicación de la realidad y la justificación de sus actos.

El niño y el iletrado, que ni siquiera conocen la palabra trascendencia, se alegran, sin embargo, de que alguien les conozca, de que su existencia interese a otros, de que, en

ultimo termino, su ser sea algo que valla mas allá de los límites físicos del propio organismo. En el orden afectivo a todo el mundo le gusta sentirse conocido y querido. La solidaridad es una muestra de la aspiración a una vida con sentido.

Sentido y significación

Buscamos o aludimos al sentido de nuestra vida cuando nos preguntamos ``por que” o ``paraqué “vamos a hacer o dejar de hacer algo. Ocuparse de tal asunto, hablar con tal persona, ir a tal sitio. El sentido de la vida es la contestación a la pregunta del ``por que” o ```para que” vivimos; en otras palabras, es ``la razón por la cual vale la pena vivir”.

Así como los actos de cada día enlazados entre si constituyen la vida de un hombre, el sentido de las pequeñas cosas y situaciones cotidianas enlazadas entre si se unifican en el sentido de la vida.

Valores trascendentales

La sabiduría es el conocimiento trascendente en el que se integran las evidencias naturales que todo hombre tiene respecto de la existencia de la realidad, los conocimientos técnicos y filosóficos, que hacen a un sujeto – letrado o iletrado- capaz de enjuiciar los objetos, las situaciones y las relaciones, así como de valorar la dignidad de las personas. La sabiduría no es solo conocimiento teórico; en ella se incluye la capacidad de descubrir el bien en cualquier realidad próxima o lejana, la de ordenar los actos a su debido fin y la de saber encontrar la alegría de vivir.

La figura del héroe ocupa una posición central en la cultura helénica. Atendiendo a la etimología indoeuropea, héroe significa tanto como guardián, protector, valiente. En el mundo de la mitología, la figura del héroe intenta enlazar al hombre con la divinidad. Históricamente se considera héroes a hombres extraordinarios que se distinguen por su valor hasta convertirse en arquetipos de la sociedad. Hay toda una literatura de tipo heroico dedicada a ensalzar la figura del héroe.

El heroísmo sigue siendo objeto de admiración y de reconocimiento de algo superior, propio del hombre capaz de enfrentarse con las situaciones difíciles o dramáticas que se prestan en la vida.

Se habla incluso de un heroísmo ``cotidiano” para referirse a la constancia con que alguien realiza un determinado tipo de acto valioso. A pesar de que también se ha extendido una literatura ``anti heroica”, el heroísmo sigue siendo un rasgo humano que implica una peculiar dignidad moral apoyada en la fortaleza. Teniendo presente que son muchos los obstáculos que se oponen al intento de obrar de acuerdo con la dignidad humana, se puede – se debe- entender el heroísmo como una disposición para salvar cualquier

obstáculo con tal de responder adecuadamente a las exigencias de la dignidad del hombre.

En el heroísmo se antepone el ideal al riesgo; es la actitud adecuada para garantizar la acción de la fortaleza por encima de cualquier riesgo; incluso del riesgo de perder la vida, porque significa tanto como darla por un ideal.

6/ LA PERSONALIZACION DE LOS AMBIENTES EDUCATIVOS

Si nos fijamos en el niño, al mismo tiempo que va aumentando sus capacidades de dominar y utilizar su propio cuerpo, movimiento de la cabeza, de los ojos, de las manos, de los pies, del cuerpo entero, y, sobre todo con el desarrollo de sus disposiciones psicomotrices, va siendo capaz de relacionarse con cosas cada vez más lejanas, lo cual significa ir ensanchando su propio entorno, su ambiente. Entendido el ambiente como el espacio en el cual se sitúan las cosas que tenemos al alcance de nuestros sentidos.

Es bien sabido que el ambiente es el conjunto de influencias permanentes que actúan de un modo constante sobre la vida de cada persona humana.

