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León Trotsky

Escritos1935 - 1936

Tomo VIIvolumen 3

Partido Socialista Centroamericano-PSOCA

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Edición OriginalWritings (1935 - 36)Pathfinder Press, New York, 1977 Traducción deDaniel AcostaCarátulaRodrigo Cortés© by Editorial Pluma Ltda. Bogotá, 1979Printed in ColombiaImpreso en Colombia

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La sección holandesa y la Internacional1

15-16 de julio de 1936

Al Comité Central del RSAPEstimados camaradas:Esta es mi respuesta a vuestra carta del 11 de julio;

desgraciadamente, va con un día de demora debido acircunstancias adversas.

1. Escribís que estáis dispuestos a enviar dos dele-gados a la conferencia (�si se discuten los problemasorganizativos en el primer punto�). Lógicamente, nome opongo a discutir los problemas organizativos encualquier punto, inclusive en el primero, si resulta ne-cesario. Sin embargo, esto sólo lo puede decidir la pro-pia conferencia y no veo cómo podría resolverse deantemano. Dado que no considero vuestra carta comoun ultimátum a una conferencia que todavía no se re-unió, interpreto que os reserváis el derecho de plan-tear ante la propia conferencia que se trate el problemaorganizativo en el primer punto del orden del día. Sibien esto me parece irregular y contradice a toda mi

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5experiencia, yo no haría una discusión en torno a eseproblema y, por mi parte, aceptaría vuestra propuesta.

Desgraciadamente, no planteáis ninguna propuestaconcreta. Es indudable que nuestra organización inter-nacional posee grandes defectos; esperemos que mu-chos se puedan remediar, sobre todo si el partido ho-landés cumple con su cometido en el trabajo organi-zativo internacional, de aquí en adelante. Sin embar-go, la debilidad más importante corresponde a la natura-leza misma de nuestra organización, perseguida portodos los gobiernos. No tenemos libertad de movimien-to. Algunos de nuestros camaradas de dirección (entreellos, yo), son exiliados políticos. Eso no se arregla conpalabras.

La dirección rusa siempre estuvo organizada en doscentros, y frecuentemente en tres. El grueso del Comi-té Central estaba en Rusia. Los exiliados, entre ellosLenin, estaban en el extranjero. A pesar de eso cum-plieron un cierto papel en el movimiento, el cual engeneral no era del todo negativo. Por razones de dis-tancia, en todo momento existieron dificultades y ro-ces, a veces muy peligrosos. Ahora se puede estudiarde cerca el proceso a través de la correspondencia devarias décadas.

En Europa, en condiciones normales, la situaciónera distinta. Pero en Europa esos buenos tiempos hanpasado. Debemos adaptarnos a situaciones específicasque empeoran constantemente para todos nosotros.Esta situación no admite recetas de ningún tipo. Siuno considera que la colaboración recíproca es valiosa,debe tener en cuenta los aspectos negativos creadospor la dispersión organizativa que en cierta medidaexiste.

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6Propusimos la preconferencia de Berna precisamen-

te para que el trabajo de la conferencia de Ginebraresultara más fructífero y fácil. Esperé durante un mesy medio que se realizara. Desgraciadamente, no fueasí. Hasta el momento ni yo ni nadie hemos recibidopropuestas organizativas. Es difícil discutir propuestasen una conferencia cuando los delegados no las cono-cían de antemano. Porque, como seguramente com-prenderéis, vuestro partido no es el único interesadoen estudiar de antemano las cuestiones importantes:las demás organizaciones también quieren hacerlo. Sinembargo, complicáis el problema aun más, dado queen vuestra última carta no dedicáis una sola palabra alo que llamáis problemas organizativos.

No obstante �como ya he dicho- estaría de acuerdoen dedicar la mitad de la primera jornada a los proble-mas organizativos, por lo menos para iniciar la discu-sión y poner a los presentes al tanto de las propuestasconcretas. En caso de no aprobarse resoluciones inme-diatas podría crearse una comisión especial que las ela-bore y presente en la última sesión de la última jorna-da para su discusión y aprobación final. En todo caso,estas son sólo sugerencias, que no obligan a nada.

2. Sin embargo, el problema más importante, es elde la revolución francesa. Lamento comprobar, queri-dos camaradas, que vuestra carta no dice nada y vues-tro periódico muy poco al respecto. El destino de Euro-pa, incluida Holanda, y por lo tanto de vuestro partido,hoy se decide en Francia, no en Holanda.

Recuerdo que hace aproximadamente un año o añoy medio, apareció en De Nieuwe Fakkel un comentarioeditorial sobre el artículo de un camarada bolchevique-leninista, cuyo contenido era más o menos el siguiente

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7(no tengo el periódico a mano): no aceptamos que �lasituación francesa sea más importante que la alemanao inglesa�. Este es un planteo abstracto, por consiguien-te erróneo. No se trata de comparar las respectivasimportancias históricas de distintos países, sino deapreciar correctamente la coyuntura revolucionariamundial. El destino de la clase obrera europea para lasdécadas próximas se decide actualmente en Francia. Apesar de todas sus dificultades y debilidades -las co-nozco muy bien- nuestra sección francesa es hoy unfactor histórico mucho más importante que todas lasdemás secciones. Para mí, el que se negaran a ver estefenómeno sería un síntoma de ceguera oportunista.Debemos apoyar a la sección francesa con todas nues-tras fuerzas, más que a ninguna otra sección u organi-zación nacional, porque si en el curso de los próximosmeses realizamos un gran avance en Francia, eso ten-drá una importancia enorme para los demás países -por ejemplo, para las elecciones que se avecinan enHolanda-. Si me permiten traducir mi pensamiento atérminos comerciales, 100 gulden invertidos ahora enFrancia redituarán un interés mayor para el próximoperíodo que 1.000 gulden invertidos en Holanda, Ru-sia, o Inglaterra. Por eso me inquieta que paséis poralto esta cuestión y que inclusive condicionéis vuestraparticipación en la conferencia a problemas�organizativos� generales que solucionaremos y quedeberemos seguir solucionando en años próximos. Con-sidero a la conferencia principalmente como una re-unión del estado mayor internacional, cuyo fin es in-ternacionalizar la cuestión francesa desde todo puntode vista.

3. Consideráis que es superfluo que la conferencia

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8apruebe una posición con respecto al Buró de Londres.No puedo estar de acuerdo bajo ninguna circunstancia.Nuestro peor obstáculo, nuestro enemigo más malig-no, es el Buró de Londres con sus organizaciones. Hacepoco, vuestro caricaturista, cuyo trabajo siempre admi-ro, representó a las Internacionales Segunda y Terceracomo un par de perros que el imperialismo azuza con-tra la Cuarta Internacional. Desgraciadamente se olvi-dó de incluir al perrito sarnoso que se enreda en nues-tras piernas, nos ladra, nos muerde los talones y nosquiere impedir que liquidemos a los perros grandes.No es un problema secundario. Si queremos saber quéharán el SAP y el ILP en una etapa revolucionaria, vea-mos a Marçeau Pivert y a Godefroid en Francia y Bélgi-ca respectivamente. El ILP no tiene nada que envidiar-le al SAP. Su evolución en los dos últimos años lodemuestran ampliamente. A medida que la situaciónse vuelve más peligrosa y las responsabilidades mayo-res, más reaccionarios y -para nosotros- más incom-patibles se vuelven estos oportunistas y pacifistas vie-jos, astutos e incorregibles. No se lucha por la CuartaInternacional coqueteando con ellos en cuartos cerra-dos, ayudándolos y haciéndoles visitas sociales: estosólo sirve para crearles una opinión exagerada sobresu propia importancia y para fomentar sus incursionesen nuestras filas; no, se lucha por la Cuarta Interna-cional desenmascarando a estos caballeritosdespiadadamente y llamándolos por sus verdaderosnombres.

4. Tomemos el problema del ILP. Realmente no seme puede acusar de haber actuado con precipitación.Durante años estudié con calma y objetividad la evolu-ción de este partido. Después de la visita de Schmidt y

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9de Paton, que me resultó muy instructiva,2 escribí unaserie de cartas y artículos muy fraternales a la gentedel ILP, busqué establecer contacto personal con ellosy aconsejé a nuestros amigos ingleses que se afiliaranal ILP para realizar la experiencia desde adentro, siste-máticamente y hasta el fin. Desde la última visita delos camaradas R. y A.,3 planteé que no había muchoque hacer dentro del ILP. Entre los tres elaboramosuna propuesta concreta para los camaradas británicos(un manifiesto dirigido al partido, reunir firmas, etcé-tera). El camarada Schmidt fue a Inglaterra y conside-ró que el plan era erróneo. Lógicamente, esto no dejóde afectar a ciertos camaradas, incluyéndome a mí.Inmediatamente pensé: Schmidt conoce la situacióndel ILP mejor que yo; quizás ve algunos aspectos queescapan a mi visión; por lo tanto, convendría poster-gar la decisión hasta observar la repercusión de losgrandes acontecimientos (la guerra de Etiopía, etcéte-ra) en la conferencia nacional del ILP próxima a reali-zarse. En un período crítico, dos o tres meses es de-masiado tiempo para perder. Pero me pareció que, dadala intervención del camarada Schmidt, convenía hacerla nueva experiencia.

Pues bien, eso quedó atrás. Proseguir con el intentode revivir una ilusión destruida sería prestarle un flacoservicio a la causa. En épocas de tranquilidad se puedevivir de ilusiones durante mucho tiempo. En épocas decrisis, el no tener en cuenta los duros hechos -la políti-ca real y, por consiguiente, el accionar del pacifismo ydel centrismo- el remplazarlos por deseos y sentimien-tos, atrae el peligro de convertirse en la sombra de loscentristas y pacifistas y de desprestigiar y destruir laorganización. Por eso considero que es absolutamente

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10necesario que nuestros camaradas se separen pública-mente del ILP y se afilien al Partido Laborista donde,tal como lo demuestra la experiencia de la juventud,se puede hacer mucho más.

5. En vuestra carta os quejáis de que muchos par-tidos hayan efectuado virajes tácticos sin una discu-sión y resolución internacional previa. Esta queja meparece incorrecta, sobre todo en lo referente al partidonorteamericano. Esa discusión se prolongó durante másde un año y, además, se basó en la discusión y expe-riencia francesa. La discusión fue internacional. Todaslas secciones, sin excepción, participaron y tomaronposición. Los amigos norteamericanos conocían muybien las posiciones de las distintas secciones. Natural-mente, no podían realizar un referéndum internacio-nal. A último momento, la dirección, considerando quela situación era sumamente propicia, tomó una deci-sión. Una dirección revolucionaria no merece ese nom-bre si no tiene la valentía de tomar decisionesindependientes. Por otra parte, esta dirección está im-buida de un auténtico espíritu internacionalista, comolo demuestra el hecho de que dos de sus representan-tes [Muste y Shachtman] vinieron para rendir cuentasy asumir plena responsabilidad por su conducta, anteel foro internacional. En mi opinión, esto es internacio-nalismo auténtico.

6. No podemos pretender dirigir nuestras seccionesnacionales directamente desde un centro, aunque esecentro fuera mucho más homogéneo de lo que es. Cadasección debe reclamar, dentro de los marcos del pro-grama unificado y de la línea política común, un ciertomargen para actuar. Me sorprende un poco que debadecirles esto a los amigos holandeses, quienes hasta

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11el momento han realizado una política absolutamenteindependiente, y en muchos casos directamente en con-tradicción con la firme opinión de la organización inter-nacional. En este sentido, siempre hemos empleado lamayor cautela y - si lo permitís - la mayor pacienciacon el partido holandés. Y espero que así lo hagamosen el futuro. Pero nos reservamos el derecho demanifestar nuestra posición, si no en público (comohizo equivocadamente De Nieuwe Fakkel con respectoa Bélgica), al menos dentro de los marcos de la organi-zación.

Por desgracia -este reproche va dirigido principal-mente a mi querido amigo Sneevliet-, la dirección ho-landesa está imbuida de un espíritu de gran intole-rancia hacia cualquier crítica. La política de nuestrosamigos norteamericanos o belgas, ni que hablar de losalemanes, puede ser objeto de fuertes críticas y con-denas. Pero quien intenta discutir la política sindicaldel partido fraternal holandés, aunque más no sea enlos círculos íntimos, es fuertemente repudiado.

Este espíritu, que no tiene nada que ver con el de lareciprocidad, suscitó la insatisfacción de muchos y muybuenos camaradas de todas las secciones, y ¡esta in-satisfacción se justifica! En bien de la causa en generaly de la dirección holandesa en particular, correspondepresentar un informe objetivo y fraternal en la confe-rencia y dejar de convertir las cuestiones holandesasen un �tabú�, para disipar este viejo cumulo de insa-tisfacciones. Se debe incluir este problema entre lascuestiones �organizativas� que vosotros queréis discu-tir en el primer punto del orden del día.

Desgraciadamente, debo interrumpir esta carta paraalcanzar el correo aéreo. Mañana recibiréis la segunda

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12parte. Sin embargo, me apresuro a agregar que no tengoel menor deseo de perder contacto con vosotros, difi-cultar aun más la ya difícil situación del partido holan-dés, ni -dicho sea de paso- perder mi amistad conSneevliet. No es necesario que os lo recuerde. Desdeque llegué a Noruega vengo insistiendo en que debe-mos reunirnos personalmente. Si no estuviera atadode pies y manos hubiera viajado a Holanda dos o tresveces en el curso del año, porque en estos tiemposcríticos asigno inmenso valor a la discusión personal,sobre todo con camaradas veteranos y experimenta-dos. Fue una gran alegría para nosotros recibir la cartadonde se anunciaba que los camaradas Schmidt y Stiende Zeeuw deseaban viajar hasta aquí.4 Inmediatamen-te envié una carta a Schmidt para expresar mi alboro-zo ante esa perspectiva. Desgraciadamente, esto notuvo ulterioridades. También Sneevliet prometió visi-tarme, pero desgraciadamente no cumplió su prome-sa. No quiero hacer reproches, pero el camaradaSchmidt visitó al ILP dos, si no tres, veces en esteperíodo. En la carta a Schachtman sólo quise subrayarque un encuentro personal posterior a la conferenciaoficial no podría remplazar la participación en la mis-ma, y que vuestra no participación en una época comoésta sería interpretada por el público como vuestra rup-tura política con nuestras organizaciones. Afortunada-mente, vuestra participación parece cosa segura y porello podremos discutir las cuestiones �oficiales� y per-sonales con calma.

Con saludos fraternales,

Crux [L. Trotsky]16 de julio de 1936

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137. Paso ahora a España. En una carta reciente, el

camarada Sneevliet, en nombre del comité central delpartido, asumió la defensa del partido de Maurín-Ninfrente a mis ataques, a los que califica de exageradoso excesivamente duros.5 Además de injustificado, estome resulta incomprensible. La lucha con Maurín noempezó ayer. Toda su política durante la revolución fuenacionalista-provinciana, pequeño burguesa y esen-cialmente reaccionaria. Lo afirmé públicamente másde una vez desde el inicio de la revolución. El propioNin, con las vacilaciones que le son características, loreconoció. El programa de la revolución �socialista de-mocrática� es hijo legítimo del espíritu maurinista; esesencialmente el programa de un Blum, no de un Le-nin.

Por su parte, durante toda la revolución Nin se com-portó como un diletante pasivo que no tiene la menorintención de participar en las luchas de las masas, deganar a las masas, de dirigirlas a la revolución, etcé-tera. Se limitó a publicar articulitos hipercríticos sobrelos stalinistas, los socialistas, etcétera, y con eso sequedó contento. ¡Mercadería barata! Durante la oleadade huelgas generales en Barcelona me escribió cartassobre todos los problemas bajo el sol, pero ni una solamención sobre las huelgas generales y su papel en lasmismas. En esos años nos escribimos centenares decartas. Siempre le insistí en que no me escribiera apos-tillas literarias sobre todo y sobre nada, sino sugeren-cias prácticas para la lucha revolucionaria. Su respuestaconstante a mis preguntas concretas era: �Sobre esoescribiré en mi próxima carta�. Sin embargo, la �pró-xima carta� jamás llegó... durante años.

La gran desgracia de la sección española fue que a

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14su cabeza estaba un hombre de renombre, con unatrayectoria y una aureola de mártir del stalinismo, quela dirigió mal y la paralizó.

La magnífica Juventud Socialista abrazó la idea dela Cuarta Internacional espontáneamente. Cuando ins-tamos a que se le dedicara toda la atención, se nosrespondió con evasivas huecas. Lo que le interesaba aNin era la �independencia� de la sección española, esdecir, su pasividad, su mezquina tranquilidad política;no quería que los grandes acontecimientos perturba-ran su capcioso diletantismo. Posteriormente, la casitotalidad de la Juventud Socialista entró al campo sta-linista. Los muchachos que se autotitularon bolchevi-ques-leninistas y que lo permitieron, mejor dicho, quelo provocaron, deben ser tachados eternamente de cri-minales contra la revolución.

Cuando los propios partidarios de Nin fueron cons-cientes de su bancarrota, se produjo la unificación conel filisteo nacionalista catalán Maurín, y la ruptura derelaciones con nosotros so pretexto de que �el SI nocomprende en absoluto la situación de España�. La rea-lidad es que Nin no comprende en absoluto la políticarevolucionaria ni el marxismo.

El nuevo partido no tardó en quedar como furgón decola de Azaña. Pero calificar a esto de �pequeño acuer-do técnico electoral temporario� me parece inadmisible.El partido suscribió el más miserable de los programasfrentepopulistas de Azaña y, con ello, su sentencia demuerte para muchos años. Porque apenas traten decriticar al Frente Popular (y Maurín-Nin están tratandode hacerlo, desesperadamente), los radicales burgue-ses, los socialdemócratas y los comunistas siempreresponderán con la misma frase estereotipada: ¿Acaso

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15vosotros no participasteis en la creación del FrentePopular, ni firmasteis su programa? Y si estos caballe-ros recurren al subterfugio podrido de �fue sólo unamaniobra técnica de nuestro partido�, quedarán en ri-dículo.

Esta gente, aunque hiciera gala de una inesperadafirmeza revolucionaria (y no es así), se ha autoparaliza-do por completo. Los pequeños crímenes y traiciones,que en épocas normales pasan casi desapercibidos, tie-nen una repercusión enorme en épocas de revolución.Jamás debe olvidarse que la revolución crea condicionesacústicas especiales. En todo caso, no comprendo cómoDe Nieuwe Fakkel busca circunstancias atenuantes paralos traidores españoles, a la vez que desprecia pública-mente a nuestros amigos belgas, que con toda valen-tía combaten a la enorme maquinaria del POB y a losstalinistas, y que pueden jactarse de haber obtenidoéxitos bastante importantes.

8. En la última edición de La Batalla [periódico delPOUM] el partido de Maurín-Nin dirige un llamado anuestras secciones sudamericanas para tratar de agru-parlas en torno al llamado �Partido de Unificación Mar-xista� sobre bases puramente nacionales. Como todaslas secciones del Buró de Londres, el partido de la con-fusión �marxista� de España trata de penetrar en lasfilas de la Cuarta Internacional, provocar escisiones,etcétera. Ahí tenéis al perrito sarnoso que nos muerdelos talones. ¿Acaso no debemos decirles a nuestras sec-ciones sudamericanas, en cuyas filas sigue habiendoparlamentarios del SAP, etcétera, cuál es la diferenciaentre nosotros y el Buró de Londres y por qué Nin rom-pe con nosotros en Europa y trata de aparecer enSudamérica como el campeón de la unificación de las

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16fuerzas revolucionarias? Debemos desenmascarar des-piadadamente esta despreciable hipocresía, caracterís-tica permanente del centrismo. Este solo hecho bastapara demostrar por qué es absolutamente necesarioque elaboremos nuestras tesis sobre el Buró de Lon-dres.

9. En la actualidad, el problema de problemas es elFrente Popular. Los centristas de izquierda tratan depresentarlo como si se tratara de una maniobra tácticao inclusive técnica, para ofrendar su mercadería a lasombra del Frente Popular. En realidad el Frente Popu-lar es el problema principal de la estrategia de claseproletaria en esta etapa. Es a la vez el mejor criteriopara trazar la diferencia entre el bolchevismo y elmenchevismo. Porque suele olvidarse que no existeejemplo histórico de Frente Popular más grande que larevolución de febrero de 1917. Desde febrero hastaoctubre, los mencheviques y los social-revolucionarios,que presentan un excelente paralelo con los �comunis-tas� y socialdemócratas, mantuvieron una alianza es-trechísima y una coalición permanente con el partidoburgués de los Cadetes, con quienes integraron unaserie de gobiernos de coalición. Bajo el signo de esteFrente Popular se agrupaba la masa popular en su con-junto, incluidos los soviets de obreros, campesinos ysoldados. Es cierto que los bolcheviques participaronen los soviets. Pero no le hicieron la menor concesiónal Frente Popular. Su consigna era romper el FrentePopular, destruir la alianza con los Cadetes e instaurarun auténtico gobierno obrero y campesino.

Los frentes populares de Europa son tan sólo unaimitación débil, y frecuentemente una caricatura delFrente Popular ruso de 1917, el cual, después de todo,

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17tenía razones mucho más válidas para justificar su exis-tencia, dado que seguía planteada la lucha contra elzarismo y los restos feudales. Si esos ultraizquierdistas�intransigentes� llamado Maslow y Dubois6 coqueteancon el Frente Popular, demuestran con ello que todavíano han comprendido el verdadero antagonismo estra-tégico entre el bolchevismo y el menchevismo. Exigie-ron que levantemos la consigna �el Frente Popular alpoder�, es decir, la coalición de obreros y capitalistas alpoder. Al mismo tiempo, ridiculizaron nuestra consig-na, �¡fuera la burguesía del Frente Popular!� Con cier-tas reservas, esta concepción aparece en un artículode Maslow publicado por el órgano teórico del partidoholandés. Lo lamento enormemente, porque esto nosproduce a todos una impresión muy penosa. ¿Existendiferencias entre nosotros, cuando se trata de optarentre el bolchevismo y el menchevismo? ¿Sí o no? ¡Es-pero que no! ¿Por qué, pues, se muestra esta inconce-bible tolerancia con las concepciones oportunistas deMaslow?

La posición de nuestra sección francesa respecto delas cuestiones importantes es incomparablemente máscorrecta y marxista, aunque en nuestras filas no seescatiman las críticas a la sección francesa, como seve en el trabajo de Nicolle Braun.7 Debo comentar,empero, que el documento del Comité Central francés,�¿A dónde va el gobierno de Blum?� es un trabajo ex-celente, que vale la pena traducir a todos los idiomasde la Cuarta Internacional. A mí personalmente estetrabajo me enseñó muchas cosas. Sin embargo, nues-tros camaradas franceses son tan pobres (la culpa engran medida es suya) que sólo pudieron publicarlo enun folleto mimeografiado, no impreso.

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1810. Permítaseme pasar ahora al partido holandés.

No leo holandés. Con gran dificultad descifro los titula-res y algunas oraciones; si el asunto me parece impor-tante, solicito ayuda a los camaradas. Por lo tanto nopuedo considerarme un entendido en asuntos holande-ses. No obstante, en la medida de lo posible, me man-tengo al tanto de la situación holandesa por medio dela prensa europea, sostengo correspondencia con miamigo Sneevliet (en la medida que contesta a mis car-tas, lo cual, desgraciadamente, no es lo habitual), et-cétera. Por lo tanto, lo que pueda decir del partido ho-landés es parcial y fragmentario:

a) Considero que la gran debilidad del partido ho-landés radica en su falta de programa para la acción.Hace más de un año que venimos cambiando opinio-nes con Sneevliet. Por lo que puedo juzgar, la agitacióndel partido se basa excesivamente en improvisacionespersonales, impresiones del día o de la semana y, porlo tanto, es dispersa, diluida, no concentrada. Un par-tido reformista puede aceptar fácilmente esa situación,no así un partido revolucionario como el RSAP, quesólo puede combatir con éxito y vencer a los grandespartidos mediante consignas claras y concentradas paratoda la etapa.

Hace algunos meses el partido holandés nombró unacomisión para elaborar un programa de acción. La co-misión elaboró, al menos en mi opinión, un programademasiado extenso y exhaustivo. Por mi lado propusedividirlo en dos partes: primero un programa de acciónbreve pero concreto para Holanda, y luego, con lasdemás secciones, elaborar un programa más ampliopara la Cuarta Internacional. Si mal no recuerdo, elcamarada Sneevliet coincidió con mi posición. Desgra-

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19ciadamente, creo que la comisión no elaboró un soloproyecto hasta ahora. Por lo menos, no cumplió con supromesa de enviarme una copia. Es sumamente la-mentable que, entre otras cosas, para las eleccionesque se avecinan, no nos hayamos armado oportuna-mente con un programa contundente para la acción.

b) Respecto del problema sindical no puedo coinci-dir con la política del partido fraternal holandés. Confrecuencia he expresado las razones por escrito y so-bre todo oralmente. Para el NAS, la política se basa enla ley de la inercia. No obedece a motivaciones estratégi-cas más profundas. En Holanda, como en Francia, losacontecimientos se desarrollarán por la senda de larevolución o del fascismo. En ninguno de los dos casostiene cabida el NAS. Cuando en Holanda se inicie lagran oleada de huelgas, cosa que debe considerarsemuy probable, sino segura, los sindicatos reformistascrecerán enormemente y absorberán gran cantidad deelementos nuevos, y en ese período las masas consi-derarán al NAS como una organización divisionista in-comprensible. Por consiguiente, las masas no seránreceptivas a las consignas justas del RSAP y a la direc-ción del NAS. Pero si todos los militantes del RSAP ylos mejores del NAS militaran en los sindicatos refor-mistas, durante el alza que se avecina podrían conver-tirse en el eje de cristalización del ala izquierda y pos-teriormente en la fuerza decisiva en el movimiento obre-ro. Debo decir con toda franqueza: considero que elRSAP debe desarrollar una agitación sistemática, cui-dadosamente planificada, en los sindicatos reformis-tas, único método que le permitirá no sólo conservarsu independencia (que por sí sola carece de valor his-tórico), sino también lograr la victoria, es decir, llegar

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20al poder.

Si tomamos la alternativa menos probable -que elproceso holandés, sin pasar por un ascenso revolucio-nario, entre directamente en la fase reaccionaria buro-crático-militar y luego en la fascista- llegamos, de to-das maneras, a la misma conclusión: el partido debeconsiderar que la política del NAS se convertirá en unobstáculo. Ya el primer asalto de la reacción le costó alNAS la mitad de su militancia. El segundo asalto lecostará la vida. Los estupendos obreros agrupados enél deberán buscar la forma de ingresar en los sindi-catos reformistas en forma dispersa, cada uno para sí,o bien caer en la pasividad y la indiferencia. A dife-rencia del partido, los sindicatos no pueden existir enla clandestinidad. Pero este golpe le provocará una con-moción horrible al partido, porque un partido revo-lucionario clandestino necesita un escudo de masaslegal o semilegal. Si el grueso de la militancia del RSAPtrabaja en los sindicatos reformistas, estas organiza-ciones de masas serán para el partido un refugio, unescudo y, al mismo tiempo, una tribuna. Así se manten-drá la unidad de los obreros del NAS. Todo lo demásserá condicionado por el curso de los acontecimientosy por la política del partido.

c) La política del partido con respecto a la juventudno me resulta clara. Sé que la juventud holandesa esencabezada por elementos muy buenos y prometedo-res. Sin embargo, deben encontrar un campo de acti-vidad, para no permanecer y extinguirse en la existen-cia abstracta y sectaria del �aspirante a sabelotodo�.Ese campo sólo puede ser el de los sindicatos y la ju-ventud reformista. Si seguimos perdiendo el tiempo, lajuventud holandesa será víctima del stalinismo, como

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21ocurrió en España y, en buena medida, también en In-glaterra. En Bélgica, a pesar de la lentitud y de la po-lítica indecisa y vacilante, en la juventud se lograronciertos éxitos contra Godefroid. En Estados Unidos,gracias a la política correcta de nuestros correligiona-rios norteamericanos, la juventud socialista, que noes, por cierto, una organización poderosa, recibió unabuena dosis de vacuna antistalinista y ha tomado labuena senda. ¡Sería desastroso que nuestra juventudholandesa no comprendiera que debe empeñar todassus fuerzas en la juventud reformista inmediatamen-te!

Sé, queridos camaradas, que muchas de estas ob-servaciones chocan fuertemente con las posiciones deciertos círculos dirigentes del RSAP. De ninguna ma-nera me arrogo el derecho (lo que sería inconcebible),ni tampoco se lo concedo a la conferencia internacio-nal próxima a celebrarse, de alterar súbitamente la posi-ción del RSAP respecto de estos problemas fundamen-tales. Como en todas las secciones, el cambio necesariosólo puede madurar desde adentro. Las Otras seccio-nes sólo pueden ayudar mediante la crítica seria. No esotro el objetivo de esta carta. Lo que se necesita ahoraes una discusión franca con los amigos holandeses parafomentar la comprensión recíproca. Por ejemplo, noplanteo propuestas ante la conferencia concretas so-bre la cuestión sindical holandesa y no aconsejaría quese adopten resoluciones obligatorias. Es indispensableque fijemos nuestra línea general sindical con claridad.Traté de hacerlo en un par de líneas en el proyectosobre la situación franco-belga. Quizás se presententesis sindicales por separado. Sea como fuere, sería unerror plantearle un ultimátum organizativo al partido

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22holandés en este terreno. Fijamos nuestra posicióngeneral sindical de la manera más unánime e inequí-voca posible y la sometemos por escrito. Discutimoslas perspectivas francamente con los camaradas ho-landeses. Pero respetamos la situación particular deHolanda y dejamos a los camaradas holandeses la ta-rea de elaborar los métodos necesarios para la cues-tión sindical. Esta es mi propuesta formal a la confe-rencia.

11. Para terminar, quiero responder a la cuestión demi carta a Schachtman: ¿cómo y por qué la escribí? Lainiciativa para celebrar una conferencia llegó de Bernael 11 de abril. La correspondencia se desarrolló a lolargo del mes de abril y se fijó la convocatoria parajunio. Por lo tanto, nadie puede decir que actuamos�precipitadamente�. Creo que la huelga de pescadoresno empezó en abril, ni siquiera en mayo. En todo caso,hay huelgas y movilizaciones de masas en todos lospaíses y si esperáramos a que se restableciera la cal-ma en todas partes jamás podríamos realizar laconferencia. En todas partes existen dificultades eco-nómicas y personales. Las grandes secciones coinci-dieron en que era necesario convocarla. Sólo la secciónholandesa respondió con evasivas. En ese sentido, nose refirió tanto a la huelga de pescadores como a lapolítica -para ella- errónea de la sección norteamerica-na, las deficiencias del SI, las debilidades de la secciónfrancesa, etcétera, etcétera. En el preciso instante enque trabajábamos con mayor entusiasmo para prepa-rar la conferencia, elaborar las tesis, etcétera, DeNieuwe Fakkel publicó un artículo deplorable sobre lasección belga; asimismo, el informe sobre la persecu-ción a la sección francesa estaba escrito de manera tal

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23que parecía querer denigrar la importancia de esa sec-ción. Recibí una carta donde el camarada Sneevliet, ennombre del Comité Central holandés, me censurabapor mi artículo contra Maurín-Nin.

El Comité Central holandés no nos dio una respues-ta concreta sobre la cuestión de su participación en laconferencia, sino que nos propuso participar �dentrode un par de meses� en una conferencia del Buró deLondres. Cualquiera que piense en términos políticosreconocerá que estos hechos son motivo suficiente depreocupación. El asunto permaneció en el aire durantevarias semanas y no pudimos enviar a los amigos nor-teamericanos el telegrama prometido, anunciando lafecha. Por último, no esperaron el telegrama y vinierona Europa por propia iniciativa. Esto les creó, por asídecirlo, una fuerza mayor a los organizadores de laconferencia. Después de todo, no podíamos permitirque los camaradas norteamericanos volvieran a su casacon las manos vacías. Apenas llegó el camarada Erik[Muste], le envié un telegrama a Sneevliet. Pasaroncuarenta y ocho horas sin respuesta. Entonces le enviéun telegrama todavía más apremiante. Recibí la pro-mesa de que me respondería por carta. Comuniqué miinquietud y aprensión al camarada Erik en tono suma-mente moderado y reservado, y le pedí que les solici-tara encarecidamente a los camaradas holandeses queparticiparan en la conferencia.

El camarada Erik debió abandonarnos antes de quepudiera celebrarse la preconferencia. Después de supartida, el camarada Shachtman me envió una cartadesde Amsterdam diciendo, en síntesis, que despuésde la llegada de los norteamericanos, los camaradasholandeses todavía no estaban en condiciones de re-

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24solver si participaban en la conferencia, que proponíanrealizar una reunión personal conmigo en la segundaquincena de agosto y que su participación en una even-tual conferencia a reunirse en el otoño dependería máso menos de los resultados de la conversación. Na-turalmente, hubiera sido mejor esperar el informe delas conversaciones con el camarada Erik. Es lo primeroque pensé. Pero luego me dije: si el camarada Erikrecibe la misma respuesta que Shachtman, despuésde recibir el informe no habrá forma de salvar la causade la conferencia. Tuve que pensarlo.

Considerando la situación actual, sobre todo la deFrancia, y la llegada de los norteamericanos, opino quela actitud de los camaradas holandeses no responde ala huelga de pescadores, ni a la falta de fondos, sino arazones políticas mucho más profundas: muchos ca-maradas holandeses de dirección creen que puedenservir a la Cuarta Internacional manteniendo el contactocon el Buró de Londres, es decir colaborando con él, nocombatiéndolo despiadadamente. En cambio, paramuchos camaradas, mantener el contacto con el Buróde Londres significa nada menos que romper con laCuarta Internacional. Me parecía necesario que los ca-maradas holandeses conocieran esta diferencia profun-da antes de tomar su decisión definitiva.

El sentido de mi carta era: si a pesar de las expe-riencias adquiridas consideráis importante sentaros ala mesa con el SAP, el ILP, etcétera, al menos deberíassentaros a conferenciar con nosotros antes de tomaruna decisión que -para nosotros- es tan importante ydecisiva. Esperemos que, después de todo, podamosllegar a una decisión unánime. Pero si no concurrís a lapreconferencia, ni a la propia conferencia, y seguís

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25desarrollando vuestros vínculos con el Buró de Lon-dres, para nosotros las consecuencias de ese procederno pueden ser otras que vuestra separación inexorable-mente de nosotros.

Consideré que en estos momentos críticos corres-pondía expresar franca y descarnadamente mi opiniónacerca de las posibles consecuencias de la no partici-pación de los amigos holandeses en la conferencia. Asílo hice en la carta a Shachtman y le envié una copia aSneevliet. Y me dije: si los camaradas holandeses hanresuelto buscar un camino hacia la nueva internacionaldistinto del nuestro, mi carta no ofenderá a nadie. Perosi su forma de actuar se debe a que no le concedensuficiente importancia a la cuestión (lo que para mí esun síntoma peligroso) mi carta les hará comprenderque, para nosotros, la cuestión tiene una importanciafundamental. Los camaradas holandeses se referirán ala carta con expresiones fuertes; pero no determinaránsus posiciones con base en razones de formalismo, sinosobre la base de la esencia profunda de la situación.Además me dije: afortunadamente Erik sigue enAmsterdam. Con seguridad hará todo lo posible porneutralizar los efectos psicológicos negativos de micarta. Pero su intervención resultará tanto más positi-va, cuanto mayor sea la claridad, franqueza y brutali-dad con que se plantee la cuestión.

Por lo tanto, yo, solamente yo, soy el único respon-sable de la carta. Estoy dispuesto a que se me censurepor ella, quienquiera que lo haga, y a asumir las cul-pas. Evidentemente, no fue mi intención �insultar� anadie. No se trata de acusaciones morales, sino de unainquietud provocada por el choque de líneas contra-rias. Si alguien encuentra un �insulto� en mi carta, es-

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26toy dispuesto a eliminar la expresión que suscitó esaidea y a pedir disculpas, porque en verdad no se tratade problemas de cortesía, sino de la revolución france-sa y de la Cuarta Internacional.

Estas son, queridos camaradas, mis explicaciones.Lamento mucho no poder concurrir a Ginebra, porqueestoy seguro de que la discusión personal permitiríaeliminar todo elemento de discordia entre nosotros. Peroaunque yo no esté presente, la conferencia seguramenteaventará todos los malentendidos acumulados y crea-rá mejores condiciones para nuestra colaboración en elfuturo.

En este espíritu les tiendo mi mano fraternalmentedeseándoles el mejor de los éxitos.

Vuestro,

Crux [León Trotsky]

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Entrevista sobre problemas británicos8

verano de 1936

Pregunta: ¿El Grupo Marxista debe oponerse O acep-tar la afiliación del PC al Partido Laborista?

Respuesta: La pregunta es absolutamente pedantey carece por completo de significado en vista de que elpropio grupo es pequeño, débil y no tiene perspectivasclaras. Pero sea cual fuere la posición del grupo, esesencial prestar apoyo crítico a la afiliación del PC pordos razones: 1) si negamos el apoyo nos opondremosa las aspiraciones unitarias de las masas; 2) los erro-res del PC y su inevitable alianza con la burocracia delPartido Laborista nos brindará la oportunidad de ganara sus mejores elementos. Pero eso sólo ocurrirá si no-sotros mismos entramos al Partido Laborista. Todo elproblema gira alrededor de la frase subrayada. Igno-rando eso, toda especulación es metafísica y no tienenada que ver con el marxismo.

P: ¿Quién, cree usted, tiene razón -Cooper o Matlow-con respecto a las perspectivas del grupo?9

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28R: Opino que Matlow tiene razón en un cien por cien-

to. Dada la situación internacional, Inglaterra se desa-rrollará paralelamente al resto de Europa. Eso suscita-rá una oleada de huelgas en un futuro próximo, queserá el último clavo del ataúd del ILP. El ILP no es unaorganización de masas, sino de propaganda, y dadoque no es una propaganda revolucionaria sino centris-ta, un ascenso de la clase obrera terminará por liqui-dar al moribundo. Considero que la posición rígida yformalista del periódico de Cooper no tiene nada quever con el marxismo. Demuestra una falta total de com-prensión de la lucha de clases. La idea de permaneceren el ILP durante un período más para ganar a los ele-mentos vacilantes, mientras el PC penetra rápidamen-te en las organizaciones de masas, es ridícula. Sóloganaremos a los elementos vacilantes del ILP entran-do al Partido Laborista y realizando un trabajo eficazen su seno. Los vacilantes del ILP lo repudiarán enforma inevitable a medida que prosiga su desintegra-ción y, al buscar una nueva orientación, se acercaránineludiblemente a nosotros en el Partido Laborista sisabemos aplicar una línea correcta ahora mismo. Elargumento de que se pueden ganar algunos elemen-tos vacilantes del ILP es formal, dado que por cada unoque ganamos en el ILP, podríamos ganar a cientos enel Partido Laborista. El argumento de que podríamosquedarnos con el aparato del ILP es, en el mejor de loscasos, hipotético, y para lograrlo deberíamos librar unalucha de varios años, considerando la fuerza de la bu-rocracia. No disponemos de una eternidad. Somos de-masiado generosos con nuestro tiempo, que es muyvalioso; no somos tan ricos como para venderlo a se-mejante precio. La experiencia de las secciones belga

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29y francesa demuestra taxativamente que en las organi-zaciones reformistas de masas se abren posibilidadesinmensas. Si no aceptamos esa perspectiva no podre-mos desempeñar un papel revolucionario importanteen la historia de Gran Bretaña.

