estudio de la salud y la autopista cortÁzar

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ESTUDIO DE DOS CUENTOS DEL LIBRO “TODOS LOS FUEGOS, EL FUEGO”, DE JULIO CORTÁZAR: LA AUTOPISTA DEL SUR Y LA SALUD DE LOS ENFERMOS La palabra inglesa onomatopéyica ―boom‖ sirvió para designar la gran cantidad de títulos de obras hispanoamericanas que aparecieron en muy poco tiempo y se difundieron por todo el mundo, con gran éxito de crítica y público lector. Fue fundamental el apoyo de la editorial Seix Barral que aprovechó la estancia en España y Europa de narradores hispanoamericanos, algunos de los cuales se asentaron en Barcelona (García Márquez, Vargas Llosa) y desde esta ciudad dieron a conocer las obras de escritores argentinos como Cortázar y Manuel Puig, cubanos como Lezama Lima y Cabrera Infante o el paraguayo Roa Bastos. El tiempo ha demostrado que lo que conocemos con el L‖boom‖ de los sesenta no fue sólo una operación comercial, ya que se editaron novelas de la categoría de: El astillero, de Juan Carlos Onetti (1961) La ciudad y los perros, de Vargas Llosas, (1962), novela que sirvió de detonante, al otorgársele el premio Biblioteca Breve. La muerte de Armenio Cruz, de C. Fuentes (1962) El siglo de las luces, de A. Carpentier (1962) Rayuela, de Cortázar (1963) Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, (1964) Cien años de soledad, de García Márquez (1967) Centrándonos ya en nuestro estudio, es sabido que Julio Cortázar (1914-1984) se reveló como un inteligente cultivador del cuento fantástico, en una línea que arrancaba de Borges, con Bestiario (1951). En éste y en otros libros de cuentos como Las armas secretas (1959), Todos los fuegos, el fuego (1966), etc., introduce lo fantástico dentro de la vida cotidiana mostrando la gran complejidad que posee lo ―real‖. Nuestro autor, por lo tanto, aunque detestaba ser encasillado, está considerado universalmente como un escritor de literatura fantástica en cuanto a sus relatos cortos; además, él mismo lo afirmó en artículos de prensa: ―casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico {…}; el verdadero estudio de la realidad no reside en las leyes sino en las excepciones a esas leyes {…}‖. El conjunto de ocho cuentos que forman el libro Todos los fuegos, el fuego, publicado en 1966, es acogido con entusiasmo por un

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Page 1: ESTUDIO de La Salud y La Autopista CORTÁZAR

ESTUDIO DE DOS CUENTOS DEL LIBRO “TODOS LOS FUEGOS, EL FUEGO”, DE JULIO CORTÁZAR: LA AUTOPISTA DEL SUR Y LA SALUD DE LOS ENFERMOS La palabra inglesa onomatopéyica ―boom‖ sirvió para designar la gran cantidad de títulos de obras hispanoamericanas que aparecieron en muy poco tiempo y se difundieron por todo el mundo, con gran éxito de crítica y público lector. Fue fundamental el apoyo de la editorial Seix Barral que aprovechó la estancia en España y Europa de narradores hispanoamericanos, algunos de los cuales se asentaron en Barcelona (García Márquez, Vargas Llosa) y desde esta ciudad dieron a conocer las obras de escritores argentinos como Cortázar y Manuel Puig, cubanos como Lezama Lima y Cabrera Infante o el paraguayo Roa Bastos. El tiempo ha demostrado que lo que conocemos con el L‖boom‖ de los sesenta no fue sólo una operación comercial, ya que se editaron novelas de la categoría de: El astillero, de Juan Carlos Onetti (1961) La ciudad y los perros, de Vargas Llosas, (1962), novela que sirvió de detonante, al otorgársele el premio Biblioteca Breve. La muerte de Armenio Cruz, de C. Fuentes (1962) El siglo de las luces, de A. Carpentier (1962) Rayuela, de Cortázar (1963) Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, (1964) Cien años de soledad, de García Márquez (1967) Centrándonos ya en nuestro estudio, es sabido que Julio Cortázar (1914-1984) se reveló como un inteligente cultivador del cuento fantástico, en una línea que arrancaba de Borges, con Bestiario (1951). En éste y en otros libros de cuentos como Las armas secretas (1959), Todos los fuegos, el fuego (1966), etc., introduce lo fantástico dentro de la vida cotidiana mostrando la gran complejidad que posee lo ―real‖. Nuestro autor, por lo tanto, aunque detestaba ser encasillado, está considerado universalmente