escuelas de ciudadanía documento12

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    ff/ 12Textos complementarios de lectura

    Educacin popular y movimiento social(Valria Rezende - Rosel Caldart)

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    ff/ 12Textos complementarios de lectura

    Educacin popular y movimiento social(Valria Rezende - Rosel Caldart)

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    Documento 12

    Textos complementarios de lectura

    Educacin popular y movimiento social

    1.

    2.

    Rezende,Valria.Educacin popular en Brasil.Elementos para una historia.

    Caldart, Roseli Sales."El MST y la formacin de los sintierra: el movimiento social como principio educativo".

    FORMACIN DE FORMADORES

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    LA EDUCACIN POPULAR EN BRASILELEMENTOS PARA UNA HISTRIA

    VALERIA REZENDE(PONENCIA PARA ESPACIO FREIRE 2003 )

    En el 1998, el escritor comunista portugus, Jos Saramago, Premio Nobel deLiteratura, deca:

    El socialismo es un estado de nimo. Para que haya socialismo, espreciso que haya socialistas. El socialismo no se puede hacer sin lagente. El capitalismo s, puede construirse a s mismo prescindiendo eincluso en contra de la gente; el socialismo no puede. Hay muy pocos

    pesimistas en el mundo hoy en da. Si todos furamos pesimistasrespecto a lo que tenemos delante, el mundo cambiara. Pero lo quereina es ese optimismo general que dice que todo anda bien...

    Cito a Saramago porque soy de los que creen que el socialismo, o sea, unasociedad libre de la deshumanidad del capitalismo, no puede hacerse sin la gente; delos que creen en la necesidad y posibilidad de que exista en el futuro otro tipo desociedad que no la sociedad capitalista; y que para crearla hay que contar con elpueblo como agente y sujeto conscientemente constructor de esa alternativa. Hoy creoque ya nadie defiende la tesis de que el cambio positivo hacia otro tipo de sociedadvenga automticamente por una dinmica histrica movida por fuerzas ciegas, oinvisibles al ojo desnudo, sea material o sobrenaturalmente superiores a la voluntad delos humanos. Tenemos que construirnos como sujetos dotados de libertad,solidaridad, conocimientos, capacidad creativa y voluntad para hacerlo. Eso requiereun trabajo esforzado. Es el trabajo de la Educacin Popular. Es desde esa perspectivaque intentar compartir con ustedes la experiencia de EP vivida en el Brasil,retomando brevemente su historia.

    Adems, si es cierto que el optimismo globalizado a que se refera Saramagoen el 98 ha sido profundamente abalado por el 11 de septiembre del norte (nuestro11 de septiembre fue el de 1973 en Santiago de Chile, donde se revel la brutalidadde otro terrorismo, fro y absolutamente injustificable), hoy nosotros, brasileos, yquizs tambin argentinos, tenemos otros optimismos que talvez haya que sazonar

    con algn pesimismo...Para empezar lo ms honestamente posible, quiero avisarles de que nunca he

    hecho investigaciones sistemticas sobre la historia de la Educacin Popular en elBrasil: la he vivido en las ltimas cuatro dcadas. Ni siquiera he ledo todos losintentos acadmicos y cientficos de rehacer esa historia o partes de ella. Por eso, loque aqu presento ser de origen ms biogrfico que propiamente histrico, aunquenadie pueda tener una biografa fuera de la historia. Eso tiene la desventaja de quenecesariamente la imaginacin se mete en la memoria, la invencin se mezcla con losrecuerdos, la pasin embellece los hechos o los distorsiona y habr probablemente untanto de ficcin en mi breve narrativa. Pero tiene tambin la ventaja de ilustrar unintento de ser fiel a uno de los principios fundamentales de nuestra concepcin de

    Educacin Popular: el de que la reflexin sobre la propia experiencia es fuente vlida(aunque no suficiente) de conocimiento. Superfluo decir que esta presentacin ya est

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    de antemano abierta a todas las contestaciones, correcciones, aadiduras que se lequiera hacer.

    ltimamente se me hace difcil comprender qu ocurre en la EducacinPopular, a menos que la considere como un tipo especial de movimiento social, elmovimiento... de los que creen que s, se puede construir histricamente una sociedad justa,

    fraterna, a travs de un proceso de cambio en el cual la indispensable revolucin delas estructuras no cueste el aplastamiento de las personas, al contrario,...

    ... depende de la conciencia, la voluntad, el desarrollo y la contribucin de cadauno,...... articuladas por medio del dilogo reflexivo desde las prcticas comunes...... que lleva a la creacin colectiva y procesual del conocimiento necesario alcambio.

    de los que creemos que la calidad de ese proceso depende de una constante yconsciente prctica pedaggica en la cual somos todos, a la vez, educadores yeducandos, y con la cual nos comprometemos personalmente, sea cual sea elmomento o el tipo de practica poltica en la cual estemos involucrados.

    Entonces, para comprender lo que est ocurriendo ahora, y pensar en elporvenir, me ha dado buen resultado contemplar como un amplio movimiento social ala Educacin Popular - esta de que hablamos en los ltimos 30 o 40 aos en AmricaLatina, proceso auto-educativo entretejido con las prcticas de lucha social. Comocualquier otro movimiento social, y segn las coyunturas a lo largo de su trayectoria, laEducacin Popular:

    Se ha ido definiendo poco a poco a travs de variadas practicas e ideas enmovimiento, casi nunca suficientemente claras ni discernibles, ni tampocomuy unitarias en todos los casos;

    Ha ganado y perdido, y vuelto a ganar y a perder, partidarios de distintosorgenes y matices, por motivos diversos; sus participantes no lo son

    siempre por toda la vida... Posee un ncleo de convicciones, aspiraciones, objetivos y militantes ms

    permanentes, y una variedad de ideas, prcticas y participantes ms difusose instables en sus mrgenes, pero la mayora de las veces resulta imposibleprecisar (antes que el instante en cuestin haya transcurrido) quinesconstituyen ese ncleo permanente y quines sus mrgenes;

    No se confunde con un cuerpo doctrinario cerrado, ni con la fidelidadreligiosa al pensamiento de un gur, ni con ninguna institucin que el hayaproducido o que, en algn momento, se haya convertido en su vocero;

    Crece y se contrae; se acelera y se detiene para recobrar fuerzas, y vacambiando siempre, a menos que fallezca,

    En la medida en que consigue difundir con mayor amplitud en la sociedadsus interpretaciones de la realidad, sus valores, sus prcticas, aspiracionesy propuestas estos pierden fuerza, o son adoptados muy parcialmente porotros movimientos o, incluso, desarticulados, recuperados y domesticadospor las fuerzas conservadoras que distorsionan su sentido original: de ah subsqueda constante de reafirmacin frente a s mismo para no perderse enese proceso.

    En un intento de periodizacin muy esquemtica, yo dira que el Movimiento deEducacin Popular, como la entiendo, atraves hasta ahora las siguientes fases enBrasil:

    1. Primero, una larga fase de latencia, en la cual ya se anunciaban muchas delas ideas y prcticas que iran a componer su ncleo, cada una de ellas

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    manifestndose a travs de sujetos sociales distintos y hasta contrapuestos, como, porejemplo:

    Los movimientos obreros y revolucionarios que emergieron desdefinales del siglo XIX - especialmente el anarco-sindicalismo que predominhasta 1922 - se proponan y llevaban a cabo un esfuerzo por educar a lostrabajadores como parte fundamental de su accin poltica y, adems demantener centros, actividades y publicaciones culturales, tenan su propiapropuesta de cambio de los sistemas de enseanza.A continuacin, los comunistas (desde 1922) tuvieron su sistema de formacinde militantes y su proyecto con vista a influir en la cultura del pas en general, oa educar ampliamente a travs del arte y la literatura, sobre todo a las clasesmedias. Se trataba de despertarles la sensibilidad para la injusticia delcapitalismo a travs del arte y a transmitirles el conocimiento cientfico de larealidad - producido por los intelectuales revolucionarios - que erradicara laconciencia falsa y alienada de la cual el pueblo era portador

    I. Desde la dcada del 30, surgieron en los medios educacionales brasileos,en general pblicos y laicales, varios intentos por reformar las escuelas. Por

    esos tiempos, ciertas corrientes pedaggicas proponan una metodologaactiva en la cual el educando tena voz y capacidad de accin, en vez de serapenas una hoja en blanco sobre la cual el sistema educacional iba a inscribirla cultura. Ya se buscaba convertir la educacin en instrumento de cambiosocial, en vez de simple mecanismo de reproduccin. Los experimentos derenovacin de la enseanza en esa direccin se multiplicaron en los aos 50,incluso en los medios educacionales religiosos (catlicos) y se crearon muchasescuelas o clases experimentales, pblicas y privadas. A partir de los aos 30, el populismo - fuese en su forma dictatorial o ensu versin democrtico-electoral - ya haba atribuido a las masas populares unpapel de peso en la poltica. Los sectores ms avanzados de la Iglesia Catlica, representados sobre

    todo por los movimientos juveniles de la Accin Catlica, ya reconocen en elfinal de la dcada de los 50 - a Brasil como un pas injusto, antievanglico,en el que era necesario hacer cambios radicales. Esos sectores contemplabanla accin transformadora como parte integrante de su vocacin de cristianoslaicos. As tambin, atribuan a la formacin personal integral de sus miembrosy de la gente en general una importancia central en tanto la considerabanindispensable para la accin transformadora de la realidad social, bajo lainfluencia del filsofo cristiano y personalista francs Emanuel Mounier, quiendeca que no puede haber sociedad enteramente libre sin personas libres; nopuede haber personas enteramente libres sin sociedad libre.

    2. Luego, sobrevino una primera fase de explicitacin de la Educcin Popular comotarea histrico-poltica, entre, digamos, 1958 y 1968.

    La modernizacin del pas, sobre todo de los medios de transporte ycomunicacin - con la construccin de grandes carreteras nacionales o inter-regionales y aeropuertos, la implantacin de la televisin, la industrializacin -acelerada en los aos 50, haba permitido a amplios sectores de la sociedad, sobretodo jvenes intelectuales de la clase media, un descubrimiento del Brasil que lespresentaba un pas extremadamente desigual, injusto y atrasado y les revelaba lamiseria de las masas, produciendo una profunda indignacin juvenil.

