evaluación conquistando la fron stiggins 2007

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1 CAPÍTULO 2: CONQUISTANDO LA FRONTERA DE EVALUACIÓN DE APRENDIZAJE 1 Autor: Richard J. Stiggins Cuando estaba en tercer grado, nuestra hija Cris volvió a casa de la escuela un día, con una cara larga y una trozo de papel en su mano. Se disculpó inmediatamente con Nancy y conmigo por hacernos enojar. Nosotros no estábamos enojados (aún). Entonces Cris compartió el papel, una pequeña pieza que ella había escrito. Llenaba tres cuartos de la página (el pequeño artículo de “escritora principiante” con renglones amplios). Le pedimos que nos hablara acerca de él. Ella relató que le había sido instruido escribir acerca de alguien o algo que ella amara. A medida que leímos, nos dimos cuenta de que el artículo era acerca de Kelly, una pequeña gata que se unió a nuestra familia brevemente y luego tuvo que regresar a la granja debido a las alergias de Cris (un día muy triste para nuestra familia). Todos lloramos, escribió ella (estaba en lo correcto). La escritura era muy buena para una escritora emergente. Los hechos eran correctos, como una buena representación de nuestras emociones. Al final de la hoja había una “F” grande y roja. Cuando le pedimos a Cris que nos explicara por qué recibió una F, nuestra hija confesó que las instrucciones eran llenar la página completa con escritura. Ella había llenado solamente parte de la página; por consiguiente, ella no había seguido las instrucciones, y por eso había sido calificada con haber “fallado”. Sin lugar a dudas, teníamos problemas por resolver con la forma de calificar de este profesor. Pero ese no es mi punto. El punto está dado por lo que pasó luego, lo que se mantiene como una película vívida en mi mente todos estos años posteriores: nuestra hija colocó el papel en la mesa de la cocina y salió del lugar diciendo “de todas formas, nunca seré una buena escritora”. Lo que es crítico es la inferencia que ella hizo acerca de sí misma basada en los 1 Conquering the Formative Assessment Frontier, Richard J. Stiggins, Formative Classroom Assessment. Theory into practice, 2007. La presente traducción se realizó con fines académicos y su reproducción total o parcial está prohibida sin permiso de los titulares de los derechos de autor. resultados de la evaluación como ella los interpreta; lo trágico es que era una inferencia incorrecta. Su confianza académica se vio sacudida por este incidente, lo que contribuyó a algunos problemas de aprendizaje muy importantes que tuvimos que abordar durante la escuela primaria. Ahora adelantemos en el tiempo hacia su clase de inglés en secundaria. La tarea era leer tres novelas del mismo autor, desarrollar una presentación de la tesis y defenderla en un ensayo final refiriéndose a la literatura. Para preparar a los estudiantes para el éxito, su profesor comenzó por darles un ejemplo de un ensayo excepcional para leer y analizar, para determinar qué características lo hacen tan excepcional. Ellos tuvieron una sesión de ideas y discusiones en clase, acerca de lo que lo hacía bueno. Después el profesor les dio un ejemplo de un ensayo con una calidad muy pobre. De nuevo ellos analizaron y evaluaron sus características en cierto detalle. Comparando los dos ensayos, ellos enumeraron diferencias esenciales, colaborando a el desarrollo de una serie de claves, las cuales se transformaron en un conjunto de escalas de calificación que representaban la calidad continua a lo largo de cada dimensión. Todo en un lenguaje “amigable para estudiantes” y acompañado de ejemplos de trabajos de estudiantes para ilustrar cada punto clave. Entonces, intercambiaron borradores, analizando y evaluando el trabajo de los demás y suministrando retroalimentación descriptiva acerca de cómo mejorar cada uno. Si los estudiantes querían retroalimentación del profesor en alguna dimensión de calidad particular, podían solicitarla y recibirla. El artículo estaba finalizado cuando el estudiante así lo considerara. Al final, no todos los ensayos eran excepcionales, pero la mayoría de trabajos eran de muy alta calidad, y cada

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Evaluación Conquistando La Fron Stiggins

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Page 1: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

1

CAPÍTULO 2: CONQUISTANDO LA FRONTERA DE EVALUACIÓN DE APRENDIZAJE 1

Autor: Richard J. Stiggins

Cuando estaba en tercer grado, nuestra hija Cris

volvió a casa de la escuela un día, con una cara larga

y una trozo de papel en su mano. Se disculpó

inmediatamente con Nancy y conmigo por hacernos

enojar. Nosotros no estábamos enojados (aún).

Entonces Cris compartió el papel, una pequeña

pieza que ella había escrito. Llenaba tres cuartos de

la página (el pequeño artículo de “escritora

principiante” con renglones amplios). Le pedimos

que nos hablara acerca de él. Ella relató que le había

sido instruido escribir acerca de alguien o algo que

ella amara. A medida que leímos, nos dimos cuenta

de que el artículo era acerca de Kelly, una pequeña

gata que se unió a nuestra familia brevemente y

luego tuvo que regresar a la granja debido a las

alergias de Cris (un día muy triste para nuestra

familia). Todos lloramos, escribió ella (estaba en lo

correcto). La escritura era muy buena para una

escritora emergente. Los hechos eran correctos,

como una buena representación de nuestras

emociones. Al final de la hoja había una “F” grande

y roja. Cuando le pedimos a Cris que nos explicara

por qué recibió una F, nuestra hija confesó que las

instrucciones eran llenar la página completa con

escritura. Ella había llenado solamente parte de la

página; por consiguiente, ella no había seguido las

instrucciones, y por eso había sido calificada con

haber “fallado”.

Sin lugar a dudas, teníamos problemas por resolver

con la forma de calificar de este profesor. Pero ese

no es mi punto. El punto está dado por lo que pasó

luego, lo que se mantiene como una película vívida

en mi mente todos estos años posteriores: nuestra

hija colocó el papel en la mesa de la cocina y salió

del lugar diciendo “de todas formas, nunca seré una

buena escritora”. Lo que es crítico es la inferencia

que ella hizo acerca de sí misma basada en los

1 Conquering the Formative Assessment Frontier, Richard J. Stiggins, Formative Classroom Assessment. Theory into practice, 2007. La presente traducción se realizó

con fines académicos y su reproducción total o parcial está prohibida sin permiso de los titulares de los derechos de autor.

resultados de la evaluación como ella los interpreta;

lo trágico es que era una inferencia incorrecta. Su

confianza académica se vio sacudida por este

incidente, lo que contribuyó a algunos problemas de

aprendizaje muy importantes que tuvimos que

abordar durante la escuela primaria.

Ahora adelantemos en el tiempo hacia su clase de

inglés en secundaria. La tarea era leer tres novelas

del mismo autor, desarrollar una presentación de la

tesis y defenderla en un ensayo final refiriéndose a

la literatura. Para preparar a los estudiantes para el

éxito, su profesor comenzó por darles un ejemplo de

un ensayo excepcional para leer y analizar, para

determinar qué características lo hacen tan

excepcional. Ellos tuvieron una sesión de ideas y

discusiones en clase, acerca de lo que lo hacía

bueno. Después el profesor les dio un ejemplo de un

ensayo con una calidad muy pobre. De nuevo ellos

analizaron y evaluaron sus características en cierto

detalle. Comparando los dos ensayos, ellos

enumeraron diferencias esenciales, colaborando a el

desarrollo de una serie de claves, las cuales se

transformaron en un conjunto de escalas de

calificación que representaban la calidad continua a

lo largo de cada dimensión. Todo en un lenguaje

“amigable para estudiantes” y acompañado de

ejemplos de trabajos de estudiantes para ilustrar

cada punto clave. Entonces, intercambiaron

borradores, analizando y evaluando el trabajo de los

demás y suministrando retroalimentación

descriptiva acerca de cómo mejorar cada uno. Si los

estudiantes querían retroalimentación del profesor

en alguna dimensión de calidad particular, podían

solicitarla y recibirla. El artículo estaba finalizado

cuando el estudiante así lo considerara. Al final, no

todos los ensayos eran excepcionales, pero la

mayoría de trabajos eran de muy alta calidad, y cada

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estudiante tenía la seguridad de este hecho antes de

entregar su trabajo para evaluación final y

calificación. Si la seguridad de nuestra hija como

escritora no había sido establecida para ese

entonces, esta experiencia la solidificaría. Ella era,

y es, una muy buena escritora tanto de hechos como

de sus propias ideas.