P: Puesto que hemos perdido la oportunidad creadapor el plebiscito,10 ¿qué debemos plantear para rompercon el ILP?

R: Es esencial elegir un problema político que re-sulte comprensible para las amplias masas trabajado-ras. Pelearnos por la existencia de grupos legales en elILP sería absolutamente inútil. Desde aquí sólo puedoofrecer algunas sugerencias. Una posibilidad podría serla de obligar al ILP a pronunciarse sobre las tesis denuestra conferencia reciente, sobre todo la tesis delascenso revolucionario, publicada en el periódico fran-cés. Otra posibilidad mejor sería la de la afiliación delILP al Partido Laborista. Debemos plantearlo inmedia-tamente y con toda energía.

P: ¿Debe plantear el grupo alguna condición paraque el ILP entre al Partido Laborista?

R: La cortesía caballeresca no tiene cabida en políti-ca. Dado que la burocracia del ILP ilegalizó a nuestrogrupo y suprimió nuestro periódico, sería ridículo quelucháramos para obtenerle privilegios al ILP. Nuestrodeber es entrar al Partido Laborista, con o sin el ILP, loantes posible. Desde aquí no puedo determinar el pro-blema o el momento preciso para la ruptura.

Si recordamos que el tiempo es oro y el asunto ur-gente, difícilmente nos equivocaremos. En todo caso,la sugerencia de esperar a la próxima conferencia anualdel ILP en abril me resulta incomprensible. La situa-ción europea se desarrolla tan rápidamente que la his-

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30toria no esperará la conferencia del ILP.

P: ¿Cómo entraremos al Partido Laborista y cómotrabajaremos en él?

R: Dada la debilidad del Grupo Marxista posiblementedebamos entrar como individuos y dedicar uno, dos otres meses a explorar las posibilidades. Lo importantees entrar. Una vez adentro, las oportunidades aparece-rán rápidamente. Se comprende que, no importa cómoentremos, tendremos desde el comienzo una fracciónsecreta. Lo demás dependerá de nuestros avances enel Partido Laborista. Es importante que al comienzo noquedemos expuestos a los ataques de la burocracialaborista, que nos expulsaran sin dejarnos ganar fuer-zas. Nuestro primer ataque debe dirigirse contra la in-consecuencia de los centristas, no contra la burocra-cia. Nuevamente, eso dependerá de lo que encontre-mos al entrar. Es evidente que no podremos plantearde entrada el problema de la Cuarta Internacional. Lahistoria nos brindará la oportunidad de plantearlo. Lacuestión de la Cuarta Internacional no es en la actuali-dad un problema candente para las masas británicas.Si adoptamos una posición revolucionaria respecto delos problemas que preocupan a las masas hoy, podre-mos acercarnos inexorablemente a la cuestión de laCuarta Internacional. Debemos cuidarnos a toda costade caer en el sectarismo o en el oportunismo: debe-mos tener el dedo puesto constantemente sobre el pulsode las masas. Conviene recordar que a medida que sedesarrolla el proceso político, el trabajo revolucionariose volverá cada vez más peligroso, y estaremos muchomejor protegidos dentro de las amplias masas del Par-tido Laborista, que en el cadáver aislado y putrefactodel ILP, si es que para entonces queda siquiera un ca-

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31dáver. Indudablemente, corresponde que queden al-gunos camaradas capaces dentro del ILP para hacertrabajo fraccional. En cuanto al Grupo Marxista, cuan-do entremos al Partido Laborista quizás surja rápida-mente una situación tal que obligue a uno o dos denuestros mejores oradores a exponer nuestra posiciónrevolucionaria, invitando, así a que se los expulse, dadoque todo movimiento necesita mártires. Esos camara-das expulsados encontrarán buenas oportunidades detrabajo, por ejemplo, en el Club Lenin.11

P: ¿Cree usted que la idea del Club Lenin, tal comola desarrolló el grupo del ILP, será útil para nuestrotrabajo en el Partido Laborista?

R: Eso también dependerá de la situación concretaque encontremos en el Partido Laborista, pero desdeaquí parecería que puede cumplir una función útil. Peropara que sirva de algo debemos controlarlo demo-cráticamente, con representantes de todos los bolche-viques-leninistas, no sólo del grupo del ILP. Cualquierotra cosa sería sectarismo puro.

P: ¿El periódico propuesto por James debe ser unórgano independiente de los trotskistas reconocidosdentro de las organizaciones políticas como el PartidoLaborista, o el órgano del Club Lenin sin afiliación par-tidaria?12

R: Es difícil responder a esa pregunta, porque evi-dentemente depende de la situación objetiva. En todocaso, primero debemos hacer esfuerzos para unirnosal grupo Groves-Dewar y utilizar Red Flag.13 El camara-da Collins me dio a entender que nuestros intentos deacercarnos a Groves-Dewar fueron rechazados. Aun-que eso fuera cierto, una vez que entremos al PartidoLaborista los partidarios de Groves-Dewar comprende-

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32rán que estamos con ellos en un cien por ciento, y sisus dirigentes siguen rechazándonos pasarán a nues-tro grupo. Si no conseguimos a Red Flag como órganode nuestra tendencia, entonces deberemos resolver quénos conviene más: un órgano independiente del ClubLenin, o un periódico de nuestro grupo en el PartidoLaborista. No se trata de un problema de primera mag-nitud, considerando que los stalinistas denunciaríannuestro vínculo con el periódico del Club Lenin. Pode-mos anticipar sin temor a equivocarnos que losstalinistas no tardarán en hacerlo. Así como la burocra-cia laborista es la policía del capitalismo en el seno dela clase obrera, los dirigentes stalinistas serán la poli-cía de la burocracia laborista. Esta identificación de lasburocracias laborista y stalinista nos brindará una granoportunidad para ganar a la base del PC. Toda la cues-tión del periódico y del Club Lenin es formal e irreal sipermanecemos fuera del Partido Laborista y aisladosde las masas.

P: ¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia los Comitésde Paz?14

R: El problema del Comité de Paz se asemeja encierta forma al del Frente Popular. Por ejemplo, en Fran-cia decimos a los obreros que el Frente Popular es unaequivocación. Mientras los obreros lo apoyan, les deci-mos que estamos dispuestos a colaborar lealmente conlas organizaciones obreras, el PC y el PS, pero nos ne-gamos a tener algo que ver con los miembros burgue-ses del Frente Popular. Nuestra consigna es �¡Abajo losministros radicales!�, no �¡Abajo el Frente Popular!�,porque no tenemos nada con qué reemplazarlo por elmomento. Asimismo, no podemos volver la espalda alos Consejos de Paz y decir �¡Abajo los Consejos de

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33Paz!� porque todavía no existe un partido revoluciona-rio que proporcione a las masas una dirección clarasobre asuntos de guerra y paz. Sin embargo, la analo-gía presenta una diferencia fundamental. En el primercaso se trata del poder estatal en una situación revolu-cionaria. En el otro se trata de utilizar los comités exis-tentes, mientras los apoyen las organizaciones obrerasde masas. Por lo tanto, corresponde tener represen-tantes en los Consejos de Paz y, al comienzo, dirigirnuestro ataque contra los participantes burgueses(¿contra cuáles? depende de cómo reaccionen los obre-ros ante nuestra propaganda).

Se entiende, desde luego, que la primera tarea delos revolucionarios en una organización de masas con-siste en exigir que la misma sea controlada democráti-camente por los obreros. Esa agitación será la primeraoportunidad de atacar las invitaciones privadas de losburócratas del PC a los llamados burgueses progre-sistas. Al atacar a los principales pacifistas burguesesy posteriormente a todos los elementos burgueses, cho-caremos inevitablemente con la política de colabora-ción de clases de los burócratas del PC y del laborismo.Entonces podemos decirles a los obreros: �Tenemosnuestras diferencias con los camaradas Morrison, Pollitty Lansbury, pero estamos perfectamente dispuestos acolaborar lealmente con ellos. Sin embargo, ellos quie-ren expulsarnos porque nos negamos a trabajar conlos enemigos declarados de nuestra clase.� Así los bu-rócratas laboristas y del PC serán los responsables dela colaboración de clases ante los obreros. Utilizadacorrectamente, esta situación desacreditará no sólo alos burócratas, sino también a la concepción misma delos Consejos de Paz. Pero primero es necesario entrar.

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34P: ¿Cuál es la mejor manera de tratar el problema

colonial, cuestión fundamental que hasta el momentoprácticamente hemos ignorado?

R: Es esencial estudiar los cuatro primeros congre-sos de la Comintern. Además, las tesis generales de laCuarta Internacional sobre el problema colonial servi-rán para indicar la línea general, pero su aplicaciónconcreta será determinada por la situación particular.

P: ¿En esta etapa se puede hablar de llevar una exis-tencia independiente fuera de las organizaciones demasas?

El hecho de que Lenin haya roto sin temor conPlejanov en 1905 y permanecido con un pequeño gru-po aislado no tiene nada que ver, porque Lenin permane-ció en la Socialdemocracia hasta 1912 y en 1920 instóal PC británico a afiliarse al Partido Laborista. Si bien elpartido revolucionario debe mantener su independen-cia en todo momento, un grupo revolucionario de unpar de centenares de camaradas no es un partido re-volucionario. La manera más eficaz de realzar su tra-bajo es en oposición a los social-patriotas dentro de lasorganizaciones de masas. En vista de la gravedad cre-ciente de la situación internacional, es esencial tra-bajar dentro de las organizaciones de masas mientrasexista la posibilidad de hacer un trabajo revolucionarioen su seno. Semejante interpretación sectaria, estérily formalista del marxismo [negarse a militar en lasorganizaciones de masas con el fin de oponerse a lossocial-patriotas, en aras de la independencia organiza-tiva] sería una deshonra para un niño inteligente dediez años.15

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Queremos conocer los hechos16

15 de agosto de 1936

En el momento de redactar esta declaración no ten-go al alcance el texto original del sensacional informede Tass. Sólo lo conozco de segunda mano. Pero susrasgos principales, tal como me los han trasmitido,bastan para tachar a este informe de una de las másgrandes falsificaciones de la historia de la política.

La agencia Tass habla de una conspiración del lla-mado grupo Trotsky-Zinoviev. Cada vez que se la criti-ca, la burocracia gobernante habla de una conspira-ción. Supongo que la crítica se extiende a círculos cadavez más amplios en la Unión Soviética. La constata-ción de este fenómeno me llena de alegría. Es muyposible que los muchos y muy variados elementos querepresentan este sentimiento crítico se hayan referidoa mi nombre, es decir, a mis ideas y escritos. Pero eldespacho de Tass habla también de un complot terro-rista contra los dirigentes del régimen, conspiracióndirigida desde Noruega por mí.

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36Declaro por la presente que en esta afirmación no

hay una pizca de verdad. Cualquiera que conozca lahistoria política reciente sabe que la noticia difundidapor Tass contradice totalmente mis ideas y toda miactividad, que en la actualidad consiste únicamente enescribir.

Como todos los marxistas rusos he sido, desde miingreso al movimiento revolucionario en 1897, adver-sario intransigente del terrorismo individual, métodode lucha que en última instancia sólo sirve a los inte-reses del absolutismo y el bonapartismo.

Declaro enfáticamente que desde mi llegada a No-ruega no he mantenido el menor vínculo con la UniónSoviética ni he recibido una sola carta desde la UniónSoviética; tampoco he escrito una sola carta a la UniónSoviética, sea directamente o por intermedio de terce-ros.

Toda mi actividad en relación con la Unión Soviéticase ha limitado a la redacción de artículos publicadospor la prensa mundial y un libro que aparecerá en va-rios países próximamente. Mi esposa y yo ni siquierahemos podido escribirle una sola línea a nuestro hijo,que realiza trabajos científicos en la URSS y no tiene lamenor actividad política.17

Considerando que soy un apátrida que en la actua-lidad goza del derecho de asilo en Noruega, creo que lamejor manera de constatar si es verdad que dirijo unaconspiración terrorista desde Noruega es que el gobiernonombre una comisión para estudiar las acusacionesmencionadas en los documentos. Estoy dispuesto acomparecer ante dicha comisión para rendir cuentasde mis actividades en Noruega, día por día y hora porhora. Creo también que se podría completar la medida

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37formando una comisión internacional imparcial, inte-grada por las organizaciones obreras del mundo enteroo, mejor aún, por sus dirigentes internacionales, paraestudiar los cargos formulados en la Unión Soviética.Esta comisión podría rendir un informe público de suinvestigación. Afirmo que dicho informe pondría al des-nudo toda la falsedad de los cargos. Estoy dispuesto aaceptar cualquier otro método de investigación que lepermita a la opinión pública comprender los motivosde las acusaciones formuladas contra los otros y con-tra mí. En este terreno no tengo nada que temer ninada que ocultar. Sólo me interesa mostrar la verdad.

León Trotsky

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Carta abierta al jefe de policía de Oslo18

19 de agosto 1936

Señor:Sin esperar más tiempo a que se me entregue la

copia de mi testimonio, según se me había prometi-do,19 tengo el honor: 1) de enviarle una copia del Nationcon el artículo mío que dio lugar a que un determinadosector lanzara acusaciones en mi contra;20 2) de agre-gar a mi testimonio la siguiente declaración.

En ciertos sectores se dice que yo violé los acuerdosque había aceptado libremente. Debo rechazar estaacusación maliciosa con la mayor energía.

Las condiciones que se me propusieron y que yoacepté sólo pueden significar lo siguiente: por un lado,me abstengo de realizar actividades políticas en Noruegay, por el otro, me abstengo de obrar en forma secreta,ilegal y conspirativa contra otros estados que manten-gan relaciones amistosas con Noruega. Pero estas con-diciones no significaban ni significan mi renuncia a laactividad literaria pública en el terreno económico, so-

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39cial y político. La actividad literaria es mi profesión, yen mis artículos y libros sólo puedo expresar mis pro-pias posiciones. Jamás oculté mis posiciones ante na-die. No empecé a escribir artículos para los órganosmás importantes de la prensa mundial y para ciertaspublicaciones (la mayoría de las cuales adhieren ac-tualmente a la Cuarta Internacional) desde mi llegadaa Noruega, sino desde principios de 1929, es decir,desde el día que llegué a Turquía en calidad de exilia-do. Vengo desarrollando esta actividad literaria desdehace casi ocho años, en Prinkipo, en Francia y última-mente en Noruega, y jamás he encontrado objeciónalguna. No podía ni puedo suponer por un solo instan-te que las condiciones que firmé constituyan una me-dida excepcional para mi caso. Lo propio puedo decirde las visitas �sospechosas�. No puedo alterar el hechode que muchas personas que conocen mi pasado quie-ran verme; algunas, movidas por la curiosidad superfi-cial; otras, para conocer mis posiciones respecto deproblemas que consideran importantes, y ni qué ha-blar de los periodistas, editores, etcétera. La sola ideade que se me prohiba recibir visitas es inconcebible. Siasí fuera, mi estadía en Noruega no sería una aplica-ción del derecho democrático de asilo, sino un encarcela-miento liso y llano.

Los �acusadores� fascistas pueden atribuirle esasintenciones al gobierno de Noruega, pero no tienen nadaque ver con mi concepción del derecho de asilo.

En el Arbeiderbladet del 15 de agosto encuentro lasiguiente declaración del ministro de relaciones exte-riores: �Pero, por supuesto que comprendíamos cla-ramente que él (Trotsky) proseguiría con su actividadliteraria y escribiría artículos periodísticos sobre los

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40sucesos en el resto del mundo. Para el gobierno eso nopodía considerarse actividad política.�

Considerando esta declaración tan clara, provenien-te de una fuente autorizada, permítame subrayar elsiguiente hecho: pocos meses después de mi arribo, laeditorial Tiden Norsk publicó mi autobiografía. Ayer, alvolver a Weksal, recibí una carta de la misma editorial,proponiendo la publicación de mi biografía de Lenin.En estos libros formulo las mismas ideas que en misartículos recientes para la prensa internacional. Losdistinguidos �acusadores� podrían encontrar en mis li-bros -por ejemplo en mi autobiografía- cientos de citaspara demostrar que soy marxista y revolucionario. Peroestas revelaciones y noticias no alteran en absoluto elhecho de que no he participado en la vida política deNoruega y que mi actividad de autor es absolutamentepública.

Las acusaciones lanzadas hace pocos días por laagencia Tass de Moscú son un asunto completamentedistinto. Si en las mismas hubiera siquiera un granitode verdad, significaría naturalmente que habría come-tido una violación criminal de las condiciones del dere-cho de asilo. Pero se trata de un problema aparte. Enlos próximos días comunicaré a la opinión pública to-dos los documentos aclaratorios que tengo a mi dispo-sición y espero demostrar que si hubo un crimen, no locometí yo contra el gobierno soviético, sino la GPU ysus mentores contra mí. Al respecto me limitaré a afir-mar, sintéticamente, que el juicio que hoy se inicia enMoscú no es nuevo, sino una nueva versión corregida yaumentada del juicio de enero de 1935 [por el asesi-nato de Kirov]. En ese momento se mencionó mi nom-bre indirectamente. La provocación del cónsul letón,

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41agente a sueldo de la GPU, que supuestamente habíafinanciado el atentado terrorista y le había pedido alasesino que me entregara una carta, fue desenmasca-rada con tanta claridad que se abandonó esa parte dela amalgama judicial y Medved, jefe de la GPU deLeningrado, que tan mal había realizado la misión en-comendada, fue sentenciado a tres años de prisión. LaGPU tardó casi dos años en corregir los errores, encon-trar nuevos �testigos�, falsificar nuevas caras y obte-ner nuevas �confesiones� de los sentenciados. Parece-ría que el trabajo ha avanzado a un punto tal que se lopuede presentar en público. Es posible que la nuevapresentación parezca más impresionante que la pri-mera para un observador superficial. Si la burocraciase esfuerza tanto, eso se debe a mi actividad literaria,que encuentra eco en la población rusa, como se des-prende de la lectura de los periódicos soviéticos. Peroninguna persona con conocimientos sobre política puedecreer que organizo atentados terroristas contra los di-rigentes soviéticos o que colaboro con la Gestapo.

En síntesis, quiero presentar la siguiente conclusión:no necesito refutar la acusación de un cierto sector dela prensa noruega, de que colaboré en la redacción delprograma agrario del NAP, participé en asambleas delNAP, etcétera. El ministro de justicia ha dicho pública-mente que las posiciones de Trotsky no coinciden conlas del Partido Laborista noruego. Me solidarizo con estaafirmación y considero que basta para refutar esta ab-surda acusación. En cuanto a lo demás, algunos meacusan de dirigir el movimiento revolucionario en Fran-cia, España, Bélgica, Grecia, etcétera, junto con Stalin,y otros me acusan de colaborar con la Gestapo en lapreparación de atentados terroristas contra los líderes

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42soviéticos. Ciertos periódicos me acusan de ambas co-sas en la misma página. Pero se refutan mutuamente.Las dos son falsas y no puedo escatimar los términos:se trata de un engaño consciente.

Suyo,

León Trotsky

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Peor que los casos de Dreyfus y elReichstag21

19 de agosto de 1936

En el terreno de la venganza política, el juicio supe-ra de lejos al de Dreyfus y al del incendio del Reichstag.

El juicio es un fraude de cabo a rabo. Las confesio-nes fueron obtenidas por la GPU, que le permite al acu-sado elegir entre una confesión prefabricada, que leacarreará una pena menor, y la muerte.

Si estuviera en Rusia podría refutar las acusacionesfácilmente. Pero tengo copias de todas las cartas quehe enviado en los últimos siete años y, si me dan tiem-po, demostraré que el juicio de Moscú es un acto devenganza política montado por provocadores.

Convertiré a los acusadores en acusados.

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¿Quién es V.Olberg?22

20 de agosto de 1936

Según la acusación, V. Olberg declaró que entró a laUnión Soviética, cumpliendo órdenes de Trotsky, pararealizar actividad contrarrevolucionaria, específicamentepara asesinar a Stalin. Una persona que acepte unamisión tan especial no sólo debe conocer a Trotsky,sino que inclusive debe gozar de toda su confianza (siaceptamos por un momento la hipótesis de que Trots-ky busca gente para cometer atentados terroristas).¡Sin embargo, el testimonio del propio Olberg revelaque jamas conoció a Trotsky! Y no porque no lo quisie-ra.

Por una feliz casualidad encontré en mis archivosdos cartas que tienen que ver con Olberg; y entoncesrecordé un incidente que en su momento fue absoluta-mente insignificante, pero que ahora adquiere la ma-yor importancia política.

A principios de 1930 yo buscaba un secretario quesupiera ruso. Mis amigos alemanes Franz Pfemfert (co-

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45nocido editor de izquierda) y su esposa (traductora demi autobiografía) recibieron una carta del ciudadanoletón V. Olberg, que se proponía venir a Prinkipo paratrabajar conmigo como secretario.23 Los Pfemfert invi-taron a Olberg a su casa para descubrir de qué clase depersona se trataba. El 1° de abril de 1930 recibí unacarta de Franz Pfemfert: �Olberg produce una pésimaimpresión, es un sujeto que no merece la menor con-fianza.� La carta explica que Olberg, ex stalinista, afir-maba haber cambiado de posición del día a la nochepara hacerse partidario de la Oposición, y que inmedia-tamente había hecho una serie de preguntas muy in-discretas sobre la Oposición Rusa, sobre Trotsky y suforma de vida, etcétera. �No debemos subestimar a lacamarilla stalinista -continúa Pfemfert-. Hará cualquiercosa con tal de infiltrar espías en nuestras filas... Esposible que Olberg sea un simple periodista, no unagente directo de Stalin. Pero es... un individuo histé-rico, arrogante, sin tacto... No debe admitir a Olbergen su hogar porque en veinticuatro horas se convertiráen una carga insoportable. Posible: más aun, es segu-ro. Aprovechará la visita para sus �escritos�... si no parasus informes a la GPU.�

El 2 de abril de 1930 la señora Pfemfert me escri-bió: �Cuando supimos que existía la posibilidad de queOlberg le visitara, quedamos horrorizados.� La cartacaracteriza a Olberg como un tipo degenerado y co-rrompido.

Ante semejantes �recomendaciones� ya ni cabíahablar de contratarlo como secretario. No supe nadamás sobre él. Ahora el hombre afirma -mejor dicho,sus maestros le obligan a afirmar- que yo lo envié a laUnión Soviética para asesinar a Stalin.

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46Repito: no conocí a Olberg y él no se atreve a decir

lo contrario. Sólo sé de él lo que dicen las dos cartasarriba citadas, enviadas por amigos que merecen miplena confianza. El hecho de que la GPU no pueda en-contrar mejores testigos en mi contra arroja una granluz sobre el juicio. No me cabe duda de que los demástestigos son de la misma calaña. Espero demostrarloen un par de días.

Posdata. El señor Franz Pfemfert reside en el exilioen Carlsbad, Checoslovaquia, donde trabaja como fo-tógrafo. Seguramente confirmará lo dicho.

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Terror individual y terror de masas24

20 de agosto de 1936

A los bolcheviques rusos se nos ha reprochado fre-cuentemente nuestro terror. No me parece oportunoexplayarme una vez más sobre los detalles del proble-ma. Baste recordar que la fase de terror de la Revolu-ción Rusa sólo se inició cuando las potencias de la En-tente organizaron insurrecciones contra el poder sovié-tico con dinero y armas, de la misma manera en queHitler y Mussolini prepararon y apoyan la rebelión deFranco en la actualidad. En este sentido, el �terror�revolucionario no es sino el empleo de la fuerza arma-da contra la fuerza armada de los opresores y explota-dores. Mucho después de la experiencia de la Gran Revo-lución Francesa, Napoleón comprendió que no puedehaber una gran conmoción social sin guerra civil y, porconsiguiente, sin terror de masas. Pero no se puedeprovocar una revolución a voluntad. Estalla -como dijouna vez Engels- como un cataclismo natural en la his-toria humana. Y en la sala de parto no se pueden dis-

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48cutir las ventajas y desventajas de los dolores de par-to. El partido revolucionario trata de aliviar los doloresde parto de la revolución, y reducir al mínimo el consi-guiente derramamiento de sangre. Si en España hu-biera existido un partido revolucionario, la victoria po-pular estaría asegurada y, además, los sacrificios se-rían mucho menores. Desde el punto de vista históri-co, negar el terror es lo mismo que negar la historia.

Sin embargo, se suele utilizar el término �terror�para referirse al asesinato político individual, que esalgo completamente distinto. En la historia de Rusia elterror individual desempeñó un papel importante comoarma política de un estrecho sector de la intelectuali-dad en lucha contra el zarismo. La tendencia marxistasurgió en la lucha frontal contra el método terroristaindividual. No es casual que los marxistas trataran debasarse en la evolución social, es decir en el movi-miento que estaba naciendo, mientras que los intelec-tuales, aislados de las masas, trataban de provocarartificialmente �su� propia revolución, bajo su propiaautoridad, arrojando bombas.

Mi tránsito de la inmadurez a la madurez políticatranscurrió en una atmósfera de lucha contra las ilusio-nes aventuristas y terroristas. Entre 1897 y 1908 pu-bliqué numerosos artículos y pronuncié muchos dis-cursos contra el terrorismo individual y por la lucha dela clase revolucionaria. En 1911, cuando aparecierontendencias terroristas en el proletariado vienés, Fríe-drich Adler, actual secretario de la Segunda Internacio-nal, me pidió que escribiera un artículo sobre el terro-rismo, para publicarlo en su periódico Der Kampf ennoviembre de 1911.25 Este artículo, al que reivindicohasta el día de hoy, opone la lucha de clases organiza-

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49da al aventurerismo terrorista. El argumento principalse puede sintetizar de la siguiente manera: el terroris-mo individual es ilícito sobre todo porque las masaspierden conciencia de su propia importancia, aceptansu impotencia y ponen su atención y esperas en el granvengador y libertador.

Quiso la ironía de la historia que Friedrich Adler, queen 1911 había declarado su aprobación a mi artículo,cinco años después, durante la guerra cometiera unatentado terrorista contra el primer ministro austríacoStuergkh.26 A pesar de que simpatizaba con FriedichAdler, comparé su acto individualista, fruto de la des-esperación, con el método de Liebknecht, que durantela guerra salió a una plaza pública de Berlín a repartirun manifiesto contra la guerra. Nuestro método es elde Liebknecht, no el de Friedrich Adler.

Con ese mismo criterio, no veo razón alguna paramodificar mi posición sobre el terrorismo individual. Sien la lucha contra el zarismo criticamos el asesinato detal o cual ministro, o general, o del propio zar (y noporque simpatizáramos con ellos, por cierto) y nos pro-nunciamos por la insurrección de masas contra elzarismo, ninguna persona seria nos creerá capaces derecomendar o emplear hoy ese método contra la buro-cracia soviética. La burocracia soviética, que podría lla-marse la aristocracia soviética, es ciertamente el ma-yor peligro social para el desarrollo del país. Pero sólola puede remplazar la vanguardia consciente de la cla-se obrera a través de una lucha política de masas. Kirov,asesinado por el joven burócrata Nikolaev, fueremplazado inmediatamente por el burócrata Jdanov.Hay cientos y miles de aspirantes, siempre dispuestosa ocupar el lugar vacante. En todos los casos la prensa

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50de Moscú habla de la preparación de un atentado con-tra Stalin. Pero Stalin no es más que el primus interpares(primero entre sus iguales). Los caballeros dirigentesse creen hacedores de la Historia y benefactoresirremplazables de la Humanidad. En realidad, Stalin noes más que el representante de la casta dominante. Sufuerza le da fuerza; su inteligencia le da inteligencia(mejor dicho, su astucia le da astucia). Poco cambiaríacon la eliminación de Stalin. Si las masas permanecenpasivas y atomizadas, Molotov u otro cumplirá las mis-mas funciones y con el mismo éxito.

El burócrata individual teme al terrorismo. La buro-cracia como casta aprovecha todo atentado terrorista.La URSS nos brinda el ejemplo más claro y horrible. Apartir del asesinato de Kirov, la camarilla dominantefusiló a cientos de personas y envió a decenas de milesa la cárcel, el exilio o los campos de concentración. Lalucha contra el terrorismo le sirve a la burocracia comopretexto para ahogar todo intento de oposición, todopensamiento crítico en el país y sobre todo en el propiopartido gobernante. En estas condiciones, el empleodel terrorismo sería un suicidio político y físico en suforma más flagrante. Si los que están en el poder enMoscú me atribuyen semejantes métodos, eso sólodemuestra cuanto ha disminuido el nivel político en laUnión Soviética. Esta falsificación tan insólitamenteburda refleja en primer lugar al estrato dominante. Poreso es importante comprobar con qué tenacidad laburocracia revive el asesinato de Kirov. Esto demues-tra por un lado que los intentos de asesinato, al menoscontra las figuras más encumbradas, son raras excep-ciones; pero demuestra al mismo tiempo que la buro-cracia necesita esos atentados para justificar y refor-

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51zar su propia autoridad. Esto explica el extraño hechode que, después de un año y medio, se realice unanueva �versión� aumentada del mismo juicio, cosa queni siquiera Hitler se atrevió a hacer con el juicio por elincendio del Reichstag.

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Un revolucionario, no un terrorista27

21 de agosto de 1936

Ahora están en juego las vidas de muchas personasque viven en la URSS y mi honor como hombre queparticipa en asuntos políticos. Tengo mis opiniones ysiempre las he defendido. Tengo las mismas posicio-nes que antes. Soy un revolucionario, no un terrorista.Cuando Friedrich Adler asesinó al primer ministro aus-tríaco Stuergkh en 1916, declaré que mi política no erala de Adler, sino la de Karl Liebknecht. Karl Liebknechtsalió a las calles de Berlin a distribuir un manifiestocontra la guerra.

Si hubiera querido ocultar mis posiciones no hubie-ra salido al exilio por tercera vez. Pero soy un revolu-cionario. Si pudiera ir hoy a España, lo haría. Combati-ría por la revolución contra los rebeldes fascistas -lodigo abierta y francamente- pero no puedo ir a Españay es absurdo afirmar que tengo participación en lossucesos de allí.

En lo que diré a continuación la cronología es impor-

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53tante. Por eso pido que se preste mucha atención a lasucesión de acontecimientos. La GPU tiene mucho ta-lento, pero no conoce el arte de la cronología científi-ca. Expulsado de la URSS, llegué a Turquía en febrerode 1929. El 4 de marzo terminé un artículo que apare-ció en la revista rusa Biulleten Oppozitsii, publicada enParís en julio de 1929: �A Stalin sólo le queda un solorecurso: tratar de trazar una línea de sangre entre elpartido oficial y la Oposición. Le es imperioso implicara la Oposición en crímenes terroristas, preparación dela insurrección armada, etcétera. Pero ése es precisa-mente el camino que la dirección de la Oposición le hacerrado... De ahí el plan de Stalin... exiliar a [direcciónde la] Oposición� (en esta época se preparaba la ex-pulsión de numerosas personas) �y así tener las ma-nos libres para atacar criminalmente a las bases juve-niles de la Oposición, cuyos nombres son todavía des-conocidos para las masas, principalmente en el ex-tranjero... Es por eso que, tras el exilio de los dirigen-tes de la Oposición, debemos tener la plena seguridadde que la camarilla de Stalin tratará, de alguna mane-ra, de provocar a tal o cual supuesto grupo de oposi-ción para arrastrarlo a alguna aventura, y en caso deque fracase... fabricar y atribuir a la Oposición algún�acto terrorista� o �complot militar�.� [�¿Qué objetivo in-mediato persigue el exilio de Trotsky?�, en Escritos1929]28

Cualquier individuo, sea del partido que sea, reco-nocerá la gran importancia de esta cita. Quien sepaleer ruso comprobará en el Biulleten -donde desde hacesiete años y medio aparecen mis artículos- que siem-pre he sido adversario del terror individual, y que enesa época ya vaticiné lo que sucedería.

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54El primer ataque fue el asesinato de Kirov en di-

ciembre de 1934. Kirov era un administrador capaz; suimportancia política, en mi opinión, era nula. Despuésdel asesinato el gobierno dio dos explicaciones. Prime-ro culparon del asesinato a un grupo de terroristas blan-cos que operarían desde Polonia, Rumania y otros paí-ses lindantes con la Unión Soviética. Repentinamente,el 17 de diciembre, se anunció que Nikolaev, el asesi-no, era miembro de la Oposición leningradense. QuizásNikolaev haya sido miembro de la Oposición le-ningradense, pero eso fue en 1926, no en 1934. Elcapítulo de la Oposición de Leningrado se cerró en 1926.

Dos semanas más tarde implicaron a Zinoviev y loacusaron, junto con sus partidarios, de asesino. En 1926Zinoviev colaboraba conmigo dentro del partido y se leconsideraba militante de la Oposición. En 1928, anteel fortalecimiento de la burocracia, Zinoviev capituló.Entre 1929 y 1934 la Oposición tachó a Zinoviev y aKamenev de traidores: el Biulleten Oppozitsii lo señalócon la claridad necesaria.

Cuando supe que se los había involucrado en el ata-que, dije que habría sucedido algo fuera de lo común.No sabía que habían vuelto a la Oposición. Ni por uninstante dudé de que no tendrían nada que ver con elasesinato. Comparecieron ante el tribunal en enero de1935 y hasta entonces mi nombre no había aparecidoen relación con el caso. Eso sólo apareció en la acusa-ción.

Mirad. Aquí están mis libros. Algunos están leve-mente chamuscados. Eso se debe a un incendio quetuvimos en Constantinopla. Estos libros son el resulta-do de cuarenta años de actividad literaria y en todosellos comprobaréis que siempre he sido adversario del

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55terror individual, tanto en la Unión Soviética como enel resto del mundo.

En 1935 me mencionaron pero no me acusaron. Sedijo que Nikolaev había declarado mantener relacio-nes, antes del atentado con el cónsul de un país ex-tranjero. El cónsul le dio cinco mil rublos para que rea-lizara el atentado. A cambio de ello Nikolaev debía pres-tarle un servicio al cónsul: conseguirle una carta deTrotsky.

Caballeros, eso es lo único que se dijo sobre mí enla acusación. ¡Pero el juez se olvidó de preguntarle aNikolaev sobre la carta!

Cuando se mencionó al cónsul, los demás cónsulesprotestaron y exigieron que se diera a conocer el nom-bre del miserable colega. Tras larga demora se supoque su nombre era Skujeneck y su país Letonia29. Se leexigió al gobierno soviético que enviara �una nota di-plomática a Letonia, pero éste respondió: �No, el cón-sul huyó y se encuentra a salvo en Finlandia.� No cabeduda de que en ese momento actuó como un particular,no como cónsul. Muchas veces pregunté:

�¿Por qué no lo arrestaron? ¿Por qué no lo arrastranante el tribunal? No será porque es agente de la GPU?�

En mi opinión, el atentado contra Kirov fue montadopara aplastar a la Oposición, aunque no tenían inten-ciones de matar a Kirov; el ataque debía imponerse aúltimo momento. Cuando la cosa salió mal, el jefe dela GPU leningradense, Medved, debió rendir cuentas.¡Fue el tercer juicio relacionado con el atentado.

Acusaron a Medved y a otros funcionarios de la GPUde tener conocimiento del atentado y de no haber he-cho nada por impedirlo. Medved confesó y se le sen-tenció a tres años de cárcel.

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56Conozco a Medved. Políticamente no es un hombre

independiente: el propio Stalin dirigió el asunto paragolpear a la Oposición. Todavía no sé si Nikolaev eraagente de la GPU. El hecho de que tuviera acceso a laoficina de Kirov -que ocupaba un cargo elevado y notodos tenían acceso a su persona- parece demostrarlo.Sea como fuere, Medved consiguió a Nikolaev a travésde sus agentes de la GPU. Nikolaev era un joven buró-crata desesperado. No conozco los factores sicológicosque lo impulsaron a cometer el asesinato.

Pero comenzó la persecución a la Oposición. No meequivoqué al vaticinar que éste sería el giro de los acon-tecimientos. El juicio actual es una reedición del deenero de 1935. Ese fue un ensayo general. Este es elestreno.

Este asunto se viene preparando desde hace un añoy medio. Ahora, caballeros, además del cerebro del aten-tado, soy el hombre de la Gestapo. Y mi nombre sólofue mencionado al pasar en la acusación de 1935.

¿Estoy ligado a la Gestapo? ¿Y con un aliado tanpoderoso lo único que pude lograr es el asesinato deKirov?

Hoy comparecen nuevos testigos. Es la primera vezque escucho muchos de estos nombres No conozco aesta gente. Y no se habla más del cónsul desaparecido.Los testigos fueron hallados en el transcurso del año ymedio pasado. Si ahora estuviera en la URSS, sería mifin. Sin embargo, estoy en el extranjero y citaré a cien-tos de testigos para demostrar que no tuve nada quever con el asesinato de Kirov.

P: Se dice que usted se reunió con Berman-Yurin enCopenhague y Oslo para planificar el asesinato deKirov.30

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57R: Viajé de Constantinopla a Copenhague para pro-

nunciar una conferencia a pedido de una organizaciónestudiantil. Durante mi estadía en Copenhague vinie-ron a visitarme unas cuarenta personas. Las recuerdoa todas, y no había entre ellas nadie que se llamaraBerman -a menos que en esa época tuviera otro nom-bre-, ni ningún ciudadano soviético. Hablé con un li-tuano que sabía ruso.

He encontrado entre mis papeles una serie de he-chos esclarecedores. En 1930 un individuo llamadoOlberg quiso ser mi secretario. En una carta fechada el1° de abril de 1930, Franz Pfemfert, a la sazón directorde Die Aktion, me advirtió en los términos más inequí-vocos que Olberg resultaba un tipo sospechoso, proba-blemente fuera agente de la GPU. Cuando Olberg fun-damentó la acusación, presenté un artículo a la prensa[�¿Quién es V. Olberg?�]. Es absurdo acusarme de en-comendarle misiones terroristas a un hombre a quienno conozco y del cual un buen amigo tenía tan malaopinión.

