epoca preincaica

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EPOCA PRE-INCAICA PERIODO ARCAICO TARDIO . Las Ciudades Estado en el Perú: Caral . Los restos arqueológicos dejados por los pueblos primitivos evidencian que desde el principio los hombres tuvieron que organizarse para su defensa. Sus moradas fueron refugios, al mismo tiempo que posadas, vivieron en cavernas ubicadas en lugares escarpados y de difícil acceso, o bien sobre pilotes ubicados en lagos y pantanos. Cuando las preferencias e intereses de los individuos entraron en conflicto, sus instrumentos de recolección y caza se convirtieron en armas para defenderse, individual o colectivamente de las agresiones y de la belicosidad de sus semejantes. Surge así la necesidad de defensa, que obligó a los humanos a asociarse y organizarse para alcanzar su anhelada protección y resguardo. Conforme mejoraban sus condiciones de vida material y social, los mecanismos de defensa dejaron de ser individuales y pasaron a ser colectivos y más desarrollados. Como consecuencia de la vida sedentaria y la aparición de las primeras aldeas, construyeron fortalezas que sirvieron para proteger a la población y su producción. A partir de ello, los hombres y mujeres, buscaron preservar su seguridad, desarrollo y objetivos comunes. Las ciudades–estado, hacen su aparición y así tenemos en el Perú, a la ciudad sagrada de Caral, en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, en la región Lima Provincias; los restos arqueológicos, se distribuyen por 40 km², y a una altitud de 350 msnm, con clima caluroso y favorable para la vida humana. "Los restos de la Ciudad Sagrada de Caral, datan de hace 3.500 años a.C., perteneciendo al periodo arcaico tardío. Por tanto es dos milenios (2.000 años) anterior a Chavín de Huántar, siendo por tanto la más antigua y también el Estado más antiguo del Perú. Esta antigüedad, sitúa a la Ciudad Sagrada de Caral, al tiempo de “las ciudades sumerias de Mesopotamia o cuando se construían las pirámides de Keops en Egipto. Y en América sería lo más antiguo, porque recién hacia el 1.500 a. C., es que empiezan en Mesoamérica los asentamientos permanentes. En cambio en el Perú, estamos hablando de 2.500 a. C., casi un milenio antes”. La primera gran civilización andina . La Teoría Inmigracionista (difusionista) de Max Uhle (18561944), sostuvo que fue en la costa. Proto Chimú y Proto Nazca, habrían sido los primeros centros de alta cultura, derivados de la cultura Maya”. De la costa, la civilización se habría expandido a la sierra para formar otras culturas. La influencia cultural centroamericana habría llegado al Perú por mar y tierra, de manera directa o indirecta. Según Uhle, antes de este hecho, en la costa “existían primitivos pescadores”. La Teoría Autoctonista (evolucionista) de Julio C. Tello (18801947), sostenía que Chavín de Huántar, fue la alta cultura andina más antigua, con iniciadores que provenían de la selva amazónica peruana. Después de un desarrollo local, dicha cultura se dispersó hacia otros lugares como Sechín, Moxeke, Cupisnique, Paracas, etc. Rafael Larco Hoyle (19011966), fue otro autoctonista. Creía que la alta cultura andina se originó en la costa, en Cupisnique o valle de Nepeña (región La Libertad). Desde allí se habría difundido a la sierra “portando el culto felinico”. La Teoría Aloctonista (difusionista) de Federico Kauffmann Doig (1928), sostiene que la primera cultura andina fue la de Valdivia (costa de Ecuador), con una antigüedad de 5.000 años. Primer horizonte cultural andino .

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Page 1: Epoca Preincaica

EPOCA PRE-INCAICA

PERIODO ARCAICO TARDIO.

Las Ciudades Estado en el Perú: Caral.

Los restos arqueológicos dejados por los pueblos primitivos evidencian que desde el principio los hombres tuvieron que organizarse para su defensa. Sus moradas fueron refugios, al mismo tiempo que posadas, vivieron en cavernas ubicadas en lugares escarpados y de difícil acceso, o bien sobre pilotes ubicados en lagos y pantanos. Cuando las preferencias e intereses de los individuos entraron en conflicto, sus instrumentos de recolección y caza se convirtieron en armas para defenderse, individual o colectivamente de las agresiones y de la belicosidad de sus semejantes.

Surge así la necesidad de defensa, que obligó a los humanos a asociarse y organizarse para alcanzar su anhelada protección y resguardo. Conforme mejoraban sus condiciones de vida material y social, los mecanismos de defensa dejaron de ser individuales y pasaron a ser colectivos y más desarrollados. Como consecuencia de la vida sedentaria y la aparición de las primeras aldeas, construyeron fortalezas que sirvieron para proteger a la población y su producción. A partir de ello, los hombres y mujeres, buscaron preservar su seguridad, desarrollo y objetivos comunes.

Las ciudades–estado, hacen su aparición y así tenemos en el Perú, a la ciudad sagrada de Caral, en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, en la región Lima Provincias; los restos arqueológicos, se distribuyen por 40 km², y a una altitud de 350 msnm, con clima caluroso y favorable para la vida humana.

"Los restos de la Ciudad Sagrada de Caral, datan de hace 3.500 años a.C., perteneciendo al periodo arcaico tardío. Por tanto es dos milenios (2.000 años) anterior a Chavín de Huántar, siendo por tanto la más antigua y también el Estado más antiguo del Perú. Esta antigüedad, sitúa a la Ciudad Sagrada de Caral, al tiempo de “las ciudades sumerias de Mesopotamia o cuando se construían las pirámides de Keops en Egipto. Y en América sería lo más antiguo, porque recién hacia el 1.500 a. C., es que empiezan en Mesoamérica los asentamientos permanentes. En cambio en el Perú, estamos hablando de 2.500 a. C., casi un milenio antes”.