    A finales de 1961, como resultado de una complicada sucesin deacontecimientos polticos, y de una intensa movilizacin popular, asumi la presidencia

    de la Repblica Joo Goulart. Este vicepresidente elegido democrticamente eraapoyado por una alianza muy compleja e inestable, que inclua desde militaresnacionalistas y anticomunistas hasta los partidos de izquierda, legales o clandestinos,

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    pasando por todos los grupos nacionalistas y populistas, el sindicalismo corporativista,las ligas campesinas, los socialistas de distintos matices, y la parte ms avanzada delepiscopado y del laicado catlicos. Ninguna de esas fuerzas poda prescindir delapoyo de las masas populares que se haban movilizado en gran medida en aras de ladefensa de la Constitucin y del respeto a los resultados electorales.

    Un programa de Reformas de Base de fuerte matiz nacionalista y anti-imperialista, incluyendo una Reforma Agraria que hoy nos parece muy tmida,entusiasmaba a todos esos sectores - y, por supuesto, horrorizaba a losconservadores y a los representantes de intereses norte-americanos.La cuestin de la alfabetizacin para permitir una participacin popular lo ms ampliaposible en la poltica, mediante el voto, se convierte en un tema central - puesto que laConstitucin exclua a los analfabetos del derecho al voto - para que se pudiera,desde el Estado, cambiar radicalmente el pas.

    Gran parte de la juventud crea que la Revolucin Brasilea seguira pronto lospasos de la Revolucin Cubana, sin necesidad de subir a una sierra.

    Dos tipos de accin iban a expandirse muy rpidamente en el terreno de la

    educacin y de la cultura encaminadas hacia las clases populares. Ambos estabandotados de clara motivacin poltica y atribuan a la educacin y al cambio culturalgran importancia como factores de cambio social y poltico:

    La agitacin ideolgica en forma de eventos y productos de CulturaPopular, a travs de los cuales los intelectuales buscan espacios y formaspopulares de comunicacin y expresin para llevar la realidad brasilea a laconciencia de la poblacin y ensearle al pueblo lo que haba que saber paraavanzar por la ruta del antiimperialismo y del socialismo. En lneas generales setomaban, del pueblo, las formas y, de los intelectuales, los contenidos.El ms importante vehculo en esa lnea fue el Centro Popular de Cultura (CPC)creado por la Unin Nacional de Estudiantes (UNE) y replicado por las entidades

    estudiantiles de todo el pas, bajo el liderazgo, en general, de la JuventudComunista - en muchos casos aliados a los militantes de la JUC y de la JEC a partirdel ao 61 y en seguida de la Accin Popular (AP), organizacin de izquierdarevolucionaria que reuna militantes cristianos y otros no (todava...) marxistas.

    Los programas de alfabetizacin de adultos y educacin de base: dosiniciativas, localizadas en el Nordeste, generaron grandes campaas nacionales, enlas cuales se involucraron miles de jvenes, principalmente de origen estudiantil ode movimientos cristianos:

    a) De las escuelas radiofnicas de la Iglesia de Natal emergi el MEB(Movimiento de Educacin de Base) instituido por la recin creadaConferencia de Obispos de Brasil, con apoyo poltico y financiero del

    gobierno de Goulart.La enseanza de la lectura y la escritura ya ganaban un sentido msamplio en ese contexto. Sus contenidos se referan fuertemente a lasduras condiciones de vida de los pobres, a las injusticias y a lanecesidad de unin y organizacin comunitaria para cambiar esasituacin.Se asentaba en materiales grficos y en clases bsicas transmitidas porradio o a travs de grabaciones, explicadas a cada grupo de oyentescon la ayuda de monitores locales. La formacin de esos monitores y delos cuadros pedaggicos que coordinaban el conjunto se vuelve prontouna formacin de cuadros polticos. El MEB entren a milles depersonas, como monitores o como alumnos, sobre todo en el Nordestey en otras partes pobres y aisladas del pas. Sus contenidos abordabanlos problemas que afectaban la vida cotidiana de los pobres, y las

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    injusticias de que eran victimas se van revelando y produciendo intentosde organizacin sindical rural, de accin transformadora a nivel local yensayos de articulacin nacional.

    b) De la experiencia del profesor Paulo Freire, en Pernambuco y RoGrande do Norte, result el Plan Nacional de Alfabetizacin -instituido por el Ministerio de Educacin y presidido por el propio Freire.En 1958 se realizara el 2 Congreso Nacional de Educacin de Adultos,con la participacin de Paulo Freire, donde se sugiere un programapermanente de enfrentamiento del analfabetismo que desemboc, soloen 1962, en el Plan Nacional de Alfabetizacin de Adultos(extinguido por el Golpe de Estado de 1964, despus de un ao defuncionamiento). Ese programa difundi su mtodo y en muy pocotiempo entren como alfabetizadores-conscientizadores a miles de jvenes, sobre todo estudiantes. Como sabemos, Freire propona unmtodo de alfabetizacin que insista en el aprendizaje como unproceso activo y creativo, basado en el dilogo y en relaciones

    horizontales entre educadores/educandos y educandos/educadores, enel cual el maestro tena que aprender del pueblo para poderensearle y en el cual el reconocimiento, por el pueblo, de su propiacultura, de su capacidad creativa y su conscientizacin en cuanto a lascausas sociales de sus condiciones de vida formaban el contenidoesencial, que deba de resultar en accin popular para el cambio.

    En lneas generales, aqu se tomaban, del pueblo, o de su experienciacotidiana, los contenidos, y de los intelectuales, la forma: la escritura.

    Ms importante que el mtodo de alfabetizacin como tal, la filosofa dela educacin de Freire, en la cual se trataba de formar a los jvenes

    alfabetizadores, va a tener una importancia fundamental en el perodosiguiente.

    En cierta forma, los protagonistas vivan ese conjunto de iniciativas como unsolo grande movimiento, en el cual poda haber bastante inter-penetracin de agentesy actividades, aunque existiesen muchas diferencias, contradicciones y rivalidades:frente al imperialismo y a la derecha, todos eran, en algn momento, aliados.

    El golpe militar de 1964, llevado a efecto en contra del peligro comunista,destruy todas las estructuras institucionales (los CPCs de los estudiantes, el PNA delMinisterio de Educacin y hasta, parcialmente, el MEB de los obispos) sobre las

    cuales se apoyaban esas acciones.

    Pero no destruy inmediatamente ni su espritu ni su impulso en la juventud,que expresaba al menos la intencin de proseguir por esa lnea. En varios sectores yaestaban arraigadas, en principio, las ideas y la experiencia de la necesidad yposibilidad de educacin popular para el cambio, de la importancia de la participacinpoltica de las masas populares, de la educacin como accin poltica - e incluso comopoltica revolucionaria - y de la existencia, en la experiencia y en la cultura del pueblo,de elementos fundamentales (formas y contenidos) para su propia educacinlibertadora que los intelectuales tenan que conocer y aprender para poder ensearalgo.

    Muchos tuvieron que marchar al exilio ya desde el 64, entre ellos Paulo Freire.Pero ya no se poda borrar de las cabezas juveniles la luz que el haba encendido. En

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    parte por eso, muchos, incluso el MEB, bajo la proteccin de la ambigedad de laposicin de los obispos frente al Golpe, intentaron seguir, ms o menosclandestinamente, con sus iniciativas educativo-culturales junto al pueblo.

    En la prctica, hasta 1968 la juventud estudiantil y la izquierda en generaltuvieron que emplear toda su energa en sobrevivir y tratar de mantener unacomunicacin con las masas. El ao 68 fue de intensa y creciente movilizacin popularde protesta. El Ato Institucional n 5, decretado por los militares en diciembre de 1968,liquid cualquier esperanza inmediata de organizacin, manifestacin o accin polticalegal para cualquier tipo de izquierda.

    Se recrudeci la represin y muchos fueron a parar a la crcel o al exilio.Quedaban tres caminos para los que no estaban muerto o encarcelados: el exilio, lalucha armada o la inmersin, sea clandestina sea legal, en el seno de las masas paradesde all organizar al pueblo.

    Fue ese tercer camino que inici en el pas otra fase de la Educacin Popular

    como la entendemos hoy, y represent una reinterpretacin de su sentido a la vez quesu reinsercin social.

    3 - La fase de reinterpretacin del sentido de la Educacin Popular y dereinsercin social, se extiende del 1969 al final de lo aos 70.

    La escalada represiva, como ya vimos, dej abiertos bsicamente trescaminos: el del exilio, el de la lucha armada - que muy pronto desemboc entragedia - y el de la inmersin de los militantes en el seno de las masas, paradesde ah comprender, educar y organizar al pueblo con vista a latransformacin radical y democrtica de la sociedad, y ese objetivo pasabanecesariamente por el combate contra la dictadura. Esos senderos no eranexcluyentes y hubo grupos y organizaciones polticas cuyos militantes siguieron

    simultnea o sucesivamente los tres caminos.

    El tercer camino, el de la insercin ms o menos clandestina en elmedio popular, fue el que condujo a reeditar la Educacin Popular con unnuevo sentido y desde otro lugar: evidentemente ya no se trataba de capacitara las masas para que apoyasen la transformacin que vena de arriba, ni laaccin desde el aparato del Estado. El objetivo ahora era atribuirprogresivamente a las clases populares - ya no slo a las masas populares -un protagonismo mucho ms central en la transformacin que tendra queprovenir de abajo. Y esto implicaba la organizacin del pueblo desde labase. La educacin popular para la cooperacin comunitaria, que haba sidoel objetivo de buena parte de las experiencias de la fase anterior, se vuelve

    aqu punto de partida pedaggico para avanzar hacia una comprensin yorganizacin amplias y estratgicas, pasando por la accin y organizacinsindical clasista.

    Haca eso convergieron militantes polticos marxistas y religiosos ylaicos catlicos que procuraban la insercin en el medio popular comocondicin para concretizar la opcin preferencial por los pobres. El deseo deliberar a los oprimidos se convirti para ellos en un objetivo inseparable de laevangelizacin.

