eppur si muove

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Eppur si muove Galileo ante el Santo Oficio, pintura del siglo XIX, por Joseph- Nicolas Robert-Fleury. Eppur si muove o E pur si muove (y sin embargo, se mueve, en español) es la hipotética frase en italiano que, según la tradición, Galileo Galilei habría pronuncia- do después de abjurar de la visión heliocéntrica del mun- do ante el tribunal de la Santa Inquisición. 1 Verdad o leyenda El escritor y viajero ilustrado Giuseppe Baretti afirmó que después de la abjuración Galileo pronunció la frase «Ep- pur si muove» (y sin embargo se mueve). Para Stillman Drake no es verosímil que en ese momento en el que Ga- lileo no se encontraba libre era desafiante en extremo pro- nunciar ante el tribunal de cardenales de la Inquisición una frase que contradecía su abjuración. [1] Para Stillman, si esa frase fue pronunciada lo fue en otro momento. Apócrifa o no, la divisa se ajusta a Galileo por la acti- tud frente a la autoridad que representaba la Iglesia en las verdades de la fe, y frente a Ptolomeo y Aristóteles en las verdades de la ciencia, ambas verdades acordes con una visión del cosmos en el que la Tierra era el centro alrededor del cual rotaban el resto de cuerpos celestes, y no tanto por ser él quién hubiera planteado la alternativa, pues ésta es copernicana, ni porque la autoridad eclesiás- tica, entre la que se encontraban amistades y protectores del mismo Galileo, impidiera su estudio o divulgación, pues así se hacía sin problemas en occidente. Efectivamente, el Renacimiento era un hervidero de ideas que replanteaban la visión global de la realidad, de la cual la misma Iglesia no era ajena, entre cuyos doctores figura- ban no pocas eminencias en filosofía natural, y que toma- ban la teoría heliocéntrica como una hipótesis que podía contemplarse, siempre sin desbordar las fronteras de las matemáticas y la física, y en ningún caso poner en duda la realidad convenida en las Escrituras, que para ello tenía Roma censores para revisar y la Inquisición para juzgar. La defensa de la visión copernicana en la misma Roma por parte de un ya prestigioso Galileo, forzó en 1616 a su amigo el cardenal Belarmino a la admonición de no di- vulgar la teoría heliocéntrica. Así lo hizo, retirándose a Florencia y manteniendo una buena relación con la Igle- sia. No obstante, durante el pontificado del Papa Urbano VIII, con el que tuvo varias audiencias sobre el asunto, redactó y llevó a censura su Diálogo sobre sistemas máxi- mos, en el que confrontaba los dos sistemas astronómicos planteando, siempre como hipótesis, una teoría heliocén- trica combinable con la exégesis bíblica, pero, por error o dolo, Galileo tomó como oficial y completa lo que se- gún la Iglesia era una revisión oficiosa e incompleta de su libro, publicándolo en Florencia en 1632. Roma lo interpretó como un incumplimiento de lo pros- crito en 1616, procesándolo con casi 70 años. En ese sen- tido, el proceso fue más por un acto de desobediencia que por la descalificación del sistema ptolemaico estableci- do y defendido por la Iglesia. Así, la defensa de Galileo versó más en acomodar la nueva teoría heliocéntrica a la hermenéutica canónica, exponiendo el escrito como jus- tamente lo contrario de lo que era acusado, que a des- acreditar los hechos bíblicos relegándolos a una interpre- tación mítica o poética. Su abjuración ante el tribunal de la Inquisición hizo que la sentencia, dictada en la iglesia de Santa María sopra Minerva el 22 de junio de 1633, le condenara a arresto que llevó a cabo en su domicilio de Arcetri. En todo caso, independientemente que el renuncio al re- nuncio fuera susurrado en el mismo tribunal, que la teoría copernicana era incontrovertible hacía tan falso el retrac- to de Galileo como la teoría ptolemaica, así que en los años posteriores al juicio ya debió ser frase comentada en sus círculos y reverberada por su prestigio hasta incor- porarse a la tradición oral, y así lo demuestra una pintura española que ya en 1643 retrataba al genio de Pisa escri- biendo en la pared de su calabozo su 'eppur', obviamen- te imaginado porque entre otras cosas, Galileo no llegó a estar en la cárcel. Sin embargo, hay quien señala a la imaginación del periodista italiano Giuseppe Baretti co- mo la culpable de que la historia recuerde a un Galileo a medio camino entre la valentía y la soberbia replicando al temible tribunal. Hoy en día la misma frase se utiliza en lenguaje judicial con el fin de expresar que, aunque se niegue la veracidad 1

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Famosa Frase de Galileo Galilei que supuestamente dijo a la iglesia

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Page 1: Eppur Si Muove

Eppur si muove

Galileo ante el Santo Oficio, pintura del siglo XIX, por Joseph-Nicolas Robert-Fleury.

Eppur si muove o E pur si muove (y sin embargo,se mueve, en español) es la hipotética frase en italianoque, según la tradición, Galileo Galilei habría pronuncia-do después de abjurar de la visión heliocéntrica del mun-do ante el tribunal de la Santa Inquisición.