La primera gran civilización andina.

La Teoría Inmigracionista (difusionista) de Max Uhle (1856–1944), sostuvo que fue en la costa. Proto Chimú y Proto Nazca, habrían sido los primeros centros de alta cultura, “derivados de la cultura Maya”. De la costa, la civilización se habría expandido a la sierra para formar otras culturas. La influencia cultural centroamericana habría llegado al Perú por mar y tierra, de manera directa o indirecta. Según Uhle, antes de este hecho, en la costa “existían primitivos pescadores”.

La Teoría Autoctonista (evolucionista) de Julio C. Tello (1880–1947), sostenía que Chavín de Huántar, fue la alta cultura andina más antigua, con iniciadores que provenían de la selva amazónica peruana. Después de un desarrollo local, dicha cultura se dispersó hacia otros lugares como Sechín, Moxeke, Cupisnique, Paracas, etc. Rafael Larco Hoyle (1901–1966), fue otro autoctonista. Creía que la alta cultura andina se originó en la costa, en Cupisnique o valle de Nepeña (región La Libertad). Desde allí se habría difundido a la sierra “portando el culto felinico”.

La Teoría Aloctonista (difusionista) de Federico Kauffmann Doig (1928), sostiene que la primera cultura andina fue la de Valdivia (costa de Ecuador), con una antigüedad de 5.000 años.

Primer horizonte cultural andino.

Chavín de Huántar:

Así, llegamos en el Perú, al Primer Horizonte u Horizonte Temprano, con Chavín de Huántar. El eje de cohesión, estuvo ubicado en Chavín de Huántar, a orillas del río Mosna, tributario del río Marañón, en el Callejón de Conchucos, en la provincia de Huari, en la región Ancash, en la sierra norte del Perú, a una altitud de 3.137 msnm, en el piso ecológico quechua. En su máxima expansión, se extendió hacia el occidente del territorio peruano, desde Ocucaje en la región Ica hasta Huayruro, en la región Tumbes. Pasando más allá dentro del territorio del actual Ecuador, entre el litoral y la ceja de selva. Como se dijo, formó el primer horizonte cultural del “formativo”, ya sea por dominio territorial o por influencia socio económica. Esta cultura se desarrolló desde el 1500 a. C., hasta el 500 a. C.; es decir, que durante diez siglos o un milenio, prevaleció su hegemonía en todo el quehacer andino de la región u área de influencia.

Fue una sociedad teocrática, cerrada, que dominaba por medio del miedo; adoraron al dios Wiracocha o dios de las varas con rasgos félidos (jaguar) y serpentinos (boas, serpientes) y sus ceramios y esculturas, tienen rasgos del mismo tipo, posiblemente relacionados con los mitos orales de los amarus o serpientes colosales de naturaleza elemental.

Puede decirse que en la evolución de esta sociedad de la comunidad andina convivieron hombres del ande, de la costa y de la selva, que en un engrane perfecto de productos de los diversos pisos ecológicos se dedicaban a:

Actividades Primarias: recolección, caza y pesca Actividades Nuevas (especializadas): agricultura, ganadería, alfarería, textilería, orfebrería, arquitectura, escultura, pintura,

hidráulica monumental y otras artes.

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Los más hábiles destacaron y se hicieron categorizar por la comunidad y terminaron convirtiéndose en líderes, jefes, autoridades. Estos líderes forzaron por el miedo a la comunidad a producir más y mejor y terminaron imponiéndose a las demás, mediante el intercambio y el conocimiento secreto de los ciclos de producción agrícolas; los que tuvieron éxito, construyeron grandes edificaciones en honor a sus dioses.

El principal motivo del progeso de Chavín de Huántar, fue que se convirtió en la agricultura más moderna y productiva e innovadora de su época y dentro de esa agricultura, el maíz que ocupó el sitio principal conjuntamente con sus derivados, entre ellos la chicha de jora, que se convirtió en su fuente de riqueza y dominio. Parece ser que la economía de retribución, una versión mejorada del trueque fue la modalidad de pago en especies sagradas como el maíz. Esta economía de retribución, que incluso refiere intercambio de fuerza laboral, se generalizó y fue la modalidad imperante en sus transacciones, desde Chavín de Huántar hasta los Incas.

Como se dijo, la sociedad Chavín fue teocrática y el tirano rey sacerdote era el representante de la casta gobernante, posiblemente elegido entre los campeones de las casas gobernantes o panacas, tal como lo hicieran luego los incas. Esta casta gobernante formó el primer Estado del Ande. Esta casta sacerdotal, eran especialistas y grandes técnicos agrícolas hidráulicos, los cuales dominaban por el miedo a sus semejantes.

Entre sus logros, hay manufactura de gran calidad en la arquitectura, agricultura, hidráulica, cerámica y orfebrería, entre otros.

Correspondiente a este Primer Horizonte Cultural Chavín, están las culturas de Sechín, en la provincia de Casma de la región Ancash, en el piso ecológico chala (costa). Cupisnique, al norte del valle de Chicama, en la quebrada de Cupisnique, en la región La Libertad; la zona de influencia de esta cultura, fue por el norte hasta la ciudad de Chiclayo y por el sur hasta Ica. Parece ser que en todo sentido, compitió con Chavín. Kuntur Huasi (casa del cóndor), ubicada en el cerro La Copa, a 2.300 msnm, en la provincia de San Pablo, en la región Cajamarca. Su vigencia histórica se desarrolla entre el 1100 a. C. hasta los 50 a. C. Otras culturas del “chavinoide”, son Cerro Blanco, en el valle de Nepeña; Moxeke o Mojeque, en la margen derecha del río Casma. Pacopampa, en el distrito de Querocoto, en la provincia de Chota, región Cajamarca.