como un escritor de literatura fantástica en cuanto a sus relatos cortos; además, él mismo lo afirmó en artículos de prensa: ―casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico {…}; el verdadero estudio de la realidad no reside en las leyes sino en las excepciones a esas leyes {…}‖. El conjunto de ocho cuentos que forman el libro Todos los fuegos, el fuego, publicado en 1966, es acogido con entusiasmo por un público que había conocido tres años antes en su novela Rayuela (1963). El éxito posterior de esta novela, recibida en un principio con reticencias por parte de algunos críticos, estaba basado en la gran conmoción que suscitó en el mundo de la literatura, debido a su complejidad estilística y a su original composición, que permite al lector diferentes formas de seguir su lectura y de volver a crear o ―recrear‖ la novela. Esta renovación formal y técnica en la forma de narrar que aparecen en Rayuela, la encontramos también en las narraciones breves de este autor. En sus relatos, y particularmente en su libro Todos los fuego, el fuego, comprobamos que Cortázar usa en gran medida la imagen para captar la esencia del cuento; como él mismo afirma: ―sólo con imágenes se puede transmitir esa alquimia secreta que 32

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explica la profunda resonancia que un gran cuento tiene en nosotros, y que explica también por qué hay muy pocos cuentos verdaderamente grandes‖. Hablamos de relatos grandes o buenos cuando éstos mantienen el interés por su intensidad y tensión. Para Cortázar ―la intensidad en un cuento consiste en la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige‖. Por su parte, la tensión del relato viene dada por la manera con que el autor nos acerca paulatinamente hacia el desenlace del cuento. Si en un principio la literatura fue oral, si los cuentos empezaron a ser contados antes de pasar a su trascripción escrita, Cortázar, por su forma de narrar, nos evoca en muchos de ellos la primitiva forma oral de contar, utilizando la tercera persona e introduciendo el relato dentro del relato. De los ocho cuentos que forman el libro Todos los fuegos, el fuego, escogimos dos que presentan unas características similares en cuanto a forma de narrar. 1.-LA AUTOPISTA DEL SUR El resumen de este relato es el siguiente: Un domingo de agosto a las cinco de la tarde ocurre un gran embotellamiento en la autopista del Sur que lleva a París. El atasco se prolongará durante horas, días e incluso meses y los distintos grupos de personas afectadas intentarán adaptarse, de una u otra manera, a este inconveniente. Cortázar nos va a narrar lo que acontece en uno de esos grupos. El cuento responde a un esquema previo: un grupo de personas muy diferentes, que jamás entablarían relación en otras circunstancias y que está próximas unas de otras en las doce pistas de la carretera, se ven obligados a relacionarse con las de delante y los de atrás, con los de su izquierda y los de su derecha y con los viajeros que están situados en las cuatro diagonales de cada uno de los coches. Como el atasco continúa días y días, las prisas y el paso del tiempo pierden todo sentido. Así la muchacha del Dauphine, que la tarde del comienzo del atasco miraba a cada momento la hora, deja de hacerlo porque ―ni valía la pena mirar el reloj pulsera para perderse en cálculos inútiles‖. El motivo que le sirve de vehículo a Cortázar en la elaboración de este cuento es ―la distorsión de carácter lúdico de un atasco como el modo de convivencia ideal‖. El hecho de que un atasco de automóviles llegue a prolongarse durante meses nos lleva a pensar en un relato hiperbólico, pero la finalidad del autor es la de colocarnos en una situación límite para hacer un estudio de los valores humanos en esas circunstancias adversas. La estructura del relato está dividida en dos secuencias; en la primera unos automovilistas sufren un embotellamiento, que durará meses. Ante esa situación nombran a un jefe que coordine las necesidades de ese grupo de personas. La segunda secuencia comienza cuando se disipa el embotellamiento y los conductores prosiguen su camino. Es entonces cuando toda la solidaridad y espíritu comunitario se disuelve y se consuma la incomunicación. Cuando los automovilistas estaban en el atasco consideraban la situación difícil de superar, deseaban que se despejase la autopista; como esto tiene dificultades surge la necesidad de organizarse para sobrevivir; como les sobra el tiempo, los conductores se 33