    El primer libro de Freire, Educacin como prctica de la Libertad,publicado en Brasil en 1967, y La pedagoga del oprimido - cuyo manuscritocirculaba ya en el pas desde principios de 1969 - as como la Teologa de laLiberacin, de Gustavo Gutirrez contribuyeron a dar sentido a prcticas muy

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    modestas y locales que pudieron iniciarse bajo el manto protector de la Iglesia,cuya ambigedad (los obispos, en un primer momento, haban apoyado alGolpe) le garantizaba bastante inmunidad frente a la represin, y bajo el cualse pudieron abrigar tambin muchos militantes no creyentes.

    Podemos nos preguntar si Paulo Freire no hubiese actuado y escrito demodo a dar a los jvenes intelectuales la esperanza de que s, se poda contarcon el pueblo para transformar el mundo, a condicin de establecer con el unarelacin libertadora para ambos a travs de un proceso de educacin mutua,que demandaba mucha humildad y paciencia pero que no podra ser derrotadopor la fuerza bruta, talvez la historia que sigo narrando hubiera sido muydistinta. Talvez la derrota de la lucha armada nos hubiese echado en eldesnimo o la desesperacin.

    Fue tmabin importante para el futuro de la izquierda brasilea el modocomo la represin acerc a cristianos radicales y comunistas de todos losmatices, porque los arroj a las mismas crceles, a las mismas

    clandestinidades, a las mismas inserciones. Ocurri un proceso de mutuacontaminacin, en el que aprendieron unos de otros y fueron estableciendojuntos una serie de valores.

    Desde entonces, y hasta fines de los aos 70, se despleg en el pas unenorme esfuerzo: en todas partes haba personas con experiencia y formacinpoltica ubicadas en el medio popular, tratando de organizar a la gente a partirde sus necesidades ms sentidas - no siempre las ms vitales, lo cual esdistinto. Desde esa posicin trataban de ayudar el pueblo a conscientizarse desu situacin - a partir de su propia vivencia social - y tambin de aportarle losconocimientos que el no estaba en condiciones de adquirir a partir de suhorizonte visual para que comprendiese y se organizase para transformar lo

    ms global. Su formacin pedaggica se fue haciendo en la prctica, sobretodo por el intercambio de experiencias y la reflexin sobre esa prctica. Sepuede decir sin error que fue la Educacin Popular que form, con su propiametodologa, a los educadores populares del Brasil de los 70.

    Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), las OposicionesSindicales y las Asociaciones de Vecinos fueron las formas organizativaspopulares ms comunes y posibles en ese periodo.

    En ese tiempo ocurra que cualquier tipo de accin popular erareprimido tan inmediatamente que terminaba pronto por politizarse. Se co-menzaba a luchar por el agua y a los dos meses de ya se tena que lucharcontra la represin - cualquier tipo de movilizacin de protesta o reivindicacinera acusada de comunismo y reprimida - y a veces ya a la gente se le haba

    olvidado por qu haban empezado a luchar. La lucha contra la represin se fuepolitizando en lucha contra la dictadura.

    Los educadores populares, intelectuales brasileos y tambinvoluntarios extranjeros, que buscaban su modo propio de participar en la luchapopular por la justicia, se organizaban y actuaban a travs de las pastoralessociales de las Iglesias - principalmente de la Iglesia Catlica - y de pequeosCentros de Educacin Popular, de apoyo a las comunidades y movimientospopulares, de comunicacin popular, etc., en general locales y con muy pocosrecursos materiales, movidos a fuerza de militancia.

    Los contenidos ms frecuentes de la Educacin Popular en ese perodotendan a ser : el pueblo unido jams ser vencido... desde el nivel delpueblito o del barrio, hasta como funciona la sociedad... el capitalismo y elsocialismo... la dictadura y la democracia...

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    Pero todo no era homogneo ni tranquilo en el campo de la educacinpopular: la lnea dialgica inspirada en Freire, la metodologa de la construccincolectiva de conocimiento, se confrontaban constantemente con el estiloleninista de los que fueron formados para darle al pueblo, desde afuera, laciencia revolucionaria ya hecha y la direccin poltica para sus acciones.Tambin haba inmensas diferencias en cuanto al respectar o no el ritmo delpueblo para avanzar en la accin, en cuanto a quien pertenece la direccin dela accin, a un liderazgo colectivo emergido del pueblo o al los intelectuales, alpartido (las diversas formas de organizaciones polticas clandestinasentonces existentes).

    Fueron tiempos de mucho movimiento, de mucha lucha, en las ciudadesy en el campo, que de hecho crearon una masa de personas con capacidad decrtica, de anlisis, de movilizacin en casi todo el pas.

    En la medida en que la dictadura se fue debilitando - tanto porproblemas econmicos y el rechazo internacional cuanto por la misma

    resistencia y lucha popular - esa masa y sus organizaciones fue surgiendocomo una fuerza cada vez ms articulada que comenz a poder contemplarsea si misma operando a nivel nacional

    4. Una fase de expansin e institucionalizacin abarc desde finales de los aos 70hasta finales de los 80.

    A fines de los 70 el esfuerzo de articulacin nacional de las luchas yorganizaciones populares de todo tipo pas a primer plano, y se esboz laperspectiva de la toma del poder del Estado con la derrocada de la dictadura.De repente se les present a las clases populares, a los sectores organizadosde las clases populares, la posibilidad y la necesidad de estar capacitados para

    dirigir el pas. Se crearon entonces las grandes escuelas se multiplicaron lasescuelas de formacin de cuadros populares, sindicales y otros.

    Del punto de vista de los contenidos que predominaban en la EducacinPopular, se pasa de una posicin ideolgica anti-Estado (identificado con ladictadura y el capitalismo) se pasa a una lectura gramsciana del Estado comocampo de batalla, ms amplio y difuso que los aparatos estatales visibles a ojodesnudo, y atravesado por la lucha de clases, en cuyos espacios hay queganar puestos para luchar tambin desde adentro.

    Cuando llegamos al inicio la redemocratizacin segura, lenta y gradualde los militares (bajo presin popular y internacional, por supuesto, en fines de

    los 70, con la amnista (1978) y la autorizacin para crear nuevos partidos, losantiguos polticos trataron de poner en pie a los mismos partidos que existanantes de la dictadura.

    Pero toda aquella masa de nuevos sujetos polticos no se reconocapara nada el aquel viejo estilo de poltica ni de organizacin; crearon olegalizaron sus propios partidos y se propusieron construirlos de mododiferente. El ms importante, evidentemente, es el PT, opcin de crear unpartido de izquierda, no de cuadros, pero de masas, que nunca haba existidoantes el pas.

    Sigue, hasta hoy, tratando de hacer poltica de otra manera Claro, hoyya ha perdido su inocencia, su pureza original: ya tiene sus pecados, ymuchos. Pero la gran mayora del pueblo consciente, organizado, quelucha, lo sigue identificando como su camino de participacin poltica, y

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    la masa hoy reconoce a Lula como su lder. Los lulistas hoy sonmuchsimo ms numerosos que los petistas o los de izquierda.Fndanse enseguida la Central nica de Trabajadores (CUT) y otras

    centrales sindicales. Ms tarde se trata de crea una Central de losMovimientos Populares (no sindicales) pero que, talvez por la inmensadiversidad de los movimientos que pretenda agrupar, por la naturaleza pocoestructurada y muy fluida de esos movimientos, talvez por el modelocentralizado, inspirado evidentemente en el modelo sindical, no ha logrado lamisma representatividad que obtuvo la CUT. Los Movimientos Populares sehan articulado mucho ms en la forma de redes, y redes de redes, que se atany desatan al sabor de las coyunturas.

    El vigor y amplitud de los Movimientos Sociales Populares se aexpresado fuertemente en su movilizacin, intervencin, xitos y conquistas enla elaboracin de la nueva Constitucin que se promulg en octubre del 88,conocida como la Constitucin Ciudadana.

    En los aos 80 la Educacin Popular fue reconocida como uno de los

    factores ms importantes para la aparicin de todas esas formas deorganizacin y articulacin. Entonces se puso de moda, se convirti en un pro-ducto y obtuvo financiamiento relativamente fcil. Las agencias internacionalesde cooperacin cantaban las bondades de la Educacin Popular en Brasil; secrearon grandes ONGs, tambin porque estaban regresando los exiliados,trayendo un conjunto de relaciones internacionales anudadas en Europa, en elCanad y mismo en los USA. Al mismo tiempo, los sindicatos obreroseuropeos, principalmente italianos, suecos y alemanes, pasaron a financiar elsindicalismo brasileo, posibilitando el montaje de un fuerte sistema deformacin de la CUT, con varias grandes escuelas regionales. Y empezaron aescribirse y a publicarse muchos libros. De repente apareci una cantidad fan-tstica de educadores populares y sindicales! Ser educador popular tiende a

    volverse una profesin con buenas perspectivas de empleo, y muchos prefierenllamarse ya no educadores populares sino asesores (hoy muchos ya se hanalzado a un grado superior: el de consultores).

    Hubo, grosso modo, dos tipos de educadores populares en eseperodo: Estaban los de militancia y vocacin, que son los que creen profundamente

    en eso y hacen de la Educacin Popular un proyecto de vida, gran parte deellos surgidos de la militancia de los movimientos que, al reconocer laimportancia de la educacin en la poltica, se iban juntando a los viejoseducadores militantes y especializndose en eso a servicio de sus propiosmovimientos.

    Pero tambin estaban los de ocasin, los de coyuntura.

    Algunos que en ese momento de cambio pensaban que si el movimientollegaba al poder, los impulsara a ellos hasta all. Crean talvez que, comointelectuales del movimiento, seran los llamados a gobernar.

    Otros que descubran la EP como tema acadmico y como profesin posible.En los medios universitarios, los movimientos sociales populares y la EP pasana ser temas de eleccin para disertaciones de maestra y tesis de doctorado, ypoco a poco la formacin y los ttulos acadmicos, un largo currculo y unlenguaje terico supuestamente ms competente tienden a ser msimportantes que la prctica para el acceso a la profesin. Se pueden montar

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    gruesos dossiers de las materias de la prensa nacional y extrajera de los 80sobre todo eso.

    Una ancdota para ilustrar esa variedad de comprensiones distintas: en1989, cuando Lula no gan la presidencia, o a alguien, que haba sidoun exitoso terico de la Educacin Popular en los 80, afirmar, en unencuentro, que la EP estaba liquidada; que el movimiento popular sehaba acabado. Al preguntrsele cuales hechos justificaban esaafirmacin, contest que hasta el ao anterior los editores sedisputaban los libros que el mismo escriba sobre el tema y todos sepublicaban, pero ahora tena un nuevo libro terminado y ya nadie querapublicarlo. La Educacin Popular evaluada como un producto para elmercado...

