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La escuela moderna se ha dedicadodurante buena parte de su existenciaa gestionar la normalidad de quienesla habitan en base al mérito, la disci-plina y la sujeción a una cuidada dis-posición de tiempos y espacios. Unos

conceptos y categorías han ido desplazando a otros, ya caducos, ynuevas utopías toman el lugar de las viejas, en una dinámica dondelas “nuevas ideas” se presentaron siempre en términos de una opo-sición a lo anterior, lo viejo, lo tradicional. Se trataba de dejar atráslo que ya era obsoleto, ineficaz, lo que no servía para educar o bienlo que no reflejaba unos modos aceptables de hacerlo.

Pero las paradojas que enfrenta hoy la escuela no anclan en elorden del progreso hacia un horizonte utópico definido y constan-te, sino que se trata de cuestiones que se instalan en el propio ordende la utopía. Se trata de cuestiones que, se lo propongan o no, vie-nen a reformular el sentido mismo de lo escolar. Las actuales alter-nativas pedagógicas, lo que hoy se presenta como nuevo, aparece

con un carácter difuso y temeroso, carente de la fuerza renovado-ra con que eran acogidas las “viejas nuevas ideas”, y se constituyelejos de una proclama de eficacia, fuerza y originalidad. Las alter-nativas ya no entusiasman, y en el mejor de los casos se presentancomo ingredientes incompletos a ser refritados junto a lo viejo.

Este libro se propone analizar un hipotético escenario desutopi-zado. La pregunta que será planteada aquí es: una vez enrarecidoel discurso utópico de la escuela, una vez llegado el punto de ago-tamiento último de los formatos que definen a ese conjunto deobjetos, personas e interacciones como una escuela, ¿qué queda?Y también: una vez que se han hecho evidentes las pocas probabi-lidades que a esta escuela moderna le quedan de cumplir acaba-damente sus promesas históricas, ¿qué se espera de los educado-res?, ¿cómo se justifican las liturgias y rituales cotidianos quesiguen estructurando la vida escolar? Curar este dolor de escuela yproseguir la concreción de un aprendizaje indoloro, sostendremos,han devenido prácticas que procuran, si no dar respuesta a estaspreguntas, al menos dar cuenta de ellas en algún sentido.

T I P S P A R A S E G U I R L E Y E N D O

Néstor García Canclini, “Diferentes, desiguales y desconectados”,Editorial Gedisa, 2004

Mariano Narodowski, Daniel Brailovsky, Pablo Scharagrodski, LujánBáez, “Dolor de escuela”, Prometeo Libros, Colección: Educación,Sociedad e Historia 2006

Sergio Frugoni, “Imaginación y escritura”, Editorial Libros del zorzal,Colección Formación docente Lengua y literatura, 2006

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La interacción entre culturas seintensifica, impulsada por los inter-cambios tecnológicos y económicos. Elaumento de choques interculturaleshace pensar que soportamos maltanta proximidad. ¿Cómo organizareste paisaje?

Según la mayoría de los antropólo-gos, algunos procesos nos diferencian y otros nos homogeneizan.Los sociólogos se detienen a observar los movimientos que nosigualan y los que aumentan la disparidad. Los especialistas encomunicación suelen pensar las diferencias y desigualdades en tér-

minos de inclusión y exclusión.La necesidad de intentar a la vez reconocer las diferencias, corre-

gir las desigualdades y conectar a las mayorías reclama nuevos hori-zontes teóricos. Al revisar los instrumentos con que las cienciassociales buscaron construir mapas para esta tarea, Néstor GarcíaCanclini elabora un libro sobre teorías socioculturales y fracasospolíticos. Recorre críticamente la trayectoria reciente de la antropo-logía cultural, la sociología de Bourdieu y la posbourdieuana, losestudios culturales y las teorías de la comunicación. Desde una pers-pectiva transdisciplinaria e intercultural, el autor experimenta suenfoque al analizar las culturas juveniles, las sociedades del conoci-miento y el derrotero del cine latinoamericano en la globalización.

Todos los que hemos dado clases en laescuela secundaria o coordinadotalleres de escritura con jóvenesconocemos el impacto y el entusias-mo que provocan las escrituras lla-madas "creativas". Escribir textos enlos que la imaginación tiene un rolpreponderante, se trate de narracio-

nes, poemas o textos más "experimentales" suele generar situacio-nes interesantes de trabajo con los alumnos. Sin embargo, el tallerde escritura ofrece tantos aspectos interesantes como dudas y pre-guntas: ¿cómo formular consignas que inciten a escribir? ¿cómovincular la escritura con los conocimientos sobre la lengua y la

literatura? ¿cómo trabajar con los textos escritos por los alumnos?En buena medida, el trabajo con la escritura de invención sueleponer en tensión las concepciones más usuales sobre esta prácticay nos obliga a imaginar nuevos recorridos teóricos y modos deabordar la tarea. la escuela sostiene concepciones y prácticas espe-cifica mente escolares con las que la escritura literaria suele entraren conflicto. Se vuelve necesario entonces abordar los aspectossocioculturales de la escritura, los diversos usos y concepciones quede ella se hacen en la escuela y más allá de las aulas.El presente libro ofrece un panorama crítico de estos problemasrecordando la importancia de la imaginación para el desarrollo dela escritura y el acceso a nuevos conocimientos sobre la lengua yla literatura.

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etruriaRevista independiente de

literatura juvenil

Año 1 Número 4Literatura y Diferencias

Marzo 2007

Ilustración de tapa:El Agua (1566)

Autor: Giuseppe Arcimboldo

DirecciónLic. Alicia Dieguez MaldonadoProf. Ángela Gentile

ColumnistasProf. Mónica ClausProf. Guillermo PilíaProf. Gerardo Balverde

Colaboran en este númeroProf. Patricia BustamanteLaura MaldonadoEleonora SucharczukLucía Ximena JáureguiPaula Maldonado

Invitados especialesEsteban ValentinoGabriel BañezJaime RonisVíctor Heredia

AgradecimientosGraciela BialetSandra CominoMargarita Eggers LanJordi Sierra i Fabra

DiseñoGisel Helouani

ImpresiónGráfica Segarot, Humberto 1º 2357,Buenos aires. La tirada de la presenteedición es de 1.500 ejemplares.

Etruria recibe toda su corresponden-cia en Uruguay 252 4º 16 (C1015ABF)Teléfono: 4963-4683e-mail: [email protected]

Propietaria: Alicia Dieguez MaldonadoRegistro de la propiedad intelectual Nº 498413

La Etruria no se hace responsable delos artículos firmados. Queda total-mente prohibida la reproducción totalo parcial de los textos de ésta revistasin mencionar su origen.

Etruria dona 500 ejemplares al PlanNacional de Lectura para que se distribu-yan gratuitamente en todas las provinciasdel país.

S U M A R I O4 Literatura y Diferencias6 Escribir desde dónde, escribir para quiénes7 Leer literatura juvenil o el difícil camino de reemplantear

nuestra indiferencia9 La vigilia de una temática14 La piedra de toque16 Un combate abierto contra la injusticia22 Reseñas: “El Muro” - “Fiesta”23 El museo de los esfuerzos inútiles25 ¿Qué ves cuando me ves?28 Leer es un derecho30 Balaza o balances. Espejos y espejismos31 El Manga32 Desde Colombia... Los Bereberes34 Taki Ongoy35 Escribir: Un acto de resistencia

Transformarse en agua o viento, ser Proteo en busca de antiguasformas para no ser devorados por la boca sedienta de la discri-minación. Etruria acompaña esta literatura que teje interrogantes, desnudaarbitrariedades y nos anuncia que, más allá de la esencia, difícil-mente el hombre pueda sorprenderse y reencontrarse.No hay hambruna mayor que la del alma, no hay formas de dis-capacidad más temible que la de convertirse en un ser abando-nado y confinarse a no ser nombrado.Rozar lo bello depende de ofrecer la mirada, de extender la pielhasta que nos duela, de saber que hemos abandonado el hori-zonte de la Edad Media y acallado el clamor de la hoguera, queperegrinando hemos encontrado los palabristas que abordandesde las cornisas del corazón todos los lenguajes.Esta literatura se atreve y nos invita a encontramos con perso-najes que cabalgan junto al heroísmo desprendido de la autenti-cidad.Etruria celebra las historias donde la vida deja huellas de lo pro-pio, donde la certeza de lo posible está en la riqueza de las múl-tiples interpretaciones, donde lo eterno es un signo impar y a lavez una clepsidra de encaje en el aliento de los hombres.

Ángela Gentile y Alicia Dieguez

E D I T O R I A L

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Hace poco, releyendo “NO LOGO”, libro que cuentacómo se inventaron las marcas y cómo se logró median-te la publicidad que una marca represente un estilo devida y sus consumidores la incorporen como algo natu-ral, la autora jugaba con una metáfora, el lagarto o cai-mán de una conocida marca de chombas francesas queen un momento se masificaron. Klein dice que el lagar-to se comió la chomba. Mientras leía éste y otros con-ceptos del texto pensaba que, tal vez, uno de nuestrosgrandes desafíos como docentes, valga la metáfora, seael de mostrarle a los chicos la chomba en las fauces delcocodrilo, abrirle la boca al cocodrilo y mostrar los peda-zos rotos que quedaron de la prenda.

“Literatura y diferencias” vaya temática y por qué,¿Por qué ser tan incorrectos? Si dentro del campo litera-rio hay tanto placer, tanto goce, tantas obras estéticas ymaravillosas que despiertan la fantasía, enriquecen elvocabulario y nos abren la puerta a otros mundos… Talvez porque en este mundo, el que habitamos, en esteaño 2007 y en nuestro país hay todavía muchos prejui-cios: peronistas/antiperonistas, judíos, rusitos, cabecitasnegras, provincianos, bolivianos, peruanos, discapacita-dos, comunistas, gordos, flacos, villeros, cartoneros,piqueteros y la enumeración podría seguir.

. En este número retomo la idea de aquel primernúmero cuando hablaba sobre literatura y memoria: ciu-dadanos que conozcan al otro, que lo respeten, que loacepten con sus creencias, con su gordura, con sus cos-tumbres, con sus diferencias ideológicas, ciudadanos quepuedan y sepan convivir. Quienes habitamos las aulascon nuestros alumnos adolescentes sabemos que la into-lerancia hace que aquel que es distinto, piensa distinto otiene alguna discapacidad, la pase muy mal. Por supues-to que no en todos los casos es así. .No queremos gene-ralizar.

¿Quién es el diferente? ¿Dónde está la otredad?¿Quién la determina?

Cuando Pierre Bordieu desarrolló la diferencia entrecultura y sociedad al mostrar en sus investigaciones que

la sociedad está estructurada entre dos tipos de relacio-nes las de fuerza, correspondientes al valor de uso y decambio, y, dentro de ellas, entretejidas con esas relacio-nes de fuerza, las de sentido, aquellas que organizan lavida social, las relaciones de significación. El mundo delsentido, de las significaciones, constituye la cultura. ¿Porqué circulan hoy en el campo de la literatura juvenil tan-tos textos que toman el tema del otro, del que es distin-to? ¿Qué significaciones se ponen en juego? ¿Por quéestas temáticas aparecen editadas, en su gran mayoría,después de la crisis política y económica del 2001?

Raymond Williams en la década del ’70 comenzó aelaborar sus teorías de “estudios culturales”, entendió lacultura como proceso de cambio, de manera dinámica. YRoger Chartier afirma que existen tres tipos de represen-taciones:

Las representaciones colectivas, que son aquellas queincorporan los individuos en la división del mundo social.

Las formas de exhibición del ser social o del poderpolítico, manifestadas en signos o en actuaciones simbó-licas.

La manifestación de una identidad social o colectiva.

Será tal vez porque solamente metiéndose en la pielde Bardo podemos entender que en las villas o en losbarrios marginales -o como quieran llamarlas- quienes lahabitan tienen amores, sueños, anhelos iguales a los detodos y tejen increíbles redes solidarias para pelearla;que entender a Rafaela y entender a Veronique nos ayu-dará a aceptarnos tal cual somos y no pensar en esospatrones estéticos siniestros que los medios nos quierenvender, tal vez nuestros alumnas peleen un poco másque nosotros para que los talles de la ropa femenina nosea solamente para “Barbies”, quienes vivencien la histo-ria del médico de “La piedra de toque” seguramente sal-drán fortalecidos en su humanidad, quienes lean “Elmuro” entenderán que una pared no hace al prejuiciosino quienes habitamos en este mundo y no aceptamosal otro. Si proponemos como lectura “Los ojos del perro

O P I N I Ó N

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Literatura y diferencias

“Importan dos maneras de concebir el mundo.Una, salvarse solo,arrojar ciegamente los demás de la balsa.y la otra,un destino de salvarse con todos, comprometer la vida hasta el último náufragono dormir esta nochesi hay un niño en la calle”

“Hay un niño en la calle” Armando Tejada Gómez

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siberiano”, caerán un montón de leyendas urbanas y -notanto- acerca del sida.

Qué docente no tuvo en su clase algún chico maltra-tado por sus padres. Frente a esta realidad cada unoactúa de distinta manera: se desentiende del tema otrata por todos los medios posibles de revertir la situa-ción: “La casita azul” nos propone debate, tomar partidoy llegar al final de la novela para que esa abuela salve aCintia de ese padre violento y ese pueblo luche contra lacorrupción de su intendente.

Quienes escuchen rock, cumbia villera o el géneroque les parezca también conocerán más acerca del otro,acerca del universo simbólico del otro. Quienes tengancontacto con el manga, descubrirán otro género másque interesante para acercarse a los lenguajes de susalumnos.

Si en las aulas trabajamos con “Si tu signo no es cán-cer” podremos entender que esta enfermedad no es unamaldición y que siempre se abre una ventanita, una cla-raboya de esperanza.

Y ni qué hablar si a nuestras aulas llevamos TakiOngoy, porque entender la conquista desde los pueblosoriginarios es entendernos como pueblo y empezar apensar en cambiar aunque sea algo de todo lo que, quie-nes nos precedieron, hicieron bastante mal. Como setrata de una obra musical, recomiendo leer fragmentoso realizar una selección para compartir con los estudian-tes de “Comentarios reales de los Incas” del Inca Garcila-so de la Vega, entre una vastedad de textos que puedenelegirse para abordar este tema.

Acaso todo lo anterior no sea sólo literatura. Debere-mos preguntarnos, en espacios abiertos por nosotrospara los jóvenes, por qué la literatura territorializa estastemáticas. En algunas de las lecturas propuestas encon-traremos historias contadas de manera maravillosa, talvez a otras les falte una vuelta de tuerca, finalmente, yfelizmente la literatura es multívoca, pero todas valen,tienen la fuerza y la riqueza necesaria para poder miraral otro desde otro lugar, no el lugar de la piedad ni la lás-tima sino el del respeto.

Anestésicos, nostálgicos, resignados, desentendidos 1

“Literatura y diferencias” pretende ser demasiadoambicioso por la vastedad de temas, tal vez hasta parez-ca un exceso. Lo cierto es que durante mucho tiempohubo temas que en la escuela no se trataban y menos enla sagrada hora de literatura. ¿Se puede acaso trabajarcon “Perros de nadie” cuyos protagonistas son dos mar-ginales? ¿Vamos a traer a nuestra clase la droga a travésde “Campos de fresas” y mostrarles a nuestros alumnosque nadie está exento?

Tal vez la diferencia no radique en los textos sino enel hecho de animarse a tratarlos. Volviendo al libro deNarodowski: podemos “anestesiar nuestras clases trans-mitiendo saberes sin que ello sea dominación despótica,clasificación discriminada o ritualización de lo banal”.Podemos recordar nostálgicos, y ahora el razonamientoes de quien escribe, aquellas horas de literatura dondelos clásicos lo eran todo y se aprendía una “cultura ver-dadera” (como si “lo otro” no expresaran distintas mani-festaciones culturales) . Podemos resignarnos a dar elprograma, sin demasiado compromiso, finalmente a losjóvenes no leen, con lograr uno o dos alumnos lectoresen cada curso nos damos por satisfechos y listo. Y tam-bién podemos hacernos los desentendidos, poner pilotoautomático, continuar como si nada hubiese cambiado,como si todo no estuviese en constante movimiento.

Como no nos conformamos con ninguno de los cua-tro conceptos, continuamos buscando, y en la búsquedanos encontraremos con los dientes filosos del cocodriloque quiere devorar la chomba y devorar nuestras ideaspero le haremos frente, le daremos batalla construyendocaminos para el debate, para pensar desde otro lugar,para ponernos en la piel del otro, para investigar, paraabrir temas y puertas y que cada joven construya suidentidad en nuestro país y en esta época en la que tocóvivir. Y en esta búsqueda llegarán- no tenemos dudas-los llamados clásicos: tanto Kafka como Dostoievski oVictor Hugo reflejan distintos momentos culturales de laépoca en la que vivieron.

Y no me quiero olvidar, porque sería injusto que lohiciese, de Edith Sbaco, la profesora de música del barriode mi infancia y adolescencia y a quien debo mi apertu-ra hacia muchos prejuicios. Edith, quien trabajaba en laescuela para ciegos y le dictaba clases particulares y gra-tuitas a todo aquel que quisiese seguir profundizandosus conocimientos. Su casa siempre estaba llena dealumnos de su escuela y de la zona. Ella me enseñó a notenerle miedo al que es diferente, a convivir y a descu-brirlo, y aún hoy, cuando desprejuiciada y mirada porotros, ayudo a alguien a cruzar la calle, me acuerdo deella con su alegría y su generosidad infinitas.

Alicia Dieguez

BIBLIOGRAFÍA:Naomi Klein: “NO LOGO”, El poder de las marcas, Paidos, Plural, Bue-

nos Aires, 2001.Raymond Williams: “Marxismo y literatura”, editorial Península,

Madrid, 1980.Roger Chartier: “El mundo como representación”, Gedisa Editorial,

Barcelona, 2002.Mariano Narodowski y Daniel Brailovsky (compiladores): “Dolor de

escuela”, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2006.

1 Debo aclarar que esta sucesión de adjetivos no es mía, ha sido toma-da del libro “Dolor de escuela”, pag. 24. (Ver referencias bibliográficas)

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Hace muchos años, cuando via-jaba en México en lo que aquí lla-mamos colectivo y allá camión,apretujado hasta lo indecible y tra-tando de tolerar el calor intolerableque exudaba del motor y el nomenos intolerable ruido, me puse apensar. Yo tendría entonces unos 21años y trabajaba como responsablede publicaciones en una pequeñaeditorial ubicada al sur del DF.Cuando llegué a mi oficina escribí loque había pensado en un viejo cua-derno Gloria que había viajado con-migo desde Buenos Aires y quetodavía conservo. A grades rasgos, ycon la inmodestia propia de esaedad, decía que había descubiertoque si las cosas en el mundo estabancomo estaban y que había poderososy había jodidos, yo quería jugar parael equipo de los menos afortunados.No quedan registros de posiblestemblores de los amos del planeta nide gritos de júbilo de los desdicha-dos ante mi decisión pero en todocaso no está del todo mal la toma deposición de un pibe de 21 años queestaba empezando a descubrir querespira alguien más además de él enel mundo. Hoy, casi 30 años mástarde, me cae bien aquel pibe.