Durante mi estadía en Noruega no recibí a ningúnvisitante de la URSS. Tampoco me he comunicado conla URSS directa ni indirectamente. Hasta hace dos añosmi esposa se mantenía en contacto con nuestro hijo.En esa época era profesor en la Escuela Superior Téc-nica. Hoy desconozco su paradero. Supimos por ca-sualidad que se encuentra exiliado en Siberia. Jamástuvo nada que ver con la política, pero es hijo de Trots-ky y basta. Las cartas que recibíamos hasta hace vein-te meses eran, como las de mi esposa, breves saludos.Ella ha tratado de averiguar su paradero a través de unbanco de Oslo, pero las autoridades soviéticas siempreresponden �dirección desconocida�.

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58En cambio, nuestro otro hijo ha participado en la

vida política. En 1928 nos siguió a Asia por propia vo-luntad y luego a Turquía. Acaba de terminar sus estu-dios en la Sorbona.

En un despacho enviado por Moscú, referente al pro-ceso, se habla de una carta que envié a Smirnov porintermedio de mi hijo31. Allí pedí tres cosas: 1) el ase-sinato de Stalin y Voroshilov; 2) la organización decélulas en el ejército; 3) en caso de guerra, que seaprovechen todos los errores para tomar el poder. ¡Lacarta tiene apenas cinco líneas! Cinco líneas para estastres tareas. Es un exceso de síntesis.

Todo no es sino una falsificación grosera, una men-tira; una mentira infame en mi contra. Pero en la URSSno existe la posibilidad de elevar la voz para criticar. Lacrítica está ahogada y las acusaciones absurdas nosuscitan protestas por el momento. Caballeros, aquítengo la oportunidad de criticar, ¡y critico!

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Edición en miniatura de la acusación deMoscú32

21 de agosto de 1936

A los editores de ArbeiderbladetL�Humanité, órgano parisino de la política de Stalin,

informa en su edición del 19 de agosto que el gobiernonoruego está investigando a Trotsky. El artículo lleva elsiguiente titulo increíble: �Reunión de agentes fascistascon Trotsky�. La nota dice textualmente: �La investiga-ción se centrará en una supuesta visita que realizaronlos miembros de una organización fascista a la casa deTrotsky.�

Por lo tanto -según la prensa stalinista- mi injeren-cia en los asuntos noruegos consiste en mantener vín-culos políticos activos con los fascistas. Los stalinistasfranceses no están en el poder. Por eso no pueden ha-cerme un juicio. Pero el método es el mismo: la brevenota de l�Humanité es sólo una edición en miniatura dela acusación de Moscú.

León Trotsky

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Un episodio esclarecedor33

22 de agosto de 1936

A los editores del Social-Demokraten de CopenhagueEstimados editores:En la edición del 20 de agosto del periódico de Oslo

Dagbladet se publican extractos de un artículo vuestrosobre los juicios de Moscú. Allí se hace referencia aldiscurso que pronuncié durante mi breve estada enCopenhague [noviembre de 1932]. Considero que esteartículo o, al menos, el extracto que leí, posee granimportancia. Cuando en los periódicos noruegos leí lasprimeras noticias de TASS sobre los juicios de Moscú,dije más o menos lo siguiente a la familia del editorKnudsen (Partido Laborista Noruego):

No conozco a Berman-Iurin, quien parece ser unode los testigos principales de cargo en mi contra. Pro-bablemente es un agente provocador de la GPU. Sinembargo, el hombre eligió muy mal la fecha y el lugardonde supuestamente se encontró con migo. Porqueestaba en Copenhague, en casa de mi amigo Boeggild

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61-quien posteriormente murió- cuando se me informóque Zinoviev había muerto. Posteriormente se supo queel informe era falso.34 En ese momento, en presenciade varios amigos, tracé una breve semblanza deZinoviev, donde dije que entre 1923 y 1926 fue unenconado adversario mío y de mis amigos, desde 1926hasta 1928 se acercó a nuestras posiciones y desde1928 hasta su (supuesta) muerte fue nuevamente ene-migo nuestro. Agregué que, a pesar de eso, éramos losúnicos capacitados para defender su memoria ante lascalumnias de la prensa stalinista. Ese mismo día, o aldía siguiente, repetí las mismas reflexiones ante uncírculo más grande de amigos.

Aunque vuestro corresponsal sólo supo del asuntopor vía indirecta, es decir, por boca del fallecido Boeggild,lo repite con absoluta fidelidad. La conclusión que sacade este episodio el autor del artículo, a quien no conoz-co, destruye el testimonio de Berman-Iurin. En noviem-bre de 1932 no podía encomendarle una misión políti-ca confidencial a Zinoviev, aunque estuviera vivo, dadoque lo consideraba un adversario político, ni menos auna un Zinoviev a quien, en el momento de mi brevevisita a Copenhague, creía recién muerto. Tambiénpuedo agregar que todos los amigos que estaban pre-sentes en mis dos breves panegíricos sobre Zinoviev,están vivos -excepto Boeggild- y todos están dispues-tos a presentar sus testimonios.

Puedo asegurar a vuestros lectores y a la opiniónpública en general que los demás testimonios y confe-siones no descansan sobre bases más sólidas.

Espero demostrarlo en un futuro cercano sobre labase de documentos y con ayuda de testimonios vo-luntarios -no forzados-, para hacer pedazos la despre-

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62ciable amalgama de la GPU hasta sus últimos detalles.

Agradeciéndoles desde ya la publicación de esta car-ta, les saluda muy respetuosamente,

León Trotsky

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Declaración sobre el juicio35

23 de agosto de 1936

Las confesionesLas �confesiones� de Zinoviev, Kamenev, etcétera -

políticos conocidos en el mundo entero- constituyen,por su contenido y su tono, una confirmación groserade mi primera declaración del 19 de agosto, acerca deque los acusados serán los verdaderos acusadores. Enel primer proceso judicial, el 15 de enero de 1935, seacusó a Zinoviev y Kamenev de responsables moralesdel asesinato de Kirov; en ese momento aceptaronúnicamente la responsabilidad moral por el asesinato.Ahora se les acusa de haber organizado directamenteese atentado terrorista y preparado otros; con la mis-ma buena voluntad forzada se confiesan culpables. Peroninguno de los dos ha dicho una sola palabra acerca desi mantenía relaciones concretas con el asesino Nikolaevy, de ser así, de qué manera, a través de qué interme-diarios, en qué momento y lugar y con quién se reali-zaron las reuniones, etcétera. Por su parte, el fiscal se

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64cuidó de importunar a los acusados y testigos con esaclase de preguntas.

Las declaraciones de Zinoviev, Kamenev y los de-más se asemejan a los artículos editoriales de Pravda eIzvestia, y agreguemos de paso que se acusa a losjefes de redacción de complicidad en los atentadosterroristas (Bujarin, Radek).36 Es fácil comprender laconveniencia de las autoacusaciones, conscientemen-te falsas, que fundamentalmente están dirigidas con-tra un tercero, es decir, el autor de estas líneas. Noobstante, no debe olvidarse que estas confesiones -que son pura forma sin contenido concreto-, en bocade estos infelices acusados, son una forma de decirleal público: todo esto es mentira y falsificación.

Las circunstancias de mi permanencia en CopenhagueAparte de Bermam-Iurin, a quien no conozco, Fritz

David, a quien tampoco conozco, afirma que se reunióconmigo en Copenhague y que yo le di instruccionespara cometer atentados terroristas.37 Estos testigosdemuestran en sus declaraciones que no tienen lamenor idea de lo que sucedió durante mi estadía enCopenhague. Vine directamente de Prinkipo a Copen-hague acompañado por cuatro jóvenes amigos. Dadoque era la primera vez que visitaba Europa Occidentalen dieciséis años, algunos amigos de Alemania, Holan-da, Bélgica, Francia, Noruega y otros países vinieroninmediatamente a verme; fueron no menos de treintao cuarenta personas, sin contar a mis anfitriones dina-marqueses y a muchos periodistas, fotógrafos, cineas-tas, etcétera. Los jóvenes, equivocadamente o no, te-mían por mi seguridad. Cualquiera que quisiera llegara mi oficina debía atravesar una antesala donde siem-

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65pre había cuatro, cinco, seis amigos, o más. Por consi-guiente, nadie hubiera podido verme sin darse a cono-cer a varios amigos que actualmente residen en Euro-pa Occidental. Cualquier tribunal ordinario tiene la opor-tunidad de recabar su testimonio para verificar las afir-maciones de los dos agentes de la GPU que su-puestamente recibieron mis órdenes terroristas enCopenhague, y convencerse de que las mismas sontotalmente absurdas.

Mi hijo León SedovTodos los terroristas que habrían recibido órdenes

mías mencionan a mi hijo León Sedov, a la sazón estu-diante en Berlín; actualmente reside en París, dondeacaba de finalizar sus estudios en la Sorbona. De estasdeclaraciones, cuidadosamente retocadas por la agen-cia Tass, surge claramente que los �terroristas� fueronelegidos por mi hijo, y sólo dos de ellos entraron encontacto conmigo en Copenhague. De ahí surge la con-clusión absurda de que yo insté a personas que noconocía a realizar atentados terroristas, por interme-dio de un joven estudiante. La única explicación queencuentro para tales patrañas es que a los agentesprovocadores de la GPU lógicamente les resultaríamucho más fácil acercarse a un estudiante de las uni-versidades de Berlín o de París, hablar con él o, por lomenos, vigilarlo, que hacérmelo a mí. Además, de pasotratan de comprometer al joven ante las autoridadesfrancesas. Cualquiera que sea capaz de pensar políti-camente se formará un juicio al respecto.

La GestapoLa insolente acusación de que mantengo vínculos

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66con la Gestapo es tan estúpida y vulgar que no vale lapena refutarla.

Un juicio independienteEstas notas fueron escritas apresuradamente. En

estos momentos estoy preparando un estudio del ma-terial desde el punto de vista jurídico y político. Mien-tras tanto, estoy dispuesto a responder cualquier pre-gunta que la prensa mundial quiera formularme. En miopinión, lo mejor sería poner en práctica la propuestadel periódico conservador Morgenbladet (21 de Agos-to) lo antes posible: que un tribunal noruego indepen-diente verifique las acusaciones formuladas por lasautoridades soviéticas.

Naturalmente, estoy dispuesto a comparecer anteun tribunal dinamarqués para rendir cuentas de misactividades en tierra dinamarquesa. Un proceso abier-to y libre tendría importancia histórica, no para mi per-sona, sino para el juicio.

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El suicidio de Tomski38

23 de agosto de 1936

Se diría que el suicidio de Tomski es un eslabón ló-gico en la cadena de los juicios de Moscú. Tomski erauna de las personalidades más fuertes de la Unión So-viética, el hombre más grande que surgió del proleta-riado ruso en treinta años. En la época de Lenin fuemiembro del Buró Político y secretario de la poderosafederación sindical panrusa. En los años de desgracia ypersecución fue director de la editorial del estado.

En los periódicos de ayer se dice que Bujarin y Rikov,quienes habían formado una alianza política con Tomski,debieron comparecer ante Iagoda, jefe de la GPU, pararesponder a un interrogatorio. Se dice que el resultadono fue satisfactorio. Eso significa que, sobre la base delas �revelaciones�, lagoda solicitó a los dirigentes de laex Oposición de Derecha que confesaran sus supues-tos vínculos con los terroristas. Tomski, como hombre,es totalmente distinto de Zinoviev y Kamenev; poseefuerte voluntad, amor propio y orgullo. Cuando lagoda

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68le exigió que participara en la repugnante farsa políti-ca, respondió con el suicidio, y ese suicidio es la prue-ba incontrovertible de la falsía de la acusación y deljuicio en su conjunto.

Se recordará que el Buró Político del Partido Bolche-vique estaba integrado por Lenin, Trotsky, Zinoviev,Kamenev, Rikov, Tomsky y Stalin. Lenin ha muerto.Sobre cinco de los restantes pende la acusación de te-rrorismo y de conspiración contra el estado soviéticoque ellos mismos construyeron. El objetivo político deljuicio es el exterminio total del viejo Partido Bolchevi-que, de sus tradiciones y de su programa. El suicidiode Tomski cierra una etapa histórica y abre una nueva.

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Algunos hechos para el comité dePraga39

23 de agosto de 1936

1. Fui privado de la ciudadanía soviética el 20 defebrero de 1932, por decreto del Comité Ejecutivo Cen-tral de la URSS. Respondí en una �Carta abierta alpresidium del CEC�. Esta carta (fechada el 1° de marzode 1932) apareció por primera vez en ruso en elBiulleten Oppozitssii de marzo de 1932, publicado enBerlín. La �Carta Abierta� dice: �Es hora, por fin, deseguir el último e insistente consejo de Lenin: ¡remo-ver a Stalin!� [véase �Sobre la privación de la ciudada-nía soviética� en Escritos 1932].

Esta carta -publicada oportunamente en todos losidiomas del mundo civilizado- fue calificada en el juicio[actual] como �documento secreto� e interpretada comouna directiva para asesinar a Stalin. ¡Increíble, perocierto!

2. De los dieciséis fusilados conocía a todos menosOlberg, Berman-Iurin, Fritz David, M. Lurie y N. Lurie.40

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70Al igual que muchos marxistas jóvenes y viejos, des-

conocidos para mí, e inclusive muchos no marxistas detodos los continentes, Olberg me escribió desde Berlínen 1930 (de enero a julio). Siempre respondo a lascartas que se me envían, por insignificantes que sean.(Hago una excepción en el caso de los dementes, loscoleccionistas de autógrafos y las personas devotas quese preocupan por mi alma.)

Acabo de encontrar las cartas que me envió Olbergy las copias de mis respuestas. Se refieren casi exclusi-vamente al Partido Comunista Alemán, al peligro hitle-rista, a la Oposición de Izquierda, etcétera. (Puedo poneresta correspondencia a disposición de cualquier tribu-nal en cualquier momento.)41

Los originales de las amables cartas del señorPfemfert y su esposa (1° y 2 de abril de 1930) estánen mi poder.

Desde esa época había olvidado completamente aOlberg, ni siquiera recordaba su nombre. Recientemen-te, al iniciarse el juicio de Moscú, un joven amigo queordenaba mis viejos papeles me dijo que había encon-trado el nombre. Así fue como encontré las cartas men-cionadas más arriba.

Jamás escuché hablar de Berman-Iurin, David y losLurie antes del juicio, y ni que hablar de conocerlospersonalmente. En cuanto a las supuestas visitas querecibí en Copenhague, es esencial escribir sobre esoen detalle, porque todo el episodio de Copenhague (¡elmás importante!) fue una idea muy desafortunada quese les ocurrió a los falsificadores de la GPU: puedo re-futar hasta el último detalle.

En cuanto a Dreitser, al principio no recordaba sunombre.42 Pero mi esposa recordó que, en efecto, ha-

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71bía una persona de ese nombre entre los oficiales quecustodiaron voluntariamente mi vivienda privada du-rante algunas semanas cuando me fui del Kremlin en1927. En 1928, Dreitser �Capituló� y publicó una de-claración sumamente hostil en mi contra. A partir deentonces desapareció completamente de mi vista e in-clusive de mi memoria. Jamás le escribí una sola líneadesde el extranjero, ni mantuve la menor relación conél.

3. De más está decir que mi hijo está dispuesto acomparecer como testigo ante un tribunal. Su testimo-nio potencial reviste gran importancia. Baste decir quemi hijo jamás estuvo en Copenhague. Se puede de-mostrar irrefutablemente que en noviembre de 1932,cuando mi esposa y yo estábamos en Copenhague (¡du-rante nueve días!) él estaba en Berlín.

4. De los fusilados conocía bien o bastante bien alos siguientes: Zinoviev, Kamenev, Ievdokimov, Bakaev(todos �zinovievistas�), Smirnov, Ter-Vaganian,Mrachkovski (ex �trotskistas �que capitularon en 1928-29 y se pronunciaron públicamente en contra mío).43

5. A Reingold (�zinovievista�) lo conocía menos. APikel y a Goltsman los vi un par de veces.44 Pilkel fue�zinovievista� por un breve periodo. Nadie confiaba enél. Yo no mantenía relaciones con él. Goltsman no es-taba en la Oposición. Si mal no recuerdo, era �simpati-zante�, cosa muy común en esa época entre los fun-cionarios estatales de baja o mediana categoría. Lo vidos o tres veces en mi vida. Es posible y aun probableque haya venido a nuestra casa en enero de 1928,junto con centenares de funcionarios soviéticos �libe-rales�, a despedirse de mi esposa y de mí antes denuestra deportación al Asía Central.

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72Desde entonces, jamás volví a verlo ni mantuve co-

rrespondencia con él. De su estadía en Berlín no puedodecir nada.

En esos años (1930-33) -los años de la �colectiviza-ción�- había muchos funcionarios soviéticos descon-tentos que, estando en el extranjero, expresaban libre-mente sus críticas... por lo menos entre las cuatro pa-redes de una habitación. Mis correligionarios de diver-sos países europeos solían reunir y enviarme esas�declaraciones críticas�. Yo utilizaba este material parauna serie de artículos en el Biulleten ruso, etcétera. Mihijo me envió esa clase de noticias varias veces desdeBerlín: todas aparecen en el Biulleten ruso. Poseen elmayor interés para cualquiera que quiera conocer mipensamiento político, así como el de mi hijo y el de susvisitantes casuales de la URSS. ¿Mi hijo mencionó elnombre de Goltsman? No recuerdo, mi esposa tampo-co. Es posible que mi hijo no me diera a conocer susfuentes de información, dado que mi correspondenciano está segura y los �críticos� de la URSS corren gran-des riesgos. Sea como fuere, el nombre no me hubieradicho nada.

6. Recuerdo bastante bien que mi hijo se topó ines-peradamente con Smirnov en una calle de Berlín.Smirnov estuvo muy cerca mío, mucho más que cual-quiera de los demás acusados, hasta 1929. Era un hom-bre honesto, sincero, muy adicto a nuestras ideas, peroera un poco frívolo y carecía de un criterio político in-dependiente. Necesitaba a alguien en quien confiar.Después de mi expulsión hizo su mea culpa (atacándo-me con mucha dureza) y yo declaré a la prensa que loconsideraba políticamente muerto. En los años de co-lectivización pasó, con muchos otros, a una semiopo-

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73sición. Fue en esa situación cuando se topó con mihijo. Le contó varias cosas sobre los amigos de la Opo-sición, las tendencias en la URSS, las contradiccionesen el seno de la burocracia, etcétera. (Véanse los deta-lles en el Biulleten ruso.) Es una mentira torpe y ab-surda acusar a mi hijo, que en esa época tenía veinti-cuatro años, de darle �directivas terroristas� a estehombre viejo y quebrado.

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Stalin no es todo45

23 de agosto de 1936

Ya me estaba alegrando por poder continuar tran-quilamente con mi trabajo para la biografía de Lenin.Ahora tengo que dedicarme a responder a calumniasrepugnantes y acusaciones falsas. No hay nada quehacer. El viejo Guillermo Liebknecht solía decir: �El quese dedique a la política debe tener una pacienciafranciscana.�

Uno podría preguntarse, y con razón, ¿qué razonestuvo Stalin para iniciar este sucio asunto que tantoperjudica a todo el movimiento obrero? Razones muyvariadas y, en cierta medida, contradictorias:

1. Trató de utilizar el asesinato de Kirov para matarpolíticamente a la Oposición. Pero no le resultó tan fá-cil como creía. Por lo que a mí respecta, el asunto delcónsul letón terminó en un lamentable fracaso. En cuan-to a Zinoviev, Kamenev y los demás, ninguna personaseria y honesta creyó que tuvieran algo que ver con elasesino. Hasta en la Unión Soviética se decía que todo

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75era un plan infame de la GPU. Para respaldar el primerjuicio Stalin se vio obligado a iniciar otro, mejor prepa-rado.

2. La Comintern existe y, a pesar de su viraje opor-tunista y chovinista, la opinión pública burguesa la con-sidera responsable del movimiento revolucionario ensu conjunto. Se suele describir a la Cuarta Internacio-nal como rama de la Tercera Internacional. Stalin seempeñó en demostrar -recuérdese su entrevista conLaval- que la Comintern ya no es un instrumento re-volucionario. Pero no le resultaba tan fácil hacerse creer.Para mejorar su crédito con la burguesía francesa lepareció oportuno tomar medidas cruentas contra laOposición de Izquierda.

3. Pero tampoco podrá renunciar a la Comintern. Elllamado �trotskismo�, es decir, el desarrollo y con-tinuidad de las ideas de Marx y de Lenin, se difundecada vez más, inclusive entre las filas de la Comintern.Se han observado manifestaciones muy importantesde este fenómeno en Francia, Checoslovaquia y otrospaíses. Por eso, para Stalin, para su autoridad políticaa los ojos de los obreros, la destrucción del �trotskis-mo� es cosa de vida o muerte. ¿Destrucción con pala-bras? Ese no es su método. Tiene un aparato que lepermite hacer juicios fraudulentos... La acusación debefortalecer la autoridad de Stalin entre la burguesía aliaday simultáneamente entre los obreros revolucionarios.

Este doble juego contradictorio refleja la incoheren-cia interna de la política stalinista, como casta gober-nante nacional, por un lado, y como organización obre-ra internacional (Comintern), por el otro.

Pasando del terreno político al personal, debemosmencionar otro motivo: el deseo de venganza, que en

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76Stalin es muy pronunciado. Una noche de 1924 StalinJerjinski y Kamenev estaban tomando una botella devino (no sé si era la primera de la noche) y conversan-do sobre distintos temas. En el curso de la conversa-ción se preguntaron qué era lo que a cada uno le gus-taba más en la vida. No recuerdo las respuestas deJerjinski y de Kamenev (este último me contó la anéc-dota), pero Stalin dijo: �No hay nada mejor en la vidaque elegir la víctima, preparar bien el golpe, tomarvenganza despiadadamente e irse a dormir.�

Se recordará que en 1921 Lenin le aconsejó enérgi-camente al partido que no eligiera a Stalin para el puestode secretario general. �Este cocinero -son palabras tex-tuales de Lenin- sólo preparará platos picantes.� Entodo caso, Lenin no podía sospechar cuán picantes lle-garían a ser los platos del cocinero de marras.

Nadie olvida que el �testamento� de Lenin aconsejaal partido remover a Stalin del puesto de secretariogeneral, por su rudeza y deslealtad. Esta caracteriza-ción, planteada en una nota oficial, no expresa todo elpensamiento de Lenin. En el otoño de 1926, Krupskaiame dijo en presencia de Zinoviev y Kamenev: �Volodia(así llamaba ella a Vladimir Lenin) dijo de Stalin: �Ca-rece por completo del más elemental sentido del ho-nor�.� Y repitió: �¿Comprendéis? ¡La decencia humanamás elemental!�. Hasta ahora no he dado a conocerestas palabras por no traerle problemas a Krupskaia.Pero ahora que se desliza impotente por los canalesoficiales y no puede elevar la menor protesta contralos crímenes infames de la camarilla gobernante, con-sidero que corresponde difundir las palabras de Lenin.

Los acusados, que sirvieron también de testigos decargo, han justificado sus supuestas intenciones terro-

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77ristas contra Stalin afirmando que en la Unión Soviéti-ca todo depende de él. Esta concepción se adecua tan-to a las necesidades de la burocracia como a las de losterroristas aventureristas. El burócrata todopoderosopiensa: yo soy todo. Los terroristas dicen del burócratatodopoderoso: él es todo. Yo repito: el terrorista no essino la sombra roja del absolutismo burocrático. Lejosde mí está pensar que Stalin es todo. Ya he dicho sufi-ciente al respecto. La victoria de Stalin sobre la Oposi-ción fue un hecho social, no personal. Significa la vic-toria de una nueva casta dominante sobre el proleta-riado. Los factores decisivos de esta victoria obedecena razones económicas profundas en la URSS y a razo-nes políticas profundas en Europa Occidental. Stalinno es más que el jefe de una nueva casta dominante.Stalin, con su mediocridad bárbara e ignorante, consti-tuye la mejor expresión de los rasgos principales deeste sector dominante de advenedizos.

Sería de una estupidez lamentable creer que bastaun fusil o una bomba para detener o evitar la granreacción social y política en la URSS. Sólo el proletaria-do mundial puede abrirle al pueblo ruso la verdaderasalida. Si triunfa la revolución española, si el proleta-riado francés realmente toma el poder, si nuevos vien-tos recorren Europa, el proletariado ruso se pondrá enmovimiento y recuperará la conciencia de su gran tra-dición. Y los héroes burocráticos que se creen el centrodel mundo terminaran en el estercolero de la historia.

Si esos caballeros del Kremlin quieren acusarme deservir, por medio de mis escritos, a la futura victoriadel pueblo soviético sobre la burocracia reaccionaria,respondo: �¡Sí, soy culpable!�

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Entrevista concedida al News Chronicle46

24 de agosto de 1936

P: ¿Qué responde usted a las acusaciones categóri-cas formuladas contra usted y su hijo en el juicio deMoscú?

R: Ya expresé mis juicios preliminares acerca delcaso de Moscú en varias declaraciones. Es una de lasconspiraciones más grandes, torpes y criminales de lapolicía secreta contra la opinión pública mundial.

Hay tantos elementos en este caso -dicho sea depaso, parecería que se están preparando varios casossuplementarios - que me parece que tarde o tempranola red criminal se romperá en varios sitios y la verdadpodrá escapar.

Los suicidios de Tomski y Sokolnikov ya constituyendos desmentidas trágicas a las acusaciones.47

P: ¿Le consta a usted que Sokolnikov se suicidó?R: Espero que no sea así, pero ésa es la noticia que

difundieron en Noruega.La GPU les brindó a estos ex adversarios la posibili-

dad de calumniarse a sí mismos, es decir, suicidarsepolíticamente, o bien de que las autoridades los ajusti-

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79cien; pero prefirieron responder al colosal chantaje po-licial suicidándose.

Me parece posible que las cartas de los que fueronimpulsados a suicidarse lleguen a la luz pública.

P: ¿Sugiere usted que el gobierno soviético tienealgún motivo ulterior para llevar a cabo los juicios eneste momento?

R: Desde el punto de vista político, el caso se realizacontra la Oposición en general y contra mí en parti-cular. Revela la enorme tensión política que campea enel país, el descontento de la burocracia y los antago-nismos que existen inclusive en las más altas esferasde la misma.

El caso tendrá inevitablemente consecuencias po-líticas importantes, que podrían convertirse en luchasde masas con repercusiones violentas.

P: ¿Cree usted que el gobierno soviético considerónecesaria una purga antes de instaurar el nuevo ré-gimen?

R: La prensa capitalista del mundo duda de la sin-ceridad de las tendencias conservadoras y nacionalis-tas de la burocracia soviética.

La camarilla de Stalin utiliza este caso para tratarde demostrar que ha roto definitiva y despiadadamentecon las tradiciones revolucionarias del Partido Bolche-vique.

Pero no debe olvidarse que el Buró Político, que envida de Lenin regía los destinos de la Revolución Rusay también de la Comintern, estaba integrado por Le-nin, Trotsky, Zinoviev, Kamenev, Tomski, Rikov y Stalin,con Bujarin como suplente.

Lenin murió. ¡Los demás miembros del Buró Polí-tico, con excepción de Stalin, han sido acusados de

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80conspirar contra el estado soviético, de terrorismo, in-clusive acusados de aliados de la policía secreta ale-mana! Cualquiera que piense sobre política con dosdedos de frente no creerá en absoluto estas acusacio-nes, sino que, por el contrario, reconocerá que son sig-nos inconfundibles del gran trastorno político operadoen el país.

El nuevo estrato dirigente conservador, la aristocraciasoviética personificada en Stalin, está terminando decortar el cordón umbilical que la unía a la Revoluciónde Octubre.

P: Francamente, ¿qué opina usted de la nueva cons-titución que se promulgará próximamente en la URSS?

R: La nueva constitución significa la liquidación ofi-cial de la actividad política del pueblo. Todo el poder seestá concentrando en manos de la burocracia, que usur-pa el nombre del partido.

Se atomiza políticamente al pueblo, que recibe acambio el derecho de responder �en secreto� y de vezen cuando a la pregunta �¿A favor o en contra del Lí-der?� La Alemania de Hitler nos muestra cuál es esarespuesta.

P: He leído su declaración de que usted se limitaexclusivamente a la actividad literaria.

¿Podemos suponer que usted todavía cree en la ne-cesidad de la insurrección mundial del proletariado? Sies así, ¿será posible que se abstenga de participar enla lucha por provocarla?

R: Mis posiciones respecto de la misión histórica delproletariado no han cambiado en lo más mínimo. ¡Todolo contrario! Los acontecimientos recientes de la URSSpor un lado, de España, Francia y Bélgica por el otro,fortalecen mi convicción de que sólo la revolución so-

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81cial puede salvar a la humanidad de la catástrofe eco-nómica y cultural.

P: ¿No es de conocimiento público que existe unmovimiento llamado trotskista con amplias ratificacio-nes fuera de la URSS?

R: Usted tiene razón al afirmar que existe un movi-miento basado en mis ideas que avanza en casi todoslos países.

Sin embargo, las ideas que defiendo no son real-mente mías, sino de Marx, Engels y Lenin.

He asumido la tarea de proteger dichas ideas deldesprestigio total a manos de la burocracia soviética yde analizar los acontecimientos recientes empleandolos métodos de Marx. Los libros y artículos que he es-crito al respecto fueron y siguen siendo publicados endistintos países e idiomas.

Es más que absurdo suponer a partir de ese hechoque yo oriento o dirijo los acontecimientos revoluciona-rios de España, Grecia u otros países, desde Noruega.

P: Dénos sintéticamente su opinión acerca de la Ligade las Naciones.

R: No es necesario que los marxistas sigan �desa-creditando� a la Liga de las Naciones; ha hecho todo lonecesario para desacreditarse sola.

Que aquellos que no se atreven a enfrentar la durarealidad sigan consolándose con la idea vacua de laLiga. Pagarán esas ilusiones con enormes sacrificios.

P: ¿Qué opina de la actitud de las potencias, inclui-da Rusia, hacia la guerra civil española?

R: Es una gran mancha en la memoria de los go-biernos autotitulados democráticos, sobre todo el fran-cés, el que Hitler y Mussolini tuvieran la oportunidadde montar una contrarrevolución fascista, darle apoyo

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82militar y que luego se lavaran las manos declarándoseneutrales.

Como siempre, el gobierno soviético mantiene unaactitud conservadora, nacionalista y estrecha. Tratande justificarse diciendo, �No somos nosotros los queprovocaremos la guerra�. Le permiten a Europa volver-se fascista y luego se retiran. En definitiva deberán ir ala guerra, pero en condiciones mucho más desfavo-rables.

P: ¿Cuál es, en su opinión, el resultado más proba-ble de la guerra española?

R: A pesar de la traición de los gobiernos soviético yfrancés, confío en la victoria del pueblo español. Creoque esa victoria dará lugar a una España socialista.

P: Desde su posición de observador alejado, ¿no leparece a usted que la vida pacífica y relativamentecómoda del obrero británico, inclusive bajo el capitalis-mo, con la perspectiva de mejorar constantemente susituación con los métodos de la evolución democrática,es mejor que la alternativa de convertirlo en carne decañón de una revolución, sea comunista o fascista?

R: La pregunta de si las reformas progresivas y lasmejoras paulatinas de la suerte del pueblo son preferi-bles a la revolución es, a mi juicio, puramente académicay carente de sentido histórico.

Al pueblo no se le permite optar. Lo que ha sucedidoy está sucediendo en Europa no es casual, sino resul-tado de que el capitalismo está totalmente perimidocomo sistema económico; por otra parte, la clase do-minante no admitirá su abolición, por eso provoca con-vulsiones revolucionarias y contrarrevolucionarias.

Los argumentos humanitarios no podrán jamás conlos poderosos intereses sociales.

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En respuesta al señor Scharffenberg48

24 de agosto de 1936

La propuesta del señor Scharffenberg de que yo com-parezca ante el tribunal de Moscú -digamos de pasoque el juicio ya llegó a un final funesto- para revelar laverdad de la misma manera como Dimitrov lo hizo enel juicio del incendio del Reichstag, me parece másidealista que realista. Dimitrov no fue a Alemania paradesenmascarar la mentira. Fue arrestado en Alemania.Torgler, no Dimitrov, se entregó voluntariamente a lasautoridades. Y todos lo tacharon de cobarde, inclusiveantes de que resultara ser traidor. Lo que impresionaen Dimitrov es su valentía, no su falso testimonio. Dadoque no podía desenmascarar la conspiración nazi des-de la cárcel, sí se hizo mucho más desde el extranjero:el gobierno soviético respaldó a los acusados.

En el juicio de Moscú el gobierno soviético no per-mitió la intervención de representantes socialistas osindicales. Debían poner fin al asunto lo más rápida ytaxativamente posible. Mi �comparecencia� en el tri-

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84bunal - de ser posible - equivaldría en estas condicio-nes a entregarme atado de pies y manos a los queconspiran contra la opinión pública mundial.

¿En qué consisten mis pruebas contra la indignanteamalgama de Moscú? En que toda mi obra, mi activi-dad literaria, mi correspondencia y mis vínculos perso-nales se reflejan claramente en mis archivos; cualquierabogado, cualquier sicólogo, cualquier persona con con-ciencia política, conociendo la coherencia de mis ideas,expresadas tanto en público como en privado, tendríaque llegar, inexorablemente, a la conclusión de que unvínculo con la Gestapo, así como cualquier tipo de ac-tividad terrorista individual son incompatibles con micarácter. En toda esta época he mantenido contactocon cientos de amigos, jóvenes y viejos, de EuropaCentral y Occidental. Muchos vivieron en mi casa du-rante semanas, meses o años. Su testimonio revestiríauna importancia crucial para desenmascarar la amal-gama criminal.

¿Cree el señor Scharffenberg que en Moscú se mebrindaría la oportunidad de llamar a estos testigos ysometer mis documentos al escrutinio público? En suacuerdo con el procurador fiscal, los indefensos acusa-dos debieron renunciar al derecho de exigir un consejerolegal en el tribunal, dado que cualquier abogado de-fensor semiindependiente hubiera sido una calamidadinsuperable, tanto para los acusadores como para losautoacusadores.

¿Quién puede creer que en estas condiciones yopodría ir a Moscú a aclarar siquiera mínimamente es-tas cuestiones? Opino, en cambio, que los ministeriosde justicia de los países desde los cuales supuesta-mente instigué estos crímenes tienen la obligación de

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85hacerme comparecer antes los tribunales. No pido otracosa. El gobierno soviético posee todos los medios paradeclararme culpable de un crimen... si no teme a laopinión pública.

El señor Scharffenberg considera que el honor esmás importante que la vida. No tenía necesidad de re-cordármelo. El honor político de los afectados -inclu-yendo el mío, en la medida que alguien me considereafectado- sólo puede salvaguardarse con la verdad. Peroen estos momentos, como reconocerá cualquier perso-na políticamente consciente, no se puede ayudar a laverdad a triunfar en Moscú. Aquellos a quienes pre-ocupa que se establezca la verdad pueden ayudarme adesenmascarar el verdadero carácter de la amalgamade Moscú del principio al fin. ¡No por mí, sino por laverdad!

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Las sentencias de muerte49

24 de agosto de 1936

Las sentencias de muerte eran inevitables. El se-gundo juicio por el asesinato de Kirov a Zinoviev y alos demás fue montado porque ninguna persona conconciencia política creía en la autenticidad de las acu-saciones del primer juicio, el de enero de 1935. Porotra parte, es la única manera de avalar ante el mundola seriedad de las acusaciones en mi contra. Al renun-ciar a la defensa legal los propios acusados reconocie-ron que las sentencias de muerte eran inevitables.

Aquí hay una contradicción: los acusados confesa-ron a cambio de la promesa de que se les perdonaría lavida. Desde luego, esta contradicción no impedirá elaccionar del gobierno. Nadie puede verificar si los mis-teriosos espías de la GPU, Berman-Iurin, Olberg, Davidy compañía fueron fusilados, o si siguen ejerciendo suoficio bajo otros nombres.

Nadie sabe si los catorce condenados a muerte jun-to con el asesino Nikolaev realmente fueron fusilados,

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87porque, como se demostró en el juicio posterior al jefede policía de Leningrado, Medved, entre ellos habíaprobablemente muchos provocadores. Quizás fusilarona los provocadores para deshacerse de los cómplicescomprometedores.

Pero creo que lo más importante desde el punto devista político es la suerte que corrieron Zinoviev,Kamenev y los demás bolcheviques de la Vieja Guar-dia. En su caso, el gobierno difícilmente se consideraráatado por las promesas de la GPU. Por lo menos, noserá el único factor que tendrán en cuenta. En el noto-rio juicio a los mencheviques, hace algunos años, elcélebre escritor Sujanov y el científico Gromann leye-ron confesiones que les había dictado la GPU, con lapromesa de que serían puestos en libertad después deun breve período de encarcelamiento formal.50 Pero selos condenó a largos años de prisión sobre la base desus propias confesiones falsas. Exigieron su libertad.Sujanov se declaró en huelga de hambre y ahora sedesconoce el destino de ambos.

El gobierno tiene solamente dos opciones en rela-ción con Zinoviev, Kamenev y los demás: fusilarlos yavalar así la autenticidad de las acusaciones que pro-nunciaron en su propia contra, o bien conmutar la sen-tencia a cadena perpetua y ponerlos luego en libertad.Para su decisión, el gobierno no dejará de tener encuenta la impresión que el juicio y el veredicto causenen el mundo.

Los suicidios de Tomski y Sokolnikov, que demos-traron con ello que no estaban dispuestos a dejarsedifamar y arrastrar por el fango, deben haber causadouna profunda impresión en la Unión Soviética, inclusi-ve en los círculos dominantes y, por consiguiente, el

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88gobierno los tendrá muy en cuenta cuando tome ladecisión definitiva. En el momento de escribirse estaslíneas, las diferencias de opinión en la cúpula, inevita-bles en tales casos, quizás ya estén resueltas y ya sehaya elaborado el balance final de esta complicadaamalgama jurídica.

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Exijo un juicio ordinario51

25 de agosto de 1936

Han ejecutado a los dieciséis condenados en el jui-cio de Moscú. A sus acusadores no les quedaba otraalternativa. Si hubieran perdonado sus vidas, cualquierade ellos hubiera podido destruir la trama urdida por laGPU. Ahora los autoacusados y los agentes han sidoacallados para siempre. Sin embargo, quien esto fir-ma, y a quien han tratado de sindicar como cabecilla,está vivo. Tengo derecho a juicio. Según la acusación,dirigí las actividades terroristas desde Dinamarca, Fran-cia y Noruega. Los crímenes que se me imputan confi-guran delitos en estos países, y por lo tanto tengo de-recho a un juicio. También tengo el deber de demos-trar que se ha cometido uno de los crímenes más gran-des de la historia y, con ello, de vengarlo.