¿Cuáles eran las diferencias esenciales entre

estas dos experiencias?

Una evaluación surgió de la visión

altamente refinada del logro de

objetivos, mientras que la otra parecía no

tener ninguna visión o estaba centrada en

la visión equivocada.

Una evaluación reflejaba exactamente el

nivel actual de logros del estudiante,

mientras que la otra no.

Una entretejió el proceso de evaluación

profundamente dentro de la enseñanza y

el aprendizaje a través de la

participación productiva del estudiante

en el desarrollo y uso de evaluaciones de

calidad, mientras que la otra no.

Una resultó en niveles muy altos de

motivación y éxito del estudiante,

mientras que la otra produjo el resultado

opuesto.

Una estaba empapada de los principios

de comunicación efectiva de resultados,

respaldada por una retroalimentación

descriptiva continua, mientras que la

otra dependía del uso incompetente de

retroalimentación sentenciosa.

Una construyó la seguridad del aprendiz,

mientras que la otra la destruyó.

Una apoyó el aprendizaje, mientras que

la otra lo inhibió.

Un profesor entendió los principios de

las prácticas de evaluación acertadas en

el salón de clases, mientras que el otro

obviamente no.

Una evaluación sirvió un propósito

formativo, mientras que la otra no.

El desafío del principio de evaluación al que nos

enfrentamos en las escuelas hoy en día es asegurar

que las prácticas acertadas de evaluación permeen

todas las aulas: que las evaluaciones sean usadas

para beneficiar a los estudiantes como lo hicieron en

el segundo escenario descrito anteriormente. Este

reto ha permanecido insatisfecho durante décadas, y

ha llegado el tiempo de conquistar esta frontera final

de la evaluación: el uso efectivo de evaluaciones

formativas para apoyar el aprendizaje. En este

capítulo, haré una división de este desafío general

en las partes que lo componen, analizando cada una

y describiendo qué debemos hacer para aprovechar

el hasta ahora desaprovechado poder de la

evaluación formativa como una herramienta clave

de mejora escolar. Esto incluye la necesidad de

tener preparación profesional adecuada en la

evaluación formativa para profesores y líderes de

escuelas.

LA FRONTERA FINAL SIN CONQUISTAR

Consideremos los logros en el campo de la

medición educacional durante décadas. Educadores

y sicólogos han creado y refinado una amplia

variedad de métodos de evaluación, desde formatos

de selección de respuestas hasta escritos, más

complejos y exigentes, y evaluaciones de

desempeño. Los educadores han aprendido mucho

acerca de cómo asegurar la calidad de los puntajes

generados. Los educadores y sicólogos no solo han

analizado y afinado diferentes ideas conceptuales de

validación y confiabilidad, sino que las formas para

calcular y maximizarlos también se han vuelto

increíblemente sofisticadas. Las estrategias de

clasificación de puntajes de exámenes han

evolucionado en formas que facilitan diferentes

tipos de interpretación y uso en una variedad de

contextos estructurales de toma de decisiones. Las

aplicaciones de la tecnología permiten el desarrollo

de pruebas, resultados y reportes, así como el

manejo de la información que puede apuntalar a

gran escala la administración y el uso de pruebas en

niveles internacionales, nacionales, estatales y

locales con la facilidad y economía. En efecto, los

procesos de medición se han abierto el paso hacia

las comunidades y vecindarios de nuestra sociedad

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y dentro de salones de poder político con tanta

fuerza que se han invertido billones en generar

evidencia exacta del aprendizaje de los estudiantes

en niveles locales, estatales, nacionales e

internacionales. Los exámenes representan la

calidad tan contrastante de las escuelas. Tenemos

bastantes cosas para sentirnos justificablemente

orgullosos.

Sin embargo, detrás de estos formidables

resultados, hay una negligencia casi completa de la

evaluación, donde se ejerce la mayor influencia en

las vidas académicas de los estudiantes: día a día en

el salón, donde puede ser usada para ayudarles a

aprender más. Aunque los profesores tradicionales

pueden gastar desde un cuarto a un tercio de su

tiempo profesional disponible implicados en

actividades relacionadas con la evaluación, casi

todos lo hacen sin el beneficio de haber aprendido

los principios de las prácticas de las evaluaciones

acertadas. Hasta hace poco, los estándares de

certificación estatal fueron incapaces de reflejar una

expectativa de competencia en la evaluación. Los

exámenes actuales de licenciatura incluyen

solamente la reflexión más estrecha de esta faceta

de la práctica de la enseñanza. Los programas de

preparación para el profesor continúan ofreciendo

poco enfoque en el entrenamiento en las formas de

hacer evaluaciones relevantes en el salón de clases.

Los programas de liderazgo permanecen casi

completamente desprovistos de entrenamiento de

evaluación, y los programas de capacitación

raramente llenan los vacíos de competencia creados

por este estado de cosas.

Como resultado, las dificultades y desafíos que

enfrentamos al usar prácticas de evaluación

acertada para estimular y apoyar (no solamente para

monitorear) el aprendizaje son incalculables. En

este capítulo, me dirigiré hacia seis de estas

dificultades:

1. Redefinir las dinámicas emocionales de

la evaluación.

2. Garantizar una evaluación efectiva.

3. Utilizar la evaluación para el

aprendizaje de los estudiantes.

4. Preparación efectiva de profesores en

aplicaciones formativas.

5. Brindar liderazgo para la evaluación

formativa.

6. Educar a las comunidades, comités

escolares y legislaturas.

Este capítulo aborda cada uno de estos desafíos,

defendiendo soluciones que nos permitirán

conquistar esta frontera final de la evaluación: el

uso productivo de la evaluación en el apoyo del

aprendizaje de los estudiantes.

REDEFINIENDO LAS DINÁMICAS

EMOCIONALES DE LA EVALUACIÓN

Cambiar las escuelas desde lugares que apenas

clasifican a los estudiantes con base en sus logros,

hasta convertirlas en lugares que garantizan que

todos cumplirán con los estándares, trae consigo el

desafío de repensar las dinámicas de evaluación. Si

todos los estudiantes han de cumplir con los

estándares, todos ellos deben creer que pueden

hacerlo. Todos ellos deben llegar a creer en sí

mismos como aprendices eficaces. Esto requiere el

uso productivo de la evaluación formativa.

Mientras todos miramos hacia atrás a nuestros años

escolares, recordamos profesores quienes creían

que la manera de maximizar la motivación (y por

tanto aprender), era maximizando la ansiedad del

aprendiz. La amenaza de evaluación sumativa

inminente era la manera de hacerlo. Cuanto más al

límite fueran llevados los estudiantes, estos

profesores creían, sus pupilos estudiarían más y

aprenderían más. Para tener mayor aprendizaje,

exigirlo en voz alta; amenazar con consecuencias de

fallar; responsabilizar a los estudiantes por un

mayor aprendizaje de forma sumativa; si una

pequeña intimidación no funcionaba, utilizar mucha

intimidación. Estas eran dinámicas emocionales

familiares de la evaluación durante nuestros años

escolares. Esencialmente, el rol de las capas de

evaluaciones locales, estatales, nacionales e

internacionales que es tan prevalente hoy en día,

perpetúa esa misma constante de miedo.

