experiencia, ¿rentable?
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Experiencia...¿ rentable?
Es un tema espinoso, del que ya se han escrito varios artículos, que
he tenido la fortuna de leer. Este hecho no es casual, pues ya es
sabido que las personas mayores de 45 años, tienen grandes
dificultades para conseguir trabajo aquí en nuestro país, mientras en
los más avanzados preguntar edad o sexo a los aspirantes a un
puesto, se considera una práctica discriminatoria. Esta colaboración
pretende entonces ser una contribución más para enriquecer este
apasionado debate.
La experiencia no llega con la edad. Ciertamente, hacerse mayor,
cumplir años, no te vuelve más sabio o experimentado. La experiencia
es resultado de una mente abierta al análisis, la reflexión y el
aprendizaje continuo de las vivencias. Así, podemos encontrarnos con
personas de mediana edad, que no sólo no cuentan con el tesoro de la
sabiduría, si no que por no tenerlo son incluso menos capaces que los
jóvenes inexpertos y además, tienen menos, mucho menos
posibilidades que éstos, de conseguir ese enorme valor. Un signo
inequívoco de que la persona no cuenta con este tesoro es visible en
aquellos que achacan a la “mala suerte” o a los demás el
“desafortunado” resultado de sus acciones.
La experiencia puede y debe acumularse. La educación, en su
faceta formativa, no informativa, puede contribuir a que las personas
aprendan a acumular conocimientos y experiencia. Curiosamente
todas parecen coincidir en que no es lo mismo la teoría que la
práctica, sin embargo en general, salvo honrosas excepciones, las
escuelas de educación primaria hasta universitarias no fomentan la
aplicación práctica de los conocimientos para su posterior estudio. No
enseñan pues a desentrañar el para qué y el por qué. Para acumular
experiencia es menester conocer las razones y sinrazones que
hicieron que algo saliera “bien”, no tuviese el éxito esperado o bien,
resultase un fracaso.
La experiencia ayuda a reconocer la importancia del factor
humano. Las personas más afortunadas tanto en el campo laboral
como personal suelen tener una intuición y sensibilidad profundas que
las ayudan a entender las diversas y polifacéticas personalidades de
quienes conforman su equipo de trabajo. Sea desde un puesto
directivo o como simple colaborador, saben dar lugar y espacio a la
multiplicidad de estilos del personal con los que trabajan, centrándose
no únicamente en tolerar la diferencia, sino en disfrutarla y saber qué
pedir a quién y cómo motivar a todos; esta virtud es fruto del profundo
respeto por el otro que nace de la certeza que todos pueden
enriquecer el trabajo o las relaciones.
La experiencia ayuda a reconocer y dimensionar la importancia
de la experiencia. Ciertamente vivimos en una país donde la mayoría
de los habitantes son menores de 25 años. Ni por asomo se me
ocurriría menospreciar los atributos que la juventud puede
proporcionar a las corporaciones: La flexibilidad, menor rechazo o
miedo al cambio, entusiasmo por la innovación, capacidad creativa,
son algunos de ellos y son necesarios para el ritmo acelerado de estos
tiempos a fin de milenio, pero también creo que la experiencia en
combinación con la juventud es altamente productiva y da excelentes
resultados. Una persona experimentada es capaz de reconocer a otra
persona con experiencia y como ya sabemos que no hay cursos para
aprender a ser sabios, el conocer a alguien que lo es, nos impulsa a
querer conservarlo cerca de nosotros.
Sin duda las personas experimentadas pueden formar parte de
nuestros cuadros empresariales. Combinar eficazmente juventud y
madurez puede acercarnos al éxito, en mayúsculas. Las personas con
experiencia resultan excelentes mentores de los nuevos cuadros.
También pueden ser útiles guías por su profundidad y amplitud de
visión, su dominio de la metodología y su capacidad crítica
constructiva.
Las personas maduras, experimentadas, son tan esenciales para los
grupos humanos como los jóvenes llenos de ímpetu. Finalmente, para
contestar la pregunta inicial, sí considero que la experiencia es
altamente rentable para las instituciones y que México y nuestras
empresas, no pueden darse el lujo de prescindir de los frutos de su
participación.
APUNTES SOBRE LA EXPERIENCIA
La experiencia no llega con la edad, hay que trabajarla.
La experiencia puede y debe acumularse
La experiencia ayuda a reconocer la importancia del factor
humano.
La experiencia ayuda a reconocer y dimensionar la importancia
de la experiencia.
Las personas con experiencia resultan excelentes mentores de
los nuevos cuadros. También pueden ser útiles guías por su
profundidad y amplitud de visión, su dominio de la metodología y
su capacidad crítica constructiva.