Es cierto que estas sociedades, ya sea para mantener la hegemonía de la que gozaban o para proteger su “ modus vivendi”, debieron mantener un ejército tal, capaz de garantizar las condiciones de desarrollo indispensables para su expansión y dominio y para mantener el “statu quo” de la época. Esto también se lograba mediante el terror infundido por sus esculturas (cabezas clavas), hidráulica (los templos rugían al paso del agua por canales de construcción no igualada hasta hoy) y arte.

La decadencia de Chavín de Huántar, parece ser que se debió más a estancamiento del desarrollo que a intervención militar de otras culturas; es decir, se “agotó como cultura”, siendo superada por otras culturas “más frescas” y posiblemente no basadas en una dominación por el terror.

La Cultura ParacasLa cultura Paracas, se desarrolla entre los ríos Ica y Pisco y en la península de Paracas, en la Región Ica. En su época de mayor expansión, esta cultura se desarrolló por el norte hasta la ciudad de Chincha y por el sur hasta Yauca en la Región Arequipa. Fue una cultura de “amortiguamiento”, entre Chavín y Tiwanaco. Esta cultura se desarrolló en dos etapas: Paracas Cavernas y Paracas Necropolis.

Paracas Cavernas tiene una antigüedad de 700 años a.C. hasta los 200 años a.C., durante este período la población principal se desarrolló en Tajahuana, a orillas del río Ica, en el sector Ocucaje. Da su nombre a esta época, la forma de enterramiento: las tumbas eran subterráneas cavadas en las rocas, con una forma que parece una “copa invertida”, en cuyo fondo de unos 5 a 6 metros de diámetro, colocaban los fardos funerarios.

Entre otras cosas, Paracas fue el primer Estado militarista del mundo andino, lo que, además de institucionalizar el sistema de opresión por las armas en su sociedad, demostraría la preocupación por resguardar su territorio, lo que forma parte de la "Seguridad Nacional" actual de las naciones modernas.

Seguramente que en aquella época, las delimitaciones fronterizas, muchas veces, eran producto de fuertes presiones y permanentes guerras, las cuales establecían los ceques o límites de las tierras de cultivo de los diferentes ayllus o grandes unidades familiares.

Paracas Necrópolis tiene una antigüedad que van desde los 200 años a.C. hasta los primeros años d.C. La principal zona de desarrollo de esta etapa, fue la comprendida entre el río Pisco y la quebrada de Topará (Chincha) y la península de Paracas.

“Los fragmentos de cerámica hallados por arqueólogos y los vestigios arquitectónicos sobre puestos indican con claridad, por lo menos cuatro episodios sucesivos de ocupación humana en lo sitios ubicados por Tello en esta bahía:

1.Conchales, que contiene cerámica contemporánea con la última fase del templo de Chavín de Huántar (aproximadamente 500 a 300 a. C.). 2.Habitaciones subterráneas y entierros humanos con cerámica Paracas Cavernas (aproximadamente 200 a. C. a 0 a. C.). 3.Amplias casas de trazo octogonal y entierros humanos con la cerámica de estilo Paracas Necrópolis (aproximadamente del 0 a 200 d. C.). 4.Reocupación de las casas antes mencionadas por la gente que usaba la cerámica de estilo Nasca (aproximadamente 200 al 400 d. C.).

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Los paracas además de grandes guerreros, desarrollaron con gran maestría en la medicina, el sistema de trepanación craneal y la deformación de los cráneos en forma alargada y cónica para la casta guerrera sacerdotal gobernante.

A este respecto, los últimos estudios transversales en desarrollo mediante nuevas tecnologías, aunque no concluyentes todavía, están reafirmando vinculaciones intercontinentales que darían lugar, o la razón a otras interpretaciones.

El Reino NazcaLíneas de Nazca que representa un colibrí. Últimos estudios prueban que no es un calendario astronómico sino un complejo sistema de delimitación (ceques) de tierras de cultivo y recursos hídricos

Se desarrolló en la provincia de Nasca de la región Ica, su ciudad capital fue Cahuachi, a orillas del río Aja – Quebrada Nasca, uno de los brazos del río Grande.

Su área de influencia por el norte fue hasta Pisco, por el sur hasta Arequipa y por el este hasta Ayacucho. Desde el siglo VI d. C., aumentaron sus contactos con la zona andina, llegando inclusive hasta las zonas altas de Ayacucho. Este contacto tuvo especial importancia en la formación del Estado Wari.

Lo más impresionante de esta cultura es su cerámica policromada, con figuras de hombres, animales, plantas, etc. En muchas de estas cerámicas, se representan a hombres mutilados, lo que hace suponer que realizaron sacrificios humanos “ en ceremonias religiosas o bélicas”.

El trabajo en metales era inferior a los hechos en Chavín de Huántar, pero tenían estilo propio. El arte textil floreció tanto como en la época de los Paracas.

Mención especial, son los trazos efectuados por los Nasca en las Pampas de Nasca y en otros sitios de la costa sur del Perú. Los trazos conocidos como “Líneas de Nasca”, se ubican en una zona geográfica con pocas precipitaciones, lo que demuestra conocimientos de geografía, y meteorología. Como dato sumamente interesante y que refuerza la teoría del conocimiento meteorológico de los Nascas, Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice: “En ese sito, las temperaturas llegan a 45°C; pero de día las piedras absorben el calor y de noche lo devuelven al medio ambiente, evitando la presencia de contrastes en la presión atmosférica y, por ende, los fuertes vientos”.