    5. Una segunda fase de reinterpretacin del sentido de la Educacin Popularocurri en los aos 90.

    Se pueden fcilmente encontrar textos de cientficos sociales brasileos, de losaos 90, que hablan de la crisis de los movimientos sociales, del fin de la EducacinPopular, etc... En la realidad, lo que ha pasado fue una crisis de los cientficos socialesque no fueron capaces de acompaar con su mirada a los desplazamientos y cambiosde los movimientos.

    Los movimientos populares, en el nuevo contexto estaban marcado por elhecho de no haberse ganado las elecciones nacionales para tomar las riendas delgobierno central y hacer la revolucin democrtica o algo por el estilo; entonces,pasada la depresin de la derrota, el movimiento popular se ha puesto a tratar deconstruir el poder popular desde abajo, desde lo local, invirtiendo sus esfuerzos en laauto-capacitacin para controlar, criticar, crear y proponer polticas pblicas y a luchar

    por el poder para hacerlo. El hecho de que el PT empezaba a ganar un nmerosignificativo de alcaldas y hasta gobiernos estaduales estimulaba ese camino.Tambin, las conquistas de los movimientos en la Constitucin del 88 - que tornabaindispensables, para el repase de fondos federales, la existencia y funcionamiento deconsejos municipales (tambin estaduales) en cada rama de las polticas pblicas, conparticipacin de la sociedad civil organizada y de los servidores pblicos de cadacategora. Ahora, an frente a gobiernos conservadores, se cree poder imponer unalnea popular en el diseo y la ejecucin de las polticas pblicas de inters popular.Eso ha estimulado tambin la lucha articulada contra la corrupcin y el clientelismo enla poltica local. Y donde los movimientos estaban bien organizados y tenancapacidad de movilizacin, han avanzado mucho en ese camino durante los 90.Capacitarse para eso se vuelve una urgencia para los Movimientos.

    Por lo tanto, la cuestin de la Educacin Popular ya no es un proyecto de losintelectuales junto al pueblo, sino algo que proviene del seno del movimiento popular.Por eso talvez ya no se escriben tantos libros ni artculos sobre ellos, y creen losacadmicos que ya no existe nada.

    Otro aspecto importante de este perodo es el efecto de la re(des)-estructuracin productiva y de cambios en la cultura empresarial que cambiaenteramente el cuadro de fuerzas en la sociedad civil: el movimiento sindical quehaba protagonizado la escena poltica de los 80 se ve arrinconado, disminuido tantoen su tamao cuanto en su capacidad de presin, el desempleo con extincin depuestos de trabajo echa en el mercado informal a millones de trabajadores, incluso, ya veces en primero lugar, a los militantes sindicales e polticos, que pasan a buscarotros espacios para su militancia. Esa disponibilidad de gente acostumbrada e

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    organizarse y actuar social y polticamente va a ser un de los factores que estimulan elcrecimiento y avance de otros tipos de movimientos, no centrados en lo econmicosino en las cuestiones de gnero, etnia, cultura, medio-ambiente, etc, de la luchapoltica a nivel local y tambin, por otro lado, de las iniciativas de la llamada economasolidaria. Las ONGs de origen militante tendrn ahora que competir con una infinidadde fundaciones, proyectos y instituciones filantrpicas originadas en las grandes ymedias empresas capitalistas desde que la responsabilidad social de la empresa sepuso de moda.

    Con la multiplicacin y diversificacin de actividades y sujetos, con distintaspropuestas, todos de cierto modo presentndose como continuadores o reformadoresde aquellos procesos anteriores, no resulta fcil precisar lo que ha ocurrido en todo elpas desde 1990. Pero est claro que se ha reducido el nmero de individuos einstituciones que se proponan a llevar a cabo la Educacin Popular en el sentido delacompaamiento pedaggico de las acciones y luchas populares, y tambin menosintelectuales acadmicos involucrados en eso.

    En el Nordeste tenemos una escuela regional de formacin de educadores ydirigentes populares - una de las pocas que han quedado de aquel tiempo de lasgrandes escuelas - que sigue muy fuerte, seal que los Movimientos siguen fuertes -cuyo trabajo ha generado varias redes muy vivas: de educadores populares, dejvenes, de polticas pblicas, de educadores rurales. Lo que percibimos en los aos90 es que en nuestro programa de formacin de educadores aparecan cada vezmenos intelectuales del tipo clsico para seguir el curso de formacin de EducadoresPopulares y - en su lugar - cada vez ms militantes de los movimientos de accinpopular, de los grupos de base, que buscan formarse como educadores para suspropios movimientos. No son profesionales de las ONGs ni profesionales deeducacin. Van a permanecer viviendo en las favelas trabajando en su profesin o,ms frecuentemente, en el mercado informal, pero estn asumiendo la responsabilidad

    de impartir programas de formacin como su tarea de militantes. Cada vez resultams evidente que la Educacin Popular, en la concepcin que aqu considero, prosi-gue hoy adelante porque los movimientos la han asimilado, porque la formacin serealiza desde el interior del Movimiento Populares. Ya no es ms predominantemente,como parece que fue basta finales de los 80, el modo que tenan muchos intelectualesde encontrar el sentido de su vida en la lucha por la transformacin social.

    Este proceso ha sido, sin duda, un de los ms importantes factores que hizoinevitable la victoria de Lula en las elecciones presidenciales del 2002 que,evidentemente, abren un nuevo perodo para la Educacin Popular en el pas, perocuya cara es todava imposible de distinguir. Sobre esa nueva coyuntura todavasobran perplejidades y faltan anlisis.

    Maria Valria Rezendeseptiembre 2003

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    El MST y la formacin de los sin tierra:el movimiento social como principio educativoi

    Roseli Sales Caldartii

    Cuando ocupamos aquella tierra,paramos de morir (Domcio, Sin Tierra del Asentamiento Ireno Alves,MST, antigua Hacienda Giacometti, Paran, Brasil.)

    El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, tambin conocido como

    Movimiento de los Sin Tierra o MST, es fruto de una cuestin agraria estructural ehistrica en Brasil. Nace de la articulacin de las luchas por la tierra que fueronretomadas a partir del final de la dcada del 70,especialmente en la regin del centro-sur del pas, y que al poco tiempo se expandi por todo Brasil. El MST tuvo sugestacin en el perodo de 1979 a 1984, y fue creado formalmente en el PrimerEncuentro Nacional de Trabajadores Sin Tierra, que tuvo lugar del 21 al 24 de enerode 1984, en Cascavel, estado del Paran. Hoy en da el MST est organizado en 22estados y mantiene los mismos objetivos definidos en el Encuentro de 84 y ratificadosen el I Congreso Nacional realizado en Curitiba, en el ao 1985, tambin en Paran:luchar por la tierra, por la Reforma Agraria y por la construccin de una sociedad msjusta, sin explotados ni explotadores1.

    En los 16 aos anteriores al ao 2000, el MST contabiliza un nmero deaproximadamente 250.000 familias asentadas y de 70.000 familias acampadas entodo Brasil.

    Cantidades pequeas frente a una realidad de ms de 4.500.000 de familiassin-tierra existentes en el pas, pero significativas, teniendo en cuenta el formatohistrico de la cuestin agraria entre nosotros y la dignidad humana construida pormedio de estos nmeros. El MST ya registra en su historia reas conquistadas dellatifundio que se volvern lugares de vida y de trabajo para muchas familias, y deproduccin de alimentos para otras tantas. En la actualidad existen 81 cooperativas detrabajadores y trabajadoras Sin Tierra, 45 unidades agroindustriales y, principalmente,la eliminacin del hambre y la reduccin drstica de los ndices de mortalidad infantil

    en los asentamientos desparramados por todo Brasil.

    El MST registra tambin en su historia, con especial orgullo, los 100.000 niosy adolescentes que estn estudiando en escuelas conquistadas en sus reas deasentamiento y campamento, las cirandas infantiles2 que en breve van produciendo lacultura de la educacin infantil en el campo; un movimiento masivo de alfabetizacin

    i Las ideas bsicas desarrolladas aqu tienen como base mi tesis de doctorado Escuela es msque escuela en la Pedagoga del Movimiento Sin Tierra, Universidad Federal de Ro Grande delSur (2000, Petrpolis: Vozes).ii Integrante del Colectivo Nacional del Sector de Educacin del Movimiento de los Trabajadores

    Rurales Sin Tierra (MST), y de la Articulacin Nacional Por Una Educacin Bsica del Campo.Doctora en Educacin de la Universidad Federal de Ro Grande del Sur. Autora, entre otros, dellibro: Escuela es ms que escuela en la Pedagoga del Movimiento Sin Tierra(Vozes, 2000)

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    de jvenes y adultos sin-tierra que engloba a 20.000 educandos, como tambin laformacin de tcnicos y de educadores en cursos de nivel medio y superior, as comootras diversas iniciativas de formacin de su militancia y del conjunto de la familia SinTierra.

    Son conquistas de una lucha colectiva donde muchas personas tambinperdern su vida, sea en el da a da de la violencia del latifundio, sea en masacresmundialmente difundidos, como fue el caso de Eldorado de los Carajs en el Par, en1996. Es as como el MST viene ayudando a volver a colocar en la agenda polticabrasilea la cuestin de la Reforma Agraria: llevando a cabo la lucha por la tierra yafirmando en sus iniciativas la posibilidad de nuevas relaciones sociales y de un nuevoproyecto de desarrollo para el campo y para el pas.