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Carta a Trygve Lie52

26 de agosto de 1936

Señor:Siempre he tratado de observar las condiciones esti-

puladas para mi estada en Noruega, tal como las en-tiendo, en la letra y en el espíritu. Sin embargo, ahoraresulta que el jefe de la Oficina Central de Pasaportesha interpretado dichas estipulaciones de manera bas-tante diferente, y tengo entendido que usted, señorministro, comparte esa interpretación. Dado que tengoel profundo deseo de seguir gozando, junto con mi es-posa, de la aceptación de las instituciones noruegas,estaría dispuesto a aceptar una interpretación de lascondiciones distinta a la que se me dio a entender a millegada a Noruega, si pudiera conciliar dicha interpre-tación con mi dignidad de ser humano y escritor. Sólopuedo suscribir lo que comprendo claramente y puedocumplir en realidad. Según el jefe de la Oficina Centralde Pasaportes -quien, dicho sea de paso, me acogió demanera un tanto hostil cuando llegué al país, sin que

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91mediara acción alguna de mi parte- mis actividadesdeben limitarse exclusivamente a �obras históricas yensayos teóricos generales no dirigidos contra país al-guno�.

¿Cómo debo interpretar esta limitación? Por ejem-plo: ¿es mi autobiografía un ensayo teórico general ouna obra política de actualidad? Hace tres semanasescribí un detallado análisis de la situación de la UniónSoviética. Yo mismo me veo obligado a juzgar; consi-dero que este trabajo es un aporte importante a lasciencias sociales.

Por otra parte, al analizar los hechos concretos, eltrabajo va dirigido contra la casta burocrática dominan-te, que explota al pueblo económicamente y lo reprimeen lo político. ¿Puede aceptarse en un país democráti-co que el jefe de la Oficina de Pasaportes resuelva si setrata de un trabajo solamente científico, o también deactualidad política?

Permítame citar un ejemplo incomparablemente másgrande y digno. Mi gran maestro Carlos Marx escribióun libro llamado El capital. Trato de imaginarme la si-tuación en que se encontraría el jefe de la Oficina dePasaportes si tuviera que decidir si esta obra complejaes sólo científica, o también de actualidad política. Larespuesta no resulta fácil, porque esta obra, construi-da sobre los graníticos cimientos de la ciencia, estáilustrada con miles de ejemplos de actualidad y, enresumidas cuentas, su importancia política es mayorhoy que el día de su primera publicación. No es casualque toda la lucha de la reacción, tanto oficial comoextraoficial, se dirija contra el marxismo y los marxis-tas.

El jefe de la Oficina de Pasaportes me reprocha un

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92artículo donde expreso que la lucha en Francia sólopuede culminar en la victoria de la reacción militar oen la construcción de soviets. Quizás mi análisis eserróneo. Sea como fuere, considero que el carácter demi análisis es absolutamente científico. El artículo demarras apareció en Nation, el periódico democráticoburgués conocido en el mundo entero. Si mi artículohubiera sido una exposición teórica de las ventajas delrégimen autocrático sobre la democracia, ¿hubiera con-citado la desaprobación del jefe de la Oficina de Pasa-portes? Desgraciadamente, la respuesta no me resultaclara, sobre todo en vista de la visita del jefe de laOficina de Pasaportes que recibí el día de hoy.

La declaración que se me exige incluye la promesade �no conceder entrevistas a periodistas noruegos niextranjeros�. Durante mi estada en Noruega y hastahace pocos días he concedido una sola entrevista: fueal director de Arbeiderbladet, realizada, señor, en supresencia y con su amable participación, cosa que aúnhoy reconozco con gratitud. Quizás recordará que tratéde evitar esta entrevista con el fin de impedir, en loposible, el menor ruido y conmoción, en relación conmi persona.

Pero ahora la situación es distinta. Las autoridadesjudiciales de Moscú me acusan de organizar atentadosterroristas. La prensa mundial dedica muchas páginasa este juicio histórico. Si usted, señor ministro de justi-cia, o las autoridades bajo su jurisdicción, o el gobier-no noruego consideran que he abusado de mi perma-nencia en Noruega o en cualquier otro lugar realizandoeste tipo de actividades, me considero acreedor a unainmediata orden de arresto. Sólo deseo la oportunidadde sacar a la luz del día, ante una tribuna jurídica pú-

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93blica, el monstruoso crimen de la GPU y del poder quela sustenta. Por el contrario, si las autoridades norue-gas consideran que no pueden interferir en este asun-to, tienen el deber -repito, el deber elemental, que nisiquiera es forzosamente democrático- de brindarmecompleta libertad para proclamar la verdad ante elmundo entero por todos los medios a mi disposiciónindividual. El medio principal para informar a la opi-nión pública es la prensa. Abstenerse de llevarme ajuicio ante un tribunal noruego y a la vez quitarme laoportunidad de apelar a la opinión pública respecto deuna cuestión que me afecta a mí, a mi hijo, a todo mipasado político y a mi honor político, equivaldría a tras-formar el derecho de asilo en una trampa y darle víalibre a los verdugos y calumniadores de la GPU.

Por eso me resulta imposible cumplir con la exigen-cia del jefe de la Oficina Central de Pasaportes de fir-mar la declaración que me presenta, sin llamar la aten-ción del gobierno y de la opinión pública de antemano,respecto de las consecuencias imprevisibles que se-mejante hecho tendría para mi existencia moral y la demi familia.

L. Trotsky

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Juicios interminables53

27 de agosto de 1936

Estoy leyendo, enfermo de asco, las crónicas deljuicio en Pravda. No es fácil, ni siquiera para un políti-co, imaginar tamaña desvergüenza, estupidez, perfi-dia. Cualquiera que considerara este asunto como me-tal de buena ley sería, para mí, un cadáver político.

Sin embargo, este juicio no será el último. Cuandofinalizó el juicio a Zinoviev y Kamenev en enero de1935, yo escribí: �Puesto que la amalgama, sobre todoen lo que a mí respecta, culminó en un lamentablefracaso, es inevitable que Stalin intente montar unnuevo juicio, mejor preparado.� Después del juicio re-ciente este vaticinio adquiere un sentido todavía másamplio. Han fusilado a dieciséis hombres para identifi-car a la palabra �trotskismo� con �terrorismo�. Ese fueel significado del juicio. Ahora se reunirán nuevos tri-bunales secretos, donde cualquier persona acusada de�trotskista� podría ser fusilada sumariamente por te-rrorista. Stalin aplastó a los dieciséis infelices -algunosya estaban agotados, vacíos, anonadados- y a los jó-venes informantes que esperaban hacer carrera hasta

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95convertirlos en masa sanguinolienta, para mejor llegarhasta mi persona.

Los acusados se empeñaron en ayudar a Stalin. Sedecía que todos los testimonios, todos los hilos, todaslas denuncias conducían directamente al autor de es-tas líneas. Al profundizar en la lectura de las denunciasaumenta la sensación de vacío. Se pudo montar el jui-cio público cuando se hubo logrado un acuerdo entre laGPU y los acusados. Pero Stalin no cumplió su partedel compromiso. Cerró el caso mediante las ejecucio-nes sumarias.

En marzo de 1923, cuando Lenin preparaba un ata-que decisivo contra Stalin para el Duodécimo Congresodel Partido, al enviarme una serie de cartas y do-cumentos desde su lecho de enfermo, me dijo por in-termedio de su secretaria Fotieva: �Pero no negociecon Stalin, porque hará un compromiso podrido y lue-go lo traicionará.�54 Es una cualidad que Stalin ha de-sarrollado mucho desde entonces. Hizo un �compromi-so podrido� (en mi contra) con los acusados indefensosy luego traicionó a sus socios, atados de pies y manos.¡Y cómo los traicionó!

Como decía antes, hubo sólo dieciséis hombres enel banquillo. Pero éstos, que a la vez eranautoacusadores y acusadores, mencionaron decenas denombres al pasar. Safonova, la ex esposa de Smirnov,fue traída desde la cárcel como testigo de cargo en eljuicio a su esposo. Se decía que era oficial del EjércitoRojo y que instigó una conspiración �trotskista� entrelos oficiales rojos. Al igual que Reingold en el juicio delos dieciséis, en el próximo juicio Safonova tendrá quedesempeñar un papel como principal agente de la GPU.Pero lo pagará como Reingold, es decir, con su vida.

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96El testimonio de Reingold contiene un pasaje que

me resulta extraño. Dice que su tarea sería la de bo-rrar las huellas de los atentados terroristas una vezque los conspiradores hubiesen tomado el poder. ¿Dequé manera? �Eliminando físicamente a los funciona-rios del Comisariado del Interior (GPU), tanto a los quetuvieran conocimiento de la preparación de los atenta-dos terroristas como a los que hubieran perpetrado di-chos atentados en la práctica.� En otras palabras: es-tos canallas infames les dieron a los acusados la ideade la misma obra sangrienta que la GPU realizará ma-ñana contra los propios acusados.

Otro hecho que arroja una luz horrible sobre la ca-marilla bonapartista: el autor de los comentarios dePravda sobre el juicio es Zaslavski, quien línea por lí-nea da por sentado que mis vínculos y los de los de-más acusados con la Gestapo son cosa demostrada. En1917 el mismo Zaslavski, periodista de Dyen (El Día) -un periódico financiero- era el enemigo más furibundode los bolcheviques. Nos acusó a Lenin, a mi y a otrosde sirvientes del estado mayor alemán. En una seriede artículos escritos en 1917, Lenin decía: �Zaslavski ylos demás canallas...�, sin emplear otro calificativo.Ahora el canalla es el defensor del �bolchevismo� stali-nista contra nosotros, agentes de la Gestapo. Ningunafantasía teórica o poética, sea la de un Marx o la de unShakespeare, pudo haber inventado semejante acuer-do. Pero la vida sabe hacerlo.

Todavía tengo la esperanza de que se desenmasca-re este crimen sin precedentes. Con esta carta quierohacer un modesto aporte a esa obra. El resto vendrácon el tiempo.

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Carta al señor Puntervold55

15 de setiembre de 1936

Estimado señor Puntervold:Con respecto al intercambio de notas diplomáticas,

que amenazan a mi persona, entre los gobiernos sovié-ticos y noruego, quiero dejar sentada mi posición y lassiguientes observaciones de la manera más concisaposible:

1. El gobierno soviético no considera la posibilidadde exigir mi extradición. ¿Por qué? Se trata de asesinatoe intento de asesinato. La existencia de una conspira-ción terrorista en la que yo supuestamente participé -digo, que supuestamente dirigí- ya es cosa �demostra-da�. Las pruebas deben de haber sido incontrovertibles;caso contrario, no hubieran podido fusilar a dieciséishombres. ¿Por qué no exigieron mi extradición antesde iniciar el juicio? ¿Por qué, una vez iniciado éste,procedieron con ritmo tan febril? ¿Por qué se niegan apresentar las pruebas de mi culpabilidad tanto a losabogados extranjeros como a los tribunales noruegos?

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98Si así hubieran procedido, hubieran logrado dos venta-jas importantes: 1) de un solo golpe hubieran disipadolas dudas del mundo civilizado acerca del juicio; 2) elsupuesto conspirador, que soy yo, hubiera sido en-tregado a la justicia y castigado. Pero no lo hicieron.¿Por qué? Porque no tienen la menor prueba, ni siquie-ra un milésimo de prueba. Porque se trata de una acu-sación deliberada y cínicamente falsa, que no resiste ala menor crítica independiente, por remota que sea. Laposición diplomática de Moscú -no exigir mi extradi-ción, sino mi expulsión- es prueba de la bancarrotaque acusa la justicia soviética. Esto deberá servir paraesclarecer a la opinión pública.

2. Mi hijo, como yo, fue declarado culpable sin quemediara una acusación formal. Se dice que él escogióa los inverosímiles terroristas de la Gestapo y los envióa Moscú. La residencia actual de mi hijo es en Francia.Pero el gobierno soviético envía notas �hostiles�únicamente al gobierno noruego, no al francés. ¿Porqué? ¿Acaso porque Francia con sus colonias es másgrande? ¿Es lícito medir la justicia en kilómetros cua-drados? ¿Acaso temen un repudio enérgico por partede Francia? No quiero ahondar en esto. Simplementequiero dejar constancia de un hecho muy importante:Moscú ha tratado de presionar únicamente al gobiernonoruego.

3. Desde luego que responderé al gobierno noruegodesde el punto de vista exclusivamente legal, no polí-tico. La posición de Moscú es, en esencia, la siguiente:Trotsky organiza atentados terroristas; exigimos suexpulsión. El gobierno noruego responde: lo hemosrecluido. No faltarán intérpretes que digan: el gobier-no soviético lo recluyó debido a sus actividades �terroris-

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99tas�. Pero las verdaderas circunstancias son muy dis-tintas.

Las autoridades noruegas iniciaron el proceso legalcontra mí antes de que se conociera públicamente elprimer despacho de Tass sobre el juicio que se inicia-ba. Ni el jefe de policía, ni el juez auditor, ni el ministrode justicia dijeron una sola palabra sobre los atentados�terroristas�. El informe (¿acaso queja?) de la OficinaCentral de Pasaportes, que fue el fundamento para mireclusión y la de mi esposa, sólo hace mención de misactividades político-literarias, en los siguientes térmi-nos:

�La Oficina Central de Pasaportes considera que lasactividades de Trotsky no violan las estipulaciones desu visa en la medida que se trate de análisis históricoso principalmente científicos de problemas sociales, eco-nómicos o políticos...

�Sin embargo, si estas observaciones se refieren asituaciones políticas actuales o recomiendan lineamien-tos para la acción en semejantes situaciones, la Ofici-na Central de Pasaportes considera que sus activida-des literarias son actividades políticas incompatiblescon las estipulaciones de su visa de residencia.�

Más abajo:�La Oficina Central de Pasaportes cree que hay ra-

zones para suponer que las actividades de Trotsky, du-rante su residencia en Noruega, efectivamente inclu-yen declaraciones y consejos relativos a situacionespolíticas del momento y que se puede caracterizar estocomo una violación de las condiciones estipuladas parala residencia. Esto surge claramente de, entre otrascosas, un artículo periodístico que aconseja construirsoviets en Francia para fomentar una movilización

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100revolucionaria ininterrumpida.�

Por lo tanto, la Oficina Central de Pasaportes no meacusa de querer derribar los soviets rusos en alianzacon la Gestapo, sino más bien de querer ayudar a crearsoviets en Francia mediante artículos y cartas. En otraspalabras, fui recluido porque, como autor, escribo den-tro del espíritu de la Cuarta Internacional; lo cual sig-nifica que sigo fiel a mi concepción del mundo. Me pa-rece que es de importancia cardinal dejar constanciade este hecho, para evitar toda interpretación falsa ytergiversada de las razones de nuestra reclusión.

4. En la última nota del gobierno soviético se diceque el gobierno noruego �es el único responsable delas consecuencias de la prolongación de la estadía deTrotsky en Noruega.� Superficialmente, podría consi-derarse que esta frase no es sino una fórmula diplomá-tica destinada a encubrir una retirada. Opino que estaposición seria temeraria y estúpida.

En el espejo de la opinión pública mundial el juiciode Moscú aparece como un rotundo fracaso, no obs-tante lo cual, hay dieciséis fusilados. Los �líderes� nopueden permitir que el asunto termine aquí. Así comoel miserable fracaso del primer juicio de Kirov, en ene-ro de 1935, obligó a la GPU a preparar un segundojuicio (tal como yo vaticiné públicamente en su momen-to), ahora no les queda otra alternativa que descubrirnuevos �intentos de asesinato�, nuevas �conspiracio-nes�, etcétera, para apuntalar sus acusaciones en micontra. Además, deben tratar de trasladar mi base deoperaciones �terroristas� de Copenhague a Oslo. Se abreun nuevo capítulo en el libro de las amalgamas.

5. En este sentido debemos plantear la siguientepregunta: ¿Por qué la GPU, en todo este asunto, recu-

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101rrió al desafortunado ardid de mencionar a Copenha-gue, donde permanecí apenas ocho o nueve días? Hu-biera sido mucho más astuto de su parte ubicar lasreuniones �terroristas� en Turquía, donde residí duran-te cuatro años y medio. La respuesta es evidente:necesitan a Copenhague como paralelo o preludio deOslo, es decir, como medio para presionar al gobiernonoruego. Pero, como usted bien sabe, el paralelo loshizo quedar como unos imbéciles. No pueden salir deesa situación sin inventar una amalgama nueva. Habránuevos juicios. Nuevos provocadores ya habrán puestomanos a la obra. Este es el significado de la oraciónrelativa a la respuesta del gobierno noruego.

6. ¿Cómo hará la GPU para crear una amalgama enOslo? Reconozco que no lo sé. Quizás la propia GPU nolo sepa todavía. En todo caso, no será fácil. Pero hayque hacerlo, porque es demasiado lo que está en juegopara los líderes.

Sólo puedo sugerir algunas hipótesis acerca de losposibles lineamientos de la GPU:

a. Entre los dieciséis fusilados no había un solo �trots-kista�: provocadores aparte, todos habían capituladoya en 1928-29 y a partir de entonces fueron mis másenconados adversarios. Por mi parte, durante ocho añostraté a estos capituladores como traidores y personassin carácter a través de la prensa. Estas personas, quedurante años se arrastraron en el polvo ante la buro-cracia dominante, eran como cera en manos de la GPU.Pero en la URSS hay trotskistas auténticos. Miles deellos pueblan las cárceles desde 1928. Hasta el mo-mento esta gente no ha servido para las amalgamasde la GPU. Esto explica la monstruosa �paradoja� (porno llamarlo por su verdadero nombre: disparate) de

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102que yo no haya realizado mis actividades terroristastrabajando estrechamente con mis verdaderos amigosy partidarios, sino con capituladores hechos y dere-chos y con adversarios resentidos. Todos ellos eranenemigos míos: en el juicio lo demostraron más allá detoda duda.

Como dije más arriba, los auténticos trotskistas nohan resultado aptos para las amalgamas de la GPU hastael momento. Pero después del juicio se les pondrá unapistola en la sien y se les presentará el siguiente ulti-mátum: �confesar� o morir. Posiblemente algunos sedobleguen bajo la presión infernal y posteriormente seles utilice para una nueva farsa judicial. ¿De qué tipo?No puedo saberlo.

b. El fusilamiento de los dieciséis, los suicidios, elencarcelamiento de muchos miles, la muerte por ham-bre de decenas de miles más, la insufrible campaña deprovocaciones: todo esto bien puede provocar el sur-gimiento de tendencias terroristas auténticas entre lajuventud. Siempre ha sido así en Rusia, y podría volvera ocurrir. Al igual que en el caso de Nikolaev, la GPUtrata de atizar las flamas del terrorismo con todas susfuerzas. De esta manera podrá desembarazarse de unfuncionario destacado que se encuentra incómodo ensu papel y al mismo tiempo iniciar un nuevo juicio con-tra los �trotskistas�.

El arte de la GPU consistirá en encontrar nuevosOlbergs, Berman-Iurins, etcétera, que habrán recibidoinstrucciones directamente desde Oslo. ¿Quién sabe,señor Puntervold, si algún agente de la GPU no se acercaa usted de la manera más cordial para preguntarle so-bre el estado de mi salud y luego el mismo canallaatestigua que visitó a Puntervold para recibir instruc-

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103ciones de Trotsky, escritas con tinta simpática, paraperpetrar atentados terroristas? Lógicamente, �por ra-zones de seguridad� habrá quemado las instruccionesposteriormente. Para completar su testimonio tambiénpodría robar algunos sobres con membrete de su es-critorio (en todo caso, las técnicas de la GPU no seráninferiores a las de los nazis noruegos). El juicio recien-te de Moscú no pudo aportar �pruebas�, pero eso no lesimpidió fusilar a dieciséis.

Alguien podría decir que, después de la experienciade los dieciséis que pagaron sus confesiones falsas consus vidas, nadie colaborará con un juicio similar. Ilu-siones. El juicio de los dieciséis no fue el primero de sutipo ni será el último. Los que están en manos de laGPU no tienen opción y, para colmo, la GPU dirá a losvacilantes: �Fusilamos a los otros porque realmenteeran terroristas, pero como tú eres inocente, no tienesnada que temer.� Y así sucesivamente.

Por eso digo que, desde el punto de vista de la diplo-macia, la camarilla de Stalin se batió tácticamente enretirada (en ese momento no les quedaba otra alter-nativa), pero sólo para mejorar sus posiciones para elataque estratégico. Ese es el significado de la amenazainsolente al gobierno noruego, su �plena responsabili-dad� por mis �actividades terroristas�. Sapienti sat [bas-ta saber].

Con mis mejores saludos,

León Trotsky

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Ecos de una caza de brujas en Bélgica56

23 de setiembre de 1936

No participé en ningún plan insurreccional en Espa-ña ni en Bélgica. Sin embargo, ahora como siempre,expresé mi posición histórica, basada en mi experien-cia, de que la clase obrera debe prepararse militar-mente para rechazar los ataques armados, tanto de losfascistas como de cualquier otro sector.

Veamos, por ejemplo, España. Es posible que hayanvacilado demasiado. No se debe repetir. La clase obre-ra debe comprender que son los obreros quienes fabri-can las armas y que, por consiguiente, deben conse-guirlas antes de que estalle la contrarrevolución bur-guesa, como sucedió en España.

No es necesario buscar cartas secretas escritas pormí. Me limité a expresar mis opiniones generales, teó-ricas y prácticas, las que aparecen en mis artículosdesde hace mucho tiempo y siguen apareciendo en laprensa internacional. Permítaseme mostrar mis tra-bajos. El último lleva por título ¿Adónde va Francia?57 y

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105lo terminé en junio de este año; fue publicado en ale-mán, francés e inglés.

Aquí está la carta que me envió Walter Dauge, nom-brado en los periódicos, y me entregó la Oficina Cen-tral de Pasaportes. Si él y yo estuviéramos preparandouna insurrección clandestina, no me enviaría cartas através de la Oficina Central de Pasaportes, por cierto.En realidad, quienes me visitaron en Francia en 1934fueron Spaak y Dauge.58 En ese momento discutimosla posibilidad de unificar a los grupos de oposición queluchaban entre sí en el seno del movimiento obrerobelga.

En la actualidad, Spaak es ministro de relacionesexteriores de Bélgica y, por lo tanto, representante belgaante la liga de las Naciones. Si a la policía belga leinteresan mis cartas, que las busque en el Ministeriode Relaciones Exteriores.

Jean Delvin, quien, a juzgar por los despachos, cons-piró conmigo para enviar armas a España, es una per-sona a la cual jamás vi. No lo conozco, pero recien-temente me enteré de que es el secretario del PartidoLaborista Belga: no soy militante de dicho partido.

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Cartas a un abogado59

Setiembre-octubre de 193628 de setiembre de 1936

Estimado amigo:Se le ha informado sobre el juicio que con el señor

Michael Puntervold hemos entablado contra los calum-niadores (desgraciadamente, los de segundo orden...por el momento)60. Le ruego que nos ayude en esteasunto con todos los medios a su disposición; los másimportantes son su amistad y su lealtad.

Con mis más cálidos saludos.

Octubre de 1936

Estimado amigo:Envío copia de mi carta a la FSI a Liova [León

Sedov].61 Espero que envíe esta carta inmediatamentey que se ejerza la presión necesaria para obligarlos auna decisión inmediata.

Propongo -como ejemplo- que envíen un abogadode la FSI a este lugar para que pueda estudiar el asun-

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107to junto con él. Sería un comienzo.

Mis mejores deseos para usted y nuestros amigos.Le adjunto un poder de abogado.

Octubre de 193621 de marzo de 193562

Mi estimado amigo:Le ruego que siga publicando mis trabajos y que

agregue la presente a la defensa de los intereses gene-rales que le he encomendado.

Será un placer recibir su próxima visita, para seguirdiscutiendo estos asuntos.

Muy atentamente,

León Sedov [León Trotsky]

Octubre de 193663

P: ¿Cómo es posible que la opinión pública no hayareaccionado contra acusaciones tan extravagantes ycomo las de terrorismo y complicidad con la Gestapo?

R: Las mentiras son tan insólitas, cínicas e inverosí-miles que la opinión pública reaccionó como anonada-da.

P: Nos resulta difícil comprender cómo estos diri-gentes de la revolución -personas a quienes conside-rábamos hombres de acero- pudieran rebajarse hastael punto de presentar confesiones tan idiotas y abyec-tas.

R: Usted sabrá que Zinoviev y Kamenev se embar-caron en la senda de las confesiones hace siete años.Hace siete años, en la época del Decimoquinto Congre-

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108so, renunciaron a su acuerdo con la Oposición para queno los expulsaran del partido; esa capitulación fue suprimera confesión. Después de la decapitación no lesquedó otra alternativa que la de bajar paso a paso porla cuesta de las confesiones, del renunciamiento, de lahumillación. La GPU se ocupó de eso.

9 de octubre de 1936

Las autoridades acaban de devolverme mi carta a laFSI. No sé si se trata de un exceso de celo por parte dela Oficina de Pasaportes, o de una decisión política. Niquiero creer que un gobierno �obrero� querría impedir-me que me comunicara con la FSI sobre el problemade mi defensa y la de muchas otras personas. El es-cándalo haría demasiado ruido, tendría demasiadasconsecuencias. No importa: usted sabe lo que piensoal respecto. Usted es mi abogado. Le he otorgado ple-nos poderes para actuar en mi defensa. Por favor, dirí-jase directa e inmediatamente a la FSI para proponer-les que nombren un delegado responsable.

Con mis mejores deseos.

22 de octubre de 1936

Estimado amigo:Apruebo plenamente su carta al secretariado de la

FSJ. Debería enviarle copias a Fenner Brockway y aThadder. Walter Dauge escribe: �En lo que concierne aljuicio, usted debería dirigirse únicamente a las or-ganizaciones que ya se han pronunciado a favor deuna comisión internacional.� Esta intransigencia for-mal es errónea. Si no nos dirigiéramos a la Comintern,

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109nuestro llamado sería un gesto inútil e inclusive unpoco estúpido. Pero si la presión de las bases obliga ala Comintern a enviar delegados a una comisión inter-nacional de investigación, tanto mejor. Los beneficia-dos seremos nosotros.

Escuché en la TSF [radioemisora francesa] que supadre presentó un importante informe sobre la saludpública en el congreso radical. De ahí deduzco con sa-tisfacción que su salud es, por lo menos, satisfactoria.

¿Y usted? ¿Se ha recuperado? Durante su visita ob-servamos que parecía fatigado. Además, tuvo todosesos problemas con la Oficina Central de Pasaportes...

Por favor póngase en contacto permanente con misabogados checoslovacos, Fr. Bill y el señor Adler. Heresuelto entablar un juicio similar en Praga64. Inclusiveme parecería conveniente entablar juicio en París, sifuera posible. Tal vez también en Suiza. En el caso deB. Jacob, el periodista alemán, el gobierno de Bernademostró que sabe defender su independencia y digni-dad frente a un gran estado. Hitler tuvo que ceder.Podemos suponer que el gobierno de Berna no ejerceuna presión brutal sobre los jueces. Piénselo. En estoscasos, a veces es mejor tratar con un gobierno �con-servador� que sabe lo que quiere, que con un gobierno�socialista� que teme a su propia sombra...

Si la legislación nos impide entablar juicio en París,de ahora en adelante deberemos estudiar la situaciónen Suiza, Holanda, Bélgica e inclusive en Cataluña,donde Andrés Nin es ministro de justicia.

Piénselo, amigo mío, consulte a sus amigos, hága-me conocer su opinión y, sobre todo, ponga manos a laobra sin perder tiempo.

Con mis más cálidos saludos.

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Comentarios sobre la defensa65

3 de octubre de 1936

Mi querido Liova:Te envío la versión final del manuscrito del libro so-

bre la URSS [La revolución traicionada]. Desde aquíenvié copias al Buró.

¿Tienes tu pasaporte con la visa francesa (1932)?¿Quién es Vishinski?66 Los mencheviques dicen que

proviene de sus filas. Sea como fuere, debemos darlea este hecho la difusión amplia que merece, con todoslos detalles necesarios. Yo lo desconozco por completo.

¿Sabías que ciertas personas quieren hacer un jui-cio paralelo en Praga (Sonne, Keller, etcétera)?67 Tengoalgunas dudas al respecto, pero quizás convendría acep-tar la propuesta. ¿Qué te parece? Aquí las cosas vanmuy lentamente...

¿Recibiste mi carta para la FSI?¿Recibiste mi carta al señor Puntervold referida a la

correspondencia diplomática entre la URSS y Norue-ga? Por favor, infórmame cada vez que recibas un do-

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111cumento; si no, no tengo el menor control sobre mipropia correspondencia.

Van68 me envió el documento de Muste (me pare-ce)69. No hay nada que hacer... Muchos preguntan:¿Cómo es posible que Zinoviev y los demás capitularantan miserablemente? Es que no tienen en cuenta elgrado de presión continua. Los Mustes, Schmidts, et-cétera, se han mostrado incapaces de soportar la milési-ma parte de esa presión. En última instancia, el poderde resistencia moral de Zinoviev, Kamenev, etcéteraresultó muy superior al normal, pero insuficiente encircunstancias tan excepcionales. Eso es todo.

Los dos documentos de S. Schwartz sobre el juicioson bastante exhaustivos y serios, sobre todo tratán-dose de alguien que sólo tuvo acceso a los documentosoficiales.70

¿Están en orden mis archivos franceses? Lo dudomucho. No obstante, se trata de un asunto de granimportancia. Es una desgracia que todavía no hayanencontrado la carta de Spaak (1934). Las copias detodas mis cartas de 1933-1934 son sumamente im-portantes. Es indispensable poner en orden mis archi-vos.

Mi salud no es muy buena últimamente; cambiosdesfavorables en las últimas dos semanas...

Te abraza,

tu papá

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La seguridad de los archivos71

10 de octubre de 1936

Mi querido Liova:Adjunto mi carta a Pfemfert, para no escribir lo mis-

mo dos veces.En las cartas anteriores te formulé varías pregun-

tas. Pero me temo que la cosa no funciona bien; cadacual actúa por su cuenta, o espera que otro haga algo(es decir, no pasa absolutamente nada). Lo recibidohasta el momento me parece muy escaso.

1. ¿Dónde está tu pasaporte con la visa francesapara tu viaje de Alemania a Francia en 1932?

2. ¿Se ha ocupado alguien en Francia de encontrarel telegrama de mamá a Herriot sobre tu visa en elMinisterio de Relaciones Exteriores francés, o en la ofi-cina del primer ministro?72

Estas dos preguntas son decisivas, y sin embargotodavía no he recibido respuesta.

He redactado las instrucciones para la búsqueda deciertos documentos de gran importancia en Copenha-

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113gue. Los enviaré mañana por intermedio de Puntervold.

La GPU hará todo cuanto está en su poder por robarmis archivos. Lo mejor sería entregarlos a una institu-ción científica de prestigio. El profesor Posthumus queríacomprarlos para el instituto holandés73. Una institu-ción norteamericana sería mejor. Para empezar, pue-des escribirles a los amigos norteamericanos. El pro-blema puede volverse sumamente apremiante.

Tu viejo

P.D. Parece que Pfemfert tiene una nueva dirección;no la conozco.

Adjunto: carta a Pfemfert.Por favor, infórmame con exactitud sobre las cartas

mías que recibes, y las preguntas que te formulo. Có-pialas y envíame las copias; caso contrario, no tendréel menor control sobre mi propia correspondencia.

T.

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Carta a la FSI74

22 de octubre de 1936

Al comité administrativo permanente de la FSIMuy señores míos:En mi carácter de abogado y representante legal de

los intereses de León Trotsky en Noruega, me dirijo austedes para ponerles en conocimiento de lo siguien-te:

Como sabrán por la lectura de los periódicos, acabode entablar juicio, en nombre de mi cliente, contra elperiódico comunista noruego Arbeideren y contra elperiódico fascista noruego Vrit Volk, quienes acusan ami cliente de �terrorista individual�, �asesino cobarde�,�autor del atentado [de asesinato]�, etcétera, cargosque se originan en el juicio de Moscú contra Zinoviev,Kamenev y demás. Si bien los resultados de dicho pro-ceso bastarán para absolver a mi cliente y a su hijo delas acusaciones más infames, de ninguna manera bas-tarán para echar suficiente luz sobre el juicio de Moscúy sus entretelones.

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115Considerando que ustedes trataron de intervenir en

el juicio de Moscú en defensa de los acusados por me-dio de un telegrama, y a la luz de la suerte que corrióMijail Tomski -destacado dirigente sindical impulsadoal suicidio por las acusaciones pronunciadas en su con-tra-, propongo en nombre de mi cliente que se cons-tituya una comisión internacional de investigación in-tegrada por sindicalistas, políticos y juristas de renom-bre. Si para integrarla ustedes pudieran nombrar a unjurista de renombre, merecedor de vuestra plena con-fianza, mi cliente se declararía sumamente satisfecho.León Trotsky está dispuesto a someterse a una indaga-toria exhaustiva y a estudiar los materiales del juiciode Moscú con dicho jurista. Mi cliente opina que el he-cho de haber residido en el exterior durante los últi-mos siete años y medio facilitará enormemente el tra-bajo de dicha comisión investigadora, aunque la direc-ción de la Tercera Internacional y el gobierno soviéticose negaran a colaborar con la misma. En nuestra opi-nión, su negativa a participar en la investigación nosería razón suficiente para abstenerse de realizar estetrabajo. El juicio de Moscú acusó y sentenció a LeónTrotsky y a su hijo León Sedov �in absentia�, sin conce-derles la oportunidad de defenderse. Ahora el gobiernosoviético se niega a avalar sus acusaciones ante unforo internacional. Pero el acusado principal en los jui-cios de Moscú contra los terroristas, mi cliente LeónTrotsky, debe gozar de plenos derechos para demos-trar la falsía de las acusaciones ante una comisión in-ternacional de investigación, por más que la mala fede las autoridades soviéticas les impida asistir a la mis-ma.

En vista de la urgencia del problema; en vista de los

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116preparativos ya anunciados para un nuevo �juicio a te-rroristas� en la URSS (que incluye, entre otros, a Ra-dek, quien hasta ayer era considerado una autoridadpor la prensa soviética y por toda la Comintern); envista de la posibilidad de que el gobierno soviético tomenuevas medidas contra León Trotsky en Noruega; envista, sobre todo, de los perjuicios que esto ocasiona alprestigio del movimiento obrero en su conjunto, lespido sometan esta carta a consideración a la brevedadposible y me hagan conocer la decisión.

Por otra parte, debo señalar que, en vista de lasmedidas tomadas, desgraciadamente mi cliente nopuede dirigirse a ustedes personalmente, cosa que haríacon mucho gusto bajo otras circunstancias.

Les saluda muy atentamente,

Michael Puntervold

P.D. Envío copias de esta carta al Secretariado de laSegunda Internacional, Bruselas; al Secretariado delBuró Internacional de Partidos Socialistas Revoluciona-rios, Londres; al Secretariado Internacional pro CuartaInternacional, Ginebra. Por razones fáciles de compren-der, no me dirijo a la dirección de la Comintern. Noobstante, si la dirección de ésta, presionada por la opi-nión pública, resuelve participar en el trabajo de la co-misión, esto será de inmenso beneficio para los inte-reses de mi cliente y de nuestro pleito.

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Carta a la Liga de las Naciones75

22 de octubre de 1936

En este momento una comisión de juristas está es-tudiando los estatutos de un futuro tribunal interna-cional contra los terroristas. Dicho tribunal debe asu-mir la tarea de proteger los intereses de los gobiernoscontra los ataques terroristas preparados o inclusiveperpetrados fuera del estado interesado. Parece de porsí evidente que el mismo tribunal debe tener la oportu-nidad de salvaguardar los intereses de los individuosque no tienen nada que ver con el terrorismo, perocontra los cuales se pronuncian, por motivos puramentepolíticos, acusaciones falsas de terrorismo con el fin deperjudicar sus actividades, e inclusive con el fin deborrarlos de la faz del planeta.

Esa es la situación en que se encuentra actualmen-te León Trotsky. Estoy seguro de que el gobierno soviéti-co, que ha exigido su expulsión de Noruega, creandoasí enormes dificultades para él y su familia, de ningu-na manera ventilará el asunto ante el tribunal interna-

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118cional después de su creación, porque un juicio públicosólo serviría para desenmascarar las maniobras crimi-nales de la GPU. En tales circunstancias, León Trotskydebe gozar del derecho de dirigirse al tribunal interna-cional, dado que ese gobierno le ha ocasionado perjui-cios. Si el gobierno en cuestión se niega a participar enlas deliberaciones del tribunal, entonces éste debe de-clarar que las acusaciones oficiales, junto con sus con-secuencias internacionales, están viciadas de nulidad.

Considero que se deben incluir los detalles y regla-mentación pertinentes en los estatutos del futuro tri-bunal.

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Cartas a un abogado76

Fines de octubre de 193630 de octubre de 1936

Los argumentos de Schevenels son incoherentes...77

pero desgraciadamente se prepara un nuevo juicio porel sabotaje �económico� de los �trotskistas� en Moscú(o Kiev). Pero, ¿acaso esta falsificación �económica�no es digna de la atención de los dirigentes �sindica-les�? Habría que formar una comisión de sabios paraclasificar a esta escoria: �escoria política�; �escoria sin-dical�. Pero también sería necesario crear una catego-ría especial para la �escoria combinada�. Indudable-mente, esta galería sería la más grande...

Todo indica que Suiza es un país donde podríamosrealizar un juicio sin estorbos. Averigüe, por favor. Escierto que existen muchas trabas. Pero no importa.Tendremos la última palabra, y será decisiva.

Saludos.

31 de octubre de 1936

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120Querido amigo:Le adjunto una carta importante sobre el juicio, con

una crítica fuerte del informe de Rosenmark (sin nom-brarlo)78. Creo que la carta le será útil en relación conel Libro rojo.79 Recibirá carta de León.

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Observaciones sobre la entrevista enArbeiderbladet80

10 de noviembre de 1936

Estimado camarada:Le ruego que disculpe mi demora. No me sentía bien,

pero ahora me siento un poco mejor. Gracias por en-viarme Kampf und Kultur. Realmente no sé por quéhace referencia a que yo estoy molesto por su artículo.Supongo que se trata de una broma. ¿Acaso porqueusted se diferencia políticamente de mí? Lo consideronatural, necesario y, en este caso, oportuno.

Su ensayo hace mención de una entrevista mía pu-blicada en Arbeiderbladet el 26 de julio de 1935. Ahoradebo agregar algunas observaciones acerca de la en-trevista. Estaban presentes el ministro de Justicia, M.Tranmael, O. Kolbjornsen y la familia Knudsen81. Paracomenzar, dije: �Prefiero no conceder una entrevistapara evitar controversias.� Pero el ministro de justicia(!) respondió: �No, puesto que le hemos otorgado unavisa, necesitamos una declaración suya para nuestro

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122público.�

Las preguntas de Kolbjornsen eran puramente polí-ticas. Me negué a responder algunas porque hubieranexigido respuestas excesivamente duras, y no queríareferirme a la burocracia soviética en términos dema-siado duros en Arbeiderbladet. Sin embargo, en esaépoca Kolbjornsen no pensaba como hoy: le dio un tonomás duro a mis declaraciones. Por eso solicité que seme permitiera revisar el texto antes de su publicación,y así se hizo. Suavicé el tono del texto de Kolbjornsene inclusive eliminé algunas cosas. Espero que se pue-dan encontrar y comparar las dos versiones.