Dentro de la variada y a primera vista confusa diversidad de alimentos que rodean cada hombre, se pueden distinguir algo así como microambientes, es decir, conjuntos de objetos o personas afines entre sí, situadas en un determinado espacio, de tal suerte que se pueden identificar diferentes modos de estar y obrar que coexisten y se influyen mutuamente a lo largo de la vida. Son ámbitos particulares, que engloban distintas manifestaciones de la realidad ambiental (Baer, 1980) que inciden en la educación.

El primero de estos ámbitos particulares es la familia. Bajo la dependencia de la familia, el ámbito de la vida se va ensanchando para el niño. A edad cada vez más temprana, en las sociedades civilizadas, entra a formar parte de otra comunidad, la escuela, que compartirá con la familia, durante bastantes años, las tareas intencionalmente educativas. A partir de la adolescencia será ya el mundo, la sociedad en general, el ámbito complejo con estímulos distantes y con estímulos cercanos. Y dentro de en la multitud de instituciones y agrupamientos. Los medios de diversión, la profesión, ejercen su influencia particular y refuerzan o se contraponen al influjo educativo de otros factores.

Sin reglas explícitamente expuestas, la misma vida familiar va conformando la existencia del hombre, particularmente en lo que se refiere a la afectividad, la afirmación de la personalidad, su orientación y adaptación, la formación moral y religiosa, los hábitos de la vida diaria y la actitud ante la vida.

En el ámbito social, las relaciones juveniles espontaneas, las organizaciones culturales y de trabajo, las costumbres y modos de vida y, en medio de estos factores, influyendo en

todos, los medios de comunicación social ejercen una extensa y profunda influencia generalizada, difícil de concretar, que se sobrepone a los influjos escolares y familiares en la valoración de la realidad, actitudes ante la vida y modos de vivir que en determinados grupos llega a construir una peculiar subcultura.

FAMILIA Y ESCUELA

De todos los ámbitos mencionados, la familia es la que por su naturaleza esta llamada a educar a los hombres, ya que en ella nacen y en ella viven.

Durante muchos años los educadores americanos insistían en que si solo a ellos les fuese permitido enseñar un orden social mejor, y enseñar sin interferencia de la familia, la mayoría de los problemas americanos podrían ser resueltos. Hoy, con tristeza, pero más juiciosamente, los educadores dicen que son injustamente acusados por el fracaso de su actividad, cuando, de hecho, el resto de la sociedad, incluyendo la familia, rehúsa tomar sobre sus hombros la parte que le corresponde en la pesada tarea (The new york times, 1968).

INTERCOMUNICACION DE AMBITOS

A pesar de todas las dificultades, y dada la enorme variedad de influencias sociales la familia y la escuela necesitan, y en pequeña o gran medida tienen a su alcance, lo que Coleman llama capital social (Coleman and Hoffer, 1987).el capital social está constituido por las normas predominantes en la vida social, las instituciones culturales, asistenciales, empresariales, con influencia educativa; las relaciones entre los adultos y los niños de la comunidad…, en conjunto, todos aquellos factores existen en la familia y en la escuela y fuera de setas instituciones, en la comunidad social. Vale la pena tener presente que por tal tipo de capital se entiende no solamente los factores intelectuales, que operan en los individuos y en las instituciones, sino también las actitudes que ayudan en el desenvolvimiento de los niños. Una familia de bajo nivel intelectual y económico pero con una gran preocupación afectiva por ayudar a sus hijos, encierra dentro de sí un capital de alto nivel. Las relaciones de las familias entre sí, las relaciones de familia y escuelas con otras entidades que ofrecen apoyo económico y moral, los medios de comunicación en tanto que ejercen una influencia positiva en el desenvolvimiento de las personalidades juveniles, las costumbres, actitudes generalizadas y los ideales prevalentes en una comunidad , construyen el capital social que es un, punto de apoyo poco definido, pero muy real y necesario para que la familia y las instituciones escolares alcancen sus objetivos.

ACCIONES DEL AMBIENTE.PAIDOCENOSIS

El influjo del ambiente nace de la convergencia de estímulos físicos y psíquicos de los elementos que constituyen el ámbito en el cual se vive y actúa.