Cuando resolví ser escritor tuveque tomar una resolución análoga ala de aquel viaje en camión. Cuandose es escritor uno cuenta historias y sise cuenta por ejemplo, la de un escla-vo en un algodonal en el sur de losEstados Unidos puede hacerlo desdetres puntos de vista: desde el amo,que retrate su angustia ante la pocapredisposición de los negros hacia el

trabajo; desde el amo adolorido, quesiente como inhumano el trato quela mayoría de sus colegas blancos ledan a sus siervos; o desde el propioesclavo, que narrará seguramentesus deseos de libertad y, por qué no,de venganza. Desde los tres puntosde vista se han escrito libros. Uno,muy famoso, desde el segundo. Yome dije que si alguna vez escribíaalgo así, lo haría desde el tercero. Yno es sólo una convicción ideológi-ca, una forma de pensar ajena alresto de mí. Sencillamente no puedohacer otra cosa. No me sale, comodigo por allí en alguna contratapa. Aver, no quiero hacerme el héroe con-testatario. Escribo desde los perde-dores porque me gusta hacerlo, por-que mi literatura sonaría falsa si lohiciera desde otro lugar. Por ejem-plo, “Una excursión a los indios ran-queles” es un libro fantástico, tre-mendamente divertido y bien escri-to, pero yo no podría escribirlo. Opara volver a nuestro ejemplo dealgodonales y latigazos, “La cabañadel Tío Tom” también me atrapó enmi adolescencia cuando lo leí, peroyo hubiera escrito otra cosa.

De modo que cuando me nacióla idea de escribir la historia de dospibes de la calle no tuve más reme-dio que hacerlo desde ellos, o almenos, desde lo que yo siento queellos vivirían. Por supuesto que lanarración está mediada por loque soy. No tengo másremedio que hacerloasí por la sencillarazón de que yonunca fui un pibe de

la calle. No sé lo que es dormir a laintemperie ni me pegué nunca coninhalantes pero esa es la condicióndel escritor. Salgari nunca fue piratani Melville cazador de ballenas, peroaún así hay que elegir de qué ladoponerse. Está claro que Salgari sepone del lado de Sandokan yMelville del lado de Moby Dick.Bueno, yo me puse junto a Bardo y aNueve. Dicho de otro modo, no quiseescribir un texto neutral. Quise, sí,escribir una buena historia. No sé silo conseguí. Me gusta pensar que síy que en algún imprevisible futuro,los chicos de esos días leerán aque-llos primeros pasos de Elizabethsobre el barro de la Villa con elmismo temblor que yo leí aquelmaravilloso “llamadme Ismael”. Esaimagen fantasiosa me llena de gozoy me permite dormir más o menostranquilo.

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Escribir desde dónde,escribir para quiénes

por Esteban Valentino

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Preguntarnos hoy porla literatura juvenil impli-ca reconocer que ella sedebate entre diversos tópi-cos, entre los cuales, lasexigencias de mercado noconstituyen un datomenor. Se encuentran eneste recorte una serie detextos de diversa calidad ydistinto trabajo escritural,que están dando cuentade la multiplicidad derepresentaciones acerca

de los destinatarios que se juegan en los criterios deselección y edición de la literatura destinada a adoles-centes y jóvenes. Así, registramos la presencia de textosque cuentan historias casi lineales, cuyos protagonistasson jóvenes, más o menos de la edad de los supuestoslectores a los que “les pasan cosas iguales a las que lespasan a los lectores” y se incorporan palabras y giros lin-güísticos que –a juicio de escritores y editores- seducirí-an a los jóvenes lectores porque son los que ellos usan.Muchos son relatos de “superación de problemas”, en losque prima el conflicto, lo interior, lo psíquico de sus per-sonajes2. Generalmente, la fórmula narrativa utilizadaacude a la primera persona, asumiendo el punto de vistadel protagonista joven, como otra estrategia para lograrla identificación del lector joven. Nos resulta evidenteque, más allá de las representaciones de joven3 que estasnovelas inscriben en su textualidad, es posible leer en susestrategias escriturales una representación de lectorespoco asiduos, “cómodos”, en tanto requieren de bajaconflictividad estética y temática para sentirse atrapa-dos por un texto literario. El circuito parece cerrarse enla convicción de que el primer pacto de lectura de la lite-ratura juvenil se establece con el mundo escolar, con locual, ésta se publicita a través de catálogos dirigidos adocentes, en los que se promocionan los textos por ejestemáticos o indicando su potencialidad para “trabajar”

determinados valores. Así, muchas veces, los textos quecirculan en la llamada “literatura juvenil” no puedenmenos que provocar indiferencia en los lectores.

Frente a esta oferta del mercado editorial, nos inte-resa hoy orientar nuestra lectura a una novela presenta-da en el recorte de la literatura juvenil, cuyas estrategiasescriturales y temáticas resultan desafiantes en tantointerpelan al lector desde una perspectiva distinta a laque describimos hasta aquí. Nos referimos a Perros denadie, de Esteban Valentino.

Perros de nadie focaliza un mundo narrativo querecupera una cara de la exclusión social: la de los ado-lescentes y jóvenes que se desarrollan en condiciones devida alejadas del circuito de la escuela, la familia y elgrupo de pares que contienen y acompañan en la reso-lución del conflicto que implica crecer. Los protagonistasde la novela, Nueve y Bardo, están abruptamenteenfrentados a los desafíos del mundo adulto: la manu-tención propia y familiar, la violencia social, la paterni-dad responsable, entre otras. Los tradicionales conflictosdel crecimiento y de la rebelión juvenil de las clasesmedia y alta se encuentran aquí ausentes por la exigen-cia de sobrevivir en el día a día que los jóvenes protago-nistas deben afrontar. Tanto la temática propuesta comolas estrategias escriturales desplegadas dan cuenta deuna serie de representaciones de la literatura y de lospotenciales lectores que transgrede el círculo de la iden-tificación fácil y del realismo simplificador (Bombini,1993).

La intertextualidad se presenta como uno de losrecursos de escritura que más fuertemente construyeuna representación de lector crítico y competente enesta novela. Ésta se despliega interpelando a un lectorcapaz de enfrentar el desafío, que no necesita de la fácilidentificación de sus supuestos intereses, que es capazde recoger los guiños que la producción literaria -comoproducción del colectivo cultural- le realiza. Así, encon-tramos en Perros de nadie una diversidad de intertextosque remiten al imaginario colectivo, como las historiasque cuenta Eleazar, pero también a otros textos de la

Leer literatura juvenil o eldifícil camino de replantearnuestra indiferencia

por Patricia B. Bustamante1

Perros de Nadie, Esteban Valentino,Editorial Astralib

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literatura, como los de Ciro Alegría (el mundo es anchoy ajeno...) o a textos de la cultura como diferentes ritua-les, la historia de la humanidad y hasta canciones que seconstituyeron en íconos de las luchas revolucionarias.Será justamente la canción “cuando querrá el Dios delcielo que la tortilla se vuelva…” -que Bardo adopta- laque termine por dar un giro a la novela, sacándola deldiscurso fácil de la moralización frente a la delincuenciay resignificando la búsqueda existencial del protagonista.

La ruptura de la linealidad temporal es otra de lasopciones escriturales distintivas de esta propuesta narra-tiva. En el caso de la novela que analizamos, se registrandiversas analepsis. Así, Perros de nadie se construye condistintas alteraciones en las que el relato retrocede en eltiempo para contar sucesos anteriores, tal es el caso delas historias que narra Eleazar. En ellas resulta interesan-te, además, reconocer cómo Eleazar construye comonarratario al joven Nueve, a quien le destina historiasque -sin caer en lo didáctico-moralizante- pueden darlediferentes perspectivas para pensar en su propia vida.Podríamos reconocer en este caso cómo, a través deElezar, se nos presenta la idea de que la narración es unintento de explicar el mundo, un ejercicio a través delcual la gente le encuentra sentido a los sucesos. De estemodo, Eleazar se constituye en la representación de unmundo adulto que comparte con sus jóvenes la recons-trucción de su memoria social como una estrategia paradarles cabida e inclusión y acompañarlos en la constitu-ción de su propia subjetividad. Nueve –con la contencióny amor de Eleazar- logra “zafar” de lo que parecía uncamino sin retorno por la “pesada”. Se trata, pues, de unmundo adulto presente y atento a sus jóvenes.

En otra estrategia escritural desafiante, Perros denadie construye su desenlace desde las elipsis y la alter-nancia de focalización narrativa que permite al lector nosólo inferir el final de las historias de Nueve y de Bardosino, incluso tener cierta empatía con ellos. Esto es loque nos pasa de algún modo al ir reconociendo cómo lasdecisiones de Bardo trascienden la mirada estigmatizan-te del lugar común que considera el robo como un cami-no fácil para no ir a trabajar y llega a convertirse en unasuerte de mensaje social: robar para compartir con otrostan pobres como él, enfrentarse a tiros con la policíapara dejar un mensaje. “Vengo a gritarles que está mal,que todo mal, pero mal en serio y que tengo un límiteque no voy a pasar nunca, nunca”, es el desesperadogrito de Bardo.

En este final de Perros de nadie hay otro recursointeresante: es posible detectar una especie de fusión delos discursos de narrador y personajes que va volviendoambigua la procedencia de cada voz. Obviamente, esterecurso exige del lector un trabajo mayor de construc-ción de sentidos en tanto a partir esta “confusión” de

voces, pensamiento y discurso puede entender cómo ter-mina cada protagonista. Mientras uno prologa la vida através del hijo, otro busca hacerlo dejando un mensaje,incomprensible e inaudible para una sociedad indiferente.

No estamos ante un relato desde lugares comunessobre la delincuencia juvenil o sobre la alegre irrespon-sabilidad de la juventud. Se trata de un relato sobre bús-quedas y decisiones existenciales de jóvenes ignoradospor la mayor parte del mundo adulto. Como lo anunciael narrador al inicio: “No es extrañoque decisiones y rompimientoshabiten las vidas de hombres o decasi niños. No es extraño. Cuandodecisiones y rompimientos no seencuentran, pasan ciertas cosas.Cuando se encuentran, pasan otras”.Sin lugar a dudas, la lectura dePerros de nadie no admite indiferen-cias ni liviandades.

BIBLIOGRAFÍA:Bombini, G. y López, C. (1993) “La literatura juvenil o el malenten-

dido adolescente” en Versiones, Bs. As.:UBABombini, G. “Otras literaturas/otras culturas: un problema pedagó-

gico” en Textos de la didáctica de la lengua y la literatura 9; Barcelona:Graó, julio de 1996.

Bourdieu, P. (2000) “La ‘juventud’ sólo es una palabra” enCuestiones de sociología; Madrid: Istmo.

Cebrelli, A. y Arancibia, V. (2004) Representaciones sociales. Modosde mirar y de hacer; Proyecto 1180, C.I.U.N.Sa.

Duschatzky, S. y Corea, C. (2004) Chicos en banda. Los caminos de lasubjetividad en el declive de las instituciones; Bs. As.: Paidós.

Gagliano, R. (1997) “Educación, política y cultura adolescente(1955-1970) en Puiggrós, Adriana (Comp. y Ed.) Historia de la educa-ción en Argentina. Tomo VIII, Bs. As.: Galerna.

Lluch Crespo, G. “La literatura de adolescentes: la psicoliteratura”en Textos de la didáctica de la lengua y la literatura 9; Barcelona: Graó,julio de 1996.

Morduchowicz, R. (2003) El capital cultural de los jóvenes; Bs. As.:F.C.E.

1 Profesora Adjunta de la cátedra de Literatura Infantil y Juvenil delProfesorado en Letras en la Universidad Nacional de Salta.Coordinadora del Plan “Abriendo mundos...Salta lee y escribe”.Referente jurisdiccional del Plan Nacional de Lectura por la provinciade Salta. Ha dirigido distintos proyectos de investigación sobre forma-ción de lectores en el Consejo de Investigación de la UniversidadNacional de Salta.

2 Lluch Crespo, G. (1996) reconoce algunas de estas característicasen lo que denomina “psicoliteratura”.

3 La mayor parte de las veces, se trata de jóvenes de clase media,que asisten regularmente a la escuela y se debaten entre intrigas amo-rosas, rebelión moderada frente al mundo adulto y alguna que otratravesura escolar que no llega al cuestionamiento del status quo.

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¿Cómo lográs ese registro juvenilen tus novelas?No lo puedo racionalizar dado que yotengo cero feeling con los adolescen-tes. No así con los niños. Con los chi-cos tengo una comunicación extraor-dinaria en el sentido de que no esordinaria, es maravillosa, lúdica. Algunos jóvenes que leen mis textosme escriben porque sienten que estánhablando con un par, y yo no sé bienpor qué. En realidad están hablandocon el lector, dentro de ellos mismos,que le pone letra al texto… Tal vez algo tenga que ver con quemi adolescencia fue muy fuerte,muy sentida, muy convulsionada…no sé. Lo que sí sé es que me esfuer-zo mucho por encontrar una vozque hable como los adolescentesque conozco, o la que fui, o los quefueron mis hijos…

Y es cierto, los comentarios quehace Gaby, la protagonista de “Situ signo no es cáncer” expresan los

enojos y los sentimientos quetodos alguna vez tuvimos acerca denuestros padres y de los mayoresque nos rodeaban.¿Cómo fue la génesis de “Si tusigno no es cáncer”?En esto tuvo mucho que ver GracielaCabal, que me dijo escribí esta histo-ria para exorcizar el tema y final-mente, le hice caso. Este es un temamuy particular en mi familia, yotengo hermanas que han tenido dis-tintos tumores, una sobrina, doshijos míos, está claro que hay unahuella genética en la familia. Si biennos hemos hecho estudios y losmédicos dicen que estamos dentrodel parámetro de las estadísticas,parece que nos tocaron todos a nos-otros. Entonces, ahí vos te preguntaslo que se pregunta la madre deGabriela: ¿por qué nos pasa esto?...¿a nosotros?... Y la respuesta es: ¿porqué no? ¿Por qué no me puede pasara mí?, click, por qué no me va a pasarsi yo soy una persona como el restode la humanidad. La historia de lanovela no es la historia ni de mishijos, ni de mi familia ni de nadie. Esuna historia de ficción. Yo siempre loaclaro. Lo que está en el texto es laenfermedad de la cual tengo muchasreferencias porque la hemos vivido.

Pero está tratada con mucho res-peto y sin golpes bajos, y me pare-ció maravilloso. Tiene un mensajede esperanza.Es que a mí me parece que los quehemos estado ahí no tenemos otracosa. ¿Qué alternativa, qué otromensaje nos impulsa a seguir? Loúnico que te queda es la esperanza.Si no te aferrás a la esperanza temorís, ahí. Creo que eso desnuda el lugar desdedonde yo escribo “Si tu signo no esCáncer”, el de los que lo hemos tran-sitado. Creo que el que no lo viviónecesita dar cuenta de esos golpesbajos que aparecen en el cine o enotros medios que toman la enferme-dad y que pegan en el dolor, en lamuerte. Esta enfermedad está rode-ada de un estigma social, el cánceres prácticamente diabólico. Con el personaje de Gabriela yo mecuidé puntualmente de hablar deque el cáncer es sólo una enferme-dad y no una maldición.

Es algo diabólico porque el 80% delos casos conducen a la muerte.Pero hoy ya no es “tan” así. Lo quepasa es que “de eso no se habla”, nose dice, ese es el punto. Fue durantemuchísimos años, estamos hablando

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LA VIGILIA DEUNA TEMÁTICA

En el mes de diciembre, una tarde muy calurosa, Etruriaentrevistó a Graciela Bialet.

El motivo del encuentro era conversar acerca de “Si tu signono es cáncer” pero, como no podía ser de otra manera, charla-mos de todo un poco.

Nunca es tarde, Graciela Bialet,Ediciones del Boulevard, Córdoba, 2003

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de siglos, una enfermedad maldita yterminal. Pero me parece que faltanun par de años para que la gente seentere de que muere mucha másgente en accidentes de tránsito quede cáncer. Digo, hay más muertespor cosas mucho más cotidianas.Han dejado de ser terminales varioscánceres, pero no en todos los casos,es cierto, y últimamente se ha acre-centado en niños y jóvenes, es cier-to, por los altísimos índices de con-taminación… y esa fue una de lasgrandes preocupaciones a la hora deescribir. Pero ante todo, me preocu-pé de dejar en claro, por si la novelallega a manos de alguien que estáviviendo esta enfermedad, que no esculpa de vidas anteriores, que nohizo nada malo para que le sucedie-ra, que es una enfermedad, un acci-dente de salud. Y es una enferme-dad, además, que afecta a las perso-nas, no a las estadísticas. Todo eso

traté de decir en la novela.

¿Y los lectores que dicen?Bueno, con esta novela he recibido,en general, buena crítica. Lectoresque se enamoran de Gabriela. Ella esesotérica, rebelde y contestataria.Una adolescente de pura cepa. A diferencia de los lectores de “Lossapos de la memoria” que piensanabsolutamente distinto acerca losderechos humanos, y me planteanun debate político en el cual tengoque poner mis puntos y decir:“Bueno, mirá, separemos las cosas:esto es ficción y si vos querés quehablemos de política podemoshablar y podemos encontrar puntosen común o no”. Es decir, con la otra(Los sapos…) tengo lectores que tedicen nunca antes supieron del temade la represión, salen a averiguar lahistoria, buscan en el informe de laCONADEP la página que yo cito -que

es un truco, digamos-, porque paramí es la única prueba que va a que-dar a lo largo de la historia. Los lec-tores “guerrean” con el tema.En cambio con “Si tu signo…” escu-cho que se enganchan con la histo-ria de amor, que se conmocionancon esta chica que les divierte, por-que se encuentran en este lugar delo esotérico como algo gracioso,divertido, y me dicen cosas como:“venía riéndome y de golpe, meclavé la enfermedad”. O… “Porquevenía como divertida, como queresolvíamos con el horóscopo esteamor en tinieblas, no blanqueado ycuando atraviesa esa fase romántica,de pronto, toma un giro que no lapodés largar porque la historia deamor va transitando por carriles queno esperabas encontrar.” Me parece que eso tiene que ver conla literatura para jóvenes y con quees un tema tabú: que no espera eljoven encontrar, una temática sobrela cual no se habla. Y ahí es dondeparece que quedan sorprendidos.

Me gustó mucho en la novela lascitas que abren cada capítulo, tanbien elegidas. Siempre buscás eseefecto con tu escritura, esa apertu-ra al capítulo: canciones, fragmen-tos de poemas, frases significati-vas, es el “estilo Bialet”.Ese es mi estilo. Me parece que tienemucho que ver con una estética queforma parte de mí, de mi propiaconstrucción como persona y comolectora. Ha sido tan importante lalectura en mi vida, que a veces sien-

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Graciela Bialet en la presentación de “Si tusigno no es cáncer”

Con el personaje de Gabrielayo me cuidé puntualmentede hablar de que el cáncer essólo una enfermedad y nouna maldición.

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Un texto, según Edgard W. Said, es un campo diná-mico, un sistema de tentáculos potencial y real (hacia ellector y hacia el narrador). Todo texto es inacabado por-que se amplía en cada lector adicional. Y elegimos estadefinición, valga el atrevimiento, porque la novela deGraciela Bialet es un “tentáculo” que nos atrapa y delcual uno no no podremos escaparnos sino hasta el final.De acuerdo a las experiencias de vida de cada lector ter-minaremos riéndonos porque el humor y la esperanza sesostienen a lo largo de toda la novela -a pesar de que laprotagonista padezca cáncer y le deban extirpar untumor- o con los ojos muy rojos recordando alguna otrasituación de nuestra vida o de algún ser querido.

Como Gabriela, la protagonista, es un tanto esotéri-ca y cree en el zodíaco rige su vida, cada capítulo se abrecon predicciones poéticas que con el exquisito gusto dela Bialet nos dejan fragmentos de poetas, de cancionesde León Gieco, Fito Páez y Charly García o frases, de esasque se necesitan cuando la tristeza está cerca. Luego decada predicción poética, comienza el derrotero astral amodo de capítulo (para quienes no lo saben un derrote-ro es, en el lenguaje marítimo, un libro que contiene elcamino o derrota, en esta acepción y no en otra).

