esparta fornis

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Esparta, ciudad de la virtud y de la guerra César Fornis Universidad de Sevilla “En otro tiempo advertí que, siendo Esparta una de las ciudades estado menos  pobl ada s (de ciudad anos ), era eviden teme nte la más podero sa y cél ebre de Grec ia, y me  preg unté cóm o pudo ocur rir eso. ero después de repa rar en las cos tumb res de los espartiatas , ya no me sorprendí por más tiempo! (trad. ". Gunti#as). Este pasa$e con el que inicia %eno&onte su Constitución de los lacedemonios, nos da las claves de lo que era Esparta a los o$os de otros griegos. 'e un lado, una ciudad apenas urbaniada, sin murallas, sin magní&icas construcciones pblicas, en de&initiva, urbanística y arquitectónicamente mediocre, que no se correspondía con la grandea de su *is tor ia y con el luga r que ocu pa ba en la ecúmene, en el mundo conocido+ de otro, la ecelencia de su minoritaria clase dirigente, los hómoioi , cuyo modo de vida despertaba admiración entre los estratos sociales acomodados de otras ciudades estado. or etra#o que pareca y a di&erencia de la gran mayoría de las  póleis griegas, la cons tr uc ción de un re ci nt o amurallado no &ue se nt ida co mo pr imordial en la con&iguración política y territorial del estado lacedemonio. -as murallas no &ueron erigidas *asta &inales del siglo /comienos del , en pleno época *elenística, cuando Esparta se encontraba en un pro&undo declive político y militar. 0asta ese momento “los *ombres de Esparta son sus murallas!, como se#ala con orgullo el rey 1gesilao a comienos del siglo 2. Esparta tampoco contó con un genuino y de&inido centro urbano, ni siquiera en época clásica, sino que mantuvo la primitiva organiación en las cinco aldeas previa al sinecismo que vio el nacimiento político y cívico de la ciudad en el siglo 2. 1sí lo testimonia 3ucídides en el ltimo tercio del siglo 2, quien de paso comenta la ausencia de templos y edi&icios ma$estuosos como los que podían encontrarse en 1tenas4 “5i &uera asolada la ciudad de los lacedemonios y sólo quedaran los templos y los cimientos de los edi&icios, pienso que los *ombres del ma#ana tendrían muc*as dudas respecto a que la &uera de los lacedemonio s correspondiera a su &ama... ues la ciudad no tiene templos ni edi&icios suntuosos y no está construida de &orma con$unta, sino que está &ormada por aldeas dispersas, a la manera antigua de Grecia! (trad. de %. %. 3orres Esbarranc*) El *istoriador ateniense la compara con 6icenas, cuyos eiguos vestigios *acen di&ícil imaginar la magnitud de la guerra de 3roya. ara 3ucídides, como para %eno&onte, el poder de Esparta, le$os de cimentarse en bases materiales, lo *acía en las relaciones entre los *ombres. 7e cie nte s e cavac ion es arq ue oló gicas *a n con &ir ma do que *as ta el per íodo imperial romano Esparta adoleció de un ordenamiento urbanístico regular. 8abe recordar no obstante que el ágora, auténtico nervio político, religioso y económico de la ciudad griega antigua, no *a sido sacada a la lu, como tampoco ninguna necrópolis, en gran medida porque la Esparta antigua descansa ba$o la moderna, re&undada en el mismo lugar en 9:;<. En realidad los traba$os arqueológicos se *an visto restringidos a determinados y 9

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muy concretos yacimientos dentro del perímetro que comprendía la ciudad antigua4 laacrópolis (sobre todo del período romano, incluido el teatro, que data de &inales del siglo a.8.), algunos tmulos de persona$es destacados (las denominadas “tumbas de calidad!) y

 poco más, unos resultados un tanto decepcionantes. 0oy, como *ace más de cien a#os, la

imaginación es un ingrediente necesario a la *ora de interpretar la topogra&ía y elurbanismo de Esparta.-os edi&icios me$or conocidos de Esparta, gracias a las ecavaciones conducidas a

comienos del siglo == por Escuela >ritánica de 1tenas, son el templo de 1tenea8alcíeco (“la de la morada de bronce!, pues la paredes estaban recubiertas de placas de

 bronce *istoriadas), que se erigió en la acrópolis en la segunda del siglo 2+ el 6eneleo osantuario de culto *eroico dedicado al legendario rey 6enelao, a su esposa 0elena y a los*ermanos de ésta, los 'ioscuros (8ástor y ólu)+ en tercer lugar, el santuario de "rtia,deidad pre*elénica sincretiada con ?rtemis (ambas son deidades vinculadas a la &ertilidady a los animales salva$es), situado a orillas del Eurotas. @n cuarto santuario políada, el de1polo %acintio (ésta era otra divinidad pre*elénica asimilada con 1polo), se *allaba en

