expresar la ira

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Page 1: Expresar La Ira

Aula de Innovación Educativa | núm. 199 | pp. 57-60 | febrero 2011 | 57

REFLEXIÓN

Muchos maestros declaran su preocu-pación por el incremento de la agresivi-dad en las aulas de educación infantil yprimaria, destacando que algunos ni-ños y niñas tienden a expresar su irrita-ción de forma ostensible y vehemente.Si nos acercamos al fenómeno conuna mirada comprensiva, nos daremoscuenta de que es un dilema educativo:hay que enseñar a los niños a recono-cer y a apaciguar sus enojos, sus mie-dos y sus desacuerdos.

Al final de la etapa infantil, la pérdidadel control ante la ira genera grandesinseguridades y temores. Cuanto másenfado, cuanta más rabia, cuantamás cólera expresan los niños, tantomás grandes son sus confusiones y

de forma más serena y equilibradaante la adversidad.

No todo el comportamiento agresivoes igual, varía notablemente de unniño a otro. Algunos se muestran agre-sivos ante situaciones o personasconcretas; otros, en cambio, puedenmanifestar su agresividad en forma dereacción generalizada ante cualquiercircunstancia adversa, ante cualquierpersona o en cualquier lugar. Tambiénpodemos distinguir los comportamien-tos agresivos espontáneos que apare-cen como reacción a un sucesoaciago o desagradable de los compor-tamientos agresivos planeados.

Dimensiones de la agresividad

desesperanzas. Los niños y las niñasque saben expresar su disconformi-dad de forma provechosa son segu-ros e independientes, preparadospara afrontar los desafíos de la vida.Esta expresión «fuera de control» dela ira se mantiene, e incluso aumentasu intensidad, durante la etapa prima-ria y llega a adquirir niveles de agresi-vidad difíciles de reducir aplicando lasestrategias educativas habituales.

En este artículo, vamos a intentar verel problema de la agresividad desdeuna mirada comprensiva y educativa,porque, aunque el problema se hacegrande en los ojos de los educadores(padres y maestros), podemos mode-lar y ayudar a los niños a reaccionar

Expresar la iraEducar la agresividaden la etapa de primariaGemma Alsina

Una de las emociones vinculadas al comportamiento agresivoes la ira. La ira, en sí misma, tiene una función adaptativa:ayuda a los humanos a identificar aquello que daña o puede da-ñar física o psicológicamente, para, posteriormente, actuar enconsecuencia. El problema surge cuando la ira se expresa deforma agresiva y este daño propio suscita dolor en otros. Laidentificación de la ira y su expresión, como otras muchas co-sas, puede ser educada, reduciendo así la probabilidad de apa-rición de conductas agresivas. El siguiente artículo trata deaportar estrategias educativas para facilitar la expresión de laira de forma pacífica y constructiva.

PALABRAS CLAVE: conducta, ira, agresividad, educación, expresión, emoción, educaciónafectiva emocional.

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Los comportamientos agresivos es-pontáneos y reactivos suelen aparecercuando el niño aumenta su nivel de ex-citación como respuesta al miedo, aldesconcierto, al dolor, al desacierto oa la desilusión. Lo que provoca la res-puesta en el niño puede ser real o,simplemente, percibido; no hace faltaque las cosas tengan lugar realmente,solo con que se perciban como ame-nazantes puede ser suficiente.

Los comportamientos agresivos pla-neados acontecen cuando el niño usala agresividad de forma intencionalpara conseguir un objetivo concreto.

Los niños que muestran agresividadreactiva suelen ser evitados y peorconsiderados por sus compañeros,sobre todo si estos no pueden prede-cir qué condiciones van a desenca-denar la agresión. Contrariamente,algunos niños con comportamientosagresivos proactivos pueden estar

muy bien aceptados, incluso ser ad-mirados.

La agresividad y la violencia no son lomismo. La agresividad es innata en elser humano, tiene una función de de-fensa ante un ataque, hay mecanismosinnatos que la promueven y otros quela regulan o la inhiben. La violencia es laagresividad sin regulación innata, esel resultado de la influencia de la razónsobre la emoción (Sanmartín, 2002).