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comunican y conviven. Cuando la autopista queda libre los lazos de convivencia se rompen para siempre, pues cada uno sigue su propio destino. Las prisas y los rutinarios problemas cotidianos ocupan todo nuestro tiempo, por lo que las relaciones humanas se resienten, sobre todo en las grandes ciudades donde hay mas dificultad para encontrarse. Como afirma la profesora Mora Valcárcel ―La convivencia comunitaria utópica creada por los conductores víctimas del atasco termina cuando este atasco finaliza; al mismo tiempo que acaba la comunicación y las relaciones de esos personajes‖. Incluso en una situación como ésta los hombres van a imponer unas formas de organización a las que están acostumbrados; un jefe coordinará al grupo; así observamos como el hombre se adapta al medio: primero van a ser los niños que jugarán entre ellos, más tarde los padres de éstos se visitan, todos se van incorporando a la convivencia, se ayudan entre ellos e incluso se establecen relaciones amorosas. Sin embargo, no todos tienen la misma capacidad de adaptación: surge una deserción, otro se suicida; en fin, los hombres se adaptan a las nuevas rutinas, incluso a la de la muerte del conductor que se suicida, muerte que es recibida con toda naturalidad. Pero, de repente, se acaba el atasco; los coches comienzan a circular y toda la comunidad se desbarata e incluso, como dice Charles Baudelaire en un poema, un posible amor se diluye frente a la inmensidad de la gran ciudad. El romance comenzó entre la muchacha del Dauphine y el ingeniero, a pesar de que la chica queda embarazada, tuvo la finalidad, por parte de ella, de entretener el tiempo, ya que la mujer sigue su carril sin mediar palabra. La idea de que las personas que viven en las grandes ciudades viven un proceso de cosificación y se convierten en objetos mecánicos, aparece en este relato. Las personas, por rutina, por sus prisas y obligaciones, actúan como los coches, cuya primera finalidad es siempre discurrir hacia adelante. En cuanto a la técnica empleada por Cortázar en este cuento, observamos que el narrador cuenta una historia en la que no interviene; es un narrador omnisciente que sabe lo que hacen pero también lo que piensan sus personajes. Sin embargo, aunque el narrador se interesa más por el ingeniero que por el resto de los personajes, vemos que es distante con todos ellos, ya que ni siquiera en este caso alude al ingeniero por su nombre y lo denomina, como al resto, por el nombre de su coche. Este relato es una novela-cuento existencial ya que trata el tema del urbanita perdido en las grandes ciudades y se encuentra solo, desesperado e incapaz de comunicarse con los demás. Se advierte un cierto antagonismo entre el mundo de la ciudad y el del campo; los automovilistas de la autopista son gente de ciudad –se dirigen a París- y durante el atasco necesitan a los campesinos de las granjas cercanas para comprarles comida; sin embargo, aunque tradicionalmente el campesino es una persona acogedora y solidaria, en el relato éstos se niegan a venderles nada, incluso los apedrean y lanzan una guadaña contra uno de los coches. En cuanto a las interpretaciones que se le dan a este relato, existen algunas más: El relato busca el descubrimiento del sentido humano, perdido en un mundo contradictorio, caótico y perturbador. El hombre, que está solo, busca comunicarse con los demás, pero no lo consigue, debido al ritmo frenético de la vida moderna. 34