1miclas (raón por la que &ue también conocido como 1micleo) y era el lugar decelebración de las %acintias, la &iesta más importante de Esparta. 3odos ellos estánconstruidos con arcilla y piedra de conglomerado, materiales locales y pobres+ incluso eltemplo de 1tenea 8alcíeco, tenía adobe ba$o las placas de bronce, lo que acentuaba elcontraste con el ecelente mármol usado en su *omólogo de 1tenas, el artenón.

-a arquitectura doméstica era también sencilla. @na peque#a rétra  o ley de-icurgo, dirigida contra el lu$o eagerado, prescribía que todas las viviendas tuvieran eltec*o traba$ado con *ac*a y las puertas con sierra, sin ninguna otra *erramienta, lo cualimplica obviamente que se construían en madera. lutarco contina diciendo que no *aynadie con tan poco gusto ni tan estpido como para, en casa *umilde y vulgar, meter camas con patas de plata, mantas de prpura, copas de oro, etc.

ues bien, las carencias urbanísticas y arquitectónicas, voluntarias por otra parte,no *an impedido que Esparta &uera el estado griego que, por encima incluso de 1tenas,*a de$ado mayor impronta, mayores secuelas en el pensamiento occidental, ya sea como&ascinación, ya como abominación, y casi siempre como e$emplo militar, político,social, educativo, etc., siendo superada nicamente por 7oma como modelo deinspiración para la posteridad. En otras palabras4 desde la 1ntigAedad misma nació ycreció imparable una “leyenda de Esparta!.

0uelga decir que esa leyenda mantiene *oy un vigor inusitado4 en el cine, en elcómic, en la novela *istórica, en publicaciones divulgativas. 5in duda el episodio delque más se *an nutrido es el de las 3ermópilas, por aquello de consagrar el *eroísmo y

el sentido del *onor y del deber *asta la muerte de los trescientos espartiatas quede&endieron ese des&iladero /vía de entrada *acia el coraón de Grecia/ ante unas&ueras persas in&initamente superiores en nmero. Bo *a *abido en la *istoria de"ccidente derrota me$or eplotada e instrumentaliada en la literatura, convertida en unsímbolo de la luc*a por la libertad. El sacri&icio de -eónidas y los suyos quedóinmortaliado en el epita&io que, por mandato de la liga sagrada de 'el&os, reaba en susestelas, obra del poeta contemporáneo 5imónides de 8eos4 “8aminante, ve y di a loslacedemonios que aquí yacemos en obediencia de sus decretos!+ un león de piedrase#alaba muy apropiadamente el lugar donde *abía caído -eónidas, cuyo nombre,

 parlante, signi&ica “descendiente de -eón!. 5u cadáver *abía sido ultra$ado por el bárbaro, decapitado y empalado por orden de %er$es, con lo que 0eródoto reala el modo

cruel y salva$e, etra#o a los griegos, con el que los persas se emplean en la guerra. En

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“temblorosos! (es decir, cobardes), antitas se a*orca y 1ristodemo lava su des*onra buscando deliberadamente la muerte al a#o siguiente en latea, donde rompió la unidadde la &alange para abalanarse enloquecido contra el enemigo.

En principio, cada espartiata varón que *ubiera superado con éito los distintos

grados de la dura educación (a"o"é) y que *ubiera sido admitido a las sisitías o comidascomunitarias alcanaba la ciudadanía plena y con ella el derec*o a un lote de tierra. Eldis&rute de esta parcela (kl$ros) y los ilotas adscritos al mismo, en régimen de usu&ructo /latierra en Esparta pasaba por ser propiedad del Estado y como tal inalienable/, garantiabael sustento económico de cada ciudadano, proporcionándole además el tiempo librenecesario para dedicarse a las actividades consideradas dignas, “aquéllas que *acen al*ombre más libre!4 los asuntos pblicos y la guerra, siendo la caa y la gimnasiaconvenientes entrenamientos para esta ltima. -a pro&esionalidad de los espartanos en latécnica de 1res es sintetiada por lutarco en la conocida, aunque probablemente apócri&a,anécdota que relata cómo el rey 1gesilao, ante la que$a de los aliados por tener que enviar al combate y, por consiguiente, a la muerte muc*os más *ombres que Esparta, *io sentar 

de un lado a los lacedemonios y de otro a sus aliados, después ordenó a través de un*eraldo que se levantaran los al&areros, luego los *erreros, carpinteros y así con el resto delos o&icios, *asta que prácticamente todos los aliados estaban en pie y sólo loslacedemonios sentados. El rey entonces sentenció4 “H2eis cómo no enviáis más soldadosque nosotros a la campa#aI!.