Para entender la acción conjunta del ambiente conviene tener muy presente la idea de paidocenosis (de paideuo = enseñar y Koinos = común) con la cual se significa un conjunto de estímulos que influyen en la formación humana ‘en cuanto tal conjunto”. Como es sabido, ``la influencia de la paidocenocis no se proyecta en un aprendizaje especifico o en la adquisición de un rasgo particular de la personalidad. Se trata de un influjo más profundo, aunque más difícil de definir, que se extiende a toda la personalidad de los que pertenecen al grupo, de suerte que la paidocenosis puede ser definida como un conjunto de estímulos educativos que tienden a configurar en el educando un peculiar modo de ser y de reaccionar. En cierta manera toda paidocenosis menciona un ambiente social o comunidad que influye de un modo permanente en la formación humana. La familia, la escuela, en cuanta comunidad, la profesión, la nación, etc., en tanto que determinan modos de reaccionar comunes a los que a ella pertenecen, pueden considerarse otras tantas paidocenosis (García Hoz, 1987 a, 207)

7/ POSIBILIDADES Y PERSPECTIVAS DE LA EDUCACION

CORPOREIDAD, INTELIGENCIA. VOLUNTAD

Pero el hombre no solo es un cuerpo sino algo más: tiene conciencia de lo que es el mismo. Y esta conciencia no es ya ni un hecho ni un conocimiento sensible si no de otra índole, espiritual. Y así como el ser humano es consciente de que puede utilizar cosas materiales con su organismo material, por ejemplo, conducir un coche, tiene igualmente conciencia de que el impulso que le lleva a realizar esa u otras determinadas acciones son propiamente humanas, espirituales cuando resultan consecuencia de una decisión. Basten estas ilusiones a la experiencia común para hacernos cargo de que en el hombre existen tres elementos fundamentales para su vida, en los que sin duda ninguna se encuentran también las posibilidades de la educación: el componente biológico, el componente espiritual-cognitivo y el componente espiritual volitivo.

10/ LA REALIDAD PERSONAL DE LA VIDA HUMANA

IGUALDAD Y DIFERENCIAS HUMANAS

Una idea que flota y aun empapa la sociedad actual, originando determinadas actitudes y actividades, es la de que todos los hombres son iguales. Esta idea se acepta sin dificultad; pero basta mirar a nuestro alrededor y si comparamos una con otra, cualesquiera personas de las que vemos, ``no encontramos ninguna exactamente igual a otra”. Tal

verdad es que los hombres son todos iguales como que los hombres son todos diferentes. Son iguales por que todos tienen las características de la especie humana; son iguales por que tienen todos y cada uno las facultades necesarias para realizar las operaciones propias de la naturaleza humana. Todos podemos comer, andar, conocer, querer…., pero somos diferentes porque cada uno las realiza de distinta manera según la cantidad de energía que aplica a un acto y según el objeto concreto que atrae su interés.

Se pude hablar de una igualdad de los hombres que nace de la naturaleza humana que todos comparten, y , al mismo tiempo, es menester hacerse cargo de la desigualdad funcional entre cada ser humano y los demás, nacida de las peculiaridades propias de la personalidad de cada uno.

Esta doble vertiente de la humanidad: la igualdad y la diferencia entre los hombres, lo que todos tienen de común y lo que cada uno tiene de singular. Unas y otras, cualidades diferenciales de cada hombre, arrancan de la esencia misma del ser personal.

PRINCIPIO DE ACTIVIDAD

Las diferencias se manifiestan no en el ser sino en el obrar de las personas. La persona, como principio de actividad, se superpone a la naturaleza humana para hacer realidad las posibilidades que esta tiene.

En la persona radica la energía, tensión o fuerza necesaria para que una posibilidad se convierta en realidad o, con otras palabras, una aptitud o potencia se manifieste en actos. Desde este punto de vista, la persona es causa de nuestros actos. Pero también es origen, porque es menester la actuación personal para que un acto se realice.