1 Verdad o leyenda

El escritor y viajero ilustrado Giuseppe Baretti afirmó quedespués de la abjuración Galileo pronunció la frase «Ep-pur si muove» (y sin embargo se mueve). Para StillmanDrake no es verosímil que en ese momento en el que Ga-lileo no se encontraba libre era desafiante en extremo pro-nunciar ante el tribunal de cardenales de la Inquisiciónuna frase que contradecía su abjuración.[1] Para Stillman,si esa frase fue pronunciada lo fue en otro momento.Apócrifa o no, la divisa se ajusta a Galileo por la acti-tud frente a la autoridad que representaba la Iglesia en lasverdades de la fe, y frente a Ptolomeo y Aristóteles enlas verdades de la ciencia, ambas verdades acordes conuna visión del cosmos en el que la Tierra era el centroalrededor del cual rotaban el resto de cuerpos celestes, yno tanto por ser él quién hubiera planteado la alternativa,pues ésta es copernicana, ni porque la autoridad eclesiás-tica, entre la que se encontraban amistades y protectoresdel mismo Galileo, impidiera su estudio o divulgación,pues así se hacía sin problemas en occidente.Efectivamente, el Renacimiento era un hervidero de ideasque replanteaban la visión global de la realidad, de la cualla misma Iglesia no era ajena, entre cuyos doctores figura-ban no pocas eminencias en filosofía natural, y que toma-ban la teoría heliocéntrica como una hipótesis que podíacontemplarse, siempre sin desbordar las fronteras de las

matemáticas y la física, y en ningún caso poner en duda larealidad convenida en las Escrituras, que para ello teníaRoma censores para revisar y la Inquisición para juzgar.La defensa de la visión copernicana en la misma Romapor parte de un ya prestigioso Galileo, forzó en 1616 a suamigo el cardenal Belarmino a la admonición de no di-vulgar la teoría heliocéntrica. Así lo hizo, retirándose aFlorencia y manteniendo una buena relación con la Igle-sia. No obstante, durante el pontificado del Papa UrbanoVIII, con el que tuvo varias audiencias sobre el asunto,redactó y llevó a censura su Diálogo sobre sistemas máxi-mos, en el que confrontaba los dos sistemas astronómicosplanteando, siempre como hipótesis, una teoría heliocén-trica combinable con la exégesis bíblica, pero, por erroro dolo, Galileo tomó como oficial y completa lo que se-gún la Iglesia era una revisión oficiosa e incompleta de sulibro, publicándolo en Florencia en 1632.Roma lo interpretó como un incumplimiento de lo pros-crito en 1616, procesándolo con casi 70 años. En ese sen-tido, el proceso fue más por un acto de desobediencia quepor la descalificación del sistema ptolemaico estableci-do y defendido por la Iglesia. Así, la defensa de Galileoversó más en acomodar la nueva teoría heliocéntrica a lahermenéutica canónica, exponiendo el escrito como jus-tamente lo contrario de lo que era acusado, que a des-acreditar los hechos bíblicos relegándolos a una interpre-tación mítica o poética. Su abjuración ante el tribunal dela Inquisición hizo que la sentencia, dictada en la iglesiade Santa María sopra Minerva el 22 de junio de 1633, lecondenara a arresto que llevó a cabo en su domicilio deArcetri.En todo caso, independientemente que el renuncio al re-nuncio fuera susurrado en el mismo tribunal, que la teoríacopernicana era incontrovertible hacía tan falso el retrac-to de Galileo como la teoría ptolemaica, así que en losaños posteriores al juicio ya debió ser frase comentadaen sus círculos y reverberada por su prestigio hasta incor-porarse a la tradición oral, y así lo demuestra una pinturaespañola que ya en 1643 retrataba al genio de Pisa escri-biendo en la pared de su calabozo su 'eppur', obviamen-te imaginado porque entre otras cosas, Galileo no llegóa estar en la cárcel. Sin embargo, hay quien señala a laimaginación del periodista italiano Giuseppe Baretti co-mo la culpable de que la historia recuerde a un Galileo amedio camino entre la valentía y la soberbia replicandoal temible tribunal.Hoy en día la misma frase se utiliza en lenguaje judicialcon el fin de expresar que, aunque se niegue la veracidad

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2 2 REFERENCIAS

de un hecho, este es totalmente verídico.

2 Referencias[1] La frase Eppur si muove aparece en una pintura de los años

1640 del pintor español Bartolomé Esteban Murillo (o deun artista de su escuela). La pintura representa a Galileoen prisión, apuntando hacia la frase escrita en la pared desu calabozo.DRAKE, Stillman (1978): Galileo at work (pág. 356-357). Chicago: University of Chicago Press. ISBN 0-226-16226-5

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3 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias

3.1 Texto• Eppur si muove Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Eppur_si_muove?oldid=84057644 Colaboradores: Bigsus, Tano4595, Alzina,Emijrp, FlaBot, CEM-bot, Rafa sanz, Bernard, JAnDbot, Gerwoman, Snakefang, 3coma14, Muro Bot, Ensada, Abelini, Idleloop, Ku-ronokoneko, Gallowolf, Alecs.bot, Jzh2074, AVBOT, LucienBOT, Luckas-bot, MystBot, AstaBOTh15, RedBot, Palestrina09, PatruBOT,Mariadelcarmenpatricia, Dinamik-bot, RaRF, ZéroBot, Sahaquiel9102, KLBot2, Johnbot, Addbot, Otrogallo, Qinqinat, Qhcd3967 y Anó-nimos: 25

3.2 Imágenes• Archivo:Galileo_before_the_Holy_Office.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bd/Galileo_before_the_Holy_Office.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: http://web.archive.org/web/20050424195324/http://library.thinkquest.org/C005358/images/galilei_image01.jpeg Artista original: Joseph-Nicolas Robert-Fleury

3.3 Licencia del contenido• Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0