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También podemos interpretar el relato desde un sentido cristiano: la autopista va a poner a los hombres en comunicación, hace que venzan distancias y se acerquen, los humaniza. Por otra parte, podemos apreciar en el cuento un cierto paralelismo del grupo de automovilistas con la sociedad feudal, representaba en el relato por el matrimonio campesino (agricultores), las monjas (la iglesia) y el soldado (la milicia), el trueque de alimentos y objetos como moneda de cambio, etc., que se opone a la vida del siglo XX, en donde las relaciones humanas se volvieron distantes y frágiles, sobre todo en el mundo deshumanizado de las metrópolis. Otra interpretación de este relato podría ser el de una visión apocalíptica del uso de estos ingenios, que nos llevará al colapso y al caos. Entonces hay paralelismo entre La autopista del sur y el último libro del Antiguo Testamento, el libro del Apocalipsis. La monja del 2HP sufre un delirio en el que habla de Armagedón y del noveno día (séptimo en el Apocalipsis), lo que da pie a pensar que efectivamente, al igual que en el libro bíblico, a los personajes de este relato les sobrevienen con el atasco toda clase de plagas anunciadas en el Apocalipsis: hambre, sed, calor asfixiante, terrible frío, nieve, etc. Por lo que es posible que el autor, en algún momento, tomara detalles del libro sagrado; lo que en el Apocalipsis terminará con la gran batalla de Armagedón, que supondrá el caos y la muerte para los que adoran a la bestia, en el relato de Cortázar termina con la llegada a otro caos: la ciudad de París, en donde cada individuo se diluye en la informe metrópoli ocupado en su otra bestia: su cotidianeidad. Pasamos a analizar el segundo cuento que hemos estudiado. 2.-LA SALUD DE LOS ENFERMOS Es frecuente que en las familias exista algún secreto del que no se habla fuera del hogar porque enfada a alguno de los miembros; sin embargo, a veces el secreto es entre varios miembros de la familia con el resto de los habitantes de una casa. En este relato el tema va a ser el de los secretos familiares. Su estructura se divide en dos secuencias: En la primera, toda la familia representa una comedia para ocultar a la madre, mayor, enferma y dominante –la madre tenía el oído muy afinado y ―una inquietante capacidad para adivinar donde estaba cada uno‖ – la muerte de su hijo en accidente de automóvil y la enfermedad y posterior muerte de la tía Clelia, que vivía en la casa. Para no disgustar a la madre y que no empeore de su dolencia, se inventan que el hijo está contratado durante un año en una empresa brasileña, en Recife, desde donde recibe sus cartas, cartas que son escritas a su vez por algún miembro de la familia que la cuida. En la segunda secuencia nos damos cuenta que la madre, progresivamente, se va dando cuenta de toda la verdad, aunque finge no saber nada; ya en el lecho de muerte, da las gracias a su familia por haber intentado, con sus ocultaciones, no disgustarla. Es decir, todos habían representado la misma farsa, por lo que la finalidad de no dar un disgusto a la madre para que no empeorase su salud no se logra, ya que todos sabían la verdad y todos sufrían. La acción ocurre totalmente dentro de la casa familiar; este espacio cerrado ejerce un carácter negativo sobre los personajes ya que, al vivir aislados del exterior hace que 35

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pierdan la conciencia de lo natural; lo lógico sería decir a la madre de su hijo murió en un accidente de automóvil y comunicarle la enfermedad y posterior muerte de la tía, pero no lo hacen. Este secreto familiar está sostenido en dos planos de la comunicación: la mentira verbal y la mentira escrita, pues la madre recibe periódicamente carta de su hijo, en donde invariablemente le dice que prospera en su trabajo y que tiene gran éxito profesional, pero nunca escribe nada relacionado con el plano afectivo. Vemos por estos detalles que en esta familia los afectos están relegados a un plano secundario, lo que nos lleva a pensar que tendrían una imposibilidad de demostrar el cariño entre ellos, o realizar un duelo mostrando el dolor hacia un familiar muerto; también es posible que no quisieran tolerar y contener a la madre frente al dolor por la pérdida de un hijo. Según Carmen de Mora Valcárcel ―la enfermedad de la madre posee el carácter de algo sagrado, intocable‖, por ello los familiares se confabulan para evitarle toda clase de disgustos. Pablo Kersner, estudioso de este cuento, observa que es un dato de interés el observar que el relato de Julio Cortázar comience con la muerte de Alejandro y concluya con la muerte de la madre, dando prueba de algún modo, de una