DIGNIDAD: CONCIENCIA Y LIBERTAD

El termino dignidad significa un concepto relativo, ya que se dice de alguien que es digno de…, cualidad que hace muy difícil su definición. Sin embargo, se puede afirmar que la dignidad o la condición de digno hace referencia siempre a una superioridad y más concretamente grandeza, significado que nos lleva a entender la dignidad como la grandeza del ser humano. Y siendo la grandeza un concepto que se refiere a una realidad variable, cuantitativa y cualitativamente, también tendríamos que buscar un punto de comparación paraqué la grandeza tuviera un significado con cierta precisión. Este punto de contraste es justamente el mundo de objetos y cosas que nos rodean. El hombre es más grande que las cosa; el sentido cuantitativo en tanto que poder de actuación sobre ellas y el sentido cualitativo en tanto que su dominio, reviste formas de conocimiento y de capacidad de influencia en el ser y situaciones de los objetos constitutivos de la realidad circundante. Conoce y manipula las cosas de acuerdo con su propio conocimiento. El

conocimiento y la actuación son actos de conciencia y de libertad. La conciencia y la libertad son las grandes manifestaciones de la persona humana en su dignidad.

La conciencia

El hombre necesita de una serie de automatismos que facilitan su vida, que facilitan su vida, pero corre el riesgo de que se conviertan en rutina, qué es tanto como falta de conciencia. Si los automatismos ocuparan toda la existencia del hombre este dejaría de ser humano. Por esto es menester lo que se podría llamar ``reavivación de la conciencia” para impedir la automatización completa de la vida. `` En muchos momentos de su vida (…) el hombre necesita pararse a reflexionar, quedarse a solas con su propia conciencia, y, entonces, en esa soledad, en ese ``santuario de la conciencia”, puede experimentar de un modo radical y enigmático que él es mismo y que ser si mismo significa ser consciente de si” (choza, 1988,305).

SINGULARIDAD

Probablemente, la característica de la persona que más resalta las diferencias es justamente la singularidad, que implica separación y distinción, no solo numérica, sino también cualitativa, por la que cada hombre es quien es, distinto de los demás.

En cuanto opuesta a la pluralidad, la singularidad significa separación formal de lo colectivo. En virtud de su singularidad, la persona humana es una entidad irrepetible, se manifiesta como un ente singular totalmente determinado que solo se puede predicar de sí mismo (Román Pérez, 1987,389)

En tanto que singular, el hombre tiene un ser incomunicable; es él quien es y no otro. Pero, al mismo tiempo, tiene una necesidad existencial de apertura a los otros. El aislamiento de la singularidad tiene un carácter entitativo, pero no es cerrazón en sí mismo; comparte con todos los hombres las características de la naturaleza humana y necesita la comunicación con ellos para vivir. Su propio ser le es dado por otros seres humanos. Por otra parte como principio de actividad, los actos humanos necesitan la realidad exterior como punto de referencia. El hombre no es un ser aislado sino un ser en el mundo. ‘el hombre es un ser naturalmente social porque todo individuo humano necesita la ayuda de otros individuos de su especie para poder vivir no de cualquier manera si no precisamente como hombre. Vivir es, para el ser humano, convivir con otros seres como él, como él, pues solo de este modo satisface su necesidad natural de bienes corpóreos y externos, así como su necesidad, igualmente, de los bienes morales que requieren la compañía. La natural inclinación del hombre al bienestar social es, de esta suerte, la razón de ser de uno de los aspectos de su carácter social. Y lo que de razón de otro aspecto de este mismo carácter- su vertiente espiritual- Esla innata tendencia de

todo individuo humano a compartir con otros individuos de su especie los bienes más elevados (Millán puelles, 1984,531). El hombre, ni puede existir si otro hombre no la comunica su ser, ni puede vivir feliz si no comparte con los otros hombres los bienes de la vida humana.la experiencia diaria nos dice que no solo necesitamos la ayuda de los demás y, a su vez podemos ayudar nosotros en determinadas ocasiones, sino que la vida misma nos impone no solo una coexistencia sino una convivencia que nos exige continuamente sincronizar nuestras acciones con las de los demás.