Estos trazados, según lo han comprobado estudios como los de Maria Reiche y otros investigadores no tienen relación alguna con la astronomía sino más bien son ceques o marcas territoriales para la distribución de las tierras de cultivo y el agua (según las últimas teorías hay canales subterráneos debajo con esas forma, lo cual no se ha podido comprobar por lo titánico de la tarea), los cuales se pueden observar desde lo alto de los cerros cercanos al valle.

La economía nasquense estaba basada en la agricultura y ésta fue intensiva y un ejemplo a la posteridad de cómo resolver el problema de tierras eriazas en la costa. El sabio Antonio Raimondi sobre esto, dijo: “En el subsuelo de Nasca existe agua subterránea, pero, hallándose ésta a la profundidad de 4 o 5 metros, no puede servir para el riego de los terrenos. El río, comúnmente sólo tiene agua corriente durante 40 días en el año; de manera que, por más de 10 meses, Nasca carecería de agua si no fuera por los trabajos emprendidos por los antiguos indios”.

Los antiguos nasquenses, construyeron acueductos para poder tener agua todo el año; obras que por otro lado debieron significar un gran esfuerzo físico, organizado y dirección técnica de ingenieros hidráulicos. Sus tomas se encuentran en las alturas de Nasca y toman por infiltración las aguas subterráneas para llevarlas a la ciudad. Los acueductos más importantes, son: Ocaña, Matara, Uchulla, Tejeje, Bisambra, Aja, Curve, Llícuas, Soisnaguito, Copara y la Achirana. Villanueva nos dice que “actualmente se han contado hasta 42. Tienen más de 5,800 metros de extensión. Con ellas se podría atender las necesidades de 2,000 hectáreas de tierras de cultivo en limpio”.

Los principales cultivos de Nazca, fueron: maíz, frijol, calabaza, zapallo, yuca, maní, ají, guayaba, lúcuma, pacae y algodón.

El Reino Moche.

Para denominar esta gran cultura, existen muchos nombres, Max Uhle, la denominó “Cultura Proto Chimú”, Julio C. Tello la denomina “Cultura Muchik” y los arqueólogos modernos prefieren denominarla “Cultura Moche” o “Cultura Mochica”.

La zona de influencia, comprende los valles de los ríos La Leche, Reque, Saña (Lambayeque), Chicama, Moche, Virú (La Libertad), Santa, Nepeña, Casma y Huarmey (Ancash). Tuvo “penetraciones en la sierra de Cajamarca (Pacopampa) y Áncash” (R. Matos). El área directa de influencia es de aproximadamente 7.000 kilómetros cuadrados.

Las primeras aldeas del formativo de esta cultura se encuentran ubicados en la desembocadura del río Jequetepeque, en el lugar denominado Dos Cabezas; en este lugar aparece la cerámica doméstica de estilo Virú, conjuntamente con cerámica ritual Mochica. El núcleo principal de esta cultura estuvo asentada en el valle del río Moche. Ahí se asentó una ciudad sagrada y la sede del gobierno Mochica. Los principales restos de esta ciudad son las Huacas del Sol y de la Luna. Otros asentamientos importantes son Galindo y Pampa Grande.

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Segúm Julio R. Villanueva Sotomayor, la minoría urbana (10.000 habitantes) dominaba a la mayoría campesina (300.000 habitantes) y les exigía tributos en especies y trabajo. (“El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Editoria Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág 104).

El rasgo más importante de la cultura Moche lo constituye su inigualable cerámica. Dice Federico Kauffman Doig: “Esto se debe a su abundante cerámica figurativa, tanto la de tipo histórico como la de tipo pictórico”. Con mucha razón, Hork Heimer ha dicho que representa todo un “diccionario ilustrado”.

El carácter realista de la cerámica Moche ha hecho que ella sea fuente invalorable para el conocimiento de la vida de este pueblo. La cerámica mochica usó la pasta fina y dominó el control de oxidación en la quema.

Como todas la culturas peruanas, la agricultura fue su principal actividad de subsistencia. Tuvieron perfecto control del maíz, “de mejor calidad y rendimiento que sus antecesores”. Sus cultivos fueron frijol, mandioca, ají, maní, pallar, calabaza, lúcuma, pacae, chirimoya, etc.

Para la siembra de los productos anteriores, los mochicas manejaron obras hidráulicas de gran magnitud y fue una de las mejores de la antigüedad. Los agricultores de esta cultura, abonaron sus terrenos de siembra con guano de las islas, que sacaban de las islas litorales del Mar de Grau.

La pesca fue otra actividad mochica importante, que practicaban a bordo de sus caballitos de totora, con ellos los mochicas se internaban mar adentro varios kilómetros; pero antes, ya los pobladores tuvieron vocación náutica, y explotaron los recursos marinos, incluso los obtenibles únicamente por buceo a profundidad. Del mar extrajeron pejerrey, liza, bonito, corvina, cojinova y otras especies marinas. Le dieron valor agregado al pescado secándolo salado, que era comercializado con otras culturas.

Sus tejidos eran de algodón y de junco; e intercambiaban para obtener lana de auquénidos. Le dieron mucha importancia a las relaciones comerciales con otras regiones, por ello construyeron una red intrincada de caminos por donde se movía la carga a lomo de llama de una “especie costeña más fuerte que la serrana”. Intercambiaban sus productos por otros que necesitaban.