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Esta creencia acerca del rol de la evaluación,

encajaba perfectamente bien con la misión de

nuestras escuelas, la cual era clasificarnos desde el

triunfador más alto hasta el más bajo para el final de

la secundaria: para comenzar a clasificarnos entre

los diferentes segmentos de nuestro amplio sistema

social. La cantidad de tiempo disponible para

aprender era fija, pero la cantidad aprendida durante

este tiempo estaba sujeta a variaciones: algunos

estudiantes asimilaban mucho, y otros nada en

absoluto. Los aprendices capaces construían sobre

éxitos pasados para ganar seguridad y crecer

rápidamente. Por otra parte, los estudiantes que

fallaban en el dominio del primer material dentro

del tiempo estipulado obviamente fallarían en el

dominio del material posterior. Luego de trece años

de amenazas sumativas de esta forma, en efecto los

estudiantes se extendían a lo largo de un aprendizaje

en serie que daba lugar a la jerarquización en clases

tras la graduación.

La dinámica emocional de este proceso era clara.

Desde los grados tempranos, algunos estudiantes

agarraron su propio récord de éxitos y el optimismo

correspondiente para obtener incluso mayor éxito.

Desde el inicio tuvieron notas altas en las

evaluaciones y se volvieron increíblemente seguros

en la escuela. Esta seguridad les dio reservas

emocionales que necesitaban para arriesgarse a

luchar por un mayor éxito porque, en sus mentes, el

éxito estaba prácticamente asegurado si lo

intentaban. Nótese que el detonante para el éxito en

el aprendizaje era la propia interpretación del

estudiante de sus demás resultados de evaluación.

Pero otros estudiantes experimentaron dinámicas

diferentes. Obtuvieron notas muy bajas en

exámenes acumulativos desde el principio,

llevándolos a empezar a dudar de sus propias

capacidades. Ellos perdieron seguridad, lo cual

sucesivamente los privó de las reservas emocionales

para continuar tomando riesgos. La falla crónica era

difícil de esconder y se volvió devastadoramente

incómoda. Resultó siendo más seguro no intentarlo.

A medida que su motivación disminuía, desde luego

sus logros disminuían también. Nótese nuevamente

como la propia interpretación de los aprendices de

los resultados en sus evaluaciones influenció su

falta de seguridad y su falta de voluntad para seguir

intentando.

La lección importante para aprender de esta

retrospectiva es que las reacciones emocionales de

cada estudiante a los resultados de sus evaluaciones

determinarán lo que el estudiante piense, sienta y

haga en respuesta a esos resultados. Los estudiantes

pueden responder a cualquier conjunto de

resultados ya sea de manera productiva o de manera

distintivamente contraproducente. La manera

productiva tiene estudiantes viendo los resultados y

diciendo “yo entiendo estos resultados. Yo sé qué

hacer ahora para aprender más. Yo puedo soportar

esto. Yo escojo seguir intentándolo”. Cuando los

estudiantes responden de esta manera, la evaluación

se vuelve productivamente formativa y útil.

La respuesta contraproducente deja a los estudiantes

diciendo, “yo no sé qué significan estos resultados

para mí. Yo no tengo idea de qué hacer ahora. Yo

de todas maneras no puedo soportar esto. Yo me

rindo”. Cuando los estudiantes responden de esta

forma, la evaluación se vuelve destructiva.

Aunque esta segunda dinámica fue una vez aceptada

como parte del proceso de clasificación, hoy en día

se ha vuelto muy problemática. Durante la década

pasada, hemos llegado a entender que la acelerada

evolución técnica de nuestra sociedad y la

diversidad étnica creciente requerirán que todos los

ciudadanos se conviertan en aprendices toda la vida.

La lectura fundamental, escritura y capacidades de

resolución de problemas matemáticos se vuelven

esenciales para todos los estudiantes, no solamente

para los “ganadores”. El problema es que nosotros

nos hemos dado cuenta de que, en el ambiente

tradicional descrito anteriormente, los estudiantes

en la mitad inferior del escalafón (más todos esos

que se retiran antes de ser clasificados), fallan a la

hora de desarrollar capacidades fundamentales.

Como resultado, la sociedad ha pedido a sus

educadores levantar la mitad inferior del orden de

distribución del escalafón a cierto nivel de

competencia. Llamamos estas expectativas nuestros

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“estándares académicos de logros”. Cada estado los

tiene y, como cuestión de política pública, las

escuelas deben ser responsables de asegurar que

todos los estudiantes cumplan con los estándares.

Si la sociedad quiere que todos los estudiantes

cumplan con los estándares, entonces todos deben

comenzar el proceso de aprendizaje creyendo que

ellos pueden tener éxito haciéndolo; todos ellos

deben estar completamente seguros de sus

expectativas de éxito para estar dispuestos a

arriesgarse a intentarlo. Cualquier otro estado

emocional (como el estado de miedo perpetuo,

perpetrado en las escuelas de nuestra propia

juventud), para cualquier estudiante se vuelve

problemático. Es inaceptable tener estudiantes que

aún tienen que cumplir con los estándares perdiendo

la fe en ellos mismos y rindiéndose a la

imposibilidad.

En otras palabras, las prácticas de evaluación

(todavía fomentadas) que dejaron que algunos

estudiantes se rindieran en su aprendizaje deben ser

remplazadas por prácticas que propaguen esperanza

y esfuerzo sostenible para todos los pupilos. En

definitiva, todo el ambiente emocional alrededor de

la experiencia de ser evaluado tiene que cambiar,

especialmente para aquellos con un bajo

rendimiento continuo.

La fuerza emocional conductora del miedo activada

por el prospecto de un examen inminente debe ser

remplazada por seguridad, optimismo y

persistencia: para todos los estudiantes, no

solamente para algunos. Todos los estudiantes

deben creer que pueden tener éxito al aprender si lo

intentan. Ellos deben tener acceso continuo a

evidencia creíble de su propio triunfo académico.

Durante décadas, expertos del mejoramiento de las

escuelas y la comunidad de medición han cometido

el error de creer que los adultos en el sistema son el

usuario/instructor de calificación más importante en

la evaluación a la hora de tomar decisiones; es decir,

hemos pensado que siempre y cuando los adultos

tomen las decisiones apropiadas en la enseñanza, las

escuelas serán eficaces. Para estar seguros, los

padres, profesores, líderes de escuelas y

responsables de las políticas (todos los adultos)

emiten decisiones cruciales que influencian el

aprendizaje del estudiante, y cuanto más basadas en

datos están dichas decisiones, son mejores. Sin

embargo, esta perspectiva deja de lado el hecho de

que los estudiantes pueden ser incluso más

importantes tomadores de estas decisiones que los

adultos.

Considere, por ejemplo la realidad de que los

estudiantes están constantemente decidiendo si son

capaces de aprender. Ellos se preguntan, ¿Puedo

entender esto o soy simplemente muy denso? ¿Vale

la pena tanto esfuerzo que debo realizar para

aprender? ¿Vale el aprendizaje el riesgo del fracaso

público? Si los estudiantes se van por el lado

equivocado de estas decisiones cruciales y por tanto

dejan de intentarlo, no importa qué decidan los

adultos alrededor de ellos. Esto es exactamente lo

que sucedió con nuestra hija en la descripción

introductoria de su experiencia de escritura en tercer

grado. En efecto, nuestros estudiantes tienen dentro

de sí mismos el poder de llevar a cabo nuestras

impotentes decisiones de enseñanza. Si un

estudiante decide que el aprendizaje está más allá de

su alcance, o que el riesgo de fracaso público es muy

posible, caro o vergonzoso, entonces no habrá

aprendizaje, independientemente de lo que los

adultos decidan.

El problema esencial de los adultos es, ¿qué

podemos hacer para ayudar a los estudiantes a

responder las preguntas anteriores en maneras

productivas positivas que los mantengan

intentando? La buena noticia es que tenemos

respuestas sólidas que se basan en la evaluación

formativa efectiva y no en intensificar la

intimidación. Asimismo, sabemos lo que pasará al

éxito estudiantil cuando pongamos las prácticas

efectivas de evaluación formativa en operación.

Pondré al corriente los pormenores acerca de esto

posteriormente, cuando exploremos los detalles del

procedimiento de utilizar la evaluación del salón de

clase para apoyar el aprendizaje. Sin embargo, el

primer reto al que nos enfrentamos es adoptar una

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redefinición fundamental de la dinámica emocional

de la evaluación.