Hoy día estos caballeros no piensan lo mismo de laburocracia soviética. Están en su derecho. No puedonegarle a nadie el derecho de asumir posiciones mejo-res (o más cómodas). Pero al mismo tiempo me acu-san de violar el �acuerdo�... y eso está mal. Esperopoder demostrarlo ante el Storting [parlamento norue-go] sobre la base de documentos, hechos, etcétera.

Me pregunto si el ministro de justicia no intercepta-rá esta carta. Ya ha sucedido anteriormente. Pero hagola prueba para comprobar hasta dónde llegará el abusode autoridad en cuestiones que no tienen nada que vercon los �intereses del estado�.

Acaba de aparecer mi libro sobre la URSS en fran-cés. Desgraciadamente. tengo un solo ejemplar. Ape-nas reciba otro, se lo enviaré. ¿Ha leído usted el Librorojo y el trabajo de V. Serge [Dieciséis ejecutados enMoscú]? ¿Qué le parecen? ¿Le resultan convincentes?

Con mis mejores saludos,

L. Trotsky

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La GPU roba los archivos82

10 de noviembre de 1936

Estimado camarada:Acabo de recibir su carta del 7 de noviembre...También acabo de recibir el siguiente telegrama de

mi hijo en París: �Archivo de importancia secundaria,entregados a sucursal París instituto holandés, roba-dos (por) GPU. Inicio proceso civil. León.� Ahora deboprepararme para un robo en Noruega, porque para laGPU es indispensable adueñarse de mis papeles, sobretodo después de la publicación del Libro rojo. En cuan-to a las cartas para mi �defensa� (los cargos contra elverdadero criminal), las han confiscado, una tras otra.¡Así es la faz de la �democracia�!...

Mis mejores saludos para su familia, su querida es-posa, nuestra amiga Karin (nos alegra saber que yaestá bien) y a Eli, el pequeño Eli.

Suyo,

L. Trotsky

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Cartas a un abogado83

Noviembre de 193612 de noviembre de 1936

Querido amigo:Le agradezco las dos cartas que me envió, junto con

las buenas nuevas sobre su padre.Hace unas tres semanas le envié un memorándum

sobre el juicio, en respuesta al Sr. Rosenmark y otros.Usted no lo menciona. Sin embargo, seria inverosímilque la Oficina de Pasaportes confiscara este documen-to, que contiene la esencia de mi �defensa� (es decir,mi acusación contra los verdaderos criminales). Redactéla denuncia bajo la forma de una respuesta a ciertasdeclaraciones de Pritt84 ¡Preste atención a este docu-mento en particular!

Por favor, no me escriba para informarme sobre susactividades prácticas (investigación, telegramas, etcé-tera) porque esta información podría causarle difi-cultades adicionales.

Por otra parte, comuníqueme todo lo que sepa so-

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125bre la �influencia� del Libro rojo, el trabajo de VíctorSerge y mi Revolución traicionada. Por favor, escriba(e invite a otros a escribir) detalladamente al respecto.

¿No le parece que yo debería escribirle directamen-te a Víctor Basch?85

No todos los firmantes del manifiesto son conocidosen el extranjero86. Convendría preparar una lista conuna breve biografía de cada uno.

El prólogo de Gide demuestra, en última instancia,que sinceramente está tratando de orientarse87. No esla senilidad santurrona y conformista de un RomainRolland, de ninguna manera.

¿Y Jules Romains?88 Ahora es él quien se coloca �porencima del conflicto�.

Con mis mejores deseos

13 de noviembre de 1936

Muy contento de que Jules Romains haya firmado.Siento gran admiración por este artista. Además degran creador, es un hombre sumamente perspicaz: siel asunto le interesara podría escribir un libro excepcio-nal. Y no sólo un libro.

18 de noviembre de 1936

Querido amigo:Esta mañana le envié el siguiente telegrama: �So-

licito a usted y M. Delepine89 entablen juicio civil porrobo archivos. Va carta. L.T.�

Esta es mi carta oficial a usted y Delepine.Por favor, corrija mi pésimo francés y haga redactar

una nueva copia del texto. Con ese fin adjunto una

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126carta blanca firmada.

Creo que le entendí bien y que mi carta será sufi-ciente, inclusive para un abogado. La censura de micorrespondencia es cada vez más estricta. lo peor esque nunca sé si una carta pasa o no. Por ejemplo, nosé si las tres copias del manuscrito de mi libro sobre laURSS llegaron a destino. Tampoco sé si ha recibidousted mis notas sobre Pritt que -en mi opinión- sonsumamente importantes para el contraproceso.

Con mis mejores deseos.

22 de noviembre de 1936

Mi querido amigo:Recibí su carta del 17 de noviembre. Espero la visita

del señor Puntervold para que me explique el significa-do de una decisión reciente del gobierno concernienteal juicio en el extranjero90: ¿acaso significa que no puedodefenderme, ni siquiera de los ladrones? No lo puedocreer. Al mismo tiempo, no quiero ocultarle que en esadecisión hay una amenaza apenas oculta de extradi-ción. Si se tratara de un procedimiento legal, es decir,que un tribunal noruego verificara el pedido de extra-dición de Moscú, me alegraría mucho. Pero no; el go-bierno menciona la extradición como medida adminis-trativa, como �castigo� por mi mala actitud, o sea porinsistir en defenderme de las acusaciones más infa-mes de la historia moderna.

Es cierto que la misma decisión del gobierno meconcede el derecho de buscar asilo en otro país. Quieroinformarle de ello oficialmente, dado que usted es miabogado. Pero no me hago grandes ilusiones sobre este�derecho� en la Europa actual: la mayor parte está en

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127manos de los fascistas y la menor parte en la etapaprefascista.

Por otra parte, la actitud del gobierno noruego paraconmigo les da a los demás gobiernos un argumentopoderoso para negarme el derecho de asilo: �si el gobier-no noruego, que está a la izquierda de la Segunda In-ternacional, etcétera, encarceló a Trotsky, es porquedebe haber cometido una infracción grave.� Pero, ¿quées esa �infracción grave�?

1. Quiero -como todo el mundo- gozar del derechode publicar mis artículos y libros en el marco de lasleyes de los respectivos países.

2. Quiero -como todo el mundo- gozar del derechode defenderme de las calumnias más infames que sepuedan imaginar.

Por estos dos crímenes se me somete a arresto do-miciliario... e inclusive se me amenaza con medidasaun más severas. ¡Pero es increíble! Sí, lo repito diezveces al día, pero es la realidad.

Pero eso no es todo. La decisión del gobierno diceque -por razones de �economía�- seré trasladado a unnuevo lugar, y no da mayores detalles. El texto nomenciona a Natalia. ¡Imagínese su terrible preocupa-ción! No se entiende qué interés tendría el gobierno enprovocarle a Natalia semejante angustia ante la posibi-lidad de la separación. Quizás sólo sea un olvido.

Me veo obligado a describir nuestra situación paraque la utilice en cualquier medida que considere nece-saria para obtenernos autorización para entrar en otropaís.

Sobra decir que Natalia y yo estamos más unidosque nunca en nuestra firmeza moral y en la certeza dela justicia de nuestra causa. Pase lo que pase, cumplo

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128con mi deber.

Mis mejores saludos a usted y a nuestros amigos.Cuando usted me haga saber a quién debo dirigirmepara pedir una visa (si es que debo hacerlo personal-mente), expondré los factores que me dan derecho, enesta situación, a solicitar un asilo verdadero: un asiloque no sea una trampa.

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Carta a la Liga por los Derechos delHombre91

3 de diciembre de 1936

Señor:Mi abogado y amigo, señor G. Rosenthal, me infor-

ma que una importante comisión, presidida personal-mente por usted, está estudiando los procesos de Mos-cú.

Permítame decirle que me parece absolutamenteimposible que la comisión se expida acerca del �caso�sin haber tratado de entrevistarme. El testimonio demi hijo es sumamente importante. Sin embargo, yosoy el único que conoce el mecanismo de estas manio-bras �judiciales�, únicas en la historia de la familia hu-mana (y de las que ésta bien podría prescindir).

Lo saluda muy atentamente,

Trotsky

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Cartas a un abogado92

Diciembre de 193610 de diciembre de 1936

Lamento haber enviado una carta a Víctor Basch.Después de la publicación del indigno informe deRosenmark, esa carta queda anulada93. Por favor, in-fórmeselo al señor Basch. Apenas esté en libertad, res-ponderé a estos caballeros como se merecen.

10 de diciembre de 1936

...Mi salud fue muy mala durante una semana, perodesde hace 4 ó 5 días me siento mejor.

En cuanto a México, me agradaría partir hacia allá loantes posible, con la condición de que se me permitatomar medidas de seguridad, etcétera94. Pero no seocupan del problema. Las autoridades dejan pasar eltiempo, mienten y la situación de México bien podríacambiar. Por consiguiente, es necesario proseguir lostrámites en otra parte. Indudablemente usted ya lo

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131está haciendo sin que yo se lo pida.

Mis más cálidos saludos.

10 de diciembre de l936

Querido amigo:Hace una semana envié el texto de mi demanda

respecto del robo de mis archivos. Ayer supe que eldocumento no fue enviado. Parece que ellos conside-ran que está mal que hable de la GPU. Parece que deboencontrar un seudónimo administrativo para los ladro-nes que, dicho sea de paso, son agentes de la GPU.Espero la promulgación de una nueva ley al respecto.Que el juez indagador emplee la vía diplomática...

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En el tribunal a puertas cerradas95

11 de diciembre de 1936

En principio, el gobierno había dispuesto que el jui-cio del grupo de fascistas que invadió mi residencia serealizaría dos semanas antes de las elecciones: el jui-cio sería su carta de triunfo en la campaña electoral.La prensa oficialista insistía en que los ladrones po-drían recibir varios años de cárcel. Pero después quemi esposa y yo fuimos arrestados, el gobierno poster-gó el juicio hasta después de las elecciones y el minis-tro de justicia empezó a calificar el asunto de �bromainfantil�. ¡Así es la inviolabilidad de la ley, la santidadde la justicia!

El caso fue tomado por el tribunal distrital deDrammen. El 11 de diciembre debí comparecer comotestigo. El gobierno, consciente de que yo no diría nadaa su favor ni a favor de sus aliados moscovitas, exigióque el juicio se realizara a puertas cerradas; lógica-mente, nadie se opuso. Los acusados, típicos repre-sentantes de la juventud pequeño burguesa desclasada,

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133estaban en libertad. En mi carácter de �testigo� de car-go, llegué a la corte escoltado por doce policías.

Dos agentes de policía se ubicaron en los asientosreservados para el público, que estaban vacíos. Los in-felices héroes del asalto nocturno se sentaron a mi de-recha. Me escucharon con toda atención. Los asientosa mi izquierda estaban ocupados por los dieciochomiembros del jurado; obreros y pequeño burgueses.Por último, varios altos funcionarios tomaron asientoatrás.

El tribunal a puertas cerradas me permitió respon-der a todas las preguntas con total libertad. Aunque ledi varias oportunidades para hacerlo, el presidente deltribunal no interrumpió mi testimonio ni una sola vez,a pesar de que duró casi cuatro horas porque fue nece-sario traducirlo del alemán. No tengo en mi poder latranscripción taquigráfica, pero doy fe de que lo queaquí se dice es casi textual, porque lo escribí inmedia-tamente después, siguiendo un plan preparado de ante-mano. Hablé bajo juramento. Asumo plena responsa-bilidad por lo que digo. El gobierno �socialista� norue-go exigió un tribunal a puertas cerradas; es mi inten-ción abrir las puertas y las ventanas.

La causa del arresto domiciliarioDespués de las preguntas de rutina, el abogado de

los fascistas, señor W., inició el interrogatorio.Abogado W: ¿Qué condiciones se le impusieron al

testigo a su llegada a Noruega? ¿El testigo ha respeta-do el acuerdo? ¿Cuál fue la causa de que se lo sometie-ra a arresto domiciliario?

Trotsky: Acepté no intervenir en la política noruegani realizar, desde este país, actividades hostiles a otros

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134estados. No se me puede reprochar la menor violaciónde estos acuerdos. La Oficina Central de Pasaportes seha visto obligada a reconocer que no me he inmiscuidoen los asuntos del país. En cuanto a los demás países,mi actividad ha sido periodística. Es cierto que todosmis escritos son de carácter marxista y, por consiguien-te, revolucionario. Pero el gobierno, que suele citar aMarx, conocía mi pensamiento cuando me otorgó unavisa. Mis trabajos y artículos siempre aparecen bajo mifirma y jamás han sido objeto de acciones legales.

Abogado W: Cuando el ministro de justicia visitó altestigo en Weksal, ¿no le explicó el significado exactode las condiciones que aceptaba?

Trotsky: Es cierto que, poco después de llegar, re-cibí la visita del ministro de justicia, acompañado porel dirigente del Partido Laborista Noruego MartinTranmael y el señor Kolbjornsen, director de su perió-dico. Sonriendo tímidamente, el ministro me dijo queesperaba que en mis actividades no habría �espinas�(Stachel) dirigidas contra otros estados. No comprendíel significado de la palabra �espinas�, pero puesto queel ministro hablaba mal el alemán, no insistí. Podemosresumir lo esencial de la situación de la siguiente ma-nera: los filisteos reaccionarios creen que quiero con-vertir a Noruega en una base de operaciones para lapreparación de conspiraciones, envíos de armas, etcé-tera. Mi conciencia es clara y puedo tranquilizar a losseñores filisteos, �socialistas� y demás. Pero no puedocreer que esas �espinas� prohibidas se refirieran a lascríticas políticas. Considero que Noruega es un paíscivilizado y democrático, y no quisiera tener que cam-biar de opinión, ni siquiera en este momento.

Abogado W: ¿El ministro de justicia no le advirtió al

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135testigo que no se le permitiría publicar artículos sobreproblemas políticos de actualidad?

Trotsky: El propio ministro hubiera considerado quesemejante interpretación es improcedente. Soy perio-dista político desde hace cuarenta años. Es mi profe-sión, señores del jurado y jueces, y esa profesión es laesencia de mi ser. ¿Exigió el gobierno que pague mivisa renunciando a mis convicciones y al derecho deexpresarlas? No, con semejante exigencia el gobiernose autocalumniaría. Por otra parte, inmediatamente des-pués de la misteriosa observación del ministro de justiciasobre las �espinas�, el señor Kolbjornsen me solicitóuna entrevista para Arbeiderbladet. Me dirigí al minis-tro de justicia en tono de broma: �¿No le parece queesto constituirá una intromisión en la política norue-ga?� El ministro respondió, textualmente: �No. Le he-mos concedido una visa; debemos presentarlo a nues-tro público.� Parece que está perfectamente claro. Se-guidamente, en presencia de Martin Tranmael y delministro de justicia, y con la aprobación tácita de am-bos, dije que el gobierno soviético había brindado ayu-da criminal a Italia durante la guerra ítalo-etíope96; que,en términos generales, el gobierno de Moscú se habíaconvertido en un elemento conservador; que la castaburocrática de Moscú falsifica sistemáticamente la his-toria para crearse una imagen más atractiva; que laguerra en Europa será inevitable si la revolución no laimpide... y muchas cosas más. Dudo que haya rosasen esta entrevista que Arbeiderbladet publicó el 26 dejulio de 1935, ¡pero no le faltan espinas!

Permítaseme señalar que unos meses antes la edi-torial del Partido Laborista había publicado mi autobio-grafía. El prefacio de esta obra denuncia impla-

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136cablemente el culto bizantino al �líder� infalible, el ab-solutismo bonapartista de Stalin y de su camarilla y lanecesidad de derrocar a la casta burocrática. Pos-teriormente digo en esas páginas que la lucha contrael bonapartismo soviético es la causa de mi tercer exi-lio. En otras palabras, si yo estuviera dispuesto a re-nunciar a esa lucha, no tendría necesidad de gozar dela hospitalidad noruega. ¡Y eso no es todo, señores deljurado y jueces! El 21 de agosto, una semana antesdel arresto, Arbeiderbladet publicó en primera planauna larga entrevista mía titulada �Trotsky demuestraque las acusaciones de Moscú son un montón de men-tiras�. Es muy probable que los funcionarios del go-bierno hayan leído mis revelaciones sobre las falsifica-ciones de Moscú. La orden de arresto domiciliario, pro-mulgada una semana después, no menciona esta en-trevista sobre asuntos de actualidad, llena de �espi-nas�, sino mis viejos artículos publicados en Francia yen Estados Unidos.

La trama resulta clarísima. Además, puedo citar eltestimonio del ministro de relaciones exteriores Koht,quien afirmó en un mitin electoral unos diez días antesde mi arresto que �no cabe duda de que el gobiernosabía que Trotsky seguiría escribiendo artículos políti-cos, pero se creyó en el deber de permanecer fiel alprincipio democrático del derecho de asilo.� El discursodel señor Koht apareció en el órgano oficial del gobier-no. Todos ustedes lo leyeron. El testimonio público delministro de relaciones exteriores es la refutación cate-górica al ministro de justicia. Para ocultarle la verdadal público a último momento, el ministro de justiciarequisó la carta (en poder de mis secretarios) donderelató la primera entrevista política que concedí, con

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137su colaboración, a la prensa. Ha expulsado brutalmen-te de Noruega a mis dos colaboradores. ¿Por qué? Nisiquiera son exiliados. Sus pasaportes están en regla.Y -más importante aún- son hombres de carácter inta-chable.

Señores del jurado, cuando el gobierno noruego meofreció asilo, me tendió una trampa. No puedo decirlode otra manera. ¿No es monstruoso que una oficinaencargada de supervisar pasaportes - ¡pasaportes! -controle mis actividades científicas y literarias... y paracolmo en otros países? Si los señores Trygve Lie yKonstad hubieran tenido algún poder al respecto, ni elManifiesto Comunista, ni El Capital, ni muchas otrasobras clásicas del pensamiento revolucionario hubie-ran visto la luz, porque son obras de exiliados políticos.El gobierno aduce como ejemplo pernicioso de mi fu-nesta actividad, un artículo publicado legalmente enFrancia y en el semanario burgués Nation de EstadosUnidos. Estoy convencido de que ni León Blum ni elpresidente de los Estados Unidos han exigido la inter-vención del director de la oficina de pasaportes contramis artículos. Moscú exige que se tomen medidas enmi contra, pero el gobierno noruego rehusa admitirlopara no reconocer su dependencia. Por eso justifica suaccionar con falsificaciones.

Abogado W: ¿Cuál es la actitud del testigo con res-pecto a la Cuarta Internacional?

Trotsky: La apoyo. En cierto sentido soy el fundadorde esta tendencia internacional y asumo plena respon-sabilidad por ella.

Abogado W: En ese caso, ¿el testigo se aboca altrabajo revolucionario práctico?

Trotsky: No es fácil separar la teoría de la práctica,

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138ni tampoco tengo la menor intención de hacerlo. Perolas condiciones de mi vida en la Europa �democrática�no me permiten dedicarme al trabajo revolucionario,cosa que lamento enormemente. Cuando la conferen-cia pro Cuarta Internacional, reunida el verano pasa-do, me eligió miembro de su buró en ausencia (diga-mos de paso que se trata de un título más honorarioque práctico), renuncié a este honor por carta, preci-samente para que los Konstads de los distintos paísesno tuvieran la oportunidad de difundir rumores policía-cos.

En lo que se refiere a los cuentos de hadas de laprensa reaccionaria, que me acusa de fomentar la insu-rrección en España, huelgas en Francia y Bélgica, et-cétera, sólo puedo encogerme de hombros. En verdad,la sedición en España es patrimonio de los correligio-narios políticos de los acusados y su abogado.Ciertamente que si pudiera viajar a España para dedi-carme a las tareas prácticas, lo haría de inmediato.Con gusto dedicaría todas mis fuerzas a ayudar a losobreros españoles a derrotar y destruir al fascismo.Por desgracia, sólo puedo escribir artículos y enviarconsejos por correspondencia a los individuos o gruposque me los solicitan.

En concreto, ¿qué quiere el abogado fascista? Esta-mos ante un tribunal, institución creada para castigarlas infracciones a la ley. ¿He violado la ley? ¿Cuál ley?Todos ustedes, señores del jurado, saben que otro abo-gado fascista, el señor H., invitó a los tribunales a ini-ciar una indagación judicial sobre mis actividades, tan-to literarias como terroristas. La petición fue denegadaen dos ocasiones. El procurador fiscal Sund, guardiánde las leyes de este país, declaró a la prensa que los

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139materiales en su posesión no le permiten acusarme deinfringir la ley, ni iniciar una indagatoria judicial en micontra. Esta declaración está fechada el 26 de setiem-bre, cinco semanas después del juicio de Moscú y unmes después de mi arresto. ¡Permítaseme rendir ho-menaje a la valentía y firmeza del procurador fiscalSund! En la declaración expresa su desconfianza res-pecto de los cargos formulados en Moscú y repudia lasmedidas del gobierno noruego en mi contra. Creo queeso basta.

Abogado W: ¿Reconoce el testigo esta carta? ¿Sabequién la escribió?

Trotsky: Es una carta que dicté a uno de mis secre-tarios. Evidentemente fue robada -con perdón de lapalabra- por los acusados en su visita indeseada a micasa. El texto se refiere, en respuesta a una pregunta,a la confianza que un señor X, a quien conozco, puedemerecer o no. Nuevamente, me limito a dar un conse-jo.

Abogado W (irónicamente): ¿Solamente consejos?¿No hay algo más que un consejo?

Trotsky: ¿Quiere decir una orden? (Señal de asen-timiento) En los partidos nazis el �jefe� toma las deci-siones y da las órdenes: órdenes terminantes, aun cuan-do se trate de invadir una casa ajena en horas de lanoche. La Internacional Comunista degenerada ha adop-tado esa clase de hábitos. La obediencia pasiva y elculto que deriva de ella crean esclavos y lacayos, norevolucionarios. Yo no dirijo instituciones; no soy unjefe ungido por el Señor. Mis consejos son sumamentecautelosos y relativos -no es fácil sopesar todos losfactores a distancia- y los interesados los aceptan deacuerdo con la capacidad de engendrar convicciones

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140de los mismos. Evidentemente, los jóvenes que roba-ron esta carta esperaban encontrar pruebas de conspira-ciones, revoluciones y otros crímenes en mi archivo.En política, la ignorancia es mala consejera. Mis cartasno dicen nada que no pueda leerse en mis artículos. Miarchivo complementa mis actividades periodísticas sinla menor contradicción. Inclusive los que quieren acu-sarme...

Presidente del tribunal: No se le acusa de nada. Estáaquí en calidad de testigo.

Trotsky: Lo sé perfectamente, Su Señoría, pero elseñor W...

Abogado W: No acusamos a nadie; nos limitamos adefendernos.

Trotsky: Naturalmente. Pero defienden un ataquenocturno a mi casa explotando y agrandando toda cla-se de calumnias, cualquiera sea su origen. Me defiendode esa �defensa�.

Presidente del tribunal: Está en su derecho. Puedenegarse a responder cualquier pregunta que perjudi-que sus intereses.

Trotsky: No existe tal pregunta, Su Señoría. Estoydispuesto a responder cualquier pregunta que cualquierpersona tenga a bien formularme. No me interesa untribunal a puertas cerradas. ¡Todo lo contrario! Dudoque exista en toda la historia una maquinaria para fa-bricar calumnia tan poderosa como la que se ha puestoen funcionamiento en mi contra. Dicha agencia cuentacon un presupuesto multimillonario. Los señores fas-cistas y los autotitulados comunistas abrevan en lamisma fuente: la GPU. Su colaboración resalta a cadapaso, sobre todo en este juicio. Mi archivo es una delas mejores refutaciones de los rumores y calumnias

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141dirigidos contra mí.

Presidente del tribunal: Por favor, sea específico.Trotsky: Permítaseme entrar un poco en detalle. Los

archivos que abarcan mis actividades posteriores a ju-nio de 1928 se encuentran en otro país. Los documen-tos más viejos son relativamente escasos. Pero las car-tas recibidas y las copias de las respectivas respuestasa lo largo de los últimos nueve años (y se trata demillares de cartas) están a mi disposición. En cual-quier momento puedo poner estas cartas a disposiciónde cualquier comisión imparcial, de cualquier tribunal.En mi correspondencia no hay lagunas ni huecos. Sedesarrolla día tras día, intachablemente completa, ypor su carácter continuo puede mostrar mi pensamientoy actividades. No deja lugar para las calumnias.

Permítaseme tomar un ejemplo de un aspecto de lavida que los señores del jurado conocen bien. Ima-ginemos a un hombre devoto, que trata de vivir deacuerdo con los preceptos de la Biblia. Supongamosque en un momento dado sus enemigos, valiéndose detestimonios o documentos falsos, lo acusan de difundirclandestinamente la propaganda antirreligiosa. ¿Quédiría el hombre ante tamaña calumnia? �He aquí mifamilia, he aquí mis amigos, he aquí mi biblioteca, micorrespondencia de muchos años, he aquí mi vida en-tera. Leed mis cartas, escritas a las personas más di-versas, acerca de los temas más diversos; interrogad alos centenares de personas que he conocido a lo largode muchos años, y os convenceréis de que no podríahaber realizado actividades contrarias a mi personali-dad, a mi código moral.� Este argumento convenceríaa cualquier hombre honesto y razonable. (Señales deasentimiento del presidente del tribunal y de varios

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142miembros del jurado). Mi situación es análoga a la queacabo de describir.

Desde hace cuarenta años defiendo, en las palabrasy en los hechos, las ideas del marxismo revolucionario.

Me atrevo a decir que mi vida entera, específica-mente la situación en que me encuentro hoy, es laprueba de mi lealtad a esta filosofía. Esta lealtad paracon mis creencias me ha granjeado muchos enemigos.Para debilitar la influencia de las ideas que defiendo -yque el carácter de los acontecimientos de nuestra eraconfirma en grado creciente- mis enemigos tratan demanchar mi carácter: me acusan de terrorismo indivi-dual o, peor aun, de mantener vínculos con la Gestapo.Aquí la malicia venenosa se convierte en estupidez.Cualquiera que sea capaz de pensar, que conozca mipasado y mi presente, no necesita una indagatoria pararefutar estas acusaciones sucias. Para los que se pre-guntan o tienen dudas, propongo que hablen con nu-merosos testigos, estudien los documentos políticos másimportantes, sobre todo que estudien los archivos delperiodo de mi actividad que la GPU trata de enlodar. LaGPU es perfectamente consciente de la importancia demis archivos y no tiene escrúpulos respecto de losmedios y arbitrios que emplea para apoderarse de ellos.

Presidente del tribunal: ¿Qué es la GPU? Los se-ñores del jurado quizás no conozcan el significado deesta palabra.

Trotsky: La GPU es la policía política de la URSS. Ensu momento fue el brazo defensivo de la revoluciónpopular, pero se ha convertido en el brazo defensivo dela burocracia soviética contra el pueblo. La burocraciame odia porque combato sus monstruosos privilegios ysu absolutismo criminal. Y esa lucha es la esencia mis-

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143ma de lo que se llama el �trotskismo�. Para dejarmeimpotente ante la calumnia, la GPU trata de apoderar-se de mi archivo, mediante robo, invasión de propie-dad o asesinato.

Presidente del tribunal: ¿Qué pruebas tiene de esto?Trotsky: El 10 de octubre pasado le escribí a mi hijo

en París por segunda o tercera vez: �La GPU hará todocuanto está en su poder por robar mis archivos. Tepido que coloques los documentos que se encuentranen París en alguna institución científica, quizá [la ofici-na parisina del] Instituto de Historia Social de Holan-da, o, mejor aun, alguna institución norteamericana.�97

Apenas mi hijo entregó una parte de los papeles alInstituto de Historia Social, la institución fue saquea-da. Los criminales emplearon un soplete para violaruna puerta, trabajaron en el lugar durante casi toda lanoche, registraron todos los estantes y no se llevaronnada -nada, ni siquiera una suma de dinero que habíaallí- salvo unos cuarenta kilogramos de papeles míos.El método operativo los delata tanto como si el jefe dela GPU hubiera dejado su tarjeta personal en el lugar.Todos los periódicos franceses -salvo, desde luego,l�Humanité, órgano oficial de la GPU - expresaron laconvicción (directa o veladamente) de que el robo sehabía efectuado por órdenes de Moscú. La policía pari-sina rindió homenaje a la eficiencia de la GPU, decla-rando que los ladrones franceses no disponen de herra-mientas tan sofisticadas. Por casualidad, los agentesparisinos de la GPU actuaron con excesiva precipita-ción: la primer remesa de papeles al Instituto de HistoriaSocial incluía apenas la vigésima parte de los docu-mentos que están en París, y se trataba mayormentede viejos periódicos, de interés puramente histórico.

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144Afortunadamente, los ladrones pudieron apoderarse demuy pocas cartas. Pero no se detendrán allí. Anticipoataques más enérgicos, quizás inclusive aquí en No-ruega. Sea como fuere, llamo la atención de los juecessobre el hecho de que la GPU invadió y saqueó el lugardonde están mis archivos poco después de que yomencioné el Instituto de Historia Social en una cartaque pasó por la Oficina de Pasaportes. ¿No tengo razónal afirmar que la GPU tiene agentes en las oficinas no-ruegas encargadas de controlar mi correspondencia?Si es así, el control se convierte en complicidad directacon los ladrones. La hazaña parisina de los agentes deStalin me hace sospechar por primera vez que estoscaballeros (señala a los acusados) también podrían seragentes de la GPU.

Presidente del tribunal: ¿En qué basa su sospecha?Trotsky: Es sólo una hipótesis. Más de una vez me

he preguntado: ¿quién les sugirió a estos jóvenes queinvadieran mi casa? ¿Quién les proporcionó un aparatotan complejo, utilizado por el ejército, para intervenirmi teléfono? Las últimas elecciones demuestran quelos nazis noruegos constituyen un grupo insignifican-te. Al principio pensé que la Gestapo buscaba algo,que la Gestapo empleaba este medio para localizar amis correligionarios alemanes. Creo que su participaciónen este asunto es casi segura.

Presidente del tribunal: ¿Por qué razón?Trotsky: varias semanas antes del ataque los seño-

res fascistas solían aparecer por el jardín e inclusivepor la casa, como posibles compradores de la propie-dad. La actitud de los compradores atrajo mi atenciónvarias veces: al toparse conmigo en el jardín o en lacasa aparentaban no verme, ya que no tenían la valen-

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145tía de enfrentarse conmigo. En general, el coraje deestos jóvenes no está a la altura de sus viles planes,por eso abandonaron su tarea cuando una jovencitavaliente, Hjordis Knudsen, les opuso resistencia. Pocosdías antes del asalto apareció en el jardín un forasteroque vestía pantalones tiroleses. Al verme, se alejó.Cuando se le preguntó qué quería, dijo estúpidamen-te: �Quiero comprar pan�, y se presentó como turistaaustríaco. Pero justamente en ese momento estaba devisita en casa un austríaco, que tras desembarazarseamablemente del individuo nos dijo: �Se dice austría-co, pero su acento es del norte de Alemania.� No mecabe duda, señores del jurado, que este turista sospe-choso tuvo algo que ver en los preparativos del asalto.

El acusado principal, R.H.: Era un turista deMecklenburg que vestía pantalones tiroleses. Teníaapenas dieciocho años. No tenía nada que ver con elplan. Lo conocimos por casualidad en el hotel...

Trotsky: Muy bien. El acusado reconoce que tuvocontacto con el hombre de Mecklenburg que, por algu-na razón que desconocemos, se hizo pasar por austría-co. En cuanto a la edad, el turista no tenía menos deveintitrés años. No tenía por qué venir a nuestra casaa comprar pan, si existen panaderías. Dice que lo co-noció por casualidad en el hotel. No lo creo. Afirmo quelas únicas palabras veraces que pronunció el acusadoson �pantalones tiroleses�. Los fascistas, sobre todo losfascistas alemanes, han demostrado gran odio haciamí. Cuando la prensa francesa realizó una campaña enmi contra, recibió sus materiales más importantes desdeAlemania. Cuando la Gestapo descubrió en Berlín unpaquete de viejas cartas mías, anteriores a la victoriadel nazismo, Goebbels hizo pegar carteles por toda Ale-

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146mania denunciando mis actividades criminales. Misamigos políticos alemanes han sido condenados a de-cenas de años de cárcel.

Abogado W: ¿Cuándo ocurrió esto?Trotsky: Se los arresta y sentencia continuamente,

y en este sentido nada ha cambiado en los últimosmeses. Desde mis primeros años de exilio señalé mu-chas veces en mis escritos que la política de la In-ternacional Comunista en Alemania conduciría a unavictoria nazi. En esa época estaba en boga la dichosateoría del �tercer periodo�. Stalin había dicho: �La so-cialdemocracia y el fascismo no son antípodas, sinogemelos.� Se consideraba que la socialdemocracia erael más peligroso de los dos enemigos. En la lucha con-tra la socialdemocracia los stalinistas terminaron apo-yando a Hitler (en la época del referéndum en Prusia)98.La política de la Tercera Internacional fue una sucesiónde crímenes. Yo llamaba insistentemente a la forma-ción de un frente único con la socialdemocracia, a lacreación de milicias obreras, a la acción seria, no tea-tral, contra las pandillas armadas de la reacción. Sehubiera podido detener al movimiento hitlerista en1929-32. Pero para ello se necesitaba una política dedefensa revolucionaria, no de estupidez burocrática ybravuconada hueca. Los nazis estaban muy al tanto delas diferencias en la clase obrera y comprendían clara-mente el peligro que les representaría una vigorosapolítica de frente único. En este sentido, se entiendefácilmente que la Gestapo emplee a sus correligiona-rios noruegos para apoderarse de mi correspondencia.

Pero también cabe otra explicación. Al preparar eljuicio de Moscú, es dable pensar que la GPU se intere-saría por mi archivo. Organizar un asalto con �comu-

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147nistas� hubiera significado ponerse en descubierto. Eramás conveniente usar fascistas. Por otra parte, la GPUtiene agentes en la Gestapo, así como la Gestapo tieneagentes en la GPU. Cualquiera de los dos hubiera podi-do emplear a estos jóvenes para llevar a cabo su plan.

Acusado R.H. (agitado): ¡No estábamos en contactocon la Gestapo ni con la GPU!

Trotsky: No digo que los acusados conocieran a quie-nes los usaban. La juventud fascista está destinada aservir de carne de cañón para fuerzas que desconocenpor completo.

Abogado W. (muestra algunos ejemplares del Biu-lleten Oppozitsii, publicado en ruso): ¿El testigo es eldirector de esta publicación?

Trotsky: Formalmente, no. Pero soy el colaboradorprincipal. En todo caso, asumo plena responsabilidadpor esta publicación.

Abogado W. (después de que el tribunal hubo escu-chado, a su pedido, fuertes críticas a la burocracia so-viética tornadas del Biulleten): llamo la atención deltribunal sobre el hecho de que el testigo escribió estosartículos durante su estadía en Noruega, por consiguien-te trató de provocar la caída del gobierno constituidode un estado con el cual Noruega mantiene relacionesamistosas.

Trotsky: Compruebo con interés que los fascistasnoruegos defienden al régimen de Stalin en contra mía.Además, junto con el director de la Oficina de Pasapor-tes, me reprochan el haber criticado la política de LeónBlum en Francia. Evidentemente, defienden todos losgobiernos existentes menos el suyo; aquí se reservanel derecho del derrocamiento por la fuerza. Su ataquecontra mi podría parecer un episodio más bien insigni-

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148ficante si se lo toma aisladamente. Pero si reflexiona-mos un poco comprobamos que estamos ante la pri-mera escaramuza de una guerra civil. (El abogado W.levanta los hombros en expresivo gesto de asombro).Sí, sí, ya sé, se hace en nombre del �orden�. El generalFranco se alzó en nombre del �orden�. Hitler preparauna guerra mundial para defender el �Orden� frente albolchevismo. Los fascistas salvan el orden instituyen-do el sangriento desorden. Los fascistas noruegosempezaron tratando de desordenar mis papeles. Peroeso es porque todavía son demasiado débiles como paracometer otros crímenes.

Abogado W.: ¿El Biulleten está proscrito en Rusia?Trotsky: Por supuesto.Abogado W: Sin embargo, dice que sus ideas tienen

numerosos partidarios en la URSS. Así vemos que eltestigo, durante su estadía en Noruega, ha enviado clan-destinamente el Biulleten a Rusia.

Trotsky: Yo personalmente, no lo hago. Sin embar-go, no me cabe duda de que el Biulleten y sus ideasllegan a la URSS. ¿Cómo? De muchísimas maneras. Entodo momento hay centenares, cuando no miles, deciudadanos soviéticos en el extranjero: diplomáticos,delegaciones comerciales, marineros, hombres de ne-gocios, técnicos, estudiantes, artistas, atletas. Algu-nos leen el Biulleten, por supuesto que clandestina-mente, pero lo prefieren a la prensa soviética oficial.Me he enterado de que el mismísimo Litvinov siemprelleva un ejemplar de la última edición del Biulleten enel bolsillo. Sin embargo, no lo afirmo bajo juramentoporque no quiero crearle problemas a este diplomáticosoviético. (Sonrisas en el tribunal). Los dignatarios delKremlin son los suscriptores más fieles del Biulleten,

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149con el cual suelen polemizar en sus discursos. Que lesguste, es otra cosa. Al leer estos discursos en la pren-sa, los ciudadanos soviéticos tratan de leer entre lí-neas. Es poco, pero es algo.

Aprovecho esta oportunidad para señalar que elBiulleten aparece desde hace ocho años: en ese perio-do residí principalmente en Turquía y en Francia. Has-ta 1933 el Biulleten apareció en Alemania; Hitler loproscribió cuando llegó al poder. En este momento, elBiulleten aparece en Francia, en conformidad con lasleyes de prensa francesas. El gobierno turco mantienerelaciones estrechas con el Kremlin, pero nunca tratóde interferir en mi actividad literaria. El honor de ini-ciar esta tarea pertenece en primer lugar a Hitler, ensegundo lugar a los fascistas noruegos y en tercer lu-gar al gobierno noruego.

Abogado W. (muestra el testigo el Biulleten Nº 48):¿El testigo es el autor del editorial sin firma de estaedición [�Acerca de la sección soviética de la CuartaInternacional�]?

Trotsky: ¿Al abogado defensor también le interesaeste artículo? Me veo obligado a señalar una coinci-dencia notable. Hace un par de semanas el jefe de lapolicía noruega, señor Askvig, aquí presente, vino averme a Sundby (donde cumplo mi arresto domicilia-rio) para hacerme la misma pregunta sobre el editorialdel Biulleten de febrero de 1936... en nombre de laOficina de Pasaportes. Le pregunté si el señor Konstadpensaba entablar una indagatoria judicial. En ese caso,¿sobre qué bases? ¿En virtud de qué ley? Consideréque la pregunta del señor Konstad era insolente y menegué a responder. Y ahora el mismo ejemplar delBiulleten está en manos del abogado W...

