evangelio

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Introducción “Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo”, nos dice Pablo hoy. Evangelio: Mateo 5,1-12 "Dichosos los pobres en el espíritu" En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros." Meditación Las bienaventuranzas son un programa de vida fascinante para el cristiano. Quien se propone vivirlas ha comprendido todo el Evangelio, pues en ellas se resume el mensaje de Cristo. Cada una de ellas se puede practicar plenamente en nuestra vida. Por ejemplo, si las vivimos aprenderemos a descubrir el valor del sufrimiento como una oportunidad de purificación y de unirnos con Cristo en la cruz. La pobreza de espíritu nos abrirá a Dios y a los demás, nos empujará a ayudar desinteresadamente y a compartir lo que tenemos. La pureza de corazón, nos permitirá ver a Dios en medio de las realidades de este mundo. La misericordia nos llevará a practicar la caridad y la solidaridad con los demás. La mansedumbre, nos ayudará a vencer el mal con el bien, a buscar lo que une y no lo que divide, lo positivo y no lo negativo, a ser benignos y amables. Aquellos que han vivido las bienaventuranzas son los santos. ¡Y todos estamos llamados a la santidad! Esta nos exige un esfuerzo constante, pero es posible alcanzarla, porque más que obra

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Evangelio

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IntroduccinSi los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporcin nuestro nimo, nos dice Pablo hoy.

Evangelio: Mateo 5,1-12

"Dichosos los pobres en el espritu"

En aquel tiempo, al ver Jess el gento, subi a la montaa, se sent, y se acercaron sus discpulos; y l se puso a hablar, ensendoles: "Dichosos los pobres en el espritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos sern consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarn la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarn saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarn misericordia. Dichosos los limpios de corazn, porque ellos vern a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarn los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa ser grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros."

Meditacin

Las bienaventuranzas son un programa de vida fascinante para el cristiano. Quien se propone vivirlas ha comprendido todo el Evangelio, pues en ellas se resume el mensaje de Cristo.

Cada una de ellas se puede practicar plenamente en nuestra vida. Por ejemplo, si las vivimos aprenderemos a descubrir el valor del sufrimiento como una oportunidad de purificacin y de unirnos con Cristo en la cruz. La pobreza de espritu nos abrir a Dios y a los dems, nos empujar a ayudar desinteresadamente y a compartir lo que tenemos. La pureza de corazn, nos permitir ver a Dios en medio de las realidades de este mundo. La misericordia nos llevar a practicar la caridad y la solidaridad con los dems. La mansedumbre, nos ayudar a vencer el mal con el bien, a buscar lo que une y no lo que divide, lo positivo y no lo negativo, a ser benignos y amables.

Aquellos que han vivido las bienaventuranzas son los santos. Y todos estamos llamados a la santidad! Esta nos exige un esfuerzo constante, pero es posible alcanzarla, porque ms que obra nuestra, es ante todo un don de Dios. En la medida en sigamos a Jess tambin podremos participar de su bienaventuranza en el cielo.

Reflexin apostlicaEs verdad que las bienaventuranzas no son mandamientos. Pero ciertamente estn comprendidas todas ellas en el mandamiento del amor. Las bienaventuranzas son como el retrato de Cristo, un resumen de su vida y por eso se presentan tambin como un programa de vida para sus discpulos.

Queremos amar a Cristo? Imitemos las virtudes que l mismo vivi. Queremos ser felices en el cielo y ya desde ahora? Vivamos las bienaventuranzas y pongamos medios concretos para vivir las virtudes que recomienda el Movimiento: humildad, castidad, pobreza, obediencia cristiana.

Propsito

Escoger una de las bienaventuranzas y ponerla en prctica.

Peticiones Seor Jess, T eres el Buen Pastor, Te damos gracias por el Papa Francisco, Tu vicario en la tierra, Siervo de los Siervos de Dios Dale santidad, fuerza para llevar a cabo su misin, que sea para el mundo Un signo de tu amor y una clara voz de verdad, de justicia, y de la santidad de la vida humana.Roguemos al Seor.

Seor, que llamas bienaventurados a los pobres, suscita entre nosotros muchos hermanos que sepan cmo vivir sobriamente, y que encuentren alegra en las cosas modestas y en la vida sencilla, Roguemos al Seor.

Seor, Dios de quienes son amables y sensibles, haznos pacficos, misericordiosos y compasivos, para que, como t nos prometes, poseamos tu Reino, Roguemos al Seor.

Seor, fortaleza de los perseguidos, dales perseverancia a todos los que sufren persecucin, te rogamos.Roguemos al Seor.

Para que numerosos jvenes acojan la invitacin del Seor a consagrar sus vidas al anuncio del Evangelio.

Roguemos al Seor.