GARANTIZANDO LA EVALUACIÓN

EFECTIVA

Mientras confrontamos la frontera de la evaluación

formativa, un segundo reto que necesita ser

contemplado es garantizar la calidad de las

evaluaciones. Durante décadas, han abundado los

estudios documentando o sintetizando

investigaciones acerca de la falta de evaluaciones de

calidad en los salones (ver Capítulo 4). El desafío

que ha bloqueado las comunidades de medición y

formación docente ha sido la traducción de

validación compleja y conceptos de confiabilidad

en términos de sentido común y estrategias que

pueden ser enseñadas, aprendidas y aplicadas por

profesores como cuestión de rutina en sus salones

de clase, donde la gran mayoría de evaluaciones

formativas se utilizan. Los atributos clave de

evaluación de calidad son claros. Sin embargo,

hasta hace poco, los formadores de docentes han

tenido dificultades ayudando a los novatos a

entenderlas y aplicarlas. La investigación sugiere

que cuatro ingredientes clave pueden constar de un

marco de control de calidad práctico para profesores

en los salones (Stiggins, Arter, Chappuis &

Chappuis, 2004). Si la frontera de evaluación debe

ser conquistada, todo profesor debe entender y

aplicar esas claves para tener éxito.

Clave para la calidad 1: propósito claro

El lugar de inicio para la creación de evaluaciones

acertadas es la consciencia sobre el propósito de la

evaluación. Si la evaluación es, al menos en parte,

el proceso de recolectar evidencia para informar

decisiones de enseñanza, entonces en algún

contexto específico el evaluador debe saber:

¿Qué decisiones?

¿Quién las está tomando?

¿Qué información sería útil?

Las respuestas variarán profundamente a lo largo de

los contextos.

Por ejemplo, a nivel de políticas del uso de la

evaluación, las escuelas y los líderes de

comunidades deben saber si suficientes estudiantes

están cumpliendo con los estándares. Ellos

necesitan datos una vez al año acerca del dominio

de los estudiantes de los estándares estatales que son

comparables a través de salones de clases y escuelas

para rendir cuentas a la comunidad y para decidir

cómo distribuir recursos en el servicio del éxito del

programa.

En el nivel de apoyo de la enseñanza, la información

necesita ser diferente. Equipos de docentes,

directores y personal de currículo necesitan

evidencia periódica y más frecuente que les diga

qué estudiantes están cumpliendo con qué

estándares, para que así ellos puedan traer recursos

al programa para sobrellevar la situación mientras

aún haya tiempo para ayudar a aquellos estudiantes

que lo necesitan.

Finalmente, diariamente en el aula de clases, la

pregunta clave es, ¿qué sigue en el aprendizaje? Los

encargados de las decisiones claves en el aula de

clases son tanto los profesores como sus

estudiantes. La información de la evaluación debe

informarnos dónde está el estudiante ahora en el

proceso de aprendizaje dirigiéndose al dominio de

cada estándar de logro académico, porque

solamente entonces podremos saber qué viene a

continuación. Tanto el estudiante como el docente

deben saber dónde el aprendiz se encuentra en este

instante, cómo se compara eso con el éxito en el

aprendizaje final y cómo cerrar la brecha entre los

dos. Los estudiantes no deben preguntarse si

tendrán éxito, sino solamente cuándo. El éxito

incremental debe estar siempre al alcance en sus

mentes. Obviamente, docentes y estudiantes usarán

evaluaciones formativas del salón de clases día a

día, continuamente, en maneras que difieran

fundamentalmente en la forma en que los

responsables por las políticas y personal de apoyo

de la enseñanza usan sus evaluaciones periódicas.

Page 7: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

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Clave para la calidad 2: objetivos claros

La segunda clave para la evaluación precisa es la

clara, completa y apropiada articulación de los

objetivos de logros que se han de evaluar y dominar.

Las definiciones de objetivos comienzan con

estándares. Mientras el aprendizaje se está

desplegando, los estudiantes progresan a través de

los niveles de destreza que guían a cada estándar.

Para hacer esto posible, cada estándar debe ser

estructurado en un andamio que los estudiantes

deben escalar en su viaje hacia ese estándar. Esos

objetivos de aula desplegados continuamente (bases

de competencia final), entonces, se vuelven el

enfoque de la evaluación formativa día tras día.

Para que esta estructuración sea llevada a cabo, cada

docente debe ser un experto seguro y competente de

los estándares que se espera que sus estudiantes

dominen. Si los profesores no cumplen con estos

estándares profesionales, entonces las expectativas

de logros poco claras o inapropiadas pueden darse,

dejando evaluaciones dependientes fuera de

alcance.

Los bloques de construcción de competencias que

llevan a cualquier estándar particular pueden incluir

el dominio de conocimiento de contenido, destrezas

de razonamiento, habilidades de desempeño o

capacidades de desarrollo de productos. Los

profesores deben estar preparados para evaluar

todas estas formas de cuando en cuando, mientras el

aprendizaje se revela ante sus estudiantes.

Clave a la calidad 3: evaluación acertada

Dada la necesidad de proveer información para

usuarios particulares de evaluación y de evaluar

varios tipos de objetivos en cualquier contexto

particular, cada profesor debe estar preparado para

diseñar y construir o seleccionar evaluaciones de

calidad para cada circunstancia de evaluación. Esto

incluye la habilidad para:

Seleccionar un método de evaluación

apropiado para la situación;

construir cada evaluación con

ingredientes de calidad (ítems, tareas,

procedimientos de clasificación, etc.);

incluir suficientes ítems para

ejemplificar apropiadamente; y

anticiparse a todas las fuentes relevantes

de sesgos que puedan distorsionar

resultados, a fin de minimizar dichos

sesgos.

Clave para la calidad 4: comunicación efectiva

Con las necesidades de información de todos los

usuarios de evaluación identificadas, las

expectativas de logros en su lugar y las evaluaciones

acertadas en uso, lo fundamental se deja a la

implementación de un sistema de evaluación

efectivo. Nótese que todo este trabajo previo es

desperdiciado si los procedimientos no son puestos

también en su lugar para entregar información

formativa acerca del logro del candidato en las

manos apropiadas en una forma entendible y

oportuna.

Para que la comunicación trabaje efectivamente en

un contexto de evaluación formativa, tanto el

evaluador como el aprendiz deben entender

precisamente acerca de qué es lo que ellos necesitan

comunicar: ambos deben concordar en la definición

de expectativas de logro importantes. Cualquier

falta de entendimiento acerca de cómo se ve el éxito

servirá como una barrera a la comunicación efectiva

y a entender el verdadero significado y las

implicaciones de los resultados de evaluación. La

comunicación efectiva también requiere la creación

de un depósito de información precisa acerca de

cada logro del candidato y el uso de los símbolos

que tanto emisores de mensajes como receptores

entienden para describir la misma cosa.

En contextos formativos, uno típicamente se basa en

la riqueza de la retroalimentación descriptiva para

informarle al aprendiz cómo hacerlo mejor la

próxima vez. En esencia, la evaluación formativa

trabaja mejor cuando el emisor del mensaje y el

receptor planean una oportunidad para compartir

Page 8: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

8

información formativa en un ambiente enfocado

que es libre de distracciones. Sin esto, la conexión

para mejorar estaría perdida.

Si vamos a conquistar la frontera de la evaluación

formativa, todos los que evaluarán al estudiante

deben entender y aplicar estas claves para

evaluaciones de calidad en todos los contextos. La

amplia mayoría de los profesores activos y líderes

de escuelas hoy en día aún no han tenido la

oportunidad de aprender estas cosas, durante sus

estudios pedagógicos o en capacitaciones

posteriores.