Escribir acerca del cáncer en una jovencita de dieci-séis años no es sencillo, hay que tener agallas, porque aesa edad, la de la protagonista, la vida está comenzandoa escribirse.

El cáncer nos paraliza, no nos deja espacio para elfuturo, el mañana se congela y es difícil reponerse. Peroen esa parálisis, en ese congelamiento hay un mensaje deesperanza, el apoyo incondicional de una familia y elfinal abierto de una posible historia de amor. No sabe-mos si el cáncer es siquiera un tema tabú en la literatu-ra juvenil, es un tema del cual no se habla, no sabemossi por miedo o por desconocimiento.

La novela describe sin caer en golpes bajos pero tam-poco en facilismos, atrapa como el tentáculo porque lanarradora tiene ese registro justo, ese que hace que losjóvenes piensen que están leyendo a un par. Escribir, losabemos, deriva de un deseo que no se agota en el textoescrito, y el lector siempre percibe este deseo en los tex-tos de Graciela Bialet. Una novela única, maravillosa, unanovela de esas que nos atraviesan la piel, los huesos y elalma. Creemos que vale la pena llevarla a las aulas de lasescuelas medias, compartirla con los jóvenes lectores,escucharlos, darle crédito a sus comentarios.Seguramente, el texto generará discusiones de sentidointeresantes y enriquecedoras.

Alicia Dieguez

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“Si tu signo no es cáncer”de Graciela Bialet

Si tu signo no es cáncer, Graciela Bialet,Grupo Editorial Norma, col. Zona Libre

“Al buen tiempo vinimos a vivir, vinimos a vivir en primavera:breve tiempo ¡oh amigos!Si tan corta así será, que haya en ella vida”(Literatura Nahua –precolombina y pictográfica-Versión de Angel M. Garibay K.)

to que la literatura me salvó la vida.Son historias personales que no vie-nen al caso, para eso están los diva-nes. Pero no es una metáfora: a mí laliteratura me salvó la vida. En mediode los conflictos familiares másdolorosos de mi infancia, cuando elmundo parecía ser un aguacero endonde ibas cayendo en un pozo y elbarro te caía encima, yo abría “Aliciaen el país de las maravillas”, porejemplo, que era mi libro favorito, ysus páginas me salvaban, en serio,

me salvaron la infancia. Me volvían aun lugar donde podía entender queen algún lado había paz, felicidad,una luz en el camino.Esa literatura no es una literaturaque está marcada solamente con unseñalador, me marcó a mí y me dioesa luz al final del camino. Desdeentonces aprendí que cuando leo unlibro, puedo tener la suerte deencontrar otra salida. Muchas veceslo abro y no es así, pero yo sé quealguno anda por ahí esperándome,

“...mi estilo. Me parece quetiene mucho que ver con unaestética que forma parte demí, de mi propia construc-ción como persona y comolectora. [...] Yo sólo escribocuando tengo una idea. Leotodo el tiempo, pero sóloescribo cuando tengo un pro-yecto de escritura.”

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entonces busco y rebusco otro y otromás. Necesito las historias. Necesitolas palabras. Y no lo puedo disimu-larlo porque forman parte de miesencia; es como si uno quisieracambiarse el grupo sanguíneo, nopodés. Cuando te falta sangre teponen de tu tipo (cero, A, positivo onegativo, pero la tuya) porque es laque tenés, la única que te cabe,bueno, me parece que por eso hagomío los textos de muchos, y en militeratura hay tanta intertextualidad(citada, claro, siempre, como en elcaso de los horóscopos que iniciancada capítulo de “Si tu signo no esCáncer”)

¿Cómo es la selección? ¿La realizásantes de escribir o a medida quevas escribiendo cada capítulo?¿Cómo escribe Bialet, escribe todoslos días, escribe cuando puede,escribe de a ratos?Yo sólo escribo cuando tengo unaidea. Leo todo el tiempo, pero sóloescribo cuando tengo un proyectode escritura. Intenté imponerme dis-ciplinas de escribir como oficio ytodos los días, como quien se tomauna píldora pero yo no lo he logra-

do. No digo que no sea bueno, digoque a mí no me funciona, probable-mente porque realizo muchas otrasactividades. Ahora, cuando tengo un proyecto deescritura no puedo hacer otra cosamás que escribir. Y mi vida se con-vierte, realmente- cuando tengo eseproyecto de escritura- en un tor-mento delicioso. Cosa rara, dirás vos,pero escribo donde puedo, en todoslados. Me voy haciendo como dibu-jos borradores en la cabeza. ConGabriela en “Si tu signo…” me pasó,porque yo no soy nada esotérica,que tuve que leer durante mesesmateriales de ese tema, pues sino leponía las características de lo quedicen que debiera ser el signo a cadauno de los personajes (los teníapegados en distintos mapas frente ami escritorio) me olvidaba que Felipeera de Piscis, por ejemplo, y esatarea ¡no me dejaba vida propia!Entonces, cual detective, tenía que irgrabando una huella a seguir, y esome obsesionaba. Debía seguir hastael final esas señales que iba marcan-do, porque precisamente el libro setermina descubriendo, en el meta-discurso, que la vida la construís voscon lo que podés y con lo querés. Tenía claro que este personaje nopodía vivir inicialmente sin loshoróscopos, yo no podía hacerhoróscopos tradicionales, no porqueno los pudiera inventar, sino porqueno era lo que quería trasmitir. Yoquería decir: “si querés buscar sali-das, buscá la literatura”. Por esogeneré esas predicciones poéticas encada capítulo a modo de horósco-pos. Porque la literatura te lleva areflexionar, a realizar este procesode ensimismamiento -del que hablaPennac-, que es el que te permitemeterte dentro de las ideas a buscarla salida. Y vuelvo al punto anterior:esta es la forma y ahí es donde apa-recen las huellas que me marcaron,que marcaron mi vida. Eso sí, fue mucho trabajo, lo quemás me costó fue crear esas predic-

ciones; porque yo tenía la descrip-ción de los signos; sólo los que creeny saben de zodíacos se van a darcuenta que todas las citas literariasque están ahí, coinciden con lascaracterísticas que, supuestamente,tienen los signos.

Fue todo un trabajo de investiga-ción: tuviste que leer de astrología,el I Ching, el Tarot, no quedó libroesotérico sin leer.Uy…. Y hasta me enteré que existíala angeología, que los ángeles te tie-nen de acá para allá, ángeles de luz,de sombras, de tinieblas. EnCórdoba, iba a una librería cuyosdueños son amigos míos, tienen unbar precioso y ahí me sentaba, meprestaban materiales y leía y toma-ba apuntes. Muchas notas tomé. Medivirtió hacerlo. Cuando voy a las escuelas les pre-gunto a los chicos su signo del zodí-aco y les leo sus predicciones poéti-cas… y a todos les calza. El horósco-po le calza a cualquiera.

Es un tipo de texto escrito de modotal que cada uno le da una inter-pretación a su medida. Exacto. Es como la literatura. Vos lecargás el significado, por eso le calzabien, también, la poesía.

¿Y en México tuviste contacto conlectores en tu último viaje?Tuve contacto con algunos lectoresy fue sorprendente, porque allí tam-bién circula “Los sapos de la memo-ria” inicialmente entre los exiliados.A diferencia de algunos mexicanosque me preguntan como bicho rarosobre historia argentina reciente, loque me sorprendió es que los ado-lescentes son iguales en todo elmundo: por lo menos en México yen la Argentina. Las manifestacioneseran las mismas, las preguntas derigor que hacen y que siempre giranen torno al amor de los personajesjuveniles: ¿se ponen de novios?¿cómo sigue el romance?

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“En medio de los conflictosfamiliares más dolorosos demi infancia, cuando elmundo parecía ser un agua-cero en donde ibas cayendoen un pozo y el barro te caíaencima, yo abría “Alicia en elpaís de las maravillas”, porejemplo, que era mi librofavorito, y sus páginas mesalvaban, en serio, me salva-ron la infancia. Me volvían aun lugar donde podía enten-der que en algún lado habíapaz...”

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Me doy cuenta que otra característi-ca de mis textos es que en las dosnovelas los finales son muy abiertos.Pero lo hago con esa intención.

Para seguir pensando.Exacto. Lo que queda claro es queeste es un camino de recuperación,de salvación y de esperanza. Creeren el amor es creer en el futuro. Yosoy una convencida que el amor teredime, aún de vos misma. Entonces,no me conformo con finales cerra-dos… aunque eso me ocasiona queme pregunten si va a haber unasegunda parte. Ufa. No, ni los saposni el horóscopo contraatacan.

¿Actualmente estás en algún pro-yecto de escritura?Hace un par de años que estoy trasuna idea pero todavía no la podríallamar un proyecto de escritura por-que no le encuentro el proyecto.Tengo una idea pero todavía no lapuedo organizar. A mí me cuestamucho encontrar la forma. Eso queme preguntan: cómo encontrás laforma, me cuesta mucho. Me cuestameterme en la piel del personaje yque me guste.

Realmente tendrías que publicarmás porque a los jóvenes les gustalo que escribís.Me gustaría… En Córdoba se leebien, también, un libro de cuentospara jóvenes que se llama “Nunca estarde”. Pero me cuesta, no soy de la queescribe tanto. He estado escribiendomás para niños. Por supuesto, noconsigo editar, no siempre es fácil

conseguir edición, pero bueno estoyjugada con esos textos que escribípara niños; me gustan. Lo que pasaque siempre escribo textos “política-mente incorrectos”, digamos, noestoy afectada por el establishmentliterario para jóvenes y niños, apunto tal que uno de mis editoresme dice “nunca un conejito Pascual,vos podrías, tenés mucho humor”.

Pero es lo que te sale, uno nopuede forzar su escritura.A mí lo que me gustan son las bue-nas historias y hasta que no encuen-tro una buena historia… y encima,las historias que encuentro son polí-ticamente incorrectas. Esa soy yo…

me ha tocado estar en el lugar de lagente que le pasa (¿o elige?) lopolíticamente incorrecto.

¿Cuál fue el mejor piropo que tehan dicho como escritora?Me lo han dicho algunos jóvenesdiciendo: “es el primer libro que leíentero” o cuando me dicen: “nopude parar de leerlo”. Son las doscosas más maravillosas que me handicho, más allá de la buena críticaque he recibido. La valoro intensa-mente porque yo, como lectoraadulta, cuando encuentro ese textoque no puedo dejar de leer adoro ellibro y no quiero llegar a la últimapágina. Y sé que encontrar otro libroque te guste te lleva un tiempo. Estos pibes que me dijeron estascosas son de esos pibes por los que laescuela y la profe daba dos guitas: elque nunca había leído y estaba deantemano fulminado, el que nuncasabía la estructura atávica del texto

y no sé qué… (¡ay… esas preguntasraras que hacen los profes de litera-tura!), o nunca daba con las ideasprincipales (que decretan siempre losdocentes o los académicos, o losespecialistas…). Uno de esos pibesfue el que me dijo, cuando me esta-ba yendo de la escuela, “Es el primerlibro que me leí entero”. Por no llorarde emoción en la calle (al fin y alcabo una es una señora seria), loabracé y casi le arranco tres aretes dela oreja, uno de la nariz y le estropeoun tatuaje con mi maquillaje.

¿Y los profesores qué dicen?Tengo muchos profes amigos queme piden que escriba más porquemis textos a sus alumnos los entu-siasman a leer, y bueno, de eso setrata. Pero como son mis amigos yme quieren, no son de fiar en estetema… Me alientan mucho. Perobueno, yo escribo cuando puedo. Nopor falta de tiempo solamente. Esque hay que tener la tripa muyentera para escribir. Al menos yo, esalgo personal.Necesito estar muy sólida, porque amí la literatura me retuerce cuandola escribo, y tengo que poner elcuerpo para poder bancarlo. Meparece que por eso, a veces, algunosproyectos de escritura demorantanto… es que es inútil… lo confie-so… no soy yo… casi siempre, la lite-ratura es quien me escribe a mí.

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“...la literatura te lleva a reflexionar, a realizar este proceso deensimismamiento -del que habla Pennac-, que es el que tepermite meterte dentro de las ideas a buscar la salida. Y vuel-vo al punto anterior: ésta es la forma y ahí es donde aparecenlas huellas que me marcaron, que marcaron mi vida.”

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De mi infancia tengoun par de imágenesque sólo con los añoshabría de entender: unmalvón que vi floreceren una casa abandona-da, sin riego y sin cui-dados de nadie, sólo porsu propia voluntad devivir. Y una estaca de laque se esperaba, nadamás, que hiciera crecerderecho un rosal, y quesin embargo largó sus

propios brotes, humilde y en silencio. Y sin embargo,¿cuántas veces, en mi vida, olvidé esa enseñanza, cuántasveces sobreprotegí a aquellos seres que me resultaban másmenesterosos, sin darme cuenta de que así les impedíagenerar sus propias defensas, fortalecerse a partir de suspropias debilidades, crecer en la confianza de sus propiosrecursos para subsistir?

Esta es la lección que nos propone La piedra de toque deMontserrat del Amo: comprender que aquellos a los queerróneamente llamamos “discapacitados” o “minusválidos”son en realidad personas con capacidades trabajosamentedesarrolladas para sobrevivir en el mundo brutal de los quenos creemos “normales” o “personas”, cuando en realidadno actuamos más que como “gente”. Vale, para entendermejor este concepto, leer detenidamente el diálogo entreJavier, un practicante de maestro que se resiste a la inte-gración pedagógica de los “subnormales”, y su tutora. Aveces, lo que hace falta, es simplemente cambiar el puntode vista, como reflexiona una directora de colegio:“Hay que despojarse de la experiencia, deponer lo inves-tigado, abdicar de la mesa de despacho y los ficherosalguna vez para agacharse al suelo y permanecer allí,acuclillada, y mirar el mundo desde abajo, a la altura delos ojos de un niño, y sorprenderse y contemplarlo.Desde arriba era sólo una cabeza temblequeante. Defrente, una mirada que la comprometía. Lo necesitabaen la Escuela porque ni la inspección, ni el claustro deprofesores, ni ella misma (...) tendrían derecho a seguirmetidos en la enseñanza, si tan sólo uno entre tantos loesquivaba (...). No era el problema de la conflictiva esco-laridad de la infancia minusválida, tantas veces teóri-

camente planteada, ni la puesta a punto de nuevosmétodos de combatir dificultades de comunicación lin-güística (...). Era una mirada, cruzándose con la suya,ras a ras, a tres palmos del suelo, como cuando era niña.Hacerse niña. Ser niña. Ese era el secreto.”

Quienes acostumbran a hojear el comienzo y el finalde una novela, pueden caer en el error de pensar que elprotagonista de esta es Carlos Fábregas, un adolescentesobreprotegido que concurre a la consulta de un famo-so psiquiatra, pero es atendido por uno de sus ayudan-tes: un brillante médico a pesar de tratarse de un para-lítico cerebral. Carlos Fábregas había llevado hastaentonces, como el príncipe Gautama, una existenciaregalada, sin conciencia de la muerte:“Cuando murió mi abuelo nos llevaron a la finca unasemana. A la vuelta nos dijeron que el abuelito habíasalido a un largo viaje. Mamá iba de negro (...). Le pre-gunté por qué. Me respondió que el negro era elegantey que le favorecía. Que era el color de moda de esa tem-porada, y que tenía prisa; para que no siguiera hacien-do más preguntas (...). Siempre lo mismo: el canariomuerto “se ha escapado”. El perro de la finca, cabeza dela jauría, “se habrá perdido”. Y la nena, la hermanita queno llegamos a conocer, “ha volado al cielo sin pisar latierra, porque era un angelito” (...). La muerte era paramí algo lejano, externo: sólo se mueren los viejos, losenfermos, los que usan coches de segunda mano con lasllantas gastadas, los que consumen productos alimen-ticios que no ofrecen garantías... En resumen, los otros.Pero ahora sé que puede caer fulminado en cinco díasun joven de mi edad, de una pulmonía, una de esasenfermedades perfectamente conocidas, de las que securan en un 99 por 100 de los casos desde que Alejan-dro Fleming descubrió la penicilina...”

El deceso, precisamente de pulmonía, de su novia dedieciséis años conmueve su existencia, y ese hecho —depor sí interesante para tratar en la literatura juvenil, yaque también en ella parecería ser tabú— lo pone en con-tacto con Fernando Méndez, un espástico del que sólo seesperaba que fuese una estaca, pero al que su fuerza devoluntad lo llevó a florecer y a convertirse en “doctor enmedicina, especialista en psiquiatría, conocido investi-gador en el campo de las relaciones entre pensamiento,palabra y movimiento (...), miembro destacado de laComisión Nacional que prepara la Ley de Integración del

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“La piedra de toque”de Monserrat del Amo

La piedra de toque, Monserrat del Amo, SM España

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Minusválido, doctor honoris causa por varias universi-dades extranjeras”.

Pero para que Carlos pueda entender su vida de prín-cipe burgués sacudida por la muerte, deberá escuchar lahistoria de Fernando y su lucha por sobrevivir. No sólopor sobreponerse a la parálisis cerebral, sino también auna madre que lo ahoga en atenciones y angustias yjunto a la cual no tendría otra chance que ser un “disca-pacitado”, en el sentido más burdo que le damos a esapalabra. Y por sobrellevar todas las barreras y prejuiciosque la sociedad saca a relucir ante estas personas decapacidades diferentes.

Un golpe de azar, la internación repentina de su madre,deja a Fernando desamparado, ya que su padre no hasoportado tener un hijo “subnormal” y los ha abandonadocon el pretexto de trabajar en el exterior. No es con estospadres biológicos, sino con los adoptivos —Carmen y Fer-mín— y con sus hermanos de afecto —Pablo y Andrés— queFernando va a ir descubriendo sus potencialidades. Va acomer lo mismo que los demás, a integrarse a una escuelade chicos “normales”, a sufrir las carencias y experimentarlas alegrías de una familia: la que lo ha llamado por prime-ra vez por su nombre, la que lo ha tratado como persona yno como fenómeno, la que ha confiado en las fuerzas conque la naturaleza lo compensó para sobrevivir:“Hasta entonces el mundo había sido para él un espacioen penumbra, blando y tibio, rodeado por una sucesiónde rayas verticales que tan sólo unas manos hábiles,siempre las mismas, transponían para ofrecerle básicoscuidados (...). A través de la sed, del escozor, del hambre,de la soledad y del tiempo, descubrió su mirada otramirada. Otros ojos llamaban a los suyos en el tiempo, sinque se interpusieran las habituales manos hábiles, dis-trayéndole, borrándole, adormeciéndole (...). Gritó muchoesos primeros tiempos. Al no sentirse adivinado en suscarencias más primarias, la necesidad le obligó a mati-zar sus gritos. Su voz descubría el fonema; sus miem-bros, el movimiento controlado. Ante las llamadas enconstante exigencia, él inventaba las respuestas.”

La novela adolece, si se nos permite la crítica, de algu-nos personajes y situaciones esquemáticos. Las personasno suelen ser tan necias como la madre de Carlos —en lavida real tal vea sí, pero en la literatura parece una sobre-actuación—, ni los docentes tan predispuestos como ladirectora del colegio, ni se deja de discriminar por unasimple charla y unas horas de reflexión, como ocurre conel practicante. Más lograda está la caracterización de Fer-mín, que si bien ayuda a Fernando a sobrevivir, no deja dever al niño en forma interesada, pues con su “particulari-dad” le hace crecer las ventas de su puesto de periódicos.