La ira es una de las emociones bási-cas en los seres humanos. En símisma, la ira es una emoción útilpara las personas, ayuda a identificarla adversidad, el perjuicio o el dañopsicológico. Así, sintiendo la ira, po-demos apartarnos o solucionar aque-llo que nos hiere. Extinguir la ira noes el camino, reconocerla y aprendera expresarla de una forma templaday constructiva es el propósito.

Cuando nos sentimos enojados, apa-rece un importante impulso que noslleva a querer solucionar el problema.Los bebés lloran cuando se sientencansados, los niños de 2 años pata-lean si tienen hambre, los niños de 4años empujan al compañero quequiere quitarles el juguete. El ser hu-mano ante la ira siente el arrebato dealejarse de aquello que daña o deefectuar una acción agresiva queaplaque el malestar. Sucede lo quedescribe Chödrön (2007):

Pero entonces te descubres de

pronto en medio de un estado men-

La ira y el desarrollo de laagresividad

La agresividad es innata enel ser humano, tiene unafunción de defensa ante unataque

tal encendido, ruidoso, palpitante y

vengativo. Este estado tiene una cua-

lidad muy intolerante. Y para intentar

aliviar el sufrimiento y la agresividad

que te produce, creas con tus pala-

bras y acciones más agresividad y

sufrimiento aún.

Los adultos necesitan comprenderlas causas y el propósito de la ira yayudar al niño a expresarla pacífica-mente, mientras ponen límites firmesa los impulsos y a la conducta, de talforma que el niño se sienta seguro sipierde el control. Si los adultos semuestran capaces de afrontar la irade los niños, pueden ayudarlos a queellos también la afronten; si el adultoabandona esta tarea o responde deforma hostil, sumerge al niño en unamasijo de emociones difíciles dedescifrar y admitir. La ira de los niñospuede generar ira en los adultos: elmalestar provoca malestar. El adulto,en sí mismo, también es un aprendizen el dominio de su ira.

La primera tarea del maestro dis-puesto a enseñar formas pacíficas deexpresión de la ira es la de reconocerel momento y la causa que hace queaparezca en los niños. El objetivo deesta tarea no es otro que iniciarles enla comprensión de la emoción.

Cuanto antes aprenda el niño a iden-tificar y nombrar su sentimiento deira, más fortalecido estará ante la ad-versidad. Esta es una habilidad cru-cial para reducir la posibilidad deresponder agresivamente. Si el niñosabe que puede dar a conocer una

Reconocer la ira: educar la agresividad

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determinada disposición física ymental, es más difícil que pierda elcontrol y provoque situaciones an-gustiosas para él y para las personasque lo rodean. A veces, encontrar pa-labras para nombrar el sentimientoya alivia. Otras veces, será necesarioabordar las causas del enojo.

Conocemos algunas estrategias quepueden ser eficientes para ayudar alniño a controlar la respuesta agresivafrente a la ira.

Reconocer la ira

Aparte de la actitud, las palabraspueden aliviar al niño, a la vez que leexplican lo que está sucediendo, cuáles la causa de la pérdida de control.

Frases como «sé que te está cos-tando un esfuerzo y te enfadas», «es-toy seguro de que estás disgustado»,«las cosas nuevas son difíciles» y «tesientes desilusionado» pueden ayu-dar al niño a sentirse comprendido y,por lo tanto, a comprenderse.

Calmar a los niños y enseñara calmarse

Para poder calmar a alguien, hayque estar calmado. El adulto debeevitar que la emoción (a veces ira, aveces miedo...) se apodere de susactos cuando ha de sosegar a unniño. En ocasiones, sabemos que esdifícil mantenerse calmado; respirarprofundamente, centrarnos en laemoción y reconocerla nos ayudaráa contenerla.

Poner límites fiables y consistentes

El niño debe saber que hay situacio-nes y comportamientos que no va-mos a permitir, pero que seguiremosa su lado si él pretende rebasarlos.Los límites dan confianza y signifi-cado a los niños y a las niñas. La au-sencia de límites es un cuchillo dedoble filo: por una parte, estimula alniño a llegar más lejos en su descon-trol; y, por otra parte, ningunea, esdecir, «si nadie pone límites, no im-porto a nadie».