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150Presidente del tribunal: El abogado defensor tiene

el derecho de conocer todos los materiales relaciona-dos con la investigación preliminar.

Trotsky: Perfectamente. Pero, ¿quién introdujo estaedición del Biulleten en la investigación preliminar?

Procurador fiscal: La defensa solicitó que se lo in-cluyera en el proceso. Yo me opuse, porque no veo quérelación existe entre el documento y el caso.

Trotsky: Por consiguiente, señores del jurado y jue-ces, el director de la Oficina de Pasaportes trató desonsacarme ilegalmente, por intermedio de la policía,informes que pudieran ayudar a la defensa de quienesasaltaron mi vivienda. ¿No es un escándalo? ¡Y el go-bierno �socialista� confía la supervisión de mi corres-pondencia a este caballero!

En cuanto al artículo, no tengo razón alguna paranegar ante este tribunal que yo soy el autor. Además,apareció bajo mi firma en varios periódicos de Europay Estados Unidos. El artículo se refiere a la persecucióna los trotskistas en la URSS. He escrito decenas deartículos similares. Se diría que el abogado defensor seempeña en impedirme criticar a la policía stalinista. Nome sorprende: los fascistas roban mis papeles en No-ruega, la GPU los roba en París, y esta unidad de ac-ción engendra mancomunidad de intereses.

(Tras leer algunos pasajes del artículo en cuestión,el abogado W. le muestra al testigo un libro publicadoen París en 1936: Terrorismo y comunismo, por LeónTrotsky)

Abogado W: ¿El testigo es el autor del prefacio deeste libro, fechado en 1936 y, por consiguiente, escritoen Noruega?

Trotsky: La pregunta es innecesaria. El prefacio lle-

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151va firma y fecha. El libro apareció en 1919 y luego fuetraducido a varios idiomas. El origen de esta obra es elsiguiente: Karl Kautsky, el teórico de la Segunda Inter-nacional, había escrito un libro contra el �terrorismo�de los bolcheviques. Yo salí en defensa de mi partido.Desde luego, no se trata del terrorismo individual, quelos marxistas siempre rechazamos, sino de la acciónrevolucionaria de las masas. No sé si la Oficina de Pa-saportes considera que este libro es criminal o no, peroel ministro de justicia, el presidente del consejo y otrosmiembros del gobierno noruego estaban en la In-ternacional Comunista en la época en que apareció estelibro. Todos lo han leído. Cuánto recuerdan o hasta quépunto lo entendieron es otro asunto...

(A pedido del abogado W. se leen varios pasajes delprólogo del libro)

Trotsky: Está claro que los acusados cometieron unerror al robar mis papeles: el carácter revolucionariode mi programa está mucho más extensa y vigorosa-mente expresado en mis libros. Ni los medicamentosde la Oficina de Pasaportes noruega me curarán de misideas subversivas.

Abogado W. (muestra como prueba otro libro de LeónTrotsky, La revolución traicionada): ¿El testigo escri-bió este libro en Noruega?

Trotsky: Sí, y tuve la suerte de poder terminarlo yenviar dos manuscritos para ser traducidos en Franciay Estados Unidos, antes de mi arresto. Las otras copiasdel manuscrito cayeron en manos de la Oficina de Pa-saportes que, con ayuda de estudiosos y diplomáticos,se pasó dos meses tratando de descubrir si yo habíaescrito una obra científica o política. Al recibir las co-pias de la edición francesa el señor Konstad comprendió

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152que sus esclarecidos esfuerzos eran vanos; lo cual nome ahorró bastante angustia mental y pérdidas mate-riales. Sin embargo, nadie, fuera de Noruega, protestópor la publicación de este libro. Por el contrario, hepodido comprobar con satisfacción que el público fran-cés lo recibió muy bien.

Abogado W.: ¿Al decir �muy bien� el testigo quieredecir que fue muy leído?

Trotsky: Eso, y algo más. Me refiero a los artículossuscitados por este libro en toda clase de periódicos,de las más diversas tendencias. Naturalmente, la ma-yoría de las publicaciones repudia implacablemente misconclusiones políticas. Pero casi todos los críticos lle-van mi libro a la atención del público lector. El señorCaillaux, ex presidente del Consejo [de diputados deFrancia], a quien de ninguna manera puedo considerarun correligionario político, fue uno de los primeros queexpresó una opinión al respecto. Podría citar muchasotras opiniones.

Pero, señores del jurado, ¿no es asombroso, no esgracioso que por alguna razón yo me vea obligado adefender ante un tribunal noruego mi derecho de pu-blicar libros en Francia? El gobierno noruego se ha co-locado en una posición de la que ya no podrá salir condignidad.

(A pedido del abogado, el testigo traduce del fran-cés al alemán algunos pasajes del libro, donde se dis-cute el derrocamiento inevitable de la burocracia bona-partista por las masas trabajadoras de la URSS.)

Abogado W.: Quiero subrayar que estas páginas fue-ron escritas en Noruega.

Trotsky: Y yo quiero subrayar que la oligarquía so-viética tiene defensores alertas -espero que desin-

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153teresados- entre los fascistas noruegos. Sea como fue-re, Stalin y el señor Quisling99 han colaborado en miarresto.

El juicio de Moscú(Tras un receso de media hora, el abogado defensor

W. lee ante el tribunal, en alemán, una crónica del jui-cio de los dieciséis y le formula una pregunta al testi-go. El abogado procurador objeta la pregunta porirrelevante, tanto más cuanto que el asalto fascistacontra la casa de Trotsky fue anterior al anuncio deljuicio de Moscú. El presidente del tribunal da lugar a laobjeción.)

Trotsky: Recomiendo enérgicamente al tribunal quele brinde al abogado defensor la oportunidad de for-mularme todas las preguntas que considere oportu-nas, sobre todo con respecto al juicio de Moscú. Escierto que el juicio fue posterior al asalto contra micasa. Pero es posible que el ataque solo haya sido unepisodio en la preparación del juicio de los dieciséis,así como el robo de mi archivo en París es seguramen-te una parte de los preparativos de un nuevo juicio. Porotra parte, al tribunal le interesa conocer el caráctermoral y político del testigo.

Presidente del tribunal: Dado que el testigo está dis-puesto a responder a las preguntas, el tribunal no tie-ne objeciones.

Abogado W.: ¿Qué puede decir el testigo sobre lascausas de ese juicio?

Trotsky: La pregunta es demasiado vaga. Estamosen un tribunal de justicia. El abogado defensor es unjurista. No nos interesan las �causas�. Debió formularla pregunta con mayor precisión: ¿las acusaciones for-

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154muladas en contra mía en el juicio de Moscú son ver-daderas? Respondo: no, son falsas. ¡No tienen una solapalabra de verdad! Y no se trata de un error legal ojudicial, sino de una trama deliberada. La GPU empezóa preparar este juicio hace por lo menos diez años. Esdecir que comenzó a prepararlo mucho antes del asesi-nato de Kirov, que sólo fue un �accidente� en el cursode los preparativos. Yo tuve tanta participación en elasesinato de Kirov como cualquiera de los presentes.La misma, señores del jurado. El principal organizadorde la falsificación legal de Moscú, el crimen más gran-de de nuestro tiempo y quizás de todos los tiempos, esStalin. (Todos escuchan con gran atención). Soy ple-namente consciente de la gravedad de mis palabras yde la responsabilidad que asumo. Sopeso cada pala-bra, señores del jurado.

Continuamente leemos artículos periodísticos queachacan todo el asunto a la enemistad personal de Staliny Trotsky. Hablan de �lucha por el poder� y �rivalidad�.Debemos rechazar estas explicaciones por superficia-les, estúpidas, inclusive absurdas. Desde hace treceaños, en la URSS, decenas de miles de llamados trots-kistas sufren persecuciones rabiosas, son arrancadosde su trabajo y su familia, pierden sus hogares y todolo demás, en muchos casos la vida: ¿todo esto puedeatribuirse a la rivalidad personal entre Stalin y Trots-ky? La revolución traicionada, el libro que tanto moles-ta al abogado defensor, fue escrito antes del juicio deMoscú; la prensa reconoce que allí está la verdaderaexplicación política e histórica del juicio. Sólo podréreferirme a eso muy brevemente aquí. Puedo entenderla vergüenza que un forastero, sobre todo un jurista,sentiría ante el juicio de Moscú. Nadie puede creer que

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155toda la Vieja Guardia bolchevique se haya vuelto fas-cista. Hasta el propio juicio parece una pesadilla. Engeneral, muchos no entienden qué necesidad tuvo elgobierno soviético de montar esta pesadilla, ni cómologró que los acusados presentaran falso testimonio encontra de sí mismos.

Permítaseme decir que es imposible analizar el jui-cio de Moscú con los criterios ordinarios del sentidocomún. Este se basa en las experiencias cotidianas deuna vida normal y pacífica. Ahora bien, Rusia ha pasa-do por una revolución social de envergadura colosal.Le falta mucho para alcanzar un nuevo equilibrio inter-no. Tanto las relaciones sociales como las ideas siguenestando sumamente trastornadas. Lo primero a teneren cuenta es la contradicción fundamental que desga-rra hoy a la sociedad soviética.

La revolución tuvo por objetivo crear una sociedadsin clases, es decir, sin una mayoría desposeída y unaminoría privilegiada. Una sociedad de este tipo no ne-cesitaría el poder coercitivo del estado. Los fundadoresdel régimen supusieron que todas las funciones socia-les serían desempeñadas por los propios ciudadanos,sin una burocracia profesional que dominara a la ciu-dadanía en su conjunto. Diversas causas históricas, queno mencionaré aquí, han conspirado para que la es-tructura real de la sociedad soviética actual entrara encontradicción flagrante con este ideal. Una burocraciaabsolutista se ha encaramado por encima del pueblo.Posee el poder y controla las riquezas del país. Goza deprivilegios inauditos, que aumentan año a año.

La posición de la casta que detenta el poder es esen-cialmente falsa. Se ve obligada a ocultar sus privile-gios, a mentirle al pueblo, a emplear fraseología comu-

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156nista para justificar relaciones y hechos que no tienennada que ver con el comunismo. El aparato burocráticono permite que nadie llame a las cosas por sus verda-deros nombres. Todo lo contrario: exige constantementeque se emplee la terminología �comunista� convencio-nal... lo cual sirve para ocultar la verdad. Las tradicio-nes del partido y sus documentos fundamentales seencuentran en franca contradicción con la realidadimperante. Por consiguiente, la oligarquía dominanteobliga a historiadores, economistas, sociólogos, profe-sores, maestros, propagandistas, jueces, a interpretarlos documentos y la realidad, pasada y presente, demanera tal que concuerden, al menos en las apariencias.La ideología oficial está preñada de mentiras obligato-rias. La gente piensa una cosa y escribe y dice otra. Elabismo entre la palabra y la realidad crece continua-mente; año a año se revisan las formulaciones sacro-santas. Examínense las sucesivas ediciones de un mis-mo libro, por ejemplo una enciclopedia, y se verá quecada nueva edición contiene evaluaciones diferentessobre las mismas personas, los mismos hechos algu-nas más y más halagüeñas, otras más y másinsultantes. Bajo el azote de la burocracia miles dehombres realizan un trabajo sistemático de falsifica-ción �científica�. La menor sombra de crítica o de obje-ción, el menor desacuerdo, son castigados como crí-menes infames.

Puede decirse sin temor a exagerar que la burocra-cia ha saturado la atmósfera política de la URSS con elespíritu de la Inquisición. Las mentiras, calumnias yfalsificaciones no son armas circunstanciales que seesgrimen contra adversarios políticos, sino una deriva-ción orgánica de la posición falsa de la burocracia en la

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157sociedad soviética. La prensa de la Internacional Co-munista, como el periódico que ustedes conocen, essólo un pálido reflejo de la prensa soviética. Pero larealidad se hace sentir a cada paso, desenmascara lamentira oficial y avala la crítica de la Oposición: de ahíque la burocracia deba recurrir a métodos cada vezmás fuertes para demostrar su infalibilidad. Al princi-pio relevaban a los opositores de sus funciones, luegolos deportaban a zonas alejadas y por último les nega-ban trabajo. Fueron objeto de calumnias cada vez masvenenosas. Cuando el público se cansó y dejó de darcrédito a los artículos polémicos, se hizo necesariomontar los juicios sensacionales. Realmente no lesquedaba otro recurso que el de acusar a sus adversa-rios de criminales, no contra los privilegios de la nuevaaristocracia, sino contra los intereses del pueblo. Encada nueva etapa las acusaciones se volvían mas mons-truosas. Esa es la atmósfera política y la sicología so-cial que han posibilitado el espectáculo dantesco deljuicio de Moscú. En el juicio a Zinoviev, la burocraciaalcanzó la cumbre -mejor dicho, cayó al pozo- máxi-ma.

Si en términos generales la preparación del juiciofue muy prolongada, hay muchos factores que nos ha-cen pensar que el desenlace se anticipo unas sema-nas, quizás unos meses, a los deseos de sus responsa-bles. La impresión causada por el asalto de estos caba-lleros, los acusados aquí presentes, se contrapuso alos planes de Moscú. La prensa de todo el mundo habla-ba, y con razón, de los vínculos entre los nazis norue-gos y la Gestapo. Se iba a realizar un juicio en el cursodel cual quedarían revelados en toda su gravedad misantagonismos con los fascistas. Era necesario borrar a

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158toda costa la impresión causada por la desafortunadaaventura. Es muy probable que Stalin exigiera a la GPUque acelerara el juicio. Los datos oficiales demuestranque las �confesiones� más importantes les fueron arran-cadas a los acusados en la última semana de la in-vestigación preliminar, en vísperas del juicio, entre elsiete y el catorce de agosto. Con tanto apuro, resulta-ba difícil lograr que los testimonios concordaran entresí y con los hechos. Además, los directores de escenanecesitaban las confesiones de los acusados para lle-nar baches en las acusaciones. A partir de que los dieci-séis acusados se reconocían culpables del asesinato deKirov o de preparar otros asesinatos -algunos inclusiveconfesaron vínculos con la Gestapo- ¿por qué el fiscalhabría de molestarse en encontrar pruebas, eliminarcontradicciones flagrantes, anacronismos, disparates?Dado que no tienen que rendirle cuentas al pueblo,prestan poca atención a los detalles; dado que no sonresponsables ante un electorado, se vuelven descuida-dos. El fiscal Vishinski no sólo carece de escrúpulos;carece también de talento. Sustituye las pruebas porla invectiva. En la declaración de las acusaciones, en elpedido de penas, las contradicciones se amontonan unassobre otras.

Evidentemente no puedo analizar, ni siquiera enu-merar, estas contradicciones aquí. Mi hijo mayor, LeónSedov, a quien el Borgia de Moscú metió en este casopara alcanzarme a mí (creía indudablemente que a mihijo le resultaría más difícil encontrar coartadas que amí) publicó hace poco en París un Libro Rojo, dedicadoal juicio de Moscú. Las ciento veinte páginas de estedocumento revelan la incoherencia de las acusacionesdesde el punto de vista fáctico, psicológico y político.

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159Sin embargo, mi hijo no tiene acceso ni a la décimaparte de los documentos a mi disposición (cartas, artí-culos, testimonios de testigos, recuerdos personales).Ante cualquier tribunal los acusadores de Moscú hu-bieran aparecido como falsificadores que no reparanen medios para defender los intereses de la nueva cas-ta privilegiada.

Algunos juristas occidentales (el señor Pritt en In-glaterra, el señor Rosenmark en Francia) se basan enlas confesiones �plenas� de los acusados para presen-tarle un certificado de buena moral a la GPU. Algún díaestos defensores legales de Stalin lamentarán su celoprecipitado e irreflexivo; la verdad, superando todoslos obstáculos, destruirá más de una reputación. LosPritts engañan al público presentando las cosas comosi dieciséis personas, sospechosas de pertenecer a unapandilla de criminales, hubieran entregado confesio-nes que, a pesar de la ausencia total de pruebas mate-riales, pintan un cuadro convincente de los preparati-vos para el asesinato de Kirov y otros crímenes. Enrealidad, los acusados y grupos de acusados del juiciode los dieciséis no estaban vinculados entre sí, ni porel caso Kirov, ni por ningún otro caso. En los documen-tos oficiales leemos que después del asesinato de Kirovfueron fusilados ciento cuatro �guardias blancos� des-conocidos (entre los cuales había mas de un militantede la Oposición) y luego catorce personas, acusadasfalsamente o por asociación con el grupo de Nikolaevque asesinó a Kirov, también fueron fusiladas. Los ca-torce también habían �confesado�, sin embargo nadiemencionó a ninguno de los futuros acusados del juiciode los dieciséis. El caso Zinoviev-Kamenev es una fa-bricación de Stalin que no tiene nada que ver con el

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160juicio anterior del caso Kirov. Las �confesiones� de losdieciséis, obtenidas en etapas sucesivas, no proporcio-nan un cuadro de la actividad terrorista de la personaen cuestión. Por el contrario, se comprueba cómo losacusados, guiados por los acusadores, evitan cuidado-samente toda mención concreta de tiempo y lugar.Acabo de recibir el informe oficial sobre el juicio deMoscú. ¡Este librito condena a quienes perpetraron elfraude judicial! ¡Página tras página los acusados, pre-sos de una especie de histeria, denuncian sus propioscrímenes sin poder decir nada concreto! No puedendecir nada concreto, señores del jurado, porque no hancometido ningún crimen. Sus confesiones debían per-mitirle a la camarilla que detenta el poder poner fin asus adversarios, incluyéndome a mí, su �enemigo nu-mero uno�.

�¿Pero por qué, qué razón tendrían los acusados paraatribuirse crímenes que jamás cometieron y provocarasí su propia destrucción?�, preguntan los abogados dela GPU. Es una objeción profundamente deshonesta.¿Los acusados confesaron por propia voluntad?

En el curso de muchos años la garra que los apreta-ba se fue estrechando más y más, de modo que al finalsu única esperanza de salvación estaba en la sumisiónabsoluta, la postración total, el servilismo histérico enpresencia del verdugo, cuyas palabras y gestos debíanimitar. La capacidad de resistencia del sistema nervio-so humano tiene límites. La GPU no necesitó torturasfísicas ni drogas especiales para llevar a los acusados aun estado tal en que sólo podían buscar la salida de susituación intolerable en la complicidad ilimitada consu propia denigración. Todo lo que se necesitó parallevarlos a ese estado fue la humillación, el sufrimiento

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161y la tortura mental continuas, aplicadas contra los acu-sados más prominentes y sus familias durante un pe-riodo de diez años (para algunos, trece años).

La pesadilla de las �confesiones� resulta explicablesi uno no pierde de vista por un solo instante que, a lolargo de estos años, los acusados renegaron de suscreencias en muchas ocasiones: ante la comisión decontrol partidaria; ante asambleas; nuevamente antelas comisiones y, por fin, ante un tribunal. En cadaocasión confesaban exactamente lo que se les obliga-ba a confesar. Al principio se trataba de cuestiones pro-gramáticas. La Oposición había luchado durante mu-cho tiempo por la industrialización y colectivización dela agricultura. La burocracia se resistió durante muchotiempo, pero finalmente se vio obligada a tomar esecamino. ¡Entonces acusó a la Oposición de oponerse ala industrialización y a la colectivización! ¡Allí tienenustedes la síntesis del método stalinista! Luego se lesexigió a los militantes de la Oposición que querían vol-ver al partido que se reconocieran culpables del �error�cometido por la burocracia. Pudo realizar esta manio-bra jesuítica debido a que las ideas de la Oposiciónsólo eran accesibles a algunas decenas o cientos demiles de personas, sobre todo de los estratos superio-res de la sociedad; las masas populares las descono-cían debido a que la burocracia obstaculizaba implaca-blemente la difusión de nuestros escritos.

Tras las bambalinas se realizaban largas y penosasnegociaciones entre los militantes de la Oposición arre-pentidos y los funcionarios de las comisiones de con-trol, que en realidad son organismos de la GPU: ¿cuá-les eran los errores a reconocer y de qué manera de-bían hacerlo? Los jesuitas de las comisiones de control

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162siempre acababan por imponerse. Los dirigentes par-tidarios sabían muy bien que estos actos de arrepenti-miento carecían de todo valor moral y que su único finera el de reafirmar ante las masas el dogma de la infa-libilidad de los jefes. Más adelante la burocracia em-pezó a exigirle renunciamientos nuevos y aún máshumillantes al mismo adversario que ya se había arre-pentido (es decir, renunciado a su derecho a criticar)mucho tiempo atrás. A la primera señal de resistenciael inquisidor respondía: �¡Ajá, de manera que todastus declaraciones anteriores de arrepentimiento no eransinceras! ¡No quieres ayudar al partido a combatir asus enemigos! ¡Quieres volver al otro lado de la barri-cada!�

¿Qué alternativa les quedaba a los capituladores -los ex militantes de la Oposición- que ya habían caídoen la autodenigración? ¿Resistir? Demasiado tarde. Yaestaban atrapados. No podían volver a la Oposición:ésta no les hubiera brindado su confianza. Por otra parte,ya no les quedaba voluntad política. Su autodenunciaprevia los había aplastado, el peligro era constante, lasamenazas de represalias contra sus familias no cesa-ban, la policía los chantajeaba, y así es como doblaronla rodilla a cada paso y se hundieron cada vez más.

En el primer juicio a Zinoviev y Kamenev [1935],tras sufrir horrendas torturas mentales, los acusadosresolvieron aceptar la responsabilidad moral por losactos terroristas que se les imputaban, en su carácterde ex militantes de la Oposición. Poco después la GPUempezaría a utilizar la confesión como punto de parti-da para un nuevo chantaje. A una señal de Stalin laprensa oficial empezó a exigir la pena de muerte. LaGPU organizaba manifestaciones frente a la sala del

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163tribunal, al grito de �¡Muerte a los asesinos!� Así pre-pararon a los condenados para sus nuevas confesio-nes. Kamenev resistió más que Zinoviev. El 27 de juliode 1935 le celebraron un nuevo juicio, a puertas cerra-das, para darle a entender que su única esperanza desalvación -mejor dicho, sombra de esperanza- radica-ba en la colaboración absoluta con quienes estaban enel poder. Aislado del mundo exterior, careciendo deseguridad interna, vulnerable, sin perspectivas, sin unrayo de luz, Kamenev se quebró. Los acusados que apesar de las torturas inconfesables siguieron defen-diendo su dignidad, fueron fusilados sin juicio ni publi-cidad por la GPU. Así es como Stalin �seleccionó� ypreparó a los acusados del reciente juicio de Moscú.Esa es la realidad, señores del jurado. Lo demás esmentira y engaño.

�¿Por qué ocurren estas cosas?�, se preguntarán.Porque se busca aplastar todo lo que sea oposición,crítica, desmoralizar y enlodar a todo el que se opongaa la burocracia o simplemente se limite a no cantarleloas. Y no sólo en este punto se realiza esta obra dia-bólica en contra mía. Pero debo remontarme a una fe-cha anterior.

En 1928, tras los primeros arrestos masivos en elpartido, la burocracia ni siquiera se atrevía a soñar conla liquidación física de la Oposición. Al mismo tiempo,no podía sentarse a esperar su capitulación. Yo dirigíala lucha desde el lugar donde me habían deportado[Alma Ata]. Por fin, la camarilla en el poder no pudoencontrar otra solución que la de desterrarme, com-pletamente, expulsarme del país. En la reunión del BuróPolítico (mis amigos me enviaron un informe que in-mediatamente di a publicidad), Stalin dijo: �En el ex-

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164terior Trotsky quedará aislado. Tendrá que escribir parala prensa burguesa, lo cual nos dará la oportunidad deenlodarlo. La socialdemocracia lo defenderá y nosotroslo desacreditaremos a la vista del proletariado mun-dial. Si revela algo, lo acusaremos de traidor.�

A ese cálculo astuto le falta perspicacia. Stalin notuvo en cuenta la fuerza y la importancia de las ideas.En el extranjero publiqué obras destinadas a educar ala juventud. En todos los países se organizaron gruposque comparten mis ideas. Surgieron periódicos basa-dos en el programa que sustento. Recientemente serealizó un congreso internacional bajo la égida de laCuarta Internacional. Golpeado por sus enemigos, elmovimiento sigue creciendo, mientras que la Interna-cional Comunista cae en las garras de la confusión ydel desorden. Ahora que ha perdido autoridad interna-cional, Stalin no puede retener el mando sobre la bu-rocracia y, por consiguiente, el poder sobre el pueblo.El crecimiento de la Cuarta Internacional, de la cualllegan noticias a la Unión Soviética, constituye un gra-ve peligro para él. En fin, no hay nada que la camarilladominante tema más que a las tradiciones vivas de laRevolución de Octubre, inexorablemente hostiles a lanueva casta privilegiada.

Es por todo esto que la lucha de Stalin y su grupocontra mí jamás cesa ni por un solo instante. Todas lascapitulaciones de los últimos trece años contienen al-guna declaración en mi contra. Las declaraciones indi-viduales o colectivas de este tipo se cuentan por dece-nas de miles. Sin repudiar a Trotsky, sin denigrar aTrotsky, ningún ex militante de la Oposición puede so-ñar con volver al partido, ni siquiera con conseguir unpedazo de pan. Año a año los renunciamientos se vuel-

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165ven más humillantes, los insultos contra Trotsky másgroseros, las calumnias más mendaces. Se educa a losacusados y a sus jueces en este espíritu. Paso a pasollegan a su grado de desmoralización actual. El organi-zador de todo esto, el responsable de la desmoraliza-ción -nuevamente, lamento tener que decirlo en untribunal a puertas cerradas- es Stalin. El juicio recienteno cayó como trueno de un cielo despejado. Es la con-sumación de una larga serie de renunciamientos falsosen contra mía. Cuando Stalin comprendió el error quehabía cometido al desterrarme, trató de repararlo a sumanera, con sus métodos típicos. El fraude judicial queha asombrado a la opinión pública mundial fue tan sóloun eslabón inevitable en una larga cadena de hechos.Lo previmos y anunciamos públicamente.

El juicio reciente se basó en la acusación de terro-rismo. Señores del jurado: si yo creyera que el terro-rismo individual sirve a la causa de la liberación de lahumanidad, no lo dejaría de propagandizar y aplicar.Con frecuencia mis enemigos me han acusado y perse-guido por mis ideas. Es lo que acaba de hacer el go-bierno noruego. Pero hasta el momento nadie me haacusado de ocultar mis ideas. Si invariablemente mepronuncio contra el terrorismo individual -y esta posi-ción no data de ayer, sino de los primeros días de miactividad revolucionaría- es porque lo considero no sóloineficaz sino, peor aun, nefasto para el movimientoobrero. En Rusia había dos partidos terroristas, conoci-dos en el mundo entero: el Voluntad del Pueblo(Narodnik) y el Partido Social Revolucionario. Los mar-xistas rusos nos organizamos como partido de masasen el curso de una lucha intransigente contra el terroris-mo individual. Nuestro argumento principal era que este

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166método desorganiza más al partido revolucionario queal gobierno. No es por nada que la burocracia bona-partista de la URSS busca ávidamente esta clase decrimen, o inclusive lo inventa, para achacárselo luegoa sus adversarios políticos. El asesinato de Kirov nopodía conmover siquiera mínimamente el poder absolutode la burocracia. Por el contrario, le dio la oportunidadesperada de exterminar a centenares de personas aquienes temía, de enlodar a sus adversarios, de sem-brar la confusión en las mentes de los obreros. Losresultados de la aventura de Nikolaev confirmaron to-talmente -no podía ser de otra manera- el repudio tra-dicional del marxismo al terrorismo, repudio al que soyfiel desde hace cuarenta años y del que ni soñaría apar-tarme hoy.

Si aparecen tendencias terroristas en determinadossectores de la juventud soviética, eso no es resultadode la actividad política de la Oposición, sino, por elcontrario, de la derrota de la Oposición, de la prohibi-ción de pensar y protestar: son el resultado de la ira yla desesperación. La GPU se apropia ávidamente de lossentimientos terroristas, los fomenta, crea una espe-cie de organización clandestina en la que el desgracia-do terrorista se encuentra rodeado de agentes provoca-dores. Así ocurrió en el caso de Nikolaev. Sí uno estu-dia cuidadosamente los documentos oficiales, compren-de sin lugar a dudas que Stalin, Iagoda y el propioKirov sabían que se estaba preparando un atentado enLeningrado. La GPU sólo tenía que inmiscuir a los diri-gentes de la Oposición, luego descubrir la conspiraciónen vísperas del atentado y cosechar los beneficios políti-cos. ¿Nikolaev era agente de la GPU? ¿Era un agentedoble? Verdaderamente, no lo sé. Sea como fuere, apre-

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167tó el gatillo antes de que Stalin e Iagoda tuvieran tiempode implicar a sus enemigos políticos. A partir de losprimeros meses de 1935, basándome únicamente enlos documentos oficiales, desenmascaré la provocaciónpolicial en el caso Kirov. (Publiqué un trabajo bajo eltítulo de La burocracia stalinista y el asesinato de Kirov)Escribí que el fracaso de la intriga, lo cual le costó lavida a Kirov, lejos de detener a Stalin, lo obligaría amontar un caso mucho más grande. No era necesarioposeer el don de la profecía para preverlo bastaba co-nocer las circunstancias, los hechos y las personas.

Como ya he señalado, la GPU obtuvo un solo bene-ficio con el asesinato de Kirov: todos los acusados reco-nocieron -con el caño de una pistola apoyada en lasien- que la responsabilidad moral del crimen cometi-do por Nikolaev recaía sobre ellos. Ni los acusados, nilos jueces, ni la opinión pública estaban preparadospara otra cosa. Pero no todo estaba perdido. Stalin es-taba resuelto a capitalizar el cadáver de Kirov. La GPUempezó a exhumar periódicamente el cadáver paranuevas acusaciones, confesiones, ejecuciones. Despuésde un periodo de entrenamiento psicológico de diecio-cho meses, durante el cual los acusados más im-portantes permanecieron en la cárcel, la GPU les pre-sentó el ultimátum: tendrían que ayudarle a rastrearel hilo de la acusación de terrorismo hasta Trotsky. Enla indagatoria preliminar del juicio a los dieciséis elproblema sólo se pudo haber planteado de la siguientemanera:

�Ustedes ya no nos resultan peligrosos -habrán di-cho los agentes de Stalin a Zinoviev, Kamenev y losdemás presos-. Ustedes lo saben. Pero Trotsky no serinde. Nos combate en el terreno internacional. La gue-

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168rra se avecina� (los bonapartistas siempre apelan a lossentimientos patrióticos). �Debemos liquidar a Trotskya cualquier precio y sin demora. Comprométanlo.Inmiscúyanlo en los atentados terroristas. Vincúlenloa la Gestapo.�

Pero nadie nos creerá -habrán dicho los acusadosde siempre-. Nos comprometeremos nosotros sin afec-tarlo a él...�

Así habrán sido las negociaciones. los candidatosque no quisieron prestarse al juego fueron fusiladossin juicio para que los demás comprendieran que noles quedaba opción.

Los magistrados habrán contestado: �A ustedes noles interesa que se les crea o no. A ustedes les interesademostrar que todo lo que dijeron antes no eran de-claraciones hipócritas, que la lealtad que le profesan alpartido� (vale decir, a la casta dominante) �es sincera,que están dispuestos a sacrificarse por ella�.

Si les hubiera asaltado el deseo de ser honestos -yen la cárcel no tenían por qué abrigar escrúpulos- losmagistrados investigadores podrían haber agregado:

�¿Los que saben no les creerán? No importa. ¡Sonmuy pocos los que se atreverán a protestar! Las menti-ras fascistas nos servirán. ¿Los demócratas? No abri-rán el pico. Las democracias francesa y checoslovacacallarán más que una tumba por razones patrióticas.León Blum depende de los comunistas, quienes haráncualquier cosa que les ordenemos. ¿Los �amigos de laUnión Soviética�? Tragarán cualquier cosa con tal de noreconocer lo ciegos que han sido. La burguesía inter-nacional, que reconoce a Trotsky como teórico de larevolución permanente, no puede tener interés en apo-yarlo contra nosotros. La prensa de la Cuarta Interna-

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169cional es todavía débil. Las masas escucharán sola-mente lo que decimos nosotros, no las respuestas deTrotsky.�

Esos fueron los cálculos de Stalin, y no se equivocómucho. Los acusados capitularon otra vez y aceptaronlos papeles trágicos y deshonrosos que les asignaron.

No aceptaron confesar todo lo que se les exigió. Losmatices de las confesiones revelan las luchas de-sesperadas que sucedieron tras las bambalinas en vís-peras del juicio. No hablaré aquí de los jóvenes sospe-chosos a quienes supuestamente envié a Rusia... y dequienes jamás había oído hablar. Ni uno solo de losviejos revolucionarios reconoció mantener vínculos conla Gestapo: la GPU no pudo obligarlos a rebajarse has-ta ese punto. Smirnov y Goltsman negaron toda par-ticipación en atentados terroristas. Pero todos los acu-sados sin excepción atestiguaron que desde el extran-jero Trotsky había dirigido llamados clandestinos al te-rrorismo, que había dado instrucciones para la acti-vidad terrorista e inclusive había enviado terroristas ala URSS. Mi participación en los atentados terroristases, por consiguiente, el común denominador de todaslas confesiones. Ese fue el precio mínimo que aceptó laGPU. Las víctimas sólo podían salvar sus vidas pagan-do ese mínimo.

Así se revela el verdadero objetivo de la trama.Friedrich Adler, secretario de la Segunda Internacio-nal, mi viejo enemigo mortal, escribió: �El objetivo prác-tico de toda la trama es el capítulo más indigno de todoel juicio. Se trata de privarle a Trotsky de su asilo no-ruego, de organizar una verdadera caza del hombre ensu contra, de imposibilitar su existencia en cualquierlugar de la tierra.�

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170Señores del jurado, echemos una mirada al común

denominador de las confesiones tal como aparece enel testimonio del acusado Goltsman, el principal testi-go en el caso contra mi hijo y yo. Según dice, Goltsmanllegó a Copenhague en noviembre de 1932 con el pro-pósito de entrevistarse conmigo. Se reunió con mi hijoen la recepción del Hotel Bristol, y éste lo trajo a miresidencia. Mantuvimos una conversación prolongada,en el curso de la cual le expuse el programa terrorista.Este es el único testimonio que señala circunstanciasconcretas de tiempo y lugar. Y puesto que Goltsman seniega tozudamente a reconocer el menor vínculo conla Gestapo, ni tener participación alguna en las activi-dades terroristas, se diría que sus testimonios son losmás dignos de confianza.

¿Cuál es la verdad? Goltsman jamás me visito enCopenhague ni en ningún otro lugar. Mi hijo no vino aCopenhague mientras yo estuve allí, ni en ningún otromomento viajó a Dinamarca. Por último, el Hotel Bristol,donde Goltsman dice haberse reunido con mi hijo en1932, ¡fue demolido en 1917! Una afortunada combi-nación de circunstancias (visas, testigos, telegramas,etcétera) permite reducir a cero los elementos mate-riales de la historia del testigo que fue más parco ensus confesiones. Goltsman no constituye una excepción.Las demás confesiones son del mismo tenor. El Librorojo que escribió mi hijo las desenmascara a todas.Habrá nuevas revelaciones. Por mi parte, hace muchotiempo hubiera podido entregar a la prensa, a la opi-nión pública, a una comisión investigadora imparcial oa un tribunal independiente los hechos, documentos,testimonios de testigos y consideraciones de índolepolítica y psicológica que refutan totalmente la amal-

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171gama de Moscú. Pero mis manos están atadas. El go-bierno noruego ha convertido el derecho de asilo enuna trampa. En el preciso instante en que la GPU amon-tona cargos infames en mi contra, el gobierno de estepaís me encierra bajo llave y corta mis comunicacionescon el mundo exterior.

Aquí debo relatar un incidente que, si bien no esmuy importante, sirve para explicar mi situación ac-tual. El verano pasado, un par de semanas antes deljuicio de Moscú, el señor Koht, ministro de relacionesexteriores de Noruega, fue invitado a Moscú, donde sele tributó una recepción excepcionalmente cálida. Ha-blé de ello con mi anfitrión, el periodista KonradKnudsen, cuyo testimonio ya se ha escuchado aquí. Apesar de nuestras profundas diferencias políticas, nues-tras relaciones son muy cordiales. Fuera de comentaralguna noticia, jamás hablamos de política y evitamostoda discusión de principios.

�¿Sabe usted -le pregunté en tono de broma- porqué lo reciben tan bien a Koht en Moscú?�

��¿Por qué?���Están negociando mi cabeza.��

¿Cómo lo sabe�?�

�Moscú le sugiere -o le dice directamente- al señorKoht, �Les fletaremos buques, les compraremos aren-ques, pero bajo una condición: véndannos a Trotsky�.�

Knudsen, hombre leal a su partido, se sintió mo-lesto: �¿De modo que usted cree que nuestros princi-pios están en venta?�

�Mi querido Knudsen -respondí- no digo que el go-bierno noruego esté dispuesto a venderme, sino que alKremlin le gustaría hacer ese trato.�

No quiero decir que Litvinov y Koht negociaron en

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172forma tan franca. Inclusive, insisto en reconocer queen la época de las elecciones el ministro Koht se com-portó conmigo de manera mucho más digna que losdemás ministros. Pero distintas circunstancias revela-ron que el Kremlin estaba llevando a cabo en Noruegauna acción política y económica en gran escala. Lasrazones resultaron claras con el juicio de Moscú. Nocabe duda de que la campaña de la prensa reacciona-ria en mi contra fue alimentada por Moscú a través devías indirectas. Los intermediarios de la GPU entrega-ron mis artículos �subversivos� a los periódicos de dere-cha. Sus agentes en la sección noruega de la Internacio-nal Comunista difunden rumores y habladurías. Se tra-taba de confundir al país en vísperas de elecciones,intimidar al gobierno y prepararlo así para ceder anteun ultimátum. Los astilleros noruegos, acicateados porla embajada soviética y por otros capitalistas que tie-nen intereses en el asunto, le exigieron al gobiernoque liquidara el caso Trotsky sin demora: caso contra-rio, podría aumentar la desocupación. Por su parte, elgobierno no quería otra cosa que ceder ante Moscú.Solo le faltaba el pretexto. Para encubrir su capitula-ción, el gobierno me acusó, sin el menor fundamento,de violar los acuerdos que yo había firmado al llegar.¡La verdad es que el gobierno, al confinarme a mi do-micilio, esperaba mejorar la balanza de pagos del país!

La actitud del ministro de justicia ha sido por demásdeshonesta. En la víspera de mi arresto me llamó ines-peradamente por teléfono. La policía ya había ocupadoel patio. El ministro me habló en tono cortés.