Socialmente, estratificaron la sociedad mochica: la sociedad mochica era piramidal: en la cúspide se encontraba el rey y su corte, que controlaba el gobierno, y dividida a su vez en ciudades cuasi estado, y panacas o casas reales a la manera que lo harían los incas. Y en la ancha base, los campesinos, el ejército y los siervos. El Estado era elitista, dominante y opresivo.

“La sujeción económica, política y militar se había hecho más sistemática, más organizada y más fuerte” (Julio R. Villanueva Sotomayor, “El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Editora Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág. 106).

La sociedad moche, tuvo un ejército poderoso y guerrero; tenían un alto sentido de Seguridad Nacional. Los militares moche, convivían con los sacerdotes teniendo ambas castas control de la sociedad.

A esta cultura pertenecen los restos del “Señor de Sipán”, encontrados en 1989 por el arqueólogo peruano Walter Alva Alva, director del Museo Tumbas Reales de Sipán de Lambayeque.

Teresina Muñoz – Nájar escribía en la revista “Caretas” de julio del año 1999, lo siguiente:

“Los huacos moche relatan aspectos cotidianos de su vida. Cómo sembraban, qué cazaban y qué comían. La cerámica utilitaria hallada en las diversas tumbas indica el modo en que cocinaban.

Cocían los alimentos al vapor, los hervían, los asaban en pachamanca o los maceraban. A esta época legendaria se refiere la creación del cebiche, plato típico peruano consistente en pescado crudo cocido con frutos ácidos y aji.

Jamás emplearon el aceite (no lo conocieron pese a que pudieron haberlo hecho de maní o maíz) y no hay rastros de que frieran con grasa de animales.

Un vistazo pues a lo referenciado y descrito en la iconografía de los huacos moche y algunos safaris gastronómicos al norte del país sirvieron para reconstruír la mesa dominguera del Señor de Sipán.

Cebiche de lenguado con ají limo cocido en jugo de tumbo, cuy en ajo y chicha de jora, cocido lentamente en olla de barro, untado con maní, caracoles (de tierra), guisados en tomate y culantro, frejoles en punto de miel de algarrobo saborizados por el caldo y la carne del sajino fresco, langostas, cangrejos y langostinos aderezados con hierbas del campo, son, entre otros, los platos que conforman la carta de este festín moche”.Otro acompañante de la sociedad mochica, era el perro; parece que existieron dos tipos de ellos; el perro de caza, que era carnívoro y por tanto tenía sus molares perfectamente desarrollados y el casero, que era menos carnívoro y por tanto no tenía desarrollados sus molares. Una de las aficiones de los señores mochica, fue la cacería; a ella asistían con sus perros que acorralaban a la presa. El perro parece ser que migró con los primeros hombres por el Estrecho de Beringia y convivieron con el hombre en su larga marcha hacia el

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desarrollo. Un perro moteado, referido en los mitos orales como Fanun, aparece acompañando al dios gobernante Quismique en la batalla del mar en la iconografía de los huacos moche.

Los mochica han legado dos historias iconográficas en la cerámica de sus huacos que se repiten en las tradiciones orales de la zona, "la batalla de los objetos", cuando los utensilos domésticos (es decir los artesanos y la casta servil) se rebelan contra los nobles, y "la batalla del mítico gobernante dios" contra los dioses-gobernantes del mar y del subsuelo para finalmente lograr un equilibrio binomico entre ambos reinos con una relación que recuerda al hanan y al hurin usados luego por los incas.

Segundo horizonte cultural andino: Tiahuanaco y Wari.

El Reino Tiahuanaco .

El foco irradiador del Reino Tiwanaku, se encuentra hoy, en territorio boliviano a 21 kilómetros al sureste del Lago Titicaca. Otros centros administrativos Tiwanaku, fueron Lucurmata, Huancané y Pacchiri. Hubo gran cantidad de centros agrícolas, además. Sus centros clásicos de vivienda, Templete de Kalasasaya, la Pirámide de Akapana y Puma Punku, mostraban gigantescas e impresionantes obras arquitectónicas.

Uno de los grandes misterios por resolver de esta cultura, es de dónde salieron los enormes bloques de piedra con que hicieron sus esculturas, habida cuenta que no hay canteras en la zona.

La abundancia de pastos naturales, hizo que sus habitantes, basaran su economía en la ganadería de auquénidos, por lo que no desarrollaron una agricultura intensiva. El complemento dietético de vegetales, lo obtenían con el intercambio comercial.

Su cerámica fue polícroma, en donde el color predominante era el color naranja. Las vasijas, cántaros, vasos ceremoniales de boca ancha, tienen dibujos hechos con la técnica de precocción con representaciones de seres humanos, cóndores, felinos y serpientes.

Adoraron al Dios Wiracocha o Dios de las Varas y se encuentra representado en su cerámica y en su escultura. Este dios con variaciones propias de cada cultura se encontra en Caral, Chavin y otras culturas anteriores. Una de las más representativas es la Puerta del Sol. El dios Wiracocha, fue impuesto por los Tiwanaku en las regiones de Perú, Bolivia y Chile hacia el año 500 d.C. como waka tutelar.

La estratificación social, se basaba en tres estamentos:

1. La clase guerrera gobernante. 2. la clase media artesanal. 3. La clase popular formada por agricultores, pastores y pescadores.