En contrapartida, el relato trata de evitar ciertoslugares comunes, como la “aceptación” o la “tolerancia”a los que son distintos por la vía de la conmiseración. Enrealidad —y esto ya más allá del texto, aunque está en suespíritu— no somos sólo nosotros, los que nos decimos“normales”, los que debemos ejercer esa tolerancia que aveces no es más que una limosna de afecto o de buenaeducación. Es a ellos, a los que llamamos “minusválidos”,a los que deberíamos suplicarles tolerancia; porque losverdaderos discapacitados somos nosotros, cuando lle-namos el mundo de obstáculos —no sólo arquitectóni-cos, sino también sociales, culturales y económicos—para una verdadera integración.

La piedra de toque abre muchas puertas para un abor-daje multidisciplinario —literatura, biología, derechoshumanos, educación cívica—. A los docentes que la traba-jen les recomendamos que no olviden una reflexión sobrelas extraordinarias capacidades con las que venimos almundo y sobre la forma estúpida en que se las malgasta porresponder al mercado. Por ejemplo, la sordera en la que ter-minarán muchos de los actuales adolescentes por la formade escuchar música; o la obesidad y los problemas cardía-cos por los malos hábitos alimenticios. Para evitar ese futu-ro incierto, es mucho lo que pueden enseñarnos aquellosque, en nuestra infinita ignorancia, llamamos discapacita-dos. Más de lo que me enseñó a mí, seguramente, ese mal-vón de la casa abandonado, el que ayer brotaba solo.

Guillermo Pilía

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La piedra de toque es un libro en dondedos historias se encuentran. Dos desti-nos diferentes a simple vista pero conmucho en común en realidad. El lector no necesita más que empezarla primera página para verse envueltoen un mundo cotidiano pero distinto,lleno de emociones y humanidad.En mi experiencia como lectora, quedapoco por decir y mucho por atesorar deeste relato sobre dificultades pero tam-bién sobre fortaleza y solidaridad. La autora de este texto, tiene la capaci-dad de crear personajes con caracterís-

ticas tan simples y sublimes como las deun psiquiatra que nació paralítico cere-bral y sin embargo nos desafía constan-temente y pone en seria duda de quié-nes son realmente los discapacitados. ¿Hasta qué punto negar la muerte esnegar la vida? ¿Hasta dónde llegan lasbarreras de la incomunicación y laincomprensión? Estas son algunas de laspreguntas que no pude evitar hacermeal leer estas páginas. Como lectora puedo decir que es unrelato cálido y emotivo que me abrió losojos a otras realidades. No todos los días

se encuentra a un psiquiatra comoFernando, tal como lo describe la auto-ra: “ Es que era diferente. Un contraste,una piedra de toque, un relámpago queilumina de pronto hasta los escondrijosmas hondos de cualquiera”. Quizás laimportancia de aceptarnos a nosotros ya los demás, no mirar desde arriba,entender y nunca dejar de conectarnoscon nuestros sentimientos son algunosde los tantos mensajes que este grantexto me transmitió. Finalmente puedodecir que me llevo no simples recuerdosde personajes sino ejemplos de vida.

A P R E C I A C I O N E S D E U N A L E C T O R A por Eleonora Sucharczuk

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Tus novelas siempre recuperan elcampo, el amor por la naturaleza,el canto de los pájaros, los árboles.¿Por qué el campo es el espacioelegido? Supongo que es porque viví allíhasta los 17 años y sigo frecuentán-dolo y escapándome cuando puedo.Durante mucho tiempo pensé inclu-so que volvería a vivir ahí, sinembargo, como son más los años deciudad, que los que pasé allá, deboadmitirlo, me urbanicé demasiado.De todas maneras, a veces sientoque no soy de ninguna parte y comodice Meredes Mainero, hice de laliteratura mi territorio. La lectura yla escritura han sido mi suelo y micielo y lo serán siempre sin duda.

“La casita azul” es la primera nove-la argentina que trata el tema delos chicos golpeados o maltrata-

dos. ¿Cómo fue la génesis de estetexto? ¿Si? ¿Vos crees que es la primera quetrata ese tema? Hace poco revisandolibros que editaba la editorial Abril,para chicos y jóvenes, que sólo sevendían en quioscos, nos llevamosuna sorpresa con mis compañeras detrabajo porque nos encontramos contemáticas bien jugadas y dijimos“pero miren qué hay acá”. Lo mismocon la ilustración. Hay mucho porinvestigar en nuestro pasado reciente.Creo que hay temas universales quese transmiten de generación engeneración. Y que en la vida existie-ron siempre y en la literatura tam-bién, pero que por alguna extrañarazón, se esconden en la literaturainfantil. Si se publica, no se lee. Si selee, se teme. Se acepta si pasó hacemucho, pero en un personaje actualno. Como si no existieran los chicos

golpeados, el trabajo infantil, elabuso, la muerte, etc. Al mismotiempo los chicos ven cualquier cosapor televisión sin que nadie censure.La casita azul, es una historia deamor y sufrimiento como es la vida.En principio, el amor no sólo se daen los jóvenes, como en la vida. YCintia es una nena abandonada porsu madre, que padece un padre vio-lento, autoritario, como muchaspersonas en la vida, y se refugia enla lectura y tiene una abuela mara-villosa. Hay tres historias de amorque se cruzan, románticas pero norosas y escribí de un tirón una de lastres, en el año 91, a mano y luego lapasé, tenía máquina de escribir enese entonces, con una resistenciaabsoluta a la computadora. Las otrasdos salieron más tarde. Esto de tras-poner historias es muy recurrente enmí y me salen estructuras no linea-

UN COMBATEABIERTO CONTRA

LA INJUSTICIASandra Comino pertenece a lo que en Etruria llamamos “la

segunda generación de autores de literatura juvenil”. Apasionada

por la escritura, la literaria y la periodística, sus novelas cambia-

ron el rumbo de la literatura juvenil y le abrieron el camino a los

temas difíciles: la dictadura militar en “Así en la tierra como en el

cielo” y los niños golpeados y maltratados en “La casita azul”. Una

autora comprometida con su tiempo y con la historia reciente.

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les y relato tipo rompecabezas. Pero,me metí de lleno en La casita,cuando me di cuenta que se estabacontaminando “Así en la tierra” queaún no estaba publicada. Hay unaparte, la de las leyendas que se meocurrieron en la Plaza San Martín,mientras mis hijas jugaban en elarenero y yo observaba los jacaran-dáes, tan importantes en la novela.Siempre de hecho hay determinadavegetación, como observaste muybien, que cobra importancia poralguna razón, en mis ficciones. Y asílos árboles o las flores tienen supropia historia. Como en mi vida,que tengo mi propio bosque (enmacetas), y un jacarandá que flore-ció por primera vez cuando salió lanovela en Argentina.

Tanto en “La casita azul” como en“Así en la tierra como en el cielo”te internás en temas “difíciles”.Cuando digo difíciles, me refiero aque son temas que dividen aguas,que levantan polémica y a la vezson absolutamente actuales. Temasque a muchos profesores, maestrosy directivos de escuelas, les da unpoco de miedo tratar, tal vez por-que sean distintos, “políticamenteincorrectos”. Me refiero a los polí-ticos corruptos, a quienes se abu-san de los otros y les compran loscampos por dos pesos, a la desapa-rición de los padres de la protago-nista en la época más negra denuestra historia en “Así en la tie-rra...”. ¿Vos buscás los temas o elloste buscan, te dan señales?No, no los busco, ellos me atrapan,pero porque me atraviesan y me doycuenta que son políticamente inco-rrectos cuando me llaman de algunaescuela y me dicen: “pero tal cuentono lo vas a leer”. Y entonces no voy.Pero creo que me salen esos persona-jes porque vivimos en un país dondeabundan a pesar de la negación deuna parte de la sociedad. La nega-ción en todos sus aspectos me enojamucho y te puedo decir que algunos

textos partieron de enojos muygrandes. Incluso las notas a vecesson resultado de alguna rabieta.Me molesta la injusticia, lahipocresía, la violencia, ycreo que no podés des-prenderte de tu ideolo-gía a la hora de escri-bir. Es una mochila devivencias, de lectu-ras, de conviccionesque está y no tesacás para escribir(al menos yo) y ahífluyen obsesiones,miedos, angustiasy también amoresy alegrías, claro.

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Pero eso es en una primera etapa dela creación, Hay otra donde trabajomucho la escritura y juego (en algu-nos casos) con la exageración, la iro-nía, a veces sin querer me salencuentos humorísticos como “Veloriode Campo” o “La enamorada delmuro” que la primera vez que los leíen público en voz alta, me pregun-té “¿de qué se ríen?”. Porque uno esde una nena que la llevan a un velo-rio y obviamente no se diviertenada. Y el otro es un gran malenten-dido en un país terriblemente buro-crático, algo así como hacer un trá-mite interminable. Esta reacción meha llevado a preguntarme de quénos reímos. Y qué sentido del humortenemos los argentinos que a vecesusamos como mecanismo de defen-sa. Y fijate que “La enamorada...”ganó el Premio en México y ahoraestá editada en Canadá.

La casita azul tiene, como novela,en cuanto a su edición un caminodifícil. Me encantaría que compar-tieras con nuestros lectores la his-toria de la novela desde el premioen Cuba en el 2001 hasta su publi-cación en nuestro país.

Uy!! ¿tenés tiempo? Bueno... trata-ré de resumir. Empecé a escribirlaantes de que naciera mi hija máschica que hoy tiene 14 años. Lallevé a muchas editoriales pero pordiferentes razones la rechazaban.Como me había pasado con “Así enla tierra” y “La enamorada delmuro” que luego las mandé a con-curso y por esa razón se publicaron,no me desesperé. Así que seguí elmismo camino, un día leí las basesdel Concurso cubano de novela Ibe-roamericana “Para leer el XXI”, y lamandé por correo, con estampillasimple y desde un quiosco, con locual las posibilidades de que llega-ra a la isla eran verdaderamentepocas. No sólo llegó sino que ganóy la editaron en varios países. Yo nohabía registrado que el Premio con-sistía en la edición, además deCuba, en Canadá (en inglés y caste-llano) y Brasil, lo que significó unasorpresa increíble. Un par de añosdespués se editó en Argentina. Estápor salir en gallego. Y creo que esmi libro más vendido y reeditado.Ahora huerfanito de nuevo porquela editorial que lo editó acá, noexiste más, lamentablemente.

En cuanto a la recepción de lanovela, sé que “La casita azul” seha leído mucho y con diferenteslectores ¿Cómo son tus encuentroscon los lectores? He viajado dentro y fuera del paísgracias a esa novela. Ya con ver lasdiferentes tapas te das cuenta quealgunos lo consideraron para jóve-nes adultos, otros para chicos. Medivierte que un mismo texto se leaen edades tan diferentes. Por ejem-plo, en una visita a San Martín de losAndes un nene estaba leyéndolo ytenía 7 años y era tan chiquito y mecontaba los capítulos, que no pudeevitar preguntarle: “ ¿pero de verdadte gusta o te la hicieron leer?”. Yluego con los más grandes ya seentabla un diálogo más profundo.También hay lugares donde se que-dan sólo en la curiosidad vinculada ala intimidad. Quieren saber si Cintiasoy yo, si mi mamá me abandonó.Esas cosas de proyección que tienenlos chicos y los grandes de confundirautor con narrador o la protagonis-ta con la autora. Y entonces les digoque si bien mis personajes son huér-fanas, yo tengo mamá linda, joven ybuena, que me quiere mucho y setranquilizan. Y también me ha ocu-rrido que adultos vienen a contarmeque padecieron golpes de sus padresdurante la infancia, que se sintieronidentificados, y yo no sé qué decir-les. Y ahora con el tema de las sagasme piden la segunda parte.

Las abuelas son figuras capitalesen tus novelas. Esa imagen deabuelas misteriosas, que guardan“secretos de familia” -como decíanuestra querida Graciela Cabal- yque son salvadoras de sus nietas,son muy queribles para el lector.¿Cómo surgen o por qué aparecen? Me di cuenta que la abuela de Cin-tia podía tener algo de una de misabuelas precisamente luego de unacharla que tuvimos con GracielaCabal. Luego lo corroboré en otraconversación con mi mamá y mis

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tías el día que falleció mi abuela,que fue muy poco después de la pre-sentación de la novela en Argentina.Supongo que las anécdotas que seoyen en la infancia quedan registra-das en algún lugar. Y sí, mi abuelamaterna se parece a Pina y mi abue-la paterna a doña Gregoria, aunquemi nona era más buena que la de lanovela. Al menos más cariñosa y ellame hizo amar Italia. Escribí sobre sulugar que conocí muchos años des-pués que se editara la novela. Miabuela paterna tampoco alcanzó aleer “Así en la tierra”. En verdad nin-guna pudo leerme y yo las guardé enmis narraciones. Quiero que quedeclaro que el tema de inspirarme enalguien no es que ese alguien seanidéntico al personaje, porque irre-mediablemente cuando la novelacrece, el personaje tiene vida propiay se despega de quien me sirvió deinspiración.Y en cuanto a los secretos, meencantan. Utilizo los que escucho nosolamente de la familia, los que mellegan en la carnicería, en la pana-dería, en la verdulería, en el gimna-sio o en el colectivo. Si algo meinteresa lo grabo en el disco rígidode la memoria y fluye cuando tieneque hacerlo. Creo que los escritoresvivimos pescando historias. Siemprelos relatos parten de algo que des-pierta curiosidad o asombro. Meocurre que quiero escribirlo todo,como si las cosas que no estuvieranescritas se las llevara el viento, aun-que sé que no es así. Por ejemplo en

“Así en la tierra” hay anécdotas queyo escuchaba de niña. Y un día mishijas le escucharon a mi papá con-tar una y de inmediato vinieron adecirme “Abu contó una cosa pare-cida a la de tu novela” y yo les dije:“Es al revés. Yo conté algo que élcontaba hace treinta y pico deaños”. Con esto queda claro que loque no está escrito no se lo lleva elviento, sino que lo conserva lanarración oral y los escritores que-remos escribirlo todo.Además de escribir ficción, tambiénte dedicás al periodismo. ¿Disfrutásambos tipo de escritura por igual? En realidad disfruto todo. El perio-dismo me desarrolla la parte “criti-cona o reflexiva”, por decirlo dealguna manera, de lo contrario misnovelas serían una protesta univer-sal. Pero la escritura de ficción meresulta más placentera. Aunque usola escritura en todos sus géneros,principalmente el epistolar, porquetambién escribo cartas quejándomea las obras sociales, servidores deInternet, participo en foros de discu-sión, y respondo los mails que mellegan diariamente conozca o no aquien escribe, digamos que para míla escritura es una forma de vida.

¿Cómo ves hoy el panorama de laliteratura juvenil en nuestro país? Es difícil hacer un panorama así demanera ligera. Pero vengo pensandosobre este tema y de hecho es partede mi trabajo. Creo que hay tresgrandes cuestiones que son:

Una: tiene que ver con el mercado.Se está publicando demasiado y hayuna generación de escritores queescriben lo que pide ese mercado, loque se puede vender, que es como lageneración Gran Hermano, que yasaben lo que va a ser juzgado por-que son conscientes de las cámaras yhacen lo que se espera de ellos.Bueno, hay escritores que por pres-cripción y los editores los eligen por-que se dejan corregir, recortar, por-que hay una concepción desde laedición de trabajar con la escuela yporque como consecuencia sonmaleables, no tienen un concepto delo que es literatura infantil y juvenily subestiman a los chicos. En estepunto mi temor es que todo lo quese logró hasta ahora se desmorone. Dos: hay una especie de virus que lesda a las personas que nunca escri-bieron o que escriben para adultos,que tienen un nieto o un hijo y leescriben un cuento que además lepublican. Esto me parece una faltade respeto a los receptores también.Tres: Hay una LIJ que resiste y es unade las mejores del mundo con gran-des de verdad que hacen las cosasbien, que tienen oficio, no aceptancensuras y trabajan el lenguaje.

Y para terminar ¿Cómo escribeSandra Comino? Todos los días demanera ordenada, cuando puede,en cualquier lugar? ¿Releés mucholos originales una vez terminadoun texto? Escribo a todas horas, en cualquier

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Sus libros se venden por todo el mundo traducidos a más de 6 idiomas.

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momento y en cualquier lugar comodice una vieja canción. Soy terrible-mente caótica y escribo simultánea-mente dos o tres cosas, y salto dearchivo en archivo. A veces la ficciónme queda más relegada por el traba-jo periodístico, pero en el verano meinterno en la escritura de algunanovela que durante el inviernocorrijo. Soy de las que se recluyen ycomo Tolstoi no voy a ninguna partesin una libreta. Disfruto mucho deescribir a mano cuando estoy en elcampo porque allá no tengo compu-tadora y mis primos, hermano,sobrinas, se preguntan, qué diablospuede tener de entretenido escribirbajo el sauce o el laurel, mientrasellos disfrutan de la pileta y del sol.Para mis hijas es normal vermeescribir en cualquier lado. No puedono escribir, escribo los sueños, laspelículas que veo, mi diario desdeque lo recuerdo y le gané a EmilyDickinson con la cantidad de cua-dernos que quemaré antes de morircomo hizo Mariquita Sánchez de

Thompson. Y si me llegase a moririnesperadamente, (risas) mis hijastienen instrucciones de quemar.En principio no sé para quién escribo.Creo que sólo para mí. Luego un día,después de mucho tiempo, a vecesaños, algo hace “clic” y el rompeca-bezas se arma. Y allí es cuando suce-de esa maravilla que yo defino comosi alguien te dictara al oído. Sea cualfuere el destinatario, me gusta forjarel lenguaje, usar recursos narrativos,apelo mucho a la descripción. Memeto en la historia, leo al respecto.Si necesito olor a flores, las consigo,si necesito un lugar, viajo. Si necesi-to historia me meto en ella. Porejemplo, mi última novela (que estáinédita y lleva más de 5 años golpe-ando puertas) que es sobre la gue-rra de Malvinas, tardé más de diezaños en terminarla, y me conectécon ex combatientes, sus familias, leímucho sobre el tema, apelé arecuerdos. Me involucré hasta eltuétano. Pero por sobre todo trabajola escritura, la estructura. Suelo

hacer varias versiones de cada libro.No subestimo al receptor. No dejo dedecir nada, me entrego a la escritu-ra con mucha transparencia ypasión. No quiero escribir lineal ofácil como a veces me sugieren. Nome voy a acomodar a las exigenciasdel mercado o el lector “fiaca”. Y nome muero por publicar, hasta que ellibro no esté listo “no lo suelto”.En este sentido leo muchísimo losoriginales, hasta que me cansan.Luego los paso, primero a mis hijas,más tarde a gente amiga (profesio-nal) para ver si debo tirarlo o darlo aconocer (todas son críticas despia-dadas a pedido, las más rigurosasprovienen de mis hijas) y despuésempieza el peregrinaje. Que merechazaran me ha venido muy bienporque pude ganar algunos Premios.Ahora me piden material, pero reco-nozco que no edito cosas nuevasporque hace un par de años que nomuestro nada. De todos modos,siempre hago y digo lo que quierohacer y decir. Esa es mi meta.

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Hay un misterio enel pueblo: ¿por qué lacasita se vuelve azulcada 28 de noviembre?Tal vez porque todavíaexistan esperanzas enalgunos de sus habi-tantes: en Cintia, laprotagonista de estahistoria, en Bruno, en laabuela de Pina y tam-

bién en Don Simón. ¿Se puede cambiar el curso de los hechos si no se

interviene en ellos? La respuesta es no. Y esta es una lec-tura posible de la novela.