recisamente la díaita o modo de vida prescrito por la legislación de -icurgonegaba epresamente a los espartiatas la posibilidad de practicar o participar de cualquier &orma en tareas degradantes /en general todas las manuales más el comercio/ ba$o la penade atimía, es decir, la pérdida de derec*os. -a misma &inalidad de evitar el ánimo de lucroestaría en la raí de la pro*ibición de acu#ar moneda, sustituida por grandes troos de*ierro que &uncionaban a modo de rudimentarios patrones de cambio, pero que eraimposible atesorar.

-a *omogeneiación e igualdad promovidas por las leyes de -icurgo teníantambién su vertiente visual, la que ata#e a la &orma de vestir y de llevar el cabello. -osespartiatas debían vestir con sobriedad y modestia, sin adornos o signos eternos dedistinción (“se adornaban con el per&ecto estado &ísico de su cuerpo!, dice %eno&onte), de&orma que no &uera posible di&erenciar a los más ricos del resto de sus conciudadanos.1simismo, los espartiatas se caracteriaban por su larga cabellera4 -icurgo creía que así

 parecerían “más altos, más libres y más &ieros!. En Esparta sólo los hómoioi podían llevar el pelo largo, un signo más de su ciudadanía plena &rente al pelo muy corto de las mu$eresy de los muc*ac*os, privados en ambos casos de derec*os políticos.

En el campo de batalla los espartiatas se distinguían nítidamente por su capa prpura, que in&undía miedo a los enemigos apenas eran divisadas. En el ritual previo alcombate, el cabello ocupa una ve más un lugar nuclear, pues, además de untarse el cuerpocon aceite y de lustrar sus armas, los espartiatas peinaban y embellecían cuidadosamentesu cabellera, una costumbre que no de$a de asombrar al rey %er$es, que los imaginabaaterroriados en las 3ermópilas ante la inminencia de la muerte.

-a voluntad de suprimir cualquier asomo de individualismo transpira también en lacostumbre de no grabar nombres ni depositar a$uares en las tumbas, dado que éstas *ablanal visitante del lina$e y la riquea del enterrado (de la pro*ibición quedaban eentos losciudadanos caídos en combate y las mu$eres &allecidas durante el parto, su particular actode servicio).

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8litágora. 1lgunos *istoriadores modernos se *an de$ado llevar en eceso por esta imagenestereotipada y, siguiendo los pasos de 5imone de >eavoir en #l se"undo se%o (9M;:), *anvisto en la espartana una mu$er plenamente emancipada, económica y seualmente+ es

 pre&erible ser más ponderados y menos arriesgados en los $uicios críticos y limitarnos a

reconocer la poco *abitual parcela de libertad de las mu$eres lacedemonias. rivada, comoen el resto del mundo griego, de la ciudadanía, de la participación en la 1samblea, deldesempe#o de magistraturas y cargos pblicos, de la participación activa en la de&ensa dela ciudad Hcuál podía ser la principal contribución de la mu$er esparta a la polis, la &ormaen que podían demostrar su aretéI Baturalmente engendrando varones sanos y &uertes,&uturos ciudadanos/guerreros. Esto no es precisamente emancipación.

@na ve *emos acabado con los ciudadanos, pasamos a ver los gruposdependientes. -os periecos, como indica la propia palabra, son los “*abitantes dealrededor! de Esparta, distribuidos en aldeas y peque#as ciudades tanto en -aconia comoen 6esenia. -as comunidades periecas contaban con su propia organiación interna e

instituciones locales, pero tenían su política eterior su$eta a la voluntad de Esparta(estaban obligados por e$emplo a enviar contingentes a todas las campa#as militares). -os periecos poseen derec*os civiles, pero no políticos, no son ciudadanos ( polítai)lacedemonios. Bo *ay evidencia sólida de que pagaran a los espartiatas algn tipo detributo o impuesto. En general poseen y traba$an tierras menos &értiles y productivas quelas de los espartiatas, pero se ocupan asimismo de labores denigradas y pro*ibidas a loshómoioi  por la legislación licurguea como son las manu&acturas, principalmente la&abricación y reparación de armas, y el comercio, de dinamismo y alcance bastantelimitados. 'entro de los periecos *abía grandes di&erencias económicas. 3enemosconstancia incluso de una élite que podía pagarse su panoplia *oplítica, muy dócilideológicamente en virtud de los vínculos anudados con la clase de los hómoioi. 1

di&erencia de los ilotas, los periecos no suponían un peligro para la estabilidad del Estado ysólo tenemos noticia de una nica y restringida participación en una revuelta contra laclase dirigente espartiata, la que siguió al gran terremoto de ;L;.