11/PREPARACION PARA LA VIDA Y LA CONSTRUCCION DE LA PERSONALIDAD

Cualquier cosa que hacemos o buscamos lleva implícita la tendencia de vivir mejor. Con razón se ha dicho que el aprendizaje en que se resumen todos es el aprendizaje de la vida. Si se olvida la vida como punto de referencia de la educación, esta carece de sentido.

La vinculación del proceso educativo a la vida tiene una larga historia. Desde la carta 106de séneca a Lucillo, en la que el filosofo español se quejaba de que aprendemos ```no para la vida” sino ``para la escuela”, tiene un eco actual en la muy generalizada acusación a la escuela de que es inoperante en gran medida por qué no prepara para la vida.

La idea de que la educación es un pro cetro siglo. Una referencia especial, Spencer (1980, 10), quien dice que ``su misión (la de la educación) no puede ser otra que la de prepararnos a vivir vida completa”. En otras palabras, educarse es tanto como aprender a vivir. Y como todo aprendizaje comienza en el paradójico de hacer lo que se quiere aprender, se llega a la irrebatible perogrullada de que para aprender a vivir humanamente se hace preciso vivir como personas. Así, resulta que la educación es una forma de vida en la que se va perfeccionando la persona humana. Es la vida misma la que educa. En el pensamiento de Dewey, la cuasi mítica figura de la educación activa, la única educación que vale la pena ``es la adquirida por medio de la vida misma” (Dewey, 1930,406). Preparar para la vida con la vida misma.

Los actos propios de cualquier ser viviente sustentan, aumentan y preparan al propio ser, y al mismo tiempo modifican la realidad en mayor o menor medida. La vida animal se enriquece con el conocimiento de la exterior y sensible, con el deseo o la aversión y el deleite, igualmente sensible, cuando alcanza lo deseado.la vida humana se halla en un nivel más elevado; a las posibilidades de la vida vegetal y animal añade la conciencia, que es básicamente capacidad de conocerse así mismo y de descubrir el ``valor” de sus operaciones, y la libertad que es capacidad de obrar de acuerdo con las propias decisiones. La persona se manifiesta en la conciencia, capaz de descubrir las razones para vivir, y la libertad, capacidad de obrar de acuerdo con la conciencia. Ellas hacen posible el dominio del ser humano sobre su propia vida.

Ya está dicho que a los seres vivientes no humanos la vida les es dada; pero el hombre tiene que diseñar su propia vida eligiendo lo que debe hacer y lo que debe evitar, y para esto necesita un aprendizaje. Aprender a vivir no es otra cosa que adquirir la capacidad suficiente para, apoyándose en la vida puramente biológica, de reacciones primarias, llegar a descubrir y realizar una vida de reacciones secundarias en las cuales el propio sujeto actúa como dueño de su existencia determinando su conducta concreta.

LA CONSTRUCCION DE LA PERSONALIDAD

En la medida en que un acto sustenta y modifica al ser que lo realiza, se puede pensar que cada operación humana transforma al hombre concreto cuyo autor es, cada operación es un elemento en la construcción ¿ de qué? No del ser, que ya existe antes de la operación para poder realizarlo, pero sí de sus cualidades. Las sucesivas acciones, operaciones u omisiones generan determinadas cualidades que van configurando el modo de ser peculiar, personal, de quien las lleva a cavo. Ellas son las que configuran la personalidad de cada ser humano. En tanto que la vida es la sucesión de actos que llenan el tiempo de una existencia humana, la vida misma es la constructora de la personalidad de cada hombre.