Cintia es una niña, casi adolescente ya, que fueabandonada por su madre cuando era pequeña. Vive consu padre, un padre autoritario, y golpeador, y con lapareja del mismo.

La convivencia de la joven con su padre es durísima,porque a lo largo de toda la novela, cada golpe que el

padre le dé, nos dolerá en carne propia a cada uno de loslectores. El padre de Cintia, por otra parte, es fiel colabo-rador del intendente corrupto de Azul, que gerenciamuchos de los negocios del pueblo y especula con elturismo durante noviembre por el misterio de la casita.

Dos adultos ayudan a Cintia en esta historia: Pina,su abuela materna, es un ancla en la calidez, el cariño ylos mimos que todo niño o niña necesita para crecer ydesarrollarse feliz. Pero al mismo tiempo, está llena demiedo y recién al final rescata a su nieta del infiernocotidiano en el que vive. Y Don Simón, el librero del pue-blo, le presta a Cintia novelas de amor y de las otras paraque lea, y en sus lecturas se traslade a otros mundos quele hagan olvidar el propio.

Por supuesto, no podía faltar Bruno “el más lindo delgrado”, amigo inseparable de Cintia.

Pero aquí no termina esta trama, siete leyendas, queson leídas por la radio, se intercalan entre los capítulos,leyendas que arrancan en el pueblo mapuche, pueblo ori-ginario que habitaba esas tierras, y terminan “develando”el misterio de la casita. (Umberto Eco asegura que si

“La casita azul” de Sandra Comino

La casita azul, Sandra Comino, Editorial Astralib

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tuviese que elegir un medio para generar cambios en lahumanidad, elegiría la radio porque llega a los pueblosmás recónditos, la gente la escucha mientras trabaja yes un medio poderosísimo de información)

El entretejido de la novela es interesante, ameno, ynos atrapa desde el primer momento. El tema de los chi-cos golpeados es tratado con respeto y dolor, sin golpesbajos, y eso le suma a la historia en lugar de restarle.Raymond Williams1 postula para la literatura y el arte la“estructura del sentir” que son cambios sociales, son“cambios de presencia”, y aunque son emergentes o pre-emergentes, no necesitan esperar una definición, unaclasificación o una racionalización antes de ejercer pre-siones palpables y de establecer límites efectivos sobre laexperiencia y sobre la acción. El autor del ensayo elige“sentir” con la finalidad de acentuar una distinción res-pecto a los conceptos más formales de “concepción demundo” o “ideología”:” se trata de que estamos intere-sados en los significados y valores tal como son vividosy sentidos activamente; y las relaciones existentes entreellos y las creencias sistemáticas o formales en la prácti-ca son variables”. Generalmente, las estructuras del sen-tir son mejor reconocidas en un estadio posterior, sinembargo, estamos definiendo una “experiencia social en

proceso”, que a menudo no es reconocida como socialsino como privada, idiosincrática e incluso aislante.Normalmente, comienza a formarse una nueva estruc-tura del sentimiento dentro del presente social.

La novela de Sandra Comino es un “cambio en pre-sencia” contundente, una experiencia social en proceso.Una novela que cuestiona la hipocresía de los adultos,nuestra hipocresía, frente a una niña golpeada por supadre, la corrupción política que si bien nos aquejadesde la conquista o el genocidio de los pueblos ameri-canos, tuvo un rebrote furioso en la década pasada. Porsupuesto, que no sólo es una novela de denuncia, injus-to sería asignarle ese papel, las historias de amor entre-cruzadas y el misterio que rodea la venta de la casahacen del texto una experiencia lectora imprescindiblepara deleitarnos y por qué no para hacernos mejorespersonas, para salir distintos. Finalmente, ésa es la clave:hay textos que pasan por nuestra vida y ya; hay otrosque nos atraviesan y modifican. “La casita azul” perte-nece a esta última clase.

Alicia Dieguez

1 Raymond Williams, “Literatura y marxismo”, Ed.Península, Barcelona, 1980.

“La casita azul” es el único libro que leí que hablasobre los chicos golpeados. Es una historia realista.Un cuento que explica lo que siente Cintia: cómo lagolpean, cómo se siente que te abandone unamadre, lo que significa una abuela cariñosa , leyen-das y un misterio. Todo en un solo libro muy bienescrito.

Yo recomiendo este libro a todos, chicos y gran-des. Lean esta historia para disfrutar una novelaque te enseña que todo tiene solución en esta vidapero para eso tenemos que luchar por lo queremostodos los días.

Paula Yael Maldonado12 años

Veladurasde María Teresa Andruetto

En esta novela María Teresa Andruetto nos presenta untema pocas veces tratado en la literatura juvenil argen-tina: La locura y el intento por salir de ella. La novelase contextualiza en Córdoba y Jujuy con una intensadescripción de la vida y las costumbres en el norte. Todo esto hace a este texto distinto, “raro”, pero noobstante jugoso para compartir con jóvenes.“Me gusta hacer veladuras y también falsos acaba-dos. Falsos acabados, así escomo se llaman, por quepinta para que parezcapiedra, mármol o maderacon sus vetas, manchas ycogollos... primero unocubre todo y después vasobando de a poco lo quetiene soterrado que essiempre lo que duele y hayque aliviar, es de ese modocomo se cubre lo que estaexpuesto”

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Veladuras, María Teresa Andruetto,Grupo Editorial Norma, col. ZonaLibre, Buenos Aires, 2005

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Un muro es una pared,generalmente alta, construidacon ladrillos. Un muro separa,impide ver, impide pasar. Unmuro dividió en dos a la ciu-dad de Berlín en dos desde1961 hasta 1989 y se extendióa toda la frontera alemana.Como todos sabemos el moti-vo de su construcción fue ladeserción de habitantes del

lado oriental hacia el occidental.Matías, un niño de doce años, vive en la Alemania comunis-

ta, la de “Good Bye Lenin” y decide enviar una botella al marcon un mensaje para que llegue a un lugar muy lejano. La bote-lla viaja por el río Spree y traspasa el muro: Angie vive enAlemania Occidental y tiene la suerte de encontrarla. A pesar dela oposición de los padres de ambos jóvenes de ponerse encontacto, sobre todo porque a la madre de Matías esta amistadpodría perjudicarla más que a nadie, los chicos logran sortearprohibiciones y obstáculos y ser amigos. Hasta llegan a conocer-se mediante una visita a las playas del este que urden Angie y suentrañable amigo Boby y Matu del otro lado.

El muro nos muestra una Alemania que ya no existe, y noshabla también de los prejuicios y preconceptos que los habi-tantes de la una y de la otra Alemania tenían sobre sí mismos

y sobre sus vecinos. Cuando Klaus Kordon, el autor, escribió lanovela el muro de Berlín existía todavía. Y su derrumbe erasimplemente una ilusión y un sueño imposible de hacerse rea-lidad.

En estos días el muro de Chipre, en Nicosia, que separaba alos griegos de los turcos también ha sido derribado. Los murosderribados traen a los pobladores de ambos lados esperanzas:esperanzas de entendimiento, de convivencia, de intercambioeconómico y cultural. Suele ser difícil derrumbar la desconfian-za de uno y otro lado.

Mientras algunas paredes ceden, otras se levantan bienaltas, como el muro que construye el actual presidente de losEstados Unidos con la frontera mexicana. Paradoja de las gran-des potencias. Si los muros no funcionaron en Europa, por quéhabrían de hacerlo en América.

Lo cierto es que esta novela bien escrita, al menos bien tra-ducida en su versión en español, con las aclaraciones léxicas ehistóricas necesarias para que los lectores puedan entenderqué ocurre, nos permite meternos en la piel de sus protagonis-tas y soñar que algún día dejaremos de discriminarnos – porcualquier motivo- y podremos convivir en paz. No es casuali-dad que este mensaje que acorta las distancias y las diferenciasaparezca en los textos para jóvenes: felizmente la amistad enla adolescencia es un don maravilloso que ningún muro podránunca impedir.

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“EL MURO”De Klaus Kordon

Una nueva editorial argen-tina y una colección juvenilsiempre son una alegría. Estanovela editada por “CrecerCreando, colección Mar dePapel” nos hace partícipes a losdías previos de una fiesta dequince. Victoria, Abril, Norma yMailén son cuatro adolescentestotalmente distintas no sólopor las diferentes realidadessociales que viven sino porquelas cuatro ven la vida con cris-

tales diferentes pero, al mismo tiempo, las cuatro son amigas ycompañeras de división en la escuela secundaria.(Maravillas queaún logra la escuela pública o semipública). A medida que avan-cemos en la lectura cada una nos abrirán su corazón y su alma.

Victoria es una jovencita de clase media alta gobernadapor los deseos de su madre; deseos que dejan de ser acatadosel día de su fiesta de quince cuando baila toda la noche con elchico que le gusta, al que su señora madre tilda de “negrito”. Sibien vive feliz y no le falta nada material, las ausencias delpadre cada vez más pronunciadas a lo largo de la novela tam-bién se dejan leer entre líneas.

Norma viene de un hogar muy humilde, la pelea y sueña con

poder continuar sus estudios. Su madre trabaja de empleadadoméstica y ella se hace cargo de sus hermanas y también segana unos pesos para ayudar a su madre pintando cajoneras, res-paldos de camas, etc. La figura del padre brilla por su ausencia.

Abril es alegre y feliz sin lujos mientras pueda encerrarseen su habitación a pintar. Tiene una familia bien constituida yuna vida sencilla, con eso parece alcanzarle.

Y, por último, Mailén es la típica adolescente mitómanaque quiere aparentar más de lo que tiene aunque en ello se levayan toda la energía.

Después, por supuesto, estarán los cuatro muchachos de lahistoria, a quienes no describiremos detalladamente. Sólo noscentraremos en Manuel el joven amigo de Vicky que es insul-tado por su madre. Y no por el insulto en sí sino por el dolor yla solidaridad que causa en el grupo, a tal punto que muchosse retiran de la megaevento antes de que finalice.

En síntesis, “Fiesta” abre múltiples ventanas para trabajar ladiscriminación. La discriminación por el color de la piel, por laclase social, la discriminación o el sojuzgarse a sí mismo. Y tam-bién nos muesra la amistad en todos sus matices y contrapuntos.

Con un lenguaje fresco, un registro parecido al de los chi-cos de hoy, “Fiesta” nos introduce en la vida de estos adoles-centes tan parecida a la de muchos de nuestros alumnos.

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“FIESTA”De Ariela Kreimer

El muro, Klaus Kordon, Editorial Cántaro

Fiesta, Ariela Kreimer, Buenos Aires,Editorial Crecer Creando, 2006.

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A propósito de publicar, leer y trascender. En uno de susmás logrados textos, el poeta y ensayista mexicanoGabriel Zaid habla sobre Los demasiados libros. Con estesencillo título el escritor alude tanto a la inutilidad dellibro como objeto de exhibición del saber (del enciclope-dismo a los Círculos de Lectores), como al concepto libroen tanto ícono de prestigio cultural. Pero Zaid va unpoco más allá. Se toma algunos tramos del ensayo parahablarnos de un hecho sintomático de estos tiempos: lapasión expositiva de muchos por convertirse en escrito-res antes que en lectores. Ecuación de la modernidad queexpresa un desplazamiento histórico: de refugiarse en lalectura al muy actual encanto de mostrarse, ser leído. Seprefiere escribir cualquier cosa antes que la tarea y elplacer intelectual de leer a otros. Zaid menciona de pasola falta de autocrítica por las cantidades desbordantesde títulos que aparecen en el mercado sin la más míni-ma exigencia de calidad. De todos modos, bien sabemosque ni es ardua ni es pasiva la lectura, sino algo peor eimperdonable en este mundo de hoy: anónima.Se tratade una inversión de términos, de un salto. ¿Cuantitativoo cualitativo? Muchas son las razones por las cualesparece preferible escribir a leer. Una de ellas, acaso lamás extendida en el lugar común del inconsciente colec-tivo, nos advierte que no dejaremos huella de nuestropaso por estas tierras si antes no hemos convalidado elaserto estúpido de haber plantado un hijo, escrito unárbol, tenido un libro. No importan las cláusulas ni elorden: en cualquiera es imbécil. Zaid ve en esta tenden-cia de “los muchos libros para nada” un síntoma compul-sivo de la época de la imagen: necesidad de figurar,ansiedad por el protagonismo, etc.Recientemente, enBarcelona, el crítico Diego Gándara me acercó vía mailun magistral sustituto expresivo acuñado por su mujerpara estos publicadores sin juicio demasiado exigente:“los tala árboles”, les llama ella. La industria editorialvuelca millones de toneladas anuales en papel de celu-losa que, convertido en libro, finalmente los propiosautores terminan distribuyendo o regalando entre ami-gos y conocidos. Productos que no han pasado por nin-gún filtro de selección editorial o de asesoría crítica peroque cumplen con el ominoso encanto de satisfacer elego de sus autores. Tan sólo eso. En la imagen de lamujer de mi amigo la compulsión resulta directamenteproporcional: “A más árboles talados, más vanidad”.Haceya muchos años Etiemble publicaba registros de la can-tidad de libros que se editaban sólo en Francia y tradu-

cía esos números en árboles hachados. Las cifras eranestremecedoras. El libro del pensador luego hacía hinca-pié en la depredación que “en nombre de la cultura” seestaba llevando a cabo en todo el mundo. Libros, decíaEtiemble, que en cuestión de pocos meses pasan al olvi-do. Mientras el planeta se degradaba, las cifras de la pro-ducción y del consumo cultural revelaban -y revelan- uncreciente y a veces falaz optimismo. Suicidio feliz queexpresa la altiva singularidad de la cultura libresca, aun-que son detalles que casi nadie se ocupa en registrar.¿Objeción? Etiemble hacía su objeción desde las páginasde un libro.Por evolución tecnológica y no por suerte, lacomputadora y los sistemas digitales han abierto unpanorama alentador. Ya no es necesario papel paraimprimir libros horribles, malos, innecesarios. Tampocopara imprimir los buenos, excelentes y necesarios.Aunque las áreas destinadas a la producción de papelson hoy por hoy producto de la reforestación y no de latala indiscriminada, las variedades rápidas que se emple-an en reforestar -bien que se sabe-, acidifican los suelosy lo degradan a ritmo vertiginoso. Igual o peor que des-montar. Claro que en contra del maravilloso soporteinformático y de la impresión virtual aun persisten quie-nes se aferran al objeto libro con romántica nostalgia.Seres sensibles y posesivos, anclados en la peor expresiónGutenberg: “Al libro tengo que tocarlo”. ¿Las ideas soninasibles? El sentido del tacto dice que no.En una inteli-gente nota de contratapa de “Perfil”, semanas atrásDamián Tabarovsky mencionaba a quienes sueñan con laposteridad y terminan olvidados entre los anaqueles deperdidas librerías. “Los escritores sueñan con la posteri-dad, es casi un lugar común. Pero la posteridad es fanta-seada como un éxito, una relectura masiva de su obra,una influencia decisiva sobre las siguientes generaciones(...)”. La nota culminaba con aleccionadora ironía: men-cionando ese instante mágico, eterno, en que se produ-ce no tanto el hallazgo del objeto libro en un anaqueloscuro, sino cuando se establece el diálogo entre dosescritores que hablan de ese libro olvidado en el anaqueloscuro. Instante sublime y fugaz que dura lo que la con-versación: cuando los escritores pasan a hablar de otrotema, el libro desaparece.Luis Chitarroni, en uno de loscapítulos de su libro inédito Ejercicio de Incertidumbre,cita a propósito una experiencia personal. “Cada vez conmayor asiduidad debo fruncir el ceño -dice-, ante laabundancia de gente que presenta originales de novelas”.Y se pregunta si ese ejercicio superfluo de posteridad no

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El museo de los esfuerzos inútilesExtraído del sitio Corte y confección, www.cortey.blogspot.com, con autorización del autor.

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tendrá que ver con el género novelístico. Es lo que sugie-re la tendencia: de la enorme cantidad de libros que seescriben, el género novela -acaso el más arduo porextensión y tiempo de escritura- parece ser el preferido.El concepto del marketing novelesco abriga los sueñosde trascender de muchos. Suponen, con probada igno-rancia, que una novela es más importante que un librode cuentos o que un solo poema; que doscientas páginasson más valiosas que una imagen exacta, que un buenparlamento o que una acertada definición. La cantidad yel formato rigen los ideales estéticos de algunos, como siuna conciencia del packaging, no de Zeno, obrara sobresu escritura. ¿Absurdo?. “Publique usted su libro”. Noimporta qué, publique. También en cuotas se puedeingresar al mundo de las letras. Lo que no está mal.Hoy-decía el mexicano Gabriel Zaid en tono de burla- es másla gente que escribe que la gente que lee. El placer de lalectura ya ha dejado de ser placentero: todos quierendemostrar aptitud, casi nadie está dispuesto a recibirconocimiento. ¿Es tan ardua la lectura de un solo y buenlibro o es que han cambiado los modos de leer? ¿O serásencillamente que el hábito de la lectura no promete

fama ni éxito? En todo caso, ¿a quién le importa expan-dir o corregir la experiencia personal cuando el mundo,a la vuelta de la esquina, nos ofrece la autoría, salir delanonimato?Todos sabemos las diferencias: una cosa sonlos publicadores, otra los autores y una muy distinta losescritores. En un ensayo de Pamela Paul aparecido sema-nas atrás en el Book Review del NYT, la autora hacíareferencia a “la creciente fragilidad de ego” de la mayo-ría de los escritores jóvenes, más pendientes del “quédirán de mí” que del “cómo he escrito mi libro”. Y, apar-te de los libros, hacía alusión a los blogs como el mediomás eficaz y tentador para caer en la trampa del yo.Como sea, caben más preguntas. O una última: ¿se leenentre sí los escritores o únicamente lo hacen cuandoalguien, otro escritor o crítico acaso, ha escrito sobreellos en algún medio? Parafraseando un título deCristina Peri Rossi: en el museo de los esfuerzos inútilesla necesidad de figurar ocupa un espacio relevante, deprivilegio. A los costados de ese inevitable museo, lospasillos con las bibliotecas de los libros que jamás leere-mos. La entrada es libre.

Gabriel Báñez

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La parodia, sabemos, se burlasutilmente del objeto parodiadomediante el humor y la exagera-ción como la caricatura.”Cultura”es una caricatura, a veces cómica yotras que de tan cómica es casisiniestra, de las secretarías y lossecretarios del área, de los tejes ymanejes del poder, de la ambición,de gente que ocupa ese cargo pormandato de algún puntero políticosin importarle y sin saber (recono-cemos honrosas excepciones) nadade la cultura. Pero más que conde-nar la falta de conocimiento, eltexto condena la inoperancia y lasinternas políticas tan comunes ennuestra tierra.

Ibáñez, el protagonista de lanovela, es el director de la EditorialComunitaria Municipal y su trabajolo aliena de manera tal que, enlugar de convertirse en un insectoparecido a un escarabajo, se desdo-

bla en dos Ibáñez que conviven.Ambos están en el manicomio enmedio de pastillas de ansiolíticos yantidepresivos.

A lo largo y a lo ancho de lanovela hay momentos desopilan-tes: el lector se ríe a carcajadaspero sabemos que las situacionescasi ridículas que el narrador hiper-boliza ocurren a diario y es en estepunto donde la novela produce unatensión muy interesante entre loparodiado y la realidad.