-a tercera categoría social está integrada por los &amosos ilotas. -os ilotasconstituían el tipo más conocido de esclavitud comunitaria o colectiva, atributos ambosque aluden a su *omogeneidad étnica, no a la relación de propiedad, ya que el ilotismo node$a de enmarcarse en un sistema de propiedad privada como era el eistente en Esparta.En cuanto al primer aspecto, la mayoría de los ilotas tenía un origen mesenio /y, por lotanto, eran de etnia doria al igual que los espartanos/, consecuencia de la conquistaespartana “por la lana! (dor&ktetos) de su territorio, aunque también eistían ilotaslaconios, que carecían de la conciencia nacional de los primeros y, en consecuencia, no

 planteaban la misma amenaa de revuelta. >a$o esta lu la llamada amenaa ilota no erasino una desesperada luc*a por recobrar la libertad perdida que culminaría cuando eldesastre militar espartano en -euctra permitió que en <LM el beotarca tebano Epaminondasre&undara la polis de 6esene, en la &alda occidental del monte tome, adonde acudieronmesenios eiliados de todos los lugares de Grecia en busca de ciudadanía y tierras.

En lo relativo al régimen de propiedad, el ilota aparece ligado a la tierra quetraba$a, la de su amo espartiata, quien lo vigila, castiga e incluso puede venderlo. 5e sabe,no obstante, de algunas mu$eres ilotas destinadas al servicio doméstico y personal,concubinato incluido. ero a di&erencia de lo que sucede con la esclavitud mercancía o decompraventa, en la que el esclavo tiene un contravalor monetario, el Estado coartaba este

derec*o de propiedad individual sobre los ilotas mediante disposiciones como las que

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 pro*ibían su venta &uera de las &ronteras laconias o su liberación a título individual, o laque obligaba a prestar temporalmente los ilotas propios, como los perros y los caballos, aotros ciudadanos que precisaran de ellos, de suerte que la noción de colectivismo arropabaun sistema de propiedad que era esencialmente privado.

'e acuerdo con la estética y la propaganda visual espartana, la degradación de losilotas debía percibirse en su cabea a&eitada y en su vestimenta, compuesta por una tosca prenda de cuero con que se cubrían, que remite al mundo animal y a un estadio anterior ala civiliación /por oposición al te$ido, elaborado por el *ombre/, y por el elemento másdistintivo, la k'n$ o gorro de piel de perro, una indumentaria que *abían de conservar si noquerían ser condenados a muerte y sus due#os multados por ello.

El trato que recibían también tenía que ser *umillante. 1teneo precisa que los ilotasdebían recibir cada a#o un cierto nmero de aotes, *ubieran cometido o no alguna &alta,

 para que no olvidaran su condición de esclavos. El oligarca ateniense 8ritias, tío carnal delatón y cabea visible del régimen de los 3reinta 3iranos impuesto por -isandro a laderrotada 1tenas en ;D;N<, a&irmaba que en -acedemonia podían encontrarse “los más

libres de los griegos, pero también los más esclavos!.-o cierto es que para la minoritaria clase dominante espartiata era una prioridad de

su política interna el controlar a la enorme masa de población ilota como &orma degarantiar la continuidad y la e&icacia de su modo de producción socioeconómico.3ucídides epresa en diversas ocasiones ese temor a una revuelta generaliada quecualquier derrota militar o catástro&e natural podía animar o reavivar. -a más grave &ue sinduda la de ;L;, propiciada por un gran seísmo, que durante varios a#os puso en $aque elorden establecido por la clase dominante espartiata. Este temor constante eplica larepresión, a menudo encubierta y silenciosa, a que era sometida esta vasta masa de

 población servil.Entre estas tres principales categorías sociales se movían otros grupos con un

estatuto $urídico ambiguo e indeterminado, a los que se suele aplicar etiquetas como“ciudadanos de segunda!, “ciudadanos parciales! o “ciudadanos incompletos!, ya que,aunque carecen de la plena ciudadanía, dis&rutan de la condición de libres y de ciertosderec*os, dentro de una situación general de dependencia.