�He recibido su carta -dijo- y considero que muchode lo que usted dice es cierto. Sólo le pido una cosa:no entregue su carta a la prensa; no responda al co-

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173municado oficial de hoy. El Consejo de Ministros se re-úne esta noche, espero que reconsiderará su decisión.�

Respondí que, naturalmente, esperaba la decisióndefinitiva. Al día siguiente me arrestaron, registraron amis secretarios y les secuestraron ante todo cinco co-pias de una carta donde le recordaba al ministro que élhabía estado presente en una de las entrevistas acor-dadas a la prensa. El honorable ministro temía que larevelación de este hecho lo perjudicara ante los votan-tes. ¡Así es este guardián de la ley!

Ustedes saben que el gobierno soviético no se atre-vió a exigir mi extradición, ni antes, ni durante el jui-cio. No pedía ser de otra manera. Hubiera debido presen-tar el pedido de extradición ante un tribunal noruego;para los jueces de Moscú, esto era lo mismo que meterla cabeza en el lazo. Sólo pude entablar una acciónlegal contra los autotitulados comunistas y los fascis-tas noruegos que repiten las calumnias de Moscú. Eldía de mi arresto el ministro de justicia me aseguróque se me otorgaría la oportunidad de defenderme delas acusaciones. Pero los actos del ministro están encontradicción flagrante con sus palabras. Cuando elgobierno noruego promulga leyes especiales contra mí,¿acaso no es la señal para que los esbirros sigancalumniándome? �De ahora en adelante podrán deni-grar a Trotsky cuanto quieran y con impunidad en cual-quier lugar del mundo. Lo tenemos atado y amordaza-do y no le permitiremos que se defienda.�

Señores del jurado, se me ha citado ante este tribu-nal como testigo en el caso de la violación de mi resi-dencia. El gobierno ha tenido la bondad de hacermeescoltar por un pelotón de policías. Sin embargo, cuandomi archivo fue robado en París, el gobierno noruego se

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174incautó del testimonio escrito que dirigí al magistradoinvestigador. ¿Por qué esta diferencia de tratamiento?¿No se deberá a que en el primer caso el gobierno seenfrenta a los fascistas noruegos, a quienes consideraenemigos, y en el segundo caso a los pandilleros de laGPU, a quienes considera amigos? Acuso al gobiernonoruego de pisotear los principios legales más elemen-tales. El juicio a los dieciséis es el primero de una seriedonde estarán en juego no sólo mi vida y mi honor ylos de mi familia, sino también el honor y las vidas decientos de personas. Dadas las circunstancias, ¿cómopueden prohibirle al acusado principal -que a la vez esel testigo más informado-, cómo pueden prohibirmeque difunda lo que sé? Es un caso de obstrucción deli-berada y consciente de la difusión de la verdad. Quienemplea amenazas o violencia para impedir que un tes-tigo diga la verdad comete un crimen grave, que la leynoruega castiga severamente. Estoy convencido de ello.Es posible que después de este testimonio el ministrode justicia adopte nuevas medidas en mi contra. Losrecursos del poder arbitrario son inagotables. Pero pro-metí decir la verdad, toda la verdad, y cumplí mi pro-mesa.

(El presidente del tribunal pregunta a las partes siquieren hacerle más preguntas al testigo y, ante la res-puesta negativa, le pregunta al testigo si quiere con-firmar su testimonio bajo juramento.)

Trotsky: Puesto que no tengo religión, no puedo pres-tar un juramento religioso. Pero, conociendo la im-portancia de mi testimonio, estoy dispuesto a refirmarloaquí bajo juramento, es decir, a asumir plena respon-sabilidad jurídica por lo que he dicho.

(El auditorio se pone de pie. El acusado levanta la

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175mano y pronuncia el juramento. Escoltado por la poli-cía, abandona la sala para ser conducido de vuelta aSundby, donde cumple su arresto domiciliario.)

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Quiero partir de Noruega lo antesposible100

16 de diciembre de 1936

Estimado camarada Meyer:Recibí su carta del día doce hoy, dieciséis. No me

cabe el menor reparo respeto de su buena voluntadpara tratar de hacer todo lo que está en su poder parasolucionar el �caso Trotsky�. Creo que en estos momen-tos su intervención es absolutamente necesaria. Es im-posible manejar la cuestión de mi viaje a México exclu-sivamente a través de los funcionarios del estado. Setrata de problemas de vida o muerte para mi esposa ypara mí y quiero la oportunidad de conversar con per-sonas que manifiesten buena voluntad hacia mí. Tengoperfecta conciencia de las diferencias políticas que meseparan de usted y de Knudsen. Pero aquí se trata decuestiones fundamentales que (como dice usted mis-mo) tienen una relación muy �indirecta� con la altapolítica.

Sugiero realizar una reunión con usted, Knudsen y

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177W. Held. Diría que la conversación se limite estricta-mente a problemas de seguridad del viaje, pero es untema que sólo puedo discutir con personas que mere-cen mi confianza personal. La oferta del gobierno mexi-cano y la situación actual conforman una oportunidadque debo aprovechar inmediatamente. Si el asunto searrastra, la oportunidad puede perderse. Por otra par-te, no quiero embarcarme en una cosa de este tipo conlos ojos cerrados. De ahí la necesidad de una reunióncon Held, usted y Knudsen. Desgraciadamente, Knudsenhabla solamente inglés, lo cual dificulta las cosas, so-bre todo para mi esposa. De ahí que la combinaciónKnudsen-Held no sería favorable. Lo mejor sería Meyer-Knudsen-Held. Si no es posible, entonces MeyerHeld.Igualmente, desde luego, estaríamos muy contentossi usted viniera solo con su esposa, la visita resultaríamuy útil en este asunto. Cuando digo este asunto, quie-ro decir que deseo partir de Noruega lo antes posible.

No quiero referirme a otros problemas, para que estacarta pueda salir lo antes posible. Sería muy de de-sear, por cierto, que nos visitara su esposa. Le podríafacilitar a mi esposa la tarea de hacer algunas compras(para el viaje).

Nada más por el momento.Con mis mejores saludos,Suyo,

L. Trotsky

P.D.: ¿Recibió el ejemplar de La revolución traicionadaque le envié?

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Se pierde tiempo valioso101

17 de diciembre de 1936

Estimado camarada H. Meyer:Debo hacer un agregado a mi carta de ayer. Apenas

recibí la oferta de México, di a conocer las condicioneselementales de seguridad pr intermedio de Puntervold.El 11 de diciembre comuniqué las mismas con-sideraciones al gobierno por intermedio del capitán J.Lie. El 13 de diciembre recibí una visita del ministro dejusticia, quien desgraciadamente no vino a traerme unarespuesta, sino para escuchar las mismas sugerenciasque yo ya había expuesto en dos ocasiones. El ministrode justicia me prometió categóricamente (en tres oca-siones) que se me respondería �mañana�, vale decir, ellunes. Hoy es jueves y sigo esperando la respuesta.Así se pierde un tiempo valioso, y la demora bien po-dría perjudicar la oferta de México.

Pensé en escribirle al presidente del Storting parasugerirle que me permita explicar mi verdadera situa-ción ante una comisión parlamentaria restringida. Pero

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179eso provocaría inevitablemente un enfrentamiento po-lítico, cosa que me vendría muy mal. Quiero partir deNoruega lo antes posible. Por eso esperaré la �respuesta�prometida un par de días más. Su visita -como ya hedicho- facilitaría enormemente las cosas. No creo quesu gobierno quiera obligarnos a mí y a mi esposa recu-rrir a esas medidas extremas de protesta que empleá-bamos en las cárceles del zar: medidas que rara vezdejan de afectar a la opinión pública.

Podemos y debemos solucionar los problemas pu-ramente prácticos de la visa y del viaje de manera ob-jetiva y razonable. Razonable significa sobre todo po-der conversar con personas en quienes nosotros, losinteresados, confiamos. Es doloroso tener que volver a�motivar� estas preocupaciones.

Con mis mejores saludos,

León Trotsky

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¡Vergüenza!102

18 de diciembre de 1936

El informe sobre el primer juicio de Moscú presen-tado por el abogado Rosenmark (¿quién se oculta traseste nombre?) es uno de los documentos más despre-ciables de nuestro tiempo. (El informe apareció en laedición del 15 de noviembre de 1936 de Cahiers desDroits de l�Homme.) La publicación solemne de esteinforme es un baldón indeleble para la Liga de los Dere-chos del Hombre francesa, cuyo nombre, dadas las cir-cunstancias, parece una burla.

En Moscú, a lo largo de varios años, Stalin y su GPUprepararon, ensayaron y llevaron a cabo una cruentafarsa jurídica. Yo y muchos otros anunciamos los gran-des lineamientos de la preparación del juicio a travésde la prensa, no sólo antes del juicio sino inclusiveantes del asesinato de Kirov. Asimismo, desde haceocho o nueve años venimos anunciando en la prensalas etapas más importantes de los preparativos y, enparticular, los métodos empleados para obtener las �con-

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181fesiones�.

En el extranjero viven decenas de personas, empe-zando por León Blum, presidente del Consejo francés,que disponen de testimonios y materiales irrefutables,capaces de echar luz sobre las actividades criminalesde la GPU. Los dos acusados principales, mi hijo y yo,estamos en el extranjero. Para los Rosenmarks no exis-ten estos hechos. Confían únicamente en los documen-tos de la GPU, vale decir, de los organizadores del asesi-nato jurídico. Se comportan como comentaristas im-presionados por la acusación de Vishinski, a quienFouche supera en habilidad, pero no en vileza.103

Como prueba de �objetividad� Rosenmark mencionala carrada de insultos groseros que el verdugo lanzó asus víctimas y en tono amigable y gentil le reprocha sufalta de serenidad. Esta palabra, como todo el reper-torio diabólico de la GPU, pone al desnudo la duplici-dad, hipocresía y tartufismo que caracterizan la �pe-ricia� de Rosenmark, cualesquiera sean sus motivos. Ala vez que reprocha la falta de serenidad de esta ca-marilla integrada por César Borgia, Fouche y compa-ñía, Rosenmark descubre en esta gente ciertas venta-jas con respecto a la justicia democrática, a cuyos re-presentantes ataca.

�Al mismo tiempo -escribe el glorioso defensor delos Derechos del Hombre- observamos una parti-cularidad digna de elogio en el método ruso: al estarausente, Trotsky no fue sentenciado en contumacia,como hubiera ocurrido, creo yo, en cualquier otro paísdel mundo. El tribunal se limitó (!!!) a resolver que, sise presenta en territorio soviético, será arrestado y juz-gado.�

En estas líneas -de paso- Rosenmark me condena a

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182muerte �en contumacia�; es lo que hubiera ocurrido,según él, en cualquier otro país del mundo.

Sin embargo, la GPU se limitó a exigir mi arresto, locual es una �particularidad digna de elogio�. ¡Qué tor-peza miserable hay en este alarde de cinismo! Resultaabsolutamente claro: nuestro defensor de la justiciareprocha amigablemente el lenguaje que empleaVishinski sólo para justificar el crimen cometido y, porconsiguiente, la preparación de nuevos crímenes porel estilo.

�Al estar ausente, Trotsky...�: nuestro Tartufo em-plea esta frase llana para ocultar ciertos hechos incó-modos: Trotsky no escapó al juicio; se lo expulsó de laURSS hace mucho tiempo; se lo privó de la ciudadaníasoviética; nadie le ordenó comparecer ante el tribunal.La acusación apareció con tanta demora que el nombrede Trotsky no pudo aparecer en el juicio. El veredicto,pronunciado con el método de la sorpresa; se pareció aun tiro en la espalda (otra particularidad �digna de elo-gio�); el gobierno de Moscú no se atrevió a exigir laextradición de Trotsky y de su hijo Sedov. ¿Por qué?¿Por qué el gobierno -que al decir de los Pritts y de losRosenmarks tenía tantas pruebas- por qué el gobiernono exigió la extradición de Trotsky, ni antes, ni des-pués del juicio? Sin embargo, el vocero de los Dere-chos del Hombre afirma que las pruebas suministradashubieran bastado para condenar a muerte a Trotsky encualquier otro país. ¿Como hemos de explicar esta �par-ticularidad� cobarde del comportamiento de Stalin,Iagoda, Vishinski y demás falsificadores? Es muy sen-cillo: las �confesiones� se derrumban gracias a la in-coherencia de las acusaciones; el andamiaje no resisteel menor examen de la crítica libre.

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183Cada una de las etapas del juicio de Moscú iba diri-

gido únicamente contra Trotsky. Cualquier persona ca-paz de pensar políticamente lo comprende con clari-dad. Stalin no asumió la responsabilidad del acto deCaín perpetrado contra Zinoviev, Kamenev y los demásporque necesitara sus muertes. Zinoviev y Kamenevya estaban aniquilados y paralizados por sus confesio-nes y por la cárcel. Sus cadáveres sólo fueron pelda-ños en la escalera que le permitiría llegar hasta Trots-ky. Y si Stalin no se ha decidido a exigir la extradiciónde Trotsky, a tomar la última medida práctica que consti-tuye la única justificación para los juicios realizados enMoscú, Novosibirsk y otras ciudades, eso se debe aque ningún tribunal público de ningún país se somete-ría -al contrario de lo que afirma arteramenteRosenmark- a las exigencias de Stalin. Trotsky y suhijo poseen pruebas irrefutables de la falsedad de laacusación. Por su enormidad y continuidad los archi-vos de Trotsky no pueden ser utilizados en la misera-ble amalgama.

Cuando traté de mostrar en público una parte de losdocumentos, mientras entablaba juicio a los fascistasy �comunistas� noruegos, Stalin obligó al gobierno no-ruego a decretar la inmunidad de los calumniadores.Fuera del trato concertado, ordenó a sus agentes querobaran mis archivos en París. Repetimos, toda la ope-ración se basó en la sorpresa: tomar al mundo por sor-presa y conmoverlo con falsificaciones colosales; ani-quilar a Trotsky; dificultar su defensa; encargar a losamigos Pritt y Rosenmark que blanqueen y embellez-can esta obra detestable mediante consideraciones �ob-jetivas y puramente jurídicas�.

Los Pritts y Rosenmarks están dispuestos a todo. El

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184Kremlin cuenta con su colaboración deshonesta parapreparar gradualmente a la opinión pública de los �paí-ses democráticos� para la destrucción física de perso-nas que la burocracia considera enemigos implacablesde sus privilegios, su usurpación y su corrupción.

Con toda serenidad, Rosenmark no vacila en afir-mar que cualquier otro gobierno nos hubiera condena-do a muerte a mí y a mi hijo, considerando que en eljuicio de Moscú se habían suministrado pruebas de queyo había organizado atentados terroristas en vincula-ción con la Gestapo. Cualquiera que conozca siquieramínimamente la historia de la revolución y la psicolo-gía humana, y en particular las biografías de los partici-pantes, podría reconocer sin dificultad que hay milesde razones para suponer que Rosenmark y Pritt estánal servicio del stalinismo y ninguna para creer, ni porun solo instante, que Trotsky podría ser aliado de laGestapo. Esto último es algo que la Liga por los Dere-chos del Hombre jamás podrá demostrarle a nadie.

Es la primera vez que escucho el nombre de Ro-senmark. Dicen que es un político burgués hábil. Noconozco las aptitudes especificas que le acuerdan elderecho de aparecer con autoridad moral y jurídica enun asunto de tanta importancia histórica. Es posibleque Rosenmark -a diferencia de Pritt, quien siemprepudo aparecer en el momento y lugar necesarios- seaun filisteo mezquino absolutamente ignorante sobreasuntos de la revolución y la contrarrevolución, de lapsicología de los combatientes revolucionarios y de losmétodos de la burocracia termidoriana; que inclusiveha olvidado la historia de la Gran Revolución Francesay sus amalgamas; que no comprende que los Fouquier-Tinvilles104 y Fouches rusos son incontrovertiblemente

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185superiores desde el punto de vista técnico a sus proto-tipos franceses y que hace mucho tiempo ya que estánal servicio de un régimen burocrático y totalitario queno tiene nada que ver con la dictadura del proletaria-do. Es posible -inclusive probable- que Rosenmark nocomprenda estas cuestiones. ¿Por qué le han dado unatarea demasiado pesada para sus hombros? Y aquí estáel quid de la cuestión: ¿Por qué se precipitaron, con�digna impaciencia�, a publicar este informe escanda-loso en la primera plana del boletín de la Liga por losDerechos del Hombre? Un acto tan imprudente obede-ce necesariamente a alguna razón. Llegamos a la con-clusión inevitable de que estamos ante un baldón másgrave que el mero producto de los afanes intelectualesde un filisteo estrecho multiplicado por el cretinismojurídico.

La mentira esencial sobre la que descansa la amal-gama de Moscú (y, con ella, la �pericia� de Rosenmarky sus secuaces) es que el andamiaje jurídico -que noresiste el menor examen de un crítico honesto- no guar-da la menor relación con la situación histórica y políti-ca, carece de toda psicología humana y, por así decirlo,la neutraliza químicamente. Asesinan a Kirov. Se sos-pecha de un grupo de personas. Al principio callan.Luego se arrepienten y confiesan crímenes abominables.El veredicto se basa en las confesiones libres de losacusados. Tal es la tesis oficial.

Todo esto es mentira y engaño. Los argumentos soninsostenibles.

Rosenmark no estudia la historia del juicio de Mos-cú, basándose en hechos históricos conocidos por to-dos, ni siquiera con base en los actos y documentosoficiales del gobierno de Moscú.

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186La verdad siempre se abre camino entre los obstá-

culos. El juicio se basa en confesiones asombrosas porsu tosquedad y repletas de contradicciones psicológi-cas. Para comprender el valor de estas �confesiones�estereotipadas de los clientes de la GPU, hay que par-tir del examen de las capitulaciones políticasestereotipadas, de las cuales las �confesiones� son lacontinuación y el desarrollo inmediato. La historia delas capitulaciones cubre los últimos trece años y, conlos documentos �humanos�, llenaría decenas de volú-menes. Lógicamente, Rosenmark ni siquiera sospechaeste importante hecho, que domina toda la atmósferasoviética, en particular la de su aparato judicial.

El contenido de las confesiones no corresponde conlas características de un �crimen�, cometido o no; másbien corresponde a las diversas necesidades del gobier-no. Por eso las confesiones públicas revisten un carác-ter puramente ritual y estereotipado. Su única impor-tancia política es la de enseñar a todo el mundo a pen-sar o, al menos, expresarse uniformemente. Pero esprecisamente por eso que nadie toma en serio los �arre-pentimientos�. Las confesiones no son tales, sino con-tratos firmados con la burocracia. La prueba de ello esque hasta I. N. Smirnov, hombre sincero y recto comopocos, en un par de semanas de 1929 elaboró variostextos de confesiones, flagrante y recíprocamente con-tradictorios. (En su momento publicamos estos textosen Biulleten Oppozitsii.) Debo agregar que la mayoríade las confesiones (que suman decenas de miles) delperiodo termidoriano, tenían un solo y único objeto: elataque a mí persona. Todo opositor, semiopositor o sim-ple ciudadano que aspirara a ser recogido en el senode la gran familia burocrática, o por lo menos a asegu-

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187rarse el derecho a un pedazo de pan, debía denunciaral trotskismo y repudiar a Trotsky en toda ocasión.Cuanto más asombrosa la denuncia, mayor el éxito.Sus confesiones y renunciamientos se han convertidoen algo muy parecido a los ritos de la iglesia. Así, lasconfesiones políticas han allanado el camino a las con-fesiones judiciales que son su consecuencia inevitable.

Repito que al escribir estas líneas me encuentro atra-pado en las garras del gobierno �socialista� noruego.Me veo obligado a limitarme a los hechos más im-portantes.

Ruego al lector que tenga en cuenta que no tengooportunidad de releer y corregir lo que escribo.

Debemos resaltar los siguientes hechos en particular:Es falso que �los dieciséis acusados� han confesado

su crimen. No hubo dieciséis acusados de un mismocrimen, ni siquiera sospechosos de un mismo crimen.En verdad, los dieciséis que ocuparon el banquillo fue-ron seleccionados cuidadosamente entre muchos cien-tos, entre muchos miles de �candidatos�. Sólo los quese mostraron aptos para cumplir públicamente los ro-les asignados comparecieron en primera instancia anteel tribunal. (Véase al respecto el Libro Rojo).

¿La GPU empleó métodos de compulsión médicos oquímicos? No lo sé. Pero la hipótesis es innecesaria.Basta conocer los hechos, personas y circunstanciaspara comprender cómo se pudo obligar a los acusadosa colocarse la soga al cuello. Entre los acusados nohabía un solo militante de la Oposición, ni un solo trots-kista. Eran todos capituladores, personas que habíanconfesado en muchas ocasiones, se habían acusado derealizar las acciones más vergonzosas y de tener losinstintos más bajos; personas que renunciaron a sus

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188concepciones políticas, a su razón de vivir, a su digni-dad personal. (Desde luego que no me refiero a losverdaderos provocadores, perdidos en las garras de laGPU.) Durante años estos ex revolucionarios, desmo-ralizados y moralmente quebrados, oscilaron entre lavida y la muerte. ¿Qué necesidad había de emplearnarcóticos? La mera idea (de la que Rosenmark se haceresponsable) de que a esta gente las estimulaba la sedde poder es absurda. Habían renunciado a ese senti-miento hace mucho tiempo. La idea de que pudieranaspirar al poder mediante el asesinato político despuésde renunciar a su programa, a su bandera, a su digni-dad personal, después de enlodarse públicamente enmuchas ocasiones, parecería obedecer a una concep-ción política idiota.

No, en el juicio los acusados se desmintieron a símismos, como ya lo habían hecho en sus innumera-bles confesiones. La GPU se tomó todo el tiempo nece-sario para arrancar �confesiones� cada vez más com-pletas a sus víctimas. Hoy, �A� se reconoce culpable deun pequeño �hecho�. Si �B� no lo confiesa a su vez,significa que todas sus confesiones y humillacionesanteriores fueron �mentiras� (esta es la palabra favori-ta de Stalin: de Stalin, el campeón de la �sinceridad�).�B� se apresura a reconocer lo mismo que �A� y unpoco más. Y ahora le toca el turno a �C�. Si deseanevitar contradicciones excesivamente groseras, pue-den valerse de la oportunidad de elaborar sus confe-siones colectivamente. Si �D� se niega a plegarse aesto, pierde toda esperanza de salvación. Por lo tanto,en el intento por demostrar su buena voluntad, superaa todos los demás (léanse las confesiones vacilantes ehistéricas de Reingold). Y ahora todos deben alinear

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189sus mentiras con las de �E�... Y así sigue el juego in-fernal. Los acusados están bajo llave. La GPU no tieneapuro. La GPU tiene sus Mauser. En Les Creatures JulesRomains demuestra cómo se puede escribir una obraverdaderamente poética a partir de un juego de pala-bras, no de una �idea�, ni de un �tema�. Así trabaja laGPU. Estos caballeros, que no tienen hechos ni plan asu disposición, construyen su amalgama mediante unjuego de �confesiones�. Si al final alguna resulta incon-veniente, se la elimina lisa y llanamente como hipóte-sis innecesaria. Las �criaturas� son absolutamente in-dependientes entre sí.

De vez en cuando conceden libertad provisional asus víctimas para que éstas abriguen vagas esperan-zas.

A la primera oportunidad vuelven a arrestar a losliberados. Así, oscilando constantemente entre la es-peranza y la desesperación, estos hombres se convier-ten poco a poco en una sombra de lo que eran.

Pero eso no es todo. A cada uno le llega el momentoen que empieza a resistir. No, no puedo abjurar de mímismo hasta ese punto. Es el momento en que la GPUfusila a los más obstinados.

Mientras tanto, continúan los aullidos unánimes dela prensa contra los �traidores�, �contrarrevoluciona-rios�, �agentes del imperialismo�, etcétera. Los presosno disponen de otros órganos de prensa que los deStalin. ¿Tortura física? Creo que no. La tortura de lacalumnia, la incertidumbre y el terror destroza el sis-tema nervioso del acusado tan eficazmente como latortura física. A lo cual debemos agregar las referen-cias constantes al peligro de guerra. ¿Son ustedesamigos de la patria (vale decir, de Stalin) o enemigos?

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190Pravda califica al libro de André Gide de �testimonioantisoviético�. Si el autor no fuera un extranjero tanrenombrado, lo tratarían de agente de Hitler. ¿Qué de-cir de los militantes de la Oposición soviética? Gideexplica cómo le obligaron a enviar un telegrama dealabanza a Stalin, cómo el célebre autor quedó reduci-do a la impotencia y... a la capitulación. ¿Qué decir,entonces, de los métodos de la GPU? ¿Son ustedesamigos de la URSS (de Stalin) o enemigos de la URSS?Por supuesto que ustedes se arrepintieron hace muchotiempo; saben que no los consideramos peligrosos; noqueremos hacerles mal. Pero Trotsky prosigue con suobra venenosa en el extranjero. Prosigue su obra dezapa contra la URSS (vale decir, contra la omnipoten-cia de la burocracia). Su influencia crece. Debemosdesacreditar a Trotsky de una vez por todas. Así seresuelve vuestro problema. Si ustedes son amigos dela URSS, nos ayudarán. Si no, el arrepentimiento ante-rior fue una mentira. En vista de la proximidad de laguerra, nos veremos obligados a considerarlos agentesde Trotsky, enemigos internos del país. Ustedes debenreconocer que Trotsky los llevó a la senda del terroris-mo. -¡ Pero nadie lo creerá!- ¡Bah! Nosotros nos ocu-paremos de eso. Tenemos a nuestro Duclos y a nuestroThorez, nuestro Pritt y nuestro Rosenmark. Trotsky losllevó a la senda del terror: ¿sí o no? El que responde�sí� está dispuesto a dejarse utilizar hasta el fin.

Al repetir continuamente las preguntas, las res-puestas pueden volverse cada vez más concretas. Smir-nov y Goltsman trataron de detenerse a mitad de ca-mino, entre el �terror en general� y el asesinato deKirov.

Otros (pero no todos) fueron más lejos. El que se

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191resistía era eliminado en la preparación �técnica� deljuicio. El hombre que cedía ante la violencia era lleva-do al escenario para presentarse ante Pritt en calidadde experto imparcial.

¿Puede una persona honorable hablar de �confesio-nes� y pasar por alto que la GPU viene preparando e�interrogando� a los acusados desde hace años, conayuda de capitulaciones periódicas, humillaciones,autodenigración, calumnias y también represalias? Sóloun imbécil podría cerrar los ojos ante estos hechos.105

Afirmar que los acusados confesaron, en forma re-cíprocamente independiente, los hechos que los incri-minaron, es mentir por partida triple. Las confesionesno se sustentan en pruebas materiales. Los acusadoscayeron en la autoacusación y en la denuncia sumaria.Los aterrorizaba la posibilidad de concretar las acusa-ciones. No es casual que cada vez que un acusado tra-tó de sustentar la lógica de su confesión precisando lascircunstancias de tiempo y lugar, la GPU cayó en con-tradicciones flagrantes. En cuanto a los elementos con-cretos de las confesiones, los acusados se contradi-jeron recíprocamente y a sí mismos. El Libro Rojo, cu-ya lectura les hace rechinar los dientes a Pritt yRosenmark, sólo presenta una mínima parte de estascontradicciones.

¿Es necesario que volvamos sobre las confesionesde Goltsman? De todos los acusados de la vieja gene-ración, Goltsman es el único que se �entrevistó perso-nalmente� conmigo; se dice que le di instrucciones �te-rroristas�. Se dice que mi hijo León Sedov fue el inter-mediario y organizador de la entrevista. El testimonioafirma que se reunió con Goltsman en el Hotel Bristol.Este es el eje de la confesión.

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192¡Ay!, mi hijo jamás estuvo en Copenhague. Se pue-

de demostrar en forma incontrovertible que no estuvoallí en 1932: contamos para ello con visas y telegra-mas y con los testimonios de más de treinta personaspertenecientes a distintas nacionalidades y tendenciaspolíticas. El Hotel Bristol, supuesto escenario de laentrevista, fue demolido en 1917. ¿Qué significa laconfesión de Goltsman?

Las declaraciones de Berman-Iurin, Fritz David yOlberg están repletas de afirmaciones igualmente ab-surdas e irracionales. No obstante, es sobre la base deestas confesiones que los defensores de los Derechosdel Hombre (y de los intereses de la GPU) me conside-ran merecedor de la pena de muerte. ¡A tal grado llegala bajeza humana!

Pero, por escandalosas que sean las confesiones deGoltsman y los demás, sus contradicciones y sus inven-tos groseros no parecen ser sino adornos destinados adecorar las paredes de este extraño monumento a lamentira y al error.

La acusación y las confesiones se centran en el ase-sinato de Kirov. Sin embargo, la organización de éstefue una cadena en la lucha contra la Oposición. La GPUorganizó el atentado contra Kirov con el fin de golpeara la organización zinovievista de Leningrado. Stalin,Iagoda y el propio Kirov estaban en estrecho contactocon los conspiradores. Esto surge con absoluta clari-dad en el juicio de Medved, ex jefe de la GPU deLeningrado. La conspiración contra Kirov debía ser esen-cialmente ficticia, teniendo por objeto golpear a laOposición.

Stalin no quería la muerte de Kirov; Kirov no queríamorir; pero Nikolaev, a pesar de estar rodeado por agen-

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193tes provocadores, asumió su papel con excesiva se-riedad. Escapó a su control y disparó antes de que laGPU pudiera completar la amalgama (véase mi traba-jo, La burocracia stalinista y el asesinato de Kirov). Loque allí se dice acerca de la preparación de los juiciosde Moscú (el primero y los siguientes) es el resultadode la deducción lógica. Desde principios de 1929 hedesenmascarado los planes de la GPU mes a mes, añoa año, etapa por etapa. He seguido los rastros indele-bles de su preparación sistemática en los artículos dela prensa soviética, en las entrevistas concedidas porStalin y Molotov, en las declaraciones �antiterroristas�de Litvinov en Ginebra (a propósito de los asesinatosdel rey Alexander y de Barthou) y en toda una serie dedocumentos, declaraciones y pistas que en su momen-to parecían incomprensibles, pero que en la actualidadrevelan plenamente su significado criminal.

En resumen, podría decirse que no se juzgó a losterroristas por el asesinato de Kirov, sino que el asesi-nato de Kirov fue un �accidente� en la preparación fe-bril de los atentados contra los terroristas.

Los sicofantes de la calaña de Pritt y Rosenmarkconsideran que es absurdo que la virginal GPU de Stalinhaya organizado juicios que fueron meras drama-tizaciones criminales, en las cuales el papel de cadaautor fue fijado de antemano. En cambio, les parecemuy natural que la Oposición -una tendencia comu-nista con larga tradición, cuadros experimentados, unprograma acabado y abundante literatura política- rea-lice un viraje inesperado de ciento ochenta grados ha-cia el terrorismo individual, al cual siempre ha recha-zado por considerarlo un método aventurerista que noconduce a nada. Esta tendencia, con sus muchos miles

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194de simpatizantes, realiza este viraje increíble en silen-cio, sin discusión previa, sin declaraciones, sin críticas,sin luchas internas, sin propaganda terrorista, sin lite-ratura.

Pero esto no es todo. Esta tendencia, que se ha de-mostrado capaz de realizar los mayores sacrificios enla lucha por su programa, ¡mantiene vínculos con laGestapo! ¡Y eso por su �ansia de poder�! ¡Como si en laURSS se pudiera acceder al poder con ayuda de laGestapo! ¿Cómo se puede atribuir esta �ansia de po-der� a decenas de miles de militantes de base de laOposición, obreros miembros de las organizaciones ju-veniles comunistas, que sufren represalias y privacio-nes inauditas? Sólo un burgués estrecho y sobrealimen-tado, que no sabe nada sobre la lucha revolucionaria yestá dispuesto a lamerle las botas a cualquier gobiernoque esté en el poder, podría dar crédito a una mentiratan vil.

Sin embargo, supongamos por un instante que loimposible es posible. Reconozcamos que los trotskis-tas, en contradicción con su doctrina, programa, escri-tos actuales y correspondencia privada (que está adisposición de cualquier comisión investigadora hones-ta), se han vuelto terroristas... sin luchas internas niescisiones, sin las inevitables deserciones y denuncias.Reconozcamos que necesitan del terrorismo para res-tablecer el capitalismo. ¿Por qué todo el mundo aceptóel nuevo programa en silencio, sin reprobación, crítica,ni oposición? Reconozcamos además -un disparate máso menos no tiene importancia- que para garantizar elrestablecimiento del capitalismo y la victoria del fas-cismo (si, sí, inclusive del fascismo) los trotskistas fir-maron un pacto con la Gestapo y realizan actividades

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195terroristas por lo menos desde 1931 hasta mediadosde 1936. ¿Dónde? ¿Cómo? No tiene importancia. Todosucedió en la cuarta dimensión. Constantemente tra-taban de asesinar a todos los �líderes�, desorganizar laeconomía, preparar la victoria de Hitler y del Mikado.

Supusimos que estos viles absurdos eran metal debuena ley y, ¿con qué nos encontramos? Conque amediados de 1936, los dirigentes de esta extraña ten-dencia, acusados de haber participado en estos críme-nes, se arrepienten repentinamente, todos al mismotiempo y confiesan los crímenes que habían cometido(que no habían cometido). Cada cual se precipita a enlo-darse lo más posible, cada cual trata de superar a losdemás en cantar las alabanzas de ese mismo Stalin aquien hasta ayer quería asesinar. ¿Cómo explicamoseste milagro de San Iagoda? Contrarrevolucionarios,terroristas, fascistas enloquecidos se trasforman en fla-gelantes histéricos. Que Pritt y Rosenmark expliquenel misterio.

Por último, supongamos que en algún momento éstey otros grupos de capituladores aceptaron la idea delterrorismo y que en sus confesiones ante el tribunal seescucharon algunos ecos de la verdad (supuestas cons-piraciones del tipo �¡Al diablo con Stalin!�). En ese caso,¿por qué arrastran a los trotskistas y al propio Trotskyal asunto? Esta gente no oculta su objetivo: poner final absolutismo de la camarilla de Stalin, no medianteaventuras terroristas individuales, sino mediante losmétodos de la lucha de clases revolucionaria. Dadaslas circunstancias, nos parece lógico que un jurista �ob-jetivo� se preguntara: ¿el gobierno no les habría pro-metido a estos capituladores deshonestos una suertemenos rigurosa con tal de que aceptaran involucrar de

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196alguna manera a Trotsky, el enemigo número uno de lacamarilla stalinista?

¿Qué podría ser más lógico que la hipótesis de quehabía un grano de verdad en las confesiones? Pero no:vean ustedes, para nuestros juristas es imposible quelos acusados abrigaran esperanzas de perdón. Por esopidieron la sentencia de muerte. Renunciaron �libre-mente� al derecho de defensa legal. ¡ Qué hipocresíasiniestra! ¡ Qué vergüenza!

Estos infelices, humillados y quebrados, pidieron lamuerte para cumplir mejor con su oprobioso papel, conla esperanza de salvar sus vidas. Constaba en el con-trato. El gobierno necesitaba las ilusiones de hombresmiserables y quebrados, a cualquier precio.

Conocido el veredicto, el corresponsal del DailyHerald, órgano del partido al cual pertenece el desho-nesto Pritt, escribió: �Existe un rumor muy difundidode que cinco días antes se había promulgado un decre-to especial que les otorgaba el derecho de apelación,con el fin de salvar sus vidas.�

No sé a qué decreto se refiere. Quizás no hicieronmás que difundir el rumor de que existía tal decreto.Sea como fuere, Stalin hizo todo lo posible por enga-ñar a los acusados.

El ministro de justicia acaba de comunicarme quenos embarcamos para México mañana. La travesía duraveinte días. Desde hace una semana vengo solicitandoque se me permita ver a mis amigos, adoptar medidasde seguridad para el viaje y, específicamente, que sepermita que me acompañen algunos camaradas.

El ministro de justicia vino a visitarme el día domin-go trece; me prometió una respuesta; prometió que elcamarada H. y su esposa nos acompañarían. Solicité

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197una entrevista preliminar con H. Meyer y K. Knudsen.Me prometió una respuesta para el lunes. En lugar dela respuesta recibí la orden del gobierno: partimos ma-ñana en un buque especial dotado de dos plazas.

Le dije al ministro de justicia: es cierto que ustedespueden vengarse físicamente de nosotros, pero paga-rán un precio moral muy alto, el mismo precio que lasocialdemocracia alemana pagó por el asesinato deLiebknecht y de Rosa Luxemburgo. Si los obreros lespermiten seguir aplicando la misma política, en tres ocinco años los ministros deberán salir al exilio... Salísin darle la mano. Natalia Ivanovna está empacandonuestras maletas. ¿Por enésima vez?

No sé si les llegará esta carta.. En todo caso, arrojoesta botella al mar.

¡Un cálido saludo a todos los amigos!

L.Trotsky

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Declaración formal106

18 de diciembre de 1936

Querido amigo:Es magnifico que usted haya encontrado el telegra-

ma a Herriot y el mensaje de [Herriot] al cónsul berli-nés. Nos alegramos muchísimo. Es un gran triunfo.Aguardaré con impaciencia el Boletín de la Comisión[de Investigación del Juicio de Moscú] con la reproduc-ción facsimilar del telegrama...

Aparentemente nos obligan a viajar mañana. Meabstendré de comentar las condiciones de la partida.En todo caso, declaro formalmente ante usted, mi abo-gado: si a Natalia y a mí nos sucede algún percance enel viaje o en otra parte, toda mi �propiedad�, es decir,las regalías de las distintas editoriales, deberán que-dar a disposición de mi hijo León Sedov.

Le agradezco de todo corazón su activa amistad. Losdos le enviamos un cálido abrazo.

Saludos cordiales a todos nuestros amigos.Por favor, envíe todas nuestras cartas y materiales a

México inmediatamente,Saludos fraternales.