Todos tenemos la triste experiencia de no tener garantizado el buen uso de la conciencia y la libertad. Ellas deciden y realizan los actos acorde con las exigencias de la perfección humana; pero sus defectos pueden generar actos opuestos a tales exigencias. El bien es la aspiración natural de la conciencia y la libertad, pero hay un riesgo, que es el mal. En la medida en que un acto conduce realmente al bien, refuerza la capacidad de actividad positiva en el hombre; tal acto, propiamente se puede llamar educativo. Vida y educación vienen a ser una misma realidad vista con diferente perspectiva. Entre la posibilidad y el riesgo cada ser humano necesita ir diseñando y construyendo su propia personalidad, desde la casi total indigencia del nacimiento hasta la plenitud de operaciones y obras realizadas a lo largo del tiempo en el que transcurre su existencia.

Si la educación es vida, necesariamente fortalece los hábitos para vivir; en otras palabras, prepara para la vida. La educación y la vida son un continuo ensanchar el campo de acción y perfeccionar las cualidades del propio ser de cada hombre, tanto en el orden material cuanto en el espiritual. En el ensanchamiento de las limitaciones materiales se halla la preparación para la conquista de los bienes sensibles necesarios en la vida humana; una expresión vulgar expresa todo el contenido de esta dirección: bastarse a si mismo. Aunque parezca un contrasentido, el bastarse a sí mismo, en la interpretación corriente, no es bastante. Hay algo más que los problemas económicos y los pequeños menesteres ordinarios. Junto al menor hacer útil esta la necesidad de autorrealización, de reforzar la propia dignidad, de ensanchar la capacidad de vida cultural, estética, creativa, moral; en

suma, junto al saber hacer que lleva a tener más cosas materiales, el hombre ha de satisfacer su tendencia a ser mejor, más perfecto, mas ``hecho “, mas fuerte para luchar con sus deficiencias.

Ensanchar los límites del hombre tiene un sentido centrífugo y así mismo un sentido centrípeto; si es necesaria en la vida humana la conquista de las cosas, más necesaria es la conquista de la propia intimidad.

Características sumarias de las distintas etapas

Se presenta la edad avanzada como la etapa de madurez típicamente humana, no solo por estar situada en el final cronológico de la vida, sino porque es en esta etapa donde se alcanza la mayor calidad espiritual, manifestada en la comprensión de la realidad humana tras haberla experimentado en todo su transcurso temporal. Sobre el declive del organismo sensible, la vida espiritual tiene posibilidad de seguir perfeccionándose hasta llegar a una peculiar madurez nacida de la experiencia que se va acumulando a lo largo de la vida y que constituye un claro fundamento para la comprensión de la realidad y el descubrimiento del sentido de la vida humana. Pero la explicación radical de esta etapa se halla cuando se abre a la trascendencia. En ella el sentido de la deficiencia y debilidad física, el sentido del dolor, el sentido de todos los aspectos aparentemente negativos de la vida humana cobrar un sentido purificador cuando sobre ellos se ejerce la libertad de aceptación y la voluntad se fortalece para no quedar ahogada en las carencias y dificultades de la vida. La actividad material de manejar cosas, que se va perdiendo paulatinamente, abre la posibilidad de una mayor actividad contemplativa, con la que se penetra más profundamente en el valor o contravalor autentico de las cosas, las situaciones y los acontecimientos. La ancianidad es la etapa de la prevalencia de la alegría en la contemplación, la comprensión la sabiduría de la vida.

EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA

Estimado un bien como superior a todos los otros posibles, se convierte en polo de atracción del sujeto; “le llama” para que vaya a su encuentro, esta llama de la realidad, que se presenta como un fin al alcance del sujeto, es el origen de la “vocación”. Es esta una curiosa palabra (vacatio = llamada) que en la lengua latina se utilizó, si no con mucha frecuencia, sí con muchas significaciones, pero siempre en el significado radical de llamada; en la civilización cristiana tomó un auge extraordinario constituyendo uno de sus conceptos fundamentales, ya que la vida del cristiano se entiende como respuesta a una llamada especial de Dios.

Con el doble significado de ocupación o tarea y carrera o secuencia de posiciones sociales, se sigue, no obstante, utilizando el termino ``vocación” para denotar ``una personal convicción”

Vocación o elección vocacional significa, de todas suertes, decisión de obrar por un fin.

El fin que un sujeto se ha propuesto actúa motivándole a obrar.