ara completar esta visión del singular kósmos  o universo espartano,eaminaremos una serie de instituciones que, etra#as en ciertos aspectos a las prácticasde otros griegos, enca$aban per&ectamente en el modo de vida de los espartiatas4 laa"o"é, la kr'pteía y la sisitía(

-a a"o"é es el sistema educacional espartiata, notablemente di&erente del modeloconvencional de paideía griega, a través del cual las nuevas generaciones de espartiatas se

convertían en soldados aguerridos y disciplinados, así como en ciudadanos virtuosos yacatadores de las leyes inmutables del Estado. or esta raón lutarco la llama “escuela deobediencia! y 5imónides “domadora de *ombres!.

'e acuerdo con estos presupuestos, el entrenamiento militar y los deportes eran privilegiados por encima de cualquier otro tipo de aprendia$e, si bien las letras y la msicano eran totalmente desde#adas. 5u signi&icación política es re&orada por el *ec*o de quesin *aber pasado con éito los di&erentes estadios de la a"o"é era imposible alcanar laciudadanía plena. Onicamente los &uturos reyes estaban eentos de realiarla, segnlutarco porque su destino era mandar, no obedecer. 0asta entonces los $óvenes

 permanecen ecluidos del cuerpo cívico, es decir, su&ren una marginación de carácter temporal.

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Era misión de la a"o"é  inculcar en los $óvenes espartiatas la idea de que el bienestar de la comunidad se sita por encima de todo, a él debe encomendarse todoes&uero y no al bene&icio y la gloria personal (“ser como las abe$as, siempre $untas yalrededor de sus $e&es!, segn la metá&ora de lutarco). 'ebía &omentarse asimismo una

conducta austera en todos los ámbitos de la vida cotidiana, la mencionada dieta,desterrando cualquier atisbo de arrogancia ( pleone%ía) o demostración pblica deopulencia (tr'phé).

ero Hen qué consistía la a"o"éI 8uando se producía el nacimiento de un varóndentro de la clase espartiata, su padre lo presentaba a los ancianos de la tribu, quienes

 procedían a un eamen para comprobar que el recién nacido estuviera sano y bien &ormado/que incluía la tan discutida inmersión en vino/, un requisito indispensable para suaceptación en el seno de la comunidad, así como para la &utura concesión de una parcela detierra y los consiguientes derec*os de ciudadanía. 5i era rec*aado, el neonato seríaarro$ado por la sima conocida por el eu&emismo de “depósitos!, una práctica que, por cruelque pareca, no era in&recuente en el resto de Grecia, donde muc*os recién nacidos, sobre

todo ni#as, eran “epuestos!, es decir, abandonados a su suerte. 5i superaba la prueba, elni#o permanecería con su madre *asta los siete a#os en una &ase conocida como “criana!(anatrophé) en la que las mu$eres lacedemonias demostraban una gran competencia, a

 $ugar por el crédito que merecían las nodrias de dic*o origen.3al eugenesia, cercana a la selección natural, era la culminación de una educación

de la mu$er espartiata que, aunque totalmente al margen de la regulada a"o"é que seguíanlos varones, consistía también en una ense#ana elemental recibida en su casa y unaprendia$e de los valores cívicos en el marco de los coros de muc*ac*as, con suscorrespondientes iniciaciones rituales en &iestas cívicas, complementado todo ello connumerosos e$ercicios &ísicos realiados al aire libre /carreras, lanamiento de disco y

 $abalina, luc*a (en  )ndrómaca  Eurípides las muestra combatiendo desnudas con losc*icos)/ que tenían como &inalidad robustecer el cuerpo &emenino (en  !isístrata, de1ristó&anes, la espartana -ampito es capa de estrangular un toro), prepararle para que elsemen del *ombre enraiara bien, el parto &uese menos doloroso y engendrara *i$os sanosy &uertes. ero la &uera no está re#ida con la bellea y las mu$eres espartanas eranreputadas también en este sentido, empeando por la *omérica 0elena, esposa del reyespartano 6enelao, que, raptada por el troyano aris, se encuentra en el origen legendariode la guerra de 3roya.