“Cultura” no es una novelapara jóvenes, aunque algunoscapítulos podrían trabajarse en lasaulas y abrirían discusiones muyjugosas sobre la concepción decultura. Dice Bauman en su últimolibro, Vida líquida, “La velocidad yno la duración, es lo que importa.A la velocidad correcta, es posibleconsumir toda la eternidad dentrodel presente continuo de vida

terrenal”.1 Nada más alejado denuestra arraigada concepción decultura, al menos en la escuela,pero tan cercano a la idea de “cul-tura como mariposa de la aldeaglobal” de la novela.

Una novela distinta, muy inte-resante, para quienes trabajamostransformando – o al menos parti-cipando de las transformaciones- adiario con la cultura: maestros,profesores, bibliotecario y reitero,por qué no, lectores adolescentes.Una novela que a su manera tienealgo de Kafka, Camus, Nietzsche,pero que a su vez es absolutamen-te distinta; tiene la marca delhumor de nuestras pampas y eltrabajo literario, el trabajo con eltexto que se siente al leerlo, de suautor.

Gabriel Bañez, La Plata, 1951. Escritor yperiodista, autor de las novelas “Hacer elodio”, “Los chicos desaparecen”, “El curan-dero del cuarto oscuro”, entre otras.

1 Zygmunt Bauman, “Vida líquida”,Paidós, Buenos Aires, 2006.

U N E S P A C I O P A R A N O S O T R O S , L O S P R O F E S

“Cultura” de Gabriel Báñez

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La novela de Santa Ana, apareci-da en 1998, pone en foco, entreotras cosas, la relación entre herma-nos en una etapa de la vida en quetodo es complejo, informe y pocopreciso: la entrada en la adolescen-cia. Y esos dos hermanos, que tienenque encontrar el puente parareconstruir un lazo en suspenso,hacen de la diferencia su riqueza ysu fuerza, en un mundo en queparadójicamente lo diferente es algoestigmatizado y –a veces- vistocomo repudiable.

No recuerdo demasiadas novelasen la que la los lazos fraternos seancentrales pero lo cierto es que elnarrador despliega a lo largo delrelato las distintas etapas de unarelación que empieza en la admira-ción heroica por el hermano mayorque se ha ido de casa, para pasar porla rabia de saberlo enfermo, la acep-tación y finalmente un regreso a laadmiración, pero no ya heroica de lainfancia, sino la heroicamentehumana del final.

El pronto abandono de la ideali-zación infantil del menor se daluego de un viaje, de San Isidro aCapital, a los once años, en el quedescubre que Ezequiel, el mayor,tiene sida. Es un viaje pequeño, pero

uno de esos que: “…los protagonis-tas realizan para volver al mismolugar pero transformados”. (29) Casicomo los héroes de la literaturapasada; pero, ya se sabe, éstos noson tiempos heroicos, y volver lonegativo en positivo es una tareaciclópea para un chico de once años,aunque no imposible.

La noticia y el hecho de habermentido por primera vez a suspadres para ir a ver al hermanonegado, hacen que el protagonistase abisme en una verdad de difícilaceptación y que crezca de repentepara dejar de ser el chico ingenuoque era y empezar a darse cuenta deque su mundo es un mundo lleno degrietas y repliegues desconocidos.Brevemente, ese mundo es el de laclase media alta argentina de losnoventa, reconocible y ritualizada:veraneos obligados en Punta delEste, casona en San Isidro, campo,empresas, el rugby antes que el fút-bol, y caros colegios privados.Mundo amable para quien juega eljuego de pertenecer y no cuestionar,de aceptar y obedecer, donde haycosas que se hablan y cosas que seocultan, temas que son vergonzantesy otros que son obligatorios. Todaslas clases deben tener sus rituales,sus defectos y virtudes, pero cuandoun miembro de las mismas comienzaa enfrentarlas o desarmarlas con suscomportamientos, a escapar de losprotocolos de conductas esperables,es cuando se vuelve molesto, seaparta de la manada y vuelve dife-

rente. Más si uno comete el terribleerror de contraer sida, cosa quecomo pasa con Ezequiel, es vividopor el padre como algo que se lehace a él, que le dio al hijo, siemprelo mejor. El padre siente la desilusión,y la necesidad de decir que su hijoestá enfermo de leucemia, enferme-dad menos vergonzante en su imagi-nario de hombre que se mueve encírculos importantes.

Pero es el hermano menor y surelación con Ezequiel lo que interesaverdaderamente, y lo que el primerodeberá aprender es a refundar ellazo con el hermano enfermo, cosaque le advierte la abuela cuando,anonadado ante el horror del sida,siente que entre él y su hermano hayun abismo. Ella le dice que tal vezsea cierto que entre ellos hay unabismo: “Tal vez lo bueno de losabismos sea (…) que se puedenhacer puentes para cruzarlos” (49).

Ezequiel tiene un perro siberianohermoso e imperfecto, y que, comoúltimo de su camada estaba destina-do al sacrificio, cosa que resultaincreíble al menor, pero el mayor leexplica: “La gente no entiende nuncaal que es diferente. En una época losmetían en manicomios, en otras encampos de concentración (…) Lagente le tiene miedo a lo que noentiende. Si la sociedad margina alos que son diferentes, qué destinopuede tener un perro que tiene lasorejas un poco más grandes” (32).Ezequiel lo sufre en carne propia ydesde su propio entorno familiar,

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¿¿QQuuéé vveess ccuuaannddoo mmee vveess??Algunas consideraciones acerca de Los ojos del perro siberiano, de Antonio Santa Ana.

“Los (libros) que más me gustan son esosque cuando acabás de leerlos pensás queojalá el autor fuera muy amigo tuyo parapoder llamarlo cuando quisieras. No haymuchos libros de esos”.

J. D. Salinger.

Los ojos del perro siberiano, Antinio SantaAna, Grupo Editorial Norma, col. Zona Libre

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por lo tanto sabe de lo que habla, ysabe que casi sartreanamente, es lamirada de los otros la que nos obje-tiviza y nos hace conscientes denuestra propia subjetividad. Si lasmiradas ajenas nos definen y nosetiquetan, y llevan a afirmar a unode los personajes de Sartre que “Elinfierno son los otros”, Ezequiel eligemantenerse a distancia del infiernoy quedarse con la mirada de suimperfecto perro siberiano llamadoSacha, porque las demás miradasestán mediatizadas por las subjetivi-dades de quienes miran, no exentasde prejuicios y otras contaminacionesque se interponen en el afecto, lo

único que seguramente debería pri-mar, como pasa entre el perro y sudueño. Ezequiel lúcidamente lo sabey así lo afirma: “Desde que estoyenfermo la gente me mira de dife-rentes maneras. En los ojos de algu-nos veo temor, en los de otros into-lerancia. En los de la abuela veo lás-tima. En los de papá enojo y ver-güenza. En los de mamá miedo yreproche. En tus ojos curiosidad ymisterio (…) Los únicos ojos que memiran igual, en los únicos ojos queme veo como soy, no importa siestoy sano o enfermo, es en los ojosde mi perro” (95).

Diferente, apartado de su entor-no, estigmatizado por su enferme-dad, vuelto ‘otro’, su esencia estápara los demás en jaque, peroEzequiel no se entrega ni pierdetiempo, y lucha activamente porvivir de la mejor manera posible, sinembargo sabe que choca contratodas las preconcepciones de su ego-ísta mundo de clase. Entonces es elhermano menor, el que comienza amadurar y está creando su propia

visión del mundo, el que aprenderáde él y será también distinto, rebel-de, abierto y fuerte para escapar delos círculos prejuiciosos que lo cons-triñen. Largo aprendizaje que lanovela narra en pequeños pormeno-res llenos de significados, los que sonuna apuesta por un mundo menostemeroso, más valiente, menos igno-rante, más humano en definitiva.

El sida es tratado de manera sutile inteligente, de hecho nunca serevela cómo se ha contagiadoEzequiel. No lo hace porque noimporta. Lo único que importa escómo se enfrenta lo que queda ycómo se lucha, y esto es mucho más

importante que detenerse a sopesarsi se contagió por tal o cual camino,o qué opinarán los demás si se ente-raran por qué está muriendo. Laenfermedad sirve más para develarlas reacciones de los otros frente a lodesconocido y dejar en evidencia elegoísmo que conlleva la falta de soli-daridad y de comprensión. Alejada detoda truculencia y de todo exceso, lamención a la enfermedad sirve paramostrar cómo la sociedad reacciona yse maneja frente a lo que le incomo-da. Así, Susan Sontag, en su lúcidoensayo de finales de los ochenta, Elsida y sus metáforas, señala: “Lasenfermedades infecciosas inspiranmiedo al contagio fácil y provocancuriosas fantasías de transmisión…”.Estas fantasías y miedos paralizan yrepliegan a las personas en ámbitosparadójicamente más enfermos, por-que desde allí se prejuzga y se conde-na lo desconocido sin intentar com-prenderlo ni enfrentarlo, y de aquíque lo diferente sea consideradomalo, dañino, aislable o reprobable.

Es por eso, tal vez, que Ezequiel no

quiere para él el pavor y el rechazo, elapartamiento y la intolerancia, y pre-fiere una mirada pura, la de su perroSacha. Y el amor de su hermano máschico, que puede todavía construiruna mirada más limpia y menos acu-sadora, más abierta y respetuosa, másnecesaria y constructiva. Y el herma-no aprende, aprende que las personasvalen por lo que son capaces de dar,por lo importantes que son en nues-tras vidas, por lo que de ellas recibi-mos: gustos compartidos, afecto,inclinaciones, cosas que hacen másluminosas nuestras vidas.

Pero cuesta moverse en círculosen que el prejuicio y los secretos rei-

nan. El narrador pierde a su amigode siempre, se aparta de su casasegura y aprende que el mundo esancho, diverso y muchas veces cruel.Este proceso no es sencillo, y en elmedio está la pérdida. Sin embargo,asimilado el dolor, las cosas que deEzequiel viven en sí lo han enrique-cido y lo hacen más fuerte y másseguro. Deja de ser un chico sin pro-blemas para ser alguien que eligecómo vivir su vida, cómo estar en elmundo de un modo único y particu-lar, sin imposiciones paternas.Aprende que ser diferente no esmalo, que todos somos diferentes yque en un mundo cargado de prejui-cios la vida es atreverse a “Asomar lacabeza para ver qué pasa afuera,aunque haya tormenta” (135).

Plantear para esta novela unsolo eje de lectura es reducirla en lariqueza de sus sentidos. Desde logenérico cumple con los dos reque-rimientos de la ‘novela de aprendi-zaje’, esto es, el paso del héroe deun estado de ignorancia de sí mismoa otro de conocimiento de sí, a través

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de una prueba de interpretación de lovivido, y por el otro el paso de la pasi-vidad a la acción. La interpretación delo vivido es, en este caso, la novela ensí misma, ya que leemos un emotivoracconto del personaje, sus accionespara diferenciarse de su entorno enpos de recuperar el lazo fraterno acontra reloj y en un sentido profundo,racconto que se realiza al cerrar unaetapa de su vida y comenzar otra, ele-gida y propia, más prometedoramen-te abierta al mundo amplio y diverso.

Es imposible dejar de señalar que

en principio es un libro que los ado-lescentes recomiendan y comparten:se la dan a leer a padres, hermanos,novias y novios, amigos, y la comen-tan como si conocieran a los perso-najes. Suelen relacionarla con Elguardián entre el centeno deSalinger, porque también hay allí unadolescente particular, diferente –como lo son todos- o se acercan alas canciones que el relato mencionay que tanta importancia tienen en eldevenir de la relación entre herma-nos (otro acierto de la novela).

Demuestra también que cuando losrelatos son buenos y les hablan legí-timamente de cosas que los impli-can, los lectores aparecen y se vuel-ven difusores de las historias que loshan conmovido. Por eso el epígrafe,porque Holden Caulfield expresa loque muchos lectores han sentido alterminar de leer esta novela: la sen-sación de que es una historia cerca-na escrita por alguien cercano con elque podríamos hablar de todas esascosas que su historia nos despierta.

Gerardo Balverde

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O P I N I O N E S D E S U S L E C T O R E S

Pero son sus lectores los que ahora tienen la palabra. Transcribo a continuación algunas apreciaciones de losalumnos de primero de polimodal de la Escuela Italiana, con quienes leímos Los ojos…, allá por abril, y a quie-nes ahora invité a recordarla a través de un breve comentario:

“ Es un reflejo complejo y realista del adolescente, atra-vesando esa etapa tan complicada de la vida, oscilando entresituaciones que más tarde definirán su personalidad, suforma de ser. Gracias a la peculiar forma en que está narra-da la obra, el protagonista comienza casi a despegarse de laspáginas para ser percibido como alguien cercano, con quieninclusive compartimos reflexiones y nos sentimos identifica-dos con sus reacciones, pensamientos y emociones. La melan-colía suscitada por el agolpamiento de sentimientos y con-flictos en el protagonista, intensificada por la turbulentarelación familiar y la falta de comunicación entre sus miem-bros, el silencio forzado a causa de la enfermedad de Ezequiel,alterna con los descubrimientos que página tras página rea-liza el protagonista, tomando decisiones que lo conducen amadurar. La novela tiene la singularidad de atraparnos consutileza, aportándonos el interrogante de cómo transitamospor nuestras propias vidas, y qué queremos de ellas, qué que-remos dejar como legado…”

Valentina Martínez Damonte

“En el caso de Los ojos… el narrador emprende sucesivosviajes para visitar a su hermano, enfermo de sida. El libro atra-pa al lector de la primera página hasta la última, comentandotodos los pasos hacia la madurez. Nos plantea la hipocresía, eldolor y la discriminación desde diferentes puntos de vista. Y elpersonaje, contra todo eso, va descubriendo el valor del amory la amistad entre hermanos, y la necesidad de ayudarsemutuamente. Con las nuevas perspectivas que todo esto legenera, el niño va dejando de ser niño para pasar a la adoles-cencia, y nos podemos contactar con el protagonista a travésde reflexiones, pensamientos e ideas que no dejan de lado larealidad de las situaciones cotidianas”.

Agustín Casaletti.

“Está muy buena la forma en que el autor, Antonio Santa

Ana, expone las relaciones del protagonista con sus familiares,y los rituales que tiene con cada uno de ellos, (lo que me hizopensar en los ‘rituales’ que tengo con algunos miembros de mifamilia) y cómo va cambiando de opinión acerca de algunastemas como la falsedad en la sociedad actual, el querer apa-rentar algo que no se es. También me pareció muy buena lafigura de la abuela, porque es la que habla con el protagonis-ta para que no deje solo a su hermano en su último tiempo,aunque su mejor amigo lo abandone por los prejuicios que setienen sobre el sida”.

Julia Fila.

“En el capítulo XIV el protagonista enuncia: “Es increíblecómo cambia todo”. Esto hace alusión a los cambios que afec-tan a la gente cercana a Ezequiel, demostrando así lo efímerode las relaciones humanas en la actualidad. Los padres deEzequiel son el claro ejemplo de lo líquidas que son las relacio-nes, ya que en un primer momento estaban orgullosos de suhijo, y , luego del ‘error’, se avergüenzan de él marginándolo dela familia, en vez de cumplir su rol de padres con todas susresponsabilidades”.

Juan P. Santangelo y Francisco Poggi.

“En esta novela se pueden distinguir dos puntos de vistade la vida, totalmente diferentes. El de los padres del narrador,personas adineradas que se preocupan por su prestigio social,y es por eso que ocultan la verdadera enfermedad de Ezequiel.Y, la opinión de Ezequiel, que, aun sabiendo que le quedabapoco tiempo de vida, decide aprovechar ese período para acer-carse a las personas que quería (su hermano) y enseñarle queuna enfermedad no te enseña a morir, sino a amar la vida contodas las fuerzas. No hay que avergonzarse de lo que a uno letoca vivir, sino que hay que aprender a vivir con eso. De lo con-trario la vida no se disfruta al máximo”.

Carolina Alvarez.

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Desde el retorno a la democraciaha habido muchas campañas delectura, ¿qué hace distinta a estacampaña que se realiza actual-mente desde el Ministerio?Las campañas de lectura deben sos-tenerse en el tiempo y obedecer auna política de Estado. Cuando es elEstado quien asume la responsabili-dad de sostener un derecho, como esde leer, y lo hace desde todos losflancos posibles, el resultado es sig-nificativo.Tal vez lo que diferencie específica-mente es la entrega gratuita dematerial de lectura, en enormes can-tidades con un gran alcance a todala población, y los lugares a los cua-les se dirige la campaña: estadios defútbol, taxímetros, lugares de vera-neo, comedores, salas de espera de

consultorios, etc. El acto de justicia de tener un mate-rial que cada habitante se puedallevar a su casa, es el punto distinti-vo.

Cuál es la concepción de “lectura”que tienen quienes coordinan laCampaña, ¿Qué es leer para uste-des? ¿Qué es un lector?La lectura es para nosotros, en estainstancia de campaña popular, unaforma de crecimiento y de acceso anuevos mundos. Es la posibilidad deencontrarse con ese universo real oimaginario que todos tenemos y deahí en más seguir por caminos infi-nitos que sólo el lector puede reco-rrer y descifrar. Pensamos que quie-nes pueden tener acceso a diferen-tes lecturas y encuentran placer enello, continuarán buscando nuevosmateriales y tendrán muchas másposibilidades de encontrar y hacer loque les gusta. Y creemos que quie-nes leen pueden defenderse mejory tienen más herramientas paraluchar contra la injusticia.

Sé que durante este verano estu-vieron trabajando mucho, ¿quéacciones llevaron a cabo?Este verano realizamos una infinidadde acciones: - Tuvimos una biblioteca libre enVilla Gesel, con alrededor de 4.000libros y 3.000 revistas; otra enMiramar (en una carpa frente almar); también tuvimos una carpapequeña en Cosquín; inauguramosuna bilbioteca en el centro turístico

de Embalse y dejamos armada otraen Chapadmalal a la espera del lugardefinitivo. Llevamos al grupoLibertablas, del teatro Cervantes, degira por distintas ciudades, dando laobra “Leyenda” y distribuyendo 5ejemplares de las 5 leyendas de laobra a quienes la iban a ver.Llevamos adelante tres campañas: laprincipal junto con la CAP (CámaraArgentina de Publicaciones) consis-tente en medio millón de ejemplarescon cinco cuentos y poemas paraniños ilustrados a todo color y cincoejemplares para adultos. Hicimos lacampaña junto a Página 12 de laobra “leyenda”, distribuyendo150.000 ejemplares, y la campaña enhomenaje a Atahualpa Yupanqui.Además, distribuimos entre 10 y15.000 ejemplares por provinciapara las actividades de verano decada lugar.

En Cosquín, más precisamente enel festival de folclore, pude obser-var como simple turista que serepartió un bellísimo material deAtahualpa Yupanqui, en él mismofigura la campaña como empren-dedora del proyecto junto con lamunicipalidad del lugar, ¿este tipode “alianzas estratégicas” -que sontan ricas y suman en lugar de res-tar- fueron realizadas en otroslugares?La Campaña Nacional de Lecturasiempre tiene aliados “estratégicos”;esta campaña se sustenta económi-camente a través de sponsors, dadoque tiene muy poco financiamiento,

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LEER ES UNDERECHO

LEER ES UN DERECHO

Siempre se escuchan vocesque dicen que la lectura no leinteresa a nadie. Durantetodo el verano en distintospuntos turísticos del país laCampaña Nacional de Lecturadel Ministerio de Educaciónrepartió libros, publicacionesy organizó diversas activida-des. Etruria quiso saber másacerca de estas acciones parafomentar la lectura y decidióponerse en contacto conMargarita Eggers Lan quienaccedió a esta entrevista.