Utilizando el termino y concepto de vocación para hablar de ``convicción personal “de que hay no solo una carrera, trabajo o situación social determinada, sino también un modo de vida particularmente adecuado a nuestras posibilidades.

Si la alegría es una abstracción, parece que la alegría de vivir no tiene fundamento. Sin embargo, todos tenemos alguna experiencia de ella. A lo largo de la vida son muchas las ocasiones en las que nos sentimos satisfechos, contentos, alegres, por una razón determinada, hemos ayudado a una persona querida, hemos realizado un trabajo que nos ha salido perfecto, nos han prometido algo que deseábamos ardientemente, pero en otras ocasiones estamos alegres sin saber por qué. En estas situaciones no hay una razón particular, o al menos no la advertimos y, sin embargo, tenemos la experiencia de que el vivir, simplemente el vivir, es una realidad gozosa. Ha entrado en nosotros el espíritu de fiesta, en el que quizá se condensa la alegría de vivir y, al mismo tiempo, se extiende, con manifestaciones exteriores o sin ellas, a la realidad entera.

La vocación se define progresivamente y alcanza todo su valor cuando se llega a formular el proyecto completo de vida personal. La progresiva formulación del proyecto personal de vida, la sucesiva realización del mismo con sus obligadas rectificaciones, porque propio del hombre es también rectificar, viene a ser la concreción de la vocación personal, que se va definiendo, mediante la reflexión sobre la propia experiencia, en las sucesivas etapas y en los diferentes ámbitos de la existencia. Y en este proyectar y realizar de cada hombre en su contorno se va construyendo la propia personalidad.

14/ LAS PERSONAS

Singularidad y diagnostico

Los rasgos que especifican la persona humana se concretan y convergen en la singularidad en la que se apoya la idea universal de que cada ser humano es quien es, diferente de los demás. En esta singularidad personal interviene la educación. Si para cualquier trabajo es menester conocer en o con la que se actúa, para educar es menester conocer cada persona concreta. De aquí la necesidad del diagnostico personal.

Conciencia y libertad

La libertad entraña siempre un riesgo ``tomar una decisión implica necesariamente enfrentarse con el riesgo: el riesgo de equivocarse, el riesgo de fracasar en el intento de hacer realidad nuestro proyecto, el riesgo que conlleva la acción humana por definición ¿Quién puede predecir con plena seguridad que llegaremos a realizar lo que nos proponemos…?” (González Simancas, 1992,135). ``Ante el propósito bien intencionado de un educador que quiera a toda costa alcanzar unas metas u objetivos valiosos y necesarios en la educación de sus educandos, entraña un riesgo que produce temor – en ocasiones justificado- en quien, en el fondo, no cree en el valor educativo de la libertad o no entiende bien lo que es y lo que no es la libertad” (González Simancas, 1992, 136)

La responsabilidad de los estudiantes

La afluencia masiva de los estudiantes a los centros docentes, la progresiva complicación y tecnificación de las tareas escolares, así como la enorme cantidad de los recursos que los servicios educativos cuestan a la sociedad, han determinado, junto a otras causas, el nacimiento y extensión de un sentimiento de frustración respecto de los resultados escolares por parte de la sociedad. Junto a este sentimiento han nacido y se han desarrollado, por otra parte, una exigencia de responsabilidad a todos los que forman parte del sistema escolar. Dentro de este ambiente de insatisfacción y exigencia, el concepto de ``fracaso escolar” ha tomado carta de naturaleza justamente en los pueblos más desarrollados (Sorenson, 1982, 1810).

La responsabilidad en el trabajo

Las instituciones escolares, probablemente a causa del predominio intelectual de los centros docentes, se han preocupado tradicionalmente de las formas de expresión verbal y numérica, pero han abandonado lamentablemente otras formas de expresión, concretamente, la expresión plástica, la musical y esa otra, más amplia, que suele comprenderse como ``expresión corporal”, en la están incluidos los gestos y las actitudes materiales y, en general, toda la conducta manifiesta del muchacho, porque toda ella expresa lo que cada uno es en realidad. Insistiendo, la escuela tiene posibilidad y obligación de cultivar no solo las formas de expresión más adecuadas a la vida intelectual,

sonó también todas aquellas formas de expresión de la persona humana, porque cada una de ellas es revelación de algún modo de vivir y para todas ellas esta, en principio, capacitado cualquier estudiante.