'esde los siete a#os el Estado se *acía cargo de la educación del ni#o yaparentemente se rompía todo vínculo con la &amilia natural. -os ni#os eran entoncesdistribuidos en a"élai, literalmente “reba#os!, ba$o el cuidado de aquellos a los que se

consideraba más capacitados en cuanto a inteligencia y &uera &ísica para imponer respeto.En una primera etapa, que duraba *asta los doce a#os, los ni#os ( pa*des) endurecían sucuerpo y su carácter con di&erentes $uegos y pruebas que realiaban desnudos y descalos+

 pero también aprendían a leer, escribir, aritmética elemental, epresión oral y algo demsica, dana y poesía, básicamente lo mismo que los escolares atenienses. 1 lo largo detodo el proceso &ormativo será &unción de los é&oros (los magistrados supremos)comprobar periódicamente, cada die días, la buena &orma &ísica de los $óvenes, cubriendode oprobio a los obesos y a&eminados.

1 los doce a#os comenaba el segundo estadio de la a"o"é, durante el cual los pa*des, dentro de las a"élai, eran divididos en ílai o “compa#ías! con&orme a clases deedad+ cada clase tenía su propio nombre y el paso a la siguiente siempre aparece marcado

 por una prueba ritual que el iniciando debía superar con éito. -os muc*ac*os

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 permanecían siempre en grupos, tanto durante los e$ercicios del día como durante eldescanso de la noc*e, cuando las ca#as que crecen en las riberas del Eurotas les servían

 para con&eccionar con sus propias manos unos rudimentarios lec*os ( sti+ádes). 2estíannicamente un manto para todo el a#o /el llamado trí+on, con&eccionado con te$ido áspero/

y las raciones de comida eran &rugales, animándoles al *urto, un *ábito que se suponíaaguaba el ingenio. El temor al castigo en caso de ser descubiertos nos *a de$ado la &amosaanécdota apócri&a, narrada en las máimas laconias de lutarco, del ni#o que, *abiendorobado un peque#o orro, lo escondió ba$o su ropa cuando aparecieron los due#os y allí lomantuvo sin decir nada *asta que las *eridas que el animal le causaba en el vientre le

 provocaron la muerte. 1 estas alturas, el entrenamiento paramilitar *abía desplaado por completo a la ense#ana de las letras, aunque no a la msica y la dana, bene&iciosas por sus aplicaciones religiosas y militares.

En el tercer ciclo de la a"o"é, cuando entre los catorce y los dieciséis a#os el pa*s

de$a de serlo y pasa a paidískos, “adolescente!, se establece un vínculo entre los adultoscon plena capacidad política y los $óvenes destinados a aprender los mecanismos de poder,

que cristaliaba en la mayoría de los casos en una relación de tipo *omoseual. -asasociaciones eclusivamente masculinas que ensalaban las virtudes viriles &omentabanque el $oven (erómenos) buscara entre sus integrantes un modelo digno de imitación,mientras el amante adulto (erastés) /elegido o encomendado, pues no sabemos si *abíalibertad de elección en la con&iguración de pare$as/, asumía la potestad moral de guía yconductor. En cierto modo el adulto se *ace responsable de la conducta de su $ovenamante, como se desprende de una anécdota recordada por lutarco, segn la cual en unaocasión en que un adolescente pro&irió una palabra soe durante un combate, losmagistrados no le castigaron a él, sino a su erastés. or tanto, el Estado auspicia y alimentaesta clase de relación en la idea de que era un elemento &undamental en la &ormación del

 buen ciudadano y más en concreto de la elite dirigente, de tal &orma que se *a *ablado deuna auténtica “política pederástica! o de una “pederastia ritualiada!.

oco antes de acabar su etapa de paidískos el $oven pasaba el ritual de &lagelaciónen el altar de ?rtemis "rtia, que en época romana se convertiría en un espectáculo paraturistas /eso sí sangriento y a veces mortal/, que acudían en masa para ver lo queconsideraban un vestigio de la poderosa Esparta clásica. 1unque la signi&icación precisa dela diamastí"osis se nos escapa, parece claro que se enmarca dentro de todo un ceremonialde iniciación a la edad adulta ba$o la protección de la diosa durante el cual se mostraba alos $óvenes las &amosas máscaras, sin paralelos en el mundo griego, y tenía lugar una

 prueba más de alteridad o inversión, las danas licenciosas, que latón considera indignasde los ciudadanos. 'e la muerte ritual, simbólica, los $óvenes renacían con un nuevo