UTILIZANDO EVALUACIONES PARA EL

APRENDIZAJE

La calidad de una evaluación no es solamente una

función de precisión de los resultados que esta

produce. También debemos evaluar la calidad en

términos del impacto de los resultados en el

aprendizaje. Esto nos muestra formas prácticas de

“evaluación para el aprendizaje”: el uso del proceso

de evaluación formativa y sus resultados como una

intervención de enseñanza diseñada para

incrementar —no solamente para monitorear y

calificar— el aprendizaje de los estudiantes. La

investigación en cientos de estudios reunidos

conducidos alrededor del mundo durante la década

pasada (detallado abajo), muestra que la aplicación

consistente de principios de evaluación para el

aprendizaje puede dar incremento en ganancias sin

precedentes en los logros de los estudiantes,

especialmente para los de rendimiento bajo

continuo. Las implicaciones de dichas ganancias en

el aumento de los resultados de los exámenes y en

cerrar la brecha entre los resultados de los logros

son profundas.

Quizás la característica más única de la evaluación

para el proceso de aprendizaje es que reconoce la

importancia crítica de las decisiones de enseñanza

tomadas por los estudiantes y los profesores

mientras trabajan como un equipo: brinda la

información que ellos necesitan cuando la

necesitan. En este contexto, los estudiantes se

vuelven consumidores de información de

evaluación, también utilizando evidencia de su

propio progreso para entender qué sigue ahora para

ellos.

Otra característica única es el tratamiento de los

objetivos de aprendizaje: la evaluación para el

aprendizaje requiere que los mapas de currículo

basados en estándares sean escritos en diferentes

versiones, de manera amigable para profesores,

estudiantes y familia, para que así la trayectoria (es

decir, lo que se ha aprendido y lo que viene) esté

clara para todos a través del proceso de aprendizaje.

Esto conlleva directamente a la segunda razón del

por qué evaluar formativamente: para construir la

seguridad de los estudiantes en sí mismos y para

motivarlos a intentar. La evaluación para el

aprendizaje permite ayudarles a los estudiantes a

que ellos se vean a sí mismos crecer, capacitándolos

para albergar la creencia de que si continúan

intentándolo, el éxito está a su alcance. El resultado

es una dinámica de evaluación formativa

productiva.

A diferencia de la evaluación a nivel de políticas o

a nivel de apoyo de enseñanza, la evaluación para

el aprendizaje no puede suceder solamente cada

año, o cada trimestre o semanalmente. Debe

continuar a lo largo del proceso de aprendizaje. Para

lograr esto, el profesor debe jugar cinco roles en la

evaluación en el salón de clases:

1. Volverse él mismo un maestro

competente de los estándares que sus

pupilos deben dominar.

2. Entender cómo esos estándares

transforman el currículo que forma el

andamiaje que los pupilos escalarán en

su camino hacia cada estándar.

3. Aclarar los objetivos de los logros a

nivel del salón de clases para los

estudiantes.

4. Transformar los objetivos del salón en

evaluaciones de salón de clases de alta

calidad que sean capaces de

acertadamente reflejar el logro de esos

objetivos por parte de los estudiantes.

Page 9: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

9

5. Utilizar evaluaciones durante el tiempo

en colaboración con sus estudiantes a fin

de informar acerca de decisiones clave

para ayudar a motivar a los estudiantes a

seguir aprendiendo.

En términos prácticos, entonces, una estrategia en la

que los profesores pueden confiar en la evaluación

formativa productiva es brindarles a los estudiantes

una visión entendible del objetivo de aprendizaje

desde el principio de su proceso de aprendizaje,

junto con ejemplos de trabajo fuerte y débil, para

que así los aprendices puedan ver el camino a la

competencia dispuesto frente a ellos. Esto construye

seguridad entre los aprendices, revelándoles su

camino al éxito. Otra estrategia es brindarles a los

estudiantes el acceso regular a retroalimentación

descriptiva (opuesta a evaluativa o sentenciosa); es

decir, información que ayude a los estudiantes a

entender cómo mejorar la calidad de sus trabajos.

Otra estrategia es enganchar a los estudiantes en la

auto evaluación repetida, para que así puedan ellos

mismos negociar el camino a la competencia

exitosamente. Mientras los estudiantes se ven a sí

mismos triunfando, se vuelven increíblemente

seguros. Finalmente, los estudiantes pueden

aprender a generar su propia retroalimentación

descriptiva (es decir, aprender a autoevaluarse), y a

trazarse metas para lo que viene a continuación en

su aprendizaje. Cada una de estas prácticas

específicas perfila al aprendiz más profundamente

en la exploración y la toma de responsabilidades

para su propio éxito.

Por lo tanto, el rol del estudiante en ambientes de

evaluación es de esforzarse para entender cómo se

ve el éxito y a usar cada evaluación para determinar

cómo hacerlo mejor la próxima vez. Las

evaluaciones se vuelven mucho más que eventos de

una sola vez unidos al final de la enseñanza. Se

convierten en parte del proceso de aprendizaje

manteniendo a los estudiantes al corriente de su

progreso y suficientemente seguros para continuar

luchando.

INVESTIGACIÓN SOBRE LOS EFECTOS

Cuando estas clases de prácticas formativas son

desarrolladas como cuestión de rutina en los salones

de clase, como se mencionó antes, la evidencia

reunida alrededor del mundo consistentemente

revela efectos con tamaños desde media, hasta una

y media, y dos o más desviaciones estándar, las

cuales se encuentran directamente atribuidas a la

aplicación efectiva de la evaluación formativa en el

aula. En su investigación original sobre el dominio

del aprendizaje, Bloom (1984) y sus estudiantes

hicieron extensivo el uso de la evaluación en el aula

en apoyo al aprendizaje exactamente en los mismos

términos que lo hace el concepto de la evaluación

para el aprendizaje que se describe aquí. Ellos

reportaron ganancias posteriores en el desempeño

de los estudiantes en las pruebas desde uno a dos

desviaciones estándar (ver Capítulo 5 para un

enfoque detallado acerca de este trabajo). Black y

Wiliam, en su investigación de 1998, revisan más

de 250 estudios de todo el mundo acerca del

impacto de la eficacia de la evaluación para el

aprendizaje, reportan ganancias de media a una

desviación estándar, con la mayor ganancia siendo

llevada a cabo por los estudiantes de bajo

desempeño. Meisles, Atkins-Burnett, Xue y Bickel

(2003) incluyeron estudiantes en el desarrollo y

utilización de evaluaciones de desempeño

formativas, y reportaron ganancias de alrededor de

una y media desviaciones estándar en pruebas

subsiguientes. Finalmente, Rodríguez (2004),

reporta efectos de tamaño similar en el U.S. Third

International Mathemtaics and Science Study

(TIMSS), desempeño matemático que surge del

manejo efectivo de evaluaciones en los salones de

maneras formativas. De acuerdo con estos

investigadores, las ganancias esperadas de los

resultados en los logros, competirán con la

implementación de las tutorías personalizadas de

enseñanza en cuanto al impacto en los logros de los

estudiantes, con las ganancias mayores siendo

realizadas por los estudiantes de bajo rendimiento,

por lo tanto reduciendo brechas de logros.

La clave para el desafío de la utilización de la

evaluación formativa para optimizar el aprendizaje

Page 10: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

10

es encontrar maneras creativas para ayudar a los

profesores y sus estudiantes a aprovechar el poder

de la evaluación para el aprendizaje en cada salón

de clases. Esto conlleva a nuestro siguiente reto en

la conquista de la frontera final: proveer a los

profesores la oportunidad de aprender acerca de la

evaluación para el aprendizaje.

PREPARACIÓN EFECTIVA PARA LOS

PROFESORES

EN APLICACIONES FORMATIVAS

Si los profesores han de tener la oportunidad de

instruirse en estas cosas, entonces los programas de

preparación de profesores de nivel de pregrado y

profesional deben iniciar el proceso de aprendizaje

profesional. Aquí confrontamos un problema, cuya

la solución ha sido evadida durante décadas. El

entrenamiento para la evaluación debe convertirse

en una prioridad en el currículo de preparación de

los profesores. El desafío es que las facultades de

educación de profesores de escuela enseñen y

modelen todas las prácticas de evaluaciones

acertadas descritas anteriormente. Para ser más

específicos, ellas deben asegurarse de que las claves

para el éxito de la evaluación (como se enmarcó

anteriormente), se cumplan:

Todos los propósitos relevantes para

evaluar los logros de los candidatos a

profesores son articulados, identificando

las decisiones formativas y sumativas

que se han de llevar a cabo con base en

los resultados de evaluación.