Apoyada en los resultados de investigaciones actuales vuelve a aparecer la conveniencia, e incluso la necesidad, de utilizar a los alumnos como profesores o tutores de sus compañeros y no solo para remediar una deficitaria situación en la que el profesor no pueda a un número excesivo de alumnos. La ayuda de unos escolares a otros se considera un elemento importante, imprescindible, para el desarrollo de la madurez social de los estudiantes. A partir de los años setenta hemos podido asistir a un enorme desarrollo del sistema monitorial tanto en las escuelas primarias cuanto en las instituciones universitarias.

La influencia sobre los estudiantes que actúan como profesores o monitores. Sus rendimientos son más altos y sus actitudes más positivas que los de aquellos estudiantes, de condiciones semejantes, que no ejercen acción educativa sobre sus compañeros. En otras palabras, que unos y otros, tanto los que ayudan como los ayudados, se benefician de esta acción, no solo en el dominio cognitivo sino también en el afectivo.

Padres y profesores

Cuando el cariño se convierte en excesiva protección y se intenta evitar los riesgos que la vida ordinaria plantea, se está tratando mal al hijo. Como persona, este tiene derecho a un ámbito de libertad, a gozar con el resultado de su esfuerzo y a capacitar para enfrentarse al riesgo, haciéndose capaz de evitarlo o de asumirlo, sin que tal aceptación suponga otra cosa que ejercicio de la fuerza de voluntad para sobreponerse a las circunstancias.

Si uno quiere percatarse de la complejidad del quehacer de un educador profesional, puede acudir a dos fuentes: la conversación con cualquier profesor sobre las dificultades, y las satisfacciones que encuentra en su profesión, y los estudios sobre el quehacer docente ejercido como profesión. Los problema económicos, el estatus social de los profesionales, la falta de participación, cuando no actividad obstaculizante, de personas y entidades relacionadas con la educación, la falta de interés de los alumnos mismos, la influencia de los factores demográficos, de política económica y de administración educativa, las luchas de poder social trasladadas a la institución escolar, son temas frecuentes en conversaciones y estudios sobre la profesión (Warren, [ed.] [1989]). Pero conviene traer a primer plano dos cuestiones, una técnica y otra personal: el profesionalismo de los educadores y la satisfacción en su tarea.

En un estudio especial sobre el maestro, al principio de los años ochenta (Gorton, 1982), se pueden leer las palabras siguientes: ``recientes informaciones en periódicos educativos y prensa popular sobre el ``stress” y las `perturbaciones escolares, indican que se debe prestar creciente atención al problema de la satisfacción personal y moral de los profesores”. Sobre la idea general de la correlación entre la satisfacción personal y dedicación eficaz a una tarea, se atribuye cada vez mayor importancia a la satisfacción del profesor, probablemente por que crecen las expectativas pragmáticas respecto de la acción escolar, intervienen cada vez factores más complejos en la vida y actividad de los centros docentes, mientras el nivel económico y el estatus social del profesor no son suficientemente reconocidos. Los estudios relativos a los síntomas y causas de la satisfacción o insatisfacción de los profesores aluden a gran número de factores, que van desde los problemas de una disciplina escolar difícil de mantener (Curwin and Mendler, 1990) hasta los conflictos con la propia administración escolar.

El profesor, quiéralo o no influye con su persona – su presencia y sus actos- en la persona del estudiante. Aunque su responsabilidad primera sea la de estimular un aprendizaje eficaz, no se puede eximir de una cierta responsabilidad- grande o pequeña pero real – en la vida del estudiante. La enseñanza más asépticamente científica u objetiva tiene siempre un componente moral, positivo o negativo.

María Isabel Sierra