    El MST ha llamado la atencin de los diversos segmentos de la sociedad alpresentar determinadas caractersticas que lo distinguen en su trayectoria delmovimiento social de trabajadores y trabajadoras del campo. Podemos decir, unatrayectoria breve, si la consideramos dentro de un proceso histrico ms amplio, ms

    extenso si la comparamos con la mayora de los movimientos campesinos de Brasil,generalmente destruidos con mucho menos tiempo de vida. Destaco algunas de estascaractersticas:

    1) La radicalidad de la manera de llevar a cabo la lucha y los sujetos que ellainvolucra. El MST reafirma la ocupacin del latifundio como la principal formade lucha por la tierra y la movilizacin en masa de los sin-tierra como la manerade llevarla a cabo. Esto significa que se hace explcita en las propias accionesde lucha lo que replica, (como prctica y como valor) y que los sujetospretenden trazar nuevamente la escena social en nuestro pas. El epgrafe queescog para este texto dice por s mismo lo que aqu se desarrolla. Quiencontempla las acciones del MST ve cmo se transformaron en luchadores

    seres humanos que el capitalismo ya imaginaba haber excluido definitivamente.Tal vez sea esta radicalidad, de lucha, de actitud y de quien la realiza, lo queprovoca en la sociedad una toma de posicin inmediata: las personas estn encontra o estn a favor de las acciones del MST; pero en general noacostumbran a permanecer indiferentes frente a las mismas.

    2) La multiplicidad de dimensiones en que acta. El MST tiene como ejecentral y caracterstico la lucha por la tierra, pero las propias escuelas queactuaron histricamente sobre la manera de conducir su lucha especfica, (unade ellas era que la lucha sera llevada a cabo por familias enteras) acabaronllevando al Movimiento a desarrollar una serie de otras luchas socialescombinadas. Tanto estas luchas, como el trabajo cotidiano del que son objeto,

    y que involucran cuestiones relacionadas con la produccin, la educacin, lasalud, la cultura, los derechos humanos ..., se amplan a medida que seprofundiza el propio proceso de humanizacin de sus sujetos, que sereconocen cada vez ms como sujetos de derechos, derechos a unahumanidad plena.

    3) La combinacin de formatos organizativos diversos. Precisamente para darcuenta de sus objetivos y de las diversas dimensiones de su lucha, el MSTtermin construyendo un tipo de organizacin que combina la versatilidad de unmovimiento social donde entra todo el mundo todo el tiempo, con un ajedrez derelaciones sociales y organizaciones propias casi de una institucin social, quese pretende flexible pero duradera. Tiene la lgica de una verdadera empresasocial, conviviendo con la irreverencia de un movimiento permanente eimprevisible. Los estudiosos de movimientos sociales tienen, en general,

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    dificultad en encuadrar al MST dentro de sus clasificaciones ms tradicionales.El MST ha resuelto este problema creando para s mismo una denominacin:una organizacin social de masas en que la combinacin de caractersticascontradictorias se coloca exactamente como uno de los pilares de su identidad.

    4) La capacidad que viene construyendo de universalizar, o de tornar a lasociedad como un todo, una bandera de lucha que nace de un grupo socialespecfico y de sus intereses sociales inmediatos. El lema Reforma Agraria unalucha de todos, trabajado por el MST especialmente a partir de su III CongresoNacional en 1995, sintetiza un paso muy importante en la misma definicin dela identidad Sin Tierra3, que al buscar educar a la sociedad para que reconozcala Reforma Agraria como una lucha no slo de los trabajadores y de lastrabajadoras de la tierra, tambin se educa para asumir banderas de luchacada vez ms amplias. El proceso de construccin de esta caracterstica hallevado a una identificacin cada vez ms amplia tanto de las mayorasexcluidas, como de otros sujetos que se identificaron polticamente con ellas,con los Sin Tierra y con el MST4.

    Este Seminario propone debatir la relacin entre exclusin social, trabajo,luchas sociales y educacin en Amrica Latina. Uno de los desafos que nos trae esprecisamente el repensar las prcticas educativas y las matrices pedaggicas de unaeducacin que se asuma como parte de los dilemas sociales de este final de siglo.Pienso que una de las maneras de realizar esta reflexin es considerando con msatencin a los nuevos sujetos sociales de este momento histrico, que vienen siendoproducidos por la dinmica de las luchas sociales que no aceptaron la exclusin comoalgo inevitable.

    Al buscar reconquistar el derecho al trabajo y a la dignidad, estos sujetos y susluchas nos ensean algo ms sobre procesos de transformacin social y sobre las

    prcticas de educacin vinculadas a stos. Los movimientos sociales han sidoespacios de organizacin de estas luchas y de formacin de estos sujetos.

    La reflexin que me gustara desarrollar para este Seminario, desde el MST, serelaciona con la necesidad, poltica e pedaggica, de que tambin pensemos elmovimiento social como una de las matrices pedaggicas fundamentales en lareflexin de un proyecto educativo que se contraponga a los procesos de exclusinsocial, y que ayude a reconstruir la perspectiva histrica y la utopa colectiva de unasociedad con justicia social y trabajo para todos.

    Existe una manera de considerar la trayectoria histrica del MST que nospermite discernirlo desde las preocupaciones de la educacin y la pedagoga. Es esta

    la mirada que yo quisiera desarrollar para contribuir con la reflexin de este Seminario.Se trata de considerar al MST como el lugar de la formacin del sujeto social SinTierra y de la experiencia humana de ser del MST, y de participar de la construccinde la colectividad Sin Tierra, como un proceso de educacin, que es tambin un modode produccin de la formacin humana, tanto ms significativo desde del punto devista social, poltico y pedaggico, por ser movido por una lucha social centrada encuestiones de vida y muertey de vida ntegraporque estn vinculadas a las races deun proceso de humanizacin ms profundo: tierra, trabajo, memoria, dignidad.

    La formacin de los Sin Tierra nos remite a un proceso de hacerse humano enla historiaque est produciendo y siendo producido en un movimiento de lucha social,que tambin se constituye como parte de un movimiento socioculturalms amplio, quean sin que los Sin Tierra tengan plena consciencia de ello, extrapola sus interesescorporativos y proyecta nuevos contornos para la vida en sociedad.

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    Los sin-tierra del MST estn siendo sujetos de un movimiento que terminaponiendo en cuestin el modo de serde la sociedad capitalista actual y la cultura queella reproduce y consolida. No hacen esto porque profesen ideas revolucionarias niporque este sea el contenido de cada una de sus acciones tomadas en s mismas.Contestan al orden social por el conjunto (contradictorio) de lo que hacen en lasocupaciones, en los campamentos, en los asentamientos, en las marchas, en laeducacin de sus hijos, jvenes y adultos; por la manera de ser de su colectividad queproyecta valores que no son los mismos que los que son cultivados por el formato dela sociedad actual; hacen esto, sobre todo, por el proceso de humanizacin querepresentan, y por los nuevos sujetos que ponen en escena en la historia del pas.

    Contino este texto presentando algunas ideas-fuerza que constituyen elrazonamiento que es producto de esta perspectiva y que presento para nuestrodilogo en este, y a partir de este, Seminario.

    Sin Tierra es un nombre propio que identifica en la actualidad a un sujeto socialy a un proceso de formacin humana

    Ms all de las polmicas existentes entre los estudiosos de la cuestin agrariaen Brasil, con respecto a los avances y retrocesos de la lucha por la Reforma Agrariaen la coyuntura actual, y del papel poltico desempeado por el MST en lareinstalacin de este tema en la agenda del pas, anlisis en el que no pretendo entraren los lmites de este texto, hay un hecho social, histrico, que constituye casi unconsenso entre los analistas, tanto aquellos movidos por preocupacionesconservadoras, como los interesados por el avance de las transformaciones sociales.El hecho es que hay hoy en da en Brasil un nuevo sujeto social que participaactivamente de la lucha de clases, con una identidad y un nombre propio: Sin Tierra.

    En este sentido, Sin Tierra es ms que sin-tierra, precisamente porque es ms queuna categora social de trabajadores que no tienen tierra; es un nombre que revela unaidentidad, una herencia delineada, que puede ser dejada a sus descendentes, y quetiene que ver con una memoria histrica y una cultura de lucha y de contestacinsocial. Hay un proceso de construccin de este sujeto, que consiste en la historia de laformacin del sin-tierra brasileo, en un recorte poltico y cultural diferenciado, algoque ciertamente requerir de estudios ms profundos.

    Cuando hago referencia a la formacin de los Sin Tierra aludo, inspirada enEdward Thompson (1987), a un proceso a travs del cual trabajadores y trabajadorasrurales sin-tierra se constituirno se estn constituyendo eneste nuevo sujeto socialllamado Sin Tierra, con una identidad y una consciencia que los inserta en los embates

    polticos de nuestros tiempos. Diz Thompson, al explicar el sentido del constituirse dela clase obrera inglesa, dice que debe ser comprendido como un proceso activo, quese debe tanto a la accin humana como a los condicionamientos. La clase obrerasurgi como tal en una hora determinada. Ella estaba presente en su propioconstituirse. (Thompson, 1987:pg. 9) En el caso que se trata aqu, el parafraseoposible me parece ser: los sin-tierra no surgirn como sujetos activos, o como unacategora socio-poltica dada, sino a travs del acto de creacin del MST. Su gnesises anterior al Movimiento y su constitucin es un proceso que se continadesarrollando an hoy, aunque, tal como en el caso de la clase obrera analizada porThompson, es posible identificar un momento de su historia en que se muestra comoidentidad mejor definida. Este momento corresponde al final de la dcada de 80 ycomienzos de los aos 90, de este final del siglo XX.

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    Ser Sin Tierra es tambin ms que luchar por la tierra; Sin Tierra es unaidentidad histricamente construida, primero como afirmacin de una condicin social:sintierra, luego como una circunstancia de vida a ser superada, pero sobre todocomo una identidad de cultivo: Sin Tierra del MST!Esto se vuelve an ms explcitoen la construccin histrica de la categora nios Sin Tierra, o Sin Tierrita (terrinha),que no distingue hijos e hijas de familias acampadas o asentadas, no proyecta unacondicin sino un sujeto social, un nombre propio a ser heredado y honrado 5. Estaidentidad se va haciendo ms fuerte a medida que se materializa en un modo de vida,o sea, que se constituye como culturay que proyecta transformaciones en el modo deser de la sociedad actual y en los valores (o anti-valores) que la sustentan.