Todos los objetivos relevantes logrados

son presentados detalladamente en

estándares de la competencia profesoral

que los candidatos han de dominar, con

cada estándar estructurado en su

andamiaje relevante, y luego

transformado en lenguaje amigable para

el candidato, acoplado con ejemplos de

evidencia de trabajo fuerte y débil.

Todos los miembros de la facultad son

suficientemente ilustrados en el tema de

las evaluaciones para idearlas con gran

calidad sobre los logros de los

candidatos, para que así produzcan

resultados precisos.

Los sistemas de registro y comunicación

están dispuestos para entregar los

resultados a los usuarios destinados en

una forma entendible y oportuna.

Los candidatos a profesores son puestos

en contacto con las evaluaciones

formativas del salón de clases, el registro

de resultados y los procesos de

comunicación durante su aprendizaje.

Analizaré cada uno de estos en más detalle para el

contexto de la preparación docente.

Clave 1: propósitos claros

En este contexto, por lo menos cuatro conjuntos de

decisiones pueden ser informados por los resultados

de la evaluación, cada uno asociado con diferentes

individuos responsables de las decisiones y siendo

de naturaleza formativa.

Los estudiantes necesitan evidencia acerca de su

propio desarrollo académico durante el tiempo, para

tomar decisiones acerca de sus necesidades y para

planear el uso de los recursos que están disponibles

para ellos. Esto es en gran medida un contexto de

evaluación formativo. Los estudiantes necesitan

conocer los niveles de logros que se espera que ellos

alcancen, dónde se encuentran ahora en relación con

esas expectativas y qué será necesario para cerrar

esa brecha y alcanzarlos.

Los miembros de las facultades necesitan acceso a

la información acerca de los logros de sus

estudiantes para diagnosticar las necesidades de la

enseñanza de individuos y grupos. Esta es la parte

formativa de su trabajo de evaluación. Esto significa

que algunos resultados de evaluaciones deberán ser

únicos para un alumno en específico, mientras que

algunos necesitarán ser comparables para todos los

estudiantes. Los miembros de las facultades

necesitan estos tipos de evidencia para evaluar la

eficacia de las intervenciones de enseñanza que

Page 11: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

11

planean e implementan. Solamente entonces podrán

realizar los ajustes necesarios para acomodarse a las

diversas necesidades de sus estudiantes.

Más allá de estos tipos de decisiones, los

administradores de los programas deben juzgar la

calidad de su programa como un todo,

determinando si los profesores que van a graduarse

pueden ubicar todas estas piezas juntas en un salón

de clases. Ellos necesitan un conjunto completo de

indicadores de competencia de cada estudiante para

ser capaces de comparar la evidencia de estos con

estándares preestablecidos para determinar si han

dominado lo que se requiere para ser un profesor.

Clave 2: metas claras

Para comenzar, las facultades de educación

profesoral deben establecer los últimos estándares a

ser alcanzados por los candidatos a profesores al

finalizar el programa, para poder garantizar su

preparación en la enseñanza. Entonces, la facultad

debe estructurar sus estándares en el andamiaje

indicado; es decir, desarrollar un currículo de

entrenamiento que con el tiempo se desplegará para

traer a los candidatos a la competencia actual. Las

prácticas de evaluación efectivas pueden entonces

servir el propósito informativo de ayudar a los

candidatos y a las facultades a seguir su progreso

hacia el éxito final y el propósito acumulativo de

probar que los candidatos han llegado allá.

Los bloques de construcción de la competencia

profesoral se fragmentan entre las mismas

categorías que los de las otras disciplinas. Por

ejemplo, muchos campos del conocimiento forman

las bases de la habilidad de enseñar efectivamente.

Para comenzar, se debe ser un profesor competente

y seguro de la(s) disciplina(s) académica(s) o

área(s) de contenido que se planean alcanzar.

Adicionalmente, un conocimiento específico de

pedagogía es requerido: el conocimiento de las

teorías de enseñanza, desarrollo de los niños,

métodos de enseñanza, los principios de la

evaluación formativa acertada y la sumativa y

técnicas de manejo del aula de clases, para

mencionar solo algunas. En cada caso existen

teorías perdurables, generalización de principios y

conceptos que los profesores necesitan entender. El

punto es que hay una base del conocimiento

importante que apuntala el éxito como profesor, la

cual los candidatos deben dominar y las facultades

deben evaluar a lo largo del camino. Haciendo esto

de buena manera, las facultades de educación

pueden modelar esta faceta clave de la práctica de

evaluación acertada para sus candidatos.

Además, los profesionales deben aprender cuándo y

cómo aplicar su conocimiento para beneficiar el

aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, se debe

ser experto en razonamiento analítico para ser capaz

de conducir análisis de tareas de los requerimientos

de aprendizaje: es decir, para desglosar la enseñanza

para los estudiantes en partes manejables. Es

importante ser capaz de razonar comparativamente,

para extraer inferencias inductivas y deductivas, y

para sintetizar conceptos e ideas que promuevan el

entendimiento. Sin duda alguna, los profesores

efectivos son pensadores críticos expertos: pueden

hacer y defender juicios a través de la aplicación

efectiva del criterio adecuado. Más allá de esto,

pueden ensamblar esta variedad de patrones de

razonamiento en cualquier contexto, y en algún

momento dado, pueden generar soluciones a

problemas complejos en el aula de clases.

Por lo tanto, estos patrones de razonamiento

apuntalan el éxito en la enseñanza. Los programas

de preparación profesoral deben proveer

oportunidades para que los candidatos aprendan.

Adicionalmente, si estos patrones representan

prerrequisitos importantes para la enseñanza

eficiente, entonces las facultades de educación

deben estar en una posición para definir esos

objetivos de aprendizaje claramente, mezclarlos en

la instrucción, y evaluar su dominio por parte del

candidato, tanto formativa como sumativamente.

Esto es parte del reto de mejorar las prácticas de

evaluación y de intensificar el entrenamiento de

evaluación en la preparación de los profesores.

Obviamente, los profesores efectivos se basan en

ciertas habilidades de desempeño; es decir,

Page 12: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

12

comportamientos interactivos requeridos para

ayudar a los estudiantes a aprender. Esto son los

tipos de cosas que se podrían observar en la

enseñanza si se grabara a los profesores en acción.

Estos incluyen habilidades: verbales, de interacción

personal y el uso de los variados medios

(multimedia) durante el proceso de enseñanza. Si

estas habilidades de desempeño son en verdad

esenciales para una buena enseñanza, entonces la

facultad de educación debe estar preparada para

evaluar su calidad y utilizar los resultados de

evaluación para ayudar a crecer a los candidatos y

asegurar la competencia. También hay productos

asociados a los profesores que apuntalan la buena

enseñanza y deben por lo tanto reunir ciertos

estándares de calidad. Ellos representan productos

tangibles que son creados por el profesor pero que

existen independientemente de ese profesor y

brindan evidencia de experticia. En este caso, la

responsabilidad recae sobre la facultad de

educación profesoral de identificar esos productos

clave y de estar preparada para determinar a través

de evaluaciones rigurosas si sus graduados son

capaces de crearlos.

Finalmente, los profesores exitosos desarrollan

ciertas posturas, valores, intereses, preferencias y

motivaciones; es decir, disposiciones que los

preparan para cumplir con las responsabilidades de

un profesor. Disposiciones que varían en su

enfoque, dirección e intensidad. Se desarrollan

posturas acerca de: estudiantes, colegas, la

evaluación formativa o temas particulares de la

escuela. También se valoran ciertos tipos de

aprendizaje o ciertos tipos de comportamiento de

los estudiantes. Para todos los casos, las

disposiciones están dirigidas a alguien o algo, y son

direccionales. Podemos tener posturas positivas o

negativas a lo largo de un continuum. Podemos

tener valores fuertes o débiles, intereses o

preferencias. Finalmente, las disposiciones pueden

variar en su intensidad desde muy positivas hasta

algo positivas, algo negativas o muy negativas.