estatus, el de ciudadano integrado por completo en la comunidad cívica.Este modelo educacional, sustentado en la pro&unda separación de seos y en la permanente convivencia masculina desde la in&ancia, propició la ausencia de relacionesa&ectivas con las mu$eres *asta el momento de contraer matrimonio. ncluso entonces, enlo que constituye un rito de inversión de sabor arcaiante, la esposa, que previamente *abíasido “raptada! por su cónyuge /trasunto de ancestrales prácticas tribales, pero que enrealidad no es incompatible con un acuerdo previo entre las &amilias interesadas/, eravestida y calada como un varón y su cabello cortado para que en la oscuridad el maridono su&riese un impacto psicológico ante un acto para el que la a"o"é  no le *abíaacostumbrado, abandonando enseguida el lec*o conyugal para ir en busca de suscompa#eros de banquete. 5e eplica así que varones y mu$eres se desposen a una edad más

tardía, quiá sobre los veinte a#os la mu$er /&rente a los catorce de media en Grecia/ y

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sobre los treinta el *ombre /en lugar de sobre los veinte/, una ve completado su ciclo&ormativo.

8omo corolario de la a"o"é  propiamente dic*a, los $óvenes de veinte a#oscomenaban su instrucción militar en el e$ército lacedemonio en calidad de irénes.

gualmente podían acceder al  s'ssítion o comedor para unirse a las mesas comunes quediariamente reunían a todos los “iguales!. ero la ciudadanía plena no se alcana *asta lostreinta a#os, cuando se permite al nuevo hómoios participar en la 1samblea de ciudadanos,incorporarse de&initivamente en las &ilas *oplíticas del e$ército /permaneciendo activo*asta los sesenta a#os/ y concurrir a las distintas magistraturas del Estado4 e&oría,estrategia, navarquía... En el ámbito privado puede ya casarse, &ormar una &amilia yeplotar el lote de tierra que le corresponde.

En cuanto a la kr'pteía o criptia, pronto cautivó la atención de los investigadores por sus detalles pintorescos, que la convertían en una reliquia del pasado a la que era posible acercarse a través de la Etnología comparada, estudiosa de los ritos iniciáticos quetodavía practicaban sociedades primitivas de ?&rica, ndonesia y 1ustralia, donde los

 $óvenes traspasan la barrera que les separa de la edad adulta dando muerte a un *ombre.0oy día, más co*erentemente, se tiende a relativiar su carácter de “caa *umana! y acuestionar su singularidad intentando analiar sus elementos en relación con, y no almargen de, otras costumbres y prácticas sociales del mundo griego antiguo.

El término kr'pteía alude al principal mandato al que debían someterse los criptos,los participantes en la prueba, permanecer ocultos y no ser vistos, ya que en tal caso se lesimpone un castigo. En primer lugar, la criptia entra#a una serie de pro*ibiciones. -os

 $óvenes, vestidos con sólo una tnica, a pesar de que la prueba parece desarrollarse eninvierno, y privados de todo equipamiento /calado, litera, esclavos que les ayuden/ aecepción de un pu#al, tienen que vagar por las monta#as escondiéndose durante el día

 para no ser descubiertos y castigados. El comentarista a latón introduce además el robo, pues los criptos se ven obligados a robar para alimentarse, pero 1ristóteles, en cambio,dice que se les permitía llevar las provisiones imprescindibles. 1l llegar la noc*e es cuandolos criptos de$an de ser presas y pasan a ser caadores, descienden de las monta#as y matana los ilotas. 'esconocemos si el ataque se e$ecutaba en solitario o en grupo, pues aunquelos tetos emplean el singular, no se puede ecluir que éste tenga un valor colectivo.3ampoco resulta claro si tiene un carácter indiscriminado, esto es, si se mata a todo ilotaque se encuentra en los caminos o campos, o bien eistía algn tipo de estrategia previa

 para suprimir metódicamente a los ilotas más peligrosos, como parece implicar lutarco.odríamos decir que la criptia se nos presenta por encima de todo como una dura

 prueba cargada de rasgos rituales e iniciáticos que debía ser superada por un grupo

limitado de $óvenes espartiatas, tal ve como parte de una educación que, prolongando laa"o"é, buscara &omentar la astucia, la &uera y la inteligencia de una elite de ciudadanosdestinada a dirigir la nave del Estado. Esta &inalidad primaria no estaría re#ida con otracomplementaria, la de controlar numérica e ideológicamente a la masa de población ilota,que tendría un origen más tardío, probablemente en época clásica, obedeciendo a lascircunstancias sociopolíticas del momento.