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ya que la prioridad del ministerio esla distribución de libros en lasescuelas. Trabajamos con munici-pios, gobiernos provinciales, ONGs,sindicatos, obras sociales, empresas,medios de comunicación, asociacio-nes, otros ministerios, etc.

La concepción ideológica deEtruria con respecto a la lectura esque no hay lectura sin libros. Loschicos y los adultos deben teneracceso a ellos.El año pasado entregaron a todaslas escuelas del país públicas y pri-vadas una antología “Para seguircreciendo”, el material selecciona-do por Mempo Giardinelli tantopara los alumnos que finalizabanla Educación Básica como el de laantología de la Educación Mediame parecieron de un excelentegusto y calidad literaria. Además,la idea de que todos los chicos detodo el país la hayan recibido esabsolutamente democrático,podríamos decir que es democra-cia en acción. ¿Piensan continuarcon este tipo de proyectos? Y unapregunta que esta ligada al lugardonde vivimos, pudieron llevar acabo, no digo algún tipo de “con-trol “pero de sí de “confirmación”de que los libros llegaron a los chi-cos y no se quedaron durmiendoen sus cajas, porque este tipo decosas en nuestra Argentina hanocurrido.Desde que se inició la gestión actualde este ministerio, se han llevado acabo distintas entregas de libros alas escuelas, con compilaciones deMempo Giardinelli y de su equipo,casi todas elaboradas por laCampaña nacional de Lectura, desdelos Leer x leer, hasta los Leer laArgentina. Pero esta es la primeravez que cada chico se puede llevar ellibro a su casa. La información quetenemos es que los ejemplares sedistribuyeron en casi su totalidad, yrecibimos cartas muy emotivas depadres que nos escribieron agrade-

ciéndonos por esta acción. Aquellosa quienes no llegaron los libros secomunicaron con nosotros, y se losenviamos por correo; pero el hechode ser entregados junto al diplomaayudó a que la distribución fueraefectiva.

¿Qué otras acciones piensan llevara cabo este año?Este año tenemos infinidad deacciones. En principio estamos ter-minando tres libros para las escue-las secundarias: uno de AtahualpaYupanqui, una antología; otro enhomenaje a Oesterheld a los 30años de su desparición y un terce-ro con imágenes fotográficas rela-tando la situación inhumana de lostrabajadores del ingenio Ledesmaen Jujuy de 100 años hasta hoy,acompañado por un DVD. Ademásestamos haciendo una campañacon Parques Nacionales, contandola historia de cada parque nacional,y con la Secretaría de Ciencia yTécnica estamos haciendo unaserie de libritos con “Argentinosque cambiaron el mundo”.Seguimos además adelante concampañas provinciales, y estamoshaciendo capacitaciones y forman-do grupos de Abuelos Leecuentos alos largo de todo el país (esto lohacemos conjuntamente con elPami).

Y, por último, ¿cómo evalúas lagestión de la campaña de lecturadesde que comenzaron hasta hoy?Creo que es muy significativa. Elimpacto en la población es muyimportante, tiene un gran reflejo enlos medios, y nos hemos encontradocon situaciones muy emocionantes.Es muy gratificante trabajar en esto,la selección del material, la creativi-dad para armar cada campaña y laforma de llegar a la gente sonincentivos para mantenerse siempreen constante movimiento, sabiendoque estamos haciendo algo quedejará huellas, seguramente.

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Libros de la Campaña Nacional de Lectura.Arriba, dos ejemplares de la colección Paraseguir creciendo.Abajo, cuadernillos con poemas de AtahualpaYupanki.

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No pretendo la ori-ginalidad. En realidad,todo lo que puedodecir ya está dicho.Pero es evidente queno alcanza. En estecaso, estas dos novelasnos presentan persona-jes que, si los sacamosde la ficción, puedenestar cerca de cada unode nosotros. Es más,podemos ser nosotrosmismos, si nos anima-mos a abrir los ojos y adirigir la mirada hacianuestro alrededor yfundamenta lmentehacia nuestro interior.

Estas autoras, desdesus literaturas, nos per-miten andar descalzossobre una superficiedolorosamente real.Afuera del libro nos

calzamos y así no nos duele tanto, así no nos lastimanestas adolescentes de las que, de alguna forma, somostodos responsables.

Desde los lugares más comunes: una casa, una escue-la, una plaza, una fiesta, una florería, un espejo, un dia-rio íntimo, una carta…un amor, accedemos en estas doshistorias a aquello, que no advertimos claramente en lavida. Lo sabemos, pero no lo advertimos.

Por ejemplo el alimento. No, la alimentación. Sino elalimento del cuerpo y del alma. Sustantivo y singular.Porque la vida no transcurre con grandes adjetivaciones,sino con una sucesión de detalles. El alimento, la comi-da, el abrazo, el libro, la amistad, estar al lado de alguieny viceversa. Lástima, que esta sociedad habla, y cada vezmás, de físicos y no de cuerpos.

Mariana Furiasse, nos presenta a Rafaela, una ado-lescente de 16 años que llena su cuerpo, que lo engordacon una ausencia y conserva, en el violín que dejó supadre en la casa, algo que suena y resuena desde su

infancia. La comida y la perra son sus únicas aliadas. Sumadre es muy social, demasiado. Por varias razones,Rafaela, le da a la comida todos los valores. La comidaatraviesa su tiempo, su espacio, su mente. Come sinhambre. Come sin compañía. Y su personalidad explotaa la vista de los otros, que no pueden acomodar, estaotra persona, tan diferente a sus rutinas.

Rafaela aparece con su escritura, en primera perso-na, nos cuenta que más que los kilos le pesan las mira-das… y nosotros lectores, empezamos a sostener algoque pesa más que un libro.

Rafaela Rivera. Esas erres, se vuelven más ruidosasen los oídos de su familia. Molestan. Ella se cree invisi-ble, pero no lo es.

Aquí, el doble mensaje de la sociedad adulta. Seincentiva la búsqueda de lo personal, lo genuino, loauténtico. Pero si no está contemplado en el catálogo dela globalización, se lo discrimina, se lo excomulga. Paraser diferentes se imponen precios altísimos. Este mundoya no sabe qué hacer con las diferencias. Por eso tieneque estar todo igualito, ser lo mismo, así no tenemos quepensar tanto. Da trabajo pensar. Y ayudar a pensar, más.Insisto, doble mensaje de la sociedad adulta.

Por suerte en la adolescencia está presente el gransoporte de la amistad. Afuera de la casa además delmundo, están los amigos. Pero tengamos cuidado, por-que ya hay adolescentes adoctrinados al reino global.

Véronique, a diferencia de Rafaela, quiere volverseinvisible. Conocemos su historia a través de Gabrielle.Ellas se juntan por primera vez en el calendario, alnacer. Las reúne la misma clínica donde sus madres fue-ron a parir. Una al lado de la otra, siguen en la vida.Amigas. Entrañables. Véronique, como en un juego, seva proponiendo metas, tantos kilos en tanto tiempo.Máximo desafío. Desafío al máximo. Pero pierde elreglamento, y es entonces cuando el rigor y la tiranía desu imagen la empiezan a gobernar. Pierde. Gana la ano-rexia. Gabrielle termina siendo la chica de hierro, impo-niendo el alimento de la vida. Así fundan la raza de lassobrevivientes.

Sonia Sarfati, describe minuciosamente cómo es elcamino de regresión de una adolescente atrapada porla enfermedad. Duele. Pero rotundamente destaca laconvicción y el apoyo equilibrado de Gabrielle quien

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BALANZA O BALANCES.Espejos y espejismos.

Rafaela, Mariana Furiasse, Editorial SM Argentina

Veronique, Sonia Sarfati, Cántaro, Puerto de Palos, Colección Aldea Literaria.

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hizo lo que se debía hacer, a pesarde que Véronique la había expulsa-do de su vida.

Sobre la no discriminación, selevantan banderas, se fundan orga-nismos. En cada uno de sus tiempos,la humanidad intenta reconocersecon una imagen determinada. Perono terminamos de aprender, que esaimagen es diversa. La soberbia de lamoda, del mercado, del juego deldeseo, del culto a la imagen, enfer-ma y a veces destruye.

Falta amor. Cuando las jóvenesno pueden amar su cuerpo, tampocoaman lo que las sostiene; mientrastanto los adultos nos camuflamos enesta sociedad que acepta la delgadezcadavérica y ataca la obesidad.Somos contradictorios. Pretender seriguales, enferma. Anestesiar las dife-rencias es discriminatorio. Este globoterráqueo nos engorda y adelgazalacerando la conciencia de vivir, decrecer, de ser.

No se puede separar el cuerpodel usuario. No nos avergüenzasacralizar la hibridez y exculparnos,nos tranquiliza.

En estas dos novelas, la literatu-ra denuncia y arroja luz.

Nos permite ver a los adolescen-tes, desde su propia realidad. Nosinvita a identificarnos en el devenirde sus vidas. Nos enseña, a nosotrosadultos, que no podemos ser com-placientes, dando el visto bueno a lacondena encriptada de la bellasfiguras.

Tal vez empiece a ser necesarioponer en el lenguaje, la belleza delas asimetrías.

Mónica Claus.

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EL MANGAEl manga es la historieta japonesa, que surgió como una adaptación

nipona al cómic occidental, tratando de imitar los dibujos de Walt Disney.De allí que el rasgo más distintivo de estos dibujos sean los ojos (desme-suradamente) grandes y expresivos.

Es un género muy amplio y popular, que va ganando lectores alrede-dor de todo el mundo. Esto es gracias a la dinámica de lectura y la vaste-dad de historias nuevas, innovadoras e interesantes que van surgiendo díaa día.

Estas historietas se leen al modo japonés (de derecha a izquierda y dearriba abajo), al cual, aunque no lo parezca, es fácil acostumbrarse en unsolo tomo. Al autor se lo denomina mangaka, y al seguidor otaku (quemientras en Japón se considera un término bastante despectivo, aquí esaceptado con tranquilidad).

Originalmente los mangakas publican sus trabajos en revistas (como laShonen Jump, Asuka, etc) semanal o mensualmente, y luego las recopilansi han tenido mucho éxito (hay que recordar los millones de habitantescon que cuenta Japón para pensar en cuánto público debió atraer), entomos de aproximadamente doscientas páginas, llamados tankoubon. Esen este formato como se recibe en occidente.

Es importante aclarar que no todos los mangas son para todo elmundo, debido a que los distintos tipos van dirigidos a un público especí-fico. De acuerdo a este target se clasifican en múltiples ramas, de las cua-les nombraré sólo algunas:

Shonen: para jóvenes varones, llenos de acción, deportes, robots omechas.

Shojo: para jóvenes mujeres donde se encuentran historias románticaso mágicas.

Hentai: que significa “pervertido”, con contenido erótico.Yaoi y Yuri: dirigido al público homosexual, se muestran relaciones

amorosas entre hombres en el primero, y mujeres en el segundo.

A veces estas historias se adaptan al formato televisivo, recibiendo elnombre de animé. Normalmente se suele alterar la trama del manga paraatraer más público o debido a restricciones del canal.

A veces estas historias se adaptan al formato televisivo, recibiendo elnombre de anime. Normalmente se suele alterar la trama del manga paraatraer más público o debido a restricciones del canal.

Personalmente, lo considero un género más que atractivo. Los autoressaben tocar muchas temáticas, con lo cual una al menos seguro te llega.Pero lo que a mí siempre me ha gustado es el estilo de dibujo, que cambiasegún la clasificación del manga. No me considero conocedora, ni tampo-co lo que se dice fanática. Soy una humilde seguidora de algunas histo-rias, admiradora de la creatividad y el talento de aquellos que combinanlas tramas más complejas y fantásticas con los más hermosos trazos, quese convierten en dibujos dignos de sacarse el sombrero.

Lucía Ximena Jáuregui (16 años)

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No se puede negar que aunantes de descubrir el lenguajelos Bereberes eran elocuentes.

Y los Bereberes eran elo-cuentes en sus auras de colores,sus sentimientos, su conmove-dora apreciación de labelleza,su tierno rechazo a todaforma de poder, llámese políti-

co (no tenían presidentes),eco-nómico (cada cual hacia lo que legustaba y lo regalaba en un sis-

tema de trueque implícito en la cortesía a la cual obli-ga recibir un regalo), religioso (no tenían hechiceros) yen la forma irreverente de morir (una patadita en eltrasero y al río. A convertirse en comida de pescados.Pero sin la más mínima tristeza.).

Claro que el problema radica en que no podíancompartir esta elocuencia.

El lenguaje les da esa posibi-lidad pero inmediatamente loshace vulnerables a ser invadidospor los Kerizombies. Y quienesmás marginados que losKerizombies pensando que seiban a enriquecer con las lágri-mas de los Bereberes?

Estos son los narcotraficantesmás sofisticados (les colocanembudos bajo los ojos para reco-lectar las lagrimas) que se pue-dan encontrar en el mundo.Hacen llorar a los Bereberes paraenriquecerse con sus lágrimasque al tocar el suelo se convier-ten en perlas.Pero por que lloranlos Bereberes?“En realidad nin-guna fortuna que venga delsufrimiento ajeno hace feliz anadie y solo le trae desgracias y

amarguras. Eso lo sabían los Bereberes y por eso llora-ban. Por los pobres Kerizombies.” Claro, no es queestesea un libro sobre responsabilidad social en los proce-sos económicos productivos ni mucho menos.

Es solo que hay cosas que destruyen al hombre y ala naturaleza y por que las seguimos produciendo?

No me voy a meter en el tema de que los Bereberesson desdentados y por eso es que no comen carne. Quecomen cosas imposibles de producir a un nivel tecnifi-cado como lo son la leche de coneja o la leche de hipo-pótama. Y que por eso lloran perlas porque tienen queequilibrar sus niveles de Calcio. Los Bereberes son vege-tarianos. Y punto. Eso no los hace marginados. O si?

Hay una guerra ancestral entre las religiones, todasesgrimiendo el libro de la palabra de Dios. Yo creo queDios se preocupa por nuestros íntimos deseos. Peronunca le respondemos con acciones que sigan a nues-tra más simple elocuencia:

Que lo que más deseamos es amar y ser amados.

DESDE COLOMBIA...LOS BBEREBERES

Por Jaime Ronis

Los Bereberes, Jaime Ronis,Editora Guadalupe,Colombia, 1994.

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Le respondemos que queremos interpretar su len-guaje para saber que nos depara el más allá. Nuestraenorme curiosidad abre un abismo en la comunicacióncon Dios. Nuestro orgullo retumba como un diapasónde enfermedades. Dios, omnipotente, insiste en el tema:

-Ustedes lo que quieren es amar y ser amados.Pero no sabemos escuchar. Estamos marginados.Entonces intentamos guardar la palabra amor en el

libro de las palabras. La palabra amor se resiste. Cuandouna panterade la raza del colmillo nos arrebata el libroe intentamos amarla rechaza nuestro amor, invierte lapalabra y destroza nuestras intenciones.

Yo escapo al mar. Las escucho conversar. Hablan lasolas ellas solas de lo inevitable. Del futuro. Solas ellassolas en su presente hablan las olas. Es una conversa-ción sobre lo vano. Lo superfluo. Hablan de vahídos quenos arrancan del cuerpo el alma y de túneles entre loscuales los surfistas pueden viajar.

En un diapasón retumbón el agua escucha los silen-cios. Los silencios de los que no pueden hablar. Se abrencada vez más y más y más. El susurro que se desvanecesúbitamente se convierte en golpe y después en vuelo.

-Ya no vas a estar aquí!- me dicen las olas.-Estamos, estamos, estamos, stam…os,os,os.A quien acudir? El agua lava la arena, la arena se

bebe el agua y en el espejo que inventan se refleja elcielo. Miles de kilómetros de playas y acantilados res-ponden con un graznido:

Si bien es cierto que todo te parece guerra hay uninstante para la contemplación!

La vida no es solo una puerta de fuego sino las cuer-das de una guitarra!

En mi suspiro se cuelan unos versos que de las olasescapan.

Escucho:-Libd e vist-vast in vorKost est vir mast ind vir gofLat tener int but kast malotBelet und kirbis nal diescasd.Y de alguna manera se que no estoy solo.

Jaime Ronis, nació en Bogotá, Colombia. Graduado en Economía.Estudió Literatura hebrea, psicología, sociología y cursó estudios

bíblicos en la Universidad de Haifa, Israel. Algunos de sus títulos son: LOS BEREBERES; LUZ; NICO; LA PERVIN-

CA MÁGICA (todos sus libros evidencian el compromiso del autor paracon los desterrados de la sociedad).

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TAKI ONGOYLA VERDADERA HISTORIA DE LA CONQUISTA

En 1986, Víctor Heredia presentó su obra “Taki Ongoy”. La misma daba cuen-ta de las otras voces, las de los pueblos originarios. Una investigación impeca-ble, junto a las bellas letras y melodías que acompañan la misma hicieron quemuchos hiciéramos de Taki Ongoy parte de nuestra vida y de nuestras clasesde historia y literatura.

“Literatura y diferencias” no podía olvidarse de los pueblos originarios, poreso nos pareció tan valiosa la colaboración de Víctor sobre esta obra que elaño pasado fue declarada, después de veinte años, de interés educativo por elMinisterio de la Nación.

PALABRAS NECESARIAS

La historia es un cúmulo de sucesos y acciones cuyosresultados producen una verdad. Muchas son las piezasde ese rompecabezas y reconocerlas con fidelidadrequiere de un esfuerzo tan especial como sincero.Durante mucho tiempo se ha pretendido ocultar bajo lafalacia del legado de una civilización superior la enormetragedia de los pueblos indígenas, de los pueblos origina-rios de esta América. Mi obra no trata de enjuiciar anadie, la historia es lo que es, ya no hay forma de modi-ficarla, como así tampoco podremos ignorar la potenciacultural que desde el castellano y el conocimiento cien-tífico y literario euro-céntrico nos hizo tal cual somos.¿Cómo impedir que “El Quijote” de Cervantes no nosenriquezca, que los versos de Hernández, Machado, Gar-cía Lorca y tantos otros no rasguen las cuerdas de nues-tro espíritu llenándolo de luz? Sería imposible negar esetorrente cultural que nos llegó de la mano de la Españacolonizadora. Pero apunto que detrás de ese legado hayotro, quizá mucho más valioso para nuestro sentido depertenencia y es el de las culturas precolombinas. ¿Porqué perderlo? ¿Por qué aceptar que sólo son sombras demuseo y considerar obsoleto lo que nuestros ancestrossostienen desde sus pueblos diezmados y silenciadosdesde hace más de quinientos años? No somos sóloaquellos que nos dicen; dentro nuestro hay un territoriovacío de sus contenidos fundamentales: la sabiduría delos hombres que poblaron América, sus logros científicos,su extraordinaria arquitectura, símbolo de inteligencia ydedicación. La perfección de sus calendarios –superioresal gregoriano-, el paciente trabajo de la domesticación

del maíz, cuyos beneficios salvaron a toda Europa delhambre, las economías sociales del Tawantisuyu, adelan-tadas a los tiempos modernos, y la magnífica estética desus orfebres, alfareros y tejedores que conmocionaron atodo el planeta cuando fueron exhibidas por los conquis-tadores. ¿Por qué no agregarlos a nuestra conciencia?Taki Ongoy es parte de ese grito que desde las sombrasnos señala que hay un hermano perdido, uno que toda-vía sigue luchando por sus derechos territoriales, unoque sostiene, a pesar de su marginación, la cultura quenosotros dilapidamos abrazados al concepto derrotista

de quienes aseguraran que todo vencedor es superior. Lariqueza intelectual es, por suerte, producto de la diversi-dad cultural, negar una parte, por mínima que fuera, esperder un eslabón sustancial. No hay vencedores ni ven-cidos en un campo donde lo que se dirime es el creci-miento humano. Esa es la consideración más honesta quedisparó este trabajo allá por 1986.Lo que pretende Taki Ongoy es agregar. No estoy solo,alrededor mío están mis hermanos, héroes silenciosos deun pasado y un presente teñido de dolor, pero tambiénde esperanza. Si alcanzan a vislumbrar ese espíritu quizáentrevean el futuro también.