Resolver el problema

Si estamos en condiciones de saberel desencadenante de la reacción delniño, podemos también saber laforma de remediar el problema. Poner

solución a la causa del enojo ayuda alniño a pensar en medio de una situa-ción desagradable y frustrante. Lapróxima vez que esta situación apa-rezca, tendrá más posibilidades deactuar pacientemente.

Reestablecer la seguridad

Sin duda, reestablecer la seguridaddel niño es primordial y necesario. Al-gunos niños, sobre todo aquellos quehan tenido experiencias de abandonoen la primera infancia, pueden enfren-tarse a las situaciones adversas utili-zando dos formas de comportamiento:la lucha o la huida (Geddes, 2010).Buscar espacios tranquilos y diáfanosdonde el niño pueda sosegarse seráun primer paso para enseñarle a tran-quilizarse ante una emoción aciaga.

Retorno al «punto muerto»

Si el niño pierde la calma cuando seenfada, es importarte enseñarle a vol-ver al inicio, al «punto muerto». Comoen los coches, hay que reducir pro-gresivamente las marchas y llegar alpunto donde «volver a empezar». Dela misma forma que debemos ense-ñar al niño a reconocer su ira y expre-sarla pacíficamente, debemosenseñar a volver a la normalidad des-pués de un episodio de descontrol.Este camino de vuelta suele ser difícil:

CAUSAS COMUNES QUE PRODUCEN SENTIMIENTO

DE IRA EN LOS NIÑOS(Brazelton y Sparrow, 2006)

Peligros y necesidades no satisfe-chas (amenazas físicas).Fracasos y decepciones.Vergüenza y humillación.Sentimientos heridos (amenazaspsicológicas).Injusticia.Otras causas: depresión, dificulta-des de aprendizaje...

Los límites dan confianza ysignificado a los niños y a lasniñas. La ausencia de lími-tes es un cuchillo de doblefilo

La violencia es la agresividadsin regulación innata, es elresultado de la influencia dela razón sobre la emoción

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Educación afectiva emocional

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REFLEXIÓN

cuanto mayor sea el niño, más com-plicado el trayecto de vuelta. La ver-güenza o el miedo a descontrolarseotra vez pueden hacer su aparición;por tanto, hay que enseñar, también,a gestionar estas emociones.

Reparar

Cuando la ira aparece, los comporta-mientos agresivos que la siguen pue-den tener efectos «rompedores». Aveces se rompen objetos, otras vecesse rompen relaciones. Después de epi-sodios de enojo descontrolado o agre-sividad, debemos ayudar al niño areparar «aquello que se ha roto»: un ju-guete, un libro, la confianza, el afecto, lacomplicidad... Es una forma de garanti-zar que la próxima vez que aparezca la

ira nos vamos a entender y haremos unesfuerzo por aprender juntos.

Desde la escuela, pueden y deben rea-lizarse acciones educativas que pro-porcionen modelos adecuados derespuesta al sentimiento de ira, tanto enel ejemplo diario de los maestros, comoen el apoyo al niño para que encuentreuna forma templada de afrontar la ad-versidad. Sabemos que educativamentees posible fortalecer comportamien-tos constructivos y de resiliencia.

BRAZELTON, T.B.; SPARROW, J.D.(2006): Cómo dominar la ira y la agresivi-dad. Barcelona. Medici.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Conclusión

CHÖDRÖN, P. (2007): Paz en los tiemposde guerra. Barcelona. Oniro.GEDDES, H. (2010): El apego en el aula.Barcelona. Graó.SANMARTÍN, J. (2002): La mente de losviolentos. Barcelona. Ariel.

HEMOS HABLADO DE:- Educación afectiva emocional.- Resiliencia.- Educación para la convivencia.

AUTORAGemma Alsina MasmitjàServicio Educativo Específico para elalumnado con Trastornos Generalizados del Desarrollo y de la Conducta del VallèsOccidental. Generalitat de Cataluñ[email protected]

Este artículo fue solicitado desde AULA DE INNOVACIÓN

EDUCATIVA en octubre de 2010 y aceptado en diciembrede 2010 para su publicación.