experiencia emmanuel

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"Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua." Salmo 62 Cuando tienes una temprana edad, existen muchas oportunidades, que conducen a tomar decisiones positivas y negativas siempre en el camino para encontrar "la felicidad". Lo religioso, a esta edad, te parece algo raro y muy tonto, pero si te animas a descubrir lo que Dios quiere de ti, descubres en él y en su Iglesia la felicidad que siempre deseaste. Así fue como inició mi vocación, un joven de 12 años, dentro de la secundaria y con una realidad que nunca imaginé sentir. Y es que, como joven sólo buscas placer, pero yo descubrí algo más profundo y con la persona que menos pensé: Jesucristo. Desde ese momento que decido entrar al seminario, como respuesta al llamado que sentía de Dios, mi vida se transformó por completo, pues la visión de la realidad y el mundo cambia. Cuando a alguien le dices "estoy en el seminario" te pregunta que si no te aburres, si conocieran que felicidad, que convivencia y que momentos de alegría sientes con tus compañeros y hermanos del seminario, su pensamiento sería totalmente diferente. La vida no es un juego, sino algo que debes disfrutar día con día, así que cuando nos despertamos y levantamos de las camas encuentras un nuevo mundo, que con ayuda de Cristo, podrás superar, después de una oración inicial, la Eucaristía y el desayuno, comienzan las clases, la parte académica, luego una comida rica y a jugar un rato con tus amigos. Lo que pareciera algo cotidiano es extraordinario con la ayuda de Dios, pues al final del día, después de una oración, justo

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Page 1: Experiencia Emmanuel

"Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua." Salmo 62 Cuando tienes una temprana edad, existen muchas oportunidades, que conducen a tomar decisiones positivas y negativas siempre en el camino para encontrar "la felicidad".

Lo religioso, a esta edad, te parece algo raro y muy tonto, pero si te animas a descubrir lo que Dios quiere de ti, descubres en él y en su Iglesia la felicidad que siempre deseaste.

Así fue como inició mi vocación, un joven de 12 años, dentro de la secundaria y con una realidad que nunca imaginé sentir. Y es que, como joven sólo buscas placer, pero yo descubrí algo más profundo y con la persona que menos pensé: Jesucristo.

Desde ese momento que decido entrar al seminario, como respuesta al llamado que sentía de Dios, mi vida se transformó por completo, pues la visión de la realidad y el mundo cambia.

Cuando a alguien le dices "estoy en el seminario" te pregunta que si no te aburres, si conocieran que felicidad, que convivencia y que momentos de alegría sientes con tus compañeros y hermanos del seminario, su pensamiento sería totalmente diferente.

La vida no es un juego, sino algo que debes disfrutar día con día, así que cuando nos despertamos y levantamos de las camas encuentras un nuevo mundo, que con ayuda de Cristo, podrás superar, después de una oración inicial, la Eucaristía y el desayuno, comienzan las clases, la parte académica, luego una comida rica y a jugar un rato con tus amigos. Lo que pareciera algo cotidiano es extraordinario con la ayuda de Dios, pues al final del día, después de una oración, justo antes de dormir, asimilamos la grandeza de Dios y el privilegio de recibir su amor eterno y de ser afortunados por haber recibido este llamado único y de haber respondido con alegría: Si.

En fin mi amor, mi felicidad, mi placer esta en Cristo y en su Iglesia.

Emmanuel Coronado

Segundo de Humanidades

Seminario Menor