evolucion

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Juntos y revueltos Durante el siglo XX los extraordinarios hallazgos de antepasados primitivos se multiplicaron, y han esclarecido cada vez más incógnita sobre nuestros orígenes. Aunque escaso, explican Francisco Sour Tovar y Sara Alicia Quiroz, investigadores del Departamento de Biología evolutiva de la UNAM, el registro fósil representa la fuente más rica de información que tenemos para conocer la historia evolutiva y el modo en que se llevó acabo. Como mencionan en su artículo “Registro fósil y evolución de homínidos”, a partir de los datos obtenidos de los restos ahora sabemos que representamos a la única especie viva de la subfamilia Hominidae- que entre otras cosas se caracteriza por su andar bípedo-, la cual compartimos con los Ardipithecus y Australopithecus, especies que existieron hace cuatro millones de años (ver infografía ‘peculiar familia’). Contrario a lo que se llegó a suponer, la evolución humana no fue un proceso lineal. De acuerdo con Sour y Quiroz, las diferentes especies de homínidos “no se sucedieron paulatinamente unas a otras en el tiempo”- Como muestra la famosa iconografía en el que un simio ‘evoluciona’ hasta convertirse en humano-, sino que existieron varias especies que incluso llegaron a coexistir en un mismo lugar. A pesar de que en muy pocas ocasiones se han hallado restos de dos o más especies en un sitio-como en cuevas europeas-, se sabe que algunos fueron contemporáneos y llegaron a convivir. El A. afarensis, por ejemplo, vivió durante 700,000 años junto al A.africanus, pero mientras que el primero fue exclusivo del este de África, el segundo habitó el sur del continente. También se ha encontrado pequeñas poblaciones de una especie que habitó en el territorio de otra, como el A.africanus, que coexistió con H.habilis por casi 200,000 años y este ultimó, a su vez, durante un tiempo pisó la tierra junto al Homo erectus.

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Page 1: Evolucion

Juntos y revueltos

Durante el siglo XX los extraordinarios hallazgos de antepasados primitivos se multiplicaron, y han

esclarecido cada vez más incógnita sobre nuestros orígenes. Aunque escaso, explican Francisco Sour

Tovar y Sara Alicia Quiroz, investigadores del Departamento de Biología evolutiva de la UNAM, el

registro fósil representa la fuente más rica de información que tenemos para conocer la historia

evolutiva y el modo en que se llevó acabo. Como mencionan en su artículo “Registro fósil y evolución

de homínidos”, a partir de los datos obtenidos de los restos ahora sabemos que representamos a la

única especie viva de la subfamilia Hominidae- que entre otras cosas se caracteriza por su andar

bípedo-, la cual compartimos con los Ardipithecus y Australopithecus, especies que existieron hace

cuatro millones de años (ver infografía ‘peculiar familia’).

Contrario a lo que se llegó a suponer, la evolución humana no fue un

proceso lineal. De acuerdo con Sour y Quiroz, las diferentes especies de

homínidos “no se sucedieron paulatinamente unas a otras en el tiempo”-

Como muestra la famosa iconografía en el que un simio ‘evoluciona’ hasta

convertirse en humano-, sino que existieron varias especies que incluso

llegaron a coexistir en un mismo lugar. A pesar de que en muy pocas

ocasiones se han hallado restos de dos o más especies en un sitio-como en

cuevas europeas-, se sabe que algunos fueron contemporáneos y llegaron a

convivir. El A. afarensis, por ejemplo, vivió durante 700,000 años junto al

A.africanus, pero mientras que el primero fue exclusivo del este de África,

el segundo habitó el sur del continente. También se ha encontrado pequeñas poblaciones de una

especie que habitó en el territorio de otra, como el A.africanus, que coexistió con H.habilis por casi

200,000 años y este ultimó, a su vez, durante un tiempo pisó la tierra junto al Homo erectus.