comunión química más allá de las palabras. A los tres días de morir la madre llega una de las periódicas cartas del hijo; una tía la lee entristecida y se da cuenta de que ―mientras la leía estaba pensando en cómo habría que darle a Alejandro la noticia de la muerte de mamá‖. La mentira mantenida durante mucho tiempo había alterado la realidad. En cuanto a la técnica narrativa del cuento, vemos que un narrador no identificado narra en tercera persona los hechos que ocurren en el seno de la familia, como si fuera un miembro de ella. El narrador participa en los hechos que relata. Aparte de por lo que hacen y dicen los personajes, el autor no nos permite penetrar en su psicología, aunque se deduce, por la forma de actuar de cada uno de ellos, que nos encontramos ante un grupo familiar enfermo; esa negación de la realidad en la que están de acuerdo, incluso la novia del hijo muerto y el médico de la madre, no se explica más que por una intoxicación general, por un miedo excesivo a la reacción de la madre, que es en definitiva la base de todo el relato. CONCLUSIONES En general, la brevedad de los cuentos, no implica sencillez, ya que por su condensación, el efecto que produce en el lector puede ser más intenso que el que produce una novela. El conjunto de los relatos que conforman el libro Todos los fuegos, el fuego, presenta una ligazón entre lo real y lo fantástico. Los temas de los cuentos describen fragmentos de vida cotidiana de ciertas personas, a las que un día les sobreviene un acontecimiento inesperado o improbable que crea un efecto extraño, dejando al lector perplejo. Este toque mágico introducido en la realidad cotidiana es aceptado sin emociones por los protagonistas. Los dos relatos anteriores presentan unas características comunes: En ambos casos, su estructura parece dividida en dos secuencias, más claramente definidas en La salud de los enfermos, ya que en La autopista del sur presenta secuencias encadenadas dentro de las dos principales. 36

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La acción de los relatos ocurre, uno en un espacio abierto: la autopista que lleva a París, pero a su vez cerrado, debido a que el grupo no se mueve del sitio y conviven sólo entre ellos; el otro cuento se desarrolla totalmente en un espacio cerrado: la casa familiar. Algunas características del realismo mágico que aparecen en estos cuentos son: 1.- El ser humano individual aparece como insignificante en ambos cuentos, con la salvedad de la madre de La salud de los enfermos, que es el eje central sobre el que gira la narración y que se impone a los otros personajes por su carácter. Los personajes no tienen, en general, caracterización sicológica; se definen por el cumplimiento de acciones, por deseos obsesivos, por sueños, pero no interesan como personas individualizadas sino como elementos formadores de un grupo humano. 2.- Descripción minuciosa de los detalles: se nos describen los ambientes, las acciones y los pensamientos de los personajes con meticulosidad. 3.- La casualidad dirige las vidas de los personajes y ellos las aceptan sin alterarse. 4.-Renovación del lenguaje, experimentación en nuevas técnicas narrativas y manifestación del pensamiento en forma de monólogo interior; saltos en la narración de delante atrás y viceversa y puntos de vista diferentes para interpretar el mismo suceso. 5.- Otra constante en la obra de Cortázar es la presencia de muerte, ya sea en su desarrollo o al final del relato. A pesar de que Julio Cortázar dice que sus cuentos son cerrados, esféricos, porque los va creando desde dentro hacia fuera, nosotros pensamos como Humberto Eco cuando generaliza diciendo que el cuento actual suele ser una obra abierta; en el caso de Cortázar creemos que lo es, ya que lo fantástico de sus relatos representa un vacío que contradice toda esfericidad, toda obra cerrada. Para finalizar, diremos que al exigir el cuento una gran economía verbal, se pide al lector que realice un gran esfuerzo para comprender el sentido que encierra más allá de las palabras; es por esto, precisamente, que los cuentos de Cortázar son obras esféricas por su exactitud, pero abiertas, porque es el lector el que descubre lo fantástico a través de su proceso desvelador.