Las facultades de educación profesoral necesitan

establecer las disposiciones específicas que ellas

esperan que sus graduados desarrollen y

demuestren, para tener la certeza de que están listos

para enseñar. Por ejemplo, queremos posturas

fuertes y positivas acerca del poder de la evaluación

formativa. La evaluación sistemática de esas

disposiciones sería necesaria para promover y

verificar el aprendizaje deseado.

Modelando las especificaciones claras de los logros

apropiados de los objetivos, las facultades de

educación les revelan a sus estudiantes los

beneficios de articular cuidadosamente su

conocimiento, razonamiento, producción de

habilidades y expectativas de disposición. Esos

beneficios incluyen una eficiencia incrementada

para el profesor y el estudiante, así como, por

supuesto, un sentido de eficacia tanto para el

potencial de desarrollo como para las evaluaciones

de calidad que reflejan exactamente los logros de

los estudiantes y sirven sus finalidades previstas.

Clave 3: evaluaciones precisas

Con los estándares de logros a la mano, junto con la

técnica de andamiaje bien dispuesta y guiándonos a

cada estándar, lo fundamental es organizar la

evaluación formativa del progreso del candidato y

la evaluación sumativa de las calificaciones a

enseñar. El siguiente desafío en el desarrollo de

sistemas de evaluación es la transformación de esas

expectativas de logros en los ejercicios y esquemas

de resultados que comprometerán las evaluaciones

de los logros. Como se mencionó previamente, el

desarrollo de evaluaciones precisas requiere:

La selección cuidadosa de métodos de

evaluación apropiados para asegurar una

marcha hacia los objetivos propuestos.

Articulación de ejercicios de evaluación

de alta calidad y guías de resultados.

Ejemplificación representativa de los

dominios relevantes de los logros del

candidato; y

El desarrollo, administración e

interpretación de las evaluaciones para

minimizar el sesgo.

Page 13: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

13

En efecto, para todo curso que se enseña, cada

miembro de facultad debe entender cómo un

conjunto particular de expectativas de logros se

ajusta al currículo total que orienta hacia el éxito

final para los candidatos a profesores. ¿Qué

entendimientos perdurables específicos, destrezas

de razonamiento, capacidades de desarrollo

productivas o disposiciones deben dominar sus

candidatos? Cuando estas preguntas sean

respondidas, entonces la responsabilidad de los

instructores consiste en idear un plan de evaluación

para el curso que tendrá como resultado

información confiable para ellos y sus candidatos

sobre la forma en que todos están progresando hacia

el camino a la excelencia, al mismo tiempo que

evidencia confiable que les anuncie cuando hayan

llegado.

Adicionalmente, todo esto será más fácil y

efectivamente manejado por los miembros de la

facultad y sus candidatos con la aplicación de

procedimientos de evaluación formativa que

brinden evaluación, mantenimiento de resultados y

procesos de comunicación en la participación

profunda de los estudiantes.

Si los futuros profesores no aprenden estas

lecciones acerca de los estándares de excelencia en

la evaluación sumativa y formativa, entonces las

facultades de educación profesoral ponen a los

estudiantes de sus egresados en desventaja. Esos

estudiantes y sus familias enfrentan la posibilidad

de la continua medición errónea de sus logros junto

con todas las predecibles consecuencias de eso. Por

otro lado, si los nuevos profesores vienen al salón

de clases con conocimiento y destreza en la

implementación de procedimientos de evaluación

que involucren a los estudiantes, entonces cargan

con las herramientas necesarias que han sido

probadas para maximizar tanto la confianza como

los logros de sus estudiantes. Una vez más, estos

pueden ser enseñados y aprendidos a través del

modelamiento hecho por las facultades de

educación.

Clave 4: comunicación efectiva

En programas de preparación de profesores, dos

sistemas interrelacionados de manejo de

información evaluativa y de comunicación son

necesarios, uno formativo y otro acumulativo.

El sistema formativo facilita la comunicación

durante el proceso de aprendizaje. Cada candidato

necesita acceso continuo a información confiable

acerca de cómo está escalando el andamiaje que lo

llevará a cada uno de los estándares relevantes de

competencia. Esto puede tomar la forma de

portafolios formativos o de crecimiento, uno siendo

construido dentro de cada curso en la medida en que

se haya completado. La evidencia acumulada de

autoevaluaciones repetidas reflejaría mejoras en las

capacidades del candidato. Cada entrada debería ser

una fuente de retroalimentación formativa en cómo

hacerlo mejor la próxima vez.

Al final del curso, la evaluación final brindaría

evidencia convincente del dominio de los

estándares alrededor de aquellos para quienes el

curso fue construido. Estos serían acumulados en un

portafolio de competencias separado: una colección

sumativa para ser presentada a la facultad por el

candidato, brindando evidencia convincente de

haber cumplido con todos los requerimientos del

programa.

Cada evaluación conecta a los candidatos y a los

miembros de las facultades pero en diferentes

maneras y para diferentes propósitos. Nótese, sin

embargo, que para trabajar más efectivamente en el

contexto de la preparación profesoral, ambos

sistemas son mejor manejados por el candidato, no

por la facultad. El trabajo de la facultad es

asegurarse de que cada candidato tenga acceso a

información confiable acerca del dominio de los

logros importantes de sus objetivos, para propósitos

primero, formativos y luego acumulativos.

Page 14: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

14

BRINDANDO LIDERAZGO PARA

EVALUACIÓN FORMATIVA

Los profesores no pueden cumplir con las

responsabilidades de evaluación formativa sin el

apoyo específico de sus administradores. Necesitan

dos tipos de sistemas de apoyo. En primer lugar, el

distrito escolar debe poner ciertas condiciones para

apoyar las prácticas de evaluación. En segundo

lugar, para que el trabajo sea llevado a cabo, las

personas en posiciones constructivas y

administrativas del distrito deben traer ciertas

competencias de liderazgo consigo.

Condiciones del distrito

En este caso, podemos dividir el reto en cinco partes

(Chappuis, Sdggins, Arter & Chappuis, 2005). Cada

una contribuye al establecimiento de una fundación

organizacional para la excelencia en la evaluación

formativa.

En primer lugar, el distrito debe tener sus

expectativas de logros para poder brindar

definiciones claras, completas y apropiadas acerca

de los que debe ser enseñado, aprendido y evaluado.

Los estándares estatales deben ser organizados en

una forma que bosqueje la trayectoria de cada

estudiante a través de los años escolares con el paso

del tiempo. Entonces, los líderes deben asegurarse

de que todos los profesores sean maestros

competentes y seguros de los estándares de logros

que sus estudiantes deberán dominar. Luego, cada

estándar debe ser deconstruido y estructurado en el

andamiaje que los estudiantes escalarán al tiempo

que luchan por alcanzar dicho estándar. Finalmente,

estos objetivos de logros en las aulas de clase

necesitan ser transformados en versiones amigables

para estudiantes y familias y poder ser compartidos

desde el inicio del proceso de aprendizaje.

En segundo lugar, el distrito debe coordinar sus

sistemas de evaluación en una manera que supla las

necesidades de información de las personas

encargadas de las decisiones en todos los niveles

relevantes. Esto significa que los sistemas deben

estar en su lugar para asegurar una correcta

colección, administración y entrega de la

información acerca de los logros de los estudiantes

realizada a la medida para su uso en políticas,

soporte de enseñanza y niveles de educación (como

se describió anteriormente).