    Hay dos dimensiones fundamentales para comprender el proceso de formacinde los sin-tierra vinculados al MST: el que relaciona a cada familia Sin Tierra a latrayectoria histrica del Movimiento y el de la lucha por la tierra y por la ReformaAgraria en Brasil, volvindolo fruto y raz (sujeto) de esta historia; el que hace de cadapersona que integra el MST un ser humano en permanente transformacin, en lamedida en que es sujeto (tambin condicionado a) de vivencias colectivas que exigen

    acciones, escuelas, tomas de posicin, superacin de lmites, conformando as sumodo de ser, su humanidad en movimiento. Del cruzamiento de las vivenciascolectivas, que involucran y se desarrollan desde cada familia, cada grupo, cadapersona, con el carcter histrico de la lucha social que representan, se forma lacolectividad Sin Tierra, con una identidad que no se comprende observando a cadapersona, familia o grupo de sin-tierra en s mismos, sino que se siente o se viveparticipando de las acciones o del cotidiano del MST.

    La trayectoria histrica del MST puede ser interpretada como un proceso deformacin del sin-tierra brasileo, en la constitucin especfica del sujeto Sin Tierra: detrabajador sin (la) tierra a miembro de una organizacin social de lucha por la ReformaAgraria, un luchador del pueblo, en el sentido de estar preocupado por cuestiones que

    hacen al futuro del pas y al destino histrico del pueblo brasileo. Y aunque seanecesario buscar la gnesis de esta formacin en un contexto histrico que antecede yextrapola al MST, en la actualidad ya no es posible comprender quines son los sin-tierra en Brasil fuera de la historia del MST. La actuacin del Movimiento en laformacin de los Sin Tierra ayud a construir la expresin misma sin-tierra, incluidahace algn tiempo en los diccionarios de lengua portuguesa.

    Por lo tanto, afirmo que este proceso puede ser interpretado tambin como unproceso de formacin humana, as mismo como la materializacin de un determinadomodo de produccin de la formacin humana, cuya matriz es el propio Movimientocomo sujeto y principio educativo. Porque si hacemos el esfuerzo de intentarcomprender el sentido ms profundo de la experiencia humana de ser Sin Tierrao deser del MST, nos encontramos con un movimiento pedaggico de formacin de sujetossociales y de seres humanos, que nos remite a las cuestiones de origen de la reflexinpedaggica misma o de la reflexin de la educacin como formacin humana: cmonos humanizamos o nos formamos como humanos? Cmo se educa a una personapara que se desarrolle en su condicin humana? Cules son los valores que muevennuestra intencionalidad educativa? Para qu postura dentro de la sociedad esteducando nuestra prctica?6

    Desde esta perspectiva, podemos decir que la herencia que el MST dejar parasus descendientes ser mucho mayor que la cantidad de tierra que se consigue liberarde la tirana del latifundio; ser un modo de ser humano y de tomar posicin dentro delas cuestiones de su tiempo, sern los valores que fortalecen y dan identidad a losluchadores del pueblo de todos los tiempos, de todos los lugares. Tal vez sea,especialmente, como producto de una obra educativa que los Sin Tierra puedan ser

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    vistos por la historia como un eslabn ms que se forma en una larga tradicin deluchadores sociales que hacen la historia de la humanidad en el pasado combinadocon proyecto de futuro.

    Los Sin Tierra se educan en el movimiento de la lucha social y de laorganizacin colectiva de la que son sujetos, y que los produce como sujetos

    Los Sin Tierra se educan, es decir, se humanizan y se forman como sujetossociales, en el propio movimiento de lucha que directamente desencadenan. Estnsiendo llamados hoy en da como luchadores del pueblo y su actuacin terminaproyectando una identidad propia, como conciencia y como prctica en cada uno delos sin-tierra del MST. Una contradiccin a veces polticamente complicada, porqueretrasa el avance de la lucha mayor, pero pedaggicamente y culturalmente muyfecunda y desafiante, por ser asumida cotidianamente como objeto de un trabajointencionalmente educativo, del MST y de cada uno de sus integrantes ypatrocinadores.

    La coyuntura y la historia vienen desafiando al MST a asumir determinadamanera de llevar a cabo la lucha por la tierra, y esa manera va conformando a sussujetos. La trayectoria que va haciendo de un trabajador sin (la) tierra un miembro deuna organizacin social de masas que lucha por la Reforma Agraria, y de este sin-tierra del MST un Sin Tierra que pasa a realizar luchas por un nuevo proyecto dedesarrollo del pas (como la lucha contra las polticas de privatizacin del actualgobierno brasileo, por ejemplo), sin dejar de lado la lucha por la tierra, es un procesode opciones condicionadas por el momento histrico. Si el MST hubiese existido enotro momento, tal vez su identidad sera diferente.

    Segn nuestra reflexin sobre educacin, hay en este anlisis dos ideas-

    fuerzas relacionadas entre s y me parece importante destacarlas. La primera de ellases que existe una pedagoga que se constituye en movimiento de una lucha social; y lasegunda es que una lucha social es ms educativa y tiene un peso formador mayor amedida que sus sujetos consiguen entraarla en el movimiento de la historia.

    Los Sin Tierra se educan participando directamente, y como sujetos, de lasacciones de lucha por la tierra y de otras luchas sociales a las que luego fueronintegrando a la agenda del MST. Esta participacin humaniza a las personas: primero,en el sentido que les devuelve la vida social a personas que estaban excluidas de sta(al menos esta es una de las interpretaciones que se pueden hacer de la expresinparamos de morir ); y segundo, en el sentido que la pedagoga de la lucha educapara una determinada postura frente la vida: nada es imposible de cambiar, y cuanto

    ms disconforme con el actual estado de las cosas ms humana es una persona; osea, exactamente lo contrario a la pedagoga de la socializacin que predomina en losllamados ambientes educativos, donde estar en movimiento y realizar actoscontestatarios o de rebelda es siempre visto como mala-educacin: es precisoapartarse de aquellos baderneiros del MST!

    Desde este otro punto de vista, decimos, por el contrario, que participar delmovimiento de lucha va educando un modo especfico de ser humano, que potencia elprincipal rasgo de la humanidad, que es la posibilidad de hacerse y de rehacer-se a smismo, en cuanto objeta al orden establecido, problematiza y propone valores,trasforma la realidad y se crea como sujeto de la historia. Las luchas socialesproducen las transformaciones histricas, y lo hacen a medida que consiguenconformar los sujetos sociales capaces de operarlas y, adems, de consolidar losnuevos patrones de vida en sociedad que va creando este movimiento.

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    La participacin en el movimiento de lucha tambin politiza a los Sin Tierra, yaque pasan a comprender su problema especfico dentro de un contexto ms amplio, ycomo parte de una correlacin de fuerzas sociales y polticas que no se modifican slopor decidir actuar para transformar su situacin particular. Muchos sin-tierra, cuandodeciden participar de una ocupacin o entrar en un campamento, lo hacen movidospor la necesidad pero tambin por una visin an ingenua del mundo: consideran queson trabajadores de campo y se disponen a trabajar la tierra, es justo que msadelante lo consigan y entonces todos sus problemas estarn resueltos. Al pocotiempo, los lderes realizarn largos discursos para explicar que la realidad esdiferente; solamente experimentando personalmente los embates de la lucha por latierra es que algunos pocos aprendern que las relaciones sociales forman parte y queresponden ms profundamente en cada uno de los actos colectivos de los queparticipan.

    Este es uno de los momentos importantes de un proceso de formacin quecomienza a relacionar el movimiento de lucha en su inmediatez y en su coyuntura, y el

    movimiento de la historia, en general ms lento y ms complejo.Uno de los fundamentales procesos educativos de participacin de los sin-tierra

    se da en su arraigo en una colectividad en movimiento que ahora ser su propiaconstruccin (los Sin Tierra son el MST), que se acaba constituyendo como unareferencia de sentido que est ms all de cada Sin Tierra, incluso ms all de suconjunto, y pasa a tener un efecto formador, a mi modo de ver decisivo, en el procesode educacin de los Sin Tierra. La intencionalidad poltica y pedaggica del MST es laque garantiza el vnculo de la lucha inmediata con el movimiento de la historia.

    La trayectoria del MST fue siendo diseada por los desafos de cada momentohistrico. A medida que los sintierra se arraigan en la organizacin colectiva que los

    produce como sujetos, pasan a vivir experiencias de formacin humana encarnadasen esta trayectoria. Aunque la persona no tenga conciencia de eso, toda vez que ellaforma parte de las acciones del Movimiento, realizando una tarea especfica, pequeao grande, est ayudando a construir esta trayectoria y la identidad Sin Tierra que lecorresponde, y se est transformando y reeducando como ser humano.

    Hacer que este proceso se torne consciente y reflexivo es uno de los grandesdesafos pedaggicos del MST y una de las razones para valorizar cada vez ms lasactividades especficamente educativas. Sin ello, los nuevos sujetos sociales nolograran volverse sujetos polticos, capaces de modificar efectivamente el desarrollode la lucha de clases y de reconstruir nuestro proyecto de humanidad. No hay formade ser un sujeto poltico sin saberse un sujeto social, y no hay manera de saberse un

    sujeto social, colectivo, sin comprenderse en el proceso histrico de la lucha y de laformacin de sus sujetos.

    La lucha social que forma sujetos, sociales, polticos, humanos, es la queproduce y reproduce un movimiento sociocultural mayor a s mismo

    Esta idea desdobla uno de los aspectos mencionados anteriormente. Unalucha social tiene un peso formador mayor cuando est entramada en el movimientode la historia. Y el movimiento de la historia nos remite a procesos de transformacinsocial ms lentos y profundos, que se reproducen tambin en el plano cultural,entendido aqu en el sentido de modo de vida que caracteriza determinado grupo,lugar o momento de la historia.

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    Afirmar que una lucha social produce o reproduce un movimiento socioculturalmayor, significa decir que su dinmica encarna, exige y proyecta dimensionesrelacionadas con el modo de vida de las personas en una sociedad: entramada convalores, posturas, visiones del mundo, tradiciones, costumbres, en fin, provoca elreflejo de la sociedad sobre s misma. Es por ello que las acciones de sus sujetosterminan teniendo un sentido histrico y una influencia poltica que extrapola sucontenido especfico, los intereses sociales inmediatos, y la conciencia poltica queproducen no slo las acciones sin tambin los propios sujetos.