Se podría decir que la primera industria alimentaria del Perú, se desarrolló en Tiwanaku, ya que prácticamente industrializaron la producción de charqui para exportación. Como en todo el Ande y en todo el territorio del Perú, el sistema de intercambio, fue el trueque. La base de intercambio para el Tiwanaku, fue el charqui que cambiaban por otros productos que necesitaban en la sociedad tiwanaquense. Tuvieron conocimientos importantes de meteorología y de los fenómenos climáticos ya que elegían sus épocas de siembra, de aporque y de cosecha. Cultivaron si bien no fue importante su agricultura, la papa, olluco, oca, mashua, etc.

Dada las condiciones climáticas y los fenómenos que se producían, en la Meseta del Collao, los jerarcas Tiwanaku, se proyectaron a la conquista de nuevos territorios con la finalidad de asegurar su supervivencia. Esta conquista se realizaba pacíficamente por tratados o por la fuerza, de manera semejante a como lo harían luego los incas.

El Reino Wari.

La ciudad de Viñaque o Wari, se encuentra ubicada a 25 kilómetros al noroeste de la ciudad de Ayacucho, muy cerca de la Pampa de la Quinua a 3.000 msnm, en la región natural Quechua. La población Wari pudo llegar a los 100.000 habitantes. Los materiales que usaron para su ciudad fue la piedra labrada o sin ella y a veces eran mixtas. La eliminación de excretas y aguas servidas, se hacía mediante la construcción y uso de acueductos subterráneos, así como el abastecimiento del agua. La población se agrupaba por barrios según su actividad productiva. Los barrios principales fueron: Checo Wasi, Moraduchayoc, Capillayoc y Ushpa Coto.

La principal actividad económica del Reino Wari y a ello debió su poderío, fue el comercio y con ello dominó gran parte del territorio centro y sur del Perú actual. Las dimensiones de su ciudad capital fueron impresionantes y ello se debió a que albergaba al gran mercado del mundo andino de la época, y era el tránsito obligado de los comerciantes de los reinos y culturas de los alrededores. Los Wari fueron un Estado “comerciante, religioso y militar”. Lo que es lógico, para mantener una actividad lucrativa, debieron organizar un poderoso ejército militar que garantizace la estabilidad y seguridad necesarias para el ejercicio de tal actividad. Eran muy religiosos desde su cosmovisión y los delincuentes eran castigados severamente.

Los mitos orales refieren que los Wari adoraban al dios de la guerra y la fuerza Wari, y entre sus guerreros (posiblemente debido a una alimentación privilegiada) se contaban gigantes, posiblemente hombres de gran altura.

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El origen del Reino Wari, parece ser producto de la fusión de las culturas Nasca de la costa y Huarpa en la sierra centro y sur. De ser así, estamos ante el primer experimento exitoso de integración de culturas de costa y sierra. Además, ambas establecieron excelentes relaciones con los Tiawanako, lo que a la postre los llevaría a conformar una poderosa cultura, que marcó el segundo horizonta cultural.

Poco a poco, esta integración fue dándose; en el aspecto religioso los Wari adoptan al dios Wiracocha, con una visión más local. Desde el punto de vista de su actividad comercial, los Wari debieron tener algún tipo de instrumento para registrar la utilidad de su actividad comercial y ellos fueron los quipu, cosa que por otro lado, es la primera vez que la encontramos en las culturas andinas.

Teorías postulan que el quipu, no sólo es un medio de contabilidad, ya que como medio de conteo utilizaban la yupana, sino una compleja escritura iconográfica, semejante al chino, o una escritura secreta de tipo alfanumérico consonántico, como la de la escuela yahvista, con equivalencia entre nudos, dígitos, representaciones geométricas y las consonates del quechua, planteamiento del Ingeniero William Burns Glynn que se encuentra en investigación y tiene dificultades para su amplia comprobación, debido a que los quipus fueron destruidos en sucesivas extirpaciones de idolatrías, comunes en esa época, que se extendieron en la conquista por parte de los españoles.

Es necesario resaltar, que el Estado Wari, fue integracionista como luego lo serían los incas; ello se debió probablemente, a la economía de retribución propia del territorio de las culturas prehispanicas peruanas como a una reacción, ante la amenaza natural de fenómenos climáticos cíclicos, que debieron mellar en forma catastrófica su producción y subsistencia. Como una reacción ante tales catástrofes, pudiera ser que diseñaron la integración como una de las herramientas para contrarestar los efectos que debieron ser catastróficos de fenómenos como “El Niño”, en su época.

El Imperio Tiawanaco–Wari [editar]

Al igual que los Wari, los Tiawanakos, también tuvieron vocación integracionista. Se dieron cuenta perfectamente que uniéndose con otros podrían soportar mejor los fenómenos naturales; además de poder rechazar en forma coherente y coordinada, los ataques de posibles invasores, amén de desarrollar económica, social y militarmente.

Por un lado la vocación integracionista de los reinos Wari y Tiawanako; por otro lado, la pasada experiencia Wari, exitosa de integración de las culturas Nasca y Huarpa (como forma de enfrentar la decadencia y la debilitación de su presencia como Estado en sus respectivas áreas de influencia), llevaron a estos dos reinos a integrarse y formar el Imperio Tiawanako–Wari, como una forma de enfrentar, no ya, la debilitación de su presencia cultural, sino como una reacción para enfrentar condiciones climáticas cíclicas sumamente adversas que ponían en peligro su subsistencia. Esta integración, no ponía en peligro su subsistencia como Nación, ni como Estado, tampoco ponía en peligro su integridad territorial ni sus zonas de comercio; muy por el contrario enriquecía grandemente su identidad cultural como nación, amén de ampliar sus áreas de influencia territorial, con zonas aledañas que estaban en peores condiciones que ellos y que clamaban por ser anexados para solucionar sus problemas. De esta forma, los Estados Wari y Tiawanako, se dieron cuenta, que podían extender sus territorios en forma pacífica.