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Ultima carta desde Europa107

18 de diciembre de 1936

Querido Liova:Parece que mañana nos embarcan hacia México. Esta

es, pues, nuestra última carta desde Europa. Si algonos ocurre en el camino o en cualquier otro lado, tú ySerguei son mis herederos. Esta carta tiene valor tes-tamentario... Como sabes, me refiero a las futuras re-galías de mis libros: no poseo otra cosa fuera de eso.Si alguna vez te reúnes con Serguei... dile que jamáslo olvidamos ni lo olvidaremos por un solo ...instante

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Notas

1 La sección holandesa y la Internacional. Internal Bulletin, SWP, Nº 5agosto de 1938. Firmado �Crux�. Trotsky escribió esta carta al ComitéCentral del RSAP dos semanas antes del congreso de la LCI, cuandolos dirigentes del RSAP todavía no sabían si asistirían a la misma.2 John Paton: secretario del ILP en 1927-33 y funcionario del Buró deLondres. visitó a Trotsky en Francia a fines de agosto de 1933 juntocon P.J Schmidt para discutir la construcción de una nueva interna-cional.3 A es Ken Johnson, joven periodista canadiense que escribía bajo elseudónimo político de Ken Alexander. viajó a Noruega en noviembrede 1935 junto con Robertson y luego fue colaborador del Youth Militant,periódico de los bolcheviques-leninistas de la juventud laborista ysecretario del Militant Group.4 Stien de Zeeuw: seudónimo de Christina de Ruyter-de Zeeuw, jovenabogada y fundadora del grupo juvenil del OSP. Fue militante des-tacada del OSP y del RSAP hasta que renunció en agosto de 1936,después del juicio de Moscú.5 POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista): se formó en se-tiembre de 1935 por la fusión del Bloque Obrero y Campesino deJoaquín Maurín Julia (1897-1973) con los ex militantes de la Oposi-ción de Izquierda dirigidos por Andrés Nin (1892-1937), dirigente dela sección española de la OII y la LCI hasta 1935. Nin fue ministro dejusticia del gobierno catalán durante un breve período, hasta que losstalinistas lo arrestaron y asesinaron. Maurín fue elegido al parlamen-to en febrero de 1936. Al estallar la guerra civil fue arrestado por las

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201tropas de Franco, pero no lo ejecutaron por no poder identificarlo.Puesto en libertad en 1947, salió al exilio.6 Para Arkady Maslow (Parabellum) y Dubois (Ruth Fischer ), véanselas notas pp. 56 y 36-37, respectivamente.7 El trabajo de Nicolle Braun (Erwin Wolf) llevaba por título L´organede masse (El periódico de masas) y un prólogo de Trotsky. Braunutilizó los archivos y la colaboración de Trotsky, de quien era secreta-rio, para describir y analizar la crisis que desgarró a la organizacióntrotskista francesa a mediados de 1935. Véase el trabajo en inglés enThe crisis of the French Section (1935-36), (Pathfinder Press,1977).8 Entrevista sobre problemas británicos. Internal Bulletin, Grupo Mar-xista, 1936. La entrevista fue concedida a Sam Collins, militante delGrupo Marxista del ILP, quien abandonó el movimiento trotskista en1945.9 Arthur Cooper: miembro del ILP, entró al Grupo Marxista. En 1936se opuso a que los trotskistas entraran al Partido Laborista y propusoque permanecieran en el ILP; fue expulsado meses más tarde. ConC.L.R. James quedó fuera del Partido Laborista en un grupo al quesiguieron llamando �Grupo Marxista�. Albert Matlow, miembro del ILP,fue uno de los fundadores del Grupo Marxista en el ILP. En el veranode 1936 planteó que los trotskistas británicos debían entrar al PartidoLaborista. Sin embargo. una vez que entraron, se pasó a la Izquierdasocial-demócrata.10 Cuando Maxton amenazó con renunciar al ILP después de que elcongreso de pascua de 1936 resolvió apoyar las sanciones obrerascontra Italia, Brockway logró que por decisión mayoritaria se plantea-ra el problema ante el partido bajo la forma de un plebiscito. El cues-tionario diluía la diferencia esencial entre la política de sanciones obre-ras y la política de sanciones de la Liga de las Naciones propuesta porlos stalinistas y reformistas; los pacifistas ganaron por un estrechomargen.11 Club Lenin: propuesta para que algunos trotskistas quedaran fueradel Partido Laborista con el fin de hacer pronunciamientos públicos enfavor de la Cuarta internacional, publicar materiales trotskistas y a lavez presentarse como alternativa a quienes se oponían al entrismo enel Partido Laborista por cuestiones de principio. Jamás pasó de lospapeles.12 C.L.R. James (n. 1901): escritor antillano, autor de The Black Jacobinsy World Revolution. James fue activista del movimiento trotskistainglés en 1935 y uno de los que más se opuso a salir del ILP paraentrar al Partido Laborista en 1936. Permaneció en el ILP después de

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202que la mayoría del Grupo Marxista se separó de éste para entrar en elPartido Laborista con el nombre de Grupo Bolchevique-Leninista. Suspartidarios tomaron el nombre de �Grupo Marxista�� y fueron expulsa-dos del ILP en noviembre de 1936 al asociarse al mensuario �inde-pendiente� Fight for the Fourth lnternational.13 El grupo dirigido por Reg Groves y Hugo Dewar se opuso a entrar alILP y permaneció afuera publicando el periódico iniciado por la LC.Red Flag. En 1935 entraron a la Socialist League del Partido Laboris-ta. En 1935-36 estudiaron la posibilidad de reunificarse con las de-más organizaciones trotskistas inglesas, pero se negaron a enviarrepresentantes al primer congreso mundial pro cuarta internacional.En mayo de 1937 la Socialist League se disolvió a pedido de la buro-cracia laborista y algunos de sus miembros, como Groves, abandona-ron la actividad organizada. Otros se agruparon en torno al GrupoMarxista de C.L.R James.14 Consejos de Paz: organizaciones del PC carentes del apoyo de lasmasas.15 En el texto mecanografiado de esta entrevista, que se encuentra enel Archivo Trotsky de la Universidad de Harvard, hay dos líneas borra-das entre la oración que termina �...trabajo revolucionario en su seno�y la que comienza �Semejante interpretación sectaria...� La frase en-tre corchetes fue agregada por nosotros para aclarar el sentido delpasaje (N. del T)16 Queremos conocer los hechos. Socialist Appeal (Chicago) 1936.Esta declaración fue dictada a un �periodista amigo� al día siguientede que Tass, la agencia soviética, anunciara el juicio inminente contraZinoviev. Kamenev y otros catorce bolcheviques. Trotsky y su hijo,León Sedov, fueron acusados in absentia. En ese momento Trotsky seencontraba de vacaciones en la isla de Opdagelseschef y no teníaacceso a los periódicos. Su declaración apareció el 17 de agosto de1937 en Folkets Dagblad, periódico del Partido Socialista Sueco.17 Serguei Sedov (1908-1937?): hijo menor de Trotsky, fue el únicode sus hijos que jamás se interesó por la política. Después de ladeportación de Trotsky permaneció en Rusia, donde era profesor dematerias técnicas hasta 1934. En 1935 fue arrestado por negarse afirmar una declaración de repudio contra su padre. Según informesextraoficiales fue fusilado en 1937.18 Carta abierta al jefe de policía de Oslo. Lutte Ouvriere, 5 de setiem-bre de 1936. Traducido del francés [al inglés] para esta obra porDavid Keil. Trotsky escribió esta carta desde Opdagelseschef, dondele llegó la noticia del juicio de Moscú. Aquí fue donde el 13 de agosto

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203el jefe de policía de Oslo, Reider Swen, entrevistó a Trotsky en rela-ción con el robo en su casa de Honefoss. Los fascistas anunciaronque, en el asalto, descubrieron ��pruebas� de la actividad ilegal deTrotsky en Noruega. El jefe de policía, Swen, después de hablar conTrotsky, declaró ante le prensa que las acusaciones fascistas contraTrotsky eran �infundadas�. Según Trotsky (véase �En la Noruega �so-cialista� �, en Escritos 36-37 [Tomo VIII de la edición de Pluma], laprensa noruega difundió esta carta.19 Swen le había prometido a Trotsky una transcripción de la entrevis-ta.20 Una de las pruebas presentadas por los fascistas fue el artículo deTrotsky �Ha comenzado la revolución francesa�, publicado en el perió-dico norteamericano Nation el 4 de julio de 1936.21 Peor que los juicios de Dreyfus y el Reichstag. New York Times, 20de agosto de 1936. El caso Dreyfus fue un fraude judicial contra unoficial judío del ejército francés, acusado de espionaje y condenadodurante una campaña antisemita en 1894. Fue liberado y sobreseídogracias a una campaña de Emile Zola. El caso Reichstag fue un fraudejudicial contra los stalinistas alemanes, acusados por los nazis deincendiar el Reichstag. Todos fueron absueltos.22 Quién es V. Olberg?. Con autorización de la Biblioteca de la Univer-sidad de Harvard. Valentín Olberg (1907-1936) se unió a la Oposiciónde Izquierda alemana en 1930, pero fue expulsado, sospechoso deser agente de la GPU. El juicio de Moscú lo condenó a muerte. Trotskyencontró en su archivo las copias de su correspondencia con Olberg(véase Escritos 30) [ Tomo 1, volumen 4 de la edición de Pluma].23 Franz Pfemfert (1879-1954): dirigió el periódico expresionista ale-mán Die Aktion desde 1911 hasta 1932. Alexandra Ramm, su esposa,tradujo las obras de Trotsky al alemán.24 Terror individual y terror de masas. Lutte Ouvriére, 5 de setiembrede 1936. Traducido del francés [al inglés] para esta obra por TomBias.25 Friedrich Adler (1879-1960): secretario del Partido Socialdemócra-ta austríaco desde 1911 hasta 1916, cuando fue encarcelado por ase-sinar al primer ministro. Liberado por la revolución de 1918, fundó laInternacional Dos y Media, a la que luego reunificó con la Segunda. Apartir de 1923 fue secretario de la organización reunificada. El artícu-lo al que hace referencia Trotsky data de 1911 y fue publicado enAgainst IndividuaL Terrorism (Pathfinder Press, 1974) [Edición encastellano: Contra el terrorismo. Buenos Aires, Editorial Pluma 1974].26 Karl von Stuergkh (1859-1916): primer ministro de Austria de 1911

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204a 1916.27 Un revolucionario, no un terrorista. Vanguard (Canadá) octubre de1936. La entrevista fue concedida al periódico liberal noruegoDagbladet, que la publicó el 21 de agosto de 1936.28 Véase León Trotsky, Escritos 1929-30, Tomo 1, volumen 1, página79, Bogotá, Editorial Pluma 1977. (Nota del editor colombiano)29 En otros artículos el cónsul se llama Bisseniecks.30 Konon B. Bernan-Yurin (1901-1936): fue acusado de reunirse conTrotsky en Copenhague en 1932 para recibir instrucciones con el finde realizar atentados terroristas. Había sido corresponsal de la pren-sa en Alemania. El primer juicio de Moscú lo condenó a muerte.31 Iván N. Smirnov (1881-1936): miembro de la Oposición de Izquier-da, fue expulsado del PC en 1927. Capituló en 1929 y pudo reingre-sar. Fue arrestado en 1933 y ejecutado después del primer juicio deMoscú.32 Edición en miniatura de la acusación de Moscú. Con autorización dela Biblioteca de la Universidad de Harvard. Traducido del alemán [alinglés] para esta obra por María Roth. Carta a los editores deArbeiderbladet, principal periódico del NAP.33Un episodio esclarecedor. Folkets Dagblad (Estocolmo), 26 de agos-to de 1936. Traducido del alemán [al inglés] por Cándida Barbarena.Aparentemente la carta iba dirigida al periódico danés Social-Demokraten (Copenhague), que no la publicó; Trotsky envió una co-pia al Folkets Dagblad sueco.34 Oluf Boeggild: representante de la organización estudiantil dinamar-quesa que auspició la conferencia de Trotsky en Copenhague en 1932.Este episodio es mencionado también en The Case of Leon Trotsky[Nueva York: Merit Publishers, 1968], transcripción de la audienciaante la Comisión Dewey en abril de 1937.35 Declaración sobre el juicio. Lutte Ouvriére, 5 de setiembre de 1936.Traducido del francés [al inglés] para esta obra por David Keil.36 Karl Radek (1885-1939): expulsado del PC en 1927 por militar enla Oposición de Izquierda. Capituló y fue rehabilitado, pero sentencia-do en el segundo juicio de Moscú (1937).37 Fritz David (1897-1936): acusado, junto con Berman-Iurin, de haber-se reunido con Trotsky en Copenhague en 1932 para recibir instruc-ciones terroristas. Había militado en el PC alemán y dirigido la colum-na sindical del periódico Rote Fahne. El primer juicio de Moscú locondenó a muerte.38 El suicidio de Tomski. Con autorización de la Biblioteca de la Univer-sidad de Harvard. Traducido del alemán [al inglés] para esta obra por

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205Maria Roth.39 Algunos hechos para el Comité de Praga. Service d�information elde presse pour la Quatriéme Internationale (SIP), N° 14, 1° de di-ciembre de 1936, tomado de Für Recht und Wahrheit, periódico delComité Por el Derecho y la Justicia de Praga, que le había dirigidovarias preguntas a Trotsky acerca del juicio de Moscú. Traducido delfrancés [al inglés] para esta obra por Mary Gordon.40 Mossei Lurie: seudónimo de Alexander Emel, científico y ex militan-te del PC alemán que, durante 1932 escribió artículos antitrotskistaspara la prensa de la Comintern. El y Nathan Lurie, cirujano, fueronagentes provocadores durante el primer juicio de Moscú41 Véanse las cartas de Trotsky a Olberg en Escritos 1930 [Volumen I,tomo 4 de la edición de Pluma]. Véase el análisis detallado del testi-monio de Olberg durante el juicio y su relación con estas cartas en elinforme de la Comisión Dewey de setiembre de 1937, publicada bajoel título Not Guilty (Nueva York: Monad Press, 1972).42 Ephim A. Dreitser (1894-1936): oficial del Ejército Rojo durante laguerra civil, militante de la Oposición, fue expulsado del partido en1927. Capituló en 1928, pero fue sentenciado a muerte en el primerjuicio de Moscú.43 G.E. Ievdokimov (1884-1936): secretario del Comité Central, fuerelevado de su puesto en 1926 por apoyar a Zinoviev y expulsado delComité Central en 1927. Fue encarcelado junto con Ivan Bakaev (1887-1936) por complicidad en e1 asesinato de Kirov. Ambos fueron ejecu-tados después del primer juicio de Moscú. V.A. Ter-Vaganian, armenio,veterano de la guerra civil. Se encontraba en el exilio desde 1933.Serguei Mrachkovski (1883-1936), famoso comandante de la guerracivil, organizó la insurrección en los Urales en 1917. Militante de laOposición, fue expulsado en 1929, capituló, pero fue enviado al exilioen 1933 y ejecutado después del primer juicio de Moscú.44 Isaac Reingold: dirigente de las empresas algodoneras, había apo-yado a Kamenev y a la Oposición Unificada. Ricardo Pikel, escritor ydramaturgo, veterano de la guerra civil, había dirigido el secretariadode Kamenev. E.S. Goltsman (1882-1936) fue acusado de reunirsecon León Sedov en Copenhague en 1932 para recibir las �instruccio-nes� de Trotsky para asesinar a Stalin y Voroshilov. El supuesto lugarde su encuentro, el Hotel Bristol, habla sido derribado en 1917; porotra parte, en 1932 León Sedov estaba rindiendo exámenes en Berlíny el gobierno soviético no tenía constancia del ingreso de Goltsman aDinamarca.45 Stalin no es todo. SIP N° 14, 1° de diciembre de 1936. Traducido

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206del francés [al inglés] para esta obre por Mary Gordon. El New YorkTimes del 17 de setiembre de 1936 publicó algunos extractos de estacarta, dirigida a la editorial norteamericana Simon and Schuster.46 Entrevista concedida al News Chronicle. News Chronicle (Londres),27 de agosto de 1936. En el texto de esta entrevista que se encuen-tra en la Biblioteca de la Universidad de Harvard se da como fecha dela entrevista el 24 de agosto, en lugar del 26 de agosto, como cons-taba en la primera edición [norteamericana] de Escritos 35-36.47 Grigori Sokolnikov (1888-1939): apoyó a los zinovievistas en tornoa la cuestión del régimen partidario. No se suicidó, pero fue ejecutadodespués del segundo juicio de Moscú.48 En respuesta al señor Scharffenberg. Con autorización de la Biblio-teca de la Universidad de Harvard. Traducido del alemán [al inglés]para esta obra por Maria Roth. Johan Scharffenberg, funcionario delNAP, había escrito en Arbeiderbladet: �Trotsky afirma que puede de-mostrar que las acusaciones formuladas en su contra por el juicio deMoscú son falsas. Si es así, tiene el deber moral de comparecer inme-diatamente ante un tribunal en Moscú.� El New York Times del 25 deagosto de 1936 sintetizó parcialmente la respuesta de Trotsky, sincitas textuales.49 Las sentencias de muerte. Folkets Dagblad, 25 de agosto de 1936.Esta declaración a la Norsk Telegrambyraa, la agencia noticiosa norue-ga, fue reproducido parcialmente en el New York Times del 25 deagosto de 1936. El texto completo fue traducido del sueco [al inglés]para esta obra por Russell Block.50 Los juicios a los ��saboteadores� del Partido Menchevique-Indus-trial, donde los acusados se declararon culpables de sabotear la eco-nomía, se llevaron a cabo en 1930 y 1931. En ese momento Trotskyconsideró que las confesiones eran válidas (véase Escritos 30-31 [TomoII de la edición de Pluma]) Mantuvo esa posición hasta poco antes delprimer juicio de Moscú, cuando publicó la siguiente nota en BiulletenOppozitsii N° 51, julio-agosto de 1936: �De los editores: Los editoresdel Biulleten deben reconocer que en el período del juicio mencheviquesubestimaron enormemente el descaro de la justicia stalinista y poreso dieron demasiado crédito a las confesiones de los exmencheviques.��51 Exijo un juicio ordinario. Con autorización de la Biblioteca de laUniversidad de Harvard. Traducido del alemán [al inglés] para estaobra por Russell Block. Esta carta al periódico de Oslo Dagbladet fuereproducida en el periódico sueco Folkets Dagblad del 26 de agostode 1936 y parcialmente por el New York Times, 26 de agosto de

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2071936.52 Carta a Trygve Lie. Nation, 10 de octubre de 1936. La carta publi-cada venía acompañada de una nota de Erwin Wolf y Jean van Heije-noort, los secretarios de Trotsky. �Ante el pedido encarecido del ministrode justicia [Lie] esta carta no fue publicada, según nuestra intenciónoriginal. Las copias les fueron sustraídas por la fuerza a los secreta-rios de Trotsky. Por fortuna ya habíamos enviado una copia al exte-rior, lo cual nos permitió, tras considerable demora, llevar este docu-mento a conocimiento del público.� Trygve Lie (1896-1968), ex ase-sor legal del NAP, fue ministro de justicia en 1935-39 y responsablede incomunicar a Trotsky para que no pudiera defenderse de las ca-lumnias de los juicios de Moscú. Fue ministro de relaciones exterioresen l941-46 y secretario general de las Naciones Unidas después de laSegunda Guerra Mundial en 1946-53.53 Juicios interminables. SIP Nº 14, 1º de diciembre de 1936. Tradu-cido del francés (al inglés) para esta obra por Mary Gordon. Al díasiguiente de redactar esta carta Trotsky fue sometido a arrestodomiciliario y sus secretarios expulsados del país.54 Lidia Fotieva (1881-1975). secretaria de Lenin desde 1918 hasta lamuerte de éste en 1924.55 Carta al señor Puntervold. Del Archivo del Movimiento Obrero,Estocolmo. Traducido del noruego [al inglés] para esta obra por RussellBlock. Parte de la carta, donde se vaticina un nuevo juicio de Moscú,apareció ese mismo día en la prensa. Mientras Trotsky estuvo bajoarresto domiciliario, su correo fue censurado y una parte retenido sinsu conocimiento. El 2 de setiembre se lo trasladó a Sundby y se leprohibió recibir visitas, excepto la de su abogado noruego MichaelPuntervold Asimismo, se le prohibió escribir en ruso. El 12 de octubrele escribió a Sedov en francés: �Perdóname que no te envíe el artículosobre el juicio que te prometí para la próxima edición del Biulleten.Por supuesto que no se debe a falta de deseos de mi parte..., perotengo confianza en que ustedes dirán todo lo necesario acerca deesta amalgama ruin.�� La carta apareció sin fecha en Biulleten Oppozitsii,Nº 52-53, octubre de 1936, la misma edición que publicó el largoartículo de Sedov sobre el juicio de Moscú.56 Ecos de una caza de brujas en Bélgica. SIP Nº 11, 2 de octubre de1936, tomada de Aftenposten, 24 de setiembre de 1936. Traducidadel francés [al inglés] para este obra por Mary Gordon. En setiembrede 1936 la policía belga allanó el domicilio de Walter Dauge en rela-ción con el rumor sobre envíos de armas a los republicanos españo-les. La carta de Trotsky del 27 de marzo de 1936 (�Sugerencias para

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208la sección belga�) fue interceptada y difundida como prueba de suactividad subversiva. El gobierno noruego también la publicitó mien-tras Trotsky estaba sometido a arresto domiciliario. Hizo este comen-tario a la prensa por intermedio de su abogado noruego.57 Véase ¿Adónde va Francia? Buenos Aires, Ediciones Pluma, 1974.58 Spaak visitó a Trotsky en 1933.59 Cartas a un abogado. Las seis cartas están tomadas de Avocat deTrotsky (Abogado de Trotsky) por Gerard Rosenthal (París: RobertLaffont-Opera Mundi, 1975) y se presentan bajo un solo título paracomodidad del lector. Traducido del francés [al inglés] para esta obrapor Naomi Allen. Gerard Rosenthal (n. 1903). fue militante del GBL yabogado de Trotsky. Por ello pudo visitarlo en Noruega en octubre.Rosenthal abandonó el movimiento trotskista durante la guerra y en1945 se afilió a la SFIO.60 Trotsky entabló juicio por difamación el 6 de octubre contra la publi-cación stalinista Arbeideren y la fascista Vrit Volk, que repetían lascalumnias de Moscú, con la esperanza de que la publicidad le permi-tiría contrarrestar la campaña de sus acusadores. El 29 de octubre elgobierno noruego promulgó un decreto especial que le prohibía enta-blar procesos en los tribunales noruegos.61 La Federación Sindical Internacional (FSI), dominada por la social-democracia, tenía su sede en Amsterdam. Trotsky le pidió que fijaraposición sobre las acusaciones de Moscú para promover una discusiónpública amplia. Las autoridades noruegas se negaron a permitir elenvío de la carta, por lo cual Rosenthal debió enviar otra (véase esacarta en SIP Nº 15-16, 20 de diciembre de 1936). Trotsky intentónuevamente comunicarse con la FSI por intermedio de su abogadonoruego el 22 de octubre de 1936.62 Por encontrarse casi totalmente aislado, Trotsky retrasó delibera-damente la fecha del poder para su abogado y lo redactó en términosgenerales para hacer constar que Rosenthal había sido su abogado,autorizado a realizar todo trámite si Trotsky quedara incapacitado.�León Sedov� era el nombre legal de Trotsky, al igual que el de suhijo.63 Son notas que tomó Rosenthal en el curso de una entrevista conTrotsky para discutir el juicio.64 Jan G. Adler: abogado checoslovaco de Trotsky. SIP Nº 15/16 del20 de diciembre de 1936 contiene el texto de la declaración de Adlercontra los editores de Meztiskor (sucesor de Correspondencia de PrensaInternacional en Checoslovaquia), Rude Pravo y Rote Fahne (órganosdel PC). Se fijó la fecha del juicio para el 21 de diciembre, pero el 11

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209de noviembre el gobierno noruego le prohibió a Trotsky que se defen-diera a través de un tribunal extranjero.65 Comentarios sobre la defensa. De los archivos de James P. Cannon.Con autorización de la Library of Social History de Nueva York. Traducidodel francés [al inglés] para esta obra por Naomi Allen. Carta a LeónSedov en París.66 Andrei Vishinski (1883-1954): menchevique desde 1903 hasta 1920.Su nombre fue conocido internacionalmente cuando desempeñó lafunción de procurador fiscal en los juicios de Moscú. Fue ministro derelaciones exteriores en 1949-53.67 Sonne: seudónimo de Hugo Sonnenschein, dirigente de un grupotrotskista checoslovaco. Keller era Jan Frankel, militante de la Oposi-ción checoslovaca a partir de 1927 y secretario y guardaespaldas deTrotsky a partir de 1929. Se separó de Trotsky en enero de 1933 paratrabajar con el SI en París. La policía francesa lo arrestó en febrero de1934 y lo deportó a Checoslovaquia. En 1935 fue a Noruega paracolaborar con Trotsky, pero nuevamente la policía lo deportó a Che-coslovaquia en el otoño de ese año. En 1937 volvió a colaborar conTrotsky, esta vez en México. El y Trotsky fueron los únicos testigosque comparecieron ante la Comisión Dewey de abril de 1937, queestudió los juicios de Moscú (véase The Case of Leon Trotsky, NuevaYork: Merit Publishers, 1969).68 Infórmale a Van; pidió que le confirmáramos.(L.T.)69 Van: seudónimo de Jean van Heijenoort (n. 1912), secretario deTrotsky en los cuatro países del último exilio. Abandonó la CI despuésde la Segunda Guerra Mundial. Actualmente es profesor de filosofía.El documento de Muste es su renuncia al MCI y a su sección norteameri-cana, fechada el 26 de agosto de 1936. Muste, al igual que P.J. Schmidt,quien se retiró de la sección holandesa en la misma época, creía queel proceso de Moscú significaba el golpe de gracia para el marxismo.70 S. Schwartz: seudónimo de León Sedov. Los dos documentos proba-blemente son sendos capítulos del Libro Rojo sobre los procesos deMoscú. Trotsky emplea este nombre al dirigirse a él porque duranteun tiempo Sedov pensó publicar el libro bajo ese seudónimo.71 La seguridad de los archivos. De los archivos de James P. Cannon.Con autorización de la Library of Social History de Nueva York. Traducidodel alemán [al inglés] para esta obra por Russell Block. Carta a LeónSedov.72 El telegrama a Herriot, donde Natalia Sedova solicita una visa parasu hijo, así como la respuesta de Herriot, quien la concede, aparecenen el SIP Nº 17, 22 de febrero de 1937. El objeto de la publicación del

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210telegrama era demostrar que, contra lo que se dijo en el juicio deMoscú, Sedov no pudo haber estado en Copenhague en 1932.73 Posthumus: director del Instituto Internacional de Historia Socialde Amsterdam, cuya filial parisina negociaba la compra del archivo deTrotsky.74 Carta a la FSI. SIP, Nº 13, 4 de noviembre de 1936. Firmado �MichaelPuntervold�. Traducido del francés [al inglés] para esta obra por NaomiAllen. Cuando la Oficina Central de Pasaportes hubo interceptado suprimera carta a la FSI, Trotsky envió la segunda firmada por su abo-gado. Se reclama autor de la misma en �En Noruega �socialista�� (véaseEscritos 36-37 [Tomo VII de la edición de Pluma]).75 Carta a la Liga de las Naciones. SIP Nº 15/16, 20 de diciembre de1936. Firmado �Michael Puntervold�. El Secretariado de la Liga de lasNaciones respondió con la siguiente carta: �Núm. 3 A/15105/15085.El Secretariado de la Liga de las Naciones tiene el agrado de acusarrecibo de la misiva del señor Michael Puntervold del 22 de octubre de1936, en referencia e la elaboración de un estatuto para un tribunalinternacional en lo penal.� El 31 de marzo de 1938 dirigió una segun-da carta a la Liga de las Naciones, donde se reconoció autor de ésta(véase Escritos 37-38 [Tomo IX de la edición de Pluma]).76 Cartas a un abogado. De Avocat de Trotsky. Traducido del francés[al inglés] para esta obra por Naomi Allen. Se trata de dos cartas aGerard Rosenthal.77 Walter Schevenels: secretario general de la FSI, expresó su sorpre-sa ante la carta de Rosenthal donde se solicitaba que la FSI examina-ra el �caso Trotsky�; en su respuesta del 23 de octubre declaró que loconsideraba un asunto �puramente político�� que �no tiene nada quever con la FSI. Aconsejó a Rosenthal que se dirigiera a cualquiera delas �muchas organizaciones� que para el caso serían mas apropiadas.78 Esta �carta� fechada el 29 de octubre de 1936 era en realidad elborrador de un largo artículo que luego Trotsky integró a �¡Vergüen-za!�, el último que escribió en Noruega. Raymond Rosenmark, aboga-do francés, fue empleado por los stalinistas para hacer la apología delos juicios de Moscú. Estaba vinculado a la Liga por los Derechos delHombre.79 Libro Rojo de los procesos de Moscú: traducción del título francésdel libro de León Sedov, cuya primera edición en ruso apareció enBiulleten Oppozitsii, Nº 52-53, octubre de 1936, baso el título de �Enel proceso de Moscú se juzga a Octubre�.80 Observaciones sobre la entrevista en Arbeiderbladet. Del Archivodel Movimiento Obrero de Estocolmo. Traducido del alemán [al in-

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211glés] para esta obra por Russell Block. Esta carta a Haakon Meyer fueinterceptada por la Oficina de Pasaportes. Haakon Meyer, escritornoruego, colaboró con Trotsky para tratar de impedir que el gobiernonoruego lo expulsara y luego para encontrar un nuevo país dondepudiera residir.81 Martin Tranmael (1871-1967): dirigente del Partido Laborista Norue-go. O. Kolbjornsen dirigía Arbeiderbladet, su órgano más importante.82 La GPU roba los archivos. Del Archivo del Movimiento Obrero deEstocolmo. Traducido del alemán [al inglés] para esta obra por RussellBlock. Carta a Haakon Meyer. Los archivos de Trotsky fueron robadosde la filial parisina del Instituto Internacional de Historia Social al díasiguiente de ser guardados allí.83 Cartas a un abogado, De Avocat de Trotsky. Traducido del francés[al inglés] para esta obra por Naomi Allen. Cartas a Gerad Rosenthal.84 Denis M. Pritt (1888-1972): abogado inglés, fue diputado laboristaen l935-50. Admiraba incondicionalmente a Stalin y afirmaba que eljuicio de Moscú era �un ejemplo para el mundo entero�.85 Víctor Basch: dirigía la Liga por los Derechos del Hombre, organiza-ción por los derechos humanos en Francia que exculpó los juicios deMoscú.86 El llamado de los intelectuales franceses por una investigación obje-tiva e imparcial del juicio de Moscú apareció en SIP Nº 12, 21 deoctubre de 1936. SIP Nº 15/16, 20 de diciembre de 1936, publicó unalista adicional de firmantes.87 André Gide (1869-1951): novelista, crítico y ensayista francés, fuecompañero de ruta de los stalinistas, pero rompió con ellos a fines de1936. Aquí probablemente se refiere a su libro Retour de l�URSS,crítica al régimen stalinista escrita después del juicio de Moscú.88 Jules Romains (1885-1972): novelista, poeta y dramaturgo fran-cés. Trotsky dice que se coloca �por encima del conflicto� porque sunombre no apareció en el llamado a la investigación. Sí apareció en lasegunda lista de firmantes publicada en SIP.89 Maunce Delepine: abogado de gran prestigio en la SFIO.90 Cuando el gobierno noruego le prohibió hacer uso de los derechosque le concedía la ley noruega, Trotsky entabló juicios en los tribuna-les suizos y checoslovacos. El 11 de noviembre de 1936 el Departa-mento Real de Justicia y Policía le notificó una nueva decisión: se leprohibía entablar juicio en ningún país mientras permaneciera enNoruega. El resto de la notificación era aun más ominosa. Se le exigíaque buscara inmediatamente visa para otro país y se le amenazabacon trasladarlo próximamente a una residencia que resultara menos

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212costosa para el estado.91 Carta a la Liga por los Derechos del Hombre. Cahiers des droites del�homme, 15 de abril de 1937. Traducido del francés [al inglés] paraesta obra por Russell Block. La Liga había creado una comisión parainvestigar el juicio de Moscú, con el objeto declarado de estudiar losdocumentos, obtener el cuadro completo del proceso y redactar uninforme. La comisión se negó a escuchar los testimonios de Trotsky yde León Sedov. El informe, redactado por R. Rosenmark, trató dejustificar el proceso de Moscú. Trotsky dirigió esta carta a Víctor Baschantes de que apareciera el informe de Rosenmark.92 Cartas a un abogado. De Avocat de Trotsky. Traducido del francés[al inglés] para esta obra por Naomi Allen. Son extractos de cartas aGerard Rosenthal.93 La Liga por los Derechos del Hombre publicó el informe de Rosenmarkjustificando el juicio de Moscú, pero rechazó el informe de MagdeleinePaz, donde se lo criticaba.94 Tras los apremiantes esfuerzos de sus amigos por conseguirle asiloen otro país, Trotsky obtuvo la visa mexicana. Pero los funcionariosnoruegos se negaron a discutir las medidas de seguridad para el via-je.95 En el tribunal a puertas cerradas. De Les crimes de Staline (1937).Traducido del francés [al inglés] para la primera edición [norteameri-cana] de esta obra por Ruth Schein. El 11 de diciembre Trotskycompareció ante el tribunal en el juicio a los fascistas que habíanentrado a robar en su residencia de Honefoss. El ministro de justiciaLie obligó al público y a los periodistas a retirarse de la sala. El presi-dente del tribunal le permitió a Trotsky hablar ininterrumpidamentedurante cuatro horas, y éste estaba tan inseguro de que algún díapudiera expresarse en público que aprovechó la oportunidad de ha-cerlo aun a puertas cerradas.96 Considerando que el conflicto ítalo-etíope estalló en octubre de1935, Trotsky no podría haberlo dicho en julio de ese año. Se trata deuna falla de la memoria de Trotsky o bien de la traducción del alemánal francés, de la cual se realizó la presente traducción [al inglés].97 En su testimonio escrito, presentado en la indagatoria judicial del19 de noviembre de 1936, mi hijo declara que ya había entregadouna parte de mi archivo al Instituto de Historia Social antes de recibirmi carta del 10 de octubre. Lo había hecho a instancias de mis cartasanteriores en las que yo expresaba, aunque en forma menos categó-rica, mis temores al respecto (Nota de Trotsky).98 En 1931 los nazis exigieron un referéndum para disolver el Landtag

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213(parlamento) prusiano, lo cual hubiera significado la caída del gobier-no socialdemócrata en el estado más poblado de Alemania. Al princi-pio los stalinistas alemanes apoyaron a los socialdemócratas, peroluego, ante las órdenes de Moscú, cambiaron bruscamente su posi-ción y apoyaron la campaña por el referéndum. La campaña unificadade los nazis y stalinistas logró menos de la mitad de los veinticincomillones de votos necesarios para ratificar el plebiscito. Este incidentese conoce con el nombre de Referéndum Rojo.99 Mayor Vidkun Quisling (1887-1945): dirigente del Partido de UniónNacional noruego, pronazi. Fue fusilado al final de la guerra.100 Quiero partir de Noruega lo antes posible. Del Archivo del MovimientoObrero de Estocolmo. Traducido del alemán [al inglés] para esta obrapor Russell Block. Carta a Haakon Meyer.101 Se pierde tiempo valioso. Del Archivo del Movimiento Obrero deEstocolmo. Traducido del alemán [al inglés] para esta obra por RussellBlock. Carta a Haakon Meyer.102 ¡Vergüenza! Quatrième Internationale, marzo-abril de 1937. Tradu-cido del francés [al inglés] para la primera edición [norteamericana]de esta obra por A. L. Preston. Aquí se repiten algunas afirmacionesde �En tribunal a puertas cerradas� porque Trotsky no sabía si algunode estos artículos sería publicado. Este artículo amplía otro, redacta-do el 29 de octubre de 1936, bajo el título de �Algunas observacionesacerca de la pericia del señor Pritt y otras personas de su calaña�, queTrotsky envió a León Sedov y a Gerard Rosenthal. La Oficina de Pasa-portes noruega confiscó ambas copias.103 Joseph Fouche (1763-1820): miembro de la Convención Nacionalfrancesa en 1792-95, era famoso por su implacable eficiencia y sured de espías y de intrigas políticas. Fue condenado al exilio en 1816.104 Antoine Fouquier-Tinville (1746-1795): político revolucionario fran-cés, fue procurador fiscal del tribunal revolucionario en 1793-94. Murióen la guillotina.105 El doctor Ciliga, revolucionario yugoslavo que en su carácter demilitante de la Oposición sufrió años de prisión y deportación a manosde la GPU, atestigua lo siguiente: �Conocí a un marinero a quien, alser retirado de su celda por las noches, se le decía que iba a serfusilado. Lo llevaban al patio y luego lo devolvían a su celda. �Eresobrero, no queremos fusilarte como a un guardia blanco. Como obre-ro, debes confesar con sinceridad...� El marinero no confesó nada,pero las torturas lo llevaron al borde de la demencia. Finalmente, lodejaron en paz. Pero siguen pidiéndole que confiese su participaciónen la conspiración contra Stalin.�

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214La historia del infeliz marinero es sólo un pequeño episodio del librode las confesiones de los acusados... y de los acusadores y jueces. LaGPU, antes instrumento de la revolución, se ha convertido en instru-mento de la aristocracia soviética; el instrumento personal de Stalin,de quien Lenin dijo en 1922: �Este cocinero sólo preparara platospicantes.�106 Declaración formal. De Avocat de Trotsky. Traducido del francés[al inglés] para esta obra por Naomí Allen. Trotsky escribió esta carta,dirigida a Gerard Rosenthal, el día antes de embarcarse junto conNatalia Sedova en el buque tanque Ruth, que lo llevó a México porrutas no habituales. El gobierno mantuvo la partida en secreto porrazones de seguridad.107 Ultima carta desde Europa. De El profeta desterrado, de IsaacDeutscher. Extracto de una carta a León Sedov.

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Índice

La sección holandesa y la Internacional ................. 4Entrevista sobre problemas británicos ................. 27Queremos conocer los hechos ............................. 35Carta abierta al jefe de policía de Oslo ................. 38Peor que los casos de Dreyfus y el Reichstag ........ 43¿Quién es V.Olberg? .......................................... 44Terror individual y terror de masas ...................... 47Un revolucionario, no un terrorista ...................... 52Edición en miniatura de la acusación de Moscú ..... 59Un episodio esclarecedor .................................... 60Declaración sobre el juicio .................................. 63El suicidio de Tomski ......................................... 67Algunos hechos para el comité de Praga .............. 69Stalin no es todo............................................... 74Entrevista concedida al News Chronicle ............... 78En respuesta al señor Scharffenberg ................... 83Las sentencias de muerte .................................. 86Exijo un juicio ordinario ..................................... 89Carta a Trygve Lie ............................................. 90Juicios interminables ......................................... 94

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Carta al señor Puntervold ................................... 97Ecos de una caza de brujas en Bélgica ............... 104Cartas a un abogado ....................................... 106Comentarios sobre la defensa ........................... 110La seguridad de los archivos ............................. 112Carta a la FSI ................................................. 114Carta a la Liga de las Naciones ......................... 117Cartas a un abogado ....................................... 119Observaciones sobre la entrevista en Arbeiderbladet .

................................................................ 121La GPU roba los archivos .................................. 123Cartas a un abogado ....................................... 124Carta a la Liga por los Derechos del Hombre ....... 129Cartas a un abogado ....................................... 130En el tribunal a puertas cerradas ...................... 132Quiero partir de Noruega lo antes posible ........... 176Se pierde tiempo valioso .................................. 178¡Vergüenza! ................................................... 180Declaración formal .......................................... 198Ultima carta desde Europa ............................... 199Notas ............................................................ 200