En lo que respecta a la s'ssitía, era la comida comunitaria que diariamente, siempreal anoc*ecer, reunía a los hómoioi o espartiatas de pleno derec*o con la &inalidad deestrec*ar y re&orar los vínculos de unión que *acían posible su predominio sociopolítico.En otras palabras, en estos banquetes se daban cita los mismos ciudadanos que

 participaban en la 1samblea espartana /más los e&ebos, en el estadio &inal de la a"o"é/ y

que, por consiguiente, tomaban las decisiones políticas. 0emos de concebir, pues, la sisitía

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como una especie de logia /si bien, le$os de ser a$ena, inserta en las coordenadas políticasestatales/ que *ermanaba e identi&icaba a sus integrantes en unos mismos intereses yob$etivos e incluso requería la aceptación de los nuevos miembros por parte de los antiguosy el secreto acerca de las conversaciones desarrolladas durante las sesiones.

8omo la mayor parte de las instituciones espartanas, la tradición remontaba lainstauración de la sisitía al mítico -icurgo, con la misma &inalidad de inspirar el respeto yla obediencia a las leyes dictadas por el Estado al tiempo que reducir al mínimo laindisciplina reinante en la ciudad. 1ristóteles recoge también un deseo del legislador deintroducir la comunidad de bienes en Esparta. -a dieta alimenticia prescrita para estos

 banquetes se caracteriaba, segn olibio, por su &rugalidad, con la intención de *acer moderados a los *ombres en sus vidas privadas y evitar mani&estaciones de soberbia(h&+ris), pues la cena privada se tenía como e$emplo de molicie, rela$ación moral ydeterioro &ísico. %eno&onte, empero, a&irma que estas comidas eran su&icientes para calmar el apetito sin caer en ecesos. -a eplicación reside en que la moderación se plasmaba antetodo en la &alta de consumo de productos eóticos y no en la escase de alimentos.

1 di&erencia de los aristocráticos  s'mpósia  griegos *erederos del mundo*omérico, en las sisitías los comensales no acababan ebrios, *aciendo *onor a la &amade moderados bebedores que tenían los espartanos, característica que se etendía a todotipo de &iestas y celebraciones. En cambio sí ingerían vino en abundancia los ilotas,*asta el punto de cantar y bailar de &orma grotesca, lo que sin duda constituía unre&uero psicológico de su in&erioridad ante los espartiatas y un e$emplo moraliante

 para que los más $óvenes conocieran los e&ectos de la ebriedad en el ser *umano.uienes estaban totalmente ausentes de la sisitía eran las mu$eres, incluidas las *etairas,*abituales animadoras de los banquetes griegos, en opinión de latón por la propianaturalea “biológica! de las mu$eres, indisciplinadas y anárquicas, incapaces desometerse a las normas cívicas, de las que las comidas comunitarias eran símbolo yepresión.

-a sisitía cumplía otra importante &unción sociopolítica, determinaba la pertenenciaa la clase dirigente en la medida en que si un hómoios no aportaba los productos en lascantidades estipuladas, perdía sus derec*os políticos y se le despo$aba de su condición de“igual!, siendo relegado a la de h'pomeíon, “in&erior!. 'esde el siglo 2, cuando seagrandan las di&erencias económicas entre los ciudadanos, el nmero de h'pomeíones

aumentó, con lo que se asestaba el golpe de gracia a la supervivencia de un cuerpo cívicocada ve mermado. Bo es etra#o que, a di&erencia de 1tenas, que tuvo varios momentosde esplendor político y militar, Esparta nunca se recuperara de la derrota ante los tebanos4la batalla de -euctra (<9) la convirtió en un poder de segundo orden en el tablero

geopolítico *eleno+ la de 6egalópolis (<<9), ante los macedonios, en uno de tercera. Enapenas cuatro décadas Esparta pasó de la *egemonía a la *umillación.

Bibliografía

-as &uentes antiguas y la cuantiosa bibliogra&ía cientí&ica moderna sobre Esparta(&undamentalmente en inglés) aparecen recogidas y actualiadas en4*ttp4NNPPP.csun.eduNQ*c&llDD;Nspartbib.*tml

1demás, en castellano4

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/ . 8173-E'GE, !os espartanos( Una historia épica, >arcelona, 1riel, CDDM./ %. 6. 815--15, !a anti"ua #sparta, 6adrid, 1rco -ibros, 9MM./ 8. F"7B5, #sparta( -istoria, sociedad ' cultura de un mito historio"rá.ico, >arcelona,8rítica, CDD<.

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