    Se est percibiendo algo similar en la lucha por la Reforma Agraria dirigida porel MST. El Movimiento de los Sin Tierra pas a ser referencia de protesta social, comotambin de combate al modelo capitalista en su versin neoliberal, en un proceso anno del todo expresado ni comprendido por los Sin Tierra, ni por el conjunto de lasociedad. Esto est sucediendo no slo porque la lucha por la tierra es una lucha justa. Su referencia va siendo construida porque esta lucha social y humanamentejusta se va realizando de un modo tal que es capaz de colocar en escena nuevos, ypara algunos inusitados, sujetos, al mismo que los presenta encarnando valores

    humanos e ideas libertarias casi tan antiguos como la humanidad misma. Desgarradosde la tierra, pobres de todo que de repente, o no tan de repente, toman en sus manosla lucha por la propia salvacin social y humana y se muestran a la sociedad comociudadanos, luchadores del pueblo, seres humanos con dignidad,

    Esta manera de llevar a cabo la lucha social que produce sujetos sociales esprecisamente la manera de vincular la lucha especfica con las grandes cuestioneshumanas y sociales de su tiempo. La naturaleza de la lucha por la tierra, que combinala lucha por el derecho al trabajo con la vida que la propia tierra simboliza, parecepredispuesta para esta sensibilidad. Pero no todas las luchas por la tierra queacontecieron en la historia fueron capaces de producir sujetos sociales, identidadespolticas y culturales que fuesen eslabones de un proceso histrico ms amplio.

    Los Sin Tierra se fortalecen como sujetos y se afirman como identidad amedida que sus acciones consiguen cuestionar y, al mismo tiempo, afirmar valores,impulsando a las personas a pensar ms all de las acciones divisadas. Cada vez quea la sociedad se le caen muro, sta es obligada a mirarse a s misma y a discutir sobrela dimensin de las desigualdades, la dimensin de la opulencia y de la miseria, ladimensin de la abundancia y del hambre .(Pedro Tierra, poeta, 1995) En unaocupacin de latifundio hay un valor que es puesto en cuestin: el de la propiedad ens misma; y hay valores afirmados y reafirmados: el de la vida y el del derecho deluchar por ella.

    Cuando, en los asentamientos, los Sin Tierra buscan construir nuevas

    relaciones sociales de trabajo y nuevos formatos para la vida en comunidadescampesinas, ellos afirman una cultura centrada en el bienestar de la colectividad,contraponindose, por lo tanto, a la absolutizacin del individuo, que es lacaracterstica dominante de la sociedad capitalista. Quien visita un asentamiento o uncampamento de Sin Tierra sale con la impresin, y tal vez con la reflexin, de que hayotras posibilidades de vivir y de que hay cuestiones, saberes, afectos y relaciones deotro orden, pasando por no mucho ms tiempo de un tipo de vida que considerabancomo el nico posible.

    En todos estos procesos se produce la afirmacin de nuevos seres humanos ode una nueva actitud de ser humano. En este sentido, volvemos a la reflexin queconstituye todo este razonamiento: es precisamente prestando atencin a laspersonas y a como la dinmica del Movimiento es capaz de producir gente, sereshumanos que se convierten en sujetos sociales, que es posible percibir en la actuacin

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    del MST ciertos presentimientos de futuro, encarnados en preciosos tesoros delpasado, en el sentido que la identidad se entraa en el movimiento sociocultural queproyecta una concepcin de relaciones sociales y una forma de ser humano que nocorresponde a aquellos producidos hegemnicamente por la sociedad capitalistaactual.

    Por el contrario, aunque esto represente un brote polticamente muy frgil,termina encontrando receptividad en la propia sociedad cuyas fuerzas polticashegemnicas lo combaten, precisamente por el caos social y la desesperanza humanaproducida por la lgica de esta sociedad y de esta hegemona.

    Cada vez aumenta ms el nmero de personas vidas de esperanzas y depropuestas. Es esto lo que se puede entrever en movimientos como el MST y enfiguras humanas como las de los Sin Tierra.

    Aunque no tenga plena consciencia, el MST acaba teniendo que asumirdesafos propios que no llega a realizar por s mismo pero que termina proyectando a

    travs de sus acciones. En otros trminos, el MST ha sido llamado al compromiso deser fiel al movimiento de la historia que a su vez nace y crece en un tiempo de crisissocial y de degradacin humana. Este es un tiempo que coloca en la agenda mundialla posibilidad de transformaciones profundas en el modelo de sociedad, en el proyectode humanidad. Si vivimos en este tiempo, nuestras acciones pasan a tener un pesomayor porque se unen a la fuerza de otras acciones que definirn los rumbos de estastransformaciones.

    Por la presin de la coyuntura y por las opciones que vienen haciendo en sutrayectoria, el MST proyecta una identidad colectiva que est tomando posicin eneste proceso. Si podr dar cuenta de este desafo y si har diferencia histrica en eldesenlace de este movimiento mayor, es una cuestin que solamente podr ser

    respondida con el tiempo. Pero de este proceso ya es posible extraer leccionesimportantes, tanto desde el punto de vista poltico como del pedaggico, esto es algoque ya podemos afirmar.

    En el movimiento de lucha social que forma sujetos hay matrices pedaggicasimportantes a ser tenidas en cuenta en un proyecto de educacin vinculado aprocesos de transformacin

    Podemos comprender el proceso histrico de formacin de los sin-tierra delMST como constructor de una determinada matriz pedaggica, o la materializacin deun modo de produccin de la formacin humana que tiene al movimiento comoprincipio educativo, a la lucha socialcomo base transformadora de este movimientoeducativo y a la pedagoga de la historiacomo cimiento principal que va entrelazandolas diversas dimensiones de este movimiento.

    Afirmar al movimiento como principio educativo de la formacin de los SinTierra es considerar que su proceso educativo bsico est en el movimiento mismo, entransformarse transformando, a la tierra, a las personas, a la historia, a la propiapedagoga del MST. No es que en los campamentos sea especialmente habitual laexpresin ser del movimiento y estar en movimiento!. En el movimiento, los sin-tierraaprenden que el mundo y el ser humano estn para ser hechos, y que el movimientode la realidad, constituido bsicamente de relaciones que precisan ser comprendidas,producidas o transformadas, debe ser el gran maestro de este hacer.

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    En cierta medida reproducen en otra dimensin, y tambin politizan, elaprendizaje bsico que ya tienen como trabajadores de la tierra, labradores. El trabajoen la tierra, que acompaa el da a da del proceso que hace de una semilla una plantay de una planta un alimento, ensea de una manera muy particular(que es tambincultural, simblica) que las cosas no nacen listas sino que necesitan ser cultivadas. Sinlas manos del labrador, de la labradora, las que pueden trabajar la tierra para quellegue a producir el pan. Esta tambin es una manera de comprender que el mundoest para ser hechoy que la realidad puede ser transformada, a partir de que se estabierto para que ella misma diga a sus sujetos cmo hacer esto, as como la tierra vamostrando al labrador cmo debe ser trabajada para ser productiva. De este trabajoviene el aprendizaje de la paciencia: es preciso trabajar todos los das; y de lapaciencia mediante los percances del cultivo: es preciso aprender a recomenzar todode nuevo y no abandonar la tierra, cuando la intemperie corta un proceso de cultivo.No es difcil discernir de qu manera los sin-tierra llevarn a su lucha los bosquejosque realicen de regreso de algunos de estos saberes de su relacin con la tierra.

    En este proceso el MST se constituye como principal sujeto del movimiento

    pedaggico de la formacin de los Sin Tierra. Los sin-tierra se educan como Sin Tierra(sujeto social, persona humana, nombre propio ) siendo del MST, es decir,construyendo el Movimiento que produce y reproduce su propia identidad oconformacin humana e histrica. Es sujeto pedaggico porque hay unaintencionalidad o un proyecto educativo en sus acciones, aunque no sea del todoexpresa y consciente.

    Esta intencionalidad no est en primer lugar en el campo de la educacin perosi lo est en el propio carcter del MST, producido en su trayectoria histrica departicipacin en la lucha de clases en nuestro pas, en el recorte especfico de sucuestin agraria. Es a travs de sus objetivos, principios, valores y manera de ser, queel Movimiento vuelve intencionales sus prcticas educativas, a la vez que al poco

    tiempo comienza a incidir sobre ellas, a medida que se da cuenta de su tarea histrica:adems de producir alimentos en tierras antes apresadas por el latifundio, tambindebe ayudar a producir seres humanos capaces de asumir la direccin de su propiodestino social, histrico.

    En cuanto sujeto pedaggico, el MST no crea una nueva pedagoga pero sinventa una nueva manera de lidiar con las pedagogas ya construidas en la historia dela formacin humana. En otras palabras, la Pedagoga del Movimiento pone enmovimiento la propia pedagoga, movilizando e incorporando en su dinmica matricespedaggicasdiversas y combinadas. Tal como ocurre en el labrado de la tierra quesus sujetos realizan, el MST al llevar a cabo la formacin humana, revuelve, mezcla ytransforma diferentes componentes educativos, produciendo una sntesis pedaggica

    que no es original, pero tomada en s misma tampoco es igual a ninguna pedagoga yapropuesta, ya que su referencia de sentido est en movimiento.

    Dicho de otra manera, el MST en su dinmica ha ayudado a producir unamatriz pedaggica que es al mismo tiempo sntesis y combinacin de diversasmatrices pedaggicas. Y tal vez, se encuentre en esto una de las principales leccionesde pedagoga que se puede extraer de su dinmica, para pensar las prcticaseducativas como un todo. No se trata de centrar un proyecto educativo o educacionalen una nica pedagoga o de seleccionar una determinada prctica social como sifuera la prctica educativa por excelencia; menos an de ir modificando esta opcinsegn modismos tericos de la coyuntura. No es as como se educan los sereshumanos. No existe una prctica capaz de concentrar en s misma, y de una vez parasiempre, todas las virtualidades pedaggicas necesarias para la formacin humana.

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    Es un movimiento de prcticas, diversas, a veces contradictorias entre s, elque educa sujetos, humaniza. Activar este movimiento, desencadenar procesos quecombinen diferentes prcticas pedaggicas y reflejarlas para que se constituyan en unmovimiento educativo coherente, es decir, desarrollado en torno a valores y principioscomunes, es la gran tarea de los educadores y de las educadoras. Ms an deaquellos comprometidos con la formacin de los sujetos de las transformacionessociales y del combate por la dignidad humana, para todos. Precisamente porque ennuestro tiempo, como en otros, el principio de inercia pedaggica generalmente serealiza en las prcticas sociales como polticamente conservador y, tambin,reaccionario.