Víctor Heredia

Taki Ongoy, La verdaderahistoria e la conquista,Víctor Heredia

“Pero apunto que detrás de ese legado hayotro, quizá mucho más valioso para nuestrosentido de pertenencia y es el de las culturasprecolombinas.”

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¿La escritura aparece en tu vida como un acto deresistencia?Nací pobre, hijo único, en la posguerra española, con unpadre que jamás me contó lo que hizo en la guerra, pormiedo, ni me habló de su pasado (hijo ilegítimo de unamujer sencilla y un hombre importante) y además fui tar-tamudo. Lo tenía todo en contra, pero me gustaba leer, yleer me salvó la vida. Fui un mal estudiante, pero un granlector, y mi cultura es la del lector que absorbe. Mi padreno me dejaba escribir, me lo prohibía, decía que eso nodaba para comer. Pero yo sentía la necesidad de contar

ESCRIBIR:Un acto de resistencia

Escritor catalán con récords deventa en España y en Latinoamérica,puede decirse de él que ha tenido ytiene una vida apasionante. Este añovisitará la Feria del Libro en el mes deabril. Uno de los autores españoles másleídos nos cuenta algunos secretossobre su escritura.

Jordi Sierra i Fabra

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mis propias historias. Mi cabeza siempre ha sido un vol-cán, y la pasión es lo que me guía. Mi padre jamás pudoconmigo, ni él ni nadie, ni mis maestros, que decían queyo no servía para nada. Así que sí puede llamarse un actode resistencia. No acepto la resignación, ni la mediocridadsi tienes un don para salirte de ella. Y yo creo que todostenemos algo dentro, hay que saber encontrarlo y sacarlofuera. Hoy entiendo que la resistencia me hizo fuerte, peroentonces no era más que un niño dispuesto a todo por susueño, y que sabía que no le sería fácil. Mis retos siemprehan estado basados en mi propia superación. Nunca meha faltado voluntad, ni el desprecio a cualquier riesgo. Soyhombre de impulsos, primario, puro instinto.

¿Cómo se fueron articulando los momentos de escri-tura de las biografías y las novelas?No tengo una respuesta clara paraesto. A los 8 años hacía novelitasde tres páginas, a los 9 o 10 yatenían cien, y a los 12 hizo mi pri-mera novela “larga y seria”, 500páginas, contando la vida de unperrito. Desde ese momento nodejé de escribir. Pero en la vida hayetapas. Está mi etapa de cromen-tarista musical y director de revis-tas de música, mi etapa de biogra-fo de estrellas del rock, mi etapa de escritor adulto yluego, por arte demagia, se me considera el autor infantily juvenil por excelencia (avalado por ser el más vedido yleído en colegios de España). Una vida es corta, pero esancha, así que a lo ancho he ido desarrollando mis pasos,sin prisas, pero sin pausas.

¿Se sale ileso de un plano a otro de la escritura?Cada novela que hago me marca de una forma u otra,y como escribo sin parar... siempre llevo heridas en elalma y cicatrices en el corazón. Mis libros los escribomuy rápido, pero los pienso muy despacio, y trabajomucho la documentación. No puedo hacer una novelasobre los cooperantes (tema del último premio que heganado, el Edebé) sin meterme en su mundo y sentir-lo, ni habría hecho obras sobre los conflictos enAmerica Latina (Guatemala, Chile, Argentina,Colombia, etc,) sin haber conocido a gentes que lossufrieron y que me hicieron ser respetuoso a la hora dehacer esas novelas. Lo que pasa es que como salto deun tema a otro, amontono cicatrices pero nunca medetengo lo suficiente como para quedar muy aturdido.En 2005 se editó mi obra capital, más dura, “Materialsensible (Cuentos crueles)”, un grito desesperado quebusca remover conciencias. Pero ya un año antes había

creado mis dos Fundaciones y estaba haciendo algo porlos niños, dentro de mis medidas.

¿Qué le ofreces a tus personajes cuándo los convocas?¿Nacen de una idea o de un recuerdo?Los personajes los creo en función de la novela. Comoprimero escribo un guión completísimo, no se me des-mandan. Hay autores que dejan que los personajes des-arrollen la historia. Yo no. Soy un dictador. Al hacer elguión previo si les dejo moverse, ver por donde van,como piensan o respiran. Una vez lo he visto, escojo elmejor camino y cuando cierro el guión y hago la novelayo lo controlo todo. En muchas de mis obras hay mezclasde personajes reales o inventados, pero la mayoría soninventados y tomados a veces en referentes que conoz-co o he conocido.

En tus historias existe un senti-do muchas veces terrible de lobello, un signo límite ¿Cómo seelabora la palabra en tales cir-cunstancias?Ya he dicho que soy apasionado,pero también soy romántico y séque tengo una sensibilidad espe-cial, a flor de piel, la misma sensi-bilidad que me da el amor por lo

que hago o por los demás y que me permite ver lo quelos demás no ven, como por ejemplo que saque unanovela de una simple noticia en un periódico, cosa quesucede a menudo. Si no tienes esa sensibilidad aunada alhecho de ser escritor, lees la noticia y te quedas sólo eneso. Yo veo más allá, me hago preguntas, interpreto. Porlo tanto, parto muy a menudo de la realidad, del horrorhumano, y lo desnudo, pero en el 99% de mis novelashay siempre una palabra final: esperanza. Mientras sevive hay que luchar, hasta el último aliento, y la esperan-za nos alimenta. Sin ella estamos muertos. Creer es teneresperanza (y no lo digo desde el punto de vista religioso,sólo vital, moral, personal).Por lo tanto, ¿cómo se elaboran las palabras? Pues... notengo ni idea, a mí me salen, espontáneas. Nunca hetenido el problema de la página en blanco. Me siento yescribo. Nunca he tenido traumas ni tonterías de esas.Soy muy fluido. Y como escribo desde la vida, desde mistripas, es normal que la gente perciba esa vida y esas tri-pas generadoras de palabras. A veces me dicen cómohice tal frase, que parece memorable, o por qué dije esootro, y les digo a mis lectores que no lo sé, que han sali-do así, al vuelo de mi rapidez a la hora de escribir. En elguión de una novela planifico la acción, lo que han dedecir los personajes, pero no sus frases concretas. Esas

“Yo veo más allá, me hago pre-guntas, interpreto. Por lo tanto,parto muy a menudo de la reali-dad, del horror humano, y lo des-nudo, pero en el 99% de misnovelas hay siempre una palabrafinal: esperanza.”

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1,6 horas, 39 minutos, “No bailéiscon la muerte”Viernes a la noche, un grupo de ami-gos sale a bailar. En el boliche, yaavanzada la madrugada, decidentomar una pastilla de éxtasis para noperder energías y seguir bailando.Pero algo sale mal, a Luciana, una delas chicas, le sube la temperatura cor-poral, se desmaya y tienen que llamara la ambulancia. Cuando llegan alhospital entra en coma.Esta situación no es tan irreal hoy endía. ¿Cuántos chicos van a bailar yterminan consumiendo este tipo dedrogas para aguantar toda la noche?Muchos, y no tienen por qué ser dro-gadictos. Me gustó “Campos de fre-sas” porque me parece que retratauna realidad juvenil desde un puntode vista interesante.Lo que le pasa a Luciana afecta atodos quienes la rodean. Una amigabulímica que decide dejar de vomi-tar, un novio que no sabe qué hacer,un “dealer” que tiene que escapar dela policía, los médicos, la familia queno comprende qué ocurre, los ami-gos que sienten culpa, el periodistaamarillista que quiere su primicia yel policía a cargo de la investigación.Todos participan en este relato queva entretejiendo las historias de cadauno – inclusive lo que piensa Lucianadesde su estado de inconciencia-para atrapar al lector.Le recomiendo este libro a todo elmundo, en especial a las personas demi edad, para que comprendan que

uno está bailando con la muerte másde lo que cree.

Laura Maldonado, 17 años.

2.19 horas, 29 minutos: El mundoactual y la escritura de JordiLa literatura juvenil es un género defrontera desdibujada, cuál es ellímite entre la literatura juvenil y lade los adultos . ¿Qué hace la diferen-cia? Podríamos arriesgarnos a decirque algunos de los rasgos distintivosson ciertas temáticas que convocana los jóvenes y el dinamismo nece-sario para “enganchar” a los jóvenes.Jordi Sierra i Fabra vende millones delibros en España y el mundo porquelogra el encuentro entre temáticasque atrapan e interesan y un estilodinámico que caracteriza su obra.Un punto interesante a descubrir eneste autor catalán es que a cada librole precede una investigación sobre eltema. En el caso de “Campos de fre-sas” la novela está basada en unhecho similar que salió en los per-iódicos europeos y había ocurrido enInglaterra. A partir de ese momentoJordi investigó las llamadas “drogasde diseño”y así nació esta novela.Pero no sólo podemos destacar lainvestigación, sino el estilo. Marcarcon horas y minutos cómo la vida deLuciana se debate entre la vida y lamuerte hace que el lector no puedadejar el libro hasta el final, quequiera saber si vivirá o morirá. Elperiodista amarillista hace foco enlas noticias que nos vende la prensa,

en el manejo de la información yestos temas, sabemos, atrapan a losjóvenes. Después vendrán losdebates en el aula sobre el “paco”, lanueva droga que nos acecha, asícomo antes fueron los inhalantes, ymucho antes la marihuana que aúnhoy sigue vigente.El catalán, como podrán leer en laentrevista, conoce el mndo, anda porél todo el tiempo con los ojos abier-tos y lo observa con curiosidad. Estose nota, hay trabajo, hay borradores,hojas transpiradas de escritura. La obra de Jordi Sierra i Fabra esvastísima, y si bien es necesarioaclarar que las ediciones que circulanen nuestro mercado son españolas yestán en versión castiza, creemos quevale la pena tomarse el tiempo deleerlas y planificar la lectura de algu-na de ellas con nuestros alumnos. Eneste momento vienen a mi cabezados más que me gustaría recomen-dar: “La memoria de los seres perdi-dos” novela que trata el tema de losdesaparecidos durante la dictaduramilitar desde otro punto de vista, lamirada española sobre el tema (edi-tada por SM en la colección AlertaRoja, gran angular) y “Dónde esté micorazón” cuyo tema es el trasplantede corazón de una joven (editada porEdebé, colección Periscopio). Siemprecon temáticas polémicas, este autorespañol logra evidenciar la realidad yficcionalizarla sin que por ello sepierdan ricos detalles de la misma.

Alicia Dieguez

UNA PIEZA A CUATRO MANOSA propósito de “Campos de fresas” y Jordi Sierra i Fabra

Campos de fresas , Jordi Sierra i Fabra,

SM España

“Living is easy with eyes closedMisunderstanding all you seeIt’s getting hard to be someoneBut it all works outIt doesn’t matter much to me.

Let me take you downCause I’m going to strawberry fieldsNothing is realAnd nothing to get hung aboutStrawberry fields forever”

Strawberry Fields ForeverThe Beatles

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salen de mi cabeza a la hora de escribir. Es como el vol-cán expulsando lava: a veces crea formas muy hermosasal solidificarse, y el volcán ha sido ajeno a ello. Es unarquitecto de la naturaleza que no sabe que lo es.

Los escritores jóvenes, la escritura por venir, esa ener-gía literaria latente y fugitiva ¿Es la pulsión que te hallevado a crear la Fundación Sierra i Fabra?Mis dos fundaciones, la de Barcelona en España y la deMedellín en Colombia (la primera es Fundació JordiSierra i Fabra, sin la n final, porque es catalana, y la otraes Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra paraLatinoamerica) obedecen a dos motivos. El primero esdarles a los jóvenes la oportunidad de creer en sus sue-ños de ser escritores, y eso viene dado por lo mal que lopasé yo de adolescente, con el mundo entero en mi con-tra. Hoy en día pasa lo mismo, siguen habiendo padresque dicen a sus hijos que escribir es morirse de hambrey que sólo lo consiguen unos pocos. Yo lo conseguí. Noquiero ponerme de ejemplo, pero si alguien lo ha logra-do, porque no puede conseguirlo otro, y otro más.Escribir es una convulsión que cuando se tiene, es impa-rable. No puede detenerse el viento huracanado.Vivimos un tiempo materialista, en el que el éxito semide por muchas cosas pero no por el placer de que unohaga lo que le guste, gane más o menos. En España sehizo una encuesta este verano y se preguntó a los

padres que querían que fuesen sus hijos y que no.Ganaron los médicos, arquitectos y abogados, y en últi-mo lugar, o sea lo que los padres no querían, quedómilitar y escritor. Militar por el miedo a las guerras yescritor... porque es morirse de hambre, ¡lo cual es falso!Se puede ser periodista, incluso médico, y no por ellodejar de escribir. Otra cosa es escritor profesional, quevive de sus obras.La segunda razón por la que cree las Fundaciones esporque no puedes escribir para niños y jovenes sin invo-lucrarte en su mundo, y su mundo es terrible. No hablode países “normales”, sino de niños metidos en guerras,guerrillas, desplazados, refugiados, vendidos, prostitui-dos y un largo etc. Yo he vendido en España casi 8millones de libros. Me siento un privilegiado, afortuna-do, y no soy rico, ni mucho menos, pero sería un mate-rialista vil si no devolviera algo de lo que la vida me hadado a los demás, y en este caso los demás son mis lec-tores jóvenes, o aquellos que nunca me conocerán por-que no pueden, no tienen acceso, y a lo mejor misFundaciones les ayudan a ser mejores personas o a teneruna cultura.

¿Te sientes un hombre renacentista en el amplio sen-tido de la palabra?Creo que sí. Por lo menos yo “renazco” cada día, al abrirlos ojos y sentirme vivo un día más.

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Jordi Sierra i Fabra

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La memoria, ese misterioso punto fijo, aparece conti-nuamente en tu obra; a veces de un modo casi tribalcomo en “La memoria de los seres perdidos”; y en otrascon un dejo de desamparo como en “Campos de fresa”¿Desde qué lugar tus novelas exploran la identidad?No puedes construir una historia hecha sólo de presen-tes. Las personas tenemos pasado, memoria, ese algodifuso que el tiempo se encarga de transmutar, modificar,modelar a su antojo. Sólo tenemos presente y futuro, eincluso el futuro no es más que una entelequia (el lugaren el que pasaremos el resto de nuestra vida, como dijoWoody Allen), pero partimos del pasado, de lo que fui-mos, de lo que nos marcó, y eso es lo que nos ha hechoser como somos. Mis novelas están hechas de muchosfragmentos de ese pasado, individual y colectivo.

Amas el pop-rock ¿Qué mundos o que confines teofrece la música para la creación?Gracias a la música soy parte de lo que soy. Cuandonadie me hacía caso tuve mi primera oportunidad escri-biendo en revistas de música, primero casi clandestinas,de aficionados, y luego profesionales. De los 16 a los 22años trabajé 8 horas diarias en una empresa de construc-ción, y por la noche mi padre me obligó a estudiar algoque yo despreciaba. Pero mientras, como aficionado a lamúsica con una memoria fotográfica para nombres ydatos, y más siendo ya “escritor”, hice esos pinitos. A los 22años me ofrecieron dirigir Disco Expres y no lo dudé, lodejé todo, trabajo, estudios... Pude hacerlo porque ganabamás que mi padre y eso le convenció (aunque a regaña-dientes). Por eso digo siempre que empecé a vivir, a ser yo,a los 22 años. Antes sólo tengo sombras, una vida gris enun país gris, bajo una dictadura. Me lo robaron todo menosmi libertad personal. Desde los 22 años empecé a viajar portodo el mundo, ¡y gratis! Mi sueño hecho realidad. Hacíagiras con los artistas del momento, les entrevistaba, viaja-ba en sus jets, iba a todos los grandes conciertos en backstage. ¿Cómo no iba a marcarme la música? Me lo diotodo. Sin embargo yo era escritor, y no me cegó ese mundodorado y fácil. Cuando ya era muy conocido llegó elmomento de dejarlo y lo dejé, sin ninguna lágrima. Ahoraviajo igual, pero me lo pago yo, o una editorial, o quienesme inviten, y no voy en jet con una super estrella, sino enclase turista. ¿Y qué? Ya quemé esa etapa. La vida estáhecha de etapas. No puedes ser nortálgico cuando, ade-más, lo mejor está siempre por venir. Como escritor sé quesiempre estoy creciendo, aprendiendo, mejorando, y puedoescribir hasta los 100, mientras que ir de rockero con MickJagger... no creo que a los 100 se aguante.Resumen: que la música me lo dio todo, sobre todo liber-tad, un mundo lleno de personas increíbles (buenas ymalas), un horizonte ilimitado.

¿Se debe develar la cocina del escritor? ¿Cómo llevasadelante el proyecto de formar nuevas voces? Acabo de editar “La página escrita”, mi método parajóvenes escritores. Más que “método”, MI SISTEMApara escribir. En él me desnudo, lo cuento todo, mistrucos, secretos, cómo trabajo, analizo guiones, frag-mentos de novelas... Es mi legado. No es un regalo,porque cualquier estudioso podría analizar todo eso yya está, pero hecho por mí tiene el valor añadido de lahonestidad. Suelo hacer ya seminarios de tres díasbasados en el libro, así que es como un libro de textopara ellos. En España lo ha editado SM y a un preciomuy bajo, para que esté al alcance de todos: 10 euros.Es un libro muy grueso así que no hay apenas benefi-cio, pero un tipo que ha escrito 350 obras supongo quese lo puede permitir.Junto a esto, no hay que olvidar que cada año miFundació en España promueve el Premio Literario JordiSierra i Fabra para Jóvenes. Este año ganó un chico de16 años y le entregó el premio el Príncipe de España.Podéis ver las fotos en mi web, www.sierraifabra.com ytambién las bases del premio, que es anual y se cierracada año el 15 de septiembre. Le doy al ganador 3000euros, pero lo importante es que el libro lo edita SM yes un debú por todo lo alto. De momento es todo lo quese puede hacer en España. En Colombia en cambio laFundación hace un trabajo mucho mayor, trabajan enella 10 personas y formamos no sólo futuros escritores,sino lectores, porque en Latinoamerica cada país tienesu propia problemática. Primero hay que crear bibliote-cas escolares, formar maestros que amen leer, etc.

¿Qué parte de deidad te invade cuando entrás en laficción?Bueno, siempre he dicho (lo pongo en “La página escri-ta”) que el escritor es Dios. Nosotros creamos, amamos,matamos, perdonamos, somos la justicia, el bien, el mal...Pero no es que me “invada”, es que es así. Somos diosescon un mundo en forma de papel que llenamos de letras,y esas letras trenzan historias de amores y pasiones, viday muerte. Eso es jugar a ser Dios.

Elegirías, de existir la posibilidad, transmutar en per-sonaje ¿Cuál serías?Sólo una vez en la vida sentí envidía de otra persona, yfue de Neil Armstrong el día que pisó la Luna. Yo llorabapreguntándome que sentiría el tipo ese allá arriba. Luegome he sentido siempre feliz conmigo mismo, pese a todo.Lo único que no soy es guapo... ¡pero es que no se puedetener todo en la vida, si encima fuera guapo sería inso-portable! Así que no puedo responder a esta última pre-gunta. Espero no me suspendáis por ello.

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