Tercero, el distrito debe asumir la responsabilidad

de asegurar la precisión de la evidencia de

evaluaciones a lo largo del distrito. Esto requiere (1)

asegurar la idoneidad en evaluación formativa de

todo el personal de enseñanza, ya sea por aplicación

de criterios propios de contratación, desarrollo

profesional o por modelamiento y supervisión

continuas; tanto como (2) que la examinación

periódica de las evaluaciones sea usada en cada

nivel para asegurar la dependencia de los resultados.

Cuarto, el distrito debe asegurarse de que los

sistemas de comunicación efectivos están

establecidos para entregar resultados de las

evaluaciones a las manos de los usuarios

pretendidos, de una manera oportuna y entendible.

Esta garantía necesita ser aplicada si la

comunicación es formativa para apoyar el

aprendizaje dentro de las aulas o sumativa por

medio de los resultados de las pruebas, boletines de

reporte, comunicaciones basadas en los estándares,

portafolios o conferencias.

Por último, tanto los manuales de políticas del

distrito como los del colegio y sus regulaciones

asociadas deben ser revisados para verificar que los

que ya se hallan allí de verdad guían las prácticas de

evaluaciones acertadas. Esto incluye currículos,

evaluaciones, comunicación, asignación de recursos

y personal, entre otros.

Competencias de un líder

Dadas estas responsabilidades y otros retos

mostrados anteriormente, las personas a cargo de

los currículos y en posiciones de liderazgo de

enseñanza deben traer consigo un conjunto

claramente definido de competencias de evaluación

(Chappuis et al., 2005). Específicamente, un líder

debe:

Page 15: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

15

Comprender los estándares de

evaluación precisa de los estudiantes y

cómo cumplir con cada estándar en los

contextos relevantes de evaluación.

Entender los principios de la evaluación

formativa utilizados para colaborar con

el aprendizaje y cómo el trabajo del resto

del personal los integra como

institución.

Entender la necesidad de estándares

académicos claros que estén alineados a

objetivos en las aulas y cómo estos

apuntalan evaluaciones precisas.

Ser capaz de examinar las competencias

de evaluación en las aulas de los

profesores y de ayudar a los profesores a

aprender a evaluar con precisión y a

utilizar los resultados productivamente

en maneras formativas y sumativas.

Planear, presentar o asegurar

experiencias de desarrollo profesional

que contribuyan a las prácticas de

evaluación formativas.

Analizar los datos de los logros de los

estudiantes de manera precisa, utilizar

los resultados para perfeccionar la

institución y ayudar a los profesores a

hacer lo mismo.

Desarrollar e implementar políticas

relacionadas con la evaluación acertada.

Crear las condiciones necesarias para el

reporte apropiado y el uso de la

información de los logros, y

comunicarse efectivamente con todos

los miembros de la comunidad escolar

acerca de los resultados de las

evaluaciones y sus implicaciones.

Comprender los atributos de los sistemas

de evaluación sumativa y formativa

(balanceada y acertada)

Entender los problemas relacionados

con la utilización inapropiada y poco

ética de las evaluaciones, y proteger a los

estudiantes y al personal de su mala

utilización.

p. (99)

Si los líderes escolares quieren ayudar en la

conquista de la frontera de la evaluación formativa,

entonces sus programas de pregrado deben

comenzar a cimentar una fundamentación alrededor

de estas competencias con capacitaciones para el

desarrollo profesional, seguido del aprendizaje

continuo.

EDUCANDO COMUNIDADES, COMITÉS

ESCOLARES

Y LEGISLADORES

Los encargados de las políticas han sido conducidos

por la creencia de que los exámenes de alto riesgo

son buenos para los estudiantes porque los motivan

a aprender. Ellos han elevado las expectativas a

estándares de clase mundial para introducir un

currículo más riguroso, basados en el inherente

pensamiento de que se obtiene mayor aprendizaje

exigiéndolo. El reto final que enfrentamos es el de

ayudar a los encargados de las políticas a entender

que el desarrollo de escuelas efectivas no es tan

simple.

El reto es ayudar a los encargados y a los líderes de

las comunidades a expandir el alcance de su visión

de las evaluaciones formativas de excelencia. Ellos

necesitan entender el concepto de evaluaciones

formativas y sumativas balanceadas. Ellos deben

entender que, si el objetivo es maximizar el

aprendizaje, debemos:

Respaldar nuestros exámenes

acumulativos de alto impacto con

ambientes de evaluación formativa en

aulas de clase que ayuden al estudiante

no solo a creer que el éxito está a su

alcance, sino realmente a alcanzarlo.

Construir sistemas locales de evaluación

comprensiva que rindan honor a las

necesidades de información a todos los

usuarios de evaluación —formativa y

sumativa— no solo a los adultos que

Page 16: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

16

toman decisiones sumativas una vez al

año.

Brindar a todos los educadores la

oportunidad de aprender a utilizar las

evaluaciones en maneras formativa que

apoyen —no solamente califiquen— el

aprendizaje de los estudiantes.

Sabemos lo que los profesores y los líderes de las

escuelas necesitan saber y comprender para

alcanzar el éxito al usar las evaluaciones como una

herramienta de mejora escolar. También sabemos

qué les pasará a los logros de los estudiantes si los

profesores hacen bien las cosas por el camino de la

evaluación balanceada y la evaluación formativa de

alta calidad. Incluso sabemos cómo entregar

herramientas de evaluación formativa relevantes y

útiles a los profesores en una forma eficiente y

efectiva, por medio de las comunidades de

aprendizaje profesional. La única pregunta que

queda es si a los profesores y administradores les

será dada la oportunidad de aprender a aplicar las

prácticas de evaluaciones formativas acertadas.

Históricamente, la respuesta a este interrogante final

ha sido no. Esa respuesta ya no es aceptable.

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Durante esta celebración del bicentenario del viaje

de descubrimiento de Lewis y Clark, necesitamos

que los líderes que, como el presidente Thomas

Jefferson, estén preparados para equipar a los

pioneros con los recursos que necesitan para

explorar y conquistar esta frontera final de la

evaluación: las aplicaciones formativas en el aula de

clase. En este caso, los recursos necesitados son

tiempo para aprender acerca de prácticas acertadas

y ambientes de trabajo gobernados por políticas y

supervisión que les permitan aplicar lo que han

aprendido. Para revisar, los retos específicos que

enfrentamos son:

1. Debemos construir nuestros ambientes

de evaluación alrededor de la nueva

misión de maximizar los logros de los

estudiantes, no solamente clasificar a los

estudiantes confiadamente al final del

colegio.

2. Todas las evaluaciones, incluyendo esas

que son desarrolladas o seleccionadas y

utilizadas por los profesores y sus

estudiantes día a día en el aula de clases

para apoyar el aprendizaje, deben

producir resultados confiables que

reflejen precisamente los logros de los

estudiantes.

3. Debemos utilizar el proceso de

evaluación en aulas y sus resultados para

promover, no solamente para monitorear

y calificar los logros de los estudiantes.

4. A los profesores les debe ser dada la

oportunidad de aprender acerca de

prácticas de evaluaciones acertadas, un

hecho de práctica profesional que

históricamente no ha sido incluido en la

preparación de pregrado.

5. A los líderes de escuela les debe ser dada

la oportunidad de entender las

diferencias entre prácticas acertadas y

desacertadas de evaluación: de nuevo,

históricamente ha habido una brecha

gigante en su preparación profesional.

6. Por último, si las políticas guían las

prácticas, entonces necesitamos que las

políticas a nivel catedrático,

constructivo, distrital, estatal y federal

sean desarrolladas e implementadas por

los líderes de la escuela y la comunidad,

quienes comprenden las diferencias

entre prácticas acertadas y desacertadas,

y su impacto en el aprendizaje de los

estudiantes descrito anteriormente y

durante este volumen.

Los pioneros equipados con estos recursos pueden

convertir el proceso de la evaluación formativa, que

en general sigue siendo un misterio sin resolver para

la mayoría de sus practicantes, en un aliado

poderoso al servicio del éxito de los estudiantes.

Page 17: Evaluación Conquistando La Fron Stiggins 2007

17

REFERENCIAS

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