    En la experiencia pedaggica del MST, la lucha social aparece como base dela educacin de los Sin Tierra, precisamente porque acciona el movimiento comoprincipio educativo y se combina con otros procesos bsicos o potencialmente(con)formadores del ser humano: la relacin con la tierra, el trabajo, la construccin denuevas relaciones sociales de produccin en el campo, la vida cotidiana en unacolectividad, la cultura, la historia, el estudio Finalmente, la lucha misma se

    transfigura y se desdobla en cada una de estas dimensiones que se producirn comopedagogas a lo largo de la historia de la humanidad. Es en este sentido que afirmque el gran educador de los Sin Tierra es su propio movimiento de lucha.

    Por ltimo, esto nos hace pensar en cuestiones y reflexiones de otro ordenpara comprender y llevar a cabo la educacin desde preocupaciones humanizadoras ydesde procesos colectivos de transformacin social.

    Algunas de las cuestiones fundamentales de las que los educadoresdeberamos ocuparnos, en la perspectiva del razonamiento aqu presentado, son lassiguientes: qu prcticas sociales estn ayudando a formar los sujetos con quienestrabajamos?, Qu pedagoga encarna cada una de estas prcticas? Cmo

    podemos organizarlas, reflejarlas, colocarlas en un mismo movimiento pedaggico, demodo que se constituyan en un proyecto de educacin vinculado al movimiento de lahistoria? Cmo construir tiempos y espacios educativos que se mantengan enmovimiento? Y, qu significa en nuestra formacin como educadores asumir elmovimiento (tambin de las pedagogas) como principio educativo?

    Es posible pensar en una escuela como lugar de formacin humana que tenga elmovimiento como principio educativo

    La pedagoga del movimiento y el movimiento de las pedagogas que formanlos Sin Tierra no tienen cabida en la escuela, pero histricamente el MST vienedemostrando que la escuela tiene cabida y tiene un lugar cada vez ms importante en

    su intencionalidad pedaggica.

    Del proceso histrico de formacin de los Sin Tierra podemos extraer algunasmatrices pedaggicas bsicas para construir una escuela preocupada por la formacinhumana y por el movimiento de la historia. Sin embargo, es importante tener presenteque la pedagoga que forma nuevos sujetos sociales y que educa seres humanos nocabe en una escuela, ella es mucho mayor e involucra a la vida como un todo. Ciertosprocesos educativos que sustentan la identidad Sin Tierra no podran jams serrealizados en una escuela. De todas maneras, el MST viene demostrando en sutrayectoria que la escuela puede hacer parte de su movimiento pedaggico y queprecisa de ella para dar cuenta de sus desafos como sujeto educativo.

    En el MST la lucha por la escuela comenz junto con la lucha por la tierra. Sinembargo, es preciso comprender que la preocupacin consciente de los Sin Tierra por

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    la educacin y, principalmente, por la educacin de las nuevas generaciones, para questas continen su lucha, su proyecto, slo puede surgir cuando se dan cuenta de queestn construyendo una organizacin duraderay una lucha de vida ntegra. Antes deeso, ellos luchan por la escuela de sus hijos, pero de un modo general, sin percibir queexiste una relacin entre esta lucha y sus otras luchas, y con el desenlace de lahistoria que pusieron en movimiento.

    La lucha de los Sin Tierra por la escuela fue iniciada porque el MST dio unformato a la lucha por la tierra que ha producido como necesidad: lucha de lasfamilias, lucha que inclua tambin la dimensin de los asentamientos (en tanto nuevascomunidades de campo) en su cotidiano. Por su parte, el movimiento histrico de estalucha fue, al poco tiempo, redimensionado en su dinmica al lugar de la escuela:primero ella fue construida como un derecho, luego va siendo construida como unlugar donde puede acontecer tambin la formacin del sujeto Sin Tierra. La escuela,pblica, sigue siendo vista como un derecho, pero hoy en da Sin Tierra que honraeste nombre es quien se sabe con derecho y deber de estudiar, precisamente porquesin comprender la realidad no es posible transformarla, ms an cuando esta se

    presenta de forma tan compleja como en la actualidad.El esfuerzo hecho por el MST por incluir a la escuela en su dinmica va

    trayendo algunas implicaciones importantes a nivel histrico: del primer movimiento, elrefuerzo a la lucha de la clase trabajadora por la escuela pblica y la produccin de lacultura del derecho a la escuela en el campo y del campo. Y del segundo movimiento,la propuesta de una escuela que construya su pedagoga vinculada a un movimientopedaggico ms amplio, reconocindose como lugar de formacin humana, deformacin tica y polticamente comprometida con la produccin de los sujetoscapaces de realizar las transformaciones sociales, que aparecen cada vez como msnecesarias para la propia restitucin de la vida humana.

    La escuela que tiene cabida en la pedagoga del movimiento es, pues, unaescuela que no se contiene a s misma. No es la escuela de un modelo pedaggicocerrado (por ms revolucionario que se pretenda), de un mtodo de enseanza, deuna estructura; es ms bien una manera de ser escuela, una postura mediante la tareade educar, un proceso o un movimiento pedaggico, un ambiente educativo queprecisamente sea capaz de producir y reproducir el Movimiento como principioeducativo.

    La escuela proyectada por la pedagoga del movimiento es, por lo tanto, unaescuela en movimiento: movimiento de pedagogas, movimiento de sujetos humanos.Y este movimiento ocurre en torno a dos referencias bsicas: ser un lugar deformacin humana, en el sentido ms universal de esta tarea; y considerar alMovimiento como sujeto educativoque precisa de la escuela para ayudar en el cultivode la identidad Sin Tierra y en la continuidad de su proyecto histrico. Cuando estoocurre, cada una de las pequeas cosas que tiene lugar en el da a da de la escuela,pasa a tener sentido, no por ser cosas que nunca antes hayan acontecido en laescuela, (en algunos casos se da tambin esto) sino por ser consideradas y realizadasdesde otra intencionalidad.

    Una combinacin de estas dos referencias, que sintetizan la idea de escuelaque tiene el Movimiento como principio educativo, uno de los procesos pedaggicosbsicos est en el arraigamiento proyectivo, raz y proyecto combinados comoestrategia de formacin de los sujetos sociales y de los seres humanos que losencarnan.

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    La educacin de los sin-tierra del MST comienza con su arraigamientoen unacolectividad, que no les niega su pasado pero les proyecta un futuro que ellos mismospodrn ayudar a construir. La primera condicin de la persona para abrirse a estaexperiencia es saber que no est ms suelto en el mundo. Este es habitualmente elsentimiento que disminuye el miedo en una ocupacin o que hace enfrentar el hambreen un campamento.

    El echar races, nos ensea Simone Weil7, es una de las necesidades del serhumano. El tener races, nos dice ella, es participar real y activamente de unacolectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasadoy ciertos presentimientosdel futuro. Arraigado es el sujeto que tiene lazos que permiten mirar tanto para atrscomo para adelante. A la vez, tener proyecto e ir transformando este presentimientode futuro en un horizonte para el cual se trabaja, se lucha. No hay forma de tener unproyecto si no se tiene races, porque son las races las que nos permiten discernir elhorizonte.

    El arraigamiento proyectivo es, por lo tanto, uno de los procesos

    fundamentales de formacin de los luchadores del pueblo, as como tambin lo sea decualquier ser humano. La escuela no es capaz de enraizar a las personas porque notiene en s misma la materialidad pedaggica necesaria para ello. Sin embargo, laescuela, dependiendo de las opciones pedaggicas que realice, puede ayudar aarraigar o desarraigar; puede ayudar a cultivar utopas o un presentimiento mrbido.Toda vez que una escuela desconoce y / o no respeta la historia de sus alumnos, todavez que se desvincula de la realidad de los que deberan ser sus sujetos, noreconocindolos como tales, ella escoge ayudar a desarraigar y a fijar a suseducandos en un presente sin lazos. Y si esto sucede con un grupo socialdesarraigado o con races muy frgiles, esto significa que estas personas estarnperdiendo una de sus oportunidades (y, quin garantiza que no sea la ltima) de serdespertados a la propia necesidad de volver a tener races, a tener proyecto. Desde el

    punto de vista del ser humano, esto es muy grave, es violentamente deshumanizador.

    La escuela cultiva y fortalece los procesos de arraigo humano cuando trabajacon la memoria colectiva, recuperando y trabajando con los tesoros del pasado,aprendiendo y enseando con la pedagoga de la historia; tambin cuando incorporaen su movimiento pedaggico la mstica, que es un sentimiento materializado ensmbolos que ayudan a las personas a mantener la utopa colectiva. En el MST lamstica es una de las dimensiones bsicas del proceso de formacin de los Sin Tierra,y la escuela puede ayudar a cultivarla en lo simblico entre la memoria y la utopa,entre las races y el proyecto. Por cierto, haciendo esto estar trabajando con valores,que son los que sustentan cualquier proceso de formacin humana. Races y proyectose constituyen de valores, y son los valores que mueven una colectividad; la escuela

    puede crear un ambiente educativo que recupere, forme, fortalezca los valoresverdaderamente humanos, y entonces estar contribuyendo efectivamente para que elmovimiento educativo tambin se produzca y reproduzca en su interior.

    Que sea de esta u otra manera depende mucho de la postura de loseducadores, dispuestos o no a reconocer al Movimiento como un sujeto educador y adejarse educar por el movimiento y por la pedagoga de la historia. En algunoslugares esto significa virar a la escuela de pies a cabeza y tambin virar muchas desus concepciones de pies a cabeza.8 Pero no es justamente eso lo que estprecisando la escuela y lo que estamos precisando todos para recatar nuestra propiahumanidad y el sentido de mantenernos en la tarea educativa?

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    Notas1 Para una mayor profundizacin sobre la historia del MST ver captulo 2 de Caldart (1999) yStedile & Fernandes (1999).

    2 Ciranda infantil es el nombre dado por el MST a tiempos y espacios educativos de los Sin

    Tierrita de la franja etaria de los cero a los seis aos.3 Sin Tierra, con letras maysculas y sin signo, es el nombre propio que identifica a los sin-tierra del MST. La expresin sin-tierrra indica la categora social de trabajadores ytrabajadoras del campo que no tienen tierra y que pasan a requerirla como derecho. Se trata deun vocablo reciente en los dic