Evidentemente que los gobernantes diseñaron una forma equitativa de fusión, por ejemplo, con los excedentes y el producto del comercio. Los resultados de tal fusión, fueron espectaculares en términos territoriales: inmediatamente, el área de influencia del nuevo Imperio, se extedió por el norte hasta Ecuador, por el sur todo Bolivia y el norte de Chile; hasta la ceja de selva por el este y hasta el Mar de Grau, por el oeste. Así, se puede detectar los siguientes centros de difusión cultural y comercial: Wiracochapampa (La Libertad), Wilcawaín (Áncash), Cajamarquilla y Pachacámac (Lima), Wariwillca (Junín), Piquillacta (Cusco), y Pucará (Puno). Seguramente que en algunas ocasiones, las anexiones territoriales no fueron tan pacíficas, pudieron en alguna ocasión utilizar el poder de su ejército imperial, pero parece ser que fueron las menos veces.

Las instrucciones a los gobiernos regionales y locales, seguramente iban por el derrotero de la seguridad, las buenas costumbres, la justicia y el bienestar de la Nación. Fueron los Wari y Tiawanako, los que consolidaron los principios de la reciprocidad, principio que fue la norma en posteriores reinos.

Con tan poderosa fusión, el comercio se multiplicó, y se centralizó en Wari, por su posición estratégica. Los productos comercializados parece ser que fueron los textiles de lana de auquénidos de los Tiawanako, enriquecidos con colores provenientes del carmín de la cochinilla, común en la zona de Ayacucho. La iconografía de los textiles, representaban a dioses, cabezas humanas, cóndores, pumas, etc. El producto del intercambio, pudo sostener a los habitantes de la ciudad Wari; los excedentes eran trasladados a Tiawanako. La ganadería y la agricultura, siguieron desarrollándose, como actividades económicas primordiales. Otra actividad de comercio no menos importante, fue la cerámica y las piedras preciosas.

Hacia el siglo X d.C., el Imperio Tiawanako–Wari, llega a su máximo apogeo, pero en el siglo XII d.C., ya el imperio había perdido mucha de su influencia que tenía en el siglo X d. C.; algo debió pasar sorpresivamente, para que la decadencia de este Imperio se diera. Pudiera ser que se debiera a guerras civiles internas, a la invasión de nuevos y poderosos reinos vecinos, a una revuelta generalizada de zonas alejadas que hartos de ser controlados desde lejanos sitios, se sublevaran; rivalidades entre gobernantes o de poderosos comerciantes, ganaderos o agricultores. Lo cierto es que algo se dio, que desencadenó la decadencia Tiawanako–Wari.

La peor parte de esta pérdida de influencia y de las guerras con poderosos vecinos, fue Wari. Fue destruida totalmente. Parece ser que las acciones militares, las enfrentaron individualmente cada reino, sin coordinación ni comunicación entre estos reinos y de ello, Wari

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sacó la peor parte, mientras que Tiawanako, se redujo a un pequeño reino, en su primigenio territorio, a orillas del Lago Titicaca, en donde subsistió modestamente. Todo el poder e influencia que tenían, su volatilizó y nuevamente las culturas, siguen su desarrollo, esta vez, sin influencia, alguna, o por lo menos con independencia para diseñar sus propios rasgos.

Como se dijo anteriormente, la experiencia Tiawanako–Wari, sobre la integración, fue tan exitosa y caló tanto, que será a partir de ahora una norma de los futuros reinos que se desarrollarán a partir de la decandencia de este Imperio.

Principales sitios Tiawanako; el extremo sur se encuentra en el desierto de Atacama en San Pedro de Atacama.

El comercio e intercambio entre las culturas posteriores a este Imperio, se sigue dando; pero ya los gobernantes comienzan a manejar el término “integración”, tal y como lo manejaron los Huarpas con los Nascas o los Wari con los Tiawanako. Este término, se convierte en preocupación de los nuevos reinos regionales que se comienzan a formar.

Intermedio tardío: Naciones y confederaciones regionales

Imperio Chimú

John Rowe lo denomina Reino Chimor y es quizá el más representativo de esta etapa del desarrollo. El Imperio Chimú, tuvo casi 1.000 kilómetros de largo y su ancho promedio fue de 50 kilómetros. Su área fue de 50.000 km², es decir, 4,17% del área del Perú actual. Fue un imperio que se desarrolló totalmente en la costa, en los valles de Lambayeque, Reque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa, Huarmey, Casma, Fortaleza, Pativilca, Supe, Huaura y Chancay. La población total de este imperio fue de 500.000 habitantes y su capital fue la ciudad de Chan Chan, que albergaba a 50.000 habitantes.

La base de su economía, fue la agricultura de la que sacaron provecho en todos los valles mencionados; no tuvieron pretensiones territoriales en los Andes, salvo en aquellos, donde podían controlar el recurso hídrico, bastante escaso en la costa: “con infraestructura de riego montada, el reino del Chimor logró cultivar el doble de tierras que en la actualidad”.

Construyeron represas, acueductos, canales, puquios y acequias, tanto para mantener y mejorar sus áreas de cultivo como para ampliar su frontera agrícola. En el valle de Moche, construyeron los sistemas de riego Mochica, Huatape y Santo Domingo. El sistema La Cumbre, fue su máxima obra hidráulica, tenía 80 kilómetros de longitud y unía los valles de Chicama y Moche. Tuvieron otras irrigaciones no menos importantes, en Lambayeque por ejemplo como Taymi, Racarrumi, Chaname, Cumperlate, Chumbenequi y Talambo, que irrigaban unas 100.000 hectáreas de cultivos.

Adicional a lo anterior excavaron pozos con la finalidad de aprovechar la napa freática, como los pozos de Kiriwac, Puquio Lato, Puquio Bajo y Puquio Larrea. Las represas las construyeron con la finalidad de tener agua en épocas de sequía, un ejemplo de ello, es la represa de Bolsillo del Diablo. Los cultivos más frecuentes eran: maíz, maní, ají, algodón, pacae, ciruelo del fraile, lúcuma, palta y guanábana. La ganadería, la pesca y la caza, les proveían y completaban la dieta con el aporte proteico necesario.

Su idioma oficial fue el muchik, pero se hablaba también el quignan (entre los pescadores principalmente). Su artesanía era utilitaria y su principal materia prima fue la totora; crearon chacras artifiales o “wachaques” de totorales, para la construcción de sus viviendas, balsas, etc., con un ingenioso sistema de protección contra el arenamiento y consecuente secado.

El Imperio Chimú, fue diseñado basándose en polos de desarrollo y ellos fueron, Túcume, Batán Grande en la zona norte y Paramonga en el sur. Otras ciudades importantes fueron Pacatmanú (en el valle de Pacasmayo), El Purgatorio (en el valle de La Leche) y Apurtec (en el norte de Motupe). Todas las ciudades tuvieron doble función administrativa y religiosa.

La ciudad de Chan Chan, capital del imperio, fue fundada por el “ciquic” (rey en el idioma muchik) Tacaynamo, quien además inicia las conquistas del Imperio Chimú, que son seguidas por sus descendientes, en especial por su hijo Guacricur, quien somete a las tribus aledañas al imperio, para más tarde Naucempinco llevarlas hasta Pacasmayo, por el norte y Santa, por el sur. Años después, el ciquic Minchancaman sometió a los tallanes en el norte y a los habitantes del valle de Carabayllo por el sur. Este ciquic, años después se enfrentó al Ejército Imperial Inca, comandado por el Sapa Inca, Túpac Inca Yupanqui, quien al derrotarlo, lo envió al Cusco, donde lo trataron de acuerdo a su jerarquía de ciquic con mucha cortesía, pero impusieron a Huamanchumu, quien se sometió totalmente a los Incas y terminó con el Imperio Chimú.

Los ciquic usaron los palacios como santuarios también. Después de muerto el ciquic, los parientes y servidores, tenían la obligación de adorar a su mallqui o momia. Un cronista dice: “lo trataban como si estuviera vivo”. El resto del pueblo, vivía en barrios marginales y en casas seguramente de quincha (barro y caña). Los chimús, estratificaron su sociedad de la siguiente manera de acuerdo a su jerarquía de mayor a menor: “ciquic”, a los reyes; “alaec” a los curacas; “fixl” a los hacendados; “parang” a los vasallos; “gana” a los sirvientes. No se tiene conocimiento cómo denominaron en su idioma chimor, a los curanderos y mercaderes, que eran parte de la estratificación social.

Los artesanos metalúrgicos más famosos del antiguo ande, salieron del Imperio Chimú. Manejaron el cobre, la plata y el oro con trabajos y cantidades extraordinarias. Cuando se produjo la conquista Inca, grandes cantidades de oro con sus artesanos, fueron trasladados al Cusco. Producida la conquista española al Imperio Inca, gran parte del tesoro de Atahualpa, salió de Chimú y grandes cantidades de oro en barras o trabajada, fue enviada a la corona española desde 1533.

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"Desde Chan Chan, gobernaba su imperio un grupo despótico, fuerte y opresivo, propietario de todo lo existente, incluso los hombres; por lo que, así como cubrió de privilegio a la agricultura, se aseguró para sí el control de la distribución de la producción monopolizándola.

Esa forma de Estado, cualquiera sea la actividad primordial, era la que imperaba y la que imperó en el mundo andino autónomo.

Los métodos de sujeción se hacían a través de una férrea administración centralista, de una acicalada imposición ideológico – religiosa y de una bien preparada y despiadada organización militar.

Tacaynamo fue el fundador de Chan Chan y del imperio Chimú. Según la mitología, llegó de “allende los mares”. Guacricur y Naucempinco, hijo y nieto del fundador, fueron los inciadores de la expansión de Chimú.

Chimú Minchancaman fue el último rey, de una lista que, tuvo 10 gobernantes”.

A pesar que los Chimús, llegaron a Paramonga, la fortaleza que ahí existe, fue construida por los incas del Ejército Imperial del Sapa Inca Túpac Inca Yupanqui. Según el Inca Garcilaso de la Vega, la fortaleza de Paramonga fue construida por el ejército vencedor. Después de la victoria, Túpac Inca Yupanqui se dedicó a realizar varias obras en el reino Chimú. Dice Garcilaso de la Vega:

“Particularmente, en el valle de Parmunca mandó el príncipe se hiciese una fortaleza en memoria y trofeo de la victoria que tuvo contra el rey Chimú, que la estimó en mucho por haber sido la guerra muy reñida de ambas partes. Y porque la guerra se empezó en aquél valle mandó se hiciese la fortaleza en él. Hiciéronla fuerte y admirable en el edificio y muy galana en pinturas y otras curiosidades reales, más los extranjeros no respetaron lo uno ni lo otro para no derribarlas en el suelo: todavía quedaron algunos pedazos que sobrepujaron a la ingnorancia de los que la derribaron, para muestra de cuan grande fue”.